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UNIVERSIDAD DE TARAPACÁFACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES

DEpArTAMENTo DE CIENCIAS HISTÓrICAS Y GEoGráFICASArICA-CHILE

REVISTA DIÁLOGO ANDINO

representante LegalSr. SErGIo pULIDo roCCATAGLIATA

rector Universidad de Tarapacá

Editor revistaSr. ALFoNSo DÍAZ AGUAD

CoMITÉ EDITorMiembros Universidad de Tarapacá

Sr. ángel Henríquez Aguilera (Ingeniero Comercial)Sr. Alejandro Tapia Tosetti (Geógrafo)

Sr. Leonardo Figueroa Tagle (Laboratorista Químico)Sr. Carlos Villarroel González (Ingeniero Electrónico)

Sr. Waldo ríos Bordones (profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica)

Miembros externosSr. Juan Carlos Cóndor Ames (Universidad Nacional del Centro de perú)

Sr. Mario rivera Díaz (Universidad de California, Los ángeles)Sr. Mario orellana rodríguez (Universidad de Chile)

Sr. Tom Zuidema (USA)Sr. Luis Millones Santa Gadea (perú)

Sr. osvaldo Silva Galdames (Universidad de Chile)Sr. Sergio Villalobos r. (Universidad de Chile)

TrADUCCIÓNSr. Emilio Verdugo González

SECrETArIASra. Mercedes Saravia Saravia

Lugar de Edición:Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas, Arica, Chile

Entidad Editora:Universidad de Tarapacá

Impreso en diciembre de 2006

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 2006�

REVISTA DIÁLOGO ANDINO

Diálogo Andino es una publicación periódica especializada, fruto de la labor editorial del Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas de la Universidad de Tarapacá. Desde el año de su primera edición, 1982, se consagró a la temática etnohistórica y geocultural del área Centro Sur Andina, divulgando estudios realizados por académicos de este Departamento, así como de investigadores nacionales y extranjeros. El año 2003, esta revista se ha ampliado a temas de carácter regional, inéditos, fundamentalmente de la Zona Norte de Chile, en áreas temáticas como la Historia Local, el Medio Ambiente y riesgos Naturales. Esta publicación está dirigida particularmente a los especialistas que estudian y trabajan en la temática del Centro Sur Andina, pero cualquier persona interesada en esta temática, que no sea especialista, puede también acceder a estos conocimientos.

Los manuscritos son evaluados por el Comité Editor y posteriormente por Consultores externos ajenos al Comité Editorial. Las fechas de recepción y aprobación se indican en la primera página impresa de los ma-nuscritos publicados. Los autores, al preparar sus manuscritos, deben regirse a las normas editoriales de la revista Diálogo Andino.

Su distribución se realiza a través de la oficina de publicaciones de la Universidad de Tarapacá, y median-te canje con universidades e instituciones de investigación del continente americano y Europa, que editan publicaciones de disciplinas similares. Desde el mes de mayo del año 2002, Diálogo Andino está indexado en Hispanic American Periodicals Index (HAPI), Current Periodicals de la royal Geographical Society, y PERIOMIP Index (PERIOdiques MIdi-Pyrénées) y además, a partir del 2006, en LATINDEX (Sistema regional de información en línea para revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y portugal). Dialnet de la Universidad de La rioja, España.

Diálogo Andino is a specialized periodical, product of the editorial work of the Department of Historic and Geographic Sciences at Universidad de Tarapacá. Since its first edition in 1982, this periodical has devoted itself to ethno-historical and geo-cultural themes of the Central South Andean area, divulging studies carried out, not only by professors of the Department of Historic and Geographic Sciences, School of Education and Humanities at Universidad de Tarapacá, but also national and foreign researchers. Since 2003, this periodical has extended into themes of a regional character, fundamentally, the North of Chile, in thematic areas such as Environment and Natural Risks. This publication is essentially directed to those specialists who study and work on themes related to the Andean Central-South area. However, any person who is interested in these themes, can also access to these knowledges.

The manuscripts are evaluated by an Editorial Committee and then by External Consultants. Reception and approval dates are stated on the first printed page of the published manuscript. The authors –while pre-paring their manuscripts– have to follow the editorial norms of the Diálogo Andino magazine.

Its distribution is carried out through the Universidad de Tarapacá Publications Office, and also through exchange with universities and American and European research institutions which edit publications of similar disciplines. Since May 2002, Diálogo Andino has been indexed in the Hispanic American Periodicals Index (HAPI), the Current Periodicals of the Royal Geographical Society, and the PERIOMIP Index (PERIOdique Midi-Pyrénées). Since 2006, it has also been indexed in LATINDEX (Regional System of On-Line Information for Scientific Magazines of Latin America, the Caribbean, Spain, and Portugal). Dialnet de la Universidad de La Rioja, España.

revista Diálogo AndinoDepartamento de Ciencias Históricas y Geográficas Universidad de Tarapacá18 de septiembre Nº [email protected]/revistas/andino

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�Arica y la guerra civil de 1891: Comportamiento regional… / Elías Pizarro Pizarro

SUMARIO

presentaciónDr. Alfonso Díaz Aguad 7

La historia regional en perspectivas historiográficas.problemas temáticos y metodológicos Dr. Eduardo Cavieres Figueroa 9

oligarquías multiétnicas en el cercado andino. Siglos XVIII-XXDra. Teresa Cañedo-Argüelles 19

Una aproximación al conocimiento del “currículum oculto” en laEducación IndoamericanaMg. Emilio Fernández Canque 31

Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento regional de un conflicto Lic. Elías Pizarro Pizarro �1

representaciones iconográficas de los “orejones” en los textiles dela cultura Arica (1000-1�70)Mg. Macarena Ruiz Balart �3

Arica y Tacna: Ciudadanía en tiempos de conflicto (1880-1929)Lic. Marbet Barrios Arenas 63

Normas de publicación 81

Instrucciones a los autores 83

DIáLoGo ANDINo Nº 28, 2006Departamento de Ciencias Históricas y GeográficasFacultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá, Arica-Chile. ISSN 0716-2278

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7Arica y la guerra civil de 1891: Comportamiento regional… / Elías Pizarro Pizarro

PRESENTACIÓN

El Comité Editor de la Revista Diálogo Andino se complace en presentar el volumen N° 28, correspondiente a diciembre de 2006, en el que se encuentran seis interesantes trabajos de destacados investigadores e investigadoras de Universidades Chilenas y Extranjeras, los que se enmarcan principalmente dentro del ámbito de la Historia Local y Antropología del extremo norte de Chile y sur del Perú, en una secuencia temporal que se centra en períodos prehispánicos, coloniales y republicanos.

El Dr. Eduardo Cavieres Figueroa, Académico del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, nos presenta un interesante artículo referido al análisis de las principales pro-blemáticas de la Historia aplicadas al estudio de la historia regional, y cómo ésta puede servir para revitalizar el estudio de la historia, si antes se precisan y solucionan una serie de problemas temáticos y metodológicos que el estudio de este ámbito de la historia contiene. Oligarquías Multiétnicas en el Cercado Andino Siglos XVIII-XX es el trabajo que nos entrega la Dra. Teresa Cañedo-Argüelles Fábrega de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid-España), donde se estudia el proceso multisecular en la formación de las oligarquías rurales multiétnicas de Moquegua a través de dos factores; el cacicazgo y la propiedad de la tierra, centrándose en la etapa virreinal y en los comienzos de la República, tomando como marco de análisis cuatro antiguas doctrinas de las provincias: Torata, Omate, Puquina e Ichuña. El Académico del Departamento de Educación, Mg. Emilio Fernández Canque nos da a conocer un tra-bajo en uno de los ámbitos en que se ha especializado, el estudio del currículum oculto en la educación indoamericana, analizando lo acontecido en educación en esta parte del mundo durante los años 1850 a 1930 que lleva a destacar los aportes de los primeros educadores latinoamericanos, quienes hicieron un valioso e inédito aporte hacia el desarrollo de nuestras formas culturales y nuestras primeras mani-festaciones de un desarrollo con identidad. Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento Regional de un Conflicto, es el trabajo que nos presenta el Académico del Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas, Lic. Elías Pizarro Pizarro; este artículo busca informar y contribuir con antecedentes regionales que nos permitan conocer el compor-tamiento de la Guerra Civil de 1891 en lo que corresponde a la zona de Arica, la cual presentaba a la vez rasgos particulares por ser un territorio que desde hace muy poco tiempo (1880) estaba incorporado a la administración chilena como consecuencia de la Guerra del Pacífico.

La investigadora Mg. Macarena Ruiz Balart nos entrega los resultados de una investigación en la que realiza una aproximación hacia el significado del “motivo antropomorfo de orejas exageradas”, presente en chuspas, inkuñas y bolsas fajas de la cultura Arica, a través de su lenguaje plástico, hallazgos arqueo-lógicos y analogías etnohistóricas, complementándolo con imágenes y figuras presentes en la región.

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Arica y Tacna: Ciudadanía en tiempos de conflicto (1880-1929) es el trabajo que nos presenta la inves-tigadora Mg. Marbet Barrios Arenas en donde se analiza el papel del Estado Chileno en los territorios recién conquistados, entregándose a la tarea colosal de formar ciudadanos en tiempos de conflicto, más bien a una población conformada principalmente por peruanos, labor que se llevará a cabo a través de tres ejes temáticos como lo son la educación, el rol sacerdotal y lo militar, donde de esta forma se irá construyendo al ciudadano chileno, dejando atrás un inicial limbo ciudadano, en el cual se encontraban los habitantes de aquellas zonas ocupadas.

Dr. ALFONSO DÍAZ AGUADDirectorRevista Diálogo AndinoArica, diciembre de 2006

Arica, diciembre de 2006

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9La historia regional en perspectivas historiográficas… / Eduardo Cavieres Figueroa

* Las ideas centrales de este artículo fueron presentadas como Conferencia de clausura del II Congreso latinoamericano de Historia regional. Luis álvarez M., Facultad de Educación y Humanidades, Universidad de Tarapacá, Arica, noviembre del 2006.

recibido el 1� de octubre de 2006Aprobado el 2� de Noviembre de 2006

DIáLoGo ANDINo Nº 28, 2006Departamento de Ciencias Históricas y GeográficasFacultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá, Arica-Chile. páginas 9-18 ISSN 0716-2278

LA HISTORIA REGIONAL EN PERSPECTIVAS HISTORIOGRÁFICAS. PROBLEMAS TEMÁTICOS

Y METODOLÓGICOS

REGIONAL HISTORy IN HISTORIOGRAPHIC PERSPECTIVES: THEMATIC AND METHODOLOGICAL PROBLEMS

por:

Dr. EDUArDo CAVIErES FIGUEroA*Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Licenciado en Historia

Magíster en Historia. Doctor en Historia Instituto de Historia

Facultad de Filosofía y Educación Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Paseo Valle Nº 396, Viña del Mar, Chile E-mail: [email protected]

RESUMEN

Se analizan las principales problemáticas de la historia aplicadas al estudio de la historia regional, y cómo ésta puede servir para revitalizar el estudio de la historia, si antes se precisan y solucionan una serie de problemas temáticos y metodológicos que el estudio de este ámbito de la historia contiene. Palabras clave: Historia regional, problemas metodológicos.

ABSTRACT

The present work analyzes the main historical problems applied to the study of regional history and how it can be used to revitalize the study of history if a series of methodological and thematic problems are previously solved. Key words: Regional history, methodologic problems.

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INTRODUCCIÓN

problema básico para cualquier tipo de historia, por ejemplo, para la historia regional, es el cómo insertamos el trabajo de investigación en cuestio-namientos mayores relativos al cómo se piensa y al cómo se desarrolla el trabajo historiográfico. Quizás, el punto de inicio para dilucidar este tipo de situación tiene que ver con algo básico, pero que continuamente se olvida, y que se refiere simplemente a lo que llamamos la construcción de la historia, más precisamente, la construcción del conocimiento histórico. Cuando hablamos de ello, no sólo hablamos de cómo vamos construyendo dicho conocimiento, sino que, igualmente, tenemos que pensar en el cómo, en la realidad concreta, la propia historia se va haciendo, se va realizando. Nos referimos, por tanto, a una doble situación: por una parte, al cómo se va estructurando la historia propiamente tal; por otra, al cómo vamos escribiéndola. Además, en una especie de síntesis, a qué es lo que pensamos cuando hablamos de relato histórico.

LA CONSTRUCCIóN DE LA HISTORIA

Esto de la construcción de la historia es, a la vez, tan simple como tan complejo como el pensar no sólo en términos del conocimiento, sino tam-bién en el cómo se van dando las cosas. Es como dialogar sobre el viejo tema de que la historia se va haciendo y se va construyendo a partir de los grandes procesos, a partir de las grandes institucio-nes y, obviamente, a partir de las grandes figuras, de los grandes hombres que participan decidiendo la historia. Cuando la miramos así, y pensamos que la historia se construye así, es evidente que tenemos que construir nuestro relato a partir de esos mismos énfasis: en esos grandes procesos, en esas instituciones, en esos grandes personajes. No obstante, existen también otras miradas, algunas que se mueven por el lado contrario, por consideraciones de que la historia se construye desde la base y que, por lo tanto, son todos los hombres, los humildes, los explotados, los que la configuran y los que la deciden. Ellos serían los personajes claves. Frente a ello, no se trata de decir nada en contra o en favor, muy por el contrario, pero, en el fondo, lo que se propicia es focalizar las miradas en unos extremos o en otros, es simplemente privilegiar uno u otro lado de la medalla: no nos gusta la historia de los grandes hombres, nos gusta esa otra historia, de base,

social, que llega, en casos que se van generalizando, a no tener caras, que no tiene nombre, que carece de identidades singulares. Sus apelativos tienen que ver con un grupo específicamente determinado al cual se le atribuye la capacidad de construir la historia por sí solo1.

La historia es mucho más de lo que hacen aisla-damente unos u otros. Se trata de interrelaciones en todas sus variedades: de explotación, de conflicto, de cooperación, de lealtades, de traiciones, etc. El problema es que difícilmente podemos construir ideas dinámicas para representar esas relaciones y, más difícil aún, poder comunicarlas por escrito. En todo caso, hoy en día podemos recrear el pasado con muchas más posibilidades, por ejemplo, a tra-vés del crédito que se otorga a las imágenes y a la creación de las mismas. En este sentido hay muchas series de TV, algunas inglesas muy importantes y recordadas, en que se ha tratado de visualizar y ver la historia tal como ella va transcurriendo, cotidianamente, al interior de grandes mansiones, en las relaciones entre los componentes de una gran familia, pero también en las de éstos con el personal subalterno, cada uno de ellos fijando sus propias jerarquías. A pesar de que se debe separar entre lo que es una story y lo que es history, se trata de algo así como escenas de microhistoria a partir de lo cual el televidente puede imaginar y explicarse el funcionamiento del cuerpo social en conjunto. Se observan las situaciones en términos de los que están arriba y los que están abajo y cómo los de arriba tienen unas connotaciones en su actuar y los de abajo otras; pero ellos nunca están en posiciones absolutamente independientes o separados entre sí; siempre hay formas de comunicaciones o inco-municaciones, igualmente de variadas tonalidades e intenciones, siempre en referencias a los otros2. Así se va estructurando la historia propiamente tal;

1 Sobre los desarrollos de la historia social, conviene tener en cuenta a Eric Hobsbawm, De la historia social a la historia de la sociedad, en Sobre la Historia, Crítica, Barcelona 1998, pp. 8�-10�.

2 por ejemplo, la recordada serie inglesa Los de arriba y los de abajo, � temporadas, 63 episodios, emitida como Ups-tairs, downstairs entre 1971 y 197� por Granada Television Limited y que narra lo que sucede en la mansión londinense de la familia Bellamy, desde principios del siglo XX hasta la Gran Depresión del 29. Bastante similar, con otros con-tenidos, la más reciente película dirigida por James Ivory y protagonizada por Anthony Hopkis y Emma Thompson, Lo que queda del día, Columbia pict., 1991.

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así van surgiendo los diversos tipos de interrelacio-nes. podemos decir que lo que vamos a conocer y a pensar como historia es precisamente la síntesis de esas interrelaciones.

Entiendo y apruebo la idea de que uno puede efectivamente mirar la historia según el lugar en que se ubique. Ello siempre significa que lo hacemos en términos parcializados, focalizando nuestra atención en algunos actores o en algunos problemas, pero ello es una cuestión básicamente metodológica. Desde el punto de vista de las realidades complejas, no po-dríamos aislar ni temas, ni problemas ni personajes. Lo que sucede en la historia sucede por relaciones de conflicto o de consenso entre personajes y sec-tores sociales de diversas situaciones y categorías. De allí devienen los problemas y los acaeceres de la historia. En términos amplios, así como no po-demos pensar la periferia sin un centro, es difícil pensar sistemas coloniales excluyendo de nuestro pensamiento a los Imperios. Del mismo modo, no podemos hacer una historia de la pobreza o de los pobres sin tener en cuenta la historia de la riqueza o de los ricos; no podemos hacer una historia concreta de la clase obrera sin tener, a su vez, el referente de la clase empresarial con la cual tuvo que lidiar esa clase obrera en un momento determinado. Incluso, desde un punto de vista de las realidades concretas y no sólo metodológicas, la historia de la mujer existe sólo en términos y en referencia a que existe una historia masculina y viceversa. Entonces, en estos contextos, me parece que la construcción de la historia por lo menos contiene dos situaciones que siguen siendo muy importantes en nuestra especialidad y en lo que hacemos. Ellas tienen que ver con el hecho de que ante cualquier situación que queramos efectivamente entender, la debemos insertar en sus tiempos y espacios para hacer inteligible y comprensible lo que está ocurriendo en un momento y en un lugar determinado y en un complejo set de circunstancialidades.

Cuando hablamos de que las cosas suceden en el tiempo ya tenemos un problema. Fundamental. Esencial. Las cosas no se dan en abstracto, aún más, siempre son complejas. Sólo un ejemplo: reflexio-nando sobre lo que está sucediendo actualmente en Bolivia, no interesa sólo saber lo que sucede hoy en día, sino también descubrir las razones por las cuales pasa lo que pasa hoy. Allí hay problemas de tiempos y de conceptos que proceden desde la colonia y que tienen que ver con muchos rezagos y proyectos nunca cumplidos. por ejemplo, la Re-

pública indígena, la cual prácticamente carece de tiempos propios durante los siglos XIX y XX, desde la llegada del Estado Nacional y de la república liberal. Ellos liquidaron lo que quedaba acerca de las experiencias e ideas sobre esa república y de cómo ella pudiera funcionar efectivamente en paralelo a la república de los españoles. Hubo un tiempo que fue favorable a la continuación de una tradición que se venía gestando desde los inicios del período colonial, pero también muchos otros momentos adversos. Si efectivamente se pudieron dar circunstancias para que las comunidades indí-genas accedieran a lo menos a una parte del nuevo poder en construcción, a una parte de las nuevas instituciones republicanas en términos concretos, hay que examinar también por qué cada una de esas circunstancias fueron frustrándose y fueron fraca-sando. Esas circunstancias siempre están contenidas en cada uno de sus propios tiempos.

obviamente, los proyectos se dan en el tiem-po, pero es el propio tiempo y las circunstancias temporales que están allí presentes los que a veces permiten que las cosas vayan fluyendo, o que, por el contrario, las cosas se detengan. El problema, en consecuencia, es tener en cuenta consideraciones respecto a cuál es el tiempo adecuado y preciso para decidir sobre lo que hay que hacer. por cierto, hoy en día, un sector muy importante en Bolivia tiene angustias muy fuertes porque advierte que éste podría ser el tiempo de la ya mencionada república indígena, la cual, pensándola en sus aspectos tradicionales y no en términos de los requerimientos y condiciones del presente, evidentemente provocaría una crisis muy profunda, no necesariamente negativa, pero que podría cambiar los órdenes del tiempo. El ejemplo sólo es válido como una reflexión muy general para dar una idea de cómo hacer inteligible los fenómenos que estudiamos respecto al tiempo.

pero la historia, además, se da en el espacio y, desde ese punto de vista, también hay relaciones referentes a lo que sucede con la construcción de ellos. Me refiero más específicamente a lo con-cerniente con la historia vista desde un punto de extensión territorial y, particularmente, a lo que consideramos como historia regional. Así, cuando relacionamos tiempo y espacio, la historia regional no es sólo un concepto, es más bien, y así debiera entenderse, una realidad concreta, pero cambiante. Una realidad que juega en la historia, que tiene influencia en la historia y que permite también visualizarla a partir de ciertos caracteres determi-

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nados que efectivamente le dan singularidades de acuerdo a lo que allí sucede en la transformación permanente, aunque a veces imperceptible, de un mundo físico en un paisaje cultural.

Aquí también sucede lo que señalaba al co-mienzo. podemos mirar la historia desde arriba o la podemos mirar desde abajo, pero tenemos que interrelacionarla. ¿Qué ha pasado con esto de la construcción e integración de espacios? Si uno piensa en términos de la historia y de la sociedad colonial, tenemos un tipo de visión y una perspec-tiva de análisis territorial de dicha sociedad que corresponde a una interpretación de la historia que generalmente responde a la caracterización de un sistema global, de un sistema total: el Im-perio. Hablamos de colonia porque ésta era un solo espacio o conjunto de espacios a cuya cabeza estaba el rey, el cual, para poder administrarlo, lo había dividido en unas ciertas jurisdicciones, al mando de sus respectivos representantes, hasta llegar prácticamente a la base social del sistema. por lo tanto, y a consecuencia de ello, se tiene una mirada de la sociedad colonial, de América Latina, que se hace a partir del rey de España y de las instituciones españolas, de las Leyes de Indias y de todo aquello que significa la estructuración del régimen colonial a partir del cómo se le pensaba, del cómo se le visualizaba por los representantes de la monarquía o de otras instituciones hispanas, del tipo de funcionamiento de su economía, de su administración de justicia, etc. Desde esa pers-pectiva, pensamos, por lo tanto, de que la historia de América se fue haciendo únicamente al modo de cómo la concibieron los españoles, de cómo la controlaron y, en definitiva, de cómo la quisieron los españoles, en particular su Corona.

No obstante, en términos espaciales, también podemos mirar esta misma historia desde abajo, incluso desde la perspectiva de que es una historia que también se gesta y se construye desde acá y no solamente desde Madrid, por lo tanto, no exclusiva-mente desde las ideas de los intelectuales españoles, o desde los análisis de los expertos en derecho, sino que igualmente desde la acción de las gentes del común, de la población indígena, de la población criolla. De cómo todos ellos, según y desde las formas en que se van asentando, desde los modos en que se van relacionando, desde el mestizaje que va surgiendo, van conformando paisajes que tienen que ver con el escenario en donde esas relaciones se van produciendo, un escenario físico concreto, real

y cotidiano, en donde se juega la sobrevivencia y en donde se dan las adecuaciones a las imposicio-nes que se reciben desde el exterior. Frente a esa visión que se instala desde España sobre América, se puede seguir igualmente el camino inverso y se puede visualizar de qué maneras, y cómo a partir de la misma América Latina se va construyendo una historia que es propia, pero que no necesariamente se trata de la historia que pensamos idealizada y generalizadamente, sino que corresponde a una realidad tan concreta como lo son todas las otras historias que conocemos a ese nivel.

América Latina es mucho más que un concepto, porque efectivamente lo que sucede acá y las formas de construcción de la historia se constituyen a partir de espacios regionales, de paisajes productivos es-pecíficos, obviamente de las características geomor-fológicas del territorio, de sus recursos naturales, etc. No ha sido lo mismo, todavía no lo es, el vivir en zonas andinas, que en valles, que en plantaciones tropicales o en todo aquello que significa pampas cerealísticas, etc. Todo ello se va construyendo en una perfecta concatenación de una serie de situacio-nes, en la cual, para no contradecirme con lo dicho anteriormente, no podemos prescindir también de las leyes españolas, de los españoles, de sus autori-dades. Lo importante es descubrir el juego tensional, siempre muy fuerte, entre un espíritu centralizador del sistema europeo y, por otra parte, una realidad concreta, americana, descentralizadora del mismo sistema. De alguna manera, es precisamente “una historia de una América dinámica capaz de reac-cionar creativamente ante los retos que le impone este mundo cada vez más integrado”3.

En los años 1960 y 1970, en medio de una gran discusión, mucho más ideológica que metodoló-gica, que tenía que ver con el cómo caracterizar a América Latina a partir de dos conceptos bastante cerrados como feudalismo europeo y capitalismo como ampliación de la modernidad, se abrieron desarrollos historiográficos propiamente tales para explicar la situación más allá del puro concepto o sólo desde los contenidos del concepto. Desde un punto de vista metodológico surgió un grupo de historiadores muy importantes que hoy día se recuerdan poco: Juan Carlos Garavaglia, Carlos

3 Marcello Carmagnani, Alicia Hernández, ruggiero romano (Coordinadores), Para una historia de América. I. Las Es-tructuras; Fidoicomiso Historia de las Américas, México 1999, p. 08.

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13La historia regional en perspectivas historiográficas… / Eduardo Cavieres Figueroa

Sempat Assadourian, Enrique Tandeter, Juan Carlos Chiaramonte, el mismo Marcello Carmagnani, que efectivamente pusieron la atención mucho más en lo que sucedía al interior propiamente tal de los paisajes latinoamericanos que en los conceptos generales o universales de capitalismo y feudalismo. Lo que hicieron fue poner en situación destacada lo que llamamos durante mucho tiempo, a partir de una fundamentada forma de pensar, como historia regional. Las grandes regiones coloniales no siempre tenían que ver con la centralización u organización del territorio desde el punto de vista de virreynato o del corregimiento, es decir, de la organización política institucional, sino más fundamentalmente con lo que en verdad estaba sucediendo en unas grandes extensiones que más o menos tenían unas características comunes y que además, comenzaban a vislumbrar ciertos grados de identificaciones comunes. La unicidad de lo que sucedía dentro de esos espacios venía a conformar lo regional.

Evidentemente, no todo espacio es una región en sí misma. pero ya podemos distinguir una fi-sonomía regional en tanto podemos distinguir un espacio en donde se desarrolla un tipo de producción de acuerdo a los recursos naturales que existen y, junto con ello, una determinada circulación de mercaderías. Más concretamente, en una región se dan unas formas de especialización productiva con unos ciertos modos de trabajo en común, todo lo cual está mediatizado por un conjunto de expresiones particulares de relaciones políticas, sociales, de cómo se ejerce el poder interior, todo lo cual ha sido muy bien abordado a través de historiografías particulares como la historia de la familia, pero fundamentalmente a través del estudio del cómo se van tejiendo y se van conformando las llamadas articulaciones de espacios. Cada uno de ellos, de localidades a regiones, se va conectando, complementando, articulando en sus funciones, en sus necesidades, en sus proyecciones, en sus desarrollos, llegando incluso a formar verdaderas macrorregiones.

¿Bajo qué perspectivas los historiadores antes nombrados desarrollaron sus estudios sobre estos procesos? Lo hicieron especialmente a través del análisis de las vías de circulación, del movimiento de los animales de carga, de las mercaderías transpor-tadas, de los hombres. rápidamente, puedo señalar uno de los casos notables, Juan Carlos Garavaglia, por ejemplo, estudiando la región conocida como la de las misiones jesuitas cuya base sería el actual

paraguay, recreó el gran espacio de la yerba mate. ¿para qué y para quién producir yerba? Ya desde el siglo XVII se producía para poder hacerla circular transformándola en centro, eje y medio principal de articulación de diferentes paisajes y poblaciones que, unidos, posibilitaron el funcionamiento de un espacio regional mayor. Con el tiempo, además del espacio rioplatense, el mercado por excelencia del producto fue el perú, pero no sólo se trataba de una mercancía ya que, más allá de su dispersión espacial, sorprende

“la capacidad de la yerba para interesar el tejido de la sociedad colonial. Una sociedad jerárquica, donde las manifestaciones exteriores de perte-nencia a un grupo étnico o social determinado suelen ser bastante rígidas (piénsese, si no, en la forma en que esto es vivido a través de la vestimenta o del ceremonial público), suele aceptar a regañadientes un hábito de consumo que abarque todas las categorías sociales y grupos étnicos�.

por cierto, esto no tiene que ver con lo que pensaba el rey de España, por lo menos no con todo lo que pensaba el rey de España. Más bien, tiene que ver con las posibilidades concretas que en estos territorios se estaban dando. Garavaglia estudió la circulación de la yerba mate desde las misiones, pasando por el SE argentino, llegando a potosí y desde allí, a través del intercambio con metálico, siguiendo al eje Lima-Callao para entonces volver con mercaderías que venían desde Europa y hacer el recorrido a la inversa. Ése fue un gran eje, con vida propia, con una caracterización, con unos elementos que le dieron cohesión interna. La base del eje fue la producción de la yerba, pero no menos importantes resultaron los diferentes tipos de relaciones, sociales, crediticias, que se fueron consolidando alrededor de su circulación y consu-mo. A través de los movimientos del transporte, diferentes a los de otras regiones que se estaban construyendo, se dieron unos ritmos temporales que diferían, por ejemplo, con los de las zonas andinas propiamente tales.

En el mismo tenor, conocidos son los estudios de Sempat Assadourian, sin duda alguna el principal impulsor de estos análisis regionales. Entre esos

� Juan Carlos Garavaglia, Mercado interno y economía colonial, Enlace Grajalbo, México DF 1983, p. �0.

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estudios podemos recordar aquéllos que tienen que ver con Córdoba y el tráfico de mulas, iniciado velozmente en la segunda década del siglo XVII, destinado originalmente a abastecer las necesida-des de potosí y extendido rápidamente hacia los otros centros mineros altoperuanos, pero también creando otros circuitos de una economía regional con Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Jujuy; con San Juan, La rioja y Mendoza; con Catamarca; con Buenos Aires, el litoral y paraguay; y con Chile y otros circuitos marítimos del océano pacífico�.

Sobre el caso chileno, Carmagnani estudió de qué forma, a fines del período colonial, lo que era Chile de esa época, en realidad estaba conformado por tres regiones diferentes: norte chico (La Serena), valle central (Santiago) y la Frontera (Concepción) y cómo, en la medida que ellas fueron creciendo no lo hicieron sólo en términos de lo que acontecía al interior de ellas, sino también en relación a sus regiones vecinas a través de desarrollos de com-plementariedad: todos sabemos que en el Norte Chico, a comienzos del siglo XVIII, la actividad cerealística, que había sido muy importante después de 1680, comenzó a decaer, volcándose la región hacia la minería. Entonces ella misma necesitó más productos agrícolas sobre los cuales se especializaba en forma mucho más profunda el valle central y, a su vez, otros productos que se desarrollaban más al sur. por lo tanto, tenemos tres regiones que se van asociando y complementando. Desde un punto de vista historiográfico y económico, lo que señalaba Carmagnani y su hipótesis de trabajo fue que, final-mente, las tres regiones, sólo hacia 1830, entraron a conformar un único espacio mayor, bajo ciertas formas de relaciones capitalistas y con el Estado sobre estas regiones6.

Este punto es muy importante. El concepto de historia regional que manejamos para los tiempos coloniales deja de serlo y sus contenidos cambian en el siglo XIX con el surgimiento del Estado nacional y por una serie de razones anexas. por ejemplo,

� Carlos Sempat Assadourian y Silvia palomeque, Las relaciones mercantiles de Córdoba, 1800-1830. Desarticu-lación y desmonetización del mercado interno colonial en el nacimiento del espacio económico nacional. En María Alejandra Irigoin y roberto Schmit (eds.), La desintegra-ción de la economía colonial, Biblos, Buenos Aires 2003, pp. 1�1-22�.

6 Marcello Carmagnani, Los mecanismos de la vida económica en una sociedad colonial, 1680-1830 [paris 1973], edic. en español, DIBAM, Santiago 2000.

desde el punto de vista del Estado, a lo largo del siglo XIX, lo que sería toda una gran región como lo es el norte del país y el sur del perú, tan importante y singular en sus períodos originales, quedó frag-mentada en tres estados nacionales, una verdadera región trinacional. No obstante, precisamente desde el punto de vista de su conformación, orígenes y constitución, ella igualmente conserva elementos correspondientes a una verdadera historia regional de larga data. Los cambios que se producen con el Estado nacional alteran los contenidos del concepto, pero permiten la permanencia de otros elementos de la identificación. Los Estados ahogan variadas formas de descentralización que provocan los cre-cimientos de regiones con dinámicas particulares, especialmente cuando tienen sectores productivos más o menos fuertes, pero no siempre pueden o desean aniquilar lo más propio de ellas.

En lo general, detrás de todas las discusiones de la primera mitad del siglo XIX entre protec-cionistas y liberales, entre los que estaban en los puertos, dirigiendo el comercio y las finanzas, y los que estaban al interior del continente, produciendo materias primas, cereales, ganadería, etc.; detrás de las discusiones en torno a si se quería ser república unitaria o federal, el problema central que estaba presente era el problema de las regiones, porque efectivamente ellas se habían consolidado bajo estructuras y condiciones muy diferentes y no sólo eran entidades económicas, sino también represen-taban estructuras sociales, de poder, dominios de caudillos, de líderes regionales que obviamente contradecían sus intereses con los de los Estados nacionales que surgían.

¿Qué debieron hacer dichos Estados nacionales? Todos lo sabemos. Se impusieron sobre la diversidad de las regiones y entonces el concepto de región dejó de ser lo que había venido siendo; ya no fueron más aquellos espacios en donde se producían situaciones independientes de otros, sino que pasaron a ser parte de un todo mayor que ya no era el imperio, sino cada uno de esos nuevos Estados nacionales. Éstos dividieron sus territorios en regiones, provincias, departamentos, con diferentes tipos de conceptos y contenidos que tenían, y en algunos casos aún mantienen, un carácter y sentido muy determinado: político, administrativo, económico, pero siempre en función del Estado común.

