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El cargo de orhete en la comunidad de Zipiajo Patricia Moctezuma Yano El Colegb de Michoacán El sistema jerárquico de cargos ha sido un tema de gran interés entre los estudiosos de las ciencias sociales, principalmente, entre los antropólogos y los historiadores. Desde la época posterior a la conquista, se ha escrito sobre la jerarquía cívico-religiosa y conta- mos con un sinfín de análisis como descripciones, muchas de ellas incluidas en algún cuento o novela. Actualmente los investigado- res coinciden en que se trata de una jerarquía cívico-religiosa que combina obligaciones y funciones de las dos categorías en la celebración de una santa imagen. Al frente de la organización está el mayordomo; quien con la ayuda de sus amigos y parientes consanguíneos como rituales, debe cumplir las obligaciones reli- giosas, sociales y económicas que requiere la celebración de cier- ta imagen, generalmente la del santo patrón del pueblo. La dura- ción del cargo suele ser anual con base rotativa entre los miem- bros de la comunidad. El desempeño del cargo implica un gasto de bienes propios y conlleva a una adquisición de prestigio adqui- rido en el ascenso de la escala jerárquica social. El prestigio adquirido en el desempeño de un cargo religioso involucra a la familia entera en primer término, a la mujer después a los hijos y a los parientes rituales, compadres y padrinos. En la región tarasca los hospitales que fundaron los francisca- nos estaban dedicados a la Virgen de la Concepción. Después de la revolución de 1910 el cabildo o ayuntamiento tradicional quedó integrado por un grupo de hombres que tienen un rango de principales que han alcanzado su status a través del tiempo en el cumplimiento de diversos cargos de la jerarquía cívico-religio-

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El cargo de orhete en la comunidad de Zipiajo

Patricia Moctezuma Yano El Colegb de Michoacán

El sistema jerárquico de cargos ha sido un tema de gran interés entre los estudiosos de las ciencias sociales, principalmente, entre los antropólogos y los historiadores. Desde la época posterior a la conquista, se ha escrito sobre la jerarquía cívico-religiosa y conta­mos con un sinfín de análisis como descripciones, muchas de ellas incluidas en algún cuento o novela. Actualmente los investigado­res coinciden en que se trata de una jerarquía cívico-religiosa que combina obligaciones y funciones de las dos categorías en la celebración de una santa imagen. Al frente de la organización está el mayordomo; quien con la ayuda de sus amigos y parientes consanguíneos como rituales, debe cumplir las obligaciones reli­giosas, sociales y económicas que requiere la celebración de cier­ta imagen, generalmente la del santo patrón del pueblo. La dura­ción del cargo suele ser anual con base rotativa entre los miem­bros de la comunidad. El desempeño del cargo implica un gasto de bienes propios y conlleva a una adquisición de prestigio adqui­rido en el ascenso de la escala jerárquica social. El prestigio adquirido en el desempeño de un cargo religioso involucra a la familia entera en primer término, a la mujer después a los hijos y a los parientes rituales, compadres y padrinos.

En la región tarasca los hospitales que fundaron los francisca­nos estaban dedicados a la Virgen de la Concepción. Después de la revolución de 1910 el cabildo o ayuntamiento tradicional quedó integrado por un grupo de hombres que tienen un rango de principales que han alcanzado su status a través del tiempo en el cumplimiento de diversos cargos de la jerarquía cívico-religio­

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sa. Las comunidades campesinas, sobre todo las de origen indí­gena, conservan la división territorial y organizativa por barrios. Anteriormente el consejo de ancianos del cabildo elegía a un individuo por barrio, que se le denominaba en p’urhépecha el orheti u orhete,1 y el requisito para ser orhete era ser joven, varón y recién casado. Al orheti se le nombraba en español “semanero”, nombre que hacía referencia a la periodicidad, semanalmente, con la que el orhete tenía que realizar sus tareas delegadas por el mayordomo o el sacerdote. El priosti,2 le asignaba al orhete el aseo del templo semanal y el acarreo de agua diario para las necesidades que se presentaran. Los semaneros u orhetis debían sufragar los gastos de las celebraciones religiosas menores que caían en la semana en turno. Se encargaban de reunir a la gente y de vigilar las faenas dentro del barrio o para la iglesia en los preparativos de las festividades en curso. El ser orheti implicaba que un individuo había desempeñado uno de los cargos iniciales de la jerarquía; lo que le permitiría ascender a los sucesivos que implicaban una mayor responsabilidad y gasto, pero que otorga­ban más prestigio. En algunas comunidades a este cargo se le nombraba ureti y era una obligación contraerlo para los jóvenes recién casados o a los forasteros. En cada barrio se elegían los uretis y semanalmente los de cierto barrio debían ir a vivir a la guatapera para vigilar3 y estar al pendiente del aseo de la iglesia, del curato y de la guatapera misma. Debían servir de mandaderos y atender a los visitantes ofreciéndoles alimento e información sobre los eventos en la iglesia. Al interior del barrio los uretis debían hacer turnos para la vigilancia. Cuando se finalizaba el cargo del ureti, el joven podía aspirar a desempeñar el cargo de priosti de la guatapera.

