el dia que no estallo la guerra con chile

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el día que no estallo la guerra

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EL DIA QUE NO ESTALLO LA GUERRA CON CHILEOIGA 09-08-1993El 11 de setiembre se cumple en Chile el vigsimo aniversario del golpe de Estado contra el presidente socialista Salvador Allende perpetrado por el general Augusto Pinochet, comandante general del Ejrcito de esa nacin. Desde el 11 de setiembre de 1973, Pinochet gobern a Chile con mano de hierro hasta 1990, cuando se reinstaur la democracia con la ascensin del presidente Patricio Aylwin; sin embargo, Pinochet sigue manteniendo una fuerza gravitante en la poltica de ese pas, desde su poderoso cargo de comandante general de las Fuerzas Armadas. El golpe de Estado que acab con el experimento socialista de Allende, ocurri siete meses despus de que en el Per el general Juan Velasco Alvarado, jefe del movimiento revolucionario que asumi el poder el 3 de octubre de 1968, tras derrocar al presidente constitucional Fernando Belaunde Terry, sufriera un aneurisma artico que le cost la amputacin de una pierna (19 de febrero de 1975); la enfermedad marc su declinacin fsica y la de su poder, desatando pugnas internas que se resolvieron el 29 de agosto del mismo ao con el pronunciamiento de Tacna encabezado por el general Francisco Morales Bermdez.A propsito de estas dos dcadas de la historia poltica de Chile, la revista Qu pasa, de Santiago, ha iniciado, el 3 de julio, una serie de reportajes bajo el ttulo los aos que remecieron a Chile. El primero, publicado en tres ediciones sucesivas, toca un tema que va a causar asombro entre los peruanos porque, como lo dicen los editores de esa revista: "Aborda un suceso sobre el cual jams ha aparecido ni siquiera un artculo que, al menos, d una idea de lo que realmente ocurri: la crisis que puso a Chile y a Per al borde de una guerra entre 1973 y 1975". Este tema es tratado en dos nmeros de 'Qu pasa'; el segundo captulo, titulado "El acoso en tres frentes" tambin est vinculado a otro supuesto intento de agresin peruano a Chile ocurrido bajo el gobierno de Morales Bermdez, esta vez con la complicidad de Argentina y Bolivia.Indudablemente, el tema es apasionante, sobre todo porque abre entre nosotros una gran interrogante: realmente sucedieron los episodios que narra Qu pasa? Por las pginas del semanario chileno desfilan militares de ese pas que dan su propia versin y tambin figuran los nombres de militares peruanos que, segn los cronistas chilenos, tuvieron participacin en esa parte oscura de la historia entre los dos pases. OIGA pblica en esta edicin las partes ms importantes del captulo que se public en la edicin del 3 de julio y la versin completa del que apareci el 10 bajo el ttulo 'Esperando la invasin'. La prxima semana lo haremos con el tercer captulo.El tema no slo apasionar a nuestros lectores; tambin dar pie a que los militares peruanos mencionados por Qu pasa den su propia versin y nos permitan tener una visin ms cabal de lo que realmente sucedi entre el Chile de Pinochet y el Per de Velasco y Morales Bermdez.En medio de la noche, una fila de jeeps con las luces apagadas se desliza fuera del regimiento. Silenciosamente, miles de hombres toman senderos y huellas para ocupar sus posiciones. En las trincheras les esperan armas y municiones. Y mientras la enorme masa camuflada ocupa los desrticos terrenos que rodean Arica, en las calles de la ciudad algunos contingentes se ubican en puntos estratgicos. La poblacin de Arica duerme tranquila, sin saber lo que est pasando. Pero en medio de la noche, algunas luces revelan que hay civiles trabajando. El alcalde de la ciudad revisa los ltimos detalles; es l quien dirigir la batalla en las calles. Ya su plan est listo, y todos, incluyendo los universitarios, van a jugar un papel en la