doraelviragarcialahermeneuticaanalogica

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217 NOTAS Planteamiento La ‘hermenéutica analógica’ pro- puesta por Mauricio Beuchot tiene una presencia importante en los diversos campos en los que se desa- rrolla y transita la filosofía actual. Desde la relación de la metafísica hermenéutica a la postulación de una hermenéutica política, la postu- ra sostenida por Beuchot tiene una pertinencia clave para el intento de solución de problemas que han sido presentados como dilemas a lo largo y ancho de la reflexión filosófica. El presente trabajo versará única- mente sobre una línea: la de la meta- física hermenéutica, por parecerme en principio la fundamental, la base sobre la que, si se comprende clara- mente, podrán sustentarse desarrollos ulteriores, por ejemplo cuestiones políticas y de interculturalidad, que se montan en estas consideraciones. Me parece fundamental dejar clari- dad sobre estos rubros, ya que dan juego y articulación a reflexiones sobre las que hoy la filosofía se preo- cupa hondamente, y sobre todo por- que es posible lograr un equilibrio preciso y justificado sobre dilemas que han parecido irresolubles. La consideración conjunta de la metafísica y la hermenéutica puede darnos una respuesta a la problemá- tica de esta época de impotencia especulativa. Precisamente gracias a la metafísica, 1 con un carácter herme- néutico se puede superar la escisión entre el mundo ideal y el real, evi- tando universalismos vacíos y con- textualismos ciegos (que también LA HERMENÉUTICA ANALÓGICA DE MAURICIO BEUCHOT: ENTRE UNIVERSALISMO Y PARTICULARISMO Dora Elvira García* * Universidad Intercontinental. 1 Deliberadamente la llamo metafísica y no ontología, primeramente por seguir a Aristóteles, pero también porque ciertas críticas la agrupan con las metafísicas duras, con un sentido trascendente. ©ITAM Derechos Reservados. La reproducción total o parcial de este artículo se podrá hacer si el ITAM otorga la autorización previamente por escrito.

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    NOTAS

    Planteamiento

    La hermenutica analgica pro-puesta por Mauricio Beuchot tieneuna presencia importante en losdiversos campos en los que se desa-rrolla y transita la filosofa actual.Desde la relacin de la metafsicahermenutica a la postulacin deuna hermenutica poltica, la postu-ra sostenida por Beuchot tiene unapertinencia clave para el intento desolucin de problemas que han sidopresentados como dilemas a lo largoy ancho de la reflexin filosfica.

    El presente trabajo versar nica-mente sobre una lnea: la de la meta-fsica hermenutica, por parecermeen principio la fundamental, la basesobre la que, si se comprende clara-mente, podrn sustentarse desarrollosulteriores, por ejemplo cuestiones

    polticas y de interculturalidad, quese montan en estas consideraciones.Me parece fundamental dejar clari-dad sobre estos rubros, ya que danjuego y articulacin a reflexionessobre las que hoy la filosofa se preo-cupa hondamente, y sobre todo por-que es posible lograr un equilibriopreciso y justificado sobre dilemasque han parecido irresolubles.

    La consideracin conjunta de lametafsica y la hermenutica puededarnos una respuesta a la problem-tica de esta poca de impotenciaespeculativa. Precisamente gracias ala metafsica,1 con un carcter herme-nutico se puede superar la escisinentre el mundo ideal y el real, evi-tando universalismos vacos y con-textualismos ciegos (que tambin

    LA HERMENUTICA ANALGICADE MAURICIO BEUCHOT:

    ENTRE UNIVERSALISMO Y PARTICULARISMO

    Dora Elvira Garca*

    * Universidad Intercontinental.

    1 Deliberadamente la llamo metafsica yno ontologa, primeramente por seguir aAristteles, pero tambin porque ciertascrticas la agrupan con las metafsicasduras, con un sentido trascendente.

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    NOTAS

    son fundamentalismos absolutistas ynihilismos subjetivistas). Para quie-nes vislumbramos y pretendemosrespuestas ms vivas, digamos queesta metafsica hermenutica seintroduce en el mundo humano, con-textualizado, circunstanciado, hist-rico, adquiriendo la viveza y riquezaque le evitan permanecer como algoalejado y trascendente.

