curiel_ochy _la crítica postcolonial desde las prácticas políticas del feminismo antirracista

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105115241010 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Ochy Curiel Crítica poscolonial desde las prácticas políticas del feminismo antirracista Nómadas (Col), núm. 26, 2007, pp. 92-101, Universidad Central Colombia ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Nómadas (Col), ISSN (Versión impresa): 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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CURIEL_Ochy _La Crítica Postcolonial Desde Las Prácticas Políticas Del Feminismo Antirracista

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105115241010

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Ochy CurielCrtica poscolonial desde las prcticas polticas del feminismo antirracista

    Nmadas (Col), nm. 26, 2007, pp. 92-101,Universidad Central

    Colombia

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Nmadas (Col),ISSN (Versin impresa): [email protected] CentralColombia

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • NMADAS92 NO. 26. ABRIL 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL COLOMBIA

    Crtica poscolonialdesde las prcticas

    polticas del feminismoantirracista

    Ochy Curiel*

    Este artculo seala que la teora poscolonial hecha desde la academia conlleva una posicin elitista y androcntrica.La autora muestra que las prcticas y luchas del movimiento feminista, tanto en los Estados Unidos como en AmricaLatina, han generado una forma de teorizar lo poscolonial que con frecuencia es ignorada por la academia. Trazandoun recorrido que va desde los movimientos feministas negros en los Estados Unidos, pasando por el feminismo chicano,el feminismo afrolatino y el feminismo indgena, la autora muestra que la teora poscolonial se beneficiara mucho de losgrandes aportes que estos movimientos polticos han hecho al pensamiento sobre la dominacin colonial.

    Palabras clave: feminismo, racismo, poscolonialismo.

    Este artigo mostra que a teoria ps-colonial feita desde a academia implica uma posio elitista e androcntrica. Aautora mostra que as prticas e lutas do movimento feminista, tanto nos Estados Unidos como na Amrica Latina, tmgerado uma forma de teorizar o ps-colonial que com freqncia ignorada pela academia. Traando um percurso quevai desde os movimentos feministas negros nos Estados Unidos, passando pelo feminismo chicano, o feminismo afro-latino e o feminismo indgena, a autora mostra que a teoria ps-colonial se beneficiaria muito das grandes contribuiesque estes movimentos polticos tm feito dominao colonial.

    Palavras chaves: feminismo, racismo, ps-colonialismo.

    This article shows that the postcolonial theory made in the academy has an elitist and androcentric position. Theauthor shows that the practices and struggles of the feminist movement, both in United States of America as well as inLatin America, have generated a way of theorizing the postcolonial that most of the time is ignored by the academy.Drawing a way that comes from the black feminist movements in the United States, going through the Chicago feminism,African Latino feminism, and the indigenous feminism, the author shows that the postcolonial theory would be greatlybenefited by the contributions that these political movements have done to the colonial domination.

    Key words: feminism, racism, postcolonialism.

    * Rosa Ins Curiel Pichardo (Ochy). Feminista dominicana. Terica, militante, composi-tora y cantante. Docente en varias universidades de Amrica Latina. Fue coordinadoradel Proyecto Casa de frica, (UNESCO), y de Casa por la Identidad de las MujeresAfro. E-mail: [email protected]

    ORIGINAL RECIBIDO: 12-II-2007 ACEPTADO: 19-II-2007

    [email protected] PGS.: 92-101

  • 93NMADASCURIEL, O.: CRTICA POSCOLONIAL DESDE LAS PRCTICAS POLTICAS DEL FEMINISMO ANTIRRACISTA

    Una de las cuestiones queaprend del feminismo fue a sos-pechar de todo, dado que los para-digmas que se asumen en muchosmbitos acadmicos estn sustenta-dos en visiones y lgicas masculinas,clasistas, racistas y sexistas. A pesarde que nuevas tendencias como losestudios subalternos, los estudios cul-turales y los estudios poscoloniales,con sus diferencias y matices, hanabierto la posibilidad de que vocessilenciadas empiecen a convertirse enreferentes y en propuestas de pensa-mientos cuestionando el sesgo elitistade la produccin acadmica y litera-ria, no dejo de preguntarme qu tan-to los llamados estudios subalternos,poscoloniales o culturales realmentedescentralizan el sujeto como pre-tenden? No ser que estos nuevosdiscursos apelan a lo que se asumecomo marginal o subalterno para lo-grar crditos intelectuales incorpo-rando lo diferente como estrategiade legitimacin? Tales preguntas mesurgen porque estas nominacionessalen de acadmicos norteamerica-nos y britnicos, aunque empujadosen algunos casos por migrantes delsur. Por tanto, el sesgo colonial yandrocntrico sigue siendo caracte-rstica de este pensamiento.