defensa de la ciudad.Es julio de 1975. Y Arica, con una poblacin de 90.000 personas, est en pie de guerra. El Ejrcito chileno se ha plegado listo para el enfrentamiento en la ms grave crisis militar de las ltimas dcadas. Al otro lado del lmite las tropas peruanas se levantan en una gigantesca movilizacin sobre la frontera con Chile. Desde Lima, el gobierno de Juan Velasco Alvarado vuelve a alistar su poderosa maquinaria militar.No es la primera noche y tampoco ser la ltima en que los soldados ocupen trincheras y arenales, y en la que se teme que, finalmente, Chile y Per se enfrenten en una sangrienta guerra. Durante meses de larga tensin, una y otra vez se repetirn los hechos. Una y otra vez Arica se aprontar a defenderse en esa larga espera que, desde hace ms de un ao y medio, vive el norte chileno.El comandante del regimiento de Arica, coronel Jorge Dowling teme lo que pueda suceder ese invierno de 1975. Si hay guerra, dos alternativas se conjugan en su mente: "O Per ve una resistencia tan feroz que no insiste en la agresin, o vivimos la historia de 'La Concepcin' en grande". Como hace casi un siglo, en la sierra peruana, los soldados de Arica se aprestan a morir sitiados.Durante 1974 y 1975 la tensin preblica ha subido y bajado en Chile, como un tobogn. Desde que el general Juan Velasco Alvarado iniciara en el Per el mayor rearme de su historia, el gobierno del general Pinochet se prepara para enfrentar un posible ataque peruano. Y aunque pocas declaraciones blicas se han cruzado, en Chile persiste la certeza de que, si puede, Velasco va a intentar recuperar la zona de Arica, perdida en la Guerra del Pacfico.Por lo mismo, en los puertos chilenos se instalan redes y sistemas de deteccin de submarinos. Dos veces la escuadra ha tenido encuentros con submarinos desconocidos en los mares del norte. Y ni al llegar a puerto baja la guardia de los barcos: radares y armas antiareas se mantienen siempre mirando al cielo, por el peligro de los ataques. Todas las Fuerzas Armadas chilenas se han volcado al norte, aunque en Santiago nada de la tensin que se vive se filtrar a la prensa."Nuestra orientacin en 1974 y 1975 era de preparacin para el conflicto", evoca el almirante (r) Luis de los Ros, en ese entonces jefe del Estado Mayor de la escuadra. "Estimbamos en un 60 a 70% las posibilidades de que nos viramos envueltos en una guerra". Y como comandante del nico regimiento de Arica el Rancagua el general (r) Adlanier Mena, tambin recuerda: "No una, sino muchas veces pens que por una impredecible circunstancia bamos al enfrentamiento".En el Estado Mayor de la Defensa, corazn de la estrategia chilena, se estudia y planifica a todo vapor. Pero junto al acelerado rearme nacional, otro tema ocupa la mente de los militares. Una fina estrategia global ha ido cobrando cuerpo. Los generales chilenos estiman que la nica forma de detener a Velasco Alvarado es demostrarle que no le ser posible lanzar una ofensiva aplastante y rpida que le permita quedarse con los territorios reivindicados. Para esto, Chile se vuelca a construir un escenario que le har saber a Per que si va a la guerra, sta ser larga y revelar la debilidad estratgica vecina. Si bien Per tiene una gran fuerza ofensiva, no posee, segn los generales chilenos, la capacidad logstica o de organizacin como para sostener un conflicto prolongado. "En trminos grficos, el podero peruano era como un gran puo, pero con un brazo delgado", sostiene el cientista poltico Emilio Meneses. En los escasos 20 kilmetros que separan a Arica de la frontera, los soldados trabajan da y noche. Con retroexcavadoras, y todo tipo de maquinaria, los regimientos pasan los das y los meses en lo que el general (r) Jorge Dowling llamara "nuestra agricultura". Se excavan trinchera en eternos kilmetros, se levantan camellones y se instala una fbrica de tetrpodos, enormes figuras de