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    Lvi-Strauss y la evolucinde la antropologacontempornea28 de abril 2008, Biblioteca Nacional, Montevideo

    Marc Abls (EHESS de Paris)

    Gracias, gracias por esta invitacin, gracias por permitirmeiniciar estas Jornadas en Homenaje a Claude Lvi-Strauss.

    Me siento ms gratificado dado que Lvi-Strauss fue mimaestro y le rindo homenaje. Pero justamente por ello, la confe-rencia no fue preparada como conmemoracin hacia el pasado,sino en torno a una reubicacin de Lvi-Strauss en el presente.Es por esto que titul mi conferencia como: Lvi-Strauss y laevolucin de la antropologa contempornea.

    Dentro del debate que anima actualmente la antropologaes la aproximacin, el enfoque hacia lo prximo y lo contem-

    porneo. Luego de mucho tiempo de la disciplina dedicada alpasado y al arcasmo se puede decir que las cosas han cambiado.Cuando yo era estudiante y me encontr con Lvi-Strauss, mefascin ese encuentro y el conocimiento que manejaba l, y lagente que lo rodeaba, conocimiento sobre poblaciones lejanas,de Brasil, de la Amazonia y de frica.

    Lvi-Strauss mismo ha dicho que los propios indgenas estn poniendo en cuestinel tema de la alteridad. Actualmente eso ocurre, son los propios indgenas quienes lo

    ponen en cuestin. Actualmente no encontraremos ms a, como se deca, los salvajeslejanos de nosotros, sino cada vez ms, poblaciones con pensamientos o representa-ciones que nos son familiares.

    Lvi-Strauss mismo sostuvo investigaciones en la sociedad rural francesa, es decirque tempranamente consider apoyarse en resultados de la investigacin cercana. Ac-tualmente es ms frecuente encontrar temas antropolgicos sobre la ciudad, la empresa,la tecnologa, los medios de comunicacin y la poltica. Dentro de la necesidad de

    reconsiderar temas hubo momentos; inicialmente la cuestin se plante en trminos derelacin con un terreno en particular, luego esa relacin fue planteada de forma diferentey con una postura crtica, en particular por parte de los antroplogos norteamericanosque se identifican con una corriente pos estructuralista.

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    En referencia al debate que tuvo lugar entre Lvi-Strauss y Jean Paul Sartre sobrelas relaciones entre praxis y estructura, recordemos que Lvi-Strauss dedica un captuloentero del Pensamiento salvaje a esa controversia.

    Hoy en da esa nocin de historia y de praxis ha cobrado vigor para aquellos antro-plogos que se interesan por las nociones de lo contemporneo, moderno y posmoderno.

    Evidentemente cuando uno se interesa por las instituciones y las polticas con-temporneas, como es mi caso, tiene que interesarse por las nociones de historia y

    prehistoria. Entonces hay que tirar a la basura la obra de Lvi-Strauss?, tenemosque abandonarlo como autor?

    Creo, por el contrario, que Lvi-Strauss nos puede ayudar a pensar en esto de locontemporneo y es lo que voy a tratar de demostrar en los momentos que siguen.

    Se ha evocado durante mucho tiempo la distincin que haca Lvi-Strauss entrelas sociedades fras y las sociedades calientes; de acuerdo a estas categoras, losantroplogos se interesaran por las sociedades fras y los historiadores, socilogosy politlogos por las sociedades calientes; se ha subrayado que, justamente, debidoa la oposicin establecida, Lvi-Strauss no se interesaba por la inercia de las estructu-ras y por el devenir de la historia y de la accin. En la mencionada polmica con J.P.Sartre se acus a Lvi-Strauss de reducir aquello que tiene que ver con la iniciativahumana, con la libertad humana, para poner el acento en las imposiciones estructuralesy rechazar la omnipresencia de la historia y de la accin.