    Uno de los temas por tratar eneste nmero de Nmadas es lacolonialidad del poder, concep-to que en los ltimos tiempos haestado en boga en la teora socialcontempornea de Amrica Latina.Si bien este concepto nos sirve paraexplicar las realidades sociopol-ticas, econmicas, culturales y deconstruccin de subjetividades,creo que el tema de los efectos delcolonialismo en las sociedades con-temporneas no es un asunto nue-vo. Las principales propuestas enese sentido salen precisamente de

    las luchas concretas por la desco-lonizacin y la lucha contra el apar-theid en frica y Asia, en los aos50 y 60, de la lucha por los dere-chos civiles en Estados Unidos ydesde un feminismo hecho pormujeres racializadas desde los aossesenta. Es decir, salen de los movi-mientos sociales y posteriormentese convierten en teoras.

    Si hacemos una autntica ge-nealoga, dos pensadores han sidoreferentes importantes en el anli-sis de los efectos del colonialismo.Uno de ellos es Aim Cesaire enlos aos treinta, iniciador del mo-vimiento Negritud, quien sustentsu propuesta poltica con un anli-sis del colonialismo y el racismocomo vectores fundamentales delcapitalismo y de la modernidadoccidental, lo que se extendera noslo a las relaciones econmicassino al pensamiento y a los valoreseurocntricos (Cesaire, 2006). Pos-teriormente en los cincuenta, elmartiniquence Frantz Fanon habahecho referencia al mundo cortadoen dos, colonizados y colonizado-res. Los primeros, explicaba Fanon,haban sido construidos a partir deun imaginario metropolitano, des-de valores europeos universalistasque los consideraban un otro des-pojado, ajeno, que no slo se ex-presara en trminos geopolticos,sino tambin en el pensamiento yla accin poltica. Fanon insistisiempre en la deshumanizacin pro-vocada por el colonialismo, queacarreaba fenmenos como el ra-cismo, la violencia, la expropiacinde tierras por parte de los coloniza-dores blancos europeos, convirtien-do a una parte de la poblacin(indgenas, africanos) en los otros,los extranjeros, a travs de diver-sos mecanismos de poder y domi-

    nacin. Propuso la descolonizacin,no slo de pases frente a las me-trpolis en bsqueda de la indepen-dencia y la autonoma econmicay cultural, sino tambin la necesi-dad de un proceso de lucha polti-ca desde las personas colonizadascontra la negacin de su identidad,de su cultura, contra la reduccinde su autoestima. Para Fanon, ladescolonizacin significaba lacreacin de solidaridad entre lospueblos en una lucha contra elimperialismo. En el nivel de pen-samiento intelectual, la descolo-nizacin supona combatir la visinetnocentrista y racista que reducea las culturas no occidentales a ob-jetos de estudio marginales y ex-ticos (Fanon, 2001).

    Estos dos autores, entre otros,nos ofrecen un profundo anlisis delcolonialismo desde lo que hoy sedenomina posiciones subalternas.Como intelectuales negros desafia-ron el eurocentrismo del pensa-miento y de los anlisis polticos,dejndonos un legado importantepara la comprensin de la realidadlatinoamericana. Pero a pesar deestos grandes aportes, ni Fanon niCesaire abordaron categoras comosexo y sexualidad. Tampoco lo ha-cen los contemporneos latinoame-ricanos que escriben sobre estostemas (Mignolo, Quijano, Dussel).Si bien sitan la raza como criteriode clasificacin de poblaciones quedetermina posiciones en la divisinsexual del trabajo, solo mencionande paso su relacin con el sexo y lasexualidad, adems de no referirsea los aportes de muchas feministasen la creacin de este pensamiento.

    Sin utilizar el concepto de co-lonialidad, las feministas racializa-das, afrodescendientes e indgenas,

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    han profundizado desde los aos se-tenta en el entramado de poder pa-triarcal y capitalista, considerandola imbricacin de diversos sistemasde dominacin (racismo, sexismo,heteronormatividad, clasismo) des-de donde han definido sus proyec-tos polticos, todo hecho a partir deuna crtica poscolonial. Estas vocesse conocen muy poco, pues a pesardel esfuerzo de ciertos sectores en elmbito acadmico y poltico paratratar de abrir brechas a lo que sedenomina subalternidad, la mismase hace desde posiciones tambinelitistas y, sobre todo, desde visio-nes masculinas y androcntricas.

    Mi intencin en este artculo esrecuperar algunas de las propuestasde feministas que han sido racia-lizadas, no por su condicin de mu-jeres racializadas (a fin de cuentas,eso no necesariamente garantiza unapropuesta de transformacin episte-molgica y poltica), sino porque susplanteamientos tericos y analticoshan enriquecido enormemente laprctica feminista y serviran paraampliar el tema de la colonialidad.

