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Page 1: ña de 'Ciencia política: una introducción' de ... · PDF fileReseña de "Ciencia política: una introducción" de JOSEP M.ª VALLÉS ... en la ciencia pol tica, pero sin incurrir

Reis. Revista Española de Investigaciones

Sociológicas

ISSN: 0210-5233

[email protected]

Centro de Investigaciones Sociológicas

España

AGUILERA DE PRAT, Cesáreo R.

Reseña de "Ciencia política: una introducción" de JOSEP M.ª VALLÉS

Reis. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, núm. 93, 2001, pp. 289-294

Centro de Investigaciones Sociológicas

Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99717884015

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Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

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No son pocas las dificultades obje-tivas a la hora de escribir un manualde introducción a la ciencia políticaque intente ser, a la vez, útil y nove-doso. En primer lugar, la bibliografíade las principales ramas de esta disci-plina es ya literalmente inabarcablepara un solo especialista; a continua-ción, existen en el mercado interna-cional bastantes introducciones exce-lentes a dicho ámbito de las cienciassociales, y, por último, en un trabajode estas características hay que combi-nar de modo equilibrado informacióndescriptiva (sin caer en el enciclope-dismo erudito que desnaturalizaría elpropósito introductorio) y pautasbásicas de análisis para el que se iniciaen la ciencia política, pero sin incurriren un exceso de sofisticación interpre-tativa.

La manualíst ica al respecto enEspaña empieza a ser relativamenteabundante, pese a la tan escasa tradi-ción de estudios genuinamente poli-tológicos y los aislados antecedentesque supusieron los intentos pionerosde Lucas Verdú y Cazorla —muycondicionados entonces por el hege-mónico derecho político— y de Roiz,útil para introducir las escuelas meto-dológicas de los EE.UU. entre noso-tros. Desde la normalización acadé-mica de la ciencia política en España,a mediados de los años ochenta, sehan publicado diversos manualescolectivos, de calidad diversa, expre-sión de la expansión de tal ámbito delconocimiento (Aguilera/Vilanova,1987; Cotarelo/Paniagua, 1987; Pas-tor, coord., 1994; Castro, coord.,1995; Caminal, coord., 1996; Del

93/01 pp. 289-309

JOSEP M.ª VALLÉS

Ciencia política: una introducción(Barcelona, Ariel, 2000)

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Águila, ed., 1997). Sin embargo, nin-gún politólogo se había aventurado apublicar una introducción a la disci-plina sin colaboradores hasta el librodel catedrático de Ciencia Política dela Universidad Autónoma de Barcelo-na, Josep M.ª Vallés. Se trata de unaobra destinada fundamentalmente aestudiantes que combina, con notableéxito, rigor académico y claridadexpositiva y que incluye útiles anexosen sus diversas partes para recapitularlos conceptos fundamentales median-te ejercicios de autoevaluación y bi-bliografía asequible y bien selecciona-da que rehúye con acierto relacionesinabarcables inútiles para principian-tes. Las ventajas de esta excelente obrason, sobre todo, dos: 1) la estructuraarmónica de la misma, gracias a sucarácter unitario, y 2) la sólida e inte-ligente sistematización de una disci-plina compleja e integrada por nume-rosos subcampos especializados. Eneste sentido, Vallés ha salido muybien parado del desafío pues la redac-ción y el contenido son de la máximacalidad, lo que hace muy coherente allibro. En efecto, el inconveniente dela gran mayoría de los manualesintroductorios al uso radica en elhecho de que han sido escritos porvarios autores, lo que da paso —enocasiones— a afirmaciones contradic-torias en un mismo volumen o a repe-ticiones, pese a la ventaja de reunir ensus capítulos a monografías redac-tadas por especialistas. El libro deVallés destaca por su equilibrada siste-mática, por su lograda síntesis deenfoques muy plurales y por su inter-pretación dinámica y empírica de lapolítica como gestión contradictoriade los conflictos sociales.

