democratización ¿para qué?

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Democratización, ¿para qué? En el marco de las jornadas por la democratización, organizadas desde el centro de estudiantes, el miércoles 30 de Octubre de 2013 se realizó un taller con el objetivo de problematizar las relaciones entre docentes y estudiantes, y la estructura de cátedra. Publicamos este documento con el fin de recuperar algunas discusio- nes dadas en el taller para socializarlas en los cursos y ampliar el debate. ¿Cómo se produce conocimiento en la universidad? En las aulas, en vez de producir conocimiento, los estudiantes reprodu- cimos los saberes ya validados y legitimados por la academia. Estos contenidos están pre-establecidos en los programas de las materias que cursamos, sobre los cuales no tenemos ningún poder de decisión. Los mismos son definidos por cada cátedra, y aprobados -o no- en las juntas departamentales. Tanto la estructura de las cátedras, como la conformación antidemocrática de las juntas, impiden cualquier tipo de instancia de discusión y decisión de conjunto. Las formas de gobierno de la universidad y de la facultad expresan relaciones desiguales entre claustros. Así, el privilegio de decidir es monopolizado por el claustro de profesores, quienes tienen mayoría de votos. Las desigualdades de “saber” se expresan entonces en relaciones de poder-decisión. A su vez, los docentes también son víctimas de tal estructura, en tanto la cátedra responde a la misma lógica que atraviesa toda la universi- dad. En su interior, se desarrolla una competencia por alcanzar el puesto de mayor rango, de acuerdo a parámetros arbitrarios. En la cúpula está el titular de cátedra, quien concentra el poder de decisión por ostentar un “mayor curriculum” académico o mayor afinidad (política) con quien realiza las designaciones de titularidad. Hacia abajo de la pirámide, los docentes tienen cada vez menos decisión y menos salario, llegando hasta el caso de los ad honorem que no ven un peso por su trabajo. Así llegamos hasta la unidad mínima del engranaje, el aula. Tene- mos enfrente docentes que no deciden los contenidos que dictan, ni la forma de hacerlo, ni cómo se evalúan tales contenidos. La estructura jerárquica opera también sobre las relaciones entre docentes y estu- diantes: el profesor es quien posee “el saber” , mientras que los “alum- nos” cumplen el rol pasivo de aprender para repetir. ¿Qué es lo que repetimos? Al aceptar las reglas del juego impuestas, no sólo repetimos relaciones que nos ubican en un lugar de subordinación respecto de la “autori- dad” , sino que reproducimos un conocimiento acrítico, orientado a sostener las relaciones de producción vigentes. Ese conocimiento es validado por la academia en tanto sea productivo. La universidad, como la educación en general dentro del sistema capitalista, cumple la función socio-económica de reproducción del Capital. Las formas de autoridad, y como correlato, las estructuras antidemocráticas de gobierno, son los mecanismos que permiten alcanzar ese fin. La función productiva de la facultad es similar a la de la fábrica. De allí salen los futuros intelectuales, ideólogos y justificadores de las relacio- nes de producción capitalistas. La producción del conocimiento universitaria es análoga al proceso productivo capitalista: los conocimientos se parcelan entre materias y carreras aisladas entre sí, así como cada trabajador modifica un aspec- to único, parcelado, de un producto final, que nunca alcanza a conocer. Del mismo modo que el obrero debe trabajar al ritmo acelerado de la máquina para aumentar la renta del patrón, los estudiantes debemos ajustarnos a los tiempos académicos. Y aquellos que no alcanzan a correr, pierden el tren, se quedan afuera. Al igual que en la fábrica, la disposición del espacio físico en la facultad está pensada para la vigilancia de cada uno de sus sectores, hoy en día potenciada por la instalación de cámaras y patovas. Al interior del aula, la disposición más tradicional de los cuerpos propone un vinculación

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Page 1: Democratización ¿para qué?

Democratización, ¿para qué?En el marco de las jornadas por la democratización, organizadas desde el centro de estudiantes, el miércoles 30 de Octubre de 2013 se realizó un taller con el objetivo de problematizar las relaciones entre docentes y estudiantes, y la estructura de cátedra.Publicamos este documento con el fin de recuperar algunas discusio-nes dadas en el taller para socializarlas en los cursos y ampliar el debate.

¿Cómo se produce conocimiento en la universidad?

