el ciclo de elias, texto y comentario primer dia

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El Ciclo de Elas PROFETAS ANTERIORES O LIBROS HISTORICOS Segn la tradicin catlica cristina los libros de Josu, Jueces, Samuel y Reyes vienen denominados libros histricos1 ya que en ellos se habla de la historia y desarrollo del pueblo de Israel. En la tradicin hebrea2 estos libros son designados como los Profetas anteriores en contraposicin con los Profetas posteriores (Isaas, Jeremas, Ezequiel y los doce profetas menores). La denominacin profetas anteriores se debe al hecho que segn una tradicin estos libros fueron escritos por profetas: el libro de Josu por el mismo Josu; los libros de Jueces y de Samuel por Samuel; y los libros de los Reyes por Jeremas. La exegesis moderna no acepta la autora tradicional de dichos libros pero al mismo tiempo no rechaza su denominacin tradicional ya que, de hecho, stos tienen un carcter proftico y en ellos encontramos frecuentemente la intervencin de algunos profetas as como el marco en que se ejerci el ministerio de los profetas escritores antes del Destierro. Los profetas anteriores o libros histricos hacen una lectura teolgica de la historia del pueblo de Israel. En ellos se encuentran retratadas las relaciones del pueblo elegido con Yahv. Los libros histricos no hablan de los problemas econmicos y sociales que transformaron la historia de Israel y de los pueblos vecinos. El mensaje de estos libros es predominantemente religioso: ellos tratan de explicar cmo intervine Dios en la historia de los hombres. La voz proftica que narra las vicisitudes del pueblo elegido, a nivel macro, denuncia y explica el porqu del exilio del reino de Israel (norte) y posteriormente el porqu de la desaparicin exilio del reino de Jud. En un marco de 700 aos se puede contemplar la fidelidad de Dios y la infidelidad del pueblo elegido a las estipulaciones de la alianza que viene defendida y promovida por los profetas.

ANALISIS NARRATIVO El documento de la Pontificia Comisin Bblica La interpretacin de la Biblia en la Iglesia (1993) subrayaba la importancia de este mtodo de lectura: porque corresponde a la naturaleza narrativa de un gran nmero de textos bblicos. Puede contribuir a facilitar el paso, frecuentemente difcil, del sentido del texto en su contexto histrico -tal como el mtodo histrico-crtico procura definirlo-, al alcance del texto para el lector de hoy. La exgesis narrativa propone un mtodo de comprensin y de comunicacin del mensaje bblico que corresponde a las formas de relato y de testimonio, modalidades fundamentales de la comunicacin entre personas, caractersticas tambin de la Sagrada Escritura. El Antiguo Testamento, en efecto, presenta una historia de salvacin cuyo relato eficaz se convierte en sustancia de la profesin de fe, de la liturgia y de la1

En la tradicin catlica los llamados libros histricos son: Josu, Jueces, Rut, Samuel 1 y 2, Reyes 1 y 2, Crnicas 1 y 2, Esdras, Nehemas, Tobas Judith, Ester, Macabeos 1 y 2. 2 La Biblia hebrea est dividido en tres partes: La Tora (Gnesis, xodo, Levtico, Nmeros, Deuteronomio); Los Profetas (Anteriores: Josu, Jueces, Samuel 1 y 2 reunidos, Reyes 1 y 2 reunidos; Posteriores: Isaas, Jeremas, Ezequiel, los doce profetas Oseas, Joel, Ams, Abdas, Jons, Miqueas, Nahm, Habacuc, Sofonas, Ageo, Zacaras y Malaquas); Los Escritos (Salmos, Job, Proverbios, Rut, Cantar de los Cantares, Eclesiasts, Lamentaciones, Ester, Daniel, Esdras-Nehemas, Crnicas.

