edgardo castro, biopolítica

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 RESUMEN: El presente artículo analiza la evolución de la noción de biopolíti- ca en Michel Foucault, desde 1974 a 1980, y su problemática metodológica (su positividad). Muestra que se pueden distinguir cuatro nociones de biopolítica y vincula esta noción con la cuestión del humanismo y de las ciencias huma- nas en Michel Foucault. PALABRAS CLAVES: Biopolítica, positividad, Foucault, humanismo ABSTRACT: This article analyzes the evolution of the notion of biopolitics in Michel Foucault, from 1974 to 1980, and its methodological problems (its positivity). It argues that we can distinguish four notions of biopolitics in Foucault and it links these notions with the question of the humanism and human sciences. KEY WORDS: Biopolitics, positivity, Foucault, humanism Revista Latinoamericana de Filosofía , Vol. XXXIV Nº 2 (Primavera 2008) 187-205 Revista Latinoamericana de Filosofía  , Vol. XXXIV Nº 2 (Pri mavera 2008) BIOPOLÍTICA: DE LA SOBERANÍA AL GOBIERNO Edgardo Castro Universidad Nacional de San Martín Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas 1. Las biopolíticas foucaulteanas : Desde hace algunos años el concepto de biopolítica, entendido como la forma de ejercicio del poder político que tiene por objeto la vida biológica de los hombres, se ha convertido en uno de los ejes dominantes de la filosofía política contemporánea. Ello se debe en gran medida a los trabajos de Michel Foucault y, en particular, a la edición póstuma de sus cursos en el Collège de France. 1 1. Por cuanto sabemos, el origen del término “biopolítica” se remonta al sueco Rudolf Kyellen ( Stormakterma. Konturer kring samtidens storpolitik  ,

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  • RESUMEN: El presente artculo analiza la evolucin de la nocin de biopolti-ca en Michel Foucault, desde 1974 a 1980, y su problemtica metodolgica (supositividad). Muestra que se pueden distinguir cuatro nociones de biopolticay vincula esta nocin con la cuestin del humanismo y de las ciencias huma-nas en Michel Foucault.

    PALABRAS CLAVES: Biopoltica, positividad, Foucault, humanismo

    ABSTRACT: This article analyzes the evolution of the notion of biopolitics inMichel Foucault, from 1974 to 1980, and its methodological problems (itspositivity). It argues that we can distinguish four notions of biopolitics inFoucault and it links these notions with the question of the humanism andhuman sciences.

    KEY WORDS: Biopolitics, positivity, Foucault, humanism

    Revista Latinoamericana de Filosofa, Vol. XXXIV N 2 (Primavera 2008) 187-205

    Revista Latinoamericana de Filosofa, Vol. XXXIV N 2 (Primavera 2008)

    BIOPOLTICA: DE LA SOBERANA AL GOBIERNO

    Edgardo CastroUniversidad Nacional de San Martn

    Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas

    1. Las biopolticas foucaulteanas:

    Desde hace algunos aos el concepto de biopoltica, entendidocomo la forma de ejercicio del poder poltico que tiene por objeto lavida biolgica de los hombres, se ha convertido en uno de los ejesdominantes de la filosofa poltica contempornea. Ello se debe engran medida a los trabajos de Michel Foucault y, en particular, a laedicin pstuma de sus cursos en el Collge de France.1

    1. Por cuanto sabemos, el origen del trmino biopoltica se remontaal sueco Rudolf Kyellen (Stormakterma. Konturer kring samtidens storpolitik,

  • sino que estn atravesadas por un plexo de relaciones. Por un lado,las disciplinas (una anatomo-poltica del cuerpo humano), que tienencomo objeto el cuerpo individual, considerado como una mquina.Por otro lado, a partir de mediados del siglo XVIII, una biopoltica dela poblacin, del cuerpo-especie, cuyo objeto ser el cuerpo viviente,soporte de los procesos biolgicos (nacimiento, mortalidad, salud,duracin de la vida).4

    En Il faut dfendre la socit, el biopoder aparece tambin haciael final, luego de un extenso recorrido en el que Foucault analizalas transformaciones del concepto de guerra de razas. Aqu, Foucaultcomienza oponiendo la hiptesis Nietzsche a la hiptesis Hob-bes. A partir de esta oposicin, busca dejar de lado la nocin desoberana (Hobbes) y servirse, en cambio, de las nociones de guerray lucha (Nietzsche) para analizar el poder. En la ltima leccin deeste curso, la del 17 de marzo de 1976, el tema de la biopoltica apa-rece, precisamente, como una transformacin biologicista y estatalde la guerra de razas.

    En Scurit, territoire et population y Naissance de la biopolitique, lacuestin de la biopoltica se inserta en el marco del anlisis de laracionalidad poltica moderna, particularmente, en el estudio de larazn de Estado y del liberalismo.

    Pero me parece [sostiene Foucault] que no se puede hacer el anlisisde la biopoltica hasta que se haya comprendido el rgimen general deesta razn gubernamental [el liberalismo] de la que les hablo, este rgi-men general que se puede llamar la cuestin de la verdad. En primerlugar, de la verdad econmica dentro de la razn gubernamental, y porconsiguiente hasta que no se comprenda bien de qu se trata este rgi-men que es el liberalismo, que se opone a la razn de Estado o, msbien, que la modifica fundamentalmente sin, quizs, poner en cuestinlos fundamentos. Slo cuando se haya comprendido qu era este rgi-men gubernamental llamado liberalismo se podr, me parece, com-prender qu es la biopoltica.5

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    La nocin de biopoltica aparece en Foucault por primera vezen una conferencia pronunciada en Ro de Janeiro en 1974, Lanaissance de la mdecine sociale,2 encuentra una formulacinms articulada en la parte final de La volont de savoir (1976) y unanlisis ms extenso en sus cursos en el Collge de France: Il fautdfendre la socit, Securit, territoire et population y Naissance de labiopolitique (el primero de 1976, pero aparecido en 1997 y los otrosde 1978 y 1979, respectivamente, pero publicados recin en el2004).

