el deporte en españa. un enfoque sociológico. 2011

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    Edita: Fundacin Encuentro

    Oquendo, 23

    28006 Madrid

    Tel. 91 562 44 58 - Fax 91 562 74 69

    [email protected]

    www.fund-encuentro.org

    ISBN: 978-84-89019-38-6

    ISSN: 1137-6228

    Depsito Legal: M-46952-2011

    Fotocomposicin e Impresin: Albadalejo, S.L.

    Antonio Alonso Martn, s/n - Nave 10

    28860 Paracuellos del Jarama (Madrid)

    CECS

    1 edicin: febrero de 2000

    2 edicin: marzo de 2000

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    Gracias a las entidades que nospatrocinan Fundacin RamnAreces, Fundacin Mapfre ySecuritas Espaa la Fundacin

    Encuentro dirige el Centro deEstudios del Cambio Social(CECS), que elabora este Informe.En l ofrecemos una interpretacinglobal y comprensiva de la realidadsocial espaola, de las tendenciasy procesos ms relevantes ysignificativos del cambio.El Informe quiere contribuir a la

    formacin de la autoconcienciacolectiva, ser un punto de referenciapara el debate pblico que ayudea compartir los principios bsicosde los intereses generales.

    Convenio de colaboracin

    23 de marzo de 2011

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    ndice

    PARTE PRIMERA:

    XXXIII

    PARTE SEGUNDA: eL dePORTe en eSPAA. Un enFOQUe

    SOciOLGicO

    1. Introduccin 3

    2. Un apunte terico: el trnsito a la globalizacin del deporte espaol 5

    2.1 El avance de la globalizacin y la ambivalencia sociolgica

    en el campo de la salud, el ocio y el deporte 8

    3. Principales indicadores de la situacin del sistema deportivo espaol 10

    3.1 La concepcin que los espaoles tienen del deporte 11

    3.2 Los xitos deportivos y econmicos del deporte espaol 13

    3.3 La relativa estabilidad de la prctica deportiva en Espaa 18

    3.4 La persistencia del dierencial entre la prctica deportiva

    de hombres y mujeres 233.5 La progresiva ampliacin del rango de edad de la poblacin

    que hace deporte 29

    3.6 La diversiicacin de las modalidades deportivas 32

    3.7 El paseo saludable y la actividad sica en la naturaleza 36

    3.8 La autopercepcin de la orma sica y el peso corporal 40

    3.9 Integracin sociocultural y prctica deportiva 44

    3.10 Las instalaciones deportivas como condicionantes de la

    prctica deportiva 47

    4. Una reexin fnal: el deporte personalizado a la carta y

    el ideal democrtico 54

    PARTE TERCERA:

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    Parte Segunda

    EL DEPORTE EN ESPAA.UN ENFOQUE SOCIOLGICO

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    1. Introduccin

    Posiblemente en ninguna otra dimensin constitutiva y relevante de la

    sociedad espaola de comienzos del siglo XXI se haya alcanzado un consen-so tan elevado entre la poblacin como en lo que se refiere a la privilegiadaposicin de Espaa respecto a otros pases en los deportes de alta competi-cin. Segn los resultados de la ltima encuesta sobre los hbitos deporti-vos de la poblacin en Espaa1, tres de cada cuatro espaoles de quince oms aos consideran que la posicin de Espaa en los deportes de alta com-peticin es buena o muy buena en relacin con otros pases; y lo que es ms,tambin tres de cada cuatro opinan que el deporte espaol se encuentra ac-tualmente en una fase de expansin de triunfos y de prestigio internaciona-les. Difcilmente, pues, se podr encontrar otra dimensin de la vida econ-

    mica, poltica o cultural en Espaa que pueda ofrecer un resultado tan favo-rable en la opinin pblica espaola.

    El mismo hecho de dedicar captulos especficos al deporte en estu-dios sociolgicos sobre la estructura social en Espaa es una manifestacinclara de que el inters por el acontecer deportivo en la sociedad espao-la est trascendiendo el mbito especializado, polmico y espectacular delperiodismo deportivo. Desde la perspectiva de la ciencia social, se intentacomprender y conocer con mayor rigor el sistema deportivo en toda su com-pleja y variada multidimensionalidad, as como los efectos que el avance dela globalizacin y la posmodernidad estn teniendo en este siglo XXI en loscomportamientos deportivos de la poblacin y en el sistema deportivo comoun todo.

    En el presente texto vamos a desarrollar el argumento de que el rasgoms relevante en la evolucin del sistema deportivo espaol, desde comien-zos de la transicin democrtica hasta los tiempos presentes, es el prestigiointernacional y la madurez que ha alcanzado el deporte de alto rendimien-to y profesional. Un prestigio y una madurez que tienen su ms elevada yvisible manifestacin en la victoria alcanzada por el equipo espaol en laCopa del Mundo de Ftbol de 2010 celebrada en Sudfrica. Esta relevancia

    del deporte espectculo, profesional y altamente mercantilizado contrastay sta ser la otra cara de nuestro argumento discursivo con el ritmo mslento, a veces aparentemente casi estancado, que manifiestan la educacinfsica escolar, el deporte aficionado (amateur) de competicin de mbitolocal o las prcticas deportivas cotidianas de la poblacin (especialmentede la femenina) cuando se comparan con los niveles de prctica y de desa-rrollo institucional del deporte propios de los pases ms avanzados, socialy econmicamente, de la Unin Europea.

    1 Garca Ferrando, M. y Llopis Goig, R. (2011):Ideal democrtico y bienestar personal.Los hbitos deportivos en Espaa 2010. Madrid: Consejo Superior de Deportes y Centro deInvestigaciones Sociolgicas.

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    Muchos de estos hechos, no por bien difundidos y conocidos, mere-cen una reflexin sociolgica ms rigurosa y estadsticamente argumentada,como la que ofrece la serie de encuestas sobre los hbitos deportivos de la

    poblacin en Espaa que viene impulsando el Consejo Superior de Deportesdesde 1975. Los resultados de tales encuestas, junto a otros datos relevantesdel sistema deportivo espaol, enmarcados convenientemente en las corres-pondientes reflexiones tericas, nos van a permitir desarrollar, con mayorfundamentacin terica y emprica, la hiptesis referente a las formas dife-renciales, y a veces contrapuestas, con que los procesos de mercantilizaciny globalizacin afectan e inciden de manera desequilibrada, por un lado, enel deporte de alta competicin, espectculo y profesional y, por otro lado, enla cultura de la salud y de los hbitos deportivos de carcter recreativo de lapoblacin en general, esto es, en lo que se conoce como bienestar personal

    owellness.

    Esta accin diferencial del avance de los procesos de mercantilizaciny de los recursos econmicos dedicados a uno y otro tipo de sistema depor-tivo van conduciendo a la remodelacin progresiva de los valores socialesque subyacen a los comportamientos de la poblacin, segn se encuentreorientada por un sistema deportivo u otro. Con el evidente avance de losprocesos de mercantilizacin en el deporte espectculo altamente profesio-nalizado cobran mayor autonoma los sistemas econmicos que se desa-

    rrollan en torno al escasamente transparente y muy complejo entramadode actividades que lo determinan, con el consiguiente predominio de losintereses econmicos sobre otro tipo de intereses nucleares de los sistemassociales relacionados, secularmente, con el deporte como un todo. De ahel inters de indagar, desde una perspectiva sociolgica, en los cambios quepudieran estar teniendo lugar en los valores sociales, de carcter modernoo posmoderno, que orientan los comportamientos deportivos, en su sentidoms amplio, de los diferentes grupos de poblacin.

    Estos cambios pueden estar creando como as se pretende mostraren las pginas que siguen una preocupante ambivalencia psicolgica y so-ciolgica en amplios sectores de la poblacin espaola, especialmente entrelos ms jvenes, al estar orientados, por una parte, al deporte competitivoy mercantilizado, ligado a valores como riqueza, notoriedad e hipercompe-titividad, y, por otra, a unas actividades fsico-deportivas asociadas, idealo realmente, a la salud y a la recreacin. Unas actividades estas ltimasque se encuentran deficientemente promocionadas por las diferentes ins-tituciones sociales, econmicas y polticas, al menos cuando se compa-ran con lo que ocurre en el mbito del deporte de competicin altamente

    mercantilizado, lo que acrecienta los riesgos del avance de las referidasambivalencias.

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    2. Un apunte terico: el trnsito a la globalizacin del deporteespaol

    En la serie de encuestas sobre los hbitos deportivos de la poblacinen Espaa impulsadas por el Consejo Superior de Deportes, cuyos resul-tados suministran la principal, aunque no la nica, fuente de datos con laque se contrastar empricamente la hiptesis acerca de la ambivalenciasociolgica que subyace al desarrollo de las dos formas paradigmticas dedeporte, esto es, el deporte espectculo de alta competicin fuertementemercantilizado, por una parte, y el deporte recreativo, popular, de salud yentretenimiento, por otra, se ha mantenido una misma lnea de pensamientoterico. El deporte es un fenmeno social que viene acompaando a las so-ciedades contemporneas desde los inicios de la Revolucin Industrial en la

    Inglaterra de comienzos del siglo XIX. Desde all se difundi al resto de lassociedades europeas y a otros pases de industrializacin temprana en la se-gunda mitad de dicho siglo y primeras dcadas del siglo XX. Posteriormente,el deporte se extendi a lo largo del siglo XX a prcticamente todos los pasesdel mundo. A medida que el avance de los procesos de urbanizacin y deuna mayor o menor industrializacin iban transformando el tejido socialde cada pas, el sistema social del deporte se converta en parte constitutivay definidora de ese nuevo tejido social de las sociedades contemporneas.

    Con el paso del siglo XX al siglo XXI y el correspondiente avance de

    los procesos de globalizacin, el sistema social del deporte ha ido adquirien-do nuevos rasgos globalizadores que lo han ido diferenciando cada vez msdel deporte primigenio de la primera etapa industrial. Esta transformacinha conducido con cierta frecuencia a la utilizacin de las manifestacionesms espectaculares de los megaeventos deportivos, como metforas delavance del propio fenmeno social de la globalizacin. Se puede afirmar sinexageracin que el deporte, en sus variadas manifestaciones, derrocha glo-balizacin por todas partes, bien sea en el nmero de practicantes y especta-dores, en el de equipos nacionales que participan en los Juegos Olmpicos yen los Campeonatos del Mundo de los deportes ms populares, en las cifras

    de negocio de las industrias de equipamiento y materiales deportivos o en elcreciente nmero de practicantes de actividades deportivas por motivos deentretenimiento, salud, ocio, aventura o turismo2.

