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No. 2, Noviembre, 2008
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El Populismo en América Latina: ¿pasado o
presente?
-Por María Victoria Almonte* y Alfredo Crespo Alcázar**-
* María Victoria Almonte es Coordinadora Académica del Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación en la Facultad de Ciencias de la Información (UCM), cargo que también ejerció en la Universidad Nacional de Tucumán en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Investigadora pre-doctoral en el Departamento de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales (UCM). Profesora de la Cátedra Historia de las Comunicaciones en la UNSTA (2000-2002) y Adscrita Docente a la Cátedra de Historia Argentina I, Facultad de Filosofía y Letras (UNT, 1999-2002). Profesora de Bachillerato Internacional de Historia a nivel superior en el Colegio San Patricio (Miembro de la Internacional Baccalaureate, 1995-2002). ** Alfredo Crespo Alcázar es Investigador de la Fundación Iberoamérica-Europa. Licenciado en Ciencias Políticas y Ciencias de la Información, está finalizando su tesis doctoral en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, donde ha trabajado los últimos 10 años. Entre sus líneas de investigación destacan Reino Unido y sus relaciones con UE; nacionalismos periféricos británicos; historia y perspectivas del Liberalismo; Australia como potencia regional en Asia Pacífico. Ha trabajado en proyectos de investigación de la Universidad Rey Juan Carlos y la EGAP. Más de una veintena de comunicaciones y ponencias en Congresos y publicaciones en revistas científicas.
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ÍNDICE.
I. PARTE. CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL
POPULISMO EN AMÉRICA LATINA
1. Marco teórico y objeto de la investigación
2. Características generales del fenómeno populista:
2.1 El Líder.
2.2 El Pueblo.
2.3 El Discurso.
2.4 El Estado.
3. Evolución histórica del fenómeno populista en América Latina.
3.1 Populismo Temprano.
3.2 Populismo Clásico.
3.3 Los Populismos Actuales.
II. PARTE. EL POPULISMO EN EL SIGLO XXI: ¿UNA AMENAZA
PARA LA DEMOCRACIA?
1. Introducción.
2. La legitimación interna y externa.
3. La fragmentación de la oposición política interna.
4. El discurso neopopulista. Características
III. CONCLUSIONES FINALES.
IV. BIBLIOGRAFÍA.
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I. PARTE
1. INTRODUCCIÓN. LOS POPULISMOS EN AMÉRICA LATINA
Desde la década de los 90, la expresión “populista” comenzó a recobrar vigencia en el
ámbito de la política para caracterizar a las nuevas experiencias de gobierno que se
estaban manifestando en algunos países de América Latina1.
Pero, ¿a qué hace referencia, qué intenta definir o describir este término cuando se
utiliza?. Las respuestas han sido tan variadas como los enfoques o las disciplinas que
dentro de las Ciencias Sociales han intentado resolver estos interrogantes. En este sentido,
y gracias a las investigaciones y reflexiones que se iniciaron hace más de cuatro décadas,
hoy existe un amplio corpus de ideas sobre esta cuestión que posibilita acercarse a este
complejo fenómeno socio-político desde distintas perspectivas.
Ahora bien, el origen del término como referencia a una determinada situación socio-
económica y política, puede ubicarse a finales del siglo XIX cuando se empleó por
primera vez haciendo alusión a dos situaciones distintas, tanto por el ámbito geográfico en
el que se enmarcaron, como por las características y las evoluciones que siguieron cada
uno de estos procesos. Ambos tenían como elemento común haberse gestado como
respuesta a los efectos negativos que el capitalismo estaba teniendo sobre un determinado
sector de la sociedad.
Así, en la Rusia de los Zares, se trató de un movimiento intelectual, el “narodnichestvo”,
1Haciendo referencia al retorno del Cardenismo en México en 1988; Hugo Chavez en Venezuela en 1998; Abdala Bucaram en Ecuador; Lino Oviedo en Paraguay; Alberto Fujimori en Perú o Carlos Menem en Argentina.
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que influido por el idealismo alemán consideraba que se podía lograr la meta socialista
obviando las distintas etapas del capitalismo y reclamaba la ejecución de políticas
“populares” que mejorasen las precarias condiciones de vida de grandes sectores de la
sociedad. Por otra parte, en los Estados Unidos, el “People´s Party”, fue un movimiento
campesino nacido como una alternativa a los grandes partidos políticos demócrata y
republicano, que veía como una amenaza el desarrollo industrial y financiero propio del
capitalismo2.
Es en América Latina donde este fenómeno adquiere reales dimensiones, convirtiéndose
en parte de la cultura política de la región, cuando se empieza a usar este término para
caracterizar a las nuevas formas de gobierno que surgen como consecuencia, o de las crisis
del modelo político-económico de la oligarquía (entre los 30 y los 50), o de las crisis de
los sistemas democráticos o de partidos en los años 90.
Frente a este variado panorama vuelve a surgir el interrogante sobre qué es el populismo.
A lo largo de estos cuarenta años se ha intentado definir o conceptualizar este término
desde distintas disciplinas como la historia, la sociología y la ciencia política, centrándose
en dos cuestiones principales: la primera, buscar las razones que dan origen al fenómeno,
atendiendo sobre todo a sus manifestaciones históricas más destacadas, y la segunda tratar
de definir su naturaleza frente a otro tipo de fenómenos políticos, poniendo en evidencia
una serie de elementos comunes y recurrentes que se hayan manifestado en contextos muy
diferentes.
Para Francisco Savarino, esta línea de interpretación, “aunque conlleva el riesgo de fallar
en describir rigurosamente el fenómeno, permite un mayor nivel de generalización y
facilita la tarea de abordar en una misma perspectiva los populismos de distintas áreas
2Para este tema ver PÉREZ HERRERO, Pedro: Auge y caída de la autarquía, vol V de Historia Contemporánea de América Latina (1950 – 1980), Ed. Síntesis, Madrid; o también LACLAU, Ernesto: La razón populista. Ed. Fondo de Cultura Económica, Bs. As, 2005.
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geográficas”3.
En relación a la primera cuestión, el volumen de producción académica se ubica entre los
años 60 y los 80. En la década de los 60 cobraba importancia el enfoque estructuralista
que sostenía que el populismo era el resultado de la modernización de las sociedades,
siendo una etapa intermedia entre la sociedad tradicional y la moderna. Esta teoría
privilegiaba los factores socioeconómicos como causa de este fenómeno y lo consideraba
algo transitorio e imperfecto, que con el tiempo produciría una forma de gobierno
diferente y acorde con una sociedad moderna.
Dentro de esta línea de investigación destacan Gino Germani, Torcuato di Tella y Octavio
Ianni, entre otros. El aporte de estos autores al estudio de la cuestión fue el definir una
tipología a partir de una buena descripción empírica del fenómeno. También, el señalar
como características de la política populista el liderazgo carismático y la participación
emotiva de las masas, aunque asignándoles una relativa importancia frente a la que
cobraban los factores socioeconómicos y geopolíticos como causas del surgimiento de
estos sistemas políticos.
Más adelante y en confrontación con el enfoque anterior, algunos autores influenciados
por la teoría de la dependencia o por el marxismo según sea el caso, sostuvieron que los
populismos debían ser interpretados como una fase de desarrollo del capitalismo, en
concreto, como la etapa que marcaba el final del modelo oligárquico que, desde el punto
de vista político implicaba la desarticulación del estado liberal y desde lo económico,
marcaba el final del modelo agro-exportador.
Este enfoque interpreta el populismo como resultado de la relación que se da entre el
centro y la periferia y en la confrontación pueblo-oligarquía. El concepto de justicia social
3SAVARINO, Franco: Populismo: perspectivas europeas y latinoamericanas. En Espiral, septiembre-diciembre, año/vol XII, Nº 138. Universidad de Guadalajara, 1998. pág. 79.
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cobra relevancia como un beneficio tangible que estos tipos de gobierno buscan alcanzar
con sus acciones tanto políticas, como sociales o económicas.
Para autores como Fernando Cardoso o Guillermo O´Donell, el discurso populista es
nacionalista, antiimperialista, antioligárquico y desarrollista y lo que pretende es la
conciliación de clases. En conjunto, todos estos elementos producen el Estado populista
caracterizado por ser corporativista y una etapa necesaria en el camino del desarrollo
capitalista latinoamericano4.
A partir de los 90 y con el resurgir de los “populismos”, los autores que intentan explicar
esta situación entienden que las causas que dan origen a estos fenómenos están
directamente relacionadas con la crisis del sistema democrático y con la desarticulación de
los sistemas de partidos tradicionales, a raíz de la aplicación de las políticas neoliberales y
de las tendencias globalizadoras5.
En relación a la segunda cuestión, las investigaciones al respecto son más recientes y están
centradas en sus formas de manifestación o en las formas de expresión que adquiere el
fenómeno, especialmente en el ámbito del discurso, con el objetivo de evidenciar su
especificidad dentro de la fenomenología de las ciencias políticas.
En esta línea de análisis, centrada en lo discursivo, destaca Ernesto Laclau quien ha
definido al Populismo como un discurso ideológico, cuyo objetivo es constituir a los
individuos en sujetos a través de la interpelación en oposición al otro que representa el
orden social establecido. La diversidad de demandas populares, en este proceso
ideológico, es condensada por el discurso populista en un conjunto de equivalencias
unificadoras.
4GONZÁLEZ, Osmar: Los orígenes del populismo latinoamericano. Una mirada diferente. En Cuadernos del Centro de Estudios del Desarrollo, Año 24, Nº 66, Tercera Época, septiembre-diciembre de 2007, pág. 83.
5 Al respecto, véase FREIDERNBERG, Flavia: La tentación populista: una vía de acceso al poder en América Latina, Ed.Síntesis, Madrid, 2007.
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En esta tarea adquiere un papel central el “líder”6 que es el que le da sentido al pueblo. La
identidad popular así construida, requiere entonces una representación en las esferas del
poder. Para algunos autores, la crítica a este análisis es que el populismo no se puede
reducir solo al discurso ideológico7.
También dentro de esta corriente se ha interpretado el populismo como una forma social
de intervención del Estado a través de la construcción de un proyecto basado en el
discurso de lo nacional-popular en donde las masas son las legitimadoras del proceso que
transforman las sociedades tradicionales en sociedades modernas.
Una interpretación diferente a éstas, es la que considera lo considera como una forma de
cultura política, más que como la cristalización de un proceso ideológico. Para Roger
Bartra “en esta cultura política podemos reconocer hábitos autoritarios, mediaciones
clientelares, valores anticapitalistas, símbolos nacionalistas, actitudes que exaltan a los
de abajo, a la gente sencilla, al pueblo”8.
Para este autor, si bien el populismo es una expresión cultural, no es un fenómeno que
pueda albergar cualquier contenido político como el nazismo hasta el comunismo9. Y
aunque es cierto que suele presentar variadas formas ideológicas, en muchos casos hasta
contradictorias, “su coherencia no proviene de la ideología sino de la cultura” 10. Por lo
que considera a ambos (caracterizados por una “monolítica coherencia ideológica”) como
6LACLAU, Ernesto: Op. Cit. 7SANMARTINO, Jorge: Populismo y estrategia socialista en América Latina, 20 de junio de 2007. En www.corrientepraxis.org
8BARTRA, Roger: Populismo y democracia en América Latina. En Perspectivas Progresistas, Publicación de la Fundación Friedrih Ebert, México, pág. 11. En www.fesmex.org 9Cfr. LACLAU, Ernesto: Op. Cit.
10Ibídem, pág. 11.
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fenómenos que pertenecen a otro orden político diferente. Esto no implica que no
existieran manifestaciones de cultura populista en este tipo de Estados o que a la inversa,
se encuentren elementos fascistas o socialistas en los populismos de Cárdenas o Perón, por
ejemplo.
2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL FENÓMENO POPULISTA.
Como vemos, intentar definir este concepto resulta una tarea bastante complicada y no es
el objetivo de este trabajo. Lo que sí nos resulta interesante, sobre todo atendiendo a la
relevancia que ha adquirido en la actualidad, esta cuestión en América Latina, es tratar de
analizar aquellos elementos que aparecen como distintivos de este fenómeno. Éstos son: el
rol del líder y el del pueblo; el del discurso y la ideología en esa relación; y la función que
el Estado desempeña como marco en el que se desarrollan estos procesos.
En este sentido resulta significativo la apreciación de Roger Bartra al respecto cuando
afirma que: “el autoritarismo que suele caracterizar tanto a los movimientos populistas
como a los regímenes que fundan, está directamente relacionado con la fuerza personal
de dirigentes cuyo discurso suele ser una mezcla ideológica que gira en torno a la
exaltación del “pueblo”, que es una noción vaga referida a la existencia de una dualidad
nefasta que es necesario liquidar. (…) Lo que se ha observado como propiamente
populista es el discurso ideológico del líder y las peculiares mediaciones que lo conectan
con las masas que lo apoyan. Se trata del carácter multi-ideológico de un discurso con
fuerte carga emocional que apela directamente a la masa pluriclasista y heterogénea
agraviada. Pero, aunque el discurso populista se dirige (…) al pueblo, al que convoca
directamente, el movimiento tiende a organizar (especialmente cuando llega al poder) una
compleja red de mediaciones de tipo clientelar”, y agrega que, “el culto al líder
carismático se asocia a una generalizada “estatolatria”11.
11Ibidem, pág. 7. La negrita es nuestra.
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2.1 El LÍDER
El liderazgo carismático es uno de los componentes más importantes de este fenómeno
socio-político, donde la relación que se establece entre el líder y las masas, por un lado,
esta signada por la identificación que éste hace de sí mismo con el “pueblo” quien, a su
vez, lo ve como el hombre que garantiza la satisfacción de sus aspiraciones y deseos en
una asociación casi mística.
En un sentido primigenio el líder o la figura carismática, tiene su origen en el patriarcado
de las sociedades primitivas, donde aquél era el que se ocupaba de satisfacer las
necesidades del grupo al que dirigía, tanto de índole económica como en materia de
justicia.
Algunos autores entienden que el populismo tiene un contenido “mágico”:”de allí que el
caudillo o el líder pueda no solo tener una convocatoria amplia sin mayor necesidad de
explicaciones, sino que además demanda de sus seguidores comportamientos de cierta
irracionalidad. Es lo que legitima la acción discrecional de él, y lo que le otorga esa
capacidad de conducir al país hacia un futuro que él ha sido capaz de prever”12.
Así, “en el esquema populista, el líder o gobernante se percibe y se hace percibir como
quien corrige una carencia de justicia que ha caracterizado al régimen anterior. En torno
a ello se crea una mística que promete a cada persona la oportunidad de comenzar de
nuevo frente a posibilidades de vida renovadas”13.
Para Franco Savarino, en las sociedades actuales, el liderazgo carismático: “es la
12Ibídem, pág 15. 13TAGLE SALAS, Alejandro: El populismo en América Latina: la experiencia de caudillos de formación militar, Perón, Velasco Alvarado y Chávez. En Documentos de Facultad, Nº 7, marzo de 2004. Universidad Central de Chile, pág. 12.
