24
MOMENTO III CONTEXTUALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
La sociedad Siria desde la perspectiva histórica geopolítica medio oriental
1. Perspectiva histórica geopolítica medio oriental
El término Siria, reseña Arnoletto (2007) se origina a partir de la
dominación romana, englobaba un territorio algo distinto que el Estado
actual. En cuanto a su extensión, opiniones las hay diversas: Plinio, en su
Historia Natural, englobaba como Siria a Babilonia, Mesopotamia,
Commagene y Armenia Adiabene.
Por su parte, Heródoto (484 AC) recogía que para los griegos los
«sirios» eran los habitantes de Capadocia al este del Halis y los habitantes
de Asiria. El concepto de Estrabón, al menos el empleado en su época, era
el englobar como «sirios» a todos aquellos que habitaban entre los cilicios,
los fenicios, los judíos, el mar y el Éufrates.
Sin embargo, el mismo autor reconocía que en otros tiempos el nombre
de «sirios» era atribuido a algunas tribus de Capadocia, incluso cerca del
Tauro y del Ponto, haciendo gala de una confusión corriente entre la
historiografía antigua que consistía en denominar como «sirio» a todo aquello
que había sido ocupado por los «asirios». De este modo, y siguiendo al
francés Maurice Sartre, se observa como se enfrentaban un concepto
máximo y mínimo de una misma entidad.
Discusiones aparte, y de manera general, antiguamente los límites de lo
que era conocido como Siria eran Cilicia al norte (con el Monte Amanus
como límite), hasta Egipto y Arabia al sur, incluyendo la mayor parte del
24
25
Sinaí. El límite oriental, aunque alterno y en constante desarrollo, puede
establecerse en el mismo curso del Éufrates entre las poblaciones de
Zeugma y Thapsaco, que aún no se sabe donde está con seguridad. Una
vez sobrepasada esta última, la frontera es incierta. En esta región, tierra de
nadie, Siria acaba allí donde comienza el mundo de los nómadas y los
beduinos.
Administrativamente señala Arnoletto (2007), son varias las
subdivisiones de Siria, especialmente a lo largo del crecimiento y posterior
crisis del Imperio Romano. La llegada de Pompeyo el 64 (A.C). estableció la
existencia de una única provincia, Siria, con capital en Antioquía (hoy
Antakiyya, en Turquía). Desde este momento, la sistematización provincial
estuvo en evolución constante.
A modo de ejemplo, con Vespasiano se produjo una subdivisión en dos
provincias; por un lado, Siria con Antioquía como capital, y Judea, con
Cesarea. Paralelamente a esta creación esos estados clientes que bajo los
Julio-Claudios había más o menos subsistido, se vieron poco a poco
anexionados y asimilados a la organización provincial romana.
Un siguiente paso elemental fue la conquista de Petra y el reino
nabateo, la cual dio pie a la creación de una nueva provincia, Arabia,
incluyendo en ella parte de la Siria del sur, de tal modo que Bostra (actual
Bosra) al sur de Damasco, actuó durante un tiempo como la capital de la
nueva región. En 115 las campañas párticas facilitaron la creación de una
nueva provincia, Mesopotamia, que se extendía entre el Tigris y el Éufrates,
en lo que hoy correspondería con la Yazıra.
1.1. Antecedente histórico de Siria
En la antigüedad refiere Beck (2005), Siria era el nombre genérico de la
región comprendida entre la península de Anatolia, Turquía y el Sinaí. El
dominio de ese territorio fue un objetivo constante de las antiguas
26
civilizaciones, desde los egipcios, que lo consideraban la puerta de entrada a
su país, hasta los persas, que veían en él un puente hacia el imperio
universal que proyectaban.
En la parte central de sus costas se desarrolló, entre los siglos XII y VII
a.C., la civilización cananea –conocida por los griegos como fenicia–, una
sociedad de marinos y comerciantes que crearon la primera economía
mercantil del planeta. Las ciudades fenicias siempre fueron independientes,
aunque una u otra ejerciese temporalmente cierta hegemonía sobre las
demás.
Entre las realizaciones de estos cananeos se cuenta la invención del
alfabeto, el primer sistema de escritura lineal o «proto-alfabeto» cananeo,
data del 1600 A.C. y fue hallado en Ugarit, en la costa mediterránea de la
actual Siria, en 1928, y cuenta con 30 signos. También construyeron
embarcaciones adecuadas para mar abierto, fabricaron cerámicas y tejidos,
ampliaron y sistematizaron los conocimientos geográficos y realizaron la
primera circunnavegación de África. La difusión de esos elementos por todo
el ámbito mediterráneo es el origen de lo que luego se llamaría «civilización
occidental», cuyos principales exponentes fueron los griegos.
Dentro de esta ámbito, Habermas (2006), explique tras la muerte de
Alejandro Magno en el 323, el enorme imperio se dividió y Siria se convirtió
en el centro del estado seléucida (por Seleuco, general de Alejandro), que se
extendía hasta la India. En el período romano, ya pérdida la parte oriental
ante el avance de los partos, la provincia de Siria fue una frontera
constantemente agitada por las guerras.
Igualmente, indica el referido autor sobre la arabización del territorio fue
llevada a cabo por los califas Ummaia, que hicieron de Damasco la capital
del imperio (ver historia de Arabia Saudita), entre los años 660 y 750, y
sentaron las bases de un fuerte sentimiento nacional. Al derrotar a los
Ummaias, el Abbas trasladaron la capital a Bagdad, donde los nuevos califas
contaban con mayor apoyo.
27
Adicionalmente, comenta Habermas (2006), si bien mantuvo su
importancia económica y cultural, la pérdida de peso político de Damasco fue
considerable y se tradujo en el siglo XI en la casi indiferencia con que los
califas de Bagdad recibieron la invasión de los cruzados. La defensa quedó a
cargo de los emires locales; sus rivalidades internas justificaron el triunfo y el
sustento durante casi 200 años de una fuerza cristiana reducida, alejada de
sus bases de apoyo.
