cultura y simulacro exposicion (listo para imprimir)
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Universidad de Caldas
Teoría Antropológica Contemporánea
Lo real de la simulación
Luisa Olarte
Edison Agudelo
Resulta algo confuso pensar en esta frase enunciada por Jean Baudrillard “El
simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay
verdad. El simulacro es verdadero” en su obra “cultura y simulacro” pues de
alguna manera se presenta como contradicción, pero realizando un análisis
profundo a dicho pensamiento y contextualizando lo expresado por este autor en
el mundo contemporáneo resulta evidente lo que se quiere decir: Vivimos en un
mundo donde la realidad no existe. Como Baudrillard lo menciona (1978) “ya no
hay verdad”, los referentes reales no existen, solo tenemos la ilusión de su
existencia y la simulación juega el papel importante en todo este entramado, ya
que el simulacro es lo único que queda, es la realidad virtual, mediática que se ha
apropiado de los elementos necesarios para construir un discurso sobre la
realidad que ya no lo es, como expresa Foucault en su texto el orden del discurso
(1970): “La verdad no es algo preexistente, es algo que se construye” .
A partir de los 70’s y 80’s es cuando los medios empiezan a generar sus propios
discursos, esta realidad mediática que se convierte en simulación y que propicia
un estado social secundario que nos vuelve ausentes, confusos y sin reflexión
ante nuestros propios ojos. Nuestra relación con lo mediático, en especial con el
mundo digital se ha convertido en nuestra propia realidad, cada vez más la
información se encuentra al alcance de un clic, la abundancia de información es
signo de una lógica de exceso, los medios virtuales han proporcionado el acceso
de las masas a lo que se creía alguna vez tan imposible y tan lejano, la necesidad
de estar siempre en comunicación constituye uno de los motivos por los cuales
cada uno de nosotros se sumerge en este tipo de simulación, sin olvidar que los
medios digitales y virtuales también proporcionan una especie de facilidad para
trabajar, estudiar y generar discursos propios y es en este sentido que se
aprovechan los recursos, pues cada uno hace un uso de ellos, ¿pero hasta qué
punto se reconoce lo que es virtual y lo que es real?, vivimos entonces, en
una total simulación? … Los medios constantemente generan necesidades que
llegan hasta lo más profundo de la mente por medio de la idealización que algunas
veces engaña; pero que convence de ser una realidad. Muchos comerciales
muestran testimonios y maneras en que le podría servir un producto. Incluso,
simula como le haría la vida más fácil. Afirma Baudrillard (1978)” No se trata ya de
imitación ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino de una suplantación de lo
real por los signos de lo real, es decir, de una operación de disuasión de todo
proceso real por su doble operativo…”
Este problema se presenta en el mismo instante que se lee a Jean Baudrillard,
pues no se tiene en cuenta aquellas personas que no viven inmersos en dicho
mundo, que si bien se encuentran en lo que se denomina “era de la información”
no todos hacen uso de estos medios o no todos tienen una capacidad real de
acceso a ellos, como son comunidades demasiado aisladas o poblaciones
indiferentes a este tipo de medios, cabe preguntarse si para ellos también todo es
una simulación, si todo es un montaje, un disfraz, una máscara.
Por otro lado, es difícil pensar que están en una realidad <<bruta>>, las
simulaciones no necesitan precisamente de la tecnología. Existen los espejos, que
son artefactos que simulan nuestra apariencia y que en buena medida nos
permiten virtualizar nuestro cuerpo. Pero ¿en qué medida lo que vemos en el
espejo es real? Hay una patología relacionada con los espejos, la anorexia. Los
pacientes afirman que cuando se miran al espejo, se ven “gordos” y por esta
razón dejan de comer hasta quedar en los huesos. “Pues si cualquier síntoma
puede ser «producido» y no se recibe ya como un hecho natural, toda enfermedad
puede considerarse simulable y simulada y la medicina pierde entonces su sentido
al no saber tratar más que las enfermedades «verdaderas» según sus causas
objetivas.”(Baudrillard, 1978, p.6)
La realidad simplemente es construida por nosotros mismos, cada quien tiene una
visión distinta de lo que es real, de lo que es ficticio, de lo verdadero y lo falso, a
partir de todo tipo de creencias y experiencias en el mundo, no obstante los
medios de comunicación de masas han ayudado a construir esa realidad, que
estereotipada o no hace parte del mundo de cada persona. Hay que dejar claro
que hay extremos de las situaciones, que son particulares y singulares, como
aquellas personas que hacen de estos medios su diario vivir, a cada instante, a
cada momento, en lo cual cabe todo el sentido del concepto de simulación, allí
donde se finge tener lo que no se tiene, lo que no es tangible, donde la verdad no
es refutada por aquellos que se relacionan constantemente con estos medios,
constituyéndolos como su propia realidad.