¿Que sucedió con ello? Sucedió que la histo-riografía liberal, acorde con las necesidades del nacionalismo en construcción, se desligó de mirar

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y hacer la historia desde un punto de vista regional tradicional y con ello fue la historia local el concepto opuesto al de la historia del Estado, a la historia nacional. A lo largo del s. XX se escribió mucho sobre historias locales, que no se desmerecen, y que entregaron efectivamente muchos datos correspon-dientes a la historia de municipios, de ciudades; de Arica a través de sus alcaldes, de Copiapó según su actividad minera, etc., pero que no resolvieron el problema fundamental de establecer puntos de análisis desde donde se pudiera ubicar un centro determinado de mirada historiográfica que permi-tiera encontrar una cierta unicidad y singularidad dentro del espacio o experiencia que se estaba o se está estudiando.

Así, a la historia nacional se opuso la historia local no porque ella fuera algo sustantivo, sino como aquello residual. La gran historia seguía siendo la historia nacional o la del Estado nacional y, según ello, todo lo existente dentro de éste comparece respecto a los intereses del mismo. podríamos hablar de cómo el Estado nacional es una composición consensua-da de sus diferentes regiones y cómo, siguiendo a Anderson, podemos pensar que los elementos que le componen y le dan consistencia permiten a gente de Arica y punta Arenas ser igualmente chilenos7, pero la gente de Arica y del Norte Grande, desde el punto de vista de lo cotidiano, tiene poco que ver con la gente que vive en punta Arenas. Es otra noción de tiempo, de la vida, del cómo se enfrentan a la naturaleza, a los fenómenos climáticos, etc., y, sin embargo, esas diferencias simplemente desaparecen en una historia nacional común y todos nos hacemos cargo de una misma historia.

En los años 1960 y 1970 es cuando los ya cita-dos Garavaglia, Sempat, Carmagnani, reconsideran los términos y las densidades del espacio regional. Sempat Assadourian diferenciaba entre lo particular y las miradas hacia adentro y la importancia de observar las formas de relacionarse de las llamadas regiones con sus vecinas, situación fundamental para conocer de su funcionamiento. Al respecto, señalaba que:

7 Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, FCE, México 1993 [primera edición en inglés, 1983]. También los primeros capítulos de Eduardo Cavieres, Chile-Perú, La historia y la escuela. Conflictos nacionales, percepciones sociales; Inst. Chileno francés; p. Univ. Católica de Valparaíso y Mineduc-Chile, Valparaíso 2.006.

Las llamadas monografías regionales, fuera de la acumulación de noticias, suelen tener escaso valor por la falla (o falta) de supuestos metodológicos con que se construyen; en ella lo inmediato condiciona y opaca el análisis, al dejar de constituir su objeto a partir de una definición teórica, y recibirlo ya constituido. Viciadas desde el inicio, los posibles estudios regionales se transforman en historias lugareñas, una suerte de microsituación autónoma donde apenas resulta visible la relación con otra mi-crosituación semejante. Una revisión necesaria de la falla tradicional tendrá que despojar a la región de su pretendida consistencia propia, con lo cual, en vez de aislarla, la referiremos de una manera constante a su sistema o sub-sistema, es decir, a las relaciones y efectos que determinan la conformación y movimientos de cada región8.

No obstante el impacto provocado por la entonces nueva historiografía y los reales aportes que ella significó, se produjo un período de desco-nocimiento de la misma volviendo a reaparecer en los últimos diez o quince años, mucho más precisa en sus alcances a través de conceptos claves como desintegraciones y articulaciones de los espacios coloniales y la formación de los espacios nacionales. El concepto reaparece, pero ahora con otros conte-nidos y con otras perspectivas de análisis.

LA HISTORIA REGIONAL

¿Qué es la historia regional hoy en día? La historia regional no es historia local, ni desde sus significados ni desde sus aproximaciones metodo-lógicas. Definitivamente, tampoco es microhistoria. Hay mucha confusión en los términos, y hay muchos que haciendo microhistoria la ubican en una base espacial a la cual llaman historia regional. La micro-historia no es sólo un espacio determinado, puede ser también análisis de biografía, de un fenómeno particular, etc. Las aproximaciones al término del italiano Giovanni Levi, reconocido como el padre de la microhistoria, distan bastante de las desarrolladas por el mexicano Luis González que escribió utili-zando el concepto, pero en unas miradas demasiado

8 Carlos Sempat Assadourian, El sistema de la economía colonial. Mercado interno, regiones y espacio económico, IEp, Lima 1982, pp. 136-137.

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amplias, especialmente en términos de sus referentes temporales9. Sería como escribir una historia de Arica desde los tiempos prehispánicos, siguiendo con la llegada de los conquistadores, transitando por el período colonial, visualizando que pasó allí cuando en el s. XIX se revalorizó su territorio con el salitre y cómo el suceder se fue dinamizando con nuevos personajes, conflictos, héroes, etc., lo cual no necesariamente sería historia regional, pero tampoco microhistoria. podemos pensar que ello no se escaparía mucho de lo que tradicionalmente expresamos como historia local.

problema fundamental es que los historiado-res buscamos y tenemos una natural inclinación, orientación a tratar de ser historiadores totales: si estudiamos algo queremos hacerlo desde todos los puntos de vista y para hacerlo tenemos una especie de microscopio con unos lentes que van moviéndose para magnificar lo que estamos viendo o disminuir-lo, pero en esos casos no necesariamente estamos viendo todo lo que allí está ocurriendo. Lo mismo pasa con la historia regional. No queremos hacer historia local y por lo tanto magnificamos el espacio y no necesariamente vemos todo lo que ocurre. Se nos hacen difusas muchas relaciones allí existen-tes. pero queremos hacer historia total, queremos observar la Audiencia de Charcas y estudiarla en su total integridad, lo que es muy bueno hacerlo, pero también es necesario tener en cuenta el cómo partir según lo que consideramos lo que es una razón de estudio.

por ello es importante caracterizar la naturaleza de la historia regional. Hoy día, entre Arica-Iquique hay toda una controversia respecto a si estos dos espacios conforman o no una sola entidad y por lo tanto conviene tomar en cuenta las consideraciones esgrimidas al momento de fijar la actual primera región y las razones que justifican su subdivisión en dos regiones independientes. por cierto, se trata fundamentalmente de opciones político-administra-tivas. Menos clara y más compleja es la situación planteada en la relación de osorno con Valdivia y puerto Montt. En el caso de osorno, ¿con quién configura una región en un sentido más amplio que

9 Luis González, Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia, El Colegio de México, México DF 1968 (con varias ediciones posteriores). Ver también, Otra invitación a la microhistoria, Fondo 2000, Cultura para todos, FCE, México DF 1997 (reimpr. 2.003) en donde promueve más bien una discusión entre la microhistoria y lo local.

lo puramente político-administrativo? ¿Cuáles son los criterios desde el Estado central? ¿De qué manera lo político-cultural tiene mayor o menor peso que lo político-administrativo? Al parecer, según las encuestas de opinión y según un tipo de plebiscito efectuado en noviembre del 2006 con un rotundo 92% en contra de unirse a Valdivia, la gente de osorno entiende el problema con mayores razones específicamente regionales que los hacedores de políticas públicas desde Santiago. El problema central sigue siendo el si son o no regiones en sí mismas. Del mismo modo, cuando elegimos un espacio determinado para estudiar cuáles son los elementos centrales que permiten decir que allí hay una historia más o menos propia, conectada y al mismo tiempo diferenciada de otros espacios con los cuales no necesariamente conforman una sola unidad, nos enfrentamos a búsquedas de criterios semejantes. En un artículo de revista reciente, se dice:

A simple vista, ambas ciudades tienen harto en común. La lluvia eterna, los bucólicos paisajes, las vacas pastando, los numerosos alemanes que las habitan, los cientos de carteles de cerveza Kunstmann que adornan sus calles y los locales comerciales con apellidos tan poco criollos como Schwalm, Junemann o Hoffmann. pero a la hora de pensar en el futuro, los caminos se bifurcan. El tema de la región ahora deberá ser zanjado en el Congreso y, aunque el plebiscito realizado no era vinculante, obviamente que cualquier parlamentario lo pensará dos veces antes que echarse encima el 92 por ciento de una ciudad10.

¿No sería igualmente conveniente mirar hacia el pasado? por otra parte, los espacios regionales, además de conllevar la reiterada connotación referida a la existencia de elementos sociales, culturales, políticos y económicos comunes, en general, son espacios continuos, precisamente por el tipo de articulación con espacios externos. para hablar de región, o de macrorregión, no pueden haber espacios intermedios en que las relaciones de sus hombres, de su comercio, etc., se detengan para reaparecer difusamente más allá. La región tiene una dimensión espacial determinada.

10 Valdivia versus Osorno. Una cuestión de piel, revista Cosas, diciembre 2.006, pp. 173.

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Creo que es bueno recordar siempre la obra de Braudel sobre la Identidad de Francia, una excelente obra de historias regionales que se configuran en el tiempo, pero a la vez se van integrando para formar la Francia que conocemos11. Las regiones, por ca-racterísticas históricas, no son espacios detenidos en el tiempo, están transformándose, no sólo desde lo político, sino también en sus olores, sus colores, las vestimentas, los modos, las costumbres de su gente Hoy en día, la historia social de la cultura le ha dado nuevos enfoques a la historia regional, precisamente haciendo que uno de los elementos más importantes de los contenidos que definen una región sean sus componentes culturales. De allí viene el gran pro-blema de estudio que prácticamente ha posibilitado una historiografía muy especial, que igualmente hay que seguir precisándola, y que es la referida a la compleja situación de las identidades. Desde allí, también se pueden tener unos ciertos parámetros para entender si se está haciendo historia local, regional o nacional. El problema de las identidades no son sólo los simbolismos o las formas de pensar más o menos comunes, sino también la relación de los individuos con su medio, ya que es a partir de ello que se pueden observar el cómo devienen ciertas diferenciaciones respecto a otros individuos que se están identificando a sus otros propios medios de manera también particular y diferente.

CONCLUSIÓN

Quiero terminar señalando que me parece que podríamos estudiar en mejor forma y avanzar más sólidamente si volviéramos a revisitar el pa-sado, precisamente a través de los caminos de las historias regionales y redescubrir así unas ciertas identidades que no necesariamente se friccionan con otras identidades cercanas, ni tampoco con las nacionales. Las guerras del pasado han sido guerras de Estados nacionales, no de sociedades regionales, por lo tanto, las identidades están en el estudio de la región y no en lo que sólo piensa el Estado nacional, lo que no significa desconocer sus contextos ni discutir legitimidades u otros problemas. por mi parte, en ningún caso estoy en contra de las historias nacionales, pero sólo ratifico que también hay otros niveles de comprensión y de

11 Fernand Braudel, La Identidad de Francia, Gedisa, Barcelona 1993, especialmente Vol. I.

reflexión de la historia que igualmente son valederas y útiles y que, dentro de ellas, la historia regional, nos puede permitir comprender en forma bastante real no sólo lo particular, sino también las propias historias nacionales.

De hecho, siguiendo algunas de estas re-flexiones, podríamos entender en mejor forma el comportamiento y funcionamiento de las macro-regiones que actualmente exceden los espacios de los estados nacionales sin afectar las solidaridades nacionales. Un conjunto de ellos, como lo son los Estados andinos, recogen una parte importante de Chile y ella queda incorporada por identidad, por actividad, por funcionamiento, por color, por tipos de trabajo. Esto tiene que ver con la posibilidad cierta de poder entender que América Latina va a poder comprenderse más efectivamente y como una realidad más concreta en la medida que se en-tienda que es una América Latina conformada por una serie de regiones que, proyectándose desde las identidades nacionales, logra alcanzar una identidad mayor constituyendo una sola gran región.

En la medida que se siga hablando de micro-regiones, de regiones, de macrorregiones, a veces en términos intranacionales, otras en términos internacionales, las necesidades de precisar los con-ceptos van siendo mayores, pero en ello, como en la mayoría de las cosas, la historia y la historiografía requieren también de sus propias precisiones para poder efectivamente tener una correspondencia más clara con sus continuos y necesarios aportes.

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19oligarquías multiétnicas en el cercado andino. Siglos XVIII-XX / Teresa Cañedo-Argüelles FábregaDIáLoGo ANDINo Nº 28, 2006Departamento de Ciencias Históricas y GeográficasFacultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá, Arica-Chile. páginas 19-30 ISSN 0716-2278

OLIGARQUÍAS MULTIÉTNICAS EN EL CERCADO ANDINO. SIGLOS XVIII-XX

MULTI-ETHNIC OLIGARCHIES IN THE ANDEAN CERCADOS: XVIII-XX CENTURIES

por:

DrA. TErESA CAñEDo-ArGüELLES FáBrEGALicenciada en Historia de América. Doctora en Historia de América

Departamento de Historia IIFacultad de Filosofía y Letras

Universidad de Alcalá de HenaresC/ Antonio Sanfiz, 11, Madrid - España

E-mail: [email protected]

RESUMEN

Se estudia el proceso multisecular en la formación de las oligarquías rurales multiétnicas de Moquegua a través de dos factores: el cacicazgo y la propiedad de la tierra, centrándose en la etapa virreinal y en los comienzos de la república, tomando como marco de análisis cuatro antiguas doctrinas de la provincia: Torata, omate, puquina e Ichuña. Palabras clave: oligarquías multiétnicas, cercado andino.

ABSTRACT

In the present work, the multi-secular process in the formation of multi-ethnic rural oligarchies of Moquegua is studied through two factors: chieftainship and land property centred on the viceregal epoch, and, at he beginning of the republic, considering four ancient doctrines of the province as a source of analysis: Torata, Omate, Puquina, and Ichuña. Key words: Multi-ethnic oligarchies, surrounded Andean.

recibido el 20 de octubre de 2006Aprobado el 02 de Diciembre de 2006

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INTRODUCCIÓN

Entonces se vivía más unidos. Cuando se hacía la tinka, el señalo del ganado, las familias se reunían y preparaban chimbaugo, puchero y chicha. Con eso se invitaba a los parientes, amigos y vecinos. Todos estábamos recontra unidos. (Don Arturo oviedo, omate, Julio de 1999).

Ahorita no hay más que desunión. Esto de la democracia sólo trae la desunión. Carece de funda-mento, de felicidad ni de unión con Dios… La gente es ya muy egoísta. Antes estábamos muy unidos. recontra unidos. Nos visitábamos entre vecinos, sacábamos ofrendas a la calle por carnaval… se pagaba siempre la tierra antes de la siembra para que produjera bien y para que no agarrara. Hacían mote de maíz, gallina y papas, todo con chicha. Así se trababan las amistades. (Don Fabio Tone, puquina, Agosto de 1999).

Don Arturo oviedo y Don Fabio Tone pertenecen a la última generación oligárquica de sendos distritos rurales –omate y puquina– en el Departamento de Moquegua (perú). Ambos son descendientes directos de antiguas familias hegemónicas, el primero de prominentes criollos, el oviedo, y el segundo de uno de los cacicazgos indígenas más importantes de la región, los Tone. Ellos mismos, Don Arturo y Don Fabio, alcanzaron a desempeñar cargos de relevancia local en el ámbito de la política y de la religión y con sus octogenarias memorias pueden todavía reconstruir (y sublimar) lo que debió ser la vida de las familias prestigiosas que habitaban en los cercados de los pueblos serranos.

Los cercados vienen a ser los espacios céntricos que bordean la plaza de Armas de los pueblos y que se convirtieron en reductos de dominio criollo, en-tendiendo este término como la conjugación social de blancos e indios que por su condición pudiente e influyente se erigieron en una solidaria oligarquía multiétnica de reconocido prestigio. Allí, tal como ambos informantes relatan, vivían re-contra-unidos y ritualizaban la unión y el mantenimiento de sus privilegios políticos, económicos y sociales mediante celebraciones y fiestas de connotaciones exclusivas. A buena distancia de ellos estaba la gente de la chacra, los cholitos, cuyas viviendas se dispersaban por los pequeños fundos periféricos, si es que los tenían, y completaban su canasta haciendo peonadas para los pudientes como camayos, colonos o partidarios. La separación entre ambos grupos se extendía incluso a los espacios funerarios, ya que, como me relataba

un paisano de Carumas, hasta en el cementerio tenían los cholos su propio lugar distante del que ocupaban las tumbas de los criollos1.

Dos son los factores que mejor reflejan este pro-ceso multisecular en la formación de las oligarquías rurales multiétnicas de Moquegua: el cacicazgo y la propiedad de la tierra. para realizar su estudio consideraremos la etapa virreinal y comienzos de la república y tomaremos como marco de análisis cuatro antiguas doctrinas de la provincia, convertidas, tras la Independencia, en distritos rurales homónimos: Torata, omate, puquina e Ichuña.

EL CACICAzGO

El primer factor responsable en la formación de los cercados rurales está sin duda ligado al caci-cazgo, institución que proporcionaría una poderosa vía para la filtración de criollos en las comunidades andinas y para la formación de las élites multiétnicas en el ámbito rural del sur del perú. Sus principales funciones consistían en apoyar al corregidor y al doctrinero en el ejercicio de sus funciones, tarea que se recompensaba en forma de privilegios fis-cales, posesión de tierras y disfrute de servicios personales, y también mediante el otorgamiento de símbolos emblemáticos de superioridad como era el tratamiento de don o la administración selectiva de sufragios, exequias y sacramentos2. Es así que los compromisos administrativos contraídos por los caciques exigieron a estas figuras un inevitable pacto de lealtad con la Corona, complicidad que les convirtió a veces en rivales de sus congéneres indios. Esta rivalidad se acrecentó debido a los subterfugios que ejercitaron para su medro personal mediante el manejo (y malversación) de fondos tributarios y

1 Me refiero a las reflexiones manuscritas del carumeño Santiago rojas Gómez, tituladas: “La indianización y mestizaje del valle y pueblo de Carumas”. Viven también en el recuerdo de casi toda la gente antigua que puebla estos distritos moqueguanos.

2 Sólo los económicamente pudientes tenían posibilidad de acceder a la cruz alta en sus entierros y a obtener la sanción eclesiástica de sus matrimonios, símbolos ambos que actuaron como claros indicadores de estatus. Lo mismo ocurría con la función del sufragio que cumplían los rituales de extremaunción y con las capellanías y misas postmortem para garantizar la salvación. T. Cañedo-Argüelles: “El poder religioso como cauce y obstáculo en la transculturación andina: La integración alterada (Moquegua, siglos XVI-XVIII)”. En: América Latina Ayer y Hoy. Memoria, Creación e Historia, Universidad de Barcelona, pp. 179-192 (199�).

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21oligarquías multiétnicas en el cercado andino. Siglos XVIII-XX / Teresa Cañedo-Argüelles Fábrega

de “influencias” (y favoritismo clientelar). Como consecuencia de estas rivalidades, la fuerza coercitiva de los caciques se fue debilitando y ello provocó la necesidad de “seleccionar” a estas autoridades por sus actitudes (de lealtad incondicional a la Corona) y por su situación económica, condiciones ambas que no estaban necesariamente asociadas con la estirpe gobernante.

Es así que la herencia dejó de ser condición sine qua non para la sucesión de los cacicazgos. A veces el acceso a este cargo se hizo por vía electiva y el nombre de cacique podía entonces sustituirse por el de principal o cacique-gobernador3. En otras ocasiones el propio cargo desapareció para ser reemplazado por el alcalde de naturales�. Estos cambios de nomenclatura pueden apreciarse en la siguiente relación de autoridades indígenas que hemos extraído de la documentación consultada:

TorATA�: Tacasi, cacique, pari, su acompañado y Curata, cacique (1�30); Carlos Layme, cacique, (1��3); Gaspar Cutipa, cacique (1��9); Francisco Chimo, cacique y Francisco poma, su acompañado (1�73); Francisco Layme, cacique y pedro Conta su acompañado (1�90).

ToMATE: Cayla, cacique6 y Capachica, cacique (1��0)7; Francisco Cayla, cacique8, Juan Acabaña,

3 T. Cañedo-Argüelles: “Cacicazgo y poder indígena en el valle de Moquegua (perú, siglos XVII y XVIII)”. En: Revista del Archivo Arzobispal de Arequipa (perú), nº 1, pp. 17-31 (199�).

� Este proceso se generalizó a fines del s. XVIII cuando el intendente álvarez y Jiménez dispuso que la elección de los alcaldes debía recaer en personas capaces de expedir el gobierno económico de sus pueblos y ayllos. A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita realizada por el gobernador e intendente Don Antonio Álvarez y Jiménez (1790-1793), editada por Víctor Barriga en: Memorias parta la Historia de Arequipa, Arequipa, 19�1 (2 vols.), vol. II, pág. 20�.

� Todos los caciques de Torata se recogen en: T. Cañedo-Argüelles: La Visita de Juan Gutiérrez Flores al Colesuyo y Pleitos por los cacicazgos de Torata y Moquegua. Estudio analítico. pontificia Universidad Católica del perú, 200�.

6 A. Malaga Medina: Reducciones toledanas en Arequipa (pueblos tradicionales), pUBLIUNSA, Arequipa, 1989, pp. 11� y 16�.

7 Ibídem.8 Archivo General de la Nación, Lima (en adelante AGN),

protocolos Notariales, Títulos originales de la hacienda de San Miguel de Moro Moro (Omate), Expediente N. �8�, Lima, 1911. Auto de posesión de las tierras de Acapacha y Coavacha, fol. 32, 28 de Septiembre de 1�96. Una copia de este expediente se encuentra en el Archivo Departamental

alcalde9, Blas Chiri, hilacata10, Simón Mayco, al-calde11 y Alonso pacayqui, principal (1�93)12; José Quispe, cacique13, Juan Chapi, principal1�, Alonso Sina, principal1�, Martín Coahuila, principal16, Gre-gorio Quispe, principal17 y pascual Zuni, alcalde (1�96)18; Lázaro ramos Cayla, cacique (1778)19; Manuel Zuni, alcalde (1789)20; Mariano Hurtado, cacique criollo (1791)21; Ignacio ramos Cayla, alcalde22 (1792)23; pablo Cayla, alcalde (1800)2�; Narciso Cayla, principal, 18012�. pUQUINA: Ate, cacique26 y Caya, cacique (1��0)27; Francisco Tone, cacique (1�7�)28; Thomás Tone, cacique

de Moquegua, por donación y gentileza de Alberto Farah Dawid.

9 AGN, Títulos originales… doc. cit. Testamento de Don Francisco Cayla. omate, 20 de octubre de 1�97, fol. �3.

10 Ibídem. Probanza sobre posesión de las tierras de Camata por don Francisco Cayla, omate, 2� de septiembre de 1�96, fol. �0 v.

11 Ibídem. Toma de posesión de las tierras de Caupacha. omate, 1� de marzo, 1�93, fol. 9.

12 Ibídem.13 Ibídem. Informe sobre la ocupación de las tierras de Mo-

romoro, omate, 21 de abril, 1773, fol. �6.v.1� Ibídem. Probanza sobre la posesión de las tierras de Camata.

omate, 2� de septiembre, 1�96, fol. �0 v.1� Ibídem16 Ibídem.17 Ibídem. Informe sobre la ocupación de las tierras de Mo-

romoro, omate, 21 de abril de 1773, fol. �6v.18 Ibídem, fol. �7.19 Ibídem. Reclamación de tierras, de Acaupacha y Coava-

cha…, fol. �3.20 Archivo Arzobispal de Arequipa (en adelante AAA), omate,

Expedientes penales, Informe contra Francisco Maldonado, 23 de Enero, 1789, leg. 2.

21 A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita…, pág. 2�0.

22 Archivo Departamental de Arequipa (en adelante ADA), Intendencia Administrativo, Expediente de composición de tierras de Sahuaya, omate, 16 de septiembre de 1792.

23 AAA, omate, Expedientes Administrativos, Informe del Alcalde de Aguas Pascual Navarro, 18 de octubre de 1792, leg. 2.

2� AAA, omate, Expedientes matrimoniales, Denuncia del alcalde de naturales Pablo Cayla, 11 de enero de 1800, leg. 1.

2� ADA, Intendencia Civil, omate, Escritura de arrendamiento de don Narciso Cayla, doc.cit . fols. 6-9.

26 A. Malaga Medina: Reducciones toledanas…, pág. 11327 Ibídem.28 Archivo General de Indias (en adelante AGI), Audiencia

de Lima, 203, Encomienda a Martín García de Loyola en 1573. A. N. 27.

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(1718)29; Fernando Tone, cacique (17�7)30; Melchor Tone,cacique31 y Joseph Tone, alcalde hilacata32 (s.f.); Antonio Bernedo, alcalde criollo (1791)33; Juan Bautista Tone, cacique3� y Francisco rojas, cacique (1792)3�; Manuel Lajo olin, cacique gobernador (179�)36; Felipe Chiri, principal (1796)37, Mariano Torres Esquiagola, cacique (1802) 38. ICHUñA: Juan de Dios Bernedo, cacique criollo (1791)39; Diego ramos, alcalde indio�0, pedro Cori, alguacil mayor (1817)�1; y Mateo Cruz, regidor (1817)�2.

La rebelión de Túpac Amaru de 1781 contribuyó a acelerar este proceso electivo ya que puso bajo sospecha la lealtad de las autoridades indígenas –en cualquiera de sus modalidades– a la Corona. A partir de entonces se recurrió a la designación de caciques blancos para el gobierno de los indios (bajo el nombre de “cacique criollo” o de alcalde), abriéndose así un cauce sin precedentes para la inje-rencia de los criollos en las corporaciones indígenas. A fines del s. XVIII el ingreso de “blancos” en la institución del cacicazgo indígena era ya un hecho generalizado. Así lo hizo notar el intendente Antonio álvarez y Jiménez cuando en 1791 constató que en las doctrinas de Moquegua se había extinguido

29 ADA, protocolos Notariales, Testamento de Tomás Tone, puquina, 22 de abril de 1718, fol. 298.

30 ADA, Corregimientos, Causas Civiles y penales, Litigio de tierras presentado por Francisco de Soto contra Francisco Coaguila, puquina, 19 de agosto de 17�7, exp. 291.

31 Ibídem.32 Ibídem.33 A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita…, vol. II,

pág. 2�0.3� Ibídem. vol. II, pp. 68-69.3� Ibídem.36 Francisco rosas fue nombrado por el intendente álvarez

y Jiménez el 13 de Julio de 1786 y Manuel Lajo olim el 1 de diciembre de 1779.

37 ADA, Intendencia, Causas Civiles, Litigio de tierras entre el principal Felipe Chiri y la cacica Doña Micaela Rojas, Coalaque (puquina), 1� de noviembre de 1787.

38 Ibídem. Litigio de tierras comunales de yalaque entre el indio Ignacio Aguiar y la familia Chiri, Yalaque (puquina), 26 de agosto de 1802.

39 A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita…, pág. 2�3.

�0 AAA, Ichuña, Expedientes penales, Presentación de tes-timonios sobre prácticas de brujería atribuidas a Tomasa yngra por el Alcalde Ordinario Diego Ramos, el Alguacil Mayor Pedro Cori y el Regidor Mateo Cruz, 13 de enero, 1817, leg. 1 (Sección de documentos reservados).

�1 Ibídem.�2 Ibídem.

casi del todo la prepotencia de caciques indios que dominaban sus pueblos, hoy regidos por alcaldes españoles�3.

LA PROPIEDAD DE LA TIERRA

Tras la muerte del emperador Huayna Capac y una vez que se organizara el virreinato peruano dentro de los límites del Tawantinsuyo, una importante cuota de la autoridad del virrey fue transferida a los conquistadores en forma de tierras y de encomiendas de indios como recompensa por su contribución en las campañas. El poder que estas figuras ejercieron sobre aquellos espacios y sobre la población indí-gena encomendada confirió cierta autonomía a las regiones periféricas del virreinato, cuyo gobierno, ejercido a través de los cabildos urbanos, estuvo bajo el control de estos encomenderos o de sus familias y de los miembros de la judicatura civil y eclesiástica que ejercían su autoridad desde las audiencias y los obispados.

Hacia 1��0 los españoles fundaron la ciudad de Moquegua, en el sur del virreinato. Aunque este asiento asumió la capitalidad del antiguo Colesuyo (parte del cual era ahora el corregimiento y provincia de Moquegua), los poblados indígenas inscritos en este territorio gravitaron bajo la órbita de otras tres ciudades que compartían con Moquegua los diferentes aspectos de su gobierno: puno, Cuzco y Arequipa y en donde tenían su residencia los encomenderos de la región. Fueron los siguientes:

En TorATA: Hernando de Silva (1��3), Lucas Martínez Vegazo (1��3) y Juan de Castro (1��9); en oMATE: Martín López de Carvajal y Miguel rodríguez de Cantalapiedra (Quinistacas) (1��0), Isabel Vaca de Castro y Francisco Hernández Tarifeño (1�73), Gaspar López de Carvajal (1�7�), Alonso de Cáceres (1�93) y Joseph de Cáceres (1620); en pUQUINA: Diego peralta y José Francisco Fer-nández de Córdoba (167�); en ICHUñA no hubo propiamente encomenderos sino mineros: Juan Josef Sotomayor (1787), José Mariano Sotomayor (1789), ramón Sotomayor, Miguel Sánchez y José Miguel Sotomayor (1791) y ramón Sotomayor (1817)��.

�3 A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita…, vol. II, pág. 20�.

�� Entre 1��0 y 1��9 se repartieron en Moquegua �.000 indios originarios procedentes de 1�7 pueblos. En la tasa

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23oligarquías multiétnicas en el cercado andino. Siglos XVIII-XX / Teresa Cañedo-Argüelles Fábrega

Algunos de estos encomenderos fijaron una se-gunda residencia en los pueblos de sus encomiendas y propiedades, constituyendo el primer exponente para la formación de una oligarquía criolla en el interior de los reductos indígenas. Veamos cómo se desarrolló este proceso.

La fundación de Moquegua trajo aparejado el reparto de las tierras de sembradura que el virrey marqués de Guadalcázar otorgó a los 80 primeros colonos que poblaron la ciudad y en las cuales se inició, desde 1�80, el cultivo de la vid a gran es-cala. Y es que las tierras de éste y del vecino valle de Torata gozaban de condiciones excepcionales, por su fertilidad y por su ubicación estratégica en el camino hacia el Altiplano. Los recursos que sustentaban el poder económico de los españoles pronto se trasladaron fuera del ambiente urbano, hacia el amplio hinterland que separaba la ciudad de los caseríos indígenas. Allí los encomenderos habían recibido tierras a título de repartimiento o merced apropiándose de las parcelas más fértiles de la serranía formando, en el interior de las doctrinas indígenas, colonias agrícolas complementarias que eran ahora controladas desde la ciudad. otra vía de infiltración consistió en la ocupación (o usurpación), práctica muy común que provocó el surgimiento de no pocos conflictos entre españoles e indios. Los alcaldes de españoles y los caciques indígenas actuaban en representación de cada grupo adoptan-do los segundos posturas que variaron de acuerdo a un juego de lealtades tan mudable como poco definido��. En todo caso los criollos tenían siempre la última palabra, puesto que en materia de justicia el grado de apelación correspondía al corregidor de

confeccionada en 1�73 a instancias del virrey Francisco de Toledo, tan sólo se registraron en la provincia de Moquegua 2.263 indios de aquellos �.000 que se habían repartido entre 1��0 y 1��9. N. D. Cook: Tasa de la Visita General de Francisco de Toledo (1571-1573), Universidad de San Marcos, Lima, 197�.

�� Cuando Narciso Cayla denunció a ramón Velarde por negarse éste a pagarle la renta de unas tierras que le tenía arrendadas, el alcalde de españoles, José Ezaguirre, no sólo le dio la razón a Velarde, sino que justificó la agresión a la esposa del cacique con patadas, bofetadas y puñadas, admitiendo que él mismo le había dado orden para ello. El cabildo de naturales cerró filas en defensa de Narciso Cayla presentando al alcalde de españoles una demanda contra Velarde e instándole de inmediato a embargarle sus bienes para hacer frente a las deudas contraídas y para que fueran expulsados de sus tierras. ADA, Intendencia-Civil, Demanda de Narciso Cayla contra Ramón Velarde, omate de � de junio, 1802, fols. 3-9.

Moquegua. por otro lado, la mano de obra indígena era indispensable para la explotación de los recursos agropecuarios, y aunque los procedimientos para su captación y uso se regularon por medio de la enco-mienda y la mita, las relaciones laborales debieron regirse de facto mediante acuerdos verbales en los que los caciques actuaban como representantes de los indios e interlocutores ante los encomenderos, hacendados y mineros.

por lo que respecta a los propietarios indígenas, fueron los caciques y las autoridades indígenas en general, quienes acapararon mayor cantidad de tierras valiéndose para ello de procedimientos muy parecidos a los que utilizaban los criollos con esos mismos propósitos. Así pues, a pesar de la separa-ción residencial que prescribían las leyes, indios y españoles convivían en el ámbito de las doctrinas compartiendo (y disputándose) tanto los recursos agrícolas como la mano de obra. puede decirse que el acceso a las tierras en los distritos rurales favoreció a los miembros influyentes (y pudientes) de la sociedad, independientemente de su condi-ción étnica, siendo la condición socioeconómica la que prescribió el estatus fiscal de los individuos contribuyendo a desdibujar las diferencias etnocul-turales entre españoles e indios. Esto puede verse muy claramente en lugares como omate donde la permeabilidad social fue más fluida debido a la mayor presencia de criollos y al peso que los caci-cazgos mantuvieron como intermediarios entre la comunidad indígena y la administración virreinal. Allí fue llamativo el patrimonio que el cacique principal de omate, Don Francisco Cayla, llegó a reunir. Sus solares, casas y chacras, con decenas de miles de cepas de vid, llegaban hasta Arequipa.�6 Buena parte estas tierras (las de Vayalún, Cayanca, Eta, Carata, Cupilaqui y Sormevaya) las había obtenido por derecho de cacicazgo; otras se las había comprado a la comunidad (las de Caravaya y Toncoala); Unas terceras (las de Coavacha)�7 se las

�6 AGN, Títulos originales…Testamento de don Francisco Cayla., Títulos originales… doc. cit., fols. 3�-�3.

