del sentimiento trágico de la vida (reseña)

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Unamuno, Miguel de. Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos. Edición de Antonio M. López Molina. Madrid: Biblioteca Nueva, 1999; 286 p. Conviene recordar de vez en cuando, aunque sólo sea por hacer un ejercicio de memoria, que en España también ha habido y hay reflexión filosófica. En cual- quier caso, la memoria no sería neutral ni inocente y nos devolvería, maltrechos o no, los trazos de unos problemas que fueron pensados por algunos hombres. Problemas que, junto con las investigaciones que ellos nos aportaron, configuran una cierta historia y una cierta herencia que hoy es nuestra. Y con esos proble- mas, la memoria nos devolvería a estos mismos hombres; no a los hombres «de carne y hueso», pero, al menos, algo de ellos. Aunque él hubiese preferido lo pri- mero, esto es lo que ocurre ahora con Unamuno y una nueva edición de su obra filosófica más tempestuosa, Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos. El profesor Antonio Miguel López Molina rescata otra vez un libro que es fruto de convulsiones personales, exposición sin recato de angustias y anhelos y defensa a voces de un único, pero lujoso en ramificaciones, deseo íntimo: el de la conservación y perpetuación de la propia vida. El tema central del libro es la exposición del ansia de inmortalidad personal. Según Unamuno, la conciencia de su propia existencia le provoca al hombre, ante la evidencia de su final, un ham- LOGOS. Anales del Seminario de Metafísica, (2000), núm. 2, pgs. 431-451. Servicio de Publicaciones, Universidad Complutense. Madrid

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Literatura

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  • Unamuno, Miguel de. Del sentimiento trgico de la vida en los hombres y enlos pueblos. Edicin de Antonio M. Lpez Molina. Madrid: Biblioteca Nueva,1999; 286 p.

    Conviene recordar de vez en cuando, aunque slo sea por hacer un ejerciciode memoria, que en Espaa tambin ha habido y hay reflexin filosfica. En cual-quier caso, la memoria no sera neutral ni inocente y nos devolvera, maltrechoso no, los trazos de unos problemas que fueron pensados por algunos hombres.Problemas que, junto con las investigaciones que ellos nos aportaron, configuranuna cierta historia y una cierta herencia que hoy es nuestra. Y con esos proble-mas, la memoria nos devolvera a estos mismos hombres; no a los hombres decarne y hueso, pero, al menos, algo de ellos. Aunque l hubiese preferido lo pri-mero, esto es lo que ocurre ahora con Unamuno y una nueva edicin de su obrafilosfica ms tempestuosa, Del sentimiento trgico de la vida en los hombres yen los pueblos.

    El profesor Antonio Miguel Lpez Molina rescata otra vez un libro que esfruto de convulsiones personales, exposicin sin recato de angustias y anhelos ydefensa a voces de un nico, pero lujoso en ramificaciones, deseo ntimo: el de laconservacin y perpetuacin de la propia vida. El tema central del libro es laexposicin del ansia de inmortalidad personal. Segn Unamuno, la conciencia desu propia existencia le provoca al hombre, ante la evidencia de su final, un ham-

    LOGOS. Anales del Seminario de Metafsica, (2000), nm. 2, pgs. 431-451. Servicio de Publicaciones, Universidad Complutense. Madrid

  • bre insaciable de vivir y de vivir siempre en la forma en que se vive como hom-bre, es decir, como el hombre real y concreto, y no con sucedneos de inmortali-dad. Pero este deseo, esta protesta descarada o este pattico lamento (tiene de lostres) cobra su fuerza caracterstica precisamente porque choca con aquella evi-dencia. Y de esta contradiccin, vivida como sentimiento trgico de la vida, surgela reflexin filosfica; al menos la de Unamuno.

