discipulado o seguimiento bíblico

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18 QUINTO TEMA DISCIPULADO O SEGUIMIENTO BÍBLICO El tema del seguimiento visto bajo la óptica bíblica, teológica y espiritual, es una auténtica síntesis de la vida cristiana que evoca realidades como: la gratuidad, discipulado, camino, alianza, fidelidad, aprendizaje, dinamismo, creatividad, crisis, despojamiento, cruz, resurrección. Seguir a Cristo es “encontrar la dignidad y la plenitud de la vida” (DA 41). El tema del “seguimiento” atraviesa todo el Documento de Aparecida, íntimamente relacionado con el tema del “discipulado”. En el Capítulo IV, al hablar de la Vocación de los discípulos misioneros a la Santidad nos recuerda que “todos estamos llamados al seguimiento de Jesucristo”. De los números 129 al 135 especifica de qué manera, subrayando que el seguimiento es un llamado no para “algo” (purificarse, aprender la ley), sino “para alguien” (vincularse íntimamente a su persona y luego ser enviados. Mc 3,14) <DA 131>. Veamos algunos elementos de este rico tema. I.- EN EL PRINCIPIO DEL SEGUIMIENTO ESTÁ “LA PALABRA” 1. El poder sacramental de la palabra Entre todos los signos humanos de la comunicación, relación y encuentro, destaca la palabra. La palabra de Dios es una energía transformadora de todo lo que entra en relación con ella: crea, opera lo que anuncia, produce lo que significa, llama a la existencia, hace la historia (Gn 1,1- 2,4). Es sacramental porque al pronunciarla ilumina, revela el sentido profundo de la realidad y de la existencia desde la mirada de Dios. Esclarece el significado de la historia (Sal 119, 105); se convierte en maestra, en regla de vida práctica y norma certera de conducta, pues suscita compromisos y actitudes prácticas (Sant 1,19-27). Por eso la

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05 Discipulado o Seguimiento Bíblico

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Page 1: Discipulado o Seguimiento Bíblico

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QUINTO TEMADISCIPULADO O SEGUIMIENTO BÍBLICO

El tema del seguimiento visto bajo la óptica bíblica, teológica y espiritual, es una auténtica síntesis de la vida cristiana que evoca realidades como: la gratuidad, discipulado, camino, alianza, fidelidad, aprendizaje, dinamismo, creatividad, crisis, despojamiento, cruz, resurrección.

Seguir a Cristo es “encontrar la dignidad y la plenitud de la vida” (DA 41).

El tema del “seguimiento” atraviesa todo el Documento de Aparecida, íntimamente relacionado con el tema del “discipulado”. En el Capítulo IV, al hablar de la Vocación de los discípulos misioneros a la Santidad nos recuerda que “todos estamos llamados al seguimiento de Jesucristo”. De los números 129 al 135 especifica de qué manera, subrayando que el seguimiento es un llamado no para “algo” (purificarse, aprender la ley), sino “para alguien” (vincularse íntimamente a su persona y luego ser enviados. Mc 3,14) <DA 131>.

Veamos algunos elementos de este rico tema.

I.- EN EL PRINCIPIO DEL SEGUIMIENTO ESTÁ “LA PALABRA”

1. El poder sacramental de la palabra

Entre todos los signos humanos de la comunicación, relación y encuentro, destaca la palabra. La palabra de Dios es una energía transformadora de todo lo que entra en relación con ella: crea, opera lo que anuncia, produce lo que significa, llama a la existencia, hace la historia (Gn 1,1-2,4). Es sacramental porque al pronunciarla ilumina, revela el sentido profundo de la realidad y de la existencia desde la mirada de Dios. Esclarece el significado de la historia (Sal 119, 105); se convierte en maestra, en regla de vida práctica y norma certera de conducta, pues suscita compromisos y actitudes prácticas (Sant 1,19-27). Por eso la palabra de Dios es comparada con la semilla, la lluvia, el fuego, la comida, el agua, el viento, la espada de doble filo, realidades que evocan vitalidad, fuerza, seguridad, certeza, eficacia, transformación, compromiso. La historia salvífica no es otra cosa que la historia de la palabra de Dios que se manifiesta en su multiforme presencia, actividad y eficacia:

Es una palabra definitiva

La síntesis que presenta Heb 1, 1-14 invita a detenerse en el vértice, punto culminante, paradigma, modelo y arquetipo de toda palabra reveladora. Jesús es la suprema Palabra-respuesta del Padre a los grandes desafíos que se nos plantean cada día; pero al mismo tiempo la suprema Palabra-pregunta por la cual el Señor cuestiona nuestras múltiples idolatrías. Por eso convoca a la conversión permanente.