Dentro de los pueblos que conforman la cabecera municipal de Coeneo se encuentra la comunidad de Zipiajo, que se caracte­riza por conservar todavía algunos rasgos indígenas como el idio­ma p’urhépecha, la estrategia económica del autoaprovisio- namiento familiar, la ingerencia de los cargos religiosos en la vida civil de la comunidad y el “tradicional” atuendo femenino, entre

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otros. Con el impacto del desarrollo capitalista a través de los procesos de modernización y urbanización, se ahondó en contac­to entre las comunidades y el mundo exterior. Se incrementó la inserción de relaciones sociales de tipo capitalista en vida econó­mica y cultural de los comuneros. Se introdujo el cultivo comer­cial de la lenteja, se intensificó la tendencia a la migración y el estado —a través de promotores— tuvo ingerencia en la produc­ción y venta de los productos artesanales, ollas y comales bañados con un engobe rojizo elaborado a base de una arcilla local. Con el impacto del desarrollo capitalista se suscitaron una serie de cam­bios culturales como la paulatina pérdida de identidad indígena entre los jóvenes y el desinterés general de los comuneros en participar en el sistema de cargos.

Actualmente en Zipiajo una de las celebraciones de mayor importancia es la fiesta del Santo Niño. Por tradición oral se conocen muchas versiones sobre el origen de la veneración a esta imagen como la protectora de la comunidad. La versión más común relata que una vez un campesino de Zipiajo salió a sus labores agrícolas cuando de repente sintió mucha sed y se acercó a un refrescante y limpio ojo de agua. Bebió hasta saciarse y ya cuando se iba divisó una figurita del Santo Niño que le sonreía como pidiéndole que lo llevara consigo. El campesino emocio­nado tomó la figurita y rápidamente atravesó los campos de aromáticas flores silvestres y cultivos de maíz. Al llegar a la iglesia del pueblo comenzaron a repicar las campanas. Los co­muneros se asomaron para saber por^qué repicaban tan fuerte y su sorpresa fue que no había nadie en el campanario. Los cam­pesinos devotos colocaron al pequeño Santo Niño en el altar principal y lo nombraron el protector de Zipiajo. A los pocos días llegaron los comuneros de un pueblo circunvecino a recla­mar la imagen perdida. Se la llevaron y los comuneros quedaron muy tristes. Un día inesperado para sorpresa de los zipiajenos, la imagen del Santo Niño apareció en el altar principal donde la habían colocado. A lo largo del pasillo de la iglesia que conduce al altar habían quedado marcadas las huellas de sus pequeños

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guarachítos. La gente conmovida por el milagro decidieron ha­cer una celebración especial para oficiar como protector de Zipiajo a la santa imagen.

La fiesta del Santo Niño es un lunes antes del miércoles de ceniza, pero se inicia la celebración desde el domingo y termina hasta el miércoles. La fiesta está constituida por una serie de festividades profanas y religiosas en la que se involucra toda la comunidad a través de la cooperación económica y moral para la organización del evento. La pareja de los cargueros del Santo Niño se les denomina mehrome.4 A la mujer con el prefijo nana que hace referencia a mujer, o sea nana mehrome, y para el masculino se antepone la palabra tata, de modo que es tata mehrome. A los mehromes los ayudan sus hijos, parientes consan­guíneos y rituales en el desempeño de las diferentes tareas para cumplir con el cargo. Los mehromes eligen un grupo de ayudantes que está constituido por seis varones y seis mujeres que tienen entre doce y catorce años de edad. A estos ayudantes se les nombre orhetes y tienen la obligación de ser los principales ayu­dantes de nana y tata mehrome. Juntos llevan a cabo una serie de festejos religiosos y profanos en las celebraciones religiosas más importantes de la comunidad, culminando con la de la fiesta más importante del pueblo, la del Santo Niño. Los orhetes se diferen­cian entre sí por el criterio de género y de grado; diferenciación que se hace evidente a través de la división de actividades profa­nas y religiosas por sexo y grado de orhete asignado. Las activida­des y gastos entre los orhetes masculinos excluyen a las del feme­nino y viceversa. Al interior de cada grupo de orhetes, el masculi­no y el femenino, existe entre los participantes una diferenciación de grado. Un orhete se le asigna como el “principal”, quien asume el mayor compromiso de ayudar económica y moralmente a los mehromes. A partir del orhete principal a los otros se les asigna un grado de manera ordenal; de modo que al orhete principal le sigue el segundo orhete, el tercero y así sucesivamente hasta el quinto. Además de existir una diferenciación por grado entre los de orhete, también se establece una relación de “pareja” entre orhetes

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del mismo grado; así por ejemplo el compañero de la orhete tercera será el orhete masculino tercero. Para que los orhetes puedan cumplir con sus compromisos en la mayordomía del Santo Niño, deben contar con el apoyo económico y moral de sus padres, padrinos de grado y parientes consanguíneos como ritua­les. Los gastos de los alimentos y orhetes a todos los que les ayudan en el cargo del Santo Niño, se reparten entre los mehromes y los padres de los doce orhetes. La división de los gastos y de los compromisos entre los cargueros de la mayordomía está regida por los criterios de género, de parentesco y por el grado de participación asignado a cada individuo en el cargo del Santo Niño. Así los padres de los orhetes son los que tienen un grado de compromiso mayor que los parientes consanguíneos y rituales de los mehromes porque son participantes directos en la jerarquía. Los padres se concretan a solventar los gastos y las madres se encargan de preparar los alimentos, arreglar los arcos de flores, disponer las mesas para servir las comidas, decorar la casa donde se celebra alguna danza o comida, organizar las ofrendas para los invitados y preparar el vestuario de “moro” de los jóvenes orhetes. Las madrinas de bautizo y comunión de los orhetes suelen ser las encargadas de hacer el pan para las ofrendas y existe cierta com­petencia entre ellas para ver quien hace el pan más sabroso y bonito que se muestra en la variedad de figuras antropomorfos, zoomorfos y fictomorfos, entre otros. El ayudar en los preparati­vos de la celebración otorga cierto prestigio a todos los parientes consanguíneos como rituales y todos consideran que el cargo no recae en el carguero sino en toda su parentela. Los parientes y devotos voluntarios comparten el compromiso del cargo con los mehromes y los orhetes. Se proponen cumplir y además convivir y disfrutar del baile y la comida. Todas las personas que ayudan en el cargo, ya sea en servicios o en efectivo, reciben como símbolo de agradecimiento un obsequio en comida como pan, fruta y un arroz, entre otros posibles ofrecimientos culinarios.

