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educación uperior C E N T R O D E I N V E S T I G A C I O N E S I N T E R D IS C IP L IN A R I A S E N C I E N C I A S Y H U M A N ID A D E S Boletín bimestral del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México Año 1, núm. 5, noviembre-diciembre de 2001 La publicación que el lector tiene en sus manos, forma parte de las activi- dades del Programa de Investigaciones en Educación Superior, que desde el año pasado se desarrolla en el Centro de Investigaciones Interdisci- plinarias en Ciencias y Humanidades. Su finalidad es ampliar los espacios de reflexión académica existentes en esta importante materia, y profundizar en el conocimiento de sus problemas más urgentes y de sus posibles solu- ciones buscando contribuir a su análisis desde una perspectiva interdisci- plinaria. Para alcanzar nuestras metas académicas, y en el contexto de la prepa- ración del III Congreso de la UNAM, publicamos Educación Superior: Cifras y Hechos. Este boletín bimestral busca reunir en sus páginas la información necesaria en perspectivas coyunturales y ubicar los temas en su dimensión histórico-comparativa. En cada número nos ocuparemos de un tema de in- terés, con una presentación editorial e información estadística pertinente, resaltando la presencia del tema en la prensa o en libros de actualidad. Nos anima la necesidad y la importancia del estudio ordenado y siste- mático de nuestra Casa de Estudios en relación con el conjunto de universi- dades públicas del país y en el ámbito internacional. en este número Crisis y reformas universitarias José Luis Coraggio Marco Aurélio Nogueira Francisco Fernández Buey Subrayados Libro seleccionado El debate hacia el congreso Pablo González Casanova Adolfo Sánchez Vázquez Para leer sobre... El tema en la prensa presentación editorial hechos cifras Crisis, reformas universitarias y el debate hacia el Congreso de la UNAM E l número cinco de Educación Superior: Cifras y Hechos lo hemos dedi- cado a la presentación de una serie de reflexiones sobre la situación pre- sente de la crisis y la reforma universitaria. Para ello hemos agrupado los trabajos en dos secciones, en la primera agrupamos algunos textos sobre la cri- sis y la reforma universitaria para algunos de los países en los cuales se han registrado conflictos relacionados con los sistemas de educación superior y en particular con las universidades públicas, en la segunda mitad del año 2001. Los análisis que se presentan ponen su acento en algunos de los aspectos fundamentales para el sostenimiento de la enseñanza superior pública; es el caso de las restricciones presupuestarias a las que se han visto sometidas las universidades públicas, los cambios en la gestión universitaria y sus sis- temas organizacionales, y las propuestas de modificación en los ordena- mientos jurídicos y la ley orgánica de universidades. Los casos de análisis que en esta entrega ofrecemos a nuestros lectores incluyen Argentina, Brasil y España, los cuales no son exclusivos sino que se integran a un conjunto de experiencias de reformas a la educación superior que desde la segunda mitad de los años noventa se han venido registrando. La segunda sección de nuestro boletín tiene la intención de colocar en contexto el debate hacia el III congreso de la UNAM, a la luz de las trans- formaciones que en el ámbito internacional están ocurriendo. Con esta intención, hemos reunido los discursos de apertura y de clausura del Foro Universitario que bajo el título “¿Es posible un pacto universitario para realizar un congreso democrático en la UNAM?”, tuvo lugar durante la segunda quincena de noviembre en la Facultad de Filosofía y Letras de nuestra Máxima Casa de Estudios. Las reflexiones que se ofrecen en cada uno de estos trabajos son de primer nivel y se deben a autores de reconocido prestigio, que en cada caso mostraron absoluta dis- posición para que pudiéramos editar sus textos. Por este medio, agradecemos la colaboración de José Luis Coraggio, Fran- cisco Fernández Buey, Pablo González Casanova, Marco Aurélio Nogueira, y Adolfo Sánchez Vázquez, y dejamos la tribuna abier- ta para futuras aporta- ciones. El editor S

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ANIDADES

Boletín bimestral del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de laUniversidad Nacional Autónoma de MéxicoAño 1, núm. 5, noviembre-diciembre de 2001

La publicación que el lector tiene en sus manos, forma parte de las activi-dades del Programa de Investigaciones en Educación Superior, que desdeel año pasado se desarrolla en el Centro de Investigaciones Interdisci-plinarias en Ciencias y Humanidades. Su finalidad es ampliar los espaciosde reflexión académica existentes en esta importante materia, y profundizaren el conocimiento de sus problemas más urgentes y de sus posibles solu-ciones buscando contribuir a su análisis desde una perspectiva interdisci-plinaria.

Para alcanzar nuestras metas académicas, y en el contexto de la prepa-ración del III Congreso de la UNAM, publicamos Educación Superior: Cifras yHechos.

Este boletín bimestral busca reunir en sus páginas la informaciónnecesaria en perspectivas coyunturales y ubicar los temas en su dimensiónhistórico-comparativa. En cada número nos ocuparemos de un tema de in-terés, con una presentación editorial e información estadística pertinente,resaltando la presencia del tema en la prensa o en libros de actualidad.

Nos anima la necesidad y la importancia del estudio ordenado y siste-mático de nuestra Casa de Estudios en relación con el conjunto de universi-dades públicas del país y en el ámbito internacional.

en este número

• Crisis y reformas universitarias

José Luis Coraggio

Marco Aurélio Nogueira

Francisco Fernández Buey

• Subrayados

• Libro seleccionado

• El debate hacia el congreso

Pablo González Casanova

Adolfo Sánchez

Vázquez

• Para leer sobre...

• El tema en la prensa

presentación editorial

hechos

cifras

Crisis, reformas universitarias y eldebate hacia el Congreso de la UNAM

El número cinco de Educación Superior: Cifras y Hechos lo hemos dedi-cado a la presentación de una serie de reflexiones sobre la situación pre-sente de la crisis y la reforma universitaria. Para ello hemos agrupado los

trabajos en dos secciones, en la primera agrupamos algunos textos sobre la cri-sis y la reforma universitaria para algunos de los países en los cuales se hanregistrado conflictos relacionados con los sistemas de educación superior y enparticular con las universidades públicas, en la segunda mitad del año 2001.Los análisis que se presentan ponen su acento en algunos de los aspectosfundamentales para el sostenimiento de la enseñanza superior pública; es elcaso de las restricciones presupuestarias a las que se han visto sometidaslas universidades públicas, los cambios en la gestión universitaria y sus sis-temas organizacionales, y las propuestas de modificación en los ordena-mientos jurídicos y la ley orgánica de universidades. Los casos de análisisque en esta entrega ofrecemos a nuestros lectores incluyen Argentina, Brasily España, los cuales no son exclusivos sino que se integran a un conjunto deexperiencias de reformas a la educación superior que desde la segunda mitadde los años noventa se han venido registrando.

La segunda sección de nuestro boletín tiene la intención de colocar encontexto el debate hacia el III congreso de la UNAM, a la luz de las trans-

formaciones que en el ámbito internacional están ocurriendo. Con estaintención, hemos reunido los discursos de apertura y de clausura

del Foro Universitario que bajo el título “¿Es posible un pactouniversitario para realizar un congreso democrático en la

UNAM?”, tuvo lugar durante la segunda quincena denoviembre en la Facultad de Filosofía y Letras de

nuestra Máxima Casa de Estudios. Las reflexiones que se ofrecen en cada

uno de estos trabajos son de primer nivel yse deben a autores de reconocido prestigio,que en cada caso mostraron absoluta dis-posición para que pudiéramos editar sustextos. Por este medio, agradecemos lacolaboración de José Luis Coraggio, Fran-cisco Fernández Buey, Pablo GonzálezCasanova, Marco Aurélio Nogueira, y

Adolfo Sánchez Vázquez, ydejamos la tribuna abier-

ta para futuras aporta-ciones.

El editor

S

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Educación Super ior : C i f ras y Hechos, año 1, núm. 5

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La universidad argentina sufre las consecuenciasde una recesión prolongada de cuatro años y laspolíticas procíclicas de un Ministerio de Economíacegado por la defensa cerrada de un modelo queha generado la destrucción y privatización masivay en muchos casos ilícita del patrimonio público,una inédita concentración de la riqueza y el ingre-so, el caso de mayor extranjerización de la econo-mía en el mundo, la apertura unilateral de la eco-nomía ante mercados con barreras arancelariasdefendidas en la OMC mediante el poder político ydel dinero para judicializar los conflictos de comer-cio y, todo esto, con las consecuencias de pobrezamasiva, una altísima desocupación abierta, preca-rización del trabajo y pérdida de ingresos de lostrabajadores no calificados pero también de unvasto espectro de las clases medias.