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expresión más consecuente de la idea de comunidad orgánica en tanto el “pueblo”
necesita proyectarse en una sola persona y hablar por medio de ella con una sola voz. El
líder no “representa”, expresa directamente la voluntad popular”14.
Para Carlos Cousiño, el populismo va a estar asociado a líderes o caudillos ya que estos
“pueden recomponer un vínculo de lealtad personal hacia él por parte de las masas
urbanas que se han visto desposeídas de este tipo de vínculos al abandonar el espacio
rural para situarse en la anonimidad de la ciudad”15.
Por otro lado implica una relación directa entre ambos siendo innecesaria la mediación de
las instituciones políticas tradicionales, es decir, es inmediata ya que no hacen falta
canales o intermediarios para que se produzca. En realidad, ésta es su característica.
El líder apela directamente al pueblo, por medio del discurso, superando las dimensiones
políticas partidistas e incluso a las instituciones. Como expresa Alejandro Tagle:”la
dominación carismática importa una relación de tipo personal. Se basa en los rasgos de
la personalidad del gobernante que se proyecta sobre su acción y le da sentido a su
proyecto. Estos rasgos provocan una reacción efectiva de sus seguidores. Por lo mismo su
relación con la masa no requiere de una mediación demasiado estructurada, ya que todo
se concentra en la personalidad del caudillo populista”16.
Es por esto que lo ideológico no tiene sentido, “pues para tener efecto el populismo tiene
que volverse personalizado. La fuente de poder es aquí el líder y no la ideología, de modo
14Ibídem, pág 87. 15COUSIÑO, Carlos: Populismo y radicalismo político durante el gobierno de la unidad popular. Revista de Estudios Públicos, otoño de 2001. En TAGLE SALAS, Alejandro: El populismo en América Latina: la experiencia de caudillos de formación militar, Perón, Velasco Alvarado y Chávez, Documentos de Facultad, Nº 7, marzo de 2004.Universidad Central de Chile, pág.19.
16Ibídem, pág. 16.
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que los contenidos de esta pueden ser variados por el líder con cierta libertad”17.
Ahora bien, esto no significa que siempre prescinda de las instituciones establecidas, lo
que suele suceder es que éstas o terminan siendo algo decorativos o en ocasiones
promueve situaciones de verdaderas crisis institucionales. Otra característica del líder es
su desconfianza hacia los partidos políticos preexistentes por lo que favorecerá la
formación de nuevas estructuras partidarias o “redes clientelares”, fomentando las
relaciones de dependencia y lealtad más hacia las personas que a las instituciones.
2.2 El PUEBLO
El pueblo es el segundo componente de esta dualidad y su característica es ser la causa y
la consecuencia, el principal referente y el centro de la acción política y discursiva del
líder carismático.
Ahora bien, dentro de este esquema, el “pueblo” es una noción vaga, una abstracción, una
idealización que puede hacer referencia o a la masa que conforma la totalidad de la
población o a la existencia dentro de ésta, de una dualidad social agraviante con la que hay
que acabar. En este sentido, “pueblo” contiene una carga semántica ambigua y polivalente,
según los contextos en el que se lo utilice18.
El término implica en sí la unión de una masa, que es incuestionable y sagrada por lo que
no admite ningún tipo de divisiones regionales, étnicas o clasistas. En este sentido se
17GRACIERENA, Jorge: Poder y Clases Sociales en el desarrollo de América Latina, Ed. Paidos, Bs. As., 1972 en TAGLE SALES, Alejandro: Op. Cit.
18En el caso del peronismo el “pueblo” era identificado por el líder con las clases populares contrapuestas a las oligarquías dominantes, en otras ocasiones pueblo es lo nacional frente a lo foráneo o extranjero o también puede identificarse con el soberano, el titular de los derechos políticos fundamentales que han sido avasallados por una dirigencia política corrupta, sectaria y distante.
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opone, pero sobre todo niega, relevancia y legitimidad a las divisiones derivadas de las
diferencias socio-económicas.
Al respecto, Roger Bartra establece que esa “masa heterogénea” a la que los líderes
populistas llaman “Pueblo”, es un verdadero “pot pourri” social, cuya dimensión y
composición van a variar según los países y las épocas, puesto que no es una
característica de los años treinta, cuarenta o cincuenta, sino que se puede reconocer su
existencia hasta nuestros días, por lo que no puede entenderse como un fenómeno social
propio de una situación coyuntural de transición de un tipo de sociedad a otra
exclusivamente19.
Para algunos autores, esto es posible porque dentro de la cultura populista el “Pueblo” es
ante todo un mito y como tal “proclama su inocencia eterna y suprema”20, constituyendo
así una lógica cultural que permite superar contradicciones de la más diversa índole.
De esta manera al convertirse en un concentrado de virtudes tiene la capacidad, pero sobre
todo la entidad, para que en su nombre se denuncien los agravios de los que han sido
víctima aquellos que lo conforman. En él reside el fundamental derecho de soberanía
política, que es anterior a todo mecanismo institucional, a toda fórmula legislativa y a toda
delegación representativa21.
2.3 EL DISCURSO
En el vínculo que se genera entre el líder y sus seguidores, el discurso cobra gran
relevancia ya que suele ser una mezcla ideológica que gira en torno a la exaltación del
19 Ibídem, pág 6. 20DI CAMERANA, Incisa en SAVARINO, Franco: Op. Cit. pág. 84.
21 Ibídem, pág 12.
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pueblo, con una fuerte carga emocional que apela directamente a las masas.
Para Ernesto Laclau “(…) el lenguaje de un discurso populista (…) siempre va ser
impreciso y fluctuante: no por alguna falla cognitiva, sino porque intenta operar
performativamente dentro de una realidad social que es en gran medida heterogénea y
fluctuante”22.
Al ser una encarnación del pueblo, las expresiones que utiliza (el líder) son accesibles,
directas y cautivantes no admitiendo las complejidades y el hermetismo del lenguaje
político tradicional. En este tipo de discursos solo hay “un pueblo”, el agraviado, frente a
un enemigo cuya característica es ser siempre conspirativo. Es así que el líder, al basar su
contenido en la confrontación, “no pretende crear ciudadanos, sino seguidores”23.
La característica de este discurso es una retórica que hace política basándose en la lucha
ética y moral entre el pueblo y el “enemigo” de turno, yendo más allá de los conflictos de
intereses para convertirse en el reflejo o traducción secular de la lucha eterna entre el bien
y el mal, es decir, es básicamente maniqueo. En este sentido, “no es la ideología la que
determina (…) el discurso y la acción de un líder sino la coyuntura política en la que se
desenvuelve”24.
2.4 EL ESTADO
Las dos herramientas de las que se servirá el líder populista para proyectar y consolidar su
22LACLAU, Ernesto: Op. Cit. pág 151. 23PARAMIO, Ludolfo: La izquierda y el populismo. En Revista Nexo Nº 370, octubre de 2008. En www.nexos.com 24MÉNDEZ, Ana Irene y Elda MORALES ALDANA: Los populismos en América Latina. En Cuestiones Políticas, V.21, Nº 34, Maracaibo, junio 2005. En, www.scielo.org.ve,
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situación de poder son el discurso y el Estado. El primero como vehículo de sus
postulados teóricos y el segundo porque es el marco en el que se desarrolla, cobra sentido
y se ejecuta esa relación líder – pueblo.
El populismo es así, básicamente, estatista, ya que al ejercer su control, por un lado, lo
utilizará como fuerza productiva y como un generador de empleos, adquiriendo así nuevas
dimensiones, y por otro, llevara a cabo, de manera más efectiva, la labor redistributiva
necesaria para mejorar las condiciones de vida de esos sectores sociales que se han
sumado a la vida política.
Como dicen Emilio Ipola y Juan Carlos Portantiero: “ningún populismo ha sido
ideológico y políticamente antiestatal; muy por el contrario, ha acordado siempre al
Estado un papel al mismo tiempo positivo que central, en una suerte de “fetichización del
Estado”25. Estos autores subrayan que la necesidad de establecer un principio de unidad
por parte del populismo, hace necesario elevar a niveles casi místicos tanto al líder como
al estado, con el fin de neutralizar las demandas sociales que puedan cuestionar a los
dirigentes populistas.
El hecho de que el gobierno actúe sobre la gente conlleva al fortalecimiento de las facetas
jerárquicas e ideológicas del control sobre al sociedad en general, es así que líder y Estado
tienden a identificarse.
Para algunos autores esto es posible porque los gobernantes de este signo comenten el
error de apartarse del modelo de estado weberiano (que se basa en una administración
pública eficaz y profesionalizada), cayendo en la utilización de canales de gestión de lo
público construidos sobre las relaciones personales y de lealtad: “el populista ve en el
estado la redención del pueblo frente a la injusticia. Esa redención pasa por otorgarle
25Ibídem, pág.18.
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varias responsabilidades productivas y comerciales y por convertirlo en una agencia de
empleo”26.
3. EL FENÓMENO POPULISTA EN AMÉRICA LATINA
Una vez planteados estos elementos como los requisitos mínimos a la hora de intentar
interpretar el fenómeno populista, vamos a tratar de marcar sucintamente la trayectoria
histórica que éste siguió en América Latina.
Las etapas en la que se manifestó, van a variar según los autores pero podría hacerse una
periodificación y hablar de tres momentos: el del populismo temprano (entre 1910/20, con
Billinghurst, Irigoyen, Batle Ordóñez y Alessandri), el del Populismo Clásico (entre
1940/50, Perón, Vargas y Cárdenas) y el de los populismos actuales (desde los 90 a la
actualidad).
En líneas generales, y sobre todo atendiendo a las dos últimas etapas, puede decirse que su
aparición va a guardar una estrecha relación con dos situaciones concretas. Por un lado, la
masificación de las sociedades como consecuencia de la modernización27, y por otro, y
estrechamente relacionado con lo anterior, con la inestabilidad social que va a ocasionar la
inadecuación del sistema político a tales circunstancias28.
En relación a la primera cuestión, tanto Torcuato di Tella como Gino Germani analizan las
consecuencias generadas a nivel socio-político por la modernización y establecen que el
26VARGAS LLOSA, Álvaro: El renacimiento del populismo. En Letras libres, Marzo 2005. En http://www.letraslibres.com/ 27Ibídem, pág. 17. 28Ibídem, pág. 4.
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impacto que va a provocar en las sociedades el surgimiento de nuevos grupos (aunque sus
orígenes puedan ser muy disímiles), que al no tener cabida en las estructuras políticas
vigentes, será el de aunar sus fuerzas para oponerlas a la situación emergente.
El primero considera que como la modernización suele producirse de forma rápida y
enérgica, genera movimientos sociales repentinos y excesivos para un sistema económico
incapaz de satisfacer las nuevas demandas.
Estas masas, caracterizadas por su “anomia” y los ”grupos incongruentes” que no están
contenidos en la sociedad tradicional, por lo general, son incapaces de organizarse en
ningún tipo de movimiento o partido político desde donde poder canalizar sus demandas,
lo que las convierte en un sector susceptible de ser atraídos por los liderazgos carismáticos
de tipo populista29.
En este sentido, Germani sostiene que como la relación líder – masa se encuentra lejos de
los valores de la democracia representativa, el populismo sería la forma política particular
que asumen los países latinoamericanos en la transición a la modernidad.
En cuanto a la segunda cuestión, este autor, considera que estos procesos de
modernización abrupta van a dar como resultado una movilización no integrada dentro del
sistema democrático liberal vigente, sobre todo debido al desbordamiento de los canales
institucionales existentes por ser insuficientes e inadecuados a la nueva realidad social
emergente30.
Es lo que actualmente algunos autores denominan “crisis de representación” que se
29Ver DI TELLA, Torcuato S.: Populismo y reformismo. En Gino GERMANI y otros, Populismo y contradicciones de clase en Latinoamérica, Ed. ERA, México 1977. 30Ver GERMANI, Gino: Política y sociedad en una época de transición. Ed. Paidós, Bs. As., 1971.
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entiende como:”la inadecuación funcional de los partidos –y como consecuencia, de los
gobiernos que estos forman- respecto a lo que los ciudadanos esperan o demandan. Los
ciudadanos no se sienten bien representados por los partidos, ni bien servidos por los
gobiernos”31.
Según Paramio, la crisis de representación implica una inadaptación del sistema de
partidos tradicional a una nueva realidad económica y social, en donde las reglas del juego
han cambiado (como consecuencia tanto de factores internos como externos) y en la que
los políticos no son capaces de responder a las nuevas demandas sociales bajo estas
nuevas reglas del juego. Los actores políticos son incapaces de diseñar las estrategias
adecuadas para mantener la identidad con la que los electores se puedan identificar, o por
lo menos calcular que es lo que más les conviene o con que pueden ver mejor
representados sus intereses.
Si los partidos preexistentes acumulan una sucesión de fracasos o no aparecen como
alternativas creíbles, el descrédito puede extenderse al sistema de partidos y a los políticos
como clase. Según sus palabras: “esta situación se produce porque la relación entre
actores sociales y partidos políticos se basa en una trayectoria histórica de intercambios.
Si la modificación de las reglas del juego hace imposible la continuidad de ese
intercambio (…) se crea una fuente adicional de frustración y desidentificación política:
los grupos sociales ya no pueden confiar en que los partidos, si llegan al gobierno les
garanticen la resolución de sus problemas”32.
Para este autor, por lo tanto, una crisis de representación será el contexto más adecuado y
favorable para la aparición de líderes populistas y además considera que “(…) es obvio que
la consolidación de un liderazgo populista contribuye a profundizar la crisis de partidos
31Ibídem, pág. 2. 32Ibídem, pág. 3.
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preexistentes, ya que su discurso fomenta su descrédito, y a menudo sus políticas estarán
dirigidas a socavar los mecanismos de funcionamiento de la representación, erosionando
sus bases sociales y recortando su papel en las instituciones. En último término, el ataque
a la oligarquía política conduce casi inevitablemente a un ataque a las propias
instituciones políticas –más allá de los partidos- y al intento de crear una nueva
institucionalidad a la medida del régimen populista, lo que puede tener efectos negativos
muy duraderos para la vida política democrática, más allá del propio círculo
populista”33.
3.1 EL POPULISMO TEMPRANO
Una serie de estudios recientes, plantea la idea de que en América Latina el populismo
tuvo sus primeras manifestaciones a principios del siglo XX, más concretamente entre
1910 y 1920 y que sus orígenes no estuvieron directamente vinculados con los procesos de
modernización y sus consecuencias, como será el caso de los populismos clásicos, sino
más bien que fueron producto de la aceleración del crecimiento económico en dichos
países y de los efectos que estos provocaron en la sociedad.
