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  • ■  EL MUNDO, SAN JUAN, P R. - DOMINGO 21 DE AGOSTO DE 1938.

    EHHiramount estrenará tin drama de gran actualidad

    'Noble Expiación9 presenta ángulo nue VQ V "Noble Expiación".

    » qurf Olrese en estreno el gran Tea- tro's'iH/nount a sus innumerable! ía^pipéeaores, el martes y miérco- le» pióJtonoi.

    Reoífjftemente se ha venido agu- diatádá 1 "rackett" de abogados que-VP>specializan en la defensa de los"V«ngsterí, boliterot. contra- bandista* y demás transgresores de la ley.TSse "rackett" ha llegado a desérrcljarse hasta el punto que prcdÚOcCuantiosos ingresos a los abr^aMU'sin escrúpulo que a ella se dedican.

    Un;Cá¿p de los limites a que lle-

    ga el ejercicio de esa práctica, se muestra gráficamente en la panta- lla en "Noble Expiación". Todo, el mundo sabe que la defensa de un acusado se planea después de co- metido el delito; pero hoy día se ha llegado a establecer un plan de defensa por un delito que se va a cometer, y el cual sé lleva a cabo de acuerdo con los puntos estudia- dos de la proyectada defensa.

    Asi, en "Noble Expiación", vemos al genial artista OttoKruger ins- truir a un "cliente" sobre la ma- nera en que debe de cometer un asesinato para que cuadre dentro de la de fensa que él puede hacer.

    El hecho desde luego está intere- santemente dramatizado y se des- envuelve dentro de un sólido argu- mento, en el que juega importante papel el Idilio amoroso entre Dou- plss Montgomery y Jaequeline Wells.

    El desenlace es absolutamente novel, culminando en el extraño predicamento de un hombre que es enviado a presidio por su propio hijo, acusándolo de un crimen que nunca llegó a cometer.

    "Noble Expiación" es un drama vigoroso que hubiera recibido por parte del Teatro Parámount exhi- biciones en fin de semana a no ser por el hecho de que hay un cumulo de extraordinarias pelícu- las que este teatro tiene en carte- lera, y que le obliga a estrenar estas excelentes producciones en días de semana.

    Otto Krugfer. Doirglas Montgo- mery y Jaequeline Wells presentan una labor artística notable en la interpretación de ' sus respectivos papelea. La obra se desarrolla en un plano de absoluto verismo,'re- sultando • por lo tanto altame"nte convincente, de impecable dlreeclón. y representada con la más absoluta sinceridad por- parte de todos- ros artistas del. reparto.

    SLIM. .

    La fecunda labor de doña Elisa Tavárez en veinte años

    En la lista de discípulos de la gran pianista figuran ar- tistas como Narciso y Leonor Figueroa,

    Hilda Andino y Sol Real Por JORGE FELICES

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    ARTISTAS HISPANOAMERICANOS

    untante peruano Jorge Escudero Por ANTÓN CABALLERO

    RGE ESCUDERO (en el centro) y sus guitarristas.

    Ciclos Gardel, el astro de la pan- talla!, hispana desaparecido cruel y

    Uufitmente. dejó muchos imi- is. ,; Los sucesores de Gardel

    fs de tangos que procu- a esas canciones la en-

    tEATRO

    LICIAS ..£ (Santurce)

    ^ Presenta:

    Wk' HOY -

    M&orazón de W-1 r:»

    la de violentas emocio- no de amor y sacri-

    i tock ttarmoñd. Ser—a ploy bf tomi, Pndao—i b/Impv* HC0M*. Ltd. Radio Plehift /tafease

    Dist. por: Medal Film Exchangt

    tonación y el ritmo que les daba "Carlitos", se cuentan por docenas y existen en todos nuestros países. Hay un Gardel cubano y otro ar- gentino y otro español y otro gua- temalteco. Hay Gardeles en to- das las latitudes y para todos los gustos. Pero de los que nosotros conocemos, de los que han visitado Nueva York y se han dejado oír por nuestro público hispano parlan- te, ninguno tan "gardelizado"'convo el peruano Jorge Escudero.

    Cuando Kscudero canta sus tan- ffn.«, la ilusión de que está cantan- do Carlos Gardel es completa. Cuando lo hace en un teatro, todo lo que uno tiene que hacer es ce- rrar los ojos e Imaginarse que la tragedia de Colombia íué solamen- te una pesadilla y que Carlitos to- davía está aquí. Cuando canta por radio, ni siquiera ti.ene uno que ha- cer eso. Un.amigo.nuestro se em- peñaba una noche en que la voz q. llegaba a su aparato de radio, a través de las ondas etérias era la de Carlos Gardel. El h.o.mbre no pre- tendía que viajara desde el otro mundo, pero si aseguraba que se trataba de un disco. Sin embargo, era Escudero quien cantaba en el programa de una estación local.

