dinámicas creyentes y transformaciones culturales - mg

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 20/03/14 10:16 Revista Vida Pastoral - SAN PABLO Página 1 de 6 http://www.san-pab lo.com.ar/vidapa storal/includes/articulos/imprimir.p hp?id=270 Revista Vida Pastoral - Año XLVII - Nº 266 - JULIO / AGOSTO 2007 Análisis pastoral Marcelo González  Dinámicas creyentes y transformaciones culturales contemporáneas. Creencias y culturas populares (I) Siguiendo el itinerario investigativo de un antropólogo a rgentino, el autor nos ofrece un panorama sobre los cambios presentes en las formas de la religiosidad de los sectores populares. La búsqueda de un "mapa" de las dinámicas creyentes en el seno de las transformaciones culturales contemporáneas nos llevó primero a la obra de Michel de Certeau y a sus análisis de la mutación de las credibilidades y del estallido del cristianismo. Posteriormente nos condujo a Luc Ferry y Comte-Sponville con sus tematizaciones en torno a la espiritualidad atea y la trascendencia "laica". El tercer continente de nuestra cartografía será el de las dinámicas creyentes en el campo de las culturas populares urbanas de América Latina. El primer paisaje lo recorreremos de la mano del antropólogo argentino Pablo Semán, acompañándolo en sus exploraciones e interpretaciones del pentecostalismo. En esta entrega se ofrece su planteo general de la cuestión, mientras que en la próxima se ahondará en sus hipótesis interpretativas. Explorando "En julio de 2005 volví a la localidad donde había hecho un trabajo de campo entre 1995 y 2000. Tenía en mi cabeza, en mis apuntes y en el escrito de mi tesis doctoral el mapa del pasado y pude constatar que el número de iglesias pentecostales del barrio había aumentado, que las que se habían alzado en otros tiempos habían mejorado sus edicios y su patrimonio visible..." (Semán, P ., "El pentecostalismo y el ‘rock chabón’ en la transformación de la cultura popular": Míguez, D. y Semán, P. [eds.],  Entre santos, cumbias y  piquetes. Las cultu ras popular es en la Ar gentina r eciente , Buenos Aires, 2006, pp. 197-228). Esta narración de Pablo Semán es una buena puerta de ingreso para iniciar la exploración del surgimiento, crecimiento y consolidación de las iglesias pentecostales en la Argentina, particularmente en los barrios más pobres del Gran Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma. Puesto que, antes que nada, se trata de abrirse a la consistencia de una presencia. En torno a un 10% de la población argentina se considera "evangélica" o "pentecostal". Su número iguala y supera al de los católicos practicantes en los sectores más pobres. En el caso del barrio investigado por Semán, el 20% de los habitantes lo son. Miles de templos de todos los tamaños se extienden por el país. Su visibilidad pública queda plasmada en cines, radios, programas de TV, discos compactos y grandes concentraciones. Barrios populares, nudos urbanos donde convergen los medios de transporte, ámbitos deportivos, hospitales, sistema carcelario, están entre sus localizaciones más frecuentes. Una secuencia de cuestiones puede sucederse de esta primera comprobación: ¿cómo hizo esta corriente cristiana para llegar desde su nacimiento en Kansas (EE.UU.) en los albores del siglo XX hasta el Gran Buenos Aires en el XXI? ¿Cómo se fue construyendo esta vertiente de religiosidad popular en los medios urbanos y suburbanos argentinos? ¿Cómo puede ser que un colectivo de esta entidad y que está conmoviendo el campo religioso nacional sea, al mismo tiempo, tan poco conocido fuera de sus practicantes en lo que tiene que ver con su mensaje, sus actores/actrices y sus dinámicas? ¿Cómo interpretar un movimiento que es capaz, al mismo tiempo, de acomodarse a las culturas populares urbanas, de diferenciarse de las tradiciones protestantes de las que brota, de asumir elementos de la religiosidad popular, de atraer a un importante número de católicos y de desembocar en una alternativa religiosa de peso para los tr adicionales protagonistas del campo religioso? Haciendo historia

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    Revista Vida Pastoral - Ao XLVII - N 266 - JULIO / AGOSTO 2007

    Anlisis pastoral

    MarceloGonzlez

    Dinmicas creyentes y transformaciones culturales contemporneas.

