dec6~doba colecio de escribanos...

29
361 Es probable que el rigor y la disciplina de los incas se haya transmitido hacia el sur, impregnando con sus hábitos domésticos, usos y costumbres de los pueblos alineados a lo largo de la columna andina hasta donde el araucano ejercía su bé- lico señorío. En efecto, las costumbres incásicas estaban estructuradas sobre la base de un programa que no admitía excepciones, y esto desde la primerísima edad. Es co- nocido, Baudin lo repite basado en diferentes testimonios, que hasta los tres meses los brazos del recién nacido debían permanecer apretados en las mantillas con el fin de endurecerlos. Los reglamentos prohibían expresamente a quien- quiera fuere y que con el pretexto que fuese, tomar a la criatura en los brazos, pues tal actitud constituía un mal hábito que la tornaria indefectiblemente llo- rona y exigente. Precauciones prácticas y de aplicación común que, con valor de derecho positivo, conformaban el funcionamiento psicológico de una sociedad fuerte. Para darle el pecho, la madre debía inclinarse sobre el niño, quien no tenía de- recho a amamantar más de tres veces por día: a la mañana, al mediodía y a la noche. Era obligación indelegablc de la madre atender al vástago sin distingos de con- dición social, salvo solamente en casos de enfermedad eximente. El destete se producía inexorablemente a los dos años. A esta información de Gracilazo debe interpretársela, tal cual lo hace Baudin, como la puesta en valor de un criterio que tiende a establecer, desde el momento mismo del nacimiento, el sentido de subordinación a una reglamentación minu- ciosa que acompañará toda la vida al súbdito del imperio, y a la cual necesaria- mente deberá adecuarse. Tal tipo de organización no se ha dado en el espacio concreto de nuestras tierras, sino, seguramente, por un reflejo del régimen imperial en las regiones de su in- fluencia, en las cuales, en definitiva, las concepciones de los conquistadores ten- dieron a elevar la moral sexual de las comunidades sufragáneas. De todos modos, el sistema familiar no fue homogéneo, como no lo fue el régi- men cacical, y cada grupo presentaba sus rasgos salientes, conformadores de la La organización familiar Segunda parte Por Carlos A. Ighinn ANTECEDENTES JURÍDICOS ABORÍGENES EN EL ACTUAL TERRITORIO ARGENTINO 8 COLECIO DE ESCRIBANOS DEI¡\ I'ROVIi':C1¡\DEC6~DOBA 1I REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Upload: lekien

Post on 29-Sep-2018

219 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

361

Es probable que el rigor y la disciplina de los incas se haya transmitido hacia elsur, impregnando con sus hábitos domésticos, usos y costumbres de los pueblosalineados a lo largo de la columna andina hasta donde el araucano ejercía su bé­lico señorío.En efecto, las costumbres incásicas estaban estructuradas sobre la base de unprograma que no admitía excepciones, y esto desde la primerísima edad. Es co­nocido, Baudin lo repite basado en diferentes testimonios, que hasta los tresmeses los brazos del recién nacido debían permanecer apretados en las mantillascon el fin de endurecerlos. Los reglamentos prohibían expresamente a quien­quiera fuere y que con el pretexto que fuese, tomar a la criatura en los brazos,pues tal actitud constituía un mal hábito que la tornaria indefectiblemente llo­rona y exigente. Precauciones prácticas y de aplicación común que, con valor dederecho positivo, conformaban el funcionamiento psicológico de una sociedadfuerte.Para darle el pecho, la madre debía inclinarse sobre el niño, quien no tenía de­recho a amamantar más de tres veces por día: a la mañana, al mediodía y a lanoche.Era obligación indelegablc de la madre atender al vástago sin distingos de con­dición social, salvo solamente en casos de enfermedad eximente. El destete seproducía inexorablemente a los dos años.A esta información de Gracilazo debe interpretársela, tal cual lo hace Baudin,como la puesta en valor de un criterio que tiende a establecer, desde el momentomismo del nacimiento, el sentido de subordinación a una reglamentación minu­ciosa que acompañará toda la vida al súbdito del imperio, y a la cual necesaria­mente deberá adecuarse.Tal tipo de organización no se ha dado en el espacio concreto de nuestras tierras,sino, seguramente, por un reflejo del régimen imperial en las regiones de su in­fluencia, en las cuales, en definitiva, las concepciones de los conquistadores ten­dieron a elevar la moral sexual de las comunidades sufragáneas.De todos modos, el sistema familiar no fue homogéneo, como no lo fue el régi­men cacical, y cada grupo presentaba sus rasgos salientes, conformadores de la

La organización familiar

Segunda parte

Por Carlos A. Ighinn

ANTECEDENTES JURÍDICOS ABORÍGENES EN ELACTUALTERRITORIO ARGENTINO

8COLECIO DE ESCRIBANOSDE I ¡\ I'ROVIi':C1¡\ DEC6~DOBA 1IREVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 2: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

362

correspondiente estructura social.La tendencia a la cxogarnia parece haber primado, aunque con algunas limitacio­nes, pues es destacable la preferencia hacia la identidad de raza y lengua.Azara y los jesuitas Lozano y Guevara, como anota Bunge, demuestran que lapromiscuidad no fue una característica normal entre nuestros aborígenes. Talvez, sociológicamente, debemos hablar de la familia sindiásmica, es decir, aquellaetapa de la organización familiar en la cual, dentro de la unión por grupos, se co­mienzan a distinguir parejas más o menos estables, como nos hace ver Orgaz.El primer tipo de filiación debe haber sido el uterino, pues el afianzamiento dela hegemonía paterna tardó en consolidarse con caracteres definidos.Quizás sea oportuno distinguir entre aquellos aborígenes que subsistían de su ac­tividad cinegética; y aquellos quienes, aunque con la precariedad de! caso, in­tentaban e! laboreo de la tierra. En los cazadores, la madre era e! vínculo unitivoy los hijos seguían siempre a su progenitora. En los agricultores, establecidos se­dentaria mente en la tierra, el padre, sobre todo si era cacique, solía mantenerconsigo a sus hijos; pero, aún no era tiempo, en general, de una desarrollada or­ganización patriarcal.Sin embargo, la autoridad del marido estaba bastante arraigada al tiempo de losespañoles. En los charrúas, la presencia del hombre se hacia cada vez más firme,pero, corno concluye Bunge, la no consolidada autoridad paterna, la indefinidasituación de la mujer en el hogar, la falta de celos y de fidelidad en la mujer, lafacilidad del divorcio, demuestra una situación previa a la familia ciclópea, aque­lla en la cual, según Summer Maine, "sus miembros se hallaban unidos por laautoridad y protección del ascendiente varón más antiguo capaz de gobernarla".No obstante, la etapa de la promiscuidad aparece corno alejada, lo mismo quela del matrimonio consanguíneo y por generaciones o grupos.Es necesario destacar que, a pesar de todas las imperfecciones anotadas, en gru­pos corno los guaranítícos se expresaban fuertes afectos familiares, demostradosespecialmente en e! lamento por sus difuntos.La mutilación, en particular entre los charrúas, era una muestra acabada de esto.Los aborígenes de estas parcialidades, en oportunidad de la muerte de un deudo,se cortaban un artejo de cada dedo, so tacha de infamia. Si moría el padre, el ma­rido o el hermano, las hijas, las viudas o las hermanas se hacían los respectivoscortes, comenzando por el dedo meñique. Asimismo, se clavaban cuchillos olanzas en brazos o pechos, además deayunar por dos lunas. Estas manifestaciones cobraban particular relieve cuandoel muerto era cabeza de grupo. En tales duelos, las hijas adultas, dice Azara, selastimaban por el hombre que los había criado en su casa, pero no por el padrecarnal.El marido solía fingir una preñez paralela a la de su mujer y dando ésta a luz, ob­serva e! padre Lozano, el cónyuge ayunaba sin probar carne "ni coger caza aunque

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVJNeJA DE CÓRDOBA

Page 3: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

363

se le entrase por la puerta". Esta actitud que en otros ámbitos es conocida comocouvada, repetida en diversos pueblos, es tomada como índice de pervivenciade una filiación materna uterina, como opina Bachoffen.Estas consideraciones podrían permitir sintetizar que los guaraníes habrían evo­lucionado desde una no demasiado lejana filiación materna a otra de naturalezapaterna, contemporánea al descubrimiento y conquista. En este caso, el paren­tesco ya es agnaticio.En otras asociaciones, como los calchaquíes, los datos sobre la familia son esca­sos, a pesar de conocerse acerca de su desarrollo cultural, aunque se descuentala influencia aymara y, por cierto, la incásica sobre sus últimas estructuras. Es po­sible que se pueda hablar de una organización patriarcal relativa en ellos.Los ayllus del Alto Perú, con difusión posterior hacia el sur, se estructuran entorno a la economía de la tierra y su producción agraria, y derivan hacia un con­dicionado modo de parentesco.Uhlc, atribuye al ayllu la aglomeración en torno al primer tío de todos los des­cendientes, cediendo la continuidad de su constitución a las mujeres. El tío estambién importante en el Cuzco y en otras regiones indoarnericanas.El principio de la masculinidad existe en la familia incásica, tanto es así, que elapellido de la familia y el mismo cetro imperial, son heredados por línea devarón.La autoridad del marido es afirmada entre los araucanos, como que la mujer nosupera el calificativo de cosa comprada, y, por lo tanto, objeto de plena disposi­ción del propietario, quien habitualmente la destinaba a rudas tareas.El hecho, infrecuente por cierto, de que los aborígenes araucanos presumiesende su linaje, fundado en denominaciones totémicas como las del sol, los leones,la raposa, las ranas, alude a parentelas establecidas, como discierne González deNájera. Esto les otorga un adelanto en cuanto hace a la conformación de una fa­milia desde la perspectiva patriarcal, donde el padre era el elemento central entorno al cual se agrupaban las madres, quienes a menudo eran varias, los hijosy los agregados, obedeciendo a la dirección del jefe de familia, con gran sumisión.No obstante la fortaleza de su mando, el padre es recordado como afectuoso conlos hijos y preocupado por su educación.La situación de la madre era en sí relegada, sobrecargada de tareas y frecuente­mente castigada, sin participación en las decisiones familiares.La voluntad colectiva, como razona Bunge, fue dominando de tal modo, que elindividuo no tardó en verse subordinado a ella, fortaleciendo la unidad familiar,aun en desmedro del concepto de tribu.La influencia incásica, en fin, vino a consolidar la organización patriarcal de lafamilia y el parentesco agnaticio; pero su objetivo, como también lo indicaBunge, obedecía a exigencias de derecho público relativas a la administración, elcenso 'i la estadística.

