dignidad en la vejez el caso de personas mayores

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DIGNIDAD EN LA VEJEZ EL CASO DE PERSONAS MAYORES INSTITUCIONALIZADAS EN EL CENTRO DE PROTECCIÓN SOCIAL BELLO HORIZONTE NORA LILIANA GUEVARA PEÑA Tesis de Maestría para optar por el titulo de Magister en Estudios interdisciplinarios sobre el Desarrollo DIRECTOR JAVIER PINEDA DUQUE PROFESOR ASOCIADO CIDER CIDER MAESTRÍA EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS SOBRE EL DESARROLLO UNIVERSIDAD DE LOS ANDES 2014

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DIGNIDAD EN LA VEJEZ

EL CASO DE PERSONAS MAYORES INSTITUCIONALIZADAS EN EL CENTRO DE

PROTECCIÓN SOCIAL BELLO HORIZONTE

NORA LILIANA GUEVARA PEÑA

Tesis de Maestría para optar por el titulo de Magister en Estudios interdisciplinarios sobre el

Desarrollo

DIRECTOR

JAVIER PINEDA DUQUE

PROFESOR ASOCIADO

CIDER

CIDER

MAESTRÍA EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS SOBRE EL DESARROLLO

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

2014

- 2 -

TABLA DE CONTENIDO

Agradecimientos ............................................................................................................................. - 3 -

RESUMEN .......................................................................................................................................... - 4 -

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... - 5 -

CAPÍTULO I: CLAVES TEÓRICAS ................................................................................................ - 10 -

Enfoque de derechos ...................................................................................................................... - 10 -

Institucionalización ........................................................................................................................ - 12 -

Vejez ............................................................................................................................................. - 14 -

Dignidad Humana .......................................................................................................................... - 16 -

Política pública .............................................................................................................................. - 18 -

CAPÍTULO II: CONTEXTO DEL ESTUDIO ................................................................................... - 21 -

Situación de la vejez en Bogotá – Distrito Capital .......................................................................... - 21 -

Transcurso del proceso para la construcción de una política pública sobre envejecimiento y vejez en

Bogotá ........................................................................................................................................... - 23 -

Política Pública y Social para el Envejecimiento y la Vejez de Bogotá 2010- 2025 ......................... - 24 -

Centros de Protección Social .......................................................................................................... - 25 -

CAPÍTULO III: PROCESO METODOLÓGICO ............................................................................... - 29 -

CAPÍTULO IV: "Ya no puedo ser lo que era antes": generalidades sobre la vejez .............................. - 34 -

CAPITULO V: “¡Y vea a donde vine a parar!": la institucionalización de personas mayores .............. - 43 -

CAPITULO VI: “Para que me entristecía si acá estoy mejor que allá". Política pública y Modelo de

atención ............................................................................................................................................. - 55 -

CONCLUSIONES: "Dignidad completa ¡no!", posibilidades de construir vida digna en espacios

institucionalizados. ............................................................................................................................ - 64 -

REFERENCIAS ................................................................................................................................ - 70 -

Anexos .............................................................................................................................................. - 78 -

- 3 -

Agradecimientos

A mi familia por su apoyo incondicional en este proceso de estar lejos y de

crecimiento profesional, a las amigas y amigos que estuvieron pendientes y que

me aportaron su risa y compañia cuando más lo necesité, a la Fundación

Arturo & Enrica Sesana por su apoyo económico -sin el cual esto no hubiera

sido posible- y por creer en posibilidades distintas para construir país, al

profesor Javier Pineda por su acompañamiento permanente en este ejercicio

académico, al CIDER y sus docentes que aportaron grandes fundamentos en mi

proceso profesional, al CPS Bello Horizonte por abrirme sus puertas, a las

personas mayores que me contaron sus historias y sus sentires.

A la vida por darme esta oportunidad de seguir creyendo, soñando, sintiendo y

afianzarme en mi luchas y resistencias.

- 4 -

RESUMEN

El centro de Protección Social Bello Horizonte, se enmarca como un lugar de hábitat de personas

mayores en Bogotá, que no cuentan con recursos de sostenibilidad propios, familiares que puedan

o quieran hacerse cargo, o que tienen situaciones de enfermedad de difícil o desconocido manejo.

Este lugar, fue escenario para analizar las posibilidades de vivir dignamente en espacios de

institucionalización de población que se encuentra en la etapa de vejez. Se tuvo en cuenta para

ello, el enfoque de derechos, los lineamientos de la política pública y social sobre vejez y

envejecimiento de Bogotá 2010-2025, la vejez como etapa vital y la dignidad como el eje

transversal para analizar las condiciones de la población mayor de 60 años institucionalizada. Se

muestran así, resultados frente a las posibilidades de vivir dignamente en dichos espacios y las

dinámicas sociales, económicas, políticas, familiares, individuales y colectivas que posibilitan o

no que la dignidad se materialice en esta población.

Palabras Claves: vejez, dignidad, institucionalización, política pública.

ABSTRACT

Social Protection downtown Bello Horizonte, is framed as a place of habitat elderly in Bogota,

which have no resources of its own sustainability, relatives able or willing to take over, or have

difficult situations or unknown disease management. This place was the scene to analyze the

possibilities of living with dignity in spaces of institutionalization of population that is at the

stage of old age. I was taken into account for this, the rights approach, the guidelines of public

and social policy on aging and aging of Bogotá 2010-2025, old age and stage of life and dignity

as the transverse axis to analyze the conditions of the population 60 years institutionalized.

Results versus the possibility to live with dignity in such spaces and the social, economic,

political, family, individual and collective that enable or not the dignity materialize in this

population is well shown.

Keywords: Old age, dignity, institutionalization, public policy.

- 5 -

INTRODUCCIÓN

La institucionalización para el cuidado de personas mayores1, es un fenómeno que ha ido en

aumento2 y que puede explicarse desde diferentes puntos de vista. De un lado, dificultades

económicas en las familias que les impiden dedicarse al cuidado o contratar un servicio para ello;

de otro lado, las pocas garantías frente al derecho a la salud para el tratamiento de enfermedades

costosas y de difícil manejo para las familias, o situaciones relacionadas con el abandono y

pérdida de contacto con familiares. Cada uno de estos aspectos se tendrá en cuenta para

comprender este fenómeno y la posibilidad de vida digna en las personas mayores

institucionalizadas en centros de protección social.

De acuerdo con lo anterior, la institucionalización de personas mayores se convierte en el punto

de partida de este proceso investigativo, sin embargo es necesario dejar claro, que no se busca

analizar la institucionalización en sí (sin desconocer sus dinámicas de contexto), sino las

posibilidades de construir una vida digna en medio de dicha lógica. Es así que la

institucionalización se analizará a partir de programas ligados a la Política Pública y Social para

la Vejez y Envejecimiento de Bogotá 2010-2025 y al modelo de atención que la sustenta (de

ambas se hablará más adelante), donde la construcción de vida digna es su eje transversal. Se

parte así de un interés por establecer las posibilidades de construcción de vida digna para las

personas mayores, en medio de espacios institucionalizados, por lo cual es necesario adentrarnos

en las características de dichos procesos y de la vejez como tal, como mecanismo para

comprender mejor la problemática a abordar.

Es así que, la vejez en Colombia como en Latinoamérica no ha sido un tema central en los

debates políticos, económicos, sociales y académicos que se han desarrollado. Es sólo hasta

finales del siglo XX que con mayor énfasis se comienza a hablar del tema, cuando las

proyecciones y la transición demográfica evidencian que, un alto porcentaje de la población

estará iniciando su etapa de vejez y se cuestionan las formas como se adaptaran los sistemas

1 Entiéndase por institucionalización, el ingreso de personas mayores (dada su edad, condición económica, familiar, social y/o

enfermedad) a instituciones que se encargan de su cuidado. Este aspecto se desarrollará con mayor claridad en el capítulo de Claves Teóricas. 2 En Bogotá, en la actualidad existen alrededor de 450 instituciones privadas para el cuidado de personas mayores y dos

instituciones transitorias que hacen parte del Distrito, quien a su vez tiene convenios con 15 instituciones denominadas de

permanencia. Esta información está contenida en el documento Vivir en Bogotá. Situación de la persona mayor. Edición No. 24 del 2007. Veeduría Distrital.

- 6 -

sociales, económicos y de salud a estas nuevas configuraciones de población (Ham, 2003;

Gastron y Odonne, 2008).

Para Montes (2003) las personas mayores continúan siendo rezagadas en las políticas

gubernamentales, se han colocado sus necesidades al final de una larga lista de peticiones y la

garantía de sus derechos no ha sido una prioridad. Los gobiernos no han manifestado una real

preocupación por el envejecimiento y no se ha considerado relevante para el desarrollo de las

naciones, lo cual permitiría considerar que la institucionalización podría relacionarse, además de

las situaciones arriba mencionadas, con una serie de carencias y descuidos estatales que

responden en alguna medida a las dinámicas propias del desarrollo económico, las cuales han

relegado la vejez y sus implicaciones más generales para la economía, para la salud y para la vida

en sociedad.

Para el caso colombiano, la vejez tampoco ha contado con el debate oportuno, los gobiernos se

han desentendido de ubicar estrategias que garanticen los derechos de las personas mayores o han

instaurado políticas bajo el desconocimiento de sus necesidades y apenas se está “comenzando un

proceso largo, que debe subsanar las carencias que se han acumulado a lo largo de las décadas de

abandono y descuido de esta población” (Vicepresidencia de la República, 2008, p. 14).

En ese sentido, las personas mayores han vivenciado las dificultades frente al acceso a salud,

recreación, vivienda, espacios laborales formales, entre otros, que han sido agravadas por las

dinámicas del neoliberalismo3 y frente a lo cual Jasso, Cadena y Montoya (2011), consideran que

esta población experimenta importantes desigualdades sociales, relacionadas con su ubicación

espacial (rural o urbana), su condición de clase, su etnia, género, imposibilidades de empleo y la

imagen estigmatizadora que la sociedad ha ido consolidando, la cual se enfoca en que “suele

opinarse que estos tienen: disminución en la cantidad y/o calidad del rendimiento, de la resistencia

3Esto teniendo en cuenta que de acuerdo con Harvey (2007) el neoliberalismo se entiende como el patrón teórico para reorganizar

el capitalismo y como estrategia política para restablecer el poder de la clase dominante garantizando la acumulación del capital, a

partir de la liberalización del mercado (derechos de propiedad privada, libertad individual, mercados sin trabas y libre comercio), que ha ocasionado y/o que se desarrolla a costa de la precarización, flexibilidad y los bajos ingresos en términos laborales, lo que

contribuye al empobrecimiento, la exclusión y la desigualdad a partir de la distribución inequitativa de la riqueza, utilizando la

destrucción como su mecanismo, en tanto ha destruido las relaciones sociales, la provisión de seguridad social, las costumbres, los

modos de vida, las formas de pensar, los recursos naturales, etc., y se ha extendido como discurso avalado por entes internacionales, convirtiéndose en el discurso hegemónico en todas las áreas de la vida.

- 7 -

física y en la rapidez en la ejecución, dificultades de adaptación y aprendizaje y mayor riesgo de

accidentes y enfermedades” (Odonne, 1994, p. 13).

Pese a esta realidad, según Ham (1999), existe la tendencia a tener mayor preocupación por la

definición o concepción de la vejez, que por la reivindicación de sus derechos y poco se ha

indagado frente a la construcción de dignidad en las instituciones donde algunas personas

mayores terminan viviendo al final de sus vidas. En ese sentido, Gutiérrez (1999) plantea la

necesidad de que el tema de la vejez no se asocie exclusivamente a unos conceptos o

preocupaciones por las capacidades físicas o intelectuales, sino a cuestiones económicas y

políticas que determinan las condiciones de vida de esta población tanto en espacios familiares,

como en espacios institucionales.

Además porque si bien, según Bazo (2004), la mayoría de las personas mayores viven al lado de

sus familias, existe un pequeño porcentaje –poco estudiado- que vive en instituciones orientadas

al cuidado. Según Razavi y Staab (2010), la demanda de estos espacios ha aumentado dado que

muchas de las tareas que se realizaban en el ámbito privado (entre ellas el cuidado) han pasado al

ámbito público y deben ser responsabilidad del Estado, principalmente por cambios en las

dinámicas sociales (en términos de la desvalorización cada vez más generalizada de las personas

mayores), familiares (dados los cambios en su estructura pues cada vez son más reducidas en

número de integrantes y cuentan con menos tiempo para la vida familiar), políticas (en términos

de los cambios en la normatividad frente al empleo, las pensiones, la salud, etc., que agravan las

condiciones de las personas mayores para su subsistencia) y económicas (dadas las pocas

garantías de las personas mayores para conseguir empleo o contar con subsidios que realmente

generen estabilidad).

En este marco de ideas, la Política Pública y Social para la Vejez y el Envejecimiento de Bogotá

2010-2025, adelanta actividades frente a la atención, protección y reivindicación de los derechos

de las personas mayores, ubicando la dignidad como eje transversal y partiendo de un enfoque de

derechos. Dicha atención e institucionalización está orientada principalmente a personas mayores

que presentan condiciones de pobreza, exclusión, discriminación, abandono, etc., cuya dignidad y

- 8 -

derechos han sido vulnerados y busca su restitución a través de los Centros de Protección Social

del Distrito4.

Es por ello que el presente estudio tiene como propósito establecer las posibilidades de construir

vida digna en este tipo de programas y espacios, teniendo en cuenta lo planteado en la Política

Pública y Social para la Vejez y Envejecimiento de Bogotá 2010-2025 y la dinámica propia de

una de las unidades de protección: el Centro de Protección Social Bello Horizonte. En éste se

toma como puntos de análisis, la razón de ser del centro (una mirada histórica del mismo y de su

manejo), las condiciones de vida de la población mayor (su realidad concreta) y la dignidad como

derecho (su materialización en este espacio).

Es necesario tener en cuenta que la vivencia de las personas mayores en este Centro de

Protección Social, es transitorio, lo que no significa necesariamente que se pase de un espacio

institucionalizado a uno familiar, sino que pueden cambiar de institución, ya sea porque no

encontraron familiares que se hicieran responsables, o porque estos definitivamente no tienen las

condiciones para su cuidado (aspectos que se miraran con más detalle en el Capítulo de

Contexto). A partir de este abordaje, es de considerar que no se han realizado hasta el momento

estudios centrados en la construcción de dignidad en espacios de institucionalización para

personas mayores en Bogotá y menos teniendo en cuenta que la dignidad es el eje transversal de

la Política Pública y Social para la Vejez y Envejecimiento de Bogotá 2010-2025. Por tal motivo,

esto se constituye en un aspecto central que justifica la investigación como aporte a la mirada de

la vejez institucionalizada rescatando la dignidad como derecho.

De igual manera, esta investigación tiene relevancia en la medida en que aborda un tema no solo

de actualidad sino de interés gubernamental al considerar que Colombia, según Morales y Hoyos

(2008), es un país que se encuentra con un incremento de la población que tiene más de 60 años

(7,2% en la actualidad y 21% para el año 2050) generando incluso preocupación en las instancias

gubernamentales, dada la poca preparación para asumir los cambios demográficos (CEPAL,

4Ante esta caracterización de las personas mayores que llegan a este espacio es necesario considerar que según la Encuesta de

Profamilia (2010), el 30% de las personas mayores no cuentan con ningún tipo de ingreso para su subsistencia, que hizo necesario determinar la necesidad de la política pública y de este tipo de programas.

- 9 -

2008), que ha acelerado la demanda de hogares geriátricos y gerontológicos, lo cual reitera la

justificación del desarrollo de este ejercicio investigativo.

De acuerdo con todo lo anterior el propósito que orienta este estudio es analizar las posibilidades

de construcción de vida digna en espacios institucionalizados de personas mayores, avalados

por la Política Pública y Social para la Vejez y el Envejecimiento 2010-2025 de Bogotá, tomando

como caso de estudio el Centro de Protección Social Bello Horizonte y su modelo de atención.

Así las cosas, la pregunta general que se aborda en esta investigación es la siguiente:

¿Cuáles son las posibilidades de vivir dignamente de las personas mayores institucionalizadas en

el Centro de Protección Social Bello Horizonte avalado por la política pública para la vejez y

envejecimiento de Bogotá?

Por otro lado, las preguntas específicas que delimitarán el alcance de este trabajo son las que se

identifican a continuación:

1. ¿Cuáles son las opiniones que sobre la vejez se instauran en medio de la institucionalización y

como incide en la dignidad de la persona mayor?

2. ¿Cuáles son los procesos que se llevan a cabo en torno a la institucionalización y cómo ésta

aporta o no a la construcción de vida digna de la población mayor?

3. ¿Cuáles son los aspectos de la cotidianidad en el Centro de Protección Social Bello Horizonte

que posibilitan o no la construcción de dignidad en el mismo y qué tanto se acercan a lo

establecido en la política pública sobre vejez y envejecimiento para Bogotá?

Bajo estas claridades frente a los aspectos que orientaron esta investigación, se da paso a los

capítulos siguientes.

- 10 -

CAPÍTULO I: CLAVES TEÓRICAS

Teniendo en cuenta que esta investigación está orientada a analizar la construcción de vida digna

de personas mayores institucionalizadas en el Centro de Protección Social Bello Horizonte, pero

a su vez tiene en cuenta la política pública sobre vejez y envejecimiento, dado que ésta avala

estos espacios y también determina la dignidad como su eje transversal, se orientará esta

investigación desde un enfoque de derechos, en la medida en que éste reconoce la dignidad como

fundamental para su desarrollo y cumplimiento, y se abordarán desde este enfoque cuatro

aspectos fundamentalmente: institucionalización, vejez, dignidad y política pública, consolidando

así el marco teórico de este estudio.

Enfoque de derechos

Para la construcción de este capítulo se partirá por entender el enfoque de derechos en relación

con las concepciones de institucionalización que permite comprender a qué situación en

particular se está haciendo referencia y cómo ésta responde a la garantía de derechos humanos;

vejez como elemento primordial para comprender de qué personas estamos hablando, dignidad no

solo para establecer que significa, sino para tener claros puntos comunes que desde el enfoque de

derechos permitan realizar un análisis de su garantía en el Centro de Protección Social Bello

Horizonte y política pública como categoría que permite comprender las acciones que se adoptan

para resolver las desigualdades sociales y garantizar derechos.

De acuerdo con ello, el enfoque de derechos, tiene su génesis en la búsqueda por redefinir el

desarrollo, orientado al crecimiento económico, que de una u otra forma desconocía al individuo

y a las colectividades en sus derechos más fundamentales, relacionándose con las políticas

sociales y con la búsqueda de reivindicación de derechos afectados. Este enfoque “logró su

síntesis conceptual definitiva en la Declaración de Viena en 1993, se estableció que los derechos

humanos son universales, indivisibles e interdependientes… que se deben tener en cuenta las

particularidades nacionales y regionales; y que es deber del Estado promover y protegerlo” (Jiménez,

2004, p. 34).

Realizando una mirada histórica, este enfoque se alimenta de la instauración de normatividades y

convenios, entre muchos de los cuales se pueden destacar, de acuerdo con Papachini (1998), el

año 1789 que instaura los derechos humanos del hombre y del ciudadano de forma universal a

- 11 -

partir de la asamblea de la Francia Revolucionaria; el año 1917 donde se declaran los derechos

del pueblo trabajador y explotado, se reconoce la seguridad social, el trabajo y los frutos del

mismo como un derecho; y, el año 1948 donde se realiza la declaración universal de los derechos

humanos, que marca un cambio histórico en la normatividad, importancia, promoción y exigencia

de éstos para la vida en sociedad.

Es necesario considerar que un enfoque de derechos parte de la equidad y la justicia social como

la base de la sociedad y coloca al Estado como su garante (Corredor, 2010). Es por ello que no

busca satisfacer algunas necesidades, sino la garantía de derechos, en la medida en que un

derecho obliga al Estado a su cumplimiento, la satisfacción de una necesidad no lo hace. Esto

teniendo en cuenta que de acuerdo con Corredor (2010) el tema de los derechos no solo ha

ganado relevancia en espacios gubernamentales y en las organizaciones civiles, sino que además

ha pasado por el reconocimiento y la generación de condiciones para asegurar su ejercicio, así

como la comprensión del deber del Estado de restablecerlos y de sancionar a quien los viola.

En ese sentido el enfoque de derechos se puede entender como:

Un orden centrado en la creación de relaciones sociales basadas en el reconocimiento y

respeto mutuo y en la transparencia, de modo que la satisfacción de las necesidades materiales

y subjetivas de todas las personas y colectividades, sin excepción alguna, constituya una

obligación jurídica y social, buscando construir mecanismos jurídicos y políticos que

transformen las instituciones, y consecuentemente la vida social y cotidiana de las personas

(Guendel, 1999, p. 3).