En las aulas, en vez de producir conocimiento, los estudiantes reprodu-cimos los saberes ya validados y legitimados por la academia. Estos contenidos están pre-establecidos en los programas de las materias que cursamos, sobre los cuales no tenemos ningún poder de decisión. Los mismos son definidos por cada cátedra, y aprobados -o no- en las juntas departamentales. Tanto la estructura de las cátedras, como la conformación antidemocrática de las juntas, impiden cualquier tipo de instancia de discusión y decisión de conjunto. Las formas de gobierno de la universidad y de la facultad expresan relaciones desiguales entre claustros. Así, el privilegio de decidir es monopolizado por el claustro de profesores, quienes tienen mayoría de votos. Las desigualdades de “saber” se expresan entonces en relaciones de poder-decisión. A su vez, los docentes también son víctimas de tal estructura, en tanto la cátedra responde a la misma lógica que atraviesa toda la universi-dad. En su interior, se desarrolla una competencia por alcanzar el puesto de mayor rango, de acuerdo a parámetros arbitrarios. En la cúpula está el titular de cátedra, quien concentra el poder de decisión por ostentar un “mayor curriculum” académico o mayor afinidad (política) con quien realiza las designaciones de titularidad. Hacia abajo de la pirámide, los docentes tienen cada vez menos decisión y menos salario, llegando hasta el caso de los ad honorem que no ven un

peso por su trabajo. Así llegamos hasta la unidad mínima del engranaje, el aula. Tene-mos enfrente docentes que no deciden los contenidos que dictan, ni la forma de hacerlo, ni cómo se evalúan tales contenidos. La estructura jerárquica opera también sobre las relaciones entre docentes y estu-diantes: el profesor es quien posee “el saber”, mientras que los “alum-nos” cumplen el rol pasivo de aprender para repetir.

¿Qué es lo que repetimos?

Al aceptar las reglas del juego impuestas, no sólo repetimos relaciones que nos ubican en un lugar de subordinación respecto de la “autori-dad”, sino que reproducimos un conocimiento acrítico, orientado a sostener las relaciones de producción vigentes. Ese conocimiento es validado por la academia en tanto sea productivo. La universidad, como la educación en general dentro del sistema capitalista, cumple la función socio-económica de reproducción del Capital. Las formas de autoridad, y como correlato, las estructuras antidemocráticas de gobierno, son los mecanismos que permiten alcanzar ese fin. La función productiva de la facultad es similar a la de la fábrica. De allí salen los futuros intelectuales, ideólogos y justificadores de las relacio-nes de producción capitalistas.La producción del conocimiento universitaria es análoga al proceso productivo capitalista: los conocimientos se parcelan entre materias y carreras aisladas entre sí, así como cada trabajador modifica un aspec-to único, parcelado, de un producto final, que nunca alcanza a conocer.Del mismo modo que el obrero debe trabajar al ritmo acelerado de la máquina para aumentar la renta del patrón, los estudiantes debemos ajustarnos a los tiempos académicos. Y aquellos que no alcanzan a correr, pierden el tren, se quedan afuera.Al igual que en la fábrica, la disposición del espacio físico en la facultad está pensada para la vigilancia de cada uno de sus sectores, hoy en día potenciada por la instalación de cámaras y patovas. Al interior del aula, la disposición más tradicional de los cuerpos propone un vinculación

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lineal y descendente: el profesor hacia el estudiante, y en ocasiones el estudiante al profesor, ya que de sus compañeros solo ve la espalda. Esto permite la vigilancia de la autoridad y la ponderación de la figura de saber.

Entonces, ¿hay que democratizar?

En una sociedad dividida en explotadores y explotados, la orientación del conocimiento no puede ser neutral. Por eso, como estudiantes y futuros docentes o investigadores, debemos disputar esa orientación, para convertirla en una herramienta de cambio.La democratización al interior de las aulas implica cuestionar las relacio-nes que reproducimos y la forma en que construimos el conocimiento. Es necesario romper con las jerarquías a su interior, entendiendo al docente como un trabajador más, inmerso en las relaciones de explota-ción y opresión del sistema imperante. De aquí, la necesidad de que docentes y estudiantes coordinemos nuestros debates y acciones, ya que la democratización nos implica a ambos. Pensamos que es posible romper con el rol pasivo al que nos vemos relegados en tanto “alumnos”, mediante una intervención activa en nuestras cursadas, y construir conocimiento colectivamente, por ejem-plo, en grupos de estudio horizontales, sin jerarquías artificiales.En estas líneas no buscamos decretar una verdad absoluta, ni presentar-les una tesis de excelencia académica. Por el contrario, nos proponemos retomar y difundir debates abiertos en torno a la “democratización” de la universidad, que siguen aún vigentes, reflexionando sobre lo que ella implica más allá de la elección de autoridades y representantes.

ahora se junta todos los

Martes a las 17 hsVení, acercate y participá !!

/comisionescefylwww.comisionescefyl.com.ar

Comisión Antirrepresiva:

M a r t e s 2 1 h s

Comisión contra la Mercantilización de la Educación:

M i é r c o l e s 1 7 h s

Comisión de Lucha por el Presupuesto:

M a r t e s 1 9 h s

Comisión de la Mujer y la diversidad sexual:

M i é r c o l e s 1 8 h s

Comisión Audiovisuales:

M i é r c o l e s 2 1 h s

Comisión del Umbral:

J u e v e s 1 8 h s

Comisión por la Autogestión:

J u e v e s 1 8 h s (cada 2 semanas)