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    La tica social de los profetas y su relevanciapara Amrica Latina hoy:

    La opcin por la tica proftica*

    Dr. M. Daniel Carroll RodasProfesor de Antiguo Testamento

    Denver Seminary

    Este artculo es el primero de una serie sobre la tica en la literaturaproftica del Antiguo Testamento. Seala que la Iglesia Evanglica enAmrica Latina debe tomar en cuenta los profetas para desarrollar unatica social ms adecuada para el contexto. Resea cmo los profetashan sido utilizados en diferentes partes del mundo en la actualidad e in-vestiga por qu los evanglicos, particularmente los premilenaristas, hansido reacios para apropiarse del mensaje proftico. Ofrece dos posiblesrazones: el nfasis en la Ley, y la naturaleza e historia del pensamiento

    premilenarista.

    This is the first in a series of four articles on ethics in the Old Testamentprophetic literature. It points out that the Evangelical Church in LatinAmerica should take into account the prophets to develop a more ade-quate ethic for the context. It surveys the use made of the prophets in dif-

    ferent parts of the world today and explores why evangelicals, in particu-lar premillennialists, have been reticent to appropriate the propheticmessage. Two possible reasons are offered: the emphasis on the Law, andthe nature and history of premillennial thought.

    INTRODUCCIN

    La Iglesia Evanglica siempre ha mostrado inters en los li-bros profticos. El compromiso con la Biblia como Palabra deDios nos anima a prestar mucha atencin al estudio concienzu-do de los profetas: tratamos de establecer su trasfondo histri-co, algunos nos dedicamos a la tarea de aprender el hebreo y la

    *Este artculo forma parte de las Conferencias Bblicas del SETECA, im-partidas por el Dr. Carroll Rodas del 30 de julio al 2 de agosto de 2002.

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    exgesis para poder minar aun ms sus tesoros, y todos nos es-forzamos por aprender su mensaje teolgico para poder comu-nicar y aplicar su verdad a la vida actual. Adems, en algunoscrculosespecialmente al nivel popularla fascinacin con laescatologa ha resultado en la elaboracin de una variedad deesquemas detallados del futuro basados en algunos libros prof-ticos, especialmente Ezequiel y Daniel.

    Toda esta atencin a los profetas es loable. Sin embargo, loslibros profticos tambin pueden y nos deben servir como uninestimable orientador en otra rea importante, un rea que fre-cuentemente se pasa por alto cuando pensamos en el estudio de

    esta literatura: la tica social. Es irnico que nosotros losevanglicos, quienes nos enorgullecemos tanto de nuestra doc-trina tan elevada de la autoridad de las Escrituras y de nuestroconocimiento bblico, no hayamos prestado la atencin debidaa esta parte tan fundamental del mensaje proftico.

    Ya es hora de que la iglesia evanglica relea la literaturaproftica y reconozca su relevancia para la actualidad. Teolgi-camente, a la luz de nuestro compromiso con las Escrituras, esinexcusableno hacer esta tarea. Misionolgicamente, hacerla esurgente por las necesidades del continente y necesario para eva-luar las experiencias del pasado y orientar nuestros esfuerzosdel futuro en la poltica y servicio social. Lento ha sido el des-

    pertar de los evanglicos en estas esferas. Emilio AntonioNez ha trazado con lujo de detalle la historia del amanecer dela conciencia social evanglica en el continente en general1y,con otros, en Guatemala en particular.2

    1 Emilio Antonio Nez, El despertar de la conciencia social de losevanglicos, en dem, Teologa y misin: Perspectivas desde Amrica Lati-na, ed. por I. Ortiz (San Jos, Costa Rica: Visin Mundial, 1996), pgs. 247-311. Vase tambin Pablo A. Deiros, ed., Los evanglicos y el poder polticoen Amrica Latina(Buenos Aires: Nueva Creacin; Grand Rapids: William B.Eerdmans Publishing Company, 1986); Ren Padilla, ed., De la marginacinal compromiso: Los evanglicos y la poltica en Amrica Latina (Buenos Ai-res: Fraternidad Teolgica Latinoamericana, 1991); Edward L. Cleary y Han-nah W. Stewart-Gambino, eds., Power, Politics, and Pentecostals in Latin

    America(Boulder: Westview, 1997).2 Emilio Antonio Nez, Latin American Evangelicals and Social Res-ponsibility: A Case Study, en Crisis and Hope in Latin America: An Evange-lical Perspective, ed. por demy William Taylor (Pasadena: William Carey

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    Cuando los evanglicos se han lanzado al mbito social, amenudo su participacin ha mostrado la gran falta de una pre-paracin bblico-teolgica para poder enfrentar adecuadamentelos problemas de la sociedad y darles soluciones viables.3Entreotros casos, podemos mencionar los regmenes controversialesde Ros Montt en la dcada de los 80 y de Serrano Elas en los90 en Guatemala, la manipulacin de los lderes evanglicos enlas elecciones que llevaron a Alberto Fujimori al poder en elPer en 1990, y la incapacidad de ofrecer un marco teolgicocoherente y pertinente (si acaso se permita la discusin del te-ma) ante las guerras civiles sangrientas que por tantos aos han

    sacudido a nuestros pueblos.4

    Esto no quiere decir que los evanglicos no han tenido un

    impacto positivo en la vida social de muchas personas y fami-lias en nuestro medio. An los socilogos ahora reconocen losresultados positivos de la conversin y la participacin en con-

    Library, 1996), pgs. 372-91. Entre otros que trazan esta misma historia, perodesde diferentes puntos de vista y niveles de simpata, estn: James Grenfell,The Participation of Protestants in Politics in Guatemala (tesis de maestra,University of Oxford, 1995); Everett Wilson, Guatemalan Pentecostals: So-mething of Their Own, en Power, Politics, pgs. 139-62; Florencio Galindo,

    El fenmeno de las sectas fundamentalistas: La conquista evanglica de

    Amrica Latina, 2 ed. (Navarra, Espaa: Verbo Divino, 1994); Virginia Ga-

    rrard-Burnett, Living in the New Jerusalem: Protestantism in Guatemala(Austin: University of Texas Press, 1998); Pilar Sanchz Ochoa, Evangelismo

    y poder: Guatemala ante el nuevo milenio (Sevilla: Universidad de Sevilla,1998).

    3Vase, por ej., Ren Padilla, El futuro del cristianismo en Amrica L a-tina. Perspectivas misionolgicas, en J. H. Yoder, L. Soliano y R. Padilla,

    Iglesia, tica y poder(Buenos Aires: Ediciones Kairs, 1998), pgs. 62-87;Samuel Escobar, Elementos para una evaluacin de la experiencia poltica delos evanglicos, Kairs28 (julio-diciembre 2001), pgs. 85-99. No han sidosolo telogos quienes han cuestionado esta falta de preparacin. Por ej., el an-troplogo David Stoll advierte a los evanglicos del peligro de seguir dema-siado fcil e ingenuamente la ideologa de derecha en Amrica Latina sevuelve protestante? Las polticas del crecimiento evanglico (Cayambe,Ecuador: Abya Yala, 1990).

    4 En Guatemala, irnicamente, para algunos indgenas en las zonas de

    conflicto la apoliticidad evanglica posiblemente les result ser un refugioneutral entre la violencia del ejrcito y la de la guerrilla. Esta es la tesis deDavid Stoll, Between Two Armies in the Ixil Towns of Guatemala (NuevaYork: Columbia University Press, 1993).

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    gregaciones evanglicas: el fortalecimiento de los matrimonios,el esfuerzo por mejorar el nivel de educacin, una mayor inte-gridad en el trabajo, la valorizacin de la mujer, el abandono delos vicios y, de vez en cuando, un compromiso con la caridad.5Sin embargo, estos impulsos ticos, as como la participacinpoltica, pocas veces han sido guiados o nutridos por una re-flexin teolgica muy extensa.6

    Lo que ahora agrava aun ms esta triste falta de preparacines la tendencia en ciertos sectores y denominaciones del puebloevanglico de seguir la ola del marketingen el campo religioso,con consecuencias contraproducentes para una mayor vivencia

    de las implicaciones ticas del evangelio en la sociedad con-tempornea. Como dijo recientemente Ren Padilla:

    el afn de crecimiento numrico est llevando a muchos de los lde-res a asimilar elementos de la cultura lightque domina la sociedad, aacentuar el individualismo y el subjetivismo caractersticos de la re-duccin cristolgica y soteriolgica heredada del pasado, y a minimi-zar las demandas ticas del evangelio.7

    Esta clase de iglesia preferira mensajes animadores y an-helara gozar del entretenimiento profesional en sus cultos envez de profundizar seriamente en todo el consejo de Dios. Loque importa es amar a Jess y disfrutar de sus mltiples ben-

    diciones (materiales, emocionales y espirituales); no hay quecomplicarse la vida con estudios pesados. Es decir, a los fra-casos del pasado, resultados de la ignorancia, pero de buen co-razn, se suma hoy la superficialidad de una ignorancia decla-rada y celebrada.

    5Por ej., Stoll, Amrica Latina se vuelve protestante? y Between TwoArmies; dem y Virginia Garrard-Burnett, eds., Rethinking Protestantism inLatin America (Filadelfia: Temple University Press, 1993); David Martin,Tongues of Fire: The Explosion of Protestantism in Latin America (Oxford:Basil Blackwell, 1990); R. Andrew Chesnut, Born Again in Brazil: The Pen-tecostal Boom and the Pathogens of Poverty (New Brunswick: Rutgers Uni-versity Press, 1997).

    6Una excepcin importante ha sido la Fraternidad Teolgica Latinoameri-cana, que siempre ha tratado el tema de una teologa evanglica contextualiza-da desde su fundacin, en 1970.

    7Padilla, El futuro del cristianismo en Amrica Latina, pg. 80.

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    El propsito de esta serie de ponencias es tratar de explorarlas varias facetas de la investigacin de la tica proftica con elfin de estimular una mejor contextualizacin evanglica de sumensaje en Amrica Latina hoy. Esta primera ponencia descri-be cmo varios movimientos y autores en diferentes contextosalrededor del mundo han apelado a los profetas, e investiga porqu los evanglicos no hemos recurrido en la misma medida aesta fuente para elaborar la tica. Las otras tres ponencias ofre-cern una resea de las diferentes metodologas que se estnutilizando en la actualidad para estudiar la tica de los profetas,para ver si hay algo que nos puede ayudar para cumplir con

    nuestro propsito de contextualizarlos.Iniciamos nuestra exposicin sobre el uso de los libros

    profticos con cinco casos tomados de diferentes partes delmundo. Los primeros dos surgen en movimientos del Mundo delos Dos Tercios que buscaban grandes cambios sociales. Lossiguientes tres casos representan el pensamiento de varios auto-res en la Gran Bretaa y los Estados Unidos. Aunque los pro-blemas de estas dos sociedades no son tan graves como los delos pases de la periferia, varios grupos de minora y otros sec-tores desafortunados, especialmente en las grandes urbes, s su-fren la injusticia, la pobreza y la discriminacin.