Para Osmar Gonzales, dicho crecimiento estuvo vinculado estrechamente con el modelo
agro-exportador y generó el surgimiento de un sector industrial, que propició la aparición
de nuevos actores sociales, especialmente un proletariado urbano y rural, que ayudo a
despertar expectativas en cuanto a bienestar y participación política, creando una demanda
de ampliación de la representación política en dos sentidos. “Por una parte, dar
efectividad al voto, eliminando el fraude y el caciquismo, y permitir así a las clases
medias participar en el gobierno y ver representados sus intereses. Por otra, para otorgar
el sufragio a los grupos excluidos, en particular obreros y jornaleros, superando las
33Ibídem, pág .4.
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barreras que dejaban sin derechos civiles y políticos a grupos muy extensos” 34.
Otra característica importante de este “populismo temprano”, fue la experiencia
organizativa de las clases trabajadoras (especialmente urbanas), que partiendo de ciertas
tradiciones gremiales como las del anarquismo o el socialismo, adoptaron nuevas formas
de organización y protesta, que aunque no se tratasen de procesos plenamente
desarrollados, serán la constitución inicial de tendencias que luego se acentuarán con los
populismos clásicos.
Su primera manifestación fue en Perú con el gobierno de Guillermo E. Billinghurst, que
aunque solo estuvo unos meses en el poder, durante su gestión de gobierno, se
manifestarían una serie de rasgos que años más tarde caracterizarían a los populismos
clásicos, sobre todo en lo concerniente a una nueva forma de relación entre los sectores
populares, gobierno y Estado.
La coalición anti statu quo que impulsó al billingurismo, estuvo compuesta básicamente
por el líder y las clases subalternas limeñas en un proceso de radicalización ideológica,
que buscaba destruir el “pacto oligárquico” vigente desde finales del siglo anterior, aunque
no tuvo éxito. Su fracaso se debió a la ausencia de relaciones orgánicas entre el líder y las
clases subalternas, lo que a la largo implicó el regreso de la oligarquía al poder.
Ahora bien, su caso no fue aislado ya que en el mismo período de tiempo y aunque con
algunas singularidades, según los Estados, estas características también se pueden
observar en los gobiernos de Batle Ordoñez en Uruguay, de Hipólito Irigoyen en
Argentina y el de Alessandri en Chile, quienes ya sea por la forma de hacer política o por
las medidas de gobiernos que adoptaron, van a poner en tela de juicio e incluso van a
desbancar del poder político a las oligarquías de sus respectivos países, abriendo nuevos
34Ibídem, pág.4.
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espacios de participación política e inaugurando estilos que luego serán propios de los
populismos latinoamericanos.
En resumen, según este autor, el surgimiento del populismo temprano va a estar
relacionado con el crecimiento económico fruto del modelo agroexportador y del
desarrollo industrial que vinculado a éste se generó. Además, entiende que la elección de
estos gobiernos corresponde a un momento de transición política, ya que aparecen dentro
de los regímenes oligárquicos, socavando su legitimidad pero sin conseguir derrumbarlos
completamente.
Otra característica es que muestran ya un interés por reconstruir el Estado sobre bases
sociales más amplias, al tratar de incorporar a los sectores excluidos intentando consolidar
nuevas formas de ejercer la política y abrir espacios de acumulación económica.
En cuanto al liderazgo, éste ya no se ejerce a la vieja usanza de caudillo militar o
hacendado, sino como Jefe de Estado, una institución política de carácter más general. Y
por último, y más importante, considera que: “(…) en tanto estrategia política que se
profundizaría con el tiempo marcó el principio de constitución de un nuevo “pacto de
dominación” sustentado en la aparición de nuevos sujetos sociales – como producto del
crecimiento económico- que requería a su vez de nuevos formatos institucionales de
representación política. Esto obligaba a reacomodar la institucionalidad estatal, la cual
ya resultaba obsoleta en relación con el innovado escenario social. De esta manera, los
populismos iniciales modificaron las características de la arena de lucha política; desde
ese momento ya no se podría obviar la participación de las clases populares”35.
Estos elementos van a aparecer en mayor o menor medida, según los tipos de sociedades y
35GONZALES, Osmar: Los orígenes del populismo latinoamericano. Una mirada diferente”. En Cuadernos del Centro de Estudios del Desarrollo, Año 24, Nº 66, Tercera Época, septiembre-diciembre de 2007, pp 75-104. Pág. 92.
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contextos, en las primeras décadas del siglo XX, pasando de rasgos embrionarios a
características plenamente definidas que darán identidad a los populismos clásicos.
3.2 EL POPULISMO CLÁSICO
Las sociedades latinoamericanas a principios del siglo XX, estarán permanentemente
orientadas por dos tendencias opuestas: la formación de sociedades industriales modernas
y la acumulación de obstáculos para ese desarrollo36.
Es en el contexto macado por la 1º guerra mundial y la crisis del 29 donde hay que
encuadrar el surgimiento del populismo clásico, cuando el estado liberal-oligárquico que
se caracterizaba en lo económico por ser un modelo basado en la exportación de materias
primas y en el ámbito de lo político por la concentración del poder en las elites
aristocráticas terratenientes y exportadoras, entraba en crisis.
Entre los años 20-30 aparecen nuevos grupos sociales como consecuencia del desarrollo
de una industria liviana (ISI) tendente a cubrir las necesidades del mercado interno, acabar
con la dependencia externa e impulsar un desarrollo más autónomo de las potencias
capitalistas.
Excluidos de la participación política y con capacidades organizativas crecientes
(trabajadores industriales, artesanos, maestros, hombres vinculados a las profesiones
liberales) van a empezar a buscar su espacio dentro del ámbito de la política. La “cuestión
social” hace su aparición y las demandas de ampliación del sistema político e institucional
están a la orden de día. Aparecen los partidos de izquierda marxista y los socialismos
nacionales. En este sentido, “la caída del régimen de acumulación produjo la búsqueda de
nuevos modelos, tanto políticos como económicos que incorporasen a estos nuevos
36 ROUQUIE, Alain: Extremo occidente. Introducción a América Latina. Ed. Emecé, Bs. As, 1987.
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sectores “urbanos” tanto dentro del estado como en la producción de una identidad
nacional”37.
El carácter cerrado del estado oligárquico imposibilita la inclusión de estos nuevos
sectores, se tensiona y es incapaz de dar respuestas a los problemas socio-políticos
emergentes y a la producción de identidades ciudadanas que lo legitimen ante el conjunto
de la población.
Frente a esta situación, son muchos los autores que han tratado de explicar por qué ante el
fracaso del estado oligárquico, América Latina, no hizo la transición hacia un Estado
democrático pleno, sino que adoptó, salvo algunas excepciones, la formula populista.
Según Alejandro Tagle, la respuesta puede estar asociada a que en las masas populares,
había una cultura propensa al autoritarismo, herencia de la sociedad tradicional cuyo
antecedente se podría rastrear en el pasado colonial hispánico. Ésta valora más lo ancestral
que lo foráneo y en este sentido las ideologías liberales siempre fueron percibidas como
ajenas al mundo cultural que aquí se desarrolló.
Esta propensión al autoritarismo (tanto de derechas como de izquierda) radica: “en que la
masa necesita de conductores-protectores fuertes a quienes seguir y en quienes descansar.
Es una búsqueda intuitiva y emocional y, por lo mismo, no entra en consideraciones de
tipo racional-ideológico”38.
Fueron México con Lázaro Cárdenas(1934/40); Brasil con Getulio Vargas (1930/45 –
1950/54) y Argentina con Juan Domingo Perón (1945/55), los países paradigmáticos del
37MIRRA LARRAÍN, Paz: El populismo en América Latina. En http://www.ugm.cl/institutos/ced/articulos/2005
38Ibídem, pág. 21.
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populismo clásico. Estos Estados experimentaron un proceso de industrialización
temprana que se complementó con la actividad exportadora, y si bien el límite de esta
industrialización fue que no era producto de una estructura diversificada, su ventaja
radicaba en que contaba con mano de obra abundante que podía ampliar los círculos de
consumo, permitiendo reforzar el mercado interno39.
Ahora bien, sin atender a las especificidades propias de la realidad socio-económica de
cada uno de ellos, se pueden establecer una serie de elementos y características comunes a
los tres países que evidencian una nueva forma de hacer política y que van a ser
consideradas como propias del populismo.
El primer elemento será el rol que va a asumir el Estado, tanto en el ámbito económico,
donde su participación será vista como “un valioso removedor de antiguos escollos (…),
un mecanismo de castigo al “rentismo”, de estímulo a la nueva burguesía y un
instrumento idóneo para asignar recursos y distribuir riqueza”40; como en el ámbito
social, en tanto mediador en los conflictos de clases existentes y como cooptador de los
movimientos populares. En este sentido, “(…) la prédica nacionalista actuaba como un
elemento que permitía neutralizar los conflictos o, de no ser esto posible, reprimirlos
mediante el uso legítimo de la fuerza, apelando a intereses que iban más allá, que eran
superiores a los derechos individuales”41.
Otra característica fue el inmenso poder que asumió el líder frente a las masas, tanto por
su capacidad de convocatoria como de movilización. Evidentemente, en este sentido, no
se puede negar la importancia que para tales circunstancias tuvo el carisma del personaje.
Tanto es así que la “personalización” del poder se ha convertido en sinónimo de
39Ibídem, pág. 93. 40CANDIA, José Miguel: América Latina. Las desventuras del discurso político. En Nueva Sociedad, Nº 133 septiembre-octubre 1994. En www.nuso.org
41 Ibídem pág. 95.
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populismo, aludiendo así al peronismo, cardenismo, varguismo etc., cuando se quiere
hacer referencia a este tipo de gobierno.
En torno a esta cuestión existe un debate sobre si la actuación del líder sobre las masas fue
de dominación o de representación. Algunos autores presuponen que las mismas, carentes
de una ideología, proyecto o conciencia política, se subordinaron al dictado del líder que
no las representa, sino que las manipula. Este análisis es el que hace Gino Germani
respecto del peronismo, cuando sostiene que el apoyo que éste consiguió de los sectores
populares, se debió a la irracionalidad de los mismos, consecuencia de la exigua
experiencia democrática que los caracteriza. Esto se traducirá en el espejismo de la
participación de las masas, cuando en realidad lo que sucedió fue la imposición del líder.
Frente a esta postura, otros señalan, por el contrario, que el apoyo al líder es racional ya
que éste representó para las masas marginales la posibilidad de ingresar en la política, a la
que de otra forma no habría podido acceder, es decir, el apoyo a Perón expresa una
racionalidad instrumental, que se explica porque el peronismo atendió a las necesidades y
demandas de los obreros como tales42.
Una tercera característica es la utilización del discurso como estrategia política, estos
movimientos populistas se distinguen por una retórica que se sustenta en la búsqueda de
responsables de la situación vigente, hacia dentro, será la oligarquía, a la que se define
vagamente, como la culpable. Hacia fuera será nacionalista lo que se traducirá en un
marcado antiimperialismo, proponiendo incluso nuevas alternativas43.
Según José Miguel Candia, el discurso político latinoamericano se levantó sobre tres
componentes principales: “el “nacionalismo”, como un medio legítimo de afirmación de
intereses y valores propios frente a las potencias dominantes; el “desarrollo económico”
42Ibídem, pág. 96. 43Tal es el caso de la “Tercera posición” formulada por el peronismo contra los grande bloques de poder durante la Guerra Fría.
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entendido como un proceso de crecimiento a través del cual se buscó eliminar los últimos
vestigios del antiguo esquema oligárquico (…). Por último la “justicia social” (…)
asociada a una distribución equitativa de la riqueza mientras que en la esfera
propiamente política se la vinculó a la organización y participación de las clases
subalternas en el marco de vastos movimientos policlasistas”44.
Según este autor, estos fueron los componentes ideológicos que le dieron consistencia y
arraigo al discurso “nacional-popular”. Así, “el antiimperialismo, el impulso a la industria
nacional y la adopción de medidas proteccionistas y hasta cierto “anticapitalismo”- a
veces identificado solo como una visión primaria del repudio a los ricos y a las antiguas
clases dominantes – fueron elementos que de diversas maneras y con distinta gravitación,
estuvieron presentes en el nacionalismo popular”45.
Desde el punto de vista económico, lo discursivo se traducirá en acciones tendentes a
ejercer desde el Estado un control sobre los recursos productivos, lo que en algunos casos
implicaría políticas de nacionalización de empresas que explotaban recursos naturales o
que eran prestadoras de servicios públicos o a subsidiar la industria nacional orientada al
mercado interno, lo que a su vez conllevaría medidas proteccionistas.
Otra característica, en este sentido, fueron sus políticas redistributivas de ingresos y
riquezas, los inconvenientes de las mismas el no configurar una estrategia de desarrollo
sustentable. “Cuando un país dispone de recursos o reservas, las medidas inmediatas del
populismo resultan exitosas y efectivamente se produce una redistribución de ingresos, sin
embargo a corto y mediano plazo se van creando cuellos de botella en la economía tanto
por una expansión de la demanda que no puede ser satisfecha, como porque la inflación
comienza a aumentar y esta vez los salarios ya no aumentan. Fuera de ello, dado que el
Estado quiere evitar el quiebre de los resortes redistributivos aplica fuertes subsidios que
44Ibídem, pág. 47. 45Ibídem, pág. 47.
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terminan traduciéndose en incremento del déficit presupuestario”46.
Por último, y relacionado con los puntos anteriores, fue la importancia que cobraron los
movimientos sindicales dentro de este tipo de estado. La tarea de neutralizar a los antiguos
grupos dominantes y abrir espacios a los sectores sociales emergentes, requería del apoyo
activo de las clases subalternas y en general de los habitantes pobres del campo y la
ciudad.
Así, “el sindicalismo fue entonces el medio a través del cual no solo se expresaron los
reclamos económicos mas importantes, se constituyo también en la vía que permitió
materializar el apoyo político de los trabajadores al nuevo bloque de poder. El acelerado
proceso de afiliación gremial y la conformación de grandes centrales obreras sumaron a
los movimientos nacionales de raíz populistas rasgos distintivos de la época.
El clientelismo político, la organización corporativa y el carácter tutelar de muchas
disposiciones de gobierno, aseguraron la movilización de los grupos sociales populares
para defender conquistas económicas o implantar medidas tendientes a eliminar los
privilegios que pudieran favorecer a los sectores patronales no integrados al bloque
nacional-popular. Al mismo tiempo el funcionamiento “vertical” de las jerarquías
políticas administrativas y la formación de una cultura de tintes personalista (…),
permitía castigar o aislar cualquier intento de autonomía que pusiera en riesgo la
permanencia de los otros aliados en el bloque social que le daba sustento al
conglomerado nacional-popular (…) La sanción de códigos laborales avanzados y el
fuerte protagonismo sindical, son signos propios de este período. El marco normativo que
se estableció era la expresión de una determinada correlación de fuerzas y de interés del
Estado por consolidar la alianza sobre la que se construiría su legitimidad”47.
46Ibídem, pág. 7. 47Ibídem, pág. 48.