COLEGIO DE ESCRIBANOS ~DE LA I'ROVIr-.:CIA DE CÓRDOBA ~

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 4: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

364

Es este, indudablemente, el aspecto más interesante, por su contenido de orga­nización social, que puede extraerse del análisis de la experiencia aborigen en el-para ellos- primario mundo de las instituciones jurídicas.¿Cómo se dio la institución del matrimonio en el ámbito del actual territorio ar­gentino, o mejor aún, en la amplia franja de la influencia incásica? ¿Cuál era sumodalidad predominante?El matrimonio precolombino, afirma P.M. de Oliveira, aparece como acopla­miento utilitario de institución económica. Un jurista peruano, V. J. Guevara,que estudió comparativamente la institución en un trabajo de aliento titulado"Derecho consuetudinario en los indios del Perú y su adaptación al derecho mo­derno", lo definió así: "Contrato de procreación y de asistencia mutua, cuya du­ración es igual a la de la voluntad y al afecto de las partes".Bunge sostiene que los aborígenes americanos, salvo excepciones como los gua­raníes, parece no haber sentido mayor repugnancia por el incesto. Los incas, almenos, como lo nota Gracilazo, no lo prohibían expresamente y de hecho lopracticaban en la familia imperial. Respecto a los guaraníes, dice el padre Lozano:".... Pero a las madres y hermanas guardan siempre particular respeto, represen­tándose lo contrario como un exceso abominable".No sucedía lo mismo entre los calchaquíes, pues los padres, al llegar las hijas aldesarrollo, las tomaban de concubinas, dado que consideraban que era el jefe dela familia quien las mantenía yeso le otorgaba prerrogativas corno ésta. Tal situa­ción no obstaba, sin embargo, para el posterior matrimonio de la hija, pues elnovio de nada se admiraría, aceptando, incluso a los hijos que su futura hubieratenido con su propio padre.La leyenda del Kakuy, propuesta como modelo por Bunge, presenta el caso dedos hermanos, varón y mujer, que hacían vida en común, atendiendo él a la sub­sistencia de la pareja. El castigo final a la mujer representaría una lección a nivelde la espiritualidad popular, tendiente a ubicar en su sitio a la mujer extralimi­tada de lo suyo por autoritaria y desobediente, creando, de esta manera, unamoraleja que robustece la autoridad marital sin desautorizar el incesto.La manera más común de dar forma al casamiento parece haber sido la comprade la mujer, a cambio de un precio que percibían los padres 0, en casos, el propiomarido de la casadera. En este aspecto, tampoco habrían sido los calchaquíeslos más atados a las formalidades, pues carecían de ceremonias civileso religiosas.En este sentido, los lules eran mucho más directos, pues el varón tomaba a lamujer soltera, y sin decir palabra a los padres, se la llevaba a su casa, como narrael padre Lozano.El padre Falkner relata que las mujeres solían ser muy caras entre los patagonesy los hombres pagaban su precio con cascabeles, cuentas, caballos, vestidos "o

El matrimonio

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90~"\ COLEGIO DE ESCRII\ANOS~ DE LA PROVINCIA DE CORDURA

Page 5: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

365

cualquier cosa de estimación entre ellos".Antonio de Viedrna dice que el padre o el pariente a cargo de la novia no teníaen cuenta el consentimiento de la mujer, comprometiéndose por su sola deci­sión.Los parientes de la novia pampa, luego de haber arreglado su precio y establecidola fecha de boda, la conducían muy tapada al toldo del futuro marido, quien to­mándola de la mano, lo llevaba dentro y se acostaban juntos. Al día siguiente,e! matrimonio estaba consumado, dice Cannls Frau.También se daba la compra entre los abipones, como lo indica el padre Dobriz­hoffer. en los araucanos y en los primitivos montañeses. Una documentación ju­dicial, de 1658, consigna como un cacique algarrobero declara haber ocurridoa unas tolderías sobre el río Atuel "para comprar una china para casar a su hijo".El pretendiente toba llevaba a los padres de su elegida las presas obtenidas porla caza, como manera de demostrar que era suficiente para mantener a su esposa.Algo parecido sucedía entre los vilclas, donde el joven, luego de obtenido el con­sentimiento de los padres de la novia, salía en procura de caza y miel, para regre­sar con sus vituallas y agasajar a sus futuros suegros, quienes luego le entregabana la mujer, de acuerdo con la información del padre Castro.Los pehuenches acostumbraban a simular un rapto, en la seguridad de que pro­ducido e! apoderamiento de la mujer, todo resultaría luego amigablemente so­lucionado.Tomás de Guevara, citado por Bunge, en su sabrosa obra "Costumbres judicialesy educación de los araucanos", dice: "Al acto del rapto se acompaña la indemni­zación por hacerlo. A la llegada de los españoles al territorio araucano existía lacostumbre de adquirir la mujer por rapto simulado, supervivencia sin duda dela captura real". Dicha compensación era previamente arreglada entre el novioy e! padre o hermano mayor de la "raptanda", apoyado éste por las viejas, losniños y, en general, las mujeres, en medio de un ostentar de piedras, palos yotros elementos agresivos. Pero, en definitiva, el novio se llevaba a la muchachaante la indiferencia de los hombres.Si no se pagaba lo convenido, el padre tenía derecho a recobrar a la hija. A la in­versa, el marido podía eximirse del precio en e! caso de muerte prematura de lamujer, o producido e! abandono del hogar conyugal por parte de la esposa.El padre Vázqucz de Espinoza, quien conociera a los charrúas y otros pueblos li­torales, describe, como forma integrativa de! rito del matrimonio, lo que podrí­amos llamar hetairismo o prostitución religiosa, cuando expresa en su conocido"Compendio", de cerca de 1629: "Cuando se han de casar, hacen llamamientoy junta en una parte señalada, y allí donde han de casar la novia manda el caciqueque cada uno vaya con su flecha y su arco, y lleve algún pellejo u otra cosa poroferta, conforme cada uno tiene. Y estando juntos, entra el cacique con la noviaa gozarla, y luego los demás por su orden, ofreciendo lo que cada uno ha llevado

,"?~COLEGIO DE ESCRIBANOS· =::H~DE LA PROVIr-.:CIA ni C:Oi\DOBA •

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 6: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

366

"La pluralidad de mujeres es permitida y su número es mayor o menor según al­canza la posibilidad de mantenerlas y aun comprarlas. Porque de algunas genteses costumbre ordinaria que las hijas sean vendibles por un poco de maíz, man­dioca y cosas semejantes, y entregadas a sus pretendientes a las veces contra sugusto, pero muy a gusto de los padres por su utilidad y emolumento que percibenvendiendo sus hijas", comunica al padre Guevara. De esto se deduce, además dela compra como sistema, la existencia de la poligamia en la organización familiaraborigen. Indicio de esto también lo tenemos entre los charrúas -en sus comu­nidades, las mujeres dejaban al poligínico tan pronto encontraban a otro que lesofreciese cierta exclusividad-, y también entre los aborígenes del sur, en particularlos araucanos, que poseían tantas mujeres como pudieran mantener. Los povas,como explica el padre Rosales, los llamados matacos y los guaraníes, en cuyo ám­bito los jefes, especialmente, practicaban la poliginia, pero dándole siempre pre­ponderancia a la primera mujer, se inscriben también en estos usosmatrimoniales.En cambio, la base monógama parece demostrada en pueblos como los puelche­guénaken, donde sólo los grandes personajes tenían más de una mujer, como elcélebre Cangapol, a quien se le conocían siete mujeres, conforme a Sánchez La­brador; las yámanas, los montañeses y los calchaquíes, al menos relativamentemientras la mujer no envejeciera; y los mencionados payas, quienes si bien ex­perimentaban una tendencia a la poligamia, como sostiene Mascardi, de comúntenían una esposa, a quien trataban con toda consideración hasta llamarlemadre, y a su muerte, en señal de dolor, los hombres se pasaban los brazos departe a parte, atravesando una flecha y sacándola por la parte contraria.Entre los incas, la monogamia no era impuesta, pero existía de hecho en la masa,como observa Baudin, pues el indio recibía solamente la superficie de tierra ne­cesaria para la subsistencia de la pareja y no podía, por consiguiente, manteneruna segunda esposa si no era beneficiado con una parcela complementaria.

Poligamia y monogamia

por dote, v el último es elmarido. Y con este barbarismo y modo bestial quedancasados".El padre Falkner, en su "Descripción de la Patagonía", hablando de los patago­nes, señala cierta semejanza de procederes cuando dice que los maridos "muchasveces envían subrepticiamente, al mando de los hechiceros, sus mujeres a losbosques a prostituirse con el primero que encuentran".

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90•COLEGIO DE ESCRIBANOSDELA I'ROVlf\:CIA DEC(lR[)OBA

Page 7: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

367

El sororato es asimismo una costumbre antiquísima por la cual al casarseelvarónadquiere el derecho a hacer lo propio con las demás hermanas menores de lanovia.Esta práctica, que alcanzó comprobada difusión, preocupó sobremanera a la Igle­sia, que en repetidos documentos censuró "el grave abuso antiguo de casarse loshombres con muchas hermanas a la vez",como refiere Canals Frau en "Loshuar­pes y sus doctrinas".El antropólogo italiano Pelleschi,que condensó sus observaciones sobre los abo­rígenes de nuestras selvasen su documentada obra "Orto mesi nel Gran Giacco",atribuye el sororato a los matacos, que así denominaban a los actualeswichis. Dela misma manera, los guaraníes, cacanos y capayaneshabrían participado de estacostumbre.

El sororato

Fustel de Coulanges caracteriza al levirato como una institución de probable ori­gen en la India antigua, difundida luego en Grecia y Roma, por cuyo contenido"el que muere sin hijos puede reemplazarlos por medio de su hermano que debecontraer nupcias con la cuñada viuda", como cita Arturo Orgaz.La Biblia también se ocupa de esta práctica, especialmente en el Deuteronomio,que consiste, en definitiva, en el aseguramiento de la prosecución del culto do­méstico.Canals Frau, al referirsea los huarpes, nos dice que al morirse el marido, la viuday los hijos pasaban a depender del hermano menor, y lo prueba documental­mente. En efecto, en 1593, en Mendoza, Pedro Aiguil expresa que al fallecer supadre, el hermano de éste, Achagua, había heredado a su madre por mujer y enconsecuencia había pasado él, con su madre, a poder de su tío paterno. Todo estoen base a la actuación judicial en razón de una distribución de encomiendas.El padre Caamaño, conformado luego por el viajero y hombre de ciencia francésAlcides D'Orbigny, determina el levirato en los puelche-guénaken, Por otra parte,ha sido comprobado también entre los cacanos y los capayanes, estos últimos deLa Rioja.