    LA TICA PROFTICAEN CONTEXTOS ACTUALES DE INJUSTICIA

    Dos casos del Mundo de los Dos Tercios

    En nuestro medio ha sido otra tendencia teolgicala teo-loga de la liberacinla que ha hecho nfasis en la tica de laliteratura proftica.8Esa corriente acude a estos libros en dos

    8Por los cambios en el mundo socialista a escala mundial en las dcadasde los 80 y los 90, es innegable que la teologa de la liberacin entr en ciertacrisis de identidad y misin. La bibliografa tocante a su subsiguiente autoeva-luacin es extensa. Vase, por ej., Hugo Assmann, Teologa de la liberacin:

    Mirando hacia el frente, Revista latinoamericana de teologa 34 (1995),pgs. 93-111; Diego Irarrzaval, Nuevas rutas de la teologa latinoamerica-na,Revista latinoamericana de teologa38 (1996), pgs. 183-97; Pablo Ri-chard, Futuro de la teologa de la liberacin (una visin desde Amrica Lat i-

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    maneras principales. Por un lado, algunos telogos y biblistasliberacionistas citan y analizan los textos profticos para apoyarsu opcin preferencial por los pobres y su deseo de un cambioradical en la sociedad. Sus acercamientos exegticos exhibenuna variedad en metodologa. Por ejemplo, Miranda utiliza lacrtica de las fuentes y de las tradiciones para identificar lo que,segn l, es el meollo del mensaje original de los profetas: lademanda absoluta por la justicia.9Croatto ofrece relecturas deIsaas sobre la base de la crtica de la redaccin10y en otra obraexplora cmo utilizar las teoras literarias.11Tamez presenta unestudio de los trminos hebreos para la opresin.12Otros estu-

    dios ocasionales sobre los profetas siguen saliendo en laRevis-ta de interpretacin bblica latinoamericana. No obstante, seacual fuere su metodologa crtica, todos estos eruditos se unenen el esfuerzo por encontrar aquellos pasajes que denuncian lainjusticia, la corrupcin y la violencia en contra de los margi-nados o que declaran la promesa de otro mundo de paz y abun-

    na), Carthaginensia15 (1999), pgs. 325-45; Rolando Alvarado, Teologade la liberacin en el post-socialismo?,Revista latinoamericana de teologa 47 (1999), pgs. 173-87; Gustavo Gutirrez, Situacin y tareas de la teologade la liberacin, Revista latinoamericana de teologa50 (2000), pgs. 101-16; John L. Kater, Jr., Whatever Happened to Liberation Theology? New Di-rections for Theological Reflection in Latin America, Anglican Theological

    Review 33/4 (2001), pgs. 735-73; Phillip Berryman, Stubborn Hope: Reli-gion, Politics, and Revolution in Central America (Maryknoll, Nueva York:Orbis Books; Nueva York: The New Press, 1994); dem,Religion in the Meg-acity: Catholic and Protestant Portraits from Latin America (Maryknoll,Nueva York: Orbis Books, 1996).

    9 Jos Porfirio Miranda, Marx y la Biblia. Crtica a la filosofa de laopresin(Salamanca: Ediciones Sgueme, 1971).

    10 J. Severino Croatto, Desmesura del poder y destino de los imperios.Exgesis de Isaas 10:5-7a, Cuadernos de teologa 8 (1987), pgs. 7-16;Una liturgia fnebre porla cada del tirano (Isaas 14:4b-23),Revista de in-terpretacin bblica latinoamericana2 (1988), pgs. 59-67;Isaas 40-55: Laliberacin es posible, tomo 2 deIsaas: La palabra proftica y su relecturahermenutica(Buenos Aires: Lumen, 1994); Imaginar el futuro: Estructura yquerigma del Tercer Isaas(Buenos Aires: Lumen, 2001).

    11J. Severino Croatto,Hermenutica bblica. Para una teora de la lectu-

    ra como produccin de sentido (Buenos Aires: Ediciones La Aurora, 1984).12 Elsa Tamez, La Biblia de los oprimidos. La opresin en la teologabblica(San Jos, Costa Rica: Departamento Ecumnico de Investigaciones,1979).

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    dancia.Por el otro lado, la teologa de la liberacin lanza un reto a

    la iglesia cristiana y a los seguidores de Cristo a que levantenuna voz proftica en contra de la cultura de la muerte quetanto asuela nuestro continente.13Segn estos telogos, la tareaproftica debera caracterizar al pueblo cristiano en general y alos religiosos en particular.14Esta comisin proftica requiereque se denuncie las estructuras injustas en solidaridad con lospobres de nuestros pases, que se conscientice a las masas de suestado sufriente y de la posibilidad de un cambio social, y quese anuncie la esperanza de un futuro diferente para Amrica La-

    tina, una utopa alcanzable e histrica donde habr un nuevoorden cultural, sociopoltico y econmico.

    Un ejemplo de elogio a unos profetas contemporneos salien un nmero reciente de laRevista latinoamericana de teolog-a(publicacin de la Universidad Centroamericana de El Sal-vador).15El autor compara la persecucin de los profetas bbli-cos con el martirio de los jesuitas asesinados en el plantel dela universidad capitalina durante la guerra civil dos aos antes.Enumera las razones (citando a mltiples pasajes bblicos) por

    13Vase, por ej., Equipo Telogos CLAR, Tendencias profticas de la vi-da religiosa en Amrica Latina(CLAR 24; Bogot: Secretariado General dela Confederacin Latinoamericana de Religiosos, 1975); Nstor O. Mguez,

    Profeca y proyecto histrico, y Rafael vila P., La profeca en AmricaLatina, en Pedro Negre Rigol y otros,Misin proftica de la Iglesia(BuenosAires: Ediciones Tierra Nueva, 1981), pgs. 69-83 y 87-103, respectivamente;Gustavo Gutirrez,Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Una re-

    flexin sobre el libro de Job (Salamanca: Ediciones Sgueme, 1986), pgs.61-104; Delir Brunelli, Profetas del reino. Grandes lneas de la actual Teo-loga de la Vida Religiosa en Amrica Latina(CLAR 58; Bogot: Secretaria-do General de la CLAR, 1987); Ignacio Ellacura, Utopa y profetismo, endemy J. Sobrino, eds., Mysterium liberationis: Conceptos fundamentales dela teologa de la liberacin (San Salvador: Universidad Centroamericana,1993), pgs. 393-442; Orlando Milesi, Mario Romero y Eduardo Bahomon-des, con una respuesta por Agenor Brighenti, Perspectivas de la iglesia prof-tica en pases del Cono Sur en Amrica Latina,http://www.adital.org.br/asp2/noticia.asp?idioma=ES&noticia=3070.

    14 Como esta literatura es mayormente catlica, se hace nfasis en las

    rdenes religiosas, es decir, las varias sociedades y movimientos sacerdotalesy misioneros.

    15Rafael de Sivatte, La interpelacin de los profetas de ayer y hoy, Re-vista latinoamericana de teologa24 (1991), pgs. 253-80.

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    las que los profetas antiguotestamentarios fueron vistos comoestorbos en Israel: denunciaron la religin idlatra que legiti-maba la ideologa de la seguridad nacional y el poder de la mo-narqua pero no cuestionaba la opresin, y, a la vez, anunciaronlos valores y las demandas del Dios de la vida. Los religiososmatados por el ejrcito salvadoreo haban pagado hasta lasltimas por haber cumplido con esta vocacin.

    Ante la frecuente acusacin de que ellos se lo han buscado, se hanmetido donde no deban, sufren la consecuencia de su pecado, la per-secucin y la muerte de los profetas lo que hace es clarificar el sentidode su vida: una vida de comunin con el Siervo sufriente de Dios y,por lo tanto, de comunin con Dios mismo y sus sentimientos de soli-daridad con la humanidad sufriente.16

    Por lo tanto, dice el autor,

    podemos concluir diciendo que nuestros compaeros mrtires fueronperseguidos y martirizados porque estorbabancomo los profetas ycomo Jess, porque defendan aquello que Dios ms quiere (la vidadigna de los pobres) y porque esto interpelaba y llamaba urgentementea la conversin a quienes no quieren convertirse ni cambiar nada.17

    Este inters en lo proftico tambin se ha dado en otro con-texto de extrema tensin poltica y violencia en el otro lado del

    globo, en Sudfrica. En 1986, en tiempos del apartheid(la se-gregacin racial), fue publicada una declaracin famosa, firma-da por una lista impresionante de personajes de una gama dedenominaciones, El documento kairs.18Analiza las varias op-ciones tomadas por los cristianos en Sudfrica y presenta uncontraste entre las tres clases de teologa que las sostenan.

    La teologa del estado justificaba teolgicamente al statuquo(sobre la base de Rom. 13:1-7);19defenda el ideal de una

    16Ibid., pg. 278.17Ibid., pg. 280.18The Kairos Document: Challenge to the Church. A Theological Com-

    ment on the Political Crisis in South Africa(Grand Rapids: William B. Eerd-

    mans Publishing Company, 1986).19La teologa que legitimaba el rgimen de apartheid vena del ala refor-mada holandesa. Para una perspectiva alterna y crtica desde esa misma tradi-cin, vase John W. deGruchy,Liberating Reformed Theology: A South Afri-

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    sociedad ordenada por la ley, sin cuestionar el uso opresivo deella; y reduca los motivos de la rebelin civil a una manipula-cin comunista.

    La teologa de iglesia siempre hablaba de la reconciliacinentre los sectores civiles en conflicto, sin ver la necesidad de la

    justicia como el requisito previo imprescindible para ello; pen-saba que una reforma de la sociedad y la conversin de los in-dividuos seran una solucin adecuada a los problemas sistmi-cos inherentes en esa sociedad; apoyaba la opcin por la noviolencia, sin reconocer la violencia institucionalizada de lasautoridades.

    En contraste, la teologa proftica apreciaba la contribucindel anlisis social para comprender mejor la situacin del pas;lea la Biblia con otro lente para poder entender y enfrentar laopresin; buscaba ideas y ejemplos en la historia de la iglesia yla tradicin cristiana para ver cmo tratar con la tirana; y obra-ba para que la iglesia fuera un faro de esperanza del reino deDios en esa sociedad tan oscura.

    El documento concluye con un llamado a los cristianos aque tomen el manto proftico. Al poco tiempo, el sistema deapartheid empez a desmantelarse con rapidez. Obviamente,no fueron solo los cristianos quienes ayudaron a efectuar esecambio en Sudfrica, pero s jugaron un papel importante.

    Una dcada despus, es interesante leer cmo algunos eval-an el trabajo hoy en da de aquellos profetas del movimientoanti-apartheid. Dnde estn todos los profetas? es el ttulode un artculo de una revista sudafricana dedicada a los estu-dios antiguotestamentarios.20Hace una lista de los hechos queesos profetas denunciaban en el gobierno anterior (la represinpoltica, la humillacin de los negros, la explotacin econmi-ca, la corrupcin judicial, la falta de oportunidades educativas,la hipocresa teolgica y la violencia estructural e institucional)y seguidamente recalca el silencio actual ante las mismas viola-

    can Contribution to the Ecumenical Debate (Grand Rapids: William B.

