discurso, ideología y control de la interpretación en los medios

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  • 7/28/2019 Discurso, ideologa y control de la interpretacin en los medios

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    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=199016809005

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Sistema de Informacin Cientfica

    Steven Bermdez AntnezDiscurso, ideologa y control de la interpretacin en los medios

    Qurum Acadmico, vol. 4, nm. 2, julio-diciembre, 2007, pp. 61-80,

    Universidad del Zulia

    Venezuela

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Qurum Acadmico,

    ISSN (Versin impresa): 1690-7582

    [email protected]

    Universidad del Zulia

    Venezuela

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    QURUM A CADMICOV ol . 4 , N 2, jul io-dic iembre 2007 , Pp. 61 - 80U ni v e r s idad de l Z u l i a I SSN 1690- 7582

    Discurso, ideologa y controlde la interpretacin en los mediosSteven Bermdez Antnez*

    ResumenLos medios de comunicacin tienen una participacin determinanteen la direccin interpretativa y en el conocimiento que se generan so-bre mltiples interrelaciones sociales. En los ltimos aos esta fun-cin se ha ido desplazando hacia la defensa de intereses ideolgicos.El objetivo central de este artculo es analizar cmo la accin discursi-va de los medios imp resos se carga de ideologa. Para tal propsito, setomaron como m uestras el tratamiento informativo del golpe de Esta-do en V enezuela de abril de 200 2 realizado por los principales diariosespaoles. Como conclusin se pued e afirmar que la accin discursivade los medios impresos est condicionada por la ideologa que dichosmedios aceptan como actores sociales. Esto exige audiencias msalertas ante el mensaje pe riodstico.

    Palabras clave: Discurso, periodismo, comunicacin, ideologa.D iscourse, ideology and controlof interpretation in m edia content

    AbstractNow adays media hav e an important role in determining the directionof both interpretation and knowledge generated in many social inte-ractions. Because of this, its role as mediators can not be neglected.

    Recibido: 02/10/07 Aceptado: 01/11/07Docente Investigador de la Universidad del Zulia.Correo electrnico: sbermudez37@ hotmail.com

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    S t e v e n B e r m d e z A n t ne z6 2urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciembre 2007, Pp. 61 - 80The purpose of this paper is to analyze how the newspapers discursiveaction is loaded with ideological contents, and how it stands for theirvested interests. For this purpose, samples were taken of the informati-ve treatment given by Spanish newspape rs regarding the coup occu-rred in Venezuela in A pril 2002. It is here concluded that the discursiveaction of print media is to a large extent influenced by the media assu-med ideology as social actor. This requires audiences to be mo re alertin interpreting media content.

    Key words: Discourse, journalism, modalization, ideology.

    1. PrembuloEl propsito de este artculo es reflexionar sobre la manera en que,bajo ciertas circunstancias, los medios de comunicacin (en este caso laprensa escrita) fijan posiciones claras a favor o en con tra de actores y deinterpretaciones especficas en las interrelaciones sociales. Pero ms in-

    teresante an ser constatar cmo el discurso desplegado desde ellos sematerializa para favorecer el fortalecimiento de su sistema de creenciasbsicas (ideologa) de modo que pued a intervenir e incidir en la regula-cin de dichas interrelaciones.En lo q ue respecta a nuestra opcin terico-metodolgica, el An -lisis del Discurso, aunqu e en la actualidad se presente com o una amp lsi-ma rea multidisciplinar, es autnomo. Posee sus intereses propios y sus

    formas especficas de abordar la constante produccin de discursos en lasociedad. El anlisis discursivo siempre se ha p lanteado desde una pers-pectiva interdisciplinar y multidisciplinar y no tiene ningn com plejo enadmitir los avances y ben eficios de otras ciencias, de all que:The term "discourse" has become common currency in a va-riety of disciplines: critical theory , sociology, linguistics,philosophy, social psychology and many other fields, somuch so that it is frequently left undefined, as if its usage wassimply common knowledge (M ills, 2004).

    En definitiva, al Anlisis del Discurso le interesa indagar encmo, siendo el ho mbre esencialmen te un ser discursivo, utiliza tal ca-pacidad para controlar, seleccionar y redistribuir, a travs de ciertosprocedimientos, su poder e intereses socio-semiticos (Foucault,2002:14).

    ate +

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    Discurso, ideologa y con trol de la interpretacin en los m edios32. Premisas epistemolgicasNuestros principios epistemolgicos estn enmarcados dentro dela corriente desarrollada desde el "Anlisis Crtico del Discurso". Estavertiente tiene diferentes representantes, entre los que se encuentranTeun Van Dijk, Ruth Wodak, Michael Meyer y Norman Fairclough(2003 ). En el caso especfico de Teun van D ijk (2000), no le interesa elestudio del lenguaje como sistema, cdigo o gram tica. Su afn se dirigehacia cmo el lenguaje es usado p or sujeto(s) o actor(es) social(es) con-creto(s), en una situacin comunicativa especfica, con una finalidad de-terminada. Esto es, le interesa la lengua en tanto yen cuanto se convierteen una manifestacin de ciertos procesos posibilitadores de las interac-ciones sociales. Al respecto, mira al anlisis del discurso como un reaque indaga en el lenguaje como com ponente "representativo" o "indexi-cal". En otras palabras, en cmo el lenguaje "habla", "denota" o "repre-senta" aspectos de las interrelaciones sociales.