    He aqu el punto de partida del estudio preliminar de Antonio Lpez Molina:la contradiccin como perspectiva del mundo y como mtodo de investigacin.Pero como el mismo Unamuno consideraba que el pensamiento o la obra de cual-quier autor es siempre la de un hombre real y que hunde sus races en su vida,comprendindose slo a travs de sta, el estudio comienza por una biografaintelectual del autor del libro. Esta biografa trata, en efecto, de poner de mani-fiesto el carcter internamente conflictivo y contradictorio de la trayectoria vitalunamuniana: su pasin por dos tierras, la que lo vio nacer y la que lo acogi; sucarrera universitaria como profesor y rector, y su labor creativa original; su mili-tancia poltica y sus desplantes, que le valieron el destierro; su reparto de creati-vidad entre diversos gneros e incluso entre formas distintas de esa creatividad;y los momentos trgicos de su vida.

    Sobre stos se hace especial hincapi, justamente por lo que tienen de com-ponente vital generador de conflictos internos. Dichos momentos propiciaron enUnamuno el desencadenamiento de una experiencia de angustia ante el choqueentre el deseo de una fe religiosa que lo consolara y el desenvolvimiento de losprocesos racionales a los que no poda sustraerse. Pero ni una ni otra podan darlesatisfaccin, ni aun el conflicto mismo entre ambas tendencias. Y, sin embargo,fue el autntico motor de la creacin unamuniana y de las fases de especial inten-sidad en la misma.

    Por esta razn quiere hacer ver Antonio Lpez Molina que la contradiccines justamente la clave hermenutica de la vida y la obra de Unamuno, patente conuna fuerza difcil de igualar en el texto que introduce. Y que la contradiccin o elconflicto, podramos decir, es para l tanto una experiencia como un mtodo dereflexin.

    La contradiccin bsica en Unamuno es la que enfrenta sentimiento y razn.El primero encierra el abanico semntico de la vida, la afectividad, la voluntad yhasta la fe religiosa; mientras que la segunda se expresa, asimismo, en los trmi-nos de ciencia, inteligencia, filosofa.

    Los hitos que Antonio Lpez Molina va entresacando del texto analizado, enrelacin con este enfrentamiento, son los siguientes: por un lado, la anticipacinde Unamuno a su tiempo en la afirmacin de que la estructura bsica del sujetoindividual reside en su cuerpo, en cuanto principio de unidad en el espacio y enel tiempo. A continuacin, la centralidad de la voluntad en el esfuerzo del yo en

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  • su propia defensa. Esta defensa es la de la perseverancia en el ser frente al desti-no de un final, y genera una dialctica entre fe y razn que no se supera con-servndolas ambas en un estadio posterior, sino que se mantiene y mantiene alhombre en la incertidumbre y en la desesperacin. Esta lucha, que se producira,supuestamente, en el interior de cada hombre, pero que tiene motivos tambinexternos (los de las tradiciones religiosa, filosfica y cientfica, con cuyas apa-rentes soluciones nos formamos), produce el ansia de inmortalidad personal, deinmortalidad en la vida; ansia que no acaba, porque no encuentra satisfaccin deningn tipo, ni racional, ni religiosa.

    Cada parte del conflicto trata de rebasarse a s misma y tomar posiciones enel otro lado. Y, sin embargo, ninguna puede solucionar el problema o, podramosdecir, ninguna puede siquiera plantearlo, dados sus propios lmites: al final, lareligin lo modifica y la razn lo disuelve.

    El estudio del libro recorre las fases de la indagacin de Del sentimiento tr-gico de la vida, agrupndolas en torno a los temas clsicos de la teora del cono-cimiento y del sujeto o del yo. Y a partir de ah, sita cada una de las solucionesdiscutidas y analizadas por Unamuno al problema de la inmortalidad personal,como las soluciones racional-cientfica y religiosa, para concluir en lo que quie-re llamar la solucin propiamente unamuniana, que no es tampoco ninguna autn-tica solucin.

