de la percepción mecánica, a la percepción de la visión sistémica

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Nuevo paradigma en las teorías de aprendizaje en las Universidades de Puebla. De la percepción mecánica, a la percepción de la visión sistémica. (Ecoeducación, para un cambio de época). Alejandro Larios Gómez. [email protected] Doctorado en Ecoeducación. Instituto Universitario Puebla. Lo único que interfiere en mi aprendizaje…. Es mi educación Albert Einstein. Resumen: En el presente, planteo una visión para crear conciencia, en el factor humano educativo, con el propósito de poder terminar con la imposición ideológica de la ciencia, la educación y la cultura Mecanicista. Para dar paso a la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación, como un modelo educativo a seguir, creando una perspectiva de reconciliación del hombre con la tierra. Así como también, tratamos de abrir la mente, a todas las personas dedicadas a la educación, con el fin de que acepten un cambio radical en nuestro sistema educativo. Para así, poder desarrollar a futuro, modelos educativos eficientes que nos permitan, implementando líneas de investigación, un desarrollo potencial en nuestro México. Estoy conciente de la problemática educativa que existe en México, actualmente. En este proyecto, no pretendo solucionar la gravedad del asunto, mi objetivo es crear un objeto de intervención que nos conlleve a la aportación de investigación desde la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación. Términos básicos: Mecanicista, Visión sistémica, Pensamiento sistémico, Sistema, Época. Introducción: En la actualidad, México necesita que su educación deba estar basada en un nuevo paradigma educativo, la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación, contempla el diseño de ese nuevo paradigma educativo. Teniendo la estrategia para rediseñar, permitir, construir y hacer posible un escenario y/o sistema sustentable para nuestras familias. El aprendizaje ecoeducativo no es entonces un simple aprendizaje vicario, por imitación, o una réplica permanente de procedimientos, sino un aprendizaje que refuerza los conocimientos adquiridos por las generaciones

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INSTITUTO UNIVERSITARIO PUEBLA.DOCTORADO EN ECOEDUCACION.Alejandro Larios Gómez.Seminario de Investigación en Educación SistemáticaNuevo paradigma en las teorías de aprendizaje en las Universidades de Puebla.De la percepción mecánica, a la percepción de la visión sistémica.En el presente, planteo una visión para crear conciencia, en el factor humano educativo, con el propósito de poder terminar con la imposición ideológica de la ciencia, la educación y la cultura Mecanicista. Para dar paso a la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación, como un modelo educativo a seguir, creando una perspectiva de reconciliación del hombre con la tierra. Así como también, tratamos de abrir la mente, a todas las personas dedicadas a la educación, con el fin de que acepten un cambio radical en nuestro sistema educativo. Para así, poder desarrollar a futuro, modelos educativos eficientes que nos permitan, implementando líneas de investigación, un desarrollo potencial en nuestro México. Estoy conciente de la problemática educativa que existe en México, actualmente. En este proyecto, no pretendo solucionar la gravedad del asunto, mi objetivo es crear un objeto de intervención que nos conlleve a la aportación de investigación desde la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación.

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Nuevo paradigma en las teorías de aprendizaje en las Universidades de Puebla.De la percepción mecánica, a la percepción de la visión sistémica.

(Ecoeducación, para un cambio de época).Alejandro Larios Gó[email protected]

Doctorado en Ecoeducación.Instituto Universitario Puebla.

Lo único que interfiere en mi aprendizaje….Es mi educaciónAlbert Einstein.

Resumen:En el presente, planteo una visión para crear conciencia, en el factor humano

educativo, con el propósito de poder terminar con la imposición ideológica de la ciencia, la educación y la cultura Mecanicista. Para dar paso a la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación, como un modelo educativo a seguir, creando una perspectiva de reconciliación del hombre con la tierra. Así como también, tratamos de abrir la mente, a todas las personas dedicadas a la educación, con el fin de que acepten un cambio radical en nuestro sistema educativo. Para así, poder desarrollar a futuro, modelos educativos eficientes que nos permitan, implementando líneas de investigación, un desarrollo potencial en nuestro México. Estoy conciente de la problemática educativa que existe en México, actualmente. En este proyecto, no pretendo solucionar la gravedad del asunto, mi objetivo es crear un objeto de intervención que nos conlleve a la aportación de investigación desde la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación.

Términos básicos:Mecanicista, Visión sistémica, Pensamiento sistémico, Sistema, Época.