    En este intenso proceso histrico se han desarrollado, internalizado yconformado actitudes, hbitos, prcticas e instituciones sociales que han idomarcando la cultura deportiva en su significado ms amplio, tanto prctico

    2 Garca Ferrando, M. (2003): Mundializacin y deporte profesional, en Vidal Bene-yto, J. (coord.):Hacia una sociedad civil global. Madrid: Taurus, p. 625-644; Garca Ferrando,M. (2009): Nuevos y viejos valores en el deporte espaol de la postmodernidad (Citius, altius,fortius et divitius), en Vilanova, A.et al. (comps.):Deporte, Salud y Medioambiente. Madrid:Esteban Sanz.

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    como simblico, en segmentos crecientemente mayoritarios de la poblacinmundial. Esto ha convertido al deporte en uno de los grandes protagonistasmediticos de las sociedades contemporneas.

    Por lo que se refiere al caso de Espaa, el deporte comenz a rebasarlos circuitos minoritarios de practicantes a partir de la segunda mitad delsiglo XX, en la medida en que los planes de desarrollo del franquismo, enlos aos sesenta, propiciaron un avance notable de los procesos de indus-trializacin y urbanizacin, que condujo a la conversin del deporte en unaactividad social de masas.

    La transicin democrtica favoreci que los nuevos ayuntamientosdemocrticos impulsaran, sin apenas diferencias de color poltico, la cons-truccin de nuevos equipamientos deportivos municipales que permitieron

    ir convirtiendo en una realidad las campaas de Deporte para todos de losaos sesenta y setenta. De este modo, cuando se llev a cabo la primera en-cuesta del Centro de Investigaciones Sociolgicas (CIS) en 1980, el deportehaba comenzado a ser una parte constitutiva y privilegiada de la cultura demasas de una sociedad crecientemente urbanizada e industrializada, en laque segmentos cada vez ms amplios de poblacin iban incorporando unacreciente variedad de prcticas deportivas recreativas a sus hbitos de ocioy tiempo libre.

    El avance de los procesos de modernizacin en Espaa a lo largo delas dcadas de los aos ochenta y noventa condujo a utilizar la teora de

    la sociedad posindustrial de Daniel Bell3 para enmarcar las sucesivas en-cuestas realizadas en estas dos dcadas. La idea belliana de considerar losfenmenos sociales como estructurados por principios sociales diferentes,segn se tratara del orden socioeconmico, del orden cultural o del ordenpoltico, era muy apropiada para trasladarla al mundo social del deporte. Deeste modo, el deporte profesional altamente competitivo y mercantilizado seiba configurando como un sistema cerrado que giraba alrededor del dobleprincipio axial del avance cientfico-tcnico y de la racionalidad econmicadel mercado.

    Pero, por otro lado, el deporte considerado como prctica individualde una parte creciente de la poblacin se iba desarrollando siguiendo unadiversificacin que permita ir satisfaciendo los ms variados deseos indi-viduales de prcticas fsico-deportivas. Los diferentes nombres con los quese comenz a denominar esta diversificacin de prcticas (deporte salud,deporte ocio o recreacin, deporte popular o para todos, deporte informal,deporte aficionado oamateur, deporte en la naturaleza, deporte praxis, etc.)eran, y continan sindolo en la actualidad, la mejor manifestacin de lariqueza democrtica directa de concebir la prctica deportiva. Una diversifi-

    3 Bell, D. (1973): The coming of post-industrial society. Nueva York: Basic Books.

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    cacin de modelos de deporte que pueden considerarse como estructuradospor otro doble principio axial, siguiendo el pensamiento terico de DanielBell: la realizacin personal, por un lado, y el cultivo de la salud, por otro,

    seran los elementos que permiten a amplios segmentos de poblacin reali-zar parafraseando a Jos Mara Cagigal un ejercicio liberador de talanteldico, confrontacin de capacidades personales, evolucionadas hacia unacompetitividad4.

    Las ventajas explicativas de considerar dos tipos de principios axialesdiferentes para ambas formas prototpicas de deporte se hacen evidentes alintroducir una visin diacrnica como la que se propone en estas pginas5.Por lo que se refiere al deporte de alto nivel y profesionalizado, la primacadel conocimiento cientfico-tecnolgico y de la racionalidad econmica delmercado lo impulsan hacia cotas cada vez ms altas de desempeo, especta-

    cularidad, riesgo y desigualdad. Por otra parte, el principio de la realizacinpersonal y del cultivo de la salud refuerza el carcter abierto y evolutivo6, ascomo democrtico, de las prcticas deportivas individuales y populares, loque favorece la diversificacin y renovacin de dichas prcticas.

    Ahora bien, el continuo despliegue de la modernidad avanzada o pos-modernidad en Espaa en el cambio de siglo y de milenio y los avances delos procesos de globalizacin aconsejan ampliar el enfoque terico que hasido utilizado en el diseo de las citadas encuestas de 2000, 2005 y la msreciente de 20107. En la dcada y media transcurrida entre 1995 y 2010

    se ha agrandado el desfase existente entre el deporte espaol de alta com-peticin y profesionalizado (cada vez ms integrado y con mayor xito enlas correspondientes disciplinas deportivas globales) y el deporte popular yrecreativo (afectado por un lento desarrollo, cuando no por un preocupanteestancamiento, caso del deporte juvenil y del deporte femenino). Esto haprovocado que en este trabajo de investigacin social la ptica posindustrialde Bell se complemente con la teora de Ronald Inglehart acerca del cambiode los valores materialistas a otros valores posmaterialistas como rasgo msdestacado, desde una ptica sociolgica, del avance de la posmodernizacin.

    Siguiendo el desarrollo bsico del pensamiento de Inglehart, el posma-

    terialismo designa el conjunto de metas a las que las personas dan importan-cia despus de haber alcanzado un cierto nivel de prosperidad y seguridadeconmica, y fundamenta un proceso en el que las prioridades valorativasde la poblacin cambian desde el logro de la seguridad econmica y el bien-

    4 Cagigal, J. M. (1975):El deporte en la sociedad actual. Madrid: Editora Nacional.5 Garca Ferrando, M. (2006): Postmodernidad y deporte: Entre la individualizacin y la

    masificacin. Madrid: CIS/Siglo XXI; Garca Ferrando, M. y Llopis Goig, R. (2011).6 Heinemann, K. (1986): The Future of Sports: Challenge for the Science of Sport, en

    International Review for the Sociology of Sport, 21, p. 271-285; Puig, N. y Heinemann, K. (1991):

    El deporte en la perspectiva del ao 2000, en Papers. Revista de Sociologa, 38, p. 123-141.7 Garca Ferrando, M. y Llopis Goig, R. (2011).

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    estar material propios del materialismo hacia objetivos de calidad de vida yautoexpresin.

    Aplicando esta interpretacin terica al sistema deportivo, se puede

    afirmar que los valores de orientacin materialista siguen impulsando demanera dominante el deporte de competicin, regulado bsicamente porlas, en algunos casos, centenarias federaciones deportivas, con su nfasis enel entrenamiento disciplinado y competitivo, dirigido, en sus casos de exce-lencia, a la ms estricta dedicacin profesional y a la persecucin del xito yrendimiento econmicos. Por su parte, los valores posmaterialistas habrancomenzado a orientar, ms recientemente, nuevas formas de practicar, viviry organizar el deporte. La bsqueda de la recreacin y el ocio personales, dela salud y el bienestar personal, estaran impulsadas por los nuevos valoresposmaterialistas. Pero teniendo en cuenta la histricamente limitada y dbil

    cultura deportiva espaola, as como las persistentes inconsistencias bsicasdel sistema educativo, del mercado de trabajo y de la organizacin de la vidafamiliar, las nuevas formas posmaterialistas de vivir, practicar y organizarel deporte personal no han acompaado con tanto xito, todava, al msreciente y brillante palmars internacional de los deportes ms y mejor pro-fesionalizados y mercantilizados.

    2.1 El avance de la globalizacin y la ambivalencia sociolgica en

    el campo de la salud, el ocio y el deporteLa creciente complejidad social que acompaa a los avances de los

    procesos globalizadores tambin se extiende, como no poda ser de otromodo, a los sistemas sociales que determinan las actividades de la poblacinrelacionadas de forma directa o difusa con el deporte, el ocio y la salud.En este contexto de avance de la complejidad social, una corriente de lasociologa contempornea viene dedicando sus esfuerzos a la denuncia delos entresijos ocultos en los entramados de poder que contribuyen a man-tener atrapados en un consumismo alienante y conformista a buena partede los pblicos occidentales. Unos entramados de poder que convergen enlos mbitos ms especulativos de los mercados que regulan las actividadesde la poblacin relacionadas con la salud, el ocio y el deporte en su doblemanifestacin de deporte espectculo y de deporte prctica profesional8.

    Desde esta visin social crtica, a la poderosa e influyente economade mercado se contrapone otro tipo de economa simblica, basada enunethos, de larga tradicin desde los orgenes del deporte contemporneo,fundamentado en la categora de los objetos y comportamientos sin nimo

    8 Molero, V. (2006): Generacin Marketing. La sociedad entre la codicia y la indolencia .Madrid: Editorial Esic; Lipovetsky, G. (2008):La sociedad de la decepcin. Barcelona: Anagra-ma.

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    de lucro, y tambin en un ethos utpico sustentado en valores no econo-micistas de libertad, solidaridad, responsabilidad, diversin, creatividad,comunitarismo, humanismo y otros valores sociales moralmente elevados9.

    En el caso especfico del deporte, las contradicciones y ambivalen-cias a que conduce la negacin de la economa arrancan de los propiosorgenes, aristocrticos, del deporte contemporneo. Su manifestacin msevidente ha sido, hasta tiempos relativamente recientes, la restriccin de laparticipacin en los Juegos Olmpicos a deportistasamateurs, esto es, sinconnotaciones de carcter profesional ni mercantil. Se trata de una restric-cin que en estos momentos parece totalmente anacrnica, habida cuenta dela creciente mercantilizacin del deporte contemporneo, que, por otra par-te, puede estar generando cambios preocupantes en los hbitos deportivos yalimentarios de las generaciones ms jvenes, que han ido creciendo, esto es,socializndose, en un entorno en el que las magnitudes de las transaccioneseconmicas en el deporte de alta competicin no dejan de crecer segn vansucedindose las ligas del dinero y, en general, todo el entramado de losmegaeventos deportivos.

