el bullying un tema convocante

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  • El bulying. un tema convocante Emilce D'Angelo

    EI bulying es un tema que ha do cobrando no-tor iedad en los l t imos t iempos. Vinculado con las situaciones de violencia que t ienen

    lugar en las escuelas, designa las situaciones en las que un alumno es acosado por un grupo de com-paeros. En esta opor tunidad, se intenta contr i -buir desde una mirada crt ica a visibilizar e inte-grar las diversas cuestiones involucradas en la comprensin de este fenmeno.

    Una reflexin acerca del origen de un nuevo nombre para viejas prcticas

    En el mbito local, hasta hace pocos aos se hablaba de hostigamiento, discriminacin u otros vocablos simila-res; sin embargo, ltimamente comenz a aparecer el tr-mino anglosajn bulying, cuya traduccin literal significa "matonismo" o "agresin fsica".

    El trmino es el utilizado para referirse a hechos que guardan las siguientes caractersticas: acoso de un gru-po hacia un individuo, que se da en forma repetida y sos-tenida en el tiempo, sin que haya un motivo que lo provo-que. Sus vctimas, por lo general, son chicos introvertidos, inseguros, con baja autoestima. El agresor es caracterizado como un lder negativo que busca imponerse al grupo, un manipulador que busca amedrentar, dueo de un tempera-mento agresivo e impulsivo; capta seguidores para su con-ducta, logrando conformar as un grupo de agresores e in-hibir posibles reacciones de los miembros que no partici-pan activamente de la situacin, pero que se convierten en mayora silenciosa que, en su pasividad, avala lo que ocurre, a veces por identificacin con el agresor o quiz por temor a convertirse en nuevo objeto de humillacin.

    El tipo de acoso que se puede dar en la escuela puede adquirir diferentes formas: fsica, verbal y social. En el pri-mer caso se incluyen las agresiones de tipo fsico que pue-den causar daos visibles a la vctima, tales como pegar, empujar, etctera. El segundo tipo incluye atribucin de apodos, burlas, insultos, ocultamiento de pertenencias y, en el tercer caso, la vctima es ignorada, aislada. Lo que agrava

    el problema del bullyng en la actualidad es el hecho de que los avances tecnolgicos brindan ms medios para concre-tar el acoso, tales como: mensajes de texto, blogs, chat, en-tre otros. Una mirada empobrecedora de las situaciones de violencia escolar consiste en atribuirle la culpa a la vc-

    tima, considerando que es su presencia la que desencade-na la situacin, dando lugar a expresiones del tipo: "es que es tan calladito...","lo que pasa es que no se integra con nadie" y otras similares, despojando as de responsabilida-des al resto de los participantes y dejando a un lado las va-riables institucionales y contextuales involucradas.

    Algunas claves para "leer" las situaciones violentas

    Es posible preguntar si el tratamiento que se est ha-ciendo del tema puede encuadrarse dentro de las acciones de patologizacin, tal como las describe Korinfeld (2005). En primer lugar, aparece el establecimiento de un nombre, en este caso proveniente de otra lengua, se nomina una si-tuacin, se enuncian y describen sus caractersticas pro-pias, hecho que parece operar cerrando el caso, ms que dando lugar a interrogaciones fecundas que permitan ana-lizarlo. En segundo lugar, se responsabiliza al sujeto por lo que le pasa, pareciera "haber algo en la naturaleza" de esa persona que lo hace objeto de burlas. El grupo agresor pa-rece justificar su actitud en determinadas caractersticas de los que son sus vctimas, por ejemplo, su aspecto fsico, su eleccin sexual, su poder adquisitivo.

    Es posible pensar en qu medida los rasgos de compor-tamiento violento son atribuidos como propios de los es-tilos de relacin entre los jvenes, como formas de vincu-lacin ligadas a la agresin o rechazo de determinados su-jetos y adems en qu grado estas formas pueden ser le-das como modos de diferenciacin con relacin a las cul-turas parentales. En este sentido, es importante recordar que los casos que se han hecho pblicos a travs de los medios de comunicacin remitan a sectores de clase me-dia, hecho que contribua a su "espectacularizacin",ya que se presume que la conducta de los jvenes de estos sec-tores est lejos de las formas agresivas, comnmente atri-buidas a los sectores sociales ms desfavorecidos. Es posi-ble preguntarse adems cmo estas conductas son ledas desde la escuela, ya que no coinciden con las construccio-nes identitarias esperadas del "ser alumno", y qu hay de la narrativa de cada sujeto que posibilita estos hechos.