�7 Las tierras de Caupacha y Coavacha habían pertenecido, efectivamente, al Estado Inca en su calidad de tierras de mamaconas y del Sol, las mismas que pasaron a la comu-nidad de omate bajo la categoría de tierras comunales en el momento de formarse dicha reducción. El pleito ganado por Inés Maldonado y Carvajal contra la comunidad de omate para apropiárselas fue contradicho por Don Fran-cisco Cayla argumentando ante el corregidor de Moquegua, Diego Mazo de Alderete, que las dichas tierras son de la

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 20062�

compró a Doña Inés Maldonado, quien a su vez las había obtenido de la comunidad de indios (contravi-niendo la ley, puesto que las tierras indígenas eran bienes vinculados�8). pero en su negociación con Doña Inés para recuperarlas, Don Francisco Cayla logró que pasaran finalmente a formar parte de su patrimonio privado previo pago de 2.200 pesos, lo que le dio derecho a disponer de ellas a su libre voluntad como de cosa propia…�9. Finalmente, las tierras que tenía en Arequipa las había obtenido de Lucas Martínez Vegazo, García López de Carvajal y Núñez de Carvajal. Es decir, que la tradicional tendencia de los encomenderos a acaparar tierras indígenas en este caso se subvertía, siendo el caci-que quien las adquiría de los encomenderos o de sus familias.

Aunque de la privatización de tierras terminaron beneficiándose todos los indios de las doctrinas�0, fueron sin duda los caciques quienes más propie-dades acapararon. por ejemplo en puquina, si el promedio de tierras por usuario apenas llegaba al medio topo la familia Tone (del cacicazgo principal) había superado en 1718 los 12 topos distribuidos entre los pagos de Embruna, La Calera, Cayman y Pocobaia . Sin contar con las �0 cabezas de ganado que tenían, los negocios de fletes y el comercio de pañete, vino y aceite con que trajinaban�1. Consta también que la cacica Marcela rojas se apropió en 1787 de unas tierras que el indio Felipe Chiri

comunidad de indios del dicho pueblo de Omate y siembran en ellas desde cinco años a esta parte para pagar su tasa y sustento…y los indios no tienen otras tierras que tengan agua. AGN, Títulos originales…Contradicción presentada por D. Francisco Cayla, en representación de la comunidad de indios de Omate, contra la posesión de las tierras de Caupacha y Coavacha por Doña Inés Maldonado, ante el corregidor del Partido de Colesuyo, 16 de marzo de 1�92, doc.cit., fols. 10 y sigtes.

�8 T. Cañedo-Argüelles: “La desvinculación de bienes en las comunidades indígenas del sur andino”. En: Actas del IX Congreso Internacional de AHILA, The Institute of Latin American Studies, Liverpool (Inglaterra), vol. III, pp. 229-239 (1998).

�9 AGN, Títulos originales… Venta a favor de Don Francisco Cayla de las tierras de Caupacha y Coavacha, 27 de marzo de 1�93, fol. 16 y sigtes.

�0 En puquina a fines del XVIII prácticamente todos los indios del común figuraban bajo el estatus de labradores propietarios. AAA, puquina, Expedientes administrativos, Relación de indios originarios y forasteros, octubre de 1792, leg. 2.

�1 ADA, protocolos, Testamento de Thomás Tone. puquina, 22 de abril de 1718, fol. 298.

tenía en el pago de Coalaque esgrimiendo que si el tenedor de una cosa inmoble que llaman bienes raíces está veinte años ausente, el que la ocupa por diez años la gana por prescripción�2. Los caciques de esta doctrina consiguieron apropiarse asimismo de algunas islas guaneras; Las conocidas con el nombre de Frayles, Empinadas, Perica y Blanca habían pasado a ser propiedad del cacique de ha-nansaya, Don Francisco rojas, mientras que la de Margarita le pertenecía al cacique de hurinsaya Don Manuel Lajo olim�3.

En Ichuña los españoles no recibieron enco-miendas sino minas de plata, oro y cobre, pero sus cargos de prácticos o peritos ligados a las conce-siones mineras les permitieron establecer con los indios unas relaciones de tutelaje, señorialismo y dependencia parecidas a las contenidas en aquella institución��. Al contrario de los encomenderos de toda esta región que residían en las ciudades de Moquegua, Arequipa o Cuzco, los mineros de Ichuña tuvieron que vivir cerca de los yacimientos de manera permanente para vigilar y dirigir los trabajos de extracción y procesamiento del mineral. por entonces la población indígena vivía diseminada por los bofedales de ychu donde pastaban sus reba-ños de llamas y alpacas��. La posición hegemónica de los Sotomayor estuvo ligada no sólo al control de los recursos mineros y al poder político, sino también a su ascendencia religiosa como patronos de la iglesia�6. Los indios tenían su techo en las

�2 ADA, Intendencia, Causas Civiles, Litigio de tierras entre Felipe Chiri y la cacica Micaela Rojas (ésta esgrime los términos de Ley 2º, Título 13, Libro �° de la recopilación de Castilla). Coalaque (puquina), 1� de noviembre de 1787.

�3 A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita…, vol. II, pp. 68-69.

�� Las minas fueron concedidas a ramón y Miguel Sotomayor, a Francisco Velazco, a pedro González, a Susana Herrera, a Francisco Javier Arizmendi y a su esposa Manuela So-tomayor. Este matrimonio residía en Arequipa y tenía sus minas arrendadas a José Cano y a Juan de Dios Bernedo, quien se casó con una hija del citado pedro González. F. X. Echeverría y Morales, Fco. Javier: Visita actuada por Frco. Javier Echevarría y Morales a la provincia de Moquegua en 1804, edición de Víctor Barriga. Memorias para la Historia de Arequipa, Arequipa, 19�2 (� vols.), vol. IV, pág. 136.

�� Ibídem, vol. II, pág. 233.�6 Cuando el intendente don Antonio Alvarez y Jiménez

efectuó su visita a Ichuña, la mayordomía de la iglesia se encontraba a cargo de don José Miguel de Sotomayor y se sostenía tan sólo con las limosnas que aportaba don José Mariano Sotomayor, en: A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita… vol. II, pág. 222.

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2�oligarquías multiétnicas en el cercado andino. Siglos XVIII-XX / Teresa Cañedo-Argüelles Fábrega

inmediaciones de las bocaminas donde trabajaban y allí mismo se les curaba de sus enfermedades cuando había medios para hacerlo�7.

Doctrina Indios Españoles Tierras de comunidad

Torata 2.2�1 777 0�8

omate 1.037 328 0�9

puquina 3.��9 “algunos”60 66 topos61

Ichuña62 1.326 9 sin datos

En realidad eran muy pocos los españoles que residían en Ichuña y las condiciones de aislamiento propiciaron muy pronto su mezcla con la población nativa. De estas uniones interétnicas procederían los apellidos Venegas, Arce, Asencio, Santos, Ventura, Flores, Ambrosio, Quispe, Suri y Mendoza, regis-trados durante la época colonial como indígenas pudientes63.

La escasez de caudal minero de aquellos yacimientos y sobre todo la falta de medios para explotarlo, hicieron que estos hacendados, sin otros recursos alternativos, abandonaran el distrito a fines de la etapa virreinal. Fue entonces cuando el sector indígena, merced a su participación en las guerras de independencia, tendría la oportunidad de tomar las riendas del poder y el control de los recursos mineros.

Distribución demográfica y tierras comunales en cuatro doctrinas de Moquegua para 179264

Como puede verse en este cuadro, solamente las doctrinas de Torata y omate, debido a su buen

�7 A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita…, vol. II, pág. 2�0.

�8 A. álvarez y Jiménez: Relaciones de la Visita… vol. II, pág. 199.

�9 Ibídem,vol. II, pág. 2�6.60 Ibídem, vol. II, pág. 272.61 Ibídem.62 padrón de Ichuña para 1826. p. Macera: “razón de indi-

viduos…”.63 p. Macera: “razón de individuos que de este curato de San

Ignacio de Ichuña pagan diezmos de papas, ganado vacuno y llamas “, en: Geografía Colonial de Arequipa, Universidad Mayor de San Marcos, Lima, 1989 y o. Maldonado Condori: Diagnóstico socioeconómico del distrito de Ichuña. 1998. Informe de prácticas preprofesionales presentado en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, 1999.

6� AAA, padrones, 1792, Torata, leg. �; omate, puquina e Ichuña, leg. 2.

temple, a la abundancia de agua y a la fertilidad de sus tierras, propiciaron el arraigo de la población blanca para la explotación agropecuaria. La mano de obra indígena se captó por medio del peonaje en Torata y de la encomienda en omate. En puqui-na, aunque existieron encomiendas, los recursos agropecuarios no lograron fijar la residencia de españoles más allá del siglo XVII. Y en cuanto a los de Ichuña, una vez desaparecidos los minera-les que habían atraído su presencia y sin recursos alternativos (agropecuarios) que explotar, optaron finalmente por abandonar el distrito.

Tenemos pues que durante la época virreinal la calidad de los recursos agropecuarios no sólo favoreció la presencia de españoles en los padrones catastrales de tierras, sino que también atrajo a no pocos indios pertenecientes a los linajes hegemónicos o cacicazgos. El acceso a las tierras de unos y otros se vio favorecido por el proceso privatizador que arbitró la administración reformista en el s. XVIII y que afectó fundamentalmente a las tierras comunales de las corporaciones indígenas6�.

Los primeros decenios republicanos vinieron a consumar el proceso de privatización y a dar legitimidad jurídica a las propiedades disfrutadas hasta entonces de facto por los indios en régimen familiar66. En esta etapa la consolidación de las oligarquías rurales tuvieron como telón de fondo dos grandes conflictos: la Guerra de la Indepen-dencia y la Guerra del pacífico. Ambos episodios contribuyeron a dinamizar el trasvase de las tierras indígenas hacia los individuos o sectores que des-tacaron en las contiendas activándose con ello la criollización de la sociedad y la mestización de las oligarquías rurales. Se trataba de criollos urbanos o de militares que se beneficiaron de los repartos y de la venta de tierras indígenas, y los cuales en-grosarían el grupo hegemónico de los cercados de los pueblos extendiendo su influencia a todos los

6� T. Cañedo-Argüelles: “La desvinculación de bienes…”.66 El 8 de abril de 182� Bolívar ordenó la entrega de tierras que

todavía permanecían en régimen comunal a sus usufructua-rios, decreto que el presidente La Mar reafirmó en 1828. El pleno derecho para proceder a su libre disposición y venta lo adquirieron con la Ley del 30 de octubre de 1893. Estos intentos de equiparación ya habían sido probados en España con el triunfo del liberalismo constitucional de 1812 cuyos principios doctrinales de igualdad, libertad y propiedad encontraron en las comunidades indígenas americanas un teórico escenario de aplicación. En 18�� se suprimieron los otros dos signos más visibles de la diferencia política y económica: el cacicazgo y el tributo.

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daron en hacerse eco de todas estas medidas y el 13 de abril de 181�, el Coronel ramón González de Bernedo remitía al general del Ejército realista, Don Juan ramírez, un Decreto del Virrey del perú por el que se ordenaba asignar topos de tierras a los valientes y oficiales y demás individuos del Ejército que ha pacificado esta provincia…y se proceda al señalamiento de los topos de tierras que los interesados pidan en el distrito de esta provincia, la correspondiente noticia exacta que deben comprender cuantas tierras disfrutan… principalmente las de aquellos caciques que por infidentes o adictos a la causa de la insurrección se hallen en el día sin propietarios72.

En 181� se dio orden de divulgar en la doctrina de omate los decretos del texto constitucional en los que se insistía en la necesidad de reducir los terrenos comunes a dominio particular… para el fomento de la agricultura e industria… queriendo al mismo tiempo proporcionar con esta clase de tierras… un premio a los beneméritos defensores de la Patria73. Así en 1830 fue ordenado, mediante Decreto Supremo, que los bienes comunales (en tierras o censos) fueran transferidos al Estado para proceder a su venta, quedando el producto de las transacciones en poder del erario nacional. En su artículo 2º se especificaba que la Junta Departamental se encargará de venderlos con todas las formali-dades… al mismo Señor Subprefecto… y que éste propusiera los medios de suplir su falta y atender al objeto a que fueron destinados”7�.

No tenemos constancia de la mencionada venta de tierras indígenas a los subprefectos. En cambio hemos comprobado que a partir de los primeros días de enero de 1830, se dio inicio a una febril actividad de compra-venta de estas tierras en las que el Estado actuaba ya por medio de los subprefectos, como vendedor de las mismas, lo que hace pensar que, más que expropiadas, las tierras indígenas (supuestamente las de los infidentes) habían sido confiscadas por el Estado. Es así como una parte de las tierras de los distritos rurales de Moquegua

72 Ibídem.73 ADA, Decretos de las Cortes de Cádiz de 1812. omate,

Intendencia-Administrativo, fols. 8-19, 26 de mayo de 181�.

7� ADM, Venta de los terrenos de Gavalon y Sabaya ( valle de Omate) de la Caja de Comunidad, hecha por el Sub Prefecto de la provincia de Moquegua D.Tadeo Ordóñez en nombre del Estado, a favor de Ancelma Atencio. protocolos Nota-riales, Notario José Santos Fdez. Dávila, fols. 18�-262.

ámbitos de la vida política, económica y social del entorno rural67. Algunos de sus apellidos pertenecían a familias moqueguanas ilustres como eran los Ma-zuelo, los Fernández Maldonado o los Barrios, en Torata68 o los Barrios, los Hurtado, los Nieto o los Eyzaguirre, en omate69. Se trataba, insistimos, de una sociedad no excluyente desde el punto de vista étnico, ya que en ella formaron filas también indios y mestizos, eso sí, adinerados y a veces ligados a antiguos cacicazgos. Tales eran los Tone en puquina o los Cayla, los Mamani, los Quispe, los Ticona, o los Zuni, en omate, a quienes veremos participar muy activamente, también ahora, en la compra de terrenos comunitarios70.

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

En el contexto revolucionario de la Indepen-dencia, las tierras indígenas fueron vistas por los miembros de la Junta de Cádiz como una forma de pagar los servicios patrióticos a la causa realista. Los Decretos de Cádiz habían ya dado facultades a las Diputaciones provinciales (orden del Consejo de regencia del 1� de Noviembre de 1812) para hacer uso de los bienes de comunidades de indios para premiar a los beneméritos defensores de la Patria (Art. 9º)71. Las autoridades locales no tar-

67 La Guerra con Chile produjo efectos semejantes a los de la guerra de la Independencia en lo que se refiere al traspaso de propiedades indígenas al estamento militar implicado en el conflicto. Es el caso del general Miranda que se apropió en puquina de 30 topos de tierra (10 Hectáreas), formando con ellos una de las mayores haciendas del distrito. La información de que disponemos proviene de los recuerdos que todavía la gente antigua de los pueblos guarda en sus memorias. Es el caso de Don Arturo oviedo en omate u otros más jóvenes como orlando roldán en puquina que se han interesado en rescatar historias, testimonios y papeles privados de sus antepasados.

68 Archivo Departamental de Moquegua (en adelante ADM). protocolos Notariales. Notario orestes rivero, Escritura de compra-venta de los Altos de Coscore en Pocata. fols. 200-202.

69 Ibídem. Notario José Santos Fdez. Dávila, Venta de terrenos de la Caja de Comunidad de Omate hecha por el Subprefecto de la provincia de Moquegua D. Tadeo Ordóñez en 1835 fols. 182-262.

70 T. Cañedo-Argüelles: “Cacicazgo y poder en el valle de Moquegua. Siglos XVII y XVIII”, en: Revista del Archivo Arzobispal de Arequipa, Nº 1, 199�, pp. 17-31.

71 Lilly Library Indiana University (en adelante LLIU), Latin American Mss. peru Manuscripts Department. Decreto enviado como circular a los Alcaldes Mayores y Caciques de la provincia de Cuzco.

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pasó a manos de militares durante el proceso in-dependentista.

por otro lado, estas medidas privatizadoras convirtieron a los distritos rurales en atractivos focos de recepción de inmigrantes criollos procedentes de la ciudad (Moquegua) que buscaron refugio en estos lugares más resguardados de la acción de las tropas y a quienes se les dio también facilidades para el acceso a la propiedad de tierras. No todos los distritos se vieron igualmente afectados por este suceso.

Torata apenas recibió inmigrantes debido a su proximidad a la ciudad y a la falta de tierras dis-ponibles, puesto que desde un principio estuvieron copadas por los criollos.

En Ichuña la emergencia de los indígenas en la esfera económica se había producido durante la época virreinal a través del desempeño de cargos de mayordomos en las haciendas de minas. Esta activi-dad les permitió establecer alianzas matrimoniales con el sector minero al que se mantenían estrecha-mente vinculados y ejercer la autoridad merced a la fuerza coercitiva que empleaban sobre el resto de la población nativa. Las guerras de Independencia contribuyeron a dinamizar el trasvase social, ya que las minas y el poder económico y político que conferían cambiaron entonces de propietarios. El comandante Córdova y el teniente Isidoro Guazárez instalaron allí un cuartel general bajo su mando y entregaron, tanto las minas como los pastizales, a quienes apoyaron la causa independentista con ganado o dinero, desconociendo la antigua titula-ridad de las haciendas. Los mayordomos tuvieron entonces en su mano la oportunidad de hacerse con las propiedades que regentaban. Así los terrenos de yanahuara, del cerro Vila Vila, Cobre Joya, Niño Ccollo y Otora fueron a parar a la familia de pedro Cabana que había contribuido al Ejército con dos toros y cien pesos. Las familias que emergieron tras la Independencia fueron los Santos, los Pari y los Maldonado (en Umalzo), los Flores y los ro-que (en Crucero), los Ventura (en Maicunaca), los Bautista (en Antjahua), los Apasa (en yanahuara), los Quispe (en lugares varios), los Cabana (en Oyo Oyo), los Chambilla y los Parisaca (en Miraflores) y los Casilla (en Sicuani y Umalzo). Estos indivi-duos respondían al perfil de los mistis y a poco que supieran leer y escribir tuvieron la oportunidad de acceder a los cargos públicos tras la creación del distrito. Manuel Maldonado, que había adquirido en 18�0 las minas de Umalzo y era de profesión

maestro, desempeñó los cargos de gobernador y Juez de paz durante veinte años consecutivos. Su nieto, Eufrasio Maldonado, antiguo mayordomo en la hacienda de Cute y su bisnieto Jesús Maldonado (actual director de la emisora de radio), me hablaron de él y coincidieron en que estos cargos le permi-tieron a su ilustre antepasado acomodarse en todo y acaparar los 22.000 metros cuadrados de tierra de cultivo que la familia tiene en la actualidad.

por el contrario, las antiguas familias criollas, en desacuerdo con la revolución, sufrirían tras la Independencia un considerable declive llegando incluso a desaparecer del escenario. para entonces los yacimientos mineros habían venido a su total decadencia porque los mineros no han conserva-do la conducta de los primeros caballeros, así en pagar los jornales como en evitar los excesos a que arrastra la naturaleza corrompida75. Debido a la ubicación de las haciendas mineras y de los pastizales, estas nuevas familias de hacendados mineros se diseminaron, como habían hecho los españoles, por los anexos próximos al pueblo de Ichuña. Los nuevos propietarios eran sobre todo, como he dicho, antiguos mayordomos mestizos que llegarían a constituirse en sector oligárquico merced a las posibilidades que tuvieron de acceder a los cargos políticos desde que en 1836 se incorporara el sistema electivo para el acceso a los puestos municipales.

Los distritos de omate y puquina fueron, en este orden, los principales núcleos receptores del éxodo urbano que tuvo lugar durante las guerras de Independencia. Este conflicto abrió las puertas de omate a familias moqueguanas como los Barrios, los Hurtado, los Nieto o los Eyzaguirre76. Los pro-cedimientos de privatización de tierras aumentaron el cerco de este grupo con apellidos como oviedo, Atencio, Ayala, Baldarrago, ramos y rosales. Los protocolos notariales de 1830 dan cuenta de los 126 contratos que se firmaron en este distrito respondiendo a los procedimientos privatizadores decretados por el gobierno postindependentista y en los que puede verse que, junto a los criollos,

7� F. X. Echeverría y Morales: Visita actuada…, vol. IV, pág. 136.

76 ADM, Venta de terrenos de la Caja de Comunidad de Omate hecha por el Subprefecto de la provincia de Moquegua D.Tadeo Ordóñez en 1835. protocolos Notariales. Notario José Santos Fdez. Dávila, fols. 182-262. Venta de tierras a Anselma Atencio.

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actuaban también indígenas pudientes77. Algunos eran descendientes de antiguos cacicazgos como los Cayla, los Mamani, los Quispe, los Ticona, o los zuni . Es muy probable que su adhesión a la causa de la Independencia les hubiera dado facilidades en este sentido.

En puquina la escasez de criollos durante la etapa virreinal hizo que el grupo hegemónico del cercado mantuviera en el s. XIX una considerable mayoría indígena. Las tierras disponibles de este distrito fueron repartidas después de la Independencia, en tiempos de la Confederación peru-Bolivia, entre quienes apoyaron la causa patriótica del Mariscal Nieto frente a las pretensiones de Andrés Santa Cruz. Como es sabido, en 1836, bajo la iniciativa del presidente de Bolivia, Andrés Santa Cruz, se formó el Estado Sur peruano del que Moquegua formó parte hasta su disolución en 183978. En 18�3 Santa Cruz invadió por segunda vez Moquegua en un nuevo e infructuoso intento de restaurar la Confederación surperuana. El General Mariscal Nieto lideró la oposición venciéndole en la pampa de San Antonio con el apoyo que le prestaron tanto las milicias como los voluntarios moqueguanos. Consta que también estos servicios patrióticos fueron retribuidos mediante la entrega de tierras en los distritos rurales del partido de Moquegua, pero sobre todo en el de puquina donde, según un oficio remitido a la prefectura de Arequipa en 18�9 por el Subprefecto de Moquegua Ezequiel Mendoza, no había podido darse cumplimiento a la Orden del Ministerio de Hacienda de hacer entrega de tierras vacantes de Caja de Comunidad porque no existía un solo topo de terreno de Caja, ya que

77 Los términos de dichos contratos eran de este tenor: En virtud de este Decreto se procede a vender a Anselma Atencio unas tierras situadas en el pago Gavalon de 4.130 varas cuadradas, y otro en el pago de Sabaya de 2.451 varas cuadradas, pertenecientes a la Caja de comunidad, por 131 pesos 3 reales, cantidad que tiene soltada en esta Subprefectura en dinero corriente… mediante lo cual des-crito, quito y aparto yo el Subprefecto del derecho, acción, propiedad y señorío que el Estado tiene en los expresados terrenos de Caja de Comunidad, y los cedo, renuncio y traspaso a la compradora para que como suyos propios disponga de ellos a su arbitrio y voluntad. Ibídem.

78 Este Estado estaba formado por los departamentos de Arequipa, Ayacucho, Cuzco y puno, junto con Bolivia. En 1836 Chile declaró la guerra a la Confederación y en Enero de 1839, tras la derrota de Santa Cruz en Yungay, se deshizo.

todas ellas se habían repartido a los triunfadores de aquella contienda79.

LA GUERRA CONTRA CHILE

También la Guerra contra Chile de 1879 tuvo sus principales implicaciones sociales en puquina. Este conflicto tuvo su origen en el interés que despertaron los depósitos de guano y salitre de Atacama, provincia boliviana sobre la que Chile adquirió derechos de explotación en 1866. Ante la invasión chilena de nuevos espacios salitreros y la negativa a pagar los impuestos convenidos, Bolivia declaró la guerra a Chile después de que perú firmara, en 1873, un pacto de alianza con este país. La población moqueguana se implicó en una larga y cruenta guerra que estalló en 1879 y que dio a Chile la victoria con la anexión de Atacama, después de dejar el valle y las poblaciones próximas a Moquegua completamente asoladas. Los distritos rurales intervinieron activamente durante los cuatro años que duró la contienda.

Ya desde tiempo atrás venían concentrándose en puquina algunas milicias procedentes de distintos puntos del país. Entre los mandos estaba el coronel pedro Celestino Miranda, quien no tardó en hacerse con las riendas políticas de la región incitando a los pobladores de los distritos rurales a reclamar la autonomía política de la región.

Celestino Miranda plantó su cuartel general en puquina donde ofreció su apoyo a los indígenas en los litigios de tierras que tenían contra los criollos (principalmente contra Juan Francisco Barra). Tanto él como algunos de sus secuaces vieron entonces la oportunidad de apropiarse de las tierras que todavía quedaban en régimen comunal haciendo uso de la autoridad que impusieron por la fuerza y de los recursos militares que tenían bajo su control. Miranda llegó a formar entonces la mayor hacienda del distrito con una extensión de 30 topos. Su apoyo a los indios enfrentó a las autoridades locales pro-vocando la escisión del vecindario en dos bandos, uno de los cuales, liderado por Juan Ampuero y Diego Almansa, reconoció la autoridad de Miranda como Jefe Militar de puquina. El gobernador del distrito, Gregorio Ope, y el Juez de paz, Ambrosio

79 Archivo regional de Tacna (en adelante ArT), prefectura, Subprefectura de Moquegua, Oficio del Subprefecto de Moquegua don Ezequiel Mendoza, � de marzo de 18�9, leg. 1, cuad. 1-�2.

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29oligarquías multiétnicas en el cercado andino. Siglos XVIII-XX / Teresa Cañedo-Argüelles Fábrega

yari, fueron destituidos de sus cargos después de que Miranda proclamara en la plaza de Armas de puquina su independencia de Moquegua y advirtiendo que serían confiscados los bienes de todos aquellos que se negaran a acatar su autoridad.

En su proyecto independentista este general trató infructuosamente de involucrar a los distritos de omate, Ichuña y Ubinas, pero la Subprefec-tura de Moquegua tomó cartas en el asunto y el Subprefecto, Diego Bell, solicitó el envío de una compañía bien equipada para reducirle. La geografía montañosa de Puquina y sus estrechas quebradas, así como la escasez de armamento y demás elementos de guerra con que se contaba, permitieron a Miranda afianzarse en el poder hasta que finalmente en 1866 huyó y el motín fue sofocado. Entre los cómplices del coronel Miran-da, que se registraron al ingresar en la prisión de Arequipa a resulta de dichos motines, figuraban Juan Ampuero, Diego Almanza, Melchor Carpio, Calixto Guamachuco, Francisco peraltilla, Mariano Ale, Valentín Coahuila, Gregorio roque, Matías Miranda, Tiburcio Chire, Carlos yari, Manuel Quispe, pascual ramos, Agustín yari, pedro pascual Ale, Manuel Ampuero, Mariano Gómez, Carlos Arce, Juan Gualberto Alarcón y Manuel rodríguez80. Algunos de estos apellidos (yari, Arce, rodríguez) estaban asociados al desempeño de cargos públicos y su implicación en el motín bien pudo obstaculizar la formación de sus posibles haciendas. Los Arce adquirieron una de 2� topos pero ya tardíamente, se la compraron a la familia álvarez y las herencias se ocuparon muy pronto de disolverla81.

80 ArT, prefectura,Comunicaciones recibidas en la Prefectura de Arequipa desde la Sub-Prefectura de Moquegua sobre el motín del general Miranda en Puquina, 1� de marzo de 1866. leg. 8, cuad. 7� al 83.

81 Actualmente la familia Arce ha instalado una empresa de transportes que hace el servicio entre Arequipa y la sierra y, aunque todos sus miembros se han instalado en Arequipa, mantienen en puquina una segunda vivienda de dos plantas edificada con material noble. pintada de blanco con los cercos de las ventanas y puertas en rojo oscuro recuerda a una capilla. Y es que el día 1� de septiembre de 1996, con motivo de la celebración del Señor de la Veracruz, don Nicanor Arce álvarez hizo donación de esa casa para uso de los peregrinos que visitaran puquina en dicha fiesta. La casa quedó vinculada a la comunidad no pudiéndose vender, ni alquilar ni heredarse, por todo lo cual don Nicanor recibió el abrazo y aplauso efusivo de la colectividad, que aquella noche bailó hasta la madrugada.

A partir de 1836, una vez que el distrito se incorporó el sistema electivo para el acceso a los cargos, emergieron en su escenario político algunos apellidos indígenas como Cutipa, yari y Ope, y junto a ellos otros de ascendencia criolla recién instalados como González, reynoso, Sa-lazar, rodríguez, Arce y Begazo82. Sin embargo, este grupo no parece que lograra consolidar un patrimonio de tierras considerable, lo que pudo deberse a su participación en los motines acaeci-dos en puquina hacia 1866. Las autoridades más relevantes del distrito, tanto desde el punto de vista económico como político, fueron los des-cendientes de los antiguos cacicazgos. La familia Tone, asociada al principal cacicazgo de la región y propietaria de gran cantidad de tierras desde la etapa virreinal, acaparó los cargos de gobernador, alcalde y juez de paz así como las mayordomías de la iglesia. Y lo mismo ocurrió con los oviedo, conocida familia de ascendencia criolla, en omate.

CONCLUSIÓN

Don Fabio Tone y don Arturo oviedo son ac-tualmente miembros de sendas estirpes –indígena una y criolla la otra– y como puede apreciarse en el encabezamiento de este texto, coinciden en su discurso sobre la evocación de un pasado compar-tido (y glorioso) donde las familias hegemónicas disfrutaban juntas de los ambientes festivos que se producían con motivo de las tinkas del ganado y demás rituales agropecuarios. La semántica expresiva coincide en los testimonios de ambos informantes para describir la recontraunión que enlazaba a los miembros de la oligarquía local por su vecindad, que era residencial, económica y social (aunque no étnica). Recontraunión que les permitía trabar estrechas relaciones de alianza para afianzarse en los puestos relevantes de la política, la religión y la administración de sus distritos.

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82 ArT, prefectura, Subprefectura de Moquegua, legs. 1 (cuad. 1-�2); 2 (cuad. �3-�2); �; 8 (cuad. 7�-83).

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ADA: Archivo Departamental de Arequipa.

ADM: Archivo Departamental de Moquegua.

AGI: Archivo General de Indias.

AGN: Archivo General de la Nación (Lima).

ArT: Archivo regional de Tacna.

LLIU: Lilly Library Indiana University.

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31Una aproximación al conocimiento del “currículum oculto”… / Emilio Fernández CanqueDIáLoGo ANDINo Nº 28, 2006Departamento de Ciencias Históricas y GeográficasFacultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá, Arica-Chile. páginas 31-39 ISSN 0716-2278

UNA APROXIMACIÓN AL CONOCIMIENTO DEL “CURRÍCULUM OCULTO”

EN LA EDUCACIÓN INDOAMERICANA

AN APPROXIMATION TO THE KNOwLEDGE OF THE “HIDDEN CURRICULUM” IN THE INDOAMERICAN EDUCATION

por:

MG. EMILIo FErNáNDEZ CANQUEProfesor de Biología y Ciencias Naturales

Magíster en EducaciónDr.© en Psicología y Educación, Universidad Autónoma de Madrid (España)

Departamento de EducaciónFacultad de Educación y Humanidades

Universidad de TarapacáAvda. 18 de Septiembre Nº 2222, Arica, Chile

E-mail: [email protected]

RESUMEN

La educación, tanto formal como informal, ha ido adquiriendo una importancia fundamental para explicarse procesos de revitalización y/o debilitamiento de la cultura y de la proyección social de los grupos humanos.Ello ha determinado que la preocupación por las formas culturales originarias sea un campo de estudio emergente y de gran importancia socioantropológica. En atención a ello es que el presente artículo permite compartir un enfoque educativo de alta pertinencia educacional en el norte de Chile y en la macrorregión sur andina referido.Lo acontecido en la educación en esta parte del mundo durante los años 18�0 a 1930 nos obliga a evidenciar los aportes de los primeros educadores latinoamericanos, quienes hicieron un valioso e inédito aporte hacia el desarrollo de nuestras formas culturales y nuestras primeras manifestaciones de un “desarrollo con identidad”. El artículo incluye también los principios educativos andinos que han sido estudiados por diversos autores como una forma de valorizar los aportes de nuestras culturas milenarias y ancestrales. Palabras clave: Educación indoamericana, principios educativos andinos, currículum oculto.

recibido el 2� de Septiembre de 2006Aprobado el 03 de Noviembre de 2006

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ABSTRACT

Education –formal or informal– has been acquiring a fundamental importance to explain revitalizing and/or weakening processes of culture, and social progression of human groups.This has determined that the preoccupation for original cultural forms turns to be an emerging field of study having a great socio-anthropological importance. Taking this into account, the present article allows us to share a focus of a high educational pertinence in the North of Chile, and in the South Andean macro region.what happened in education in this part of the world between 1850 and 1930 obliges us to give evidence of the contribution of the first Latin American educators who made a valuable and unprecedented contribution to the development of our cultural forms and first manifestations of a “development with identity”. The article also includes Andean educational principles which have been studied by many authors as a means of valuing the contributions of our millenary and ancestral cultures. Key words: Indoamericana education, Andean educational principles, hidden curriculum.

“Sube a nacer conmigo, hermano.Dame la mano desde la profunda zona

de tu dolor diseminado.No volverás del fondo de las rocas.

No volverás del tiempo subterráneo.No volverán tus ojos taladrados.

Mírame desde el fondo de la tierra,labrador, tejedor, pastor callado;Domador de guanacos tutelares;

albañil del andamio desafiado;aguador de las lágrimas andinas;

joyero de los dedos machacadosagricultor temblando en la semilla;

alfarero de tu greda derramado;traed a la copa de esta nueva vida

vuestros viejos dolores enterrados”.(Neruda, Macchu Picchu, 19�0, pp. 1�0-1�1).