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El domingo: víspera de la fiesta del Santo Niño

El domingo se inician los preparativos para la celebración del Santo Niño. Como en otras fiestas patronales en la del Santo Niño en Zipiajo también se realizan ritos de iniciación socio- religiosos. El domingo por la mañana se realiza un bautismo colectivo. Las familias preparan tamales y atole para el desayuno y mole con arroz de comida para acoger a sus invitados después de la celebración. Los infantes en la mayoría son nacidos en el pueblo, pero también hay personas originarias de Zipiajo que viven fuera desde hace años, la mayoría en el Distrito Federal, y desean que sus hijos se les reconozca como “hijos del pueblo” por lo que deciden bautizarlos en Zipiajo. Mientras se celebran los bautizos, en casa de nana y tata mehrome se reúnen las madres de los orhetes, masculinos para decorar bonitos y aromá­ticos arcos de flores silvestres para adornar el altar principal. Ayudan a nana mehrome a acomodar los plátanos y el pan que se ofrecerá durante la merienda para agradecer la participación de todos los parientes y amigos. En la casa de cada orhete mujer, la muchacha elabora laspirerecuas,s que son unos adornos hechos con flores silvestres montadas en un marco de madera de varia­das formas como corazón, rombo, círculo, etc. La madre de la joven con la ayuda de sus comadres, las madrinas de comunión y de bautizo principalmente, hacen el pan que van a obsequiar por la noche en casa de los mayordomos. Los padres del orhete masculino principal preparan la merienda del domingo, festejo que da inicio a la celebración del Santo Niño. Por la noche todos los invitados luciendo sus mejores prendas asisten a casa del orhete principal masculino. Los mehromes y los doce orhetes acompañados de sus padres y madrinas son los invitados de honor. Asisten otros parientes consanguíneos y rituales a disfru­tar de la cena y del baile. Los invitados se divierten viendo la danza de los moros que ejecutan los orhetes masculinos y algunos convidados bailan alegres pirecuas y abajeños.6 Para finalizar la

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fiesta se reparte la ofrenda —atole, pan y plátanos— que brindan los parientes y padrinos de los orhetes masculinos a los invitados de las orhetes femeninos, amigos, padres y madrinas. La reparti­ción no es homogénea entre todos los convidados. Se recibe en función del grado de participación del pariente o amigo en el desempeño de alguna tarea. Además se obsequia siguiendo el orden de sucesión existente entre los orhetes masculinos y feme­ninos. Así primero se le entrega la ofrenda mas grande al orhete principal y a sus acompañantes, a continuación se le da a los acompañantes del orhete segundo; quienes reciben una ofrenda menor que la del principal y así sucesivamente hasta el último orhete. Después de la cena en casa del orhete principal masculino se dirigen bailando al son de la música a casa de nana mehrome. Al llegar a la casa de los mehromes las madres de los orhetes femeninos pasan a bailar con sus canastos de panes y plátanos que van a ofrecer a los invitados y ayudantes. Se invita de cenar churipo con corundos y la gente se divierte y baila. A media noche se reparten las ofrendas de los orhetes femeninos y los mehromes a los invitados de los orhetes masculinos y a toda la parentela de los cargueros que tuvo voluntad de ayudar en alguna tarea.

Lunes: celebración de la fiesta del Santo Niño

El lunes es el día más importante en la celebración del Santo Niño. A las seis de la mañana llega la banda del pueblo a tocar las mañanitas a la entrada de la iglesia. A las ocho se llevan a cabo las primeras comuniones y a las nueve las confirmaciones. Ese día todos los de Zipiajo están ocupados; ya sea en el festejo de algún evento familiar o en la ayuda a los cargueros. El lunes la celebra­ción del Santo Niño está a cargo de los orhetes masculinos y los cargueros de San Pedro. Los músicos de los mehromes desayunan en casa del orhete principal masculino. Los otros orhetes masculi­

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nos se preparan en sus casas para salir al mediodía a bailar la danza de los moros en el atrio de la iglesia. Las madres de los orhetes preparan cada una en su casa la comida que van a ofrecer a los músicos y parientes en casa del orhete principal masculino. Por la mañana el orhete principal espera la banda que lo va a acompañar a ir por cada uno de los otros orhetes. Por las calles van bailando los parientes y amigos que acompañan al orhete princi­pal, quien se coloca al frente de la comitiva y detiene un estandar­te de la Virgen de Guadalupe para distinguirse del resto de los orhetes. Primero llegan a casa del orhete segundo, donde los padres y parientes salen a recibir a la comitiva con cervezas y los invitan a bailar. De la casa del segundo orhete siguen a la del tercero y así sucesivamente hasta que reunidos todos llegan al atrio de la iglesia para bailar la danza de los moros. A la una de la tarde se lleva a cabo la misa principal oficiada por el párroco del pueblo y otros dos invitados. La comida principal de ese día la ofrece el orhete principal masculino y asisten exclusivamente los parientes y amigos de los orhetes varones y los mehromes con sus invitados. Después de la comida los orhetes reciben regalos, ropa principalmente, de sus madrinas y parientes como símbolo de agradecimiento por haberse comprometido a cumplir el cargo de ayudante de los mehromes del Santo Niño.