Como consecuencia, la demanda de educaciónsuperior gratuita o altamente subsidiada aumenta,pues la ciudadanía advierte que un título puede serla diferencia entre lograr o no algún trabajo, o inclu-so emigrar (cada vez más fuerte en el imaginario delos jóvenes). A la vez, la priorización del pago deuna deuda impagable y el alto costo del acceso almercado internacional de capitales, indispensablepara una economía con convertibilidad, genera res-tricciones fiscales durísimas que —en ausencia dela voluntad de atacar la evasión y el contrabando yde recaudar impuestos a los sectores monopólicosfinancieros, de servicios, de comercialización y decaptación de renta de recursos energéticos, asícomo a los contribuyentes de mayores ingresos—,sólo tiene como salida la reducción del gasto en lospocos bienes públicos que restan, entre ellos laeducación universitaria. De consumarse, un nuevorecorte presupuestario sólo puede conducir a unadegradación adicional de la calidad de la educacióny la investigación, no sólo por la brecha entredemanda social y oferta de educación, sino por lasconsecuencias de una resistencia imprescindible,que acorta las horas de clase e investigación y, porsupuesto deteriora las condiciones para la creativi-dad científica y tecnológica.

En cuanto a las universidades privadas, la com-petencia externa de los campus virtuales y la rece-

sión también las afecta, pues menos alumnos pue-den aspirar a pagar por sus estudios, y los que yaestaban inscriptos renuncian a seguir estudiando(esto se está generalizando en las carreras de pos-grado aranceladas, públicas y privadas) o se con-vierten en parte de una creciente cartera morosa.

El presupuesto de las universidades públicas,de 1.800 millones de dólares (en realidad no cum-plido por los mecanismos de subejecución pres-puestaria y por la reciente reducción del 13% enlas partidas para salarios y gastos) es visto comouna potencial fuente de ahorro fiscal para satisfa-cer a las presiones del capital financiero, que sóloquiere cobrar su deuda mientras pueda, pero tam-bién como un posible subsidio en parte desviableal sector de educación privada. Por eso proliferanlos proyectos de privatización de la gestión de lasuniversidades, y las cifras de recorte para el 2002de entre 300 y 800 millones de dólares, y se pre-siona a las universidades a arancelar para que nosean una “competencia desleal”.

El Ministerio de Educación está pretendiendocontener sin fuerza ni convicción el ataque a laeducación universitaria que proviene del neoliberalMinisterio de Economía. Usando la técnica de ais-larnos del incendio pretendiendo quemar una fran-ja controlada del bosque a nuestro alrededor, pro-pone cobrar multas a los estudiantes que repitenmaterias para bajar el número de estudiantes quese alejan del modelo teórico de eficiencia interna:un inscripto = un graduado en cinco a siete años,expulsar del sistema a los estudiantes que noaprueben un 70% de la oferta educativa regularque utilizan (admite una reentrada por única vez yprevio análisis de esto como excepción), formarfondos solidarios tipo cooperadora escolar a nivelde las universidades, a la vez que especula teóri-camente con modelos de articulación automáticaentre los actuales establecimientos terciarios nouniversitarios y los universitarios, formando unacomisión de notables para que busquen alternati-vas al sistema, eludiendo un debate público abier-to sobre la crisis estructural del país y su educa-ción y las condiciones para su superación. La cam-paña de algunos medios monopolizados (y que tie-nen interés en el negocio de la educación y lasnuevas tecnologías de la información y la comuni-cación) para deslegitimar la educación públicaarrecia. Y la universidad, que efectivamente tieneserios problemas y rigideces que podrían ser supe-rados mediante una estrategia adecuada en alre-

dedor de cinco años, se debate en acciones reac-tivas cortoplacistas ante la amenaza cotidiana deun recorte presupuestario aún mayor.

La agenda universitaria está, por tanto, marca-da por el neoliberalismo, que pretende confrontar ala sociedad con un dilema de recursos escasoscon fines múltiples: Costosa e ineficiente educación universitariagratuita/subsidiada para los sectores mediosque podrían pagar vs. Educación básica, Salud básica, jubilacio-nes y pensiones, el 50% de los niños que hoynacen en hogares pobres, etc. etc.

Este juego-suma cero niega la relación entredesarrollo, crecimiento económico y recaudaciónfiscal, por un lado, y competitividad basada en laproducción con alto valor agregado en conoci-miento, por el otro. Oculta también la tendenciamundial a admitir el derecho a la universalizaciónde la educación superior como parte de las condi-ciones para integrar las naciones en la nuevasociedad del conocimiento. Argumenta falazmenteque la educación universitaria pública es ineficien-te porque su costo por graduado es muy alto paralos estándares internacionales, pero no reconoceque una ley de hierro es que no hay producto sininversión, y que Argentina tiene también un bajocosto por alumno (1618 dólares). Por otra parte, laestimación del costo promedio de los graduadosse hace con cifras teóricas, pues el nivel de gra-duación efectivo es de alrededor del 40%, sólo queretrasado con respecto a los tiempos teóricos demáxima eficiencia.

cr is is y reformas universitar ias

La crisis y las universidades públicasen Argentina1

José Luis Coraggio 2

1 Se publica con el permiso del autor y de los respon-sables de la Red de Investigadores en Educación Supe-rior (RISEU), de donde ha sido tomado.

2 Rector de la Universidad de General Sarmiento.Buenos Aires, Argentina.

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Educación Super ior : C i f ras y Hechos, año 1, núm. 5

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Los acontecimientos que han envuelto al Ministeriode Educación, los servidores y los profesores uni-versitarios federales reforzaron, en muchas perso-nas, la opinión de que la universidad pública estásufriendo, inmersa en una crisis interminable yautodestructiva.

Atacada sin tregua por el mercado, la universi-dad siente también, en una escala inédita, los efec-tos de las orientaciones gubernamentales de losúltimos años, concentradas en el ajuste fiscal, en laprivatización, en la reformulación de las prácticasgerenciales y administrativas, en el constreñimien-to del Estado y de sus posibilidades de interven-ción en la vida nacional. Nunca como hoy la uni-versidad pública fue tan despreciada por los gober-nantes, o sea, por aquellos que debieran ser losprimeros en defenderla y valorizarla. Se convirtióen un ítem de los presupuestos públicos: un gasto,no una inversión.

La universidad pública se encuentra en unaencrucijada. Es criticada por todos los flancos yparece estar siendo abandonada por la sociedad,que, instigada por una visión instrumental de la for-mación superior (que debiera solamente preparar alos jóvenes para el mercado) tiende siempre amirar con mayor desconfianza a la universidadpública, donde habría demasiados funcionarios,demasiada ociosidad, demasiada “filosofía”.

Como consecuencia, muchas personas dicenque ha pasado la época de la enseñanza superiorpública, pues ésta no se muestra capacitada paraadaptarse a los nuevos contextos, resulta dispen-diosa, poco productiva e injusta. Lo mejor sería pri-vatizar todo o, cuando menos, hacer que la gestiónuniversitaria sea guiada por el mercado.

Es preciso desmontar esta trampa. No se pue-de continuar hablando de la universidad en térmi-nos contables o a partir de preconceptos y visionessensacionalistas. No tiene sentido abordarla comosi fuese una organización cualquiera, parecida a unsupermercado o a una fábrica. Debiéramos estardiciendo, decir en voz alta, por todos los mediosposibles, que la universidad pública no ha muerto:que ella, a pesar de las oscilaciones, continúa viva,cumpliendo una función fundamental para el desa-rrollo del país y formando profesionistas y ciudada-nos de calidad. No es verdad, por ejemplo, que losestudiantes hayan empeorado o que los profesores

de hoy son menos productivos que los de antes.Afirmar eso es elitismo o falta de visión histórica,algo que falta al respeto a la realidad y ofende a laspersonas involucradas.

Lo que pasa, y no siempre se reconoce, es quela universidad pública se convirtió en un fenómenode masas y todavía no ha conseguido ajustarseenteramente a esa condición. Está inmersa en unalarga y difícil transición, que transcurre en un ambien-te complicado, efervescente, poco organizacional.

Muchos de los problemas universitarios derivande ello. Son problemas internos, que nacen de loscambios estructurales, de la quiebra de paradigmasy culturas, de la suspensión de pactos de conviven-cia y rutinas administrativas. En cuanto a los ata-ques que vienen de fuera (de los gobiernos o de losmercados), tales problemas complican terriblementela reacción de la universidad a los nuevos contextos.

Más que de buena administración, la universi-dad pública necesita hoy de un buen gobierno. Nobasta mejorar las habilidades técnico-administrati-vas en sentido estricto, ni mucho menos incorporarnuevas “tecnologías gerenciales” o implementarnuevos diseños organizacionales. Todo eso puedeser útil, pero es seguramente insuficiente. Sin valo-rización profesional y sin una política de recursoshumanos que se concentre en las personas comosujetos capaces de deliberar y actuar, insertos enespacios atestados de ideas y orientaciones desentido —o sea, que estarán siendo constante-mente formados y capacitados—, los avances se-rán poco expresivos. En vez de jefes, precisamosde líderes y dirigentes. En vez de subordinados,precisamos de dirigidos capaces de dirigir.

En suma, para ser efectivamente gobernada,como institución inteligente, orientada hacia la edu-cación y la investigación, la universidad públicaprecisa ser recolocada plenamente como institu-ción.