    La denominacin metafsica her-menutica puede parecer extraa,sin embargo lo es slo en el nombre,ya que el mismo Aristteles sealaen su Metafsica la posibilidades delser que se dice de diferentes maneraso en diferentes sentidos.2

    Las estructuras metafsicas sondescubiertas cognitivamente a travsde la mediacin humana, lo cualsignifica que no son estticas e ina-movibles. El hombre introduce yproporciona movilidad a aquellasconcepciones y principios formales;sin esta participacin humana par-ticular y contextualizada, se quedaen una caracterizacin universalistaque quiz no responda a preocupa-ciones concretas. Esta mediacinhumana es de suma importancia,porque permite contextualizar las re-laciones estructurales entre el ser y larealidad en la que el propio hombrese ubica.

    La mediacin tensional que pro-porciona la hermenutica presentauna contextualizacin que, por unlado, se alimenta de la diversidad deinterpretaciones factibles, y por elotro, de la diversidad de lenguajescon el que se nombran esos princi-pios de manera circunstanciada. Lareflexividad y el pensamiento huma-no se presentan necesariamente pory a travs del lenguaje, y por l estambin posible que existan el di-logo y la comunicacin.

    Las cuestiones hermenuticas enel conocimiento humano, conside-rado como funcin de una totalidadcondicionada histrica y lingstica-mente, parecen superar a las metaf-sicas univocistas con sus pretensionesde encontrar estructuras ontolgicasuniversales y fijas, as como de captarlos entes individuales, subsumidosen la totalidad del ser. De ah la im-portancia de, por un lado, presentaruna interrelacin tensional entre elmundo, la historia y el lenguaje, y porel otro, un referente, un criterio orazn, que en el plano de la metafsi-ca es el ser; es decir, una correlacinentre la hermenutica y la metaf-sica. Es importante sealar estavinculacin ya que en la filosofacontempornea hay quienes preten-den anular cualquier rasgo de carc-ter metafsico pensando que los alejadel mundo, del contexto y de lo cir-cunstanciado. Su problema es preci-

    2 Cfr. Aristteles, Metafsica, 1987,Madrid, Gredos, lb. Gamma, p. 151-2.

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    samente que no logran entender lametafsica en un sentido hermenu-tico, de manera circunstanciada,orientndose hacia lo fragmentado,hacia el extremo relativista, en vezde complementar ambas posiciones.3

    I. Analogicidad: tensin yconvergencia

    La preocupacin de la metafsicadesde los orgenes de la filosofa hasido referida propiamente a lo que esel ser, a lo que est siendo, al cono-cimiento del ser de los entes, de todolo real, as como de todo lo que parti-cipa de este ser, tratando de descu-brir las estructuras que conformanla realidad.

    Si la metafsica se interesa por elser y realiza reflexiones, anlisis yafirmaciones sobre l, podra pensar-se que no requiere de un mundohistrico de experiencia, sin embar-go es claro que no puede ser de talmodo, y que es aqu donde parecepertinente la consideracin de la her-

    menutica, la cual merece incursio-nar como elemento necesario en ladefinicin de la metafsica.

    Si redefinimos la metafsica desdeuna perspectiva de la hermenutica,parece ser que se ampla el mbitode sus posibilidades y da cabida a unsinnmero de opciones y revitalizasu aplicacin en diferentes contextosde cultura. As, la definicin que sehara de la metafsica con una signi-ficacin hermenutica introduce unacaracterizacin muy especfica dela primera en cuanto contextualiza-da, individualizada y circunstanciada.

    La fundamentacin de la herme-nutica surge al mismo tiempo y demanera conjunta a la de la metafsi-ca, y no por separado. Parece ser quequerer dar primaca a la una o a laotra sera como querer preguntarselo que en el lenguaje coloquial serala cuestin quin fue primero, elhuevo o la gallina?, cuestin queobviamente no nos llevara a unarespuesta convincente ni clara, yaque ambas surgen y se desarrollanparalelamente. Ellas se dan conjun-tamente, presuponindose mutua-mente, la una no se da sin la otra, enaras de no cerrarse o empobrecerse.Cmo explicar la metafsica pura,trascendental, desencarnada, sin laincursin del elemento humano in-terpretador? Cmo explicar el quepueda haber una interrelacin entrelos hombres y entre las diferentes

    3 Hanna Pitkin ilustra esta problemti-ca y hace un anlisis de la justicia en ladisputa de Scrates y Trasmaco en elprimer libro de la Repblica de Platn yafirma que hay finalmente una tensinentre sustancia y forma, entre lo univer-sal y deseable con lo real (cfr. Wittgensteinand Justice, 1972, University of Califor-nia Press, p. 170-89 s.).

