diez dias que estremecieron el mundo john reed

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Ésta es la crónica por excelencia delos diez días que dieron un vuelco alas esperanzas de la clasetrabajadora del mundo entero: unacapacidad movilizadora sinprecedentes, la Revolución deOctubre, de cuya magnitud ni suspropios protagonistas fueronconscientes. Diez días queestremecieron al mundo es un relatoconmovedor y detallado de lasjornadas en las que los bolcheviquesconsiguieron el poder del Estadopara ponerlo en manos de losSoviets. Un texto que trasciende el

trabajo periodístico de un autorconsagrado como John Reed (cuyoMéxico insurgente había sido leídopor revolucionarios del mundoentero) y se convierte en el mejortestimonio a pie de calle de uno delos acontecimientos históricos demayor relevancia del siglo XX. No envano, el mismo Lenin recomendófervientemente su lectura, traduccióny difusión, como instrumentoimprescindible para entender lanaturaleza de la revoluciónproletaria.

John Reed

Diez días queestremecieron el

mundo

ePUB r1.0

Pepotem2 17.11.13

Título original: Ten Days that Shook theWorldJohn Reed, 1919Traducción: Editorial Progreso, Moscú

Editor digital: Pepotem2ePub base r1.0

PREFACIO

Prefacio para la ediciónnorteamericana

Después de leer con vivísimo interésy profunda atención el libro de JohnReed Diez días que estremecieron elmundo, recomiendo esta obra con todael alma a los obreros de todos lospaíses. Yo quisiera ver este librodifundido en millones de ejemplares ytraducido a todos los idiomas, puesofrece una exposición veraz y escritacon extraordinaria viveza deacontecimientos de gran importancia

para comprender lo que es la revoluciónproletaria, lo que es la dictadura delproletariado. Estas cuestiones sonampliamente discutidas en la actualidad,pero antes de aceptar o rechazar estasideas es preciso comprender toda latrascendencia de la decisión que setoma. El libro de John Reed ayudará sinduda a esclarecer esta cuestión, que esel problema fundamental del movimientoobrero mundial.

N. Lenin

PrefacioEste libro es un trozo condensado de

historia tal como yo la vi. No pretendeser más que un detallado relato de laRevolución de Noviembre[1] en que losbolcheviques, al frente de los obreros ysoldados, conquistaron el poder delEstado en Rusia y lo entregaron a losSoviets.

Naturalmente, una gran parte dellibro está dedicada al «PetrogradoRojo», capital y corazón dellevantamiento. Pero que el lector tengapresente que todo lo sucedido enPetrogrado —con distinta intensidad y aintervalos diferentes— se repitió casiexactamente en toda Rusia.

En este libro, primero de la serie en

que trabajo, tendré que limitarme aregistrar los acontecimientos que yo vi yviví personalmente o que han sidoconfirmados por testimonios fidedignos;va precedido de dos capítulos quedescriben brevemente la situación y lascausas de la Revolución de Noviembre.Comprendo que no será fácil leer estoscapítulos, pero son verdaderamenteesenciales para comprender lo siguiente.

Ante el lector, como es lógico,surgirán muchas preguntas. ¿Qué es elbolchevismo? ¿Qué tipo de estructuragubernamental crearon losbolcheviques? Si antes de la Revoluciónde Noviembre lucharon por la Asamblea

Constituyente, ¿por qué luego ladisolvieron por la fuerza de las armas?Y si la burguesía se oponía a laAsamblea Constituyente hasta que elpeligro bolchevique se hizo evidente,¿por qué más tarde se convirtió en suadalid?

A estas y otras muchas preguntas nopuede darse respuesta aquí. En otrov o l ume n, De Kornílov a Brest-Litovsk[2], trazo el curso de larevolución hasta la conclusión de la pazcon Alemania. Allí muestro el origen ylas funciones de las organizacionesrevolucionarias, la evolución de lossentimientos del pueblo, la disolución

de la Asamblea Constituyente, laestructura del Estado soviético, el cursoy los resultados de las negociaciones deBrest-Litovsk.

Al examinar la crecientepopularidad de los bolcheviques, esnecesario comprender que elhundimiento de la vida económica y delEjército ruso no se consumó el 7 denoviembre (25 de octubre) de 1917, sinomuchos meses antes, como consecuenciainevitable y lógica del proceso iniciadoya en 1915. Los reaccionarios venales,que tenían en sus manos la corte del zar,llevaban las cosas deliberadamentehacia la derrota de Rusia: con el fin de

preparar una paz por separado conAlemania. Hoy sabemos que la escasezde armamento en el frente, que provocóla catastrófica retirada del verano de1915, y la insuficiencia de víveres en elEjército y en las grandes ciudades y eldesbarajuste en la industria y eltransporte en 1916 formaban parte de lagigantesca campaña de sabotajeinterrumpida en el momento decisivopor la Revolución de Marzo[3].

En los primeros meses del nuevorégimen, tanto la situación interior delpaís como la capacidad combativa de suEjército mejoró indudablemente, pese ala confusión propia de una gran

revolución, que había dadoinesperadamente la libertad a los cientosesenta millones que formaban el pueblomás oprimido del mundo.

Pero la «luna de miel» duró poco.Las clases poseedoras querían unarevolución política, que se limitase adespojar del poder al zar y entregárseloa ellas. Querían que Rusia fuese unarepública constitucional, como Franciao los Estados Unidos, o una monarquíaconstitucional, como Inglaterra. Encambio, las masas populares deseabanuna auténtica democracia obrera ycampesina.

En su libro Mensaje de Rusia

(Russia’s Message ), que es un ensayosobre la Revolución del año 1905,William English Walling [4] hace unamagnífica descripción de la situaciónmoral de los obreros rusos, que mástarde se pusieron casi unánimemente allado del bolchevismo:

«Ellos (los obreros) veían queincluso con el Gobierno más libre, si seencontraba en manos de otras clasessociales, posiblemente tendrían queseguir sufriendo hambre…

El obrero ruso es revolucionario,pero no es un bruto, no es un dogmáticoni está privado de razón. Está dispuestoa pelear en las barricadas, pero las ha

estudiado y —el único entre los obrerosde todo el mundo— las ha estudiado ensu propia experiencia. Está dispuesto yarde en deseos de luchar contra suopresor, la clase capitalista, hasta el fin.Pero no olvida la existencia de otrasclases. Sólo exige de ellas que en eltemible conflicto que se avecina sesitúen a uno u otro lado…

Todos ellos (los obreros) coincidenen que nuestras instituciones políticas(norteamericanas) son preferibles a lassuyas, pero no ansían de ningún modocambiar a un déspota por otro (es decir,por la clase capitalista).

Si los obreros de Rusia sufrieron

fusilamientos y ejecuciones a centenaresen Moscú, Riga y Odesa, reclusiones amillares en cada cárcel rusa ydeportaciones a los desiertos y regionesárticas, no fue en aras de los dudososprivilegios de los obreros de Goldfieldsy Cripple Creek…»

He ahí por qué en Rusia, estando ensu apogeo la guerra exterior, larevolución política se transformó enrevolución social, que encontró sumáxima culminación en el triunfo delbolchevismo.

En su libro Nacimiento de lademocracia rusa, A. J. Sack, directordel Buró de Información Ruso en

América, hostil al Gobierno soviético,dice lo siguiente:

«Los bolcheviques formaron supropio gabinete con Nicolás Lenin comoPrimer Ministro y León Trotski comoMinistro de Negocios Extranjeros. Lainevitabilidad de su llegada al poder sehizo evidente casi inmediatamentedespués de la Revolución de Marzo. Lahistoria de los bolcheviques después dela revolución es la historia de suincesante crecimiento».

Los extranjeros, y especialmente losnorteamericanos, subrayan confrecuencia la «ignorancia» de losobreros rusos. Cierto, les falta la

experiencia política de los pueblosoccidentales, pero, en cambio, hancursado una escuela magnífica en susasociaciones voluntarias. En 1917, lassociedades rusas de consumidores(cooperativas) contaban con más dedoce millones de afiliados y los Sovietsde por sí son una manifestaciónportentosa del genio organizador de lasmasas trabajadoras rusas. Es más,probablemente no hay pueblo en todo elmundo que haya estudiado tan bien lateoría socialista y su aplicaciónpráctica.

He aquí cómo define a estoshombres William English, Walling:

«La mayoría de los obreros rusossabe leer y escribir. El país se encuentradesde hace ya mucho en tal estado deefervescencia que ellos pudieron utilizarla dirección no sólo de los hombresavanzados de su propio medio, sinotambién de numerosos elementosrevolucionarios de las capas instruidasde la sociedad, que se volvieron de caraa la clase obrera con sus ideales derenacer político y social de Rusia…»

Muchos autores explican suhostilidad al régimen soviético alegandoque la última fase de la revolución rusafue simplemente una lucha de loselementos» de orden» de la sociedad

contra las crueldades de losbolcheviques. Pero, en realidad, fueronprecisamente las clases poseedoras lasque, al ver cómo crecía el poderío delas organizaciones revolucionariaspopulares, decidieron aplastadas ydetener la revolución. Persiguiendo esteobjetivo, la burguesía terminó porrecurrir a medidas desesperadas. Paraderribar el ministerio de Kerenski y losSoviets fue desorganizado el transportey se provocaron desórdenes internos;para vencer a los comités de empresacerraban las empresas y escondían elcombustible y la materia prima; paraacabar con los comités del Ejército

restablecieron la pena de muerte yconsentían el derrotismo en el frente.

Todo esto era magnífico alimentopara el fuego bolchevique. Losbolcheviques respondieron predicandola lucha de clases y proclamando losSoviets como máxima autoridad.

Entre estas dos tendencias extremashabía grupos que las sostenían total oparcialmente, como los mencheviques,llamados socialistas «moderados», lossocialistas-revolucionarios y algunosotros pequeños partidos. Estos grupossufrían también los ataques de las clasesposeedoras, pero la fuerza de suresistencia estaba quebrantada por sus

propias teorías.En general, los mencheviques y

socialistas-revolucionarios suponíanque Rusia no estaba maduraeconómicamente para la revoluciónsocial, que sólo era posible unar e v o l uc i ó n política. Según suinterpretación, las masas rusas noestaban preparadas suficientemente paratomar el poder en sus manos; cualquierintento así conduciría inevitablemente auna reacción, valiéndose de la cualcualquier politiquero sin escrúpulospodría restaurar el viejo régimen. Poreso ocurrió que cuando los socialistas«moderados» se vieron forzados a

asumir el poder tuvieron miedo deutilizarlo.

Suponían que Rusia debía pasar porlas mismas fases de desarrollo políticoy económico que Europa Occidental yúnicamente después, junto con el mundorestante, llegar al socialismodesarrollado. Por eso es natural que, deacuerdo con las clases poseedoras,considerasen que Rusia debía ser antetodo un Estado parlamentario, si biencon ciertas enmiendas en comparacióncon las democracias occidentales. Enconsecuencia, insistían en laparticipación de las clases poseedorasen el Gobierno.

De ahí a apoyarlas había sólo unpaso. Los socialistas «moderados»necesitaban a la burguesía, pero laburguesía no necesitaba a los socialistas«moderados». De este modo resultó quelos ministros socialistas viéronseobligados a retroceder poco a poco entodos los puntos de su programa en tantoque los representantes de las clasesposeedoras avanzaban cada vez másresueltamente.

Y, en fin de cuentas, cuando losbolcheviques rompieron todos losvacuos compromisos, los mencheviquesy los socialistas-revolucionarios seencontraron participando en la lucha al

lado de la burguesía… Actualmente, encasi todos los países puede observarseel mismo fenómeno.

Los bolcheviques, a mi modo de ver,no son una fuerza destructora, sino elúnico partido en Rusia que posee unprograma constructivo y con suficientepoder para llevarlo a la práctica. Si enaquel momento no hubiesen logradomantenerse en el poder, para mí no cabela menor duda de que ya en diciembrelos ejércitos de la Alemania Imperialhabrían entrado en Petrogrado y Moscúy Rusia habría caído de nuevo bajo elyugo de cualquier zar.

Después de un año entero de

existencia del Gobierno soviético, sigueestando de moda llamar «aventura» a lainsurrección bolchevique. Sí, fue unaaventura y por cierto una de lasaventuras más sorprendentes a que se haarriesgado jamás la humanidad, unaaventura que irrumpió como unatempestad en la historia al frente de lasmasas trabajadoras y lo puso todo a unacarta en aras de la satisfacción de susinmediatas y grandes aspiraciones.Estaba ya listo el aparato para repartirlas grandes haciendas de loslatifundistas entre los campesinos. Sehabían constituido ya los comités deempresa y los sindicatos para poner en

marcha el control obrero en la industria.En cada aldea, ciudad, distrito yprovincia existían Soviets de DiputadosObreros, Soldados y Campesinos,dispuestos a asumir la administraciónlocal.

Piensen lo que piensen algunossobre el bolchevismo, es indiscutibleque la revolución rusa constituye uno delos acontecimientos más grandes de lahistoria humana y la exaltación de losbolcheviques es un fenómeno deimportancia mundial. Igual que loshistoriadores buscan los detalles másminuciosos de la Comuna de París,querrán también conocer todo lo que

sucedió en Petrogrado en noviembre de1917, el espíritu que animaba entoncesal pueblo, cómo eran, qué decían y quéhacían sus líderes. En eso precisamentepensaba yo cuando escribía el presentelibro.

En la contienda mis simpatías nofueron neutrales. Pero al relatar lahistoria de aquellos grandes días, me heesforzado por observar losacontecimientos con ojo de concienzudoanalista, interesado en hacer constar laverdad.

J. R.Nueva York, 1 de enero de 1919.

Notas y aclaraciones[5]

Al lector corriente le será muydifícil orientarse en la infinidad deorganizaciones rusas: grupos políticos,comités y comités centrales, dumas yuniones. Por este motivo doy aquíalgunas breves definiciones yexplicaciones.

Partidos políticosEn las elecciones a la Asamblea

Constituyente de Petrogrado hubodiecinueve listas de candidatos y enalgunas ciudades de provincias hastacuarenta; pero en el breve resumen delos objetivos y la composición de los

partidos políticos, que se inserta másabajo, han sido incluidos solamente losgrupos y fracciones que se mencionan eneste libro. Aquí únicamente se puedeindicar lo fundamental de sus programasy se da sólo una característica generalde las capas sociales que representaban.

1 . Monárquicos de diversosma t i c e s , octubristas, etc. Estasfracciones, fuertes en otro tiempo, noexistían ya abiertamente: habían pasadoa la clandestinidad o sus miembroshabían entrado en el partido de losdemócratas-constitucionalistas puestoque estos últimos habían adoptado pocoa poco su plataforma política. De los

representantes de estos grupos semenciona en el libro a Rodzianko yShulguín.

2 . Kadetes. Llamados así por lasiniciales del nombre del partido:demócratas-constitucionalistas. Elnombre oficial del partido kadete(después de la revolución) era «Partidode la Libertad del Pueblo».

Bajo el zarismo el partido kadete,formado, por liberales representantes delas clases poseedoras, era el partidomás importante de reformas políticas yen rasgos generales corresponde alPartido Progresista de América. Cuandoen marzo de 1917 estalló la revolución,

los kadetes formaron el primer GobiernoProvisional. En abril el Gobierno kadetefue derribado por haber defendidopúblicamente los objetivos imperialistasde las potencias aliadas, incluyendo losobjetivos imperialistas del Gobiernozarista. A medida que la revolucióncobraba un carácter más acusado derevolución social, los kadetes se ibanhaciendo más conservadores. De susrepresentantes se menciona en este libroa Miliukov, Vinaver y Shatski.

2 a. «Grupo de líderes sociales».Una vez que los kadetes perdieron supopularidad por sus ligazones con lacontrarrevolución kornilovista, se

organizó en Moscú el «Grupo de líderessociales». Representantes de este gruporecibieron carteras ministeriales en elúltimo gabinete de Kerenski. El grupo sedeclaró al margen de los partidos,aunque sus guías espirituales eranhombres como Rodzianko y Shulguín.Ingresaron en él los banqueros,comerciantes e industriales más«modernos», que eran bastanteinteligentes y comprendían que con losSoviets había que luchar con sus propiasarmas: con la organización económica.Son típicos de este grupo Lianózov yKonoválov.

3 . Socialistas populares o

trudoviques. Partido numéricamentepequeño, formado por cautelososintelectuales, dirigentes de sociedadescooperativas y campesinos de ideasconservadoras. Aunque se llamabansocialistas, los trudoviques en realidaddefendían los intereses de la pequeñaburguesía: de los funcionarios, tenderos,etc. Sucesores directos del «grupotrudovique» de la IV Duma de Estado,formada en su mayoría porrepresentantes de los campesinos, yherederos de las tradicionesconciliadoras de este grupo. Kerenskiera el líder de los trudoviques en laDuma de Estado, cuando en marzo de

1917 estalló la revolución. Lossocialistas populares son un partidonacionalista. Están representados en ellibro por Peshejónov y Chaikovski.

4. Partido Obrero Socialdemócratade Rusia. Inicialmente marxistas-socialistas. En el Congreso de 1903, pordiscrepancias en cuestiones tácticas, elpartido se escindió en dos fracciones:mayoría y minoría. Así surgieron losnombres: «bolcheviques» y«mencheviques». Las dos alas seconvirtieron en dos partidos distintos.Las dos se llamaban Partido ObreroSocialdemócrata de Rusia y declarabansu adhesión al marxismo. Después de la

Revolución de 1905, los bolcheviquesde hecho se encontraron en minoría yvolvieron a ser mayoría en septiembrede 1917.

a . Mencheviques. Este partidoagrupa a socialistas de todos losmatices, que consideran que la sociedaddebe llegar al socialismo por evoluciónnatural y que la clase obrera debeobtener primero acceso al poderpolítico. Partido también nacionalista.Era un partido de intelectualessocialistas y, como todos los medios deinstrucción se hallaban en manos de lasclases poseedoras, los intelectuales,naturalmente, tendían al modo de pensar

de éstas y se situaban al lado de dichasclases. De sus líderes se menciona eneste libro a Dan, Líber y Tsereteli.

b . Mencheviquesinternacionalistas. Ala radical de losmencheviques, internacionalistas,adversarios de toda coalición con lasclases poseedoras; al propio tiempo, nodeseaban romper con los mencheviquesconservadores y se oponían a ladictadura de la clase obrera a favor dela cual estaban los bolcheviques. Trotskifue mucho tiempo miembro de estegrupo. Entre sus líderes figuran Mártovy Martínov.

c . Bolcheviques. Actualmente se

l l a m a n Partido Comunista parasubrayar su ruptura total con lastradiciones del socialismo «moderado»o «parlamentario», que predomina entrelos mencheviques y los llamados«socialistas de la mayoría» en todos lospaíses. Los bolcheviques sepronunciaron por la inmediatainsurrección proletaria y la toma delpoder del Estado con el fin de acelerarel advenimiento del socialismo mediantela socialización forzosa de la industria,de la tierra, de las riquezas naturales yde los establecimientos financieros. Estepartido expresa los anhelosprincipalmente de los obreros

industriales, pero también de una parteconsiderable de los campesinos pobres.La palabra «bolchevique» no puedetraducirse como «maximalista». Losmaximalistas son un grupo especial(véase el párrafo 5b).

d . Socialdemócratasinternacionalistas unidos, o grupoNóvaya Zhizn («Vida Nueva»), nombrede un periódico muy influyente que erasu portavoz. Pequeño grupo deintelectuales con muy reducido númerode adeptos entre los obreros, si seexcluye a los incondicionales deMáximo Gorki, su dirigente.Intelectuales con un programa casi

análogo al de los mencheviquesinternacionalistas con la únicadiferencia de que el grupo «NóvayaZhizn» no quería ligarse a ninguna delas dos fracciones fundamentales. Loscomponentes del grupo no estaban deacuerdo con la táctica de losbolcheviques, pero permanecían en losorganismos soviéticos. Otrosrepresentantes del grupo que semencionan en este libro son Avílov yKramarov.

e . Yedinstvo («Unidad»). Grupoinsignificante y cada vez menor,formado casi exclusivamente porincondicionales de Plejánov, uno de los

pioneros del movimientosocialdemócrata ruso en los añosochenta y su teórico más destacado.Plejánov, ya viejo en esta época, era unsocial-patriota extremista y demasiadoconservador incluso para losmencheviques. Después de la revoluciónbolchevique el grupo «Yedinstvo» dejóde existir.

5 . Partido de los socialistas-revolucionarios. Los llaman paraabreviar «eseristas». Inicialmentepartido revolucionario de loscampesinos, partido de «organizacionesde combate», de terroristas. Después dela Revolución de Marzo ingresó en él

mucha gente que nunca había sidosocialista. En este tiempo, los eseristaspropugnaban la abolición de lapropiedad privada solamente de la tierray sostenían que sus propietarios debíanser indemnizados. En definitiva, laradicalización de los campesinos obligóa los eseristas a renunciar al punto de la«indemnización». Más adelante losjóvenes y los intelectuales másexaltados se escindieron del partidobásico en el otoño de 1917 y formaronun nuevo partido: el partido de lossocialistas-revolucionarios deizquierda. Los eseristas, a quienes losgrupos radicales posteriormente siempre

llamaban «socialistas-revolucionariosde derecha», se pasaron a las posicionespolíticas de los mencheviques yactuaban de acuerdo con ellos. Eran, enfin de cuentas, representantes de loscampesinos ricos, de los intelectuales yde las capas políticamente atrasadas dela población de las zonas ruralesalejadas. Sin embargo, entre ellos habíamás grupos con diferentes puntos devista acerca de los problemas políticosy económicos que entre losmencheviques. De sus líderes semenciona en el libro a Avxéntiev, Gots,Kerenski, Chernov y la «abuela»Breshkóvskaya.

a . Socialistas-revolucionarios deizquierda. Aunque en teoría compartíanel programa bolchevique de la dictadurade la clase obrera, al principio seguíande mala gana la táctica resuelta de losbolcheviques. Sin embargo, lossocialistas-revolucionarios de izquierdacontinuaron en el Gobierno soviético,ocupando puestos ministeriales, enparticular el de Ministro de Agricultura.Salieron varias veces del Gobierno,pero siempre se reintegraban. A medidaque los campesinos abandonaban encreciente número las filas de loseseristas (de derecha), se incorporabanal partido de los socialistas-

revolucionarios de izquierda, el cual seconvirtió en gran partido campesino queapoyaba el Poder de los Soviets. Estepartido preconizaba la confiscación sinindemnización alguna de las grandeshaciendas y su entrega a disposición delos campesinos. Entre los dirigentesfiguraban Spiridónova, Karelin, Kamkovy Kolegáev.

b. Maximalistas. Se escindieron delpartido de los socialistas-revolucionarios durante la Revoluciónde 1905, cuando constituían un potentemovimiento campesino que exigía larealización inmediata de un programamáximo socialista. En la actualidad, es

un grupo insignificante de anarquistascampesinos.

Procedimiento parlamentarioEn Rusia las asambleas y los

congresos se organizan más bien alestilo europeo que al nuestro. Loprimero que suelen hacer es elegir unpresidente, un secretario y un presídium.

Presídium (presidencia) es uncomité dirigente, formado porrepresentantes de los grupos yfracciones políticas representados en laasamblea proporcionalmente a sunúmero. La presidencia establece elorden del día y el presidente puedeencomendar a los componentes de la

presidencia que dirijan por turno lareunión.

Sobre cada problema se haceprimero un informe general, luego siguenlos debates y después las distintasfracciones presentan sus resoluciones ycada una se vota por separado. El ordendel día puede ser alterado —y así sueleocurrir— ya en la primera media hora.Invocando la «extraordinariaimportancia» de la cuestión, cosa que lamasa casi siempre toma en cuenta, cadauno de los presentes puede levantarse desu sitio y decir lo que quiera sobrecualquier tema. La masa vota en lareunión y prácticamente la única

obligación del presidente consiste enmantener el orden, valiéndose de unacampanilla, y conceder la palabra a losoradores. Casi toda la verdadera laborde la asamblea se efectúa en reuniones apuerta cerrada de los distintos grupos yfracciones políticas, que casi siemprevotan unánimemente y estánrepresentados por sus dirigentes.Resulta, sin embargo, que en cada nuevacuestión de importancia o votación seanuncia un intervalo para permitir a losdistintos grupos y fracciones políticasque celebren una reunión secreta.

El público es extraordinariamentetumultuoso: estimulan al orador con

exclamaciones aprobatorias o leinterrumpen con observaciones críticas.Las exclamaciones más corrientes son:Prósim! (¡Lo pedimos!), Právilno!(¡Bien dicho!), Eto vierno! (¡Eso esverdad!), Dovolno! (¡Basta!), Dolói!(¡Fuera!), Pozor! (¡Es una vergüenza!),Tishe! (¡Silencio!)

Organizaciones más importantes1 . Soviet. Esta palabra existe hace

tiempo en la lengua rusa y correspondeal vocablo inglés council (consejo).Bajo el zar, por ejemplo, existía elConsejo de Estado. Pero desde lostiempos de la revolución la palabraSoviet empezó a asociarse a

determinado tipo de representación,elegida por los trabajadores miembrosde colectividades de producción: Sovietde Diputados Obreros, Soldados oCampesinos. Por eso yo uso la palabraSoviet solamente en relación con estosorganismos. Además de los Sovietslocales, que son elegidos en cada ciudady aldea —y en las grandes ciudades seelige también Soviets distritales—existen Soviets regionales oprovinciales y en la capital el ComitéEjecutivo de todos los Soviets de Rusia,llamado para abreviar CEC (véase másabajo comités centrales). Los Soviets deDiputados Obreros y los Soviets de

Diputados Soldados se unieron muypronto casi en todas partes poco despuésde la Revolución de Marzo. Sinembargo, para examinar cuestionesespeciales, que afectaban sus interesesparticulares, las secciones de obreros ysoldados continuaron reuniéndose porseparado. Los Soviets de DiputadosCampesinos se unieron a los demássolamente después del golpe de Estadobolchevique. Estaban organizados igualque los Soviets de Obreros y Soldados yen la capital había un Comité Ejecutivode los Soviets Campesinos de todaRusia.

2 . Sindicatos. Aunque en Rusia los

sindicatos obreros estaban organizadospor ramas se llamaban, sin embargo,sindicatos profesionales y en la épocade la revolución bolchevique contabande tres a cuatro millones de afiliados.Estos sindicatos estaban unidos tambiénen una organización de toda Rusia, algoasí como una Federación Rusa delTrabajo, que tenía su Comité EjecutivoCentral en la capital.

3 . Comités de empresa. Eranorganizaciones surgidasespontáneamente, creadas en lasempresas por los obreros en su afán deejercer el control en la industria,aprovechando el desorden en la

administración originado por larevolución. Estos comités se adueñabanpor vía revolucionaria de las empresas ylas dirigían. Los comités de empresatenían también su organización de todaRusia con un Comité Central enPetrogrado, que colaboraba con lossindicatos.

4. Dumas. La palabra duma significaaproximadamente «órgano consultivo».La vieja Duma de Estado, que subsistióen forma democratizada seis meses másdespués de la revolución, feneció demuerte natural en septiembre de 1917.La Duma Municipal, que se menciona eneste libro, fue creada como resultado de

la reorganización del Consejo Municipalo autoadministración, como lo llamabancon mayor frecuencia. La Duma seelegía por votación directa y secreta y elúnico motivo por el cual no logró atraera su lado a las masas durante larevolución bolchevique fue la caídageneral de la influencia de todarepresentación puramente política,mientras crecía la influencia de lasorganizaciones basadas en la división dela sociedad en clases.

5 . Zemstvos. Esta palabra puedetraducirse aproximadamente como«consejos rurales». Bajo el zarismo eranorganizaciones semipolíticas

semisociales con atribucionesadministrativas muy reducidas. Loscreaban y dirigían principalmenteintelectuales de corte liberal,procedentes de la clase terrateniente. Elaspecto más importante de la actividadde los zemstvos era la instrucciónpública y las atenciones sociales a loscampesinos. Durante la guerra loszemstvos asumieron poco a poco todo elcuidado del avituallamiento del ejércitoruso con víveres y uniformes.Efectuaban asimismo compras en elextranjero y realizaban una laboreducativa entre los soldados, semejantea la de la Asociación

Cristiana de Jóvenes en el Ejércitonorteamericano. Después de laRevolución de Marzo los zemstvosfueron democratizados con el fin deconvertirlos en organismos de poderlocal en las zonas rurales. Pero, igualque las dumas municipales, no pudieroncompetir con los Soviets.

6 . Cooperativas. Eran sociedadescooperativas de consumo de obreros ycampesinos que antes de la revolucióncontaban con millones de adherentes entoda Rusia. Fundado por liberales ysocialistas «moderados», el movimientocooperativo no gozaba del apoyo de losgrupos socialistas-revolucionarios,

puesto que este camino era un sucedáneodel paso total de los medios deproducción y distribución a manos delos obreros. Después de la Revoluciónde Marzo las cooperativas empezaron aampliarse rápidamente: en ellaspredominaban los socialistas populares,los mencheviques y los eseristas y estascooperativas actuaron como una fuerzaconservadora hasta la revoluciónbolchevique. Sin embargo, precisamentelas cooperativas alimentaron a Rusia,cuando el viejo sistema de comercio ytransporte se vino abajo.

7. Comités del Ejército. Los comitésdel Ejército fueron constituidos en el

frente por los soldados para combatir lainfluencia reaccionaria de la viejaoficialidad. Cada compañía, regimiento,brigada, división y cuerpo tenían suscomités y por encima de todos ellos sehallaba el comité electo de (tal)Ejército. El Comité Central del Ejército(en Petrogrado) colaboraba con elEstado Mayor Central. El desorden en ladirección del Ejército, originado por larevolución, hizo recaer sobre loscomités del Ejército la mayor parte deltrabajo del departamento de intendenciay, en algunos casos, hasta el mando delas tropas.

8 . Comités de la Marina. Eran las

organizaciones correspondientes en laMarina.

Comités centralesEn la primavera y el verano de 1917

se celebraron en Petrogrado congresosnacionales de todas las organizacionesimaginables. Tuvieron lugar congresosde los Soviets de Diputados Obreros,Soldados y Campesinos, de lossindicatos, de los comités de empresa,de los comités del Ejército y de la Flota(además de los congresos derepresentantes de distintas armas y de laMarina), de las cooperativas, de lasnacionalidades, etc. Cada congresoelegía su Comité Central o Comité

Central Ejecutivo para defender susintereses en el centro. A medida que seiba debilitando el Gobierno Provisional,estos comités centrales se veíanobligados a tomar en sus manos cadavez mayor poder administrativo.

Los comités centrales másimportantes que se mencionan en estelibro son:

Unión de Asociaciones. Durante laRevolución de 1905 el profesorMiliukov y otros liberales organizaronasociaciones de especialistas: médicos,abogados, etc. Se unieron en unaorganización central: la Unión deAsociaciones. En 1905, la Unión de

Asociaciones colaboró con lademocracia revolucionaria; en 1917, sinembargo, la Unión de Asociaciones seopuso a la insurrección bolchevique yagrupó a los funcionarios públicos, quese declararon en huelga y sabotearon lasdisposiciones del Poder soviético.

CEC. Comité Ejecutivo Central delos Soviets de Diputados Obreros ySoldados de toda Rusia. La sigla estáformada por las iniciales de lasprimeras palabras del nombre completo.

CENTROFLOT. Comité Central dela Marina.

Víkzhel. Comité Ejecutivo delSindicato Ferroviario de toda Rusia. La

sigla está formada por las iniciales delnombre completo en ruso.

Otras organizacionesGuardia Roja. Obreros fabriles

armados de Rusia. La Guardia Roja seformó por primera vez durante laRevolución de 1905 y volvió a renaceren los días de marzo de 1917, cuando senecesitaba una fuerza para mantener elorden en la ciudad. En esta época losguardias rojos estaban armados y todoslos esfuerzos del Gobierno Provisionalpor desarmarlos fueron estériles. A cadacrisis que se producía en el curso de larevolución los destacamentos de laGuardia Roja aparecían en las calles, no

adiestrados ni organizados militarmente,pero llenos de entusiasmorevolucionario.

Guardia blanca. Voluntariosburgueses que aparecieron en lasúltimas etapas de la revolución paradefender la propiedad privada de losintentos de los bolcheviques porabolirla. En la guardia blanca habíamuchísimos estudiantes universitarios.

Tekineses. La llamada «Divisiónsalvaje», formada por representantes delas tribus musulmanas de Asia Centralpersonalmente fieles al generalKornílov. Los tekineses se distinguíanpor la ciega obediencia y salvaje

crueldad en las operaciones militares.Batallones de la muerte o

batallones de choque. Es conocido el«batallón femenino de la muerte», perohabía muchos «batallones de la muerte»formados por hombres. Estos batalloneslos organizó Kerenski en el verano de1917 para que ayudasen con su ejemplo«heroico» a fortalecer la disciplina yelevar la moral de combate del Ejército.Los «batallones de la muerte» estabanformados principalmente por jóvenes desentimientos nacionalistas, procedentesen su mayoría de las familias ricas.

Unión de Oficiales. Organizacióncreada entre los oficiales reaccionarios

para combatir la creciente influencia delos comités del Ejército.

Caballeros de San Jorge . Con laCruz de San Jorge[6] se condecoraba aquienes se distinguían en lasoperaciones militares. El que recibía lacruz pasaba a ser automáticamente«caballero de San Jorge». En laorganización de caballeros de San Jorgegozaban de predominante influencia lospartidarios del militarismo.

Unión Campesina. En 1905, laUnión Campesina era una: organizaciónrevolucionaria de los campesinos. En1917, sin embargo, se convirtió enintérprete de los intereses políticos del

campesinado acomodado y luchó contrala creciente influencia y los objetivosrevolucionarios de los Soviets deDiputados Campesinos.

Cronología y escrituraEn este libro utilizo en todas partes

nuestro calendario en vez del viejocalendario ruso, que iba retrasado trecedías.

En la escritura de las palabras y losnombres rusos no he intentado seguirninguna regla científica y he tratado deatenerme a la escritura que dé al lectorde habla inglesa una noción más sencillay exacta de su pronunciación.

Fuentes

Me han servido de documentaciónfundamental para este libro mis propiosapuntes. Sin embargo, he utilizadoademás centenares de periódicos rusosde todas clases seleccionados, en losque se refleja casi cada día de la épocaque yo describo, las colecciones delperiódico inglés Russian Daily News(Noticias Diarias Rusas y de dosperiódicos franceses: Journal de Russie(Diario Ruso) y Entente (Convenio),que aparecían en Petrogrado. Másvalioso aún que todos estos periódicoses el Bulletin de la Presse (Boletín dela Prensa), que editaba diariamente elBuró de Información Francés en

Petrogrado. En él se insertabaninformaciones de todos losacontecimientos, los discursos ycomentarios más importantes de laprensa rusa. Tengo la colección casicompleta de este periódico desde laprimavera de 1917 hasta fines de enerode 1918.

Además, he reunido casi todos losllamamientos, decretos y anuncios quese fijaron en las calles de Petrogradodesde mediados de septiembre de 1917hasta fines de enero de 1918 y tambiénla edición oficial de todos los decretos ydisposiciones del Gobierno y la ediciónoficial gubernamental de los tratados

secretos y otros documentosdescubiertos en el Ministerio deNegocios Extranjeros cuando pasó amanos de los bolcheviques.

CAPÍTULO I

Fondo general

A fines de septiembre de 1917 enPetrogrado vino a verme un profesorextranjero de sociología, que seencontraba en Rusia. En los círculos denegocios y de la intelectualidad habíaoído decir que la revolución habíaentrado en la fase menguante. Elprofesor escribió un artículo sobre estetema y emprendió un viaje por el país,visitó ciudades fabriles y aldeas donde,

para asombro suyo, la revolución estabaclaramente en ascenso. Había oídohablar a los obreros y campesinoscontinuamente de lo mismo: «la tierrapara los campesinos, las fábricas paralos obreros». Si el profesor hubieraestado en el frente, habría oído que todoel Ejército hablaba de la paz.

El profesor sentíase intrigado,aunque no existían motivos para ello:ambas observaciones eran totalmentecorrectas. Las clases pudientes se hacíancada vez más conservadoras, en tantoque las masas se radicalizaban más ymás. Desde el punto de vista de loscírculos de negocios y de la

intelectualidad rusa la revolución habíallegado ya bastante lejos y seprolongaba demasiado; era hora deponer orden. Este sentimiento dominabatambién en los principales grupossocialistas «moderados»: losmencheviques defensistas[1a] y lossocialistas-revolucionarios, queapoyaban al Gobierno Provisional deKerenski.

El 27 (14) de octubre, el órganooficial de los socialistas «moderados[7]»decía:

«…La revolución consta de dosactos: la destrucción del viejo régimende vida y la construcción del nuevo. El

primer acto se ha prolongado bastante.Hora es de pasar al segundo y hay queefectuarlo lo más rápido posible, puesun gran revolucionario decía:“apresurémonos, amigos míos, aterminar la revolución. Quien hace larevolución demasiado larga no saboreasus frutos…”»

Sin embargo, las masas de obreros,soldados y campesinos se hallabanfirmemente convencidas de que elprimer acto distaba mucho de haberterminado. En el frente los comités delEjército tenían constantes choques conlos oficiales, que no podíanacostumbrarse de ninguna manera a

tratar a los soldados como a sereshumanos; en la retaguardia los comitésagrícolas, elegidos por los campesinos,eran encarcelados por las tentativas dellevar a la práctica las disposiciones delGobierno concernientes a la tierra; enlas fábricas los obreros[2a] tenían queluchar contra las listas negras y los lock-outs. Es más, a los emigrados políticosque regresaban no se les permitía laentrada en el país como ciudadanos«indeseables»; se daban casos inclusoen que los que habían vuelto delextranjero a sus aldeas eran detenidos yencarcelados por actos revolucionarioscometidos en 1905.

A todo el multiforme descontento delpueblo los socialistas «moderados» notenían más que una respuesta: «Esperenla Asamblea Constituyente, que seráconvocada en diciembre». Pero eso nosatisfacía a las masas. La AsambleaConstituyente, claro, estaba bien, perohabía algo concreto en aras de lo cual sehabía consumado la revolución rusa, enaras de lo cual yacían en las fosascomunes del Campo de Marte[8] losrevolucionarios mártires y que debíarealizarse a toda costa,independientemente de que se convocaseo no la Asamblea Constituyente: la paz,la tierra a los campesinos, el control

obrero en la industria. La AsambleaConstituyente iba siendo postergada, eraposible que la aplazasen más de una vezhasta que el pueblo se sosegara ymoderase sus demandas. Como quieraque fuese, la revolución se prolongabaya ocho meses y los resultados no seveían…

Entretanto, los propios soldadosempezaron a resolver el problema de lapaz por la simple deserción, loscampesinos pegaban fuego a las fincasseñoriales y se apoderaban de lasgrandes haciendas, los obreros serebelaban y abandonaban el trabajo…Por eso es muy natural que los

industriales, terratenientes y oficialesdel Ejército ejercieran su influenciapara impedir cualquier concesióndemocrática a las masas.

La política del Gobierno Provisionalvacilaba entre las pequeñas reformas ylas severas medidas represivas. Pordecreto del Ministro socialista deTrabajo se ordenó a los comités obrerosreunirse en lo sucesivo fuera de lashoras de trabajo. En el frente, los«agitadores» de los partidos políticosoposicionistas eran detenidos, losperiódicos radicales suspendidos y seempezó a aplicar la pena capital a lospredicadores de la revolución. Se

hacían intentos de desarmar a la GuardiaRoja. Los cosacos fueron enviados aprovincias para mantener el orden.

Estas medidas eran respaldadas porlos socialistas «moderados» y suslíderes en el ministerio, queconsideraban necesario cooperar con lasclases poseedoras. Las masas popularesles volvían la espalda y se pasaban a losbolcheviques, que luchaban firmementepor la paz, la entrega de la tierra a loscampesinos, la implantación del controlobrero en la industria y por la formaciónde un gobierno obrero. En septiembre de1917 estalló la crisis. Kerenski y lossocialistas «moderados», contra la

voluntad de la inmensa mayoría de lapoblación, formaron un Gobierno decoalición, del que pasaron a formarparte representantes de las clasesposeedoras. Como resultado, losmencheviques y los socialistas-revolucionarios perdieron para siemprela confianza del pueblo.

La actitud de las masas popularesante los socialistas «moderados» estáexpresada en un artículo, aparecidoaproximadamente a mediados de octubre(fines de septiembre) en el periódicoRabochi Put (Camino Obrero) y tituladoLos ministros socialistas[3a].

«…Tomen sus hojas de servicios:

Tsereteli: desarmó a los obreros,junto con el general Pólovtsev«apaciguó» a los soldadosrevolucionarios y aprobó la pena demuerte para los soldados.

Skóbelev: comenzó por la promesade quitar a los capitalistas el 100% delbeneficio y terminó… por el intento dedisolver los comités de empresa de losobreros.

Avxéntiev: encarceló a varioscentenares de campesinos, miembros delos comités agrarios, y suspendió variasdecenas de periódicos de los obreros ysoldados.

Chernov: firmó el manifiesto del zar

sobre la disolución de la Dietafinlandesa.

Sávinkov: se alió directamente conel general Kornílov y no entregóPetrogrado a este «salvador» de lapatria solamente por circunstancias queno dependían de Sávinkov.

Zarudni: con el visto bueno deAlexinski y Kerenski encarceló a milesde obreros, marinos y soldadosrevolucionarios, ayudó a montar elcalumnioso «proceso» contra losbolcheviques, que será un baldón para eltribunal ruso igual que el proceso deBeilis[9].

Nikitin: representó el papel de

gendarme corriente contra losferroviarios.

Kerenski: de éste vamos a callarnos.Su hoja de servicios es demasiadolarga…»

El Congreso de Delegados de laFlota del Báltico en Helsingfors aprobóuna resolución que comenzaba así:

«…Exigir de los comités de todaRusia del Soviet de Diputados Obreros,Soldados y Campesinos y del ComitéCentral de la Flota la separacióninmediata de las filas del GobiernoProvisional del aventurero políticoKerenski, socialista entre comillas y sincomillas, como individuo que cubre de

oprobio y echa a perder con sudesvergonzado chantaje político a favorde la burguesía la Gran Revolución ycon ella a todo el pueblorevolucionario…»

Resultado directo de todo esto era lacreciente popularidad de losbolcheviques…

Desde que en marzo de 1917 lostorrentes fragorosos de obreros ysoldados, inundando el Palacio deTáurida, obligaron a la vacilante Dumade Estado a tomar en sus manos el podersupremo en Rusia, precisamente lasmasas populares —obreros, soldados ycampesinos— determinaron cada viraje

en el curso de la revolución, Derrocaronel ministerio de Miliukov; el Soviet deestas masas proclamó ante el mundoentero las condiciones rusas de paz:«Ninguna anexión, ninguna contribución,derecho a la autodeterminación de lospueblos»; y otra vez en julio las masastodavía no organizadas del proletariado,alzado espontáneamente, volvieron aasaltar el Palacio de Táurida para exigirel paso del poder en Rusia a los Soviets.

Los bolcheviques, a la sazón unapequeña secta política[10], encabezaronel movimiento. Como resultado deldesastroso fracaso de la insurrección, laopinión pública les volvió la espalda y

las multitudes que les seguían, privadasde sus líderes, retrocedieron a labarriada de Vyborg, el arrabal de St.Antoine de Petrogrado[11]. Entoncessiguió una salvaje persecución de losbolcheviques: centenares de ellos, entrelos cuales se encontraban Trotski[12], laseñora Kollontái[13] y Kámenev fueronencarcelados; Lenin y Zinóviev[14]

tuvieron que ocultarse para no serdetenidos; los periódicos bolcheviqueseran perseguidos y suspendidos. Losprovocadores y reaccionariospromovieron un desaforado alboroto,gritando que los bolcheviques eranagentes de los alemanes y en todo el

mundo hubo gentes que les dieroncrédito. Sin embargo, el GobiernoProvisional fue incapaz de confirmar larazón de estas acusaciones; losdocumentos que pretendían demostrar laexistencia de un complot alemánresultaron falsos[15] y los bolcheviquesfueron puestos en libertad uno tras otrosin comparecer ante los tribunales, bajouna fianza ficticia o sin fianza alguna, demodo que en fin de cuentas quedaronrecluidas seis personas nada más. Laimpotencia e indecisión del GobiernoProvisional, cuya composicióncambiaba sin cesar, eran demasiadoevidentes para todos. Los bolcheviques

proclamaron de nuevo la consigna tanquerida de las masas: «¡Todo el poder alos Soviets!» y no se guiaban enabsoluto por los intereses estrechos desu partido, puesto que en aquel tiempo lamayoría en los Soviets pertenecía a lossocialistas «moderados», sus enemigosmortales.

Más eficaz aún fue que tomaron lossimples y vagos deseos de los obreros,soldados y campesinos y con ellosestructuraron su programa inmediato. Ymientras que los mencheviquesdefensistas y los socialistas-revolucionarios se enredaban en losacuerdos con la burguesía, los

bolcheviques se ganaron rápidamentelas masas. En julio los acosaban ydespreciaban; en septiembre los obrerosde la capital, los marinos de la Flota delBáltico y los soldados habían abrazadocasi por entero su causa. Las eleccionesmunicipales de septiembre[16] en lasgrandes ciudades[4a] fueronsignificativas: sólo un 18% de loselegidos eran mencheviques ysocialistas-revolucionarios contra el70% en junio…

En aquel tiempo podía intrigar alobservador extranjero este fenómenoinexplicable para él: el ComitéEjecutivo Central de los Soviets, los

comités centrales del Ejército y laMarina y los comités centrales de variossindicatos —especialmente los detrabajadores de correos y telégrafos y deferroviarios— eran francamente hostilesa los bolcheviques. Todos estos comitéscentrales habían sido elegidos amediados del verano e incluso antes,cuando los mencheviques y los eseristascontaban con un enorme número departidarios; en cambio ahora demorabany torpedeaban por todos los medios lasnuevas elecciones. Por ejemplo, segúnel estatuto de los Soviets de DiputadosObreros y Soldados, el Congreso detoda Rusia debía celebrarse en

septiembre, pero el CEC no queríaconvocarlo, alegando que faltaban dosmeses nada más para la apertura de laAsamblea Constituyente y para entonces,como él insinuaba, los Soviets tendríanque abdicar. Entretanto, en todo el paíslos bolcheviques conquistaban uno trasotro los Soviets locales y las seccionesde los sindicatos y robustecían suinfluencia en las filas de los soldados ymarinos. Los Soviets campesinoscontinuaban siendo conservadores, puesen el campo atrasado la concienciapolítica se desarrolla lentamente y elPartido Socialista-Revolucionario veníarealizando agitación entre los

campesinos en el transcurso de toda unageneración… Pero incluso entre loscampesinos comenzó a formarse unnúcleo revolucionario. Esto se hizopatente en octubre, cuando se escindió elala izquierda de los socialistas-revolucionarios y se formó una nuevatendencia política: el partido de lossocialistas-revolucionarios deizquierda.

Al propio tiempo, empezaron adejarse sentir en todas partes síntomasde la reanimación de las fuerzasreaccionarias[5a]. Por ejemplo, en elTeatro Trotski de Petrogrado larepresentación de la comedia El crimen

del zar fue interrumpida por un grupo demonárquicos, que amenazaban linchar alos actores por «el ultraje alemperador». Determinados periódicoscomenzaron a suspirar por el «Napoleónruso». En los medios de laintelectualidad burguesa se hizocostumbre llamar al Soviet de DiputadosObreros «soviet de diputados perros».

El 15 de octubre tuve unaconversación con Stepán GueórguievichLianózov, gran capitalista ruso, el«Rockefeller ruso», kadete por susconvicciones políticas.

La revolución —dijo— es unaenfermedad. Tarde o temprano las

potencias extranjeras tendrán queintervenir en nuestros asuntos comointervienen los médicos para curar a unniño enfermo y ponerlo en pie. Claro,esto sería más o menos impropio, perotodas las naciones deben comprenderhasta qué punto son peligrosos para suspropios países el bolchevismo e ideastan contagiosas como la «dictadura delproletariado» y la «revolución socialmundial…» Por otro lado, es probableque no sea necesaria tal intervención. Eltransporte se ha venido abajo, se cierranlas fábricas y los alemanes avanzan.

Tal vez el hambre y la derrotadespierten el sentido común en el pueblo

ruso…»El señor Lianózov afirmaba con

énfasis que los comerciantes eindustriales no podían tolerar de ningúnmodo la existencia de los comités deempresa o resignarse con cualquierparticipación de los obreros en ladirección de la industria.

«Por lo que a los bolcheviques serefiere, habrá que deshacerse de ellospor uno de los dos métodos. ElGobierno puede evacuar Petrogrado,declarando entonces el estado de sitio yel comandante militar de lacircunscripción meterá en cintura a estosseñores prescindiendo de formalidades

l ega l es… O si, por ejemplo, laAsamblea Constituyente manifestasetendencias utópicas, podría serdisuelta por la fuerza de las armas…»

Se acercaba el invierno, el terribleinvierno ruso. En los círculosindustriales y comerciales me decían:«El invierno fue siempre el mejor amigode Rusia; tal vez ahora nos libre de larevolución». En las frías trincherassufrían hambre y morían sin ningúnentusiasmo los desdichados ejércitos.Los ferrocarriles se paralizaban,disminuían los víveres y se cerraban lasfábricas. Las masas desesperadasgritaban bien alto que la burguesía

atentaba a la vida del pueblo yprovocaba la derrota en el frente. Rigafue entregada inmediatamente despuésde que el general Kornílov declarasepúblicamente: «¿No deberemossacrificar Riga para restituir al país elsentido de su deber?»

A los norteamericanos les habríaparecido increíble que la lucha declases pudiera alcanzar tal agudeza.Pero yo personalmente tropecé en elFrente Norte con oficiales que preferíanfrancamente la derrota militar a lacolaboración con los comités desoldados. El secretario de la sección dePetrogrado del partido kadete me decía

que la ruina económica formaba parte deuna campaña de descrédito de larevolución. Un diplomático aliado, cuyonombre prometí no revelar, lo confirmófundándose en sus propios datos.Conozco varias minas de carbón cercade Járkov que fueron incendiadas oanegadas por los propietarios, fábricastextiles moscovitas donde los ingenierosabandonaron el trabajo e inutilizaron lasmáquinas, oficiales de ferrocarrilescapturados por los obreros en elmomento en que estropeaban laslocomotoras…

Una parte considerable de las clasespudientes prefería los alemanes a la

revolución —e incluso al GobiernoProvisional— y no vacilaba en decirlo.En la familia rusa donde yo vivía eltema casi constante de lasconversaciones en torno a la mesa era lapróxima llegada de los alemanes,portadores de «la legalidad y elorden…» Cierta vez tuve que pasar latarde en la casa de un comerciantemoscovita; mientras tomábamos el té,preguntamos a las once personassentadas a la mesa a quién preferían: «aGuillermo o a los bolcheviques». Diezcontra uno dijeron que a

Guillermo…Los especuladores se aprovechaban

de la ruina general, amasaban fabulosasfortunas y las dilapidaban en fantásticasbacanales o en corromper a losfuncionarios del Gobierno. Escondíanlos víveres y el combustible o losenviaban secretamente a Suecia. En losprimeros cuatro meses de la revolución,por ejemplo, de los depósitosmunicipales de Petrogrado se robabacasi abiertamente la reserva de víveres,de modo que la provisión de grano parados años se redujo hasta el punto de noalcanzar para alimentar a la ciudaddurante un mes… Según el comunicadooficial del último Ministro de Abastosdel Gobierno Provisional, el café se

compraba en Vladivostok al por mayor ados rublos la libra y el consumidor lopagaba en Petrogrado a 13 rublos. Entodos los comercios de las grandesciudades había toneladas enteras devíveres y de ropa, pero sólo podíanadquirirlos los ricos.

Conocí en una ciudad provinciana auna familia de comerciantes formada pore s p e c u l a d o r e s , marodiori(merodeadores), como les llaman losrusos. Tres hijos se habían librado delservicio militar pagando fuertes sumas.Uno de ellos especulaba con víveres.Otro vendía el oro robado en las minasdel Lena a misteriosos compradores de

Finlandia. El tercero había adquirido lamayor parte de las acciones de unafábrica de chocolates y vendía elchocolate a las cooperativas locales acondición de que éstas le proveyeran detodo lo necesario. De este modo,mientras que las masas del pueblorecibían un cuarto de libra de pan negroal día por su cartilla de racionamiento,él tenía en abundancia pan blanco,azúcar, té, caramelos, galletas ymantequilla… Y, sin embargo, cuandolos soldados en el frente no podíanpelear más de frío, hambre yextenuación, los componentes de estafamilia clamaban indignados:

«¡Cobardes!» y «se avergonzaban de serrusos»… Para ellos los bolcheviques,que acabaron por descubrir y requisarlas grandes reservas de comestibles queellos habían ocultado, eran meros«saqueadores».

Bajo toda esta podredumbre externaconspiraban secreta y muy activamentelas tenebrosas fuerzas del viejo régimen,que no habían cambiado desde lostiempos de la caída de Nicolás II. Losagentes de la famosa Ojranka seguíanactuando a favor y en contra del zar, afavor y en contra de Kerenski, en unapalabra, a favor de cualquiera que lespagase… Actuaban en la sombra

organizaciones clandestinas de todaespecie, como, por ejemplo, lascenturias negras, tratando de restaurar lareacción en una u otra forma.

En este ambiente de corrupcióngeneral y de monstruosas verdades amedias dejábase oír día tras día una solay clara nota del creciente coro de losbolcheviques: «¡Todo el poder a losSoviets! Todo el poder a los verdaderosrepresentantes de millones de obreros,soldados y campesinos. Pan, tierra, finde la insensata guerra, fin de ladiplomacia secreta, de la especulación,de la traición… ¡La revolución está enpeligro y con ella la causa general del

pueblo en todo el mundo!»La lucha entre el proletariado y la

burguesía, entre los Soviets y elGobierno, iniciada ya en los primerosdías de marzo, se acercaba a su apogeo.Rusia, que había salvado de un salto ladistancia entre el medioevo y el sigloXX, ofrecía al mundo asombrado dosrevoluciones —política y social— enmortal combate.

¡Qué sorprendente vitalidadrevelaba la revolución rusa después detantos meses de hambre y desilusiones!La burguesía tenía que haber conocidomejor su Rusia. Ahora muy pocos díasseparaban a Rusia del pleno desarrollo

de la «enfermedad» revolucionaria…Lanzando una mirada retrospectiva,

Rusia antes de la Insurrección deNoviembre parece un país de otro siglo,casi increíblemente conservador. Tanrápidamente hubo que adaptarse alnuevo ritmo acelerado de la vida. Lasrelaciones políticas rusas sedesplazaron inmediata y totalmente a laizquierda hasta el punto de que loskadetes fueron puestos al margen de laley como «enemigos del pueblo»,Kerenski se convirtió en«contrarrevolucionario», los líderessocialistas «moderados» Tsereteli, Dan,Liber, Gots y Avxéntiev resultaron

demasiado reaccionarios para suspropios seguidores y hasta hombrescomo Víktor Chernov y Máximo Gorkise encontraron en el ala derecha.

Aproximadamente a mediados dediciembre de 1917 un grupo de lídereseseristas hizo una visita privada alembajador inglés, Sir George Buchanan,suplicándole que no hablase a nadie deesta visita porque estaban considerados«demasiado derechistas».

«¡Hay que ver —dijo Sir George—,hace un año mi Gobierno me dioinstrucciones de no recibir a Miliukovporque tenía fama de izquierdistapeligroso!».

Septiembre y octubre son los peoresmeses del año ruso y particularmente delaño de Petrogrado. Del cielo nublado ygris cae incesantemente durante todo eldía más y más corto una lluvia que calahasta los huesos. En todas partes se veun barro espeso, resbaladizo y pegajoso,amasado por las pesadas botas y máspavoroso que nunca por el totaldesmoronamiento de la administraciónurbana. Desde el Golfo de Finlandiasopla un viento cortante y húmedo y lascalles están envueltas por una brumafría. De noche —por motivos deeconomía o por miedo a los zepelines—sólo permanecen encendidos escasos y

macilentos faroles callejeros; losdomicilios particulares sólo tienenelectricidad de las 6 a las 12 y las velascuestan a cuarenta centavos la pieza[17] yes casi imposible conseguir queroseno.Desde las 3 de la tarde hasta las 10 dela mañana se vive a oscuras. Se daninfinitos casos de atracos y robos. En lascasas los hombres hacen por turnoguardia de noche, armados conescopetas cargadas. Así se vivía bajo elGobierno Provisional.

A cada semana escasean más losvíveres. La ración de pan disminuyó deuna libra y media a una libra, luego atres cuartos de libra, media libra y un

cuarto de libra. Por fin llegó una semanaentera en que no dieron absolutamentepan. De azúcar correspondían dos librasal mes, pero estas dos libras había queconseguirlas y eso era raro quien lolograba. La pastilla de chocolate o lalibra de caramelos insulsos costaban desiete a diez rublos, o sea, un dólar por lomenos. La mitad de los niños dePetrogrado no probaba la leche; enmuchos hoteles y casas particulares nola veían durante meses enteros. Aunqueera la temporada de la fruta, lasmanzanas y peras se vendían en lascalles casi a rublo cada una…

Por la leche, el pan, el azúcar y el

tabaco había que permanecer largashoras en las colas bajo la lluviafriolenta. Al volver a casa de un mitin,que se había prolongado toda la noche,vi como a la puerta de una tienda habíacomenzado a formarse una cola,principalmente de mujeres; muchas deellas llevaban en brazos niños depecho… Carlyle dice en su RevoluciónFrancesa que los franceses sedistinguen de todos los demás pueblosdel mundo por su capacidad parapermanecer en las colas. Rusia comenzóa adquirir esta capacidad bajo elreinado de Nicolás el Bienaventurado yaen 1915 y desde entonces las colas

aparecían intermitentemente hasta que enel verano de 1917 se convirtieron en lacosa más natural. ¡Imagínense lo quesuponía para aquellas personas vestidasde cualquier manera permanecerestacionadas días enteros en las callesde Petrogrado, aprisionadas yblanqueadas por la helada en el terribleinvierno ruso! Yo prestaba oído a lasconversaciones en las colas del pan. Através de la sorprendente bondad de lagente rusa se abrían paso de vez encuando biliosas y amargas notas dedescontento…

Por supuesto, los teatros estabanabiertos todas las noches, incluyendo los

domingos. Karsávina actuaba en unnuevo ballet en el Mariinski y toda laRusia balletómana acudía a verla.Cantaba Shaliapin[18]. En elAlexandrinski Meyerhold habíareestrenado el drama de Alexéi TolstóiLa muerte de Iván el Terrible . De esteespectáculo a mí se me grabóparticularmente en la memoria un cadetedel cuerpo imperial de pajes[19] conuniforme de gala que en todos losentreactos permanecía cuadrado de caraal palco imperial vacío, del cual habíanarrancado ya todas las águilas. El TeatroKrivoie Zérkalo (Espejo Curvo)presentaba una suntuosa versión de

Reigen, de Schnitzler[20].El Ermitage y todas las demás

galerías de pintura habían sidoevacuadas a Moscú; sin embargo, enPetrogrado se inauguraban todas lassemanas exposiciones de arte.Multitudes de mujeres de los mediosintelectuales frecuentaban asiduamentelas conferencias de arte, literatura yensayos filosóficos. Los teósofos teníanuna temporada particularmente animada.El Ejército de Salvación, admitido enRusia por primera vez en la historia,fijaba en todas las paredes anuncios dereuniones evangélicas que pasmaban ydivertían al propio tiempo al auditorio

ruso…Como sucede siempre en tales casos,

la pequeña vida cotidiana de la ciudadseguía su curso, esforzándose lo másposible por no reparar en la revolución.Los poetas escribían versos, pero nosobre la revolución. Los pintoresrealistas pintaban escenas de la historiaantigua rusa, de todo lo que se quisiera,menos de la revolución. Las señoritasprovincianas llegaban a Petrogrado aestudiar francés y canto. Por loscorredores y vestíbulos de los hoteles sepaseaban jóvenes oficiales, elegantes yalegres, presumiendo de bashlykí(capucha) escarlata, con pasamanos de

oro y repujados sables caucásicos. Almediodía, las damas de los funcionariosde segundo orden alternaban tomando elté, para lo cual llevaban en el manguitoun pequeño azucarero de plata o de oroy medio panecillo; estas damas soñabanen voz alta lo bueno que sería sivolviera el zar, o llegasen los alemanes,o sucediera cualquier otra cosa quepudiese resolver el problema acuciantede la servidumbre… La hija de unconocido mío volvió una vez almediodía a su casa presa de un ataquede histeria porque ¡la cobradora deltranvía la había llamado «camarada»!

En torno, la inmensa Rusia sufría las

convulsiones y torturas del parto delmundo nuevo. La servidumbre, tratadaantes como bestias y a la que casi nopagaban nada, adquirió noción de supropia dignidad. Un par de zapatoscostaba más de cien rublos y como elsueldo medio no pasaba de treinta ycinco rublos al mes las criadas senegaban a estar en las colas y gastar sucalzado. Pero no era todo. En la nuevaRusia cada uno —lo mismo hombre quemujer— había recibido derecho a voto;aparecieron periódicos obreros quehablaban de cosas nuevas y pasmosas;aparecieron los Soviets; aparecieron lossindicatos. Hasta los izvóschiki

(cocheros) tenían su sindicato y surepresentante en el Soviet dePetrogrado. Los criados y camareros seorganizaron y renunciaron a laspropinas. En todos los restaurantespendían carteles que decían: «Aquí nose admiten propinas» o:

«Si un trabajador tiene que servir lamesa para ganarse el pan, eso no esmotivo para que se le ofenda con lalimosna de una propina».

En el frente los soldados peleabancon sus oficiales y aprendían aautogobernarse a través de sus comités.En las fábricas adquirían experiencia yfuerza y la comprensión, de su misión

histórica en la lucha contra el viejoorden los comités de empresa[21],organizaciones rusas sin parangón. TodaRusia aprendía a leer y efectivamenteleía libros de política, economía ehistoria, leía porque la gente queríasaber… En cada ciudad, en la mayoríade las ciudades inmediatas al frentecada partido político sacaba superiódico y a veces varios. Miles deorganizaciones imprimían centenares demiles de folletos políticos, inundandocon ellos las trincheras y aldeas, lasfábricas y las calles de las ciudades. Lased de instrucción tanto tiempo frenadaabrióse paso al mismo tiempo que la

revolución con fuerza espontánea. En losprimeros seis meses de la revolución tansólo del Instituto Smolny se enviaban atodos los confines del país toneladas,camiones y trenes de publicaciones.Rusia se tragaba el material impreso conla misma insaciabilidad con que la arenaseca absorbe el agua. Y todo aquello noeran fábulas, no era la historiafalsificada, diluida por la religión, noera maculatura barata y corruptora, sinoteorías sociales y económicas, filosofía,obras de Tolstói, Gógol y Gorki…

Luego la palabra. Rusia vióseinundada de tal torrente de discursosque, en comparación, «la avalancha de

locuacidad francesa», de que hablaCarlyle, no pasa de ser un arroyuelo.Conferencias, controversias, discursosen los teatros, circos, escuelas, clubs,salas de los Soviets, locales sindicales,cuarteles… Mítines en las trincheras delfrente, en las plazuelas aldeanas, en lospatios de las fábricas. ¡Qué asombrosoespectáculo ofrece la fábrica Putílovcuando de sus muros salen en compactotorrente cuarenta mil obreros para oír alos socialdemócratas, eseristas,anarquistas, a quien sea, hable de lo quehable y por mucho tiempo que hable!Durante meses enteros, cada encrucijadade Petrogrado y otras ciudades rusas era

una constante tribuna pública. Surgíandiscusiones y mítines espontáneos en lostrenes, en los tranvías, en todas partes…

Y los congresos y conferencias detoda Rusia a los que acudían personasde los dos continentes: congresos de losSoviets, de las cooperativas, de loszemstvos, de las nacionalidades, delclero, de los campesinos, de lospartidos políticos; la ConferenciaDemocrática, la Conferencia de Estadode Moscú, el Consejo de la RepúblicaRusa… En Petrogrado se reuníanconstantemente tres o cuatro congresos ala vez. Las tentativas de limitar eltiempo de los oradores fracasaban

estrepitosamente en todos los mítines ycada uno tenía la plena posibilidad deexpresar todos sus sentimientos eideas…

Llegamos al frente, al XII Ejército,que se hallaba cerca de Riga, donde loshombres descalzos y extenuados semorían de hambre y enfermedades entrela inmundicia de las trincheras. Alvernos se levantaron a nuestroencuentro. Tenían los rostrosdemacrados; a través de los agujeros dela ropa azuleaban las carnes. Y laprimera pregunta fue: «¿Han traído algopara leer?»

Eran muchos los síntomas externos y

visibles del cambio realizado, peroaunque en las manos de la estatua deCatalina la Grande, frente al TeatroAlexandrinski, había una bandera roja,aunque en todos los edificios públicostambién ondeaban banderas rojas, porcierto, a veces desteñidas, y los escudosy águilas imperiales habían sido entodas partes arrancados o tapados,aunque en vez del feroz gorodovói(policía urbano) custodiaba las calles lamilicia civil bondadosa e inerme, seconservaban sin embargo muchosextraños anacronismos.

Por ejemplo, conservaba todo suvigor la Tábel Rángov —tabla

jerárquica— que Pedro el Grandeimpuso con mano férrea a toda Rusia.Casi todos, comenzando por losescolares, seguían llevando el uniformede antes con las águilas imperiales enlos botones y en el cuello. A eso de lascinco de la tarde llenaban las calleshombres de edad con uniforme yportafolios. Al volver a casa del trabajoen los enormes ministerios parecidos acuarteles y en otras institucionesoficiales, posiblemente calculaban larapidez con que la mortalidad entre losjefes les acercaba al ansiado rango deasesor colegiado o consejero privado, ala perspectiva de un retiro honroso con

pensión completa y tal vez con la Ordende Santa Ana al cuello[22]…

Le sucedió un caso curioso alsenador Sokolov que en plenarevolución se presentó un día de paisanoen la reunión del Senado. ¡No lepermitieron tomar parte en la reuniónporque no llevaba la librea que teníaprescrita como servidor del zar!

Sobre este fondo de efervescencia ydisgregación de la nación entera sedesplegó el panorama del levantamientode las masas populares rusas…

CAPÍTULO II

Advenimiento de latempestad

En septiembre[23]…, emprendió lamarcha sobre Petrogrado el generalKornílov para proclamarse dictadormilitar de Rusia. A su espaldadescubrióse de pronto el puño blindadode la burguesía, que intentabaosadamente abatir la revolución. En laconjura de Kornílov se hallabancomplicados varios ministros

socialistas. Se sospechaba del propioKerenski[1a]. Sávinkov, a quien elComité Central de su partido —elPartido Socialista-Revolucionario—pidió explicaciones, se negó a darlas yfue expulsado del partido. A Kornílov lodetuvieron los comités de soldados.Muchos generales fueron pasados a lareserva, varios ministros perdieron suscarteras y el gabinete cayó.

Kerenski intentó formar un nuevoGobierno con participación derepresentantes de los kadetes, partido dela burguesía. El Partido Socialista-Revolucionario, al que pertenecía, leordenó prescindir de los kadetes.

Kerenski no obedeció y amenazó conque, si los socialistas insistían en suactitud, él presentaría la dimisión. Sinembargo, el sentir del pueblo era tanfirme y claro que en aquel tiempo no seatrevió a oponérsele. Se formó undirectorio provisional de cincoministros[24] con Kerenski a la cabeza,que asumió el poder hasta que seresolviera definitivamente el problemade la composición del Gobierno.

La sublevación de Kornílov unió atodos los grupos socialistas —tanto«moderados» como revolucionarios—en un apasionado impulso deautodefensa. No debía haber más

korniloviadas. Era preciso formar unnuevo Gobierno responsable ante loselementos que apoyaban la revolución.Por eso el CEC propuso a todas lasorganizaciones democráticas enviardelegados a la ConferenciaDemocrática, que debía abrirse el mesde septiembre en Petrogrado.

En el CEC se formaroninmediatamente tres tendencias. Losbolcheviques exigían la convocatoriainmediata del Congreso de los Sovietsde toda Rusia y el paso a éste de todo elpoder. Los eseristas centristas, dirigidospor Chernov, junto con los eseristas deizquierda que encabezaban Kamkov y

Spiridónova, los mencheviquesinternacionalistas con Mártov al frente ylos mencheviques centristas,representados por Bogdánov ySkóbelev, reclamaban la formación deun Gobierno socialista homogéneo. Losmencheviques derechistas, capitaneadospor Tsereteli, Dan y Líber, y loseseristas derechistas a los que dirigíanAvxéntiev y Gots, insistían en queparticipasen en el nuevo Gobiernorepresentantes de las clases pudientes.

Casi inmediatamente después de estolos bolcheviques conquistaron lamayoría en el Soviet de Petrogrado yluego en los Soviets de Moscú, Kíev,

Odesa y otras ciudades.Los mencheviques y eseristas que

predominaban en el CEC se alarmaron ydecidieron que, en fin de cuentas, Leninera para ellos más terrible que

Kornílov. Modificaron el orden derepresentación en la ConferenciaDemocrática[2a], destinando muchos máspuestos a las cooperativas y otrasorganizaciones conservadoras. Peroincluso esta Conferencia seleccionadaadrede se pronunció al principio por unGobierno de coalición sin kadetes. Sólola franca amenaza de Kerenski depresentar la dimisión y los desesperadosalaridos de los socialistas

«moderados», gritando que «laRepública estaba en peligro» obligarona la Conferencia a aceptar por unamayoría insignificante el principio de lacoalición con la burguesía y a sancionarla creación de algo semejante a unparlamento consultivo sin ningún poderlegislativo con el nombre de ConsejoProvisional de la República Rusa. En elnuevo ministerio los representantes delas clases pudientes de hecho lo dirigíantodo y en el Consejo de la RepúblicaRusa obtuvieron un número de actasdesproporcionadamente grande.

El CEC prácticamente norepresentaba ya a la masa popular en los

Soviets y, sin ningún motivo legal, senegó a convocar el II Congreso de losSoviets de toda Rusia, que debía abrirseen septiembre. El CEC no tenía el menorpropósito de convocar el Congreso o depermitir que se reuniera. Su órganooficial, Izvestia, comenzó a insinuar quela misión de los Soviets casi habíaterminado ya[3a] y que tal vez prontoserían disueltos… Y entretanto el nuevoGobierno declaró también que en suprograma entraba la liquidación de las«organizaciones irresponsables», esdecir, de los Soviets.

Los bolcheviques respondieronllamando a los Soviets a reunirse en

Congreso el 2 de noviembre (20 deoctubre) en Petrogrado y a tomar en susmanos el poder en Rusia. Al propiotiempo abandonaron el Consejo de laRepública Rusa, declarando que noquerían tomar parte en «un Gobierno detraición al pueblo»[4a].

Sin embargo, la salida de losbolcheviques no dio el sosiego almalhadado Consejo de la República.Las clases pudientes, que se encontrabanen el poder, se envalentonaron. Loskadetes declararon que el Gobierno notenía derecho legal a proclamar laRepública en Rusia. Exigían laaplicación de medidas severas en el

Ejército y en la Marina con objeto dedisolver los comités de soldados ymarinos y emprendieron el ataque contralos Soviets. Y en el ala opuesta delConsejo de la República losmencheviques internacionalistas y loseseristas de izquierda propugnaban laconclusión inmediata de la paz, laentrega de la tierra a los campesinos y laimplantación del control obrero en laindustria, o sea, prácticamente elprograma bolchevique.

Yo tuve ocasión de oír un discursode Mártov contra los kadetes.Encorvado sobre la tribuna, comomortal enfermo que estaba, señalando

con el dedo a las derechas, dijo con vozronca apenas inteligible:

«Ustedes nos llaman derrotistas.Pero los verdaderos derrotistas son losque esperan el momento favorable paraconcluir la paz, los que demoraninterminablemente la paz hasta que delEjército ruso no quede nada, hasta quela propia Rusia sea objeto de chalaneoentre los grupos imperialistas… Ustedestratan de imponer al pueblo ruso unapolítica dictada por los intereses de laburguesía. El problema de la paz debeser resuelto inmediatamente… Yentonces verán que no trabajaron envano aquellos a quienes ustedes llaman

agentes alemanes, o sea, loszimmerwaldistas[25], que preparan eldespertar de la conciencia de las masasdemocráticas en todo el mundo…»

Entre estos grupos se debatían losmencheviques y los eseristas,percibiendo por la izquierda la presióndel creciente descontento de las masas.Una profunda hostilidad dividía elConsejo de la República en gruposantagónicos.

Esta era la situación, cuando lanoticia largamente esperada de laConferencia General de los Aliados enParís planteó en toda su envergadura losproblemas candentes de la política

extranjera…En teoría todos los partidos

socialistas rusos abogaban por la máspronta conclusión de la paz encondiciones democráticas. Ya en mayo(abril) de 1917, el Soviet de Petrogrado,dirigido a la sazón por mencheviques yeseristas, hizo públicas las conocidascondiciones rusas de la paz. En ellas seexigía que los aliados convocasen unaconferencia para examinar los objetivosde la guerra. La conferencia fueprometida para agosto, despuéspostergada para septiembre, luego paraoctubre y más tarde se fijó para el 10 denoviembre (28 de octubre)[26].

El Gobierno Provisional se proponíaenviar a esta conferencia a dosrepresentantes: al general Alexéev, desentimientos muy reaccionarios, y alministro de Negocios ExtranjerosTeréschenko. Los Soviets, por su parte,eligieron a Skóbelev como surepresentante y redactaron un manifiesto,el famoso nakaz, que debía servirle deinstrucción[5a]. El Gobierno Provisionalno reconocía a Skóbelev ni su mandato;la diplomacia aliada también protestó.La cosa terminó en que Bonar Law[27]

declaró fríamente, respondiendo a unainterpelación en la Cámara de losComunes británica: «Por lo que yo sé, la

Conferencia de París no examinará losobjetivos de la guerra, sino los modosde hacerla…»

La prensa conservadora rusa nocabía en sí de júbilo y los bolcheviquesgritaban: «¡Ahí tenéis a dónde haconducido a los mencheviques yeseristas la táctica conciliadora!»

Y por todo el frente de miles demillas[28] de longitud se encrespabacomo la marea del océano el Ejércitoruso de millones y millones de hombres,enviando a la capital nuevos y nuevoscientos de delegaciones que exigían:«¡Paz! ¡Paz!…»

Yo crucé el río y me dirigí al Circo

Moderno, a uno de los grandes mítinespopulares que se celebraban por toda laciudad, reuniendo cada noche máspúblico. Desconchado, el tétricoanfiteatro, alumbrado por cincobombillas que parpadeaban débilmente,pendientes de un delgado alambre, sehallaba abarrotado hasta el techo desoldados, marinos, obreros y mujeres ytodos escuchaban con tal tensión comosi de ello dependiera su vida. Hablabaun soldado de cierta División.

«¡Camaradas! —gritaba, y en sudemacrado rostro y gestos dedesesperación dejábase sentir unaverdadera angustia—, los de arriba nos

llaman constantemente a hacer nuevos ynuevos sacrificios, pero a los que tienende todo no los tocan.

Nosotros peleamos con Alemania.¿Invitaremos a los generales alemanes atrabajar en nuestro Estado Mayor? Ynosotros, que peleamos también con loscapitalistas, los invitamos a pesar detodo, a formar parte de nuestroGobierno…

El soldado dice: «Mostradme porqué me bato yo. ¿Por Constantinopla opor la Rusia libre? ¿Por la democracia opor las conquistas capitalistas? Si a míme demuestran que defiendo larevolución, iré a pelear y no tendrán que

arrearme con los fusilamientos».¡Cuando la tierra pertenezca a los

campesinos, las fábricas a los obreros yel poder a los Soviets, sabremos quetenemos algo por qué pelear y entoncespelearemos!»

En los cuarteles, en las fábricas, enlas esquinas, en todas partes perorabaninfinidad de soldados, exigiendo la pazinmediata, declarando que si elGobierno no daba pasos enérgicos paraconseguir la paz, el Ejércitoabandonaría las trincheras y lossoldados se volverían a sus casas.

Un representante del VIII Ejércitodecía:

«Somos débiles y quedamos unoscuantos hombres nada más en cadacompañía. Si no nos dan víveres, botas yrefuerzos, en el frente no tardarán envaciarse las trincheras. Paz oavituallamiento… Que el Gobiernoponga fin a la guerra o abastezca alEjército…»

De la 46 Brigada siberiana deartillería:

«Los oficiales no quieren trabajarcon nuestros comités, nos entregan alenemigo, fusilan a nuestros agitadores yel Gobierno contrarrevolucionario lesapoya. Creíamos que la revolución nosdaría la paz.

Pero en vez de eso el Gobierno nosprohíbe incluso hablar de estas cosas yno nos da comida suficiente para vivir nimuniciones suficientes para guerrear…

Entretanto de Europa llegabanrumores sobre una paz a expensas deRusia…[6a]

El descontento se acrecentaba porlas noticias de la situación de las tropasrusas en Francia. La Primera Brigadahabía intentado sustituir a sus oficialespor comités de soldados, como habíanhecho sus compañeros en Rusia, y senegó a partir para Salónica, exigiendo larepatriación. La cercaron, la mataron dehambre y, por último, la cañonearon con

artillería, resultando muchosmuertos…[7a]

El 26 (13) de octubre me dirigí a lasala de mármol blanco y rojo delPalacio Mariinski, donde sesionaba elConsejo de la República. Queríaescuchar a Teréschenko: debía darlectura a la declaración del Gobiernosobre la política exterior, que tantotiempo y con tan apasionadaimpaciencia aguardaba el país,extenuado por la guerra y sediento depaz.

Un joven alto, de pronunciadospómulos, impecablemente vestido yrasurado, leía en voz baja su discurso,

que había sido redactado con el mayorcuidado y no obligaba a nada[8a].Nada… Los mismos tópicos sobre elaplastamiento del militarismo germanoen estrecha unión con los heroicosaliados, sobre «los intereses nacionalesde Rusia» y sobre las «dificultades»originadas por el mandato a Skóbelev,Teréschenko terminó con las siguientespalabras, que constituían la esencia desu discurso:

«Rusia es una gran potencia. Rusiacontinuará siendo una gran potencia,pase lo que pase. Todos debemosdefenderla, tenemos que demostrar quesomos defensores de un gran ideal e

hijos de una gran potencia».Nadie quedó satisfecho de este

discurso. Los reaccionarios exigían unapolítica imperialista «rígida» y lospartidos democráticos querían recibirgarantías de que el Gobierno iba aprocurar la paz. Cito un editorial delperiódico Rabochi i Soldat, (Obrero ySoldado), órgano del Sovietbolchevique de Petrogrado:

«Respuesta del Gobierno a lastrincheras. El señor Teréschenko,Ministro de Negocios Extranjeros,pronunció un extenso discurso en elanteparlamento acerca de la guerra y lapaz. ¿Y qué reveló al Ejército y al

pueblo el más callado de nuestrosministros?

Primero, estamos estrechamenteunidos a nuestros aliados (no a lospueblos, sino a sus gobiernos).

Segundo, la democracia no deberazonar sobre la posibilidad oimposibilidad de sostener la campañade invierno: son los gobiernos aliadoslos que deben decidir.

Tercero, la ofensiva del 18 de juniofue una empresa bienhechora yafortunada (Teréschenko silenció lasconsecuencias de la ofensiva).

Cuarto, no es cierto que losgobiernos aliados no se preocupan de

nosotros. «Contamos con determinadasdeclaraciones de nuestros aliados»…¿Declaraciones? ¿Y los hechos? ¿Y laconducta de la Marina inglesa?[9a] ¿Ylas conversaciones del Rey de Inglaterracon el contrarrevolucionario desterradoGurkó? El ministro lo silenció.

Quinto, el mandato a Skóbelev esmalo, los aliados y los diplomáticosrusos están descontentos de estemandato y «en la Conferencia Aliadadebemos hablar en un mismo lenguaje».

¿Y eso es todo? Todo. Pero, ¿dóndeestá la salida? La fe en los aliados y enTeréschenko. ¿Y cuándo advendrá lapaz? Cuando lo permitan los aliados.

Tal es la respuesta del GobiernoProvisional a las trincheras en elproblema de la paz».

Y, al propio tiempo, en el segundoplano de la política rusa empezaron adibujarse los vagos contornos de unafuerza siniestra: los cosacos. Elperiódico de Gorki Nóvaya Zhizn llamóla atención de los lectores sobre suactividad:

«…Durante los días de febrero loscosacos no dispararon contra el pueblo,durante la sublevación de Kornílov nose sumaron al traidor…

En los últimos tiempos su papelcambia un poco: de la lealtad pasiva

pasan a la activa ofensiva política…»El Gobierno Provisional pasó a la

reserva a Kaledin, atamán de las tropascosacas del Don, por su participación enel complot de Kornílov. Kaledin negóseen redondo a abandonar su puesto y sehizo fuerte en Novocherkassk, rodeadopor tres enormes ejércitos cosacos,fraguaba complots y amenazabasublevarse. Su fuerza era tan grande queel Gobierno tuvo que hacer la vistagorda a su insubordinación. Es más,vióse obligado a reconocer formalmenteel Consejo de la Unión de TropasCosacas y declarar ilegal la seccióncosaca de los Soviets, recién formada.

A comienzos de octubre se presentóa Kerenski una delegación de cosacosque tuvo la desfachatez de exigir el cesede los ataques a Kaledin y de echar encara al jefe del Gobierno que consentíamuchas cosas a los Soviets. Kerenskiaccedió a dejar tranquilo a Kaledin y,según se comunicaba, dijo: «Losdirigentes del Soviet me tienen pordéspota y tirano… Por lo que respectaal Gobierno Provisional, éste no sólo nose apoya en los Soviets, sino sientemucho que existan en general».

Al mismo tiempo otra delegacióncosaca se presentó al embajador inglés yen la conversación con él se llamó

francamente representante del «pueblocosaco libre».

En el Don se formó una especie derepública cosaca.

El Kubán se proclamó Estadocosaco independiente. En Rostov delDon y en Ekaterinoslav, los cosacosarmados disolvieron los

Soviets y en Járkov asaltaron ellocal del sindicato minero. Elmovimiento cosaco se revelaba en todaspartes como un movimientoantisocialista y militarista. Sus lídereseran los nobles y grandes latifundistascomo Kaledin, Kornílov, los generalesDútov, Karaúlov y Bardizhi y lo

sostenían los grandes comerciantes ybanqueros moscovitas.

La vieja Rusia se desmoronabarápidamente. En Ucrania y Finlandia,Polonia y Bielorrusia el movimientonacionalista se fortalecía y adquiríagrandes vuelos. Los gobiernos locales,dirigidos por las clases poseedoras,aspiraban a la autonomía y se negaban aacatar las disposiciones de Petrogrado.En Helsingfors el Senado Finlandésrechazó el dinero del GobiernoProvisional, proclamó la autonomía deFinlandia y demandó la retirada de lastropas rusas. La Rada burguesa de Kíevextendió tanto las fronteras de Ucrania,

que incluyeron ricas zonas agrícolas delsur de Rusia hasta los Urales yemprendió la formación de un Ejércitonacional. El Primer Ministro de la RadaVinnichenko hablaba de una paz porseparado con Alemania y el GobiernoProvisional no podía hacer nada con él.Siberia y el Cáucaso exigían asambleasconstituyentes separadas. En todas estasregiones comenzaba ya una encarnizadalucha entre las autoridades locales y losSoviets de Diputados Obreros ySoldados.

El caos aumentaba de día en día.Centenares de miles de soldadosdesertaban del frente, desplazándose por

el país en enormes y desordenadasoleadas. Los campesinos de lasgobernaciones de Tambov y Tver,cansados de esperar la tierra, sumidosen la desesperación por las medidasrepresivas del Gobierno, pegaban fuegoa las haciendas y mataban a losterratenientes. Inmensas huelgas y lock-outs estremecían Moscú, Odesa y lacuenca hullera del Donets. El transporteestaba paralizado, el ejército sufríahambre y los grandes centros urbanos sehabían quedado sin pan.

El Gobierno, desgarrado por lalucha entre los partidos democráticos ylos reaccionarios, no podía hacer nada.

Cuando, a pesar de todo, veíaseobligado a emprender algo, sus accionesrespondían invariablemente a losintereses de las clases poseedoras. Loscosacos eran enviados a restablecer elorden en las aldeas y sofocar lashuelgas. En Tashkent las autoridades delGobierno suprimieron el Soviet. EnPetrogrado el Consejo Económico,instituido para restablecer la economíaminada del país, se encontró en unatolladero: no podía resolver lacontradicción antagónica entre el trabajoy el capital y Kerenski acabó pordisolverlo. Los oficiales y generales delviejo régimen, apoyados por los

kadetes, exigían medidas drásticas pararestablecer la disciplina en el Ejército yen la Marina. En vano el almiranteVerderevski, venerable Ministro deMarina, y el general Verjovski, Ministrode la Guerra, insistían en que sólo unanueva disciplina, voluntaria ydemocrática, basada en la colaboraciónde los cuadros de mando con loscomités de soldados y marinos, podíasalvar el Ejército y la Marina. Nadie leshacía caso.

Parecía que los reaccionarios sehabían propuesto provocar adrede lasiras del pueblo. Se acercaba el día deljuicio de Kornílov. La prensa burguesa

lo defendía cada vez más francamente,hablando de él como de un «granpatriota ruso». El periódico deBúrtsev[29] Obschee Dielo (CausaComún) exigía el establecimiento de ladictadura de Kornílov, Kaledin yKerenski.

C o n Búrtsev hablé un día en elescaño de la prensa del Consejo de laRepública Rusa. Era un hombrecillopequeño y encorvado de cara rugosa,ojos miopes tras los gruesos cristales delos espejuelos, con una pelambreraalborotada en la cabeza y una barbacanosa.

«¡Recuerde lo que le digo, joven!

Rusia necesita un hombre fuerte. Ya eshora de dejar de pensar en la revoluciónpara concentrarnos contra los alemanes.Los tontos, los tontos permitieron laderrota de Kórnilov; y detrás de lostontos están los agentes alemanes.Kornílov debería haber vencido…»

La extrema derecha estabarepresentada por órganos malencubiertos del monarquismo: NarodniTribún (Tribuno Popular) dePurishkévich, Nóvaya Rus (NuevaRusia) y Zhivoe Slovo (Palabra Viva),que incitaban abiertamente a exterminarla democracia revolucionaria.

El 23 (10) de octubre en el Golfo de

Riga se libró una batalla naval con laescuadra alemana. So pretexto de quePetrogrado se hallaba en peligro, elGobierno confeccionó los planes de laevacuación de la capital. Primerodebían ser retiradas y distribuidas portoda Rusia las grandes fábricas quetrabajaban para la defensa y luego elGobierno pensaba trasladarse a Moscú.Los bolcheviques anunciaroninmediatamente que el Gobiernoabandonaba la capital roja sólo paradebilitar la revolución. ¡Riga ya fuevendida a los alemanes, ahora traicionana Petrogrado!

La prensa burguesa deliraba de

júbilo. «En Moscú —decía el periódicokadete Riech (Discurso)— el Gobiernopodrá trabajar en un ambiente detranquilidad, sin estorbos por parte delos anarquistas». Rodzianko, líder delala derecha del partido kadete, declaróe n Viro Rossii (La Mañana de Rusia)que la toma de Petrogrado por losalemanes sería una gran felicidad,porque destruiría los Soviets y libraría aRusia de la Flota revolucionaria delBáltico:

«Petrogrado está en peligro… —escribía—. Yo pienso: Que quede conDios. Temen que en Petrogradosucumban las instituciones centrales (es

decir, los Soviets, etc.). A esto yorespondo que me alegraré mucho de quetodas estas instituciones sucumban,porque no han hecho a Rusia nada másque daño…

Con la toma de Petrogrado serádestruida también la Flota del Báltico…Pero no hay que sentirlo: la mayoría delos buques de guerra está completamentedesmoralizada».

La tempestad de indignación popularfue tan grande que hubo que desistir delplan de evacuación.

Entretanto el Congreso de losSoviets se cernía sobre Rusia como unanube tormentosa cargada de rayos. Se

oponían a su convocatoria no sólo elGobierno, sino también todos lossocialistas «moderados». Los comitéscentrales del Ejército y la Marina, loscomités centrales de varios sindicatos,los Soviets de Diputados Campesinos yespecialmente el CEC trataban con todassus fuerzas de impedir la convocatoriadel Congreso. Izvestia y Golos Soldata(La Voz del Soldado), periódicosfundados por el Soviet de Petrogrado,pero que se hallaban en manos del CEC,se oponían con fiereza al Congreso. Lesapoyaba toda la artillería pesada de laprensa eserista: Dielo Naroda (Causadel Pueblo) y Volia Naroda (Voluntad

del Pueblo).Fueron enviados delegados a todo el

país, por todos los cables telegráficosvolaban instrucciones, exigiendo de losSoviets locales y de los comités delEjército que anulasen o aplazasen laselecciones al Congreso. Pomposasresoluciones contra el Congreso,declaraciones de que la democracia notoleraría su apertura en vísperas de laAsamblea Constituyente, protestas derepresentantes de los frentes, de laUnión de los Zemstvos, de la UniónCampesina, de la Unión de TropasCosacas, de la Unión de Oficiales, de laUnión de Caballeros de San Jorge, de

los «batallones de la muerte»… ElConsejo de la República expresótambién unánimemente sudesaprobación. Toda la enorme máquinacreada por la Revolución de Marzo enRusia trabajaba con todas sus fuerzaspara no permitir la apertura delCongreso de los Soviets.

Y en el otro lado estaban los deseosamorfos del proletariado: de losobreros, de los soldados rasos y de loscampesinos pobres. Muchos Sovietslocales se habían hecho yabolcheviques; además existían lasorganizaciones del proletariadoindustrial, los fabrichno-zavodskíe

komitety (comités de empresa) y lasorganizaciones revolucionarias delEjército y la Marina dispuestas alevantarse. En muchos sitios el pueblo,al que no dejaban elegir legalmente asus representantes, se reunía en mítinesespontáneos donde elegía a losdelegados a Petrogrado. En otros sitiosel pueblo destituía a los viejos comitésobstruccionistas y elegía nuevoscomités. El fuego soterrado de lainsurrección consumía la corteza que sehabía solidificado lentamente en lasuperficie de la lava revolucionariainactiva durante todos estos meses. ElCongreso de los Soviets de toda Rusia

podía celebrarse sólo como resultadodel movimiento espontáneo de las masas

Día tras día los oradoresbolcheviques recorrían los cuarteles ylas fábricas, denunciando violentamenteal «Gobierno de la guerra civil». Ciertodomingo nos dirigimos en un pequeñotren abarrotado, que se arrastraba pormares de suciedad frente a las fábricassombrías y las enormes iglesias, a laObújovski Zavod, fábrica de guerra delGobierno, cerca de la Avenida deSchlüsselburg.

El mitin se celebró en una enormenave sin terminar con las paredes deladrillo desnudas. En torno a la tribuna,

cubierta de tela roja, se apiñaba unamuchedumbre de diez mil mujeres yhombres, todos de negro. La gente seapretaba en las pilas de leña y en losmontones de ladrillo, se habíanencaramado a las altas vigas quenegreaban sombrías. Era un auditorio detensa atención y estentóreas voces. Elsol se abría paso de vez en cuando através de los pesados y oscurosnubarrones, inundando de luz rojiza loshuecos de las ventanas sin cristales y elmar de sencillos rostros vueltos hacianosotros.

Lunacharski, delgado, parecido a unestudiante, con sensitivo rostro de

artista, explicó por qué los Sovietsdebían tomar el poder. Sólo ellospodían defender la revolución de susenemigos, que arruinabandeliberadamente el país, disgregaban elEjército y abonaban el terreno para unnuevo Kornílov.

Habló un soldado del frente rumano,un hombre flaco, de expresión trágica yardiente. «Camaradas —gritó—, en elfrente sufrimos hambre y nos helamos.Morimos por nada. Que los camaradasnorteamericanos transmitan a Américaque nosotros, los rusos, nos batiremoshasta morir por nuestra revolución.¡Resistiremos con todas nuestras fuerzas

hasta que se alcen en nuestra ayudatodos los pueblos del mundo! ¡Digan alos obreros norteamericanos que selevanten y luchen por la revoluciónsocial!»

Después se levantó Petrovski, fino,pausado e implacable:

«¡Basta de palabras, hora es depasar a los hechos! La situacióneconómica es muy mala, pero tendremosque adaptarnos a ella. Intentan rendirnospor el hambre y el frío, quierenprovocarnos. Pero que sepan losenemigos que pueden llegar demasiadolejos; ¡si se atreven a tocar nuestrasorganizaciones proletarias, los

barreremos de la faz de la tierra comobasura!»

La prensa bolchevique crecía coninesperada rapidez. Además de los dosperiódicos del Partido Rabochi Put ySoldat comenzó a aparecerDerevénskaya Bednotá (Pobres delCampo), nuevo diario para loscampesinos con una tirada de mediomillón, y a partir del 30 (17) de octubreapareció Rabochi i Soldat. Su editorialresumía el punto de vista bolchevique:

«…La cuarta campaña de inviernosería mortal para el Ejército y el país.Al propio tiempo el peligro de laentrega se cierne sobre el Petrogrado

revolucionario. Loscontrarrevolucionarios aCEChan lascalamidades del pueblo… Loscampesinos desesperados hanemprendido el camino de la francarebelión. Los terratenientes y losfuncionarios aplastan a los campesinosmediante las expediciones punitivas. Lasfábricas y empresas se cierran. Quierenreducir a los obreros por el hambre. Laburguesía y sus generales exigenmedidas despiadadas para restablecer laciega disciplina en el Ejército. Lakorniloviada no duerme. Apoyados portoda la burguesía, los kornilovistas sepreparan abiertamente para hacer

fracasar la convocatoria de la AsambleaConstituyente.

El Gobierno de Kerenski… estácontra los obreros, los soldados y loscampesinos. Este Gobierno es laperdición del país…

Nuestro periódico aparece en díasazarosos. Rabochi i Soldat será la vozdel proletariado de Petrogrado y de laguarnición de la ciudad. Rabochi iSoldat defenderá intransigentemente losintereses de los campesinos pobres…

El pueblo debe ser salvado de lacatástrofe. La revolución debe serllevada hasta el fin. El poder debe serarrebatado de las manos criminales de

la burguesía y entregado a los obrerosorganizados, a los soldados ycampesinos revolucionarios

El programa de nuestro periódico esel programa del Soviet de DiputadosObreros y Soldados de Petrogrado.

¡Todo el poder a los Soviets, en elcentro y en las localidades!

¡Armisticio inmediato en todos losfrentes! ¡Paz democrática honrada a lospueblos!

¡La tierra de los latifundistas sinrescate a los campesinos!

¡Control obrero en la industria!¡Una Asamblea Constituyente

honradamente convocada!…»

Es curioso citar aquí otro pasaje delmismo periódico, del portavoz de losmismos bolcheviques a los que todo elmundo conoce tan bien como agentesalemanes:

«El káiser alemán, bañado en lasangre de millones, quiere lanzar sustropas sobre Petrogrado. Llamemos enayuda contra el káiser a los obreros,soldados, marinos y campesinosalemanes que ansían la paz no menosque nosotros…» «¡Abajo la guerramaldita!» ¿Quién debe hacer estaproposición?

El poder revolucionario, unauténtico Gobierno revolucionario que

se apoye en el Ejército, en la Marina, enel proletariado y en los campesinos…

Este Gobierno se dirigiría porencima de las cabezas de losdiplomáticos, aliados y enemigos,directamente a las tropas alemanas.Llenaría las trincheras alemanas conmillones de proclamas en alemán…,Nuestros aviadores difundirían estasproclamas en el territorio alemán…»

Mientras tanto en el Consejo de laRepública cada día era más hondo elabismo entre ambos bandos.

«¡Las clases poseedoras —exclamaba el eserista de izquierdaKarelin— quieren utilizar el aparato

revolucionario del Estado para uncirRusia a la carroza de guerra de losaliados! Los partidos revolucionariosestán terminantemente contra estapolítica…»

El provecto Nikolái Chaikovski,representante de los socialistaspopulares, se pronunció contra laentrega de la tierra a los campesinos yse puso al lado de los kadetes:

«Es necesario implantarinmediatamente en el Ejército unarigurosa disciplina… Desde elcomienzo mismo de la guerra, no dejé deafirmar que dedicarse a las reformassociales y económicas en tiempo de

guerra es un crimen. Nosotroscometemos este crimen, aunque yo nosoy enemigo de estas reformas, pues soysocialista…»

Gritos de la izquierda: «¡No lecreemos!» Tempestuosos aplausos de laderecha…

Adzhémov declara en nombre de loskadetes que no hay ninguna necesidad deexplicar al Ejército por qué se bate, yaque cada soldado debe comprender queel objetivo inmediato es limpiar deenemigo el territorio ruso.

El propio Kerenski pronunció en dosocasiones apasionados discursos sobrela unidad nacional y, por cierto, al

terminar uno de estos discursos, se echóa llorar. La asamblea le escuchó confrialdad y le interrumpió varias vecescon observaciones irónicas.

El Instituto Smolny, sede del CEC ydel Soviet de Petrogrado, se encuentra ala orilla del ancho Neva, en las afuerasde la ciudad. Llegué allí en un tranvíarepleto, que se arrastraba conquejumbroso tintineo a la velocidad deun caracol por las calles llenas deinmundicias. Cerca de la parada final sealzaban las hermosas cúpulas azulgrisesdel Convento Smolny, bordeadas de oroviejo, y, a su lado, la enorme fachadacuartelera del Instituto Smolny, de

doscientas yardas de longitud y trespisos de altura, con el escudo imperialesculpido en piedra sobre la entradaprincipal, que parecía mofarse de todolo que ocurría…

Con el viejo régimen esto era unfamoso convento instituto[30] para hijasde la nobleza rusa, patrocinado por lazarina en persona. La revolución seincautó de él y lo entregó a lasorganizaciones de obreros y soldados.Contaba con más de cien enormeshabitaciones vacías; las placasesmaltadas intactas sobre las puertasrezaban: «Dama de la clase», «IVgrado», «Sala de profesores». Pero

sobre estas placas se veían ya señalesde la nueva vida, letreros pintadostoscamente que decían: «ComitéEjecutivo del Soviet de Petrogrado», o«CEC», o bien «Buró de NegociosExtranjeros», «Unión de SoldadosSocialistas», «Consejo Central de losSindicatos de toda Rusia,» «Comités deEmpresa», «Comité Central delEjército»… Aquí se encontrabantambién los comités centrales de lospartidos políticos y las habitacionesdonde se reunían.

En los largos corredoresabovedados, alumbrados por escasasbombillas eléctricas, se apiñaban y

transitaban infinidad de soldados yobreros, muchos de ellos encorvadosbajo el peso de los bultos de periódicos,proclamas y propaganda impresa detodas clases. Las pesadas botasresonaban constante y sordamente comoel trueno por los suelos de madera… Entodas partes pendían carteles:«Camaradas: Por vuestra propia salud,observad limpieza». En todos losrellanos y descansillos de las escalerashabía largas mesas donde se acumulabanpublicaciones de todos los partidospolíticos imaginables destinadas a laventa.

En el espacioso y bajo refectorio de

la planta baja seguía funcionando elcomedor. Por dos rublos compré unticket para comer; con otros mil me puseen la cola que llevaba a unas largasmesas tras las cuales veinte hombres ymujeres repartían a los comensales sopade berza de enormes calderas, trozos decarne, montones de gachas y rebanadasde pan negro. Por cinco kopeks se podíarecibir una taza de hojalata llena de té.En una cesta estaban las grasientascucharas de madera. En los largosbancos, junto a las mesas, seestrechaban los proletarios hambrientos.Saciaban voraces el hambre,conversando a voces a través de toda la

sala y diciendo chirigotas.En el piso de arriba había otro

comedor reservado para el CEC. Porcierto que podía entrar todo el quequisiera. Allí se podía recibir pan bienuntado con mantequilla y todos los vasosde té que se desearan.

En el ala sur del primer piso seencontraba la vasta sala de las reunionesplenarias, que había sido la sala debaile del Instituto. Era alta y blanca,alumbrada por candelabros blancosescarchados con centenares debombillas eléctricas y dividida por dosfilas de columnas macizas. Al fondo dela sala un tarimón, flanqueado de altos

candelabros ramificados. Tras eltarimón, un marco dorado vacío del cualhabían sacado el retrato del emperador.En los días solemnes en este tarimón sereunían en torno a las grandes duquesasoficiales de brillantes uniformes yeclesiásticos de suntuosas túnicas.

Enfrente de la sala se hallaba laComisión de Actas del Congreso de losSoviets. Yo estaba en esta habitación ymiraba a los delegados que ibanllegando: corpulentos soldadosbarbudos, obreros de blusas negras,campesinos de luengas barbas. La jovenque trabajaba en la Comisión —miembro del grupo de Plejánov

«Yedinstvo» - sonreía despectiva. «Estepúblico no se parece nada al del PrimerCongreso observó—. ¡Qué gente tantosca y atrasada! Son unosignorantes…» Estas palabras conteníanuna parte de verdad. La revoluciónhabía sacudido a Rusia hasta las capasmás profundas y ahora estas capasafloraban a la superficie. La Comisiónde Actas, designada por el viejo CEC,recusaba a un delegado tras otro con elpretexto de que habían sido elegidosilegalmente. Pero Karakhán, miembrodel Comité Central bolchevique, sólo sesonreía. «No importa —decía—, cuandoempiece el Congreso, todos os sentaréis

en vuestros sitios»Rabochi i Soldat decía:«Llamamos la atención de los

delegados al nuevo Congreso de todaRusia acerca del intento de variosmiembros del Comité Organizador demalograr el Congreso propalandorumores de que éste no se celebrará, deque vale más que los delegados semarchen de Petrogrado… No haced casode esta mentira… Se acercan grandesdías…»

Era evidente que para el 2 denoviembre (20 de octubre) no se habríareunido aún el quórum. Por esoaplazaron la apertura del Congreso hasta

el 7 de noviembre (25 de octubre), perotodo el país era ya un hervidero y losmencheviques y eseristas, al ver quehabían sido batidos, cambiaronbruscamente de táctica. Se pusieron aenviar telegramas desesperados a susorganizaciones de provincias para queéstas mandasen al Congreso el mayornúmero posible de delegados de lossocialistas «moderados». Al propiotiempo, el Comité Ejecutivo de losSoviets Campesinos lanzó unllamamiento extraordinario sobre laconvocatoria de un Congreso Campesinopara el 13 de diciembre (30 denoviembre) con el fin de paralizar

cualquier acción emprendida por losobreros y soldados.

¿Qué pensaban hacer losbolcheviques? Por la ciudad corrieronrumores de que los soldados y obrerospreparaban una intentona. La prensaburguesa y reaccionaria profetizaba unainsurrección y exigía del Gobierno quedetuviese al Soviet de Petrogrado o porlo menos no permitiera la apertura delCongreso. Libelos como Nóvaya Rusinstigaban a una matanza general debolcheviques.

El periódico de Gorki Nóvaya Zhiznestaba de total acuerdo con losbolcheviques en que los reaccionarios

se proponían aplastar la revolución yque, en caso necesario, había queresistir por la fuerza de las armas, peroconsideraba que todos los partidos de lademocracia revolucionaria debíanformar un frente unido:

«…Mientras la democracia no hayacohesionado sus fuerzas principales ymientras la resistencia a su influjo seatodavía bastante grande, no le convienepasar a la ofensiva. Pero si pasan a laofensiva las fuerzas hostiles, lademocracia revolucionaria tendrá queentablar la lucha para tomar el poder ensus manos. Entonces este paso contarácon el apoyo de las más vastas capas del

pueblo».Gorki afirmaba que tanto los

periódicos reaccionarios como los delGobierno incitaban a los bolcheviques ala violencia. Pero la insurrección sólodesbrozaría el camino a un nuevoKornílov. Gorki exigía de losbolcheviques que desmintieran losrumores. Potrésov publicó en elmenchevique Dien (El Día) un artículosensacional, acompañado de un mapaque pretendidamente revelaba el plansecreto de operaciones de losbolcheviques.