    Esta cruda mercantilizacin del deporte de masas tiende a enmasca-rarse ensalzando las virtudes que acompaan al deporte, las pasiones quedespierta y las emociones que satisface, as como el bienestar fsico y el es-tado saludable que promueve entre sus practicantes. De este modo, cuantoms avanzan los intereses econmicos en el funcionamiento del deporte,ms tiende a enfatizarse el contraste paradjico entre la realidad econmicade los intercambios del mercado deportivo y la tica que se pretende culti-var, retricamente, con la prctica del deporte10. Una retrica que se deslizacon cierta frecuencia en los medios de comunicacin cuando se refieren aldeporte ms mercantilizado, el ftbol, con eufemismos que tratan de encu-brir la lgica pura y dura de la economa de mercado, exaltando los valoresdel deporte, la identificacin de los seguidores con su club (la gran familiadel ftbol), llegando incluso en algunas ocasiones a denunciar, hipcrita-mente, la lgica comercial que subyace a su actividad. Valga como muestrala frecuente proclamacin de que nuestra intencin no es hacer dinero, nosomos especuladores, por parte de algunos magnates de las finanzas inter-nacionales, cuando asumen el control financiero de clubes centenarios confuerte arraigo local o nacional.

    Pero afortunadamente esta lectura e interpretacin de la dimensinmediticamente ms espectacular del deporte de alta competicin globali-

    9 Aubel, O. y Ohl, F. (2004): The Denegation of the Economy: The Example of Clim-bing in France, enInternational Review for the Sociology of Sport, 39 (2), p. 123-137; Cuenca,M. (2000): Ocio humanista. Dimensiones y manifestaciones actuales del ocio. Bilbao: Universi-

    dad de Deusto.10 Garca Ferrando, M. (2009).

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    zado puede, y debe, ampliarse y completarse con los resultados de las msrecientes encuestas sobre los hbitos deportivos de la poblacin espaola.Si bien es cierto que en unas pocas y recientes dcadas se ha descompuesto

    el universo idealista de la moral deportiva de la Modernidad (Kant, Amors,Coubertin, Cagigal), el deporte de masas actual no cesa de innovar y aportarnuevas y variadas actividades fsicas que van desde la bsqueda de emocio-nes fuertes a la autoconstruccin del cuerpo como producto narcisista. Undeporte ciertamente masificado que contribuye a desarrollar, sin embargo,una enseanza personalizada, a la carta, dispersa y multiactiva, que siguetambin, a su modo, la lgica de la mercantilizacin predominante en eldeporte espectculo.

    De esta manera, los dos grandes paradigmas del deporte en las socie-dades globalizadas se estn desarrollando como una forma tpica de la vida

    de las sociedades democrticas modernas, ya que en la devocin deportivase encuentra un ideal tico, una pasin por la igualdad democrtica de quegane el mejor por lo que se refiere al deporte de alta competicin, y de quedisfrute de salud corporal y bienestar personal el que practique deporte conmayor e inteligente dedicacin. La seduccin del logro deportivo, por unlado, y la esttica del desafo corporal, por otro, son ya en estos comienzosdel siglo XXI componentes centrales del proceso democratizador, directo,personal y, por tanto, no utpico que con todas sus limitaciones viene desa-rrollndose en Espaa en las tres ltimas dcadas11.

    3. Principales indicadores de la situacin del sistema deportivoespaol

    En este apartado se ofrece una seleccin de los principales datos em-pricos que permiten caracterizar la evolucin y situacin actual del deporteespaol. Proceden mayoritariamente de las encuestas que desde los aosochenta del pasado siglo han venido realizando en colaboracin el Centro deInvestigaciones Sociolgicas y el Consejo Superior de Deportes con el objeto

    de conocer los hbitos deportivos de la poblacin espaola. Esta informa-cin emprica se ha clasificado y organizado en diez grandes apartados. Elprimero examina la concepcin que la poblacin espaola tiene del depor-te. Aunque slo una minora considera que habra que reservar la palabradeporte a las actividades de competicin y alto rendimiento, la crecienteimportancia econmica y la magnitud de los xitos deportivos que durantelos ltimos tiempos est logrando el deporte profesional y las seleccionesnacionales de las principales modalidades deportivas lo han situado en el

    11 Lipovetsky, G. (1999):La era del vaco. Barcelona: Anagrama; Inglehart, R. y Welzel,Ch. (2006): Modernizacin, cambio cultural y democracia: la secuencia del desarrollo humano.Madrid: CIS; Garca Ferrando, M. y Llopis Goig, R. (2011).

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    centro de atencin de buena parte de la poblacin espaola. Desde esa pers-pectiva, el segundo apartado ofrece un balance de los logros ms recientesdel deporte espaol para examinar a continuacin la percepcin que se tiene

    de los mismos, as como los sentimientos de orgullo que provocan entre losciudadanos.

    Los siguientes apartados se centran en la prctica deportiva popular.De acuerdo con la concepcin abierta del deporte a la que se ha aludido an-teriormente, el punto tercero analiza la prctica deportiva de los espaolesdesde la perspectiva de la evolucin experimentada en los ltimos treintaaos. El apartado sexto recoge un anlisis especfico de las modalidades fsi-co-deportivas ms practicadas. El siguiente examina la incidencia del paseosaludable y la actividad fsica realizada en entornos naturales, dos formas deactividad fsica que, aunque separadas del marco federativo tradicional, con

    el tiempo han ido adquiriendo un carcter deportivo, pues incorporan mu-chos de los rasgos y motivaciones que acompaan a las prcticas deportivasconvencionales. Tambin se incluye un apartado destinado a dos aspectosplenamente relacionados con la actividad fsico-deportiva: la autopercepcinde la forma fsica y el peso corporal.

    Teniendo en cuenta que el sexo, la edad y la nacionalidad son algunasde las variables que ms inters han suscitado en los ltimos tiempos en rela-cin con los procesos de estratificacin de la prctica deportiva, se dedica unepgrafe a cada una de ellas. En el apartado cuatro, se examinan las diferen-

    cias existentes entre hombres y mujeres, tanto en lo que se refiere a la prcticadeportiva como en lo que tiene que ver con la percepcin pblica que existe deesas diferencias. En el quinto se analiza la prctica deportiva en funcin de laedad y se identifica la edad de inicio en la prctica deportiva de las diversascohortes presentes en el estudio. Por ltimo, en el apartado noveno se investi-ga la prctica deportiva de la poblacin de nacionalidad extranjera desde unadoble vertiente: como prctica deportiva en sentido estricto y como mecanis-mo de integracin sociocultural en la sociedad de acogida.

    Junto a esas variables sociales, y dado que la existencia de suficien-tes y adecuadas instalaciones deportivas ha sido considerada habitualmente

    como un requisito para el desarrollo de los hbitos deportivos, el ltimoapartado se destina a determinar el grado en que los equipamientos actancomo obstculo o condicionante de la prctica deportiva de la poblacinespaola.

    3.1 La concepcin que los espaoles tienen del deporte

    Desde que se publicara la Carta Europea del Deporte en 1992 se dioreconocimiento oficial al cambio que se haba iniciado tres dcadas antes

    en los pases europeos occidentales, cuando la prctica deportiva comenza extenderse entre crecientes grupos de practicantes ms all de los cauces

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    federativos tradicionales para convertirse en una actividad cada vez ms po-pular de carcter fsico y recreativo. La definicin del deporte que se recogeen dicho documento, todo tipo de actividades fsicas que, mediante una

    participacin, organizada o de otro tipo, tengan por finalidad la expresino la mejora de la condicin fsica y psquica, el desarrollo de las relacionessociales o el logro de resultados en competiciones de todos los niveles, fueratificada por los quince gobiernos de la Unin Europea a lo largo de 1993y 1994.

    Hacindose eco de ese reconocimiento europeo, en la encuesta sobrehbitos deportivos de 1995 se preguntaba a los entrevistados si reconocantambin como deporte la cada vez ms amplia oferta de actividades fsicasde carcter recreativo y saludable o, por el contrario, preferan continuar re-servando esta denominacin para las actividades de competicin de carcter

    exclusivamente federativo. Esta pregunta se ha continuado formulando enlas sucesivas encuestas de hbitos deportivos, lo que nos permite disponerde un indicador del grado de aceptacin entre la poblacin espaola del ca-rcter abierto del deporte que reconoce el Consejo de Europa. Los resultadosobtenidos en las cuatro ltimas encuestas realizadas permiten constatar quela amplia mayora de la poblacin que en la encuesta de 1995 manifestabasu aceptacin del carcter abierto de las actividades que pueden considerar-se deportivas se ha mantenido en trminos porcentuales similares hasta laencuesta de 2010 (tabla 1).

    La aceptacin de la concepcin amplia de lo que se puede entendercomo una actividad deportiva, que en la encuesta de 1995 alcanz el 76%,es muy similar a la obtenida en la actual encuesta de 2010, 78%. Contina,por tanto, existiendo una pequea minora de poblacin que mantiene uncierto purismo deportivo, en el sentido de reservar el nombre de deporte alas actividades de competicin, 9% en 2010, dos puntos menos que en 1995.Tambin sigue siendo minoritaria la poblacin indecisa, el 12% en 2010frente al 11% en 1995, que reconoce no tener una idea muy clara de ello.

    Tabla 1 Evolucin de lo que se entiende por deporte. En porcentaje. 1995-2010

    1995 2000 2010

    Todas las actividades sicas deben considerarse como un deporte 76 79 78

    Habra que reservar el nombre de deporte a las actividades

    de competicin 11 10 9

    No tiene una idea muy clara sobre ello 11 11 12

    No contesta 1 1 1

    Total 100 100 100

    Nota: La pregunta es: En los ltimos tiempos cada vez hay ms oertas para hacer actividades sicas comogimnasia de mantenimiento, aerbic, expresin corporal, danza y otras por el estilo. Cree usted que estas acti-vidades tambin deben considerarse como un deporte o, por el contrario, considera que slo habra que darle elnombre de deporte a las prcticas y actividades de competicin, como el tbol, el baloncesto, el atletismo, etc.?.

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (1995): Estudio 2.198. Los hbitos deportivos de losespaoles (I); CIS (2000): Estudio 2.397. Los hbitos deportivos de los espaoles (II); y CIS (2010): Estudio2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 13

    La concepcin abierta del deporte se encuentra distribuida en trmi-nos parecidos entre hombres y mujeres, est ms difundida entre la pobla-cin joven que entre la de ms edad, entre los que tienen estudios medios

    o universitarios que entre los que carecen de estudios primarios y entre losque residen en ciudades frente a los que viven en municipios rurales. Estoconfirma la conclusin que se alcanz por primera vez en la encuesta de1995, en el sentido de constatar que a medida que la poblacin se encuentrams y mejor integrada en las formas de vida propias de sociedades avanza-das, mayor es el reconocimiento del deporte en su sentido incluyente de lacreciente diversidad de manifestaciones fsicas y recreativas.