    Entonces se deca que Lvi-Strauss slo se interesaba en las sociedades fras, lassociedades sin historia. Por el contrario si uno lee Tristes trpicos o El pensamientosalvaje lo que dice Lvi-Strauss es que los pueblos aludidos en dichas obras no com-

    parten nuestra filosofa contempornea de la historia, no que sean pueblos sin historia.En realidad lo que Lvi-Strauss se preocup en afirmar es que la historia est en

    todas partes, reconociendo asimismo la influencia de Marx en su propio pensamiento.Como lo dijo en la Leccin Inaugural en el Collge de France en 1960, que cito por

    supuesto que las sociedades llamadas primitivas estn en la historia, su pasado es tanantiguo como el nuestro, puesto que remonta a los orgenes de la especie. Y tambinsubray el carcter no ontolgico entre esa distincin de sociedades fras y calientes,no hay diferencia natural entre ellas, sino representaciones diferentes de la historia yel antroplogo es sensible a la percepcin del devenir, tal como se manifiesta en elgrupo estudiado. Lo que hace la diferencia entre esas sociedades y las nuestras, es quela percepcin del tiempo no es la misma. Para aquellas sociedades fras, segn Lvi-Strauss, el tiempo es mecnico y reversible; para nosotros el tiempo es irreversible. Eltiempo en las sociedades modernas (o calientes) se ubica siempre en el horizonte del

    progreso, mientras que en el pensamiento salvaje estara la obsesin por el origen, porla relacin entre el tiempo y el origen. Es por eso que Lvi-Strauss habla para el casode las sociedades fras de una sabidura particular, de una manera de resistir deses-

    peradamente a toda modificacin de su estructura. Y lo que le fascina a Lvi-Strausses esa suerte de optimismo (ingenuo) sobre la modernidad de una historia escrita en

    base a lo contemporneo y el occidente. Ese optimismo est marcado por una historiaque tiene que ver con la creencia en el progreso. Por eso cierto pesimismo, por partede Lvi-Strauss, con respecto de la modernidad tal como la concebimos hoy en da;

    por eso se lo pudo tachar de conservador e incluso de cierta concepcin reaccionariarespecto de la historia.

    Pero lo que podemos rescatar de aquella controversia entre praxis y estructura es lacerteza de hay distintas maneras de concebir la historia entre las sociedades. Entonceslo que hay que retener de esta antropologa contempornea, que es de la modernidady de lo posmoderno, es qu pasa con la relacin con el tiempo. Y lo que sucede es que

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    hay pocos trabajos sobre este tema; por ejemplo se dio por sentado el significado de locontemporneo, y eso llev a la existencia de determinadas interpretaciones. Incluso losescritos de Lvi-Strauss, a partir de los aos 1960, no fueran muy claros con respectoa lo contemporneo y a la modernidad. Pasar a dar algunos ejemplos.

    Por ejemplo Georges Balandier que es un discpulo, ms joven que Lvi-Strauss,escribi en los aos 1955 un libro cuyo ttulo traducido sera Sociologa actual delfrica negra y G. Balandier quiere introducir en ese estudio de sociologa del fricanegra una perspectiva dinmica o dinamista. La dicotoma que introduce, dicotomaque han trabajado muchos socilogos de la modernidad, es la de tradicin y cambio.Es una distincin bastante difcil de hacer porque hoy en da seguimos viendo que hayuna interpenetracin entre tradicin y cambio y que la divisin no es tan clara comoquisieron los antroplogos. Otra manera de articular tiempo e historia es la que hanaplicado algunos antroplogos marxistas como Maurice Godelier y Emmanuel Terray.

    M. Godelier tom de la lnea marxista, justamente, la idea de estructura y con ella,estudia cmo se pasa de un modo de produccin a otro. Pero esa perspectiva que planteaM. Godelier ve a la historia como un proceso que produce evoluciones, y no como lamanera en que la gente vive las representaciones sobre dicho proceso.

    Finalmente entonces existe hoy en da una dificultad, que encuentra tanto la antro-pologa como otras ciencias sociales, y es una articulacin posible entre tres trminos:en primer lugar la nocin de estructura, en segundo la nocin de historia y en tercerlugar la nocin, que pienso es introducida por Lvi-Strauss, de temporalidad.

    Pierre Bourdieu fue ms lejos en este sentido, era a la vez socilogo y antroplo-go; l trat de pensar la manera en cmo la estructura se articula sobre el presente, yvincul el cambio con la nocin de estrategia, para ilustrar la manera en que la accines comandada por estrategias, las que a su vez tienen en cuenta constreimientos,imposiciones estructurales.