    Eerdmans Publishing Company, 1991).20 J. G. Strydom, Where Have All the Prophets Gone? The New SouthAfrica and the Silence of the Prophets, Old Testament Essays10/3 (1997),pgs. 494-511.

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    ciones de la poblacin. Aquellos profetas de la lucha de antaose mantienen mudos, aunque muchas cosas siguen iguales, pero(literalmente) de otro color. Tal vez, dice el autor, ellos piensanque sus labores llegaron a su fin con la cada del rgimen de losblancos. Sin embargo, tambin es posible que algunas de estaspersonas, quienes ahora forman parte del nuevo gobierno, noquieren perder ni sus nuevas posiciones en la sociedad ni su

    popularidad. Termina diciendo: Lo que necesitamos es una re-flexin que hace que los profetas se pongan en contra de lo queanda mal en la sociedad, no importa qu o quin pague el cos-to.21He aqu un lamento por la voz proftica ejemplar del pa-

    sado, ahora absorbida, cmoda e ineficaz.

    Tres casos del Noratlntico

    En su libroLa profeca y la praxis, Robin Gill, profesor detica en la Universidad de Edimburgo, Escocia, busca respuestaa la siguiente inquietud: Es posible que la iglesia cristiana sos-tenga una voz proftica en la sociedad cuando sus estructuras eideas estn constreidas y compenetradas en gran parte por esamisma sociedad?22A menudo, las opiniones y las acciones delos cristianos y de la iglesia reflejan las mismas de la sociedad asu alrededor. A esta tendencia se puede sumar el hecho de que

    la iglesia sigue perdiendo peso poltico y social en el mundooccidental. Toda esta realidad complica la tarea proftica, quemuchos entienden como la proclamacin directa y explcita delas implicaciones especficas de la fe cristiana en todas las esfe-ras de la vida. A la luz de estas limitaciones, Gill propone queel manto proftico, as definido, caera sobre los hombros dealgunos individuos y no correspondera a la iglesia como insti-tucin.

    Lo que s correspondera a la iglesia sera el esfuerzo porimplantar y reforzar los valores generales de la fe en la socie-dad, que fue fundada sobre la base de ellos y que irnicamentehasta cierto punto los contina respetando al mismo tiempo que

    21Ibid.,pg. 510.22Robin Gill, Prophecy and Praxis: The Social Function of the Churches

    (Londres: Marshall, Morgan & Scott, 1981).

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    camina hacia el secularismo. Esta labor de ayudarle a la socie-dad a recordar estos valores morales bsicos es ms lenta y susresultados usualmente solo se ven a largo plazo, pero son deigual importancia para la salud de la sociedad que lo que hacenlos voceros y activistas (es decir, los profetas) del evangelio. Asu criterio, entonces, lo que resulta son dos clases de profeca,la individual y la institucional.

    En los Estados Unidos, tambin ha habido quienes aboganpor lo proftico. Por ejemplo, Glenn Tinder desarrolla unconcepto que l llama la postura proftica (the propheticstance).23Empieza con Juan 3:16 (Porque de tal manera am

    Dios al mundo) para establecer la dignidad de todo serhumano y la solidaridad de Dios con la humanidad. De estefundamento, dice l, surgen las obligaciones polticas de loscreyentes. La postura proftica presupone esta verdad, pero a lavez es sumamente realista. Es realista, primero, porque recono-ce el impacto de la Cada: no hay acciones puras ni existe unasociedad perfecta.24 Tambin, es realista porque la escatologarelativiza todo. Por un lado, a la luz de un futuro soberanamen-te dirigido por Dios, cualquier proyecto humano es finito y tar-de o temprano pasar; por otro lado, el escatnresultar en el

    juicio divino sobre toda sociedad humana. En contraste conquienes conciben un papel proftico para la iglesia como insti-

    tucin, Tinder limita la postura proftica a individuos. Esta pos-tura se caracteriza especialmente por la observacin atenta de yla reflexin seria sobre el significado de la historia, y por unadisposicin a actuar con paciencia, civilidad y responsabilidaden el servicio a la comunidad humana.

    Finalmente, traemos a colacin a Jim Wallis, telogo y acti-vista, quien presenta su idea de una visin proftica en su li-bro El alma de la poltica.25Wallis pretende colocarse entre

    23Glenn Tinder, The Political Meaning of Christianity: An Interpretation(Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1989).

    24 Tinder critica a la teologa de la liberacin por no haber tomado encuenta debidamente las implicaciones de la Cada para la praxis de la libera-

    cin y su concepto de la utopa ( ibid., pgs. 12-13, 151-72).25Jim Wallis, The Soul of Politics: A Practical and Prophetic Vision forChange(Nueva York: The New Press; Maryknoll, Nueva York: Orbis Books,1994).

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    dos extremos: (1) el conservadurismo, que rehsa reconocer larealidad de las injusticias polticas, econmicas y raciales, pre-firiendo limitarse a los temas del pietismo personal, la familia yasuntos doctrinales, y (2) el liberalismo, que ha sido ingenuo ensu apoyo al cambio social sin haber tomado en cuenta la impor-tancia de la conversin espiritual. Ambos lados de la divisinteolgica, dice Wallis, necesitan una renovacin.

    En la literatura proftica Wallis encuentra dos tareas fun-damentales de la vocacin proftica, que podran ayudar a lo-grar una transformacin autntica de los individuos y de la so-ciedad: (a) la osada para proclamar con denuedo la verdad y la

    demanda divina por la justicia, y (b) una imaginacin creativaque puede ofrecer una visin llena de posibilidades constructi-vas y diferente de la realidad destructiva que el pueblo vive yen la cual cree.26 Enumera las caractersticas de esta visin

    proftica, entre las cuales son: la conversin a una nuevacompasin verdadera por la gente pobre, una relacin entre lasrazas que va ms all de la asimilacin de las minoras por lamayora blanca, la igualdad de las mujeres, un cuidado por lacreacin y una esperanza que est convencida de que la historiano est cerrada y que un da las cosas podran cambiarse. Wa-llis cree que hoy poco a poco movimientos motivados por estavisin estn emergiendo entre personas (aunque sean de dife-

    rentes trasfondos culturales y religiosos) que comparten estosvalores y que estn hartas ya de los fracasos de quienes tradi-cionalmente han manejado la situacin poltica y religiosa delpas.

    Esta breve resea muestra que, no obstante las diferenciasgeogrficas, teolgicas o ideolgicas, existe un fuerte inters encontextualizar el mensaje de los profetas para el mundo actual.Todos los autores que hemos presentado recalcan las demandasticas de esta literatura. Adems, todos ven que ese mensajetiene dos aspectos: un enfoque en el presente (la denuncia) yuna expectativa de un futuro mejor (la esperanza).

    En contraste, en crculos ms estrictamente evanglicos noencontramos el mismo nivel de utilizacin de los profetas en

    26 Para esta manera de apreciar a los profetas Wallis acude a WalterBrueggemann, erudito en estudios antiguotestamentarios.

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    discusiones sobre la tica. Por qu? Cules son algunos delos obstculos para escuchar y tratar de aplicarlos a nuestromundo? La siguiente seccin sugiere dos posibles razones poresta desatencin evanglica a la opcin proftica.

    LA MARGINACIN DE LA TICA PROFTICAEN ALGUNOS CRCULOS EVANGLICOS

    La limitacin de la ticaantiguotestamentaria a la Ley

    Una de las razones por el descuido de la literatura profticaen cuestiones ticas es el nfasis que se ha puesto sobre la LeyMosaica. En su obra sobre la tica del Antiguo Testamento,Walter Kaiser declara categricamente: El corazn de la ticaantiguotestamentaria se debe colocar firmemente en los manda-tos explcitos que se encuentran en el Pentateuco.27El resto desu libro se organiza sobre la base del tema de la santidad, y ana-liza los grandes bloques de leyes de los primeros cinco librosde la Biblia: el Declogo (x. 20:1-17; Dt. 5:6-21), el Libro delPacto (x. 20:22-23:33), el Cdigo de Santidad (Lv. 18-20) yDeuteronomio. Por su parte, el erudito britnico ChristopherWright, quien ha escrito mucho sobre la tica del Antiguo Tes-

    tamento, desarrolla sus ideas en cuanto a cmo utilizar las leyesque definieron la estructura y, por lo tanto, la moralidad de lasociedad israelita (aqu uso su nomenclatura) paradigmtica, ti-polgica y escatolgicamente.28l ha trabajado mayormente elJubileo (Lv. 25) y sus implicaciones para el da de hoy. Paraambos autores, la Ley es la base del material tico del resto delAntiguo Testamento.

    Sin duda, la Ley es una parte importantsima de la tica delAntiguo Testamento. Algunos, como los autores ya menciona-dos, creen que es la base del resto de la ticala de los libros

    27 Walter C. Kaiser, Jr., Toward Old Testament Ethics (Grand Rapids:Zondervan Publishing House, 1983), pg. 42.

    28 Christopher J. H. Wright, Viviendo como pueblo de Dios: Larelevancia de la tica del Antiguo Testamento (Barcelona: PublicacionesAndamio, 1996); Walking in the Ways of the Lord: The Ethical Authority ofthe Old Testament(Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1995).

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    histricos, poticos, sapienciales y profticos. Sin embargo, re-cientemente otros han empezado a estudiar las secciones narra-tivas del Pentateuco y otras partes del Antiguo Testamento, nolimitndose a lo legislativo.29 Otras publicaciones incorporantodo el canon en su discusin de la tica del Antiguo Testamen-to.30 De nuestra parte, queremos recalcar que, aunque la Leysea un fundamento imprescindible de la tica proftica, no hayque minimizar la contribucin propia y particular de los profe-tas a un cuadro ms abarcador.

    Entre escritores ms teolgicos que exegticos tambin senota este enfoque en la Ley, y esta tendencia no se limita a una

    sola escuela teolgica. La preocupacin por la Ley en crculosreformados no nos debe sorprender. En el sistema calvinistahistricamente se ha hablado de los tres usos de la Ley: prime-ro, la Ley es un tutor que nos lleva al arrepentimiento y a Cris-to; segundo, puede servir a la sociedad como una gua moral ycivil; y tercero, revela la voluntad de Dios al creyente, quienahora es habilitado por el Espritu para cumplirla. Es decir, laLey cala todo el pensamiento reformado. Por un lado, el segun-do uso de la Ley propone que ella tiene un alcance universal,mucho ms all de los cuatro muros de la iglesia.31Por otro la-do, han sido los movimientos sociopolticos moldeados por latradicin reformada los que han intentado establecer sociedades

    cuasi teocrticas en diferentes partes del mundo. Podemosmencionar los casos de la ciudad-estado de Ginebra bajo la su-pervisin de Calvino y sus sucesores, el rgimen de Cromwell

    29 John Barton, Ethics and the Old Testament(Harrisburg, Pennsylvania:Trinity International Press, 1998); Gordon J. Wenham, Story as Torah: Read-ing the Old Testament Ethically(Old Testament Studies; Edimburgo: T. & T.Clark, 2000); Mary E. Mills, Biblical Morality: Moral Perspectives on OldTestament Narratives (Heythrop Studies in Contemporary Philosophy, Reli-gion & Theology; Aldershot: Ashgate, 2001).