    3.2 Los xitos deportivos y econmicos del deporte espaol

    Segn los informes que de forma regular realiza Deloitte sobre el de-porte profesional y, especialmente, sobre el ftbol en Europa, dos clubesespaoles, el Real Madrid y el Ftbol Club Barcelona, lideran elranking delos clubes europeos con mayor volumen de ingresos econmicos. El RealMadrid es el club con mayores ingresos de Europa, al alcanzar la cifra de438,6 millones de euros en la temporada 2009-201012. El FC Barcelona es elsegundo club europeo por ingresos, con 398,1 millones13.

    Ahora bien, no se trata slo del ftbol. Desde hace aproximadamenteuna dcada son cada vez ms los deportistas espaoles que se encuentran

    entre los mejor pagados del mundo. Segn la lista que elabora la revistaForbes, y que en su edicin de 2011 apareca liderada por el golfista estado-unidense Tiger Woods, tres deportistas espaoles se encuentran entre loscincuenta mejor pagados del mundo: el piloto de Frmula 1 Fernando Alon-so (decimoprimero con unos ingresos de 32 millones de dlares), el tenistaRafael Nadal (decimosegundo con 31,5 millones) y el jugador de baloncestoPau Gasol (penltimo, con 18,9 millones).

    Unos recursos econmicos cada vez ms abundantes se encuentran enla base de la espectacular mejora del rendimiento olmpico espaol de las

    dos ltimas dcadas. Entre 1900 (Pars) y 1976 (Montreal), Espaa sum untotal de 11 medallas; entre 1980 y 1988 fueron ya un total de 15 medallas;

    12 Jones, D. (ed.) (2011): Football Money League. Sports Business Group at Deloitte, p. 3.13 La realidad financiera de los clubes espaoles de ftbol es, sin embargo, mucho

    ms sombra de lo que las cifras anteriores permiten pensar. La mayora de los equipos tienengraves problemas econmicos relacionados con el abultado volumen de sus deudas. Al cierrede la temporada 2009-2010 acumulaban una deuda de 3.429,2 millones de euros (segn lasestimaciones del economista Jos Mara Gay de Libana). Los dos clubes ms endeudados sonel Real Madrid y el FC Barcelona, con casi 660 millones el primero y 548,6 el segundo, si bienambos cuentan con unos elevados ingresos que les permiten afrontarla. A continuacin, elValencia CF y el Atltico de Madrid, con 470,6 y 452 millones de euros, respectivamente. Estoscuatro equipos aglutinan el 62% de la deuda total.

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    y slo en Barcelona 1992 logr 22, que colocaron a nuestro pas en el sextolugar del medallero. Espaa mantuvo un nivel alto en las Olimpiadas poste-riores: Atlanta 1996 (17 medallas), Atenas 2004 (19 medallas) y Pekn 2008

    (18 medallas), aunque algo ms discreto en Sydney 2000 (11 medallas). Esteincremento es consecuencia en buena medida de la creciente profesionali-zacin del deporte espaol de alta competicin, sustentada en el aumentode recursos econmicos disponibles, as como en la mejora de su gestin,merced a la creacin y mantenimiento en sucesivos perodos olmpicos delPrograma ADO por parte del Consejo Superior de Deportes y del ComitOlmpico Espaol.

    Pero la mejora del rendimiento no slo se ha registrado en el aparta-do olmpico. En la ltima dcada habra que destacar las victorias naciona-les en la Copa del Mundo de Ftbol de 2010, de Baloncesto de 2006, de Ba-lonmano de 2005, de Waterpolo de 2001, de Hockey sobre patines de 2001,2005, 2007, 2009 y 2011, en las Copas Davis de Tenis de 2000, 2004, 2008y 2009, en los Europeos de Ftbol de 2008, de Baloncesto de 2009 y 2011y en los ltimos seis Europeos de Hockey sobre patines. Tambin han sidonumerosas las victorias a ttulo individual, como los diez Gran Slams deRafael Nadal en tenis (seis Roland Garros: 2005, 2006, 2007, 2008, 2010 y2011, dos Wimbledon: 2008 y 2010, un Open de Australia: 2009 y un Abier-to de Estados Unidos: 2010); las victorias en ciclismo de Alberto Contador(Tour de Francia de 2007, 2009 y 2010, Giro de Italia de 2008 y 2011 yVuelta a Espaa de 2008), de scar Pereiro (Tour de Francia de 2006) y deCarlos Sastre (Tour de Francia de 2009), los tres Campeonatos Mundialesde scar Freire (1999, 2001 y 2004); los triunfos en motociclismo de DaniPedrosa (125cc en 2003 y 250cc en 2004 y 2005), de Jorge Lorenzo (250ccen 2006 y 2007 y de MotoGP en 2010), de Toni Elas (Moto2 en 2010),de Marc Mrquez (125cc en 2010), de lvaro Bautista (125cc en 2006),de Nico Terol (125cc en 2011) y de Julin Simn (125cc en 2009); y las dosvictorias de Fernando Alonso en el Campeonato de Frmula 1 de 2005 y2006.

    Determinar el grado en que estos xitos no haban pasado inadverti-

    dos a la sociedad espaola fue uno de los objetivos que motiv la introduc-cin de un par de nuevos indicadores en la encuesta de hbitos deportivosde 2010: uno para obtener una valoracin de la posicin de Espaa en eldeporte internacional y otro para identificar los sentimientos de orgullo quelos mencionados xitos deportivos haban despertado en la poblacin.

    Por lo que se refiere al primero, el estudio revel que un 75% de losencuestados de 15 y ms aos consideraban que la posicin de Espaa en losdeportes de alta competicin en relacin con otros pases era buena o muybuena (grfico 1). Slo un 2% la valor negativamente. El restante 23% se

    reparti entre los que pensaban que era regular (15%) y los que no quisierono no supieron contestar (8%).

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 15

    La imagen positiva del deporte espaol de alta competicin quedatodava ms realzada si se tiene en cuenta que siete de cada diez espaolesconsidera que ha mejorado en los ltimos diez aos: el 52% cree que esmejor en la actualidad, mientras otro 19% opina que es mucho mejor. As,un 71% considera que el deporte espaol de alta competicin se encuentraactualmente en una fase expansiva de triunfos y de prestigio internacionales.Sin embargo, esta mejor posicin internacional del deporte espaol no debe

    atribuirse nicamente a determinadas modalidades deportivas sino que, porel contrario, est relacionada con la mayor parte de ellas. As se expres un64% de los que previamente haban respondido que la posicin de Espaaera en la actualidad mejor que diez aos antes, mientras que slo un 33%seal que la mejora del deporte espaol era imputable nicamente a deter-minadas modalidades deportivas.

    En cuanto al segundo indicador, su inclusin pretenda una aproxima-cin ms centrada en las implicaciones identitarias y emocionales de los re-cientes xitos del deporte espaol. En este caso se pregunt sobre el grado deorgullo experimentado al ver a un deportista o seleccin deportiva espaolarealizar una buena actuacin en una competicin deportiva internacional.Los resultados obtenidos revelaban que una amplia mayora (86%) afirmabatener esos sentimientos de legtimo orgullo (el 45% se senta muy orgulloso yel 41% bastante orgulloso). Tan slo un 11% declaraba sentirse poco (7%) onada (4%) orgulloso de tales triunfos (grfico 2). Se trata de un claro ejemplode acuerdo y valoracin positiva de los triunfos deportivos internacionalesde sus representantes ms destacados.

    Estos datos son tambin una muestra del modo en que la tensin entrelo global y lo local se manifiesta a travs del deporte en las sociedades con-

    temporneas, tal como se ha sealado en el apartado inicial de este trabajo.Junto a los procesos de globalizacin que se activan con la celebracin de los

    Grfco 1 Dira usted que la posicin de Espaa en los deportes de alta competicin en relacin conotros pases es. En porcentaje. 2010

    16

    59

    15

    2

    8

    Muy buena

    Buena

    Regular

    Mala/Muy mala

    No sabe/No contesta

    0 10 20 30 40 50 60 70 80

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    campeonatos continentales y mundiales de los deportes ms populares, haytambin unas dinmicas de signo opuesto que se actualizan por medio delrefuerzo de las identidades deportivas locales14. Los sentimientos de orgullosuscitados por los triunfos de los deportistas o selecciones nacionales espa-olas son una clara manifestacin de ese fortalecimiento de las identidadeslocales que buscan su afirmacin en esos paisajes globalizados en los que demanera progresiva se ha transformado la vida social de las sociedades con-

    temporneas. A ello contribuye, sin duda, la facilidad con la que se activanlos mecanismos de identificacin con los equipos y deportistas triunfadores,y que puede considerarse como un fenmeno de carcter universal, en el queprecisamente se fundamenta el protagonismo meditico alcanzado por eldeporte de alta competicin en las modernas sociedades de la informaciny la comunicacin.

    Debe sealarse, asimismo, que los sentimientos de orgullo ante losxitos del deporte espaol tienen una distribucin muy homognea en elconjunto de la estructura social. Las diferencias por edad no son excesi-vas, si bien se aprecia un mayor orgullo entre los mayores de 45 aos (48%

    en el grupo de 45 a 64 aos y 47% en los de ms de 64 aos). Tampoco loson segn el estatus socioeconmico, aunque las personas de clase alta ymedia-alta parecen menos identificadas con los xitos del deporte espaol(39%). Hecha esta salvedad, todos los dems segmentos socioeconmicosregistran proporciones que oscilan entre el 44% y el 48%. La diferencia msdestacable se produce por sexo, 49% de los hombres y 41% de las mujeres.Este hecho est relacionado con el mayor inters y cercana al deporte quecaracteriza a los hombres frente a las mujeres.

    14 Puig, N. y Machado, R. (2009): El deporte, entre lo local y lo global: una miradaeuropea?, enApunts: Educacin fsica y deportes, 97, p. 3-7.

    Grfco 2 Hasta qu punto se siente usted orgulloso/a cuando un/a deportista espaol/a o una selec-cin espaola realiza una buena actuacin en un campeonato deportivo?. En porcentaje. 2010

    45 41 7 4 3

    Muy orgulloso/aBastante orgulloso/a

    Poco

    orgulloso/a

    Nada

    orgulloso/a

    No

    sabe/No

    contesta

    0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 17

    Los xitos del deporte espaol despiertan sentimientos bien distintosen la sociedad espaola cuando se atiende a la comunidad autnoma deresidencia. La comunidad con menor grado de orgullo, Pas Vasco, obtieneun porcentaje seis veces menor (11%) que el que registra Ceuta (66%). Lasautonomas con porcentajes inferiores al promedio nacional (45%) son PasVasco (11%), Navarra (26%), Catalua (36%), Asturias (39%), Galicia (39%)y Castilla y Len (43%). Las trece restantes obtienen puntuaciones por enci-ma del promedio. Castilla-La Mancha (56%), Murcia (57%), La Rioja (57%)

    y las ciudades autnomas de Melilla (57%) y Ceuta (66%) superan en msdiez puntos la media del conjunto de Espaa.

