economía política

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  • MEMORIAS

    Eje temtico: Economa poltica

  • Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales

    DecanoFranco Bartolacci

    VicedecanoHctor Molina

    Secretaria AcadmicaSabrina Benedetto

    Sub Secretaria AcadmicaJulieta Corts

    Secretaria de Investigacin y PosgradoClaudia Voras

    Sub Secretaria de Investigacin y PosgradoValeria Sassaroli

    Secretaria de Planificacin y Gestin InstitucionalCintia Pinillos

    Secretario de Comunicacin y Gestin de MediosEdgardo Toledo

    Secretaria EstudiantilLucila Dattilo

    Secretaria de ExtensinMara Ins Suidini

    Sub Secretaria de ExtensinPaula Contino

    Secretaria FinancieraNadia Amalevi

    Secretaria de Relaciones InstitucionalesCecilia Ruberto

    Escuela de Ciencia PolticaMara Gabriela Benetti

    Escuela de Comunicacin SocialElizabeth Martnez de Aguirre

    Escuela de Relaciones InternacionalesGustavo Marini

    Escuela de Trabajo SocialMara Eugenia Garma

    Comit AsesorHugo QuirogaOsvaldo IazzettaGladys LechiniSusana FrutosAlicia Gonzlez-SaibeneAnabella Busso

    Mara Eugenia SchmuckMarcelo CavarozziWaldo AnsaldiManuel Antonio GarretnMartin DAlessandroMiguel de Luca

    Comit OrganizadorCintia PinillosSofa PerottiMara de los ngeles ZayasEdgardo ToledoNadia AmaleviSabrina BenedettoClaudia VorasLucila DattiloValeria SassaroliJulieta CortsCecilia RubioGisela Pereyra DovalAndrea CalamariValeria MiyarAlejandra PereyraMara CarrerasJulieta RucqClarisa RamachottiToms MottironiGermn VillarealDiego GuevaraFederico FarreGisela MacedoRita GrandinettiAlberto FordGisela SignorelliMarco IazzettaMercedes BetriaBeatriz PorcelMariano SironiAlicia VillamajFlorencia RovettoBetina RosinvalleMara de los ngeles DicapuaMelina Perbellini

    Comit Organizador Estudiantil

    Coordinadores Comit EstudiantilMilocco, Mailn Noelia Tim, Dafne Celeste

    Coordinadores Comit de PrensaAmatta, Juan Manuel Doval, Toms

    Acedo, MatasAlbini, AgustnAgero ReginaArrieta, AilnBacciadonne, FrancoBalmaceda Clavel, Enrique

    Barra, DaianaBendayan, NailaBuzzano, LucioCardinales, GastnCatalano, FtimaCiliberti, FernandaCoduri, YaelCostello, MarianoCusumanos, FlorenciaDAl, PilarDel Arca, GuadalupeDeutsch, VernicaDe Zan, Juan LuisDi Lenarda Pierini, Juan Pablo Doval, TomsEspinoza, JulietaFelitti, MartinFurlotti Barros, MarianoGaravaglia, GiulianaGarca Scavuzzo, lvaroGraziano, BelnGutirrez, Andrs Gutierrez, MariaHummel, IanaraKinderknecht, AgustoManso, VictoriaMntaras, MartinaMarcaida, PaulinaMartinez, SabrinaMartinez Prieto, LauraMondelli, CelinaMusto, VictoriaNieva Atrib, JuanPasqualis, LizaPearanda, JavierPereyra, Magal RocoPonchon, LeandroProcicchiani, Mara FlorenciaRivet, AgustinaRubinich, GretaSerrat, AnaSimonetta, Juan CruzSchwarzstein, JuliaSchroether, BorisSecchi, FedericoSerra, BelnSilva, CarolinaSullivan, LucaTerzagui, Mercedes Traverso, Juan IgnacioValenzuela, Ana EugeniaVallejo, FacundoVelazquez, UkayVernetti, CarlaVern, DaminVillar, Beln AyechViola, Natalia GiselZarzur, IgnacioZurita, Virginia Beln

  • 19

    El Congreso

    El Congreso sobre Democracia es un tradicional encuentro acadmi-

    co que desde 1994 se realiza cada dos aos en la ciudad de Rosario,

    Argentina, organizado por la Facultad de Ciencia Poltica y Relacio-

    nes Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario.

    A veinte aos de aquel primer Congreso sobre Democracia,

    la Facultad se prepara para recibir a cientos de expositores nacio-

    nales e internacionales que se dan cita para debatir en torno a los

    escenarios actuales y futuros de las democracias latinoamericanas,

    en el marco de paneles, mesas redondas, simposios, presentaciones

    de libros y revistas cientficas y numerosas mesas de ponencias.

    Dada la relevancia acadmica y poltica que ha ganado a lo

    largo de sus primeras diez ediciones, el Congreso ha recibido, as, la

    visita de prestigiosos acadmicos, lderes polticos y autoridades de

    las distintas escalas gubernamentales, como tambin de destacados

    comunicadores y periodistas.

    Otro rasgo distintivo del Congreso es la participacin masi-

    va de estudiantes de nuestro pas y la regin, quienes se han apro-

    piado del evento como un espacio de socializacin acadmica, con

    instancias para compartir y debatir sobre sus propias experiencias y

    producciones, as como para conocer personalmente y escuchar a

    referentes centrales para su formacin.

    La consigna

    En esta oportunidad, la consigna del Congreso es Entre el malestar y

    la innovacin. Los nuevos retos para la democracia en Amrica Latina.

    La democratizacin es un proceso dinmico que siempre

    permanece incompleto y no reconoce un punto de llegada. Por el

    contrario, se trata de de una bsqueda sin trmino que persigue un

    horizonte mvil. La apuesta por la democracia requiere un perma-

    nente compromiso cotidiano para profundizarla y expandirla y exige

    renovar los desafos para evitar su declive y vaciamiento. Su perma-

    nencia no est asegurada de antemano y est expuesta constante-

    mente al riesgo de inversin, de desdemocratizacin.

    El escenario internacional de estos ltimos aos nos ilustra

    sobre procesos relacionados con la democracia que se mueven en

    direcciones opuestas y nos muestran que el entusiasmo de algunas

    experiencias convive con marcados signos de agotamiento y ma-

    lestar en sociedades que perciben los lmites de los procedimientos

    democrticos para procesar los desafos de un mundo globalizado.

    El Congreso se presenta entonces como un mbito de discu-

    sin acadmica, pero tambin poltica, para problematizar y debatir

    acerca de los lmites y las tensiones de la democracia, los malesta-

    res, as como las estrategias posibles e innovadoras para profundi-

    zarla y mejorarla, atendiendo al desarrollo, la inclusin y el respeto

    a los derechos humanos, a partir del reconocimiento de la comple-

    jidad y diversidad de su despliegue en el escenario latinoamerica-

    no. Un escenario atravesado por temporalidades e historias tan di-

    versas, donde Amrica Latina se presenta celebrando tres dcadas

    de indita continuidad democrtica, con luces y sobras, marchas y

    contramarchas pero mostrando que la democracia es hoy un valor

    compartido por sus sociedades que se apropian de las herramientas

    que ofrece para expresar sus demandas e inscribir nuevos derechos.

    La institucin organizadora

    La Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la

    Universidad Nacional de Rosario cuenta con una vasta trayectoria

    acadmica y reconocimiento pblico. Tambin es manifiesto su com-

    promiso institucional con la consolidacin de la calidad democrtica

    y con la construccin de canales de dilogo entre la Universidad y los

    actores sociales, polticos y gubernamentales.

    Su oferta acadmica est compuesta por cuatro carreras de

    grado que son las Licenciaturas en Ciencia Poltica, Comunicacin

    Social, Relaciones Internacionales y Trabajo Social. Asimismo, la casa

    presenta una importante oferta en materia de posgrado, con Espe-

    cializaciones, Maestras, y Doctorados vinculados con aquellas dis-

    ciplinas.

    La Facultad cuenta tambin con un Instituto de Investigacio-

    nes, en el que desarrollan sus actividades investigadores y becarios

    del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tecnolgicas

    (CONICET) y del Consejo de Investigaciones de la UNR y del Progra-

    ma Nacional de Incentivos a la Investigacin. El Instituto nuclea a dis-

    tintos Centros de investigacin que orientan sus investigaciones en

    distintas reas de las Ciencias Sociales.

    En 2013, la Facultad cumpli 40 aos y lo festej con diversas

    actividades acadmicas y sociales, de las que particip la comunidad

    educativa en su conjunto.

    Entre el malestar y la innovacin: los nuevos retos para la Democracia en Amrica Latina

  • XI Congreso de la Democracia. Entre el malestar y la innovacin. Los nuevos retos para la

    democracia en Amrica Latina.

    Expositor: Lic. Andres Rolandelli

    Ponencia: Capitalismo Perifrico. Tres dcadas despus.

    CAPITALISMO PERIFRICO. TRES DCADAS DESPUS Resumen El siguiente trabajo indaga en torno a la actualidad de la propuesta terica del

    economista Argentino Ral Presbich ofrecida en su conocida obra Capitalismo Perifrico. El

    anlisis que se propone busca identificar los principales aspectos que determinaron el

    diagnstico y la apuesta contenidos en la obra al momento de su publicacin, al mismo tiempo

    indagar en torno a la vigencia de los mismos en la actualidad.

    En este marco, el anlisis que se propone intenta detectar el impacto y alcance de los

    postulados tericos del desarrollismo en la configuracin discursiva y programtica de lo que

    se dio en llamar el giro a la izquierda en la regin latinoamericana en la ltima dcada.

    Introduccin El objetivo de las siguientes lneas es ofrecer un tratamiento de la obra del economista

    Ral Presbich Capitalismo Perifrico, considerndola desde una doble perspectiva: la del

    diagnstico y la apuesta contendida en ella. Dicho proceder supone un anlisis de la obra a la

    luz del contexto histrico en donde esta surgi, pero tambin considerar en qu medida esa

    doble perspectiva es de utilidad para abordar la realidad actual. En nuestro caso poniendo

    especial nfasis en nuestra regin: Latinoamrica.

    Siguiendo la conceptualizacin de Hirchsman (1980)1

    1 Hirschman, A. (1980). Auge y ocaso de la teora econmica del desarrollo, El Trimestre Econmico, vol. 47 (4), N188, Mxico, D.F., Fondo de Cultura Econmica, octubre-diciembre.