cemento destinadas a formar diques para la contencin de tanques.Detrs de esa primera lnea, se siembran 20 mil minas, que en 1981 llegaran a ser 60 mil. En cuadriculadas reas, stas son instaladas con un registro del cual slo existen tres copias que revela dnde se encuentran las mortferas cargas. Pequeos senderos, llamados brechas, permiten que los guas circulen sin riesgo. Pero si el conflicto blico estalla, rpidamente se rellenarn las brechas con minas, y toda el rea quedar intransitable.Hacer la guerra larga no slo significa interponer los mayores obstculos entre la ciudad y la frontera. Tambin hay que profundizar el territorio de batalla. Y si en 1974 existe en Arica un solo gran regimiento el Rancagua que cubre toda la frontera, en 1975 se crea el Regimiento Granaderos en Putre, con escuadrones de caballera, donde slo existan instalaciones menores. Al ao siguiente, nace el regimiento "Garra y Filo" en Alto Pacoyo, y as se continuar, hasta que en la dcada del '80 habr seis regimientos en Arica, quedando en Iquique slo cuatro, los de apoyo de mando. En un crecimiento orgnico, no slo se desplaza gran parte de las fuerzas de Iquique haca el norte. Tambin hay un despliegue de los regimientos frente a la frontera, de tal forma que tanto en Arica como en alta montaa -lase Putre- se encuentran fuerzas de infantera y artillera.El crecimiento se inicia en 1974 en las ms precarias condiciones. Los hombres inicialmente van a acampar a los desiertos y reas cercanas. La enorme marea humana convierte a la zona en un solo y gigantesco cuartel. "Vivimos enormes dificultades de alojamiento, alimentacin y recreacin para miles de hombres", recuerda un alto militar del norte. Similar proceso vive tambin en esos aos la Fuerza Area y la Armada. Apresuradamente, ante el peligro de guerra, crea un teatro de acuerdo a la amenaza. En el caso de la Fuerza Area, despus de la construccin de la base de Chucumata, nuevas pistas de redespliegue surgen en medio del desierto.La adquisicin de armamento tambin se orienta a demostrarle a Per la larga guerra que se viene. Se triplica la cantidad de armas antiblindajes, que enfrentar a los tanques desde el suelo, con hombres escondidos en los camellones. Y se adquirieron aviones F-5, as como los norteamericanos A 37: stos volarn delante de las fuerzas de tierra, destruyendo tanques. La nica ventaja de Chile en ese entonces que vive una profunda crisis econmica agudizada por la baja del precio del cobre y el shock petrolero mundial es que las armas defensivas son sustancialmente ms baratas que las ofensivas, que requiere y compra Per.En la acelerada preparacin, todo vale. Y desde 1974 en adelante los uniformados chilenos harn uso, tambin, del ingenio militar. En Arica se crean variadsimos elementos defensivos "made in Chile", como los tetrpodos, queirn a obstaculizar el paso de los tanques. Se estudian las posibles zonas dellegada de paracaidistas, para diseminar all gigantescas pas de acero. Y mientras en el da se trabaj en trincheras y camellones, por las noches el comandante Odlanier Mena, del Regimiento Rancagua, lee Oh Jerusalem relato de la lucha judo-rabe donde toma ideas de defensa 'casera'.Sin embargo, los ojos de la Defensa chilena no slo estn puestos en hacerle cada vez ms costosa la guerra a Per. Quiz la imagen ms dantesca de esta guerra que no sucedi hubiera sido el escenario de Arica. En caso de enfrentamiento, el objetivo peruano sera conquistar Arica. "Era la carne de can, como cualquier ciudad fronteriza del mundo", recuerda un militar. Los ejrcitos peruanos se encontraban demasiado cerca, y despus de agredir con dos divisiones de tanques, vendra la batalla en las calles de la ciudad. Fuerzas peruanas aerotransportadas caeran sobre Arica despus de los bombardeos y la poderosa brigada paracaidista peruana entre 1,200 y 1,500 hombres aparecera sorpresivamente. Los