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  • 7/24/2019 El asedio al Raval: Una aproximacin al pasado y presente de las transformaciones urbansticas del barrio barcelo

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    Oati International Institute for the Sociology of LawAntigua Universidad s/n - Apdo.28 20560 Oati - Gipuzkoa Spain

    Tel. (+34) 943 783064 / Fax.(+34) 943 783147E: [email protected] W: http://opo.iisj.net

    1

    Oati Socio-Legal Series, v. 1, n. 2 (2011) - Investigations Investigaciones IkerlanakISSN: 2079-5971

    El asedio al Raval:Una aproximacin al pasado y presente de las

    transformaciones urbansticas del barrio barcelons

    MIQUEL FERNNDEZ

    Abstract

    The incisions perpetrated in Barcelonas Public Space have been justified with the

    discourse of the need to put Barcelona into the market of the Global Cities. In thesecities the production of profits is deputized at the service sector in prejudice of theindustrial itself and it promotes the enormous entrance of property, financial andtourist capital. We came across a process of tertiarization which, in due time,requires a musealization of the city that makes it attractive for financial investors.

    These transformations -recognized under Barcelona's Model label -do not attemptonly to modify the physical morphology of the city, rather, they aspire to transformtheir inhabitants' cultural and commodities practices to the point, if it is precise, tosubstitute the same neighbours for other ones further in harmony with these newscenes, in what is known as Gentrification.

    Assuming that this substitution of habits and of inhabitants has not taken place

    naturally, the Town council, negotiating various types of public and private interestshas established a normative disposed frame to the aesthetic and ethical renewal. Ithas to do with a new set of standards that narrow the variety of ways of behavingin the Public Space. They specially affect any subject that does not respond to asort of universal standard rules of behaviour. This regulation brought together inNovember 2005, is popularly known as Ordenana cvica.

    The ethnography of Robadors's street of Barcelona (Catalunya), allowsproblematizing Public Space concept and contrasting it to Multitude with theintention of exposing the existent correlations between these urban transformationsand the interested conceptualization of public space notion.

    Key words

    Barcelona, Raval, Robador, Public Space, urban transformation, street life, capitalistappropriation of the city

    Resumen

    Barcelona ha sufrido importantes transformaciones urbanas generalmentepropulsadas con la excusa de la organizacin de un macro acontecimiento. Estasincisiones perpetradas en el espacio pblico se han justificado recientemente con eldiscurso de la necesidad de introducir Barcelona en el mercado de las CiudadesGlobales. En estas ciudades se delega la produccin de beneficios en el sectorservicios en detrimento del industrial y se favorece la entrada ingente de capital

    Grup de Recerca sobre exclusi i control socials (GRECS). Universitat de Barcelona, Facultat degeografia i histria i de filosofia, Departament d'Antropologia Social i d'Histria d'Amrica i frica,[email protected].

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    inmobiliario, financiero y turstico. Nos encontramos pues con un proceso detercerizacin que, a su tiempo, requiere una museizacin de la ciudad que la haga

    atractiva para los turistas e inversores inmobiliarios y financieros.Estas transformaciones reconocidas bajo el epgrafe de Modelo Barcelona- nopretenden slo modificar la morfologa de la ciudad construyendo barriosresidenciales, centros deportivos u hoteles, sino que aspiran a transformar lospatrones culturales y mercantiles de sus habitantes hasta el punto, si es preciso, desustituir los mismos vecinos por otros ms a tono con estos nuevos escenarios enlo que se conoce como procesos de Gentrificacin o Elitizacin.

    Dado que esta sustitucin de hbitos y de habitantes no se ha producidonaturalmente el consistorio, cediendo a diversos tipos de presiones ha instauradoun marco normativo proclive a la renovacin esttica y tica que se pretende. Setrata de un nuevo conjunto de normas que estrechen el abanico de formas de

    comportarse en el espacio pblico, de manera que afecte especialmente a cualquiersujeto que no responda a una especie de reglas universales de comportamiento mimesis del saber estar de las clases medias de la ciudad. Esta reglamentacin seencuentra recogida en el Proyecto de Ordenanza de medidas para fomentar ygarantizar la convivencia ciudadana en la ciudad de Barcelona de noviembre de2005, conocida popularmente como la Ordenanza cvica.

    Este texto problematiza el concepto de Espacio pblico y lo contrapone al deMultitud con la intencin de poner en evidencia las correlaciones existentes entreestas transformaciones urbanas promovidas por las instituciones de gobierno y laconceptualizacin interesada dela nocin de espaci pblico.

    Palabras clave

    Barcelona, Raval, Robador, espacio pblico, transformaciones urbansticas , culturaurbana, apropiacin capitalista de la ciudad.

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    ndice

    1. Prembulo............................................................................................... 42. Introduccin ............................................................................................43. Transformaciones urbansticas en Barcelona y disciplinamiento de lo urbano ..... 5

    3.1. De la "Ciutat vella" a l'Eixample. La ciudad proletaria y la ciudad burguesa.

    ............................................................................................................ 74. La Ciudad Global ......................................................................................8

    4.1. Barcelona post olmpica ................................................................... 104.2. Lo que debe ser el Espacio pblico urbano: discurso y avenencia,representacin y concordia. .................................................................... 114.3. El espacio pblico urbano como sociedad al desnudo............................ 12

    5. El Raval, el espacio pblico en litigio.......................................................... 145.1. El presente. ................................................................................. 145.2. El pasado .................................................................................... 17

    6. A modo de conclusin. El doble vnculo entre lo teorizado hasta el momento y laetnografa en curso..................................................................................... 187. Bibliografa citada ................................................................................... 19

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    1. Prembulo

    Estas pginas son el primer fruto de un trabajo de investigacin iniciado en julio de2009. Este trabajo va destinado a la consecucin de una tesis doctoral tituladaEtnografa de la aplicacin de la normativa cvica en la calle d'en Robador deBarcelona. Se desarrolla en el marco del Grup de recerca en exclusi i control

    social (GRECS) del Departament d'Antropologia Social i d'Histria d'Amrica ifrica en la Facultat de Geofrafa i d'Histria d'Amrica i frica de la Universitat deBarcelona.

    El texto que aqu se presenta, entonces, tiene como objeto la afectacin de la vidaurbana en relacin a las recientes transformaciones urbansticas de una parte delbarrio del Raval de Barcelona. El texto que sigue propone los elementosepistemolgicos y metodolgicos que sirvan de coordenadas generales para eldesarrollo de un marco terico ms vasto y concreto.

    Antes de proseguir es necesario realizar dos leves advertencias: Considrese estaspginas como apuntes y notas que anuncian la mirada que se va ir adoptando y lamanera en la que sta buscar interpretar el trabajo de campo (comenzado enfebrero de este ao) y elaborar las primeras hiptesis. Esta es una primera disculparelativa a las grandes pretensiones de un texto necesariamente reducido. Por otrolado, la siguiente es relativa a la imposibilidad de exhaustividad bibliogrfica, yaque debe tenerse en cuenta la variedad y cantidad de material publicado sobre eltema y el estado cuasi fundador en el que se encuentra el desarrollo de estainvestigacin.

    Realizadas estas dos advertencias, prosigo anunciando las ambiciones del presenteartculo.

    2. Introduccin

    En el proceso que podramos definir como de mercantilizacin del barrio del Ravalde Barcelona existe una continuidad desde los aos 80 del pasado siglo XX hasta

    nuestros das que permite ser reconstruida. Aun as, para conocer este proceso esnecesario contextualizar primero las transformaciones del resto de la ciudadiniciadas un siglo antes.

    Claro est que la voluntad de gestin, control y sometimiento de la ciudad hanprecedido, al mismo tiempo que se han convertido en condicin sine qua non parala conversin de las ciudades en centros de produccin de plusvalas no basadas enla explotacin de la fuerza de trabajo. El valor de cambio se ha trasladado deltrabajo al suelo, estando ahora aqu, el rendimiento financiero y especulativomayor, tal y como destacan varios autores entre ellos Lefebvre (1971), Harvey(1977), Logan y Molotch (1987) o, para el caso espaol, Capel (1975) o PedroFraile (2005, 2003) entre muchos otros. En el aspecto concreto de la vigilancia y supapel en el desarrollo y consolidacin del capitalismo, Fraile (siguiendo a MichelFoucault (1976 y 1988)) afirman que hay una persistente tendencia a vigilar lapoblacin, y que esta tendencia traspasa diferentes modelos sociales (2005). Parael gegrafo, las dos caractersticas comunes de este proceso son: la ordenacin delespacio en aras del mximo aprovechamiento de los rendimientos econmicos delmismo y la disuasin del delito (que se basa en la creencia que su xito es relativoa la capacidad de vigilancia sobre los individuos).