    , la economa del desarrollo de

    donde la obra Capitalismo Perifrico es tributaria puede situarse como una contestacin y

    alternativa a la corriente econmica ortodoxa, que luego de la crisis de la dcada del 30del

    siglo pasado qued sumida en un descredito absoluto. Tampoco considera el autor que la

    economa del desarrollo deba ser considerada como un derivado de la heterodoxia keynesiana,

    (entendida sta como una reaccin a los presupuestos bsicos de la ortodoxia, pero surgida en

  • su seno) como asimismo, claro est, con las corrientes tericas derivadas del neomarxismo.

    Ello a pesar que, de cada una de estas tres corrientes, toma elementos tanto el plano del

    diagnstico como en el de la implementacin prctica.

    Como el mismo autor ha sugerido su obra Capitalismo Perifrico es la condensacin

    de toda una serie de reflexiones que se fueron gestando durante su dilatada existencia. Cuando

    este texto dio a la luz en 1981, las primeras incursiones y posteriores consolidaciones de lo que

    terminar por constituir la hegemona neoliberal, comenzaban a manifestarse.

    Ese mismo ao Ronald Reagan llevo a los republicanos al poder; dos aos antes en

    1979 el Laborismo ingles sucumba ante el conservadurismo de Margaret Tatcher; y ocho aos

    antes en 1973 Augusto Pinochet pona fin mediante un golpe de estado y la posterior

    dictadura, al proyecto chileno de socialismo democrtico. Ciertamente que en dichos casos no

    debemos obviar a la trgica experiencia la dictadura militar argentina de 1976. En trminos

    temporales es digno de remarcar que dicha hegemona comienza a emerger en la periferia del

    sistema capitalista, ms precisamente en la regin latinoamericana, lugar de origen del

    estructuralismo cepalino del cual la obra de Presbich ser paradigmtica. A pesar de ello, dicha

    hegemona no tena el grado de consolidacin que se ver luego. Todava el llamado campo

    socialista era un proyecto con vigencia que se opona no solo ideolgicamente sino tambin en

    trminos fcticos a la hegemona capitalista comandada por Estados Unidos y secundada por

    otras potencias occidentales. En dicho marco, la propuesta de Presbich an conservaba gran

    parte de la legitimidad que tuvo en sus orgenes. Para el caso de la Argentina, incluso en la

    restauracin democrtica, a pesar de los avatares, la gestin alfonsinista en sus orgenes an se

    inspiraba en dicho paradigma. Ya entrada la dcada de los 90, en la regin latinoamericana,

    con el fin de los socialismos reales y la emergencia del Consenso de Washington, los

    postulados de la economa del desarrollo quedaron relegados y en muchos casos denostados.

    Ciertamente que la hegemona neoliberal tambin incorporaba la nocin de desarrollo dentro

    de sus dispositivos conceptuales. No obstante, lo haca a partir de otros presupuestos

    radicalmente opuestos a los del desarrollismo.

    Dependiendo de los pases a los que nos refiramos, en diferentes momentos entre

    mediados de la dcada del 70, consolidada durante los 90 y luego en crisis sobre finales de esa

    misma dcada y principios del 2000, la hegemona neoliberal se haba desplegado.

  • En dicho marco y siguiendo la conceptualizacin de Maxwell A Cameron y Eric

    Hershberg2

    Visto desde el factor trabajo el desarrollo puede ser entendido a partir de una incesante superposicin de capas tcnicas de creciente

    productividad y eficacia a capas tcnicas precedentes de inferior

    , en la regin latinoamericana se puede hablar de un giro a la izquierda. En qu

    medida dicho giro contiene y revitaliza alguno de los postulados de Presbich es algo de lo que

    intentaremos dar cuenta.

    Diagnstico Hay tres niveles de anlisis desde donde se puede aprehender el sentido de la obra

    Capitalismo Perifrico. Partiendo de la premisa de que para Presbich el capitalismo es uno

    slo, el carcter central y perifrico es la forma espacial de manifestacin diferenciada del

    fenmeno en cuestin. En dicho marco, los tres niveles estaran dados de la siguiente manera:

    El primero alude a la dinmica del capitalismo en los centros; el segundo al funcionamiento del

    capitalismo en la periferia; el tercero y ltimo al vnculo establecido entre centro y periferia.

    Al mismo tiempo estos tres niveles se articulan a partir de la nocin de desarrollo y

    subdesarrollo. Mientras que en el centro el capitalismo estara sumamente desarrollado, en la

    mayor parte de la periferia acontecera lo contrario.

    En la obra Capitalismo Perifrico, la nocin de desarrollo puede ser entendida como

    la participacin cada vez mayor de poblacin, en los beneficios derivados de la incorporacin

    de la tcnica en los diversos compartimientos que componen la actividad humana. Esta es la

    que operativiza y optimiza los procesos mediante los cuales el hombre procura su

    supervivencia.

    Desde el punto de vista de la economa, esa incorporacin se haca visible tanto en el

    mbito de la produccin de bienes y servicios, pero tambin en el consumo. En la produccin

    mejorando el vinculo del hombre con la naturaleza en la obtencin de bienes que no solo

    ataen a la supervivencia humana ms bsica, sino que al mismo tiempo incorporando nuevos

    bienes y pautas de consumo otrora inexistentes.

    Segn Presbich:

    2 Cameron, M. A. and Hershberg, E (2010). Latin mericas Left Turn. Politics, policies and trajectories of change, Boulder CO, Lynne Rienner, 289 p.

  • productividad y eficacia. En el curso de tal proceso estas ltimas tienden

    a desaparecer; y la fuerza de trabajo que en ellas estaba ocupada se va

    desplazando hacia capas tcnicas de creciente productividad y eficacia3

    La primera de ellas fue que los pases perifricos no eran los poseedores ni los

    generadores, de esa llama de Prometeo que fue y es an la tcnica. En la mayora de los casos

    la manifestacin de esta, en la rbita de la produccin, estaba en manos de enclaves, (sean

    industriales o no) vinculados a empresas extranjeras. Ciertamente que hay otros casos en donde

    .

    Como se desprende del pasaje anterior la incorporacin de la tcnica en las sociedades

    trastoca y reformula su estructura. La superposicin de capas de mayor productividad por

    sobre las de menor, implicara la incorporacin cada vez mayor de poblacin a nuevas

    actividades productivas, sean estas actividades previamente existentes ahora tecnificadas

    (agricultura), o nuevos sectores industriales o de servicios. De esta manera, uno de los

    indicadores ms evidentes del desarrollo es el grado de productividad y eficacia de la actividad

    laboral. Esta es la que posibilitara la obtencin de mayores ingresos y bienestar en las

    sociedades. Siguiendo esta lgica, en los pases subdesarrollados de la periferia habra un

    porcentaje mucho mayor de subempleo.

    Esta perspectiva de anlisis llevo a Presbich, a prestar especial nfasis en la

    reformulacin de la estructura social que ha acontecido en los pases ya desarrollados. Segn

    ste, en la periferia tambin aconteca el mismo fenmeno de penetracin de la tcnica y las

    consiguientes consecuencias. Sin embargo, solo una porcin de la sociedad se incorporaba a

    actividades de creciente productividad, mientras que el resto quedaba fuera. Esto dio lugar a un

    tipo de estructura social diferenciada, al mismo tiempo que distorsionada en su dinmica, si se

    la compara con las centrales.

    En este sentido, el carcter diferenciado estara dado por la convivencia de sectores

    sociales que participan de modos de vida similares a los de los pases desarrollados y sectores

    que se encuentran inmersos en el subdesarrollo ms extremo. Al igual que en los pases del

    centro capitalista, la penetracin de la tcnica fue la que posibilit el desarrollo de

    determinados sectores y reas en la periferia. Sin embargo, este proceso no tuvo su origen en la

    periferia. El alcance limitado de la dinmica del desarrollo se debe a varias razones combinadas,

    signadas todas ellas por un vnculo entre centro y periferia, desfavorable para esta ltima.

    3 Presbich, R. (1981). Capitalismo Perifrico. Crisis y transformacin. Mxico D.F., Fondo de Cultura Econmica. p. 56

  • la tcnica vinculada a la produccin se haca presente en actividades econmicas orientadas a

    los mercados internos perifricos, no obstante, la amortizacin consiguiente de sus bienes de

    capital, requera de acceso a los centros para su reposicin, llevando a un drenaje de recursos

    importantes al extranjero. De una manera u otra, el desarrollo entendido a partir de la

    penetracin de la tcnica estaba supeditado al carcter centrpeto de la dinmica del capitalismo

    en los centros. En este aspecto, uno de los pilares de la teorizacin de Presbich, el deterioro de

    los trminos de intercambio, era ms que visible.

    A pesar de estas limitaciones estructurales la actividad econmica de la periferia

    generaba como toda actividad econmica un excedente. Este representaba aquella parte de los

    incrementos de productividad que al no transferirse a la gran masa de la fuerza de trabajo

    quedaba apropiado por los sectores dominantes. La apropiacin de este no se reinverta

    estratgicamente de manera tal que pueda ampliar las bases del desarrollo, sino que se

    orientaba a un consumo superfluo, influenciado por la incorporacin de pautas culturales del

    centro. En este aspecto, Presbich puso especial nfasis en el rol que jugaban los medios de

    comunicacin, como toda la superestructura cultural e ideolgica emanada desde las potencias

    centrales. Este excedente no se converta en capital reproductivo que pudiera alimentar un

    proceso de industrializacin autnoma que no dependa de manera tan tajante del centro.

    El otro aspecto importante es que el surgimiento de este excedente proviene del

    creciente carcter productivo de la mano de obra empleada en determinados sectores. Dicha

    productividad no era correspondida con un nivel de ingresos similar. Adems de ello, el

    incremento constante de productividad se traduca en que los bienes finales que salan al

    mercado, crecan ms que la ocupacin de la fuerza de trabajo empleada en su proceso

    productivo y los ingresos respectivos. Esto llevaba a que la demanda de bienes derivada del

    incremento de productividad fuera insuficiente en relacin a la oferta. Los ingresos de donde

    esta surga, no eran los mismos que se pagaban para obtenerlos, sino que provenan, de nuevos

    ingresos para obtener mayores bienes finales despus de cierto tiempo. En la generacin de

    estos nuevos ingresos se aplicaban medidas monetaristas que terminaban colaborando en el

    proceso inflacionario.

    A pesar del carcter limitado de la dinmica del desarrollo en la periferia, esta al

    incorporar poblacin a actividades econmicas de mayor productividad, elevaba las

    expectativas de las mismas. Dicho fenmeno se corporizaba en una organicidad sindical que

    presionaba estableciendo demandas distributivas. A estas capas se le sumaban otras que eran

  • absorbidas por el Estado. La presin constante de estos estratos estaba orientada a que ese

    excedente en manos de los sectores dominantes se distribuya por el resto del cuerpo social.

