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DE PERPETUA A MUERTE.

HISTORIAS DE LA GUERRA CIVIL...

XOSÉ MANUEL SUÁREZ.

(2ª PARTE)

“De perpetua a muerte...” (2ª parte) xmsuarez 2

10. LA REPERCUSIÓN INTERNACIONAL DEL SUMARIO 50/1937.

La motonave “Mar Cantábrico” era en 1937 un barco de reciente construcción

(1930, astilleros bilbaínos Euskalduna, para la Compañía Marítima del Nervión),

con más de ciento veinte metros de eslora y una capacidad de carga de siete mil

quinientas toneladas, que disponía además de camarotes para pasajeros. Su

velocidad máxima era de quince nudos. Su historia militar se inicia, como la de

muchos –hombres y máquinas- tras el 18 de julio de 1936, cuando fue incautado en

Valencia por el Frente Popular para servir de prisión a militares sublevados.

Desalojado de estos inquilinos forzosos, se llenó de una tropa variopinta (guardia

civiles, milicianos y carabineros) para desembarcar en Ibiza y Formentera. Luego

repetiría como transporte en el intento fracasado de recuperar Mallorca.

En 1936 la ley vigente en Estados Unidos sobre la neutralidad (la Neutrality

Act) prohibía la venta de armas a países en guerra, pero no especificaban que actitud

tomar en el caso de una guerra civil. La legislación estaba a punto de cambiar en

enero de 1937, precisamente para extender la prohibición a España. En el mismo

momento en que se aprobaba en el Congreso norteamericano la enmienda a la

Neutrality Act que impediría la ayuda militar, el “Mar Cantábrico” cargaba aviones

para el gobierno de la República, eran ocho aviones comerciales que se podrían

arreglar como bombarderos o de reconocimiento. La estiba se hacía con tanta

presteza que se dejaban en puerto otros diez aviones. Las prisas eran normales,


porque la prensa se había hecho eco del envío de armas a la guerra española y,

siguiendo lo propugnado por el gobierno estadounidense sobre la neutralidad en el

conflicto español, mostraba su negativa a la ayuda.

La causa 50/37 se instruyó contra 52 tripulantes y pasajeros de la motonave

“Mar Cantábrico”, apresada el 8 de marzo de 1937 cerca de Santander por el crucero

“Canarias”, en misiones de bloqueo de los puertos del Norte. El día anterior el

comandante del crucero había recibido instrucciones por radio para la captura del

“Mar Cantábrico”, que había partido de Nueva York y Veracruz con un

importantísimo cargamento de material de guerra: diez millones de cartuchos de 7

mm. para fusil máuser, más de tres millones de cartuchos de otros calibres, veinte

mil granadas de diferentes clases, dos mil fusiles, veintiséis cañones, cuarenta y

cinco ametralladoras, diez fusiles ametralladoras, cargado todo en Veracruz, además

de un avión anfibio, un hidroavión fairchild norteamericano y seis aviones cargados

en Nueva York. El transporte incluía una valiosa ayuda humanitaria: en paquetes de

leche condensada y de caldo de gallina, zapatos usados y nuevos, medicinas,

comestibles y ropas; casi tres mil sacos de harina, más de doscientos de café y siete

de azúcar, y una mesa para operaciones quirúrgicas.

Este importante envío que reforzaría la defensa del norte ante el avance

franquista en 1937, organizado por las representaciones diplomáticas del Gobierno

republicano en México y Estados Unidos, contó con la colaboración de


organizaciones antifascistas de esos países. Ya en el mar, tras la salida de Veracruz,

el capitán del “Mar Cantábrico” abre un sobre con las instrucciones que debe seguir

en su viaje y que le ha entregado el embajador republicano en México, Félix

Gordón, ministro de Comercio en 1933. El embajador escribe en su comunicación

estas precisas recomendaciones, que serán insuficientes para escapar al control de

los espías franquistas, sin que podamos deshechar la idea de que tenían información

desde dentro del barco:

1º El vapor Mar Cantábrico irá desde Veracruz a Santander, a menos

de que en ruta reciba usted del Gobierno de España o de esta Embajada

indicación en contrario, sin hacer escala en ningún otro puerto durante su

recorrido y procurando llevar la marcha adecuada para que llegue a su

destino como máximum durante las primeras horas de la noche del día seis de

marzo y siempre antes de las doce de dicha noche.

2º El vapor Mar Cantábrico llamará si lo precisa a las estaciones costeras de

Santander o Bilbao con las letras S O A y a la Escuadra con las letras O X C y

a longitud de onda de setecientos cinco metros lo mismo en uno que en otro

caso.

3º Santander y Bilbao llamarán al Mar Cantábrico con las letras S Y N y la

Escuadra con las letras O X C a la indicada longitud de onda de setecientos

cinco metros.


4º Para comunicarse el vapor Mar Cantábrico con Méjico y lo mismo Méjico

con el vapor Mar Cantábrico emplearán en las llamadas uno y otro las letras

L B A, debiendo tenerse en cuenta que Méjico trabaja con onda de cuarenta

metros y a las ocho de la noche, hora mejicana.

5º El vapor Mar Cantábrico empleará en sus comunicaciones con la estación

de Méjico para esta Embajada y lo mismo en sus comunicaciones con las

estaciones costeras de Santander o Bilbao y con la Escuadra o el Gobierno la

clave X que se le envía a usted por separado al mismo tiempo que este

despacho.

No creo necesario encomendar a usted ni a los demás miembros del barco la

necesidad de observar la máxima discreción en el uso del aparato de

radiotelegrafía, el cual por otra parte debe quedar exclusivamente destinado a

las comunicaciones oficiales, pues a su buen juicio y al de sus compañeros no

puede escaparse que cuanto menos funcione dicho aparato con mayor

seguridad se camina y más fácil es llegar felizmente al destino, mientras que

realizando comunicaciones de índole particular se puede señalar

involuntariamente al enemigo la situación del barco.

Mucho agradecería a usted que en cuanto lleguen al puerto de destino me

comuniquen por radio y ya en lenguaje claro la llegada del vapor, que espero


y deseo se realice sin ningún contratiempo desagradable ni par ustedes ni

para la carga que llevan.

Méjico, 17 de febrero de 1937.

El Embajdor de España,

Félix Gordón Ordás.

El barco sale de Veracruz con destino oficial de Barcelona, según la

documentación sellada por las autoridades portuarias y por el cónsul de España.

Pero la principal dificultad del transporte es evitar el bloqueo de los puertos

del norte republicano por parte de la flota sublevada. El comandante del “Canarias”

es advertido por telegrama que la motonave debe arribar a Santander el día 8 de

marzo y este día, sobre las 13 horas, se avista un buque que navega con bandera

inglesa, y que por sus características debía tratarse del transporte buscado, aun

cuando exhibe el nombre de “Adda Newcastle”, pintado en la popa. Por los acuerdos

del Comité de No Intervención eran navíos de guerra británicos los que vigilaban la

zona para evitar que mercantes extranjeros surtiesen de armas a los dos bandos, pero

también con el objeto de proteger a los buques de ataques fuera del límite territorial

de las tres millas. De todas formas, el “Canarias” hizo parar al barco con el aviso de

un cañonazo, se le transmitieron órdenes de viva voz que fueron contestadas en


inglés a través de un megáfono, al mismo tiempo que desde el transporte se

realizaban llamadas de auxilio por radio indicando la situación en que se hallaban.

Desde el crucero se disparó la pieza de 120 mm. alcanzando a la motonave a

dos metros de la línea de flotación, se hizo un disparo más de calibre medio que no

llegó a tocarle y fuego de ametralladora sobre la cubierta. Ante la amenaza de

hundimiento realizada por el comandante del crucero en caso de no haber rendición,

los tripulantes se lanzaron sobre tres botes y abandonaron el barco, en el que se

había iniciado un incendio. En esos momentos se aproximaban al escenario de los

hechos pesqueros franceses, pero los del “Canarias” fueron apresando a los botes sin

permitirles la huida, además muere por disparos el marinero José Niguereda, soltero,

de 43 años, cayendo presos cincuenta y cinco de la tripulación, y la joven mejicana

Socorro Barbarena, de 20 años, que había contraído matrimonio a bordo con el

camarero Eugenio Llorens, al que había seguido hasta introducirse en el barco. Entre

los capturados se hallan nueve extranjeros (de Italia, Bulgaria, México y EE.UU.),

de ideología comunista o socialista. Los tres italianos (Josini Cessich Pitoni, natural

de Génova, enrolado como engrasador, 46 años, casado; su hermano, José Cessich,

36, camarero, y Sergio La Forgia, también inscrito en la tripulación como

engrasador, 23 años) serán entregados en Salamanca a representantes de Mussolini.