2. Discípulo de la palabra

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Existen unas actitudes que la Palabra espera para poder realizar su sacramentalidad y convertir en discípulos a sus oyentes:

a) Callar: el silencio es la condición indispensable para entrar en el misterio de la Palabra. La precede, la acompaña y la prolonga. Es la actitud de quien se asombra ante la gratuidad de quien le habla (DA 277).

b) Escuchar: Significa no sólo poner atención (Rm 10,17) sino abrirle el corazón, obedecerla y ponerla por obra como María. (Lc 11,27-28)

c) Contemplar: Ve la Palabra reflejada en las obras y prodigios de la creación y de la historia liberadora del pueblo. Jn 14. 9: “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 9,1-41; Lc 7, 22). Mirar con ojos nuevos el cosmos. <Cf VD 108)

d) Conocer: Es más que saber intelectual, es hacer la experiencia de algo y más radicalmente; consiste en entregarse incondicionalmente a alguien (Flp 3,7-9).

e) Buscar: buscar a Dios es la forma más sublime y dinámica de vivir la fe. Buscarlo aunque no siempre lo encontremos. Sal 9,11; 24,6; 27,8-9; 34,11

f) Gustar: Saber gustar la Palabra da sabiduría, que conduce a vivir en la rectitud del corazón (Sab 9, 1-18; 1Re 6-9; 2Cro 1, 8-10)

g) Seguir: Refleja la radicalidad del que se ha encontrado con la Palabra, la ha situado en el centro de su existencia y la ha adoptado como referencia necesaria de todo su vivir.

II.- “EL SEGUIMIENTO SEGÚN LOS EVANGELIOS”

1.- Seguir a Jesús es ante todo una praxis

El verbo griego akolouthéo “seguir”, (que evoca al sustantivo mathêtés “discípulo” y al verbo mantháno “aprender”) es un término consignado unas 90 veces en el NT. Dejando aparte 11 menciones: He (4x), 1Cor (1x), Ap (6x), las 79 restantes se hallan en los Evangelios: Mt 25x, Mc 18x, Lc 17x, Jn 19x. El tema del seguimiento es típicamente evangélico; su originalidad le proviene del enfoque absolutamente novedoso de que fue revestido en un contexto socio-cultural, en donde era habitual la práctica de maestros que eran buscados y escogidos por sus discípulos.

El seguimiento de Jesús se diferencia radicalmente de la costumbre vigente, ya que, Jesús toma la iniciativa, escoge a sus discípulos con plena autoridad divina, a semejanza de Dios que escoge a sus profetas (Mc 1, 16; Mt 8, 22). Quien acepta la llamada lo hace con una adhesión libre, que además de radical es irreversible. La fidelidad está en el corazón del seguimiento, aunque el discípulo siempre esté expuesto a la tentación de desdecirse. Para ello, debe “convertirse” desde lo más profundo de su ser (Mc 1,15-16; Mt 9,9; Mc 10, 17ss; Mt 8, 21ss) y asumir el seguimiento incondicionalmente (Mt 10, 24; Mc 8,34).

2.- El seguimiento en boca de Jesús

Jesús ofrece una enseñanza clara sobre el seguimiento. Quien sigue a Jesús no puede menos que aceptar estas exigencias para edificar su vida desde ellas. Las características que los evangelios nos proponen son las siguientes:

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a) El seguimiento es Universal. Tal como es la llamada a la conversión y a la fe. Nadie queda excluido, ni los pecadores, ni los extranjeros, ni nadie (Mt 9,9).

b) Gratuito. No hay ninguna condición previa para ser llamado (Mc 3,13).c) Radical e incondicional. No se sigue a Jesús reservándose algo. Incluso la

renuncia puede ir hasta el absurdo de negarse a sí mismo, frente al legítimo derecho que nos ampara (Mt 10,17; Lc 14,26ss; Mt 4,20;16,24-25).