    Dichas demandas, segn la circunstancia, se descompriman con medidas monetaristas que

    terminaban por generar un proceso inflacionario. Finalmente los sectores dominantes que

    disponan del excedente se valan de la fuerza militar para restaurar un orden sistmico que

    permitiera sostener la magnitud del excedente en su propio poder.

    Apuesta Como se desprende del sucinto diagnstico que anteriormente ofrecimos, para

    Presbich la crisis del capitalismo perifrico poda ser entendida a partir de la tensin que

    diferentes sectores sociales establecen entre s por el excedente. Ya sea que este quede en

    manos de los sectores dominantes y se destine al consumo estril, o que la presin distributiva

    ejercida por los sectores subalternos drene parte del mismo al resto del cuerpo social; la

    propensin a la crisis es inevitable.

    Ante este escenario la propuesta del autor para que la dinmica del desarrollo pueda

    optimizarse, surga de transformar el excedente en un tipo de capital reproductivo evitando las

    siguientes cuestiones: el consumo estril por parte de los sectores dominantes; el drenaje de

    recursos hacia el exterior; como asimismo, evitando esquemas distribucioncitas que no amplen

    la magnitud del excedente.

    Para llevar a cabo dicha transformacin, los Estados y gobiernos de los pases

    perifricos deban convertirse en agentes del desarrollo. Segn sus propias palabras las medidas

    que se deben tomar para asegurar una dinmica virtuosa de desarrollo surgen de la

    combinacin de tendencias provenientes del Liberalismo y el Socialismo.

    Como el mismo sugiere:

    Creo que hay que llegar a una sntesis entre socialismo y liberalismo

    que nos asegure el vigor del desarrollo, la equidad distributiva y la

    progresiva democratizacin con todos sus valores inherentes.

    Socialismo, en cuanto debieran ser objeto de decisiones colectivas el

    ritmo de acumulacin de capital y la distribucin del ingreso a fin de

    corregir las disparidades estructurales. Y liberalismo en lo que atae a

    las decisiones individuales de producir y consumir, a no ser por

  • consideraciones que, como las de preservacin ecolgica, tendran

    que tomarse tambin por decisin colectiva.4

    El objetivo primordial del plan es elevar el ritmo de

    acumulacin de capital en bienes fsicos y formacin humana,

    a fin de aumentar intensamente el empleo con creciente

    productividad y lograr en esta forma una distribucin dinmica

    del ingreso

    Para Presbich la conversin del excedente en un capital reproductivo no significaba

    transferir las unidades productivas que lo generan a manos del Estado, sino que en cambio

    pregonaba un plan concertado tcnicamente y aprobado democrticamente. Incluso sugiere

    que el uso de dicho excedente se oriente a las mismas empresas que lo generan.

    De esta manera, el aumento de las actividades econmicas de alta productividad

    permitira un mayor ingreso de poblacin a las mismas, asegurando la dinmica virtuosa de

    desarrollo y evitara la superpoblacin del Estado y su consecuente hipertrofia.

    Esta orientacin planificadora del Estado, no implicaba la anulacin de la lgica de

    mercado, solo que buscaba subordinarla a un esquema previo de planificacin.

    De all que sugiera que:

    5

    Diferente a lo acontecido en otras regiones de la periferia, en la inmensa mayora de los

    pases de Latinoamrica, la teora econmica del desarrollo sufri un repliegue en las ltimas

    .

    A estas medidas Presbich le sumaba la posibilidad de contar con el apoyo brindado de

    la superestructura internacional compuesta por instituciones financieras tales como el FMI y el

    Banco Mundial. En ellas el autor vea una herramienta de suma utilidad para la obtencin de

    financiamiento que contribuira al crculo virtuoso del desarrollo. Tambin en lo que haca al

    frente externo, estaba presente la sugerencia de generacin de esquemas de cooperacin

    internacional de los pases que componan la periferia.

    Observaciones crticas

    4 Ibdem, 287 5 Ibdem, 292

  • dcadas del siglo pasado. Contrario a ello, en Asia6

    El fomento de la ciencia y la tecnologa y del desarrollo regional en Asia se apartaba de los cnones del mercado libre

    , sta parece haber tenido un xito que la

    llevo a obtener los resultados esperados. En otras palabras, en estos pases, no solo se dio el

    diagnstico que sugera Presbich, sino adems, se pudo llevar a cabo su apuesta. Como sugiere

    el trabajo de Alice Amsdem (2004) en pases como Taiwn, Corea del Sur, China y la India,

    hubo un acertado accionar de los respectivos gobiernos que tendieron al desarrollo.

    En palabras de la autora:

    La participacin gubernamental en Asia (es decir, en las cuatro economas mencionadas) llegaba a los ms nfimos detalles, tales como seleccionar una a una las compaas beneficiarias de subsidios (que se traducan, por ejemplo, en su instalacin en un parque cientfico) y desprenderse de ciertas secciones de los laboratorios gubernamentales para crear nuevas empresas.

    7

    El hecho concreto de que el nico pas de Latinoamrica que comparti una lgica de

    comportamiento similar a la de los pases asiticos haya sido Brasil

    Ciertamente que el xito de una corriente econmica sobre otra no puede, ser medida

    en trminos de la coherencia lgica o identificacin con la realidad de un relato sobre otro. A

    nuestro juicio, lo que hace posible la emergencia de un relato con capacidad configuradora

    sobre la realidad es el poder que subyace por debajo de este. El avance de la hegemona

    neoliberal en la mayora de Latinoamrica se debi a que los intereses de los que esta era

    expresin, se pudieron imponer sobre otros. Estos intereses eran aquellos que defendan un

    proceso de reprimerizacin y revalorizacin financiera de la actividad econmica en detrimento

    de los incipientes procesos industrializadores de los pases de la periferia latinoamericana. En

    dicho contexto el rol del Estado y las instituciones de la superestructura internacional

    financiera, como el FMI, el Banco Mundial y el Banco Intermericano de Desarrollo fueron

    instrumentadores de dicha hegemona. El rol represivo del Estado en relacin a la protesta

    social, las acciones que tendieron al desmembramiento del aparato productivo, como asimismo

    la crisis de la deuda externa en los 80, fueron la manifestacin ms evidente de este proceso.

    8

    6 Amsden, Alice H. La sustitucin de importaciones en las industrias de alta tecnologa: Prebisch renace en Asia. Revista de la Cepal 82. Abril 2004 7 Ibdem, 76 8 Ibdem, 77

    , no es casual. A pesar de

    ser un pas subdesarrollado en muchos aspectos, Brasil contaba con recursos de poder

  • concretos. La tan mentada continuidad de las polticas pblicas de Brasil, no es algo que haya

    surgido por generacin espontanea en las ltimas dcadas, sino que puede ser rastreado en los

    ltimos doscientos aos. La continuidad de la cultura administrativa colonial e imperial que

    sigui a la independencia, ha permitido que el Estado brasilero tomara medidas de poltica

    pblica que permitieron un desarrollo importante. La reconversin de la clase terrateniente

    cafetalera de la zona de San Pablo en una pujante burguesa industrial en la primera mitad del

    siglo XX, es la prueba palmaria de dicho suceso. Al mismo tiempo, conforme avanzaba el

    tiempo, otras medidas de claro sesgo desarrollista como: el traslado de la capital desde Ro de

    Janeiro a Brasilia, la creacin de un conglomerado de empresas pblicas tales como Petrobras,

    Embraer, AEB (Agencia Espacial Brasilera), han sido posibilitadas por una cultura

    administrativa de larga trayectoria.

    En este aspecto podramos decir lo mismo de los pases asiticos antes mencionados.

    Los casos de China, India y en menor medida Corea del Sur y Taiwn son emblemticos.

    Todos estos pases a pesar de no ser considerados como desarrollados y haber tenido un

    traumtico proceso de modernizacin, posean una rica tradicin previa que en muchos casos

    constitua un recurso de poder importante, para tomar medidas en pos del desarrollo. En este

    sentido, las burocracias de estos pases as como su integridad territorial y su cohesin cultural

    milenaria como pueblo, no se puede comparar con otras zonas de la periferia.

    Estos elementos que mencionamos para el caso brasilero y el resto de los pases

    asiticos lo hacemos para poner en evidencia las falencias que permitieron un avance neoliberal

    tan pronunciado en muchos pases latinoamericanos durante el lapso que va desde los 70

    hasta finales de los 90. En este sentido, incluso pases como Mxico y Argentina considerados

    como los ms pujantes de la Amrica hispanoparlante; pases donde haba perspectivas de

    desarrollo que parecan germinar, sucumbieron de manera drstica ante los embates

    neoliberales. De poco sirvieron los antecedentes de estos en lo que haca a la creacin de

    conglomerados industriales pblicos, como asimismo la promocin de polticas pblicas de

    innovacin y desarrollo. Ciertamente en estos pases como en el resto de los pases de la

    regin, la imposicin de las pautas prescriptivas derivadas del Consenso de Washington,

    pudieron calar producto de la inexistencia de un bloque histrico que conjugue diversos

    intereses. Para el caso de la Argentina la imposibilidad de generar un bloque histrico entre los

    sectores industriales por un lado y aquellos vinculados al sector primario y financiero por el

  • otro, ha significado que estos ltimos fueran los principales sostenedores de una hegemona

    neoliberal contraria a la propuesta de desarrollista.

    Retomando el diagnstico de Cameron y Hershberg, el cual sugiere que el fin de la

    hegemona neoliberal en Amrica Latina puede ser interpretado a partir de un giro a la

    izquierda de la regin, nos preguntamos en qu medida este giro puede contener diagnsticos y

    apuestas de los postulados de Presbich. Queda claro que ms all de la retorica socialista, hoy

    en da salvo en escasas excepciones, poco queda de lo que alguna vez fueron los socialismos

    reales. De esta manera, cuando hablamos de giro a la izquierda en la regin, nadie est

    hablando de negar el rol del mercado como asignador de recursos, o la abolicin de la

    propiedad privada. En este marco, la retorica socialista o de centro izquierda que impregna los

    discursos de la regin, de manera ms o menos explcita dicen inspirarse en gran medida en las

    ideas de Presbich. Ciertamente que el mundo de hace tres o cuatro dcadas atrs no es el

    mismo que el de hoy, como tampoco lo ser el que surja dentro de veinte aos.