    Para el autor, muchas dimensiones de las interrelaciones socialesse construyen a partir del discurso, tales como la p oltica, el derecho, laeducacin o la burocracia. Esto no implica que todo en la sociedad estconstruido a partir del discurso, pero s que casi todo depende de l. A s,el lenguaje desempea un p apel capital en la expresin y (re)produccinde lo que se denomina "cogniciones sociales" (los conocimientos, lasideologas, las normas, los valores que se comparten como m iembros deun grupo). Quiz el punto de inflexin est en que desde el A nlisis Crti-co del Discurso se considera que dichas "cogniciones sociales" regulany controlan los actos y las interacciones llevadas a cabo com o miemb rode dicho grupo. Esto hace q ue el A nlisis Critico del Discurso no oculte,sino que por el contrario, revele su dimensin e inters poltico.

    Especficamente para nuestro estudio enfrentaremos al discursodesde una trada qu e nos perm itir revisar los tres grandes contextos enlos que el uso de la lengua abre y muestra sus intervenciones. V ase el si-guiente cuadro:

    DiscursoLengua Congnicin Sociedad

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    S t e v e n B e r m d e z A n t n ez64urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciem bre 2007, Pp. 61 - 80En lo que respecta a los medios de comunicacin social, ya es unconsenso generalizado el hecho de aceptar que ellos poseen una presen-cia en la sociedad actual aplastante. Hemo s sido testigos del desarrollo

    de las telecomunicac iones y, a su vez, de la multiplicacin de los consor-cios y monopolios de cadenas televisivas y grandes asociaciones deprensa transnacionales. Frente a ellas y en contrapeso, las formas msmediatas y cercanas a los usuarios como lo son la propagacin de Inter-net, el correo electrnico, los blogs y las em isoras comunitarias parecendestinadas a redimensionar las relaciones con los medios. Sin embargo ,lo anterior no ha impedido que aumente el control de las lneas de infor-macin por parte de los grandes conglomerados industriales. Ciertas es-trategias de dominacin comunicacional han sido presentadas para dar alos usuarios perspectivas desde intereses comerciales y han provocado eldeterioro de la informacin y una endog amia entre los medios de comu-nicacin e intereses ideolgicos de grupos hegemnicos. Hoy por hoy,nadie puede ocultar que los p rincipales vectores de las grandes cadenasde informacin estn dom inados por la promocin de intereses de talesgrupos hegemnicos. Esto tambin ha provocado la homogeneizacinde las informaciones y sus tratam ientos: " P o s s ib l y o n e o f t he m a in r e a -s o n s f o r the th re a te n e d h o m o g e n i za t i o n o f c u l tu r e s is tha t the i n t e r n a t io -n a l m e d i a ar e d o m i n a te d b y a c a p it a li s t i d e o l o g y . N e w s i s b i g b u s i n e s s "(Johnson, 1991 :191 ). En medio de todo esto, el discurso es y ser el veh-culo privilegiado con que seguirn contando los medios de comunica-cin para ofrecer sus intereses como si stos fueran del colectivo.

    3. La dimensin lingsticaEn lo que resp ecta a las lenguas naturales, sus niveles inferiores deorganizacin presentan am plias zonas de acuerdos y logros significati-vamen te estables. En contraposicin, los niveles superiores (textuales ydiscursivos) an solicitan mayo res precisiones y acomodos. Siendo am-plsimas las categoras que se pueden revisar desde la dimensin lings-tica del discurso, nosotros hemos elegido la denom inada modal izacindiscursiva.El concepto de modal izacin no es un operador e stable en los estu-dios discursivos. Su inters no ha ocupado el mismo espacio que el demodal idad. La modalidad suele estudiarse tanto en el mbito lgico,

    como el lingstico y el semitico. El concepto de modal idad ha estado

    .44 44.1.4.4.4...144144.

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    Discurso, ideologa y con trol de la interpretacin en los m edios5relacionado con el de enunciacin y su atencin ya lo encontramos enAristteles. En el mbito de la lengua espaola, trabajos como los deOtaola Olano (1988); Jimnez Julia (1989); Igualada Belchi (1990);Fuentes Rodrguez (1996 ) y C arretero (1992), son una muestra represen-tativa de dicha preocupacin. En principio tendremos que admitir , comoconcepcin ms generalizada, que la modalizacin se presenta como laafectac in mostrad a por p arte del hablante ante el enunciado q ue emi-t e , s itundose en un n ive l englobado r de s te , y p or lo t an to , "per tur -band o" todo el mensaje . De este mod o, el enunciador m uestra su p untode vi s ta . El problema de tales conceptos con respecto a la lengua es siem-pre el mismo: cunto de esto est codificado? Y lo que no lo est cmolo recuperamos con la certeza de que es esa la interpretacin correcta?M uchas de estas preguntas sin duda han hallado respuestas ms o menossatisfactorias sobre todo gracias a las teoras de Grise (1975) y Sperber yWilson (1986). Hoy por hoy aceptamos que gran parte de la intencionali-dad comunicativa puede codificarse a travs de ciertos materiales lin-gsticos. Los operadores modales, la adjetivacin y algunos adverbiosterminados en m e n t e son los ms reconocidos al respecto. La otra formaes ofrecida a travs de "instrucciones" lingstico-contextuales que nosguan en la bsqueda del sentido ms "relevante"1.