Introducción:En la actualidad, México necesita que su educación deba estar basada en un nuevo

paradigma educativo, la visión sistémica, como un eje principal de la Ecoeducación, contempla el diseño de ese nuevo paradigma educativo. Teniendo la estrategia para rediseñar, permitir, construir y hacer posible un escenario y/o sistema sustentable para nuestras familias.

El aprendizaje ecoeducativo no es entonces un simple aprendizaje vicario, por imitación, o una réplica permanente de procedimientos, sino un aprendizaje que refuerza los conocimientos adquiridos por las generaciones precedentes, conectándolos a la experiencia diaria y a los avances logrados sin alterar en exceso el equilibrio ecológico y la tradición cultural. Este tipo de enseñanza–aprendizaje es la base de la Ecoeducación: la educación en el contexto ecológico, de cuya explicación teórico-práctica se ocupa este trabajo describiendo y analizando las formas en las que los grupos humanos experimentan y comunican sus vidas, sus comportamientos, sus percepciones e interpretaciones acerca de su existencia cotidiana. Para ello, se adopta un punto de vista consecuente con la teoría crítica social y las metodologías constructivistas orientadas a la comprensión de los modelos socioculturales y de aprendizaje de los colectivos estudiados, identificando sus historias de vida, sus procesos de interacción social por medio del análisis de su cotidianeidad y sus mecanismos de elaboración cognitiva a través de las expresiones de su conocimiento cultural.

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La visión sistémica incorpora en su modo de explicitación un sistema integrado de conceptos los que incluyen no sólo lo teórico sino la práctica metodológica con sus modelizaciones y diseños de toda clase y tipo de sistema.

Transformar un sistema educacional de tipo tradicional a una visión sistémica, implica transformar de raíz el modo y forma del aprendizaje y la funcionalización de los conocimientos. El proceso educacional de hoy y todos sus contenidos mantienen y se derivan de una visión mecanicista. De tal modo que, la metodología sistémica sin una clara concepción, puede volverse contradictoria, sin llegar a producir un cambio de visión adecuadamente introyectada. Además, debe perseguir en todos los contextos neutralizar los efectos persistentes del paradigma mecanicista que pretende remplazar.

Nuestro modelo educativo, que fue impuesto por perjuicios personales que en su momento se ejercía tanto en lo político, religioso y demás se mantiene hoy en día más por inercia que por buenas aportaciones. Este modelo que queremos reformar, ha creado la crisis presente, por lo tanto no necesitamos reformarlo, lo que debemos hacer es contribuir a acabar con él y crear un nuevo modelo educativo. (Bracho, 1992)

Todos nosotros estamos concientes que la ideología cultural vigente ha pretendido reemplazar, en la conciencia de los seres humanos, leyes fundamentales por leyes humanas provenientes del ámbito político, social y económico. Estas leyes, surgidas en el transcurso de la historia, han sido impuestas al conjunto de la sociedad humana por pequeños grupos de poder, ya sean religiosas, políticas, sociales, económicas o militares.

Para conocernos realmente y conocer la naturaleza de la cual formamos parte debemos romper el paradigma del círculo ideológico impuesto por la ciencia, la educación y la cultura vigentes. Debemos terminar de ser extraños para nosotros mismos. Debemos reconocer que nuestro cuerpo es sin lugar a dudas la creación más estupenda de la naturaleza, su poder, su capacidad y adaptabilidad no tienen límite alguno. (Benavides, 1998)

El desafío que aquí planteo es crear conciencia a todos y cada una de los docentes, personas dedicadas al maravilloso mundo de la enseñanza, para poder resurgir ese vínculo perdido entre la educación y el desarrollo tecnológico que México tanto necesita.

Percepción Educativa:Es bien claro, para nosotros, que México tiene regazos muy grandes en educación, y

por ende, en tecnología también. Ante estos hechos, es imposible seguir avanzando en una brecha tan angosta y cada día más estrecha.

En la actualidad nos enfrentamos a un mundo tan cambiante, en donde ya no se permite ser un simple observador, sino más bien, ser un crítico con responsabilidad, con conocimiento, con la capacidad necesaria por desarrollar y aplicar modelos eficientes. En el presente no hay lugar para simples espectadores, con mentalidad de no participativos, guardar silencio, llamarse imparciales o neutros. (Bertalanffy, 2004)

Cualquier análisis sobre el futuro de la educación, debe reconocer, que la humanidad está experimentando un cambio de época y no una época de cambios. Un mundo totalmente diferente, pero no necesariamente mejor, está siendo construido. (De Souza, 1999)

La educación dominante hasta hoy, la escuela moderna, fue creada para servir al Estado-Nación, que surge junto al modo de producción industrial; para formar ciudadanos leales y productores eficaces.

