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PRIMERO APRENDE Y SOLO DESPUÉS ENSEÑA
En el texto, el señor Enrique Moradiellos viene a decirnos que todo maestro y profesor
y todo alumno y estudiante que aspire a ser maestro debe conocer los fundamentos
básicos de sus disciplinas y algunos más específicos del saber acumulado por las
investigaciones pedagógicas y las experiencias didácticas.
Es preciso y urgente que esta evidencia penetre en las aulas de las facultades de
formación del profesorado, por mera razón de supervivencia propia y autoestima
profesional. No hay profesor “de todo y para todo” ni educación “en todo y de todo”.
Todo profesor debe conocer los fundamentos básicos de sus disciplinas.
Tesis principal y valoración crítica
Los contenidos disciplinares, tal y como los entiende Moradiellos han desaparecido de
la enseñanza y de la formación del profesorado. La pedagogía no ha entrado en las
escuelas salvo de forma excepcional. La afirmación de que estos resultados reflejan el
hecho de que la formación universitaria recibida ha descuidado gravemente los
fundamentos disciplinares en beneficio del saber formal y procedimientos de las
ciencias de la educación es falsa. No corresponde con los hechos porque los hechos
ponen de manifiesto que la pedagogía no ha entrado en las aulas, ni en las
universitarias ni en las preuniversitarias. Esta visión prejuiciosa le lleva a malinterpretar
“la reacción de la alumna mencionada en el artículo.
Moradiellos cita un principio de la pedagogía (primun discere, deinde docere- primero
aprende y solo después enseña) Este principio lo que vendría a decir es que para
poder enseñar es necesario conocer algo que se pueda enseñar. Moradiellos
considera que lo que se debe aprender es sobre todo, conceptos hechos o datos de
forma memorística. No comparto la idea de que los alumnos y los futuros profesores
deben aprenderse estos conceptos, hechos y datos de memoria, de forma que puedan
responder exitosamente ante un examen memorístico, y que sea esto lo que deben
conseguir que sus alumnos hagan. No tiene sentido aprenderse de memoria los
hechos y conceptos con el objetivo de ser capaz de responder a preguntas
memorística para un examen. Y no tiene sentido porque de lo que se trata es de
comprender aquello que se aprende y comprender implica ser capaz de establecer
relaciones entre conceptos, entre éstos y los hechos, en definitiva, que aquello que se
aprenda tenga sentido. Parece que todo el artículo se dirige a alertar sobre el perjuicio
que una forma de entender la pedagogía ha supuesto y que nos ha conducido al
desastre educativo. No todo lo que dice la pedagogía está vacío de contenido. Lo que
está vacío de contenido es pretender una pedagogía universal, pero no determinados
principios que orientan la práctica docente.
Para terminar, señalar que todo lo anterior nos lleva a una cuestión clave que
Moradiellos no plantea. ¿Qué es lo que un profesor nuestro necesita para ser bueno
profesionalmente?
ÁNGELA GÓMEZ-REY ALMAGRO