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El Ciclo de Elas catequesis (cf. Sal 78,3-4; Ex 12,24-27; Dt 6,20-25; 26,5-11). Por su parte, la proclamacin del kerigma cristiano comprende la secuencia narrativa de la vida, de la muerte y de la resurreccin de Jesucristo, acontecimientos de los cuales los evangelios nos ofrecen el relato detallado. La catequesis se presenta tambin bajo forma narrativa (cf. 1 Cor 11,23-25). [...] Particularmente atento a los elementos del texto que conciernen a la intriga, a los personajes y al punto de vista adoptado por el narrador, el anlisis narrativo estudia el modo como se cuenta una historia para implicar al lector en el mundo del relato y en su sistema de valores En efecto, al estudiar cmo narran los autores bblicos los acontecimientos de la historia de la salvacin, se aprende a leer estos relatos como verdaderos testimonios. Los escritores bblicos no se contentaron con narrar la salvacin (aspecto informativo del relato), sino que tambin quisieron narrar con vistas a la salvacin: es el aspecto performativo del relato, que implica al lector y apela a abrir su existencia a esta Buena Nueva. La prioridad del Texto El anlisis narrativo es una corriente relativamente reciente que ha llevado a un primer plano el inters por el propio texto y ha contribuido as a enriquecer el abanico de las herramientas puestas a disposicin de los exegetas de hoy. En efecto, la preocupacin histrica conduce a numerosos exegetas a considerar los textos bblicos como documentos o testimonios del pasado de Israel. Se plantean as como objetivo reconstruir la gnesis de estas obras a fin de poder sacar de ellas informaciones acerca de sus autores, su entorno histrico, su teologa, etc. Pero un viento nuevo que sopla en el mundo de la crtica literaria ha llevado a algunos lectores de la Biblia a releer los textos, no slo como un medio de llegar al pasado, sino tambin como un fin en s mismo, como una obra con su valor propio. Los principios fundamentales de esta tendencia crtica son, en resumidas cuentas, bastante simples. El objeto de estudio exclusivo es el texto en la integridad de su forma final. Aqu, sea cual sea la compleja gnesis del texto, se despliega un mundo con una coherencia propia que se trata de explorar. A partir de este estudio es cuando conviene juzgar el valor de una obra, y no desde la hipottica intencin del autor o de las condiciones histricas o sociolgicas de su produccin. Mejor conocidos en el mundo francfono, la lectura semitica y el anlisis retrico (o estructural) son muestras sin ninguna duda de esta corriente. En los pases anglosajones, la lectura cannica (B. S. Childs) y, sobre todo, la aproximacin narrativa han conseguido un xito creciente desde comienzos de los aos 80. Precursores del anlisis narrativo El anlisis narrativo tiene lejanos precursores. Aristteles puso sus bases en su Potica al elaborar conceptos tan fundamentales como la intriga, el personaje, el reconocimiento, el desenlace, etc. Por su parte, la exgesis rabnica e incluso patrstica (cf. el De doctrina christiana de Agustn) practicaron sin saberlo el anlisis narrativo. En nuestros das Robert Alter, crtico literario, especialista en la novela de Stendhal, en su libro The Art of Biblical Narrative, present de manera sistemtica y atrayente las claves esenciales que permiten poner de relieve las cualidades reales2

El Ciclo de Elas de los relatos de la Biblia hebrea. Desde entonces, estos estudios se han desarrollado. Y si, al principio, los tericos del mtodo eran especialistas en la crtica literaria, como W. C. Booth, G. Genette o W. lser , pronto otros como A. Berlin, M. Sternberg y S. Bar-Efrat han tratado de afinar estas teoras en funcin del carcter particular de los relatos bblicos. ptica del anlisis narrativo Qu perspectiva le es propia al anlisis narrativo en su aproximacin a un relato? Por decirlo de otra manera: qu preguntas plantea esta lectura al texto que aborda? Como sabemos, existen muchas maneras de narrar una misma historia, y la forma de narrar no es indiferente al sentido que se deduce y al efecto producido. Por el contrario, muchas veces es determinante. La lectura narrativa toma en cuenta esta distincin entre la historia narrada, por una parte, y la narracin, por otra, es decir, el relato concreto que se hace de esta historia. ste depende del narrador, de la voz que narra la historia y que, desde entonces, pone en marcha una forma precisa de narrar. As pues, esencialmente, el anlisis del relato se pregunta por el cmo de la narracin. Para l, un relato es el vehculo de una comunicacin entre un emisor (el narrador) y un receptor (el lector), y uno de los principales objetivos de la lectura es estudiar la estrategia narrativa, es decir, las modalidades concretas que el narrador establece en el relato para comunicarse con el destinatario y presentarle su mundo de valores y sus convicciones. Preguntas a un relato Por lo que respecta a la historia narrada, cmo est construido el relato? Cmo ha estructurado el narrador la intriga? Lleva sta a transformar una situacin, al desenlace de un conflicto o a desvelar una verdad oculta? Qu ritmo adopta el narrador en los diferentes momentos de su relato y cul es el efecto que as produce? Cmo hace para crear y mantener el suspenso y por lo tanto, la atencin del lector? Cmo lleva a este ltimo a descubrir lo que est oculto en el relato? Qu uso hace de la repeticin, dentro de su relato o entre diversos episodios de la historia bblica? Qu personajes pone en escena el narrador y cmo los hace relacionarse entre s? A qu procedimientos recurre para caracterizarlos? Descripcin directa, dilogos, monlogos interiores, oposicin con otros actores, apreciaciones explcitas, forman parte del arsenal de las tcnicas a disposicin del narrador: cules son las que privilegia? En particular, cmo hace el narrador para poner en escena al personaje Dios? Por lo que respecta al propio narrador, a partir de qu perspectiva considera las cosas y los acontecimientos? Narra l mismo su desarrollo o muestra la accin tal como se produce entre los personajes en dilogo? Interviene el narrador, toma postura con relacin a lo que narra, propone juicios de valor para guiar la lectura, o por el contrario se queda fuera dejando al lector la preocupacin por apreciar lo que sucede? En resumen, cmo se sita para intentar hacer que el lector comparta su sistema de valores? De manera ms global, el anlisis narrativo manifestar una atencin especial a las repeticiones dentro del mismo relato, a las convenciones narrativas que se aplican y a las relaciones con otros relatos comparables en todo o en parte.3