    Otro camino fecundo es leer los casos de bulying desde la conformacin identitaria en la tensin entre: la indivi-dualizacin/el nosotros. Este planteo abre varios interro-gantes: qu variables posibilitan que algunos jvenes se constituyan como sujetos a partir de la agresin en la relacin nosotros/otros? Cmo se constituyen esos grupos, quines se erigen cmo un "nosotros" que coloca al resto en el lugar de "otros"? Qu motivos hacen que la descali-ficacin y la burla operen como posibilitadoras de identi-

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  • dad? En qu medida la escuela, al "etiquetar" estas accio-nes nombrndolas como bullying, se interroga acerca de su significado y de su rol en las construcciones identitarias? Qu es lo que los jvenes que protagonizan estos hechos estn queriendo decir?

    El caso de "Patito feo"

    El programa infantil-juvenil de mayor xito en la televi-sin argentina, en el ao 2007, fue la tira diaria "Patito feo". All aparece con claridad el fenmeno del bullying, dulcifi-cado con componentes de "romanticismo". Un grupo de chicas, auto-denominadas "las divinas", hostigan continua-mente a la protagonista, Patito, hacindola objeto de bur-las por su apariencia fsica. Una de las canciones (cuyo nombre es "Las divinas") de la banda de sonido del pro-grama, dice:

    "Nadie pasa de esta esquina, aqu mandan las divinas, porque somos gasolina, gasolina de verdad. Todos sa-ben quin manda en esta school, porque nosotros so-mos gente cool, gente que siente con sangre caliente, que quiere hacerse or. Sea como sea, aqu no entran feas, pa' que lo veas te voy a mostrar, fuera esa fea, aquella otra fea, aqu no pueden entrar..."

    Aparecen claramente indicadores de matonismo, agre-sin verbal y hasta amenaza de violencia fsica. Esta letra es repetida diariamente por nios en sus espacios de juego, en los recreos escolares.As se naturalizan conductas que, en lugar de ser puestas en cuestin, aparecen como pro-pias de los grupos etreos intervinientes.

    Resulta oportuno, en este punto, incorporar al anlisis el planteo de Becker acerca de las "conductas desviadas" (Becker, 1971), podran interpretarse las acciones de bull-ying como conductas de ese tipo? Si consideramos, en tr-minos del citado autor, que "el hecho de que un cierto acto sea desviado o no depende en parte de la naturaleza del acto (es decir, de si quebranta o no alguna regla) y en parte de lo que los dems hacen al respecto" (Becker, 1971,23), se abren ciertos interrogantes: quines son los "desviados", los que agraden o sus vctimas, porque estas situaciones tienen la particularidad de ser aceptadas por los miembros del gru-po que asisten, algunos "pasivamente" y otros con actitu-des ms activas, a la comisin de hechos de agresin. Po-demos pensar que el grupo de las "divinas" se constituye como "normal" en un contexto social que privilegia la apa-riencia, el uso de determinadas insignias, el consumo como modo de pertenecer y de ser. Las "desviadas" son Patito y sus amigas, porque comparten valores, si se quiere ms trascendentes, ligados a la amistad y la bondad. Es induda-ble que el factor involucrado en estos acontecimientos, que puede ayudar a interpretarlos, es el tema del poder.

    El grupo "hostigador" es claramente quien detenta el poder y desde ese lugar ejerce acciones de coercin sobre el resto para que sigan sus conductas o al menos no las de-

    nuncien, dejando a la vctima en el lugar de "desviado" con relacin al grupo. La conducta de los hostigadores sola-mente deviene en "desviada" cuando los casos trascienden la intimidad del grupo.

    El bullying, desde el mirador de la subjetividad

    Llegados a este punto de la descripcin del tema, pare-ce oportuno reflexionar acerca de la relacin entre el bull-ying y el entramado social actual; estas cuestiones son las que a menudo se ocultan cuando se habla del tema, por-que si bien ms arriba sealaba que las conductas de burla y agresiones no son nuevas en la escuela, s lo es el nivel que estn alcanzando, provocando situaciones de profundo dolor psquico y aislamiento, que parecen ser producto de una saa desmedida, de un goce en la agresin misma y en el dolor del otro. Por otra parte, tambin es vlido refle-xionar acerca de qu le pasa al sujeto que agrede, que se siente reconocido desde la agresin.