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Para autores como Tagle, el populismo como respuesta al deseo de encauzar la inclinación
del clientelismo de las masas fue un fracaso, sobre todo atendiendo a los objetivos
inmediatos y específicos en torno a los cuales se articularon. Así, establece que la
industrialización brasileña anhelada por Vargas no proporcionó la independencia
económica a ese país. Perón no vio concretizada su “tercer posición” y la reforma agraria
boliviana de Paz Estenssoro acabo siendo un desastre48.
3.3 LOS POPULISMOS ACTUALES
Globalización, apertura comercial y modernización se constituirán en los referentes
conceptuales más importantes a la hora de tratar de explicar el contexto en el que tendrán
lugar los nuevos populismos del siglo XX y que se proyectan al siglo XXI.
Luego de varias décadas en la que América Latina se debatió entre gobiernos de izquierdas
y golpes de Estado, los 80 serán muy significativos para la región. Por una parte, se
iniciará un proceso de democratización que se asentará en casi todos los países
latinoamericanos; pero por otra, y desde el punto de vista económico, será conocida como
la “década perdida”, debido al estancamiento económico que la región experimentó como
consecuencia, básicamente, del insoportable peso de la deuda externa que los países tenían
que soportar. Todo esto condujo a una vorágine de crisis económicas caracterizadas por un
aumento del desempleo, la caída de los salarios y la hiperinflación.
En este contexto de crisis económicas, y donde la democratización no fue suficiente para
resolver estas cuestiones, el proyecto neoliberal supo envolverse en una aureola “societal”
que encontró su justificación en la crítica al Estado “interventor” como el causante de la
48 Ibídem, pág. 22
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situación vigente junto a la administración deficitaria de los organismos públicos. La
satanización de la gestión pública a partir de criterios eficientistas y el uso ideológico de la
dicotomía Estado-sociedad, facilitó la instrumentación de profundas medidas de
reordenamiento económico49.
En el discurso de las reformas económicas se hizo habitual contraponer la racionalidad de
las reformas pro mercado a las políticas económicas propias del populismo clásico,
redistributiva y estatista, pero la acuciante crisis económica y el tratar de poner fin a la
hiperinflación fueron los argumentos utilizados para que reaparezca el discurso populista
como recurso político.
Según Paramio, los líderes paradigmáticos de este neopopulismo liberal50 fueron Alberto
Fujimori en Perú y Carlos Saúl Menem en Argentina. Desde el punto de vista de político,
ambos gobiernos fueron negativos en el sentido que condujeron al desmantelamiento o la
perversión de las instituciones democráticas, particularmente las que cumplen la función
de contrapesar o controlar el ejecutivo. En ambos casos se manipularon la Corte Suprema
y las Cámaras legislativas y esa ausencia de controles estuvo acompañada de
irregularidades en la gestión y de una corrupción casi generalizada, en buena medida
aprovechando las oportunidades creadas por la propia liberalización de la economía, y en
particular por las privatizaciones51.
49 Ibídem, pág. 5. 50Algunos autores, sin embargo, consideran que solo se trataba de una adaptación del estilo populista ya que carecieron del contenido social que había acompañado a los populismos clásicos. CALLE, Fabián: El populismo en América Latina como factor de amenaza: su ascenso en el discurso de las agencias federales de seguridad de los Estados Unidos post 11-9 y post consolidación de Chávez. En www.cadal.org 51Ibídem, pág. 6.
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II. PARTE. EL POPULISMO EN EL SIGLO XXI: ¿UNA AMENAZA PARA LA
DEMOCRACIA?
1. INTRODUCCIÓN.
De las numerosas definiciones que se han formulado sobre el populismo actual, nos parece
que la siguiente es la que mejor refleja la situación latinoamericana: "por definición el
populismo es una democracia personalista, no una democracia de instituciones, incluso
apelando a la democracia participativa, directa, etc.(…).El presidente Chávez se siente de
alguna manera con una tremenda legitimidad para hacer y deshacer"52.
El populismo o neopopulismo, se ha convertido en la forma de gobierno de un buen
número de países latinoamericanos. El resultado, tras años de gobierno, son sociedades
divididas y confrontadas en las que la obtención del consenso es una utopía.
Asimismo, también supone una apuesta de la izquierda más dictatorial. Una vez caída la
URSS y todo el tejido de países satélites, la izquierda necesitaba una nueva ideología con
que llegar y establecerse-perpetuarse en el poder y la ha encontrado en este conjunto de
líderes que tienden a presentarse como salvadores de sus respectivas sociedades.
Sin embargo, tal macro-deseo choca frontalmente con la realidad pues en buena parte de
sus países, las necesidades básicas de la población están lejos de ser cubiertas. De ahí que
una de sus características sea su empobrecimiento.
Éste, quizás, sea el efecto más pernicioso del neopopulismo. Unido al mismo, la merma de
las libertades, puesto que desde el poder se impulsa un modelo de organización
centralizado que trata de aniquilar todas las diferencias (políticas, económicas y sociales)
que puedan existir. Los niveles de centralización a los que aspiran estos regímenes tienen
52Palabras de Ignacio Walker, ex Canciller Chileno y Presidente de Cieplan. En www.cadal.org, 10 de enero de 2007.
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como modelo, implícita o explícitamente, a la antigua URSS.
Venezuela, con sus dólares procedentes del petróleo, se ha convertido en el gran
patrocinador de este movimiento por todo el continente. Ha fomentado en los países
vecinos gobiernos de su misma naturaleza, algunos de nuevo cuño, como la Bolivia de
Morales y otros como, la Nicaragua de Daniel Ortega, que han sabido adaptar su discurso
estalinista-dictatorial del siglo XX al siglo XXI.
Una de las razones para que este proceso haya podido tener lugar es el “descuido” de
Estados Unidos de su “patio trasero”. Los ocho años de gobierno de Bush (2000-2008)
han priorizado de forma cuasi-absoluta otros escenarios, como Afganistán e Irak. En este
sentido, la recientemente finalizada administración republicana ha sido víctima del
lenguaje incendiario en su contra que inicialmente partía de Caracas y tenía como eco
Managua y La Paz. Igualmente, ha sufrido afrentas claras como la expulsión de sus
embajadores de Bolivia y Venezuela durante el pasado mes de septiembre.
Asimismo, Estados Unidos ha cumplido otra misión a la hora de legitimar a estos
gobiernos, cuyas medidas que tratan de imponer no siempre son respaldadas, de ahí que
Washington sea acusado de estar detrás de la oposición. Ha hecho las labores de “chivo
expiatorio” para relativizar, que no eliminar, los problemas domésticos.
Un buen ejemplo de esta tesis son las palabras de Evo Morales tras expulsar a Philip
Golderg (Embajador de Estados Unidos en La Paz): "donde está el imperio no hay
desarrollo, no hay superación, independencia, dignidad de un país, aquí se trata de cómo
liberarnos para impulsar nuestro propio desarrollo e igualdad. Ese plan fascista se
articula con el respaldo silencioso de los prefectos opositores de las regiones de Pando
(Leopoldo Fernández), Beni (Ernesto Suárez), Santa Cruz (Rubén Costas) y Tarija (Mario
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Cossío)"53. La medida adoptada por el ejecutivo boliviano encontró respaldo en
Venezuela, Nicaragua y, sorprendentemente, en la Honduras de Zelaya.
Desde posiciones intelectuales europeas estos gobiernos suponen la quintaesencia de la
democracia pero en el fondo, lo que este sector doctrinal viene a valorar de ellos, es que
suponen una envestida al poder de Estados Unidos.
Un ejemplo lo tenemos en John Pilger, investigador y periodista de la prestigiosa revista
británica The New Statesman para quien tras el triunfo de Morales en 2005, un nuevo
horizonte positivo se vislumbraba para América Latina. Según él: “los movimientos
sociales son ahora una fuerza decisiva en América Latina, incluso en el principal feudo de
Estados Unidos como es Colombia. En toda América Latina Hugo Chávez es el moderno
Simón Bolívar. La gente admira su imaginación y su coraje. El ha tenido las agallas de
describir a Estados Unidos como una fuente de terrorismo y a Bush como Mr. Danger.
Desde sectores de la izquierda que se oponen al Estado por principio y demandan que el
poder fluya directamente desde las comunidades y creen que las reformas de Chávez ya
han llegado a su límite, aún con todo ello le apoyan y le piden que siga con el mismo
vigor”54.
Siguiendo esta línea de argumentación, la citada revista, con ocasión del triunfo de
Morales en el referendo de agosto de 2008, sostenía que el Presidente boliviano había
tenido que hacer un gran esfuerzo frente a los deseos de la oposición por desestabilizarlo.
Sin embargo, aquélla ha fracasado ya que “el pueblo dijo de manera muy sonora que
quería que Morales siguiera liderando a Bolivia”55.
En ningún caso el neopopulismo es un sentir mayoritario en América Latina ni tampoco
53 La Vanguardia, 14 de septiembre de 2008. 54 America´s new enemy, 14 de noviembre de 2005. En www.newstatesman.com 55 Victory for Morales, 11 de agosto de 2008. En www.newstatesman.com
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debemos pensar que toda izquierda en el continente es igual. Las diferencias entre, por
ejemplo, el binomio Lula y García vs Venezuela-Nicaragua-Bolivia son evidentes56. Con
ellos comparten como característica común que han llegado al poder vía elecciones, algo
que nadie discute; es más, han obtenido grandes mayorías. A partir de entonces es cuando
su naturaleza autoritaria se deja sentir, lo mismo que la tendencia a la centralización.
Este deterioro democrático tampoco es nuevo, pues como señalaba Carlos Ball, tras la
recuperación que experimentó América Latina durante los años noventa, la crisis que sufre
en el siglo XXI tiene las mismas raíces de siempre: la ausencia de libertad y el deseo de
los gobernantes de interferir en la vida de los ciudadanos57.
Estos regímenes se vuelven peligrosos una vez que llegan al poder por vías democráticas y
amparándose en mecanismos como los referendos, pues los emplean para legitimar sus
políticas autoritarias. Como sostenemos, se valen precisamente de las instituciones, no
excesivamente arraigadas, de la democracia para hacerse con el poder e
instrumentalizarlo.
Los gobiernos neopopulistas apuestan por un discurso radicalmente orientado a la
izquierda, del que hacen proselitismo y de conceptos tales como libertad, fin de la
pobreza...sin embargo, lo que realmente encierran es el deseo de convertir a América
56Bajo el título de El socialismo del siglo XXI, Ignacio Sotelo nos ofrece una interesante reflexión sobre la realidad política de América Latina, de la que destacamos en primer lugar la división entre la izquierda representada por un lado por Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Ecuador; y por otro lado, Argentina, Chile, Perú y Uruguay. En segundo lugar, el autor no apuesta por las fórmulas neopopulistas (representadas por el socialismo del siglo XXI de Chávez), ni por las neoliberales, sino que lo hace por la socialdemocracia vinculada a unas instituciones fuertes. En El País, 6 de junio de 2008. 57BALL, Carlos: América Latina al borde del abismo, 30 de agosto de 2001. En www.elcato.orgEn 2003 el autor hacía la siguiente afirmación: “si alguna lección tendremos que aprender de nuevo en el siglo XXI es que lo verdaderamente importante es la libertad individual y que las verdaderas democracias deben ser juzgadas según la amplitud, profundidad y fuerza de la libertad que disfruta la población entera”. BALL, Carlos: Venezuela: democracia sin libertad, 21 de marzo de 2003.En www.elcato.org
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Latina en un paraíso comunista58.
No podemos decir que la oleada neopopulista vaya extenderse por toda América Latina.
Las “afrentas” al sueño político del chavismo han sido constantes: desde la más radical
representada por Colombia, hasta Brasil, Perú, Chile...por tanto, motivos para una
preocupación general no los hay.
Sí que los hay para una de tipo particular, ya que es en las sociedades más pobres como la
boliviana o nicaragüense, donde tiende a consolidarse este fenómeno, provocando el aún
mayor deterioro de la situación, fomentando la inseguridad jurídica y la intervención
estatal, y alejándose por tanto, del libre mercado, la economía global y los valores
democráticos, que por otro lado sí están presentes en aquellas naciones que han tomado
distancia de los gobiernos neopopulistas59.
Esta es una idea clave a la que hace referencia Duncan Currie en su artículo de la revista
norteamericana The Weekly Standard, del que extraemos como puntos más destacados, los
siguientes:
a) según un estudio de popularidad del Pew Global Attitudes Survey, Chávez es cada
ver peor percibido por sus vecinos.
b) la mayoría de los países latinoamericanos han optado por las políticas de libre
mercado, instituciones democráticas y políticas fiscales responsables60.
58BRECHER, José: GEES: Cuatro militares golpistas, 10 de noviembre de 2006. En www.gees.org 59BARDAJÍ, Rafael: “Antiespañolismo”, en Expansión, 29 de noviembre de 2007. 60 Mr. Chávez Neighborhood. He´s not very popular there. En The Weekly Standard, Vol.13-Issue 02, 24 de septiembre de 2007. www..weeklystandard.com El autor añade una serie de testimonios relevantes para refrendar su tesis de que Chávez no supone una amenaza para Estados Unidos y la región y sí para aquellos países que han optado por seguir sus políticas. El primero de ellos, el de Otto Reich, funcionario en las administraciones republicanas de Reagan y Bush, para quien EEUU no debe temer a la izquierda en América Latina. Chávez puede que sea el viejo caudillo que apuesta por el antiguo estilo populista, autoritario y caudillista pero sus seguidores son meras copias, como Ortega y Morales. Ecuador, Bolivia y Venezuela son los países más pobres de América Latina. Christopher Sabatini añade que el triunfo de Ortega fue más el de la manipulación que el de la izquierda; aunque Chávez
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De un modo más contundente se manifiesta el Profesor Patricio Navia, cuando explica que
en América Latina existen dos izquierdas, “por un lado, Chávez y por otro Lagos. Ambos
se definen de izquierda, pero lo importante a destacar es que la única forma correcta de
definir a la izquierda es la autodefinición y la aceptación del otro. Si yo digo que soy de
izquierda y el otro me reconoce como de izquierda entonces soy de izquierda. Tanto
Chávez como Lagos se definen de izquierda y la diferencia fundamental de ambos creo
que es que Lagos tiende a privilegiar la construcción y consolidación de las instituciones
democráticas que vayan más allá de la persona. En cambio, Chávez es un líder de
izquierda que tiene objetivos similares a Lagos en el largo plazo pero que tiende a
privilegiar los liderazgos personales mucho más que las instituciones. La diferencia entre
ambos está mucho más allá de las políticas públicas, que son diferentes, por el lugar que
ocupan las instituciones democráticas, el peso y el contrapeso en el sistema democrático
en sus respectivos países. Mientras Lagos ve en las instituciones la fortaleza de la
democracia y de la propia izquierda, Chávez tiende a debilitar las instituciones y a
consolidar más su liderazgo personal y su poder personal para poder avanzar en su
agenda. La izquierda correcta y más de futuro, que puede contribuir a disminuir la
pobreza y a consolidar la democracia es la izquierda que cree en las instituciones,
mientras que la izquierda que pone todos los huevos en la canasta de un solo líder, esta
izquierda personalista que más que en partidos cree en liderazgos individuales, más que
en instituciones cree en liderazgos incluso populistas, al final del día va a terminar
haciéndole mas daño a la democracia y a la reducción de la pobreza y el crecimiento que
deberían ser los objetivos de la izquierda”61.