El Ciclo de Elas

El lector y su tarea Gracias a esta aproximacin mltiple, el anlisis del relato permite descubrir cunto del sentido de un texto se construye en el propio acontecimiento de la lectura. Pues el lector no es un receptor pasivo. Es como arrastrado por el narrador a entrar en un proceso activo, dinmico, de produccin de sentido a partir de elementos y signos dispuestos a lo largo de la narracin. En este sentido, la aproximacin narrativa no propone una lectura fra y tcnica de los relatos. Al contrario, retardando el placer de leer, introduce en un verdadero dilogo con el texto, proporcionndole los medios para que diga lo que dice. Pero al aceptar jugar el juego que propone el narrador, el lector autoriza a ste a preguntar, incluso a trastornar sus representaciones, sus valores y su verdad al proponerle otras. Tomado en serio, un dilogo semejante no deja impasible a nadie. Por lo tanto, esta nueva lectura podra implicar mucho ms all de la prctica de sus procedimientos, una nueva hermenutica bblica, una manera diferente de considerar la antropologa y la teologa bblicas. No slo como una mirada puramente histrica sobre la manera en que el antiguo Israel consider a Dios y al hombre en sus relaciones mutuas, sino tambin como un proceso actual en que una verdad del hombre y de Dios se hace presente en la experiencia misma del dilogo entre el narrador bblico y su lector.

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El Ciclo de Elas EL CICLO DE ELIAS LA LUCHA CONTRA LA IDOLATRA Y LA OPRESIN

El Ciclo de Elas3 forma parte del denominado Libro de los Reyes4 1 R 16,29 2 R 2,18. Normalmente la mayora de los comentarios hacen comenzar el ciclo de Elas en el captulo 17 pero desde el punto de vista dramtico los versculos 16,2934 sirven de exposicin5 a todo el Ciclo que viene cerrado con la ascensin de Elas y su posterior verificacin por parte de los hijos de los profetas de Jeric (2 R 2,18). El Ciclo de Elas puede ser divido en las siguientes secuencias narrativas6: I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. El reinado de Ajab (1 R 16,29-34) La gran sequa. La oposicin de Elas (1 R 17,1-18,46) Elas en el Horeb (1 R 19,1-21) Guerras arameas (1 R 20,1-42) La via de Nabot (1 R 21,1-29) Nueva guerra aramea (1 R 22,1-39) Despus de la muerte de Ajab (1 R 22,40- 2 R 1,18) Elas arrebatado al cielo (2 R 2,1-18)