El libro de Vallés contiene unaparte introductoria sobre las relacio-nes entre sociedad, política y poder ytres grandes bloques dedicados a lasprincipales dimensiones de la políti-ca: 1) como estructura o polity (lopolítico); 2) como proceso o politics(la política), y 3) como resultado opolicy (las políticas), y concluye conunas sugerentes conclusiones sobreposibles escenarios del análisis políti-co. De entrada, el autor sintetiza enpocas y claras páginas el ya largodebate sobre el objeto de la cienciapolítica (¿poder?, ¿Estado?, ¿sistemapolítico?), así como sobre el carácterdel poder político (¿objeto?, ¿rela-ción?) y su naturaleza (¿coacción?,¿hegemonía?), y apuesta por una vi-sión renovada del concepto eastonia-no de sistema político. Es de agrade-cer que las partes dedicadas a laevolución histórica de la ciencia polí-tica sean concisas, claras y útiles,frente a la vieja tradición del derechopolítico que era enciclopédico, confu-so y anacrónico. Vallés no sólo pro-porciona una adecuada visión deldesarrollo histórico de la disciplina,sino que asume la plena superaciónde cierto complejo de inferioridadque los politólogos habían tenido enel pasado frente a las ciencias «duras».

A la hora de analizar la políticacomo estructura, Vallés se centra entres grandes campos: 1) los sistemaspreestatales; 2) las variantes estatales apartir de la clásica dicotomía dictadu-ra/democracia, y 3) los sistemas degobierno (la división horizontal depoderes y sus modos de relación, asícomo la distribución vertical delpoder). Por lo que hace a la síntesishistórica, en pocas páginas se pasa

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revista tanto a las principales tipolo-gías del poder político como a las ideo-logías que han tenido incidencia en elmismo, todo ello tal vez desde unaperspectiva clásica tendencialmenteeurocentrista. A partir de aquí, seanalizan las principales variantesautoritarias y democráticas (poliár-quicas, como acertadamente prefieredenominarlas Dahl), siendo destaca-ble que, tras las transiciones de losaños setenta a noventa, merecería unamayor atención el análisis de los siste-mas híbridos (en particular, las «de-mocraduras», como proponen deno-minarlas O’Donnell, Schmitter yWhitehead), bastante más numerososde lo que suele creerse.

Para analizar el entramado institu-cional del Estado y su organizaciónterritorial, Vallés parte de la clásicatrilogía de Jellinek centrada en sus«elementos» constitutivos (territorio,pueblo, poder soberano) para proyec-tarlos sobre el hecho etnoterritorial ylas relaciones entre el poder y la so-ciedad. Aunque lo esencial de la di-mensión nacional se recoge en estelibro, mayor atención se presta a lasinstituciones del Estado y a los modosde relacionarse entre sí. Así, se mues-tran las diferencias entre la teoría dederivación liberal —que equipara lostres poderes clásicos del Estado— y elfuncionamiento real de los mismos,claramente desequilibrado a favor delEjecutivo, pese a la creciente impor-tancia del Judicial. En realidad, en elEstado contemporáneo son más rele-vantes que la división tripartita fac-tores como los partidos, los grupos deinterés, la descentralización territorialo los medios de comunicación social.Por lo demás, Vallés va más allá de los

lugares comunes sobre la hegemoníadel Ejecutivo o la «decadencia» delLegislativo, toda vez que señala laimportancia del gerencialismo buro-crático o el aumento de las facultadesde control del Parlamento, en estecaso en la línea, por ejemplo, delestudio empírico de Guerrero Salom.Del mismo modo, son del mayorinterés sus reflexiones sobre la judicia-lización de la política y la politizaciónde la justicia, con todos los problemasque se derivan de aquí a la hora dearmonizar representatividad y garan-tismo, tal como las aportaciones deGuarnieri y Pederzoli han señalado.

La política como proceso incluye,de un lado, la cultura política y lasideologías y, de otro, los actores (gru-pos de interés, partidos y mass me-dia). Es ya muy largo el debate sobreel concepto de «cultura política» for-mulado en su día por Almond yVerba, sobre todo por algunos proble-mas que suscita (pluralidad de signifi-cados, asunción acrítica e implícita deciertos valores del establishment), perohoy no puede negarse su utilidadcomo pauta interpretativa al haberacumulado un sólido bagaje de estu-dios empíricos. Tal vez, la relativasorpresa que se percibe en las socie-dades postindustriales radique en elhecho de que, en contra de ciertasprevisiones, no han sido los valorespostmaterialistas los hegemónicos,pues los materialistas clásicos no sólono se han dejado desplazar, sino queson issues muy relevantes para ciertasformaciones políticas populistas quetienen incidencia social al atizar rei-vindicaciones de este tipo. Esto es:aunque es innegable el arraigo de losvalores postmaterialistas (articulados

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en buena medida por movimientosecologistas), la relevancia que han co-brado asuntos como la inseguridadciudadana frente a la delincuencia, eltemor ante el aumento de la inmigra-ción procedente de países periféricoso el rechazo de políticas fiscales gra-vosas contribuye a explicar los éxitoselectorales de Le Pen, Haider, Bossi oDewinter.