    Al mismo tiempo, as como el sentimiento trgico de la vida no es exclusivode hombres concretos, de individuos, sino que tambin lo poseen pueblos ente-ros, igualmente las disputas en la visin y la solucin del problema trgico, de laevidencia de un final y del anhelo de inmortalidad personal, tienen sus represen-tantes en pueblos y en culturas. De este modo, Unamuno seala y ahonda en elparalelismo entre el conflicto que enfrenta sentimiento, vida y voluntad frente arazn y ciencia, y el conflicto catolicismo-protestantismo. La defensa unamunia-na del catolicismo es, ms propiamente, la defensa de las culturas de raigambrecatlica frente a las culturas de raigambre protestante, puesto que se entiende queambas versiones del cristianismo y la disputa misma en el transcurso de laReforma y la Contrarreforma produjeron, ms all del mbito estrictamente reli-gioso, dos visiones del mundo y dos posturas ante l.

    El estudio de Antonio Lpez Molina destaca esta disputa en la extensin ados dialcticas que, a su manera, estn vigentes hoy: la dialctica entre la ten-dencia a una hegemona centroeuropea (franco-alemana) en la comprensin deEuropa, frente a la Europa del contorno (Espaa, Portugal, Italia, e incluso GranBretaa); y la dialctica entre la filosofa espaola y la europea.

    Las culturas de raigambre protestante giran, entre otros centros de gravedad,en torno a la identificacin de la razn (y con ella, del sujeto individual racional)y el progreso en la forma de la ciencia y la tecnologa. Unamuno no rechaza los

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  • avances y resultados de stas; al contrario, se sirve, como todos, de ellas. Pero susentido slo es prctico. Esta racionalidad no puede resolver el problema vital alque nos hemos referido. Por ello, esta visin del mundo, ms que liberar, escla-viza en lo fundamental. La posicin de las culturas catlicas, como la espaola,es, para Unamuno, la posicin trgica por excelencia (tambin en sus propiascontradicciones) frente a la aceptacin resignada de una racionalidad cientficaque gira en torno a una cierta idea de progreso y que es ciega antes que impoten-te ante el problema humano.

    Todo esto se hace culminar en la idea unamuniana de la filosofa, frente aalgunas de las definiciones clsicas (alemanas), como reflexin sobre el senti-miento trgico de la vida, es decir, sobre la tragedia interior de cada hombre antela negacin racional de su deseo vital y su voluntad de inmortalidad personal.Esta idea de lo que ha de ser la filosofa se cifra, pues, en la dialctica y el enfren-tamiento mismo entre dos formas lmite de ver y de comprender el mundo y a loshombres: la voluntad y la razn, el vitalismo y el racionalismo (que Ortega creypoder unir).

    La parte introductoria de esta edicin se completa con una bibliografa rigu-rosa, pero selecta, que recoge las ediciones de obras completas de Unamuno y ungrupo de estudios sobre su produccin filosfica. Esta bibliografa secundariaest, adems, comentada, lo que le proporciona un valor aadido, algo quedebera convertirse en norma, en especial, cuando se trata de introducir seria-mente al conocimiento de una obra o de un autor, en el campo que sea.

    Adems, se adjunta una cronologa tripartita, que recoge la vida y obra deUnamuno, los acontecimientos filosficos ocurridos en el mismo perodo (inclu-ye la publicacin de obras literarias) y los acontecimientos histricos (polticos).

    Se puede decir que la forma de introduccin o estudio preliminar utilizada,acompaada de todos estos elementos y herramientas, y con el estilo empleadoen ella, es, entre las diversas formas posibles, la que mejor se adapta tanto a lasnecesidades del profano en materias filosficas y en su bibliografa, como al que,no sindolo, quiere introducirse en el pensamiento de Miguel de Unamuno, que,sin duda, se encuentra tambin en otras obras, y no slo filosficas, sino tambinliterarias. La figura misma de la introduccin hecha por otro que no es el autor,en su versin de anlisis interno, queda bien representada en este caso.

    Ricardo Acebes Jimnez

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