    Los aportes delfeminismo a una nuevavisin de lacolonialidad

    Anibal Quijano define la colo-nialidad como un patrn mundialde dominacin dentro del modelocapitalista, fundado en una clasifi-cacin racial y tnica de la pobla-cin del planeta que opera endistintos mbitos. Segn el autor,la colonialidad es una estructura dedominacin y explotacin que seinicia con el colonialismo, pero quese extiende hasta hoy da como susecuela (Quijano, 2007). Quijano

    se centra en varios aspectos fun-damentales para explicar las con-secuencias de esta estructura dedominacin: la racializacin de cier-tos grupos (africanos e indgenas)que dio lugar a clasificaciones so-ciales entre superiores/dominantes/europeos e inferiores/dominados/noeuropeos; la naturalizacin del con-trol eurocentrado de territorios yde sus recursos, dando lugar a unacolonialidad de articulacin polti-ca y geogrfica; una relacin colo-nial con base en el capital-trabajoque da lugar a clases sociales dife-renciadas, racializadas y distribui-das por el planeta. Para Quijano,la colonialidad del poder tambinha tenido impacto en las relacio-nes intersubjetivas y culturales: laproduccin del conocimiento y demedios de expresin fue coloniza-da, imponindose una hegemonaeurocentrada. As mismo, destacael cuerpo como espacio donde seejerce la dominacin y explotaciny las relaciones de gnero que seimpusieron desde esta visin: liber-tad sexual de los varones, fidelidadde las mujeres, prostitucin no pa-gada, esquemas familiares burgueses,todo ello fundado en la clasificacinracial (Ibd.).

    El concepto de colonialidad delpoder de Quijano sin duda nos ofre-ce un esquema de explicacin paraentender las lgicas de dominacindel mundo moderno y su relacincon el capitalismo global, ligado alcolonialismo histrico, al cuestio-nar de fondo las corrientes euro-cntricas y occidentalistas. Sonrescatables tambin sus anlisis entorno a la relacin raza, clase, g-nero y sexualidad que introduce ensu concepto, pero esto no es nove-dad. Ya en los aos setenta muchasfeministas desde su condicin de

    mujeres racializadas profundizaronen esta relacin enmarcndola enprocesos histricos como la colo-nizacin y la esclavitud. Si bienmuchos de los cientistas socialeshan reconocido en los ltimos aoslos aportes del feminismo como teo-ra crtica y como propuesta demundo, la mayora solo se detienea hacer una simple acotacin deello. Las producciones de las femi-nistas en la mayora de los casos noforman parte de las bibliografasconsultadas, se siguen desconocien-do los grandes aportes de esta teo-ra y prctica poltica para unanueva comprensin de la realidadsocial. A lo sumo, cuando lo ha-cen, las referencias son las mujeresblancas de pases del Norte.

    Desde que aparece el feminis-mo, las mujeres afrodescendientese indgenas, entre muchas otras,han aportado significativamente laampliacin de esta perspectiva te-rica y poltica. No obstante, hansido las ms subalternizadas no sloen las sociedades y en las cienciassociales, sino tambin en el mismofeminismo, debido al carcteruniversalista y al sesgo racista quele ha traspasado. Son ellas (noso-tras) las que no han respondido alparadigma de la modernidad uni-versal: hombreblancohetero-sexual; pero son tambin las quedesde su subalternidad, desde suexperiencia situada, han impulsa-do un nuevo discurso y una prcti-ca poltica crtica y transformadora.

    La crtica poscolonialde las mujeres de coloren Estados Unidos1

    Si bien el pensamiento feminis-ta antirracista y poscolonial surge

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    en los aos setenta en los EstadosUnidos, retomo esta referenciacomo antecedente importante paralo que luego se desarroll en Am-rica Latina y el Caribe. Asumiendoque descolonizar supone registrarproducciones tericas y prcticassubalternizadas, racializadas, sexua-lizadas, es importante reconocer atantas mujeres cuyas luchas sirvie-ron para construir teoras. Por elloes necesario traer en esta genealo-ga a Maria Stewart, primera mujernegra que seal en pblico el ra-cismo y el sexismo en Estados Uni-dos, en una conferencia en 1831,as como tambin a Sojourner Truthque en su discurso Acaso no soyuna Mujer!, emitido en la primeraConvencin Nacional de 1851 ce-lebrada en Worcester, Massachu-ssets, propona a las mujeres (tantoblancas como negras) ser libres dela dominacin no solo racista, sinotambin sexista. De igual modo sedestaca la accin de Rosa Parks,quien con su negativa a cederle elasiento a un hombre blanco y mo-verse a la parte de atrs del auto-bs como era la ley de la poca dela segregacin racial en 1955 en elsur de los Estados Unidos, provo-c miles de manifestaciones porparte de la poblacin afronor-teamericana que deriv posterior-mente en el movimiento por losderechos civiles. Vale la pena re-cordar los aportes de Angela Davis,icono de la lucha por los derechosciviles, quien enriqueci la pers-pectiva feminista al articular laclase con el antirracismo y el an-tisexismo, no solo en sus contribu-ciones tericas sino tambin en suprctica poltica.