INTRODUCCIÓN

Los versos de pablo, nuestro Nobel de literatura, resumen los aspectos centrales del presente artículo. Diversos estudiosos afirman que la educación es un proceso que acompaña al ser humano desde que nace y comienza a dar sus primeros pasos, hasta que se desarrolla y adquiere conciencia de su entorno y de sus potencialidades finalizando su existencia probablemente provisto de mucho conocimiento y educación que se adquiere en su desarrollo vital. Esta educación se define, en términos muy genera-les, como “Currículum Teórico, formal u oficial y currículum real, implícito u oculto”1, atendiendo a

1 revista Pensamiento Educativo, pontificia U. Católica de Chile, pUC. Volumen 29, 2001. “Innovación Curricular”.

que normalmente existe un proceso educativo que se realiza de una manera estructurada y organizada –a la que algunos autores llaman escolarización–, mientras que existe también una educación –mal llamada informal, implícita u oculta– que se adquiere en el contacto con el medio, con los componentes del grupo familiar y especialmente con la comu-nidad de origen.

Atendiendo a lo anterior, resulta particular-mente interesante preguntarse qué ocurrió en las diferentes etapas de nuestra existencia; en particular resulta valioso para este estudio centrarnos en el período 18�0 hasta el año 1930, debido a que en esta etapa, aparentemente, habrían ocurrido hechos de gran trascendencia para la educación indoamericana.

por tanto, es posible preguntarse: ¿Hubo realmente una educación y, si ésta existió, qué características adquirió? ¿Qué relación existe entre esta forma de educación indoamericana y la existencia de aquello que los autores llaman “currículum oculto”? ¿Quiénes contribuyeron a la génesis y desarrollo de la cultura y educación en este continente, reconocido inicialmente como “abyayala”2 o “tierra de indios”? ¿Cómo se con-dujo la inevitable interacción entre los poseedores iniciales de la tierra y la llegada de otros habitantes al mismo “nicho ecológico”?

ponencia: “renovación de las prácticas de planificación Curricular”, Erazo Jiménez, María Soledad, pág. 2�1.

2 Término referido de las culturas originarias de este continente que significa “Tierra de indios o tierra indígena”. Actas de programa proEIB - Andes - Universidad de San Simón, Cochabamba, Bolivia.

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33Una aproximación al conocimiento del “currículum oculto”… / Emilio Fernández Canque

DESARROLLO

probablemente contestar a todas las interro-gantes ya enunciadas sea motivo de un trabajo de mayor extensión y profundidad, especialmente considerando la importancia que están tomando en nuestros procesos educativos latinoamericanos dos conceptos fundamentales: multiculturalidad e interculturalidad. En cuanto a la primera, se ha afirmado que “la multiculturalidad a nivel latinoame-ricano refleja una mayor posibilidad de compren-der la variedad de situaciones étnicas, nacionales, lingüísticas culturales del continente, que se dan hoy y que se irán desarrollando progresivamente”3 por otra parte, respecto a la interculturalidad, se afirma que “hablar de educación intercultural en el mundo latinoamericano de lengua dominante española es habitual y se asocia a la relación entre la sociedad global y sociedad indígena. Comprende aquellas culturas y lenguas que conforman, en el sentimiento e ideología de la población, parte de los orígenes de la nación y del país (Culturas y pueblos originarios)” �.

Lo cierto es que cuando llegaron los “con-quistadores” encontraron evidencias culturales y expresiones educativas que hasta la actualidad se mantienen. Con ello no nos estamos refiriendo únicamente a las mundialmente conocidas “momias de la cultura chinchorro”� (con una data estimada en 7.000 a.C.) que son características de nuestra región, sino a lo realizado por poblaciones origi-narias posteriores y contemporáneas que basan su existencia en la acción de producir la tierra logrando aprovechar sabiamente los escasos y cada vez más raquíticos hilos de agua que caracterizan el desierto del norte de Chile, considerado por muchos como el más árido del mundo. A estas manifestaciones de un dominio sobre los elementos naturales, a saber el agua, el sol, el viento y la tierra, considerados claves en la cosmovisión andina, podemos agregar la existencia de otras manifestaciones que superan las “necesidades primarias”… nos referimos a las formas de expresión de su música, leyendas,

3 Texto “Educación Multicultural:Nuevos sentidos de la pedagogía” Carmen Montecinos y Guillermo Williamson - IIDE - Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional - U. de Talca - 1996, p. 97.

� Texto: op. cit., p. 96.� Existen muchos trabajos relativos a las antiquísimas culturas

del ámbito andino del entorno ariqueño, especialmente la cultura costera de Chinchorro.

lenguaje, artesanía y en especial su cosmovisión y racionalidad.

En la abundante literatura existente podemos encontrar numerosas alusiones a lo indígena y a lo nativo, considerándose en la mayor parte de las afir-maciones como parte de la “barbarie”, así como en otras como parte de las “fuerzas vivas” que hay que incorporar al estado y al entorno social para expresar en mejor forma la naciente “democracia”.

Lo que no se puede afirmar es que la presencia del indígena y sus formas de desarrollo cultural y educativo sea un tema ficticio o inexistente. Quien se atreva a afirmar lo contrario se irá encontrando con “hallazgos arqueológicos y comunidades activas” que lo desmentirán de inmediato. Sin embargo, esta indoamérica ha sufrido constantes y variadas interacciones en los distintos aspectos de su existencia que la han modificado sustancialmente transformándola en lo que hoy vemos.

resulta interesante, por decir lo menos, asumir que existe un desconocimiento de los aportes tanto educativos como culturales de los indígenas de esta parte del continente. A lo anterior se agrega lo siguiente:

• ¿Cuál es el efecto de los procesos globalizadores sobre estas culturas originarias y milenarias?

• ¿Qué impacto tiene o ha tenido todo lo acon-tecido sobre los procesos de identidad y de participación de los componentes de estos pueblos originarios?

• ¿En momentos en que se habla de “la persona y su entorno”6 o de “contextualizar los apren-dizajes” así como de rescatar y potenciar los “aprendizajes previos” de nuestros alumnos(as) no será necesario hacer un esfuerzo para aproxi-marse a estas genuinas expresiones culturales y educativas?

El documento referido los “Los temas pedagógi-cos de José Carlos Mariátegui” (puiggrós)7 afirma: “Este breve pasaje del Amauta por la contradicción racionalismo occidental/racionalismo indígena y popular latinoamericano resulta de gran valor para la pedagogía y pone en evidencia la ineficacia

6 Decreto Nº 220 - Ministerio de Educación - Chile - objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos obligatorios de la Educación Media, p. 23.

7 “Los temas pedagógicos de José Carlos Mariategui”, pui-ggrós, Adriana, pp. 190-191.

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del educacionismo civilizador. Fue positivo que, simultáneamente, Mariategui haya insistido en el carácter determinante de la problemática económi-co-social en la situación indígena, la posibilidad de combinar las contradicciones estructurales con las contradicciones ideológico-culturales, y las mutuas limitaciones. Consideró que la transformación económica del indígena invalida todo mensaje que se detenga en el plano filosófico-moral”. Su problema –se agrega– “…tiene sus orígenes en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverlo con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los gamonales” La contradicción antes indicada, aparentemente, aún subsiste en nuestro sistema educativo lati-noamericano, de denunciarlo se han encargado los últimos seis Congresos Latinoamericanos de Educación Intercultural Bilingüe8 realizados en distintas capitales de nuestra Indoamérica (el autor del presente trabajo ha asistido y presentado ponencias en cuatro de ellos).

otro aspecto de particular importancia lo refiere A. puiggrós de la siguiente manera: “En el caso particular del perú, la presencia del elemento colonizador en el interior de la estructura social produce dos efectos. El primero de ellos es el condicionamiento de la labor del educador por parte del gamonalismo, adverso a la educación del indio; interesado más en mantener su ignorancia y su alcoholismo. El segundo es la incompatibilidad de la escuela moderna con una estructura que es antagónica con la más elemental concepción progresista o evolucionista de las cosas”. La literatura en esta emergente temática así como las actas de estos Congresos Latinoamericanos permiten afirmar que esta situación no es exclusiva del perú sino de la mayor parte de los países con clara presencia indígena.

La exclusión sistemática e intencionada de que son objeto los indígenas de las alternativas de desarrollo y progreso constituyen un motivo de análisis de diferentes autores, al respecto Inés Dússel9 afirma:

8 Congreso Latinoamericano de Educación Intercultural Bilingüe (EIB), evento internacional que se realiza cada dos años en distintos países de América con presencia de más de 18 países.

9 Documento: “La producción de la exclusión en el aula en América Latina - Inés Dússel- X Jornadas Logse. Granada, España).

“Este lado oscuro está presente por ejemplo en uno de los primeros actos pedagógicos ejecuta-dos por los conquistadores españoles en tierra americana, el “requerimiento o conminación a los indios” escrito en 1�13 por el jurista palacios rubio, que estuvo en vigencia hasta 1��210. Este documento, redactado en respuesta a disputa so-bre la legitimidad de la guerra contra los indios, establecía que el papa, como representante de Dios en la Tierra, les había otorgado el continente americano a los españoles y a los portugueses. El texto “suponía que los indios no habían sido informados de tal hecho, lo cual se reparaba en ese acto, leyendo el requerimiento en presencia de un oficial del rey, pero sin intérprete. Los indios que se dieran por enterados y aceptaran la situación tras la lectura, se liberarían de ser esclavizados, pero a quienes no lo hicieran se les prometían tremendas penas para ellos y sus familias, además de la esclavitud”11. para esta autora se establecía que la relación pedagógica entre españoles e indígenas sería de dominación, y que la condición para conservar algunos de-rechos elementales era aceptar absolutamente y sin condiciones la cultura, la lengua y la razón dominantes. Es decir, se procedía a una inclusión selectiva, basada en una aculturación brutal, y a la exclusión sistemática de otra parte de la población”.

En Argentina los aportes de J. Manso en re-lación a la incorporación de los indios al proceso educativo también es interesante, especialmente por el momento histórico en el que esta distinguida maestra hace sus aportes. Su preocupación mayor se orientaba a la incorporación no sólo de la mujer y del pobre sino también de la población indígena, al respecto podemos citar: “Asimismo, desarrolló materiales didácticos y libros de lectura. pero fundamentalmente se opuso a la enseñanza secta-ria, restringida y discriminatoria” (Exponía sobre esto –por ejemplo–. “También Juana Manso exige educación para el indio, en un artículo llamado Las misiones”)12.

10 puiggrós, op. cit.11 puiggrós, op. cit., p. 16.12 Documento: “Juana p. Manso (1819-187�): Trasgresión y

debates sobre la emancipación” Myriam Southwell. Cita al documento “las Misiones” (álbum de señoritas, Nº �, 29 de enero de 18��, p. 38).

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3�Una aproximación al conocimiento del “currículum oculto”… / Emilio Fernández Canque

Esta preocupación por la incorporación del indí-gena ha tenido también su impacto en nuestro país, en el extremo norte, específicamente en la primera región donde vive la mayor población aymara de nuestro país, especialmente en las provincias de parinacota, Iquique y Arica. En atención a ello y considerando los elementos teóricos desarrollados durante los últimos años es que abordaré la posible presencia de un currículum oculto en la educación indoamericana, referida a esta cultura panandina.

resulta interesante comprobar la abierta dis-criminación que se observa hacia los indios a co-mienzos de 1900, particularmente en Bolivia donde se comprueba la paradoja de que ellos podrían no ser personas, atribuyendo para éstos los principios de un “Darwinismo social”13. Al respecto, se cita: “En este contexto, los debates suscitan reacciones apasionadas en la prensa y su rumor se extiende incluso más allá de los Andes apuntando a probar que los indios de Mohoza (poblado de Bolivia, cerca de Cochabamba) pertenecen todavía al mundo del salvajismo y a extender esta conclusión al resto de los indígenas bolivianos. Este hecho llega a la exageración cuando, en el transcurso del proceso y ya en el año 1903, llega a Bolivia una primera expedición francesa bajo la dirección de Crequi-Montfort y Senegal de la Grange destinada a estudiar las diferencias existentes entre los aymaras, quechuas y mestizos gracias a mediciones craqueonométricas entonces en boga. para sus mediciones utilizan a los prisioneros de Mohoza, entre ellos a Lorenzo ramírez, su cacique principal. La misión da como resultado: “Lorenzo ramírez, cráneo asimétrico, arcadas zigomáticas pronunciadas, orejas pequeñas, planas y sin bordes, ojos oscuros y vivos, barba rala, negra e hirsuta, maxilar inferior pronunciado…”. Tal descripción pretendía probar que en la raza aymara sobrevivía la especie salvaje primitiva fecunda en los criminales natos1�.

Desde esa etapa inicial se puede comprobar, unas tres décadas después, la presencia de los primeros educadores andinos. Es así como en los alrededores de La paz surge la presencia de Warisata, la primera escuela Ayllu o la primera Escuela Comunitaria que es citada en los anales internacionales como el primer

13 Texto: “Historia” Nº 23 - Universidad de San Andrés, Bo-livia. Artículo de pilar Mendieta parada: “El Darwinismo social y la exclusión política del indio a principios de siglo. El proceso de Mohoza, 1899-190�”, p. 22.

1� Demelas, 1981, p. 76.

esfuerzo serio por dar un espacio educativo propio a la comunidad aymara. En el documento referido a José Luis Mariategui, recibido en el seminario, se indica lo siguiente: “En 1931 el socialista Elizardo pérez, ex inspector de escuelas, y el maestro rural indígena Avelino Siñani iniciaron una experiencia de educación popular que duró hasta 19�0, en Bolivia”.

Esta experiencia vinculó ideas de Franz Tamayo con criterios que, aunque no existen pruebas feha-cientes al respecto, parecen provenir del discurso de Mariategui.

Warisata consistió en el desarrollo de un experi-mento autogestionario que articuló los principios de la educación socialista (escuela única, politécnica, integral, cooperativa, mixta, gobierno colectivo, educación, producción) con los de organizaciones colectiva y de educación del ayllu.

Elizardo pérez consideraba que la problemá-tica del indio es socioeconómica y que las masas indígenas subsisten como expresión de la cultura de los oprimidos. Warisata era considerada por aquel maestro como una experiencia cuyas posibilidades de triunfo definitivo dependían del desarrollo de un proceso de transformación profunda de la estructura social boliviana.

Warisata1� tenía el sentido de educar al indio para dar así comienzo a “una unidad pedagógica nacional’’, basada en sus raíces agrarias, para crear una misma filosofía y una misma técnica educa-cional para el boliviano de los campos como para el de las ciudades.

La idea de Tamayo de alfabetización como superación de la instrucción pública es reemplazada por pérez por el proceso de educación y trabajo. Confundiendo muchas veces positivismo con mar-xismo, sostiene la determinación social del proceso pedagógico e insiste en que la experiencia boliviana servirá de ejemplo a rusia y Alemania.

Incorpora los principios de la escuela activa ad-virtiendo la necesidad de no copiar “simiéscamente’’ a Montessori y Decroly. Aníbal ponce es la fuente en la cual se apoya pérez con mayor frecuencia para dar cuenta de la presencia de determinaciones económicas y clasistas.

Warisata llegó a ser cabeza de un núcleo escolar campesino, con 33 escuelas filiales que intercam-biaban productos, materiales y experiencias. Hacia finales de la década de 1930 llegaron a existir

1� pérez, Elizardo, Warisata. La escuela ayllu. La paz. Empresa Gráfica E. Burillo. 1962, p. 10�.

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12 núcleos escolares en todo el país y pérez fue director de Educación Indígena.

Esto coincidió con el gobierno nacionalista del general Busch que promovió esta experiencia como parte de su programa democrático de educación que se concretó en la reforma constitucional de 1938. La organización de los centros de educación indígena que partió de Warisata, se basaba en la elección de autoridades escolares indígenas por medio del voto directo de la comunidad, las reso-luciones se tomaban en la asamblea general y se decidía por mayoría de votos todo lo relativo a la educación, la marcha de la producción, los proble-mas disciplinarios, las relaciones con el gobierno y con las comunidades vecinas, los problemas con los gamonales, enemigos fundamentales de la experiencia, etc.

Las leyes y reglamentos de Warisata habían sido elaborados colectivamente y los planes de estudio y programas hechos por maestros e indígenas a partir del análisis del medio. El trabajo era el eje del proceso educativo. Cada uno lo hacía de acuerdo a su capacidad y solamente trabajando se adquiría el derecho a la participación completa. Los talleres permitían desarrollar las producciones tradicio-nales indígenas y los insumos necesarios para el autoabastecimiento de las escuelas. La educación debía seguir los lineamientos de la escuela única, cuya fuente reconoce pérez en el sistema educativo cardenista mexicano.

Warisata intentaba ser un sistema integral que tomaba al niño desde el kindergarten y lo conducía hasta el politécnico, institución en la cual se preten-día reemplazar a las herrumbradas universidades. pérez era profundamente antieducacionista. Decía: “No fui a Warisata para machacar el alfabeto…fui a instalarles la escuela activa, plena de luz, de sol, de oxígeno y de viento, alternando las ocupaciones propias del aula, con los talleres, campos de cultivo y construcciones’’16.

Los horarios eran móviles, de acuerdo a un plan quincenal que comprendía labores del aula, talleres y folclore (temática dedicada a la conservación de la cultura indígena). La ganadería, agricultura, fabricación de tejas, aserradero, respondían a un sistema cooperativo que permitía la posterior co-mercialización de los productos.

16 pérez, Elizardo, op. cit., p. 10�.

Warisata llegó a autoabastecerse e influyó en la organización económica de toda la zona defen-diendo las formas de organización económico-social del antiguo ayllu (colectivas) y adaptándolas a las necesidades modernas.

La coordinación del conjunto de las activi-dades estaba a cargo del parlamento Ayllu, que poco a poco vio restituidas sus antiguas funcio-nes gubernamentales, puesto que la población recurría a él espontáneamente para todo tipo de problemas.

Warisata, instalada a más de �.000 metros de altura, en uno de los climas más inhóspitos de la Tierra, fue perseguida por todos los gobiernos, excepto el de Busch, en Bolivia, pero apoyada moral y económicamente por el presidente Cár-denas, de México. Moisés Sáenz visitó Warisata y el primer Congreso Indigenista Interamericano, realizado en pátzcuaro, México, en 19�0, adop-tó oficialmente su modelo17 y su ponencia fue presentada en el mencionado congreso. En la misma oportunidad circuló un folleto, que atacaba la experiencia, con el título de “El estado de la educación indigenal”.

Escapa a las posibilidades de este trabajo realizar una investigación profunda de la relación entre Warisata, el mariateguismo, la obra de Carlos Montenegro y su influencia en la educación indí-gena latinoamericana en su conjunto. pero hemos querido dejar testimonio de su existencia y de su importancia como prueba de la posibilidad de los discursos pedagógicos populares de expresar los elementos más antiguos de los grupos más oprimidos, junto con las formas más democráticas y modernas de educación. Es Warisata, además, la forma como pensamos que el Mariategui de 1926 hubiera proyectado en una experiencia su concepción educativa”.

Considerando esos valiosos antecedentes y va-lorizando los principios educativos que son propios de la cultura aymara y también de otras culturas andinas, algunos educadores nos hemos dedicado en los últimos treinta años a crear alternativas curri-culares para las culturas originarias de América, es así como en el año 1991 se inician en nuestra región las primeras expresiones de educación intercultural con efectiva participación de la comunidad aymara. Este es el caso del Instituto Agrícola “Kusayapu”

17 Velasco, Adolfo, La escuela indígena de Warisata, México, 19�0.

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37Una aproximación al conocimiento del “currículum oculto”… / Emilio Fernández Canque

(en lengua Aymara “La buena cosecha”) que se ubica en el pueblo de pachica y que atiende a ado-lescentes aymaras y de otras culturas “…es pionera en la incorporación de la Educación Intercultural Bilingüe en el norte chileno. De hecho, es la única institución en nuestro país que tiene entre sus planes y programas la asignatura de Estudios Andinos y de Lengua Aymara a nivel de enseñanza básica y enseñanza media”18. Este instituto junto al Jardín Infantil Aymara “Ayrampito”19 de Arica constituyen expresiones claras de que los principios educativos aymaras pueden tener una expresión real en el currículo escolar oficial.

Los principios educativos aymaras, antes citados, han sido sistematizados y estudiados por diversos autores20. Ellos son diversos, pero se pueden resumir en los siguientes:

Primer Principio: Dualidad de pares opuestos- Juego de parcialidades.

Descripción: Este valioso principio aymara se refiere a la percepción que se tiene de la realidad inmediata, relacionándola con el plano de las cate-gorías contrapuestas, parcializadas y antagónicas, las cuales se orientan a la complementariedad a partir de sus legítimas diferencias. De aquí surge la idea de la “unidad en la diversidad”.

Aplicación Pedagógica:

• posibilitar el reconocimiento de la identidad sexual de cada alumno y alumna y valorizar la importancia de la complementariedad entre ambas identidades.

• Establecer diferencias entre los elementos opuestos: alto - bajo, noche - día, frío - calor.

• reconocer que en el mundo andino existe la "sayaña", que es un espacio privado e íntimo que se diferencia de la "aynoka", que se refiere al espacio comunitario más público y exterior. Ambos pueden complementarse para el logro del equilibrio personal y comunitario.

18 Texto “Algunas orientaciones curriculares para la educación intercultural bilingüe en contextos andinos”. Fernández Canque, Emilio. Ministerio de Educación. programa de Educación Intercultural Bilingüe. 2000, p. 21.

19 ob. cit. Fernández Canque, Emilio.20 revista Pensamiento Educativo, pontificia U. Católica de

Chile, pUC. Volumen 29, 2001. “Innovación Curricular”. Yampara Simón, Fernández Canque Emilio, Cayo Gregorio, Chipana Cornelio y otros. 1992.

Segundo Principio: Orden y armonía - “Taypi”.

Descripción: Se fundamenta en el sentido de perti-nencia y funcionalidad que tiene cada elemento, así como los animales y vegetales dentro del ecosistema y del espacio comunitario al que pertenecen. Con ellos se provoca una interacción dinámica que le da sentido a cada “parte del todo”. La idea fundamental es que el hombre es parte de la naturaleza y del ecosistema no su dueño ni su único beneficiario. Una expresión de esta armonía fecunda lo consti-tuye la “pachamama” o “Madre tierra” que al ser fecundada por el “Tata inti” o “padre sol” origina la vida en todas sus expresiones.

Aplicación Pedagógica:

• reconocer que el alumno y alumna chica o grande, anciana o joven son personas distintas, pero son parte de la comunidad educativa.

• Lo anterior permite asumir que entre los pares opuestos y como búsqueda de esa armonía puede existir un aspecto intermedio así entre el frío y el calor existe el tibio, entre la noche y el día existe el mediodía, entre el blanco y el negro existe el plomo.

• posibilitar la autoidentificación del niño o niña andina como parte de las diversas culturas, de esta forma asumir la interculturalidad como espacio de encuentro efectivo reconociendo las diferencias.

Tercer Principio: Reciprocidad - Niveles de organización del trabajo. Redistribución (Ayni- mita-minka - Qamasa).

Descripción: Mediante este principio se asume que el ser humano está dotado de diversas dimensiones, tanto en el sentido espiritual como material y que ello influye en su accionar en los otros ámbitos: sociales, religiosos, económicos, culturales, etc. Este valioso principio enseña el sentido del trabajo en equipo o en comunidad en donde cada uno es responsable de una parte de la misión, pero todo ello conduce mediante la organización natural al éxito que es, a la vez, un producto que se comparte y redistribuye.

Aplicación Pedagógica:

• reconocer la importancia y el rol del alumno y la alumna tanto en su curso, como en su familia y en la comunidad en general.

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• Valorizar el descanso diario como una forma de distribuir correctamente las horas del día y disponerse para un nuevo esfuerzo diario.

• Diferenciar y valorizar adecuadamente las actividades físicas o motrices de las mentales y espirituales reconociendo su importancia para el desarrollo armónico de la personalidad del niño.

Cuarto Principio: Pachakuti - Ciclicidad (Pacha Qamasa - Ajaya - Sarayaña).

Descripción: Este principio se fundamenta en el hecho de que la presencia de un estado anárquico o de desorden previo es importante para que se genere posteriormente un estado de armonía, de no existir este desequilibrio necesario se tornaría difícil la obtención del estado de equilibrio. La reestructuración del ecosistema y de la organiza-ción comunitaria permite potenciar su desarrollo y superar aquellos aspectos deficitarios optimizando su funcionamiento y proyección. Este proceso es cíclico en el tiempo y en el espacio y se retroali-menta a sí mismo buscando su equilibrio natural o su nueva era.

Aplicación Pedagógica:

• En la pareja humana cuando hay una relación afectiva se produce un desorden hormonal y de otro tipo que sólo se restablece cuando se complementan ambos sexos en búsqueda de la madurez sexual o el equilibrio (armonía).

• El ecosistema corresponde a una simbiosis ge-nerada entre los seres y especies interactuantes en la naturaleza y aquellos elementos que la conforman.

• reconocer que el movimiento de los astros genera estaciones del tiempo y del espacio y que todo ello sigue un orden cíclico.

Quinto principio: Jerarquía - Autoridad - Jiliri Markachirinaka.

Descripción: El mundo aymara asume que todos los elementos de la naturaleza se ordenan de manera jerárquica, lo que implica un respeto a los diversos roles y estados. Ello no significa necesariamente sometimiento ni incondicionalidad, sino un orde-namiento natural para un mejor logro de los fines superiores.

Aplicación Pedagógica:

• reconocer el liderazgo natural que se produce en el juego de las niñas y de los niños.

• Valorizar la importancia y reconocer las diferen-cias naturales que se producen en la naturaleza tanto en lo humano como en lo natural. Al respecto se puede citar al "Jañachu" que corres-ponde al semental de camélidos que establece un liderazgo natural frente a las hembras de su especie. De igual forma se puede reconocer la preeminencia del Tata Wilca (padre Sol) sobre los seres humanos y los otros componentes de la naturaleza.

• Una consecuencia pedagógica muy valiosa se refiere al respeto a los ancianos de la comunidad por su sabiduría y por su aporte a la cultura y como reservorios de las tradiciones y del ciclo natural de vida.

Los niños que viven y estudian en los pobla-dos precordilleranos y altiplánicos de la primera región normalmente desarrollan su vida diaria, especialmente en comunidad, de acuerdo a estos principios. El sistema escolar ha ido asumiendo con paulatina pero sostenida disposición favorable, el respeto y la valorización de los saberes propios y “situados contextualmente” de los niños y niñas, esto es perfectamente coincidente con los principios fundamentales de la reforma Educativa Chilena que desde hace diez años se está aplicando a la Educación General Básica.

Con la instauración de una cultura republicana se produjo un proceso de unificación forzada que no consideraba las expresiones educativas de los pueblos originarios. Sin embargo, estos intentos informales o sistemáticos no lograron sofocar plenamente a la cultura indígena subyacente, la cual se transformó en una suerte de “currículum oculto” que subsiste a veces en la clandestinidad de un mundo informal pero que aflora cuando se le requiere.

El proceso de “chilenización” contenía, ob-viamente, una imposición educativa excluyente. Al respecto, Walter Quispe afirma: “La educación entre 1879 y 1929 era, principalmente, encargada por el gobierno a las empresas salitreras. La alfabe-tización y castellanización de las zonas andinas fue determinada, de forma intensiva, directamente por el gobierno a partir de 1930 con el objeto de chilenizar

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39Una aproximación al conocimiento del “currículum oculto”… / Emilio Fernández Canque

a la población aymara. Durante este período fueron creadas varias escuelas en las comunidades”21.

Carabineros, a comienzos del siglo, se au-toimpuso una finalidad educativa en el proceso de asimilación de estas comunidades andinas a la sociedad nacional:

“…Las comisarías rurales dependientes de esta prefectura, por intermedio de los señores oficiales a sus órdenes, han dictado conferencias en los centros obreros de las oficinas salitreras, tratando de hacer entender el rol que corresponde a Cara-bineros en su misión fiscalizadora y procurando a la vez, un acercamiento con los elementos en referencia e inculcándoles el amor patrio y el respeto hacia las autoridades y leyes.

por otra parte, y en aquellos sectores del inte-rior donde todos sus habitantes los constituyen indios sin las más rudimentarias nociones de civilización, los carabineros, tanto por la palabra como por el ejemplo, están constantemente in-troduciendo en dicha gente, hábitos de higiene y de cultura en general…”22.

CONCLUSIÓN

No existen dudas acerca del propósito unificador llevado a la práctica durante el proceso de chileni-zación. Sin embargo, éste no logró aniquilar formas educativas preexistentes en las culturas indígenas, aunque tuvieran que mantenerse en una forma de “currículum oculto”, que con muchas dificultades lograran mantener tales culturas. El desafío para los educadores en una sociedad intercultural consiste precisamente en rescatar esos valiosos saberes para transformarlos en aprendizajes previos que permitan

21 Quispe Medina, Walter “Manual sinóptico de la cultura aymara”. CoNADI, oficina Arica, 1999, p. 20.

22 Memoria de oficinas públicas, Carabineros de Chile, prefectura de Tarapacá No. 1, Memoria Anual, año 1936. Citado por González Miranda, Sergio “Chilenizando a Tunupa”. Colección Sociedad y Cultura, DIBAM, p. �9.

iniciar un proceso educativo que, sin despreciar los valores de una educación externa, configure un cu-rrículum que integre y haga legítimos los elementos culturales y socioeducativos de los pueblos originarios de América, para ello se requiere de la voluntad y respeto recíproco de indígenas y no indígenas. Este desafío se enfrenta con dos ventajas fundamentales: por una parte se cuenta con la participación activa de los mismos pueblos con todos sus elementos educa-tivos espontáneos y, por otra, con los antecedentes de esfuerzos realizados en el pasado por algunos educadores. Se debe construir una auténtica educación intercultural considerando los aportes pioneros de las experiencias de Warisata y Kusayapu.

BIBLIOGRAFÍA

Mineduc-Chile. Programa de Educación Intercultural Bilingüe (200�). “Memorias de los Congresos Latinoamericanos de Educación Intercultural Bilingüe”. Edit. Salesianos.

Cañulef, Eliseo; Fernández, Emilio; Galdames, Viviana; Hernández, Arturo; Quidel, José y Ticona, Elías (2000). “Aspectos generales de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y sus fundamentos”. Ediciones Mineduc-Chile. programa de Educación Intercultural Bilingüe.

Cañulef, Eliseo (1999). “Introducción a la Educación Intercultural Bilingüe en Chile”. Instituto de Estudios Indígenas. Universidad de La Frontera (UFro), Temuco, Chile.

Fernández, Emilio (1997). “propuesta de validación curricular, capacitación docente y diseño metodológico del Instituto Agrícola Kusayapu- pachica- Huara”- Ediciones CoNADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena). of. Arica.

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�1Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento regional… / Elías Pizarro PizarroDIáLoGo ANDINo Nº 28, 2006Departamento de Ciencias Históricas y GeográficasFacultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá, Arica-Chile. páginas �1-�1 ISSN 0716-2278

ARICA Y LA GUERRA CIVIL DE 1891:COMPORTAMIENTO REGIONAL DE UN CONFLICTO1

ARICA AND THE 1891 CIVIL wAR: REGIONAL BEHAVIOUR OF A CONFLICT

por

LIC. ELÍAS pIZArro pIZArroProfesor de Historia y Geografía. Licenciado en Ciencias Sociales

Dr.© en Educación, Universidad de la Plata (Argentina)Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas

Facultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá

Av. 18 de Septiembre Nº 2222, Arica, ChileE-mail: [email protected]

RESUMEN

El propósito de este artículo obedece a la necesidad de dar a conocer y contribuir con antecedentes regionales que nos permitan saber el comportamiento de la Guerra Civil de 1891 en lo que corresponde a la zona de Arica, la cual presentaba a la vez rasgos particulares por ser un territorio que desde hace muy poco tiempo (1880) estaba incorporada a la administración chilena como consecuencia de la Guerra del pacífico. Palabras clave: Guerra Civil de 1891, Balmaceda, Arica.

ABSTRACT

The purpose of this article arises from the need to contribute with some regional information to understand the 1891 Civil war behaviour in the region of Arica which exhibited particular features as a territory recently incorporated to the Chilean administration as a consequence of the war of the Pacific. Key words: Civil war of 1891, Balmaceda, Arica.

1 A comienzos de los años 90 emprendimos un primer trabajo sobre la Guerra Civil de 1891: Elías pizarro p. (1991). La revo-lución de 1891: Antecedentes regionales de un conflicto. En: revista Universitaria Límite. nº 2. Departamento de Filosofía y psicología. Universidad de Tarapacá. Arica. para referirnos a dicho conflicto hablábamos de “revolución”. Mirado desde hoy, utilizaremos el concepto de “guerra civil”, ya que como bien señala Alejandro San Francisco (2006: 89) el concepto es “…más claro y de común aceptación, y… no presenta los problemas semánticos y teóricos que tiene la idea de “revolución”. En: Historiografía y nuevas perspectivas de estudio sobre la Guerra Civil chilena de 1891. BICENTENArIo. revista de Historia de Chile y América, Vol. �, nº 1. Centro de Estudios Bicentenario. Santiago.

recibido el 08 de Agosto de 2006Aprobado el 2� de Septiembre de 2006

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 2006�2

INTRODUCCIÓN

El año 1891 Chile vivió una profunda crisis política que fue decisiva para su posterior vida republicana, ya que inauguró en forma definitiva un nuevo período tradicionalmente conocido en nuestra historiografía política como república parlamentaria o parlamentarismo.

por las especiales características que tuvo dicha crisis, como por el protagonismo y trágico papel que cumplió en ella el presidente José Manuel Balmaceda (1886-1891), su producción historiográfica ha sido muy abundante2, lo que evidencia una preferencia del tema, al momento de emprenderse investigaciones, ya sea por estudiosos nacionales como extranjeros. También es bien sabido que las visiones interpretativas del conflicto se dividen básicamente en una, que privilegia las causas político-constitucionales del conflicto y otra que descansa en los antecedentes económico-sociales de la crisis.