Como por arte de magia, todas lasparedes de Petrogrado se cubrieron de

advertencias, proclamas[10a] yllamamientos de los comités centralesde los partidos «moderados» yconservadores y del CEC estigmatizandotoda clase de manifestaciones ysuplicando a los obreros y soldados queno atendieran a los agitadores. He aquí,por ejemplo, un llamamiento de lasección Militar del Partido Socialista-Revolucionario:

«…Nuevamente circulan por laciudad rumores de que se preparanintentonas. ¿Cuál es la fuente de esosrumores? ¿Qué organización haautorizado a sus agitadores a hablar deinsurrección?… Los bolcheviques,

cuando se les preguntó en el CEC,respondieron negativamente…

Pero estos rumores entrañan un granpeligro. Puede ocurrir fácilmente que,sin tener en cuenta el sentir de lamayoría de las masas de obreros,campesinos y soldados, algunas cabezascalenturientas saquen a una parte de losobreros y soldados a la calle,llamándoles a la insurrección.

En la época dura y terrible queatraviesa la Rusia revolucionaria estaintentona puede convertirse fácilmenteen el comienzo de una guerra civil y dela destrucción de todas lasorganizaciones del proletariado, del

campesinado trabajador y del Ejército,creadas con tanto esfuerzo… Ellos (loscontrarrevolucionarios. —Edit.) notardarán en aprovechar la insurrecciónpara comenzar los pogromoscontrarrevolucionarios y frustrar,mediante una sangrienta lucha intestina,las elecciones a la AsambleaConstituyente. Y entretanto elcontrarrevolucionario europeoGuillermo II prepara nuevos golpes

¡Nada de intentonas! ¡Todos a suspuestos!…»

El 28 (15) de octubre conversé enuno de los pasillos del Smolny conKámenev, hombre de mediana estatura

con puntiaguda barbita rojiza y deanimada gesticulación. No estaba muyseguro de que en el Congreso sereuniera suficiente número dedelegados. «Si se celebra el Congreso—dijo—, representará el sentirprincipal del pueblo. Si la mayoría,como yo supongo, sigue a losbolcheviques exigiremos que elGobierno Provisional dimita y entreguetodo el poder a los Soviets…»

Volodarski, un joven alto, pálido yenfermizo con espejuelos, se expresabacon mucha mayor determinación: «LosLiberdanes y demás conciliadoressabotean el Congreso. Pero aunque

logren frustrado nosotros somospolíticos bastante realistas para nodetenernos por tales cosas…»

Fechados el 29 (16) de octubre hayen mi libreta de apuntes los siguientespasajes de comunicados de la prensa:

«Moguiliov (Cuartel General delAlto Mando). Aquí se concentranregimientos seguros de la Guardia, la“división salvaje”, unidades cosacas y“batallones de la muerte”».

El Gobierno ha ordenado a losjunkers de las escuelas de oficiales dePávlovsk, Tsárskoe Seló y Peterhofestar dispuestos a marchar sobrePetrogrado. Los junkers de Oranienbaum

están llegando a la ciudad.Parte de la división blindada de

Petrogrado se ha estacionado en elPalacio de Invierno.

Por una orden firmada por Trotski,la fábrica de armas de Sestroretsk(empresa del Gobierno) entregó variosmiles de fusiles a los delegados de losobreros de Petrogrado.

En un mitin de la milicia local deldistrito de Nizhneliteini se aprobó unaresolución, exigiendo la entrega de todoel poder a los Soviets…»

Y esto no es más que un botón demuestra de los desordenadosacontecimientos de aquellos días

febriles. Todos sabían que algo debíasuceder, pero nadie sabía nada a cienciacierta.

El 30 (17) de octubre por la noche,en la reunión del Soviet de Petrogradoen el Smolny, Trotski condenó lasafirmaciones de los periódicosburgueses de que el Soviet preparaba lainsurrección armada como un intentocontrarrevolucionario de desacreditar yfrustrar el Congreso de los Soviets. «ElSoviet de Petrogrado —dijo— no haordenado ninguna manifestación. Pero sise hace necesaria, no nos detendremosante ella y nos apoyará toda laguarnición de Petrogrado… Ellos (el

Gobierno) preparan la contrarrevolucióny nosotros debemos responder a eso conuna ofensiva decisiva e implacable…»

Era cierto que el Soviet dePetrogrado no había ordenado ningunamanifestación pero en el Comité Centraldel Partido bolchevique se examinabaya el problema de la insurrección. ElComité permaneció reunido toda lanoche del 23 (10) de octubre. Allíestaba representada toda la florintelectual del Partido, todos los líderesy también los delegados de los obreros yde la guarnición de Petrogrado. Losúnicos intelectuales partidarios de lainsurrección eran Lenin y Trotski. Hasta

los militares estaban en contra. Se pusoa votación. ¡La insurrección fuerechazada!

Entonces se levantó de su sitio unsencillo obrero, con el rostro contraídode ira. «Hablo en nombre delproletariado de Petrogrado —declarócon rudeza—. Nosotros estamos por lainsurrección. Hagan lo que quieran, peroyo les declaro que como permitan ladisolución de los Soviets, ¡nomarcharemos más con ustedes por unmismo camino!» Se le adhirieron variossoldados. Después votaron de nuevo y lainsurrección quedó decidida[31]…

No obstante, el ala derecha de los

bolcheviques, dirigida por Riazánov,Kámenev y Zinóviev, prosiguió lacampaña contra la insurrección armada.En la mañana del 31 (18) de octubre[32]

apareció en Rabochi Put el primerfragmento de la Carta a loscamaradas[11a], de Lenin, una de laspiezas de propaganda política más audazque ha conocido el mundo. En ella Leninpresenta serios argumentos a favor de lainsurrección y analiza en detalle todaslas objeciones de Kámenev y Riazánov:

«…O el paso a los Liberdanes y lafranca renuncia a la consigna “Todo elpoder a los Soviets” o la insurrección.No hay término medio».

Aquel mismo día Pável Miliukov,líder de los kadetes, pronunció untremebundo discurso en el Consejo de laRepública[12a], condenó el mandato aSkóbelev como germanófilo, declaróque la «democracia revolucionaria»estaba matando a Rusia, se burló deTeréschenko y proclamó sin rodeos queprefería la diplomacia alemana a larusa… Los escaños de las izquierdascrepitaban de indignación…

El Gobierno por su parte no podíadejar de tener en cuenta el significadode los éxitos de la propagandabolchevique. El 29 (16) de octubre unacomisión mixta del Gobierno y del

Consejo de la República aprobóprecipitadamente dos proyectos de ley,uno de los cuales entregaba con caráctertemporal la tierra a los campesinos y elotro exigía una enérgica política exteriorde paz. Al día siguiente Kerenski abolióla pena de muerte en el frente. Aquellamisma tarde inauguróse con gran pompala primera sesión de la nueva «Comisiónde fortalecimiento del régimenrepublicano y de lucha contra laanarquía y la contrarrevolución», de laque, por cierto, no se ha conservado lamenor huella en la historia. A la mañanasiguiente, junto con otros doscorresponsales, entrevisté a

Kerenski[13a]. Fue la última vez querecibió a los periodistas.

«El pueblo ruso —dijo conamargura— sufre las consecuencias dela ruina económica y de habersedesilusionado de los aliados. Todo elmundo cree que la revolución rusa haterminado. Cuidado con el error. Larevolución rusa sólo estácomenzando…» Palabras más proféticasde lo que tal vez él mismo creía.

Fue extraordinariamente borrascosala reunión del Soviet de Petrogrado del30 (17) de octubre a la que yo asistí yque se prolongó toda la noche. Sepresentaron todos los intelectuales

socialistas «moderados», oficiales,miembros de los comités del Ejército ymiembros del CEC. Contra ellosintervinieron sencilla y apasionadamenteobreros, campesinos y soldados rasos.

Un campesino relató los disturbiosen Tver que, según él, habían sidoprovocados por la detención de loscomités agrarios. «Este Kerenski sólodefiende a los terratenientes —gritaba—. ¡Ellos saben que la AsambleaConstituyente les quitará de todos modosla tierra y por eso quieren impedirla!»

Un mecánico de la fábrica Putílovrefirió cómo los encargados cerraban untaller tras otro con el pretexto de no

haber combustible y materias primas. Elcomité de empresa, según decía, habíadescubierto enormes stocks escondidos.

«Es una provocación —declaró—.¡Quieren matamos de hambre uobligamos a la violencia!»

Un soldado empezó así:«¡Camaradas: Os traigo un saludo dedonde los hombres se cavan las tumbasy las llaman trincheras!»

Luego se levantó un soldado joven,alto y delgado, con los ojos llameantes.Lo recibieron con entusiastas aplausos.Era Chudnovski, a quien habían dadopor muerto en la ofensiva de julio yahora parecía haber resucitado.

«Las masas de soldados han perdidola fe en sus oficiales. Nos traicionanhasta los comités del Ejército: se niegana convocar las reuniones de nuestroSoviet… Las masas de soldados exigenque la Asamblea Constituyente seaabierta en el plazo exacto señalado y elque pruebe a aplazada será maldecido, yserá maldecido no sólo platónicamente,porque el Ejército tiene ademáscañones…»

Contó cómo habían transcurrido enel V Ejército las elecciones a laAsamblea Constituyente. «Los oficiales,sobre todo los mencheviques y eseristas,tratan adrede de poner a los

bolcheviques bajo las balas. ¡No sepermite la entrada de nuestrosperiódicos en las trincheras, nuestrosoradores son detenidos!…

«¿Por qué no habláis de la falta depan?» —gritó un soldado.

«¡No sólo de pan vive el hombre!»—respondió severamente Chudnovski.

A él le siguió un oficial,menchevique defensista, delegado delSoviet de Vítebsk.

«El quid no está en quién tiene elpoder. Nuestra desgracia no está en elGobierno, sino en la guerra… pero laguerra hay que ganarla antes de realizarcualquier cambio…» Gritos, aplausos

irónicos. «¡Estos agitadoresbolcheviques son unos demagogos!» Lasala estalla en carcajadas.

«Olvidemos temporalmente la luchade clases…,» No le dejaron seguir.Alguien gritó: «¡Sí, eso es lo que tantoqueréis!»

En aquellos días Petrogrado ofrecíaun curioso espectáculo. En las fábricas,los locales de los comités estaban llenosde fusiles. Entraban y salían los enlaces,se instruía la Guardia Roja… En todoslos cuarteles tenían lugar día y nochemítines, interminables y acaloradasdiscusiones. Por las calles en las densassombras de la noche transitaban

compactas multitudes. Subían y bajabanpor la Nevski como las olas de lamarea. Los periódicos se conseguían abrazo partido… Los atracos llegaron atal extremo que era peligroso asomarsepor las callejuelas laterales… Un día vien la Sadóvaya cómo un gentío de varioscentenares de personas dio una mortalpaliza a un soldado, que había sidosorprendido robando… Misteriosossujetos rondaban las colas del pan y dela leche y murmuraban a las desdichadasmujeres, que temblaban bajo la fríalluvia, que los judíos escondían loscomestibles y que mientras el pueblopasaba hambre los miembros del Soviet

nadaban en el lujo.En el Smolny, junto a la entrada

principal y en las puertas laterales,había severos centinelas que pedían elsalvoconducto a todos los que llegaban.Las habitaciones de los comitészumbaban las veinticuatro horas del díacomo colmenas, centenares de soldadosy obreros dormían en el suelo, ocupandotodos los lugares libres. Y arriba milesde personas se amontonaban en la vastasala durante las tempestuosas reunionesdel Soviet de Petrogrado.

Los casinos de juego funcionabanfebrilmente de sol a sol; el champañacorría a ríos, las puestas llegaban a

doscientos mil rubios. Por las noches, enel centro de la ciudad vagaban por lascalles y llenaban los cafés las prostitutascon brillantes y valiosas pieles…

Complots monárquicos, espíasalemanes, planes vertiginosos deespeculadores y contrabandistas…

Bajo la lluvia fría, que calaba hastalos huesos, y el cielo nublado y gris, laenorme ciudad agitada aceleraba sucarrera al encuentro… ¿de qué?

CAPÍTULO III

En vísperas

En las relaciones entre un Gobiernodébil y el pueblo insurrecto tarde otemprano sobreviene un momento en quecada paso de la autoridad exaspera a lasmasas y cada negativa a la accióndespierta en ellas el desprecio.

El proyecto de abandonarPetrogrado provocó una tempestad. Ladeclaración pública de Kerenski de queel Gobierno no abrigaba tal propósito

fue acogida con un chaparrón de burlas.«Puesto entre la espada y la pared

por la acometida de la revolución —clamaba Rabochi Put— el Gobierno delos favoritos de la burguesía prueba azafarse, prodigando las falsasafirmaciones de que no pensaba huir dePetrogrado ni quería entregar lacapital…»

En Járkov[33] treinta mil mineros seorganizaron y aprobaron el punto delpreámbulo de los estatutos de los«Obreros Industriales del Mundo»[34],que reza: «La clase de los obreros y laclase de los patronos no tienen nada decomún». Los cosacos aplastaron la

organización, muchos mineros fuerondespedidos del trabajo y los restantesdeclararon la huelga general. ElMinistro de Comercio e IndustriaKonoválov mandó a su subsecretarioOrlov, concediéndole amplios poderespara que pusiera fin a los disturbios. Losmineros odiaban a Orlov, pero el CECno sólo apoyó este nombramiento, sinose negó a exigir la retirada de loscosacos de la cuenca del Donets…

A esto siguió el aplastamiento delSoviet de Kaluga. Los bolcheviques, quehabían conquistado la mayoría en esteSoviet, lograron la excarcelación devarios presos políticos. La Duma

Municipal, con la sanción del comisariodel Gobierno, llamó tropas de Minsk,que cañonearon con artillería el Soviet.Los bolcheviques capitularon, pero en elmomento en que salían del edificio delSoviet los cosacos se arrojaron sobreellos, gritando: «¡Aquí tenéis lo que lesva a pasar a todos los demás Sovietsbolcheviques, incluyendo los de Moscúy Petrogrado!» Este incidente conmovióa toda Rusia…

En Petrogrado concluía el CongresoRegional de los Soviets del Norte en elque los bolcheviques estabanrepresentados por Krylenko. Porabrumadora mayoría de votos, el

Congreso adoptó una resolución sobre laentrega de todo el poder al Congreso delos Soviets de toda Rusia. Antes de suclausura, el Congreso envió unasalutación a los bolcheviques presos,anunciando que la hora de su liberaciónestaba próxima. Al mismo tiempo, laPrimera Conferencia de Comités deEmpresa[1a] de toda Rusia se pronunciócategóricamente por los Soviets,aprobando la siguiente resolución:

«…Después de haber derribado a laautocracia en el terreno político, laclase obrera aspira a alcanzar el triunfodel régimen democrático también en elterreno de su actividad productiva.

Expresión de este afán es la idea delcontrol obrero, surgida de modo naturalen el ambiente de ruina económica,originada por la criminal política de lasclases dominantes…»

El Sindicato de Ferroviarios exigióla dimisión del Ministro de Vías deComunicación, Liverovski.

Skóbelev, en nombre del CEC,insistía en que el mandato fuerasometido al examen de la ConferenciaGeneral de los Aliados y protestabaformalmente contra el envío deTeréschenko a París. Teréschenkopresentó su dimisión…

El general Verjovski, impotente para

llevar a la práctica la reorganización delEjército que había pensado, aparecíasólo de tarde en tarde en las reunionesdel Consejo de Ministros…

El 3 de noviembre (21 de octubre)Obschee Dielo, de Búrtsev, apareciócon el siguiente llamamiento, impreso engrandes caracteres:

«¡Ciudadanos! ¡Salvad a Rusia!Acabo de enterarme de que ayer, en

la reunión de la Comisión de Defensadel Consejo de la República, elMinistro de la Guerra Verjovski, uno delos principales culpables delhundimiento del general Kornílov,propuso concluir la paz por separado

con los alemanes, independientementede los aliados…

¡Es una traición a Rusia!Teréschenko declaró que la

propuesta del general Verjovski nisiquiera se había examinado en elGobierno Provisional.

—Esto es una casa de locos —dijoTeréschenko.

Las palabras del general Verjovskihorrorizaron a los miembros de laComisión…

El general Alexéev lloró.¡No! ¡No es una casa de locos! ¡Es

peor! ¡Es una franca traición a Rusia!Por las palabras de Verjovski deben

respondernos inmediatamente Kerenski,Teréschenko y Nekrásov.

¡Ciudadanos, todos en pie!¡Están traicionando a Rusia!¡Salvadla!»Pero, en realidad, Verjovski había

dicho que era necesario presionar a losaliados para proponer la paz porque elEjército ruso no podía guerrear más.

En Rusia y en el extranjero estocausó tremenda sensación. Verjovskirecibió «permiso por enfermedad portiempo indefinido» y salió del Gobierno.Obschee Dielo fue suspendido…

Se había designado para el domingo,4 de noviembre (22 de octubre) el «Día

del Soviet de Petrogrado» congrandiosos mítines en toda la ciudad.Estos mítines se convocaron so pretextode recaudar fondos para lasorganizaciones y la prensa de losSoviets; en realidad, debían ser unademostración de fuerza. De pronto, sesupo la noticia de que los cosacoshabían fijado para el mismo día unaprocesión para honrar el iconomilagroso, que salvara de NapoleónMoscú en el año 1812. El ambienteestaba electrizado; la menor chispapodía prender el incendio de la guerracivil. El Soviet de Petrogrado publicó elsiguiente llamamiento con el título de

¡Hermanos cosacos!:«…Cosacos, os quieren enfrentar

con nosotros, los obreros y soldados.Esta labor cainita la hacen nuestroscomunes enemigos: la nobleza opresora,los banqueros, los terratenientes, losviejos funcionarios, los ex servidoresdel zar. Nos odian todos los usureros,ricachones, príncipes, nobles ygenerales y entre ellos los vuestros, losgenerales cosacos. Están dispuestos aaniquilar en todo momento el Soviet dePetrogrado, a estrangular larevolución…

El 22 de octubre alguien prepara unaprocesión cosaca. Es asunto de la libre

conciencia de cada cosaco participar ono en la procesión. Nosotros no nosentrometemos en eso ni ponemosobstáculos a nadie…»

La procesión fue suspendida a todaprisa…

En los cuarteles y en los barriosobreros los bolcheviques predicaban suconsigna «¡Todo el poder a losSoviets!», mientras los agentes de lasfuerzas tenebrosas incitaban al pueblo adegollar a los judíos, a los tenderos y alos líderes socialistas…

Por un lado, la prensa monárquicainstigando a la sangrienta represión, y,por otro, la voz estentórea de Lenin:

«¡Insurrección!… ¡No se puede esperarmás!»

Hasta la prensa burguesa sesoliviantó[2a]. Birzhevie Védomosti(Boletín Bursátil) calificaba lapropaganda bolchevique de atentado «alos pilares básicos de la sociedad, a laintangibilidad del individuo y al respetopor la propiedad privada».

Pero los que destilaban más odioeran los periódicos socialistas«moderados»[3a]. «Los bolcheviques sonlos enemigos más peligrosos de larevolución» —declaraba DieloNaroda—. El menchevique Dien decía:«El Gobierno tiene el deber de

defenderse y de defendernos».Yedinstvo[4a], el periódico de Plejánov,llamaba la atención del Gobierno sobrela circunstancia de que los obreros dePetrogrado ya se habían armado y exigíamedidas resueltas contra losbolcheviques.

Pero el Gobierno era cada día másimpotente. Hasta la administraciónmunicipal se había desmoronado. En lascolumnas de la prensa abundaban lasnoticias de los más audaces robos yasesinatos y los criminales quedabanimpunes…

Mas, por otro lado, las patrullasobreras armadas custodiaban ya las

calles por las noches, espantaban a losmerodeadores y requisaban las armasque caían en sus manos.

El 1 de noviembre (19 de octubre),el coronel Polkóvnikov, comandante enjefe de la circunscripción militar dePetrogrado, dictó la siguiente orden:

«Pese a los graves días queatraviesa el país, en Petrogradocontinúan haciéndose llamamientosirresponsables a las acciones armadas ylos pogromos y van en aumento losrobos y desmanes.

Esta situación desorganiza la vida delos ciudadanos y estorba el trabajosistemático de los organismos del

Gobierno y de la sociedad.Consciente de la responsabilidad y

del deber ante la patria, ordeno:1. cada unidad militar, de acuerdo

con disposiciones especiales, prestaráen la zona de su emplazamiento todogénero de cooperación a laMunicipalidad, a los comisarios y a lamilicia en la defensa de las institucionesestatales y sociales;

2. conjuntamente con loscomandantes de los distritos y con elrepresentante de la milicia urbana,organizar patrullas y tomar medidas paradetener a los elementos delincuentes y alos desertores;

3. detener y enviar a disposición del2° comandante de la ciudad a todas laspersonas que se presenten en loscuarteles, incitando a la lucha armada ya los pogromos;

4. no permitir manifestaciones,mítines y procesiones callejeras;

5. reprimir inmediatamente lasacciones armadas y los pogromos conlas fuerzas armadas que se tienen adisposición;

6. prestar concurso a los comisariospara impedir las detenciones y losregistros arbitrarios;

7. dar parte inmediatamente alEstado Mayor de la circunscripción de

todo lo que suceda en el sector deemplazamiento de las unidades.

Exhorto a los comités de lasunidades y a todas las organizacionesdel Ejército a prestar su concurso a losjefes en el desempeño de las tareas quese les han encomendado».

Kerenski declaró en el Consejo de laRepública que el Gobierno Provisionalestaba perfectamente informado de lapropaganda bolchevique y era bastantefuerte para reprimir cualquiermanifestación[5a]. Acusó a Nóvaya Rus yRabochi Put de los mismos actosdelictivos. «Pero la libertad de prensaabsoluta —prosiguió— no permite al

Gobierno adoptar medidas contra lamentira impresa…»[35] Después dedeclarar que el bolchevismo y elmonarquismo eran solamente distintasmanifestaciones de una mismapropaganda en interés de lacontrarrevolución, tan apetecida por lasfuerzas tenebrosas, continuó:

«Soy un hombre condenado, no meimporta mi suerte y tengo el valor dedeclarar que todo el enigma de losacontecimientos se explica por unainconcebible provocación de losbolcheviques en la ciudad».

El 2 de noviembre (20 de octubre)habían llegado al Congreso quince

delegados nada más. Al día siguienteeran ya cien y veinticuatro horasdespués ciento setenta y cinco, de ellosciento tres bolcheviques… Para elquórum se necesitaban cuatrocientos yfaltaban sólo tres días para elCongreso…

Yo pasaba casi todo el tiempo en elSmolny. Ya no era fácil entrar. El portónde afuera lo guardaba un doble cordónde centinelas y ante la entrada principalse prolongaba la larga cola de los queesperaban el pase. En el Smolny dejabanentrar cuatro personas a la vez,comprobando previamente la identidadde cada una y después de conocer el

asunto que les llevaba. Se extendíanpases, pero su sistema cambiaba variasveces al día porque los espías secolaban constantemente en el edificio…

Cierto día, al llegar al Smolny videlante, junto al portón exterior, aTrotski y su esposa. Los había parado elcentinela. Trotski se registraba todos losbolsillos, pero no podía encontrar elpase.

«No importa —acabó por decir—,usted me conoce. Soy Trotski».

«¿Dónde está el pase? —respondióterco el soldado. No puede pasar, yo noconozco a nadie».

«Pero si soy el Presidente del Soviet

de Petrogrado».«Bien —contestó el soldado—, si es

usted una persona tan importante debellevar encima cualquier papel».

Trotski tenía mucha paciencia.«Déjeme que vea al comandante» —dijo—. El soldado titubeaba y gruñía que nohabía que molestar al comandante porcualquiera que llegase, pero finalmentellamó al cabo de guardia con unmovimiento de cabeza. Trotski le expusosu asunto. «Me llamo Trotski» —repetía.

«Trotski… —el cabo de guardia serascó la nuca—. He oído ese nombre enalgún sitio… —pronunció lentamente—.

Bueno, pase, camarada».En un pasillo me encontré con

Karakhán, miembro del CC

bolchevique[36]. Me contó cómo sería elnuevo Gobierno:

«Una organización ágil, sensible a lavoluntad del pueblo, expresada por losSoviets y que conceda la mayor libertada la iniciativa local. Ahora el GobiernoProvisional coarta la democracia locallo mismo que bajo el zar… En la nuevasociedad la iniciativa partirá de abajo.Las formas de gobierno seránestablecidas de acuerdo con losEstatutos del Partido ObreroSocialdemócrata de Rusia. El

parlamento será el nuevo CEC,responsable ante el Congreso de losSoviets de toda Rusia, que debe reunirsecon mucha frecuencia; los ministeriosserán dirigidos no por ministrosindividuales, sino por colegios queresponderán directamente ante losSoviets».

El 30 (17) de octubre, poniéndomepreviamente de acuerdo con Trotski, mepresenté a él en una habitación pequeñay vacía del ático del Smolny. Estabasentado en medio de la habitación sobreuna simple silla, ante la mesa vacía.Tuve que hacerle muy pocas preguntas.Habló con rapidez y seguridad más de

una hora. Cito lo más sustancial quedijo, conservando con exactitud susexpresiones;

«El Gobierno Provisional escompletamente impotente. La burguesíalo controla, pero su control ha sidoenmascarado mediante una coaliciónficticia con los partidos defensistas. Enel transcurso de toda la revoluciónvemos rebelarse a los campesinos,atormentados por la espera de la tierraprometida. Así, pues, el descontento haprendido claramente en las clasestrabajadoras de todo el país. Ladominación de la burguesía sólo puedeejercerse mediante la guerra civil. La

burguesía sólo puede gobernar conmétodos kornilovistas, pero le faltanfuerzas… El Ejército está con nosotros.Los conciliadores y pacifistas, eseristasy mencheviques han perdido todo suprestigio porque la lucha entre loscampesinos y los terratenientes, entrelos obreros y los patronos, entre lossoldados y los oficiales ha alcanzado unnivel extraordinario de encarnizamientoe intransigencia. La revolución puedeser llevada a término y el pueblo puedeser salvado solamente con los esfuerzosmancomunados de las masas populares,solamente con la victoria de la dictaduraproletaria…

Los Soviets son la representaciónpopular más perfecta, perfecta por suexperiencia revolucionaria y por susideas y objetivos. Apoyadosdirectamente por los soldados de lastrincheras, los obreros de las fábricas ylos campesinos de la aldea son la espinadorsal de la revolución.

Hemos visto ya intentos de constituirun poder sin Soviets. Estos intentos sólocrearon la anarquía. En el momentoactual, en los pasillos del Consejo de laRepública Rusa se fraguan toda clase deplanes contrarrevolucionarios. Elpartido kadete es el representante de lacontrarrevolución beligerante. En

cambio, los Soviets son losrepresentantes de la causa del pueblo.Entre estos dos campos no hay ni un sologrupo de seria importancia… Es la“lutte finale”, el último y decisivocombate. La contrarrevolución burguesaorganiza todas sus fuerzas y sólo esperael momento conveniente para el ataque.Nuestra respuesta será terminante.Daremos cima a la obra apenas iniciadaen febrero e impulsada adelante en elperíodo de la korniloviada…»

Pasó a la política extranjera delfuturo Gobierno:

«Nuestro primer acto será unllamamiento a firmar el armisticio

inmediato en todos los frentes y acelebrar una conferencia de todos lospueblos para examinar las condicionesdemocráticas de la paz. El grado dedemocratismo del tratado de pazdependerá del grado de apoyorevolucionario que encontremos enEuropa; si formamos aquí el Gobiernode los Soviets será un poderoso factor afavor de una paz inmediata en todaEuropa, pues el Gobierno hará laproposición del armisticio directa einmediatamente a todos los pueblos porencima de las cabezas de los gobiernos.En el momento de la conclusión de lapaz, la revolución rusa insistirá con

todas sus fuerzas en el principio de “sinanexiones ni contribuciones, sobre labase de la libre autodeterminación delos pueblos” y en la creación de unaRepública Federativa Europea…

Al final de esta guerra, yo veo unaEuropa renovada no por losdiplomáticos, sino por el proletariado.Una República Federativa Europea, losEstados Unidos de Europa, eso es lo quedebe haber. La autonomía nacional es yainsuficiente. El progreso económicoexige la supresión de las fronterasnacionales. Si Europa queda fraccionadaen grupos nacionales, el imperialismocontinuará su obra. Sólo una República

Federativa Europea puede dar la paz almundo entero —sonrió con su finasonrisa, un poco irónica—. Pero sin laintervención de las masas europeasestos objetivos no pueden alcanzarsepor ahora…»

Todos aguardaban que un buen díaapareciesen de súbito los bolcheviquesen las calles y empezasen a fusilar a losque usaban cuellos almidonados. Peroen realidad el alzamiento se produjo conla mayor sencillez y a la luz del día.

El Gobierno Provisional se disponíaa enviar la guarnición de Petrogrado alfrente.

La guarnición de Petrogrado contaba

con cerca de sesenta mil hombres ydesempeñó un papel relevante en larevolución. Fue precisamente ella lafuerza decisiva en los grandes días defebrero, la que formó los Soviets deDiputados Soldados y la que rechazó aKornílov de los accesos a Petrogrado.

Ahora había en ella muchísimosbolcheviques. Cuando el GobiernoProvisional habló de evacuar la ciudad,la guarnición de Petrogrado lerespondió: «Una de dos… el Gobiernoincapaz de defender la capital debeconcluir una paz inmediata o, si esincapaz de concluir la paz, debe largarsey ceder el sitio a un Gobierno

auténticamente popular…»Estaba claro que cualquier intento de

insurrección de pendía por entero delcomportamiento de la guarnición dePetrogrado. El plan del Gobiernoconsistía en sustituir los regimientos dela guarnición por unidades «seguras»:los cosacos y los «batallones de lamuerte». Los comités de variosejércitos, los socialistas «moderados» yel CEC apoyaban al Gobierno. En elfrente y en Petrogrado se realizaba unaamplia labor de agitación: decían que laguarnición de Petrogrado llevaba yaocho meses una vida fácil en loscuarteles de la capital, mientras en el

frente el Ejército sufría hambre y moría.Por supuesto, había cierta parte de

verdad en las palabras de los queacusaban a la guarnición de Petrogradode no querer trocar el relativo confortpor los horrores de la campaña deinvierno. Pero existían también otrasrazones para negarse a marchar al frente.El Soviet de Petrogrado temía losdesignios del Gobierno y, por otro lado,del frente se presentaban centenares dedelegados de los soldados rasos, quedeclaraban al unísono: «Es verdad,necesitamos refuerzos, pero necesitamosmás todavía saber que aquí, enPetrogrado, la revolución se encuentra

bajo segura defensa. Mantened laretaguardia, camaradas, y nosotrosmantendremos el frente…»

El 25 (12) de octubre, el ComitéEjecutivo del Soviet de Petrogradoexaminó a puerta cerrada el problema deorganizar un comité militar especial. Aldía siguiente, la Sección de Soldadosdel Soviet de Petrogrado eligió uncomité, que declaró inmediatamente elboicot a todos los periódicos burguesesy aprobó un voto de censura al CEC porsu lucha contra el Congreso de losSoviets. El 26 (16) de octubre, en unareunión pública del Soviet dePetrogrado, Trotski propuso que el

Soviet sancionara formalmente elComité Militar Revolucionario.«Debemos —dijo— crear unaorganización especial para marchar trasella al combate y morir si es preciso…»Se decidió enviar al frente dosdelegaciones —una del Soviet y otra dela guarnición— para las conversacionescon los comités de soldados y con elCuartel General.

En Pskov, la delegación del Sovietfue recibida por el general Cheremísov,comandante en jefe del Frente del Norte,quien declaró brevemente que habíaordenado ya a la guarnición dePetrogrado ocupar su puesto en las

trincheras y no había más que hablar. Ala delegación de la guarnición no se lepermitió salir de Petrogrado…

La delegación de la Sección deSoldados del Soviet de Petrogrado pidióque se autorizase la entrada de unrepresentante suyo en el Estado Mayorde la circunscripción de Petrogrado. Selo negaron. El Soviet de Petrogradoexigió que sin la aprobación de laSección de Soldados no se dictase niuna orden. Se lo negaron. Declararon sincontemplaciones a los delegados:«Nosotros sólo reconocemos el CEC. Austedes no les reconocemos y sivulneran alguna ley, serán detenidos».

El 30 (17) de octubre[37] la asambleade representantes de todos losregimientos de Petrogrado aprobó lasiguiente resolución: «La guarnición dePetrogrado deja de reconocer alGobierno Provisional. NuestroGobierno es el Soviet de Petrogrado.Acataremos solamente las órdenes delSoviet de Petrogrado, dadas por suComité Militar Revolucionario». Seordenó a las autoridades militareslocales que esperasen instrucciones dela Sección de Soldados del Soviet dePetrogrado.

Al día siguiente, el CEC convocó supropia reunión, a la que asistieron en su

inmensa mayoría oficiales, formó uncomité especial para la labor conjuntacon el Estado Mayor y envió suscomisarios a todos los distritos dePetrogrado.

El 3 de noviembre (21 de octubre)un gran mitin de soldados en el Smolnyacordó:

«La guarnición de Petrogrado y susalrededores aplaude la formación delComité Militar Revolucionario anejo alSoviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado y promete alComité Militar Revolucionario plenoapoyo en sus pasos encaminados a unirmás estrechamente el frente con la

retaguardia en interés de la revolución.Al propio tiempo, la guarnición de

Petrogrado declara: toda la guarnición,junto con el proletariado organizado,vela por el orden revolucionario enPetrogrado. Cualquier intentoprovocador por parte de loskornilovistas y la burguesía de sembrarla cizaña y la confusión en las filasrevolucionarias encontrará una réplicaimplacable».

Consciente de su fuerza, el ComitéMilitar Revolucionario exigióterminantemente que el Estado Mayor dela circunscripción de Petrogrado acatasesus disposiciones. Envió a todas las

imprentas la orden de no imprimir sin suaprobación ningún llamamiento oproclama. En el arsenal de Kronverkskise presentaron unos comisarios armadosy se apoderaron de una gran cantidad dearmamento y pertrechos, deteniendo elenvío de decenas de miles de bayonetasa Novocherkassk, Cuartel General deKaledin…

Al verse de pronto en peligro, elGobierno prometió al Comité laimpunidad en caso de que se disolvieravoluntariamente. Demasiado tarde. A lamedianoche del 5 de noviembre (23 deoctubre), el propio Kerenski envió aMalevski al Soviet de Petrogrado con la

propuesta de designar un representantepara el Estado Mayor. El Comité MilitarRevolucionario aceptó, pero al cabo deuna hora el general Manikovski, enfunciones de Ministro de la Guerra,retiró la proposición…

El martes, 6 de noviembre (24 deoctubre), por la mañana, toda la ciudadestaba alarmada por un llamamientoaparecido en las calles con la firma de«El Comité Militar Revolucionarioanejo al Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado»:

«A la población de Petrogrado.Ciudadanos: La contrarrevolución ha

levantado su criminal cabeza. Los

kornilovistas movilizan fuerzas paraaplastar el Congreso de los Soviets detoda Rusia y frustrar la convocatoria dela Asamblea Constituyente.Simultáneamente, los pogromistaspueden tratar de provocar en las callesde Petrogrado la confusión y ladegollina.

El Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado asume laprotección del orden revolucionariofrente a los atentadoscontrarrevolucionarios y pogromistas.

La guarnición de Petrogrado notolerará ningún acto de violencia nidesmán. Se invita a la población a

detener a los malhechores y a losagitadores de las centurias negras y aentregarlos a los comisarios del Sovieten la unidad militar más próxima. Alprimer intento de los elementostenebrosos de provocar en las calles dePetrogrado la confusión, los robos,apuñalamientos o tiroteos, los culpablesserán barridos de la faz de la tierra.

Ciudadanos: Les invitamos aconservar la tranquilidad y serenidad.La causa del orden y de la revoluciónestá en firmes manos…

El 3 de noviembre (21 de octubre),los líderes bolcheviques celebraron suhistórica reunión. La reunión transcurrió

a puerta cerrada. Yo había sidoadvertido por Zálkind[38] y aguardabalos resultados de la reunión al otro ladode la puerta, en el pasillo Volodarski,que salió de la habitación, me contó loque allí sucedía.

Lenin decía: «El 24 de octubre serádemasiado pronto para actuar: para lainsurrección se necesita una base entoda Rusia y el 24 no habrán llegado aúntodos los delegados al Congreso. Porotro lado, el 26 de octubre serádemasiado tarde para actuar: paraentonces se habrá organizado elCongreso y a una gran asambleaorganizada le es difícil adoptar medidas

rápidas y resueltas. Debemos actuar el25 de octubre, el día de la apertura delCongreso, para decirle: “¡Ahí está elpoder! ¿Qué vais a hacer con él?”»

En una de las habitaciones del áticoestaba sentado un tal Ovséienko, desobrenombre Antónov, fino de cara,largos los cabellos, matemático yajedrecista, en otros tiempos oficial delEjército zarista y más tarderevolucionario y deportado. Estabaenfrascado en los planes de toma de lacapital.

El Gobierno, por su lado, sepreparaba también para el combate. EnPetrogrado se iban concentrando

disimuladamente los regimientos másseguros, elegidos en las divisionesdiseminadas por todo el frente. Laartillería de los junkers se situó en elPalacio de Invierno. Por primera vezdesde los días de la insurrección dejulio aparecieron en las calles patrullascosacas. Polkóvnikov dictaba una ordentras otra, amenazando sofocar la menorinsubordinación con las represalias másenérgicas». El Ministro de InstrucciónPública Kishkin —el miembro delGobierno más odiado— fue nombradocomisario extraordinario para elmantenimiento del orden en Petrogrado.Designó como ayudantes suyos a

Rútenberg y Palchinski, tan impopularescomo él. Petrogrado, Cronstadt yFinlandia fueron declarados en estadode guerra. El burgués Nóvoe Vremiadeclaró irónicamente con este motivo:

«¿Por qué el estado de guerra? ElGobierno ha dejado ya de ser poder, noposee ni la autoridad moral ni el aparatonecesario que le permitiría usar lafuerza… En el mejor caso sólo puedenegociar con los que estén de acuerdo enconversar con él. No tiene otropoder…»

El lunes, 5 de noviembre (23 deoctubre), por la mañana, me asomé alPalacio Mariinski para enterarme de lo

que se hacía en el Consejo de laRepública Rusa. Acalorados debatessobre la política exterior deTeréschenko. Ecos al incidente Búrtsev-Verjovski. Asisten todos losdiplomáticos, menos el embajadoritaliano de quien decían que estabacompletamente anonadado por eldesastre de Carso…

En el momento en que yo entraba, eleserista de izquierda Karelin leía en vozalta un editorial del Times londinense,en el que se decía: «El bolchevismo hayque curarlo a balazos».

Volviéndose a los kadetes, Karelingritó: «¡Esos son también vuestros

pensamientos!»Voces de la derecha: «¡Sí! ¡Sí!»«Sí, yo sé que ustedes piensan así —

respondió acaloradamente Karelin—.¡Pero atrévanse a intentarlo!»

A continuación Skóbelev, parecido aun tenorio mundano, de cuidada barbarubia y el cabello pajizo ondulado,como si pidiera perdón defendió elmandato del Soviet. Después de élintervino Teréschenko, recibido por laizquierda a gritos: «¡Dimisión!¡Dimisión!» Insistió en que en laConferencia de París los delegados delGobierno y del CEC debían defender unpunto de vista común y concretamente el

punto de vista de Teréschenko. Unaspalabras sobre el restablecimiento de ladisciplina en el Ejército y sobre laguerra hasta la victoria… En medio delalboroto y de las tempestuosas protestasde la izquierda, el Consejo de laRepública Rusa pasa al orden del día.

Los escaños bolcheviques estabanvacíos desde el mismo día de laapertura del Consejo, en que losbolcheviques lo abandonaron llevándosetoda la vitalidad. Cuando bajaba, ibapensando en que, pese a todas estasencarnizadas discusiones, en esta salaalta y fría no podía penetrar ni una solavoz viva del mundo real exterior y que

el Gobierno Provisional se habíaestrellado ya contra el mismo acantiladode la guerra y la paz que fue en su día laperdición del ministerio de Miliukov…Al entregarme el gabán el ujier rezongó:«¡Oh, qué va a ser de la desdichadaRusia!… Mencheviques, bolcheviques,trudoviques… Ucrania, Finlandia, losimperialistas alemanes, los imperialistasingleses… Cuarenta y cinco años vivoen el mundo y nunca había oído tantaspalabras».

En el pasillo me encontré con elprofesor Shatski, un señor muyinfluyente en los medios kadetes concara de rata y elegante levitón. Le

pregunté qué pensaba del levantamientobolchevique del que tanto se hablaba. Seencogió de hombros y sonrió:

«Son unos bestias, unos canallas —respondió—. No se atreverán, perocomo se atrevan les enseñaremos lo quees bueno… Desde nuestro punto de vistaeso no estará mal porque sulevantamiento fracasará y no tendránninguna fuerza en la AsambleaConstituyente.

Pero, querido señor, permítame quele bosqueje brevemente mi plan deorganización de un nuevo Gobierno, queserá sometido al examen de la AsambleaConstituyente. Comprende usted, yo soy

el presidente de la comisión formadapor el Consejo de la Repúblicaconjuntamente con el GobiernoProvisional para redactar el proyecto deConstitución… Tendremos una asamblealegislativa de dos cámaras, igual queustedes en los Estados Unidos. Lacámara baja estará formada porrepresentantes de las localidades y laalta por representantes de lasprofesiones liberales, de los zemstvos,de las cooperativas y de lossindicatos…»

En la calle soplaba por occidente unviento cortante y húmedo. El barro fríose filtraba a través de las suelas. Dos

compañías de junkers desfilaron,marcando acompasadamente el paso,por la calle Morskaya arriba. Sus filasse mecían rítmicamente sobre la marcha:cantaban una vieja canción de soldadosde los tiempos del zarismo… En laprimera encrucijada me fijé en que losmilicianos iban a caballo y habían sidoarmados con revólveres de fundasbrillantes nuevecitas. Un pequeño grupode gente los miraba callado. En laesquina de la Nevski compré el folletode Lenin ¿Se sostendrán losbolcheviques en el poder? y pagué porél un marco en papel; entoncescirculaban estos marcos en vez de la

moneda fraccionaria en plata. Comosiempre se arrastraban los tranvías delos que colgaban racimos humanos deciviles y militares en tales actitudes quehabrían puesto verde de envidia aTeodor Shont[39]… A lo largo de lasparedes estaban en filas los desertores,con el uniforme militar, que vendíancigarrillos y pepitas de girasol.

Por toda la Nevski en la densaniebla la gente arrebataba a brazopartido las últimas ediciones de losperiódicos o se congregaba ante loscarteles, tratando de orientarse en losllamamientos y proclamas fijados entodas las paredes[6a]. Había allí

proclamas del CEC, de los SovietsCampesinos, de los partidos socialistas«moderados», de los comités delEjército, todos amenazaban, suplicabany exhortaban a los obreros y soldados apermanecer en sus casas y apoyar alGobierno…

Un auto blindado subía y bajabadespacio sin cesar, haciendo ulular lasirena. En cada esquina, en cada crucese reunían compactas muchedumbres.Discutían acaloradamente los soldados yestudiantes. Descendía lentamente lanoche, parpadeaban los escasos faroles,fluían las interminables oleadashumanas… Así sucedía siempre en

Petrogrado antes de los disturbios.La ciudad estaba nerviosa, atenta a

cada ruido inesperado. Pero losbolcheviques no daban ningún síntomade vida; los soldados continuaban en loscuarteles y los obreros en las fábricas…Entramos en un cinematógrafo junto a laCatedral de Kazán. Echaban unapelícula italiana, llena de sangre,pasiones e intrigas. En la primera filahabía varios marinos y soldados.Miraban la pantalla con pueril asombrosin comprender en absoluto para quétantas correrías y tantos asesinatos.

Del cinematógrafo me fui corriendoal Smolny. En la habitación N° 10 del

ático estaba reunido permanentemente elComité Militar Revolucionario. Presidíaun joven rubio, de unos dieciocho años,apellidado Lazimir. Al pasar junto a mí,se detuvo y me estrechó la mano concierta timidez.

«¡La fortaleza de Pedro y Pablo seha pasado ya a nuestro lado! —dijo conalegre sonrisa—. Acabamos de recibirnoticias del regimiento mandado por elGobierno para apaciguar Petrogrado.Los soldados empezaron a sospecharque no era juego limpio, pararon el trenen Gátchina y nos enviaron delegados.“¿Qué pasa? —nos preguntaron—. ¿Quénos decís vosotros? Nosotros ya hemos

aprobado una resolución en la queexigimos todo el poder a los Soviets”.El Comité Militar Revolucionario lesrespondió: “¡Hermanos, os saludamosen nombre de la revolución! Quedaos envuestro sitio y esperad la orden”».

«Nos cortaron todos nuestros cablestelefónicos —comunicó—. Pero lostelefonistas del Ejército han instalado unteléfono de campaña para comunicar conlas fábricas y los cuarteles…»

En la habitación entraban y salíancontinuamente enlaces y comisarios. Ala puerta montaban guardia docevoluntarios dispuestos a salir corriendoen cualquier momento para la parte más

alejada de la ciudad. Uno de ellos, unhombre con cara de gitano y uniforme deteniente, me dijo en francés: «Todosestán prestos a actuar a la primeraseñal».

Pasaban: Podvoiski, un hombre depaisano, delgado y barbudo en cuyocerebro se gestaban los planes deoperaciones de la insurrección:Antónov, sin afeitar, con la tirilla sucia,tambaleándose de sueño; Krylenko, unsoldado rechoncho, carirredondo, deanimada gesticulación y habla enérgica;Dybenko, enorme marino barbudo desemblante tranquilo. Tales eran loshombres de esta batalla por el poder de

los Soviets y de las batallas venideras.Abajo, en el local de los comités de

empresa, se encontraba Serátov.Firmaba las órdenes para el arsenal delGobierno: ciento cincuenta fusiles paracada fábrica… Ante él aguardaban suturno cuarenta delegados.

Vi en la sala a varios líderesbolcheviques más o menos conocidos.Uno de ellos me enseñó un revólver.«¡Ha empezado! —dijo. Estaba pálido—. Nos alcemos o no, el enemigo sabeya que es hora de acabar con nosotros omorir».

El Soviet de Petrogrado permanecíareunido las veinticuatro horas seguidas.

Cuando entré en la gran sala, Trotskiestaba terminando su discurso.

«Nos preguntan —decía—, sipensamos organizar un levantamiento.Yo puedo responder claramente a estapregunta. El Soviet de Petrogradocomprende que ha llegado por fin elmomento en que todo el poder debepasar a manos de los Soviets. Estecambio de poder lo hará el Congreso detoda Rusia. El alzamiento armadodependerá de los que quieren frustrar laconvocatoria del Congreso de todaRusia.

Para nosotros está claro que nuestroGobierno, representado por los hombres

del gabinete provisional, es un Gobiernomiserable e impotente, que sólo esperael escobazo de la historia para ceder supuesto a un poder auténticamentepopular. Pero nosotros aún en estemomento, aún hoy tratamos de evitar elchoque. Esperamos que el Congreso delos Soviets de toda Rusia tome en susmanos el poder, que se apoye en lalibertad organizada de todo el pueblo.Pero si el Gobierno intenta aprovecharel corto tiempo —24, 48 ó 72 horas—que lo separa todavía de la muerte paraagredirnos, responderemos con elcontraataque. ¡Responderemos golpe porgolpe, al hierro con el acero!»

Bajo una tempestad de aplausosTrotski comunica que los eseristas deizquierda han accedido a enviar a susrepresentantes al Comité MilitarRevolucionario.

Al salir del Smolny a las tres de lamadrugada, me fijé en que a amboslados de la entrada había ametralladorasy que las puertas y los cruces máscercanos estaban custodiados por fuertespatrullas de soldados. Subió corriendopor la escalera Bill Shátov[40]. «¡Bueno—gritó—, hemos empezado! Kerenskimandó a los junkers a cerrar nuestrosperiódicos

Se tiene en cuenta a Vladímir

Serguéievich Shátov, que habíaregresado de América en junio de 1917;uno de los organizadores de «ObrerosIndustriales del Mundo»; en 1917miembro del Comité MilitarRevolucionario de Petrogrado y de lapresidencia del Consejo Central de loscomités de empresa; posteriormentecomunista. —Edit.

Soldat y Rabochi Put. Pero sepresentó un destacamento nuestro yarrancó los precintos y ahora nosotrosmandamos gente para ocupar lasredacciones burguesas!» Me palmeóalegremente en el hombro y siguiócorriendo…

El 6 de noviembre (24 de octubre)por la mañana yo tenía que hablar con elcensor, cuya oficina se encontraba en elMinisterio de Negocios Extranjeros. Enlas calles todas las paredes estabanllenas de proclamas que llamabanhistéricamente al pueblo a observar«calma». Polkóvnikov dictaba una ordentras otra:

«Ordeno a todas las unidades ydestacamentos permanecer en suscuarteles mientras no reciban órdenesdel Estado Mayor de la circunscripción.

Queda terminantemente prohibidatoda actuación por propia iniciativa.

Los oficiales que intervengan,

contraviniendo las órdenes de sussuperiores, serán puestos a disposicióndel tribunal militar, por delito derebelión armada.

Queda terminantemente prohibido ala tropa el cumplimiento de toda clasede órdenes que emanen de diferentesorganizaciones…»

Los diarios de la mañanacomunicaron que el Gobierno habíasuspendido los periódicos Nóvaya Rus,Zhivoe Slovo, Rabochi Put y Soldat yordenado la detención de los dirigentesdel Soviet de Petrogrado y de losmiembros del Comité MilitarRevolucionario.

Cuando yo atravesaba la Plaza delPalacio, cruzaron el arco del EstadoMayor Central cabalgando conestruendo varias baterías artilleras delos junkers y formaron frente al Palacio.El enorme edificio rojo del EstadoMayor Central parecíaextraordinariamente animado. A lapuerta había estacionados variosautomóviles; continuamente llegaban yarrancaban nuevos automóviles repletosde oficiales. El censor estaba tanemocionado como un niño pequeñocuando lo llevan al circo. «¡Kerenski —me dijo— acaba de ir al Consejo de laRepública a presentar la dimisión!» Salí

corriendo para el Palacio Mariinski yllegué al final de un discurso apasionadoy casi incoherente de Kerenski, llenotodo de justificaciones y de biliososataques a los adversarios políticos.

«Para no hacer afirmacionesgratuitas —decía Kerenski— voy acitarles aquí los párrafos másconcretos» de varias proclamaspublicadas en el periódico Rabochi Putpor el reo de Estado Uliánov-Lenin, aquien buscamos, pero que hasta ahora noha sido encontrado. En varias proclamascon el título de Carta a los camaradas,este reo de Estado incitaba alproletariado y, a las tropas de

Petersburgo a repetir la experiencia del3-5 de julio y demostraba la necesidadde emprender la inmediata insurrecciónarmada…

Al mismo tiempo que estosllamamientos, se producen variasintervenciones de otros dirigentes delPartido bolchevique en reuniones ymítines en las que también incitan a lainmediata insurrección armada. En esteaspecto hay que destacar sobre todo laintervención de Bronshtéin-Trotski,Presidente del Soviet de DiputadosObreros y Soldados de Petersburgo…

En toda una serie demanifestaciones, los artículos de

Rabochi Put y Soldat coinciden en laterminología y el estilo con los artículosde Nóvaya Rus.

Nos encontramos no tanto con unmovimiento de tal o cual partidopolítico como con la utilización de laignorancia política y de los instintoscriminales de una parte de la población;nos encontramos con una organizaciónespecial que se propone como objetivoprovocar a toda costa en Rusia una olaciega de destrucción y pogromos.

Con el actual estado de ánimo de lasmasas un franco movimiento enPetersburgo será acompañadoinevitablemente de las gravísimas

consecuencias de los pogromos, quecubrirán de oprobio para siempre elnombre de la libre Rusia.

Es muy sintomático que, comoreconoce el propio organizador de lainsurrección Uliánov-Lenin, «lasituación de los flancos de la extremaizquierda de los socialdemócratas rusoses particularmente favorable…»

Aquí Kerenski dio lectura a lasiguiente cita de un artículo de Lenin:

«Reflexionemos un momento: losalemanes, en condicionesdiabólicamente difíciles, teniendo sólo aLiebknecht (e incluso él deportado), sinperiódicos, sin libertad de reunión, sin

Soviets, con una increíble hostilidad detodas las clases de la sociedad, hasta elúltimo campesino acomodado, a la ideadel internacionalismo, con un magníficogrado de organización de la granburguesía imperialista y de la burguesíamedia y pequeña, los alemanes, es decir,los revolucionarios internacionalistasalemanes, los obreros vestidos con lablusa de marinos, organizaron unainsurrección en la Marina, conprobabilidades si acaso de una por cien.

Y nosotros, teniendo decenas deperiódicos y libertad de reunión,teniendo la mayoría en los Soviets,nosotros, internacionalistas proletarios

situados mejor que nadie en el mundo,¿nos negaremos a apoyar a losrevolucionarios alemanes con nuestrainsurrección?»

Kerenski prosiguió:«Así, pues, los propios

organizadores reconocen implícitamenteque en Rusia existen hoy las condicionespolíticas más perfectas para la libertadde acción de todos los partidospolíticos, y existen bajo laadministración del actual GobiernoProvisional, al frente del cual está,según el Partido bolchevique, elMinistro-Presidente Kerenski, unusurpador y un hombre vendido a la

burguesía…Los organizadores de la insurrección

no ayudan al proletariado de Alemania,sino a las clases gobernantes deAlemania, abren el frente ruso ante elpuño blindado de Guillermo y susamigos… Para el Gobierno Provisionalson indiferentes los motivos, esindiferente que se trate de un actoconsciente o inconsciente; pero, en todocaso, desde esta tribuna, consciente demi responsabilidad, yo califico talesactos de un partido político ruso comoactos de traición a Rusia…

Yo me sitúo en el punto de vistajurídico: he propuesto abrir

inmediatamente una investigación yefectuar las detenciones pertinentes(tumulto en los escaños de lasizquierdas). ¡Sí, escuchen! —exclamócon voz tonante Kerenski—, en elmomento en que el Estado se encuentraen peligro por una traición consciente oinconsciente, el Gobierno Provisional yyo con él preferimos antes la muerte y elexterminio que traicionar la vida, elhonor y la independencia de Rusia…»

En este momento entregaron un papela Kerenski.

«Acabo de recibir copia de undocumento que se está distribuyendo porlos regimientos». Y leyó en voz alta:

«El Soviet de Petrogrado estáamenazado… Ordeno mantener elregimiento en plena disposición decombate y aguardar órdenes ulteriores.Toda demora o incumplimiento de estaorden será considerada como un actode traición a la revolución. El ComitéMilitar Revolucionario. Por elPresidente, Podvoiski. El Secretario,Antónov».

«…En realidad —continuó Kerenski—, se trata de un intento de levantar alpopulacho contra el orden vigente,malograr la Asamblea Constituyente yabrir el frente ruso ante los regimientoscompactos del puño de hierro de

Guillermo. Digo con toda intención“populacho” porque toda la democraciaconsciente y su CEC, todas lasorganizaciones del Ejército, todo lo quees y debe ser el orgullo de la Rusialibre, la razón, la conciencia y el honorde la gran democracia rusa, protestancontra esto

No he venido aquí a implorar, sinocon la convicción de que el GobiernoProvisional, que defiende en estosmomentos la nueva libertad…encontrará unánime apoyo, excepto enlos hombres que no se deciden nunca adecir valientemente la verdad a lacara…

El Gobierno Provisional jamás violóla libertad de los ciudadanos del Estadoni sus derechos políticos.

Pero en estos momentos, elGobierno Provisional declara queaquellos elementos de la sociedad rusa,aquellos grupos y partidos que seatrevan a atentar contra la libre voluntaddel pueblo ruso, amenazando al propiotiempo con abrir el frente a Alemania,serán inmediata, resuelta ydefinitivamente liquidados… Que sepala población de Petrogrado queencontrará un poder firme y tal vez en laúltima hora o minuto triunfen la razón, laconciencia y el honor en el corazón de

quienes todavía los conservan…»Durante todo este discurso en la sala

reinaba un clamor ensordecedor.Cuando el Ministro-Presidente, pálido ysofocado, se calló y abandonó la salacon su séquito de oficiales, empezaron adesfilar por la tribuna los oradores delas izquierdas, que atacaban con durezae indignación a las derechas. Hasta lossocialistas-revolucionarios declararonpor boca de Gots:

«La política de los bolcheviques,que juegan con el descontento popular,es demagógica y criminal. Pero esindudable que toda una serie dedemandas populares no ha obtenido

satisfacción hasta ahora… Losproblemas de la paz, de la tierra y de lademocratización del Ejército deben serplanteados en tal forma que ningúnsoldado, obrero o campesino puedaalbergar la menor duda de que elGobierno aspira firme e invariablementea resolverlos…

Los mencheviques y nosotros noqueremos provocar una crisisministerial, estamos dispuestos adefender con toda energía y hasta laúltima gota de sangre al GobiernoProvisional, pero solamente en caso deque el Gobierno Provisional sepronuncie sobre todos estos problemas

candentes con las palabras exactas yclaras, que el pueblo espera con tantaimpaciencia…»

Luego habló Mártov, furioso:«Las palabras del Ministro-

Presidente, que se ha permitido hablardel populacho cuando se trata de unmovimiento de partes importantes delproletariado y del Ejército, aunque enuna dirección equivocada, son unainstigación a la “guerra civil”.(Aplausos en los escaños de laizquierda.)»

Se aprobó la fórmula de transiciónpropuesta por las izquierdas. Equivalíaprácticamente a retirar la confianza al

Gobierno:«1. El movimiento armado, que se

viene preparando en los últimos días yque se propone como fin la toma delpoder, amenaza con provocar la guerracivil y crea condiciones favorables paralos pogromos y la movilización de lascenturias negras contrarrevolucionarias,hará imposible inevitablemente laconvocatoria de la AsambleaConstituyente, llevará a una nuevacatástrofe en el frente y al fracaso de larevolución en circunstancias en que estáparalizada en absoluto la economíanacional y el país se encuentra encompleta ruina.

2. El terreno para el éxito de laagitación arriba mencionada estácreado, aparte de por las condicionesobjetivas de la guerra y del desbarajusteeconómico, por el retraso en laaplicación de medidas inaplazables, ypor ello es necesario, en primer lugar,un decreto urgente sobre la entrega de latierra a los comités agrarios y unaacción enérgica en la política exterior,proponiendo a los aliados proclamar lascondiciones de la paz y entablar lasnegociaciones sobre ésta.

3. Para combatir las manifestacionesactivas de anarquía, y del movimientopogromista, es necesario tomar medidas

urgentes, encaminadas a su liquidación,e instituir a este fin en Petrogrado unComité de Salvación Pública, formadopor representantes del municipio y delos organismos de la democraciarevolucionaria, que actúe en contactocon el Gobierno Provisional…»

Es curioso destacar que por estaresolución votaron también losmencheviques y los eseristas………

Cuando Kerenski se enteró, invitó aAvxéntiev al Palacio de Invierno parapedirle explicaciones. «Si estaresolución expresa la desconfianza en elGobierno Provisional —declaró aAvxéntiev— le propongo que forme

nuevo gabinete». Entonces los líderesconciliadores Dan, Gots y Avxéntievperpetraron su última «conciliación»…Explicaron a Kerenski que la resoluciónno significaba una crítica del procederdel Gobierno…

En la esquina de la calles Morskayay Nevski destacamentos de soldados,armados de fusiles con la bayonetacalada, detenían todos los automóvilesparticulares, hacían bajar a susocupantes y enviaban los vehículos alPalacio de Invierno. Les miraba un grangentío. Nadie sabía si aquellos soldadoseran partidarios del GobiernoProvisional o del Comité Militar

Revolucionario. Junto a la Catedral deKazán ocurría otro tanto. Losautomóviles se dirigían desde allí por laNevski arriba. De pronto aparecieroncinco o seis marinos armados confusiles. Riendo excitados, entablaronconversación con dos soldados. En susgorros marineros llevaban lasinscripciones del Aurora y ZariáSvobody (Alborada de la Libertad),nombres de los cruceros bolcheviquesmás conocidos de la Flota del Báltico.«¡Viene Cronstadt!» —dijo uno de losmarinos—. Estas palabras significabanlo mismo que en el París del año 1792cuando decían: «¡Vienen los

marselleses!» Porque en Cronstadt habíaveinticinco mil marinos y todos eranbolcheviques convencidos, dispuestos air a la muerte.

Había aparecido ya Rabochi iSoldat. Toda su primera plana la llenabaun llamamiento en grandes caracterestipográficos:

«¡Soldados! ¡Obreros! ¡Ciudadanos!Anoche los enemigos del pueblo

pasaron a la ofensiva. Los oficialeskornilovistas del Estado Mayor hanintentado llamar a Petrogrado a losjunkers y batallones de choque de losalrededores. Los junkers deOranienbaum y el batallón de choque de

Tsárskoe Seló se han negado aintervenir. Se fragua un golpe traidorcontra el Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado… La campañade los conspiradorescontrarrevolucionarios va dirigidacontra el Congreso de los Soviets detoda Rusia en vísperas de su apertura,contra la Asamblea Constituyente,contra el pueblo. El Soviet deDiputados Obreros y Soldados dePetrogrado defiende la revolución. ElComité Militar Revolucionario dirige laréplica a la acometida de losconspiradores. Toda la guarnición ytodo el proletariado de Petrogrado están

dispuestos a asestar un golpe demoledora los enemigos del pueblo.

El Comité Militar Revolucionarioordena:

1. Todos los comités de regimiento,de compañía y del mando, junto con loscomisarios del Soviet, todas lasorganizaciones revolucionarias debenpermanecer reunidos en sesióncontinua, concentrando en sus manostodos los datos sobre los planes yacciones de los conspiradores.

2. Ni un solo soldado debeausentarse de su unidad sin permiso delComité.

3. Enviar inmediatamente al Instituto

Smolny dos representantes de cadaunidad y cinco de cada Soviet distrital.

4. Dar cuenta inmediatamente alInstituto Smolny de todas las accionesde los conspiradores.

5. Se invita a todos los miembrosdel Soviet de Petrogrado y a todos losdelegados al Congreso de los Soviets detoda Rusia a personarse inmediatamenteen el Instituto Smolny para una reuniónextraordinaria.

La contrarrevolución ha levantado sucriminal cabeza.

Un gran peligro amenaza todas lasconquistas y esperanzas de los soldados,obreros y campesinos. Pero las fuerzas

de la revolución son muy superiores alas de sus enemigos.

La causa del pueblo está en firmesmanos. Los conspiradores seránaplastados.

¡Nada de vacilaciones ni dudas!¡Firmeza, valor, disciplina y decisión!

¡Viva la Revolución!El Comité Militar Revolucionario».El Soviet de Petrogrado permanecía

reunido constantemente en el Smolny, enel centro de la tempestad. Los delegadosno se tenían en pie y se dormían allímismo, en el suelo, pero luego sedespertaban para participarinmediatamente en los debates. Trotski,

Kámenev y Volodarski hablaban seis,ocho y doce horas al día. Descendí a laplanta baja, a la habitación 18, dondeconferenciaban los delegadosbolcheviques. La voz enérgica de unorador, que no se veía tras la gente,afirmaba con seguridad: «Losconciliadores dicen que estamosaislados. ¡No les hagáis caso! En fin decuentas tendrán que seguirnos o sequedarán solos…»

El orador levantó un papel: «¡Ya lesarrastramos! Acaba de presentarse unadelegación de los mencheviques yeseristas; dicen que condenan nuestrosactos, pero que, si el Gobierno nos

ataca, ¡ellos no lucharán contra la causadel proletariado!»

Una tempestad de entusiasmo…

* * *

Con la llegada de la noche, laenorme sala se llenó de soldados yobreros, de un denso gentío pardioscuro,que zumbaba sordamente envuelto enhumo azul de tabaco. El viejo CEC sedecidió por fin a saludar a los delegadosdel nuevo Congreso, que le deparaba suhundimiento y tal vez el de todo el ordenrevolucionario por él creado. En estareunión, sin embargo, sólo los miembros

del CEC tenían derecho a voto.Era ya más de la medianoche cuando

Gots ocupó la presidencia y Dan subió ala tribuna en medio de un tenso silencio,que a mí me pareció casi amenazador.

«El momento que atravesamos estáteñido de los colores más trágicos —comenzó diciendo—. El enemigo seencuentra a las puertas de Petrogrado,las fuerzas de la democracia intentanorganizar la resistencia y, entretanto,esperamos una efusión de sangre en lascalles de la capital y el hambre amenazacon matar no sólo a nuestro Gobierno,sino a la misma revolución

Las masas están extenuadas y tienen

sentimientos enfermizos. Han perdido elinterés por la revolución. Si losbolcheviques comienzan a toda costa,será el fin de la revolución… (Gritos:«¡Mentira!») Los contrarrevolucionariossólo esperan a los bolcheviques paraemprender los pogromos y lasmatanzas…, Si se produce cualquiersubversión no habrá AsambleaConstituyente… (Gritos: «¡Mentira! ¡Esuna vergüenza!»)

Es totalmente inadmisible que en lazona de operaciones militares laguarnición de Petrogrado se niegue acumplir las órdenes del Estado Mayor…Deben subordinarse al Estado Mayor y

al CEC que han elegido. Todo el poder alos Soviets es la muerte. Los bandidos yladrones sólo esperan el momento paracomenzar los saqueos e incendios…Cuando se lanzan consignas como»¡Entrad a saco en las casas, arrancad alos burgueses las botas y la ropa!…»(Tumulto. Gritos: «¡No ha habido talesconsignas! ¡Mentira!») …¡Es igual, sepuede empezar de distintas maneras,pero el fin será ése!

El CEC tiene poder y derecho paraactuar y todos deben obedecerlo… ¡Notememos las bayonetas! El CECprotegerá la revolución con su propiocuerpo… " (Gritos: «¡Hace tiempo que

es un cadáver!»)Continuó el terrible tumulto en el

que apenas podía distinguirse la voz deDan cuando éste, poniendo en tensióntodas sus fuerzas y dando puñetazossobre el borde de la tribuna, gritó:«¡Quien incita a esto, comete uncrimen!»

Una voz:" ¡Vosotros cometisteis uncrimen hace tiempo, cuando tomasteis elpoder y lo entregasteis a la burguesía.

Gots, agitando la campanilla depresidente: «¡Silencio o les haré salir dela sala!»

Una voz: «¡Haga la prueba!»Aplausos y silbidos.

«Nos referiremos ahora —prosiguióDan— a la política de paz. (Hilaridad)Por desgracia, Rusia no puede continuarla guerra. Habrá paz, pero no será unapaz permanente, no será una pazdemocrática… Hoy, en el Consejo de laRepública, nosotros, para evitar elderramamiento de sangre, hemosaceptado una fórmula de transición, queexige la entrega de la tierra a loscomités agrarios y la apertura inmediatade negociaciones de paz…» (Hilaridady gritos: «¡Tarde!»)

En nombre de los bolcheviquessubió a la tribuna Trotski, que fuerecibido con atronador es aplausos.

Toda la sala se puso en pie y leovacionó. El rostro flaco y anguloso deTrotski tenía una expresión de maliciosaironía mefistofélica.

«¡La táctica de Dan demuestra quelas masas —amplias, necias eindiferentes— le siguen sin vacilar!»Homérica carcajada… El orador sevuelve con trágico gesto al presidente.«Cuando nosotros hablábamos deentregar la tierra a los campesinos,ustedes estaban en contra. Dijimos a loscampesinos: ¡Si no os dan la tierra,tomadla! ¡Ahora los campesinos hanseguido nuestro consejo y ustedesexhortan a lo que nosotros decíamos

hace seis meses!Creo que si Kerenski ha abolido la

pena de muerte en el frente no ha sidoimpulsado por sus ideales. Creo que aKerenski lo ha convencido la guarniciónde Petrogrado, que se ha negado aobedecerle…

Hoy acusan a Dan de haberpronunciado en el Consejo de laRepública un discurso que lo identificacomo bolchevique enmascarado…Llegará el día en que el propio Dan digaque en la insurrección del 3-5 de juliotomó parte la flor de la revolución… Enla resolución de Dan, aprobada hoy porel Consejo de la República, no se hace

ni la más leve alusión al reforzamientode la disciplina en el Ejército, aunqueeste punto ocupa un lugar muyimportante en la propagandamenchevique…

¡No! ¡La historia de los últimos sietemeses muestra que las masas hanabandonado a los mencheviques! Losmencheviques y los eseristas derrotarona los kadetes, pero cuando alcanzaron elpoder se lo entregaron a los kadetes…

Dan os dice que no tenéis derecho ala insurrección. ¡La insurrección es underecho inalienable de cadarevolucionario! Cuando las masasoprimidas se levantan, siempre tienen

razón…Luego hizo uso de la palabra Líber,

carilargo y mordaz, que fue recibido conirónico abucheo y risas.

«Marx y Engels decían que elproletariado no tiene derecho a tomar elpoder hasta que no esté maduro paraello. En una revolución burguesa, comola nuestra… la toma del poder por lasmasas sería el fin trágico de larevolución… Como teóricosocialdemócrata el propio Trotski escontrario a lo que les exhorta ahora…»(Gritos: «¡Basta! ¡Fuera!»)

Luego habló Mártov, constantementeinterrumpido: «Los internacionalistas no

se oponen a la entrega del poder a lasfuerzas democráticas, pero desapruebanlos métodos bolcheviques. No es éste elmomento de tomar el poder…»

Dan volvió a subir a la tribuna aprotestar violentamente contra lasacciones del Comité Militar

Revolucionario, que había enviadoun comisario para adueñarse de laredacción de Izvestia y para censurareste periódico. Se promovió un terriblealboroto. Mártov intentaba hablar, perono se le oía. Los delegados del Ejércitoy de la Flota del Báltico se levantaronde sus asientos, gritando que suGobierno era el Soviet.

En medio de una espantosaconfusión Erlij[41] propuso unaresolución que invitaba a los obreros ysoldados a conservar la calma y noresponder a los provocadores queincitaban a las manifestaciones; sereconocía, además, la necesidad decrear inmediatamente un Comité deSeguridad Pública y también de que elGobierno Provisional decretaseurgentemente la entrega de la tierra a loscampesinos y la apertura de lasnegociaciones de paz…

Entonces se levantó de un saltoVolodarski, diciendo a gritos que envísperas del Congreso de los Soviets, el

CEC no tenía derecho a asumir lasfunciones de este Congreso. El CECprácticamente ha fenecido, declaróVolodarski, y esta resolución no es másque una maniobra con el fin de sostenersu agonizante poder…

«¡Nosotros, los bolcheviques, novotaremos por esta resolución!»Después, todos los bolcheviquesabandonaron el salón de sesiones y laresolución pasó…

A eso de las cuatro de la madrugadaencontré en el vestíbulo a Zorin. Teníaun fusil a la espalda.

—¡Hemos comenzado![7a] —me dijotranquilamente, pero satisfecho—. Ya

hemos detenido al Subsecretario deJusticia y al Ministro de Cultos. Están yaen el sótano. Un regimiento ha marchadoa tomar la Central Telefónica, otro sedirige a Telégrafos y otro al Banco delEstado. La Guardia Roja ha salido a lacalle…

En la escalinata del Smolny, enmedio de la fría oscuridad, vimos porprimera vez a la Guardia Roja: ungrupito apretado de muchachos con ropade faena. Sostenían en las manos losfusiles con las bayonetas caladas yconversaban nerviosos.

De lejos, por el oeste, por encima delos tejados silenciosos, se oía tiroteo de

fusilería. Los junkers intentaban levantarlos puentes del Neva para impedir quelos obreros y soldados de la barriada deVyborg se uniesen a las fuerzas armadasdel Soviet, que se encontraban al otrolado del río, pero los marinos deCronstadt volvieron a tender lospuentes…

A nuestras espaldas resplandecía deluces y zumbaba como una colmena elenorme edificio del Smolny…

CAPÍTULO IV

La caída del GobiernoProvisional

El miércoles, 7 de noviembre (25 deoctubre) me levanté muy tarde. Cuandosalí a la Nevski, en la fortaleza de Pedroy Pablo retumbó el cañonazo de lasdoce. El día era húmedo y frío. Frente alas puertas cerradas del Banco delEstado había varios soldados armadosde fusiles con la bayoneta calada

«¿De quiénes son ustedes? —

pregunté—. ¿Del Gobierno?»«¡Ya no hay Gobierno! —respondió

sonriente un soldado—. ¡Gracias aDios!» Esto fue todo lo que logrésonsacarle…

Por la Nevski, como siempre,circulaban los tranvías. De todos sussalientes colgaban hombres, mujeres yniños. Los comercios estaban abiertos y,en general, la calle parecía incluso mástranquila que en la víspera. Durante lanoche las paredes se habían cubierto denuevas proclamas y llamamientos,advirtiendo contra la insurrección. Ibandirigidos a los campesinos, a lossoldados del frente y a los obreros de

Petrogrado. Una proclama rezaba:«De la Duma Municipal de

Petrogrado.La Duma Municipal pone en

conocimiento de los ciudadanos que ensu reunión extraordinaria del 24 deoctubre se constituyó un Comité deSeguridad Pública, formado pormiembros de la Duma Central y de lasdumas distritales y representantes de lasorganizaciones democráticasrevolucionarias: del Comité EjecutivoCentral de los Soviets de DiputadosObreros y Soldados, del ComitéEjecutivo de Diputados Campesinos detoda Rusia, de las organizaciones del

Ejército, de Centroflot, del Soviet deDiputados Obreros y Soldados dePetrogrado, del Consejo de losSindicatos y otras.

Los miembros del Comité deSeguridad Pública hacen guardia en eledificio de la Duma Municipal.Teléfonos Nos 15-40, 223-77 y 138-36».

En aquel momento no comprendí aúnque esta proclama de la Duma era unadeclaración formal de guerra a losbolcheviques.

Compré un número de Rabochi Put,creo que era el único que estaba enventa; poco más tarde logré comprar a

un soldado por cincuenta kopeks unnúmero ya leído de Dien. El periódicobolchevique, impreso en enormes planasen la tipografía incautada de RússkayaVolia, comenzaba con un titular engrandes caracteres, que decía: «¡Todo elpoder a los Soviets de Obreros,Soldados y Campesinos! ¡Paz! ¡Pan!¡Tierra!»

El editorial llevaba la firma deZinóviev[42], que se veía obligado aocultarse, como Lenin. Comenzaba así:

«Todo soldado, todo obrero, todoverdadero socialista, todo demócratahonrado ve que el choquerevolucionario inminente exige una

solución inmediata.Una de dos.O el poder pasa a manos de la banda

burgués-terrateniente y entonces esosignificará… una sangrienta expediciónpunitiva en toda Rusia… que anegará elpaís entero en sangre de los soldados ymarinos, campesinos y obreros.Entonces eso será la continuación de laodiosa guerra, la inevitable muerte y elhambre.

O el poder pasa a manos de losobreros, soldados y campesinosrevolucionarios y entonces esosignificará la abolición total de latiranía de los terratenientes, el

enfrentamiento inmediato de loscapitalistas y la propuesta inmediata deuna paz justa. Entonces los campesinostendrán asegurada la tierra, estaráasegurado el control sobre las fábricas,tendrán asegurado pan los hambrientos yserá el fin de la insensata matanza…»

Dien contenía noticias fragmentariasde la agitada noche. Los bolcheviques sehabían apoderado de la CentralTelefónica, de la estación del Báltico yde la Central de Telégrafos; los junkersde Peterhof no podían abrirse paso aPetrogrado; los cosacos vacilaban;varios ministros detenidos; muerto eljefe de la milicia urbana, Méyer;

detenciones, contradetenciones,escaramuzas entre las patrullas desoldados, junkers y guardias rojos[1a]…

En la esquina de Morskaya meencontré con el capitán Gómberg,menchevique defensista, secretario de laSección Militar de su partido. Cuando lepregunté si era verdad la insurrección,se limitó a encogerse de hombroscansado: «Chort ievó znáet! (¡El diablolo sabe!)… Es posible, los bolcheviquespueden tomar el poder, pero no semantendrán más de tres días. No tienenhombres capaces de gobernar el país.Quizá lo mejor sería dejarles probar: asíse estrellarían.

El hotel militar en la esquina de laPlaza de San Isaac estaba acordonadopor marinos armados. En el vestíbulo sehabían reunido muchos elegantesjóvenes oficiales. Iban y venían,cruzando frases en voz baja. Losmarinos no les dejaban salir a la calle.

De pronto en la calle restalló unseco disparo y comenzó el tiroteo. Corríafuera. Algo extraordinario estabaocurriendo en torno al PalacioMariinski, donde sesionaba el Consejode la República Rusa. Una fila desoldados atravesaba la ancha plaza endiagonal. Tenían aprestados los fusiles ymiraban al tejado del hotel.

«Provokatsia! ¡Disparan contranosotros!» —gritó uno de ellos. Otrocorrió al portal.

Junto a la esquina oeste del Palaciohabía un gran auto blindado con labandera roja y siglas recién pintadas enrojo: «S.D.O.S.» (Soviet de DiputadosObreros y Soldados). Todas susametralladoras apuntaban a la Iglesia deSan Isaac. Una barricada atravesaba lasalida a la Calle Nueva: toneles,cajones, un colchón viejo y un vagónvolcado. El extremo del malecón delMoika estaba cerrado con pilas de leña.Los cortos leños del vecino depósitohabían sido dispuestos a lo largo del

edificio y formaban un parapeto.«¿Se va a combatir aquí?» —

pregunté.«¡Pronto, muy pronto! —respondió

nervioso un soldado—. ¡Pasa,camarada, no te vayan a zumbar a ti!Vendrán de aquel lado…» —y señaló laparte del Almirantazgo.

«¿Quién vendrá?»«Eso, hermano, yo no lo puedo

decir» —respondió escupiendo.A la entrada del Palacio se

agolpaban soldados y marinos. Unmarino contaba el fin del Consejo de laRepública Rusa. «Entramos —decía— ynuestros compañeros ocuparon todas las

puertas. Yo me acerqué al kornilovistacontrarrevolucionario que estaba en lapresidencia. Ya no existe vuestroConsejo —le dije—. ¡Vete a casa!»

Todos soltaron la carcajada.Enseñando todos mis papeles, lleguéhasta la puerta de la galería de prensa.Allí me detuvo un enorme marinosonriente. Le mostré el pase, pero élrespondió: «Aunque fuese San Miguelen persona, no se puede pasar,camarada». A través del cristal de lapuerta distinguí el rostro contraído y losbrazos gesticulantes de un corresponsalfrancés encerrado dentro.

Cerca había un hombre de mediana

estatura y bigote canoso con uniforme degeneral en el centro de un grupo desoldados. Tenía el rostro congestionado.

«¡Soy el general Alexéev! —gritaba—. ¡Como jefe de ustedes y comomiembro del Consejo de la República,les ordeno que me dejen pasar!»

El centinela se rascaba la nuca einquieto lanzaba miradas de reojo atodos lados; por fin hizo un guiño a unoficial que se aproximaba; éste diomuestras de gran agitación al enterarsede quien hablaba con él y empezó porllevarse la mano a la visera:

«Vashe Vysokoprevosjodítelstvo(Su Excelencia) —balbuceó como si se

encontrara en el viejo régimen—. Laentrada a Palacio está rigurosamenteprohibida… Yo no tengo derecho…»

Llegó un automóvil en el quedistinguí a Gots sonriente. Al parecer,todo lo que sucedía le divertía mucho. Alos pocos momentos frenó otro auto consoldados armados en el asientodelantero; tras ellos se veía a losmiembros del Gobierno Provisionaldetenidos. El letón Peters, miembro delComité Militar Revolucionario, cruzabapresuroso la plaza.

«Yo creía que a todos esos señoreslos habían cazado anoche» —le dijeseñalando a los detenidos.

«¡Ah! —en su voz se percibió untimbre de decepción—. Estos botaratesdejaron escapar a más de la mitadmientras nosotros decidíamos qué hacercon ellos…»

Por la Avenida de Voznesenskibajaba una muchedumbre de marinos ytras ellos, hasta donde alcanzaba lavista, se veían columnas de soldados enmarcha.

Echamos por la Avenida delAlmirantazgo hacia el Palacio deInvierno. Los centinelas custodiabantodas las entradas a la Plaza del Palacioy el extremo oeste de la plaza estabacerrado por un cordón de tropas sobre el

cual presionaba un enorme gentío.Todos observaban calma, menos unoscuantos soldados que sacaban leña delPalacio y la apilaban frente a la entradaprincipal.

No pudimos enteramos a favor dequién estaban los centinelas: delGobierno o del Soviet. Nuestrascredenciales del Smolny no les causaronla menor impresión. Entonces entramospor otro lado y, mostrando nuestrospasaportes norteamericanos, dijimos conaire de importancia: «¡En misiónoficial!» y nos colamos dentro. En elvestíbulo del Palacio nos tomaroncortésmente los gabanes y los sombreros

los mismos viejos ujieres de libreasazules, botones de cobre y cuellosencarnados con pasamanos dorados.Subimos por la escalera. Varios viejoscriados vagaban sin objeto por elpasillo oscuro y tenebroso, desnudo yade tapices. A la puerta del despacho deKerenski se paseaba un joven oficial,mordiéndose el bigote. Le preguntamossi podíamos entrevistar al Ministro-Presidente. Inclinó levemente la cabezay dio un taconazo, haciendo sonar lasespuelas.

«Lamentablemente, no es posible —respondió en francés—. AlexandrFiódorovich está muy ocupado… —Nos

miró—. Además, no está aquí…»«¿Pues dónde está?»«Marchó al frente. Y, saben, no tenía

bastante gasolina para el automóvil.Hubo que pedir al Hospital Inglés».

«¿Y los ministros, están aquí?»«Sí, están reunidos en una

habitación, pero no sé en cuál».«¿Qué le parece, vendrán los

bolcheviques?»«¡Claro! ¡Es indudable que vendrán!

Yo espero de un momento a otro unallamada telefónica diciéndome quevienen, pero ¡estamos preparados! Losjunkers protegen el Palacio. Están alotro lado de aquella puerta».

«¿Podemos pasar nosotros allá?»«¡No! ¡Desde luego que no! Está

prohibido…» De pronto nos dio la manoy se fue. Nos volvimos hacia laintrigante puerta, montada en un tabiquetemporal que dividía en dos la estancia.Estaba cerrada por la parte nuestra. Alotro lado del tabique se oían voces y unarisa que sonaba rara en el grave silenciodel enorme y antiguo Palacio. Se nosacercó un viejo ujier.

«No, señor, no se puede entrar».«¿Por qué está cerrada esta puerta?»«Para que no se vayan los soldados»

—respondió. A los pocos minutos dijoque quería tomar un vaso de té y salió.

Nosotros abrimos la puerta. En elumbral había dos centinelas, pero no nosdijeron nada. El pasillo terminaba en ungran salón de fastuoso ornamento concornisas doradas y enormes arañas decristal. Más allá seguía toda unaenfilada de aposentos más pequeños,revestidos de madera oscura. A amboslados, sobre el parquet, había tendidosbastos y sucios jergones y mantas; enalgunos yacían tumbados los soldados.Por todas partes montones de colillas,mendrugos de pan, ropas tiradas ybotellas vacías de vinos caros franceses.A nuestro alrededor se iban juntandosoldados con las hombreras rojidoradas

de los junkers. El ambiente sofocante dehumo de tabaco y de cuerpo humanosucio era irrespirable. Un junker tenía enlas manos una botella de vino blanco deBorgoña, evidentemente robada de lasbodegas de Palacio. Todos nos mirabancon estupor y fuimos pasando de unahabitación a otra hasta llegar a unaenfilada de aposentos de gala, cuyasventanas, altas pero sucias, daban a laplaza. De las paredes, pendían enormescuadros con pesados marcos dorados,escenas históricas y de batallas: «12 deoctubre de 1812», «6 de noviembre de1812», «16/28 de agosto de 1813». Unode los cuadros tenía desgarrado todo el

ángulo superior derecho.Todo el local había sido convertido

en enorme cuartel y, a juzgar por elestado de las paredes y los suelos, estatransformación se había operado variassemanas antes. En los repechos de lasventanas había emplazadasametralladoras y entre las colchonetassobresalían las pirámides de fusiles.

Estábamos examinando los cuadroscuando inesperadamente me sopló por laizquierda un tufo alcohólico y una vozdijo en mal francés, pero de carrerilla:«Por la manera de mirar los cuadros veoque son ustedes extranjeros…» Antenosotros teníamos a un hombre bajo y

gordinflón. Cuando levantó un poco lagorra para saludamos vimos su calva:

«¿Norteamericanos? ¡Encantado!Vladímir Artsibáshev, Capitán deEstado Mayor, por entero al servicio deustedes…» Parecía que no veíaabsolutamente nada de extraño en quecuatro extranjeros, entre ellos una mujer,se paseasen por el sector de defensa deun destacamento que esperaba el ataque.Empezó a quejarse de cómo andaban lascosas en Rusia.

«No se trata sólo de losbolcheviques —dijo—. El mal está enque se han perdido las noblestradiciones del Ejército ruso. Miren en

torno: todos estos son junkers, futurosoficiales… Pero, ¿son caballeros?Kerenski abrió las escuelas de oficialespara todos los que quisieran, para cadasoldado que rinda el examen. Por eso,naturalmente, aquí hay muchos,muchísimos contaminados del espíritude la revolución…»

Sin continuidad alguna cambió detema. «Yo tengo grandes deseos demarchar de Rusia. He decididoalistarme en el Ejército norteamericano.¿No serían tan amables que me ayudasena hacer las gestiones ante su Cónsul?Les daré mi dirección».

Pesé a nuestras protestas escribió

varias palabras en un trozo de papel y enseguida se sintió más alegre. Conservosu esquela: «Vtoraya OranienbáumskayaShkola Práporschikov, Stari Peterhof».

«Esta mañana hemos tenido revista—prosiguió, conduciéndonos por losaposentos y dándonos explicaciones—.El batallón femenino acordó mantenersefiel al Gobierno».

«¿Acaso en Palacio hay mujeres-soldados?»

«Sí, están en las habitacionestraseras. Si ocurre algo, allí seencontrarán fuera de peligro». Suspiró.«¡Qué grave responsabilidad!»

Permanecimos un poco junto a la

ventana, mirando la Plaza del Palaciodonde habían formado tres compañíasde junkers con largos capotes grises.Los mandaba un oficial alto, de aspectomuy enérgico en quien reconocí aStankiévich, Comisario General deGuerra del Gobierno Provisional. A lospocos minutos dos de estas trescompañías tomaron los fusiles alhombro con rítmico chasquido y susfilas oscilantes, marcando el paso,atravesaron la plaza, pasaron bajo elarco rojo[43] y desaparecieron,alejándose en dirección a la calladaciudad.

«¡Van a tomar la Central de

Teléfonos!» —dijo una voz. Cerca denosotros había tres junkers. Hablamoscon ellos. Nos dijeron que habían sidosoldados y nos dieron sus nombres:Róbert Olev, Alexéi Vasilenko y ErniSaks, un estonio. Ya no querían seroficiales porque la oficialidad era muyimpopular. Sencillamente no sabían quéhacer. Estaba claro que se sentían muyinquietos.

Pronto se pusieron a fanfarronear:«¡Dejen que asomen los bolcheviques,les enseñaremos a pelear! No seatreverán a atacarnos, son todos unoscobardes… Pero si nos vencen cada unose guardará la última bala para sí

mismo…»En aquel momento, no lejos, se

entabló un tiroteo. Todos los queestaban en la plaza corrieron endesbandada. Muchos se echaron debruces al suelo. Los cocheros queestaban en las esquinas arrancaron algalope en todas direcciones. Se armóuna barahúnda terrible. Los soldadoscorrían hacia atrás y hacia adelante,agarraban los fusiles y gritaban:«¡Vienen! ¡Vienen!» Pero al cabo deunos minutos renació la calma. Loscocheros regresaron a sus puestos y selevantaron los que estaban tendidos enla plaza. Bajo el arco rojo aparecieron

los junkers. No llevaban el paso y a unode ellos lo sostenían de los brazos doscompañeros.

Era ya bastante tarde cuandoabandonamos el Palacio. De la plazahabían desaparecido todos loscentinelas. El enorme hemiciclo de losedificios del Gobierno parecía desierto.Entramos a comer en el Hótel deFrance. Apenas habíamos probado lasopa vino corriendo un camareroterriblemente pálido y nos rogó quepasásemos a la sala general con lasventanas al patio: en el café que daba ala calle había que apagar las luces. «¡Vaa haber muchos tiros!» - dijo.

Salimos de nuevo a la Morskaya.Estaba ya completamente oscuro y sóloen la esquina de la Nevski parpadeabaun farol callejero. Al pie del farol habíaun gran auto blindado con el motor enmarcha y, lanzando un chorro de humode bencina. Al lado, un chiquillo seasomaba a la boca de la ametralladora.En torno se apiñaban soldados ymarinos: algo esperaban, por lo visto.Nos encaminamos hacia el arco delEstado Mayor Central. Un grupo desoldados contemplaba el Palacio deInvierno profusamente iluminado ycharlaba en voz alta.

«No, compañeros —decía uno—.

¿Cómo vamos a disparar estando allí unbatallón femenino? Dirán que fusilamosa las mujeres rusas…»

Cuando salimos a la Nevski,doblaba la esquina otro automóvilblindado. De su torreta se asomó unacabeza.

«¡Adelante! —gritó—. ¡Nosabriremos paso y al ataque!»

Se acercó el chófer del otroblindado y gritó, sobreponiéndose alestruendo de la máquina:

«¡El Comité ha ordenado esperar!¡Tienen escondida artillería tras laspilas de leña!…»

Aquí no circulaban los tranvías, eran

escasos los peatones y no había ningunaluz, pero pasadas unas cuantas casaspodía verse de nuevo el tranvía, elgentío, escaparates brillantementeiluminados y los rótulos eléctricos delos cinematógrafos. La vida seguía sucurso habitual. Teníamos localidadespara una función de ballet en el TeatroMariinski —todos los teatros estabanabiertos—, pero era demasiadointeresante lo que estaba sucediendo enla calle.

Tropezamos en la oscuridad conunas pilas de leña, la barricada delPuente de la Policía, y vimos junto alPalacio de Stróganov cómo varios

soldados emplazaban piezas de trespulgadas. Soldados con uniformes dedistintas unidades iban de acá para allásin rumbo fijo, sosteniendointerminables conversaciones…

En la Nevski parecía habersevolcado toda la ciudad. En cada esquinala muchedumbre hacía corro a algunaacalorada discusión. Piquetes de docesoldados armados de fusiles con labayoneta calada vigilaban los cruces,vejestorios de cara enrojecida y conricos abrigos de pieles les enseñabanlos puños y damas elegantes los cubríande improperios. Los soldadosrespondían de muy mala gana y sonreían

confusos. Por la calle patrullabanblindados en los que se veían aún losnombres viejos —Oleg, Riúrik,Sviatoslav—, nombres todos de antiguospríncipes rusos. Pero encima de losviejos letreros rojeaban ya siglasenormes: RSDRP (Rossíiskaya Sotsial-Demokratícheskaya Rabóchaya Partía,Partido Obrero Socialdemócrata deRusia). En la Avenida Mijáilovskayaapareció un vendedor de periódicos.

La multitud se abalanzó frenética aél, ofreciéndole un rublo, cinco, diezrublos por cada ejemplar,arrebatándoselos unos a otros. EraRabochi i Soldat, que comunicaba la

victoria de la revolución proletaria y laliberación de los bolcheviques presos yexhortaba a las unidades militares delfrente y la retaguardia a respaldar lainsurrección… Aquel número febriltenía cuatro páginas nada más, impresasen enormes caracteres. No traía ningunanoticia.

En la esquina de la Sadóvaya sehabían congregado unos dos milciudadanos. La multitud miraba el tejadode una casa alta donde tan pronto seencendía como se apagaba una chispitaroja.

«Mira —decía un campesino alto,señalándola—, allí hay un provocador.

Ahora disparará contra el pueblo…»Por lo visto, nadie quería ir a averiguarde qué se trataba.

Cuando llegamos al Smolny, sumaciza fachada resplandecía de luces.De todas las calles convergía la gente,que se apresuraba en las tinieblas.Automóviles y motocicletas arribaban yarrancaban. Un enorme blindado gris encuya torreta ondeaban dos banderasrojas salió reptando con ulular desirena. Hacía frío y los guardias rojosque custodiaban la entrada se calentabanal amor de una fogata. Junto a la puertadel interior ardía otra hoguera y a su luzlos centinelas leyeron despacio nuestros

pases y nos miraron de pies a cabeza. Aambos lados de la entrada habíaametralladoras desenfundadas y de susrecámaras pendían, retorciéndose comoculebras, las cintas de munición. En elpatio, bajo los árboles del jardín, habíamuchos blindados con los motores enmarcha. En las salas, enormes y vacías,mal alumbradas, retumbaban las pesadasbotas, los gritos y las conversaciones…El ambiente era de decisión. Todas lasescaleras estaban abarrotadas: obrerosde blusas negras y negros gorros de piel,muchos con fusiles en bandolera,soldados con bastos capotes de un colorsucio y con gorros grises de piel. Entre

toda esta gente se abrían pasopresurosos Lunacharski y Kámenev,muchos les conocían… Hablaban almismo tiempo, tenían cara depreocupación y llevaban cada uno bajoel brazo una cartera atiborrada depapeles. Había terminado la reunión delSoviet de Petrogrado. Detuve aKámenev[44], un hombre bajo demovimientos rápidos, cara ancha y vivazy cuello corto. Sin más preámbulos metradujo al francés la resolución reciénaprobada:

«El Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado saluda lavictoriosa revolución del proletariado y

de la guarnición de Petrogrado. ElSoviet destaca, en particular, lacohesión, la organización, la disciplinay la plena unanimidad de que han dadoprueba las masas en esta insurrecciónextraordinariamente incruenta y feliz.

El Soviet expresa la firmeconvicción de que el Gobierno obrero ycampesino que será creado por larevolución como Gobierno soviético yque asegurará el apoyo de toda la masade los campesinos pobres alproletariado urbano, marcharáfirmemente hacia el socialismo, únicomedio para salvar al país de lasinauditas calamidades y horrores de la

guerra.El nuevo Gobierno Obrero y

Campesino propondrá inmediatamenteuna paz justa y democrática a todos lospueblos beligerantes.

Abolirá inmediatamente lapropiedad terrateniente y entregará latierra al campesinado. Establecerá elcontrol obrero sobre la producción y ladistribución de los productos, el controlpopular sobre los bancos, al mismotiempo que transformará éstos en unaempresa del Estado.

El Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado exhorta a todoslos obreros y a todo el campesinado a

apoyar abnegadamente con la mayorenergía la revolución obrera ycampesina. El Soviet expresa laseguridad de que los obreros de lasciudades, en alianza con los campesinospobres, darán pruebas de inflexibledisciplina amistosa y crearán el mássevero orden revolucionario,indispensable para el triunfo delsocialismo.

El Soviet está convencido de que elproletariado de los países de EuropaOccidental nos ayudará a llevar la causadel socialismo a la victoria completa yfirme».

«¿Ustedes creen que han vencido?»

Se encogió de hombros: «Aúntenemos que hacer mucho. Muchísimo.La cosa sólo comienza…»

En el rellano de la escalera vi aRiazánov, vicepresidente del Consejode los Sindicatos. Miraba hosco,mordiéndose la canosa barba. «¡Es unalocura, una locura! —exclamó—. ¡Elproletariado europeo no se levantará!Rusia entera…» Hizo un ademándistraído y siguió corriendo.

Riazánov y Kámenev se habíanopuesto a la insurrección y habíanexperimentado toda la terrible fuerzapolémica de Lenin.

Había sido una reunión muy

importante. En nombre del ComitéMilitar Revolucionario, Trotski declaróque el Gobierno Provisional ya noexistía.

«La característica de los gobiernosburgueses y pequeñoburgueses —dijo—consiste en engañar a las masas.Actualmente a nosotros, a los Soviets deDiputados Soldados, Obreros yCampesinos, nos espera un experimentosin parangón en la historia: fundar unpoder que no conozca otros objetivosque las necesidades de los soldados, delos obreros y de los campesinos».

En la tribuna apareció Lenin. Lorecibieron con una estruendosa ovación.

Predijo la revolución socialistamundial… Después habló Zinóviev, queexclamó: «Hoy hemos pagado la deudaal proletariado internacional y hemosasestado un golpe terrible a la guerra, ungolpe al pecho de todos losimperialistas y en particular al verdugoGuillermo».

Luego Trotski declaró que ya sehabían cursado telegramas al frenteanunciando la victoria de lainsurrección, pero no había llegadotodavía la respuesta. Según rumores, lastropas avanzaban sobre Petrogrado. Eranecesario enviar una delegación paraexplicarles toda la verdad.

Gritos: «¡Vosotros predetermináis lavoluntad del Congreso de los Soviets detoda Rusia!»

Trotski (fríamente): «¡La voluntaddel Congreso de los Soviets de todaRusia ha sido predeterminada por ellevantamiento de los obreros y soldadosde Petrogrado!»

Entramos en el vasto salón desesiones, abriéndonos paso a través delgentío clamoroso que se agolpaba en lapuerta. Iluminados por enormes arañasblancas, en bancos y sillas, en lospasillos, en los repechos de las ventanasy hasta en el borde de la tarimapresidencial estaban sentados los

representantes de los obreros y soldadosde toda Rusia que, en ansioso silencio oen medio de un ruido salvaje, esperabanel campanillazo del presidente. En ellocal no había calefacción, pero hacíacalor de las emanaciones de los cuerposhumanos sin lavar. Un desagradablehumo azul de tabaco ascendía y flotabaen el aire denso. De vez en cuando unode los dirigentes subía a la tribuna yrogaba a los compañeros que dejasen defumar. Entonces todos los presentes,incluyendo los propios fumadores, seponían a gritar: «¡Camaradas, nofumar!» y seguían fumando. Elanarquista Petrovski, delegado de la

fábrica Obújov, me sentó a su lado.Sucio y sin afeitar, se caía de sueño:llevaba trabajando tres noches seguidasen el Comité Militar Revolucionario.

En el estrado se encontraban loslíderes del viejo CEC; dominaban porúltima vez una reunión de los turbulentosSoviets que habían manejado desde losprimeros días de la revolución y queahora se les rebelaban. Terminó elprimer período de la revolución rusaque estos hombres habían tratado defrenar. Los tres más destacados noestaban en la presidencia: no estabaKerenski, que había huido al frente através de ciudades y pueblos presas ya

de la agitación; no estaba Chjeídze,viejo águila, que se había retiradodesdeñosamente a sus montañasgeorgianas donde se consumía de tisis;no estaba tampoco el alma cándida deTsereteli, enfermo también de gravedad,que retornó más tarde y agotó toda sugrandilocuencia en defender una causaperdida. Ocupaban la presidencia Gots,Dan, Líber, Bogdánov, Broido yFilippovski, todos lívidos e iracundos,con los ojos hundidos. A sus pies seencrespaba y agitaba el II Congreso delos Soviets de toda Rusia y sobre suscabezas trabajaba febrilmente el ComitéMilitar Revolucionario, que tenía en sus

manos todos los hilos del alzamiento yasestaba golpes certeros y fuertes…Eran las 10.40 de la noche.

Dan, un hombre insignificante derostro senil, con un uniforme demasiadogrande de médico militar, agitó lacampanilla. Inmediatamente se hizo unsilencio tenso, interrumpido tan sólo porlas disputas y maldiciones de los que seagolpaban a la entrada…

«El poder está en nuestras manos —comenzó tristemente Dan. Se detuvo unmomento y prosiguió en voz baja—:Compañeros: El Congreso de losSoviets se reúne en un momento tanexcepcional y en circunstancias tan

extraordinarias que creo comprenderéispor qué el CEC considera superfluoabrir la presente reunión con un discursopolítico. Y quedará más claro paravosotros si recordáis que soy miembrode la presidencia del CEC y que en estosmomentos nuestros compañeros departido se encuentran en el Palacio deInvierno bajo el bombardeo, cumpliendoabnegadamente el deber de ministrosque les encomendó el CEC (Rumorconfuso). Declaro abierta la primerareunión del II Congreso de los Sovietsde Diputados Obreros y Soldados».

Se eligió la presidencia en mediodel ruido y la agitación general.

Avanésov declaró que, por acuerdoentre los bolcheviques, socialistas-revolucionarios de izquierda ymencheviques internacionalistas, sehabía decidido formar la presidenciasobre la base de la representaciónproporcional. Varios mencheviques selevantaron de sus asientos, protestandoviolentamente. Un soldado barbudo lesgritó: «¡Acordaos de lo que hacíais connosotros, los bolcheviques, cuandoestábamos en minoría!» La elecciónarrojó el siguiente resultado: catorcebolcheviques, siete socialistas-revolucionarios, tres mencheviques y uninternacionalista (del grupo de Gorki).

Hendelmann declaró en nombre de lossocialistas-revolucionarios de derecha ydel centro, que se negaban a formarparte de la presidencia. Jinchuk hizo unadeclaración análoga en nombre de losmencheviques. Los mencheviquesinternacionalistas tampoco podían entraren la presidencia hasta esclarecerdeterminadas circunstancias. Escasosaplausos y gritos. Una voz:«¡Renegados! ¡Y vosotros os llamáissocialistas!» Un representante de losdelegados de Ucrania solicitó y obtuvoun puesto en la presidencia. Después elviejo CEC abandonó la presidencia yocuparon su lugar Trotski, Kámenev,

Lunacharski, Kollontái, Noguín…Toda la sala puesta en pie aplaudió

tempestuosamente. ¡A qué altura habíanllegado estos bolcheviques, de una sectano reconocida y perseguida tan sólocuatro meses atrás al puesto supremo detimoneles de la gran Rusia arrebatadapor la tormenta de la insurrección!

En el orden del día, comunicóKámenev, figura: primer punto,organización del poder; segundo, laguerra y la paz; tercero, la AsambleaConstituyente. Lozovski se levantó yanunció que por un acuerdo entre ladirección de todas las fracciones seproponía escuchar y discutir primero el

informe del Soviet de Petrogrado, luegoconceder la palabra a los miembros delCEC y a los representantes de lospartidos y, por último, pasar al ordendel día.

Inesperadamente se oyó un nuevoruido, más fuerte que el tumulto, unruido persistente y alarmante: el sordotronar de los cañones. Todos fijaron susansiosas miradas en las oscurasventanas y una especie de escalofríorecorrió la sala. Mártov pidió la palabray exclamó con voz ronca: «¡Haempezado la guerra civil, camaradas!Nuestro primer punto debe ser lasolución pacífica de la crisis. Por

principio y como táctica urge quediscutamos los medios de evitar laguerra civil. ¡En la calle estándisparando contra nuestros hermanos!En el momento en que ante la aperturadel Congreso de los Soviets el problemadel poder se decide mediante uncomplot militar organizado por uno delos partidos revolucionarios…» Losgritos y el tumulto ensordecieron uninstante sus palabras. «¡Todos lospartidos revolucionarios deben mirarlos hechos a la cara! La misión delCongreso consiste ante todo en decidirel problema del poder y este problemaha sido planteado ya en la calle, ¡está

siendo resuelto ya por las armas!Debemos crear un poder que seareconocido por toda la democracia. ElCongreso, si quiere ser la voz de lademocracia revolucionaria, no debecruzarse de brazos ante la guerra civilque se despliega y que puede conducirtal vez a un peligroso estallido de lacontrarrevolución. Las posibilidades deuna solución pacífica hay que buscarlasen la creación de un poder democráticounido… Hay que elegir una delegaciónpara las conversaciones con otrospartidos y organizaciones socialistas…»

El metódico y lejano tronar de loscañones, las incesantes discusiones de

los delegados… Así, bajo el estruendoartillero, en un ambiente de tinieblas yodio, de pánico salvaje y audacia sinlímites nacía la nueva Rusia.