Los egipcios iniciaron en el siglo XIII, el proceso de expulsión de los
cruzados. Eso hizo de Siria una virtual provincia egipcia, teatro del
enfrentamiento con los invasores mongoles y tártaros. En el siglo XVI los
egipcios perdieron definitivamente el dominio del país, que quedó en poder
del Imperio Otomano. En la herencia de los cruzados se incluye el
fortalecimiento de las comunidades cristianas en la región, especialmente la
de los maronitas, que servirían de pretexto para las injerencias europeas a
partir del siglo XVII.
Ahora bien, explica Paper Review (2014), cuando el jedive de Egipto
Muhammad (Mehemet) Alí conquistó Siria en 1831, los pesados impuestos y
el servicio militar causaron una rebelión popular en la que participaron
cristianos y musulmanes. Las potencias europeas invocaron la represión
contra los cristianos como pretexto para intervenir, detuvieron la ofensiva de
Alí y delegaron a los franceses la «protección de los cristianos sirios». El
proceso culminó con la retirada egipcia en 1840, la restauración del dominio
otomano y la aceptación por los sultanes turcos de que se instalasen
misiones y colegios cristianos subvencionados por los europeos.
Comenta Frigerio (2012), en 1858, los maronitas, organizados en
comunidades concentradas en la región montañosa entre Damasco y
Jerusalén, rompieron con su clase dominante y abolieron el sistema feudal
de tenencia de la tierra. Sus vecinos musulmanes, en particular los drusos,
decidieron reprimir el movimiento antes de que se extendiese. El conflicto
culminó con las llamadas «masacres» de junio de 1860.
28
Un mes después desembarcaban en Beirut tropas francesas que
obligaron al gobierno turco a crear una provincia separada, el Pequeño
Líbano, que debía ser gobernada por un cristiano nombrado por el sultán
pero aprobado por las potencias europeas, y tener una policía propia. En su
territorio quedaban abolidos los privilegios feudales. Un conflicto social fue
transformado así en enfrentamiento de grupos confesionales, lo que colocó a
los cristianos del Pequeño Líbano en condiciones de preeminencia con
relación a la población musulmana local.
Nasser (2014) formulan como a través del acuerdo Sykes-Picot, París y
Londres se dividieron la media luna fértil quedando Siria (con el Líbano) para
Francia; mientras Inglaterra se quedaba con Palestina (incluida Jordania) e
Irak. Desconociendo el acuerdo, el emir Faisal fue proclamado rey de Siria al
estallar la rebelión árabe durante la Primera Guerra Mundial.
En 1920, Francia ocupó militarmente el país, obligando a Faisal a
retirarse. Dos meses después Siria fue dividida en cinco estados: Gran
Líbano (agregando otras regiones a la provincia del «Pequeño Líbano»),
Damasco, Alepo, Djabal Druzay Alawis (Latakia). Las cuatro últimas volvieron
a unirse en 1924.
Hasta 1932 el país vivió en relativa tranquilidad: en ese año fueron
elegidos el presidente y el Parlamento, pero Francia dejó clara su intención
de no permitir una gran autonomía interna. Esto generó enfrentamientos que
en 1936 cesaron con un acuerdo donde los franceses reconocieron la justicia
de los reclamos, el principal de los cuales era la reunificación con el Líbano.
El gobierno de Francia nunca ratificó el acuerdo, lo que provocó más
agitación que culminó en 1939 con la renuncia del presidente sirio y la
suspensión de la Constitución de 1930, en Siria y Líbano, por parte de la
administración francesa.
En 1941 fuerzas de Francia libre e Inglaterra ocuparon la región para
desplazar a los colaboracionistas con el nazismo. Dos años después fueron
elegidos presidentes Chikri Al-Quwatli en Siria y Bechara Al-Kuri en Líbano.
29
Pero cuando este último propuso eliminar de la Constitución las cláusulas
relativas al mandato francés, las tropas de este país lo tomaron prisionero
junto con su gabinete. Comenzaron enfrentamientos internos en ambos
estados, sumados a presiones británicas sobre el ejército francés, que
finalizaron en marzo de 1946, cuando la ONU ordenó la retirada de las
fuerzas europeas y determinó el fin del mandato de Francia.
Reseña Nasser (2014), como en 1948 fuerzas sirias lucharon contra la
partición de Palestina y en 1956 se solidarizaron con Egipto, agredido por
Israel, Francia y Gran Bretaña, al nacionalizar Nasser el canal de Suez. En
1958 Siria integró la República Árabe Unida, junto con Egipto. El ambicioso
proyecto unificador de Nasser fracasó en 1961 y diez años más tarde volvió
a ser impulsado, esta vez con mayor elasticidad en cuanto a los vínculos
entre sus miembros, en la Federación de Repúblicas Árabes, de la cual
también participó Libia.
Fue entonces como 1963 una revolución popular llevó al poder al
Partido Baath Árabe Socialista, fundado en 1947 por el militante nacionalista
Michel Aflaq, de origen cristiano. En noviembre de 1970 el general Hafez al-
Assad asumió el poder e introdujo reformas en las estructuras económicas y
sociales. El Quinto Congreso Regional del Partido el Baas definió a los
países árabes como «regiones» de la Nación Árabe, nombró a Assad
secretario general y propuso «acelerar las etapas hacia la transformación
socialista en los diferentes campos». Esta orientación fue institucionalizada
en la nueva Constitución, aprobada en 1973.
Es así como, explica Paper Review (2014) como Siria participó
activamente en las Guerras Árabe-Israelíes de 1967 y 1973, durante las
cuales las fuerzas israelíes ocuparon la meseta del Golán. Integró junto con
Argelia, Yemen y la OLP, el Frente de la Firmeza, que se opuso a la política
estadounidense en la región y a los acuerdos de Camp David (ver Egipto).
Sus tropas compusieron la mayor parte de la Fuerza Árabe de Disuasión,
que en 1976 intervino para evitar una partición del Líbano.
30
Siguiendo con Paper Review (2014), indica que en 1978, en virtud de
un acercamiento de la fracción siria e iraquí del Baath, se avanzó hacia la
creación de un estado único, pero el proyecto fracasó al intentar unificar las
dos ramas del partido. A fines de1979 la rama siria censuró a la Hermandad
Musulmana (un grupo integrista) tachando a sus miembros de «agentes
sionistas».