    En este marco, el diagnstico de Presbich entre una determinacin geogrfica del

    centro y la periferia no tiene la misma vigencia que tuvo en el pasado. Hoy cercano al centro

    conviven lugares con un alto ndice de subdesarrollo y viceversa. El ejemplo de lo que est

    aconteciendo en la ciudad de Detroit9

    A pesar de estas prevenciones y reformulaciones, creemos que las zonas perifricas del

    mundo actual, en tanto que pretenden acceder al desarrollo, requieren de la tcnica.

    Ciertamente que la penetracin de esta, no se da, ni tampoco debe hacerlo de la misma manera

    que antes. Como hemos mencionado, el desarrollo entendido desde la perspectiva de la

    productividad del trabajo con capacidad de incorporar a la inmensa mayora de la poblacin,

    no se manifiesta hoy en da en el marco de lo que sera un proceso industrial. Tambin habra

    que pensar, si en efecto el desarrollo puede seguir siendo aprehendido desde la perspectiva de

    la productividad del trabajo en cualquieras de sus formas. Aunque en determinadas reas como

    , hoy en Estados Unidos es muy elocuente al respecto.

    Tampoco podemos asegurar que los trabajos de mayor productividad puedan identificarse

    nicamente con actividades industriales. Ni que los Estados de hoy en da estn dotados de las

    capacidades que antes tenan ante el imponente rol de las finanzas en la actualidad. Ni nadie

    hubiera imaginado que un pas como China, considerado como subdesarrollado, sea uno de las

    principales dinamos de la economa mundial.

    9 La desaparicin de las empresas que componan el cinturn metalmecnico orientado a la produccin automotriz de Estados Unidos ha sumido a la otrora pujante ciudad de Detroit en un paramo de pobreza.

  • las de servicio ello no sea del todo visible, no es menos cierto que el avance tecnolgico esta

    prescindiendo cada vez ms de la fuerza laboral humana.

    A pesar de ello, el desarrollismo se muestra como un discurso con capacidad

    configuradora sobre la realidad capaz de aglutinar sectores importantes en pos de una sociedad

    ms equitativa. Ello si lo comparamos con otros proyectos que ahondan en tratamientos ms

    exhaustivos de algunas problemticas que estaban presentes dentro de las conceptualizaciones

    del desarrollismo10

    10 En reiteradas ocasiones, la obra Capitalismo Perifrico de Presbich realiza alusiones a la problemtica ecolgica.

    . En este sentido y ms an en nuestra regin, la Doctrina del Buen Vivir

    o la recuperacin y reactualizacin de algunas cuestiones de la izquierda clsica, si bien tienen

    una gran potencia analtica, no acontece lo mismo cuando se trata de convocar sujetos que

    puedan llevar a cabo su implementacin. En qu medida, los postulados del desarrollismo han

    calado en la ltima dcada en nuestra regin es algo que an est por verse. No obstante, se

    pueden aventurar algunas conclusiones. Es claro y evidente que en muchos pases de la regin

    el rol asumido por Estado ha virado hacia polticas pblicas proactivas tanto en el plano de la

    distribucin del ingreso como tambin en la promocin de la investigacin y el desarrollo.

    Tambin se han generado esquemas de cooperacin internacional dentro de la regin y de esta

    hacia otras, que tienden a favorecer el desarrollo. A pesar de estas medidas hay algunas

    cuestiones a mejorar. Entre ellas nos parece pertinente remarcar, que a pesar del rol proactivo

    de los Estados de la regin, an subsisten esquemas de hipertrofia. Ello no solo se visualiza en

    la cantidad de recursos econmicos que se malgastan, sino tambin cuando ponemos el foco

    en los recursos humanos. En el caso de la Argentina, la ponderacin de la pertenencia y/o

    identidad poltica, por encima de las capacidades tcnicas y polticas es ms que visible. Ello no

    solo en las altas esferas, sino tambin a nivel de lo que son los cuadros medios.

    A pesar de estas dificultades, las medidas y acciones de la ltima dcada, inspiradas de

    manera tcita o explicita en los postulados de Presbich, han calado hondo. Con el paso del

    tiempo habr que ver si estas logran sentar las bases de un desarrollo sostenido para esta regin

    de la periferia que es Latinoamrica, o por el contrario sucumben ante nuevos embates de una

    reaccin neoliberal. Por ahora el desafo sigue abierto.

    Bibliografa Amsden, Alice H. La sustitucin de importaciones en las industrias de alta tecnologa: Prebisch renace en Asia. Revista de la Cepal 82. Abril 2004

  • Cameron, M. A. and Hershberg, E (2010). Latin mericas Left Turn. Politics, policies and trajectories of change, Boulder CO, Lynne Rienner, Hirschman, A. (1980). Auge y ocaso de la teora econmica del desarrollo, El Trimestre Econmico, vol. 47 (4), N188, Mxico, D.F., Fondo de Cultura Econmica, octubre-diciembre. Presbich, Ral. (1981). Capitalismo Perifrico. Crisis y transformacin. Mxico D.F., Fondo de Cultura Econmica.

  • Sistema de Coparticipacin a los Municipios Panoramas y perspectivas

    Trabajo preparado para su presentacin en el XI Congreso Nacional y IV Congreso Internacional sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Poltica y

    Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 8 al 11 de septiembre de 2014

    El presente trabajo constituye un aporte al debate sobre los sistemas de coparticipacin de recursos fiscales implementados por las provincias argentinas en lo que respecta a la distribucin secundaria entre ellas y los municipios que las integran. A diferencia de otros pases en donde los Gobiernos Locales son fuertes y cuentan con una masa de recursos que les permiten llevar adelante polticas pblicas de mayor envergadura, los municipios en Argentina generalmente no cuentan con los recursos necesarios para afrontar los cambios que requieren sus habitantes. Al ser el orden de gobierno que ms cerca est de los ciudadanos, es imprescindible lograr ampliar su campo de accin mediante una distribucin secundaria ms equitativa en relacin a las competencias existentes entre la Nacin, las Provincias y los Municipios, con el objetivo de lograr un equilibrio fiscal vertical. Para escenificar esa realidad, se exponen los porcentajes que representan los municipios argentinos en el gasto consolidado del Sector Pblico Nacional y a nivel comparado. Se ensayan alternativas para poder revertir esta situacin de debilidad de los Gobiernos Locales de las Provincias, frente a una necesaria e impostergable reforma del sistema de coparticipacin de recursos nacionales.

    rea Temtica: ECONOMA POLTICA

    Autor: ALEJANDRO CACACE

    Correo Electrnico: [email protected]

    Institucin:UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN LUIS

  • INDICE

    A. LOS GOBIERNOS LOCALES EN EL CONTEXTO NACIONAL Y COMPARADO ......................................................................................... 2

    1. LA CONCEPCIN DE LOS MUNICIPIOS ANTES Y LUEGO DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 ............................ 2

    2. EL ROL DE LOS MUNICIPIOS EN ARGENTINA ..................... 4

    B. HACIA GOBIERNOS MUNICIPALES Y COMUNALES MS FUERTES ................................................................................................. 8

    1. LA DESCENTRALIZACIN DE LAS FUNCIONES DE GOBIERNO ........................................................................................... 8

    2. SISTEMA DE COPARTICIPACIN FEDERAL DE IMPUESTOS ......................................................................................... 9

    3. MEJORAR LA DISTRIBUCIN SECUNDARIA DE RECURSOS FISCALES ENTRE LAS PROVINCIAS Y LOS MUNICIPIOS ...................................................................................... 13

  • A. LOS GOBIERNOS LOCALES EN EL CONTEXTO NACIONAL Y COMPARADO

    1. LA CONCEPCIN DE LOS MUNICIPIOS ANTES Y LUEGO DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994

    La realidad actual de los gobiernos locales del Pas, refirindonos particularmente a los municipios en su diferente concepcin que de ellos hace cada rgimen provincial, ha variado en la evolucin institucional del Estado argentino. As, el grado de independencia de ste orden de gobierno ha generado tanto en la doctrina como en la jurisprudencia posiciones encontradas y contradictorias respecto a la autarqua o autonoma de las mismas, principalmente con anterioridad a la reforma constitucional de 1994. As, los autores se encontraban divididos entre quienes sostenan el carcter de unidad simplemente administrativa al otorgarles autarqua pero con capacidad restringida por las Constituciones y Leyes provinciales, y por otro, quienes sostenan el carcter autnomo de esta unidad geogrfica, poltica y administrativa que le brindaba capacidad de autodereminacin.

    La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, con anterioridad al caso Rivademar c/ Municipalidad de Rosario(fallos, 317:327), sostena firmemente la tesis de la autarqua de los municipios, aunque es a partir del reconocimiento sostenido de la autonoma municipal por las Constituciones Provinciales que result necesario rever tal postura adoptada hasta el momento. A partir del caso mencionado, ya no se puede considerar al municipio como un simple ente autrquico, sino por el contrario, son rganos de gobierno autnomos solamente supeditados a la normativa provincial y a los que no se les puede privar de los medios mnimos para su subsistencia. Criterio sostenido posteriormente en el caso Municipalidad de la Ciudad de Rosario c/ Provincia de Santa Fe de 1991 (Fallos, 314:495).

    La reforma constitucional de 1994 produjo una serie de modificaciones muy importantes a la Constitucin Nacional, como no se haba hecho desde la sancin originaria de la Constitucin de 1853-1860. Esta reforma incluy dos artculos en materia de niveles y rdenes de gobierno en la federacin que son de gran importancia y que marcan una nueva tendencia en la organizacin del poder en Argentina. El primero de elloses el artculo 123, que constituye en realidad una modificacin, y que consagra la autonoma municipal en el orden institucional, poltico, administrativo, econmico y financiero adems de ser un complemento a lo ya establecido por el artculo 5. El segundo artculo es el 129, que consagra el

  • rgimen de gobierno autnomo de la ciudad de Buenos Aires, con facultades propias de legislacin y jurisdiccin.

    Estos dos artculos son trascendentales porque han cambiado el carcter de los gobiernos de ciudad en Argentina y, muy probablemente, conduzcan a una reconfiguracin de la distribucin de competencias entre los niveles de gobierno. Esto es as porque la autonoma municipal brinda a las ciudades la posibilidad de auto-determinarse, de darse sus normas, y de elaborar sus polticas pblicas. Es cierto que el alcance y contenido de esta autonoma es reglado por las Constituciones provinciales, pero estas no pueden alterarla por va de sus reglamentaciones, bajo riesgo de quedar sujetas a las decisiones judiciales, lgicamente, y a la posibilidad de intervencin federal para asegurar la autonoma municipal. Estas no son especulaciones, sino que ya el poder federal, a travs de la Corte Suprema, por ejemplo, se ha encargado de defender la autonoma de los municipios a pesar de los gobiernos provinciales.