Éste enfoque entra a ser primordial para el análisis de los planteamientos del estudio, en la

medida en que posibilita determinar la dignidad de las personas mayores como una obligación

para la transformación social, reconociendo a su vez, que esta población no tiene sus derechos

totalmente garantizados5. De acuerdo con Solís (2003), el enfoque de derechos tiene una serie de

características que apuntan a dicha garantía, entre las que se pueden destacar las siguientes: a)

reconoce la participación como derecho de las personas, la cual debe ser visible y exigible; b)

reconoce la estructura social basada en el poder que genera una serie de desigualdades sociales

5 En el capítulo de Contexto, se detalla la situación de las personas mayores en Bogotá, desde el punto de vista de sus

derechos, las desigualdades sociales a las que se enfrentan y la necesidad de una transformación social, que apunte a

la equidad, a la justicia y a la dignidad tanto para las personas mayores como para la población en general.

- 12 -

que deben ser resueltas; y c) reconoce la persona con derechos universales, indivisibles e

integrales. Todos estos, aspectos primordiales en la construcción de vida digna.

De acuerdo con lo planteado, es posible llevar a cabo una relación entre el enfoque de derechos y

los conceptos a desarrollar en este estudio, los cuales permiten en conjunto analizar los datos que

resulten de este proceso. Lo anterior, en relación con cuatro argumentos sustanciales:

1. La institucionalización de personas mayores, se enmarca entre los servicios de la Política

Pública y Social para la Vejez y Envejecimiento de Bogotá 2010-2025 buscando garantizar

derechos a vivienda, salud, vestido, etc., por lo cual es esencial el análisis frente a su logro.

2. La vejez de acuerdo con Jiménez (2004), ha comenzado a ser un tema planteado desde la

perspectiva de derechos humanos como una búsqueda por valorizar y reconocer los aportes

de las personas mayores a la sociedad, pero a su vez por eliminar las desigualdades

sociales a las cuales se han visto enfrentados por décadas.

3. La dignidad, para el PNUD (2000), es una visión y un propósito común de los derechos

humanos, en la medida en que ésta orienta y evalúa sus acciones y las del Estado.

4. La política pública según Solís (2003), debe estar dirigida a proteger, promover y atender

los derechos humanos de todas las personas sin distinción alguna, que hace de esta una

característica fundamental para su construcción desde este enfoque.

De acuerdo con estos argumentos, se desarrollarán los conceptos de institucionalización, vejez,

dignidad y política pública desde este enfoque.

Institucionalización

La institucionalización se ha relacionado desde épocas remotas con la necesidad de protección

social. Los llamados asilos o espacios de misericordia (como fueron denominados desde hace

varios años atrás) se relacionan con la indigencia o el abandono, pero a su vez según Torres (s.f),

es donde impera un sistema de internado que ejerce una fuerte ruptura entre la familia y la

persona mayor. Varios de estos espacios han ido transformando sus características y se ha dado

apertura a nuevas instituciones bajo cuatro aspectos centrales: a) la opción de lucro; b) una fuerte

demanda que trajo consigo problemas en cuanto a la necesidad de cupos y la carencia de

espacios, pues los existentes no fueron planificados para la actividad en ellos ofrecida; c) según

- 13 -

Pedrero (2011), las mujeres (quienes han ejercido el cuidado) se han vinculado laboralmente a

causa de las transformaciones sociales y el cuidado ha pasado a ser un ámbito laboral formal, que

impulsa la apertura de nuevos espacios de institucionalización; y, d) el estereotipo negativo frente

a la persona mayor en las sociedades modernas y occidentales, haciendo énfasis en sus

dificultades y dependencia, que impulsa la institucionalización.

De acuerdo con Tobin y Lieberman (1976), citado en Bazo (s.f.) la institucionalización de

personas mayores para el caso europeo también ha respondido a tres aspectos fundamentales: a)

la dependencia que implica la experimentación de pérdidas físicas, económicas, familiares y/o

sociales; b) la falta de espacios comunitarios que posibiliten la participación y el mantenimiento

de relaciones sociales y por ende de una vida más activa y, c) la ausencia de una familia, o porque

ésta no tiene las condiciones económicas para ofrecer la atención y el cuidado, o en su defecto

porque no quieren asumir dicha función, aspectos que no van en contravía con las dinámicas de

institucionalización que se presentan en Bogotá, a detallarse más adelante.

La institucionalización en principio se enfatizó en el ingreso de personas mayores con bajos

recursos económicos y con familias que no tenían condiciones para asumir su cuidado, sin

embargo con el transcurrir del tiempo se acentuó la institucionalización de personas con

condiciones económicas más favorables y con opciones de pagar por el servicio, promoviendo las

diferencias de clase en la vida cotidiana de estos espacios. Así mismo ha aumentado la demanda

por este tipo de servicios, dada “la reducción global de las tasas de natalidad (se reduce la

proporción de demandantes de cuidados de corta edad) y el aumento global de la esperanza de vida

(aumenta la proporción de demandantes de edad elevada)” (Durán, 2011, p. 15). Esto ha obligado a

que el Estado construya programas de este tipo, buscando de alguna forma mejorar condiciones

de vida o garantizar derechos vulnerados.

Sin embargo, según el Instituto de Mayores y Servicios Sociales de Madrid, España (2006) se

establecen una serie de aspectos negativos con la institucionalización, entre los que se pueden

destacar los siguientes: a) la masificación del servicio, perdiéndose la individualidad y las

respuestas a necesidades propias de la persona mayor; b) la perdida de la actividad y la vida

sedentaria en la medida en que no siempre existen acciones o dinámicas cotidianas en las que las

- 14 -

personas mayores puedan desenvolverse; y, c) la desconexión con el mundo exterior, con su

contexto social, impidiendo incluso la relación con grupos etarios diferentes.

De acuerdo con estos postulados, la institucionalización podría, desde un enfoque de derechos,

develarse a partir de dos perspectivas: la primera, como la búsqueda de una atención para la

persona mayor que la familia no puede brindar y que se relaciona con las dificultades

económicas, evidenciando pocas opciones para la garantía de derechos y para la vida digna en el

espacio familiar, que implica reconocer que han existido falencias por parte del Estado para

cumplir su deber constitucional. La segunda perspectiva, relacionada con la vida familiar en

razón de los conflictos, el poco tiempo para dedicarle a la persona mayor y el desconocimiento

del manejo de enfermedades difíciles.

En concordancia con lo hasta aquí planteado, institucionalización se entenderá como la práctica

que implica el ingreso a un espacio de cuidado ya sea público o privado (de forma voluntaria o

no), donde son profesionales de la salud, del área psicosocial, u otras personas particulares, los

que se encargan de brindar atención y cuidado a las personas mayores, que ya sea por su

condición económica, ausencia o descuido familiar, problemas de salud, vulneración de derechos,

etc., han ingresado a espacios de este tipo.

Vejez

Para entender la noción de vejez es necesario en primera instancia diferenciarla del

envejecimiento, dado que históricamente han sido relacionadas. En ese sentido, por

envejecimiento se entiende el proceso vital, que incluye la relación de aspectos familiares,

sociales, políticos, económicos, entre otros, que enmarcan toda la vida de una persona, por lo cual

no es un momento puntual sino el proceso que inicia con la vida y termina con la muerte. Se

evidencia en los cambios físicos, sociales, económicos y políticos de cada persona, por lo cual se

considera que “el envejecimiento es dinámico, extremadamente heterogéneo y particularmente

contextualizado, tanto como para afirmar que cada uno envejece como ha vivido, como ha llevado el

propio proceso existencial, singular, único, de hacerse a sí mismo” (Tamer, 2008, p. 95).

La vejez por su parte se debe entender como la fase final del proceso de envejecimiento, la cual

tiene dos puntos de vista para ser comprendida. El primero desde lo cronológico y biológico,

- 15 -

donde según el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el envejecimiento (2008) y la

Organización Mundial de Salud, la vejez inicia a los 60 años en los países subdesarrollados y 65

años para los países desarrollados, cuyos límites dependen exclusivamente de la esperanza de

vida; para Colombia de acuerdo a la Ley 1276 del 2009, la vejez es característica de “aquella

persona que cuenta con sesenta (60) años de edad o más… una persona podrá ser clasificada dentro

de este rango, siendo menor de 60 años y mayor de 55, cuando sus condiciones de desgaste físico,

vital y psicológico así lo determinen”. Este punto de vista establece unas características

homogéneas en cuanto a comportamientos, posibles enfermedades y dinámicas relacionales para

las personas que ingresan a esta etapa. Sin embargo, es necesario determinar que esta mirada

desconoce, según Morales y Hoyos (2008), que los niveles de satisfacción con la vida, la calidad

de la misma y las dinámicas de la vejez están relacionadas con el proceso de envejecimiento, por

lo cual no puede ser igual para todas las personas.

En ese sentido, y retomando el enfoque de derechos, es posible plantear que el proceso de

envejecimiento acoge todas las dinámicas de la realidad a la que se enfrenta el individuo, que van

ligadas a las desigualdades sociales propias del desarrollo capitalista en las sociedades

contemporáneas y que determinan la vejez, por lo cual no puede verse como una etapa

homogénea, sino que entra a depender exclusivamente de las condiciones de vida del proceso de

envejecimiento.

El segundo punto de vista frente a la vejez, se relaciona justamente con esa mirada heterogénea

de la misma, donde entran a ser fundamentales los contextos específicos en los que habitó la

persona en su proceso de envejecimiento y las oportunidades y derechos a los que tuvo acceso. Es

así que para el desarrollo de este estudio, se tomará como punto de inicio para esta etapa la edad

determinada por la OMS y por la Ley 1276 de 2009 en Colombia, pero no las características

homogéneas que se establecen desde esta mirada. Por el contrario se reconocerá la vejez como un

proceso individual donde según Dannefer (2011), y siguiendo con planteamientos propios del

enfoque de derechos, son las circunstancias sociales y del ambiente las que determinan sus

características y se liga con aspectos como la nutrición, la contaminación, la condición de clase,

la garantía de derechos y las transformaciones político-económicas que se hayan vivenciado

durante el envejecimiento.

- 16 -

Si bien las personas mayores participantes de este estudio se encuentran en un espacio cerrado e

institucionalizadas, esto no desconoce sus diferentes puntos de vista y no los homogeniza, por el

contrario, será punto primordial para el debate y para la construcción colectiva. Por otro lado, es

necesario tener claro, que han sido muchas las formas de nombrar a las personas mayores, se les

ha denominado ancianos, adultos mayores, seniles, viejos, entre otros, pero para el desarrollo de

este proceso investigativo quienes ingresan a la etapa de vejez serán reconocidos como personas

mayores bajo el entendido de que la Ley 1276 de 2009 enuncia esta población como personas

con todos los derechos y garantías de cualquier otra, y se le reconocen todas las potencialidades

para continuar viviendo en sociedad. Además que la Política Pública y Social para la Vejez y

Envejecimiento de Bogotá 2010-2025, de acuerdo a lo que se hace explicito en la misma, ha

acogido ésta denominación a partir de lo solicitado por sus propios protagonistas y bajo la

búsqueda de la inclusión de género que ello implica.

Dignidad Humana

Históricamente se ha conceptualizado la dignidad desde distintos enfoques jurídicos y

académicos. El enfoque de derechos, ha sido utilizado en la búsqueda por la transformación

social, donde la dignidad humana se conjuga como el cumplimiento total de derechos que sitúa a

la persona en el centro de la formulación de los análisis y de las acciones a desarrollar para

cumplirlos. Ligado con esto, es necesario entonces determinar qué se entiende por dignidad y por

qué termina siendo tan relevante en el enfoque y en este estudio particularmente.

En ese sentido, Melendo y Millan-Puelles (1996), consideran que “en una primera instancia, lo

más que podría afirmarse de la dignidad es que constituye una sublime modalidad de ‘lo bueno’: la

excelencia de aquello que está dotado de una categoría superior” (p. 31). A partir de la concepción

etimológica de la palabra, que según Fabri dos Anjos (2004), viene del latín dignitas, la dignidad

se relaciona con el poder y la superioridad, con la autodeterminación de la persona, el

reconocimiento de sus facultades sociales, el decoro y el respeto.

Por otro lado, según Andrade (2005), la dignidad se basó inicialmente en la universalización de

privilegios y establece que dicha concepción no se ha modificado, en la medida en que la

dignidad es más fácilmente reconocida en un grupo poblacional que en otro (normalmente los

- 17 -

marginados por su condición de clase). Algunos autores plantean que existen tres formas de

estudiar la dignidad: desde lo ontológico, que implica que es propia del ser humano, es decir del

simple reconocimiento de su existencia. Desde la ética, que considera que la dignidad depende de

las acciones pues las personas se hacen así mismas dignas “cuando su conducta está de acuerdo

con lo que es, o mejor, con lo que debe ser” (Torralba, 2005, p. 88). Y desde lo teológico que

implica que el ser humano es digno, por ser la creación a imagen y semejanza de un dios. Sin

embargo, estas formas de estudiar la dignidad no proponen un concepto en sí mismo, sino que

determinan formas de categorizar al ser humano, contradiciendo algunas nociones que establecen

que en el estudio de la dignidad es imposible categorizarlo, en tanto la dignidad como término

“constituye una reserva insustituible de estrategias de valorización del ser humano en sus más

diferentes contextos” (Pyrrho, Cornelli y Garrafa, 2009, p. 68).

Desde el enfoque de derechos, la dignidad es un derecho fundamental dado que bajo la directriz

jurisprudencial trazada por el órgano de cierre de la jurisdicción constitucional en Colombia, en

Sentencia T-792 de 2005, la dignidad humana constituye un derecho al ser un atributo esencial,

pero a su vez, es un principio que contempla la forma de medir o comprobar el rol del Estado,

siendo así la fuente de todos los derechos y aceptada como base de la democracia. En ese sentido,

“la dignidad no sólo es un valor y principio constitucional, sino también un dinamo de los derechos;

por ello, sirve tanto de parámetro fundamental de la actividad del Estado y la sociedad, como también

de fuente de los derechos fundamentales de los ciudadanos” (Landa, 2002, p. 112).

En ese sentido, Colombia desde la Corte Constitucional ha tenido importantes avances frente a la

noción de dignidad, estableciendo características mínimas para comprenderla y develarla. Noción

que se acoge como central para el desarrollo de esta investigación, tanto porque es propia de

nuestro contexto, como porque parte de un enfoque de derechos básicos para la vida en sociedad.

Es así que la Corte Constitucional con la Sentencia T 881 del 2002, le dio significado y

características mínimas a este concepto, buscando además garantizar condiciones de vida

igualitarias. En ese sentido, se comprenderá la dignidad humana como la relación de tres

aspectos: vivir como se quiera (que implica la posibilidad de elegir un proyecto de vida y de

determinarse según esa elección, en últimas tener autonomía); vivir bien (que implica contar con

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condiciones materiales de existencia); y, vivir sin humillaciones (que incluye la integridad física

y espiritual).

Desde esta noción es clara la relación de la dignidad humana con el enfoque de derechos, en la

medida en que vivir como se quiera, vivir bien y vivir sin humillaciones, determinan de antemano

la necesidad del cumplimiento y garantía de los derechos contemplados en la Constitución

colombiana de 1991.

Política pública

Conceptualizar la política pública requiere de un ejercicio que examine las diferentes nociones

que sobre ella se han establecido, reconociendo tanto la amplitud del término, como los aspectos

socio-económicos y políticos que contempla. De acuerdo con ello Vargas (1999) divisa tres

tipologías de política pública: las hegemónicas construidas y establecidas por el poder político

que no son negociables; las transaccionales producto del consenso entre grupos sociales y el

poder; y las de dominación dirigidas a la población vulnerable que buscan coaptarlas,

marginarlas o neutralizarlas. A su vez, Roth (2006), considera que la política pública es el

resultado de la interrelación de ideas (visiones del mundo), intereses (de diferentes actores) e

instituciones (formales como el Estado o informales como la cultura o el mercado). Dicha

interrelación, depende según Muñoz (2008), del régimen político y las elites económicas y según

Vargas (1999), del tamaño del problema y del proyecto político. Es por ello que no son sólo

normas o leyes, no son estáticas y dependen del contexto. Para su construcción y consolidación

hay cuatro etapas: agendamiento, formulación, ejecución6 y evaluación (Vargas, 2007).

La política pública, de acuerdo con Pastorini (2004), se puede dividir en dos perspectivas: la

tradicional y la crítica. La perspectiva tradicional concibe a la política pública “como un conjunto

de acciones, por parte del aparato estatal, que tienden a disminuir las desigualdades sociales. Son

pensadas como aquellas actividades que tienen como principal función la “corrección” de los efectos

negativos producidos por la acumulación capitalista” (Pastorini, 2004. p. 208). Desde esta

6 La política pública y social sobre vejez y envejecimiento de Bogotá, se encuentra en la actualidad en el momento de

ejecución, el cual es entendido como “la aplicación práctica de la decisión, (donde) la administración local es la

encargada de poner en marcha las concertaciones y decisiones de los diferentes actores de incidencia y que

participaron del proceso de planificación; en otras palabras, la administración es la encargada de traducir la decisión

en hechos concretos” (Herreño, 2010)

- 19 -

perspectiva, la función de las políticas públicas es redistributiva, es decir que administra,

racionaliza y redistribuye los escasos recursos con los que se cuenta, por ende la intervención del

Estado es de carácter compensatorio, paliativo y correctivo de las condiciones de vida de las

personas que en la ‘distribución original’ no obtuvieron ninguna parte o una parte muy desigual

de ésta (Pastorini, 2000).

Las problemáticas de acuerdo con esta perspectiva son vistas de forma fragmentada, por lo que

Faleiros (2004) plantea que la política pública se enfatiza en categorizar la población por edad

(niños, personas mayores, etc.), por alguna situación (enfermos, madres solteras, etc.), dividiendo

y fragmentando la población y a su vez etiquetándolas, aislándolas del resto de la sociedad. Esta

perspectiva, reconoce así la realidad separando lo económico, político, social, cultural buscando

alcanzar un punto de estabilización bajo el manejo de recursos escasos, brindando mayor énfasis

en las consecuencias y no en las causas estructurales de dichas afectaciones.

Desde la perspectiva crítica, las políticas públicas responden según Vargas (1999), a las dos

grandes funciones del capitalismo: acumulación y legitimación, en la medida en que aporta a la

reproducción del capital, naturaliza los efectos del desarrollo capitalista, mantiene el orden social

y legitima las acciones estatales, pues el capitalismo “crea condiciones tales que el Estado por él

capturado, al buscar legitimación política a través del juego democrático, es permeable a demandas de

las clases subalternas, que pueden hacer incidir en él sus intereses y sus reivindicaciones inmediatas”

(Netto, 1992, p. 18). Se reconoce así, el deber constitucional del Estado en la garantía de derechos,

pero se cuestiona lo dócil y funcional de dicho deber, la forma fragmentada, paliativa y correctiva

con la cual se busca dar cumplimiento a los derechos. Es por ello que Iamamoto (2001) plantea

que es claro que estas acciones no son el resultado de un espíritu solidario por parte del Estado.

Las políticas públicas por ende, se convierten en la forma que el Estado utiliza para responder a

las reivindicaciones socio-políticas, aborda así las consecuencias o problemáticas singulares, pero

no tiene una determinante orientación hacia la transformación social. En ese sentido, resuelve

aspectos concretos de los grupos poblaciones que reciben sus beneficios, pero no los saca de su

condición de pobres, ni de su condición de clase dominada y explotada pues no remedia las

carencias acumuladas históricamente (Montaño, 2004).

- 20 -

De acuerdo con las dos perspectivas, se tomará la perspectiva crítica como forma de comprender

la política pública, en la medida en que se reconoce que las personas mayores institucionalizadas,

reciben una serie de beneficios por medio de los Centros de Protección Social, pero ello no

transforma las dinámicas desiguales que por fuera de este espacio se siguen presentando y

tampoco logra abarcar la totalidad de población que con difíciles condiciones se encuentra

viviendo esta etapa vital, que además dados esos escasos recursos sociales, no acceden a este tipo

de programas. Es necesario tener en cuenta que el ejercicio de la dignidad no fragmenta la

realidad ni los derechos, sino que concibe su conjunto como el mecanismo para ser alcanzada,

pues “la sociedad no se cambia mediante la mera expedición de derechos por decretos, ni mediante la

simple formulación de políticas.” (Roth, 2006, p. 192).