El “Mar Cantábrico”, que se hallaba en Valencia el 18 de julio de 1936, había

sido requisado por el Gobierno en principio para servir de prisión. En agosto llevó


tropas republicanas a Ibiza. En octubre salió de Valencia con carga a Liverpool, en

donde embarcó el delegado del Gobierno José Otero, enrolado supuestamente como

“mozo” del barco, que se suicida en el momento del apresamiento disparándose en la

cabeza, emprendiendo luego rumbo a Nueva York y Veracruz con la misión de

regresar de esas ciudades con material de guerra, emprendiendo el viaje de retorno el

19 de febrero. Su captura supone un grave revés para el bando republicano, el bando

nacionalista impide el suministro de un importante cargamento militar y de víveres a

la zona norte, y además utilizará el transporte rearmado como crucero auxiliar de su

flota y el hidroavión que llevaba, rebautizado como “Virgen de Chamorro” en honor

a la ermita ferrolana.

Apenas han transcurrido cinco días desde el apresamiento del buque, y sólo

tres desde que se ha abierto la causa, cuando tiene lugar la celebración del consejo

de guerra a bordo del transporte de la Armada “Contramaestre Casado”, que se

utiliza como prisión provisional, el 13 de marzo de 1937, a las diez de la mañana.

Preside el tribunal el coronel de infantería de Marina Liaño, siendo vocales del

mismo tres tenientes de navío y un capitán de intendencia. Actúan como fiscal el

auditor Gómez de Barreda y como defensor un comandante de intendencia.

A petición de la defensa comparece un teniente de navío que relata lo ocurrido

durante el apresamiento del “Mar Cantábrico”, informando de la conducta del

procesado José S. Cumba, que estuvo con él embarcado en el “Juan Sebastián


Elcano”, del que desertó en Nueva York, enterándose más tarde que el procesado

hacía propaganda comunista en esa ciudad. Se suceden los testigos de la defensa

que hablan favorablemente del comportamiento de varios procesados; por ejemplo,

del que luego será condenado a muerte Evaristo Peris, 3º oficial, un testigo le

califica como de muy buena familia y de ideas religiosas.

El fiscal solicita para todos los juzgados la pena de muerte como

promovedores de una rebelión, y en el art. 5º del Bando de Guerra. La defensa alega

que los tripulantes no son los responsables del transporte, sino que toda la

culpabilidad recae en el delegado del Gobierno de Valencia, el fallecido Otero,

embarcado como representante del Frente Popular, y que se vieron sorprendidos en

la expedición preparada por el embajador Gordón, no oponiendo resistencia al

apresamiento por el “Canarias”. El defensor pide la absolución, y si no que se les

aplique a sus defendidos el art. 128, punto 2º (perpetua, como meros ejecutores o

adheridos) con la eximente de miedo insuperable y la atenuante para tres de los

acusados que son menores de 18 años.

La vista se suspende en este instante, reanudándose al día siguiente, 14 de

marzo, comenzando esta sesión con la rectificación de la petición fiscal, quien ahora

solicita la pena de reclusión perpetua para once procesados, entre ellos tres menores

de edad, manteniendo la pena de muerte para los demás.


La sentencia del consejo difiere de la petición fiscal y condena a muerte a

veintiséis tripulantes, y finalmente el auditor de la Base Jesús de Cora no aprueba la

sentencia, proponiendo a su vez treinta y dos penas de muerte, lo que refleja que los

criterios a la hora de valorar el grado de culpabilidad -promotores o ejecutores- y la

pena que merecen, no están mínimamente fijados y el ser condenado a muerte o a

perpetua depende de un criterio personal. En el Alto Tribunal de Justicia Militar,

presidido por Gómez-Jordana Souza, y constituido por los vocales Rodríguez-Arias,

La Cerda, Fermoso Blanco y Conde Pumpido (el ex-auditor ferrolano), que se reúne

en Valladolid el 30 de abril para resolver el disenso, condena a veinticinco a muerte,

dieciocho a perpetua y dos a veinte años, sin que conste claramente en el texto de la

sentencia qué hechos concretos se atribuyen para establecer la diferencia en la pena;

únicamente consta que el capitán del buque es considerado como dirigente, está

probado que tomó parte como Capitán en todos los hechos en que intervino el buque

desde el inicio del movimiento nacional contra éste y era Presidente del Comité de a

bordo, y se considera segundo jefe a J. S. Cumba, encargado al parecer de la

instrucción militar. Los que forman el comité del barco es incuestionable que deben

ser estimados como dirigentes, pero no en todos los casos, ya que a algunos de los

que formaron parte de él se les condena a reclusión perpetua.

Nueve condenados a muerte por el Alto Tribunal lo son como jefes o

promotores de una rebelión, se trata de: Serafín Santamaría, capitán; Evaristo Peris,


3º oficial; Juan Birlanga, radiotelegrafista; Santiago Bilbao, electricista; Jesús

Barreiro, engrasador; Luis Martínez, marinero; Eugenio Llorens, camarero; José S.

Cumba, engrasador, y Miguel Ortiz, camarero. Todos afiliados a UGT, menos

Martínez (CNT) y Barreiro (afiliación sindical no conocida).

Mientras a los otros dieciséis castigados con la máxima pena se les aplica el

punto 2º del art. 128, que establece la pena de perpetua a muerte a los que formen

parte de una rebelión o se adhieren a ella de cualquier forma. De este grupo los ocho

siguientes serán ejecutados, ya que los otros (el contramaestre, dos engrasadores y

cinco marineros) serán indultados a última hora en una comunicación telegráfica del

Gobierno de Burgos: Máximo Almenar, mozo, del PCE; César Vega, engrasador, de

CNT; Luis Valle, camarero, del PCE; Jaime del Valle, camarero, del PCE; José

Tomás Fernández, marinero, de FAI; Tomás Urdiain, marinero, del PCE; Andrés

García, marinero, de FAI, y Pedro Pérez, telegrafista, de UGT.

Los condenados son pasados por las armas entre el 8 y el 9 de julio en la Punta

del Martillo y sepultados en una fosa común del cementerio de San Mateo (Narón),

a pocos kilómetros de Ferrol, a plena luz del día y ante la presencia de numerosos

vecinos, entre ellos mujeres y niños.

Antes, el 17 de abril, ya han sido fusilados los voluntarios que viajaban en el

“Mar Cantábrico”: José Carlos Gallo, 23 años, socialista, de México como los tres

siguientes, de ideología comunista, Alejandro Franco, estudiante, 20 años; Manuel


Zabala, 21; Ricardo Solorzano, 20 años; Martin Jay Golden, norteamericano, natural

de Nueva York, aunque no pudo demostrar su nacionalidad, comunista, 28 años, e

Izvetan Kovtechefz, búlgaro, comunista, de 33 años.

El consejo de guerra que les condena se había celebrado el día 5 de ese mes a

bordo del transporte “Contramaestre Casado”, para ver y fallar la pieza separada de

la causa. Se considera probado en la sentencia que los procesados venían con el

propósito de servir voluntariamente a los revolucionarios marxistas, y que al

hallarse en un buque español intervinieron en la guerra de España, quedando

obligados al cumplimiento de las leyes penales españolas.

Se narra en la sentencia que Golden, embarcado en Nueva York, intentó,

comunicándose en inglés con el “Canarias”, engañar al comandante del crucero

sobre la nacionalidad del buque; que Manuel Zabala, Solorzano, Gallo, Kovtechefz

y Golden tenían la misión, caso de ser atacado el “Mar Cantábrico”, de hacerse

cargo de ametralladoras y otras armas para su defensa. El otro acusado, Alejandro

Franco, habría embarcado en Veracruz como polizón, a pesar de lo cual gozaba de la

confianza del Delegado del Frente Popular y se le transportaba hacia España

indudablemente para que sirviera a los indeseables elementos de la zona roja.

