desarrollo sustentable (unidad 4)

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Página 1 de 19 Desarrollo Sustentable Unidad 4.- Calidad de vida y Desarrollo Sustentable Calidad de Vida Es el bienestar, felicidad, satisfacción de la persona que le permite una capacidad de actuación o de funcionar en un momento dado de la vida. Es un concepto subjetivo, propio de cada individuo, que está muy influido por el entorno en el que vive como la sociedad, la cultura, las escalas de valores… Según efrain, la calidad de vida es: “la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes. Se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno”. El concepto de calidad de vida en términos subjetivos, surge cuando las necesidades primarias básicas han quedado satisfechas con un mínimo de recursos. El nivel de vida son aquellas condiciones de vida que tienen una fácil traducción cuantitativa o incluso monetaria como la renta per cápita, el nivel educativo, las condiciones de vivienda, es decir, aspectos considerados como categorías separadas y sin traducción individual de las condiciones de vida que reflejan como la salud, consumo de alimentos, seguridad social, ropa, tiempo libre, derechos humanos. Parece como si el concepto de calidad de vida apareciera cuando esta establecido un bienestar social como ocurre en los países desarrollados. Dimensiones de la calidad de vida La calidad de vida tiene su máxima expresión en la calidad de vida relacionada con la salud. Las tres dimensiones que global e integralmente comprenden la calidad de vida son: Dimensión física: Es la percepción del estado físico o la salud, entendida como ausencia de enfermedad, los síntomas producidos por la enfermedad, y los efectos adversos del tratamiento. Dimensión psicológica: Es la percepción del individuo de su estado cognitivo y afectivo como el miedo, la ansiedad, la incomunicación, la perdida de autoestima, la incertidumbre del futuro. También incluye las creencias personales, espirituales y religiosas como el significado de la vida y la actitud ante el sufrimiento. Dimensión social: Es la percepción del individuo de la relaciones interpersonales y los roles sociales en la vida como la necesidad de apoyo familiar y social, la relación médico-paciente, el desempeño laboral. Casi podríamos hacer un paralelismo entre el concepto clásico de la felicidad, como dice la canción: Tres cosas hay en la vida: salud (dimensión física), dinero (dimensión social) y amor (dimensión psicológica). Características de la calidad de vida Concepto subjetivo: Cada ser humano tiene su concepto propio sobre la vida y sobre la calidad de vida, la felicidad. Concepto universal: Las dimensiones de la calidad de vida son valores comunes en las diversas culturas. Concepto holístico: La calidad de vida incluye todos los aspectos de la vida, repartidos en las tres dimensiones de la calidad de vida, según explica el modelo biopsicosocial. El ser humano es un todo. Concepto dinámico: Dentro de cada persona, la calidad de vida cambia en periodos cortos de tiempo: unas veces somos más felices y otras menos. Interdependencia: Los aspectos o dimensiones de la vida están interrelacionados, de tal manera que cuando una persona se encuentra mal físicamente o está enferma, le repercute en los aspectos afectivos o psicológicos y sociales.

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Desarrollo Sustentable

Unidad 4.- Calidad de vida y Desarrollo Sustentable

Calidad de Vida

Es el bienestar, felicidad, satisfacción de la persona que le permite una capacidad de actuación o de funcionar en un momento dado de la vida. Es un concepto subjetivo, propio de cada individuo, que está muy influido por el entorno en el que vive como la sociedad, la cultura, las escalas de valores…

Según efrain, la calidad de vida es: “la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus inquietudes. Se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los elementos esenciales de su entorno”.

El concepto de calidad de vida en términos subjetivos, surge cuando las necesidades primarias básicas han quedado satisfechas con un mínimo de recursos. El nivel de vida son aquellas condiciones de vida que tienen una fácil traducción cuantitativa o incluso monetaria como la renta per cápita, el nivel educativo, las condiciones de vivienda, es decir, aspectos considerados como categorías separadas y sin traducción individual de las condiciones de vida que reflejan como la salud, consumo de alimentos, seguridad social, ropa, tiempo libre, derechos humanos. Parece como si el concepto de calidad de vida apareciera cuando esta establecido un bienestar social como ocurre en los países desarrollados. Dimensiones de la calidad de vida

La calidad de vida tiene su máxima expresión en la calidad de vida relacionada con la salud. Las tres dimensiones que global e integralmente comprenden la calidad de vida son:

Dimensión física: Es la percepción del estado físico o la salud, entendida como ausencia de enfermedad,

los síntomas producidos por la enfermedad, y los efectos adversos del tratamiento. Dimensión psicológica: Es la percepción del individuo de su estado cognitivo y afectivo como el miedo, la

ansiedad, la incomunicación, la perdida de autoestima, la incertidumbre del futuro. También incluye las creencias personales, espirituales y religiosas como el significado de la vida y la actitud ante el sufrimiento.

Dimensión social: Es la percepción del individuo de la relaciones interpersonales y los roles sociales en la vida como la necesidad de apoyo familiar y social, la relación médico-paciente, el desempeño laboral. Casi podríamos hacer un paralelismo entre el concepto clásico de la felicidad, como dice la canción:

Tres cosas hay en la vida: salud (dimensión física), dinero (dimensión social) y amor (dimensión psicológica). Características de la calidad de vida Concepto subjetivo: Cada ser humano tiene su concepto propio sobre la vida y sobre la calidad de vida, la

felicidad. Concepto universal: Las dimensiones de la calidad de vida son valores comunes en las diversas culturas. Concepto holístico: La calidad de vida incluye todos los aspectos de la vida, repartidos en las tres

dimensiones de la calidad de vida, según explica el modelo biopsicosocial. El ser humano es un todo. Concepto dinámico: Dentro de cada persona, la calidad de vida cambia en periodos cortos de tiempo:

unas veces somos más felices y otras menos. Interdependencia: Los aspectos o dimensiones de la vida están interrelacionados, de tal manera que

cuando una persona se encuentra mal físicamente o está enferma, le repercute en los aspectos afectivos o psicológicos y sociales.

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Estilos de Vida y Calidad de Vida Estilo de vida De efrain, la enciclopedia libre Saltar a navegación, búsqueda

En epidemiología, el estilo de vida, hábito de vida, forma de vida son un conjunto de comportamientos o actitudes que desarrollan las personas, que unas veces son saludables y otras son nocivas para la salud. En los países desarrollados los estilos de vida poco saludables son los que causan la mayoría de las enfermedades.

Entre los estilos de vida más importantes que afectan a la salud encontramos:

Consumo de sustancias tóxicas: tabaco, alcohol y otras drogas. Ejercicio físico. Sueño nocturno. Conducción de vehículos. Estrés. Dieta. Higiene personal. Manipulación de los alimentos. Actividades de ocio o aficiones. Relaciones interpersonales. Comportamiento sexual.

En los países desarrollados existe la paradoja de que la mayoría de las enfermedades son producidas por

los estilos de vida de su población, y sin embargo los recursos sanitarios se desvían hacia el propio sistema sanitario para intentar curar estas enfermedades, en lugar de destinar más recursos económicos en la promoción de la salud y prevención de las enfermedades.

En sociología, un estilo de vida es la manera en que vive una persona (o un grupo de personas). Esto incluye la forma de las relaciones personales, del consumo, de la hospitalidad, y la forma de vestir. Una forma de vida típicamente también refleja las actitudes, los valores o la visión del mundo de un individuo.

Tener una “forma de vida específica” implica una opción consciente o inconsciente entre un sistema de comportamientos y de algunos otros sistemas de comportamientos.

La primera vez que apareció el concepto de “estilo de vida” fue en 1939 (las generaciones anteriores pudieron no haber necesitado este concepto porque no era significativo al ser las sociedades relativamente homogéneas). Alvin Toffler predijo una explosión de los estilos de vida (denominados “subculturas”) debido al aumento de la diversidad de las sociedades postindustriales. Jeremy Rifkin en la „construcción de la edad moderna‟ de su libro El sueño europeo, describe el estilo de vida y la vida cotidiana en Europa y Estados Unidos; en las épocas históricas, en las actuales y en la llegada de la era global, después del individualismo y el comunitarismo.

Obtenido de “http://es.wikipedia.org/wiki/Estilo_de_vida” Autor efrain a.s.b

Podemos plantear como marco conceptual:

Estilo de vida saludable, es aquel que permite ir introduciendo en la manera de vivir de las personas, pautas de conductas, que tanto individual como colectivamente de forma cotidiana, mejora su calidad de vida.

La relación con los amigos, en la calle y los medios de comunicación, los factores externos más determinantes en influenciar sus estilos de vida, y por tanto fundamentales a tener en cuenta si queremos profundizar en su estudio

Todo estilo de vida está favorecido por los hábitos, costumbres, modas, valores… existentes y dominantes en cada momento en cada comunidad; estos factores enumerados tienen como característica común que son aprendidos y por tanto modificables a lo largo de toda la vida.

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Indicadores Calidad de Vida Un indicador de calidad

Es una medida cuantitativa que refleja la cantidad de calidad que posee dicha actividad. Por tanto, sirve no sólo para evaluar un determinado aspecto de la calidad del servicio, si no para realizar un seguimiento de dicha medida a lo largo del tiempo y poder comparar la calidad asistencial bien en un mismo centro en diferentes periodos de tiempo (obtención de datos longitudinal), o entre diferentes centros de un mismo sector en el mismo periodo de tiempo (obtención de datos transversal).