En aras de sintetizar las claves teóricas, se presenta finalmente el siguiente mapa, buscando

puntualizar las mismas y los autores más relevantes de cada categoría.

Gráfico I: Identificación de las claves teóricas de la investigación

- 21 -

CAPÍTULO II: CONTEXTO DEL ESTUDIO

Situación de la vejez en Bogotá – Distrito Capital

La ciudad en el 2013, según el DANE, registraba un total de 7.674.366 habitantes, de los cuales

817.800 eran personas de 60 años o más, correspondiente al 10.5% de la población total, de estos

467.701 son mujeres y 350.099 hombres. La población mayor en Bogotá según el último censo

del 2005, creció a más del doble de su población total, registrándose también durante los últimos

15 años un crecimiento de 5.3% en la población de más de 60 años, casi el doble de la tasa de

2.7% de crecimiento de la población total de la ciudad; se presenta además un gran porcentaje de

crecimiento de la población con relación al crecimiento total del país que fue 4.1% (Secretaria

Distrital de Integración Social [SDIS], 2010).

La situación concreta de las personas mayores en la ciudad de Bogotá es difícil, según Dueñas

(2009), esta población está siendo excluida de sus derechos pero no de sus obligaciones, se

evidencia en muchas de ellas, una situación de abuso y desamparo que se devela en que para el

2010, la Secretaria de Planeación, contaba con un censo de 19.879 hogares pobres con personas

mayores y 1.059 hogares en miseria con esta misma población, que daba cuenta de 26.306

personas mayores pobres y 1.214 en miseria; así como exclusión de la seguridad social, por estar

vinculadas o haber estado vinculadas a empleos informales, que implica, que la cobertura en

pensiones para la población pobre en la ciudad está por alrededor del 10%, mostrando así lo

profundo de la desprotección. (Cárdenas, 2010).

Esto es evidente, cuando de acuerdo con Castrillón, y León (2013), basados en estadísticas del

DANE y en la encuesta Distrital de Demografía y Salud de Bogotá 2011, un 65% de las personas

mayores que trabajan lo hacen en empleos informales que no garantizan una estabilidad

económica, los hombres entre 60 a 74 años que reciben ingresos por trabajo oscilan en un 43%,

mientras que en mujeres es del 16%, a medida que aumenta la edad, las posibilidades de

vinculación laboral disminuyen considerablemente; otros que no cuentan con ninguna

posibilidad, habitan en calle, para el 2010, el numero en promedio de estas personas era de 505.

- 22 -

Dicha encuesta establece, sin embargo, que las personas mayores en la ciudad, presentan un

mayor nivel educativo que los habitantes del resto del país, en tanto el 28% aprobó algún año de

secundaria y el 23% algún año de educación superior, sin embargo con el aumento de la edad,

estos porcentajes disminuyen considerablemente, el 49% de las personas de 70-84 años y el 50%

de más de 85 años, solo alcanzaron un nivel de primaria, lo cual ha desencadenado en ellos otra

serie de afectaciones y por ende pocas garantías de derechos en esta etapa vital, lo cual continua

siendo un tema pendiente y generador de desigualdades sociales en la ciudad.

Frente a la salud y la afiliación al sistema de seguridad social, la mayoría de las personas

mayores entre 60 a 74 años, consideran que su salud es buena, entre los grupos de 75 años su

percepción de salud es regular, a su vez, más del 65% de las personas mayores cuentan con

afiliación a EPS de forma contributiva, especialmente afiliados por sus hijos o conyugue. El 3.5%

de la población no cuenta con ningún tipo de afiliación. Además de este panorama, se presentan

situaciones o casos problemáticos pues algunas personas mayores tienen condiciones de

desnutrición, carencia de vivienda o condiciones precarias, violencia física y psicológica,

inasistencia alimentaria, abandono, poco acceso a educación, tecnologías o comunicación, etc., y

son quienes entran a ser parte de los listados por cupos en Centros de Protección (SDIS, 2010).

De igual manera se presentan altos índices de accidentalidad que generan discapacidad y

dependencia, debido entre otros aspectos a espacios urbanos no aptos (viviendas con

infraestructura inadecuada, calles amplias con semáforos que cambian rápido, buses sin

adecuación, etc.), que ocasionan de acuerdo con Nope (2011), situaciones de muertes por

accidentes. Según el autor, se presentaron 136 casos de muertes de personas mayores en Bogotá,

con la causa principal de accidentes de tránsito y 124 muertes accidentales sobretodo en sus

hogares, con un 61%. Estos condicionantes desfavorables y la presión ciudadana han

posibilitado la construcción histórica de políticas, programas, leyes y espacios de atención para

las personas mayores de la ciudad, lo cual se verá más claro en los dos acápites siguientes. El

proceso más reciente (sin considerarlo el único) nació durante la administración del ex alcalde

Samuel Moreno, con su Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y de Obras Públicas

para Bogotá, D. C., 2008 – 2012 “BOGOTÁ POSITIVA: PARA VIVIR MEJOR”.

- 23 -

El desafío de este plan frente a la población de personas mayores, se centró en garantizar su

calidad de vida y el goce efectivo de derechos (salud, vivienda, educación, trabajo decente,

salario digno, vestido, libertades humanas, servicios sociales, etc.), retomando para ello algunos

acuerdos, leyes y otras herramientas jurídicas que posibilitaron concretar la política pública y

social de vejez y envejecimiento en Bogotá 2010-2025, la cual ha venido siendo ejecutada por la

administración de la Bogotá Humana del Alcalde Gustavo Petro y por medio del fortalecimiento

de los servicios con los cuales cuenta el sector de integración social.

Entre dichos servicios podrían mencionarse, a) atención integral a personas habitantes de calle

(se atienden diariamente 1.120 personas de todas las edades, se desarrolla un proceso de gestión

de documentos, atención biopsicosocial, hospedaje, vestuario, alimentación, etc.); b) centros día:

atención integral a personas mayores (se atienden 190 personas diariamente, en pro de su calidad

de vida, desarrollo de autonomía y formación de derechos); c) subsidios para personas mayores

(con 26.964 personas mayores beneficiadas, se busca fortalecer autonomía y materialización de

derechos); d) comedores comunitarios (se cuenta con 137 comedores, se realiza suministro de

alimentos, formación en hábitos de vida saludable y formación de derechos); e) Centros de

protección social para personas mayores (foco de este estudio y de los cuales se hará referencia

más adelante). Estos espacios que atienden de forma focalizada a la población, permite el acceso

a derechos de algunas personas mayores (SDIS, 2014).

Transcurso del proceso para la construcción de una política pública sobre envejecimiento y

vejez en Bogotá

A lo largo de los años se han establecido algunos acuerdos y leyes que buscan garantizar los

derechos de las personas mayores, con el fin de dotar a Bogotá de programas y actividades que

incluyan a las personas mayores en el diario vivir de la ciudad (Política Pública y Social de

Envejecimiento y Vejez en Bogotá [PPSEV], 2010). Entre esos acuerdos se pueden destacar, el

Acuerdo 6 de 1997 por medio del cual se crea una tarjeta de recreación y espectáculos gratuitos;

el Acuerdo 11 de 1999 que promueve los clubes para la tercera edad, los Acuerdos 310 de 1982 y

149 de 2005 en pro de procesos de alfabetización, el Acuerdo 345 de 2008 que reglamenta el

proyecto de gratuidad en salud, el Acuerdo 413 de 2009 que ordena la adecuación de semáforos

con sonidos y el Acuerdo 254 de 2006 que establece los lineamientos para la construcción de la

política pública. En relación a las leyes, la ley 1315 de 2009 establece las condiciones mínimas

- 24 -

en los centros de protección, centros día e instituciones de atención para dignificar la estadía en

los mismos. La Ley 1276 de 2009, con la cual se modifica la Ley 687 de 2001, establece nuevos

criterios de atención integral de las personas mayores en los centros de vida; La Ley 1251 de

2008, “por la cual se dictan normas tendientes a procurar la protección, promoción y defensa de

los derechos de los adultos mayores” y la Ley 1171 de 2007 “por medio de la cual se establecen

unos beneficios para los adultos mayores”.

Todos estos elementos normativos ponen de manifiesto que las personas mayores en las últimas

dos décadas han cobrado mayor relevancia y se han ubicado en el debate de los entes

gubernamentales, como no lo habían hecho en épocas anteriores, lo cual puede estar

desencadenando una serie de alternativas que permitan reivindicar la dignidad y que además

posibilitaron que el Concejo de Bogotá, mediante el Acuerdo 254 de 2006, estableciera el

lineamiento para la elaboración y construcción de la Política Pública para el envejecimiento y la

vejez del Distrito Capital. A partir de estos lineamientos se dio paso a la construcción de la

misma, la cual fue puesta en marcha en el año 2010 y su operatividad quedó bajo responsabilidad

de la Secretaría Distrital de Integración Social.

Política Pública y Social para el Envejecimiento y la Vejez de Bogotá 2010- 2025

Dadas las condiciones de desprotección y abandono de la persona mayor, que se intentan resolver

con los acuerdos y leyes creadas, nacional y distritalmente, se empieza a reconocer por parte del

Estado y de la sociedad, la situación de las personas mayores como una problemática distrital que

requiere de mayores recursos, atención y soluciones. En ese sentido en el 2006 y a partir del

Acuerdo 254, se establecen los criterios mínimos y marcos de referencia para la construcción de

ésta política pública, tales como “la participación activa, inclusión social, reconocimiento, equidad,

relaciones inter-generacionales, autorrealización y dignidad y como ejes estratégicos: la

supervivencia material, el desarrollo integral, la protección, la existencia social, cultural y auto

determinada” (PPSEV, 2010, p. 55).

A su vez, se tuvieron en cuenta los acuerdos y leyes ya mencionados, en la medida en que

orientaban entre otros aspectos condiciones mínimas en derechos, requerimientos básicos para la

atención, los servicios necesarios que deberían tener las personas mayores y demás aspectos que

- 25 -

fortalecieron el proceso de construcción. A su vez se retomó la Política Nacional sobre

Envejecimiento y Vejez, la cual en el marco de los Derechos Humanos y bajo el concepto de

Protección Social Integral, el Ministerio de la Protección Social formuló para el periodo 2007-

2019 y que especifica cuatro aspectos concretos: Promoción y Garantía de los Derechos

Humanos de las Personas Mayores, Protección Social Integral, Envejecimiento Activo y

Formación del Talento Humano e Investigación; aspectos que de una u otra forma fueron tenidos

en cuenta en la política pública de Bogotá. (Pulido y Valdés, 2007).

De igual forma para el desarrollo de la política pública distrital se tuvieron en cuenta aspectos

como el conceptual, con la definición de conceptos como política pública social, derechos

humanos, envejecimiento y vejez, envejecimiento demográfico, envejecimiento activo y gestión

social integral. Por otro lado, el analítico que definió el contexto, es decir, la realidad y las

condiciones que generan la problemática a abordar. Finalmente, El ético-político, que estableció

el sentido de la política, su horizonte articulado al enfoque de derechos y a la perspectiva

diferencial. Y, por último, el normativo que recogió toda la regulación jurídica de protección a la

persona mayor.

Para dicha construcción se contó con la participación de 32.504 personas (personas mayores,

organizaciones sociales, academia, entidades estatales, sector privado, Consejo Distrital de

Persona Mayor, etc.), por medio de la realización de 773 talleres, 17 foros locales y 1 foro

distrital. Así mismo se consolidó a través de tres principios fundamentales: la igualdad, la

diversidad y la equidad, y el eje transversal de toda la política la Dignidad Humana. (PPSEV,

2010).

Centros de Protección Social7

El Centro de Protección Social (CPS), tiene su historia anclada a la década de los 60´s cuando el

Distrito decide apersonarse de la situación de las personas mayores en Bogotá. En esta época el

Departamento Administrativo de Protección y Asistencia Social (DAPAS), posteriormente

Departamento Administrativo de Bienestar Social (DABS) y hoy Secretaria Distrital de

7 Toda la información recogida sobre el nacimiento de estos espacios, se encuentra condensada en el Proyecto 496 años dorados:

vejez con dignidad de la Secretaría de Integración Social, Bogotá. Para su consulta, revisar: Cárdenas, M (2010). Proyecto 496 Años Dorados: vejez con dignidad. Secretaria Distrital de Integración Social, Alcaldía de Bogotá.

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Integración Social (SDIS), inició su trabajo con personas mayores por medio de la Oficina de

Higiene Mental y Emergencia que recepcionaba los casos y los remitía a la Beneficencia de

Cundinamarca8. Debido al aumento en la problemática de abandono, en el año 1977 se da

apertura a la atención de veinte personas mayores en la denominada Granja Australia donde se

brindaba asistencia y protección bajo el Programa de Integración Humana a Ancianos Mendigos.

En 1980 ese grupo fue trasladado a la Escuela Hogar Bosque Popular9, ampliándose la atención a

cien personas mayores. De forma simultánea se crea el CRA (Centro de Recepción de Ancianos)

con sede en el barrio Girardot, y el cual buscaba determinar las condiciones que generaban la

indigencia y para esa época tenía una cobertura de 20 personas mayores.

En el año 1984, el CRA se traslada al barrio Bello Horizonte en la Localidad de San Cristóbal,

aumenta su cobertura a sesenta personas y deja de ser un lugar de diagnóstico para convertirse en

el espacio de hábitat de las personas mayores con atención socio-familiar, recreativa, educativa,

cultural y ocupacional. Este espacio es en la actualidad, el Centro de Protección Social Bello

Horizonte (lugar de este estudio) que se ha consolidado en términos de atención, en tanto

interviene las necesidades básicas como “algunos factores de inequidad existentes, frente a la

seguridad social que limita el desarrollo y el bienestar personal, afectivo, familiar, social, económico

y cultural; y de esta forma la población mayor se asume (…) con derechos y deberes claramente

identificados” (Cárdenas, 2010, p. 5).

Continua ubicado en ese mismo barrio, mantiene en 60 personas el número de atendidos, los

cuales habitan el espacio por un tiempo transitorio (entre 3 y 6 meses)10

mientras se les consigue

un cupo en un lugar de larga permanencia (el Distrito tiene convenios con 15 entidades para la

atención de personas mayores de forma permanente, dado el aumento cada vez más significativo

8 “El 15 de Agosto de 1869, el Estado Soberano de Cundinamarca, decreta por Ley la creación de la Junta General de Beneficencia de Cundinamarca; como administradora de los Centros de caridad existentes en la época, cada Institución contaba

con un Síndico y las rentas por recaudo eran administradas por estos, bajo los parámetros fijados por la Junta General de

Beneficencia de Cundinamarca como Establecimiento Público Departamental. Actualmente en virtud de lo establecido en el

decreto 28 del 28 de febrero de 2005, es la entidad Departamental encargada de brindar protección social y mejorar la calidad de la vida de sus usuarios”. Página web: http://www.beneficenciacundinamarca.gov.co 9 Uno de los Centros de Protección actuales del Distrito ubicado en la localidad de Engativa en el barrio Bosque Popular, que en

conjunto con el CPS Bello Horizonte, espacio donde se desarrolló esta investigación, atiende personas mayores remitidas por la

Secretaria Distrital de Integración Social, brindándoles hospedaje, bienestar social, cuidado integral, mientras se les consigue cupo en un lugar de larga permanencia. Las características de este tipo de centros se ampliará en la caracterización que se realice del

CPS Bello Horizonte por ser el espacio de interés investigativo. 10 Es importante dejar claro, que usualmente las personas mayores pasan mucho más de este tiempo en el CPS –casi un año o

más- dado que la asignación de cupos depende de la disponibilidad de otras entidades, de la condición física de la persona mayor y por ende del espacio más adecuado dada su dependencia o no.

- 27 -

de la demanda. Estas entidades reciben a las personas mayores cuando salen del CPS). De igual

manera, desde el año 2011, el CPS Bello Horizonte dio apertura a la atención de personas

mayores bajo el servicio de Centro Día, atendiendo 60 personas más en esta modalidad.

Frente a lo anterior, es importante dejar claridad que durante el proceso investigativo, este CPS

mantuvo lleno su cupo de 60 personas, quienes eran beneficiadas de los servicios ofrecidos, que

de acuerdo con el Articulo 2 de la ley 1315 de 2009 están orientados al hospedaje, bienestar

social y cuidado integral para las personas mayores, ello implica el desarrollo de actividades de

capacitación, talleres de formación artística y en valores, ocupación del tiempo libre, garantías de

alimentación, vivienda, salud y vestido. Lo cual se realiza durante 24 horas de domingo a

domingo. Dichas acciones son llevadas a cabo por el personal divididos en 4 áreas: salud (2

enfermeros jefe, 6 auxiliares de enfermería, una nutricionista, una fisioterapeuta), social (2

educadores culturales, una trabajadora social, una psicóloga y un gerontólogo), servicios

generales (4 vigilantes, 3 cocineras, 3 personas de aseo) y administrativos (directora general).

Este CPS, junto con Bosque Popular, se han fortalecido con los elementos normativos

mencionados, con la construcción de la política pública del 2010 y con la constitución de 1991 en

la medida en que plantea en su artículo 47 que “el Estado adelantará una política de previsión,

rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos, sensoriales y síquicos, a quienes se

prestará la atención especializada que requieran”. Este aspecto es retomado por la SDIS para

desarrollar su asistencia protegida por medio de los CPS, que responden al Modelo de Atención

Integral para las Personas Mayores -MAIPM-, el cual se encuentra anexo a la política pública,

aportando a sus propósitos e implementación y constituyéndose “como el marco de referencia para

programas, proyectos, protocolos y rutas de atención” (MAIPM, 2010, p. 7).

De acuerdo con ello, el nombre oficial del programa en el que ingresan los CPS según los

lineamientos del modelo es el de: Atención Integral de| Persona Mayor en Centros de Protección

Social y su objetivo es: proporcionar a la persona mayor dependiente, servicios con calidez y

calidad de vivienda digna, alimentación con los requerimientos nutritivos, salud, afecto, buen

trato, apoyo emocional y espiritual, garantizando de manera integral condiciones de existencia

dignas11 (SDIS, 2010).

11 Cursiva propia

- 28 -

De acuerdo con las condiciones establecidas por la SDIS (2014) y la subdirección de vejez, para

acceder al servicio las personas mayores deben cumplir con los siguientes requisitos: tener 60

años cumplidos o más, presentar problemáticas de dependencia severa o moderada según

información contenida en su historia clínica12

y no poseer ni ser propietario de bienes inmuebles,

salvo que estos no ofrezcan condiciones dignas de habitabilidad debidamente comprobada, no

recibir ingresos o rentas por ningún motivo, no ser cotizante directo del sistema general de

seguridad social en salud, ser residente en el Distrito Capital, no recibir ningún tipo de pensión o

subsidio por parte del Estado y manifestar expresamente (por escrito) su deseo de ingresar de

forma voluntaria al servicio (excepcionalmente en caso de no poder manifestar su voluntad se

requiere de certificado médico que acredite tal imposibilidad).

De igual forma existen condiciones que generan cierta prioridad para el ingreso, tales como:

personas con mayor edad que la requerida y urgente necesidad de protección debidamente

comprobada, discapacidad, carencia de redes sociales y/o familiares, enfermedad o discapacidad

del cuidador (certificada por entidad de salud pública autorizada), remisión de Entidad Pública de

Salud, en la cual se especifique estado de abandono y acciones realizadas, entre otras. Así mismo

se contemplan acciones para el egreso entre las que se pueden destacar reintegro familiar, retiro

voluntario, evasión por tiempo superior a las 72 horas, incumplimiento del Manual de

Convivencia, superación de condiciones que originaron el ingreso o fallecimiento (SDIS, 2014).

Se busca así, que estos programas de la mano con el MAIPM, se enfoquen en la garantía de

derechos individuales y colectivos en términos de los tres aspectos fundamentales de la dignidad,

abordados en las claves teóricas de este documento. Así mismo, genera los lineamientos para

definir lo que la persona mayor requiere por parte del Estado, ya sea en términos de protección

y/o restablecimiento de derechos. Recoge entonces los elementos que se deben tener en cuenta

para la atención en el CPS y determina este servicio como “el instrumento de política social que se

materializa en un conjunto de acciones integrales de carácter prestacional, con recursos humanos,

físicos, técnicos y financieros que contribuye a la garantía de los derechos” (MAIPM, 2010, p. 7).

12 Pese a ello, durante el estudio se evidenció –aspecto corroborado por los mismos funcionarios- la presencia de muchas personas mayores sin ninguna característica de dependencia.