Los hechos descritos son para el tribunal constitutivos de un delito de

adhesión a la rebelión antiespañola y marxista patrocinada por el Frente Popular y

sus autores condenados a la pena máxima.


En la sentencia se absuelve a Socorro Barbarena que había embarcado en

Veracruz, considerando que en su calidad de mujer no es presumible que viniese a

España como combatiente, recomendando al final su entrega a las autoridades

diplomáticas de México en España. Precisamente, desde el Consulado de México en

A Coruña, el cónsul De la Reguera, dirige un escrito al presidente del Alto Tribunal

de Justicia Militar, el 7 de abril, en la que pide la revocación de la petición fiscal de

pena de muerte a los ciudadanos de ese país procesados en la causa 50/37, ya que

según dice: dichos ciudadanos mexicanos, no están comprendidos en los extremos

que el señor Fiscal señala, para pedir la pena de muerte, cuando ninguno de los

citados señores, hizo resistencia armada contra el crucero CANARIAS. Aparte de

razones jurídicas, indica el cónsul que hay razones sentimentales: aun no hace

muchos días han llegado al lado del Gobierno de Burgos, infinidad de civiles,

militares y marinos, liberados de una muerte segura por nuestra Embajada en

Madrid. Suplica finalmente que le sean entregados esos ciudadanos mexicanos,

dando su palabra de que serán repatriados.

11. SE FUSILA A TODA LA TRIPULACIÓN.

Entre el 25 y el 27 de setiembre son fusilados en el cementerio de Serantes

cuarenta y dos hombres del vapor “Udondo”, en grupos de catorce por día (por

división exacta). El barco, matriculado en Bilbao, venía realizando habitualmente


transportes de carbón de Gijón a Barcelona y fue capturado el día 12 a diez millas al

norte de Gijón por el bou artillado “Tritonia”. Trasladado en principio a Ribadeo, su

tripulación, cuarenta hombres, y dos que viajan como pasajeros, serán condenados a

muerte en Ferrol en aplicación de los bandos, por traidores a la patria según la

propuesta del auditor de la Base Naval Rendueles, confirmada por el jefe de la Base,

vicealmirante Núñez, en una de sus últimas actuaciones en ese cargo, ya que sería

cesado el 24 y sustituido por Castro Arizcun, retirándose del servicio activo.

Rendueles no ha tenido dudas en mandar a la muerte a todos los embarcados, a pesar

de los informes que reúne el expediente 22/36; por ejemplo, mecanografiado aparece

en ese expediente un texto del capitán de corbeta Francisco Parga, fehado en

Ribadeo el 15 de septiembre de 1936 que recoge información como esta: con los

datos suministrados por los interesados, el que suscribe recabó informes del

Capitán del vapor requisado ‘Hernani’ y del armador de Gijón Sr Bengoechea, los

cuales manifestaron conocer a algunos de los que tripulaban el vapor Udondo

actualmente. El Capitán del vapor ‘Hernani’ dio buenos informes del mayordomo

del Udondo Francisco Arribinena [en realidad, Arruabarrena] y del primer

camarero Saturnino Gancedo. El armador Sr. Beongoechea manifestó lo mismo

respecto al mayordomo citado y respecto a D. Oscar Blanco García, que

desempeñaba el cargo de capitán del Udondo en el último viaje, manifestó que, en

las últimas elecciones de febrero pasado [elecciones de diputados, 16 de febrero de


1936] en Gijón, actuó como interventor de las derechas. [...] la impresión de

conjunto del que suscribe, es la de que pudieron destacarse como presuntos

inocentes los siguientes tripulantes: El tercer Oficial Don Luis Morote [Marote]

Chapa; el radiotelegrafista Don Fernando Cuadrado Sancha; el Contramaestre

José Sendón Seoane; el primer maquinista Don Pedro Zabala Atigorriaga [en

realidad, Arrizubieta]; el tercer maquinista Don Bernabé Caicoya Sánchez y el

mayordomo Francisco Arribinena [Arruabarrena].

A continuación el capitán Parga concreta su opinión sobre la documentación

del barco, que le parece correcta, y en la que figuran como enrolados los individuos

que forman la tripulación y el buque despachado para la mar en Valencia el 2 de

septiembre, y que tenía como destino Gijón.

Entre los ejecutados se hallan dos afiliados a CNT, cuyos carnets de afiliación

sindical se adjuntan al expediente abierto en Marina, se trata de José Fernández,

natural de Muros (A Coruña), dado de baja en las Milicias Populares Gallegas de

Madrid en agosto para trasladarse a Valencia, con el fin de prestar servicios en la

Marina mercante como fogonero. El carnet que porta es del Sindicato de la Industria

del Transporte de Valencia, de CNT, y declara que se encontraba en Valencia desde

hacía unos tres meses desembarcado y que al enterarse que el “Udondo” iba al norte

embarcó en él para llegar a su pueblo natal. El otro pasajero cenetista es un


empleado de Telefónica, Santiago Cela, domiciliado en Madrid, al que le intervienen

el dinero que portaba: 725 pesetas.

El Estado Mayor de Ferrol recibirá en octubre la cantidad de 9.521 pesetas,

recogidas a la dotación del vapor “Udondo”, además de veinte libras esterlinas, un

aro y un sello de oro, un monedero de plata, y dos cadenas de oro, una con medalla

de oro y otra con medalla de plata. Estos bienes se unen al Tesoro Nacional.

La lista de fusilados es la que sigue:

Pasados por las armas el día 25 de septiembre de 1936, estos catorce:

Oscar Blanco García, capitán del "Udondo", 35 años, natural y vecino de

Gijón. Casado, cinco hijos.

Juan López Campos, primer oficial, 28 años, natural y vecino de Cartagena.

Soltero.

Arturo Caballer Solana, 31 años, segundo oficial, natural y vecino de

Valencia. Casado, una hija.

Luis Marote Chapa, 29 años, tercer oficial, de Valencia. Soltero.

Pedro Zabala Arrizubieta, 59, natural de San Esteban de Ciaño (Asturias),

primer maquinista, vecino de Valencia. Casado, seis hijos.

Máximo Piñera Piñera, 55 años, de Gijón, 2º maquinista. Casado, cuatro hijos.

Bernabé Caicoya Sánchez, 35, de Gijón, 3º maquinista. Casado, dos hijos.


Fernando Cuadrado Sancha, natural de Guadalajara, 46 años, radiotelegrafista,

con domicilio en Palma de Mallorca. Casado, un hijo.

Félix Berrueco Rojas, mozo, natural de Astillero (Santander), con domicilio

en Gijón, 25 años. Casado, sin hijos.

Fidel Sarriugarte Goicoechea, fogonero, 27 años, de Rigoitia (Vizcaya),

soltero.

José Sendón Seoane, natural de Noia, con domicilio en Porto do Son (A

Coruña), contramaestre del "Udondo", 43 años. Casado, cuatro hijos.

Santiago Cela López, 29 años, con domicilio en Canillas (Madrid), pasajero,

afiliado a CNT. Casado solamente por la iglesia, un hijo.

José Fernández Santiago, de Muros (A Coruña), pasajero, 42 años, de CNT,

de profesión fogonero. Soltero.

Francisco Arruabarrena Albonigamenor, 43, de Bermeo, mayordomo del

barco. Casado. Cuatro hijos.

El 26, fusilados estos catorce:

Antonio Méndez Ardá, 26 años, natural de Maniños (Fene- A Coruña), mozo

del barco. Soltero.

Ramón Fernández Fernández, 29, fogonero, de Muros. Soltero.

José Otero Pérez, carpintero del “Udondo”, 25 años, de Erandio-Vizcaya.

Soltero.


Antonio Torres Rodríguez, 28, de Poboa do Caramiñal (A Coruña), marinero.

Soltero.

José Romay Betanzos, marinero, 26 años, de Palmeira-Ribeira (A Coruña).

Soltero.