El levirato

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - [\.'°90

Page 8: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

368

No podemos afirmar si existió en el actual territorio argentino el llamado matri­monio de ensayo. Pero, si tuvo alguna manifestación, con seguridad debió ha­berse dado en la región del noroeste, naturalmente sufragánea de los incas entrequienes esta modalidad tuvo vigencia. En efecto, el servinacuy era una costumbreimpuesta en la sociedad incásica desde remota antigüedad, con amplísima difu­sión en la meseta andina. Consistía en la vida en común de los novios cuya du­ración variaba de días a años.Los padres se entendían primeramente y se pactaba la convivencia, de modo talque el joven pudiera darse cuenta de las aptitudes de la futura mujer. Si la parejano se avenía, la muchacha volvía con sus padres sin sufrir perjuicio moral alguno.Los hijos nacidos de la cohabitación quedaban, en todo caso, con la madre, y elpadre se consideraba castigado con una sanción entendida penosa para la épocay su estructura socio-económica: perdía, con su hijo, un precioso servidor.Es de notar que en los pueblos incásicos la ceremonia de casamiento era pura­mente administrativa, sin formalidad religiosa alguna. Un inspector representabaal Inca Supremo, visitando las localidades, en las cuales hacía alinear a los jóvenesen dos filas, cara a cara, y preguntaba quienes estaban de acuerdo en casarse,hubieran convenido o no tiempo de prueba. A aquellos que no tenían novias,el inspector los invitaba a elegir una doncella, comenzando por los de mejor si­tuación. A los vacilantes, los casaba de oficio.A menudo, el marido calzaba solemnemente una sandalia en el pie derecho dela novia, como lo hacía el inca en sus nupcias. Los regalos casi obligatorios queefectuaban los parientes políticos del novio fueron considerados por algunos au­tores como reminiscencias del casamiento por compra.Los incas no admitieron el celibato. Louis Baudin, en una frase feliz, describe alimperio como una "fábrica de hombres", tal era la importancia que los quechuasle daban a la población como factor de riqueza económica.Un esbozo de pacto matrimonial, con acuerdo de partes donde la voluntad dela mujer es tenida en cuenta, lo revela Azara, citado por Bunge: "Antes de todoestipula el pretendiente con la pretendida, precediendo el pedirla a los padres,en presencia de estos y parientes, el género de vida en común y las obligacionesde cada contrayente, porque no son las mismas en todos los matrimonios, depen­diendo mucho del capricho de las mujeres. Regularmente, recae sobre si la mujerha de hilar y tejer una manta al marido; si le ha de ayudar, y en qué términos, acultivar la tierra: si ha de traer leña y el agua: si el marido ha de tener una solamujer: y la mujer muchos maridos (aquí aparece una indicación a la poliandria);en este caso, cuántas noches estarían juntos, finalmente, contratan hasta lascosas más mínimas que pueden ocurrir". Esta modalidad, insólita en las costurn-

El matrimonio de ensayo y los acuerdos matrimoniales

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90.~COI.FGIO DE ESCRIBANOS, nr l.A I'ROVI:\CIADECÓRDllM

Page 9: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

369

La disolución de la sociedad conyugal se producía con mucha frecuencia en lascomunidades aborígenes primitivas. Así, por ejemplo, lo que podríamos llamardivorcio por una suerte de analogía, se daba con gran facilidad entre los pampas.En los pueblos charrúas, en cambio, siendo los cónyuges libres de separarse, eldivorcio, habiendo hijos, se verificaba muy rara vez, como observa Bunge.El padre Lozano, hablando de los guayanáes, explica que "repudian a sus consor­tes los que están descontentos" y sigue diciendo que comentaban que en esto nohacían sino seguir una costumbre general instituida. En cuanto a los guaraníes,sostiene: "Mujer perpetua aseguran gravísimos fundamentos que no la tuvieron,porque eran gente que jamás supo de contratos, ignorando también éste tan gra­voso de la perpetuidad del matrimonio".En lo que hace a los calchaquíes, se muestra un fenómeno curioso, pues en estospueblos que en nada apreciaban "la castidad de las muchachas solteras, ni la vir­ginidad de la novia", al punto que para los padres no resultaba deshonroso que"sus hijas menores se prostituyan por los caminos, lo cual ocurre apenas des­pierta en ellas la pubertad, a los nueve o diez años", la familia constituida sobrela base de tales mujeres alcanza gran estabilidad y es raro que se produjere el di­vorcio o la separación.No obstante, quienes han tomado contacto con las primitivas civilizaciones dela cuenca de! Plata coinciden en "la facilísima disolubilidad del matrimonio".Opina el padre Guevara: "El desagrado de una mujer y la apetencia de la otra,son las causas que prescriben leves al matrimonio y lo hacen rescindible a elec­ción de! antojo y ligereza. De este abuso y corruptela usan los hombres y mujeresy, por cualquier sospecha y sutilmente, se separan e! uno del otro, y e! maridobusca otra mujer y la mujer otro marido".Como curiosidad excepcional, el padre Bernardo Castro, citado por Sierra, atri­buye a la nación vilela la particularidad de mantener mujer única y perpetua ensus uniones matrimoniales, circunstancia que marca una diferencia bastante no­table con los otros hábitos de convivencia marital en las demás asociaciones abo­rígenes.Finalmente, digamos que en e! Perú y su probable zona de influencia, la mujercasada según las formalidades del inca se consideraba legítima y el matrimoniodefinitivo. El repudio sólo correspondía para las concubinas.

El divorcio

bres conyugales aborígenes, fue encontrada por e! científico español entrelos guanas, yen ella el ejercicio de los derechos de la mujer es tan activo quehace epilogar al autor: "Las mujeres dan la ley en los contratos matrimoniales".

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVINCIA DECOI~DOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 10: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

370

Louis Baudin afirma que en la familia aborigen, en general, la mujer era consi­derada inferior al hombre. Los cronistas parecen confirmar la afirmación cuandodicen de ella que era una cosa y, en consecuencia, podía ser tratada como tal. L.de Atienza, en su "Compendio historial" la describe como formando parte delpatrimonio y susceptible de ser transmitida por herencia, esclavizada por el ma­rido, atrapada por sus ocupaciones y sin tiempo para ocuparse de si misma, "tansucia y tan despeinada que daba piedad", y tan quebrantada por la vida que a lostreinta años parecía de cincuenta.La composición de ayllu peruano nos muestra a la mujer con rango secundarioy objeto de propiedad del hombre.Canals Frau, al referirse a las poblaciones originarias, sostiene: "Dada la divisiónsexual del trabajo existente ya en los estados culturales anteriores al neolítico, porla que la procura de la alimentación de origen vegetal está reservada a la mujer,puede inferirse que hubo de ser ella, la mujer, la que inventara o descubriera elcultivo del suelo, o lo que es lo mismo, la producción artificial de los alimentos".En tal sentido, el padre Pascual Rafael Paesa, al analizar las costumbres laboralespatagónico-onas, no vacila en expresar: "Los trabajos los ejecutaban las mujeresque vivían esclavizadas. Los hombres guerreaban y cazaban".Martín Gusinde, en su segundo viaje a Tierra del Fuego, narra una particular ce­remonia de los yámanas y alacalufes, llamada kina, que Canals Frau parafraseade la siguiente manera: "... persiguen la única finalidad de atemorizar a las mu­jeres tenerlas bajo su dominio. De acuerdo con él (Gusinde) la misma se basa enun relato mitológico según el cual, en un tiempo muy remoto, las mujeres gober­naban y practicaban los mismos ritos que practican ahora los hombres, con la fi­nalidad de tener a éstos atemorizados. Pero un día, el Sol, que entonces era uncazador excelente, descubrió el engaño, lo comunicó a los hombres, y éstos, envenganza, mataron a todas las mujeres con la sola excepción de las niñas muy pe­queñas. Desde esa época, los hombres son los que celebran la ceremonia y tienenengañadas a las mujeres".Palavecino describe las tareas de las mujeres en los pueblos guaycurúes, dondecumplían trabajos recolectores, entre los dichos matacos del Gran Chaco, dondelevantaban las cosechas.Sin embargo, la educación de los hijos estaba siempre bajo la responsabilidad dela mujer, a pesar de todas sus ocupaciones, aun en las comunidades agricultoras.Entre los pueblos trashumantes las mujeres eran las transportadoras de los ele­mentos de las viviendas y los componentes del ajuar, pudiendo, en base a estaresponsabilidad y carga material, regular las marchas. En las paradas, levantabanlas habitaciones y hacían la comida y otros menesteres, mientras. como dice Gue­vara, caían las sombras.