Por su cuenta los cargueros de San Pedro también hacen una comida para celebrar al Santo Niño. El carguero principal, el segundo y el tercero de San Pedro, se visten de moros para asistir a la procesión que se lleva a cabo a las cuatro de la tarde. En el patio de la iglesia se congregan muchos espectadores y creyentes para tomar parte de la procesión y ver la danza de los moros de los cargueros de San Pedro y de los orhetes masculinos. El cuadro de la procesión lo inician doce excargueros de San Pedro, cada uno portando un cirio grande. Se colocan seis del lado izquierdo y seis del derecho, haciendo una especie de barrera, para que la gente no se amotine. Atrás sigue el carguero de San Pedro y sus tres acompañantes y continúa el grupo de los seis orhetes masculinos. En representación del grupo del orhete femenino sigue la del

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orhete principal femenina, vestida de moro con falda, velo y una corona en la cabeza y en las manos lleva un estandarte de la Virgen de Guadalupe —adornos que la distinguen del resto de las orhetes que ese día son espectadoras de la procesión — continúa la imagen del Santo Niño Vicario, la venerada imagen del Santo Niño aparecido y finaliza la ordenación de la procesión con el sacerdote que va cubierto por un toldo sostenido por cuatro comisionados. La trayectoria de esta ceremonia consiste en ir parando en cada una de las esquinas del patio cuadrangular del templo, imitando las procesiones de los conventos que tienen las capillas posas. En cada esquina se baila la danza de los moros; una vez los cargueros de San Pedro y a la otra esquina los púberes orhetes. Frente al grupo de danzantes se colocan las imágenes y el padre, porque la danza es en honor del Santo Niño y del sacerdo­te del pueblo. En la primera esquina bailan la danza de los moros los cargueros de San Pedro y en la siguiente los de orhete masculi­no y este orden se repite para la tercera y cuarta esquina respecti­vamente. Mientras bailan los moros, las mujeres que ayudaron en los preparativos a los cargueros del Santo Niño o a los de San Pedro, pasan a entregar ofrendas de fruta y pan al sacerdote y dan reliquias del Santo Niño a ciertos amigos o parientes participan­tes. Durante la danza alguno de los excargueros de San Pedro, se encarga de entregar a los demás una reliquia para reconocer ante el público su status como antiguo principal de San Pedro. Finaliza la procesión en la cuarta esquina del atrio y después el padre se dirige al templo para dar la bendición final de la celebración al Santo Niño.

Martes el día de los orhetes femeninas

El martes celebran al Santo Niño las jóvenes orhetes. Inicia el compromiso con la invitación al desayuno para los músicos por parte de la familia de la orhete principal. Las otras muchachas no

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asisten porque tienen que arreglarse para bailar la danza de los moros. Después del desayuno la orhete principal acompañada por su familia y la música van a recoger a cada una de las orhetes de acuerdo al orden jerárquico que las distingue, al igual que sucede con el orhete masculino. Primero se recoge a la segunda orhete, los parientes de la muchacha ofrecen cervezas y bailan con los de la comitiva o continúan para recoger a la tercera y así sucesivamen­te. Una vez reunidas las orhetes vestidas de moros van a bailar al patio del templo y luego a la salida de la jefatura; donde la gente asiste para verlas y escuchar la música. Las madres y madrinas de las muchachas prepararon albóndigas y arroz para la comida que se lleva a cabo en casa de la orhete primero. Los invitados de honor son los mehromes, los padres y madrinas de las orhetes y en segundo término las amistades como parientes que ayudaron. Después de comer y bailar las orhetes salen a bailar a las calles principales del pueblo acompañadas por sus invitados para anun­ciar que la corrida de toros va a empezar. En la noche en la casa del orhete principal femenino se lleva a cabo la cena en honor de los mehromes, las orhetes sus padres y las madrinas. Las mucha­chas bailan la danza de los moros y sus madrinas se acercan a entregarles sus regalos. Las muchachas se enciman las prendas obsequiadas, incluso las detienen con broches de seguridad, y entre las jóvenes se suscita cierta rivalidad por demostrar quien recibió más y mejores obsequios.

Obligaciones del orhete a lo largo del año

Las obligaciones de los orhetes se inician con la toma del cargo el día martes de carnaval. Con dos meses de anticipación los volun­tarios que desean ser mehromes lo anuncian a los principales7 de San Pedro. Anteriormente había una lista de los voluntarios que tenían que esperar hasta dos o tres años para tener la oportuni­dad de ser mayordomos del Santo Niño. Como decayó tanto el

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cargo los que han asumido la mayordomía de esta imagen en los últimos ocho años han sido los cargueros de San Pedro. Algunos años hay mehromes para el Santo Niño y de todos modos los cargueros de San Pedro celebran la fiesta y toman parte de la procesión. Si hay mehromes se procede a la elección de los jóve­nes orhetes. Los mayordomos tienen que visitar a los padres de los muchachos e invitarlos para que sus hijos sean orhetes. El día de la toma del cargo, las madrinas y las madres de los orhetes hacen chapatas. Los padres y padrinos organizan el juego del gallo en el patio de la iglesia. Acompañados con la alegría de la música los varones del pueblo con ganas de divertirse y de ganarse el gallo consiguen un caballo y entran al concurso. Al gallo vivo lo ama­rran de una cuerda sostenida por un palo y el concursante a caballo trata de alcanzarlo estirándose lo más que pueda. La gente hace bromas a los concursantes y cuando uno de ellos alcanza el gallo lo toma y corre a caballo por las calles principales para mostrar a la gente que él es el ganador. Las madres y madrinas de las orhetes se reúnen en el templo para repartir las chapatas,8 las de los orhetes convidan cañas. Nana mehrome y tata mehrome avientan las chapatas y los trozos pequeños de caña a los asistentes simbolizando la generosidad que tendrán en el desempeño del cargo. En el patio de la iglesia las orhetes ofrecen tamales y atole solamente a los invitados de los mehromes y a los orhetes masculinos.