Percepción Mecánica:

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La crisis planetaria actual que aún es ignorada por nuestros dirigentes sociales, políticos, académicos y comunicadores sociales se basa, sin lugar a dudas, en falsas ideas acerca del ser humano y del mundo o medio ambiente; a ella ha contribuido la educación formal o moderna, la que hasta ahora ha jugado el rol de ideología del sistema industrial y tecnológico, expresión concreta del paradigma mecanicista.

Una edad histórica se caracteriza como un período de tiempo unitario con su particular visión del mundo y conceptualización de la realidad. La creación de la Escuela Moderna es coincidente con la creación del maquinismo. Esta edad de la máquina, se caracterizó por la postulación de principios tales como, de que el mundo podría ser completamente entendido y que tal comprensión podía alcanzarse aplicando el uso del método analítico. Mediante tres pasos sucesivos consistentes en: análisis de las partes que se pretenden entender, estudiar su comportamiento y por último generalizar dicho entendimiento. Esto es, suficiente para explicar el todo. Dicha teoría o enfoque, llamado Reduccionismo, el cual ha sido la responsable de la prominencia en ciencia, de considerar la indivisibilidad de los componentes de la materia más allá del átomo, los elementos químicos, las células, las necesidades básicas, los instintos, las ideas simples y los fonemas. Una vez que dichos elementos se consideraron entendidos su explicación se ampliaba al entendimiento del todo. La relación causa efecto era suficiente para explicar todas las interacciones de los elementos. Una causa fue tomada como causa de la otra. Esta exclusiva y excluyente explicación de causa - efecto no requería de manera alguna la presencia del ambiente.

Aunque cueste creerlo, a primera vista todo el sistema Educacional incluyendo el Universitario y la Investigación Científica, no son otra cosa que Instituciones Industriales dedicadas a diseminar la instrucción y la información. Fueron modeladas como fábricas. Los alumnos estudiantes o Investigadores son tratados como material no procesado listo para entrar en la línea de producción para ser convertidos en producto terminado. Cada paso en el proceso está programado. El producto semiterminado es periódicamente inspeccionado y examinado. El resultado de examinación particular, se sobreentiende, debe ser uniforme y evaluado con un número como modelo de calidad.

El proceso educacional en cada nivel se considera exitoso si, el producto terminado puede ser vendido a un alto precio. Así, tanto la educación, como el sistema educativo, se reducen a un número discreto y desconectados de partes tales como: escuelas, currículo, materas, lecciones, ejercicios, cursos, grados, créditos, certificados, los que se cuantifican y califican en forma atomizada sin ser conceptualizados como parte de un proceso sistémico, el cual termina por alcanzarse, si ello llega a ocurrir, fuera de la escuela o de la universidad, etc.

El cursante recibe respuesta a cuestiones que él no ha preguntado y le son negadas la mayoría de las preguntas que él se puede formular. Es enseñado a responder y no a preguntar a pesar de que el progreso, radica o depende más, de las preguntas que se hacen, que de las respuestas que se dan.

Todo nuestro sistema actual de enseñanza es un programa de 25 años (desde preescolar hasta post-doctorado) o un poco más de duración, para inculcar la cosmovisión descartiano-newtoniana del mundo. En la escuela se concede gran importancia a las cantidades, a la distancia y a la ubicación, pero muy poco o nada a las cualidades, a lo subjetivo y a las relaciones o el contexto. (De Souza, 1999)

Nuestro sistema educativo, en especial el universitario, se orienta hacia la especialización o profesionalización; cada vez que averiguamos algo nuevo y diferente acerca del mundo se implanta una nueva disciplina académica, profesional o científica.

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Pocos profesores somos conscientes de que estamos difundiendo una ideología a través de nuestras enseñanzas y creemos que estamos enseñando “objetivamente” y “con rigor científico”. Y esto nos conlleva a la incertidumbre, “SERA”.

Nuestro actual sistema educativo concede la mayor prioridad a los hechos, a los detalles, mientras más datos puede asimilar (memorizar) y recordar un estudiante, mejores calificaciones recibirá.