    De este modo, la modal izac in es a la modalidad lo que la enuncia-cin es al enunciado. Entendido as, la m od a l i z ac i n es un proceso endonde el sujeto enunciador toma postura en relacin con los valores enlos cuales quiere intencionalmente inscribir su producto, ya sean stosvalores alticos (necesidad-contingencia / posibilidad-imposibilidad),axiolgicos (bondad-maldad/ inters-indiferencia), epistmicos (cier-to-contestable/pausible-excluido) o denticos (obligatorio-facultati-vo/permitido-prohbido). Estos valores no son realidades lingsticas,pero el locutor en su inters de hablar de un m undo, los filtra en la lenguay en su discurso para representar su ideologa.

    1on respecto a la encarnacin de la moda l idad en la lengua, estudios como los deK erbrat-Orecchioni, "La enunciacin" (1980), slo por citar uno de los ms cono-cidos, intentan mostrar precisamente dichos recursos encarnados a travs de mo-dos verbales, grupos lexemticos, construcciones sintcticas, etc.

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    S t e v e n B e r m d e z A n t n ez6 6urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciem bre 2007, Pp. 61 - 803.1. El golpe de Estado en Venezuela reseadopor la prensa espaola: noticia y modalizacinPara nuestro estudio, nos valdremos del tratamiento informativoque hizo la prensa espaola en abril del 2002 con motivo del Golpe de

    Estado ocurrido en Venezuela. Esta decisin parte de la premisa segn lacual frente a momentos de tensiones en las interrelaciones sociales escuando m s y mejor los medios de comunicacin muestran, a travs delas prcticas discursivas qu e despliegan, sus elecciones ideolgicas.

    No partimos de la premisa de que las informaciones trasmitidas"inhabilitaban" los hechos. Nos interesa ms dirigirnos por una inter-pretacin que proponga que la informacin en estos medios de comuni-cacin se movi en "grados" de "cond iciones de satisfaccin" (Searle,1998:9 3) mo strando una clara adhesin ante ellos.

    Asumiendo que los titulares de prensa funcionan como macroes-tructuras semnticas, esto es, que recogen y resumen el contenido deldiscurso, vale la pena revisar los distintos titulares emplead os para tal finen los distintos diarios:

    La Razn: "Venezuela echa a Chvez"El Mundo: "El ejrcito derroca a Chvez y pone e n su lugar al lderde la patronal"A BC : "La junta que tom el poder en Venezuela promete eleccio-nes antes de un ao"Diario de Sevilla: "El ejrcito fuerza la cada de C hvez en V ene-zuela"La Vanguardia: "U n golpe cvico-militar derriba a Hugo Chvez"El Pas: "Carmona asume la presidencia de Venezuela y prometeelecciones en un ario".La modalizacin se registra ya en las palabras, esto es, desde lasformas lexicales que se seleccionan para la co nstitucin del enunciado.

    Lo primero que llama la atencin (sabemos que todo titular tiene unafuncin apelativa) es la concentracin de la informacin de valoracinnegativa en torno al actor social-Chv ez; objetivo que se alcanza a travsde la muestra lexical escogida y que queda registrada en los eventos queanuncian los verbos seleccionados: echar, derrocar, forzar algo, derri-

    1 T

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    Discurso, ideologa y co ntrol de la interpretacin en los m edios7bar... Todos contienen en comn el sema "con violencia", lo que a suvez alimenta al significado codificado en tales enunciados de que lo quese ha hecho se ha hecho por aversin, disgusto, hostilidad. Del mismomodo, salvo el diario L a V a n g u a r d ia , cualquier alusin a un g o l p e d e E s -ta d o es aminorada al mximo. As, desde los titulares se filtra los valoresaxiolgicos de bondad/maldad. El actor-Chvez es siempre la predica-cin para el segundo valor mientras al actor-Carmona se le presentacomo "lder" o con estructuras como "promete elecciones antes de unao" para adherirle el primer valor modal. De inmediato tambin consta-tamos que el grado de valorizacin axiolgica y epistmica (dos de losvalores modales ms presentes) que se presenta en el titular de primerapgina de cada peridico es directamente proporcional al desarrollo y altratamiento de las noticias dentro dicho peridico. Vemoslo.

    El diario "La Razn"Nuestras conjeturas quedan reforzadas en los subttulos que seofrecen:

    "Los m ilitares y las protestas populares, en las que murieron 1 6personas, fuerzan la cada del caudillo castrista.""El ejrcito mantiene detenido al dictador, que no ha firmado surenuncia, y se le impide que escape hacia Cuba."