paracaidistas peruanos caeran ms al sur de la ciudad, en lugares estratgicos que les permitieran cortar y aislar la zona norte del resto del pas. Y otras fuerzas de infantera peruana buscaran el mismo objetivo, penetrando por el lado de Putre para bajar hacia el sur y hacer un envolvimiento hacia la costa. As dejaran a Arica como un bastin sitiado.Desde la frontera con Per hasta las quebradas de Camarones y Vitar lmite natural, y lmite tambin de la supuesta ambicin peruana sera entonces el campo de batalla. Un territorio fcil de aislar para los peruanos, si se bombardean las escasas carreteras de la zona. Y Chile, con pocas posibilidades de llevar la lucha terrestre hacia territorio vecino por la densidad de las fuerzas peruanas en la frontera, corra serios riesgos de quedar con un pedazo del pas completamente aislado y acosado.Las continuas visitas del general Pinochet a Arica estaban destinadas a asegurarse que la ciudad resistira hasta la llegada de refuerzos. Con la misma frecuencia viajaban altos mandos de la Marina pieza clave en la defensa y el general Gustavo Leigh tambin se hara presente en 1974. Cada vez, y a cada uno, en el regimiento Rancagua "les asegurbamos que resistiramos hasta la llegada de ayuda", evoca el general (r) Mena.Desde el escenario norte, era el general Carlos Forestier, comandante de la VI Divisin, con asiento en Iquique, quien orquestaba y coordinaba las fuerzas que tendran que ir en el refuerzo.Apodado el 'zorro del desierto' en clara alusin al mariscal alemn Eric Rommel, Forestier era un duro militar, admirado y temido entre la tropa, que manejaba con mano de hierro sus divisiones, alistndolas para la guerra. Amante de los comandos especiales, o gurkas, era muy conocido entre los militares peruanos por su vehemencia.El alto mando ya tena previsto que si Arica caa, la reconquista estara en manos de los hombres de la Armada. En una operacin anfibia, y con bombardeo naval, los infantes de marina seran cabeza de playa, para despus permitir desembarcar a las tropas del ejrcito.El 18 de setiembre de 1974 el coronel Odlanier Mena, comandante del regimiento Rancagua, nico de Arica, tena un problema muy especial. Como era tradicin, para ese da se esperaba la visita de un destacamento del ejrcito peruano que, desde Tacna, iba todos los 18 de setiembre a saludar a los chilenos. Pero en la mente del comandante persista una duda: que esta vez, adems del destacamento de saludo, llegarn miles de 'visitantes' para iniciar la agresin.Siendo amigo personal del general peruano a cargo de Tacna, Artemio Garca, Mena decidi entonces invitarlo a pasar el da a Putre. "Si algo pretendan, yo tendra cautivo y en mis manos a su general", evoca Mena. Entonces en el regimiento de Putre se vivira una indita celebracin del da patrio: con gran parte de sus armas e instalaciones camufladas se recibi al general peruano. Lo nico que no alcanzara a modificarse sera el discurso preparado, cuyo orador tuvo que saltarse prrafos enteros, que hablaban de los encendidos valores nacionales, cuando se estaba a las puertas de una agresin peruana.Conscientes de la tensin, en la poblacin civil de Arica se viva da a da los preparativos militares de ambos lados. La ciudadana saba claramente el peligro que corra, aunque, nunca llegaron a enterarse de que las tropas chilenas estaban desplegadas. En 1974 los estudiantes secundarios haban sido organizados en brigadas, donde reciban instruccin premilitar para aprender a disparar. Las jovencitas, por su parte, vestidas con uniformes de la Guerra del Pacfico, eran entrenadas en primeros auxilios. Y es que, llegado el caso, todos seran indispensables en la aislada ciudad.Los planes de abastecimiento, agua y luz fueron coordinados con las autoridades civiles para el caso de conflicto. La " evacuacin de mujeres y nios hacia reas ms protegidas se realizara en la fase 'peligro