diccionario de papas y concilios

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Javier Paredes (director), Maximiliano Barrio, Domingo Ramos-Lissón y Luis Suárez Diccionario de los Papas y Concilios Prólogo del Cardenal ANTONIO MARÍA ROUCO VÁRELA Editorial Ariel, S.A Barcelona

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Javier Paredes (director), Maximiliano Barrio, Domingo Ramos-Lissn y Luis Surez

Diccionario de los Papas y ConciliosPrlogo del CardenalANTONIO MARA ROUCO VRELA

Editorial Ariel, S.ABarcelona

Diseo cubierta: Nacho Soriano I.' edicin: noviembre 1998 1998: Maximiliano Barrio, Javier Paredes, Domingo Ramos-Lissn, Luis Surez Derechos exclusivos de edicin en espaol reservados para todo el mundo: 1998: Editorial Ariel, S. A. Crcega, 270 - 08008 Barcelona ISBN: 84-344-0513-X Depsito legal: B. 44.759 - 1998 Impreso en Espaa Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningn medio, ya sea elctrico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

PRLOGO

El 3 de junio de 1963 una muchedumbre entristecida que abarrotaba la plaza de San Pedro acompaaba conmocionada la agona de un papa querido, Juan XXIII. Probablemente nunca antes se haba producido una conmocin parecida con ocasin de la muerte de un papa, pero el inters del pueblo cristiano por el obispo de Roma, expresada de diversas maneras segn los tiempos, ha sido constante y se confunde, a menudo, con la historia compleja y apasionante de la institucin eclesistica. Desde Pedro hasta Juan Pablo II el pontificado romano ha evolucionado con los tiempos, aumentando sus objetivos y sus presencias, pero desde las primeras generaciones los cristianos miraron con atencin c inters a Roma como centro de comunin eclesial, sede donde resida la verdad incontaminada y lugar que determinaba y juzgaba en los casos en litigio. Los grafitti presentes en la tumba de San Pedro nos hablan de la antigedad de esta tradicin y, desde entonces, la permanente peregrinacin de los creyentes a Roma la han confirmado y enriquecido. La poltica, la cultura y las ideas que han dominado Europa durante siglos han estado profundamente relacionadas con la Santa Sede. La estrecha imbricacin entre la naturaleza temporal del papado y su misin espiritual ha favorecido la ntima conexin de Roma con la historia de los pases, no slo por la inculturacin natural del cristianismo en cada lugar sino, tambin, por los lazos de toda clase que han relacionado la multiforme historia de Europa con la historia del pontificado. La presencia protectora de Roma apoy y favoreci la independencia de las Iglesias, presa siempre apetecida del poder poltico. Gregorio VII y otros muchos papas con l afirmaron la supremaca de la Iglesia, instancia de salvacin, sobre las almas y los individuos, y lucharon denodadamente para liberarla de la tutela interesada de los prncipes y de tantos poderes de este mundo. La universalidad de Roma respald la de la Iglesia, liberndola de movimientos nacionalistas y de tentaciones disgregadoras. Las peregrinaciones a Roma, las visitas episcopales ad limina apostolorum, los aos santos, han significado lo que en los ltimos aos significan los viajes de los papas a las diver-

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sas Iglesias: la comunin de las Iglesias en una fe y una tradicin comn, y la participacin de todos los creyentes en una historia y en unos puntos de referencia compartidos. El pontfice se encuentra en el punto de interseccin de todas las lneas: Ubi Petras, ibi Ecclesia. En la larga serie de papas encontramos toda la riqueza que puede uno encontrar en la naturaleza humana enriquecida por la gracia y por la capacidad de adaptacin a todas las contingencias histricas. Obviamente, no todos valen lo mismo ni son igualmente ejemplares o imitables, pero no creo que podamos encontrar en la historia de la humanidad un conjunto de personas tan extraordinario y atractivo. A lo largo de los siglos encontramos personalidades sorprendentes que han enriquecido, completado y orientado la historia del pontificado y de la Iglesia, pero, tambin, la historia de los pueblos. Desde san Len Magno y san Gregorio hasta Inocencio III, Benedicto IV, Po VII o los papas del presente siglo que fenece, estos testigos del Evangelio han enseado a la Iglesia y a la humanidad los caminos de la verdad y del amor. Estas densas pginas que presentamos, descarnadamente objetivas, escritas por historiadores de prestigio, nos ofrecen los datos suficientes para conocer las vidas de los diversos papas, encuadrndolos inteligentemente en su poca correspondiente, de forma que, al mismo tiempo que nos familiarizamos con un papa, terminamos conociendo las coordenadas histricas en las que se ha desarrollado la vida y la historia de la Iglesia.ANTONIO MARA ROUCO VRELA

Cardenal-arzobispo de Madrid Madrid, 25 de marzo de 1998

LOS PAPAS DE LA EDAD ANTIGUA Y MEDIEVALpor Luis SUREZ Catedrtico de Historia Medieval. Miembro de la Real Academia de la Historia

Pedro apstol, san Prncipe de los Apstoles. En la Iglesia catlica los papas de Roma son reconocidos como sucesores de aquel a quien, segn los Evangelios, el propio Jess consider como primero de los apstoles, siendo sta y no otra la razn de la primaca romana. Simen (Simn es nicamente la grafa griega), nacido en Bethsaida, a orillas del mar de Galilea, hijo de cierto Jons, y hermano de otro apstol, Andrs, que fue discpulo de Juan el Bautista, vio cmo el propio Jess cambiaba su nombre por el de Cefas, que ha dado el latino Pedro, con la significacin de piedra. Los Evangelios sinpticos le presentan como verdadero portavoz del grupo de discpulos, y los Hechos como dirigente de la primitiva comunidad cristiana. Un prrafo especialmente significativo de Mt. 16, 13-20, atribuye a Simn Pedro la confesin pblica (t eres el Mesas, el Hijo de Dios vivo) que provoca, por parte de Jess, la misin: Sobre esta piedra edificar mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecern contra ella. Yo te dar las llaves del reino de los cielos y cuanto desatares en la tierra ser desatado en los cielos. En estas palabras se encierra y fundamenta el primado de los obispos de Roma, en cuanto sucesores de san Pedro, sobre toda la Iglesia. Consta la actividad misionera de Pedro en Jerusaln, Cesrea y Antioqua, aunque es de suponer que ense tambin en otras partes; durante estos viajes, aunque la misin se diriga preferentemente a los judos, abri a los gentiles las puertas de las iglesias, contribuyendo decisivamente a que se aligerara a los nefitos de las prescripciones de la ley mosaica. Una firme tradicin seala que Pedro pas los ltimos aos de su vida en Roma. Probablemente no es muy preciso considerarle obispo, ya que su condicin de apstol le colocaba, al igual que a Pablo, considerado como la otra columna, por encima de cualquier oficio ministerial. Es ms correcto definir a san Lino, segundo papa, como primer obispo. La palabra papa, derivada del griego pappas, padre, no aparece en Roma, sino tardamente. La ms antigua mencin comprobada, en la tumba de Marcelino, data del ao 296. En ese momento se aplicaba tambin a otros obispos orientales. Es slo a finales del siglo iv que aparece referida exclusivamente al obispo de Roma.

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Pedro, en Roma. Los historiadores no discuten la veracidad de la noticia de la estancia de san Pedro en Roma: aparece corroborada por fuentes de las que no es posible dudar. Si aceptamos que la noticia de Tcito (54? - 117?) acerca de la expulsin de los judos por Claudio el ao 49, a causa de las alteraciones que en ellos causaba un cierto Chrestus, demuestra la existencia de una primitiva comunidad cristiana, es necesario admitir que la llegada del prncipe de los apstoles a la capital del Imperio se produjo estando ya constituida dicha comunidad. La I Epstola de san Pedro, datada en torno al 64, en la que se menciona la colaboracin de Marcos, se escribe desde Babilonia, que es el nombre clave para referirse a Roma. La Carta de san Clemente Romano hace referencia expresa cuando Pedro y Pablo moraban entre nosotros. San Ignacio de Antioqua (50? - 115?) (yo no os mando como Pedro y Pablo) da por sentada la presencia de ambos apstoles. Lo mismo sealan expresamente Ireneo de Lyon, hacia el 180, y Tertuliano en el 200. Pocas noticias de la Antigedad aparecen confirmadas por testimonios tan prximos y fehacientes. Habra que aadir que no existe dato alguno que indique contradiccin. Numerosas leyendas se elaboraron ms tarde en torno a esta estancia, que no deben ser tenidas en cuenta. Al final del Cuarto Evangelio (Cuando envejezcas, extenders tus manos y otro te ceir y te llevar adonde no quieras; esto lo dijo [Jess] indicando con qu muerte haba de glorificar a Dios) encontramos un testimonio acerca del suplicio que acab con la vida de san Pedro. Esa noticia aparece corroborada en la Ascensio Isaiae, en torno al ao 100, y en el apcrifo Apocalipsis Peta: marcha, pues, a la ciudad de la prostitucin y bebe el cliz que yo te he anunciado. No hay duda, pues, de que Pedro muri en Roma y ningn autor ha podido aportar pruebas en contra. Es imposible fijar la fecha exacta, si bien se abrigan escasas dudas acerca de que su martirio debe incluirse en el de la gran muchedumbre que, segn Tcito, pereci a consecuencia de la persecucin de Nern, debido a que la nueva religin cristiana no haba obtenido el reconocimiento de su licitud como parte de la juda. En la poca del papa Ceferino (198-217) el presbtero Gayo confirma la noticia de que Pedro y Pablo murieron respectivamente en la colina Vaticana y en la va Ostiensc, siendo enterrados en lugares inmediatos al de su ejecucin. Las excavaciones efectuadas entre 1940 y 1949 en el subsuelo de la baslica de San Pedro revelaron la existencia de un cementerio y en l un sepulcro modesto, anterior a la construccin de la gran iglesia constantiniana, pero rodeado de tales muestras de respeto que bien puede indicar la ubicacin de la primera tumba del apstol. Lino, san (67? - 79?) Las ms antiguas fuentes, Ireneo de Lyon (140 - 201?), que escribe en torno al 180, Hegesipo, del siglo ni, Eusebio de Cesrea (265-340) y el Catlogo de Libcrio del siglo iv, coinciden en decir que san Lino fue nombrado obispo de la comunidad de Roma por el propio apstol. El personaje aparece mencionado en la II Epstola de san Pablo a Timoteo, entre los que acompaaban al