    A continuacin expongo algunos elementos bsicos para acotar el tema abordado.Los presupuestos escogidos estn anclados en la tradicin terica del estudio de lastransformaciones urbanas y urbansticas de la ciudad: el estudio de lagentrificacin, y de la tematizacin de las ciudades en los procesos de terciarizacinde la economa. Instaurado este punto de partida se establecen en forma de

    hiptesis dos correlaciones paralelas: la primera de ellas entre las transformacionesurbansticas y el marco del desarrollo actual del capitalismo. I la siguientecorrelacin, entre estas transformaciones y los actuales mecanismos de control de

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    la poblacin que pivotan insistentemente sobre una inoportuna, y por momentos,endeble conceptualizacin de espaci pblico.

    La penltima parte del artculo intenta utilizar el caso de Barcelona yconcretamente del Raval para determinar la pertinencia de un marco terico enproceso de elaboracin pero que aqu expone sus primeras orientaciones.

    Dicho esto, concluyo el texto, sealando haca donde puede proseguir el desarrolloterico y cules deben ser los elementos irrenunciables de la etnografa que se estrealizando.

    3. Transformaciones urbansticas en Barcelona y disciplinamiento de lourbano

    En la citada obra, Fraile remarca que tanto el control de los pobres como el diseodel espacio son necesidades preindustriales, industriales y postindustriales: losedificios y las calles deben ser transparentes y vigilables en aras de un controleficaz. Segn Fraile, al panptico de Betham le precede las tesis de Miguel Gigintaque ya en el siglo XVII dise en sistema espacial y disciplinar. Este es el primereslabn de la lgica econmica y social del capitalismo urbano ya, desde el sigloXVI (bidem; 16-17). Podramos avanzar que, satisfacer estas dos necesidades, sonalguna de las funciones ms importantes del urbanismo.

    Urbanismo es un concepto acuado por el ingeniero militar Ildefons Cerd1 seentiende un conocimiento al servicio de alterar las condiciones sociales de loshabitantes de una ciudad interviniendo sobre la morfologa fsica de la msma. Enotras palabras, el urbanismo es trabajo de ingenieros, urbanistas y arquitectossobre la ciudad, entendida como conglomerado fsico y ordenable de avenidas,calles, edificios, plazas o dems infraestructuras que modelan lo meramente fsicode la urbe. En cambio, lo urbano es lo que de humano sucede en la ciudad, almargen, en coalicin o por momentos- a pesar, de las transformacionesurbansticas y de las instituciones que las promueven.

    La sospecha se cierne al intuir, tal y como hacen diversos autores (Lefebvre 1971;Delgado & Malet 2007; Clars y Ferret et al. 2007 entre otros), que el urbanismo esuna ideologa -en el sentido gramsciano (Gramsci 1981)- que oculta un proyectosocioeconmico impuesto por la parte de la poblacin capitalizada sobre los grupossociales descapitalizados.

    En este sentido se sugiere que la puesta en orden de la ciudad para sumercantilizacin es abanderada, legitimada y apoyada de diferentes maneras por elpoder pblico. Como sntesis de este entusiasmo en el proyecto mercantilizador y,oculto en una maraa de teoras sobre qu es y qu debe ser el espacio pblico,hoy podemos encontrar numerosos ejemplos en los que el poder municipalmanifiesta una decidida voluntad de disciplinar lo urbano. El resultado de estacoalicin entre intereses urbansticos privados y autoridad pblica debera ser unaciudad dispuesta para su venta y una poblacin laboriosa y solcita.

    Para aproximarme al caso de Barcelona reducir la perspectiva temporal a unperiodo comprendido entre mediados del siglo XIX hasta la actualidad. Ser en1860, cuatro aos despus del derribo de las murallas2, cuando se ponga enmarcha el proyecto de ciudad que ha llegado hasta nuestros das. Este momento

    1 Ildefonso Cerd ser el responsable del Plan de ensanche y reforma de la ciudad de Barcelona. Elingeniero acua el trmino Urbanismo, en la formulacin de la Teora general de la urbanizacinpublicada en 1869, como: el conjunto de conocimientos, principios, doctrinas y reglas, encaminadas aensear de qu manera debe estar ordenado todo agrupamiento de edificios, a fin de que responda a suobjeto que se reduce a que sus moradores puedan vivir cmodamente y puedan prestarse recprocosservicios, contribuyendo as al comn bienestar.2 Pere Felip Monlau mdico y higienista autor del trabajo Abajo las murallas, Memoria acerca de lasventajas que reportara Barcelona y especialmente su industria de la demolicin de las murallas quecircuyen la ciudad, en el que se demanda una expansi des del rio Llobregat al Bess.

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    podemos definirlo como el de los inicios de la adecuacin de la ciudad en tantoescenario principal del desarrollo del capitalismo. Ser el ao de la aprobacin delPlan de ensanche y reforma de la ciudad de Barcelona encargado por el Ministeriode Fomento al ingeniero militar Ildefons Cerd que recibir la oposicin inicial de lasautoridades municipales.

    Poco despus del derribo de las murallas, el consistorio, realiz un concurso paraescoger el plan de ensanche de la ciudad que fue ganado por el proyecto de Rovirai Trias. Aun as, el Ministerio de Fomento adjudic el proyecto a Ildefons Cerd.ste realiz un estudio sobre las condiciones de vida de la clase obrera 3 y contrastla penuria e insalubridad en la que viva. Fue con estas conclusiones en la manoque ide un ensanche racional e igualitario, donde el sol, la luz y las innumerableszonas ajardinadas permitieran la mejora substancial de la vida de esta poblacin.Este ensanche deba acoger a la poblacin de la ciudad vieja, lugar que, a su vezdeba ser intervenido por tres grandes vas que la abriesen de norte a sur y de estea oeste. La nica que Cerd vio construida fue la Gran Va A, lo que hoy conocemoscomo Via Laietana. Siguiendo a varios autores (Fraile 2003 y 2010; Von Heeren2002) al parecer a Cerd no le interesaba mejorar Ciutat Vella, la contemplabacomo un cuerpo extrao que deba ser atravesado4 precisamente por estas tresgrandes vas.

    Segn Von Heeren (2002, p. 27) el gobierno de Madrid ignor que el juradomunicipal escogi como ganador el proyecto de Rovira i Trias y por Real ordenadjudic el proyecto reticular a Cerd. El motivo de esta eleccin no fue el detalladoestudio social y urbanstico preliminar, sino la amplitud de las calles que,inspirndose en el Pars de Haussman (Cruz 2009; Von Heeren 2002; MazaGutierrez & Magriny Torner 2001; Sargatal Bataller 2007 y 2009) propona callescon una amplitud mnima de 20 metros, hecho que facilitaba la calma y el ordenpuesto que en calles tan anchas era imposible erigir barricadas, se facilitaba elacceso a las tropas militares y por lo tanto el control rpido y fcil de la ciudad antefuturas insurgencias urbanas5.

    3Cerd, I. (1971 [1867]) Monografa estadstica de la Clase obrera de Barcelona en 1856, en Teorageneral de la urbanizacin y aplicacin de sus principios y doctrinas a la reforma y ensanche deBarcelona. Instituto de Estudios Fiscales, Madrid. Publicado veintids aos despus al clsico de Engels(1980[1845])4De hecho, la idea de atravesar lo que haba sido Barcelona durante dos mil aos hasta mediados delsiglo XIX es presente desde este momento y con ms ahnco con la progresiva polarizacin econmicaque supuso la creacin del Eixample. Algunos ejemplos de esta postura contrria a lo abigarrado,insalubre y pernicioso de la trama urbana antigua se pueden encontrar en cantidad de documentos de lapoca hasta nuestros das. Baste como ejemplo, la conocida sentncia atribuda al que fuera presidentede la Generalitat Llus Companys (1934- 1940) sobre el Raval. ste hablando en privado con uno de los

    discpulos de Le Corbussier, a la sazn, consejero de los urbanistas encargados por la Repblica parareurbanizar el Raval, dijo: si pogus lenderrocara a canonadas (Si pudiera lo demolera acaonazos) (Ealham, 2005:145; Moreno & Vzquez Montalbn, 1991:87)5No hay que olvidar que la primera gran expropiacin se produjo despus del asedio de catorce meses ala ciudad que cay en manos de tropas borbnicas. Despus de la derrota, el entonces rey espaolFelipe V mand construir una fortaleza que comporto la destruccin del barrio situado donde hoyencontramos el Parc de la Ciutadella. Hasta bien entrado el siglo XIX, la Ciudadela fue una fortalezamilitar que, conjuntamente con el Castillo de Montjuc podan someter la ciudad cuando las revueltasurbanas se descontrolaban, cosa que sucedi en diversas ocasiones. Por ejemplo, desde el siglo XIX, unade las primeras asonadas de las que se tiene constancia, se produjo en 1835 y explot precisamentefrente al nuevo fortn, en la plaza de toros El Torn del barrio de la Barceloneta (barrio construidoprecisamente para responder a las demandas de habitacin que produjo la destruccin de las viviendasdonde ahora se encontraba la fortificacin) despus de una mala corrida en honor a la reina Isabel II. Seprodujeron nuevas revueltas en 1843, y en los veranos de 1854 a 1856. Ya en el siglo XX, la huelgageneral de 1902, la Setmana Trgica de 1909, la huelga general de 1919, tambin conocida como laVaga de la Canadenca o finalmente la insurreccin militar de julio 1936 repelida por multitud detrabajadores y trabajadoras organizados en su mayora alrededor de CNT (Confederacin nacionalanarquista), UGT (Unin General de Trabajadores) y el POUM (Partido Obrero Unificado Marxista) enarmas (Paz, et. Alt. 2004: 11- 38).