La situación de la mujer

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - 1\°90~ COLEGIO DE ESCRIBANOS~ DE LA PROVINCIA DE C:ORDOBA

Page 11: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

371

La libertad sexual de las mujeres pareció ser una característica casi general. Pe­lleschi la anota antes del matrimonio entre los matacos, e indica que era la mujerla que solía tomar la iniciativa en estos asuntos, aunque aclara que luego de ca­sada acostumbraba a ser fiel.Entre los aborígenes minuanes, informa Azara, la madre cuidaba al hijo sólohasta destetarlo, luego lo entregaba a algún pariente casado, sin volverlo a admitiren casa.Los celos no jugaron un rol demasiado importante en las relaciones maritales, alpunto que el padre Lozano advierte que los propios maridos ofrecían a sus mu­jeres para e! disfrute de los españoles por "un vil interés", entre los charrúas; mien­tras que los querandíes las prestaban a los querandíes para agasajarlos.La castidad no era para la mujer aborigen un bien apreciable, por lo contrario, suabandono era comúnmente promovido. El inca Gracilazo comenta que era "aúnloable ver a las mozas cuan deshonestas y perdidas quisiesen, y las más disolutastenían por cierto su casamiento. Las mozas de aquella suerte eran tenidas por ha­cendosas y de las honestas decían que por flojas no las había querido nadie".Cieza de León cuenta que algunas tribus del Perú los maridos no estimaban lavirginidad de las jóvenes y antes del casamiento llegaban a desflorarlas "en unaespecie de orgía", de la cual tomaban parte los vecinos y amigos; o bien los pa­rientes 'ideudos de! novio o de la novia. La misma madre solía desflorar a su hijade manera artificial, ante testigos.Bunge supone como regla de comportamiento de las jóvenes solteras en el áreadel Río de la Plata, la más completa libertad sexual y compara la costumbre cone! sentido religioso de la prostitución de las vírgenes de Babilonia.Una ceremonia marcaba casi siempre el inicio del libertinaje, vinculándose elmomento al acontecimiento del menstruo. Para los guaraníes, por ejemplo, erasacrílego que la mujer conociera varón antes de ese tiempo y la falta se pagabacon la vida.Azara indica que los charrúas pintaban a las muchachas tres rayas azul oscurocuando aparecía la menstruación. Estos tatuajes venían a representar, diceBunge, "una patente de licencia sexual" escrita en su rostro.En las agrupaciones araucanas, las ulchas, las jóvenes solteras, disponían de unaindependencia grandemente diferenciada del estado de sujeción de las casadas.Relata Tomás de Guevara que las solteras libres tenían costumbres extremada­mente fáciles y curiosamente eran recibidas en todas las viviendas donde llegabansin tener en cuenta los peligros de corrupción para la familia. De esta actitud ge­neralizada puede concluirse que la conducta estuviese avalada por creencias an­cestrales que daban carácter respetable a esa actividad.En el matrimonio, elmarido podía castigar despiadadamente a la mujer cuandodescuidaba alguna de sus obligaciones y aún por simple capricho, especialmenteentre los araucanos.

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE lA PROVINCIA DE CORDOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 12: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

372

El misionero padre Domingo González, de la región de Mendoza, consigna hacia1625 que los huarpes organizaban ciertas bacanales en una choza construida apropósito, dentro de la cual bebían por varios días sin dormir. Las mujeres sólopenetraban en ellas para servir las bebidas a sus maridos, pero con los ojos ce­rrados; si se descuidaban y lo miraban eran rigurosamente condenadas a muerte,tanto que "ni el esposo perdona a la esposa ni el padre a la hija". Tal otro aspectode la dura vida de la mujer en aquellos tiempos y en aquellas sociedades.Pero el padre Falkner reivindica al marido cuando escribe respecto de los pata­gones: "El marido protege a la mujer contra cualquiera injuria, tomando siempresu partido, aunque ella no tenga razón, lo cual causa frecuente efusión de sangre.No obstante, no le quita esta adhesión el derecho de reprenderla en secreto".En los pueblos tonocotés, ubicados entre el Dulce y el Salado, en la actual pro­vincia de Santiago del Estero, los aborígenes entregaban muchas jóvenesvírgenesa una deidad considerada demoníaca y conocida como Cacanchik. Lasdoncellas,de acuerdo con las constancias de misioneros jesuitas, "vivían muy torpementecon el hechicero".Es sabido que entre los tributos y ofertas al Inca se incluían doncellas que en cali­dad de vírgenes del sol enviaban los gobernadores de provincias. Estas niñas, queeran educadas en el Cuzco y otras ciudades importantes, a estar con la suposiciónde F. Pizarro en su Carta, y adiestradas en distintas actividades, se encargaban detrabajar las tierras del soberano, como refiereMorua. Lasque no eran consagradasal sol podían ser conferidas en matrimonio a dignatarios del imperio.Debemos distinguirlas, sin embargo, de las ocllas, mujeres éstas que emitíanvotos de castidad, pero que vivían llenas de respeto en sus casas. La solemnidade importancia de estos votos era tal que su olvido podía costarles ser quemadasvivas.La pena se agravabasi la delincuente era una virgen del sol, pues entonces,la culpable era enterrada viva,su cómplice ahorcado y destruida la ciudad dondeel imprudente residía, conforme con la referencia de Garcilazo.Dentro de la estructura incásica existían varias mujeres jerarquizadas. En primerlugar, la coya, la hermana mayor del Inca; luego las concubinas de sangre real,las pallas; y finalmente las mamakunas, quienes siendo concubinas del Inca,eran, sin embargo, extrañas a su sangre.Vueltos a nuestro ámbito inmediato, podemos acotar que el padre Nicolás Mas­cardi hace alusión a una india principal entre los payas, "llamada Reina, porverla tan autorizada y respetada", lo que habla de cierta consideración a la mujeren la organización social de aquella gente.En definitiva, la subordinación casi completa de la mujer a la autoridad delvarón, particularmente cuando se establecen del modo que fuere los lazosdel ma­trimonio, se demuestra como una constante en la generalidad de las tribus abo­rígenes de esta región del sur de América, aunque en cada una de ellas lasituación de la mujer admita consideraciones diferentes.

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROV[;-.JCIADE caRDaBA

Page 13: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

373

La fluidez de las comunicaciones halló en los caminos del Inca el vehículo idó­neo para una actividad creciente: el intercambio entre los pueblos.Cieza de León, en la segunda parte de su crónica, alaba la ruta imperial del Cuzcoa Chile, cuando opina: "Yocreo que si el Emperador (de España) de hacer uncamino real parecido... al que parte del Cuzco para ir a Chile, a pesar de su poderno podría conseguirlo". Esta ruta llegaba hasta las orillas del río Maule, al sur dela actual ciudad de Santiago, capital trasandina.Otra vía fue aquella que, naciendo de la ciudad imperial, descendía por el nudode Vilcanota hasta elAyavire,en el país colla, y contorneando el Titicaca llegabaa las ruinas de Tiahuanaco, y finalmente hasta la desconocida región del Tucu­mán. Vías transversales comunicaban la ruta principal con la costa.La actividad comercial de los incas se daba especialmente en los mercados, alpunto de existir una reglamentación que obligaba, en las ciudades de cierta im­portancia, a abrir un mercado tres veces por mes.El aborigen masa tenía, en general, un vago concepto del extranjero, pero el co­merciante no tardó en transitar las huellas de la conquista para entablar relacio­nes con las parcialidades dominadas. Eran los mercaderes, los portadores detodas las noticias del imperio y así, por medio de ellos, tanto los nómadas de laspampas meridionales como los araucanos de la Patagonia estaban al tanto de lasinstituciones y acontecimientos del mundo incásico con asombrosa actualidad.El comercio en las provincias recientemente conquistadas se conservó prósperohasta que la reglamentación del Inca vino a crear una situación de asfixiapor laestrechez de su contenido. Con todos sus méritos, como dice Baudin, el estadoperuano sacó las dos fuentes del progreso: el espíritu de iniciativa y el espíritu deprevisión. Esta inercia se traduciría bajo el reinado de los incas con la regresióndel comercio.Hasta ese momento, tal cual lo demuestra Ricardo Latchman en "El comercioprecolombino", los pehuenches de las sierras de Mendoza, por ejemplo, inter­cambiaban con los incas pluralidad de productos (sal, pieles, pescado seco, pun­tas de flechas, collares de piedras verdes y azules, plumas de avesmarinas, algascomestibles y otros objetos).Los pehuenches mantuvieron siempre relaciones de intercambio con los mapu­ches chilenos, quienes, para soportar las exigencias de la guerra, necesitaban ca­ballos, hallables en gran número en las llanuras orientales, en tierras de pampas.Los araucanos pagaban los caballos con mantas tejidas y otros productos de sucultura, y los pehuenches hacían de intermediarios entre los diferentes grupos.De los comechingones y, en general, de los aborígenes habitantes de lo que téc­nicamente se denominan oasis serranos, sabemos que por medio de sus contac­tos con el noroeste, recibían metales -es conocida la actividad metalúrgica de los

El comercio

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVINCIA DE CORDOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 14: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

374

cacanos-yganado, especialmente llamas;y desde el sudeste, conchillas de urosal­pina.La cerámica hallada en yacimientos choniks no pertenece, sin duda alguna, a laergología del grupo, sino que procedería del trueque con otros pueblos, como loobserva Canals Frau.En las fiestas del Elel, entre los puelche-guénaken, lugarteniente aquel del geniomaléfico cuyascaracterísticas abundaremos al tratar el tema de la justicia, comomanera de aplacar sus iras, cuantificadas éstas por la embriaguezdel aborigen quelo encarnaba, solían entregarles muchachas a quienes luego sus padres o maridospodían rescatar por medio del sistema de trueque, entregando cuentas de vidrioy cascabeles.Los timbres se habrían provisto de telas para sus taparrabos y delantalillos comoconsecuencia del intercambio con las comunidades aruac y guaraní, las cualeseran sus vecinas, pues el arte del tejido se dio en ellos muy tardíamente. Asi­mismo, los adornos y aderezos de metal que gustaban llevar como barbote, o enlas aletas nasales, o colgando de las orejas, como lo sugiere Fernández de Oviedo,habrían procedido de la región andina.Tampoco los puelches algarroberos tenían desarrollada la técnica del tejido, másaún, como sostienen algunos especialistas, no habrían llegado a conocer su fa­bricación, sino que aquellos elementos que poseían serían de proveniencia arau­cana por trueque a cambio de plumas, sal y, en tiempos hispánicos, caballos.Los apatamas fueron, también ellos, destacados traficantes. Criaban grandes re­baños de llamas para el transporte y los cargaban con sal, que extraían con mazasde piedra, comerciando el producto en las regiones vecinas.Del tráfico de metales es también testimonio la crónica de Herrera, cuando dice:"... habiendo hecho Sebastián Gaboto la paz con esta gente (losguaraníes), mien­tras la pudo conservar, fabricó la población de Sancti Spiritus, que dijeron laFortaleza de Gaboto: con la amistad de éstos, supo muchos secretos de la tierra,y hubo de ellos oro y plata, de la que traían del Perú, de donde tomó el río elnombre de la Plata, porque en sus comarcas no la hay...".Juan de Garay aporta datos de interés sobre los aborígenes que encontró entre1581y 1583, cuando indica que iban vestidos con ropa de muy buena lana pro­veniente "de las espaldas de Chile". Esta referencia demostraría la relación co­mercial entre moluches y guaraníes del Plata.La sal resultó siempre un producto codiciado, y eran las rastrilladas, los caminosdel desierto, los que para su traslado unían las Salinas Grandes, a través de in­trincadas combinaciones, con centros de demanda como Puán, Melincué, Tren­que Lauquen, la zona atlántica desde la Bahía Blanca hasta la boca del río Negro,la región del Atuel, y ciertamente Chile.El jesuita Nicolás Mascardi, en su Carta-Relación de 1670,habla del intercambioque realizaban los poyas, tribu pampásica, con miembros de parcialidades afines