    Fijemos que de entrada, al actor-Chvez se le despoja de las designa-ciones que le proporcionan el cargo pblico (presidente venezolano) o laque le distingue como sujeto (Hugo C hvez). Se le renombra con tres cali-ficativos continuos, todos con una poderosa carga negativa: caudillo, cas-trista, dictador. Quiz de los tres, el ltimo resulte el ms ma nifiestamentem o d a l iz a d o r . No es m enos significativo utilizar el verbo "escapar" parareferirse a las intenciones del presidente luego de ser apresado p or el ejr-cito. Dentro de esta estrategia quedan enmarcados los restantes ttulos denoticias, reportajes, reseas, etc., que aparecen en el resto del diario:

    "Venezuela tumba al caudillo""De aprendiz de Bolvar a compaero de viaje de Castro y lasF ARC" ."Cobij a 40 etarras y obstaculiz su extradicin a Espaa""Los francotiradores chavistas mataron a 16 manifestantes fren-te a la sede del Gobierno."

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    S t e v e n B e r m d e z A n t n ez6 8urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciem bre 2007, Pp. 61 - 80

    "El delfn del dictador cubano fue derrocado por una subversin,segn la p rensa oficial.""Historia de una gran frustracin.""Baja el precio del petrleo y Venezuela corta el grifo del crudobarato a Cuba."

    Se detecta en toda la informacin trasmitida en este diario una efec-tiva intencin de crear "simpata" y hasta "inclinacin" (afectiva, com oprimer paso hacia el reconocimiento con el otro) de los lectores espao-les a favor del golpe de estado. Si tuviramos que producir una reduccinsemntica del contenido de esta forma de m odalizacin, no dudaramosen proponer la siguiente:

    rVenezuela derrocerroc al dictador que tena como gob ernante.El pueblo espa ol debe sentirse solidario con esta accin. El diario El Mundo.Existen marcadas diferencias respecto al tratamiento realizado por

    el diario anteriormente sealado. Entre lo ms llamativo est el hecho deque aqu s se n o m b r a al actor-Chvez, por lo cual se restituye su presen-cia como actor po ltico. Por otro lado, se sealan los otros actores cau-santes del suceso: Los militares. En la pgina 4 se examinan a los dos ac-tores en pugna: el presidente Hugo Chvez y el presidente "sustituto",Pedro C armona. Se presentan en esta pgina dos especies de " se m b l an -zas". Sobre ambos se realizan valoraciones y juicios muy precisos. El ar-tculo dedicado al actor-Chvez se titula "El juglar que so con Bol-var", y dedicado al actor-Carmona, "Nacido para el dilogo". Sobre elactor-Chv ez se realizan afirmaciones como las siguientes:

    "O tras disposiciones, como la instruccin premilitar de to-dos los estudiantes de primaria y secundaria, la apertura enlos cuarteles de cientos de escuelas bolivarianas y el empleode soldados en diversas labores de instruccin civil y servi-cios comunitarios levantaron airadas protestas de la oposi-cin, que alert contra una derivacin militarizante de la so-ciedad civil."

    1,,

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    Discurso, ideologa y co ntrol de la interpretacin en los m edios9No deja de ser evidente el propsito de promover la idea de queChvez h a m i l it a r iz a d o a Venezuela. Esta ser un eje matriz que recorre-r gran parte de las informaciones que ste y m uchos diarios explotarn

    como estrategia comunicacional para gestionar la aversin del puebloespaol hacia el actor-Chvez. Se pretende, efectivamente, correlacio-nar este valor con el efectivo rechazo del pasado reciente de Espaa, alcual se apela de m anera indirecta.

    En el artculo dedicado a Pedro C armona llam a la atencin la pre-sentacin que de l se hace:"Es una persona que no levanta la voz, siempre se muestracontrolado y no aband ona la cortesa ni en los peores momen-tos, como debe haber aprendido durante su carrera de diplo-mtico como embajador de Venezuela y secretario de la Juntade Acuerdo de Cartagena, donde se gan el respeto y la admi-racin de quienes lo conocieron."

    Apenas unas lneas arriba ya haban expresado sobre l la siguientepregunta:"(sic)Quin este seor de pequea estatura que usa trajes a lamedida, a quien Julio Sosa Rodrguez encomend c on losojos cerrados durante 18 aos la conduccin del Grupo Qu-mico?".

    Lo impo rtante de tales afirmaciones es que todas son valoracionesdel diario sobre las cuales no ofrece ninguna prueba.No pareciera que la m o d a li z a c i n queda enmarcada, entonces, enfenmenos como la argumentacin? A nuestro juicio lo que nos atrae dela modalizacin es que se presenta como una realidad semntico-prag-

    mtica del discurso, en donde interviene la intencionalidad sino tam binuna concentracin, un enmarcam iento, un foco a travs de la cual dichaintencionalidad queda explcitamente regulada. El diario "ABC".El diario "ABC" es quiz uno de los peridicos que dedic ms" cen t im e t ra j e" a la noticia. En el interior del diario se leen los siguientes

    titulares " A d i s a l s u e o b o l i v a r ia n o " , "L a c o l o n i a e s p a o l a a c o g e c o no p t i m i s m o l a d i m i s i n d e C h v e z " , "L a Ju n t a d e G o b i e r n o a c a b a c o n l aR e p b l ic a B o l i v a ri an a d e C h v e z e n V e n e z u e l a ". No hay nada nuevo en