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    3.1. De la "Ciutat vella" a l'Eixample. La ciudad proletaria y la ciudad burguesa.

    Desde el punto de vista aqu adoptado, ya desde este momento, finales del sigloXIX y principios del XX, es posible una interpretacin de las trasformacionesurbansticas en los trminos de controlar a la poblacin. Especialmente la del barriodel Raval donde se concentraban obreros industriales, pequeos artesanos y

    comerciantes, parados y una innumerable tipologa de personas que vivan en y dela calle (Ealham 2005, p. 173- 191; Fraile 2010, p. 52).

    Aunque el plan original reflejaba las preocupaciones de Cerd en relacin a lamejora de las condiciones de vida de la poblacin trabajadora, diferentes inerciaspolticas y econmicas coadyuvaron al abandono del espritu inicial: las manzanasque deban ser slo de dos o tres caras (en forma de U o de L) acabaronteniendo cuatro y la mayora de los patios interiores que deban ser zonas pblicasajardinadas fueron edificadas y privatizadas, la altura de las fincas que no debasuperar las cuatro plantas lleg en la mayora de los casos a doblarse;modificaciones todas que dejaban, el proyecto de la ciudad igualitaria, literalmenteen agua de borrajas. Esto lleg hasta tal punto que el Eixample se convirti en laciudad burguesa y la ciudad antigua contino y agrav las condiciones de vida de la

    poblacin ms descapitalizada. Como minuciosamente describe Von Heeren:El plan condujo finalmente a un crecimiento enorme de la ciudad (1865 = 190.000habitantes, 1915 = 620.000 habitantes). El modelo cuadricular era idneo comosistema de ordenacin para el mercado inmobiliario; las parcelas fueron divididas yvendidas para su financiacin. La pujante especulacin inmobiliaria hizo subir losprecios. Los nuevos reglamentos de edificacin se adaptaron rpidamente a larealidad del desarrollo de la sociedad: los edificios fueron cada vez ms altos (hasta30 metros), las parcelas se densificaron. El volumen edificado aument de los67.200 m3 (1859) previstos a 294.700 m3 (1975). [...] La demanda desenfrenadade terreno para viviendas iba finalmente a costa de zonas verdes, colegios, centroscvicos e iglesias (Von Heeren 2002, p. 25).

    Tal y como explica la autora, por la fuerte subida de los precios, los terrenos

    edificables y pisos en lEixample slo eran accesibles para la burguesa. Lostrabajadores seguan, como antes, hacinndose en Ciutat Vella, donde lascondiciones de vida empeoraban an ms. Con la construccin del Eixamplesurgipor primera vez el concepto de casco antiguo. Lo que ahora llamaramospolarizacin social se manifest en las fronteras entre la vieja y la nueva ciudad 6.La ciudad vieja fue odiada por la burguesa por su pobreza y angostura y porqueera el centro de rebeliones y levantamientos. Quien pudo permitrselo abandon loscallejones sin luz de Ciutat Vella para mudarse al nuevo ensanche. A partir deahora, en Ciutat Vella vivan los colectivos ms pobres y menos privilegiados,mientras el Eixamplese convirti en la ciudad de la burguesa (Von Heeren 2002, p.26; Ealham 2005, p. 31- 53).

    Tal y como se ha dicho en prrafos anteriores, el plan de Cerd contemplaba tres

    grandes vas que deban cruzar el casco antiguo: La Gran Va A, conectara la partederecha del nuevo ensanche con el puerto facilitando as el flujo de mercancasentre los nuevos centros administrativos situados en esta parte y el puerto, esdecir, la actual Via Laietana. Las consecuencias en trminos weberianos, deseadaso no- fueron la creacin del primer cortafuegos en la enrevesada ciudad viejadividindola en dos: la parte ms industrial de la ciudad (los barrios medievales yprimeros industriales de Sant Pere y Santa Caterina) de la parte donde seconcentraba la burguesa. Elocuentemente, sta fue la nica va que se abri conCerd en vida.

    6Segn explica Pedro Fraile (2011), anteriormente a la demolicin de las murallas, exista diversificacinsocial, sobre todo en el barrio de Sant Perei Santa Caterinadonde se concentraban la mayoras de losvapores industriales. All, en la calle Sant Pere Ms Alt, se encontraban, ms o menos mezclados, loscapataces, los propietarios, mientras que en las calles Sant Pere Mitjy Sant Pere Ms Baixestaban losobreros, teniendo las fbricas situadas en las proximidades. Si aqu, se exista diversidad social, al otrolado de las Ramblas, se concentraba mayoritariamente clases trabajadoras y marginalizadas.

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    Se impone entonces la divisin de la estructura formada durante siglos en dospartes muy diferenciadas: la zona central de la ciutat vella, flanqueado por las dosgrandes vas que servan de separacin simblica (es decir, entre La Rambla y lanueva Via Laietana) se convirti en el Barri Gtic y el barrio turstico queexplotaba el atractivo de los palacios de la antigua Barcino, dejando al otro lado dela Rambla al lado izquierdo- el Raval, lo que nadie quera: huertos y centros

    asistenciales represivos: casas de caridad, de mujeres arrepentidas o el hospital deleprosos. La amplia franja de la Va Laietana destruy la continuidad morfolgicadel casco antiguo y desapareci su conexin. Fue la primera gran operacinurbanstica de despanzurramiento: se eliminaron 82 calles y 2199 viviendas. Elbarrio se Sant Pere i Santa Caterina fue abandonando su condicin de enclaveindustrial convirtindose en comercial y residencial (Huertas 2006, Snchez 1991,Von Heeren op.cit).

    La Gran Va B se pens para atravesar el barrio del Raval de este a oeste (o de mara montaa). La intervencin propiamente dicha, podramos decir que empieza agestarse involuntariamente con los bombardeos7 a las Reials Drassanes (RealesAtarazanas) del 24 de septiembre 1938 y los regulares raidde la aviacin italianaentre 1937 y 19388 que afectaron ms de 1500 edificios. Poco despus deconquistada la ciudad por el ejrcito rebelde, se declar en 1943 la demolicin de lazona afectada ya por entonces bautizada con el nombre de Barrio Chino-instaurando una gran avenida que primero se conoci como Avenida Garca Morato y actualmente como Avinguda Drassanes(de Otero 1943).

    4. La Ciudad Global

    Lo que ahora resulta completamente natural -especular y enriquecerse en base abienes de primera necesidad como el trabajo o el suelo- fue definido en sumomento como un atentado contra los elementos constitutivos de la vida. En elcaso concreto del suelo, Polanyi, ([1957] 2003) afirm que igualmente como conel trabajo- no se trata de una mercanca cualquiera, sino de un pilar fundamental

    de la vida. Estos bienes no son indispensables para sobrevivir, son elementos sinlos cuales no se puede concebir la vida. Establecer la separacin pues, del trabajo odel suelo, de la vida, -como tambin anunci Marx, (2003 [1859]) en relacin altrabajo- es una ficcin que requerir aplicarse continuamente a fin de garantizar,no la vida, sino el proceso de acumulacin.

    Pues bien, el descubrimiento de lo que David Harvey llama acumulacin pordesposesin (1977, 1998 y 2003) como nueva forma de acumulacin urbanstica,emerge como el man de la economa de servicios despus de la crisis mundial delos aos 70: formas de acumulacin extraordinaria basadas, no slo en continuartrasladando el valor de uso de la vivienda en el mximo posible valor de cambio,sino revalorizar espacios ya urbanizados con gran potencial para producir valoraadido.