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    culturas? No parece haber otra salidacoherente adems de la que conjunteambas cuestiones. Ciertamente lametafsica es histrica, como lo es elhombre mismo; aqu la cuestin esprecisar en qu consiste esa historici-dad y en qu sentido se le considera.

    La hermenutica promueve el en-tendimiento, la comprensin, el dilo-go, la argumentacin y el raciocinio,de ah que como consecuencia sea in-tersubjetiva y tambin posibilite lainterculturalidad. Al no cerrarse a unasola realidad o a un nico modo deapreciarla, posibilita una aperturahacia lo mltiple, hacia lo dismil,con su consecuente enriquecimiento.

    El giro ontolgico se ubica en lacomprensin de lo que es el ser, con-cibindolo no como algo trascenden-te, ms all del espacio y el tiempo,no ms all de la vida y la materia, noms all de la apariencia fenomnicay cambiante, no ms all del lengua-je y la interpretacin humana, sinoen y por todos ellos.

    En el libro Gamma de la Metafsi-ca, despus de recordarnos que el serse dice en varios sentidos,4 Arist-teles se tropieza con la irreductiblepluralidad de las significaciones delser. El ser del ente no tiene un solosentido, su variedad propicia el que,ante la pluralidad de preguntas que

    realizamos, podemos responderlasespecfica y definidamente a cadauna de ellas. Las preguntas por el serson ineludibles y son las que final-mente definen al hombre como sercuestionante ante su problematici-dad. Cuando preguntamos lo que sonlas cosas, lo que es la realidad, estecuestionamiento nos remite directa-mente al lenguaje, ya que el ser sesignifica de diferentes y variadosmodos, y aunque se dispersa en esassignificaciones, sin embargo, no seagota en ellas. El ser se dice de mu-chas maneras, pero siempre por rela-cin a un trmino nico, a un mismoreferente, a una misma razn, a unacierta y mnima unidad, como diceAristteles, a algo comn.5

    La metafsica puede interpretar alser bajo un modo determinado decomprensin histrico-lingstica.El mundo como lo entendemos y locomprendemos es siempre un mundoreal, que slo es posible en el ser ypor el ser. La interpretacin metafsi-ca slo es posible en nuestro mundohistrico; una interpretacin del seren el pensar y el hablar humanos esposible y adems necesaria, ya queel ser no se comprende definitiva-mente, de una vez por todas, porqueno se puede abarcar absolutamenteni en el tiempo, ni en su comprehen-sin, como tampoco en su extensin,

    4 Aristteles, op. cit., lb. Gamma, 3, p.151-2; lb. Z, 1, p. 320. 5 Ibid., p. 164.

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    NOTAS

    pues trasciende inalcanzablementenuestro ser.

    La metafsica (o, como dira Aris-tteles, la ciencia del ser6) no tienecomo objeto la totalidad de los seres,sino lo que es comn a todas lascosas. La pregunta qu es el ser? seremite a qu significamos cuandohablamos del ser?, es decir, cmo seentienden los hombres cuando ha-blan del ser? Aristteles mismo afir-ma que la investigacin acerca del serse refiere a sus mltiples significa-ciones. Resulta vano querer separarel ser, como elemento ontolgico,del discurso que mantenemos a pro-psito de l. (En este sentido, en elaspecto etimolgico, la palabra on-tologa hace referencia a ese discur-so, a esas palabras sobre el ser).Desde el momento en que el ser sedice, ese ser se dispersa en una plura-lidad de significaciones. Por ello nosremitimos a la analoga, a la relacindel ser y sus significaciones.