Fernando Castillo Machazo, 39 años, de Santander, marmitón. Casado, dos

hijos.

Carmelo Zorrilla Zabala, 20 años, de Bilbao, 2º camarero. Soltero.

Ignacio Anasagasti Arruabarrena, de Bermeo, cocinero, 22 años. Soltero.

José Senén Balsa Iglesias, natural de Viveiro (Lugo), 34 años, fogonero, con

domicilio en Gijón. Casado, tres hijos.

Eugenio Dopazo Calviño, 24 años, de Castro-Marín (Pontevedra), calderetero.

Casado, tres hijos.

Juan Ibinarraga Lopategui, de Munguía (Vizcaya), 30 años, fogonero. Soltero.

Santiago Gondra Zigorraga, 22 años, marmitón, de Busturia-Vizcaya. Soltero.

Saturnino Cancedo San Ciprián, primer camarero del vapor, 34 años, de

Santander. Soltero.

Valentín Ces Queiro, de Vilar de Boa-Noia (A Coruña), 24 años, marinero.

Soltero.

Y el 27, el último grupo:


Ricardos Fornés Chust, natural de Valencia, con residencia en Barcelona, 33

años, palero. Soltero.

Valentín Betanzos Pérez, marinero, de Ribeira, 27 años. Casado, un hijo.

José González Romay, de Palmeira-Ribeira, 30 años, marinero. Soltero.

Constante Cancelo Casás, 26 años, fogonero, de Poio Grande-Pontevedra.

Soltero.

Manuel Izaguirre Lijarregui, 32, engrasador, residente en Larrabezna, en la

provincia de Vizcaya, como los cinco siguientes. Soltero.

Teófilo Zorroza Guezurraga, 21 años, palero. De Morga.

Ángel Loroño Echandía, 21, engrasador. De Morga.

Santiago Celaya Aguirre, 25, fogonero. De Meñaca.

Leandro Uriarte Echandía, 24 años, fogonero. De Munguía.

Máximo Madariaga Macuadra, 21, fogonero. De Morga.

Manuel Figueras Braña, 23, palero, natural de Luanco, vecino de Gijón.

Emilio Pardo Otero, 44 años, de Burela-Lugo, marinero. Soltero.

Antonio Rodríguez Casais, 27, de Poboa do Caramiñal, fogonero.

Cristino Fernández Valdés, 43 años, de Gijón, palero. Casado, dos hijos.

Los tripulantes del navío mercante non son los únicos marinos pasados por las

armas sin el trámite del juicio previo. El 28 de setiembre son sacados de la Escollera

y del “Plus Ultra” ocho marineros de la Armada, para ser paseados frente al muro


del cementerio del barrio alto de Canido y enterrados en una fosa común. Los

ejecutados se hallaban procesados por abandonar el “Cervera” el 20 de julio por la

puerta norte de la Constructora Naval, dando “gritos de Viva la República y el

Frente Popular, desoyendo los requerimientos y consejos del conserje, para que

desistieran de su actitud, salieron a la calle con armamento para combatir -no cabe

duda alguna- contra los soldados del Ejército que defendían la causa de España,

siendo más tarde detenidos en la población y desarmados por las tropas Nacionales”.

Un escrito del comandante del vapor prisión “Genoveva Fierro” del 9 de octubre,

dirigido al juez instructor de la causa 59/1936, explica el paradero de los cabos de

fogoneros Nicanor Martínez, Isidro Grandal y los marineros Daniel Varela, Castor

Porta, Eusebio Faramiñán y Pio Rodríguez diciendo que los citados individuos,

desembarcaron del PLUS ULTRA en 28 de Septiembre, por orden del Jefe de

Policía, para practicar diligencias. El 16 de octubre es Pagola quien escribe al juez

que los referidos fueron pasados por los armas el día 29 de septiembre. Los otros

dos caídos ese día son Luis Martínez, cabo de artillería, de Cartagena, 22 años y

Secundino Iglesias, 23 años, marinero, de Pontedeume.

En octubre continúan las ejecuciones irregulares; el domingo 11 caen

dieciocho personas, vecinos de Ferrol y de otros puntos de la comarca, como el

concejal de Fene Eugenio Casal, procesado en la causa 505/36 por supuesta rebelión

militar. Entre las víctimas figuran tres detenidas el 21 de julio frente al edificio


municipal de Ferrol, decretando el juez Nieto su libertad sin cargos el 16 de agosto y

permaneciendo luego como detenidos gubernativamente por orden del comandante

militar de la plaza; se trata de Carlos Dobarro, dependiente de 18 años, de

Juventudes Socialistas Unificadas; Secundino Guimarey, un vendedor ambulante de

28, y el industrial Vicente Fernández. Estos crímenes se cometen en el cementerio de

Serantes, donde fueron sepultados.

En noviembre de 1936 con el nombramiento de un nuevo Delegado de Orden

Público, el teniente de caballería Nieto, cesan las ejecuciones irregulares como

método predominante, aunque no desaparecen, ya que a finales de este mes aún se

produce un nuevo fusilamiento masivo sin juicio. La decisión de un auditor de

Marina lleva a la muerte a diez tripulantes del vapor “Dómine”, tras determinar que

se ha tramado un complot para apoderarse del barco y pasarse al enemigo. En el

expediente se hallan las declaraciones autoinculpatorias de varios tripulantes

reconociendo la existencia de reuniones en la cocina del barco en las que se hablaba

de reducir a los oficiales en el momento en que se estuviese cerca de Gijón. Los

interrogados han declarado además su ideología socialista o comunista. La facilidad

con la que han confesado hacen pensar que las afirmaciones han sido obtenidas con

malos tratos o coacciones. El 30 de noviembre Rendueles escribe al Jefe de la Base

Luis de Castro Arizcun:


procede que V.E. se sirva disponer que a las cinco de la tarde de hoy,

en la Punta del Martillo de este Arsenal, y en presencia de las fuerzas, para

que ello sirva de ejemplaridad, [...]; sin previa formación de juicio ni más

trámites, sean pasados por las armas.

Los diez ejecutados, seis con residencia en Barcelona, tienen entre 19 y 33

años.

12. EL CASO “ESLES”.

Causa 440/37. El “Esles” era un mercante de vapor que había salido de Gijón

la noche del 4 al 5 de setiembre de 1937, navegando hacia el NE con las luces

apagadas y con una gran carga humana: mil seiscientas mujeres del País Vasco y

Cantabria, que acompañaban a hijos y sobrinos en una huida de los peligros de la

guerra. El “Esles” se dirigía a Francia pero fue capturado por el “Cervera” en la

madrugada del 5. Los bous de vigilancia de Avilés se hicieron cargo de la presa para

conducirla a Galicia. Ya en Ferrol se dispuso que las pasajeras fueran devueltas a sus

ciudades de origen, así lo hicieron: 729 a Santander, 653 a Bilbao, 273 a San

Sebastián.

En el proceso seguido se condenó al capitán del buque a quince años de

reclusión y al mayordomo Lauro Mateo a muerte, por adhesión a la rebelión. Del

capitán se dice en el veredicto del 10 de enero del 38, que sus antecedentes le


señalan como ideológicamente marxista y prestó diversos servicios propios de su

profesión, con plena voluntariedad, al gobierno del Frente Popular. Mientras, Lauro

sería en el buque delegado político del Gobierno y representante sindical designado

por UGT y CNT, individuo destacadísimo de las Juventudes Libertarias, peligroso

extremista propagador de doctrinas disolventes, animador principal del periódico

“Acracia”, que en Gijón alentaba a los rebeldes a persistir en su actitud. En el

sumario se incluye un ejemplar de la publicación. Se le aplica a Lauro el art. 128 del

Código Penal de la Marina de Guerra –que tipifica y castiga el delito de rebelión

militar-, y considerando que sus antecedentes y conducta le muestran como dirigente

rebelde se le condena a muerte, mientras el capitán sería cómplice según el art. 24.