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Para el comentario del Ciclo utilizaremos la traduccin presentada por la Biblia de Jerusaln, Bilbao 1975. Sin embargo, en algunas ocasiones, que diremos expresamente, haremos una traduccin del texto de la Biblia Hebraica Stuttgartensia. La razn de base es que la Biblia de Jerusaln presenta una texto crtico resultado de un anlisis histrico crtico, mientras que la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHQ) no modifica el texto sino que reproduce el ms antiguo manuscrito de la Biblia Hebrea (Cdigo de Leningrado). 4 En la mayora de las Biblias encontramos el Libro de los Reyes divido en dos partes. Se trata de una divisin realizada por motivos prcticos (demasiado voluminoso para tenerlo en un solo rollo). Lo mismo ha sucede con el Libro de Samuel y Las Crnicas. En las biblias que siguen el texto griego de los Setenta o la Vulgata latina designan Reyes como 3 y 4 Libros de los Reyes. Estas versiones consideran que Samuel y Reyes formaban una sola obra en cuatro tomos; algo que puede ser justificado desde el punto de vista literario. 5 Daniel Marguerat, Cmo leer los relatos bblicos, esquematiza los diferentes momentos de trama: a) Situacin inicial o exposicin: circunstancias de la accin (marco, personajes); llegado el caso, se seala una carencia (enfermedad, dificultad, ignorancia) cuyo intento de supresin mostrar el relato. b) Nudo: elemento desencadenante del relato, que introduce la tensin narrativa (desequilibrio en el estado inicial o complicacin en la bsqueda). c) Accin transformadora: resultado de la bsqueda, que cambia la situacin inicial: la accin transformadora se sita en el plano pragmtico (accin) o cognitivo (evaluacin). d) Desenlace (o resolucin): supresin de la tensin mediante la aplicacin de la accin transformadora al sujeto. e) Situacin final: enunciado del nuevo estado adquirido por el sujeto a raz de la transformacin. Estructuralmente, ese momento corresponde a la inversin de la situacin inicial por supresin de la carencia.6

Se designa con el nombre de secuencia una unidad narrativa compuesta por varios micro-relatos, articulados entre s por un tema comn o unidos por la presencia de un mismo personaje, MARGUERAT, Cmo leer los relatos bblicos, p. 61. 5

El Ciclo de Elas I EL REINADO DE AJAB (1 R 16,29-34) Situacin inicial o exposicin general del Ciclo de Elas (1 K 16,29-34)29

Ajab, hijo de Omr, empez a reinar sobre Israel el ao treinta y ocho de As, rey de Jud, y rein sobre Israel en Samara veintids aos. 30 Ajab hizo lo que es malo a los ojos del Seor, ms que todos sus predecesores; 31 y, no bastndole imitar los pecados de Jerobon, hijo de Nabat, tom por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, y sirvi y ador a Baal. 32 Levant un altar a Baal en el templo de Baal que edific en Samara. 33 Hizo tambin una Asera7; y de este modo Ajab sigui irritando al Seor, Dios de Israel, ms que todos los reyes de Israel que le haban precedido. 34 En su tiempo Jiel, de Betel, reedific a Jeric; pero a costa de su primognito Abirn ech los cimientos, y de Segub, su hijo menor, asent las puertas, como haba dicho el Seor por medio de Josu, hijo de Nun. vv. 29-30 El prembulo o exposicin del ciclo de Elas constituye un juicio general y denuncia del Reino de Ajab. Al inicio el narrador especifica que el reinado de Ajab dur 22 aos. Segn el autor el comportamiento de Ajab fue peor que el de sus predecesores. La historia de Ajab se prolonga a travs de varios captulos de Reyes, en contraste con la historia de otros reyes que vienen mencionados superficialmente. La historia de la casa de Omr, padre de Ajab, termina el 2 R 10 donde se habla de su exterminio por parte de Jeh. Desde la ptica del narrador las faltas de Ajab fueron tan graves que han merecido un tratamiento extenso. v. 31 Ajab viene retratado como un continuador de las polticas de Jerobon que caus el sisma religioso con la institucin de dos becerros de oro (uno para Betel y otro para Dan). Si bien Jerobon no pretenda cambiar de divinidad (ya que los becerros de oro eran un sustituto del arca de la alianza) el smbolo que utiliz era ambivalente siendo utilizado tambin por los baalistas abriendo de esta forma la puerta a la idolatra. Ajab hizo una alianza con el rey de Tiro que fue sellada con el matrimonio con Jezabel, la hija de Etbaal. La reina Jezabel fue una gran promotora del Baalismo en Israel. Las acciones de Ajab trajeron un gran desarrollo econmico (reconstruccin y fortificacin de ciudades 1 R 16,34; 22,39) que puede ser atestiguado por la arqueologa moderna. Pero tal desarrollo econmico acerc al pueblo a la idolatra y lo alej de la Alianza vv. 31b.-33 Segn el narrador uno de los ms grandes pecados de Ajab fue su culto a Baal, la idolatra. La adhesin del rey a la religin de su esposa viene manifestada con la edificacin de un altar y un templo en Samaria en honor a Baal, que posteriormente fueron destruidos por Jeh (2 R 10,27). El rey tambin edifico una Asera que era considerada, por el pueblo sincretista, como la esposa de Yahv o de Baal. La idea de fondo era la promocin de ritos de fertilidad. v. 34 La mencin de la muerte de los hijos de Jiel durante la reedificacin de Jeric denuncia el ambiente politesta del aquel tiempo que permite el sacrificio de nios durante la edificacin de las ciudades. Segn la costumbre de algunos pueblos se ponan los nios vivos o muertos en jarros en la mampostera como una oferta a los7

Biblia de Jerusaln:estela.