En donde mejor se expresa esta filosofía mecanicista, reduccionista, materialista y utilitarista es en la educación superior que se imparte en la mayoría de las universidades, pues para ellas, lo deseable es promover estudiantes competitivos, exitosos líderes, triunfadores, etc. Sin reparar en ningún instante en el costo energético que tal política formativa representa; se desconoce o se ignora el proceso termodinámico y la entropía que rigen todos los procesos del cosmos y naturalmente el proceso educativo. (Quesada, 2005)

Percepción de una visión sistémica:La escuela cimentó el conocimiento separado en categorías fijas y divididas en

partes: materias, ciclos, cursos, departamentos, etc. Con ellas la escuela tradicional ha favorecido la competencia sobre la cooperación, contradiciendo el funcionamiento de la realidad medioambiental.

La nueva educación, que viene abriéndose paso, se le llama Ecoeducación, Educación Ambiental o Educación Holística. Esta Nueva Educación está basada en una visión del mundo compatible con los avances más recientes de las llamadas Ciencias de Frontera: la nueva física y la nueva biología.

La ecoeducación es una estrategia para reestructurar la educación en todos sus aspectos: la naturaleza y el contenido del plan de estudios, la forma de agrupar a los estudiantes, la forma de administrar el proceso de enseñanza-aprendizaje, la forma en que debe ser estructurado el sistema escolar en su totalidad y por último la cultura de la escuela debe estar no al servicio del paradigma mecanicista-industrialista, sino de la continuidad de la vida. Lo que es llamado “Sistema Viviente”. (Bertalanffy, 2004)

La mejor manera de comprender los sistemas vivientes consiste en aprender sus principios de organización fundamentales, cada uno de los cuales refleja una función única y específica, sin la cual ningún sistema sobreviviría. Tales principios son: La interdependencia, La sustentabilidad o sobrevivencia, Los ciclos fluctuantes, Flujos de energía, Compañerismo, Diversidad, Coevolución.

La Ecoeducación en una visión comprensiva para reestructurar la educación en sus múltiples dimensiones y sus principales eje son:

- Educación Holística y SistémicaVisión HolísticaPensamiento Sistémico

- Educación permanente.- Educación para el desarrollo sustentable. (IUP, 2008)

Ante el paradigma que considera la educación a determinadas edades (niños y jóvenes) y en ciertos espacios (escuelas), surge la Formación Permanente, la cual considera que la educación es un proceso a lo largo de toda la vida, en todo momento y lugar. De lo cual nos conlleva a las  reflexiones sobre pensamiento holístico-sistémico y formación permanente. 

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El presente constituye una tentativa de observar el proceso de la educación desde un punto de vista de visión sistémica y aplicar el enfoque sistémico en la praxis pedagógica.

Es importante la visión sistémica para ver el mundo real y será el gran fundamento conceptual que citaremos en este camino necesariamente práctico. Por ejemplo la visión sistémica nos ayuda a entender que un cambio en un proceso afectará a toda la organización, que la actitud de los diseñadores es fundamental y que el ánimo y la cooperación de quienes operan el proceso es vital.

La visión sistémica nos ayuda a “ver” el todo, apreciar sus interacciones, la energía presente y descubrir sus características distintivas, aquellas que son propias del conjunto y que no existen en las partes. A la vez, ubica el sistema en su entorno, acepta la complejidad que nos excede, la irreversibilidad del tiempo, la autoorganización, la “inteligencia” de los sistemas y nuestra responsabilidad con el bien común.

La visión sistémica plantea un punto de vista optimista de la sociedad y de nuestro futuro. A pesar del flujo constante de información negativa que recibimos a diario y de reconocer que todavía existen personas oprimidas o en condiciones de extrema pobreza, este mundo es cada vez mejor, está más organizado y es… más humano, lo cual se aprecia en la mayor expectativa de vida, mejoras en el bienestar general y en que nos vemos más contentos… Observemos como está cambiando el criterio de los niños respecto a la naturaleza, orientándose cada vez más al cuidado del entorno. Además, estamos recuperando tal vez la principal característica humana: la colaboración, base de la visión sistémica.

La idea es apreciar el cambio desde el mecanicismo a la visión sistémica y los grandes beneficios que esto produce. Ahora podemos ver con un enfoque diferente la comunicación entre las personas, más variada e integral, aceptando la autonomía, la incertidumbre y la humanidad.

¿Quién inventó la visión sistémica? Ningún ser humano en particular. Existe y ha sido aplicada desde siempre. Está incorporada en nuestros genes y en la base misma de la materia. La visión sistémica se ha notado menos en los últimos milenios, en el mundo occidental, porque ha sido arrinconada por la dominación y la mecanización, sin embargo, hoy está aquí, con un impulso que está cambiando el mundo. Es que la libertad y la complejidad siempre se abren paso.