2. LA LEGITIMACIÓN INTERNA Y EXTERNA.
Este tipo de gobiernos tienen dos fuentes de legitimidad, una interna, a través de su triunfo
en los procesos electorales domésticos; y otra externa, consecuencia de la anterior, puesto
ha establecido relaciones con Rusia e Irán, su radicalismo está presente en los Andes pero más allá no llega. 61Entrevista a Patricio Navia en www.cadal.org, 22 de julio de 2007.
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que una vez se ha producido el triunfo en las urnas, se constituyen como gobiernos
(legítimos) y como tales son reconocidos por la comunidad internacional62.
Un buen ejemplo de ello fue el apoyo de la UNASUR a Morales con motivo de su
conflicto con los prefectos opositores. En ningún momento cuestionó la citada
organización el carácter democrático del aymara y su llegada al poder. Sin embargo, esta
apuesta por la democracia que hacen las organizaciones internacionales, en un buen
número de casos es empleada domésticamente como baluarte para imponer, o cuando
menos intentarlo, sus proyectos centralizadores.
Como venimos explicando, su llegada al poder tiene lugar en un escenario de descrédito
de los partidos políticos tradicionales tales como los socialcristianos, democristianos,
socialistas etc, quienes no sólo no han sabido servir a los intereses de sus ciudadanos, sino
que han generado un panorama político donde corrupción y nepotismo fueron sus grandes
protagonistas. Es entonces, cuando los gobiernos de corte populista que irrumpen, se
presentan a sí mismos como eliminadores de este modus operandi. Sin embargo, años
después de su estancia en el poder, actúan de la misma manera que aquellos a quienes
sustituyeron.
Los anteriores partidos desprestigiados, tienen un elevado grado de culpabilidad en el
fracaso de la democracia liberal en América Latina, tal y como nos expone Carlos Ball en
lo relativo a Venezuela, cuando tuvo lugar el primer triunfo de Chávez: “los llamados
neoliberales han logrado mayor éxito desprestigiando al libre mercado que los líderes del
Movimiento al Socialismo o que los viejos dirigentes comunistas que ahora reaparecen
62Al respecto, Florentino Portero hacía un brillante análisis sobre el modus operandi de este tipo gobiernos: llegan al poder a través de elecciones legítimas, si bien mostrando ya desde la campaña desprecio por la democracia liberal. Por ello, no se trata de obviarlos una vez ocupan el gobierno sino de hablar con ellos y “hablar con firmeza. Que no les quepa duda del coste de su aventura. Mientras tanto tenemos que fortalecer a las formaciones políticas y a los grupos sociales democráticos para que puedan hacer frente a los abusos que contra ellos se van a cometer. Tienen que prestar resistencia y a la postre vencer”. En ABC, 2 de octubre de 2007.
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junto a Chávez”63.
Otro autor venezolano, como Carlos Goedder explica que la Venezuela actual de Chávez,
con las características que la definen, (un aparato estatal fortalecido por los petrodólares
que limita la propiedad privada y que distribuye entre los fieles al régimen los negocios
más prósperos, ya había existido en el pasado), la gran diferencia con respecto a los
ejecutivos precedentes, es que ahora estas características se exaltan aún más y emplea
como modelo ideológico el marxismo-leninismo a la cubana64.
Para este tipo de gobiernos y políticos, el concepto de legitimación va intrínsecamente
unido al de imposición. ¿Qué queremos decir? Consideran su mensaje como el único
válido y proceden a anular a la oposición por todos los medios a su alcance. La traducción
de esta premisa es clara: una vez conseguido el poder, proceden a concentrarlo eliminando
las competencias que antes podrían tener otros entes políticos y administrativos.
En todo este proceso, la piedra angular y el modelo es la Venezuela de Hugo Chávez, que
aspira a ser el caudillo de la región. Hasta ahora, no ha escatimado esfuerzos en ello y lo
ha hecho de dos formas complementarias:
a) apoyo a los políticos y formaciones afines del entorno (v.g el MAS).
b) en aquellos países donde el gobierno es hostil a sus ideas y programa, apoyo a la
oposición o incluso, a movimientos terroristas. Colombia es una de las víctimas del
Chavismo y Perú pudo haberse convertido en aliado de Caracas de haber ganado
Ollanta Humala65.
63El Universal, 5 de noviembre de 2008. 64GOEDDER, Carlos: Libertad individual y política socialista, 11 de agosto de 2008. En www.cedice.org.ve 65Florentino Portero sostiene que mal anda la política latinoamericana cuando hay que festejar un triunfo de Alán García, pues lo único que se ha evitado es un nuevo Evo Morales. Con sus propias palabras: “el triunfo de García es pan para hoy y hambre para mañana. Ha servido para impedir un nuevo Evo, pero poco más. No es probable que lo haga peor que durante su primer mandato pero no es sensato ilusionarse con él en la Presidencia de la República”. En ABC, 6 de junio de 2006.
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Si de algo tienen superávit los gobiernos neopopulistas es de legitimidad externa, entre
otras razones porque tienden a mostrar una cara en casa y otra en el exterior. Javier Paz
García analizaba así el caso de Bolivia y las peligrosas semejanzas entre el socialismo
hitleriano y Morales: “para ambos partidos la democracia no es más que un medio por el
cual llegar al poder, para luego deshacerse de ella, ambos destruyen las instituciones
democráticas, las cortes electorales, los poderes legislativo y judicial. Ambos creen en la
lucha armada y la violencia revolucionaria. Ambos son centralistas, extremadamente
centralistas”66. Una de las razones de este superávit se debe a que llegan al poder
cargados de promesas democráticas…para degenerar, con el paso del tiempo, en
situaciones autoritarias.
No olvidemos que más allá de las relaciones bilaterales entre ellos (v.g Venezuela y
Bolivia) hay otros aspectos que no debemos dejar de lado, como por ejemplo, las
relaciones con otros países que no se hallan en los puestos más altos en el ranking de
demócratas. Este fenómeno lo hemos podido ver recientemente en el caso de las
mantenidas entre Venezuela-Rusia o Irán-Bolivia.
Mary O´Grady, extrae otra lectura ya que el caudillo venezolano ante el fracaso de su
revolución bolivariana, sigue el ejemplo de Castro buscando una amenaza externa a su
soberanía, lo que provocará que se cierren filas. Para la aludida analista: “Chávez está
feliz de ser usado de esta forma. Él cree que está recibiendo algo a cambio. Su revolución
bolivariana, un esfuerzo diseñado a imponer el comunismo a lo largo de América Latina
está en problemas y su popularidad se ha ido desvaneciendo, así como sus opciones para
restaurar la confianza en su liderazgo”67.
66PAZ GARCÍA, Javier: Nacional socialismo y movimiento al socialismo, 29 de septiembre de 2008. En www.hacer.org 67O´GRADY, Mary: El coqueteo ruso de Hugo Chávez, 17 de septiembre de 2008. En www.elcato.org
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Otro aspecto que no podemos ni debemos olvidar son las auto-legitimaciones, esto es, la
creación de una suerte de pools que tienden a retroalimentarse. En este sentido uno de los
grandes ejemplos es PETROCARIBE, la gran iniciativa creada por Chávez y con la que
compra voluntades. Sin embargo, esta forma de proceder exige una serie de condiciones
previas, especialmente el mantenimiento alto del precio del petróleo. La oposición
venezolana ha condenado este hecho y por ejemplo, el Presidente de la Fedecámara de
Venezuela, José González de Tovar, lo denunciaba en los siguientes términos: "la única
forma de mantener el populismo es con altos ingresos y eso sólo se puede con altos
precios de petróleo”68.
Asimismo, Posada Samper advierte de un hecho que se ha convertido en real: el resto de
países investiga en materias sustitutorias del petróleo, por lo cual su dependencia (de
Venezuela) será cada vez menor69. El petróleo, como denunció el alcalde opositor
Leopoldo López, se ha convertido en un arma al servicio del chantaje, lo que denomina
“petrochantaje”. Nosotros añadimos una idea fundamental y es algunos de los países con
los que negocia, al más puro trueque, tampoco se pueden considerar clientes fiables por su
deficiente situación económica.
En definitiva, la política exterior juega un doble papel para estos gobiernos, por un lado,
establecer un tejido de alianzas con gobiernos afines. Por otro, sirve de cortina de humo de
los problemas nacionales, el principal, que pese a las promesas de mejora de la sociedad,
este objetivo no se ha cumplido sino que el deterioro es más que perceptible.
3. LA FRAGMENTACIÓN DE LA OPOSICIÓN POLÍTICA INTERNA.
Aún reconociendo que la oposición está fragmentada en la mayoría de estos países, no es
68Diario Hoy (El Salvador), 27 de octubre de 2008. 69POSADA SAMPER, Miguel: Vecindario colombiano: Chávez, Ecuador y Bolivia, 7 de agosto de 2007. En www.gees.org
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menos cierto que desde las instancias gubernamentales se intenta boicotear su labor. En
este sentido, el referendo venezolano de 2004 ilustró bien a las claras la situación, tal y
como nos explica el investigador principal del área de América Latina del Real Instituto
Elcano, Carlos Malamud, para quien Chávez empleó una ingente cantidad de dinero para
financiar una campaña de larga de duración y ante el descenso de su popularidad de los
meses previos, lo compensó con las denominadas “misiones”, logrando así atraer el apoyo
de las clases más pobres. Frente a ello, la oposición estuvo plenamente desorganizada, no
creó plataforma alguna ni tampoco seleccionó candidatos susceptibles de ser elegidos por
los votantes70.
La acusación es la de traidores o vendepatrias, por poner un ejemplo de esta tesis, aunque
hay muchos más, el ministro de Exteriores boliviano, David Choquehuanca, definía así la
situación de su país: “Bolivia está viviendo un proceso revolucionario, de cambio, que
para nosotros es fundamental. El proceso de la Asamblea Constituyente tiene que
construir una nueva Constitución política del Estado, que defienda los intereses de la
nación, nuestros recursos naturales, que permita vivir en armonía entre todos los
bolivianos, que permita la unidad de todos los bolivianos”71. El objetivo que se marca el
citado político lo deslegitima el apelativo que dedica a su ex Presidente (Jorge Quiroga) al
que acusa de estar confabulado con la OEA para poner fin al régimen de Morales.
Es también en este país donde hemos podido ver a la oposición más aglutinada alrededor
de un programa político modernizador. PODEMOS es un gran ejemplo. Una de sus
figuras principales es Jorge Quiroga que acusaba al ejecutivo de Morales de mimetizarse
con Venezuela.
70MALAMUD, Carlos: Venezuela después del referéndum, 9 de septiembre de 2004. Una vez obtenida la victoria, Chávez cargó contra la oposición eliminando cualquier opción para que tuviera lugar una negociación y así en su programa “Aló Presidente” afirmó que su imbecilidad (de la oposición) le impedía ver el momento que vive el país, por tanto “hay que eliminar del mapa democrático del continente. No se le puede dar reconocimiento, beligerancia, bandeja de plata, a una dirigencia irresponsable”. En www.realinstitutoelcano.org 71FERNÁNDEZ BARBADILLO, Pedro: La izquierda latinoamericana opta por la subversión, 20 de septiembre de 2006. En www.gees.org
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Sin embargo, no podemos eludir el realizar una crítica sobre la forma de proceder de la
oposición en estos países, pues una de sus características es su división y fragmentación. A
esta situación, por ejemplo, hacía referencia Robert Bottome en Libertad Digital cuando
sostenía que “impresiona la falta de capacidad de asombro del venezolano medio. Pero
alarma, aún más, que también se haya perdido la capacidad de indignarse y de exigir que
se respeten los más elementales derechos humanos. Venezuela se desploma, la corrupción
está desatada y la vida no vale nada”72.
Sin embargo, aunque el balance que este autor hace de la situación de la oposición en
Venezuela es real, no es menos cierto el panorama que nos describe Carlos Sabino: “las
elecciones son una completa farsa en Venezuela porque además el gobierno interviene
abiertamente en las campañas electorales, gasta centenares de millones de dólares de los
dineros públicos en ellas, hostiga a la oposición y atemoriza a los electores con
constantes amenazas. Por eso muchos analistas no consideramos al venezolano como un
gobernante legítimo”73.
¿Y el partido de gobierno? En la mayor parte de las ocasiones nos encontramos con que la
figura del Presidente, caudillo o líder populista, está por encima de la formación política,
cuyas siglas ni siquiera son conocidas. También es cierto que en ocasiones, es una
amalgama de fuerzas y de sectores sociales los que forman un partido en el cual puede
haber elementos de izquierda, derecha, reaccionarios, extrema izquierda, liberales…tal es
el caso de Concertación Nacional en Paraguay que enarbola la bandera la justicia social
para dar respuesta a todos los problemas del país (en especial a los relacionados con el
contrabando, la delincuencia y el desempleo).
72BOTTOME, Robert: Venezuela, el coraje perdido, 15 de octubre de 2008. En www.libertaddigital.com 73SABINO, Carlos: La supervivencia de la libertad en Venezuela, 1 de diciembre de 2007. En www.elindependent.org
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Para Mansueti, el gran problema de América Latina no es que la izquierda esté en el poder,
sino que va más allá, y declara que es la propia derecha y sus complejos la que posibilita
esta situación de tal modo que en muchas ocasiones, la oposición a estos regímenes
populistas es de lo más heterogénea, empezando por artistas, hombres de los medios de
comunicación…74.
4. EL DISCURSO NEOPOPULISTA: CARACTERÍSTICAS.
Antiamericanismo, anticapitalismo, antiliberalismo.
Como hemos analizado en la primera parte de este documento de trabajo, el discurso es
una de las herramientas fundamentales en la práctica política del populismo. El mismo le
sirve para aglutinar y ejercer una simbiosis con las masas. Uno de sus leit motiv es la
oposición visceral al capitalismo/neoliberalismo y la “demonización” de Estados Unidos,
como ejemplo más nítido de estas dos situaciones, que son, según los líderes populistas,
las responsables de los males que acucian a sus Estados.
Expresiones como “el Imperio” son empleadas habitualmente para referirse a la
superpotencia del norte. Ante esa supuesta culpabilidad global y regional, cualquier
medida que se adopte estará justificada. El victimismo ante Estados Unidos no sólo lo han
practicado una vez en el poder, sino previamente.
Para ilustrar esta tesis, el siguiente ejemplo nos parece significativo. Durante el pasado
mes de abril, Morales desmanteló lo que él creía una Oficina de la CIA en el Palacio de la
Presidencia, al mismo tiempo que arremetió contra la AUSAID. Fueron, sin duda alguna,
medidas que allanaron el camino de cara a la expulsión del embajador norteamericano en
74.MANSUETI, Alberto. La Derecha boba o por qué la izquierda manda, julio de 2007. En www.fundacionlibertad.org.pa Proponemos la lectura íntegra del artículo puesto que hace una reflexión muy profunda sobre los complejos de la derecha en América Latina así como las consecuencias fatales a que pueden dar lugar.