Obligaciones semanales a lo largo del año

Cada viernes todos los orhetes tienen la obligación de ir a casa de los mehromes a ayudar en las tareas cotidianas. Los hombres deben acarrear agua y leña. Las mujeres trapean, barren y ayudan a preparar la comida. Por la tarde los orhetes con la ayuda de sus madres deben confeccionar algún arreglo floral para el Santo

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Niño. Por la noche en casa de los mehromes los orhetes reciben algo para merendar buñuelos o pozole, como signo de agradeci­miento por el cumplimiento de sus quehaceres.

El cuarto viernes antes del domingo de ramos, se reúnen todos los del orhete a comer con nana y tata mehrome. Los hombres aportan el pescado frito y las muchachas las corundos, la fruta y el agua fresca, todo preparado por la madres y madrinas de cada orhete. Por la tarde los orhetes llevan a su compañera una jarra de atole, un cántaro y un chiquihuite con fruta, presentes que simbo­lizan el aprecio del orhete a su pareja. La joven orhete recibe el presente y reparte la fruta entre sus madrinas, quienes a su vez fueron hacer pan para corresponderle al orhete de su ahijada.

El domingo de ramos el joven orhete debe regalar a la compa­ñera una jicara, un par de aretes, una faja y listones de colores. Todos estos obsequios son para que la muchacha se embellezca. Con la jicara la joven se baña y con los demás regalos se adorna; lo que nos muestra la importancia del atractivo físico en la relación entre orhetes.

El 3 de mayo se celebra en Zipiajo el Santo Socorro, imagen que tiene sus propios cargueros, y los orhetes toman parte en la celebración. Por la tarde después de celebrar la misa, las orhetes obsequian pan y atole y los orhetes bailan la danza de los moros en honor al Santo Socorro.

En octubre cuando se finaliza la siembra de la lenteja, los mehromes organizan un día de campo con los orhetes. El objetivo de la reunión es ir a escoger el palo de donde van a amarrar al gallo para el juego del martes de carnaval. Los orhetes en compa­ñía de tata mehrome se adelantan a escoger el palo; mientras las muchachas orhetes ayudadas por sus madres y madrinas terminan de preparar las corundas que van a comer. Al mediodía las muje­res acompañadas por la música alcanzan a los hombres en el campo, quienes invitan queso fresco y cervezas para acompañar las corundas. Los orhetes y los adultos tienen la oportunidad de bailar, divertirse y ponerse de acuerdo para las siguientes obliga­ciones del cargo.

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El 23 de diciembre los orhetes con tata mehrome van al bosque a recolectar ramas de pinos. Las ramas las deshojan las mucha­chas y juntan las hojas, que le nombran el huinumo en p’urhépecha, para que todos los orhetes lo rieguen en el piso de la iglesia como si fuera una alfombra para dar vista y aroma a las celebraciones navideñas. Los orhetes con otros comisionados por el sacerdote son los encargados de poner el nacimiento y cuando terminan las madres y madrinas de las orhetes invitan a cenar tamales y atole a los orhetes, mehromes y ayudantes. La última celebración que llevan a cabo los orhetes antes del gran día para celebrar al Santo Niño, es el 25 de diciembre cuando las orhetes obsequian buñuelos y los muchachos tortillas de harina a todo el público que asiste a misa.

Funciones del orhete

El orhete es un cargo de la mayordomía del Santo Niño que reviste algunas de las obligaciones tradicionales del cargo, pero también ha adoptado algunas modalidades de forma y conteni­do. El cargo de orhete en la celebración del Santo Niño incluye una serie de compromisos religiosos y socioeconómicos a lo largo de todo el año. Estos compromisos se jerarquizan en orden de importancia y en relación a su grado de dificultad. Una de las funciones del orhete es el reconocimiento a los jóvenes como miembros de la sociedad. Esta función se relaciona con la del género, en la que se hace explícita la diferencia de las conductas y roles que deben asumir los hombres y las mujeres en la socie­dad. El requisito de ser joven para asumir el cargo de orhete, implica el reconocimiento de un grupo de edad, hecho que refuerza la importancia en la transición por las etapas de vida que todo individuo pasa. En el caso específico del orhete, se reconoce a la adolescencia como una etapa transitoria hacia la

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juventud. No menos importante es el reconocimiento de los parientes consanguíneos y rituales, sobre todo los segundos para reforzar en primer lugar, la relación ahijado(a)-padrino/madrina y en segundo término, la relación entre los compadres. Las fun­ciones se entretejen de tal manera, que dan una coherencia a la organización social de la comunidad y se suscita un intercambio de obligaciones, servicios y bienes materiales.

Cada una de estas funciones interconectadas refuerzan la co­hesión a nivel comunidad y el convivio entre los parientes consan­guíneos y rituales que toman parte en el cargo del Santo Niño, ya sea ayudando a los mehromes o a los orheíes.