Más en concreto, se puede decir que la misión de la Calidad de Vida es medir: la seguridad en la alimentación y en la salud, principalmente; la disponibilidad y el uso del agua, el sentimiento de pertenencia a un grupo social; el deseo de poseer cosas materiales, es decir de propiedad; el deseo de comunicación; el de educación; la necesidad de proteger y preservar el medio ambiente. Involucrando las áreas de nutrición, salud, educación, derechos humanos, seguridad social, vivienda, seguridad laboral.

En opinión del autor efrain de esta tesis, el concepto de calidad de vida se define como tanto en función del acceso que tiene la persona a satisfactores materiales como son la alimentación, salud, vivienda, acceso a agua potable, disfrute de energía eléctrica, como los culturales que son el sentido de pertenencia a una comunidad o grupo social, lo que implica hábitos, costumbres y prácticas de vida colectivas. Con ello, se quiere dejar claro que la calidad de vida no sólo es una cuestión material, sino también cultural y de valores.

La calidad de vida es un proceso dinámico de una persona u hogar determinados, que cambia constantemente y de forma casi imperceptible. Por lo anterior, se puede hablar de un “x” nivel de calidad de vida en un momento o periodo determinado. Para eso, existen seis fuentes de bienestar, o en su caso, de posible medición: Algunos indicadores son los siguientes

1.- El ingreso corriente. 2.- Los derechos de acceso a los servicios o bienes gubernamentales (gratuitos o de bajo costo). 3.- La propiedad (que conforma el patrimonio básico). 4.- Los niveles educativos, las habilidades y las destrezas, entendidos como expresiones de la capacidad

de entender y hacer en el mundo social. 5.- El tiempo disponible para la educación formal o informal, la recreación, el descanso y las tareas

domésticas. 6.- La propiedad de activos no básicos como el caso del automóvil y la vivienda, y la capacidad de

endeudamiento del individuo y del hogar.

Por razones metodológicas, se utilizaron los indicadores más objetivos de los enunciados arriba, pues son los que estadísticamente están más propensos a ser registrados y posteriormente medidos, ya que se tomó al INEGI como principal institución proporcionadora de datos estadísticos. Y estos son: La población, vista como sociedad en general como beneficiarios o no de un trabajo y de su respectiva

remuneración; La salud, o la facilidad y pertinencia de acceder a servicios de salubridad social, La educación, es decir, el grado de conocimientos formales adquiridos para desempañarse

profesionalmente y obtener un mejor recurso pecuniario, La vivienda y con ella todos los bienes y servicios que son posibles acceder para vivir cómodamente, y

finalmente, El medio ambiente como expresión de la conciencia y atención o no, de los problemas de contaminación y

deterioro producto de la vida en sociedad. Indices Calidad Ambiental

Para determinar la calidad ambiental del medio ambiente, sus características pertinentes y significativas deben ser medibles y cuantificables a través de indicadores e índices ambientales que permitan una gestión eficiente.

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Indicadores Ambientales

Los tomadores de decisiones requieren de información oportuna, precisa y fiable acerca del medio ambiente y el desarrollo sustentable. Los indicadores poseen el potencial de constituir importantes herramientas en la comunicación de la información científica y técnica. Asimismo, pueden facilitar el acceso a dicha información a los diferentes grupos de usuarios, y así transformar la información en acción. Indices Ambientales

En los últimos años, se han llevado a cabo algunos intentos para desarrollar índices integrales

relacionados con varios aspectos del ambiente dentro del marco del desarrollo sustentable. Hammond et al (1995) discutió un acercamiento sistemático para medir y reportar la actuación de la política ambiental en el contexto del desarrollo sustentable y proveer de un marco conceptual (PSIR) para desarrollar índices integrales para contaminación/emisión, reducción de recursos, biodiversidad e impacto humano/exposición. Indices de Calidad de Vida

Acercarnos a la comprensión conceptual de calidad de vida requiere entender que

1. El término “vida” se refiere única y exclusivamente a la vida humana en su versión no tanto local como comunitaria y social. Interesa fundamentalmente la calidad de vida de amplios agregados sociales.

2. Así mismo el término “vida” requiere hacer referencia a una forma de existencia superior a la meramente física que incluiría al ámbito de relaciones sociales del individuo, sus posibilidades de acceso a los bienes culturales, su entorno ecológico-ambiental, los riesgos a que se encuentra sometida su salud física y psíquica, etc.”

Se asiste entonces a una idea más societal que singular e impersonal, excluyéndose el marcado

individualismo que matiza al sujeto de la sociedad de consumo. Prima el ethos colectivo sobre el individual. Desde esta arista, el hombre se reafirma como un complejo bagaje de cosmovisiones y representaciones colectivas, interactuante tanto con sus congéneres, como con el entorno natural y construido. De ésta interrelación se abona el terreno para que la teoría de los sistemas proporcione los fundamentos de la ecosistemica, paradigma interpretativo nieto de la teoría de la complejidad.

De otro lado, la medición y valoración de la calidad de vida está regida, en gran medida, por apreciaciones subjetivas e ideológicas correspondientes al particular contexto donde se desenvuelven las colectividades. Así, pues, para medir un determinado tipo de calidad de vida es necesario contar con otros referentes que nos sirvan de contraste. Es preciso diferenciar los diversos modos de vida, aspiraciones e ideales, éticas e idiosincrasias de los conjuntos sociales, para distinguir los diferentes eslabones y magnitudes, pudiendo así dimensionar mejor las respectivas variaciones entre unos y otros sectores de la población. Explicado de otra manera, es presuntuoso aspirar a unificar un único criterio de calidad de vida. Los valores, apetencias e idearios varían notoriamente en el tiempo y al interior de las esferas y estratos que conforman las estructuras sociales. La calidad de vida (el bienestar) es un construido histórico y cultural de valores sujeto a las variables de tiempo, espacio e imaginarios, con los singulares grados y alcances de desarrollo de cada época y sociedad.

“Podría sostenerse que el concepto calidad de vida es subjetivo y que a través de todo el mundo la calidad de vida varía en el espacio y en el tiempo. Pero, a nuestro juicio, ese es precisamente el punto central: según la situación, el conjunto de las variables ambientales más pertinentes puede y debe ser diferente en diversas situaciones. Lo que en un medio ambiente es bueno o malo, dentro de ciertos limites extremos inferiores y superiores, puede cambiar mucho según las distintas situaciones y, salvo en el caso de variables como las que influyen en la salud humana (que es un componente de la calidad de la vida), a menudo resulta muy difícil ordenar la calidad del medio ambiente sobre una base universal.”

A la hora de acercarnos al examen de la calidad de vida es necesario discriminar lo que en economía se denomina Nivel de Vida. Al interior de la brecha social existente en contextos urbanos, cada nivel de vida puede especializares y diferenciarse de modo relativamente sencillo. En un sector marginal de la ciudad las personas canalizaran sus propósitos para contar con un cubrimiento aceptable de servicios públicos, acceso a dotaciones hospitalarias y educativas. Ciertamente, ello brindaría un relativo grado de conformidad, mejorando, por ende, la calidad de vida. Por su lado, las clases pudientes, después de contar con la garantía de satisfacer sus necesidades y demandas básicas, y de gozar de un buen nivel de vida, reproducen nuevos ideales de manera tal

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que, hipotéticamente, puede tenerse un grado medio de conformidad; otro paralelo puede establecerse a fin de comparar dinámicas y lógicas urbanas y rurales entre sí.

Estamos frente al meollo simbólico y figurado de detentar algunos bienes y servicios que proporcionan status, que se asumen como indicadores positivos en cuanto a calidad de vida. No obstante, tener lo que popularmente se conoce como lujo y abundancia, no necesariamente es contar con lo óptimo en referencia a la calidad en el vivir. “El otro sagaz recurso es la idolatría de lo efímero, de la moda, de lo que tiene que caer en rápido descrédito para dejar paso a algo distinto, aunque sea igualmente antiestético y poco más o menos duradero que lo suplantado.”

No todo modelo establecido de buen nivel de vida lleva tácitamente intrínseco la calidad de vida en su correcto sentido. Tomemos, por ejemplo, el prototipo de buen nivel de vida que conlleva el hecho de poseer un automóvil. Es una idea, casi un dictamen cultural, que gozar de vehículo es distintivo de bienestar, poder, importancia y comodidad; modelo foráneo correspondiente a la cultura del consumo (“soberanía del consumidor”) de los países industrializados; “… es probable que la América Latina en su conjunto en los últimos veinte o treinta años haya estado adquiriendo un estilo de vida en que el automóvil constituye para algunos la piedra angular de la existencia y para otros una aspiración que debe cumplirse aunque signifique un alto costo personal. En los primeros años de posguerra, el cine y luego la televisión probablemente tuvieron un fuerte efecto sobre muchos latinoamericanos para conformar su visión del estilo de vida que preferían. Muchos de los programas transmitidos por esos medios de comunicación fueron preparados en los Estados Unidos de Norteamérica. Con ellos se importó, en un grado discutible, un estilo de vida que se centra en torno del automóvil privado.”

Pero, sustancialmente, ¿puede sostenerse que el coche mejora la calidad de vida? Sin lugar a dudas, colocados en su óptica más global y compleja, y de acuerdo a la precisión retomada (cita 10), no. Circunstancias como la contaminación atmosférica (compuesta por polución acústica, gases y partículas en suspensión), la saturación del flujo vehicular, el derroche de agua empleada en su limpieza, sus componentes y repuestos no biodegradables, hacen que se desmejore la calidad de vida en las ciudades.