En 1980 se produjo una alianza entre Arabia Saudita, Irak y Jordania. El
enfrentamiento entre este grupo y Siria se agravó al comenzar la guerra
entre Irán e Irak. El gobierno sirio reprochó a Irak haber desencadenado el
conflicto, y «desviar la atención del problema central de la región»: la
cuestión palestina. A fines de ese año, aumentaron las tensiones entre
Jordania y Siria, acusada la primera de apoyar a la Hermandad, poniendo a
ambos estados al borde de la guerra.
En 1981 estalló en el Líbano la «crisis de los misiles» cuando las tropas
de la Falange Cristiana intentaron extender su autoridad a la ciudad libanesa
de Zahde. Una Fuerza Árabe de Disuasión comandada por Siria intentó
impedir este avance. Siria instaló en el Líbano misiles soviéticos tierra-aire
SAM-6, lo que provocó la reacción israelí.
Fue así como, en 1982 el gobierno lanzó una ofensiva a cargo del
ejército; miles de miembros de la Hermandad murieron y el gobierno sirio
acusó a Irak de haber armado a los rebeldes. En abril fue cerrada la frontera
entre ambos países. La crisis finalmente fue superada, pero en 1983 Israel
invadió el Líbano, y destruyó las bases de misiles sirios. El gobierno de
Damasco mantuvo sus fuerzas estimadas en 30 mil efectivos en territorio
libanés, y condicionó su retirada a la previa evacuación de todas las tropas
israelíes.
La caída del precio del petróleo agravó aún más los problemas
económicos generados por la guerra, lo cual obligó al gobierno, en 1984, a
implantar una férrea política de austeridad. En 1985, al-Assad renovó por
siete años su mandato. En esas elecciones obtuvo 99,8% de los votos
31
(porcentajes similares a los de 1971 y 1978). A pesar de esto, en 1987 se
produjo una crisis política que obligó a renunciar al primer ministro, Abdul
Rauf al-Kassem, acusado de corrupción.
En mayo de 1990, refiere Review Anwar el-Sadat (2014), Siria
restableció sus relaciones diplomáticas con Egipto. Algunos observadores
atribuyeron esta circunstancia a la disminución del apoyo militar de la URSS
a Damasco. Cuando Irak invadió Kuwait, Siria se alineó rápidamente con la
alianza anti-iraquí y envió tropas a Arabia Saudita. Las relaciones
diplomáticas con Washington mejoraron notoriamente. En el marco de la
crisis, Siria aumentó su influencia en el Líbano y logró fortalecer en ese país
un gobierno aliado y desarmar a la mayoría de las milicias autónomas.
En mayo de 1991 Siria y Líbano firmaron un acuerdo de cooperación
por el cual Siria reconoció a Líbano como un Estado independiente y
separado, por primera vez desde que ambos países se independizaron de
Francia. El 2 de diciembre de 1991, al-Assad fue reelegido por cuarta vez
con 99,98% de los votos. Su candidatura fue la única presentada.
Adicionalmente como la citada review (2014) de como Siria se mantuvo
alejada de las primeras etapas del proceso de paz en la región, que permitió
la instauración de la autonomía limitada para Palestina y la firma de los
acuerdos entre Israel y Jordania enjulio de 1994. En junio de 1995, en
negociaciones oficiales con Israel, la devolución de la meseta del Golán a
Siria no se concretó porque Tel Aviv pretendía mantener indefinidamente una
presencia militar limitada en la región. En octubre, una emboscada tendida
por Hezbollah a tropas israelíes en el sur de Líbano volvió a complicar las
negociaciones.
En el marco de una política de estímulo al sector privado, se abrieron al
capital privado sectores estatales clave, como la energía eléctrica, la
producción de cemento y la industria farmacéutica. Sorpresivamente, en
noviembre de 1997, ante la amenaza de una nueva intervención militar de
Washington en Irak, Damasco intensificó relaciones con Bagdad, en una
32
estrategia contra la alianza turco-israelí en rápida consolidación. En abril de
1998, Irán se sumó a las conversaciones sirio-iraquíes sobre asuntos de
seguridad.
Al-Assad fue reelecto para su séptimo período consecutivo de cinco
años en 1999. En marzo de 2000 todos los miembros del gabinete
presentaron su renuncia y Mohamed Mustafa Miro, un veterano líder del
Baath, fue designado como el nuevo primer ministro. La repentina muerte de
al-Assad el 10 de junio sumió al país en duelo por el único gobernante que
conocieran la mayoría de los sirios. Lo sucedió su hijo, Bashar al-Assad,
quien asumió en julio la presidencia.
Refieren en Review Nasser (2014), entre las primeras medidas del
nuevo mandatario, en abril de 2001 se aprobó oficialmente el establecimiento
de la banca privada y poco después se habilitó a una estación de radio
privada para transmitir, aunque sólo música y ningún contenido político.
Igualmente, destaca que en mayo, el papa Juan Pablo II visitó Siria y en la
ceremonia de bienvenida, al-Assad lanzó un fuerte ataque contra Israel al
comparar el sufrimiento de los árabes a la persecución de Jesucristo.
En respuesta, Juan Pablo II hizo un llamado a favor de una nueva
actitud de entendimiento y respeto entre cristianos, musulmanes y judíos.
Siria alcanzó en octubre de 2001, con apoyo unánime de Asia y África, su
asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pese ala oposición
de Israel. Las relaciones internacionales de Damasco fueron intensas
durante 2001.
En tanto, Ba’ath party (2012), reseña que luego de grandes presiones
del gobierno libanés, desocupó Beirut y se replegó hacia otras partes del
Líbano. En agosto, el premier Miro visitó Irak, en el primer viaje de alto nivel a
ese país desde que las relaciones se tensaran por el apoyo sirio a Irán
durante la guerra de 1980-1988.
La excarcelación en noviembre, tras una reclusión de más de dos
décadas, de decenas de presos políticos pertenecientes a la Hermandad fue
33
saludada por Amnistía Internacional como un «satisfactorio paso adelante
hacia el respeto de los derechos humanos en Siria». Detenidos en
condiciones degradantes, casi todos los presos habían permanecido
incomunicados además de haber sufrido torturas y malos tratos.