d) Paradójico. Porque desconcierta y contradice la más pura lógica humana: “morir para vivir” “perder para ganar” “empequeñecerse para ser grande” “servir para ser señor” (Mt 16,25; Jn 13, 12-17; Flp 2, 5-11; Sant 2,5).

e) Arriesgado. Inaugura un mundo de sorpresas y certezas nuevas, pero no de seguridades fáciles. El discípulo sabe en quién ha puesto su confianza (2Tim 1,12)

f) Doloroso. Quien no toma su cruz y lo sigue no es digno de él. La dimensión sufriente de la existencia humana adquiere un sentido diferente cuando se sigue a Cristo desde la experiencia de la cruz, que Jesús llama “glorificación” (Jn 17,1.5.22.24)

g) Liberador. Seguir a Cristo es denunciar toda clase de ídolos que esclavizan y a la vez proclamar la fe en un solo Dios (Dt 6,13; Mt 4,10).

h) Escatológico. Quien vende todo, deja todo y renuncia a todo es candidato a recibir el ciento por uno y además la vida eterna. Su nombre está escrito en el libro de la vida (Mt 19,27-29) y está en camino de plenitud, anunciando con su vida desde ahora las realidades celestes, hacia las que caminamos.

No todo mundo sigue a Jesús de la misma manera ni con los mismos objetivos. El seguimiento es al mismo tiempo uno y plural. Uno en la sustancia de su contenido, plural en sus expresiones y modalidades para vivirlo.

III.- EL SEGUIMIENTO DE CRISTO, HORIZONTE DE LA CATEQUESIS

La vida en Cristo consiste en seguirlo. El seguidor expresa existencialmente esa convicción a través de: una mentalidad (el hombre nuevo), una actitud (diaconía o servicio), un criterio (la liberación), una opción (los pobres), un espíritu (las bienaventuranzas), un proyecto (el Reino), una conducta (la fraternidad), esto implica para el discípulo adentrarse incondicionalmente en el misterio de Cristo y estar dispuesto a aceptar las consecuencias personales, sociales, históricas y espirituales. Ir adentrándose en el misterio de Cristo es labor de la catequesis, la cual irá dando oportunidad a la Palabra de ir creando cosas nuevas (conversión), iluminando la vida y la historia (enseñanza) y comprometiendo la conducta del creyente (regla de vida práctica).

El ministerio de la Catequesis puede concebirse como una peculiar praxis del seguimiento de Cristo (. (GFCM 14-40) atendiendo a que es:

1) Palabra anunciadora de buenas noticias y reveladora de los valores fundamentales del Reino.

2) Interpelación a la incesante conversión3) Convocatoria permanente al compromiso diario con la vida fraterna4) Identificación existencial con el quehacer profético de Jesús

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5) Es llamada incesante a vivir la fe en las realidades temporales6) Enseñanza para escrutar los signos de los tiempos7) Educación para acoger y adherirse cordialmente a la comunidad de discípulos8) Vivir el misterio de la cruz y de la glorificación .9) Los catequistas necesitan, ante todo, ser oyentes, testigos y discípulos de la

Palabra, para poder ser siervos, intérpretes y maestros de la misma.10) Tarea de la Catequesis es desarrollar una pedagogía del seguimiento de Cristo,

(Ef 3,9-18; CT 19-20). Poner al creyente, no sólo en contacto con Cristo sino en comunión e intimidad con él (CT 5. DGC 80), pues “cuanto más ahondemos en nuestra relación personal con el Señor Jesús, tanto más nos daremos cuenta de que Él nos llama a la santidad mediante opciones definitivas, con las cuales nuestra vida corresponde a su amor, asumiendo tareas y ministerios para edificar la Iglesia” (VD 77).

11) El catequista es ante todo una persona amada por Dios, creyente, testigo, profeta y persona de su tiempo, que haciendo un discernimiento personal responde sí a Dios que los busca, lo invita y lo llama. (GFCM 9).

12) Su espiritualidad nace de una profunda experiencia con la Palabra de Dios que lo ha de llevar a encarnar los valores del Evangelio…Como discípulo, escucha la Palabra del Maestro y se decide a seguirlo, iniciando así un camino de conversión que dura toda la vida (GFCM. 22).