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    S t e v e n B e r m d e z A n t n ez7 0urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciembre 2007, Pp. 61 - 80el tratamiento realizado en este diario de las informacione s, ni en las es-trategias lingsticas utilizadas (adjetivaciones, verbos performativos,etc.). Ellas mantienen los m ismos gestores de sentido desarrollados porlos diarios anteriormente revisados. Qu iz valga la pena destacar el he-cho de qu e este peridico le dedique una entrevista al ex-presidente deVenezuela, Carlos Andrs P rez, desde su exilio en Nueva York. No nosdetendremos a evaluar el hecho de que en m edio de una crisis de tal mag-nitud, este diario se haya d ecantado por entrevistar a un ex -mandatariodesprestigiado en la vida poltica venezolana. Pero vale la pena recogeruna pregunta y su respectiva respuesta entre las formuladas en dicha en-trevista:

    "-Qu opinin le merece Pedro Carmona, el presidente de lapatronal que encabeza la transicin?- L o conozco, colabor en m is Gobiernos. Pertenece al sectorempresarial, pero es una persona muy ducha en la integracinlatinoamericana, particip activamente en el proceso de inte-gracin de los pases andinos. Tengo mu cha confianza en l yen este Gobierno provisional que le corresponder con ducir."

    Al trasladarnos a un nivel microestrutural y revisar los recursos l-xicos y las construcciones sintcticas referidas tanto al actor-Chvezcomo a actor-Carmona, se comprueba esta tendencia a travs de una so-brelexicalizacin (entendido este fenm eno com o el paso de la proposi-cin semntica a la formas lxicas y sintcticas seleccionadas para mos-trarla) hipernegativa para el primero y ultrapositiva para el segundo:

    ChvezCobarde, falta de gallarda, manos manchadas de sangre, falta deentereza, "A gach la cabeza y acept su renuncia", revoluciona-rio de boquilla, "Chvez asesino", autoritario, arbitrario, cau-dillo, experimentado golpista, culto a su personalidad, "jug aDios sin pagar peaje", estrechas relaciones con la F AR C, desvir-tuador del marco de la democracia.

    Carmona Lder emp resarial, gran protagonista, con talla de estadista, cu-rrculum vitae (economista con postgrado en Bruselas), hombre

    de consenso, ha sab ido granjearse el aprecio de la sociedad c ivil,valiente (porque se enfrenta a los desmadres de Chvez), clara

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    Discurso, ideologa y co ntrol de la interpretacin en los m edios1ponderacin al analizar los problemas del pas, "Carmona y suequipo merecen un voto de confianza".

    Si extendemos nuestro arqueo a diarios regionales ("La Vanguar-dia" o "El Diario de Sevilla", por ejemplo) encontraremos que el trata-miento no se desmarca en nada de los anteriores.Esta avalancha modalizante qued totalmente sentenciada en g-nero en do nde ningn diario revisado present distancia alguna: los edi-

    toriales. Sabiendo que en los editoriales el peridico expresa de formaexplcita su posicin, sta no puede ser ms evidente:ABC: "Venezuela dijo basta a Chvez."El Pas: "Golpe a un caudillo."La Razn: " V e n e z u e l a b o t a C hv e z . "El Mundo: "Fulgurante ascensin y cada del estrafalario HugoChvez."El Diario de Sevilla: "Venezuela se cans de Chvez."La Vanguardia: " V e n e z u e l a s i n C h v e z . "Con todo lo exam inado hasta ahora, se puede comprobar como en tor-no a este suceso se registr, en todos los diarios, una modalizacin que pro-dujo una no menos asombrosa y sospechosa h o m o g e n e i z a c i n d i s c u r s iv a .

    3. La dimensin cognitivaEn m ayo del ao 200 2 realizamos en la Facultad de Filologa de la

    Universidad Complutense de Madrid (Espaa), entre una poblacin decien estudiantes universitarios, con edades compren didas entre los 19 y31 aos, una encuesta compuesta de seis tems sobre su relacin con laprensa escrita. En principio nos interesaba saber de qu modo obtenanlas informaciones sobre hechos socio-polticos ocurridos en otros pa-ses, la cual le serva como b ase para las opiniones y creencias qu e se for-maban de tales sucesos. Nos interesaba, por ejemplo, saber de dnde ob -tenan los conocimientos que posean sobre el conflicto palestino o sobrela situacin socio-poltica de los pases latinoamericanos. Los resultadosobtenidos nos permitieron enunciar premisas que consideramos relevan-tes para el presente estudio:

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    S t e v e n B e r m d e z A n t ne z72urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciembre 2007, Pp. 61 - 80El 49,99 % de los encuestados lee todos los das o casi todos los dasel peridico. El 73,43 % lo lee ca si todos los das u ocasionalmente.El 71,86% consideran que los peridicos, por lo general, son unbuen medio para conocer los sucesos y acontecimientos que ocu-rren en otros pases.El 90,62% considera que las noticias difundidas por los peridicos,siempre o casi siempre, influyen en las opiniones y creencias quenos formam os de los sucesos. Es relevante sealar que de este por-centaje, el 71,87 % considera que esto ocurre casi siempre.El 85,93% considera que el nivel de credibilidad que podemos adju-dicarles a las noticias en los peridicos es mediano o m edianame ntealto.