En abril de 2002, reseña el portal French Mandate for Syria and the
Lebanon (2013), la estación siria de radares en el Líbano fue atacada desde
aviones israelíes, que respondieron a un ataque de la guerrilla de Hezbollah,
despertando el temor de una escalada militar que sin embargo no se produjo.
En mayo, el alto funcionario estadounidense John Bolton incluyó a Siria
en la lista de países integrantes del llamado «eje del mal», acusando a
Damasco de intentar obtener armas de destrucción masiva. En abril de 2003,
con la invasión de Irak ya en marcha, Washington amenazó a Siria con
sanciones económicas y diplomáticas, afirmando que el régimen ayudaba a
fugitivos iraquíes. El gobierno sirio rechazó las acusaciones.
En enero de 2004, al-Assad se convirtió en el primer gobernante sirio
en visitar Turquía, en un viaje que marcó el inicio del deshielo de las
relaciones con Ankara. El 8 de marzo el Comité para la Defensa de las
Libertades Democráticas y Derechos Humanos de Siria organizó una inédita
manifestación en Damasco en demanda de democracia y libertad para
prisioneros políticos. Dos integrantes de la organización, Ahmad Jazen y
Hassan Wattfa, fueron detenidos y pasaron dos meses en prisión.
Asimismo, indica el mencionado French Mandate (2013), que en abril,
hubo una explosión en un edificio que había sido sede de la ONU en
Damasco; en el subsiguiente tiroteo murieron un civil, un policía y dos de los
cuatro activistas involucrados. El gobierno atribuyó el atentado a
fundamentalistas islámicos. Un mes más tarde, Washington impuso sanciones
económicas a Siria debido a lo que consideró su apoyo al terrorismo y su
negativa a impedir el ingreso de guerrilleros a Irak desde sus fronteras.
Tras el asesinato del ex premier libanés Rafik Hariri en Beirut, en
febrero de 2005, creció la presión de parte de Washington, Paris, la ONU y la
34
oposición libanesa para que las tropas y agentes de inteligencia sirios
abandonasen de inmediato Líbano. Al-Assad, en cumbre con Émile Lahoud,
su similar libanés, acordó un calendario parcial estableciendo que, para las
elecciones generales de mayo en Líbano, todas las tropas sirias se habrían
retirado.
En este contexto Yom Kippur (2014), refiere como a principios de
febrero de 2006 manifestantes sirios incendiaron el edificio donde se
encontraban las embajadas de Dinamarca y Noruega durante una protesta
por la publicación, en un diario danés, de caricaturas satirizando al profeta
Mohamed. Las embajadas de Chile y Suecia, ubicadas en el mismo edificio,
sufrieron daños menores. Una semana más tarde, Dinamarca cerró su
embajada en el país, y acusó a las autoridades sirias de no garantizar un
mínimo de seguridad a los funcionarios daneses.
En mayo de 2007, Bashar al-Assad fue reelegido para ocupar el cargo
de presidente por siete años más. Habiendo sido el único candidato,
consiguió el 97,62% de los votos. En agosto, al-Assad reafirmó el interés del
país en recuperar en su totalidad la meseta del Golán. «Nuestro deseo de
paz no significa que renunciemos a nuestros derechos. No aceptaremos sino
la recuperación de todo el Golán hasta la línea del 4 de junio de 1967» Las
declaraciones se dieron como preámbulo de una posible reapertura de las
negociaciones de paz con Israel, interrumpidas desde 2000 por las
diferencias relativas al Golán.
1.2. Antecedentes académicos de la investigación
En ocasión académicamente algún trabajo relacionado con la presente
investigación se encontró el realizado por García (2015), en la Universidad
Privada Dr. Rafael Belloso Chacín para optar al grado de Doctor en Ciencias
Políticas, la cual se titula “La primavera árabe: movimientos sociales en el
contexto geopolítico del Oriente Medio”.
35
La investigación tuvo como objetivo analizar la Primavera Árabe:
Movimientos Sociales en el contexto geopolítico del Oriente Medio, con el fin
de identificar los factores comunes intervinientes en la formación de las
revueltas sociales en Oriente Medio, motivadas por la situación política, social
en Túnez y Egipto, así como la influencia de sociedades islámicas y el uso de
las redes sociales capaces de estimular la aparición de movimientos sociales.
La fundamentación fue teórica, siguiendo los planteamientos de Priego (2011),
Ben Jalloum (2011), Castell (2012), Fontalva (2013), entre otros.
El presente estudio se sustenta metodológicamente en el paradigma
postpositivista, método inductivo, de enfoque cualitativo. Los resultados
evidenciaron que: Para que las revueltas sociales acontecidas durante el año
2011 en el Oriente Medio conocidas con el nombre de primavera árabe se
produjeran; estas fueron producto de factores internos y externos que
conllevaron al hastío a la población. La situación económica y social en
Túnez aunado al uso de las redes sociales, igual caso Egipto, en condiciones
similares, origino la aparición de movimientos sociales, con características
propias, muy particulares que perseguían además de un cambio de gobierno,
la reivindicación de los derechos políticos y sociales.
El antecedente reseñado aporto datos de interés para la presente
investigación, en el sentido, de ampliar ciertos tópicos vinculados
específicamente con algunos de los elementos político-social que
conllevaron al conflicto en Siria, así como, sobre el concepto de revolución
en Siria a partir del ascenso al poder de Bashar Al Assad.
2. Características Geográficas de Siria
Acerca de las características Geográficas, Siria PNG Commons (2013),
especifica es un Estado de Oriente Medio. Limita con Turquía al N, el mar
Mediterráneo al NO, Irak al E, Jordania al S y con el Líbano e Israel al SO. La
capital es Damasco. De este a oeste el país puede dividirse en tres áreas
geográficas bien definidas: el desierto, la zona montañosa y la costa. El
36
desierto sirio puede subdividirse a su vez en dos regiones distintas: la región
del suroeste, donde se sitúa el macizo de Gebel ad-Durüz (1801 m de
altitud), y la región centro-oriental cubierta por estepa de roca y grava.