    En La volont de savoir,3 la cuestin del biopoder aparece luegode la descripcin de la formacin del dispositivo de sexualidad.Segn Foucault, a partir de la poca clsica (siglos XVII-XVIII),asistimos en Occidente a una profunda transformacin de los meca-nismos del poder. Junto al antiguo derecho del soberano de hacermorir o dejar vivir surge un poder de hacer vivir o dejar morir. As,a partir del siglo XVII, el poder se ha organizado en torno de lavida biolgica bajo dos formas principales que no son antitticas,

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    Stockhol, 1905). A partir de entonces, es posible distinguir, esquemtica-mente, dos diferentes conceptos de biopoltica. En un primer sentido, eltrmino biopoltica hace referencia a una concepcin de la sociedad, delEstado y de la poltica en trminos biolgicos y, ms precisamente, patol-gicos: el Estado es una realidad biolgica, un organismo, y, puesto que esteorganismo vive en un continuo desorden, la poltica tiene que basarse enla patologa. En un segundo sentido, y en un movimiento inverso al ante-rior, aunque no sin relaciones con l, el trmino biopoltica es utilizadopara dar cuentas del modo en que el Estado, la poltica, el gobierno se ha-cen cargo, en sus clculos y mecanismos, de la vida biolgica del hombre.El primer sentido es el que ha dominado la historia del trmino hasta losaos setenta del siglo XX; el segundo se ha impuesto, en esos aos, a partirde los trabajos de Michel Foucault. Podemos dividir, as, la historia delconcepto de biopoltica en dos grandes momentos que corresponden, res-pectivamente, al primer y al segundo sentido. El trabajo de M. Foucaultpuede considerarse como el punto de inflexin entre ellos. Para una histo-ria del concepto de biopoltica, cf. Antonella Cutro, Biopolitica. Storia eattualit di un concetto, Verona, Ombre Corte, 2005, pp. 16-25.

    2. Actualmente publicada en Michel Foucault, Dits et crits, Pars, Galli-mard, 1994, vol. III, pp. 207-222

    3. Cf. Michel Foucault, La Volont de savoir, Pars, Gallimard, 1976, pp.177-211.

    4. Cf., ibid, pg. 183.5. Michel Foucault, Naissance de la biopolitique, Pars, Gallimard-Seuil,

    2004, p. 24. Excepto que indiquemos lo contrario, las traducciones sonnuestras.

  • Foucault no se trata de una categora general, de carcter historio-grfico, sino, ms bien, de un concepto que debe mostrar su po-tencialidad analtica en la minuciosidad de los procesos histricos.

    En tercer lugar, tambin contrariamente a algunos desarrolloscontemporneos sobre el tema, resulta necesario sealar que, paraFoucault, la aparicin de la biopoltica no puede ser leda en trmi-nos histricos como la superacin de una poca dominada por lasoberana o por las disciplinas.8

    A nuestro modo de ver, ms all de su justificacin o de sulegitimidad, las tendencias actuales a reducir la biopoltica a unaconcepcin nica, a pensarla como una categora historiogrficageneral y a concebirla como la ltima etapa del desarrollo histri-co-poltico de la modernidad han dejado de lado lo que en el voca-bulario de Foucault puede denominarse la positividad del discursosobre la biopoltica o, con otras palabras, el carcter metodolgicoy, al mismo tiempo, poltico que Foucault atribuye a sus trabajossobre el tema.

    Nuestro primer objetivo es, precisamente, sacar a la luz la positi-vidad del discurso sobre la biopoltica. Ello nos permitir, luego,mostrar el nexo entre la biopoltica y la cuestin del humanismo.Como veremos, slo a partir de esta relacin es posible, por un la-do, orientase en los mltiples anlisis foucaulteanos sobre las trans-formaciones polticas de la modernidad y, por otro, comprender elviraje foucaulteano de la poltica a la tica, donde la cuestin del

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    Como vemos, la cuestin de la biopoltica encuentra en Foucaultcuatro desarrollos no completamente integrados entre los aos1976-1979. En primer lugar, la cuestin de la biopoltica apareceplanteada como consecuencia del surgimiento de una medicinasocial. En segundo lugar, en Il faut dfendre la socit, se presentacomo una transformacin de la guerra de razas. En tercer lugar,en un texto que es completamente paralelo al anterior, La volont desavoir, la cuestin de la biopoltica es introducida, a diferencia decuanto ocurre en Il faut dfendre la socit, no en oposicin, sino apartir de la nocin de soberana, como una de las transformacionesy complementaciones posibles del derecho soberano de hacer moriro dejar vivir. Aqu, en su genealoga de la biopoltica, Foucault norecurre ni a la hiptesis Nietzsche ni a las nociones de guerra olucha. Por ltimo, en cuarto lugar, la formacin de la biopoltica noaparece fundamentalmente relacionada con el racismo moderno,como en Il faut dfendre la socit y La volont de savoir, sino con loque llamar la gubernamentalidad liberal.6

    Ahora bien, a la luz de las recientes publicaciones de los textosde Foucault y del desarrollo contemporneo de la problemtica dela biopoltica al menos tres precisiones resultan necesarias.