    El ser es el punto comn, la uni-dad de nuestras preguntas, de nues-tras intenciones significantes. Estono quiere decir que su significacinsea nica, sino que tiene diferentes ymltiples sentidos, lo cual se asociacon la teora de la analoga, que re-presenta esa intermediacin entre eltrmino unvoco y el equvoco, y enel cual se intenta salvaguardar las

    diferencias en el mbito de ciertaunidad. La analoga no se da en la rea-lidad de manera unvoca, ella mismatiene grados y diferencias segn loscampos y rdenes en que se realiza.Podemos encontrar desde una analo-ga que se acerca a la univocidadhasta la que se acerca a la equivoci-dad. La analoga ordena aquella rea-lidad que es mltiple, que es gradualy de ah que ella misma sea analgica.

    Considerando a la analoga comoel procedimiento racional en el cual serespetan las diferencias dentro de launidad,7 podemos ver que la analo-ga ordena, organiza, relaciona lamultiplicidad y la diversidad. Puedeordenar, articular siempre y cuandohaya algn elemento o elementoscomunes. Si la diversidad es abso-luta, la analoga no puede llevarse acabo, as como tampoco puede si esun todo nico, ya que no hay elemen-tos a ordenar.

    Por el hecho de que el ser, lo queexiste, es analgico, es decir que sedice de muchas maneras, de ahque tenga que ver, que se relacionecon el carcter analgico de la inter-pretacin. El ser es anlogo, por con-siguiente nuestra interpretacin aslo ser.

    Esta cuestin de la analoga estntimamente relacionada con laphrnesis (que es la analoga en el

    6 Ibid., p. 150. 7 Ibid., p. 151.

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    NOTAS

    mundo de la accin), ambas concep-ciones de cuo aristotlico, en dondeconvergen relacionalmente lo uni-versal y lo particular, en donde steltimo se vuelve dominante, por lagran polisemia, pero que es sujetadoa una significacin suficientementefija. En ste mbito plural y variadode lo particular, es en donde la her-menutica a travs de la analoga yla phrnesis hace su aparicin y suejercicio, que resulta de gran enri-quecimiento para el pensar filosfico.

    Me parece que no es pertinentesuponer la existencia de un dualismoontolgico, es decir, por un lado lanaturaleza y por el otro la cultura,ya que, siguiendo a Aristteles, seest considerando una ontologa sindivisiones aunque s con presenta-ciones, caracterizaciones y signifi-caciones diferentes. Hay una unindual, pero al fin una, que hace quelos mbitos disconformes converjanen ella.

    Si se dicotomiza la realidad, setienen consecuencias correlativas,como la separacin entre teora yprctica, entre la formalizacin o lajustificacin y la aplicacin, y elmundo humano no es lo uno ni lootro, sino que en l convergen unamultiplicidad de realidades diversasque son conjuntadas analgicamente.

    II. Interdependencia

    La hermenutica y la metafsica serequieren, existe una relacin decondicionalidad mutua. Por un ladola hermenutica presenta la manerahistrica y cambiante del ser, su hori-zonte del mundo que no tiene unaposicin fija, sino que se va cam-biando con nuevas experiencias, conotros seres humanos, con otras cultu-ras. Con esto se ampla y se modificaese horizonte y as podemos enten-der mejor lo nuevo, de tal modo queel horizonte del mundo de cadapersona se ampla, se modifica, connuevas experiencias, con otros sereshumanos, con otros modos de vida,con otras culturas. Lo nuevo se intro-duce en el mundo de comprensin,de ah la posibilidad de entenderlomejor. Los horizontes se van amplian-do en espiral gracias a este procesohermenutico, y la riqueza humanase expande tambin debido a lascaracterizaciones nuevas.

    La filosofa hermenutica tieneque retomar aspectos metafsicos, y lametafsica requiere la hermenutica.

    Cuando se pretende reflexionaracerca de las condiciones metaf-sicas (u ontolgicas) del ser, estasafirmaciones estn determinadashistricamente, por ello se requierede una interpretacin hermenutica.La hermenutica requiere la refle-

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    NOTAS

    xin metafsica, pero sta requierela hermenutica.

