culiacán rosales, sinaloa director cronista oficial...

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Pasó la época de los archivos muertos; hoy los archivos vivos salen de la gaveta para restaurar nuestra identidad. Culiacán Rosales, Sinaloa Miércoles 27 de junio de 2012 Núm. 377 LaCrónicadeCuliacán Director Cronista Oficial Adrián García Cortés a Guamúchil y a Culiacán. Había un conflicto con la banda de músi- ca de El Recodo que iba a amenizar “el santo”. Unos músicos en Cu- liacán, otros en Guamúchil, desesperados preguntaban cómo llegar a San José de Gracia y si alguien los podría llevar. Grave asunto era que la “tambora” no pudiera llegar. Mientras tanto, otra avioneta, arriba de nosotros, que regresaba de San José, se declaraba perdida —¿Dónde estás? ¡Pues sepa Dios! Bueno, pues vas bien. Si- gue por el río y cuando llegues a un arroyo síguelo también… sí, el que tiene más agua. Pues ahí te bajas. ¿Qué el pueblo tiene una igle- sia? Sí, allí es, ¿que tiene una placita? Sí, allí es, ¿que la iglesia está pintada de blanco? Sí, allí es, ¿Qué hay una pista cerca? Sí, allí es, pero para entrar a San José tienes que subir a diez mil pies. ¿Qué an- das a seis mil?; ¡pues súbete buey, que allí no es! De pronto se abría un claro y aparecía una montaña amenazan- te; un viraje a la derecha, otro a la izquierda y aparecía una profun- da cañada. Con anterioridad había hecho un viaje a San José de Gra- “El día de San Alfonso” se titula el primer volumen de la serie “Cuadernos del Cronista”, producida por el Insti- tuto La Crónica de Culiacán, que presenta cuatro traba- jos del historiador Adrián García Cortés, publicados en agosto de 1979, y los cuales bordan dialécticamente so- bre aquella excursión masiva al pueblo de San José de Gracia, cuando se inauguraron las mejoras realizadas por el gobierno de Alfonso G. Calderón Velarde. En esas crónicas el autor expone la situación que en- tonces registraba la actividad minera en aquella zona se- rrana de Sinaloa, pero, en razón de espacio, el texto alu- sivo no podría transcribirse sin mutilaciones, por lo cual se enfocarán concretamente las emociones que reserva- ba el viaje de ida hacia aquel enfiestado lugar. Crónica de un azaroso vuelo n el aeropuerto, en el hangar de Aeroservicio Piti, todo pare- E cía normal, excepto que el movimiento parecía haber au- mentado por haberse establecido un “puente aéreo” entre Culiacán y San José de Gracia. Era el día de San Alfonso, y en los corridos, y aun en los comentarios periodísticos, se decía que todo ese movimiento era para celebrarle “el santo” al señor gobernador. ¡Qué lástima que así se orientara la información! Indudable- mente, había cosas más trascendentes que la celebración de un ono- mástico. En realidad la aventura de San José de Gracia había empe- zado un año antes, con la apertura del camino por la crestería serra- na, y ahora se coronaba con la remodelación urbana del poblado, abriendo nuevos horizontes a la remodelación humana de los altos. Según los informes del radio control, la ruta a San José de Gra- cia estaba despejada, pero en el trayecto encontraríamos un doble techo de nubes, es decir, tendríamos que volar en una especie de sándwich que a cualquier experimentado piloto no le hubiera preo- cupado, conociendo la ruta, pero el piloto que conducía nuestro Cessna era la primera vez que volaba hacia San José de Gracia. En vuelo ordinario el tiempo estimado era de 45 minutos En la cabina íbamos el piloto y yo adelante, frente al tablero de con- trol; atrás la doctora Dora Elizondo Coronel y su sobrina Dileri. En vuelo ordinario la ruta se recorría en 45 minutos, pero esta vez, al partir de Guamúchil, rumbo a la sierra, el vuelo dejó de ser ordina- rio. El cielo se cerró, la lluvia nos cegó, el piloto empezó a ponerse nervioso. Con el radio abierto, y a todo volumen, pedía orientación Relato de un inquietante viaje sobre la abrupta sierra aquel día de San Alfonso, “santo” del Gobernador e acuerdo con el decreto que lo creó, el organismo público D descentralizado de la administración municipal “La Cró- nica de Culiacán” contempla un amplio horizonte de obje- tivos, todos ellos enfocados al logro del objetivo principal que es el rescate, la preservación y divulgación de los valores históricos, so- ciales, documentales y culturales que ayuden a consolidar la memo- ria histórica y la identidad cultural del municipio. Entre esos consecuentes objetivos está el de contribuir al cui- dado y conservación del patrimonio urbano, escultural, artístico y arquitectónico de la ciudad de Culiacán, para lo cual deberá coordi- narse con las instancias públicas y privadas especializadas en la ma- teria correspondiente. En el mismo sentido, “La Crónica de Culiacán” deberá cola- borar con las instancias correspondientes en las acciones necesa- rias para propiciar la formación e integración de una cultura social que no sólo fortalezca la convivencia, sino que, además, cultive el respeto por el arte urbano que embellece e identifica a la ciudad. Determinante participación en la preservación arqueológica Ya en detalle, ese objetivo entraña el registro, clasificación y cuida- do de las piezas ceremoniales, iconográficas y sacramentales que tengan valor histórico para el municipio de Culiacán, y que contri- buyan a la formación