descalzos por el mundo
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Entrevista con Efrain BartolomeTRANSCRIPT
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DESCALZOS POR EL MUNDO
Entrevista con Efraín Bartolomé
Velázquez Solórzano Rodrigo
RockerSlam La arena del arte rebelde
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“El Arte debe ser como ese espejo
que nos rebela nuestra propia cara”
Jorge Luis Borges
Al Gnomo
Mi encuentro con Efraín
Bartolomé nada tiene que ver con su
posterior viaje a New York, (una
ciudad en la cual ha disfrutado con
anterioridad del primoroso teatro de
Broadway), con el cumpleaños de su
querida hija, o con el hecho de que
se encontrara casi dos semanas
después escuchando al famoso
cineasta estadounidense Woody
Allen tocar el clarinete en el Café
Carlyle en Manhattan. Pero al
enterarme de este último
acontecimiento no podía hacer
menos que mencionarlo en mi
redacción para que los futuros
lectores de esta carta se dieran por
enterados que le gusta el Jazz y que
la intención en estas letras es reflejar
un poco del comportamiento y el
espíritu del poeta.
Ahora bien, intentare describir
lo mejor posible las impresiones que
el poeta causo en mí el día que lo
conocí. Pero antes tengo que
mencionar que mi reunión con Efraín
se dio a partir de una presión externa
a mi persona, no quiero decir con
esto que yo no tuviera interés en
platicar con él porque en varias
ocasiones le escribí y llegamos a
intercambiar una o dos palabras, sin
embargo, la verdad sea dicha, se
debió a que mi amigo Javier
mientras elaboramos la adaptación
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de el Gran Inquisidor de Dostoievski
para transmitirlo como radio novela,
me dijo que buscara contactar con
algún pintor o poeta para
entrevistarlo, que yo tenía esa
posibilidad de hacerlo por haber
estudiado literatura en el INBA, solo
que no me había animado a
intentarlo. La idea no me desagrado
nada y como ya nos encontrábamos
algo tomados y con buen espíritu en
la casa de Cuitláhuac, fue que decidí
buscar reunirme con el autor de
Música Solar. Le escribí un pequeño
inbox para solicitarle una tertulia que
de forma generosa me concedió casi
de manera inmediata. Acordamos
que asistiría a su casa en la colonia
Torres de Padierna el martes 21 de
abril al medio día, pero no quise ir
solo, le pedí a Tere que me
acompañara y lo hice por la sencilla
y única razón de que me ama con
verdadera locura, aunque yo más
bien creo que es mártir de una
monomanía obsesiva junto con un
defecto del sistema nervioso que
provoca en ella extremas alegrías y
tristezas. De cualquier forma me
tocó conocerla; discutir con ella por
el vuelo de una mosca o por mis
mentiras y las suyas, fotografiarla
desnuda, hacerla reír en Valle de
Bravo mientras nadábamos en una
piscina, abrazarla e invitarla a
conocer al último coloso de la poesía
de este continente, al escritor que
cierra todas las antologías y que
tiene un pequeño gran interés en sí
mismo; el cual pienso es producto
del enorme peso que ha tenido su
literatura en el mundo. No redactare
el transcurso de mi casa a la de
Efraín por el mero hecho de que no
posee relevancia para el lector el
tránsito y los baches de la ciudad,
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será mejor solo apuntar que al final
del día, después de platicar con el
maestro y de recorrer docenas de
kilómetros mal asfaltados, terminé
haciendo el amor con Tere como los
instintos mandan y la sociedad
prohíbe. Ok, una vez dicho esto,
continuemos con la historia ya
situados en la casa de Efraín
Bartolomé. La describiré un poco; es
un espacio acorde a su ser, donde
una fina madera en el piso, las
puertas, las escaleras y libreros
predomina. La construcción de su
hogar es irregular pero balanceada,
las paredes y el techo no poseen
líneas rectas y todas son de un color
blanco como la impecable
vestimenta que utiliza desde hace
años el maestro. Uno puede sentirse
rápidamente a gusto en aquel bello
lugar lleno de cuadros y pequeñas
esculturas dispersadas por todas
partes.