    Creencias y culturas populares (I)

    Siguiendo el itinerario investigativo de un antroplogo argentino, el autor nos ofreceun panorama sobre los cambios presentes en las formas de la religiosidad de lossectores populares.

    La bsqueda de un "mapa" de las dinmicas creyentes en el seno de las transformaciones culturalescontemporneas nos llev primero a la obra de Michel de Certeau y a sus anlisis de la mutacin de lascredibilidades y del estallido del cristianismo. Posteriormente nos condujo a Luc Ferry y Comte-Sponvillecon sus tematizaciones en torno a la espiritualidad atea y la trascendencia "laica". El tercer continente denuestra cartografa ser el de las dinmicas creyentes en el campo de las culturas populares urbanas deAmrica Latina. El primer paisaje lo recorreremos de la mano del antroplogo argentino Pablo Semn,acompandolo en sus exploraciones e interpretaciones del pentecostalismo. En esta entrega se ofrece suplanteo general de la cuestin, mientras que en la prxima se ahondar en sus hiptesis interpretativas.

    Explorando

    "En julio de 2005 volv a la localidad donde haba hecho un trabajo de campo entre 1995 y 2000. Tena enmi cabeza, en mis apuntes y en el escrito de mi tesis doctoral el mapa del pasado y pude constatar que elnmero de iglesias pentecostales del barrio haba aumentado, que las que se haban alzado en otros tiemposhaban mejorado sus edificios y su patrimonio visible..." (Semn, P., "El pentecostalismo y el rock chabnen la transformacin de la cultura popular": Mguez, D. y Semn, P. [eds.], Entre santos, cumbias ypiquetes. Las culturas populares en la Argentina reciente, Buenos Aires, 2006, pp. 197-228).

    Esta narracin de Pablo Semn es una buena puerta de ingreso para iniciar la exploracin del surgimiento,crecimiento y consolidacin de las iglesias pentecostales en la Argentina, particularmente en los barriosms pobres del Gran Buenos Aires y de la Ciudad Autnoma. Puesto que, antes que nada, se trata deabrirse a la consistencia de una presencia. En torno a un 10% de la poblacin argentina se considera"evanglica" o "pentecostal". Su nmero iguala y supera al de los catlicos practicantes en los sectores mspobres. En el caso del barrio investigado por Semn, el 20% de los habitantes lo son. Miles de templos detodos los tamaos se extienden por el pas. Su visibilidad pblica queda plasmada en cines, radios,programas de TV, discos compactos y grandes concentraciones. Barrios populares, nudos urbanos dondeconvergen los medios de transporte, mbitos deportivos, hospitales, sistema carcelario, estn entre suslocalizaciones ms frecuentes.

    Una secuencia de cuestiones puede sucederse de esta primera comprobacin: cmo hizo esta corrientecristiana para llegar desde su nacimiento en Kansas (EE.UU.) en los albores del siglo XX hasta el GranBuenos Aires en el XXI? Cmo se fue construyendo esta vertiente de religiosidad popular en los mediosurbanos y suburbanos argentinos? Cmo puede ser que un colectivo de esta entidad y que estconmoviendo el campo religioso nacional sea, al mismo tiempo, tan poco conocido fuera de suspracticantes en lo que tiene que ver con su mensaje, sus actores/actrices y sus dinmicas? Cmointerpretar un movimiento que es capaz, al mismo tiempo, de acomodarse a las culturas populares urbanas,de diferenciarse de las tradiciones protestantes de las que brota, de asumir elementos de la religiosidadpopular, de atraer a un importante nmero de catlicos y de desembocar en una alternativa religiosa depeso para los tradicionales protagonistas del campo religioso?