    Otra variable que explica la existencia de diferencias en el sentimien-to de orgullo ante los xitos del deporte espaol es el autoposicionamientoideolgico del entrevistado15. Aunque las diferencias no son tan pronun-ciadas, s puede decirse que son relevantes, pues entre la poblacin que seposiciona ms a la izquierda (de 1 a 4 de la escala) el porcentaje de los que

    15 En una escala de 1 a 10, el 1 corresponde a la postura ms a la izquierda del espectropoltico mientras el 10 designa las posiciones ms a la derecha.

    Grfco 3 Preerencia por la dedicacin de un hijo al deporte proesional o de alta competicin. Enporcentaje. 1990-2010

    S, me gustara

    56 15 291990

    66 12 222000

    75 13 12Hijo

    71 15 14Hija

    No me gustara, es

    demasiado arriesgadoy/o duro

    En realidad no lo s,

    habra que esperar avivir esa experiencia

    2010

    Nota: La pregunta es: Con independencia de que usted tenga hijos o no y de la edad que stos tengan, legustara o le hubiese gustado que un hijo/a suyo/a hiciera deporte de alta competicin o deporte proesional?. En1990 y 2000 la pregunta no dierenciaba el sexo del hijo.

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de Garca Ferrando, M. (1991): Los espaoles y el deporte(1980-1990). Un anlisis sociolgico. Ministerio de Educacin y Ciencia; CIS (2000): Estudio 2.397. Los hbitosdeportivos de los espaoles (II); y CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    se sienten orgullosos era del 83%, mientras que en los que se ubicaron msa la derecha (de 7 a 10 en la escala) representaban un 93%.

    Este marco social de promocin y exaltacin del xito deportivo es

    el que permite entender el incremento de los porcentajes de poblacin quepreferiran que sus hijos se dedicasen al deporte profesional o de alta com-peticin, tal como ponen de manifiesto los resultados de las encuestas dehbitos deportivos realizadas durante los ltimos veinte aos (grfico 3).

    A la mayora de la poblacin espaola, de forma hipottica e ideal, legustara tener un hijo que se dedicara al deporte profesional o de alta compe-ticin. Una mayora que no ha dejado de crecer desde que se introdujo esteindicador en la encuesta de 1990, con un 56% de respuestas positivas, queha pasado a ser el 71%-75% en 2010. En esta ltima encuesta, slo entre un

    15%-13% responde de forma negativa, mientras otro 14%-12% se abstieneo no sabe responder a esta cuestin aparentemente sencilla. No parece quesea demasiado arriesgado atribuir este aumento a la evidente mejora de lasrecompensas econmicas que obtienen los deportistas ms destacados y ala amplia cobertura meditica que reciben las informaciones referentes a ladimensin ms mercantilizada del deporte espectculo y profesional.

    3.3 La relativa estabilidad de la prctica deportiva en Espaa

    Pero si de los brillantes resultados del deporte profesional y olmpicoespaol se pasa a los datos referentes a los niveles de prctica que recogenlas encuestas de hbitos deportivos de la poblacin espaola16, y a los in-dicadores bsicos de salud y pautas de alimentacin, el panorama pierdebuena parte del esplendor anterior. As, tal y como recoge el grfico 4, el 25%de la poblacin espaola de 15 a 64 aos practicaba regularmente deporte en1980, cifra que alcanz el 45% en 201017. Este aumento puede considerarseimportante, pero sigue situando a Espaa a veinte puntos de distancia delos niveles de prctica deportiva que habitualmente se registran en los pa-ses del norte y el centro de Europa. De manera que, en lo que se refiere a la

    prctica deportiva popular, Espaa se encontrara todava en una posicinmedia-inferior en la Unin Europea.

    Se podra pensar que este dato refleja un retraso en la evolucin de laprctica deportiva de la poblacin espaola en el contexto europeo, fruto de

    16 Garca Ferrando, M. (2006); Garca Ferrando, M. y Llopis Goig, R. (2011).17 La elaboracin de la serie histrica referida a los ltimos treinta aos exige restrin-

    gir el clculo de la prctica deportiva a la submuestra de poblacin de 15 a 64 aos. Tngaseen cuenta que en otros apartados de este captulo se ofrece informacin relativa a la prcticadeportiva de las personas de 65 aos y ms que s se encuentra disponible en las dos ltimasencuestas de la serie, por lo que los promedios globales de prctica deportiva pueden variar enfuncin del rango de edad al que se refieran.

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 19

    un menor desarrollo de su sistema y cultura deportiva. Tal conclusin seraincorrecta si no se tuviera en cuenta un rasgo estructural de la vida social,econmica y laboral en Espaa que altera profundamente el comportamien-to deportivo de la poblacin y el uso potencial de su ya densa y homologa-ble en trminos europeos red de instalaciones deportivas. La categorade poblacin ms numerosa cuando se tiene en cuenta simultneamenteel grado de satisfaccin y la prctica deportiva actual (esto es, la llevada acabo en el momento de realizar la encuesta) corresponde a la integrada porlas personas que han practicado deporte durante varios aos, pero que en la

    actualidad no lo hacen. En esta situacin se encuentra el 33% de los casi 40millones de personas mayores de 15 aos y, tal como se puede comprobaren la tabla 2, se ha incrementado en los ltimos aos, pues eran el 30% en2005, el 27% en 2000 y el 25% en 1990.

    Este abandono tiene su origen, en gran parte de los casos, en las di-ficultades que suponen los horarios comerciales y laborales en Espaa, ascomo los propios horarios que rigen en el sistema educativo y en la vida fa-miliar, para poder conciliar trabajo, estudio y tiempo libre; espacio temporaleste ltimo en el que la poblacin puede practicar deporte.

    A este respecto, baste sealar que, segn el reciente informe de Euros-tat sobre ltimas tendencias del mercado laboral, los asalariados espaoles

    Grfco 4 Evolucin de la prctica deportiva de la poblacin de 15 a 64 aos. En porcentaje. 1980-2010

    1980

    1990

    2000

    2010

    16 9

    18 17

    22 16

    25 20

    25

    35 38

    45

    75

    65

    62

    55

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    No practica ninguno

    Total prctica deportiva

    Practica un deporte

    Practica varios deportes

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de Garca Ferrando, M. (1991): Los espaoles y el deporte(1980-1990). Un anlisis sociolgico. Ministerio de Educacin y Ciencia; CIS (2000): Estudio 2.397. Los hbitosdeportivos de los espaoles (II); y CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    trabajaban 2,3 horas semanales ms que los de la UE-15. Adems, los estu-dios que peridicamente elabora la Comisin Nacional para la Racionali-zacin de los Horarios Espaoles continan evidenciando la perversin dedichos horarios, que dificultan grandemente la conciliacin equilibrada delas actividades laborales, comerciales y escolares con las ofertas de ocio yentretenimiento, por un lado, y con la vida familiar, por otro.

    En tal sentido, puede ser conveniente considerar la dinmica social de laprctica deportiva en Espaa como un flujo rotatorio, en el que continuamentese estn produciendo entradas y salidas que en gran medida son temporales,como pone de manifiesto que en 2010 el 64% de los que haban abandonadoel deporte lo hubieran practicado anteriormente seis aos o ms y que msdel 40% de ellos estuviera muy o bastante seguro de que volvera a practicardeporte cuando las circunstancias laborales y familiares se lo permitieran.

    Siguiendo este razonamiento, si se hubieran medido las tasas de prc-tica deportiva acumulando los grupos de poblacin que cada ao se iban in-corporando a la misma, el resultado correspondiente a la media porcentualpara los cinco aos transcurridos entre la encuesta de 2005 y la de 2010 seraperfectamente homologable a las tasas medias europeas. Por todo esto, unamayor racionalizacin de los horarios laborales, comerciales y escolares enEspaa podra conducir con ms efectividad a una mayor continuidad dela prctica deportiva que cualquier otra iniciativa estrictamente deportivacomo, por ejemplo, el incremento del nmero de instalaciones deportivas ola promocin de nuevas campaas publicitarias de deporte para todos.

    Los datos del grfico 5 ponen de manifiesto la existencia de grandes

    diferencias en lo que a la prctica deportiva se refiere segn el grupo socio-demogrfico de pertenencia.

    Tabla 2 Evolucin de la relacin con la prctica deportiva. En porcentaje. 1990-2010

    1990 2000 2005 2010

    Practica deporte sufcientemente 15 16 16 17

    Practica deporte, pero no tanto como quisiera 26 20 20 22

    Practica deporte por obligacin (enermedad, clases, trabajo, etc.) 2 2 1

    Ha practicado deporte, pero ya no lo practica 25 27 30 33

    Nunca ha practicado deporte, pero le gustara hacerlo 14 12 11 11

    No lo practica ni le gustara hacerlo 19 24 21 17

    No contesta 1 0 0

    Total 100 100 100 100

    Nota: La pregunta es: Con respecto a la prctica deportiva, se pueden considerar seis grupos de poblacin, concul de ellos se identifca Ud. ms?.

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de Garca Ferrando, M. (1991): Los espaoles y el deporte(1980-1990). Un anlisis sociolgico. Ministerio de Educacin y Ciencia; CIS (2000): Estudio 2.397. Los hbitosdeportivos de los espaoles (II); CIS (2005): Estudio 2.599. Los hbitos deportivos de los espaoles (III) ; y CIS(2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 21

    El sexo introduce un rasgo caracterstico de la estructura social delsistema deportivo espaol que ya apareci en la primera encuesta deportivarealizada por el Centro de Investigaciones Sociolgicas en 1980. Nos refe-rimos a la existencia de una notable diferencia entre la prctica deportivamasculina y femenina, que en la encuesta de 2010 alcanza el 49% entre loshombres y el 31% entre las mujeres.