    En este sentido, y utilizando la nocin goethiana- weberianade afinidades electivaspodemos decir que, esta nueva estrategia de acumulacin por desposesincaracterstica de la poca post- industrialencuentra sus afinidadesprecedentes entanto sistemas de control de la poblacin urbana y en tanto sistema de produccinde plusvalas en base a la especulacin con el suelo urbano, en estos primerosdesarrollos de ciudades planificadas al estilo de la Barcelona ideada por Cerd(vase los casos ejemplares estudiados de Parso Los ngelespor el mismo Harvey

    7 La expresin que relacin la intervencin urbanstica con los bombardeos no es una frivolidad de micuo. An hoy, en la pgina web del Ajuntament de Barcelona, se puede leer, en la pgina del districtede Ciutat Vella: El pla Maci donava solucions racionalistes i integrades als problemes del barri. Pervan ser les bombes de la Guerra Civil les que van fer els primers sanejaments urbanstics al sud delRaval (avinguda de Garca Morato, avui avinguda Drassanes) (Ajuntament de Barcelona, 2010)http://is.gd/HOsnOLconsultado el 22 de julio de 20118En total se calcula que estos bombardeos causaron ms de 2500 muertos.

    http://is.gd/HOsnOLhttp://is.gd/HOsnOL
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    (2008) o Mike Davis (2003) respectivamente). Y esta es la tendencia a la que lasautoridades de Barcelona parecen sumarse con especial entusiasmo a partir,especialmente, de 1986, cuando la ciudad es designada como sede de los JuegosOlmpicos de verano de 1992 tal y como destacan numeroso autores9

    Economistas y socilogos como Sskia Sassen (1999), Neil Smith (2002) o Setha

    M. Low (1999) entre otros, han popularizado la denominacin de CiudadesGlobales. Este tipo de ciudades se convertira en marco natural para el desarrollodel fenmeno de la acumulacin por desposesin (Harvey 2004). Aunque laeconoma del espacio ya estuviera siendo desarrollada, como se ha sealado, desdemediados del siglo XIX, este punto de vista define esta ltima etapa como aquellaen la que es necesario introducir Barcelona en el mercado de este nuevo tipo deciudades.

    Consecuentemente, en el caso concreto de mercantilizar el barrio del Raval, seprecisa trasladar su funcin de produccin industrial a centro de produccin deservicios. El barrio tiende especializarse sobre todo en la especulacin inmobiliaria yen la oferta de negocios con alto valor aadido. Este hecho comporta, casiindefectiblemente la substitucin, o de los hbitos de consumo de sus habitantes o

    de ellos mismos.Para comprender entonces las recientes transformaciones urbansticas que sepretenden urbanas debemos contemplar, al menos, tres procesos ntimamenterelacionados: la terciarizacin de la ciudad, la tematizacin y la gentrificacin,a losque a continuacin y de manera extremadamente sucinta voy a hacer referencia.

    Primero, lo que ocurre en la mayora de las llamadas ciudades globales -especialmente desde finales de los aos 70- se enmarca en procesos generalestipificados como de terciarizacin de la economa; o sea, actualmente, en estasciudades, pierde peso masivamente el sector industrial en favor del sector servicios.Las ciudades pasan a ser centros de control de la economa especulativa del suelo ydel dinero. Como nos recuerda Sskia Sassen, de Detroit o Manchester como

    ciudades modernas modlicas pasamos en Nueva York o Frankfurt como ciudades aimitar (Sassen, op.cit.). La terciarizacin de las ciudades vendr pues a expresareste proceso segn el cual, las ciudades industriales padecen una transformacinde sus fuentes de produccin de beneficios del trabajo al suelo. Esto provoca quelas ciudades se vean obligadas a atraer inversores y la forma en que lo hacenconsiste en crear un buen clima para los negocios y a veces, incluso,subvencionarlos (Harvey 2005).

    Segundo, en este contexto, las ciudades tienen que ofrecer a los inversoresmundiales las mejores condiciones para que los flujos de capital produzcan rditossustantivos. Esta competencia impulsa un segundo proceso que es aqul segn elcual las ciudades parecen estar vertidas indefectiblemente a una carrera sin finpara construir la ciudad ideal, un lugar muy parecido a un parque temtico. Se

    trata del proceso conocido como tematizacin (Davis 2007), disneyficacin (Davis2003; Harvey 2007,) o artistizacin(Ley 2003; Delgado 2008)

    Tematizacin es lo que se esconde tras la ltima de las llamadas polticas derecuperacin de los centros histricos: reducir a un esquema de representacinparecido al que preside, por ejemplo, los diferentes apartados de los modernosmacroparques de atracciones. Tematizacin ha sido, a su vez, decir lo mismo quemonitorizacin o sea sumisin de la vida urbana a una simplicidad representacional

    9Ya desde antes de la celebracin de los JJOO varios autores dirigieron sus crticas a las implicacioneseconmicas, polticas y culturales que iba a tener la cita olmpica. Destacan las declaraciones deVzquez- Montalban y Eduard Moreno, dedicando todo un captulo en desgranar el papel decisivo quetuvieron los JJOO para desbastellar las promesas de desarrollo de Barcelona en la medida de una ciudadpopular(1991: 95- 107) . Destacables tambin, por la visin prospectiva son los trabajos de Pere LpezSnchez (1991 y 1993) e igualmente pertinentes los de Rosa Tello (1993) y Nria Benach (1993) o losms recientes de Ester Limonad, (2005) o Mnica Degen (Degen & Garca, M. (2008) entre otros.

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    inspirada en los lugares comunes que afectan los territorios convertidos al turismocomo tcnica de monocultivo (Delgado 2002).

    sta terciariazacin entonces comporta tematizacin (disneficacio artistizaci) dela ciudad y de forma ms o menos volitiva, gentrificacin. ste ser el ltimo de losprocesos trados a colacin para este abordaje terico. La gentrificacin (o

    aburguesamiento) consiste en una serie de mejoras fsicas o materiales y cambiosinmateriales -econmicos, sociales y culturales- que tienen lugar en algunos lugaresparticulares de la ciudad, los cuales experimentan una apreciable elevacin del suestatus. Este proceso se ha venido desarrollando en los llamados pasesindustrializados, bsicamente coincidiendo con la etapa de terciarizacinmencionada. Se caracteriza normalmente por la ocupacin de barrios que tienenalguno tipo de atractivo para una parte de la clase media, de elevados ingresos,que acostumbran a desplazar a los habitantes de clase baja, de menoresingresos, que vivan en el centro urbano (Ley 1987 y 1994; Zukin (1987); Smith(2002) o en el caso de Barcelona, Sargatal Bataller (2000) entre muchos otros).ste es el modelo; veremos cmo, en el caso de Barcelona esta sustitucin depoblacin, se ha producido a veces (Sargatal Bataller 2001), a veces el consistoriolo ha propiciado (Aramburu 2000, p. 93), otras lo ha evitado (Capel Sez 2005), ya veces, se ha intentado pero no se ha conseguido (Mas & Verger 2005; Subirats &Rius 2008).

    La interpretacin de estos procesos en la ciudad de Barcelona permite una segundaacotacin de la perspectiva para comprender los usos, apropiaciones, negociacionesy normativizaciones de una parte de su espacio pblico.

    4.1. Barcelona post olmpica

    En el caso de Barcelona son varios los autores que destacan que una parteimportante de la riqueza de la burguesa de Barcelona tiene que ver con el papelatribuido desde siempre a la propiedad, el comercio y la especulacin del suelo dela ciudad definido como la materia prima fonamental per la burguesa (Moreno &

    Vzquez Montalbn 1991, p. 19).Grandes macro acontecimientos organizados en Barcelona como Las ExposicionesUniversalesde 1888 y 1929, El Congreso Eucarsticode 1952, los Juegos Olmpicosde 1992 o el Frum Universal de les Cultures de 2004, han servido de motorpropulsor para las sucesivas intervenciones urbansticas. En este sentido, lamayora de autores consultados coinciden al afirmar que el ltimo y msdeterminante impulso para transformar profundamente la ciudad de Barcelona seproduce alrededor del macro acontecimiento de los Juegos Olmpicos (JJOO) de1992. El ao 2004 se present otro acontecimiento que pretenda repetir el xitode los JJOO para la transformacin de la ciudad pero no cumpli todas lasexpectativas, se trataba del Frum Universal de las cultures aunque, eso s,urbaniz intensamente y cre un nuevo barrio de oficinas y servicios de alto valoraadido en lo que hoy se conoce como Diagonal Mar (Marrero Guillamon 2003;Capel 2007; Coordinadora contra l'Especulacio del Raval 2004; [UTE] 2004).