En la base de este movimiento, deberá estar elpredominio del mérito académico, pero también laproposición consistente de un pacto democrático deconvivencia y la asimilación de un patrón superior degestión. Por la vía de la reposición del mérito acadé-mico, la universidad se reencontrará con su sentidooriginario y podrá destacar como institución dedicadaa la producción y difusión de conocimientos. Por lavía de la democracia, tendrá cómo construir un pactoque solidarice los intereses, respete las individualida-des e incentive la participación de todos. Y por la víade la gestión renovada, aprenderá a dar cuenta delas rutinas sin dejarse rutinizar, inventándose perma-nentemente como organización.

27 de noviembre de 2001

cr is is y reformas universitar ias

Brasil: gobernar la universidad 1

Marco Aurélio Nogueira 2

1 Se publica con el permiso del autor. Traducción deJosé Guadalupe Gandarilla Salgado.

2 Profesor de Teoría Política de la Universidad Esta-dual Paulista (UNESP).

Hemos demostrado que la educación privadano cuesta menos, y que sus menores tiempos pro-medio tienen que ver con el tipo de carreras en queencuentran sus nichos de mercado, con el lógicohecho de que los alumnos tienen que pagar y portanto están incentivados a reducir la duración de sucarrera, y que pertenecen a un sector social conmenor precariedad laboral y otro capital social, loque produce trayectorias laborales, familiares yeducativas altamente inestables, lo que sin dudapenaliza en términos estrechos de eficiencia eco-nómica a la universidad pública que atiende a laoferta de un bien público y no a la ecuación de cos-tos/beneficios para la “crema del mercado”. Porsupuesto, en tal ecuación tampoco se contabilizanlos resultados de la investigación básica y aplicadani los servicios subsidiados que prestan las univer-sidades públicas.

En esta situación de crisis, un gobierno conperspectiva estratégica preocupado por el interésgeneral pondría en marcha un indispensable deba-te sobre la necesidad de reformas fuertes en el sis-tema de educación superior, generando un sólidosector de educación superior no universitario, faci-litando las reformas del sistema universitario en suconjunto, tanto en su interior (con la gestión trans-parente y eficiente, la mayor pertinencia y la ducti-lidad como criterios) como en las relaciones con lasociedad (la vinculación con el sector productivo ycon las necesidades de la sociedad que no se pue-den expresar como demandas solventes) invirtien-do eficientemente para tal fin a partir de recursostomados del sector monopólico o de los sectoresque hoy evaden o eluden el pago de impuestos.Esto no podría hacerse sino como parte de unaestrategia de rearticulación y dinamización del mer-cado interno para que Argentina retome el rumbodel desarrollo, pieza ausente del fiscalismo econo-micista predominante.

En cuanto al dilema de la gratuidad, una visiónprospectiva indicaría que hay que alentar y no de-salentar la decisión de seguir estudiando, y queempobrecimiento al que se ha sometido a la ciuda-danía implica que un arancel que efectivamente re-suelva el problema del financiamiento no podría serpagado por la gran mayoría, lo que lo conviertemás en una cuestión de fundamentalismo demercado o de conveniencia para el desarrollo delmercado privado.

En los próximos meses posiblemente se dirimi-rán, conjuntamente, la política económica y la polí-tica educativa. No será sin confrontaciones fuertes.Confiamos en que surja un proyecto coherente deotro país y de transformación consecuente de laeducación pública. Por lo pronto, la universidadpública, que como institución permaneció silencio-sa mientras se destruía el país, parece haber reto-mado su responsabilidad como intelectual colectivoe iniciado el camino de la crítica y la proposición dealternativas para el Estado y la Sociedad.

5 de septiembre de 2001

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Educación Super ior : C i f ras y Hechos, año 1, núm. 5

La facilidad con que el Partido Popular (PP) y susaliados, Convergencia i Unió (CiU) y Coalición Ca-naria (CC), han hecho aprobar en el Parlamento laLey Orgánica de Universidades (LOU) contrastafuertemente con el malestar que durante los últi-mos meses el anuncio de esta Ley ha creado en lacomunidad universitaria.

Durante los meses de noviembre y diciembrelos principales sindicatos de la enseñanza y delpersonal de administración y servicios así comolas principales asociaciones de estudiantes hanconvocado huelgas y movilizaciones en todaEspaña contra la LOU. Las manifestaciones deMadrid y Barcelona han sido de las más numero-sas desde la muerte del general Franco. La mayo-ría de los rectores de las universidades públicashan apoyado estas convocatorias. Los sindicatosde estudiantes de la secundaria han empezadotambién movilizaciones y han anunciado que sesumarán a las huelgas y manifestaciones previs-tas para diciembre. Izquierda Unida y el PSOE hananunciado que van a hacer en este caso oposiciónradical. El gobierno vasco ha declarado su inten-ción de oponerse frontalmente a la nueva Ley. Y elgobierno catalán ha entrado en conflicto con losrectores de sus universidades y con la mayoría delos sindicatos y asociaciones existentes en estacomunidad autónoma.

Ha sido un otoño caliente en la Universidad.Las declaraciones despectivas o despreciativas desus críticos, primero de la Ministra de Educación ydespués del Presidente del Gobierno, han atizadoel malestar latente. De momento, la opinión públi-ca parece haberse quedado con la cantinela deque en la universidad hay mucha endogamia. Lahay, desde luego. Pero lo que está en juego no essólo eso. Es también la financiación, el acceso delos estudiantes a las universidades, la privatizaciónde las universidades públicas, el futuro de los pro-fesores en precario y la autonomía en la gestión delas universidades.

No es difícil prever que este va a ser el primerconflicto social serio con que va encontrarse elgobierno del PP en esta legislatura. Y esto no sólopor las razones que se argumentan más abajo,que son sustantivas, sino también por la presun-

tuosa inhabilidad con que el Poder está tratando alsistema de enseñanza en su conjunto. El gobiernoestá jugando con fuego y muy bien podría darseque en los próximos tiempos se encuentre con unestallido de la miseria reinante en el medio estu-diantil. Hasta ahora el malestar se ha ido paliandocon el chalaneo, pero hay demasiada preocupa-ción por el paro juvenil y por la precariedad de unaparte del profesorado en formación, de los beca-rios de investigación y del personal de la adminis-tración como para que los chalaneos políticossigan imponiéndose.

Lo cierto es que, por primera vez en muchotiempo, una actuación gubernamental ha concitadolas críticas decididas de los sectores más diversos.La mayoría de las comunidades autónomas sesienten relegadas en un ámbito en el que habíanobtenido competencias. La mayoría de autorida-des académicas sienten que las universidadespúblicas van a perder autonomía. Buena parte delos estudiantes de secundaria sienten que se lesva a complicar el acceso a la universidad y que laigualdad de oportunidades va a quedar en agua deborrajas. La mayoría de los profesores universita-rios en formación sienten que su situación de pre-cariedad va a ir en aumento. Y la mayoría de losestudiantes universitarios y de los trabajadores dela universidad sienten que van a perder peso enlos claustros universitarios y, con ello, también enla hora de las decisiones. Por todo eso se puedeaugurar que en los próximos meses el gobierno ysus aliados parlamentarios van a tener que pasarsu primera reválida política seria. Y ésta vez da laimpresión de que el examen no lo van a poderponer ellos.

1

La LOU va a representar un nuevo impulso al pro-ceso de privatización de la enseñanza superior yde la investigación universitaria, al facilitar las nor-mas de creación y puesta en marcha de las uni-versidades privadas e incorporar automáticamentea los rectores de éstas, con voz y voto, al Consejode Coordinación Universitaria.

Las normas para la creación de universidadesprivadas, la ampliación del Consejo de Universida-des con representantes de las universidades priva-das y el papel que se concede a los Consejos So-ciales (generalmente dominados por los empresa-rios) acentúan un proceso ya en marcha, derivado

del déficit de financiación a la docencia y a la in-vestigación públicas.

El Proyecto de Ley establece, por una parte,que serán las Comunidades Autónomas (CC. AA.)las que darán carácter constitutivo a las universi-dades privadas (art. 126). A continuación, y porotra parte, dice que para el reconocimiento de uni-versidades privadas “será preceptivo el informeprevio y motivado del Consejo de CoordinaciónUniversitaria” (art. 127, apartado b). Si se mantie-ne la actual financiación de las universidadespúblicas, y dada la composición de los órganos dedecisión a este respecto tanto en las ComunidadesAutónomas como en el Consejo de CoordinaciónUniversitaria, es fácil deducir de la combinación deesas dos cosas que la tendencia a la privatizaciónde la enseñanza superior aumentará tanto en lasComunidades Autónomas como en el conjunto delEstado.

Pero ésta es sólo una vía en el proceso de pri-vatización del sistema universitario, que no depen-de sólo de las facilidades legislativas y administra-tivas sino también de la disponibilidad real deempresas y empresarios para la inversión en ense-ñanza e investigación que no produce beneficioseconómicos inmediatos. Por tanto, hay que prestaratención a la otra vía de la privatización. El artícu-lo 34 del Proyecto de Ley facilita la entrada de enti-dades privadas en los Institutos Universitarios deInvestigación, así como la adscripción de centros einstituciones privadas a estos mismos Institutos. ElProyecto de Ley no especifica en ningún momentorequisitos y condiciones para ello. Esto potencia laotra vía a la privatización parcial de la Universidadpública: se refuerza la posibilidad de parasitarselectivamente centros e institutos universitariospor intereses privados.