    Estas mujeres han sido antece-dentes importantes de lo que hoyse conoce como el Black Feminism,

    propuesta que interrelaciona cate-goras como sexo, raza2, clase ysexualidad en el marco de socie-dades poscoloniales, y que ha dadolugar a lo que actualmente se de-nomina feminismo tercermundista y,en muchos casos, feminismo posco-lonial. Todas ellas han intervenidodesde sus experiencias como mu-jeres racializadas, o lo que ChandraMohanty denomina posiciones deubicacin (Mohanty, 1985). Porotro lado, la afronorteamericanaPatricia Hill Collins ha sistemati-zado el pensamiento poltico inte-lectual del Black Feminism. Paraella, este pensamiento tiene doscomponentes: su contenido tem-tico y su enfoque epistemolgico,que parte de experiencias concre-tas de las mujeres negras como co-nocedoras situadas. Dice la autora:

    Para desarrollar definicionesadecuadas del pensamiento fe-minista negro es preciso enfren-tarse al complejo nudo de lasrelaciones que une la clasifica-cin biolgica, la construccinsocial de la raza y el gnero comocategoras de anlisis, las condi-ciones materiales que acompa-an estas construcciones socialescambiantes y la conciencia delas mujeres negras acerca de es-tos temas. Una manera de ubi-carse frente a las tensiones dedefinicin en el pensamiento fe-minista negro es especificado enla relacin entre la ubicacin delas mujeres negras -aquellas ex-periencias e ideas compartidaspor las afroamericanas y que lesproporciona un enfoque singu-lar de s mismas, de la comuni-dad y de la sociedad- y lasteoras que interpretan esas ex-periencias [...] el pensamientofeminista negro comprende in-

    terpretaciones de la realidad delas mujeres negras hechas porlas mujeres negras (Collins,1998: 289).

    El feminismo negro ha sido sinduda una de las propuestas mscompletas, a diferencia del sesgoracista del feminismo y del sesgosexista del movimiento por los de-rechos civiles; ha contribuido acompletar la teora feminista y lateora del racismo al explicitarcmo el racismo, junto con elsexismo y el clasismo, afectan a lasmujeres. Es lo que Hill Collins de-nomina matriz de dominacin (Ibd.).Una de las expresiones organiza-tivas de este feminismo lo fue elcolectivo Combahee River, constitui-do por lesbianas, feministas de co-lor y migrantes del tercer mundo.La primera Declaracin de este co-lectivo, hecha en abril de 1977,planteaba claramente su propuestapoltica con base en mltiples opre-siones, tomando como marco el ca-pitalismo como sistema econmico:

    La declaracin ms general denuestra poltica en este momen-to sera que estamos comprome-tidas a luchar contra la opresinracial, sexual, heterosexual y cla-sista, y que nuestra tarea espec-fica es el desarrollo de un anlisisy una prctica integrados basa-dos en el hecho de que los siste-mas mayores de opresin seeslabonan. La sntesis de estasopresiones crean las condicionesde nuestras vidas. Como Negrasvemos el feminismo Negro comoel lgico movimiento polticopara combatir las opresiones si-multneas y mltiples a las queenfrentan todas las mujeres decolor... Una combinada posicin

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    antirracista y antisexista nos jun-t inicialmente, y mientras nosdesarrollbamos polticamentenos dirigimos al heterosexismoy la opresin econmica del ca-pitalismo (Combahee RiverCollective, 1988: 179).

    Desde una visin so-cialista, el Combahee Ri-ver Collective parti deuna poltica de identi-dad, pero una identidadlejos de sesgos esencia-listas, sustentada en laprctica de mujeresracializadas. Su pro-puesta planteaba unainterseccionalidad dedominaciones, lo que ledio al colectivo su ca-rcter radical. BarbaraSmith, iniciadora delgrupo, tanto en sus en-sayos y artculos comoa travs de la docencia,acentu la interseccio-nalidad de lo racial, delsexo, de la heterose-xualidad en la vida y laopresin de las mujeresnegras. Su insistenciasobre esta perspectivafue tal, que para difun-dir este pensamientofund, junto con Au-dre Lorde, la editorialKitchen Table: Womenof Color Press. ParaSmith la imbricacinde estas mltiples opre-siones significaba asumir una posi-cin radical.