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autor en Roma. Es insignificante la noticia que de l tenemos: ignoramos incluso la forma en que estaba constituida la comunidad romana. Una tradicin muy posterior le atribuye la disposicin que obligaba a las mujeres a usar el velo, signo de distincin de las damas romanas, durante las ceremonias litrgicas. Originario de Toscana, era, por tanto, sbdito imperial; de modo que la presidencia de una religin no lcita le colocaba fuera de la ley. Es tarda y poco fiable la tradicin que le permite compartir el martirio con san Pedro. Anacleto, san (79? - 91?) Su nombre, Anenkletos, que significa en griego irreprochable, permite suponer un origen helnico y no latino; esa significacin ha dado origen a. sospechas, pues coincide explcitamente con la condicin que se requiere para los obispos en la Epstola de san Pablo a Tito. A veces se abrevia este nombre como Cleto y as aparece en los textos de la antigua liturgia romana. Algunos autores han llegado a pensar que pueda tratarse de dos personas distintas: Cleto y Anacleto. El nombre Anenkletos era frecuente entre los esclavos. Segn Eusebio muri mrtir en el ao 12 del reinado de Domiciano (81-96). Clemente, san (91 - 101) En la lista proporcionada por Eusebio, que Erich Caspar (Die alteste Rmische Bischofsliste, Berln, 1926) considera fidedigna por haberse redactado con fines apologticos, figura san Clemente como el tercero de los obispos de Roma. Tal parece ser lo cierto, aunque Tertuliano (160? - 220?) y san Jernimo prescindieran de los dos primeros y le presentaran como ordenado por san Pedro. La noticia de Ireneo, que le hace un poco depositario de la doctrina del prncipe de los apstoles, parece ms correcta: en la Epstola a Timoteo se menciona a un Clemente entre los que forman el equipo apostlico. Existen en torno a l dos leyendas que deben considerarse falsas: la que pretende identificarle con el primo de Domiciano, Flavio Clemente, antiguo cnsul, ejecutado por atesmo; y aquella otra que le presenta como de nacimiento judo, condenado a trabajos forzados en Crimea y ejecutado despus, atndole al ancla de un buque. Ni siquiera estamos seguros de que pueda ser considerado como mrtir. Es bien claro que en ese momento que coincide con el reinado de Domiciano el cristianismo se hallaba presente en esferas sociales muy elevadas. Adems de Flavio Clemente hay noticias de otro cnsul, Acilio Glabrio, ejecutado por el mismo delito que se atribua normalmente a los cristianos. El apellido Clemente puede indicar alguna clase de relacin con esa importante gens romana. Ignoramos todas las circunstancias de su pontificado, incluso las de su muerte. En aquel tiempo el culto cristiano giraba en torno a la liturgia de la fraccin del pan. El nico dato comprobado es que se trata del autor de una Epstola dirigida a los corintios, principal obra literaria de las postrimeras del siglo i, que convierte a san Clemente en el primero de los Padres occidentales. Su estilo revela una formacin helenstica, aunque muestra preferencias muy acusadas por las figuras del Antiguo Testamento.

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Rivalidades mal conocidas provocaron disturbios en la Iglesia de Corinto entre los aos 93 y 97. Los corintios acudieron a Roma reconociendo de este modo una superioridad jerrquica. Clemente intervino y no a ttulo personal, sino en nombre de la Sede Apostlica y afirmando el sentido jerrquico esencial de la Iglesia: los laicos se encuentran sometidos a los presbteros, que reciben de Dios su autoridad; sta, dispensada directamente por Cristo a los apstoles, se contina, sin solucin, a travs de los sucesores en las Iglesias por aqullos fundadas. Roma es la continuadora de Pedro. Segn seala Karl Baus {De la Iglesia primitiva a los comienzos de la gran Iglesia, Barcelona, 1966), la Epstola de Clemente aparece como el primer ejemplo de que un obispo interviene en los asuntos interiores, propios de otra sedes, y de que dicha intervencin fuera acogida con tanto reconocimiento que su texto fue incorporado como lectura en la liturgia de Corinto. Goz Clemente de tanta fama que con posterioridad se le atribuiran algunas obras apcrifas y tambin la primera coleccin de leyes cannicas. La actual baslica de San Clemente trata de indicar el lugar que ocup su casa. En la Epstola hay una referencia a que san Pablo lleg hasta los trminos de Occidente, que parece confirmar el viaje del apstol a Espaa. Evaristo, san (100? - 109?) Euarists o, simplemente, Arists, es, para nosotros, un perfecto desconocido. Las fuentes tradicionales, el Liber Pontificalis, ni siquiera se ponen de acuerdo sobre la duracin de su pontificado, entre ocho y once aos. El nombre revela que se trata de un griego, pero la noticia de que hubiera nacido en Beln, as como la de que sufri el martirio, carecen de toda posible confirmacin. Se le atribuye la creacin de los siete diconos y la asignacin de parroquias a los presbteros; no existe la menor garanta para tales noticias. Alejandro I, san (109? - 116?) Considerado como mrtir, probablemente se le ha confundido con otra persona del mismo nombre, cuyas reliquias fueron encontradas a mediados del siglo xix en el lugar donde se sealaba su enterramiento, en la va Nomentana. Otra tradicin imposible de comprobar le atribuye la introduccin de la costumbre de bendecir los hogares con agua y sal; se trata, sin duda, de un anacronismo. Sin embargo, en medio de este silencio, se produce el hecho singularmente importante de la Epstola que san Ignacio de Antioqua dirigi a la Sede Apostlica, que preside en la capital del territorio de los romanos y que est puesta a la cabeza de la caridad. San Ignacio no da el nombre del obispo que gobierna dicha sede, porque su carta no tiene carcter personal, sino institucional: en torno al ao 110 un patriarca oriental reconoca que en la unin de caridad que formaban todas las Iglesias cristianas, a la de Roma corresponda ser la cabeza.

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Sixto I, san (116? - 125?) La forma correcta de escribir su nombre es, probablemente, Xystus; la coincidencia con el ordinal sexto, que le corresponde en la sucesin de san Pedro, ha inducido a algunos autores a sospechas. Todas las acciones a l atribuidas aparecen en noticias muy posteriores. Se afirma en el Lber Pontificalis que su padre era un griego, llamado Pastor, pero la grafa griega de su nombre debe guardar relacin con su origen. Se le rinde culto como mrtir, pero es sorprendente que no figure como tal en la lista de san Ireneo, en donde s aparece el martirio de su inmediato sucesor, Telesforo. Telesforo, san (125? - 136) Las fuentes antiguas se muestran precisas al asignarle once aos de pontificado. Comenzamos a pisar un terreno ms firme en cuanto a las funciones y cronologa de los papas. Su nombre corresponde a la calidad de griego que se le atribuye. En su tiempo se detecta la primera diferencia entre las Iglesias latina y griega en relacin con el cmputo de la Pascua. Eusebio, que confirma el dato de san Ireneo de que muri mrtir, fecha este martirio en el primer ao del emperador Antonino Po, lo que nos obligara a retrasar dos aos la fecha tradicionalmente asignada a su fallecimiento. Sin embargo, el dato de su martirio parece establecido con seguridad. Higinio, san (136? - 142?) Las fechas asignadas al comienzo y final de su pontificado pueden considerarse correctas aunque se escriban con interrogantes para demostrar que no hay seguridad absoluta; coincide Eusebio con el Lber Pontificalis. Griego ateniense, haba ido a Roma en calidad de profesor de filosofa. San Ireneo dice que fue precisamente durante su gobierno cuando aparecieron en Roma los dos primeros maestros gnsticos, Cerdn y Valentn, procedentes de Egipto y de Siria respectivamente; sostenan, entre otras cosas, que Jesucristo, adems de las enseanzas impartidas al pueblo, haba comunicado a unos pocos discpulos una doctrina esotrica muy distinta a la de los apstoles y que slo poda comunicarse por va de iniciacin. San Higinio se vio, pues, obligado a combatir la peligrosa hereja, y esto puede explicar que se le eligiera en su calidad de filsofo. El gnosticismo se organiz en Roma como una Iglesia nueva y no como una simple disidencia: sus miembros se calificaban de pneumticos por atribuirse una especial condicin espiritual. Po, san (142 - 155) Hijo de cierto Rufino, haba nacido en Aquileia. En el Cdice Muratoriano se afirma que Hermas, autor de la importante obra conocida como El Pastor, fue hermano de este papa. El libro, de escasa extensin, permite descubrir que los obispos de Roma haban llegado a concentrar en sus manos un gran poder, que hacan extensivo a otras sedes: aunque los grandes centros teolgicos se encontraban fuera de Roma, especialmente en Alejandra y Antioqua, El Pastor

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formula, entre otras, una importante doctrina sobre la penitencia que no limita a un determinado territorio, sino que la hace vlida para toda la Iglesia. Coetneo de san Po I es tambin san Justino, el famoso apologista. Hacia el ao 140 haba llegado a Roma Marcin: excomulgado por su propio padre, haba conseguido reunir una gran fortuna con negocios navieros, la cual permiti que se le acogiese muy bien en la comunidad romana. Pronto, sin embargo, se apart de ella para fundar una nueva Iglesia gnstica: sin entrar en disquisiciones teolgicas ajenas a este libro, conviene sin embargo explicar que, en esencia, Marcin afirmaba la existencia de dos principios divinos contrapuestos, el Demiurgo creador del Antiguo Testamento, duro y justiciero, y el Dios bueno y misericordioso, Dios Padre, que Jesucristo habra revelado y corresponde al Nuevo Testamento. Las consecuencias de este dualismo, al que san Po I hubo de enfrentarse, eran muy graves: la materia pasaba a ser considerada esencialmente mala, con independencia del uso que de ella se haga; instalado el sexo en la zona del mal, el matrimonio se convierte en un pecado exactamente igual al simple concubinato. En julio del 144, el papa Po presidi un snodo de presbteros excomulgando a Marcin, condenando severamente su doctrina. El martirio, que algunos textos muy tardos atribuyen a Po I, no ha sido comprobado. ]

Aniceto, san (155 - 166) Dos noticias muy concretas: proceda de Emesa (Siria) y, segn Eusebio, lleg a reinar once aos. Roma era ya, en esos tiempos, el centro que atraa desde todos los rincones de la cristiandad, y no slo a los grandes maestros de la ortodoxia, sino tambin a Marcin y a Valentn (130? - 160?), los predicadores del gnosticismo que daban la sensacin de que el triunfo de su causa dependa de lo que sucediera en la gran capital del Imperio. Era inevitable que se produjera cierta confusin, pues eran muchos quienes establecan una relacin de dependencia con el hecho mismo de la capitalidad. Poco despus de su eleccin, Aniceto recibi la visita de san Policarpo de Esmirna, octogenario, que solicitaba del papa una decisin respecto a la fecha en que cada ao deba conmemorarse la Pascua, esto es, la fecha correspondiente al 14 del mes lunar de Nisan. Roma no paraba mientes en la fiesta anual: cada domingo conmemoraba la Resurreccin del Seor. Por lo tanto, san Aniceto no opuso ningn obstculo a lo que le solicitaban. Policarpo celebr la misa en presencia del papa manifestando as la perfecta comunin entre ambos. Policarpo sum sus esfuerzos a los de otros grandes colaboradores de la Sede Apostlica empeados en la lucha contra el gnosticismo. Entre ellos hay que destacar a Hegesipo, autor de importantes obras, al ya mencionado Justino y, sobre todo, a Ireneo, discpulo de san Policarpo. Probablemente fue tambin Aniceto quien erigi la lauda sepulcral de San Pedro en el Vaticano, que se menciona ya como lugar de peregrinacin a principios del siglo iii y cuya existencia han confirmado las modernas excavaciones. No existe, en cambio, comprobacin de la noticia de que san Aniceto hubiera adoptado las primeras