En el centro del país, la zona montañosa está formada por dos
cordilleras orientadas de norte a sur y paralelas a la costa, la cordillera de
Jabal ash Sharqu, que puede llegar a alcanzar más de 1 900 m de altura, y la
de Jabal an-Nusayriya, al oeste, que no supera los 900 m. Existe, además,
un segundo conjunto montañoso en el suroeste de Siria, que se prolonga
hacia el desierto en forma de mesetas y efusiones volcánicas (Hawran).
Adicionalmente, Siria.PNG Commons (2013) precisa que la franja
costera, que es la zona más poblada del país, se extiende de norte a sur con
una anchura que varía entre los 3 km en el norte y los 20 km en el sur. El río
más importante de Siria es el Eúfrates, al este del país. El río Nahral Asl
atraviesa la depresión de Ghäb, entre las cordilleras de Jabal ash-Sharqu y
la de Jabal an-Nusayriya, donde frecuentemente se forman pantanos. El
clima varía según la zona.
Los relieves paralelos a la costa y las profundas fosas que se forman
determinan un clima continental, casi árido, en el interior del país. En la zona
oriental desértica el clima es extremadamente árido, con temperaturas que
oscilan entre los 40ºC en verano y los 5ºC en invierno. En la franja costera,
por el contrario, las temperaturas son más moderadas y fluctúan entre los
27ºC en verano y los 13ºC en invierno. Las precipitaciones decrecen de
oeste a este. Mientras en la costa pueden alcanzarse los 1270 mm anuales,
en las regiones orientales sólo se reciben unos 50 mm y en el sureste
únicamente caen unos 12 mm.
3. Geografía Humana de Siria
Con relación a la Geografía Humana Siria. PNG Commons (2013),
expone que la población está desigualmente repartida, se concentra en su
mayoría en la zona costera. La prevalece grupo étnico árabe que convive
37
con minorías armenias, kurdas, turcas y caucasianas, que llegaron al país
después del año 1918, y que conservan sus respectivas lenguas y
costumbres.
Aunque el idioma oficial es el árabe, el kurdo es el idioma mayoritario
en el noreste y noroeste de Siria y el turco se habla principalmente al este del
Eufrates así como a lo largo de la frontera con Turquía. La religión oficial es
el islamismo que convive con otras religiones minoritarías (cristianos
ortodoxos griegos, ortodoxos sirios, católicos armenios, protestantes, entre
otros).
Casi la mitad de los sirios viven en centros urbanos. Damasco, la
capital, es una de las principales ciudades del país y un importante centro
comercial e industrial. Otra ciudad importante es Alepo, en el norte,
considerada tradicionalmente como paso obligado de los comerciantes
4. Geografía Económica de Siria
Siria expresa Siria. PNG Commons (2013), es un país esencialmente
agrícola, pero el margen de desarrollo de este sector es mínimo y,
actualmente, las tierras regadas cubren un pequeño porcentaje del total de la
superficie cultivada. Los principales cultivos de subsistencia son cereales,
remolacha, fruta y vegetales. Los productos comerciales son el tabaco, el
algodón y los frutos secos, que se exportan principalmente a Francia,
Alemania, Italia e Irán. Se importan sobre todo aceites, maquinaria,
productos del metal, combustibles y alimentos.
Tradicionalmente Siria ha visto limitada su producción a la industria
alimentaria y a la textil, concentradas en Apelo y Damasco, y a la industria de
fertilizantes fosfáticos. Se trata de una industria poco desarrollada que
continúa controlada en lo fundamental por el Estado, a pesar del proceso de
liberalización que se dio en el año 1970. Siria cuenta con importantes
reservas de gas natural y de mineral del hierro. Los recursos extractivos
38
incluyen principalmente fosfatos (región de Palmira y de Karachok) y
petróleo, que ocupa el primer lugar en las exportaciones.
5. Evolución política de Siria
Sobre la evolución política de Siria, de acuerdo a planteamientos de
Ba’ath (2012), aunque Siria estaba bajo mandato francés desde 1920,
alcanza oficialmente la independencia el año 1941, lo cierto es que no ejerce
la soberanía nacional hasta 1946, cuando las últimas tropas francesas salen
del país. Perfilada ya como república parlamentaria al menos teóricamente
desde el año 1937, Siria plenamente independiente de los años de interés a
la presente investigación va a seguir contando formalmente con este mismo
sistema de gobierno, aunque en la mayor parte de los casos se trate
simplemente de pura ficción.
De hecho, el régimen republicano parlamentario se ve drásticamente
coartado por la serie de pronunciamientos o golpes de Estado que se
suceden desde 1949, y someten al país a tajantes métodos de la dictadura
militar. Este acceso del Ejército al ejercicio directo y prácticamente absoluto
del poder es una de las claves y características indiscutibles de la vida
política siria durante estos años.
En tal sentido, Lowe (2014) explica que la etapa del segundo gobierno
del coronel kurdo Adib al-Shishakli (1951-1954) resulta, en todos los
aspectos, especialmente representativa. Aunque durante los años
inmediatamente posteriores el poder vuelva a manos de los civiles, el
sistema se encuentra en franco proceso de deterioro, y tampoco el Ejército
renuncia definitivamente a las prácticas de participación directa e
intervención a las que se había acostumbrado. De hecho, la situación de
crisis no hace sino aumentar y la falta de control político es total.
Ello sirve para explicar, en gran medida, el enorme interés, el auténtico
entusiasmo, con el que la casi totalidad de los dirigentes y del propio pueblo
ven, desde el primer momento que ello parece posible, la unión con el Egipto
39
nasserista, entonces en el inicio de su apogeo y de su representatividad, y la
asunción de la ideología nacionalista árabe. Es el propio Ejército el que
acelera en buena parte las iniciativas unitarias y el que contribuye para
animar aún más a los dirigentes civiles.
En conclusión, el presidente de la República Shukri al-Quwati, y el
ministro de Asuntos Exteriores, Salah al-Din al-Bitar, brindan al presidente
egipcio una oportunidad prácticamente ineludible a pesar de los innegables
recelos parciales que éste sentía a tales efectos y la República Árabe Unida
(RAU), es entusiásticamente proclamada, y aprobada casi unánimemente por
vía de referéndum, el 22 de febrero de 1958, este trascendental
acontecimiento político, aunque tenga después muy breve duración y quede
reducido, en el contexto puramente político, a una ingrata peripecia, abre
indudablemente un nuevo periodo en la historia siria contemporánea.