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Bolivia, acontecimiento que se produjo en septiembre, y más tarde de la DEA75. También
en abril, en el Foro Indígena de la ONU76, propuso la erradicación del capitalismo como
solución al cambio climático y su sustitución por el socialismo comunitario.
Estados Unidos, y más en particular la Administración Bush, es acusada de interferir en
los asuntos latinoamericanos. Sin embargo, nosotros sostenemos justo lo contrario. La
Casa Blanca ha estado más preocupada de la guerra contra el terrorismo, descuidando lo
que sucede en su patio trasero. En este sentido, Álvaro Vargas Llosa hacía referencia a
cómo Barack Obama en el inicio de las primarias demócratas calificaba la política de Bush
hacia América Latina como “negligente”, tal y como podemos leer, en su artículo Obama
y América Latina77.
Poco antes de publicitar este artículo el propio Vargas Llosa había escrito otro en el que
constataba una entrevista que había mantenido con Vicente Fox una vez que éste ya había
dejado el poder. El ex Presidente mejicano, al analizar la realidad política latinoamericana,
focalizaba un riesgo en el medio y corto plazo, como Chávez, pero era optimista porque
75La política boliviana Silvia Lazarte (MAS) vanagloriaba a Morales por haber expulsado al Embajador norteamericano de La Paz ya que ello había tenido dos positivas consecuencias interrelacionadas para su país: debilitamiento de la presencia estadounidense y fortalecimiento de la unidad y cohesión del pueblo ya que éste “lo que no quiere son intromisiones. No nos gusta, nunca nos gustará y nunca lo permitiremos”. Drugs, unrest and socialism, 7 de noviembre de 2008.En www.newstatesman.com 76Morales se ha convertido en el abanderado de la causa indígena con el resultado de fomentar la confrontación en su país. Jimmy Ortiz Saucedo lo define como “la izquierda transgénica” que en lugar de la lucha de clases apuesta por la lucha de razas: “los rasgos del racismo indigenista son muy claros en el discurso y las políticas del M.A.S. Desde que Morales llegó al gobierno los niveles de intolerancia racial han aumentado a niveles nunca vistos en Bolivia. El odio y el resentimiento étnico son parte hoy de la vida nacional.(…).Para el M.A.S los únicos que tienen derechos plenos en Bolivia son los aymaras y los quechuas. Pretenden hacer un neocolonialismo al mando de estas dos etnias.(…).Esta visión racista no es propia del socialismo”. ORTIZ SAUCEDO, Jimmy: La izquierda transgénica, 30 de marzo de 2008. En www.eldeber.com.bo 77VARGAS LLOSA, Álvaro: Obama y América Latina, 2 de julio de 2008. www.elindependent.org En este artículo, sostiene que la política de Estados Unidos hacia América Latina se debería de caracterizar por “un ejercicio atmosférico: muchas fotos y frases dulces, y pocas políticas minuciosas. Las políticas minuciosas inevitablemente llevan al intervencionismo o la condescendencia, y lo que los latinoamericanos precisan es avanzar hacia el sentido de responsabilidad”.
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había sido derrotado en el referendo y porque México también había abandonado los
gobiernos populistas78. En este sentido, la derrota de Chávez en el referendo de diciembre
de 2007 supone una bocanada de aire fresco para los amantes de la libertad y avala la
postura de Fox.
Nota distintiva del discurso neopopulista es predecir la muerte del capitalismo al más puro
estilo Carlos Marx. Este argumento ha recibido un plus de auto-legitimidad con la crisis
financiera de 2008. Sin embargo, como sostiene Hernán Pérez Loose: “es una ironía por
ello que ahora Chávez lance sus dardos contra el capitalismo cuando todo su éxito
político como dictador de Venezuela se debe a un precio del petróleo que, como ha
quedado evidenciado ahora, permaneció alto en los últimos años debido, no tanto por su
demanda, que ahora será menor por la recesión, sino por la presión que sobre él habían
venido ejerciendo precisamente los especuladores de Wall Street. Su socialismo del Siglo
XXI ha sido construido gracias a capitalistas que actuaron con el mismo instinto
especulativo que caracterizó a sus antecesores del Siglo XIX”79.
La descalificación y la amenaza como herramientas frente a las críticas recibidas.
Cualquier opinión vertida acerca de la forma que tienen de gobernar los dirigentes
neopopulistas, es contestada rápidamente por estos con el uso de la descalificación. En
este sentido, los peor parados han sido Bush, Aznar, Blair y este año la Canciller alemana
Ángela Merkel quien tras sostener que Chávez no representaba el sentir político de
América Latina, el líder venezolano la acusó de pertenecer al mismo partido que Hitler80.
78 “No podemos permitir que un populista autocrático nos robe el siglo XXI. La derrota de Chávez en el reciente referendo sobre la reforma constitucional es una buena noticia, pero mientras haya tanta gente oyendo el canto de sirena del socialismo porque carece de propiedad no seremos libres”. VARGAS LLOSA, Álvaro: Fox vs Chávez, 12 de diciembre de 2007. En www.elindependent.org 79PÉREZ LOOSE, Hernán: La tormenta perfecta, 15 de octubre de 2008. En www.hacer.org 80McKENZIE, Eduardo: Ángela Merkel lo hizo. ¿Nicolás Sarkozy lo hará?, 5 de junio de 2008. En www.gees.org
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La alemana no estaba desencaminada en sus tesis y un buen ejemplo lo hemos podido
vivir en países del entorno venezolano que han rechazado a candidatos patrocinados por el
chavismo. Uno de ellos fue Perú, cuyo electorado dio una segunda oportunidad a Alán
García (quien ya gobernó entre 1985-1990) o México.
En este sentido, la investigadora María Solano Altaba analizaba así este fenómeno: “los
votantes peruanos, primero, y los mexicanos después, se decantaron por apartar el
populismo y mantener contenta a la inversión extranjera, imprescindible para la
economía de estos países. Hugo Chávez, Evo Morales y Fidel Castro despertaron de un
sueño que apenas duró unos meses, el de una Iberoamérica de izquierdas que acabara
con lo que ellos consideran un capitalismo que los explota. Y, al despertar, se dieron de
bruces con la dura realidad”81.
Frente al contexto peruano tenemos el de Venezuela, donde el-los sucesivos gobiernos de
Chávez integrado-s por comunistas y admiradores de Fidel Castro82, fomenta el odio entre
clases asustando a los inversores nacionales e internacionales. Además, la ignorancia y el
primitivismo económico de Chávez y de quienes le rodean, provocarán más tarde o más
temprano, una profunda crisis que no podrá ser resuelta con burlas, amenazas o
interminables discursos83.
El mesianismo de los neopopulistas.
81SOLANO ALTABA, María: El populismo en América Latina ya le ve las orejas al lobo, 20 de septiembre de 2006. En www.gees.org 82Un buen ejemplo de la procedencia de los miembros del gabinete de Chávez lo tenemos en el hecho de que el programa de educación lo trazó Carlos Lanz Rodríguez quien en los setenta había participado en el secuestro del empresario norteamericano Bill Niehaus y que definía su ideología como un compendio de “la teología de la liberación, marxismo, bolivarianismo y el cimarronismo” BALL, Carlos: Delincuentes al mando de Venezuela, 12 de junio de 2001. En www.elcato.org 83BALL, Carlos: La finca de Hugo Chávez, 14 de septiembre de 2000. En www.elcato.org
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Con esto hacemos referencia a la tendencia que tienen estos líderes de presentarse como
los salvadores-redentores frente a la corrupción y nepotismo que caracterizó a los
gobiernos anteriores84, situación que fue posible, entre otras razones, por el déficit de una
clase política seria y responsable en América Latina.
Esta situación tiene su máximo ejemplo en la vuelta al poder de líderes del pasado los que
habían hecho mucho por el deterioro de la situación política y económica de sus países.
Tal es caso de Alán García en Perú y Daniel Ortega en Nicaragua...pero, mientras el
primero parecía haber aprendido de sus errores, el sandinista inició tras 2006 un proceso
de acercamiento a Venezuela.
Cuando estos gobiernos de corte neo-populista llegan al poder realizan una serie de
promesas fáciles y retóricas de formular, para posteriormente no cumplirlas. Daniel Ortega
nos sirve de ejemplo, cuando ganó en 2006 (y el primero en bendecir su triunfo fue
Chávez) declaró que su gobierno tendría tres prioridades85:
84Carlos Ball tiene dos grandes artículos en los cuales ilustra bien a las claras esta situación tomando como ejemplo lo sucedido en Venezuela. Cuando tuvo lugar el primer triunfo de Chávez (1998) explica que se debió a la corrupción de los gobiernos previos, como el de Carlos Andrés Pérez que hizo un daño irreparable al neoliberalismo. Con sus mismas palabras: “los llamados neoliberales han logrado mayor éxito desprestigiando al libre mercado que los líderes del Movimiento al Socialismo o que los viejos dirigentes comunistas que ahora reaparecen junto a Chávez”. BALL, Carlos: La nueva Venezuela, 9 de diciembre 1998. En www.elcato.org En un artículo posterior se refirió a cómo los grandes partidos venezolanos se rasgan las vestiduras tras el triunfo de Chávez pues ambas formaciones compartían la misma visión corrupta de la sociedad, a través del Pacto de Punto Fijo, habían institucionalizado la corrupción. BALL, Carlos: Venezuela, ¿fin del compadrazgo?, 2 de marzo de 1999. En www.elcato.org Una vez instalado en el poder Chávez e iniciada la campaña de nacionalizaciones, Ball señala que no es una situación nueva, pues durante los gobiernos de Carlos Andrés Pérez había sido la nota dominante. Las raíces de esta forma de operar se remontan a los años setenta. Así, Venezuela aunque desde 1958 asistía a la reiteración de elecciones, éstas lo único que hacían era ratificar a los déspotas en el poder los cuales para el citado autor, desaprovecharon la oportunidad de relanzar al país y por el contrario fomentaron la regulación y el aumento de la burocracia. BALL, Carlos: Venezuela y los verdaderos patriotas, 16 de julio de 1999. En www.elcato.org La oportunidad desaprovechada es uno de los grandes temas de lamento de Ball para quien el país, tras estar gobernado por caudillos hasta la década de los treinta (siglo XX), durante los 40-50 la situación mejoró...pero no lo suficiente, de tal modo que la corrupción y el nepotismo se apoderaron del país. 85MALAMUD, Carlos: La deriva somocista de Daniel Ortega, 13 de octubre de 2008. En
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a) estabilidad nacional.
b) reconciliación nacional.
c) sacar al país de la pobreza.
Dos años después, la situación en su país ha empeorado notablemente. La táctica de
Ortega para llegar al poder en 2006 fue, en cierta forma, diferente a la seguida por los que
más tarde se convirtieron en sus socios. Ya había estado en el gobierno durante el periodo
1984-1990. El panorama en que dejó al país: un ingreso per cápita destrozado…mismo
camino que siguieron las infraestructuras86. Durante la década de los noventa asistió a la
división del sandinismo y a tres derrotas consecutivas.
En las elecciones de 2006 reapareció victorioso (38%) de los votos y para ello, una de las
claves fue “el olvido” de la parte marxista de su discurso87, traducido en una apuesta
contra el neoliberalismo salvaje que parecía más retórica que real. No tuvo rubor alguno
en reiterar que había cambiado con respecto a etapas precedentes, que se encontraba unido
a Dios y que apostaba por la reconciliación nacional88.
Los hechos desmintieron su modus operandi preelectoral fomentando una polarización de
la sociedad bajo “el disfraz de benefactor social”. Nada diferente, por tanto, a Morales o
www.infolatam.com En este texto la tesis principal de Malamud es que el gobierno de Daniel Ortiga cada vez se asemeja más al de Anastasio Somoza. 86http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_7721000/7721218.stm 87Un elemento significativo de este cambio es que se presentó a las presidenciales de 2006 con el lema “trabajo y paz” que suplía al incendiario de los años ochenta cuando declara sin rubor que “luchamos contra el yanki, enemigo de la humanidad”. Sin embargo, quienes en Estados Unidos habían mantenido polémicas con Ortega en los ochenta, eran escépticos hacia el giro del sandinista. Un buen ejemplo es Dana Rohrabacher, quien fuera redactor de discursos para Ronald Reagen, que señalaba ante un triunfo de FSLN se podría revisar la política de inmigración de Estados Unidos hacia Nicaragua, algo que, bajo su punto de vista, no se podría considerar intervencionismo, ya que el totalitarismo sandinista y los lazos con Chávez, Castro y los islamistas extremistas, tendría que tener consecuencias. The Comandante who promises divine light, 4 de diciembre de 2006. En www.newstatesman.com88America awakes from a corrupt and incompetent nightmare, 13 de noviembre de 2006. En www.newstatesman.com
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Chávez. Todos ellos suponen, en definitiva, una de las grandes amenazas a la libertad89.
Mercantilismo ideológico: el trueque petróleo por socialismo del siglo XXI.
Insuficiencias de este enfoque.
Los gobiernos de corte populista tienden a utilizar los conceptos capitalismo y
neoliberalismo indistintamente. Ambos son los culpables de los males por los que
atraviesa América Latina y la supresión de los mismos, y su posterior sustitución por el
socialismo del siglo XXI, eliminará todos los males de las naciones latinoamericanas.
Se trata de una tesis a la que todos ellos se adhieren, pero son incapaces de brindar un
modelo o solución alternativa que conduzca a mejorar la vida en sus sociedades. Además,
ellos “olvidan” que la virtud real del liberalismo es “crear las condiciones para que las
personas puedan diseñar su proyecto de vida sin violar los derechos de los demás y, a la
vez, crear más prosperidad”90.
Las arcaicas, caducas y fracasadas enseñanzas del socialismo colectivista, cobran de
nuevo protagonismo con esta oleada de dirigentes. Desde los grupos de izquierda más
radicalizados, se les exalta (por ejemplo en España, Izquierda Unida).
En efecto, determinados productos o materias en las cuales son ricos productores les
sirven no sólo como instrumento para intercambios comerciales sino ideológicos. Tal es el
caso del petróleo en la Venezuela de Chávez. Sin embargo, los resultados no son ni serán
los deseados pues como se está viendo, las diferencias y desigualdades siguen su curso
ascendente.
89CANTA YOY, Carlos: Amenazas a la libertad, 5 de noviembre de 2008. En www.atlas.org.ar 90Entrevista a Ian Vászquez que podemos leer en la website del Cato Institute (www.elcato.org) y titulada “Un fantasma recorre el mundo”.
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Facundo Guardado (ex guerrillero salvadoreño y ahora político de la izquierda moderada)
se opone radicalmente al modus operandi del chavismo y lo explica así: “los
centroamericanos que no producimos petróleo nos toca pagar las aventuras de Chávez.