    A Jorge Escudero, que al princi- pio de su. carrera le agradaba que le dijeran que' cantaba como Gar- del, ya no le gusta que lo estén comparando siempre con el desapa- recido astro argentino. Quiere ser él y el probable que esté tratan- do de distanciarse del otro todo lo posible. Sin embargo, le va a ser muy difícil. Por lp manos as Nue- va York, Escudero no se presenta ante el público una vez en que no lo hagan cantar aquellos tangos viejos en que tuvo por modelo a Carlitos.

    Escudero, peruano de nacionali- dad, es conocido en buena parte de nuestros países. Cantando desde Nueva York, por onda corta, su vos ae ha hecho familiar en todo nuestro munJo hispano de allende el Rio Grande. Y en algunas, de nuestras repúblicas lo han querido conocer personalmente, razón por la que Jorge ha estado haciendo úl- timamente numerosos' viajes. Ha- ce solamente unas semanas retor- nó de Cuba y otros países antilla- nos. Parece que en La Habana tu- vo mucho éxito y que en la bella capital del Capitolio y el Malecón permaneció una larga temporada.

    Por supuesto, una de las'ambicio- nes de Jorge Escudero es ser actor de cine, a la manera de Garlos Gardel. El cantante peruano ya se ha iniciado en el celuloide, reali- zando algunos de esos "shorts"— cortos que actualmente gozan de tanta dsnaendfi.- —• - "Como 'Carlos," CÉardei, Jorge És-

    Dofta Elisa Tavárez de Storer. nuestra pianista, hace un recorrí» do sentimental en grande escala a través de sus veinte anos de labor intensa como instructora de músi- ca y técnica de piano en la Acade- mia' que lleva su nombre, y de la cual es fundadora. Recorrido senti- mental en el cual entra, y con mu- cho, algo de orgullo porque los fru- tos de su labor no han sido en va- no. Doña Elisa, que es una mujer de gran sensibilidad artística, ha tenido el goce supremo de moldear, de ir formando como figurillas de barro, otras sensibilidades artísti- cas, torneando, flor decirlo asi, en sus discípulos, la comprensión del arte, su interpretación y sus mani- festaciones.

    Labor que ha requerido una pa- ciencia inagotable, un amor acen- drado a la música y a la tarea de enseñar, pero que al cabo de los años la permite situarse en un pun- to para decir con satisfacción: .Al- go he hecho, y algo he forjado.

    De sus manos han salido nume rosos pianistas de talla, hoy recn nocidos fuera de Puerto Rico corno- verdaderos exponentes del arte. Ba jo su dirección hábil y acertada se fueron limando asperezas, suavi zando ángulos, puliéndose las face tas del diamante nue hab'a escon dido en cada uno. Ella les ha hecho relucir guiando sus primeros pa- sos. Mi* discípulos.

    Doña Elisa ha aceedido a char lar un rato conmigo para contar- me de sus discípulos. Se cuentan, entre los que eomenxaron sus es- tudios de piano con ella, Narciso Figueroa, Leonor Figueroa, Hilda Andino, Sol Real, y otros. De ca da uno de ellos me habla como ha blarla una madre de sus hlj'ls, re latándome anécdotas de su vida de estudiantes, de su manera de ser.

    —La primera que salió de mi Academia para ir a estudiar en Boston. — nos dice — fué Rosita Escalona. Rosita era en extremo estudiosa y aplicada. Sobre todo, tenia una gran fuerza de voluntad, una gran firmeza. Se propuso lle- gar a ser una buena pianista, y ya usted la conoce hoy. Esta cualidad de Rosita la llevó al triunfo.

    Otra muy adelantada de sus dis- cipulas es Sol Real, quizá "la más artista" de todas. Sol decidió mar- charse a estudiar en Viena cuando tenia catorce años de edad. Su se- ñora madre la llevó a la Academia I del gran maestro Sauer, y doña Elisa nos cuenta una curiosa anéc- dota ocurrida con motivo del ingre- so de la chiquilla en la famosa Academia.

    Sol, como ya hemos dicho antes, sólo contaha catorce años, era una niña. Mientras hacia antesala con so mamá *e estuvo muy quleteclta, esperando que apareciera el mae«- tró. Sauer no tardó en venir y al verla no pudo reprimir un gesto de soprfesa.

    — Pero si es una niña, una prin- cipiante — dijo a la mamá— Yo no enseño principiantes.

    —¿No querría usted oiría un mo- mento, señor Sauer? — le contes- taron. —Quizá después de oírla us- ted mude de parecer.

    El maestro pareció dudar, pero sólo fué un segundo.