Los socialistas-revolucionarios deizquierda y los socialdemócratas unidosapoyaron la proposición de Mártov. Fueaceptada. Un soldado anunció que elComité Ejecutivo de los SovietsCampesinos de toda Rusia se habíanegado a enviar sus delegados alCongreso; propuso mandar allá unacomisión con una invitación formal.«Aquí están presentes varios diputadoscampesinos —dijo—. Propongoconcederles «voto». La propuesta fue

aceptada.Pidió la palabra el capitán Jarash.

«¡Los hipócritas políticos que encabezaneste Congreso —gritó apasionadamentedesde su sitio— nos dicen que debemosplantear el problema del poder cuandoha sido planteado ya a nuestras espaldasantes de la apertura del Congreso!¡Están cañoneando el Palacio deInvierno, pero cada cañonazo clava latapa en el ataúd del partido político quese ha arriesgado a tal aventura!»Indignación general. Tomó la palabraGharra[45]: «Mientras aquí se propone elarreglo pacífico del conflicto, secombate en las calles… Los socialistas-

revolucionarios y los mencheviques noquieren verse envueltos en todo lo queaquí sucede y exhortan a todas lasfuerzas sociales a oponer resistencia alos intentos de tomar el poder…» Eltrudovique Kuchin, delegado del XIIEjército: «Yo he sido enviado aquísolamente para información. ¡Me vuelvoinmediatamente al frente donde todos loscomités del Ejército tienen la firmeconvicción de que la toma del poder porlos Soviets tres semanas antes de laapertura de la Asamblea Constituyentees una puñalada por la espalda alEjército y un crimen ante el pueblo!»Gritos furiosos: «¡Mentira! ¡Mientes!»

Se volvió a oír la voz del orador: «¡Hayque acabar con esta aventura enPetrogrado! ¡En nombre de la patria y larevolución llamo a todos los delegadosa abandonar esta sala!» Descendió de latribuna. Un clamor de indignación.Muchos se levantaron amenazadores asu encuentro… Tomó la palabraJinchuk[46], oficial de puntiaguda barbitarojiza, de habla suave y persuasiva: «Yohablo en nombre de los delegados delfrente. El Ejército no estásuficientemente representado en esteCongreso y, además, no considera elCongreso de los Soviets necesario eneste momento, cuando faltan tres

semanas nada más para la apertura de laAsamblea Constituyente…» Gritosdesaforados y creciente pataleo. «ElEjército considera que el Congreso delos Soviets carece de la necesariaautoridad…» Los soldados presentes enla sala saltaron de sus asientos.

«¿En nombre de quién habla usted?¿A quién representa?» —gritaron.

«Al Comité Ejecutivo Central del VEjército, al Segundo Regimiento F, alPrimer Regimiento N y Tercero S deTiradores…»

«¿Cuándo le eligieron? ¡Ustedrepresenta a los oficiales y no a lossoldados! Y los soldados, ¿qué dicen?»

Gritos de protesta.—«¡Nosotros, el grupo del frente,

declinamos toda responsabilidad por loque está ocurriendo aquí y ocurrirá másadelante y consideramos necesariomovilizar todas las fuerzasrevolucionarias conscientes para salvarla revolución! El grupo del frenteabandona el Congreso… El lugar delcombate está en las calles».

Un grito estentóreo: «¡Usted habla ennombre del Estado Mayor y no delEjército!»

«¡Llamo a todos los soldadossensatos a abandonar el Congreso!»

¡«Kornilovista»!

¡Contrarrevolucionario!¡«Provocador»! —se oía en la sala.Luego Jinchuk, en nombre de los

mencheviques, declaró: la únicaposibilidad de solución pacíficaconsiste en que el Congreso inicie lasnegociaciones con el GobiernoProvisional para formar un nuevogabinete que se apoye en todas las capasde la sociedad. El terrible alboroto no lepermitió hablar durante varios minutos.Elevando la voz leyó a gritos ladeclaración de los mencheviques:

«Como los bolcheviques hanorganizado un complot militar con laayuda del Soviet de Petrogrado y sin

aconsejarse con otras fracciones ypartidos, nosotros no consideramosposible permanecer en el Congreso ypor eso lo abandonamos, invitando atodos los demás grupos y partidos aseguir nos y reunirnos para discutir lasituación».

«¡Desertores!»Hendelmann, interrumpido a cada

instante por el tumulto general y losgritos, en nombre de los socialistas-revolucionarios protestó con voz apenasperceptible contra el bombardeo delPalacio de Invierno. «Nosotros noreconocemos semejante anarquía…»

No había terminado aún cuando

subió corriendo a la tribuna un soldadojoven de rostro delgado y ojos comoascuas. Levantó la mano con gestodramático:

«¡Compañeros! —exclamó, y se hizoel silencio—. Mi apellido es Peterson.Hablo en nombre del SegundoRegimiento de Tiradores Letones.Habéis escuchado la declaración de dosrepresentantes de los comités delEjército y estas declaraciones tendríanalgún valor si sus autores fuesenverdaderos representantes delEjército…» (Tempestuosos aplausos )«No representan a los soldados…» Elorador agitó el puño. «El XII Ejército

viene insistiendo hace tiempo en lareelección del Soviet y del Iskosol[47],pero nuestro comité, exactamente lomismo que vuestro CEC, se niega aconvocar a los representantes de lasmasas hasta fines (mediados) deseptiembre y por eso estos reaccionarioshan podido enviar al presente Congresoa sus falsos delegados. Pero yo os digoque los tiradores letones han declaradoya más de una vez: “¡Ni una resoluciónmás! ¡Basta de palabras! Se necesitanhechos. ¡Debemos tomar el poder ennuestras manos!” ¡Que se vayan delCongreso esos delegados impostores!¡El Ejército no está con ellos!»

La sala prorrumpió en tempestuososaplausos. En los primeros momentos dela reunión, aturdidos por la rapidez delos acontecimientos y por el cañoneo,vacilaban. Durante una hora enterahabían descargado sobre ellos losmartillazos desde esta tribuna,juntándolos en una sola masa yaplastándolos al propio tiempo. ¿No sequedarían solos? ¿No se levantaríaRusia contra ellos? ¿Era cierto que lastropas avanzaban ya sobre Petrogrado?Pero empezó a hablar este jovensoldado de ojos claros y todoscomprendieron al momento que en suspalabras, fulgurantes como el rayo,

estaba la verdad… Su voz era la voz delos soldados, de los millones de obrerosy campesinos vestidos de uniforme,poseídos del mismo impulso, de losmismos pensamientos y sentimientos quelos delegados…

Más soldados en la tribuna…Gzhelschak declaró en nombre de losdelegados del frente que el problema deabandonar el Congreso había sidodecidido por una mayoría insignificantede votos y, además, los delegadosbolcheviques ni siquiera habíantomado parte en la votaciónconsiderando que el acuerdo había quetomado por partidos políticos y no por

grupos. «Centenares de delegados delfrente —dijo— fueron elegidos sinparticipación de los soldados porque loscomités del Ejército hace ya tiempo quedejaron de ser verdaderosrepresentantes de la masa desoldados…» Lukiánov gritó que losoficiales como Jarash o Jinchuk norepresentaban en el Congreso a lossoldados, sino al Alto Mando. «Loshabitantes de las trincheras esperan conimpaciencia el paso del poder a manosde los Soviets». Los ánimos empezarona cambiar…

Luego, habló Abramóvich, ennombre del Bund (Partido

Socialdemócrata Judío). Temblaba deira y sus ojos relampagueaban tras losgruesos cristales de los espejuelos[48]:

«¡Los acontecimientos que tienenlugar en Petrogrado son una monstruosacalamidad! ¡El grupo del Bund seadhiere a la declaración de losmencheviques y de los socialistas-revolucionarios y abandona elCongreso! —elevó la voz y alzó la mano—. Nuestro deber ante el proletariadoruso no nos permite quedarnos aquí ycontraer la responsabilidad por estecrimen. Como el cañoneo del Palacio deInvierno no cesa, la Duma Municipal,conjuntamente con los mencheviques,

los socialistas-revolucionarios y elComité Ejecutivo de los SovietsCampesinos, han decidido sucumbirjunto con el Gobierno Provisional.¡Nosotros nos uniremos a él! Inermesabrimos nuestro pecho a lasametralladoras de los terroristas…Exhortamos a los delegados a esteCongreso…» El resto del discurso seahogó en una tempestad de gritos,amenazas y maldiciones que alcanzaronun estruendo infernal cuando cincuentadelegados se levantaron de sus asientosy empezaron a abrirse paso hacia lasalida.

Kámenev agitaba la campanilla de

presidente, gritando: «¡Permanezcan ensus sitios! ¡Pasamos al orden del día!»Trotski se levantó. Tenía el rostropálido y cruel. Su voz poderosa sonabacon frío desprecio. «¡Que se vayantodos los llamados social-conciliadores,todos esos mencheviques, eseristas ybundistas asustados! ¡No son más quebasura que será barrida al basurero dela historia!…»

Riazánov comunicó en nombre delos bolcheviques que el Comité MilitarRevolucionario, a petición de la DumaMunicipal, había enviado unadelegación para negociar con el Palaciode Invierno. «Por lo tanto, hemos hecho

todo lo posible para evitar la efusión desangre…»

Era hora de marcharnos. Nosdetuvimos un momento en la habitacióndonde trabajaba febrilmente el ComitéMilitar Revolucionario, recibiendo yenviando a los sudorosos enlaces,mandando a todos los confines de laciudad comisarios investidos conpoderes de vida y muerte. Zumbaban sincesar los teléfonos de campaña. Cuandose abrió la puerta nos dio en el rostrouna bocanada de aire denso y humo detabaco y distinguimos a unos hombresdesgreñados que se inclinaban sobre unplano, inundado por la viva luz de una

lámpara eléctrica con pantalla… Elcamarada Iozéfov-Dujvinski, jovensonriente de pelambrera pajiza, nosentregó los pases.

Salimos a la fría noche. Ante elSmolny había una enorme concentraciónde automóviles que arribaban y partían.A través del ruido se oía el sordo tronardel lejano cañoneo. Un enorme camióntrepidaba con el motor en marcha. Unoshombres llevaban hasta él paquetes dehojas impresas y otros los tomaban y loscolocaban, teniendo a mano los fusiles.

«¿Adónde van ustedes?» —pregunté.«¡Por toda la ciudad!» —me

respondió sonriendo un obrero pequeño,

con ademán amplio y entusiasmado.Enseñamos nuestras credenciales.

«¡Vénganse con nosotros!» —nosinvitaron—. «Pero es probable que nosdisparen…» Nos encaramamos alcamión. La palanca del embragueaccionó con agudo chirrido, la enormemáquina arrancó y todos fuimoslanzados hacia atrás, cayendo sobre losque todavía trepaban a nuestro camión.Pasamos veloces junto a las hogueras delas puertas de dentro y de fuera, quealumbraban con luz roja a los obrerosarmados de fusiles e inclinados sobre elfuego. Saltando y zarandeando el camiónentró como una bala en la Avenida de

Suvórov. Uno de nuestros acompañantesarrancó la envoltura de un paquete y sepuso a arrojar al aire puñados deimpresos. Nosotros le imitamos, Asícorrimos por las oscuras calles, dejandouna estela de papeles blancos en vuelo.Los peatones trasnochadores se deteníana recogerlos. En las encrucijadas, laspatrullas dejaban sus fogatas y alzandolos brazos atrapaban los volantes. Aveces saltaban a nuestro encuentrogentes armadas. Se echaban los fusiles ala cara y gritaban: «Stoi!» (¡Alto!), peronuestro chófer pronunciaba unas cuantaspalabras ininteligibles y la carreracontinuaba. Tomé una de las proclamas

y, aprovechando los escasos farolescallejeros, conseguí leer:

«¡A los ciudadanos de Rusia!El Gobierno Provisional ha sido

depuesto. El poder del Estado ha pasadoa manos del Comité MilitarRevolucionario, que es un órgano delSoviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado y se encuentraal frente del proletariado y de laguarnición de la capital.

Los objetivos por los que ha luchadoel pueblo —la propuesta inmediata deuna paz democrática, la supresión de lapropiedad privada de los terratenientes,el control obrero en la industria y la

constitución de un Gobierno soviético—están asegurados.

¡Viva la revolución de los obreros,soldados y campesinos!

El Comité Militar Revolucionariodel Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado.»

Mi vecino, un bizco de tipo mongol,tocado con un gorro caucasiano de pielde cabra, advirtió: «¡Cuidado! ¡Losprovocadores disparan siempre desdelas ventanas!…» Doblamos hacia laPlaza Známenskaya, a oscuras y casidesierta, dimos la vuelta al estúpidomonumento obra de Trubetskói[49] ysalimos a la ancha Nevski. Tres de los

nuestros tenían aprestadas las armas yvigilaban las ventanas. La calle estabamuy animada. La gente, agachándose,corría en distintas direcciones. Nooíamos ya los cañones y cuanto más nosacercábamos al Palacio de Inviernotanto más calladas y desiertas estabanlas calles. La Duma Municipal teníaencendidas todas las ventanas. Más alláse veía una densa muchedumbre y uncordón de marinos que gritabanfuriosamente que nos detuviéramos. Elcamión aminoró la marcha y nosotrossaltamos a la calzada.

Era un espectáculo sorprendente.Justamente en la esquina del canal de

Catalina, bajo el farol de la calle, unafila de marinos atravesaba la Nevski,cerrando el paso a una columna decuatro en fondo. Eran unos trescientos ocuatrocientos individuos —hombres debuenos gabanes, damas elegantes,oficiales—, gente de la más diversacondición. Reconocimos entre ellos amuchos delegados al Congreso, líderesmencheviques y eseristas. Allí estabanAvxéntiev, flaco, de barba pelirroja,presidente del Comité Ejecutivo de losSoviets Campesinos; Sorokin,incondicional de Kerenski; Jinchuk,Abramóvich y, delante de todos, el viejoShréider, de barba gris, alcalde de

Petrogrado, y Prokopóvich, Ministro deAbastos del Gobierno Provisional,detenido por la mañana y puesto ya enlibertad. Vi también a Malkin, reporterodel Russian Daily News[50]. «¡Vamos alPalacio de Invierno a morir!» —gritabaentusiasmado. La procesión no semovía, pero de sus filas delanteraspartían gritos estentóreos. Shréider yProkopóvich discutían con un corpulentomarinero, que parecía mandar el cordón.

«¡Exigimos que se nos deje pasar!—gritaban—. ¡Estos compañeros vienendel Congreso de los Soviets! ¡Mire susmandatos! ¡Vamos al Palacio deInvierno!…»

El marino estaba perplejo. Se rascósombrío la nuca con su manaza. «Tengoorden del Comité de no dejar entrar anadie en el Palacio —refunfuñó—.Mandaré a un camarada a telefonear alSmolny…»

«¡Insistimos en que nos dejen pasar!¡No llevamos armas! ¡Pasaremos, tantosi nos permiten como si no!» —gritómuy excitado Shréider.

«Tengo orden…» —repetía hosco elmarino.

«¡Disparen si quieren! ¡Pasaremos!¡Adelante! —gritaban de todos lados—.¡Si tienen corazón para disparar contrarusos y compañeros, estamos dispuestos

a morir! ¡Abrimos el pecho ante vuestrasametralladoras!»

«No —declaró el marino con tercamirada—. No puedo dejarles pasar».

«¿Y qué harán si pasamos? ¿Abriránfuego?»

«No, yo no puedo disparar contragente desarmada. No podemos dispararcontra rusos desarmados…»

«¿Vamos? ¿Qué pueden hacerustedes?»

«¡Algo haremos —respondía elmarino puesto evidentemente en unatolladero—. ¡No podemos dejarlespasar! Pero algo haremos…»

«¿Qué van a hacer? ¿Qué harán?»

Entonces apareció otro marino muyirritado. «¡A culatazos! —gritó conenergía—. Y, si es preciso,dispararemos. ¡Márchense a casa ydéjennos en paz!»

Se escuchó un salvaje clamor de irae indignación. Prokopóvich se subió aun cajón y agitando el paraguas empezóun discurso.

«¡Compañeros y ciudadanos! —dijo—. ¡Emplean con nosotros la fuerzabruta! ¡No podemos permitir que lasmanos de estos ignorantes se manchencon nuestra sangre inocente! Está pordebajo de nuestra dignidad ser fusiladospor estos guardabarreras. (Yo me quedé

sin comprender lo que él entendía por“guardabarreras”). ¡Volvamos a laDuma y discutamos los mejores mediosde salvar el país y la revolución!»

Después de esto la procesión, enprofundo silencio, dio media vuelta y sepuso en marcha por la Nevski,conservando la columna de cuatro enfondo. Aprovechamos la confusión paracolarnos por el cordón y encaminamosal Palacio de Invierno.

Allí reinaba absoluta oscuridad. Niel menor movimiento, sólo nosencontramos con patrullas de soldados yguardias rojos en estado de sumaexcitación. Frente a la Catedral de

Kazán había en medio de la calle unapieza de artillería de campaña de trespulgadas, un poco ladeada por elretroceso del último cañonazo,disparado por encima de los tejados. Entodas las puertas había soldados.Hablaban en voz baja y miraban hacia elPuente de la Policía. Distinguí unaspalabras: «Es posible que hayamoscometido un error…». En todas lasesquinas, las patrullas detenían a lostranseúntes. La composición de estaspatrullas era muy interesante: lossoldados iban siempre mandados porguardias rojos… El tiroteo habíacesado.

En el momento en que salíamos a laMorskaya alguien gritó: «¡Los junkershan mandado decir que esperan a quevayamos a echarlos!» Se oyeron vocesde mando y en las profundas tinieblasdistinguimos una masa oscura queavanzaba en silencio, interrumpido sólopor el rumor de las pisadas y elchasquido de las armas. Nos sumamos alas primeras filas.

Como un río negro que inundase lacalle, sin canciones ni gritos, pasamosbajo el arco rojo. Un hombre que ibadelante de mí dijo en voz baja:«¡Cuidado, compañeros, no se fíen!¡Seguro que dispararán!…» Al salir a la

plaza echamos a correr, agachándonos yapretándonos unos a otros. Corrimos asíhasta chocar con el pedestal de laColumna de Alejandro.

«¿Han matado a muchos deustedes?» —pregunté.

«No sé. A diez, lo menos…»Tras unos minutos de permanencia

allí, el destacamento, que contaba convarios cientos de hombres, cobróánimos y de pronto, sin ninguna orden,volvió a lanzarse adelante. En estemomento, a la viva luz que salía de lasventanas del Palacio de Invierno,observé que los doscientos o trescientoshombres de la vanguardia eran todos

guardias rojos. Había muy pocossoldados entre ellos. Trepamos a lasbarricadas de leña y al saltar abajolanzamos gritos de triunfo: a nuestrospies había montones de fusilesabandonados por los junkers. Laspuertas del edificio a ambos lados delas entradas principales estaban abiertasde par en par. De allí salía la luz araudales, pero en el enorme edificio nose oía el menor ruido.

Arrastrados por la impetuosa oleadahumana, entramos corriendo en elPalacio por el portal derecho que daba auna habitación abovedada, enorme yvacía, sótano del ala este, de donde

arrancaba un laberinto de pasillos yescaleras. Allí había infinidad decajones. Los guardias rojos y soldadosse lanzaron furiosos a ellos,rompiéndolos a culatazos y sacandotapices, cortinajes, lencería y vajilla deporcelana y cristal. Alguien se echó alhombro un reloj de bronce. Otroencontró una pluma de avestruz y se laclavó en el gorro. Pero en cuantoempezó el saqueo alguien gritó:«¡Compañeros! ¡No toquéis nada! ¡Notoméis nada! ¡Esto pertenece al pueblo!»Inmediatamente le apoyaron veintevoces por lo menos: «¡Alto! ¡Déjalotodo donde estaba! ¡No toméis nada!

¡Pertenece al pueblo!» Decenas debrazos se tendieron hacia los ladrones.Les arrebataron los brocados y tapices.Dos hombres recuperaron el reloj debronce. Los objetos eran metidos decualquier manera y a toda prisa en loscajones junto a los cuales se pusieron,sin que nadie lo ordenase, unoscentinelas. Todo esto se hacíaespontáneamente. Por los pasillos yescaleras se oían gritos cada vez másdébiles y ahogados por la distancia:«¡Disciplina revolucionaria! ¡Propiedaddel pueblo!»

Nos dirigimos a la entradaizquierda, o sea, al ala oeste del

Palacio. Allí ya se había restablecidotambién el orden. «¡Despejen el Palacio!—gritaban los guardias rojos,asomándose por las puertas interiores.¡Vamos, compañeros, que sepan todosque no somos ladrones ni bandidos!¡Fuera todos del Palacio menos loscomisarios! ¡Poned centinelas!…»

Dos guardias rojos —un soldado yun oficial— estaban revólver en mano.Tras ellos se había sentado a una mesaotro soldado, armado de pluma y papel.Por todas partes se oían gritos: «¡Fueratodos! ¡Fuera todos!» y todo el ejércitoempezó a salir empujándose, quejándosey discutiendo. Un comité, que nadie

había nombrado, detenía a todo el quesalía, le hacía volver del revés losbolsillos y lo cacheaba. Todo lo queevidentemente no podía ser propiedaddel registrado era incautado; el soldadosentado a la mesa apuntaba los objetosconfiscados y otros los llevaban a unahabitación contigua. Se confiscaron losobjetos más heterogéneos: estatuillas,frascos de tinta, sábanas conmonogramas imperiales, palmatorias,miniaturas al óleo, pisapapeles, espadascon empuñaduras de oro, trozos dejabón, ropas de todas clases y mantas.Un guardia rojo llegó con tres fusiles ydeclaró que se los había quitado a los

junkers. Otro trajo cuatro portafoliosrepletos de documentos. Los culpablescallaban sombríos o se justificabancomo niños. Los miembros del comitéexplicaban al unísono que el robo eraindigno de los luchadores del pueblo.Muchos de los pillados infragantiayudaban a registrar a los demáscompañeros[2a].

Comenzaron a aparecer los junkersen grupos de tres o cuatro. El comité seabalanzaba a ellos con excesivo celo,acompañando el registro deexclamaciones: «¡Provocadores!¡Kornilovistas! ¡Contrarrevolucionarios!¡Verdugos del pueblo!» Aunque no se

había cometido ningún acto deviolencia, los junkers parecíanaterrorizados. Llevaban los bolsillosllenos también de cosas robadas. Elcomité apuntaba cuidadosamente todasestas cosas y las enviaba a la habitacióncontigua… Los junkers erandesarmados. «¿Qué, vais a levantar otravez las armas contra el pueblo?» —lespreguntaban a voces.

«¡No!» —respondían los junkers unotras otro. Después, los ponían enlibertad.

Preguntamos si podíamos pasarnosotros a las habitaciones interiores. Elcomité dudó, pero un guardia rojo de

imponente estatura dijo que estabaprohibido. «¿Y quiénes son ustedes? —inquirió—. ¿Cómo sé yo que no son deKerenski?» (Éramos cinco, incluyendodos mujeres.)

«Pozháluista, továrischi!» («¡Porfavor, compañeros!») En el umbralaparecieron soldados y un guardia rojo,apartando a la gente y despejando elcamino, y detrás varios obreros más,armados de fusiles con la bayonetacalada. Les seguían en fila india mediadocena de paisanos, eran miembros delGobierno Provisional. Delante ibaKishkin, con la cara alargada y pálida;luego Rútenberg, que miraba sombrío al

suelo; Teréschenko, que miraba de maltalante a los lados. Su fría mirada sedetuvo en nuestro grupo… Pasaron ensilencio. Los vencedores acudían amirarles, pero eran muy pocos los gritosde indignación. Más tarde nos enteramosde que en la calle el pueblo queríalinchar a los detenidos y que hasta hubotiros, pero los soldados los condujeronsanos y salvos a la fortaleza de Pedro yPablo…

Entretanto, pasamos sin obstáculosal interior del Palacio. Infinidad degente entraba y salía, registrando nuevosy nuevos aposentos del vasto edificio,buscando a los junkers escondidos, que

en realidad no existían. Subimos por laescalera y empezamos a recorrer unahabitación tras otra. Esta parte delPalacio la ocupaba otro destacamentoque había atacado por el lado del Neva.Los cuadros, las estatuas, los cortinajesy tapices de los vastos aposentos de galaestaban intactos. En las oficinas, por elcontrario, todas las mesas de escritorioy escribanías habían sido vueltas patasarriba, el suelo estaba lleno de papeles.Las alcobas también habían sidoregistradas, habían quitado las colchasde las camas y los guardarropas estabanabiertos de par en par. El botín máscodiciado era la ropa de la que tan

necesitado se hallaba el pueblo. En unahabitación donde había muchos muebles,sorprendimos a dos soldados quearrancaban de los sillones el tafileteespañol. Nos dijeron que era parahacerse unas botas…

Los viejos servidores del Palaciocon sus libreas azules y adornos rojos ydotados estaban allí nerviosos,repitiendo por la fuerza de la costumbre:«Aquí, señor, no se puede… estáprohibido…» Por fin, penetramos en unasala de malaquita con ornamento doradoy colgaduras de brocado carmesí dondelos ministros habían permanecidoreunidos en consejo todo el último día y

la noche; el camino hasta allí se lomostraron los ujieres a los guardiasrojos. La larga mesa cubierta con tapeteverde estaba en la misma posición queantes de la detención del Gobierno.Sobre esta mesa frente a cada silla vacíahabía un tintero, papel y pluma. Lashojas de papel contenían fragmentos deplanes de acción y borradores dellamamientos y manifiestos. Casi todoesto estaba tachado como si los mismosautores se hubiesen convencido poco apoco de todo lo desesperado de susplanes… En el lugar libre se veíaninsensatos planos geométricos. Diríaseque los reunidos los habían dibujado

maquinalmente, mientras escuchaban sinesperanza cómo los oradores proponíannuevos y nuevos proyectos quiméricos.Tomé de recuerdo una de aquellas hojas,escrita de puño y letra por Konoválov.«El Gobierno Provisional —leí— llamaa todas las clases de la población asostener el Gobierno Provisional…»

No hay que olvidar que aunque elPalacio de Invierno estaba rodeado elGobierno Provisional se hallaba enconstante comunicación con el frente ycon los centros provinciales. Losbolcheviques se habían apoderado delMinisterio de la Guerra por la mañana,pero no sabían que en el ático había un

telégrafo; tampoco sabían que el edificiodel Ministerio estaba unido con elPalacio de Invierno por un cablesecreto. Entretanto, en el ático estuvotodo el día un joven oficialtransmitiendo a todo el país unverdadero torrente de proclamas yllamamientos. Y cuando se enteró de quehabía caído el Palacio de Invierno sepuso la gorra y abandonó tranquilamenteel edificio…

Nos seducía tanto lo que nosrodeaba que no prestábamos ningunaatención a los soldados y guardias rojos,pero su actitud había cambiado de modoraro. Un pequeño grupo nos seguía buen

rato de habitación en habitación.Finalmente, cuando llegamos a la vastagalería de pintura donde habíamosconversado por la mañana con losjunkers, nos rodeaban cerca de uncentenar de personas. Ante nosotrosteníamos a un soldado gigantesco derostro sombrío y suspicaz.

«¿Quiénes son ustedes? —gritó—.¿Qué hacen aquí?» Nos rodeó más gente.Nos miraban con fijeza. Empezaron amurmurar. A mis oídos llegó:«Provocátory!» («¡Provocadores!»)Enseñé nuestras credenciales extendidaspor el Comité Militar Revolucionario.El soldado las tomó, las volvió con las

letras hacia abajo y se quedó mirándolassin comprender. Era evidente que nosabía leer. Luego me devolvió losdocumentos y escupió al suelo.«Bumagui!» («¡Papeles!») —pronunciódespectivamente. El gentío empezó aestrecharse en torno nuestro como loscaballos salvajes en torno al cowboy apie. Distinguí de lejos a un oficial quemiraba impotente y le llamé. Se abriópaso hasta nosotros.

«Soy comisario —me dijo—.¿Quiénes son ustedes, qué pasa?» Lagente retrocedió un poco y quedó a laexpectativa. Volví a enseñar lospapeles.

«¿Ustedes son extranjeros? —preguntó rápidamente el oficial enfrancés—. Mala cosa…» Se volvió a lagente y agitó en el aire nuestrosdocumentos.

«¡Compañeros!» —gritó—. ¡Sonnuestros camaradas extranjeros,norteamericanos! ¡Han venido aquí paracontar luego a sus compatriotas labravura y la disciplina revolucionariadel Ejército proletario!… «

«¿Y usted cómo lo sabe? —replicóel soldado alto—. Le digo yo que sonunos provocadores. Dicen que hanvenido aquí a ver la disciplinarevolucionaria del Ejército proletario y

se pasean por todo el Palacio. ¿Dedónde sabemos nosotros que no se hanatiborrado los bolsillos?»

«Právilno!» («¡Tiene razón!») —gritó la multitud, avanzando sobrenosotros.

En la frente del oficial asomó elsudor. «¡Compañeros, compañeros! —exclamó—. Yo soy comisario delComité Militar Revolucionario. ¿A míme creen? ¡Pues yo les digo que estospases tienen las mismas firmas que elmío!»

Nos acompañó por el Palacio yabrió ante nosotros la puerta que daba almalecón del Neva. Ante esta puerta se

hallaba el mismo comité que registrabalos bolsillos.

«Han tenido suerte» —murmuró,enjugándose el rostro.

«¿Y qué ha sido del batallónfemenino?» —le preguntamos.

«¡Ah, estas mujeres!… —sonrió—.Se metieron todas en las habitacionestraseras. Fue terrible para nosotrosdecidir qué hacer con ellas: son todasunas histéricas y si sólo fuera eso. Porfin las mandamos a la estación deFinlandia y las metimos en un tren paraLeváshovo: allí tienen elcampamento…[3a]»

Y otra vez salimos a la noche fría e

inquieta, llena del rumor confuso de losejércitos en movimiento, electrizada porlas patrullas. De tras el río, dondenegreaba imprecisa la mole enorme dela fortaleza de Pedro y Pablo, llegabanroncas exclamaciones… La acera anuestros pies estaba llena de estuco,desprendido de la cornisa del Palaciodonde habían hecho impacto dosproyectiles del Aurora[51]. Elbombardeo no había causado otrasdestrucciones.

Eran más de las tres de lamadrugada. En la Nevski ardían denuevo todos los faroles, habían retiradoya el cañón y la única señal de las

operaciones militares eran los guardiasrojos y los soldados que se agolpabanen torno a las fogatas. La ciudad estabatranquila, tal vez más tranquila quenunca. Aquella noche no ocurrió ni unatraco, ni un robo.

El edificio de la Duma Municipalestaba iluminado de arriba abajo.Entramos en la Sala de Alejandro,rodeada de galerías y donde pendían losretratos de los zares en pesados marcosdorados, tapados con tela roja. En tornoa la tribuna se agrupaban unos cienhombres. Hablaba Skóbelev. Insistía enque el Comité de Seguridad Públicafuese ampliado con el fin de unir a todos

los elementos antibolcheviques en unasola organización: el Comité deSalvación de la Patria y la Revolución.Mientras nos hallábamos en la sala, seformó el Comité. Era el mismo Comitéque posteriormente se convirtió en elenemigo más poderoso de losbolcheviques, actuando en el transcursode la semana siguiente tanto en nombrepropio como en calidad de Comité deSeguridad Pública estrictamente almargen de los partidos.

Allí se encontraban Dan, Gots,Avxéntiev, varios delegados alCongreso que se habían escindido, losmiembros del Comité Ejecutivo de los

Soviets Campesinos, el viejoProkopóvich y hasta los miembros delConsejo de la República, entre ellosVinaver y otros kadetes. Líber gritabaque el Congreso de los Soviets erailegal, que el viejo CEC seguíaconservando sus atribuciones… Allímismo se redactaba un llamamiento alpaís.

Salimos y llamamos un coche.«¿Adónde vamos?» Cuando dijimos «alSmolny» el cochero negó con la cabeza:«Niet»! (¡No!) —declaró—. Allí estánesos demonios… Sólo tras largo yfatigoso errar logramos dar con uncochero que accedió a llevarnos, pero

nos pidió treinta rublos y se detuvo doscuadras antes.

Las ventanas del Instituto aúnestaban iluminadas. Llegaban y partíanautomóviles. Alrededor de las hogueras,que seguían ardiendo con viva llama, seapiñaba la guardia, que preguntabaansiosamente a todos las últimasnoticias. Los pasillos estaban llenos degente presurosa con los ojos hundidos.En varias habitaciones de los comitéslos hombres dormían en el suelo, con elfusil al lado. Pese a la salida de losdelegados escindidos, el salón desesiones se hallaba repleto y encrespadocomo un mar. Cuando entramos

Kámenev leía la lista de los ministrosdetenidos. El nombre de Teréschenkofue cubierto de atronadores aplausos,alegres gritos y risas. Rútenberg causómenos impresión, pero cuando semencionó a Palchinski estalló unatempestad de gritos y aplausos… Seanunció que Chudnovski había sidodesignado comisario del Palacio deInvierno.

Entonces ocurrió un episodioverdaderamente dramático. Uncampesino alto con el rostro contraídopor la ira subió a la tribuna y asestó unpuñetazo sobre la mesa de lapresidencia.

«¡Nosotros, los socialistas-revolucionarios, insistimos en lainmediata liberación de los ministrossocialistas detenidos en el Palacio deInvierno! Compañeros: ¿Sabéis quecuatro de nuestros camaradas, quesacrificaron la vida y la libertad en lalucha contra la tiranía zarista, han sidoarrojados a la fortaleza de Pedro yPablo, tumba histórica de la libertadrusa?»

Se levantó general alboroto. ¿Elcampesino seguía gritando y asestandopuñetazos. Subió a la tribuna otrodelegado, se puso a su lado y, señalandoa la presidencia, gritó:

«¿Pueden los representantes de lasmasas revolucionarias permanecer aquítranquilamente reunidos en losmomentos en que la Ojrana bolcheviquetortura a sus líderes?»

Trotski demandó silencio con ungesto. «Nosotros hemos cazado a estos“camaradas” en el momento en que juntocon el aventurero Kerenski fraguaban unplan para aplastar los Soviets. ¿Por quérazón hemos de tratarlos conmiramientos? ¿Los tuvieron ellos connosotros después de las jornadas del 3al 5 de julio?» En su voz aparecieronnotas triunfales. «Ahora que losoborontsi (defensistas) y los

pusilánimes se han ido y la tarea dedefender y salvar la revolución cae porentero sobre nuestros hombros esparticularmente necesario ¡trabajar,trabajar y trabajar! ¡Hemos decididoantes morir que rendirnos!»

Subió a la tribuna el comisario deTsárskoe Seló, respirandoanhelosamente y cubierto de barro delcamino. «¡La guarnición de TsárskoeSeló se encuentra en los accesos dePetrogrado dispuesta a defender elCongreso de los Soviets y el ComitéMilitar Revolucionario!» Tempestuososaplausos. «El Cuerpo de Ciclistas,enviado del frente, ha llegado a

Tsárskoe y se ha pasado a nuestro lado.Reconoce el Poder de los Soviets,reconoce la necesidad de la entregainmediata de la tierra a los campesinos ydel control en la industria a los obreros.El Quinto Batallón Ciclista, acantonadoen Tsárskoe, es nuestro…»

Intervino un delegado del TercerBatallón Ciclista. En medio de deliranteentusiasmo contó cómo el CuerpoCiclista había recibido la orden tresdías antes de dejar el frente suroeste ymarchar «a defender Petrogrado». Perolos soldados sospecharon que la ordentenía otro sentido. En la estación dePeredolsk fueron recibidos por

representantes del Quinto Batallón deTsárskoe. Se celebró un mitin conjunto yresultó que «entre los ciclistas no habíani uno que accediese a derramar sangrefraterna o a sostener al Gobierno deterratenientes y capitalistas».

Kapelinski propuso, en nombre delos mencheviques internacionalistas,formar una comisión especial parabuscar una solución pacífica y evitar laguerra civil. «¡No existe ningunasolución pacífica! —tronó toda la sala—. ¡La única solución es la victoria!»La propuesta fue rechazada porabrumadora mayoría y los mencheviquesinternacionalistas abandonaron el

Congreso bajo un chaparrón de burlas ydenuestos. Entre los delegados no habíani asomo de pánico. Kámenev gritódesde la tribuna a los que salían: «Losmencheviques internacionalistas hanpresentado su propuesta de soluciónpacífica como una cuestión incidental,pero siempre votaron por la violacióndel orden del día en favor de lasdeclaraciones de los que queríanabandonar el Congreso. ¡Es evidente quela salida de todos estos renegadosestaba decidida de antemano!…» Laasamblea decidió no tomar enconsideración la salida de varios gruposy escuchó el llamamiento a los obreros,

soldados y campesinos de toda Rusia:«¡A los obreros, a los soldados y a

los campesinos!Ha comenzado sus labores el II

Congreso de los Soviets de DiputadosObreros y Soldados de toda Rusia. En élestá representada la inmensa mayoría delos Soviets… Apoyándose en lavoluntad de la inmensa mayoría de losobreros, de los soldados y de loscampesinos y en la insurrecciónvictoriosa de los obreros y de laguarnición de Petrogrado, el Congresotoma en sus manos el poder.

Ha sido derribado el GobiernoProvisional y la mayoría de sus

miembros ya han sido detenidos.El Poder de los Soviets propondrá

una paz democrática inmediata a todoslos pueblos y el armisticio inmediato entodos los frentes. Asegurará el paso sinindemnización de las tierras de losterratenientes, de la Corona y de losconventos a los comités campesinos;defenderá los derechos del soldadollevando a cabo la completademocratización del Ejército; implantaráel control obrero sobre la producción;asegurará la reunión de la AsambleaConstituyente en el plazo acordado; sepreocupará de abastecer a las ciudadesde pan y al campo de artículos de

primera necesidad y garantizará a todaslas nacionalidades que pueblan Rusia elverdadero derecho deautodeterminación.

El Congreso acuerda: todo el poderen las localidades pasa a los Soviets deDiputados Obreros, Soldados yCampesinos, llamados a asegurar unorden verdaderamente revolucionario.

El Congreso exhorta a los soldadosde las trincheras a la vigilancia yfirmeza. El Congreso de los Soviets estáconvencido de que el Ejércitorevolucionario sabrá defender larevolución contra todos los ataques delimperialismo, mientras que el nuevo

Gobierno no obtenga la paz democráticaque va a proponer directamente a todoslos pueblos. El nuevo Gobierno tomarátodas las medidas para asegurar alEjército revolucionario de cuantonecesite por medio de una enérgicapolítica de requisas y de imposicionessobre las clases poseedoras; mejorarátambién la situación de las familias delos soldados.

Los kornilovistas —Kerenski,Kaledin y otros— intentan enviar tropascontra Petrogrado. Algunosdestacamentos que, con engaños, habíansido enviados por Kerenski, se hanpasado al pueblo insurreccionado.

¡Soldados, oponed una resistenciaactiva al kornilovista Kerenski! ¡Estadalerta!

¡Ferroviarios! ¡Detened todos lostrenes dirigidos por Kerenski sobrePetrogrado!

¡Soldados, obreros, empleados: Lasuerte de la revolución y de la pazdemocrática está en vuestras manos!

¡Viva la revolución!El Congreso de los Soviets de

Diputados Obreros y Soldados de todaRusia.

Los delegados de los SovietsCampesinos[52].

Eran exactamente las 5 y 17 minutos

de la mañana cuando Krylenko,tambaleándose de fatiga, subió a latribuna y mostró a los reunidos untelegrama.

«¡Camaradas! ¡Es del Frente Norte!¡El XII Ejército saluda al Congreso delos Soviets y comunica la creación de unComité Militar Revolucionario, que haasumido el mando del Frente Norte!…»Comenzó algo completamenteindescriptible. Los hombres lloraban yse abrazaban unos a otros. «El generalCheremísov ha reconocido el Comité.¡El comisario del Gobierno ProvisionalVoitinski ha presentado la dimisión!»

La revolución era un hecho

consumado…Lenin y los obreros de Petrogrado

habían decidido el levantamiento, elSoviet de Petrogrado derribó alGobierno Provisional y colocó alCongreso de los Soviets ante el hechodel golpe de Estado. Ahora había queganarse toda la inmensa Rusia y luego elmundo entero. ¿Respondería Rusia, selevantaría? ¿Y el mundo, qué diría elmundo? ¿Responderían los pueblos alllamamiento de Rusia, se alzaría una olaroja mundial?

Eran las seis de la mañana. La nochehabía sido fría y pesada. Sólo una luzdébil y pálida, como ultraterrena, se

abría paso tímidamente por las callessilenciosas, haciendo, palidecer lashogueras de los centinelas. La sombrade un temible amanecer se levantabasobre Rusia.

CAPÍTULO V

Avance incontenible

Jueves, 8 de noviembre (26 deoctubre). La mañana sorprende a laciudad sumamente excitada y confusa.En medio del fragor de la tempestad sealzaba un pueblo entero. En la superficietodo estaba tranquilo. Cientos de milesde personas se acostaron a la hora decostumbre, se levantaron temprano ymarcharon al trabajo. En Petrogradocirculaban los tranvías, estaban abiertos

los comercios y restaurantes,funcionaban los teatros, las exposicionesde pintura reunían público… Lacompleja rutina de la vida cotidiana —no alterada siquiera en los tiempos deguerra— seguía su curso. No hay nadamás asombroso que la vitalidad delorganismo social: continúa todos susasuntos, se alimenta, viste y divierteincluso en la época de las mayorescalamidades…

La ciudad estaba llena de rumoressobre Kerenski.

Decían que había llegado al frente yconducía un enorme ejército a la capital.Volia Naroda publicó la orden dada por

él en Pskov:«Los disturbios provocados por la

locura de los bolcheviques ponennuestro país al borde del precipicio yexigen la tensión de toda la voluntad, elcoraje y cumplimiento del deber de cadauno para salir de la prueba mortal queatraviesa nuestra Patria.

Hasta la proclamación del nuevoGobierno Provisional, si ésta seproduce, cada cual debe permanecer ensu puesto y cumplir, su deber ante laPatria martirizada. Hay que tenerpresente que la menor alteración de laorganización existente del Ejércitopuede acarrear daños irreparables,

abriendo el frente para un nuevo golpedel enemigo. Por eso es precisoconservar a toda costa la capacidadcombativa del Ejército, manteniendopleno orden, preservando el Ejército denuevas conmociones y manteniendoabsoluta confianza mutua entre jefes ysubordinados. Ordeno a todos los jefes ycomisarios, en nombre de la salvaciónde la Patria, permanecer en sus puestoscomo yo permanezco en el de JefeSupremo hasta que el GobiernoProvisional de la República declare suvoluntad…»

Como respuesta, en todas lasparedes apareció este llamamiento:

«Del Congreso de los Soviets detoda Rusia.

Los ex ministros Konoválov,Kishkin, Teréschenko, Maliantóvich,Nikitin y otros han sido detenidos por elComité Revolucionario. Kerenski hahuido. Se ordena a todas lasorganizaciones del Ejército tomarmedidas para la detención inmediata deKerenski y su conducción a Petrogrado.Toda ayuda a Kerenski será castigadacomo grave crimen de Estado».

Habiendo adquirido plena libertadde acción, el Comité MilitarRevolucionario expandía a todos lados,como chispas, órdenes, llamamientos y

decretos…[1a] Se ordenó conducir aKornílov a Petrogrado. Los miembrosde los comités agrarios campesinos,detenidos por el Gobierno Provisional,fueron puestos en libertad. Se declaróabolida la pena de muerte en el Ejército.Ordenaron a los funcionarios públicoscontinuar su trabajo, amenazando conseveros castigos por el desacato. Elpillaje, los disturbios y la especulaciónfueron prohibidos bajo pena capital. Sedesignaron comisarios interinos paratodos los ministerios: NegociosExtranjeros, Uritski y Trotski; Interior yJusticia, Rykov; Trabajo, Shliápnikov;Finanzas, Menzhinski; Asistencia Social,

Kollontái; Comercio y Vías deComunicación, Riazánov; Marina, elmarinero Korbir; Correos y Telégrafos,Spiro; Teatros, Muraviov; Imprentas delEstado, Dérbyshev; Comisario dePetrogrado, teniente Nésterov yComisario del Frente Norte, Pozern[53].

Se invitaba al Ejército a elegircomités militares revolucionarios. A losferroviarios los instaban a mantener elorden y especialmente a no demorar eltransporte de víveres a las ciudades ylos frentes. Por ello les prometían unarepresentación en el Ministerio de Víasde Comunicación.

«¡Hermanos cosacos! —se decía en

una de las proclamas—. Os llevan aPetrogrado. Os quieren enfrentar con lossoldados y obreros revolucionarios dela capital…

No creáis ni una palabra de nuestrosenemigos comunes: los terratenientes ycapitalistas.

En nuestro Congreso estánrepresentados todos los obrerosorganizados, soldados y campesinosconscientes de Rusia. El Congresoquiere ver en su familia también a loscosacos trabajadores. Los generales delas centurias negras, servidores de losterratenientes, servidores de Nicolás elSanguinario, son nuestros enemigos…

Os dicen que los Soviets quierendespojar la tierra a los cosacos. Larevolución quitará la tierra solamente alos cosacos terratenientes y la entregaráal pueblo…

¡Organizad Soviets de DiputadosCosacos! ¡Uníos a los Soviets Obreros,Soldados y Campesinos!

¡Mostrad a las centurias negras queno sois traidores al pueblo, que noqueréis ganaros la maldición de toda laRusia revolucionaria!…

¡Hermanos cosacos! ¡No cumpláisninguna orden de los enemigos delpueblo!

Enviad vuestros delegados a

Petrogrado para ponerse de acuerdo connosotros…

Los cosacos de la guarnición dePetrogrado, para honor suyo, no hanjustificado las esperanzas de losenemigos del pueblo…

¡Hermanos cosacos! El Congreso delos Soviets de toda Rusia os tiende lamano fraternal.

¡Viva la alianza de los cosacos conlos soldados, obreros y campesinos detoda Rusia![54].

Por otro lado, ¡qué tempestad deproclamas y carteles fijados y repartidospor todas partes, de periódicos queprotestaban, maldecían y profetizaban el

hundimiento! Había llegado el momentodel pugilato de las máquinas deimprimir, pues todas las demás armas sehallaban en manos de los Soviets.

Primero apareció un llamamiento delComité de Salvación de la Patria y laRevolución, difundido ampliamente portoda Rusia y Europa:

«A los ciudadanos de la RepúblicaRusa.

El 25 de octubre los bolcheviquesde Petrogrado, contra la voluntad delpueblo revolucionario, detuvieroncriminalmente a una parte del GobiernoProvisional, disolvieron el ConsejoProvisional de la República Rusa y

proclamaron un poder ilegal.La violencia cometida con el

Gobierno de la Rusia revolucionaria enlos momentos de mayor peligro exteriores un crimen inaudito contra la patria.

La rebelión de los bolcheviquesasesta un golpe mortal a la causa de ladefensa y pospone la paz tan deseada.

La guerra civil emprendida por losbolcheviques amenaza precipitar al paísen los indescriptibles horrores de laanarquía y la contrarrevolución ymalograr la convocatoria de laAsamblea Constituyente, que debeconsolidar el régimen republicano yentregar para siempre la tierra al

pueblo.Preservando la continuidad del

único poder gubernamental, el Comitéde Salvación de la Patria y laRevolución asume la iniciativa deformar un nuevo Gobierno Provisionalque, apoyándose en las fuerzas de lademocracia, conducirá el país a laAsamblea Constituyente y lo salvará dela contrarrevolución y la anarquía.

Ciudadanos, el Comité de Salvaciónde la Patria y la Revolución os dice:

¡No reconozcáis el poder de laviolencia!

¡No acatéis sus órdenes!¡Alzaos en defensa de la Patria y la

Revolución!¡Apoyad al Comité de Salvación de

la Patria y la Revolución de todaRusia!

El Comité de Salvación de la Patriay la Revolución de toda Rusia integradopor representantes de la DumaMunicipal de Petrogrado, del ConsejoProvisional de la República Rusa, delComité Ejecutivo Central de los Sovietsde Diputados Campesinos de todaRusia, del Comité Ejecutivo Central delos Soviets de Diputados Obreros ySoldados, de los grupos del frente, del IICongreso de los Soviets de DiputadosObreros y Soldados; de las minorías

socialista-revolucionaria,socialdemócrata (menchevique) ysocialistas populares, del grupo«Yedinstvo», etc.

Llamamientos del partido eserista,de los mencheviques defensistas, delComité Ejecutivo de los SovietsCampesinos, de los comités delEjército, de Centroflot…

«… ¡El hambre acabará conPetrogrado! —gritaban todos—. Losejércitos alemanes pisotearán nuestralibertad. Los pogromos de las centuriasnegras azotarán a Rusia si todosnosotros —obreros conscientes,soldados, ciudadanos— no nos

unimos…¡No creáis las promesas de los

bolcheviques! ¡La promesa de una pazinmediata es mentira! ¡La promesa delpan es un engaño! ¡La promesa de latierra es un cuento!…»

Y así todo por el estilo.«¡Camaradas!… ¡Os han engañado

vil y criminalmente! El poder lo hantomado los bolcheviques solos… Losbolcheviques ocultaron su plan a losotros partidos socialistas que componenlos Soviets…

Os han prometido tierra y libertad,pero la contrarrevolución aprovecharála anarquía sembrada por los

bolcheviques para quitaros la tierra y lalibertad…»

Con la misma violencia seexpresaban los periódicos:

«Nuestro deber —exclamaba DieloNaroda— es desenmascarar a estostraidores a la clase obrera. Nuestrodeber es movilizar todas las fuerzas ydefender la causa de la revolución».

Izvestia, que hablaba por última vezen nombre del viejo CEC, amenazabacon una terrible expiación…

«…Y por lo que se refiere alCongreso de los Soviets, afirmamos queno ha habido Congreso de los Soviets,que sólo ha tenido lugar una conferencia

reservada del grupo bolchevique. Eneste caso no tenían derecho a privar desus prerrogativas al CEC».

Nóvaya Zhizn se pronunciaba por unnuevo Gobierno que uniese a todos lospartidos socialistas, criticaba duramenteel proceder de los eseristas ymencheviques, que habían abandonadoel Congreso, y afirmaba que lainsurrección de los bolcheviques habíaestablecido con claridad incontestableuna circunstancia fundamental: que erancompletamente vanas todas las ilusionesde colaboración con la burguesía.

Rabochi Put se convirtió de nuevoen Pravda, el periódico de Lenin

suspendido en el mes de julio.Declaraba con dureza:

«¡Obreros, soldados, campesinos!En febrero derrotasteis la tiranía de lacamarilla de los nobles. Ayerderrotasteis la tiranía de la bandaburguesa…

Y la primera tarea ahora es guardartodos los accesos a Petrogrado.

La segunda tarea es desarmar yreducir definitivamente a la impotenciaa los elementos contrarrevolucionariosen Petrogrado.

La tercera tarea es organizardefinitivamente el poder revolucionarioy asegurar la realización del programa

popular…»Los pocos periódicos kadetes y

burgueses en general que seguíanapareciendo adoptaron una actitudirónica y tranquila hacia todo lo quesucedía, como diciendo despectivamentea todos los demás partidos: «¿Qué osdecíamos?» Los miembros influyentesdel partido kadete andaban alrededor dela Duma Municipal y del Comité deSalvación. En conjunto, la burguesíacallaba, aguardando su hora, que leparecía próxima. Tal vez nadie, exceptoLenin, Trotski, los obreros dePetrogrado y los simples soldados,admitía el pensamiento de que los

bolcheviques se sostendrían en el podermás de tres días…

Aquel día vi en el vasto anfiteatro dela Sala de Nicolás una borrascosasesión de la Duma Municipal, reunidapermanentemente. Allí estabanrepresentadas todas las fuerzas de laoposición antibolchevique. El alcaldeShréider, majestuoso, de grises barbas ycabellos, describía a los reunidos suvisita de la noche anterior al Smolnypara protestar en nombre de laadministración municipal. «La Duma,que es en el momento actual el únicoGobierno legal en la ciudad, elegidosobre la base del sufragio igual, directo

y secreto, no reconoce el nuevo poder»—declaró a Trotski. A lo que Trotskirespondió: «Bien, existe un remedioconstitucional para ello. La Duma puedeser disuelta y elegida de nuevo…» Estacomunicación provocó una furiosaprotesta.

«Si se reconoce en general unGobierno creado por las bayonetas —prosiguió el anciano, dirigiéndose a laDuma—, ese Gobierno lo tenemos. Peroyo considero legítimo sólo al Gobiernoreconocido por el pueblo, por lamayoría y no al creado por un puñado deusurpadores». Frenéticos aplausos entodos los escaños menos en los

bolcheviques. En medio del nuevotumulto, el alcalde anuncia que losbolcheviques han violado ya laautonomía municipal, designando a suscomisarios para varios departamentos.

Un orador bolchevique, tratando dehacerse oír, grita que el apoyo otorgadopor el Congreso de los Soviets a losbolcheviques es el apoyo de toda Rusia.«¡Ustedes no son verdaderosrepresentantes de la población dePetrogrado!» —exclama—. Gritos:«¡Eso es un insulto! ¡Eso es un insulto!»El alcalde recuerda con dignidad que laDuma fue elegida sobre la base delderecho electoral más libre que puede

existir. «Cierto —responde el oradorbolchevique—. Pero la Duma fueelegida hace tiempo, hace tanto tiempocomo el CEC y los comités delEjército…» «¡Hasta ahora no ha habidonuevo Congreso de los Soviets!» —lereplican.

«El grupo bolchevique se niega apermanecer en este nido de lacontrarrevolución…» Tumulto.«¡Exigimos la reelección de la Duma!…» Los bolcheviques abandonan elsalón de sesiones. «¡Agentes alemanes!—les gritan al salir—. ¡Abajo lostraidores!»

Shingariov, kadete, pidió que todos

los funcionarios municipales quehubiesen aceptado ser comisarios delComité Militar Revolucionario fuesendestituidos y procesados. Shréider selevantó y propuso protestar contra laamenaza de los bolcheviques dedisolver la Duma. La Duma, comorepresentante legítima de la población,debía negarse a abandonar su puesto.

Entretanto, la Sala de Alejandro sehallaba también abarrotada. Estabareunido el Comité de Salvación.Hablaba Skóbelev: «Jamás habíapasado la revolución por un trance tancrítico —dijo—, jamás había excitadotanta ansiedad el problema de la

existencia misma del Estado ruso. Jamásla historia había planteado tan ruda ycategóricamente ante Rusia la cuestiónde ser o no ser. Ha llegado la gran horade salvar la revolución y, conscientes deello, nosotros guardamos la estrechaunidad de todas las fuerzas vivas de lademocracia revolucionaria, cuyavoluntad organizada ha creado ya uncentro para la salvación de la patria y larevolución. Moriremos, pero noabandonaremos nuestro gloriosopuesto…»

Y continuó de la misma manera.En medio de atronadores aplausos se

anunció que el Sindicato Ferroviario se

adhería al Comité de Salvación. A lospocos minutos se presentaron unosempleados de correos y telégrafos.Luego entraron varios mencheviquesinternacionalistas; los recibieron conaplausos. Los ferroviarios declararonque no reconocían a los bolcheviques,que habían tomado en sus manos todo elaparato de los ferrocarriles y se negabana entregarlo a los usurpadores delpoder. Los delegados de los empleadosde telégrafos anunciaron que suscompañeros se habían negadoterminantemente a trabajar mientras seencontrase el comisario bolchevique enel Ministerio. Los empleados de correos

se negaban a recibir y despachar lacorrespondencia del Smolny… Todoslos cables telefónicos del Smolny habíansido desconectados. La asambleaescuchó con inmenso deleite el relato decómo Uritski se había presentado en elMinisterio de Negocios Extranjeros aexigir los tratados secretos y Nerátov[55]

le había hecho retirarse. Losfuncionarios públicos abandonaban eltrabajo en todas partes…

Era una guerra, una guerradeliberada y meditada de tipo puramenteruso, una guerra mediante las huelgas yel sabotaje. En nuestra presencia, elpresidente dio lectura a una lista de

nombres y misiones: Fulano debíarecorrer todos los ministerios, Zutanodirigirse a los bancos; diez o docehombres fueron destinados a loscuarteles para convencer a los soldadosde que observasen neutralidad:«¡Soldados rusos, no derraméis sangrefraterna!» Se designó una comisiónespecial para conferenciar conKerenski. Varios hombres fueronenviados a las ciudades de provinciaspara organizar secciones locales delComité de Salvación y para unir a todoslos elementos antibolcheviques.

Los ánimos estaban exaltados.«¿Estos bolcheviques quieren dictar su

voluntad a la intelectualidad?…¡Nosotros les enseñaremos lo que esbueno!…» Asombraba el contraste entreesta asamblea y el Congreso de losSoviets. Allí las grandes masas desoldados harapientos, de obreroscubiertos de grasa y campesinos, todospobres, agobiados y atormentados en lalucha brutal por la existencia; aquí, loslíderes mencheviques y eseristas, losAvxéntiev, los Dan, los Liber, los exministros socialistas Skóbelev yChernov y a su lado kadetes como elmelifluo Shatski y el aseado Vinaver.Aquí también periodistas, estudiantes,intelectuales de todos los géneros y

pelaje. Esta multitud de la Duma estababien alimentada y vestida; no vi aquí amás de tres proletarios…

Se recibieron nuevas noticias.Tekineses, fieles a Kornílov, habíanmatado a la guardia en Byjov y Kornílovhabía huido. Kaledin avanzaba sobre elNorte. El Soviet de Moscú habíaorganizado un Comité MilitarRevolucionario y entabladonegociaciones con el comandante de laciudad, exigiendo la entrega del arsenal.El Soviet quería armar a los obreros.

Estos hechos se mezclaban coninfinidad de rumores, chismes y francasmentiras de toda especie. Por ejemplo,

un joven intelectual kadete, ex secretarioparticular de Miliukov y luego deTeréschenko, nos llevó aparte y noscontó todos los pormenores de la tomadel Palacio de Invierno.

«¡A los bolcheviques los mandabanoficiales alemanes y austriacos!» —afirmaba.

«¿Cómo es eso? —preguntamoscortésmente—. ¿De dónde lo sabeusted?»

«Allí estuvo un amigo mío. El me locontó».

«¿Y cómo supo que eran oficialesalemanes?»

«¡Porque llevaban el uniforme

alemán!…»Rumores tan absurdos se propalaban

a centenares. Por si no bastara con serpublicados en toda la prensaantibolchevique, les daban créditoincluso personas como losmencheviques y eseristas, que siemprese habían distinguido por una actitudmás cautelosa hacia los hechos.

Mucho más serias eran las historiassobre los actos de violencia y elterrorismo de los bolcheviques. Porejemplo, se decía y se imprimía en todaspartes que los guardias rojos no sólohabían entrado a saco en el Palacio deInvierno, sino que habían masacrado a

los junkers inermes y habían degollado asangre fría a varios ministros. En cuantoa las mujeres-soldados, la mayoríahabían sido violadas y hasta sesuicidaron no pudiendo soportar lastorturas… La multitud de la Duma setragaba enteras estas patrañas… Pero lopeor era que los padres y las madres delos junkers y de las mujeres leían todosestos relatos terroríficos en losperiódicos, donde a menudo semencionaban incluso los nombres de lasvíctimas, y por la tarde asediaba laDuma una muchedumbre de ciudadanosenloquecidos de pena y horror…

Un caso típico era el del príncipe

Tumánov, cuyo cadáver, segúnafirmaban muchos periódicos, habíasido encontrado en el canal Moika. Alas pocas horas esta noticia fuedesmentida por la familia del mismopríncipe, que declaró que estabadetenido. Entonces se publicó que elahogado no era el príncipe Tumánov,sino el general Denísov. El generalresultó también sano y salvo. Nosotrosefectuamos una investigación, pero nodescubrimos el menor rastro de que sehubiese encontrado un cadáver en elcanal

Cuando salíamos de la Duma, dosboy scouts repartían proclamas[2a] al

enorme gentío que embotellaba laNevski frente a las puertas. Este gentíolo formaban casi exclusivamentenegociantes, tenderos, funcionarios yoficinistas. He aquí lo que decía laproclama:

«De la Duma Municipal.La Duma Municipal, en su sesión del

26 de octubre, en vista de losacontecimientos, decreta: Proclamar lainviolabilidad de los domiciliosparticulares. A través de los comités decasa llama a la población de Petrogradoa dar una réplica decisiva a todos losintentos de irrumpir en los domiciliosparticulares sin detenerse en hacer uso

de las armas para la autodefensa de losciudadanos».

En la esquina de la Litéinaya, cincoguardias rojos y dos marinos habíanrodeado a un vendedor de periódicos yexigían que les entregara un paquete deejemplares de Rabóchaya Gazeta (LaGaceta de los Obreros), periódicomenchevique. El vendedor les gritabafuriosamente y les amenazó con el puñocuando un marino le quitó por fin losperiódicos. Se formó en torno un grangentío que cubría de improperios a lapatrulla. Un obrero bajito tratabaobstinadamente de convencer alvendedor y al gentío, repitiendo sin

cesar: «Aquí viene una proclama deKerenski. Dice que nosotros disparamoscontra el pueblo ruso. Que habráderramamiento de sangre…»

En el Smolny reinaba mayor tensiónque antes, si era posible. Los mismoshombres que corrían por los oscurospasillos, los mismos destacamentosobreros armados con fusiles, los mismosdirigentes con los portafolios repletos,discutiendo, explicando, dando órdenes.Estos hombres llevaban siempre prisa ytras ellos corrían los amigos yayudantes. Estaban literalmente al rojo,parecían la viva personificación deltrabajo incansable y en vela. Sin afeitar,

greñudos, con los ojos como ascuas,marchaban a toda velocidad hacia lameta, ardiendo de exaltación. ¡Teníantanto, tantísimo quehacer! Había queformar el Gobierno, poner orden en laciudad, mantener la guarnición a su lado,vencer a la Duma y al Comité deSalvación, sostenerse frente a losalemanes, prepararse para el combatecon Kerenski, informar a las provinciasy hacer propaganda en toda Rusia, desdeArjánguelsk hasta Vladivostok. Losfuncionarios públicos y municipales senegaban a obedecer a los comisarios,los empleados de correos y telégrafoshabían cortado la comunicación del

Smolny con el mundo exterior, losferroviarios se negaban tercamente acumplir todas sus peticiones de trenes yKerenski se echaba encima, en laguarnición no podía confiarse del todo,los cosacos se disponían a intervenir…Enfrente se encontraban, además de laburguesía organizada, todos los partidossocialistas, a excepción de los eseristasde izquierda y de algunos mencheviquesinternacionalistas y adeptos de NóvayaZhizn, pero incluso éstos vacilaban sinsaber a qué carta quedarse. Es verdadque seguían a los bolcheviques lasmasas de obreros y soldados —laactitud de los campesinos no se había

definido aún suficientemente—, pero, enfin de cuentas, el Partido bolchevique nocontaba con muchos hombres instruidosy preparados…

Riazánov, subiendo por la escalera,decía con cómico horror que él,Comisario de Comercio e Industria, nocomprendía ni jota de los asuntoscomerciales. Arriba, en un rincón delcomedor, estaba sentado un hombre congorro de piel. Portaba el mismo trajecon que… —iba a decir con que sehabía acostado— pero indudablementehabía pasado la noche en claro. Llevabauna barba de tres días. Escribíanerviosamente algo en un sobre sucio y,

reflexionando, mordisqueaba ellapicero. Era Menzhinski, Comisario deFinanzas; toda su preparación consistíaen haber sido oficinista del BancoFrancés… Y estos cuatro compañeros,que han salido de la habitación delComité Militar Revolucionario y correnpor el pasillo escribiendo algo sobre lamarcha en trozos de papel, soncomisarios enviados a todos losrincones de Rusia para convencer yluchar con las armas y los argumentosque logren encontrar…

El Congreso debía abrirse a la unade la tarde y la vasta sala estaba yahacía tiempo repleta de delegados, eran

ya casi las siete y la presidencia seguíasin aparecer… El grupo de losbolcheviques y el de los eseristas deizquierda estaban reunidos en sushabitaciones. Todo este día interminablese les fue a Lenin y Trotski en combatira los partidarios del compromiso. Unaparte considerable de los bolcheviquesse inclinaba a favor de crear unGobierno de todas las fuerzassocialistas. «¡No nos sostendremos! —gritaban—. ¡Hay demasiadas fuerzascontra nosotros! No tenemos gente.Quedaremos aislados y todo seperderá…» Así decían Kámenev,Riazánov y otros.

Pero Lenin, a quien apoyaba Trotski,permanecía firme como la roca: «¡Quelos conciliadores acepten nuestroprograma y entren en el Gobierno!Nosotros no cederemos ni una pulgada.¡Si aquí hay camaradas que no tienenbastante coraje y voluntad paraatreverse a lo que nos atrevemosnosotros, que se vayan con todos loscobardes y conciliadores! Con nosotrosestán los obreros y soldados y nuestrodeber es continuar la causa».

A las siete y cinco los eseristas deizquierda mandaron a decir que ellos sequedaban en el Comité MilitarRevolucionario.

«Así es —dijo Lenin—. ¡Nossiguen!»

Poco más tarde, estaba yo sentado enla gran sala a la mesa de la prensacuando un anarquista que colaboraba enlos periódicos burgueses me propuso irjuntos a ver lo que sucedía con lapresidencia. No encontramos a nadie enla habitación del CEC ni en la del Buródel Soviet de Petrogrado. Recorrimostodo el Smolny. Parecía que nadie teníaidea de dónde estaban los dirigentes delCongreso. Por el camino miacompañante me contó sus viejasactividades revolucionarias, cómo tuvoque huir de Rusia y el placer con que

vivió emigrado largo tiempo enFrancia… Este hombre consideraba alos bolcheviques rudos, toscos eignorantes, carentes de toda sensibilidadestética. Era un verdadero espécimen deintelectual ruso… Por fin, llegamos a lahabitación N° 17, sede del ComitéMilitar Revolucionario, y nos detuvimosante la puerta. Junto a nosotros iban yvenían continuamente… Se abrió lapuerta y salió un hombre rechoncho,carirredondo, con uniforme militar sindistintivos. Parecía sonreír, pero si unose fijaba, podía adivinar que su sonrisaera una simple mueca de extrema fatiga.Era Krylenko.

Mi compañero, un joven elegante deaspecto muy civilizado, lanzó un grito dealegría y dio unos pasos adelante.

«¡Nikolái Vasílievich! —exclamó,tendiendo la mano—. ¿No se acuerda demí? Estuvimos presos en la mismacárcel».

Krylenko hizo un esfuerzo, seconcentró y miró. «Ah, sí —respondiópor fin, examinando a su interlocutor conla expresión más amistosa—. Usted esS … Zdrávstvuitie! (¡Muy buenas!)» Sebesaron. «¿Qué hace usted por aquí?»—y Krylenko hizo un amplio ademán.

«Oh, yo solamente miro… ¿Ustedparece que tiene gran éxito?»

«Sí —respondió Krylenko con ciertaobstinación—. ¡La revolución proletariaes un gran éxito!» Sonrió. «¡Quizá, quizávolvamos a encontrarnos en la cárcel!»

Echamos por el pasillo y micompañero se puso a explicarme lasituación. «Comprende, yo soy discípulode Kropotkin. Desde nuestro punto devista la revolución ha sufrido un enormefracaso: no ha levantado el patriotismode las masas. Claro, esto demuestrasolamente que nuestro pueblo no estámaduro aún para la revolución…»

Eran exactamente las 8.40 cuandouna atronadora ola de aclamaciones yaplausos anunció la entrada de la

presidencia y de Lenin —el gran Lenin— con ella. Era un hombre bajito yfornido, de gran calva y cabezaabombada sobre robusto cuello. Ojospequeños, nariz grande, boca ancha ynoble, mentón saliente, afeitado, pero yaasomaba la barbita tan conocida en elpasado y en el futuro. Traje bastanteusado, pantalones un poco largos para sutalla. Nada que recordase a un ídolo delas multitudes, sencillo, amado yrespetado como tal vez lo hayan sidomuy pocos dirigentes en la historia.Líder que gozaba de suma popularidad—y líder merced exclusivamente a suintelecto—, ajeno a toda afectación, no

se dejaba llevar por la corriente, firme,inflexible, sin apasionamientosefectistas, pero con una poderosacapacidad para explicar las ideas máscomplicadas con las palabras mássencillas y hacer un profundo análisis dela situación concreta en el que seconjugaban la sagaz flexibilidad y lamayor audacia intelectual.

Kámenev leyó un informe sobre lasacciones del Comité MilitarRevolucionario: abolición de la pena demuerte en el Ejército, restablecimientode la libertad de propaganda, liberaciónde los soldados y oficiales arrestadospor delitos políticos, órdenes de

detención de Kerenski y de confiscaciónde las existencias de comestibles en losalmacenes privados… Tremendosaplausos.

De nuevo hizo uso de la palabra unrepresentante del Bund. La posiciónintransigente de los bolcheviques matala revolución; por eso, los delegados delBund se ven obligados a renunciar aseguir participando en el Congreso.

Gritos en la sala: «¡Nosotroscreíamos que os habíais ido anoche!¿Cuántas veces os vais a ir?»

Luego un representante de losmencheviques internacionalistas. Gritos.«¡Cómo! ¿Pero aún estáis aquí?» El

orador explica que abandonó elCongreso sólo una parte de losmencheviques internacionalistas, pero sequedó otra parte.

«Nosotros consideramos peligrosa ytal vez mortal para la revolución laentrega del poder a los Soviets…(Interrupciones.) Pero nosotrosconsideramos que es nuestro deberpermanecer en el Congreso y votarcontra esta entrega».

Hablaron también otros oradores,que, por lo visto, recibieron la palabrasin apuntarse previamente. El delegadode los mineros de la cuenca del Donetsllamó al Congreso a tomar medidas

contra Kaledin, que podía dejar lacapital sin carbón y sin pan. Variossoldados recién llegados del frentetransmitieron a la reunión el entusiastasaludo de sus regimientos.

Subió Lenin. Estaba de pie, agarradoa los bordes de la tribuna, recorriendocon los ojos entornados a la masa de losdelegados y esperaba sin reparar, por lovisto, en la creciente ovación, que duróvarios minutos. Cuando ésta cesó dijobreve y simplemente:

«¡Ha llegado el momento deemprender la construcción del ordensocialista!»

Nuevo estallido atronador de la

tempestad humana.«Lo primero que debemos hacer es

adoptar medidas prácticas para realizarla paz… Debemos ofrecer la paz a lospueblos de todos los países beligerantesen las condiciones soviéticas; sinanexiones, sin contribuciones, sobre labase de la autodeterminación de lospueblos. Al propio tiempo, de acuerdocon nuestra promesa, debemos publicarlos tratados secretos y negarnos aobservarlos… El problema de la guerray la paz es tan claro que me parecepuedo leer sin más preámbulos elproyecto de llamamiento a los pueblosde todos los países beligerantes…»

Lenin hablaba abriendo mucho laboca y como sonriendo; su voz era unpoco ronca —no desagradable, sinocomo con un hábito de muchos años dehablar en público— y sonaba tan igualque daba la sensación de poder sonarinterminablemente… Para dar énfasis asu pensamiento, Lenin se inclinaba unpoco hacia adelante. Nada degesticulación. Miles de rostros sencilloslo miraban con adoración.

«Llamamiento a los pueblos y losgobiernos de todos los paísesbeligerantes.

El Gobierno obrero y campesino,creado por la Revolución del 24-25 de

Octubre y que se apoya en los Sovietsde Diputados Obreros, Soldados yCampesinos, propone a todos lospueblos beligerantes y a sus gobiernosentablar negociaciones inmediatas parauna paz justa y democrática.

El Gobierno considera la pazinmediata, sin anexiones (es decir, sinconquistas de territorios ajenos, sinincorporación de pueblos extranjerospor la fuerza) ni contribuciones, comouna paz justa o democrática, como laque ansía la aplastante mayoría de losobreros y de las clases trabajadoras detodos los países beligerantes, agotados,atormentados y martirizados por la

guerra, la paz que los obreros ycampesinos rusos han reclamado delmodo más categórico y tenaz despuésdel derrocamiento de la monarquíazarista.

Esta es la paz cuya aceptacióninmediata propone el Gobierno de Rusiaa todos los pueblos beligerantes,declarándose dispuesto a hacer, sindilación alguna, cuantas gestionesenérgicas sean necesarias para laratificación definitiva de todas lascondiciones de una paz semejante porlas asambleas autorizadas de losrepresentantes del pueblo de todos lospaíses y de todas las naciones.

De acuerdo con la concienciajurídica de la democracia en general, yde las clases trabajadoras en particular,el Gobierno entiende por anexión oconquista de territorios ajenos todaincorporación a un Estado grande opoderoso de una nacionalidad pequeña odébil, sin el deseo ni el consentimientoexplícito, clara y libremente expresadopor esta última, independientemente dela época en que se haya realizado estaincorporación forzosa;independientemente asimismo del gradode desarrollo o de atraso de la naciónanexionada o mantenida por la fuerza enlos límites de un Estado,

independientemente, en fin, de si dichanación se encuentre en Europa o en loslejanos países de ultramar.

Si una nación cualquiera esmantenida por la fuerza en los límites deun Estado, si, a pesar del deseoexpresado por ella —independientemente de si lo ha hecho enla prensa, en las asambleas populares,en los acuerdos de los partidos o enmovimientos de rebeldía einsurrecciones contra la opresiónnacional— no se le concede el derechode decidir en una votación libre, sin lamenor coacción, después de la completaretirada de las tropas de la nación

conquistadora o, en general, máspoderosa, la cuestión de las formasestatales de su existencia, laincorporación de esa nación al Estadoconstituye una anexión, es decir, unaconquista y un acto de violencia.

El Gobierno considera que continuaresta guerra por el reparto entre lasnaciones fuertes y ricas de los pueblosdébiles conquistados por ellas es elmayor crimen contra la humanidad yproclama solemnemente su resoluciónde firmar sin demora unas cláusulas depaz que pongan fin a esta guerra en lascondiciones indicadas, igualmente justaspara todas las nacionalidades sin

excepción.El Gobierno declara al mismo

tiempo que en modo alguno considera unultimátum las condiciones de paz antesindicadas, es decir, que está dispuesto aexaminar cualesquiera otras condicionesde paz, insistiendo únicamente en quesean presentadas con la mayor rapidezposible por cualquier país beligerante yestén redactadas con toda claridad, sinninguna ambigüedad y fuera de todosecreto.

El Gobierno pone fin a ladiplomacia secreta, manifestando sufirme resolución de llevar todas lasnegociaciones a la luz del día, ante el

pueblo entero y procediendoinmediatamente a la publicación íntegrade los tratados secretos, ratificados oconcertados por el Gobierno de losterratenientes y capitalistas desdefebrero hasta el 25 de octubre de 1917.Declara absoluta e inmediatamenteanuladas todas las cláusulas de estostratados secretos, puesto que en lamayoría de los casos tienden aproporcionar ventajas y privilegios a losterratenientes y a los capitalistas rusos,a mantener o aumentar las anexiones delos rusos.

Al invitar a los gobiernos y a lospueblos de todos los países a entablar

inmediatamente negociaciones públicaspara concertar la paz, el Gobierno sedeclara, a su vez, dispuesto a negociarpor escrito, por telégrafo o medianteconversaciones entre los representantesde los diversos países, o en unaconferencia de esos representantes. Conobjeto de facilitar estas negociaciones,el Gobierno designa su representanteplenipotenciario ante los paísesneutrales.

El Gobierno invita a todos losgobiernos y a los pueblos de todos lospaíses beligerantes a concertarinmediatamente un armisticio,considerando, por su parte, que este

armisticio debe durar tres meses, por lomenos, plazo en el cual son plenamenteposibles tanto la terminación de lasnegociaciones de paz con participaciónde los representantes de todas lasnaciones o pueblos sin excepciónempeñados en la guerra u obligados aintervenir en ella como la convocatoria,en todos los países, de asambleasautorizadas de representantes del pueblopara ratificar definitivamente lascondiciones de la paz.

Al dirigir esta proposición de paz alos gobiernos y a los pueblos de todoslos países beligerantes, el GobiernoProvisional Obrero y Campesino de

Rusia se dirige también, y sobre todo, alos obreros conscientes de las tresnaciones más adelantadas de lahumanidad y de los tres Estados másimportantes que toman parte en la actualguerra: Inglaterra, Francia y Alemania.Los obreros de estos tres países hanprestado los mayores servicios a lacausa del progreso y del socialismo; handado los magníficos ejemplos delmovimiento cartista en Inglaterra, de lasrevoluciones de importancia histórico-mundial realizadas por el proletariadofrancés y, finalmente, de la lucha heroicacontra la ley de excepción en Alemaniay del trabajo prolongado, tenaz y

disciplinado para crear lasorganizaciones proletarias de masas eneste país, trabajo que sirve de ejemplo alos obreros de todo el mundo. Todosestos ejemplos de heroísmo proletario yde iniciativa histórica nos garantizan quelos obreros de esos paísescomprenderán el deber en que están hoyde librar a la humanidad de los horroresde la guerra y de sus consecuencias, queesos obreros, con su actividad múltiple,resuelta, abnegada y enérgica, nosayudarán a llevar a feliz término lacausa de la paz y, con ella, la causa dela liberación de las masas trabajadorasy explotadas de toda esclavitud y de

toda explotación».Cuando cesó la tempestad de

aplausos, Lenin prosiguió:«Proponemos al Congreso aprobar y

confirmar este llamamiento. Nosdirigimos no sólo a los pueblos, sinotambién a los gobiernos porque elllamamiento a los pueblos nada más delos países beligerantes podría dilatar laconclusión de la paz. Las condiciones depaz serán elaboradas durante elarmisticio y ratificadas por la AsambleaConstituyente. Al establecer el plazo delarmisticio en tres meses, queremos dar alos pueblos el mayor descanso posiblede la sangrienta matanza y tiempo

suficiente para elegir a susrepresentantes. Algunos gobiernosimperialistas se resistirán a nuestrascondiciones de paz, no nos hacemosilusiones a este respecto. Peroconfiamos que pronto en todos lospaíses beligerantes estallará larevolución y por eso nos dirigimos conparticular insistencia a los obrerosfranceses, ingleses y alemanes…»

«La Revolución del 24-25 deOctubre —concluyó— inicia la era de laRevolución Socialista… El movimientoobrero, en nombre de la paz y elsocialismo, alcanzará la victoria ycumplirá su misión…»

Sus palabras infundían serenidad yfuerza, calaban profundamente en lasalmas de los hombres.

Estaba completamente claro por quéel pueblo siempre daba crédito a lo quedecía Lenin.

Se propuso y se aprobóinmediatamente en votación abiertaconceder la palabra solamente a losrepresentantes de las fraccionespolíticas y limitar las intervenciones aquince minutos.

Primero hizo uso de la palabraKarelin en nombre de los eseristas deizquierda: «Nuestro grupo no ha tenidola oportunidad de presentar enmiendas

al texto del llamamiento; por eso es undocumento privado de los bolcheviques.Sin embargo, lo votaremos porqueestamos de pleno acuerdo con suespíritu…»

En nombre de los socialdemócratasinternacionalistas habló Kramarov,hombre alto, estrecho de pecho y miope,destinado a ganarse la fama no muylisonjera de payaso de la oposición.Sólo un Gobierno formado porrepresentantes de todos los partidossocialistas —declaró— puede poseersuficiente autoridad para decidirse a unaacción tan importante. Si se forma estacoalición socialista, nuestro grupo

apoyará el programa entero; si no, loapoyará en parte. En cuanto alllamamiento, los internacionalistas estánde pleno acuerdo con sus puntosfundamentales.

Después, en un ambiente decreciente entusiasmo, hablaron unorador tras otro. Se adhirieron alllamamiento los representantes de lasocialdemocracia ucraniana, de lasocialdemocracia lituana, de lossocialistas populares y de lasocialdemocracia polaca y letona. ElPartido Socialista Polaco se pronunciótambién a favor del llamamiento, perocon la salvedad de que preferiría una

coalición socialista… Algo se habíadespertado en estos hombres. Uno hablóde la «revolución mundial venidera dela que nosotros somos la vanguardia»,otro de la «nueva era de fraternidad queunirá a todos los pueblos en una granfamilia…» Un delegado declaró en supropio nombre: «Aquí hay unacontradicción. Primero proponéis unapaz sin anexiones ni indemnizaciones yluego decís que examinaréis todas lasproposiciones de paz. Examinar esaceptar…»

Lenin se levantó inmediatamente desu sitio: «Nosotros queremos una pazjusta, pero no tememos la guerra

revolucionaria… Es muy probable quelos gobiernos imperialistas norespondan a nuestro llamamiento, perono debemos plantearles un ultimátumque sea demasiado fácil rechazar… Siel proletariado alemán ve que estamosdispuestos a examinar cualquierproposición de paz es posible que esosea la última gota que desborde la taza yen Alemania estalle una revolución…

Estamos conformes en examinarcualesquiera condiciones de paz, peroeso no significa, ni mucho menos, quelas aceptemos. Lucharemos hasta el finpor algunas de nuestras condiciones,pero es muy posible que haya entre ellas

algunas por las cuales no consideremosnecesario continuar la guerra… Loprincipal es que queremos poner fin a laguerra…»

Eran exactamente las 10 y 35 cuandoKámenev propuso a todos los quevotasen a favor del llamamiento levantarsus mandatos. Un delegado probó avotar en contra, pero en torno suyoestalló tal explosión de ira que bajóprecipitadamente el brazo… Fueaprobado por unanimidad.

Un impulso inesperado y espontáneonos levantó a todos de pie y nuestraunanimidad se tradujo en los acordesarmoniosos y emocionantes de La

Internacional. Un soldado viejo ycanoso lloraba como un niño. AlexandraKollontái se limpió a hurtadillas unalágrima. El potente himno inundó la sala,atravesó ventanas y puertas y voló alcielo sereno. «¡Es el fin de la guerra!¡Es el fin de la guerra!» —decíasonriendo alegremente mi vecino, unjoven obrero. Cuando terminamos decantar La Internacional y guardábamosun embarazoso silencio, una voz gritódesde las filas traseras: «¡Compañeros!¡Recordemos a los que cayeron por lalibertad!» Y entonamos la MarchaFúnebre, lenta y melancólica, que estambién un canto triunfal, profundamente

ruso y conmovedor. Porque LaInternacional, al fin y al cabo, es unhimno creado en otro país. La MarchaFúnebre ponía al desnudo toda el almade las masas oprimidas, cuyosdelegados estaban reunidos en aquellasala, construyendo con sus vagasvisiones la nueva Rusia y tal vez algomás grande…

Vosotros caísteis en lucha fatal,Amigos sinceros del pueblo, Por élinmolasteis la libertad, Por él fuevuestro último aliento. Llegó al fin lahora y el pueblo surgió, Liberto,gigante, potente. ¡Dormid, hermanos,cubristeis de honor La senda más noble

y valiente! Por eso fueron a yacer en sufría fosa común del Campo de Marte losmártires de la Revolución de Marzo, poreso miles y decenas de milessucumbieron en las cárceles, en ladeportación y en las minas siberianas.No importa que no se realizara todocomo ellos se imaginaban ni comoesperaba la intelectualidad. Pese a todo,se había consumado, tempestuosa,pujante, impacientemente, desechandolas fórmulas, desdeñando elsentimentalismo, de un modo real…

Lenin leyó el Decreto sobre laTierra[3a]: «1. Queda abolida en el actosin ninguna indemnización la propiedad

terrateniente.2. Las fincas de los terratenientes,

así como todas las tierras de la Corona,de los monasterios y de la Iglesia, contodo su ganado de labor y aperos delabranza, edificios y todas lasdependencias, pasan a disposición delos comités agrarios subdistritales y delos Soviets de Diputados Campesinos dedistrito hasta que se reúna la AsambleaConstituyente.

3. Cualquier deterioro de los bienesconfiscados, que desde este momentopertenecen a todo el pueblo, seráconsiderado un grave delito, punible porel tribunal revolucionario. Los Soviets

de Diputados Campesinos de distritoadoptarán todas las medidas necesariaspara asegurar el orden más riguroso enla confiscación de las fincas de losterratenientes, para determinarexactamente los terrenos confiscables ysu extensión, para inventariar condetalle todos los bienes confiscados ypara proteger con el mayor rigorrevolucionario todas las explotacionesagrícolas, edificios, aperos, ganado,reservas de víveres, que pasan alpueblo.

4. Para la realización de las grandestransformaciones agrarias, hasta que laAsamblea Constituyente las determine

definitivamente, debe servir de guía entodas partes el mandato campesino quese reproduce a continuación,confeccionado por la Redacción deIzvestia Vserossíiskogo SovietaKrestiánskij Deputátov, sobre la basede los 242 mandatos campesinos locales(Petrogrado, N° 88, 19 de agosto de1917).

5. No se confiscan las tierras de lossimples campesinos y cosacos».

«Esto —añadió Lenin— no es elproyecto del ex ministro Chernov, quehablaba de “levantar los andamios” eintentaba hacer la reforma por arriba. Elproblema del reparto de la tierra será

resuelto por abajo, en el campo mismo.La dimensión de la parcela que recibirácada campesino variará de acuerdo a laslocalidades…

¡Bajo el Gobierno Provisional losterratenientes se negabancategóricamente a obedecer las órdenesde los comités agrarios, de los mismoscomités agrarios que fueron pensadospor Lvov, llevados a la práctica porShingariov y que eran administrados porKerenski!»

Los debates no habían comenzadoaún, pero un hombre se abrió paso aviva fuerza entre la gente y subió a latribuna. Era Pianij, miembro del Comité

Ejecutivo de los Soviets Campesinos.Estaba furioso.

«¡El Comité Ejecutivo de losSoviets de Diputados Campesinos detoda Rusia protesta contra la detenciónde nuestros compañeros, los ministrosSalazkin y Máslov! —arrojó con durezaal rostro de los delegados—. ¡Exigimossu libertad al instante! Se encuentran enla fortaleza de Pedro y Pablo. ¡Esnecesaria una acción inmediata! ¡No hayque perder ni un momento!»

Le siguió un soldado con la barba endesorden y los ojos llameantes. «¡Estáisaquí sentados y habláis de entregar latierra a los campesinos y, al mismo

tiempo, procedéis como tiranos yusurpadores con los representanteselectos de los campesinos! ¡Yo os digo—levantó el puño—, yo os digo quecomo se les caiga un solo pelo de lacabeza habrá rebelión en el campo!» Lagente murmuró confusa.

Subió a la tribuna Trotski, sereno yvenenoso, consciente de su poder. Laasamblea lo recibió con un clamor desaludo. «Ayer el Comité MilitarRevolucionario tomó la decisión enprincipio de poner en libertad a losministros eseristas y mencheviques:Máslov, Salazkin, Gvozdiov yMaliantóvich. Si continúan en la

fortaleza de Pedro y Pablo, es solamenteporque estamos demasiado ocupados…Claro está, permanecerán en arrestodomiciliario hasta que se investigue sucomplicidad en los actos de traición deKerenski durante la korniloviada».

«¡Jamás —exclamó Pianij—, jamássucedió en ninguna revolución lo queestamos viendo ahora!»

«Se equivoca —respondió Trotski—. Cosas semejantes las ha vistoincluso nuestra revolución. Centenaresde camaradas nuestros fueron detenidosen los días de julio… ¡Cuando lacamarada Kollontái a instancias delmédico fue liberada de la cárcel,

Avxéntiev puso a su puerta dos agentesde la policía secreta zarista!» Losrepresentantes campesinos se retiraronmaldiciendo. La asamblea los despidiócon irónico abucheo.

El representante de los eseristas deizquierda habló a favor del Decretosobre la Tierra. Plenamente de acuerdoen principio, los eseristas de izquierda,sin embargo, sólo podrían votar despuésde discutir la cuestión. Había queconsultar a los Soviets Campesinos.

Los mencheviques internacionalistasinsistieron también en discutir elproblema en el seno de su partido.

Luego intervino el líder de los

maximalistas, es decir, del alaanarquista de los campesinos:«¡Debemos rendir honor al partidopolítico que ya en el primer día, sincharlatanerías de ningún género, pone enpráctica tal obra!…»

Apareció en la tribuna un campesinotípico: pelo largo, botas altas y zamarrade piel de oveja. Hizo reverencias haciatodos los lados de la sala. «Buenas,compañeros y ciudadanos —dijo—.Aquí andan rondando por todas parteslos kadetes. Vosotros detenéis a nuestroscampesinos socialistas. ¿Por qué nodetenéis a los kadetes?»

Aquello fue la señal para las

discusiones entre los excitadoscampesinos. Exactamente lo mismohabían discutido los soldados la nocheanterior. Aquí estaban los verdaderosproletarios del campo…

«¡Los miembros de nuestro ComitéEjecutivo, Avxéntiev y otros, a quienesnosotros teníamos por defensores de loscampesinos, son tan kadetes como losotros! ¡Hay que detenerlos! ¡Hay quedetenerlos!»

Otra voz: «¿Qué son esos Pianij yAvxéntiev? ¡No son campesinos! ¡Sonunos charlatanes!»

¡Cómo se sintió atraída la sala porestos delegados, reconociendo en ellos a

sus hermanos!Los eseristas de izquierda

propusieron un intervalo de media hora.Cuando los delegados empezaron a salirde la sala, Lenin se levantó de su sitio:

«¡No podemos perder tiempo,camaradas! ¡Estas noticias de colosalimportancia debe conocerlas mañanapor la mañana toda Rusia! ¡Nada dedilaciones!»

En medio de las acaloradasdiscusiones y conversaciones y delrumor de centenares de pasos se oyó lavoz de un emisario del Comité MilitarRevolucionario, que gritaba:

«¡En la habitación diecisiete hacen

falta quince agitadores! ¡Para marchar alfrente!…»

Dos horas y media después, losdelegados volvieron en grupos a la sala,la presidencia ocupó su puesto y sereanudó la sesión. Comenzó la lecturade telegramas de distintos regimientosque anunciaban su adhesión al ComitéMilitar Revolucionario.

La asamblea se iba caldeando pocoa poco. Un delegado de las tropas rusasen el Frente de Macedonia habló conamargura de su situación. “Sufrimos máspor culpa de los” aliados» que delenemigo» —dijo. Los representantes delX y XII ejércitos, recién llegados del

frente, declararon: «¡Os prometemostoda clase de apoyo!» Un soldadocampesino protestó contra la liberaciónde los «socialistas traidores Máslov ySalazkin». En cuanto al ComitéEjecutivo de los Soviets Campesinos,¡había que mandarlo a la cárcel entero!Sí, eran palabras auténticamenterevolucionarias… El delegado de lastropas rusas en Persia declaró que teníainstrucciones de exigir la entrega delpoder a los Soviets… Un oficialucraniano gritó en su lengua materna:«No puede haber nacionalismo en unmomento de tal crisis… ¡Dazdrávtrvuiet (viva) la dictadura del

proletariado en todos los países!» Asícrepitaba este alud de pensamientosexaltados y ardientes y estaba claro queRusia jamás volvería a enmudecer.

Kámenev declaró que las fuerzasantibolcheviques trataban en todaspartes de promover desórdenes y diolectura a un llamamiento del Congreso atodos los Soviets de Rusia:

«El Congreso de los Soviets deDiputados Obreros y Soldados de todaRusia encomienda a los Soviets localesque adopten inmediatamente las medidasmás enérgicas para impedir los actoscontrarrevolucionarios y antijudíos ytoda clase de pogromos. El honor de la

revolución de los obreros, campesinos ysoldados exige que no sean toleradospogromos de ningún género.

La Guardia Roja de Petrogrado, laguarnición revolucionaria y los marinosmantienen el orden completo en lacapital.

Los obreros, soldados y campesinosdeben seguir en todas partes el ejemplode los obreros y soldados dePetrogrado.

Compañeros soldados y cosacos:Sobre vosotros re cae en primer términoel deber de asegurar un verdadero ordenrevolucionario. ¡La Rusiarevolucionaria y el mundo entero tienen

puestos los ojos en vosotros!»A las dos de la madrugada, el

Decreto sobre la Tierra fue puesto avotación y aprobado por todos losdelegados menos uno, y los delegadoscampesinos dieron rienda suelta a sujúbilo…

Así avanzaban inconteniblemente losbolcheviques, desechando todas lasdudas y barriendo de su camino a todoslos que se oponían. Eran los únicos enRusia que poseían un programa definidode acción, mientras que todos los demásen ocho meses no habían hecho otra cosaque hablar.

Subió a la tribuna un soldado

demacrado, andrajoso y elocuente.Protestó contra el artículo del nakaz[56]

que decía que los desertores seríanprivados de parcela. Al principio loabuchearon y silbaron, pero sus palabrassencillas y conmovedoras hicieroncallar a todos: «El desdichado soldado,llevado a la fuerza al matadero de lastrincheras, cuya horrible insensatezhabéis reconocido vosotros mismos enel Decreto sobre la Paz —gritó—acogió la revolución como mensaje depaz y de libertad. ¿Paz? El Gobierno deKerenski lo obligó a atacar de nuevo, amarchar a Galitzia, a matar y morir;imploraba la paz, pero Teréschenko sólo

se reía… ¿Libertad? Con Kerenski vioque sus comités eran disueltos, susperiódicos suspendidos y los oradoresde su partido encarcelados… Y en casa,en su propia aldea, los terratenientesluchaban contra los comités agrarios ymetían en la cárcel a sus compañeros…En Petrogrado la burguesía, en alianzacon los alemanes, saboteaba elaprovisionamiento del Ejército… Elsoldado se encontraba en las trincherasdesnudo y descalzo. ¿Quién le obligó adesertar? ¡El Gobierno de Kerenski quevosotros echasteis abajo!» Al finalincluso le aplaudieron.

Pero entonces otro soldado

pronunció un caluroso discurso: «¡ElGobierno de Kerenski no es una pantallatras la cual puede ocultarse una cosa tansucia como la deserción! ¡El desertor esun canalla, corre a casa y abandona a loscompañeros que mueren en lastrincheras! Cada desertor es un traidor ydebe ser castigado…» Tumulto, gritosde Dovolno! Tishe! (¡Basta! ¡Silencio!)Kámenev propone precipitadamenteentregar el asunto a la consideración delGobierno[4a].

A las dos y treinta de la madrugadase hizo un tenso silencio. Kámenev leyóel decreto sobre la constitución delpoder:

«Crear, para la dirección del paíshasta el momento de la convocatoria dela Asamblea Constituyente, un GobiernoObrero y Campesino Provisional, que sedenominará Consejo de Comisarios delPueblo[5a].

La dirección de las distintas ramasde la vida del Estado se encomienda alas comisiones, cuya composición debeasegurar, en estrecha alianza con lasvastas organizaciones de obreros,obreras, marinos, soldados, campesinosy empleados, la aplicación del programaproclamado por el Congreso. El podergubernamental pertenece al Colegio dePresidentes de estas comisiones, es

decir, al Consejo de Comisarios delPueblo.

El control sobre la actividad de losComisarios del Pueblo y el derecho derevocarlos pertenece al Congreso de losSoviets de Diputados Obreros,Campesinos y Soldados de toda Rusia ya su Comité Ejecutivo Central… «

En la sala reinaba el silencio; luego,al leer la lista de los comisarios,estallaron los aplausos después de cadanombre, especialmente de Lenin yTrotski.

«…Presidente del Consejo:Vladímir Uliánov (Lenin);

Interior: A. I. Rykov

Agricultura: V. P. Miliutin;Trabajo: A. G. Shliápnikov;Ejército y Marina: un comité

formado por V. A. Ovséienko (Antónov),N. V. Krylenko y P. E. Dybenko;

Comercio e Industria: V. P. Noguín;Instrucción Pública: A. V.

Lunacharski;Finanzas: 1.1. Skvortsov (Stepánov);Negocios Extranjeros: L. D.

Bronshtéin (Trotski);Justicia: G. I. Oppókov (Lómov);Abastos: I. A. Teodoróvich;Correos y Telégrafos: N. P. Avílov

(Glébov);Presidente para Asuntos de las

Nacionalidades: I. V. Dzhugashvili(Stalin).

Ferrocarriles: Vacantetemporalmente».

Una fila de bayonetas a lo largo delas paredes de la sala; las bayonetassobresalían también de las sillas de losdelegados. El Comité MilitarRevolucionario los había armado atodos. El bolchevismo se armaba para labatalla decisiva con Kerenski: el son desus trompetas se oía ya por el sureste…Nadie quería irse a casa. Al contrario,en la sala entraban nuevos y nuevoscientos de personas. El vasto localestaba abarrotado de soldados de

rostros severos y obreros que llevabanallí largas horas escuchandoincansablemente a los oradores. Elambiente cargado y denso estaba llenode humo de tabaco; olía a sudor, arespiración humana y a ropa sucia.

Avílov, de la Redacción de NóvayaZhizn, habló en nombre de lossocialdemócratas internacionalistas y delos mencheviques internacionalistas quese habían quedado. Tenía un rostrojoven e inteligente; su elegante fracdesentonaba con el medio que lerodeaba.

«Debemos percatarnos claramentede lo que sucede y adónde vamos… La

facilidad con que se ha logrado derribarel Gobierno de coalición no se explicaporque sea muy fuerte la democracia deizquierda, sino exclusivamente por queeste Gobierno no podía dar al pueblo nipan ni paz. Y la democracia deizquierda podrá sostenerse solamente silogra resolver estos problemas…

¿Puede dar pan al pueblo? Hay muypoco grano. La mayoría de loscampesinos no os seguirá porque nopodéis darles las máquinas que tantonecesitan. Es casi imposible procurarcombustible y otros artículos de primeranecesidad…

Conseguir la paz es tan difícil o

incluso más. Los aliados se negaron atratar incluso con Skóbelev y noaceptarán en ningún caso vuestrapropuesta de una conferencia de paz. Avosotros no os reconoce ni Londres, niParís, ni Berlín.

Por ahora no se puede contar con unefectivo apoyo del proletariado de lospaíses aliados, pues en su mayoría estáaún muy lejos de la lucharevolucionaria. Recordad que lademocracia de los países aliados nologró ni siquiera convocar laConferencia de Estocolmo. En cuanto ala socialdemocracia alemana, acabo dehablar con el camarada Góldenberg, uno

de nuestros delegados en Estocolmo.Los representantes de la extremaizquierda le declaran que una revoluciónen Alemania es imposible mientras durela guerra…». Las interrupciones erancada vez más frecuentes e irritadas, peroAvílov proseguía:

«El aislamiento de Rusia será elresultado fatal de la derrota del Ejércitoruso por los alemanes, hagan las pacesla coalición austro-germana y lacoalición franco-británica a expensas deRusia o firmemos nosotros una paz porseparado con Alemania.

Acabo de enterarme de que losembajadores aliados se disponen a

marchar y que en todas las ciudades deRusia se han organizado comités desalvación de la patria y la revolución…

Ningún partido puede él solosuperar tan enormes dificultades.Solamente la verdadera mayoría delpueblo, que apoya al Gobierno decoalición socialista, puede llevar atérmino la revolución…»

Seguidamente dio lectura a unaresolución de ambas fracciones:

«Reconociendo que para salvar lasconquistas de la revolución esindispensable la inmediata constituciónde un Gobierno basado en la democraciarevolucionaria, organizada en los

Soviets de Diputados Obreros, Soldadosy Campesinos, reconociendo, además,que la misión de este Gobierno es lamás pronta consecución de una pazdemocrática, la entrega de la tierra adisposición de los comités agrarios, laorganización del control sobre laproducción industrial y la convocatoriade la Asamblea Constituyente en lafecha decidida, el Congreso acuerdaelegir un comité ejecutivo provisionalpara constituir un Gobierno con elconsentimiento de los grupos de lademocracia revolucionaria que tomanparte en el Congreso».

Los razonamientos tolerantes y fríos

de Avílov turbaron un poco a losdelegados, pese a toda su exaltaciónrevolucionaria. Al final del discursocesaron los gritos y silbidos y, cuandoAvílov terminó de hablar, sonaronaplausos en algunas partes de la sala.

Le sucedió Karelin, también joven eintrépido; nadie dudaba de su sinceridady era, además, representante del Partidode los socialistas-revolucionarios deIzquierda, el partido de MaríaSpiridónova, el único partido que habíaseguido a los bolcheviques y querepresentaba a los campesinosrevolucionarios[57].

«Nuestro Partido se ha negado a

entrar en el Consejo de Comisarios delPueblo porque no queremos romper parasiempre con la parte del Ejércitorevolucionario que ha abandonado elCongreso. Esta ruptura nos impediríaservir de intermediarios entre losbolcheviques y otros gruposdemocráticos… Y éste es nuestroprincipal deber en el momento actual.No podemos apoyar a ningún Gobierno,exceptuando el de coalición socialista…

Además, protestamos contra latiránica conducta de los bolcheviques.Nuestros comisarios han sido echadosde sus puestos. Nuestro único órganoimpreso, Znamia Trudá (Bandera del

Trabajo), fue prohibido ayer.La Duma Central está formando un

potente Comité de Salvación de la Patriay la Revolución contra vosotros. Estáisya aislados y vuestro Gobierno nocuenta con el apoyo de ningún grupodemocrático…»

Trotski subió de nuevo a la tribuna,seguro y con dominio de sí mismo. Ensus labios se dibujaba una sonrisasarcástica, casi burlona. Hablaba convoz metálica y el enorme gentío se echóadelante, atento a sus palabras.

«Todas esas consideraciones sobreel peligro de aislamiento de nuestroPartido no son nuevas. En la víspera de

la insurrección también nos predecíanuna derrota inevitable. Todos estabancontra nosotros; sólo la fracción de lossocialistas-revolucionarios de izquierdase adhirió al Comité MilitarRevolucionario. Pero, ¿de qué modohemos logrado, a pesar de todo, derribaral Gobierno Provisional sinderramamiento de sangre?… Este hechoes la más clara demostración de que noestábamos aislados. En realidad, era elGobierno Provisional el que estabaaislado; estaban aislados los partidosdemocráticos que marchaban contranosotros, ¡están aislados ahora y hanroto para siempre con el proletariado!

Se nos habla de la necesidad de lacoalición. Solamente una coalición esposible: la coalición de los obreros,soldados y campesinos pobres;pertenece a nuestro Partido el honor dehaber formado tal coalición… ¿A quécoalición se refiere Avílov? ¿A lacoalición con los que apoyaron alGobierno de traición al pueblo? Lacoalición no siempre aumenta lasfuerzas. Por ejemplo, ¿habríamospodido organizar la insurrección,teniendo en nuestras filas a Dan yAvxéntiev?» Estallidos de hilaridad.

«Avxéntiev daba poco pan. Pero,¿daría más una coalición con los

oborontsi? Cuando hay que elegir entrelos campesinos y Avxéntiev, que ordenóel encarcelamiento de los comitésagrarios, ¡nosotros elegimos a loscampesinos! Nuestra revolución quedaráen la historia como una revoluciónclásica………………

Se nos acusa de rechazar elentendimiento con otros partidosdemocráticos. Pero, ¿tenemos nosotrosla culpa? ¿O quizá la culpa sea, comocree Karelin, de un «malentendido»?No, compañeros. Cuando en el apogeode la revolución, el Partido, envueltotodavía en el humo de la pólvora, llega ydice: «Ahí tenéis el poder, ¡tomadlo!» y

aquellos a quienes se les ofrece se pasanal enemigo, eso no es un malentendido…eso es ¡una declaración de guerraimplacable! Y no hemos sido nosotroslos que la hemos declarado…

Avílov amenaza diciendo que comoquedemos «aislados», serán estérilesnuestros esfuerzos de alcanzar la paz.Repito, yo no veo de qué manera unacoalición con Skóbelev o incluso conTeréschenko puede ayudarnos a lograrla paz. Avílov intenta amedrentarnos conel peligro de una paz a expensas deRusia. A eso respondo que si Europacontinúa gobernada por la burguesíaimperialista, la Rusia revolucionaria

perecerá inevitablemente…Una de dos: ¡o la revolución rusa

origina un movimiento revolucionario enEuropa o las potencias europeasestrangularán la revolución rusa!»