    En esta misma poca y desdeeste mismo colectivo, Cheryl Clar-ke, conjuntamente con Smith,introduce un anlisis de la hetero-sexualidad como sistema poltico y

    ofrece as un nuevo significado dela descolonizacin de los cuerpos yla sexualidad de las mujeres, pro-poniendo el lesbianismo como unacto de resistencia:

    Donde quiera que nosotrascomo lesbianas nos encontremos

    a lo largo de este muy generali-zado continuo poltico/social,tenemos que saber que la insti-tucin de la heterosexualidad esuna costumbre que difcilmen-te muere y que a travs de ellalas instituciones de hombressupermachistas asegura su propia

    perpetuidad y control sobre no-sotras. Es provechoso para nues-tros colonizadores confinarnuestros cuerpos y alienarnos denuestros propios procesos vita-les, as como fue provechoso paralos europeos esclavizar al afri-cano y destruir toda memoria

    de una previa libertad yautodeterminacin. Ascomo la fundacin del ca-pitalismo occidental de-pendi del trfico deesclavos en el AtlnticoNorte, el sistema de do-minacin patriarcal sesostiene por la sujecinde las mujeres a travs deuna heterosexualidadobligada (Clarke, 1988:100-101).

    De forma paralela sur-ge el feminismo que hoyse denomina chicano, encontra tambin de las di-versas opresiones, propo-niendo una poltica deidentidad hbrida y mesti-za. En articulacin con unnovedoso movimiento li-terario crtico, mujerescomo Gloria Anzalda,Chela Sandoval, CherrieMoraga y Norma Alarcn,entre otras, con un estilobilingue (spanglish) rom-pen con el canon de pu-reza gramatical y rehacena la vez un pensamientopoltico, cruzando as fron-

    teras geopolticas, literarias y con-ceptuales. Desde este feminismoGloria Anzalda, en su concepto dela frontera (borderlands), cuestiona elnacionalismo chicano y el racismonorteamericano, a la vez que elracismo y el etnocentrismo del fe-minismo anglosajn, y el heterose-

    Ramn Barba. Promesero chiquinquireo. Escultura en madera, 70 cm.Museo Nacional de Colombia. Foto cedida por Julin Barba

  • 97NMADASCURIEL, O.: CRTICA POSCOLONIAL DESDE LAS PRCTICAS POLTICAS DEL FEMINISMO ANTIRRACISTA

    xismo de ambos, tomando comomarco el contexto global del capi-talismo. Anzalda ha sido pionerade lo que hoy se denomina pensa-miento fronterizo, que expresa laslimitaciones de identidades esen-cialistas y autnticas. Para Anzal-da, la new mestiza supona rompercon los binarismossexuales, con la impo-sicin de un cultura-lismo que defina rolesy funciones para lasmujeres con el fin demantenerlas en la sub-ordinacin. Desde suposicin de lesbiana yfeminista, Anzaldafue crtica del impe-rialismo norteameri-cano, pero tambin delos usos y costumbresde su cultura origina-ria que la subordina-ban. A travs de suspoemas y narracionesla autora deja ver suspuntos de vista:

    Lo que quiero es con-tar con las tres cul-turas -la blanca, lamexicana, la india-.Quiero la libertad depoder tallar y cince-lar mi propio rostro,cortar la hemorragiacon cenizas, modelarmis propios diosesdesde mis entraas. Ysi ir a casa me es denegado en-tonces tendr que levantarme yreclamar mi espacio, creandouna nueva cultura -una culturamestiza- con mi propia madera,mis propios ladrillos y argamasay mi propia arquitectura femi-nista. No fui yo quien vendi ami gente sino ellos a m. Me trai-

    cionaron por el color de mi piel.La mujer de piel oscura ha sidosilenciada, burlada, enjaulada,atada a la servidumbre con elmatrimonio, apaleada a lo largode 300 aos, esterilizada ycastrada en el siglo XX. Durante300 aos ha sido una esclava,

    mano de obra barata, coloniza-da por los espaoles, los anglo,por su propio pueblo -y enMesoamrica su destino bajo lospatriarcas indios no se ha libra-do de ser herido-. Durante 300aos fue invisible, no fue escu-chada, muchas veces dese ha-blar, actuar, protestar, desafiar. La

    suerte estuvo fuertemente en sucontra. Ella escondi sus senti-mientos; escondi sus verdades;ocult su fuego; pero mantuvoardiendo su llama interior. Semantuvo sin rostro y sin voz, perouna luz brill a travs del velo desu silencio (Anzalda, 2004: 79).

    Es interesante re-saltar cmo la identidadmestiza que Anzaldadefiende toma en elcontexto norteameri-cano un significado di-ferente al que tiene enAmrica Latina y elCaribe. En nuestra re-gin ser mestiza res-ponde a una ideologaracista en la construc-cin del Estado- na-cin, es una identidaddominante. El mestiza-je fue uno de los meca-nismos ideolgicos paralograr una nacin ho-mognea, cuyos refe-rentes legitimados eranuna herencia funda-mentalmente europea,en donde la genealogaindgena y africana des-aparece. En EstadosUnidos, en cambio, su-pone reconocerse sub-alterna y reivindicarselatina: es un acto deresistencia.