    En primer lugar, como acabamos de mostrarlo, es necesariotener en cuenta que no existe en los trabajos de Michel Foucaultuna nica concepcin de la biopoltica.

    En segundo lugar, tambin hay que tener en cuenta que no slono nos encontramos con una concepcin nica, sino que tampocohallamos una teora general al respecto. A diferencia de cuanto pue-den sugerir algunos desarrollos actuales sobre la biopoltica,7 para

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    6. Foucault entiende por gubernamentalidad el conjunto constituido porlas instituciones, los procedimientos, los anlisis y las reflexiones, los cl-culos y las tcticas que permiten ejercer el poder sobre la poblacin. Laforma general y mayor de esta forma de ejercicio del poder es la economapoltica y sus instrumentos son los dispositivos de seguridad. Acerca delconcepto de gubernamentalidad, cf. el artculo Gobierno en Edgardo Cas-tro, El vocabulario de Michel Foucault, Bernal, Universidad Nacional de Quil-mes Prometeo, 2004.

    7. La tendencia a convertir el concepto de biopoltica, entendida entrminos de inmunidad, en una categora historiogrfica general equiva-

    lente a la de modernidad la encontramos, por ejemplo, en Roberto Esposi-to. Cf. Roberto Esposito, Bos. Biopolitica e filosofia, Turn, Einaudi, 2004,pp. 41-54.

    8. Esta interpretacin la encontramos, por ejemplo, en Michel Hardt Antonio Negri, Imperio, Buenos Aires, Paids, 2002, pp. 37-38. Si bien algu-nos textos pueden dar pi a esta posicin, a pesar de ello, Foucault es enf-tico al respecto. En efecto, en Scurit, territoire, population, sostiene explci-tamente que no puede afirmarse que exista una poca de la soberana,luego una de las disciplinas y, finalmente, otra de la biopoltica. Los meca-nismos de la soberana, es decir, los legales, los disciplinarios y los biopol-ticos constituyen un tringulo. Lo que sucede, en realidad, es que en deter-minadas pocas es acentuado uno de los lados de este tringulo. Cf.Michel Foucault, Scurit, territoire, population, Paris, Gallimard-Seuil, 2004,pp. 7-9.

  • zos abandonados? Y, qu estatuto conferir a las cartas, a las notas, alas conversaciones referidas, a las declaraciones transcriptas por losauditores, en suma, a todo este inmenso hormigueo de rastros verbalesque un individuo deja cuando muere y que hablan, en un entrecruza-miento indefinido, lenguajes tan diferentes?10

    A todas estas razones que vuelven poco evidente la nocin deobra como categora que confiere unidad a los discursos, con lapublicacin de los cursos, podemos agregar las que surgen a partirdel cambio del soporte material del discurso. En efecto, nos encon-tramos, en primer lugar, con el paso de la escritura a la oralidad y,luego, de la oralidad nuevamente a la escritura. Como sabemos,Foucault dispona de un texto escrito que lea velozmente durantesus clases, no sin introducir algunas variantes. Los cursos edita-dos, sin embargo, precisamente a causa de la clusula testamenta-ria que hemos mencionado, no son la reproduccin del texto deFoucault, sino la transcripcin de las grabaciones de la lectura deese texto.

    Por ello, por ejemplo, podemos preguntarnos acerca de cul esel estatuto de las notas al final de cada clase, elaboradas a partir delmaterial de Foucault pero introducidas por los editores, de las no-tas a pi de pgina, donde se deja constancia de las variantes entreel texto que Foucault tena preparado y lo que efectivamente dijo, otambin acerca del estatuto de la suposicin de los trminos inau-dibles.

    Aunque el abordaje de un determinado tema en los trabajos deun autor siempre tropieza con las dificultades sealadas en LAr-chologie du savoir, en el caso de la biopoltica ello reviste un carc-ter particular. Dos indicaciones son suficientes para dar cuenta deello. En los libros que efectivamente Foucault destin a la publica-cin, slo uno de ellos aborda el tema de la biopoltica. Me refiero,obviamente, a las pginas finales de La Volont de savoir. Y, comosabemos, los temas de la biopoltica y del biopoder aparecen slohacia el final, casi como una irrupcin en un discurso que, hasta esemomento, no pareca dirigirse hacia all. El resto de las referencias

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    sujeto, a la que ha dedicado gran parte de sus investigaciones, ad-quiere un nuevo sentido.9

    2. Cuestiones de mtodo:

    Ms all de las dificultades jurdicas creadas por la clusula tes-tamentaria que prohiba todo escrito pstumo, la publicacin de loscursos de Michel Foucault en el Collge de France plantea proble-mas de ndole terica e interpretativa que no pueden ser soslaya-dos. Casi treinta aos antes de la aparicin del primer curso ypodemos imaginrnoslo de este modo como justificacin a prioride esa disposicin testamentaria, el mismo Foucault nos advertaacerca de ellos.

    En el primer captulo de la LArchologie du savoir, Las unida-des del discurso, en las pginas dedicadas a desmantelar la apa-rente evidencia de aquellas nociones que imponen a los discursosun determinado orden y una determinada unidad, luego de lanocin de libro, Foucault aborda la de obra:

    En cuanto a la obra, los problemas que ella plantea son todava msdifciles. Y, sin embargo, al menos aparentemente, qu hay de mssimple? Una suma de textos que pueden ser denotados por el signo deun nombre propio. Ahora bien, esta denotacin (an cuando uno dejede lado los problemas de la atribucin), no es una funcin homognea.El nombre de un autor, denota de la misma manera un texto quepublic con su nombre, uno que present con pseudnimo, otro que seencontr luego de su muerte apenas esbozado, otro que no es ms queuna serie de puntos, un cuaderno de notas, un papelito? La constitu-cin de una obra completa o de un opus supone cierto nmero deopciones que no son fciles ni de justificar ni de formular. Basta conagregar a los textos publicados por el autor aquellos que proyectabadar para que fueran impresos, y slo han quedado sin terminar a causade la muerte? Hay que integrar todo lo que es esbozo, primer proyec-to, correcciones y tachaduras de los libros? Hay que agregar los esbo-

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    9. Pues no es el poder, sino el sujeto el que constituye el tema generalde mis investigaciones (Michel Foucault, Dits et crits, Pars, Gallimard,2004, vol. IV, p. 223).