    30Vase, por ej., Bruce C. Birch, Let Justice Roll Down: The Old Testa-ment, Ethics, and the Christian Life (Louisville, Kentucky: Westminster JohnKnox Press, 1991); Waldemar Janzen, Old Testament Ethics: A Paradigmatic

    Approach(Louisville, Kentucky: Westminster John Knox Press, 1994); Bruce

    V. Malchow, Social Justice in the Hebrew Bible (Collegeville, Minnesota:The Liturgical Press, 1996).

    31Ntese, por ej., Lewis Smedes, Moralidad y nada ms(Grand Rapids:William B. Eerdmans Publishing Company, Nueva Creacin, 1996).

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    en la Gran Bretaa en el siglo XVII y el experimento de los co-lonos puritanos en la costa noreste de Norte Amrica. Aqutambin cabe mencionar la teonoma, hija de esa tradicin perorechazada por ella, que aboga por la utilizacin directa de laLey en la sociedad actual. Un ejemplo sera el gobierno de RosMontt en Guatemala, cuyos asesores teolgicos bebieron pro-fundamente de las aguas teonomistas.32

    Tambin algunos premilenaristas han puesto su miradaprincipalmente sobre la Ley cuando tratan la tica del AntiguoTestamento. Por ejemplo, Francisco Lacueva, aunque tiene uncaptulo sobre los profetas en su obra tica cristiana, titula la

    seccin que trata el Antiguo Testamento tica de la Ley ydedica dos captulos a ella.33

    La exclusin de la tica profticapor convicciones teolgicas

    Esta segunda razn para no prestar mayor atencin a losprofetas se limita ms al premilenarismo. En trminos globales,esta escuela ha tenido dos problemas en apropiarse de la ticaproftica.

    El primer problema es teolgico y hermenutico. El premi-lenarismo, especialmente de tipo dispensacional clsico, hace

    una marcada diferencia entre Israel y la iglesia. Para muchos,esta distincin es el sine qua non de todo el sistema. La LeyMosaica fue revelada a Israel para la dispensacin de la Ley; laiglesia est en la dispensacin de la gracia. Segn esta postura,la Ley, como cdigo, ya no tiene vigencia directa en la vida delcreyente, pero en ella s habr leyes particulares que ofrecernprincipios que todava tendrn cierta relevancia hoy para la vidapersonal y familiar.34

    32El carcter y papel de la teologa en el gobierno de Ros Montt han sidomuy discutidos. Este no es el lugar para revisar los diferentes puntos de vista.Una fuente citada en la nota 3 es catlica, pero reconoce la presencia de lateonoma: Sanchz Ochoa, Evangelismo y poder, pgs. 102-09. Ella cita el

    trabajo de Gary North, que ha sido traducido del ingls al espaol.33 Francisco Lacueva, tica cristiana (Curso de Formacin TeolgicaEvanglica 10; Barcelona: CLIE, 1975).

    34Esta tarea de establecer un marco hermenutico para la aplicacin de la

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    La literatura proftica, sin embargo, trata problemas socialesy polticos de la nacin de Israel, asuntos de la teocracia, deaquel pueblo de otra dispensacin, del cual la iglesia no formaparte. Los profetas se dirigan al antiguo Israel, punto. Los li-bros profticos s nos proveen datos para el esquema escatol-gico, pero se tiene que ejercer mucho cuidado al acudir a ellospara formular un mensaje tico hoy. Ese cuadro escatolgicosiempre ha servido como una motivacin fuerte para el evange-lismo y las misiones, pero no para las reas por las cuales losmismos profetas continuamente luchaban.

    Aqu cabe una experiencia personal. Hace aos, cuando iba

    a salir con mi familia para estudios doctorales, un profesor deun seminario norteamericano dispensacional me pregunt culera el tema que yo pensaba investigar para la tesis. Le cont quequera estudiar cmo contextualizar el mensaje social de losprofetas a los problemas que estbamos sufriendo en Centro-amrica y as, a la vez, tratar de elaborar una alternativaevanglica a la teologa de la liberacin. l me respondi: Noes cuestin de cmo utilizar los profetas hoy, sino de si pode-mos hacerlo dispensacionalmente. As empez una conversa-cin animada, donde yo intentaba convencerle de la necesidadde echar mano de los profetas, pero sin xito alguno.

    Si el primer obstculo es hermenutico, el segundo tiene

    races histricas. El premilenarismo dispensacional agarr fuer-za en los Estados Unidos entre la Guerra Civil (que termin en1865) y las primeras dcadas del siglo XX. Fue impactado por,entre otras cosas, los conflictos teolgicos y bblicos entre los

    Ley no se limita, obviamente, a la tradicin premilenial, pero el reto s le esms agudo que para la tradicin reformada. Ntense, por ej., las discusionesen Lacueva, tica cristiana, pgs. 65-66; Charles C. Ryrie, La responsabili-dad social: Lo que todo cristiano debe saber(Puebla, Mxico: Ediciones LasAmricas, 1990), pgs. 43-54; H. Wayne House y Thomas Ice, DominionTheology: Blessing or Curse. An Analysis of Christian Reconstructionism(Portland, Oregon: Multnomah Press, 1988); J. Daniel Hays, Applying theOld Testament Law Today, Bibliotheca Sacra158 (2001), pgs. 21-35. Al-gunos autores de una generacin anterior fueron muy tajantes en negar la po-

    sibilidad de seguir la Ley. Un ejemplo es Lewis S. Chafer, Teologa sistemti-ca, tomo 2 (Dalton, Georgia: Publicaciones Espaolas, 1974), pgs. 3-256.Otra parte de la Biblia que tradicionalmente ha sido problemtica ha sido elSermn del Monte, por su conexin con la Ley.

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    conservadores-fundamentalistas y los liberales, uno de los cua-les se trataba del evangelio social.35Un resultado fue una fuertesospecha de la obra social como parte de la misin de la iglesia.Es en este ambiente que nacen algunas olas del movimiento mi-sionero algo antes de y unas dcadas despus de la SegundaGuerra Mundial.

    Muchos misioneros, formados por un sistema hermenuticoque dudaba de la vigencia de ciertas partes del Antiguo Testa-mento y convencidos de una ideologa algo cerrada en cuanto alo social, transportaron su marco teolgico al extranjero, a loscampos donde fueron a ministrar. Como consecuencia, las igle-

    sias que plantaron, los discpulos que hicieron, y los centros deeducacin que fundaron reflejaron estas mismas tendencias.Por ende, el premilenarismo dispensacional ha sido el blancode una crtica fuerte. Se le culpa de ser un factor clave en la ti-ca inadecuada del pueblo evanglico en Amrica Latina. Diceel misilogo peruano Samuel Escobar:

    Una teologa dispensacionalista y premilenialsupone la visin de unmundo cado, cuya pecaminosidad se refleja en sus estructuras y for-ma de vida. El reino de Dios irrumpira en el futuro. Por ello ningnreino de este mundo puede ser considerado como el reino de Dios. Laconsecuencia de esta creencia debera ser una actitud crtica frente alos reinos de este mundo y su oposicin al reino de Dios. Pero el pro-

    testantismo conservador ha reducido su concepto de la mundanalidada cuatro o cinco tabes sociales: alcohol, tabaco, ciertas formas devestir, cinema, baile. No se critica, peor an, se aceptan y defiendenlas prcticas sociales del capitalismo, el espritu de lucro como factordeterminante de la vida, la manipulacin de las conciencias por losmedios de comunicacin masiva, la corrupcin poltica del gobiernode turno, etc.36

    35Para mayores detalles, vase Timothy P. Weber, Living in the Shadowof the Second Coming: American Premillennialism, 1875-1982 , ed. rev.(Grand Rapids: Zondervan, 1983); Robert A. Pyne, The New Man in Immor-al Society: Expectations between the Times, ponencia presentada en lareunin anual de la Evangelical Theological Society, noviembre 1997.

    36 Samuel Escobar, El reino de Dios, la escatologa y la tica social ypoltica en Amrica Latina, en El reino de Dios y Amrica Latina, ed. por C.Ren Padilla (El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1975), pg.138.

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    Su evaluacin no es aislada.37Teolgicamente hablando, lcritica desde afuera. Algunos quienes nos hemos movido y nosmovemos dentro de esta tradicin hemos visto que tiene algo derazn. Sin embargo, no sera justo olvidar que ha habido es-fuerzos dignos de elogio por aliviar la miseria de nuestros pue-blos o ayudar a damnificados despus de una catstrofe. A lavez, tenemos que reconocer que a menudo estos esfuerzos sehan realizado ms como una respuesta de compasin del mo-mento o por ser un posible puente para el evangelismo que porser un aspecto inherente de la misin del pueblo de Dios.

    Con todo, aparecen vientos de cambio. Un nuevo sector

    creciente dentro de la tradicin dispensacionalista, el dispensa-cionalismo progresivo, ha empezado a repensar el tema de lamisin de la iglesia. Por su creencia en el ya de la escatolog-a, proponen (y proponemos) que la presencia del reino deman-da que el pueblo de Dios encarne los valores del reino en el po-der del Espritu.38Varios ven que la tica social es un rea en la

    37Vase, por ej., Jos Mguez Bonino, Rostros del protestantismo lati-noamericano (Buenos Aires, Grand Rapids: Nueva Creacin, 1995); LindyScott, Evangelicals and Politics in Mexico (1968-1997): From Apathy to In-volvement, ponencia presentada en la reunin anual de la Midwest Associa-tion of Latin American Studies, 31 de octubre al 1 de noviembre, 1997. Desdela perspectiva liberacionista: Heinrich Schfer, El reino de la libe rtad: Unas

    consideraciones acerca de la funcin de la escatologa milenarista en los con-flictos sociales de Centroamrica, Pasos31 (1990), pgs. 11-14; Jorge Pix-ley, El final de la historia y la fe popular: El reino milenario de Cristo (Ireneoy el fundamentalismo), Pasos41 (1997), pgs. 11-16; Pablo Richard,Apoca-lipsis: Reconstruccin de la esperanza(San Jos, Costa Rica: DepartamentoEcumnico de Investigaciones, 1994).