    Haciendo historia

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    Un primer panorama que Semn considera relevante en orden a desentraar estos interrogantes tiene quever con el itinerario histrico de las iglesias pentecostales en el pas, cuyo arco expresa as:

    "La religin que antes difundan las misiones extranjeras en grandes campaas resulta hoy de un trabajo dehormiga incesante de los vecinos de los barrios ms pobres del Gran Buenos Aires. Este recorrido que hahecho del pentecostalismo la religin de casi el 20% de los habitantes de los barrios ms pobres de estaregin" (Semn, "El pentecostalismo y el rock chabn en la transformacin de la cultura popular", p.199).

    Las primeras iglesias se establecen en Argentina en torno a 1910 de la mano de inmigrantes que las fundanen el seno de sus grupos nacionales de proveniencia y en sus estratos sociales de pertenencia,sealadamente las clases trabajadoras. Las dcadas del 30 y del 40 del siglo pasado marcan el arranque demisiones pentecostales sistemticas provenientes del extranjero que buscan ir ms all de la implantacininicial. En los aos 50 y 60 se verifican dos hechos claves. Por un lado, comienzan a formarse lderesargentinos que, al inaugurar nuevas iglesias, producen importantes diferenciaciones respecto de las deorigen. Por otro lado, comienza un tejido de organizacin en torno a colectivos nacionales y a redesinternacionales de apoyo tcnico para grandes campas evangelizadoras. Estos procesos de acumulacinirrumpen con densidad y visibilidad en torno a los 80 con algunas figuras paradigmticas como lospastores Carlos Anacondia y Hctor Jimnez. Todo lo cual redunda tanto en una "nacionalizacin" delpentecostalismo como en su masividad.

    Figuras eclesiales

    Este proceso de arraigo local y de diferenciacin religiosa tuvo por resultado un tipo de organizacineclesial al mismo tiempo diverso y expansivo:

    Iglesias ligadas a redes internacionales con miles de templos en el mundo y enlas que un pas acciona como centro de las actividades.Organizaciones autnomas de iglesias en el mbito nacional con conexionesinternacionales.Confederaciones de iglesias en las que cada una mantiene una fuerteautonoma.Grandes iglesias de un solo templo sin ligazones.Iglesias pequeas y autnomas distribuidas por todo el pas.

    Pablo Semn va a resaltar con particular nfasis este ltimo tipo de iglesiaspentecostales:

    "Entre estos tipos nos interesa sealar uno. En al Gran Buenos Aires y en barrios dela zona sur de Buenos Aires puede observarse un fenmeno tan poco reportadocomo significativo. La presencia de un sinfn de pequeas iglesias pentecostales quecongregan, muy pocos en cada una, pero muchsimos fieles entre todas. Cada pocascuadras, de forma sistemtica, aparece una pequea iglesia pentecostal autnomade organizaciones mayores, liderada y compuesta por vecinos del barrio. Cuando serepara en la cantidad de iglesias que responden a este patrn se llega a laconclusin de que es muy probable que una parte considerable, por no decirmayoritaria, de los fieles evanglicos del ese barrio se congregue en ellas" (Semn,"El pentecostalismo y el rock chabn en la transformacin de la cultura popular", p.202).

    No representadas en los medios, alejadas de los lugares estratgicos de lacirculacin urbana, arraigan la fe en los tejidos ms capilares de los barrios:

    "En ellas la fe se transforma en una pequea red de familias que gestionaautnomamente bienes, jerarquas y preceptos religiosos. En ella se cura con rezoscristianos el empacho, tramitan sus conflictos las familias atacadas por elalcoholismo de algunos de sus miembros, se ensea que Dios hace milagros pordoquier, y los pastores y los fieles son cotidianamente mediadores y receptoresfinales de las potencias de Dios" (Semn, "El pentecostalismo y el rock chabn en latransformacin de la cultura popular", p. 202).