    10. Michel Foucault, LArchologie du savoir, Pars, Gallimard, 1969, pp.34-35.

  • posibilidad, una arqueologa de la pintura, est todava abierta lacuestin acerca de la existencia o no de un libro sobre el tema. Entodo caso, este no es el lugar para afrontar la cuestin. Ahora bien,respecto de la tercera posibilidad, se puede decir que los cursosque hemos denominados biopolticos constituyen el cantero de unaarqueologa de la poltica moderna.

    Me permito una cita, de cierta extensin, para mostrar con msclaridad el sentido de mi afirmacin y de la referencia a las pginasde LArchologie du savoir:

    Se tratara de ver [en una arqueologa de la poltica] si el comporta-miento poltico de una sociedad, de un grupo o de una clase est atra-vesado por una prctica discursiva determinada y descriptible. Estapositividad no coincidira, evidentemente, ni con las teoras polticas dela poca ni con las determinaciones econmicas. Ella definira aquellaparte de la poltica que puede ser objeto de enunciacin, las formas queesta enunciacin puede tomar, los conceptos que son utilizados y lasopciones estratgicas que operan en ella. Este saber, en lugar de anali-zarlo lo que siempre es posible en relacin con la episteme a la quepuede dar lugar, se lo analizara en relacin con los comportamientos,las luchas, los conflictos, las decisiones y las tcticas. De este modo, sehara aparecer un saber poltico que no es ni del orden de una teoriza-cin que vendra despus de la prctica ni del orden de la aplicacin dela teora. Puesto que l se forma regularmente por una prctica discur-siva que se despliega entre otras prcticas y se articula sobre ellas, noes una expresin que reflejara de manera ms o menos adecuadadeterminado nmero de datos objetivos o prcticas reales. l se inscri-be, desde el inicio, en el campo de diferentes prcticas. All encuentra,a la vez, su especificacin, sus funciones y la red de sus dependencias.Si esta descripcin es posible, vemos que no tenemos necesidad depasar por la instancia de una conciencia individual o colectiva paracaptar el lugar de articulacin de una prctica y una teora polticas.Vemos que no es necesario buscar en qu medida esta concienciapuede, por un lado, expresar las condiciones mudas, y, por otro, sersensible a las verdades tericas. No se trata de plantear el problemapsicolgico de la toma de conciencia, sino de analizar la formacin ylas transformaciones de un saber.12

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    al tema se encuentra en artculos, resmenes de cursos, entrevistasy, sobre todo, los cursos que renen sus clases.

    Segunda indicacin. Si relacionamos estos cursos con la publica-cin de sus libros, los cursos en los que aparece la problemtica dela biopoltica se distinguen de los restantes porque el material abor-dado en ellos, si exceptuamos las pginas de La Volont de savoir alas que acabamos de aludir, no se convirti en el tema de ningunode los libros que Foucault public en vida. Y, en este caso, a dife-rencia de cuanto sucede con sus ltimos cursos, no puede aducirseque la razn haya sido la muerte del autor.

    En efecto, los temas de los cursos de los aos 1970-1975 encuen-tran su formulacin para la publicacin en Surveiller et punir y enLa Volont de savoir, y los temas de los cursos de los aos 1979-1984,en los dos ltimos volmenes de la Histoire de la sexualit. No suce-de lo mismo, sin embargo, con los cursos de los aos 1976-1979,con los tres cursos que podemos denominar biopolticos: Il fautdfendre la socit, Scurit, territoire, population y Naissance de la Bio-politique. A ninguno de ellos corresponde un libro que haya sidoefectivamente destinado a ser publicado.

    Retomando, entonces, la expresin de Foucault, podemos pre-guntarnos cmo orientarse en el inmenso hormigueo de rastrosverbales que un individuo deja detrs de s? Y, en nuestro caso,en el hormigueo de rastros verbales acerca de la biopoltica? Denuevo, y para cerrar estas observaciones metodolgicas, resultanecesario retomar algunas consideraciones de LArchologie dusavoir.

    Casi hacia el final, Foucault se pregunta si es posible concebirun anlisis arqueolgico que haga aparecer la regularidad de unsaber, pero que no est orientado, como haba sido el caso hastaentonces, hacia las figuras epistemolgicas y de las ciencias.11 Aun-que sostiene que, por el momento, no ha avanzado suficientementeen esta direccin, se imagina de buena gana (volontiers) otrasorientaciones de la arqueologa: hacia la tica, hacia la pintura yhacia la poltica. En LUsage des plaisirs y en Le Souci de soi podemosver, ya no el proyecto ms o menos imaginado, sino la realidad deuna arqueologa orientada hacia la tica. Respecto de la segunda

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    11. Cf., ibid., p. 251. 12. Ibid., p. 254.

  • bin de un tema que formaba parte de la discusin terica de lapoca.14

    En la primera leccin se percibe, quiz como en ninguna otra, lapreocupacin y el esfuerzo de Foucault no slo por situar metodo-lgica y polticamente sus investigaciones, sino por situarse, dife-rencindose, tanto de las formas que la lucha poltica tomaba enesos aos como de los discursos en los que se apoyaba.