    En Barcelona se han concentrado intensivamente los tres aspectos detransformacin de las ciudades que se acaban de destacar. Las transformaciones enla ciudad se han concretado discursivamente bajo el epgrafe del ModeloBarcelona (Capel 2005). Este modelo ha inspirado la transformacin urbanstica deotras ciudades europeas y americanas y ha recibido elogios internacionales10 almismo tiempo que se producan crticas locales (Capel 2005 y 2009) centradas enla destruccin de patrimonio arquitectnico (Alexandre 2000; Lahuerta & Serrats

    10 Destaca sobre todo la concesin el 1999 de la Royal Medal for Architecture, la primera vez que elpremio ms prestigioso en arquitectura era concedido a una ciudad (Marrero Guillamon , 2003). SegnHoracio Capel (2007) El Modelo Barcelona ha sido una referencia para propuestas de revitalizacin delas ciudades britnicas (el del arquitecto Richard Rogers por encargo de Tony Blair) y de otras adiferentes pases iberoamericanos

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    2005) y la destruccin de suelo industrial en favor de suelo terciario y residencial(Capel 2007; Capel 2007; Marrero Guillamn 2003 y 2008) en la adecuacin de losplanes urbansticos a la especulacin inmobiliaria y en la destruccin de patrimoniohistrico irrecuperable y distintivo, construyendo nuevos espacios impersonalesms acuerdo con la idea mencionada de parque temtico universal que no en larecuperacin de lugares emblemticos de la ciudad (Harvey 2005; Coordinadora

    contra la Especulacin del Raval 2004).Adems, se han sumado las crticas motivadas por la intensificacin de polticassecuritarias ms represivas (Antillano 2002; Espai en Blanc 2004; Silveira Gorski2006) que entroncan con la tradicin de vigilancia y control de la ciudad que sepueden remontar, como mnimo al siglo XVII (Fraile 2003). Y por ltimo, se haforzado o facilitado la expulsin de poblacin con pocos recursos que habitaba en elcasco antiguo en favor de grupos sociales con ms capacidad de consumo bajo labandera de la diversificacin social11 del barrio (Borelli 2009; Marrero Guillamon2003; Sargatal Bataller 2001).

    En esta etapa postolmpica ha irrumpido un nuevo discurso sobre qu debe ser laciudad que pivota recurrentemente sobre el concepto hegemnico de espacio

    pblico. En los siguientes dos apartados se problematizar el concepto popularizadodesde el urbanismo y se confrontar con la perspectiva que podramos atrevernos allamar microsociologa estructural.

    4.2. Lo que debe ser el Espacio pblico urbano: discurso y avenencia,representacin y concordia.

    En las subsiguientes pginas pretendo problematizar -nuevamente de manera muysucinta- lo que podramos llamar el concepto hegemnico de espacio pblico.Hegemona establecida por el uso indiscriminado tanto por diseadores como porgestores de la ciudad que justificara el tipo de intervenciones urbansticas a las quehemos hecho referencia. stas se realizan ltimamente bajo el amparo de unaconceptualizacin de ciudad y de espacio pblico que reduce lo urbano a las

    manifestaciones ordenadas y previsibles que deben acaecer en las citadas CiudadesGlobales.

    Espacio pblico es una nocin a la que se evoca desde hace ya unos aos paradefinir alguna cosa ms que espacio de libre acceso en la ciudad y de titularidadpblica. Para las autoridades polticas definir espacio pblico a menudo comportauna actitud moral que no intenta describir qu es este espacio que gestionan sinoqu tendra que ser. En otras palabras, el espacio pblico no es simplemente lacalle o la plaza accesibles a todos los habitantes de la ciudad; hablar de espaciopblico comporta una apuesta moral sobre cmo se quiere que sea la ciudad. Encuanto al caso del Raval, son suficientemente elocuentes las palabras de JordiHereu, alcalde de Barcelona desde el ao 2006 hasta el 2011, cuando utiliza todauna retahla de conceptos mistificados y abstractos para definir qu y cmo, debeser el espacio pblico: ordenado, seguro, limpio, cvico, de calidad y de libertad(El Pas, 17 de setembre de 2009).

    Actualmente pues, cuando se evoca el espacio pblico es para definirlo comoescenario donde se practica la accin comunicativa habermasiana (1981). Es eneste sentido que el espacio pblico se concibe como un lugar de representacin dela ciudadana democrtica. Una ciudadana ideal negociara aristotlicamente lomejor para la ciudad, departiendo, dialogando, encontrando puntos intermedios quegusten a los actores implicados, donde stos cederan en favor del bien comn. Eneste espacio imaginario de dilogo permanente no tendra cabida el conflicto12. ste

    11 Accin de diversificar socialmente el barrio, por otra parte, nunca tomada en los barrios donde seconcentran las familias con ms recursos como Sarri, Sant Gervasi o Pedralbes. Ver, nuevamente,Capel, 200712 Aunque no es este el momento de detenerse en la nocin de conflicto s que se requiere unaaclaracin. Y es que, como ocurre con otros tantos conceptos relativos al anlisis urbano, el de conflicto,

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    se resolvera implcitamente con el intercambio de opiniones entre iguales donde larazn se impondra y aqul que sostuviera los argumentos ms slidos invitara alos otros a adoptar la decisin propuesta. Desde este punto de vista el espaciopblico es donde se materializara la comunin perfecta hegeliana entre Estado ySociedad Civil (Sahu 2000).

    Queda definido el espacio pblico pues en tanto el conflicto le sea ajeno. Desdeesta perspectiva, el conflicto en el espacio pblico, es pues una tara en disimularcuando no eliminar. Incluso, y de forma an ms concreta es preciso remarcar quela actual definicin de espacio pblico contempla el conflicto antogonista como unestorbo para quin tiene que comerciar con ste (Subirats 2006; M. Degen 2004 oTabakman 2001).

    Contrariamente, para la sociologa urbana, el concepto de espacio pblico ha sidoms laborioso y polmico, sin duda, debido al privilegio que la disciplina concede alhabla y a los encuentros regulares en la calle y las culturas de la calles (Joseph1999).

    Hay pues, uno doble sentido en la acepcin corriente de espacio pblico, yaanunciado en los prrafos anteriores. Y que tiene especialmente que ver con lastesis goffmianas que los herederos de Kant soslayan o ignoran (Joseph 1999). Y esque, para stos, como por ejemplo Habermas, el espacio pblico evoca eldispositivo democrtico por excelencia, la esfera donde se representa pblicamentela accin democrtica en el sentido de los filsofos citados, conducida por el placersociable de departir, de conversar libremente y sin tropiezos. ste es la definicinpoltica hoy dominante en una serie de discursos a veces voluntaristas que acudenregularmente a las virtudes de la concertacin (Joseph 1999).

    En el siguiente apartado se recoge, desde una perspectiva que estamos llamandomicrosociologa estructuraly que encuentra sus referentes tericos en los trabajosya citados de Erving Goffman, Isaac Joseph, Lyn H. Lofland o Harold Garfinkel(2006) entre otros, la interpretacin del concepto, tal y como se cree ms

    pertinente para abordar espacios urbanos como el Raval.4.3. El espacio pblico urbano como sociedad al desnudo

    El estudio de lo que definiremos como espacio pblico urbano nos obliga aplantearnos la posibilidad epistemolgica y metodolgica del estudio de unasociedad desafiliada o apenas estructurada (Lofland, op.cit; Joseph 1999) siendose apenas la cuestin relevante. Erving Goffman escribi que el orden de lainteraccin es el orden social en el plano de la interaccin (Goffman 1991). Esdecir, de igual forma que ocurre con la vida econmica y la poltica, la vidacomunicativa est basada en normas que permiten cierta sistematizacin dado quese establecen en base a regularidades. Se trata de mecanismos autorreguladoresque mantiene un orden en la interaccin, reflejo de las relaciones econmicas y

    polticas en las que se est inscrito, de forma que aquello estructurado invisible seencarnara en los cuerpos que participan en la interaccin.

    Entre algunos de los conocidos como padres fundadores de la sociologa podemosencontrar a los primeros pensadores de la cuestin urbana como Max Weber (1987)o George Simmel (1998). Este ltimo se centr en el orden de la interaccin desdeuna perspectiva que ser despus la de los subsiguientes desarrollos delpensamiento sociolgico urbano como las de algunos de los miembros de la Escuelade Chicago (Marrero Guillamon 2008, p. 74).

    se le ha vaciado de contenido antagonista. De esta forma, la nocin hegemnica de conflicto difundidamediante los discursos oficiales, abandonara su condicin de concepto de sntesis de los antagonismossocioeconmicos, para convertirse en un marco normativo de prcticas ciudadanas en el espacio pblico,al servicio de una nueva implementacin de las culturas de control.