A propósito de los actores políticos,Vallés invierte la sistemática tradicio-nal que comenzaba con los partidospara referirse a los ciudadanos —teó-ricos sujetos de la soberanía popular—y a sus diferentes actitudes, parti-cipativas y abstencionistas, frente a lapolítica. El fenómeno de mayor inte-rés radica en el aumento de la volati-lidad electoral, el refuerzo del voto deopinión y el retroceso del voto depertenencia y de la party identifi-cation, manteniéndose en algunospaíses con sólidas redes clientelares elvoto de intercambio. Sobre los gruposde interés quedan bien sintetizadas lasteorías pluralistas y corporatistas,pero lo más interesante es su análisisde los partidos, en el que Vallés hahecho un verdadero esfuerzo de con-tención para no desequilibrar la sec-ción y, además, ha conseguido sinteti-zar lo esencial en pocas páginas sindesperdicio. A mi juicio, uno de losfenómenos más relevantes del presen-te es la eventual transformación delmodelo hegemónico de partido en laspoliarquías consolidadas —el catch-all party— en partido-cártel, según laterminología de Katz y Mair, el últi-mo estadio de su estatalización. Entodo caso, las transformaciones de lospartidos y su reconversión mayorita-ria en partidos de electores prueban

que las funciones sociales han sidoclaramente desplazadas por las insti-tucionales. En realidad, la abundanteliteratura sobre la crisis de la forma-partido no sólo no es nada novedosa,sino que no capta el hecho de queesta organización es insustituible enlos procesos electorales y en la gestiónde las instituciones representativas.Más bien, el problema de su necesariarenovación apunta a la cuestión de lapartitocracia, que convierte a los polí-ticos profesionales en un todo indife-renciado con intereses corporativospropios desvinculados de la sociedad,tal como el agotamiento de la I Repú-blica italiana mostró. Finalmente,esta parte se cierra con un atinadoanálisis del papel político de los massmedia, cada vez más condicionantes ala hora de delimitar la agenda del go-bierno y del Parlamento (la V Legisla-tura española fue un claro ejemplo alrespecto); de ahí la intensidad de lapugna entre corporaciones de la co-municación. La espectacularizaciónde la política ha llegado incluso aconvertir a un líder mediático en diri-gente político directo, como el asom-broso ejemplo de Berlusconi pone derelieve.

La política como resultado abarcael estudio de las políticas públicas, elfenómeno del cambio y la cuestión dela gobernabilidad. La primera dimen-sión está ya muy consolidada en cien-cia política y es especialmente rele-vante para entender el trasfondo delos «productos» del poder. Cambio ytransición, por su parte, no son cate-gorías idénticas pues la primera tieneun carácter más amplio, mientras quela segunda se circunscribe a un lapsotemporal específico que presencia la

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sustitución de un régimen políticopor otro. Más allá de los estudios so-bre modernización política aplicadosal mundo postcolonial y lastrados poruna óptica occidental etnocentrista,los procesos de transición de la Euro-pa del Sur, América Latina y la Euro-pa del Este entre los años setenta ynoventa han generado una ingenteliteratura a propósito de estos proce-sos. Sobre la gobernabilidad y la go-bernación (adecuada traducción deVallés del término governance, másusual que gobernanza, como proponeLázaro Carreter) son destacables lashabituales confusiones entre ingober-nabilidad e inestabilidad a partir delas recurrentes crisis de gobierno dealgunas poliarquías que, sin embargo,no implicaron el colapso del régimen:los habituales rimpasti dentro de unamisma élite gobernante fueron cons-tantes durante la I República italiana,pero ésta gozó de extraordinaria esta-bilidad durante medio siglo.