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90COLEGIO DE ESCRlBANOSDE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

Page 15: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

375

Lamanifestación del dominio incásico se produjo a través de la recaudación deltributo. La estructura impositiva de los conquistadores impuso el contacto conla organización política y social del imperio del Cuzco ydesde la lengua, vínculoindispensable para la conformación del Estado a lo largo de dilatadas regiones,hasta nuevos hábitos de convivencia, el reino del Perú fue extendiendo su patri­monio cultural tangible e intangible hasta insospechadas latitudes.El dominio de la estadística, rara ciencia para las civilizaciones del momento

El sistema tributario de los incas

y con los puelches.El quehacer de los mercaderes creó, sin duda, costumbres en el trato entre lospueblos que cansinamente fueron fundamentando una normatividad, la cual,pese a su rudimentarismo, fue permitiendo la integración de las comunidadescon los consecuentes fenómenos de aculturación. Por otra parte, aunque más nofuere por medio de símbolos como las piedrecillas de colores y los cascabeles, tu­vieron los aborígenes noción de un signo valor, que en el caso de la sal alcanzóun considerable desarrollo.Por último, corresponde preguntarse en qué medida proliferó en tráfico humanoen esas primitivas comunidades, es decir, si el hombre fue objeto del comercioy en cuáles circunstancias. Bunge señala, al analizar a los patagones, que el ma­rido podía vender a su mujer, como el padre a su hija; claro está que en cada casoel precio era diferente, pues mientras que la mujer soltera era bien apreciada, lacasada era mercancía para los pobres "que se surten de este modo porque carecende medio para adquirirlas de primera mano".Laventa de la mujer con fines matrimoniales fue práctica común como en la ma­yoría de las parcialidades aborígenes.Héctor R. Lobos, en un trabajo de investigación publicado por la Junta Provin­cial de Historia de Córdoba, que tituló "La frontera sur de Córdoba (1810-1820)",da cuenta del proceder del afamado cacique Negro, sublevado a favordelos godos contra San Martín, quien realiza un flagrante acto de comercio hu­mano, lamentablemente no aislado en el comportamiento general de los llama­dos bárbaros, referido desde la Concepción del Río Cuarto por el comandanteJuan Luis Ordóñez al gobernador de Córdoba: " ... y dis q' corre entre toda estayndiada q ' el tal cacique Negro ha muerto muchos negros del Exército de losAndes y apresado muchos soldados de los nuestros los quales a traído y despa­rramado vendidos entre las yndiadas de Salinas por cavalladas".El hombre y la mujer, o sea, la persona humana, fue motivo de relación mercantilen cuanto objeto, señalando un tiempo de elemental-idad cultural desgraciada­mente hoy no completamente superado en el mundo.

COLEGIO DE ESCRlBANOS ~DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA ~

REVISTA NOTARlAL 2008/02 - N° 90

Page 16: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

376

histórico de la expansión, permitió establecer. Como sostienen C. Tello y P.Mi­randa en "Va11allo" , más que un sistema especial de gobierno, una organizacióntributaria casi perfecta.El principio rector del sistema eximía de gravámenes a los bienes, a los productossustentadores del tupu familiar o a los tejidos fabricados con lana de llama, paracentrarse en los servicios personales que el súbdito debía prestar, especialmentepor medio del cultivo de las tierras adjudicadas al solo al Inca.El soberano del Perú enviaba al Tavantisuyu, es decir, "a las cuatro partes delmundo", como se designaba al imperio, a gente de su total confianza que enviaie de inspección daba cuenta de las posibilidades de cada provincia. En basea los datos suministrados por estos veedores, estadísticamente computados, laasamblea de orejones, o sea, de funcionarios de sangre real, decidía el montodel tributo. El informe era integral y fundado en la sagacidad del observador, yaque no sólo tenía en cuenta las condiciones naturales de la región subordinada,sino también la habilidad y las disposiciones de talento de cada parcialidad.Así, por ejemplo, los churnbivilcas enviaban danzarines para el esparcimientodel Palacio Real, y otras tribus, como los lucanas, proveían de portadores parala litera imperial.La discreción del Inca fue siempre una constante, de modo tal que cuando la re­gión era árida y las tierras insuficientes, dejaba de lado el tributo agrario y soli­citaba en cambio mano de obra para el laboreo de otras parcelas o la fabricaciónde determinados objetos.El sistema de distribución del tributo estaba perfectamente ordenado: la pobla­ción se dividía en decenas y en múltiplos de diez. El padre Cobo, en su "Histo­ria", nos ilustra respecto a la provisión de hombres con destino al servicio delInca: "... para suministrar 1.000 hombres, el jefe de hunu (conjunto de 10.000familias) pedía a cada jefe de varanca (conjunto de dos grupos de cinco centurias-1.000 familias dependían del varanca camayu- 100 hombres; éste, 50 a cada jefede pichca-pachaca (conjunto de cinco centurias dependiente de un capitán -tér­mino éste utilizado por Garcilaso- y así hasta el decurión que suministraba unhombre. El decurión llevaba un indio a su superior inmediato, el jefe de cincocenturias, quien con cinco hombres iba al centurión".También los curacas y los altos funcionarios percibían ciertos tributos, los cualeseran pagados por los contribuyentes de la división hanan -parcialidad superior­a los jefes principales; y por los de la división hurín -parcialidad inferior- a lossubalternos.En conclusión, existían tributos con destino al Inca y tributos para los curacas,a los cuales deben sumarse como carga los trabajos a favor de los inválidos y au­sentes.El investigador chileno Latchman adecua estas tres modalidades a los impuestosgenerales. Locales y de asistencia existentes en nuestros días.

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90COLEGIO DE ESCRIBANOSDI LAPROVI'\JClADI CORDOBA

Page 17: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

377

Sólo estaban exceptuados del tributo los altos funcionarios y los curacas, enrazón de su dignidad, y por consideración a su situación personal; las viudas,los incapaces y los yanaconas. Estos últimos constituían una casta marginada dela sociedad incásica y asimilada a la esclavitud a través del servicio personal a losgrandes dignatarios. La denominación tiene su origen en el pueblo Yanayaco,que osó alzarse contra el Inca Tupac Yupanqui, razón por la cual 6.000 yanaconasfueron castigados, considerándose a ellos ya sus descendientes servidores perpe­tuos de sus vencedores. Cieza de León los llama "domésticos hereditarios" y enla vida cotidiana se entremezclaban con los otros servidores. El Inca repartia ya­naconas como mujeres y objetos entre sus súbditos, narra Ondegardo, y tal erasu exclusión de la sociedad que no dependían de los jueces ordinarios ni se loscontaba en las estadísticas. Las provincias, que consideraban unhonor servir a la majestad divina del Inca, solían enviar como tributo, en calidadde yanaconas, a sus más distinguidos jóvenes.En tiempo de los españoles el yanaconazgo incluía a aquellos aborígenes que vo­luntariamente optaban por ligarse a una persona o a un dominio; a diferenciade los mitayos, quienes eran servidores forzados.Leopoldo Lugones, en el "Imperio jesuítico", observa que en Paraguay los ven­cidos en guerra pasaban a ser servidores hereditarios de los vencedores.En un manuscrito descubierto en el Archivo de Indias, dice M. Hclmer en su de­tallada obra "La vie economique au Xvv siecle sur la Aut. Plateau Andin", citadapor Baudin, consta el aporte tributario de la provincia de Chucuito, en las már­genes del Titicaca, donde las prestaciones del Inca son numerosas y variadas,pues incluyen soldados, obreros para la construcción de monumentos en elCuzco, servidores personales, correos, guardianes para tambos, doncellas para elservicio del sol, mineros para los yacimientos auríferos de Chuquiabo y los deplata de Porco, y, en fin, tristemente, hombres, mujeres y niños para su sacrificioal soLEl servicio de minas se hacía por rotación (mita); sistema conservado por los es­pañoles en razón de la inclemencia de las grandes alturas. La tarea abarcabamedia jornada, desde el mediodía a la caída del sol, y sólo por cuatro meses,como relata Pedro Sancho.Los aborígenes podían ser llamados a prestar servicio en otro lugar, tal el caso dela minca, obra colectiva de utilidad general que necesitaba para su concreción delaporte conjunto de obreros.A otra modalidad obedecía el ayne, trabajo de tipo individual fundado en unprincipio de ayuda mutua. En este caso el beneficio era para los vecinos del queprestaba sus servicios, quienes solicitaban su cooperación conforme con una cos­tumbre hasada en el concepto de reciprocidad. Los futuros esposos, por ejemplo,eran ayudados en la construcción de su vivienda.P. Hernández, en su "Organización social", señala que en el Paraguay el servicio

COLEGIO DE ESCRIBANOSDELAPRovINCIA DEC6RDOBA

REVISTA. NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 18: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

378

Con todo énfasis se refirió Garcilaso a la aplicación de la ley en el imperío de losincas: "Las leyes de los incas no han sido hechos simplemente para asombrar alos súbditos, sino para ser observadas punto por punto".El nativo sabía muy bien a qué atenerse si no cumplía estrictamente con las leyesy reglamentos. La organización judicial estaba ajustada de tal modo que un sis­tema de magistraturas entendía en la resolución de las cuestiones sometidas.El Inca en persona, en cuanto juez, dictaminaba en conflictos entre provinciaspor cuestiones de límites; juzgaba a los orejones, llamados así por adornarse conpesados pendientes en los lóbulos de las orejas como signo de la más distinguidaaristocracia; ya los funcionarios superiores. Estos, a su vez, entendían diferendosde cierta gravedad y actuaban en asuntos que afectaban a funcionarios subalter­nos, quienes, en la práctica, conocían en la mayoría de las causas e infligían contoda frecuencia las penas previstas.Los curacas o caciques habían ejercido desde antiguo las funciones judiciales ensus agrupaciones o ayllus, poder que les fuera confirmado por la política de con­quista de los incas, y robustecido, incluso, en algunas situaciones, ya que pudie­ron prescindir de los consejos de ancianos, como organismos consultivos, para

La justicia

personal se dio hasta e! siglo XVII.La política impositiva era sumamente celosa y nada propensa a las exacciones. Asílos grupos más miserables no podían dejar de aportar so pretexto de indigencia.En épocas de Sinsi Roca se exigió a los modestos uros del altiplano boliviano uncañón de pluma lleno de piojos como contribución tributaria. El Estado, comoconcluye Baudin, hacía sentir su poder aún sobre los más paupérrimos.De todos modos, los tributos de! Inca, por más que inexorables, estaban hábil­mente concebidos y repartidos, de manera que los sufragáneos los soportabancon comodidad, virtud política ésta de la cual carecieron los españoles.Aún la leyenda confirma la institución del tributo, y es e! jesuita Nicolás Mas­cardi quien nos refiere en el siglo XVII, como e! propio escribano del gobernadorVelazco, don Alonso Tulacerbin, de fe que muchos aborígenes de la cordilleraenviaban tributos anuales al rey de la mítica ciudad de Lin Lin, tal vez la Ciudadde los Césares, relatando que en cierta ocasión los españoles sorprendieron la ca­ravana de los aportes y quitaron a los naturales una angarilla cargada de oro.Hecho el reparto de este oro, dice Tulacerbin, los soldados se dieron a juegos deazar con lo recaudado en el inesperado tesoro.La presión tributaria incásica dataría desde fines de! siglo XV, fecha de la con­quista militar con la instalación de colonias castrenses y sín grandes movímientosde población.