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disposiciones acerca del traje clerical, prohibiendo a los presbteros el uso de melena larga. La tradicin no le cuenta tampoco entre los mrtires. Sotero, san (166 - 174) Originario de Campania, se han suscitado algunas dudas en torno a las fechas de su pontificado. En una fecha indeterminada escribi al obispo Dionisio de Corinto, acompaando su carta de regalos y recomendaciones; se han conservado nicamente fragmentos de la respuesta, sumamente afable, los cuales permiten establecer que se mantena una relacin de primaca entre Roma y Corinto y que, en tiempos de persecucin, eran ms frecuentes las condenas a trabajos forzados en las minas que las penas de muerte. Por otra parte, la respuesta de Dionisio de Corinto induce a los historiadores a pensar que la carta perdida de san Sotero contena reprensiones y advertencias contra cierta laxitud de costumbres. Bajo Sotero se establece la conmemoracin anual de la Resurreccin, pero fijndola no en el da 14 de Nisan con independencia de su colocacin dentro de la semana, sino en el domingo inmediatamente posterior a dicha fecha; una diferencia, en relacin con las Iglesias orientales, que dara lugar posteriormente a ciertas discusiones. Noticias ms tardas y no comprobadas atribuyen a san Sotero una carta contra el montanismo. Era ste un movimiento nacido en Frigia, que se denominaba a s mismo nueva profeca; el trmino montanismo se debe a que fue Montano su principal difusor (el cual pretenda que, por directa inspiracin del Espritu Santo, le era conocida, para fecha inmediata, la segunda venida de Jesucristo). Los montanistas exigan un rigor extremo en la vida, con fuertes ayunos, abstinencia de matrimonio y abandono de los negocios de este mundo. La visin extremada del montanismo perjudic grandemente a la Iglesia ante las autoridades del Imperio romano, que distinguan mal entre la secta y los cristianos. Eleuterio, san (174 - 189) Ultimo de los papas mencionados en la lista de san Ireneo que estuvo estrechamente vinculado a su persona. Griego procedente de Nicomedia (parece que la grafa correcta es Eleutherus), actu como dicono durante el pontificado de san Aniceto. Coincidiendo el de san Eleuterio con los gobiernos de Marco Aurelio (161-180) y Commodo (180-192), durante los cuales disminuyeron las persecuciones, pudo discurrir pacfico en cuanto a sus relaciones con el exterior. Lucio Septimio Megas, Abgar IX, rey de Edessa, situada en el norte de Mesopotamia, envi mensajeros a san Eleuterio solicitando ser bautizado e instruido en la fe, algo que conocemos por datos posteriores fidedignos. Las preocupaciones principales del pontificado llegaban ahora del interior: valentinianos, marcionitas y montaistas creaban fuertes movimientos de disensin que amenazaban la unidad y la estabilidad de la propia Iglesia. Hacia el ao 177 san Ireneo regres desde Lyon a Roma para plantear, en pleno reconocimiento de su primado, las dos cuestiones que aquejaban a su Iglesia: una fuerte per-

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sedicin local y la presencia de los montanistas. Parece que, al principio, el papa no quera dar demasiada importancia a estos ltimos, que se presentaban tan slo como excesivos rigoristas, pero al final tuvo que condenar su doctrina como contraria a una de las aserciones fundamentales del cristianismo: no son las cosas materiales en s buenas o malas, sino el uso que de ellas se haga. Vctor I, san (189 - 198) Nacido en frica, es el primer papa de quien consta la calidad de latino; en adelante se registrar un predominio de stos sobre los griegos. Las manifestaciones de superioridad de Roma sobre las dems Iglesias hasta entonces detectadas se limitaban a la primaca de honor y de consejo. San Vctor la invoca en un sentido disciplinar, aplicndola a la cuestin de la Pascua. Sotero haba aceptado establecer una solemne conmemoracin anual de la Pascua del Seor, pero insistiendo en sealar el domingo como da de la Resurreccin (dies Domin). Algunas Iglesias orientales seguan con la costumbre de celebrarla el 14 Nisan con independencia de cul fuera el da de la semana. Snodos celebrados en Roma y otros lugares fueron aceptando el nuevo cmputo romano, coherente con el Smbolo de Fe de que al tercer da resucit. Las Iglesias de Asia Menor se negaron a cambiar la costumbre y Vctor I declar que quedaban excluidas de la comunin con la Iglesia universal. No faltaron observaciones en contra, entre ellas de san Ireneo, que era el ms firme defensor del primado romano, pero el papa no cedi. Quedaba sentado el principio de que en materia de fe y costumbres a Roma corresponda la decisin. Idntica energa mostr frente al adopcionismo, que en torno al 190 un curtidor muy culto, Teodoto de Bizancio, haba comenzado a ensear. Consista esta doctrina en afirmar que, hasta el bautismo, Jess haba sido simplemente un hombre como los dems. El Espritu Santo haba descendido sobre l adoptndole como Hijo de Dios y retirndose luego en el momento de la Pasin. Vctor pronunci la excomunin contra Teodoto y sus seguidores y la hizo extensiva a toda la Iglesia. San Jernimo (350? - 420) atribuye tambin a este papa la redaccin de obras latinas de bastante calidad. La maduracin del cristianismo se revelaba en la elevacin del tono social de sus fieles: una concubina de Commodo, Marcia, fue cristiana y ayud al papa cuando ste gestion la libertad de mrtires condenados a las minas de sal en Cerdea; entre ellos haba el futuro papa Calixto. Ceferino, san (198 - 217) Versin negativa. Hijo de Abundio, Zephyrinus aparece, en medio de las tormentas doctrinales, como un hombre sencillo que se aferra a las verdades esenciales de la fe con absoluta claridad: no hay sino un solo Dios y de su divinidad participa Jesucristo, que naci, muri y resucit. Hiplito (160? - 235), que sera despus el primer antipapa conocido, le califica de dbil, irresoluto, de escaso talento y poco dotado para los negocios de la Iglesia, por lo que se

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dej seducir por Calixto, a quien presenta como un ambicioso, vido de poder, hombre corrompido. Pero este testimonio de Hiplito en su obra Philosophoumena, hallada en 1842, es considerado por los historiadores como un producto invlido del apasionamiento. Calixto, esclavo de Carcforo e hijo tambin de esclavo, posea un buen talento para los negocios: administraba los de su amo cuando stos sufrieron una quiebra, y fue condenado a las minas de sal de Cerdea, donde permaneci tres aos; fue, como sabemos, uno de los liberados por las gestiones de Marcia. Vctor I le haba encargado cierta tarea en Actium, que cumpli satisfactoriamente. Por eso Ceferino le rehabilit, encomendndole la direccin del bajo clero y la administracin del gran cementerio que era entonces la primera propiedad importante de la sede romana. Se trata de las catacumbas que hoy se conocen precisamente como de San Calixto, cerca de la Va Apia. Hiplito. La llegada de Septimio Severo (193-211) al poder haba puesto fin al tiempo de tregua. Pero ms que las persecuciones, de diverso matiz segn las regiones del Imperio, sufra la Iglesia por el debate interno, que no siempre se presentaba con suficiente claridad. Esto explica que Hiplito, que se consideraba a s mismo como un gran telogo, el nico capaz de confundir a los herejes, alcanzara tanta importancia: su ambicin era ser papa, pues nicamente la autoridad suprema sobre la Iglesia poda garantizar el triunfo de su doctrina. Ordenado presbtero, se integr en el elemento directivo de la comunidad romana, sin renunciar por ello a criticar speramente al obispo y a sus colaboradores. El gnosticismo, todava vigoroso, se haba separado creando una Iglesia propia: pero montanistas y adopcionistas aspiraban a permanecer dentro de la Iglesia romana universal haciendo que se aceptaran sus doctrinas. Aunque Tertuliano (160? - 220?) insiste en que Vctor I estaba dispuesto a aceptar el montanismo, del que le separaban influencias extraas Tertuliano era entonces un montanista, lo nico que parece claro es que el papa conden tanto a unos como a otros. Ahora bien, Roma practicaba desde antiguo la norma de que el hereje arrepentido, tras suficiente penitencia, poda y deba ser restituido a la Iglesia. Fue precisamente esta doctrina la que tanto Tertuliano como san Hiplito reprocharon a san Ceferino, como si se tratara de una peligrosa novedad. La excomunin contra Teodoto y su discpulo Asclepiodotus fue renovada, pero el obispo Natalias, arrepentido, volvi a la comunin. Segn Tertuliano, la persona que haba inducido a san Ceferino a la condena del montanismo era cierto maestro llamado Praxeas, que apareci en Roma hacia el 213. Junto con Noetus y Sabelio, Praxeas enseaba una doctrina que haca caso omiso de la distincin de personas en la Trinidad. Esta doctrina, que conduca a entender que el Padre tambin comparta la Pasin (patripasionismo o modalismo) con el Hijo, era hertica. Hiplito acus a Ceferino de no haber defendido frente a ella la ortodoxia, pero las dos afirmaciones que le atribuye (yo slo conozco a un solo Dios, Cristo Jess, y ninguno fuera de l, que naci y padeci y no fue el Padre quien padeci sino el Hijo) demuestran claramente que no hubo ninguna concesin al modalismo aunque

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faltasen las explicaciones amplias y matizadas que la teologa reclamaba. Orgenes, que enseaba en Roma por esos aos, demostr hacia la ms antigua Iglesia una veneracin que muestra cmo Roma era reconocida fuente de unidad. Calixto I, san (217 - 222) Las noticias ms detalladas de la vida de este papa, Callistus, proceden de Hiplito; es natural que se formulen dudas acerca de su exactitud. Parece seguro, sin embargo, que lleg a convertirse, como dicono, en el hombre de confianza de Ceferino, el ms influyente. No sorprende que en el momento de la muerte de ste fuera aclamado como su sucesor. Hiplito se neg a confirmar el nombramiento y se hizo elegir papa, a su vez, por un grupo de correligionarios. De este modo se produjo un cisma con resonancias doctrinales: los partidarios de Calixto reprochaban a aqul su rigorismo excesivo. El cisma haba de prolongarse durante los dos pontificados inmediatos siguientes. Calixto sera expresamente acusado por Hiplito de concesiones en la doctrina; no pueden confundirse con el modalismo, ya que ste fue expresamente condenado por el papa, que exigi la expresa afirmacin de que Padre, Hijo y Espritu Santo representan distinciones reales en la divinidad, siendo sta una y trina. De hecho, suceda que el papa estaba tratando de evitar los excesos en que incurran los del extremo contrario al reconocer distinta naturaleza en el Padre y el Hijo. Tambin reprochaba Hiplito a Calixto que hubiera otorgado perdn a un obispo culpable de graves pecados y arrepentido, o que admitiera el segundo y hasta el tercer matrimonio en caso de fallecimiento de uno de los cnyuges. Pero en ambos casos es forzoso reconocer que Calixto estaba en lnea con la que haba sido siempre la actitud de la Iglesia, e Hiplito no. Pues la Iglesia se define como hogar comn de santos y pecadores, siendo la penitencia el vehculo de conversin. Calixto estableci los tres ayunos correspondientes a los sbados anteriores a las grandes fiestas agrcolas: comienzo de la recoleccin de cereales, vendimia y recogida de la aceituna. La ley romana prohiba el matrimonio de pleno derecho (confarreatio) entre un ciudadano y una mujer o varn de clase inferior. Calixto record que, siendo sacramento, el matrimonio surta efecto en orden a la santificacin con independencia de la condicin social de los contrayentes, incluso en el caso extremo de un esclavo y un miembro del orden senatorial. sa fue una de las decisiones ms fuertemente criticadas por Hiplito. En ambos casos el perdn para cualquier clase de pecado con arrepentimiento, separacin entre el sacramento del matrimonio y las circunstancias jurdicas, el pontificado de Calixto I se seala como un progreso social considerable. El caso de san Hiplito, primer antipapa, es psicolgicamente importante. Nacido antes del ao 170, parece que lleg a Roma desde Oriente, siendo ordenado presbtero por el papa Vctor I. Inmediatamente plante la cuestin: debe un gran maestro, superior en conocimientos, griego de Alejandra, discpulo sobresaliente de san Ireneo, rendir su mente ante personas intelectual-