    Entonces vemos en P. Bourdieu un intento de reintroducir el tiempo, el tiempo de laaccin, pero considerado a partir de estructuras que tienen en cuenta constreimientosestructurales.

    A partir de los aos 1980 se desarrolla una crtica mucho ms radical con respectoa los antroplogos estructurales y viene de los antroplogos estadounidenses.

    Para ellos, la antropologa estructural tal como la entienden Lvi-Strauss y susdiscpulos, carece de un elemento esencial que precisamente es la manera de consideraral otro, al que se estudia, como un semejante contemporneo.

    Hay una obra de Johannes Fabian que se podra traducir como El tiempo y el otro(Time and the Other) que resume toda esta crtica.

    Lo que cuestiona en el fondo es la manera en que el antroplogo siempre mantieneal otro a distancia. Es lo que llama el alocronismo (alo, otro; cronos, tiempo), que esuna manera de siempre mantener a distancia en el tiempo al otro.

    Entonces la crtica es esa impresin de que se crea un mundo heterogneo al delantroplogo, pero sin embargo el encuentro se produce y se encuentran juntos en elmismo tiempo. Lo que sucede es que en el texto se crea la impresin de que viven enotro tiempo y que entonces no hay coincidencias. De ah la idea de alocronismo.

    Siguiendo con la crtica que hace Fabin, que no es la ma, hay una especie deproduccin de pueblos que se vuelven imgenes (como los bororo o nambikwara, porponer de ejemplo a sociedades observadas por Lvi-Strauss), estereotipos, que son

    objetivados y por lo tanto alienados.En la misma poca hay una crtica de Appadurai a Louis Doumont sobre todo a su

    libro Homo jerrquicus sobre la India que tiene una impronta muy estructuralista sobretodo en la nocin de estructuras jerrquicas. Dice Appadurai que lo que hace Doumont

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    es exotizar esa sociedad de la India como si fuera tan fundamentalmente distinta a lanuestra porque vive en otro tiempo (arcaico). Esa manera de volver irreductible a laalteridad, de llevarla a lo arcaico, origin toda esa crtica al estructuralismo. Crticaque aliment a la antropologa estadounidense a partir de los aos 1980, sobre todo

    planteando que hay una experiencia comn compartida por el antroplogo y por lagente, no sobre la que trabaja, sino con la cual trabaja porque si no seguiramos en lacondicin de objeto. As, esa idea de contemporaneidad se da entre el antroplogo yaqul que no es otro, sino que forma parte de esa experiencia de contemporaneidad.Una contemporaneidad que se puede decir que es entre el observador y el observadoy, esa contemporaneidad entre el observador y el observado se vuelve interaccin enLvi-Strauss.

    En esta crtica que se dirige a un cierto positivismo del estructuralismo y en la quetendramos de un lado al cientfico y del otro al objeto, se podra aplicar a algn libro deLvi-Strauss por ejemplo Antropologa Estructural; pero esta crtica no es vlida en otroslibros de Lvi-Strauss como Tristes trpicos. Esta visin crtica debe ser complejizada

    porque la obra de Lvi-Strauss no es unvoca. Por ejemplo en Tristes trpicos l cuentael terreno de los nambikwaras, pone en escena a esa gente y al propio antroplogo yhace una reflexin sobre la contemporaneidad entre l y ellos y la manera en que len persona se ve afectado por ese encuentro: esa es la sustancia de Tristes trpicos.Entonces lo importante del libro es que comienza con una reflexin del intelectual,quien habla aparentemente de cosas abstractas, pero luego transportado a Brasil, saldrtransformado por esa experiencia. O sea que Tristes trpicos podra oponerse a otrostextos, que se podran calificar por contenidos de cierta ortodoxia positivista.

    Lo interesante de Tristes trpicos es que tiene una escritura especfica. Al respectorecuerdo una ancdota de cuando era estudiante y estaba haciendo mi tesis con Lvi-Strauss; l recomendaba severamente no hablar de s mismo sino describir la sociedady tuve a propsito de la introduccin de mi tesis una discusin con l porque yo queraintroducir una experiencia difcil que haba tenido en esa sociedad africana que estabaestudiando.