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 908COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

Page 19: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

379

tomar sus decisiones.La sacralidad de la ley del Inca hacía que se aplicara necesariamente la pena sinposibilidad de modificación alguna, pero no ocurría así respecto de las reglasconsuetudinarias, donde hubo siempre una cierta libertad para el juzgador.Poco se sabe acerca del procedimiento, pero si que las sentencias debían pro­nunciarse dentro de los cinco días ante el detenido y testigos, siendo las dispo­siciones inapelables. Sólo el Inca poseía el derecho de gracia, facultad ésta quese revela en el drama "Ollantav", única pieza de la literatura quechua conocidahasta hoy.Inspectores especialmente encomendados se trasladaban a diferentes puntos delimperio con la misión de informarse de las faltas cometidas y de las sancionesaplicadas, en base a lo cual elevaban sus informes.Es posible que estos inspectores hayan descendido por el faldeo oriental de la cor­dillera e indagado sobre la actividad judicial de los caciques en los pueblos su­fragáneos del Tucumán.Las reglas consuetudinarias variaban de hecho de un clan a otro, y si bien sub­sistieron en buena proporción en el ámbito del derecho privado, las leyes delInca, más rigurosas y uniformes, se impusieron decididamente en materia penalsin que por ello dejasen de aplicarse en materia civil.El código moral del inca Pachacútec, insertado por Garcilaso en los "Comenta­rios reales", trae prescripciones como estas:"El que mata a otro sin autoridad o causa justa, a él propio se condena a muerte.El que mata a su semejante necesario es que muera, por lo cual los reyes antiguosprogenitores nuestros instituyeron que cualquiera (que lo haga) fuese castigadopor muerte violenta, y Nos lo confirmamos de nuevo.En ninguna manera se deben permitir ladrones ... es muy justo que sea ahorcadoel que fuere ladrón.Los adúlteros que afean la fama y la calidad ajena y quitan la paz y la quietud aotros deven ser declarados por ladrones ...Los governadores deben advertir y mirar dos cosas con mucha atención. La pri­mera, que ellos y sus súbditos guarden y cumplan perfectamente las leyes de susReyes. El indio que no sabe governar su casa y familia, menos sabrá governar larepública y este tal no debe ser preferido a otros ..."El contenido preceptivo de este cuerpo de legislación que el inca Garcilaso enun estilo y con una nomenclatura técnica de indudable cuño hispánico, tipificael obrar antijurídico, determina la sanción y se mueve siempre dentro de una re­flexión moralizante que fundamenta a la ley positiva. De su vigencia e interna­lización por parte de las comunidades influidas por el imperio es elocuentemanifestación el testamento de Mauricio Sierra de Lcguisamo, integrante de lashuestes de conquistadores, redactado en 1589:" ... q' entienda S.M. Católica q' hallamos estos reinos de tal manera q' en todos

COLEGIO DE ESCRIBANOS ~DE l.A PROVINCIA DE CÓRDOBA ~

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 20: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

380

ellos no había un ladrón, ni hombre vicioso, ni holgazán, ni había mujer adúlterani mala, ni se permitía entre ellos, ni jente mala vivían en lo moral y q' los hom­bres tenían sus ocupaciones honestas y provechosas. y q' las tierras y montes yminas y pastos y caza y maderas y todo '1' cada uno conocía y tenía su hacienda,sin que otro ninguno se la ocupase ni tomase, ni sobre ellos había pleitos; ...pues habemos convertido gente de tanto gobierno como estos naturales y tan qui­tados de cometer delitos ni excesos de exhorbitancias así hombre como mujeres,tanto el que tenía 100.000 pesos de oro y plata en su casa ... la dejaba abierta,puesta una escoba o un palo pequeño atravesado en la puerta para seña de q' noestaba allí su dueño y con esto, según costumbre, no podía entrar nadie dentro... y así cuando vieron que había entre nosotros ladrones y hombres q' incitabana pecar a sus mujeres e hijas, nos tuvieron en poco ...".A propósito de la observación del conquistador, sin duda sorprendente puesnos presenta un mundo prehispánico casi edénico, reflexiona Baudin: "Estamostentados de creer que esas cualidades eran engendradas solamente por temor alos castigos, puesto que los indios del imperio abandonaron todo principio moralen cuanto quedaron libres de hacerlo. El mismo Leguisamo parece confirmarlocuando agrega en su testamento: "... este reino ha caído en tal desorden ... queha pasado de un extremo a otro: no tenía ningún mal, hoy día no tiene ningúnbien o casi ninguno".Los delitos contra las personas y bienes del Estado eran severamente castigados;la pena de muerte se aplicaba inexcusablemente en casos especificados con todaclaridad como el apoderamiento del maíz del Inca, el derribar un árbol frutal enlos caminos o destruir un puente.Sin embargo, la sociedad organizada sobre bases tan rigurosas buscaba, empero,una sanción que guardara equivalencia con la falta cometida, y en meditado res­peto a la justicia conmutativa individual, el juez (funcionario o curaca) solía teneren cuenta situaciones como la edad, la reincidencia, el estado de necesidad, es­pecialmente en el caso de hambre y otras circunstancias atenuantes.Poma de Avala anota como castigos para los nobles: la muerte por decapitación,la prisión perpetua, la destitución, la confiscación de bienes, el rapado de cabe­llos. la represión pública. La pena de muerte era, asimismo, corriente entre laplebe por horca o lapidación, con incineración del cadáver en casos particular­mente graves; también la paliza solía traer como consecuencia la muerte del cas­tigado, quien como mayor ventura debía agradecer sanciones con el látigo o lacondena a plantaciones de coca en zonas muy cálidas.Baudin le adjudica base psicológica al relativo privilegio que gozaran en cuantoa castigo los miembros de las clases superiores. El padre Cobo dice que "la repro­bación pública para un inca de sangre real era una pena más terrible que lamuerte para el individuo vulgar".Habría existido en el Cuzco una tristemente célebre prisión "cuyo solo nombre

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90•COLFGIO DF ESCRIBANOSDF LAPROVINCIADI CORDOIIA

Page 21: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

381

hacía temblar de espanto", poblada, incluso, con inquietantes fieras, como re­fiere Balboa en su "Histoire du Perou", Por otra parte, las plantaciones de cocaubicadas el este de los Andes eran tenidas por sitios de grandes penurias dondela fatiga del clima hacía de la sobrevivencia toda una odisea y allí eran enviadosfrecuentemente los delicuentes. En nuestro territorio calamuchita, de acuerdo ala interpretación de Vicente F. López, sería una palabra compuesta integradapor los vocablos quechuas muchuyta (condena) y cala (labrar las piedras), lo quepodría como "presidio de las pedreras", significación capaz de sugerir la existen­cia de un centro penal en esta región de Córdoba.La responsabilidad colectiva de la comunidad aparece configurada en el másgrave de los crímenes: mantener relaciones con al esposa del sol, es decir, una delas vírgenes elegidas por su belleza por los gobernadores de todas las provinciasy reunidas en casas donde pasaban cierto número de años, recibiendo instruc­ción práctica y religiosa. De entre ellas, las consagradas al sol, consideradas susesposas, no debían ver jamás ningún hombre, ni siquiera el Inca. Quien violabaesta prohibición se exponía no sólo a la pena individual sino a que su pueblo deorigen sufra las consecuencias del delito con su arrasamiento y destrucción. Sinembargo, no se tienen noticias de que tamaños desobediencia jamás se hayan co­metido.El arcediano Martín del Barco Centenera, en el canto X'V,estrofas 36 , 27 de sulargísimo relato en verso, habla de empalados y sepultados vivos entre los guara­níes, sin mencionar las causas de tan bárbaro procedimiento, es decir, si se debíaa una conducta sancionatoria o simplemente a una crueldad de costumbres. Lu­gones, quien no se priva de criticar la obra rimada de Centenera, le resta seriedada la afirmación y se inclina a considerarla como una de las tantas exageracionesde los cronistas.La responsabilidad de terceros, entre los aborígenes del imperio peruano, se ex­tendía a los padres respecto de los actos de sus hijos y al propietario del animalen lo que hacía a los daños por éste causados.A. Villar y Córdoba, en "La educación incásica", presenta un resumen del dere­cho penal peruano: "No seas mentiroso; no seas perezoso; no seas ladrón; noseas asesino; no seas libertino".El robo, cuando hallaba su causa en la malicia o en la pereza, era severamentecastigado cualquiera fuere la clase social a la cual perteneciera el autor; en cam­bio, cuando era cometido por necesidad, se sancionaba al funcionario encargadode velar por la manutención del infractor, apelándose así a una solución cuyatrascendencia social bien puede merecer la consideración de los más adelantadossistemas modernos.El sentido mágico, como en tantas otras comunidades de la antigüedad, no es­taba desvinculado del quehacer judicial, pues, en casos, el adivino era invitadoa pronunciarse.