Efraín tardo un momento en
recibirnos, pero al hacerlo tuvo un
gran detalle con Tere y conmigo,
creo yo, producto de un error
intencional, o al menos así me
pareció; el hecho es que a esa misma
hora lo estaba esperando otra
persona, mujer por si se lo pregunta
el lector, una señora a la cual
después de revisar su agenda se
dirigió Efraín para mencionarle que
había traslapado los horarios y que
tenía que disculparse ella.
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---Aquella soleada tarde en el
Valle de México se dio nuestro
encuentro---.
Una vez llegado el momento
de presentarnos me dirigí a él con un
tono de voz un tanto formal y
apresurado, quizá esto se debió a que
yo no esperaba pasar más de
cuarenta minutos en su casa, no creía
que mi presencia valiera más tiempo
de su parte. Pero un pequeño ademan
de su cuerpo me permitió ver que
Efraín tenía la intención de entablar
una plática elocuente y casual, un
dialogo amistoso para conocernos,
algo más que una simple entrevista
como yo lo había pensado.
Lo primero que hizo el
maestro después de estrecharnos las
manos a claro interés de Tere y mío
fue mostrarnos varias ediciones
hermosas y lujosas de Ojo de Jaguar,
unos formatos grandes de agradable
encuadernación. Una serie de
ediciones que tiene colocadas a un
costado del pasillo donde están sus
cuadros de Toledo y los cuadros de
su hijo Balan.
La siguiente locación en
donde en realidad comenzó la plática
fue en un estudio en la parte superior
de su casa, ahí note en él cierta
inquietud que no puedo pasar por
alto; es la ansiedad, no una ansiedad
tosca y desesperada, ni desagradable,
sino más bien una ansiedad por el
gran peso de Ojo De Jaguar, una
ansiedad que me pareció natural,
inconsciente, viva, alegre y
juguetona. Un yo soy, un yo soy el
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autor, no de forma pedante, sino más
bien para reforzar en él la certeza de
haber escrito ese libro. Y es que Ojo
De Jaguar se encuentra por todos
lados a donde uno pueda acercarse
en su casa, o al menos yo puedo
afirmar esto de los lugares que tan
amable me mostró.
Lo tiene cuidadosamente
guardado y a la mano, sabe bien
donde está colocado, pero da la
impresión a su interlocutor de apenas
recordarlo en ese instante, como si
llegara a él de manera repentina una
idea ya conocida. No es que
desvalore sus demás libros el
maestro, porque claro están
presentes, pero Ojo de Jaguar sin
duda es de enorme importancia en su
ser. También es difícil imaginar que
no estuviese apegado a él o que no
supiera donde está colocada cada
edición de sus libros en su propia
casa. Pero si me dio la impresión de
tener bastantes ganas de enseñarme
tal o cual cosa, algo que no desdeño
y que desde luego agradezco. Yo que
solo soy un lector no puedo dejar de
elogiarlo, de maravillarme con el
cautivador Ojo de Jaguar. Aunque
también creo que Efraín
correspondió a enseñarme varias
ediciones de Ojo de Jaguar porque
yo le mostré que llegaba con él,
quizá si me hubiese presentado con
otro de sus libros esta redacción sería
distinta. Aunque no es muy sencillo
dar con otro de sus libros. Platicando
con él uno se puede dar cuenta que
Efraín es un ser satisfecho con su
vida y que tiene un fuerte
sentimiento por la Ciudad de
Granada en España.