    38Las varias escuelas teolgicas, que abogan por un reino realizado en elpresente, han luchado con definir cmo (o, en algunos casos, si) la escatologadebe impactar la tica social. Vase, por ej., John Howard Yoder, The Politicsof Jesus: Behold the Man! Vicit Agnus Noster, 2aed. (Grand Rapids: WilliamB. Eerdmans Publishing Company; Carlisle: Paternoster, 1994); Wright,Vivi-endo como pueblo de Dios; Richard B. Hays, The Moral Vision of the

    New Testament: A Contemporary Introduction to New Testament Ethics(Nueva York: HarperCollins, 1996); Stephen Williams, Evangelicals and Es-chatology: A Contentious Case, en A. N. S. Lane, ed., Interpreting the Bible:

    Essays in Honour of David F.Wright(Leicester: Apollos, 1997), pgs. 291-308; David J. Bosch,Misin en transformacin: Cambios de paradigma en lateologa de la misin(Grand Rapids: Libros Desafo, 2000), pgs. 387-403,606-19; M. Daniel Carroll R., The Power of the Future in the Present: Escha-

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    cual el sistema dispensacional teolgicamente ha sido dbil yque tiene que trabajar. Aqu no corresponde presentar los ar-gumentos a favor de los cambios en el sistema, sino solo sea-lar que la tica social es una de sus mayores inquietudes.39Latesis doctoral de Oscar Campos explora las implicaciones deldispensacionalismo progresivo para la misin integral de laiglesia en Amrica Latina.40Es significativo que Nez recien-temente ha publicado un tomo sobre las bases antiguotestamen-tarias de la misin, en el cual dedica un captulo a los profe-tas.41

    Los obstculos hermenuticos e histricos ya empiezan a

    derrumbarse. Ahora la tica proftica, anteriormente algo ex-cluida en la tradicin premilenarista, ser ms estudiada e in-corporada dentro de una visin ms abarcadora de la ticabblica.

    CONCLUSIN

    El presente ensayo ha tenido el propsito de presentar lasvarias maneras en que los profetas han sido utilizados, o rele-gados al margen, para entender y definir la misin del pueblode Dios en el mundo actual. La opcin por los profetas se hadado en una variedad de contextos de conflicto social, pero a

    menudo los evanglicos se han mostrado reacios a apropiarsede ellos en su consideracin de las demandas ticas de la igle-sia.

    tology and Ethics in ODonovan and Beyond, en C. Bartholomew, A. Woltersy J. Chaplin, eds.,A Royal Priesthood: The Use of the Bible Ethically and Po-litically(Grand Rapids: Zondervan, 2002), pgs. 116-43.

    39 Craig A. Blaising y Darrell L. Bock, Progressive Dispensationalism(Wheaton: Victor Books, 1993), pgs. 284-301; Pyne, The New Man in anImmoral Society; M. Daniel Carroll R., Broadening Horizons, RedirectingFocus: A Response to Robert Pyne on Progressive Dispensationalism and So-cial Ethics, ponencia presentada en la reunin anual de la Evangelical Theo-logical Society, noviembre 1997.

    40Oscar A. Campos, The Mission of the Church and the Kingdom of God

    in Latin America (tesis doctoral, Dallas Theological Seminary, 1998).41Emilio Antonio Nez,Hacia una misionologa evanglica latinoame-ricana(Miami: COMIBAM, 1997). Para sus reflexiones en cuanto a los pro-fetas, vase pgs. 215-39.

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    La literatura proftica puede ampliar la comprensin de latica del Antiguo Testamento. Los evanglicos en general de-ben reconocer la tendencia de limitar su enfoque a la Ley.Adems, hemos observado que la tradicin premilenarista estempezando a superar algunos obstculos teolgicos e histricosque estorbaban el uso de los profetas en cuestiones de la ticasocial. Con este nuevo espacio, ahora podemos pasar a investi-gar cmo estudiar este material a fin de poder contextualizarlomejor. Eso ser la tarea de los siguientes ensayos.

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    La tica social de los profetas y su relevanciapara Amrica Latina hoy:

    El aporte del estudio del trasfondo*

    Dr. M. Daniel Carroll RodasProfesor de Antiguo Testamento

    Denver Seminary

    La investigacin del trasfondo histrico, teolgico, literario y sociolgicode los mensajes ticos de los profetas ilumina el texto y coadyuva a laelaboracin de una tica proftica para el da de hoy. Los estudios so-ciolgicos discuten, entre otras cosas, la posible ideologa de la produc-cin del material proftico y el blanco de la crtica econmica de los pro-

    fetas. El artculo seala algunos aportes que una consideracin de cadaaspecto del trasfondo puede contribuir al estudio de la tica proftica ysu contextualizacin hoy.

    Research on the historical, theological , literary and sociological back-ground of the ethical message of the prophets illumines the text and aidsin the elaboration of a prophetic ethic for today. Sociological studies ex-amine, among other things, the possible ideology of the production of the

    prophetic material and the target of the economic critique of the proph-ets. The article points out some contributions that attention to each aspectof the background can contribute to the study of prophetic ethics and itscontextualization today.

    INTRODUCCIN

    El primer artculo de esta serie mostr que los libros profti-cos del Antiguo Testamento han impactado la formulacin dela tica social de una gama de posiciones teolgicas, desde pos-turas liberales y liberacionistas hasta ciertas evanglicas. Aunen aquellos crculos evanglicos donde ha habido cierto recelo

    *Este artculo forma parte de las Conferencias Bblicas del SETECA, im-partidas por el Dr. Carroll Rodas del 30 de julio al 2 de agosto de 2002.

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    en tomar en consideracin esta literatura, recientemente se havisto una nueva apertura para entrar al tema.

    Un ejemplo de la influencia de la voz proftica1sobre elevangelicalismo en nuestro medio se puede observar en la re-daccin del documento final del Cuarto Congreso Latinoameri-cano de Evangelizacin (CLADE IV), celebrado en Quito enseptiembre de 2000. Entre otras cosas, los participantes secomprometieron a vivir la esperanza escatolgicadel Reinode Dios en la sufriente Amrica Latina de hoy, participando ac-tivamente en los procesos de la sociedad civil que promuevan ydefiendan la vida y la dignidad humana.2

    Es notable que la visin proftica del futuro ahora sirve co-mo una motivacin a la accin en el presente y no principal-mente como un fondo de datos para elaborar esquemas esca-tolgicos, los cuales en el pasado no han dado mucho nfasis alas implicaciones y demandas ticas de esa visin. El documen-to termina con las siguientes palabras:

    Concluimos esta declaracin con la afirmacin que la Palabra de Diosnos convoca a ser comunidades profticasy solidarias con el dolor yel sufrimiento que denigran la vida de nuestras naciones, pues enten-demos que parte medular de nuestra misin es lograr la justicia paratodos en el poder del Espritu Santo.3

    Ahora bien, si es fcil establecer que hoy en da existe uncreciente inters en la tica proftica, es llamativo que a menu-do no se ha dedicado mucha atencin a una discusin seria so-bre una metodologa apropiada al tema. Es decir, cmo pode-mos (o debemos) estudiar los profetas para utilizarlos ms sa-biamente y con mayor provecho? Este vaco metodolgico bri-lla por su ausencia. Por lo tanto, la meta del presente ensayo ylos dos siguientes es explorar diferentes clases de acercamien-tos a la literatura proftica, a fin de buscar ayuda en cmo con-textualizarla.

    Este artculo aboga por la importancia de prestar atencin a

    1Es decir, el nfasis en la denuncia del pecado personal y social, y en laesperanza mesinica.

    2Este documento fue publicado en Enlace teolgico32 (2001), pgs. 1-2.3Ibid., pgs. 2. El nfasis es mo.

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    La tica social de los profetas: el aporte del estudio del trasfondo 9

    las varias dimensiones del trasfondo del mensaje proftico. Sedivide en dos partes principales. La primera examina el tras-fondo histrico y teolgico de los libros profticos y el procesode su composicin. La segunda resea algunos trabajos so-ciolgicos. Entre los estudios sociolgicos que vamos a presen-tar, unos discuten la posible ideologa de la produccin del ma-terial proftico, y otros intentan reconstruir el blanco de sucrtica econmica y religiosa.

    A lo largo de este escrito, sugerimos que una consideracinde cada dimensin del trasfondo puede contribuir al estudio yaplicacin de la tica proftica. No es solamente una cuestin

    de conocer ms detalles de ese trasfondo; tambin se puedeaprender mucho de la amplitud de los detalles del mundo de losprofetas que ellos tomaban en cuenta al comunicar el mensaje.

    EL ESTUDIO DEL TRASFONDODEL MENSAJE TICO DE LOS PROFETAS

    Cualquiera que estudie la Biblia usualmente se concentra enuno de tres posibles acercamientos al texto: examinar el textocomo tal (dentro del texto), indagar cmo el texto ha impac-tado a sus lectores (enfrente del texto), o investigar los mlti-

    ples trasfondos (detrs del texto).4Podemos conceptualizar

    estas tres opciones con el siguiente diagrama, que enumera di-ferentes aspectos que se puede estudiar en cada categora.

    ENFOQUES EN EL ESTUDIO DE LA BIBLIA

    Detrsdel texto Enel texto Enfrentedel texto

    Trasfondo histrico Estructura El impacto del textoTrasfondo teolgico Gramtica en el lector

    4 Hablamos en generalidades algo simplistas. Es muy comn trabajar lastres categoras a la vez o en combinacin. Sin embargo, esta generalizacinnos ayuda a proceder con mayor claridad metodolgica. Un libro de texto de lahermenutica que utiliza estas tres categoras (aunque con diferentes etiquetas)

    en su presentacin de las varias tareas en el estudio bblico y de las escuelasde acercamiento es W. Randolph Tate, Biblical Interpretation: An Integrated

    Approach (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, 1991). Argu-menta que las tres son distintas, pero indispensables y complementarias.

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    Teoras de composicin Cuestiones literarias La influencia delEstudios sociolgicos Terminologa contexto en la lectura

    Antes de hablar de los varios trasfondos del mensaje prof-ticolo que est detrs del textocomentaremos brevementelas otras dos maneras de acercarse a la Biblia.

    La investigacin de lo que estdentrodel texto

    Este enfoque observa la gramtica, la estructura, la termino-loga, figuras literarias y otros elementos de la narracin o de la

    poesa. Esta manera de ver el texto es muy conocida y es dondemayormente se pone el nfasis en los libros de texto de la her-menutica y la exgesis. Obviamente, estas herramientas debenusarse en una lectura cuidadosa del texto bblico, fundamentoimprescindible para la elaboracin de una tica proftica. Losotros dos ensayos de esta serie presentarn unas lecturas litera-rias de un libro proftico. No se dedicar ms atencin aqu aesta clase de acercamiento.

    La investigacin delo que ocurre enfrentedel texto

    Este acercamiento se trata del impacto actual del texto y sutrayectoria dentro y afuera del pueblo de Dios. Ahora el nfasisno est en el texto en s, sino ms bien en los lectores u oyentesde la palabra proftica. Cmo es que el mensaje tico de losprofetas ha moldeado la cosmovisin y la vida diaria del pueblode Dios?

    Al analizar esta historia efectiva del texto bblico,5es po-sible descubrir las preocupaciones y acciones ticas de las co-

    5Esta es una expresin tcnica de la hermenutica filosfica. Para mayo-

    res detalles, vase Hans-Georg Gadamer, Truth and Method (Nueva York:Continuum, 1975), pgs. 257-74; Emerich Coreth, Cuestiones fundamentalesde hermenutica(Biblioteca Herder, Seccin de Sagrada Escritura 127; Bar-celona: Editorial Herder, 1972), pgs. 161-90; Luis Alonso Schkel y JosMara Bravo,Apuntes de hermenutica, 2a. ed. (Coleccin Estructuras y Pro-

    cesos, Serie Religin; Madrid: Editorial Trotta, 1997), pgs. 125-29. Se haexaminado la trayectoria de la recepcin de varios libros profticos. Por ej.,para Ams, vase Robert Martin-Achard, Amos: lhomme, le message,linfluence(Ginebra: Labor et Fides, 1984), pgs. 161-271; M. Daniel Carroll

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    La tica social de los profetas: el aporte del estudio del trasfondo 11

    munidades de fe inspiradas por l, as como sus reas de cegue-ra. Esta experiencia con el mensaje tico de los profetas puede(y debe) volverse un laboratorio lleno de lecciones para unaevaluacin de la lectura y aplicacin de esa palabra por el pue-blo de Dios en la actualidad. Regresaremos a este tema en lasegunda parte de este ensayo, en la discusin de los estudiossociolgicos. Tambin ser un elemento importante de laprxima entrega.