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    Uno de los fundadores de la sociologa urbana, Robert Ezra Park (Park 1999) recogede Simmel su inters por la materia altamente inestable de la vida urbana distintivade otras formas de organizacin social. Park afirm que la ciudad es alguna cosams que una congregacin de individuos y las estructuras fsicas como calles,edificios, luz elctrica...- que las rodean. Es alguna cosa ms que las instituciones yartilugios administrativos juzgados, polica, hospitales, etc...- la ciudad es ms

    bien un estado mental, un cuerpo de costumbres y tradiciones y actitudesorganizadas [...] la ciudad no es slo el mecanismo fsico (Park 1999) . Park yacomenzaba a insinuar que el nuevo objeto de estudio era alguna cosa ms que elespacio fsico ocupado por avenidas, edificios y plazas. La ciudad ofreca el espaciopblico como objeto de estudio privilegiado por los cientficos sociales.

    El siguiente paso de los tericos fue establecer la distincin entre ciudad en tantoque asentamiento y espacio urbano en tanto que modelo de vida distintivo. Y aques otro heredero de la Escuela de Chicago Louis Wirth el que afirm en los aos 30que la ciudad es un asentamiento relativamente grande, denso y permanente deindividuos socialmente heterogneos

    El gran nmero implica la variabilidad individual, la relativa ausencia de cono-

    cimiento personal, y la segmentacin de las relaciones humanas, que son en granmedida annimas, superficiales y transitorias. La densidad implica diversificacin yespecializacin, la coincidencia de cercana fsica y distancia social, enormescontrastes, un complejo patrn de segregacin, el predominio del control socialformal y una friccin acentuada. La heterogeneidad tiende a romper las estructurassociales rgidas e incrementar la movilidad, la inestabilidad y la inseguridad, ascomo la afiliacin de los individuos con una variedad de grupos sociales (Wirth1968, p. 1)

    La escuela de Chicago tuvo una sucesora en la antropologa urbana africanista de laescuela de Rhodes- Livinston, donde destac la preeminente figura de Ulf Hannerz(1986). Hannerz recogi el nfasis en la interaccin, en el vnculo ms que no en elsujeto, en la interaccin ms que en el sitio, en la relacin ms que en el individuo.Es decir, la unidad de anlisis era la propia y distintiva del pensamiento social: la

    relacin. La manifestacin algo que prcticamente podramos llamar la epifana-de la estructura social en la interaccin personal.

    De hecho, es ste el objeto de estudio que aqu se est apuntado: el espaciopblico urbano, que es preciso distinguir de la mera ciudad. Y es Henri Lefebvre,quin reanuda la definicin de Wirth para afirmar que, si la ciudad es morfologafsica de calles, edificios, plazas, fincas, jardines, cloacas, aquello urbano no essustancia, es aquello que fluye en este entramado es, una forma, la del encuentro yla reunin de todos los elementos que constituyen la vida social (Lefebvre 1976).

    Para acabar con este sucinto repaso es preciso reivindicar las figuras centrales deIsaac Joseph y Lyn H. Lofland. El primero, siguiendo la tradicin de Tarde, Simmely Goffman (Marrero Guillamon 2008) recoge un inters en la dimensin

    antropolgicamente inestable de aquello social, la permanencia de aquello precario.Joseph habla de espacio pblico en la mayora de la sus textos (Joseph 1988;Joseph 1995; Joseph & Cefa 2002; Joseph 1999) y que l define como un espaciode copresencia y visibilidad mutua, como una realidad porosa y altamenteinestable. Finalmente, Lofland (1989) afirm que el espacio pblico urbano seranaquellos sectores no-privados de asentamientos urbanos donde individuos encopresncia tienden a ser personalmente desconocidos o slo conocidoscategricamente. En contraste con otros espacios pblicos no-urbanos, menosdensos y menos heterogneos que podan estar caracterizados por relaciones deproximidad y primarias- parentales, en el espacio pblico urbano la unindesaparecera para emerger mucho ms separada y discreta. En los espaciospblicos urbanos, abandonar el espacio privado significa sumergirse en un mundo

    de muchos desconocidos o slo conocidos categricamente, un gran nmero conquin no se comparten valores, historia o perspectiva. De acuerdo con la propuestade Joseph (1999), las s tpicas y distintivas relaciones que se producen al espacio

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    pblico urbano son las relaciones fugaces, inestables, conflictivas, alteradas ydinmicas coincidentes o divergentes.

    Dicho esto, resta nicamente ver qu es y ha sido el barrio del Raval de Barcelona.Se puede avanzar ya la afirmacin segn la cual, ste es uno de los espacios de laciudad en el que en los ltimos quince aos, se ha condensado y acelerado los

    intentos de liquidacin o disciplinamiento de lo urbano

    13

    , que para el caso que nosocupa viene a ser lo mismo (Lefebvre 1969; Joseph, op.cit;Delgado 2003; Harvey2009).

    5. El Raval, el espacio pblico en litigio

    El Raval, situado en el distrito que, despus del derribo de las murallas, se conocecomo Ciutat Vella en contraposicin a la ciudad nueva que representabal'Eixample ofrece hoy prcticamente todas las caractersticas que lo conviertenen un lugar excelentemente dispuesto para la produccin de cuantiosas plusvalassiguiendo la lgica de la acumulacin por desposesin. Adems, en lasintervenciones sobre el barrio del Raval emerge la contradiccin ms clara entre laspretensiones urbansticas oficiales (transformar la morfologa urbana para mejorar

    las condiciones de vida de sus habitantes) y las consecuencias efectivas sobre lapoblacin all residente.

    A continuacin se aplica la anunciada perspectiva, al caso concreto de lasmutaciones urbansticas en el Raval. Esto permite establecer una secuencia que dcuenta de la tendencia diseada para mercantilizar el barrio, y las prcticas ydiscursos que le acompaan.

    5.1. El presente.

    Siguiendo los planes originales de Cerd, la continuacin de la Avenida GarcaMorato (hoy Avinguda Drassanes) se empez a gestar a finales de los aos 90.Supuso, segn Sargatal Bataller (2007), a partir de datos del Ayuntamiento, la

    destruccin de 62 edificios, que en total sumaban 789 viviendas y 140 locales quese encontraban entre las calles Cadena y Sant Jeroni. Esto dio lugar a lo queprimero se llam El Parc Central del Raval y actualmente Rambla del Ravalacordando una parte de lo que Cerd propuso que deba ser la Gran Va B y quedeba atravesar el barrio de Este a Oeste, es decir, de mar a montaa, uniendo elpuerto con el llamado esquerra de Eixample. Poco despus se demolieron losbloques de lIlla Sant Ramn conocida como illa negrasituada entre las calles SantRamon y Nou de la Rambla- y la Illa Robadorentre Sant Paui San Rafael.

    El discurso sobre las reurbanizacin justifica el llamado esponjamiento, queaunque a nivel retrico evoque una intervencin ms precisa y comedida, en laprctica sobre el Raval, han consistido en la demolicin de manzanas enteras deviviendas y la expulsin directa o indirecta de una parte importante de sus

    habitantes14

    , generalmente de rendas bajas o muy bajas. Esto se llev a cabo en elmarco del Plan especial de Reforma Interior (PERI) que oficialmente debe mantenera los afectados en el barrio. Aunque tal y como afirman diversos autores esto nosiempre se ha producido:

    Barrios enteros del centro histrico son destruidos y sus habitantes expropiados.Slo unos pocos reciben vivienda de alquiler en el mismo barrio. Muchos son

    13 Gran cantidad de autores hacen referencia a estos procesos que se ha producido y se estproduciendo en la mayora de las grandes ciudades de todo el mundo: Henry Lefebvre (1983), MikeDavis (2003, 2006 o 2005), David Harvey (2007). En el caso de Barcelona han prestado atencin elcitado David Harvey (2007a) Neil Smith (Harvey & Smith, 2005), Manuel Delgado (2007) o Von Heeren(op. Cit) entre otros.14 De hecho, una de las pretensiones de la investigacin que aqu se plantea es la de recoger con lamayor exactitud posible cunta y qu tipo de poblacin ha abandonado el barrio durante estos aoscomo consecuencia de las diversas expropiaciones o del aumento del precio de la vivienda de propiedady alquiler.