Por consiguiente, la experiencia política que Siria vive a lo largo de este
periodo (1948-1958) va a ser, evidentemente, singular, ni en el propio marco
árabe encuentra en realidad ejemplos parangonables. En este aspecto de su
existencia contemporánea, como en tantos otros de carácter no ya político
sino también social, cultural y económico, Siria aparece y actúa como una
entidad claramente diferenciada, particular, que sigue sus propias pautas y
hábitos de comportamiento; que se ajusta a unos esquemas específicos, en
muy escasa medida asimilables a los de otros países de la zona.
Por su parte, Review Anwar el-Sadat (2014) explica como en muchos
aspectos y en no pocas ocasiones, el caso sirio ha de tratar de explicarse en
sí mismo y a partir de sus propias peculiaridades ha de ser entendido y
analizado. Dentro de este esquema, la lucha por el poder reviste en Siria ya,
desde un principio, caracteres y dimensiones muy especiales y significativas
que desbordan desde un principio, claramente, el presumible ámbito
puramente local.
Al constituir Siria, en muchos aspectos, además, el corazón del
arabismo y no sólo como programa político de aplicación en el presente la
40
lucha por Siria asumirá mayoritariamente también categoría de lucha por la
teoría y posible puesta en práctica de la idea. Unidad y fragmentación, por
consiguiente, no serán nunca especulaciones abstractas ni etiquetas de
sentido político nada más; tendrán siempre enraizamientos más hondos y se
dispararán hacia dimensiones más lejanas y ambiciosas. La complejidad y el
significado profundo de lo que ocurra en Siria constituirán habitualmente
ejemplo y reflejo de excepcional importancia dentro del ámbito árabe general,
y específicamente del Mashriq o Próximo Oriente.
En este marco referencial, cabe reseñar lo expuesto por French
Mandate (2013), entre el 4 y el 6 de abril de 1947 tiene lugar en Damasco el
primer Congreso, fundacional, de un nuevo partido político: al-Baaz al-arabi
(el resurgir o el renacimiento árabe), llamado desde entonces a tener una
participación muy directa e intensísima en casi todas las iniciativas y
problemas políticos que agiten esta zona. Queda así constituido en partido
político lo que hasta entonces había venido siendo, fundamentalmente, un
movimiento ideológico.
La aparición del Baaz, puede considerarse como protohistoria del Baaz
había empezado antes, durante los años treinta, impulsado por tres
profesores universitarios de evidente formación cultural francesa: Michel
Aflaq, filósofo e historiador; Salah al-Din al-Bitar, científico; y Zaki al-Arsuzi,
historiador, filósofo y lingüista. Un año antes había aparecido asimismo el
primer número del periódico portavoz del grupo, que eleva ya el lema que lo
distinguirá desde entonces: “Una sola nación árabe, dueña de una misión
eterna”, ideado por Arsuzi.
El Congreso fundacional elige unánimemente a Aflaq desde entonces
líder indiscutible como presidente del partido, y un órgano ejecutivo de tres
miembros. El Baaz no cuenta por entonces sino con unas pocas centenas de
militantes, con predominio, seguramente, de los procedentes de grupos
sociales o confesionales minoritarios en el país: griegos ortodoxos –como el
propio Aflaq musulmanes alawíes como Arsuzi y drusos.
41
French Mandate (2013) señala que El Baaz no llegará al poder en Siria
hasta el año 1963, y a lo largo de este periodo se distinguen dos fases de
desarrollo: la primera, hasta 1953, supone el final de su etapa de formación y
de consolidación. A partir de ese año, el partido entrará definitivamente en la
efervescencia como señala Carré de la lucha por el poder.
De cualquier manera, no hay que olvidar que este partido, que ha hecho
habitualmente gala de una extraordinaria pericia en los juegos de la estrategia
política tan complicada y sinuosa, volvemos a recordar, en el caso concreto de
Siria, siempre manejó con suma habilidad apoyos condicionados y retiradas
asimismo de confianza parcial a la mayor parte de los diversos dirigentes que
en su país, vertiginosamente, se fueron sucediendo, contó ya desde el mismo
año 1949 con algún representante en varios gabinetes ministeriales.
La dictadura de Shishakli, que termina transitoriamente con las
libertades civiles y disuelve los partidos políticos relativamente numerosos en
el país, contribuye decisivamente para que el partido modifique algunas de
sus estructuras y comportamientos. En el año 1953 se produce la fusión con
el Partido Socialista Árabe de Akram al-Hurani, fuerte sobre todo en la región
de Hama y vinculado especialmente a la pequeña y media burguesía, tanto
campesina como artesanal y comerciante. A partir de ese momento, el Baaz
unirá a su epíteto nacionalista-árabe el de socialista, y así quedará
definitivamente catalogado.
De otra parte, es evidente que el Baaz acertó a valorar correctamente,
desde un principio, el cada vez más claro y destacado ascendente que la
poderosa personalidad del presidente egipcio iba adquiriendo en el
panorama político y social árabe, y en tal sentido, hizo habitualmente todo lo
posible para acercarse a Nasser y plantear objetivos y procedimientos
políticos comunes, a pesar de las indudables reticencias parciales que éste
solió manifestar al respecto.
Es evidente que el genérico proyecto nacionalista y unitario abría una
amplia zona de convergencia o coincidencia para ambas perspectivas
42
políticas; pero no lo es menos que se producía asimismo una no menos
amplia gama de diferencias, tanto en aspectos puramente teóricos como de
simple praxis política.
Lo cierto es, argumenta Review Nasser (2014) con la proclamación de
la RAU, el Baaz no obtendría grandes ventajas, como le sucedería
prácticamente igual al propio Ejército sirio. Por su parte, el partido ha
mantenido siempre la tesis de que tuvo que pagar un precio muy alto por
aquella efímera unión.
Durante estos años, el Baaz desarrolla unas maniobras de penetración
de cierto alcance en las filas del ejército sirio, y oficiales de tendencias
progresistas se afilian a él. En gran medida, esto permite la llegada del
partido al poder, en 1963, aunque los planteamientos resulten ya muy
diferentes y ello lleve definitivamente a la gran escisión.