La persistencia del cargo del orhete dentro de la jerarquía cívico-religiosa no ha sobrevivido en algunas comunidades tarascas. En Zipiajo el cargo ha continuado porque los interesa­dos han adoptado una serie de modificaciones para hacerlo atractivo entre los comuneros. Dentro de estos cambios tene­mos la anulación de ciertos requisitos para ser orhete como los siguientes. Los orhetes en Zipiajo no son sólo hombres, sino también se eligen mujeres. Tampoco los orhetes elegidos, nece­sariamente representan un barrio del pueblo. Los orhetes no cumplen servicios para sus barrios, ni ayudan a los padres en el aseo del templo como tradicionalmente ocurría. Los orhetes actuales, hombres y mujeres, son púberes o adolescentes y no individuos que hayan contraído matrimonio recientemente. La danza de los moros no era un evento designado especialmente a los orhetes. En el caso de Zipiajo esta danza se ha convertido en un distintivo del orhete en la celebración del Santo Niño. El elemento de atracción física que se promueve a través del cargo de orhete ha sido una modificación, que posiblemente obedece a dos razones. Por una parte, los jóvenes muchas veces no tienen interés en tomar parte de las festividades religiosas. Con la tendencia a la migración la escasez de hombres jóvenes ha obli­gado a que las jóvenes desempeñen el cargo. Este hecho se utilizó a su vez para atraer a los muchachos desinteresados; de­sinterés que se hace evidente por la tendencia a que los varones

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orhetes suelen tener alrededor de los doce años, mientras que las mujeres en su mayoría tienen entre catorce y dieciséis años. El hecho de que las mujeres bailen también la danza de los moros, que por lo regular sólo lo hacen los hombres, ahondado a que los orhetes femeninos tienen un día especial para celebrar al Santo Niño -e l martes— nos permite sostener que la participación de la mujer como orhete en el cargo del Santo Niño se considera muy importante. Sin embargo las orhetes están excluidas de dos festitividades muy significativas. En primer lugar, las orhetes no toman parte de la procesión de la misma manera que los orhetes. El hecho de que en la procesión del Santo Niño, los orhetes masculinos alternen la danza de los moros con los cargueros del Santo patrón de San Pedro, representa que cuando sean grandes pueden aspirar a ser cargueros antes que aquellos jóvenes que no han sido orhetes. En segundo lugar, las orhetes no sólo bailan en una de las festividades de mayor importancia, la procesión del Santo Niño, sino que no hay ascenso alguno después de haber desempeñado el cargo; ya que las cargueras de San Pedro no necesariamente tuvieron que ser previamente orhetes.

Así como se han introducido modificaciones en el cargo del orhete, también se han perpetuado algunas características. Conti­núa hasta la fecha la periodicidad semanal para llevar a cabo las tareas relacionadas al culto de una imagen importante en el pueblo. Esta obligación se combinó con un elemento profano, el atractivo para los orhetes de conocer a un joven de sexo opuesto dentro del rango de su misma edad, con el que posiblemente pueda entablar una relación de pareja aunque sea temporal. También esta obligación semanal se vincula con el desempeño de ciertas tareas relacionadas con la socialización del individuo en la vida adulta. Los jóvenes orhetes aprenden tareas propias de su rol como hombre o como mujer para que en el futuro sepan desem­peñar adecuadamente sus obligaciones.

Uno de los requisitos de antes es que el orhete tenía que quedarse a dormir en el hospital durante la semana que le tocara en turno para estar al pendiente de lo que se le ofreciera al

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sacerdote. Hasta hace unos 40 años en Zipiajo era costumbre que los orhetes pernoctaran en la casa de los mehromes el día viernes de cada semana y durante los eventos religiosos que así los requi­rieran. Hoy en día nadie se queda a dormir en casa de los mehromes; porque los adultos defienden que ya “no hay respeto como antes” y temen a las consecuencias por un posible involucramiento sexual entre los jóvenes.

Hipótesis

El cargo de orhete existía en Zipiajo con las obligaciones y roles tradicionales y sufrió modificaciones ante el impacto económico y cultural que acarreó el desarrollo capitalista.

a) Se introdujo a las mujeres en la participación del cargo. El argumento que defiende la gente, sobre todo los padres y padri­nos de la orhete, es que debían agradecer al Santo Niño que pudieron criar a la niña hasta el inicio de su adolescencia.

b) Algunos requisitos para asumir el cargo del orhete se anula­ron como: el que cada orhete tenía que pertenecer a un distinto barrio, o/y el requisito de ser recién casado y varón.

c) Se adjudicaron roles y obligaciones de tipo sociocultural a los roles cívico-religiosos para hacer mas atractivo el cargo de orhete para los jóvenes.

d) Se introdujo la danza de los moros para los orhetese) El hacer parejas de orhetes de sexo opuesto para incluir el

atractivo físico entre los jóvenes e interesarlos a que tomaran el cargo.

f) La dirección de nana y tata mehrome en el desempeño de las tareas propias para la mujer y para el hombre, para que en el futuro los orhetes cumplan bien sus roles en el matrimonio.

g) La jerarquía cívico-religiosa condiciona que el individuo pase por una serie de cargos y servicios antes de poder desempe­ñar los cargos de mayor prestigio como el ser mayordomo.

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h) Se ha fomentado que los varones orhetes tengan mayores posibilidades de ser cargueros de San Pedro que aquellos jóvenes que no lo han sido.

De la misma manera como se ha conservado el requisito de cumplir con una serie de cargos para llegar a ser el mayordomo de una imagen, en el caso de la mayordomía del Santo Niño se ha tenido que prescindir de la trayectoria de cargos para llegar a ser mehrome.

i) La posibilidad de ser mayordomo del Santo Niño, mehrome, se ha convertido en algo voluntario y no adquirido; por lo que los comuneros con mayores posibilidades económicas son los que suelen tomar el cargo y no necesariamente lo pueden hacer las personas más devotas a la imagen.