El presente artículo centra la investigación entre los meses de enero y abril 1891, por ser en este tiempo donde las provincias del norte y por ende la

2 El centenario de la Guerra Civil de 1891, a comienzo de los años 90, generó interesantes publicaciones académi-cas que dieron cuenta de este hito, como uno de los más importantes de la Historia Contemporánea de Chile (véase por ejemplo, Luis ortega (editor) (1993): La Guerra Civil de 1891, Cien años hoy. Universidad de Santiago de Chile. Talleres Gráficos de Editorial Universitaria S.A. Santiago. Un trabajo muy reciente e interesante sobre la historiografía de la guerra civil chilena de 1891 es de Alejandro San Francisco: Historiografía y nuevas perspectivas de estudio sobre la guerra civil chilena de 1891. BICENTENArIo. revista de Historia de Chile y América, Vol. �, nº 1 (2006: 8�-12�). Centro de Estudios Bicentenario. Santiago. Desde una perspectiva más local del conflicto, se puede señalar el reciente artículo de Alfonso Díaz A.: Documentos consulares para el estudio de la Guerra Civil de 1891: Una mirada del conflicto a través del Viceconsulado de España en Iquique. En: revista Diálogo Andino, nº 2�. (200�: �3-�2) Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas. Universidad de Tarapacá. Arica. En la misma línea anterior fueron los aportes de patricio Sanhueza V. (1989). reclamaciones frente al tribunal Anglo-Chileno por daños causados a ciudadanos británicos durante la Guerra Civil de 1891. ponencia presentada en las VIII Jornadas de Historia de Chile. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Santiago; del mismo autor, La Guerra Civil de 1891. reclamaciones británicas en Valpa-raíso. ponencia presentada en el IV Congreso de Historia regional de Chile. Universidad de La Frontera. Temuco 1990. Consultar además un breve estudio de Juan Mondaca M. (1988) revolución de 1891 en rev. Camanchaca, nº 7, Taller de estudios regionales (TEr) Iquique.

provincia de Tacna (que incluye el Departamento de Arica) estarán involucradas directamente en el conflicto.

INICIO DE LA GUERRA CIVIL

Al llegar el 1 de enero de 1891 el presidente José Manuel Balmaceda se encontraba sin que el Congreso hubiese aprobado las leyes de pre-supuesto y las que fijaban las fuerzas de mar y tierra. “Días antes y, poco después de acordado definitivamente en los consejos de gobierno la no convocación del Congreso, se tomó la reso-lución de decretar de hecho ambas leyes, en las mismas formas que las vigentes hasta el 31 de diciembre de 1891”.

Se acordó además:

“…que el Presidente de la República dirigiera un Manifiesto a la Nación, explicando las cau-sas y antecedentes de esta medida tan anormal como extraordinaria” (Bañados Espinosa, I, 189�: 693).

En este extenso manifiesto se refería a que como:

“…el Congreso no había cumplido con su deber constitucional de aprobar las leyes so-bre el presupuesto y las que fijan las Fuerzas Armadas en 1891, era el deber del Presidente decretar que continuarían en vigencia las leyes de 1890” (Blakemore, 197�: 209).

El día � de enero de 1891 se publicó en Santiago el decreto enunciado (Bañados Espinosa, II, 189�: 3-�). El día 6 de enero, Waldo Silva, Vicepresidente del Senado y ramón Barros Luco, presidente de la Cámara de Diputados eran los firmantes de una nota enviada al Capitán de Navío Don Jorge Montt y a los jefes y oficiales de la Armada demandando de ellos su cooperación:

“…en la esfera de acción que le es propia, al más pronto restablecimiento del régimen constitucional” Ya que: “…por primera vez en Chile, el Presidente de la República se ha colocado fuera del régimen constitucional (Bañados Espinosa, II, 189�: 10).

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�3Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento regional… / Elías Pizarro Pizarro

El día 7 de enero: “…a pesar de las órdenes de Balmaceda, casi toda la flota chilena zarpó del puerto de Valparaíso con un contingente de soldados y muchos políticos destacados a bordo” (Blakemore, 197�: 209).

De esta manera se iniciaba “…Una de las guerras más extrañas de la historia moderna…”. (Ibídem, 209-10)3.

Con el propósito de controlar rápidamente la situación que se presentaba, Balmaceda se vio en la necesidad de asumir el ejercicio de todos los poderes públicos del Estado y fechado en Santiago el 7 de enero de 1891, extendió el decreto respectivo para ello. Su parte central era la siguiente:

“Desde esta fecha asumo el ejercicio de todo el poder público necesario para la administra-ción y gobierno del Estado y el mantenimiento del orden interior; y en consecuencia quedan suspendidas por ahora las leyes que embaracen el uso de las facultades que fueran necesarias para mantener el orden y la tranquilidad interna del Estado” (Bañados Espinosa, II, 189�: 23-�; Encina XXXVII, 198�: 1�).

El mismo día fueron declarados traidores a la patria el capitán Jorge Montt y su mayor de órdenes Francisco Javier Molina. Se ordenó al Intendente de Valparaíso alejar de la costa todos los recursos con que pudiera contar la Escuadra, carbón, ali-mentos, etc. Se dispuso, igualmente, la clausura de las imprentas, se prohibieron las reuniones en lugares públicos y privados, cesó la inviolabilidad de domicilio, se decretó la prisión para todos los congresales y otros personajes partidarios del mo-

3 Hernán ramírez N. (1972: 219) en su conocida interpre-tación histórica sobre la Guerra Civil de 1891 afirma que: “los historiadores están de acuerdo en que la Guerra Civil de 1891 es el más grave trastorno institucional sufrido por la república en toda su historia”. (Balmaceda y la contrarrevolución de 1891. 3ª Edición, Editorial Universi-taria, Santiago.) En palabras de un autor contemporáneo la crisis de 1891 y el consiguiente levantamiento contra la administración del presidente José M. Balmaceda era “…un hecho inédito en el país, por cuanto la revuelta contaba con el patrocinio expreso y público de un poder del Estado, el Congreso Nacional (ver Alejandro San Francisco: Historio-grafía y nuevas perspectivas de estudio sobre la guerra civil chilena de 1891. BICENTENArIo. revista de Historia de Chile y América, Vol. �, nº 1 (2006: 89). Centro de Estudios Bicentenario. Santiago.

vimiento revolucionario. El día 9 se declaró a la Escuadra fuera de la ley. El día 10 de enero el país fue declarado en Estado de Asamblea, pero este decreto se publicó sólo el 7 de febrero (Encina, XXXVII, 198�: 1�-6).

Mientras se tomaba estas importantes decisio-nes en el gobierno, la Escuadra sublevada resolvió ocupar las provincias del norte (Bañados Espinosa, II, 189�: 118):

“La situación topográfica de Chile, …dejaba entregado a la suerte de escasos defensores la Provincia de Tarapacá. Foco de la principal riqueza fiscal del país. Las guerras modernas como las revoluciones –continuaba diciendo– son casi imposibles sin dinero. Es el nervio del ataque armado. A los revolucionarios no se les ocultó esto, y desde la primera hora tomaron como objetivo de la campaña la posesión de Tarapacá…”.

En otra opinión, la medida de ocupar el norte se debía a que:

“aunque Coquimbo contaba con mayor pobla-ción y vida propia, las fuerzas gobiernistas del centro podían llegar fácilmente a esta provincia antes que los congresistas llegaran a formar un ejército. En cambio, Tarapacá y Antofagasta no tenían otra vía de comunicación que el mar, controlado por la Escuadra. Además, la posesión de estas provincias entregaba a los opositores la cuantiosa renta que producía el salitre” (Encina, XXXVII, 198�: 23).

El día 8 de enero tomaban rumbo a Iquique el blindado Cochrane y la Magallanes llevando a bordo a Don ramón Barros Luco, presidente de la Cámara de Diputados.

“El 12 arribaron al punto señalado y casi a la vez declararon bloqueados el Cochrane a Iquique (desde el 20) y la Magallanes a Pisagua desde el 25” (Bañados, II, 189�: 118).

EL CONFLICTO EN LA ZONA DE ARICA

Al revisar la documentación correspondiente, tanto de la Intendencia como de la Gobernación del Departamento de Arica, se puede apreciar claramente un conocimiento de los hechos que están afectando al país desde los primeros días de enero, de allí que

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 2006��

existe una manifiesta voluntad de colaborador con las autoridades centrales.

Las primeras medidas son tomadas con el pro-pósito de que una serie de materiales bélicos como cajones de pólvora, rifles, carabinas y municiones no caigan en poder de las fuerzas congresistas, las cuales comienzan tempranamente a acechar las costas del norte. De allí que se hacía urgente tomar medidas al respecto, como el siguiente decreto enviado al gobernador del puerto de Arica Don Benjamín Arteaga A. por el señor Intendente de la provincia, Guillermo Blest Gana�:

Tacna, 12 de Enero de 1891.

Esta Intendencia ha declarado hoy lo siguiente:

“nº 6, Vista la solicitud que procede i encon-trándose en el puerto de Arica tres cajones con armas i municiones llegado por el vapor New Port de New york que no se han podido despachar por carecer los consignatarios de la autorización suprema correspondiente i siendo su permanencia allí un peligro en las circunstancias actuales, decreto:

La Aduana de Arica permitirá a los señores A. Cavagnaro Ca. internar un cajón con 13 rifles winchester i dos cajones con cartuchos, marca ACC #1, 2, 3 llegados en dicho vapor.

Anótese, comuníquese i recálquese la aproba-ción suprema.

� La nómina oficial de los Intendentes de la provincia de Tacna entre los años 1880 y 1926 puede encontrarse en M. Aguayo, et al. (1987: 203 y ss), anexo nº 3: Arica entre los años 1880 y 19�0: Su proceso y marginalidad. Seminario para optar al título de profesor de Historia y Geografía y Licenciado en Ciencias Sociales. Departamento de Antro-pología, Geografía e Historia. Universidad de Tarapacá. Arica. En Galdames, ríos et al. (1981: 138 y ss.) anexo nº 2 se encuentra la nómina de los gobernadores civiles y militares de Arica entre 1880 y 1921: Historia de Arica. Editorial renacimiento. Santiago. Guillermo Blest Gana fue intendente de la provincia de Tacna desde el 12 de noviembre de 1890 y el 2 de abril de 1891, sus datos bio-gráficos pueden encontrarse en Figueroa II, 1928: 228-29: Diccionario histórico, biográfico y bibliográfico de Chile. Santiago.

Benjamín Arteaga Alemparte fue gobernador de Arica desde el 12 de noviembre de 1888 con algunas interrupciones hasta el 6 de abril de 1891. No hemos podido ubicar fuentes bibliográficas que proporcionen antecedentes biográficos de esta autoridad.

Lo transcribo a V. S. para que sirva comuni-carlo al administrador de la Aduana de este puerto” (Archivo Histórico Vicente Dagnino o, Intendencia de Tacna, Vol. 17�, f. ��0) (En adelante Arch. H. V. D. o.).

Hay otros decretos que obedecen a objetivos similares, es decir, la manera de internar materiales de guerra a los almacenes existentes en el puerto de Arica.

Las autoridades locales siguieron procurando impedir cualquier tipo de abastecimiento a las fuer-zas sublevadas desde el 7 de enero, las cuales había decidido ocupar las provincias del norte. Las órdenes llegadas a la Intendencia y Gobernación sobre esta materia son aclaratorias. El 16 de enero de 1891, el Gobernador de Arica expedía el siguiente decreto:

“Visto el telegrama del Sr. Intendente de la provincia, decreto:

Prohíbase en absoluto desde la fecha de em-barque para puertos del sur de verduras i de todo artículo alimenticio. Los contraventores a esta disposición incurrirán en las penas a que hubiese lugar –anótese i comuníquese– Arteaga Alemparte” (Arch. H. D. V. o., Gobernación de Arica, Vol. 83, f. 211).

Los alrededores de la ciudad de Arica colaboraron a las fuerzas gobiernistas existentes en la provincia con algunos mulares y en menor proporción con caballos que eran urgentemente necesarios para el traslado de los pertrechos de guerra en esas difíciles regiones. Un comunicado de la gobernación de Arica anunciaba sobre esto:

Arica, Febrero 16 de 1891.

“vista la orden del Sr. Intendente de la provincia en el telegrama de hoi,

Decreto: Nº 50.– El señor mayor del rejimiento Granaderos

a caballo Don Eduardo A. Cox hará recoger todas las mulas i aparejos que se encuentren en el departamento todo lo que colocara en el lugar que encuentre por convenirte dado a los dueños en recibo por la cuenta del estado.

Anótese y comuníquese al encargado de esta disposición para su inmediato cumplimien-to. Arteaga Alemparte” (Arch. H.D.V.o. Gobernación de Arica, Vol. 86).

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��Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento regional… / Elías Pizarro Pizarro

Esta comisión fue realizada con éxito por el regi-miento Granaderos. El 19 de febrero se consiguieron 3�0 mulas en poconchile. El día 20 se obtuvieron en Lluta 220 animales, 6 días más tarde en Azapa y Alto ramírez se consiguieron 2� mulas y 7 caballos, el 7 de marzo en Camarones se adquirieron 1�0 mulas y 8 caballos (Aguirre perry, 1892: 173).

revisando las fuentes oficiales no deja de lla-mar la atención que son escasas las disposiciones tendientes a establecer un control de la población ante tan graves acontecimientos. Tanto Intendencia como Gobernación están desarrollando sus tareas normales de administración de la provincia, no dictando en el mes de enero ninguna orden o decreto tendiente a lograr el objetivo referido. Lo anterior podría explicarse por el optimismo existente entre las autoridades locales de que la situación sería rápidamente controlada o porque no veían aún la necesidad de tomar otra decisión al respecto.

Dicha situación cambia a contar del mes de fe-brero cuando comienzan a dictarse rigurosas órdenes en la provincia. Con fecha 16 de febrero de 1891 el Intendente de Tacna comunicaba al Gobernador del Departamento de Arica lo siguiente:

Tacna, 16 de febrero de 1891.

Con esta fecha he decretado lo que sigue: “Nº 39.– Teniendo presente el estado excepcional

por que atraviesa la República, He acordado i decreto:

Toda persona que por cualquier motivo tenga que salir por tierra al sur de esta provincia, deberá antes ausentarse estar premunido de un pasaporte que será espedido por esta Intendencia o por la Gobernación de Arica.

El contraventor a esta situación será juzgado i sentenciado arreglo a la ordenanza milita�.

Anótese, comuníquese i publíquese. Dios gue. a V. S. G. Blest Gana. Firma. Al gobernador del Departamento de Arica” (Arch. H. V. D. o, Intendencia de Tacna,

Vol. 176).

� Sobre esto véase F. A. Encina (198�: 16). Historia de Chile. Tomo XXXVII. Editorial Ercilla. Santiago. Además Julio Bañados Espinosa (189�: 229 y ss.). Balmaceda, su gobier-no y la revolución de 1891. Tomo II. Librería de Garnier Hermanos. paris.

El día 16 de marzo vienen las censuras a la prensa de Arica y Tacna referidas a las publica-ciones de los “hechos de armas” acaecidos en el estado especial en que se encontraba la provincia, “…sin el correspondiente permiso de la autoridad respectiva” (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna, Vol. 176).

Con el propósito de tomar las medidas opor-tunas para la seguridad y tranquilidad pública, el gobernador de Arica reguló el expendio de bebidas alcohólicas en la población. El 17 de marzo decre-tó el reembarco de una cantidad considerable de aguardiente y alcohol traídos por el vapor inglés Arauco al puerto:

“…atendiendo al estado de conmoción política por que hoi atraviesa este territorio y pudiendo llegar a producirse desordenes ocasionados por el uso intemperante de alcoholes si ellos, o parte de ellos fuesen expendidos en el comercio de este puerto” (Arch. H. D. V. o., Gobernación de Arica, Vol. 83, f. 23�).

por lo mismo, el 19 de marzo se decretó lo que sigue:

“Queda prohibido el expendio de esta fecha, de toda clase de bebidas alcohólicas, ya sea al por mayor o en detalle i queda encargado el comandante de policía de seguridad de disponer que esta medida sea puesta en conocimiento de los dueños de pulperías, cafees, etc., etc.”

(Arch. H. D. V. o, Gobernación de Arica, Vol. 83, f. 23�).

Continuaba dicho documento estableciendo las multas respectivas, a los contraventores a esta medida sin “…perjuicio de los apercibimientos a que hubiese lugar atendido el estado de asamblea que hoi subsiste en este territorio”. (Ibídem).

En otro ámbito las autoridades de la región estuvieron conscientes de no perder y controlar los diversos envíos de correspondencia desde y hacia la provincia. A esto obedecería la orden dada por el Intendente al Gerente de la Compañía de Telégrafos de Bolivia, el 12 de enero de 1891 en que se decía:

“…que no se transmite telegrama alguno que no lleve el Vº Bº de esta intendencia, ni tampoco se le entregue a los interesados los

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 2006�6

que se reciban sea cual fuere su procedencia u orijen, sin haber sido presentado previamente a esta oficina” (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna, Vol. 17�, f. ��8).

A lo mismo se debió el contrato por el cual el Gobernador de Arica quedaba autorizado para otorgar a Don Braulio Quiroz el transporte de la correspondencia desde este puerto al de pisagua “…y traer las que se le entregue en este último punto al de Arica por la cantidad de $ 17�”. En palabras de Braulio Quiroz, el alto costo del transporte de la correspondencia se debía a que:

“La situación por que atraviesan estos territo-rios a causa del bloqueo i del estado de sitio, hacen difícil i por consiguiente demasiado caro el flete o precio de los animales y su manutención, como así mismo el salario del peón o peones que se necesiten…” (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna, Vol. 176).

Las últimas medidas tendientes a lograr un seguro recibimiento de la correspondencia, que llegaría a la oficina de Correos del puerto de Arica con destino a Tacna, hicieron que el jefe de dicha oficina Don Enrique Herrera se trasladase a la cabecera de la provincia. Este decreto del 16 de marzo dictado por el Gobernador de Arica era el propósito de:

“…tomar las precauciones que la situación aconseja por que esas correspondencias no ten-gan estravío…” (Arch. H.V.D.o., Gobernación de Arica, Vol. 83, f. 233)6.

Las decisiones tomadas por las autoridades de la provincia aparecen como el reflejo de un compor-tamiento de apoyo a la causa gobiernista, tratando de controlar con todos los medios disponibles la situación en los momentos en que la situación bélica ya estaba en los alrededores. La fidelidad de las autoridades locales al gobierno central será firme hasta el último momento.

6 problemas serios con el envío de correspondencia hacia el sur se habían producido el 31 de diciembre anterior, con motivo de haber zarpado en esa dirección el vapor pizarro, sin haber llevado la correspondencia existente en el puerto de Arica. Consúltese Arch. H.V.D.o., Intendencia de Tacna, Vol. 17� y 178 f. 32�.

Desde el mes de febrero comienza a notarse una escasez de recursos financieros producto de la revolución, especialmente en el departamento de Arica. por ello, el 21 de febrero de 1891, el Gobernador decretaba lo siguiente:

Considerando:

1º. Que la I. Municipalidad de este depto. ha prestado i continua prestando todo el apoyo que ha estado a su alcance para ayudar al Spmo. Gobierno al mantenimiento del orden público contribuyendo con todo sus personales i materiales al servicio de la tropa que existe en este puerto i del ejército que ha marchado a la provincia de Tarapacá.

2º. Que ha facilitado todo el cuerpo de la policía de seguridad para hacer la guardia de la cárcel duplicando de esta manera al servicio de la guardia municipal.

3º. Que por motivo de la revolución por que atraviesan estos territorios han sido cercena-das las entradas de dicha corporación, mui especialmente la contribución del Mojonazgo7 que es la que da vida a la I. Municipalidad por ser su mejor entrada i teniendo compro-misos que llenar que han sido contraídos con anterioridad i.

�º. Estando consultando en la partida 34 ítem. 3 del presupuesto jeneral de la republica de 1890 vijente en el presente año por decreto Spmo. de 5 de enero último.

Decreto:

El tesorero fiscal entregara a la municipalidad la suma de 500$ que consulta dicho presupuesto para pagar por el presente año el arriendo del cuartel de propiedad municipal, que ocupan las fuerzas de línea de guarnición en esta plaza.

7 El Mojonazgo era un impuesto que pagaban algunos artículos llegados al puerto de Arica. Este impuesto junto a otras contribuciones como sisa, mercado, peaje, sereno, alumbrado público, etc. “…volvieron a ser cobrados esta vez por Chile, desde el primero de noviembre de 1880”. Ver Galdames, et al. (1981: 117). Historia de Arica. Editorial renacimiento. Santiago.

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�7Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento regional… / Elías Pizarro Pizarro

Lo que comunico a Ud. para su conocimiento y fines consiguientes = Dios gue. a US. B. Arteaga A. (Arch. H. V. D. o., Gobernación de Arica, Vol. 83, f. 223-2�).

por otros dos decretos fechados el mismo día, el tesoro fiscal entregaría a la municipalidad la suma de 600 pesos por el arriendo de dos propiedades municipales que ocupaban la cárcel y la escuela de hombres del puerto (Ibídem, f. 22�-26).

El mismo Intendente en reiteradas oportunidades del mes de marzo decreta poner a disposición del tesorero fiscal de la ciudad de Arica importantes cantidades de pesos “…para tender los gastos de carácter urgente del servicio público de este departamento” (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna, Vol. 17�).

El déficit fiscal del departamento era tal, que incluso el gobernador mismo solicita personalmente a la autoridad superior un anticipo a sus ingresos mensuales (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna, Vol. 17�).

El documento más aclaratorio sobre el mal estado de las finanzas en Arica fue enviado por el Gobernador a la Intendencia a muy pocos días de que la fuerzas constitucionales ocuparan la ciudad. por medio del mismo, hemos podido acceder a la información sobre el estado de la población en Arica hacia esa fecha. Dicho informe dice lo siguiente:

Arica, marzo 28 de 1891.

“habiendo desaparecido casi totalmente las rentas municipales de este departamento, lo que es debido al estado revolucionario por que atraviesa el país, los servicios locales que deben satisfacerse con esas rentas de hoi se hace imposible atenderlos por las circunstancias enunciadas.

Las entradas principales de este municipio provienen en su mayor parte de los impuestos de mojonazgo, mercado i sisa.

El estado de bloqueo que mantiene en este puerto la escuadra nacional sublevada contra el poder ejecutivo, ha impedido por completo el arribo de buques conductores de ciertos artículos de consumo sujetos al impuesto de mojonazgo i de los cuales emana dicha renta.

Las contribuciones del mercado i sisa su pro-ducido, apenas llega al cuarenta por ciento de lo que es en épocas normales todo debido

a que los habitantes de ese pueblo, temerosos de los azares de la guerra han emigrado en crecido número disminuyéndose así el consumo de artículos de primera necesidad.

Por la misma circunstancia se hace cada vez mas difícil la recaudación del impuesto de alumbrado i sereno, pues los dueños i loca-tarios predios urbanos se han ausentado, los recaudadores no encuentran si no puertas cerradas i ninguna persona a quien notificar el cobro de las contribuciones aludidas.

A lo espuesto debo agregar a U. S. que los ele-mentos q dispone la Municipalidad de Arica se encuentran hoi día al servicio de la guarnición militar encargada de la defensa de esta plaza de suerte q la policía de seguridad poco nume-rosa en su personal, esta cubriendo desde hace tiempo la guardia de cárcel a i desempeña cada vez q es preciso los servicios q se le encargan por la comandancia de armas aunque no sea de lo propios q le corresponden” (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna, Vol. 17�).

Estas detalladas consideraciones expuestas por la autoridad de Arica más las cuentas del “Movimiento de la Tesorería Municipal de Arica” le permitieron solicitar a Blest Gana “en calidad de auxilio extraordinario, o bien con cargo a las mismas rentas de esta municipalidad “la suma de “dos mil setecientos setenta y cinco pesos y siete centavos” (Arch. H.V.D.o., intendencia de Tacna, Vol. 17�). El 30 de marzo de 1891 el Intendente ordenaba otorgarle la cantidad mencionada “…en calidad de préstamo… para atender a gastos urjentes del servicio publico” (Ibídem).

Junto con dar a conocer la imposibilidad del cobro de las contribuciones en el Departamento es indudable que al acercamiento de las tropas congresistas hacia Arica, tenían a su población en el más completo movimiento y preocupación, produciéndose la emigración descrita tanto hacia el interior, como a Tacna, incluso buscando las posibilidades del embarque en vapores y buques existentes en el puerto.

Las campañas sobre Tacna y Arica no se dejó esperar. El día 2 de abril de 1891 partían de Iquique el Cochrane, Abato, Magallanes, Aconcagua, Maipú y Cóndor conduciendo hacia dicho punto las tropas congresistas a las órdenes del coronel en Jefe del Ejército don Estalisnao del Canto (rojas Arancibia, 1891: 1�7). Esta partida es narrada por ricardo Cox

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 2006�8

Méndez en sus “recuerdos de 1891” así: “la bahía del gran puerto salitrero y por el momento capital de Chile constitucional, se veía lleno de buques de guerra de transportes.

Todo ello y demás algunas unidades pequeñas formando un largo convoy, al norte…” (19��: 1�2).

Esta campaña era urgente para Montt y Canto, pues: “…resolvería q las renta fiscales de aquellas provincias no corrieran peligro alguno” (rodríguez Bravo, II, 192�: 182). Además de evitar todos los posibles esfuerzos que pudiera recibir de la capital, las vencidas tropas que se habían retirado de pozo Almonte y avanzado hacia Arica (Ibídem)8.

El día 2 de abril es importante también, porque asume como nuevo Intendente de la provincia de Tacna el Coronel de Ejército don Miguel Arrate Larraín9 quedando, en consecuencia, a sus órdenes todas las fuerzas que guarecían la provincia. Este decreto fue dado primero en Tacna y luego comu-nicado al Gobernador de Arica, Benjamín Arteaga Alemparte (Arch. H. V. D. o., Gobernación de Arica, Vol. 86)10.

Desde ese instante la nueva autoridad se hizo cargo de todas las defensas de la provincia. El día 3 se dirigió a Arica para recorrer el puerto, el morro y otros lugares y se impuso del estado de todos los recursos de guerra con que en un momento dado podría disponer si fuese necesario en la defensa de esa plaza (Aguirre perry, 1892: 16�). Ese mismo día llegaba la expedición constitucional a Arica (Caviedes, 1892: 7) desde donde el � de abril:

8 La batalla de pozo Almonte entre las tropas Balmacedistas y Congresistas tuvo lugar el 7 de marzo de 1891. para Encina (198�: 39) fue de “…mayor importancia que la de Concón y la placilla, en el desenlace de la revolución …importó la pérdida de las provincias de Tacna, Arica, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, y colocó a Balmaceda en la imposibilidad de sofocar la revolución”. Historia de Chile. Tomo XXXVII. Editorial Ercilla. Santiago. Detalles de esta batalla entre otras fuentes pueden encontrarse en: Díaz V. (19�2); rojas Arancibia (1892); Aguirre perry, (1892) y Bañados Espinosa (II, 189�).

9 Datos biográficos de esta autoridad militar se encuentran en Figueroa, I, 192�: 601. Diccionario histórico, biográfico y bibliográfico de Chile. Tomo I. Santiago.

10 Sobre este mismo nombramiento puede consultarse el parte oficial del Coronel Arrate donde da cuenta de su retirada a territorio peruano. Ver Aguirre perry, 1892: 19� y ss.; rojas Arancibia (1892: 168 y ss.) También rodríguez Bravo (II, 192�: 182).

“Don Jorge Montt intima la rendición de Arica y habiéndosele contestado que la plaza se defendería da orden para que el ejercito constitucional desembarque por las caleta Vitor i Capilla para atacar a arica en la mañana del 6” (rojas Arancibia, 1891: 1�7)11.

Entre el � y � de abril llegaban a Arica las tropas que componían la guarnición de Tacna y el estado mayor para ocupar las posiciones del morro (Aguirre perry, 1891: 17�; rojas Arancibia, 1891: 169).

El estado de la población el día � del siguiente:

“…intertanto el pueblo de Arica12, se allá envuelto en la mas completa escitación; grupo de jente de un lado conversaciones acaloradas por otro, disensiones e todas partes; lamentos y exclamaciones en el sexo femenino; unos corren en un sentido sin rumbo ni objeto determinado, otros se dirigen a los vecinos a cambiar planes de salvación; los más completa perplejidad se desesperaban considerando pérdidas todas sus propiedades i bienes adquiridos con tantos sacrifico” (Aguirre perry, 1891: 170).

El día �:

“durante todo el día, las familias que no pu-dieron irse a Tacna se fueron a bordo del vapor Juanita i buques surtos en la bahía. Fue este un continuo moviendo en mar i tierra que casi quedaron enteramente despobladas todas las casas. “(Ibídem, 171)13 la situación de dar no combate a las fuerzas congresistas se definió rápidamente. Después de algunos preparativos en el morro el coronel Arrate opto, junto a otros Jefes Superiores reunidos en Junta de Guerra no enfrentar enemigo, retirándose a Tacna el día 6 de abril” (Aguirre perry, 1891: 170).

11 Consultar el parte oficial del Coronel Arrate en autores citados en nota anterior.

12 Carecemos de datos sobre la cantidad de población en Arica hacia el año 1891. Según Vicente Dagnino o. (1921) de acuerdo al Censo de 189� la población del Departamento de Arica era de 7.6�1 habitantes, siendo la población urbana un total de 3.027.

13 En sus “recuerdos de 1891” ricardo Cox Méndez (19��: 166 y ss.) describe a los habitantes de Arica en su mayoría como mestizos o mulatos peruanos, cholos y cholas.

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�9Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento regional… / Elías Pizarro Pizarro

Sobre esto ricardo Cox Méndez (19��: 16�) escribía:

“…supimos entonces que la plaza de Arica se había rendido sin combate, que los disparos de la Escuadra, oídos durante la mañana había sido dirigidos a los trenes que partían de Arica a Tacna llevando la guarnición dictatorial”.

otra junta celebrada en Tacna acordó retirarse por Sama a Mollendo en donde las “…autoridades peruanas ordenaron la internación de las tropas chi-lenas hacia Arequipa, ciudad donde permanecieron hasta después de terminar la Guerra Civil” (Díaz V., 19�2: 11�)1�. Acompañaban a las autoridades y fuerzas militares gobiernistas que se internaron en territorio peruano, Don Guillermo Blest Gana, Benjamín Arteaga Alemparte y otros empleados civiles como Domingo reyes Moreno. Esta retirada no estuvo ajena a las quejas de los vecinos de Tacna y alrededores expuestas a las nuevas autoridades de la provincia, por la apropiación indebida de algunas mulas, por un grupo de oficiales balmacedistas “…para servirse de ellas en su marcha” (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna, Vol. 183, f. 1).

La retirada y abandono de Arica y la provincia por las fuerzas leales al presidente Balmaceda era explicada en el parte oficial del Coronel Gana como sigue:

“1º.– Por orden expresa de S. E. el Presidente de la República impartida por el cablegrama cifrado, el cual decía terminantemente que se había acordado la internación de los sobrevi-vientes de Pozo Almonte y de la guarnición de Tacna y Arica, a la República del Perú siempre que no tuviéramos expectativas de triunfo sobre las fuerzas enemigas” (Bañados Espinosa, II, 189�: 160)1�.

El día 6 de abril de 1891 como las fuerzas cons-titucionales ocuparon la ciudad y el puerto, así:

“La Escuadra entraron a la bahía… como a las 12 de día. Poco después, don Jorge Montt, del estado mayor de Marina y Jefe del Ejército

1� Sobre esta retirada en detalle puede consultarse el parte oficial del Coronel Arrate, ya citado.

1� pueden consultarse también los antecedentes que entrega rodríguez Bravo (II.192�: 18�).

desembarcaban en el muelle, en medio de grandes manifestaciones…” (Cox Méndez, 19��: 170).

Exactamente a 3 meses desde que el Congreso declaraba al presidente José Manuel Balmaceda fuera del régimen constitucional, se producía el triunfo de las fuerzas congresistas. Así, en la pro-vincia de Tacna, el mismo día 6 de abril el Capitán de Fragata don Emilio Valverde decretaba por el siguiente documento:

“Emilio Valverde, Gobernador y Comandante Jeneral de Armas interino de este departamen-to, nombrado con fecha de hoi por el señor Comandante en Jefe de las escuadra y del ejercito decreta:

Publíquese por bando el nombramiento siguiente i demás disposiciones:

Arica, Abril 6 de 1891 He acordado y decreto: Nómbrese Intendente de la Provincia de Tacna

a Don Ramón E. Vega = anótese i comuníquese = J. Montt = E. Valdes Vergara = secretario.

Todo individuo que tenga en su poder un arma de guerra o munición deberá entregarla a esta Gobernación en el plazo de veinticuatro horas acordándose una gratificación al que voluntariamente lo hiciere ante del plazo fijado.

Nómbrese Comandante de Policía a Don. Miguel Carreño Gomes.

Dado en esta Gobernación de Arica a seis de abril de 1891.

Emilio Valverde. Firma.

Este Gobernador interino fue confirmado en su cargo por decreto dado en Tacna el 9 de abril de 1891, por las autoridades de la Escuadra (Arch. H. V. D. o., Intendencia de Tacna. Vol. 17�).