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mente mediocres como Ceferino, Calixto, Urbano o Ponciano? No estn llamados los telogos a ser los grandes directores de la Iglesia? Lo poco que de sus muchas obras se ha conservado revela que era un hombre polifactico, de amplio saber, aunque no tan profundo como su coetneo Orgenes (184253). La doctrina que reconoca legitimidad plena al antiguo concubinato romano, y la de otorgar perdn a todos los pecadores fructuosamente penitentes, le pareca un monstruoso error. Explic con claridad la doctrina del logos y cmo el Verbo es hipstasis o persona distinta del Padre, acusando a Ceferino y a Calixto de no defenderla; sus rivales denunciaban, en cambio, el peligro de poner demasiado nfasis en la tesis que poda llevar a un ditesmo, es decir, a la defensa de dos naturalezas. Probablemente ambos contendientes exageraban. El ao 217, cuando Calixto fue reconocido papa, Hiplito y sus seguidores se mantuvieron en minora apartada y en discordia. Su rigorismo les empuj a excluir definitivamente de la Iglesia a todos los pecadores, y a sostener que la validez de los sacramentos dependa del grado de pureza de los ministros encargados de impartirlos. Urbano I, san (222 - 230) El Lber Pontifcalis le presenta como un romano, hijo de Ponciano; aade despus algunos detalles que constituyen una evidente extrapolacin. Su pontificado se desarroll bajo el imperio de Alejandro Severo (222-235), coincidiendo por tanto con uno de los perodos de paz para la Iglesia. Hiplito se neg a reconocerle, pero carecemos de noticias acerca de las relaciones entre ambos. La noticia de que muri mrtir no es correcta, pues probablemente muri de causas naturales, siendo enterrado en las catacumbas de San Calixto, donde se ha descubierto una inscripcin griega con su nombre. Ponciano, san (21 julio 230 - 28 septiembre 235) Romano, hijo de cierto Calpurnio. Prcticamente lo ignoramos todo sobre su pontificado, pero tuvo que presidir el snodo en que se confirm la sentencia dictada contra Orgenes por Demetrio de Alejandra y su Iglesia. Orgenes fue expulsado del colegio de presbteros y excomulgado. Tambin sabemos que Hiplito continu su cisma. En marzo del 235 fue elevado al trono Maximino Tracio (235-238), el cual desat una nueva persecucin contra los cristianos. Una antigua tradicin pretende que Ponciano e Hiplito fueron simultneamente detenidos y enviados a Cerdea para trabajar en las minas de sal hasta su muerte; aqu comprendieron el dao que con sus divisiones estaban haciendo a la Iglesia y se reconciliaron, renunciando Ponciano a su dignidad a fin de facilitar la pervivencia de la comunidad (28 de septiembre del 235). El consejo que ambos mrtires dieron a sus seguidores fue el de manteneos fieles a la fe catlica y restaurad la unidad. Segn esta misma fuente, Hiplito y Ponciano no tardaron en fallecer, el segundo segn anota el Lber Pontificalis, afflictus et maceratus fustibus. El ao 236 o 237 sus cuerpos fueron rescata-

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dos por el papa Fabin y enterrados en San Calixto. En efecto, en 1909 se descubri en esta catacumba un fragmento con el nombre y ttulo de san Ponciano, en griego. Los investigadores formulan serias objeciones a esta tradicin, ya que entienden que el Hiplito que acompa a san Ponciano en su martirio pudo ser otro clrigo del mismo nombre. En 1551 fue descubierta en la va Tiburtina una estatua de mrmol que representa la figura de un filsofo con la lista de sus escritos, considerada como retrato de Hiplito. Es la que, por disposicin de Juan XXIII, se encuentra en uno de los vestbulos de la Biblioteca Vaticana desde 1959. La lista de obras suscita, sin embargo, fuertes dudas. Antero, san (21 noviembre 235 - 3 enero 236) Su nombre indica origen griego. Fue elegido para cubrir la vacante dejada por la abdicacin de Ponciano. El Lber Pontificalis le atribuye nicamente haber comenzado la recopilacin de las Actas de los mrtires, pero puede tratarse de una noticia errnea. Aunque algunas veces se le haya sealado como mrtir en el catlogo de Liberio, figura entre los que fallecieron de muerte natural. Sus restos mortales inauguraron la cripta preparada para los papas en la catacumba de San Calixto; se han encontrado abundantes fragmentos de inscripciones que corroboran esta noticia. Seis semanas indican un pontificado demasiado breve. Fabin, san (10 enero 236 - 20 enero 250) La leyenda. Se trataba de un laico que hubo de ser ordenado antes de comenzar su gobierno. Una leyenda, recogida por Eusebio, pretende que cuando la asamblea deliberaba acerca de la sucesin de san Antero, una paloma se pos sobre la cabeza de Fabin, que fue inmediatamente aclamado: le haba designado el Espritu Santo. Esta leyenda indica un estado de conciencia que ve en el papa una directa designacin por Dios. Fue el suyo un tiempo excepcional de paz y prosperidad para la Iglesia, pues Gordiano III y Felipe el rabe (244-249) se mostraron incluso favorables a la comunidad cristiana. Pero el espectculo que sta ofreca era de ruina: los efectos del cisma se sumaban a las desoladoras consecuencias de las herejas. Todo tena que ser reconstruido. Esenciales resultaban para la conciencia de la cristiandad esas memorias conocidas como actas de los mrtires, porque la sangre vertida era el mejor signo de identidad. Por esta misma causa se conceda mucha importancia a la conservacin y ampliacin de los cementerios, primeras propiedades que fueron reconocidas a la Iglesia. La noticia de que lograra rescatar los restos de Ponciano e Hiplito parece demostrar que exista ya una penetracin cristiana en la casa imperial, pues era imprescindible la autorizacin del emperador para la entrega de los difuntos en el exilio. Todos nuestros datos, aunque escasos, coinciden en destacar la importancia que la sede romana haba llegado a alcanzar. Una comunidad tan numerosa como la que en la antigua capital se congregaba, exigi su divisin en siete dis-

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tritos, al frente de cada uno de los cuales apareca un dicono, un subdicono y seis asistentes. Cuando los obispos Donato de Cartago y Privatus de Lambaesis fueron condenados por un snodo africano, la sentencia no se consider firme hasta ser refrendada por su homlogo romano. Tambin Orgenes apel al papa tras ser condenado en Alejandra, reconociendo de este modo la superioridad. Novaciano. Un gran nombre aparece en este tiempo que recuerda en muchos aspectos la figura de Hiplito: se trata de Novaciano. Tena alrededor de cincuenta aos cuando, llegado de Oriente con toda probabilidad, apareci en Roma; el origen frigio que se le atribuye carece de fundamento. Bautizado in extremis durante una grave enfermedad, esta circunstancia le incapacitaba para el presbiterado, pero san Fabin apreci en l tan excepcionales cualidades que le dispens del impedimento, ordenndole. Desde entonces se convirti en el principal de los presbteros romanos: se encargaba de responder a las cuestiones doctrinales y disciplinarias que llegaban de muy diversos puntos. El ao 250 Decio emprendi la primera de las persecuciones sistemticas: no buscaba tan slo castigar a los cristianos, sino destruir la Iglesia entera. San Fabin fue de los primeros detenidos y muertos. Durante diecisis meses la sede permaneci vacante, porque las excepcionales circunstancias impedan la eleccin. Novaciano, que ejerca un papel directivo, abrig la esperanza de ser reconocido como sucesor. Cornelio, san (marzo 251 - junio 253) Verdad y leyenda. Muchos de los que reunan condiciones para ser elegidos estaban en la crcel. Pero en la primavera del 251 la persecucin se detuvo. Novaciano, contra sus esperanzas, no fue papa; el clero y el pueblo prefirieron a Cornelio, que puede tener alguna relacin con la familia patricia de este nombre. La razn de la preferencia parece simple: el rigor sistemtico de la persecucin de Decio haba multiplicado el nmero de quienes ocultaban su condicin de cristianos o, incluso, ofrecan sacrificios a los dioses. Ahora queran volver a la Iglesia. Cornelio, a quien san Cipriano describe como amable y sin ambicin, se inclinaba al perdn y a la reconciliacin. Novaciano rechaz la eleccin y encontr a tres obispos dispuestos a consagrarle papa; la Iglesia se encontr nuevamente en cisma. Se ahondaron las diferencias en torno a esta cuestin: si los pecadores arrepentidos deben ser perdonados. Cornelio juzg imprescindible que su doctrina fuera admitida en toda la Iglesia, porque se encuentra en la raz del cristianismo. Por otra parte, Novaciano haba escrito un tratado Sobre la Trinidad que poda ser acusado de tendencias subordinacionistas, ya que afirmaba que la divinidad de Cristo estaba subordinada al Padre como la del Espritu Santo se encuentra subordinada al Hijo. En el otoo del ao 251 un snodo, al que asistieron ms de sesenta obispos, se reuni en Roma. Contaba con un precedente: san Cipriano, obispo de Cartago, al contemplar el problema de los llamados lapsi (los que cedieron ante la persecucin para salvar su vida), concluy que una verdadera y fructuosa pe-