    Lvi-Strauss me deca que no se necesitaba conocer las condiciones por las cuales am me haba interesado polticamente esa sociedad y por las cuales me haba implicadoen aspectos polticos de esa sociedad, y yo le deca que no era posible omitirlo, que se

    perda parte de esa experiencia. Y efectivamente en el texto hay una especie de dilogoconmigo mismo, pero qued colocado en el Captulo II y no en la Introduccin. Esofue para no chocarlo tanto al amo, al maestro, como hubiera sucedido en caso de estaren la Introduccin. En ese sentido l era muy firme, en ese momento.

    Les voy a contar ahora parte de esa experiencia de terreno.Se trataba de una sociedad africana, sociedad regulada por asambleas; al principio

    yo observaba, y entre las cosas que observ es que haba algunas personas que tenanposiciones privilegiadas. Estas personas ofrecan fiestas muy suntuosas y, a partir deesas fiestas que ellos ofrecan, eran merecedores de smbolos que a su vez les dabano aumentaban prestigio.

    Todo marchaba bien hasta que un da me dijeron a m bueno te toca a t ofreceruna fiesta, tienes que matar un buey y me dijeron la lista de bebidas que deba ofrecer.

    Yo acept los consejos y me atuve a lo que me dijeron. Y entonces mat un buey,mejor dicho mand matar un buey. De repente me encontr en mi casa con todos los

    pedazos del animal, con las bebidas, y empiezo a esperar una hora, dos horas, la genteno viene, el calor, el olor a podrido de la carne entonces despus de muchas horasllega un mandatario, escondido bajo una toga y me dice que vena de asistir a unaasamblea, que se haban reunido y que vena en calidad de amigo mo; y me dijo que

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    l tena el mal de ojo porque nos estaban acusando tanto a l como a m de aprovecharla oportunidad de beneficiarme y quedarme con tierras.

    As que al final no vino nadie y qued reducido a darle de comer a la gente msdespreciada de esa sociedad: los alfareros, los curtidores y las mujeres.

    Esto es una idea de lo contemporneo.Despus de eso hubo una pequea reunin donde me dijeron bueno, lo mejor

    que puedes hacer es irte, y yo me plante qu hago? porque no tena otra forma dellevar adelante mi trabajo de campo, no tena auto, no tena nada, me plante quhago ahora?, y eso es lo contemporneo, es lo que le pasa realmente a un antroplogo.

    Entonces dije: bueno voy a aceptar las reglas del juego, me voy a someter a susreglas y ustedes van a tener que hacer una asamblea donde apliquen las reglas quetienen para expulsar a la gente, y yo entonces acatar esa expulsin, ustedes cerrarnmi puerta y me ir.

    No quiero entrar en detalles pero lo que quiero ilustrar con esto es cmo pasan lascosas en este tipo de terreno. La preparacin de la asamblea, en la cual yo tambin

    particip, llev prcticamente un mes y entonces durante todo ese tiempo yo de he-cho empec a participar y a penetrar prcticamente en aquel sistema poltico que meinteresaba, no?

    Entonces me parece que ah est la clave de la produccin del saber antropolgico,y mi divergencia con Lvi-Strauss tena que ver con ese asunto: si lo contemporneoest en el centro de la praxis del antroplogo, y si la relacin es tan rica, entonces la

    pregunta es: hay que reproducirla y darle todo su impacto? Y cmo lo contemporneose produce en la interaccin. Creo que, justamente, Tristes trpicos es una ilustracinde esa manera de proceder; hay una obra clave dentro de la crtica estadounidense,Escribir culturas que se refiere a Tristes trpicos como un modelo en ese sentido.

    Otra cosa interesante que quera compartir es que particip de una interaccin conLvi-Strauss a propsito de Tristes trpicos. Cuando estaba preparando mi tesis le unaobra de un joven filsofo en ese momento, J. Derrida, De la Gramatologa que tiene uncaptulo sobre la escritura de Tristes trpicos; fui hasta el escritorio de Lvi-Strauss yle pregunt usted ley ese captulo de J. Derrida sobre su obra? y l me mir serioy dijo: eso no es antropologa.