    Por lo que se refiere a la edad, se constata el progresivo acercamientoentre las tasas de prctica deportiva de los diferentes grupos respecto a la

    encuesta de 2005. Este acercamiento, no obstante, es ms acusado entrelos mayores de 25 aos, ya que el porcentaje de prctica de los ms jvenes

    Grfco 5 Personas que practican al menos un deporte. En porcentaje respecto al total de cada grupo.2010

    Sexo Hombres

    Mujeres

    De 15 a 17 aos

    De 18 a 24 aos

    De 25 a 34 aos

    De 35 a 44 aos

    De 45 a 54 aos

    De 55 a 64 aos

    De 65 y ms aos

    Nive

    ld

    ees

    tu

    dios

    Sin estudios

    Primaria

    Secundaria

    Formacin Profesional

    Universitarios medios

    Universitarios superiores

    Es

    tatus

    soc

    ioecon

    m

    icoClase alta/media alta

    Nuevas clases medias

    Viejas clases medias

    Obreros cualificados

    Obreros no cualificados

    Menos o igual a 2.000 habitantes

    De 2.001 a 10.000 habitantes

    De 10.001 a 50.000 habitantes

    De 50.001 a 100.000 habitantes

    De 100.001 a 400.000 habitantes

    De 400.001 a 1.000.000 de habitantes

    Ms de 1.000.000 de habitantes

    Grupos

    dee

    da

    d

    Tama

    o

    de

    lm

    un

    icipio

    49

    31

    64

    58

    54

    44

    34

    30

    19

    11

    33

    48

    49

    56

    59

    56

    49

    32

    36

    30

    34

    37

    39

    43

    40

    42

    44

    Total40

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    (15 a 17 aos) y el del grupo que le sigue (18 a 24 aos) es del 64% y del58%, respectivamente, muy similares a los registrados cinco aos antes. Sinembargo, las tasas de prctica del grupo de 25-34 aos (54%) y del grupo

    de 55-64 aos (30%) son seis y ocho puntos superiores a las obtenidas en laencuesta de 2005.

    Como puede apreciarse con facilidad al visualizar el grfico 5, la edades probablemente la variable con mayor relacin lineal con la prctica de-portiva, si bien tiene carcter negativo, ya que a medida que aumenta la edaddisminuye la prctica deportiva. As, mientras la prctica deportiva se sitaen el 64% entre los jvenes de 15 a 17 aos, entre los mayores de 64 aos al-canza un 19%. Aunque este ltimo porcentaje podra parecer muy reducido,debe tenerse en cuenta que en el grupo de las personas mayores de 64 aoses donde se ha registrado un mayor incremento de la prctica deportiva enlos ltimos aos.

    El nivel de estudios es otra variable que diferencia de manera signi-ficativa a la poblacin. As lo pone de manifiesto el hecho de que la tasa deprctica deportiva entre la poblacin con estudios universitarios sea cincoveces superior a la de las personas sin estudios: 59% y 11%, respectivamente.El grupo ms amplio de poblacin, constituido por el que slo tiene estu-dios primarios18, tiene una tasa de prctica deportiva del 33%, claramenteinferior al 40% de la media nacional. Por otra parte, el segundo grupo msnumeroso de poblacin, el de las personas con estudios secundarios, For-

    macin Profesional o estudios universitarios de grado medio el 36% de lapoblacin encuestada, ofrece unas tasas de prctica que oscilan entre el56% de los que tienen estudios universitarios de grado medio y el 48% delos que tienen estudios secundarios, representando un 49% las personas conFormacin Profesional.

    Parecida estratificacin cabe encontrar entre la poblacin cuando esdiferenciada segn su estatus socioeconmico. Esta condicin separa clara-mente la tasa de prctica deportiva del grupo de estatus ms alto (clase altay media alta), con el 56%, de la que presentan los obreros no cualificados,

    30%. De hecho, slo el primer grupo, junto con las nuevas clases medias(49%), tienen porcentajes superiores a la media nacional, en tanto que lasviejas clases medias se sitan en el 32% y los obreros cualificados en el 36%.

    El tamao del municipio de residencia es, de las cinco variables, laque ofrece resultados menos diferenciados. Si exceptuamos los municipiospequeos los de menos o igual a 2.000 habitantes, en los que reside aproxi-madamente el 7% de la poblacin, con una tasa de prctica deportiva del34%, en el resto de los municipios dicha tasa oscila alrededor de la medianacional. En los municipios comprendidos entre 2.001 y 10.000 habitan-

    18 Alrededor del 47% de la poblacin total mayor de 15 aos residente en Espaa.

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 23

    tes (en los que vive alrededor del 15% de la poblacin nacional), la tasa deprctica deportiva asciende al 37%, slo tres puntos por debajo de la medianacional. Respecto a los municipios ms poblados, los que tienen ms de

    un milln de habitantes (Madrid y Barcelona, donde reside cerca del 10%de la poblacin), la tasa de prctica deportiva, aun siendo la ms elevada, el44%, slo se encuentra cuatro puntos por encima de la media nacional. Enel resto de los municipios, los comprendidos entre los 10.001 y el milln dehabitantes (en los que vive un poco menos del 70% de la poblacin), prac-tican deporte el 39% (en los municipios de 10.001 a 50.000 habitantes) y el43% (en los municipios de 50.001 a 100.000 habitantes); los que tienen entre100.001 y 400.000 habitantes y entre 400.001 y un milln de habitantes sesitan, respectivamente, en el 40% y el 42%.

    Quizs sea sta la referencia estadstica ms contundente que pone de

    manifiesto que, en la actualidad, el conjunto de la poblacin espaola, tantola rural como la semiurbana, la urbana y la metropolitana, ha alcanzadoparecidos niveles de prctica deportiva, lo que es una manifestacin clarade que se trata de una sociedad ampliamente deportivizada en su significadosociolgico ms amplio y riguroso.

    3.4 La persistencia del diferencial entre la prctica deportiva dehombres y mujeres

    En el apartado anterior, dedicado al estudio de las prcticas deporti-vas de la poblacin teniendo en cuenta las principales caractersticas socio-demogrficas, se ha podido comprobar la existencia de una diferencia de 18puntos entre las tasas de prctica deportiva de hombres y mujeres en 2010.Tal diferencia se ha mantenido durante las tres ltimas dcadas con unosvalores que han oscilado entre el 15% y el 19% (grfico 6). La estabilidadnumrica de esta tendencia refleja, posiblemente con mayor claridad quecualquier otro indicador social, que los modos que tienen los hombres y lasmujeres en Espaa de entender, vivir y relacionarse con el sistema deportivocomo un todo tiene profundas races culturales. Unas races que surgen en

    buena medida de las diferentes maneras de manifestar lo que se considerauna adecuada y aceptable imagen masculina o femenina de presentarse yrelacionarse en sociedad.

    Es bien conocido, y se encuentra adems ampliamente estudiado, elimportante papel que ha desempeado el deporte en la construccin de undeterminado estereotipo de masculinidad en las sociedades surgidas de laRevolucin Industrial19. Pero habida cuenta de los avances globales que hantenido lugar precisamente desde las dos o tres ltimas dcadas en la desa-

    19 Bonde, H. (1996): Masculine Movements: Sport and Masculinity in Denmark at theTurn of the Century, en Scandinavian Journal of History, 21, p. 63-89.

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    paricin o, al menos, en la disminucin de los estereotipos reforzadores delas desigualdades de gnero avances que, afortunadamente, tambin hantenido lugar en la sociedad espaola surgida de la transicin democrtica,puede resultar un tanto sorprendente el relativo retraso con el que la pobla-cin femenina espaola va adoptando pautas de prctica deportiva tal comolo viene haciendo la poblacin masculina.

    Precisamente, uno de los rasgos que caracterizan los cambios msrecientes en la estructura social espaola es la mayor heterogeneidad de laidentificacin femenina de gnero cada vez ms emancipada de su sumi-sin al patriarcado, como en la masculina, y tanto una como otra cada vezms plurales y autnomas20. Ahora bien, como se trata de un rasgo recurren-te, en los ltimos aos se han realizado diversos estudios que han tratado deidentificar las razones del diferencial de prctica deportiva segn el sexo21.Las investigaciones que han sido realizadas en Espaa con mayor amplitud

    20 Gil Calvo, E. (2006): Mscaras masculinas: hroes, patriarcas y monstruos. Barcelona:Anagrama.

    21 Vzquez, B. (1993):Actitudes y prcticas deportivas de las mujeres espaolas. Institu-to de la Mujer; Vzquez, B. y Buuel, A. (2000): Experiencia y significado del deporte y delejercicio fsico en la vida de las mujeres espaolas, en Fasting, K., Scraton, S., Pfister, G.,Vzquez, B. y Buuel, A.:Experiencia y significado del ejercicio fsico en la vida de las mujeresde algunos pases europeos. Instituto de la Mujer, p. 179-291.

    Grfco 6 Evolucin de la dierencia entre hombres y mujeres que practican al menos un deporte. Enpuntos porcentuales. 1980-2010

    1980 1990 2000 2005 2010

    16 18 19 1815

    25

    20

    15

    10

    5

    0

    Nota: Se ha calculado restando al porcentaje de hombres el porcentaje de mujeres.

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de Garca Ferrando, M. (1991): Los espaoles y el deporte(1980-1990). Un anlisis sociolgico. Ministerio de Educacin y Ciencia; CIS (2000): Estudio 2.397. Los hbitosdeportivos de los espaoles (II); CIS (2005): Estudio 2.599. Los hbitos deportivos de los espaoles (III) ; y CIS(2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    de trabajo de campo y de modelos tericos se han centrado preferentementeen la poblacin femenina adolescente, que debera ser en principio la quepodra estar ms abierta a la adopcin de comportamientos deportivos rela-

    cionados tanto con la salud como con el juego y la mejora corporal.Sin embargo, buena parte de los estudios llevados a cabo coinciden

    en la constatacin de la escasa importancia que otorga una mayora de laschicas adolescentes a las actividades fsico-deportivas, tanto escolares comoextraescolares. A pesar de disponer cada vez de ms facilidades, la prcti-ca deportiva, sin embargo, ocupa posiciones secundarias frente a las acti-vidades ligadas a los estudios y las relaciones sociales. Los resultados delas investigaciones ms recientes ponen de manifiesto que las actividadesfsico-deportivas desempean un papel poco importante en la construccinde la propia identidad, por su escaso encaje con la nocin hegemnica dela feminidad22. Un encaje que todava es ms difcil cuando se trata de mo-dalidades deportivas de larga tradicin masculina como puede ser el ftbol,por la tipificacin de gnero de dicha actividad y los estereotipos corporalesque se asocian a su prctica23.

    Conviene no olvidar la importancia que tienen las experiencias vivi-das en la adolescencia en la determinacin de los hbitos deportivos en lassiguientes etapas de la vida. En uno de los pocos estudios de carcter lon-gitudinal realizado con una muestra amplia de mujeres de 32 a 41 aosque haban sido estudiadas previamente en 1979 en su etapa adolescente se

    encontr que el mejor predictor de prctica deportiva era la participacindeportiva durante la adolescencia, muy por encima del nivel de educacin ydel estatus socioeconmico familiar24. Por eso resultan tan preocupantes losresultados que se van obteniendo acerca de la escasa participacin deportivade las jvenes adolescentes espaolas.