Los delegados aplaudieroncalurosamente, ardían de osadíasintiéndose luchadores por toda lahumanidad. Y desde entonces en todoslos actos de las masas insurrectasapareció y quedó para siempre unadecisión consciente y firme.

Pero la otra parte también empezabaya a entrar en liza. Kámenev concedió lapalabra al delegado del SindicatoFerroviario, un hombre rechoncho de

rasgos duros que no disimulaba suactitud de implacable hostilidad. Sudiscurso causó el efecto de una bomba.

«Pido la palabra en nombre de laorganización más fuerte de Rusia y osdigo: el Víkzhel[58] me ha encargado deponer en vuestro conocimiento ladecisión de nuestro sindicato acerca dela constitución del poder. El ComitéCentral niega absolutamente el apoyo alos bolcheviques si persisten en suenemistad con toda la democracia deRusia». Inmenso tumulto en la sala.

«En 1905 y los días de lakorniloviada, los obreros ferroviarios seportaron como los mejores defensores

de la revolución. Pero vosotros no noshabéis invitado a vuestro Congreso».Gritos: «¡No os invitó el viejo CEC!» Elorador no hizo caso y continuó:«Nosotros no reconocemos la legalidadde este Congreso: después de la partidade los mencheviques y socialistas-revolucionarios aquí no queda elquórum necesario… Nuestro sindicatoapoya al viejo CEC y declara que elCongreso no tiene derecho a elegirnuevo CEC…

El poder debe ser un podersocialista y revolucionario, responsableante los órganos autorizados de toda lademocracia revolucionaria. En lo

sucesivo, hasta la constitución de talpoder, el Sindicato Ferroviario, que seniega a transportar tropascontrarrevolucionarias a Petrogrado,prohíbe al mismo tiempo a sus afiliadoscumplir cualquier orden sinconsentimiento del Víkzhel. El Víkzheltoma en sus manos toda laadministración de los ferrocarriles deRusia».

El final de este discurso casi seahogó en una furiosa tempestad deindignación general. Pero, de todosmodos, fue un duro golpe. Parapersuadirse de ello bastaba con mirarlas caras preocupadas de la presidencia.

Kámenev respondió brevemente que lalegalidad del Congreso no podía serpuesta en duda ya que, a pesar de lasalida de los mencheviques y eseristas,en el Congreso quedaban más delegadosde lo que exigía el quórum establecidopor el viejo CEC…

Después, por inmensa mayoría devotos, fue elegido el Consejo deComisarios del Pueblo.

La elección del nuevo CEC, delnuevo parlamento de la República deRusia, se llevó no más de un cuarto dehora. Trotski leyó los resultados: cienmiembros, de ellos setentabolcheviques… Se reservaban puestos

para los campesinos y los partidos quehabían abandonado el Congreso.«Admitiremos con alegría en elGobierno a todos los partidos y gruposque acepten nuestro programa»,concluyó Trotski.

Inmediatamente después se clausuróel II Congreso de los Soviets de todaRusia para que sus delegados pudierandesplazarse cuanto antes a todos losconfines del país e informar de losgrandes acontecimientos…

Eran casi las siete de la mañanacuando despertamos a los conductores ycobradores de los tranvías estacionadosfrente al Smolny. Estos tranvías habían

sido enviados por el Sindicato deTranviarios para llevar a los delegadosa sus casas. A mí me pareció que elambiente en los vagones repletos no eratan alegre y despreocupado como en lanoche pasada. Muchos estaban muyinquietos. Tal vez se dijeran para susadentros: «Bien, ya somos los dueños.¿Cómo haremos que se cumpla nuestravoluntad?…»

Cerca de nuestra casa fuimosdetenidos y cuidadosamente registradospor una patrulla de ciudadanos armados.La proclama de la Duma surtía efecto

La patrona nos oyó y salió a nuestroencuentro con una capucha de seda

encarnada.«El comité de casa exige otra vez

que ustedes hagan guardia igual que losdemás hombres», dijo.

«¿Y para qué hacen falta esasguardias?»

«Para proteger a las mujeres y losniños».

«¿Proteger, de quién?»«De los bandidos y ladrones».«¿Y si viene un comisario del

Comité Militar Revolucionario y buscaarmas?»

«¡Oh, eso es lo que dicen todos!…Además, ¿qué diferencia hay?»

Yo declaré oficialmente que el

Cónsul había prohibido a todos losciudadanos norteamericanos portararmas, especialmente en los distritosdonde vivía la intelectualidad rusa…

CAPÍTULO VI

El comité de salvación

Viernes, 9 de noviembre (27 deoctubre)…

«Novocherkassk. 8 de noviembre(26 de octubre).

En vista de la rebelión de losbolcheviques con el intento le derrocarel Gobierno Provisional y adueñarse delpoder en Petrogrado y en otros lugares,el Gobierno Cosaco declara queconsidera criminales y absolutamente

inadmisibles estos actos. Enconsecuencia, los cosacos prestarántodo su apoyo al Gobierno Provisional,que es un Gobierno de coalición. Porestas circunstancias, y hasta el retornodel Gobierno Provisional al poder y elrestablecimiento del orden en Rusia, elGobierno de las Tropas Cosacas haasumido temporalmente todo el poderejecutivo en la región del Don.

Firmado: Atamán Kaledin,Presidente del Gobierno de las

Tropas Cosacas».Prikaz del Ministro-Presidente

Kerenski, fechado en Gátchina:«Declaro que yo, Ministro-

Presidente del Gobierno Provisional yJefe Supremo de todas las fuerzasarmadas de la República Rusa, hellegado hoy a la cabeza de las tropas delfrente que permanecen fieles a la patria.

Ordeno a todas las unidades de laregión militar de Petrogrado, que por unmalentendido o por ofuscación se hayanadherido a la banda de traidores a lapatria y a la revolución, retornarinmediatamente al cumplimiento de sudeber.

Esta orden será leída en todos losregimientos, batallones y escuadrones.

Firmado: El Ministro-Presidente delGobierno Provisional y Jefe Supremo A.

Kerenski».Telegrama de Kerenski al jefe del

Frente Norte:«La ciudad de Gátchina ha sido

tomada por las tropas leales al Gobiernoy ocupada sin derramamiento de sangre.

Las compañías de las fuerzas deCronstadt y de los regimientos deSemiónovskoe e Ismáilovo y losmarinos se han rendidoincondicionalmente, uniéndose a lasfuerzas del Gobierno.

Ordeno a todos los trenesdesignados para emprender ruta, avanzarrápidamente.

Las tropas han recibido del Comité

MilitarRevolucionario la orden de

retirada…»Gátchina, que se encuentra a unos

treinta kilómetros al suroeste dePetrogrado, fue tomada por la noche.Los destacamentos de los dosregimientos mencionados (no losmarinos), que erraban sin jefes por losalrededores, fueron rodeados por loscosacos y depusieron las armas, pero nose unieron a las tropas del Gobierno. Enestos mismos momentos, multitudesenteras de estos soldados, confusos yavergonzados, se encontraban en elSmolny y trataban de explicarse. No

sabían que los cosacos se hallaban tancerca… Había intentado entablarconversaciones con los cosacos…

En el frente revolucionario reinabaclaramente una tremenda confusión, Lasguarniciones de todas las pequeñasciudades al sur de Petrogrado se habíandividido patente y desesperadamente endos, o mejor dicho, en tres partes: elAlto Mando, a falta de algo mejor,estaba a favor de Kerenski, la mayoríade los soldados respaldaba a los Sovietsy a todos los demás les atormentaban lasdudas y vacilaciones.

El Comité Militar Revolucionariodesignó precipitadamente en calidad de

jefe de la defensa de Petrogrado alambicioso capitán del Ejército regularMuraviov[59], al mismo Muraviov quehabía formado en el verano los«batallones de la muerte» y, segúndecían, había advertido en ciertaocasión al Gobierno Provisional que«gastaba demasiadas contemplacionescon los bolcheviques; simplementehabía que hacerlos polvo». Era unhombre de fuste militar, que admiraba,tal vez sinceramente, el poder y laaudacia.

Al salir por la mañana a la calle vien la pared, a ambos lados de nuestroportal, dos nuevas órdenes del Comité

Militar Revolucionario, disponiendoque todos los comercios y tiendasdebían estar abiertos como siempre ytodos los locales vacíos ser puestos adisposición del Comité.

Los bolcheviques llevaban ya treintay seis horas cortados de las provinciasrusas y de todo el mundo exterior. Losferroviarios y telegrafistas se negaban atransmitir sus despachos, los empleadosde correos no admitían sucorrespondencia. Solamente la emisoragubernamental de radio de TsárskoeSeló transmitía cada media hora a loscuatro puntos cardinales boletines ydeclaraciones. Los comisarios del

Comité Militar Revolucionario y loscomisarios de la Duma Municipalcorrían a cuál más rápido en los trenes,dirigiéndose a todo el país. Dosaeroplanos volaron al frente cargados depropaganda.

Pero la oleada del levantamiento sehabía extendido por Rusia convelocidad superior a la de los medioshumanos de comunicación. El Soviet deHelsingfors votó una moción de apoyo;en Kíev los bolcheviques se apoderarondel arsenal y de la Central deTelégrafos, de allí los desalojaron losdelegados al Congreso cosaco, reunidoen la misma ciudad; en Kazán, el Comité

Militar Revolucionario arrestó al EstadoMayor de la guarnición local y alComisario del Gobierno Provisional; deKrasnoyarsk, Siberia, se recibió lanoticia de que los Soviets habíanestablecido su control sobre lasinstituciones municipales; en Moscú,donde la situación se complicaba por lahuelga de los curtidores, por un lado, yla amenaza de lock-out general, por otro,el Soviet se adhirió por abrumadoramayoría a la acción de los bolcheviquesde Petrogrado… Allí estaba ya enfunciones el Comité MilitarRevolucionario[1a].

En todas partes sucedía lo mismo.

Los soldados rasos y los obrerosindustriales en su inmensa mayoríaapoyaban a los Soviets; los oficiales,los junkers y la clase media estaban afavor del Gobierno Provisional, igualque los kadetes y los socialistas«moderados», representantes de laburguesía. En todas las ciudades seformaban y preparaban para la guerracivil comités de salvación de la patria yla revolución…

La vasta Rusia se disgregaba. Esteproceso comenzó en el año 1905. LaRevolución de Marzo lo aceleró y, trashaber despertado al principio confusasesperanzas en el nuevo orden, terminó

por conservar las estructuras caducasdel viejo régimen. En cambio ahora losbolcheviques en una sola nochedestruyeron todas estas estructuras, quese desvanecieron como el humo. Lavieja Rusia dejó de existir. La amorfasociedad se derritió y fluyó como lavaen fuego prístino y del turbulento mar dellamas surgió la potente e implacablelucha de clases y con ella los núcleostodavía frágiles de las nuevasestructuras, que se iban consolidandolentamente.

En Petrogrado, dieciséis ministeriosestaban en huelga bajo la dirección dedos ministerios —Trabajo y Abastos—,

creados por el Gobierno socialista[60]

homogéneo de agosto.En esta mañana gris y fría, el

«puñado de bolcheviques» parecía lomás solitario del mundo. Un mar dehostilidad se encrespaba en torno aellos¹. Puesto entre la espada y la pared,el Comité Militar Revolucionario asestóun contragolpe, defendiendodesesperadamente su vida. «Del’audace, encore de l’audace, ettoujours de l’audace[61]!» A las cincode la mañana, los guardias rojos sepresentaron en la imprenta municipal,confiscaron miles de ejemplares delllamamiento de protesta de la Duma y

suspendieron el Viéstnik GorodskogoSamoupravlenia, (Boletín de laAdministración Municipal), órganooficial de la Duma. Todos losperiódicos burgueses fueron retirados delas prensas, entre ellos Golos Soldata,periódico del viejo CEC, que, sinembargo, cambiando este nombre por elde Soldatski Golos, apareció en cien milejemplares, sembrando en torno iras eindignación:

«Los hombres que asestaron sutraidor golpe por la noche ysuspendieron los periódicos, nomantendrán mucho tiempo al país en lastinieblas. ¡El país conocerá la verdad!

¡Sabrá darles su merecido, señoresbolcheviques! ¡Lo veremos!»

Al mediodía íbamos por la Nevskiabajo. Frente a la Duma, toda la calleestaba llena de gente. Acá y allá habíaguardias rojos y marinos con la bayonetacalada. A cada uno lo acosaban nomenos de un centenar de hombres ymujeres —oficinistas, estudiantes,tenderos y funcionarios— que crispabanlos puños, profiriendo insultos yamenazas. En los peldaños había boyscouts y oficiales, distribuyendoejemplares de Soldatski Golos. Unobrero con brazal rojo y revólver enmano exigía trémulo de ira y

nerviosismo en medio del gentío hostil,que le entregasen los periódicos… Creoque la historia jamás vio nadasemejante. A un lado, un puñado deobreros y soldados armados, querepresentaban la insurrección victoriosay profundamente impotentes; al otrolado, las turbas enfurecidas formadaspor la misma gente que llenan almediodía las aceras de la QuintaAvenida[62], las turbas que se burlaban,maldecían y gritaban: «¡Traidores!¡Provocadores! ¡Opríchniki[63]!»

Las puertas estaban guardadas porestudiantes y oficiales. Llevaban brazales blancos con una inscripción en rojo

que decía: «Milicia del Comité deSeguridad Pública». Media docena deboy scouts iban y venían. Por dentro eledificio era un hervidero de gente. Elcapitán Gómberg bajaba por la escalera.«¡Quieren disolver la Duma! —dijo—.Un comisario bolchevique está hablandocon el alcalde…» Cuando subimos,vimos a Riazánov, que se retirabaprecipitadamente. Se había presentado aexigir de la Duma el reconocimiento delConsejo de Comisarios del Pueblo y elalcalde le respondió con una terminantenegativa.

En todos los locales de la Dumagritaba, alborotaba y gesticulaba un

enorme gentío: funcionarios,intelectuales, periodistas,corresponsales extranjeros, oficialesfranceses e ingleses… Un ingenieromunicipal los señalaba con aire triunfal:«Todas las embajadas reconocen laDuma como el único poder en laactualidad —explicaba—. Losbolcheviques son unos bandidos ysalteadores y su fin es cuestión de horas.Toda Rusia está con nosotros…»

En la Sala de Alejandro tenía lugarun mitin monstruoso del Comité deSalvación. Presidía Filippovski y en latribuna peroraba Skóbelev. Bajoinmensos aplausos daba cuenta de las

nuevas adhesiones al Comité deSalvación: Comité Ejecutivo de losSoviets Campesinos, viejo CEC, ComitéCentral del Ejército, Centroflot, losgrupos menchevique, eserista y delfrente en el Congreso de los Soviets,comités centrales de los partidosmenchevique, socialista-revolucionario,socialista popular, grupo «Yedinstvo»,Unión Campesina, cooperativas,zemstvos, municipalidades, Unión deCorreos y Telégrafos, Víkzhel, Consejode la República Rusa, Unión deAsociaciones, Asociación deComerciantes y Fabricantes…

«…El Poder de los Soviets —decía

— no es un poder democrático, sino unadictadura y no la dictadura delproletariado, sino una dictadura contrael proletariado. Todo el que ha vivido yvive lleno de entusiasmo revolucionariose unirá a nosotros para defender larevolución…

El problema del día no es solamentereducir a la impotencia a los demagogosirresponsables, sino combatir lacontrarrevolución… Si son ciertos losrumores de que en provincias losgenerales quieren aprovechar losacontecimientos y marchar sobrePetrogrado con designioscontrarrevolucionarios eso sólo

demuestra una vez más que debemosestablecer un fuerte Gobiernodemocrático… De otro modo, losdisturbios de la derecha seguirán a losdisturbios de la izquierda…

La guarnición de Petrogrado nopuede permanecer indiferente cuando enlas calles se detiene a los ciudadanosque compran Golos Soldata y a loschiquillos que venden RabóchayaGazeta…

Ha pasado la hora de lasresoluciones… Que se aparten los quehayan perdido la fe en la revolución…Para restablecer el poder democráticounido es preciso elevar de nuevo el

prestigio de la revolución…¡Juremos salvar la revolución o

morir con ella!»La sala se levantó y cubrió este

discurso con una tempestad de aplausos.Todos los ojos resplandecían. Allí no seveía ni a un solo proletario…

Tomó la palabra Vainshtéin:«Debemos conservar la calma y

abstenemos de toda acción hasta que laopinión pública se agrupe firmemente entorno al Comité de Salvación. Sóloentonces podremos pasar de la defensaal ataque…»

Un representante del Víkzhel anuncióque su organización asumía la iniciativa

de formar un nuevo Gobierno y susdelegados se habían dirigido ya alSmolny para sostener lascorrespondientes conversaciones… Seentabló una acalorada discusión:¿admitir o no a los bolcheviques en elnuevo Gobierno? Mártov era partidariode admitirlos; en fin de cuentas,demostraba, los bolcheviquesrepresentan un partido político muyimportante. Las opiniones se dividieron:el ala derecha de los mencheviques yeseristas y también los socialistaspopulares, los cooperadores y loselementos burgueses se oponíanresueltamente…

«¡Han traicionado a Rusia! —decíauno de los oradores—. ¡Han empezadola guerra civil y han abierto el frenteante los alemanes! Los bolcheviquesdeben ser aplastados sin piedad…»

Skóbelev abogó por excluir tanto alos bolcheviques como a los kadetes.

Hablamos con un joven eserista, quehabía abandonado con los bolcheviquesla Conferencia Democrática la noche enque Tsereteli y otros conciliadoresimpusieron a la democracia rusa unapolítica de coalición.

«¿Usted aquí?» —le pregunté.Sus ojos relampaguearon. «¡Sí! —

exclamó—. El miércoles por la noche

mis compañeros de partido y yoabandonamos el Congreso. No me juguéveinte años la vida para sometermeahora a la tiranía de unos ignorantes. Susmétodos son intolerables. Pero no hancontado con los campesinos… Cuandolos campesinos hagan acto de presencia,su fin será cuestión de minutos».

«Pero, ¿se levantarán loscampesinos?, ¿acaso el Decreto sobre laTierra no ha satisfecho a loscampesinos? ¿Qué más pueden querer?»

«¡Ah, ese Decreto sobre la Tierra!—gritó furioso—. Pero, ¿sabe usted quées ese Decreto sobre la Tierra? ¡Esnuestro decreto, es el programa

socialista-revolucionario íntegro! ¡Mipartido elaboró las bases de estapolítica después del más detenidoestudio de las demandas de loscampesinos! Eso es una afrenta…»

«Pero, si es su propia política, ¿porqué ustedes están en contra? Si son esoslos deseos de los campesinos, ¿por quévan a oponerse?»

«¡Cómo no lo comprende usted! ¿Noestá claro para usted que los campesinoscomprenderán inmediatamente que es unengaño, que estos usurpadores hanrobado el programa de los socialistas-revolucionarios?»

Le pregunté si era cierto que Kaledin

marchaba sobre el norte.Asintió con la cabeza y empezó a

frotarse las manos con cruelsatisfacción. «Sí. Ahora ven ustedes laque han armado esos bolcheviques. Hanlevantado a la contrarrevolución contranosotros. La revolución está perdida. Larevolución está perdida».

«Pero, ¿no van a defender —ustedesla revolución?»

«¡Claro que la defenderemos hastala última gota de sangre! Pero nocolaboraremos con los bolcheviques pornada del mundo…»

«¿Y si Kaledin se acerca aPetrogrado y los bolcheviques defienden

la ciudad, no se unirán ustedes a ellos?»«¡Claro que no! Nosotros también

defenderemos la ciudad, pero no juntocon los bolcheviques. Kaledin esenemigo de la revolución, pero tanenemigos son los bolcheviques».

«Entonces, ¿a quién prefierenustedes: a Kaledin o a losbolcheviques?»

«No es ese el problema que sediscute —gritó impaciente—. Le digoque la revolución está perdida. Y laculpa la tienen los bolcheviques. Pero,oiga, ¿para qué hablar de esto? Kerenskise acerca… Pasado mañana pasaremosa la ofensiva… El Smolny nos ha

enviado ya sus delegados invitándonos aformar un nuevo Gobierno. Pero ahoraestán en nuestras manos: sonabsolutamente impotentes… Nosotros nocolaboraremos con ellos…»

En la calle sonó un disparo.Corrimos a las ventanas. Un guardiarojo, sacado por fin de sus casillas porlos ataques de la multitud, habíadisparado, hiriendo en el brazo a unamuchacha. Vimos cómo la subieron a uncoche, rodeado por la gente excitada;sus gritos llegaban hasta nosotros. Depronto, por la esquina de la AvenidaMijáilovskaya, apareció un blindado.Sus ametralladoras apuntaban a uno y

otro lado. La multitud se dio a la fugainmediatamente. Como suele ocurrir entales casos en Petrogrado, la gente seechaba al suelo, se escondía en lascunetas y tras los postes del teléfono. Elblindado se acercó a las puertas de laDuma. De su torreta asomó un hombre yexigió que le entregasen el SoldatskiGolos. Los boy scouts se le rieron en lasbarbas y se colaron en el edificio. Elautomóvil dio unas vueltas indecisocerca de la casa y echó por la AvenidaNevski arriba. La gente tendida en lacalzada se levantó y empezó a sacudirsela ropa…

Dentro del edificio se organizó una

prodigiosa carrera. Hombres conpaquetes de Soldatski Golos corrían atodos lados, buscando donde esconderel periódico.

Entró en la habitación un periodista,agitando un papel.

«¡Una proclama de Krasnov! —gritó. Todos se abalanzaron sobre él—.¡Pronto, a la imprenta y a repartirlainmediatamente por los cuarteles!»

«Por voluntad del Jefe Supremo hesido designado comandante de las tropasconcentradas en los alrededores dePetrogrado.

Ciudadanos, soldados, valerososcosacos del Don, del Kubán, de

Transbaikal, del Ussurí, del Amur, delYeniséi, todos los que son fieles a sujuramento militar, todos los que hanjurado mantener firme e inviolable eljuramento de los cosacos, a todos osllamo a salvar a Petrogrado de laanarquía, del hambre, de la tiranía ysalvar a Rusia de la indeleble manchade oprobio que ha hecho caer sobre ellaun puñado de ignorantes, dirigidos porla voluntad y el dinero del emperadorGuillermo. El Gobierno Provisional, alque vosotros jurasteis ser fieles en lasgrandes jornadas de marzo, no ha sidoderribado, sino apartado por laviolencia de su sede y se reúne al

amparo del gran Ejército del frente fiel asu deber.

El Consejo de la Unión de TropasCosacas ha unido a todos los cosacos yéstos, animados por el espíritu cosaco yapoyándose en la voluntad de todo elpueblo ruso, han jurado servir a la patriacomo la sirvieron nuestros abuelos en latumultuosa época de 1612, cuando loscosacos del Don salvaron Moscú,amenazado por los suecos, los polacos yLituania y desgarrado por las luchasintestinas. (Vuestro Gobierno existetodavía[64]…)

El Ejército de operaciones sientepor los enemigos y traidores

indescriptible horror y desprecio. Susactos de vandalismo y pillaje, suscrímenes, sus tratos puramente alemanesa los vencidos, pero no rendidos, hanhecho que les vuelva la espalda todaRusia.

Ciudadanos, soldados, valerososcosacos de la guarnición de Petrogrado:enviad inmediatamente vuestrosdelegados a mi presencia para que yopueda saber quiénes son los traidores ala libertad y a la patria y quiénes no loson y para no derramar por casualidadsangre inocente… «

Casi en aquel mismo momentocorrió el rumor de que los guardias

rojos habían rodeado el edificio. Entróun oficial con un brazal rojo y preguntópor el alcalde. Volvió a pasar a lospocos minutos y tras él saliórápidamente de su despacho el viejoShréider.

«¡Sesión extraordinaria de la Duma!—gritó tan pronto enrojeciendo comoponiéndose lívido—. ¡Inmediatamente!»

Fue interrumpida la reunión quetenía lugar en la sala grande. «¡Todoslos miembros de la Duma a la reuniónextraordinaria!»

«¿Que sucede?»«No sé… ¡Nos quieren detener!…

¡Quieren disolver la Duma! A todos los

miembros de la Duma los detienen en lapuerta…» —se oían excitadoscomentarios.

En la Sala de Nicolás no cabía unalfiler. El alcalde anunció que en todaslas puertas se habían apostado tropasque prohibían la salida y la entrada yque un comisario amenazaba detener ydispersar la Duma Municipal. Fluyeronapasionados discursos desde la tribuna ydesde las galerías del público. LaAdministración de la ciudad librementeelegida no podía ser disuelta por ningúnpoder; la personalidad del alcalde y detodos los miembros de la Duma eraintangible; jamás serían reconocidos los

tiranos, los provocadores y los agentesalemanes; amenazan con disolvernos,que prueben: sólo pasando por encimade nuestros cadáveres entrarán en estasala, donde esperamos con dignidad desenadores romanos la llegada de losvándalos…

Resolución: informar por telégrafo alas dumas y los zemstvos de todaRusia… Resolución: ni el alcalde ni elpresidente de la Duma pueden entablarrelaciones de ningún género con losrepresentantes del Comité MilitarRevolucionario o del llamado Consejode Comisarios del Pueblo. Resolución:dirigir inmediatamente un nuevo

llamamiento a la población dePetrogrado, invitándola a defender laAdministración elegida por ella.Resolución: la Duma se declara reunidaen sesión permanente…

En este momento entró en la sala unmiembro de la Duma y comunicó a losreunidos que había telefoneado alSmolny y el Comité MilitarRevolucionario declaró no haber dadoórdenes de rodear la Duma y que lastropas serían retiradas…

Cuando bajábamos por la escalera,entró como una tromba Riazánov, muyexcitado.

«¿Se proponen ustedes disolver la

Duma?» —le pregunté.«¡Dios mío, nada de eso! —

respondió—. Aquí hay unmalentendido… Esta mañana ya le dijeal alcalde que la Duma sería dejada enpaz…»

Por la Nevski, entre las sombras delcrepúsculo, avanzaba una doble fila deciclistas con fusiles a la espalda.

Se detuvieron. La gente los rodeó ylos asedió a preguntas:

«¿Quienes sois vosotros? ¿De dóndevenís?» - pregunto un viejo gordo con uncigarro entre los dientes.

« D e l XII Ejército, del frente.¡Venimos a apoyar a los Soviets contra

la maldita burguesía!»Se oyeron gritos furiosos:«¡Ah! ¡Gendarmes bolcheviques!

¡Cosacos bolcheviques!»'Un oficial pequeño con cazadora de

cuero bajaba corriendo los escalones.«¡La guarnición vacila! —me

murmuró al oído—. Para losbolcheviques es el comienzo del fin.¿Quiere ver cómo cambian los ánimos?¡Vamos!» —Embocó casi corriendo laMijáilovskaya; nosotros le seguimos.

«¿Qué regimiento es éste?»«De bronevikí»……, Era realmente

una seria complicación. Los bronevikí,autos blindados, tenían en sus manos la

llave de la situación: el que controlabal o s bronevikí controlaba la ciudad.«Comisarios del Comité de Salvación yde la Duma han ido a hablar con ellos.Están celebrando un mitin que debedecidir…»

«¿Decidir qué? ¿A qué ladopelear?»

«¡Oh, no! Así no se hacen las cosas.No pelearán jamás contra losbolcheviques. Decidirán simplementepermanecer neutrales y entonces losjunkers y los cosacos…»

La puerta del enorme picaderoMijáilovski parecía unas negras fauces.Dos centinelas intentaron detenernos,

pero nosotros pasamos rápidamente sinhacer caso de sus gritos indignados. Elúnico farol, colgado del techo,alumbraba con luz macilenta el enormelocal. En la oscuridad se distinguíanconfusas las altas pilastras y lasventanas. Alrededor se veían losmonstruosos contornos imprecisos delos autos blindados. Uno de ellos estabaen el centro mismo del local, bajo elfarol. Se apiñaban alrededor unos dosmil soldados de uniforme pardogrisáceo, que casi se perdían en lainmensidad del majestuoso edificio.Encima del blindado había una docenade hombres: oficiales, el presidente del

Comité de Soldados y los oradores. Unmilitar, encaramado en la torreta centraldel blindado, pronunciaba un discurso.Era Janzhónov, presidente del Congresode las unidades de bronevikí de todaRusia, celebrado en el verano. Figuraágil y esbelta con cazadora de cuero ydistintivos de teniente. Se pronunciabaelocuente y persuasivamente a favor dela neutralidad.

«Para el ruso —decía— es terriblematar a sus propios hermanos rusos. ¡Nodebe haber guerra civil entre lossoldados que lucharon hombro a hombrocontra el zar, que se batieron hombro ahombro contra el enemigo extranjero y

que pasarán a la historia! ¿Qué nosimporta a nosotros, los soldados, todo elestercolero de los partidos políticos?No os diré que el Gobierno Provisionalera un Gobierno democrático; nosotrosno queremos la coalición con laburguesía, no, no la queremos. Peronecesitamos un Gobierno de lademocracia unida. ¡En caso contrarioRusia está perdida! ¡Con un Gobiernoasí no hará falta ni guerra civil nifratricidios!»

Esto sonaba muy razonable. La vastasala se llenó de aplausos yexclamaciones aprobatorias.

A la torreta se encaramó un soldado,

pálido y conmovido. «¡Compañeros! —gritó—. ¡Vengo del Frente Rumano paradeciros con urgencia a todos: hay queconcluir la paz! ¡Una paz inmediata!Nosotros seguiremos a quien nos dé lapaz, tanto si son los bolcheviques comoun nuevo Gobierno. ¡Dadnos la paz! Enel frente no podemos guerrear más. Nopodemos guerrear ni con los alemanes nicon los rusos…» Dichas estas palabras,bajó. La enorme masa de oyentesrumoreó confusamente. Este rumor seconvirtió en algo parecido a la iracuando el siguiente orador, unmenchevique oboronets, intentó decirque la guerra debía continuar hasta la

victoria de los aliados.«¡Habla usted como Kerenski!» —

gritó una voz agria.Luego un delegado de la Duma

aconsejó a los soldados permanecerneutrales. Lo escucharon, cruzaroninseguros palabras al oído sin percibiren él a uno de los suyos. Jamás he vistoa gente que se esforzase con tantatenacidad por comprender y decidir.Inmóviles, escuchaban al orador conterrible atención, frunciendo las cejasdel esfuerzo mental. Les asomaba elsudor a la frente. Eran gigantes coninocentes ojos de niño y rostros deépicos guerreros…

Habló un bolchevique, un soldadode esta unidad. Su discurso fue violentoy lleno de odio. El auditorio nomanifestó mayor simpatía por él que porotros. Esto no correspondía al estado deánimo de aquella gente. En aquelmomento todos habían sido sacados dela ruta ordinaria de sus pensamientoscotidianos.

Ahora tenían que pensar en Rusia, enel socialismo, en todo el mundo, como side sus blindados dependiera la vida y lamuerte de la revolución.

Un orador seguía a otro en medio detenso silencio. Los gritos de aprobaciónse trocaban en gritos indignados.

¿Intervenir o no? Habló de nuevoJanzhónov, persuasivo y simpático.Pero, por mucho que hablase de la paz,¿acaso no era un oficial, un oboronets?Hizo uso de la palabra un obrero deVasílievski Ostrov. Lo recibieron con ungrito: «¿Es que vosotros, los obreros,nos daréis la paz?» Cerca de nosotros sehabían reunido varios hombres, en sumayoría oficiales, que formaban unaespecie de claque y aplaudíanruidosamente a los abogados de laneutralidad. «¡Janzhónov! ¡Janzhónov!»—gritaban y silbaban a todos losbolcheviques que intervenían.

De repente entre los miembros del

Comité y los oficiales que estaban en elblindado se entabló una acaloradadiscusión. Gesticulaban vivamente y,por lo visto, no podían ponerse deacuerdo. El auditorio reparó en ladiscusión. El público empezó arumorear inquieto, deseando saber quésucedía. Un soldado, a quien sujetaba unoficial, se zafó y levantó la mano.

«¡Compañeros! —gritó—. ¡Aquíestá el camarada Krylenko, quierehablar!» Estallaron gritos, aplausos ysilbidos: «Prósim! Prósim! Dolói!»(«¡Lo pedimos! ¡Lo pedimos! ¡Fuera!»)En medio del indescriptible tumulto ygriterío, el Comisario del Pueblo de

Asuntos Militares, empujado y ayudadopor todas partes, se encaramó alblindado. Permaneció quieto unmomento y pasó al radiador. Con losbrazos en jarras y sonriendo, miró entorno. Figura achaparrada, de piernascortas, con uniforme militar sindistintivos y a pelo.

L a claque que se encontraba cercade mí prorrumpió en gritos desaforados:«¡Janzhónov! ¡Queremos a Janzhónov!¡Fuera! ¡Cierra la boca! ¡Fuera eltraidor!» La sala entró en ebullición,comenzaron los rumores. De prontoempezó un movimiento. Sobre nosotros,como alud de nieve, avanzaba un grupo

de hercúleos soldados de cejas negras,abriéndose paso a viva fuerza.

«¿Quién está aquí saboteando lareunión? —gritaron—. ¿Quién armaruido aquí?» La claque se dispersó enun santiamén y ya no volvió a reunirse.

«¡Compañeros soldados! —comenzóKrylenko con voz ronca de la fatiga—.No puedo hablar bien y os pido que meperdonéis porque llevo cuatro nochessin dormir…

No tengo que deciros que soy unsoldado. No tengo que deciros quequiero la paz. Pero debo deciros que elPartido bolchevique, al que vosotros ytodos los demás bravos compañeros que

habéis derribado para siempre el poderde la sanguinaria burguesía ayudasteis ahacer la revolución de los obreros ysoldados, prometió proponer a todos lospueblos la paz. ¡Hoy esta promesa hasido cumplida!» Tumultuosos aplausos.

«Os quieren convencer para quequedéis neutrales, para que quedéisneutrales en los momentos en que losjunkers y los batallones de choque, quejamás fueron neutrales, disparan contranosotros en las calles y traen aPetrogrado a Kerenski o a otrocualquiera de la misma banda. Kaledinavanza desde el Don. Kerenski se acercadesde el frente. Kornílov ha sublevado a

los tekineses y quiere repetir su aventurade agosto. Los mencheviques y eseristasos piden que no permitáis la guerracivil. Pero, ¿qué les permitía a ellosmantenerse en el poder si no era laguerra civil, esa guerra civil quecomenzó ya en julio y en la que siempreestuvieron al lado de la burguesía, comoestán ahora?

¿Cómo puedo convenceros yo, sihabéis tomado ya vuestra decisión? Elproblema está completamente claro. Aun lado, Kerenski, Kaledin, Kornílov,los mencheviques, eseristas, kadetes, lasdumas municipales, la oficialidad… Osdicen que sus objetivos son muy buenos.

Al otro lado, los obreros, soldados,marinos y campesinos pobres. ElGobierno está en vuestras manos.Vosotros sois los dueños de la situación.La gran Rusia os pertenece. ¿Laentregaréis?»

Krylenko apenas se sostenía en piedel cansancio. Pero a medida quehablaba era más clara en su voz laprofunda sinceridad que se ocultaba trassus palabras. Terminado su discurso, setambaleó y estuvo a punto de caer.Centenares de manos lo sostuvieron y laalta y oscura sala se estremeció de losestruendosos aplausos y gritosentusiastas.

Janzhónov intentó tomar otra vez lapalabra, pero la sala no quería oír naday gritaba: «¡A votar! ¡A votar!» Por fincedió y leyó una resolución: Eldestacamento de blindados retira a susrepresentantes del Comité MilitarRevolucionario y se declara neutral enla actual guerra civil.

Invitaron a pasar a la derecha atodos los que estuviesen a favor de estaresolución y a la izquierda a los queestuviesen en contra. Al principio huboun momento de duda y expectación, peroluego el gentío empezó a desplazarsemás y más rápidamente hacia laizquierda. Centenares de corpulentos

soldados avanzaban con rumor de pasospor el suelo sucio y apenas iluminado,tropezando unos con otros… Cerca denosotros quedaron no más de cincuentahombres. Eran tercos partidarios de laresolución y, cuando bajo las altasbóvedas de la sala retumbó el gritoentusiasta de victoria, se volvieron ysalieron rápidamente del edificio.Muchos de ellos se apartaron también dela revolución…

Imagínense que la misma lucha serepetía en cada cuartel, en todas lasciudades, en todas las regiones, en todoel frente, en toda Rusia. Imagínense aestos insomnes Krylenkos que velaban

en cada regimiento, que corrían de unsitio a otro, que argumentaban, discutíany amenazaban. Y luego imagínense quelo mismo sucedía en los locales detodos los sindicatos, en las fábricas, enlas aldeas y en los buques de guerra delas flotas rusas que se encontraban lejosy dispersos; piensen en los centenaresde miles de rusos que se comían con losojos a los oradores en toda la inmensaRusia, en los obreros, campesinos,soldados y marinos que tandolorosamente trataban de comprender ydecidir, que pensaban tan intensamente ydecidieron por fin con tan singularunanimidad. ¡Así fue la revolución rusa!

…Mientras tanto, en el Smolny, el

nuevo Consejo de Comisarios delPueblo no dormía. El primer decretohabía entrado ya en prensa y debíacircular aquella misma noche en milesde ejemplares por todas las calles de laciudad y ser llevado en los trenes a todoel país, al sur y al este:

«En nombre del Gobierno de laRepública, elegido por el Congreso deDiputados Obreros y Soldados de todaRusia con participación de los diputadoscampesinos, el Consejo de Comisariosdel Pueblo dispone:

1. Las elecciones a la Asamblea

Constituyente deben celebrarse en elplazo fijado, el 12 de noviembre.

2. Todas las comisiones electorales,órganos de administración local, Sovietsde Diputados Obreros, Soldados yCampesinos y las organizaciones desoldados en el frente deben poner entensión todos sus esfuerzos paraasegurar la libre y correcta celebraciónde las elecciones a la AsambleaConstituyente en el plazo fijado.

En nombre del Gobierno de laRepública de Rusia

El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo VladímirUliánov— Lenin».

En el edificio de la Duma Municipaltodo bullía y tronaba. Cuando entramosen el salón de sesiones hablaba unmiembro del Consejo de la República.El Consejo, decía, no se consideradisuelto, sino impedido sólotemporalmente de continuar sus laboreshasta encontrar un nuevo local. SuComité de miembros de más edad haacordado unirse in corpore al Comité deSalvación… Diré entre paréntesis quees la última mención en la historia delConsejo de la República Rusa.

Luego siguió el turno habitual dedelegados de los ministerios, delVíkzhel, de la Unión de Correos y

Telégrafos. Todos declaraban porcentésima vez su inflexible decisión deno trabajar para los usurpadoresbolcheviques. Uno de los junkers quehabía defendido el Palacio de Inviernorefirió una leyenda muy embellecida delheroísmo suyo y de sus compañeros y dela deshonesta conducta de la GuardiaRoja. El auditorio daba crédito absolutoa cada una de sus palabras. Alguien leyóuna reseña del periódico eserista Narod,en la que se describía detalladamente elasalto y desvalijamiento del Palacio deInvierno y se calculaban los daños enquinientos millones de rublos.

De vez en cuando aparecían enlaces

con noticias que les habían comunicadopor teléfono. Los bolcheviques habíanpuesto en libertad a cuatro ministrossocialistas. Krylenko se habíapersonado en la fortaleza de Pedro yPablo y había dicho al almiranteVerderevski que el Ministro de Marinahabía desertado y Krylenko estabafacultado por el Consejo de Comisariosdel Pueblo para pedirle, en nombre de lasalvación de Rusia, que asumiera ladirección del Ministerio. El viejomarino aceptó… Kerenski avanzaba alnorte de Gátchina, las guarnicionesbolcheviques retrocedían ante él. ElSmolny había promulgado un nuevo

decreto, que ampliaba los poderes delas dumas municipales en el terreno delabastecimiento.

La última noticia fue consideradacomo una insolencia y provocó unestallido de furia. Lenin, el usurpador, eltirano cuyos comisarios se habíanapoderado del garaje municipal, habíanirrumpido en los depósitos municipalesy se entrometían en los asuntos delComité de Abastos y Distribución deComestibles, ¡se atrevía a establecer loslímites del poder de la libre,independiente y autónomaAdministración de la ciudad! Unconcejal, crispando los puños, propuso

suspender el transporte de víveres a laciudad si los bolcheviques se atrevían aintervenir en los asuntos del Comité deAbastos… Otro representante delComité Especial de Abastos comunicóque la situación del avituallamiento eramuy grave y propuso enviar emisariospara acelerar el transporte.

Diedonenko anunció en tonodramático que la guarnición vacilaba. ElRegimiento de Semiónovskoe habíadecidido ya acatar todas las órdenes delPartido Socialista-Revolucionario; losmarinos de los torpederos anclados enel Neva vacilaban. Siete miembros delComité fueron designados

inmediatamente para continuar lapropaganda…

En este momento subió a la tribunael viejo alcalde: «¡Compañeros yciudadanos! Acabo de enterarme de quetodos los presos de la fortaleza de Pedroy Pablo corren gran peligro. Catorcejunkers de la escuela de Pávlovsk hansido desnudados y torturados por laguardia bolchevique. Uno se ha vueltoloco. La guardia amenaza linchar a losministros». Se oyó un rugido deindignación y horror, que se hizo másviolento cuando pidió la palabra unamujer pequeña y llenita, vestida de gris.Era Vera Slútskaya, veterana

revolucionaria y miembro bolcheviquede la Duma.

«¡Eso es una mentira y unaprovocación! —dijo con su áspera vozmetálica sin hacer caso del aluvión deinsultos—. El Gobierno Obrero yCampesino, que ha abolido la pena demuerte, no puede permitir talesacciones. Exigimos una investigacióninmediata de este asunto; si hay en él unamínima parte de verdad, ¡el Gobiernoadoptará las medidas más enérgicas!»

Se designó en el acto una comisiónespecial, formada por representantes detodos los partidos y presidida por elalcalde, que se dirigió a la fortaleza de

Pedro y Pablo. Nosotros la seguimos y,entretanto, la Duma eligió otra comisiónpara entrevistarse con Kerenski. Debíatratar de impedir la efusión de sangredurante su entrada en la capital…

Era ya la medianoche cuando noscolamos frente a los guardias quecustodiaban la puerta de la fortaleza yatravesamos el enorme patio apenasiluminado por raros faroles eléctricos.Fuimos a lo largo de la basílica donde,bajo la airosa aguja de oro y el carillónque seguía tocando al mediodía BozheTsariá Jraní [65], se encuentran lastumbas de los emperadores rusos… Laplaza estaba desierta; no había luz en la

mayoría de las ventanas. De vez encuando tropezábamos con una figuracorpulenta, que avanzaba despacio en laoscuridad y respondía a todas nuestraspreguntas con el habitual: «Ya nieznayu» («Yo no sé»).

A la izquierda se divisaba la siluetabaja y oscura del Bastión de Trubetskói,tumba para seres vivos donde bajo elrégimen zarista murieron o se volvieronlocos tantos mártires de la libertad. Enlos días de marzo, el GobiernoProvisional encerró allí a los ministrosdel zar y ahora los bolcheviques teníanencarcelados a los ministros delGobierno Provisional.

Un marino nos acompañó de buengrado a la comandancia, que seencontraba en una casita cerca de laCasa de la Moneda. Una docena deguardias rojos, marinos y soldadosrodeaban un samovar, que hervíaalegremente en la habitación caliente yllena de humo. Nos recibieron con grancordialidad y nos ofrecieron té. Elcomandante no estaba; había ido aacompañar a la comisión desabotázhniki (saboteadores) de la DumaMunicipal, que insistía en que losjunkers habían sido asesinados todos.Parece que esto divertía mucho a lossoldados y marinos. En un rincón de la

habitación estaba sentado un hombrebajo y calvo con frac y rico abrigo depieles. Se mordía el bigote y miraba dereojo como fiera acosada. Acababan dedetenerlo. Alguien, mirándolodespectivamente, dijo que era unministro o algo por el estilo… Elhombrecillo pareció no oír estaspalabras; era evidente que estabaaterrorizado, aunque nadie manifestabala menor animosidad.

Me acerqué y le hablé en francés.«El conde Tolstói —me respondió conafectada reverencia—. No puedocomprender por qué me han detenido.Regresaba tranquilamente por el puente

Troitski y dos de estos… de estaspersonas me detuvieron. Yo he sidocomisario del Gobierno Provisionalagregado al Estado Mayor Central, perono he sido ministro…»

«Déjalo ir —dijo un marino—. ¿Levamos a tener miedo?…»

«No —respondió el soldado quehabía traído al detenido—. Hay quepreguntar al comandante».

«¿Al comandante? —sonrió unmarino—. ¿Para qué hemos hecho larevolución? ¿Para volver a obedecer alos oficiales?»

U n práporschik (alférez) delRegimiento de Pávlovsk nos contó cómo

comenzó la insurrección: «El polk(regimiento) prestaba servicio en elEstado Mayor Central en la noche del 6de noviembre (24 de octubre). Yoestaba de guardia con varioscompañeros. Iván Pávlovich y otrocompañero —no recuerdo su nombre—se escondieron tras las cortinas de lasventanas en la habitación donde estabareunido el Estado Mayor y escucharonallí muchas cosas serias. Por ejemplo,escucharon la orden de traer por lanoche a Petrogrado a los junkers deGátchina y la orden a los cosacos deestar listos para entrar en acción por lamañana… Todos los principales puntos

de la ciudad debían ser ocupados antesdel amanecer. Después, los oficiales delEstado Mayor pensaban levantar lospuentes. Pero cuando empezaron a decirque había que rodear el Smolny, IvánPávlovich no pudo contenerse. En aquelmomento entraba y salía mucha gente, éllogró salir de la habitación y llegar alcuarto de guardia y otro compañero sequedó a escuchar.

Yo ya sospechaba que algo setramaba. Al Estado Mayor llegabancontinuamente automóviles conoficiales, aquí estaban también todos losministros. Iván Pávlovich me contó todolo que había oído. Eran las dos y media

de la madrugada. Con nosotros estaba elsecretario del Comité del regimiento. Selo referimos todo y le preguntamos quéhacer.

«Detener a todos los que entren ysalgan» —nos respondió. Así lohicimos. Al cabo de una hora habíamoscazado ya a varios oficiales y dosministros y los enviamos directamente alSmolny. Pero el Comité MilitarRevolucionario no estaba todavíapreparado: no sabía qué hacer y prontose recibió de allí la orden de ponerlos atodos en libertad y no volver a detener anadie. Fuimos a todo correr al Smolny.Mientras les explicábamos que la guerra

había empezado, ya pasó, creo, nomenos de una hora. Volvimos al EstadoMayor a las cinco y en este tiempo casitodos los detenidos se habían ido ya,pero, de todos modos, a algunos losretuvimos y toda la guarnición estabasobre aviso…

Un guardia rojo de VasílievskiOstrov describió con todo lujo depormenores cómo transcurrió la granjornada del levantamiento en su distrito.«No teníamos ni una ametralladora —dijo sonriendo— y tampoco podíamosrecibirlas del Smolny. El camaradaZálkind, miembro de la Administracióndistrital, recordó que en el salón de

sesiones de la Administración había unaametralladora capturada a los alemanes.El y yo tomamos a otro compañero y nosdirigimos allá. Allí estaban reunidosmencheviques y eseristas. Bueno,abrimos la puerta y nos fuimosdirectamente a ellos; ellos eran unosdoce o quince, sentados alrededor de lamesa, y nosotros tres. Al vemos secallaron y se quedaron mirando.Nosotros atravesamos la habitación ydesmontamos la ametralladora. Elcamarada Zálkind se echó al hombro unapieza, yo la otra y salimos… ¡Y nadienos dijo ni una palabra!»

«¿Y saben ustedes cómo se tomó el

Palacio de Invierno? —preguntó unmarino—. A eso de las once vimos quepor la parte del Neva no quedaba ni unjunker. Entonces nos lanzamos a lapuerta y echamos escaleras arriba, unossolos, otros en pequeños gruesos. En elrellano de arriba, los junkers losdetenían a todos y los desarmaban. Peroseguía llegando gente nuestra hasta quefuimos mayoría. Entonces nos arrojamossobre los junkers y les quitamos losfusiles…»

En este momento entró elcomandante, un suboficial joven y alegrecon el brazo en cabestrillo y profundasojeras del insomnio. Miró al detenido,

que en seguida se puso a darexplicaciones.

«¡Ah, sí! —le interrumpió—. Ustedes miembro del comité que el miércolesse negó a entregamos el Estado Mayor.Pero, usted no nos hace falta, ciudadano.Mil perdones…» Abrió la puerta y, conun ademán, mostró al conde Tolstói queestaba libre. Varios de los presentes,especialmente guardias rojos,protestaron débilmente y el marino dijocon aire triunfal: «Vot! (¡Ahí tenéis!)¿Qué os había dicho?»

Dos soldados se dirigieron alcomandante y protestaron en nombre dela guarnición de la fortaleza. «Los

presos —dijeron— reciben la mismaración que la guardia, y el racionamientono nos alcanza a nadie. ¿Por quétenemos que tratar con miramientos a loscontrarrevolucionarios?»

«Compañeros, nosotros somosrevolucionarios y no bandidos» —lesrespondió el comandante. Se volvió anosotros. Le dijimos que por la ciudadcorrían rumores de que los junkershabían sido torturados y los ministroscorrían peligro mortal. ¿No nospermitirían visitar a los presos paratener luego la posibilidad de declarar almundo entero…?

«¡No! —repuso irritado un soldado

joven—. Yo no puedo molestar más alos presos. Acabo de despertarlos ycreían que los íbamos a matar a todos…Además, la mayoría de los junkers yaestán en libertad y el resto será puestoen libertad mañana». Y se dio la vueltabruscamente.

«En tal caso, ¿no podríamos hablarcon la comisión de la Duma?»

El comandante, que en este momentose servía un vaso de té, asintió con lacabeza. «Están todavía ahí, en la sala»—dijo negligente.

Y, en efecto, allí estaban, al otrolado de la puerta, a la débil luz de unquinqué y hablaban excitados, rodeando

al alcalde.«Señor alcalde —dije yo—. Somos

corresponsales norteamericanos. ¿Seríatan amable que nos comunicaseoficialmente los resultados de suinvestigación?…»

Volvió hacia mí su rostro lleno devenerable dignidad.

«En todos esos comunicados no hayni una mínima parte de verdad —dijolentamente—. Exceptuando losincidentes ocurridos cuando losministros eran conducidos hacia aquí,son tratados con todo género deconsideraciones. En cuanto a losjunkers, a ninguno de ellos se le ha

causado la menor herida…»Por la Nevski, a través del silencio y

las tinieblas de la noche, ibaninterminables y calladas columnas desoldados, marchaban al combate conKerenski. Por las oscuras calleslaterales circulaban en todos sentidosautomóviles con los faros apagados; enFontanka 6, sede del Soviet deDiputados Campesinos, en variosapartamentos de un caserón de la Nevskiy en Inzhenierni Zámok (Escuela deIngenieros) se desplegaba una furtivaactividad. La Duma estaba iluminada deabajo arriba…

En el Instituto Smolny trabajaba el

Comité Militar Revolucionario,despidiendo chispas como una dinamorecargada…

CAPÍTULO VII

El frente revolucionario

Sábado, 10 de noviembre (28 deoctubre)…

«¡Ciudadanos!El Comité Militar Revolucionario

declara que no tolerará ningunainfracción del orden revolucionario…

El robo, el pillaje, los asaltos y losintentos de pogromos serán severamentecastigados…

Siguiendo el ejemplo de la Comuna

de París, el Comité exterminará sinpiedad a todos los salteadores y a losinstigadores de disturbios…»

La ciudad estaba tranquila. Nidesórdenes ni robos y ni siquiera riñasde borrachos. Por la noche patrullasarmadas recorrían las calles silenciosasy en las esquinas soldados y guardiasrojos, riendo y cantando, vigilaban entorno a las fogatas. Por el día seaglomeraban en las aceras grandesmultitudes, que prestaban oído a lasinterminables discusiones entreestudiantes y soldados, comerciantes yobreros.

Los ciudadanos se detenían uno a

otro en la calle.«¿Vienen los cosacos?»«No…»«¿Qué noticias hay?»«No sé nada… ¿Dónde está

Kerenski?»«Dicen que a ocho verstas nada más

de Petrogrado… ¿Y es verdad que losbolcheviques han huido en el Aurora?»

«Dicen que…»Todas las paredes están llenas de

carteles, pero hay pocos periódicos.Denuncias, llamamientos, decretos…

Un cartelón con el histéricomanifiesto del Comité

Ejecutivo del Soviet de Diputados

Campesinos de toda Rusia:«… Ellos (los bolcheviques) se

atreven a decir que se apoyan en losSoviets de Diputados Campesinos y, sinningún derecho, hablan en nombre de losSoviets de Diputados Campesinos. Quesepa toda la Rusia trabajadora que esmentira y que todos los campesinostrabajadores —representados por elComité Ejecutivo del Soviet deDiputados Campesinos— rechazanindignados la participación en estacriminal violación de la voluntad de lasclases trabajadoras».

De la Sección Militar del PartidoSocialista-Revolucionario:

«… La demencial intentona de losbolcheviques se encuentra al borde delfracaso. La guarnición está dividida ydesmoralizada. Los ministerios nofuncionan. Se agota el pan. Todas lasfracciones, menos un puñado demaximalistas, han abandonado elCongreso. El Partido bolchevique estáaislado…

Proponemos… unirse en torno alComité de Salvación de la Patria y laRevolución… y estar preparados para,en el momento necesario, respondiendoal llamamiento del Comité Central,oponer activa resistencia…»

El Consejo de la República exponía

sus agravios en la siguiente proclama:«… Cediendo a la fuerza de las

bayonetas, el Consejo Provisional de laRepública Rusa se vio obligado el 25 deoctubre a disolverse e interrumpirtemporalmente su labor.

Los usurpadores, con las palabras de«libertad y socialismo», cometenarbitrariedades y violencias. Handetenido y encerrado en una mazmorrazarista a los miembros del GobiernoProvisional, entre ellos a los ministrossocialistas. Han suspendido losperiódicos, se han apoderado de lasimprentas…

Este poder debe ser considerado

como enemigo del pueblo y de larevolución; es necesario luchar contra ély derribarlo…

El Consejo Provisional de laRepública, hasta la reanudación de suslabores, invita a los ciudadanos de laRepública Rusa a agruparse en torno alos comités locales de salvación de lapatria y la revolución, que organizan elderrocamiento del poder de losbolcheviques y la formación de unGobierno capaz de llevar al martirizadopaís hasta la Asamblea Constituyente».

Dielo Naroda decía:«… La revolución es un

levantamiento de todo el pueblo…

¿Quién ha reconocido la “segundarevolución” de los señores Lenin,Trotski y otros como ellos? Pequeñosgrupos engañados de obreros, soldadosy marinos y nadie más…»

Y Naródnoe Slovo (órgano de lossocialistas populares):

«¿Gobierno Obrero y Campesino?¡Fantasía! ¡A ese Gobierno no loreconoce nadie ni en Rusia ni en lospaíses aliados y ni siquiera en los paísesenemigos!…»

La prensa burguesa desapareciótemporalmente…

Pravda reseñaba la primera reunióndel nuevo CEC, parlamento de la

República Soviética de Rusia. ElComisario de Agricultura, Miliutin,señaló que el Comité EjecutivoCampesino había convocado para el 13de diciembre el Congreso Campesino detoda Rusia.

«Pero nosotros no podemos esperar—dijo—. Necesitamos el respaldo delos campesinos. Propongo que reunamosel Congreso Campesinoinmediatamente…» Los eseristas deizquierda aceptaron esta proposición…Se redactó a toda prisa un llamamiento alos campesinos y se eligió una comisiónde cinco personas para realizar elproyecto.

Los pormenores de la nueva ley dedistribución de la tierra y el problemade control obrero en la industria fueronaplazados hasta que dictaminaran a esterespecto las comisiones de expertos.

Fueron escuchados y aprobados tresdecretos[1a]: primero, el «ReglamentoGeneral de la Prensa», propuesto porLenin, ordenaba la suspensión de todoslos periódicos que incitasen a laresistencia y desobediencia al nuevoGobierno, instigasen a actos criminaleso tergiversaran deliberadamente loshechos; segundo, el Decreto demoratoria de los alquileres y, tercero, elDecreto de formación de la milicia

obrera. Se dictaron varias órdenes, unade ellas autorizaba a la Duma Municipala requisar las casas y los locales vacíos,otra prescribía descargar todos losvagones de mercancías que seencontraban en las estaciones terminalesdel ferrocarril para acelerar eltransporte de artículos de primeranecesidad y dejar disponible el materialrodante tan necesario.

Al cabo de dos horas, el ComitéEjecutivo del Soviet de DiputadosCampesinos difundió por toda Rusia elsiguiente telegrama:

«La organización arbitraria de losbolcheviques, que se autodenomina

“Buró de Organización del CongresoNacional de Campesinos”, invita a todoslos Soviets Campesinos a enviardelegados al Congreso de Petrogrado».

El Comité Ejecutivo del Soviet deDiputados Campesinos de toda Rusiadeclara que considera, como hasta hoy,nocivo y peligroso apartar de lasprovincias en estos momentos lasfuerzas locales necesarias para prepararlas elecciones a la AsambleaConstituyente, que es ahora la únicasalvación de los campesinos y del país.Confirmamos la convocatoria delCongreso para el 30 de noviembre».

En la Duma todo era excitación.

Entraban y salían oficiales y el alcaldeconferenciaba con los líderes delComité de Salvación. Llegó corriendoun concejal con un ejemplar de unaproclama de Kerenski. Estas proclamascayeron a centenares de un aeroplano,que sobrevoló a baja altura la Nevski.Amenazaban con una terrible venganza atodos los que no se sometieran yordenaban a los soldados deponer lasarmas y reunirse inmediatamente en elCampo de Marte.

Nos contaron que el Ministro-Presidente había tomado ya TsárskoeSeló y se encontraba a cinco millas nadamás de Petrogrado. Entrada en la ciudad

mañana, pasadas unas horas. Las tropassoviéticas que habían entrado encontacto con los cosacos, se pasaban allado del Gobierno Provisional. Chernovandaba en alguna parte entre unos yotros, intentando organizar las unidadesmilitares «neutrales» en una fuerzacapaz de detener la guerra civil.

En la ciudad, se decía en la Duma,los regimientos de la guarnición volvíanla espalda a los bolcheviques. ElSmolny había sido ya abandonado…Todo el aparato del Gobierno estaba enhuelga. Los empleados del Banco delEstado se negaban a trabajar bajo ladirección de los comisarios del Smolny

y a entregarles dinero. Todos los bancosprivados estaban cerrados. Losministerios se encontraban en huelga. Uncomité de la Duma recorría todos loscomercios y colectaba dinero para elfondo de ayuda a los huelguistas[2a].

Trotski se personó en el Ministeriode Negocios Extranjeros y ordenó a losfuncionarios traducir el Decreto sobre laPaz a los idiomas extranjeros.Seiscientos funcionarios le arrojaron alrostro las peticiones de dimisión…Shliápnikov, Comisario de Trabajo,ordenó a todos los empleados de suMinisterio reintegrarse a sus puestos enel plazo de veinticuatro horas,

amenazando en caso contrario con lapérdida del empleo y de los derechos dejubilación. Le obedecieron sólo losporteros… Toda una serie de seccionesdel Comité Especial de Abastossuspendieron el trabajo para nosometerse a los bolcheviques… Pese alas generosas promesas de altos sueldosy magníficas condiciones de trabajo, lastelefonistas se negaban a conectar lasinstituciones soviéticas…

El Partido Socialista-Revolucionario acordó expulsar a todossus miembros que se quedaron en elCongreso de los Soviets o tomaron parteen la insurrección…

Noticias de provincias. Moguiliovse declaró contra los bolcheviques. EnKiev los cosacos disolvieron losSoviets y detuvieron a todos los líderesrebeldes. El Soviet y la guarnición detreinta mil hombres de Luga aprobaronuna moción de lealtad al GobiernoProvisional y llamaron a toda Rusia aimitarles. Kaledin dispersó todos losSoviets y sindicatos de la cuenca delDonets. Sus tropas avanzaban hacia elnorte…

Un representante de los ferroviariosdeclaró: «Ayer cursamos un telegrama atoda Rusia, exigiendo el cese inmediatode la guerra entre los partidos políticos

y la formación de un Gobierno socialistade coalición. En caso contrario, mañanamismo por la noche declararemos lahuelga… Por la mañana se celebrará unareunión de todas las fracciones paraexaminar este asunto. Los bolcheviques,por lo visto, buscan el entendimiento…»

«¡Si viven entonces!» —se sonrió uningeniero municipal, fuerte y decoloradas mejillas…

Nos presentamos en el Smolny y nolo encontramos abandonado, sino másanimado y dinámico que nunca. Obrerosy soldados entraban y salían en tropel,en todas partes había doble guardia.Vimos allí a los reporteros de los

periódicos burgueses y socialistas«moderados».

«¡Nos han echado! —gritaba el deVolia Naroda —. ¡Bonch-Bruévich sepresentó en la Oficina de Prensa yordenó que nos fuéramos! ¡Dijo quesomos espías!» En este momento todos auna gritaron: «¡Es un insulto! ¡Un ultraje!¡Libertad de prensa!…»

En el vestíbulo había largas mesasllenas de paquetes de llamamientos,proclamas y órdenes del Comité MilitarRevolucionario. Los obreros y soldadostomaban estos paquetes y los cargabanen los automóviles que aguardaban. Heaquí cómo comenzaba uno de los

llamamientos:«¡A la Picota!En el trágico momento que atraviesa

el pueblo trabajador ruso, losmencheviques conciliadores y loseseristas derechistas han traicionado ala clase obrera. Se encuentran al lado delos kornilovistas, de Kerenski ySávinkov…

Imprimen las órdenes del traidorKerenski y siembran el pánico en laciudad, propalando los rumores másabsurdos sobre míticas victorias de esterenegado…

¡Ciudadanos! ¡No deis crédito aestos necios rumores! No hay fuerza

capaz de vencer al pueblo alzado… AKerenski y a sus cómplices les espera unpronto y merecido castigo…

Nosotros los clavamos en la picota.Los exponemos al desprecio de todoslos obreros, soldados, marinos ycampesinos, a los que quieren volver aaherrojar con las viejas cadenas. Ynunca lograrán borrar de su frente elestigma del vilipendio y la cólera delpueblo…

¡Vergüenza y deshonor a lostraidores al pueblo!»

El Comité Militar Revolucionario sehabía trasladado a un local más amplio,a la habitación N° 17 del piso alto. A la

puerta vigilaban unos guardias rojos.Dentro de la habitación un estrechoespacio, separado por una barrera,estaba repleto de gente bien vestida, quepor fuera se conducía muyrespetuosamente, pero por dentro ardíade cólera. Eran burgueses que queríanrecibir permiso para sus automóviles osalvoconductos para salir de la ciudad.Había entre ellos muchos extranjeros…Estaban de guardia Bill Shátov y Peters.Suspendieron los asuntos y nos leyeronlos últimos boletines:

El 179 Regimiento de Reservapromete unánime apoyo. Cinco milestibadores de los astilleros de Putílov

saludan al nuevo Gobierno. El ComitéCentral de los Sindicatos saludaentusiásticamente al Comité MilitarRevolucionario. La guarnición y laescuadra de Rével han elegido un comitémilitar revolucionario y envían tropas.Los comités militares revolucionarioscontrolan Pskov y Minsk. Saludos de losSoviets de Tsaritsin, Rostov del Don,Piatigorsk y Sebastopol… La DivisiónFinlandesa y los nuevos comités del V ydel XII Ejércitos se ponen a disposicióndel nuevo poder…

De Moscú las noticias son dudosas.Las tropas del Comité MilitarRevolucionario ocupan los puntos

estratégicos más importantes de laciudad; dos compañías, que custodian elKremlin, se han pasado al lado de losSoviets, pero el Arsenal continúa enmanos del coronel Riábtsev y susjunkers. El Comité MilitarRevolucionario ha exigido armas paralos obreros y Riábtsev ha parlamentadohasta hoy con él, pero inesperadamenteesta mañana ha presentado un ultimátumal Comité, exigiendo la rendición de lastropas soviéticas y la disolución delComité. Han empezado los combates…

En Petrogrado el Estado Mayor sesometió inmediatamente a loscomisarios del Smolny. Centroflot se

negó, pero fue ocupado por Dybenko yuna compañía de marinos de Cronstadt.Se ha constituido un nuevo Centroflot,que cuenta con el apoyo de los buquesde línea del Báltico y el Mar Negro…

Más, a través de toda esta seguridad,se abrían paso ciertos presagiossombríos, en el aire se mascaba lazozobra. Los cosacos de Kerenskiestaban ya cerca; tenían artillería.Skrípnik, secretario de los comités deempresa, con el rostro chupado yamarillo por las noches en vela, measeguró que con Kerenski avanzaba unCuerpo de Ejército entero y añadióresueltamente: «¡No nos cazarán vivos!

…» Petrovski sonrió fatigado: «Tal vezmañana descansemos… y para largo…»Lozovski, demacrado y con barba rojiza,dijo: «¿Qué probabilidades tenemos?Estamos solos… ¡La muchedumbrecontra los soldados entrenados!»

Al sur y suroeste de Petrogrado, losSoviets huían de Kerenski y lasguarniciones de Gátchina, Pávlovsk yTsárskoe Seló se dividieron: la mitadquería ser neutral y el resto, sinoficiales, se retiraba hacia la capital encaótico desorden.

En las salas se fijó el siguienteboletín:

«De Krásnoe Seló. 28 de octubre[66],

a las 6 de la mañana. Comunicar al Jefede Estado Mayor del Alto Mando, alComandante en Jefe del Frente Norte, alJefe de las comunicaciones militares delFrente Norte y a todos, a todos, a todos.

El ex ministro Kerenski ha expedidoen todas direcciones un telegramadeliberadamente falso, en el que se diceque las tropas del Petrogradorevolucionario han entregadovoluntariamente las armas y se hansumado a las tropas del ex Gobierno,del Gobierno de la traición, y que lossoldados han recibido del ComitéMilitar Revolucionario la orden deretroceder. Las tropas del pueblo libre

no retroceden ni se entregan. Nuestrastropas han salido de Gátchina paraevitar un derramamiento de sangre entreellas y sus hermanos cosacos engañadosy para ocupar fuera de la ciudad unaposición más cómoda, que ahora es tanfirme que aunque Kerenski y suscompañeros de armas decuplicasen susfuerzas, no habría motivos parainquietarse. La moral de nuestras tropases excelente. En Petrogrado la calma esabsoluta.

El Jefe de la Defensa de Petrogradoy del distrito de Petrogrado, tenientecoronel Muraviov.»

Cuando salíamos del Comité Militar

Revolucionario, entró en la habitaciónAntónov, pálido como la muerte, con unpapel en la mano.

«¡Repartid esto!» —dijo.«A todos los Soviets distritales de

Diputados Obreros y a los comités deempresa.

OrdenLas bandas kornilovistas de

Kerenski amenazan los accesos a lacapital. Se han dado las órdenesnecesarias para aplastarimplacablemente el atentadocontrarrevolucionario contra el pueblo ysus conquistas.

El Ejército y la Guardia Roja de la

Revolución necesitan el apoyoinmediato de los obreros.

Ordenamos a los Soviets de distritoy a los comités de empresa:

1. Destacar el mayor número posiblede obreros para cavar trincheras,levantar barricadas y tender alambradas.

2. Donde haga falta, suspender eltrabajo en los talleres y fábricas,hacerlo sin más tardanza.

3. Recolectar todo el alambreespinoso y ordinario que exista, asícomo también las herramientasnecesarias para abrir trincheras ylevantar barricadas.

4. Llevar consigo todas las armas

disponibles.5. Observar la más rigurosa

disciplina y estar listos para apoyar contodos los medios al Ejército y a laRevolución.

El Presidente del Soviet deDiputados Obreros y Soldados dePetrogrado, Comisario del Pueblo, LeónTrotski. El Presidente del ComitéMilitar Revolucionario, Comandante enJefe de la región, Nikolái Podvoiski.»

Cuando salimos del Smolny y nosencontramos en la calle oscura ysombría se oían por todos lados lassirenas fabriles, estridentes, nerviosas,inquietantes. La gente obrera, hombres y

mujeres, salía a la calle por decenas demiles. Los arrabales zumbantes echabanafuera sus miserables hordas. ¡ElPetrogrado Rojo está en peligro! ¡Loscosacos!… Hombres, mujeres ymuchachos con fusiles, barras de hierro,azadas, rollos de alambre y cartucherasencima de su ropa de faena, iban por lassucias calles hacia el sur y el suroeste,hacia la Zastava de Moscú… Jamáshabía visto la ciudad tan inmenso yespontáneo torrente humano. La genteavanzaba como un río, mezclada con lascompañías de soldados, con loscamiones, cañones y carros. ¡Elproletariado revolucionario marchaba a

defender con su pecho la capital de laRepública Obrera y Campesina!

Frente a la puerta del Smolny habíaparado un automóvil. En su guardabarrose recostaba un hombre flaco de gruesosespejuelos, tras los cuales sus ojosinflamados parecían más grandes.Hundidas las manos en los bolsillos delraído gabán, hacía un esfuerzo parapronunciar unas palabras. Al lado sepaseaba inquieto un corpulento ybarbudo marinero de ojos claros yjóvenes. Sobre la marcha jugueteabadistraídamente con su inseparable yenorme revólver de acero pavonado.Eran Antónov y Dybenko.

Varios soldados intentaron atar alestribo del automóvil dos bicicletas detipo militar. El chófer protestóenérgicamente; dijo que las bicicletasarañarían el esmalte. Cierto, erabolchevique y el automóvil había sidorequisado a un burgués; cierto, lasbicicletas eran de los ordenanzas, peroel orgullo profesional del chófer serebelaba… y las bicicletas sequedaron…

Los Comisarios del Pueblo deGuerra y Marina partían a inspeccionarel frente revolucionario donde quieraque se encontrase. «¿No podemos ir conustedes?» «¡Claro que no! El automóvil

tiene sólo cinco plazas: para los doscomisarios, los dos ordenanzas y elchófer». Sin embargo, un conocido rusomío, a quien llamaré Trusishka, se sentócon la mayor calma en el automóvil yningún argumento pudo desalojarlo…

No tengo motivos para dudar delrelato de Trusishka sobre este viaje. Yaen la Avenida de Suvórov uno de losviajeros se acordó de la comida. Elrecorrido del frente podía prolongarsetres o cuatro días y la zona no era muyrica en víveres. Pararon el auto. ¿Quiéntiene dinero’? El Comisario de Guerravolvió del revés todos sus bolsillos: noencontró ni un kopek. El Comisario de

Marina también resultó en quiebra. Elchófer tampoco tenía dinero. Trusishkacompró provisiones.

Cuando doblaban para la Nevskireventó un neumático.

«¿Qué hacer?» —preguntó Antónov.«¡Requisar otro automóvil!» —

sugirió Dybenko, empuñando elrevólver.

Antónov se puso en medio de lacalle e hizo señales a un automóvil depaso; al volante iba un soldado.

«Necesito este automóvil» —dijoAntónov.

«¡No lo doy!» —respondió elsoldado.

«¿Usted sabe quién soy yo?» —yAntónov enseñó un papel en el queconstaba que había sido nombradoComandante en Jefe de todos losejércitos de la

República de Rusia y que todosestaban obligados a obedecerle sinrechistar.

«¡Me da igual, aunque sea el diabloen persona! —repuso con calor elsoldado—. Este auto pertenece alPrimer Regimiento de Ametralladoras yllevamos cargamento de municiones. Nolo verán ustedes con sus ojos…»

La dificultad fue resuelta por laaparición de un viejo y destartalado taxi

con la bandera italiana. (Durante losdisturbios los automóviles particulareshabían sido registrados en losconsulados extranjeros para evitar larequisa.) Hicieron bajar del taxi a unciudadano gordo con lujoso abrigo depieles y el Alto Mando continuó suviaje.

Al llegar a Nárvskaya Zastava,después de cubrir unas diez millas,Antónov preguntó por el jefe de laGuardia Roja. Lo acompañaron a lasafueras, donde varios cientos de obrerosabrían trincheras y esperaban a loscosacos.

«¿Qué tal marchan las cosas,

compañeros?» - preguntó Antónov.«Todo va bien, camarada —

respondió el jefe—. La moral de latropa es excelente… Lo único, que notenemos munición…»

«En el Smolny hay dos mil millonesde cargadores —le dijo Antónov—.Ahora mismo le daré una orden… —Empezó a registrarse los bolsillos—.¿No tiene nadie un trozo de papel?»

Dybenko no tenía. Los ordenanzastampoco. Trusishka ofreció su bloc.

«¡Diablo! ¡Si no tengo lápiz! —exclamó Antónov—. ¿Quién me da unlápiz?…» Huelga decir que el único quetenía lápiz era Trusishka…

Como no nos admitieron en elautomóvil del Alto Mando, nosdirigimos a la estación de TsárskoeSeló. En la Nevski vimos pasar guardiasrojos con fusiles. No todos llevabanbayoneta. Se condensaban las sombrastempranas del invierno. Bien altas lasfrentes, iban a través de la friolentaintemperie en filas irregulares, sinmúsica, sin tambores. Ondeaba sobresus cabezas la bandera roja en la queestaba escrito con toscas letras doradas:«¡Paz! ¡Tierra!» Eran todos muyjóvenes. La expresión de sus rostros erade hombres que marchabanconscientemente a la muerte… La gente

de las aceras —mitad miedo, mitaddesprecio— los miraba pasar con unsilencio cargado de odio…

En la estación nadie sabía dóndeestaba Kerenski y dónde se hallaba elfrente. No obstante, los trenes llegabansólo hasta Tsárskoe…

Nuestro vagón iba atestado dealdeanos que regresaban a sus casas,portando toda clase de compras y losperiódicos de la tarde. Se hablaba dellevantamiento de los bolcheviques. Peroa no ser por estas conversaciones, en elaspecto de nuestro vagón nadie habríaadivinado que Rusia entera estabadividida por la guerra civil en dos

bandos irreconciliables y que el tren sedirigía al teatro de las operacionesmilitares. Mirando por las ventanillasveíamos en las sombras, que seadensaban rápidamente, masas desoldados caminando por las fangosascarreteras hacia la ciudad. Discutíanentre ellos agitando los fusiles. En unramal lateral estaba parado un tren demercancías, repleto de soldados eiluminado por las fogatas. Eso era todo.Detrás, a lo lejos, en el bajo horizonte,la noche se iluminaba con losresplandores de luces de la ciudad.Vimos un tranvía que reptaba por ellejano arrabal.

En la estación de Tsárskoe Seló todoestaba en calma, pero acá y allá se veíangrupos de soldados que cuchicheabanentre sí y lanzaban miradas inquietas ala carretera desierta en dirección aGátchina. Les pregunté con quiénestaban. «Bueno - me dijo uno—.Nosotros no sabemos nada… No hayduda que Kerenski es un provocador,pero creemos que no está bien que losrusos disparen contra los rusos».

En la oficina del jefe de la estaciónhacía guardia un soldado alto, barbudo yafable, con el brazal rojo del comitéregimental en la manga. Nuestrascredenciales del Smolny le infundieron

gran respeto. Indudablemente estaba afavor de los Soviets, pero sentía ciertaconfusión.

«Aquí estuvieron los guardias rojoshace unas dos horas, pero se fueron. Porla mañana se presentó un comisario,pero cuando llegaron los cosacos sevolvió a Petrogrado».

«¿Andan por aquí los cosacos?»Asintió sombrío. «Aquí hubo un

combate. Los cosacos llegaron por lamañana temprano. Capturaron adoscientos o trescientos de los nuestrosy mataron a unos veinticinco».

«¿Y dónde están ahora?»«Bueno, no deben andar lejos. No lo

sé exactamente. Por ahí…» —Y señalócon vago ademán hacia el oeste.

Comimos en el restaurante de laestación, una excelente comida, muchomás barata y mejor que en Petrogrado.Cerca de nosotros estaba sentado unoficial francés, que acababa de volver apie de Gátchina. Allí reina la calma,dijo. La ciudad está en manos deKerenski. «¡Ah, estos rusos! —exclamó—. Son muy originales… ¡Vaya unaguerra civil! Todo lo que se quieramenos pelear…»

Nos encaminamos a la ciudad. A lasalida de la estación había dos soldadosarmados de fusiles con la bayoneta

calada. Los rodeaba un centenar decomerciantes, funcionarios y estudiantes,que los atacaban con apasionadosargumentos e imprecaciones. Lossoldados se sentían molestos, comoniños castigados injustamente.

Dirigía el ataque un joven alto deuniforme estudiantil y expresión muyaltanera.

«Creo que está claro para vosotros—decía insolente— que, al levantar lasarmas contra vuestros hermanos, osconvertís en instrumento en manos debandidos y traidores».

«No, hermano —respondíaseriamente el soldado—, vosotros no

comprendéis. En el mundo hay dosclases: proletariado y burguesía. ¿No eseso? Nosotros…»

«¡Me sé yo esas estúpidascharlatanerías! —le interrumpió conrudeza el estudiante—. Los mujiksignorantes como tú os habéis hartado deconsignas, pero no sabéis ni quien lodice ni lo que eso significa. ¡Repitescomo un papagayo!…» La gente se echóa reír… «¡Yo mismo soy marxista! Tedigo que eso, por lo que vosotrospeleáis, no es socialismo. ¡Eso no esmás que anarquía al servicio de losalemanes!»

«Bueno, sí, comprendo —respondía

el soldado. A su frente asomaba el sudor—. Usted, por lo visto, es un hombreinstruido y yo soy muy simple. Pero mefiguro que…»

«¿Crees en serio —le interrumpiócon desprecio el estudiante— que Lenines un amigo verdadero delproletariado?»

«Sí que lo creo» —respondió elsoldado, que estaba pasando un granapuro.

«Bien, amigo. ¿Pero sabes tú que aLenin lo mandaron de Alemania en unvagón precintado? ¿Sabes que a Lenin lepagan los alemanes?».

«Bueno, eso yo no lo sé —respondió

terco el soldado—. Pero a mí me pareceque Lenin dice lo que yo quisieraescuchar. Y toda la gente del pueblodice lo mismo. Porque hay dos clases:burguesía y proletariado…»

«¡Imbécil! ¡Yo, hermano, me pasédos años en Schlüsselhurg poractividades revolucionarias cuando tútodavía disparabas contra losrevolucionarios y cantabas el Dios salveal Zar! Me llamo Vasili GueórguievichPanin. ¿No has oído nunca hablar demí?».

«Nunca, y perdone… —respondióhumilde el soldado—. Yo no soy unhombre de muchas luces. Y usted debe

ser un gran héroe…»«Así es —dijo el estudiante en tono

convincente—. Y me opongo a losbolcheviques porque están destruyendoRusia y nuestra libre revolución. ¿Quédices ahora?»

El soldado se rascó la nuca. «¡Nopuedo decir nada! —el esfuerzo mentalcontraía su rostro—. Para mí la cosaestá clara, pero no tengo instrucción.Parece que es así: hay dos clases, elproletariado y la burguesía…»

«¡Y dale con tu necia fórmula!» —gritó el estudiante.

«…dos clases nada más —prosiguiótozudo el soldado—. Y el que no está

con una clase, está con la otra…»Echamos a andar por las calles. Los

escasos faroles proyectaban poca luz ycasi no encontrábamos transeúntes.Sobre la ciudad flotaba un silencioamenazante, algo así como el purgatorioentre el paraíso y el infierno, tierrapolítica de nadie.

Sólo las peluquerías estabanprofusamente iluminadas y llenas declientes y había cola para el bañoporque era el sábado por la noche,cuando toda Rusia se lava y asea. Nodudo en absoluto que aquella noche loscombatientes soviéticos y los cosacos secodeaban pacíficamente acá y allá.

Cuanto más nos acercábamos alParque Imperial, más desiertas eran lascalles. Un sacerdote asustado nosmostró donde estaba el Soviet ydesapareció a toda prisa. El Soviet seencontraba en el ala de uno de lospalacios de los grandes duques, fronteroal parque. Las puertas estaban cerradasy las ventanas a oscuras. Un soldado,que deambulaba por allí, nos miró dearriba abajo con hosca suspicacia y, sinsacar las manos de los bolsillos de lospantalones, dijo: «El Soviet se fue haceya dos días». «¿Adónde?» Se encogióde hombros: «Nie znayu» («No sé»).

Caminamos un poco más y fuimos a

parar a un edificio grande ybrillantemente iluminado. Dentro se oíanmartillazos. Nos detuvimos indecisos,pero en este momento se nos acercaronun soldado y un marino, que iban delbrazo. Les enseñé mi pase para elSmolny. «¿Ustedes están a favor de losSoviets?» - les pregunté. Se miraronasustados y no respondieron.

«¿Qué pasa ahí?» —preguntó elmarino, señalando el edificio.

«No sé…»El soldado extendió tímidamente el

brazo y entreabrió la puerta. Se vio unavasta sala con colgaduras rojas y ramasde abeto, filas de sillas y un tablado que

levantaban al fondo.Salió una mujerona con un martillo

en la mano y la boca llena de clavos.«¿Qué quieren?» —preguntó.

«¿Habrá función esta noche?» —preguntó nervioso el marino.

«Los aficionados actuarán eldomingo por la noche —respondiósecamente—. ¡Largo de aquí!»

Intentamos trabar conversación conel soldado y el marino, pero parecíanasustados y afligidos. No tardaron endesaparecer en la oscuridad.

Nos dirigimos al Palacio Imperial, alo largo de los vastos y oscurosjardines. Los fantásticos pabellones y

los puentes ornamentales espejeabanvagamente en la noche, se oía el suavearrullo de una fuente. De pronto, cuandomirábamos a un ridículo cisne metálicoque salía de una gruta artificial,descubrimos que nos seguían. Mediadocena de soldados gigantes armadosnos miraban suspicaces y fijamentedesde el parterre vecino. Me adelantéhacia ellos y les pregunté: «¿Quiénesson ustedes?»

«La guardia de aquí» —respondióuno. Todos parecían muy fatigados y asíera porque las largas semanas decontinuos mítines se dejaban sentir.

«¿Ustedes están con Kerenski o con

los Soviets?»Se hizo un corto silencio. Los

soldados se miraron perplejos.«Nosotros somos neutrales» —respondieron por fin.

Atravesamos el arco del enormePalacio de Catalina, cruzamos la verja ypreguntamos por el Estado Mayor. Uncentinela, a la puerta del ala curva delPalacio, nos dijo que el comandanteestaba dentro.

En la fastuosa sala blanca, divididaen partes desiguales por una chimeneade dos piezas, departía inquieto ungrupo de oficiales. Todos estabanpálidos y distraídos y era evidente que

habían pasado la noche en vela. Nosacercamos a uno de ellos, un viejo debarba canosa con la guerrera cargada decondecoraciones; nos habían dicho queera el coronel. Le enseñamos nuestrosdocumentos bolcheviques.

Quedó atónito. «¿Cómo han llegadoustedes vivos hasta aquí? —preguntócortésmente—. Es muy peligroso irahora por la calle. En Tsárskoe Seló sehan desatado las pasiones políticas. Estamañana hubo un combate y mañana porla mañana pelearán otra vez. Kerenskientrará en la ciudad a las ocho».

«¿Y dónde están los cosacos?»«A una milla de aquí, en esa

dirección» —señaló con la mano.«¿Ustedes defenderán la ciudad

contra ellos?»«¡Oh, no, querido! —se sonrió—.

Nosotros mantenemos la ciudad paraKerenski». El corazón nos dio un vuelcoporque en nuestros documentos secertificaba nuestra profunda lealtad a larevolución. El coronel tosió. «Apropósito de sus salvoconductos —continuó—. Correrán gran peligro si lescazan. Por eso, si quieren ver elcombate, daré orden de que les facilitenuna habitación en el hotel de losoficiales. Vengan a verme mañana, a lassiete de la mañana, y les daré nuevos

salvoconductos».«Entonces, ¿ustedes están a favor de

Kerenski?» - preguntamos.«Bueno, no es del todo exacto a

favor de Kerenski. (El coronel vacilaba,por lo visto.) Comprenden, la mayoríade los soldados de nuestra guarniciónson bolcheviques. Hoy después delcombate, se han ido a Petrogrado,llevándose la artillería. Puede decirseque ni un solo soldado estará a favor deKerenski, pero muchos de ellos noquieren pelear más. En cuanto a losoficiales, casi todos se pasaron ya aKerenski o se fueron simplemente. Ynosotros… hum… nosotros, como ven,

estamos en la situación más difícil…»Nosotros no creímos que allí se

fuera a librar combate… El coronelenvió amablemente a su ordenanza paraque nos acompañara a la estación. Elordenanza era del sur, hijo de unosinmigrantes franceses de Besarabia.

«¡Ah —repetía—, a mí no meimporta el peligro ni las privaciones!Pero llevo tanto tiempo sin ver a mipobre madre… Tres años ya…»

Cuando nos dirigíamos velozmente aPetrogrado a través del frío y lastinieblas, vi por la ventanilla del vagóngrupos de soldados que gesticulabanalrededor de las fogatas. Las

encrucijadas estaban tomadas por autosblindados. Sus conductores asomabanlas cabezas de las torretas y se gritabanunos a otros.

Toda esta turbulenta noche errabanpor las frías llanuras bandas desoldados y guardias rojos sin jefes,chocaban y se confundían y loscomisarios del Comité MilitarRevolucionario pasaban presurosos deun grupo a otro, intentando organizar ladefensa…

El tropel de gente excitada subía ybajaba en oleadas por la Nevski. Algose mascaba en el aire. Desde la estaciónde Varsovia se oía un lejano cañoneo.

En las escuelas de junkers reinaba febrilactividad. Los miembros de la Dumaiban de un cuartel a otro, convenciendoy suplicando, contando terroríficashistorias de las ferocidadesbolcheviques: la matanza de junkers y laviolación de mujeres en el Palacio deInvierno, el fusilamiento de unamuchacha frente al edificio de la Duma,el asesinato del príncipe Tumánov… Enla Sala de Alejandro de la Duma estabareunido en sesión extraordinaria elComité de Salvación, entraban y salíancorriendo los comisarios… Allí sehabían citado todos los periodistasexpulsados del Smolny, estaban

excitados y no creyeron nuestro relatosobre la situación en Tsárskoe. ¡Cómoera eso! Todo el mundo sabía queTsárskoe estaba en manos de Kerenski yque los cosacos habían llegado ya aPúlkovo. Se eligió una comisiónespecial para ir a recibir a Kerenski enla estación por la mañana…

Un periodista me comunicó enriguroso secreto que el pronunciamientocontrarrevolucionario comenzaría a lamedia noche. Me enseñó dosllamamientos; uno, firmado por Gots yPolkóvnikov, ordenaba a todas lasescuelas de junkers, a todos lossoldados convalecientes en los

hospitales y a los caballeros de SanJorge estar movilizados y esperar lasórdenes del Comité de Salvación; elotro, firmado por el Comité deSalvación, decía:

«¡A la población de Petrogrado!¡Compañeros obreros, soldados y

ciudadanos del Petrogradorevolucionario!

Los bolcheviques, que llaman a lapaz en el frente, llaman al mismo tiempoa la guerra fratricida en la retaguardia.

¡No respondáis a su provocadorllamamiento!

¡No cavéis trincheras!¡Abajo las armas!

¡Abajo las traidoras emboscadas!¡Soldados, regresad a los cuarteles!La matanza iniciada en Petrogrado

es la muerte segura de la Revolución.¡En nombre de la libertad, la tierra y

la paz, agrupaos en torno al Comité deSalvación de la Patria y la Revolución!»

Cuando salíamos de la Duma, noscruzamos con un destacamento deguardias rojos, de aspecto fiero yresuelto. Iban por la calle oscura ydesierta, conduciendo a una docena deprisioneros, miembros de la secciónlocal del Consejo de Tropas Cosacas,capturados en el local del Consejo en elmomento en que preparaban el complot

contrarrevolucionario.Un soldado, acompañado de un

chiquillo con un balde de engrudo,fijaba grandes carteles de cegadorablancura:

«Por la presente se declara el estadode sitio en la ciudad de Petrogrado y susalrededores. Todas las reuniones y losmítines en las calles y, en general, alaire libre se prohíben hasta nuevaorden…

El Presidente del Comité MilitarRevolucionario N. Podvoiski.»

Nos dirigimos a casa. El aire estaballeno de ruidos confusos: bocinas deautomóviles, gritos, lejano tiroteo… La

ciudad se movía inquieta y enojada…Por la mañana temprano, poco antes

del relevo de la guardia, se presentó enla Central Telefónica una compañía dejunkers, vestidos con el uniforme delRegimiento de Semiónovskoé. Conocíanel santo y seña bolchevique y relevaroncon toda facilidad a la guardia. A lospocos minutos se presentó Antónov, queefectuaba una ronda de inspección. Losjunkers lo detuvieron, encerrándolo enuna pequeña habitación. Cuando llegóayuda fue recibida con una descarga defusilería. Varios hombres cayeronmuertos.

Empezó la contrarrevolución…

CAPÍTULO VIII

La contrarrevolución

A la mañana siguiente, el domingo11 de noviembre (29 de octubre), conlas campanas de todas las iglesias alvuelo, los cosacos entraron en TsárskoeSeló. Kerenski en persona montabacaballo blanco. Desde la cumbre de unpequeño altozano podían ver las agujasdoradas y cúpulas de colores, la enormemasa gris de la capital, que se extendíapor la monótona planicie y tras ella las

aguas aceradas del Golfo de Finlandia.No hubo combate. Pero Kerenski

cometió un error fatal. A las siete de lamañana envió al Segundo Regimiento deTiradores de Tsárskoe Seló la orden dedeponer las armas. Los soldadosrespondieron que permaneceríanneutrales, pero no querían desarmarse.Kerenski les dio diez minutos parareflexionar. Esto enfureció a lossoldados; llevaban ya ocho mesesgobernándose ellos mismos con suscomités al frente y ahora olía a viejorégimen… A los pocos minutos laartillería cosaca abrió fuego sobre loscuarteles y mató a ocho hombres. Desde

este momento en Tsárskoe no quedó niun soldado «neutral»…

Petrogrado se despertó del estruendode la fusilería y el ruido de pasos dehombres en marcha. Bajo el cielo grissoplaba un viento frío, presagiandonieve. Al amanecer, fuertesdestacamentos de junkers ocuparon elHotel Militar y la Central de Telégrafos,pero, tras un sangriento combate, fuerondesalojados. La Central Telefónica fueasediada por los marinos, que seguarecían en las barricadas de toneles,cajones y planchas de lata en medio dela Morskaya o en la esquina de laGorójovaya y la Plaza de San Isaac,

disparando a todos los que cruzaban apie o en vehículo. De vez en cuandopasaba un automóvil con la bandera dela Cruz Roja. Los marinos no lotocaban…

Albert Rhys Williams[67] estuvo enla Central Telefónica. Fue allí en unautomóvil de la Cruz Roja,supuestamente lleno de heridos. Despuésde circular por toda la ciudad, elautomóvil llegó por callejas laterales ala Escuela de Oficiales Mijaíl, cuartelgeneral de la contrarrevolución. En elpatio de la escuela había un oficialfrancés, que parecía mandar en todo…Por este medio llevaban municiones y

víveres a la Central Telefónica. Decenasde supuestas ambulancias servían a losjunkers para la comunicación y elavituallamiento…

Tenían en sus manos cinco o seisblindados de la disuelta División deAutos Blindados Ingleses. Cuando LuisaBryant[68] iba por la Plaza de San Isaacse cruzó con uno de ellos, que se dirigíadel Almirantazgo a la CentralTelefónica. En la esquina de la Calle deGógol el auto se detuvo, justamenteenfrente de ella. Varios marinos,parapetados tras pilas de leña, abrieronfuego. La ametralladora de la torreta delblindado giró a todos lados, disparando

a mansalva contra las pilas de leña y lagente. Bajo el arco donde se encontrabamiss Bryant resultaron siete muertos,entre ellos dos niños. De pronto losmarinos saltaron gritando de labarricada y se arrojaronimpetuosamente, rodearon la enormemáquina y empezaron a hundirle lasbayonetas por todas las rendijas sinhacer caso de los tiros… El chófer delblindado simuló estar herido, losmarinos lo dejaron en paz y él corrió ala Duma, a completar los relatos de lasatrocidades bolcheviques… Entre losmuertos había un oficial inglés…

Más tarde los periódicos

comunicaron que en el blindado de losjunkers había sido capturado un oficialfrancés, que fue conducido a la fortalezade Pedro y Pablo. La EmbajadaFrancesa desmintió inmediatamente lanoticia, pero uno de los concejales de laDuma me dijo que él mismo habíagestionado la libertad de este oficial…Sea como fuese la actitud oficial de lasembajadas aliadas, algunos oficialesingleses y franceses se condujeron enestos días muy activamente, llegandoincluso a participar como expertos enlas reuniones del Comité deSalvación…

Todo el día en distintas partes de la

ciudad se libraron escaramuzas entrejunkers y guardias rojos y batallas deautos blindados. Lejos y cerca se oíandescargas, tiros sueltos, tableteo deametralladoras. Los cierres metálicos delas tiendas estaban echados, pero laventa continuaba. Incluso loscinematógrafos, con las luces exterioresapagadas, funcionaban y estaban llenosde espectadores. Los tranvías circulabancomo siempre. Funcionaba el teléfono.Llamando a la Central se podía oírclaramente el tiroteo. Los aparatos delSmolny habían sido desconectados, perola Duma y el Comité de Salvaciónmantenían comunicación telefónica

constante con todas las escuelas dejunkers y también con Kerenski enTsárskoe Seló.

A las siete de la mañana se presentóen la Escuela de junkers Vladímir undestacamento de soldados, marinos yguardias rojos. Dio a los junkers veinteminutos para entregar las armas. Elultimátum fue rechazado. Al cabo de unahora los junkers intentaron ponerse enmarcha, pero fueron repelidos conviolento fuego de fusilería desde laesquina de la Grebétskaya y BoslhóiProspekt. Las tropas soviéticas rodearonla escuela y abrieron fuego, dosautomóviles blindados pasaban frente al

edificio, disparando sus ametralladoras.Los junkers pidieron ayuda por teléfono.Los cosacos respondieron que no sedecidían a salir porque frente a sucuartel se había situado un fuertedestacamento de marinos con doscañones. La Escuela de Pávlovsk estabarodeada… La mayoría de los junkers dela Escuela Mijaíl peleaban en las calles.

A las once y media llegaron trespiezas de artillería de campaña.Conminaron de nuevo a los junkers arendirse, pero los junkers respondieronabriendo fuego y mataron a los dosdelegados del Soviet, que iban conbandera blanca. Entonces comenzó el

verdadero bombardeo. En los muros dela escuela fueron abiertas enormesbrechas. Los junkers se defendíandesesperadamente; las oleadas deguardias rojos asaltantes, gritando a vozen cuello, se estrellaban contra el fuegohuracanado… Desde Tsárskoe Kerenskiordenó por teléfono no parlamentar conel Comité Militar Revolucionario.

Las fuerzas del Soviet, exasperadaspor los reveses y las pérdidas, volcabansobre el edificio destrozado un mar deacero y fuego. Sus propios oficiales nopodían detener el terrible bombardeo.Un comisario del Smolny, apellidadoKirílov, lo intentó, pero amenazaron con

lincharle. Nada podía contener a losguardias rojos.

A las dos y media los junkerslevantaron bandera blanca: estabandispuestos a rendirse si les garantizabanla seguridad. Se les prometió. Miles desoldados y guardias rojos, lanzandoestentóreos gritos, irrumpieron por todaslas ventanas, puertas y brechas de losmuros. Antes de que se lograsedetenerles, cinco junkers habían sidopasados a cuchillo. Los demás, unosdoscientos, fueron conducidos bajoescolta a la fortaleza de Pedro y Pabloen pequeños grupos para no llamar laatención. Pero por el camino el gentío se

arrojó sobre uno de estos grupos y matóa otros ocho junkers… En el combatecayeron más de cien soldados y guardiasrojos…

Al cabo de dos horas, comunicaronpor teléfono a la Duma que losvencedores se dirigían a IlnzhenierniZámok (Escuela de Ingenieros). LaDuma destacó inmediatamente a doce desus miembros para distribuir entre ellosel último llamamiento del Comité deSalvación. Varios de los emisarios noregresaron… Todas las demás escuelasmilitares se rindieron sin oponerresistencia y los junkers fueronconducidos sanos y salvos a la fortaleza

de Pedro y Pablo y a Cronstadt…La Central Telefónica resistió hasta

el anochecer, cuando se presentó unblindado bolchevique y los marinos selanzaron al asalto. Las telefonistasasustadas corrían por el edificiogritando. Los junkers se arrancabantodos los distintivos y uno de ellos, quequería ocultarse, ofreció a Williams porsu gabán todo lo que quisiera… «¡Nosvan a matar! ¡Nos van a matar!» —gritaban los junkers, pues muchos deellos habían prometido ya en el Palaciode Invierno no levantar las armas contrael pueblo. Williams les ofreció sumediación si ponían en libertad a

Antónov. Así se hizo inmediatamente.Antónov y Williams arengaron a losmarinos victoriosos y enfurecidos porlas grandes pérdidas y otra vez losjunkers fueron dejados en libertad…Pero varios de ellos, llenos de pánico,intentaron huir por el tejado oesconderse en el desván. Los capturarony los arrojaron a la calle.

Extenuados, cubiertos de sangre,triunfantes, los marinos y obrerosirrumpieron en la sala de aparatos y, alver de pronto a tantas lindas señoritas,se turbaron sin poder dar ni un pasomás. Ni una sola joven fue injuriada oinsultada. Aterradas se agruparon en un

rincón, pero luego, al sentirse seguras,dieron rienda suelta a su furia. «¡Ah,asquerosos, ignorantes! ¡Idiotas!…» Losmarinos y guardias rojos se azararon.«¡Brutos! ¡Cerdos!» - chillaban lasseñoritas, poniéndose indignadas losabrigos y sombreros. ¡Con lo románticasque se sentían cuando entregabanmunición y vendaban a sus valientes yjóvenes defensores, los junkers, muchosde los cuales eran vástagos de lasmejores familias rusas y se batían por elretorno del adorado zar! En cambio,aquí todos eran obreros y campesinos,«unos zotes»…

El pequeño Vishniak, Comisario del

Comité Militar Revolucionario, tratabade convencer a las muchachas para quese quedasen. Era extremadamente cortés.«A ustedes las trataban muy mal —decía—. La red telefónica estaba en manos dela Duma Municipal. Les pagaban sesentarublos al mes y les hacían trabajar diez ymás horas diarias… En lo sucesivo todova a cambiar. El Gobierno entregará lared telefónica al Ministerio de Correosy Telégrafos. Les subiráninmediatamente el sueldo a 150 rublos yles reducirán la jornada. Comomiembros de la clase obrera, ustedesdeben sentirse felices…»

«¡Miembros de la clase obrera !

¿Cree que hay algo de común entreestos… estos bestias y nosotras?¿Quedarnos? ¡Aunque nos dieran milrublos a cada una!…» Y con altanerodesprecio las señoritas abandonaron eledificio.

Se quedaron solamente losempleados, electricistas y obreros. Perolos conmutadores debían funcionar, elteléfono tenía vital importancia… Apesar de todo, había una media docenade telefonistas expertas. Pidieronvoluntarios. Se ofrecieron un centenarde marinos, soldados y obreros. Las seisjóvenes corrían de un sitio a otro, dandoinstrucciones, ayudando y riñendo… De

cualquier manera, pero empezaron amarchar las cosas y los cables volvierona zumbar. Ante todo, establecieroncomunicación entre el Smolny, loscuarteles y las fábricas, luego cortaronla comunicación con la Duma y lasescuelas de oficiales… Avanzada lanoche, se extendió este rumor por laciudad y centenares de burguesesvociferaban por teléfono: «¡Imbéciles!¡Demonios! ¿Creéis que es para muchotiempo? ¡Dejad que lleguen loscosacos!»

Se hizo de noche. En la Nevski,barrida por silbante y crudo viento, nohabía casi ni un alma y sólo frente a la

Catedral de Kazán se congregaba elpúblico y continuaba la interminablediscusión; varios obreros, unos cuantossoldados y el resto: tenderos, oficinistasy otra gente por el estilo.

«¡Lenin hará que los alemanesfirmen la paz!» - gritó alguien.

Un joven soldado repuso con calor:«¿Y quién tiene la culpa? ¡La culpa esde vuestro Kerenski, ese malditoburgués! ¡Al diablo Kerenski! ¡No loqueremos! ¡Queremos a Lenin!…»

Cerca de la Duma un oficial conbrazal blanco en la manga, profiriendomaldiciones, arrancaba carteles de lapared. Uno de ellos decía:

«Los concejales bolcheviques a lapoblación de Petrogrado.

En esta hora de peligro, en que laDuma Municipal debería orientar todossus esfuerzos a calmar a la población yabastecerla de pan y de lo másnecesario, los socialistas-revolucionarios derechistas y loskadetes, olvidando su deber, hanconvertido la Duma en un mitincontrarrevolucionario, tratando deazuzar a una parte de la población contrala otra para facilitar así la victoria deKornílov y Kerenski. En vez de cumplirsus obligaciones directas, los socialistasrevolucionarios derechistas y los

kadetes han convertido la DumaMunicipal en arena de lucha políticacontra los Soviets de DiputadosObreros, Soldados y Campesinos ycontra el Gobierno revolucionario de lapaz, el pan y la libertad.

¡Ciudadanos de Petrogrado!Nosotros, los concejales bolcheviqueselegidos por vosotros, ponemos envuestro conocimiento que lossocialistas-revolucionarios derechistasy los kadetes, enzarzados en la luchacontrarrevolucionaria, han dado alolvido sus obligaciones directas yllevan a la población al hambre, a laguerra civil, al derramamiento de

sangre. Nosotros, elegidos por 183.000votos, estimamos nuestro deber informara los electores de todo lo que ocurre enla Duma Municipal y declaramos quedeclinamos toda responsabilidad por lastristes consecuencias que se avecinan».

De lejos llegaban disparos, pero laciudad estaba fría y en calma, comoagotada por los violentos espasmos quela habían sacudido.

En la Sala de Nicolás concluía lasesión de la Duma. Parecía que hasta latruculenta Duma se había serenado unpoco. Los comisarios comunicaban unotras otro: han tomado la CentralTelefónica, se combate en las calles, han

tomado la Escuela Vladímir… «LaDuma —decía Trupp— está al lado dela democracia en su lucha contra laviolencia y la arbitrariedad; pero, entodo caso, cualquiera que sea el bandoque prevalezca, la Duma estará siemprecontra los linchamientos y lastorturas…»

El kadete Konovski, un viejo alto decrueles facciones, declaró: «Cuando lastropas del Gobierno legítimo entren enPetrogrado, fusilarán a los insurgentes yeso no será un linchamiento». Gritos deprotesta de toda la sala, sin excluir loskadetes.

Aquí reinaban la duda y el

abatimiento. La contrarrevolución estabaen descenso. El Comité Central delPartido Socialista-Revolucionario retiróla confianza a sus líderes, a sus propiosrepresentantes; el ala izquierda eradueña de la situación. Avxéntievdimitió. Un enlace trajo la noticia de quela comisión enviada’ a la estación parasaludar a Kerenski había sido detenida.En las calles se oía el sordo retumbardel distante cañoneo por el sur y elsureste. Kerenski seguía sin aparecer…

Este día sólo se publicaron tresperiódicos: Pravda, Dielo Naroda yNóvaya Zhizn. Los tres dedicabanmucho espacio al nuevo Gobierno «de

coalición». El periódico eserista exigíala formación de un gabinete sin kadetesni bolcheviques. Gorki rebosaba deesperanza: el Smolny hacía concesiones.Cristalizaba un Gobierno puramentesocialista de todos los sectores menos laburguesía. Pero Pravda se mofaba:

«… No es una coalición conlos»partidos«, formados en su mayoríapor grupitos de periodistas que no tienentras de sí más que simpatía de losburgueses y una dudosa reputación y alos cuales ya no siguen los obreros nilos campesinos. La coalición que hemosconcluido es la coalición del partidorevolucionario del proletariado con el

Ejército revolucionario y loscampesinos pobres…»

En las paredes se habían fijado losvanagloriosos anuncios del Víkzhel, queamenazaba con declarar la huelga si losbandos no llegaban a un entendimiento:

«De todos los motines y revueltasque atormentan a la patria no saldránvencedores los bolcheviques ni elComité de Salvación ni las tropas deKerenski: saldremos vencedoresnosotros, el Sindicato Ferroviario».