    La investigacin de lo que estdetrsdel texto.

    Ahora llegamos a lo que nos ocupar por el resto de este en-sayo. La investigacin de los varios trasfondos del mensaje ti-co de los profetas tiene dos metas. Por un lado, estos estudiosproveen informacin del contexto antiguo que ilumina los pasa-

    jes relevantes. Por otro lado, la variedad de elementos de quelos profetas echaron mano puede orientarnos en la elaboracinde una tica proftica para el da de hoy. Existen varias subca-tegoras de datos que pueden ser tiles.

    Trasfondo histrico y/o arqueolgico. Esta es, tal vez, elrea que ms se ha explorado. Por ejemplo, para comprender elmensaje tico de los profetas del octavo siglotanto su conte-

    nido como su retricaes necesario estar consciente de las im-plicaciones polticas, econmicas y militares de la presencia delimperio asirio.

    Ilustramos este hecho con el profeta Ams, quien ministraunos aos antes del resurgimiento de Asiria bajo el mando delrey Tiglat-pileser III (sube al trono en 745 a. C.). En sus dasnadie se imaginaba que Asiria volvera a proyectar su sombrasobre Siria-Palestina. Tal vez por esta razn nunca identifica alinvasor que sera el instrumento del juicio divino (3:11; 6:14).Sin embargo, el profeta utiliza la metfora del len al referirse aYahv: l es el len que ruge desde Sin (1:2; 3:8) y que saldral encuentro de su pueblo Israel (3:4, 6, 12). Por qu escoge el

    R., AmosThe Prophet and His Oracles: Research on the Book of Amos(Louisville, Kentucky: Westminster John Knox Press, 2002), pgs. 26-30, 47-49, 53-72.

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    profeta esta imagen para describir a su Dios? No es una irona(inspirada?) que el len era el smbolo por excelencia del im-perio asirio?6Aos ms tarde, Dios se manifestara por mediode los ejrcitos de Asiria, que destruiran la nacin de Israel en722 a. C.

    Dos dcadas despus del ministerio de Ams, el profeta Isa-as condena al rey Acaz y los lderes de Jud por su egosmo, laopresin de los dbiles y su falta de fe ante la amenaza abru-madora de Asiria. Algunos de los pasajes ms conocidos deIsaas, como los orculos mesinicos de los primeros doce cap-tulos, conscientemente contrastan la esperanza de un reinado

    justo y pacfico del rey venidero (9:1-7; 11:1-16)7

    desde unSin exaltado (1:24-2:5; 4:2-6; 12:1-6) con la injusticia que seviva en Jerusaln (1:2-23; 2:6-4:1; 5:1-30; 7:1-16; 8:11-22;9:9-10:4) y la crueldad y presuncin del rey de Asiria (7:17-8:10; 10:5-34). El profeta anuncia que ms all de la muerte deuno de los ms grandes reyes de Jud (Uzas), y muy por enci-ma de ese rey pecaminoso Acaz y el rey humano ms poderosodel mundo (el de Asiria), sobresale la sublime gloria del sobe-rano rey de reyes, Yahv, alabado por un coro de serafines(6:1-5).

    En 701, cuando Jerusaln es rodeada por los ejrcitos deSenaquerib, otro rey asirio, el rey judo Ezequas s confa en

    Yahv para salvar a la ciudad. Ante los muros de la ciudad, elRabsaces, representante de Senaquerib, se burla de los judos ycon arrogancia dice que el rey asirio es el gran rey (36:4, 13).Yahv, Dios de los ejrcitos, el Santo de Israel, responde a esablasfemia con el envo de su ngel, quin elimina a miles desoldados enemigos en una sola noche (37:21-36).

    Tristemente, Isaas tambin le tiene que declarar a Ezequas

    6La metfora del len es importante en el libro de Isaas (vase Peter Ma-chinist, Assyria and Its Image in the First Isaiah, Journal of the AmericanOriental Society103 [1983], pgs. 719-37) y tambin en el libro de Nahum,que celebra la cada del imperio asirio (vase Gordon H. Johnston, NahumsRhetorical Allusions to the Neo-Assyrian Lion Motif,Bibliotheca Sacra158,

    3 [2001], pgs. 287-307).7Isaas retrata la paz como un futuro en el cual el len no atacara a otrascriaturas ms dbiles (11:6-8). Sera esto una esperanza de una Asiria pacfi-ca y no conquistadora?

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    una palabra de juicio. En 2 Reyes a Ezequas (juntamente conJosas) se le describe como uno de los mejores reyes de la his-toria de Jud (18:1-6; cp. 22:1-2, 23:25). Sin embargo, en Isaas39 l muestra con orgullo las riquezas del palacio a los mensa-

    jeros de Babilonia, nacin que aos despus sujetara a Jud yque es el gran enemigo de la segunda parte del libro (39:6-7;caps. 44-47). Cuando se llega al final de Isaas, solo hay unosentado en un trono. No es un rey humano, ni siquiera Ciro, elgran lder escogido por Dios para llevar a cabo su plan de re-dimir a su pueblo del cautiverio (Isaas 43-45). Slo Yahv rei-na. l es el nico rey verdadero de su pueblo (43:15); l es el

    mximo soberano, quin dirige el curso de la historia de todaslas naciones, y cuyo trono es el cielo, y la tierra el estrado desus pies (66:1).

    Es obvia la importancia de manejar el trasfondo sociopolti-co del antiguo Israel para poder comprender el mensaje tico yla retrica de los profetas. A la vez, esta conciencia histrica delos profetas nos es una leccin para el presente. As como enaquel contexto pasado, la tica social no puede consistir en ide-as abstractas, divorciadas de la vida nacional. Adems, aunquela voz proftica se dirija a individuosespecialmente a loslderes, quienes son los ms responsables del destino del pasno es individualista. Se interesa en las exigencias divinas sobre

    las mltiples dimensiones y amplias esferas de la realidadhumana. En otras palabras, el estudio del trasfondo histrico nose debe limitar a la excavacin de datos del pasado; nos debeestimular a investigar nuestra propia realidad histrica para quela literatura proftica pueda continuar cobrando vida en situa-ciones nuevas.

    Otro caso interesante de la iluminacin til de algunos datostextuales, pero ahora por la arqueologa, es la fiesta marzeah.8

    8 Hans M. Barstad, The Religious Polemics of Amos: Studies in thePreaching of Am. 2:7B-8; 4:1-13; 5:1-27; 6:4-7; 8:14(Supplements to VetusTestamentum 34; Leiden, Holanda: E. J. Brill, 1984); John L. McLaughlin,The Marzah in the Prophetic Literature: References and Allusions in Light

    of the Extra-Biblical Evidence (Supplements to Vetus Testamentum 86; Lei-den, Holanda: E. J. Brill, 2001); Philip J. King y Lawrence E. Stager, Life in

    Biblical Israel (Library of Ancient Israel; Louisville: Westminster John KnoxPress, 2001), pgs. 355-57, 376-80. Una presentacin ms popular se

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    Aparentemente, estas fiestas duraban varios das y fueron pa-trocinadas por asociaciones fraternales de gente pudiente. Secaracterizaban por la borrachera y el consumo de comida sun-tuosa. Los eruditos disputan acerca del significado religioso deestas fiestas. Algunos relacionan la marzeahcon los cultos fu-nerarios, donde los dolientes se consolaban y honraban a susdioses. Al leer Ams 6:4-7, es fcil identificar varios elementosde la marzeah: los participantes comen corderos y novillos, be-ben vino en tazones y se ungen con preciosos ungentos.9

    Sobre la base de esta informacin, podemos apreciar que lacrtica proftica en estos versculos es ms que econmica.

    Ams condena las acciones de una cosmovisin moldeada porceremonias paganas, prcticas culturales bien arraigadas en elcorazn del sector privilegiado de la poblacin. En otras pala-bras, el problema econmico es bastante complejo porque estinterrelacionado con cuestiones culturales. No basta reducir elinters proftico a una sola dimensin de la vida social; la de-nuncia se dirige a una realidad global y abarcadora. A la luz deeste hecho, surgen preguntas retadoras para nosotros hoy enda: Es posible que la cultura haya afectado (o infectado!) latica social del pueblo de Dios? Hay prcticas contextualesque nos han llevado a hacer la vista gorda ante el sufrimientode la gente desafortunada y que cauterizan la conciencia para

    que tampoco nos aflijamos por el quebrantamiento de Jos(6:6)? Por qu muchos que profesan ser creyentes no muestranninguna diferencia de aquellos que no siguen a Cristo en cuantoal trato de la mujer, el respeto a las autoridades, la corrupcin yla mentira? Realmente, cun inclusivo es nuestro anlisis de la

    encuentra en Philip J. King, Using Archaeology to Interpret a Biblical Text:The MarzeahAmos Denounces, Biblical Archaeology Review14/4 (1988),pgs. 34-44.

    9En el contexto literario inmediato se describe una escena de muerte y lu-to, donde un pariente busca los cadveres de sus familiares (6:8-10). La yux-taposicin de este pasaje y 6:4-7 ser una mera coincidencia, o se perciba una

    relacin entre la fiesta y la escena de muerte y luto? Ntese tambin la palabrahebrea mirzah (duelo, RV 1960) en 6:7, un eslabn lxico directo con lamarzeah. Unos eruditos han sugerido que 2:7b-8 y 4:1 tambin tienen que vercon la marzeah.

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    problemtica econmica-social de nuestros pases?10Los profe-tas tienen mucho que ensearnos en cuanto al aprecio de losproblemas contextuales.