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El Ciclo de Elas dioses y con el contra el mal ojo. Por otra parte hace ver al lector como la palabra divina pronunciada por la boca de Josu (Jos 6,26) es eficaz. Dios continua interviniendo en la historia no obstante la indiferencia el abandono la idolatra del pueblo.

II LA GRAN SEQUA (1 R 17,1-18,46) Un nuevo personaje entra en la historia que desafa la propagacin del baalismo. Este individuo no es solamente un profeta sino que ser considerado, con el paso del tiempo, un grande profeta, modelo para otros profetas (Ml 4,5-6). Elas aparece en la escena de la historia sin ser anunciado (1 R 17,1). Por su palabra comienza una sequa que demostrar la supremaca de Yahv sobre Baal. En el Monte Carmelo los profetas de Baal son derrotados, la victoria de Yahv es clara, sin embargo el baalismo no desaparece. El profeta es un hombre valiente pero al mismo tiempo frgil. l experimenta miedo y decepcin (19,1-18). La fuerza del profeta no est en s mismo sino en Dios. Dos grandes personalidades se oponen a Elas: Ajab y Jezabel su esposa. Para Ajab, el profeta es el azote problema de Israel (18,17). Jezabel amenaza a Elas cuando se entera que sus profetas han sido eliminados por la orden de Elas (19,1-2). Ajab y Jezabel conspiran para despojar a Nabot de su via (21,1-26). La muerte de justo desata la condena de Elas que profetiza el exterminio de la familia del rey (21,21). Cuando Elas es milagrosamente trasportado al cielo (2 R 2,11-12), Ajab ya tiene tiempo de haber sido asesinado (1 R 22,29-40). Jezabel sobrevivir otros ocho aos para ser asesinada posteriormente por Jeh (2 R 9,30-37). El contraste entre la muerte de Elas y la de sus enemigos no puede ser ms revelador. Elas, el siervo fiel de Dios asciende al cielo mientras que Ajab y Jezabel, los enemigos del Yahvismo y sus profetas, mueren en las manos de sus enemigos. La palabra proftica se concretiza en la historia, mientras los malvados reciben las consecuencias de sus actos. El baalismo no perdurara. El anuncio del castigo (1 R 17,1) 17:1 Elas, el tesbita, de Tisb, en Galaad, dijo a Ajab: Vive el Seor, Dios de Israel, delante del cual estoy8!: en estos dos aos no habr lluvia ni roco, mientras yo no lo diga. v. 1: La afirmacin inicial de Elas no tiene paralelo en la literatura proftica. Se trata de un juramento en el nombre de Yahv (que vive). Elas proclama que no habr lluvia, ni roco hasta que l lo diga. Los relatos que siguen 1 R 17,2-18,46 confirmarn la palabra de Elas. La fuerza del juramento de Elas radica en el hecho8

Biblia de Jerusaln: a quien sirvo.

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El Ciclo de Elas que Yahv vive y que l se encuentra en su presencia. Estar en la presencia de Yahv es una forma de decir que se esta a su servicio. La localizacin del poblado de Tishbe es incierta. Tan solo se sabe que Tishbe se encuentra en la regin de Galad. La aparicin de Elas en la historia del relato es repentina, podemos decir que el profeta es un desconocido de un pueblo desconocido. La nica carta de identidad de Elas es su nombre que significa mi Dios es Yahve. Lo fundamental de Elas no es su origen sino su relacin con Yahv. Para Elas, Dios tiene un nombre: Yahv. Durante todo el Ciclo siempre se hablar de Yahv y no de Dios o de el Seor ya que segn la espiritualidad eliana, estos son nombres polivalentes. Baal en la lengua aramea significa Seor (socio, dueo, marido). La lluvia es sinnimo de la vida, ya que donde hay lluvia, hay vida. Elas enfatiza que Yahv vive, sin embargo al mismo tiempo anuncia un tiempo de sequa. Yahv es un Dios que vive an en medio de sequa. El profeta pretende mostrar, no solamente que Yahv es el Dios de la vida, sino ms an, el Dios viviente. La experiencia que propone Elas a Ajab resulta paradjica: aceptar que Yahve es quin da la vida, ms an el viviente en medio de una situacin de muerte (sequa). Despus que Elas haya demostrado que Yahv es el Dios viviente, l mismo deber abrirse a la experiencia de Yahv en la paradoja - persecucin: en el Horeb escuchar a Dios en el sonido del silencio (1 R 19,12). Los seguidores de Baal, dios de la tormenta, crean que l hacia llover. En los tiempos de sequa se consideraba que Baal estaba muerto y que necesitaba ser despertado. Yahv siempre vive, sea en la sequia que en la lluvia. Si Yahv detiene la lluvia y Baal no puede hacer nada al respecto, eso significa que Yahv es el verdadero Dios, el Dios de la vida y de la muerte. El dominio de Yahv sobre Baal ser del todo evidente en el desafo del Monte Carmelo, tierra considerada dominio de Baal. Elas en el torrente Kerit (1 R 17,2-6) Y Yahv9 le dijo: 3 Sal de aqu y vete al oriente a esconderte en el torrente Querit, que est al este del Jordn. 4 Bebers del torrente; yo he dado orden a los cuervos de que te alimenten all. 5 Elas sali y, tal como el Seor le haba ordenado, se estableci en el torrente Querit, al este del Jordn. 6 Los cuervos le traan pan por la maana y carne por la tarde, y beba del torrente. Caresta en el pas. Elas sale de la tierra prometida siguiendo el mandato divino y se esconde en Jordania. La estructura de la escena es de profeca (17,2-4) cumplimiento (17,56). Elas encuentra sustento en la obediencia a Yahv. En medio de la caresta Yahv no se olvida de su profeta, pues l controla todos los recursos naturales.2