- 29 -

CAPÍTULO III: PROCESO METODOLÓGICO

Para el desarrollo de este estudio se tuvo en cuenta un proceso que contempló el enfoque

metodológico, la estrategia, los métodos de recolección de información, las categorías

analíticas y las limitaciones y facilidades de la investigación13

. Frente al enfoque

metodológico, esta investigación tiene un enfoque cualitativo en la medida en que según

Rodríguez (2011), el acercamiento cualitativo es de fundamental importancia para la

comprensión de la realidad como fruto de un proceso histórico, además de que permite acercarse

a los protagonistas, conocer sus opiniones y fomentar el análisis de acuerdo con las diferentes

informaciones que de ese proceso se desencadenen. En ese sentido, el enfoque cualitativo

respondió al interés de esta investigación y dio herramientas para cumplir con el propósito

planteado, pues posibilitó recoger información histórica, documental y experiencial14

.

En este proceso fue fundamental –principalmente para el análisis- el paradigma crítico social que

se fundamenta en el materialismo histórico que analiza la realidad desde el método dialectico, el

cual consiste en entender, según Harnecker (1986), que ningún fenómeno de la realidad puede ser

comprendido si se le toma aisladamente, sin conexión con los fenómenos que le rodean, además

de reconocer que existen múltiples contradicciones en dicha realidad que se deben analizar de

forma crítica, es decir, tomar la realidad desde lo abstracto (lo que se cree de ella), hasta lo

concreto (lo que realmente es), que implica un análisis riguroso de toda la información que de la

realidad se recoja.

Es importante además considerar, que la investigación contempló tanto lo descriptivo como lo

explicativo. Lo descriptivo en la medida en que da cuenta de los datos, posibilitando describir

cada resultado a la luz del propósito de investigación. Y lo explicativo en tanto establece

relaciones causales entre las condiciones de dignidad, la institucionalización y las intervenciones

públicas.

13 Como parte del desarrollo metodológico se tuvo en cuenta la importancia de la validez y la confiabilidad en los procesos de

investigación, por ello, el anexo No. 1 de este documento presenta los elementos establecidos para garantizar que la información

aquí contenida de cuenta de los resultados en función de representar exactamente el tema o fenómeno social que se investigó. 14Se clarifica que el enfoque cualitativo se distancia del paradigma positivista donde la realidad del investigado se evidencia como

un objeto aislado del investigador, así mismo tampoco se retomó para este estudio al construccionismo en la medida en que se

rescataron aspectos más allá de lo subjetivo de las personas, logrando establecer una relación más concreta de los datos recogidos

con la realidad del Centro de Protección Social Bello Horizonte.

- 30 -

Para todo ello, se tomó como estrategia la realización de este proceso a partir del estudio de caso

como se ha hecho explícito, en uno de los dos centros de protección social con los que cuenta el

Distrito15

. Para Creswell (2013), el estudio de caso, consiste en analizar en un contexto concreto

un caso establecido con el fin de explorar la realidad, utilizando diferentes fuentes de información

y la recolección de datos de forma detallada. Es además un estudio de caso de carácter

instrumental (al utilizar el centro de protección como espacio) pues su intención es entender un

tema específico a profundidad, el cual, si bien se entenderá en el marco de la atención en este

centro, también podría analizarse desde otros escenarios de atención a la persona mayor como

centros días, subsidios y/o comedores comunitarios.

De acuerdo con esta estrategia y con el enfoque de investigación, se tomaron los siguientes

métodos para la recolección de información: 1) Observación Participante, que de acuerdo con

Creswell (2013), implica que el investigador/a participa de las actividades que se realicen y en

este contexto lleva a cabo su observación, dicha observación posibilitó relacionar información

brindada en las entrevistas a profundidad, con lo observado del proceso; 2) Entrevistas a

profundidad, las cuales según Schensul y LeCompte (2013), aportan a respuestas más amplias,

establecen una guía de temas de interés, más que preguntas estandarizadas que enriquece la

entrevista mientras ésta se desarrolla, posibilita que la conversación fluya de forma más libre, lo

cual es vital para la metodología cualitativa. Se realizaron así dieciocho entrevistas, distribuidas

en once personas mayores y siete funcionarios; 3) Taller Grupal, teniendo en cuenta que se

recogieron elementos del paradigma crítico social, el taller grupal posibilitó desde ésta

perspectiva la participación de las personas mayores no solo para recoger información (como

bien podría hacer el grupo focal, que según Finch y Lewis 2013, generan información a partir de

la interacción de los participantes), sino que también fomenta el análisis, el debate y la

construcción de propuestas de transformación. Lo anterior, en tanto desde un punto de vista

dialéctico, la realidad no es inmóvil o estancada, sino algo sujeto a constante cambio, que implica

las posibilidades de renovación y transformación. Se realizó un taller grupal conformado por seis

personas mayores, tres hombres y tres mujeres, que fueron escogidas al azar; y, 4) El Análisis

Documental, que como método de investigación es poco tenido en cuenta, pues suele confundirse

15 Inicialmente se tenía contemplado realizar un estudio de caso múltiple, tomando como referencia los dos Centros de Protección

Social, sin embargo se presentaron dificultades para el acceso de uno a ellos, que delimitó la investigación a un solo estudio de caso.

- 31 -

con la revisión de literatura inicial. En contraposición, se va a entender el análisis documental de

acuerdo con Quintana (2006), como el medio de análisis riguroso de diferentes documentos

relacionados con la investigación, para este caso, se realizó análisis documental de la Política

Pública para el envejecimiento y la vejez de Bogotá, 2010-2025, documentos sobre el Centro de

Protección social (su historia, su modelo de atención y su funcionamiento), y otras fuentes

(portafolio de servicios, artículos de periódicos, etc.), que se hallaron en el transcurso del estudio.

Realizado este proceso, es necesario detallar a las personas que participaron del mismo, en ese

sentido las siguientes dos tablas dan cuenta de la caracterización de los participantes, las cuales

recogen información como nombre, edad, sexo, estado civil, número de hijos, procedencia, nivel

estudios y tiempo de permanencia en el CPS16

, para el caso de las personas mayores; y nombre,

edad, sexo, etnia, nivel de estudio y tiempo en el CPS, para el caso de los funcionarios17.

Tabla No. 1 – Personas Mayores Entrevistadas

Nombre Edad Sexo Estado

Civil

No. de

Hijos Ciudad

Nivel de

Estudios

Tiempo en el

Centro

Elena Pérez 60 Femenino Viuda 2 Bogotá Primaria 2 meses

Pedro Orozco 62 Masculino Soltero Ninguno Cali Primaria 8 meses

Eduardo Gómez 69 Masculino Viudo

2 (uno

fallecido) Manizales Primaria 9 meses

Luz Osorio 70 Femenino Soltera Ninguno Bogotá Primaria 4 meses

Emilio Sánchez 72 Masculino No refiere 2 Honda Técnica 8 meses

Gloria Sierra 75 Femenino Soltera Ninguno Bogotá Secundaria 10 meses

Federico Fajardo 78 Masculino Separado 4 Buga Primaria 5 meses

Elvia Beltrán 79 Femenino Soltera Ninguno Bogotá Secundaria 8 meses

Juan González 83 Masculino No refiere 3 Bogotá No refiere 2 años

Viviana Hoyos 84 Femenino Soltero Ninguno Madrid Primaria 9 meses

Pablo Ávila 88 Femenino Viudo Ninguno Togüi Primaria 6 meses

16 Las tablas son elaboraciones propias realizadas a partir de los datos recogidos con lo expuesto por las personas entrevistadas. 17 Es importante clarificar que los nombres reales de las personas entrevistadas fueron cambiados por seguridad y por ética

profesional. Así como aparecen en la tabla será la referencia que se utilice en las citas textuales de las entrevistas que se realizaron.

- 32 -

Por otro lado, para el proceso de construcción de las categorías analíticas, se tomaron en cuenta

los ejes del marco teórico y del enfoque de derechos como elemento que los acoge, así como las

alternativas metodológicas planteadas. En ese sentido, se desarrollaron las siguientes categorías y

sub-categorías analíticas que permitieron orientar los métodos de recolección de información.

Tabla No. 3 - Categorías analíticas de la investigación Categorías

de análisis

Sub-categorías Métodos Actores Ítems a abordar

Inst

ituci

onal

izac

ión

- Vida antes de

institucionalización - Entrevistas Persona mayor

-Breve historia de vida.

-Condiciones que ocasionaron la

institucionalización.

- Llegada al CPS - Entrevistas, análisis

documental

Persona mayor,

funcionarios

-Protocolos

-Relaciones interpersonales

-Adaptación

- Sentimientos

- frente a la

institucionalización

- Entrevistas Persona mayor,

funcionarios

-Recuento de primeros días

-Visitas de las familias

-Ausencias y miedos

-Cambios afrontados

- Condición actual - Entrevistas,

observación

Persona mayor,

funcionarios

-Costumbres y Resignaciones

-Ideal de regresar a casa

-Alternativas a la institucionalización

Vej

ez

Concepción de vejez

Entrevistas a

profundidad, taller

grupal

Persona

mayor,

funcionarios

-Formas de verse a sí mismo

-Concepción de la familia

-Concepción de la sociedad y gobierno

Vida cotidiana y

vejez

- Entrevistas a

profundidad,

observación

Persona

mayor,

funcionarios

-Acciones que ya no realizan

-Acciones que les gustaría hacer

-Sensación de abandono

Tabla No. 2 – Funcionarios/as Entrevistadas

Nombre Edad Sexo Ciudad Nivel de

Estudios

Tiempo en el

Centro

Freddy Pulido 60 Masculino Bogotá Técnico 24 años

María Arteaga 32 Femenino Bogotá Técnico 4 años y 6 meses

Lorena Muñoz 34 Femenino Bucaramanga Universitario 4 años

Ángela Suarez 40 Femenino Bogotá Universitario 3 años

Edwin Rivera 38 Masculino Bogotá Universitario 9 meses

Wilson Torres 35 Masculino Manizales Magister 8 meses

Julián Ramírez 35 Masculino Bogotá Universitario 11 meses

- 33 -

Dig

nid

ad

- Acciones que generan dignidad

- Observación

participante

- Taller grupal

Persona mayor,

funcionarios

-Trato de los funcionarios

-Posibilidad de decidir

-Dinámicas Cotidianas

- Cuidado y atención - Observación, taller

grupal, análisis doc. Persona mayor,

- Funciones personal

- Derechos garantizados en el CPS

- Espacios del CPS - Observación, taller

grupal, entrevistas funcionarios

-Planta física y acceso a espacios

-Privacidad

- Plan de vida - Entrevistas Persona mayor -Proyecto de Vida

-Sueños

Polí

tica

Públi

ca y

Model

o d

e A

tenci

ón

Protocolo de visitas,

salidas, cuidado.

- Entrevistas, taller

grupal, análisis doc.

Persona mayor,

funcionarios

-Permisos, visitas, egresos e ingresos

-Responsabilidades funcionarios

Actividades diarias - Observación,

entrevistas, análisis

doc.

Persona mayor,

funcionarios

-Jornadas de esparcimiento

-Actividades y construcción dignidad.

Cumplimiento

política pública - Entrevistas, análisis

documental funcionarios

-Conocimiento de la Política pública

-Necesidades de mejoramiento

-Reconocimiento de derechos

Aspectos por mejorar

o impulsar

- Análisis documental,

entrevistas, taller

grupal

Persona mayor,

funcionarios

-Requerimientos del CPS

-Cambios necesarios

-Exigencias SDIS y salud

En relación a las limitaciones y facilidades de la investigación, la principal dificultad se basó en

el desconocimiento de las políticas, acciones administrativas, espacios de atención, etc., de la

ciudad, lo cual implicó un estudio preliminar para comprender la viabilidad del tema. Esto se

relacionó a su vez con los pocos contactos que se tenían sobre personas que en Bogotá abordaran

el tema de vejez, así como dentro de la Secretaria Distrital de Integración Social18

. Pese a ello,

después de realizados los contactos, se contó con mucha disposición por parte de la SDIS para el

desarrollo de la investigación, se realizaron reuniones para explicar el proceso, así como la

presentación de personas claves para el acompañamiento en los espacios. Después de ello, se

entabló el contacto con la dirección del CPS, en términos de facilitar espacios y horarios, así

como el ingreso a las instalaciones de forma permanente, permitiendo la aplicación de las

técnicas de recolección de información, lo cual contó con la disposición tanto de los funcionarios

como de las personas mayores. El rol de la dirección del lugar, fue fundamental, dada la apertura

e interés por el tema. Finalmente es importante resaltar que no hubo dificultades en términos de

seguridad para el ingreso al barrio donde se encuentra ubicado el CPS, pese a las referencias de

peligrosidad y para ello se tuvieron en cuenta recomendaciones de los funcionarios del lugar. Sin

embargo, es necesario clarificar que en el Anexo No. 2 de este documento, se encuentra el

protocolo de gestión del riesgo utilizado para el desarrollo de la investigación y en el anexo No. 3

los elementos éticos considerados para la misma.

18 Esta situación se presenta dado que la investigadora de este estudio, llega proveniente de otra ciudad a realizar sus estudios de Maestría en Bogotá, por ende no conoce características fundamentales de la ciudad y sus instituciones.

- 34 -

CAPÍTULO IV: "Ya no puedo ser lo que era antes": generalidades sobre la vejez

Para el desarrollo de este capítulo, se revisarán tres aspectos que frente a la vejez se encontraron

en este proceso investigativo: la imagen que de esta etapa tienen las propias personas mayores,

así como la imagen que de ellos tienen las personas que los cuidan (funcionarios/as); la familia¸

en términos de los impactos que genera su presencia o ausencia; y lo económico y político en la

medida en que permite determinar cómo las características de dichos aspectos posibilitan o no

mejores condiciones en esta etapa.

Imagen de la vejez

La vejez de acuerdo con lo establecido por la Ley 1257 de Colombia, está determinada por un

espacio de tiempo que inicia a los 60 años y su prolongación depende de la esperanza de vida. Se

caracteriza así, como la última etapa del proceso de envejecimiento, aspecto que tienen claro las

personas mayores al considerar que “Es el final de una trayectoria de vida que tiene que llegar, no

tiene reversa” (Eduardo Gómez, comunicación personal, 18 de Noviembre de 2013)19

. De acuerdo

con ello, la vejez es considerada según la OMS, como aspecto biológico relacionado con mayores

enfermedades que van en detrimento de la condición física. En palabras de uno de los

entrevistados: “Se que me voy a morir y yo ya tengo un pacto con la muerte, ya la llevo al ladito”

(Pablo Ávila, comunicación personal, 3 de Noviembre del 2013).

Pese a este mirada biológica es necesario reconocer que según Tamer (2008) la vejez, si bien es

considerada como la última etapa de la vida, sus características y condicionantes dependen del

envejecimiento, por ende se determina de forma heterogénea, de acuerdo a los aspectos sociales,

económicos, políticos, culturales, etc., en los que se viva y a las dinámicas que se hayan

desarrollado. Se establece así que es necesario tener en cuenta los aspectos de la vida diaria para

caracterizarla. Esto se evidencia en el caso de una de las personas entrevistadas, que por su

proceso vital, percibe estos últimos años como una etapa que no supone dolencias físicas, sino

por el contrario, la posibilidad de disfrutarla: “Me dedique también a otros deportes como el

ciclismo, el boxeo, la natación… yo ya con 84 años, ya viví bastante, ya he caminado harto, pero

19 Todas las citas así referenciadas en este capítulo y en los siguientes, corresponden a las entrevistas y taller grupal, realizado a

las personas mayores que se encuentran en el Centro de Protección Social Bello Horizonte y las entrevistas a funcionarios que

trabajan en este espacio. Se recuerda que sus nombres fueron cambiados por seguridad y por ética profesional.

- 35 -

como no estoy sufriendo una enfermedad, me siento aun con ganas de vivir”. (Juan González,

comunicación personal, 25 de Noviembre del 2013).

De acuerdo con los resultados de la investigación, se podría plantear una dualidad entre lo

positivo y lo negativo para la concepción de la vejez, donde la vejez positiva no se evidencia con

marcada fuerza, pues se tiende a plantear como un deber ser y no como algo que en realidad este

ocurriendo. “La vejez puede ser tan bella después de que uno la sepa llevar, los años ya se lo van

cobrando a uno, las dolencias, los males, pero de alguna forma la vivimos bien” (Federico Fajardo,

comunicación personal, 2 de Noviembre del 2013). Esto teniendo en cuenta que de acuerdo con

Callis-Fernandez (2011), en su mayoría, las personas en la etapa de vejez, tienden a tener una

visión negativa de sí mismos, lo cual se relaciona con una autoestima pobre, a lo que se suma un

balance desproporcionado que realizan a favor de las pérdidas que han experimentado (para este

caso, la institucionalización termina siendo un detonante), por ello la imagen negativa adquiere

fuerza entre las personas mayores participantes de este estudio. “Yo diría por lo que uno ha

sufrido, para uno no es como muy bueno llegar a viejo… yo a veces viendo el desprecio de la familia,

digo no, sería mejor morirse en la cuna pequeñito, que vivir esto” (Gloria Sierra, comunicación

personal, 18 de Noviembre del 2013).

De acuerdo con ello la mayoría de las personas mayores entrevistadas, relacionan la vejez con la

enfermedad, con las perdidas, el desprecio familiar y el abandono o la sensación del mismo, así

como los cambios físicos. “La vejez es lo más horrible de la vida, a eso era que yo le temía… uno se

vuelve feo, arrugado” (Luz Osorio, comunicación personal, 20 de Noviembre del 2013)20, Esta

concepción a su vez, determina sentimientos de tristeza que se suman a las condiciones de

institucionalización que presentan “me da tristeza estar acá, porque yo ya no sirvo para nada… ver

que uno ya es un estorbo para todos, yo todos los días permanezco adolorida, mis dientes se me han

partido, yo siento que ya estoy como de unos cien años, pese a que tengo sesenta, pero la procesión va

por dentro” (Elena Pérez, comunicación personal, 19 de Noviembre del 2013). Es posible de esta

20

Es necesario aclarar que las mujeres entrevistadas hicieron mayor referencia a los cambios físicos y

perdida de libertad en el ejercicio de establecer una imagen de la vejez, mientras que los hombres lo

relacionaron con perdidas en terminos de las relaciones sociales. Sin embargo, dado que realizar una

revisión de los condiciones de género escpaba a las intencionalidades de este estudio, no se retomó

con mayor fuerza, pero es un aspecto considerable para próximos estudios.

- 36 -

manera destacar que las personas mayores tienden a tener una autoimagen caracterizada por lo

negativo, que se marca por la lógica de ser la última etapa vital.

Pese a esta tendencia a lo negativo, de acuerdo con Morales y Hoyos (2008), es claro que los

niveles de satisfacción con la vida y la calidad de ésta no puede ser igual para todas las personas

y por ello sería contradictorio intentar homogenizar su imagen y la forma en que se vive y se

disfruta o no de esta etapa, es así que algunas personas mayores (la minoría), no se consideran

viejos o, por el contrario, no sienten que presentan características para sentirse como tal. “Es que

quien dijo que uno era viejo, viejo cuando ya no me pueda mover… mientras pueda andar, hablar y

trabajar, pues vieja la cedula, yo no me siento viejo, yo soy un chino” (Pedro Orozco, comunicación

personal, 19 de Noviembre del 2013).

Al contrario de la imagen negativa que se fortalece o de la positiva que se diluye entre las

personas mayores, es evidente la diferencia planteada en la concepción por parte de los

funcionarios, quienes en su mayoría caracterizaron la vejez como una etapa positiva, o por lo

menos de resaltar y valorar. “La vejez es experiencia, es sabiduría, se supone que uno ya está lejos

de las preocupaciones de la vida, es calma” (Ángela Suarez, comunicación personal, 28 de

Noviembre del 2013). Esto podría relacionarse con su labor cotidiana y la pasión por su trabajo,

pero a su vez por la idea de que son personas que no pertenecen a esta etapa, no la vivencian y

buscan por el contrario modificar la imagen negativa que de la población mayor se ha

determinado, pues de acuerdo con Callis-Fernandez (2011), prima en la sociedad una imagen

negativa de la vejez, en ocasiones ambivalente, aunque prevalece la imagen pesimista. Frente a lo

cual desde los funcionarios se plantea:

Cuando se aborda el tema de la vejez, se aborda desde lo subjetivo y desde lo objetivo,

regularmente cuando yo hablo de la vejez expreso que yo quiero ser viejo de forma chévere,

pero cuando tú le dices a una persona analízalo de manera objetiva, cómo vez la vejez de las

personas que están en frente, se vienen estereotipos negativos, este es un ejercicio mental de

todos, en que uno quiere ser viejo bacano pero se ve a la vejez de forma negativa y no es que

sea culpa de nosotros, es una información que se nos ha vendido culturalmente (Wilson

Torres, comunicación personal, 28 de Noviembre del 2013).