    Tradiciones. Una segunda manera de buscar lo que haydetrs del texto es tratar de identificar las tradiciones queformaron el fundamento teolgico de la tica social de los pro-fetas.11Las varias opciones incluyen el pacto mosaico y la Ley,el culto y las ceremonias de renovacin del pacto, y la sabidur-a.12

    Existe evidencia de la utilizacin de cada una de estas tradi-

    ciones por los profetas. Por ejemplo, al denunciar la injusticiaen 2:6-8 y 5:10-12, Ams posiblemente hace alusin a variasleyes de xodo 21-23 y apela a las maldiciones del pacto mo-saico en su anuncio de juicio. Por otra parte, los ltimos cinco

    10Es interesante observar cmo algunos en varias ramas de las cienciassociales han relacionado los problemas del sistema sociopoltico y econmicode Amrica Latina con la herencia espaola y catlica. Podemos mencionar(pero sin evaluar sus propuestas), por ej., Octavio Paz, El ogro filantrpico:

    Historia y poltica (1971-1978)(Mxico: Joaqun Mortiz, 1979); Michael J.Novak, El espritu del capitalismo democrtico, trad. por L. Wolfson (Librosdel Hoy Candente 25; Buenos Aires: Ediciones Tres Tiempos, 1983), pgs.255-355; Lawrence E. Harrison, Underdevelopment Is a State of Mind: The

    Latin American Case (Lanham: The Center for International Affairs, Harvard

    University y University Press of America, 1985); Carlos Rangel, Del buensalvaje al buen revolucionario: Mitos y realidad de Amrica Latina (SanJos, Costa Rica: Kosmos, 1986); David Martin, Tongues of Fire: The Explo-sion of Protestantism in Latin America (Oxford: Basil Blackwell, 1990).

    11 Para una discusin tocante al libro de Isaas, vase E. W. Davies,Prophecy and Ethics: Isaiah and the Ethical Tradition of Israel (Journal forthe Study of the Old Testament Supplement Series 16; Sheffield, Inglaterra:Sheffield Academic Press, 1981). Jos L. Sicre trata las bases teolgicas delos mensajes ticos de Ams, Isaas y Miqueas en Con los pobres de la tie-rra: La justicia social en los profetas de Israel(Madrid: Ediciones Cristian-dad, 1984), pgs. 159-66, 246-49 y 312-13, respectivamente; dem, Profetis-mo en Israel(Navarra, Espaa: Editorial Verbo Divino, 1992), pgs. 402-05.Para Ams, vase M. Daniel Carroll R., Contexts for Amos: Prophetic Poeticsin Latin American Perspective (Journal for the Study of the Old TestamentSupplement Series 132; Sheffield, Inglaterra: Sheffield Academic Press,

    1992), pgs. 307-09; dem, AmosThe Prophet and His Oracles, pgs. 14-18.

    12Se debate si esta sabidura provena del crculo del gremio de los sabiosprofesionales de la corte real o de los ancianos del rea rural.

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    versculos del libro (9:11-15) probablemente fundan la espe-ranza tanto en las bendiciones del pacto mosaico como en laspromesas del pacto davdico. Adems, por la atencin queAms presta a los ritos y los centros de adoracin, algunos hanpropuesto que l formaba parte del personal del santuario deBetel y que por eso buscaba la reforma radical del culto. Otrosdatos apuntan a elementos del pensamiento sapiencial.

    Es muy probable que Ams y los otros profetas acudan alas varias fuentes teolgicas que estaban a su disposicin paracomunicar sus mensajes. Eran telogos de primera. Quien hoyen da los lea sacar mayor provecho de estos orculos si cono-

    ce bien ese rico trasfondo teolgico. Es decir, ser eticista re-quiere que uno sea aficionado de la teologa bblica.

    Sin embargo, estar comprometido con la tica no es asuntode solo ser un experto en la teologa que se encuentra dentro dela Biblia; tambin incluye el reto de poder hacer teologa en laactualidad. Cmo debemos apelar hoy a la Biblia y su teologaa fin de contextualizarlas a los problemas de nuestro medio?Consideremos, por ejemplo, la poca de la guerra en Centro-amrica en las dcadas de los 70 y 80 y la primera mitad de los90. Supimos nosotros los evanglicos responder teolgica-mente a las tragedias de esos aos de conflicto? En aquel en-tonces era fcil y comn criticar el esfuerzo liberacionista por

    hacer teologa, pero dnde estaba nuestro propio aporte teol-gico? En Guatemala, por publicaciones como Guatemala:Nunca msde la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispa-do y Guatemala: Causas y orgenes del enfrentamiento armadopor la Comisin para el Esclarecimiento Histrico, ahora sabe-mos mucho ms acerca de la magnitud del horror de lo ocurri-do.13La tarea de reflexionar teolgicamente sobre la guerra, en-tonces, no fue solo una obligacin del pasado, sino que contin-a siendo un reto si se quiere contribuir a la reconstruccin dela conciencia cristiana y visin moral de nuestros pueblos.

    13Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, Guate-

    mala: Nunca ms(Guatemala: ODHAG, 1998); Comisin para el Esclareci-miento Histrico, Guatemala: Causas y orgenes del enfrentamiento armado (Guatemala: F & G Editores, 2000). ste ltimo es una edicin abreviada deGuatemala, memoria del silencio, publicado en 1999.

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    A menudo el alcance de nuestras reflexiones teolgicas nollega ms all de nuestras vidas personales y familiares. Todosrecordamos la destruccin de las torres gemelas de NuevaYork, el 11 de septiembre de 2001. Unas horas despus dehaber escuchado la noticia esa maana, pregunt a mi clase deAntiguo Testamento cmo pensaban ellos responder teolgi-camente al acontecimiento. De los 62 estudiantes, nadie levantla mano; no tenan las categoras teolgicas ni una prctica dereflexin teolgica que podran ayudarles a responder a mi pre-gunta. Ese domingo, cuando entr al culto de nuestra iglesia lo-cal, not que se haba colocado una bandera gigantesca de los

    Estados Unidos detrs del coro. Durante el servicio, quien di-riga la alabanza empez a tocar el himno nacional. Inmediata-mente, toda la congregacin se puso de pie y empezaron a can-tar, muchos entre lgrimas y con la mano sobre su pecho. Mequed asombrado: Lo que estaba viendo era una reaccin na-cionalista (y, por cierto, muy humana y natural), no una re-flexin teolgica en cuanto a una posible perspectiva bblicaapropiada.

    El punto est en que la tica proftica fuey tambin hoydebe sersumamente teolgica, ampliamente versada en la re-velacin divina y no solo en impresiones, lealtades y opinioneshumanas. Necesitamos seguir trabajando la misionologa y teo-

    loga en nuestro contexto, para que sean autnticamenteevanglicas, latinoamericanas y pertinentes.14

    Las varias etapas de la composicin. Una tercera manerade encontrar algo significativo detrs del texto para la ticasocial es el intento de especificar las varias etapas de la compo-sicin (o de la redaccin) del texto. Robert Coote ilustra esteafn en su estudio del libro de Ams. l divide la historia de sucomposicin en tres partes y cree que puede identificar los pa-sajes y el mensaje tico que pertenecen a cada etapa.15Segn

    14Para el SETECA por muchos aos el ejemplo por excelencia de esta ta-rea ha sido el Dr. Emilio Antonio Nez, cuyas publicaciones siempre reflejan

    esta inquietud y compromiso.15Robert B. Coote,Amos among the Prophets: Composition and Theolo-gy(Filadelfia: Fortress Press, 1981). Coote simplifica la teora de las redac-ciones de Ams propuesta por Wolff y utiliza unas ideas acerca de la estructu-

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    Coote, la etapa A se compone de las predicaciones del profe-ta y material de sus discpulos. Dirige su crtica solo a la clasepudiente de Israel y le anuncia un juicio inminente e inevitable.El estrato B refleja la contribucin de un escriba ms de unsiglo despus, quien retrabaj el mensaje original para ampliarla condena a incluir a toda la nacin y ofreci algo de esperan-za al pueblo. La ltima etapa, la C, vendra de la poca po-sexlica. Entre otras cosas, agrega los ltimos versculos del li-bro (9:7-15), a fin de darle al pueblo una visin de la recons-truccin nacional: El juicio nacional ya pas y aquellos pasajescondenatorios ahora serviran como una advertencia de las con-

    secuencias de la desobediencia, mientras que la descripcin deuna utopa hara que el pueblo fijara su mirada hacia el futuro.

    Para Coote, este intento de trazar las posibles redaccionesdel libro de Ams no es un ejercicio acadmico fro. Para l, elproceso por el cual el pueblo retomaba el texto muestra que lapalabra proftica todava viva. Eray esuna palabra perti-nente en contextos histricos sucesivos. Por ende, la tarea nues-tra hoy en da tambin es la de retomar la palabra proftica (pe-ro de otra manera: sin aadir a ella) y aplicarla a nuestro mun-do. Dice Coote:

    Cada etapa de la recomposicin representa una interpretacin de laspalabras de Ams y, por lo tanto, una actualizacin de ellas, una lectu-ra y una comprensin que las hace actuales y relevantes para un pre-sente nuevo y diferente. Sin estas actualizaciones sucesivas, las pala-bras de Ams rpidamente habran sido olvidadas. Estas actualizacio-nes son unas analogas de nuestra propia interpretacin de Ams porla cual lo hacemos significativo para nosotros. La vida de la palabraen la comunidad de fe depende de la actualizacin continua de la pa-labrapermite que nos veamos a nosotros mismos en una continuidaddirecta con las personas y comunidades de fe que leyeron Ams tanactivamente que lo reescribieron al leerlo. Nuestra Escritura naci enel proceso de la interpretacin.16

    ra de la sociedad israelita de N. K. Gottwald. Para una resea de las varias te-oras en cuanto al libro de Ams, vase Carroll R., AmosThe Prophet and

    His Oracles, pgs. 19-20, 31-35.16Coote,Amos among the Prophets, pgs. 3-4.

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    Por varias razones, es difcil que los evanglicos aceptenmuchas de las propuestas acerca de la composicin de los li-bros del Antiguo Testamento. No hay que descartar todo el po-sible trabajo editorial de generaciones posteriores, pero s hayque reconocer que muchas de estas hiptesis entran al campode la especulacin y la subjetividad. Sin embargo, un valor deesta clase de estudio es su lectura sumamente cuidadosa de laBiblia y su afn por entender la relacin entre pasajes. Estoobliga a quienes optamos por la forma final o cannica17deltexto a estudiar la literatura proftica ms concienzudamente.El resultado es una lectura ms fecunda para la tica actual.

    Por ejemplo, si regresamos a Ams 9:11-15, podemos ob-servar que la terminologa de estos versculos describe una in-versin de los cuadros de juicio presentados anteriormente en ellibro. Uno se da cuenta de que, lejos de requerir una hiptesisde redacciones para explicar el cambio de vocabulario, esta es-peranza de una reconstruccin nacional concientemente se con-trasta con el sufrimiento del pueblo en el presente y en el futuroinminente. Dicho de otra manera, la utopa se basa en la inver-sin de la realidad histrica y no se entiende sin ella. Esta clasede relectura esmerada del texto bblico reconoce que los profe-tas tenan una visin moral muy amplia, la cual no se limitabasolo a la condena del pueblo, sino que tambin abarcaba pala-

    bras alentadoras de la gracia divina que lo ayudaran a ver msall del juicio y as sobrevivirlo con fe. Los dos ltimos ensayosde esta serie explicarn con mayores detalles la opcin por laforma cannica del texto y sus implicaciones para la formula-cin de una tica bblica. El libro de caso ser Ams.