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 22: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

382

En otras ocasiones se recurría a medidas carentes de rigor jurídico, como la tor­tura para las confesiones de los acusados sospechosos -rnétodo todavía no des­actualizado en nuestros días, para escarnio de la humanidad-, o la suerte deordalía a que era sometido el presunto culpable al ser colocado por determinadotiempo en una celda con animales salvajes, de modo tal que si vivía pasado eselapso se lo tenía por inocente, conforme, entre otras fuentes, c~n el relato querealiza el padre J. de Arriaga en su obra "Extirpación de la idolatría en el Perú".También los cristianos eran entregados a las bestias en Roma, cuna del derechode occidente; y numerosos santos y mártires sufrieron exposiciones similares endiversos espacios de civilizaciones consideradas más desarrolladas. Dicho estosin ánimo de justificación sino de explicación a partir de un proceder reprobablepara la condición humana en todo tiempo y en todo ámbito.Como lo dijimos, pese a la dominación incásica, conservaban los curacas ciertajurisdicción relativa a los asuntos regionales y locales, excepto aquellos de espe­cialísirna importancia cuya resolución estaba reservada a niveles superiores. Loscaciques ejercían su responsabilidad juzgadora en los ayllus.El rigor de la ley, que asumiendo características de institución divina debía sernecesariamente obedecida, y toda la estructura penal sustentada sobre esta con­dición, determinaron que, acompañado de la suficiente publicidad que nuncafaltó de las plazas de los poblados de los incas, el miedo hiciera caminar, comodice Morua en su interesante "Historia", a todo el mundo por el camino derecho,desconociéndose así en esas comunidades, las figuras del ladrón y del vagabundo.Sin embargo, para desgracia de la paz jurídica, y como bien lo anticipa Baudin,"el espíritu pleitista se desarrolló con gran rapidez entre los indios a causa de ladeplorable costumbre que tomaron de los españoles cuando juzgaban casos deescasisima importancia y cuando no lograban desentrañar los derechos comple­jos de la época de los incas, de dividir el litigio entre las partes". Así, un indio,aún no teniendo derecho, atacaba al vecino, puesto que podía esperar un bene­ficio".Ahora bien, toda esta organización judicial la podemos presumir en el área deinfluencia incásica, más no en aquellos otros pueblos decididamente autonómi­cos que por razones de aislamiento geográfico o de fiereza guerrera, se mantuvie­ron impermeables a la ingerencia cultural del Cuzco.Carlos Octavio Bunge, a través de una indagación en los testimonios de los cro­nistas indianos, advierte ciertas costumbres judiciales entre los araucanos. Engeneral, estas regulaciones atienden a la regulación de la venganza como institutopúblico antes como actividad individual del ofendido.La preceptiva estaba guardada en una suerte de codificación no escrita conocidacomo admapu y la antiquísima Ley del Talión halla en ella una nueva vigencia.El travlonco ("cabeza por cabeza, tanto por tanto"), como nos dice Calepino Fe­bres, determinaba el principio de la reparación entre los aborígenes del sur.

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90COLEGIO DE ESCRIBANOSDE lA PROVII'\CIA DECÓRDOIIA

Page 23: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

383

No obstante, la compensación era posible por vía de la indemnización al estilodel wehregeld de los primitivos pueblos de la Germania, es decir, del institutode la composición.Son de gran interés las confirmaciones que nos provee la investigaciónde HéctorRamón Lobos, cuando en un trabajo editado por la Junta Provincial de Historiade Córdoba, "La frontera sur de Córdoba", que ya citáramos, inserta documen­talmente ejemplos inequívocos de la pervivencia de la práctica de la composiciónaún en tiempos relativamente próximos a nuestros días, reveladores de la idio­sincrasia aborigen en la materia. Escribe Lobos que en octubre de 1814, sin irmucho más lejos, el coronel don Francisco Ortiz de Ocampo, Coronel Mayor delos Exércitos de la Patria yGobernador Yntendente de Córdoba, instruye al juezpedáneo de LaCarlota, ante el asesinato de unos aborígenes, de la siguiente ma­nera: "... si pidieron alguna compensación por las muertes les ofrecerá vuestramerced aguardiente y aquellas otras vagatelas que mas apetecen, vajo la protextade q' se les da esta gratificación unicamente por conservar la pas...".El21 de diciembre de 1816,desde la Concepción del Río Cuarto, el comandanteLucasAdaro, informaba: "Se ha presentado en esta el cacique Carripílón ...: Ex­pone que en losyndios que mató la partida de La Carlota murieron dos parientesde el, mas que sin embrago (sic)no forma queja ni pretende ostilmente se le pa­guen sus muertos con alajascomo ha sido uso ... Su obgeto es que vuestra señoría(el gobernador Ambrosio Funes) lo regale ...".Letourneau, citado T. de Guevara, en "Costumbres judiciales i educación de losaraucanos", comenta así esta actitud de la parcialidad objeto de su estudio: "Eldaño debe repararse exactamente como se ha producido, porque la idea del ta­lión se halla arraigada en los espíritus. Como el concepto de la propiedad se hadesarrollado, conviene (el afectado) en transigir y conmutar la venganza en unaindemnización. Esta mezcla de venganza i de composición o de convenio cons­tituye la justicia de las asociaciones primitivas". Se da, como dice Bunge, undoble concepto ético-económico sobre el cual se funda todo el sistema judicialde los araucanos.Sin embargo, la comunidad llega a tomar parte activa en la compensación, y asílo comenta Tomás Guevara: "Cuando se verifica un robo, muerte o adulterio, ocuando se cree que alguien es responsable de un maleficio, todos los miembrosde la tribu, parientes i solidarios, se sienten ofendidos i emprenden un ataque ala (parcialidad) del que ha causado el daño".En la pequeña sociedad familiar, acota Bunge, el perjuicio a uno de sus miem­bros afecta a todos. En esos casos, el jefe solía hacer suya la ofensa y encabezandoa su parcialidad se enfrentaba con la del ofensor. Talla característica del llamadomalón judicial, que marcó una modalidad particular en la administración dejusticia entre los araucanos. Recordemos que por causas parecidas se originó lacélebre guerra de Troya.

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - W 90

Page 24: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

384

G. de Vidaurrc cita como los principales delitos entre los araucanos: la traición, elhomicidio, el adulterio, el hurto y el maleficio.De entre estos, los más perseguidos eran el homicidio y el robo, aunque el pillaje

Los delitos

Normalmente la autoridad judicial residía en el jefe de familia como juzgador na­tural de sus dependientes, :--Joobstante, no podemos relegar la facultad sancio­natoria del cacique. Un hecho referido por Alfredo Ebelot en sus deliciososescritos recopilados en "La Pampa", fruto de las vivencias personales que prota­gonizara en el último tercio del siglo XIX, pinta a las claras el poder primitivo delcacique y el valor moral que los araucanos le adjudicaban a la lealtad. He aquíel relato de Ebelot."Cuando llegamos a la isla de Choele-Chocl, se presentó en el campamento ungaucho que se ofrecía para llevar una carta al cacique Sayhuéque y negociar conél un tratado de paz ... Conocíamos perfectamente sus aventuras. Después de in­numerables fechorías realizadas con la complicidad de los indios, se había insta­lado entre ellos y había llegado a ser el yerno del cacique. Se le dio, no obstante,la misión que solicitaba, la que no importaba un compromiso.-¿Cree usted -pregunté a un general- que este pícaro nos ha de servir para algo?-¿E~te?Con su doble juego, una de dos le ha de pasar: o lo fusilaremos, o lo de-gollarán los indios,Había acertado el general. A los pocos meses su suegro lo mandó degollar".Las costumbres de los puelchcs-guénakcn preceptuaban que para los dos prime­ros menstruos de alguna hija o pariente cercana del cacique se celebrara unafiesta cuya presidencia ocupaba el llamado "lugarteniente del Elel", genio ésteque, como lo anticipáramos, representaba a la divinidad del malo Arrakén. Eldicho lugarteniente era por lo general una personalidad feroz y valerosa. Mientrasdurase la fiesta, tanto el sustituto del Elel como la muchacha festejada ayunabancon mucho rigor. Sin embargo, el nuncio podía beber cuanto quisiese y en talsentido la aloja y otros brebajes no tardaban en producir sus efectos. En ese es­tado, el lugarteniente solía ejercer funciones judiciales que el padre Sánchez La­brador describe así:"El lugarteniente del Elel goza de una plenaria potestad sobre los indios en estetiempo; nadie repugna obedecerle, aún en cosas arduas. Ninguno puede hablardirectamente con Elel, sino sus Pagesy guardias que le dan, y vuelven las deman­das. Si algún indio antes ha tenido resentimiento con otro, se le hace presentea Elel, y este manda ejecutar la justicia que se le antoja. El acreedor representasus querellas, y al punto sale despachada su petición, y condenado a pagar elDeudor, en cuatro doblado lo que debía, y se cumple sin dilación".

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - r--;°90•' COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVI r-.:CIADE CORDOBA

Page 25: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

385

haya sido la base económica de los aborígenes aucáes o alzadosque asolaban loscampos de! oriente de losAndes, sin respeto por propiedad alguna. En cambio, elinfanticidio y e! aborto, como también la prostitución, no se tenían como delitos.En tal sentido es afín la noticia que trae Lugones en e! "Imperio jesuítico",cuando explica que entre los guaraníes la madre practicaba e! infanticidio de!hijo adulterino acto continuo del nacimiento.El adulterio merece una consideración particular, pues siendo e! autor de! delitosorprendido en el acto, se lo castigaba severamente con e! azote o se lo hería detal manera que las lesiones podían causarle la muerte.Es de hacer notar, como lo hace el padre Bernardo Castro, que entre los vilelasde Tucumán prácticamente no existíael adulterio, siendo los aborígenes muy ce­losos en su honor en este asunto.El adulterio, en fin, fue tratado de diversas maneras, aunque es bueno insistir,los celos entre los pueblos aborígenes nunca fueron demasiado gravitantes en laconsideración de estas situaciones. En los charrúas, el marido se contentaba condarle algunos golpes a la mujer encontrada in fraganti. Del mismo modo, entrelos patagones, el adulterio no era considerado delito como no fuera a la vista delmarido, quien, a la postre, terminaba olvidando el agravio.A la luz de las modernas concepciones, se dieron en aquellas comunidades unaserie de actos que hoy calificaríamos como delitos y que, sin embargo, eran so­cialmente aceptados. Así Azara observó entre los mbayáesque las mujeres prac­ticaban el aborto intencional, dejando con vida nada más que un hijo cada una,generalmente uno de los últimos en nacer. El explorador español, impresionadopor esto, interrogó a un marido acerca de la terrible práctica, a lo cual éste res­pondió que ellos "no se mezclaban ni les correspondía en negocios de mujeres".En este sentido, entre los araucanos no era tenido tampoco por delito que elpadre matara a su mujer y a sus hijos, porque se entendía que al disponer de lossuyos, el hombre de la casa "derramaba su propia sangre" ya eso nadie se lopodía impedir.Conforme a Tomás de Guevara, el parricidio era un tipo de muerte eximidotambién de consecuencias penales para su autor en laAraucania. En este aspectotendríamos que remitirnos al concepto de eutanasia, que entre los onas y otrastribus del sur patagónico, se provocaba por una singularmente entendida com­pasión, por la cual los ancianos enfermos eran estrangulados por sus hijos paraevitarles sufrimientos. También corrían esta suerte los viejos discapacitados delos yámanas o yaganes, o aquellos que tenían la desgracia de nacer defectuosos,porque constituían una carga en la vida nómada de esos pueblos.Otro delito inusual en nuestros días, esta vezentre los guaraníes, era aquel porel cual seviolentaba la costumbre sexual impuesta a lasmuchachas de no conocervarón antes de la menstruación, sacrilegio que se correspondía con la pena demuerte.