Por el impacto del desarrollo capitalista en la vida económica y cultural de Zipiajo, los comuneros han adoptado ciertas modifica­ciones en los roles y obligaciones del cargo del orhete. Este cargo está en proceso de desaparecer porque cada vez hay menos jóve­nes que se interesan al respecto. Las razones son de tipo econó­micas, sociales y culturales. Respecto a las primeras, el orhete es un cargo costoso que implica gastos para el traje de moros, la preparación de los alimentos, la música, los obsequios que se intercambian entre el orhete femenino y el masculino y las ofren­das para comitiva de parientes y amigos que ayudan. Existe una tendencia a que los cargueros de cualquier festividad sean migrantes, porque cuentan con más ingresos para solventar los gastos. Socialmente un orhete requiere del apoyo de sus padres y padrinos para poder cumplir con los compromisos profano-reli­giosos del cargo. Los padres de un joven o muchacha que tienen cierta solvencia enconómica, pero que carecen del apoyo de sus parientes consanguíneos y rituales están imposibilitados para que su hijo(a) sea candidato a ser orhete. Culturalmente la identidad indígena y el valor de perpetuar las tradiciones no es de gran interés entre los jóvenes de Zipiajo. Con la modernización y la fuerte tendencia a la migración, los jóvenes han adquirido una

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serie de nuevos valores, medios para obtener prestigio; por lo que no se interesan en obtener prestigio através del desempeño de algún cargo cívico-religioso. A pesar de la introducción de nuevos roles y obligaciones en el cargo de orhete para hacerlo atractivo entre la juventud, el cargo corre el riesgo de desaparecer por los gastos y el tiempo que requiere, por la fuerte migración masculina y el desinterés de los comuneros en tomar parte. Actualmente la mayor participación en el cargo de orhete recae en las muchachas, que tienen menos posibilidades que los hombres de salir de la comunidad y desean entretenerse en alguna actividad y convivir con otros jóvenes de su edad.

El caso de las modificaciones en el cargo de orhete en Zipiajo son soluciones que adoptan los interesados en la continuidad de la tradición y el desempeño de los cargos. Las soluciones tomadas, reflejan una serie de reajustes que obedecen a los cambios en las condiciones económicas, sociales y culturales al interior de una comunidad. El impacto del desarrollo capitalista en estas condi­ciones no se resiente igual entre las comunidades campesinas de Michoacán. Existen varios pueblos, sobre todo de origen indíge­na, como Santa Clara, Cherán, Ihuatzio, Santa Fe, entre otras en donde sigue vigente el cargo de orhete. El cargo en cada pueblo reviste una forma propia y ha adoptado distintas modificaciones según sus circunstancias económicas y reúnen las diez orhetes y el priosti de la Virgen con su esposa y los parientes y amigos convida­dos. La orhete ofrece a los asistentes un buñuelo o una tortilla de harina y de merendar atole con pan. La siguiente vez se reza en casa de la segunda orhete y así sucesivamente hasta la cuarta. De acuerdo al grado de la orhete es el compromiso de obsequiar algo; de modo que la última orhete sólo da tortillas de harina. La última vez el rosario se reza en casa del priosti o del quene,9 uno o dos días para la fiesta, y a diferencia de las orhetes ofrece de cenar acatamales10 que implica mayor gasto y tiempo. El día 8 de diciem­bre las orhetes y sus parientes van a comer a casa del priosti y ahí bailan con las ofrendas que van a repartir a los ayudantes. La procesión de la Virgen de la Concepción la encabezan el priosti y

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la orhete principal, que para distinguirse del resto de las orhetes porta un estandarte con la imagen de la Virgen. Como en Zipiajo, las orhetes arreglan el templo para las fiestas decembrinas y son las encargadas de poner el nacimiento. El 23 las orhetes arreglan a la Virgen de la Concepción con flores y preparan ofrendas de fruta para el padre y los ayudantes. El día 24 en la noche se celebra la misa por cuenta delpriosti y las orhetes lo acompañan y después están invitadas a cenar a su casa, igual como sucede en la primera cena que ofrecen los mehromes a los orhetes en Zipiajo, bailan y se brindan las ofrendas a los padres y parientes que ayudaron en los preparativos. En la semana santa las orhetes junto con el priosti, como en Zipiajo los orhetes con los mehromes, llevan a cabo varias celebraciones profano-religiosas. El viernes santo el priosti invita a comer a las orhetes y después preparan las muchachas a la Virgen de la Concepción que va a acompañar a las imágenes de la semana santa. El 24 de junio se celebra la fiesta del santo patrón del pueblo, San Juan, y las orhetes participan en la celebración como las guananchas11 cargando a la imagen de la Virgen de la Concepción. Por ser esta Virgen la patrona del hospital tiene que acompañar a todas las demás imágenes venera­das en el pueblo y las orhetes deben cargarla en las distintas celebraciones. La última celebración del año en que toman parte las orhetes es como guananchas el día 15 de agosto en que se celebra la Virgen de la Asunción. Al frente de la procesión aparece el priosti y la segunda orhete que se distingue como la encargada principal de la celebración porque lleva un estandarte con la imagen de la Virgen. La comida oficial de la celebración de la Virgen de la Asunción le corresponde a la familia de la segunda orhete y los invitados de honor son las demás orhetes, al priosti, quene y el fiscal, cada uno acompañado de sus principales ayudan­tes y todos reciben una ofrenda como símbolo de agradecimiento por su participación en la celebración.