Después de la ocupación definitiva de las pro-vincias de Tarapacá, Tacna y Antofagasta el:

“12 de abril de 1891 se reunieron en Iquique el capitán Jorge Montt, delegado del Congreso, los presidentes de las cámaras, los diputados presentes y los jefes de la Armada y del Ejército después de una larga deliberación, acordaron constituir una junta de gobierno compuesta por Jorge Montt, quien le precedía, Gualdo Silva y Ramón Barros Luco, la cual actuaría como

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Poder Ejecutivo en reemplazo del Presidente de la República” (Encina, XXXVII, 198�. �7)16.

CONCLUSIÓN

Las evidencias documentales, principalmente de carácter oficial, proporcionan antecedentes que nos permiten sostener que el comportamiento de las autoridades locales gobiernistas en la zona de Arica frente a los acontecimientos en 1891 fue de estrecha colaboración y fidelidad al gobierno que ellas repre-sentaban. Las autoridades locales proporcionaron la ayuda necesaria con los medios que tenían a su disposición para evitar posibles aprovisionamientos a la Escuadra sublevada, para ayudar a las tropas balmacedistas, mantener el orden y tranquilidad de la población, además de asegurar las comunicaciones en aquellos difíciles momentos.

Los resultados favorables a las fuerzas gobier-nistas en la batalla de pozo Almonte dieron paso a la campaña sobre Tacna y Arica, que culminó con el abandono de dichos territorios por las auto-ridades balmacedistas, iniciándose así una nueva ocupación y administración a partir de abril de 1891, siendo éste un período de espera de futuras investigaciones.

para finalizar, creo que asumimos en parte una de las tareas dejadas por el profesor Harold Blakemore (1966) a las futuras generaciones de investigadores de la Guerra Civil de 1891, cuando les sugería “...un estudio profundo sobre asuntos regionales que podría dar más luz sobre asuntos extrarregionales”17.

16 Igualmente ver Bañados Espinosa (II, 189�: 3�2 y ss).17 Existen otras líneas de investigación también sugeridas por

el fallecido historiador inglés. Ver sobre esto: La revolución chilena de 1891 y su historiografía. Boletín de la Academia Chilena de la Historia, nº 7�, Santiago, 1966: 72-3. Con fecha reciente Alejandro San Francisco (2006) propone como líneas de investigación atractivas: la cuestión del odio político como factor clave de la crisis de 1891 y de la guerra misma y además la problemática de la intervención política de los militares durante el conflicto. Véase: Historiografía y nuevas perspectivas de estudio sobre la guerra civil chilena de 1891. En: BICENTENArIo. revista de Historia de Chile y América, vol. �, nº 1. Centro de Estudios Bicentenario. Santiago, 2006: 11� y ss.

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Archivos

Archivo Histórico “Vicente Dagnino o”. Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas. Universidad de Tarapacá. Arica.

Serie Gobernación de Arica

Decreto emitido por la Gobernación de Arica entre el 1� de agosto de 1889 y el 2 de abril de 1891. Vol. 83.

Decretos diversos entre el � de enero de 1891 y el 22 de diciembre de 1893. Vol. 86.

Serie Intendencia de Tacna

Notas enviadas por la Intendencia de Tacna entre el 8 de agosto de 1890 y el 31 de diciembre de 1891. Vol. 17�.

Solicitudes diversas y decretos emitidos entre le 21 de febrero y el 31 de diciembre de 1891. Vol. 176.

oficios remitidos a la Gobernación de Arica, entre el 2� de julio y el 30 de diciembre 1891. Vol. 176.

Notas emitidas a diversas reparticiones públicas entre el 2� de abril de 1889 y el 8 de agosto d 1892. Vol. 178.

Decretos emitidos sobre diversas materias entre el 13 de enero de 1891 y el 11 de enero de 1893. Vol. 183.

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�3representaciones iconográficas de los “orejones”… / Macarena Ruiz BalartDIáLoGo ANDINo Nº 28, 2006Departamento de Ciencias Históricas y GeográficasFacultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá, Arica-Chile. páginas �3-61 ISSN 0716-2278

recibido el 1� de Septiembre de 2006Aprobado el 01 de Noviembre de 2006

REPRESENTACIONES ICONOGRÁFICAS DE LOS “OREJONES” EN LOS TEXTILES

DE LA CULTURA ARICA (1000-1470)

ICONOGRAPHIC REPRESENTATIONS OF “BIG-EARED FIGURES” IN THE ARICAN CULTURE TEXTILES (1000-1470)

por:

MG. MACArENA rUIZ BALArTProfesora de Historia y Geografía

Licenciada en EducaciónMagíster en Artes con mención en Historia y Teoría del Arte

Diseñadora IndustrialUnidad de Patrimonio

Municipalidad de Viña del MarSanta Elena Nº 445 (Concón), Viña del Mar, Chile

E-mail: [email protected]

RESUMEN

En el presente trabajo se realizará una aproximación hacia el significado del “motivo antropomorfo de orejas exageradas”, presente en chuspas, inkuñas y bolsas fajas de la cultura Arica, a través de su lenguaje plástico, hallazgos arqueológicos y analogías etnohistóricas. Palabras clave: Cultura Arica, arte textil, iconografía.

ABSTRACT

The present work shows an approximation to the meaning of anthropomorphic motive of “exaggerated ears” which can be seen in chuspas, inkuñas, and girdles of the Arica culture through a plastic language, archaeological findings, and ethno-historical analogies. Key words: Arica culture, textile art, iconography.

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 2006��

INTRODUCCIÓN

La cultura Arica estaba formada por grupos de señoríos o curacazgos que se constituían como comunidades interdependientes política y socialmen-te, reflejándose su unión en la iconografía común, imagen de una posible ideología compartida.

Los Arica, al igual que muchas sociedades, han configurado “formas y mecanismos” de comunica-ción, los que cumplen la función de transmitir sus tradiciones y costumbres. En este sentido, el tejido prehispánico expresa valiosos rasgos de identidad y estatus, manifestando el valor simbólico que cumplen tanto ellos en sí como sus elementos formales. La cultura Arica careció de escritura; por eso, otras formas de representación gráfica cobraron especial importancia para la transmisión y conservación de determinados conjuntos de ideas.

De esta manera, su mensaje visual se erigía en la materia significante textil, invistiéndose de sentido, enviando una forma significante “cargada” de significaciones. El emisor no podía producir cualquier mensaje significante, pues se encontra-ba limitado y retenido a condiciones que le eran impuestas por su cultura. En otros términos: cada mensaje era producto de una alienación para lograr la comunicación, acatando a cierta “lógica” y a un determinado “diagrama estructural” que constituía y componía como un todo a sus partes integrantes.

Esta condición se ve reflejada en la persistencia del estilo textil Arica y de sus elementos formales en cuanto a extensión geográfica y lapso, con variacio-nes estéticas, recombinaciones e innovaciones, pero concordando con los lineamientos del tipo Arica, lo que demostraría una estabilidad y permanencia de un sistema organizado de signos cuyo significado básico debía conservarse temporal y espacialmente. La convicción del desenvolvimiento de un sistema de códigos dentro de la imagen visual de sus tex-tiles, se encuentra evidenciada por: (a) existencia de repertorio de elementos formales, (b) reiteración de estructuras, motivos, colores, ritmos, leyes de simetría y otros elementos visuales y (c) redundancia en el ordenamiento de sus elementos constituyentes (sintaxis).

Así, los objetos desarrollados por la cultura Arica comprenden conceptos y valores arraigados a su pensamiento particular, que han sido codificados por medio de los procesos de diseño y manufac-tura. Color, textura y forma son los mecanismos articulatorios que generan una capacidad expresiva

para cualquier prenda textil. por otra parte, estos textiles cumplieron el rol de ofrenda fúnebre y por esto sus destinatarios coexistieron dentro del mundo de los vivos y de los muertos. Los integrantes de su sociedad o destinatarios eran quienes transformaban los significantes del mensaje en significados (deco-dificar), sin alejarse de la estructura generada por el emisor, es decir el código, elemento fundamental de la estructura comunicacional.

La muestra para este estudio corresponde a los textiles decorados que portan motivos antropomor-fos pertenecientes a la Colección Manuel Blanco Encalada depositada en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago, además de material fotográfico y gráfico proporcionado por la arqueó-loga Helena Horta Tricallotis.

Dentro de estas piezas textiles se percibe un subconjunto que se caracteriza por poseer plasmado el “motivo antropomorfo de orejas exageradas”. Con este término se designa a las representaciones que exhiben graficadas “aretes-orejeras-orejas” de manera exagerada, tomando esta denominación so-lamente con un fin metódico práctico. La exhibición de este motivo dentro de la composición textil es el requerimiento básico para integrar el corpus en estudio, valiéndose como su hilo conductor. por medio de esta condición se establece una selección natural, pues este motivo se despliega exclusivamente dentro del espacio textil de los siguientes textiles funerarios: chuspas, inkuñas y bolsas fajas.

El objetivo de este ensayo es realizar una aproximación hacia el significado del “motivo antropomorfo de orejas exageradas” plasmado en los textiles de la cultura Arica a través de su lenguaje plástico, hallazgos arqueológicos y ana-logías etnohistóricas. para este fin se utilizará una metodología iconográfica.

En los soportes textiles correspondientes a este desarrollo cultural la participación del motivo antropomorfo graficado con orejas exageradas (hipérbole visual) es una constante estable. Dentro del 100% de los textiles decorados que presentan motivos antropomorfos (correspondientes a un universo de �0 textiles), el 70% posee al “motivo antropomorfo de orejas exageradas” (3� piezas). Y de los 76 motivos antropomorfos presentes en la muestra, el 76% (�3 piezas) presenta al “motivo antropomorfo de orejas exageradas”.

El fin de esta investigación es realizar una aproximación hacia la forma en que en estas precisas condiciones históricas, las tendencias fundamentales

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��representaciones iconográficas de los “orejones”… / Macarena Ruiz Balart

de la mente humana fueron expresadas por medio de conceptos específicos (panofsky 19��). Es de-cir, como dentro de los Arica existió una posible diferenciación social simbolizada por medio del ensanchamiento de los lóbulos de las orejas y los adornos portados en ellas.

A nivel perceptual, las composiciones del “motivo antropomorfo de orejas exageradas” denotan una hi-pérbole visual: resaltar las orejas. para comprender el posible significado de esta característica se utilizan los estudios realizados por la arqueología y etnohistoria. por esto se presume que los personajes plasmados en los textiles representan a un grupo de personas que se diferenciaban socialmente del común de los indivi-duos de la cultura Arica, connotando una distinción social existente dentro de su orden cultural. A ellos se les ha designado como “los orejones de Arica” (Allison et al. 1983), quienes estarían conformados por un grupo de individuos que se destacan del resto de los integrantes de su comunidad, por portar aretes u orejeras en los lóbulos de sus orejas.

Las informaciones etnohistóricas se refieren a datos recogidos durante los momentos de contacto de los españoles con los Incas. para este desarrollo cultural, el poseer horadadas las orejas y exhibir objetos en ellas era un símbolo de poder. Además, los hallazgos arqueológicos han demostrado que un pequeño número de los Arica portaban aretes, variando el objeto a lucir según la edad (Allison et al. 1983).

Estas imágenes no se explican en sí mismas pues pierden su sentido, por eso deben ser ensambladas con evidencias arqueológicas y fuentes etnohistóri-cas. por esto, aunque las referencias etnohistóricas no son pruebas científicas definitivas, son válidas y necesarias para emprender la misión de acercarnos al posible significado simbólico.

METODOLOGÍA

La investigación se fundamenta en las etapas del método iconográfico planteado por panofsky (19��) y González (1991), por medio del cual, el análisis de las variantes iconográficas junto con la información arqueológica y etnohistórica posibilitan un acercamiento a los contenidos culturales propor-cionando información sobre su factible significado. Este método se cimienta en dos líneas de acción, intentando descubrir los puntos de conexión entre una y otra: la primera, se sustenta en las relaciones

internas de las imágenes dentro de su estilo y la se-gunda, en las evidencias arqueológicas y analogías etnohistóricas.

En la primera etapa se acogió el principio de acuñar la mayor cantidad de tipos textiles que consten del “motivo antropomorfo de orejas exageradas” (llámese repertorio del “motivo antropomorfo de orejas exageradas” en soportes textiles), constituyendo un corpus representativo de textiles contenedores de este ícono. Como este material figurativo pro-veniente de contextos arqueológicos en donde no existen escritos que respalden la identificación de las figuras, se necesitó establecer una descripción visual detallada de los motivos.

La segunda etapa tuvo como objetivo lograr una comprensión del tema representado, acercándonos a sus posibles significados convencionales. para esto se necesitó recurrir a un conjunto de informaciones comparables pero independientes de la iconografía. La idea era conectar los motivos artísticos con temas o conceptos por medio de su articulación con fuen-tes arqueológicas y etnohistóricas. Es decir, pasar más allá de lo que nos muestran las imágenes en sí mismas, investigando sus posibles sentidos.

EL PLANO DE LA EXPRESIÓN EN EL “MOTIVO ANTROPOMORFO DE OREJAS EXAGERADAS”

La representación de figuras humanas estilizada es un aspecto constante dentro de la iconografía panandina y, más allá de esto, acompaña al hombre desde las primeras culturas a través de los diferen-tes desarrollos artísticos, aunque realizándose por operaciones disímiles. Al ser ésta una forma reco-nocible, se está representando una actitud estética en la que el modelo o ideal artístico se halla en el entorno natural. Los colores, las formas y las tex-turas pertenecen al mundo de la naturaleza y es la experiencia humana de esa realidad la que permite abstraerla. Elabora, así, el creador, con estos nuevos elementos, una nueva realidad cultural, distinta de la naturaleza, pero basada en ella.

Al decir que el ícono es antropomorfo se asevera que la imagen visual consta de apariencia humana; por esto, aunque la representación sea altamente abstracta, se confirma que el referente de dicho ícono (apoyándonos en la definición de ícono de peirce 1986) y la base para el nacimiento de dicha imagen es la forma y los atributos humanos.

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El “motivo antropomorfo de orejas exageradas” se distingue como una unidad mínima de significa-ción, al no poder descomponerse en imágenes más sencillas, debiendo constituir uno de los puntos de partida de las construcciones morfosintácticas bási-cas de su sistema sígnico. Además, si separamos la entidad oreja de la representación total, se extravía, para nosotros, el sentido de la imagen.

La relación retórica del motivo antropomorfo se sustenta en el principio que toda representación estilizada es retórica, ya que la estilización “es el realce retórico de los umbrales de igualación” (Groupe µ 1993; 330). La estilización examina las propiedades globales que son formas, colores y texturas, a las que se les provoca operaciones de supresión-adjunción. Toda estilización es una ope-ración retórica sobre la imagen, donde el exceso es lo retórico, por ser posible de detectar, reevaluar y permitir un efecto de sentido. De esta forma, el ícono “antropomorfo de orejas exageradas” se produce por la supresión sistemática de rasgos (sinécdoque) a favor del engrosamiento o aumento de tamaño de las “orejas”, “aretes” u “orejeras”.

La exageración de los rasgos “orejas”, “aretes” u “orejeras” es un efecto hiperbólico que se puede apreciar en las figuras 1, 2, 3 y �. Con esta afirma-ción no se está restringiendo la posibilidad de que se encuentren presentes otros criterios hiperbólicos, sino, nos remitimos solamente a estas operaciones semióticas debido a que es el tema en cuestión.

Como se puede apreciar en estos ejemplos (fi-guras 1, 2, 3 y �), aunque el conjunto de “motivos antropomorfos de orejas exageradas”, se aprecia constituido por íconos de muy variados estilos, ellos se vinculan visualmente al poseer el “destaque visual” de sus rasgos “orejas”, “aretes” u “orejeras”, constituyendo una familia vinculada por el signifi-cante y por ende, por su significado.

Así podemos percibir que el ethos de la estiliza-ción de esta familia de motivos es poseer un denomi-nador común, disminuyendo el grado de libertad del enunciado, siendo capaz de ser descrito por medio de un número mínimo de ecuaciones y constantes, lo que estaría compuesto por la exageración de los rasgos “orejas”, “aretes” u “orejeras”.

De esto podemos deducir que como finalidad de la estilización a nivel cultural se ven contemplados dos factores: el requisito de memorizar un patrón cultural y la aspiración de lograr una legibilidad que excluya todo error y duda, lo que se percibe materializado en la familia de los “motivos antropo-

morfos de orejas exageradas” y la sobredimensión visual de la entidad “orejas”, “aretes” u “orejeras” en contraste al resto del cuerpo graficado. pero también a la imagen mental del referente “cuer-po humano y sus proporciones”, pero también, el referente del signo icónico “gancho o espiral junto a las mejillas del personaje” (figuras 1, 3 y �) que reseña al designatum “orejeras semejantes a rollos o haces” registrado en los hallazgos de cuerpos preservados. A nivel perceptual, el ícono antropomorfo orejón cumple las siguientes carac-terísticas configuracionales: simetría especular vertical-central, representación frontal y sentido de unidad visual (unidad que presenta pese a las variantes estilísticas formales).

Desde el criterio de los elementos básicos de la comunicación visual, el contraste constante entre las dimensiones de las “orejas-orejeras-aretes” y el resto de la composición de la figura antropomorfa potencia la teoría que esta exageración gráfica debe haber cumplido la finalidad de resaltar jerár-quicamente las entidades “orejas-orejeras-aretes”. Existe un engrandecimiento, un incremento, o en términos gestálticos un aguzamiento en contraste al debilitamiento o mitigación de otros rasgos hu-manos. Desde el prisma configuracional, para algo aparente claramente grandeza, debe situarse junto a un objeto pequeño.

Al hallarse conformadas estas imágenes en base a un principio de unicidad (cuerpo humano completo y no sólo la representación de un fragmento de éste) se acrecienta preceptualmente la intensidad proporcional de los opuestos: “orejas-orejeras-aretes” versus resto del cuerpo, debido a su contraste dimensional, lo que, a nivel comunicacional, se configura como una fórmula significativa para la claridad de cualquier contenido gráfico. Del mismo modo, la distorsión de la escala entre el elemento formal “orejas-orejeras-aretes” y el resto de la representación del antropomorfo produce tensión visual al impresionar al ojo humano median-te la manipulación forzada de las proporciones de los objetos, contradiciendo las expectativas que la experiencia ha creado.

por otro lado, la característica visual de resaltar formalmente las representaciones de las “orejas-orejeras-aretes” y su decoración no se ven afectadas en relación al tamaño del motivo antropomorfo plasmado en las diferentes piezas textiles. Tampoco se advierte perturbada por el nivel de figuración, abstracción, complejidades de técnicas textiles, estilos del diseño, etc. por lo tanto, a pesar de todas

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estas variaciones configuracionales subyace una relación hiperbólica.

EL SENTIDO DE LA HIPÉRBOLE VISUAL EN EL “MOTIVO ANTROPOMORFO DE OREJAS EXAGERADAS”

Aunque el tema de los orejones de Arica es un asunto poco explorado, existen tres investigaciones trascedentes arqueológicas que lo han considerado y que entregan datos e informaciones al respecto. Allison et al. (1983) desarrollaron un estudio acerca del uso de aretes dentro del contexto ariqueño. De los 61� cuerpos estudiados, �30 no presentaban piel en la cabeza y 21 individuos exhibían perforaciones. Este pequeño grupo se encontraba constituido por individuos de sexo masculino y edades oscilantes entre los 1� y los �0 años.

En el estudio realizado por Soto Heim (1987) se presenta información acerca de siete cráneos con lóbulos perforados en una totalidad de �3 cuerpos. En el estudio efectuado por Arriaza et al. (1986) de las 1�� cabezas investigadas 11� se apreciaban en un estado preservativo favorable y de ellas el 26% fueron consideradas como orejones.

Se han observado dentro de las particularidades de los orificios lobulares desde dimensiones minús-culas a unos de 2 cms de diámetro. Los adornos utilizados eran: piel de perro y de camélido con amarras de hilo; corontas de maíz embarriladas con lana y con un disco de plata en el extremo visible; motas de lana, algunas amarradas con hilo: pitas sueltas con o sin anudaciones, comúnmente de color rojo (Arriaza et al. 1986).

De estas publicaciones se evidencia que el porcentaje de orejones es una proporción pequeña en comparación al universo de la muestra. Esto reforzaría el planteamiento que sólo algunos indivi-duos podían portar estos símbolos diferenciadores. Además se ha descubierto una posible relación entre los orejones y los peinados de mayor acuciosidad, pudiendo cumplir ambas variables el rol de demar-cadores sociales (Arriaza 1986). Desde el punto de vista arqueológico se les ha reconocido como jefes étnicos u “orejones”, quienes serían poseedores de algún atributo de poder reflejado al portar aretes u orejeras (Allison et al. 1983; Soto Heim 1987).

A partir de los documentos etnohistóricos se identifica que el calificativo de “orejones” fue otorgado a los nobles del incario por los españoles a

causa de la impresión que les causaron las enormes orejas, ampliadas por los grandes pendientes que usaban (figuras � y 6). para los Incas el horadarse los lóbulos de las orejas y portar aretes decorativos era un símbolo de poder social, una forma de connotar su pertenencia a la nobleza y la investidura como orejón se desarrollaba dentro de una ceremonia de gran trascendencia cultural (Guaman poma 1980). Garcilaso de la Vega (1991; capítulo 22), se refiere a la usanza de los Incas de utilizar las orejas ho-radadas, resaltando el crecimiento que se llegaba a obtener de ellas por medio de los objetos que se introducían en los lóbulos.

En los escritos de cronistas del primer período de contacto, se puede inferir que una de las principales fiestas realizadas por los Incas era la denominada Hatun Raymi, Capac Raymi o Guarachico, celebra-ción en que se proclamaba a los nuevos orejones. Según los testimonios el lujo y la ostentación de estas fiestas era mayor que la parafernalia del Inti Raymi (Murúa 19��, XXXVIII).

Juan de Betanzos, cronista que compuso su obra en la prematura fecha de 1��1, explica que Inga yupangue o Pachacutec instituyó un calendario de doce meses con treinta días, señalando las fiestas y sacrificios que se debían ejecutar en cada mes. Betanzos relata que Pachacutec programó el año comenzando en el mes de pucoy quillaraimequis. Dentro de este primer mes se estableció la fiesta del Raymi, en la que se horadaban los lóbulos de los adolescentes nobles (Betanzos 1987, primera parte, capítulo XV). pedro Sarmiento de Gamboa, cronista del virrey D. Francisco de Toledo, quien recorrió el virreinato del perú entre 1�68 y 1�79, expone en sus escritos que dentro de las cuatro fiestas principales del año se encuentra la celebración de Raymi o Capa Raymi denominada Guarachico, en la que se investían como orejones a los adolescentes nobles (19��, XXXI). otro aporte lo hallamos en Fray Martín de Murúa, quien escribió que el ritual máximo llevado a cabo por los Incas era el llamado capacraymi que se efectuaba en el mes de diciem-bre, momento en que se ordenaban orejones a los adolescentes incas (Murúa 19��, XXXVIII).

Horta (200�: 128) basándose en los escritos de Guaman poma (161�), pizarro (1�71) y Cieza de León (1��3), reconoce que “a la llegada de los españoles los “orejones” todavía ostentaban poder en su calidad de jefes locales y algunas crónicas los mencionan como sinónimo de kurakas, usando el término invariablemente en género masculino”.

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CONCLUSIÓN

Aunque los significantes se hallan en diferentes formatos, sus significados son análogos pues existe una congruencia vinculante entre las representacio-nes visuales, escritas y evidenciales que consienten la suposición que los rasgos “orejas”, “aretes” u “orejeras” presentes en chuspas, inkuñas y bolsas fajas de la cultura Arica fueron símbolos de una diferenciación social demarcada.

La existencia de principios gráficos comunes dentro de los significantes visuales textiles, los hallazgos de cuerpos preservados de la cultura Arica con orejas horadadas y luciendo adornos y el reconocimiento en las lecturas de la época de contacto que expresan el simbolismo de estas per-foraciones y su decoración, potencian la tesis que los “motivos antropomorfos de orejas exageradas” fueron el significante de los individuos orejones que representaban a un grupo social sobresaliente en algún aspecto.

Al analizar la imagen textil desde su esencia semiótica visual se registra que los rasgos “orejas”, “aretes” u “orejeras” se caracterizan por la presen-cia de: (a) hipérbole visual; (b) una sintaxis que se concibe a partir de la utilización de las variables contraste y tamaño con el fin de exagerar a estas entidades compositivas y (c) la presencia de tensión visual hacia los rasgos en cuestión.

Los hallazgos arqueológicos han esbozado que los cuerpos preservados orejones corresponden a individuos definidos en edad y sexo (Allison et al. 1983). por otro lado, se han atestiguado relaciones entre el número de muestras en estudio y número de lóbulos perforados, entregándose como conclusión que la presencia de orejones es escasa en compa-ración a las muestras totales en estudio (Allison et al. 1983, Arriaza 1986, Soto-Heim 1987).

Estas informaciones apoyadas con las fuentes etnohistóricas permiten plantear la posibilidad de que la tradición de horadarse los orejas precede al incario, planteándose que análogamente su significado puede haber sido similar al procurado por los Incas.

No se está realizando una afirmación en cuanto a una posible existencia jerárquica estructurada, pues según otros datos de estudio, como son los asentamientos, no se han localizado construcciones denotadoras de jerarquía ni tampoco objetos que evidencien algún tipo de diferenciación social. pero en los enterratorios se ha observado una situación

diferente. En el mismo sitio funerario se han apreciado tumbas con contenidos de heterogéneas característi-cas jerárquicas. Las variables que revelan esto son: ofrenda (cantidad, atributos plásticos, etc.), ajuar (cantidad, atributos plásticos, etc.), atributos del cuerpo preservado (presencia de aretes u orejeras) y existencia de objetos importados. Además existen evidencias de una clara correspondencia entre las tumbas en las que se han descubierto vestigios de uncus de alta calidad técnica-plástica y la presencia de objetos que expresan prestigio o superioridad (Horta 200�).

por último, sería interesante en el futuro complementar y contrarrestar esta investigación extendiendo la muestra en estudio a otros soportes artísticos que contengan el “motivo antropomorfo de orejas exageradas” como es el arte rupestre y la cerámica de la cultura Arica.

AGRADECIMIENTOS

A Helena Horta por guiarme en el desenvolvi-miento de la magnífica cultura Arica, sin esperar nada a cambio y siempre estar dispuesta a mostrarme todos sus conocimientos y a Don oscar Espouys por posibilitarme el estudio de la Colección Manuel Blanco Encalada.

NOTAS

1) Esta autora ha desarrollado el tema de los diseños de tejidos de la cultura Arica, analizando su iconografía.

2) para la investigación se analizaron los “motivos antropo-morfos de orejas exageradas” aislados sin considerarse su relación con su configuracional dentro del textil.

3) El plano de la expresión es el conjunto de estímulos visuales y el plano del contenido son los contenidos semánticos.

�) Los textos entre comillas son conceptos utilizados por Horta (200�; 129).

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DIáLoGo ANDINo (Chile) Nº 28, Diciembre, 200660

Figuras (dibujos desarrollados por la autora).

Figura 1. (Az-8 tumba 39/11. Chuspa 3112�, Colección Manuel Blanco Encalada).

Figura 2. (plm-3 tumba 1�. Chuspa 188. Museo San Miguel de Azapa).

Figura 3. (plm-� sin referencia. Inkuña). Figura 4. (Sin referencia).

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61representaciones iconográficas de los “orejones”… / Macarena Ruiz Balart

Figura 5. A TOPA AMARO LE CorTAN LA CAVESA EN EL CVZCo. Le cortan la cabeza a Topa Amaro Ynca por orden del virrey Toledo y los nobles incaicos expresan su angustia por la muerte de su rey inocente (Guaman poma 1980 [161�]; ��3).

Figura 6. CoNÇEJo rEAL DESToS rEI-NoS, CAPAC INGA TAVANTIN SVIO CAMA-CHICOC APOCONA. Los señores Incas que gobiernan el Tawantinsuyu (Guaman poma 1980 [161�]; 366).

Figura 7. ABrIL, CAMAI, INCA RAIMI Quilla [descanso, festejo del Inka]. / Fiesta del ynga /. / samay, Inka Raymi /. (Guaman poma 1980 [161�]; 2�2).

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63Arica y Tacna: Ciudadanía en tiempos de conflicto… / Marbet Barrios ArenasDIáLoGo ANDINo Nº 28, 2006Departamento de Ciencias Históricas y GeográficasFacultad de Educación y HumanidadesUniversidad de Tarapacá, Arica-Chile. páginas 63-80 ISSN 0716-2278

ARICA Y TACNA:CIUDADANÍA EN TIEMPOS DE CONFLICTO (1880-1929)

ARICA AND TACNA: CITIzENSHIP IN TIMES OF CONFLICT (1880-1929)

por:

LIC. MArBET BArrIoS ArENASProfesora de Historia y Geografía

Licenciada en EducaciónMg.© en Historia con mención Económica-Social

Pontificia Universidad Católica de ValparaísoGenaro Gallo Nº 2558, Iquique, Chile

E-mail: [email protected]

RESUMEN

El ciudadano no nace, se hace, es el resultado de un proceso más bien cultural de la historia, simplemente una invención de lo social. Es así como una vez ocupados los territorios de Arica y Tacna, por las tropas vencedoras, el Estado chileno se dará a la tarea colosal de formar ciudadanos en tiempos de conflicto, más bien a una población conformada principalmente por peruanos, labor que se llevará a cabo a través de tres ejes temáticos como lo son la educación, el rol sacerdotal y lo militar, donde de esta forma se irá construyendo al ciudadano chileno, dejando atrás un inicial limbo ciudadano, en el cual se encontraban los habitantes de aquellas zonas ocupadas. Palabras clave: Ciudadanía, Arica, Tacna, chilenización, disciplinamiento.

ABSTRACT

A citizen is not born. A citizen is made. He/she is the result of a cultural process of history. He/she is simply an invention of the social establishment. Therefore, once the territories of Arica and Tacna had been occupied by the vanquishing troops, the Chilean state started a colossal task to form citizens in times of conflict, considering a population mainly made up of Peruvians, by utilizing three thematic concepts: education, the sacerdotal role, and the military role in which Chilean citizens would be formed, leaving an initial limbo behind in which inhabitants of those regions had been found. Key words: Arica, Tacna, chilenización, disciplinamiento, citizenship.

recibido el 08 de octubre de 2006Aprobado el 28 de Noviembre de 2006

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INTRODUCCIÓN

A) ¿QUé ES CIUDADANíA?

Tras la emancipación, los países de Chile y perú, con una historia más bien común, han deseado terminar con los conflictos internos que poseían –en ese entonces– para poder transformarse en sociedades republicanas y modernas, y así preocuparse cada país de formar una nación con sentido de unidad, con lo cual a su vez debían organizar sus propios sistemas políticos. Sin duda la tarea era ardua, que llevaría a educar a la sociedad1. Sin embargo, este ansiado sistema político resultó ser muy similar a la monarquía, ya que el grado de participación popular en decisiones políticas era escasa en virtud a los requerimientos que se establecían para ejercer la ciudadanía2. Ciudadanía, la cual se trabajó sólo en algunos sectores de la sociedad.

pero ¿qué es ciudadanía? ¿Qué es ser ciudadano? La importancia de esta conceptualización radica en que es de relevancia dentro del presente escrito, por eso se buscará una definición operativa a la problemática que se planteará más adelante.

Son diversos los autores que se han referido al concepto de ciudadanía, así como Marshall dividió funcionalmente la ciudadanía en tres dimensiones3, como también se hace relevante el conocer todo lo que nos manifiesta el compilado de Hilda Sabato, acerca de este término a veces muy discutido en sus

1 Como se aprecia en Chile y perú, como en otros países latinoamericanos nacidos de las guerras de emancipación del Imperio Español, se propusieron un régimen republicano bajo la premisa del bienestar social y de la formación de ciudadanos. Véase C. Aljovín y E. Cavieres, reflexiones para un análisis histórico de Chile-perú en el siglo XIX y la Guerra del pacífico. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. 12.

2 El sistema político implantado posee demasiados requeri-mientos a la hora de hablar de participación, lo cual hace que la población se aleje de las urnas. Véase S. o’ phelan y C. Guerrero, De las reformas borbónicas a la formación del Estado en perú y Chile. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. �2.

3 Marshall es quien distingue tres dimensiones del desarrollo de la ciudadanía: civil, política y social. La primera de ellas está compuesta por los derechos necesarios para la libertad individual, personal, de pensamiento y religión, la segunda cuyo contenido es el derecho a participar en el ejercicio del poder político, tanto como autoridad, como elector, y la última de ellas abarca un amplio espectro de derechos, como el de seguridad, hasta el de vivir como ser civilizado y bajo los estándares predominantes de la sociedad. En T.H. Marshall, Ciudadanía y Clase social (Madrid-1992), p. 23.

diversas direcciones; pero vamos por parte; uno de los autores interesantes que podemos encontrar es Francisco Hipólito Uzal, que nos señala cuestiones tremendamente precisas en su texto sobre el ejercicio de la ciudadanía que significaría la militancia más activa en la convivencia social, siendo al mismo tiempo un derecho inalienable e irrenunciable deber; y el ejercicio de ésta nos quiere decir que existe un interés por la política y celo por las instituciones�. Uzal también se refiere a dos términos que muchas veces producen confusión, aunque existe gran afi-nidad entre ambos, aún no están bien identificados como tales, ellos son el término de nacionalidad y de ciudadanía; por ejemplo, el autor señala que la nacionalidad quiere expresar un sentido de amplia comunión espiritual en la sociedad, en tanto a la ciudadanía, en muchos casos, se le entrega una significación rigurosamente política�, que es lo que normalmente se hace.