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    trasladados a edificios nuevos y annimos en la periferia de la ciudad HubertusPppinghaus citado por Von Heeren (op. Cit, p. 49)

    El ao 1980 la Associaci de vens de ciutat vella edit el libro escrito por JaumeVidal Artigas (1980) y lo titul El Raval: histria d'un barri servidor d'una ciutat(El Raval: historia de un barrio servidor de una ciudad) (Aisa & Vidal 2006). En estaobra se apuntaba la necesidad de modificar el Plan General Metropolitano (PGM) del1976 (modificado a partir del de 1953) y realizar intervenciones ms concretas enbase a lo que posteriormente sera el PERI (Pla Especial de Reforma interior) delRaval y que se considera la propuesta de la Asociacin de Vecinos del Raval. Lo quese propona entonces y que, en general recab consenso entre el consistorio y losrepresentantes vecinales era frenar la degradacin del barrio y mejorar suscondiciones de vida mediante una intervencin urbanstica que deba iracompaada de intervenciones sociales (Aramburu 2000, p. 90; Subirats & Rius2004, p. 12)

    Casi al mismo tiempo, en 1981 se public el que sera el primer estudio sociolgicosobre lo que entonces an se conoca como Distrito V (Pascual Esteve et al. 1981).El estricto y detallado informe, se ofreca con la finalidad de disponer de un estudio

    actualizado sobre la realidad social del barrio y orientar el trabajo del rea deServicios sociales del Ayuntamiento. El estudio ofreca datos sobre el estadodeficiente de gran parte de las viviendas del raval, caracterizaba el barrio por unanotable incidencia de poblacin jubilada y por mujeres fuera del mercado de trabajo(ibidem, p. 27). Adems, lo defina como barrio obrero y destacaba que el conjuntode la poblacin obrera del barrio tiene unos muy bajos niveles de formacin conescasa cualificacin. El apartado dedicado al anlisis de los equipamientos delbarrio sealaba que exista una abundancia (creciente) de equipamientos para elresto de la ciudad en contraste a las dotaciones colectivas destinadas al servicio delbarrio que resultan escasas y deficitarias (ibidem, p. 31- 43)

    Una segunda parte del informe era el resultado del trabajo sobre el terreno a partirde entrevistas y historias de vida a prostitutas y a delincuentes. El informe

    destacaba que la morfologa del barrio, la demografa, la composicin social,facilitaban la criminalidad Pascual (Esteve et al., op cit, p. 46-48). Se destacabaque el 80% de los jvenes delincuentes tena variados problemas familiares(orfandad, abandono, enfermedades de los padres, etc...). Se explicaba lasenseanzas de la criminalidaden el seno de la familia, y evidentemente, en la calleentre el grupo de iguales (ibidem, p. 51). Otros factores que explicaban lacriminalidad entre los jvenes eran la explotacin laboral a la que eran sometidos ylos procesos de segregacin inherentes a la escuela pblica (ibidem, p. 56).

    Por ltimo, se realizaban propuestas de intervencin. Primero se destacabanuevamente la escasez de equipamientos (concretamente se recogen slo tres deellos que pueden paliar los efectos de las condiciones de vida sobre lo jvenes y sutendencia a la delincuencia: Los Colectivos infantiles, El Casal d'infants del Raval

    y el Centro abierto Joan Salvador Gavina (ibidem, p. 63) y se demandabaenrgicamente un intervencin pblica eficaz en este sentido.

    Pasados ms de veinte aos de la publicacin del citado estudio se han realizadonuevas investigaciones con parecidos objetivos. Los resultados redundan en ladivergencia entre las transformaciones urbansticas por muy acertadas quepudieran ser percibidas por los vecinos del barrio que no tuvieron que abandonarlo-y las medidas, que podramos llamar sociales (Aramburu, op. Cit.; Jord 2003).Segn estos trabajos, las autoridades pblicas, han continuado sin atender lascuestiones relativas a la promocin laboral de los habitantes, o a las condiciones dehabitabilidad que soportan la mayora de los ellos.

    Cabe aadir que los beneficiarios de las ayudas pblicas para rehabilitacin del

    barrio han sido los ancianos realojados (un 20% de personas mayores de 80 aos)

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    los promotores y las familias de clase media en las rehabilitaciones de fincasantiguas (Aramburu, op. Cit, p. 93).

    La respuestas de la administracin municipal en este sentido se redujeron aexternalizar las acciones en las citadas entidades y otras parecidas que fueronapareciendo en los aos subsiguientes (la mayora de ellas agrupadas actualmente

    en la Fundaci Tot Raval) evitando intervenir directamente en el barrio. Hasta queel ao 2010 que se realiza la primera actuacin para mejorar las condicionessociales y econmicas de los habitantes, cuando se inaugura el Centre de ServeisSocials del Raval15.

    Las transformaciones urbansticas del Raval llegaron a uno de sus puntos lgidos en1990 con la destruccin de los edificios que haba en lo que actualmente se conocecomo Rambla del Raval. Esta intervencin propici la expulsin de gran parte de lapoblacin obrera que, en cierta medida, recoga el informe de 1981 y que deba irsiendo substituida por otros grupos de poblacin con mayores niveles de formaciny capacidad adquisitiva, siguiendo las tesis que sostienen que se est tendiendodecididamente haca un proceso de gentrificacindel barrio.

    El discurso sobre la necesidad de que las transformaciones urbansticas fueranacompaadas de otras mejoras redistributivas de igual calado no lleg nunca apracticarse. Ms bien lo contrario. En respuesta a las tan supuestas necesidades deesventramiento o esponjamiento del barrio, para dejar entrar la luz y el aire a suscalles(Von Heeren op.cit, p. 59), estas intervenciones recibieron numerosas crticase incluso dieron lugar a numerosos proyectos alternativos que mantenan la tramay la mayor parte de los edificios, eliminando eso s, las alturas y la ocupacinintensiva de los antiguos patios interiores. Incluso, el PERI, concretamente el queafectaba a la Illa Robador, fue impugnado en los tribunales de justicia por variasentidades del barrio agrupadas en La Taula dentitats del Raval16.

    Otro tipo de intervencin urbanstica menos drstica hubiera permitido elmantenimiento de una trama urbana milenaria y, en gran medida, hubiese, como

    mnimo, ralentizado el proceso de expulsin de los habitantes tradicionales delbarrio segn se desprende de numerosos trabajos de arquitectos, urbanistas,ingenieros, arquelogos o gegrafos (Fontanet Adrover, Meca Acosta, & AlomarSureda 2004; Ribas Domingo, Batlle Girona 1995; Ros Chaos 2008; ToucedaGmez et al. 2002; Mallarach 1999; Alexandre 2000; Von Heeren, op.cit; Capel2007 y 2009).

    Resumiendo, se realiza una intervencin urbanstica sin precedentes en el Raval concapital mixto (40% privado, 60% pblico), que se justifica con la necesidad frenarla degradacin del barrio: se plantean la destruccin, como se ha sealadoanteriormente, de varias manzanas (primero Sant Ramon en 1988, yposteriormente, Robador en 2008) y los edificios situados entre la calle Hospital,Sant Pau, Cadena y Sant Jeroni (estas dos ltimas desaparecidas) bajo el Pla

    Central del Raval, posteriormente, Rambla del Raval. Esto sucede mientras se

    15 Precisamente mientras se escribe este artculo se presenta el Pla de Barris RavalSud. Se trata de unasubvencin que otorga la Generalitat para satisfacer las necesidades de carcter social de lo que seconoce como Raval Sud que ocupa desde Nou de la Ramblahasta la Plaa de Coln, entre la Rambla iel Parallel. LAjuntament conjuntamente con la Generalitat aportarn los 15 millones de euros en eltranscurso de 8 aos para realizar mejoras en el barrio. Una partida de este presupuesto ser destinadoa mejora social y prev programas dirigidos a la gente mayor (240.000 euros), a la infancia y lajuventud (210.000 euros) y a la mejora de la salud de la poblacin de riesgo (180.000). A esto hay quesumar la dinamizacin econmica (140.000 euros) y otra a Equipament comunitaris. Por ltimo sedestinan 210.000 euros a la figura del Agent cvic para prevenir conflictos de convivencia de maneracoordinada -por este orden- con la polica local, la autonmica, los servicios sociales y los de limpieza.http://www.fomentciutatvella.cat/16 Joaquim Jord, a partir del libro Del amor a los nios de Arcadi Espada, presenta los hechos delsupuesto caso de pederastia del Raval en los que se vieron implicados y posteriormente liberados yexculpados los miembros de dicha entidad que era la oposicin visible al plan de transformacin de laIlla Robador. (Jord, 2003; Coordinadora Contra l'especulaci al Raval, 2004).

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    abandona la posibilidad de una actuacin decidida para eliminar la pobreza y lamarginacin que caracterizan hasta hoy el barrio.

    Coincidiendo con este escenario, la llegada masiva de poblacin inmigrante,especialmente, de fuera de la Unin Europea, desde principios de los aos 90 havuelto a introducir intensamente poblacin susceptible de ser descapitalizada

    debido a la condicin jurdica en tanto inmigrante extracomunitario (Aramburu2000 y 2001; Santamara 2005; Fernndez 2008)- de forma que, si se me permitela expresin, no ha desaparecido ni los pobres ni la pobreza (Delgado 2007). Estasituacin parece haber motivado en la actualidad nuevas estrategias municipalesque, acompaando las ltimas transformaciones urbansticas, ha implementado lasmedidas de control y disciplinamiento de la poblacin del barrio, esta vez condisposiciones administrativas, jurdicas y penales de criminalizacin de la pobreza,entre ellas, las ms polmica y controvertida ordenanza municipal, el Projected'ordenana de mesures per fomentar i garantir la convivncia ciutadana a la ciutatde Barcelona conocida popularmente como Ordenana cvica17 (Pedraforca 2004;Asens 2007; Asens & Pisarello 2007; Silveira Gorski 2006).