2

La Ley va a multiplicar arbitrariamente las pruebasde entrada de los estudiantes a la universidad pú-blica y acentúa, además, la discrecionalidad de loscriterios para el acceso, lo que hará aumentar lasdiferencias tanto entre las universidades como en-tre los distintos estudios de cada universidad y limi-tará la opcionalidad de los estudiantes. Deja abier-tos los criterios de selección para el acceso de losestudiantes a las universidades privadas, lo quefavorecerá un proceso parecido al que se ha pro-ducido y se está produciendo ya en otros nivelesde la enseñanza.

Todo el articulado referente al acceso de losestudiantes a la universidad pública (arts. 67-79)se mueve en la vaguedad. Por una parte, contieneafirmaciones que hay que considerar meramentedeclamatorias. Por ejemplo: “el estudio en la uni-versidad es un derecho de todos los españoles”,“el estudio es un derecho y un deber de los estu-diantes universitarios”, “los principios de equidad ysolidaridad”, “se garantizarán las condiciones de

cr is is y reformas universitar ias

España: seis razones para manifestarsecontra la nueva ley de universidades1

Francisco Fernández Buey 2

1 Se publica con el permiso del autor.2 Catedrático de Filosofía del Derecho, Moral y Polí-

tica, de la Universitat Pompeu Fabra.

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Educación Super ior : C i f ras y Hechos, año 1, núm. 5

5

igualdad”, etc.). Por otra parte, hace referencias aun ordenamiento jurídico o a una normativa básicaque no se define (¿reválida?). Y finalmente sedetiene en los deberes de los estudiantes (art. 79).Pero, en cambio, los procedimientos para la admi-sión de estudiantes, que es lo que más puedeimportar a éstos, quedan al albur de las universi-dades y de las CC.AA., sujetos, al parecer, única-mente a la ley de la oferta y la demanda.

3

La Ley multiplica las categorías de profesoradocontratado con funciones docentes equivalentesen la práctica a las de los titulares (ayudante, pro-fesor ayudante doctor, profesor colaborador, profe-sor contratado doctor, profesor asociado y profesorvisitante). De donde se deduce: a) que va a man-tenerse un alto índice de precarización del profe-sorado en formación; b) que se alargará conside-rablemente el tiempo para acceder a plazas deprofesor permanente universitario, y c) que secomplicará todavía más la forma de acceso de losdocentes e investigadores a la titularidad, al estaréstos obligados a pasar pruebas de habilitacióncentralizadas y depender luego, para la obtenciónde plaza, de los criterios que establezca cada unade las universidades.

Esta deducción queda reforzada por lo quedice explícitamente el articulado del Proyecto deLey:

1º Los ayudantes no doctores podrán desempe-ñar, con carácter excepcional, tareas docen-tes “en los términos que fijen los estatutos dela universidad correspondiente” (art. 83).

2º Los ayudantes doctores no podrán haberestado vinculados en los 2 últimos años a launiversidad que los contrate (ni siquieracomo becarios).

3º No se especifica plazo de contratación paralos contratados doctores, pero se exige unaevaluación positiva por parte de la AgenciaNacional.

4º En cambio, para el caso de los asociados yvisitantes, con contrato temporal, no se exi-ge evaluación positiva de la misma Agencia,sólo “el reconocido prestigio” o la “reconoci-da competencia”.

5º El Proyecto no dice nada del Personal In-vestigador en Formación y Perfecciona-miento, colectivo que está actualmente ensituación precaria en lo laboral y en lo social,sin deberes ni derechos reconocidos, a pe-sar de lo cual, de su trabajo depende un ter-cio de las investigaciones que se realizan enel país.

Todo esto conducirá previsiblemente a: 1) ladiscrecionalidad de los criterios de selección enestas dos últimas categorías; y 2) la utilización per-versa (ya en curso en algunas universidades) delas figuras del asociado y del visitante.

La complicación de la carrera docente universi-taria que se deriva de ahí es evidente. Un titular deuniversidad, por ejemplo, habrá tenido que pasardos veces por el dictamen positivo de la ComisiónNacional de Evaluación como ayudante, haberestado dos años en una universidad distinta deaquella en la que se formó, haber escrito la tesisdoctoral (probablemente dando clases al mismotiempo “con carácter excepcional”), haber pasadotres pruebas en la habilitación, haber solicitadoplaza en los dos años siguientes y, por último, ha-ber pasado la prueba de selección de la universi-dad que finalmente lo nombre. Eso puede llevarentre 12 y 14 años. Y eso sin tener en cuenta fac-tores demográficos que complican la situación. Encambio, un visitante “de reconocido prestigio”(nacional o extranjero) podrá ser contratado (pro-bablemente con un sueldo superior al de titular,que es lo que se hace ya) al año siguiente dehaber leído la tesis doctoral y sin más requisito queel “prestigio” declarado por el Departamento queproponga su contratación.

Todo eso representa una opción clara en favorde la contratación temporal. El Anteproyecto con-templa una composición de las plantillas de profe-sorado en la que los contratados de diferentestipos alcanzará casi el 50% del total. En la mayoríade las universidades esto supondrá un aumento dela precariedad del profesorado no permanente.

En todo el apartado dedicado a profesorado elProyecto combina el rigorismo administrativo y lavaguedad sobre los criterios de selección del pro-fesorado por las Universidades, lo que, previsible-mente, hará muy difícil armonizar las competen-cias del Estado, de las Comunidades Autónomas yde las Universidades. En su redacción actual, elProyecto de Ley facilitará que las distintas catego-rías de profesorado contratado puedan ser utiliza-das por los Departamentos universitarios para per-vertir el espíritu de la Ley, como ya ocurrió con lapuesta en práctica de la LRU. Para evitar que estoocurra, habría que haber abordado la duplicidad defunciones actualmente existente entre Departa-mentos y Facultades, aspecto éste al que no sehace referencia en el Proyecto.

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La nueva Ley supondrá un serio recorte a la demo-cracia interna en los órganos de gestión de las uni-versidades, al acentuar, de un lado, el poder de losRectores en detrimento de los Claustros y al pro-pugnar, de otro, una excesiva presencia externa(previsiblemente empresarial) en los Consejos deGobierno, todo ello en detrimento de la represen-tación de los estudiantes, del profesorado contra-tado (en contradicción con el previsible aumentode su número en las Universidades) y del personalde administración y servicios.

En este sentido, el art. 36 del Proyecto esta-blece que el Consejo de Gobierno, constituido por

un máximo de 30 personas, tendrá un tercio de susmiembros designados por el rector entre la parteno académica del Consejo Social. El art. 38 decre-ta que al menos el 51% de los miembros del Claus-tro serán profesores funcionarios y el 19% proce-derá del resto del personal docente e investigador.No se dice nada en ese apartado de la representa-ción de los estudiantes ni del PAS, pero limita deentrada la suma de estos dos colectivos al 30%,dejando abiertas la proporcionalidad de la repre-sentación de estudiantes y PAS a lo que digan losEstatutos de cada una de las Universidades. El art.42 deja fuera del Consejo de Departamento a losestudiantes y al PAS y establece que al menos un70% de sus miembros han de ser doctores.

La tendencia general del Proyecto de Ley a se-parar muy drásticamente representación y gestiónse concretará, casi con toda seguridad, en una pér-dida de peso específico de los distintos sectoresuniversitarios en la gestión efectiva de la Univer-sidad, en una limitación de la función de los actua-les Claustros (por lo menos en lo que hace al con-trol y fiscalización de las políticas rectorales) y enuna presencia consistente de empresarios y ges-tores en el principal órgano de poder universitario.

Es un error, al hacer la crítica del Proyecto,poner el acento en que la elección de los rectorespor sufragio universal ponderado va a significaruna politización o repolitización de la Universidad.Eso es lo de menos, porque será un acto puntualcada cuatro años. Lo de más es que la vía presi-dencialista propuesta sugiere de manera populista“democracia directa” (o sea, que el “pueblo univer-sitario” elija directamente al Rector) en un actopuntual, para que inmediatamente después esemismo “pueblo universitario” se autodisuelva (yquede sin posibilidad de control y fiscalización delConsejo de Gobierno, o con dichas posibilidadesmuy mermadas).

No deja de ser curioso, y también sintomático,que al mismo tiempo que se reduce la edad paraparticipar con el voto en las elecciones generalesse limite la representación de los estudiantes uni-versitarios en los claustros de la institución a la quedurante cuatro o cinco años estarán vinculados.Eso es tanto como decir: “Tenéis derecho a votar avuestros papás”.