de guerra', es decir slo en el momento en que el conflicto resultara inminente. El Plan de Defensa de Arica, que dirigira el alcalde de la ciudad, ya tena organizado la labor de los bomberos, Cruz Roja y universitarios, todos ellos distribuidos por barrios y calles.Mientras Arica velaba, esperando la hora de la guerra, en Santiago nuevas iniciativas del gobierno, ms una serie de circunstancias externas, iran paulatinamente haciendo ms difcil la agresin peruana. "El tiempo empez a correr en contra de Per", sostiene el cientista poltico Emilio Meneses. "Aunque Persista el riesgo de que se precipitara en una ofensiva, ya en 1975 el panorama comienza a complicrsele a Velasco Alvarado", agrega.Por una parte, Chile responde a gran velocidad al desafi militar, diluyendo la posibilidad de un ataque vecino rpido y certero. Por otra, la situacin econmica de Per comienza a deteriorarse con la misma rapidez con que empieza a sentir el peligro en su frontera norte. Los altos precios del petrleo le permite a Ecuador, que siempre ha reivindicado territorios peruanos, enriquecerse y armarse aceleradamente: a lo largo de los aos 70 aumentar once veces su dotacin militar, obligando a Velasco Alvarado a poner atencin en esa frontera.La Cancillera chilena ir desplegando, por su parte, una labor, cuyos hilos movidos orquestadamente con la Defensa tambin rendirn frutos. Desde Santiago se crea una serie de comisiones mixtas entre ambos pases que logran el objetivo de acercar y apaciguar. Pero la ms importante accin diplomtica, sera el 'Abrazo de Charaa' del general Pinochet con el presidente de Bolivia, Hugo Banzer, en febrero de 1975.Paralelamente, otra labor diplomtica se desarrolla esos aos, la que ser Ilevada a cabo por los mismos comandantes chilenos que de noche despliegan las tropas en la frontera. Primero el comandante Odlanier Mena, y despus el comandante Jorge Dowling desde el regimiento Rancagua-- establecen estrechas relaciones con el mando militar de Tacna, a cargo del general Artemio Garca. Tratando de apaciguar la llamada 'zona caliente', la gran amistad que surge ayudara en ms de una ocasin a aquietar el polvorn fronterizo. Y permite situaciones tan anecdticas como que en el invierno de 1975, cuando los alumnos de la Academia de Guerra santiaguina visitan Arica, encuentran sentado en la prgola de la casa del comandante Dowling a todo el cuartel general peruano del regimiento de Tacna cantando el himno del `Rancagua'.Y es que, segn los actores chilenos del norte, la actitud de los militares peruanos revelaba que en Lima haba unas cuantas 'cabezas calientes' envueltas en la idea de guerra. "El propio general Garca, de Tacna, consideraba que era un locura entrar en conflicto y as me lo dijo", evoca el general (r) Dowling.Enmarcado en este mismo ambiente, en noviembre de 1974 se realiza en la lnea fronteriza de Per y Chile la ceremonia del Abrazo de la Concordia. Sin embargo, cuando sta estaba en etapa de organizacin, el comandante Mena recibi una propuesta que lo dejaba en bastante mal pie."Hagamos un desfile sugiri el general Garca donde nosotros pasamos con dos escuadrones de tanques, y ustedes con otros dos". El comandante chileno no supo qu responderle". "De dnde sacaba dos escuadrones, si ni en todo Chile no los consegua?", revela hoy. Afortunadamente, los militares peruanos aceptaron la contraposicin de Mena de realizar un desfile simblico, con banda instrumental y una treintena de hombres.Sin un incidente preciso que detonara la tensin, sin un tema concreto en discusin ya que el tratado de 1929 haba zanjado los territorios de la Guerra del Pacfico Velasco Alvarado haba llegado a las puertas de la guerra, slo imbuido por su fuerte tendencia nacionalista. Y el temor chileno ya no era slo una agresin ordenada desde Palacio de Lima, sino tambin que "por cualquier estupidez" explotara un conflicto