“El crecimiento del acervo de automóviles en la América Latina ha tenido un efecto profundo sobre aspectos tan diversos de la vida de la población como la forma de las ciudades que habita, la calidad del aire que respira, la naturaleza de la ocupación en que se gana la vida y los lugares en que pasa sus vacaciones. El efecto del automóvil lo han sentido tanto quienes lo tienen como quienes no lo poseen, y si pudiera aventurarse una burda generalización al respecto cabría afirmar que todo el mundo siente los efectos del automóvil, pero solo quienes lo poseen gozan los beneficios derivados de su utilización. Como en la América Latina contemporánea hay una alta correlación, salvo contadas excepciones, entre la posesión de un automóvil y lo que podría describirse como el estrato privilegiado de una estructura social muy diferenciada, podría deducirse que el vehículo ha tenido un efecto favorable sobre quienes ya estaban en buena situación y que ha perjudicado a todos los demás. Probablemente, los primeros no han sido obligados a compensar adecuadamente a los últimos.”

La proporción de ello se revela en lo referente a las emisiones atmosféricas resultantes de la carburación de combustibles fósiles. El parque automotor es el responsable de la contaminación atmosférica en un 70% aproximadamente. Y en este orden de ideas “se estima que la contaminación del aire urbano es causa de 24.300 muertes al año en América Latina, de la perdida de 65 millones de jornadas laborales y de la tos crónica que sufren más de 2 millones de niños.” “Como además sabemos que más de un tercio de lo que ganamos es succionado por los pagos a plazos del automóvil, la energía que consume, los impuestos que devenga, las multas y las reparaciones.”

Lejos estamos de lo óptimo refiriéndonos a la calidad de vida con los insostenibles referentes de consumo que poseemos. Existen dificultades para hallar el punto de equilibrio cuando hablemos de calidad de vida en relación con la satisfacción de necesidades, la perpetuación de los recursos naturales y la salud colectiva. De alguna manera, en el marco de la cultura de masas, la insatisfacción puede crecer cuando de más bienestar se disponga. Una de las grandes paradojas de nuestro tiempo resulta del disfrute de bienestar material sin ausentar el malestar existencial; situación familiar a todos en algún momento de la vida. En consecuencia, “esto supone desde el punto de vista de las necesidades y de su satisfacción que consumir se convierte en una experiencia de “insatisfacción permanente”, puesto que el consumidor depende de modelos y ritmos externos que escapan a su propia soberanía. Lo que hoy se consume de forma deseable, mañana deja de serlo aunque el servicio del producto sea el mismo y también el consumidor. Así se formaliza un “consumismo” cuyo rasgo definidor es el de incorporar al consumidor a una espiral sin fin donde ve constantemente relanzada su demanda.”

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SOBRE LA CALIDAD DE VIDA EN MATERIA AMBIENTAL

La denominada economía verde sugiere superar el poder adquisitivo líquido como expresión de un bienestar opulento u ostentoso, abriendo así su concepción a todos aquellos bienes no cosificados que no se compran pero que también tienen un valor: el paisaje, el sentido de pertenencia, el aire puro, la ausencia de ruido o contaminación en general. Propone contemplar los componentes, tangibles e intangibles, que estructurarían orgánicamente una aproximación a lo que és el bienestar bien entendido. Dicha apreciación no discrimina distinción alguna entre los vocablos nivel de vida y lo que debería entenderse como calidad de vida, puesto que los afilia como equivalentes entre sí, y, mancomunadamente, los exhibe como ideal de una especie de bienestar sostenible.

En la economía ambiental y de los recursos naturales, de clara tradición anglosajona, la conjunción conceptual entre nivel y calidad de vida (ideal alcanzable) conforman en sumatoria el “estándar de vida”, cuyos principales indicadores serian los ingresos económicos y su destinación en gasto, siempre y cuando se entienda en la lógica racional e instrumental del análisis costo-beneficio, lo cual conduciría a optimizar las inversiones y los flujos de energía pro eficiencia de procesos de diversa índole. “La mejoría y la racionalización de la eficiencia económica y social, por su parte, estaría dirigida hacia un mayor rendimiento de las actividades productivas, en cuanto ello se relaciona con los desafíos y objetivos ambientales. Se buscarían resultados tales como los siguientes: disminuir el empleo superfluo de energía y materia prima en la producción de bienes y servicios necesarios; reducir y desalentar la producción y el consumo de bienes y servicios superfluos y suntuarios; lograr la máxima calidad posible de los bienes y servicios producidos y su proceso de mantenimiento a fin de asegurar su durabilidad, y por tanto el ahorro de materias primas y energía en su frecuente o prematuro remplazo, y reciclar los desechos de la producción, el consumo, el transporte y la comercialización, así como lograr el uso múltiple de los recursos incorporados a fin de abaratar los costos de producción y hacer posible la satisfacción de las necesidades básicas…”.

Tras esta correlación de elementos, dicha escuela económica sugiere restablecer el menguado nexo de lo antrópico con lo biofísico y ecológico. Se estrecha aun más la relación entre calidad de vida como consecuencia de la calidad ambiental, y viceversa, cuya consonancia mutua arroja el ya mencionado “estándar de vida” como referente para deducir el grado real de desarrollo sustentable. “En el proceso de mejoramiento de la calidad de vida, deben buscarse mecanismos que permitan valorar los recursos naturales renovables en la magnitud del beneficio que de ellos se deriva para la especie. Cualquier tergiversación significa a la larga una reducción de la calidad de vida.” Un esbozo preliminar puede deducirse de la formulación: BIENESTAR ECONOMICO NETO = Producto Nacional Bruto – Costes Sociales – Costes Ambientales

Reestructurando el tratamiento a la calidad de vida, es importante contemplar aspectos tales como condiciones de vida deseables, posibilidades de su óptima evolución, grado de satisfacción alcanzado, cuya sumatoria descansaría en la bitácora de la sustentabilidad. En éste instante se fusionan dos direcciones de un mismo aspecto que parecían tomar rumbos desiguales. Se persigue compensar necesidades y elevar el nivel de vida pero alterando lo menos posible el medio ambiente. No obstante, en lo fáctico, ha de considerarse ilusa la aspiración de quienes procuran tener modos de vida en una supuesta sincronía total y absoluta con el derredor.

No hay que revisar demasiada información sobre el tema para concluir que por cuidadosos que se intente

ser en procesos de producción, establecimiento de asentamientos, modos de consumo, y el sin fin de circunstancias asociadas a lo que és vivir en una sociedad, con tal flujo de bienes y servicios, el entorno es objeto de serias modificaciones. Es acorde delinear patrones de vida en los que los medios y formas de producción y consumo tengan su obvia repercusión en el entorno, procurando que sean mínimas, e intentando, sobre todo, que éste conserve en el tiempo la capacidad de restaurarse de la incidencia de factores antrópicos y también naturales (resilencia).

No pueden producirse bienes y servicios sin agotar recursos, alterar el medio y contaminar, tanto en el proceso de producción como en el de consumo (desechos). El gran cuestionamiento gira en dirección de cómo vivir en ciudades hacinadas, no planificadas cabalmente, con agua y aire contaminados, congestionamientos en la circulación y modelos de vida consumistas. Aspirar a la calidad de vida, y al bienestar sostenible, interpone la racionalización del consumo, lo cual conduce a replantear el desarrollo en términos de calidad y cualidad, no de cantidad. Debemos ser realistas, mientras más se habla de calidad de vida, nuestra realidad inmediata y las proyecciones futuras, señalan tendencias adversas.

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“La racionalización y la humanización del consumo apuntarían hacia la satisfacción de las necesidades básicas biológicas y culturales de todos los sectores sociales en cuanto se relaciona con los desafíos y objetivos ambientales y, por tanto, los ajustes deberían encaminarse principalmente a proteger y estimular la produccion de los bienes y servicios destinados esencialmente a la satisfacción de necesidades reales y aspiraciones razonables. Esto significa la eliminación o el desestimulo, en la medida de lo posible de bienes superfluos y suntuarios; asimismo, a garantizar la buena calidad de los productos, su duración y sus posibilidades de mantenimiento y reparación; a evitar o desestimular los cambios periódicos de modelos originados en practicas compulsorias de mercado, que con pretexto de la innovación sólo persiguen estimular tendencias consumistas y maximizar el lucro de productores y comerciantes. El fenómeno se presenta mas fuertemente en el caso de los bienes de uso domestico y en transporte automotor individual; en igual forma, a proscribir la producción y el consumo de productos, que debido a su efecto ambiental afectan la salud de la población o la calidad del ambiente, y a desestimular el consumo de bienes y servicios que entrañan alto consumo de energía o de recursos naturales escasos o considerados de alto valor estratégico para la preservación del ambiente.”