    Los gobiernos de ciudad son el nico nivel de gobierno necesario e indestructible. Ms all de las reformas en la organizacin poltica que puedan substraer o agregar competencias a los gobiernos federal y provinciales, o procesos de integracin en los que se cedan o deleguen competencias a organizaciones supraestatales, lo cierto es que es en el mbito de la ciudad donde el pueblo ejerce su poder de forma ms directa y donde se resuelven los asuntos pblicos ms prximos. La ciudad es el nico nivel de organizacin poltica que no puede perecer. Adicionalmente, en un contexto en el que un gran nmero de los gobiernos provinciales est desprestigiado, por la corrupcin generalizada, la realizacin de prcticas antidemocrticas, la cooptacin de organizaciones de la sociedad civil, y otros fenmenos conocidos, el desarrollo del poder en la ciudad brinda una oportunidad de control ms directo por los ciudadanos, pues todo lo que se realiza en el municipio se trasluce de forma ms fcil.

    En cuanto a la ciudad de Buenos Aires, la importancia del artculo incorporado no deviene tanto de la autonoma para la ciudad en s, ni de la eleccin directa del jefe de gobierno, sino de que constituye el nuevo paradigma en Argentina de lo que una ciudad es capaz de hacer. Cualquiera sea la naturaleza o nombre que se le quiera asignar a este status constitucional especial, lo importante es que Buenos Aires se ha convertido en el ejemplo de una ciudad que, adems de gestionar los asuntos de los que los municipios se encargan, tambin tiene facultades de legislacin y jurisdiccin, no sujetas a un nivel superior de gobierno que regule su autonoma (como el caso de las provincias respecto de los municipios), sino ella misma dictando el alcance y contenido de sus facultades.

    Este experimento, el de un gobierno de ciudad con una competencia material amplsima (planificacin urbanstica, vivienda, salud y servicios sanitarios,

  • educacin, infraestructura urbana y vial, comunicaciones, transporte, energa, obras y servicios pblicos, polica, administracin de justicia, y otras), es un modelo para ser implementando en otros municipios del pas, tanto en ciudades grandes o reas metropolitanas, como en ciudades ms pequeas, ya que este ejercicio podra ser complementado por los fenmenos de asociacin intermunicipal que de la voluntad de las propias ciudades surja, para cubrir sus diversas necesidades. Se plantea en el horizonte la posibilidad de que los gobiernos de ciudad se constituyan en la base de la organizacin poltica de Argentina, y modifiquen radicalmente el rol que hasta el momento han ejercido.

    Los municipios constituyen, en el mbito Provincial y Nacional, la unidad bsica sociolgica y poltica que ha permitido dar cauce a la organizacin poltica de la sociedad en nuestra historia. Sin duda, el municipio es el primer elemento de percepcin con que cuenta el ciudadano sobre el estado institucional del sistema poltico. En consecuencia, su grado de autonoma, capacidad de decisin, autarqua e institucionalidad traducen la primera visin clara de las deficiencias y fortalezas de nuestra organizacin como Estado.

    2. EL ROL DE LOS MUNICIPIOS EN ARGENTINA

    El Estado argentino al adoptar en el artculo 1 de la Constitucin Nacional la forma de gobierno Representativa, Republicana y Federal reconoce distintos rdenes de gobiernos entre los que se distinguen el Gobierno Nacional, el Provincial y el Municipal. Las Provincias, como unidades autnomas preexistentes al Estado Nacional han delegado a la Nacin distintas facultades, atribuciones y competencias expresamente consagradas en la Constitucin Nacional con el objeto de constituir la unin nacional y proveer de esa manera a un objetivo comn, reservndose para s todo aquello que no ha sido delegado.

    No obstante, el resultado del modelo de Constitucin implementado en Argentina ha sido una enorme transferencia progresiva de poder desde las provincias a la Nacin. En teora, el gobierno federal debera ejercer slo el poder que expresamente le ha sido delegado1

    1 El artculo 121 de la Constitucin de la Nacin Argentina (originariamente, el artculo 101, y 104 luego de la reforma de 1860) establece que Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitucin al Gobierno federal y, de ese modo, instaura la regla en la distribucin de competencias entre los niveles de gobierno.

    , pero lo cierto es que se ha constituido en el nivel de gobierno ms poderoso dentro del sistema poltico argentino. Ms all de las valoraciones o apreciaciones de que pueda ser pasible desde el punto de vista poltico, es un hecho fcil de observar e innegable, puesto que es evidente que la fortaleza y el despliegue de acciones del Gobierno federal son en la actualidad inmensamente mayores que en 1853-1860.

  • De la misma manera, los gobiernos locales o municipales en el mbito interprovincial han sufrido la misma suerte que las provincias a nivel nacional. As, la capacidad de los municipios para emprender polticas pblicas que atiendan las necesidades de su comunidad se ha visto restringida de manera notable por la baja participacin en los recursos fiscales y su capacidad de fijar normas de carcter impositivas para abastecer su economa.

    El reducido potencial de los gobiernos municipales en Argentina puede apreciarse a partir del escaso porcentaje que representan en el Gasto del Sector Pblico Consolidado comparado con el Producto Interno Bruto de Argentina. Segn un estudio realizado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina (IERAL) de la Fundacin Mediterrnea en el ao 20132

    , el Estado Nacional en los ltimos catorce aos ha incrementado exponencialmente su significacin en el gasto, pasando del 15,8 % en el ao 1998 al 28,7 % del Producto Interno Bruto en el ao 2012. Hay que tener en cuenta que la poltica econmica de los aos noventa estuvo marcada por una fuerte tendencia a reducir el gasto pblico y la participacin del Estado en la economa, tendencia que a partir del ao 2003 fue revertida, con la estatizacin de servicios pblicos y mayor asignacin de gasto pblico, principalmente en gastos corrientes.

    Aunque puede sostenerse que el porcentaje del Gasto Pblico Consolidado de las provincias y los municipios en relacin al Producto Interno Bruto creci, lo hizo en un porcentaje significativamente menor. En el caso de los Municipios slo signific un incremento del 0,7 %, contra un 5,8 % de las Provincias.

    CUADRO N 1

    2Una Argentina Competitiva, Productiva y Federal. Anatoma del Gasto Pblico Argentino: Expansin en la ltima dcada y desafos a futuro. Marcelo Capello, NestorGrin, Lucas Valsagna. Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina (IERAL) de la Fundacin Mediterrnea. Ao 19 - Edicin N 135 - 27 de Diciembre de 2013

  • En este sentido, el Gasto Pblico Consolidado del Sector estatal en Argentina con relacin al Producto Bruto Interno constituye el 50,2 %. De all, el Estado nacional representa el 28,7 %, las provincias representan el 18,1 % y los municipios tan slo el 3,4 % del Producto Bruto Interno.

    La situacin difiere entre las diferentes provincias argentinas. Si se consideran los gastos como porcentaje del Producto Bruto Geogrfico (PBG) de cada provincia, La Rioja presenta el mayor gasto municipal, el cual es de 9,8%. El segundo lugar es ocupado por Jujuy y Santiago del Estero, donde en ambos casos el Gasto Municipal representa el 7% de sus respectivos PBG. En el otro extremo se encuentran Mendoza (2,5% del PBG) y San Luis (2,4% del PBG). Estas conclusiones arribadas por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina (IERAL) pueden verse reflejadas en el Cuadro N 2 que se expone a continuacin.

    CUADRO N 2

  • A nivel comparado la realidad vara en relacin al potencial que los gobiernos locales ya que estos tienden a ser significativamente ms fuertes en cuanto a la disponibilidad de recursos fiscales y por ende en la capacidad de llevar adelante sus polticas pblicas que no dependan de la bondad de los niveles de gobierno superiores.

    El caso de Espaa es significativo puesto que, a la inversa de lo que ocurre en Argentina, el Gasto del Sector Pblico consolidado de las Entidades Locales (municipios en Argentina) para el ao 2011 fue del 12,3 % en relacin al Producto

  • Interno Bruto3, segn estimaciones realizadas por la Comisin para la Reforma de las Administraciones Pblicas.4

    B. HACIA GOBIERNOS MUNICIPALES Y COMUNALES MS FUERTES

    1. LA DESCENTRALIZACIN DE LAS FUNCIONES DE GOBIERNO

    Uno de los principios en boga en el derecho constitucional comparado es el principio de la subsidiariedad. Este principio, bsicamente, implica que deben asignrseles a los gobiernos locales todas las competencias posibles y slo substraer de ellos aquellas competencias que pueden ser desarrolladas de mejor forma por los gobiernos de nivel superior.En consecuencia, el principio de subsidiariedad promueve el desarrollo de los gobiernos locales y de sus posibilidades de accin.

    Se debe confiar en la capacidad de los municipios para ejercer competencias materiales ms all de la provisin de servicios urbanos bsicos. Es en cada ciudad y en cada pueblo donde se encuentra la instancia bsica de participacin ciudadana, donde las personas ms fcilmente pueden expresar sus opiniones, hacer sus reclamos, y controlar el funcionamiento del gobierno.

    En este ltimo punto, el del control, se da un fenmeno muy particular en los distintos niveles de gobierno. El Gobierno Nacional, por ejemplo, suele ser muy controlado en su accionar por los diversos medios de prensa, lo que contribuye a la transparencia de la gestin. En el gobierno local o municipal, por su parte, la cercana de los habitantes con los problemas y los asuntos pblicos a ser el tambin que la posibilidad de control sea alta. En los gobiernos provinciales, en cambio, no suele haber ni diversidad de medios de comunicacin que facilite el control pblico ni cercana de los habitantes con la actividad de gestin, por ser sta una instancia intermedia de gobierno. Ello deja mayor espacio a la falta de transparencia, la cual podra ser parcialmente disminuida al transferir competencias a entes pblicos descentralizados bajo control ciudadano.

    3 Segn los ltimos datos disponibles de la OCDE, comparables con los de otros pases de estructura descentralizada, la estructura de gastos en 2011 fue la siguiente: Gobierno central: 21,6%; Gobierno regional: 34,3%; Gobierno local: 12,3%; y Seguridad Social: 31,9%. 4Reforma para las Administraciones Pblicas. Comisin para la Reforma de las Administraciones Pblicas. Ministerio de Hacienda y Administraciones Pblicas. Gobierno de Espaa.