«Los guardias rojos no podrán poneren marcha una empresa tan complicadacomo los ferrocarriles; en cuanto alGobierno Provisional, ha mostrado ya su

absoluta incapacidad para sostenerse enel poder…»

«Nos negamos a colaborar concualquier partido que no estéfacultado… por un Gobierno basado enla confianza de toda la democracia…»

El Smolny se estremecía todo de lailimitada vitalidad de inextinguiblesenergías humanas en acción.

En la sede de los sindicatos,Lozovski me presentó a un delegado delos obreros del Ferrocarril de Nicolás;refería que habían celebrado grandesmítines condenando la conducta de suslíderes.

«¡Todo el poder a los Soviets! —

gritó, asestando un puñetazo en la mesa—. Los oborontsi del Comité Centralhacen el juego a Kerenski. Intentaronenviar una delegación al CuartelGeneral, pero la detuvimos en Minsk…Nuestra sección ha pedido un Congresode toda Rusia y ellos se niegan aconvocarlo…»

Allí existía la misma situación queen los Soviets y en los comités delEjército. Las diversas organizacionesdemocráticas de toda Rusiaexperimentaban una tras otra profundoscambios. Las cooperativas eran presa deuna lucha intestina; las reuniones delComité Ejecutivo de Diputados

Campesinos transcurrían en medio deturbulentas discusiones; hasta entre loscosacos comenzaron las agitaciones…

Y, mientras tanto, en el piso alto delSmolny el Comité MilitarRevolucionario actuaba a toda marcha,sin debilitar su actividad y asestandogolpes. Los hombres entraban allífrescos y vigorosos. Giraban días ynoches en esta terrible máquina y salíanpálidos, extenuados, roncos y suciospara caer al instante al suelo ydormirse… El Comité de Salvación fuedeclarado fuera de la ley. Las pilas denuevas proclamas[1a] obstruían todo elsuelo:

«… Los conspiradores, careciendode todo apoyo en la guarnición y en lapoblación obrera, confiabanexclusivamente en la sorpresa del golpe.Pero su plan fue descubierto a tiempopor el teniente de la fortaleza de Pedro yPablo Blagonrávov, gracias a lavigilancia revolucionaria de un guardiarojo cuyo nombre será hecho público.En el centro del complot estaba elllamado «Comité de Salvación». Elmando de las tropas se encomendaba alcoronel Polkóvnikov y sus órdenes lasfirmaba el ex miembro del CEC, Gots,puesto en libertad bajo palabra dehonor…

El Comité Militar Revolucionariopone estos hechos en conocimiento de lapoblación de Petrogrado y ordenadetener a los individuos complicados enel complot y entregarlos al TribunalMilitar Revolucionario».

De Moscú se recibió la noticia deque los junkers y los cosacos habíanrodeado el Kremlin y ordenado a lastropas del Soviet deponer las armas. Lasfuerzas del Soviet cumplieron la orden,pero cuando salían del Kremlin losenemigos se arrojaron sobre ellas y lasametrallaron. Los pequeñosdestacamentos bolcheviques habían sidodesalojados de las centrales de

teléfonos y telégrafos. El centro de laciudad estaba en manos de los junkers…Mas en torno a ellos ya se juntabannuevas tropas del Soviet. Los combatesde calle iban en aumento. Todas lastentativas de llegar a un compromisohabían fracasado… Al lado del Sovietestaban la guarnición, con sus diez milsoldados, y unos pocos guardias rojos.El Gobierno Provisional tenía a su favora seis mil junkers, veinticinco centuriascosacas y dos mil guardias blancos.

El Soviet de Petrogrado deliberabay al lado trabajaba el nuevo CEC, queexaminaba los decretos y las órdenesprocedentes continuamente del Consejo

de Comisarios del Pueblo[2a], reunido unpiso más arriba. Allí se examinaron: elorden de ratificación y publicación delas leyes, la ley de la jornada laboral yl a s Bases del sistema de educaciónpública, propuestas por Lunacharski. Aambas reuniones asistían varioscentenares de personas, en su mayoríaarmadas. El Smolny se hallaba casidesierto, a excepción de la guardia queemplazaba ametralladoras en lasventanas para tener bajo el fuego losflancos del edificio.

En el CEC tomó la palabra undelegado del Víkzhel:

«Nos negamos a transportar las

tropas de ambos bandos. Hemos enviadouna delegación a Kerenski para decideque como continúe su marcha sobrePetrogrado le cortaremos todas suscomunicaciones…»

Luego, como de costumbre, propusoconvocar una conferencia de todos lospartidos socialistas para formar unnuevo Gobierno…

Kámenev respondió con grandiscreción. Los bolcheviques sealegrarían de asistir a tal conferencia.Sin embargo, el centro de gravedad noresidía en la formación del Gobierno,sino en que éste aceptase el programadel Congreso de los Soviets… El CEC

examinó la declaración de lossocialistas-revolucionarios de izquierday de los socialdemócratasinternacionalistas y adoptó la propuestade la representación proporcional en laconferencia, incluyendo delegados delos comités del Ejército y de los Sovietscampesinos…

En la Sala Grande Trotski dabacuenta de los acontecimientos de lajornada.

«Propusimos a los junkers deVladímir rendirse —decía—.Queríamos evitar la efusión de sangre.Pero ahora, cuando la sangre se havertido ya, no hay más que un camino: la

lucha sin cuartel. Sería pueril creer quepodemos vencer por otros medios… Hallegado el momento decisivo. Todosdeben ayudar al Comité MilitarRevolucionario, comunicarle todas lasexistencias de alambre espinoso,bencina y armas… Hemos conquistadoel poder, ahora hay que mantenerlo».

El menchevique Ioffe quería leer unadeclaración en nombre de su partido,pero Trotski se negó a abrir «un debatesobre los principios».

«Nuestros debates se dirimen ahoraen las calles —exclamó—. Se ha dadoel paso decisivo. Todos, y yo enparticular, asumimos la responsabilidad

por lo que está sucediendo…»Hablaron soldados llegados del

frente, de Gátchina. Uno del Batallón deChoque de la 481 Brigada de Artillería,dijo: «Cuando se enteren en lastrincheras, dirán: ¡Este es nuestroGobierno!» Un junker de la Escuela deOficiales de Peterhof refirió cómo él yotros dos se habían negado a marcharcontra los Soviets y cómo loscompañeros, al volver del Palacio deInvierno después del combate, lo habíanelegido su comisario y lo habíanmandado al Smolny, a ofrecer susservicios a la verdadera revolución

Y nuevamente subió a la tribuna

Trotski, fogoso, impartiendo órdenes yrespondiendo a las preguntas.

«Para derrotar a los obreros,soldados y campesinos, la pequeñaburguesía está dispuesta a entendersecon él mismo diablo» —dijo. En losúltimos días, se habían observadomuchos casos de borrachera. «¡Nobebáis, camaradas! Después de las ochode la noche nadie debe salir a la calle,menos los que estén de guardia. Hay queregistrar todos los locales donde puedanhaber licores y destruir todas lasbebidas alcohólicas[3a]. Ningunaclemencia para los que vendanlicores[4a]…»

El Comité Militar Revolucionariomandó en busca de los delegados de labarriada de Vyborg y de la fábricaPutílov. Estos se reunieron al instante.

«¡Por, cada revolucionario muerto—declaró Trotski—, nosotrosmataremos a cincocontrarrevolucionarios!»

Salimos de nuevo a la ciudad. LaDuma resplandecía de luces y el gentíopenetraba en ella. En la planta baja seoían sollozos y amargas exclamaciones;la gente se agolpaba en torno a losboletines con la lista de los junkersmuertos en combate, o, mejor dicho, aquienes se suponía muertos en combate

porque muy pronto muchos de estosmuertos aparecían sanos y salvos…Arriba, en la Sala de Alejandro, estabareunido el Comité de Salvación. Oro ygrana de las hombreras de los oficiales,caras conocidas de intelectualesmencheviques y socialistas-revolucionarios, las miradas duras y lostrajes fastuosos y pesados de banquerosy diplomáticos, funcionarios del viejorégimen y mujeres elegantes…

Prestaban declaración lastelefonistas. Una tras otra aparecían enla tribuna jóvenes chillonamentevestidas, que imitaban los modalesmundanos, pero con rostros demacrados

y zapatos remendados… Se ruborizabande placer y de los aplausos del público«chic» de Petrogrado: oficiales,ricachones, conocidos políticos; una trasotra las muchachas relataban suspadecimientos en manos delproletariado y proclamaban su lealtad atodo lo viejo, a lo establecido ypoderoso…

La Duma se reunía de nuevo en laSala de Nicolás. El alcalde relataba entono esperanzador que los regimientosde Petrogrado empezaban aavergonzarse de sus acciones; lapropaganda surtía efecto… Losemisarios entraban y salían, traían

noticias de las ferocidadesbolcheviques, intercedían para salvar alos junkers, abrían investigaciones…«Los bolcheviques —dijo Trupp—serán vencidos por la fuerza moral y nopor las bayonetas…»

Entretanto, no todo marchaba bien enel frente revolucionario. El enemigohabía concentrado trenes blindadosarmados de cañones. Las fuerzas de losSoviets, formadas principalmente porguardias rojos no entrenados, no teníanni oficiales ni un plan concreto deacción. Se les habían sumado solamentecinco mil soldados regulares. Las demásunidades de la guarnición, ocupadas en

aplastar la revuelta de los junkers o enmantener el orden en la capital, aún nohabían decidido a qué lado ponerse. Alas diez de la noche Lenin pronunció undiscurso en una reunión de delegados delos regimientos de la ciudad y éstos, porabrumadora mayoría de votos,acordaron incorporarse a la lucha. Seconstituyó un comité de cinco soldados,una especie de Estado Mayor Central, ypor la mañana temprano los regimientosabandonaron sus cuarteles en plenoorden de combate… Yo los encontrécuando me dirigía a casa. Con pasorítmico y firme de veteranos, lasbayonetas en impecable alineación, iban

por las calles desiertas de la ciudadconquistada…

Y, al propio tiempo, en el local delVíkzhel en la Sadóvaya tenía lugar unaconferencia de todos los partidossocialistas para formar nuevo Gobierno.Abramóvich, en nombre de losmencheviques del centro, declaró que nodebía haber vencedores ni vencidos, queno había que recordar lo pasado…Todos los grupos y partidos deizquierda se mostraron de acuerdo conél. Dan, en nombre de los mencheviquesde derecha, propuso a los bolcheviqueslas siguientes condiciones para latregua: la Guardia Roja debe deponer

las armas y la guarnición de Petrogradosubordinarse a la Duma Municipal; lastropas de Kerenski no disparan ni un tironi practican una sola detención; seformará un gabinete de representantes detodos los partidos socialistas, menos losbolcheviques. Riazánov y Kámenevdeclararon que el gabinete de coaliciónde todos los partidos era aceptable, peroprotestaron contra la proposición deDan. Los socialistas-revolucionarios sedividieron; pero el Comité Ejecutivo delos Soviets Campesinos y los socialistaspopulares se negaron categóricamente acolaborar con los bolcheviques…Después de violentos debates fue

elegida una comisión para confeccionarun plan aceptable…

En la comisión se luchó toda lanoche, todo el día siguiente y la nochesiguiente. El 9 de noviembre (27 deoctubre) ya se había hecho un esfuerzosimilar de conciliación por iniciativa deMártov y Gorki. Pero Kerenski seacercaba, el Comité de Salvacióndesplegaba una enorme actividad y losmencheviques de derecha, lossocialistas-revolucionarios y lossocialistas populares renunciaronsúbitamente a las conversaciones. Ahoraestaban atemorizados por elaplastamiento de la rebelión de los

junkers…El lunes, 12 de noviembre (30 de

octubre), transcurrió en medio de laincertidumbre. Las miradas de todaRusia estaban fijas en la llanura gris delas afueras de Petrogrado donde todaslas fuerzas imaginables del viejo ordenque se habían podido juntar hallábansefrente a frente con un poder noorganizado, nuevo, desconocido. EnMoscú se declaró una tregua; los bandosparlamentaban y aguardaban losresultados de las conversaciones en lacapital. Y, mientras tanto, los delegadosal Congreso de los Soviets, que viajabanpresurosos en todas direcciones hasta

los límites más lejanos de Asia,regresaban a sus hogares, llevandoconsigo las antorchas encendidas de larevolución. Las noticias de losportentosos acontecimientos sepropagaban por todo el país como lasondas por la superficie del agua y todaslas ciudades y remotas aldeas se poníanen movimiento y se alzaban. Los Sovietsy los comités militares revolucionarioscontra las dumas, los zemstvos y loscomisarios del Gobierno; la GuardiaRoja contra la guardia blanca…Combates de calles y apasionadosdiscursos… El desenlace dependía de loque dijera Petrogrado…

El Smolny estaba casi vacío, pero laDuma era un hervidero. El provectoalcalde, con la dignidad que le erapropia, protestaba contra el llamamientode los concejales bolcheviques.

«La Duma no es el centro de lacontrarrevolución —decíaacaloradamente—. La Duma no tomaninguna parte en la actual lucha departidos. Pero, en el momento en que enel país no existe un poder legal, el únicocentro de orden es la AdministraciónMunicipal. La población civil reconoceeste hecho; las embajadas extranjerassólo toman en consideración losdocumentos oficiales firmados por el

alcalde. El europeo, por su propiamentalidad, no puede admitir otrasituación que la de que laAdministración Municipal es el únicoórgano capaz de proteger los interesesde los ciudadanos. La ciudad debe serhospitalaria con todas lasorganizaciones que deseen aprovecharesta hospitalidad y por eso la Duma nopuede impedir que se distribuyan en elinterior de su edificio periódicos decualquier índole. La esfera de nuestralabor se extiende, nosotros debemostener plena libertad de acción y nuestrosderechos deben ser respetados porambos bandos…

Somos perfectamente neutrales.Cuando la Central Telefónica fueocupada por los junkers, Polkóvnikovordenó desconectar los teléfonos delSmolny, pero yo protesté y estosteléfonos siguieron funcionando…».

Risas irónicas en los escañosbolcheviques e imprecaciones en lasderechas.

«Y, a pesar de todo —continuóShréider— los bolcheviques nos tienenpor contrarrevolucionarios y así se lodicen a la población. Nos privan demedios de transporte y nos quitan losúltimos automóviles. No será nuestra laculpa si empieza el hambre en la ciudad.

Las protestas no sirven de nada…»Kóbozev, miembro bolchevique del

Consejo Municipal, declaró que éldudaba de que el Comité MilitarRevolucionario hubiese requisadoautomóviles municipales. Aunadmitiendo que hubiesen ocurrido talescasos, probablemente sería obra deindividuos no autorizados, impulsadospor una extrema necesidad.

«El alcalde —prosiguió— dice queno tenemos derecho a convertir la Dumaen una reunión política. Pero todo lo quedicen aquí cualesquiera mencheviques osocialistas-revolucionarios no es otracosa que propaganda de sus partidos, y a

la puerta distribuyen sus periódicosilegales Iskra (La Chispa), SoldatskiGolos y Rabóchaya Gazeta, incitando ala revuelta. ¿Qué pasaría si losbolcheviques comenzásemos a repartirtambién aquí nuestros periódicos? Perono lo haremos por respeto a la Duma.No atacamos ni pensamos atacar a laAdministración Municipal: pero, comoustedes dirigieron un llamamiento a lapoblación, nosotros tenemos derecho ahacer lo mismo…»

Después habló Shingariov, kadete.Declaró que no podía haber un lenguajecomún con los hombres que debían serenviados simplemente al fiscal y

procesados como reos de alta traición…Propuso de nuevo expulsar a todos losbolcheviques de la Duma. Pero estaproposición fue rechazada porque no sepodía hacer ningún cargo personal a losconcejales bolcheviques que, además,participaban activamente en laAdministración Municipal.

Entonces dos mencheviquesinternacionalistas declararon que elllamamiento de los concejalesbolcheviques era una instigación directaa la masacre. «Si todo el que esté contralos bolcheviques escontrarrevolucionario —dijo Pinkévich— yo no entiendo qué diferencia existe

entre revolución y anarquía… Losbolcheviques se someten a las pasionesde las masas desenfrenadas y nosotrosno tenemos otra cosa que la fuerzamoral. Nosotros protestamos contra lasmasacres y violencias, tanto de unocomo de otro bando, y nuestro objetivoes encontrar una salida pacífica…»

«La proclama titulada ¡ ̂la picota!fijada en las calles y que llama alpueblo a aniquilar a los mencheviques ysocialistas-revolucionarios —declaróNazáriev— es un crimen que vosotros,los bolcheviques, jamás podréisborraros. Los horrores de ayer no sonmás que el 002 de lo que se prepara con

tales proclamas… ¡Yo he intentadoconstantemente reconciliaros con losdemás partidos, pero ahora sólo sientopor vosotros desprecio!»

Los concejales bolcheviques selevantaron de sus sitios, gritandoiracundos. Les respondieron roncasvoces de odio y furiosos ademanes…

Al salir de la sala, me encontré conel ingeniero municipal Gómberg,menchevique, y con tres o cuatroreporteros. Todos estaban de muy buenhumor.

«¿Ha visto? —dijeron—. Esoscobardes nos temen. ¡No se atreverán adetener a la Duma! Su Comité Militar

Revolucionario no osará mandar aquí aun comisario. ¡Qué más quisieran! Hoyhe visto en la esquina de la Sadóvayacómo un guardia rojo intentó detener aun chiquillo que vendía el SoldatskiGolos… El chiquillo se le rió en lasbarbas y la gente por poco lincha albandido. Ahora todo se decidirá en unascuantas horas. Aunque no vengaKerenski, no tienen hombres capaces dedirigir el Gobierno. ¡Es absurdo!… ¡Heoído que en el Smolny se pelean entreellos!»

Un socialista-revolucionario, amigomío, me llevó aparte. «Yo sé dónde seesconde el Comité de Salvación —me

dijo—. ¿Quiere ir a hablar con ellos?…»

Anochecía. En la ciudad proseguíala vida normal: los comercios estabanabiertos, las luces de las callesencendidas y en ambos sentidosavanzaba despacio el denso gentío,continuando las discusiones de siempre.

Llegamos a la casa número 86 de laNevski y entramos en un patio rodeadode altos edificios. Mi amigo llamó de unmodo peculiar en la puerta delapartamento 229. Se oyó ajetreo dentro,se cerró una puerta interior. Luegoentreabrióse un poco la puerta de afueray apareció una cara de mujer. Tras

observamos un minuto de pies a cabezaesta mujer, de mediana edad y expresióntranquila, nos dejó pasar y gritó: «¡Kiril,todo en orden!» En el comedor hervía unsamovar y sobre la mesa había platoscon pan y arenques. De tras la cortina dela ventana salió un hombre con uniformede oficial y del retrete otro disfrazadode obrero. Los dos se alegraron muchode ver a un corresponsal norteamericanoy me dijeron, no sin satisfacción, queserían fusilados con toda seguridad sicaían en manos de los bolcheviques. Nodieron sus nombres, pero los dos eransocialistas-revolucionarios.

«¿Por qué publican en sus

periódicos mentiras tan increíbles?» —les pregunté.

El oficial repuso sin darse porofendido: «Sí, lo sé, pero ¿qué podemoshacer? —Encogióse de hombros—.Usted tiene que comprender quenecesitamos crear cierto estado deánimo en la gente…»

El segundo le interrumpió. «¡Es unapura aventura por parte de losbolcheviques! No tienen intelectuales.No funcionarán los ministerios… Rusiano es una ciudad, es el país entero…Nosotros comprendemos que no sesostendrán más de unos días y por esonos hemos decidido a apoyar a la mayor

de las fuerzas que se oponen a ellos, aKerenski, y ayudarle a restablecer elorden».

«Todo eso está muy bien —dije—,pero, ¿por qué se unen a los kadetes?»

El falso obrero se sonriófrancamente. «A decir verdad, en estosmomentos las masas populares siguen alos bolcheviques. Por ahora a nosotrosno nos sigue nadie. No podemosmovilizar ni a un puñado de soldados.No poseemos verdaderas armas… Hastacierto punto, los bolcheviques tienenrazón. En estos momentos en Rusia sólohay dos partidos con fuerza: losbolcheviques y los reaccionarios, que se

esconden bajo el ala de los kadetes. Loskadetes creen que nos utilizan anosotros, pero, en realidad, somosnosotros los que utilizamos a loskadetes. Cuando derrotemos a losbolcheviques, nos volveremos contra loskadetes…»

«¿Serán admitidos los bolcheviquesen el nuevo Gobierno?»

Se rascó la nuca. «Es un problemacomplicado —pronunció—. Claro quesi no se les admite, lo más probable esque lo empiecen todo de nuevo. En todocaso, tendrán probabilidades dedeterminar el equilibrio en la AsambleaConstituyente, si es que ésta llega a

reunirse».«Y, además, esto plantea el

problema de admitir en el Gobierno alos kadetes; las razones son las mismas.Porque, como usted sabe, en realidadlos kadetes no quieren la convocatoriade la Asamblea Constituyente y noquieren porque los bolcheviques puedenser derrotados ahora mismo». Meneó lacabeza. «A nosotros, los rusos, no senos da fácilmente la política. Ustedes,los norteamericanos, nacen políticos, sededican a la política toda la vida. Peroen nuestro país, como usted sabe bien,todo esto no cuenta ni un año…»

«¿Qué piensa usted de Kerenski?»

—le pregunté.«Oh, Kerenski tiene la culpa de

todos los pecados del GobiernoProvisional —respondió el otro hombre—. Nos obligó a aceptar la coalicióncon la burguesía. Si hubiese cumplido suamenaza y presentado la dimisión habríaestallado una crisis ministerial dieciséissemanas antes de la AsambleaConstituyente, y eso es lo que nosotrosqueríamos evitar».

«Pero, ¿no ha sido eso lo que haocurrido al fin y a la postre?»

«Sí, pero ¿cómo podíamos saberlonosotros? Los Kerenski y los Avxéntievnos engañaron. Gots tampoco es mucho

más radical que ellos. Yo estoy porChernov, que es un verdaderorevolucionario… Usted sabe que hoymismo, sin ir más lejos, Lenin ha hechosaber que no se opondría a la entrada deChernov en el Gobierno.

Naturalmente, nosotros tambiénqueríamos desembarazarnos delGobierno de Kerenski, pero nos parecíaque era mejor aguardar a la AsambleaConstituyente… Cuando empezó todoesto, yo estaba por los bolcheviques,pero el Comité Central de mi partidovotó unánime en contra. ¿Qué podíahacer yo? Es la disciplina de partido…

Dentro de una semana el Gobierno

bolchevique se derrumbará hechopedazos; si los socialistas-revolucionarios pudiéramos permaneceral margen y esperar, nos caería elGobierno en las manos. Pero siaguardamos una semana entera, el paísse verá sumido en tal desorganizaciónque los imperialistas alemanes lograránla victoria total. Por eso nos hemosrebelado contando sólo con dosregimientos de soldados que habíanprometido apoyarnos y que se han vueltocontra nosotros. «Han quedado losjunkers nada más…»

«¿Y los cosacos?»El oficial suspiró. «No se han

movido. Primero dijeron queintervendrían si les apoyaba lainfantería. Además, dijeron queKerenski tenía a los cosacos y que, porlo tanto, ellos ya habían hecho suparte… Luego empezaron a decir que alos cosacos siempre les han consideradoenemigos hereditarios de lademocracia… Y, por último, dijeron:“Los bolcheviques han prometido noquitarnos las tierras. Nosotros notenemos nada que temer. Somosneutrales”».

Mientras tenía lugar estaconversación, entraban y salíanconstantemente, en su mayoría oficiales

con las hombreras cortadas. Podíamosverlos en el recibidor y escuchar susvoces bajas, pero vehementes.Casualmente se apartó una cortina y vila puerta entreabierta del cuarto de bañodonde estaba sentado en una silla unoficial grueso con uniforme de coronel,escribiendo en un bloc que tenía sobrelas rodillas. Reconocí al coronelPolkóvnikov; ex comandante dePetrogrado, por cuya detención elComité Militar Revolucionario habríadado una fortuna.

«¿Nuestro programa? —decía eloficial—. Ahí está. Entregar la tierra alos comités agrarios. A los obreros se

les debe conceder la plena posibilidadde participar en el control de laindustria. Una enérgica política de paz,pero sin el ultimátum que han dirigidolos bolcheviques a todos los países. Losbolcheviques no lograrán cumplir laspromesas que han hecho a las masas, nolo lograrán ni siquiera dentro del país.No se lo permitiremos… Nos hanrobado el programa agrario para ganarseel apoyo de los campesinos. Eso no eshonrado. Si hubieran esperado a laAsamblea Constituyente…»

«¡No se trata de la AsambleaConstituyente! —le interrumpió otrooficial—. ¡Si los bolcheviques piensan

establecer aquí un Estado socialista, nopodemos trabajar de ningún modo conellos! Kerenski cometió un tremendoerror cuando anunció en el Consejo dela República que había dado ya la ordende detener a los bolcheviques.Simplemente les descubrió susplanes…»

«Pero, ¿qué piensan hacer ustedesahora?» - pregunté.

Se miraron. «Lo verá dentro de unosdías… Si tenemos a nuestro ladosuficientes tropas del frente, noaceptaremos ningún compromiso con losbolcheviques. Si no, tal vez nos veamosforzados…»

Salimos a la Nevski y saltamos alestribo de un tranvía repleto, cuyaplataforma, hundida bajo el peso de lagente, se arrastraba por el suelo. Eltranvía reptaba lentamente hada elSmolny.

Meshkovski, pequeño, frágil yaseado, iba por un pasillo con airepreocupado. La huelga de todos losministerios surte sus efectos —nos dijo—. Por ejemplo, el Consejo deComisarios del Pueblo ha prometidopublicar los tratados secretos, peroNerátov, el funcionario encargado deestos asuntos, ha desaparecido,llevándose los documentos. Se supone

que están escondidos en la embajadabritánica…

Pero lo peor de todo era la huelga delos bancos. «Sin dinero —dijoMenzhinski— somos impotentes.Tenemos que pagar el sueldo a losferroviarios, a los empleados de correosy telégrafos… Los bancos estáncerrados; la clave de la situación, elBanco del Estado, tampoco funciona.Los empleados de banca de toda Rusiahan sido sobornados y han abandonadoel trabajo.

¡Pero Lenin ha dado orden de volarcon dinamita los sótanos del Banco delEstado y acaba de dictarse un decreto

que ordena a los bancos privados abrirmañana mismo sus puertas o lasabriremos nosotros!»

El Soviet de Petrogrado trabajaba atoda marcha, la sala estaba abarrotadade gente armada. Trotski informaba:

«Los cosacos se retiran de KrásnoeSeló (estruendosos y entusiastasaplausos). Pero la batalla sólocomienza. En Púlkovo se combateencarnizadamente. Hay que lanzar allícon urgencia todas las fuerzasdisponibles…

Las noticias de Moscú son malas. ElKremlin está en manos de los junkers ylos obreros tienen muy pocas armas. El

desenlace depende de Petrogrado.En el frente los decretos sobre la paz

y la tierra han despertado granentusiasmo. Kerenski inunda lastrincheras de cuentos como el de quePetrogrado arde en llamas y estáanegado en sangre y que losbolcheviques matan a las mujeres y losniños. Pero nadie le cree…

Los cruceros Oleg, Aurora yRepública han anclado en el Neva yapuntan con sus cañones a losalrededores de la ciudad…»

«¿Por qué no está usted dondepelean los guardias rojos?» —gritó unavoz agria.

«¡Ahora mismo salgo para allá!» —respondió Trotski, descendiendo de latribuna. Estaba un poco más pálido quede costumbre. Rodeado de fielesamigos, abandonó la sala por una puertalateral y se dirigió hacia el automóvil.

Hablaba Kámenev. Describió lamarcha de la conferencia dereconciliación. Las condiciones delarmisticio propuestas por losmencheviques, dijo, han sido rechazadascon desprecio. Hasta algunas seccionesdel Sindicato Ferroviario han votadocontra tales proposiciones…

«Ahora que hemos conquistado elpoder y hemos levantado a toda Rusia,

prosiguió Kámenev, nos exigen, ni másni menos, las siguientes futesas:primero, entregar el poder; segundo,obligar a los soldados a continuar laguerra, y, tercero, obligar a loscampesinos a olvidar la tierra…»

Lenin apareció por un momento yrespondió a las acusaciones de lossocialistas-revolucionarios:

Nos incriminan que les hemosrobado el programa agrario… Bien, sies así, podemos expresarles nuestragratitud. Con eso tienen bastante…»

Así transcurrió esta reunión. Loslíderes se sucedían en la tribuna,explicando, exhortando y arguyendo. Un

soldado tras otro, un obrero tras otro selevantaban y decían todo lo que teníanen la mente y el corazón… El auditoriofluctuaba, cambiando y renovándosecontinuamente. De vez en cuandoaparecían en la sala hombres quellamaban a los miembros de uno u otrodestacamento para marchar al frente.Llegaban otros después de la jornada,heridos o en busca de armas yequipos…

Casi a las tres de la madrugada,cuando ya nos íbamos, bajó corriendo laescalera Goltsman, del Comité MilitarRevolucionario. Su rostro resplandecía.

«¡Todo va magníficamente! —gritó,

estrechándome la mano—. ¡Untelegrama del frente! ¡Kerenski ha sidoderrotado! ¡Mire!…»

Y me tendió un papel escrito a todaprisa con lápiz. Al ver que no loentendíamos, leyó en voz alta:

«Seló Púlkovo. Estado Mayor. 2horas 10 minutos.

La noche del 30 al 31 de octubrepasará a la historia. El intento deKerenski de lanzar las tropascontrarrevolucionarias sobre la capitalde la revolución ha encontrado unadecidida réplica. Kerenski se retira,nosotros avanzamos. Los soldados,marinos y obreros de Petrogrado han

mostrado que saben y quieren consolidarcon las armas en las manos la voluntad yla autoridad de la democracia. Laburguesía intentaba aislar al Ejércitorevolucionario. Kerenski queríaaplastado con la fuerza de los cosacos.Ambos planes han sufrido un lastimosofracaso.

La gran idea de la dominación de lademocracia obrera y campesina hacohesionado las filas del Ejército y hatemplado su voluntad. Todo el país seconvencerá en adelante de que el Poderde los Soviets no es un fenómenopasajero, sino el hecho invencible de ladominación de los obreros, soldados y

campesinos. La réplica a Kerenski es laréplica a los terratenientes, a laburguesía, a los kornilovistas. La réplicaa Kerenski es la confirmación delderecho del pueblo a una vida de paz ylibertad, a la tierra, el pan y el poder. Eldestacamento de Púlkovo con suvaleroso golpe afianza la causa de laRevolución Obrera y Campesina. Nohay retorno al pasado. Nos esperantodavía luchas, obstáculos y sacrificios.Pero está abierto el camino y la victoriaes cierta.

La Rusia revolucionaria y el Podersoviético tienen derecho aenorgullecerse de su destacamento de

Púlkovo, que actúa al mando del coronelValden. ¡Eterna memoria a los caídos!¡Gloria a los combatientes de laRevolución, a los soldados y oficialesfieles al pueblo!

¡Viva la Rusia socialista,revolucionaria y popular!

En nombre del Consejo, L. Trotski,Comisario del Pueblo».

Al volver a casa por la PlazaZnámenskaya, reparamos en una multitudinusitada frente a la estación ferroviariade Nicolás. Eran varios miles demarinos sobre los cuales se erizaban lasbayonetas de los fusiles.

De pie, sobre un escalón, un

miembro del Víkzhel suplicaba:«Compañeros, no podemos llevaros

a Moscú. Nosotros somos neutrales. Notransportamos tropas de nadie. Nopodemos llevaros a Moscú donde selibra una terrible guerra civil…»

La plaza crepitaba y hervía deindignación. Los marinos empezaron aavanzar. De pronto en el edificio de laestación se abrió de par en par otrapuerta; allí había dos o tres mozos detren, un fogonero y alguien más.

«¡Por aquí, compañeros! —gritaron—. ¡Nosotros os llevaremos a Moscú, aVladivostok, a donde queráis! ¡Viva laRevolución!»

CAPÍTULO IX

La victoria

Orden N° 1 a las unidades deldestacamento de Púlkovo.

31 de octubre de 1917, 9 horas 38minutos de la noche.

«Tras encarnizado combate, lasunidades del destacamento de Púlkovoderrotaron por completo a las fuerzas dela contrarrevolución, que abandonaronsus posiciones en desorden y retroceden,bajo la protección de Tsárskoe Seló,

hacia Pávlovsk II y Gátchina.Nuestras unidades atacantes

ocuparon el extremo noreste deTsárskoe Seló y la estaciónAlexándrovskaya. En el flanco derechoteníamos el destacamento de Kólpino yen el izquierdo el de Krásnoe Seló.

Ordeno al destacamento de Púlkovoocupar Tsárskoe Seló y fortificar susaccesos, especialmente por el lado deGátchina.

Después, seguir avanzando, ocuparPávlovsk, fortificado por la parte sur yapoderarse de la línea ferroviaria hastala estación de Dno.

El destacamento debe tomar todas

las medidas para consolidar lasposiciones ocupadas, abrir trincheras yconstruir otras fortificaciones.

Debe establecer estrecho contactocon los destacamentos de Kólpino yKrásnoe Seló y con el Estado Mayor delJefe de la Defensa de la ciudad dePetrogrado.

El Comandante en Jefe de las tropasque actúan contra los destacamentoscontrarrevolucionarios de Kerenski,teniente coronel Muraviov».

Martes, por la mañana. ¿Qué hasucedido? Hace dos días por losalrededores de Petrogrado vagabanbandas desordenadas y sin jefes, que

carecían de víveres, artillería y todoplan de acción. ¿Qué convirtió a estasmasas desorganizadas e indisciplinadasde guardias rojos y soldados sinoficiales en un ejército obediente almando que habían elegido, capaz deresistir y rechazar el asalto de laartillería y la caballería cosaca[1a]?

El pueblo alzado desecha a sumanera los precedentes militares. Jamásserán olvidados los andrajosos ejércitosde la Revolución Francesa, vencedoresde Valmy y Wissemburgo [69]. Contra losSoviets unieron sus fuerzas los junkers,los cosacos, los terratenientes, lanobleza, las centurias negras y tras ellos

se acercaban ya el zar, la Ojrana, lasminas siberianas y, por último, lailimitada y terrible amenaza de losalemanes… La victoria, digámoslo conpalabras de Carlyle, significaba «elapoteosis y la Edad de Oro sin fin».

El domingo por la noche, loscomisarios del Comité MilitarRevolucionario regresarondesesperados del frente y la guarniciónde Petrogrado eligió su Comité de loscinco, su Estado Mayor de combate,formado por tres soldados y dosoficiales, exentos de toda contaminacióncontrarrevolucionaria. El mando generalse confió al coronel Muraviov,

expatriota, hombre capaz, pero al queera necesario vigilar de cerca[70]. EnKólpino, Obújovo, Púlkovo y KrásnoeSeló se formaron destacamentosprovisionales, que fueron aumentandopoco a poco a medida que se les uníanlos grupos errantes por los alrededores,donde iban mezclados soldados,marinos, guardias rojos, unidadessueltas de distintos regimientos,caballería, artillería y unos cuantosblindados.

Al amanecer aparecieron laspatrullas cosacas de Kerenski. Seentabló un desordenado tiroteo defusilería, acompañado de intimaciones

de rendición. Sobre la fría llanura elaire helado y transparente se llenó delfragor del combate. Lo oyeron losgrupos errabundos, que aguardaban entorno a las hogueras… ¡Habíaempezado! Se lanzaron hacia donde selibraba el combate. Los destacamentosobreros que iban por las carreterasprincipales aceleraron el paso… Entodos los puntos atacados convergíanespontáneamente masas humanasiracundas. Las recibían los comisarios,que les señalaban posiciones. Era subatalla por su propio mundo; los jefeslos habían elegido ellas mismas. Enaquel momento todas las incoherentes y

múltiples voluntades se fundían en unasola…

Participantes de estos combates merefirieron cómo habían peleado losmarinos: cuando se les agotaba lamunición atacaban a la bayoneta; losobreros sin instrucción militar searrojaban contra la avalancha cosaca yderribaban a los jinetes de sus sillas; enla oscuridad hordas humanas anónimascaían como olas sobre el enemigo… Ellunes, antes de la media noche, loscosacos flaquearon y echaron a correr,abandonando la artillería. El Ejércitoproletario avanzó en largo yzigzagueante frente e irrumpió en

Tsárskoe sin dar tiempo al enemigo dedestruir la emisora de radio delGobierno. Ahora esta emisora lanzaba almundo himnos triunfales…

«A todos los Soviets de DiputadosObreros y Soldados.

El 30 de octubre, en encarnizadocombate cerca de Tsárskoe Seló, elEjército revolucionario derrotó en todala línea a las tropascontrarrevolucionarias de Kerenski yKornílov.

En nombre del GobiernoRevolucionario pido a todos losregimientos a mis órdenes hacer frente alos enemigos de la democracia

revolucionaria y tomar todas lasmedidas para la captura de Kerenski, asícomo para impedir tales aventuras, queponen en peligro las conquistas de larevolución y el triunfo del proletariado.

¡Viva el Ejército revolucionario!Muraviov».Noticias de provincias…En Sebastopol el Soviet local ha

asumido el poder. Un grandioso mitin delos marinos de los buques de guerra,fondeados en la rada de Sebastapol, haobligado a los oficiales a prestarsolemne juramento de lealtad al nuevoGobierno. El Soviet controla NizhniNóvgorod. Desde Kazán informan de

combates de calles, los junkers y unabrigada de artillería pelean con laguarnición bolchevique…

En Moscú han vuelta a entablarsedesesperadas combates. Los junkers yguardias blancos mantienen el Kremlin yel centro de la ciudad, pero los atacanpor todos lados las tropas del ComitéMilitar Revolucionario. La artillería delSoviet, situada en la Plaza de Skóbelev,bombardea la Duma Municipal, laComandancia y el Hotel Metropol. En laTverskaya y la Nikítskaya ha sidolevantado todo el pavimento; losadoquines se han utilizado para construirtrincheras y barricadas. Los edificios de

los grandes bancos y casas comercialesestán batidos por ametralladoras. Nohay alumbrado eléctrico, no funciona elteléfono; la población burguesa se haescandido en los sótanos… En el últimoboletín se comunicaba que el ComitéMilitar Revolucionario había presentadoun ultimátum al Comité de SeguridadPública[71] demandando la entregainmediata del Kremlin y amenazando encaso contrario con bombardearlo.

«¡Bombardear el Kremlin! —gritaban los filisteos—. ¡No seatreverán!'»

La guerra civil ardía desde Vólogdahasta Chitá en la lejana Siberia, desde

Pskov hasta Sebastapol en el MarNegro, en las grandes ciudades y en laspequeñas aldehuelas. El Gobierno delpueblo recibía saludos de miles defábricas y factorías, sociedadescampesinas, regimientos y ejércitos y delos buques que se hallaban en alta mar.

El Gobierno cosaco deNovacherkassk telegrafió a Kerenski:«El Gobierno militar de las tropas delDon invita al Gobierno Provisional y alos miembros del Consejo de laRepública, si es posible, a llegar aNovacherkassk, donde existe laposibilidad de organizar la luchacontra los bolcheviques…»

En Finlandia reina tambiénintranquilidad. El Soviet de Helsingforsy el Centrobalt (Comité Central de laFlota del Báltico.) Han proclamadojuntos el estado de sitio y han declaradoque todos los intentos de impedir laactividad de los destacamentosbolcheviques y de oponer resistenciaarmada a sus órdenes serán severamentereprimidos. Al propio tiempo, elSindicato de Ferroviarios Finlandesesha declarado huelga general en todaFinlandia para conseguir la aplicaciónde las leyes aprobadas por la Dietasocialista en junio de 1917, que fuedisuelta por Kerenski.

Por la mañana temprano fui alSmolny. Al pasar del portón de afuerapor la larga banqueta de madera reparéque, en el aire gris y quieto, revolabanlos primeros copos. «¡Nieve! —exclamósonriendo alegremente el centinela queestaba a la puerta—. ¡Qué bueno!»Dentro, los largos y oscuros pasillosparecían desiertos. Ni el menormovimiento en el enorme edificio. Perollegaron hasta mí ciertos sonidosextraños y sordos. Miré en torno. En elsuelo, a lo largo de las paredes, dormíala gente. Hombres greñudos y sin lavar,obreros y soldados, manchados ysalpicados de barro, yacían solos o en

grupos, sumidos en profundo sueño eindiferentes a todo. Muchos portabanvendajes harapientos y ensangrentados.Al lado, en desorden, había tiradosfusiles y cintas de ametralladora…Aquél era el victorioso Ejércitoproletario.

Arriba, en la cantina, dormía tantagente que costaba trabajo pasar. Elambiente era fétido. A través de lasventanas empañadas penetraba a duraspenas una pálida luz. Sobre el mostradorhabía un samovar abollado y frío y entorno una infinidad de vasos sucios.Había allí también un ejemplar delúltimo boletín del Comité Militar

Revolucionario; el envés estabagarrapateado con tosca letra. Un soldadohabía escrito aquellas palabras enmemoria de sus compañeros caídos enel combate contra Kerenski, habíaescrito hasta derrumbarse allí mismo, enel suelo. La hoja estaba manchada dealgo parecido a lágrimas… AlexéiVinográdav D. Maskvín S. Stólbikav A.Voskresenski D. Leonski D.Preobrazhenski V. Laidanski M.Bérchikov

Todos estos hombres ingresaron enel Ejército el 15 de noviembre de 1916.De ellos han quedado con vida tres:

Mijaíl Bérchikov

Alexéi VoskresenskiDmitri Leonski

* * *

¡Dormid, combativas águilas,dormid con el alma

tranquila!Habéis merecido, hermanos,

eterna paz y gloria…

Solamente el Comité MilitarRevolucionario velaba y trabajaba.Skrípnik salió de una habitación interior.Me contó que Gots había sido detenido,pero declaraba categóricamente no

haber firmado las proclamas del Comitéde Salvación, como lo había hechoAvxéntiev. El mismo Comité deSalvación repudió su llamamiento a laguarnición. Skrípnik comunicó que enlos regimientos acuartelados en laciudad se observaba descontento; elRegimiento de Volyn se negaba a pelearcontra Kerenski.

En Gátchina había variosdestacamentos «neutrales» con Chernova la cabeza; éste trataba de persuadir aKerenski para que suspendiese elavance sobre Petrogrado.

Skrípnik se echó a reír. «Ahora nopuede haber neutrales» —dijo—.

«¡Hemos vencido!» Su rostro vehementey barbudo ardía de éxtasis casireligioso. «Han llegado del frente másde sesenta delegados que traenresoluciones de apoyo de todos losejércitos, excepto las unidades delFrente Rumano, de las cuales todavía nohay noticias. Los comités del Ejército nodejan pasar los periódicos dePetrogrado, pero hemos organizado ya lacomunicación regular medianteemisarios…»

En el vestíbulo apareció Kámenev,completamente extenuado por laconferencia para formar el nuevoGobierno, que se había prolongado toda

la noche, pero contento a pesar de todo.«Los eseristas se inclinan ya aadmitirnos en el nuevo Gobierno —medijo—. Los grupos derechistas estánasustados por los tribunalesrevolucionarios; exigen, presas depánico, que ante todo disolvamos lostribunales… Hemos aceptado laproposición del Víkzhel de formar ungabinete socialista homogéneo y ahoraestán preparando el proyecto… Perosabe, todo esto es sólo porque hemosalcanzado la victoria. Cuando nos ibanmal las cosas, no querían admitirnos enel Gobierno a ningún precio; ahoratodos se esfuerzan por llegar a un

entendimiento con los Soviets…Necesitamos la verdadera y decisivavictoria. Kerenski quiere un armisticio,pero nosotros le obligaremos arendirse…[2a]

Tal era el estado de ánimo de loslíderes bolcheviques[72]. Uncorresponsal extranjero preguntó a

Trotski qué quería comunicar almundo. Trotski respondió: «En elmomento actual sólo es posible elcomunicado que hacemos ya con lasbocas de los cañones».

Más, a través de todo esteentusiasmo de victoria, se abría pasouna verdadera ansiedad: el problema de

las finanzas. En vez de abrir los bancos,como había ordenado el Comité MilitarRevolucionario, el Sindicato deEmpleados de Banca convocó unaasamblea y declaró formalmente lahuelga. El Smolny pidió al Banco delEstado cerca de treinta y cinco millonesde rublos, pero el cajero había cerradolos sótanos y entregaba el dinero sólo alos representantes del GobiernoProvisional. Los reaccionariosutilizaban el Banco del Estado comoinstrumento político. Por ejemplo,cuando el Víkzhel solicitó dinero parapagar los salarios a los empleados delos ferrocarriles del Gobierno, le

respondieron: «Diríjanse al Smolny…»Fui al Banco del Estado para ver al

nuevo comisario, un bolcheviqueucraniano pelirrojo. Intentaba poneralgún orden en los asuntos del banco,abandonados en caótico estado por losempleados en huelga. En todas lasoficinas del inmenso establecimientotrabajaban voluntarios: obreros,soldados y marinos. Con la lengua fueradel esfuerzo trataban en vano deorientarse en los librotes decontaduría…

El edificio de la Duma estaba llenode gente. Se observaban todavía casosaislados de actitud desafiante hacia el

nuevo Gobierno, pero eran cada vezmenos. El Comité Agrario Central llamóa los campesinos a no reconocer elDecreto sobre la Tierra, promulgado porel Congreso de los Soviets, porque estedecreto llevaría a la confusión y a laguerra civil. El alcalde Shréiderdeclaraba que, a consecuencia de lainsurrección bolchevique, habría queposponer indefinidamente las eleccionesa la Asamblea Constituyente.

Dos cosas se destacaban a primerplano en la mente de la mayoría,estremecida por la ferocidad de laguerra civil: primera, el cese delderramamiento de sangre[3a] y, segunda,

la formación de un nuevo Gobierno.Nadie hablaba ya de «aniquilar a losbolcheviques» y eran pocos los quehablaban incluso de excluidos delGobierno, excepto los socialistaspopulares y el Soviet de DiputadosCampesinos. Hasta el Comité Centraldel Ejército, que actuaba en la Stavka(Estado Mayor Central) y que siemprehabía sido enemigo jurado del Smolny,telefoneaba desde Moguiliov: «Si paraconstituir el nuevo Gobierno esnecesario el entendimiento con losbolcheviques, admitimos que se lesconceda la minoría en el gabinete»,

Pravda ironizaba a cuenta de la

apelación de grupo oportunista dentrodel Comité Central, que considerabaimposible la revolución socialista enRusia. - Edit.

Kerenski a los «sentimientoshumanitarios» y reproducía sullamamiento al Comité de Salvación:

«De acuerdo con la propuesta delComité de Salvación y de todas lasorganizaciones democráticas unidas entorno a él, he suspendido lasoperaciones militares contra las tropasrebeldes y he enviado al delegadocomisario adjunto al Alto Mando,Stankévich, para entablar lasnegociaciones. Tomen medidas para

evitar una posible inútil efusión desangre…»

El Víkzhel cursó un telegrama a todaRusia:

«La Conferencia del SindicatoFerroviario con representantes de losbandos y organizaciones beligerantesque admiten la necesidad de unentendimiento, rechazandocategóricamente el uso del terrorpolítico en la guerra civil,especialmente entre distintas partes dela democracia revolucionaria, declaraque el uso de este terror en cualquierforma por uno de los bandos contra elotro contradice en el momento actual la

esencia misma y los objetivos de lasnegociaciones…»

La Conferencia[73] enviódelegaciones al frente, a Gátchina. En lapropia Conferencia las cosas al parecermarchaban hacia una solución definitivadel problema. Se decidió incluso elegirun Consejo Popular Provisionalcompuesto por cerca de cuatrocientosmiembros: setenta y cinco del Smolny,otros tantos del viejo CEC y los demásde las dumas municipales, de lossindicatos, de los comités agrarios y delos partidos políticos. Se proponía comoMinistro-Presidente a Chernov. Corríanrumores de que Lenin y Trotski serían

excluidos…A eso del mediodía ya me

encontraba de nuevo frente al Smolny yconversaba con el chófer de unaambulancia, que debía partir para elfrente revolucionario. ¿No podía ir conél? ¡Claro que podía! Este chófer eravoluntario, un estudiante de laUniversidad, y, por el camino,volviéndose ligeramente hacia mí, megritaba por encima del hombro frases endetestable alemán: «Also, gut! Wir nachdie Kasemen zu essen gehen[74]! Yocomprendí que se podría desayunar enalgún cuartel.

En la Kírochnaya doblamos a un

inmenso patio, rodeado de edificioscuarteleros, y subimos por una oscuraescalera a una habitación baja,iluminada por una sola ventana.Sentados a una larga mesa, unos veintesoldados comían con cucharas demadera schi (sopa de berza) de un grancacharro de hojalata, hablando a voces,bromeando y riendo.

«¡Saludo al Comité del SextoBatallón de Zapadores de Reserva!» —gritó mi acompañante, y en seguida mepresentó como un socialistanorteamericano. Todos se levantaron yme tendieron la mano y un viejo soldadome abrazó y me besó cordialmente. Me

proveyeron de una cuchara de madera yme sentaron a la mesa. En la habitaciónentraron una nueva vasija llena de kasha(gachas), una enorme hogaza de pannegro y la imprescindible tetera. Todosse pusieron a hacerme preguntas sobreAmérica. ¿Es cierto que en vuestro librepaís venden los votos por dinero? Si esasí, ¿de qué modo consigue el puebloque se cumplan sus demandas? ¿Qué eseso del «Tammany» [75]? ¿Es cierto queen vuestro libre país un pequeño grupopuede controlar a su antojo una ciudadentera y explotarla para su beneficiopersonal? ¿Cómo aguanta eso el pueblo?Esas cosas no sucedían en Rusia ni en

los tiempos del zar; es verdad, siemprehubo concusión, pero ¡comprar y venderciudades enteras en las que viveinfinidad de gente! ¡Y eso en un paíslibre! ¿Será posible que el pueblo notenga ningún sentimientorevolucionario? Intentó explicarles queen mi país el pueblo procuraba cambiarla situación por la vía legal.

«Claro —me dijo un jovensuboficial, apellidado Baklánov, quehablaba francés—. Pero es que ustedestienen una clase capitalista muydesarrollada. En tal caso la clasecapitalista debe controlar sin duda lasleyes y el tribunal. ¿Cómo puede

cambiar el pueblo esta situación? Talvez usted me convencerá de su razónporque yo no conozco su país, pero paramí es increíble…»

Dije que me dirigía a Tsárskoe Seló.«Yo también» —pronunció súbitamenteBaklánov. «Y yo… Y yo…» Todos losque estaban en la pieza decidieron alinstante marchar a Tsárskoe Seló.

En este momento llamaron a lapuerta. Se abrió y apareció en el umbralla figura de un coronel. Nadie selevantó, pero todos saludaron en vozalta. «¿Se puede?» —preguntó elcoronel. «Prósim! Prósim!» -respondieron jovialmente los soldados.

El coronel entró sonriendo; era unhombre alto de porte distinguido,llevaba un gorro de piel de borrego congalón dorado. «Compañeros, creo quedecían que van ustedes a Tsárskoe Seló—dijo—. ¿No puedo ir con ustedes?»

Baklánov lo pensó. «No creo quehaya aquí hoy nada de importancia —repuso—. Venga, compañero, loaceptamos con mucho gusto». El coronelle dio las gracias, tomó asiento y sesirvió un vaso de té.

Baklánov, bajando la voz para noherir la susceptibilidad del coronel, meexplicó la situación. «Comprende —dijo—, yo soy presidente del Comité.

Tenemos el control absoluto delBatallón, menos en combate; entoncesdelegamos el mando en el coronel. Encombate sus órdenes son obligatoriaspara todos, pero él responde de todoante nosotros. En los cuarteles no puedehacer nada sin nuestro permiso… Se lepuede considerar como un funcionarionuestro…»

Nos repartieron armas, revólveres yfusiles —«sabe, podemos topar con loscosacos…» - y subimos a unaambulancia tomando consigo tresgrandes paquetes de periódicos para elfrente. El automóvil corrió por laLitéinaya y luego por Zágorodni

Prospekt. A mi lado iba un joventeniente que, por lo visto, hablaba con lamisma facilidad en todas las lenguaseuropeas. Era miembro del Comité delBatallón.

«No soy bolchevique —measeguraba enfáticamente—. Pertenezco auna rancia familia aristocrática. Enpropiedad, puede decirse que soykadete…»

«Pero cómo…» —me sorprendí.«Oh, sí. Yo soy miembro del

Comité. No oculto mis opinionespolíticas, pero nadie hace caso porquetodos saben que jamás me opondré a lavoluntad de la mayoría… Yo me niego a

tomar cualquier participación en laguerra civil porque no considero posiblelevantar las armas contra mis hermanosrusos…»

«¡Provocador! ¡Kornilovista!» —legritaban en broma nuestros compañeros,palmeándole el hombro.

Pasamos bajo el enorme arco gris depiedra de la Zastava de Moscú, cubiertode jeroglíficos dorados, pesadas águilasimperiales y nombres de zares, ysalimos a una carretera ancha y recta,gris de la primera nieve. Estaba llena deguardias rojos, que se dirigían a pie conruido y canciones al frenterevolucionario. Otros, demacrados y

sucios, regresaban a la ciudad. Lamayoría de los guardias rojos parecíanmuy jóvenes. Pasaban también mujerescon palas y, a veces, con fusiles ycartucheras o con brazales de la CruzRoja, mujeres de los arrabales,encorvadas y atormentadas por eltrabajo. Grupos de soldados que nollevaban el paso se mofabanamistosamente de los guardias rojos;hoscos marinos, chiquillos que portabanla comida a sus padres y madres; todosiban o venían, amasando con frenesí ellodazal que cubría la carretera.Adelantamos a los cañones y las cajasde munición, que rodaban con estrépito

hacia el sur. Dejamos atrás camioneserizados de bayonetas; regresaban delfrente ambulancias y nos cruzamos conun carro campesino que avanzabadespacio y chirriante en el que seretorcía y gemía lastimero un jovenmortalmente pálido, herido de gravedaden el vientre. En los campos, a amboslados de la carretera, mujeres y viejoscavaban trincheras y construíanalambradas.

Detrás, en el norte, a través de unimpresionante desgarrón de las nubes,asomó un sol pálido. Sobre la llanura,pantanosa y plana, destellabaPetrogrado. A la derecha se alzaban

cúpulas y agujas blancas, doradas y dediversos colores; a la izquierda altaschimeneas, que vomitaban humo negro, yen la lejanía el cielo nublado sobreFinlandia. Por todas partes se divisabantemplos y monasterios… De vez encuando podía verse a un monjeobservando en silencio el paso delejército proletario que llenaba lacarretera.

En Púlkovo la carretera se dividía,allí nos quedamos atascados en mediode una enorme muchedumbre en la queconfluían por tres direcciones lostorrentes humanos y donde seencontraban amigos excitados y alegres,

que se contaban las batallas en quehabían tomado parte. Las casas de laencrucijada estaban acribilladas abalazos y la tierra pisoteada era unbarrizal en media milla a la redonda. Eneste lugar se había librado unencarnizado combate… En lasinmediaciones erraban caballos cosacoshambrientos buscando piensoinútilmente: hacía tiempo que no habíahierba en la llanada. Frente a nosotrosun guardia rojo intentaba torpementemontar a caballo, pero se caía,divirtiendo como niños a lamuchedumbre sencilla.

La carretera de la izquierda, por la

que se retiraban los restos de loscosacos, conducía a una aldehuela en lacima de un pequeño altozano desdedonde se abría el hermoso panorama dela inmensa llanura gris como mar sinviento, de una llanura sobre la cual secernían pesados nubarrones; todos loscaminos estaban llenos de multitudeshumanas procedentes de la capital. A lolejos, por la izquierda, se divisaba elotero de Krásnoe Seló donde la guardiaimperial tenía su campamento de veranoy se encontraba la Granja Imperial. Máscerca sólo rompían la monotonía de lallanura los monasterios y conventos,cercados de tapias de piedra, y algunas

fábricas aisladas, así como los asilos yorfanatos, grandes edificios de jardinesabandonados…

«Aquí —dijo el chófer cuandosubimos al cerro pelado—, aquí cayómuerta Vera Slútskaya. Sí, la misma, labolchevique y miembro de la Duma. Fueesta mañana temprano. Iba en unautomóvil con Zálkind y otrocompañero. Se había declarado la treguay se dirigían a las trincheras del frente.Conversaban y reían cuando de pronto,desde el tren blindado en que viajabaKerenski, alguien vio el automóvil ydisparó un cañonazo. El proyectil le dioa Vera Slútskaya y la mató…»

Así llegamos a Tsárskoe, allí sepaseaban bulliciosamente los héroes delos destacamentos proletarios. Ahora elpalacio donde se reunía el Soviet eralugar de animado trabajo. En el patio seagolpaban guardias rojos y marinos, enlas puertas había centinelas, entraban ysalían continuamente enlaces ycomisarios. En la habitación del Soviethervía un samovar y en torno más decincuenta obreros, soldados, marinos yoficiales tomaban té y hablaban a voces.En un rincón dos obreros, no habituadosa ello, trataban de poner en marcha unamulticopista. Junto a la mesa del centro,el enorme

Dybenko se inclinaba sobre unplano, marcando con lápiz rojo y azul elemplazamiento de las tropas. En la manolibre tenía, como de costumbre, sutremendo revólver de acero pavonado.Después se sentó a una máquina deescribir y empezó a teclear con un dedo.Cuando hacía la más pequeña pausa,volvía a tomar el revólver y dabavueltas amorosamente al cilindro.

Adosado a la pared había un sofá enel que yacía un joven obrero. Dosguardias rojos se inclinaban sobre él,pero los demás no le prestaban ningunaatención. Estaba herido en el pecho: acada latido del corazón se filtraba

sangre fresca a través de su ropa. Teníalos ojos cerrados, el rostro joven,enmarcado por una barbita, era de unlívido verdoso. Respiraba lentamente ycon dificultad y a cada aspiraciónmusitaba: «Mir búdiet!»… «Mirbúdiet!»… («¡Habrá paz! ¡Habrá paz!»)

Dybenko nos miró: «¡Ah! —dijo alver a Baklánov—. Compañero, ¿mehace el favor de ir a la Comandancia yhacerse cargo de las cosas? Unmomento, voy a escribirle el mandato».

Acercóse a la máquina y se puso ateclear despacio letra a letra.

Acompañando al nuevo comandantede Tsárskoe Seló, me dirigí al Palacio

de Catalina. Baklánov se sentía muyexcitado y comprendía la importancia desu papel. En la misma sala blanca dondeestuve la vez pasada, encontramos avarios guardias rojos, que lo mirabantodo con curiosidad, en tanto que miviejo conocido, el coronel, al pie de unaventana se mordía nervioso el bigote.Me saludó como si fuese su hermanodesaparecido hacía tiempo. Sentado auna mesa junto a la puerta se hallaba elfrancés de Besarabia. Los bolcheviquesle habían ordenado quedarse allí ycontinuar su trabajo.

«¿Qué podía hacer yo? —murmuró—. En una guerra como ésta los hombres

como yo no pueden pelear ni en uno nien otro bando, aunque experimentenaversión instintiva por la dictadura delpopulacho… ¡Lo único que siento esencontrarme tan lejos de mi madrecita,que se quedó en Besarabia!»

Baklánov tomaba oficialmente losasuntos del viejo comandante. «Aquítiene las llaves de la mesa» —dijonervioso el coronel.

Un guardia rojo interrumpió: «¿Ydónde está el dinero?» —le preguntócon rudeza—. El coronel pareciósorprenderse. «¿El dinero? ¿El dinero?¡Ah, usted se refiere a la caja deldinero!… Ahí está, tal y como me la

entregaron hace tres días. ¿Las llaves?… —el coronel encogióse de hombros—. No tengo las llaves».

El guardia rojo se sonrió astuto:«¡Qué listos!»

«¡Abriremos la caja! —dijoBaklánov—. ¡Traigan un hacha! Aquíestá el camarada norteamericano. Querompa la cerradura y tome nota de loque haya dentro».

Asesté un hachazo; la caja estabavacía.

«Hay que arrestado —dijo venenosoel guardia rojo—. Es de Kerenski, Robóel dinero y se lo entregó a Kerenski».

Baklánov se opuso. «No —

respondió—. Antes que él, estuvieronaquí los komilovistas. El no tiene laculpa».

«¡Qué diablo! —gritó el guardiarojo—. ¡Le digo a usted que es deKerenski! ¡Si no lo arresta usted, loarrestaremos nosotros! Lo llevaremos aPetrogrado y lo encerraremos en laPedro y Pablo, ¡se lo merece!» Los otrosguardias rojos asintieron. El coronel nosmiró tristemente y se lo llevaron…

Ante el palacio del Soviet había uncamión que se dirigía al frente. Mediadocena de guardias rojos, variosmarinos y uno o dos soldados subieron aél y me llamaron para que fuera con

ellos. Del Soviet salían guardias rojos,doblándose bajo el peso de pequeñasbombas de hierro rizado, llenas degrubit, que, según decían, era diez vecesmás fuerte y cinco más sensible que ladinamita. Subieron todas estas bombasal camión. Luego cargaron un cañón detres pulgadas y lo ataron con cuerdas yalambres al camión.

Arrancamos entre grandes gritos y,naturalmente, a todo gas. El pesadocamión sufría sacudidas de uno a otrolado. El cañón tan pronto se deslizabasobre una rueda como sobre la otra y lasbombas de grubit rodaban a nuestrospies, chocando estrepitosamente en los

laterales del camión.Un talludo guardia rojo, a quien

llamaban Vladímir Nikoláievich, me asóa preguntas sobre Norteamérica: «¿Paraqué ha entrado Norteamérica en laguerra? ¿Están dispuestos los obrerosnorteamericanos a deshacerse de loscapitalistas? ¿En qué situación estáahora el proceso de Mooney[76]? ¿Seráentregado Berkman[77] a SanFrancisco?», etc., etc. No era fácilresponder a todas estas preguntas,gritadas en medio del estruendo delcamión, cuando nos sujetábamos unos aotros y bailoteábamos entre las bombasrodantes.

De vez en cuando las patrullasintentaban detenemos. Los soldadossalían corriendo a la carretera y,echándose los fusiles a la cara, gritaban:«¡Alto!»

Pero nosotros no les hacíamosningún caso. «¡Al diablo! —respondíanlos guardias rojos—. ¡Vamos a pararpor cualquiera! ¡Somos la Guardia Roja!…» Y continuábamos la marcha,tonantes y orgullosos, y VladímirNikoláievich seguía gritándome algosobre la internacionalización del Canalde Panamá y otras cosas por el estilo…

Cuando llevábamos recorridas unascinco millas, nos encontramos a un

grupo de marinos que se dirigían aTsárskoe. Aminoramos la marcha.

«Hermanos,' ¿dónde está el frente?»El marino que iba delante se detuvo

y se rascó la nuca. «Esta mañana estabaallí, a una media versta por la carretera.Pero ahora el diablo sabe dónde está.Nosotros nos hemos hartado de andar yno hemos dado con él».

Subieron a nuestro camión yreanudamos la marcha. Habríamosrecorrido cosa de una milla cuandoVladímir Nikoláievich de pronto prestóoído y gritó al chófer que parase.

«¡Tiran! —dijo—. ¿Oís?» Por uninstante se hizo un silencio de tumba y

luego, delante y a la izquierda denosotros, sonaron tres rápidos disparosseguidos. A ambos lados de la carreterase extendía el espeso bosque. Muyexcitados seguimos cautelosamenteadelante, hablando en voz baja, y nosdetuvimos sólo cuando el camión seencontró casi enfrente del lugar dedonde habían disparado. Saltamos atierra, desplegamos en fila y entramosfurtivamente en el bosque, apretando losfusiles.

Entretanto, dos compañerosdesataron el cañón y le estuvieron dandovueltas hasta que la boca quedóapuntando derechamente a nuestras

espaldas.En el bosque reinaba profundo

silencio. Las hojas habían caído ya y lostroncos de los árboles eran de un grissucio a los rayos del sol otoñal, bajo yenfermizo. Todo estaba inmóvil.Únicamente se oía bajo nuestros pies elcrujido del hielo que cubría lospequeños charcos en el bosque. ¿Seríauna celada?…

Avanzamos sin obstáculos hasta quelos árboles empezaron a ralear y delantese abrió un claro. Entonces nosdetuvimos. Frente a nosotros, en uncalvero, sentados alrededor de unafogata charlaban despreocupadamente

tres soldados.Vladímir Nikoláievich se adelantó.

«¡Zdrávstvuite, compañeros!» —dijo.Nuestro cañón, veinte fusiles y uncamión entero de bombas de grubitpendían de un cabello. Los soldados selevantaron de un salto.

«¿Qué tiros han sido esos?»Uno de los soldados suspiró con

alivio y respondió: «Nosotros,compañero, hemos cazado un par deliebres…»

Nuestro camión corría haciaRománov, cortando el aire claro ydesierto. En la primera encrucijadasaltaron a nuestro encuentro dos

soldados agitando los fusiles. Frenamosy paramos.

«¡La documentación, compañeros!»Los guardias rojos pusieron el grito

en el cielo. «Somos la Guardia Roja. Nonecesitamos ninguna documentación…¡Tira adelante, no hay ni que hablar!…»

Pero entonces intervino un marino.«No hay que ser así, camaradas. Hayque mantener la disciplinarevolucionaria. Supongamos quecualquier contrarrevolucionario se subea un camión y dice: “¡Yo no necesitoninguna documentación!” Y estoscompañeros no nos conocen…»

Se entabló una discusión, pero, poco

a poco, todos dieron la razón al marino.Refunfuñando, los guardias rojossacaron sus sucios papeles. Todos lossalvoconductos eran iguales, menos elmío, extendido por el Estado Mayor delSmolny. Los centinelas dijeron quedebía acompañarles. Los guardias rojosprotestaron enérgicamente, pero elmarino que primero había hablado de ladisciplina salió en defensa de loscentinelas. «Sabemos que este camaradaes fiel a nosotros —dijo— pero elComité ha dado órdenes y hay queobedecerlas. Así es la disciplinarevolucionaria…»

Para que no siguieran discutiendo,

bajé del camión y éste arrancó; todos mehicieron adiós con las manos. Lossoldados cruzaron unas palabras en vozbaja, después me llevaron a una tapia yme arrimaron a ella. De pronto, caí en lacuenta: querían fusilarme.

Miré en torno: no había ni un alma.La única señal de vida era una delgadacolumna de humo, que se escapaba de lachimenea de una dacha (chalé), a unamilla aproximadamente de la carretera.Los dos soldados se apartaron de míhacia la carretera. Desesperado corrí aellos.

«¡Pero, compañeros, miren! ¡Si es elsello del Comité Militar

Revolucionario!»Fijaron la mirada estúpida en mi

pase, luego se miraron uno a otro.«No es como los demás —dijo

sombrío uno de ellos—. Nosotros,hermano, no sabemos leer».

Lo agarré del brazo. «¡Vamos! —dije—. Vamos a aquella casa. Allíseguramente habrá alguien que sepaleer». Los soldados titubearon. «No» —dijo uno, pero el otro me miró de nuevo—. «¿Por qué no? —pronunció—. Seríaun grave crimen matar a un inocente…»

Llegamos a la puerta de la casa yllamamos. Abrió una mujer gruesa ybajita; retrocedió, gritando asustada:

«¡No sé nada de ellos! ¡No sé nada!»Uno de mis guardianes le tendió el

pase. Ella volvió a gritar. «Compañera,usted sólo lea» —dijo el soldado. Lamujer tomó vacilante el papel y leyórápido en voz alta:

«El presente salvoconducto seextiende al camarada John Reed,representante de la democracianorteamericana e internacionalista…»

De vuelta a la carretera los soldadosempezaron a aconsejarse otra vez.«Tendremos que llevarle al Comité delRegimiento» —dijeron. Ibamos por lafangosa carretera, a través de las densassombras. De vez en cuando nos

cruzábamos con grupos de soldados. Sedetenían, me miraban de arriba abajosuspicaces, se pasaban de mano en manomi salvoconducto y discutíanacaloradamente si había que fusilarme ono.

Era ya noche cerrada cuandollegamos al cuartel del SegundoRegimiento de Tiradores de TsárskoeSeló, un edificio bajo y largo, que seprolongaba al borde de la carretera.Varios soldados que charlaban a lapuerta acosaron a mis guardianes conpreguntas impacientes: «¿Es un espía?¿Un provocador?» Subimos por unaescalera de caracol y entramos en una

vasta estancia de paredes desnudas. Enel centro mismo había una estufa, a lolargo de las paredes estaban las literasen las que jugaban a la baraja,conversaban, cantaban o simplementedormían los soldados. Serían unos mil.En el techo había una brecha, abierta porlos cañones de Kerenski.

Cuando aparecí en el umbral, hízoserepentinamente el silencio. Todas lasmiradas se volvieron a mí. Luego seinició un movimiento, primero despacioy después impetuoso, se oyeron vocesrencorosas. «¡Compañeros!¡Compañeros! —gritó uno de misguardianes—. ¡El Comité! ¡El Comité!»

El gentío se detuvo y me rodeómurmurando. Se abrió paso un jovendelgado, con un brazal rojo en la manga.

«¿Quién es?» —preguntó conaspereza. Mis guardianes le informaron.«¡Dadme sus papeles!» Leyóatentamente y me lanzó una miradainquisitiva. Después sonrió y medevolvió el salvoconducto.

«Compañeros, es un camaradanorteamericano. Yo soy el presidentedel Comité. Bienvenido a nuestroregimiento…» El rumor rencoroso setrocó en clamor de joviales saludos.Todos se abalanzaron sobre mí,empezaron a estrecharme las manos.

«¿No ha comido aún? Aquí yacomimos. Vaya al Club de los Oficiales,allí encontrará con quien hablar en suidioma…»

El presidente del Comité meacompañó por el patio hasta la puerta deotro edificio. En aquel momento entrabaun joven de porte aristocrático congalones de teniente. El presidente mepresentó, me dio la mano y se fue.

«Stepán Gueórguievich Morovski,para servirle» - dijo el teniente enperfecto francés.

Del fastuoso vestíbulo arrancaba unaescalera de gala, iluminada porresplandecientes arañas. En el segundo

piso daban al rellano el salón de billar,el de juego y la biblioteca. Entramos enel comedor donde, sentados a una largamesa en el centro, había unos veinteoficiales de punta en blanco, luciendosables con incrustaciones de oro y plata,cruces y las cintillas de lascondecoraciones imperiales. Cuandoentré, todos se pusieron en piecortésmente y me sentaron al lado delcoronel, hombre cuadrado de espaldas ybarba gris. Los ordenanzas servían lacomida en silencio. El ambiente era elmismo que en cualquier club deoficiales en Europa. ¿Dónde estaba allíla revolución?…

«¿Usted no es bolchevique?» —pregunté a Morovski.

En torno a la mesa sonrieron, peroreparé que dos o tres miraron temerososa los ordenanzas.

«No —respondió mi nuevo amigo—.En nuestro regimiento no hay más que unoficial bolchevique, pero está ahora enPetrogrado. El coronel es menchevique,el capitán Jérlov kadete y yo socialista-revolucionario de derecha. Debo decirleque la mayoría de los oficiales denuestro Ejército no son bolcheviques.Pero tienen fe, como yo, en lademocracia y consideran su deber seguira la masa de los soldados…»

Terminada la comida, losordenanzas trajeron un mapa y elcoronel lo extendió sobre la mesa. Losdemás se agruparon en torno suyo.

«Aquí —dijo el coronel, señalandounas anotaciones a lápiz en el mapa—estaban esta mañana nuestrasposiciones. Vladímir Kirílovich, ¿dóndeestá ahora nuestro destacamento?»

El capitán Jérlov lo indicó. «Encumplimiento de la orden, hemosocupado posiciones a lo largo de estacarretera. Karsavin me relevó a lascinco…»

En este momento se abrió la puerta yentraron en el comedor el presidente del

Comité Regimental y un soldado. Seunieron al grupo, que rodeaba alcoronel, y se inclinaron sobre el mapa.

«Perfecto —dijo el coronel—. Loscosacos han retrocedido en nuestrosector diez kilómetros. Yo no consideronecesario adelantar las posiciones.Señores, esta noche mantendrán ustedesesta línea, fortificando las posicionesmediante…»

«Perdone —interrumpió elpresidente del Comité Regimental—.Tenemos la orden de avanzar lo másrápidamente posible y prepararnos aentrar en combate por la mañana con loscosacos al norte de Gátchina. Hay que

derrotarlos definitivamente. Tenga laamabilidad de dar las órdenescorrespondientes…»

Se hizo un corto silencio. El coronelvolvió de nuevo al mapa. «Está bien —dijo con voz distinta—. StepánGueórguievich, tiene la bondad…» Y,trazando rápidamente sobre el mapa unalínea con el lápiz azul, dio variasórdenes, que un suboficial anotótaquigráficamente. Luego el suboficialsalió y volvió a los diez minutos con laorden lista, pasada a máquina en dosejemplares. El presidente del Comitétomó la copia de la orden y la confrontócon el mapa.

«Todo está bien» —dijo,levantándose. Dobló la copia y se lametió en el bolsillo. Luego firmó elprimer ejemplar, le puso un selloredondo, que sacó del bolsillo, y entrególa orden firmada al coronel…

¡He aquí donde estaba laRevolución!

* * *

Regresé al palacio del Soviet deTsárskoe en el automóvil del EstadoMayor del regimiento. Allí todocontinuaba igual: grupos de obreros,soldados y marinos arribaban y partían,

todo estaba atestado de camiones, autosblindados y cañones y aún resonabangritos y risas de la insólita victoria.Media docena de guardias rojos, entrelos cuales iba un sacerdote, se abríanpaso en el gentío. Era el Padre Iván,decían, el mismo que había bendecido alos cosacos cuando entraron en laciudad. Más tarde tuve ocasión de oírque lo fusilaron[4a].

En aquel momento salió Dybenko,repartiendo a diestra y siniestra rápidasórdenes. En las manos llevaba su granrevólver. En el patio había un auto enmarcha. Dybenko se acomodó solo en elasiento trasero y arrancó veloz hacia

Gátchina, a vencer a Kerenski.Al anochecer llegó a las afueras, se

apeó del automóvil y continuó el caminoa pie. Nadie sabe lo que dijo Dybenko alos cosacos, pero lo cierto es que elgeneral Krasnov se entregó con todo suEstado Mayor y con varios miles decosacos y aconsejó a Kerenski hacer lomismo[5a].

En cuanto a Kerenski, voy areproducir aquí unos párrafos de lasdeclaraciones prestadas por el generalKrasnov el 14 de noviembre (1 denoviembre):

«1 de noviembre de 1917, ciudad deGátchina.

A eso de las tres de la tarde mellamó a su presencia el Comandante enJefe. Estaba muy agitado y nervioso.

«General —me dijo—, usted me hatraicionado. Aquí sus cosacos declarancategóricamente que me van a detener yentregar a los marinos».

«Sí —respondí—, eso se dice y yosé que usted no encontrará simpatía enninguna parte».

«Pero los oficiales dicen lo mismo».«Sí, los oficiales están

particularmente descontentos de usted».«¿Qué puedo hacer? ¡Tendré que

suicidarme!»«Si es usted un hombre honrado se

dirigirá ahora a Petrogrado con banderablanca y se presentará al ComitéRevolucionario, donde entablaránegociaciones como Jefe del GobiernoProvisional».

«Sí, eso es lo que haré, general».«Yo le daré una escolta y pediré que

vaya con usted un marino.»«No, no, un marino de ningún modo.

¿Usted sabe que está aquí Dybenko?»«No sé quién es Dybenko».«Es mi enemigo».«¿Y qué se le va a hacer? Cuando se

juega fuerte, hay que saber responder».«Sí, pero iré de noche».«¿Por qué? Eso será una huida. Vaya

en calma y a cara descubierta para quetodos vean que usted no huye»,

«Sí, bueno. Pero deme usted unaescolta de confianza».

«Está bien».Salí, llamé al cosaco del Décimo

Regimiento de Cosacos del Don,Rusakov, y le ordené designar a ochocosacos para acompañar al JefeSupremo. A la media hora vinieron loscosacos y dijeron que Kerenski noestaba, que se había fugado. Di la voz dealarma y ordené buscarle, suponiendoque no podía haber escapado deGátchina y que se ocultaba en algúnlugar de aquí».

Así huyó Kerenski, solo, disfrazadode marino. Huyó y de esta maneraperdió los últimos restos de lapopularidad de que gozaba aún entre lasmasas rusas.

* * *

Regresé a Petrogrado, sentado juntoa un obrero chófer, en la cabina de uncamión repleto de guardias rojos. Porfalta de queroseno no podíamosencender los faros. La carretera estabaobstruida por el Ejército proletario queregresaba a sus lares y por las nuevasreservas que se dirigían al frente a

reemplazado. En las tinieblas sedibujaban confusamente enormescamiones como el nuestro, columnas deartillería, carros y todo como nosotros,sin luces. Corríamos furiosamente dandobruscos virajes a la derecha o a laizquierda para eludir los choques queparecían inevitables y rozando ruedas deotros vehículos. Nos seguían losimproperios de los peatones.

Y en el horizonte resplandecían lasluces de la capital, que por la nocheparecía mucho más esplendorosa que dedía. Semejaba un montón de diamantesdesparramados por el llano.

El viejo obrero que conducía nuestro

camión señaló con entusiasta ademánhacia la capital dormida a lo lejos.

«¡Mío! —gritó, y su rostroresplandecía—. ¡Ahora es todo mío! ¡MiPetrogrado!»

CAPÍTULO X

Moscú

El Comité Militar Revolucionariolograba, con creciente intensidad, unavictoria tras otra.

«Noviembre, 14 (1):A todos los comités de los ejércitos,

cuerpos, divisiones y regimientos, atodos los Soviets de Diputados Obreros,Soldados y Campesinos.

A todos, a todos, a todos.Sobre la base de un acuerdo de los

cosacos, junkers, soldados, marinos yobreros se ha decidido entregar altribunal popular a Alexandr FiódorovichKerenski, para ser juzgadopúblicamente. Rogamos detener aKerenski y entregarlo al tribunal popularpara juzgarlo públicamente. Rogamosdetener a Kerenski y exigirle, en nombrede las organizaciones arribamencionadas, que se presenteinmediatamente en Petrogrado paracomparecer ante el tribunal.

Firman: los cosacos de la PrimeraDivisión de Caballería Ussuriana delDon, el Comité de Junkers deldestacamento guerrillero de la región de

Petrogrado y el representante del VEjército.

El Comisario del Pueblo Dybenko».El Comité de Salvación, la Duma, el

Comité Central del Partido Socialista-Revolucionario —orgulloso de contar aKerenski entre sus miembros—, todosprotestaban apasionadamente, afirmandoque

Kerenski sólo era responsable antela Asamblea Constituyente.

En la tarde del 16 (3) de noviembre,vi desfilar por Zágorodni Prospekt a dosmil guardias rojos con una banda demúsica que tocaba La Marsellesa (¡québien le iba a aquella hueste!) y con

banderas rojas como la sangre quetremolaban sobre las compactas filas deobreros; se dirigían a saludar a sushermanos que regresaban del frente de ladefensa del Petrogrado rojo. Marchabanhombres y mujeres en las frías sombrascrepusculares y las largas bayonetas desus fusiles se mecían sobre ellos; ibanpor las calles apenas alumbradas yresbalosas de barro, seguidos por lasmiradas del público burgués, silencioso,despreciativo y asustado.

Todos estaban contra ellos:negociantes, especuladores, rentistas,terratenientes, oficiales del Ejército,políticos, maestros, estudiantes, los

hombres de profesiones liberales,tenderos, funcionarios y empleados.Todos los demás partidos socialistasprofesaban a los bolcheviques el odiomás implacable. Al lado de los Sovietsestaban las masas de obreros y marinos,todos los soldados no desmoralizados,los campesinos sin tierra y un puñado —muy pequeño— de intelectuales.

En los confines más alejados de lainmensa Rusia, sacudida por la ola dedesesperados combates callejeros, lanoticia de la derrota de Kerenskirepercutió con el eco retumbante de lavictoria proletaria. Kazán, Sarátov,Nóvgorod, Vínnitsa, donde las calles se

habían regado de sangre, Moscú, dondelos bolcheviques apuntaban la artilleríacontra el Kremlin, última ciudadela dela burguesía.

«¡Bombardean el Kremlin!» Lanoticia se transmitía casi con horror deboca en boca por las calles dePetrogrado. Personas llegadas de «lamadrecita Moscú de piedra blanca»relataban cosas atroces. Miles demuertos. La Tverskaya y la KuznetskiMost en llamas, la Basílica delBienaventurado Basilio convertida enruinas humeantes, la de la Asunciónhecha pedazos; el Portón del Salvadordel Kremlin a punto de hundirse, la

Duma quemada hasta los cimientos[1a].Nada de lo cometido por los

bolcheviques podía compararse a estepavoroso sacrilegio en el corazónmismo de la santa Rusia. A los devotosles parecía oír el tronar de los cañonesque disparaban a bocajarro a la faz de laSanta Iglesia Ortodoxa y hacían polvo elsantuario de la nación rusa.

El 15 (2) de noviembre,Lunacharski, Comisario de Educación,prorrumpió en sollozos en la reunión delConsejo de Comisarios del Pueblo ysalió corriendo de la habitación,gritando:

«¡No puedo soportarlo! No puedo

soportar esta monstruosa destrucción delo bello y tradicional…»

Los periódicos vespertinospublicaron su declaración en la quepresentaba la dimisión:

«Acabo de ser informado portestigos llegados de

Moscú de lo que ha sucedido allí.La Basílica del Bienaventurado

Basilio y la de la Asunción han sidobombardeadas. El Kremlin, donde seencuentran actualmente los tesorosartísticos más valiosos de Petrogrado yMoscú, está siendo cañoneado por laartillería.

Las víctimas se cuentan por miles.

La lucha adquiere una ferocidadbestial.

¿Qué va a pasar? ¿Adónde vamos?'.Yo no puedo soportar esto. Es algo

superior a mis fuerzas. Soy impotentepara detener este horror. Es imposibletrabajar bajo la presión de estospensamientos enloquecedores.

Por eso abandono el Consejo deComisarios del Pueblo.

Soy consciente de toda la gravedadde esta decisión, pero no puedomás…«[2a]

Aquel mismo día los guardiasblancos y los junkers entregaron elKremlin. En el tratado de paz constaba:

«1. El Comité de Seguridad Públicadeja de existir.

2. La guardia blanca devuelve lasarmas y se disuelve. Los oficialesconservan las armas que lescorresponden por su graduación. En lasescuelas de junkers se deja solamente elarmamento necesario para lainstrucción. Los junkers devuelven todoel armamento restante. El Comité MilitarRevolucionario garantiza a todos lalibertad y la inviolabilidad personal.

3. Para resolver el problema deldesarme, al que se refiere el punto 2, seinstituye una comisión de representantesdel Comité Militar Revolucionario,

representantes del Mando yrepresentantes de las organizaciones quehan participado en la mediación.

4. Desde el momento de la firma deltratado de paz, ambos bandos daninmediatamente la orden de cesar todotiroteo y todas las operaciones militaresy adoptan medidas resueltas para elestricto cumplimiento de esta orden.

5. Al ser firmado el tratado, todoslos prisioneros de ambos bandos sonpuestos inmediatamente en libertad…»

Hacía ya dos días que losbolcheviques tenían la ciudad en susmanos. Los ciudadanos asustadossalieron de los sótanos y se dirigieron a

buscar sus difuntos. En las callesdesmontaban las barricadas. Pero, lejosde disminuir, las patrañas sobre ladestrucción de Moscú iban enaumento… Fueron estos espantososrumores los que nos decidieron atrasladarnos allá.

Petrogrado, en esencia, aunque esdesde hace doscientos años la sede delGobierno ruso, continúa siendo unaciudad artificial. Moscú es la verdaderaRusia, la Rusia del pasado y la delporvenir; en Moscú podríamos percibirla actitud real del pueblo ruso ante larevolución. Allí la vida era más intensa.

En el curso de la semana anterior, el

ComitéMilitar Revolucionario de

Petrogrado, ayudado por los obrerosferroviarios de la base, se habíaadueñado de la estación de Nicolás ydesde allí enviaba al sureste un tren trasotro de marinos y guardias rojos. En elSmolny nos proveyeron de pases sin loscuales nadie podía salir de la capital…En cuanto el tren entró en la estación unamultitud de soldados andrajosos,cargados con enormes costales devíveres, se abalanzaron a los vagones,desquiciando puertas y rompiendo loscristales de las ventanillas, llenarontodos los compartimientos y pasillos y

muchos treparon incluso a los techos delos vagones. Tres de nosotros entramoscomo pudimos en nuestrocompartimiento, pero inmediatamentepenetraron allí unos veinte soldados…Había sólo cuatro plazas; nosotrosdiscutíamos y exigíamos, el mozo detren nos daba la razón, pero lossoldados solamente se reían. ¿Por quétenían que preocuparse de la comodidadde un puñado de burzhui (burgueses)?Les enseñamos los pases del Smolny.Los soldados cambiaron al instante deactitud.

«¡Vámonos de aquí, compañeros! —gritó uno—. ¡Son unos továrischi

(camaradas) norteamericanos! Hanhecho un viaje de treinta mil verstaspara vez nuestra revolución…Naturalmente, deben estar muycansados…»

Excusándose amistosa ycortésmente, los soldados desalojaronnuestro compartimiento. Pronto oímoscomo echaban abajo la puerta delcompartimiento vecino, donde se habíanencerrado dos rusos gordos y bienvestidos tras untar la mano al mozo detren.

Arrancamos a eso de las siete de latarde. La pequeña y débil locomotora,alimentada con leña, arrastraba a duras

penas nuestro enorme tren recargado yse detenía con frecuencia. Los soldadosque iban en el techo taconeaban ycantaban nostálgicas cancionescampesinas. En el corredor, tan repletoque era imposible pasar, duraron toda lanoche las violentas discusionespolíticas. De vez en cuando aparecía elrevisor y por la fuerza de la costumbrepedía los billetes. Pero, exceptonosotros, casi nadie tenía billete y, trasregañar una media hora, el revisoralzaba desesperado los brazos al techo yse retiraba. El ambiente era pesado,cargado de humo y fétido. De no ser porlos cristales rotos, nos habríamos

asfixiado aquella noche.Por la mañana, con un retraso de

muchas horas, vimos el mundo nevadoen torno. Hacía un frío terrible. A eso delas doce apareció una campesina conuna cesta llena de rebanadas de pan yuna gran tetera de tibio sucedáneo decafé. Desde entonces y hasta la noche novimos nada más que nuestro traqueteantetren repleto de gente, que se detenía acada paso, y las pocas estaciones en lasque el voraz gentío llenabainstantáneamente las cantinas y nodejaba rastro de sus exiguas reservas.En una de estas estaciones vi a Noguín yRykov, los comisarios que se habían

separado y que regresaban a Moscú paraexponer sus quejas ante su propioSoviet[78]. Viajaba también Bujarin,hombre bajito de barba pelirroja, conojos de fanático, de quien decían que era«más izquierdista que Lenin».

A la tercera campanada corríamos altren, abriéndonos paso por el corredor,atestado de gente, bulliciosa. Aquellagente era extraordinariamentebondadosa, soportaba todas lasprivaciones con humorística paciencia,discutía interminablemente de todo lohabido y por haber, desde la situaciónen Petrogrado hasta el sistema de lastrade-unions británicas y se enzarzaba en

altercados con los pocos burzhuí(burgueses) que iban en el tren. Antes dellegar a Moscú, ya se había organizadocasi en cada vagón un comité paraprocurar y distribuir víveres y estoscomités también se dividieron enfracciones políticas, que no tardaron enentablar disputas sobre los principiosfundamentales.

La estación de Moscú estabacompletamente desierta. Entramos en laoficina del comisario para apalabrar losbilletes de vuelta. El comisario resultóser un teniente muy joven, de mal genio.Cuando le enseñamos nuestros papelesdel Smolny, perdió los estribos y

declaró que no era bolchevique, sinorepresentante del Comité de SeguridadPública. Un detalle característico: enmedio del tumulto general, promovidopor la conquista de la ciudad, losvencedores se olvidaron de la estaciónprincipal…

En las cercanías no había ni uncoche. Pero, después de recorrer variascuadras, encontramos lo quebuscábamos. El izvózchik (cochero),arropado de un modo grotesco,dormitaba en el pescante de su estrechotrineo. «¿Cuánto quiere por llevamos alcentro de la ciudad?»

El cochero se rascó la nuca.

«Barín (señor), no creo queencuentre usted una habitación en elhotel —dijo—. Pero, en fin, lo llevarépor cien rublos…» ¡Antes de larevolución costaba dos rublos!Regateamos, pero él sólo se encogía dehombros. «Con los tiempos que correnno se atreve a ir cualquiera», dijo. Noconseguimos que nos rebajara más decincuenta rublos. Mientras nosdeslizábamos por las calles silenciosas,cubiertas de nieve y mal alumbradas, elcochero nos contó sus aventuras durantelos seis días de combates. «Ibastranquilamente o estabas en una esquina—decía— y de repente ¡bum!, un

cañonazo. ¡Bum!, otro. ¡Ta, ta, tal… unaametralladora… Yo salgo al galope,arreando al caballo, y estos demoniostiran por todas partes. Apenasencuentras una callecita tranquila, teparas y empiezas a echar la siesta ¡bum!,otro cañonazo. Ta, ta, ta… ¡Comoverdaderos demonios! ¡Brrr!»

En el centro de la ciudad las callescon sus montones de nieve estabantranquilas y silenciosas, comoconvalecientes después de unaenfermedad. Raros faroles, escasostranseúntes presurosos. Un vientocortante que calaba hasta los huesos.Corrimos al primer hotel que

encontramos; la oficina estaba iluminadapor dos velas.

«Sí, claro, tenemos habitaciones muycómodas, pero todos los cristales estánrotos. Si al gospodín (señor) no lemolesta el aire fresco…»

En la Tverskaya los escaparates delos comercios habían sido rotos, losadoquines del pavimento estabanlevantados y eran frecuentes losembudos de los proyectiles. Fuimos dehotel en hotel, pero unos estaban llenosy en otros los propietarios asustadosrepetían machaconamente: «¡No hayhabitaciones! ¡No hay habitaciones!…»En las calles principales, donde estaban

concentrados los bancos y las grandescasas de comercio, se veían los efectosde la artillería bolchevique. Según medijo un funcionario soviético, «cuandono lográbamos establecer exactamentedonde estaban los junkers y los guardiasblancos, bombardeábamos sustalonarios de cheques…»

Por fin, nos dieron alojamiento en elenorme Hotel Nacional (al fin y al caboéramos extranjeros y el Comité MilitarRevolucionario había prometidoproteger los domicilios de los súbditosextranjeros). El gerente nos mostró en elpiso alto las ventanas destrozadas por laartillería. «¡Son unos bestias! —gritaba,

amenazando con los puños a losimaginarios bolcheviques—. ¡Pero,esperad! ¡Ya las pagaréis! ¡Dentro deunos días vuestro ridículo Gobierno seirá al diablo! ¡Entonces os enseñaremoslo que es bueno!…………,»

Comimos en un restaurantevegetariano con el tentador nombre: «Yono me como a nadie». En las paredeshabía retratos de Tolstói. Después decomer salimos a pasear por las calles.

El Soviet de Moscú se habíainstalado en el palacio del gobernadorgeneral, imponente edificio blanco en laPlaza de Skóbelev. Los guardias rojoscustodiaban la entrada. Subimos por la

ancha escalinata de gala; las paredesestaban llenas de anuncios de reunionesde comités y llamamientos de lospartidos políticos. Atravesamos variassoberbias salas de recepción, adornadascon cuadros de marcos dorados,tapizadas de rojo, y entramos en unespléndido salón de gala con magníficasarañas de cristal y cornisas doradas. Elmurmullo de muchas voces apagadas yel zumbido de varias máquinas de coserllenaban la estancia. En el suelo y sobrelas mesas había extendidas largasfranjas de tela roja y negra y mediocentenar de mujeres cortaban y cosíancintas y banderas para los funerales de

los revolucionarios caídos. Los rostrosde estas mujeres se habían arrugado yendurecido en las dificultades de lalucha por la existencia. Trabajabantristes y serias, muchas con lágrimas enlos ojos… Las pérdidas del EjércitoRojo eran grandes…

En un rincón, sentado a una mesa deescritorio, se hallaba Rógov, de rostrointeligente, con espejuelos y blusa negrade obrero. Nos invitó a formar parte,con los miembros del Comité Ejecutivo,de la comitiva del entierro, fijado parala mañana siguiente.

«¡Es imposible enseñar nada a lossocialistas-revolucionarios y a los

mencheviques! —exclamó—. Sonconciliadores por costumbre… ¡Seimaginan!… ¡Nos han propuestoorganizar los funerales junto con losjunkers!…

Atravesaba la sala un hombre deraído capote de soldado y gorro de piel.Me pareció familiar su cara: reconocí aMelnichanski, con quien me habíaencontrado en Bayonne, Nueva Jersey,durante la famosa huelga en lasempresas de la Standard Oil. Entoncesera relojero y se llamaba GeorgeMelcher. Me dijo que era secretario delSindicato Metalúrgico de Moscú y quedurante los combates callejeros había

sido comisario del Comité MilitarRevolucionario.

«¡Mírenme! —gritó, mostrando susmiserables harapos—. Yo estaba connuestros muchachos en el Kremlincuando se presentaron los junkers laprimera vez. Me encerraron en unsótano, me quitaron el gabán, el dinero,el reloj y hasta un anillo que llevaba enel dedo. ¡Y ahora tengo que andar conesto puesto!…»

Me refirió muchos pormenores de lasangrienta batalla de seis días quedividió Moscú en dos bandos. Adiferencia de Petrogrado, en la Duma deMoscú mandaban los junkers y los

guardias blancos. Rúdnev, el alcalde, yMinor, el presidente de la Duma,dirigían las actividades del Comité deSeguridad Pública y de las tropas.Riábtsev, comandante de la ciudad, erade ideas democráticas y dudaba si debíaoponerse al Comité MilitarRevolucionario; le obligó la Duma… Alalcalde le urgía la ocupación delKremlin. «Si ustedes se encuentran en elKremlin, los bolcheviques no seatreverán a dispararles», decía.

Ambos bandos trataban de ganarseuno de los regimientos de la guarnición,totalmente desmoralizado por la largainactividad. Este regimiento organizó

una asamblea y discutió la situación. Lossoldados resolvieron permanecerneutrales y seguir haciendo lo quehacían, es decir, vender piedras deencendedor y pipas de girasol.

«Pero lo peor de todo —contabaMelnichanski— fue que tuvimos queorganizar nuestras fuerzas ya durante elcombate. Los enemigos sabíanperfectamente lo que querían; encambio, en nuestro bando los soldadostenían su Soviet y los obreros el suyo…Comenzaron terribles disputas por quiéndebía ser el comandante en jefe.Algunos regimientos mitineaban variosdías antes de decidir lo que debían

hacer. Y, cuando de repente desertaronlos oficiales, nos encontramos sinEstado Mayor…»

Me contó muchas escenas vívidas.Cierto día frío y gris se encontraba en laesquina de la Nikítskaya, batida porfuego de ametralladora. Allí se habíajuntado un grupo de golfillos que, por locomún, vendían periódicos. Se lesocurrió un nuevo juego: aguardaban aque amainase un poco el tiroteo ycruzaban corriendo la calle. Todosestaban muy excitados y entretenidoscon el juego. Muchos fueron muertos,pero los demás seguían atravesando deuna acera a otra, desafiándose entre

ellos.Avanzada la noche me dirigí a

Dvoriánskoe Sobranie, el Club de losNobles, donde los bolcheviquesmoscovitas se habían reunido paradiscutir el informe de Noguín, Rykov ylos otros que habían abandonado elConsejo de Comisarios del Pueblo.

La reunión tenía lugar en la sala delteatro donde, bajo el viejo régimen, losaficionados representaban comediasfrancesas ante un público formado poroficiales y damas elegantes.

Al principio la sala se llenó deintelectuales: vivían más cerca delcentro de la ciudad. Hablaba Noguín y

la mayoría del auditorio estaba de suparte. Los obreros comenzaron aaparecer mucho después: vivían en losarrabales y en aquellos días nocirculaban los tranvías. Pero, a eso de lamedianoche, empezaron a subir laescalera en grupos de diez o doce. Eranaltos, fuertes, vestidos con ropasordinarias y acababan de abandonar ellugar de los combates. Habían peleadocomo diablos una semana entera, viendocaer en torno a sus compañeros.

En cuanto se abrió formalmente lareunión descargaron sobre Noguín unchaparrón de burlas y gritos iracundos.El trató inútilmente de explicarse y

justificarse, no querían escucharle.¡Había abandonado el Consejo deComisarios del Pueblo, había desertadode su puesto en pleno combate!… Encuanto a la prensa burguesa, aquí, enMoscú, ya no existía. Habían disueltohasta la Duma Municipal. Bujarin, fiero,venenoso, subió a la tribuna, su vozlanzaba rayo tras rayo. Los reunidos loescuchaban con ojos ardientes. Laresolución de apoyo a las acciones delConsejo de Comisarios del Puebloreunió abrumadora mayoría de votos.Así pronunció Moscú su palabra…[3a]

A altas horas de la noche fuimos porlas calles desiertas y, atravesando la

Puerta de Iberia, salimos a la vastaPlaza Roja, frente al Kremlin. En laoscuridad se divisaban confusamente losfantásticos contornos de las cúpulas dela Basílica del Bienaventurado Basilio,retorcidas, talladas y pintadas dellamativos colores. No se veía el menorsíntoma de desperfecto. A un lado de laplaza se alzaban las oscuras torres ymurallas del Kremlin. En lo alto de lamuralla fulguraban rojos resplandoresde luces invisibles. A través de toda lainmensa plaza llegaban hasta nosotrosvoces y ruido de picos y palas. Lacruzamos.

Al pie de la muralla había montones

de piedra y adoquines. Subimos un pocomás, miramos abajo y vimos dosenormes hoyos de diez o quince pies deprofundidad y cincuenta yardas[79] deanchura donde, a la luz de grandesfogatas, trabajaban con palas centenaresde obreros y soldados.

Un joven estudiante me habló enalemán. «Es una fosa común —dijo—.Mañana enterraremos aquí a quinientosproletarios caídos por la revolución».

Nos llevó a un hoyo. Los picos ypalas trabajaban con febril celeridad yel montón de tierra crecía pormomentos. No se hablaba. En lo alto elcielo estaba tachonado de estrellas y la

antigua muralla del Kremlin Imperial seelevaba inmensa.

«Aquí, en este lugar sagrado —dijoel estudiante—, el más sagrado de todaRusia, daremos sepultura a nuestrosmártires. Aquí, donde están las tumbasde los zares reposará nuestro Zar, elpueblo…» Llevaba un brazo encabestrillo, se lo había atravesado unbalazo durante los combates callejeros.El estudiante se lo miró. «Ustedes, losextranjeros —prosiguió—, nos miran alos rusos de arriba abajo por haberaguantado tanto tiempo una monarquíamedieval. Pero nosotros veíamos que elzar no era el único tirano del mundo; el

capitalismo es aún peor y manda en elmundo entero como verdaderoemperador… La táctica revolucionariarusa es la mejor…»

Cuando nos íbamos, los obreros, yaexhaustos y sudorosos a pesar de lahelada, empezaron a salir de los hoyos.A través de la Plaza Roja se apresurabaa relevarles una masa humana. Saltarona los hoyos, empuñaron las palas y, sinpronunciar palabra, se pusieron acavar…

Así, en toda esta larga noche losvoluntarios del pueblo, relevándoseunos a otros, no suspendieron ni uninstante su presuroso trabajo y la fría luz

matinal iluminó ya en la vasta plazanevada los dos hoyos pardos de la fosacomún completamente listos.

Nos levantamos antes de que salierael sol y corrimos por las calles oscurashacia la Plaza de Skóbelev. En toda lainmensa ciudad no se veía ni un alma.Pero por todos lados, de lejos y decerca, se oía un rumor sordo y apagadode movimiento como si comenzase unvendaval. A la pálida media luz de lamadrugada se había congregado frente aledificio del Soviet un pequeño grupo dehombres y mujeres con un haz entero debanderas rojas con inscripcionesdoradas; eran las banderas del Comité

Ejecutivo del Soviet de Moscú.Amanecía… El apagado rumor demovimiento, que llegaba de lejos, iba enaumento y crecía hasta convertirse enfragor. La ciudad se levantaba. Echamospor la Tverskaya abajo, llevando en altolas banderas tremolantes. Las iglesiasfrente a las cuales pasábamos estabancerradas y a oscuras. También lo estabala Capilla de la Virgen de Iberia, que enotros tiempos visitara antes de lacoronación en el Kremlin cada nuevozar y que, por lo común, permanecíaabierta y llena de gente las veinticuatrohoras del día, resplandeciente de lucesde cirios encendidos por mano devota,

que se reflejaban en el oro, la plata y laspiedras preciosas de sus iconos. Peroahora, según aseguraban, las velas sehabían apagado por primera vez desdelos tiempos de la invasión napoleónica.

La Santa Iglesia Ortodoxa privó desu bendición a Moscú, nido deirreverentes víboras, que habían osadobombardear el Kremlin. Las iglesiasestaban sumidas en las tinieblas, elsilencio y el frío; los sacerdotes habíandesaparecido. No había popes para lasexequias de los rojos, no se rezaríanresponsos por los muertos ni habríaplegarias sobre la tumba de losblasfemos. Tijon, metropolitano de

Moscú, no tardaría en excomulgar a losSoviets.

Los comercios también estabancerrados y los representantes de lasclases poseedoras permanecían en suscasas, pero por otras razones. Era el Díadel Pueblo y el rumor de suadvenimiento zurría como la marea.

La riada humana atravesaba ya laPuerta de Iberia y el pueblo inundó amiles la ancha Plaza Roja. Reparé queal pasar frente a la Capilla de la Virgende Iberia nadie se persignaba comoantes.

Nos abrimos paso entre la compactamultitud, que se apiñaba junto a la

muralla del Kremlin, y nos detuvimos enlo alto de un montón de tierra. Allí seencontraban ya varios hombres, entreellos el soldado Murálov, elegidocomandante de Moscú, un hombre alto ybarbudo, de mirada bondadosa yfacciones sencillas.

Por todas las calles desembocabanen la Plaza Roja los torrentes humanos.Eran miles y miles de personasextenuadas por el trabajo y la pobreza.Llegó una banda militar, tocando LaInternacional, y el gentío coreóespontáneamente el himno, que seextendió pausado y solemne por la plazacomo ola del mar. De las almenas de la

muralla del Kremlin pendían hasta elsuelo gigantescas banderas rojas coninscripciones blancas y doradas: «A losmártires de la vanguardia de larevolución socialista mundial» y «¡Vivala fraternidad de los obreros del mundoentero!»