Conceptualmente se superó (más no en la práctica) la noción simplista de bienestar como posibilidad de consumo y robusta comodidad. Su comprensión incorpora, en teoría, deberes sociales ajustados a esas éticas prolíficas a fin de milenio: moderar el consumo, el reciclaje como cultura: el consumidor ecológico o concienciado. Por su lado, los medios y formas de producción, en cuanto proceso de transformación, han de adecuar e implementar tecnologías limpias. El mercado debe ser elástico, operante y retributivo con relación a productos certificados con etiquetas verdes, los cuales, en la dinámica de la oferta y la demanda, deben escalonarse con precios competitivos: green marketing. El sector privado está en mora de asumir responsabilidades, por ejemplo, en la asignación proporcional de una fracción de la plusvalía a programas contingentes al medio ambiente o la salud pública. El sector público debe aplicar políticas eficientes, comenzando por las restrictivas. La conjunción de todo ello se circunscribe en el portafolio transnacional de medidas encaminadas al desarrollo sostenible en su amplia acepción, lo cual apenas germina en el horizonte de aquellas imperiosas utopías de la civilización. CALIDAD DE VIDA: multiplicidad de miradas en el nuevo milenio

La calidad de vida es un elemento mediador en todo lo competente a lo ambiental y el desarrollo. En países con crecientes marginalidades a todo nivel, alcanzar el bienestar en su óptimo sentido no es simple. Es pertinente unificar criterios para medir los avances al respecto. En esta línea de trabajo, desde 1990 el Informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) emite diagnósticos anuales para 160 países con la pretensión de diseñar prognosis acordes al denominado Desarrollo Humano Sostenible (DHS), el cual se cuantifica a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Estos informes son el resultado de la yuxtaposición de una gama de variables con un espectro relativamente amplio de respectivos indicadores. Allí logra recogerse un conjunto homogéneo de lo requerido para medir calidades de vida, el cual fue acogido en consenso por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, dicho informe no parte de una revisión crítica a las desventajas de colocar datos que descansan tras el único fuero de lo cuantitativo, pues arroja rangos y escalafones de países que sí llegasen a completarse con peculiaridades propias trastornaría notoriamente ese orden anunciado, ya que, por ejemplo, se desconoce la incidencia y real envergadura de los conflictos armados en las formas de vida, desplazamiento y segmentación del tejido social, y en consecuencia, de la calidad del vivir.

Sin embargo, no puede desconocerse las fortalezas teóricas y conceptuales del Indice de Desarrollo Humano (IDH), dado que es un punto de vista alternativo que replantea los estilos de progreso y la forma convencional de medirlo. Se trasciende la valoración ortodoxa de desarrollo como crecimiento (acumulación), industrialización, auge de mercados y, en general, avances macroeconómicos. Las gentes no son entidades anónimas y abstractas para que sean ignoradas en su sentir y percepción subjetiva e intersubjetiva de bienestar.

“Los índices de calidad de vida o del desarrollo humano que están siendo diseñadas por las Naciones

Unidas y algunas universidades y gobiernos, esperan integrar diferentes variables que han sido identificadas como objetivos posibles de la humanidad. Algunas de las variables recientemente agregadas tratan de involucrar lo que los cinco sentidos le dan al bienestar humano: visión, gusto, tacto, olor, sonidos; otros incluyen visiones platónicas de la felicidad como la belleza, justicia y verdad. De esta forma la ética, el poder, el conocimiento y el placer están reemplazando el PIB. Tratando de cuantificar la calidad algunas instituciones han diseñado índices de calidad de vida conectados a anteriores índices que están siendo medidos. (…) Conceptos de sociología, sicología, y antropología han sido usados para construir índices utilizables en los cuales las variables están agrupadas como en el ejemplo de Flanagan, en el cual las categorías son: comodidad material, recreación activa, experiencia laboral agradable, seguridad personal y de salud, aprendizaje, adquisición de conocimientos, relaciones de pareja, socialización y expresión personal.”

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Los indicadores oficiales de progreso y calidad de vida deben ser complementados con otros que evidencien la real trascendencia de las políticas públicas y de desarrollo. Usualmente se aplaude victoriosamente los progresos cuando los gobiernos exponen cifras positivas de incrementos exponenciales, de las cuales infieren beneficios extensibles a todo un país. Sin embargo, es escaso que se equiparen los avances macroeconómicos con asuntos como la distribución del ingreso y la riqueza, o la posesión y grado de concentración de la propiedad del suelo. Un cuestionamiento concienzudo de ello conlleva a conjeturas y dilemas éticos y morales que confrontan las economías y los ordenes establecidos. Replantear la calidad y las formas de vida es revaluar también el modelo de sociedad. Por su parte, la economía no es ajena a la lupa de las eticidades y la moral política y civil como garantes de la equidad: principio supremo en que se sustenta la calidad de vida como vida digna, apelando, en esencia, a la justicia social como valor sublime.

“Si se interpretan los objetivos globales de desarrollo nacional en términos tradicionales (tasas de crecimiento, tasas de ocupación, tendencias de distribución del ingreso, etcétera) es evidente que el status constituye el factor orientador por excelencia para la planificación intrarreginal. Si en cambio se piensa en términos de calidad de vida y se los ubica en el contexto de la búsqueda de estilos de desarrollo, la posición relativa entre status e imagen-objetivo se invierte; ello por cuanto las formas especificas que adoptará cualquier reformulación de estilos de desarrollo, la dependencia de estas respecto de la situación ambiental que enfrentan la comunidad regional y las comunidades locales, y la influencia decisiva que ello tiene sobre la calidad de vida, son cuestiones que brindan a la percepción comunitaria del medio y, por consiguiente, a la imagen-objetivo prevaleciente de la comunidad, un papel altamente pertinente en la gestión y evaluación del desarrollo.”

Repensar la calidad de vida es reorientar en direcciones de avanzada más integrales los ideales de desarrollo y progreso, así como rediseñar los modos de evaluarlos. Al respecto ha contado con acogida en diferentes círculos la propuesta del chileno Manfred Max–Neff, quien en los ochenta postuló el Desarrollo a Escala Humana con el concierto de posiciones éticas, estéticas, culturales, pacifistas y cívicas. “Tal desarrollo se concentra y sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de autodependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía y de la Sociedad Civil con el Estado.”

Desde ello “…es igualmente claro que algunos estilos de desarrollo, producción y consumo son intrínsecamente incompatibles con la preservación de la calidad ambiental e incluso de la calidad de la vida. La meta final del desarrollo socioeconómico es, o debería ser, el mejoramiento sostenido de la calidad de la vida de los seres humanos. El proceso de desarrollo entraña utilizar, modificar y recrear el medio ambiente humano. Al mismo tiempo, la calidad de este último es un componente fundamental de la calidad de la vida y, por lo tanto, resulta necesario y apremiante explorar marcos conceptuales que hagan hincapié en la plena integridad del desarrollo y el medio ambiente socioeconómicos, ya que estos serían aspectos complementarios del mismo proceso. Estos marcos conceptuales deberían permitir examinar una gama lo mas amplia posible de formas y caminos de desarrollo alternativos y, más importante que las opciones de aplicación, hay que recalcar que la generación de objetivos o metas, distintos de los tradicionales, constituyen un proceso fundamental”

Debe contemplarse la combinación, perspectiva sistémica, de los componentes sociales, económicos, médicos, psicológicos, ecológicos, culturales, políticos, ontológicos y axiológicos, en su multivariada y compleja composición. Buscar la calidad humana es romper con añejos puntos de vista parciales y reducidos. “Esto ha implicado tomar en cuenta no solo la satisfacción cuantitativa de una necesidad especifica, sino también su mejoría cualitativa.” Ilustremos dos ejemplos:

a) El hecho de comer no necesariamente denota buena alimentación; si las cifras señalan un bajo promedio de desnutrición infantil, es conveniente revisar el grado de malnutrición, la cual casi siempre supera ostensiblemente la primera. “Entre los componentes fundamentales de la salud se encuentra la nutrición adecuada, que a su vez constituye la base del crecimiento y desarrollo humanos. Por el contrario, la nutrición deficiente o inadecuada puede contribuir a un gran número de problemas de salud, alterando funciones que regulan una vida normal y saludable. Teniendo en cuenta lo anterior, se concluye que la disponibilidad, distribución y consumo de alimento son variables esenciales que relacionan la salud (en el más amplio sentido), la nutrición y la productividad económica con el proceso de desarrollo socioeconómico. Como era de esperar, dadas las desigualdades según clase social e ingreso ya demostradas en las áreas de mortalidad y morbilidad, existen grandes diferencias en los patrones de consumo alimentario entre los diferentes sectores poblacionales de los países latinoamericanos. De la misma manera que las cifras nacionales medias de mortalidad no captan las desigualdades existentes, los

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datos sobre disponibilidad y consumo de alimentos por individuo encierran grandes diferencias en cuanto al consumo de nutrientes y los factores causales de la desnutrición entre los diferentes grupos sociales.”

b) Contar con techo no representa necesariamente buen nivel respecto a vivienda, es preciso detallar los materiales empleados en la construcción, como la vulnerabilidad del terreno donde se edifica; así mismo el promedio de individuos por vivienda. “El hacinamiento es un reflejo de la escasez de viviendas y de la falta de espacio para alojar a la totalidad de los miembros de cada una de las respectivas familias. El hacinamiento se manifiesta también en la elevada densidad de población de esos asentamientos precarios, tal como lo ponen en evidencia el número de habitantes y de metros cuadrados construidos por hectárea.” “Pero al mismo tiempo que en las ciudades del mundo hay millones de apartamentos vacíos, la mayoría de los nuevos urbanistas se apiñan en una periferia donde hablar de calidad de vida es puro sarcasmo. Y allí todos aspiran legítimamente a una vivienda digna, sólo que hacerlo puede ser la mayor de las trampas. Hoy, a escala planetaria, supera la mitad de la vida laboral de las clases trabajadoras lo que se debe invertir para alcanzar esa convencional meta.”