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nitencia conduce al perdn de los pecados y que el rigor extremo de Novaciano no estaba de acuerdo con la tradicin cristiana. Dionisio de Alejandra se sum tambin a las conclusiones del snodo de Roma que haba excomulgado a Novaciano. Faltaba la cuarta de las grandes sedes, Antioqua, y Cornelio escribi al patriarca Fabin comunicndole los acuerdos: los fragmentos que Eusebio ha conservado de esta correspondencia son reveladores. Cornelio explica en ella cmo la sede romana haba alcanzado grandes dimensiones: aparte de los numerosos presbteros que, por delegacin suya, administraban los sacramentos, haba siete diconos, otros tantos subdiconos, 42 aclitos y 52 ministros ms entre lectores y ostiarios. Los lectores tenan gran importancia; se exigan especiales condiciones de instruccin y cultura. Papel de san Cipriano. El reconocimiento que san Cipriano de Cartago hizo de la primaca de Roma, es un dato de importancia; no se limitaba al honor, sino que se haca extensiva a la jurisdiccin. As, al denunciar la extensin del novacianismo a Arles, entiende que es el papa quien debe corregirlo destituyendo al obispo de aquella sede. La tesis que san Cipriano parece sostener es que de la silla de Pedro, que es la iglesia principal, procedi la unidad de los obispos. En esta unidad, que se forma sobre el vnculo de la caridad, reconoce sin la menor duda que Roma es el lugar de Pedro. En su tratado sobre la unidad de la Iglesia, el obispo de Cartago trae a colacin el pasaje de Mt. 16, 18, en el que Jess llama a Simn la Roca y concluye que la unidad se deriva de uno solo. Todos los apstoles, de quienes los obispos proceden, son iguales en su ministerio, pero nicamente a Pedro se confi la misin de salvaguardar la unidad. Este razonamiento lgico le llevaba a la conclusin radical: el que abandona la ctedra de Pedro cree estar an dentro de la Iglesia?; es compatible con la conciencia que Cipriano tuvo de atribuir dimensiones muy amplias a los poderes de cada obispo en su Iglesia local. Aunque slo se hayan conservado fragmentos de la carta a Fabin de Antioqua y de dos epstolas a Cipriano, es aceptable la noticia de que Cornelio escribi otras varias, de contenido doctrinal. Cuando el emperador Galo (325354) renov la persecucin en junio del 352, acusando a los cristianos de propagar la peste, Cornelio fue desterrado a Centumcellae (Civitavecchia), donde muri, al parecer un ao ms tarde. Su cuerpo fue llevado a Roma para ser depositado en la cripta Lucina de las catacumbas de San Calixto; por vez primera, su lauda sepulcral se redacta en latn y no en griego. No hay base histrica para otras leyendas, como la de su martirio. Siglos ms tarde se extendi por Inglaterra una leyenda que, en razn de su nombre, le converta en patrn del ganado, representndole con dos cuernos. Y en Blgica se le asign la curacin de los epilpticos a los que, en la Edad Media, se haca respirar el nauseabundo olor de cuerno quemado. Segn el historiador Scrates, Novaciano muri mrtir o confesor el ao 258 durante la persecucin de Valeriano (253 - 259/60). Una tumba hallada en 1932 en la va Tiburtina parece confirmar este dato; pero no hay seguridad absoluta de que se trate del famoso antipapa y no de otro mrtir de igual nombre. San

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Jernimo menciona nueve obras suyas, aunque advierte que escribi algunas ms. Ellas permiten una aproximacin a su doctrina, caracterizada por el rigorismo: rechazaba las prescripciones alimenticias judas, prohiba a los fieles la asistencia al teatro, circo y toda clase de espectculos, era muy riguroso en la fidelidad absoluta dentro del matrimonio, nico, y del que exclua a viudos o viudas, y exaltaba la defensa de la virginidad. Lucio, san (25 junio 253 - 5 marzo 254) Romano, por el lugar de su nacimiento, fue elegido en el momento en que la persecucin desatada por Treboniano Gallo (251-253) se desarrollaba con ms fuerza. Inmediatamente fue desterrado. Como el emperador muri asesinado a los pocos meses, pudo regresar a Roma: san Cipriano le escribi entonces una carta de congratulacin. Falleci al poco tiempo de muerte natural. No conocemos de su pontificado otra noticia salvo que comparta en relacin con los lapsi la misma actitud que san Cipriano: por esta causa Novaciano persisti en su oposicin. Se ha identificado parte de su epitafio en la catacumba de San Calixto, escrito en griego. Esteban I, san (12 mayo 254 - 2 agosto 257) Nacido en Roma, parece que tena alguna clase de relacin familiar con la gens lidia, de la que salieron los primeros emperadores. Es posible que esto explique la singular energa en su conducta, que no excluy algunos enfrentamientos serios con la otra gran figura de san Cipriano de Cartago. Dos obispos espaoles, Baslides de Astorga y Marcial de Mrida, se haban procurado durante la persecucin el libelo que les acreditaba como sacrificadores ante los dioses. Fueron depuestos por sus colegas. Uno de ellos viaj a Roma para explicar su caso, acogindose a la doctrina de la penitencia, y fueron rehabilitados. Las Iglesias de Espaa escribieron a Cipriano, el cual demostr a Esteban cmo haba sido sorprendido en su buena fe, pues la penitencia es vlida para reintegrarse a la Iglesia, pero no para conservar los obispados. Paralelamente se planteaba la cuestin del obispo Marcin de Arles que, inclinado al novacianismo, negaba la reconciliacin a los arrepentidos incluso en el momento de la muerte. Sus sufragneos de las Galias, decepcionados por la lentitud de Esteban, acudieron a san Cipriano. Los dos casos dieron oportunidad a una correspondencia en la que se advierte que, desde Cartago, se reconoca la plenitud de dominio de Roma, al menos sobre las Iglesias de las Galias y Espaa. Lo que desconocemos es el grado de autonoma que cartagineses y orientales reservaban para cada obispo en su sede; indudablemente se trataba de un espacio muy amplio. Surgi una cuestin todava ms delicada: la validez de un bautismo impartido por herejes. El ao 255 san Cipriano la trat en un snodo del que remiti despus las actas al pontfice: indirectamente se reprochaba a Roma que dijese que no era necesario rebautizar a los fieles que lo recibieran de un hereje, bastando la imposicin de manos para una reconciliacin. Cipriano deca: no basta

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la imposicin de manos o la confirmacin, pues ste es un sacramento de vivos, y estando los herejes espiritualmente muertos se necesitaba del segundo bautismo para su revivificacin. Ignoramos cul fue la respuesta concreta del papa, aunque no hay duda de que sostuvo su opinin con gran energa, afirmando nihil innovetur nisi quod traditum est. Esteban lleg a acusar a Cipriano de innovador; ste calificaba al papa de soberbio c impertinente. Por una carta que Firmiliano de Cesrea escribi a san Cipriano, sabemos que el papa se dirigi a las Iglesias orientales reclamando unidad en esta cuestin. As pues, el metropolitano de Cartago convoc un segundo snodo en el otoo del 256 al que asistieron bastantes obispos del norte de frica. Se haba llegado a un punto que presagiaba la ruptura, pues los asistentes al snodo afirmaron que ciertas cuestiones como la del bautismo de herejes eran competencia de cada Iglesia local en particular y no de Roma en nombre de todas. Esta vez Esteban se neg a recibir a la delegacin que le llevaba las actas del snodo e incluso se las ingeni para que les fuera negado el alojamiento. El fallecimiento del papa (257) y el de san Cipriano, mrtir glorioso (258), evitaron que la querella prosperase. Sixto II, san (31 agosto 257 - 6 agosto 258) Griego de origen, su pontificado, aunque breve, resulta importante. El bigrafo de san Cipriano le describe como bueno y pacfico sacerdote. No modific la doctrina sostenida por su antecesor, y en un breve fragmento conservado de su carta a Dionisio de Alejandra, se contiene la defensa de la validez del bautismo de herejes, siempre y cuando hubiera sido administrado en nombre de la Santsima Trinidad. Las relaciones con san Cipriano volvieron a ser amistosas, sin duda porque fue aceptada la postura de ste: que pudiera ser competencia de cada obispo, en su propia Iglesia, la solucin de los casos que se presentaran. En lo que las dos partes estaban absolutamente conformes era en que la legitimidad de cada sede vena de su fundador, que era siempre, directamente o por jerarqua de discpulos, un apstol: las enseanzas recibidas desde aqul constituan un deber de obediencia. El emperador Valeriano, que comenzara mostrndose tolerante con los cristianos, modific esta actitud a partir del ao 257: se dictaron disposiciones que hacan obligatoria la participacin en las ceremonias religiosas paganas y prohiban las reuniones en los cementerios. Esta ltima disposicin exigi una nueva ley, pues quebrantaba la salvaguardia que siempre el derecho romano haba otorgado a los cementerios. En pocos meses la persecucin se endureci: obispos, presbteros y diconos fueron condenados a muerte mientras los laicos eran enviados a terribles trabajos forzados. El 6 de agosto del 258 los soldados entraron en la catacumba de Pretextato y encontraron a Sixto sentado en su ctedra, oficiando rodeado por sus diconos. El papa y cuatro de stos fueron decapilados en el mismo lugar; los otros tres sufriran la misma suerte en los das siguientes. De este modo las autoridades imperiales creyeron haber arrancado de cuajo la Iglesia de Roma. De hecho, por la violencia de la persecucin sera

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imposible dar a Sixto un sucesor durante dos aos, hasta que llegaron las noticias de la prisin y muerte de Valeriano. Dionisio, san (22 julio 260 - 26 diciembre 268) Cuando la persecucin de Valeriano ces, y Galerio (293-311) otorg a los cristianos incluso la devolucin de sus propiedades y cementerios, el clero y el pueblo eligieron a este griego de origen, Dionisio, que haba servido fielmente a Esteban y a Sixto, habiendo influido al parecer en el apaciguamiento que caracteriza el segundo pontificado de ambos. Llegaba a la Sede Apostlica en un momento especialmente difcil, de desorganizacin a causa de la reciente persecucin. El Lber Pontificalis le atribuye la primera gran reorganizacin de la dicesis, colocando a presbteros en lugar de diconos al frente de los distritos parroquiales y creando obispados suburbicarios bajo su autoridad. San Basilio el Grande, que vivi un siglo ms tarde, transmite el recuerdo de la riqueza que haba logrado ya reunir la Iglesia romana: sta permita acudir en auxilio de otras, como la de Capadocia, que padecan necesidad, y organizar operaciones de rescate de cristianos cautivos. Llegaba a su fin la cuestin suscitada por el bautismo de herejes, aunque ser preciso esperar a san Agustn (354-430) para alcanzar una explicacin teolgica aceptada por todos. Parece seguro que con ayuda de su homnimo de Alejandra, Dionisio logr una convivencia. Pero, justo entonces, surgi una nueva cuestin: algunos clrigos alejandrinos acusaron a su obispo de ensear una separacin tan radical entre el Padre y el Hijo que casi reduca a ste al nivel de las criaturas, negndose a proclamar la unidad esencial de ambos. La cuestin doctrinal era de tanta importancia que el papa decidi plantearla en un snodo a celebrar en Roma. All se hizo, con la condena del sabelianismo y del subordinacionismo, una exposicin doctrinal acerca de la Trinidad: tres personas en una sola esencia. Inmediatamente el papa remiti a Dionisio de Alejandra el acta, acompaada de una carta escrita con admirable sentido de la caridad: expona cul era la doctrina sostenida por la sede de Pedro e invitaba a Dionisio a explicar su propio pensamiento. Parece que la respuesta del patriarca de Alejandra fue plenamente satisfactoria porque la querella ces. Otro snodo reunido en Antioqua depuso a Pablo de Samosata por considerar que sus enseanzas eran adopcionistas. El patriarca Mximo comunic esta decisin buscando del primado romano una confirmacin del acuerdo. Ignoramos si Dionisio lleg a conocer el documento a l dirigido puesto que muri en los ltimos das de diciembre del 268, de enfermedad. Se tena la impresin de que las horas amargas para la Iglesia haban pasado y que no estaba lejos de alcanzar una convivencia con el Imperio: esto ayuda a comprender el desconcierto que provoc la inesperada persecucin de Diocleciano. Flix I, san (3 enero 269 - diciembre 274) Romano, hijo de Constancio, es un papa del que se tienen pocas noticias a pesar de que corresponde a un tiempo en el que los conocimientos acerca de la