    e.l 64 ,2% slo ha conocido sobre ciertos sucesos actuales a travs delos peridicos o la televisin.2Estos datos nos permitiran establecer lo que, siguiendo a Searle(1998), serian nuestras ' p o s i c i o n e s por de f ec to" con respecto a la prensa.Los medios de comunicacin de masas en general, y el peridico enparticular, mantienen en la actualidad un alto nivel de rec epcin en-tre la poblacin.Las informaciones que los usuarios tienen de estos medios influyenen las opiniones, creencias y conocimientos que se forman de losacontecimientos.

    c.ara una g ruesa porcin de la sociedad actual, la nica fuente parala obtencin de ciertos conocimientos, creencias y opiniones sobrealgunos hechos sociales, es, exclusivamente, a travs de los mediosde comu nicacin (audiovisuales e impresos). Esta ltima observ a-cin es de vital importancia para nuestro inters, pues ella nos exp o-ne que si esto es as, los medios tienen la ventaja de que ser su v i-sin de los hechos la que ser asumida por usuarios.2l domingo 17-1 1-2002 , pg. 2, el diario espaol "El Pas" public una encuesta reali-zada en A mrica Latina denominada el "Latinobarmetro", en donde, entre otros mu-chos datos, se colocab a a la televisin en el segundo lug ar de las instituciones en lascuales la poblacin confia. Es posible que dichos datos hayan cambiado.

    T-1-4444,..4.444-1, 1444

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    Discurso, ideologa y con trol de la interpretacin en los m edios3Estos resultados nos envan al hecho cierto de que los medios decomunicacin (en sus diferentes modalidades), y segn sea conducida su

    accin discursiva, producen "efectos cognitivos" en las audiencias.Efectos cognitivos entendidos como:... el conjunto de las consecuencias de la accin comunicati-va, del carcter pblico e institucional, que inciden en las for-mas del conocimiento cotidiano (de los saberes pblicamentecompartidos) que condicionan la manera en q ue los indivi-duos perciben y organizan su entorno ms inmediato, su co-nocimiento sobre el mundo, y la orientacin de su atencinhacia determinados temas, as como su capacidad de discri-minacin referida a los contenidos de la com unicacin demasas (Saperas, 1987:19).

    Lo expuesto arriba es fundamental. En general, y como conse-cuencia del tipo de interaccin que generan, los medios de comunica-cin procuran dirigirse hacia los conocimientos cotidianos de las au-diencias. Por eso lo que interesa para nuestro estudio es comprenderqu representacin mental o cognitiva conlleva el tratamiento propues-to por las informaciones ac tratadas y cmo dicha representacin re-percute en las formas del conocimiento cotidiano yen la atencin haciadeterminados temas. Nosotros afirmamos que, ms all de los conteni-dos exp lcitos en torno al tratamiento realizado, todas las noticias sobreel golpe de estado en Venezuela reseada por la prensa espaola paraentonces, buscaban generar inferencias ms fuertes que permitieran alas audiencias aceptar de manera irrestricta el suceso como "poltica-mente correcto". Esto no es poca cosa. Los procesos inferenciales in-tervienen en mltiples situaciones de nuestra vida cognitiva: nos sirvenpara entender y advertir cualidades y relaciones sobre lo ledo, parapercibir informacin distinta de todo lo que no lo es o para predecir loque puede suceder a partir de una informacin dada (Len, 2003). Vis-tos as a los procesos inferenciales, habra que reconocerles peso paraaceptar argumentos (Boscn, 2006). En consecuencia, en muchos delos textos presentados en este diario, la persuasin discursiva se mani-fiesta bajo el siguiente esquema argumenta':

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    Inferencias

    Razones o conc l us i n" Es que en es te caso e l depues to e raHug o Ch vez , uno d e l os l deres m sdet es t ados de l i nundo t ant o por raz onespo l t i c as c omo ec onmic as . "

    Cont raarg ut nent adorer o

    I x i s ten casos en que l os go l pes de1 es t ados no s on c ondenab les1 N o d e b e a c e p t a r s e c o m opr c t i c a po l t ic a e l g o lpe d ee s t a d o R efut ac inS t e v e n B e r m d e z A n t n ez74urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciem bre 2007, Pp. 61 - 80"E n e l s ig lo XXI l a t eor a es qu e losgo lpes de es tados son condenab les. " A r g u m e n t oPor otro lado, el hecho de qu e el tratamiento del suceso haya sido

    periodsticamente homogeneizado, como se ha afirmado antes, tienetambin repercusiones cognitivas. Tal procedimiento periodstico fun-ciona como el e f e c t o d e r e p e t i c i n d e t r m i n o s s o b r e l a c o m p r e n s i n queya propusieran K intsch y van Dijk en 1978 . De acuerdo con estos auto-res, debido a que la comprensin se realiza en ciclos y de que la memoriaoperativa es limitada, una porcin de informa cin de un ciclo (frase, ora-cin o unidad m ayor) se retiene en la m emoria mejor si encuentra vincu-lacin en otros ciclos a travs de la repeticin de algn trmino, frase,proposicin, etc., que la reactive. La sospechosa homogenizacin de lai n f o r m a c i n entre los distintos medios impresos, de la cual hacamos re-ferencia anteriormente, provoc que iguales proposiciones semnticas einferencias se activaran de la misma m anera. Cuando la audiencia espa-ola lea cualesquiera de los diarios ac tratados, activaba an logas infe-rencias y por lo tanto, parecidas conclusiones. Esto propiciaba que cier-tas proposiciones fuesen fijadas y recordadas con mayor nfasis, porejemplo "Chvez era un tirano y mereca ser derrocado ".