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Biblia de Jerusaln: Seor.

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El Ciclo de Elas En este relato podemos decir que no hay drama, por lo que debe ver esta escena como parte de una trama ms grande. En efecto la situacin relatada sirve de exposicin para las escenas posteriores. v. 3: La orden dada a Elas de esconderse implica que su mensaje proftico (17,1) lo ha puesto en peligro. Ajab buscar anular el decreto actuando contra quien lo ha proclamado. v. 6: Elas no es privado de nada de lo que necesita para su sustento, por el contrario, en medio de la caresta es alimentado abundantemente

En Sarepta, el milagro de la harina y el aceite (1 R 17,7-16) Pero al cabo de algn tiempo se sec el torrente por no haber llovido en el pas. 8 Entonces Yahv10 le dijo: 9 Levntate y ve a Sarepta, de Sidn, a establecerte all. He dado orden all a una mujer viuda de que te alimente. 10 Elas se levant y se fue a Sarepta. Cuando entraba por las puertas de la ciudad, vio a una mujer viuda, que estaba recogiendo lea. La llam y le dijo: Treme, por favor, en un vaso un poco de agua para beber. 11 Cuando ella iba por el agua, Elas le grit: Treme tambin un pedazo de pan. 12 Ella entonces replic: Vive Yahv11, tu Dios!, que no tengo una sola torta; slo tengo un puado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la orza. Estaba recogiendo esta lea para prepararlo para m y mi hijo, comrnoslo y luego morir. 13 Elas le dijo: No temas. Ve a casa y haz lo que has dicho, pero primero hazme a m una torta pequea y tremela. Para ti y para tu hijo, la hars despus. 14 Porque esto dice Yahv12, Dios de Israel: No se vaciar la tinaja de harina, ni la orza del aceite disminuir hasta el da en que Yahv13 haga caer la lluvia sobre la faz de la tierra. 15 Fue e hizo lo que Elas le haba dicho, y tuvieron para comer l, ella y toda su casa durante algn tiempo. 16 La tinaja de harina no se vaci, ni disminuy la orza del aceite, segn la promesa que Yahv14 haba hecho por medio de Elas. La escena del milagro de la harina y el aceite sigue un esquema dramtico claro: Situacin inicial o exposicin vv. 7-10: por la sequa Elas va a Sarepta donde encuentra una viuda que lo alimentar segn la palabra de Yahv. Nudo vv. 11-12: Elas pide alimento pero la viuda expresa su imposibilidad. Accin transformadora vv. 13-15a: Elas tranquiliza a la viuda, le ordena de darle de comer y le promete que el sustento nunca faltar. La viuda obedece a Elas confa en su palabra. Desenlace (o resolucin) v. 15b: Elas, la mujer y toda su casa tuvieron para comer.10 11

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Biblia de Jerusaln: el Seor. Biblia de Jerusaln: el Seor. 12 Biblia de Jerusaln: el Seor. 13 Biblia de Jerusaln: el Seor. 14 Biblia de Jerusaln: el Seor.