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historia de la Iglesia son ms abundantes. Consagrado el 5 de marzo a l correspondi responder a la carta en que Mximo, patriarca de Alejandra, daba cuenta del snodo contra Pablo de Samosata. Flix respondi satisfactoriamente y estableci la comunin con el sustituto de Pablo, Domno. Hizo ms: como el depuesto se negara a abandonar su sede, acudi al emperador Aureliano (270-275), el cual orden que la Iglesia antiocena fuera entregada a aquellos con quienes estn en comunin los obispos de Italia y en particular el de Roma. El papa estaba, pues, presentndose como interlocutor vlido ante la autoridad imperial y no dudaba en acudir en peticin de auxilio para restablecer el orden. Flix es uno de los papas cuyo enterramiento en San Calixto se ha comprobado. Eutiquio o Eutiquiano, san (4 junio 275 - 7 diciembre 283) Salvo la fecha de su eleccin y muerte, as como de su origen toscano y el nombre de su padre, Marino, nada puede decirse de este papa, el ltimo de los que fueron enterrados en el mausoleo de San Calixto. Remando Valeriano y luego Diocleciano (284-305) en sus comienzos, la Iglesia no padeca persecucin y se iba afirmando. Se ha supuesto que los documentos que habran podido dar cuenta de su gobierno fueron destruidos en la violencia del ao 304. Cayo, san (17 diciembre 283 - 22 abril 296) De nuevo, por las razones apuntadas, nos encontramos con un papa sin historia. El Lber Pontificalis hace a Caius o Gaius originario de Dalmacia y aun pariente de Diocleciano; una noticia imposible de comprobar o de rechazar. La Iglesia pareca haber encontrado finalmente una paz de hecho, aunque no de derecho. Los emperadores ilirios, al reordenar todas las creencias vigentes en el Imperio en una especie de sincretismo, tendan a reconocer la existencia legtima de posturas religiosas distintas, debidas a la variedad de tendencias y tradiciones humanas: en otras palabras la religin era el modo como cada pueblo o grupo se dirige a la divinidad. Las leyendas en las monedas hacen referencia a esta doctrina. En este caso, el cristianismo poda ser considerado como uno de estos modos y ser dejado en paz. Pero la Iglesia tena que rechazar el sincretismo: ella era la depositara de una verdad absoluta, revelada por el mismo Dios, que haca falsas las creencias, y la aceptacin del cristianismo obligaba a prescindir de todo lo dems. Dos leyendas aparecen asociadas al nombre de Cayo, la de santa Susana, a la que se describe como su sobrina y cuyo culto se localizara en las iglesias en que Cayo era titular, y la del martirio del soldado Sebastin a quien habra confortado. Ambas noticias parecen falsas. Fue enterrado en San Calixto, pero no en la cripta de los papas, por falta de espacio. Marcelino, san (39 junio 296 - 25 octubre 304) Se desconocen sus orgenes familiares. La nica noticia comprobada es la autorizacin que concedi a uno de sus diconos, Severo, para emprender re-

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formas de ampliacin en San Calixto, lo que prueba el crecimiento que haba experimentado en este tiempo la comunidad cristiana. Su pontificado coincide enteramente con el gobierno de Diocleciano y la Tetrarqua. El cristianismo estaba penetrando en la misma casa imperial, donde Prisca, esposa del emperador, y su hija Valeria, mostraban evidentes muestras de simpata hacia los cristianos. Uno de los csares, Constancio, haba estado unido en concubinato (matrimonio de rango inferior) con una cristiana, Elena (t 330), de la que naci el futuro emperador Constantino. Este crecimiento era considerado por algunos colaboradores del emperador como un gran peligro. Y le incitaron a librar una batalla que por fuerza habra de ser decisiva: si el Imperio no lograba someter a la Iglesia, sta impondra al Imperio sus condiciones de ser reconocida como la religin verdadera. Desde el ao 297 se publicaron decretos que excluan a los cristianos de la Administracin y del ejrcito. La Iglesia obedeci, esperando que pasara esta tormenta como las anteriores. Pero el 23 de febrero del 303 una ley vlida para todo el Imperio, aunque luego sera desigualmente aplicada, ordenaba recoger todos los libros, confiscar los cementerios y dems propiedades. Quienes acudieran ante los tribunales de justicia tendran que ofrecer incienso a los dioses. Los donatistas afirmaron posteriormente que san Marcelino y los tres presbteros que habran de sucederle, esto es, Marcelo, Milcades y Silvestre, haban entregado los libros. San Agustn consider la acusacin absolutamente falsa. Es difcil pronunciarse sobre la cuestin: se trataba de soportar una tormenta que, por dura que fuese, habra de pasar y por tanto ciertos gestos podan constituir la mejor defensa. En tiempos posteriores, sin embargo, el nombre de san Marcelino fue omitido en la lista de papas y Dmaso I prescindi de l en los panegricos ofrecidos a sus antecesores. El Lber Pontificalis, que dispuso de un acta de martirio de san Marcelino, dice que ofreci incienso a los dioses, pero que a los pocos das reconoci su error y fue entonces decapitado, junto con otros mrtires. Este relato, ampliamente difundido en el siglo vi, carece de comprobacin. En uno de los epigramas de san Dmaso se relaciona a Marcelino con quienes exigan penitencias muy serias para el perdn de los lapsi, que no se negaba. Muri Marcelino cuando la persecucin estaba en sus comienzos y no pudo ser inhumado en San Calixto, seguramente porque este cementerio estaba confiscado. Se llevaron sus restos a otro, de propiedad privada, el de Santa Pastilla, que perteneca a la poderosa familia de los Acilio Glabrio. Marcelo, san (noviembre/diciembre 308 - 16 enero 309) El Lber Pontfcals se muestra muy inseguro al ocuparse de este papa y, ante las graves imprecisiones cronolgicas que han surgido, algunos investigadores admiten una posible confusin entre Marcelo y Marcelino, siendo aqul una trasposicin del nombre de ste o, tambin, que Marcelo haya sido simplemente un presbtero colocado al frente de la sede vacante, pues s parece se-

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guro que, tras la muerte de Marcelino y debido a la dureza de la persecucin, la Sede Apostlica estuvo vacante al menos tres aos y medio. Las disposiciones de Diocleciano haban causado una tremenda confusin, de modo que cuando Majencio (306-312), tras afirmarse en el trono, se mostr ms condescendiente con los cristianos, eran numerossimos entre stos los que haban sacrificado a los dioses o adquirido en una especie de mercado negro certificados (libelli) que as lo acreditaban. Y todos ellos acudan ahora a la puerta de la Iglesia para ser admitidos a reconciliacin. Parece que san Marcelo fue acusado ante Majencio de usar demasiado rigor y que con ello causaba disturbios en la comunidad romana. El emperador habra decretado su destierro, en el que no tard en morir. Sus restos fueron llevados a Santa Priscilla. Esta reconstruccin de los hechos, bastante verosmil, tropieza sin embargo con inconvenientes cronolgicos. Parece seguro que Marcelo fue elegido un 27 de mayo, pero ignoramos si fue en el 309 o despus. Hay divergencias entre el Lber Pontificalis y otras fuentes. Por la misma razn tampoco estamos seguros de cul sea el ao de su muerte. Las noticias ms antiguas le atribuyen una reordenacin a fondo de la comunidad romana, dividida en veinticinco tituli con un presbtero al frente de cada uno de ellos. Eusebio, san (18 agosto 309 - 21 octubre 310) Las fechas arriba mencionadas proceden del Catlogo de Liberio redactado en el siglo v, pero son muy inciertas. De todas maneras, sabemos que su pontificado fue breve y que coincide con las secuelas de la persecucin. Las comunicaciones entre Roma y las dems Iglesias se haban visto extraordinariamente dificultadas por las medidas de las autoridades, la divisin del Imperio y el clima de guerra entre los sucesores de Diocleciano. La ciudad de Roma, que contaba con una de las ms numerosas comunidades cristianas, se hallaba tambin afectada por disensiones. Parece evidente que la mayor parte de los fieles haban buscado medios, a veces absolutamente ficticios, para eludir la persecucin, pero sin renunciar a seguir siendo cristianos. La penitencia a aplicar en cada uno de los casos era frecuente objeto de debate. San Eusebio, de acuerdo con la doctrina tradicional, defenda el derecho de todos a retornar, sin que por ello se rebajase el nivel de exigencia penitencial. Frente a l se alz un disidente, Heraclio, que como en otro tiempo Novaciano, reclamaba la exclusin definitiva de los lapsi. La querella entre ambos bandos alcanz extremos de dureza que permitieron a Majencio insistir en que los cristianos alteraban el orden: Eusebio y Heraclio fueron enviados al destierro en Sicilia, donde el papa no tard en morir. Melquades o Milcades, san (2 julio 311 - 10 enero 314) La paz de la Iglesia. A este romano o africano, aunque de ascendencia griega, iba a corresponder el gran momento. Pocos meses antes de su eleccin el emperador Galerio haba publicado una ley (30 de abril del 311) que reconoca por primera vez a los cristianos el derecho a profesar su religin a con-

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dicin de que no hagan nada contra el orden establecido. El Imperio se plegaba a las demandas de la Iglesia, que adquira personalidad jurdica; en consecuencia, las propiedades y cementerios confiscados durante la persecucin fueron devueltos y, por primera vez, un 13 de abril del 312 el papa pudo presidir la Pascua en Roma sin ningn temor. Pese a las fantasas literarias no hay noticia de ningn enfrentamiento entre san Melquades y Majencio en los meses que preceden a la victoria de Constantino (306-337) sobre el puente Milvio. Poco despus de esta batalla, en febrero del 313, Constantino y Licinio, ahora nicos emperadores, se reunieron en Miln y decidieron no slo confirmar el edicto de Galerio, sino aadir en favor de la Iglesia disposiciones que la hacan pasar de simple tolerancia a pleno reconocimiento social. Comenzaba lo que los historiadores llaman imperio cristiano. Durante algunas dcadas el cristianismo compartira su legitimidad con las antiguas religiones, a las que no reconoca como verdaderas, y con el judasmo, cuyo estatus de religio licita no haba sido alterado. Obviamente, Constantino esperaba del papa una colaboracin semejante a la de los altos magistrados del Imperio. Fue probablemente durante su primera estancia en Roma cuando hizo a Melquades un regalo que demuestra lo que apreciaba esta colaboracin: el palacio que la emperatriz Fausta tuviera en el Monte Celio, llamado Letrn, por haber sido en tiempos cuartel de los soldados laterani. En l se establecera durante siglos la residencia de los obispos de Roma: la sala de justicia o baslica, convertida al culto cristiano, dara el modelo para muchas edificaciones semejantes. Las leyes imperiales no reconocieron ninguna legitimidad a la gnosis, considerada como simple secta. Dotada ahora de capacidad para adquirir y administrar bienes, la Sede Apostlica se encontr en condiciones de aumentar extraordinariamente su riqueza, que le llegaba por donaciones, herencias y otros medios. Esta riqueza era esencial: el crecimiento de la comunidad cristiana obligaba a tomar sobre sus hombros fuertes obligaciones, en el sostenimiento del culto, la remuneracin de un clero cada vez ms numeroso y la atencin a viudas y necesitados. Donatismo. Dentro del esquema imperial, Constantino deseaba que el papa y los patriarcas convirtieran su primaca en un poder jurisdiccional ms completo para establecer disciplina. Estall en frica un conflicto en torno a la cuestin, tantas veces debatida, del perdn que deba otorgarse a los lapsi; aqu, los rigoristas declararon la ilegitimidad del obispo Ceciliano de Cartago, alegando que uno que intervino en su consagracin, Flix de Aptunga, haba sido un traditor. Procedieron a la eleccin de un antiobispo, Mayorino, que falleci pronto, al que sustituyeron por su propio lder, Donato. De l procede el nombre que se dio a esta faccin, donatismo. Exclua definitivamente de la Iglesia a quienes hubieran entregado (de ah el trmino traditor que equivale a nuestro traidor) libros o propiedades. La divisin de la comunidad cristiana estuvo acompaada de disturbios y perturbaciones del orden. Constantino pidi al papa Melquades que, asesorado por otros obispos de las Galias, decidiera acerca de esta cuestin.