    17La frase la forma final se refiere a la ltima etapa de la compos icin(no importando cules y cuntas fueron las etapas anteriores). Al usar eltrmino la forma cannica no estamos haciendo referencia a la crtica can-nica desarrollada por Brevard S. Childs y otros, quienes recalcan la forma fi-nal pero siempre en relacin con posibles redacciones anteriores. Un ejemploreciente de uno que trabaja el texto final, pero que a la vez toma por sentado

    un proceso complejo de composicin, es Andrew Davies, Double Standards:Re-evaluating Prophetic Ethics and Divine Justice(Biblical Interpretation 46;Leiden, Holanda: E. J. Brill, 2000). Para una explicacin de su metodologa,vase ibid,pgs. 5-19, 27-33.

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    En resumen, hemos presentado el esquema de las tres clasesde acercamiento al texto bblico, los estudios de lo que est de-ntro de, enfrente de y detrs del texto. Hemos concentradonuestra atencin en la tercera clase, es decir, la variedad de in-formacin que puede explicar el trasfondo histrico, teolgicoy literario de los mensajes ticos de los profetas. Se expusieronunos ejemplos para ilustrar su aporte a la interpretacin pero, ala vez, intentamos sealar que cada acercamiento nos sugiereuna orientacin metodolgica para la contextualizacin actualde la tica proftica. En la segunda parte de este ensayo enfoca-remos una subcategora especial del trasfondo histrico: los es-

    tudios sociolgicos.

    LOS ACERCAMIENTOS SOCIOLGICOSAL TEXTO BBLICO

    Al igual que la primera parte de este ensayo, se puede divi-dir la siguiente discusin en tres partes, porque en general exis-ten tres enfoques en el estudio de la Biblia en los acercamientossociolgicos.18

    El contexto de la recepcin del texto

    La meta en esta clase de estudio es investigar con herra-mientas de las ciencias sociales el contexto en el cual el texto esledo e interpretado. En nuestro medio ha sido la teologa de laliberacin la que ms se ha dedicado a analizar con cierto gradode sofisticacin las circunstancias socioeconmicas y polticasdel pueblo de Dios en Amrica Latina que afectan el procesohermenutico.

    En su obra clsica, titulada La liberacin de la teologa,Juan Luis Segundo empieza su crculo hermenutico con elcompromiso con la realidad de Amrica Latina, una postura

    18M. Daniel Carroll R., Introduction: Issues of Context within Social

    Science Approaches to Biblical Studies en dem, ed., Rethinking Contexts,Rereading Texts: Contributions from the Social Sciences to Biblical Interpre-tation (Journal for the Study of the Old Testament Supplement Series 299;Sheffield, Inglaterra: Sheffield Academic Press, 2000), pgs. 13-21.

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    que le lleva a reconocer la necesidad de utilizar las ciencias so-ciales para el anlisis de la sociedad y la propuesta de una solu-cin poltica.19He aqu la opcin por el marxismo. A menudo,el uso del marxismo por los telogos de la liberacin ha sidotergiversado y no bien entendido. Una lectura cuidadosa de au-tores como Segundo y Enrique Dussel, entre otros, muestra quela aceptacin de esta perspectiva no ha sido ni ingenua ni total,sino ms bien informada y crtica.20El deseo de concientizar alpueblo de Dios, que abarca tanto una orientacin marxista parauna comprensin sociopoltica del contexto como el estudio te-olgico y bblico, es sumamente una orientacin tica a la fe

    cristiana. De all, el inters de esta teologa en lo proftico.No hay que estar de acuerdo con la teologa de la liberacin

    para ver el valor de las ciencias sociales en la contextualizacindel mensaje proftico. Los textos no se dieron en, y hoy no seaplican a, un vaco. Una sensibilidad informada de la realidadconcreta en la cual nuestros pases se encuentran sumergidosayudara a que la utilizacin de los profetas sea ms apropiaday relevante. No elaborar ms este tema, porque nuestro nfasisest en lo que est detrs del texto. Dejo para otra oportuni-dad el reto de pensar en cules teoras de sociologa ms podr-an arrojar luz sobre el contexto latinoamericano.

    La ideologa de los autores del texto bblico

    En estos estudios no se busca elaborar una tica coherentedel Antiguo Testamento en su totalidad, que nos podra funcio-nar como una gua moral hoy. No, la meta es identificar las di-ferentes, y posiblemente contradictorias, perspectivas ticas queexisten en la Biblia. Este anlisis no es un trabajo meramente

    19Juan Luis Segundo,La liberacin de la teologa(Buenos Aires: CarlosLohl, 1975).

    20Para una resea de posturas y una bibliografa hasta 1990, vase CarrollR., Contexts for Amos, pgs. 112-20. Fuentes posteriores incluyen EnriqueDussel, Teologa de la liberacin y marxismo en Ignacio Ellacura y Jon So-

    brino, eds., Mysterium liberationis: Conceptos fundamentales de la teologade la liberacin, vol. 1 (Coleccin Teologa Latinoamericana 16; San Salva-dor: UCA Editores, 1991), pgs. 115-44; dem, Las metforas teolgicas de

    Marx(Navarra, Espaa: Editorial Verbo Divino, 1993).

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    descriptivo y objetivo, porque tambin llega a considerar estasperspectivas como productos de ideologas del pasado, con to-das sus limitaciones histricas y culturales. Desde este punto devista, el texto no siempre nos debe servir como un orientador,porque all podemos topar con ideas que ya no tienen validez oque nos pueden ser hasta negativas y destructivas.

    Como resultado, el desafo para quien desea usar el textopara la tica moderna es saber discernir entre lo bueno y lo ma-lo de lo que all se encuentra. Este proceso de evaluacin liberaal lector a interactuar con el texto bblico con madurez y sevuelve en s un ejercicio de reflexin tica.21Ahora el texto no

    es tanto una revelacin, como se entiende clsicamente, sino uninterlocutor en la tarea tica. Como dice Andrew Davies, esteacercamiento

    representa una defensaimplacable del derecho del lector de proponersu propio punto de vista ante el del autor y es, a propsito, icono-clasta y anti-autoritario. La esencia de este acercamiento es la resis-tencia a, la interrogacin de y la socavacin de las ideologas domi-nantes expresadas en el texto, muchas veces desde la postura cons-ciente e interesada de otra ideologa, como el feminismo o el marxis-mo22

    Este cuestionamiento del texto naturalmente lleva tambin a

    la necesidad de evaluar las descripciones e imgenes de Diospresentadas en el texto. Sigue diciendo Davies:

    As como la erudicin bblica (y a menudo la predicacin) por siglosha tratado de analizar las motivaciones y explicar la conducta de lospersonajes humanos del texto bblico, ahora nos corresponde poner elpersonaje de Yahv bajo el lente del microscopio y hacer un esfuerzoserio de evaluar sus acciones, si es que esperamos producir una lectura

    21 Douglas A. Knight, Introduction: Ethics, Ancient Israel and the He-brew Bible, Semeia66 (1994), pgs. 1-8; J. David Pleins, The Social Visionsof the Hebrew Bible: A Theological Introduction (Louisville, Kentucky:Westminster John Knox Press, 2000).

    22 Davies, Double Standards in Isaiah, pg. 13. Para una presentacinamplia del tema de las ideologas y su relacin con la Biblia, vase JonathanE. Dyck, A Map of Ideology for Biblical Critics, en Carroll R., ed.,Rethink-ing Contexts, Rereading Texts, pgs. 108-28.

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    La tica social de los profetas: el aporte del estudio del trasfondo 23

    que realmente entabla el texto en un dilogo, particularmente en rela-cin con el tema de la tica.23

    Como se acaba de mencionar, quienes ms ponen el textobblico en tela de juicio son algunos feministas y marxistas; aeste grupo podemos agregar ciertos pacifistas y algunos que lu-chan por la ecologa. Carol Dempsey es una erudita feministaque ha escrito bastante en torno a la tica de los profetas.24Paraella, las escenas del juicio de Yahv pintan un cuadro de undios guerrero y sangriento, quien permite que los inocentes su-fran indiscriminadamente cuando castiga a otros. Esta teologa

    viola las sensibilidades ticas, pertenece a otra poca y no tienelugar en la nuestra. A esto Dempsey aade lo que para los fe-ministas es el prejuicio de gnero en los profetas, ejemplificadoen el retrato de Israel rebelde como una mujer ramera quien es

    juzgada metafricamente con la humillante muestra pblica desu desnudez (por ej., Ezequiel 16, 23; Oseas 1-3; cp. Nah. 2:4-6).25 Estas ideas reflejaran valores paternalistas y machistashacia las mujeres en la antigedad, una actitud que hoy se deberechazar categricamente.

    Sobre la base de esta evaluacin tan negativa de la literaturaproftica, algunos de esta persuasin la rechazan como palabrade Dios. Pero Dempsey no es as; quiere que los profetas siganteniendo cierta vigencia hoy. Por lo tanto, apela a pasajes quehablan de paz y abundancia, los cuales, segn ella, nos debenservir como indicadores de lo que el verdadero Dios espera dela humanidad (por ej., Is. 11:1-9, 32:16-20; Jl. 2:28-29; Os.2:14-23; Am. 9:11-15). El papel de los profetas modernos (tan-to individuos como el pueblo de Dios colectivamente) es pro-clamar esta visin y trabajar para que sea una realidad. El pro-feta Isaas nos presenta este modelo en 42:1-4 y 61:1-4, dos pa-

    23Davies,Double Standards, pg. 11.24Carol J. Dempsey, The Prophets: A LiberationCritical Reading(Min-

    neapolis: Fortress Press, 2000); dem,Hope amid the Ruins: The Ethics of Is-

    raels Prophets(San Luis, Missouri: Chalice, 2000).25Algunos dicen que esto fue una prctica comn en el antiguo Israel, pe-ro no hay pruebas. Otros van al extremo de catalogar estas escenas como por-nogrficas.

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    sajes que contrabalancean otros ms problemticos. ComentaDempsey:

    Parte de mi dificultad a nivel personal es mi esfuerzo por reconciliarel concepto cristiano evanglico de un Dios santo, recto y totalmente

    justo con la descripcin de Yahv en el libro cannico de Isaas. Poreso, estos asuntos me importan tanto, y es la razn por la cual estoypreocupada por sugerir un tercer camino para resolverlos, entre lasotras dos posturas de rechazar a Dios y minimizar o pasar por alto losproblemas ticos.26

    Una vez ms los evanglicos nos encontramos ante un acer-

    camiento que podra ser algo chocante porque pudiera violarcierto concepto de la inspiracin. Aqu no se hace una evalua-cin de estas posturas, pero debemos aceptar el reto de apreciarla complejidad teolgica e ideolgica del texto bblico.27Quhacemos con un Dios guerrero? Cmo encajamos esta idea deDios con el llamado a ser un pueblo pacfico? Es el Yahv delAntiguo Testamento la creacin de una sociedad controlada porlos hombres y que menospreciaba a la mujer? Esta clase depreguntas nos insta a comprender mejor la naturaleza y funcinde las muchas y complementarias metforas en la Biblia, a in-vestigar con otros ojos el mundo antiguo en el cual fue escritala literatura proftica, y a profundizar nuestra concepcin de la

    persona de Yahv al aprender a diferenciar entre lo que real-mente nace de su ser y lo que refleja su decisin de entregarnosa nuestras propias pasiones crue