Desde 1948, inicia asimismo su expansión por otros países árabes,
comenzada en la Transjordania de entonces, para ampliarse desde principios
de los cincuenta a Iraq y Líbano en ambos países arraigará especialmente,
por causas distintas algunos Estados de la Península Arábiga, Libia. En este
sentido, 1952 es considerado como el año del despegue árabe del Baaz que,
sin embargo, no encuentra fácil acomodo en Egipto.
Se preocupará asimismo claramente, a partir de 1956, de enlazar con
la revolución argelina, que fascina a todo el mundo árabe prácticamente. A
lo largo de todo este proceso de expansión, se seguirá un esquema de
secciones y células, y habrá dos escalones de dirección y gobierno: el
nacional, que cubre todo el mundo árabe, y el regional, propio de cada país.
En el marco general del movimiento comunista en el mundo árabe
oriental, el partido comunista sirio, en buena parte sigue funcionando todavía
conjuntamente con el libanés, aparece como un grupo dotado de una especial
organización y coherencia interna, a pesar de tratarse también de un grupo
reducido. De hecho, la militancia comunista se reduce casi en exclusividad a
círculos intelectuales, estudiantil y escasa representación obrera.
43
Por otra parte, refiere Review Nasser (2014) resulta en última instancia
inevitable, la actuación y los objetivos del comunismo sirio han de
acomodarse también fundamentalmente a los del hecho ideológico, político y
socio-cultural que define todavía a la zona y resulta preeminente: el
movimiento de liberación nacional, y los ajustes y acoplamientos, en tal
sentido, no resultan habitualmente ni fáciles ni cómodos.
Su secretario general, Jaled Bakdash, es un político pragmático que se
ve obligado además, con frecuencia, a renunciar transitoriamente o posponer
muchos de los principios u objetivos básicos del partido, que parecen
sencillamente irrealizables. Quizá tampoco estaría de más recordar, en este
contexto, que a finales de este periodo se inicia una cierta penetración
soviética en el país, que adquiere alguna importancia en el terreno
económico especialmente.
Otros partidos o grupos políticos van quedando reducidos simplemente
a asociaciones francamente minoritarias y desprovistas prácticamente de
incidencia real en la orientación y construcción del país. Es el caso, por
ejemplo, de los pequeños partidos nacionalistas burgueses, soportes teóricos
y escaparate de los ficticios responsables gubernamentales, absolutamente
desprestigiados en el servil y anacrónico politiqueo cotidiano, y del propio
Partido Social Nacionalista Sirio –defensor a ultranza de la idea de la Gran
Siria– que sólo en tierras libanesas se mantendrá con alguna mayor entidad.
Si desde un punto de vista esencialmente político los años que nos
ocupan aparecen en Siria tanto como una época compleja como,
fundamentalmente, de transición, preparación de nuevas opciones y tanteo,
desde una perspectiva de análisis de la sociedad tales características se
refrendan, y al tiempo se incrementan y agudizan.
Landis y Pace (2009), considera que al margen de cualquier tendencia
ideológica o interpretativa, la comprobación de este hecho se impone
inexorablemente como principio y punto de partida. Si la Siria definitivamente
independiente ha de plantearse ante todo una tarea urgente e inexcusable: la
44
construcción de un Estado y dentro del molde, bastante impuesto, del Estado
nación que responde en definitiva mayoritariamente a un modelo de cuño
occidental, subyace en todo ello, no con menos urgencia y dramatismo,
aunque no acierte a reflejarse en muchas ocasiones pertinentemente en el
acontecer político, otra tarea no menos inexcusable: la suficiente construcción
armónica, o al menos conformación, de una sociedad moderna, adecuada
tanto a su pasado genuino idiosincrasia como a las experiencias inevitables de
su tiempo.
Fenómeno complejo y doloroso siempre, y más aún en un contexto
como el sirio, que no sólo se ha caracterizado secularmente por la presencia
y mantenimiento de minorías de variable entidad, sino precisamente por lo
polifacético y variopinto de esas minorías, que responden a muy distintos
orígenes, naturalezas o condiciones: confesionales o subconfesionales,
étnicos, culturales y de forma de vida, lingüísticos y hasta, posiblemente,
nacionales o, la menos, casi-nacionales. La complejidad y potencial
conflictividad de esta entreverada trama social resultan evidentes; más aún
cuando se encuentran en situación de franca vulnerabilidad frente a la acción
exterior, que suele actuar sin escrúpulos.
En este orden de ideas, Landis y Pace (2009) formula ¿En qué medida y
con qué alcance la sociedad siria, modificándose, se va conformando
también a lo largo de los años?, ¿y en que cabe plantearse la pregunta, más
allá de los límites de la pura hipótesis o de la especulación metodológica?
Ciertamente, el plazo es breve y la alta tensión política parece arrastrarlo
todo. No obstante, sería erróneo deducir que no se experimente también, o
se inicie al menos, algún indicio o apunte de transformación social, anuncios
de procesos que, en líneas generales, se intensificarán y radicalizarán a lo
largo de los años siguientes.
Así, por ejemplo, cabe observar cómo el incipiente movimiento sindical
va adquiriendo cierta dimensión y hasta un evidente sentido reivindicativo y
de lucha en defensa de sus derechos, especialmente en ciertos sectores
45
como el textil. En 1956, por ejemplo, la Confederación Sindical Siria toma en
realidad la iniciativa de construcción de la Confederación Internacional de
Sindicatos Árabes.
Es evidente, indican Landis y Pace (2009) que la Siria plenamente
independiente de estos primeros años no cuenta todavía con unos
programas de renovación social plenamente orgánicos y tratados,
puntualmente diseñados y cumplidos, pero es no menos cierto que,
concretamente en algunos terrenos, se producen hechos sumamente
importantes e indicativos. Así, por ejemplo, en el campo educativo, en donde
se da un crecimiento notable de la población escolar, a casi todos los niveles.
En el terreno de la sanidad y salud públicas, sin embargo, los niveles de
desarrollo son aún bastante más bajos e insatisfactorios.