    Foucault comienza poniendo de manifiesto un cierto descon-cierto acerca del trabajo que ha venido realizando en los aos ante-riores.15 Se trata de un trabajo que presenta tres caractersticas: esfragmentario, repetitivo y discontinuo. Sus investigaciones sobre lainstitucionalizacin de la psiquiatra, sobre la inquisicin en laEdad Media, sobre la moneda en el mundo griego, en efecto, nolograban formar un conjunto coherente. Ninguna de ellas haba lle-gado a su trmino, los mismos problemas son retomados desdeperspectivas diferentes.

    La primera respuesta que ofrece Foucault acerca de la fragmen-tariedad, la repetitividad y la discontinuidad de sus trabajos tieneun carcter ms bien retrico. Estas tres caractersticas seran elresultado de la erudicin propia de los enamorados de las biblio-tecas.16 Pero, casi inmediatamente, aparece una razn poltica. Noslo el trabajo de Foucault durante estos aos ha sido disperso ydiscontinuo, tambin lo han sido las luchas de estos aos que hansido eficaces: contra la moral sexual tradicional, contra el aparatojudicial y penal, contra las instituciones psiquitricas y hospitala-rias. Como las investigaciones de Foucault, tampoco estas luchaseficaces han sido animadas por ninguna teora general o de conjun-to. Todo lo contrario, si han sido eficaces, lo fueron slo en la medi-da en que las teoras generales y de conjunto, si no fueron abando-nadas, al menos, fueron suspendidas. Al respecto, Foucault serefiere especficamente al marxismo y al psicoanlisis.17

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    La positividad de una arqueologa de la poltica, que tomar for-ma en los cursos biopolticos de Foucault, se define, entonces, porser un anlisis de las prcticas de gobierno de la modernidad ate-nindose a lo que ellas tienen de especfico. Ello implica, por unlado, que no se trata de mostrar cmo estas prcticas se deducen deuna teora general, pero tampoco, por otro, cmo puede llegarse apartir de ellas a una teora general. La toma de conciencia, segnun vocabulario comn de la poca sobre el que Foucault insiste enel texto que acabamos de referir, no se encuentra ni en el origen nien el punto de llegada de la arqueologa de la poltica moderna quese propone llevar a cabo. Ello no significa, como veremos ensegui-da, que esta descripcin en trminos arqueolgicos prescinda delos saberes que acompaan a las prcticas y que tambin las consti-tuyen.13

    3. La positividad del discurso sobre la biopoltica

    Ahora bien, la intencin de describir las prcticas polticas de lamodernidad en lo que ellas tienen de especfico, en su positividad,se muestra con toda claridad en cada una de las lecciones con lasque se inician los tres cursos biopolticos. Recurriendo a ellas en suconjunto es posible, en efecto, establecer el encuadre metodolgicoque Foucault confiere a sus investigaciones sobre el tema.

    Tomemos, en primer lugar, la leccin del 7 de enero de 1976del curso titulado Il faut dfendre la socit. Como sabemos, setrata de un curso, a mediados de los aos setenta, dedicado a versi las nociones de lucha y de guerra son adecuadas para pensar elfuncionamiento del poder. Aunque no haya explcitas referenciasal respecto en el curso, se trata de una hiptesis de trabajo enparte sugerida por el contexto histrico de esos aos, donde elrecurso a la lucha como metodologa poltica se haba instaladotanto en Europa como en Amrica latina. Y, por ello mismo, aun-que tampoco haya referencias explcitas al respecto, se trata tam-

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    13. Acerca de la nocin de prcticas en Foucault, cf. el artculo Prcti-ca en Edgardo Castro, El vocabulario de Michel Foucault, Bernal, Universi-dad Nacional de Quilmes Prometeo, 2004.

    14. En el mismo ao, en efecto, Raymond Aron public sus dos vol-menes titulados Penser la Guerre, Clausewitz (Pars, Gallimard).

    15. Cf. Michel Foucault, Il faut dfendre la socit, Pars, Gallimard-Seuil, 1997, p. 5.

    16. Cf., idem.17. Cf. ibid., p. 7.

  • Pero, despus de todo, lo que yo hago, no digo aquello para lo queestoy hecho, porque de ello no s nada, sino, en fin, lo que hago, no es,despus de todo, ni historia, ni sociologa, ni economa; sino, ms bien,algo que, de diferentes maneras y por razones simplemente de hecho,tiene que ver con la filosofa, es decir, con la poltica de la verdad. Puesno veo otra definicin del trmino filosofa sino esta: se trata de lapoltica de la verdad.21

    Conocemos la reticencia de Foucault a la hora de encuadrar sustrabajos dentro de las etiquetas tradicionales ms o menos institu-cionalizadas del trabajo intelectual. Y tambin sus expresiones con-tradictorias, al menos aparentemente, acerca de su relacin con estaprctica que llamamos filosofa. Ahora bien, en el texto que acaba-mos de citar no encontramos ninguna vacilacin al respecto: su tra-bajo pertenece al campo de la filosofa, a condicin de que se la en-tienda como una poltica de la verdad. Adems, sta es la nica vezque Foucault nos ofrece una definicin de la filosofa.

    Pero, qu significa que la filosofa es una poltica de la verdad?Al respecto, me limitar a dos observaciones que encontramos enlas pginas inmediatamente sucesivas.