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    Un cierto patrn parece desprenderse por lo que se refiere a su formacin. Se iniciancon cristianos que fueron parte de iglesias pentecostales masivas y ubicadas muylejos del barrio de residencia, que rompen con sus comunidades en razn deconflictos teolgicos y pastorales, tales como la autoridad para hacer milagros, loscriterios que determinan el discernimiento respecto de quin es el que ha recibidouna bendicin, etctera. Luego de lo cual, se juntan con grupos de "disidentes" ovecinos y forman nuevas iglesias en los propios barrios:

    "En cada uno de esas cuestiones y controversias se forman facciones y opiniones ysurgen los lderes que se formaron como tales en la prctica de una determinadaforma de bendicin, de un particular estilo de administrarla y de una manera deactuar en la red social en que surge la iglesia... Los nuevos pastores e iglesiassurgen y son reconocidos como tales por el grupo que da origen a la iglesia y por losque luego acuden a ella buscando alguna ayuda en la que el pastor intervienepositivamente sumando un fiel ms para su grey." (Semn, "El pentecostalismo y elrock chabn en la transformacin de la cultura popular", 202).

    Algunos ncleos teolgicos y "pastorales"

    Las iglesias pentecostales tienen notables diversidades teolgicas y pastorales. Peropuede establecerse una suerte de constelacin de elementos que se verifican encada una de ellas con acentuaciones y en articulaciones diversas.

    a) El bautismo en el Espritu Santo y la actualidad de sus dones. Se trata de unaexperiencia de "renacimiento", de una irrupcin inmediata de la fuerza de Dios en elcreyente. Este acontecimiento hace actual en la vida de las personas la efusin delos dones del primer Pentecosts: hablar en lenguas, visiones profticas, curacionesrepentinas, momento de intensa emocin, resolucin de situaciones personales yfamiliares, reconciliaciones largamente fallidas, descubrimiento de dones personalespara comunicar a otros, etctera. En muchas iglesias se ha tendido a subrayar suligazn con diversas modalidades de curacin.

    b) El sacerdocio universal de todos los fieles:

    "Un elemento propio de la teologa y la institucionalidad pentecostal est en la basedel crecimiento de estos grupos: la afirmacin enftica de la universalidad delsacerdocio y el fundamento bblico (y no papal) de la posibilidad de ejercerlo. Todocreyente, por ser capaz de acceder al Evangelio autnomamente, es tambin unpotencial transmisor de la buena nueva. Es claro que este principio no es absoluto yque todo pastor invoca tradiciones interpretativas de su lectura de la Biblia as comorespaldos institucionales especficos. Todo esto no slo se traduce en la ausencia deuna instancia centralizadora sino en el aumento de las posibilidades de ejercicioautnomo de la prctica religiosa y en el rpido proceso de proliferacin de gruposque se autorizan a generar sus propias instituciones religiosas afirmando, contraotras similares, especificidades de su experiencia o doctrina" (Semn, "Elpentecostalismo y el rock chabn en la transformacin de la cultura popular", p.200).

    c) La accin de Dios en la vida cotidiana de las personas.

    Los milagros, las intervenciones de Dios en la existencia humana de todos los dasno constituyen hechos "excepcionales" o infrecuentes. El recurso a lo divino no esvivido como algo problemtico, ni como recurso de ltimo momento ante el fracasode otras iniciativas, sino como una posibilidad siempre presente.

    d) La "teologa de la prosperidad".

    Bajo esta denominacin se comprenden un conjunto de creencias y rituales queaseveran la existencia de un vnculo entre la comunin con Dios y el bienestar

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    material:

    ! La bendicin de Dios y la liberacin de Jess tiene tambin un carctereconmico. Traen bienestar material adems de la paz y la salvacin espiritual.

    ! La contribucin de los fieles a las iglesias, conocida como diezmo, essacramental. Lo que se da ser retribuido con creces por Dios.

    Resistida por algunos pastores, objeto de discusiones entre las diversas maneras de interpretarla:

    "El desarrollo de la teologa de la prosperidad ya no puede entenderse como directamente dependiente de laexpansin neopentecostal, como efecto del crecimiento de una variedad pentecostal o evanglica, sinocomo el despliegue de una formacin de sentido que atraviesa el conjunto de las denominacionespentecostales y evanglicas en general. Este despliegue va determinando la reelaboracin de una serie deconcepciones que tienen que ver con la vida material y su insercin en el sistema de creencias que rige enel campo en el que los grupos evanglicos y pentecostales construyen su identidad" (Semn, P., Bajocontinuo. Exploraciones descentradas sobre cultura popular y masiva, Buenos Aires, 2006, pp. 143-144).