    —Seria Inútil — dijo — la niña es una .principlante. Pero podría- mos colocarla bajo la dirección de una de mis dlscipulas, y una vez1 preparada convenientemente, en- tonces «I podría tomarla.

    • La señora Real no se descorazo- nó por ello. Volvió a insistir y Sauer. por no parecer descortés, y atendiendo ademes a que las via- jeras venían de tan lejos a verlo, accedió por fin a escuchar aunque fuera una corta audición He la ni- ña. Dándose paseos. Sin mirarla, la dejó hacer. En mitad de la plezi la detuvo.

    -i-;.Pero usted lora "asi"? — pre- guntó entusiasmado — Tóqueme al- go de Be>tnoven.

    Sol volvió al plano-y ejecutó una de las sonata*.

    Al terminar, Sauer te acercó a ella con una sonrisa.

    —No es la principiante que creía

    — exclamó. Y Sol quedó admitida. Narciso Figueroa estudió con do-

    ña Elisa hasta el sexto año de pia- no. Salió da la Academia prepa- rado para estudiar en Madrid, y más tarde en la Escuela Normal de París. Su hermana Leonor estu- vo bajo la dirección de doña Elisa hasta el octavo año.

    —La preparé — nos dice — para

    certera preparación musical demos- trada por su disclpula la señorita Hilda Andino Marin, que revela la sólida orientación pedagógica de us- ted y el gran fervor artístico que con sus enseñanzas ha comunicado a dicha ffeftorlta, a la que actual- mente tengo el honor de dirigir en sus estudios de perfeccionamien- to".

    4 » LEO i *

    Agosto ti. Lo* niños nacido» en é*ta fecha

    requieren en su* primeros o*oe de cierta» ditcip'Anas que no deben de- jar de tener en cuenta sus padre*. A este muchacho ** le debe hacer comprender lo que tignifica la po- labra obediencia, ya que de ello depende una gran parte de su éxi- to o fracaso futuro.

    Si es usted mujer y celebra el 21 de aposto su cumpleaños, probable- mente es usted impetuosa, sobre todo cuando se trate de cuestione» que atañen ai corasen. Es «imbie'n muy posible que sen usted dada, no solamente a imponer su rofimfart en el hogar, sino también fuera de él. Si quiere ser popular y tener éxito. procure cambiar ese. procedi- miento. Sus posibilidades en el cam- po a que dedique su actividad serán crecientes, sobre todo si procura ser siemprn optimista. Como maes- tra, secretaria, artista, escritora o mujer de negocios, sus posibilidades son enormes. Su vida de casada ad- ro será dichosa si actúa siempre respecto a su maride con toda gen- tileza, sin tratar de imponérsele.

    Si es usted hombre y celebra su natalicio el tí de agosto, probable- mente, es tan generoso como inte, lioente, y tan ambicioso como há- bil pora el comercio. TAI poVtica, \a abogada, la medicina y el perin- dismn, s> cuentan también entre las profesiones que le serán más pro- picias.

    ESPECTÁCULOS

    Doña Elisa Tarares, Insigne planista portorriqueña.

    obtener la beca que concedía don Teodoro Aguilar. Tanto ella como Narciso eran inteligentes, brillan- tes, muy buenos estudiantes en cuanto a técnica se refiere. No fal- taban una sola vez a clase aunque lloviera a chorros. Todavía me pa- rece estar viendo a Leonor bajo un aguacero con su paragüitas y su música bajo el brazo cruzando la calle para venir a casa.

    Otra de las disclpulas de doña Elisa fué la señorita Ketty Ginorio, nieta de don Cayetano Coll y Tos- te. Dice que era una "niña prodi- gio".

    —Estudió conmjgo haétta ef quin- to año. Luego se fué a España pa- ra continuar sus estudios bajo la dirección de doña Pilar de la Mora, Ingresando en la clase de la mis- ma maestra mía. Doña Pilar me es- rrlbló felicitándome por la ntfta, ex- presándose de ella en los términoj más elogiosos. Sin embargo, una lástima. Ketty se enfermó en Es- paña y no pudo seguir estudiando, malográndose en ella lo que hubie- ra podido ser una gran planista.

    Hilda Andino, a quien oyeran nuestros públicos hace poco en una audición que obtuvo los mejores fa- vores de la critica, estudió con ella siete años.

    —Hilda fué a terminar a Esoa ña en la Academia de Frank Mar- shall, cuando ya habla forjado su estilo y habla perfeccionado su téc- nica en mi Academia. Para Mar- shall fué ella una revelación. ¡Pe- ro cuánto nos costó conseguirle la beca! En aquella ocasión realicé cuantos esfuerzos fueron necesa- rios, tocando todos los resortes. ha..

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