Pero francamente, lo que hace Chávez en la región es alimentar falsas expectativas para
una sociedad que está hastiada de lo que tiene”91.
Que el petróleo se ha convertido en la moneda que emplea Chávez para comprar adeptos a
su régimen es algo evidente. No sólo busca aliados sino que también desestabilizar
gobiernos elegidos democráticamente en las urnas como el de Colombia. Las conexiones
del régimen chavista con las FARC ya fueron demostradas durante este año.
Es en este punto donde introducimos la importante reflexión de Álvaro Vargas Llosa:
“¿por qué tantos gobiernos apoyaron a Venezuela y Ecuador cuando la Organización de
Estados Americanos debatió el ataque de las fuerzas armadas colombianas al
campamento de las FARC ocurrido a comienzos de marzo y evitaron mencionar que
Caracas y Quito habían violado la Convención Interamericana Contra el Terrorismo de
2002?”. Su respuesta describe la situación que se vive en el continente: “algunos, como
los países caribeños, están interesados en seguir recibiendo petróleo barato de Venezuela.
Otros, incluidos algunos gobiernos centroamericanos, consideran que las buenas
relaciones con Chávez son un antídoto contra el terrorismo marxista en sus países. Hay
quienes, como el presidente de Brasil, utilizan a Chávez para mantener contenta a la base
mientras siguen una política interna que es el polo opuesto del venezolano. Y gobiernos
como el de la Argentina combinan intereses financieros, Buenos Aires vende bonos
91En www.cadal.org, 20 de noviembre de 2006. Asimismo en la entrevista analiza la figura de Daniel Ortega y la segunda oportunidad que le ha dado la democracia para gobernar. Facundo Gallardo instaba al sandinista a retirarse de la influencia de Chávez y optar por el desarrollo de una izquierda plural en su país.
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soberanos a Caracas, con la búsqueda de la respetabilidad revolucionaria a ojos de la
base”92.
En ocasiones, como ha sucedido en el caso argentino, ser un país rico en determinadas
materias es algo que se ha vuelto en su contra. Este año hemos tenido un ejemplo de esta
tesis con el “problema” de las exportaciones de soja. La administración Kirchner buscó
aumentar la carga impositiva sobre las mismas, lo que degeneró en un conflicto que se
prolongó durante tres meses, que costó el puesto al Ministro de Economía (Martín
Lousteau), paralizó el comercio exterior argentino y que, en última instancia nos trajo por
parte de la Presidenta y su lenguaje, un recuerdo de los viejos tiempos.
Desde el ejecutivo argentino se apostó por el recuerdo al golpismo militar de los setenta
apuntando directamente a las asociaciones, a la prensa y al mero hecho de ser mujer. La
táctica Kirchneriana se basó en este lenguaje y en convocar a sus acólitos en la Plaza de
Mayo.
Como sucede con este tipo de ejecutivos, el matrimonio gubernamental no hizo autocrítica
sobre la falta de inversiones que sufre su país o el aumento de la inflación. Más que
solucionar el conflicto, la Presidenta buscó la división de las organizaciones
agropecuarias.
La geopolítica del neopopulismo. La apelación constante a Fidel Castro y alianzas
más allá de la región.
Los gobiernos en su afán de exportar su modelo político están elaborando una serie de
alianzas ideológicas que tienen como referente a Cuba y como brazo ejecutor a Venezuela.
El ¿ex dictador? cubano goza del máximo predicamento moral, tanto que parece ser el
92VARGAS LLOSA, Álvaro: Los Compinches de Chávez, 28 de mayo de 2008. En www.elindependent.org
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gurú al que seguir. Su profeta en la tierra es Hugo Chávez quien no duda en apelar una y
otra vez a sus consejos, a los que suma las “peculiaridades ideológicas venezolanas”:
bolivarianismo (esto es, una autoridad superior a la que apelar), militarismo (compra de
material bélico a Rusia y establecimiento de un entramado de relaciones con regímenes de
diferente naturaleza, desde el iraní hasta el ruso, pasando por el sirio) y marxismo. Para
Gustavo Coronel, es la etapa militarista la que coincide con el establecimiento de
relaciones con grupos terroristas.
Este último punto ha sido una de las características sobresalientes de la segunda mitad de
año. Hemos asistido a una acentuación de relaciones de estos gobiernos con Rusia y
menor medida, con Irán. Su traducción es que Venezuela y Bolivia han comprado
importantes cantidades de material bélico a Moscú, ¿a qué es debido?, ¿tienen que hacer
frente a alguna amenaza interna o externa? Negativo.
El objetivo real es amedrentar a la oposición jugando la carta anti-Estados Unidos e
inflamando la mecha del nacionalismo, de ahí que el líder venezolano indique una y otra
vez que Estados Unidos tiene planes hostiles contra su país.
La realidad es que Chávez tiene miedo de que en las elecciones municipales de 23N se
produzca un descalabro de su partido como ya sucediera en el pasado referendo de 2 de
diciembre. Es esta la tesis de Ray Walser para quien “un sentido de constante amenaza es
también una excelente herramienta para aislar y atacar a la oposición mediante el
recurso a los planes de seguridad nacional.(…).El respeto por la soberanía nacional, por
la no intervención y por la resolución pacífica de los conflictos salen por la ventana
cuando Chávez se alinea con Rusia”93.
Las diferencias de régimen político, de cultura, de organización social o simplemente
93 WALSER, Ray: Chávez, Venezuela and Russia: A new Cuba Missile crisis?, 15 de septiembre de 2008. En www.heritage.org
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culturales entre los países que han optado por el neopopulismo en América Latina y Rusia
(e Irán) son más que evidentes, pero aún con ello, han buscado alianzas. En común sí que
tienen su tendencia a la nacionalización de importantes sectores económicos del país,
especialmente los vinculados a la energía, y la ausencia de claridad y transparencia a la
hora de gestionarlos.
Desde Rusia se apuesta por este tipo ententes por una razón: la dupla Medvedev-Putin no
quiere seguir jugando un role secundario en los asuntos internacionales pues su país goza
de poderío económico procedente del gas y del petróleo y tratan extrapolarlo al área de la
geopolítica. Es más, el petróleo lo emplean como arma, en especial Rusia hacia sus
vecinos checos y polacos, cuyo viraje hacia Estados Unidos no es del agrado del Kremlin.
Tras el reconocimiento (febrero de 2008), aunque no unánime de la independencia de
Kosovo, Moscú no podía quedarse de brazos cruzados. La intervención desproporcionada
contra Georgia así lo demostró. La aceleración de las relaciones con América Latina, fue
el siguiente ejemplo. Y a eso unimos el deseo de los respectivos mandatarios por minar el
poder de Estados Unidos en el mundo, la tesis está más que demostrada94.
El resultado son la creación de alianzas contra natura, que complementan la establecida a
nivel intra-latinoamericano (por ejemplo, Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua),
destacando las que a nivel bilateral establecen con otros países no regionales del tipo
Venezuela-Irán; Venezuela-Rusia.
Un modus operandi simétrico: llegada al poder y ejercicio del mismo.
94 Cuando Ray Walser y Ariel Cohen analizan el acercamiento de Venezuela a Rusia e Irán y concluyen que uno de los grandes elementos que tienen en común es que se trata de gobiernos que han rechazado a la sociedad civil y han cercenado el espacio político. Son tres países donde se ha experimentado un retroceso democrático desde finales de la década de los noventa, con un incremento del role del Estado y un declive del gobierno democrático; el dinero procedente del petróleo sirve para mermar a la oposición, silenciar a la prensa, construir milicias de seguridad internas y aislar a sus regiones de las críticas nacionales e internacionales. WALSER, Ray y COHEN, Ariel: The Russia-Venezuela axis: using energy for geopolitical advange, 21 de julio de 2008. En www.heritage.org
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Tras el triunfo electoral, la siguiente fase que tiene lugar es una modificación de la
constitución con la finalidad única de perpetuarse en el poder. Venezuela, una vez más,
ejemplifica esta tesis. Como señalaba William Ratliff como motivo del pasado referendo,
“el 2 de diciembre, se les pedirá a los venezolanos que voten sobre unas colosales 69
enmiendas constitucionales que reducirían enormemente la gobernabilidad democrática
del país, despojarían a los ciudadanos de aun más libertades individuales y de esa forma
expandirían el poder del presidente Hugo Chávez incluso más allá de lo que es en la
actualidad. La triste realidad es que los votantes probablemente aprobarán las
enmiendas, en la medida que los opositores a Chávez han estado confundidos,
desacreditados, desorganizados e intimidados”95.
El resultado de los referendos triunfantes es una centralización del poder, en la figura del
Presidente; y la consecuencia inevitable, la minimización de las libertades. Como ilustra
Álvaro Vargas Llosa, las políticas populistas consisten en concentración del poder en
manos del Presidente, la colocación de las empresas bajo el control gubernamental y el
debilitamiento de los lazos comerciales con el mundo exterior96.
El objetivo va claramente encaminado a la creación de un “Partido Único” imposible de
diferenciar del gobierno. Simbiosis total entre ambos. Este era el diagnóstico que hacia
Óscar Ortiz, diputado de la oposición en Bolivia97.
Y el gran reto: el socialismo del siglo XXI.
Bajo este lema o slogan tan pegadizo, se esconde inseguridad jurídica, nacionalizaciones,
intervención estatal…esto es, todo lo contrario a una democracia liberal. Para Emilio
95RATLIFF, William: El derrotero de Venezuela hacia la autodestrucción, 24 de noviembre de 2007. En www.elindependent.org 96VARGAS LLOSA, Álvaro: La ilusión de Paraguay, 26 de septiembre de 2008. www.elindependent.org 97ORTIZ, Óscar: El desafío de la libertad en Bolivia, 4 de enero de 2008. En www.elcato.org
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Cárdenas, voz autorizada en la materia, es la Venezuela de Chávez quien lo simboliza y
presenta las siguientes características98:
a) intervencionismo en los asuntos de otros países.
b) desprecio a la ley.
c) demonización constante de la oposición.
d) falta de respeto hacia la libertad de expresión.
e) autoritarismo que se convierte en una dictadura.
Carácter beligerante y campaña de rearme.
El carácter beligerante se manifiesta de dos maneras; sólo verbalmente o contra aquellos
países, bien de derechas, bien de izquierdas, que no secundan el modelo populista como
Perú o Colombia.
Sin embargo, una vez han acumulado años en el poder, proceden a llevar a cabo una
intensa campaña de rearme. En efecto, tras el pasado en el cual estos países estuvieron
regidos por dictaduras militares, durante la década de los noventa, la paz que en sus
contextos domésticos se vivió fue acompañada de un olvido del tema militar y en lo que a
Defensa y Fuerzas Armadas se refiere, éstas habían quedado obsoletas99, hecho que se
prolongó en el tiempo hasta entrar en el siglo XXI.
98CÁRDENAS, Emilio: El cielo y el infierno latinoamericano, 17 de octubre de 2008. En www.economíaparatodos.org 99Al respecto, José Brechner sostiene que mientras tras el 11 S Europa y Estados Unidos procedieron a reforzar su seguridad, América Latina no hizo lo mismo, de tal modo que en este apartado presenta importantes déficits, que se traducen en la facilidad con la que terroristas procedentes de Oriente Medio llegan a Caracas, donde no tienen problemas para obtener falsas identidades y moverse posteriormente por todo el continente con la finalidad de reclutar miembros para sus células, cuya finalidad sería atentar contra los intereses de Estados Unidos en América Latina. BRECHER, José: Latinoamérica en la mira de los terroristas, 4 de octubre de 2008. En www.diariodeamerica.com Rosendo Fraga realiza un interesante estudio en 2004 analizando el gasto de defensa de América Latina y Caribe, señalando que es la región del continente donde menos se gasta en defensa y añadiendo que presenta una baja relación con el porcentaje de población que se incorpora a las Fuerzas Armadas. Así, América
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Un punto en la estrategia política de estos gobiernos es retomar el pasado armamentista
pero ¿con qué objetivos? y ¿contra qué enemigos? La respuesta a esta pregunta nos lleva a
otro tema de no menor interés.
En efecto, tras el final de la guerra fría y de la dialéctica entre bloques asociada a la
misma, el gran enemigo de las sociedades democráticas del siglo XXI es el terrorismo
yihadista. Sin embargo, América Latina no es un foco prioritario a la hora de atentar para
las diferentes células de Al Qaeda.
Entonces insistimos, ¿para qué este rearme? puesto que con el aumento en los
presupuestos de Defensa, otras necesidades básicas de la población quedan
desatendidas100. En este punto, antes de que en 2008 Venezuela acelerase su rearme y su
alianza con Rusia, Carlos Sabino nos alentaba del peligro, señalando al respecto, que en
dos años (2005-2007), este país había gastado 4300 millones de dólares, cifra mayor que
otros como Irán que viven en un entorno más conflictivo y cuando en Venezuela grandes
capas sociales no tiene acceso a productos alimenticios básicos como el azúcar.
Para Sabino no hay contradicción en que Chávez actúe de ese modo puesto que tiene un
deseo desmesurado de grandeza y se ve a sí mismo como el representante del socialismo
del siglo XXI que quiere llevar a todas partes. En definitiva, “desea convertirse en un
líder mundial, comparable a Lenin o a Mao, en la cabeza visible de una gesta que se
enfrente a los norteamericanos en todas partes del mundo. Por eso su alianza visible con
un Irán que ahora está a punto de poseer armas nucleares, los cuantiosos gastos que
realiza en comprar voluntades fuera y dentro del país, su armamentismo desembozado,
provocativo, insólito en una región en la que de hecho no existen auténticos conflictos
Latina tiene baja importancia estratégica a nivel mundial y aunque el problema del terrorismo global ha generado un aumento del gasto militar en todo el mundo, menos en América Latina. FRAGA, Rosendo: El gasto en defensa en Iberoamérica, 28 de abril de 2004. En www.realinstitutoelcano.org 100MUÑOZ CANDIL, Antonio: Sudamérica se rearma, ¿hay motivos para una carrera de armamentos?, 12 de septiembre de 2008. En www.gees.org
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territoriales, étnicos o religiosos. Chávez espera que, en algún momento, los Estados
Unidos caigan en el juego de su provocación y se lancen a atacarlo. Se prepara para lo
que llama una “guerra asimétrica”, una confrontación parecida a la que se desenvolvió
en Irak hace cuatro años, y en la que aspira a triunfar de algún modo u otro”101.
Ese rearme presenta la peculiaridad, además, de que se lleva a cabo a través de acuerdos
con Estados acusados de financiar-patrocinar el terrorismo (como Irán) aunque no sólo, ya
que el gran suministrador de armamento al gobierno de Caracas ha sido la Rusia del
binomio Putin-Medvedev.
Como decimos, la acentuación de las relaciones entre Rusia-América Latina/
Centroamérica ha sido una de las constantes de este año. Con motivo del reconocimiento
de Moscú de la independencia de Abjazia y Osetia, Daniel Ortega fue el primero (y único)
en secundar tal punto de vista.