    e) La guerra espiritual o guerra a los demonios. Hilario Wynarczyk la presenta como una articulacin entreuna conviccin creyente y las prcticas que a ella corresponden por la que se afirma que:

    "Para evangelizar sociedades afirma Peter Wagner, uno de los tericos del tema es necesario derrumbarprimero las fortalezas de Satans y entrar en las comunidades que sujet... Nuestro trabajo no consiste enganar la guerra Jess lo hizo en la cruz sin en llevar a cabo una operacin de limpieza de territorio. Peroel Seor an espera de nosotros que venzamos en eso" (Wynarczyk, H., "La guerra a los demonios y laeconoma espiritual del cosmos": Pinkler, L. [comp.], La religin en la poca de la muerte de Dios, BuenosAires, 2005, pp. 167-177, 167).

    La lucha contra los demonios es una prioridad evangelizadora. Hay que entrar en el territorio de losenemigos y para ello ha de expulsrselos. Tiene dos dimensiones. Por un lado, tenemos la guerraestratgica en la que se lucha contra espritus que dominan territorios y culturas. Por otro, la batalla al rasdel suelo que se da contra espritus que oprimen a los individuos: Umbanda, hechiceras, pobreza,depresin, deudas, enfermedades, adicciones.

    El ingreso de Satans a grupos e individuos se produce por medio de "puertas":

    "El abuso sexual, la tristeza, el rencor, son puertas individuales. Las masacres de indios, la opresin tnica,la codicia de los mineros de California en el siglo XIX, son puertas colectivas. Los pecados y los traumasson puertas. Una vez que los demonios entran pueden permanecer por aos, dcadas y siglos. Lasinjusticias histricas que sufri un sector social lo debilitan frente a los demonios que hacen que susmiembros en el caso de los negros por ejemplo sientan su espritu embargado por una aura dedesesperacin" (Wynarczyk, H., "La guerra a los demonios y la economa espiritual del cosmos", p. 171).

    El arma principal para el combate es la oracin. La de intercesin en orden a que Dios haga posible alintercesor el discernimiento de las puertas y la oracin de guerra, para reprender a los espritus, atarlos yexpulsarlos con la autoridad de Jesucristo.

    Interpretando

    El pentecostalismo ha suscitado vivas tomas de postura en un espectro ms queamplio de personas e instituciones. Dirigentes de tradiciones religiosas, periodistas,intelectuales, polticos, pblico en general han reaccionado ante la crecientevisibilidad de estas iglesias. Muchas veces en tono irritado, otras con desprecio eirona. Esto fue conformando una suerte de "sentido comn" de sospechas ycuestionamientos:

    ! Se tratara de una manifestacin decadente de una religiosidad tpica demomentos de crisis y desorientacin.

    ! Tendramos aqu una nueva versin de la penetracin ideolgica de losEstados Unidos y de los intereses del neoliberalismo, en orden a debilitar la

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    capacidad de lucha de las clases populares latinoamericanas.

    ! Estaramos ante una copia degradada de protestantismo que termina en eldescontrol y la magia.

    ! Sera el fruto de la presin de los medios de comunicacin social en manosde estos grupos; o del eficaz manejo del marketing religioso.

    ! Consistira, bsicamente, en un aprovechamiento comercial de baja calaaque saca los pocos bienes de los pobres para beneficios de los dirigentes de lasiglesias.

    ! Funcionara como canal religioso para el triunfo de los valores individualistasy mercantiles de la modernidad en medios populares marcados por la carenciay por el autoritarismo/patriarcado.