  • Esto quiere decir, sintticamente, que el ejercicio de competencias por los gobiernos locales puede favorecer un triple objetivo en la gestin pblica: la subsidiariedad, la participacin ciudadana, y el control. A modo de ejemplo, se podra transferir la administracin de polticas pblicas en la actualidad ejercidas directamente por el gobierno provincial (la gestin de los hospitales, o la gestin de las escuelas) a organismos distritales descentralizados. As es como se realiza en otros pases con modelos de amplia participacin ciudadana, como es el caso de los Estados Unidos, donde los administradores de los distritos que tienen a cargo las escuelas o los hospitales son elegidos popularmente por los habitantes de cada zona en donde se encuentran esos establecimientos, y la comunidad toda participa de una forma u otra en los asuntos que les conciernen colectivamente.

    Otra opcin es asignarle esas funciones directamente a los gobiernos municipales; esto al menos es factible en los casos de los grandes municipios, que cuentan con la infraestructura institucional suficiente para hacerse cargo de esas responsabilidades (lgicamente, con los recursos correspondientes).

    Lo cierto es que, cualquiera sea el modelo de descentralizacin de las funciones de gobierno, es muy fuerte el incentivo que esa medida generara para la participacin ciudadana en la formulacin, implementacin y control de ejecucin de las polticas pblicas.

    2. SISTEMA DE COPARTICIPACIN FEDERAL DE IMPUESTOS

    La asignacin de los impuestos al gobierno central y a las provincias est determinada por la Constitucin Nacional. Impuestos a la importacin y a la exportacin (todos los derechos de aduana) son recaudados exclusivamente por el gobierno federal. Impuestos indirectos son asignados concurrentemente al gobierno federal y a las provincias. Los impuestos directos estn principalmente en poder exclusivo de las provincias, pero el Gobierno federal est facultado para establecer impuestos al ingreso o a la riqueza cuando es til para el bienestar general, la seguridad comn y la defensa del pas, y estn limitados en el tiempo.

    Tanto la recaudacin de los impuestos directos como indirectos por parte del Gobierno federal estn sujetos al rgimen de coparticipacin, el sistema de repartos de ingresos que provee transferencias automticas intergubernamentales y es comnmente aceptado y negociado por el Gobierno federal y las provincias. Los impuestos a las exportaciones e importaciones estn excluidos de este rgimen.

    El poder impositivo de los gobiernos municipales est establecido en las Constituciones Provinciales. En general, los municipios recaudan los cargos por uso de los servicios que ellos proveen (principalmente basados en servicios a la

  • propiedad) e imponen contribuciones a los comercios, industrias y servicios (generalmente en base a sus ingresos brutos).

    La asignacin de impuestos es justificable en trminos de estabilizacin, una funcin que corresponde al Gobierno central, desde que el impuesto a los ingresos (corporativos e individuales) est asignado al Gobierno federal, y es el que ms influencia ejerce sobre la estabilizacin macroeconmica5

    Ms all de un mtodo para la asignacin de ingresos a los gobiernos subnacionales, adems del rgimen de coparticipacin (que es parte de las transferencias intergubernamentales), existe una disposicin esttica que ha permanecido por siempre en la Constitucin. En la prctica, sin embargo, desde que el gobierno federal fue realmente creado, en 1853, y le fueron otorgadas inicialmente las rentas de aduanas, ha incrementado su tamao, su alcance, su poder y sus fuentes

    . Las provincias no podran lograr la estabilizacin si tuviesen esa intencin, ni siquiera dentro de sus fronteras porque son economas completamente abiertas en el mbito nacional. Ellas dependen de impuestos que son relativamente menos afectados por las condiciones macroeconmicas, como los impuestos inmobiliarios o automotores.

    La asignacin de recursos es tambin correcta en trminos de redistribucin, a diferencias de la asignacin del gasto (se vio que todos los niveles de gobierno asumenresponsabilidad por los programas de bienestar social). Un esquema impositivo progresivo es conducido por el gobierno federal en igualdad de condiciones territoriales, es decir, los porcentajes son los mismos en cada provincia por mandato constitucional.Las provincias por lo general recaudan el impuesto a los ingresos brutos, con tarifas planas que van desde el 1,5% al 4%, dependiendo de la provincia y la actividad gravada (las actividades primarias e industriales estn usualmente exentas).

    Una cuestin diferente es la evaluacin de si el sistema impositivo logra en s la distribucin. El principal impuesto en Argentina es el IVA, con una tasa general del 21%. Lgicamente, los efectos redistributivos logrados por el impuesto a los ingresos son contrarrestados por este impuesto regresivo al consumo. El predominio del impuesto al consumo, al mismo tiempo, permite inferir en una base a priori que la asignacin es justificable en trminos del principio del beneficio, al menos a nivel nacional. Sin embargo, a nivel subnacional se sostiene. Los dos tributos ms importantes son el impuesto inmobiliario y el impuesto a los ingresos brutos, que es conocido como distorsionador de la localizacin de la actividad econmica debido al traslado de las empresas desde una provincia con una carga impositiva alta a otra con menores impuestos a los ingresos brutos.

    5McLure, Charles E. Jr. TheTaxAssignmentProblem: Conceptual and AdministrativeConsiderations in AchievingSubnational Fiscal Autonomy. HooverInstitution, Stanford University, Stanford California.World Bank, 1999. Pg. 3

  • de recursos continuamente, gravando primero el consumo y estableciendo impuestos indirectos cuando fuese necesario, y luego gravando el ingreso y fijando impuestos directos cuando los anteriores no fuesen suficiente para alcanzar las metas de poltica. En consecuencia, aunque la Constitucin divide el poder fiscal para cada uno de los niveles de gobierno, las provincias tienen de hecho un poder fiscal residual, la que es dejada por el Gobierno federal. En efecto, las provincias y municipios se han comprometido por ley que no gravarn impuestos anlogos a los recaudados por les Gobierno federal, a cambio del rgimen de coparticipacin impositiva. Esto ha resultado en una disminucin de la autonoma de las provincias.

    Las transferencias intergubernamentales consisten principalmente en el sistema de reparto de ingresos denominado rgimen de coparticipacin, regulado por ley desde 1988. Como se mencion previamente, la Constitucin establece las competencias impositivas para elGobiernos central y las provincias, y aquellas para los municipios, las que estn fijadas por las respectivas Constituciones Provinciales. Por lo tanto, los fondos brutos recolectados por todos los impuestos nacionales, excluyendo los derechos de aduana y tarifas postales y los fondos con asignacin especfica, son distribuidos entre el gobierno y las provincias como est establecido en la ley de coparticipacin de la siguiente manera: 42,34% son asignados automticamente al Gobierno nacional, la Ciudad de Buenos Aires y Tierra del Fuego6; 54,66% son transferidos automticamente a las provincias; 2% son designados a un fondo de recuperacin provincial que estdirigido a cuatro provincias, Buenos Aires, Chubut, Neuqun y Santa Cruz; y Aportes del Tesoro Nacional7

    La distribucin secundaria del 54,66% asignado a las provincias se hace a travs de un esquema de porcentajes fijos establecidos en la referida ley

    recibe el 1%.

    8. Estos fondos no tienen condiciones9

    6 Al momento de que se aprob la ley, la ciudad de Buenos Aires no era autnoma pero dependiente de del Gobierno federal y Tierra del Fuego no era an provincia, sino territorio federal. 7 La Ley Federal 23.548 crea el fondo de Aportes al Tesoro Nacional (ATN), el cual es financiado por el 1% del total de los ingresos sujetos a coparticipacin y es distribuido entre las provincias por el Ministerio del Interior para atender las emergencias financieras y las disparidades de las provincias, lo que da lugar a que la distribucin sea discrecional. Hoy en da, la recaudacin para el ATN son sustancialmente retenidos por el Gobierno federal, lo que lleva a varios conflictos con las provincias. 8 Buenos Aires 19.93%; Catamarca 2.86 %; Crdoba 9.22 %; Corrientes 3.86 %; Chaco 5.18 %; Chubut 1.38 %; Entre Ros 5.07 %; Formosa 3.78 %; Jujuy 1.95 %; La Pampa 1.95 %; La Rioja 2.15 %; Mendoza 4.33 %; Misiones 3.43 %; Neuqun 1.54 %; Ro Negro 2.62 %; Salta 3.98 %; San Juan 3.51 %; San Luis 2.37 %; Santa Cruz 1.38 %; Santa Fe 9.28 %; Santiago del Estero 4.29 %; Tucumn 4.94 %. 9 Ley Nacional N 23548 Coparticipacin Federal de Impuestos (CFI)

    , y las provincias pueden gastarlos de acuerdo a sus necesidades.

  • Este esquema rgido de distribucin es el resultado de un acuerdo provisional entre las provincias y el gobierno Central firmado entre los aos 1984 y 1987, cuando la previa ley de coparticipacin (Ley Federal 20.221) expir y no hubo nueva ley hasta 1988. La actual distribucin no refleja ningn criterio objetivo. La ley previa (20.221) estableca un porcentaje de distribucin primario similar a la ley vigente, un 48,5% de la recaudacin bruta para las provincias y otro igual para el gobierno federal. Por otro lado, la distribucin secundaria fue establecida sobre la base de tres parmetros: 65% en proporcin a la poblacin; 25% de acuerdo a la brecha de desarrollo entre las provincias13; 10% de acuerdo a la dispersin poblacional, a provincias con menor o igual densidad poblacional que el promedio. De esta manera, el criterio de redistribucin era objetivo y dinmico, a diferencia de los porcentajes estticos actuales. Sin embargo, luego de que el sistema establecido por ley expir en 1984, las provincias hicieron lobby y obtuvieron acuerdos beneficiosos con el gobierno central para obtener ms coparticipacin de los impuestos nacionales en lo que se supona eran acuerdos provisorios. Estos acuerdos an son vigentes porque se han cristalizados en el nuevo rgimen de coparticipacin establecido en 1988, y, como resultado algunas provincias como Buenos Aires fueron negativamente afectadas, dado queperciben menos fondos per cpita que otras provincias, como San Luis o Tierra del Fuego, que son unas de las que ms fondos per cpita reciben.10

    El tamao de las transferencias determinadas por la ley que regula el rgimen de coparticipacin no est justificado por ningn criterio o frmula objetiva. Esto crea por supuesto muchas disparidades, desde que las provincias con baja densidad poblacional utilizan estas transferencias para financiar casi el 90% de sus presupuestos, mientras que provincias ms grandes no obtienen fondos suficientes para cubrir sus necesidades. Algunas de estas grandes provincias, como Buenos Aires poseen un granparte de su poblacin bajo la lnea de pobreza, al igual que las provincias del Norte con baja poblacin. Esto no es considerado por la ley.