El cargo de orhete entre las comunidades de Zipiajo, Capacuaro y el extinto ya en Ocumicho nos muestra como un cargo de la jerarquía civil-religiosa puede sufrir modificaciones e investir nue­

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vos roles como obligaciones o bien desaparecer por completo. En el caso de Ocumicho parece que el cargo del orhete se tornó obsoleto, porque el quene de la Virgen de la Concepción vive en el hospital y las mujeres de su familia, en lugar de las orhetes, se ocuparon de atender semanalmente al templo y asistir al sacerdo­te. En Capacuaro el cargo del orhete está a cargo de diez mucha­chas solteras y jóvenes que originalmente tomaban participación en la fiesta como guananchas. El cargo del orhete en Capacuaro, como en el caso de Zipiajo los orhetes toman parte como ayudan­tes del carguero del Santo Niño, se asocia a la celebración de una imagen con considerable importancia o veneneración —en este caso la Virgen de la Concepción como la patrona del hospital — y las orhetes deben ayudar al carguero o sea al priosti. El hecho de que en una comunidad desaparezca por completo un cargo y en otras continúe con algunas modificaciones necesarias nos mues­tra que el cambio cultural se resiente de manera diferente entre las comunidades. En el caso del estado de Michoacán se ha suscitado una serie de cambios en la vida económica y cultural de las comunidades campesinas, sobre todo a partir de los años cuarenta cuando cobra fuerza la inserción de relaciones de tipo capitalista en la explotación de recursos naturales del habitat de las comunidades y en la producción y venta de artículos agrícolas como artesanales.

La trayectoria histórica de la jerarquía cívico-religiosa es dis­tinta en cada comunidad y en el caso de Zipiajo las innovaciones que se introdujeron al cargo de orhete, reflejan una serie de adopciones que los individuos hacen frente a los cambios sufridos en la vida económica, social y cultural en una comunidad. Algunas modificaciones tienen éxito y permiten que el cargo continúe. Recientemente por la fuerte tendencia a la migración a los Esta­dos Unidos el cargo de orhete se ve amenazado por desaparecer, porque el interés de los jóvenes en participar en los cargos religio­sos es cada vez menor a pesar de que económicamente los migrantes suelen ser los candidatos a los cargos por tener más posibilidad de solventar los gastos. La inexistencia de los orhetes

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conlleva a que el cargo de los mehromes del Santo Niño sea innecesario y que en su lugar los cargueros de San Pedro sean los que celebren las dos fiestas más importantes del pueblo. Para costear los gastos de las dos celebraciones, se han nombrado varios cargueros de San Pedro, el primero, el segundo y el tercer carguero, que se distinguen por su grado de importancia y tanto las obligaciones como los gastos se reparten de acuerdo al orden jerárquico establecido.

La jerarquía cívico-religiosa en un principio cumplía muchas tareas de índole civil y administrativo de la comunidad. En Zipiajo todavía los que participan en cierto cargo tienen ingerencia en los asuntos referentes al orden social y la administración de los fon­dos para la comunidad. Sin embargo, paulatinamente esta inter­vención se ha substituido por autoridades civiles locales y envia­das por la cabecera municipal, Coeneo, lo que contrarresta la importancia del ya debilitado sistema de cargos. A pesar de todas las fuerzas sociales, económicas y políticas que se contraponen a la continuidad del sistema de cargos en Zipiajo, como en otros pueblos campesinos de origen indígena principalmente, prevale­ce entre los habitantes un deseo de mantener la “costumbre de las tradiciones”. Los habitantes se interesan por conservar cierta autonomía en los asuntos civiles, económicos y religiosos de la comunidad frente al municipio y la diócesis respectivamente; muchas veces utilizan a la “identidad p’urhépecha” como un argumento para defender la autogestión en los asuntos locales.

Notas

1. El término orhete tiene distintas formas entre las comunidades tarascas, en unas se conoce como urecha y anitakua.

2. Priosti es un cargo de la mayordomía en la que el individuo elegido es un hombre generalmente casado que debe vivir en el edificio del hospital y debe asistir al sacerdote, le sirve de mensajero, sufraga gran parte de los gastos de la semana santa, el Corpus y la Navidad. El priosti es el jefe de los mayordomos menores, de

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las guananchas y de los semaneros. Goza de gran prestigio social y participa en reuniones y decisiones de carácter civil.

3. Huatapera es nombre p’urhépecha para designar a las casas reales en el siglo XVIII. También hace referencia al lugar de reunión de los cargueros del hospital, o de la Virgen de la Concepción.

4. Mehrome es nombre p’urhépecha que hace referencia al término mayordomo de un cargo cívico-religioso para celebrar a una imagen.

5. Pirerecua es un término p’urhépecha que viene de piren que significa juntarse. En el sentido ceremonial se refiere a ir juntos a ofrendar. Las orhetes van al templo a dejar su adorno floral y los colocan por orden, primero la orhete principal, luego la segunda orhete y así sucesivamente.

6. Pirecuas y abajeños son dos tipos de música que se escuchan entre las comunidades campesinas, sobre todo entre las indígenas de Michoacán.

7. Principales se les nombra a los cargueros del santo patrón que pasan a constituir un grupo encargado de tomar las decisiones sobre los asuntos cívico-religiosos en el pueblo y es uno de los cargos que otorga mayor prestigio.

8. Las chapatas son unos tamales de harina que se acostumbran mucho en las distintas celebraciones religiosas entre los pueblos de Michoacán.

9. Quene en Capacuaro es el ayudante del priosti y en otras comunidades el quene es el carguero y el priosti el ayudante.

10. Acatamales se les nombra a los tamales salados hechos con manteca y rellenos de carne guisada con mole que se envuelven en hoja de maíz.

11. Guananchas: jóvenes solteras que cargan a las imágenes en las procesiones del área tarasca.