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Pero Melquades convirti la reunin en un snodo al convocar tambin a quince obispos italianos: estuvieron presentes Ceciliano y Donato. Se trataba de resolver una profunda querella teolgica que fue fallada en el sentido que marcaba la tradicin romana: la validez del sacramento no depende de la conducta moral de quien lo imparte. En consecuencia, Ceciliano fue reconocido. Como Donato se empe en seguir defendiendo que los laicos cados en pecado deban ser bautizados de nuevo, y los sacerdotes reordenados, se pronunci contra l una sentencia de excomunin. Los donatistas, organizados como un movimiento de resistencia dentro de la Iglesia, acudieron de nuevo a Constantino, acusando a Melquades y a sus dos antecesores de haber sido traditores, por lo que la sentencia resultaba invlida. Constantino, preocupado por el mantenimiento del orden, pidi a Melquades que convocara un concilio de todas las Iglesias occidentales a fin de que quedara resuelta la cuestin y se pudieran dar rdenes a las autoridades provinciales. Pero el papa muri antes de que se inaugurara este concilio, previsto para el 1 de agosto del 314. Silvestre I, san (31 de enero 314 - 31 diciembre 335) Los concilios. Es difcil saber si el dato de que era romano, hijo de Rufino, que proporciona el Lber Pontiflcalis, es exacto; la figura de este papa se encuentra tan afectada por leyendas que a veces resulta imposible distinguir lo falso de lo verdadero. Sin embargo, esas mismas leyendas ayudan a comprender la conciencia que siempre ha habido sobre la importancia de este largo pontificado. Los donatistas trataron de crear en torno a su persona una imagen negativa y absolutamente falsa: el hecho de que se le titule oficialmente como muy glorioso indica sin duda que era considerado como un confesor resistente de la persecucin. Sus relaciones con el Imperio reflejan ya la ambigedad que comenzaba a producirse: es indudable que recibi de Constantino importantes regalos; pero es indudable tambin que el emperador, todava no bautizado, gustaba de ser llamado obispo del exterior, denotando el proyecto de colocar a la Iglesia como una de las instituciones directamente subordinadas a su poder. Por ejemplo, en el concilio convocado en Arles el ao 314 para resolver la cuestin donatista, no presidieron los delegados del papa, sino el obispo Chrestus de Siracusa, que llevaba el encargo del propio emperador. Silvestre justific (al ausencia con el escaso tiempo transcurrido desde su eleccin, y luego confirm los acuerdos tomados y los difundi por medio de una carta que explicaba con suficiente claridad la primaca de Roma, al menos sobre todas las Iglesias de Occidente. En el verano del 325, al ser convocado el Concilio de Nicea por el emperador, a fin de resolver la cuestin arriana, Silvestre fue simplemente invitado como cualquier otro obispo y sus legados no fueron colocados en la presidencia que ostent, en nombre del emperador, Osio de Crdoba. Hubo a posteriori una pequea enmienda, puesto que los legados firmaron las actas los primeros inmediatamente despus del presidente. Se perfilaba, mediante estos pequeos gestos, la poltica imperial: para Constantino los obispos

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eran ante todo funcionarios de alto rango que se ocupaban de un sector tan importante como el de la vida religiosa. Reconocida oficialmente la Iglesia, su clero recobraba la plena condicin legal de ciudadanos, con sus derechos y tambin con sus obligaciones. La Edad Media, que tuvo que sufrir las consecuencias de esta situacin, trat de engrandecer la figura de san Silvestre mediante leyendas. Es un hecho cierto que en la comunicacin de las actas de Arles y del Smbolo de Nicea, haba una afirmacin del primado romano. Lo es tambin que Constantino, sin incluir a Silvestre entre sus consejeros, consider la sede de Roma como la primera, haciendo abundantes donaciones, como los terrenos sobre los que a partir del 319 se edificara la baslica de San Pedro en el Vaticano, y los medios para sostener ; adecuadamente las otras Iglesias. Las dos grandes baslicas, la de San Juan en Letrn y la de San Pablo en la va Apia, unidas ahora a la nueva levantada so- bre el sepulcro de san Pedro, eran como las tres columnas para la edificacin de un nuevo poder espiritual. Todos estos bienes, junto con los que procedan de donaciones de particulares, se integraron en lo que comenzaba a llamarse Patrimonium Petri, que era todava un conjunto de propiedades privadas. En poco tiempo el papa llegara a convertirse en el ms acaudalado propietario de Roma y sus copiosas rentas le permitiran asumir funciones sociales y de beneficencia a medida que stas eran abandonadas por la autoridad imperial. La leyenda. Entre los siglos v y viii se forjaron las tres leyendas que encontramos reflejadas en muchas obras de arte: Primera, que fue san Silvestre quien convirti, bautiz y cur de la lepra a Constantino; en realidad, el emperador recibira el sacramento en su lecho de muerte y de manos de un obispo considerado favorable al arrianismo. Segunda, que en agradecimiento, Constantino otorg a Silvestre el uso de la diadema imperial, con la mitra, el pallium, la clmide y todos los signos externos correspondientes a la majestad, incluyendo el calceus mullas. Tercera y ms tarda, que, no contento con esto, Constantino, al confirmar el primado de Roma sobre todas las sedes patriarcales, le otorg el pleno dominio sobre la ciudad de Roma y todas las provincias, vicos y ciudades, tanto de Italia entera como de todas las regiones occidentales. La Falsa Donacin de Constantino, sobre la que volveremos, es una superchera forjada en torno al ao 778, pero su falsedad no fue descubierta hasta el siglo xv. Por haber fallecido el 31 de diciembre se dedica a su memoria la noche final de cada ao. Fue enterrado en el cementerio de Priscilla. Marcos, san (18 enero - 7 octubre 336) Hijo de Prisco y nacido en Roma, se quiere identificar con el personaje que aparece mencionado en la carta de Constantino a san Melquades encomendndole la solucin de la controversia en torno a Ccciliano; en este caso, hay que concluir que se trataba de un clrigo influyente. Coincide con el momento

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en que se inicia en Oriente la gran polmica en torno al Smbolo de Nicea y en que san Atanasio (295? - 373?), patriarca de Alejandra, es desterrado por el emperador a Trveris. No tenemos sin embargo noticia de ningn contacto entre l y el obispo de Roma, sin duda porque el pontificado de san Marcos es demasiado breve, o quiz porque aquella contienda en torno a la naturaleza de Cristo que sacuda a las Iglesias orientales tena poca repercusin en Occidente: aqu el Smbolo de Nicea se aceptaba sin ninguna duda. Un motivo distinto de distanciamiento entre los dos mbitos, latino y griego, estaba surgiendo. Constantino decidi construir una nueva capital que llevara su nombre, en la antigua Bizancio, no manchada por el martirio y la persecucin. De este modo se privaba a Roma de su rango, empujndola poco a poco a una posicin marginal. Los obispos de Constantinopla, empujados por el emperador, reclamaron el rango de patriarcas, aunque no podan invocar la fundacin apostlica. Esta disyuncin iba a permitir al papa cobrar una progresiva independencia: permanecan en Roma el Senado, de mbito cada vez ms local, y el prefecto referido exclusivamente a la ciudad y su entorno. En ella se albergaba una autoridad universal, la del sucesor de Pedro. Se atribuye a san Marcos la costumbre de enviar el pallium es decir, la banda orlada de cruces hecha con lana blanca como signo de primaca a otros obispos como signo de dignidad y de dependencia. El primero de todos fue entregado al obispo de Ostia que, en adelante, tendra la misin de oficiar en la consagracin de los papas. San Marcos levant dos iglesias en Roma, una a su propio nombre, que pronto fue asignada al evangelista san Marcos, y otra a santa Balbina, en la actual va Ardeatina. La primera de ambas ha quedado subsumida en el actual palacio de Venecia, antigua sede de la embajada de la Serensima. Se inici entonces la redaccin de las listas de defuncin de obispos y de mrtires. Roma estaba cobrando conciencia de su propio pasado cristiano. Julio I, san (6 febrero 337 - 12 abril 352) Ignoramos la causa del interregno de cuatro meses que se produjo antes de la eleccin de este romano, lleno de energa, cuyo pontificado se inicia coincidiendo con la muerte de Constantino. En sus ltimos aos, impulsado por su consejero, Eusebio de Nicomedia (280-341), el emperador se haba inclinado en favor de un arrianismo moderado, ms acorde con la filosofa helenstica. Los obispos despojados de sus sedes, Atanasio de Alejandra y Marcelo de Ancira, acudieron entonces a Julio en demanda de ayuda. Tambin lo hizo, desde el bando opuesto, Eusebio de Nicomedia. Haba en estas apelaciones un reconocimiento de la singularidad de la Sede Apostlica. Julio I es el que usa ya ttulo de papa. Invocando su condicin de cabeza, apoy a Atanasio y recibi a Marcelo en su comunin, una vez que ste hubo suscrito la frmula de fe que se empleaba en Roma y que coincida plenamente con el Smbolo de Nicea. Julio respondi a Eusebio con reproches por haber tomado medidas contra san Atanasio, ignorando la estrecha comunin existente desde antiguo entre Roma y Alejandra.