En las conclusiones, Vallés haceimportantes reflexiones sobre los pro-blemas de la democracia real: a pro-pósito de la insatisfacción por su ren-dimiento hay toda una literatura quepropone vincular presidencialismo,mayoritarismo y bipartidismo mode-rado para reforzar al Ejecutivo y redu-cir los condicionamientos partidistasy asamblearios. Lijphart ha demostra-do empíricamente que las democra-cias de consenso, con parlamentaris-mo, representación proporcional ypluripartidismo proclive a las coali-ciones, salen mucho mejor paradas enla comparación desde todos los pun-tos de vista. En realidad, las propues-tas deberían ir por otro lado: demo-cratización de los part idos (con

eventuales elecciones primarias y ri-guroso control de la financiación),más democracia directa, más descen-tralización política territorial, mástransparencia administrativa, máscontroles parlamentarios y más efica-cia judicial. Por lo demás, no deja deser un síntoma negativo el hecho deque no haya debate entre los partidossobre modelos económicos toda vezque se ha asumido acríticamente laeconomía de mercado tal como hoyfunciona. Se trata de un sistema queobjetivamente aumenta las desigual-dades (de modo general, entre Nortey Sur y, de modo particular, hay queseñalar las bolsas de pobreza en elNorte y los privilegios oligárquicos enel Sur) y que presenta dos caras con-tradictorias. De un lado, la globaliza-ción aumenta los flujos humanos yfavorece los intercambios culturales,pero, de otro, refuerza a mercados fi-nancieros incontrolados y sacrifica losderechos sociales. En suma, la econo-mía de mercado real es incapaz de re-ducir significativamente las desigual-dades socioterritoriales mundiales y lapoliarquía no responde con eficacia ytransparencia a las demandas cívicas.

Frente al «Estado mínimo» hay quereivindicar el Estado social y demo-crático de derecho y, en este sentido,coincido con Vallés en reclamar más ymejor democracia (como siempre hainsistido Bobbio) y más control socialsobre el mercado para evitar el domi-nio de oligarquías y corporaciones. ElEstado pluralista no está agotado,aunque presente numerosos proble-mas; de ahí que la clave radique justa-mente en la política. Dicho de otromodo: frente a la reducción tecnocrá-tica de la política a los expertos y las

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étites hay que seguir reivindicando elvalor de la política como partici-pación ciudadana y control exigente.En este sentido, el mensaje de esteimportante libro es claro: la políticatiene futuro para regular institucio-

nalmente el conflicto social y puedeser estudiada científicamente, todoun programa cívico y académico conel que coincido por completo.

Cesáreo R. AGUILERA DE PRAT

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Globalización sí. Globalización no.Muchos son los partidarios de unaposición u otra. Bastantes cabezaspartidas en los últimos años —y no esuna metáfora— por defender princi-palmente el no. Apresurado y fácilrecurso para explicar los males quenos afectan o que se nos avecinan. Noobstante, es poco frecuente que seofrezcan explicaciones, ni tan siquierasuperficiales, respecto al auténticocontenido de la globalización. Se ex-ponen posturas maniqueas, esgrimenafectos, manifiestan expectativas: nor-malmente, en términos de panacea ocaos enmarcados en coordenadas,bien de presente o de futuro. Genera-lizado olvido de que la globalizaciónestá lejos de ser un fenómeno recientey que, por el contrario, lleva madu-rándose desde épocas remotas. Nomenos omisión en cuanto aquí suversión vernácula ocupó lugares pro-minentes en las metas de los grandesmovimientos ideológicos del siglo XX,y tanto por la derecha, a quien se leatribuye su contemporáneo patrimo-nio, como por la izquierda, incluso

aún más en este segundo caso. Libre-cambismo, apertura de mercados...imperialismo, por un lado; pero tam-bién, en el otro, internacionalismoproletario, revolución mundial, fra-ternidad universal... Conclusión:explicable confusión, esquematismo,abstracción conceptual y, en general,una buena dosis de incomprensiónrespecto al tan utilizado concepto deglobalización.

Guillermo de la Dehesa intentasuperar esta situación ofreciéndonos ala par una versión de cómo funcionanlos mecanismos de un «proceso diná-mico de creciente libertad e integra-ción mundial de los mercados de tra-bajo, bienes, servicios, tecnología ycapitales», que es como el autor resu-me, describe y define la globalización.La califica como un proceso que noes nuevo, situando su inicio en 1950,momento que en algunos pasajes dellibro recoloca argumentadamentemucho antes, a principios de siglo.En cualquier caso, los dos factoresque, según él, han determinado elproceso de globalización sí comenza-

GUILLERMO DE LA DEHESA

Comprender la globalización(Madrid, Alianza Editorial, 2000)