Según baudrillard hay una clara diferencia entre simular y disimular, lo primero nos
remite a fingir tener lo que no se tiene, mientras que lo último determina fingir no
tener lo que se tiene; un ejemplo coloquial de ello es la imagen y representación
que se tiene de un vigilante o guachimán como aquel alto, fortachón y guapo que
se ha reproducido por todos los medios de comunicación como estereotipo y
referente mismo de lo que debe y tiene que ser un guachimán, esto es puro
simulacro, una visión mediática que se toma como verdadera, pues en el
acontecer cotidiano encontramos que esta imagen que se tiene del guachimán
perfecto no se refleja tal cual como se ha reproducido, es así como los medios
simulan, fingen tener lo que no se tiene, Jean Baudrillard (1978) propone que “Las
imágenes son asesinas de lo real”, pues aquello que ha estado en juego siempre
es el poder mortífero de las imágenes y ya decían los intelectuales en la década
de los 70’s que los medios empiezan a fijar una cultura del espectáculo, que son
elementos que se producen en los medios, asociados con espectacularidades
(shows, juegos, realitys…).
Los medios de comunicación saben utilizar la simulación como un recurso para
generar deseos, ya sea de productos o utopías. El ser humano es capaz de
simular con su mente todo aquello de lo que carece. En el caso de un comprador,
se imaginara el camino más corto hasta el centro comercial para llegar hasta el
producto que necesita. “La simulación es una estrategia de lo real, lo neo-real y de
lo hiperreal” (Baudrillard,1978, p.15) explicando que la simulación no corresponde
ni a un territorio, ni a una referencia, ni a una sustancia, la simulación corresponde
a lo hiperreal designando que la realidad que nos rodea no es única, si no que
existen realidades paralelas que también la constituyen y así construimos nuestra
propia realidad, donde la autenticidad ha sido reemplazada por la copia, dejando
así un sustituto para la realidad y los involucrados en esta ilusión son incapaces
de notarlo.
Es un hiperreal, el centro comercial, donde conviven y nos estimulan los sentidos
todas las tiendas con sus ofertas y maniquíes. Maniquies que cumplen canones de
belleza jamas vistos. Ofertas como las 2x1, donde hay una simulación de regalo,
de multiplicación de nuestro capital. Cuando en realidad estamos siendo
persuadidos, para consumir. Disneylandia es presentada como imaginaria con la
finalidad de hacer creer que el resto es real, mientras que cuanto la rodea, Los
Ángeles, América entera, no es ya real, sino perteneciente al orden de lo hiperreal
y de la simulación. (Baudrillard,1978, p.15)
Por lo tanto los medios de comunicación de masas, las industrias y lo simbólico
hacen parte de la visión estereotipada de todo lo que nos rodea, del mundo
perfecto en el que se cree y de las realidades que cada uno construye, “Dios no
ha sido otra cosa que su propia simulación” (Baudrillard,1978, p.11), pues toda fe
se ha comprometido a esta apuesta de la representación: que un signo remita a la
profundidad de un sentido, el símbolo de Dios como omnipresente sin ser algo
tangible es puro simulacro y el signo del mismo a partir de la imagen remite a un
sentido y significado profundo para aquellos que son creyentes.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
BAUDRILLARD, Jean. (1978). Cultura y simulacro. Barcelona (2007): Ed. Kairos
FOUCAULT, Michel. (1970). Orden del discurso. Buenos Aires (1992): Tusquets
Editores, Traducción de Alberto González Troyano
MARLAYALA. (2014, Enero 31). “El simulacro: pone en duda todo lo que creemos
real”. En: http://mediosfera.wordpress.com/2014/01/31/el-simulacro-pone-en-duda-
todo-lo-que-creemos-real/