Un sistema lo podemos definir como un conjunto de elementos dinámicamente relacionados, formando una actividad, para alcanzar un objetivo.

Sistema es un todo organizado y complejo; un conjunto o combinación de cosas o partes que forman un todo complejo o unitario. Es un conjunto de objetos unidos por alguna forma de interacción o interdependencia. Los límites o fronteras entre el sistema y su ambiente admiten cierta arbitrariedad.

Todo sistema tiene uno o algunos propósitos. Los elementos (u objetos), como también las relaciones, definen una distribución que trata siempre de alcanzar un objetivo.

Un cambio en una de las unidades del sistema, con probabilidad producirá cambios en las otras. El efecto total se presenta como un ajuste a todo el sistema. Hay una relación de causa/efecto. De este cambio y ajustes, se derivan dos fenómenos: entropía y homeostasis.

Entropía: es la tendencia de los sistemas a desgastarse, a desintegrarse, para el relajamiento de los estándares y un aumento de la aleatoriedad. La entropía aumenta con el correr del tiempo. Si aumenta la información, disminuye la entropía, pues la información es la base de la configuración y del orden. De aquí nace la negentropía, o sea, la información como medio o instrumento de ordenación del sistema.

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Homeostasia: es el equilibrio dinámico entre las partes del sistema. Los sistemas tienen una tendencia a adaptarse con el fin de alcanzar un equilibrio interno frente a los cambios externos del entorno.

Una organización podrá ser entendida como un sistema o subsistema o un supersistema, dependiendo del enfoque. El sistema total es aquel representado por todos los componentes y relaciones necesarios para la realización de un objetivo, dado un cierto número de restricciones. Los sistemas pueden operar, tanto en serie como en paralelo.

A partir de esta visión sistémica, se requiere de esta capacidad de concebir representaciones complejas es posible llegar a una metodología ordenada para el estudio de los sistemas. Responde, en una primera aproximación, a la siguiente secuencia de preguntas: ¿Existe en el campo de la investigación una entidad claramente identificable dentro del entorno global?, ¿O eventualmente varias?, ¿Cuáles son sus límites?, ¿De qué manera se diferencia el sistema de su entorno?, ¿Cómo pueden definirse su funcionalidad y su originalidad propia?, ¿Qué produce?, ¿Cuál parece ser su funcionalidad?, ¿Cuáles son las condiciones realmente básicas de la permanencia del sistema en el entorno?, ¿Cuáles son los límites de estas condiciones?, ¿Existen otras condiciones limitativas de la actividad del sistema, ya sean efectivas, ya sean latentes?, ¿Cuál es la organización interna del sistema?, ¿Cuáles son sus estructuras y subestructuras?, ¿Cuáles son sus funciones principales y subordinadas?, ¿A qué función corresponde cada estructura?, ¿Cuál es la escala de duración normal del sistema?, ¿Cuáles son sus trasformaciones?, ¿A qué momento de su existencia ha llegado?, ¿Cuáles son sus límites de variabilidad y de estabilidad?, ¿En qué niveles y en qué plazos se manifiestan?, ¿Tendrá el sistema transformaciones discontinuas?, ¿En qué condiciones y de qué tipo?

La metodología sistémica general está aún en pleno desarrollo y no existen todavía métodos y modelos muy seguros para el tratamiento de algunos de estos problemas. Sin embargo, se avanza.

El mundo real no es un inmenso agregado de fenómenos sencillos y lineales, sino un conjunto de organismos y entidades complejas interrelacionadas. Es una complejidad organizada que demanda una visión sistémica para ser abordada, así como una metodología ordenada para su estudio. La noción de sistema sirve para el estudio de las situaciones complejas que generalmente se perciben a primera vista como situaciones complicadas, confusas o enmarañadas. Una serie de disciplinas en las que aparecen sistemas complejos pueden llegar a modenizarse a partir de la noción de sistema.

La evidencia de que nuestro mundo es esencialmente complejo está por todas partes: la sociedad, la economía, el medio ambiente, el cerebro humano o el conocimiento presentan imprevisibilidad, relaciones complejas entre sus partes, cambios espaciales y temporales, etc. Características que los hacen difícilmente reducibles a algoritmos o a fórmulas sencillas, o dicho de otra manera: que se resisten a ser comprendidos de forma plena.