Las que se puede considerar manifestaciones culturales más
restringidas o refinadas se siguen produciendo, en general, con rasgos más
acusados de tradicionalismo o conservadurismo. En el plano literario y del
pensamiento, por ejemplo, es francamente difícil encontrar en la Siria de
estos años algún movimiento de carácter decididamente renovador; quizá,
algún apunte se observa ya en la producción narrativa.
De cualquier manera, explica Joint Statement on Syria (2013), este país
ha contado siempre con una indudable élite intelectual, sólidamente formada
tanto en los saberes propiamente árabes como en culturas occidentales,
cuya actuación se deja sentir no sólo dentro de sus fronteras, sino que llega
también a todo el mundo árabe y deja su impronta. Y en este terreno cultural,
quizá cabría recordar también el incipiente desarrollo que experimentan
asimismo algunas manifestaciones que, en principio, pueden considerarse
esencialmente importadas: el cine o las artes figurativas.
En el terreno económico, la situación se produce también con rasgos un
tanto contradictorios y paradójicos. A pesar de la indudable inestabilidad y
convulsión políticas de estos años, la economía siria muestra un cierto índice
de estabilidad y de parcial crecimiento, aunque con ello no pretenda
46
afirmarse que esté firmemente establecida y aplicada. No, pero sí hay que
insistir en el hecho de que, hablando en términos relativos y de contraste con
otras de la zona, no deja de moverse dentro de coordenadas y porcentajes
bastante razonables, y aun contando con que los dos pilares fundamentales
sobre los que se sigue asentando son los tradicionales en el país: la
agricultura y el comercio ante todo, y que Siria aún carece casi por completo
de las ventajas derivadas del petróleo.
Cabe acotar lo referido por Joint Statement on Syria (2013) cuando
explica como a lo largo de la dictadura de Shiskakli, por ejemplo, algunas
medidas de carácter voluntarista y tibiamente reformista, que suelen ser
propias de los regímenes dictatoriales y personalistas, se toman también en
Siria, y afectan principalmente al campo de la agricultura y de la producción
textil. Se trata, sin embargo, de iniciativas moderadas, inorgánicas, de simple
mecánica inmediata de respuesta, y que no sirven para encaminar al país,
naturalmente, por el camino de la auténtica renovación, ni para encarar sus
auténticos problemas crónicos.
6. Cambios en la revolución Siria
Ba’ath (2012) explica que Siria está bajo ley marcial hace 40 años. La
misma estipula que cualquier reunión con más de 5 personas debe ser
previamente autorizada por uno de los 15 servicios de seguridad, con dos
semanas de anticipación. Para obtener la autorización, deben especificar los
nombres de los oradores, juntamente con una copia de cada discurso y la
lista completa de los participantes.
Esta ley le permite a los Assads apresar a todos los disidentes. Las
prisiones sirias son famosas por acoger a miles de prisioneros sirios,
libaneses y palestinos, actualmente, un número incontable de disidentes
están sometidos. Hay movilizaciones en Líbano exigiendo de las
autoridades sirias informaciones sobre el paradero de sus seres queridos.
Algunos sobrevivieron en las cárceles sirias: Salah Jadid, el antiguo
47
gobernante antes de Hafez el Assad, fue preso y murió en la prisión
después de 23 años.
Además de la ley marcial, la disidencia sunita fue duramente reprimida.
En 1982, más de 20.000 personas fueron asesinadas en Hama, después de
las protestas lideradas por la Hermandad Musulmana. Posteriormente, todos
los clérigos sunitas fueron investigados, y solamente los liberados por el
régimen y ligados al partido Baath, se les autorizó a liderar una mezquita.
Lo mismo vale para los 2 millones de kurdos. Su lengua fue prohibida
en un esfuerzo para borrar la cultura kurda y arabeizarla. Cerca de 300.000
kurdos no tienen ciudadanía siria y el Estado no reconoce los casamientos
de cualquiera de los 300 mil conciudadanos de Siria. La mayoría de los
kurdos es pobre, a pesar de vivir en tierras altamente productivas
(principalmente algodón y trigo) y la abundancia de recursos petrolíferos en
la parte del Kurdistán, ocupada por Siria. En el 2004, una movilización fue
recibida con una fuerte represión y las conexiones con Turquía e Irak fueron
suspendidas, impidiendo las conexiones entre los kurdos de toda la zona.
En realidad, no hay cambios democráticos implementados bajo Bashar.
Cuando fue nombrado presidente, había grandes expectativas de reformas
democráticas. Algunos hasta hablaron de una primavera siria. Pero, Bashar
sólo implementó reformas económicas neoliberales. Los esfuerzos
democráticos fueron suprimidos en la época. En el 2005, después de la
presión imperialista y la fuerte movilización local, las tropas sirias dejaron
Líbano.
Ba’ath (2012), comenta que en Siria, por primera vez, un movimiento de
oposición apareció abiertamente a exigir un cambio de régimen a través de
un documento llamado Declaración de Damasco. En el mismo se pedían
reformas políticas y económicas. Entre ellas estaba el establecimiento de un
sistema multipartidario, un régimen democrático con elecciones libres, una
nueva constitución para asegurar la igualdad ante la ley, libertad de
expresión y organización, anulación de la ley marcial y libertad para todos los
48
presos políticos. Esta declaración fue auténticamente, firmada por
personalidades conocidas como el autor Michel Kilo, el diputado Rayad Sayf
y el ex juez Haytham al Malih. Ellos no tenían el apoyo o estímulo de EE.UU.
y sufrieron una fuerte represión, incluyendo la permanencia durante años en
prisión.
En el 2011, bajo la presión combinada de la revolución siria y de
occidente, Bashar anunció algunas reformas: fin de la ley marcial, la creación
de un sistema multipartidario, ciudadanía para los kurdos, libertad de algunos
presos políticos, etc. Al mismo tiempo, recurrió a la represión generalizada
para acabar con las protestas. En agosto las ciudades de Hama, Deir el-Zour
y Latakia fueron literalmente encerradas. Desde marzo, dos mil personas han
sido asesinadas, cerca de tres mil desaparecieron, y más de diez mil
apresadas. Doce mil refugiados huyeron a Turquía y muchos más a Líbano.
Las acciones autoritarias prevalecieron sobre la retórica democrática.