    Lo que se dice del ser se dice atravs del lenguaje, se da por me-diacin de la reflexin, de la lenguay de cuestiones culturales. Lo quepodemos saber y expresar no se dasin alguna condicin histrico-lin-gstica; el ser, sin embargo, rebasacualquier expresin que pueda haberde l. Esto quiere decir que el ser esinefable y que esta caractersticaconlleva a una movilidad, ya que eseser inefable no es fijo y determinado,sino que se va recreando en diferen-tes momentos, de diferentes formas,en diferentes culturas. Las afirma-ciones metafsicas son abiertas, lodicho no es para siempre, recono-cindose as la caracterstica poten-cialmente infinita del dilogo.

    La hermenutica permite el en-frentamiento y comportamiento en elmundo sin depender de reglas y m-todos absolutos, y a la vez nos per-mite superar cualquier subjetivismo,al hacer reclamaciones que buscanun asentimiento general, al localizarese punto comn, ese referente, lo-grando evitar las polarizaciones, quetan dainas consecuencias han teni-do en la historia del pensamientohumano.

    La idea a desarrollar en este es-crito, y que es presentada en formade dilema, probablemente deberapresentarse en forma de pregunta:

    universalismo univocista o particu-larismo equivocista? Son dos opcio-nes filosficas presumiblementeincompatibles y hasta opuestas, ydigo presumiblemente, porque nointento sostener una extrapolacinde ambas teoras, sino ms bienreunirlas y conjuntarlas en un tercerelemento a travs de los procesos men-cionados: la analoga y la phrnesis.

    La presencia de los dos rubros:universalismo-particularismo noshace ver la realidad problemtica eincierta entre lo normativo y lo des-criptivo, entre lo real y lo ideal, entreel ser y el deber ser. El omitir o pola-rizar alguno de estos trminos con-lleva un empobrecimiento, de ah lasugerencia de lo importante que esmantener dicha tensin dialctica,incluyente y complementaria, paraque finalmente haya un enriqueci-miento mutuo. De ah tambin laconsideracin de que la analoga res-ponde no slo en un mbito episte-molgico, sino que va a una realidadontolgica, por la cual las realida-des no se agotan en definiciones decarcter unvoco, pero tampoco enderivaciones equvocas. Es una osci-lacin pendular entre un mbito yotro, de ah que ms que una trac-cin fluctuante, sea una tensin, unarelacin y tirantez entre ambas rea-lidades. Ni lo uno restrictivo, agota-dor de lo real, ni lo otro, que lleva alcauce de un relativismo. Gracias a

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    NOTAS

    la analoga podemos movernos de louniversal, de lo uno, a lo particular,a lo mltiple. En esta tensin interre-lacional entre lo universal, entre loobjetivo y sus respectivas contra-partes, se cancelan y evitan las abso-lutizaciones de uno u otro campo,empobrecedoras y reduccionistas.

    De ah que este tercer momento seade superacin y de rebasamiento delos dos polos extremos, como conse-cuencia de su relacin tensional.

    Con estos supuestos de carctercomn aceptados como criterios,aunados a las particularidades pro-pias de cada cultura, se realiza laconvergencia y la complementarie-dad, la mencionada tensin, que setraduce en analoga (en un sentidoterico) o en phrnesis (en un senti-do prctico). Con la hermenuticaanalgica, sostenida por Beuchot, seconcuerdan las distintas particulari-dades, los diferentes puntos de vista,lo que hay en comn y de universal,sin nulificar ninguno de los dos m-bitos, ni el universal ni el concreto,al evaluar y describir la realidad.

    De esta manera, la hermenuticaanalgica propicia la intercultura-lidad, al promover la comprensin yel entendimiento; pero, para esto,deber aceptar al menos algunascuestiones comunes, cuestiones quese tejen interrelacionalmente y posi-bilitan un algo comn y compartido.