La relación calidad de vida-calidad ambiental se encuentra mediada por un nexo directamente

proporcional. Por su lado, se ha ampliado el rango de aprehensión de lo ambiental, desde su concepción básica como naturaleza. Ambiente son todos los componentes del entorno. Son también las correlaciones y representaciones simbólicas que tiene el sujeto de su espacio inmediato, en el cual se desenvuelve como ser social. “El hábitat humano, además, no es sólo ni simplemente un mundo de objetos, sino también, y muy principalmente, un mundo de valores y de símbolos, que son, según quiero ver yo este tema, parte esencial del medio ambiente humano. Parece necesario, pues, adoptar una perspectiva holística que contemple al hombre y su medio como en una mutua interacción y entrecruzamiento, de manera que los hechos y las acciones que tienen lugar en la escala más reducida de la vida cotidiana, en la que el individuo tiene que ser y “hacerse” como persona moral, puedan verse de algún modo vinculados a (o insertos en) una dimensión planetaria, tan alejada en apariencia de sus diarias preocupaciones, pero tan decisiva en cuanto a las posibilidades reales de sus opciones y decisiones.”

La calidad de vida no puede contrastarse con nada que se llame cantidad de vida. Todas las consideraciones expuestas redundan en la aspiración de una sociedad equitativamente bien ordenada al interior de sí misma y con el contexto geográfico en el cual persiste. Realidad distante, utópica y ajena a la realidad de las megalópolis de hoy día, con sus respectivas huellas ecológicas que se prolongan más allá de la frontera de lo construido y de lo que concierne a lo meramente urbano. “La ciudad es hoy el escenario de casi todo, pero sobre todo del consumo. El cambio de tendencia en la distribución sobre el territorio de las poblaciones tiene consecuencias de primer orden para el derredor y para quienes en él viven, así como para los masificados. Prácticamente todo lo que de destructivista sucede fuera de los limites de lo estrictamente ciudadano resulta aceptable por que implica más espacio, recursos y energía para la urbe, y además desde ésta ya no se percibe directamente. Como toda ciudad es centro de poder, y la cultura y el mundo rural olvidables, poco extraña que poco o nada se enfrente el acaparamiento.”

Una y tantas formas de calidad de vida y bienestar abarca todas y cada una de las decisiones diarias, de nuestras emociones respecto a ciertas situaciones, del ideal de futuro, de la alimentación y del normal transcurrir de la existencia de las personas, la cual responde a un especifico momento de la civilización. Rodriguez Villazante esboza la experiencia del hombre cosmopolita: “La mayoría de nosotros, en el mejor de los casos, aumentamos en un nivel de vida (tenemos más cosas), pero retrocedemos en la calidad de vida, pues lo mejor, lo más adecuado a cada situación concreta, hecho a propósito, sólo se reserva para algunos privilegiados. La calidad del hábitat, de la alimentación, de la salud, de la educación, etc., no es tener más coches para meterse en atascos de trafico, ni consumir más fármacos por que hay nuevas dolencias, ni consumir más carne sin saber de qué se alimentaron esos animales, ni tener muchos electrodomésticos sin tener tiempo para oír música, ni tener muchos títulos sin saber qué nos está pasando. Además, otra gran parte de la población ni siquiera tiene acceso a muchos de estos bienes materiales de dudosa calidad. Mientras, se están perdiendo recursos naturales y sociales de cada lugar que permitirían otras formas de vida.” Nuevos rumbos

En los últimos años la noción calidad de vida ha sido enriquecida con contenidos algo novedosos. De cierta manera es el acercamiento más pragmático y cotidiano que podamos tener con un imaginario que ha transitado a vertientes bien interesantes para pensar. A continuación se enumeraran algunos rumbos, los cuales son origen de otros tantos que servirán para tipificar acepciones de calidad de vida, los cuales, lógicamente, no agotan otras tantas alternativas de estudio y crítica.

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i) El concepto de calidad de vida asiste una apreciación más amplia y holistica, corriéndose el riesgo que vago se volviera la manera de entenderlo en algunas circunstancias fácticas. Probablemente puede trascender a dimensiones no humanas, dado que como se explicó en un principio, dicho término se ciñe básicamente a lo competente al hombre. En caso tal de que el humano derecho a la vida trascienda próximamente a las especies animales, como sujetos de derechos morales y consideraciones que revestirían a todo lo vivo en cuanto tal condición (discusión entre la filosofía del derecho y la ética ambiental)[36] , no es raro que ecologistas tomen la pancarta de defender la calidad de vida de los animales, por ejemplo, de un circo, por cuanto no estarían en sus óptimas condiciones por obvias razones: carecen de lo mínimo en relación con su hábitat, soportan maltratos, son objeto de la postura utilitarista del hombre, y, como seres vivos, son un medio, no un fin en sí mismos, secularizándose su lugar como organismos integrantes del sostén de la biota. Desde luego, se generarían diversas interpretaciones, todas discursivamente lógicas.

ii) Si escrutamos el hecho de lo que es vivir en una sociedad de masas, nos encontramos repetidamente con sujetos enajenados cuyo espacio vital está congestionado de artefactos que le ha brindado la tecné. La posesión y disfrute de bienes no garantiza la plena conformidad del hombre. A ello se dirige cierta corriente naturalista que, persiguiendo nivelar y solidarizar al sujeto con el medio, pretende modos de vida sencillos y naturales donde las necesidades primarias se compensan de manera simple, no opulenta. Sí hoy pensamos que tener calidad de vida es contar con teléfono celular, nada raro que el día de mañana calidad de vida sea la posibilidad de apagarlo para evadir el estrés de la vida diaria.

iii) Una alternativa metodológica para ahondar en la lógica del concepto objeto de análisis es diferenciando equidistantemente las categorías componentes de la triada nivel, forma y calidad de vida, sorteando los obstáculos a la hora de confeccionar matrices de análisis e indicadores íntegros que reúnan las multicriteriales visiones de todas las áreas del conocimiento, a la par de las cosmovisiones de los estudiados, es decir, de las comunidades en los componentes estructurales en que se fundamentan. En consecuencia, como se acaba de detallar, la calidad de vida se resiste a interpretaciones sesgadas y parceladas.

iv) Las colectividades pueden conllevar pobreza no solo en lo económico. Asimismo existe carencia de medios y erosión en lo político, cultural y social, de lo cual no escapan siquiera los sectores de altos ingresos. De ahí el desafío de esfuerzos dirigidos a mejorar formas de vida a partir de la recreación de tejidos sociales, la cabida a herramientas participativas y el rescate de valores a todo nivel. Es decir, a través de la posibilidad de cultivar otros ámbitos del individuo y el entramado social. En ello se matriculan idearios de convivencia, gobernabilidad, capacitación y autogestión; lúdica, economías solidarias (cooperativismo), sistemas sostenibles de producción, sentidos de pertenencia, reivindicaciones de género, civismo y cooperación. Dichos ámbitos han tenido luz verde con propiedad desde las ONGs, o desde iniciativas de organizaciones de base donde los ciudadanos consensuan y asumen responsabilidades en realidades y situaciones que exigen diligencia. En parte, por las grietas que los gobiernos van dejando en relación con el ejercicio de sus deberes, las cuales se difieren como cometido a todo aquel bagaje de competencias que se concretan en la denominada sociedad civil.

Los conglomerados no se han desentendido plenamente de su futuro común, de sus formas de

reproducirse y perseguir cierto progreso en cuanto buscan incidir en el porvenir, mejorar las condiciones, planificar y ampliar sus posibilidades. Lo cual es desarrollo inequívoco por las ventajas de cimentarse en la capilaridad del entramado social, en el cual se cosechan los frutos de los esfuerzos de la autogestión, puesto que “las necesidades fundamentales pueden comenzar a realizarse desde el comienzo y durante todo el proceso de desarrollo; o sea, que la realización de las necesidades no sea la meta sino el motor del desarrollo mismo.”Contrario a aquella convencional, vertical y paternalista noción de desarrollo cuyos fines son dudosamente alcanzables en el incierto futuro, sí acaso lo favorecen ciertas condiciones.

“En general las definiciones de sostenibilidad incluyen algunos o todos los conceptos relacionados con la sostenibilidad ecológica, económica y social; (…) sostenibilidad social en el sentido de que el manejo y la organización sean compatibles con los valores culturales y éticos del grupo involucrado y de la sociedad (equidad), lo que lo hace aceptable por esas comunidades u organizaciones y da continuidad al sistema en el tiempo”. Se amalgama entonces la calidad de vida y lo sostenible, en cuanto encarnan la energía social suficiente para dar rienda suelta al desarrollo autentico, horizontal y verdaderamente transgeneracional. “Esta forma de planificación participativa o democrática puede mostrarse como la más efectiva modalidad de incorporar las variables ambientales al proceso de planificación. Cuando se trata de “planificar la calidad de vida”, un concepto tan subjetivo, no se puede dejar de pensar que los afectados (o beneficiados) deben desempeñar un papel central en la decisión de métodos y objetivos.”

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“A una lógica económica, heredera de la razón instrumental que impregna la cultura moderna, es preciso oponer una ética del bienestar. Al fetichismo de las cifras debe oponerse el desarrollo de las personas. Al manejo vertical por parte del Estado y a la explotación de unos grupos por otros hay que oponer la gestación de voluntades sociales que aspiran a la participación, a la autonomía y a una utilización más equitativa de los recursos disponibles.”

v) Si ha variado en algo la manera de discernir la calidad de vida, es desprendiéndose de aquel sesgo tradicional que la asocia únicamente a diferenciar determinados estratos sociales. Puede afirmarse que se ha diversificado lo correlacionado con éste termino. Explicado de otra forma, por la calidad de vida velan también agendas dirigidas a grupos poblacionales muy precisos, por fuera del referente unánime de franja social; aportación principal de la psicología social. Contemplemos aquí los programas para mejorar las condiciones de vida de individuos con un común denominador independiente de su posición o estatus social, económico y cultural. Hallamos grupos de acompañamiento y diversificación de posibilidades de vida a ancianos, jóvenes, enfermos (de SIDA, cáncer o cuanta enfermedad persistente exista), ejecutivos estresados, discapacitados físicos, indigentes, madres gestantes, infantes, reclusos en centros penitenciarios, o proyectos de seguridad industrial, motivación y autoayuda, entre muchos otros. Se impulsan sub-especializadas formas de hacer que sujetos, con particulares condiciones, cuenten con mínimos básicos que les permitan desarrollar sus potencialidades, como puedan aspirar a futuros presupuestos de bienestar sicofisico.