- 37 -

A su vez tienen claridad, frente a que la vejez es el resultado del proceso de envejecimiento, en

términos de las condiciones sociales, económicas, políticas, familiares que se presentaron. “la veo

como una etapa que depende de lo que haga en mi juventud, puedo tener una buena vejez, o una vejez

complicada, eso depende de cómo yo me comporte, de lo que haga” (María Arteaga, comunicación

personal, 13 de Noviembre del 2013).

Finalmente la imagen de la vejez no puede desligarse, de acuerdo con Jasso, Cadena y Montoya

(2011), de un análisis de las desigualdades sociales que marcaron la vida de las personas que

llegan al CPS y que se evidencia, de acuerdo con la SDIS (2014), en el aumento de la demanda

por cupos para acceder a los diferentes servicios sociales por parte de personas mayores que no

cuentan con las condiciones mínimas para la subsistencia, así como con dificultades en términos

familiares, de salud y de garantía de derechos. De acuerdo con ello, es válido considerar cómo se

pueden plantear algunos aspectos positivos de la vejez, pero sin desconocer la necesidad de

garantizar condiciones sociales y económicas para vivir esta etapa, pues de lo contrario la imagen

negativa seguirá siendo preponderante. “Ojala nosotros en la vida no tuviéramos que haber llegado

a una vejez, llegar por ahí hasta los cincuenta y de allí no pasar, porque la vejez es muy bonita cuando

hay plata, esta la familia, amigos, si no es muy cruel” (Emilio Sánchez, comunicación personal, 25 de

Noviembre del 2013).

La familia en la etapa de vejez

Durante el desarrollo de la investigación se consideró relevante indagar por la opinión que las

personas mayores y los funcionarios consideraban tenia la familia sobre la vejez, en la medida en

que durante la observación participante se evidenció escasa presencia de familiares, así como

pocas visitas a las personas mayores en el CPS. Se presentaron al respecto, dos patrones

fundamentales en la relación vejez y familia, el primero la noción de abandono (las personas

mayores se sienten abandonadas por sus familias y a su vez los funcionarios consideran que hay

una tendencia a dejar de visitarlos con el tiempo). “Cuando se convoca a los espacios de familia…

son muy pocos los que vienen, yo creo que de los sesenta que hay aquí internos, vendrán con éxito

una cuarta parte” (Julián Ramírez, comunicación personal, 17 de Enero del 2014). El segundo, la

noción de estorbo (las personas mayores consideran que al dejar de ser vistos como productivos

la familia tiende a considerarlos un estorbo), ambos aspectos relacionados indudablemente con la

institucionalización que vivencian. “Lo más fácil es traerlo a uno para acá, deshacerse del

- 38 -

problema… después de que uno no sirve para nada, es un estorbo para la familia, eso es lo que somos

para ellos”. (Gloria Sierra, comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

De acuerdo con datos de la SDIS (2013), algunas de las personas mayores que ingresan a los

CPS, presentan condiciones de abandono social (no cuentan con ningún familiar), las familias no

tienen tiempo ni recursos para cuidarlos y el trabajo con familiares resulta siendo el más difícil,

pues no suelen asumir compromisos. En ese sentido, es claro para las personas mayores y los

funcionarios que la tenencia o pertenencia a una familia no es un condicionante para vivir una

vejez que contemple buen trato y bienestar.

Yo tengo un hijo y no ha venido la primera vez aquí, entonces me da tristeza, me hace falta el

muchacho y eso me agobia a mí a ratos… no es mucho venir aquí dos horas y visitarlo a

uno… tal vez por orgullo no lo llamo, porque yo pienso que no soy yo el que debe llamarlo a

él, sino él a mí, entonces yo lo he estado dejando por el sentido de ver si el toma conciencia y

se da cuenta de que él en realidad tiene ciertas obligaciones conmigo, no en el sentido de que

me venga a llenar de plata, sino que me haga participe de un sentimiento (Eduardo Gómez,

comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

En ese sentido contar con vínculos familiares, proporciona tanto una posibilidad de cuidado como

de abandono, depende en gran medida de las dinámicas al interior de la familia, de las relaciones

afectivas que se construyeron en el envejecimiento, incluso de los maltratos que la propia persona

mayor ocasionó a su familia, o simplemente de mayores preocupaciones por otros aspectos, que

por un cuidado hacia la persona mayor como tal. En ese sentido, el proceso de envejecimiento al

lado de una familia, es determinante para la forma positiva o negativa en que se entiende la vejez,

la compañía, el afecto, la sensación de cercanía o el saber que se cuenta con el apoyo de los

familiares, terminan incidiendo en la forma como se sienten y como se perciben las personas

mayores. “Aunque tengo cuatro hijos, ellos ya no se ocupan de uno, ya como dice el cuento, me

abandonaron” (Federico Fajardo, comunicación personal, 2 de Noviembre del 2013). Incluso se

evidencia que este sentimiento de abandono, lleva a las personas mayores a cuestionarse y a

responsabilizarse por la situación, entonces más que comprender un abandono como tal, de poca

preocupación por parte de sus hijos o incluso del desconocimiento total de la situación en la que

se encuentran, se auto culpan y responsabilizan por la misma: “yo creo que se dan cuenta donde

- 39 -

estoy ¿será que no quieren verme?, eso me da a pensar que quizá yo fui mal padre” (Federico Fajardo,

comunicación personal, 2 de Noviembre del 2013).

Sin embargo, también es necesario dejar claro, que las familias más allá de buscar generar una

sensación de abandono o estorbo, o de ocasionar que las personas mayores realicen este tipo de

interpretaciones sobre la vejez, pueden presentar situaciones que dadas las dinámicas cotidianas o

las circunstancias económicas los obliguen a tomar la decisión de separarse de su familiar y se

aparten de la prioridad en el cuidado.

Aquí yo me he dado cuenta que hay personas que traen los viejitos porque les parece un

estorbo ya, o porque tienen que trabajar, o porque no hay quien los vea, sin dinero para

pagarles una enfermera y otros detalles, pero también por desidia (Eduardo Gómez,

comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

De igual manera, se presentan situaciones en que las personas mayores llegan a esta etapa sin

vínculos familiares fuertes, ya sea porque no formaron una familia en su proceso de

envejecimiento, o porque el distanciamiento -dadas situaciones de violencia generadas por la

misma persona mayor- es tan fuerte que no tienen contacto permanente con estos o a las familias

no les interesa dicho contacto. “la mayoría también dicen que vienen, pero que no tienen ningún

deber moral con la persona mayor, porque no fue un buen papá, un buen esposo”. (Ángela Suarez,

comunicación personal, 28 de Noviembre del 2013).

Por otro lado, también vale la pena evidenciar que existe cierta tendencia a que los familiares

engañen a las personas mayores, pidan su dinero o busquen alternativas para que entreguen

bienes y propiedades, esto bajo una mirada o tendencia a considerar a las personas mayores poco

aptos para manejar sus recursos o por un desinterés total en su bienestar. “Me da rabia porque yo

tenía unos pesitos y se quedaron con ellos, como 5 millones y me dijeron que se lo habían gastado

conmigo, en el médico, pero yo tengo Sisben 1 y sé que allá pagan todo” (Pablo Ávila, comunicación

personal, 3 de Noviembre del 2013).

Por otro lado, los casos de maltrato, también son una condicionante permanente que además

requieren de la atención estatal, pues llevan a situaciones de depresión que pueden desencadenar

incluso atentados hacia la propia vida. Las personas mayores, son conscientes del maltrato, del

- 40 -

lugar de vulneración e indignidad donde son ubicados por parte de sus propios familiares. “mi

hermana decía que era una buena para nada, que no quería hacer nada y yo ya no le ponía cuidado,

por eso empecé a hacer las diligencias para este lugar” (Elena Pérez, comunicación personal, 19 de

Noviembre del 2013).

De acuerdo con lo anterior el respeto, la valoración y la preocupación de las personas mayores en

la familia, brinda elementos para la aceptación de la vejez y para que sea categorizada menos

negativamente por parte de los que viven esta etapa, pues si bien evidencian las enfermedades

como otro condicionante, si es claro que sería menos problemático en medio de la vida familiar.

Sin embargo, vale aclarar que la familia no puede convertirse en la condición única y necesaria

para garantizar una vejez con dignidad, pues esto justificaría las irresponsabilidades

constitucionales del Estado, por ende lo económico y lo político también son determinantes.

Repercusiones de lo político y económico en la vejez

Las personas mayores que se encuentran en el CPS Bello Horizonte, deben cumplir con una serie

de requisitos para que se les asigne un cupo por parte del Distrito, entre los cuales se pueden

destacar: no poseer ni ser propietario de bienes inmuebles, salvo que estos no ofrezcan

condiciones dignas para ser habitado, no recibir ingresos o rentas por ningún motivo, no ser

cotizante directo del sistema general de seguridad social, no recibir pensión o subsidio por parte

del Estado, entre otros (SDIS, 2014). Estos aspectos ya ubican a las personas mayores bajo una

condición de desigualdad, mediada por la pobreza y la categorización en la denominación de

vulnerables, que implica que el proceso de envejecimiento no brindó las garantías para

transformar dicha situación, no se contó con condiciones laborales formales que les permitieran

alcanzar una pensión o en su defecto generar los suficientes ahorros para garantizar una vida

económicamente más estable en esta etapa, lo que se evidencia en los testimonios de las personas

mayores: “Yo trabajaba, tenía un carro, iba a piratear a Paloquemao… pero como el carro era de

segunda, el motor saco la mano, toco repararlo y después de repararlo cada rato en el taller entonces

lo vendimos y empezó la crisis económica, después mi enfermedad y vea aquí estoy” (Elena Pérez,

comunicación personal, 19 de Noviembre del 2013).

De igual manera, estos requisitos determinan que las personas mayores que a este espacio

ingresan son aquellas caracterizadas por la poca garantía frente a sus derechos (sin decir con ello,

- 41 -

que todas las personas mayores que tienen sus derechos vulnerados logran acceder al cupo, pues

es limitado) y donde además el Estado por medio de políticas públicas y prácticas redistributivas,

intentan resolver la condición de aquellas que lograron el cupo. “Tenernos en una casa donde no

nos mojamos, no aguantamos hambre, estamos bien atendidos, tenemos nuestros derechos… sino

imagínese como fuera la mendicidad” (Gloria Sierra, comunicación personal, 18 de Noviembre del

2013). Sin embargo, hay quienes consideran que la vejez, no solo continua siendo mirada

negativamente, sino que el gobierno, sigue sin priorizarla y por ende las acciones estatales se

quedan cortas para la magnitud del problema.

Hacen falta muchas cosas, pero pues uno vive, si me dan comida pues uno agradece porque le

están dando una comida… pero no soy solo yo, hay más cantidad en la calle, entonces ¿cuál

es la ayuda del gobierno? ¿A los que estamos en estas casas? Y todos los que se encuentran en

las calles ¿qué? (Pedro Orozco, comunicación personal, 19 de Noviembre del 2013).

Esto teniendo presente que de acuerdo con Ham (2003) y Gastron & Odonne (2008), la transición

demográfica evidencia que un alto porcentaje de la población estará iniciando su etapa de vejez y

se sigue cuestionado que no hay respuestas para las formas en que se irán adaptando los sistemas

sociales, económicos y de salud a estas nuevas configuraciones de población. “El tema de los

accesos, del transporte, las velocidades en el mundo actual, no se compara con la velocidad de la

persona mayor, entonces la sociedad está cambiando más rápido de lo que lo hace la persona mayor”

(Edwin Rivera, comunicación personal, 17 de Enero del 2014).

Es necesario por ende continuar buscando alternativas que posibiliten transformar las condiciones

de vida de las personas mayores, en tanto se les desconoce las potencialidades para las labores

productivas, se les rechaza y se les condena así a la discriminación. “Hay quienes dicen que no hay

edad para trabajar, sino hasta que la persona sienta que ya no puede más, pero aquí hasta de treinta y

cinco años ya lo rechazan a uno” (Luz Osorio, comunicación personal, 20 de Noviembre del 2013).

Lo cual se acentúa porque de acuerdo con Odonne (1994), se suele ver a la persona mayor con

disminución en su rendimiento, en su resistencia, en su rapidez, etc., que impulsan no solo la

mirada negativa, sino las dificultades para acceder a una labor productiva y bien remunerada, “a

uno por la edad ya no le dan trabajo… yo todavía me siento capacitado, si no que no lo dejan, piensan

que uno se va a aporrear” (Emilio Sánchez, comunicación personal, 25 de Noviembre del 2013).

- 42 -

A lo anterior, se suma que muchas de las personas mayores, pasaron su envejecimiento en

empleos informales, con una asignación salarial baja, o en espacios donde no se garantizaba un

futuro estable. “Yo trabaje en varias partes, a ver si me podía pensionar… trabaje en una clínica y

tampoco funcionó y en ultimas no me pude pensionar” (Gloria Sierra, comunicación personal, 18 de

Noviembre del 2013). Esto ocasiona que lleguen a esta etapa sin recursos para su propia

subsistencia y dependiendo de ayudas estatales. Se considera así que tener dinero, ahorros,

pensión o la posibilidad de continuar trabajando, hubiera disminuido los sucesos que impulsaron

el ingreso de las personas mayores al CPS.

Este panorama, da cuenta de las dificultades de accesos laborales tanto en el envejecimiento

como durante la vejez, que propicia una sociedad con condiciones de necesidad y pobreza,

mitigadas paliativamente con pocos y escasos recursos por parte del Estado. La vejez se

configura así como una etapa que gira en torno a los efectos negativos que históricamente ha

producido el capitalismo en el que se inserta el país, en la medida en que se configura a través de

escenarios de pobreza, inequidad, necesidades básicas insatisfechas, etc., que el Estado busca

mitigar por medio de la apertura de programas, que no solo no alcanzan para todos, sino que no

terminan transformando sus realidades.

De acuerdo con lo expuesto, se podría plantear que las personas mayores han alimentado una

imagen negativa de sí mismos que ha estado condicionada por la forma en que se les concibe en

sociedad, en su familia, así como por las condiciones de discriminación, desigualdad, pobreza y

vulneración de derechos que han vivenciado. Se debe empezar a abordar la transición

demográfica, así como pensarse la transformación social, donde el Estado debe estar dispuesto a

ser garante, en pro de una vejez con mejores condiciones que repercuta en la sociedad en general.

- 43 -

CAPITULO V: “¡Y vea a donde vine a parar!": la institucionalización de personas mayores

Este capítulo busca dar cuenta del proceso de institucionalización que han vivido las personas

mayores que fueron entrevistadas para este estudio, pero a su vez recoge planteamientos de los

funcionarios/as del CPS frente a esta dinámica. En ese sentido, se dividirá el argumento en tres

aspectos, el primero de ellos, las condiciones de vida que presentaban las personas mayores antes

de la institucionalización, lo cual va ligado con los aspectos que fueron determinantes para el

ingreso. Segundo, la lógica de adaptación, que implica un recuento de las dinámicas cotidianas,

los primeros días, los cambios afrontados y el proceso que vivencian en la actualidad. Y por

último, establecer algunas alternativas a la institucionalización de acuerdo con la revisión

documental realizada.

Antes de…

Entre los aspectos que se podrían considerar para abordar en alguna medida las condiciones de

vida que presentaban las personas mayores antes de ingresar al CPS y que se muestran como

patrones generales, pero además que fueron determinantes para el ingreso, se encuentra una

tendencia a los trabajos informales (especialmente ventas ambulantes, reciclaje, empleos en casas

de familia, etc.), así como labores de finca o rurales, fallas en los negocios que realizaron, que

desencadenó crisis económicas y dificultades de superación. Por otro lado, se evidencian perdidas

familiares y/o poca cercanía con estos, o en su defecto el hecho de no haber consolidado nuevas

familias, que a su vez ocasionaron situaciones de soledad y pocas garantías para un cuidado. Esto

en algunas ocasiones estuvo ligado con momentos (algunos más largos que otros) de vivencia en

calle.

De acuerdo con ello, es evidente que las personas mayores que se encuentran institucionalizadas,

no contaban antes de dicha situación con condiciones adecuadas de vida, en la medida en que de

acuerdo con Tobin y Lieberman (1976), citado en Bazo (s.f.), la dependencia, que implica

experimentar perdidas tantos físicas, como económicas, familiares o sociales, ha sido un factor

determinante en la institucionalización de personas mayores, en ese sentido, la mayoría de

personas mayores entrevistadas presentaban ciertas pérdidas en su envejecimiento que

impulsaron la alternativa de ingreso al CPS. “Es que antes de llegar aquí, yo tenía un negocio

- 44 -

ambulante (…) muchas veces me toco dormir bajo la intemperie y pues mis hijos, ellos no son ricos,

no tienen casa ni nada de eso” (Juan González, comunicación personal, 25 de Noviembre del 2013).

Por otro lado, la condición de hábitat en calle de algunas personas mayores evidencia una

vulneración total de derechos, que intenta repararse con la institucionalización. Pese a que no se

cuenta por parte del Distrito con cupo para todas las personas mayores que se encuentran en esta

situación, es claro para Torres (s.f), que los primeros hogares para personas mayores se

relacionaban con la indigencia o el abandono, lo cual no ha cambiado en su totalidad, en tanto se

siguen presentando situaciones de personas que llegan a las instituciones por dichas condiciones.

“Los mayores de sesenta años para arriba que no tenían recursos, o no tienen a nadie, nos traen para

acá… tratan de buscar un cupo para mandarlo a un albergue de estos” (Pedro Orozco, comunicación

personal, 19 de Noviembre del 2013).

Otras característica de la vida de algunas personas mayores antes de ingresar al CPS, está

relacionada con la enfermedad, que impidió seguir trabajando y por ende contar con recursos para

la subsistencia de forma autónoma, lo que a su vez se relaciona con un descuido por parte de las

familias frente a la atención y el cuidado. “Yo tengo hace diez años artritis y osteoporosis…

entonces económicamente usted sabe que uno necesita para pagar y eso no da plazo y pues

empezaron los problemas con mi familia y yo misma me busque el cupo” (Elena Pérez, comunicación

personal, 19 de Noviembre del 2013).

De acuerdo con Torres (s.f.), el estereotipo negativo frente a las personas mayores sigue

marcando sus difíciles condiciones de vida, pero a su vez impulsando la institucionalización en

la medida en que se hace mayor énfasis en la dependencia, en las dificultades que se puedan

presentar o en la falta de tiempo para el cuidado. Esto ocasiona por ende una estrecha relación

entre lo que viven las personas mayores antes de la institucionalización, con la acción

determinante de ingreso a un CPS. “Uno ya como que empieza a enfermarse, ya las familias

empiezan como a darle trastorno con uno, que ya no lo pueden tener, entonces yo vi que estaban

como aburridos y me dijeron que me iban a meter a un hogar” (Gloria Sierra, comunicación personal,

18 de Noviembre del 2013).

- 45 -

Algunas personas mayores incluso, terminan sintiéndose culpables por sus condiciones de vida,

por las carencias que presentaron y por las decisiones de sus familias (para los casos en los que

estas decidieron llevarlos al CPS21

), lo cual genera mayores sentimiento de tristeza, sensación de

abandono y una culpabilidad por su propia existencia. “El estar aquí ya es cuestión de suerte, en

realidad no aproveche los buenos tiempos” (Federico Fajardo, comunicación personal, 2 de

Noviembre del 2013). Esto implica sin embargo quitar la responsabilidad estatal de garantía de

derechos, por ende es necesario considerar que la responsabilidad no parte necesariamente del

individuo, o de las familias (como ya se mencionó en el capítulo anterior), sino de las

condiciones de vida desiguales durante el envejecimiento.

De acuerdo con ello, las razones para la institucionalización son variadas, repercuten problemas

económicos, reforzados por las pocas opciones laborales con las que cuentan las personas

mayores, la perdida de familiares o la ausencia permanente de estos, a su vez por circunstancias

no predecibles (robos por ejemplo), problemas de salud, entre otros. “yo llegue aquí por

circunstancias de que a uno por la edad ya no le dan trabajo, además mi señora murió de cáncer y

toda la plática la invertí en mi mujer…yo estaba llevando una mala situación y me ayudó una doctora

porque uno para pagar arriendo, para la comida, pues la ropa uno mismo la arregla, pero ¿y el resto?,

entonces ella me consiguió el cupo” (Emilio Sánchez, comunicación personal, 25 de Noviembre del

2013).