    I .1 .I.

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    Discurso, ideologa y con trol de la interpretacin en los m edios5Lo anterior nos ofrece en campo p roteico para retomar otra categoraque ac ha sido convocada: la i d e o l o g a . Debe quedar claro que dicha cate-gora se asume para este estudio desde los exactos parmetros establecidosrecientemente por Teun van D ijk, esto es, como creencias bsicas com -partidas por grupos sociales para generar y gestionan opiniones, diferen-

    cias y hasta conflictos (van Dijk, 2003). Quiz lo ms determinante de eseconcepto cognitivo de ideologa sea el hecho de que para este autor, ella seorganiza a travs de una esquem a de categoras que posibilitan la creacinde su sistema de creencias. Tales categoras son: a) criterios de pertinencia,b) actividades tpicas, c) objetivos generales, d) normas y v alores, e) posi-cin, f) recursos (idem, 27). Cada una de estas categoras supone ilustrar laautorrepresentacin del grupo y justifica su accin colectiva o individual.De este m odo, si los medios de com unicacin y en el caso ac tratado, laprensa espaola, muestra su ideologa a travs del discurso elegido paratratar el Golpe de Estado en Venezuela, cabe preguntarse quines perte-necen a su g rupo?, qu hacen q ue los identifica?, por qu lo hacen?, qudefienden?, qu consideran bueno o m alo?, cmo se relacionaron concada uno de los actores y sectores en conflicto?, etc.

    La m ayora de los tratamientos am inoran o, en lo posible, ocultan laparticipacin de los militares en los acontecimientos. Decisin q ue se vems claramente determinante por la forma en que resean el entorno de su-jeto- Chvez. En referencia a ste, s se preocupan de incrustarle su condi-cin de ex-m ilitar o ex -golpista, contraponindola co n la condicin de ci-vil y sujeto conciliador del actor-Carmona. Insistimos, esta decisin esmuy relevante en el contexto de la sociedad espaola ya que genera en laaudiencia un pertinente contexto pragmtico para la interpretacin. La so-ciedad espaola no pe rcibe con nada de simp ata la relacin de los milita-res con la sociedad debido a las huellas todava presentes de la cruenta dic-tadura franquista. Esto demuestra que c uando se decide e structurar un dis-curso, los medios tienen en consideracin los efectos cognitivos y em ocio-nales que pueden prov ocar adhesin o rechazo a sus intereses.

    4. La dimensin socialEl discurso periodstico se inserta dentro de la v ariedad de discur-sos que producimos para interactuar socialmente. Usar la lengua y pro-

    ducir enunciados, es un hecho social. Lozano, Pea-Marn y Abril(1982) afiman que desde el mbito interaccional y discursivo, cuando los

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    S t e v e n B e r m d e z A n t n ez7 6urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciem bre 2007, Pp. 61 - 80hablantes producen enunciados lo hacen por el inters de interactuar enespacios sociales, y por lo tanto todo enunciado producido tiene com o fi-nalidad modificar, de alguna m anera, la posicin y los saberes del otro,ya sea por simple informacin, por persuacin, por manipulacin. Enesencia nos reafirman lo que ya nos ha dicho Austin (1969), los actos ilo-cutivos son centro de atecin de los hab lantes.

    Por otro lado, dentro de los "es t i los" periodsticos, sin renunciar a laconviccin que se ha producido un a evolucin en los lenguajes y en lastcnicas constructivas de los gnero, el i n f o r m a t i v o exige ciertos parme-tros representacionales. En nuestra opinin, dichos parmetros no slo re-gulan su representacin formal (su escritura), sino que tambin lo h acen enlo concerniente a su recepc in e interpretacin por parte de la sociedad. Lamayo ra de los textos seleccionados para este estudio pertene cen al estilo" in fo r m a t i v o " , por lo que deberan estar regulados por estos parmetros.

    Creemos que la modalizacin presente en los diarios espaolespretende tener un impacto social en lo con cerniente a:Crear adh esin afectiva y efectiva a favor del intento de golpe de es-tado.Justificar esta accin dentro del marco con stitucional nacional e in-ternacional.Desacreditar profundam ente la figura del presidente derrocado.Procurar la simpata hacia el "nuevo presidente", a travs de suexaltacin como figura pblica.Proponer a los sucesos dentro de la forma m odal epistmica y axio-lgica. Se promov a la idea de "transitoriedad".Concentrar en la figura del presidente derrocado todos los males,vicios y antipatas posibles, de modo que su salida se viera como"un bien" esperado y necesario.Implantar la idea de tranquilidad poltica nacional e internacionaltras la salida de un mandatario que p e r tur b a b a en demasa el ordenestablecido.Fundar una sensacin de plurivocidad informatativa a travs deluso de todos los reg istros discursivos existentes en los medios im-presos, pero haciendo nfasis en aquellos que permitan mayor li-bertad de realizar valoraciones por parte del autor.