    La primera es que no se trata de un discurso esttico que dice, porejemplo, ame esto, deteste aquello, esto est bien, aquello estmal, est a favor de esto, desconfe de aquello.22 El fundamento deeste discurso, para Foucault, es slo del orden de las opciones est-ticas. Conviene precisar, al respecto, que en la medida en que estasopciones estticas se convierten en un discurso imperativo sobre loque debemos querer o detestar, lo que est bien o est mal, acercade lo que debemos apoyar o de lo que debemos desconfiar, la ex-presin discurso esttico no slo se distingue, sino que se oponea la idea, sostenida por Foucault en sus ltimos aos, de una estti-ca de la existencia. En efecto, la idea de una esttica de la existenciaexcluye por s misma toda forma imperativa.

    La segunda observacin, aparece a primera vista como contra-diciendo a la definicin de filosofa como una poltica de la verdad.En efecto, afirma Foucault: No me propondr en todo esto ms

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    Ahora bien, la suspensin de las teoras englobantes y de con-junto no implica una recada en el empirismo, en la denuncia detodo saber en nombre de la experiencia y de la vida. Las luchas efi-caces han sido posibles por el retorno de los saberes que Foucaultcalifica de sujetados: el saber del delincuente, del psiquiatrizado,del enfermo, del mdico (no el de la medicina), etc. Estos saberesson, en definitiva, la memoria de las luchas.

    Es en este contexto donde aparece una nocin de genealogaparticularmente relevante en relacin con la biopoltica.

    Llamemos genealoga [dice Foucault] al acoplamiento de los conoci-mientos eruditos y de las memorias locales, acoplamiento que permitela constitucin de un saber histrico de las luchas y la utilizacin deeste saber en las tcticas actuales.18

    Esta nocin de genealoga es, al mismo tiempo, una descripcinprecisa de lo que ser el curso que inaugura esta leccin: un acopla-miento entre el trabajo erudito de Foucault y la memoria de unsaber sujetado por el saber que negaba a la lucha su carcter polti-co, el discurso de la soberana, que Clausewitz sintetizaba con eldicho que Foucault se propone invertir: la poltica es la continua-cin de la guerra por otros medios. Resulta necesario subrayarlo,el saber sujetado hacia el cual Foucault orienta su trabajo de erudi-cin, es el saber histrico en relacin con el cual se form la histo-riografa clsica francesa y el vocabulario poltico de la Revolucin.

    La primera respuesta acerca de la positividad del discurso sobrela biopoltica es, entonces, la siguiente: se trata de una descripcinde las formas de ejercicio del poder en la que deben acoplarse laerudicin y la memoria de las luchas, de modo que el anlisispueda desprenderse de la tirana de los discursos englobantes.19

    En la primera leccin del curso siguiente, Scurit, territoire, po-pulation, Foucault presenta una serie de indicaciones. No se trata, pre-cisa, de principios, ni de reglas, ni de teoremas, sino de opciones,indications de choix.20 En la tercera de estas indicaciones, sostiene:

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    18. Ibid., pp. 9-10.19. Ibid., p. 9.20. Michel Foucault, Scurit, territoire, population, Pars, Gallimard-

    Seuil, 2004, p. 3.21. Ibid., p. 5.22. Idem.

  • Ahora bien, el camino que Foucault ha seguido es el inverso: partirde las prcticas y del modo en que fueron objeto de reflexin yracionalizacin para mostrar cmo pudieron constituirse el Estado,el soberano, los sujetos, etc.28

    No se trata, y esta es la indicacin metodolgica de Foucaultque quisiera subrayar, de historicismo. Mientras ste ltimo buscahacer pasar a los universales por el tamiz de la historia, la opcinmetodolgica de Foucault consiste en suponer que los universalesno existen y ver qu historia se puede hacer prescindiendo deellos.29 Slo por este camino, el de un estudio de la racionalizacingubernamental en el ejercicio de la soberana poltica,30 ser posi-ble comprender, segn Foucault qu es la biopoltica.31

    Podemos resumir como sigue las respuestas que encontramosen cada una de las primeras tres lecciones de los cursos de los aos1976-1979 acerca de la positividad del discurso biopoltico. En cuan-to genealoga, no se trata de elaborar una teora englobante o deconjunto, sino de acoplar el trabajo de la erudicin al saber y a lamemoria de las luchas. En cuanto filosofa, no se trata de teatralizarla relacin entre verdad y lucha, sino de un compromiso personal yreal planteado en trminos concretos. En cuanto trabajo histrico,no se trata de aplicar un universal, en este caso, la biopoltica, paradescribir sus diferentes declinaciones histricas; sino de suponerque los universales no existen y de analizar el ejercicio de la razngubernamental en sus formas efectivas y especficas.

    4. Biopoltica y ciencias humanas: la cuestin del humanismo

    A la luz de cuanto acabamos de decir, nada puede sorprender-nos, entonces, de que no encontremos en Foucault ninguna teorageneral acerca de la biopoltica, de que sus anlisis al respectosean, como l mismo ha sealado, fragmentarios, repetitivos y discon-

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    que un nico imperativo, que ser categrico e incondicional: nun-ca hacer poltica.23

    Segn la nota introducida por el editor del curso, es necesariorelacionar esta afirmacin categrica e incondicional de Foucaultcon sus declaraciones en la extensa entrevista que concedi a D.Trombadori a finales de 1978, donde expresa su decepcin, cuandoregres de Tunes, respecto de las discusiones polticas de la poca,en relacin con lo que llama la hipermarxizacin del discurso pol-tico.24 Para Foucault, en efecto, no se trata de convertir el discursopoltico en un discurso terico con declaraciones de anatemas ydenuncias de grupusculizacin, sino de un compromiso personal,fsico y real, que plantee los problemas en trminos concretos, pre-cisos, definidos al interior de una situacin dada.25