    Esto hace que nos interroguemos acerca de cules son los ideales culturales que se transmiten socialmente y c-mo operan stos para la aparicin de conductas violentas. Tambin podramos preguntarnos s sera posible interpre-tar al bullying como un sntoma de la crisis social actual y, en todo caso, como un sntoma de qu malestar.

    El hecho de pensar en la posibilidad de que las manifes-taciones de agresin producidas por un grupo hacia un ni-co individuo en la escuela sean expresin de algn sntoma de malestar social nos obliga a reflexionar acerca del con-texto en que estos hechos aparecen.

    "El sntoma es aquello que no guarda conformidad con la norma, que anuncia un proceso que pone en tela de juicio la armona, y a veces hasta el orden del mundo. Se lo piensa como la manifestacin de un malestar y el desequilibrio de las condiciones de vida, algo anda mal, expresa y oculta un conflicto, en su naturaleza hay una realidad contradictoria, que es producto de aquello que denuncia" (Casset y otros, 2006,74).

    La sociedad actual ha exacerbado el individualismo, res-quebrajando los vnculos sociales y ha reemplazado, o al menos intenta hacerlo, los valores trascendentes por los efmeros. Se podra preguntar, entonces, si es lcito pensar "que este desprecio de varios hacia uno" replica, de algn modo, un modelo social que excluye, margina, aisla. El pro-fundo cambio producido en las condiciones laborales, la falta de estabilidad, la amenaza sobre el empleo y la prdi-da de ste, han generado cambios en las organizaciones fa-miliares. Pensar esta cuestin es reflexionar acerca de las condiciones sociales en las que se estn produciendo las nuevas subjetividades adolescentes.

    Lo que espera el conjunto social de los "nuevos" es ob-jeto de construccin, los enunciados de fundamento que estn siendo transmitidos parecen privilegiar al exitoso en desmedro de los dbiles. Para ser incluido habr que

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  • ser portador de determinadas insignias, lo valioso parece ser aquello que se tiene y lo que se hace, no tanto lo que "se es".

    Cabra indagar cmo ha sido el vnculo parental en aque-llos sujetos que son vctimas o se constituyen en agreso-res de sus compaeros, analizando de qu modo el con-texto social-familiar opera en la aparicin de esta proble-mtica, pensar acerca de qu es lo que se ha roto en la re-lacin entre el individuo y la sociedad para que esto ocu-rra, qu es lo que posibilita que algunos emerjan como portadores de un discurso que excluye a un sujeto y ese otro se haga eco de esa situacin.

    Una reflexin sobre el papel de las TIC en la construccin del bullying como fenmeno meditico

    Las nuevas tecnologas son parte del entorno familiar y social. En este contexto, quien es vctima de abuso no aca-ba su padecer al retirarse de la escuela, sino, por el con-trario, ste puede incrementarse a travs del uso de blogs, foros, websites, que amplan la posibilidad de sumar "agre-sores", dando as lugar al "ciber-acoso". Lo que ofrecen las TIC es la disponibilidad de mayores recursos para hostigar. Aun cuando se reconoce que solo una parte reducida de la poblacin local tiene PC en sus hogares, muchos acce-den a lugares pblicos para su uso. La utilizacin de celula-res es tambin otro modo de acoso, el envo o recepcin de mensajes intimidatorios contribuye a incrementar la magnitud del fenmeno.

    Este ltimo tiempo se ha visto, en reiteradas oportuni-dades, cmo la televisin se hizo eco de situaciones de vio-lencia ocurridas en escuelas, en este caso hacia los docen-tes, que eran subidas a la red por los alumnos intervnien-tes. Este ejemplo, por un lado, muestra cmo la disponibi-lidad de recursos tecnolgicos ampla las posibilidades de burlas y el nivel exponencial que ellas pueden adquirir al ser expuestas en Internet y, por otro, cmo la televisin se "esfuerza" en presentar la agresin como constitutiva de los nuevos adolescentes y jvenes. Las consecuencias que tuvieron la difusin de esas imgenes en el mbito de la ciudad de Buenos Aires fueron la expulsin de un alumno del sistema educativo y cambios en el manejo de las san-ciones, otorgando al docente la facultad de decidir aperci-bimientos. Cabe entonces la pregunta acerca de si no es una paradoja que se pretenda atender a las situaciones de violencia con exclusin, concentracin de autoridad, sin re-visar otras cuestiones vinculadas al formato escolar. Es posible considerar a estas medidas como regresivas o en definitiva son respuesta a una demanda de los docentes y hasta de los alumnos en cuanto a la imposicin de lmites? En todo caso, no vienen a legitimar la idea de peligrosidad asociada a la juventud? De qu manera contribuyen a la educacin en ciudadana?