    Con el fin de ampliar la ptica con la que abordar con mayor rigor elestudio especfico de las relaciones entre mujer y deporte, en la encuesta dehbitos deportivos de 2010 se incluyeron nuevos indicadores que permitenampliar el conocimiento sociolgico sobre la percepcin que la poblacin

    general tena de este tema, as como de las medidas que convendra adop-tar para reducir el referido diferencial de prctica deportiva. Puede resultaraparentemente paradjico, pero esa realidad que se viene estudiando y regis-

    22 Martnez de Quel, O., Fernndez, E. y Camacho, M. J. (2010): Percepcin de dificul-tades para la prctica de actividad fsica en chicas adolescentes y su evolucin con la edad, enApunts: Educacin fsica y deportes, 99, p. 92-99.

    23 Camacho, M. J., Fernndez, E. y Rodrguez, M. I. (2006): Imagen corporal y prc-tica de actividad fsica en las chicas adolescentes: Incidencia de la modalidad deportiva, enRevista Internacional de Ciencias del Deporte, 2 (3), p. 1-19.

    24 Scheerder, J.et al. (2006): Sports participation among females from adolescence toadulthood. A Longitudinal Study, en International Review for the Sociology of Sport, 41 (3),p. 413-430.

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    trando desde hace tres dcadas acerca del diferencial de prctica deportivaentre hombres y mujeres no es percibida de una forma mayoritaria por elconjunto de la poblacin. Al preguntar por la percepcin de la extensin dela prctica deportiva en Espaa entre mujeres y hombres, casi la mitad dela poblacin (49%) no percibe diferencias cuantitativas entre ambos sexos,aunque un amplio 36% opina que existe una menor prctica femenina (gr-fico 7). Incluso un reducido 7% cree que la prctica deportiva est ms ex-tendida entre las mujeres, lo que podra deberse a la experiencia que tiene

    el sector de la poblacin adulta que participa en programas deportivos demantenimiento, especialmente en instalaciones de carcter municipal, enlas que efectivamente suele ser ms nutrida la presencia de mujeres que dehombres.

    De todos modos, existe una correcta percepcin de que en las progra-maciones de carcter deportivo de los medios de comunicacin se dedicamucha ms atencin al deporte masculino que al femenino, pues as lo reco-noce el 88% de la poblacin encuestada. Un estudio sobre los contenidos decarcter deportivo en peridicos de informacin general y deportivos desve-l que el 96,3% del espacio estaba dedicado al deporte masculino, frente a un

    nfimo 1,4% en el caso del deporte femenino; el restante 2,3% correspondaa noticias sin connotaciones de gnero25. Se trata de una realidad tan abru-madora que no puede pasar inadvertida para la mayora de la poblacin.

    Afortunadamente, los hbitos deportivos no han dejado de extenderseen estos ltimos aos entre la poblacin femenina, mucho ms all de loque recogen esos bastiones de masculinidad rancia y futbolera que son al-gunos de los peridicos estrictamente deportivos, aunque no lo han hechocon la suficiente intensidad como para acercarse ms a las tasas de prctica

    25 Garca Ferrando, M. y Llopis Goig, R. (2011).

    Grfco 7 Dira usted que en la actualidad en Espaa la prctica deportiva est?. En porcentaje. 2010

    Ms extendida entre lasmujeres que entre los hombres

    Igual de extendidaentre mujeres y hombresMenos extendida entre las

    mujeres que entre los hombres

    No sabe/No contesta

    7

    4936

    8

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    deportiva masculina. Pero, tal como se ha tenido ocasin de comprobaranteriormente en el apartado dedicado al tiempo libre disponible para ac-tividades de ocio, especialmente deportivo, las mujeres en Espaa sufren la

    peor parte de las consecuencias de los desajustes entre los horarios labora-les, escolares y familiares; de ah el resultado de la relativamente baja tasade deporte femenino.

    Y en esta dimensin de la realidad social espaola, la percepcin delos motivos que seala el segmento de poblacin que opina que la prcticadeportiva est menos extendida entre las mujeres que entre los hombres seencuentra perfectamente alineada con los anlisis de los socilogos: el 32%seala que las mujeres disponen de menos tiempo; el 17% indica la dife-rencia de cargas familiares; el 13% destaca la costumbre, la tradicin y lacultura; y otro 10% apunta como responsable del diferencial de prctica a laeducacin machista y los roles de gnero. Un listado de motivos que hay quetener muy en cuenta si se aspira seriamente a disear polticas de estmulodel deporte entre la poblacin femenina.

    Por lo que se refiere a las polticas de estmulo del deporte de altacompeticin entre las mujeres, que, como es obvio, tambin se encuentramuy por detrs de los xitos recientes del deporte de alta competicin mas-culino, tambin encontraran el apoyo de la mayor parte de la poblacin:el 89% considera que se debera fomentar ms el deporte de competicinentre nias y chicas jvenes; el 86% se muestra tambin de acuerdo con la

    idea de que se dedique ms atencin al deporte femenino en los medios decomunicacin; el 83% apoyara que se dieran ms ayudas econmicas paramujeres deportistas; y otro mayoritario 73% est a favor de que se fomentela presencia de mujeres en puestos directivos de federaciones y organismosdeportivos, lo que refleja una clara percepcin de la mayora de la poblacinde que en la actualidad hay muy pocas mujeres en Espaa en puestos direc-tivos de las organizaciones deportivas de todo tipo.

    Deseos y preferencias para los hijos en materia deportiva

    Se ha destacado en pginas anteriores que una buena manera de estu-diar e identificar la atraccin generalizada que ejerce el deporte espectculoy de alta competicin en la opinin pblica espaola ha consistido en cono-cer el grado con el que en las familias espaolas los padres manifiestan suspreferencias, en un plano ideal, sobre que sus hijos se dedicaran al deporteprofesional o de alta competicin. Un tema que se ha tratado en encuestasanteriores, ya que a medida que el deporte ha ido alcanzando un mayor pro-tagonismo en la sociedad espaola, al igual que en otras muchas sociedades,son cada vez ms numerosos los padres que dedican esfuerzos notables paraconvertir a sus hijos e hijas en deportistas de alto nivel, habida cuenta de la

    popularidad y las recompensas econmicas que acompaan a los triunfosde los mejores deportistas.

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    En la encuesta de 2010 se pregunt sobre la preferencia de que fueraun hijo o una hija quien se dedicara al deporte profesional. Se parta del su-puesto de que sera ms numerosa la poblacin que preferira que fuera unhijo varn el que siguiera el camino del deporte profesional. Sin embargo,

    este supuesto no se ha confirmado, ya que, tal como se observa en el grfico8, las preferencias apenas varan entre un caso y otro.

    Los porcentajes de respuesta positiva son muy parecidos: 71% en elsupuesto de una hija deportista profesional y 75% en el caso de un hijo.Por eso, cabe suponer que las enormes y crecientes expectativas de xitoeconmico, social y meditico del deporte profesional estn conduciendo aque tambin se desee, en un plano ideal, que una hija pueda alcanzar unaposicin destacada en la prctica deportiva, por ms que en el plano de larealidad sean muy pocas las mujeres deportistas que consigan una notorie-dad similar o parecida a la que alcanzan los mejores deportistas varones.Pero una cosa son las preferencias que acompaan a situaciones ideales, quetienen pocas posibilidades de realizarse, y otra bien distinta las preferenciasms vinculadas a la vida cotidiana como puede ser el caso de las actividadesextraescolares cuya realizacin se considera ms importante para hijos ypara hijas, ya que, en este supuesto ms prximo a la realidad, es ms fcilque surjan ms ntidas las diferencias de gnero apuntadas. Y as ha sido enefecto, como puede observarse en la tabla 3.

    Existe una coincidencia en el hecho de que las actividades deportivasson las ms elegidas en primer lugar, tanto para los hijos como para las hi-

    jas, pero con diferencias numricas importantes que reflejan con bastanteclaridad la mayor preferencia del deporte para los hijos que para las hijas:

    Grfco 8 Preerencia por la dedicacin de un hijo/a al deporte proesional o de alta competicin. Enporcentaje. 2010

    S, me gustara

    No me gustara,es demasiado

    arriesgadoy/o duro

    En realidad nolo s, habra que

    esperar a viviresa experiencia/

    No contesta

    75

    13 12

    71

    1514

    HIJO

    HIJA

    Nota: La pregunta es: Con independencia de que usted tenga hijos o no y de la edad que stos tengan, legustara o le hubiese gustado que un hijo/a suyo/a hiciera deporte de alta competicin o deporte proesional?. En1990 y 2000 la pregunta no dierenciaba el sexo del hijo.

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    61% y 39%, respectivamente. Siguiendo con las preferencias marcadas enprimer lugar, la segunda actividad sealada es danza o ballet para el casode las hijas (16%), frente a un escaso y simblico 1% para los hijos. Menordesigualdad muestran la msica, el teatro, la pintura y las artes plsticas,aunque en todas estas actividades las preferencias son un poco superiorespara las hijas en comparacin con los hijos.

    Existe, pues, una clara preferencia para que el deporte atraiga mayo-

    ritariamente las actividades extraescolares de los hijos varones, como assucede en realidad, en tanto que las preferencias por las actividades de lashijas ofrecen una mayor diversidad. Esta situacin conduce de hecho a favo-recer la masculinidad del deporte en la sociedad espaola, aunque la mayordiversificacin de la oferta de actividades extraescolares parece que va ad-quiriendo un papel ms importante en la apertura hacia comportamientosindividualizados, ms all de los criterios tradicionales de diferencias degnero.

    3.5 La progresiva ampliacin del rango de edad de la poblacinque hace deporte

    La permanencia de una concepcin machista del deporte en ampliossegmentos de la sociedad espaola contrasta con el fuerte cambio que hatenido lugar en la consideracin de la prctica deportiva segn la edad.Mientras que en la dcada de los aos ochenta la prctica deportiva era con-siderada como una cosa de jvenes, inadecuada para las personas mayores,de quienes se pensaba que lo mejor o lo nico que podan hacer a ese res-

    pecto era pasear y, como mucho, algo de gimnasia de mantenimiento, se hapasado a una cierta normalizacin de la prctica deportiva en la poblacin

    Tabla 3 Y, entre las siguientes, qu actividad extraescolar le parecera ms importante que realizara ohubiese realizado su hijo/a? Y en segundo lugar?. En porcentaje. 2010

    Hijo Hija

    Primer lugar Segundo lugar Primer lugar Segundo lugar

    Teatro 5 11 8 11

    Danza/Ballet 1 2 16 15

    Pintura/Artes plsticas 6 15 8 13

    Actividades deportivas 61 12 39 16

    Msica 11 31 13 21

    No sabe 14 24 15 21

    No contesta 2 5 3 4

    Total 100 100 100 100

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    mayor de 65 aos, tal y como puede comprobarse con los resultados que

    aparecen en la tabla 4.