Por tanto, frente a estos gobiernos que apuestan por el socialismo del siglo XXI lo que está
claro es que no vale el apaciguamiento o cercanía, técnicas ambas empleadas por el
gobierno español.
V. PARTE. CONCLUSIONES FINALES
El sucinto recorrido histórico que acabamos de marcar, evidenciando las recurrentes
manifestaciones de gobiernos populistas a lo largo del siglo XX y entrando ya en el XXI,
nos permite llegar a dos tipos de conclusiones en relación a este fenómeno
Por un lado, éste implicaría una nueva forma de hacer política en donde las clases
populares pretenden legitimar formas de expresiones distintas a las vigentes. Lo que revela
101SABINO, Carlos: Socialismo y militarismo, 30 de junio de 2007. En www.elindependent.org
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que el populismo no solo es un tipo de régimen político que integra demandas, sino
también un espacio simbólico en el que se procesa la ideología de la “unidad nacional”.
Como plantea Osmar Gonzales, “el populismo, al permitir el ingreso de las masas
excluidas a la vida social mas amplia, propicia la construcción de un estado que pretende
ser nacional, sea en términos de instituciones o discursivos”102.
Como manifiesta Franco Savarino,”todo parece indicar que el populismo se manifiesta
allí donde el “pueblo” que es invocado por los lideres percibe una situación insostenible
de crisis, vacío, fragmentación de la unidad orgánica comunitaria, que no encuentra
solución en los canales de la política formal e institucional. Esta percepción se agudiza en
momentos en que grandes transformaciones sociales, económicas y culturales hacen
aparecer obsoleto e incapaz el sistema político tradicional”103.
Pero por otro, y desde el punto de vista institucional, las consecuencias que tienen estos
tipos de gobierno para la democracia, suelen ser nefastas. En este sentido, Ludolfo
Paramio, sostiene que después de un gobierno populista, no solo es preciso recuperar las
instituciones democráticas, sino también la confianza de los ciudadanos en las mismas. Si,
además, el propio sistema de partidos ha resultado arrasado por el gobierno populista, el
problema de la crisis de representación se agrava, y se hace mayor la dificultad de
reconstruir identidades partidarias capaces de estabilizar la representación política.
Este tipo de gobiernos de los que venimos hablando, heredan un panorama político
desolador y caracterizado por el hastío de sus sociedades hacia instituciones y partidos
políticos tradicionales. Muchos de los países, tal es el caso de Argentina, iniciaron en los
ochenta una andadura democrática plagada de ilusiones, décadas después, la desesperanza
caracteriza a su pueblo. La apuesta realizada tras el fin de la dictadura de Galtieri y Videla,
ha degenerado en un deterioro democrático hasta llegar al gobierno del matrimonio
102Ibídem, pág.101. 103Ibídem, pág. 90.
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Kirchner104.
Asimismo, llegan al poder con un proyecto social que busca poner fin a la pobreza y a la
exclusión social…pero el método elegido para hacerlo es la concentración del poder en
manos del ejecutivo. Por tanto, suponen una cortapisa para la libertad.
Sin embargo, frente a las experiencias dictatoriales vividas por el continente en las
décadas previas, introducen significativas diferencias-novedades, la principal, su triunfo a
través de elecciones democráticas donde obtienen abrumadoras mayorías.
Al contrario de la etapa de golpista traducida en dictaduras militares, los gobiernos
populistas actuales tienen una forma democrática de llegar al poder, fenómeno que nos
explica de modo muy preciso Carlos Sabino: ”desde los sandinistas en Nicaragua hasta
los grupos indigenistas extremos en Ecuador, desde los piqueteros argentinos hasta los
etnocentristas en Perú, toda la región está ahora bajo la presión constante de grupos de
personas y partidos que utilizan sin escrúpulos las libertades que ofrece la democracia
para imponer sus puntos de vista a todos los ciudadanos”105. Por tanto, la consecuencia es
clara: a través de la democracia, imponen la arbitrariedad.
Claudio Paolillo emplea el concepto de “dictaduras demócratas” para definir a los
regímenes políticos que se han instalado en Argentina, Cuba, Nicaragua, o las aspiraciones
de Humala en Perú y López Obrador en México106.
Adrián Lucardi, también sigue este hilo argumental para extraer desoladoras conclusiones
ya que con respecto al pasado dictatorial “la única diferencia con la América Latina de
nuestros días reside en que los nuevos aventureros llegan al poder por los votos y no
104MONTESINOS, Carlos: 25 años de democracia, 30 de octubre de 2008. En www.atlas.org.ar 105SABINO, Carlos: La fragilidad de la democracia, 26 de enero de 2006. En www.elindependent.org 106PAOLILLO, Claudio: La perversión populista, 8 de septiembre de 2008. En www.cadal.org
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mediante las armas, y la debilidad que aprovechan no es la de los aparatos militares, sino
la de los partidos políticos. Como en la Italia de Maquiavelo, los que mejor partido sacan
de la situación son los intrigantes, los advenedizos y los demagogos. Fujimori y
Montesinos en Perú, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, López Obrador en México y
Chávez en Venezuela, por citar los casos más conspicuos”107.
Una vez instalados en el ejecutivo, disfrazados de benefactores sociales, proceden a
perpetuarse amenazando las instituciones y a los derechos y libertades de las personas.
Para tal finalidad, uno de los instrumentos de los que se valen son las nacionalizaciones,
ejemplo máximo de la privación de libertad económica. Para Gabriela Calderón, los
populistas creen que el bien común está en conflicto con los derechos individuales, sin
embargo, como ella bien señala aquél realmente se consigue cuando esos derechos
individuales son respetados. Optar por la premisa populista, da como resultado la situación
que viven ciertas partes de América Latina: avance hacia lo que Hayek denomina “la mano
muerta” de la planificación central y el colectivismo108.
Al famoso economista austriaco también apela Carlos Ball para explicar la situación
particularizada que vive su país (Venezuela): el aumento de la redistribución y de las
competencias del Estado que está teniendo lugar con el chavismo, supone el avance hacia
el camino de servidumbre y tiene su traducción directa en la nacionalización de bancos o
la politización del poder judicial109.
El renacer democrático que experimentaron algunas de estas naciones, en la década de los
ochenta se ha visto cercenado, por tanto, con la llegada de estos gobiernos. No podemos
107LUCARDI, Adrián: Maquiavelo y la política latinoamericana, 25 de abril de 2007. En www.cadal.org 108CALDERÓN, Gabriela: Cuidado con el populismo, 1 de junio de 2005. En www.elcato.org 109Una vez más, Carlos Ball acude a las raíces del problema actual: “la demagogia socialdemócrata y socialcristiana a lo largo de cuatro décadas condujo a la actual profundización del socialismo chavista: expropiación de tierras, incumplimiento de contratos, corrupción galopante, más concentración de riqueza en manos políticas, altos impuestos, controles de precio y de cambio, todo lo cual refleja un desprecio por el individuo y la propiedad privada”. BALL, Carlos: La incompatibilidad del socialismo y la libertad, 2 de diciembre de 2005. En www.elcato.org
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decir que sea la situación caracterizadora de América Latina, pero sí de países concretos
como Venezuela, Bolivia, Argentina, Nicaragua o Ecuador.
En el resto de Latinoamérica predomina la izquierda moderada, esto es, que acepta el libre
mercado y los principios asociados al liberalismo, obteniendo como resultado el
crecimiento económico.
Por contra, quienes han optado por seguir los postulados neopopulistas, han originado el
empobrecimiento progresivo de sus poblaciones. A ello se añaden problemas estructurales
patrocinados desde la propia órbita del poder y que hacen que cualquier tentativa
neoliberal esté abocada al fracaso.
Relacionado con el problema de la ausencia de alternativas políticas en estos países, de
una oposición que ejerza como tal, tenemos el concepto de que una suerte de cansancio
democrático que parece caracterizarlos.
En este sentido, Carlos Montesinos señalaba que, tras 25 años de establecerse la
democracia en Argentina, observa una suerte de hastío entre sus compatriotas y manifiesta
que “percibo con tristeza que el comportamiento de nuestros dirigentes y de la sociedad
en su conjunto ha perdido el rumbo. El ciudadano argentino está persuadido que la
democracia se agota en la simple y sencilla tarea de la concurrencia a las urnas cada dos
años, y esa es su única obligación110.
La búsqueda de un chivo expiatorio nacional e internacional al que culpar de todos los
problemas, es otra de las características de este tipo de gobierno. El externo es Estados
Unidos, el interno la oposición a la que se acusa de estar patrocinada por la Casa
Blanca111.
110MONTESINOS. Carlos: 25 años de democracia. En www.atlas.org.ar 111Para Wiliam Ratcliff, los patrocinadores del socialismo del siglo XXI ven en éste la panacea al gran problema de América Latina como es su pobreza, de la que culpan a Estados Unidos El citado autor se
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Esta idea se ha acentuado tras el fracaso del referendo venezolano de 2 de diciembre de
2007. Sin duda alguna, fue una buena noticia para la democracia pues mostraba que los
compatriotas de Chávez estaban cansados de su forma autoritaria de gobierno, pese a que
la oposición, como sucediera en la consulta de 2004, afrontó la consulta amenazada y
dividida.
Esta derrota chavista no ha supuesto una atenuación de su mensaje y discurso. La
revolución socialista no se ha detenido por ello, sino que se han reafirmado las alianzas en
la región y se han iniciado otras con países del entorno más lejano112.
Bolivia y Morales, como fieles seguidores de las ideas que desde Caracas salen, también
emplean la táctica de acusar a Estados Unidos de estar detrás de cualquiera de las
desdichas que les suceden. Si en septiembre fue expulsado el embajador norteamericano
de La Paz (Philip Goldberg), cuando parecía que las relaciones habían entrado en una
etapa de impass, uno de los hombres fuertes del ejecutivo aymara, Juan Ramón Quintana,
acusó a la Casa Blanca y a la USAID de haber orquestado los sucesos de Pando, que se
cobraron la vida de varios campesinos y de miembros de la oposición113.
opone a tal tesis ya que sostiene que es la respuesta fácil y carente de autocrítica. Véase los siguientes artículos del autor: Cuídese del antiguo socialismo del siglo XXI, 20 de marzo de 2007 y Chávez y la izquierda fascista en América Latina, 18 de diciembre de 2006. En www.elindependent.org
112Muy pocos apostaban por una derrota de Chávez en el referendo pero sobre todo, es conveniente preguntarse qué implicaba su victoria: un aumento de los poderes presidenciales y por ello, una merma de la libertad individual. Carlos Sabino lo explica así: “¿Por qué votarían los venezolanos por un recorte de sus propias libertades como este? Primero, porque la gente recuerda que los gobiernos anteriores fracasaron en atender los intereses populares, mientras que Chávez les promete beneficios, tales como la jornada laboral de seis horas, y el reparo de sus reclamos contra los opresores internos y foráneos, incluidos los Estados Unidos”. SABINO, Carlos: El derrotero de Venezuela hacia la auto-destrucción, 24 de noviembre de 2007. En www.elindependent.org
113En este sentido, no perdamos de vista otro de los elementos empleados por Morales en su discurso como es el indigenismo y que le ha servido para victimizarse. Un ejemplo lo tenemos en el artículo de Lucy Ash (4 de diciembre de 2006) No ties for peasants´ champion que sostiene la tesis de que antes de la llegada del aymara al poder, Bolivia vivía una situación propia del siglo XVI cuando fue colonizada. En
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Este marcado autoritarismo es producto, entre otras razones, de que la oposición está
desorganizada y no presenta una alternativa seria y susceptible de ser tomada en cuenta.
Sin embargo, este hecho irrefutable va acompañado de otro no menos importante: en
muchas ocasiones, las voces críticas proceden de aquellos que ayudaron a los Chávez,
Ortega o Morales a llegar al poder. Un buen ejemplo lo tenemos en el Movimiento
Renovador Sandinista que ha dado su apoyo a Eduardo Montealegre en los recientes
comicios municipales de Nicaragua114.
Una vez se han establecido en el poder, los siguientes pasos son complementarios y en
muchas ocasiones paralelos. Se inician las medidas oportunas para reformar la
Constitución, tras lo que se llevará a cabo un referendo. La siguiente fase, la de las
nacionalizaciones. De este modus operandi tiene el “copy right” Chávez pero ha sido
exportado a un buen número de socios en la región115.
Desde el punto de vista económico, la baza con la que cuenta Chávez (y su revolución-
socialismo del siglo XXI) es el petróleo y sus altos precios. Mientras se mantengan al alza,
podrá patrocinarla en el exterior y financiar sus campañas en el interior. Sin embargo, en
el momento en que desciendan, los problemas aparecerán como ya les sucediera a los
gobiernos que le precedieron116.
www.newstatesman.com 114Destacar las palabras de Hugo Torres, miembro del Movimiento Renovador Sandinista quien definía así el modus operandi de Ortega en relación con quienes cuestionan su gobierno: “se trata de la misma actitud que conocimos los sandinistas cuando luchábamos contra Anastasio Somoza. No estamos apoyando a Eduardo Montealegre por debajo de la mesa ni hacemos política de tirar la piedra y esconder la mano, con toda claridad decimos que en Managua y en todo el país el MRS llama a votar contra la dictadura”. En www.laprensa.com.ni, 26 de octubre de 2008. 115Reiteramos que la formulación más completa la encontramos en Chávez cuya “naturaleza autoritaria no está hecha para la democracia” tal y como sostiene, entre otros, CORONEL, Gustavo: La Venezuela de Hugo Chávez, 8 de mayo de 2008. En www.elcato.org 116 VARGAS LLOSA, ÁLVARO: ¿Por qué Hugo Chávez?, 19 de septiembre de 2007. www.elindependent.org
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A lo largo del presente trabajo hemos ratificado que el destino que espera a los países que
apuestan por seguir la estela del caudillo de Caracas es peligroso, pero será la propia
Venezuela quien más duramente pague las consecuencias.
De la misma manera, debemos hacer una crítica a la comunidad internacional. El respeto a
la soberanía venezolana es un arma que está empleando Chávez para conducir a su país
hacia el totalitarismo y un ejemplo para su red de aliados y la excusa perfecta para
justificar su tendencia a intervenir en los asuntos del resto de países del continente, bien
para fomentar un entramado de relaciones, bien para desestabilizar (como en el caso de
Colombia)117.
En definitiva, como sostiene Álvaro Vargas Llosa, América Latina está partida entre
quienes consideran que su identidad sólo puede proyectarse por oposición al mundo
exterior y quienes están ansiosos por jugar en las grandes ligas del desarrollo económico.
Los latinoamericanos se encuentran atrapados entre dos fuerzas diametralmente opuestas
que rivalizan por marcar el rumbo para las próximas generaciones: una pugna
trascendental entre modernizadores y reaccionarios118.
117 SABINO, Carlos: La supervivencia de la libertad en Venezuela, 1 de diciembre de 2007. En www.elindependent.org 118 VARGAS LLOSA, ÁLVARO: Redescubrir América Latina, 15 de octubre de 2008. En www.elindependent.org
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