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Al desvincularse el debate sobre la nueva ley uni-versitaria de la forma de financiación de la mismase deja sin voz ni voto a los representantes de lacomunidad universitaria en un asunto que es cen-tral para el futuro de los centros docentes y deinvestigación, tanto más teniendo en cuenta: 1º quees la comunidad universitaria la que tendrá queaplicar las medidas correspondientes bajo la cons-tricción de presupuestos generales que, de un lado,condicionan la actuación de las comunidades au-tónomas y, de otro, sólo dejarán a las universidades

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“... ¿cómo ha impactado la globalización en la formulación de laspolíticas educativas en América Latina? Claramente, hay tres aspec-tos sobre los cuales la globalización, especialmente la de cuño neo-liberal, ha tenido impacto en la educación latinoamericana: a nivel dela economía política del financiamiento educativo, en términos de lasvinculaciones entre educación y trabajo, y mediante la creación deun movimiento por estándares de excelencia académica internacio-nal, con sus implicaciones a nivel de evaluación, curriculum, educa-ción superior o formación docente.[...]“Si bien estos tres grandes efectos en la política educativa latinoa-mericana son discernibles, la benevolencia en sus resultados es dis-cutible.[...]“No cabe duda de que los mecanismos de globalización neoliberalpueden ser sistemáticamente criticados, que sus bondades en mate-

ria de política pública podrían ser desconfirmadas por la investiga-ción empírica, y que algunos de sus efectos perversos en la educa-ción pueden ser revertidos con una filosofía política diferente y unapolítica educativa alternativa. La disputa por la nación, que es tam-bién una disputa por la educación y la ciudadanía, es una tarea quecorresponde a los movimientos cívicos, a los movimientos sociales,a los partidos políticos que se oponen al modelo neoliberal, y a lossindicatos magisteriales que han llevado en muchas partes delmundo el peso de la confrontación contra el neoliberalismo. Como esobvio, los resultados de conflictos sociales de esta envergadura nopueden ser apreciados en el corto plazo, aunque algunas de las con-secuencias perversas en la educación comienzan a vislumbrarsecon nitidez”.

Carlos Alberto Torres

subrayados

espacio autónomo para la obtención de fondos pri-vados; y 2º que España está muy debajo de lo quees la media europea en gasto público para la ense-ñanza superior y ayudas a las estudiantes.

La parte del articulado del Proyecto referida alas retribuciones del profesorado deja, en principio,mucha discrecionalidad a las Universidades y a lasComunidades Autónomas a la hora de establecersobresueldos, pero al deslindar este apartado de lacuestión de la financiación general de la reforma,como se está haciendo, se llega a la conclusión deque esta autonomía quedará reducida sencilla-mente a la competición entre universidades paracaptar fondos privados a partir de los cuales esta-blecer los sobresueldos en determinados centros einstitutos universitarios. Lo que previsiblementeaumentará las diferencias entre universidades y,en el interior de las universidades, entre centros yestudios.

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La gran mayoría de los miembros de la comunidaduniversitaria se enteró de las líneas generales delProyecto a través de los los resúmenes proporcio-nados por los medios de comunicación. La formaen que la Ministra de Educación cortó de raíz eldebate sobre la LOU cuando éste apenas se ini-ciaba en el consejo de universidades y las ofensi-vas declaraciones posteriores del presidente delgobierno no auguran nada bueno sobre el futurode la universidad pública. En vez de abrir una con-troversia razonada, que falta hacía, sobre el acce-so a la universidad, sobre lo que se enseña y cómoenseña y sobre el estado de la investigación ysobre la mercantilización de la misma, estos mo-dos de actuar de las autoridades atizan un conflic-to latente desde hace tiempo.

En esas condiciones la pretensión de que elParlamento apruebe el texto (con los votos del PP,CC y CiU) en unas pocas semanas es inaceptable.El procedimiento seguido por el Ministerio en laelaboración y tramitación de la Ley Universitaria ha

sido una burla al debate democrático y ya eso jus-tifica sin más las protestas de las asociaciones deestudiantes, de los sindicatos, de los rectores y dela gran mayoría de la comunidad universitaria.

1 de noviembre de 2001

El Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional

Autónoma de México, en el marco de su Programa deInvestigaciones en Educación Superior

Tiene el agrado de invitar a laPresentación de los cinco primeros números del Boletín bimestral

Educación Superior: Cifras y HechosSe contará con la participación de:

D r. D a n i e l C a z é s M e n a c h eD r. A n g e l D í a z B a r r i g a

D r. E d u a r d o I b a r r a C o l a d oD r a . R o s a u r a R u í z

El evento tendrá lugar el jueves 14 de febrero de 2001, a las 11:00 hrs.Auditorio del Centro, Torre II de Humanidades, 4º. Piso,

Ciudad Universitaria

Informes: María Gladys Castillo GuerreroDepartamento de Difusión / Tels. 5623 0028 y 5623 0030

[email protected]

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l ibro seleccionado

Rollin Kent Serna (comp.). Experiencias de re-forma en la educación superior en América La-tina: los años noventa, CINVESTAV-DIE / Plazay Valdés, Ciudad de México, 2001, 275 pp.

El texto que nos ocupa forma parte del proyectoPolíticas comparadas en educación superior enAmérica Latina, que inicialmente coordinara JoséJoaquín Brunner y continuara Jorge Balán, dichainvestigación comparada —según se afirma en laintroducción del libro— fue “la primera que se hayarealizado en el ámbito de la educación superior deAmérica Latina” y se mantuvo desde 1989 hasta1998. Los materiales que se reúnen y en los queparticipan un total de ocho autores, fueron presen-tados inicialmente en su versión preliminar en elnúmero 97, año 33, de la Revista Paraguaya deSociología.

A diferencia de las tentativas y los impulsos dereforma de los años sesentas y setentas, que te-nían por origen y núcleo fundante a las comunida-des universitarias, durante los años noventa laexpresión reforma universitaria asume un significa-do distinto al de aquella época, debido a que estoscambios fueron impulsados desde los gobiernostratando en todo momento de adecuar los siste-mas de educación superior a las restricciones pre-supuestales y a las exigencias de eficiencia aca-démica y criterios de evaluación.

En los cinco capítulos que integran la obra seexaminan los cambios en los sistemas de educa-ción superior en Argentina, Brasil, Chile, Colombiay México. Los autores ponen el énfasis en el pro-ceso de implementación de las políticas guberna-mentales que ocurren durante la primera mitad delos años noventa y que a su juicio guiarán lastransformaciones durante la otra parte de la déca-da. La convicción que parecen compartir los auto-res es que estos cambios no pueden ceñirse a unadicotomía simple “estado / mercado”, y es necesa-rio ir en búsqueda de conceptualizaciones másricas y fértiles que ayuden a la explicación de lascomplejas interacciones de los polos de tensiónque atraviesan a los sistemas de educación supe-rior. Dichas experiencias de implementación “estánmarcadas por la experiencia nacional y por la diná-mica de los actores en juego en cada caso”.

El capítulo primero “reformas en la educaciónsuperior en la Argentina: entre el mercado, la regu-lación estatal y la lógica de las instituciones” sedebe a la pluma de Ana M. García de Fanelli, en élse analiza en primer lugar el conjunto de áreasproblemáticas en el proceso de implementación dela reforma sancionada en la Ley de Educación Su-perior de 1995 (en el marco de la segunda admi-

nistración Menem), en la segunda parte se exa-mina cómo el nuevo marco regulatorio y lasrecomendaciones de política emitidas por elgobierno, han afectado los proyectos institucio-nales, la gestión académica, política y adminis-trativa de un conjunto de cuatro universidadesnacionales situadas en el conurbano bonae-rense (la de Quilmes UNQUI, la de La MatanzaUNLM, la de General Sarmiento UNGS, y la deGeneral San Martin UNGSAM).

El segundo capítulo “Políticas de educa-ción superior en Brasil en los años noventa”de Jacques Schwartzman, comienza por enu-merar una serie de características que pare-cen compartir los sistemas de educaciónsuperior en América Latina: baja tasa deescolarización; la mayor parte de la investi-gación y el posgrado se desarrolla en las uni-versidades públicas, y una cada vez mayorpresencia de instituciones privadas en laatención de la matrícula de educación supe-rior. El texto se centra en ver la evolución delos gastos de gobierno en las InstitucionesFederales de Educación Superior, las medi-das para racionalizar los gastos en perso-nal, y las características de la otra modali-dad de financiamiento presente en las ins-tituciones privadas, el crédito educativo.

El capítulo tercero “Reformas en la educaciónsuperior en Colombia: debate e implementación,1992 - 1995” lo escribe Mariana Serrano Zalamea,quien identifica dos ejes tanto del debate como dela implementación de la reforma, éstos son la auto-nomía universitaria y la calidad. La autora hace unanálisis pormenorizado de los puntos de debate dela Ley 30 de 1992, y de los alcances de esta refor-ma con respecto a la situación existente en 1980,y se pronuncia por la necesidad de contar conmecanismos internos de autorregulación, talescomo la planeación y la evaluación, que busquenalcanzar indicadores que garanticen la calidad dela universidad.

El cuarto capítulo “Chile: políticas de educaciónsuperior, 1990 - 1995”, está escrito por Alfonso Mur-ga y José Joaquín Brunner. En esta parte se calificaal sistema de educación superior chileno como pre-cursor en América Latina en cuanto al impulso demecanismos de regulación que enfatizaban el papelde los mercados. Los autores enfatizan lo que con-sideran una desregulación desmedida del sectordurante el gobierno de la dictadura militar, y detec-tan los rasgos de continuidad y discontinuidad delos gobiernos de la Concertación Democrática, cen-trándose en uno de los puntales de la reforma, suénfasis en la evaluación y la acreditación.