Cuanta más información acumulamos más lejos parece encontrarse el conocimiento completo, esa comprensión definitiva que en algún momento pudo haber sido el objetivo ideal de la ciencia. No es de extrañar por tanto que en las últimas décadas hayan venido alzándose voces, y cada vez son más, que reclaman una nueva forma de enfrentarse a los fenómenos complejos que no ignore deliberadamente esta complejidad. Si la ciencia se ha venido desarrollando creyendo que la complejidad no era más que la suma de muchos fenómenos simples y que, por tanto, se podía abordar descomponiéndola en ellos, la nueva perspectiva apunta a que esto no es posible y a que, aunque creerlo pueda haber sido útil en ocasiones, a la larga esta creencia puede llegar a producir inconvenientes que

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superen a las ventajas. La crisis ambiental constituye a menudo un buen ejemplo de las limitaciones de los enfoques reduccionistas.

La noción de sistema sirve para el estudio de las situaciones complejas que generalmente se perciben a primera vista como situaciones complicadas, confusas o enmarañadas.

Empieza a ser útil cuando es necesario llegar al entendimiento de varias entidades de grandes dimensiones, con respecto de los numerosos elementos que las constituyen. En estos casos, el conocimiento de los elementos individuales o de las relaciones que los unen de manera biunívoca y fuera de su contexto general, no son un substituto válido.

La complejidad estructural se reconoce bajo dos formas distintas que -simplemente- llamaremos, “horizontal” y “vertical”, aunque ello sea una simplificación excesiva. La complejidad horizontal se da en un mismo nivel espacial y se refiere a organizaciones o estructuras interrelacionadas bajo el control de un poder de decisión ubicado en un nivel de orden superior. La complejidad vertical se refiere al escalonamiento jerárquico de las estructuras y organizaciones de control o mando.

Los sistemas, al contrario, manifiestan dinamismos interactivos no siempre continuos ni biunívocos, que suelen presentar regularidades cíclicas, pero también rupturas bruscas que llevan a mutaciones estructurales y funcionales.

La clave del pensamiento sistémico es la palanca: hallar el punto donde los actos y modificaciones en estructuras pueden conducir a mejoras significativas y duraderas. A menudo la palanca sigue el principio de la economía de medios, buscando el lugar donde los mejores resultados no provienen de esfuerzos en gran escala sino de actos pequeños y bien localizados.

El pensamiento sistémico resulta perjudicial porque nos induce a efectuar cambios de bajo apalancamiento: nos concentramos en los síntomas donde la tensión es mayor y reparamos o aliviamos los síntomas. Pero esos esfuerzos a lo sumo, mejoran la situación en el corto plazo, y la empeoran en el largo plazo.

Conviene conocer algo de la visión sistémica porque nos ayuda a entender por qué hemos organizado el mundo tal como lo conocemos, en fragmentos, buscando especialización. También nos ayuda a pensar en integralidades, en volver a unir las partes de los rompecabezas que hemos creado. Este nuevo paradigma tiene su propio campo de conocimientos y se nutre desde otras disciplinas: antropología, sociología, psicología, pedagogía, todas las cuales aportan a una visión más amplia.

También se habla a veces de “pensamiento sistémico” para hacer referencia al mismo tema. Es más preciso decir que el pensamiento sistémico es una parte de la visión sistémica, mucho más amplia en su alcance.

De la percepción mecánica a la visión sistémica:Si es bien claro, el modelo educativo que rige actualmente, principalmente, a nivel

superior es el Mecanicista, sin embargo, este modelo se impone, no por el desarrollo humano - tecnológico que nuestro México necesita. Si no más por inercia que por un mejoramiento continúo.

Las nuevas concepciones de la física vienen generado un profundo cambio en nuestras visiones del mundo; de la visión del mundo mecanicista de Descartes y Newton para una visión de Ecoeducación (holística - ecológica).

La tensión, entre las partes y el todo, entre el mecanicismo y el ecoeducacional, viene siendo un tema recurrente a lo largo de la historia de la biología. La mudanza del paradigma mecanicista para el ecoeducacional viene ocurriendo desde el siglo XIX bajo

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diferentes formas y con diferentes velocidades en los más diversos campos científicos, no siendo un cambio uniforme. (De Souza, 1999)

La visión mecanicista es representada por las partes, el átomo, la reducción. La visión ecoeducación es sistémica, organísmica.