    Muchas de estas voces se hanrecogido en una antologa que hasido histrica para el feminismo yel pensamiento antirracista y pos-colonial. Se trata de un libro querene ensayos, narraciones y auto-biografas titulado Esta puente, miespalda: voces de mujeres tercermun-distas (1988), escritos por mujeres

    Alicia Vitier, Un requiem por alguien. 84 x 64 cm. 1997. Serigrafa P/A,Coleccin de Arte Centro Colombo Americano, Bogot.

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    chicanas, indgenas, afro y asiticas,articuladas en la categora de mu-jeres de color y/o tercermundis-tas, en un marco feminista desdeel cual denuncian el racismo de lasociedad norteamericana, ademsdel que se expresaba en el feminis-mo, y desde el que denuncianigualmente el sexismo de los movi-mientos polticos y etnoculturalesde los cuales formaban parte.

    El Black Feminism y el feminis-mo chicano en Estados Unidos hansido definitivamente dos de las pro-puestas ms radicales que se hanproducido contra los efectos delcolonialismo desde una visin ma-terialista, antirracista y antisexista,que mucho ha aportado a las vocescrticas en Amrica Latina y el Ca-ribe, y que deben convertirse enreferencia importante para la teo-ra y prctica poscolonial.

    Contribuciones de lasmujeres racializadas enAmrica Latina y el Caribe

    Para hablar de la colonialidaddel poder en Amrica Latina y elCaribe y sus efectos en las mujeres,hay que remontarse a la poca enla cual se inicia este proyecto. Unade las secuelas del colonialismo, noslo como administracin colonial,sino como proyecto inherente a lamodernidad, fue la manera en quese constituyeron las naciones lati-noamericanas y caribeas: la homo-geneizacin con una perspectivaeurocntrica fue la propuesta na-cional a travs de la ideologa delmestizaje, que aspir a lo europeocomo forma de mejorar la raza.

    Si bien el discurso nacional sepresentaba como algo hbrido, fun-

    dado sobre la base de la mezcla degrupos raciales, al ser impulsadopor las lites polticas y econmi-cas criollas no contempl de hechoa las poblaciones indgenas yafrodescendentes, poblaciones sub-alternas explotadas y racializadas,situacin que fue decisiva en el ra-cismo estructural de las repblicaslatinoamericanas y que se expresahoy en el mbito econmico, pol-tico, social y cultural.

    La supuesta democracia racialque muchos de los intelectuales delos aos treinta instalaron comomatriz civilizatoria, ha sido princi-palmente una ideologa de domi-nacin, una manera de mantener lasdesigualdades socioeconmicasentre blancos, indios y negros, en-cubriendo y silenciando la perma-nencia del prejuicio de color, de lasdiscriminaciones raciales y del ra-cismo como dominacin. La demo-cracia racial pasa a ser el mitofundador de la nacionalidad lati-noamericana y caribea, un mitoque niega la existencia del racismo.Esta ideologa del mestizaje se hizocon base en la explotacin y viola-cin de las mujeres indgenas y ne-gras. Las mujeres fueron siempreinstrumentalizadas para satisfacer elapetito sexual del hombre blancoy as asegurar la mezcla de sangrespara mejorar la raza. Poltica deblanqueamiento, alimentada y pro-movida por los Estados incipientes.

    Uno de los aportes importantesde las feministas afrodescendienteslatinoamericanas y caribeas hasido evidenciar esta secuela delcolonialismo, este mestizaje quesupuso violencia y violaciones paralas mujeres. Estos anlisis han salidofundamentalmente de las mujeresracializadas en nuestro continente,

    que desde un enfoque feminista hanintroducido la variable sexo/gne-ro para entender el patriarcado des-de la instalacin de los Estadosnacionales. Pero las afrolatinas ycaribeas tambin han analizadocmo la visin de los estudios delas mujeres en la poca colonial haestado atravesada por una miradacolonialista y occidental, al ser lasmujeres reducidas a sus roles dereproductoras de esclavos, madresde leche o como objeto sexual delos amos, o a lo sumo, estudiadascomo fuerza de trabajo en el siste-ma esclavista. Gracias a la produc-cin feminista contamos hoy conestudios que muestran las diversasformas en que las mujeres se resis-tieron a la esclavitud. Lo que se hallamado operaciones tortuga enlas Casas Grandes de los amos, eldesperdicio de productos domsti-cos, los abortos autoinducidos paraevitar que sus hijos e hijas fueranesclavizados, fueron formas coti-dianas de protesta y resistencia delas mujeres que la dominicana Cel-sa Albert denomina cimarronajedomstico (Albert, 2003). Perotambin las feministas afro hanmostrado las formas radicales yarriesgadas que tenan las mujerespara salirse de la lgica y de la rea-lidad esclavista, como por ejem-plo, las diversas fugas de mujeresde diversas edades y naciones,como lo demostr Sonia Giacomi-ni en un estudio realizado en Bra-sil (Giacomini, 1988).