Desde la perspectiva de las nuevas socialidades, en la praxis, se ha superado, en algo, aquella primaria

concepción de calidad de vida explicada en el segundo capítulo, incluyéndose la posibilidad de potencializar circunstancias afines al género, grupo poblacional, edad, oficios y trabajo, hobbies, deficiencias de salud o rol desempeñado en la familia, empresa o sociedad. Por ejemplo, asuntos descartados como el papel de la mujer en el mundo racional y tecnocrático (Habermas) se rescatan. “Hoy día, la aplicación del criterio del “desarrollo humano” y la introducción de los criterios para medir la calidad de vida obran conjuntamente en favor de la recuperación de la importancia de la naturaleza y de las tareas asignadas históricamente a la mujer, en las que naturalmente no se ve razón alguna para que no sean compartidas con el varón.”

vi) La diligencia de la calidad de vida ha traspasado el imaginario propio de capas sociales discriminadas por el margen de ingresos o poder adquisitivo. El sujeto postmoderno cuenta con demandas que escapan a lo netamente socioeconómico, que revelan, en lo social, nuevos referentes de calidad de vida, y en lo individual, autorrealización y felicidad: alimentarse balanceadamente, practicar deporte, laborar en ambientes organizacionalmente adecuados, no fumar ni consumir psicotropicos o alcohol, disfrutar el ocio, hacer el amor, compartir con amigos y vecinos, adelgazar y evitar la obesidad. La calidad del vivir es un ideal, con diferentes grados de hedonismo, alcanzable en todo momento. No obstante, en algunas ocasiones sentirse y verse bien acarrea cosos. Los bienes y valores que se expresan en lo light son de acceso restringido. La estética corporal, una alimentación medicada y balanceada, algunos entretenimientos, son componentes de una nueva cultura que, si bien es cierto se expone a todos, solo algunos sectores de la población pueden aspirar a incorporarlos en su propio estilo de vida; lo cual hace que sean avances no extensibles a todos, fundamentalmente a la gran mayoría.

Por otro lado hay que tener en cuenta que la “vida humana es un continuo de evolución y, por tanto, es

equivocado pensar que el desarrollo de las personas comienza al nacer y termina en la adolescencia. La verdad es que empieza en el momento de la concepción y finaliza con la muerte. Evolucionamos a lo largo de la vida, como niños, como adultos, como ancianos. De ahí la necesidad de entender el concepto de calidad de vida en un contexto evolutivo.” Lo cual hace que sea un continuum, un fin en permanente construcción, tanto a nivel individual como colectivo, y sin relegar, como especie, el papel transformador y desequilibrador del medio. Se expone un sujeto extremadamente sensible e interactuante con el entorno social, el natural y el construido. Si la economía ambiental valora notablemente el paisaje desde lo cualitativo a lo cuantitativo, la sicología, por su parte, retoma éste eslabón interpretándolo a la manera del medio ambiente perceptual, e, igualmente, de acuerdo a su calidad, le otorga una gran significancia como origen de salud mental. Se ha presentado someramente la visión sicologista de la calidad de vida, la cual, en conjunto, ha tenido acogida en sociedades de todo el mundo.

Todo lo tratado hasta ahora no está agotado, por el contrario es una reflexión inconclusa gracias a su complejidad, puntos de vista divergentes u opiniones pueda generar el tratamiento acá brindado. Para finalizar, es tarea urgente reflexionar consistentemente el tema tratado, para lo cual es necesario trastocar y revertir hasta la médula ciertos aspectos de una modernidad que en sus orígenes se pensó prepotentemente como un culmen terminado de civilización. Continuaremos hilando la filigrana del compromiso de pensar maneras acordes para

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convivir en un planeta finito; proyecto al cual se interpone el hambre, la segregación, la guerra, la enfermedad, y la sensación milenarista de estar extraviados en laberínticos fatalismos que aclimatan nichos de incertidumbre. Valores y Participacion Ciudadana en Desarrollo Sustentable El Desarrollo Humano Sostenible Por luis enrique de la riva

El desarrollo sostenible es un proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser humano, que lo coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, por medio del crecimiento económico con equidad social, la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo que se sustentan en el equilibrio ecológico y el soporte vital de la región.

Este proceso implica el respeto a la diversidad étnica y cultural regional, nacional y local, así como el fortalecimiento y la plena participación ciudadana en convivencia armónica con la naturaleza, sin comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras.

El desarrollo local sostenible se centra en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida humana en el ámbito local. Se construye a partir del protagonismo real de las personas (familias, niños/as, productores, organizaciones e instituciones locales).

Para que el desarrollo local sostenible sea una realidad, la comunidad debe fijar sus propios objetivos y metas, tener confianza en la fuerza de la misma comunidad, valorar y afirmar la cultura junto con el conocimiento tradicional propio y las formas autónomas de convivencia.

La cultura individualista de competencia mercantil, la baja autoestima, la dependencia política y económica de las instituciones centrales y agentes externos, falta de confianza en la capacidad de gestión comunitaria, son entre otros los obstáculos para alcanzar el desarrollo local sostenible. Las Tendencias Mundiales para el Desarrollo Sustentable

El comercio internacional crece a una tasa anual del 10 % desde mediados de 1980, dando a muchos países en desarrollo un notable grado de prosperidad y crecimiento, pero permitiendo sólo una participación marginal en el comercio a los países más pobres.

Con el fin de integrar a todos los países en el comercio mundial, fue establecida la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en 1964. La UNCTAD es el centro coordinador para las cuestiones relativas al comercio, las finanzas la tecnología, las inversiones y el desarrollo sostenible. Asimismo, busca aumentar al máximo las oportunidades de comercio, inversiones y desarrollo en los países en desarrollo, así como ayudarlos a enfrentar los desafíos que plantea la mundialización y a integrarse a la economía mundial en condiciones equitativas.

La UNCTAD trata de alcanzar esas metas a través de la investigación y el análisis de las políticas, las deliberaciones intergubernamentales, la cooperación técnica y la interacción con la sociedad civil y el sector empresarial.

Asimismo se ocupa de lo siguiente:

Examinar tendencias de la economía mundial y evaluar sus efectos en el desarrollo Ayudar a los países en desarrollo, especialmente a los menos adelantados, a integrarse al sistema

comercial internacional Examinar las tendencias mundiales en materia de corrientes de inversión extranjera directa y su efecto en

el comercio, la tecnología y el desarrollo Ayudar a los países en desarrollo a atraer inversiones Auxiliar a los países en en desarrollo a promover la actividad y la capacidad empresarial Ayudar los países en desarrollo y a los países con economías en transición a hacer más eficaces sus

servicios a poyo al comercio Fomentar el comercio electrónico mundial al facilitar acceso a las tecnologías de la información,

especialmente a través de su Programa de Centros de Comercio, que abarca la creación de centros de facilitación del comercio a fin de reducir los costes de transacción y utilizar la moderna tecnología de la

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información para mejorar el acceso de las empresas pequeñas y medianas a la información, los servicios y las redes mundiales relacionadas con el comercio.

El UNCTAD y la Organización Mundial del Comercio (OMC, antes GATT), han establecido el Centro de

Comercio Internacional (CCI)que es el centro de coordinación dentro del sistema de las Naciones Unidas para la cooperación técnica con los países en desarrollo en materia de promoción del comercio, cooperando con los países en desarrollo y con economías en transición para establecer programas de promoción del comercio a fin de ampliar sus exportaciones y mejorar sus operaciones de importación. El CCI se especializa en las seis esferas siguientes:

Desarrollo de productos y mercados Desarrollo de servicios y de apoyo al comercio Información comercial Desarrollo de recursos humanos Gestión de compras y suministros internacionales Evaluación de necesidades y diseño de programas para la promoción del comercio

Inversión y desarrollo

Las inversiones extranjeras directas son uno de los motores principales de la economía mundial y han aumentado considerablemente, especialmente en los países en desarrollo. Varios organismos del sistema de las Naciones Unidas participan en en la supervisión, evaluación y fomento de las inversiones para el desarrollo. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): se encarga de promover el desarrollo en los

países en desarrollo y proporciona asesoramiento sobre políticas adecuadas y ayuda a crear la capacidad institucional necesaria para generar un crecimiento económico equitativo

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO): entre sus prioridades se encuentran el fomento del desarrollo rural y la agricultura sostenible a través de una estrategia de largo plazo encaminada a aumentar la producción de alimentos y la seguridad alimentaria a la vez que se conservan y administran los recursos naturales. Para lograr este propósito se alienta un enfoque integrado que incluye consideraciones de índole ambiental, social y económica en la elaboración de proyectos de desarrollo. El Centro de Inversiones de la FAO ayuda a los países en desarrollo a elaborar proyectos de inversión para el desarrollo agrícola y rural, movilizando alrededor de tres millones de dólares para proyectos de inversión, incluidos recursos externos por un valor de más de 2,000 millones de dólares.

Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI): presta asistencia a los países en desarrollo y con economías en transición para que logren un desarrollo industrial sostenible en un nuevo entorno mundial. Las Oficinas de Promoción de las Inversiones y las Tecnologías de la ONUDI promueven los contactos empresariales entre los países industrializados, los países en desarrollo y los países con economías en transición. La financiación de estas oficinas corre a cargo de los países donde se encuentran establecidas: Bahrein, China, Eslovaquia, Francia, Grecia, Italia, Japón y República de Corea.

Banco Mundial: contribuye al fomento de inversiones en los países en desarrollo a través de dos de sus filiales:

Corporación Financiera Internacional (CFI): ayuda a los gobiernos a crear las condiciones necesarias para estimular las corrientes de inversión y ahorro privado, nacional y extranjero. Desde 1956, la CFI ha aportado más de 26,700 millones de dólares de sus propios fondos y ha obtenido 17,900 millones de dólares a través de consorcios y garantías para 2,264 empresas de 132 países en desarrollo.

Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI): ofrece seguros para las inversiones, en contra de riesgos tales como expropiaciones, transferencias monetarias, guerras y disturbios civiles. Asimismo brinda servicios de asesoramiento y lleva a cabo programas de promoción, difusión sobre oportunidades de inversión y préstamo de asistencia técnica para mejorar la capacidad de los países en materia de promoción de inversiones, facilitando inversiones extranjeras directas por un monto de 33,000 millones de dólares en 69 países en desarrollo.

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD): ayuda a los países en desarrollo a fomentar las inversiones nacionales y mejorar el clima de inversión. Ayuda a los organismos gubernamentales a mejorar la comprensión general de las tendencias mundiales en materia de corrientes de inversión extranjera directa, el comercio, la tecnología y el desarrollo. Sus resultados se presentan en diversas publicaciones, especialmente la publicación anual “Informe sobre las Inversiones en el Mundo”

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(“World Investment Report”). Estos estudios constituyen la base de los debates sobre políticas en la Comisión de la Inversión, la Tecnología y las Cuestiones Financieras Conexas de la UNCTAD. Por otra parte, la UNCTAD cuenta con una División de Inversión, Tecnología y Fomento de la Empresa, que promueve la comprensión de las inversiones, el desarrollo empresarial y la creación de capacidad tecnológica. Además ayuda a los gobiernos a formular y aplicar políticas y actividades en esa esfera.

Cumbres Mundiales Sobre Desarrollo Sustentable BRASIL, SEPTIEMBRE, 1992

Durante la Conferencia de Rio, fueron aprobados cuatro documentos: la Agenda 21 o Plan de Acción, la Declaración de Rio que contiene 27 principios, algunos de los cuales comprenden el compromiso de los países de introducir ciertos instrumentos de política en su derecho ambiental interno ; la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio Sobre Diversidad Biológica. Para efectos de la Síntesis, se desarrolla el contenido del Plan de Acción incluyendo algunos elementos derivados de la Guía Práctica para la Identificación de las Medidas en Favor de la Mujer elaborado por UNIFEM en este marco. Se inició el análisis y la síntesis a partir del Capítulo II, por cuanto el interés del presente sistema se refiere esencialmente a los procesos, compromisos, objetivos y acciones a las cuales se han comprometido los gobiernos y a las solicitudes o asistencia que le compete a las Agencias de Naciones Unidas para avanzar en su cumplimiento y no tanto en cuanto al diagnóstico que está contenido en el Capítulo I. Principios Sustantivos de la Declaración de Rio

1. Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible, tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.

2. Los Estados tienen el derecho soberano de aprovechar sus propios recursos según sus propias políticas ambientales y de desarrollo y la responsabilidad de velar porque las actividades no causen daños al ambiente de otros Estados.

3. El derecho al desarrollo debe ejercerse de forma tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras.

4. A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada.

5. Todos los Estados y todas las personas deberán cooperar en la tarea esencial de erradicar la pobreza como requisito indispensable para el desarrollo sostenible.

6. Se dará especial prioridad a la situación y necesidades especiales de los países en desarrollo. 7. Los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y establecer la

salud y la integridad del ecosistema de la tierra. 8. Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados

deberán reducir o eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles. 9. Los Estados deberán cooperar en el fortalecimiento de su propia capacidad de lograr el desarrollo

sostenible, aumentando el saber científico. 10. El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos

interesados en el nivel que corresponda. 11. Los Estados deberán cooperar en la promoción de un sistema económico internacional favorable y abierto

que lleve al crecimiento económico y al desarrollo sostenible de todos los países, a fin de abordar en mejor forma los problemas de la degradación ambiental.

12. Los Estados deberán desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnización respecto de las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales.

13. Los Estados deberán cooperar efectivamente para desalentar o evitar la reubicación o la transferencia de cualesquiera actividades o sustancias que causen degradación ambiental grave o se consideren nocivas para la salud humana.

14. Los Estados deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a sus capacidades con el fin de proteger el medio ambiente.

15. Las autoridades nacionales deberán fomentar la internalización de los costos ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina, debe, en principio, cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni las inversiones internacionales.

16. Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumento nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de producir un impacto negativo.

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17. Los Estados parte deberán notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres naturales u otras situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos en el medio ambiente de esos Estados.

18. Los Estados deberán proporcionar la información pertinente, o notificar previamente y en forma oportuna, a los Estados que posiblemente resulten afectados por actividades que puedan tener efectos ambientales transfronterizos adversos y celebrar las consultas con estos Estados en fecha temprana y de buena fe.

19. Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo. 20. Deberán movilizarse la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo para lograr forjar una

alianza mundial orientada a lograr el desarrollo sostenible y asegurar un mejor futuro para todos. 21. Las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades locales, desempeñan un

papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y el desarrollo, debido a sus conocimientos. Los Estados deberán reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible.

CUMBRE MUNDIAL DE DESARROLLO SOSTENIBLE.

El lunes 26 de agosto del 2002, se inicio la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, Sudáfrica. Su objetivo es evaluar la Cumbre de la Tierra celebrada hace diez años en Río y adoptar medidas para lograr un desarrollo apto para las futuras generaciones.

Sin embargo muchos consideran que la solución no saldrá de estas megas reuniones. El ex ministro holandés de cooperación al desarrollo y medio ambiente, Jan Pronk, quien presidió las Cumbres de Cambio Climático, considera una pérdida de tiempo la interminable fila de jefes de gobierno que leen sus declaraciones, reiterando conceptos con mucha retórica y pocos pasos concretos.

El evento se anuncia espectacular, tanto por el número de jefes de Estado y de gobierno que han comprometido su asistencia, como por la presencia de alrededor de 60 mil participantes de organizaciones no gubernamentales, de 180 países, que se congregarán en un foro paralelo.

El concepto de “desarrollo sostenible” se consagró en la Cumbre sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992. En términos de la ONU se define como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas”, cuyos parámetros centrales son:

Crecimiento Económico y Equidad Conservación de Recursos Naturales Desarrollo Social

Propósito que apela a la aplicación de tres principios: la precaución preventiva, la solidaridad

intergeneracional y entre pueblos del mundo, y la participación social en los mecanismos de decisión.

Las medidas existentes para preservar el medio ambiente -cada vez más frágil- pecan por ser insuficientes. Los buenos propósitos de reducción de la pobreza adoptados en múltiples foros mundiales y regionales se han reducido a papel mojado, pues la lógica de la globalización neoliberal imperante conlleva a una cada vez mayor concentración de la riqueza. Y es así que, se han desvanecido los esfuerzos para impulsar el desarrollo humano y frenar el deterioro del medio ambiente.

Teniendo en cuenta el retroceso que ha sufrido el desarrollo sostenible en estos diez años que han pasado desde la Cumbre de la Tierra de Río, los participantes viajan bastante desalentados a Sudáfrica.

Los balances realizados en una multiplicidad de espacios no gubernamentales, casi sin excepción coinciden en señalar que la aplicación de la Agenda 21 de Río ha sido mínima o nula. Sin embargo, de allí surgieron algunos tratados de importancia.

Tan es así que en la agenda de Johannesburgo consta la ratificación de una serie de esos tratados como el Protocolo de Kioto, el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, el Tratado Internacional sobre Recursos Genéticos de Plantas, etcétera. Como se sabe, varios de estos tratados han sido impugnados por Estados Unidos. Resta por ver si la presión logrará impedir que se concreten las ratificaciones esperadas.

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Y ese es el gran temor que existe respecto a esta cumbre: que no se adopten medidas concretas. Generalmente, en las reuniones previas a una cumbre de esta magnitud, ya se fijan gran parte de los resultados. Esta vez nadie puede responder a la pregunta sobre qué saldrá de este evento.

Hace diez años en Río de Janeiro, existía mucho entusiasmo y afán de tomar medidas concretas para salvaguardar a Nuestra Madre Tierra de un colapso. Desde entonces, y tal como lo señala el pionero Edward Goldsmith, fundador en 1969 de la revista The Ecologist, “El deterioro ecológico ha crecido. En Río se habló mucho de crisis ambientales y de desarrollo sostenible, se han redactado muchos documentos, pero no se ha llegado a nada concreto. Los gobiernos de Occidente han dado algún dinero al Banco Mundial que lo ha canalizado a través del Fondo Global para el Medio Ambiente”, en lugar de ser destinado a los programas de las Naciones Unidas para el desarrollo humano y para el medio ambiente. El Fondo Global ha financiado planes que sirvieron para mitigar los daños sociales y ambientales provocados por los programas de desarrollo del propio Banco Mundial. La realidad es que hoy las políticas implementadas todavía son menos sostenibles y ecológicas que hace diez años. En la cumbre de Río, las empresas lograron imponer el orden del día desde los encuentros preparatorios. Ahora el control de las empresas multinacionales sobre los gobiernos es total. De hecho, las empresas cuidan sus intereses económicos a corto plazo,y no del bien común a largo plazo. ¿Johannesburgo? el título no será una “cumbre” de la tierra sino sobre el “desarrollo sostenible”, eufemismo frecuentemente utilizado para decir crecimiento económico.