    Pablo Semn toma una postura decidida de rechazo ante este tipo de interpretaciones. Su "lectura"antropolgica del pentecostalismo se hilvana en torno a dos hiptesis abarcadoras. La primera de ellasbusca explicar lo que subyace a las reacciones irritadas y despectivas anteriormente elencadas y postula laexistencia de un prejuicio "modernocntrico" por el cual, quienes provienen de matrices vinculadas con lasclases medias e intelectuales, tienden a una ceguera interpretativa ante muchas dinmicas de las culturaspopulares, particularmente de su religiosidad. La segunda afirma que la expansin y consolidacin delpentecostalismo est en estrecha relacin con su capacidad de articularse, releer y transformar una tramacultural popular latinoamericana:

    "El arraigo y la difusin de estos discursos se deben a su capacidad de activacin y articulacin de unelemento clave del universo simblico que los recibe: una conciencia cosmolgica que explica la ampliarecepcin que pueden tener tanto la teologa de la prosperidad como las proposiciones de autoayuda y laforma particular que esa recepcin asume." (Semn, Bajo continuo, 139).

    En este marco, Semn propone hablar de una matriz de la cultura popular, de una corriente transversal deprcticas y representaciones a la que caracteriza como cosmolgica (lo sagrado no est en el "ms all"sino en el "ms ac"), holista y relacional (entre lo fsico y lo moral hay continuidad y estrecha relacin;hay una preeminencia de la totalidad). La primera de las hiptesis ser desarrollada en esta entrega y lasegunda en la prxima.

    La interferencia cegadora del modernocentrismo

    Qu hay de comn en las interpretaciones irritadas y descalificadoras delpentecostalismo, as como de otras manifestaciones de la cultura popular? ParaSemn se trata de una matriz de pensamiento propia de las clases medias y dembitos intelectuales a la que denomina "modernocentrismo". As la caracteriza:

    "La imposibilidad de percibir lo que est en juego en la cultura de los pobres esmayor cuando el tema es lo religioso. Es que en este punto se interponen el segundosupuesto y sus efectos interpretativos: el que tiene por segura, normal y deseable,la mutua exclusin entre la modernidad y la religin. Nuestra cultura apost a que elconocimiento liberara a los hombres de todos los sufrimientos: el desarrollo tcnicosuprimira la escasez como los factores de enfermedad y de muerte; las cienciashumanas echaran luz sobre las conductas humanas y los credos religiosos serevelaran en su carcter de fantasmas que trasponan en potencias trascendentalesla inmanente fragilidad humana. Los preconceptos religiosos se desvaneceran en elmar de luz que echaran sobre el alma humana la psicologa y las ciencias sociales.Estas, por su parte, anunciaron, como consecuencia de la progresiva racionalizacin,la reduccin de la influencia de las ideologas religiosas al fuero exclusivamententimo de cada individuo: la salvacin, la vida despus de la muerte, pasaran a serslo angustias individuales, cuestiones ltimas e irrelevantes para la culturaconcebida como un sistema de significaciones compartidas" (Semn, P., "ElPentecostalismo y la religiosidad de los sectores populares": en Svampa, M., Desde

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    abajo. Las transformaciones de las identidades sociales, Buenos Aires, 2000, p. 8).

    Estas convicciones son tomadas como universales y se intenta hacer de ellas laregla, el canon por los cuales toda otra experiencia ha de medirse. Esto lleva a mirarlas religiosidades emergentes como un hecho pasivo, como un lastre pre-moderno,como un dficit respecto de los que debera suceder en trminos de progreso.Caudillismo y clientelismo en lugar de ciudadana. Pensamiento mgico, fetichismo ysupersticin en vez de racionalidad. Insistencia en mezclar lo religioso con la vidacotidiana en lugar de asumir la separacin entre en ms all y el ms ac; milagrosdiarios y no-separacin de esferas; tendencia a juntar de manera promiscua lo fsicoy lo moral en tiempos de la medicina con su clara delimitacin de los campos. Elprograma de Semn tiene aqu su pivote:

    "Es necesario relativizar nuestro contexto interpretativo. Apostar a la existencia deotro contexto de significaciones, que da otro sentido a las actuaciones de los otros;superar el narcisismo... Es necesario comprender los parmetros propios de aquellosque son dbiles y siguen sindolo. Esto permita pensar la religiosidad popular comoalgo ms que un derivado de la pobreza, como una forma de dar cuenta de un puntode vista que contrasta con nuestro punto de vista sobre cmo ocurren y serelacionan los hechos y personas en el mundo" (Semn, Bajo continuo, 24).

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