del patrimonio documental de toda índole pa- ra los acervos museográficos que se diseñen para el desarrollo cul- tural del municipio. Hay objetivos señalados en el decreto, que han sido materia de realización en el Instituto La Crónica de Culiacán, desde su funda- ción, como es el de colectar la memoria histórica, tradición oral y acervo documental de las sindicaturas del Municipio de Culiacán, con el objeto de incluir sus historias particulares en la elaboración de un sistema de compilación de datos diversos para la edición de monografías de actualización continua. Vale observar que, desde hace años, La Crónica de Culiacán puso en marcha sus programas de Historia Oral y Vinculación, así como la producción editorial de monografías, de la cual existen a la fecha varias monografías de sindicaturas. Archivo de Concentración, una de las razones de ser Otro de los objetivos que ya está en marcha desde hace casi quince años, y que de hecho fue una de las razones de ser de este organismo es el ordenar, compilar y clasificar el acervo administrativo del Archivo Municipal de Concentración, a fin de ponerlo a disposi- ción del público y funcionarios interesados en su consulta. Un objetivo que será cabalmente atendido en las futuras insta- laciones del Palacio de la Memoria es la integración de una biblio- teca especializada en la historia y cultura regional del municipio de Culiacán, a través de consulta directa y virtual con los recursos tec- nológicos disponibles. Las acciones y objetivos que señala el decreto de creación tendrán un marco idóneo en las instalaciones del Palacio de la Memoria Promisoria propuesta, la de contar con un fondo editorial Objetivos ya atendidos, pero que contarán con la infraestructura idónea en las instalaciones próximas a ser construidas, son los que atañen a la edición, publicación y difusión de libros, folletos, planos, manuales y demás documentos vinculados con el Muni- cipio. Promisorio objetivo es el de constituir un fondo editorial des- tinado a aportar recursos económicos para publicaciones de libros, folletos, manuales, planos, etcétera, que edite La Crónica de Culia- cán, o asociado a instituciones y personas morales interesadas en coeditar. Estas y todas las acciones que corresponden al organismo ten- drán el marco idóneo de desarrollo en las instalaciones del Palacio de la Memoria, próximo a ser construido en una primera etapa fun- cional, y que estará ubicado en el Parque Ernesto Millán Escalante (Culiacán 87). cia desde Guamúchil; creía conocer los accesos. Al igual que el pilo- to, abría yo los ojos tan grandes como era posible para identificar el arroyo de San José de Gracia. La vez anterior estaba seco; ahora ha- bía llovido y era posible que llevara bastante agua, por eso, lo del arroyo con mucho agua parecía una buena indicación. Pero no fue así. La tentación de hacer una escala técnica en Chicorato Llegamos hasta más allá de Chihuahua, donde la avioneta tenía que elevarse demasiado y los oídos empezaban a doler. Regresamos por el mismo arroyo y en una exclamación sorprendente dijo el pilo- to: ¡Allí, allí hay una pista y una iglesia! No señor, le dije, ¿qué no sabe usted que a San José lo acaban de remodelar, y que su plaza con su quiosco, su iglesia y sus casas circundantes lucen ahora co- mo muchacha quinceañera con falda recién almidonada? ¡No, allí no es!, dije decidido: eso es Chicorato, ¡la vieja misión de Chicora- to! (dije para mí mismo); centro de evangelización en el Norte de Si- naloa, que ojalá la pesa no llegue a inundarla y que antes de eso, pue- da yo conocerla. No estaría mal que ahora la conociera, diciéndole al piloto que era San José, pero no, tal vez empezarían a preocupar- se por nosotros y le podríamos aguar la fiesta al señor Gobernador. El sueño de Dileri, más allá del bien y del mal Señor piloto, (dije finalmente): hágame usted caso y siga por el arro- yo más seco, que por ahí encontraremos a San José. Si así no fuera, le ruego regresar a la pista donde se construye la presa, y de allí nos reorientaremos. Mientras tanto, atrás de nosotros, Dileri dormía plá- cidamente, su cabeza recostada en el hombro de la tía (¡menos mal!), seguramente flotando en nubes de gloria como angelito que está más allá del bien y del mal. Pero la tía, con ojos desmesurada- mente abiertos, que ya grandes de por sí, parecían decirme: Señor, tome usted los controles; pero no era posible, yo jamás he maneja- do un avión, y sólo alcanzó a decirme en un susurro: ¡Don Adrián, dígale que regresemos a Guamúchil. Mientras, moviendo nervio- samente los dedos de las manos y los labios, repetía una oración. Finalmente, llegamos hora y media después de haber salido de Culiacán. Habíamos estado perdidos 45 minutos. El aterrizaje fue estupendo; el piloto me sonrió por primera vez. Al descender del aparato, la doctora me dio un beso y un abrazo, conmovida; al pilo- to sólo le externó un discreto y educado “gracias señor”. La sonrisa de Dileri, ausente de todo cuanto había ocurrido, iluminó nuestra zozobra. Una camioneta nos esperaba: cruzamos el arroyo y llega- mos a San José. Por esta ocasión no fuimos nosotros quienes le aguáramos la fiesta al señor Gobernador. Contempla La Crónica una amplia propuesta dinámica VUELO SIN ESCALAS A SAN JOSÉ DE GRACIA Por Adrián García Cortés