El 28 de febrero Lauro Mateo Fernández hizo un último intento para salvar su

vida: escribe una carta al general Franco ofreciéndose para un canje de presos, de los

que él tenía noticias se venían realizando con las autoridades republicanas. En el

escrito, que no llega a su destino al ser intervenido y unido al sumario, el reo niega

su condición de dirigente y alega que dos hermanos suyos luchan en las tropas

nacionales, y que su misión tenía un carácter humanitario, al serle encargado el

conducir a Francia a los refugiados dado su conocimiento de idiomas por su

experiencia como navegante.


El 4 de marzo de 1937, en el Arsenal, es fusilado Lauro Mateo Fernández, de

30 años, vecino de Gijón, que viajaba como mayordomo en el “Esles”, así lo recogía

el acta de la sentencia manuscrita que hemos podido leer:

En Ferrol, en la Sala de Justicia de su Departamento, a diez de enero

de mil novecientos treinta y ocho. Reunido el Consejo de Guerra ordinario

par ver y fallar la causa número 440 de mil novecientos treinta y siete,

seguida contra el capitán del vapor apresado “Esles”, Guillermo Contreras

Solórzano, y el mayordomo de dicho vapor Lauro Mateo Fernández, por

procedimiento sumarísimo, por el supuesto delito de adhesión a la rebelión.

Dada cuenta de la causa en audiencia pública, oída la acusación fiscal y la

defensa, y practicada la prueba en su momento pedida, [...] el vapor “Esles”

requisado y al servicio del Frente Popular, se dirigía desde el puerto rebelde

de Gijón a uno de la costa francesa, conduciendo evacuados, que huían ante

la próxima llegada de las tropas nacionales, cuando fue apresado por el

Crucero “Almirante Cervera”. [...]

Resultando: Que con el cargo oficial de mayordomo, pero como

delegado político del gobierno del Frente Popular y representante sindical

designado por la Unión General de Trabajadores y la Confederación

Nacional del Trabajo, venía en el antes mencionado vapor el paisano

procesado Lauor Mateo Fernández, mayor de edad penal, deduciéndose de


los antecedentes que en autos obran, es individuo destacadísimo de las

Juventudes Libertarias, peligroso extremista propagador de doctrinac

disolventes, animador principal del periódico “Acracia”, que en Gijón

alentaba a los rebeldes a persistir en su actitud y servir de portavoz,

divulgando sus disolventes doctrinas a aquellas Juventudes a las que el

procesado pertenecía y con cuyos elementos dirigentes se le ve tratar en todas

cuantas poblaciones ha residido de la zona no liberada.

13. EL APRESAMIENTO DEL “GENOVEVA FIERRO”.

Sumario nº 138/36. En él se procesa a cinco tripulantes del mercante

“Genoveva Fierro”, que se dirigía el 3 de setiembre desde Santader a Valencia con

más de doscientos pasajeros, cuando fue detenido por el destructor “Velasco” doce

horas después de haber dejado Santander. Siendo conducido a Ferrol, se abre

entonces el sumario.

Por las investigaciones realizadas por el juez instructor se explica en el

sumario que el “Genoveva F” fue requisado por el Frente Popular del 15 al 20 de

agosto último, presentándose una Comisión a bordo con ese fin en el Astillero [de

Santander], donde estaban fondeados, ordenándoles que atracasen al Muelle, que

carboneasen después en un pontón y que volvieran al muelle, donde el día 2

embarcaron pasajeros para Valencia por disposición del Comité de Guerra del


Frente Popular, que facilitó al Capitán la lista antes expresada [...]. Efectuamos una

inspección que dio como resultado encontrar en la bodega número 3 de quinientas a

seiscientas cajas con la marca “F.N.T.” conteniendo casquillos y tiras enrolladas

de metal, y por separado planchas de metal con la indicación “Electra R.C.A.” y

escudo, de posible utilización militar todo ello, existiendo, además, en el mismo

lugar, unas cajas con útiles de Circo pertenecientes estas últimas a personas que

figuran en el pasaje y que efectivamente forman parte de los Circos Americano y

Feijóo. En la bodega nº 2 había un coche automóvil, propiedad del pasajero

Emiliano Cerezo [de profesión: foto-cine] y una motocicleta del pasajero Adrián de

Miguel [guardia del Ayuntamiento de Madrid]. En el mismo lugar exsitren tres

cajones conteniendo muñecos de feria, tres baúles de Circo y seis bultos más con

útiles de Circo, propiedad unos y otros de personas del pasaje. Las bodegas

números 1 y 4 estaban vacías y sobre las cuatro bodegas se había habilitado el

alojamiento del pasaje. Encargado de la manutención del pasaje está Nemesio

Fernández Garaño, inscripto marítimo pero no enrolado, quien desde luego es

persona de confianza del Comité organizador del viaje [...] Como el anterior, es

persona notoriamente sospechosa Eloy Gutiérrez Noriega, perito al parecer en

radio, que viviendo normalmente en Torrelavega, donde desde que se inició el

Movimiento Salvador de España manejaba una emisora, fue requerido y embarcado


por el Comité de Guerra en el “Genoveva F” para el servicio de la Radio de a

bordo.

Entre los pasajeros del buque, cuya relación reparte el coronel auditor Justino

Merino en tres listas, de mayor a menor peligrosidad, se encuentran cuatro que son

clasificados bajo el epígrafe “recluso del Dueso”, que aparecen en la lista “A”, y que

serán pasados por las armas el día 12 del mes del apresamiento del buque, sin que

hayamos podido encontrar documento en el sumario que justifique de alguna manera

las ejecuciones. De las víctimas sólo conocemos su nombre y primer apellido:

Hipólito Foufré, Jaime Bosch, Bautista Folch y Esteban Mallorga, que son

enterrados en el cementerio de Canido. Otros integrantes de esa lista de pasajeros

considerados más peligrosos son: Josefa Jiménez, cantante de tangos, sin

documentación, que llevaba prendida una estrella roja que arrojó al agua al ser

apresados por el “Velasco”. Al salir de Santander levantaba el puño y daba gritos

de U.H.P. [Unión de Hermanos Proletarios]; además del guardia motorista del

Ayuntamiento de Madrid, un viajante, un oficial de la Audiencia de Oviedo, un

mecánico, un cabo de artillería del “Miguel de Cervantes”, un obrero parado, un

dependiente de comercio (muy amigo de Josefa Jiménez) y el camarero de la marina

mercante Enrique Callealta. En las otras listas aparecen, entre otros, personal de los

circos “Americano” y “Feijoó”, personal de la tripulación, así como un médico, un


practicante y dos enfermeras, a los que se les obligó a embarcar, según sus

declaraciones, por pertenecer a la Marina Civil, Servicio de Emigración.

El consejo de guerra que ha de ver y fallar la causa se reúne el 29 de octubre,

presidido por el coronel de infantería de Marina Joaquín M. Pery. En la sentencia se

estima como probado que el barco llevaba gran cantidad de cajas con casquillos y

otros efectos de posible utilización militar y que en el barco existían personas de la

confianza absoluta del Comité Rojo de Guerra de Santander, a quienes había sido

confiada la misión de conducir el buque a Valencia. Se considera demostrado que

entre esas personas se hallaban los procesados Nemesio Fernández, Eloy Gutiérrez y

Enrique Callealta; ocupándose el primero del pasaje y el segundo de la radio.

Se condena a muerte a los tres anteriores, considerando que los hechos

constituyen adhesión a la rebelión, punto 2º del 128, relacionándolo con el apartado

A del art. 5º del Bando de la Junta de Defensa Nacional de 28 de julio, que

especifica que serán sometidos a jurisdicción de guerra los delitos de rebelión,

sedición, y sus conexos, así como los realizados contra el orden público.

En cuanto a los dos procesados restantes la sentencia únicamente refiere que el

marinero Arizmendi tenía un cometido “de menor importancia”, siendo condenado a

reclusión perpetua por adhesión a la rebelión, mientras el otro es absuelto.

Al fallo se opone el voto particular del teniente de navío Gamboa y Sánchez-

Barcaiztegui, uno de los cinco vocales del tribunal, quien expone la imposibilidad en


que se encuentra de emitir su fallo, tanto absolutorio como de condena, para no

incurrir en una posible injusticia. Gamboa halla en el sumario numerosas carencias,

en cuanto a pruebas y declaraciones de testigos, por lo que únicamente se ha

formado un juicio por la impresión personal durante la celebración de la vista de la

causa y que la apreciación realizada está expuesta a errores graves en la

administración de la justicia, que repugnan a su conciencia.