COLEGIO DE ESCRIBANOS ~DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA ~

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 26: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

386

Numéricamente, no cabe duda, la población aborigen era superior al momentode la conquista, y sus pueblos poseían algunas tradiciones más o menos arraiga­das, capaces de crear costumbre jurídica.Sobre todo en lo que hace al trabajo, las instituciones de naturaleza económica,como observa Levene, fueron adaptadas al objetivo de los conquistadores. Lamita, por ejemplo, institución de raigambre aborigen; la misma encomienda,que se fundamenta en hábitos anteriores; y hasta el sistema tributario, pervivencon las modificaciones del caso durante el período hispánico.El ayllu, tan difundido como célula social y económica, permanece en la legisla­ción hispano-americana cumpliendo una finalidad socializante.Otras prácticas, como el usufructo temporal de la tierra por el sistema de repar­timiento periódico, y el régimen de distribución de las aguas, sumamente es­tricto, fueron otras de las realidades contempladas por los españoles.Tampoco resultó enteramente olvidada la concepción política y económica de losincas.Los caciques o curacas continúan gobernando con buen respeto de las antiguascostumbres y con mucha cautela en su transformación. La institución del caci­cazgo, en el marco de este estilo de procedimiento administrativo, fue especial­mente reconocida en el título VII, libro VI, de la "Recopilación", y su sucesiónfue asimilada a la forma seguida en España respecto a los mayorazgos. La admi­nistración de la justicia se dejó en muchos casos en manos de alguaciles y regi­dores aborígenes, de acuerdo con sus costumbres, en causas de menor cuantía.La legislación indiana se fue basando en la organización administrativa y agrariaanterior a la conquista en muchos aspectos, de tal modo de constituir una estruc­tura social adaptada. El virrey Toledo, bien llamado el Salón del Perú, asistidopor personalidades del mérito de Ondegardo, Matienzo y Sarmiento de Garnboa,obtuvo en cinco años de recorrida una valiosa experiencia concreta que le per­mitió legislar para el virreinato de Lima con gran adecuación, organizando a losaborígenes en comunidades o reducciones donde eran respetadas en lo que po­seían de valiosas muchas de las antiguas tradiciones.

La influencia aborigen en la legislación colonial

Como vemos, la precariedad y el subjetivismo caracterizan a la organización ju­dicial no incásica, aunque es necesario reconocer el respeto a determinados va­lores morales cuya evolución devino en agrupaciones éticamente constituidas.Por otra parte, resulta importante puntualizar, como lo hace Bunge, que la in­tención delictuosa era detalle no relevante, siendo en cambio la materialidaddel hecho la determinante de las consecuencias.

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROviNCIA DI CClRDOBA

Page 27: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

387

Centrándonos en lo que podríamos llamar derecho privado, en el ámbito de lascomunidades aborígenes del actual territorio argentino, todo el entorno, todaslas determinaciones de la economía, todas las sugerencias físicas y vitales, fueronconfigurando, en su elementalidad, una práctica relacional.El desarrollo de la agricultura, el correspondiente asentamiento de las poblacio­nes, la acumulación de los productos de la caza, fueron factores reclamantes deun principio de autoridad que naturalmente se establece en la cabeza del padre,caracterizando a la filiación y conformando una suerte de institución hereditaria.El principio de la masculinidad logra abrirse paso, avanzando sobre los funda­mentos matriarcales. En ese progreso de la autoridad paterna va a sustentarse laautoridad política tras inciertos períodos de modalidad matriarcal.La guerra actúa asimismo como determinante y establece una forma de estruc­tura social donde el Estado se organiza alrededor del jefe. El vínculo de la sangreno cede, pero el cacicazgo surge de hecho en posesión del que reúne las condi­ciones necesarias. No obstante, el cacique, en general, no tuvo poderes absolutossino que apremiado por diversas limitaciones, tal vez no haya llegado a confor­mar el rol de la autoridad patriarcal en su plenitud, dicho esto siempre en tér­minos generales.Bunge configura a la autoridad cacical como "desenvuelta con cierta indepen­dencia y paralelamente a la familia".Como lo dijimos, los araucanos fueron en este aspecto los más evolucionados,

Reflexión final

La prudencia frente a la propiedad aborigen anterior a la conquista fue otro mé­rito de la ley indiana, aunque no siempre respetado según la intención dellegis­lador. La real cédula del 20 de noviembre de 1578 mandaba que a los aborígenesdebía rcpartírseles lo que hubieren menester para labrar "confirmándoles en loque ahora tienen y dándoles de nuevo lo necesario". El sistema no era diferentedel de los primitivos tupus.Como termina de reflexionar Levcne, en el momento de contacto y conflicto delas instiruciones aborígenes con las españolas, es posible distinguir la supervi­vencia del sistema colectivista aborigen.Sostiene Ricardo Bustamante Cimeros, en el trabajo que denominó "Condiciónjurídica": "Todavía hoy subsiste el sistema de las comunidades indígenas, comoel reparto periódico de tierras de cultivo de acuerdo con las necesidades de cadamiembro del ayllu. La legislación de Indias durante tres siglos, y la nacional demás de un siglo (la peruana), han rozado periférica mente sin conmover los ci­mientos de estas instituciones económicas que han pervivido con la raza".

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE l.A PROV:¡-';CIA DE C:OIClOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90

Page 28: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

388

ABREGÚ VIRRElRA, Carlos."Idiomas aborígenes". Buenos Aires, 1942. EspasaCalpe.BAUDIN, Louis. "La vida cotidiana en el tiempo de los últimos incas". BuenosAires, 1976. Hachette S.A."El imperio socialista de los incas". Santiago de Chile, 1943. Editorial Zig-Zag.BUNGE, Carlos Octavio. "Historia del Derecho Argentino". Buenos Aires,1912. Edición de la Facultad de Derecho de Buenos Aires.CANALS FRAU, Salvador. "Poblaciones indígenas de la Argentina". BuenosAires, 1953. Editorial Sudamericana.CENTENERA, Martín del Barco. "La Argentina" o "La conquista del Río de laPlata". Buenos Aires, 1994. Theoría.COSMELLI IBAÑEZ, José Luis. "Historia Cultural de los Argentinos". BuenosAires, 1975. 1er. Tomo. Editorial Troquel.EBELOT, Alfredo. La Pampa. Buenos Aires, 1965. Ediciones Pampa y Cielo.FURLONG, Guillermo S.J. "Antonio Sepp S.J. y su Gobierno Temporal (1732)".Buenos Aires, 1962. Theoría."Antonio Ruiz de Montoya y su carta a Comental (1645)!. Buenos Aires, 1964.Theoría.IBARRA GRASSO, Dick Edgar. "Argentina Indígena". Buenos Aires, 1971.Ti­pográfica Editora Argentina.LEVENE, Ricardo. "Historia del Derecho Argentino". Buenos Aires, 1956. Edi­torial Guillermo Kraft."Historia del derecho argentino, historia de las fuentes del derecho indiano".Buenos Aires, 1945. Editorial Guillermo Kraft.LOBOS, Héctor R. La frontera sur de Córdoba (1810-1820)". Córdoba, 1979.Junta Provincial de Historia de Córdoba.

Bibliografía consultada

pues en sus agrupaciones las funciones estaban repartidas con bastante claridad.Todas las instituciones, como apreciación uniforme, se demuestran incompletasyen etapa de maduración, estado social por el cual transitaban sincrónicamente,por otra parte, muchos otros pueblos del mundo, no importando entonces unarémora exclusiva de las asociaciones de esta porción del sur de América. Todoes parte de un proceso que necesita de investigación para caracterizarlo en sus va­lores y antecedentes, todo es en estos pueblos expresión tendencial, todo es unandar donde lo fisiológico y lo etnológico actúan como fuerzas condicionantesy en cuyo seno sólo la lumbre que bajaba del Cuzco era por si misma capaz deorganizar las elementalidades sociales, elevando las agrupaciones originales quequizás no alcanzaban la pubertad gregaria.

REVISTANOTARIAL 2008/02 - N° 90COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROViNCiA DECÓRDOBA

Page 29: DEC6~DOBA COLECIO DE ESCRIBANOS 1Iescribanos.org.ar/rnotarial/wp-content/uploads/2015/07/RNCba-90... · facilidad deldivorcio, demuestra una situación previaalafamiliaciclópea,

389

LUGONES, Leopoldo. "El imperio jesuítico". Buenos Aires, 1904. CompañíaSudamericana de Billetes de Banco. 1ra. Ed.MANSILLA, Lucio V. "Una expedición a los indios ranqueles". Buenos Aires,1890. Juan A. Alsina Editora.MÁRQUEZ MIRANDA, Fernando. "Los diaguitas". La Plata, 1946. UniversidadNacional de La Plata.PAESA, Pascual Rafael S.D.B. "Historia de las instituciones políticas y socialesde la América colonial". Buenos Aires, 1955. Editorial Don Bosco.SERRANO, Antonio. "Los comechingones". Córdoba, 1945. Universidad Na­cional de Córdoba.SGOIFO, Ricardo. "Ocurrencias para leer a la siesta". Santiago del Estero, 2007.Alberto Tasso Ediciones.SIERRA, Vicente. "Historia de la Argentina" 0492-1600)". Buenos Aires, 1964.Editorial Científica Argentina.WAGNER, Duncan y Emilio. "La civilización chaco-santiagueña y sus correlacio­nes con las del viejo y nuevo mundo". Buenos Aires, 1934. Compañía ImpresoraArgentina.

COLEGIO DE ESCRIBANOSDE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

REVISTA NOTARIAL 2008/02 - N° 90