    Volviendo al texto de esta primera leccin, el imperativo categ-rico e incondicional de jams hacer poltica concierne a aquellasformas de hacer poltica donde, y cito a Foucault, la relacin seriay fundamental entre la lucha y la verdad, que es la dimensin pro-pia donde desde hace siglos se desarrolla la filosofa termina tea-tralizndose.26

    Pasemos, ahora, al ltimo de los cursos que nos interesa aqu,Naissance de la biopolitique. Como en el curso precedente, tambinaqu nos encontramos con ciertas opciones de mtodo. Analizar laprctica gubernamental, objeto del curso, implica dejar de ladocomo objeto primero, primitivo un determinado nmero de no-ciones: el soberano, la soberana, el pueblo, los sujetos, el Estado,la sociedad civil, es decir, determinados universales.27 En efecto,un posible camino a seguir sera el de partir de estos universalespara dar cuenta del modo efectivo de la prctica gubernamental.

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    23. Ibid., pg. 6.24. Cf., ibid., p. 25. La entrevista, Entretien avec Michel Foucault, se

    encuentra actualmente publicada en Michel Foucault, Dits et crits, Pars,Gallimard, 1994, vol. IV, pp. 41-95.

    25. Michel Foucault, Dits et crits, Pars, Gallimard, 1994, vol. IV, p. 80.26. Michel Foucault, Scurit, territoire, population, Pars, Gallimard-

    Seuil, 2004, p. 6.27. Michel Foucault, Naissance de la biopolitique, Pars, Gallimard-Seuil,

    p. 4.

    28. Cf., ibid., pp. 4-5.29. Cf., ibid., p. 5.30. Ibid, p. 4.31. Cf., ibid., p. 24.

  • yendo as la individualidad del hombre memorable por la del hombrecalculable, ste es el momento en que fueron posibles las ciencias delhombre, ste es el momento en el que se instauraron una nueva tecno-loga del poder y otra anatoma poltica del cuerpo.33

    Y, apenas tres aos ms tarde, en Scurit, territoire et population(1978), encontramos otra explicacin, diferente a las anteriores:

    [] la temtica del hombre a travs de las ciencias humanas que loanalizan como ser viviente, individuo que trabaja, sujeto que habla,hay que entenderla a partir de la emergencia de la poblacin comocorrelato del poder y como objeto del saber. Despus de todo, tal comoha sido pensado, definido a partir de las llamadas ciencias humanasdel siglo XIX y tal como lo ha entendido el humanismo del siglo XIX, elhombre no es ms que una figura de la poblacin. Podemos decirincluso, si es verdad que, mientras que el problema del poder se for-mulaba en los trminos de una teora de la soberana, frente a la sobe-rana no poda existir el hombre, sino slo la nocin jurdica de sujetode derecho.34

    Ahora bien, cmo leer estas tres diferentes explicaciones acercadel surgimiento de las ciencias humanas? Una primera respuestaconsiste en decir que el paso de Les Mots et les choses a Surveiller etpunir se explica porque, en esta ltima obra, Foucault incorpora asus anlisis la dimensin de las prcticas no discursivas. El despla-zamiento de la arqueologa a la genealoga sera, entonces, la causa.Es una explicacin posible para el primer cambio, pero no para elsegundo. Ella, en efecto, no puede dar cuenta del paso de Surveilleret punir a Scurit, territoire et population. Aqu es necesario ensayarotra respuesta y, a nuestro modo de ver, se la puede encontrar par-tiendo de la cuestin del humanismo.

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    tinuos. Ello no significa, sin embargo, que no exista ninguna mane-ra de orientarse en el hormigueo de rastros verbales que hadejado en torno a esta cuestin. Desde la emergencia de esta pro-blemtica en la conferencia de octubre de 1974 en Ro de Janeirohasta el curso de 1979, es decir, desde La naissance de la mdeci-ne sociale hasta el Naissance de la biopolitique, cuando Foucaulthabla de la biopoltica lo hace para referirse al gobierno de ese per-sonaje, no previsto por las teoras filosfico-jurdicas de la sobera-na, pero tampoco explicable en trminos de ideologa, que sellama poblacin.

    Ahora bien, como sealamos al comienzo, slo a la luz de larelacin de la problemtica de la poblacin con la de las cienciashumanas y la del humanismo es posible comprender, con preci-sin, tanto el lugar que ocupa la biopoltica en su arqueologa de lamodernidad como el viraje final del pensamiento de Foucault.

    Como sabemos, su obra de 1966, Les Mots et les choses, se subti-tula Una arqueologa de las ciencias humanas. Aqu, la tesis sos-tenida por Foucault es que la aparicin de las ciencias humanasresponde a una mutacin epistmica que se produce hacia finalesdel siglo XVIII, cuando la metafsica del infinito cedi su lugar a unaanaltica de la finitud. Las ciencias humanas surgen como una exte-riorizacin de la analtica de la finitud y ocupan esta distancia quesepara (no sin unirlas) la biologa, la economa y la filologa de loque las hace posibles en el ser mismo del hombre. [] Ellas remi-ten subrepticiamente a las ciencias de la vida, del trabajo y del len-guaje a esta analtica de la finitud.32

    Casi diez aos ms tarde, en Surveiller et punir (1975), encontra-mos acerca de la aparicin de las ciencias humanas una explicacindiferente. Su surgimiento ya no se debe a una mutacin epistmica,sino a la instauracin del poder disciplinario. Sostiene Foucault:

    Todas las ciencias, anlisis y prcticas con radical psi- tienen su lugaren esta inversin histrica de los procedimientos de individualizacin.El momento en que se pas de los mecanismos histrico-rituales de for-macin de la individualidad a los mecanismos cientfico-disciplinares,donde lo normal relev a lo ancestral, y la medida al estatus, substitu-

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    32. Michel Foucault, Les Mots et les choses, Pars, Gallimard, 1966, p. 365.