La ejecución de los tres condenados (Enrique Callealta Gutiérrez, 34 años, de

Barcelona; Nemesio Fernández Garaño, 52, de Santander, mayordomo mercante, y

Eloy Gutiérrez Noriega, 41, radiotelegrafista, de Torrelavega), tiene lugar en el

Arsenal el 5 de febrero de 1937.

14. EL SUBMARINO B-6.

El 22 de julio del 36, cerca de Cartagena, la mayor parte de la dotación del

sumergible B-6 forzó al comandante y al segundo a cesar en el mando, deteniendo a

esos dos y a un alférez, para entregarlos luego al destructor “Alsedo” y, después de

nombrar a los que tenían que sustituirles, se dirigieron a Gibraltar para entorpecer el

paso de los sublevados a la Península, continuando luego con misiones de ataque a

la pesca en la zona nacional, echando a pique a varias embarcaciones en el sur, hasta

que son descubiertos el 19 de setiembre en el Cantábrico llevando una carga de

varios cientos de cajas de municiones a Santander, librando combate en superficie


con el remolcador “Galicia” y el destructor “Velasco”, causando en el primero un

muerto y varios heridos y perdiéndose el submarino, de cuya tripulación mueren dos

ahogados.

Para procesar a los 39 sobrevivientes del sumergible se abre en Ferrol el

sumario nº 127/1936, que se inicia el 20 de septiembre. La mayor parte de los

procesados nombra como defensor al capitán de infantería de Marina Auz. La causa

127/36 produjo al final diez ejecuciones, que se realizan el 3 de noviembre en la

Punta del Martillo del Arsenal ferrolano. Nueve de los ejecutados tenían domicilio

en Cartagena; se trata de los maquinistas Juan Cumbrera (35 años), Fernando de la

Pascua (30 años) y Andrés Navarro (29 años); de los auxiliares Teodoro López (de

torpedos, 34 años), José Guerrero (30, radiotelegrafista) y Víctor Bermúdez (36, de

máquinas); los cabos José Chorro (de artillería, 29 años) y Luis Preciado (de

electricidad, de Marín, 23 años); y los marineros fogoneros Pedro Vera (27 años) y

José Navarro (36).

La vista de la causa tuvo lugar el 14 de octubre de 1936 en la Academia de

Maquinistas de Ferrol, presidiendo el consejo de guerra de oficiales generales el

contralmirante Trullenque, actuando como vocales el capitán de infantería de Marina

Liaño, el coronel maquinista Manso, y los capitanes de fragata Fontenla y Matres;

como vocal ponente figura el teniente coronel auditor Jesús de Cora y como fiscal el

coronel auditor Conde Pumpido. En este acto se juzga a treinta y ocho de la


dotación. El procesado Óscar Scharfhausen, alférez de navío, será juzgado en sesión

posterior: el 19 de octubre de 1937, siendo absuelto al considerar el tribunal que sus

acciones en el submarino facilitaron la captura del mismo, teniendo en cuenta

además la ideología del alférez, compenetrada con el alzamiento, y su actuación

militar posterior a favor de éste. En concreto el fallo de la causa seguida contra

Oscar Scharfhausen reconoce que el álferez de navío, al aceptar de los rebeldes su

cometido técnico en el Submarino B-6, le guíaba como móvil en tal aceptación, el

firme y decidido propósito de procurar por todos los medios a su alcance la entrega

del barco a los Nacionales, o en último término su inutilización, corroborando tal

presunción los hechos posteriores que durante su permanencia en dicho Submarino

llevó a cabo bajo ese aspecto técnico, mostrando por ejemplo el barco en superficie

en lugares donde pudo ser avistado por los barcos Nacionales y posteriormente, en

la acción que sostuvo con el “Galicia” y el Destructor “Velasco” que motivó su

hundimiento, presentando un combate en condiciones de inferioridad que por las

especicales características del buque pudo facilmente eludir, de no mediar las

maniobras aconsejadas por el procesado a una dotación presa de pánico ante el

temor infundido a ella por el citado Oficial, de un supuesto peligro de de irse a

pique por corrimiento de la carga a consecuencia de una rápida inmersión, y

ulterior maniobra desde el puente presentando el Submarino en notable posición de

desventaja para el tiro de cañón que éste había iniciado contra el remolcador


“Galicia”, facilándose a éste una posición de tiro que le permitió hundir al citado

buque no obstante la inferioridad combativa del referido buque Nacional.

En la sentencia de la vista del 14 de octubre, se considera probado que quien

tomó el mando del submarino, una vez entregados los oficiales al “Alsedo”, fue el de

mayor empleo del navío: el segundo maquinista Cumbrera, quien en el consejo de

guerra declara que tomó ese cargo por imposición del mando de la flota, llevando de

segundo comandante sucesivamente a Teodoro López, de la Pascua y Chorro;

constituyéndose días más tarde una organización de tipo marxista, según

instrucciones comunicadas por el titulado jefe de la flotilla pirata [=el Ministro de

Marina Giral], nombrándose por elección un comité en el que fueron formando los

procesados Andrés Navarro, Bermúdez, Preciados, José Navarro, Chorro y Vera,

comité que llevaría el mando del sumergible con el oficial Scharfhausen y el piloto

de la marina mercante Dutrús.

El consejo de guerra considera que se han producido en el B-6 los delitos de

sedición, cometida por el maquinista Cumbrera y los procesados en rebeldía, y luego

de rebelión, siendo condenados a muerte como autores 26 miembros de la dotación,

y a reclusión perpetua los doce restantes, sin especificarse en el escrito de la

sentencia los hechos que motivan la diferencia en la pena impuesta a los dos grupos,


si exceptuamos la referencia a los que formaron el comité y a los que tomaron el

mando en un primer momento como primer y segundo comandante.

La dureza de la sentencia, la diversidad de criterios y cómo influye la

motivación política en la decisión final son evidentes en esta causa. Primero es el

auditor de la Base Rendueles quien en un escrito de fecha 15 de octubre manifiesta

su no aprobación a la misma. Afirma el auditor que la rebelión en la casi totalidad de

los buques de la Armada de Ferrol ha sido juzgada y sentenciada sin que se hubiese

ejecutado, y menos aún, ni procesado siquiera, a la totalidad de las dotaciones. Es

más. La tripulación de la Escuadra rebelde excede de 2000 hombres. Y el día, más o

menos próximo, en que haya de rendirse, no parece probable, que todos ellos sufran

la imposición de la pena capital. Por esta razón, considera Rendueles proponer al

Gobierno sublevado como medida de política o interés nacional la conveniencia de

que se indulte de la pena de muerte, conmutándola por reclusión perpetua a los que

no formaron parte del comité rojo ni tuvieron el mando, siendo dieciséis los que

están en este caso. Esta propuesta es aceptada en parte en decreto del General Jefe

del Ejército del Norte, Emilio Mola, el 19 de octubre, donde además se propone

conmutar la pena de los condenados a perpetua por la de reclusión de 12 años y un

día. Posteriormente el documento es enviado a la Secretaría de Guerra y llega

finalmente al general Franco, quien aprueba el indulto de los dieciséis condenados a

muerte que figuraban en la propuesta del auditor ferrolano, pero no la reducción


propuesta en el decreto de Mola. Sin mayores explicaciones quedan finalmente

condenados a muerte los diez señalados y a perpetua veintiocho.

15. UNA CARTA.

Fue la escrita por el coronel médico de la Armada retirado Luis Pérez

Carballa, de 55 años, muy conocido en Ferrol por su interés en el espiritismo y su

afiliación masónica. Esta carta le valió a su autor primero el procesamiento (sumario

21/37) y luego la ejecución por fusilamiento en la Punta del Martillo del Arsenal el

15 de marzo. Su crimen fue esta misiva dirigida al Ministro de Marina, de Izquierda

Republicana, redactada y enviada el 18 de julio de 1936:

Excmo. Sr. Don José Giral y Pedreira.

Madrid.