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    La Constitucin indica que el Congreso nacional puede establecer la asignacin especfica de los impuestos de coparticipacin. Esto significa que algunos impuestos son parcial o completamente excluidos de la coparticipacin y los ingresos recaudados de ellos sern destinados a un propsito especfico determinado por ley, como por ejemplo, el impuesto a la electricidad o el impuesto sobre la gasolina, del cual 21% va a la Administracin Nacional de Seguridad Social (ANSeS), y el 79%

    10Cetrangolo, Oscar D. Jimnez, Juan Pablo. El conflicto en torno a las relaciones financieras ente la Nacin y las provincias. Primera parte: Antecedentes de la LEY 23.548. Septiembre 1995. Argentina. 11 Porto, Alberto. Sanguinetti, Pablo. Las transferencias intergubernamentales y la equidad distributiva: El caso Argentino. Proyecto Regional de Descentralizacin Fiscal. CEPAL/GTZ. UnitedNations.

  • restante es distribuido de la siguiente forma: 29% al tesoro nacional, 29% entre las provincias, 42% al Fondo Nacional de Vivienda.12

    Durante los noventa, 15% del total de los fondos sujetos a coparticipacin (10,31% del IVA, 20% del impuesto a los ingresos, 100% del impuesto de emergencia sobre los cigarrillos, 21% del impuesto a la nafta, y 100% del impuesto a otros combustibles, entre otros)

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    3. MEJORAR LA DISTRIBUCIN SECUNDARIA DE RECURSOS FISCALES ENTRE LAS PROVINCIAS Y LOS MUNICIPIOS

    fue afectado a un destino especfico: el financiamiento del Sistema de Seguridad Social que hasta ese momento haba sido financieramente afectado por su parcial privatizacin y por la creacin de las empresas de administracin de los fondos de jubilacin y pensin (AFJP). Actualmente, estas asignaciones especficas son innecesarias por la completa renacionalizacin del sistema de Seguridad Social, pero an permanecen en la ley y se dirigen a ese propsito a pesar de todo.

    Una parte de las transferencias intergubernamentales va hacia los municipios. Estas transferencias estn reguladas por las Constituciones Provinciales y leyes provinciales que regulan las transferencias intergubernamentales entre provincias y municipios.Las transferencias, por lo tanto, vara de provincia a provincia de acuerdo a sus propias legislacin interna.

    Para que la autonoma municipal consagrada constitucionalmente sea efectiva, los municipios deben disponer de los recursos necesarios para desarrollar sus competencias. Ante la compleja estructura tributaria existente a nivel federal y provincial, es poco el margen que queda a las ciudades para obtener recursos propios a travs de imposiciones tributarias.

    Un estudio reciente (diciembre de 2013) elaborado por el Centro de Implementacin de Polticas Pblicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) sobre los Sistemas de coparticipacin de Provincias a Municipios14

    12 Ministerio de Economa de la Nacin Argentina. Destino de la recaudacin de impuestos. March 2010. Argentina. 13Idem. 14Debajo del laberinto: Los sistemas de coparticipacin de provincias a municipios. Luciana Daz Frers Directora de Poltica Fiscal de CIPPEC. Diciembre 2013.

    ha demostrado que todas las provincias (con excepcin de Jujuy, San Juan y La Rioja) coparticipan un porcentaje de sus ingresos provenientes de las transferencias que el gobierno nacional hace bajo el sistema de coparticipacin federal de impuestos.

  • Entre los hallazgos se pudo percibir queel porcentaje promedio distribuido por las provincias a sus municipios por este concepto es 14,8% y las provincias que coparticipan un menor porcentaje son Chubut (7%) y San Luis (8%). Contrariamente, Tierra del Fuego es la provincia que distribuye un mayor porcentaje de sus ingresos por CF (35%), seguido por Catamarca con un 25%. Es relevante sealar la importancia de los recursos recibidos por CF, ya que para la gran mayora de las provincias consiste en su principal fuente de ingresos: por ejemplo, los ingresos recibidos por este concepto representan 83% de los ingresos corrientes en Formosa y 78% en Santiago del Estero y Corrientes. Los casos del Chaco y San Luis son similares, representando el 70 y 73% respectivamente.

    Es por ello que, para alcanzar su plenitud de accin, es imprescindible que los municipios gocen de un adecuado rgimen de coparticipacin que les permita prestar los servicios pblicos locales y proveer la infraestructura urbana bsica, de la misma manera en que la Provincia recibe para el ejercicio de sus competencias recursos tributarios recaudados por el Gobierno Nacional. En ese sentido, la Ley Nacional de Coparticipacin Federal de Recursos Fiscales (Ley 23.548) establece en su artculo 7 una garanta en favor de las provincias de que, cualquiera sea la forma de distribucin entre ellas, stas deben recibir en conjunto al menos un 34% de la recaudacin del total de los recursos tributarios de la Administracin Central.

    Una clusula similar puede ser incluida en las Constituciones Provinciales con el propsito de garantizar un porcentaje mnimo de coparticipacin. Es importante que ese porcentaje mnimo de coparticipacin sea constitucionalizado para evitar que leyes sancionadas por el gobierno afecten la autonoma de los gobiernos de ciudad por la va de la disminucin de sus recursos.Adicionalmente, es fundamental que esa garanta de coparticipacin mnima sea dispuesta sobre el total del clculo de recursos en el presupuesto provincialy no sobre la masa coparticipable, para evitar el fenmeno ya conocido de substraccin de recursos de la masa coparticipable mediante leyes de asignacin especfica de impuestos.

    Un antecedente directo que puede ser tomado como modelo para fortalecer la capacidad de implementacin de poltica pblicas por parte de los gobiernos locales, lo constituye el Fondo Federal Solidario constituido en el ao 2009.15

    15Decreto 206/2009. Poder Ejecutivo Nacional.

    Este fondo est constituido por el 30% de las sumas que el Estado Nacional efectivamente percibe en concepto de derechos de exportacin de soja, en todas sus variedades y sus derivados, el que estar destinado a financiar obras que contribuyan a la mejora de la infraestructura sanitaria, educativa, hospitalaria, de vivienda o vial en mbitos urbanos o rurales, con expresa prohibicin de utilizar las sumas que lo compongan para el financiamiento de gastos corrientes.

  • En su artculo 4 se deja claramente fijado que las Provincias que expresen su adhesin a esta medida, y que, en consecuencia, resulten beneficiarias del fondo, debern establecer un rgimen de reparto automtico que derive a sus municipios las sumas correspondientes, en proporcin semejante a lo que les destina de la coparticipacin federal de impuestos. Dicha proporcionalidad no podr nunca significar un reparto inferior al TREINTA POR CIENTO (30%) del total de los fondos que a la Provincia se destinen por su adhesin a esta norma. Una clusula de semejantes caractersticas puede ser incluida en una eventual modificacin del Rgimen de Coparticipacin Federal.

    Sin lugar a dudas, brindar claridad y transparencia al Sistema de Coparticipacin Federal de Impuestos mediante la sancin de la Ley-Acuerdo a que hace referencia el artculo 75, inciso 2 y 3, de la Constitucin Nacional, constituye una deuda pendiente de la democracia que requiere la suficiente madurez poltica e institucional de todos los dirigentes y representantes polticos de Argentina.

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    TRABAJO PREPARADO PARA SU PRESENTACIN EN EL XI CONGRESO NACIONAL Y IV CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE DEMOCRACIA, ORGANIZADO POR LA FACULTAD DE CIENCIA POLTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO. ROSARIO, 8 AL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2014. LOS RECURSOS NATURALES EN EL PATRN DE EXPORTACIONES DE ARGENTINA: UN ESTUDIO A TRAVS DE LA MATRIZ DE COMPETITIVIDAD DE FAJNZYLBER Y MANDENG.1

    Virginia Laura Fernndez

    2, Marcelo Luiz Curado3

    1. INTRODUCCIN

    rea temtica sugerida: Economa Poltica

    Resumen: El objetivo general de esta investigacin es analizar la evolucin de la estructura de exportaciones de Argentina entre 1985 y 2007 a travs de la matriz de competitividad desarrollada por Fajnzylber y Mandeng. Especficamente se buscar identificar algunos vnculos entre el patrn de exportaciones del pas y la evolucin de la estructura de mercado de los diversos destinos pases de la OCDE, MERCOSUR, China y el mundo. Asimismo se pretende establecer algunas causalidades entre dicho patrn de exportaciones basado en los recursos naturales, el crecimiento econmico y la competitividad del pas.

    Las economas latinoamericanas, histricamente, se han caracterizado por tener estructuras productivas muy heterogneas- donde coexisten sectores altamente tecnificados junto a sectores primarios artesanales de muy baja productividad-, con escasa diversificacin productiva, gran dependencia del capital extranjero, baja participacin de los trabajadores dentro de la renta nacional y una balanza comercial deficitaria o superavitaria, pero basada en la exportacin de productos primarios y commodities. En los trminos de la Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL), dichas caractersticas han limitado el potencial de crecimiento y desarrollo de la regin debido a que la insercin internacional y el lugar en la divisin internacional del trabajo se definieron histricamente por la dependencia externa. En primer lugar, en trminos de dependencia por el lado de la de demanda, ya que la exportacin de los productos primarios, as como la determinacin de los precios de las commodities locales no son definidos por las propias economas, sino por la dinmica del mercado internacional- altamente voltil e inestable. Al mismo tiempo, la dependencia se agudiza con los flujos de capital externo, que actan como restriccin externa para el crecimiento de la inversin y financiamiento en las economas de Amrica Latina (AL).

    1Este artculo es parte de la tesis de doctorado del primer autor, en la que se comparan los resultados para Argentina y Brasil. Orientador: Marcelo Luiz Curado. 2 Docente de Economa I, Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario. Doctoranda en Desenvolvimento Econmico, UFPR. Miembro de la Asociacin de Economa para el Desarrollo de la Argentina (AEDA). Email: [email protected]. 3Doctor en Economia Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP). Profesor Programa de Pos-Graduacin en DesenvolvimentoEconmico de Universidade Federal do Paran (PPGDE/UFPR). Email: [email protected] e [email protected]

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    En esta investigacin se busca analizar cules son las particularidades del patrn de exportaciones y de competitividad internacional de Argentina en el nuevo orden mundial, caracterizado por los cambios radicales en los patrones mundiales de produccin, consumo e intercambio comercial en los que dichos pases fueron reconfigurando su estructura productiva y el patrn de insercin internacional. Asimismo, se destaca la relevancia de utilizar un cuerpo terico propio latinoamericano- para alcanzar mejoras en el crecimiento, y desarrollo.