    Aportes importantes como losde Llia Gonzlez han permitidotrazar la genealoga indgena y afri-cana. A partir de su concepto deamefricanidad, Gonzlez denunci lalatinidad como una nueva forma deeurocentrismo, pues subestima odescarta las dimensiones indgenas

  • 99NMADASCURIEL, O.: CRTICA POSCOLONIAL DESDE LAS PRCTICAS POLTICAS DEL FEMINISMO ANTIRRACISTA

    y negras en la construccin de lasAmricas. La amefricanidad es en-tendida por la autora como un pro-ceso histrico de resistencia, dereinterpretacin, de creacin denuevas formas culturales, que tie-ne referencias en modelos africanospero que rescata otras experienciashistricas y culturales. Desde aquse genera una construccin de iden-tidad particular, una mezcla demuchos elementos a la vez (Barrios,2000: 54-55). Situada en una pers-pectiva feminista, Llia Gonzlezfue de las primeras en la regin encolocar la importancia de la interre-lacin entre racismo, sexismo yclasismo en la vida de las mujeresnegras.

    Jurema Wernerk, haciendo unanlisis de las luchas polticas de lasafrobrasileas, elabora una genea-loga que recupera la historia de lasIalods3, mujeres lderes africanasque resistieron a cualquier preten-sin de dominio y sumisin. Estaherencia es reconocida en las mu-jeres de la dispora, y coloca la lu-cha poltica de las mujeres muchoantes de haber nacido el feminis-mo como teora (Wernerk, 2005).Por su parte, Sueli Carneiro haaportado un anlisis de la divisindel trabajo al evidenciar cmo enel caso de las mujeres negras, lasesferas pblica y privada nunca fue-ron separadas, ya que desde lostiempos de la esclavitud siempretrabajaron en las calles y en las ca-sas. Carneiro ha propuesto ennegre-cer al feminismo para entender larelacin entre racismo y sexismo yfeminizar la lucha antirracista paraentender los efectos del racismo enlas mujeres (Carneiro, 2005).

    Pero la ardua tarea que han te-nido las afrodescendientes en Am-

    rica Latina y el Caribe ha sido lavisibilizacin del racismo y sus efec-tos sobre las mujeres. Precisamen-te por la ideologa del mestizaje, ennuestros pases el racismo se rela-ciona con experiencias lejanascomo el apartheid de frica del Suro el segregacionismo racial de Es-tados Unidos, lo que ha llevado anegar su existencia en nuestro me-dio. En ese sentido, las feministasafrodescendientes han denunciadola ausencia de diferenciacinpoblacional por cuestiones de razay sexo; la segregacin racial exis-tente en los servicios pblicos; elcarcter racial de la violencia ha-cia las mujeres; la imagen este-reotipada y violenta de las mujeresafro en los medios de comunica-cin; han enfatizado en los anlisisde la divisin sexual y racial del tra-bajo que las ubica en esferas la-borales menos valoradas y peorremuneradas como el trabajo do-mstico, las maquilas, el trabajoinformal y el trabajo sexual; handenunciado cmo la buena presen-cia es un marcador racista y sexistaque les impide entrar a ciertos tra-bajos; todo ello visto como secue-las del colonialismo y la esclavitud.A pesar de que no se ha profundi-zado lo suficiente, tambin enLatinoamrica las lesbianas yafrodescendientes han relacionadoel racismo y el sexismo con laheterosexualidad como sistemanormativo y obligatorio, uniendoesta visin a sus prcticas polticas(Curiel, 2005). En fin, las afro-descendientes en nuestra regin hanaportado significativamente a unacrtica poscolonial, elaborando unpensamiento poltico y terico ca-da vez ms sistemtico y profundoque se ha hecho desde las prcticaspolticas. Un proceso de descolo-nizacin en el mbito acadmico,

    como el que proponen los tericosposcoloniales latinoamericanos,debe reconocer estas voces y pro-puestas.

    Aportando desde elincipiente feminismoindgena

    A pesar del debate sobre la exis-tencia de un feminismo indgena enLatinoamrica, las mujeres indge-nas desde sus prcticas han tenidotambin en los ltimos tiempos unaposicin crtica poscolonial. Surgencomo movimiento dentro de losmovimientos mixtos de los aossetenta, fortalecindose en las d-cadas posteriores. La campaa con-tinental de resistencia indgena,negra y popular que se llev a caboen 1992 frente a la conmemoracinde los 500 aos del llamado Des-cubrimiento de Amrica, fue unode los escenarios que permiti laemergencia de este movimiento,aunque ya antes haba experienciaspolticas en esta direccin.