A partir del siglo XX se creó la teoría de la biología organísmica que dio origen a algunas de las características del pensamiento sistémico. Descubrieron que todos, sean células, cuerpos, ecosistemas o el planeta en sí, no son apenas piezas distintas, pero sí sistemas dinámicamente organizados y complejamente equilibrados, interdependientes en cada movimiento, cada función, cada cambio de energía e información. Así que comprender las cosas sistémicamente significa ponerlas en un contexto y establecer la naturaleza de sus relaciones. (Quesada, 2005)

Otro de los mitos del paradigma mecanicista es invalidar la capacidad de cada ser humano, como la de cualquier ser de la diversidad biológica, de lograr los recursos para mantenerse vivo.

Se nos ha querido convencer que es sólo a través del dinero, logrado con el llamado trabajo asalariado, remunerado, o a través de cualquier procedimiento lícito o ilícito, que lograremos los recursos indispensables para mantenernos vivos.

El mundo evoluciona aceleradamente hacia un “materialismo” exacerbado y el ser humano moderno parece estar destinado a quedar encerrado en él, como llevado a una encrucijada sin salida.

Podemos justificar que el ser humano vive su vida sin mayores miramientos, dentro de la sociedad occidental, apremiado por la falta de tiempo físico.

Las personas desde muy temprana edad se encuentran inmersas en una carrera contra reloj para poder hacer múltiples tareas y absorber el máximo de conocimientos. Lamentablemente en esa prosecución, cuando aprenden a dominar los pensamientos operativos de lógica formal y cuentan con la oportunidad de reflexionar y cuestionarse por qué están en esta vida, muy pronto se ven forzadas a elegir una rama de la ciencia en donde especializarse, o una actividad laboral en donde desempeñarse. Nunca tienen el tiempo suficiente de reordenar todo lo que han aprendido y a jerarquizar por grado de valor e importancia lo que es fundamentalmente esencial de lo que es simplemente recomendable y necesario. O por decirlo así, cuando reciben la tabla jerárquica de valores materialistas que heredan de la sociedad, la hacen suya sin tomarse el tiempo de analizar, para ver si ésta les será verdaderamente útil en sus vidas.

Parece ser que la materialidad es, sin alternativas, lo más importante, y en esa visión, las personas entienden que la espiritualidad que puedan incorporar en sus vidas no les aportar ningún beneficio.

El hombre encuentra difícil hallar el tiempo que le permite recapacitar, para reencontrarse con la espiritualidad necesaria que le da razón a su existencia. El mismo devenir de situaciones lo empujan a tomar decisiones y a asumir compromisos importantes que en ningún caso se sustentan en una proyección filosófica equilibrada. No hay una coherencia entre sus actos, no hay una integración entre sus afectos, sus deseos y sus necesidades.

La realidad muestra, patéticamente, que muchos seres humanos de la sociedad occidental contemporánea, viven sus vidas en una filosofía netamente materialista, raída de espiritualidad. Cuando no hay más insensatez ya que, sabemos, nadie al morir se lleva nada material de este mundo.

Vivir en una filosofía predominantemente materialista es construir un castillo sin cimientos. A poco de empezar todo empieza a moverse, nada parece estar en el lugar correcto y el temor de desmoronamiento es inminente. Las vicisitudes que el hombre

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sufre son acordes a esos estados de inestabilidad por los que transita, siendo consecuencia de ellos innumerables trastornos corporales y psicológicos. Y enfermedades físicas y mentales, producto del desequilibrio emocional, convierten al hombre en un barco sin timón.No es difícil ver que si el naufragio acontece todo o gran parte de lo vivido habrá sido en vano. Es triste llegar al final del camino de la vida y recién entonces encontrar la pausa para analizar cuan equivocados o acertados estuvimos cuando decidimos tal o cual cosa, y para simplemente resignarse por lo que ya no podemos revertir o cambiar.

La filosofía sistémica plantea desandar en parte el camino materialista que propone la Filosofía occidental contemporánea, para conseguir que en nuestra tabla jerárquica de valores se hallen presentes por igual “materialidad” y “espiritualidad”. Porque si bien, es cierto, nadie puede ser feliz sin la materialidad necesaria, también es igualmente cierto que nadie puede ser feliz sin la contra cara espiritual. Equilibrio que permite a los seres humanos dimensionar la justa y relativa importancia de la materialidad en sus vidas, reparando en los afectos y sentimientos de sus seres queridos que, como verdaderas riquezas, son los únicos tesoros que cargamos en el alma y nos llevamos cuando trascendemos las fronteras de la vida terrenal.