Y por último Fco. Hipólito Uzal nos recalca que hoy como ayer, el ejercicio de la ciudadanía es un insigne honor, y al mismo tiempo, un com-promiso contraído con el Estado, cosa que hoy en día no podría estar ciento por ciento de acuerdo, si bien es un compromiso irrenunciable en nuestro país, dudo profundamente que en el siglo XXI para nuestra juventud sea un honor insigne, de hecho es hoy por hoy un tema algo áspero que aún no posee soluciones, y no por eso podemos pensar que aquellos jóvenes algo escurridizos de la práctica electoral y de participación política no caben dentro de la clasificación del ser ciudadano.

por otro lado, la historiadora Sofía Correa Sutil posee otra perspectiva de lo que es la ciudadanía, realizándose una similar interrogante a la que hemos planteamos en una inicial instancia, ¿De qué habla-mos al decir ciudadanía?, en la que primeramente realiza una especie de cronología en las distintas épocas que se ha utilizado el concepto, es decir, nos muestra que la noción de ciudadanía ha tenido diversos contenidos en distintas épocas históricas, poniendo de ejemplo el período efervescente de la Independencia, en donde los criollos se trataban

� Esta ciudadanía es un derecho y posee obligaciones que no son otra cosa que los deberes y derechos políticos que a su vez regulan las relaciones entre los ciudadanos y el Estado. En F. H. Uzal, Hombre, Cultura, Nación (B. Aires-1961), pp. 86-88.

� F. H. Uzal, Hombre, Cultura, Nación (B. Aires-1961), p. 88.

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6�Arica y Tacna: Ciudadanía en tiempos de conflicto… / Marbet Barrios Arenas

entre sí de ciudadanos –sólo en género masculi-no– refiriéndose a ese pequeño grupo de la élite6 gobernante del país.

En un segundo momento, Correa plantea que el concepto se va ampliando y cambiando de con-tenido, apuntando que se es ciudadano cuando se pertenece a la nación, cuando se tiene un sentido de pertenencia, el que se activa no sólo por lo res-trictivo a lo político –y en acuerdo con la autora– a través de un conjunto de imágenes, simbolismos:como la bandera, la canción nacional, la cueca, las comidas típicas, los héroes y sus hazañas heroicas. Es por ello que a fines ya del siglo XIX y principio del siglo XX el contenido de la ciudadanía no va a estar dado por el hecho de ser sujeto político, pues a Sofía Correa no le parece adecuado entender el sufragio universal, masculino, alfabetizado como un instrumento de participación política popular7. Y es en ello en la cual nos podemos apoyar para decir que la ciudadanía pasa más allá de ser algo netamente político. De esta misma manera José Murilo De Carvalho colabora a comprender el tér-mino diciendo que el debate sobre la ciudadanía en América Latina del siglo XIX se ha concentrado en el tema de la naturaleza y expansión electoral –como lo han manifestado Uzal y Correa–, pero a pesar de la importancia de dicho tema se requiere ampliar el campo de estudio de manera que se abarque otras dimensiones de la ciudadanía y sobre todo otras “tradiciones de construcción de la misma”8. En definitiva buscar otras miradas que nos aportarían datos o antecedentes de interés en la construcción del ser ciudadano.

Una de las definiciones que sin duda alguna es la que considero más notable, que nos daría la pauta para realizar un estudio de qué es ser ciudadano sin encerrarlo en la estigmatización del ser político, está dada por el historiador F. Xavier-Guerra, que manifiesta que el ciudadano no nace, se hace, lo cual no es algo natural o propio del ser humano,

6 Este grupo de la élite, que sin duda alguna eran los que conducían los asuntos públicos del país y que iban creando la república con sus decisiones. Véase S. Correa Sutil, ¿De qué hablamos al decir ciudadanía? En Revista Talión (Sgto., 200�) [en línea] www.talión.cl.

7 S. Correa Sutil, ¿De qué hablamos al decir ciudadanía? En Revista Talión (Sgto., 200�) [en línea] www.talión.cl.

8 J. Murilo De Carvalho, Dimensiones de la ciudadanía en el Brasil del siglo XIX. En H. Sabato, coor. Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de América Latina (México, 1999), p. 321.

sino que es el resultado de un proceso más bien cultural de la historia9. En pocas palabras, sería algo ideado por cada sociedad, por cada nación. por ello Xavier-Guerra nos señala que el ciudadano, la nación y las elecciones hay que estudiarlos como lo que son, simplemente una invención social10.

El ser ciudadano entonces no desfila solamente por ser partícipes en lo político, sino que sentirnos parte de la nación a través de diferentes tópicos.

para concluir sería bueno tomar a un autor que encerrara todos los elementos ya mencionados en los diversos historiadores citados, si bien Uzal entrega en su escrito una opinión más bien política de la ciudadanía, Correa nos da la cronología del término, abanderándose por lo que cree más ade-cuado coincidiendo con los posteriores historiadores aludidos, llegando a Carvalho, quien concretamente apunta a que la ciudadanía hay que estudiarla en sus diferentes ámbitos, hasta F. Xavier-Guerra, con una frase de la que nos podemos tomar para plantear nuestra problemática de estudio, pero es una defi-nición rescatada desde la compilación de Eduardo Cavieres, Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920, en la cual se pueden visualizar estos elementos, la que nos dice así:

Se puede entender la ciudadanía como una modalidad de relación entre los individuos y el Estado que los vincula a partir del imaginario de la coparticipación de la construcción de decisiones colectivas, que se expresan a su vez bajo la modalidad de igualdad ante la ley, participación electoral y representación11.

9 El proceso cultural al cual se refiere el autor puede ser tanto personal como colectivo de una sociedad. Véase F. Xavier-Guerra, El soberano y su reino. reflexiones sobre la génesis del ciudadano en América Latina. En H. Sabato, coor. Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de América Latina (México, 1999), p. 33.

10 F. Xavier-Guerra, El soberano y su reino. reflexiones sobre la génesis del ciudadano en América Latina. En H. Sabato, coor. Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de América Latina (México, 1999), p. 33.

11 representación que equivale a una cuestión de identidad, de sentirse parte de un todo a través de diferentes simbolismos, así como lo apreciamos a su vez en la autora Sofía Correa. Cita textual. Véase C. Aljovín y E. Araya, prácticas políticas y formación de ciudadanía. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. 120.

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B) PLANTEAMIENTO DE LA PROBLEMÁTICA

“Arica y Tacna: ciudadanía en tiempos de conflicto” (1880-1929).

Los territorios de Arica y Tacna fueron ocupados tras la victoria que se obtuvo por parte de las tropas chilenas el 7 de junio de 1880. Desde ese mismo momento se inicia, en las zonas nombradas, todo un proceso destinado a incorporar aquellas regiones a los principios de modernidad imperantes en el Chile de la segunda mitad del siglo XIX12. Dichos prin-cipios se refieren a lo político, social y económico; estos procesos fueron parte de los pilares básicos que tipificaron la modernidad del estilo de conducta que Chile plasmó en Arica y Tacna, lo que explica el rápido asentamiento costero en el caso de Arica y los motivos del porqué resultó fácil consolidar en un plazo relativamente breve un asentamiento en ambos lugares13.

para llegar a buenos términos en el conflicto que enfrentó a los países de Chile y perú, se firma un Tratado de paz y Amistad el 20 de octubre de 1883, llamado el Tratado de Ancón, en él la república del perú cede a perpetuidad e incondicionalmente la provincia de Tarapacá, pero no así las provincias de Arica y Tacna, las que continuarán poseídas por Chile durante diez años, al término de los cuales un plebiscito decidirá el destino definitivo de ellas1�, con esto por supuesto el interés del Gobierno de Chile fue desde un comienzo el tratar por todos los medios que el plebiscito le fuera favorable; de allí que guiado por esta iniciativa se va a iniciar todo un plan tendiente a generar un ambiente de acer-camiento entre las regiones y el Estado chileno1�. En esta línea fueron enviados hacia las ciudades de Arica y Tacna chilenos para cumplir con los

12 L. Galdames, et al., Historia de Arica (Sgto., 1981), pp. 102-103.

13 A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), p. 31.

1� C. Keller, El Departamento de Arica (Sgto., 19�6), p. �2. 1� Fue durante el Gobierno de don J. M. Balmaceda, 1886-1891,

con gran énfasis estadista, el momento en que se consolida por lo tanto la idea de chilenizar ambos territorios (Arica y Tacna), como el también hacer ciudadanos a una población inicialmente peruana. Balmaceda habría dicho: “Iniciaré un plan de chilenización, llevando hombres e invirtiendo en obras de carácter social”. Véase A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), pp. 31-33.

objetivos propuestos por el Estado, ya que existía urgencia en que un futuro plebiscito favoreciera a nuestro país16.

Bajo este contexto la población de ese entonces se podría decir que se encontraban en un limbo ciudadano, ya que todo intento peruano, en el transcurso de los años que estos territorios eran de su soberanía, por hacer una nación cohesionada, pierde o retrocede en sus intenciones ante el nuevo soberano país. Si bien los años de estudio se apre-cian extensos, que van desde la ocupación chilena en Arica y Tacna hasta el término del conflicto que se arrastraba desde la Guerra del pacífico, nos entregan una visión más amplia de lo que se pre-tende conocer y de esta manera tomándonos de las palabras de Xavier-Guerra, el ciudadano no nace, se hace, ¿ Cómo se hace ciudadanos chilenos en una realidad conflictiva?, o dicho de otra manera ¿cómo hacer ciudadanos chilenos a una población que originariamente era peruana? Sin duda una ardua tarea que emprendió el Gobierno de Chile durante esos largos años, una misión casi titánica, pero que a toda costa se llevaría a cabo esperando un resultado positivo en el plebiscito que ya sabemos jamás se efectuó.

“CONTEXTO LOCAL”

A) UN VISTAzO ANTES DEL CONFLICTO

Como ya se ha mencionado, Chile y perú han tenido una historia más con similitudes que con diferencias, a esto muchos autores se han dedicado a encontrar puntos de coincidencia en sus procesos históricos, viéndose ya desde la independencia de ambos países, ese querer con fervor de transformarse en sociedades libres del yugo del antiguo régimen colonial, para darle la bienvenida a nuevos siste-mas políticos como la república, que prometen a los países en proceso de emancipación, un futuro próspero y autónomo. Bajo esos términos tanto la sociedad peruana como la chilena comienzan a pre-

16 A las regiones se mandaron unos grupos de ciudadanos chilenos, los que tenían como primera preocupación es-tablecer el orden en las ciudades, claro está que desde las perspectivas de las directrices del Estado chileno, ya que se hacía prioridad organizar provisionalmente los servicios administrativos que se encontrarían acéfalos desde la ausencia del Gobierno peruano. En L. Galdames, et al., Historia de Arica (Sgto., 1981), pp. 102-106.

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ocuparse por construir naciones con gran cohesión social, con sentido de unidad, es decir se comienza a ambicionar instaurar sus propios estados-nacio-nales. Todo lo anteriormente dicho lleva intrínseco las ideas liberales que comienzan imbuirse en ese momento en América Latina.

Una vez llegada estas ideas, la sociedad y el Estado se hacían cada vez más inseparables, lo cual tiene que ver con los procesos de maduración del Estado-Nación, que debía entregar elementos de unidad a la sociedad como la propia historia, los símbolos, rituales e identificaciones17 con lo cual la población adquiriría su propia identidad, la que permite homogeneizar a la sociedad, tomándose como una instancia de unificación de las diferencias reales existentes, y aquella instancia estaría dada por el ser ciudadano18.

Tanto el ciudadano, como la nación, entre otros son invenciones sociales, así como lo señaló F. Xavier-Guerra en su texto, las que se deberán reforzar más aún si éstas son nuevas tradiciones en el caso de perú y Chile, ya que a través de ello se tiende a consolidar la idea de lo nacional. En esto Hobsbawm alude a tres puntos importantes para este reforzamiento de la ciudadanía que son a través de la educación primaria, de las ceremonias públicas y de los monumentos19, a fin de que sean elementos que permitan que los miembros de un grupo se reconozcan como parte de un todo con una clara identidad.

Todo esto es aquello que pretendieron hacer ambos países –Chile y perú– proponiéndose un régimen republicano, bajo la premisa del ciudadano y del bienestar social. por ello decimos que existe un contexto similar en el republicanismo vivido y

17 E. Hobsbawm, La invención de la tradición (Barcelona, 2002), pp. 273-280.

18 La identidad ha sido construida desde el Estado, que ha partir de la Modernidad ha permitido esta homogeneización de la sociedad en torno a un concepto clave para el presente estudio que es el ciudadano. Es decir, el ciudadano se plantea como unificador, a pesar de que existan multiplicidad de identidades emergentes. Véase Mª. Yannuzzi, Identidad y ciudadanía: los problemas en la construcción de una cultura común. En La trama de la comunicación Vol. 7 Universidad Nacional de rosario [en línea] www.puntoedu.edu.ar.

19 E. Hobsbawm, La invención de la tradición. Véase C. Al-jovín y E. Cavieres, reflexiones para un análisis histórico de Chile- perú en el siglo XIX y la Guerra del pacífico. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. 19.

en la inserción al mercado mundial que tendrán los mencionados países20.

Sobre el proceso de la construcción de iden-tidades nacionales, existe una vasta literatura al respecto, en donde mayoritariamente se enfatiza el rol del Estado en la definición de estas iden-tidades. En el caso de Chile parece evidente que la construcción de una identidad nacional en el siglo XIX fue en gran medida producida y cons-truida desde el Estado.

refiriéndonos a perú, el pueblo peruano desde un principio se imaginó su país, el cual buscaron representarlo a través de símbolos para legitimarse como república que eran y construir su propia identidad. Gracias a esto sería mucho más fácil identificarlos dentro un escenario internacional como en uno de su propia región –Latinoamérica–. Los autores Carlota Casalino –peruana– y rafael Sagredo –chileno– proponen que el desarrollo de los elementos simbólicos del perú estarían dados en tres períodos, el primero de ellos tiene que ver con la organización de la república, que sería la representación inicial del recién formado Estado-Nación, un segundo estaría entregado por la vuelta al pasado, por la añoranza de las raíces, esto tiene que ver con el pasado Inca y un tercer momento correspondería al balance del Centenario y el impacto de la Guerra del pacífico que vendría a modificar el mapa y tocaría susceptibilidades fuertemente21.

Uno de los tres importantes puntos mencionados por Hobsbawm, es la educación y más aún el ligado a la educación o pedagogía cívica. Nikita Harwich sostiene que en el siglo XIX hubo dos espacios donde se privilegió la pedagogía cívica; el primero de ellos era de tipo “Institucional”, es decir a través de la enseñanza de la historia y de la educación cívica en los establecimientos educacionales y una segunda forma a través de las “ceremonias públicas patrias”, pero, como es sabido, la educación llegaba

20 Si bien se habla de contextos similares, luego estos dos países tomarán caminos divergentes en diversos aspectos, pero en donde se ve una clara separación de caminos será a partir de 1930 que inician procesos con características diferentes. Véase S. o’ phelan y C. Guerrero, De las refor-mas borbónicas a la formación del Estado en perú y Chile. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. �2.

21 C. Casalino y r. Sagredo, representaciones y nociones de perú y Chile en el siglo XIX. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), pp. �9-60.

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solamente a una minoría, entonces es a partir del segundo punto –ceremonias públicas de carácter patriótico– el cual se utilizó como herramienta principal para ejercer la pedagogía cívica22.

Sin duda alguna todos estos símbolos para que puedan perdurar en el largo tiempo, y en ge-neraciones, necesariamente deben ser ratificados periódicamente23. pero a pesar de aquellas prácti-cas y de querer lograr una identidad peruana, los pensadores de la época manifiestan que el país no había logrado consolidarse como nación y que se adolecía de profundas diferencias entre peruanos2�. Con respecto a esto Hobsbawm nos señala que es fundamental que exista un consenso mayoritario, en cosas tan simples como ponerse de acuerdo en los símbolos patrios, que son aspectos relevantes, pues en la invención de la tradición para que tengan éxito y se afirme con el paso del tiempo debe tener un carácter dual, que como también es sabido la élite es quien propone y maneja estas situaciones y por otro lado la población en su conjunto es quien acepta dicha tradición, que a su vez también impone tradición obligando muchas veces a la élite a incor-porarlas2�. Sin embargo, nada de esto sucedía en perú, no había consenso, y no se pudo resolver las diferencias entre la élite y el pueblo. Entre estos dos actores sociales no existió ni consenso ni aceptación de propuestas unificadoras de la nación, a diferencia de Chile que sí logró ese consenso.

B) SUCEDE LA GUERRA DEL PACíFICO

Bajo este contexto sucede la Guerra del pacífico, por ello Chile podrá entrar con sus simbolismos y con ese querer hacer ciudadanía, situación que se hizo fácil, encontrando un camino mucho más

22 En el compilado de Eduardo Cavieres es donde se presentan diversos autores refiriéndose al cómo se hace ciudadanía en general, como el autor Nikita Harwich, pero son los historiadores Casalino y Sagredo que lo van a aplicar al caso peruano en el siglo XIX. Véase C. Casalino y r. Sagredo, representaciones y nociones de perú y Chile en el siglo XIX. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), pp. 70-72.

23 E. Hobsbawm, La invención de la tradición (Barcelona, 2002), pp. 273-378.

2� C. Casalino y r. Sagredo, representaciones y nociones de perú y Chile en el siglo XIX. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. 76.

2� E. Hobsbawm, La invención de la tradición (Barcelona, 2002), pp. 273-378.

expedito. Circunstancia distinta sería si el perú se encontrará unificado.

Sucede la Guerra del pacífico, conflicto que fue fruto de las dinámicas propias de la evolución característica de América Latina que experimen-taba la consolidación del Estado y la formación de la Nación, así como también –lo manifiesta C. Varas– se debió por motivaciones e intereses fuertes en lo económico.

Algunas opiniones de connotados pensadores como Manuel González prada sostuvieron que la Guerra del pacífico se perdió por ausencia de na-cionalismo, a su vez Fco. García Calderón opinaba que el patriotismo chileno era más fuerte que el mostrado por los peruanos26. opiniones demasia-do simplistas para mi gusto, ya que a veces falta mucho más que patriotismo para ganar una Guerra. Quien da más explicaciones al respecto sería Jorge Basadre al decir que perú, debilitado por la Guerra de emancipación, luego por las luchas internas que consumieron los recursos y a esto sumarle que es un país aquejado de problemas de definición nacional27, sería presa fácil para el gigante de Chile, ya que en ese entonces perú presentaría características más bien negativas teniendo un Estado inauténtico, frágil y encontrándose en un abismo social.

“ARICA Y TACNA EN TIEMPOS DE CONFLICTO”

A) TIERRAS ÁRIDAS… EN ESPESO MANTO COLONIAL.

Chile, al quedar en posesión de los territorios en disputa, se encontró con un paisaje totalmente desolador. El Tratado de Ancón de 1883 entregaría estas regiones peruanas a las manos de Chile en-vueltas aún como en un sudario, en espeso manto colonial28, donde Lima parecía estar demasiado

26 C. Casalino y r. Sagredo, representaciones y nociones de perú y Chile en el siglo XIX. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. 76.

27 Jorge Basadre, Chile, perú y Bolivia independientes. Véase C. Aljovín y E. Cavieres, reflexiones para un análisis histó-rico de Chile- perú en el siglo XIX y la Guerra del pacífico. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. 1�.

28 La descripción que entrega C. Varas de aquellas provincias es que son ciudades y campos áridos, donde aún no había llegado esa sangre chilena, que los empujaría e incorpora-

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lejos del puerto de Arica y de la humilde Tacna, ciudad en que apenas llegaba de vez en cuando el latido nacional peruano.

Los autores Carlos Varas –quien más a fondo se refiere al abandono de las provincias por parte del perú– con Tacna y Arica bajo la soberanía chilena, Luis Galdames r. con Historia de Arica, entre otros, nos recalcan una y otra vez que una de las mejores cosas que le pudo pasar a estas regiones era el haber quedado en manos de Chile, afirmando Varas, por ejemplo, que estas tierras para el perú no eran más que tierras muertas en donde estaba todo quieto y estancado, así como también la vida y el progreso29.

Sin duda alguna lo que pretende Chile es que los territorios en cuestión pasen definitivamente a sus manos mediante una chilenización basada esencialmente en la mayor obra de progreso que se pudiese hacer dentro de ello. En esto se puede apreciar que por parte del perú existía muy poca voluntad para solucionar el litigio30, a diferencia de Chile que sí buscó de una u otra forma llegar a término definitivo de las negociaciones infructuosas que se llevaron por muchos años.

A pesar que Tacna peruana tenía importancia considerable dentro del país, ya que se conocía como la tercera ciudad de importancia dentro de una jerarquía en donde Lima estaría primera y Arequipa en segundo lugar, se les consideraba en conjunto con Arica, como unos verdaderos villorrios, casi reducciones de indios en los que se vivía tan ale-jado de la patria que sus habitantes tenían un lazo espiritual casi insignificante con ella, así como se dijo, los latidos de la vida central de perú apenas llegaban a estos sectores, e incluso económicamente hablando eran pocos los recursos y presupuestos que se mandaban hacia aquellas zonas. Tal era la forma cómo el poder central del perú velaba por la civilización de Arica y Tacna, lo que explicaría el porqué Chile pudo entrar –supuestamente– de forma pacífica a las regiones tan tristemente olvi-

ría a su nacionalidad. En C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), p. �.

29 Varas se refiere a perú como una nación dormida, teniendo siglos de indiferencia y pereza, y es por ello que se necesi-taba de un empuje civilizador, el cual vendría de la mano de Chile. En C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), pp. �-6.

30 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), p. 7.

dadas31. Y el porqué menciono que esta entrada fue supuestamente pacífica, es porque existen denuncias varias por parte de peruanos y bolivianos de distintos atropellos y abusos reiterados por parte del nuevo Estado soberano, que obviamente no se encuentran denunciados en los relatos de historiadores chile-nos, sino que la mayoría de ellos son puestos en el tapete por historiadores peruanos, sin duda con un cierto sesgo nacionalista32, pero desde el punto de vista chileno se puede leer de la siguiente forma el cómo fue para esas regiones que llegará Chile a su rescate:

“(...) colgaban en el abismo de la ignorancia, por ello no respondieron al llamado central con que el Perú invocó el patriotismo de los peruanos para acudir en ayuda de él (...) y acaso comprenderán por qué, hoy por hoy, los hijos de aquel suelo, que en un tiempo fue una mera expresión geográfica peruana, quieran ser chilenos, definitivamente chilenos, hijos legítimos del país que arrebatándolos de la miseria y el abandono les dio su puesto al sol, les enriqueció su territorio y les proclamó ciudadanos del mundo civilizado en vez de humildes y desencantados parias de una tierra de olvido, de atraso y de indiferencia (...)”33.

B) MANIFESTACIONES DEL GOBIERNO DE CHILE EN ARICA y TACNA

Tras el triunfo de las armas del Ejército, Chile realiza varias acciones al respecto conforme a lo estipulado en el Tratado de Ancón3�. Si bien Chile comienza a ejercer dominio de las provincias a

31 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), pp. 1�-19.

32 De ello nos habla el historiador peruano Félix Calderón, diciéndonos que fue un verdadero trauma para la gente vivida en estos territorios en conjunto con la población de la provincia de Tarapacá. para más detalles véase F. Calderón, La otra historia (Lima, 2000), p. 3�.

33 Aquí el autor, en la cita mencionada, se refiere a Chile como el salvador de aquellas incivilizadas provincias que obtienen el rescate de esa ignorancia abrumadora. Cierto es que en la región se carecía de escuelas y de instrucción en general, lo cual dejaría desprovisto de conocimientos básicos a estos departamentos. Véase cita en C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), pp. 19-21.

3� Artículo 111 del Tratado de Ancón de 1883 manifiesta que: “Los territorios de Tacna y Arica continuará poseído por Chile y sujeto a la legislación y autoridades chilenas

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contar del día 26 de mayo de 1880, es el día 31 de octubre de 188� cuando las autoridades chilenas aplicaron a Arica y Tacna las disposiciones corres-pondiente a su legislación3�. La ley se ejerce sin estado de excepción, no se hace allí nada que no se pueda hacer con igual derecho que en el resto del territorio nacional, es decir a los habitantes de Arica y Tacna se les implantó el acervo de leyes por las que se rige la república de Chile y en forma que todos los habitantes disfruten de las mismas garantías, derechos y prerrogativas que esas leyes otorgan a los ciudadanos chilenos, pero importante es señalar que sólo existe una limitación que se hace al disfrute de los derechos constitucionales y es la de no otorgar derechos electorales a aquellos habitantes36.

otra mirada del autor renato Aguirre, refirién-dose a lo mismo, apunta a que si bien al implantarse las leyes de la nueva administración se les otorgó la nacionalidad chilena sin mayor trámite, a muchos habitantes en su mayoría indígenas nacidos después de 1880 las obligaciones para ellos eran penosas37. pero de una u otra manera, Chile entra con todo a los territorios.

Chile primero que todo va a considerar, según el sistema geográfico del país, la existencia de una sola provincia, en vez de dos como las consi-

durante el término de diez años”. En C. ríos, Chile y Perú. Los pactos de 1929 (Sgto., 19�9), p. 11.

3� La ley promulgada con fecha 31 de octubre de 188� da las atribuciones para aplicar la legislación chilena a las zonas en cuestión. La ley aparece en el Nº 2261 del Diario oficial de la república. Véase A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), p. 32.

36 Todo esto significa que no podrán ir a las urnas, no podrán elegir a los representantes de su actual país, ya que se está en proceso de chilenización, el de disciplinar a una sociedad que tenía incorporado otros simbolismos, otra ciudadanía. En consecuencia, esto no significa que dejarán de ser ciudadanos chilenos, ya que hemos recalcado que el ser ciudadano no sólo se encuentra sujeto a la participación electoral, sino rigurosamente enmarcado en lo político. Véase sobre leyes promulgadas y organización política y administrativa de las provincias de Tacna y Arica en A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), pp. 32-33. y C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), pp. 7�-83.

37 Esto se refiere a que a pesar que Chile se comprometió a respetar los títulos de dominio peruano, en la práctica esto no se habría cumplido según los mismos lugareños. Véase r. Aguirre, La chilenización de Arica. En Desentrañando la historia de Arica [en línea] www.infoarica.cl.

deraba perú –provincia de Arica y Tacna–, ahora solamente será la provincia de Tacna, teniendo como capital la ciudad del mismo nombre, que se encontraría dividida en dos Departamentos, el de Arica y el de Tacna. Aquella provincia de Tacna sería dotada por las autoridades chilenas por una serie de funcionarios públicos que llevaron a cabo la importante labor que implicó la nueva adminis-tración que se ponía en marcha. Dándose toda esta situación con el fin que el plebiscito acordado en el Tratado mencionado fuera a favor de Chile, en donde estas acciones consisten principalmente en la ejecución metódica y paulatina de las diversas medidas gubernamentales dictadas para conseguir ese fin, y qué mejor manera de conseguirlo a través de hacer ciudadanos sólidos, con la convicción de que Chile haría bien su trabajo de entregarles estabilidad, progreso moral y material.

La actividad chilena la emprendió con todo, comenzando desde la depuración higiénica de las ciudades, para acabar con las epidemias, hasta instaurar un régimen legal que estableciera los derechos civiles de cada ciudadano38, que ya se había mencionado anteriormente. Es decir, la chilenización pasa por diferentes tópicos y es así como se manifiesta:

“(...) estos territorios, que en un principio de la ocupación chilena eran páramos incultos, y cuyas poblaciones carecían hasta de los más indispensables servicios municipales, al amparo de nuestra soberanía se han transformado en ciudades higiénicas (...) en campos de actividad y de progreso, no sólo por el impulso y acción del gobierno, sino también por el concurso y esfuerzo de sus habitantes chilenos es lo que hoy es (...)”39.

Muchos historiadores han opinado sobre si existían las razones para que Chile hubiese salido airoso del plebiscito que se debería llevar a cabo, pero al fin de cuentas son bastante las visiones. Una de ellas apunta netamente a una cuestión de números, de porcentajes, ya que aún después de treinta años del Tratado de Ancón, el censo daba cifras que peruanos y bolivianos todavía seguían

38 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), p. 83.

39 Véase cita textual en C. Varas, Tacna y Arica bajo la sobe-ranía chilena (Sgto., 1922), p. 236.

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siendo mayoría en la provincia de Tacna, es decir, en ambos Departamentos�0, y para solucionar aquello, se comenzaron a tomar medidas estatales como el facilitar el arraigo de familias nacionales y extranjeras en la zona; formar núcleos de población de habitantes chilenos en lugares en que predomi-naban los elementos peruanos, así como ofrecer a los empleados públicos buenas remuneraciones para tener un personal idóneo y serio que prestigie la administración chilena y tomaran partido por la causa�1.

Todo esto ya se pueden ver como manifesta-ciones del querer formar a la población como parte de la ciudadanía chilena y qué mejor manera que insertando gente de sus filas en los sectores aún con manifestaciones peruanas, supeditando y relegando la idolatría hacia líderes peruanos y sus símbolos, reemplazándolos con la instalación de estructuras políticas, sociales y económicas algo ajenas para la población natural�2.

Como se dijo anteriormente existen tópicos de importancia dentro de todo este proceso, uno de ellos que tomará ribetes insospechados será la educación, ya que este tema para los peruanos no era algo que preocupara mayormente y es de esta forma como el historiador Alfredo Wormald lo señala:

“En Arica, la enseñanza no era una cosa que preocupara ni a los encargados de propor-cionarla ni a los que debían recibirla, razón por la cual las tres escuelas que enseñaban a leer y escribir en la ciudad en 1871 pasaban prácticamente vacías, sólo con un total de 47 alumnos (...), por ello es claro que si algo abunda entonces eran los analfabetos”�3.

Situación preocupante si recordamos que para poder participar en el plebiscito que llevaría a de-cidir el destino de la provincia, se debía saber leer y escribir, entre otros requisitos��.

�0 r. Aguirre, La chilenización de Arica. En Desentrañando la historia de Arica [en línea] www.infoarica.cl.

�1 A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), p. 3�.

�2 J. Vásquez, Arica puerto del tiempo (Arica-2002).�3 A. Wormald, El mestizo en el Departamento de Arica (Sgto.,

1966), p. 193. �� para mayores antecedentes sobre el plebiscito que se debería

llevar a cabo y sobre sus condiciones véase C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), pp. 19�-203. o el texto de C. ríos, Chile y Perú. Los pactos de 1929 (Sgto.,

pero si bien la educación fue una de las tantas formas de hacer ciudadanos, existen otros actores involucrados en el cómo se hizo ciudadanos a los habitantes de esta zona, lo cual se verá en el siguiente punto.

“HACIENDO CIUDADANOS”

A) DISCIPLINAMIENTO EN LAS CIUDADES DE ARICA y TACNA

Una de las primeras cosas a la que nos referimos y que es de importancia dentro del disciplinamiento es la educación, pero así como también todo lo que vio la población que se hacía por ellos y para ello es lo que hará que día a día crezcan sentimientos, que pueden ser de apoyo a la gestión chilena, al querer implantar ese patriotismo que brotaría por las venas o bien sentimientos de malestar, de tris-teza al querer alejarlos de una patria ya lejana. para explicar a grandes rasgos esta situación, se hace interesante mencionar el sentir de Jorge Basadre en su libro Infancia en Tacna al referirse a Tacna bajo la ocupación chilena:

“Un importante elemento de mi primera for-mación intelectual proviene de los días de mi niñez en Tacna (…) Es el sentimiento de la patria invisible, el concepto del Perú como un símbolo”��.

Situación que se podría reafirmar con el sen-timiento que tienen otros peruanos y peruanas, diciéndonos que nadie ha podido sacudirlos de ese trauma de lesa nación que significó el dolor, la hu-millación que por años padecieron los peruanos de Tacna, Arica y de Tarapacá, quienes –según visión de historiadores peruanos– estuvieron condenados a la resistencia heroica y pasiva a fin de sobrevivir y no ser expulsados, donde lo más fuerte de este disciplinamiento estaría dado por el tener que vi-vir su peruanidad en lo íntimo de su ser, sin estar

19�9), pp. 12-3� que son, a parecer personal, completos sobre el tema del plebiscito, haciendo un seguimiento de todos los cambios en las condiciones de los supuestos consultados.

�� Citado por Miguel Gutiérrez en Jorge Basadre El ensa-yista. Véase C. Aljovín y E. Cavieres, reflexiones para un análisis histórico de Chile- perú en el siglo XIX y la Guerra del pacífico. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile:1820-1920 (Valparaíso, 200�), p. 1�.

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siempre seguros que Lima vendría a su rescate. Muchas veces, como se dijo en un anterior capítulo, se denunció que se hacía imposible para los peruanos vivir en libertad de pensamiento y acción, siendo intimidados constantemente, teniendo que luchar con el temor de ser expulsados�6.

Todo lo anteriormente apuntado es de vital relevancia dentro de un escrito en donde no sólo se han utilizado visiones nacionalistas del conflicto, sino también es bueno aportar con otras miradas, e incluso situaciones que los mismos historiadores chilenos no desmienten y que reconocen que Chile efectivamente dentro de su afán de hacer ciudada-nos, el de chilenizar, se pasó a llevar mucho más que los sentimientos patrióticos de los peruanos e incluso siendo expulsados de un espacio que habían hecho suyo por años, por generaciones que hoy debían abandonar, sintiéndose ellos a su vez en el ya llamado limbo ciudadano, ya que al aban-donar los territorios en conflicto muchos fueron a parar al puerto del Callao –perú–, en donde eran discriminados por sus mismos hermanos peruanos, por venir desde estas regiones que en el entonces pertenecían a Chile.

Triste se hace el reconocer estos hechos, pero dentro de ello Chile realizó obras de gran envergadura, que trajeron consigo aires de progreso y bienestar, que traerán de la mano ciertos beneficios para la población, algo descuidada hasta ese momento en que llega el Estado chileno poniendo orden.