    El feminismo indgena ha cues-tionado las relaciones patriarcales,racistas y sexistas de las sociedadeslatinoamericanas, al mismo tiempoque cuestiona los usos y costumbresde sus propias comunidades y pue-blos que mantienen subordinadas alas mujeres. El contexto cultural,econmico y poltico en torno a lascomunidades indgenas ha marca-do sus propios puntos de vista y susmaneras de hacer poltica descen-trando y cuestionando el sesgo ra-cista y etnocntrico del feminismo.Sus luchas polticas se dirigen ha-cia varias direcciones: la lucha porel reconocimiento de una historia decolonizacin, por el reconocimientode su cultura, por la redistribucin

  • NMADAS100 NO. 26. ABRIL 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL COLOMBIA

    econmica, as como el cuestiona-miento a un Estado racista y segrega-cionista, el cuestionamiento alpatriarcado indgena y la bsquedade autodeterminacin como mujeresy como pueblos (Masson, 2006). Mar-ta Snchez Nstor, indgena amugade Mxico, seala su posicionamien-to desde el feminismo indgena:

    Quizs sea nuestra propia formade pensar en el feminismo, puessi bien estamos de acuerdo enque el sistema en s ha sido pa-triarcal, vemos tambin que ennuestra cosmovisin y concep-cin de estos temas polmicos,no ha sido una tarea absorbertodo lo que se genera en el mun-do mestizo. Nosotras vamosretomando todo lo que nutrenuestra lucha, y vamos dando alas otras mujeres todo lo que pu-diera nutrir su propia lucha, enalgunos momentos nos unimosen voces, en eventos, en exigen-cias a quienes corresponde eneste pas o fuera de l, pero connuestra propia estrategia paraseguir luchando adentro de lascomunidades y organizacionespor hacer de nuestra lucha, unahistoria realmente de hombres ymujeres indgenas (Snchez,2005: 48).

    Estas perspectivas han abier-to la posibilidad de ubicar cul-turalmente las experiencias de lasmujeres y entender que el gnerono es una categora universal, es-table y descontextualizada. Apesar de que en los espacios aca-dmicos se representa a las muje-res indgenas slo como vctimasdel patriarcado y la fuerza del ca-pital, como actoras polticas hantenido posiciones poscolonialescrticas y radicales.

    Conclusin

    Uno de los problemas que semantiene en torno al tema de loposcolonial es la tensin que existeentre la produccin terica, pura-mente acadmica, y lo que se gene-ra desde los movimientos socialesque posteriormente se convierte enteora. Si bien desde la produccinacadmica se han abierto vas paraun pensamiento crtico, este no dejade ser elitista y, sobre todo, andro-cntrico. Tal situacin se complejizaen tiempos de globalizacin, dondelas relaciones de poder no solo seextienden a los mercados capitalis-tas, sino tambin a todas las relacio-nes sociales. Hoy la alteridad, lo quese considera diferente, subalterno, estambin potable para el mercado ysigue siendo materia prima para elcolonialismo occidental, un colo-nialismo que no es asexuado sinoque sigue siendo patriarcal, ademsde racista.

    Hoy la diferencia cultural haproducido un neoracismo, un racis-mo sin razas (Stolcke, 1992) quemantiene a la otra y al otro fuerade todo paradigma vlido. Si losubalterno se traduce en un discur-so de multiculturalidad, entoncessigue manteniendo relaciones depoder colonialistas. El otro, la otra,se naturaliza, se homogeniza en fun-cin de un modelo modernizadorpara dar continuidad al control nosolo de territorios, sino tambin desaberes, cuerpos, producciones,imaginarios y todo ello se basa enuna visin patriarcal en donde lossaberes de las mujeres son relega-dos a meros testimonios, no aptospara la produccin acadmica.

    Descolonizar entonces suponeentender la complejidad de relacio-

    nes y subordinaciones que se ejer-cen sobre aquellos/as consideradosotros. El Black Feminism, el femi-nismo chicano y el feminismo afroe indgena en Latinoamrica sonpropuestas que complejizan el en-tramado de poder en las socieda-des poscoloniales, articulandocategoras como la raza, la clase, elsexo y la sexualidad desde las prc-ticas polticas donde han emergidointeresantes teoras no slo en elfeminismo sino en las ciencias so-ciales en su conjunto. Son propues-tas que han hecho frente a lacolonialidad del poder y del sabery hay que reconocerlas para lograrrealmente una descolonizacin.

    Citas

    1 Utilizo mujeres de color como categorade autodefinicin que se asignaron mu-jeres afronorteamericanas.

    2 Coloco raza entre comillas para de-notar su construccin social y polticay, sobre todo, como categora de po-der, no porque asuma que exista comocriterio natural de clasificacin de gru-pos humanos.

    3 Ialod es la forma brasilea para la pala-bra en lengua iorub ylde. Se refierea la representante de las mujeres y algu-nos tipos de mujeres emblemticas y l-deres polticas.

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