En la plaza soplaba un vientocortante, agitando las banderas.Empezaron a llegar los obreros de lasfábricas de los barrios más apartados dela ciudad, que traían a sus muertos. Sepodía ver cómo cruzaban la puerta bajolas banderas tremolantes, portando losataúdes rojos como la sangre. Erantoscas cajas de tablas sin cepillar,

pintadas de rojo, y las sostenían en altoa hombros gentes sencillas de rostrosarrasados en lágrimas. En pos de losataúdes caminaban mujeres sollozando ocalladas, petrificadas, lívidas como lamuerte; algunos ataúdes iban abiertos ytras ellos llevaban las tapas; otrosestaban cubiertos de brocado de oro oplata o tenían sujeta a la tapa una gorrade soldado. Había muchas coronas deflores artificiales…

La procesión se acercaba lentamentea nosotros por el pasillo irregular que seabría ante ella y se cerraba detrás.Ahora fluía por la puerta un torrenteinterminable de banderas de todos los

matices del rojo, con letreros dorados yplateados y crespón en lo alto de lasastas. Había también varias banderasanarquistas, negras, con inscripcionesblancas. La banda ejecutaba la MarchaFúnebre Revolucionaria y lamuchedumbre, con la cabezadescubierta, le hacía coro. Los sollozosinterrumpían frecuentemente la tristecanción…

Entre los obreros ibandestacamentos de soldados también conféretros, seguidos de escolta militar:escuadrones de caballería y baterías deartillería con los cañones envueltos entela roja y negra, envueltos, parecía,

para siempre. Las banderas de lasunidades militares tenían estos letreros:«¡Viva la III Internacional!» o«¡Exigimos una paz general, justa ydemocrática!»

El cortejo fúnebre se acercólentamente a las tumbas y los queportaban los ataúdes los bajaron a lasfosas. Muchos de ellos eran mujeres,proletarias fuertes y rechonchas. Y traslos féretros iban otras mujeres, jóvenes,transidas de dolor, o viejas achacosasque lanzaban alaridos desgarradores.Muchas se arrojaban a la tumba tras sushijos y maridos y daban gritos terriblescuando manos piadosas las sujetaban.

Así se aman los pobres…Todo el largo día duró la fúnebre

procesión. Entraba en la plaza por laPuerta de Iberia y salía por la CalleNikólskaya, era un torrente de banderasrojas que llevaban escritas palabras deesperanza y fraternidad, profecíasestupendas. Y estas banderas ondeabansobre el fondo de una multitud decincuenta mil personas y todos lostrabajadores del mundo y susdescendientes las contemplaban desdeentonces y para siempre…

Uno tras otro fueron bajados a lafosa los quinientos ataúdes. Oscurecíaya y las banderas seguían ondeando y

susurrando en el aire, la banda tocaba laMarcha Fúnebre y el mar humanocantaba. Sobre la tumba, en las ramasdesnudas de los árboles, como rarasflores multicolores, pendían las coronas.Doscientos hombres empuñaron laspalas y empezaron a llenar la fosa. Latierra golpeaba sordamente en losataúdes y los golpes secos se oíanclaramente a pesar de la canción.

Se encendieron los faroles. Pasaronla última bandera, pasó, mirando atráscon terrible intensidad, la última mujerllorosa. La oleada proletaria se retirólentamente de la Plaza Roja…

Y comprendí de pronto que el

devoto pueblo ruso no necesitaba yasacerdotes que le ayudasen a impetrar elreino de los cielos. Este pueblo estabaconstruyendo en la Tierra un reino tanesplendoroso como no lo hay en ningúncielo, un reino por el cual es una dichamorir…

CAPÍTULO XI

Conquista del poder[1a]

«Declaración de derechos de lospueblos de Rusia[2a]

…El Congreso de los Sovietsproclamó en junio de este año elderecho de los pueblos de Rusia a lalibre autodeterminación.

El II Congreso de los Sovietsconfirmó en octubre de este año estederecho inalienable de los pueblos deRusia más decisiva y definitivamente.

Cumpliendo la voluntad de estoscongresos, el Consejo de Comisariosdel Pueblo resuelve tomar como base desu actividad en el problema de lasnacionalidades los siguientes principios:

1. Igualdad y soberanía de lospueblos de Rusia.

2. Derecho de los pueblos de Rusiaa la libre autodeterminación, hasta suseparación y constitución de Estadosindependientes.

3. Abolición de toda clase deprivilegios y restricciones nacionales ynacional-religiosos.

4. Libre desenvolvimiento de lasminorías nacionales y de los grupos

étnicos que pueblan el territorio deRusia.

Los decretos que dimanen de loexpuesto serán preparadosinmediatamente después de la formaciónde la Comisión para asuntos de lasnacionalidades.

En nombre de la República de RusiaEl Presidente del Consejo de

Comisarios del Pueblo V. Uliánov(Lenin)

El Comisario del Pueblo para lasNacional idades Iosif Dzhugashvili-Stalin».

La Rada Central de Kíev declaróinmediatamente Ucrania República

independiente. Lo mismo hizo elGobierno de Finlandia, representado porel Senado de Helsingfors. En Siberia yen el Cáucaso aparecieron también«gobiernos» independientes. El ComitéMilitar Principal Polaco separóinmediatamente las tropas polacas delEjército Ruso, reuniéndolas en un todo,abolió sus comités y estableció en ellasuna disciplina férrea…

Todos estos «gobiernos» y«movimientos» tenían doscaracterísticas comunes: estabancontrolados por las clases pudientes ytemían y detestaban al bolchevismo.

En medio de todo este caos y de

pasmosos cambios, el Consejo deComisarios del Pueblo continuabaimplantando incansablemente el ordensocialista. Un decreto tras otro: sobre laprevisión social, sobre el controlobrero, reglas para los comités agrariosprovinciales, abolición de los rangos ytítulos, supresión del viejo sistemajudicial y creación de los tribunalespopulares…[3a]

Ejército tras Ejército, Flota trasFlota enviaban delegaciones aPetrogrado, que «saludaban con alegríaal nuevo Gobierno del Pueblo».

Un día vi frente al Smolny unmaltrecho regimiento que acababa de

volver de las trincheras. Los soldadosestaban formados frente a las grandespuertas, enflaquecidos, con los rostrosterrosos y miraban al Smolny como siesperasen ver a Dios en persona.Algunos lanzaban miradas sonrientes alas águilas imperiales sobre laentrada… En este momento llegó undestacamento de la Guardia Roja pararelevar a los centinelas. Todos lossoldados se volvieron a mirarles congran curiosidad porque habían oídohablar mucho de ella, pero nunca lahabían visto. Bromeabanbonachonamente, salían de las filas ypalmeaban a los guardias rojos en el

hombro con frases mitad en zumba mitadllenas de admiración…

El Gobierno Provisional ya noexistía. El 15 (2) de noviembre, lossacerdotes de todas las iglesias dePetrogrado dejaron de recordarlo en susrogativas. Pero, como dijo Lenin en elCEC, «la conquista del poder sólocomenzaba». Privada de armas, laoposición, que aún controlaba la vidaeconómica del país, se puso a organizarla desorganización y, con toda lacapacidad para la acción común propiadel genio ruso, trataba de obstruir lalabor de los Soviets, echarlos abajo ydesacreditarlos.

La huelga de los funcionariospúblicos fue bien organizada yfinanciada por los bancos yestablecimientos comerciales. Todointento de los bolcheviques de tomar ensus manos el aparato del Gobiernochocaba con resistencia.

Trotski se personó en el Ministeriode Negocios Extranjeros. Losfuncionarios se negaron a reconocerlo yse encerraron en sus habitaciones y,cuando fueron fracturadas las puertas,todos presentaron la dimisión. Pidió lasllaves de los archivos: se las entregaronsolamente cuando se presentaron losobreros que él había llamado para forzar

las cerraduras. Entonces resultó queNerátov, subsecretario de NegociosExtranjeros, había desaparecido,llevándose los tratados secretos…

Shliápnikov intentó tomar posesióndel Ministerio de Trabajo. Hacía un fríoterrible y en el Ministerio no habíanadie que encendiese las estufas. Allí seencontraban varios centenares defuncionarios, pero ninguno quisoenseñar a Shliápnikov dónde se hallabael despacho del ministro…

Alexandra Kollontái, nombrada el13 de noviembre (31 de octubre)Comisario de Asistencia Social, fuerecibida en el Ministerio con una huelga.

Acudieron al trabajo cuarentafuncionarios nada más. Fue un durísimogolpe para los pobres de las grandesciudades y para las personas acogidasen los asilos y establecimientos debeneficencia, que se encontraron en unasituación sin salida. Delegaciones delisiados y huérfanos hambrientos,pálidos y demacrados, asediaban eledificio del Ministerio. Afligida hastasaltársele las lágrimas, Kollontái ordenódetener a los huelguistas y no los soltóhasta que entregaron las llaves de lasoficinas y de la caja fuerte; pero cuandorecibió estas llaves se descubrió que suantecesora, la condesa Pánina[4a], había

desaparecido con todos los fondos. Lacondesa se negó a entregarlos a nadie sino era por orden de la AsambleaConstituyente.

Sucedieron incidentes similares enlos ministerios de agricultura, abastos yfinanzas. Los funcionarios, a quienes seordenó salir al trabajo so pena de perderel empleo y el derecho a pensión,continuaban en huelga o reanudaban eltrabajo solamente para sabotear. Comocasi toda la intelectualidad eraantibolchevique, el Gobierno soviéticono tenía donde reclutar nuevo personal.

Los bancos privados se obstinabanen no abrir sus puertas, pero tenían

abierta la puerta trasera para losespeculadores. Cuando aparecían loscomisarios bolcheviques los empleadosse iban después de haber escondido loslibros y de haberse llevado los fondos.Se declararon en huelga todos losfuncionarios del Banco del Estado,menos los empleados de los sótanos yde la oficina de emisión de moneda, querechazaban todas las demandas delSmolny y entregaban por vía particulargrandes sumas al Comité de Salvación ya la Duma Municipal.

Dos veces se presentó en el Bancoun comisario con una compañía deguardias rojos y exigió oficialmente la

entrega de grandes sumas para lasnecesidades del Gobierno. La primeravez lo recibieron miembros de la Dumay líderes mencheviques y eseristas. Erantantos y hablaban tan seriamente de lasgraves consecuencias que el comisariose arredró. La segunda vez se presentócon un mandato oficial y lo leyó en vozalta, pero alguien le indicó que elmandato no tenía fecha ni sello y eltradicional respeto en Rusia a los«documentos» le obligó a retirarse denuevo con las manos vacias.

Los funcionarios de la Oficina deCréditos destruyeron sus libros, demodo que era totalmente imposible

restablecer el cuadro de las relacionesfinancieras de Rusia con otros países.

Los comités de abastos y laadministración de las empresasmunicipales de servicios públicos nofuncionaban en absoluto o se entregabanal sabotaje. Y cuando los bolcheviques,viendo las terribles necesidades de lapoblación urbana, intentaban ayudar otomar las cosas en sus manos losempleados abandonaban inmediatamenteel trabajo y la Duma se inundaba detelegramas de toda Rusia en los que secomunicaba que los bolcheviques«violaban la autonomía municipal».

En los estados mayores militares y

en las oficinas de los ministerios deguerra y marina, donde los empleadoshabían accedido a continuar trabajando,los comités del Ejército y el Alto Mandooponían encarnizada resistencia a losSoviets. Saboteaban como podíanaunque repercutiera en la situación delfrente. El Víkzhel no ocultaba suhostilidad y se negaba a transportartropas soviéticas. Cada tren enviado dePetrogrado tenía que abrirse paso a vivafuerza, había que detener continuamentea los empleados de los ferrocarriles.Entonces salía a escena el Víkzhel yexigía la libertad de los detenidos,amenazando con declarar

inmediatamente la huelga general.El Smolny era a todas luces

impotente. Los periódicos afirmaban queal cabo de tres semanas todas lasfábricas de Petrogrado pararían por faltade combustible. El Víkzhel anunciabaque el tráfico ferroviario cesaría para elprimero de diciembre. En Petrogradoquedaba pan para tres días nada más yno se traían nuevas reservas. En elfrente, el Ejército pasaba hambre… ElComité de Salvación y todos los comitéscentrales imaginables lanzabanllamamientos por todo el país,exhortando a la población a no hacercaso de los decretos del Gobierno. Las

embajadas de los aliados manifestabanuna glacial indiferencia o una francahostilidad.

Los periódicos oposicionistas,suspendidos a diario y que reaparecían ala mañana siguiente con nuevos títulos,cubrían de mordaces sátiras al nuevorégimen[5a]. Hasta Nóvaya Zhizn locaracterizó como una «combinación dedemagogia e impotencia».

«Cada día —decía— el Gobierno deComisarios del Pueblo se embrolla másy más en la maldita prosa del ajetreoordinario. Los bolcheviques, queconquistaron tan fácilmente el poder, nopueden de ninguna manera hacer uso de

él.Impotentes para dirigir el

mecanismo estatal existente, no pueden,al mismo tiempo, crear otro nuevo, quefuncione fácil y libremente de acuerdocon las teorías de los socialistasexperimentadores.

Si no hace mucho a los bolcheviquesles faltaba gente para la labor cotidianaen su creciente partido —labor ante todode lengua y pluma—, ¿de dónde puedensacar gente para cumplir las diversas ycomplicadas funciones de gobierno? Elnuevo Gobierno lanza rayos y truenos,inunda el país de decretos a cual más«radical y socialista». Pero en este

socialismo de papel —destinado más adespertar la estupefacción de losdescendientes— no hay ni deseo nicapacidad de resolver los problemasinmediatos del día… «

Entretanto, la Conferencia paraformar un nuevo Gobierno, convocadapor el Víkzhel, continuaba reunida nochey día. Las partes ya habían aprobado enprincipio las bases del Gobierno, sediscutía la composición del ConsejoPopular. Se esbozó en rasgos generalesun gabinete con Chernov a la cabeza enel que los bolcheviques obtenían unaminoría considerable, pero excluyendo aLenin y Trotski. Los comités centrales

de los partidos menchevique y eserista yel Comité Ejecutivo de los Soviets deDiputados Campesinos resolvieroncontinuar inflexiblemente su oposición ala «criminal política» de losbolcheviques, pero, «para evitar quecontinuase el fratricidio», no oponerse asu entrada en el Consejo Popular.

Sin embargo, la huida de Kerenski yel sorprendente éxito de los Soviets pordoquier cambiaron la situación. El día16 (3)[80], en la reunión de CEC lossocialistas-revolucionarios de izquierdainsistieron en que los bolcheviquesformasen un Gobierno de coalición conotros partidos socialistas, amenazando

en caso contrario con abandonar elComité Militar Revolucionario y elCEC. Malkin declaró: «Las últimasnoticias de Moscú, donde a ambos ladosde las barricadas mueren nuestroscompañeros, nos obligan a plantear unavez más el problema de la organizacióndel poder, y el planteamiento de estacuestión no es sólo nuestro derecho, sinotambién nuestro deber… Nosotroshemos conquistado el derecho asentarnos junto a los bolcheviquesdentro del Instituto Smolny y a hablardesde esta tribuna. Después de unaencarnizada lucha interna nos veremosobligados, si rechazáis el compromiso, a

pasar a la lucha abierta fuera…Tenemos el deber de proponer a lademocracia los términos de uncompromiso aceptable…»

Después del intervalo, que se hizopara permitir que las fraccionesestudiasen el ultimátum, losbolcheviques volvieron a la sala yKámenev dio lectura al siguienteproyecto de resolución:

«El Comité Ejecutivo Centralconsidera necesario que en el Gobiernoentren representantes de todos lospartidos socialistas que componen losSoviets de Diputados Obreros, Soldadosy Campesinos y que reconocen las

conquistas de la Revolución del 24-25de Octubre, es decir, el Poder de losSoviets, los decretos sobre la tierra ysobre la paz, el control obrero y elarmamento de los obreros. El ComitéEjecutivo Central acuerda por tantocontinuar las negociaciones sobre elpoder con todos los partidos de losSoviets e insiste en las siguientescondiciones para el entendimiento:

El Gobierno es responsable ante elComité Central Ejecutivo. El ComitéCentral Ejecutivo se amplía hasta 150miembros. A estos 150 delegados de losSoviets de Diputados Obreros ySoldados se añaden 75 delegados de los

Soviets Provinciales de DiputadosCampesinos, 80 de las unidades delEjército y la Marina, 40 de lossindicatos (25 de las asociaciones detoda Rusia en proporción a suimportancia, 10 del Víkzhel y 5 de losempleados de correos y telégrafos) y 50delegados de los grupos socialistas dela Duma Municipal de Petrogrado. Nomenos de la mitad de las carterasministeriales se debe reservar a losbolcheviques. En todo caso, losministerios de Trabajo, Interior yNegocios Extranjeros se deben concederal Partido bolchevique. El mando de lasguarniciones de Petrogrado y Moscú

deben ejercerlo los delegados de losSoviets de Petrogrado y Moscú. ElGobierno se plantea la tarea de armarsistemáticamente a los obreros en todaRusia. Se acuerda insistir en lascandidaturas de los camaradas Lenin yTrotski».

Kámenev añadió:«El llamado “Consejo Popular”, que

nos propone la Conferencia, estaráformado por cerca de 420 miembros,entre ellos unos 150 bolcheviques.

Además de nosotros lo integrarándelegados del viejo CECcontrarrevolucionario, 100 miembros delas dumas municipales, kornilovistas

todos, 100 delegados de los SovietsCampesinos designados por Avxéntiev y80 delegados de los viejos comités delEjército, que ya no representan a lasmasas de soldados.

Nosotros nos negamos a admitir aquíal viejo CEC y a los representantes delas dumas municipales. Los delegadosde los Soviets Campesinos deben serelegidos por el Congreso deCampesinos convocado por nosotros,que, al propio tiempo, elegirá un nuevoComité Ejecutivo. La propuesta deexcluir a Lenin y Trotski equivale adecapitar nuestro Partido, y nosotros nola aceptamos. Y, por último, no vemos

ninguna necesidad del «ConsejoPopular». Los Soviets de DiputadosObreros y Soldados están abiertos paratodos los partidos socialistas y el CECrefleja con suficiente exactitud lasproporciones reales de su popularidaden las masas… «

Karelin declaró en nombre de lossocialistas-revolucionarios de izquierdaque votarían por la resoluciónbolchevique, pero se reservaban elderecho a modificar ciertos detalles,como, por ejemplo, el de larepresentación de los campesinos, yexigirían reservar la cartera deAgricultura para los socialistas-

revolucionarios. Estas exigencias fueronaceptadas…

Más tarde, en una reunión del Sovietde Petrogrado, Trotski fue interpeladoacerca de la formación del nuevoGobierno.

«No sé nada de eso —respondióTrotski—. Yo no tomo parte en lasnegociaciones… Por otro lado, no creoque tengan gran importancia…»

Aquella noche en la Conferenciareinaba gran inquietud. Se retiraron losdelegados de la Duma Municipal…

Pero también en el Smolny, en lasfilas del Partido bolchevique, crecía unafuerte oposición a la política de Lenin.

En la noche del 16 al 17 (3-4) denoviembre, la vasta sala del CEC estabade bote en bote. El ambiente erasiniestro.

El bolchevique Larin declaró que seacercaba la fecha de las elecciones a laAsamblea Constituyente y que ya erahora de acabar con el «terrorismopolítico».

«Hay que suavizar las medidasadoptadas contra la libertad de prensa.Eran necesarias durante la lucha, peroahora no tienen ninguna justificación. Laprensa debe ser libre, excepto paraincitar a los pogromos y a la revuelta».

Entre los gritos y silbidos de sus

propios compañeros de partido, Larinpropuso la siguiente resolución:

«Queda abolido el decreto delConsejo de Comisarios del Puebloconcerniente a la prensa. Las medidasde represión política estarán sujetas a ladecisión previa de un tribunal, elegidopor el CEC (sobre la base de larepresentación proporcional[81]) y quetendrá derecho a examinar también todaslas detenciones, suspensión deperiódicos, etc., efectuadasanteriormente».

Esta resolución fue acogida con unatempestad de aplausos, tanto en losescaños de los socialistas-

revolucionarios de izquierda como enuna parte de los escaños bolcheviques.

Avanésov, en nombre de lospartidarios de Lenin, propusoapresuradamente aplazar la cuestión dela prensa hasta que se llegase a unentendimiento entre los partidospolíticos. Esta propuesta fue rechazadapor enorme mayoría de votos.

«La revolución que culmina en elmomento presente —dijo Avanésov—no vaciló en atacar la propiedad privaday nosotros debemos examinar la cuestiónde la prensa precisamente como unacuestión de la propiedad privada…»

Luego, dio lectura a la siguiente

resolución, propuesta oficialmente porlos bolcheviques:

«La supresión de los periódicosburgueses fue dictada no sólo pornecesidades puramente militares en elcurso de la insurrección y delaplastamiento de las intentonascontrarrevolucionarias, sino fue tambiénuna medida de transición necesaria paraestablecer el nuevo régimen en elterreno de la prensa, un régimen en elque los capitalistas —propietarios delas imprentas y del papel— no puedanconvertirse en fabricantes exclusivos dela opinión pública.

La medida siguiente debe ser la

confiscación de las imprentasparticulares y de las existencias depapel, su entrega en propiedad a losSoviets en la capital y en provincias afin de que los partidos y grupospolíticos puedan hacer uso de lasfacilidades de impresión en consonanciacon su verdadera fuerza ideológica, esdecir, proporcionalmente al número desus adeptos.

El restablecimiento de la llamada«libertad de prensa», o sea, la simplerestitución de las imprentas y del papela los capitalistas, envenenadores de laconciencia del pueblo, sería unacapitulación inadmisible ante la

voluntad del capital, la entrega de unade las posiciones más importantes de larevolución obrera y campesina, o sea,una medida de carácterindiscutiblemente contrarrevolucionario.

Por esta razón, el CC propone a lafracción bolchevique del CEC rechazarcategóricamente todas las propuestasencaminadas a restablecer el viejorégimen en el dominio de la prensa yapoyar inequívocamente en este aspectoal Consejo de Comisarios del Pueblocontra las pretensiones y ultimátums,dictados por prejuiciospequeñoburgueses o por un servilismoevidente a los intereses de la burguesía

contrarrevolucionaria».La lectura de esta resolución fue

interrumpida por irónicas observacionesde los eseristas de izquierda y los gritosindignados de los bolcheviquesdisidentes. Karelin se levantó de susitio, protestando: «Tres semanas atráslos bolcheviques eran los más ardientesdefensores de la libertad de prensa…Los argumentos que se exponen en estaresolución recuerdan de un modoextraño el punto de vista de las viejascenturias negras y de los censoreszaristas, pues ellos también hablaban delos envenenadores de la conciencia delpueblo».

Trotski pronunció un gran discursoen defensa de la resolución. Subrayó ladiferencia entre la situación de la prensadurante la guerra civil y su situacióndespués de la victoria. «Durante laguerra civil el derecho a la violenciapertenece solamente a los oprimidos…»(Gritos: «¿Quién es ahora el oprimido?¡Caníbal!»)

«Nuestra victoria sobre losadversarios no ha terminado aún —prosiguió Trotski—, y los periódicosson armas suyas. En tales condiciones,la suspensión de los periódicos es unamedida de legítima defensa…» Luego,pasando a la cuestión de la prensa

después de la victoria, Trotski continuó:«La actitud de los socialistas en el

problema de la libertad de prensa debeser el reflejo exacto de su actitud en elproblema de la libertad de comercio…El poder de la democracia establecidaactualmente en Rusia exige la abolicióntotal del dominio de la propiedadprivada sobre la prensa, exactamenteigual que sobre la industria… El Poderde los Soviets debe confiscar todas lasimprentas. (Gritos: »¡Confisquen laimprenta de Pravda«!) El monopolioburgués de la prensa debe ser abolido.¡De otro modo no valía la pena habertomado el poder! Cada grupo de

ciudadanos debe tener acceso a lasmáquinas de imprimir y al papel… Elderecho de propiedad de las imprentas ydel papel pertenece, ante todo, a losobreros y campesinos y sólo después deellos a los partidos burgueses, que sonuna minoría… El paso del poder amanos de los Soviets supone unatransformación radical de todas lascondiciones esenciales de existencia yesta transformación tiene que afectarnecesariamente a la prensa… Si no noshemos detenido ante la nacionalizaciónde los bancos, ¿por qué razón hemos detolerar los periódicos de losfinancieros? El viejo régimen debe

morir y eso debe ser comprendido deuna vez para siempre…» Aplausos ygritos airados.

Karelin declaró que el CEC no podíaresolver este importante problema, quehabía que entregarlo a una comisiónespecial. Luego pronunció unapasionado discurso en defensa de lalibertad de prensa.

A continuación intervino Lenin,sereno, desapasionado. Fruncía lafrente, hablaba escogiendo despacio laspalabras; cada frase caía como unmazazo.

«La guerra civil aún no haterminado; el enemigo sigue frente a

nosotros; por lo tanto, es imposibleabolir las medidas represivas contra laprensa.

Los bolcheviques también decíamosantes que cuando tomáramos el poder ennuestras manos clausuraríamos la prensaburguesa. Tolerar la existencia de estosperiódicos significa dejar de sersocialista. Cuando se hace la revoluciónno se puede permanecer estancado: hayque avanzar o retroceder. Los quehablan ahora de «libertad de prensa»retroceden y frenan nuestro impetuosoavance hacia el socialismo.

Hemos derribado el yugo delcapitalismo como la primera revolución

derribó el yugo de la autocracia. Si laprimera revolución tuvo derecho aprohibir los periódicos monárquicos ,nosotros también tenemos derecho asuprimir los periódicos burgueses. Lalibertad de prensa no puede separarsede otros problemas de la lucha declases. Prometimos clausurar esosperiódicos y debemos clausurarlos. ¡Lainmensa mayoría del pueblo está connosotros!

Ahora, cuando la insurrección yapasó, no tenemos el menor propósito deprohibir los periódicos de otros partidossocialistas, siempre que no inciten a larebelión armada o a la desobediencia al

Gobierno soviético. Sin embargo, no lespermitiremos que, con el pretexto de lalibertad de la prensa socialista y con elapoyo secreto de la burguesía, seapoderen del monopolio de lasimprentas y del papel… Los recursostécnicos de la prensa deben serpropiedad del Gobierno soviético ydistribuirse, en primer término, entre lospartidos socialistas en estrictaproporción al número de sus adeptos…«

Pasaron a votar. La resolución deLarin y de los socialistas-revolucionarios de izquierda fuerechazada por treinta y un votos contra

veintidós. El punto de vista de Leninreunió treinta y cuatro votos contraveinticuatro[82]. Los bolcheviquesRiazánov y Lozovski votaron con laminoría; declararon que no podían votarpor ninguna restricción de la libertad deprensa.

Después de esto, los socialistas-revolucionarios de izquierda declararonque no podían asumir la responsabilidadde lo que estaba sucediendo yabandonaron el Comité MilitarRevolucionario y también todos losdemás cargos responsables.

Cinco miembros —Noguín, Rykov,Miliutin, Teodoróvich y Shliápnikov—

dimitieron de sus puestos en el Consejode Comisarios del Pueblo, declarando:

«Sostenemos el punto de vista deque es necesario formar un Gobiernosocialista de todos los partidosrepresentados en el Soviet.Consideramos que sólo la creación detal Gobierno permitiría consolidar losresultados de la heroica lucha de laclase obrera y del

Ejército revolucionario en lasjornadas de octubre y noviembre.

Estimamos que, excluyendo estasalida, no hay más que un camino:conservar el Gobierno puramentebolchevique mediante el terrorismo

político. Este es el camino emprendidopor el Consejo de Comisarios delPueblo. Nosotros no podemos niqueremos seguido. Vemos que eso llevaa la eliminación de las organizacionesproletarias de masas de la dirección dela vida política, al establecimiento de unrégimen irresponsable y a la derrota dela revolución y del país. No podemosasumir la responsabilidad de estapolítica y por eso renunciamos ante elCEC a nuestras funciones de Comisariosdel Pueblo».

Otros comisarios, que, por cierto, norenunciaron a sus cargos, firmarontambién esta declaración: Riazánov y

Dérbyshev, de la Dirección de Prensa;Arbúzov, de las imprentas del Estado;Yuréniev, de la Guardia Roja; Fiódorovdel Comisariado de Trabajo, y Larin,secretario de la Sección de Preparaciónde Decretos.

Al propio tiempo, Kámenev, Rykov,Miliutin, Zinóviev y Noguínabandonaron el Comité Central delPartido bolchevique, haciendo unadeclaración pública sobre las razonesde este paso:

«…Consideramos que la formaciónde tal Gobierno (compuesto porrepresentantes de todos los partidosafectos a los Soviets) es indispensable

para evitar una nueva efusión de sangre,el hambre que se avecina, la derrota dela revolución por los kaledinistas, paraasegurar la convocatoria de la AsambleaConstituyente en la fecha señalada ypara la aplicación efectiva del programaadoptado por el II Congreso de losSoviets de Diputados Obreros ySoldados de toda Rusia…

No podemos asumir laresponsabilidad por esta desastrosapolítica del Comité Central, aplicadacontra la voluntad de la inmensamayoría del proletariado y de lossoldados, que ansían el más pronto cesedel derramamiento de sangre entre las

diferentes partes de la democracia…Por eso renunciamos al título demiembros del Comité Central para tenerderecho a exponer francamente nuestraopinión a las masas de obreros ysoldados…

Abandonamos el Comité Central enel momento de la victoria, en elmomento de dominio de nuestro Partido;lo abandonamos porque no podemoscontemplar tranquilamente cómo lapolítica del grupo dirigente del ComitéCentral conduce a la pérdida por elpartido obrero de los frutos de estavictoria, a la derrota delproletariado…»

Las masas de los obreros y lossoldados de la guarnición manifestabansu inquietud, enviaban delegaciones alSmolny y a la Conferencia para laformación del nuevo Gobierno, donde laescisión en las filas bolcheviques habíasuscitado vivísimo júbilo.

Mas la respuesta de los leninistasfue rápida e implacable. Shliápnikov yTeodoróvich se sometieron a ladisciplina de partido y se reintegraron asus puestos. Kámenev fue destituido delcargo de presidente del CEC y en sulugar eligieron a Sverdlov. Zinóviev fuedepuesto como presidente del Soviet dePetrogrado. El 20 (1) de noviembre por

la mañana Pravda apareció con unvibrante llamamiento al pueblo ruso,escrito por Lenin, impreso en centenaresde miles de ejemplares y distribuido portoda Rusia[83]:

«El Segundo Congreso de losSoviets de toda Rusia ha dado lamayoría al Partido bolchevique. Así,pues, sólo un Gobierno formado por estePartido es un Gobierno soviético, y todoel mundo sabe que unas horas antes de laformación del nuevo Gobierno y antesde que la lista de sus miembros hubiesesido sometida al Segundo Congreso delos Soviets de toda Rusia, el ComitéCentral del Partido bolchevique invitó a

la reunión que celebraba a tres de losmiembros más destacados del grupo desocialistas-revolucionarios deizquierda, a los camaradas Kamkov,Spiro y Karelin, y les propusoparticipar en el nuevo Gobierno.Lamentamos infinito que los camaradassocialistas-revolucionarios de izquierdase hayan negado; consideramos sunegativa como inadmisible enrevolucionarios y partidarios de lostrabajadores; estamos dispuestos en todomomento a aceptar en el Gobierno a lossocialistas-revolucionarios deizquierda, pero declaramos que, pornuestra condición de partido de la

mayoría del Segundo Congreso de losSoviets de toda Rusia, tenemos elderecho y la obligación ante el pueblode formar Gobierno…

Camaradas: Algunos miembros delComité Central de nuestro Partido y delConsejo de Comisarios del Pueblo —Kámenev, Zinóviev, Noguín, Rykov,Miliutin y unos pocos más— handimitido ayer, 4 de noviembre, de suscargos en el Comité Central de nuestroPartido y, los tres últimos, de sus cargosde Comisarios del Pueblo… Loscamaradas que se han ido, se hanportado como desertores, puesto que nosólo han abandonado los puestos que les

habían sido confiados, sino que hansaboteado además el acuerdo explícitodel Comité Central de nuestro Partidoque les recomendaba esperar, antes depresentar la dimisión, siquiera lasresoluciones de las organizaciones delPartido de Petrogrado y Moscú.Nosotros condenamos enérgicamenteesta deserción y estamos profundamenteconvencidos de que todos los obreros,soldados y campesinos conscientes,miembros de nuestro Partido osimpatizantes con él, condenarán conidéntica energía esta conducta de losdesertores…

Recordad, camaradas, que, ya antes

de la insurrección de Petrogrado, dos delos desertores, Kámenev y Zinóviev, sehabían portado como desertores y comoesquiroles, no sólo votando en lareunión decisiva del Comité Central, el10 de octubre de 1917, contra lainsurrección, sino también haciendoagitación contra la insurrección entre losdirigentes del Partido, después de que elComité Central hubo tomado elacuerdo… y el gran ímpetu de lasmasas, el noble heroísmo de millones deobreros, soldados y campesinos enPetrogrado y Moscú, en el frente, en lastrincheras y en el campo, apartó a losdesertores tan fácilmente como un tren

rechaza una astilla.Avergüéncense, pues, todos los que

no tienen fe, todos los que vacilan, todoslos que dudan, todos los que se handejado intimidar por la burguesía oinfluir por los gritos de sus auxiliaresdirectos o indirectos. Entre las masas deobreros y soldados de Petrogrado, deMoscú, de otras partes, no hay nisombra de vacilación… Pero no nossometeremos a los ultimátums depequeños grupos de intelectuales, que notienen a su lado a las masas, que enrealidad no tienen a su lado más que alos kornilovistas, a los savinkovistas, alos junkers, etc…»

El país respondió con una tempestadde indignación. Los disidentes nolograron «exponer francamente suopinión a las masas de obreros ysoldados». El pueblo estaba indignadocon los «desertores» y esta indignaciónanegaba el CEC. El Smolny se inundódurante varios días de airadasdelegaciones y comités enteros delfrente, de la región del Volga, de lasfábricas de Petrogrado. «¿Cómo seatreven a salir del Gobierno? ¿O se hanvendido a la burguesía y quieren hundirla revolución? ¡Deben volver ysometerse a las decisiones del ComitéCentral!»

Se desconocía solamente el sentir dela guarnición de Petrogrado. El 24 (11)de noviembre se celebró un gran mitinde soldados, en el que hicieron uso de lapalabra representantes de todos lospartidos políticos. Por inmensa mayoríael mitin aprobó la posición de Lenin y sepronunció por la entrada de lossocialistas-revolucionarios de izquierda«en el Gobierno popular»[6a].

Los mencheviques presentaron unultimátum, exigiendo la excarcelación detodos los ministros y junkers, libertadabsoluta para todos los periódicos, eldesarme de la Guardia Roja y elsometimiento de la guarnición a la Duma

Municipal. El Smolny respondió quetodos los ministros socialistas y casitodos los junkers, con muy rarasexcepciones, estaban ya en libertad, quetodos los periódicos, menos losburgueses, eran absolutamente libres,pero que el Soviet seguiría al frente delas fuerzas armadas. El 19 (6) denoviembre la Conferencia para formarnuevo Gobierno se disolvió y losoposicionistas huyeron uno tras otro aMoguiliov, donde continuaron formando,bajo el ala del Estado Mayor Central, unGobierno tras otro hasta que les llegó elfin…

Mientras tanto, los bolcheviques

iban minando el poder del Víkzhel. ElSoviet de Petrogrado lanzó unllamamiento a todos los obrerosferroviarios, invitándoles a obligar alVíkzhel a declinar sus poderes. El 15(2) de noviembre el CEC, procediendoigual que con los campesinos, convocópara el 1 de diciembre (18 denoviembre) un Congreso de Ferroviariosde toda Rusia. El Víkzhel establecióinmediatamente la fecha de su congresoespecial para dos semanas más tarde. El16 (3) de noviembre los miembros delVíkzhel ocuparon sus puestos en el CEC.En la noche del 1 al 2 de diciembre (19de noviembre), en la apertura del

Congreso de Ferroviarios de toda Rusiael CEC ofreció formalmente al Víkzhelel puesto de Comisario del Pueblo deVías de Comunicación. La propuesta fueaceptada.

Una vez resuelta la cuestión delpoder, los bolcheviques fijaran suatención en los problemas de laadministración práctica. Ante todo,había que alimentar a la ciudad, al paísy al Ejército. Destacamentos de marinosy guardias rojos registraban losalmacenes, las estaciones ferroviarias yhasta las barcazas fondeadas en loscanales, descubriendo y requisandomiles de puds de víveres escondidos por

los especuladores privados. Fueronenviados emisarios a provincias que,con el concurso de los comités agrarios,requisaban los graneros de los grandescomerciantes de cereales.Destacamentos de cinco mil marinosbien armados partieron para el sur ySiberia con la misión de tomar lasciudades que se encontraban todavía enmanos de los guardias blancos,establecer el orden y, sobre todo,conseguir víveres. El tráfico depasajeros por el FerrocarrilTransiberiano quedó interrumpidodurante dos semanas enteras. En estetiempo, de Petrogrado arrancaron en

dirección al este trece trenes cargadosde artículos de hierro y tejidos, quehabían reunido los comités de empresa.En cada tren iba un comisario encargadode cambiar estos artículos a loscampesinos siberianos por cereales ypapas…

La cuenca hullera del Donets seencontraba en poder de Kaledin y elproblema del combustible adquiríatambién gran agudeza. El Smolny cortóel alumbrado eléctrico a los teatros,almacenes y restaurantes, redujo elnúmero de tranvías y confiscó a loscomerciantes particulares todas lasexistencias de leña… y cuando las

fábricas de Petrogrado se encontraronante la amenaza directa de parar eltrabajo por falta de combustible, losmarinos de la Flota del Bálticoentregaron a los obreros doscientos milpuds de carbón de los depósitos de losbuques de guerra…

A fines de noviembre sucedieron los«pogromos de vino»[7a] (saqueo de lascantinas), que comenzaron por eldesvalijamiento de las bodegas delPalacio de Invierno. Las calles sellenaron de soldados borrachos… Entodo esto se veía la mano de loscontrarrevolucionarios que distribuíanpor los regimientos planos de la ciudad

en los que estaban marcados losdepósitos de licores. Los comisarios delSmolny se desvivían persuadiendo yconvenciendo, pero por este medio no selogró evitar los disturbios, seguidos deencarnizados choques entre soldados yguardias rojos… Finalmente, el ComitéMilitar Revolucionario envió variascompañías de marinos conametralladoras. Los marinos abrierondespiadado fuego contra los salteadoresy mataron a muchos. Entonces, encumplimiento de una orden, comisionesespeciales se dirigieron a todas lasbodegas y depósitos de licores,destruyendo las botellas a hachazos o

volando las bodegas con dinamita…Compañías de guardias rojos

disciplinados y bien pagados, quehabían sustituido a la vieja milicia,montaban la guardia noche y día en loslocales de los Soviets de distrito. En losbarrios fueron elegidos tribunalesrevolucionarios para castigar lospequeños delitos…

Los guardias rojos rodearon losgrandes hoteles, donde losespeculadores continuaban haciendo suslucrativos negocios, y éstos fueron aparar a la cárcel…[8a]

Alerta y cauteloso, el proletariadode Petrogrado creó un vasto sistema de

espionaje, que seguía a través de laservidumbre todo lo que acontecía enlos domicilios de la burguesía einformaba al Comité MilitarRevolucionario, el cual asestabaincansablemente golpes con mano dehierro. Así fue descubierto el complotmonárquico, dirigido por Purishkévich,ex miembro de la Duma, y por un grupode nobles y oficiales, que proyectabanun pronunciamiento de la oficialidad yhabían escrito una carta invitando aKaledin a entrar en Petrogrado[9a].Exactamente igual fue descubierta laconspiración de los kadetes dePetrogrado, que sostenían a Kaledin con

dinero y hombres…Nerátov, asustado por la explosión

de cólera que había provocado en elpueblo su huida, regresó y entregó lostratados secretos a Trotski. Estecomenzó a publicarlos inmediatamenteen Pravda, causando sensación en todoel mundo…

Las restricciones de la prensa fueronreforzadas por el decreto[10a] queentregó el monopolio de los anuncios alos periódicos oficiales del Gobierno.Todos los demás periódicossuspendieron su publicación en señal deprotesta o no acataron el decreto yfueron clausurados… Se sometieron por

fin al cabo de tres semanas…Los ministerios seguían en huelga,

los viejos funcionarios continuabansaboteando y no permitían elestablecimiento de la vida económicanormal. Tras el Smolny estabasolamente la voluntad de las vastasmasas populares no organizadas; elConsejo de Comisarios del Pueblo seapoyaba en ella, dirigiendo las accionesrevolucionarias de las masas contra susenemigos[11a]. En elocuentesproclamas[12a], escritas con sencillez ydifundidas por toda Rusia, Leninexplicaba los objetivos de la revolucióny llamaba al pueblo a tomar el poder en

sus manos, a romper por la fuerza laresistencia de las clases poseedoras y aapoderarse de las instituciones delGobierno. ¡Orden revolucionario!¡Disciplina revolucionaria! ¡Rigurosacontabilidad y control! ¡Nada dehuelgas! ¡Ninguna negligencia!

El 20 (7) de noviembre el ComitéMilitar Revolucionario publicó lasiguiente advertencia:

«Las clases ricas oponen resistenciaal Poder de los Soviets, al Gobierno delos obreros, soldados y campesinos. Sussimpatizantes paran el trabajo de losfuncionarios del Gobierno y de la Duma,incitan a la huelga en los bancos,

intentan interrumpir las comunicacionesferroviarias, telegráficas y postales, etc.

Les advertimos que juegan confuego. El hambre amenaza al país y alEjército. Para luchar contra el hambre esindispensable el más minuciosocumplimiento de todos los trabajos enlas instituciones de abastos, en losferrocarriles, en correos y en losbancos. El Gobierno Obrero yCampesino adopta medidas paraproveer al país de todo lo necesario.

La resistencia a estas medidas esun crimen contra el pueblo. Advertimosa las clases ricas y a sus simpatizantesque como no cesen su sabotaje y

lleguen a interrumpir el transporte devíveres serán los primeros en sufrir losrigores de la situación creada por ellosmismos. Las clases ricas y suservidumbre serán privadas delderecho a recibir víveres. Seránrequisadas todas las existencias queposean. Los bienes de los principalesculpables serán confiscados.

Nosotros hemos cumplido nuestrodeber, hemos advertido a quienes juegancon fuego.

Estamos convencidos de que enestas medidas decisivas, si llegan a sernecesarias, contaremos con el plenorespaldo de todos los obreros[13a],

soldados y campesinos».El 22 (9) de noviembre, en todas las

paredes de la ciudad se fijó esta«Comunicación extraordinaria»:

«El Consejo de Comisarios delPueblo ha recibido un telegrama urgentedel Estado Mayor del Frente Norte en elque se dice lo siguiente:»No se puedetardar más, no dejéis que nos muramosde hambre. El Ejército del Frente Nortehace ya varios días que no tiene ni unamigaja de pan y dentro de dos o tres díasno tendrá tampoco galletas, que seentregan de las reservas intocables hastaahora. Estas reservas se están agotando.Los delegados que vienen del Ejército

hablan ya de la necesidad de unaretirada planificada de las unidades delEjército a la retaguardia, previendo quedentro de unos días comenzará ladesbandada de los hombres que semueren de hambre, atormentados portres años de lucha en las trincheras,enfermos, desnudos, descalzos,enloquecidos de las inhumanasprivaciones… «

El Comité Militar Revolucionariopone lo que antecede en conocimientode la guarnición y de los obreros dePetrogrado. La situación en el frenteexige las medidas más urgentes ydecisivas. Mientras tanto, los altos

funcionarios de las instituciones delGobierno, de los bancos, de losferrocarriles, de correos y telégrafossabotean e impiden la labor delGobierno orientada a abastecer deprovisiones el frente… Cada hora dedilación puede restar la vida a miles desoldados.

Los funcionarioscontrarrevolucionarios son loscriminales más deshonestos para con loshermanos que sufren hambre y agonizanen el frente.

El Comité Militar Revolucionariohace la última advertencia a estoscriminales. En caso de que ofrezcan la

menor resistencia u oposición se lesaplicarán medidas cuyo rigorcorresponderá a la magnitud de sucrimen».

Las masas de obreros y soldadosrespondieron con un furioso estallido deira que se extendió por toda Rusia. En lacapital los empleados del Gobierno y delos bancos publicaban centenares deproclamas y llamamientos[14a],protestaban y se justificaban. He aquíuna de estas proclamas:

«Atención a todos los ciudadanos.El Banco del Estado está cerrado.

¿Por qué?Porque la violencia que ejercen los

bolcheviques contra el Banco del Estadohace imposible continuar su trabajo. Losprimeros actos de los Comisarios delPueblo consistieron en exigir diezmillones de rublos y el 14 de noviembreexigieron ya veinticinco millones sinindicar en qué se invertirá este dinero…

Nosotros, los funcionarios delBanco del Estado, no podemos tomarparte en el saqueo del patrimonio delpueblo. Hemos suspendido el trabajo.

Ciudadanos, el dinero del Banco delEstado es vuestro, es dinero del pueblo,adquirido con vuestro trabajo, convuestro sudor y vuestra sangre.

Ciudadanos, proteged del robo el

patrimonio del pueblo y preservadnosde la violencia a nosotros einmediatamente nos pondremos atrabajar.

Los empleados del Banco delEstado».

El Ministerio de Abastos, elMinisterio de Finanzas, el ComitéEspecial de Abastos, todos declarabanque el Comité Militar Revolucionariohacía imposible el trabajo de losempleados y pedían apoyo a lapoblación contra el Smolny… Pero elobrero y el soldado de filas no les dabancrédito; en la mente del pueblo habíaarraigado firmemente el pensamiento de

que los funcionarios saboteaban ymataban de hambre, al Ejército y alpueblo… En las largas colas del pan,que seguían formándose en las fríascalles, no se vituperaba al Gobierno,como en tiempos de Kerenski, sino a loschinóvniki (funcionarios) saboteadores,pues la gente sabía que el Gobierno erasu Gobierno, el Gobierno de sus Sovietsy que los empleados de los ministeriosestaban contra él…

En el centro de toda esta oposiciónse hallaba la Duma y su órgano decombate, el Comité de Salvación, queprotestaba contra cada decreto delConsejo de Comisarios del Pueblo,

votaba una moción tras otra de noreconocimiento del Gobierno soviéticoy colaboraba abiertamente con losnuevos «gobiernos»contrarrevolucionarios que se creabanen Moguiliov… El 17 (4) de noviembre,por ejemplo, el Comité de Salvación sedirigió «a todos los consejosmunicipales y zemstvos, a todas lasorganizaciones democráticas yrevolucionarias de campesinos, obreros,soldados y demás ciudadanos» con lassiguientes palabras:

«… 1. No reconocer el Gobiernobolchevique y luchar contra él. 2.Formar comités locales de Salvación de

la Patria y la Revolución, que deben unira todas las fuerzas democráticas paraayudar al Comité de Salvación de todaRusia en su cometido…»

Y, entretanto, las elecciones a laAsamblea Constituyente enPetrogrado[15a] dieron un enormepredominio a los bolcheviques.Entonces hasta los mencheviquesinternacionalistas declararon que laDuma debía ser reelegida, pues norepresentaba ya la composición políticade la población de Petrogrado… Almismo tiempo, un aluvión deresoluciones de las organizacionesobreras, de las unidades militares y

hasta de los campesinos de loscontornos inundó la Duma, calificándolade «contrarrevolucionaria ykornilovista» y exigiendo que declinarasus poderes. Los últimos días de laDuma fueron particularmenteborrascosos porque los obrerosmunicipales exigían salarios decentes yamenazaban con la huelga…

El 23 (10) de noviembre el ComitéMilitar Revolucionario, por una ordenoficial, declaró disuelto el Comité deSalvación. El 29 (16) el Consejo deComisarios del Pueblo ordenó ladisolución y reelección de la DumaMunicipal de Petrogrado:

«En vista de que la Duma Central dePetrogrado, elegida el 20 de agosto… haperdido clara y definitivamente elderecho a representar a la población dePetrogrado, entrando en completodesacuerdo con sus deseos yaspiraciones… en vista de que elpersonal de la mayoría de la Duma, queha perdido toda confianza política,continúa haciendo uso de susprerrogativas formales para oponerresistencia contrarrevolucionaria a lavoluntad de los obreros, soldados ycampesinos, para sabotear y torpedearel trabajo normal de la sociedad, elConsejo de Comisarios del Pueblo

estima necesario invitar a la poblaciónde la capital a emitir su juicio acerca dela política del Consejo Municipal.

Con este fin, el Consejo deComisarios del Pueblo resuelve:

1. Disolver la Duma Municipal dePetrogrado; considerar que la disoluciónentra en vigor el 17 de noviembre de1917.

2. Todos los funcionarios elegidospor la actual Duma permanecerán en suspuestos y cumplirán todas lasobligaciones que se les hubiere confiadohasta la toma de posesión de laspersonas elegidas por la nueva Duma.

3. Todos los empleados municipales

de Petrogrado continuarán en elejercicio de sus funciones directas; losque abandonen el servicio sinautorización serán inmediatamentedespedidos.

4. Celebrar nuevas elecciones a laDuma de Petrogrado el 26 de noviembrede 1917, sobre la base del Reglamentode las elecciones a concejales de laDuma Municipal de Petrogrado, del 26de noviembre de 1917, publicado almismo tiempo que el presente decreto.

5. La nueva Duma Municipal dePetrogrado se reunirá el 28 denoviembre de 1917, a las dos de latarde.

6. Los culpables de desobediencia alpresente decreto, así como depremeditado deterioro o destrucción delos bienes municipales seráninmediatamente detenidos y entregadosal Tribunal Militar Revolucionario…»

A pesar de este decreto, la Dumacontinuó reuniéndose y adoptandoresoluciones sobre «la defensa de susposiciones hasta la última gota desangre» y lanzando desesperadosllamamientos a la población para quesalvara «su Consejo Municipal electo».Pero la población se mostrabaindiferente u hostil. El 30 (17) denoviembre el alcalde Shréider y otros

varios miembros de la Duma fuerondetenidos, interrogados y puestos enlibertad. Ese mismo día y el siguiente laDuma continuó sus reuniones,interrumpidas con frecuencia por losguardias rojos y marinos que requeríancortésmente a la asamblea para que sedisolviera. El 2 de diciembre (20 denoviembre), durante el discurso de unode los miembros de la Duma, entró en laSala de Nicolás un oficial con variosmarinos y ordenó retirarse a losreunidos, amenazando en caso contrariocon hacer uso de la fuerza. La Dumaprotestó por última vez, pero finalmente«cedió a la violencia».

La nueva Duma, elegida al cabo dediez días, era casi por enterobolchevique[16a]. Los socialistas«moderados» se negaron a tomar parteen las elecciones.

Pero quedaban todavía varioscentros de peligrosa oposición, comolas «repúblicas» de Ucrania y Finlandia,que no ocultaban en absoluto sustendencias antisoviéticas. Los gobiernosde Helsingfors y Kíev reunían en tornosuyo a unidades militares de confianza yemprendían una campaña deaplastamiento del bolchevismo, dedesarme y expulsión de las tropas rusas.La Rada Ucraniana se adueñó del poder

en todo el sur de Rusia y surtía aKaledin de refuerzos y provisiones.Finlandia y Ucrania entablaronnegociaciones secretas con los alemanesy, además, fueron reconocidasinmediatamente por los gobiernos de losaliados, que les concedieron crecidosempréstitos, apoyando a sus clasesposeedoras en la creación de centroscontrarrevolucionarios para atacar a laRusia Soviética. Finalmente, cuando elbolchevismo triunfó en estos dos paísesla burguesía derrotada llamó a losalemanes, que restauraron su poder…

Pero el peligro más grave queamenazaba al Gobierno soviético era el

enemigo interno con sus dos cabezas: elmovimiento de Kaledin y el EstadoMayor de Moguiliov, donde el generalDujonin había asumido el mando.

El ubicuo Muraviov fue designadojefe de las tropas que se batían contralos cosacos. Entre los obreros fabrilesse hizo un reclutamiento para el EjércitoRojo. Centenares de propagandistasfueron enviados al Don. El Consejo deComisarios del Pueblo lanzó unaproclama a los cosacos[17a] en la que seexplicaba lo que era el Gobiernosoviético y cómo las clases poseedoras—los chinóvniki, los terratenientes, losbanqueros y sus aliados, la nobleza

cosaca y los generales— intentabanestrangular la revolución para impedirasí la confiscación de sus riquezas porel pueblo.

El 27 (14) de noviembre unadelegación cosaca se entrevistó en elSmolny con Lenin y Trotski. Preguntaronsi era cierto que el Gobierno soviéticotenía la intención de repartir las tierrasde los cosacos entre los campesinos dela Gran Rusia. «No» - respondióTrotski. Los cosacos deliberaron entreellos. «Bien —preguntaron—, ¿y nopiensa el Gobierno soviético confiscarlas haciendas a nuestros terratenientes yrepartidas entre los trabajadores

cosacos?» Les contestó Lenin: «Eso —dijo— es cosa vuestra. Nosotrosapoyaremos a los trabajadores cosacosen todas sus acciones… Para empezar lomejor es formar Soviets cosacos.Entonces tendréis representación en elCEC y entonces será también vuestroGobierno».

Los cosacos se fueronprofundamente pensativos. A las dossemanas el general Kaledin recibió auna delegación de sus tropas. «¿Prometeusted —preguntaron los delegados—repartir las haciendas de losterratenientes entre los trabajadorescosacos?» «Solamente pasando por

encima de mi cadáver» - respondióKaledin.

Al cabo de un mes, viendo que suEjército se evaporaba, Kaledin se pegóun tiro. El movimiento cosaco dejó deexistir…

Mientras tanto, en Moguiliov sereunió el viejo CEC, los líderessocialistas «moderados» desdeAvxéntiev hasta Chernov, los dirigentesactivos de los viejos comités delEjército y los oficiales reaccionarios. ElEstado Mayor se negaba obstinadamentea reconocer el Consejo de Comisariosdel Pueblo. Había concentrado en tornosuyo a los batallones de la muerte, a los

caballeros de San Jorge y a los cosacosdel frente y entablado relacionessecretas con los agregados militaresaliados, con el movimiento de Kaledin ycon la Rada Ucraniana…

Los gobiernos aliados no dieronninguna respuesta al decreto del 8 denoviembre (26 de octubre) en el que elCongreso de los Soviets ofrecía unarmisticio general.

El 20 (7) de noviembre, Trotskidirigió la siguiente nota a losembajadores aliados[18a]:

«Por la presente tengo el honor deponer en su conocimiento, SeñorEmbajador, que el Congreso de

Diputados Obreros y Soldados de todaRusia constituyó el 26 de octubre elnuevo Gobierno de la República deRusia, como Consejo de Comisarios delPueblo. El Presidente de este Gobiernoes Vladímir Ilich Lenin. La dirección dela política exterior se me ha confiado amí, como Comisario del Pueblo deNegocios Extranjeros.

Llamo su atención acerca del texto,aprobado por el Congreso de losSoviets de Diputados Obreros ySoldados de toda Rusia, de laproposición de armisticio y de pazdemocrática sin anexiones nicontribuciones, sobre la base de la

autodeterminación de los pueblos, ytengo el honor de rogarle que considereel mencionado documento comoofrecimiento formal del armisticio entodos los frentes y de apertura inmediatade las negociaciones de paz, propuestaque el Gobierno autorizado de laRepública de Rusia dirigesimultáneamente a todos los pueblosbeligerantes y a sus gobiernos.

Acepte, Señor Embajador, laseguridad del profundo respeto queprofesa el Gobierno soviético al pueblode Francia, que no puede por menos deaspirar a la paz, como todos los demáspueblos exhaustos y desangrados por

esta matanza sin par…»Aquella misma noche el Consejo de

Comisarios del Pueblo telegrafió algeneral Dujonin:

«El Consejo de Comisarios delPueblo considera indispensableproponer sin demora un armisticio atodos los países beligerantes, tanto a losaliados como a los que sostienen lashostilidades contra nosotros. ElComisario del Pueblo de NegociosExtranjeros ha enviado a todos losrepresentantes plenipotenciarios de lospaíses aliados en Petrogrado lacorrespondiente notificación.

El Consejo de Comisarios del

Pueblo le encomienda a Usted,ciudadano Comandante en Jefe… queproponga a las autoridades militares delos ejércitos enemigos el cese inmediatode las hostilidades con el fin de abrir lasnegociaciones de paz.

El Consejo de Comisarios delPueblo le encarga sostener estasnegociaciones preliminares y le ordena:

1. Informar constantemente por cabledirecto al Consejo de la marcha de susnegociaciones con los representantes delos ejércitos enemigos.

2. Firmar el acta de armisticioúnicamente con la conformidad previadel Consejo de Comisarios del

Pueblo…»Los embajadores aliados recibieron

la nota de Trotski con desdeñososilencio y concedieron anónimasinterviús a los periódicos, llenas dedespecho y de burlas. La orden dada aDujonin se caracterizaba francamentecomo un acto de traición…

Por lo que a Dujonin se refiere, ésteno daba ninguna señal de vida. En lanoche del 21 al 22 (8-9) de noviembrelo llamaron por cable directo y lepreguntaron si pensaba obedecer laorden. Dujonin respondió que él sólopodía acatar las órdenes emanantes deun «Gobierno sostenido por el Ejército y

el país».Inmediatamente, por telégrafo, fue

destituido del cargo de Comandante enJefe y en su lugar nombraron a Krylenko.Siguiendo su táctica de apelación a lasmasas, Lenin cursó un radiograma atodos los comités de regimiento,división y cuerpo, a todos los soldadosy marinos del Ejército y la Marina,comunicando la negativa de Dujonin yordenando «a los regimientos queestaban en las trincheras elegir en elacto delegados plenipotenciarios paraentablar formalmente las negociacionesde armisticio con el enemigo…»

El 23 (10) de noviembre, los

agregados militares de las potenciasaliadas, cumpliendo instrucciones de susgobiernos, presentaron una nota aDujonin en la que le advertíansolemnemente que no «violase lostratados concluidos entre las potenciasde la Entente». Más adelante, en la notase decía que la conclusión de unarmisticio separado con Alemania«acarrearía las más seriasconsecuencias» para Rusia. Dujoninenvió inmediatamente esta nota a todoslos comités de soldados…

A la mañana siguiente Trotskidirigió un nuevo llamamiento a lastropas en el que calificaba la nota de los

representantes aliados como unaflagrante intervención en los asuntosinternos de Rusia y como una insolentetentativa de «obligar al Ejército ruso yal pueblo ruso, mediante amenazas, acontinuar la guerra en cumplimiento delos tratados concluidos por el zar…»

El Smolny lanzaba una proclama trasotra[19a], denunciando a Dujonin y a laoficialidad contrarrevolucionariaagrupada en torno a él,desenmascarando a los políticosreaccionarios reunidos en Moguiliov,levantando en todo el inmenso frente amillones de soldados iracundos ysuspicaces. Y, al propio tiempo,

Krylenko, acompañado de tresdestacamentos de marinosilimitadamente fieles, se dirigió alEstado Mayor, amenazando con unavenganza implacable[20a]. Los soldadoslo recibían en todas partes conentusiastas ovaciones, un verdaderotriunfo. El Comité Central del Ejércitopublicó una declaración en favor deDujonin; inmediatamente tropas ennúmero de diez mil hombres avanzaronsobre Moguiliov…

El 2 de diciembre (19 denoviembre) la guarnición de Moguiliovse sublevó, arrestó a Dujonin y alComité del Ejército y, con victoriosas

banderas rojas, salió al encuentro delnuevo Comandante en Jefe. A la mañanasiguiente Krylenko llegó a Moguiliov yencontró a una muchedumbre exasperaday rugiente, que rodeaba el vagón dondeestaba prisionero Dujonin. Krylenkopronunció un discurso en el que suplicóa los soldados que no tocasen a Dujoninporque había que conducido aPetrogrado para ser juzgado por eltribunal revolucionario. Cuando terminó,Dujonin apareció de repente en unaventanilla del vagón comodisponiéndose también a dirigir lapalabra a la multitud. El pueblo seabalanzó con salvaje alarido al vagón,

sacó al viejo general y allí mismo, en elandén, lo asesinó.

Así terminó la revuelta del EstadoMayor…

Inmensamente fortalecido por lacaída de la última ciudadela de lasfuerzas militares hostiles, el Gobiernosoviético emprendió con pulso firme laorganización del nuevo Estado. Muchosviejos funcionarios se agruparon bajo subandera y muchos miembros de otrospartidos entraron al servicio del Soviet.Sin embargo, los que lo hicieron porambiciones económicas sufrieron unadecepción al aparecer el decreto sobrelos sueldos de los empleados del

Gobierno, que establecía el sueldo de unComisario del Pueblo —el más elevado— en quinientos rublos (cerca decincuenta dólares) al mes… La huelgade los funcionarios públicos, dirigidapor la Unión de Asociaciones, fracasó,desertaron los grupos financieros ycomerciales que la apoyaban. Losempleados de banca reanudaron tambiénel trabajo…

El decreto de nacionalización de losbancos, la formación del ConsejoSupremo de Economía Nacional, laaplicación práctica del Decreto sobre laTierra, la reorganización democráticadel Ejército, los impetuosos cambios en

todas las ramas de la administración delEstado y de la vida, todo esto, que seefectuaba por voluntad de las masas deobreros, soldados y campesinos,comenzaba poco a poco, con muchoserrores y dilaciones, a moldear la Rusiaproletaria.

Los bolcheviques conquistaron elpoder no a través de compromisos conlas clases dominantes o con otroslíderes políticos ni resignándose con elviejo mecanismo de Gobierno. Perotampoco mediante la violenciaorganizada de una pequeña camarilla. Silas vastas masas de la población rusa nohubieran estado listas para la

insurrección, ésta habría fracasado. Laúnica razón del inmenso éxito de losbolcheviques reside en que cumplieronlos profundos y simples deseos de lasmás vastas capas de la población,llamándolas al trabajo para destruir ybarrer lo viejo para erigir luego conellas, sobre el polvo de las ruinasdemolidas, el armazón del mundonuevo…

CAPÍTULO XII

El congreso campesino

El 18 (5) de noviembre nevó. Aldespertamos por la mañana vimos lascornisas de las ventanas completamenteblancas. La nevada era tan espesa queno se divisaba nada a diez pasos.Desapareció el barro. La ciudadsombría adquirió de prontodeslumbrante blancura. Los drozhki(coches) cedieron el lugar a los trineosque se deslizaban con vertiginosa

celeridad por las desniveladas calles.Las barbas de los cocheros, tanarropados que daban risa, se habíanhelado, convirtiéndose en carámbanos…A pesar de la revolución, que conducíaa Rusia con pasmosa velocidad hacia unfuturo terrible y desconocido, la ciudadacogió la primera nieve con generalalegría. Todos sonreían, la gente salía, ala calle y atrapaba riendo los blandoscopos que revolaban en el aire.Desaparecieron todos los tonos grises;solamente las agujas y cúpulas doradasy multicolores resplandecían sobre elmanto de nívea blancura. La nieve diorealce a su original y prístino esplendor.

Al mediodía salió el sol, pálido yacuoso, pero sol al fin y al cabo.Desaparecieron los resfriados yreumatismos, que aquejaran a la ciudaden los meses lluviosos. La vida se hizomás alegre y hasta la revolución empezóa desplegarse a ritmo acelerado…

Cierta tarde estaba yo en un traktir(taberna), enfrente del Smolny. Eltraktir se llamaba La Cabaña del TíoTom y los guardias rojos frecuentaban sulocal bullicioso y de techo bajo. Aquellatarde se apiñaban también en torno a lasmesas de sucios manteles con enormesteteras de porcelana, llenando elambiente de espeso humo de tabaco. Los

mozos corrían en todas direcciones,gritando: «Seichás! Seichás!» («¡Ahora!¡Ahora!»)

En un rincón había un hombre conuniforme de capitán e intentabapronunciar un discurso, pero leinterrumpían a las pocas palabras.

«¡Vosotros no sois mejores que losasesinos! —gritaba—. ¡Fusiláis en lascalles a vuestros hermanos rusos!»

«¿Cuándo hemos hecho esonosotros?» —preguntó un obrero.

«El domingo pasado, cuando losjunkers…»

«¿Y ellos no nos disparaban anosotros? (Uno de los presentes levantó

el brazo en cabestrillo.) ¡A mí esosdiablos me dejaron un recuerdo!»

El capitán levantó la voz todo lo quepudo. «¡Teníais que haber sidoneutrales! —gritó—. ¡Teníais que habersido neutrales! ¿Quiénes sois vosotrospara derrocar al Gobierno legítimo?¿Quién es vuestro

Lenin? Un agente alemán…»«¿Y tú, quién eres? ¡Un

contrarrevolucionario! ¡Unprovocador!» —le gritaron por todoslados.

Cuando se calmó un poco elescándalo, el capitán se levantó.

«Está bien —dijo—, vosotros decís

que sois el pueblo ruso, pero el puebloruso no sois vosotros. El pueblo rusoson los campesinos. Aguardad, loscampesinos…»

«Y aguardaremos —le gritaron— yveremos lo que dicen los campesinos.Nosotros sabemos lo que van a decir…Porque son tan trabajadores comonosotros…»

En definitiva, todo dependíaprecisamente de los campesinos.Aunque los campesinos estabanpolíticamente poco desarrollados, teníansus propias ideas y, además, constituíanmás del 80% de la población de Rusia.Los bolcheviques contaban con

relativamente pocos adeptos entre loscampesinos y una firme dictadura enRusia de los obreros industriales nadamás era imposible… El partidotradicional de los campesinos era el delos socialistas-revolucionarios. Por esola dirección de los campesinos habíapasado lógicamente a los socialistas-revolucionarios de izquierda y no acualquier otro de los partidos querespaldaban al Gobierno soviético. Ylos socialistas-revolucionarios deizquierda, que se hallaban a merced delproletariado organizado de la ciudad,necesitaban muchísimo el apoyo de loscampesinos…

Pero el Smolny no olvidaba enabsoluto a los campesinos. Después delDecreto sobre la Tierra, uno de losprimeros actos del nuevo CEC fueconvocar el Congreso Campesino,saltándose al Comité Ejecutivo de losSoviets Campesinos. A los pocos díasse publicaron detalladas reglas para loscomités agrarios de vólost (divisiónadministrativa rural) a las que siguieronlas cartas de Lenin a los campesinos[1a],que explicaban en términos sencillos ycomprensibles la revoluciónbolchevique y el nuevo Gobierno.Finalmente, el 16 (3) de noviembreLenin y Miliutin publicaron las

Instrucciones a los emisarios enviadosa provincias. El Gobierno soviéticomandó a miles de emisarios a las aldeas.

«l. A su llegada a la provinciaindicada, el emisario convoca unareunión del Comité Ejecutivo de losSoviets de Diputados Obreros, Soldadosy Campesinos, en la que informa de laley agraria y plantea la convocatoria deuna reunión plenaria de los Sovietsdistritales y provinciales.

2. Esclarece la situación delproblema agrario en la provincia:

a. ¿Se han inventariado o no lasfincas de los terratenientes y dónde y enqué distritos?

b. ¿Quién administra las tierrasconfiscadas: sus viejos propietarios olos comités agrarios?

c. ¿Qué se ha hecho con los aperosagrícolas y con el ganado?

3. ¿Han aumentado la siembra loscampesinos?

4. ¿Cuántas provisiones se cargandel mínimo fijado para la provincia?

5. Indicar que, una vez que loscampesinos han recibido la tierra, esnecesario intensificar lo más posible lacarga y acelerar el transporte decereales a las ciudades, pues solamenteasí es posible evitar la amenaza delhambre.

6. ¿Qué medidas se han tomado y seproyectan para el paso de las fincas delos terratenientes a manos de los comitésagrarios y distritales y de los Soviets deDiputados Obreros, Soldados yCampesinos?

7. Es deseable que las fincas bienacondicionadas y organizadas pasen aser administradas por Sovietscompuestos de braceros de estas fincasbajo la dirección competente deagrónomos…»

En las aldeas comenzó unaefervescencia preñada de cambios y lacausa no era sólo la potente acción delDecreto sobre la Tierra, sino también

los miles de soldados campesinosrevolucionarios que regresaban delfrente… Estos hombres acogieron conparticular alegría la convocatoria delCongreso Campesino.

Igual que el viejo CEC trató deimpedir el II Congreso de DiputadosObreros y Soldados, el ComitéEjecutivo de los Soviets Campesinos seopuso al Congreso Campesino,convocado por el Smolny; pero al verque la resistencia era inútil, a semejanzatambién del viejo CEC, se puso aexpedir telegramas con febril premura,ordenando la elección de delegadosconservadores. Propalaron incluso el

rumor entre los campesinos de que elCongreso se reuniría en Moguiliov yvarios delegados se dirigieron allá; peroel 23 (10) de noviembre se habíancongregado en Petrogrado cerca decuatrocientos delegados y comenzaronlas reuniones de los grupos políticos…

La primera sesión del Congreso tuvolugar en la Sala de Alejandro de laDuma Municipal y la primera votaciónreveló ya que más de la mitad de losdelegados eran socialistas-revolucionarios de izquierda, mientrasque los bolcheviques constituían cercade una quinta parte, los socialistas-revolucionarios conservadores una

cuarta parte y al resto les unía solamentesu oposición al viejo Comité Ejecutivo,encabezado por Avxéntiev, Chaikovski yPeshejónov…

La vasta sala estaba atestada degente en continuo clamor. Una profunday tenaz hostilidad dividía a losdelegados en grupos antagónicos. En ellado derecho resplandecían lascharreteras de los oficiales, se veíanpatriarcales y barbudos rostros de loscampesinos viejos más acomodados, enel centro había unos pocos campesinos,suboficiales y unos cuantos soldados y ala izquierda se sentaban exclusivamentedelegados con el uniforme de soldado

raso. Era la joven generación que servíaen el Ejército… Las galerías estabanabarrotadas de obreros, pues en Rusiaaún recuerdan su origen campesino…

A diferencia del viejo CEC, elComité Ejecutivo al abrir la sesión noreconoció el congreso como oficial: elCongreso oficial había sido convocadopara el 13 de diciembre (30 denoviembre). En medio de tempestuososaplausos y gritos iracundos, elrepresentante del Comité Ejecutivodeclaró que la reunión no era más queuna «Conferencia Extraordinaria»…Pero la «Conferencia Extraordinaria» notardó en mostrar su actitud hacia el

Comité Ejecutivo, eligiendo comopresidente a María Spiridónova, líderde los socialistas-revolucionarios deizquierda.

Casi todo el primer día se fue enviolentos debates acerca de si se debíaadmitir en el Congreso a losrepresentantes de los Soviets de vólost osolamente a los delegados de lasorganizaciones provinciales. Pero, al finy a la postre, igual que en el Congresode Obreros y Soldados, la aplastantemayoría se declaró a favor de la másamplia representación. Entonces el viejoComité Ejecutivo abandonó la sala…

Casi inmediatamente quedó claro

que la mayoría de los delegados eranhostiles al Gobierno de Comisarios delPueblo. Zinóviev intentó hablar ennombre de los bolcheviques, pero lesilbaron y abuchearon y cuando bajabade la tribuna en medio de la rechifla seoyeron gritos: «¡Se ha llevado un chascoel Comisario del Pueblo!»

«Nosotros, los socialistas-revolucionarios de izquierda —gritóNazáriev, delegado provincial—, nosnegamos a reconocer el llamadoGobierno Obrero y Campesino hasta quelos campesinos estén representados enél. En la actualidad no es otra cosa, queuna dictadura de los obreros…

¡Insistimos en la formación de un nuevoGobierno que represente a toda lademocracia!»

Los delegados reaccionarios,tratando con todas sus fuerzas demantener este ambiente, afirmaron, pesea las protestas de los escañosbolcheviques, que el Consejo deComisarios del Pueblo abrigaba laintención de establecer su control sobreel Congreso o disolverlo por la fuerzade las armas. Los campesinos recibieronesta declaración con una tempestad decólera…

Al tercer día Lenin aparecióinesperadamente en la tribuna. La sala

dio rienda suelta a su ira no menos dediez minutos. «¡Fuera! —le gritaban—.¡No queremos oír a vuestros Comisariosdel Pueblo! ¡No reconocemos vuestroGobierno!»

Lenin estaba completamentetranquilo, asidas ambas manos a latribuna y recorría pensativo a lafrenética multitud con sus ojosentornados. Finalmente, parecióagotarse el tumulto en la sala, excepto enlos escaños de la derecha, que seguíanvociferando y silbando.

«No he venido aquí como miembrodel Consejo de Comisarios del Pueblo—dijo Lenin, y aguardó de nuevo a que

disminuyese el griterío—, sino comomiembro de la fracción bolchevique,debidamente elegida a este Congreso».Y levantó en alto su credencial para quetodos pudieran verla.

«Por otro lado —prosiguió con vozimperturbable—, nadie negará que elactual Gobierno de Rusia ha sidoformado por el Partido bolchevique —hizo otra pausa—, de manera que, en elfondo, es lo mismo…» Aquí los escañosderechistas prorrumpieron en un clamorensordecedor, pero el centro y laizquierda sintieron curiosidad eimpusieron el silencio.

La argumentación de Lenin fue

sencilla. «Decidme francamente,vosotros, los campesinos a quieneshemos entregado las tierras de lospomiéschiki (terratenientes): ¿queréisimpedir ahora que los obreros implantenel control en la industria? Es la lucha declases. Los pomiéschiki, claro está,luchan contra los campesinos y losfabricantes luchan contra los obreros.¿Queréis que se dividan las filas delproletariado? ¿En qué lado queréisestar?

Nosotros, los bolcheviques, somosel partido del proletariado, tanto delproletariado campesino como delproletariado industrial. Nosotros, los

bolcheviques, estamos a favor de losSoviets, tanto de los SovietsCampesinos como de los Soviets deObreros y Soldados. El Gobierno actuales el Gobierno de los Soviets y nosotrosno sólo hemos propuesto a los SovietsCampesinos tomar parte en esteGobierno, sino hemos invitado tambiéna los representantes de los socialistas-revolucionarios de izquierda a entrar enel Consejo de Comisarios del Pueblo…

Los Soviets son la representaciónmás perfecta del pueblo, tanto de los quetrabajan en las fábricas y en las minascomo de los que trabajan en el campo.Todo el que intenta minar los Soviets es

culpable de un acto antidemocrático ycontrarrevolucionario. Y yo me permitoanunciarles a ustedes, camaradassocialistas-revolucionarios de derecha,y a ustedes, señores kadetes que como laAsamblea Constituyente intente destruirlos Soviets, ¡nosotros no se lopermitiremos!»

En la tarde del 25 (12) de noviembrellegó precipitadamente de MoguiliovChernov, llamado por el ComitéEjecutivo. Dos meses antes estabaconsiderado como revolucionario aultranza y era muy popular entre loscampesinos, pero ahora le llamabanpara que impidiera la peligrosa

desviación del Congreso hacia laizquierda. A su llegada a PetrogradoChernov fue detenido y conducido alSmolny donde, tras un breveinterrogatorio, lo pusieron en libertad.

Lo primero que hizo fue censurar alComité Ejecutivo por haber abandonadoel Congreso. El Comité accedió a volvery Chernov entró en la sala, siendorecibido con grandes aplausos de lamayoría y silbidos y burlas de losbolcheviques.

«Compañeros: Yo estaba ausente.Participaba en la conferencia del XIIEjército sobre la convocatoria de uncongreso de todos los delegados

campesinos de los ejércitos del FrenteOccidental y estoy muy poco enteradode la insurrección ocurrida aquí…»

Zinóviev se levantó de un salto ygritó: «¡Sí, usted ha faltado unosminutos!» Se armó un escándalo terrible.Gritos: «¡Fuera los bolcheviques!»

Chernov continuó: «La acusaciónque se me imputa de haber ayudado alanzar un Ejército entero sobrePetrogrado es infundada y enteramentefalsa. ¿Quién lanza semejanteacusación? ¡Díganme la fuente!»

Zinóviev: «¡Vuestros propiosperiódicos, Izvestia y Dielo Naroda!»

El ancho rostro de Chernov,

enmarcado por una barba canosa ycabellos rizados, enrojeció de cólera.Sus ojuelos relampaguearon, pero secontuvo y prosiguió: «Repito, no sé nadaprácticamente de lo que ha sucedidoaquí. Yo no he conducido ningúnejército, excepto éste (señaló a losdelegados campesinos) ¡Y asumo toda laresponsabilidad de haberlo traído hastaesta sala!» Risas y gritos de «¡Bravo!»

«Al volver a Petrogrado he visitadoel Smolny. Allí no me han hecho talesacusaciones… Después de una breveconversación me han soltado. ¡Y eso estodo! ¡Que repita alguno de lospresentes esta acusación!»

Se armó un tumulto espantoso. Losbolcheviques y varios socialistas-revolucionarios de izquierda saltaron desus asientos y empezaron a gritar,crispando los puños, y los demásdelegados intentaron hacerse oír tambiéna gritos.

«¡Esto es una vergüenza y no unareunión!» - exclamó Chernov, yabandonó la sala. En vista del escándaloy el desorden hubo que suspender lasesión…

* * *

Entretanto, el problema de la

situación del Comité Ejecutivoinquietaba mucho a todos. Al declararque la asamblea era una «ConferenciaExtraordinaria», se proponían impedirla reelección del Comité Ejecutivo, peroesto resultó un arma de dos filos: lossocialistas-revolucionarios de izquierdadecidieron que si el Congreso no teníapoder sobre el Comité Ejecutivo, elComité Ejecutivo tampoco tenía podersobre el Congreso. El 25 (12) denoviembre la asamblea resolvió que lospoderes del Comité Ejecutivo losasumía la Conferencia Extraordinaria yque solamente tenían derecho a voto losmiembros del Comité Ejecutivo elegidos

como delegados…Al día siguiente, no obstante la

desesperada oposición de losbolcheviques, se aprobó una enmienda aesta resolución, que concedía derecho avoz y voto a todos los miembros delComité Ejecutivo, tanto si erandelegados electos como si no lo eran.

El 27 (14) tuvieron lugar los debatessobre el problema de la tierra, querevelaron las diferencias entre elprograma agrario de los bolcheviques yel de los socialistas-revolucionarios deizquierda.

Kachinski, en nombre de lossocialistas-revolucionarios de

izquierda, glosó la historia del problemade la tierra durante la revolución. ElPrimer Congreso de los SovietsCampesinos, dijo, votó una resoluciónclara y formal a favor de la entregainmediata de las fincas de losterratenientes a los comités agrarios.Pero los dirigentes de la revolución ylos representantes de la burguesía en elGobierno Provisional insistieron en queel problema no podía ser resuelto hastala apertura de la AsambleaConstituyente… El segundo período dela revolución, el período «conciliador»,se había destacado por la entrada deChernov en el Gobierno. Los

campesinos estaban convencidos de quecomenzaría inmediatamente la soluciónpráctica del problema agrario; pero, adespecho de la voluntadinequívocamente expresada del PrimerCongreso Campesino, los reaccionariosy conciliadores del Comité Ejecutivoimpidieron toda acción. Esta políticaprovocó serios desórdenes agrarios,expresión natural de la impaciencia y dela energía reprimida de los campesinos.Los campesinos comprendieron laverdadera esencia de la revolución eintentaban pasar de las palabras a loshechos…

«Los recientes acontecimientos —

prosiguió el orador— no son una simplerevuelta ni una aventura bolchevique»,sino, por el contrario, una verdaderainsurrección popular, recibida consimpatía por todo el país…

Los bolcheviques, en general, hanadoptado una actitud correcta en elproblema de la tierra; pero, al aconsejara los campesinos tomar la tierra por lafuerza han cometido un profundo error…Los bolcheviques declararon ya en losprimeros días que los campesinosdebían tomar la tierra «mediante laacción revolucionaria de las masas».Eso es pura anarquía. La tierra puedeser tomada organizadamente… Para los

bolcheviques lo importante era resolvertodos los problemas de la revolución loantes posible, pero no les interesabacómo iban a ser resueltos estosproblemas…

El Decreto sobre la Tierra,promulgado por el Congreso de losSoviets, corresponde plenamente en lofundamental a las decisiones del PrimerCongreso Campesino. Entonces, ¿porqué el nuevo Gobierno no ha queridoseguir también la táctica trazada por esteCongreso? Porque el Consejo deComisarios del Pueblo quería acelerarla solución del problema de la tierrapara que la Asamblea Constituyente no

tuviera nada que hacer…Pero el Gobierno ha visto que eran

necesarias también medidas prácticas.Por eso ha adoptado sin más reflexionesl as Reglas paja los comités agrarios,con lo que ha creado una situación muyextraña, pues el Consejo de Comisariosdel Pueblo ha abolido la propiedadprivada sobre la tierra, en tanto que lasreglas establecidas por los comitésagrarios se basan en el principio de lapropiedad privada… Sin embargo, no esuna desgracia porque los comitésagrarios no hacen el menor caso de losdecretos del Soviet y aplican suspropias decisiones prácticas, decisiones

basadas en la voluntad de la inmensamayoría de los campesinos…

Los comités agrarios no intentan lasolución legislativa del problemaagrario, que es prerrogativa exclusivade la Asamblea Constituyente… Pero,¿querrá la Asamblea Constituyentecumplir la voluntad de los campesinosrusos? No tenemos esa seguridad… Delo único que podemos estar seguros esde que ha crecido poderosamente ladecisión revolucionaria de loscampesinos y la Asamblea Constituyentese verá obligada a resolver el problemade la tierra tal como quieran loscampesinos… La Asamblea

Constituyente no se atreverá a rompercon la voluntad claramente expresadadel pueblo… «

Después habló Lenin, a quien estavez escucharon con profunda atención.

«En el momento actual intentamosresolver no sólo el problema de latierra, sino también el problema de larevolución social, y no sólo aquí, enRusia, sino en el mundo entero. Elproblema de la tierra no puede serresuelto independientemente de losdemás problemas de la revoluciónsocial… Por ejemplo, la confiscaciónde las grandes haciendas provocará laresistencia tanto de los terratenientes

rusos como del capital extranjero al queestá unida la gran propiedad agraria porintermedio de los bancos…

En Rusia la propiedad privada sobrela tierra es la base de una inmensaopresión y la confiscación de la tierrapor los campesinos es uno de los pasosmás importantes de nuestra revolución.Pero no puede ser separado de otrospasos, lo que se ve claramente en todaslas fases que ha atravesado nuestrarevolución… El error de los socialistas-revolucionarios de izquierda consistíaen que entonces no se oponían a lapolítica conciliadora, pues sostenían lateoría de que la conciencia de las masas

no estaba todavía bastantedesarrollada…

Si el socialismo puede ser realizadosolamente cuando lo permita eldesarrollo intelectual de las masaspopulares, entonces no veremos elsocialismo ni dentro de quinientosaños… El partido político socialista esla vanguardia de la clase obrera; nodebe permitir que lo detenga el bajodesarrollo de las masas, sino debeconducir a las masas tras de sí,utilizando los Soviets como órganos deiniciativa revolucionaria… Pero paraconducir tras de sí a los vacilantes, loscamaradas socialistas-revolucionarios

de izquierda deben dejar de vacilarellos mismos…

En julio las masas popularesempezaron a volver la espalda a losconciliadores y ahora, en noviembre, lossocialistas-revolucionarios de izquierdasiguen tendiendo la mano a Avxéntiev,que se aferra a los míseros restos de supopularidad… Si continúa laconciliación, la revolución perecerá. Nopuede haber ninguna conciliación con laburguesía; su poder debe ser derribadodefinitivamente.

Nosotros, los bolcheviques, nohemos cambiado nuestro programaagrario, no hemos renunciado ni

pensamos renunciar a la abolición de lapropiedad privada sobre la tierra.Hemos adoptado las Reglas para loscomités agrarios —que no se basan deninguna manera en el principio de lapropiedad privada— porque queremoscumplir la voluntad del pueblo por elmismo medio que ha escogido para elloel propio pueblo y estrechar así laalianza de todos los elementos queluchan por la revolución socialista.

Invitamos a los socialistas-revolucionarios de izquierda a entrar enesta alianza, pero insistimos en quedejen de mirar atrás y rompan con el alaconciliadora de su partido…

Por lo que se refiere a la AsambleaConstituyente, es completamente ciertolo que ha dicho el orador precedente, deque la labor de la AsambleaConstituyente dependerá de la decisiónrevolucionaria de las masas. Y yo digo:«¡Fíate de la decisión revolucionaria,pero no sueltes el fusil!»

Después Lenin dio lectura a laresolución de los bolcheviques:

«El Congreso Campesino apoyaplenamente por todos los medios la Ley(decreto) sobre la Tierra, del 26 deoctubre de 1917, aprobada por el IICongreso de los Soviets de DiputadosObreros y Soldados de toda Rusia y

promulgada por el Consejo deComisarios del Pueblo como GobiernoProvisional Obrero y Campesino de laRepública de Rusia. El CongresoCampesino expresa su firme e inflexibledecisión de defender con toda energía laaplicación de esta ley y exhorta a todoslos campesinos a que la apoyen de modounánime y la lleven a la prácticainmediatamente por sí mismos en todaspartes. Exhorta también a loscampesinos a elegir para todos loscargos y puestos de responsabilidadexclusivamente a quienes handemostrado, no con palabras, sino conhechos, su más absoluta fidelidad a los

intereses de los campesinostrabajadores y explotados, sudisposición y su capacidad paradefender estos intereses cualquiera quehaya sido la resistencia de losterratenientes, de los capitalistas y desus partidarios o cómplices.

Al mismo tiempo, el CongresoCampesino expresa su convencimientode que la aplicación íntegra de todas lasmedidas previstas en la Ley sobre laTierra sólo es posible en el caso de quetriunfe la revolución socialista obrerainiciada el 25 de octubre, puesúnicamente la revolución socialista estáen condiciones de asegurar el paso de la

tierra sin indemnización al campesinadotrabajador, la confiscación de los bienesde los terratenientes, la plena protecciónde los intereses de los obrerosasalariados en la agricultura (al mismotiempo que se asientan inmediatamentelas bases de la abolición incondicionalde todo el sistema de esclavitudcapitalista asalariada), la distribuciónjusta y armónica de los productos de laagricultura y de la industria entre lasregiones y los habitantes del Estado, eldominio sobre los bancos (sin el cual esimposible el dominio del pueblo sobrela tierra al abolirse también lapropiedad privada de ésta), la ayuda

múltiple del Estado a los trabajadores yexplotados, etc.

Por eso, el Congreso Campesino, alapoyar sin reservas la Revolución del25 de Octubre, y al apoyadaprecisamente como revoluciónsocialista, expresa su inquebrantabledecisión de aplicar, con la necesariagradación, pero sin vacilaciones, lasmedidas de transformación socialista dela República de Rusia.

Una condición indispensable de lavictoria de la revolución socialista —única capaz de asegurar el éxito firme yel completo cumplimiento de la Leysobre la Tierra— es la plena alianza del

campesinado laborioso, explotado ytrabajador con la clase obrera —elproletariado— en todos los paísesavanzados. En la República de Rusiatoda la estructuración y dirección delEstado debe basarse de arriba abajo, apartir de hoy, en esta alianza. Barriendotodos y cada uno de los intentos directose indirectos, descarados y ocultos deretornar a la conciliación —condenadapor la vida— con la burguesía y con losejecutores de la política burguesa, estaalianza es la única capaz de asegurar lavictoria del socialismo en todo elmundo».

Los reaccionarios del Comité

Ejecutivo ya no se decidieron aintervenir abiertamente. Chernov, sinembargo, subió varias veces a la tribunay habló con modesta y cautivadoraimparcialidad. Le invitaron a ocupar unpuesto en la presidencia… A la segundanoche del Congreso entregaron, una notaanónima al presidente, proponiendoelegir a Chernov presidente honorario.Ustínov leyó esta nota, peroinmediatamente Zinóviev se levantó ygritó que era un ardid del viejo ComitéEjecutivo para apoderarse delCongreso. El salón de sesiones seconvirtió al instante en una masarugiente de rostros descompuestos y

puños crispados, ambos bandosperdieron los estribos… No obstante,Chernov conservaba todavía una granpopularidad.

Durante los tormentosos debatessobre la cuestión agraria y la resoluciónde Lenin los bolcheviques estuvierondos veces a punto de abandonar elCongreso, pero los contuvieron suslíderes… A mí me pareció que elCongreso se había escindido sinremedio.

Pero nadie sabía que en el Smolnyse sostenían ya conversaciones secretasentre los socialistas-revolucionarios deizquierda y los bolcheviques. Al

principio los socialistas-revolucionariosde izquierda reclamaban la formación deun Gobierno compuesto porrepresentantes de todos los partidossocialistas, tanto si formaban parte delos Soviets como si no. Exigían que esteGobierno fuese responsable ante elConsejo Popular, integrado por igualnúmero de delegados de lasorganizaciones de obreros y soldados yde las organizaciones de campesinos ycompletado con representantes de lasdumas municipales y de los zemstvos.Lenin y Trotski debían ser eliminadosdel Gobierno y disueltos el ComitéMilitar Revolucionario y otros órganos

represivos.El 28 (15) de noviembre por la

mañana, después de una terrible luchaque duró toda la noche, se llegó a unentendimiento. Se decidió aumentar elCEC, compuesto por 108 miembros, conotros 108 miembros del CongresoCampesino elegidos proporcionalmente;100 delegados, elegidos directamentepor el Ejército y la Marina y 50representantes de los sindicatos (35 delas uniones generales, 10 de losferroviarios y 5 de los empleados decorreos y telégrafos). Las dumas y loszemstvos fueron rechazados. Lenin yTrotski permanecieron en el Gobierno y

el Comité Militar Revolucionariocontinuó en funciones.

Las reuniones del Congreso fuerontrasladadas a la Escuela Imperial deDerecho (Fontanka, 6), donde tenía suslocales el Comité Ejecutivo de losSoviets Campesinos. Allí, en el vastosalón de sesiones, se reunieron losdelegados el miércoles por la tarde. Elviejo Comité Ejecutivo se retiró y abriósu sesión aparte en otra habitación delmismo edificio con participación de losdelegados que se habían escindido y derepresentantes de los comités delEjército.

Chernov pasaba de una reunión a

otra, observando atentamente todo loque ocurría. Estaba enterado de que sehabía discutido el acuerdo con losbolcheviques, pero no sabía que sehabía alcanzado ya.

«Ahora, cuando todos se manifiestana favor de la formación de un Gobiernoen el que estén representados todos lospartidos socialistas —dijo en la reuniónde los disidentes— muchos olvidan elprimer ministerio, que no era decoalición y en el que sólo había unsocialista, Kerenski. Este Gobierno, ensu día, era muy popular. Hoy todosacusan a Kerenski, todos olvidan que fuecolocado en el poder no sólo por los

Soviets, sino también por las masaspopulares…

¿Por qué la opinión pública volvióla espalda a Kerenski? Los salvajeshacen sus ídolos y les elevan susoraciones, pero si no cumplen sussúplicas los castigan. Lo mismo sucedeahora… Ayer Kerenski, hoy Lenin yTrotski y mañana será otro cualquiera…

Nosotros hemos propuesto aKerenski y a los bolcheviques retirarsedel poder. Kerenski ha aceptado: hoy haanunciado desde su refugio que dimitedel cargo de Ministro-Presidente. Losbolcheviques quieren mantenerse en elpoder, pero no saben qué hacer con él…

Se mantengan los bolcheviques o noes un hecho que no cambiará losdestinos de Rusia. El campo ruso sabeperfectamente lo que quiere y toma suspropias medidas… Y, en definitiva, seráel campo el que nos salve…»

Mientras tanto, en la sala grande,Ustínov comunicó el acuerdo entre elCongreso Campesino y el Smolny. Losdelegados acogieron la noticia conindescriptible y delirante júbilo. Depronto apareció Chernov y pidió lapalabra.

«Veo —comenzó— que se haconcluido un acuerdo entre el CongresoCampesino y el Smolny. Este acuerdo es

ilegal, puesto que el verdaderoCongreso de los Soviets Campesinos sereunirá solamente la semana próxima…

Además, debo advertiros que losbolcheviques jamás cumplirán vuestrasdemandas…»

Su discurso fue interrumpido por unaexplosión de risa. Se hizo cargorápidamente de la situación, bajó de latribuna y salió del salón de sesiones,llevándose consigo toda supopularidad…

* * *

Avanzada la tarde del jueves, 29

(16) de noviembre, se abrió una reuniónextraordinaria del Congreso. Elambiente era de fiesta, la sonrisa estabaen todas las caras… Las últimascuestiones prácticas que quedabanpendientes en el Congreso fueronresueltas rápidamente y entonces tomó lapalabra Natansón, de barba canosa,venerable líder de los socialistas-revolucionarios de izquierda. Con voztrémula y lágrimas en los ojos diolectura a la información sobre la«alianza matrimonial» de los SovietsCampesinos con los Soviets de Obrerosy Soldados. Cada vez que pronunciabala palabra «alianza», la sala estallaba en

atronadores aplausos… CuandoNatansón concluyó, Ustínov anunció lallegada de una delegación del Smolny,acompañada de representantes de laGuardia Roja. Los recibieron con unagrandiosa ovación. Por la tribunadesfilaron un obrero, un soldado y unmarino, que saludaron al Congreso.

Luego habló Borís Reinstein,delegado del Partido Obrero SocialistaNorteamericano. «El día del acuerdoentre el Congreso de los Soviets deDiputados Campesinos y los Soviets deDiputados Obreros y Soldados es uno delos días más importantes de larevolución. Este día despertará un

profundo eco en todo el mundo: enParís, en Londres, al otro lado delOcéano, en Nueva York. Esta alianzallenará de dicha el corazón de todos lostrabajadores.

La gran idea ha triunfado. El Oeste yAmérica esperaban hace tiempo deRusia, del proletariado ruso, algoextraordinario e impresionante… Elproletariado mundial esperaba hacetiempo la revolución rusa, esperabahace tiempo las grandes cosas que harealizado…»

Sverdlov, presidente del CEC,dirigió un saludo.

Después los campesinos salieron a

la calle con gritos de «¡Se acabó laguerra civil! ¡Viva la democraciaunida!»

Era ya de noche y en la nieve heladase reflejaban los pálidos destellos de laluna y las estrellas. A lo largo del canalhabían formado en correcto orden demarcha los soldados del Regimiento dePávlovsk. Su banda de música tocaba LaMarsellesa. En medio de los estentóreosgritos de saludo de los soldados, loscampesinos formaron en columna ydesplegaron la enorme bandera roja delComité Ejecutivo de los Soviets deDiputados Campesinos de toda Rusia,que llevaba bordada en oro esta nueva

inscripción: «¡Viva la unión de lasmasas trabajadoras revolucionarias!»Detrás seguían otras banderas, las de losSoviets de distrito. En la de la fábricaPutílov estaba escrito: «¡Nos inclinamosante esta bandera para crear lafraternidad de todos los pueblos!»

No se sabe de dónde aparecieronantorchas, que alumbraron la noche conluz cárdena. Reflejándose mil veces enlas facetas del hielo se alzaban sobre elgentío, que avanzaba cantando por elmalecón de Fontanka ante las miradasdel numeroso público en atónitosilencio.

«¡Viva el Ejército revolucionario!

¡Viva la Guardia Roja! ¡Vivan loscampesinos!»

Esta inmensa procesión desfiló portoda la ciudad. Se le uníancontinuamente y desplegaban sobre ellanuevas banderas rojas bordadas en oro.Dos viejos campesinos, encorvados porel trabajo, iban del brazo con las carasresplandecientes de alegría.

«Bueno —dijo uno—, ¡veremosquién nos quita ahora la tierra!…»

Cerca del Smolny la Guardia Rojahabía formado a ambos lados de lacalle, delirante de júbilo.

«No me he cansado ni una pizca —dijo a su compañero el otro viejo

campesino—. ¡He venido volando comosi tuviera alas!…»

En los peldaños del Smolny seagolpaban unos cien diputados obreros ycampesinos con banderas; éstasnegreaban sobre el fondo de la viva luzque salía de la casa. Como ola entempestad bajaron corriendo la escalera,abrazando y besando a los campesinos.Y la procesión se encaminó a la puertay, con gran bullicio, empezó a subir laescalera…

En la inmensa sala blanca desesiones la esperaba el CEC en pleno,todo el Soviet de Petrogrado y miles deespectadores. El ambiente era solemne:

todos se percataban de la grandeza delhistórico momento.

Zinóviev dio lectura al acuerdo conel Congreso Campesino. Fue recibidocon estruendoso júbilo, que se convirtióen verdadera tempestad cuando sonó lamúsica en el pasillo y entraron en la salalas primeras filas de la manifestación.La presidencia se puso en pie, dio sitioa la presidencia campesina y la recibiócon abrazos. Sobre el tablado, en lablanca pared, encima del marco vacíodel que habían cortado el retrato del zar,había dos banderas…

Y se inauguró la solemne sesión.Después de unas palabras de saludo,

pronunciadas por Sverdlov, subió a latribuna María Spiridónova, delgada ypálida, con espejuelos, el cabellopeinado hacia atrás, parecida a unamaestra de Nueva Inglaterra, la mujermás popular e influyente en Rusia.

«…Ante los obreros de Rusia seabren nuevos horizontes sin precedenteen la historia… Hasta ahora todos losmovimientos obreros terminabansiempre derrotados. Pero el actualmovimiento es internacional y por eso esinvencible. ¡No hay fuerza en el mundocapaz de apagar el fuego de larevolución! El mundo viejo sucumbe.Nace un mundo nuevo…»

Luego habló Trotski, lleno de ardor:«¡Bienvenidos, camaradas campesinos!¡No venís aquí como huéspedes, sinocomo dueños de esta casa en la que lateel corazón de la revolución rusa! En estasala está concentrada hoy la voluntad demillones de obreros… De hoy enadelante la tierra rusa no conoce másque un dueño: la unión de obreros,soldados y campesinos…»

Habló con mordaz sarcasmo de losdiplomáticos de los países aliados(Entente), que todavía menospreciabanla propuesta de Rusia de concluir elarmisticio, aceptada ya por las potenciascentrales.

«Una nueva humanidad nace de estaguerra… Aquí, en esta sala, juramosante los trabajadores de todos los paísespermanecer en nuestro puestorevolucionario. Si somos derrotados,moriremos defendiendo nuestrabandera…»

Le siguió Krylenko, que expuso lasituación en el frente, donde Dujoninpreparaba la resistencia al Consejo deComisarios del Pueblo. «¡Que Dujonin ycompañía comprendan bien que nogastaremos contemplaciones con quienesnos cierren el camino de la paz!»

Dybenko saludó a la asamblea ennombre de la Marina y Krushinski,

miembro del Víkzhel, dijo:«¡Desde este momento, desde el

momento en que se ha realizado la uniónde todos los verdaderos socialistas,todo el ejército de los ferroviarios sepone por entero a disposición de lademocracia revolucionaria!»

Luego hablaron Lunacharski, queapenas podía contener las lágrimas, yProshián, en nombre de los socialistas-revolucionarios de izquierda, y,finalmente, Sajarashvili, quien declaróen nombre de los socialdemócratasinternacionalistas unificados,compuestos por los grupos de Mártov yGorki:

«Nosotros abandonamos el CECcomo protesta contra la políticaintransigente de los bolcheviques y conel fin de obligarles a hacer concesionespara realizar la unión de toda lademocracia revolucionaria. Ahora queesta unión se ha hecho, consideramosnuestro sagrado deber ocupar de nuevolos puestos en el CEC… Declaramos quetodos los que han abandonado el CECdeben reintegrarse a él».

Stashkov, venerable campesino de lapresidencia del Congreso Campesino,subió a la tribuna e hizo reverencias atoda la sala. " ¡Os felicito, compañeros,por el bautismo de la nueva vida rusa y

de la libertad!»Luego hablaron Bronski, en nombre

de la socialdemocracia polaca;Skrípnik, por los comités de empresa;Trífonov, por los soldados rusos quecombatían en Salónica, y otros oradores,que descargaron sus corazones con laalegre elocuencia de hombres que veíancumplidas sus más fervientesesperanzas.

Muy avanzada la noche se propuso yaprobó por unanimidad la siguienteresolución:

«El CEC de los Soviets deCampesinos, Obreros y Soldados detoda Rusia, conjuntamente con el

Congreso Campesino Extraordinario detoda Rusia, confirma los decretos sobrela paz y la tierra, aprobados por el IICongreso de los Soviets de DiputadosObreros y Soldados de toda Rusia, asícomo el decreto sobre el control obrero,aprobado por el Comité EjecutivoCentral de los Soviets de toda Rusia.

La reunión conjunta del CEC y delCongreso Campesino de toda Rusiaexpresa su firme convicción de que launión de los obreros, soldados ycampesinos, esta unión fraternal detodos los trabajadores explotados,después de consolidar el poder estatalconquistado, adoptará por su parte todas

las medidas revolucionarias paraacelerar el paso del poder a manos delas masas trabajadoras de otros paísesmás avanzados y asegurará de estamanera la firme victoria de la causa deuna paz justa y de la causa delsocialismo…»

JOHN REED (1887-1920), periodista ydirigente obrero estadounidense. Cursóestudios en la Universidad de Harvard.En 1911 viajó a México comocorresponsal de guerra del MetropolitanMagazine, donde sus entrevistas yreportajes sobre la Revolución tuvieronun gran éxito. Dos años después trabaja

para el periódico radical The Masses.Acompañó a Francisco Villa en susataques por el norte de México,convivió con los soldados y conoció aVenustiano Carranza, presidente de estepaís. Todas sus impresiones sobre laRevolución Mexicana las recogió en unlibro titulado México insurgente(publicado en México en 1954).

Además escribió sobre las huelgasde los mineros de Colorado (EstadosUnidos) en 1914 y cuando estalló la IGuerra Mundial, volvió a trabajar comocorresponsal de guerra. En 1916 escribeLa guerra en el este de Europa. Durantesu visita a Rusia, entabla amistad con

Lenin y presencia la toma del poder porparte de los bolcheviques en Petrogrado(hoy San Petersburgo) en 1917.

Su obra más famosa es Ten daysthat shook the world (Diez días queestremecieron al mundo, 1919), relatosobre la Revolución bolchevique. A suregreso a Estados Unidos, junto conotros miembros, fue expulsado delCongreso Socialista Nacional de agostode 1919. El grupo disidente formó elPartido Comunista de Estados Unidos.

Acusado de espionaje, escapó a laUnión Soviética, muriendo el 17 deoctubre de 1920 en Moscú y siendoenterrado en el Kremlin junto a otros

líderes bolcheviques.