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El Ciclo de Elas 5. Situacin final v.16: Los elementos vitales no faltaron en la casa de la viuda segn la palabra de Yahv. La trama enfatiza el paso de la penuria a la saciedad. La promesa de Elas y la obediencia de la viuda son esenciales para la inversin del estado inicial. Por otra parte el esquema promesa-cumplimiento o mandato-ejecucin se encuentra a lo largo de la trama: Yahve ordena a Elas de ir Sarepta y encontrar a una viuda (v.9) Elas ordena a la viuda de preparar alimento para l y expresa la promesa de Yahv que el sustento no faltar (vv. 13-14) Elas se levant, fue a Sarepta y encontr a una viuda (v. 10). La viuda realiza la orden de Elas y el alimento no falta segn la promesa de Yahv. (vv. 15-16)

Los personajes de la escena son tres: Yahv que mueve toda la trama de acuerdo a su plan salvfico; Elas que obedece y anuncia el orculo divino; la viuda (y su hijo en el transfondo) cuya condicin social es de pobreza. v. 7-9: La sequia arrecia en el pas y Yahv ordena a Elas emigrar a Sarepta de Sidn. Es significativo que Elas es enviado al territorio de Baal (Sarepta de Sin se encuentra en Fenicia, la patria de Jezabel) La idea de fondo es que Yahv derrotar a Baal en su propio territorio. Los seguidores de Baal explicaban la sequa como un signo de su muerte. Mientras Baal est muerto, Yahv vive (v.10). La viuda y su hijo no pueden recurrir a Baal, pues segn su propia religin, yace impotente, Yahv por su parte entra en la historia para socorrer a los desprotegidos, sin importar que no forman parte del pueblo de la alianza. Es Yahv el que elige el destino del ministerio de Elas. En una visin global retrospectiva podemos afirmar que Yahv se preocupa por la viuda de Sarepta, por el simple hecho que Yahv es el nico Dios, el Dios de todos, para todos, que cuida de todos, sin importar la raza, la religin, la condicin social, etc. Una de las enseanzas del relato es que Yahv es Dios tambin Fenicia para Fenicia en cambio Baal es un dolo en Fenicia y en cualquier otro sitio. vv. 10-11: Elas pide agua y alimento a la viuda. En un primer momento su actitud parecera falta de inters por la situacin de precariedad de la viuda, pero en el trasfondo est la confianza del profeta en la promesa divina. v. 12: La viuda reconoce que Yahv vive, si bien su afirmacin no es una confesin sino un juramento (1 R 17,1). Su afirmacin abre el camino para el milagro que tendr lugar. v. 14: La promesa de Yahv garantiza la supervivencia de la viuda y de su hijo. v. 15: La viuda no hace una profesin de fe explicita en Yahv, sin embargo, su obediencia confianza en la palabra de Elas demuestran su fe en Yahv que vive.

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El Ciclo de Elas Si en la primera escena Yahv apareci como un Dios portador de muerte (sequa) en las escenas posteriores ser caracterizado como un Dios que sostiene, protege y restaura la vida. v.16: La promesa de Yahv permanece inalterable y efectiva.

La resurreccin del hijo de la viuda (1 R 17,17-24) Despus de algn tiempo el hijo del ama de la casa cay gravemente enfermo y muri. 18 Entonces ella dijo a Elas: Qu tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? Has entrado en mi casa para recordar mis pecados y dar muerte a mi hijo?. 19 Elas respondi: Dame a tu hijo. Lo tom del regazo de la viuda, lo subi al aposento superior, donde l dorma, y lo acost sobre su lecho. 20 Y clam a Yahv15: Yahv16, Dios mo, tambin afliges a esta viuda que me hospeda, haciendo morir a su hijo?. 21 Luego se tendi sobre el nio tres veces y clam a Yahv17 as: Yahv18, Dios mo, te ruego que devuelvas la vida a este nio!. 22 El Yahv19 escuch a Elas, y el nio revivi. 23 Elas tom al nio, lo baj del aposento superior de la casa y lo entreg a su madre, diciendo: Mira, tu hijo est vivo!. 24 La mujer dijo a Elas: Ahora s reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra de Yahv20 en tu boca es verdad. La trama de este relato puede ser estructurada de la siguiente forma: 1. Situacin inicial o exposicin v. 17: el hijo de la viuda se enferma y muere. 2. Nudo v. 18: La viuda se lamenta contra el hombre de Dios. 3. Accin transformadora vv. 19-21: Elas toma al nio y ora a Dios pidiendo su resurreccin. 4. Desenlace (o resolucin) v. 22: Dios escucha a Elas y revive al nio. 5. Situacin final vv. 23-24: Elas entrega el nio vivo a su madre que reconoce al profeta como hombre de Dios portador de la palabra divina verdadera. La trama de la resurreccin del hijo de la viuda tiene doble finalidad: material (la resurreccin del nio), intelectual espiritual (el reconocimiento del mensaje de Elas como verdadero). Durante la trama se pasa de un estado de muerte a otro de vida, de la ignorancia o la duda a la certidumbre (fe). Al centro de la trama est Elas que intercede por la viuda y Yahv que escucha a su profeta y resucita al nio. El tema de la escucha ser posteriormente desarrollado en el desafo del Monte17