El último capítulo del libro “Reformas financie-ras en las universidades públicas en México: los

años noventa” escrito por Rollin Kent (quien com-pila el conjunto de trabajos), Sylvie Didou y Wietsede Vries, centra su análisis en un aspecto funda-mental y a la vez condicionante de las reformas ala educación superior: las restricciones presupues-tales y la disminución del financiamiento a la edu-cación superior pública. Si bien su análisis se cen-tra en el período que va de fines de los añosochenta a mediados de los noventa, es decir du-rante dos de las administraciones (Salinas de Gor-tari y Zedillo) calificadas desde fuera como ejem-plos en la aplicación de las políticas neoliberales;las consecuencias de esta restricción presupuestalse manifestaron en lo que muchos autores identifi-can como “catástrofe educativa”, y serán el puntode partida de los cambios aún en proceso.

Una lectura conjunta de los trabajos deja abier-ta la necesidad de contar con estudios comparati-vos pues más que ofrecer una visión actualizadade las políticas de educación superior en AméricaLatina, este libro logra ofrecer un análisis crítico delos procesos de aplicación de las reformas en dife-rentes contextos nacionales. Ello se debe a la tar-día publicación de un texto que contando con aná-lisis propios de la primera mitad de los noventa ycon datos estadísticos de ese período, se ofrece allector hasta el 2001.

José Guadalupe Gandarilla Salgado

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¿Es Posible un Pacto Universitario para Rea-lizar un Congreso Democrático en la UNAM?.Esta pregunta va a guiar las actividades de unforo que se realiza en la Facultad de Filosofíay Letras y al que convocan los Académicospor la Democratización de la UNAM.

El problema a que se refiere no sólo esmuy complejo sino que se plantea en condi-ciones particularmente difíciles para la Uni-versidad y para el mundo. De hecho, la ideamisma de democratizar a la UNAM es fuentea la vez de sentimientos entusiastas y depreocupaciones de todo tipo que no podemosignorar. Muchos son los que se preguntan dequé democratización hablamos, qué impli-cación va a tener para la vida académica dela Universidad, en qué medida va a contribuira una gobernabilidad sin la cual a la Universi-dad le es imposible cumplir con sus funcionesde docencia, de investigación y de difusión dela cultura. Esas y otras preguntas se formulana raíz de una de las crisis más graves quenuestra Universidad ha vivido a lo largo de suhistoria y que en un momento dado apuntócon toda claridad hacia procesos autodes-tructivos que no podemos olvidar.

Es más, el motivo o los motivos de la cri-sis están relacionados con políticas que hastahoy subsisten, y representan serios obstácu-los para una serie de metas que la Universi-dad Mexicana debe cumplir y que son funda-mentales para el futuro de la historia de nues-tra institución y nuestro país.

Es evidente que la crisis del neoliberalis-mo ha sido oficialmente reconocida por losmás altos funcionarios de las institucionesque lo han impulsado en los últimos veinteaños. Desgraciadamente al mismo tiempoque reconocen las graves consecuencias so-ciales que el neoliberalismo implica, insistenen seguir aplicando, e incluso exigen que seapliquen las mismas medidas que preconiza-ron hace más de dos décadas.

En esas condiciones nos encontramoscon que nuestra Universidad, como parte dela educación pública y de los servicios públi-cos y nacionales, continúa en una situaciónde vulnerabilidad que debemos enfrentar,procurando con nuestra conducta y nuestropensamiento resolver los problemas de laeducación pública que están a nuestro cargo,a reserva de actuar en otras organizacionespara enfrentar al neoliberalismo y sus nuevaspolíticas de guerra.

La idea de realizar un Congreso para la re-estructuración de la UNAM, surge por lo de-más en un momento histórico, en que losestudiosos y analistas más serios de las ten-dencias mundiales ven en la educación, enlas tecnologías y en la participación democrá-tica creciente, la base del éxito de las nacio-nes. Pero allí surge una nueva incoherencia:muchos de quienes preconizan la necesidadde impulsar educación, tecnología y participa-ción democrática —como el Grupo de losSiete— están al mismo tiempo realizando laspolíticas más opuestas para el alcance deesas metas.

En tales condiciones la democratizaciónde la Universidad tiene que plantearse comoun proyecto de defensa de la Universidad, dedefensa de la educación pública y de la políti-ca social y nacional que permita hacer inver-siones y gastos en educación, en salud, ali-mentación, habitación, infraestructura a fin deproporcionar trabajo y empleo a los especia-listas que esta Universidad y otras institucio-

nes de cultura superior del país preparen parauna población que no siempre tiene los recur-sos necesarios para adquirir en el mercadolos servicios y bienes más elementales.

Las reflexiones anteriores nos llevan apensar en la responsabilidad que tenemos alconvocar a un Congreso Universitario cuyoéxito esté asegurado, y esté asegurado des-de el principio en una proporción muy alta. Ylo único que puede asegurar el éxito delCongreso es la voluntad coordinada de losuniversitarios, y la realización de lo que po-dríamos llamar un acuerdo o un pacto paraque los universitarios se planteen los distintosproblemas y soluciones en un plan de serie-dad y de legitimidad.

No faltan universitarios que temen discutirincluso la posibilidad de un acuerdo o pactopara estudiar la reestructuración de la UNAM,y creo que uno de los objetivos centrales deeste foro consistirá en precisar más que unacuerdo o pacto la mejor forma de alcanzarloa fin de que el Congreso Democrático ennuestra Universidad sea posible y efectivodesde el punto de vista de los valores de laUniversidad.

En este punto evoco un método clásicopara llegar a acuerdos e incluso a consensos.Me parece que lo primero que tenemos esque precisar cuáles son los objetivos de laUNAM que todos compartimos, que todos

el debate hacia el congreso

Sobre el pacto universitario1

Pablo González Casanova 2

1 Documento leído en la inuguración del Forode Diálogos Universitarios, con el tema “¿Es posi-ble un pacto universitario para realizar un congre-so democrático en la UNAM?”, organizado porAcadémicos por la Democratización de la UNAM.Facultad de Filosofía y Letras, 18 de octubre de2001. Se publica con el permiso del autor.

2 Investigador Emérito y ex Rector de laUNAM. Entre sus últimas publicaciones se cuen-tan La universidad necesaria en el Siglo XXI(2000).

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valoramos positivamente y, también que for-mular una lista de aquéllos en los que tene-mos opiniones diferentes. En unos y otrostendremos que analizar los escenarios alter-nativos de solución y las ventajas y desventa-jas de cada uno.

Creo que entre los objetivos que todoscompartimos se encuentran los que corres-ponden a la cultura universitaria que radica enel respeto a las distintas ideologías, creen-cias, teorías y modos de pensar y sentir, yque está ligado a la vinculación del conflictoy el consenso en términos de argumentacióny de razonamiento, de discusión y de diálogo,con respeto a las personas y a las palabras, ala propia palabra.

La libertad de cátedra, de investigación yde difusión de la cultura, como libertad deexpresión corresponden a un valor que debe-mos anteponer a nuestros diálogos sobre elacuerdo, el pacto y el Congreso. Tomándolocomo punto de partida, la discusión tiene quecentrarse, pienso, en definir qué entendemospor democratización de la UNAM. A ese res-pecto, me parece que lo primero que debe-mos es pensar en la democratización en dosformas principales. Primero, en la democrati-zación que corresponde a la expresión “mejoreducación para más”. Al hacerlo tenemos queacentuar que por ningún motivo estamosplanteando una democratización que implique

abatimiento de los niveles académicos; y queestamos ratificando nuestro propósito de unademocratización que amplíe la posibilidad deacceso a la educación con altos niveles aca-démicos. Hoy, de cada cien jóvenes quedeberían tener acceso a la educación supe-rior, ochenta no puede llegar a nuestras aulasni adquirir, por otros medios, los conocimien-tos que la Universidad imparte. ¿Cómo lograrnuestros objetivos, qué escenarios diseñarpara poder, a la vez, educar a más estudian-tes y educarlos mejor?. Sí podemos, si nodejamos en la mediocridad al Sistema de Uni-versidad Abierta. Si convertimos el SUA,como es perfectamente posible, en un siste-ma de excelencia.

Por otra parte, la democratización de laUNAM significa respetar la cultura universita-ria a que me referí y alcanzar otro objetivo,que la conducta de los universitarios esté suje-ta a reglas y no sea objeto de decisiones arbi-trarias, de presiones autoritarias o populistas,sino que corresponda a una normatividadcolectiva que iguale las formas jurídicas denuestras instituciones con la conducta de fun-cionarios, profesores y estudiantes, acabandocon cualquier autoritarismo o clientelismo.

