el bromista profesional

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“EL BROMISTA PROFESIONAL” (Lee con atención y subraya las cosas que aparezcan y que no tengan lógica en esta historia ) Para Juan era un divertimento gastar bromas continuamente a todo el mundo que se le ponía a tiro. Tenía una completa recopilación de bromas que iba aplicando sin ton ni son a todo aquel familiar, amigo o desconocido que se cruzaba en su camino. Esta afición, no era nueva, si no que le venía desde niño, y lo malo era que con 40 años aún seguía con sus bromitas, tales como tocar los timbres de las casas, conforme iba paseando por la calle -aunque esta broma fuera propia de abuelos-. Un día de esos, de los que le daba por tocar los timbres, iba barco por barco pulsando y corriendo para que lo vieran, hasta que tocó en el número 6 de la calle “El duende verde” y cuando salió corriendo se dio cuenta de que el timbre se lo había llevado pegado al dedo. Empezó a sacudir la mano, pero el timbre no se caía, luego tiró de él, pero lo único que consiguió era que se oyera un “din don, din don,...” que iba subiendo de volumen, hasta que dejaba de pulsarlo. El primer día no salió de su sorpresa, pues el timbre no se separaba de su dedo. Cuando llegó a casa tuvo que mantener la mano escondida en su bolsillo, por miedo a que su mujer, cansada de sus bromas, le llamara nuevamente la atención. Aquella noche pensó que seguramente se trataba sólo de una pesadilla y que cuando despertara todo habría acabado. Pero a las cuatro de la mañana un “din don, din don,...” lo despertó al girarse en la cama, y pensó que aquello era tan real como las sirenas del mar. Por la mañana en la cafetería, cada vez que cogía la taza del café se oía “ din don, din don,...” y los clientes, con cara estupefacta, se volvían primero hacia la puerta y luego lo miraban a él. Más tarde en el servicio de caballeros, al bajar la cremallera de su pantalón sonó un “din don, din don,...” que hizo que los señores que estaban allí se llevaron tal susto que unos se pusieron los zapatos chorreando y a otros se les cortó el pis. Así pasaron meses en los que si se rascaba la cabeza: “din don....”, que estrechaba una mano: “din don....”, que escribía en el ordenador: “din don....”, que conducía el coche: “din don....”, “din don....”,“din don....Pero un buen día, totalmente desesperado y afligido por las bromas que había realizado durante tantos y tantos años, empezaron a salir de sus ojos tantas lágrimas de arrepentimiento, que pensó, que acabarían con su sufrimiento; pero al ir a secarlas con sus manos,rozó sin querer el dedo donde estaba el timbre pegado y se oyó: “din don....”, “din don....” ,“din don....”. Moraleja: Puedes estar arrepentido de aquello que hiciste, pero eso no significa que lo que has hecho no tenga sus consecuencias. Texto: José Miguel de la Rosa Sánchez Comprensión lectora: Silvia Asuero Imagen: phillipmartin.info

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lecturas absurdas

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  • EL BROMISTA PROFESIONAL(Lee con atencin y subraya las cosas que aparezcan y que no

    tengan lgica en esta historia )

    Para Juan era un divertimento gastar bromas continuamente a todo el mundo que se le pona a tiro. Tena una completa recopilacin de bromas que iba aplicando sin ton ni son a todo aquel familiar, amigo o desconocido que se cruzaba en su camino. Esta aficin, no era nueva, si no que le vena desde nio, y lo malo era que con 40 aos an segua con sus bromitas, tales como tocar los timbres de las casas, conforme iba paseando por la calle -aunque esta broma fuera propia de abuelos-.

    Un da de esos, de los que le daba por tocar los timbres, iba barco por barco pulsando y corriendo para que lo vieran, hasta que toc en el nmero 6 de la calle El duende verde y cuando sali corriendo se dio cuenta de que el timbre se lo haba llevado pegado al dedo. Empez a sacudir la mano, pero el timbre no se caa, luego tir de l, pero lo nico que consigui era que se oyera un din don, din don,... que iba subiendo de volumen, hasta que dejaba de pulsarlo.

    El primer da no sali de su sorpresa, pues el timbre no se separaba de su dedo. Cuando lleg a casa tuvo que mantener la mano escondida en su bolsillo, por miedo a que su mujer, cansada de sus bromas, le llamara nuevamente la atencin. Aquella noche pens que seguramente se trataba slo de una pesadilla y que cuando despertara todo habra acabado. Pero a las cuatro de la maana un din don, din don,... lo despert al girarse en la cama, y pens que aquello era tan real como las sirenas del mar.

    Por la maana en la cafetera, cada vez que coga la taza del caf se oa din don, din don,... y los clientes, con cara estupefacta, se volvan primero hacia la puerta y luego lo miraban a l. Ms tarde en el servicio de caballeros, al bajar la cremallera de su pantaln son un din don, din don,... que hizo que los seores que estaban all se llevaron tal susto que unos se pusieron los zapatos chorreando y a otros se les cort el pis.

    As pasaron meses en los que si se rascaba la cabeza: din don...., que estrechaba una mano: din don...., que escriba en el ordenador: din don...., que conduca el coche: din don...., din don....,din don....

    Pero un buen da, totalmente desesperado y afligido por las bromas que haba realizado durante tantos y tantos aos, empezaron a salir de sus ojos tantas lgrimas de arrepentimiento, que pens, que acabaran con su sufrimiento; pero al ir a secarlas con sus manos,roz sin querer el dedo donde estaba el timbre pegado y se oy: din don...., din don.... ,din don.....

    Moraleja: Puedes estar arrepentido de aquello que hiciste, pero eso no significa que lo que has hecho no tenga sus consecuencias.

    Texto: Jos Miguel de la Rosa SnchezComprensin lectora: Silvia AsueroImagen: phillipmartin.info

  • COMPRENSIN LECTORA1.- A qu se dedicaba Juan? ______________________________________________________________

    ___________________________________________________________________________________

    2.- Te parece lgico que a su edad hiciera esas cosas? _______ Razona tu respuesta: _______________

    ___________________________________________________________________________________

    3.- Completa con V o F.

    Juan gastaba bromas a todo el mundo. Tuvo miedo de que sus padres se enfadaran con l.

    Toc un timbre de la calle El duende azul. Se pas meses con el timbre pegado a su dedo.

    El timbre se le qued pegado al dedo. Todo lo que hacemos tiene sus consecuencias.

    4.- Qu dedo crees t que utilizara Juan para tocar el timbre? Por qu?___________________________

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    5.-Escribe el nombre de los dedos de la mano.

    6.- Hay un dedo cuyo nombre es una palabra polismica. Cul es? _________________________________________

    Haz un dibujo de su segundo significado.

    7.- Has gastado o te han gastado alguna vez una broma? Cuntala brevemente.

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