NOTAS

[1] John Reed da todas las fechas segúnel nuevo calendario. En la presenteedición se indican entre paréntesis lasfechas del viejo calendario. —Edit <<

[2] Kornilov to Brest-Litovsk, J. Reed.Este libro no se publicó. J. Reed no tuvotiempo de terminarlo. —Edit. <<

[3] Febrero (viejo calendario). —Edit.<<

[4] William English Walling (1877-1936): economista y sociólogonorteamericano, autor de varios trabajossobre el movimiento obrero y elsocialismo. El trabajo de WallingMensaje de Rusia, que cita J. Reed, fuepublicado en los EE.UU. en 1908. —Edit. <<

[5] Aunque tienen algunas inexactitudes,l a s Notas y aclaraciones de J. Reedofrecen considerable interés. Muestranlo meticulosamente que estudió lasrelaciones políticas existentes en Rusiaen el período anterior a Octubre y sobretodo permiten juzgar las simpatías yantipatías políticas del autor y su propiaapreciación de los partidos y grupos querivalizaban entre sí. - Edit. <<

[6] Cruz de San Jorge: orden instituida en1769 para condecorar a los generales yoficiales por hazañas militares y porantigüedad de servicio. —Edit. <<

[7] J. Reed se refiere al periódicoIzvestia del CEC, que se hallabaentonces en manos de los mencheviquesy eseristas. —Edit. <<

[8] Campo de Marte: una plaza dePetrogrado (hoy Leningrado) donde el 5de abril (23 de, marzo) fueronsepultados los combatientes caídos en lalucha contra la autocracia en los días dela Revolución Democrático-Burguesa deFebrero. —Edit. <<

[9] Proceso de Beilis: proceso judicialorganizado en 1913 por el Gobiernozarista contra el judío Beilis, acusadocalumniosamente del asesinato de unmuchacho cristiano con fines rituales.Los intelectuales rusos avanzados,encabezados por los escritoresKorolenko y Gorki, formaron un comitéde lucha contra la política antisemita delzarismo y organizaron la defensa deBeilis en el juicio. Beilis fue absuelto.—Edit. <<

[10] J. Reed emplea aquí la palabra«secta» queriendo subrayar queinmediatamente después de laRevolución Democrático-Burguesa deMarzo de 1917, el Partido bolchevique,recién salido de la clandestinidad, eraaún relativamente poco numeroso. —Edit. <<

[11] Arrabal de Saint Antoine: nombrede un suburbio de París, cuya poblacióntrabajadora se distinguió por sucombatividad en el curso de losalzamientos revolucionarios en Franciade fines del siglo XVIII y en el siglo XIX.J. Reed compara con este arrabal labarriada de Vyborg, conocido distritoobrero de Petrogrado. —Edit. <<

[12] Trotski (Bronshtéin) L. D.: miembrodel POSPR desde 1897, menchevique. Enel verano de 1917 ingresó en el Partidobolchevique. Pero Trotski no abrazó lasposiciones del bolchevismo y sostuvouna lucha solapada y franca contra elleninismo, contra la política del Partido,por lo que en 1927 fue expulsado delPartido. —Edit. <<

[13] Kollontái Alexandra Mijáilovna(1872-1952): militante del Partidodesde 1915. Después de la Revoluciónde Octubre, Comisario del Pueblo deAsistencia Pública. En 1920 dirigía lasección femenina del CC del PC(b)R. En1921-1922 formó parte del SecretariadoFemenino Internacional de laInternacional Comunista. Desde 1923ocupó distintos cargos diplomáticos deresponsabilidad. - Edit. <<

[14] Zinóviev (Radomyslski) G. E:incurrió en reiteradas desviaciones delbolchevismo y acabó por romper con elmarxismo-leninismo. En octubre de1917 junto con Kámenev hizo traición,pronunciándose en el periódicomenchevique Nóvaya Zhizn contra elacuerdo del CC sobre la insurrección ydelatando así el plan del alzamiento alos enemigos. En una carta a losmiembros del Partido bolchevique Lenincondenó este acto de Zinóviev yKámenev como esquirolaje y demandóque fuesen expulsados del Partido.Después de la victoria de la Revolución

de Octubre Zinóviev era partidario de laformación de un Gobierno de coalicióncon representantes de los mencheviques,de los eseristas y de los «socialistaspopulares». Por su incesante actividadfraccionista contra el Partido fueexpulsado de las filas de éste.Readmitido, continuó su actividadantipartidaria y antisoviética y fueexpulsado nuevamente. —Edit. <<

[15] Parte de los famosos Documentos deSisson. - J. Reed: Sisson, periodistanorteamericano reaccionario quepublicó en los EE.UU. una recopilaciónde falsificaciones fabricadas con objetode desacreditar a los dirigentesbolcheviques. —Edit. <<

[16] De agosto (según el viejocalendario). En Petrogrado laselecciones tuvieron lugar el 20 deagosto. —Edit. Véase Notas yaclaraciones. —J. Reed. <<

[17] Al cambio de entonces el centavoequivalía a 3-5 kopeks —Edit. <<

[18] Meyerhold V. E. (1874-1940): actory director escénico soviético. —Edit.<<

[19] Cuerpo de Pajes: institución deenseñanza militar privilegiada de laRusia zarista para los hijos de losgenerales y altos dignatarios. —Edit. <<

[20] Schnitzler Artur (1862-1931):escritor austriaco. —Edit. <<

[21] La Conferencia de comités deempresa de Petrogrado, celebrada del30 de mayo (12 de junio) al 3 (16) dejunio, en su inmensa mayoría (75% delos delegados) siguió a losbolcheviques. —Edit. <<

[22] Orden de Santa Ana: una de lascondecoraciones zaristas que sellevaban de una cinta al cuello. - Edit.<<

[23] En agosto (según el viejocalendario). —Edit. <<

[24] Formaban el directorio provisionalKerenski, Nikitin, Teréschenko,Verjovski y Verderevski. —Edit. <<

[25] Miembros del ala internacionalistarevolucionaria del socialismo europeo.Fueron llamados así por su ConferenciaInternacional, celebrada en 1915 enZimmerwald (Suiza). - J. Reed. <<

[26] La conferencia no se celebró debidoa la caída del Gobierno Provisional. —Edit. <<

[27] Andrew Bonar Law (1858-1928):político inglés, líder conservador, en1917 Canciller del Tesoro (Ministro deHacienda) en el Gobierno de coaliciónde LIoyd George y líder de la Cámarade los Comunes. —Edit. <<

[28] La milla es igual a 1,6 kms. —Edit.<<

[29] Búrtsev V. L.: editor liberal burgués.Su periódico Obschee Dielo (1917) seoponía a los bolcheviques. Pocodespués de la revolución, Búrtsevemigró a París, donde reanudó laedición del periódico, imprimiéndoleuna orientación monárquica. —Edit. <<

[30] Instituto Smolny: establecimientoprivado de enseñanza y educaciónadjunto al Convento Smolny. —Edit. <<

[31] El curso de la discusión delproblema de la insurrección armada enlas históricas reuniones del ComitéCentral del Partido bolchevique deoctubre de 1917 no ha sido expuestocorrectamente. El acuerdo sobre lainsurrección armada se tomó en unareunión cerrada del Comité Central delPartido el 23 (10) de octubre de 1917, ala que asistieron Lenin, Bubnov,Dzerzhinski, Zinóviev, Kámenev,Kollontái, Lómov, Sverdlov,Sokólnikov, Stalin, Trotski y Uritski.Contra la resolución propuesta porLenin votaron Zinóviev y Kámenev. Seis

días después, el 29 (16) de, octubre, secelebró una reunión ampliada del CC delPartido a la que asistieronrepresentantes de la Comisión Ejecutivadel Comité de Petrogrado del Partido,de la organización militar, del Soviet dePetrogrado, de los sindicatos, de loscomités de empresa, de los ferroviariosy del Comité del Partido de la región dePetrogrado. En esta reunión Lenin diolectura a la resolución adoptada en lareunión anterior del CC. En suintervención Lenin subrayó que lasituación política objetiva, tanto enRusia como en Europa, dictaba lanecesidad de aplicar la política más

resuelta y activa, que sólo podía ser lainsurrección armada. Lenin propuso a laasamblea una resolución que aplaudiesey apoyase el acuerdo del CC sobre lainsurrección (véase Obras, t. 26, pág.165). La resolución fue aprobada por 19votos contra 2 y 4 abstenciones.Zinóviev y Kámenev volvieron a votarcontra la resolución del CC. —Edit. <<

[32] Inexacto en el autor. Este númeroapareció el 1 de noviembre (19 deoctubre). —Edit. <<

[33] El autor se refería, por lo visto, a lacuenca hullera del Donets. —Edit. <<

[34] Obreros Industriales del Mundo(I.W.W.): una de las organizacionessindicales revolucionarias de masas delos EE.UU. Surgió en 1905 bajo lainfluencia de los acontecimientosrevolucionarios en Rusia. Prácticamentedejó de existir en los años treinta,degenerando en una organizaciónsectaria que había perdido susanteriores vínculos con las masas. En laépoca de esplendor de I.W.W., JohnReed tomó activa participación en sulabor. —Edit. <<

[35] Esta declaración no era sincera deltodo. En julio el Gobierno Provisionalhabía suspendido los periódicosbolcheviques y ahora se disponía ahacer lo mismo.´— J.Reed. <<

[36] Karakhán no era miembro del CC. -Edit. <<

[37] Esta asamblea se celebró el 31 (18)de octubre. —Edit. <<

[38] Zálkind I. A.: activo participante dela Revolución de Octubre, miembro dela organización bolchevique dePetrogrado. —Edit. <<

[39] Acróbata famoso en aquel tiempo.—Edit. <<

[40] Le conocen bien los participantesdel movimiento, obrero norteamericano.—J. Reed.Se tiene en cuenta a VladímirSerguéievich Shátov, que habíaregresado de América en junio de 1917;uno de los organizadores de «ObrerosIndustriales del Mundo»; en 1917miembro del Comité MilitarRevolucionario de Petrogrado y de lapresidencia del Consejo Central de loscomités de empresa; posteriormentecomunista. —Edit. <<

[41] Erlij: uno de los líderesmencheviques. —Edit. <<

[42] No es exacto. El mencionadoartículo fue publicado en Rabochi Put el7 de noviembre (25 de octubre) de 1917sin firma. El autor no ha sidoidentificado. —Edit. <<

[43] Bajo el arco del Estado MayorCentral. —Edit. <<

[44] Kámenev (Rozenfeld) L. B.: en elPartido bolchevique desde el año 1901.Después de la Revolución de Octubre,presidente del Soviet de Moscú yvicepresidente del Consejo deComisarios de Pueblo. Se opusoreiteradamente a la política leninista delPartido, después de la RevoluciónDemocrático-Burguesa de Febrero semanifestó contra el rumbo del Partidoorientado a la revolución socialista; ennoviembre de 1917 era partidario de laformación de un Gobierno de coaliciónen el que participasen mencheviques yeseristas. Terminó rompiendo con el

marxismo-leninismo y fue expulsado delPartido. —Edit. <<

[45] Según la reseña de Pravda, esto lodijo Jarash. —Edit. <<

[46] J. Reed atribuye el siguientediscurso a Jinchuk. Según todas lasreseñas periodísticas es la continuacióndel discurso de Kuchin. —Edit. <<

[47] Iskosol: Comité Ejecutivo de lossoldados de las unidades letonas del XIIEjército. —Edit. <<

[48] Más adelante, por lo visto, J. Reedune dos discursos: el de Abramóvich yel de Erlij. —Edit. <<

[49] Alude al monumento al zarAlejandro III. —Edit. <<

[50] Noticias Diarias Rusas: periódicoque aparecía en 1917, en Petrogrado, eninglés. —Edit. <<

[51] Salvas del Aurora. El autor incurreen una inexactitud: el 25 de octubre (7de noviembre), a las 21 horas 45minutos, el crucero Aurora disparó unsolo cañonazo con proyectil de fogueo,anunciando el comienzo del asalto alPalacio de Invierno. Las destrucciones aque se refiere Reed fueron causadas porlos cañones de la fortaleza de Pedro yPablo. —Edit. <<

[52] La firma «Los delegados de losSoviets Campesinos» se añadió despuésde la correspondiente declaración delrepresentante de los campesinos. —Edit.<<

[53] Los datos que se citan en el librosobre el nombramiento de comisariosinterinos para los ministerios no sonexactos: para el Ministerio de NegociosExtranjeros fue designado Uritski nadamás; la dirección del Ministerio deMarina la asumió el Comité MilitarRevolucionario de la Marina de Guerra,elegido por representantes de todas lasflotas en el Congreso de los Soviets detoda Rusia. —Edit. <<

[54] El llamamiento lleva esta firma:«Congreso de los Soviets de DiputadosObreros y Soldados de toda Rusia». —Edit. <<

[55] Nerátov: Subsecretario de NegociosExtranjeros del Gobierno Provisional,ex diplomático zarista. —Edit. <<

[56] Se refiere al mandato aprobado porel Congreso al mismo tiempo que elDecreto sobre la Tierra. —Edit. <<

[57] A los eseristas de izquierda lesseguía sólo una parte de los campesinosrevolucionarios. —Edit. <<

[58] Víkzhel: Comité Ejecutivo delSindicato Ferroviario de toda Rusia. —Edit. <<

[59] Muraviov era teniente coronel. —Edit. <<

[60] Menchevique-eserista. —Edit. <<

[61] «¡Audacia, más audacia y siempreaudacia!» Célebre exclamación deDantón en su discurso del 2 deseptiembre de 1792 ante la AsambleaLegislativa de Francia sobre el peligrode guerra y la defensa de la revoluciónfrente a la invasión de la coalicióncontrarrevolucionaria de Prusia yAustria. —Edit. <<

[62] Calle en el distrito de los ricos deNueva York. —Edit. <<

[63] Sicarios de la guardia de Iván elTerrible, siglo XVII. - J. Reed. <<

[64] Las palabras entre paréntesis no secitan en los periódicos. —Edit. <<

[65] «Dios salve al Zar» (Inexacto. Elcarillón de la fortaleza de Pedro y Pablotocaba el Gloria). —Edit. <<

[66] 10 de noviembre según el nuevocalendario. —Edit. <<

[67] Albert Rhys Williams: amigo deJohn Reed, notable líder y publicistaprogresivo norteamericano; autor devarios libros sobre la lucha de lostrabajadores de la URSS por elsocialismo. —Edit. <<

[68] Luisa Bryant (1890-1936): escritoranorteamericana, esposa y compañera deJohn Reed. —Edit. <<

[69] El autor se refiere a la históricabatalla de Valmy, del 20 de septiembrede 1792, en que los destacamentosvoluntarios del Ejército revolucionariofrancés derrotaron a las tropas prusianasque avanzaban sobre París y las hicieronretroceder. En la batalla deWissemburgo, de 1794, las tropasrevolucionarias francesas, de hecho almando de Saint Just, derrotaron alEjército austriaco y lo arrojaron de lasfronteras de Francia. —Edit. <<

[70] Muraviov no tenía firmesconvicciones políticas. Antes de pasarsea los Soviets, era partidario de laconsigna: «Guerra hasta el finvictorioso». En los días de lakorniloviada, se pasó a los eseristas deizquierda. Posteriormente Muraviovhizo traición al Poder soviético. —Edit.<<

[71] Comité de Seguridad Pública: centroprincipal de la contrarrevolución enMoscú durante las jornadas de octubrede 1917. —Edit. <<

[72] El 29 de octubre (11 de noviembre)el Víkzhel (Comité Ejecutivo delSindicato Ferroviario de toda Rusia),que era después de la Revolución deOctubre uno de los centros de laactividad antisoviética, adoptó unaresolución en la que exigía la formaciónde un Gobierno de todos los partidos«socialistas». Según la directriz deLenin y del CC, las conversaciones conel Víkzhel debían servir de «coberturadiplomática de las operacionesmilitares». Pero, a despecho de la líneade Lenin y del CC, Kámenev ySokólnikov, que participaban en estas

conversaciones, aceptaron la exigenciadel Víkzhel, es decir, la inclusión en elGobierno, además de los bolcheviques,de representantes de los mencheviques yeseristas, partidoscontrarrevolucionarios.El 2 (15) de noviembre, el ComitéCentral del Partido, a propuesta deLenin, aprobó una resolución querechazaba el acuerdo con estos partidoscontrarrevolucionarios; en la resoluciónse subrayaba que, «sin hacer traición ala consigna del Poder soviético, nopuede renunciarse al Gobiernopuramente bolchevique» si el Congresode los Soviets de toda Rusia ha

entregado el poder a este Gobierno. Así,pues, las palabras citadas de Kámenevno expresaban el sentir de losbolcheviques, sino del pequeño grupooportunista dentro del Comité Central,que consideraba imposible la revoluciónsocialista en Rusia. —Edit. <<

[73] Se refiere a la «Conferencia deReconciliación». —Edit. <<

[74] Esta frase puede ser traducidaaproximadamente así: «¡Muy bien!Iremos a comer a los cuarteles». —Edit.<<

[75] Tammany o Tammany Hall: sede dela dirección del Partido Demócrata enNueva York, se convirtió en sinónimode toda clase de abusos y delitoscomunes por haberse descubierto enaquel tiempo numerosos casos decomplicidad de los líderes demócratasneoyorquinos con estos delitos. —Edit.<<

[76] Tom Mooney: activo dirigente delmovimiento obrero de los EE.UU.,fundidor, fue condenado a muerte por laprovocadora acusación de haberarrojado una bomba durante un desfileen San Francisco, el 22 de julio de1916. Fue tal la indignación de lostrabajadores que el presidente Wilsontuvo que intervenir y la pena de muertele fue conmutada a Tom Mooney por lade reclusión perpetua. A pesar dehaberse demostrado su inocencia TomMooney estuvo en presidio más deveinte años y salió en libertad durante lapresidencia de Roosevelt —Edit. <<

[77] Berkman: uno de los encartados enel proceso de Tom Mooney. —Edit. <<

[78] Véase el capítulo XI. —J. Reed. <<

[79] Pie = 30,5 cm; yarda = 91,5 cm. —Edit. <<

[80] De noviembre. —Edit. <<

[81] Las palabras entre paréntesis nofiguran en las actas del CEC. —Edit. <<

[82] No es exacto. La resolución de Lariny de los eseristas de izquierda fuerechazada por veinticinco votos contraveinte. —Edit. <<

[83] Se refiere al Llamamiento delComité Central del Partido ObreroSocialdemócrata (bolchevique) de Rusiaa todos los miembros del Partido y atodas las clases trabajadoras de Rusia.El llamamiento fue escrito por Lenin el18-19 (5-6) de noviembre y publicadoen Pravda el 20 (7) de noviembre de1917. —Edit. <<

APÉNDICE - I

[1a] Oborontsi (defensistas). Todos losgrupos socialistas moderados adoptaroneste nombre y así los llamaban losdemás; estos partidos y grupospreconizaban la continuación de laguerra bajo la dirección de los aliados,considerándola como una guerra dedefensa nacional. <<

[2a] Salarios y precios de los artículosde primera necesidad antes y durantela revolución.

Las tablas siguientes de los salarios yprecios de los artículos de primeranecesidad, publicadas en Nóvaya Zhizn,el 26 (13) de octubre de 1917, fueronconfeccionadas por un comité,constituido por representantes de laCámara de Comercio de Moscú y de lasección moscovita del Ministerio deTrabajo.

Jornal (en rublos y kopeks)

Oficio Julio1914

Julio1916

Agosto1917

Carpinteros,ebanistas

1,60-2,00

4,00-6,00 8,50

Cavadores 1,30-1,50

3,00-3,50 —

Albañiles yestuquistas

1,70-2,35

4,00-6,00 8,00

Pintores,empapeladores

1,80-2,20

3,00-5,50 8,00

Herreros 1,00-2,25

4,00-5,00 8,50

Estufistas ydeshollinadores

1,50-2,00

4,00-5,50 7,50

Cerrajeros 0,90-2,00

3,50-6,00 9,00

1,00- 2,50-

Peones 1,50 4,50 8,00

Circulan numerosas historias de lasgigantescas subidas de los salarios delos obreros rusos inmediatamentedespués de la Revolución de Febrero.Sin embargo, los datos publicados porel Ministerio de Trabajo comocaracterísticos de la situación en todaRusia muestran la gran distancia quemedia entre estas fábulas y la verdad. Enrealidad, el salario de los obreros fuecreciendo despacio y poco a poco y seelevó, por término medio, en poco másdel 500%…Y, entretanto, el poder adquisitivo del

rublo disminuyó a menos de un tercio ylos precios de los productos de primeranecesidad se incrementaronenormemente. La siguiente tabla fueconfeccionada por la Duma Municipalde Moscú, donde había más comestiblesque en Petrogrado y, por lo tanto, eranmás baratos.

Precio de los comestibles (en rubIos ykopeks)

Alimento Agosto1914

Agosto1917

Aumento%

Pan decenteno(por libra)

0,025 0,120 330

Pan blanco(por libra)

0,050 0,200 330

Carne devaca (porlibra)

0,22 1,10 400

Carne deternera (porlibra)

0,26 2,15 727

Carne decerdo (porlibra)

0,23 2,00 770

Arenques(por libra) 0,06 0,52 767

Queso (porlibra) 0,40 3,50 754

Mantequilla(por libra) 0,48 3,20 557

Huevos(pordecena)

0,30 1,60 443

Leche (porkrushka) 0,07 0,40 471

La libra equivale a 410 gramos. El pudequivale a 16,38 kg. El arshín equivale a71, 12 cm. El castor es un paño de lana.—Edit.Así, pues, los productos alimenticiosencarecieron, por término medio, en el556%, es decir, subieron un 51% másque los salarios.Por lo que se refiere a los demásartículos de primera necesidad, los

precios subieron con celeridad pasmosa.La tabla siguiente fue confeccionada porla sección económica del Soviet deDiputados Obreros de Moscú ycorregida y aprobada luego por elMinisterio de Abastos del GobiernoProvisional.

Precios de los artículos de primeranecesidad (en rublos y kopeks)

Agosto1914 Agosto1917

Aumento%

Percal(porarshín)

0,11 1,40 1.173

Telas de

algodón(porarshín)

0;15 2,00 1. 233

Paño 2,00 40,00 1. 900Castor 6,00 80,00 1. 233Calzadode hombre(por par)

12,00 144,00 1.097

Suelas(porarshín)

20,00 400,00 1.900

Galochas(por par) 2,50 15,00 500

Traje dehombre 40,00 400-

455900-1.109

Té (porlibra) 4,50 18,00 300

Fósforos(paquete) 0,10 0,50 400

Jabón (porpud) 4,50 40,00 780

Queroseno(porbalde)

1,70 11,00 547

Bombones(por pud) 8,50 100,00 1.076

Caramelos(por libra) 0,30 4,50 1. 400

Leña (porcarga) 10,00 120,00 1.100

Carbón demadera 0,80 13,00 1. 525

Distintosartículos 1,00 20,00 1. 900

de metal

Las mencionadas categorías de artículosde primera necesidad encarecieron, portérmino medio, en el 1.109%, o sea, másdel doble en comparación con el salario.La diferencia entre estos porcentajes deencarecimiento, como es natural, se laembolsaban los comerciantes yespeculadores.En septiembre de 1917, cuando llegué aPetrogrado, el jornal medio de un obrerocalificado —por ejemplo, de unmetalista de la fábrica Putílov— era decerca de ocho rublos. En cambio, losbeneficios de los industriales eran

colosales. Uno de los propietarios delas Manufacturas Thornton —empresainglesa que se encontraba en las afuerasde Petrogrado— me decía que en sufábrica el salario había crecido en un300% y sus beneficios en más del900%. <<

[3a] Los ministros socialistasLa historia de los socialistas, queentraron en el Gobierno Provisional dejulio e intentaron realizar su programaen coalición con los ministrosburgueses, nos ofrece un diáfanoejemplo de la lucha de clases enpolítica. He aquí lo que dice Lenin aeste respecto: «…Viendo que lasituación del Gobierno era insostenible,recurrieron a un procedimiento que, enel transcurso de varios decenios a partirde 1848, habían practicado loscapitalistas de otros países paraembaucar, dividir y debilitar a los

obreros. Este procedimiento consistía enformar el llamado Gobierno decoalición», es decir, un ministeriocomún constituido, por representantes dela burguesía y tránsfugas del socialismo.En los países donde existe desde hacemás tiempo la libertad y la democraciaparalelamente al movimiento obrerorevolucionario, en Inglaterra y Francia,por ejemplo, los capitalistas utilizaronmuchas veces y con gran éxito esteprocedimiento. Los líderes«socialistas», al entrar en losministerios de la burguesía, seconvertían invariablemente en hombresde paja, en muñecos, en una pantalla

para los capitalistas, en un instrumentopara engañar a los obreros. Loscapitalistas «democráticos yrepublicanos» de Rusia pusieron enjuego este mismo procedimiento. Lossocialistas-revolucionarios ymencheviques se dejaroninmediatamente embaucar y el 6 demayo el Gobierno de “coalición”, con laparticipación de Chernov, Tsereteli* yCía. era un hecho consumado».

* J. Reed continúa: «Skóbelev,Avxéntiev, Sávinkov, Zarudni yNikitin…» —Edit. <<

[4a] Las elecciones de septiembre a laDuma Municipal de Moscú

A fines de septiembre de 1917, NóvayaZhizn publicó una tabla comparativa delos resultados de las eleccionesmunicipales en Moscú y, comentándola,señalaba que estos resultados eran unaexpresión indudable del fracaso de lapolítica de coalición con las clasesposeedoras. «Si podemos evitar laguerra civil —decía el periódico— serásólo mediante un frente unido de toda lademocracia revolucionaria»

He aquí esta tabla.

Elecciones a la Duma Central y a lasdumas distritales de Moscú

Junio1917

Septiembre1917

Socialistas-revolucionarios 58 14

Kadetes 17 30Mencheviques 12 4Bolcheviques 11 47<<

[5a] Creciente arrogancia de losreaccionarios

18 (5) de septiembre. En un periódicode Kíev el kadete Shulguín escribe queel Gobierno Provisional al proclamar laRepública en Rusia cometió un abuso depoder. «No podemos admitir ni laRepública ni el actual Gobiernorepublicano… Y, no estamos seguros, nimucho menos, de querer que Rusia seauna república».23 (10) de octubre. En una reunión delpartido kadete en Riazán, M. Dujonindeclaró: «Para el primero de marzo

debemos establecer la monarquíaconstitucional. No tenemos que rechazaral legítimo heredero del trono, MijaílAlexándrovich…»27 (14) de octubre. Resolución adoptadapor una conferencia de personalidadessociales en Moscú:«La Conferencia de Moscú depersonalidades sociales encomienda asus miembros, en el Consejo Provisionaldel Estado Ruso, que obliguen alGobierno Provisional a aplicarinmediatamente los siguientes principiosen el Ejército*:

* J. Reed da los puntos siguientesabreviados y con una redacción

inexacta. Además, atribuye toda laresolución a los businessmen,llamándola «Conferencia decomerciantes e industriales». —Edit.

Supresión en el Ejército de todapropaganda política y proclamación delEjército al margen de los partidos einfluencias partidarias.No debe permitirse y debe perseguirseresueltamente la propaganda de ideascontra el Estado y contra la nación, asícomo las doctrinas que niegan lanecesidad de la existencia del propioEjército y de la disciplina militar.Reconociendo en principio que laexistencia de comités no corresponde a

la función normal del Ejército, comoconfirma la experiencia de todos losejércitos del mundo, considerartemporalmente admisible su existenciacon la condición de limitar su actividada la esfera exclusiva de la economía y elabastecimiento; todas sus decisionesdeberán ser confirmadas por el jefesuperior y sancionadas por el comitéque lo asesora; en caso de no estar deacuerdo con las decisiones, éstas seránsancionadas definitivamente por el jefeinmediato superior.Cuando el comité vulnere claramente susderechos y obligaciones, el jefeinmediato superior, que goce de

atribuciones no inferiores a las decomandante de unidad, tendrá derecho adisolver el comité y convocar nuevaselecciones.Restablecer inmediatamente el saludomilitar como saludo mutuo de igual aigual y de los inferiores a lossuperiores.Restablecer el poder disciplinario delos jefes de todas las graduaciones enlos límites exactamente determinados,implantando una severa responsabilidad.En caso de extralimitación de poder,conceder a los subordinados todas lasgarantías para presentar recurso por laviolación de sus derechos por parte del

jefe.Verdadera protección de todos losderechos cívicos de los oficiales y delas organizaciones de la oficialidadfrente a todos los atentados.Considerar inadmisible todos los tiposde vigilancia, control político eindagación, efectuados actualmente porlos comisarios de guerra y lasorganizaciones.Implantación del ascenso consecuente delos oficiales con arreglo a suscualidades de combate y servicio ysegún la apreciación exclusiva de loscorrespondientes colegios de jefes de lainstancia inmediata superior.

Es necesario limpiar el cuerpo deoficiales de los elementos que loavergüenzan y que participanúltimamente en todos los movimientosde las masas de soldados orientados a lainsubordinación y al incumplimiento deldeber de servicio, lo que es posiblerestableciendo los tribunales de honor.Reconstitución de la Unión de Oficialesdel Ejército y la Marina en todo sualcance como institución esencialmentenecesaria para restablecer la capacidadde combate de las fuerzas armadas delos businessmen, llamándola«Conferencia de comerciantes eindustriales». —Edit.

Rusia, reconociéndole los derechos deinstitución del Estado.Adopción por el Gobierno Provisionalde medidas que posibiliten lareintegración al Ejército de todos losgenerales y oficiales injustamenteexpulsados de sus filas bajo lainfluencia de organizacionesirresponsables e impostoras».. <<

APÉNDICE - II

[1a] La historia de la revuelta deKornílov se expone detalladamente enmi libro siguiente De Kornílov a Brest-Litovsk. La responsabilidad de Kerenskipor la situación que hizo posible elpronunciamiento de Kornílov no ha sidoestablecida aún con toda exactitud.Muchos apologistas de Kerenski afirmanque él conocía los planes de Kornílov y,con una astucia, provocó sulevantamiento prematuro y luego loaplastó. Al mismo tiempo, A. J. Sackdice en su libro El nacimiento de lademocracia rusa:«Algunas circunstancias… están casi

claras. La primera es que Kerenskiconocía el avance de variosdestacamentos del frente sobrePetrogrado y es muy posible que,teniendo en cuenta el crecimiento delpeligro bolchevique, él mismo losllamase como Presidente del Consejo deMinistros y Ministro de la Guerra…»El único error en este razonamiento esque en aquel tiempo no existía ningún«peligro bolchevique»: losbolcheviques representaban una minoríainsignificante en los Soviets y suslíderes estaban en las cárceles oandaban ocultos. <<

[2a] La conferencia democrática

Cuando propusieron por primera vez aKerenski reunir la ConferenciaDemocrática, él sugirió la idea de unaasamblea de todos los elementos de lanación —«de todas las fuerzas vivas delpaís», como él dijo—, incluyendo a losbanqueros, fabricantes, terratenientes yrepresentantes del partido kadete. ElSoviet rechazó esta idea y elaboró lasiguiente norma de representación, quefue aprobada por Kerenski:100 delegados de los Soviets deDiputados Obreros y Soldados de toda

Rusia,100 del Soviet de DiputadosCampesinos de toda Rusia,50 de los Soviets provinciales dediputados obreros y soldados,50 de los comités agrarios campesinos,100 de los sindicatos,84 de los comités militares del frente,150 de las cooperativas obreras ycampesinas, 20 del SindicatoFerroviario,10 del Sindicato de Empleados deCorreos y Telégrafos,20 del Sindicato de Empleados deComercio e Industria,15 de las profesiones liberales

(médicos, abogados, periodistas, etc.),50 de los zemstvos provinciales, 59 delas organizaciones nacionalistas(polacos, ucranianos, etc.),

Este proyecto fue reexaminado yrehecho dos o tres veces. Ladistribución final de puestos era lasiguiente:

300 de los Soviets de DiputadosObreros, Soldados y Campesinos detoda Rusia,300 de las cooperativas,300 de las municipalidades,150 de los comités militares del frente,150 de los zemstvos provinciales,

200 de los sindicatos,100 de las organizaciones nacionalistas,200 de diversos grupos pequeños. <<

[3a] La misión de los soviets haterminado

El 28 (15) de septiembre de 1917,Izvestia, órgano del CEC, publicó unartículo en el que se decía del últimoGabinete Provisional lo siguiente:«Por fin se ha formado un Gobiernoauténticamente democrático, nacido porla voluntad de todas las clases delpueblo ruso, primera forma todavíaembrionaria del futuro régimenparlamentario libre. En perspectivatenemos la Asamblea Constituyente, queresolverá todos los problemas

relacionados con las leyesfundamentales y confeccionará estasleyes en el máximo espíritudemocrático. La misión de los Sovietsestá próxima a su fin y ya se acerca eldía en que deberán retirarse, junto conlos demás órganos del aparatorevolucionario, de la arena política delpueblo libre y victorioso, que enadelante utilizará sólo instrumentospacíficos».El editorial de Izvestia del 25 (12) deoctubre se titulaba Crisis de laorganización del Soviet. Comenzabacon la declaración de que «todos losllegados de provincias, especialmente

de las más alejadas…» comunican queen todas partes se debilita la actividadde los Soviets. «Es natural —continúa elautor—, pues el pueblo se interesa porinstituciones legislativas de caráctermás permanente: las dumas municipalesy los zemstvos».«Pero incluso en los centros másimportantes de Petrogrado y Moscú,donde los Soviets están mejororganizados, distan mucho de unir a todala democracia. En ellos no participa lanumerosa clase de la intelectualidad, noparticipan ni siquiera todos los obreros:unos por su atraso político; otros, alcontrario, porque centran los esfuerzos

en las organizaciones puramenteprofesionales. No se puede negar queestas organizaciones están másestrechamente ligadas a las masas y que,en sus necesidades cotidianas, satisfacenmejor sus demandas.Poco a poco se van estableciendosólidas formas democráticas deadministración local, lo que tieneextraordinaria importancia. Lasadministraciones municipales, elegidassobre la base del sufragio universal,poseen en los asuntos puramente localesmayor autoridad que los Soviets yningún demócrata verá en este fenómenonada indeseable, aunque sólo sea porque

las elecciones a las dumas municipalesse realizan según una ley electoralmejor, más perfecta y —sobre todo—más democrática, que las elecciones alos Soviets. A medida que losorganismos municipales locales se vanponiendo al corriente de los asuntos ynormalizan la vida, el papel de losSoviets locales, naturalmente,disminuye…La decadencia de la organización de losSoviets obedece a fenómenos de doblecondición: entre los primeros figura ladisminución del interés político y entrelos segundos toda la edificación estataly social de la nueva y libre Rusia.

Cuanto más rápido marche ésta, tantomás rápidamente decaerá, como esnatural, la importancia de los Soviets…Nosotros mismos somos losenterradores de nuestra organización.Somos activos participantes en lacreación del nuevo régimen estatal.Cuando cayó la autocracia y con ellatodo el orden burocrático, construimoslos Soviets de Diputados comobarracones provisionales en los quepodía encontrar albergue toda lademocracia. Ahora, en vez de losbarracones, se erige el edificiopermanente de piedra del nuevo régimeny, como es natural, la gente sale poco a

poco de los barracones para pasar alocales más confortables a medida quese va terminando un piso tras otro».<<

[4a] Declaración de la fracciónbolchevique, leída antes de retirarse,en la reunión de ayer del Consejo dela República*

* J. Reed titula esta declaraciónDiscurso de Trotski en el Consejo de laRepública. La declaración fue leída porL. Trotski el 7 (20) de octubre de 1917.—Edit.

Los objetivos, declarados oficialmente,de la Conferencia Democrática,convocada por el CEC de los Soviets deDiputados Obreros y Soldados,consistían en poner fin al irresponsable

régimen personal, que alimentó lakorniloviada, y establecer un Gobiernoresponsable capaz de acabar con laguerra y asegurar la convocatoria de laAsamblea Constituyente en el plazofijado.Sin embargo, a espaldas de laConferencia Democrática, mediante lasmaquinaciones entre bastidores delciudadano Kerenski; de los kadetes y delos líderes mencheviques y socialistas-revolucionarios se han conseguidoresultados diametralmente opuestos alos propósitos oficialmente declarados.Se ha creado un poder en el que loskornilovistas, francos o encubiertos,

ejercen el papel dirigente. Lairresponsabilidad de este poder ha sidoproclamada y refrendada oficialmente.El «Consejo de la República Rusa» hasido declarado institución consultiva: aloctavo mes de la revolución el Gobiernoirresponsable se ha creado unacobertura, que es una nueva edición dela Duma de Bulyguin*

* Duma de Bulyguin (llamada así por elnombre del ministro zarista, autor delproyecto de creación de la Duma). Sepensaba como un organismo consultivodel zar y debía ser una asamblea deterratenientes, capitalistas y un númeroinsignificante de campesinos ricos. —

Edit.

Las clases propietarias han entrado en elConsejo Provisional en una proporcióna la que, como muestran todas laselecciones en el país, no tienen ningúnderecho. A pesar de ello, precisamenteel partido kadete ha procurado yconseguido la irresponsabilidad delGobierno incluso respecto alanteparlamento deformado paracomplacer a la burguesía.El propio partido kadete, que insistíahasta el día de ayer en la independenciadel Gobierno Provisional respecto a laDuma del ciudadano Rodzianko, haconseguido la independencia del

Gobierno Provisional respecto alConsejo de la República.En la Asamblea Constituyente las clasespropietarias ocuparán una situaciónincomparablemente menos favorable queen el Consejo Provisional. El Gobiernotiene que ser responsable ante laAsamblea Constituyente. Si las clasespropietarias se preparasenefectivamente para la AsambleaConstituyente dentro de mes y medio, notendrían ningún motivo para defender lairresponsabilidad del Gobierno en laactualidad. Todo el quid reside en quelas clases burguesas que dirigen lapolítica del Gobierno Provisional se han

planteado el objetivo de torpedear laAsamblea Constituyente. Esta es hoy latarea principal de las clases propietariasa la que se supedita toda su política,interior y exterior.En la industria y en la esfera de laagricultura y el abastecimiento, lapolítica del Gobierno y de las clasespudientes ahonda el natural desbarajustecausado por la guerra. Las clasespropietarias, después de haberprovocado la sublevación de loscampesinos, emprenden ahora suaplastamiento y se orientan abiertamentehacia «la mano esquelética del hambre»,que debe estrangular la revolución y, en

primer término, la AsambleaConstituyente.No es menos criminal la políticaexterior de la burguesía y de suGobierno.Después de cuarenta meses de guerra lacapital corre un peligro mortal. Comorespuesta se lanza el plan de trasladodel Gobierno a Moscú. El pensamientode la entrega de la capitalrevolucionaria a las tropas alemanas nosuscita la menor indignación en lasclases burguesas; al contrario, loadmiten como un eslabón natural de lapolítica general que debe facilitar sucomplot contrarrevolucionario.

En vez de reconocer que la salvacióndel país está en la firma de la paz; envez de lanzar abiertamente por encimade las cabezas de todos los gobiernosimperialistas y cancillerías diplomáticasla propuesta de una paz inmediata atodos los pueblos extenuados y hacer deeste modo prácticamente imposible lacontinuación de la guerra, el GobiernoProvisional, por indicación de loskadetes contrarrevolucionarios y de losaliados imperialistas, continúa, sinsentido, sin fuerza y sin plan, la guerrafratricida, condenando a una muerteinsensata a nuevos centenares de milesde soldados y marinos y preparando la

entrega de Petrogrado y elestrangulamiento de la revolución.Mientras que los soldados y marinosbolcheviques perecen junto con otrosmarinos y soldados a consecuencia deajenos errores y crímenes, el llamadoJefe Supremo continúa suprimiendo laprensa bolchevique…Los partidos dirigentes del ConsejoProvisional sirven de voluntariacobertura para toda esta política.Nosotros, la fracción socialdemócratabolchevique, declaramos que notenemos nada de común con esteGobierno de traición nacional ni coneste Consejo de tolerancia de la

contrarrevolución. No queremosencubrir ni un día directa niindirectamente la labor nefasta para elpueblo que se realiza entre losbastidores oficiales.¡La revolución está en peligro! Mientrasque las tropas de Guillermo amenazan aPetrogrado, el Gobierno de Kerenski yKonoválov se dispone a huir dePetrogrado para convertir Moscú enbaluarte de la contrarrevolución.¡Llamamos a los obreros y soldadosmoscovitas a la vigilancia!Al abandonar el Consejo Provisional,exhortamos a los obreros, soldados ycampesinos de toda Rusia a permanecer

vigilantes y tener valor.¡Petrogrado está en peligro! ¡Larevolución está en peligro! ¡El puebloestá en peligro!El Gobierno agrava este peligro. Lospartidos gobernantes le ayudan.Solamente el pueblo puede salvarse ysalvar al país. Nosotros llamamos alpueblo.¡Todo el poder a los Soviets!¡Toda la tierra al pueblo!¡Viva la paz inmediata, honrada ydemocrática!¡Viva la Asamblea Constituyente!<<

[5a] «Mandato» a SkobelevFragmentosEste Mandato fue aprobado por el CEC yentregado como instrucción a Skóbelev,representante de la democraciarevolucionaria rusa en la Conferencia deParís.

INSTRUCCIONES AL DELEGADO DEL CEC,ELEGIDO PARA PARTICIPAR EN LACONFERENCIA DE PARIS

El nuevo tratado debe ser público en elproblema de los objetivos de la guerra.El tratado debe asentarse en elprincipio: «Paz sin anexiones ni

contribuciones sobre la base delderecho de las naciones a laautodeterminación».

Cuestiones territoriales

1. Una condición imprescindible de lapaz es la evacuación de las tropasalemanas de las regiones ocupadas deRusia. Rusia concede laautodeterminación completa a Polonia,Lituania y Letonia.2. La Armenia turca recibe la autonomíacompleta y luego el derecho a laautodeterminación cuando seaninstituidas las autoridades locales ycreadas garantías internacionales.

3. El problema de Alsacia y Lorenadebe ser resuelto mediante un plebiscitode la población local con libertadabsoluta de votación. El plebiscito debeser organizado por la administraciónlocal después de la retirada de lastropas de ambas coaliciones de laprovincia.4. Bélgica debe ser restablecida en susfronteras anteriores. La reparación delos daños debe efectuarse de un fondointernacional.5. Serbia y Montenegro deben serrestablecidos y recibir asistenciamaterial del fondo internacional deayuda. Serbia debe tener acceso al Mar

Adriático. Autonomía para Bosnia yHerzegovina.6. Las regiones litigiosas de losBalcanes reciben la autonomíaprovisional con el subsiguienteplebiscito.7. Rumania se restablece en lasanteriores fronteras, con el compromisode conceder la plena autodeterminacióna la Dobrucha, que recibeinmediatamente la autonomíaprovisional. Rumania se compromete acumplir inmediatamente lo estipuladopor el Tratado de Berlín sobre losjudíos y a reconocerlos comociudadanos rumanos con plenos

derechos.8. En las regiones italianas de Austria seimplanta la autonomía con elsubsiguiente plebiscito para determinarsu pertenencia estatal.9. Las colonias alemanas son devueltas.10. Son restablecidas Grecia y Persia.

Libertad de los maresSon neutralizados todos los estrechosque sirven de acceso a mares interiores,así como los canales de Suez y Panamá.Se declara libre la navegacióncomercial. Queda abolido el derecho decurso. Se prohíbe el torpedeo de barcosmercantes.

ContribucionesTodas las partes beligerantes renunciana exigir indemnizaciones directas oindirectas, como, por ejemplo, por losgastos de mantenimiento de losprisioneros. Las indemnizaciones ocontribuciones colectadas durante laguerra son devueltas.

Condiciones económicasLos tratados comerciales no formanparte de las condiciones de paz. Cadapaís es autónomo en su políticacomercial y en el tratado de paz no se lepuede imponer el compromiso deconcluir tal o cual acuerdo o de no

concluirlo. Sin embargo, todos losEstados deben comprometerse por eltratado de paz a no hacer el bloqueoeconómico después de la guerra, a noestablecer alianzas aduaneras porseparado y a conceder el derecho denación más favorecida a todos losEstados sin distinción.

Garantías de pazLa paz se concluye en la Conferencia dela Paz por los delegados electos de lasinstituciones representativas nacionalesde cada país. Las condiciones de la pazson ratificadas por los parlamentos.Es abolida la diplomacia secreta: todas

las partes se comprometen a no concluirtratados secretos. Tales tratados sedeclaran contrarios al DerechoInternacional y sin validez. Todos lostratados carecen de vigor hasta suratificación por los parlamentos.

Desarme gradual en tierra y mar y pasoal sistema de milicias.La «Sociedad de Naciones», propuestapor Wilson, puede ser una valiosaconquista del Derecho Internacionalsolamente con las siguientescondiciones: 1. Participaciónobligatoria en ella de todos los Estadoscon iguales derechos; 2.

Democratización de la política exterior,como se indica más arriba.

Los caminos de la pazPor muy concretamente que se formulenlos objetivos de la guerra, en el tratadodebe constar y ser publicado que losaliados están dispuestos a iniciar lasnegociaciones de paz en cuanto la parteadversaria declare su conformidad paranegociar la paz, con la condición de quetodas las partes renuncien a lasanexiones por la violencia.Los aliados se comprometen a noentablar negociaciones secretas sobre lapaz y a no concluir la paz de otro modo

que en la Conferencia con participaciónde todos los países neutrales.

Además, se dan las siguientesindicaciones al delegado:Deben eliminarse todos los obstáculospara la convocatoria de la ConferenciaSocialista de Estocolmo y, en particular,se deben entregar inmediatamente lospasaportes a los delegados de todos lospartidos y grupos que han accedido aparticipar en ella».(El Comité Ejecutivo de los SovietsCampesinos también redactó sumandato, que se diferencia delmencionado solamente en pequeños

detalles.)<<

[6a] La paz a expensas de RusiaLas revelaciones de Ribot* respecto alas proposiciones de paz hechas porAustria a Francia; la llamada«Conferencia de la Paz» en Berna,Suiza, celebrada el verano de 1917 conparticipación de delegados de todos lospaíses beligerantes en representación detodos los grandes intereses financierosde estos países y los intentos de unagente inglés de entrar en contacto conlas jerarquías de la Iglesia búlgara eranindicios de que en ambas coalicionesbeligerantes existía una fuerte tendencia,que aspiraba a concluir la paz a

expensas de Rusia. En mi libro siguienteDe Kornílov a Brest-Litovsk esperoexponer este asunto bastantedetalladamente y publicar algunosdocumentos secretos relacionados conél, hallados en el Ministerio deNegocios Extranjeros, en Petrogrado.

* Ribot, Alejandro Félix Josph: políticoburgués francés. En 1917 encabezaba elGobierno de Francia. —Edit. <<

[7a] Los soldados-rusos en Francia.Comunicado del gobierno*.

* J. Reed cita resumido este comunicadocon algunas desviaciones del texto.Nosotros lo reproducimos íntegro. —Edit.

Al recibirse la noticia de la revoluciónrusa, surgieron en París variosperiódicos rusos de tendenciasextremistas. Estos periódicos, y algunaspersonas que obtuvieron libertad parapenetrar en las masas de soldados,comenzaron la propaganda bolchevique,dando con frecuencia informaciones

inexactas extraídas de los telegramasfragmentarios de la prensa francesa.Ante la ausencia de noticias einstrucciones oficiales, esta campañaprovocó la efervescencia entre lossoldados, que se manifestaba en eldeseo de marchar inmediatamente aRusia y en la enemistad hacia todos losoficiales. Por encargo del Ministro de laGuerra Kerenski, el emigrado Rapppartió el 18 de mayo hacia donde seencontraban las tropas, recorrió variasunidades, introduciendo en ellas nuevasorganizaciones en consonancia con laorden N° 213. Sin embargo, laefervescencia no cesó. La dirigía el

Comité Ejecutivo del PrimerRegimiento, que empezó a publicarboletines de tendencia leninista. El 18de junio, por deseo de los soldados, lastropas de distintas aldeas fueronreunidas en el campamento de LaCourtine. Allí comenzaron los mítines enlos que el Primer Regimiento y suscabecillas trataron de desempeñar elpapel principal. El Comité deldestacamento recién creado, formadopor los soldados más desarrollados yconscientes, paralizó en lo que pudo lalabor disgregadora del PrimerRegimiento, calmando la efervescenciay exhortando a los soldados a volver a

la normalidad sobre la base de losprincipios democráticos introducidosactualmente en el Ejército. Temiendo lacreciente influencia del Comité delDestacamento, los dirigentes del PrimerRegimiento convocaron en la noche del23 al 24 un mitin al que, además delPrimer Regimiento, asistieron casi todoel Segundo y pequeñas unidades delQuinto y del Sexto. En este mitin elComité del Destacamento fue declaradodepuesto, aunque había sido elegido tansólo dos semanas antes. Al propiotiempo, los soldados de la PrimeraBrigada no cumplieron la orden desalida, dada por el jefe de la división.

El llamamiento que lanzaron explicabaque no tenía sentido la instrucción, yaque se había decidido no guerrear más.Entretanto, las relaciones hostiles entrela Primera y la Segunda Brigadascomenzaron a amenazar con un graveconflicto. Los propios soldados de laSegunda Brigada pedían insistentementeque se les separara de la amotinadaPrimera, amenazando en caso contrariocon abandonar por su cuenta y riesgo elcampamento.Por eso, el general Zankévich, llegado alcampamento junto con el delegado delMinistro de la Guerra, Rapp, de acuerdocon este último, ordenó que los soldados

leales al Gobierno Provisionalabandonasen el campamento de LaCourtine, tomando consigo todas lasmuniciones. El 25 de junio esta ordenfue cumplida y en el campamentoquedaron los soldados que acataban alGobierno Provisional «sólocondicionalmente». La actitudsumamente hostil de los soldados paracon los oficiales, pues llegaron acometer actos de violencia con ellos,obligó al general Zankévich a alejar alos oficiales de La Courtine, dejando tansólo a unos cuantos para asegurar lafunción administrativa. Por iniciativadel ciudadano Rapp, delegado del

Ministro de la Guerra, se presentaronreiteradamente junto con él a lossoldados del campamento de LaCourtine emigrados políticos con objetode influir en los soldados; pero todosestos intentos fueron estériles. Elciudadano Rapp, nombrado comisario,dictó una orden en la que insistía en lasubordinación incondicional e inmediataal Gobierno Provisional. El 22 de julio,el comisario Rapp partió para LaCourtine, acompañado de los delegadosdel Comité Ejecutivo del Soviet deDiputados Obreros y Soldados Rusánov,Góldenberg, Erlij y Smirnov, que seencontraban de paso en París, con objeto

de hacer un nuevo intento de influir enlos amotinados. Sin embargo, esteintento no dio ningún resultado y losdelegados del Soviet de DiputadosObreros y Soldados fueron recibidoscon manifiesta hostilidad. Fue estériltambién el viaje a La Courtine delcomisario del Gobierno Provisional,Svátikov, que se hallaba temporalmenteen Francia. Al recibir del GobiernoProvisional la aclaración de que no sepreveía el regreso a Rusia de las tropasrusas en Francia y también la exigenciacategórica de reducir a la obediencia alos soldados amotinados sin detenerseante el uso de la fuerza armada, después

de los reiterados y estériles intentos delcomisario y de nuestros emigradospolíticos de convencer a los amotinadospara que se subordinaran, el generalZankévich conminó a los amotinados adeponer las armas y, como prueba desubordinación, salir en orden de marchahacia la aldea de Clairvaux. Pero estaorden no fue obedecida totalmente: alprincipio salieron unos 500 hombres,entre los cuales fueron detenidos 22soldados; luego, al cabo de 24 horas,cerca de 6.000 más y los restantes —cerca de 2.000— fueron dejadosdeliberadamente para custodiar lasarmas, que no quisieron entregar.

A la orden dada entonces por el general—entregar las armas al volver alcampamento— los rebeldesrespondieron con su conformidad, perono la cumplieron. Dejar las armas enmanos de una turba desorganizada, entrela cual se ocultaban sin duda elementosprovocadores, era un peligro evidente.Entregar las armas era la condiciónfundamental para poner en orden estaturba. En estas circunstancias y teniendoen cuenta cierta inestabilidad del estadomoral de la parte de las tropas quepermanecía fiel al GobiernoProvisional, de la que era consecuenciala duda en la posibilidad de utilizarla

como fuerza armada para disciplinar alos amotinados, se decidió recurrir a unapresión de carácter prolongado: seacortó el racionamiento a losamotinados y se les suspendió el pagade la soldada, y la salida delcampamento para la vecina ciudad deAucourtine fue bloqueada por puestosfranceses. Estas medidas relajaron lamoral de la masa de los amotinados,pero, a la vez, reforzaron la influenciade los cabecillas, que trataban deocultarse tras la masa y diluir en ella suresponsabilidad. Al propio tiempo, lossoldados amotinados empezaron apermitirse actos de violencia con los

oficiales de las tropas francesas. Porejemplo, arrestaron y retuvieron duranteseis horas a un oficial y dos suboficialesfranceses, que, por orden delcomandante francés, fijaban en elcampamento un telegrama del AltoMando. El 9 de agosto, el generalZankévich se trasladó al campamento deLa Courtine con el fin de intentar porúltima vez convencer a los soldadosamotinados para que depusieran lasarmas. Sin embargo, el comité delcampamento se negó a cumplir su ordende llamar a los representantes de lascompañías. Al tener noticia del paso porFrancia de una brigada de artillería que

se encontraba en excelente estado, elgeneral Zankévich, de acuerdo con elcomisario Rapp, resolvió utilizar estaunidad para reducir a la obediencia porla fuerza de las armas a los soldadosamotinados; se encomendó a su jefeformar y mandar un destacamento mixto,constituido por unidades de lamencionada brigada de artillería y deuna división de infantería.El 27 de agosto, se comunicó a lossoldados del campamento de LaCourtine la orden del GobiernoProvisional de retirar nuestras tropas deFrancia, pero incluso después de estolos amotinados siguieron negándose

tercamente a entregar las armas. Apetición de los artilleros, se eligió unadelegación de ellos para hablar con lossoldados amotinados, que volvió alcabo de varios días, convencida de quelas conversaciones eran inútiles. Losmismos resultados negativos dieron lasexhortaciones a los amotinados de losdelegados elegidos por la división deinfantería. El 1 de septiembre, por latarde, se suspendió el aprovisionamientodel campamento rebelde, pero estamedida sólo podía tener carácter moral,ya que los amotinados disponían desuficientes reservas de víveres; lastropas ocuparon las posiciones fijadas.

Aquel mismo día se transmitió a losmiembros del Comité del campamentode La Courtine y a la turba de soldadosamotinados el ultimátum del generalZankévich, exigiendo que los rebeldesdepusieran las armas y amenazando conabrir fuego de artillería en caso de queesta orden no fuese cumplida para las 10de la mañana del 1 de septiembre.Después de reiteradas advertencias, alas 10 de la mañana del 3 de septiembrese abrió fuego intermitente contra elcampamento, disparándose 18proyectiles en total, y se anunció a losrebeldes que el fuego se haría másintenso. En vista de que en la noche del

tres al cuatro se habían entregado cercade 160 hombres, el 4 de septiembrecomenzó de nuevo el cañoneo delcampamento y a las 11 de la mañana,después de disparar treinta proyectiles,los rebeldes levantaron dos banderasblancas y empezaron a salir sin armasdel campamento. Al anochecer habíansalido cerca de 8.300 hombres. Fueronrecibidos por las tropas francesas. Estedía no volvió a disparar la artillería.Los que se habían quedado en elcampamento «150» abrieron por la tardeintenso fuego de ametralladoras. Por lanoche se envió al campamento a unmédico y cuatro practicantes para

auxiliar a los heridos. El 5 deseptiembre, con el fin de liquidar elproblema, se abrió intenso fuego contrael campamento y nuestras unidades loocuparon poco a poco. Los amotinadosrespondían obstinadamente con fuego deametralladoras. A las nueve de la nocheel sexto campamento fue ocupadototalmente. Se registró un total de 8.515soldados salidos del campamento. Bajasde nuestras unidades: un muerto y cincoheridos. Rebeldes: ocho muertos ycuarenta y cuatro heridos. Entre losfranceses hubo sólo dos víctimascasuales: un muerto y un herido, amboscarteros que se desviaron del camino y

entraron en la zona batida por las balasde los amotinados. Así, pues, el motínde La Courtine fue liquidado pornuestras tropas sin participación activade las tropas francesas. Desarmados losrebeldes, se practicaron ochenta y unarrestos. Una vez separados losarrestados de la masa restante deamotinados se formaron compañíasespeciales de marcha desarmadas, dosde las cuales, integradas por loselementos especialmente levantiscos,fueron enviadas a Bourg-Lastic, otra a laisla de Aix y las demás dejadas en elcampamento de La Courtine paradescubrir a los culpables y esclarecer el

grado de su responsabilidad. Por ordendel representante del GobiernoProvisional, el comisario de guerraformó una comisión especial deinvestigación».Después de esto, los vencedoresfusilaron a sangre fría a más dedoscientos insurrectos. <<

[8a] Discurso de Tereschenko

(Fragmentos)

«…Los problemas de la defensa y de lapolítica exterior están estrechamenteligados… Por lo tanto, si ustedesestiman necesario examinar losproblemas de la defensa nacional apuerta cerrada, a veces tenemos queobservar el mismo secreto en losproblemas de la política exterior…La labor de la diplomacia alemana seorienta claramente a influir en la opiniónpública… Por eso, las declaraciones delos dirigentes de las grandes

organizaciones democráticas que hablande la posibilidad o de la proximidad deun convenio revolucionario y de laimposibilidad de la campaña deinvierno representan un gravísimopeligro… Todas las declaraciones deeste género se pagan con vidas humanas.Quiero hablar sólo desde el punto devista de la conveniencia estatal, esdecir, dejando completamente aparte lascuestiones del honor y la dignidad denuestro Estado. Desde el punto de vistade la conveniencia, la políticainternacional de Rusia debe guiarse porlos intereses estatales de Rusiajustamente comprendidos… Estos

intereses dicen que no se puede dejarsola a nuestra patria y que la coaliciónde fuerzas que se ha creado actualmentees conveniente para nosotros… Toda lahumanidad ansía la paz, pero en Rusianadie admitirá una paz que seahumillante para ella y viole los interesesestatales de nuestra patria…»El orador señala que semejante pazretrasaría durante largos años, y quizásiglos enteros, el triunfo de losprincipios democráticos en todo elmundo y engendraría inevitablementenuevas guerras.«Todos recuerdan los días de abril ymayo, cuando la fraternización en

nuestro frente amenazó interrumpir laguerra mediante la simple cesación delas operaciones militares y llevar al paísa una vergonzosa paz por separado…Qué esfuerzos se necesitaron entoncespara hacer comprender a las masas desoldados del frente que el Estado rusono debía terminar la guerra y asegurarsus intereses por este camino».Más adelante, Teréschenko habla delsorprendente efecto de la ofensiva dejunio, del peso que dio en el extranjero acada palabra de los embajadores rusos yde la desesperación que sembraron enAlemania las victorias rusas. Luegohabla del desencanto que causó en los

países aliados la derrota del Ejércitoruso.«Por lo que se refiere al Gobierno ruso,se atiene firmemente a la fórmula deabril: “Una paz sin anexiones nicontribuciones”. Estimamos necesariono sólo proclamar el principio de laautodeterminación de los pueblos, sinorenunciar también a los objetivosimperialistas…»Alemania hace continuos intentos deconcluir la paz. En Alemania se hablasolamente de la paz. Los alemanes sabenque no pueden alcanzar la victoria.«Yo rechazo todos los reproches que sehacen al Gobierno de que la política

exterior rusa plantea con insuficienteclaridad los objetivos de la guerra…Si surge la cuestión de los objetivos quepersiguen los aliados, es precisopreguntar antes los objetivos que hanacordado las potencias centrales…Oímos con frecuencia exigir quepubliquemos todos los pormenores delos tratados entre los aliados; pero todosolvidan que nosotros no conocemoshasta ahora los tratados a que se debenlas potencias centrales… «Teréschenko afirma que Alemaniaaspira claramente a separar a Rusia deOccidente con una serie de pequeñosEstados tapones.

«Debemos prestar la mayor atención aesta tendencia, que intenta asestar ungolpe a los intereses más vitales deRusia…¿Y será posible que la democracia rusa,que ha escrito en su bandera el derechode los pueblos a disponer de susdestinos, será posible que sigapermitiendo la opresión de los pueblosmás cultos, cometida por Austro-Hungría?Los que temen que los aliados intentenaprovecharse de nuestra difícil situaciónpara obligarnos a asumir una partedemasiado grande de las penalidades dela guerra y para resolver los problemas

de la paz a costa nuestra están en uncraso error… Nuestro enemigo mira aRusia como un mercado para la venta desus productos. Con el cese de la guerranos encontraríamos en una situación muydébil; nuestras fronteras estaríanabiertas para la avalancha demercancías alemanas, que retardaríandurante largos años el desarrollo denuestra industria. Es preciso adoptarmedidas resueltas contra este estado decosas…Declaro francamente y sin rodeos: lacorrelación de fuerzas que nos une a losaliados es favorable para los interesesde Rusia. Por eso, es muy importante

que nuestros puntos de vista sobre losproblemas de la guerra y la paz seencuentren en la correspondencia másexacta y clara con el punto de vista delos aliados sobre los mismosproblemas… Para evitar cualquiermalentendido, debo declarar sin rodeosque en la Conferencia de París Rusiadebe expresar un solo punto devista…»El orador no se puso a comentar elmandato a Skóbelev, pero, en cambio, seremitió al manifiesto del Comitégermano-escandinavo, recién publicadoen Estocolmo. Este manifiesto exigía laautonomía para Lituania y Letonia;

«pero eso es claramente imposible —declaró Teréschenko—, pues Rusia nopuede prescindir de los puertos delBáltico que no se hielan.En este aspecto, los problemas de lapolítica exterior se entrelanzanestrechamente con los de la políticainterior, pues si existiera entre nosotrosun fuerte sentimiento de unidad de todala gran Rusia, no seríamos testigos delas repetidas manifestaciones pordoquier, que evidencian el deseo dedistintos pueblos de separarse delGobierno central… Semejanteseparatismo va contra los intereses deRusia y los delegados rusos no pueden

apoyarlo…» <<

[9a] La flota británica (etc).Durante la batalla naval en el Golfo deRiga no sólo los bolcheviques, sino lospropios ministros del GobiernoProvisional, consideraban que la Flotabritánica abandonó el Mar Bálticodeliberadamente, lo que denotaba suactitud, expresada a menudopúblicamente en la prensa inglesa ysemioficialmente por los representantesingleses en Rusia: «Se ha acabado conRusia, no vale la pena seguirocupándose de ella…»Véase entrevista con Kerenski (apéndice13).

El general Gurkó era bajo el zar Jefe delEstado Mayor del Ejército ruso. Era unafigura prominente en la corrompidacorte imperial. Después de la revoluciónfue una de las pocas personalidadesdeportadas por motivos políticos ypersonales. La derrota de la Flota rusaen el Golfo de Riga coincidió con laaudiencia concedida en Londres por elrey Jorge a este general, ¡un hombre alque el Gobierno Provisional rusoconsideraba como peligrosogermanófilo y reaccionario! <<

[10a] Llamamientos contra lainsurrección

«A los obreros y soldados.

Compañeros: Las fuerzas tenebrosastrabajan intensamente para provocar enPetrogrado y en otras ciudades en lospróximos días desórdenes y pogromos .Los necesitan para poder ahogar ensangre todo el movimientorevolucionario. Con el pretexto derestablecer el orden y de proteger a lapoblación, confían entronizar lakorniloviada, que el pueblorevolucionario logró derrotar no hace

mucho. ¡Ay del pueblo si se realizanestos cálculos! La contrarrevolucióntriunfante destruirá los Soviets y loscomités del Ejército, frustrará laconvocatoria de la AsambleaConstituyente, detendrá la entrega de latierra a los campesinos, acabará contodas las esperanzas del pueblo en unapronta paz y llenará las cárceles desoldados y obreros revolucionarios.En sus cálculos loscontrarrevolucionarios y las centuriasnegras cuentan con el descontentoespontáneo de la parte atrasada delpueblo por la desorganización delabastecimiento, por la continuación de

la guerra y por la vida en general.Confían transformar toda manifestaciónde los soldados y obreros en unpogromo que asuste a la población civily la lance en brazos de los restauradoresdel orden.En estas circunstancias, sería unaimprudencia criminal todo intento deorganizar en estos días una acción omanifestación, aunque fuese con lospropósitos más revolucionarios. Losobreros y soldados conscientes,descontentos por la política delGobierno, con su manifestación sóloperjudicarían su propia causa y larevolución. Harían el juego a la

contrarrevolución.Por eso, el Comité Ejecutivo Centralpide a todos los obreros y soldados queno obedezcan los llamamientos amanifestarse.¡Obreros y soldados! ¡No os dejéisprovocar! ¡Recordad vuestro deberante el país y la revolución! ¡Norompáis la unidad del frenterevolucionario con accionescondenadas al fracaso!El Comité Ejecutivo Central de losSoviets de Diputados Obreros ySoldados.»

PARTIDO OBRERO SOCIALDEMÓCRATADE RUSIA. EL PELIGRO ESTA PRÓXIMO

A todos los obreros y soldados (Léelo ypásalo a otros)Camaradas obreros y soldados: Lapatria está en peligro. Nuestra libertad ynuestra revolución atraviesan sus díasmás difíciles. El enemigo se encuentra alas puertas de Petrogrado. Eldesbarajuste crece cada hora. Cada díaes más difícil obtener pan paraPetrogrado. Todos sin excepción debenredoblar los esfuerzos y tratar por todoslos medios de remediar la situación…Salvemos a nuestra patria, salvemosnuestra libertad… ¡Armas y municionesal Ejército! ¡Pan a las grandes ciudades!¡Orden y organización en todo el país!

Y en estos días, terribles y críticos,corren rumores de que se prepara unamanifestación, de que alguien incita alos obreros y soldados a destruir la pazy el orden revolucionarios… Elperiódico bolchevique Rabochi Putecha leña al fuego; adula a los elementosatrasados e inconscientes, se gana suconfianza, seduce a los obreros ysoldados, los subleva contra elGobierno, prometiéndoles montones deoro… Las gentes cándidas y atrasadasno razonan, se lo creen… Y, por otrolado, circulan rumores de que lasfuerzas tenebrosas, los servidores delzar y los agentes alemanes se frotan las

manos de placer. Se disponen a unirse alos bolcheviques y junto con ellostransformar los desórdenes en unaguerra civil.Los bolcheviques y los obreros ysoldados ignorantes, engañados porellos, gritan insensatos: «¡Abajo elGobierno! ¡Todo el poder a losSoviets!» Y los tenebrosos servidoresdel zar y espías de Guillermo les haráncoro: «¡Pega a los judíos, pega a lostenderos, roba los mercados, asalta lasfábricas y las tiendas, saquea lasbodegas! ¡Pega, incendia, roba!»Y entonces comenzará una terribleconfusión, una guerra intestina en el

pueblo. Aumentará aún más eldesbarajuste y tal vez vuelva a correr lasangre por las calles de la capital. Yentonces, ¿qué pasará entonces?Entonces el camino de Petrogrado estaráabierto para Guillermo. Entonces dejaráde llegar pan a Petrogrado y los niños semorirán de hambre. Entonces el Ejércitoen el frente quedará sin apoyo y nuestroshermanos de las trincheras seránentregados a los alemanes para que losfusilen. Entonces Rusia perderá todo elrespeto de los Estados extranjeros, sedesvalorizará nuestra moneda y todoserá tan caro que hará la vida imposible.Entonces la ansiada Asamblea

Constituyente será postergada, pues seráimposible reunida en el plazoconvenido. Y entonces será la muerte dela revolución, la muerte de nuestralibertad…¿Es eso lo que vosotros queréis, obrerosy soldados? ¡No! Pues si no lo queréis,id a la gente ignorante seducida por losengañadores y decidle toda la verdadcomo os la hemos dicho nosotros.Que sepan todos que aquel que en estosdías terribles os llame a salir a la callecontra el Gobierno es un servidorsecreto del zar, un provocador, unayudante inconsciente de los enemigosdel pueblo o un espía a sueldo de

Guillermo.¡Todos los obreros revolucionariosconscientes, todos los campesinosconscientes, todos los soldadosrevolucionarios, todos los quecomprenden el daño que puede causar alpueblo una manifestación o un motíncontra el Gobierno deben unirse y nopermitid a los enemigos del pueblodestruir nuestra libertad!El Comité Electoral de Petrogrado delos mencheviques defensistas. <<

[11a] Carta a los camaradas, de LeninSon una serie de artículos, aparecidosconsecutivamente en Rabochi Putdurante la segunda quincena de octubrede 1917. Cito solamente fragmentos dedos artículos.«…No tenemos la mayoría en el pueblo,sin esta condición el alzamiento es unacausa perdida…»Los que son capaces de decir esto otergiversan la verdad o son unospedantes que desean obtener a todacosta, sin tener en cuenta ni un ápice lasituación real de la revolución, garantíaspor anticipado de que en todo el país el

Partido bolchevique ha conseguidoexactamente la mitad de los votos másuno…Finalmente, el hecho más importante dela vida contemporánea en Rusia es lainsurrección campesina… Elmovimiento de los campesinos en laprovincia de Tambov fue unainsurrección en el sentido físico y en elpolítico, una insurrección que dioresultados políticos tan magníficoscomo, en primer lugar, el consentimientopara entregar la tierra a los campesinos.¡Por algo toda la canalla eserista hastaDielo Naroda, amedrentada por lainsurrección, clama ahora la necesidad

de entregar la tierra a los campesinos!…Otra magnífica consecuencia política yrevolucionaria de la insurreccióncampesina… es el acarreo de trigo a lasestaciones ferroviarias de la provinciade Tambov…Y los estupendos frutos de esta solución(la única real) del problema del trigo hatenido que reconocerlos la prensaburguesa, hasta Rússkaya Volia , queinsertó la noticia de que las estacionesferroviarias de la provincia de Tambovestaban abarrotadas de trigo…¡¡Después de haberse sublevado loscampesinos!…!

* * *

…«No somos bastante fuertes paratomar el poder y la burguesía no esbastante fuerte para frustrar laconvocatoria de la AsambleaConstituyente»…La primera parte de este argumento esuna simple exposición del argumentoanterior. No gana en fuerza y convicciónsi expresan su desconcierto y temor a laburguesía mediante el pesimismorespecto a los obreros, mediante eloptimismo respecto a la burguesía. Silos junkers y los cosacos dicen quepelearán hasta la última gota de sangre

contra los bolcheviques eso mereceentera confianza; pero si los obreros ysoldados, en centenares de reuniones,expresan toda su confianza en losbolcheviques y confirman estardispuestos a defender con su pecho elpaso del poder a los Soviets, entonces«es oportuno» recordar que una cosa esvotar y otra pelear.Naturalmente, si se razona así lainsurrección queda «refutada». Perocabe preguntar, ¿en qué se diferenciaeste «pesimismo», tan originalmenteorientado y encauzado, del paso políticoal lado de la burguesía?…¿Y qué demostró la korniloviada?

Demostró que los Soviets son realmenteuna fuerza…¿Cómo se puede demostrar que laburguesía no es bastante fuerte paramalograr la Asamblea Constituyente?Si la burguesía no tiene fuerzas paraderribar los Soviets, eso significa quees bastante fuerte para torpedear laAsamblea Constituyente, pues nadiepodrá impedírselo. Creer en laspromesas de Kerenski y Cía., creer enlas resoluciones del lacayunoanteparlamento, ¿es eso digno delmilitante de un partido proletario y delrevolucionario?La burguesía no sólo tiene fuerzas para

frustrar la Asamblea Constituyente si noes derribado el actual Gobierno, sinoque puede alcanzar indirectamente esteresultado, entregando Petersburgo a losalemanes, abriendo el frente,intensificando los lock-outs, saboteandoel transporte de trigo…

* * *

…"Los Soviets deben ser un revólverapuntado a la sien del Gobierno con laexigencia de convocar laAsamblea Constituyente y renunciar alas intentonas kornilovistas»… Larenuncia a la insurrección es la renuncia

a la consigna de todo el poder a losSoviets… Desde septiembre se discuteen el Partido el problema de lainsurrección…La renuncia a la insurrección es larenuncia a la entrega del poder a losSoviets y la «entrega» de todas lasesperanzas e ilusiones a la bondadosaburguesía, que «ha prometido» convocarla Asamblea Constituyente… Con elpoder en manos de los Soviets laAsamblea Constituyente está aseguraday su éxito decidido…(La renuncia a la insurrección) espasarse directamente a los Liberdanes…O el paso a los Liberdanes y la franca

renuncia a la consigna «todo el poder alos Soviets» o la insurrección. No haytérminos medios.

* * *

…«La burguesía no puede entregarPetersburgo a los alemanes, aunque esoes lo que quiere Rodzianko, pues los quecombaten no son los burgueses, sinonuestros heroicos marinos»… El CuartelGeneral no ha sido reformado… elpersonal de mando es kornilovista…Si los kornilovistas (con Kerenski a lacabeza, pues es también kornilovista)quieren entregar Petersburgo, pueden

hacerlo de dos y hasta de «tres» formas.Primera, pueden abrir el Frente terrestredel Norte mediante la traición delpersonal de mando kornilovista.Segunda, pueden «confabularse» paradar libertad de acción a toda la Flotaalemana, que es más fuerte que lanuestra, pueden ponerse de acuerdo conlos imperialistas alemanes e ingleses.Además, los «almirantes evadidos»pueden informar también de sus planes alos alemanes.Tercera, con los lock-outs y el sabotajedel transporte de trigo pueden sumir anuestras tropas en la mayordesesperación e impotencia.

No se puede negar ninguno de estos trescaminos. Los hechos han demostradoque el partido de la burguesía y de loscosacos de Rusia ha llamado ya a estastres puertas, ha probado a abrirlas… Notenemos derecho a esperar que laburguesía estrangule la revolución…Rodzianko es un hombre de acción…Rodzianko sirvió en cuerpo y alma a lapolítica del capital durante decenios.¿Por consiguiente? Por consiguiente,vacilar en el problema dellevantamiento como único medio desalvar la revolución equivale a incurriren esa cobarde credulidad en laburguesía, credulidad mitad liberdanista

y esero-menchevique, mitad credulidadde «mujik» inconsciente, que hancombatido más que nada losbolcheviques.

* * *

…«Nosotros nos reforzamos cada día,podemos entrar en la AsambleaConstituyente como fuerte oposición,¿para qué jugárnoslo todo a unacarta?»…Argumento del filisteo que «ha leído»que se convoca la AsambleaConstituyente y se tranquilizacándidamente, pensando en la legalísima

y lealísima vía constitucional.La pena es que con la espera de laAsamblea Constituyente no se puederesolver el problema del hambre ni el dela entrega de Petersburgo. Esta«minucia» la olvidan los ingenuos, losdesconcertados o los que se han dejadoamedrentar.El hambre no espera. El levantamientocampesino no ha esperado. La guerra noespera. Los almirantes evadidos no hanesperado…¡Y los ciegos se admiran todavía de queel pueblo hambriento y los soldadostraicionados por los generales yalmirantes sean indiferentes a las

elecciones! ¡Oh, sabios!

* * *

…«Si los kornilovistas empezaran denuevo, entonces les enseñaríamos lo quees bueno. Pero empezar nosotrosmismos, ¿para qué arriesgarnos?»… Lahistoria no se repite, pero si levolvemos el trasero y, contemplando laprimera korniloviada, repetimosmachaconamente: «ah, si loskornilovistas empezaran»; si lo hacemosnosotros, ¡qué magnífica estrategiarevolucionaria será!… ¿Qué seriafundamentación de la política proletaria

es ésa?¿Y si los kornilovistas… aguardanhasta los motines de hambrientos, laruptura del frente y la entrega dePetersburgo sin empezar hasta entonces?Entonces, ¿qué?¡Nos proponen asentar la táctica delpartido proletario en la posiblerepetición por los kornilovistas de unode sus viejos errores!¡Olvidemos todo lo que losb o l c h e v i q u e s han demostradocentenares de veces, olvidemos lo queha demostrado la historia de medio añode nuestra revolución y, concretamente,q u e no existe salida, no existe

objetivamente ni puede existir, exceptola dictadura de los kornilovistas o ladictadura del proletariado, olvidemosesto, renunciemos a todo esto yesperemos! Esperar, ¿qué? Esperar unmilagro…». <<

[12a]

12. Discurso de Miliukov

(Fragmentos)«…Al parecer, todos reconocen que ladefensa del Estado es la tarea principaldel momento y que, para su éxito, senecesita disciplina en el Ejército yorden en el país. Para crear estascondiciones, debemos tener un podercapaz de aplicar no sólo la persuasión,sino también la fuerza… La base detodas nuestras desgracias es el originalpunto de vista, puramente ruso, acercade los problemas de la política exterior,denominado comúnmente punto de vista

internacionalista.Cuando el señor Lenin supone que enRusia va a nacer un mundo nuevomediante el cual se renovará el viejoOccidente, que este mundo nuevosustituirá la vieja bandera delsocialismo doctrinario por la nuevaacción directa de las masas hambrientas,cuando supone que, de este modo, lahumanidad dará un salto adelante yforzará las puertas que nos separan delparaíso socialista, lo único que hace esimitar a Kerenski…Estos hombres creían sinceramente quela descomposición en Rusia conducirá ala descomposición de todo el mundo

burgués. Partiendo de este punto devista, son capaces de perpetrarinconscientemente un delito de altatraición en tiempo de guerra o deinculcar a los soldados con la mayorsangre fría que deben abandonar lastrincheras y, en vez de luchar contra eladversario, lanzarse a una guerra civilintestina, atacar a los terratenientes ycapitalistas… «Aquí el discurso de Miliukov fueinterrumpido por furiosos gritos de laizquierda. Los diputados exigieron queseñalase qué socialistas habían llamadoa cometer acciones de ese género.«Mártov dice que sólo la presión

revolucionaria del proletariado puedeaplastar y vencer la malvada voluntadde las camarillas imperialistas y destruirsu dictadura… Esto no se puede hacermediante un entendimiento entre losgobiernos sobre la limitación de losarmamentos, sino únicamente medianteel desarme de estos gobiernos y lademocratización radical de toda laorganización militar…»Después de varios ataques rencorosos einjustos a Mártov, Miliukov pasó a losmencheviques y eseristas, acusándolesde haber entrado en el Gobiernosolamente para sostener en él la lucha declases.

«Los socialistas de Alemania y de lospaíses aliados miran a estos señores condesprecio apenas disimulado; pero handecidido que este es un asunto de Rusiay nos han enviado a varios predicadoresdel incendio mundial.«La fórmula de nuestra democraciarevolucionaria es bien sencilla: nipolítica exterior ni arte diplomático, pazdemocrática inmediata, declaración alos aliados: “no necesitamos nada, notenemos por qué combatir”. Entonces,nuestros adversarios lanzaráninmediatamente una declaración análogay la fraternidad de los pueblos será unhecho consumado».

Miliukov ridiculizó el manifiesto deZimillerwald y declaró que ni siquieraKerenski había podido esquivar lainfluencia de «este desdichadodocumento, que quedará para siemprecomo un acta de acusación contraustedes». Luego, atacó a Skóbelev,afirmando que su situación en laConferencia de París, donde apareceráentre los diplomáticos extranjeros comodelegado gubernamental que seencuentra en oposición a la políticaextranjera de su propio Gobierno, serátan extraña que todos dirán: «¿Quépretende este señor y, hablando enpropiedad, de qué podemos tratar con

él?» En cuanto al mandato, Miliukovdeclaró que él mismo era pacifista, quecreía también en la creación de un buróinternacional de arbitraje, en lanecesidad de limitar los armamentos ydel control parlamentario sobre ladiplomacia secreta, de lo que no sededuce, por cierto, que haya que aboliren absoluto la diplomacia secreta.Pasando más adelante a las ideassocialistas del mandato, que él calificóde «ideas de Estocolmo» (paz sinvictoria, autodeterminación de lospueblos, cese de la guerra económica),Miliukov declaró:«Los éxitos de Alemania son

directamente proporcionales a los éxitosde las gentes que se autodenominandemocracia revolucionaria. No digo queson directamente proporcionales “a loséxitos de la revolución”, pues consideroque las derrotas de la democraciarevolucionaria son también victorias dela revolución…La influencia de los líderes soviéticossobre todo lo que nos rodea no es tandébil ni mucho menos. Basta escuchar eldiscurso del Ministro de NegociosExtranjeros para convencerse de que enesta sala la influencia de la democraciarevolucionaria sobre la política exteriores tan fuerte que, cara a cara con esta

democracia revolucionaria, el ministrorenuncia a hablar en voz alta del honor yde la dignidad de Rusia.Por el mandato de los Soviets podemosver que las ideas del manifiesto deEstocolmo han sido elaboradas en dosdirecciones: en la dirección delutopismo y en el espíritu de los interesesalemanes».Desaforados gritos de la izquierdainterrumpen al orador y el presidente lellama la atención. Miliukov insiste enque la proposición de la paz, elaboradapor las asambleas populares y no porlos diplomáticos, la proposición deentablar las negociaciones de paz en

cuanto el enemigo renuncie a lasanexiones, hace el juego a los alemanes.Por algo Kuhlman dijo que ladeclaración personal ata solamente alque la ha hecho… «En todo caso,nosotros imitaremos antes a losalemanes que al Soviet de DiputadosObreros y Soldados»…«Los párrafos que tratan de laindependencia de Lituania y Letonia sonsíntomas de la agitación nacionalista quese hace en distintas partes del país,sostenida, según dijo Miliukov, condinero alemán…»A pesar de los desaforados gritos y elalboroto en los escaños de la izquierda,

el orador confronta los artículos delmandato que se refieren a Alsacia yLorena, Rumania y Serbia con losartículos del mismo mandato que hablande diversas nacionalidades de Alemaniay Austria. El mandato defiende el puntode vista austro-germano, afirmaMiliukov.Pasando al discurso de Teréschenko, elorador acusa despectivamente a esteúltimo de no haberse atrevido a expresaren público lo que pensaba y de nohaberse atrevido siquiera a pensar enlos términos que corresponden a lagrandeza de Rusia. Los Dardanelosdeben ser rusos…

«Ustedes dicen continuamente que elsoldado no sabe por qué se bate y que silo supiera se batiría… Escompletamente cierto que el soldado nosabe por qué se bate, pero ahora ustedesle han dicho que no tiene por qué pelear,que no tenemos ningún interés nacional,que nos batimos por objetivosajenos…»Rindiendo tributo a los aliados que,según él, con ayuda de Norteamérica,«salvan hoy la causa común de lahumanidad», Miliukov concluyó:«¡Viva la lumbrera de la humanidad, lasdemocracias avanzadas de Occidenteque recorrieron hace tiempo una parte

considerable del camino que ahoranosotros sólo iniciamos con pasovacilante e inseguro! ¡Vivan nuestrosbravos aliados!». <<

[13a] Entrevista con Kerenski

Un representante de la Associated Pressdecidió probar fortuna. «Señor Kerenski—comenzó—, en Inglaterra y Franciatodos están desilusionados con larevolución…»«Sí, lo sé —interrumpió Kerenski,zumbón—, en el extranjero la revoluciónse pasó ya de moda».«¿Cómo explica usted que los rusoshayan dejado de batirse?»«Es una pregunta necia —respondióenojado Kerenski—. Rusia entró en laguerra antes que todos los demás aliados

y durante largo tiempo soportó todo supeso. Sus pérdidas son mucho mayoresque las de todos los demás pueblosjuntos. Ahora Rusia tiene derecho aexigir de los aliados que pongan enjuego todas sus fuerzas». Hizo una pausay miró a su interlocutor: «Usted preguntapor qué los rusos han dejado de batirsey los rusos preguntan ¿dónde seencuentra la Flota británica cuandosurcan el Golfo de Riga los acorazadosalemanes?» Volvió a callar y espetó depronto: «La revolución rusa no estávencida y el Ejército revolucionariotampoco. La desorganización delEjército no se debe a la revolución, tuvo

lugar mucho antes, ya bajo el viejorégimen. ¿Por qué han dejado de batirselos rusos? Le voy a decir por qué.¡Porque el pueblo está arruinadoeconómicamente y ha perdido la fe enlos aliados!»Esta entrevista, de la que acabamos decitar unos pasajes, fue transmitida portelégrafo a los Estados Unidos ydevuelta al cabo de unos días por elDepartamento de Estado con laexigencia de introducir«modificaciones». Kerenski se negó,pero lo hizo su secretario, el doctorDavid Soskis. De la entrevista fueronsuprimidas todas las expresiones

desagradables para los aliados y en esteaspecto se dio a conocer al mundoentero. <<

APÉNDICE - III

[1a] Resolución de la fracciónbolchevique, adoptada por laconferencia de comités de empresa detoda Rusia, según el informe delcamarada Larin

I

1. Después de haber derribado a laautocracia en el terreno político, laclase obrera aspira a alcanzar el triunfodel régimen democrático también en elterreno de su actividad productiva.Expresión de este afán es la idea delcontrol obrero, surgida de modo naturalen el ambiente de ruina económica,

originada por la criminal política de lasclases dominantes.2. La organización del control obrero esuna manifestación de la iniciativa obreraen la esfera de la producción, tan sanacomo la organización de la actividadpartidaria en la esfera política, laorganización de sindicatos en la esferadel trabajo asalariado, la organizaciónde cooperativas en la esfera delconsumo y la organización de clubs en laesfera de la cultura.3. Los obreros están más interesadosque los propietarios en el buen eincesante trabajo de las empresas. Laexistencia del control obrero asegura

más en este aspecto los intereses de todala sociedad moderna y de todo el puebloque la sola vigilancia autocrática de lospropietarios, guiados porconsideraciones egoístas de lucromaterial o político. Por eso, el controlobrero no es sólo una demanda delproletariado, sino va en interés de todoel país y debe ser apoyado por elcampesinado revolucionario y por elEjército revolucionario.

II

4. En vista de la actitud negativa de lamayoría de los capitalistas ante larevolución, la distribución acertada de

los materiales y el combustible y ladirección normal de los trabajos, comoha demostrado suficientemente laexperiencia, son imposibles sin elcontrol obrero.5. Solamente el control obrero sobre lasempresas capitalistas, refrendando laactitud consciente hacia la empresa yesclareciendo su trascendencia social,creará condiciones favorables para laexistencia de una firme autodisciplinaobrera y para el desarrollo de la posibleproductividad del trabajo.6. El próximo paso de la economía a lasituación de paz y, con este motivo, lanueva redistribución de la mano de obra

del país entre las empresas sonconcebibles sin las más gravesconmociones únicamente en caso de unaautodirección democrática de losmismos obreros para disponer de suspersonas en el proceso de redistribuciónde la mano de obra. Por eso, elestablecimiento del control obrero esuna de las condiciones previasobligatorias para desmovilizar laindustria.

III

7. Según la consigna de «control obreroa escala de todo el Estado», consignaplanteada por el Partido Obrero

Socialdemócrata (bolchevique) deRusia, partido político del proletariadoruso, el control obrero, para que rindatodos sus buenos frutos, debe abarcar atodas las empresas capitalistas, debe serorganizado y no casual, armónico y nocarente de sistema ni desgajado de lavida económica del país en su conjunto.8. La vida económica del país —tanto laagricultura como la industria, elcomercio y el transporte— debesupeditarse a un solo plan,confeccionado en interés de lasatisfacción de las necesidadespersonales y económicas de las vastasmasas del pueblo, confirmado por sus

representantes electos y cumplido bajola dirección de estos representantes através de las correspondientesinstituciones estatales y locales para laejecución del plan económico.9. La parte del plan que se refiere a laagricultura se realiza bajo el control delas organizaciones de campesinos ybraceros y la parte que se refiere a lasempresas de trabajo asalariado en laindustria, el comercio y el transporte,bajo el control obrero; los órganosnaturales del control obrero dentro de laempresa son los comités de empresa ysimilares, y en el mercado de trabajo,los sindicatos.

IV

10. Los contratos colectivos de tarifas,concluidos por los sindicatos para másde la mitad de los obreros de una ramacualquiera del trabajo, deben serobservados por todos los dueños deempresas de esta rama en la localidadcorrespondiente.11. Las bolsas de trabajo deben pasar ala administración de los sindicatos comoorganizaciones proletarias de clase queactúen en el marco del plan económicogeneral y de acuerdo con éste.12. Los sindicatos deben obtener elderecho a interponer demandas

judiciales a su albedrío en todos loscasos de infracción del contrato detrabajo o de aplicación de la legislaciónlaboral a cualquier obrero de lacorrespondiente rama de trabajo.13. Para todos los asuntos que guardenrelación con el control obrero sobre laproducción, distribución y el mercadode trabajo los sindicatos deben ponerseen contacto con los obreros de laempresa en cuestión a través de sucomité de empresa.14. El reglamento interno, la admisión,el despido, los permisos, las tarifas, laselección de las piezas defectuosas, elgrado de capacidad de trabajo y

habilidad, la existencia de motivos pararescindir el contrato de trabajo, lospleitos con la administración y otrascuestiones semejantes de la vida interiorde la empresa, después de laimplantación del control obrero, debenresolverse solamente con el asenso y laconfirmación del comité de empresa, alque debe pertenecer también el derechoa recusar a todas las personas de laadministración de la empresa.15. El comité de empresa forma unacomisión de control con el fin deverificar la justedad y el abastecimiento,tanto por lo que se refiere al suministroa la empresa de materiales, combustible,

pedidos, obreros y fuerzas técnicas(incluyendo el utillaje) y de todos losobjetos de consumo y medidas, comocon el fin de controlar la coordinaciónde toda la actividad de la empresa conel plan económico general. La direcciónde la empresa está obligada a comunicara los inspectores obreros con fines decontrol e información todos los datos, afacilitarles la posibilidad decomprobarlos y abrirles todos los librosde contaduría de la empresa.16. En caso de que el control obrerodescubra cualquier duda o inexactitud,que no puedan ser subsanadas oesclarecidas por los medios y las

fuerzas de los obreros de una empresadeterminada, el comité de empresa apelaal concurso de la asamblea de todos loscomités de empresa de la ramaindustrial correspondiente de lalocalidad dada, que plantea en lasadecuadas instituciones para larealización del plan económico elproblema de adoptar todas las medidasnecesarias, llegando incluso hasta elembargo total de la empresa.17. La unión de los comités de empresade las distintas plantas debe efectuarsepartiendo del carácter de la producciónpara facilitar el control de toda la ramaindustrial en conjunto en el sentido de

coordinar su trabajo con el planeconómico general y en el sentido de laconveniencia práctica de la distribuciónde los pedidos, materiales,combustibles, fuerzas técnicas y manode obra entre las empresas y tambiénpara facilitar la actividad conjunta conlos sindicatos organizados por ramas.18. Los consejos locales de sindicatos yde comités de empresa representan alproletariado en las institucionesestatales y locales para elaborar yejecutar el plan económico y paraorganizar el intercambio entre la ciudady el campo, ejercen la supremadirección de los comités de empresa y

de los sindicatos en la tarea del controlobrero en la localidad dada y emiten lasreglas obligatorias de disciplina obreraen la producción, confirmadas porvotación general de los obreros.19. La Conferencia exige el controlobrero a escala de todo el Estado, invitaa los compañeros a realizarlo ya en elgrado que sea posible, teniendo encuenta la correlación de fuerzas en cadasitio, y proclama incompatibles con losfines del control obrero la ocupación dedistintas empresas por los obreros a sufavor» <<

[2a] 2. La prensa burguesa acerca delos bolcheviques

Rússkaya Volia, del 28 (15) de octubre:«Se acerca el momento crítico. Es elmomento crítico para los bolcheviques.O nos dan… una segunda edición de lossucesos del 3 al 5 de julio o tendrán quereconocer que sus planes y aspiraciones,y su insolente política de ruptura contodos los elementos nacionalesconscientes han sufrido una derrota total.¿Qué probabilidades de éxito tienen losbolcheviques?Es difícil responder a esta pregunta,

pues el recurso fundamental de losbolcheviques es… la ignorancia de lasmasas populares. Especulan con estaignorancia, la utilizan para una incesantedemagogia…El Gobierno debe tomar cartas en elasunto. Goza del apoyo moral delConsejo de la República y debe ocuparabiertamente una posiciónantibolchevique……………………………………Y si los bolcheviques provocan unmovimiento contra el poder legítimo,creando así la posibilidad de unainvasión alemana, habrá que tratarlescomo a revoltosos y traidores… «Birzhevíe Védomostí, del 28 (15) de

octubre: «Ahora que los bolcheviques sehan separado ellos mismos de toda lademás democracia es bastante más fácilluchar contra ellos y no tiene sentidoesperar que se alcen. Al contrario, elGobierno no debe permitir sulevantamiento…Los llamamientos de los bolcheviques ala insurrección y la anarquía son, enesencia, actos penados por el Código yhasta en el país más libre los autores desemejantes llamamientos sufrirían elmás riguroso castigo. Pues lo que hacenlos bolcheviques no es una luchapolítica contra el Gobierno o ni siquierapor el poder; es propaganda de la

anarquía, de los pogromos y de la guerracivil. Semejante propaganda debe serdestruida radicalmente; para empezar acombatir la agitación pogromista seríaextraño esperar a que comenzasen lospogromos en la práctica… «Nóvoe Vremia , del 1 de noviembre (19de octubre): «…¿Por qué inquieta alGobierno solamente la fecha del 20 deoctubre y no le inquietaron el 20 deseptiembre ni el 30 de agosto? No es elprimer día que Rusia arde y se destruyey el humo del terrible incendio hacemucho que escuece los ojos de nuestrosaliados.¿Ha habido en este tiempo una sola

disposición del Gobierno encaminada acontener la anarquía y ha intentadoalguien sofocar el incendio de Rusiaentera?Pero, ¡¿estábamos entonces para eso?!El Gobierno se inventó una tarea másurgente. Aplastó un complot(kornilovista) por el que preguntanperplejos de todos lados: «Pero, ¿hubotal complot?»… " <<

[3a] La prensa socialista moderadaacerca de los bolcheviques

Dielo Naroda (periódico de lossocialistas-revolucionarios) del 28 (15)de octubre: «El crimen más grave de losbolcheviques contra la revoluciónconsiste en que todas las calamidadesque causan tan crueles sufrimientos a lasmasas las explican exclusivamente porlas malvadas intenciones delGobierno revolucionario, cuando enrealidad estas calamidades obedecen acausas objetivas.Prometen a las masas montañas de oro,

sabiendo de antemano que no podráncumplir ni una sola de sus promesas;conducen a las masas por un caminofalso, las engañan en el problema de lascausas de todas las dificultades…Los bolcheviques son los enemigos máspeligrosos de la revolución…»Dien (periódico de los mencheviques),del 30 (17) de octubre: «¿Consiste eneso la libertad de prensa?» Nóvaya Rusy Rabochi Put incitan diaria yabiertamente a la insurrección. Cada díaestos dos periódicos cometen en suscolumnas verdaderos crímenes. Cadadía incitan a los pogromos… ¿Es esa la«libertad de prensa»?

El Gobierno debe defenderse ydefendernos a nosotros. Tenemosderecho a exigir que la máquinagubernamental no permanezca inactivacuando se cierne sobre la vida de losciudadanos la amenaza de sangrientos«pogromos». <<

[4a] «Yedinstvo»

Yedinstvo, periódico de Plejánov, dejóde aparecer a las pocas semanas de latoma del poder por los bolcheviques.Contrariamente a una versión muydifundida, Yedinstvo no fue suspendidopor el Gobierno soviético: en su últimonúmero se insertó un anuncio en el quese comunicaba que el periódico dejabade salir por ser demasiado reducido elnúmero de suscriptores… <<

[5a] ¿Eran conspiradores losbolcheviques?

En el periódico francés Entente, dePetrogrado, del 15 (2) de noviembre, seinsertó un artículo en el que se decía:«El Gobierno de Kerenski razona yvacila. El Gobierno de Lenin y Trotskiactúa y ataca.Lo llaman Gobierno de conspiradores,pero, en realidad, no es cierto.Naturalmente, como todo Gobiernorevolucionario que ha triunfado sobresus enemigos es un Gobierno deusurpadores. Pero uno Gobierno de

conspiradores, ¡no!¡No! Estos hombres no sonconspiradores. No conspiran. Alcontrario, actúan audaz y abiertamente,sin palabras suavizadoras, sin encubrirsus intenciones; hacen con todas susfuerzas agitación a la luz del día,reforzada por la propaganda en lasfábricas, en los cuarteles, en el frente, enel país, en todas partes. Fijan poradelantado abiertamente el día dellevantamiento armado, el día de la tomadel poder…¿Ellos conspiradores? ¡Nunca!» <<

[6a] Llamamiento contra lainsurrección

Del Comité Central del Ejército«…Ante todo, insistimos en el estrictocumplimiento de la voluntad organizadade la mayoría del pueblo, expresada porel Gobierno Provisional, órgano delpoder popular, de acuerdo con elConsejo de la República y el CEC…Todo intento de derribar este poder porla violencia en el momento en que lacrisis de Gobierno originainevitablemente la desorganización, laruina en el país y la guerra civil, será

considerado por el Ejército como unaempresa contrarrevolucionaria yaplastado por la fuerza de las armas…Los intereses de todos los distintosgrupos y clases deben supeditarse a unsolo interés general: a la elevación de laproductividad de nuestra industria y a lajusta distribución de todos los artículosde primera necesidad.A todos los individuos capaces dededicarse al sabotaje, a ladesorganización y a los desórdenes, atodos lo desertores, a todos lossaqueadores y haraganes hay queobligarles a efectuar los trabajos másduros en la retaguardia del Ejército…

Proponemos al Gobierno Provisionalque forme con estos contraventores de lavoluntad popular, con estos enemigos dela revolución, destacamentos obrerosespeciales y que los obligue a trabajaren la retaguardia, en el frente, en lastrincheras, bajo el fuego enemigo… " <<

[7a] Los sucesos de la noche del 6 al 7de noviembre (24 al 25 de octubre)

Por la tarde destacamentos de guardiasrojos empezaron a ocupar las imprentasde los periódicos burgueses y a publicaren cientos de miles de ejemplaresRabochi Put, Soldat y distintasproclamas. Se dio orden a la miliciaurbana de desalojar de guardias rojoslas imprentas, pero chocó conbarricadas en las puertas y hombresarmados que las defendían. Lossoldados a quienes se ordenó atacar lasimprentas se negaron a ello.

Cerca de la medianoche un coronel, conuna compañía de junkers, se presentó enel Club de Librepensadores con la ordende detener al editor de Rabochi Put.Inmediatamente una enorme multitud secongregó en la calle, amenazando conlinchar a los junkers. Entonces elcoronel pidió que lo detuvieran juntocon los junkers y los enviasen para suseguridad a la fortaleza de Pedro yPablo. Esta petición fue cumplida.A la una de la madrugada undestacamento de soldados y marinos delSmolny ocupó la Central de Telégrafos*.A la una y treinta y cinco minutos seocupó la Central de Correos. Al

amanecer fue ocupado el Hotel Militar ya las cinco de la mañana la Central deTeléfonos**. A las diez las tropasacordonaron el Palacio de Invierno.* La Central de Telégrafos fue ocupadaa las dos de la madrugada. —Edit.** La Central de Teléfonos fue ocupadaa las siete de la mañana. —Edit. <<

APÉNDICE - IV

[1a] Los acontecimientos del 7 denoviembre (25 de octubre)

Desde las cuatro de la madrugada hastala mañana, Kerenski permaneció enPetrogrado, en los locales del EstadoMayor Central, desde donde impartíaórdenes a las unidades cosacas y a lasescuelas de oficiales de Petrogrado ylos alrededores. Todas estas unidades yescuelas respondían que no podíanmoverse.El coronel Polkóvnikov, comandante dela ciudad, se debatía entre el EstadoMayor y el Palacio de Invierno,

evidentemente sin un plan determinado.Kerenski ordenó levantar los puentes;durante tres horas no se hizo nada yluego un oficial con cinco soldados, porsu propia iniciativa, se dirigió al Puentede Nicolás, arrolló al piquete deguardias rojos que lo custodiaba ylevantó el puente. Pero en cuantoreanudó su marcha unos marinos lobajaron de nuevo.Kerenski ordenó ocupar la imprenta deRabochi Put. Al oficial designado paraello se le prometió una sección desoldados; dos horas después leprometieron un destacamento de cadetes,pero luego se olvidaron por completo de

la orden.Se intentó arrebatar a los bolcheviquesla Central de Correos y la deTelégrafos; después de varios disparosel destacamento gubernamental declaróque no quería oponerse más a losSoviets.Kerenski dijo a una delegación dejunkers: «Como Jefe del GobiernoProvisional y Jefe Supremo, no sé naday no puedo aconsejarles nada. Perocomo veterano de la revolución, yo lesexhorto, jóvenes revolucionarios, apermanecer en sus puestos y defenderlas conquistas de la revolución».ORDEN DE KISHKIN, DEL 7 DE

NOVIEMBRE (25 DE OCTUBRE)

«Por decreto del Gobierno Provisional,se conceden poderes extraordinarios aN. Kishkin, miembro del GobiernoProvisional, para restablecer el orden enla capital y defender Petrogrado detodas las acciones anarquistas, partan dedonde partan, para lo cual se ponen bajosu mando las autoridades militares yciviles».«De acuerdo con los poderes que mehan sido conferidos por el GobiernoProvisional, relevo de sus funcionescomo comandante de la región militar dePetrogrado al coronel GueorguiPolkóvnikov».

Llamamiento a la población del vice-presidente del Gobierno Provisional,Konovalov, del 25 de octubre (7 denoviembre)«¡Ciudadanos, salvad la Patria, laRepública y la libertad! Unos maníacosse han sublevado contra el único poderestatal, instaurado por el pueblo hasta laAsamblea Constituyente, contra elGobierno Provisional. Los miembrosdel Gobierno Provisional cumplen sudeber, permanecen en sus puestos ycontinuarán su labor en bien de la patriapara restablecer el orden y paraconvocar en el plazo fijado la AsambleaConstituyente, futuro soberano de Rusia

y de los pueblos que la habitan.Ciudadanos, debéis ayudar al GobiernoProvisional. Debéis fortalecer suautoridad. Debéis impedir que esosmaníacos, a los que se han unido todoslos enemigos de la libertad y del orden,partidarios del viejo régimen, malogrenla Asamblea Constituyente, destruyantodas las conquistas de la revolución,todo el porvenir de nuestra queridapatria.Ciudadanos, organizaos en torno alGobierno Provisional para defender suautoridad temporal en nombre del ordeny de la felicidad de todos los pueblos denuestra gran patria.

25 de octubre de 1917».

Radiograma del Gobierno Provisional«… El Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado ha declaradoderrocado el Gobierno Provisional y haexigido que se le entregue todo el poderbajo la amenaza de bombardear elPalacio de Invierno con los cañones dela fortaleza de Pedro y Pablo y delcrucero Aurora, fondeado en el Neva.El Gobierno puede entregar el podersólo a la Asamblea Constituyente y, porlo tanto, ha decidido no rendirse yponerse bajo la protección del pueblo yel Ejército. En este sentido se hacursado un telegrama al Cuartel General.

El Cuartel General ha respondidoenviando un destacamento.Que el país y el pueblo respondan aldemencial intento de los bolcheviquesde promover una insurrección en laretaguardia del Ejército combatiente.25 de octubre, a las nueve de la noche».Cerca de las nueve de la mañanaKerenski partió para el frente…*

* A las 11 horas 30 minutos de lamañana Kerenski partió de Petrogradoal frente para «recibir» a las tropas queél había llamado. —Edit.

Al anochecer se presentaron en elEstado Mayor Central dos soldados en

bicicletas, que dijeron ser delegados dela guarnición de la fortaleza de Pedro yPablo. Entraron en la sala deconferencias, donde estaban reunidosKishkin, Rútenberg, Palchinski, elgeneral Bagratuni, el coronel Paradélovy el conde Tolstói, y exigieron la entregainmediata del Estado Mayor,amenazando en caso contrario con elbombardeo… Después de dosconferencias en medio del mayorpánico, el Estado Mayor se trasladó alPalacio de Invierno y el edificio fueocupado por los guardias rojos…Al fin de la jornada, patrullaban por laPlaza del Palacio los blindados

bolcheviques y los soldados afectos alSoviet trataban inútilmente deparlamentar con los junkers…El tiroteo del Palacio empezó a eso delas siete de la tarde…Serían las diez de la noche cuandocomenzó el bombardeo de artillería. Porcierto, casi todos los proyectiles fueronde fogueo y la fachada del Palacio sólosufrió leves desperfectos por trespequeñas granadas rompedoras. <<

[2a] Los robos en el Palacio de Invierno

No me propongo afirmar que no huboningún robo en el Palacio de Invierno.Pero hay que decir que de allí fueronrobadas muchísimas cosas no sólodespués, sino también antes de la toma.Sin embargo, las declaraciones delperiódico eserista Narod y de algunosmiembros de la Duma Municipal de quefueron robados objetos de valorevaluados en 500.000.000 de rublos,son una gran exageración.Las obras de arte más valiosas que seconservaban en el Palacio —cuadros,

estatuas, tapices, porcelana rara y armasantiguas— habían sido transportadas aMoscú ya en el mes de septiembre y,diez días después de ocupar el Kremlinlos bolcheviques, yo, personalmente, lasvi en los sótanos del Palacio Imperial.Puedo certificar que todo se hallaba enperfecto orden y estado deconservación…Sin embargo, ciertos individuos delpúblico general, al que durante variosdías después de la ocupación delPalacio se permitió recorrer librementesus aposentos, robaron y se llevaronconsigo cubiertos de plata, relojes, ropade cama, espejos, jarrones de porcelana

y piedras falsas, por un valoraproximado de 50.000 rublos.Para recuperar los objetos robados elGobierno soviético instituyó unacomisión especial de artistas yarqueólogos. El 14 (1) de noviembre,esta comisión lanzó los dos siguientesllamamientos:

¡Ciudadanos de Petrogrado!Rogamos encarecidamente a todos losciudadanos que empeñen todos susesfuerzos para descubrir el paradero, enla medida de lo posible, de todos losobjetos robados del Palacio de Inviernoen la noche del 25 al 26 de octubre (7 al8 de noviembre) y para su devolución al

comandante del Palacio de Invierno.Los compradores de cosas robadas y losanticuarios a quienes se encuentreobjetos hurtados serán procesados ycastigados con severidad.Los comisarios de protección de museosy valores artísticos G. Yátmanov, B.Mandelbaum».