    III. Phrnesis, virtudhermenutica?

    Si aceptamos esta relacin tensional,y la aplicamos o nombramos con eltrmino de phrnesis, como relacinanalgica, esto no implica una rela-cin necesaria con el relativismo,sino que es un correctivo til contrael universalismo. Es relevante lanocin de phrnesis, ya que proce-de de manera tal, que, por un lado,quita cualquier pretensin absoluti-zadora universalista y, por el otro,se relaciona con lo real, con lo con-textual. De esta manera puede apli-carse y dar soluciones a los dilemasculturales interrelacionados, trans-esquemticos y transparadigmticosque se entretejen mutua y conjunta-mente unos con otros como en unared. No se trata de hacer que laphrnesis sea emisaria del universa-lismo y sea nicamente un elementoaplicativo a principios de generali-zacin, sino que ella misma tienecomo punto de partida lo particular,para encontrar lo universal. De ahla importancia de analizar qu clasede universalismo hay en el juiciophrontico. La phrnesis funcionacon esquemas o criterios conceptua-les que son escogidos cuando no sepuede invocar a criterios o referenciasa priori establecidos de antemano,ya que se presentan tan incompati-

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    NOTAS

    bles como inaplicables con la reali-dad. Los criterios o referentes, comotales, probablemente no puedan defi-nirse con toda claridad, sin embargose entrecruzan, se entretejen entre losparticulares como el punto en comn.

    Las capacidades de eleccin, lacompetencia sealada por los concep-tos tales como buen juicio, phrnesis,sentido comn, han sido discutidaspor filsofos como Aristteles yKant (entre otros), cada uno de elloscon conceptos similares. Uno, el pri-mero con la phrnesis como virtud,la cual es considerada por Aristte-les, en la tica nicomaquea,8 comoaquella actitud de la voluntad que semantiene en un justo medio respectode nosotros, definida racionalmentecomo lo hara el hombre sensato. Elestagirita acoge tanto el ideal racio-nal como la experiencia moral, po-niendo acento en las condicionesconcretas de la accin humana.

    El segundo, Kant, con el juicioesttico, y concretamente con el jui-cio reflexionante9 (que opone al de-terminante, en el cual lo que se daes lo universal), se refiere a aquellosjuicios en los cuales falta lo univer-sal y se propone como una idea con

    propsitos de reflexin, y a travsde sta se encuentra dicho universal.

    Aunque cada uno de estos filso-fos lo refiere a un mbito especfico,uno al tico y el otro al esttico, vemosque esta realidad a la que nos referi-mos, este mecanismo, la phrnesis,finalmente responde o debe respondery ubicarse desde el mismsimo mbi-to metafsico, como elemento regu-lador, ante trminos dismiles peroconteniendo un elemento comn.

    Al ubicar la dualidad de la reali-dad en este relacional phrontico, seposibilita la erradicacin de dis-cusiones sectarias, encontrando elpuente de unin conceptual entreprincipios, criterios y referentes, porun lado; y necesidades y realidades,por el otro.

    En la Crtica del juicio, Kant se-ala al juicio phrontico o juicioreflexivo o reflexionante, como lainclusin de lo particular en lo uni-versal, en donde el universal es en-contrado al mismo tiempo que leatribuimos el particular a l. La deli-beracin es slo acerca de los particu-lares, de ah que el juicio esttico,concretamente el juicio reflexivo, seasealado como smil con la phrnesis.De aqu que, me parece, tanto Aris-tteles como Kant, en analoga conla hermenutica analgica beucho-tiana, nos dan luces para encontrarsoluciones al problema universalis-

    8 Cfr. Aristteles, tica nicomaquea,1973, Madrid, Aguilar, lb. VI, cap. 5, p.1242 s., y p. 1189-90.

    9 Cfr. Emmanuel Kant, Crtica del jui-cio, 1973, Mxico, Porra, p. 194 s.

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    NOTAS

    mo-particularismo en el marco denuestro mundo contemporneo.

    La claridad que nos brinda unmarco referencial como el que se pro-pone, proporciona gran riqueza y nosda luz a cuestiones que hacen refe-rencia tanto a las problemticas in-terculturales como a las polticas, enlas cuales los contextos particularesvan expresndose, haciendo que losprincipios, los criterios universales, seadapten a esas particularidades, de talmodo que se permeen en los diferen-tes contextos, pero siempre de abajohacia arriba, corrigiendo lo universalen aras de lo particular, y siempremanteniendo clara la tensionalidadcorrelativa entre ambos mbitos.