A este disciplinamiento de los habitantes de las ciudades de Arica y Tacna, propongo la existencia de tres ejes relevantes que harán ciudadanía en tiem-pos de conflicto, es decir que a través de aquellos ejes se formará al ciudadano chileno. El primero de ellos es la educación en sus diversos aspectos, luego la destacable labor de lo militar y por último el rol sacerdotal dentro del hacer ciudadanía que va de la mano netamente con la educación, pero que merece una explicación aparte.

1. Educación

Como es sabido la educación en toda sociedad cobra tal importancia, que produce un interés per-

�6 producto de todo esto, se pudo decir que no existía el clima preciso para llevar a cabo el plebiscito, por el hecho de que peruanos eran interceptados una y otra vez; en el fondo la atmósfera no era la más adecuada para un plebiscito libre. En F. Calderón, La otra historia (Lima, 200), p. 3�.

manente por parte del Estado, más aún si ésta se necesita con mayor urgencia producto del momento en que Chile se encontraba, el de querer poseer para siempre los territorios de Arica y Tacna, y es por esto que “No es el número de los hombres el que constituye el poder de la nación, sino sus fuerzas bien arraigadas que da grandeza y felicidad a los Estados, y éstas provienen de la solidez y profun-didad de sus entendimientos”�7.

Con esto claramente se quiere expresar lo trascendental que debe ser la educación para la nación de todo pueblo, y así es como Chile al tomar posesión de Arica y Tacna se encontró con dos o no más de tres escuelas públicas que funcionaban en condiciones deplorables. En un comienzo, en con-junto con crear los servicios aduaneros y policiales que respondían al sentido de la ocupación, se pone especial atención a la instrucción y a la beneficencia pública que a juzgar por las apariencias, perú había abandonado�8.

El primer paso era por supuesto mejorar la educación y abrir escuelas, medida la cual tenía como fin disciplinar a los nuevos integrantes del país y lograr un buen resultado en el plebiscito que se esperaba, pero en esos años –a comienzos del siglo XX– la comunidad ni siquiera concurría a las aulas, por ende se debía saber que ésta sería una tarea compleja�9. Chile durante los años 1907 y 1908 instala dos escuelas superiores, una elemental urbana y ocho rurales, todas en perfecto funcionamiento con capacidad para unos 9�0 alumnos, y para preparar buenos comerciantes e industriales, el presidente Don pedro Montt dispuso que se abriera en Arica en 1909 un Instituto Comercial con una matrícula de 180 alumnos y de 22 internos, que sería dirigi-do por Abraham Vera, en donde se enseñarían las materias de Inglés, Higiene y Educación Cívica, entre otras�0. pero no sólo el Estado se encontraba preocupado por la educación de los Departamentos, sino que también surge el interés de los privados, de connotados ciudadanos con alma caritativa, que comienzan a abrir escuelas para adultos con la ayuda del Estado para promover la educación y

�7 Diario La Aurora de Chile, 1812 [en línea] www.aurorade-chile.cl.

�8 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), p. 7�.

�9 A. Wormald, Historias olvidadas del Norte Grande (Sgto., 1972), p. 209.

�0 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), pp. 101-102.

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dar la posibilidad a los estratos inferiores de poder lograr una mínima instrucción en la que se traspa-sarían valores significativos de la época como los valores cívicos y patrios. por supuesto la razón de aquello –según Galdames– es el querer consolidar una cultura chilena en la zona, producto del futuro más bien incierto de la provincia de Tacna�1.

pese a todo lo bueno que trae consigo la ins-trucción de la población, renato Aguirre y Sergio González –investigadores de la zona norte del país–, con posturas similares, nos hablan del sufrimiento de la gente indígena y a lo que se enfrentaron al producirse cambios como el de nacionalidad coercitiva, y que eran vistos y descritos por los chilenos recién llegados nada más y nada menos que como“…pobre gente cuyo intelecto se eleva apenas sobre el de las alpacas”�2.

Fueron ello quienes experimentarán los gran-des cambios, ya que al comenzar a funcionar las escuelas primarias chilenas, el centralismo propio chileno va a imponer desafortunadamente reglas que desconocían la identidad regional de una población conformada principalmente por negros, indios y mestizos de indios y de negros�3. Un ejemplo del desconocimiento de la zona se refleja en los planes de estudio escolar, los cuales eran idénticos a los del resto del país. Esto hará que la población andina especialmente se vea obligada a redefinirse, ya que entre 1880 a 1930 tendrán acceso a las escuelas públicas que desplazarán abruptamente el modelo de las antiguas escuelas parroquiales que venían impartiendo su instrucción desde la Colonia, que no es menos��.

�1 Así el cómo se quiere consolidar la cultura chilena, también se está haciendo ciudadanos a esta población natural-mente conformada por una diversidad étnica asombrosa. En L. Galdames, et al., Historia de Arica (Sgto., 1981), p. 122-12�.

�2 r. Aguirre, La chilenización de Arica. En Desentrañando la historia de Arica [en línea] www.infoarica.cl.

�3 El desarrollo demográfico de los Departamentos fue irregular. En el caso del Dpto. de Arica hubo períodos de afluencia de gente, en un ir y venir, otros momentos de emigración por falta de trabajo simplemente, pero esta situación viene a variar según se hable de la costa o de los valles. para adentrarse más en estos datos de conformación demográfica véase A. Wormald, El mestizo en el Departamento de Arica (Sgto., 1966), pp. 1�3-176.

�� Es importante considerar a los habitantes de las zonas an-dinas, ya que de la misma forma que el costero vivirán los cambios del pertenecer a una nueva patria, si bien el autor trabaja para el caso de la provincia de Tarapacá, en algunos puntos se refiere a la zona andina en su conjunto, en donde

otros actores desplazados por parte del Estado chileno fueron los profesores peruanos, quienes fueron expulsados de ambas ciudades, clausurándose las escuelas peruanas que aún permanecían en Arica y Tacna. En definitiva, la educación se caracterizó en la zona por entregar una clara orientación nacionalista que busca lograr internalizar valores deseados por las autoridades chilenas; es así como se ordena en 191� que se le diera mayor importancia a la enseñanza de la historia y de la geografía de Chile, procurando desarrollar en los niños el conocimiento y amor a la patria. En esto último un rol de relevancia lo tuvieron los maestros llegados desde el centro del país para hacerse cargo de las escuelas primarias y establecimientos educacionales impulsado por el Estado chileno.

En el Diario El Ferrocarril de la ciudad de Arica se puede observar el cómo la finalidad de la ordenanza de 191� se da a conocer a la población de la siguiente manera:

“Se concedió importancia a la geografía e his-toria patria cuyo aniversario se recordaba con bendiciones, teniendo en vista fines superiores de civismo y chilenización”��.

De esta manera se siguió construyendo esta-blecimientos como el Liceo de Hombres en Arica que funcionaba en un buen edificio, con amplios espacios en donde se podía estar cómodamente, mientras en Tacna la instrucción pública había alcanzado un vasto desarrollo. En ambos territo-rios, Chile hizo prodigiosos esfuerzos por poner a toda la población de la provincia en condiciones de presentarse al mundo como gente preparada, culta y digna de ser disputada por dos países. por eso el Estado de Chile invirtió ampliamente en el querer chilenizar, un ejemplo de ello es que en el año 1921 se solicitó al parlamento fuertes sumas de dinero cuya inversión se haría con un meditado plan de trabajo y de adelantamiento local y pro-vincial, que se supone que de aquel presupuesto una gran cantidad iría directamente a la educación, situación que fue aprobado por la totalidad de los parlamentarios�6.

situaciones específicas suceden tanto en esta provincia como en la provincia de Tacna. Más especificaciones del tema véase en S. González, Chilenizando a Tunupa. La escuela pública en el Tarapacá andino (Sgto., 202), pp. 26-�0.

�� Diario El Ferrocarril de Arica, 11 de abril de 191�.�6 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto.,

1922), p. 227.

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Interesante se hace comentar una especie de carteles colgados y pegados por las calles de la ciudad de Tacna que se hacían visibles por el gran tamaño de éstos, que iban dirigidos a los padres de familia diciendo que: “la ley le dice: le castigará a usted si no cumple con el deber de educar a su hijo o apadrinado”�7.

Como ya se había comentado, muchos son los privados que se preocuparon a través de la benefi-cencia de la labor educativa de la población y ello se ve reflejado en la creación de la Sociedad de Instrucción popular en Arica�8, que va a aportar de sobremanera en el fin último de hacer ciudadanos a la población de las ciudades de Arica y Tacna.

La Sociedad de Instrucción Popular tiene sus inicios alrededor de 191�, fundada por distinguidos personajes de la sociedad local, y a la cabeza de ésta se encontraban hombres con importantes car-gos en la administración chilena en la zona. Según el propósito de aquella sociedad no era con fines sectarios o utilitarios, ni políticos o religiosos, sino sólo con el fin absoluto y único de coayudar en la obra de redención social, en instruir a la población, pero esta labor no sólo se quedará en abrir escuelas como se ha visto, sino que también vendrían otro tipo de aportes educativos.

Al poco tiempo esta acción tuvo el respaldo y aprobación absoluta del Gobierno chileno, re-conociéndole la personalidad jurídica por decreto supremo Nº 799, el 13 de abril de 191��9.

pronto la sociedad abrió diversas escuelas como la Escuela nocturna para obreros, la Escuela nocturna para hombres Diego Barros Arana, Escuela nocturna para mujeres Victorino Lastarria, Escuela de proletarios pedro Bannen. A su vez otras con-tribuciones para la educación fue la de inaugurar una importante biblioteca que llevó por nombre “Biblioteca popular”, y quedó plasmado de esta manera a través del diario:

�7 Siendo ésta una forma de intimidar a los encargados de mandar a sus hijos a las escuelas totalmente equipadas y habilitadas para recibir a los pupilos con profesores nor-malistas diplomados por el Estado. Con la ley se castigará si no se cumple con aquella ordenanza. En C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), p. 277.

�8 La mayoría de los antecedentes e historia de la Sociedad de Instrucción popular han sido obtenidos a través de la revisión de prensa, en este caso del Diario El Ferrocarril, y uno que otro dato de L. Galdames, et al., Historia de Arica (Stgo., 1981).

�9 Diario El Ferrocarril de Arica, 08 de junio de 191�.

“La Sociedad de Instrucción Popular realizó una reunión a las 5 PM en el club La Unión para abrir una biblioteca y gestionar mejor la idea; quedaron acordados algunos temas y elementos con los cuales se contaría para su formación”60.

Así como escuelas y bibliotecas, esta sociedad no paraba en su afán chilenizador, ya que este grupo de personas –con el apoyo del Estado– se propuso llevar a cabo conferencias públicas, las que se realizaron finalmente poniendo énfasis en la importancia de asistir a las aulas, de esta forma se trataba de difundir la cultura y de llevar las letras y el conocimiento hacia el pueblo aún resistente –en muchos casos– al educarse. Las conferencias y disertaciones de carácter públicas trataron variados temas como las efemérides patrias, el ahorro, la temperancia, las enfermedades de trascendencia social como el paludismo, entre otros. por aquello pienso que no en vano se procuraron estas acciones sabiendo que a través de la educación se podría llegar a formar verdaderos ciudadanos chilenos y así obtener una victoria en la decisión final sobre la provincia de Tacna, ya que nadie quería correr el riesgo de que aquellas ciudades volvieran a las manos del Estado peruano.

otra forma de educar a la población y de que ellos tuviesen conciencia de que ahora pertenecen a la nación chilena fue a través del primer Atlas de geografía descriptiva de la república de Chile, realizado en 1890 por Enrique Espinoza, en el que se comienzan a advertir los cambios experimen-tados por la nación. En aquel momento no existía ninguna obra que describiera en conjunto y en detalles el país, y es en el texto de Espinoza donde se muestran tanto los aspectos físicos y políticos, mostrándonos también las esferas de desarrollo y la vida de la nación, con gran acaparamiento de los datos de cada provincia, de cada departamento, ciudad o aldea. En consecuencia viene siendo la síntesis geográfica de Chile más completa publicada hasta entonces61, mencionado por primera vez las

60 Diario El Ferrocarril de Arica, 26 de abril de 1916.61 Espinoza divide el territorio nacional en cuatro franjas en

donde la primera franja estaba compuesta por las provincias de Tacna, Tarapacá, Antofagasta y la parte norte de Atacama. Como sabemos a finales del siglo XIX Chile se mostraba un país dinámico cuyo territorio había sufrido cambios de expansión hacia el norte tras la Guerra del pacífico, de lo cual se crean las nuevas unidades político-administrativas

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provincias de Tacna, Tarapacá y Antofagasta con sus características.

En todo el proceso de hacer ciudadanos en tiempos de conflicto, el diario, es decir la prensa local cumplirá un rol fundamental. En la provincia de Tacna existen dos diarios de importancia como el diario El Ferrocarril, en Arica y el diario El pacífico, en Tacna. El primero de ellos –según Varas– es el más leído, con una circulación considerable, nacido con una orientación nacionalista, propiciando los valores patrios lo cual se hace notar simplemente a partir del nombre que poseía, El Ferrocarril62. Aportando y haciéndose indispensable para dar a conocer a la población la disponibilidad de instrucción que existe, la existencia de biblioteca, etc, así como también para avisar a los trabajado-res que deben asistir a clases, es decir la prensa publicita y destaca diariamente en sus páginas la importancia de la educación. referente al diario El pacífico, éste defiende los intereses chilenos en el territorio disputado –Tacna–, y en aquél han colaborado plumas tan famosas como la de Don Máximo Lira63.

2. Lo militar

De este punto se tiene mínima información, y para extenderse más se tendría que contar con fuentes documentales que hablen directamente del tema, por ahora sólo se puede reconstruir parte de la importancia de este punto para formar ciudadanos a través de datos sueltos, pero que nos entregarán y nos permitirán dar una visión del porqué se hace relevante lo militar dentro del proceso. (Se refiere a datos sueltos y mínima información a la hora de

como Tacna y Tarapacá. Véase C. Casalino y r. Sagredo, representaciones y nociones de perú y Chile en el siglo XIX. En E. Cavieres, comp. Chile-Perú, Perú-Chile: 1820-1920 (Valparaíso, 200�), pp. 91-92.

62 El nombre del diario en cuestión hace restricta alusión al Ferrocarril Arica-La paz, el cual fue construido en virtud del tratado de paz, amistad y comercio, suscrito en 190� entre los gobiernos de Chile y Bolivia. Se inaugura el 13 de mayo de 1913, reafirmando así que Chile se encontraba haciendo presencia en la ciudad de Arica a través de la obra construida, siendo parte de la gestión modernizadora del Estado chileno en la zona. En A. Wormald, El mestizo en el departamento de Arica (Stgo., 1988), pp. 137-138.

63 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Sgto., 1922), p. 282.

escribir dicho seminario, por encontrarnos alejados de las fuentes que ahora se poseen).

Lo primero es que una vez obtenido los territo-rios y para resguardar la soberanía –discutida por el Estado peruano– se instaló una gran cantidad de regimientos y va a ser el servicio militar un gestor principal de la chilenidad en el indígena de Arica y Tacna, ya que realizando el servicio, a estos jóvenes no se les entregaban conocimientos más allá de los habituales en lo armamentístico, sino que se fortalecían los valores patrios, se les enseñaba a amar a la patria desencadenando mu-chas veces conflictos ideológicos que terminaban por apaciguarse, tal vez por miedos propios de ser expulsados, o porque realmente se sentían llamados por la nueva patria que entregaba civilización , modernización y progreso6�.

otras manifestaciones de ello y de hacer pre-sencia en las zonas de estudio, son a través de la constitución de organizaciones como la “Sociedad Gran Unión Marítima patriótica de Arica (1910) y la Liga patriótica (1911), también en la ciudad de Arica, las cuales buscaban cooperar a la acción de las autoridades, propendiendo por todos los medios a su alcance a hacer aún más efectiva la influencia y predominio del elemento chileno6�. Estas cofra-días de carácter nacionalista, casi extremo, exigían implantar la Ley de Conscripción Militar en Tacna y Arica –que se mencionó anteriormente–, además de la puesta en vigencia de la Ley Electoral para tener la representación popular en el parlamento y en las Municipalidades66.

Dentro de ambas sociedades urbanas se co-mentaba que:

“La presencia de militares le da mucha vida a la localidad, que están muy bien ordenados por sus jefes (...) y es en fiestas, bailes en donde la oficialidad del Ejército desempeña un lúcido papel y honra por su alta cultura no sólo al ejército sino a la nación misma”67.

6� r. Aguirre, La chilenización de Arica. En Desentrañando la historia de Arica [en línea] www.infoarica.cl

6� Diario El pacífico, 22 de marzo de 1910 En A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), p. 3�.

66 Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), p. 3�.

67 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Stgo., 1922), p. 280.

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3. Rol sacerdotal

El período de celebración del Centenario va a traer problemas en el rol que poseían los sacerdotes dentro de la zona. Estos personajes se podrían clasi-ficar dentro del proceso educativo de la población, ya que desde tiempos de la Colonia venían siendo los educadores, así como dice Sergio González, la escuela pública vino a desplazar a la escuela pa-rroquial, pero no olvidando que los sacerdotes eran de nacionalidad peruana, es decir hasta una última instancia trataron de seguir con sus valores patrios, que para Chile era algo horroroso y tomado como parte de una peruanización, ya que aquellos hombres de Dios hasta 1910 en los pueblos del interior de Arica aún seguían predicando los intereses peruanos, por ello obviamente fueron hostilizados por el poder civil chileno y expulsados por decreto.

En aquel decreto se expulsa a los curas pe-ruanos que residían en Arica y Tacna y que se encontraban a cargo de la administración de los servicios religiosos de la población, por el hecho de que se les acusa de difundir desde el púlpito un sentimiento antipatriótico o antichileno en las zonas ocupadas68 y por burlar las leyes chilenas y constituir un elemento de discordia69.

Esta expulsión llevó a que las relaciones entre Chile y perú se agravaran aún más, rompiendo nuevamente las relaciones diplomáticas.

Del problema se refiere la posición peruana diciendo a través del periódico El Comercio de Lima, que el retiro de la Legación en Chile no sorprende a nadie, ya que este país siempre ha obrado de mala fe, aparentando cordialidad inexistente, continuando con el desarrollo de un plan de opresión hacia las ciudades cautivas70.

Desde ese entonces, desde aquella expulsión fue creada la Vicaría castrense en 1911, en donde los capellanes militares chilenos se encargarán de la misión cristiana de estas latitudes, que también van a contribuir en ser gestores de la conscripción militar obligatoria, teniendo un abierto menosprecio por los indígenas, pero que es precisamente a ellos a quienes va a ir dirigido el mensaje de realizar el

68 A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del centenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), p. 3�.

69 A. Wormald, Frontera Norte (Stgo., 1963), p. �2. 70 70 A. Díaz y E. pizarro, Tacna y Arica en tiempos del cen-

tenario. En Revista Diálogo Andino Nº 2� (Arica, 200�), p. 3�.

Servicio Militar. pero no sólo para ello están los sacerdotes, sino que se utilizarán abusivamente con fines políticos, ya que además de estas razones pa-trióticas y humanitarias, existen otras especiales para que cumplan con su deber de optar por Chile como soberanos absolutos de la provincia de Tacna71.

Y como ha sido la tónica del escrito se ven las situaciones tanto positivas como las negativas y una de ellas apunta directamente al fervor popular de los habitantes de la región, ya que incluso la vicaría suspendió las actividades que tengan que ver con la fiesta de la Virgen de las peñas por ser la patrona del ejército peruano, y a la que se debería venerar es a la Virgen del Carmen que es la patrona del Ejército nacional.

4. Otros

otras situaciones que se encuentran intrínseca-mente en el disciplinamiento de los ciudadanos pasan por las diversas obras de progreso que se hicieron en las zonas disputadas. Todo esto la población lo pudo palpar y de allí viene un impacto tanto visual como inconsciente de querer pertenecer a un país que se encuentra en una línea de trabajo de avances de todo tipo.

De ello se rescatan obras públicas de diversa envergadura, incluyendo higiene y defensa, destacan-do la construcción del Ferrocarril de Arica-La paz, trabajo considerado de gran progreso hecho por la administración chilena en Arica y Tacna, siendo una obra de inmenso aliento financiada por el Gobierno de Chile, cediendo una parte considerable del tramo a Bolivia, producto del tratado de amistad que se firmó en 190�, que pone fin a una vieja rencilla que había llevado a la Guerra a ambos países72.

También se hace presente la construcción de importantes edificios y la iniciativa particular en las industrias. Sólo por nombrar algunas obras que se hicieron se puede mencionar la Cárcel, la instalación de luz eléctrica en 1912, la refinaría de azúcar, el regimiento rancagua en 192�, que perdura en excelentes condiciones hasta el día de hoy, la construcción del gran Hotel pacífico en 192�, el Teatro Municipal, el Cuerpo de Bomberos, entre muchas otras obras que sin duda van a bombardear

71 r. Aguirre, La chilenización de Arica. En Desentrañando la historia de Arica [en línea] www.infoarica.cl

72 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Stgo., 1922), pp. 130-132.

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las ciudades de Arica y Tacna. Todas realizadas bajo el amparo de las seguridades que ofrecen las leyes liberales que rigen en el país en ese entonces, con un gran esfuerzo civilizador73.

De esta manera y a través de la educación, de lo militar y del rol sacerdotal se puede decir que Chile tomó el control de la provincia en conflicto, chilenizando y haciendo ciudadanos.

B) RESULTADOS DEL DISCIPLINAMIENTO

Cuando se habla de resultados, se quiere de-cir el cómo se puede observar que esta población nativamente peruana se ha convertido en una población perteneciente a la nación chilena, si en realidad se hizo la tarea de hacer ciudadanos en tiempos de conflicto. Si bien las dos caras o visiones de un mismo momento que comienza en 1880 con la ocupación y finaliza en 1929 una vez solucionado el problema del plebiscito, a través de la llamada repartija, que quiere decir que Tacna queda para perú y Arica para Chile, nos muestran el abanderamiento y nacionalismo de los mismos historiadores que se han referido al tema. Lo más cercano a lo objetivo que se puede observar es el trabajo realizado por historiadores chilenos en conjunto con historiadores peruanos, cosa normal si cada uno trata de conciliarse con la historia del otro, pero a pesar de ello Chile hizo sus mayores esfuerzos para que todo lo propuesto saliera de la mejor manera posible, sin dejar atrás que para ello se atropelló a mucha gente en desacuerdo con su gestión por ser en casos inadecuada para la región. pero para este punto se encontró un relato que dará el apoyo para saber de qué manera o en qué medida se logró el hacer ciudadanos, cosa que tal vez se hubiese visto más latente en el caso que el plebiscito se hubiese realizado, pero como no se cuenta con ello, se toma el siguiente relato por parte de Don Carlos Varas que al ser de la época en que se está viviendo los acontecimientos, le da un matiz y una autoridad tal vez mayor por estar empapado de lo que va sucediendo en aquel entonces.

A continuación a mi parecer es a través de la visita del Canciller Don Barros Jarpa a las ciudades del norte, en donde se alcanza a denotar los nuevos aires del logro de una chilenización y a su vez con aquella visita se reforzarán mas aún el nacionalismo,

73 C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Stgo., 1922), p. 237.

el ser ciudadano, el patriotismo ya incorporado en los habitantes de la provincia.

El Ministro de relaciones Exteriores don Ernesto Barros Jarpa, motivado totalmente por el deseo de conocer de cerca las regiones en litigio, se dirigió al norte el día 2 de febrero de 1922. En efecto, fue invitado por delegaciones de chilenos respetables y representativos del sentir público. Arribó a Arica el día 10 de febrero en la mañana, y es a través del diario El Ferrocarril que se entrega una idea del cómo fue recibido el canciller por estos habitantes ya chilenizados7�.

La recepción al Ministro hecha por el pueblo de Arica ha sido entusiasta, ya que desde tempra-no se puede ver en todas las casas del puerto el pabellón nacional luciendo, lo que fue visto por el Sr. Barros Jarpa teniendo con esto la magnífica impresión de contemplar el inmenso número de banderas que le indicaban cómo ha ido creciendo el elemento chileno:

“ (...) esas hermosas banderas indicaban al Ministro que el patriotismo se mantiene en este pueblo siempre inalterable y con fe profunda en el porvenir de esta provincia (...)”7�.

Al arribar a puerto, la batería del morro disparó las salvas de ordenanza y un inmenso bullicio de sirenas, pitos y campanas apagaban las aclama-ciones de la multitud. En el trayecto del muelle al club La Unión fue impresionante la explosión de sentimiento popular, en donde distinguidas damas arrojaban flores al señor Ministro y los vivas y exclamaciones no cesaban un instante.

Barros Jarpa agradeció la bienvenida en términos tan elocuentes que arrancaron frenéticas ovaciones para el joven canciller y dijo sentirse gozoso, después de recorrer gran parte de la zona norte del país, tierra en la cual pudo comprobar personalmente que después de �0 años, el patriotismo y el empuje chileno había cambiado la fisonomía de su suelo, afianzando la soberanía de Chile76. A consecuencia de esto el Ministro señaló que los habitantes de

7� para ver más información sobre la opinión pública y senti-mientos de la visita del Canciller, véase Diario El Ferrocarril de Arica, Febrero de 1922.

7� C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Stgo., 1922), pp. 307-308.

76 El canciller ese día tuvo un día muy agitado visitando casi en totalidad las obras que Chile había realizado en Arica y a propósito de esto fueron las palabras que arrojó el canciller.

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las zonas en disputa tenían todo el derecho a pedir al gobierno que estos territorios continuarán para siempre chilenos.

Durante la visita, el canciller se paseó por distintas instalaciones realizadas por el Estado chileno, y en cada parada existían locales adorna-dos con guirnaldas y banderas que presentaban un bonito golpe a la vista. Según las opiniones de la época se dice que no es exagerado presentar que esta algarabía, entusiasmo de la visita ha supera-do a cualquier otra manifestación realizada en la ciudad de Arica, por el hecho que la celebración predominaba en todo el número de concurrentes a las distintas ceremonias. En estas últimas se dijeron sentidos y emocionales discursos con un claro y pronunciado patriotismo77.

El gobernador finaliza con palabras marcadas por la emoción de sentir que realizaron de la mejor manera posible la chilenización de estas tierras, de ver que la gente en las calles se sentían con el pecho inflado de pertenecer y sentirse ciudadanos del país que les había devuelto la paz y entregado el progreso.

“Señor Ministro, pocas veces ha ofrecido la historia de Chile momentos más interesantes que el presente (...) a mi parecer me toca el alto honor de ofreceros en esta manifestación la gratitud y la adhesión del pueblo de Arica (...) He dicho”78.

Véase en C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Stgo., 1922), p 308.

77 Un ejemplo es el discurso del señor Gobernador Emiliano Bustos diciendo que la presencia del canciller es necesaria para que pudiese sentir las vibraciones del patriotismo que abraza nuestras alma y la estadía de Chile en estas zonas se hace como exigencia ineludible del progreso humano, sin que vallas puedan detener. Se está aquí porque el trabajo vence a la inacción, porque los pueblos necesitan paz que sólo pueden ofrecer las instituciones sólidamente organizadas (...) y esto, sólo nosotros lo podemos ofrecer (...) Chile ha traído la modesta esfera de acción, ha traído aquí a sus hijos, guiados por esa misma fuerza incontenible a arrancar a este rincón el cáncer de las revoluciones intestinas (...) ha venido a construir, a establecer industrias, a fundar escuelas, bibliotecas y a difundir el cristianismo entre las tribus idólatras que aún pueblan las altas sierras. En C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Stgo., 1922), pp. 309-312.

78 palabras del discurso final en la visita del Ministro Barros Jarpa a la ciudad de Arica. Véase cita textual en C. Varas, Tacna y Arica bajo la soberanía chilena (Stgo., 1922), p. 312.

La visita realizada por supuesto contó con la ida a la ciudad de Tacna en donde el pueblo vitoreaba a su paso al canciller de la misma forma que en las otras ciudades ya visitadas, convenciéndolo cada vez más que aquellas tierras eran chilenas y querían seguir siéndolo definitivamente.

En consecuencia se ha querido mostrar a tra-vés de la ilustre visita del Ministro de relaciones Internacionales que los habitantes de estas regiones se encontraban incorporados ya al sentir chileno, si bien puede que sea una muestra solamente de la parte agradable de ello, también no se debe obviar que existía gente aún que en la intimidad de sus hogares recordaba a su amada patria, perú, pero a esas alturas, a �0 años de la estadía de Chile en Arica y Tacna, ya existen nuevas generaciones nacidas y criadas bajo el estandarte incólume chileno y que ya tendrían totalmente incorporado el sentir patriótico chileno es sus corazones. pero en definitiva lo que se quería conocer a través de la investigación es el cómo se hizo ciudadanos a los habitantes de Arica y Tacna, independiente de que aquello haya tenido efecto o no, los resultados están a la vista.

CONCLUSIÓN

Al hablar de conclusión me pareciese muy ca-tegórico dar una respuesta única a la problemática, y por supuesto cada lector de los antecedentes dará sus propias perspectivas del tema, pero en este caso la potestad del escrito la maneja el autor.

El historiador Xavier-Guerra, el cual se tomó para plantear la problemática, nos dice que el ciudadano se hace y no nace, lo que se concibe claro al ver que la ciudadanía en estos territorios se hizo a pulso por parte del Estado chileno, no sólo invirtiendo gran-des cantidades de dinero en obras varias, sino que inculcando en el sentir de la población el grabado del nombre de Chile en sus corazones.

La ciudadanía más allá de lo político nos muestra pertenencia, y es el Estado soberano –en este caso chileno– el que entrega a esta población nativa un sentir determinado a través de leyes, de un ordenamiento, de la educación en todos sus ámbitos, va entregando lo que es la ciudadanía. Ahora bien, si nos tomamos de la tesis de Marshall al señalar tres elementos de la ciudadanía, podríamos decir que en estas zonas se puede ver marcado durante el tiempo de conflicto un tipo de ciudadanía, ya que si analizados el elemento civil que entrega libertades

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79Arica y Tacna: Ciudadanía en tiempos de conflicto… / Marbet Barrios Arenas

individuales, de expresión y de pensamiento de todo tipo hasta religioso, no es precisamente el que se aprecia, por el hecho que existieron seguimientos a los que no estaban de acuerdo con la chilenización, situación denunciada por los historiadores perua-nos, que como dato entregan una cifra de �.000 expulsados y perseguidos en las regiones del norte por la conformación de organizaciones especiales para ello, sin poder expresar el sentimiento ni el pensamiento peruano.

El elemento político tampoco se puede ver rotundamente, porque este elemento entrega el ser partícipe como elector de sus miembros, y como es ya conocido, si bien se aplicaron todas las leyes sin excepción, los habitantes de la provincia no podían participar electoralmente hablando, pero sí en un supuesto plebiscito que posee otras formas de llevarse a cabo y otras normativas, pero el de ir a las urnas a elegir sus representantes aún estaba negado, por lo cual se lidió y se solicitó una y otra vez, pero es el elemento social el que se puede palpar más visiblemente, ya que éste abarca los derechos de tener seguridad, de sentirse resguardado, y de compartir plenamente la herencia social viviendo una vida civilizada conforme a los estándares pre-dominantes que Chile aplicó, y es justamente lo que el país vencedor vino a hacer en las regiones, el de entregar seguridad, entregar paz social, el de sentirse salvadores de las aguas turbias y despreocupadas que entregaba el perú.

Chile, obteniendo la ventaja bélica, inició una política de desarrollo de ambos departamentos, mientras se relegaba todo lo que tuviera que ver con el acervo peruano, reemplazándolo por la instalación de connacionales, y de un plan apuntado a dejar en la población el sabor de que Chile sí los tomaría en cuenta, y que merecía obtener estos territorios producto de los esfuerzos económicos, políticos y sociales que se llevaron a cabo durante estos años.

Considerablemente tiene sus ventajas estar al amparo de la soberanía chilena y es eso lo que evidentemente se deseaba traspasar, y que se puede estimar desde un primer momento al manifestarse el Gobierno de Chile en las ciudades de Arica y Tacna con toda su savia civilizadora y modernizadora en aquellas tierras descritas como muertas y abandonadas, pero es través de los tres puntos que se consideran principales dentro del querer hacer ciudadanos chilenos en tiempos de conflicto que denotarán la gran labor del Estado, como lo son la educación en el gran sentido de

la palabra, pasando desde el simple hecho de abrir establecimientos educacionales hasta el rol educativo-nacionalista de los diarios de los departamentos, así como también la importancia de que los jóvenes de la provincia realizaran el Servicio Militar obligatorio, entregándoles allí una instrucción acabada sobre sentirse activos representantes del país, siendo uno de los puntos más utilitarios para Chile, y por último el rol sa-cerdotal dentro del hacer ciudadanos, si bien los expulsados sacerdotes peruanos hacían lo suyo, rápidamente se creó la Vicaría castrense que tuvo un papel educativo a través de la liturgia que no sólo se utilizó por los curas peruanos, sino que una vez llegados sacerdotes chilenos ocuparon la misma táctica del púlpito para chilenizar a los feligreses, especialmente a la población de las zonas interiores que les era mucho más difícil darse cuenta de los cambios sucedidos en su territorio.

En así como Chile hizo ciudadanos, es así como se maniobró estos tres puntos mencionados y otros tantos que pueden surgir del mismo lector.

Chile cumplió al fin cabalmente la tarea que quedó dada como herencia de la Guerra del pacífico, entregadas estas provincias como en un sudario de espeso manto colonial , las convirtió en dignas provincias de ser disputadas, no sin antes hacer la compleja labor de hacer ciudadanos chilenos en tiempos de conflictos, dejando atrás el inicial limbo ciudadano.

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Tesis o Tesina:Salazar, I. (199�). Estimación de niveles máximos de inundación de la cuenca de Azapa. Memoria de licenciatura. Departamento de Antropología, Geografía e Historia. Universidad de Tarapacá.

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