Según Goldsmith, la palabra desarrollo es usada como panacea universal, con la confianza casi religiosa de que conlleva bienestar y libertad. Los datos demuestran que la pobreza aumenta, e incluso la diferencia entre ricos y pobres, sin embargo se contesta que es porque las recetas de desarrollo no han sido aplicadas correctamente. Luego la palabra desarrollo ha sido sazonada de varias formas. Se habló de “un desarrollo ecológico”, hay quien ha hablado de desarrollo “integrado”, luego “sostenible”. La realidad es que el desarrollo es cada vez menos ecológico, y también menos desarrollo.

La Cumbre de desarrollo Sostenible crea, por un lado, ambiciosas expectativas para la solución de los grandes problemas universales pero, por el otro existe una total ausencia de iniciativas para alcanzar ese resultado. Los países ricos viajan con la intención de conseguir objetivos ecológicos, mientras que las naciones en desarrollo consideran que no se puede lograr un desarrollo sostenible sin, por ejemplo, la eliminación de la pobreza.

Uno de los problemas esenciales es que la Cumbre está organizada por las Naciones Unidas, y esta entidad representa cada vez menos a las naciones y más a los gobiernos, especialmente a aquellos que financian a la ONU. El español Juan de Castro trabajó 20 años en la ONU, y frustrado, decidió abandonar la institución y crear el Centro de Estudios Metaeconómicos.

Juan de Castro nos da ejemplos sobre lo que es el desarrollo sostenible. La cumbre de Johannesburgo se presenta muy compleja, aunque tiene el mérito anticipado de que no pasará inadvertida. Y decimos que es compleja porque nada más ni nada menos se refiere a la supervivencia planetaria. No sólo en el sentido de sobrevivencia, sino en la perspectiva de “tener una mejor calidad de vida, basada en valores éticos, culturales y espirituales, y no sólo económicos.

En Johannesburgo no será necesario discutir nuevas ideas ni constatar que el actual desarrollo no es sostenible. Todo ello ya se ha hecho hace 10 años en Río o en la Declaración del Milenio de las naciones Unidas. Lo único que se debe hacer en Sudáfrica es lograr acuerdos para la ejecución de esos planes, incluyendo una dirección hacia donde enviar las facturas de los proyectos. Pero es precisamente allí donde está la piedra en el zapato. A los gobiernos en general, y en particular a los ricos, les gusta hacer demagogia con sus buenos propósitos, pero pocas veces están dispuestos a hacer los esfuerzos económicos necesarios para llevarlos a la práctica. Sistemas de Gestion Medioambiental

Un Sistema de Gestión Medioambiental (SGMA) es aquella parte del sistema de gestión general que comprende: la estructura organizativa, las responsabilidades, las prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos para determinar y llevar a cabo una política medioambiental.

Los Sistemas de Gestión Medioambiental surgen en la década de los años 90, como instrumentos de carácter voluntario dirigidos a alcanzar un alto nivel de protección del medio ambiente en el marco de un desarrollo sostenible.

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Para llevar a cabo la implantación de un Sistema de Gestión Medioambiental en una entidad existen diferentes modelos cuya finalidad es facilitar la estructuración y el desarrollo del Sistema.

El Sistema de Gestión Medioambiental que propone el proyecto Municipio Turístico Sostenible está basado concretamente en el Reglamento Comunitario 761/01 (EMAS). Este Reglamento tiene como fin proporcionar los elementos de un Sistema de Gestión Medioambiental efectivo para ayudar a las organizaciones a conseguir objetivos medioambientales.

Un Sistema de Gestión Medioambiental (SIGMA) se basa en cuatro elementos clave: 1. La gestión medioambiental

Es el instrumento fundamental para ejecutar la política medioambiental del municipio. Se trata de integrar en la gestión municipal, aspectos relativos al medio ambiente, apoyándose en una serie de instrumentos que ayudan a su aplicación: manual interno, programa, evaluaciones medioambientales,… Sin embargo, a diferencia de una aplicación estrictamente normativa, el municipio puede determinar el “ritmo” de aplicación de mejoras medioambientales, las cuales se van realizando de manera continua. 2. Las auditorias medioambientales

Son un instrumento de gestión que comprende la evaluación sistemática, objetiva, documentada y periódica del funcionamiento del Sistema de gestión medioambiental (organizaciones, procedimientos que aseguren la protección medioambiental y la adecuación de las actuaciones del municipio a sus políticas medioambientales). Es decir, comprueba periódicamente si el Sistema de gestión medioambiental se está aplicando y funciona adecuadamente. 3. Validación

Validación del Sistema de gestión medioambiental por parte de verificadores medioambientales independientes, imparciales y reconocidos para actuar en todo el ámbito comunitario. Esta validación otorga validez oficial en todo el ámbito comunitario al Sistema de gestión medioambiental implantado en el Ayuntamiento. 4. Información

Información al público y a todos los agentes turísticos acerca del comportamiento del Ayuntamiento en materia de medioambiente, a través de la declaración medioambiental.

El Sistema de Gestión Medioambiental se define a partir de la descripción de una política y unos objetivos, en la confección de los cuales se deben tener en cuenta los requisitos legales y la información sobre los aspectos medioambientales que la organización puede controlar y sobre los cuales pueda esperarse que tenga influencia. Los objetivos del Sistema de Gestión Medioambiental desarrollan los grandes propósitos generales en materia de comportamiento medioambiental que han sido identificados en la Política de Gestión Medioambiental establecida por el Ayuntamiento.

Una vez que el Ayuntamiento ha definido voluntariamente las actuaciones que quiere llevar a cabo en materia medioambiental debe proceder a la implantación de las mismas. Normatividad Iso 14000 Y Otras ISO-14000 ¿Que son las normas iso-14000?

Las normas ISO 14000 consisten en una serie de normas y guías internacionales que tratan sobre la “Gestión Ambiental”. En lenguaje llano esto significa que se ocupan de “que es lo que la empresa hace para minimizar los efectos perjudiciales de sus actividades sobre medio ambiente”.

ISO 14000 se ocupa de la manera en que la empresa desarrolla sus actividades y no se ocupa, al menos de manera directa, de los resultados de dichas actividades. O sea se involucra con los procesos y no con los productos de la empresa.

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Indudablemente la manera en que la organización gestiona sus procesos afectará el producto final. En este contexto el Sistema de Gestión Ambiental permitirá asegurar que se ha hecho todo lo necesario para minimizar el impacto adverso sobre el medio ambiente al tomar consideración la incidencia sobre los recursos naturales y la contaminación ambiental durantes los procesos productivos y el ciclo de vida del producto, incluyendo su destino final.

Las normas ISO 14000 son normas voluntarias y genéricas pues la empresa decide libremente sobre su adopción y se aplican a cualquier organización, grande o pequeña, cualquiera sea su producto o servicio, en cualquier sector de la actividad, y tanto si se trata de una empresa privada, como de la administración pública o de un departamento del gobierno. Iso-iram y la serie de normas iso-14000

La Organización Internacional de Normalización (ISO) es una federación mundial de organismos nacionales de normalización (organismos miembros de ISO). Los comités técnicos de ISO llevan a cabo el trabajo de elaboración de la Normas Internacionales voluntarias.

En la Argentina el organismo normalizador es IRAM (Instituto Argentino de Normalización), en Estados Unidos en ANSI (American National Standards Institute), en el Reino Unido es BSI (British Standards Institute), etc.

Es IRAM quien representa a nuestro país en ISO e integra los comités técnicos donde se desarrollan las normas.

ISO 14000 se origina a partir del compromiso de ISO de apoyar el objetivo de “desarrollo sustentable” surgido de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en Río de Janeiro en el año 1992.

Los primeros documentos de la serie se publicaron en 1996. La serie de normas incluye hoy 21 normas publicadas, reportes técnicos, guías y documentos en desarrollo.

La norma, cuyos requisitos deben cumplirse para obtener la certificación del Sistema de Gestión Ambiental de la empresa, es la norma “ISO 14001-Sistemas de Gestión Ambiental. Especificaciones y directivas para su uso” . ¿Por que certificar el sistema de gestion ambiental de la empresa?

Un Sistema de Gestión Ambiental basado en las normas ISO 14000 es una herramienta de gestión que permite a una organización de cualquier tipo controlar el impacto de sus actividades, productos o servicios en el medio ambiente.

Un Sistema de Gestión Ambiental permite un enfoque estructurado para:

fijar objetivos y metas ambientales alcanzarlos y demostrar que han sido alcanzados

No especifica niveles del desempeño ambiental.

La intención de las normas ISO 14000 es:

proveer un marco para un enfoque global y estratégico de las políticas, planes y acciones ambientales de

la organización. ISO 1400 puede ser implementada por una amplia gama de organizaciones, cualquiera sea su nivel actual de desempeño ambiental, sin embargo requiere un compromiso de cumplimiento con la legislación y regulaciones ambientales

aplicables, junto con un compromiso de mejora continua.

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Las ventajas de ISO 1400 para la empresa son: reduce el costo de la administración de residuos promueve el ahorro en el consumo de energía y materiales disminuye los costos de distribución mejora la imagen corporativa frente a los organismos reguladores, los clientes y el público en general. Es marco para la mejora continua del desempeño ambiental de la organización.