    Entonces la retrica municipal actual ha cambiado substancialmente para afrontar

    el renovado problema de la concentracin de clases descapitalizadas en el Raval una vez realizado este primer desplazamiento a la periferia de una parte de lapoblacin menos cualificada, la marginada o la que vive en base a pequeos delitoso faltas. La nueva emergencia es la de recuperar el espacio pblico (Fernndez2010) puesto que, al parecer, la poblacin problemtica autctona ha sidosubstituida por la inmigrante. Esto, como demuestra Mikel Aramburu no se refierea una realidad substantiva y corroborable, ms bien indica estrategias discursivasinstitucionales que justifican las medidas represivas y de control del espacio porparte de las autoridades municipales tomando como chivo expiatorio alinmigrante (Aramburu 2001 o 2000, p. 245).

    5.2. El pasado

    Al parecer, al Raval desde su formacin en los mrgenes de la ciudad, hastanuestros das se le ha atribuido una identidad relativa a su condicin de contenedorde problemas sociales de la ciudad (nuevamente cabe hacer referencia a las obrasde Amades (1934); Artigues (1980); Villar (1996); Aisa (2006); Fraile (2010) ocualquiera de los novelistas que dejaron constancia de su paso por las calles mspeculiares de Barcelona: Genet (1987); Goytisolo, (1981); MacOrlan (1931);Mendoza (1987); Pieyre de Mandiargues & Oliver (1979); Vallmitjana (1975) yotros, que coinciden en la descripcin del Raval como espacio al margen de laciudad). En este sentido, cabe decir que no se puede recuperar algo que nunca hasido totalmente dominado como es el caso del espacio pblico, es decir, de lascalles del Raval (Horta 2010). En Barcelona, como en la mayora de grandesciudades europeas es rastreable la voluntad de control de la poblacin ms disoluta

    desde prcticamente los albores del capitalismo alrededor del siglo XVIprecisamente un momento en que la pobreza se converta en un problemaacuciante para el funcionamiento de la ciudad tal y como acertadamente recogePedro Fraile:

    Durante siglo XVI la pobreza urbana se convirti en un problema acuciante, tantodesde el punto de vista higinico como de orden pblico. Las ciudades se llenabande una variopinta muchedumbre en la que se mezclaban enfermos, tullidos,desheredados y tambin campesinos empobrecidos o delincuentes, quetemporalmente fingan invalidez o locura para recabar alguna limosna oescamotearse.

    La perentoria necesidad de poner orden en tal desbarajuste supuso, por un lado,una intensificacin del debate sobre la pobreza o el trabajo y por otro, el

    17 Proyecto de ordenanza de medidas para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana en la ciudadde Barcelona conocida popularmente como Ordenanza cvica

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    recogimiento en instituciones, ms o menos especializadas, de una buena parte deestos individuos. En esos lugares se intentaban cosas tan distintas como curar,salvar el alma o crear hbitos de trabajo precisamente por eso, fueron unlaboratorio de incalculable valor para Llegar a formulaciones sobre lo espacial o lodisciplinar (Fraile 2005, p. 15)

    Cabe recordar que la denominacin de Raval proviene de su disposicin en relacin

    al resto de la ciudad: era el arrabal, el espacio ms all de las murallas y donde seapostaban todo tipo de gentes impedidas a entrar en la ciudad o expulsadas. Aunas, el Raval no pasa a ser protagonista de prcticas parecidas a las citadas, hastamediados del siglo XIX coincidiendo con la implantacin del ensanche y los iniciosde la industrializacin catalana.

    Prcticamente hasta el siglo XVII fue un terreno de huertos donde se asentarongran parte de rdenes religiosas. El Portal de la Santa Madrona era una la puerta deentrada principal de todos aquellos que descendan de los barcos. Y all, en lapuerta, se retenan a unos e instalaban otros, los condenados de la ciudad porpadecer alguna enfermedad contagiosa o por haber cometido algn tipo de delitoque tuviera como pena el destierro o la expulsin de la ciudad.

    Es necesario insistir tal y como lo hacen diversos autores: el barrio del Ravalsiempre ha sido el lugar de Barcelona donde se concentraba su poblacin msestigmatizada (Villar 1996; Amades 1934; Aisa & Vidal 2006 entre otros). Estehecho oblig a concentrar en el lugar donde se expona todo un abanico detrabajadores, de parados y en general, como ya se han indicado, de poblacin queviva en o de la calles y alrededor, una serie de instituciones simblicamenteredentoras y materialmente controladoras. Siguiendo una lgica dialctica, tal comopropone de nuevo Fraile (2010, p. 58), esta zona de la ciudad fue tendiendo aespecializarse en centros de asistencia, recogida y represin de este tipo depoblacin, lo que a su tiempo, colabor nuevamente en la estigmatizacin delbarrio y, por derivacin, en la de sus habitantes. En este sentido, el Ravalconcentraban cuatro reas ms o menos diferenciadas: la primera represiva

    asistencial donde encontramos La Casa de la Caridad y la Misericordia, la de Losinfantes hurfanoso la Casa de Retiro de mujeres, es decir una zona de acogida denios, exprostitutas, o vagabundos. Una segunda zona especializada en el control yrecogimiento de la pobreza (Hospital de la Santa Creu yCasa de Convalescncia ) y,por ltimo, una zona represiva penal (la Carcel Nueva y la penitenciaria demujeres, tambin conocida como La Galera.

    La cuestin que requiere ser destacada es que esta conflictividad era lamanifestacin ms irrebatible de su condicin de centro urbano, en el sentido msestricto de la expresin, un lugar para el conflicto (Lpez Snchez 1986) tal y comose ha ido definiendo en las pginas precedentes.

    6. A modo de conclusin. El doble vnculo entre lo teorizado hasta el

    momento y la etnografa en cursoLa etnografa de la calle Robador del barrio del Raval de Barcelona que se estrealizando desde febrero de 2010 pretende identificar las maneras de vivirestrictamente urbanas: es decir los encuentros, confrontaciones de diferencias,conocimiento y reconocimiento recproco. Se quiere levantar acta de esta forma deorganizacin de escasa estructuracin y de las prcticas y discursos que pretendandomesticarla o liquidarla.

    En las pginas precedentes se han identificado tres puntos que se entrelazanofreciendo la plataforma bsica en la que se asienta la investigacin en curso. Porun lado se ha sealado la afinidad entre los procesos de urbanizacinactuales y las nuevas formas de acumulacin capitalista.

    Por otro se ha querido remarcar que, para el caso de Barcelona y desde mediadosdel siglo XIX, existe una continuidad que es posible reconstruir, con sus

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    intermitencias, y que se inicia con la temprana implantacin y posterior desarrollodel urbanismo como ideologa.

    Y un tercero que siguiendo lo anunciado en su momento por Pere Lpez Snchez(1986, p. 125)- que identifica una divergencia problemtica entre la vidaurbana manifiesta en gran parte del barrio del Raval y las pretensiones de

    las autoridades municipales y los intereses privados. El espacio urbanopermite una posibilidad compleja de usos, una multiplicidad de contactos dondecoexisten una serie de patrones que suponen encuentros, confrontacin dediferencias, conocimiento y reconocimiento de maneras de vivir (Lefebvre 1969, p.31). Frente a ello se despliegan tcnicas disciplinarias que pretender transformarlas multitudes confusas, intiles o peligrosas, en multiplicidades ordenadas y suintencin no es otra que organizar lo mltiple, procurarse un instrumento pararecorrerlo y dominarlo, se trata de imponerle un orden (Foucault 1976, p. 153).

    Para continuar la actual investigacin, partir de la premisa ya expuesta segn lacual, la vida urbana caracterizada por catalizar una mirada de estrategias paraorganizarse la vida -al margen o contra las instituciones establecidas- colisiona conlo que parece la tendencia de los administradores de una ciudad como Barcelona,

    que contemplan como prioridad idealizar o purificar el barrio del Raval con elobjetivo de ponerlo en venta, es decir, contemplando el espacio urbano comomercanca, en el que prevalece su valor de cambio frente a su valor de uso.

    Dicho esto slo queda implementar la etnografa en curso en base a un intensotrabajo de campo y el desarrollo terico exhaustivo de lo aqu someramenteapuntado.

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    Pascual Esteve, J. M., rea de Serveis socials & Consell Municipal