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Cuando un snodo celebrado en Antioqua en el verano del 341, aprob un Smbolo en que omita la frase consustancial al Padre, Julio, que el mismo ao presidi un snodo en Letrn confirmando sus posiciones, propuso a los emperadores Constante y Constantino II la celebracin de un concilio ecumnico en Sardes, bajo la presidencia de sus legados. Cuando stos reclamaron la presencia de san Atanasio y de Marcelo de Ancira, muchos eusebianos presentes abandonaron la asamblea. El concilio continu sus trabajos. No slo se produjo la rehabilitacin de los dos depuestos, sino que se aprobaron cnones que establecan con claridad la superioridad del papa; en adelante, se dijo, cualquier obispo depuesto podra apelar a Roma. Dos grandes enemigos de Atanasio, Ursacio y Valiente, se dirigieron entonces al papa solicitando una reconciliacin y fueron aceptados. Una tradicin que recoge el Lber Ponficalis atribuye a Julio, adems de la fundacin de las iglesias de Santa Mara in Trastvere y de los Santos Apstoles, el establecimiento de una cancillera que imitaba la de los emperadores. Roma iniciaba, de este modo, la ereccin de una burocracia: el principal de los funcionarios, en esta primera etapa, llevaba ttulo de primicerias notariorum. La utilizacin del papiro como materia escritoria es, probablemente, la causa de que no se haya conservado documentacin. En relacin con estos cambios se encuentra el canon establecido ya entonces que prohiba a los clrigos acudir con sus causas ante tribunales civiles.y

Liberio (17 mayo 352 - 24 septiembre 366) Las disputas teolgicas. La querella cristolgica, ahora que los emperadores eran oficialmente cristianos, llegaba a su punto culminante: se trataba de acomodar el pensamiento helenstico, todava muy vivo (Juliano 361-363, sucesor de Constante II 337-350, recurrira a l en su proyecto para prescindir del cristianismo en la reconstruccin del Imperio), a la fe cristiana. Constancio II, convertido en emperador nico, estaba absolutamente decidido a luchar en esta lnea, favoreciendo un arrianismo mitigado, por razones polticas: evitar la tremenda disociacin que el cristianismo reclamaba, Liberio, nacido en Roma, se mostr defensor absoluto del Smbolo de Nicea, que garantizaba una fe en la divinidad de Jesucristo (pmousios = consustancial al Padre), pero buscaba tambin vas de entendimiento entre las Iglesias. Pidi al emperador Constancio, como solucin, la convocatoria de un concilio que decidiese, como ya sucediera en Nicea. Los consejeros de Constancio se mostraban vehementes enemigos de san Atanasio, en quien vean el principal protagonista de la radical oposicin. Los obispos occidentales se mostraron cada vez ms partidarios de san Atanasio; algunos de ellos escribieron al papa pidiendo que se opusiera a su deposicin. Constancio II acept la propuesta de convocatoria de un concilio, sealando la ciudad de Arles y el ao 353; le influan poderosamente Ursacio y Valiente, que no haban renunciado a su posicin antiniceana. La asamblea no se ocup de aclarar la doctrina, sino de juzgar a Atanasio. Las presiones fueron

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tan fuertes que incluso los legados pontificios acabaron admitiendo la sentencia condenatoria. Liberio protest, desautorizando a sus legados y reclamando una nueva convocatoria del concilio, esta vez en Miln (octubre 355). Se haba producido entre los arranos una divisin: mientras que los radicales afirmaban que Cristo era anomoios (= desemejante al Padre), un sector mayoritario se mostraba dispuesto a admitir una cierta omoia (= semejanza), aunque no extensiva a la esencia divina. Nuevamente en Miln triunf la maniobra de centrar los debates en torno a la persona de Atanasio y no en la doctrina. Quienes se negaron a ratificar la sentencia, fueron desterrados. Tropas imperiales ocuparon Alejandra para capturar al terco patriarca, que pudo huir al desierto. Liberio fue conducido a Miln y, cuando se neg a capitular, se le aplic la pena reservada a los funcionarios desobedientes: el confinamiento en Beroea (Tracia). Cuando un funcionario imperial, culpable de desobediencia, era desterrado, perda automticamente su oficio. As se hizo con Liberio: los partidarios del emperador procedieron a elegir un nuevo papa, Flix, el cual tard bastante tiempo en aceptar, consciente de la impopularidad que despertaba su persona. El emperador se encontraba ante un nuevo problema: la consagracin de Flix por tres obispos arranos provoc un verdadero levantamiento en Roma: sus calles eran campo de una guerra civil. Constancio pens que era conveniente propiciar el regreso de Liberio, hacindole aceptar una frmula, lo cual al parecer consigui a principios del ao 357. As surge la cuestin del papa Liberio, que sera esgrimida incluso en el Concilio Vaticano I como un argumento contra la infalibilidad pontificia. La pregunta es: capitul el papa sometindose a una doctrina no ortodoxa? Sozomenos dio ya una explicacin que dejaba a salvo la integridad del papa, aunque autores como san Anastasio, san Jernimo o Filostorgia, hablan de una verdadera capitulacin. La cuestin de Liberio. G. Moro (La cuestin del papa Liberio, Revista Eclesistica, 1936) entiende que para comprender lo sucedido es necesaria una referencia a los debates internos de los arrianfilos. stos, reunidos en Ancira (Ankara) el ao 358 haban hallado una frmula que permita decir de Cristo que era omoiousios (= semejante en esencia al Padre), la cual, traducida al latn, pareca compatible con la ortodoxa. Esta frmula, conocida como la tercera de Sirmium, fue la presentada al papa precisamente en esta ciudad (la actual Mitrovica) y pudo ser aceptada por ste. Quedaban matices muy fundamentales, pero haba una posibilidad de entendimiento, algo que el propio Liberio buscaba. Los arranos la rechazaron. Constancio II autoriz el retorno de Liberio a Roma, aunque imponiendo la condicin de que Flix conservara su condicin de obispo, establecindose una especie de diarqua. El papa fue recibido con grandes aclamaciones (un Dios, un Cristo, un obispo) y Flix tuvo que huir de la ciudad. Parece que las autoridades imperiales arbitraron entonces un procedimiento para que el fugitivo siguiera ejerciendo funciones episcopales hasta su muerte (22 de noviembre del 365) en algunas de las villas suburbicarias de Roma.

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La debilitacin del prestigio y de la influencia de Liberio fue la consecuencia de tan desdichados sucesos. Cuando el ao 359 se reuni un concilio en Rmini, suprema esperanza del emperador para imponer tambin en Occidente sus puntos de vista, el papa ni siquiera fue invitado. Bajo la direccin de Constancio y de su equipo, la templada tercera frmula de Sirmium pareca triunfar, revelando adems que la semejanza se inclinaba ms del lado de la distincin entre las esencias del Padre y del Hijo que del de la identidad. En este momento falleci Constancio II (3 de noviembre del 361) y su sucesor, Juliano, al rechazar a la Iglesia ser llamado apstata la dej al mismo tiempo en libertad para resolver sus querellas. Liberio recobr la direccin y su energa. Restableci la comunin con Atanasio, que pudo regresar a Alejandra. En esta ciudad se reuni un snodo que, reclamando el Smbolo de Nicca, acord sin embargo medidas conciliatorias para que los disidentes pudieran retornar sin traumas a la unidad. Liberio oper de la misma manera: invit a la comunin a todos los presentes en Rmini con la nica salvedad de que deban aceptar el Smbolo de Nicea. Desde el 366 dicho Smbolo iba a convertirse en signo de identidad para la Iglesia universal. Aunque la memoria posterior le haya sido desfavorable, hasta el punto de omitirse su nombre en la lista de santos, es evidente que su pontificado se cerr con un gran servicio a la unidad de la Iglesia y que su transitoria debilidad dialogante fue eficaz a la hora de evitar una ruptura entre Oriente y Occidente. Construy en el Esquilmo una baslica sobre la cual se alzara, un siglo ms tarde, Santa Mara la Mayor. Tambin en su tiempo comenz a redactarse el llamado Catlogo Liberiano, que proporciona una cronologa de emperadores, papas, mrtires y confesores. El archidicono Flix figura, a veces, como el segundo de este nombre en la serie de papas, lo que parece indicar que su ilegitimidad fue tenida al menos como dudosa. Constancio pretenda que se aceptara una frmula, dualidad, extraa a la esencia de la sede de Pedro; lo que verdaderamente consigui fue una divisin. Es evidente que la legitimidad corresponde nicamente a Liberio. Curiosamente, la leyenda se apoder de los dos personajes y, olvidando que Flix haba sido consagrado por tres obispos semiarrianos, invirti los trminos como si Liberio fuera el claudicante, y Flix, confundido con otros mrtires del mismo nombre, recibi un verdadero culto, como si hubiera entregado su vida en defensa de la fe niceana. Dmaso I, san (1 octubre 366 - 11 diciembre 384) Un papa espaol. Naci en Roma de padres espaoles, y fue educado en el servicio de la Iglesia. Su padre recibi el presbiterado despus de haber contrado matrimonio. Sabemos que su madre se llamaba Lorenza y su hermana Irene. Dicono al servicio de Liberio, al que acompaaba en Miln, estuvo tambin al servicio de Flix para retornar al del papa cuando ste regres. A la muerte de Liberio (24 septiembre 366) estallaron revueltas en Roma, pues los partidarios del difunto, en minora, eligieron y consagraron al dicono Ursino,

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mientras que la mayora, a la que se incorporaban los partidarios de Flix II, aclamaban a Dmaso. Durante el mes de octubre vivi Roma un clima de guerra civil, con numerosos muertos; finalmente Dmaso y los suyos, dueos de Letrn y de Santa Mara la Mayor, consiguieron expulsar a Ursino. El apoyo de la corte imperial permitira a san Dmaso afirmarse en el poder, aunque los ursinistas difundieron entre los obispos italianos muchos informes y noticias desfavorables; el ao 371 un judeoconverso, Isaac, llegara a presentar una acusacin criminal ante los tribunales del Imperio, pero intervino el emperador y Dmaso fue absuelto. Este proceso sirvi para que la Iglesia adoptara importantes cnones en materia de justicia: a partir del 378 Roma es considerada por todas las Iglesias occidentales como tribunal de apelacin o de primera instancia, segn los casos, mientras que los tribunales episcopales tendran jurisdiccin en todas las materias relativas a la fe y las costumbres, quedando a las autoridades del Imperio nicamente la ejecucin de las sentencias que por aqullos fuesen dictadas. Esas dificultades iniciales no impiden que el pontificado de san Dmaso sea importante y fecundo. De las construcciones, destinadas a hacer de Roma una ciudad cristiana, es buena muestra el trazado actual de San Pablo Extramuros. Buscaba deliberadamente levantar el nivel cultural de la Iglesia. Inspir la legislacin de Valentiniano I (364-375), Graciano (375-383)y, sobre todo, Teodosio (379-385). Contribuy a un acercamiento entre la vida cristiana y la sociedad romana, mostrando con sus maneras aristocrticas que no haba ninguna incompatibilidad entre ellas. De este modo haca aparecer las corrientes herticas como el arrianismo, el apolinarismo (que atribua al Espritu Santo el papel de alma humana de Jesucristo), el sabelianismo dualista o el macedonianismo (que rechazaba la naturaleza divina del Espritu Santo) como amenazas contra el orden social. La ortodoxia era el verdadero trmino de llegada del rico pensamiento helenstico y as combati todo rigorismo, como el de los discpulos de Lucifer de Caglari, y propugn frente al priscilianismo una actitud ms moderada que la de sus jueces. En suma, el cristianismo tena que convertirse en el nuevo elemento integrador de la sociedad y por ello no vea inconveniente en acudir a las autoridades imperiales cuando se trataba de corregir desviaciones. La bsqueda de la unidad. Esa unidad integradora, en opinin de Dmaso, estaba ntimamente vinculada al reconocimiento del primado de Roma y no por razones polticas, sino porque