«A todos los comités de regimiento y deflotaEn la noche del 25 al 26 de octubre (7 al8 de noviembre) fueron robados delPalacio de Invierno, patrimonioinalienable del pueblo ruso, una serie devaliosos objetos de arte.Exhortamos insistentemente a hacer

todos los esfuerzos para devolver lascosas robadas al Palacio de Invierno.Los comisarios G. Yátmanov, B.Mandelbaum».

Se logró encontrar cerca de la mitad delas cosas desaparecidas y algunas fuerondescubiertas en la valija de losextranjeros que abandonaban Rusia.En una conferencia de artistas yarqueólogos, reunida por iniciativa delSmolny, fue elegida una comisión parahacer el inventario del Palacio deInvierno, a la cual se encomendarontodas las funciones relacionadas con lascolecciones artísticas y los museosestatales de Petrogrado.

El 16 (3) de noviembre, el Palacio deInvierno fue cerrado para el público,pues la comisión empezó el inventario.A mediados de noviembre, el Consejode Comisarios del Pueblo promulgó undecreto por el cual se cambiaba elnombre del Palacio de Invierno por eld e Museo popular. Por este mismodecreto el Palacio fue entregado a plenadisposición de la comisión artística-arqueológica y se prohibió todaactividad gubernamental o política en surecinto. <<

[3a] Actos de violencia con el batallónfemenino

Inmediatamente después de la toma delPalacio de Invierno, en la prensaantibolchevique y en las reuniones de laDuma Municipal se propalaron lashistorias más sensacionales sobre lasuerte del batallón femenino, que habíadefendido el Palacio. Se decía quevarias mujeres-soldados fueronarrojadas por las ventanas a la calle,que casi todas las demás fueron violadasy muchas se suicidaron, no pudiendosoportar todos estos horrores.

La Duma Municipal designó unacomisión para investigar el asunto. El 16(3) de noviembre esta comisión regresóde Leváshovo, donde estaba acuarteladoel batallón femenino. La señora Tyrkovacomunicó que, al principio, las mujereshabían sido enviadas a los cuarteles delRegimiento de Pávlovsk, donde,efectivamente, varias de ellas fueronmaltratadas, pero que ahora la mayorparte de ellas se encontraba enLeváshovo y las demás habían sidodistribuidas por domicilios particularesen Petrogrado. El doctor Mandelbaum,otro miembro de la comisión, atestiguóque de las ventanas del Palacio de

Invierno no había sido arrojada ni unasola mujer, que habían sido violadastres y que, se suicidó una, dejando unanota en la que decía que «se habíadesilusionado de sus ideales».En noviembre, el batallón de mujeresfue disuelto oficialmente por el ComitéMilitar Revolucionario a requerimientode las mismas mujeres, que desdeentonces volvieron a usar vestido civil.El lector encontrará una curiosadescripción de estas mujeres-soldadosen el libro de Luisa Bryant Seis mesesrojos en Rusia. <<

APÉNDICE - V

[1a] Llamamientos y proclamas

Del Comité Militar Revolucionario26 de octubreA todos los comités del Ejército deOperaciones.A todos los Soviets de DiputadosSoldados.La guarnición y el proletariado dePetrogrado han derribado el Gobiernode Kerenski, que se ha sublevado contrala revolución y el pueblo…El Comité Militar Revolucionario lopone en conocimiento del Ejército en elfrente y en la retaguardia y llama a los

soldados revolucionarios a vigilar laconducta del personal de mando. Losoficiales que no se hayan adheridofranca y abiertamente a la revolucióndeben ser arrestados inmediatamentecomo enemigos.El Soviet de Petrogrado ve el programadel nuevo poder en la propuestainmediata de una paz democrática, en laentrega inmediata de las tierras de loslatifundistas a los campesinos, en laentrega de todo el poder a los Soviets yen la honrada convocatoria de laAsamblea Constituyente. El Ejércitorevolucionario popular no debe permitirel envío de unidades militares inseguras

del frente a Petrogrado. Se debe emplearlos argumentos y la persuasión y, dondeesto sea insuficiente, hay que impedir elmovimiento de tropas con implacableuso de la fuerza.La presente orden será leídainmediatamente ante las unidadesmilitares de todas las armas. Laocultación por las organizacionesmilitares de esta orden a las masas desoldados será equivalente a ungravísimo crimen ante la revolución y secastigará con todo el rigor de la leyrevolucionaria.¡Soldados! ¡Por la paz, por el pan, porla tierra, por el poder del pueblo!

El Comité Militar Revolucionario»A todos los comités militares del frentey la retaguardia, a todos los comités decuerpo, división, regimiento ycompañía y a los Soviets de DiputadosObreros, Soldados y Campesinos.¡Soldados y oficiales revolucionarios!El Comité Militar Revolucionario, deacuerdo con la mayoría de los soldados,obreros y campesinos, ha dispuestoconducir inmediatamente al generalKornílov y a todos los cómplices de suconspiración a Petrogrado pararecluirlos en la fortaleza de Pedro yPablo y entregarlos inmediatamente a unsevero tribunal militar revolucionario. A

los que se resistan al cumplimiento deesta disposición el Comité los declaratraidores a la revolución y sus órdeneslas declara nulas y sin vigor.El Comité Militar Revolucionario delSoviet de Diputados Obreros ySoldados de PetrogradoA todos los Soviets provinciales ydistritales de Diputados Obreros,Soldados y Campesinos.Por decisión del Congreso de losSoviets de toda Rusia, todos losmiembros detenidos de los comitésagrarios son puestos inmediatamente enlibertad. Los comisarios que losdetuvieron deben ser arrestados. En lo

sucesivo todo el poder pertenece a losSoviets. Los comisarios del Gobiernoquedan destituidos. Los presidentes delos Soviets establecerán relacionesdirectas con el Gobierno revolucionario.<<

[2a] Protesta de la Duma Municipal

En la reunión del 8 de noviembre (26 deoctubre) la Duma Municipal acordópublicar el siguiente llamamiento:«La Duma Central de la ciudad dePetrogrado, elegida sobre los principiosmás democráticos, asumió todo el pesode los asuntos municipales y delabastecimiento de la población en elm o m e n t o de la más grandedesorganización. En la actualidad, elPartido bolchevique, tres semanas antesde las elecciones a la AsambleaConstituyente y ante la amenaza del

enemigo exterior, después de habereliminado por la fuerza armada la únicaautoridad revolucionaria legal, atenta alos poderes e independencia de laAdministración Municipal, exigiendo susumisión a los comisarios nombrados yel nuevo poder ilegal.En este terrible y trágico momento, laDuma Municipal de Petrogradoproclama bien alto ante sus electores yante Rusia entera que no se someterá aningún atentado a sus derechos eindependencia y continuará en el puestode responsabilidad en que fue colocadapor voluntad de la población de lacapital.

La Duma Central de la ciudad dePetrogrado llama a todas las dumas yzemstvos de la República Rusa a unirsea ella y defender una de las más grandesconquistas de la revolución rusa: laslibertades y la independencia de laadministración municipal». <<

[3a] Mandato campesino acerca de latierra

El problema de la tierra sólo puede serresuelto en todo su volumen por laAsamblea Constituyente de todo elpueblo.

La solución más justa del problema dela tierra debe ser la siguiente:

1 . Queda abolido para siempre elderecho de propiedad privada sobre latierra; la tierra no puede ser vendida,comprada, arrendada, hipotecada oenajenada en ninguna otra forma.Todas las tierras del Estado, de la

Corona, del zar, de los conventos, de laIglesia, de las posesiones, de losmayorazgos, de propiedad privada, delas comunidades y de los campesinos,etc., son enajenadas sin indemnización,se convierten en patrimonio de todo elpueblo y pasan en usufructo de todoslos que las trabajan.A los damnificados por estatransformación del régimen depropiedad no se les reconoce másderecho que el de recibir un socorro dela sociedad durante el tiempo necesariopara adaptarse a las nuevas condicionesde existencia.

2. Todas las riquezas del subsuelo —

minerales, petróleo, carbón, sal, etc.—,así como los bosques y las aguas deimportancia nacional, seránusufructuados con carácter exclusivo porel Estado. Todos los pequeños ríos,lagos, bosques, etc., pasan en usufructode las comunidades, a condición de quesean explotados por los organismos deadministración local.

3. Las tierras con haciendas de altonivel técnico: huertos, plantaciones,semilleros, viveros, invernaderos, etc.,no serán repartidas, sino convertidasen haciendas modelo y transferidas enusufructo exclusivo del Estado o de lascomunidades, según su extensión e

importancia.Las tierras lindantes con las casas, enlas ciudades y en el campo, con susjardines y huertas, quedarán en usufructode sus actuales propietarios. Laextensión de estos terrenos y el impuestoa pagar por su usufructo seránestablecidos por vía legislativa.

4. Los criaderos de ganado caballar, lasgranjas de ganado de raza, avícolas,etc., pertenecientes al fisco y a losparticulares, quedan confiscados,convertidos en patrimonio de todo elpueblo y transferidos en usufructoexclusivo del Estado o de lascomunidades, según sus proporciones e

importancia.La cuestión de la indemnización seráexaminada por la AsambleaConstituyente.

5. Todo el ganado de labor y aperos delabranza de las tierras confiscadas pasansin indemnización en usufructo exclusivodel Estado o de las comunidades, segúnsus proporciones e importancia.La confiscación de los aperos no afectaa los campesinos con poca tierra.

6. Tienen derecho al usufructo de latierra todos los ciudadanos del Estadoruso (sin distinción de sexo) que deseentrabajarla ellos mismos, con ayuda de su

familia o asociados con otros, pero sólodurante el tiempo que se encuentren encondiciones de hacerlo. No se permiteel trabajo asalariado.En caso de que cualquier miembro de lacomunidad rural se vea imposibilitadoocasionalmente para trabajar durantedos años, la comunidad rural tiene eldeber de ayudarle en ese períodocultivando colectivamente la tierra,hasta que recobre su capacidad para eltrabajo.Los agricultores que se vean privadospara siempre de la posibilidad detrabajar personalmente la tierra a causade vejez o de invalidez, perderán su

derecho al usufructo de la tierra, perorecibirán en cambio una pensión delEstado.

7. El usufructo del suelo debe serigualitario, es decir, la tierra se reparteentre los trabajadores teniendo en cuentalas condiciones locales, de acuerdo conla norma de trabajo o de consumo.Las formas de usufructo de la tierradeben ser enteramente libres: individual,en caserío, comunal o cooperativa,conforme lo decidan las distintas aldeasy poblados.

8. Al ser enajenada, toda la tierra pasa aformar parte del fondo agrario nacional.

El reparto de la tierra entre lostrabajadores lo dirigen lasadministraciones locales y centrales,desde las comunidades rurales yurbanas, democráticamente organizadas,sin diferenciaciones estamentales, hastalas instituciones regionales centrales.El fondo agrario será sometido arepartos periódicos en consonancia conel crecimiento de la población y con laelevación de la productividad y delnivel técnico de la agricultura.En caso de modificarse los límites delas parcelas repartidas, permaneceráintacto el núcleo inicial de la parcela.La tierra de los miembros salientes

vuelve al fondo agrario. Se reconoce elderecho de prioridad en el reparto dedicha tierra a los familiares máscercanos de los miembros salientes y alas personas, designadas por ellos.El valor de los abonos y de los trabajosde mejoramiento (mejoras radicales)invertidos en la tierra debe serreembolsado en la medida en que nohayan sido utilizados antes de serdevuelta la parcela al fondo agrario.En aquellos lugares donde el fondoagrario existente no baste para satisfacerlas necesidades de toda la poblaciónlocal, el excedente de población deberáser asentado en otras tierras.

El Estado debe tomar a su cargo laorganización del asentamiento, así comolos gastos que originen éste y laadquisición de aperos, etc.El asentamiento se hará en el ordensiguiente: primero, los campesinos sintierra que lo deseen; después, losmiembros tarados de la comunidad, losdesertores, etc., y, finalmente, por sorteoo acuerdo.Se declara ley provisional el contenidode este mandato, que expresa la voluntadabsoluta de la inmensa mayoría de loscampesinos conscientes de toda Rusia.Esta ley será aplicada hasta la reuniónde la Asamblea Constituyente sin ningún

aplazamiento, en cuanto sea posible, y,en algunas de sus partes, con lanecesaria gradación, que deberándeterminar los Soviets de DiputadosCampesinos de distrito. <<

[4a] Los desertores y la tierra

En el problema de los desertores y latierra el Gobierno no tuvo que tomarninguna decisión. Este problema quedóresuelto automáticamente con el cese dela guerra y la desmovilización delEjército. <<

[5a] El Consejo de Comisarios delPueblo

Al principio, el Consejo de Comisariosdel Pueblo estaba compuestoenteramente por bolcheviques. Sinembargo, la responsabilidad no recaesobre los bolcheviques solos: el 8 denoviembre (26 de octubre) ofrecieronvarias carteras a los socialistas-revolucionarios de izquierda, pero éstosrehusaron. <<

APÉNDICE - VI

[1a] Llamamientos y denuncias

«A todas las organizaciones civiles ymilitares del Partido Socialista-Revolucionario.La demencial intentona de losbolcheviques se encuentra en vísperasdel fracaso. En la guarnición reinan ladivisión y el abatimiento. Losministerios no funcionan. El pan seagota. Todas las fracciones, menos elpuñado de maximalistas, abandonaron elCongreso. El Partido bolchevique estáaislado. Las represalias contra laimprenta del Comité Central, las

detenciones de los compañeros Máslov,Tsion y de otros miembros del Partido,los saqueos y actos de violencia queacompañaron la toma del Palacio deInvierno aumentan la irritación de unaparte considerable de los marinos ysoldados. Centroflot llama a no acatarlas órdenes de los bolcheviques.Proponemos:1º.— Prestar el mayor concurso a lasorganizaciones militares, a loscomisarios y al personal de mando paraliquidar definitivamente la descabelladaaventura y unirse en torno al Comité deSalvación de la Patria y la Revolución,que debe crear un poder democrático,

revolucionario y homogéneo sobre labase del programa de la entregainmediata de la tierra a los comitésagrarios y de la proposición inmediatade una paz democrática general a todoslos países beligerantes;2ª.— Adoptar medidas con las propiasfuerzas para proteger las institucionesdel Partido;3º.— Estar preparados a fin de, en elmomento necesario, al llamamiento delComité Central, contrarrestaractivamente los afanes de los elementoscontrarrevolucionarios de aprovechar laaventura bolchevique para destruir lasconquistas de la revolución, y,

4º.— Manifestar la mayor vigilanciapara hacer frente al enemigo si éstedesea utilizar la debilitación del frente.El Comité Central y la Comisión Militardel Comité Central del PartidoSocialista-Revolucionario.27 de octubre de 1917».

Tomado de Pravda«… ¿Y quién es Kerenski? Un impostorque merece ser recluido en la fortalezade Pedro y Pablo junto con Kornílov yKishkin. Un criminal que ha traicionadola confianza de los soldados,campesinos y obreros.Kerenski es un asesino de soldados.Kerenski es un verdugo de campesinos.

Kerenski es un represor de obreros.¡Ese es el Kornílov II, que confíavanamente atentar a la libertadconquistada por los obreros, soldados ycampesinos!» <<

APÉNDICE - VII

[1a] Dos decretos

El decreto sobre la prensa«En la hora seria y decisiva de larevolución y de los días que la sigueninmediatamente, el ComitéRevolucionario Provisional se ha vistoobligado a adoptar una serie de medidascontra la prensa contrarrevolucionariade diversos matices.Inmediatamente se ha empezado a gritarpor todas partes que el nuevo podersocialista ha violado de este modo unprincipio básico de su programa,atentando a la libertad de prensa.

El Gobierno Obrero y Campesino llamala atención de la población ante el hechode que en nuestra sociedad tras estapantalla liberal se oculta en realidad lalibertad para las clases poseedoras, quese adueñaron de la parte leonina de laprensa, de envenenar las mentes ysembrar la confusión en la conciencia delas masas.Todo el mundo sabe que la prensaburguesa es una de las armas máspoderosas de la burguesía. Sobre todoen el momento crítico, cuando el nuevopoder, el poder de los obreros ycampesinos, se encuentra en proceso deconsolidación, era imposible dejar

enteramente esta arma en manos delenemigo, pues, en tales momentos, no esmenos peligrosa que las bombas y lasametralladoras. Por eso se adoptaronmedidas temporales y extraordinariaspara cortar la avalancha de inmundicia yde calumnias en las que la prensaamarilla y verde habría ahogadogustosamente la joven victoria delpueblo.En cuanto se consolide el nuevo orden,se suspenderán todas las medidasadministrativas contra la prensa; seestablecerá plena libertad para ella en elmarco de la responsabilidad ante la ley,que es la más amplia y progresiva en

este aspecto.Considerando, sin embargo, que lasrestricciones de la prensa, incluso en losmomentos críticos, son admisibles sóloen los límites absolutamenteindispensables, el Consejo deComisarios del Pueblo dispone:

1. Serán suspendidos únicamente losórganos de prensa que (a) instiguen a lafranca resistencia o a la insubordinaciónal Gobierno Obrero y Campesino; (b)siembren la confusión mediante latergiversación francamente difamatoriade los hechos; (c) inciten a las accionesde carácter francamente criminal, esdecir, penadas por el Código.

2. La prohibición de los órganos deprensa —temporal o permanente— seefectúa sólo en virtud de unadisposición del Consejo de Comisariosdel Pueblo.3. El presente decreto tiene caráctertemporal y será revocado por ukazespecial cuando se restablezcan lascondiciones normales de la vida social.El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo, VladímirUliánov (Lenin)»

Sobre la milicia obrera

1. Todos los Soviets de DiputadosObreros y Soldados instituyen la milicia

obrera.2. La milicia obrera se encuentra enteray exclusivamente a las órdenes delSoviet de Diputados Obreros ySoldados.3. Las autoridades militares y civilesestán obligadas a prestar su concurso alarmamento de la milicia obrera y asurtirla de pertrechos técnicos,abasteciéndola inclusive con armas delos arsenales del Estado.4. El presente decreto se pone en vigorpor telégrafo.El Comisario del Pueblo del Interior, A.I. Rykov.Petrogrado, 28 de octubre de 1917».

Con este decreto comenzó en todo elpaís la formación de destacamentos dela Guardia Roja, que fueron más tarde lafuerza fundamental del Poder soviéticoen la guerra civil. <<

[2a] El fondo de huelga

El fondo de huelga de los funcionarios yempleados de banca se formó con losdonativos de los bancos y firmascomerciales de Petrogrado y otrasciudades y también de empresasextranjeras que negociaban en Rusia.Todas las personas que se negaban atrabajar con los bolcheviques percibíanel sueldo completo y a veces aumentado.En cuanto los contribuyentes al fondocomprendieron que los bolcheviques sehabían consolidado en el poder ysuspendieron las aportaciones al fondo,

cesó inmediatamente la huelga. <<

APÉNDICE - VIII

[1a] Proclamas del Comité MilitarRevolucionario/p

«El Congreso de los Soviets de todaRusia ha dispuesto:«La pena de muerte en el frente,restablecida por Kerenski, quedaabolida. Se restablece en el frente laplena libertad de propaganda. Todos lossoldados y oficiales revolucionariosarrestados por los llamados delitos“políticos” son puestos en libertadinmediatamente».

«A toda la poblaciónEl ex ministro Kerenski, depuesto por el

pueblo, se niega a acatar la decisión delCongreso de los Soviets de toda Rusia eintenta oponerse criminalmente alConsejo de Comisarios del Pueblo,Gobierno legítimo elegido por elCongreso de toda Rusia. El frente hanegado su ayuda a Kerenski. Moscú haexpresado su adhesión al nuevoGobierno. En una serie de otrasciudades (Minsk, Moguiliov y Járkov) elpoder ha pasado a los Soviets. Ni unasola unidad de infantería consiente enmarchar contra el Gobierno Obrero yCampesino que, de acuerdo con la firmevoluntad del Ejército y el pueblo, haemprendido las negociaciones de paz y

ha entregado la tierra a los campesinosDeclaramos para general conocimientoque si los cosacos no detienen aKerenski, que les ha engañado, yavanzan sobre Petrogrado, las tropas dela revolución defenderán con toda lafuerza de sus armas la paz y la tierra,preciosas conquistas de la revolución.¡Ciudadanos de Petrogrado! Kerenskihuyó de la ciudad abandonándoos amerced de Kishkin, partidario de laentrega de Petrogrado a los alemanes, amerced de Rútenberg, miembro de lascenturias negras que saboteó elabastecimiento de la ciudad, a mercedde Palchinski, que se ha concitado el

odio unánime de toda la democracia.Kerenski huyó condenándoos a serentregados a los alemanes, al hambre y aun baño de sangre. El pueblo alzadodetuvo a los ministros de Kerenski yvosotros habéis visto que el orden y elabastecimiento de Petrogrado solamentehan salido ganando. Por exigencia de losaristócratas terratenientes, de loscapitalistas y especuladores, Kerenskimarcha sobre vosotros para devolver latierra a los latifundistas y para continuarde nuevo la nefasta y odiada guerra.¡Ciudadanos de Petrogrado! Sabemosque la inmensa mayoría de vosotros estáa favor del poder del pueblo

revolucionario, contra los kornilovistasdirigidos por Kerenski. No os dejéisengañar por las falsas declaraciones deconspiradores burgueses impotentes, queserán aplastados sin piedad.Obreros, soldados, campesinos, ospedimos preparación y disciplinarevolucionaria.Los millones de campesinos y soldadosestán con nosotros.La victoria de la revolución popular estáasegurada.El Comité Militar Revolucionario delSoviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado.Petrogrado, 28 de octubre de 1917.

<<

[2a] Decretos del Consejo deComisarios del Pueblo

En este libro cito solamente los decretosque, a mi juicio, están relacionadosdirectamente con la toma del poder porlos bolcheviques. Por lo que se refiere ala ulterior labor legislativa, relacionadacon la edificación del Estado soviético,en este libro no la toco porconsideraciones de espacio. De ella sehabla detalladamente en mi siguientetrabajo De Kornílov a Brest-Litovsk.

Sobre la entrega de las viviendas a laadministración de las ciudades

«1. Las administraciones municipalestienen derecho a requisar todos loslocales vacíos útiles para habitar.2. Las municipalidades tienen derecho,de acuerdo con las normas y reglasestablecidas por ellas, a instalar en loslocales habitables existentes a losciudadanos necesitados de habitación oque vivan en domicilios superpobladoso peligrosos para la salud.3. Las municipalidades tienen derecho aestablecer un servicio de inspección dela vivienda y a determinar su estructuray atribuciones.4. Las municipalidades tienen derecho apromulgar disposiciones obligatorias

sobre la institución de comités de casa,definir su estructura y sus atribuciones yconcederles los derechos de personajurídica.5. Las municipalidades tienen derecho ainstituir tribunales de vivienda y adefinir su estructura, poderes yatribuciones.6. La presente disposición se pone envigor por telégrafo.El Comisario del Pueblo del Interior, A.I. Rykov».

Comunicado del Gobierno sobre elseguro social«El proletariado de Rusia inscribió ensu bandera la promesa del seguro social

completo de los obreros asalariados, asícomo de los pobres de la ciudad y elcampo. El Gobierno zarista de losterratenientes y capitalistas, igual que elGobierno de coalición y conciliación,no realizó las demandas de segurosocial de los obreros.El Gobierno Obrero y Campesino, quese apoya en los Soviets de DiputadosObreros, Soldados y Campesinos,anuncia a la clase obrera de Rusia ytambién a los pobres de la ciudad y delcampo que emprende inmediatamente lapromulgación de decretos acerca delseguro social completo sobre la base delas fórmulas propuestas por las

organizaciones obreras.1. El seguro afectará a todos los obrerosasalariados sin excepción, así como alos pobres de la ciudad y el campo.2. El seguro afectará a todas lascategorías de pérdida de la capacidadde trabajo, a saber: en caso deenfermedad, mutilación, invalidez,vejez, maternidad, viudez, orfandad ydesempleo.3. Todos los gastos del seguro correnenteramente por cuenta de los patronos.4. Se compensará por lo menos elsalario completo en caso de pérdida dela capacidad de trabajo o de desempleo.5. Los asegurados gozarán de plena

autonomía en todas las organizacionesde seguros.En nombre del Gobierno de laRepública de Rusia, el Comisario delPueblo de Trabajo, AlexandrShliápnikov.»

Del Comisario del Pueblo deEducación«¡Ciudadanos de Rusia!Con la insurrección del 25 de octubrelas masas trabajadoras han alcanzadopor vez primera un verdadero poder.El Congreso de los Soviets de todaRusia ha transferido temporalmente estepoder al Comité Ejecutivo y al Consejode Comisarios del Pueblo.

Por voluntad del pueblo revolucionariohe sido designado Comisario del Pueblode Educación.La dirección general de la educación delpueblo queda a cargo del poder centraldel Estado y se encomienda, hasta lareunión de la Asamblea Constituyente, ala Comisión Estatal de EducaciónPública, de la que es presidente yejecutivo el Comisario del Pueblo.¿En qué bases fundamentales se apoyarála Comisión del Estado? ¿Cómo sedetermina la esfera de su competencia?

Línea general de la labor de educaciónTodo poder genuinamente democráticoen el dominio de la educación, en un

país donde reinan el analfabetismo y laignorancia, debe plantearse como suprimer objetivo la lucha contra esta faltade instrucción. Debe procurar en el máscorto plazo la alfabetización general,mediante la organización de una red deescuelas que respondan a las demandasde la pedagogía moderna y de laimplantación de la enseñanza generalcon carácter obligatorio y gratuito, a lavez que la organización de una serie deinstitutos normales y seminarios que denlo antes posible un poderoso ejército demaestros populares, necesario para lainstrucción universal de la población dela inmensa Rusia…

Enseñanza e instrucciónHay que subrayar la diferencia entre laenseñanza y la instrucción.La enseñanza es la transmisión deconocimientos acabados por el maestroal alumno. La instrucción es un procesocreador. La personalidad humana «seinstruye» toda la vida, se amplía,enriquece, refuerza y perfecciona.Las masas populares trabajadoras —losobreros, soldados y campesinos—ansían aprender a leer y escribir y otrasciencias. Pero ansían tambiéninstrucción. La instrucción no se lapuede dar el Estado ni la intelectualidadni cualquier otra fuerza, a excepción de

ellas mismas. La escuela, el libro, elteatro, el museo, etc. únicamente puedenservir aquí de auxiliares. Las masaspopulares forjarán ellas mismas sucultura consciente o inconscientemente.Tienen sus propias ideas, originadas porsu posición social, tan diferente de laposición de las clases dominantes y dela intelectualidad, que creaban hastaahora la cultura; tienen sus propiasideas, sus propios sentimientos y supropia actitud ante todas las tareas delindividuo y la sociedad. El obrero de laciudad, a su manera, y el trabajador delcampo, a la suya, forjarán su propialuminosa concepción del mundo,

inspirada por el pensamiento de lasclases trabajadoras. No hay fenómenomás grande y hermoso que el fenómenodel que van a ser testigos y participanteslas próximas generaciones: la formaciónpor las colectividades de trabajo de sucomún espíritu rico y libre.La enseñanza será aquí un aspectoimportante, pero no el decisivo. Aquí esmás importante la crítica y la creaciónde las propias masas, pues la ciencia yel arte poseen significación universalúnicamente en algunas de sus partes:experimentan cambios esenciales concada viraje profundo de las clases.En toda Rusia se ha levantado entre los

obreros de la ciudad, particularmente, yentre los campesinos la poderosa ola delmovimiento pro cultura e instrucción, semultiplican sin cesar las organizacionesde obreros y soldados de este género:marchar a su encuentro, prestarles elmáximo concurso, desbrozar el caminoante ellas es la tarea primordial delGobierno revolucionario y popular en laesfera de la educación del pueblo.

DescentralizaciónLa Comisión Estatal de EducaciónPública no es en modo alguno un podercentral que dirige las instituciones deenseñanza y educación. Al contrario,toda la labor escolar debe ser

transferida a los organismosmunicipales. La labor independiente delos obreros, soldados y campesinos y suiniciativa en las organizacionesculturales y educativas debe gozar deautonomía completa, tanto respecto alcentro estatal como respecto a loscentros municipales.La misión de la Comisión Estatal esservir de enlace y auxiliar, organizar losrecursos de apoyo material, ideológico ymoral a las instituciones educativasmunicipales y privadas, particularmentea las de los trabajadores con carácter declase, que abarquen a todo el pueblo oestablecidas a escala de todo el Estado.

El Comité Estatal de EducaciónPúblicaDesde el comienzo de la revolución, elComité Estatal de Educación Pública,bastante democrático por sucomposición y rico en expertos, elaboróuna serie de valiosos proyectos de ley.La Comisión Estatal desea sinceramenteuna colaboración armónica con esteComité.La Comisión ruega al buró del Comitéque convoque inmediatamente unareunión extraordinaria del Comité pararealizar el siguiente programa:1. Revisión de las normas derepresentación en el Comité en el

sentido de una mayor democratización.2. Revisión de los derechos del Comitéen el sentido de ampliarlos y convertirloen la institución fundamental del Estadopara elaborar proyectos de ley conobjeto de reorganizar totalmente lainstrucción pública y la educación enRusia sobre principios democráticos.3. Revisión, junto con la nuevaComisión Estatal, de los proyectos deley preparados ya por el Comité; estarevisión es necesaria porque, alredactarlos, el Comité tuvo en cuenta elespíritu burgués de los anterioresministerios, que, por cierto, losobstruyeron incluso en este aspecto tan

limitado.Después de esta revisión, los proyectosde ley serán puestos en vigor sin ningúnpapeleo burocrático, por la víarevolucionaria.

Los maestros y la sociedadLa Comisión Estatal saluda a losmaestros, que desempeñan el noble yhonroso menester de educar al pueblo,dueño del país.Ningún poder debe adoptar ni una solamedida en el dominio de la educacióndel pueblo sin un atento estudio de laopinión de los representantes delMagisterio.Por otro lado, las decisiones no las

puede tomar en modo alguno unacorporación de especialistasexclusivamente. Esto se refiere tambiéna la reforma de las instituciones deinstrucción general.La colaboración de los maestros y de lasfuerzas sociales, eso es lo queperseguirá la Comisión en suconstitución, en el Comité Estatal y entodas sus actividades.La Comisión considera como su tareaprimordial mejorar la situación de losmaestros y, ante todo, de los másdesvalidos, que son casi lostrabajadores más importantes de lacultura, de los maestros nacionales de

las escuelas primarias. Sus justasdemandas deben ser satisfechasinmediatamente y a toda costa. Elproletariado de las escuelas reclama envano un aumento de sueldos hasta cienrublos al mes. Sería una vergüenzacontinuar manteniendo en la miseria alos maestros de la inmensa mayoría delos niños de Rusia.

La Asamblea ConstituyenteEs indudable que la AsambleaConstituyente comenzará pronto sulabor. Únicamente ella establecerá demanera permanente el orden nacional ysocial en nuestro país, incluyendo elcarácter general de la organización de la

educación del pueblo.Pero ahora, con el paso del poder a losSoviets, el carácter genuinamentepopular de la Asamblea Constituyenteestá asegurado. La línea que seguirá laComisión Estatal apoyándose en elComité Estatal no es probable que suframodificaciones bajo la influencia de lavoluntad de la Asamblea Constituyente.Sin predeterminada, el nuevo Gobiernopopular se considera con derecho aaplicar también en este dominio unaserie de medidas con el fin deenriquecer e ilustrar lo antes posible lavida espiritual del país.

El Ministerio

Por ahora, los asuntos corrientes debenseguir su curso a través del Ministeriode Educación. Todos los cambiosnecesarios en su composición yestructura deben efectuarse conconocimiento de la Comisión Estatal,elegida por el Comité Ejecutivo de losSoviets, y del Comité Estatal. El ordendefinitivo de la dirección estatal en eldominio de la instrucción pública seráestablecido, claro está, por la AsambleaConstituyente. Hasta entonces elMinisterio debe desempeñar la funciónde aparato ejecutivo de la ComisiónEstatal y del Comité Estatal deEducación.

La garantía de la salvación del país estáen la colaboración de sus fuerzas vivasy genuinamente democráticas.Tenemos fe en que los animososesfuerzos del pueblo trabajador y de losintelectuales honestos e ilustradossacarán al país de la torturante crisis ylo conducirán, a través de la plenademocracia, al reino del socialismo y dela fraternidad de los pueblos.El Comisario del Pueblo de Educación,A. V. Lunacharski.Petrogrado, 29 de octubre de 1917».

«Sobre el orden de aprobación ypublicación de las leyes1. Hasta la convocatoria de la Asamblea

Constituyente, confecciona y publica lasleyes, en virtud de la presentedisposición, el Gobierno ProvisionalObrero y Campesino, elegido por elCongreso de los Soviets de DiputadosObreros, Soldados y Campesinos detoda Rusia.2. Cada proyecto de leyes sometido a laconsideración del Gobierno por elcorrespondiente ministerio, con la firmadel respectivo Comisario del Pueblo, opor la mesa de proposicioneslegislativas adjunta al Gobierno, con lafirma directa de los jefes dedepartamento.3. Una vez confirmada por el Gobierno

la disposición en su redaccióndefinitiva, la firma en nombre de laRepública de Rusia el Presidente delConsejo de Comisarios del Pueblo o elComisario del Pueblo que la hayasometido a la consideración delGobierno, y se publica paraconocimiento general.4. Se considera como día de la entradaen vigor de la disposición el de supublicación en el órgano oficial Gazetadel Gobierno Provisional Obrero yCampesino.5. En la disposición se puede indicartambién un plazo distinto de su entradaen vigor e igualmente puede ser puesta

en vigor por telégrafo; en tal caso, encada localidad se considera que haentrado en vigor al ser publicado allí eltelegrama correspondiente.6. Queda abolida la promulgación deactos legislativos del Gobierno a travésdel Senado. El departamento deproposiciones legislativas adjunto alConsejo de Comisarios del Pueblo editaperiódicamente recopilaciones dedisposiciones y órdenes del Gobiernoque poseen fuerza de ley.7. El Comité Central Ejecutivo de losSoviets de Diputados Obreros,Campesinos y Soldados tiene derecho entodo momento a suspender, modificar o

anular cualquier disposición delGobierno.En nombre de la República de Rusia, elPresidente del Consejo de Comisariosdel Pueblo, V. Uliánov-Lenin. <<

[3a] Orden del Comité MilitarRevolucionario

1. Queda prohibida, hasta nueva orden,la producción de alcohol y de toda clasede bebidas alcohólicas.2. Se ordena a todos los propietarios dedepósitos de alcoholes y bebidas y atodos los fabricantes de alcohol ybebidas alcohólicas que pongan enconocimiento, no más tarde del día 27de este mes, el lugar exacto donde seencuentran los depósitos.3. Los infractor es de esta orden seránentregados al Tribunal Militar

Revolucionario.El Comité Militar Revolucionario.<<

[4a] Orden N° 2

Del Comité del Regimiento de laReserva de la Guardia de Finlandia atodos los comités de casa y ciudadanosde Vasílievski Ostrov.La burguesía ha escogido un métodocanallesco de lucha contra elproletariado; ha establecido en distintaspartes de la ciudad enormes depósitosde bebidas y distribuye licores entre lossoldados, tratando de sembrar así laescisión en las filas del Ejércitorevolucionario.Se ordena a todos los comités de casa,

en el término de tres horas a partir de lafijación de esta orden, comunicarpersonal y secretamente las existenciasde bebidas que poseen al presidente delComité del Regimiento de la Guardia deFinlandia.Los infractor es de esta orden serándetenidos y entregados al másimplacable tribunal y sus bienes seránconfiscados, las existencias de bebidasque se descubran serán voladas condinamita dos horas después de laadvertencia, pues medidas menosresueltas, como nos ha mostrado laexperiencia, no conducen al objetivodeseado.

Anunciamos que no habrá avisosespeciales antes de las voladuras.El Comité del Regimiento de laGuardia de Finlandia. <<

APÉNDICE - IX

[1a] Comité Militar Revolucionario,Boletín N° 2

El 30 de octubre (12 de noviembre), porla tarde, Kerenski conminó a las tropasrevolucionarias a «deponer las armas».La banda de Kerenski abrió fuego deartillería. Nuestra artillería replicó yobligó a callar al adversario. Loscosacos pasaron a la ofensiva. El fuegomortífero de los marinos, guardias rojosy soldados hizo retroceder a loscosacos. Nuestros autos blindadospenetraron en las filas del enemigo. Elenemigo huye. Nuestras tropas lo

persiguen. Se ha dado orden de detenera Kerenski. Tsárskoe Seló ha sidoocupado por las tropas revolucionarias.Tiradores letones . El Comité MilitarRevolucionario ha recibido datosexactos de que los bravos tiradoresletones han llegado del frente y hanocupado posiciones en la retaguardia delas bandas de Kerenski».

Del Estado Mayor del Comité MilitarRevolucionario«La toma de Gátchina y Tsárskoe Selópor los destacamentos de Kerenski seexplicaba por la ausencia casi total enestos puntos de artillería yametralladoras, en tanto que la

caballería de Kerenski tenía artilleríadesde el comienzo mismo.Los dos últimos días fueron para nuestroEstado Mayor jornadas de intensotrabajo para proveer a las tropasrevolucionarias del número necesario decañones, ametralladoras, teléfonos decampaña, etc. Cuando este trabajo, conel más enérgico concurso de los Sovietsdistritales y de las fábricas (Putílov,Obújov y otras) quedó terminado, eldesenlace del choque no podía dejarlugar a dudas; las tropas revolucionariascontaban no sólo con superioridadnumérica y con una potente basematerial como Petrogrado, sino también

con una enorme superioridad moral.Todos los regimientos de Petrogradoocuparon posiciones con inmensoentusiasmo. La conferencia de laguarnición eligió una comisión decontrol, formada por cinco soldados, yesto aseguró la plena unidad delcomandante en jefe y de la guarnición.En la conferencia de la guarnición sedecidió por unanimidad comenzaracciones decisivas.El 30 de octubre, a las tres de la tarde,se entabló un fuego artillero deextraordinaria fuerza. Los cosacos sedesmoralizaron por completo. Unparlamentario de ellos se presentó en el

Estado Mayor del destacamento deKrásnoe Seló y propuso suspender elfuego, amenazando en caso contrario conmedidas «decisivas». Se le respondióque el fuego cesaría en cuanto Kerenskidepusiera las armas.En la lucha entablada todas las unidadesde tropa —los marinos, los soldados yla Guardia Roja— revelaron unilimitado coraje. Los marinoscontinuaron el avance hasta que se lesagotó la munición. El número devíctimas no se ha establecido aún, pero,en todo caso, son más en el bando de lastropas contrarrevolucionarias, a las quecausó gran daño uno de nuestros

blindados.El Estado Mayor de Kerenski, temiendoel cerco total, ordenó la retirada, queadoptó un carácter desordenado. A lasdoce de la noche, Tsárskoe Seló,incluyendo la estación radiotelegráfica,fue ocupado totalmente por las tropas delos Soviets y los cosacos retrocedierona Gátchina y Kólpino.La moral de nuestras tropas es superiora toda alabanza. Se ha dado orden deperseguir a los cosacos en retirada.Desde la estación de Tsárskoe Seló secursó inmediatamente un radiograma alfrente y a los Soviets locales.(Los acontecimientos posteriores serán

publicados inmediatamente.)» <<

[2a] Los acontecimientos del 13 denoviembre (31) de octubre enPetrogrado

En la reunión del Soviet de Petrogrado,Zinóviev dijo: «…El enemigo puede servencido sólo mediante la lucha. Elpeligro está en que nos dejemosadormecer con la ilusión de que la luchaha terminado. Sería un crimen renunciarpor lo menos al intento general deganarse los cosacos. Se harán todos losintentos, pero, por otro lado, sería uncrimen adormecer a los guardias rojos ya los soldados con el pensamiento de

que todo lo harán las delegaciones. Siayer hubo tranquilidad en la ciudad fuecomo resultado de la victoria militar,como resultado de haber sido derrotadaen la ciudad la sublevación de losjunkers…La noticia de que se ha concluido unarmisticio no es cierta.El Estado Mayor de la revolución estaráplenamente dispuesto a llegar a unarmisticio cuando los enemigos seanreducidos a la impotencia. Actualmente,bajo la impresión de la victoria de lastropas revolucionarias, las condicionesson distintas que ayer cuando Dan nosproponía desarmarnos y dejar entrar a

Kerenski en la ciudad. El eseristaRakítnikov, en nombre del ComitéCentral de los eseristas, accedíamagnánimo a admitir en el Gobierno aunos cuantos bolcheviques que a ellosles gustasen. Era un eco de las victoriasde la noche. Hay grupos que están a laexpectativa —¿vencerá Kerenski ovencerá la revolución?— y vacilansegún las oscilaciones de la balanza.Estos grupos vacilarán hasta que se sepaque Kerenski ha sido vencido».En la Duma Municipal la atencióngeneral se concentró por entero en laformación de un nuevo Gobierno.El kadete Shingariov declaró que la

administración municipal no debíallegar a ningún entendimiento con losbolcheviques… «El entendimiento conestos maníacos es imposible mientras nodepongan las armas y no reconozcan laautoridad de las instituciones legalesindependientes».Yártsev declaró, en nombre del grupoYedinstvo, que el entendimiento con losbolcheviques sería equivalente a lavictoria de éstos.El alcalde Shréider declaró en nombrede los socialistas-revolucionarios queera contrario al acuerdo con losbolcheviques… «El Gobierno debeemanar de la voluntad popular y, como

la voluntad popular fue expresada en laselecciones municipales, toda la voluntaddel pueblo, capaz de formar unGobierno, se concentra actualmente enla Duma».Después de escuchar a otros variosoradores de los cuales solamente losrepresentantes de los mencheviquesinternacionalistas se inclinaban aconsiderar la admisión de losbolcheviques en el nuevo Gobierno, laDuma votó por continuar surepresentación en la conferencia delVíkzhel pero insistir, ante todo, en larestauración del Gobierno Provisional yen que los bolcheviques fueran

excluidos del nuevo gabinete. <<

[3a] Respuesta de Krasnov al Comitéde salvación de la patria y larevolución

En respuesta a vuestro telegrama sobreel establecimiento de un armisticioinmediato, el Jefe Supremo, no deseandoderramar sangre fraterna, accede aentablar negociaciones y establecerrelaciones normales entre las tropas delGobierno y los rebeldes para lo cualpropone al Estado Mayor deldestacamento de los rebeldes retirar sustropas a Petrogrado, estableciendo lalínea neutral de Lígovo-Púlkovo-

Kólpino, y permitir sin obstáculos laentrada de las vanguardias de caballeríade las tropas del Gobierno en TsárskoeSeló para asegurar el orden. Larespuesta a esta proposición debe sertransmitida con los parlamentariosenviados no más tarde de mañana, a lasocho de la mañana.El Jefe del Tercer Cuerpo deCaballería, mayor-general Krasnov. <<

[4a] Los sucesos de Krásnoe Seló

Por la tarde, cuando las tropas deKerenski se retiraron de Tsárskoe Seló,varios sacerdotes organizaron unaprocesión por las calles, dirigiendodiscursos a los ciudadanos ypersuadiéndoles para que apoyasen alpoder legítimo, es decir, al GobiernoProvisional. Cuando los cosacosabandonaron la ciudad y en las callesaparecieron los primeros guardias rojos,según refieren los testigos, lossacerdotes empezaron a incitar al pueblocontra los Soviets, pronunciando los

discursos correspondientes en la tumbade Rasputin, que se encuentra detrás delPalacio Imperial. Uno de estossacerdotes, el padre Iván Kuchúrov, fuedetenido y fusilado por los guardiasrojos exasperados.En el momento mismo de la entrada dela Guardia Roja en la ciudad alguiencortó los cables del alumbrado eléctricoy las calles quedaron sumidas encompletas tinieblas. El director de lacentral eléctrica, Liubóvich, fuedetenido por las tropas soviéticas. Lepreguntaron si había sido él quien habíacortado los cables. Pasado algún tiempolo encontraron en la misma habitación

donde fuera detenido. Tenía en la manoun revólver y en la sien una herida debala.Al día siguiente, los periódicosantibolcheviques de Petrogrado salieroncon este titular: «¡Plejánov con 39grados de fiebre!» Plejánov vivía enTsárskoe Seló y guardaba camaenfermo. Los guardias entraron en sucasa, practicaron un registro (buscabanarmas) e interrogaron al anciano.—¿A qué clase de la sociedad perteneceusted? —le preguntaron.—Soy revolucionario y hace cuarentaaños dediqué toda mi vida a la lucha porla libertad —respondió Plejánov.

—Es igual —dijo el obrero—, ahorausted se ha vendido a la burguesía.Los obreros ya no conocían a Plejánov,¡el pionero de la socialdemocracia enRusia! <<

[5a] Llamamiento del gobiernosoviético

«Los destacamentos de Gátchina,engañados por Kerenski, han depuestolas armas y han acordado detener aKerenski. Kerenski, cabecilla de lacampaña contrarrevolucionaria, hahuido. El Ejército, en su abrumadoramayoría, se ha pronunciado a favor delas decisiones del II Congreso de losSoviets de toda Rusia y del apoyo alpoder constituido por éste. Decenas dedelegados del frente se han apresurado avenir a Petrogrado para patentizar la

lealtad del Ejército al Poder soviético.Ninguna tergiversación de los hechos,ninguna calumnia contra los obreros,soldados y marinos revolucionarios lesha servido a los enemigos del pueblo.La revolución de los obreros y soldadosha vencido.El Comité Ejecutivo Central del Sovietde Diputados Obreros y Soldados sedirige a los contados destacamentosmilitares que siguen a los facciososcontrarrevolucionarios y les invita adeponer inmediatamente las armas, a noderramar sangre fraterna por losintereses de un puñado de terratenientesy capitalistas. Cada nueva gota de

sangre del pueblo caerá sobre ellos. Losobreros, soldados y campesinos deRusia maldecirán a los que permanezcanun minuto más bajo las banderas de losenemigos del pueblo.¡Cosacos! ¡Pasaos al lado del pueblovictorioso! ¡Ferroviarios, empleados decorreos y telégrafos, respaldad todoscomo un solo hombre el nuevo poder, elpoder del pueblo!» <<

APÉNDICE - X

[1a] Los desperfectos del Kremlin

Estuve personalmente en el Kremlin,poco después de su bombardeo, yexaminé yo mismo todos losdesperfectos. El palacio pequeño deNikolás —edificio que no tiene granvalor y que sólo se utilizaba a vecespara las recepciones de una granduquesa— servía de cuartel a losjunkers. Fue cañoneado por la artilleríay, efectivamente, sufrió grandesdestrozos. Pero, por suerte, no tienenada de valor histórico especial.En la Basílica de la Asunción fue

abierta una brecha en una de las cúpulas,pero el proyectil estropeó sólo unoscuantos pies cuadrados del mosaico quecubría el techo. Los proyectilescausaron considerables desperfectos alos frescos del pórtico de la Basílica dela Anunciación. Otro proyectil arrancóuna esquina del campanario de Iván elGrande. En el Monasterio de losMilagros cayeron unos treintaproyectiles, pero sólo uno de ellos entrópor la ventana en el interior del edificio;todos los demás estallaron al chocar enlas macizas paredes de ladrillo o en lascornisas del tejado.Sufrió desperfectos el reloj de la torre

del Salvador. El portón de la Trinidadfue batido, pero es fácilmente reparable.De una de las torres angulares fuearrancado el puntiagudo tejado.La iglesia de San Basilio quedó intacta,lo mismo que el Gran Palacio delKremlin, en cuyos sótanos se conservantodos los tesoros de Moscú yPetrogrado, y la Cámara de las Facetas,donde se encuentran los tesoros de lacorona. En estos lugares no llegó aentrar nadie. <<

[2a] Del Comisario del Pueblo deEducación

«¡Camaradas!…Vosotros sois los jóvenes dueños delpaís y aunque ahora son muchos vuestrosdesvelos y preocupaciones, sabréisdefender vuestros tesoros artísticos ycientíficos.¡Camaradas! En Moscú ha ocurrido unadesgracia terrible e irreparable. Laguerra civil ha llevado al bombardeo demuchas partes de la ciudad. Surgieronincendios. Se produjeron destrucciones.No se puede expresar lo terrible que es

ser Comisario de Educación en los díasde guerra feroz, implacable ydestructora y de devastación espontánea.En estos días duros solamente laesperanza en la victoria del socialismo,fuente de una cultura nueva y superior,que lo recompensará todo, nos consuela.Pero sobre mí recae la responsabilidadpor la protección del patrimonioartístico del pueblo…No se puede permanecer en el puestocuando se es impotente. Por eso hepresentado la dimisión*.

* A. V. Luncharski continuó en su puestode Comisario del Pueblo. —Edit

Pero yo os suplico, camaradas, que meapoyéis y me ayudéis. Conservad paravosotros y para los descendientes lasbellezas de nuestra tierra. Velad por lapropiedad del pueblo.Pronto hasta los más atrasados, que laopresión mantuvo tanto tiempo en laignorancia, abrirán los ojos ycomprenderán qué fuente de alegría,fuerza y sabiduría son las obras de arte.¡Pueblo ruso trabajador, sé dueñohacendoso y prudente!Ciudadanos todos, cuidad nuestrariqueza común.El Comisario del Pueblo de Educación,A. Lunacharski.

3 de noviembre de 1917.<<

[3a] Medidas revolucionarias en laesfera de las finanzas

Orden

«En virtud de los poderes que me haconcedido el Comité MilitarRevolucionario adjunto a los Soviets deDiputados Obreros y Soldados deMoscú, decreto:1. Todos los bancos y sus sucursales, laCaja Central de Ahorros del Estado ysus sucursales y las cajas de ahorros delas estafetas de correos y telégrafos seabren a partir del 9 de noviembre, de las11 de la mañana a la 1 de la tarde, hasta

nueva orden.2. Las mencionadas institucionesabonarán con entera libertad por lascuentas corrientes y cartillas de lascajas de ahorros no más de 150 rublos acada depositario en el curso de lasemana próxima.3. El pago que exceda de 150 rublos a lasemana por las cuentas corrientes ycartillas de las cajas de ahorros, asícomo los pagos por cuentas de otrogénero, se permiten en los próximos tresdías —9, 10 y 11 de noviembre—solamente:

a) De las cuentas de las unidadesmilitares para atender a sus necesidades;

b) para pagar el sueldo a los empleadosy el salario a los obreros según las listasy nóminas avaladas por los comités deempresa o por los comités de empleadosy certificadas con las firmas de loscomisarios o representantes del ComitéMilitar Revolucionario y de los comitésmilitares revolucionarios de distrito.

4. Por los giros se abonan no más de150 rublos; las sumas restantes ingresanen la cuenta corriente; los pagos de lacuenta corriente se efectuarán según elorden establecido por el presentedecreto.5. Todas las demás operacionesbancarias quedan prohibidas en estos

tres días.6. Se permite la recepción de cualquiersuma en las cuentas de todo género.7. Los representantes del ConsejoFinanciero para certificar lasautorizaciones señaladas en el punto 3reciben desde las 10 de la mañana hastalas 2 de la tarde en el edificio de laBolsa, Calle de Ilinka.8. Los bancos y cajas de ahorros envíanel balance de las operaciones de cajadel día a las cinco de la tarde, aledificio del Soviet, Plaza de Skóbelev, ala dirección del Comité MilitarRevolucionario, para el ConsejoFinanciero.

9. Los empleados y gerentes de lasinstituciones de crédito de todo géneroque se nieguen a cumplir este decretoserán sometidos a todo el rigor de laacción revolucionaria como enemigosde la revolución y de las vastas masaspopulares. Sus nombres seránpublicados para general conocimiento.10. Para verificar las operaciones de lassucursales de las cajas de ahorros y delos bancos en los límites del presentedecreto, los comités militaresrevolucionarios de distrito eligen cadauno a tres representantes y anuncian ellugar donde se reúnen.El comisario plenipotenciario del

Comité Militar Revolucionario S.Sheverdín-Maximenko. <<

APÉNDICE - XI

[1a] Límites cronológicos del capítulo

El presente capítulo comprende unperíodo de unos dos meses. Es elperíodo de las negociaciones con losaliados, de las negociaciones y elarmisticio con los alemanes y delcomienzo de las negociaciones de pazde Brest-Litovsk. En los límites de esteperíodo se asentaron también losprimeros cimientos del Estadosoviético.Sin embargo, no es mi propósito en estelibro describir e interpretar estosacontecimientos históricos muy

importantes, que requieren más espacio.Por eso, han sido reservados para misiguiente volumen, De Kornílov a Brest-Litovsk.En este capítulo, por tanto, me limito tansólo a la labor del Gobierno soviéticopara consolidar el poder político dentrodel país y bosquejo la marcha general desu victoriosa lucha contra los elementoshostiles, cuyo avance fue detenidotemporalmente por la desastrosa paz deBrest-Litovsk. <<

[2a] Declaración de derechos de lospueblos de Rusia

(Preámbulo)

«La Revolución obrera y campesina deOctubre se inició bajo la bandera comúnde la emancipación.Los campesinos se emancipan del poderde los terratenientes porque ha sidoabolida para siempre la propiedadfeudal sobre la tierra. Los soldados ylos marinos se emancipan de losgenerales autócratas, porque éstos desdeahora serán elegidos y amovibles. Losobreros se emancipan de los caprichos y

la arbitrariedad de los capitalistas, yaque desde ahora será establecido elcontrol de los obreros sobre las fábricasy los talleres. Todo cuanto hay de vivo ylleno de vitalidad se emancipa de lasodiadas cadenas.Sólo quedan los pueblos de Rusia, quehan sufrido y sufren el yugo y laarbitrariedad, cuya emancipación debecomenzarse sin demora y cuyaliberación debe ser llevada a cabodecidida e irrevocablemente.En la época del zarismo, los pueblos deRusia eran sistemáticamente azuzadosunos contra otros. Los resultados de talpolítica son conocidos: matanzas y

pogromos por un lado, esclavitud de lospueblos por otro.Esta infame política de azuzamiento hadejado de existir y no debe volver. Deahora en adelante debe ser cambiada poruna política de alianza voluntaria ysincera de los pueblos de Rusia.En el período del imperialismo, despuésde la Revolución de Febrero, cuando elpoder pasó a manos de la burguesíakadete, la política abierta deazuzamiento cedió el lugar a una políticade cobarde desconfianza hacia lospueblos de Rusia, a una política deenredo y provocación que se encubríacon palabreras declaraciones sobre la

«libertad» y la «igualdad» de lospueblos. Los resultados de tal políticason conocidos: el aumento del odionacional, el socavamiento de laconfianza mutua.Hay que poner fin a esta indigna políticade mentiras y desconfianza, de enredos yprovocaciones. Desde ahora debe sersustituida por una clara y honradapolítica, que conduzca a la plenaconfianza mutua entre los pueblos deRusia.Sólo como resultado de tal confianza sepuede crear la alianza honrada y firmede los pueblos de Rusia.Sólo como resultado de una tal alianza

pueden ser fundidos los obreros y loscampesinos de los pueblos de Rusia enuna fuerza revolucionaria capaz demantenerse contra cualquier clase deatentados por parte de la burguesíaimperialista y anexionista15 (2) de noviembre de 1917. <<

[3a] Decretos

Decreto sobre la nacionalización delos bancos«En interés de la buena organización dela economía nacional, para acabardefinitivamente con la especulaciónbancaria, para la emancipacióncompleta de los obreros, campesinos yde toda la población trabajadora de laexplotación por el capital bancario ycon el fin de crear el Banco popularúnico de la República de Rusia, quesirva verdaderamente a los intereses delpueblo y de las clases pobres, el Comité

Central Ejecutivo dispone:1. El negocio bancario se declaramonopolio del Estado.2. Todos los bancos de accionistasprivados y oficinas bancarias existentesse unen al Banco del Estado.3. Los activos y pasivos de losestablecimientos liquidados setransfieren al Banco del Estado.4. El orden de la fusión de los bancosprivados con el Banco del Estado sedetermina por decreto especial.5. La administración temporal de losasuntos de los bancos privados seencomienda al consejo del Banco delEstado.

6. Los intereses de los pequeñosdepositarios serán salvaguardadostotalmente».

Decreto sobre la igualdad de derechosde todos los militares«Cumpliendo la voluntad del pueblorevolucionario sobre la pronta ydecisiva abolición de todos los restosde la anterior desigualdad en el Ejército,el Consejo de Comisarios del Pueblodispone:1. Quedan abolidos todos los rangos ygrados en el Ejército, desde el de cabohasta el de general. El Ejército de laRepública de Rusia estará constituido enadelante por ciudadanos libres e iguales,

que llevarán el honroso título desoldados del Ejército revolucionario.2. Quedan abolidos todos los privilegiosrelacionados con los anteriores rangos ygrados, así como todos los distintivos degraduación.3. Quedan abolidos todos los títulos.4. Quedan abolidas todas lascondecoraciones y otras distinciones.5. Con la abolición del grado de oficialson disueltas todas las organizacionesespecíficas de oficiales.6. Queda abolida la institución de losordenanzas, existente en el actualEjército.

Nota. Los ordenanzas subsisten

únicamente en las oficinas deregimiento, en los comités y en otrasorganizaciones militares.

El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo V. Uliánov(Lenin).El Comisario del Pueblo de AsuntosMilitares y Navales N. Krylenko.El Comisario del Pueblo de AsuntosMilitares N. Podvoiski.Los Sub comisarios del Pueblo deAsuntos Militáres: Kedrov, Sklianski,Legrán, Mejanoshin.El Secretario del Consejo N. Gorbunov.16 de diciembre de 1917».

Decreto sobre el principio electivo y laorganización de la autoridad en elEjército1. El Ejército, que está al servicio de lavoluntad del pueblo trabajador. Sesubordina al Consejo de Comisarios delPueblo, intérprete máximo de estavoluntad.2. En los límites de cada unidad militarejercen toda la autoridad loscorrespondientes comités y Soviets desoldados.3. Las esferas de la vida y actividad delas tropas que se encuentran ya a cargode los comités quedan sometidas a sudirección inmediata. Sobre aquellas

esferas donde los comités no puedanejercer su actividad, se establece elcontrol de los comités o de los Soviets.4. Se establece la electividad delpersonal de mando y de los cargos. Losjefes, hasta el de regimiento incluido,son elegidos por votación general de suspelotones, secciones, compañías,destacamentos, escuadrones, baterías,grupos artilleros y regimientos. Losjefes por encima del jefe del regimiento,hasta el Jefe Supremo incluido, sonelegidos por los correspondientescongresos o conferencias de los comités.

Nota. Por conferencia se entiende laasamblea del correspondiente comité

conjuntamente con los delegados de loscomités de un grado inferior.

5. Los jefes elegidos superiores al deregimiento son confirmados por elcomité inmediato superior.

Nota. En caso de que el comité superiorpor motivos fundados se niegue aconfirmar a un jefe electo, el jefeelegido en segunda votación por elcorrespondiente comité inferior ha deser confirmado obligatoriamente.

6. Los jefes de Ejército son elegidos porlos congresos de Ejército. Los jefes defrente son elegidos por los congresos defrente.

7. Para los puestos de carácter técnico,que exigen instrucción especial o unapreparación práctica, como médicos,ingenieros, técnicos, telegrafistas,radiotelegrafistas, aviadores,automovilistas, etc., los comitésrespectivos de las unidades especialesnombrarán solamente a personas queposean los correspondientesconocimientos especiales.8. Los jefes de Estado Mayor sonelegidos por los congresos entrepersonas con preparación especial.9. Todos los demás puestos del EstadoMayor son nombrados por los jefes deEstado Mayor y confirmados por los

congresos correspondientes.Nota. Todas las personas conpreparación especial deben ser inscritasen un registro.

10. Se concede el derecho al retiro a losjefes en activo que hayan pasado de laedad movilizable pero no hayan sidoelegidos para ningún cargo, quedandoasí privados de su rango.11. Todos las demás cargos del personalde tropa, a excepción de los puestosadministrativos, son designados por elrespectivo jefe electo.12. Se publicarán especialmentedetalladas instrucciones sobre laselecciones del personal de mando.

El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo V. Uliánov(Lenin).El Comisario del Pueblo de AsuntosMilitares y Navales N. Krylenko.El Comisario del Pueblo de AsuntosMilitares N. Podvoiski.Los Subcomisarios del Pueblo deAsuntos Militares: Kedrov, Sklianski,Legrán, Mejanoshin.El Secretario del Consejo N.Gorbunov».

Decreto sobre la abolición de losestamentos y rangos civiles«Art. 1. Quedan abolidos todos losestamentos y divisiones estamentales de

los ciudadanos, los privilegios yrestricciones estamentales, lasorganizaciones e institucionesestamentales, así como todos los rangosciviles existentes hasta ahora en Rusia.Art. 2. Quedan abolidos todos los títulos(de noble, comerciante,pequeñoburgués, campesino y demástítulos: príncipe, conde, etc.) y lasdenominaciones de los rangos civiles(consejero privado, consejero delEstado, etc.) y se establece una soladenominación general para toda lapoblación de Rusia: la de ciudadano dela República de Rusia.Art. 3. Los bienes de las instituciones

estamentales de la nobleza se traspasaninmediatamente a los correspondienteszemstvos autónomos.Art. 4. Los bienes de las sociedades decomerciantes y burgueses pasaninmediatamente a disposición de lasrespectivas administracionesmunicipales.Art. 5. Todas las instituciones, asuntos,trámites y archivos estamentales setransfieren sin demora a laadministración de las respectivasmunicipalidades y zemstvos.Art. 6. Todos los artículoscorrespondientes de las leyes en vigorhasta ahora quedan derogados.

Art. 7. El presente decreto entra en vigordesde el día de su publicación y seaplica inmediatamente por los Sovietslocales de Diputados Obreros, Soldadosy Campesinos.El presente decreto ha sido ratificadopor el Comité Ejecutivo Central de losSoviets de Diputados Obreros ySoldados en su reunión del 10 denoviembre de 1917.Firman:El Presidente del CEC, Sverdlov.El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo, V. Uliánov(Lenin).El administrador del Consejo de

Comisarios del Pueblo, V. Bonch-Bruévich.El Secretario del Consejo, N.Gorbunov».

El 3 de diciembre (20 de noviembre), elConsejo de Comisarios del Puebloresolvió «reducir el sueldo a todos losfuncionarios y empleados sin excepciónde todas las instituciones del Estado,tanto de carácter general comoespecial».Para comenzar, el Consejo deComisarios del Pueblo estableció elsueldo de los Comisarios del Pueblo en500 rublos al mes más 100 rublosadicionales por cada miembro adulto de

la familia incapaz de trabajar.Este era el sueldo máximo que seabonaba a los funcionarios delGobierno. <<

[4a] La condesa Pánina fue detenida einterrogada en el TribunalRevolucionario Supremo. Esteinterrogatorio se describe en el capítuloLa justicia revolucionaria, de mi librosiguiente: De Kornílov a Brest-Litovsk.El tribunal condenó a la acusada adevolver el dinero y a una censurapública. En otras palabras, la dejaronsimplemente en libertad. <<

[5a] Tomado del periódico menchevique«Drug Naroda» del 5 (18) denoviembre

La historia de la «paz inmediata» de losbolcheviques parece una películacómica. Nerátov huye, Trotski lopersigue. Nerátov trepa por una tapia,Trotski tras él. Nerátov se arroja alagua, Trotski tras él. Nerátov se sube aun tejado, Trotski le sigue, pisándole lostalones. Nerátov se mete debajo de lacama, Trotski lo atrapa allí. ¡Lo cazó!Por supuesto, se firma inmediatamente lapaz.

El Ministerio de Negocios Extranjerosestá vacío y silencioso. Los ujieres seconducen respetuosamente, pero susrostros tienen una expresión cáustica.¿Y si detenemos a un embajador yfirmamos con él el tratado de armisticioo incluso de paz? Pero estosembajadores son una gente muy extraña.Guardan silencio como si no oyesennada. ¡Hola, Inglaterra, Francia,Alemania! Hemos firmado el armisticiocon ustedes. ¿No lo sabían? Pero si seha publicado en todos los periódicos yfijado en todas las paredes. ¡Palabra dehonor de bolchevique, la paz ya se hafirmado! Lo único que les pedimos es

que escriban un par de palabras…Los embajadores callan. Las potenciascallan. El Ministerio de NegociosExtranjeros está silencioso y vacío.—Oiga —dice Robespierre-Trotski a suayudante Marat-Uritski— vaya a ver alembajador inglés y dígale que nosotrosproponemos la paz.—Vaya usted mismo —responde Marat-Uritski—. No recibe.—Llámele por teléfono.—He probado. Está descolgado.—Mándele un telegrama.—Se lo mandé.—¿Y qué?Marat-Uritski sonríe y no responde.

Robespierre-Trotski escupe furioso alrincón.—Oiga, Marat —recomienza Trotski alcabo de un minuto—. Tenemos quemostrar sin falta al mundo que seguimosuna activa política exterior. ¿Cómohacerlo?—Podemos dar otra orden de detenciónde Nerátov —responde Uritski conprofundidad de pensamiento.—¡Marat, es usted un imbécil! —exclama Trotski. Y se levanta de pronto,temible y majestuoso, pareciéndose deverdad en este instante a Robespierre.—¡Escriba, Uritski! —dice severo—.Escriba una carta al embajador

británico, una carta certificada con lacontestación pagada. ¡Escriba! Yotambién voy a escribir. Los pueblos delmundo entero esperan la paz inmediata.En el enorme y desierto Ministerio deNegocios Extranjeros se oye sólo eltecleo de dos máquinas de escribir.Trotski conduce con su propia mano unaactiva política exterior. <<

[6a] Sobre la cuestión delentendimiento

Atención todos los obreros y todos lossoldados.El 11 de noviembre, en el club delRegimiento de Preobrazhénskoe, secelebró una asamblea extraordinaria derepresentantes de todas las unidades dela guarnición de Petrogrado.Esta asamblea fue convocada poriniciativa de los regimientos dePreobrazhénskoe y de Semiónovskoepara discutir el problema de cuálespartidos socialistas están a favor del

Poder de los Soviets y cuáles en contra,cuáles están a favor del pueblo y cuálesen contra y si es posible unentendimiento.Fueron invitados a la asamblearepresentantes del Comité Ejecutivo delos Soviets, de la Duma Municipal, delSoviet Campesino de Avxéntiev y detodos los partidos políticos, desde losbolcheviques hasta los socialistaspopulares, incluidos.Después de larga discusión y deescuchar los discursos de todos lospartidos y organizaciones, la asamblea,por abrumadora mayoría de votos,reconoció que solamente los

bolcheviques y los socialistas-revolucionarios de izquierda están afavor del pueblo y que todos los demáspartidos únicamente se encubren con laconsigna del entendimiento para privaral pueblo de las conquistas alcanzadasen los días de la Gran Revolución deOctubre de los obreros y soldados.He aquí el texto de la resoluciónadoptada en esta asamblea de laguarnición de Petrogrado por 61 votos afavor, 1 en contra y 12 abstenciones:«La asamblea de la guarnición,convocada por iniciativa de losregimientos de Preobrazhénskoe ySemiónovskoe, después de haber

escuchado a los representantes de todoslos partidos socialistas y de lasorganizaciones sociales sobre elproblema del entendimiento, consideraque:1. Los representantes del ComitéEjecutivo Central de los Soviets(segunda convocatoria), losrepresentantes del Partido bolchevique yde los socialistas-revolucionarios deizquierda declararon taxativamente queestán a favor del Poder de los Soviets, afavor de los decretos sobre la tierra, lapaz y el control de la industria y que,sobre esta plataforma, están dispuestos aadmitir un entendimiento de los partidos

socialistas.2. Al mismo tiempo, los representantesde otros partidos (socialistas-revolucionarios y mencheviques) norespondieron o declararon simplementeque están contra el Poder de los Sovietsy contra los decretos sobre la tierra, lapaz y el control.En vista de lo cual, la asamblearesuelve:1. Expresar su severa censura a lospartidos que, encubriéndose con laconsigna del entendimiento, quieren enrealidad malograr las conquistasalcanzadas por el pueblo en los días dela Revolución de Octubre.

2. Expresar toda su confianza al CEC yal Consejo de Comisarios del Pueblo yprometerles pleno apoyo.Al propio tiempo, la asamblea estimanecesario que los compañerossocialistas-revolucionarios de izquierdapasen a formar parte del Gobiernopopular.La asamblea de representantes de lasunidades militares de la guarnición dePetrogrado. <<

[7a] Los pogromos de vino

Posteriormente resultó que unaorganización especial, sostenida por loskadetes, se dedicaba a provocardisturbios entre los soldados. Llamabanpor teléfono a los cuarteles ycomunicaban que en tal lugar daban vinoo vodka, indicando la dirección exacta.Cuando los soldados llegaban al lugarseñalado los recibía un individuo queles mostraba la bodegaEl Consejo de Comisarios del Pueblodesignó a un comisario especial para lalucha contra las borracheras, que no

sólo reprimía implacablemente todos lospogromos de vino, sino destruía lasexistencias de bebidas: fueron rotas yvertidas muchos cientos de miles debotellas. Las bodegas del Palacio deInvierno, donde se conservabaninfinidad de vinos raros por un valorsuperior a cinco millones de dólares,sufrieron la misma suerte. Al principio,rompían y vaciaban simplemente lasbotellas, pero luego llevaron lo quequedaba a Cronstadt donde las botellasy los barriles fueron destruidos.En esta labor, los marinos de Cronstadt,«flor y orgullo de la revolución», comolos llamaba Trotski, manifestaron una

entereza y disciplina de hierro… <<

[8a] Los especuladores

Dos decretos

«El Consejo de Comisarios del Puebloal Comité Militar RevolucionarioLa desorganización del abastecimiento,originada por la guerra, y la malaadministración son agravadas hasta elúltimo extremo por los especuladores,los merodeadores y sus cómplices en losferrocarriles, en las oficinas navieras yde transporte, etc.Cuando el pueblo sufre las mástremendas calamidades estos criminalesexpoliadores, en aras del lucro, juegan

con la salud y la vida de millones desoldados y obreros.Semejante situación no puede sertolerada ni un solo día.El Consejo de Comisarios del Pueblopropone al Comité MilitarRevolucionario adoptar las medidas másresueltas para acabar con laespeculación y el sabotaje, con laocultación de víveres, la detenciónfraudulenta de los cargamentos, etc.Todos los culpables de acciones de estegénero, por orden especial del ComitéMilitar Revolucionario, deben serinmediatamente detenidos y recluidosen las cárceles de Cronstadt hasta ser

entregados al Tribunal MilitarRevolucionario.Todas las organizaciones popularesdeben ser atraídas a cooperar en lalucha contra los ladrones de víveres.El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo. V. Uliánov(Lenin)».

A todos los ciudadanos honrados.El Comité Militar Revolucionariodecreta:Los expoliadores, merodeadores yespeculadores son declarados enemigosdel pueblo…El Comité Militar Revolucionario invitaa todas las organizaciones sociales y a

todos los ciudadanos honrados a ponerinmediatamente en su conocimientotodos los casos de robo, merodeo yespeculación.La lucha contra este mal es una causa detodas las personas honradas. El ComitéMilitar Revolucionario espera el apoyode quienes estimen los intereses delpueblo. El Comité MilitarRevolucionario perseguiráimplacablemente a los especuladores ymerodeadores.El Comité Militar Revolucionario.Petrogrado, 10 de noviembre de 1917.<<

[9a] Carta de Purishkevich a Kaledin

«La situación de Petrogrado esdesesperada. La ciudad está cortada delmundo exterior y se encuentra por enteroen poder de los bolcheviques. Sedetiene a la gente en la calle, se laarroja y ahoga en el Neva y se laencarcela sin formación de causa. HastaBúrtsev se encuentra en la fortaleza dePedro y Pablo sometido a severorégimen.La organización a cuyo frente meencuentro trabaja sin descanso para unira los oficiales y a todos los restos de las

escuelas militares y armarlos. Lasituación solamente puede salvarsecreando regimientos de oficiales yjunkers. Atacando con estos regimientosy consiguiendo un éxito inicial, podráganarse luego las unidades militares dela guarnición, pero sin esta condición nose puede contar ni con un soldado deaquí, pues los mejores de ellos estándivididos y aterrorizados por la canallaen todos los regimientos sin excepción.En cuanto a los cosacos, una parteconsiderable de ellos ha creído en lapropaganda bolchevique gracias a laextraña política del general Dútov, quedesperdició el momento en que se podía

conseguir algo con acciones resueltas.La política de negociaciones yconcesiones ha dado sus frutos: todo lorespetable está perseguido y acosado ydominan los criminales y la plebe, a losque ahora sólo se podrá meter en cinturacon públicos fusilamientos y horcas.Le esperamos aquí, General, y en elmomento de su llegada nos levantaremoscon todas las fuerzas de quedispongamos. Pero para eso tenemosque establecer contacto con usted yconocer, ante todo, lo siguiente:1. ¿Sabe usted que aquí se propone en sunombre a todos los oficiales que podríanparticipar en la próxima lucha

abandonar Petrogrado con el pretexto deunirse a usted?2. ¿Cuándo se podrá contaraproximadamente con su acercamiento aPetrogrado? Sería útil para nosotrossaberlo con anticipación para coordinarnuestras acciones.A pesar de la criminal inactividad de lasociedad consciente de aquí, quepermite que le echen al cuello el yugobolchevique, a pesar de laextraordinaria indolencia de una parteconsiderable de la oficialidad, a la quees duro y difícil organizar, creemos quela razón está de nuestra parte yvenceremos a las fuerzas viciosas y

tenebrosas, actuando en nombre delamor a la patria y de su salvación.Ocurra lo que ocurra, no decaerá nuestroespíritu y permaneceremos fieles hastael fin».Purishkévich fue juzgado por el TribunalRevolucionario y condenado a una cortapena de reclusión. <<

[10a] Decreto de implantación delmonopolio del estado sobre losanuncios

1. La publicación de anuncios pagadosen la prensa periódica, recopilaciones ycarteles y la entrega de anuncios a losquioscos, oficinas y otrosestablecimientos semejantes se declaranmonopolio del Estado.2. Pueden insertar estos anunciossolamente las publicaciones delGobierno Provisional Obrero yCampesino en Petrogrado y laspublicaciones de los Soviets locales de

Diputados Obreros, Soldados yCampesinos. Por la inserción deanuncios sin tener derecho a ello laspublicaciones serán suspendidas.3. Los propietarios de periódicos y deoficinas para la publicación deanuncios, igual que todos los empleadosde las oficinas y dependencias de todaslas empresas de este género debenpermanecer en sus puestos hasta eltraspaso de los asuntos al Estado,representado por los organismos arribamencionados, respondiendo por el ordencompleto, por el trabajo ininterrumpidode sus empresas y por la entrega a laspublicaciones de los Soviets tanto de los

anuncios particulares como de todas lassumas percibidas por los anuncios eigualmente por la plena rendición decuentas con la presentación dedocumentos.4. Todos los directores de publicacionesy empresas que inserten anunciospagados y todos los empleados yobreros de estas empresas debenreunirse inmediatamente en asambleasurbanas y unirse primero en sindicatoslocales y luego en un sindicato de todaRusia para organizar de un modo másjusto y conveniente los asuntos de laempresa y la inserción de anunciosprivados en las publicaciones

soviéticas, así como para elaborar lasreglas, más convenientes para lapoblación, de la recepción e inserciónde estos anuncios.5. Los culpables de la ocultación dedocumentos o sumas, así como delsabotaje de las medidas indicadas en lospuntos 3 y 4, son castigados con laconfiscación de todos los bienes y hastatres años de reclusión.6. La inserción pagada de anuncios enpublicaciones privadas en forma debalances, artículos publicitarios o enotras formas enmascaradas entraña elmismo castigo.7. Los establecimientos de recepción y

entrega de anuncios son confiscados porel Estado con el pago, en casonecesario, de una compensacióntemporal del Estado a sus propietarios.A los pequeños propietarios,depositarios y accionistas de losestablecimientos confiscados se lesreembolsan íntegramente susinversiones.8. Todas las publicaciones, oficinas,despachos y establecimientos en generalque inserten anuncios pagados debencomunicar inmediatamente a los Sovietsde Diputados Obreros y Soldados sudirección exacta y emprender eltraspaso de los asuntos y anuncios, bajo

la pena de los castigos indicados en elpunto 5.El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo, V. Uliánov(Lenin).El Comisario del Pueblo de Educación,A. V. Lunacharski.El Secretario del Consejo, N.Gorbunov. <<

[11a] Orden

1. Se declara el estado de sitio en laciudad de Petrogrado.2. Todas las reuniones, mítines,concentraciones, etc., en las calles yplazas quedan prohibidos.3. Los intentos de asalto de bodegas,depósitos, fábricas, tiendas, comercios,domicilios particulares, etc., seránimpedidos con fuego de ametralladorasin previo aviso.4. Se encomienda a los comités de casa,porteros, barrenderos y a la milicia eldeber estricto de mantener el más

riguroso orden en las casas, patios ycalles; las puertas y los portones de lascasas deben cerrarse a las nueve de lanoche y abrirse a las siete de la mañana.Después de las nueve de la noche sedejará salir a los inquilinos solamentebajo el control de los comités de casa.5. Los culpables del reparto, venta oadquisición de toda clase de bebidasalcohólicas y también de la infracciónde los puntos 2 y 4 serán inmediatamentedetenidos y castigados con la mayorseveridad.El Comité de lucha contra lospogromos adjunto al Comité Ejecutivodel Soviet de Diputados Obreros y

Soldados.Petrogrado, 6 de diciembre, a las 3 de lamadrugada. <<

[12a] A la población

¡Camaradas obreros, soldados ycampesinos, trabajadores todos!La Revolución Obrera y Campesina hatriunfado definitivamente en Petrogradoy Moscú…Cada día y cada hora se reciben delfrente y de las aldeas adhesiones alnuevo Gobierno… La victoria de larevolución de los obreros y campesinosestá asegurada, pues la sostiene ya lamayoría del pueblo.Se comprende perfectamente que losterratenientes y capitalistas, los

empleados y funcionarios estrechamenteligados a la burguesía, en una palabra,todos los ricos y los que les tienden lamano, miren la nueva revolución conhostilidad, opongan resistencia a suvictoria, amenacen con suspender elfuncionamiento de los bancos, saboteeno suspendan el trabajo de distintasinstituciones, lo obstruyan por todos losmedios y lo frenen directa oindirectamente. Todo obrero conscientecomprende perfectamente que estaresistencia es inevitable, pues los altosempleados eran escogidos contra elpueblo y no quieren entregar sinresistencia sus posiciones a éste. Las

clases trabajadoras no se asustan ni uninstante por esta resistencia…Con nosotros está la mayoría del pueblo.Con nosotros está la mayoría de lostrabajadores y oprimidos del mundoentero. Con nosotros está la razón.Nuestra victoria está asegurada.La resistencia de los capitalistas y delos altos empleados será aplastada.Nosotros no privaremos a nadie de susbienes sin una ley especial del Estadosobre la nacionalización de los bancos ylas corporaciones. Esta ley está siendopreparada. Ningún trabajador perderá niun solo kopek; al contrario, se leprestará ayuda. Sin establecer ahora

nuevos impuestos, el Gobierno sepropone, en primer término, introducirla más rigurosa contabilidad y controlde la recaudación de los impuestosestablecidos anteriormente sinocultación alguna…¡Compañeros trabajadores! Recordadque sois ahora vosotros los quegobernáis el Estado. Nadie os ayudará sino os unís y tomáis todos los asuntos delEstado en vuestras propias manos.Vuestros Soviets son de ahora enadelante órganos de poder del Estadocon plenas atribuciones, son los órganosdecisivos.Agrupaos en torno a vuestros Soviets.

Fortalecedlos. Tomad vosotros mismoslas cosas por abajo sin esperar a nadie.Estableced el más riguroso ordenrevolucionario, aplastad sin piedad losintentos de anarquía por parte de losborrachos, maleantes, junkerscontrarrevolucionarios y kornilovistas.Implantad el más riguroso control en laindustria y el cómputo de los víveres.Detened y entregad al tribunalrevolucionario a todo el que se atreva aperjudicar la causa del pueblo, tanto sieste perjuicio se manifiesta en elsabotaje (deterioro, freno, detrimento)de la producción como en la ocultaciónde existencias de cereales y víveres, en

la retención de los cargamentos decereales, en la desorganización deltrabajo de los ferrocarriles, del correo,del telégrafo o del teléfono y, engeneral, en cualquier resistencia a lagran causa de la paz, a la causa de laentrega de la tierra a los campesinos, ala causa de asegurar el control obrero enla industria y la distribución de losproductos.¡Camaradas obreros, soldados ycampesinos, trabajadores todos! Tomadinmediatamente todo el poder local enmanos de vuestros Soviets… Poco apoco, con el consentimiento y laaprobación de la mayoría de los

campesinos, teniendo en cuenta suexperiencia práctica y la de los obrerosmarcharemos firmemente y sin vacilarhacia la victoria del socialismo, quefortalecerán los obreros avanzados delos países más civilizados y que dará alos pueblos una paz firme y los libraráde toda opresión y de toda explotación.El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo, V. Uliánov(Lenin)Petrogrado, 5 de noviembre de 1917. <<

[13a] A todos los obreros de Petrogrado

¡Camaradas! La revolución triunfa, larevolución ha vencido. Todo el poder hapasado a nuestros Soviets. Las primerassemanas son las más difíciles. Hay queaplastar definitivamente a la reacción yaderrotada, hay que asegurar el triunfocompleto de nuestras aspiraciones. Laclase obrera tiene el deber y laobligación de manifestar en estos días lamayor entereza y tenacidad parafacilitar al nuevo Gobierno, al Gobiernopopular de los Soviets, el cumplimientode todas las tareas. En los próximos días

se promulgarán nuevas leyes de trabajoy una de las primeras será la del controlobrero en la producción y la regulaciónde la industria.Las huelgas y manifestaciones de lasmasas obreras de Petrogrado hoy sóloperjudican.Os pedimos que ceséis inmediatamentetodas las huelgas económicas ypolíticas, que todos os incorporéis altrabajo y lo efectuéis en perfecto orden.El nuevo Gobierno de los Sovietsnecesita que se trabaje en las fábricas yen todas las empresas porque cualquierdesorganización del trabajo nos creanuevas dificultades, cuando ya existen

bastantes. Cada uno a su puesto.El mejor medio de apoyar al nuevoGobierno de los Soviets en estos días esque cada uno cumpla su obligación.¡Viva la firme entereza delproletariado! ¡Viva la revolución!El Soviet de Diputados Obreros ySoldados de Petrogrado.El Consejo de los Sindicatos dePetrogrado.El Consejo Central de los comités deempresa. <<

[14a] Llamamientos ycontrallamamientos

De los empleados de los bancos delEstado y privados a la población dePetrogrado.¡Compañeros obreros, soldados yciudadanos!El Comité Militar Revolucionario enuna comunicación extraordinaria acusa alos trabajadores de los bancos delEstado y privados y de otrasinstituciones de «socavar» la labor delGobierno encaminada a abastecer devíveres el frente.

Compañeros y ciudadanos, no creáisesta calumnia lanzada contra nosotros,que somos una parte del ejército generaldel trabajo.Por duro que nos sea trabajar bajo laamenaza constante de intervenciónviolenta en nuestra vida profesional, porduro que nos sea reconocer que la patriay la revolución están al borde de lamuerte, todos nosotros, desde el primerohasta el último, empleados,cooperadores, contadores, obreros,ordenanzas, etc., seguimos cumpliendonuestras obligaciones relacionadas conel abastecimiento de víveres ypertrechos al frente y al país.

Contando con vuestro desconocimientode los problemas financieros ybancarios, compañeros obreros ysoldados, os azuzan contra trabajadorescomo vosotros, queriendo asídescargarse la responsabilidad por loshermanos soldados que sufren hambre ymueren en el frente y atribuírsela atrabajadores inocentes, que cumplen sudeber bajo la opresión de la miseria y laruina general.¡No lo olvidéis, obreros y soldados!Los empleados siempre han defendido ydefenderán los intereses del pueblotrabajador del cual forman parte, y nohan detenido ni detendrán ni un solo

kopek necesario al frente y a losobreros.Desde el 24 de octubre de este año hastael 10 de noviembre, o sea, en 17 días,han sido enviados al frente quinientosmillones de rublos y a Moscú cientoveinte millones, sin contar los envíos aotras ciudades.Protegiendo el patrimonio popular delque sólo puede ser dueño absoluto todoel pueblo ruso, representado por laAsamblea Constituyente, los empleadosse niegan únicamente a facilitar laentrega de dinero para finesdesconocidos. No deis crédito a loscalumniadores que os incitan a las

represalias.La Junta Central del Sindicato deEmpleados del Banco del Estado detoda Rusia.La Junta Central del Sindicato deEmpleados de Establecimientos deCrédito de toda Rusia.»

A la población de Petrogrado¡Ciudadanos! No deis crédito a lamentira de individuos irresponsablesque propalan una espantosa calumniacontra todos los empleados delMinisterio de Abastos y de otras uorganizaciones de abastecimiento, loscuales en estos días tenebrosos trabajansin descanso para salvar a Rusia.

¡Ciudadanos! Se han fijado proclamasen las que se os llama a lincharnos, senos lanza falsas acusaciones de sabotajey huelga, se nos acusa de todos losmales y desdichas que sufre el pueblo,aunque hemos luchado y luchamosinfatigable y continuamente para salvaral pueblo ruso de los horrores delhambre. A pesar de todo lo que tenemosque soportar como ciudadanos de lamartirizada Rusia, no abandonamos niuna hora nuestro duro y responsabletrabajo para abastecer de víveres alEjército y a la población.La imagen del Ejército hambriento yhelado, que defiende con su sangre y sus

torturas nuestra vida, no nos abandona niun instante.¡Ciudadanos! Si hemos conseguido vivirlos días más negros de la vida y lahistoria de nuestro pueblo, si hemoslogrado no permitir el hambre enPetrogrado, si hemos logrado medianteincreíbles esfuerzos casi sobrehumanosabastecer como sea de pan y forraje alEjército que sufre, ha sido sólo porquehemos continuado y continuamostrabajando honradamente.A la «última advertencia» de losusurpadores del poder respondemos:vosotros, que lleváis el país a la ruina,no sois quienes para amenazamos a los

que hacemos todo lo que podemos paraque no sucumba. No tememos vuestrasamenazas. Ante nosotros está la sagradaimagen de la torturada Rusia.Continuaremos trabajando paraabastecer de pan al Ejército y al pueblo,empeñaremos los últimos esfuerzos, sies que no nos impedís definitivamentecumplir nuestro deber ante la patria. Encaso contrario, el Ejército y el pueblo severán abocados a todos los horrores delhambre, pero la responsabilidad caerásobre la cabeza de los que perpetran laviolencia.El Comité Ejecutivo de los empleadosdel Ministerio de Abastos».

A todos los chinóvniki (funcionariospúblicos)Se comunica por la presente que todoslos funcionarios y empleados queabandonaron el servicio del Gobierno ylas instituciones públicas, así como losdespedidos por sabotaje o por no haberhecho entrega de los asuntos en el plazofijado y que cobraron el sueldoanticipadamente sin haber trabajado,deben devolver este sueldo no más tardedel 14 (27) de noviembre de 1917 a lasinstituciones donde prestaban susservicios.Los que incumplan la presente ordenresponderán por el robo de bienes del

Estado ante el Tribunal MilitarRevolucionario.El Comité Militar Revolucionario.24 (11) de noviembre de 1917.

De la Dirección Especial de Abastos¡Ciudadanos! Las condiciones denuestro trabajo para el abastecimientode Petrogrado son cada día más duras.La interferencia en nuestro trabajo —nefasta para la causa— de loscomisarios del Comité MilitarRevolucionario continúa.Sus actos arbitrarios, la anulación denuestras órdenes, pueden conducir a lacatástrofe.Ha sido precintado de nuevo uno de los

frigoríficos donde se conservan carne ymantequilla destinadas a la población ynosotros no podemos regular latemperatura para que no se pudran.Un vagón de patatas y otro de berza hansido requisados y llevados no se sabeadónde.El cargamento no sometido a requisa(turrón) es incautado por los comisariosy, como sucedió hace unos días, uncomisario se quedó con cinco cajonesde turrón para él.No podemos disponer de nuestrosfrigoríficos donde los comisarios nopermiten arbitrariamente la salida decargamentos y aterrorizan a nuestros

empleados, amenazándoles con ladetención.Todo lo que sucede en Petrogradollega a conocimiento de las provincias;el Don, Siberia, Vorónezh y otroslugares se niegan a enviar cereales.Así las cosas no pueden durar mucho.Empezamos a perder los deseos detrabajar.Nuestro deber es ponerlo enconocimiento de la población.Velaremos hasta la última posibilidadpor los intereses de los ciudadanos.Haremos todo lo que esté a nuestroalcance para conjurar el hambre quese avecina, pero si en estas duras

condiciones nos viésemos obligados acesar nuestro trabajo, la poblacióndeberá saber que la culpa no esnuestra… <<

[15a] Elecciones a la AsambleaConstituyente en Petrogrado

En Petrogrado fueron presentadas 19listas. Citamos los resultados,publicados el 30 de noviembre.

Partidos Númerovotos

Socialistaspopulares 19.109

Cadetes 245.006Demócratascampesinos 3.707

Bolcheviques 424.027Socialistas 158

universalistasObreros ucranianosy judíos 4.219

Obreros ucranianosy judíossocialdemócratas ysocialistas-revolucionarios

4.219

Liga de la igualdadde la mujer 5.310

Socialistas-revolucionarios(defensistas)

4.696

Socialistas-revolucionarios deizquierda

152.230

Unión de desarrollo 385

popularDemócratasradicales 413

Parroquiasortodoxas 24.139

Unión femenina desalvación de lapatria

318

Uniónindependiente deobreros, soldados ycampesinos

4.942

Demócratascristianos(católicos)

14.382

Socialdemócratasunidos 11.740

Mencheviques 17.427Grupo «Yedinstvo» 1. 823Grupo «Unión detropas cosacas» 1. 823 6.712

<<

[16a] De la Comisión de educaciónpública adjunta a la Duma MunicipalCentral

¡Compañeros obreros y obreras!Pocos días antes de la fiesta sedeclararon en huelga, los alumnos de lasescuelas municipales. Los alumnos sesituaron al lado de la burguesía contra elGobierno Obrero y Campesino.Compañeros, organizad comités depadres y adoptad resoluciones contra lahuelga de los alumnos. Proponed a losSoviets distritales de Diputados Obrerosy Soldados, a los sindicatos, a los

comités de empresa y de los partidos laorganización de mítines de protesta.Organizad con vuestras propias fuerzasveladas de fin de año y diversiones paralos niños, exigid la reanudación de lasclases después de la fiesta en el plazoque indique la Duma Central.Compañeros, fortaleced vuestrasposiciones en la instrucción pública,insistid en el control de lasorganizaciones proletarias sobre laescuela.La Comisión de Educación Públicaadjunta a la Duma Municipal Central.<<

[17a] Del Consejo de Comisarios delPueblo a los cosacos trabajadores

¡Hermanos cosacos! Os engañan. Osazuzan contra el resto del pueblo. Osdicen que los Soviets de DiputadosObreros, Soldados y Campesinos sonvuestros enemigos, que quierenarrebataras vuestra libertad cosaca,vuestros «fueros» cosacos. ¡No locreáis, cosacos! Os mienten. Os engañancriminalmente. Vuestros propiosgenerales y terratenientes os engañanpara manteneros en la ignorancia y elvasallaje. Nosotros, el Consejo de

Comisarios del Pueblo, os dirigimoseste mensaje a vosotros, los cosacos.Leedlo atentamente y juzgad vosotrosmismos dónde está la verdad y dónde elmalvado engaño.La vida y el servicio del cosaco fuesiempre una penosa servidumbre. A laprimera llamada de los jefes el cosacoestaba obligado a montar a caballo yemprender la marcha. El cosaco debíaproveerse de su equipo militar con suspropios recursos y esfuerzo. Mientras elcosaco prestaba servicio, su granja searruinaba y hundía. ¿Es justo este orden?No, debe ser abolido para siempre. Loscosacos deben emanciparse del

vasallaje. El nuevo poder popular, elPoder Soviético, está dispuesto a acudiren ayuda de los cosacos trabajadores.Es preciso únicamente que los mismoscosacos se decidan a abolir el viejoorden, a sacudirse la sumisión a losoficiales feudales, a los terratenientes yricos, a arrojar de su cuello el malditoyugo. ¡Levantaos, cosacos! ¡Uníos! ElConsejo de Comisarios del Pueblo osllama a una vida nueva, más libre y másfeliz.En octubre y noviembre se celebraron enPetrogrado los congresos de los Sovietsde Diputados Soldados, Obreros yCampesinos de toda Rusia. Estos

congresos pusieron todo el poder localen manos de los Soviets, es decir, enmanos de hombres elegidos por elpueblo. En adelante no debe haber enRusia gobernantes ni funcionarios quemanden desde arriba al pueblo y lotraten despóticamente. Es el pueblomismo el que instituye su poder. Elgeneral no tiene más derechos que elsoldado. Todos son iguales. Pensadvosotros mismos, cosacos, si eso esbueno o malo. Cosacos, os invitamos auniros a este nuevo orden popular y acrear vuestros propios Soviets deDiputados Cosacos. A estos Soviets lesdebe pertenecer el poder en las

respectivas localidades. No a losatamanes con grado de general, sino alos representantes electos de lostrabajadores cosacos, a sus hombresseguros y de confianza.Los Congresos de Diputados Soldados,Obreros y Campesinos de toda Rusiaacordaron entregar todas las tierras delos latifundistas en usufructo al pueblotrabajador. ¿No es eso justo, cosacos?Los Kornílov, Kaledin, Dútov, Karaúlovy Bardizh están en cuerpo y alma a favorde los intereses de los ricos y dispuestosa ahogar en sangre a Rusia con tal deque los latifundistas sigan poseyendo latierra. Pero vosotros, cosacos

trabajadores, ¿no sufrís vosotros mismospor la pobreza, la opresión y la falta detierras? ¿Cuántos cosacos hay que notienen más de cuatro o cinco desiatinaspor familia? Y a su lado están loscosacos latifundistas que poseen milesde desiatinas y se apoderan además delas tierras y campos del Ejército. Envirtud de la nueva ley, de la leysoviética, las tierras de los latifundistascosacos deben pasar sin compensaciónalguna a manos de los cosacostrabajadores, de los cosacos pobres. Osasustan diciendo que los Soviets quierenarrebataras vuestras tierras. ¿Quién osasusta? Los cosacos ricos que saben que

el Poder Soviético quiere entregar latierra de los latifundistas a vuestraspropias manos. Escoged, pues, cosacos,con quien ir: ¿Con los Kornílov y losKaledin, con los generales y los ricos ocon los Soviets de DiputadosCampesinos, Soldados y Obreros?El Consejo de Comisarios del Pueblo,elegido por el Congreso de toda Rusia,ha propuesto a todos los pueblos elarmisticio inmediato y una pazhonrada y democrática sin ofensa nimenoscabo para ningún pueblo. Todoslos capitalistas, terratenientes ygenerales kornilovistas se han sublevadocontra la política de paz del Gobierno

soviético. La guerra les proporcionabaganancias, poder y distinciones. ¿Y quéos daba a vosotros, a los simplescosacos? Perecíais sin razón y sinobjeto, igual que vuestros hermanos, lossoldados y marinos. Pronto hará tresaños y medio que se prolonga estamaldita matanza, emprendida por loscapitalistas y terratenientes de todos lospaíses en su propio beneficio y por lossaqueos mundiales. A los cosacostrabajadores lo único que ha dado laguerra ha sido la ruina y la muerte. Laguerra ha exprimido todos los jugos dela granja cosaca. La única salvaciónpara todo nuestro país y para los

cosacos trabajadores en particular esuna paz pronta y honrada. El Consejo deComisarios del Pueblo ha declarado atodos los gobiernos y a todos lospueblos: no queremos lo que es de otrosy no queremos entregar lo que esnuestro. ¡Paz sin anexiones nicontribuciones! Cada pueblo debedecidir él mismo su destino. Ningunanación debe oprimir a otra. Esta esprecisamente la paz honesta ydemocrática, es decir, la paz popularque propone el Consejo de Comisariosdel Pueblo a todos los gobiernos, atodos los pueblos, aliados y enemigos.Y el primer resultado está a la vista: en

el frente ruso se ha establecido ya elarmisticio. Allí no corre ya la sangre delos soldados y cosacos. Ahora, cosacos,decidid vosotros mismos: si queréiscontinuar esta nefasta, insensata ycriminal matanza apoyad entonces a loskadetes, enemigos del pueblo, apoyad aChernov, Tsereteli y Skóbelev, que oslanzaron a la ofensiva del 18 de junio,apoyad a Kornílov, que implantó en elfrente la pena de muerte para lossoldados y cosacos. Pero si queréis unapaz pronta y honrada incorporaosentonces a las filas de los Soviets yapoyad al Consejo de Comisarios delPueblo.

Cosacos, vuestro destino está envuestras propias manos. Nuestroscomunes enemigos —los terratenientes,los capitalistas, los oficialeskornilovistas y los gacetillerosburgueses— os engañan y os empujan alcamino de la muerte. En Orenburg Dútovha detenido al Soviet y ha desarmado ala guarnición. Kaledin amenaza a losSoviets en el Don. Ha declarado elestado de guerra y concentra tropas allí.Karaúlov fusila a los nativos en elCáucaso. La burguesía kadete losabastece con sus millones. Su comúnobjetivo es estrangular los Sovietspopulares, aplastar a los obreros y

campesinos, introducir la disciplina delpalo en el Ejército y perpetuar laesclavitud de los cosacos trabajadores.Nuestras tropas revolucionarias avanzansobre el Don y los Urales para poner fina la criminal sublevación contra elpueblo. Se ha dado orden a los jefes delas tropas revolucionarias de no entablarnegociaciones con los generalesamotinados y actuar resuelta eimplacablemente.¡Cosacos! De vosotros depende ahoraque continúe vertiéndose sangrefraterna. Os tendemos la mano. Uníos atodo el pueblo contra sus enemigos.Declarad a Kaledin, Kornílov, Dútov,

Karaúlov y a todos sus ayudantes ycómplices enemigos del pueblo,traidores y felones. Detenedlos convuestras propias fuerzas y entregadlos alPoder soviético para ser juzgadospúblicamente por el TribunalRevolucionario.¡Cosacos! Uníos en Soviets deDiputados Cosacos. Tomad en vuestrasmanos trabajadoras la dirección detodos los asuntos cosacos. Quitad latierra a vuestros propios latifundistasricos. Entregad su grano y sus aperospara el cultivo de la tierra a los cosacostrabajadores arruinados por la guerra.¡Adelante, cosacos, a la lucha por la

causa de todo el pueblo!¡Vivan los cosacos trabajadores!¡Viva la unión de los cosacos, soldados,campesinos y obreros!¡Viva el Poder de los Soviets deDiputados Cosacos, Soldados, Obrerosy Campesinos!¡Abajo la guerra! ¡Abajo losterratenientes y los generaleskornilovistas!¡Viva la paz y la fraternidad de lospueblos!El Consejo de Comisarios del Pueblo.<<

[18a] La correspondencia diplomáticadel gobierno soviético

Las notas de Trotski a las potenciasaliadas y neutrales y las notas de losagregados militares aliados al generalDujonin son demasiado largas parareproducidas aquí. Además, estánrelacionadas con una fase especial de lahistoria de la República Soviética, consu política exterior, que no entra en elpropósito de este libro. De ello se habladetalladamente en mi siguiente trabajo,De Kornílov a Brest-Listovsk. <<

[19a] Llamamiento al frente contraDujonin

«La lucha por la paz tropieza con laresistencia de la burguesía y de losgenerales contrarrevolucionarios…Según informaciones de prensa, en elCuartel General del ex Comandante enJefe Dujonin se reúnen conciliadores yagentes de la burguesía: Verjovski,Avxéntiev, Chernov, Gots, Tsereteli yotros. Parece ser que se disponen aformar incluso un nuevo poder contralos Soviets.¡Compañeros soldados! Todos los

individuos mencionados fueron yaministros. Todos actuaron de comúnacuerdo con la burguesía y Kerenski.Son responsables de la ofensiva del 18de junio y de la prolongación de laguerra. Prometieron a los campesinos latierra y en realidad detenían a loscomités agrarios campesinos.Implantaron la pena de muerte para lossoldados. Obedecían las órdenes de losfinancieros ingleses, norteamericanos yfranceses…El general Dujonin, por negarse a acatarlas órdenes del Consejo de Comisariosdel Pueblo, ha sido destituido como JefeSupremo… En respuesta, difunde entre

las tropas una nota de los agregadosmilitares de las potencias imperialistasaliadas e intenta provocar lacontrarrevolución…¡No obedezcáis a Dujonin! ¡No hagáis eljuego a su provocación! ¡Vigiladloatentamente a él y a su grupo degenerales contrarrevolucionarios!… <<

[20a] De la orden N° 2 al ejército y lamarina

«…Al ex Jefe Supremo, generalDujonin, por oponerse obstinadamente acumplir la orden de destitución y por suscriminales acciones susceptibles deprovocar un nuevo estallido de la guerracivil, lo declaro enemigo del pueblo.Deben ser detenidas todas las personasque apoyen a Dujonin,independientemente de su posiciónsocial y política y de su pasado. Seencomendará practicar las detenciones apersonas especialmente autorizadas para

ello. Encargo al general Manikovski detomar las correspondientes medidaspara el traslado de los mencionadosindividuos con la respectiva anotaciónde los cambios indicados en sus hojasde servicio.El Jefe Supremo, Krylenko. <<

APÉNDICE - XII

[1a] A la población

En respuesta a las numerosas preguntasde los campesinos, se aclara que todo elpoder del Estado ha pasado desde ahoraíntegramente a manos de los Soviets deDiputados Obreros, Soldados yCampesinos. La revolución obrera hatriunfado en Petrogrado y en Moscú yestá triunfando en todos los demáslugares de Rusia. El Gobierno Obrero yCampesino asegura la alianza de lasmasas de campesinos, de campesinospobres, de la mayoría de loscampesinos, con los obreros, contra los

terratenientes, contra los capitalistas.Por eso, los Soviets de DiputadosCampesinos, en primer lugar los dedistrito y después los de provincia,serán desde hoy y en lo sucesivo hasta laAsamblea Constituyente órganosplenipotenciarios del poder del Estadoen los distintos lugares. La propiedadterrateniente de la tierra ha sido abolidapor el II Congreso de los Soviets detoda Rusia. El actual GobiernoProvisional Obrero y Campesino hapromulgado ya el Decreto sobre laTierra. En virtud de este decreto, todaslas tierras de los terratenientes pasaníntegramente a manos de los Soviets de

Diputados Campesinos. Los comitésagrarios de subdistrito deben tomarinmediatamente todas las tierras de losterratenientes, efectuando el másriguroso inventario, guardando unperfecto orden y protegiendo del modomás estricto los antiguos bienes de losterratenientes, que han pasado a serdesde ahora patrimonio de todo elpueblo y que, a causa de ello, deben serprotegidos por el propio pueblo.Todas las disposiciones adoptadas porlos comités agrarios de subdistrito, deacuerdo con los Soviets de Diputados yCampesinos de distrito, en cumplimientode los decretos del poder

revolucionario, tienen fuerza de ley ydeben ser aplicadas incondicional einmediatamente.El Gobierno Obrero y Campesino,designado por el II Congreso de losSoviets de toda Rusia, se denominaConsejo de Comisarios del Pueblo.El Consejo de Comisarios del Puebloexhorta a los campesinos a que tomenpor sí mismos el poder en sus propiasmanos en las distintas localidades.Los obreros apoyarán plena, totalmentey por todos los medios a loscampesinos, organizarán la fabricaciónde máquinas y aperos y ruegan a loscampesinos que les ayuden enviando

trigo.El Presidente del Consejo deComisarios del Pueblo V. Uliánov(Lenin)Petrogrado, 5 de noviembre de 1917.<<