En tercer lugar, se encuentra la autonomíade las distintas facultades, escuelas, institu-tos y centros que integran a la UNAM. Al res-pecto es necesario pensar que la democraciauniversitaria no es sólo un problema de repre-sentación y participación cuantitativa, sinocualitativa, y no es sólo un problema de vota-ción, sino un problema de autonomías dentrode la autonomía. Así, en la realización delCongreso no sólo tendrá que pensarse en larepresentación del conjunto de la Universi-dad, y en que haya una participación de susprofesores, investigadores, técnicos, estu-diantes y trabajadores administrativos, sinoen la necesidad de que cada unidad huma-nística, científica, artística universitaria seorganice como escuela, instituto o centro enla forma que considere mejor para lograr a lavez la alta calidad en el desempeño de sutrabajo y la posibilidad de educar mejor a unmayor número.

En cuarto lugar, la democratización conrespeto a las autonomías de las distintas uni-dades de docencia, investigación y difusión

de la cultura que integran la Universidadsupone combinar las actividades de cada unay todas ellas en redes de ciencias y humani-dades, de artes y de técnicas que las impul-sen a emprender tareas comunes y constan-tes. La democratización implica a la vez reco-nocer la autonomía para la realización de lostrabajos de profesores, investigadores y difu-sores de la cultura, y la coordinación universi-taria de los mismos por los mismos, así comola formulación de reglas comunes de gobier-no para que la Universidad no deje de ser unaUniversidad y no se convierta en un conjuntode escuelas e institutos separados unos deotros. A las áreas o colegios de ciencias, dehumanidades, de ingenierías, de artes y tec-nologías habrá que añadir áreas y colegios decooperación e integración interdisciplinaria ytransdisciplinaria que coloquen a la Universi-dad a la altura de nuestro tiempo en la cultu-ra general y en las especialidades.

En todos estos campos el Congreso Uni-versitario tendrá que estudiar, de acuerdo conlas experiencias anteriores, las mejores formasde lograr el ejercicio de la Autonomía Universi-taria en los planes de la Universidad, en el ejer-cicio de su presupuesto, en la designación desus autoridades y directores y es en ese terre-no, donde resulta indispensable el no imitar losmodelos de democracia política de las nacio-nes para aplicarlos a las universidades, sino elrealizar un trabajo responsable que cree yfomente las formas no autoritarias, los mode-los no excluyentes de la cultura universitaria, ylas fuerzas creadoras que en los hechos nospermitan alcanzar nuestras metas.

En todo caso, y a lo largo del proceso, nostendremos que formular con preocupación ysentido de responsabilidad las siguientes pre-guntas: ¿Cómo impido que la Universidad seautodestruya?, ¿Cómo logro que autorregulesu cambio, que enfrente las circunstanciasnacionales y mundiales de la mejor maneraposible?, y sobre todo, ¿Cómo contribuyo acrear las relaciones sociales que permitan ala UNAM ser una de las mejores universida-des del país y del mundo?.

Si respetamos la coherencia entre lo quequeremos, lo que decimos, y lo que hacemos,estoy seguro que una vez más la UNAM lo-grará sus objetivos.

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Durante dos días nos hemos reunido, con lostropezones conocidos, en el Foro de DiálogosUniversitarios, al que nos ha convocado elGrupo de “Académicos por la Democratiza-ción de la UNAM”, para responder a la pre-gunta: ¿Es posible un Pacto Universitariopara realizar un Congreso Universitario en laUNAM?. La pregunta podemos formularlatambién en estos términos: ¿es posible quelos universitarios se comprometan a realizarun Congreso Democrático?, pues no se tratatanto de un pacto firmado por grupos u orga-nizaciones, sino del compromiso real, de lavoluntad de los miembros de nuestra comuni-dad, de realizar el Congreso.

Ahora bien, independientemente de la for-ma como se entienda ese compromiso —endeclaraciones públicas escritas o pronuncia-das en los múltiples foros, reuniones o asam-bleas que con ese fin debieran celebrarse—,ese compromiso (o pacto) requiere dos condi-ciones previas: una, el convencimiento deque el Congreso es necesario, y otra, el deque en las condiciones actuales, es posiblerealizarlo.

Ciertamente, cuando hablamos del Con-greso no hablamos de cualquier Congreso,sino de aquél que —por sus objetivos, com-posición y representatividad, temática yacuerdos resolutivos— necesita nuestra Uni-versidad, después de la crisis por la que hapasado y está pasando.

Este Congreso es absolutamente necesa-rio para poder sacar a la UNAM de esta crisis,y además es necesario que, como se subrayaen la convocatoria de este Foro, sea demo-crático, entendiendo por esto verdaderamen-te representativo de los diferentes sectoresde nuestra comunidad. Y la garantía de quepueda serlo mañana, debe fijarse hoy con elcarácter democrático, verdaderamente repre-sentativo, de la Comisión que ha de organi-zarlo. Si ésta no lo es, difícilmente lo será elCongreso.

Por cierto, cuando hablamos con respectoal Congreso, de su necesidad, de su carácterdemocrático y resolutivo, es justo reconocerque fue el movimiento estudiantil del CGH elque reivindicó todo esto contra “viento ymarea”. Contra el viento autoritario y la mareaincomprensiva, no avasallante, de algunaparte de nuestra comunidad.

Así pues, necesidad del Congreso, perode un Congreso democrático. Pero, democrá-tico con las modalidades que impone la natu-raleza de la Universidad. No puede ser, portanto, la del igualitarismo de un miembro, unvoto, sino la proporcional que toma en cuentael peso de los distintos sectores en el cumpli-miento de los fines y funciones propios de laUniversidad.

Así considerada, la democracia en el Con-greso, es indispensable para reformar la Uni-versidad y poner fin a la estructura antidemo-crática que hoy la rige.

Veamos, ahora, la cuestión de la posibili-dad de la realización del Congreso no en abs-tracto, en condiciones ideales, sino en las quese dan actualmente en la realidad. Decíamosantes que no basta el convencimiento de queel Congreso es necesario; se requiere tam-bién que estemos convencidos de que, en lascondiciones actuales, el Congreso puede ydebe ser realizado, y en consecuencia, deque hay que asumir el compromiso, el deber,de contribuir a su realización.

Frente a esto, y como un serio obstáculo aesta participación tenemos el hecho —seña-lado en este Foro— de que, en nuestra comu-nidad se da cierta dosis de desconfianza, dedesgaste o cansancio, de desánimo y, enocasiones, de escepticismo y egoísmo. A loque habría que añadir: algunos restos de into-lerancia.

Y, sin embargo, el Congreso debe ser rea-lizado, sobre todo porque es una cuestiónvital para nuestra Universidad, y también por-que —frente a los obstáculos antes señala-dos— contamos en nuestros académicos, es-tudiantes y trabajadores más responsables,con una fuerza inicial no solo consciente deesa necesidad, sino con la voluntad de reali-zarlo y de persuadir a otros de esa necesidady posibilidad.

Y este Foro, y los que han de multiplicarsepara poder manifestar esa voluntad de reali-zación, se sitúa en la vía que ha de conduciral Congreso. Y se sitúa con el espíritu demo-crático que ha de inspirarlo.

En los ponentes del Foro, hemos escu-chado voces de las más diversas proceden-cias, profesores, investigadores, estudiantes,trabajadores, autoridades, consejeros acadé-micos de uno y otro sector; voces a título per-sonal y, en algunos casos, representativas deimportantes organizaciones de nuestra comu-nidad: AAPAUNAM, STUNAM, Federación deColegios Académicos, Académicas Univesita-rias y otras. Pero, independientemente de sucarácter —personal o representativo— todasellas, no obstante su diversidad, sus diferen-tes posiciones, han mostrado su preocupa-ción por la crisis de la Universidad y por suvoluntad de contribuir a la realización delCongreso que ponga fin a ella, y, además,han mostrado con sus intervenciones el espí-ritu que debe inspirar al Congreso: o sea, suvoluntad de diálogo, su respeto y tolerancia alas ideas ajenas, su confianza en las únicasarmas que un universitario debe emplear: nola coerción irracional del grito, sino el argu-mento sereno de la razón.

Con base en el desarrollo de este Foro,nos sentimos alentados a responder afirmati-vamente a la pregunta de si es posible unpacto universitario — o compromiso, indepen-dientemente de la forma en que éste seexprese— para realizar un Congreso demo-crático.

Pero, desde ahora, habría que puntualizarque, siendo importantísimo este carácterdemocrático del Congreso, y para garantizarlo,

el debate hacia el congreso

“¿Es posible un Pacto Universitariopara realizar un Congreso Universitarioen la UNAM?” 1

Adolfo Sánchez Vázquez 2

1 Documento leído en la clausura del Foro deDiálogos Universitarios, con el tema “¿Es posibleun pacto universitario para realizar un congresodemocrático en la UNAM?”, organizado porAcadémicos por la Democratización de la UNAM.Facultad de Filosofía y Letras, 19 de octubre de2001. Se publica con el permiso del autor.

2 Investigador emérito de la UNAM. Entre susúltimas publicaciones se cuentan Entre la realidady la utopía. Ensayos sobre política, moral y socia-lismo (1999) y El valor del socialismo (2000).

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Educación Super ior : C i f ras y Hechos, año 1, núm. 5

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*Selección realizada por Eduardo Ibarra Colado

para leer sobre . . .