    Es ms, me aconsej no leerlo ya que eso era filosofa. Y uno ve de cierta formacmo l mismo se reubicaba dentro del modelo cientfico del observador y el obser-vado, del sujeto cientfico y el objeto de investigacin.

    Entonces para ir concluyendo esta exposicin sobre la riqueza del pensamiento deLvi-Strauss y algunos puntos crticos, debo decir que si bien la crtica de la antropo-loga estadounidense parece vlida, hay un punto del pensamiento de Lvi-Strauss queno entendi y es el concepto de historia. Entonces vuelvo a El pensamiento salvaje.

    Hay una parte de ese texto que choc en particular, y es el dedicado a la nocinde historia por parte de los historiadores contemporneos; all Lvi-Strauss dice, re-firindose a los historiadores franceses, que la manera en que cuentan la Revolucinfrancesa, despus de todo, no es tan diferente de cuando los indios cuentan mitos.Entonces polemizando con J.P. Sartre dir que la crtica de la razn dialctica es untema de gran valor, si se quiere comprender la mitologa contempornea.

    En su momento toda esta polmica con J.P. Sartre y su crculo, tuvo muy mala re-cepcin; tambin entre los historiadores, porque en Francia la historia es una tradicin

    nacional y los dichos de Lvi-Strauss afectaban esa visin. En funcin de la situacin,se caricaturiz la postura crtica de Lvi-Strauss con respecto a la historia.

    Lo que s hay que subrayar es un punto fuerte en la crtica de Lvi-Strauss, y esla manera en que cuestion la nocin deprogreso, que en aquella poca era sinnimo

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    de modernidad, y, retrospectivamente se puede decir que no estaba tan equivocadoporque l deca que nuestra concepcin del tiempo cambi y la nocin deprogresoque era tan fundamental en la poltica, hoy efectivamente est cuestionada. Entoncesal poner el acento en el concepto de tiempo en nuestras sociedades, se puede pasar deuna concepcin de tiempo a otra, y el rol del antroplogo ser reflexionar sobre esasdiferentes concepciones del tiempo. Cuestin que para m, es fundamental.

    Pienso en el hecho de los cuestionamientos polticos a la concepcin de progreso, enel sentido que ya no sea fundamental para la concepcin del tiempo; veo que ese hecho

    justamente viene a mostrarnos que ya no se espera de la poltica programas o grandesmejoras de la sociedad (desde hace un tiempo). Eso a su vez produce un gran descon-cierto y surgen anlisis, algunos que son ideolgicos y algunos, que me parecen msinteresantes, que aluden a la concepcin de tiempo y a la del pasado, presente y futuro.

    Entonces tenemos que interrogarnos sobre qu debe preocuparle a la antropologa.A menudo la antropologa fue pensada en esa relacin pasado-presente, y all estabancomprendidas las relaciones de la antropologa por un lado y de la historia por el otro.

    Creo que tiene que darse una reflexin de nuestra sociedad acerca de la cuestindel presente y del futuro, y ah ver qu contestamos. Es lo que digo en mi libro Polticade la supervivencia; esa manera de presentar el futuro como amenazador y no como

    positivo, qu implicancias tienen esas representaciones sobre nuestros conceptos enpoltica?. En este punto tengo la misma perspectiva que Lvi-Strauss, la preocupacinpor analizar bien las representaciones, profundizar en el rechazo de los estereotipos.Justamente esa es una de las dificultades del anlisis de lo contemporneo, salir de losestereotipos. Un ejemplo que utilic para hablar de rituales polticos, fue una costum-

    bre o actos establecidos por el presidente Franois Mitterrand. Esto choc porque F.Mitterrand era un presidente moderno y utilic el concepto de ritual para referirme aacciones realizadas por l.

    Para concluir, la actualidad de Lvi-Strauss est en esa idea de tomar distancia,que es una idea que desarrolla Lvi-Strauss en su Dilogo con Didier Eribon, conrelacin al presente para captar mejor la contemporaneidad: eso es lo esencial de laactualidad de Lvi-Strauss, y hay que trabajar entonces en profundidad la relacin conel tiempo, y como l lo hace en Tristes trpicos pensar nuevos modos de escritura parala contemporaneidad.

    Bien, muchas gracias.


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