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Biblia de Jerusaln: el Seor. Biblia de Jerusaln: el Seor. 17 Biblia de Jerusaln: el Seor. 18 Biblia de Jerusaln: el Seor. 19 Biblia de Jerusaln: el Seor. 20 Biblia de Jerusaln: el Seor.

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El Ciclo de Elas Carmelo (Baal, no escucha no responde, mientras que Yahv responde, luego entonces escucha). vv. 17-18: Superado el peligro de la caresta, surge otro problema ms grave: el hijo de la viuda se enferma y muere. La mujer, en su desesperacin y pena, reprocha a Elas su presencia, creyendo que l ha trado ese mal como castigo por sus pecados. La viuda obviamente olvida que ella y su hijo han sido librados de la muerte gracias a la presencia del profeta. El reproche de la viuda no es lgico, pero si humano. El dolor de la perdida siega la memoria. v. 19: Elas se hace partcipe del dolor de la mujer al tomar al nio. v. 20: La oracin de Elas expresa su perplejidad ante la muerte del nio: es posible que el nio haya sido salvado de la hambruna para morir ahora de una enfermedad? Es que Yahv paga mal por bien? La desesperacin de la madre condiciona la oracin del profeta. En las tres primeras escenas de la trama Elas se presenta informado y seguro del plan de Dios. Slo en este momento el profeta se ve sorprendido por el desarrollo de los acontecimientos. En las tres primeras escenas el narrador est identificado con el profeta, en esta escena slo el narrador sabe el desenlace de la trama. Yahv aprovechar la muerte del nio para demostrar su seoro sobre la vida y la muerte. Yahv no solo sostiene la vida, sino que es capaz de recrearla y restituirla. v. 21: Elas ora insistentemente que la vida del nio sea restituida. Las acciones del Elas muestran la intensidad de su oracin y al mismo tiempo, el deseo del profeta de participar al nio de su misma vida. Comparando esta oracin con la oracin del Carmelo (18,36-37) podemos notar que la conmocin de Elas ante lo que est sucediendo. Slo en la oracin que Elas hace para terminar la sequa se vuelve a hacer una descripcin fsica de su plegaria (18,42). Los vv. 20-21 no presentan un dialogo entre Yahv y su profeta, sino ms bien describen fsica y e intelectualmente la oracin de Elas. En narrador permite en estos versculos que el lector por un momento experimente el silencio de Dios y la intensidad de la oracin de Elas, para posteriormente en el v. 22 cortar la tencin acumulada, afirmando llanamente que Yahv escuch a Elas y el nio revivi. En los relatos bblicos en muchas ocasiones el narrador deja hablar a los personajes a travs de discursos, dilogos, oraciones, o monlogos interiores. La finalidad narrativa es de hacer participar al lector de la escena que contempla. Los acontecimientos se observan en tiempo real. El tiempo empleado en la lectura corresponde al tiempo de los acontecimientos narrados. En otras ocasiones el narrador intercala discursos y acciones (descripciones) con la finalidad de hacer ms viva la escena bblica. v. 22: Yahv escucha a Elas y el nio revive. La resurreccin del nio se debe no al poder de Elas, sino al de Yahv, slo l es Dios, no Elas, no Baal. v. 23: Elas presenta a la viuda su hijo vivo. Yahv manifiesta que fuerza arrebatando al nio de las manos de la muerte.

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El Ciclo de Elas v. 24: La declaracin de la viuda pone en evidencia dos realidades: que Elas es un hombre de Dios (el genitivo en este caso puede indicar pertenencia o asociacin); y que la palabra de Yahv (en tu boca) es verdad. La viuda manifiesta su fe en el mensaje que Elas promueve. El narrador no desarrolla lo que Elas ha manifestado a la viuda todo el tiempo de su estancia en Sarepta. Seguramente, Elas, hombre de Dios, ha compartido con la viuda su fe Yahvista. Ahora, delante de la resurreccin de su hijo la viuda declara que sus palabras (su fe Yahvista) son verdaderas.

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