Los funcionarios por su parte consideran que las principales razones para la institucionalización

de las personas mayores, efectivamente se basan en aspectos económicos, en tanto la familia (si

cuenta con ella), no tiene como dedicar un miembro de ésta al cuidado de la persona mayor, lo

cual podría relacionarse con la vinculación al ámbito laboral de las mujeres (quienes

históricamente se han dedicado al cuidado) y esto de acuerdo con Pedrero (2011), ha ocasionado

que el cuidado se convierta en un ámbito para el trabajo de terceros, pero a su vez una solución

para la atención de las personas que antes se encontraban bajo la responsabilidad de las mujeres

de la familia principalmente. También podría relacionarse con la dificultad de la persona mayor

21

Cabe aclarar que la decisión de ingresar a un CPS debe ser orientada por la autonomía y posibilidad de decidir de

las personas mayores, sin embargo en algunos casos, las personas mayores no estuvieron de acuerdo con ingresar a la

institución, pero cedieron bajo la presión que la familia estableció y terminaron resignándose ante su imposibilidad

de auto sostenerse.

- 46 -

para hacerse cargo de sí mismo, ya sea por recursos, enfermedad, por la ausencia de familia

(abandono social), o porque a ésta no le interesa hacerse cargo.

Es necesario, dejar claro que ninguna de las personas mayores entrevistadas llegó a imaginar que

terminarían sus vidas en una institución de protección, lo cual podría plantear dos aspectos

importantes. El primero de ellos, que tendemos a considerar que la vejez será al lado de la

familia, bajo condiciones de protección y amor, en retribución a lo realizado durante el

envejecimiento. Y el segundo, que no hay proyección frente a lo que se hará en la vejez,

usualmente pensamos el futuro desde la concepción de la juventud o la adultez y proyectamos

unos pasos y unas ideas para alcanzarlo, pero poco se reflexiona sobre lo que se hará en la vejez y

las posibilidades de institucionalización o no que podrían estar presentes. “Nunca me imagine

vivir en un lugar de estos, créame que jamás en mi vida se me paso por la mente vivir en un lugar así”

(Pedro Orozco, comunicación personal, 19 de Noviembre del 2013). Por ende es necesario que en

las proyecciones de vida, se empiece a considerar las alternativas durante esta última etapa.

El Durante… miradas al proceso de adaptación

Cuando la persona llega al CPS, se realizan una serie de protocolos que están mediados por el

modelo de atención establecido en el lugar. En ese sentido, siempre es el área de salud el que se

encarga de la revisión inicial, tanto en términos médicos como en la verificación de documentos

y de que estos se encuentren al día, se realiza inventario de pertenencias y exámenes generales

para evaluación de la condición de la persona. Luego se remiten a Trabajo Social, para que se

realice la explicación de la dinámica del CPS tanto a la persona mayor como a su familia (si

cuenta con ésta) y en el transcurso del día se les vincula a las dinámicas propias del CPS donde se

les realiza la bienvenida. Estas dinámicas de ingreso son relatadas por uno de los funcionarios de

la siguiente manera:

Hay un espacio de saludo, se hace una oración, una parte espiritual, allí aprovechamos que los

tenemos reunidos para darle la bienvenida a los que han llegado…los invitamos si pueden

expresarse a que se presenten, que digan de donde vienen, donde nació, que le gusta hacer y le

mostramos el menú de posibilidades para que la persona poco a poco vaya entrando a las que

se sienta a gusto (Edwin Rivera, comunicación personal, 17 de Enero del 2014).

- 47 -

El proceso de los primeros días, es considerado por algunas personas mayores, muy difícil, en la

medida en que traen percepciones de afuera sobre la dinámica de estos espacios, que a su vez van

reformulando con el paso del tiempo, pero también por el fuerte cambio que implica sentirse en

un espacio no familiar, al cual deben irse acostumbrando. “Para mí fue terrible, porque mi hermana

me decía que no me viniera para acá porque ella decía que aquí le daban a uno muchos medicamentos

y yo me imagine como una demente, pero dije conocer no es perder y aquí le hacen a uno aeróbicos,

esta uno en el gimnasio, y así me he adaptado poco a poco”. (Elena Pérez, comunicación personal, 19

de Noviembre del 2013).

Pese a ello, las lógicas de la institucionalización rompen con las relaciones sociales en el mundo

exterior, además que ponen una barrera para acceder al mismo, ya sea por falta de permiso, por

condiciones especiales de la persona mayor que genera riesgos, por su comportamiento, entre

muchas otras variables que desencadenan cierta rutina en el diario vivir. De esta forma las

personas mayores dejan atrás, las actividades cotidianas que solían realizar: cocinar, lavar, barrer,

salir con amigos, etc., que les son negados en este espacio, bajo la salvedad de riesgos a los que

podrían exponerse.

Es por ello, que de acuerdo con el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (2006) las personas

mayores que se encuentran en espacios de institucionalización se enfrentan a la pérdida de la

actividad y por ende a la vida sedentaria en la medida en que no siempre existen acciones o

dinámicas cotidianas en las que las personas mayores puedan desenvolverse, en ese sentido, este

CPS sigue un protocolo, que debe cumplirse de acuerdo con lo establecido por las normas y los

pactos de convivencia (horarios de baño, alimentos, de actividades, de televisión, etc.), que

genera cierta rutinización. Esto genera en las personas mayores sentimientos de tristeza y

aburrimiento, pues desearían continuar con acciones lo más parecidas a su vida de antes, pese a la

nueva realidad que se les hace presente.

Todas las personas mayores entrevistadas consideran así, que la institucionalización, es rutinaria,

poco atractiva y genera poca participación en dinámicas que fuera de este espacio eran normales

para ellos/as, extrañando su vida de antes, sus amigos y su diario vivir. “yo me iba para el Olaya a

ver jugar futbol, a chupar paletica… otras veces me iba para un cine, o a jugarme un chico de billar, o

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iba a jugar tejito, a tomarme una cerveza… si extraña uno esas cosas” (Eduardo Gómez,

comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

Sin embargo, es necesario aclarar que el CPS realiza innumerables esfuerzos para que las

personas mayores se sientan a gusto, en la medida en que reconocen el impacto que genera la

institucionalización, al dejar atrás una vida, unos amigos, un hogar propiamente dicho. Bajo esta

conciencia de aceptar el cambio, buscan que la persona mayor tome esta experiencia de la mejor

manera y participen de las actividades que les ofrecen, aspecto que no deja de ser dispendioso en

la medida en que las actividades tienden a generalizarse y no a todas las personas mayores le son

de interés, o en su defecto los recursos son escasos para generar mayores acciones extramurales

que permitan el desarrollo de actividades por fuera de este espacio, de lo cual los funcionarios

plantean que:

Emocionalmente siempre hay un impacto en el sentido de dejar lo que estaba hecho, que es la

casa o el hogar, sus objetos…empezar a socializar con los demás genera algunas dificultades

por las diferencias de carácter y obviamente hay una tristeza, no es fácil estar en una

institución de protección, máxime cuando no hay opciones o una amplia gama de opciones

para que se canalice todo lo que ellos puedan hacer (Wilson Torres, comunicación personal,

28 de Noviembre del 2013).

En términos de las relaciones interpersonales, se evidencian aspectos a resaltar y es que algunas

personas mayores les cuesta entablar conversaciones entre ellos mismos, les cuesta generar

amistad, escucharse, además del manejo del carácter y de las condiciones particulares de cada

uno (insomnio, ronquidos, tos, manejo de oxigeno) que generan algunas peleas entre ellos y que

requieren de la atención de los funcionarios. “Es que somos seis en una pieza y casi se dan duro,

porque está el que ronca y el que no tolera nada” (Federico Fajardo, comunicación personal, 2 de

Noviembre del 2013). Pero a su vez se genera cierta resistencia a entablar amistad, dado que el

CPS es transitorio y deberán dejarlo a los pocos meses y por ende afrontar nuevas pérdidas. “Con

Teresa fue con la que más la fuimos, compañeras de pieza y todo, éramos compinches y una vez me

fui como ocho días y cuando vine por la mañana no estaba Teresa, ni María Inés, ni Eulalio, los

compinches se me fueron” (Elvia Beltrán, comunicación personal, 25 de Noviembre del 2013).

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El tema de la transitoriedad del Centro, es uno de los más complicados en el proceso de

institucionalización y adaptación, en la medida en que si bien en el momento del ingreso se les

deja claro que van a estar poco tiempo, mientras se consigue un espacio permanente, las personas

mayores están casi un año (es posible que sea más o menos, de acuerdo a la disposición de cupos

en los centros que tienen convenio o contrato con el Distrito), tiempo en el cual se acostumbran al

nuevo espacio, se adaptan al diario vivir, a las reglas y a sus compañeros/as, experimentando

entonces una nueva perdida con el traslado. Deben aceptar dicho cambio no solo en términos de

la partida, sino en la llegada a un espacio nuevamente desconocido. Por parte de los funcionarios

se han realizando algunos análisis de dicha transitoriedad:

Hemos podido reflexionar sobre la transitoriedad, miramos hasta donde era necesaria o era

fundamental que existiera, dado que la persona mayor esta adaptándose a una situación

compleja como lo es la institucionalización y de un momento a otro existe la referencia de que

tiene que ser llevado a otra institución. Eso tiene un impacto supremamente negativo a nivel

emocional en la persona mayor, esa ha sido una reflexión en todas las reuniones que se tienen

con la subdirección de vejez, de por sí, estaba por reformularse el servicio en función de que

fuera de larga permanencia, pero obviamente se necesita que haya voluntad política y por

ende una decisión al respecto (Wilson Torres, comunicación personal, 28 de Noviembre del

2013).

Finalmente, frente a este proceso de adaptación a la nueva realidad, es indiscutible que existen

una serie de cambios a los cuales deben enfrentarse las personas mayores, entre los más

destacados se encuentra la perdida de la libertad que tenían antes para movilizarse por la ciudad,

realizar lo que a su gusto quisieran hacer, ligado a la imposibilidad de decidir sobre su propia

vida. Esto en la medida en que se sienten de una u otra forma “encerrados y encerradas” con

pocas opciones de hacer actividades fuera de este espacio y lo que está relacionado con la lógica

de las instituciones que tienden a alejar a las personas mayores de sus prácticas cotidianas. “A

esta edad yo he vivido de múltiples maneras, aquí por ejemplo no hay libertad, aquí lo que falta es la

libertad, de estar, de salir para donde quisiera, visitar amigos” (Juan González, comunicación

personal, 25 de Noviembre del 2013). Frente a esto, según el Instituto de Mayores y Servicios

Sociales (2006), la institucionalización genera en las personas mayores una desconexión con el

mundo exterior, con su contexto social, impidiendo incluso la relación con grupos etarios

diferentes, lo cual se mirará con más detalle en las conclusiones sobre Dignidad, en la medida en

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que posibilitará reflexionar sobre cómo lo que las personas mayores denominan pérdida de

libertad y autonomía incide o no en las posibilidades de construir una vida digna en este tipo de

contextos.

Alternativas a la institucionalización

De acuerdo con la PPSEV (2010) para Bogotá, la institucionalización debe ser la última opción

para resolver una situación de vulneración de derechos en una persona mayor, en ese sentido, se

promueve la búsqueda de familia, la inserción en otros servicios sociales (subsidios, comedores

comunitarios, centros día, etc.22

), la participación en escenarios públicos y culturales, entre otras

opciones que posibiliten descartar la institucionalización como una opción primaria. Sin

embargo, las personas mayores que llegan al CPS, no pasan en su mayoría por todas estas

alternativas, sino que buscan –sus familias o ellos mismos- como primera opción la de

institucionalizarse, dadas múltiples problemáticas ya mencionadas como razones para que esto

ocurra.

Se evidencia en este aspecto, una clara diferencia entre lo que consideran las personas mayores y

lo que consideran los funcionarios frente a la institucionalización. Así las cosas, la totalidad de

personas mayores entrevistadas, no encuentran otras alternativas, sino que consideran ésta como

la única opción, amparados en sus escasas posibilidades de subsistir sin esta ayuda, además de

considerarlo como una obligación estatal, dadas las dificultades que en su diario vivir han tenido

que enfrentar. “Me perdona, pero es que me tienen que socorrer, para donde voy a coger yo, así sin

mi pierna, no tengo otra salida, me toca” (Pablo Ávila, comunicación personal, 3 de Noviembre del

2013). En algunos casos, las difíciles situaciones de las familias hacen obligatoria la

institucionalización y frente a lo cual deberían buscarse soluciones por parte del Estado. “Hay

casos que meten a un papá o a una madre porque no tienen dinero, no tienen capacidad económica,

deben trabajar y no pueden cuidarlo, entonces tienen que recurrir a estos casos, es por obligación y en

otros casos es por desconocimiento, no saben manejar al enfermo… es que hay abuelitos di fíciles y

enfermedades difíciles” (Eduardo Gómez, comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

22 En el capítulo de contexto se presentaron estos servicios, sin embargo si se requiere conocer más a profundidad la lógica de los

mismos, remitirse a la Secretaria Distrital de Integración Social, al portafolio de servicios o a través de su página web.

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Pese a que no se evidencian alternativas, es claro que las personas mayores no sienten gusto por

estar en dicho espacio, que ocasiona incluso atentados contra su propia vida para evitar la

institucionalización, que evidencia todo el impacto que el sentirse en esta situación les genera.

“Yo me tome un veneno antes de venirme para acá, primero tome veneno para ratas y no me morí,

después como al mes todas esas pastas, porque ya no quería, no quiero vivir más, es que no tengo

quien me apoye, no tengo a nadie” (Elena Pérez, comunicación personal, 19 de Noviembre del 2013).

Dadas estas circunstancias, es claro para los funcionarios del CPS que institucionalizar a una

persona mayor, no debe ser la alternativa y se encuentran en la mayoría de los casos en

desacuerdo, dada la separación con la familia, con sus vínculos externos, la sensación de

abandono que genera y los múltiples sentimientos negativos que se desencadenan con esta

situación. Se considera, sin embargo, que un aspecto sustancial para evitar la institucionalización

es el fortalecimiento de la vida en familia, en aras de reducir la falta de afecto y cuidado que

genera más deterioro en la persona mayor. Pese a ello, es claro que no se puede obligar a una

persona a cuidar de alguien dependiente, pues no se trata solo de brindar un medicamento, sino

de colocar toda la vida de una persona en función de otra, por ello la función del Estado en

términos del cumplimiento de su deber constitucional (para estos casos es fundamental el derecho

a la salud y a recibir asesoría sobre el manejo de enfermedades difíciles) en favor de la garantía

de derechos, no puede ser condicionada. Si bien es claro que las dinámicas al interior de las

familias es complicada, se debe propiciar que estas no abandonen al viejo, en tanto la familia es

la red primaria para la protección de la persona mayor, por lo cual para garantizar la dignidad es

necesario que las personas vivan bien y vivir bien tiene mucho que ver con una adecuada vida

familiar, que implica amor, respeto, afecto, pero principalmente, que sea una familia que tenga

derechos garantizados y que el empleo, la salud, la recreación, la educación, entre otros, sean

evidentemente garantizados, en aras de evitar la institucionalización.

Además del fortalecimiento de la vida familiar y de la garantía de derechos en ésta, se establece

por parte de los funcionarios del CPS, tres aspectos que podrían considerarse como alternativas a

la institucionalización. El primero de ellos, la apertura de nuevos y más centros día23

en todas las

23

En la actualidad Bogotá cuenta con Centros día, en algunas localidades de la ciudad que brindan la posibilidad a la

persona mayor de estar en ese espacio de 8:00 am a 4:00 pm con actividades permanentes, así como la garantía de

alimentación en dicho horario (las personas mayores no van todos los días a estos espacios). Después de cumplida la

jornada vuelven a la casa donde conviven.

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localidades de la ciudad y con la cantidad de cupos necesarios para cumplir la demanda, que

permitiría que la familia no se desligue de la persona mayor, pero además que no se les

desconozcan, ni se les aleje de sus redes primarias. Esta opinión es respaldada por los

funcionarios del Centro:

La propuesta de centro día es muy interesante porque allí se está trabajando con la persona

mayor y no suelta a la familia, sino que lo traen un tiempo, se trabajan sus habilidades, temas

claves y en las noches vuelven a su casa, entonces es muy interesante porque se potencian a

las personas mayores sin desconocer su familia, sin desprenderlos de ella. (Edwin Rivera,

comunicación personal, 17 de Enero del 2014).

En ese sentido, se plantea que el centro día favorece la participación social y política que

usualmente se pierde con la institucionalización, además de reforzar el trabajo colectivo, las

relaciones interpersonales y la relación con el contexto inmediato. La persona mayor no se aleja

así de su cotidianidad.

Un segundo aspecto, en el cual la SDIS ha estado trabajando en los últimos meses en conjunto

con los funcionarios y las familias, es la entrega de dinero a estas últimas, como contribución al

cuidado que brindan a la persona mayor. Con ello se busca que el Distrito no pague a las

instituciones por el cuidado que brindan, sino que ese dinero sea utilizado por las familias, para

atender a la persona mayor y para mejorar sus condiciones económicas.

Ahora la SDIS está trabajando en un proyecto que ha surgido en común… que facilita que las

familias tengan a la persona mayor así sea por dinero, es que es mucho más fácil que el

Estado en lugar de pagar todo lo que paga en estos centros, se le ayude económicamente a la

familia, porque también hay familias que si los quieren mucho pero no los pueden tener

porque no tienen los recursos (Ángela Suarez, comunicación personal, 28 de Noviembre del

2013).

Pese a ello, es fundamental considerar que es un aspecto que si bien soluciona las condiciones de

cuidado de algunas personas mayores, no resuelve las dinámicas de desempleo, pobreza,

violencia familiar, entre otros, que envuelven las vidas de estas familias. La búsqueda debe seguir

siendo un real cambio estructural, que implique modificaciones en el sistema económico y

político que propicie condiciones dignas en todas las etapas de vida y en todos los contextos.

- 53 -

Un último aspecto, que requiere de un trabajo mancomunado y de un compromiso con la

transformación social, está relacionado con la prevención, que implica modificar los valores y las

normas sociales frente al rol de la persona mayor y frente a su importancia en sociedad, que

implica concepciones diferentes de la vejez, la comprensión de ésta como una etapa de vida más

y no como razón de exclusión y discriminación de los espacios sociales, familiares y labores. En

ese sentido, la prevención estaría orientada a disminuir las situaciones de abandono y se debe

realizar en todos los niveles sociales y en todas las etapas de la vida, promoviendo miradas

diferentes sobre la persona mayor. “La prevención, ese si es un aspecto que se debe hacer en todos

los niveles en aras de que se prevenga el abandono” (Lorena Muñoz, comunicación personal, 27 de

Noviembre del 2013).

En este contexto de búsqueda de alternativas para la institucionalización, es necesario mencionar

que un funcionario consideró estos espacios como necesarios y por ende la necesidad de crear

más centros, lo que podría ir en contravía de los planteamientos de la política pública frente a que

sea la última opción, pero que se justifica por parte de esta persona con la gran cantidad de

personas mayores que necesitan el cuidado, con las condiciones de desigualdad actuales y

considerando que la oferta de espacios privados da cuenta de que hay una demanda que crece

frente a la institucionalización, pero a su vez, que hay una gran cantidad de población que no

tiene los recursos para pagar por el servicio privado. Sobre el particular mencionó que:

Formar la familia no lo es tanto, porque en la familia el abuelo es caspa, fue tomador, le pego

a sus hijos, entonces ellos ya vienen con esa concepción de querer dejarlo abandonado…

mejor que haya más instituciones como estas, directamente del Distrito. (Julián Ramírez,

comunicación personal, 17 de Enero del 2014).

Pese a todos estos planteamientos, donde se plantea que la solución a la institucionalización

requiere de prevención, formación en valores, pago a la familia por el cuidado, creación de

centros días, o apertura de nuevas instituciones, es importante afinar la mirada y establecer que si

bien son propuestas que podrían resultar valiosas dadas las condiciones de vida de las personas

mayores y sus familias en la actualidad, de las problemáticas y conflictos al interior de éstas y de

la falta de recursos para pagar espacios privados; es necesario tener claridad que todas estas

dinámicas se dan en medio de un contexto de desigualdades sociales, pobreza, distribución

inequitativa de la riqueza y vulneración histórica de derechos en todo el proceso de

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envejecimiento. Las problemáticas familiares, sus condiciones, conflictos, no son aislados de una

realidad que agobia y que provoca situaciones de malestar que apuntan a la institucionalización.