    Si fijamos nuestra atencin en las tasas de prctica deportiva de cadagrupo de edad, las diferencias de 1980 a 2010 resultan especialmente rele-vantes entre la poblacin de 45 a 64 aos: en el grupo de 45-54 aos pasade un 8% en 1980 a un 34% en 2010; en el grupo de 55-64 aos, de un 4% aun 30%. Y aunque la diferencia es numricamente menor en la poblacinde 65 y ms aos, conviene tener en cuenta que se ha pasado de la ausenciacasi total de practicantes de dichas edades en 1980 al 19% de 2010. Desdeel punto de vista social y cultural, esto puede considerarse, en trminos de

    concepcin del significado de la tercera edad o edad de jubilacin, comouna clara manifestacin de larevolucin silenciosa que est teniendo lugaren la sociedad espaola, al igual que en otras sociedades avanzadas y de-mocrticas, en los estilos de vida de las personas de ms edad, unos estilosde vida cada vez menos diferenciados, desde el punto de vista de entender yvivir las prcticas deportivas, de los del resto de generaciones ms jvenes.Se trata de una revolucin cuya comprensin sociolgica conviene situaren el marco de los cambios culturales que acompaan al despliegue de laposmodernidad, en la que la identidad individual, tanto si sta es la de serjoven o viejo, hombre o mujer, deportista o no deportista, etc., deja de estar

    biolgica e incluso socialmente determinada para definirse progresivamenteen trminos culturales26.

    La ampliacin del rango de edad de la poblacin que practica deporteno slo se est produciendo en las franjas de mayor edad. Si se presta aten-cin a lo que ha sucedido en los ltimos aos en los grupos de menor edad,se comprueba que se ha producido un claro adelanto en la edad de inicio dela prctica deportiva. Una sencilla observacin directa y personal en cuales-quiera de las muchas instalaciones deportivas de mbito pblico o privado

    26 Melucci, A. (1996): Challenging Codes: Collective Action in the Information Age. Cam-bridge: Cambridge University Press.

    Tabla 4 Evolucin de la poblacin que practica al menos un deporte por grupos de edad. En porcentaje.1980-2010

    1980 2010

    De 15 a 24 aos 52 60

    De 25 a 34 aos 34 54

    De 35 a 44 aos 13 44

    De 45 a 54 aos 8 34

    De 55 a 64 aos 4 30

    De 65 y ms aos 19

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de Garca Ferrando, M. (1982): Deporte y sociedad. Ministeriode Cultura; y CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 31

    que existen en nuestras ciudades bastar para identificar la presencia denumerosos nios y nias realizando entrenamientos bajo la atenta supervi-

    sin de entrenadores, muchos de ellos especializados en la educacin fsica ydeportiva infantil. Este adelanto de la edad de inicio en la prctica deportivaest relacionado con las mejoras que han tenido lugar tanto en la educacinfsica escolar como en la oferta pblica y privada de actividades deportivaspara nios y nias. Tambin habra que aadir el protagonismo mediticoalcanzado en los ltimos aos por jvenes que adquieren notoriedad a eda-des tempranas, por sus triunfos deportivos o por los contratos millonariosque suscriben con sus patrocinadores.

    Por ello, en la encuesta de 2010 se pregunt a los practicantes de al-

    guna actividad deportiva por la edad a la que comenzaron a hacerla. Losresultados obtenidos permiten comprobar la variedad de edades a las quese produjo dicha incorporacin, variedad que se acenta al considerar porseparado a hombres y mujeres (tabla 5). El grupo ms numeroso (42%) co-menz a practicar deporte cuando tena entre 6 y 10 aos, porcentaje que ad-quiere valores diferentes segn se trate de hombres (45%) o mujeres (39%).El segundo grupo ms numeroso (22%) empez cuando contaba entre 11 y15 aos, el 24% de los hombres y el 19% de las mujeres. Con 5 aos o menoscomenz el 12% de los participantes: el 14% de hombres y el 11% de muje-res. El resto, 21%, tena 16 o ms aos cuando comenz a practicar deporte.

    As pues, la variable sexo aade otro matiz a las formas diferenciadasque tienen hombres y mujeres de construir socialmente sus respectivos h-bitos deportivos, pues son ms los hombres que comienzan a hacer deportea edades tempranas. Ms concretamente, un 59% de los hombres inici suprctica deportiva con 10 aos o menos, frente al 50% de las mujeres que lohizo en esa misma franja de edad.

    Pero ms diferenciadora que el sexo es la dimensin generacional, unavariable que permite comprobar el alcance del cambio que est teniendolugar en la edad de inicio del deporte. A lo largo de las dos ltimas dcadas

    se han incrementado significativamente los practicantes que se iniciaron enel deporte con 10 aos o menos (tabla 6).

    Tabla 5 Aproximadamente, a qu edad comenz usted a hacer deporte?, por sexo. En porcentaje. 2010

    Total Hombres Mujeres

    5 aos o menos 12 14 11

    De 6 a 10 aos 42 45 39

    De 11 a 15 aos 22 24 19

    16 y ms aos 21 15 29

    No recuerda/No contesta 2 2 2

    Total 100 100 100

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

  • 7/29/2019 El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico. 2011

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    32 Informe Espaa 2011

    De la informacin contenida en la tabla se puede apreciar con claridadel hecho de que las generaciones ms jvenes se han iniciado en la prcticadeportiva mayoritariamente, el 84%, cuando contaban 10 aos o menos, entanto que son mayora entre las generaciones de mayor edad los que lo hicie-ron a edades ms tardas. El 29% de los practicantes de 15 a 17 aos y el 22%de los de 18 a 24 aos comenzaron a hacer deporte cuando tenan 5 aos omenos, algo que slo ocurri en el 3% de los practicantes de 65 y ms aos yen el 6% de los que cuentan entre 55 y 64 aos. En cambio, slo el 2% de losjvenes entre 15 y 17 aos y el 7% de los que tienen entre 18 y 24 aos comen-zaron a hacer deporte cuando tenan 16 aos o ms, situacin mayoritaria en-tre el grupo de 65 aos y ms (48%) y el de 55 a 64 aos (37%). Cabe destacarque en el amplio grupo poblacional entre 15 y 54 aos, el mayor porcentaje,que oscila entre el 55% y el 41%, se inici en el deporte cuando tena entre 6y 10 aos de edad, la franja en la que es ms frecuente empezar actualmentela prctica deportiva en sociedades como la espaola, que cuentan con unsistema de educacin fsica y deportiva escolar desarrollado y generalizado.

    3.6 La diversificacin de las modalidades deportivas

    Las federaciones deportivas han sido el ncleo sobre el que se ha idoconstruyendo el cada vez ms complejo entramado deportivo desde que enpleno siglo XIX comenzara el proceso de desarrollo del deporte contempo-rneo. Este proceso ha tenido una cierta continuidad en lo que se refiereal desarrollo del deporte e influencia de las federaciones deportivas hastala segunda mitad del siglo XX, cuando la progresiva configuracin de unasociedad de naturaleza posmoderna propici el auge y desarrollo de nuevasformas de actividad fsico-deportivas, bastante alejadas muchas de ellas de

    las bases conceptuales y organizativas que haban caracterizado a los tradi-cionales deportes federados de corte competitivo.

    Tabla 6 Aproximadamente, a qu edad comenz usted a hacer deporte?, por edad. En porcentaje.2010

    5 aos

    o menos

    De 6 a

    10 aos

    De 11 a

    15 aos

    16 y ms

    aos

    No recuerda/

    No contestaTotal

    De 15 a 17 aos 29 55 13 2 0 100

    De 18 a 24 aos 22 48 23 7 1 100

    De 25 a 34 aos 16 50 20 13 1 100

    De 35 a 44 aos 11 46 22 18 2 100

    De 45 a 54 aos 8 41 25 24 2 100

    De 55 a 64 aos 6 31 23 37 4 100

    De 65 y ms aos 3 21 24 48 4 100

    No contesta 13 63 25 100

    Total 12 42 22 21 2 100

    Fuente: Elaboracin Fundacin Encuentro a partir de CIS (2010): Estudio 2.833. Hbitos deportivos en Espaa (IV).

  • 7/29/2019 El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico. 2011

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    El deporte en Espaa. Un enfoque sociolgico 33

    Las encuestas de hbitos deportivos han dedicado una atencin es-pecial al conocimiento de las modalidades deportivas ms practicadas porla poblacin espaola. Para ello, hasta el ao 1995 se utiliz un listado que

    contena un total de 25 modalidades de carcter federativo y en el que sloaparecan la gimnasia de mantenimiento y la natacin recreativa como acti-vidades fsico-deportivas no federadas. Fue en la encuesta de ese ao cuan-do comenz a ampliarse el listado de modalidades deportivas, dando pasoa actividades como el ciclismo recreativo, la gimnasia de mantenimientopracticada en centros deportivos como alternativa a la gimnasia en casa,el aerbic, la expresin corporal y los deportes para discapacitados, entreotros muchos. Esa incorporacin de nuevas actividades fsico-deportivas seha mantenido hasta la encuesta de 2010, en cuyo cuestionario aparecen yaun total de 46 actividades, habida cuenta de la enorme eclosin de discipli-

    nas deportivas que ha caracterizado la oferta pblica y privada de la ltimadcada.

    La tabla 7 contiene un ranking de las diez modalidades deportivasms practicadas en Espaa. Todas registran un porcentaje superior al 5%.Su anlisis permite constatar el extraordinario cambio que se ha produci-do en la primera posicin de las prcticas fsico-deportivas de la sociedadespaola. As, la natacin, con una tasa del 22,9% (frente al 32,6% de 2005,cuando era la actividad deportiva ms practicada por los espaoles), ha sidorelegada al tercer lugar en beneficio de lo que genricamente podramosdenominar gimnasia y actividad fsica guiadas, que con un 34,6% es la mo-

    dalidad ms practicada en 2010.

    Este porcentaje del 34,6% representa la suma lgica de las seis acti-vidades que podran englobarse bajo la categora conjunta de gimnasia oactividad fsica guiadas. La primera de ellas es la gimnasia practicada en uncentro deportivo, tanto si se lleva a cabo de manera suave como si se realizade manera intens