    As, la presente investigacin tiene como objetivo principal analizar el patrn de exportaciones de Argentina a travs de la matriz de competitividad de Fajnzylber y Mandeng para el perodo 1985-2007. Especficamente se buscar identificar algunos vnculos entre la estructura de exportaciones del pas y la evolucin de la estructura de mercado de los diversos destinos pases de la OCDE, MERCOSUR, Asia en Desarrollo y el Mundo. Finalmente, se pretende establecer algunas causalidades entre un patrn de exportaciones con fuerte preponderancia en los recursos naturales, el crecimiento econmico y la competitividad.

    La hiptesis central de la investigacin es la siguiente:

    Si bien histricamente los pases industrializados forzaron la primarizacin del patrn de exportaciones de los pases latinoamericanos y en especial de Argentina, se observa que en las ltimas dcadas, los pases en desarrollo pasaron a tener una influencia mayor en el comercio internacional y de esta manera en la definicin de dicho patrn de exportaciones. As, mientras que los pases de Asia en Desarrollo profundizan esta situacin y reinsertan a Argentina como exportadora de commodities y de bienes primarios para el siglo XXI; los pases del MERCOSUR revierten la tendencia haciendo que las exportaciones hacia estos destinos se vuelvan ms sofisticadas y con preponderancia en las exportaciones de manufacturas no basadas en recursos naturales.

    Dos hiptesis secundarias se plantean para intentar conocer en profundidad los motivos de este resultado sobre el tipo de insercin de Argentina en el mundo.

    En primer lugar, se propone que la estructura comercial de Argentina hacia el mercado OCDE mostr una evolucin favorable hasta 1990 (con mayor participacin de exportaciones de Manufacturas no Basadas en Recursos Naturales). Sin embargo, sta mejora no fue sostenida en los perodos siguientes por la implementacin exhaustiva del Consenso de Washington y del Plan de Convertibilidad, lo que luego se exacerb con la creciente presencia de China en la oferta mundial.

    As, se podra decir que no son los pases de la OCDE los que refuerzan la actual primarizacin de Argentina, ya que la estructura de demanda de este mercado evolucion hacia una mayor demanda por manufacturados. Pero s podemos afirmar que las industrias locales no fueron capaces de competir en la oferta de los productos manufacturados ms sofisticados, en especial con la competencia asitica.

    Ahora bien, la segunda hiptesis secundaria se refiere a los acuerdos regionales implementados entre Argentina y Brasil para incentivar la complementacin econmica y mejorar el comercio bilateral y en el MERCOSUR. En este sentido, se propone que estos acuerdos regionales fueron determinantes en la mejora del patrn de exportaciones, expresada a travs de la elevacin de las manufacturas de mayor valor agregado desde Argentina hacia el destino MERCOSUR.

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    La metodologa de anlisis combina los elementos conceptuales de la Matriz de Competitividad de Fajnzylber y Mandeng y del Competitiviness Analysis of Nations CAN desarrollados en 1991 por Fajnzylber Insercin internacional e innovacin institucional y Mandeng Competitividad internacional y especializacin, en la Revista de la CEPAL. La fuente de informacin es la base de datos TRADECAN de la CEPAL, que conglomera ms del 90% del comercio internacional y aglutina informaciones de 73 pases.

    El trabajo se compone de a) una presentacin terica de los principales conceptos de la matriz de competitividad de Fajnzylber- Mandeng y cmo la misma se inserta en la discusin terica estructuralista en torno a la dependencia de los recursos naturales; b) un anlisis emprico de la matriz de competitividad argentina para los sub perodos 1985-1990, 1990-2000 y 2000-2007, clasificndose los grupos de actividad en Situaciones ptimas, de Vulnerabilidad, Oportunidades Perdidas y en Retirada. Finalmente, c) reflexiones sobre la relevancia de los recursos naturales en la evolucin del patrn de exportaciones argentino y la influencia de la demanda de los pases de la OCDE, MERCOSUR y Asia en Desarrollo en dicho patrn.

    2. LA MATRIZ DE COMPETITIVIDAD DE FAJNZYLBER Y MANDENG

    En 1991 Fernando Fajnzylber y Ousmne Mandeng publicaron artculos en la revista de la CEPAL analizando la relacin entre el patrn de exportaciones y la competitividad de los pases. El objetivo de fondo era contribuir con herramientas para el diseo de estrategias y polticas nacionales y sectoriales para las economas de Amrica Latina. El objetivo inmediato era analizar la estructura de las exportaciones de varios pases, principalmente latinoamericanos, y su nivel de competitividad, para el decenio de 1979/1988.

    Con la finalidad de interpretar la base de datos del comercio mundial, de la Oficina de Estadstica de Naciones Unidas, desarrollaron un sistema de anlisis, sin precedentes mencionados, que nos atrevemos a denominar metodologa Fajnzylber-Mandeng. Dicha metodologa trabaja conceptos como posicionamiento y eficiencia, los cuales derivan en una clasificacin cuaternaria designada matriz de competitividad que permite, por su parte, verificar la competitividad sectorial de un pas en relacin a la expansin de la demanda. Esa forma de analizar el patrn de insercin internacional de los pases result, incluso, en un software desarrollado por la CEPAL, el TradeCAN.

    Esta metodologa sus conceptos y clasificacionesser utilizada para analizar la estructura de exportaciones de Argentina entre 1985 y 2007, y por lo tanto merece ser presentada detalladamente. Antes, sin embargo, se har una breve presentacin de las conclusiones a que Fajnzylber y Mandeng llegaron a principios de los aos 90 sobre las exportaciones de las economas latinoamericanas (y otros pases en desarrollo) y su nivel de competitividad, que servirn de parmetro a la lectura de la evolucin del patrn de insercin internacional de Argentina.

    2.1 LA COMPETITIVIDAD DE LOS PASES Y LOS RECURSOS NATURALES.

    Cuando Fajnzylber public el texto Insercin internacional e innovacin institucional, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Tesoro de los Estados Unidos estaban difundiendo un

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    conjunto de reformas polticas neoliberales, agrupadas en lo que se llam el Consenso de Washington (Williamson, 1990), que tena como eje el ajuste fiscal y la liberalizacin comercial y econmica de las economas en desarrollo.4

    Para esto realiza una lectura del patrn de exportaciones de 51 pases y los clasifica en ganadores y perdedores en el mercado importador de la OCDE

    En la dcada siguiente habra una intensificacin de la competencia entre los pases, la cual fue prevista por Fajnzylber, y de cierto modo orient sus preocupaciones: (se prev para los 90 una) intensificacin de la competencia internacional, basada crecientemente en la incorporacin y difusin de progreso tcnico en un contexto de difundida valoracin econmica y poltica de la sustentabilidad (1991: 149).

    En este sentido, tratando de comprender los efectos posibles de esa tendencia de intensificacin de la competencia en un ambiente de liberalizacin de las economas nacionales, Fajnzylber busca crear instrumentos de anlisis que permitan a los pases orientar sus estrategias y polticas sectoriales, para mejorar su insercin en el comercio mundial.

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    4Para una lectura crtica sobre el Consenso de Washington y los impactos sobre las economas argentina ver Basualdo 2013. 5Actualmente son 34 los pases miembros de la OCDE. Se los considera pases industrializados, con la excepcin de Chile, Mxico y Turqua. Detalladamente: Alemania, Australia, Austria, Blgica, Canad, Chile, Corea, Dinamarca, Espaa, Estados Unidos, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungra, Irlanda, Islandia, Israel, Italia, Japn, Luxemburgo, Mxico, Noruega, Nueva Zelanda, Pases Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Repblica Checa, Suecia, Suiza, Turqua. En perodo analizado en los artculos de Fajnzylber y Mandeng, eran 24 los Estados miembros.

    (Organizacin de Cooperacin para el Desarrollo Econmico).

    De sus conclusiones, se puede decir que durante el perodo 1979/1988 slo seis pases latinoamericanos fueron considerados ganadores: Mxico, Repblica Dominicana, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay. Por su parte, los diez pases que perdieron espacio en el mercado de la OCDE fueron: Ecuador, Paraguay, Argentina, Bolivia, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Per y Venezuela.

    Ms all de los resultados especficos, lo que se quiere resaltar de su investigacin es la relacin entre la competitividad de los pases y los recursos naturales. En efecto, Fajnzylber destaca que la economa ganadora se basa menos en recursos naturales que las perdedoras. As, la diferencia fundamental entre un grupo y otro es el peso relativo que las manufacturas no basadas en los recursos naturales tienen en las exportaciones. En la siguiente cita los datos se refieren a los 51 pases, pero la conclusin es pertinente a los latinoamericanos:

    En el grupo de ganadores predominan las exportaciones que no estn basadas en recursos naturales (58%), las que equivalen a ms de dos y media veces las exportaciones de recursos naturales, incluido el petrleo (21%). En los perdedores, en cambio, las exportaciones ms importantes son las de recursos naturales, incluido el petrleo (50%), mientras que las exportaciones de manufacturas no basadas en recursos naturales constituyen el 30%. El peso relativo de las manufacturas basadas en recursos naturales es idntico en ambos casos (1991:156).

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    El hecho de que los recursos naturales sean determinantes del patrn de exportaciones es fundamental para esta investigacin, y estos resultados sern comparados, ms adelante, con los del perodo 1985/2007.

    An sobre los recursos naturales y el sector manufacturero, Fajnzylber resalta que los pases de la regin comparten un tipo de industrializacin orientado al mercado interno, que se llev a cabo sin potenciar adecuadamente el acervo de recursos naturales y, en algunos casos, a expensa de ste.

    En otras palabras, la relacin entre el sector manufacturero y de exploracin de los recursos naturales no es de mutuo estmulo, sino que independientes en la mejor de las hiptesis y, en muchos casos, conflictiva. Una de las explicaciones a este fenmeno, dice el autor, es que la concepcin de industrializacin que prevaleci en Latinoamrica por mucho tiempo contrapona la modernizacin urbana con el arcasmo de la sociedad tradicional identificada con la base de recursos naturales (1991:166).

    En contrapartida, existen pases miembros de la OCDE que tambin mantienen una insercin internacional superavitaria en las actividades vinculadas con los recursos naturales, y deficitaria en el sector manufacturero, como Canad, Estados Unidos, Noruega, Dinamarca y Reino Unido. Pero en estos pases, resalta Fajnzylber, el progreso tcnico de la industria manufacturera est inexorablemente ligado a los recursos naturales.

    Esta industrializacin que asume la potencialidad de los recursos naturales (en marcado contraste con la experiencia latinoamericana) tiene efectos directos sobre la capacidad de estos pases para impulsar no slo una nueva concepcin econmica que integra progreso tcnico, recursos naturales y medio ambiente sino, lo que es an ms importante, para desencadenar una amplia gama de innovaciones tecnolgicas