En ese sentido, las alternativas deben apuntar también a generar cambios estructurales, en

términos de mejorar la atención en salud (muchas familias no saben ni tienen los recursos para

manejar una enfermedad en esta etapa), la garantía de pensión para todas las personas mayores,

que posibiliten su subsistencia de forma autónoma e independiente, incluso cuando no tienen

familiares que se hagan cargo de su cuidado o que no quieren hacerlo por los conflictos del

pasado. La posibilidad de la persona mayor de vincularse laboral y formalmente, si siente

condiciones adecuadas para ello, evitando así discriminación por edad y por último la atención

adecuada en todas las esferas sociales, familiares y políticas que garanticen que la persona mayor

sea valorada y que los estereotipos negativos se vayan reformulando. De acuerdo con ello, hay

una gran responsabilidad institucional, que va mucho más allá de los intentos de responsabilizar

individualmente a la familia por las condiciones de vida que enfrentan las personas mayores.

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CAPITULO VI: “Para que me entristecía si acá estoy mejor que allá". Política pública y

Modelo de atención

La Política Pública y Social para la Vejez y Envejecimiento de Bogotá 2010-2025, busca que las

personas mayores, a partir del cumplimiento de las responsabilidades del Estado, cuenten con

autonomía y libertad, con la posibilidad de acceder a servicios, la seguridad económica, una

adecuada atención en salud, así como las transformaciones en los imaginarios de la vejez, que

garanticen una vida digna (2010). En ese sentido, este capítulo, buscará encontrar los aspectos

que inmersos en la cotidianidad del CPS y en la vida de las personas mayores, están aportando al

cumplimiento de lo establecido en dicha política pública, pero a su vez en la construcción de una

vida digna. Con ello, se espera que el capítulo de conclusiones, recoja no solo éste sino los

anteriores para determinar las posibilidades de vivir dignamente en espacios institucionalizados,

teniendo en cuenta los tres ejes primordiales de la dignidad, que han sido acogidos por la política

pública y por el CPS. Se hace referencia, a vivir como se quiere, vivir bien y vivir sin

humillaciones.

Este capítulo, será dividido en tres aspectos, el primero orientado al modelo de atención, en la

medida en que nos permite hacer un análisis de la cotidianidad del centro y por ende establecer

acciones que estén propiciando el cumplimiento de la política pública y de la dignidad humana.

El segundo referido al conocimiento que tienen los funcionarios sobre la política pública y su

aplicabilidad, pues ello permite encontrar aspectos que deberían fortalecerse en el CPS o en su

defecto modificarse, y el tercero, relacionado con los derechos garantizados y los cambios

necesarios que deben hacerse en el centro, buscando con ello mayores avances (en caso de ser

necesarios), para el cumplimiento de una vida digna para las personas mayores

institucionalizadas.

En relación con el primer aspecto, concerniente con la cotidianidad del centro, es necesario dejar

claro que según los funcionarios del mismo, la política pública fue construida con la participación

de las personas mayores que lo habitan, se realizaron jornadas de debate, reflexión y análisis que

posibilitaron recoger las opiniones de los beneficiarios directos de dicha política. “Nosotros

participamos en la formulación con las personas mayores de acá… aportaron en como querían ser

llamados, todo fue a partir de lo que ellos dijeron, de un consenso general” (Ángela Suarez,

- 56 -

comunicación personal, 28 de Noviembre del 2013). En ese sentido, según Vargas (1999), esta

estrategia hace que dicha política sea de carácter transicional en la medida en que fue construida

a partir del consenso entre grupos sociales y el poder. Dejando esto claro, la dinámica del CPS se

puede entender a partir de las actividades y acciones que encierran su día a día, tales como

jornadas de esparcimiento, horarios, pero a su vez los procesos de carácter más administrativo

como visitas, procesos de egreso e ingreso, permisos para salidas y otras actividades que en

sumatoria podrían aportar para la construcción de dignidad.

Frente a las jornadas de esparcimiento, las personas mayores cuentan con una serie de

alternativas como gimnasia, pintura, bordado, cuentos, películas, además de acciones fuera del

CPS (paseos principalmente). “Aquí hacen bailes, hacen fiestas, celebran los cumpleaños… muchas

actividades de esparcimiento y pues de seguido el bingo, el dominó, el parqués. Yo por la cuestión de

la visión, me aburro no puedo participar en todas las actividades” (Gloria Sierra, comunicación

personal, 18 de Noviembre del 2013). De acuerdo con ello, es importante tener en cuenta que la

política pública recoge en uno de sus ejes la construcción de bien común que implica las

posibilidades de participación que se brindan en el CPS, sin embargo fue claro en el proceso de

observación participante y en algunas de las entrevistas, que estos espacios de participación no

son aprovechados por todos, ya sea porque a las personas mayores no les gusta, porque no hay

presupuesto para ampliar la actividad o por limitaciones físicas de las personas mayores.

La falta de presupuesto fue una constante para la imposibilidad de realizar actividades más

constantes, lo cual evidencia que las políticas públicas de acuerdo con Pastorini (2000) no dejan

de tener una función redistributiva, es decir que administran, racionalizan y redistribuyen los

escasos recursos con los que se cuenta. Unas de las personas mayores, lo evidencia así: “Faltan

actividades para el esparcimiento, aquí colocan musiquita, el televisor, y por ahí que rana, pimpón,

pero hacen falta programas artísticos, paseos, salidas más constantes” (Eduardo Gómez,

comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

Es necesario por ende que el CPS fortalezca las actividades diarias en función de que la oferta se

amplie y haya acciones para todos los gustos. Se hace así necesario indagarle a las personas

mayores por sus preferencias que “las personas nos dijeran que les gustaría hacer, todo el tiempo

nosotros proponiéndoles a ellos y que pereza, a veces ni siquiera les gusta nuestras actividades,

entonces sería bueno que el diario vivir fuera que ellos pudieran decir hoy quiero hacer tal cosa”

- 57 -

(Wilson Torres, comunicación personal, 28 de Noviembre del 2013). Sin embargo, esto no implica

que se incumpla totalmente el eje de vivir bien, en términos de propiciar seres saludables y

activos (cultura, recreación y deporte), sino que es necesario ampliar la oferta y hacerla más

cercana a lo que las personas mayores quisieran tener.

Por otro lado, el tema de los horarios y los permisos de salida, son quizá los que más dificultades

causan en términos del cumplimiento del modelo anclado a la política pública y los ejes que en

ella apuntan a la construcción de dignidad, en la medida en que se evidencia, que dada la norma y

el cumplimiento de protocolos en términos de horarios de comidas, de recreación, de siestas, etc.,

no permite ni potencia la autonomía y la libertad en este aspecto, además que tampoco propicia la

posibilidad de elegir y tomar decisiones frente a dinámicas que podrían ser básicas como la hora

de levantarse, de desayunar o tomar un café, frente a lo cual los funcionarios suelen estar de

acuerdo:

Me parece complejo que deban levantarse a las 5:00 am…esos son los errores… lo que

queremos lograr es que humanicemos más la atención, eso es un reto de coordinación, es un

reto de todo el CPS… ese régimen, esas normas de la institucionalización conmigo rayan y no

me hace ser feliz, entonces si no me hace feliz a mí, imagínate a las personas mayores que

viven acá, que lo están viviendo, eso es muy fuerte” (Wilson Torres, comunicación personal,

28 de Noviembre del 2013).

Para las personas mayores esto también genera descontento, pues sienten que pierden su libertad

al ser obligados a cumplir horarios, cuando quisieran vivir una vida lo más parecido a la que

tenían antes. “Tener libertad… acostarse a la hora que uno le diera la gana, levantarse a la hora que

uno le diera la gana” (Elvia Beltrán, comunicación personal, 25 de Noviembre del 2013). Frente a

ello, es necesario explicitar que la PPSEV (2010) es clara en plantear que busca respetar la

autonomía y libertad de las personas mayores en la consolidación de su diario vivir (2010), por

ende es necesario continuar generando acciones para que sus planteamientos sean una realidad en

la cotidianidad de las personas mayores que en el CPS habitan, pues no se están logrando dichos

postulados.

Esta misma situación suele presentarse frente a los permisos de salida, en la medida en que están

sujetos a los criterios de los funcionarios, bajo entendidos de capacidades físicas y mentales que

presenten, pero a su vez ligado a la ausencia de familias, a la presencia de consumo de drogas,

- 58 -

entre otros aspectos que generan dificultades para otorgar un permiso, lo cual suele generar en las

personas mayores, sentimientos de rabia y sensación de pérdida de libertad, en la medida en que

se sienten y perciben de forma diferente a como los ven los funcionarios. “Aquí lo único que le

falta a uno es la libertad para salir, pero claro que como ya uno está con sus años encima la gente ya

no confía, por ejemplo, que me puede ocurrir un accidente” (Juan González, comunicación personal,

25 de Noviembre del 2013).

Frente a las visitas de familiares, no tienen mayores restricciones al respecto, en la medida en que

buscan que la familia no tenga excusas de tiempo para no visitar a la persona mayor, por lo que

los horarios son de 9:00 am a 11:00 am y de 2:00 pm a 4:00 pm todos los días incluido sábado y

domingo. En últimas esto supone, que la política pública genere no solo protección sino

restablecimiento de los derechos de las personas. Pese a ello, las visitas son mínimas, no se

evidencia responsabilidad en la familia, incluso generando que el CPS llame a los familiares a

recordarles el compromiso que tienen con la persona mayor, principalmente cuando se empiezan

a notar sentimientos de tristeza y llanto cada vez más recurrentes en estos, y frente a lo cual los

funcionarios plantean algunas de las razones o excusas de los familiares:

Ellos dicen que tampoco tienen para el transporte, que esto está muy lejos, que se les dificulta

venir… que están ocupados, que tienen muchas cosas pendientes, o que tienen dificultades

económicas, pero generalmente la familia no se hace presente (Ángela Suarez, comunicación

personal, 28 de Noviembre del 2013).

El último aspecto que recoge el modelo de atención, es el momento de egreso que se presenta

dada la transitoriedad del sitio y la búsqueda de cupo en otras instituciones de carácter

permanente. Este momento suele ser el más doloroso y difícil (después del momento de llegada),

tanto para la persona mayor como para los funcionarios, en tanto no hay una preparación, se les

avisa el mismo día o un día antes de ser trasladados, pues los cupos deben ser ocupados

inmediatamente queda abierto, lo que no permite que hagan emocionalmente la reflexión frente a

la nueva vida que tendrán que asumir. Los funcionarios tienen claro lo difícil de este aspecto,

pero a su vez reconocen que son las dinámicas propias de los cupos:

Debería existir preparación para el egreso y para el ingreso, esos dos escenarios son

invisibles, nosotros intentamos y cuando se da la posibilidad, les damos un reconocimiento, si

alguien quiere brindarles una palabras les damos el espacio, algunos escriben cosas y se las

- 59 -

entregan o les dicen miren tengo esto, llévelo, pero a veces nos enteremos incluso el mismo

día que se lo llevan o a veces ni los vemos antes (Edwin Rivera, comunicación personal, 17 de

Enero del 2013).

Si bien, el CPS no responde a una práctica mal intencionada en la forma en que realiza sus

procesos de egreso, es necesario replantear el proceso, dado que tal y como se evidenció durante

la observación participante, los egresos generan afectaciones emocionales en la persona mayor,

por ende es necesario que se trabaje el tema, pues de lo contrario más allá de aportar en el

cumplimiento de la política pública de vivir bien la vejez, y vivir como se quiere, estarían

aportando a limitar las posibilidades de consolidar un espacio que respete los derechos, el libre

desarrollo de la personalidad y descuide las posibilidades de la persona mayor para tomar

decisiones y asumir el futuro que se le está presentando.

Frente al segundo aspecto relacionado con el conocimiento de la Política Pública por parte de los

funcionarios, es seguramente uno de los más incumplidos, pese a que debería ser sustancial para

el funcionamiento del CPS, en tanto posibilitaría orientar de mejor forma la atención y vincular

las acciones con el cumplimiento de la misma. En algunas entrevistas a los funcionarios fue

evidente la poca preocupación por conocer la Política a profundidad, los espacios de formación y

la conciencia de que ésta es aplicada con cada una de las acciones. “No me he preocupado por

saber, se que a veces hablamos mucho y el papel aguanta todo, yo no me preocupo por aprenderme al

derecho eso, no sé ni siquiera cual es el numero del proyecto… me preocupo más por la calidad del

servicio que yo presto” (María Arteaga, comunicación personal, 13 de Noviembre del 2013).

Teniendo en cuenta ello, más allá de resaltar el conocimiento que tienen o no de la Política

Pública sobre vejez y envejecimiento, que requiere de su implementación permanente, se indagó

si consideraban que en el CPS se cumplían los tres ejes que de la dignidad, dicha Política Pública

promovía. Al respecto los funcionarios consideran que la Política Pública no ha logrado el

cumplimiento de dichos ejes en la medida en que no solo es muy amplia, sino que no cuenta con

una real voluntad política y un real interés para que las personas mayores mejoren su calidad de

vida, lo cual se ve condicionado a los recursos o a la población que se considere políticamente

debe ser más priorizada.

- 60 -

Esto se relaciona, con la idea de que las políticas públicas de acuerdo con Faleiros (2004) tienden

a fragmentar la sociedad por edad, género, condición, entre otras, que ocasionan una visión

dividida de la sociedad, pero además que se distribuyan los recursos de acuerdo a lo que se

considera es lo más pertinente para el momento. Por ello, según Montes (2003) las personas

mayores continúan siendo rezagadas en las políticas gubernamentales, colocando sus necesidades

al final de lista, donde la garantía de sus derechos no es la prioridad. En la actualidad si bien la

vejez ha sido tema de mayor interés (ubicando los acuerdos, leyes y esta misma política pública

como ejemplo), es necesario que tenga un lugar más prioritario dados los cambios demográficos

que se avecinan y que requieren debates en torno a la necesidad de la transformación social que

aporte a la construcción de dignidad, modificando las condiciones de vida de las personas

mayores, pero a su vez, asumiendo propuestas diferentes que no impliquen las pérdidas que con

la institucionalización se desencadenan y que evidencia un funcionario de la siguiente manera:

La norma de la institucionalización elimina un alto porcentaje de la libertad, de que las

personas puedan ser libres para poder desarrollar lo que quieren, entonces cuando planteamos

el vivir como se quiere, es para reflexionar y vivir bien la vejez es también para reflexionar,

máxime cuando nuestro enfoque es de protección, entonces ese tipo de situaciones nos lleva a

que miremos realmente si esa política puede ser viable, está siendo eficiente, está siendo

eficaz, ese sería el llamado a que los funcionarios nos centremos en eso (Wilson Torres,

comunicación personal, 28 de Noviembre del 2013).

El último aspecto, referido al cumplimiento y garantía de los derechos de las personas mayores,

está estrechamente ligado a que las políticas públicas, de acuerdo con Pastorini (2000), no pueden

realizarse por fuera del deber constitucional del Estado para cumplir los derechos de la población

en general. La Política Pública y Social para la Vejez y Envejecimiento de Bogotá 2010-2025, se

inscribe en la garantía de los derechos de las personas mayores en varios términos. El primero en

el eje de vivir como se quiere, involucra el derecho del libre desarrollo de la personalidad, la

libertad de conciencia religiosa y culto, la participación, la información, comunicación y el

conocimiento; el eje de vivir bien la vejez, implica los derechos a la seguridad económica, el

trabajo, la vivienda, la alimentación y la nutrición, así como derechos a la salud, la educación, la

cultura, la recreación y el deporte, además de la importancia del ambiente sano y la movilidad y

por último, el eje de vivir sin humillaciones, expresa la necesidad de que las personas mayores

- 61 -

sean reconocidas, respetadas y se garantice la protección de los derechos que le hayan sido

vulnerados (2010).

Es importante valorar en el marco de la atención que se realiza en el CPS Bello Horizonte, los

aspectos cumplidos de los tres ejes de la Política Pública y por ende las posibilidades de vivir

dignamente. En términos de vivir sin humillaciones, es válido considerar que las personas

mayores son respetadas al interior del CPS, su integridad física, psicológica y moral son

intangibles en el marco de la atención, lo cual es puntualizado por la contratación de

profesionales de diferentes áreas (psicología, trabajo social, medicina, enfermería, terapia

ocupacional, cultura), que se encargan de que ello sea una realidad. “Frente a vivir sin

humillaciones pues aquí tratamos de que ellos reciban buen trato, de que no sean vulnerados sus

derechos” (Ángela Suarez, comunicación personal, 28 de Noviembre del 2013). Sin embargo otros

aspectos, relacionados con las normas y rutinas del CPS, que tienden a naturalizarse por parte de

los funcionarios, generan impactos en las personas mayores y frente a lo cual éstas se han sentido

irrespetadas.

Aquí lo tratan a uno bien, pero hay cosas que le caen a uno pesado, el primer día que yo voy a

bañarme, uno que lo enseñaron tan culto los papás, sin mostrarle el cuerpo a nadie… y llegar

uno a bañarse y encontrar todas las demás personas sin brasier, eso es duro” (Gloria Sierra,

comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

De acuerdo con ello, son aspectos de necesario replanteamiento, el manejo de la privacidad, de la

construcción de valores de cada persona y de los aspectos que podrían ser considerados

humillantes para cada quien.

Por el lado de vivir bien la vejez, que implica contar con techo, comida, sustento, que sean seres

saludables y activos y vivan en un entorno sano, es uno de los ejes que más logra concretarse. Las

personas mayores cuentan en gran medida con estas condiciones durante toda su permanencia en

el CPS, sin embargo se debe dejar claro que se les excluye de la posibilidad de contar con

espacios de autonomía según sus niveles de dependencia, pues deben compartir el cuarto, no

tienen un lugar propio o individual para guardar sus pertenencias, se deben bañar en un baño

compartido y los escenarios para estar solos son reducidos. “La invitación es que cuando se va a

institucionalizar una persona tengan el derecho a tener una mesa de noche, su cuarto propio, porque

- 62 -

son aquellos objetos primarios elementales que hacen, que ellos puedan ser” (Wilson Torres,

comunicación personal, 28 de Noviembre del 2013).

A su vez, este eje implica derechos a la educación, la cultura, la recreación y la salud, que en su

totalidad no se ven garantizados, en términos de salud por ejemplo, para la atención en citas

generales o de especialistas, pasan por las mismas condiciones de mala atención que el resto de la

población pues la mayoría de las personas mayores tienen SISBEN y por ende los procedimientos

para una cita suelen ser dispendiosos, no tienen médicos dentro de la institución y dependen de la

disponibilidad de sus EPS, que genera que la atención en salud de forma optima no se garantice:

Hemos tenido demoras en la atención en cuanto a las citas por medicina general… las EPS

subsidiadas como Caprecom, demoran hasta uno o dos meses para autorizar medicamentos…

hemos tenido buena acogida por parte de Capital Salud que ellos priorizan a los

institucionalizados” (Julián Ramírez, comunicación personal, 17 de Enero del 2014).

La recreación, como ya se ha abordado, se cumple pero no a cabalidad, los recursos son escasos

para posibilitar mayores y mejores jornadas de recreación. Frente a los procesos de educación se

plantean desde el aprendizaje de actividades como el bordado, la pintura, etc., pero no hay una

línea clara en términos de alfabetismo o acceso a la tecnología, que podría ser una apuesta

interesante para las personas mayores que no cursaron estudios o no los terminaron.

Por último, el aspecto de vivir como se quiere, es quizá el menos cumplido de los tres ejes, en la

medida en que de acuerdo con la PPSEV (2010), implica la posibilidad de decidir y vivir a la

manera deseada, las personas en su mayoría no quieren estar en un CPS bajo una modalidad de

institucionalización, su mayor interés es volver a su casa, contar con las condiciones materiales

de existencia y recuperar la libertad y autonomía que sienten perdida. “Yo sueño con salir, volver a

ver mis amistades de antes, volver a estar con mis hijos… volver a tener con que pagar mi

arriendo.…es que realmente la libertad no se negocia, si a mí me llegaran a salir unos centavitos, yo

me voy” (Federico Fajardo, comunicación personal, 2 de Noviembre del 2013).

Además de ello, hay aspectos que deben ser tenidos en cuenta por parte del CPS, en la medida en

que en este eje, se plantea la libertad de culto y religión, pero aunque la institución no desconoce

ello, no brinda espacios religiosos que promuevan la diversidad presente o lo hacen con cierto

recelo, se suelen realizar misas católicas, bajo la salvedad de que las personas que no sean

- 63 -

católicos, no se les obligue, sin embargo ante la imposibilidad de muchos de salir a sus propias

iglesias, es necesario que dicha libertad de culto y religión, pase por ampliar la oferta de

religiones que llegan al CPS a brindar oración a las personas mayores. “La mayoría son católicos,

y acá viene un padre a hacer la misa los viernes… a veces vienen personas de otra religión y pues allí

ya es delicado, pero igual se les dice que den las charlas pero pues desde el respeto” (Fredy Pulido,

comunicación personal, 25 de Noviembre del 2013).