fronterizo y ste se generalizara.Sin embargo, el tiempo se encargara de que la larga profeca blica no se cumpliera. Y mientras la estrategia chilena comenzaba a carcomer las ambiciones blicas de Velasco Alvarado, hoy 20 aos despus an circulan innumerables versiones de por qu el Presidente peruano nunca dio la orden de iniciar el ataque.Una de ellas de origen peruanorelata que, cuando Lima se aprontaba a lanzar su ataque sobre Chile, los satlites norteamericanos registraron los movimientos de la tropa, y la Casa Blanca fue quien detuvo a Velasco Alvarado. Para Estados Unidos, los vnculos peruanos con la URSS eran un fuerte argumento para impedir la agresin, adems de que a Washington jams le ha interesado un conflicto militar en Sudamrica por las consecuencias que podra acarrear en esta rea de su influencia.Otra versin recogida por la Marina chilena apunta a que fue la fuerza naval peruana el gran freno para una incursin blica. Siendo la marina la rama ms derechista de las Fuerzas Armadas vecinas, y con difciles relaciones con Velasco durante todo su gobierno, los altos mandos habran declarado no estar listos en 1975, ya que efectivamente su rearme haba sido el ms lento de todos, y su poder de fuego se consolidara slo unos aos despus.Sin embargo, ms all de las conjeturas, lo que puso punto final al peligro de guerra fue el derrocamiento del general Velasco Alvarado, en la madrugada del 29 de agosto de 1975. Paradjicamente, el hombre que lo sacara de Palacio de Lima sera el mismo a quien el propio Velasco haba sealado como su sucesor, el comandante en jefe del Ejrcito, general Francisco Morales Bermdez, y uno de los conspiradores del golpe de 1968.Esa madrugada y poco antes de que Morales concretara el golpe, dos llamadas telefnicas cruzaran hasta Chile. En una, el general Artemio Garca, comandante en Tacna, despertara a las 05:00 horas al comandante Dowling en Arica para informarle que el general Morales Bermdez sera el nuevo Presidente de Per. Tras colgar, Garca se comunic con la casa del coronel Odlanier Mena en Santiago, quien despus de haber servido en Arica, haba sido destinado a la Direccin de Inteligencia del Ejrcito. Garca repetira textual la informacin entregada a Dowling, pero el propio general Morales Bermdez tomara el telfono para confirmarle que el grupo de conjurados tena todo listo para actuar.Una de las razones que motiv el golpe de Morales Bermdez, de acuerdo a versiones que circulan tanto en Chile como en Per, fue evitar la guerra. Morales era un militar mucho ms moderado que Velasco, y segn una versin recogida por la embajada chilena en Lima, hubo un hecho preciso que lo habra impulsado a derrocar rpidamente a Velasco. En una visita a La Habana, Fidel Castro habra invitado a Morales a visitar unas instalaciones militares, donde haba infinidad de tanques. "Tengo todo preparado, los tanques, y 12 mil hombres para caer sobre Arica junto con ustedes", le habra dicho Fidel. Morales, atemorizado de que esa loca idea pudiera convertirse en realidad, acort su visita a Cuba, volvi a Lima y aceler su conspiracin. Poco tiempo despus, en la embajada chilena se subrayaran con rojo los despachos de prensa que informaban que 12 mil soldados cubanos haban partido para Angola.En Chile, la tranquilidad volvera a las filas militares apenas Francisco Morales Bermdez se cruz la banda presidencial en el pecho. Haba terminado la ms grave crisis militar del siglo con Per. "La amenaza fue real, y el esfuerzo que se hizo para evitar la guerra fue enorme", concluye el cientista poltico Emilio Meneses. Pero tres aos despus, el espectro de la guerra volvera a cernirse en el norte. Se trataba de algo an ms grave. Por causa del inminente conflicto del canal del Beagle con Argentina, pareca hacerse realidad la peor pesadilla que siempre rond a los estrategas militares: una agresin simultnea de sus tres vecinos.