Ilustre y distinguido amigo:

Acabo de saber, si bien ya lo esperaba hace mucho tiempo, que estalló un

movimiento revolucionario contra nuestra amada República, o por lo menos

contra la situación política que el pueblo libremente supo darle. Ante esto no

sólo por deber, sino respondiendo a sentimientos muy hondos, que llevo en el

alma desde niño, me permito escribirle para en su persona, manifestar una vez

más mi inquebrantable adhesión al régimen, al Gobierno y a la persona de Vd.


Así mismo me ofrezco con el máximo espíritu de sacrificio para cuanto me

estime de utilidad, por si mis servicios pudieran ser de utilidad.

Y sin otro particular deseando el mayor éxito, como espero, en la grandísima e

importante labor que le está encomendada le saluda cordial y

respetuosamente su buen amigo y correligionario y afectísimo q.e.s.m. Luis

Pérez Carballa. Ferrol, 18 de julio de 1936.

El mensaje no alcanzó su destino por el corte de las comunicaciones con

Madrid, siendo intervenida por la censura y llegando a manos de la Delegación de

Orden Público de Ferrol, abriéndose entonces el sumario. En la decisión del consejo

de guerra de oficiales generales celebrado el diez de febrero, se especifica que el

procesado alega en su descargo que pensó que el alzamiento surgía con carácter

francamente extremista, dirigido por el sindicalista Pestaña, en unión de elementos

militares dispersos que pretendía asestar un golpe a la República, desconociendo

por tanto el alcance y fines del Glorioso Movimiento Nacional. Pero el tribunal

considera que posteriormente Luis Pérez no hizo ante sus superiores espontánea y

sincera manifestación de rectificación de la adhesión que mostraba en la carta de

referencia dando cuenta del error sufrido creyendo que la carta había llegado a su

destino, por lo que se condena a muerte al coronel médico como autor de una

rebelión militar en calidad de adherido a la misma (art. 128 del Código Penal de la

Marina de Guerra, punto 2º), ya que lo considera por ese acto sumado a la gran


rebeldía en que se colocó parte del país. Contra el resultado de la sentencia expresan

un voto particular dos miembros del tribunal del consejo de guerra, el presidente y

un vocal, que consideran que el procesado debe ser condenado a reclusión perpetua,

por que se trata de un hecho individual, esporádico, que no dice cómo se adhiere, y

que, en la fecha de la redacción, aún no se había realizado en Ferrol la declaración

del estado de guerra ni iniciado el alzamiento. Nadie del tribunal militar recuerda

otra carta del condenado a la máxima pena publicada en “El Correo Gallego” el 5 de

setiembre de 1936, una carta dirigida al capitán de la Benemérita y Delegado de

Orden Público de la ciudad, Don Victoriano Suanzes, que ruega su publicación,

como tenía costumbre hacer con las cartas de los rojos y masones arrepentidos que

recibía. En ese texto Luis Pérez Carballa, de nombre masón “Geley”, pide perdon

públicamente de su breve paso por la masonería y advierte de su peligro:

Debo hacer constar que a pesar de mi poco tiempo de permanencia en

la masonería he sacado la consecuencia que se trata de una escuela absurda

cuya capa de moral vulgar sirve para atraer a hombres de buena fe, a los

grados inferiores, para en los grados superiores laborar por algo

desconocido que no se me alcanza, pero execrable y que todo ciudadano debe

rechazar.


Arrepentido con el corazón sangrante por mi corta permanencia en esa

orden prometo por mi honor jamás volver a su seno, a dónde un azar funesto

me llevó.

Así mismo afirmo que jamás dejé de ser cristiano y que moriré en la fe

que con su martirio predicó el Cristo Redentor.

El Ferrol, 3 de septiembre de 1936.

¡¡Arriba España!!

¡¡Viva España!!

16. LA PESCA, UN ACTO DE REBELDÍA.

Causa 316/37. En 1937, el avance de las fuerzas franquistas por el Norte y su

dominio marítimo en el Cantábrico, que llevaba a una situación de casi bloqueo

produjeron el apresamiento de muchos luchadores republicanos y también de varios

buques con puerto en esa zona, tanto aquéllos como los tripulantes fueron

conducidos a Ferrol para ser procesados, como sucedió a los veinticinco embarcados

en dos vapores de Avilés, el “Nuevo Elisa” y el “Nuevo Soledad”, capturados a

finales de julio cuando se dedicaban a la pesca. Cinco marineros tenían en su poder

documentación concediéndoles exención de incorporación a filas, firmada por el

Consejero de Guerra y Delegado del Gobierno en Asturias y León, el socialista

Belarmino Tomás, la primera autoridad republicana en la región. Estos documentos


se unirían como prueba al sumario, junto a informes de jefes locales de Falange,

Guardia Civil y alcaldías de los lugares de origen y domicilio de los reos, y

constituyeron las principales evidencias que sustentarían la sentencia del 4 de

febrero de 1938. Esos informes, que eran normalmente solicitados por el juez

instructor de la causa, son contradictorios en algunos casos; así, del condenado a

muerte Joaquín Cuervo, de Candás, se presenta un certificado del secretario local de

Falange en el que se dice que observa intachable conducta y es afecto al glorioso

Movimiento Nacional, mientras el Delegado de Orden Público de Avilés le califica

como persona de izquierda, rojo acérrimo y antes del Movimiento militaba en la

C.N.T., prestó sus servicios a los rojos como voluntario y es desafecto al Glorioso

Movimiento Nacional. En semejantes términos son calificados por este delegado los

seis restantes condenados a muerte.

En la sentencia se relata que los vapores fueron apresados por el crucero

auxiliar de la flota nacional “Ciudad de Palma”, cuando con un gran cargamento de

pescado se dirigían a un puerto del Cantábrico en poder de los rebeldes y que,

además, dichos vapores, incautados y puestos al servicio del Frente Popular, habían

realizado con anterioridad una serie de viajes por mandato de la Consejería de

Abastos del ilegítimo gobierno de Asturias trayendo pescado como un servicio

público, con una finalidad ilegítima, ya que estaban al servicio del gobierno rebelde

y al sostenimiento de la zona en que detentaba su poder.


En el texto se recogen los antecedentes de los encausados, recogidos de los

informes del Delegado de Orden Público, tenidos en cuenta como pruebas para las

siete condenas a muerte:

-Ángel Menéndez, fogonero, 30 años, llamado El Xiropo, del “Nuevo Elisa”,

natural y vecino de Avilés: extremista peligroso, dirigente rebelde, que armado en

los primeros días de la revolución, patrulló por las calles de Avilés y detuvo a

simpatizantes del alzamiento, saqueó comercios, registró casas e hizo guardia en la

cárcel cuando en ella se produjeron ejecuciones de personas de derechas.

-José Alfredo Blanco Pérez, el hijo de Colasa, marinero de 21 años, de Avilés,

enrolado en el “Nuevo Soledad”: peligrosísimo revolucionario, sacaba presos de la

Cárcel para fusilarlos.

-Antonio Blanco, El Parraquero, 35 años, marinero del “Nuevo Soledad”:

destacado organizador de los movimientos revolucionarios anteriores al 36 en la

comarca de Avilés, reorganizador después de CNT.

-Luis Fernández, 26 años, El Quica, fogonero del “Nuevo Soledad”: armado

asaltaba casas y comercios, formando parte de las patrullas de milicianos que

sacaban de la Cárcel a los presos para fusilarlos.

-Gonzalo Fernández Cadavieco, marinero de Avilés, 20 años, del “Nuevo

Soledad”: militante de Juventudes Libertarias, armado de pistola daba órdenes y

tomaba parte en saqueos y asaltos.


-Hipólito Santos, 27 años, nacido en Marín-Pontevedra, avecindado en Avilés,

marinero del “Nuevo Elisa”: dirigente de la C.N.T. con pésimos antecedentes, formó

parte del Comité de guerra que en Avilés funcionaba; también intervino en

detenciones.

-Joaquín Cuervo, 25 años, conocido como el hijo de Juaco, de Avilés:

capitaneando patrullas de milicianos armados y empleando la violencia practicó

registros, se incautó de víveres y tomó parte en saqueos.