Estos aspectos, hacen considerar así, que los ejes de la política pública no se están cumpliendo en

su totalidad, sino de forma fragmentada. Frente a ello, es importante establecer que dichos ejes

corresponden a lo que la Corte Constitucional, bajo la sentencia T 881 de 2002, ha establecido

como definición de dignidad o como los aspectos a cumplirse para que la dignidad sea posible, lo

que hace necesario considerar que las posibilidades de construir vida digna en espacios

institucionalizados, empieza a tener dificultades en su cumplimiento. Este será el debate en el

capítulo de conclusiones a presentarse a continuación.

- 64 -

CONCLUSIONES: "Dignidad completa ¡no!", posibilidades de construir vida digna en

espacios institucionalizados.

Hablar de dignidad en un mundo caracterizado por la desigualdad social, la distribución

inequitativa de los recursos, la explotación, la pobreza generalizada, las guerras, la

competencia, la destrucción de la naturaleza, la privatización de los servicios básicos, entre

otros muchos aspectos, no resulta fácil. Pensar en posibilidades de vivir bien, vivir como se

quiera y vivir sin humillaciones en un mundo donde se ha priorizado lo económico por

encima de lo humano y su entorno, hacen necesaria la reflexión de cómo alcanzar esa

dignidad en medio de dicho contexto tan desesperanzador.

Este documento, posibilitó de una u otra forma, considerar que la dignidad humana va más

allá de la expedición de políticas públicas, de normas, leyes o decretos, de la intención del

Estado o su promulgación de buenas intenciones. Implica la necesidad de pensarse un mundo

diferente al que habitamos y en el que tratamos de vivir diariamente, pensarse la necesidad de

la transformación social que apunte a la construcción de un sistema diferente al capitalismo

actual, donde no impere la pobreza, la competencia, la riqueza inequitativa, no se saqueen los

recursos naturales, sino que por el contrario, prime la cooperación, la equidad, la justicia

social y los derechos humanos sean iguales para todos y todas.

Este escrito evidencia que las personas que habitan el CPS Bello Horizonte, no cuentan con

posibilidades para vivir dignamente, frente a lo cual es vital y necesario aclarar, que esto no

resulta de una responsabilidad del espacio, de los funcionarios, incluso tampoco lo es de las

familias, de las personas mayores o de la misma política pública. En la medida en que si bien

las “buenas intenciones”, la apertura al cuidado, la garantía de condiciones mínimas de

existencia, están presentes, sería un error considerar que una política pública, un grupo

reducido de personas o un servicio social pudiera resolver las múltiples y amplias

desigualdades sociales y condiciones de pobreza de las que por años han padecido las

personas que ahora son mayores y que a este lugar ingresan.

- 65 -

En ese sentido, las personas mayores cargan con todas las condiciones que bajo este contexto

acumularon en su proceso de envejecimiento; se evidencian sus condiciones de pobreza e

imposibilidad de auto sostenibilidad, la vulneración de sus derechos y la imagen negativa que

la sociedad ha ido construido de las personas que llegan a la etapa de la vejez. En ese sentido,

cargan con la desdicha de no contar con una mejor condición económica y social, que

posibilite vivir en un entorno no institucionalizado con garantías de vivienda, empleo o

pensión, recreación, salud e incluso una vida familiar cargada con valores sociales distintos,

donde el abandono, la sensación de estorbo, no fuesen una posibilidad.

Llegar a un espacio de institucionalización implica para las personas mayores, más allá de un

sentimiento de indignación, un sentimiento de derrota con la vida, la pérdida de autonomía,

de libertad, de decisión frente a su propia existencia, implica el encierro y por ende alejarse

de la vida social, de las relaciones humanas con otras generaciones, alejarse de la vida

productiva y de sus prácticas cotidianas. De acuerdo con ello, la institucionalización más allá

de promover la vida digna, promueve un “vivir mejor”24 es decir, promueve tener techo,

comida, vestido, unos bienes materiales, un televisor, juegos para pasar el tiempo libre, pero

no promueve el vivir bien, que implica, el sentirse a gusto con quien se es, el estar en armonía

con el otro/a, el no sentir humillaciones por lo que se tiene o no, por la edad, por la

apariencia, por las perdidas, por la institucionalización, implica la vida en comunidad, en

familia o en su entorno, el trabajo colectivo, el decidir qué se quiere y poder hacerlo, el contar

con un mundo realmente digno, que implica más allá de una ley o de una política, un mundo

distinto.

Es por ello, que se planteó desde el inicio de este documento, que la política pública no es

construida para la transformación del statu quo, no modifica las condiciones de vida de la

población –ese no es su alcance ni su interés–, por lo cual resulta contradictorio la inclusión

de los tres pilares de la dignidad humana en la Política Pública y Social para la Vejez y

Envejecimiento de Bogotá 2010-2025, en la medida en que desde su construcción no apunta a

24

Por vivir mejor se entiende según Morales, E (2011) el vivir a costa del otro, violando a la madre tierra, privatizando los servicios básicos, dependiendo de ayudas de terceros, es decir vivir bajo la lógica del sistema

capitalista, de las condiciones materiales de existencia, de la ganancia, la competencia, donde se incluyen aspectos

mínimos, pero no esenciales para la vida humana. Por ende incluye que se vive bien, más no mejor que otro/a.

- 66 -

lograrlo, pues por el contrario, busca mitigar las dinámicas que hacen de la vida de las

personas mayores una realidad no solo injusta sino indigna. Esto teniendo en cuenta que la

política pública intenta resolver con recursos escasos, una realidad que termina exacerbando,

en tanto no resuelve las desigualdades sociales (aumentan al contrario entre las personas que

logran el cupo y las que no), arrebata con la idea de institucionalización la libertad, la

autonomía, el libre desarrollo de la personalidad, la garantía de derechos, etc., básicos para la

construcción de vida digna. Garantiza así derechos en el marco de la institucionalización, en

la medida en que las personas mayores cuentan con condiciones básicas de subsistencia en

este espacio, en términos de techo, comida, salud, recreación, etc., pero no fuera de la misma,

quienes no acceden a los servicios que se ofrecen, continúan siendo rezagados en los

beneficios y alimentando condiciones desiguales y las personas que encontraron cupo, tienen

pocas posibilidades de reconstruir sus vidas en un escenario distinto, por ende se cierran las

posibilidades de construir vida por fuera de dicha lógica. La política pública, no deja entonces

de ser paliativa y redistributiva de los pocos recursos con los que cuenta.

En relación con todo lo anterior, se pueden considerar algunos aspectos determinantes en este

ejercicio, el primero de ellos, que la institucionalización no es la salida para resolver la

carencia de derechos de las personas mayores, por ello, en un contexto mediado por la

carencia, es importante desarrollar apuestas educativas serias y ejercicios de prevención

frente al abandono, posibilitar la garantía de salud en la atención a las enfermedades de difícil

manejo, capacitar a las familias frente el cuidado. Así mismo en un ejercicio de deber ser, es

necesario consolidar apuestas en términos políticos y constitucionales a largo plazo que

apunten a la garantía de pleno empleo en todas las etapas de la vida, la garantía de pensiones

que posibiliten la proyección de futuro y educación gratuita en todos los niveles que genere

mayores oportunidades.

Segundo, de acuerdo con la realidad inmediata de las personas mayores, la

institucionalización no debe verse como la primera opción para buscar las posibilidades de

vida digna, pues al contrario exacerba condiciones que no posibilitan alcanzarla (encierro,

imposibilidad de decidir, ausencia de la familia, etc.), resulta entonces interesante la apuesta

de los centros día que propicien la participación de las personas mayores en su propio

- 67 -

contexto, así como la presencia de la familia, sin embargo los centros días deben superar sus

capacidades de atención, recibir las personas mayores todos los días, contar con actividades

no solo de recreación, sino también de formación y donde además se involucre a la familia,

pero a su vez, que respondan a una política clara de Estado en favor de la persona mayor. De

igual forma ampliar el debate frente al pago a las familias por el cuidado, reconociendo lo

dispendioso y difícil que es tratar enfermedades cuando no se cuenta con el conocimiento o

con el acceso a la salud de forma adecuada.

En tercera instancia, es necesario ubicar a las personas mayores en el debate político nacional,

en la medida en que la transición demográfica muestra el crecimiento de esta población y el

reto para resolver las carencias pensionales, de salud, de educación, etc., que se presentan y

que se avecinan con más fuerza en el futuro inmediato. De acuerdo con ello, las condiciones

de la vejez, no pueden verse aisladas de la realidad social, política y económica por la que

atraviesa el país, la vejez es la clara muestra de que hay aspectos que se están haciendo mal,

que requieren de cambios estructurales en la forma en que concebimos la vida, los derechos

humanos, lo alternativo, la economía, muestra que el llamado a transformar la realidad social,

no es ajeno a unas condiciones de desigualdad y de pobreza, que deben resolverse.

Por ultimo, es necesario que la academia se involucre mucho más en los ejercicios de

comprender la vejez en el marco de la dignidad, no se desconocen las multiples reflexiones

que los académicos han desencadenado sobre el tema de persona mayor, envejecimiento y

vejez como tal, sin embargo es necesario, asumir mayores ejercicios frente al reconocimiento

de la necesidad de cambios estructurales y no solo de dinámicas subjetivas o pequeñas

modificaciones sobre las condiciones de las personas mayores en la realidad actual. Lo

anterior dado que en algunos estudios que se alcanzaron a revisar en el marco de este

ejercicio investigativo, se hizo evidente ciertas apuestas por las tranformaciones pequeñas

(que si bien son necesarias, no pueden quedar reducidas a ello), la academia tiene un gran reto

en el debate de una vejez con dignidad.

Por ende es importante asumir que los postulados sobre calidad de vida van más allá de la

percepción del individuo, que según Ramirez (2008), implica solo la posicion de la persona

- 68 -

mayor frente a su propia vida o que la dignidad solo pasa por el respeto y la valoración de la

personas mayores o por su contribución social (reduciendo la dignidad a un asunto de decoro,

planteado en las claves teoricas de este documento). Por otro lado, la dignidad tampoco podrá

reducirse como se plantea por Acosta (2011), en la relación de la persona mayor con el

conocimiento y la subiduria y desde allí la necesidad del respeto y de ser considerado un

referente ejemplar. Si bien estas nociones posibilitan modificar las imagen de la vejez, no

asume una potura clara frente a la responsabilidad estatal de garantizar vida digna. Así

mismo, tampoco debe considerarse la adaptación de las personas mayores a los espacios

institucionalizados para generar mejores condiciones en la persona mayor institucionalizada

como es planteado por SOAM (1998), quien además reconoce la perdida de autonomía y las

sensaciones de tristeza que la institucionalización genera, pues no es gratuito que el 74% de

las personas mayores con quienes se hacen investigación consideren sentirse tristes y que un

54% no este a gusto con su propia vida (Grajales, 2011), estos deben ser considerados como

indicadores para que la academia constituya estudios también orientados a la dignidad desde

una mirada de la responsabilidad estatal y no solo como un ejercicio subjetivo.

Es así que podrían plantearse nuevas investigaciones en el marco de la academia, se podrían

posibilitar algunos temas sobre la relación de la construcción de dignidad desde las miradas

diferenciadas de hombres y mujeres y abarcar postulados de género, por otro lado ampliar el

debate en terminos nacionales, que generen analisis sobre la política nacional de

envejecimiento y vejez. Se podrían considerar incluso, avances de investigación con las

familias, que logren determinar razones para la institucionalización y la responsabilidad total

o no de éstas en el marco de la institucionalización y continuar con el abordaje de las

alternativas para a la institucionalización y a su vez con las exigencias al Estado frente a

cambios necesarios en las políticas de vejez de acuerdo a los cambios demográficos. En fin,

existen multiples temas que se pueden desencadenar con el tema de la vejez, ya hay

adelantos, falta mucho más.

Recogiendo todo lo anterior, y volviendo a los protagonistas de este ejercicio investigativo, es

necesario que quede claro, que las personas institucionalizadas no sienten que vivan

dignamente, ni que sean dignos, pues tienen una autoimagen de sí mismos negativa, anclada a

- 69 -

la enfermedad y a la muerte, lo que genera choques con su propio ser y con lo que vivencian

en su día a día. Pese a tener algunos derechos garantizados esto no es suficiente, pues no

pueden vivir como quisieran y en la medida en que pierden autonomía para el desarrollo de

actividades no sienten que estén viviendo bien. La ausencia de familia es sinónimo para las

personas mayores de pérdida de dignidad, en la medida en que es el motor que impulsa su

existencia. Por ello, las personas mayores tienen pocos deseos de continuar viviendo, no hay

proyecciones futuras, consideran que la institucionalización les arrebató la vida y así las

posibilidades de construir dignidad desaparecen cuando no hay una vida que se quiera vivir.

Es que dignidad para mí, es tener un vivienda donde yo pueda

sentirme cómodo, no pensar que llego la hora del arriendo y no tengo

pa pagarlo, es tener mis alimentos, que no me falta nada para

sobrevivir y tener a quienes me rodean, tener cariño, tener amor, tener

ganas de vivir, que es lo más indispensable para la vejez.

(Eduardo Gómez, comunicación personal, 18 de Noviembre del 2013).

- 70 -

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- 78 -

Anexos

ANEXO No. 1 – Validez y confiabilidad

Elementos conceptuales Manejo de riesgos

Según Maxwell (2013), la

validez y confiabilidad debe

garantizar que los resultados del

fenómeno a estudiar sean

presentados exactamente cómo

se van dando, es decir, que los

resultados representen

exactamente el fenómeno social

que se está investigando. Dado

ello, esta investigación tuvo en

cuenta los riesgos

fundamentales en la validez, así

como las estrategias para

minimizarlos.

Se contemplaron dos posibles

riesgos: Primero, el sesgo de

quien desarrolla la

investigación, comprendido

como aquello que el

investigador piensa frente al

fenómeno y que puede influir en

las conclusiones. El segundo, la

influencia del investigador en el

entorno o en las personas a

investigar, con las preguntas,

lenguaje no verbal, entre otros.

Primer riesgo: para evitar o minimizar el mismo, se realizó

triangulación de la información utilizando los diferentes

métodos de investigación contemplados en la metodología,

aumentando los datos y la garantía de que lo presentado, es

el resultado de lo realizado. Esto implica una gama de datos

amplios que aportaron mayor rigurosidad al análisis.

De igual manera se desarrolló la investigación a partir de un

estudio de caso en el CPS Bello Horizonte, posibilitando

conocer de primera mano las lógicas y dinámicas del Centro

en función de las posibilidades de construcción de vida

digna de quienes viven allí.

Se utilizó a su vez, observación participante de las dinámicas

cotidianas del centro de cuidado, posibilitando recoger

mayor información de lo que pasaba día a día y no simples

percepciones que pudieron ser erradas por parte de la

investigadora.

Segundo riesgo: En el marco de la recolección de datos se

buscó que la persona entrevistada reflexionará sobre lo que

planteaba, devolverle su respuesta y confirmar su punto de

vista, lo que impidió en gran medida una interpretación

errada de quien investiga y determina la opinión real del

participante.

De igual manera, se plantearon preguntas, conversaciones y

temas durante el proceso de investigación, relacionados con

el marco conceptual y el propósito establecido, garantizando

que las preguntas no tuvieran un interés particular o una

respuesta ya definida.

- 79 -

Se estableció el compromiso claro de develar los resultados

de acuerdo a lo encontrado en el transcurso de la

investigación esto implicó que no se cambiaran datos, que el

análisis se hiciera de acuerdo a lo expresado y encontrado en

el transcurso del proceso investigativo, bajo la orientación de

las implicaciones éticas.

ANEXO No. 2 – Protocolo de Gestión del Riesgo25

Aspectos Consideraciones Medidas de prevención

Contactos

Se contó con personas amigas que

trabajan en centros de cuidado de Bogotá

y que facilitaron números de contactos en

estos espacios.

La investigación se enmarcó en un

proyecto sobre vejez desarrollado por el

CIDER, que brindó posibilidades de

contacto con líderes e instituciones

interesadas en el proceso.

Se realizaron contactos con

varios meses de anterioridad al

inicio del trabajo de campo, en

aras de garantizar la viabilidad

del ingreso a los centros de

cuidado.

Orden Público

y seguridad

No se visualizaron en el desarrollo de la

investigación dificultades de orden

público relevantes, en tanto, el CPS se

encuentra dentro de la zona urbana de

Bogotá.

Frente a temas de seguridad, se buscaron

referencias del lugar, encontrando

planteamiento de peligrosidad.

Pese a que el CPS se encuentra

en zona urbana y no se

determinaron problemas de

orden público, si se hizo

revisión permanente de

noticias para conocer

dinámicas que pudieran

interferir con el acceso a los

lugares establecidos. Se evitó

llegar caminando al CPS, se

solicitó en algunos momentos

compañía de funcionarios del

25

Cabe aclarar que no se siguió el formato de la Universidad en su totalidad dado que habían elementos que no

aplicaban para el desarrollo de la investigación, pues los elementos omitidos estaban más relacionados con

investigaciones en espacios rurales o contextos conflictivos.

- 80 -

lugar y se asistió en horas de la

mañana26

.

Acceso

El CPS donde se realizó la investigación

se encuentra en la zona urbana de la

ciudad, en la parte alta de la localidad de

San Cristóbal, se establecieron rutas que

llegaran hasta el lugar y las zonas de más

fácil acceso.

Como medida de prevención se

realizaron contactos con los

trabajadores que pudieran

acompañar el ingreso al sector.

Se realizó el acceso en horas de

la mañana principalmente y se

realizó búsqueda de rutas de

transportes que brindarán

mayor seguridad para el

ingreso al barrio.

Desplazamiento

El CPS se encuentra dentro de la ciudad

de Bogotá, por lo cual se contó con un

estimado de tiempo para el

desplazamiento en términos de trayectos

en la ciudad o situaciones como

trancones. El desplazamiento se realizó

principalmente en bus urbano.

Se asistió al CPS antes de

iniciar el proceso y se

contabilizó el tiempo de

recorrido, además de salir con

tiempo suficiente que posibilitó

evitar situaciones de difícil

manejo (trancones, accidentes,

etc.)

Dinámicas

sanitarias

Se pudieron presentar situaciones donde

las personas mayores cuenten con

enfermedades de riesgo que se deban

prevenir.

Se solicitó información

sanitaria en el CPS, se

aplicaron vacunas

recomendadas.

Medios de

comunicación

Se requirió la realización de llamadas

telefónicas de forma permanente al CPS,

así como a familiares y/o amigos para

averiguar direcciones o datos

desconocidos.

Teléfono con plan de minutos,

batería cargada.

26

Podría considerarse algunos aspectos de limitación del estudio por realizar las entrevistas y observación solo en

horas de la mañana, sin embargo, se utilizaron otras estrategias como la solicitud del cronograma de actividades,

preguntas a las personas y funcionarios sobre su día a día y se realizaron observaciones y entrevistas todos los días

de la semana, incluido lo fines de semana, que posibilitaron tener mayores herramientas para el analisis.

- 81 -

ANEXO No. 3 – Elementos éticos de la investigación

Aspectos conceptuales Referentes éticos

Según Denscombe (2010)

la ética implica el sistema

de principios con los

cuales los seres humanos

juzgan sus acciones como

correctas o incorrectas. Es

así que en el marco de esta

investigación se tuvieron

en cuenta una serie de

postulados éticos que

garantizaron el desarrollo

de acciones correctas en

este proceso y por ende

acciones que vayan a

favor de la protección de

los participantes y la

información que

brindaron.

Las personas mayores fueron tratadas como seres con

potencialidades, dejando atrás la mirada estigmatizadora que de

ellos/as se ha fomentado por años y resaltando sus capacidades

frente a la toma de decisiones en relación a su participación en el

proceso investigativo.

Se dio anonimato a las personas que brindaron información,

evitando así posibles problemas internos en el CPS, por la

información brindada.

Los participantes conocieron de antemano el propósito de la

investigación, se explicó además todo el proceso y el tiempo de

dedicación requerido.

Se respetaron los tiempos de las personas mayores y funcionarios

para el desarrollo de entrevistas, taller grupal y observación

participante.

Los datos recolectados, fueron manejados solo por la investigadora

principal, en aras de evitar filtros de la información.

El documento final, se entregó al CPS donde se desarrolló la

investigación.

La investigación contó con autonomía para la recolección de

información y presentación de resultados.

La información, datos, conceptos en este documento establecidos,

cuentan con la respectiva cita de autor, cuando éstas no pertenecen

a quien escribe este documento.