En la actualidad es necesaria una mejor comprensión de los grandes sistemas complejos, de su naturaleza y funcionamiento, así como contar con un nuevo tipo de modelos y una metodología específica de la acción global, que complete y eventualmente corrija los modelos y las metodologías de la acción local, puntual o especial que hemos utilizado hasta ahora. Esta es la finalidad de la Sistémica y la Cibernética, cuyos elementos van evolucionando desde hace unos cincuenta años, como respuesta, cada vez más precisa, a interrogantes acerca del funcionamiento de los sistemas complejos.

A manera de conclusión: Cada época histórica comparte una metáfora sobre la realidad, que funciona como

una ventana cultural a través de la cual nosotros miramos la realidad para interpretarla y actuamos sobre ella para transformarla.

Por eso debemos reflexionar sobre las pedagogías que mejor aportan a la construcción de un futuro diferente y mejor para nuestro México.

Cada época histórica, establece una pedagogía dominante sobre otras pedagogías. A cada visión del mundo corresponde un tipo de educación.

Bajo la visión mecánica, el paradigma que emerge está comprometido con los valores, intereses y compromisos asociados a dicha visión. Bajo esta visión la educación se transforma en una educación para la alienación de los ciudadanos, que son “adiestrados” para funcionar como “recursos humanos”, donde solo hay lugar para la razón instrumental, sin espacio para la emoción humana, ni para la dimensión ecológica y social.

Bajo la visión económica, emerge un paradigma comprometido con los valores, intereses y compromisos asociados a dicha visión. Bajo esta visión del mundo, la educación es una educación para la domesticación de los ciudadanos que son “capacitados” para actuar en sus roles económicos de proveedores, productores, vendedores, competidores, inversionistas, consumidores, clientes, etc.; mero “capital humano” o “capital intelectual”, que privilegia las transacciones comercial, sobre las relaciones sociales.

Bajo está visión del mundo, la educación crítica es sinónimo de educación para la transformación de los ciudadanos, que son formados como “talentos humanos”

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pensadores autónomos capaces de imaginar y de crear más allá de su conocimiento previo, con el derecho a tener derechos y con la responsabilidad de seres socio-históricos.

Necesitamos usar una tecnología para remodelar el ambiente terrestre conforme una nueva sensibilidad emergente; tenemos la posibilidad de corregir los desequilibrios que producimos, necesitamos organizar nuestros valores a partir de nuestras necesidades primarias básicas.

Por lo que podemos concluir en términos de aportación, que es necesario y urgente una conversión total de nuestro sistema educativo.

Ocasionar y desarrollar un cambio de época, y no una época de cambio, en el modelo educativo de México. Pasar a la ecoeducación sin perder la esencia el mecanicismo, nos conlleva a la innovación, creando tecnología propia. En donde el modelo ecoeducativo nos exige la creación de instrumentos de evaluación acorde a nuestro presente; dejar de ver a la educación como un lucro, más que un servicio o un aprendizaje continúo. Compromiso de los organismos adecuados a gestionar un control riguroso para la apertura de verdaderas escuelas y no escuelas disfrazadas para la generación de riquezas y de compadrazgos o cuates.

La ecoeducación nos permite visualizar de una manera totalmente diferente al sistema educativo, por lo que es necesario e indispensable que se inicie con el cambio en todos y cada una de los diferentes niveles educativos, así como también en la aplicación de evaluaciones continuas y totalmente abiertas a todo, y en todos los niveles, del personal docente y administrativos.

Dentro de la esencia mecanicista y lo ecoeducacional es necesario e indispensable desarrollar metodologías y tecnologías para que la educación llegue a todos los pueblos, por tan pequeño que sea, de la republica mexicana. Así como también, gestionar el compromiso, la motivación y concienciar, para la apertura al cambio, a los docentes activos, próximas generaciones a egresar, administrativos, directivos y todas aquellas personas que tengan que ver con el mundo de la enseñanza.

El pensamiento complejo es una necesidad en un mundo complejo, pero solamente es posible para aquellas personas que hayan desarrollado suficientemente un pensamiento analítico, es una superación de éste. En cambio la visión sistémica nos ayuda a entender que un cambio en un proceso afectará a toda la organización por lo tanto El mundo real es una complejidad organizada que demanda una visión sistémica.

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Page 11: De la percepción mecánica, a la percepción de la visión sistémica

Instituto Universitario PueblaDoctorado en Ecoeducación

Alejandro Larios Gómez

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