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A viajado mucho por el
mundo, atento de las exposiciones,
nos comentó que cuando se le da la
oportunidad disfruta de pasar cuatro
o cinco días consecutivos
recorriendo las salas del museo
Metropolitano de New York, las
galerías de Berlín, así como los
inmensos corredores del museo más
famoso de Paris. Cuando le pregunté
por un libro de novela que le gustara
no dudo en respóndeme que un autor
griego poseía ese lugar y que yo
lamento decir no recuerdo quien
eran, pero esa falta mía de
conocimiento me permitió ver que en
él la gentiliza es sutil y atenta,
explicare porque. Al percatarse de
mi ignorancia sobre la novela que
mencionó y sobre la cual estaba
comenzando a profundizar, decidió
de forma amable dejarla atrás para
aludir a escritores latinoamericanos
no comunes, pero si conocidos, esto
con la intención de que yo pudiese
continuar el hilo de la plática. Esta
sencillez de su ser me agrado
bastante y he de escribir que La
Ciudad y Los Perros fue uno de los
libros que numeró junto con Al filo
del Agua de Agustín Yáñez.
También le increpe sobre su relación
con los políticos y el gobierno. La
pregunta noté le incomodo un poco,
aun así la respondió de forma cabal.
Comentó dos cosas, una; que era
inevitable que en Chiapas o en
alguna otra entidad del país lo
invitaran a ceremonias e
inauguraciones, eventos en los cuales
se llegaba a presentar el gobernador
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del estado quien se mostraba cordial
y amable con él, en donde la prensa
los retrataba saludándose no a pesar
suyo, pero si en beneficio de ellos.
Dos; en una ocasión
preparaban un homenaje en Chiapas
para Efraín con una cantidad de
recursos económicos considerables
que se consumirían en un solo día,
de manera que prefirió se elaborara
con ese dinero un tiraje de poco más
de cien mil ejemplares de una
edición bien elaborada e ilustrada en
parte por su hijo para las primarias
en Chiapas, claro con el vistazo
bueno de la centralizada secretaria de
educación pública. Una edición de
sus libros que pensé en hurtar si
algún día se me da la oportunidad ya
que no se encuentran en librería
alguna.
---Como ya se percibe no
logré evitar el formato de
interrogación, había cosas muy
específicas que tenía muchas ganas
de entender---.
Efraín ha sido juez en
diversos certámenes y he de
mencionar sobre este tema que
posee una ética y una moral
apropiadas a las circunstancias de tan
difícil tarea como otorgar el premio
Aguas Calientes de poesía. Digo esto
porque se llegó a mencionar en la
plática que el amiguismo y la
corrupción no es tema exclusivo de
partidos políticos o empresarios, el
mundo de las letras también lo
posee. Es un circulo, es una elite
difícil de alcanzar, donde algunos
escritores acostumbran llenarse de
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halagos unos a los otros de manera
casi ridícula. A pasado que dos
jueces, compadres desde luego,
tienen la simpática amabilidad de no
leer ningún poemario de los
concursantes, de no aparecerse el día
de la votación, y de solo mandarle un
cordial recado al otro juez diciéndole
que le agradecerían mucho si
también él firmara el acta del
ganador para que ese asunto se
librara por unanimidad, porque
donde firman dos según ellos, tienen
que firmar tres. Y esto se ha repetido
en muchas ocasiones en una gran
cantidad de concursos en México.
Yo le mencioné que cuando
estudiaba en el INBA no pocos
maestros se inclinaban a dar los
premios a sus amigos o conocidos en
lugar de valorar con concordia el
valor estético, técnico y dialectico de
las obras que llegaban a sus manos,
tanto de conocidos como de
desconocidos. Por eso lo aludí en
aquel momento, solo para confirmar
algo ya asentado por todos.
No quiero terminar esta
redacción sin puntualizar otra cosa,
si he de ser honesto, tengo la
pequeña impresión de que en ese
momento el maestro se sentía un
poco solo.
Efraín nunca evadió ninguna
pregunta de las que llegué a
realizarle. Siempre fue claro y
abierto al hablar de cualquier tema,
incluso del fallecimiento de su
primera esposa.