    33. Michel Foucault, Surveiller et punir, Pars, Gallimard, 1975, p. 195.34. Michel Foucault, Scurit, territoire, population, Pars, Gallimard-

    Seuil, 2004, p. 81. Vale la pena subrayarlo, en las pginas 78-80, Foucault seocupa de mostrar cmo a travs de la problemtica de la poblacin se pasdel anlisis de las riquezas a la economa poltica, de la historia natural a labiologa y de la gramtica general a la filologa. Se trata de las mismas dis-ciplinas que haban sido objeto de un anlisis diferente, en trminos de dis-continuidad epistmica, en Les Mots et les choses.

  • A partir de este momento, la cuestin del sujeto deja de estarreferida a la analtica de la finitud, como en Les Mots et les choses, ya las ciencias y prcticas con radical psi, como en Surveiller etpunir, e ingresa en las problemtica de las artes de gobernar, en unprimer momento, del gobierno de los otros y, luego, del gobiernode s mismo. Por ello, en trminos muy sucintos, se puede sostenerque la temtica de la biopoltica ha sido, para Foucault, el caminoque lo llev a plantear una nocin no humanista del sujeto, un suje-to entendido como el ejercicio de una prctica refleja de libertad.

    Si lo que faltaba a Les Mots et les choses era la cuestin del poder,lo que faltaba a Surveiller et punir era la cuestin del gobierno.Comprendemos, entonces, porqu era necesario ensayar una terce-ra respuesta a la cuestin del surgimiento de las ciencias humanasy del humanismo a partir de la problemtica de la poblacin. Ycomprendemos tambin por qu Foucault debe reformular la cues-tin de la norma, en torno a la cual haban girado gran parte de susinvestigaciones de estos aos, introduciendo la distincin entre nor-macin y normalizacin para poder diferenciar los dispositivos disci-plinarios de los biopolticos.38 En efecto, ha sido la cuestin de lapoblacin la que permiti en Occidente el desbloqueo de las artes degobernar y, de este modo, la formacin de ese conjunto de prcticasy saberes que Foucault denomina gubernamentalidad.39 En definiti-va, la problemtica de la poblacin es la que termin dndole a lapoltica moderna uno de sus sentidos fundamentales: la poblacinaparece, entonces [sostiene nuestro autor], ms que la potencia delsoberano, como el fin y el instrumento del gobierno: sujeto de nece-sidades, de aspiraciones, pero tambin objeto en las manos delgobierno.40 Con otras palabras, es en este momento que la polticase convierte en biopoltica.

    Recibido el 08/07/08; aceptado el 07/10/08

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    Al respecto, una caracterizacin del humanismo del propio Fou-cault resulta particularmente relevante:

    Entiendo por humanismo [afirma] el conjunto de discursos por loscuales se le dice al hombre occidental: aunque no ejerzas el poder, detodos modos puedes ser soberano. Mejor, cuanto ms renuncies alpoder y cuanto ms te sometas al que te es impuesto, ms sers sobera-no. El humanismo es el que ha inventado, una despus de otra, estassoberanas sujetadas que son el alma (soberana sobre el cuerpo, perosometida a Dios), la conciencia (soberana en el orden del juicio, perosometida al orden de la verdad), el individuo (soberano titular de susderechos pero sometido a las leyes de la naturaleza o a las reglas de lasociedad), la libertad fundamental (interiormente soberana, exterior-mente consintiente y confiada a su destino). [] En el corazn delhumanismo, la teora del sujeto (en el doble sentido del trmino).35

    Como vemos, el humanismo se define aqu a partir de la con-juncin entre la teora del sujeto en el doble sentido del trminoy la nocin de soberana. El sujeto del humanismo es la soberanasujetada. O, como lo expresa en la Histoire de la folie: uno de losesfuerzos constantes del siglo XVIII fue el de ajustar la vieja nocinjurdica de sujeto de derecho a la experiencia contempornea delhombre social.36

    Ahora bien, a travs del anlisis de la emergencia de la proble-mtica de la poblacin, es decir, de sus trabajos sobre la biopoltica,y no a partir de su lectura de los griegos, la problemtica del sujetose desliga, en Foucault, de la nocin de soberana y entra en rela-cin con la nocin de gobierno.

    A medida que hablaba de la poblacin [afirma], haba una palabraque retornaba sin cesar ustedes dirn que lo haca a propsito, quizno del todo esta palabra es gobierno. Ms hablaba de poblacin, msdejaba de decir soberano.37

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    35. Michel Foucault, Dits et crits, Pars, Gallimard, 1994, vol. II, p. 226.36. Michel Foucault, Histoire de la folie lge classique, Pars, Gallimard,

    1972, p. 174.37. Michel Foucault, Scurit, territoire, population, Pars, Gallimard-

    Seuil, 2004, p. 77.

    38. La distincin entre normacin y normalizacin es introducida, en efec-to, para diferenciar los dispositivos disciplinarios de los dispositivos bio-polticos. En la normacin, la aplicacin de la norma es lo fundamental. Enla normalizacin, en cambio, la norma no es anterior, sino posterior a ladivisin en normal y anormal. Cf., ibid., pp. 58-61.

    39. Cf., ibid., pp. 105-108.40. Ibid., p. 107.