    La phrnesis, como deliberacinprctica que, ante la multiplicidadde experiencias humanas particula-res, constituidas en gran parte por elhabla, realiza una evaluacin de losdetalles, precisamente oscila entredos polos. Por un lado, evala sinla dependencia de reglas, y por elotro presenta como exigencia la ne-cesidad de liberarse de los confinesde la subjetividad privada (se man-tiene la tensin).

    De nuevo aqu el principio anal-gico que necesariamente comple-menta lo universal con lo particulary viceversa, de tal forma que no pue-dan darse de manera excluyente niseparada. Si se separan las dos po-siciones como dos mbitos irrecon-

    ciliables, lo que se obtiene es unaruptura entre ellas por la negacin deuna o de otra. As, el dilema propues-to al principio de este texto parecedesvanecerse, ya que ambas dimen-siones no se excluyen, es decir, elproblema no tiene que plantearse enla disyuncin, sino, como ya se dijo,en la conjuncin, es decir, universa-lismo con contextualismo.

    No tiene por qu haber contradic-cin en cuanto a la pretensin defundamentacin y el hecho de incluirlo contextual, el mundo real del su-jeto, con sus circunstancias. Es dif-cil su complementariedad, pero noimposible. La bsqueda para compa-ginar validez, fundamentacin conaplicacin, parece que se resuelve enun universalismo llammoslo con-creto, contextualista, es decir, un uni-versalismo de carcter prudencial. Esla armonizacin del universalismocon la pluralidad de las formas devida, es una interrelacin de algunoscriterios fundamentales, referencia-les, que van a lo contextual, evitandotanto la absolutizacin como la uni-versalizacin de esos criterios o prin-cipios, pero sin abocarse hacia sucontraria absolutizacin: contextua-lismo o relativismo.

    As pues, este problema se pre-senta de manera conjunta con otrascuestiones, relacionndose necesa-riamente con algunas preocupa-ciones surgidas a lo largo y en las

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    NOTAS

    reflexiones filosficas que se expre-san como binomios o dadas; sea, porejemplo: objetivismo-relativismo,universalismo-contextualismo o for-malismo-historicismo. Estas con-frontaciones son vertientes de unmismo problema que se ha expre-sado a lo largo de la historia de lafilosofa de diferentes e innumera-bles formas.

    La riqueza de la phrnesis radicaen considerarla como un juicio prc-tico aplicable. Parece importantedes-etizar la phrnesis, (es decir,no restringir a la phrnesis nica-mente al campo tico, sino ampliarsu lugar de accin a otros tales comoel poltico, el cultural, etc.). Ver adicha phrnesis como una compe-tencia general que juega un papelcrucial en todos los dilemas intercul-turales y transparadigmticos, sinquerer decir que con esto se le estquitando su naturaleza tica, cogniti-va, poltica o esttica, sino que puededesarrollarse plenamente en todosesos variados mbitos.

    Es necesario evitar que esa phr-nesis sea caracterizada por un uni-versalismo vicario, con el costo deque se vuelva tan slo un elementoms que se aplica a algunos princi-pios de generalizacin, su campo deaccin lo rebasa y tiene necesaria-mente y por definicin propia queinmiscuirse en los problemas de lavida, en lo circunstancial, analizando

    los medios necesarios para alcanzar,si es el caso, algunos fines propues-tos. De ah que sea promisoria supresencia, como trmino intermedio,mediatizador y conjugante de losmbitos que parecen ser tan incom-patibles.

    Es por este mecanismo mediatiza-dor de la phrnesis como es posiblela superacin de la dicotomizacinradicalista y absolutizadora que tantodao ha producido a lo largo de lahistoria de la humanidad, de su pen-samiento y de la cultura, y por endeque resulta tan enriquecedora su pre-sencia, dentro del mbito de la her-menutica, como su virtud propia.

    Vemos entonces que la importan-cia de la hermenutica analgica deBeuchot es considerada como ese me-canismo mediatizador, que se desa-rrolla anlogamente a mecanismossimilares tales como la phrnesis yel juicio reflexionante kantiano. Atravs de stos podemos abrir ver-tientes muy interesantes en mbitosy campos filosficos no slo restrin-gidos al espacio de la metafsica, sino,como lo he hecho en otros trabajos,incursionando en lo poltico, comoelemento equilibrante similar y an-logo a procesos de ajuste poltico ysocial.

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