    La otra cuestin de suma importancia que evidencia es-te hecho tiene que ver con el poder de los medios y su in-fluencia a la hora imponer "problemas" y de pensar formas

    de resolucin, dado que, si el caso mencionado no hubiese tenido la difusin y trascendencia que otorga la pantalla, no es posible saber si hubiese sido resuelto de igual manera.

    El rol de la escuela

    La escuela se constituye en un lugar de privilegio como agente de salud, entendiendo a esta ltima como el mxi-mo nivel de bienestar posible de una persona en un mo-mento dado y como resultado de una construccin social. En este sentido, la escuela tiene grandes posibilidades para promover los aspectos vinculados con la integracin so-cial, la grupalidad y el bienestar de sus alumnos. La dea de promocin de salud promovida en la Declaracin de Alma Ata (1978) habla de la necesidad de creacin de entornos saludables que promuevan el bienestar, procurando para ello la participacin de todos los actores involucrados. Desde el nuevo enfoque de promocin de salud, la escue-la debera propiciar acciones que contribuyan a desarrollar sujetos activos, capaces de tomar decisiones, de reconocer los condicionantes sociales, de respetar la diversidad en el interior de cada grupo y sobre todo de construir una red solidaria para poder resolver los problemas que los afec-tan. Si se revisa el modo de atencin que reciben habitual-mente las situaciones de bullying en las instituciones, vere-mos queja mayora de las veces, concluyen con el auto-ais-lamiento de las vctimas o derivaciones a servicios de aten-cin psicolgica; sin embargo, es posible ensayar otras res-puestas desde el mbito escolar desde el nuevo paradigma sobre la prevencin de salud.

    En este sentido, un concepto clave es el de "empodera-miento", que

    "se refiere a la capacidad de las personas de tomar decisiones y llevar a cabo acciones, individualmente y en lo colectivo. Implica acceso y control sobre los re-cursos necesarios. En trminos de empoderamiento in-dividual se refiere a las caractersticas psicolgicas de auto-estima, confianza en s mismo, y buena dosis de control para lograr una meta o inters personal. En trminos de un empoderamiento comunitario se refie-re a caractersticas de organizacin social, contactos y alianzas entre grupos de presin, influencia en los ni-veles polticos y de decisin econmica, de tal manera que se logre una meta o inters del grupo o la comu-nidad" (Cerqueira, M., 1996,27).

    La influencia de las instituciones educativas en la salud mental de sus miembros es indiscutible, el desafo consiste en generar acciones que desde la institucin promuevan el bienestar, sin desconocer los conflictos, atendindolos des-de una perspectiva amplia, sin encapsularlos en una inter-vencin tcnica que des-responsabilice a los participantes.

    Siguiendo a Cristina Corea y Silvia Duschastzky (2005), es necesario que la escuela enfrente el problema del bull-ying desde la invencin. Pareciera ser que este problema

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  • desubjetivizando, tanto en el nivel individual como institucional, en tanto deja a la vctima, si se puede erar como tal a quien es objeto de situaciones de violencia, en el lugar del "no poder hacer frente a la situa-

    cin y la institucin misma se ve invadida, desbordada por problema, frente al cual acta nominndolo, sin arriesgar

    ms complejos. Considerando la importancia de la autoestima en la apa-

    de acontecimientos como los mencionados, sera fundamental desde la escuela propiciar acciones que t ien-

    dan al empoderamiento individual. En lo que respecta a lo institucional, la cuestin es qu recursos crear ante este

    conflicto, analizar qu elementos del dispositivo escolar contribuyen y de qu modo a que las conductas de burla, miento y agresiones de diferente t ipo tengan lugar

    habilitar nuevos dispositivos ms saludables. e trata de instalar la palabra all donde tuvo lugar la

    (ofenda.

    Ser "objeto de bully'ing', "vctima o victimario" o ser objeto de derecho: una alternativa posible a partir

    de la resignificacin de lo poltico

    Es momento para comenzar a articular las distintas mi-adas que se han ido realizando a travs de este recorr ido

    en el intento por comprender este fenmeno que est ad-quiriendo cada vez mayor visibilidad: el bullying. Se han revisado los enfoques sobre la juventud, la n-

    uencia de los medios, los modos de produccin de subje-tividad, el papel de las TIC y el rol de la escuela en tanto agente de salud; es relevante, por ltimo, hacer una men-cin al rol del Estado en la atencin a esta problemtica que tiene que ver en definitiva con el desarrollo y fortale-cimiento de polticas pblicas destinadas a los jvenes y adolescentes.