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    Discurso, ideologa y co ntrol de la interpretacin en los m edios7En el ao 2000, tres investigadoras de la Universidad del PasVasco, Ofa Benzunartea, Mara Jos Cantalapiedra y Mercedes del

    Hoyo, publicaron un interesante trabajo en donde demostraban cmoalgunos medios de comunicacin en Espaa dirigieron sus bateras encontra de Felipe Gonzlez para impedir que el Partido Socialista Espa-ol tuviera posibilidad de continuar en el poder. No toca aqu revisar elobjeto que en ese trabajo se juzga, pero s no olvidar el copioso y arduomaterial a travs del cual se dem uestra tal empresa. Casi al finalizar, lasautoras enuncian las "Estrategias lingsticas y periodsticas" utiliza-das por los medios para lograr su impacto en las audiencias. Creo quevale la pena recuperarlas:

    Se busc pregoneros que com partieran la misma opinin del medio.Sobre noticias de indudable valor noticioso se aplic una insisten-cia desbordante. Se utiliz com o m ecanismo lingstico, la parfra-sis y la redundancia.Sobre noticias de men or valor periodstico, se aplic lo que ellas de-nominan "el efecto lupa".El medio rescata para su visin, hechos que podan pasar inadverti-dos por no poseer valor informativo y le aplican "el efecto lupa". Seatena lo positivo.

    e. Se denuncia "lo posible".Todo lo anterior obliga a preguntarse por el desafio tico del perio-dismo (Blzquez, 2000); lo cual nos conduce a otras interrogantes: Es

    tan diferente de lo que han hecho con la resea y tratamiento en el casoaqu tratado?, es el periodista quien finalmente decide que sus produc-tos promuevan ciertas valoraciones sociales?Podemos afirmar por lo tanto, que el pe riodista est sometidoa servidumbres ideolgicas impuestas por la propia empresay por sus lectores. Junto a ello, la tendencia ya comentada ha-cia un periodismo de interpretacin, hace que c ada da, deforma paulatina pero creciente, se observe una personaliza-cin mayor en las informaciones de los peridicos...El riesgo tico que surge a partir de esta tendencia a firmar lasinformaciones es que el periodista quiera dejar la impronta desu personalidad en el propio lenguaje informativo (PonceRuiz, 1992).

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    S t e v e n B e r m d e z A n t n ez78urum A cadm ico, Vol. 4 , N 2, julio-diciem bre 2007, Pp. 61 - 80

    Ante lo ex puesto hasta ahora, nos inclinamos a afirmar que la adhe-sin o el rechazo de las aud iencias ante sucesos registrados por los m e-dios, est correlacionado con las estrategias que , para tales fines, ofrecenstos para procesar su accin discursiva.

    5. ConclusinEn conclusin, confesamos que nos acercamos a los medios en

    continua sospecha, pero no por ello pensamos que sean una macabra or-ganizacin que invierten su tiempo y su dinero en fabricarnos una reali-dad que ni por asomo aguantara un cotejamiento con los hechos. Segui-mos pensando en sus innegables beneficios al horno fabulari que es elhombre. Sin embargo, tampoco desconocemos las tentaciones que den-tro de ellos se tejen. Debido a los intrincados mecanismos y ca mbios quese debaten en la sociedad actual y los cuales son el germen de la "d e s e s ta -b i l i za c i n " de la relacin tradicional entre medio y audienc ia, cada da sehace ms necesario que d icha relacin se establezca desde nuevas pau-tas. Una de esas nuevas pautas es, sin lugar a dudas, la exigencia de unaaudiencia ms y mejor formada. En la actualidad y ante la conflictividadde intereses en pugna, es prcticamente imposible interrelacionar con unmedio de comunicacin con una " p o s i c i n p o r d e f e c t o " ingenua. Por elcontrario, pareciera ser cada vez ms necesario que las audiencias re-quieran herramientas cognitivas y pragm ticas casi especializadas paradesentraar cundo, cmo y con qu finalidad se quiere dirigir, forzosa-mente, sus procesos de recepcin informativa.

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    Blzquez, Niceto (2000). El desafio tico de la inform acin, Salamanca, SanEsteaban-Edibesa.

    T" 4t h.41

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    Discurso, ideologa y co ntrol de la interpretacin en los m edios9Boscn, Juan Pablo (2006). "Argumentacin, discurso periodstico y reportajeinterpretativo", Estudios sobre el Mensaje Periodstico, 12, 45-57.Carretero, M arta (1991). "Una propuesta de tipologa de la modalidad: la acep-tacin como categora modal", Disenda, 10, 41-6 1. Universidad Complu-tense de Madrid.Diarios "ABC", "El Mundo", "El Pas", "La Razn", "La Vanguardia", "ElDiario de Sevilla" del da 13-04-2002.Foucault, Michel (2002). El orden del discurso. Fbula Tusquets. Barcelona.Primera edicin en 1973 .Fuentes Rodrguez, Catalina (1996). Aproximacin a la estructura del texto,Mlaga, Agora.Grise, Paul (1975). "Lgica y Conversacin". En: Luis M . Valds (Comp.), Labsqueda del significado, Madrid, Tecnos. 1999, 3ra. reimpresin.Igualada Belchi, A (199 0). "M odalidad y acto de habla. A propsito de los enun-

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