De otros tripulantes, castigados con penas de reclusión (dos de veinte años,

una de quince años, cuatro de doce años y cuatro de diez), se dice son de avanzadas

ideas marxistas y voluntariamente colaboraban con el Gobierno ilegítimo del Frente

Popular. Y de otros siete, absueltos: de ideas antirrevolucionarias y en

consecuencia afectos al Alzamiento Nacional. En la sentencia se expone como

motivo justificante de las penas: los víveres en la zona de referencia escaseaban y

eran tan importantes para mantener la rebelión, como pudieran ser las armas y

municiones, y al igual que estas indispensables. Se considera responsables en

concepto de autores de adhesión a la rebelión a todos los procesados, pero son los

antecedentes de los siete citados los que les hacen aparecer como franca y

voluntariamente adheridos a esa rebelión, dada su personalidad revolucionaria

destacada y acusada perversidad.


Las ejecuciones se producen en dos grupos en la Punta del Martillo el 4 y 5 de

marzo de 1938, a las siete de la mañana.

17. NO SE OLVIDA.

La causa número 1.635 de 1939 se abrió el 1 de junio de ese año, ya terminada

la guerra, contra el inscrito en Marina Baltasar Perís, de 19 años, con domicilio

familiar en Barcelona. El folio 46 del sumario es un informe firmado por el

comisario jefe de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de la Barceloneta, en el

que se expone que Baltasar pertenecía a CNT desde antes del “Glorioso Movimiento

Nacional” y que durante la dominación roja en esta capital actuó como miliciano

al servicio del Comité de Defensa de la barriada de la Barceloneta (...), siendo

portador de armas larga y corta de fuego, formando parte del grupo de individuos

que armados ocupaban los coches al servicio del expresado Comité y los cuales

cometían toda clase de delitos contra las personas y la propiedad.

El consejo de guerra celebra la vista el 7 de setiembre, acto en el que el

defensor alega que su patrocinado apenas tenía dieciséis años cuando sucedieron los

hechos de los que se le acusa, lo que no obsta que se redacte el fallo ese mismo día

que condena a muerte al acusado por adhesión a la rebelión ya que estima probado

que Baltasar, al estallar el alzamiento en Barcelona, se proveyó de armas y formó


parte del grupo que defendía la barricada levantada frente al cine Marina,

participando además junto a tropas de Asalto y Guardia Civil en el ataque al cuartel

de los Docks, que el 31 de agosto en compañía de otros incendió la iglesia de San

Miguel y que tenía relación con los miembros del comité de la Barceloneta,

jactándose de pasear en el coche que había sido del obispo de Barcelona, asesinado

por los rojos, para terminar alistándose en el ejército republicano, actuando en varios

frentes de guerra hasta entregarse a las autoridades nacionales. El fusilamiento de

Baltasar se produce en el Arsenal el 4 de noviembre de 1939.

18. LA POLÍTICA DE LA VENGANZA.

Ya se ha escrito que el régimen franquista se creó sobre una política de

exterminio de todo lo liberal, democrático y socialista, de todas las ideologías que

habían nacido en la Revolución Francesa. Fue un régimen que exaltó el

nacionalismo español hasta sus máximas consecuencias, procurando eliminar las

ideas “disolventes” por medio de la eliminación de las personas y de los partidos y

sindicatos que las defendieran. Franco gobernó España como si se tratase de un país

ocupado por un ejército extranjero, un país además en el que había que aniquilar

toda resistencia, todo el enemigo interior. Esta aniquilación comenzó en Galicia nada

más triunfar la sublevación del 20 de julio, el 24 –la víspera de Santiago- ya se

producían fusilamientos en Ombre (Pontedeume), en un hermoso paraje a orillas del


Eume, allí muere el alcalde de Mugardos, Juan Prieto Balsa. El 25, uno de los

primeros fusilados en A Coruña es el gobernador civil Francisco Carballo. Agosto y

setiembre de 1936 son meses de febril actividad para los escuadrones de la muerte,

para los asesinos del anochecer: en la comarca de Ferrol más de 300 víctimas, en el

pozo del puente de la Castellana –carretera nacional VI, Aranga- se mata a los

comprometidos de la ciudad coruñesa, a los que se reparte por los municipios

circundantes de la zona (Arteixo, Culleredo, Carral...).

Lo que tiene lugar en Galicia tras triunfar la sublevación militar del 36 fue un

genocidio, la matanza sistemática de una colectividad por motivos políticos o

ideológicos, mortandad de la que no conocemos hoy, casi setenta años después, unas

cifras aproximadas a la realidad de su cuantía; y fue sistemática porque contó con un

sistema organizado, con mecanismos de actuación encorsetados formalmente dentro

de la legalidad, con métodos también fuera de ella, en el que existían autoridades,

jurídicas y/o gubernativas, responsables de llevarla a cabo y con medios de

propaganda para justificar el proceso represivo delante de la opinión pública. Son

tres los principales centros represivos en la provincia de A Coruña: Ferrol, A Coruña

y Santiago, por orden de importancia cuantitativa. Ferrol sobresale por los más de

700 fallecidos en la represión entre 1936 y 1939, y además por su repercusión

militar y territorial, es un gran centro represivo no sólo a nivel gallego, sino de todo


el estado, incluso con repercusión internacional; sin embargo, A Coruña y Santiago

sólo conocen casos de ejecutados domiciliados en la provincia.

Gráfico. Estacionalidad de las ejecuciones en la provincia de A Coruña, 1936-1939.

0

25

50

75

100

125

150

175

200

225

250

275

300

jul.3

6

set.

nov.

ene.

37

mar

.

may

.

jul.

set.

nov.

ene.

38

mar

.

may

.

jul.

set.

nov.

ene.

39

mar

.

may

.

jul.

set.

nov.

La represión violenta tuvo su mayor intensidad en los primeros meses de la

guerra civil, entre agosto y diciembre de 1936, siendo además la mayor parte de los

casos muertes por fusilamientos sin sentencia previa.

Las cifras que manejamos, como mínimo comprobado, parten de unos 1.200

casos registrados, con nombres y apellidos, de ejecutados por la represión en la


provincia entre 1936 y 1939. De este número el 40 % correspondería a los fusilados

por sentencia de consejo de guerra, que se repartieron así:

Ferrrol 254 fusilados

A Coruña 146 “

Santiago de Compostela 74 “

Total provincial 484 fusilados.

A este número añadiríamos los casi setecientos nombres de paseados y

cincuenta más inscritos en los registros civiles como desconocidos. Como

conclusión tenemos que decir que el método ilegal de eliminación fue predominante

en Galicia en el proceso genocida desatado en 1936, y este hecho está en relación

con la rápida caída del territorio gallego en manos de los sublevados, con la fuerte

implantación de los partidos del Frente Popular y los dos sindicatos mayoritarios

(UGT y CNT), con el apoyo que tuvo esa coalición en las elecciones de febrero y

además con la resistencia organizada de cientos de comités en ciudades y villas que

requisaron armas y vehículos, montaron guardias, detuvieron a militantes destacados

de derechas, todo para intentar parar el golpe militar. Galicia resistió como pudo, e

incluso más de lo que podía objetivamente, con escasas armas y medios, frente a una

fuerza militar superior y pagó (por esa resistencia, y por tener un amplio abanico de

asociaciones democráticas de base extendidas por todo el territorio) un elevado

precio en efectivos humanos, los mejores, los más capacitados líderes y dirigentes


sociales. Este corte brutal en el dinamismo vital y social del pueblo gallego tendrá

efectos hasta hoy percibidos en su estructura productiva –la crisis de la industria

conservera en la posguerra, la desaparición del movimiento cooperativo agrario en

forma de sociedades ganaderas de seguros...- y en aspectos básicos de la mentalidad

colectiva, por ejemplo: la vocación conservadora de la ideología predominante,

sobre todo en la zona interior, la desconfianza ante la política y los políticos y la

reticencia a los cambios son herencia de un pasado en el que la violencia política

dejó su huella imborrable en una sociedad que despertaba en todos los campos:

cultural, político y económico.

Aún hoy Galicia no dió recuperado el camino perdido, para hacerlo debemos

primero recuperar la conciencia de lo sucedido.

Cedeira, noviembre de 2004.

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