    Si este tema se est instalando como problema, es posi-ble pensar en la relacin con el incumplimiento en la cre-acin de condiciones que garanticen el ejercicio de los de-rechos bsicos de cada persona. Hay ms de un derecho vulnerado cuando acontecen situaciones de bullying: el de recibir educacin en condiciones favorables, la posibilidad de desarrollarse plenamente como persona, de ser reco-nocido y respetado tal como lo establece la Convencin Internacional de los Derechos del Nio. Esta circunstancia hace necesaria la intervencin de la poltica en tanto posi-bilidad de atender problemticas que afectan la vida de las personas, implica la superacin del individualismo, la discu-sin conjunta acerca de las alternativas de resolucin y una mirada ms integral que involucre el anlisis de las diferen-tes cuestiones que conforman el escenario donde las si-tuaciones tienen lugar.

    Es momento de comenzar a interrogar a las institucio-nes, de reconocer las consecuencias que la globalizacin y el liberalismo econmico han tenido sobre la cohesin so-cial: la prdida de sentido, la falta de horizontes, la imposi-bilidad de generar proyectos a largo plazo, la crisis en la

    transmisin de valores sufrida por las instituciones refe-rentes, la familia y la escuela. Se hace necesario reflexionar acerca de las condiciones que hacen posible que se quie-bren los lazos de solidaridad en el interior del grupo, pero ms imperioso an es detenerse a pensar de qu modo re-constituirlos. En este sentido podemos pensar en una po-ltica que reconozca el derecho de subjetividad, que pro-porcione a los sujetos las posibilidades de desarrollarse; en esto la escuela tiene mucho por hacer, porque sigue sien-do la institucin donde los adolescentes y jvenes pasan ms tiempo.

    All donde acontece el bullying, o donde suceden otras mltiples situaciones de violencia y agresin, hay una posi-bilidad de intervencin, pero ya no desde la salida indivi-dual que nos ha pretendido imponer el nuevo capitalismo, sino desde una lgica diferente, que implica una reformula-cin de lo poltico; el interrogante es cmo lograr que el "ser sujeto de derecho" deje de ser un eslogan y comien-ce a hacerse realidad.

    "Hay que inventar, por fin, una poltica de la experien-cia, que parta de lo cotidiano de la gente para deducir de all reformas generales y no a la inversa... El cam-po poltico debe desplegarse a partir de lo que organi-za el vnculo social. Mientras antao era la empresa la que condensaba la conflictividad social, hoy se ve con claridad que las prioridades polticas deben volver a desplegarse en torno de la ciudad y la escuela. En efec-to, es en ellas donde se juega de la manera ms inme-diata y ms intensa la cohesin social" (Fitoussi, J. y Rosanvallon,P.,2006,2l2). CB

    INFORMACIN ADICIONAL

    BIBLIOGRAFA Becker, H., Los extraos. Sociologa de la desviacin, Buenos Aires,

    Tiempo Contemporneo, 1971. Casset, M., Ferrer, C, Villalba, A., "Las fronteras de la salud: cuerpos

    y subjetividades". Carrera de Especializacin de Postgrado en Nuevas Infancias y Juventudes, Buenos Aires, cem-UNGS, 2006.

    Cerqueira, Mara Teresa, "Promocin de la salud: evolucin y nuevos rumbos", Boletn de la OPS, Washington, 1996.

    Duschatzky, S. y Corea, C, "Las instituciones en la pendiente", en Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones, Buenos Aires, Paids, 2005.

    Fitussi, J. y Rosanvallon, P., La nueva era de las desigualdades, Bue-nos Aires, Manantial, 2006.

    Korinfeld, D., "Sexualidad, salud y derechos", en coleccin Ensayos y experiencias, Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, 2005.

    Nez, P. y otros, "Identidad y cultura". Carrera de Especializacin de Postgrado en Nuevas Infancias y Juventudes, Buenos Aires, cem-UNGS, 2006.

    Emilce D'Angelo es profesora y licenciada en Ciencias de la Educacin (UBA). Posttulo en Investigacin Educativa con Enfoque Socioantro-polgico (CEA. Universidad Nacional de Crdoba). Carrera de Especia-lizacin de Posgrado en Nuevas Infancias y Juventudes (UNGS, 2008). Profesora en el ISFD N 55 de Escobar, miembro del Equipo Tcnico Regional de la Regin XI de la provincia de Buenos Aires.

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