UNAM, huelga, reforma, congreso*

el de la Comisión Organizadora, no debemosolvidar que la democracia nunca es un fin ensí mismo. Y que, con respecto al Congreso asícomo a la Universidad, cabe preguntarse:democracia ¿para qué?. Y nuestra respuestano puede ser otra que ésta: democracia paraque el Congreso pueda cumplir su objetivo dereformar la Universidad; democracia para quela Universidad cumpla sus fines y funcionesmejor, al más alto nivel, fines y funciones,conocidos y aceptados por todos: enriquecerel saber con la investigación, transmitirlo conla docencia y, especialmente, en la formaciónde profesionales y difundir la cultura más allá

de los recintos universi-tarios. Y, junto a todoello: analizar, discutir yproponer respuestas alos grandes problemasque se plantea la socie-dad y la nación.

Se trata, ciertamente,de fines académicos,pero a la vez sociales,puesto que lo académicoconstituye el modo espe-cífico de responder laUniversidad, como insti-tución social, a las exi-gencias y compromisossociales que le corres-ponden. Para cumpliresos fines propios, nece-sitamos hoy, una Univer-sidad mejor. No son, porello, fines puramente

académicos, sino sociales, en cuanto queestán al servicio de la sociedad y no de un sec-tor privilegiado de ella, como es el caso de laUniversidad privada empresarial cuya políticaeducativa quiere imponernos el neoliberalismo.Por ello, nuestra Universidad tiene que rea-firmar y defender lo que ya es patrimonio in-quebrantable de ella: los principios de libertadde cátedra, de investigación y de autonomía.

Para reafirmarlos y diseñar un proyecto deUniversidad, como institución social, quesirva al más alto nivel a la sociedad —lejosdel elitismo que aísla a la academia de losocial—, necesitamos el Congreso. Un Con-

greso, por tanto, que disuelva, los viejos dile-mas que han llevado a tantas y estériles dis-cusiones.

El dilema entre la excelencia académica ola educación de masas de bajo nivel acadé-mico (falso dilema de cualidad o cantidad, oentre más y mejor).

El dilema de academicismo o politicismo,que sólo tiene sentido si por académico seentiende igual a elitista y lo político se conci-be en el sentido populista de supeditar lo aca-démico a lo político.

El dilema entre autonomía universitaria ycompromiso social, que solo puede darse si laautonomía se entiende como aislamiento delo social y si el compromiso se concibe comosujeción de la Universidad al Estado, a lospartidos políticos o al mercado,

Y finalmente, el dilema entre la tradición —laUniversidad presencial— y la innovación —laUniversidad virtual—, sin la presencia directade profesores y alumnos (falso dilema, porquecomo los anteriores - excluye lo que ha de estarunido).

Así, pues, de nuestro Congreso ha de saliruna Universidad mejor y para el mayor núme-ro; una Universidad, por ello, del más altonivel académico posible y, por ello, una insti-tución a la vez académica, democrática ysocial, que cumpla cada vez mejor los finesacadémicos con los que sirve a la sociedad.

Pienso para concluir, que el Foro que hoyclausuramos, ha aportado con respecto a esaUniversidad y al Congreso que ha de diseñar,contra algún vientecillo y una leve marea, sugrano de arena.

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el tema en la prensa

Hacia la ReformaUniversitariaEl Universal • 09/11/2001 • p. 9.El rector Juan Ramón de la Fuente afirmó que enmateria de gasto social la educación superior debeser una de las prioridades “porque hay necesida-des urgentes que atender y una de ellas es la de lapoblación estudiantil...Si no destinamos los recur-sos necesarios para ello nos va a salir más caro,porque vamos a descuidar uno de los elementosfundamentales para el desarrollo y para la tranqui-lidad de la familia”.

El Financiero • 12/11/2001 • p. B1.Al participar en el Coloquio Educación Superior yUniversidad Pública, José Narró manifestó que latransformación de la UNAM “no será posible sino pasamos por la organización de un congresouniversitario democrático, representativo, plural,resolutivo y académico... No podemos llegar alCongreso a ver qué se nos ocurre en ese mo-mento, tenemos que empezar la discusión y en-contrar puntos de coincidencia entre los diferen-tes sectores”.

La Jornada • 14/11/2001 • p. 15.El rector explicó que, de acuerdo con datos deANUIES, en los próximos cinco años un millón 200mil jóvenes mexicanos requerirán estudios univer-sitarios, y las instituciones públicas y privadas difí-cilmente podrán darles cabida si no se destina máspresupuesto a las escuelas públicas y se otorganestímulos fiscales a las privadas.

El Universal • 21/11/2001 • p. 4.El rector expresó que la autonomía implica inde-pendencia y libertad intelectual, al margen del ori-gen de los recursos que la institución requiera parafuncionar, sobre todo cuando éstos provienen delsubsidio gubernamental. Las universidades debentener como condición sine qua non la libertad decátedra y la autonomía, aunque también debenrendir cuentas a la sociedad sobre su calidad do-cente, producción científica y atención a las de-mandas sociales y culturales de su entorno.

La Jornada • 28/11/2001 • p. 57La Coordinadora de Humanidades, Dra. OlgaHansberg, señaló en la ceremonia de entrega delos premios Universidad Nacional, que la institu-ción debe realizar una sincera reflexión sobre símisma, “que la lleve a las reformas que garanticenla vida académica, la civilidad y, por consiguiente,la paz universitaria. En la UNAM, el diálogo, el res-peto a la pluralidad y el rigor crítico son viejas con-quistas, no logros de fecha reciente”.

La Jornada • 01/12/2001 • p. 21.El rector Juan Ramón de la Fuente al ser entrevis-tado en Querétaro dijo: “Yo creo que los universita-rios entendemos muy bien las limitaciones de laeconomía mexicana y los problemas por los queatraviesa la economía mundial. Son tiempos en losque hay que tomar decisiones difíciles, pero tam-bién van a ser decisiones muy trascendentes”.

Unomásuno • 03/12/2001 • p. 11.El rector Juan Ramón de la Fuente aseveró que laenseñanza pública no es una dádiva ni una opciónde la cual podamos prescindir, sino una obligacióny compromiso ineludible del Estado, por lo que, apesar de las limitaciones económicas, debe darrespuesta clara tanto a la educación pública comoa la privada y crear los mecanismos necesarios deestímulo y protección para salir adelante.

La Jornada • 04/12/2001 • p. 8.Durante la firma de un convenio de colaboracióncon el Instituto Mora, el rector manifestó que sontiempos para salir en defensa de las disciplinashumanísticas. Se trata de áreas “que ciertamentepudieran no corresponder a los modelos que sos-tienen que todas las soluciones van a venir delcampo de la formación de microempresarios”.Agregó: aunque estos últimos son importantespues forman parte de la solución, la otra partedebe venir de disciplinas como las Humanidades.

La Jornada • 07/12/2001 • p. 14.El Dr. Pablo González Casanova en una ponenciamanifestó que todos hablamos de la necesidad dedemocratizar las universidades, pero primerohabría que definir lo que se quiere decir con esaexpresión y hasta qué punto actúan coherente-mente quienes plantean esa meta, y pidió precisarobjetivos comunes, ya que esto contribuye a afir-mar los procesos de aprendizaje con perspectivasy paradigmas compartidos.

La Jornada • 07/12/2001 • p. 14.En una ponencia, el Dr. José Narro Robles pun-tualizó que la democracia en las universidadestiene por lo menos tres vertientes: acceso de la po-blación en general a los bienes culturales; gobier-no y sistemas de conducción; y reglas de con-vivencia. Es un proceso que pasa por revisar losmecanismos de designación de las autoridades,pero también por descentralizar la toma de deci-siones, mejorar la participación y la representativi-dad de los diversos sectores universitarios.

La Jornada • 07/12/2001 • p. 14.En una ponencia la investigadora Elvira Concheiro,sostuvo que la existencia de diversos proyectosresulta “algo absolutamente propio de un centro deconocimientos como son las universidades, y reco-nocerlo sería un primer paso para entender que la

institución debe contar con reglas y órganos demo-cráticos” . Apuntó que como punto de partida sedebe impulsar la democratización desde la estruc-tura de gobierno, bajo el principio de autoridadescolegiadas, y regenerar el poder de la academia.

La Jornada • 07/12/2001 • p. 21.En la firma de un convenio de colaboración con laSecretaría de Gobernación, el rector expresó queuna de las intenciones de este año fue estableceruna nueva relación con los poderes públicos, “entérminos respetuosos, afianzando nuestro derechoindeclinable a la libertad de cátedra y de investiga-ción” y con el ánimo de contribuir a la solución delos problemas nacionales.

El Universal • 11/12/2001 • p. 13.En entrevista el secretario general de la UNAM,Enrique del Val, manifestó que “no hay una políticade Estado en materia educativa, está en las decla-raciones, está en los programas, pero en los pre-supuestos no está reflejada”.

Selección realizada por Carlos A. Flores Villela

Educación Superior: Cifras y HechosBoletín del Programa de Investigaciones

en Educación Superior del Centrode Investigaciones Interdisciplinariasen Ciencias y Humanidades (CEIICH)

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