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Page 1: Culiacán Rosales, Sinaloa Director Cronista Oficial ...lacronica.culiacan.gob.mx/wp-content/uploads/2012/06/27jun2012277.pdfl libro “Culiacán”, ... techo de nubes, es decir,

un asesino, y si le quitó la vida a alguien, de seguro se justi-fica como un acto de defensa o de honor.

Primero se dedicó a asaltar los caminos, usando la es-trategia de esperar en un recodo, completamente cubierto con hojas de plátano, y ya que cometía el atraco se desapa-recía de igual manera, de ahí el apodo de Malverde.

Con el tiempo incluyó a la ciudad de Culiacán para rea-lizar sus fechorías, y dicen que su mayor osadía fue robarle la espada al Gobernador de Sinaloa, general Francisco Ca-ñedo, lo cual originó una campaña en su contra, hasta que fue muerto el 3 de mayo de 1909.

Por órdenes de Cañedo, su cadáver fue colgado a la ve-ra de un camino a las afueras de Culiacán, a manera de ad-vertencia. Con el tiempo el cadáver cayó al suelo, y los via-jeros, siguiendo una vieja costumbre sinaloense, comenza-ron a cubrir con piedras los restos.

Así permaneció el cadáver hasta que un día un arriero, que había extraviado una mula cargada con oro, le pidió al insepulto que le hiciera el milagro de recuperar su pérdida y que, personalmente, se encargaría de darle sepultura. El ca-so es que la acémila apareció y el mulero cumplió su pala-bra.

Su fama ha traspasado las fronteras, pues es considera-do como muy milagroso, y los narcotraficantes lo han esco-gido para que los proteja. Los seguidores de sus milagros le construyeron una capilla cerca de las vías del ferrocarril, a un costado de la actual Unidad Administrativa del Gobier-no Estatal.

l libro “Culiacán”, volumen número 6 de la serie Mu-Enicipio Libre, que produce el Instituto La Crónica de Culiacán, condensa en 300 páginas todo un universo

informativo sobre este municipio y esta ciudad, mediante un calificado trabajo de coautoría por parte de Rosendo Ro-mero Guzmán, Rosalina Medina Armenta y Roberto Meza Flores.

En la sección “Leyendas y mitos” la obra incluye el ca-so de Jesús Malverde, el bandido milagroso que se ha con-vertido en un personaje internacionalmente conocido por ser un abogado espiritual identificado con el narcotráfico, aun cuando también lo es de otros sectores de la población. A ese apartado pertenecen los siguientes párrafos:

Jesús Juárez Mazo (a) Malverde es un personaje de le-yenda de quien no se dispone información documental que acredite su existencia. Se dice que estando vivo robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Ya muerto, el pueblo lo con-virtió en un ser milagroso.

En cuanto a su nacimiento, la versión más aceptada es la que señala el 24 de diciembre de 1870, en Las Juntas, un pueblo de Mocorito.

La imagen que se ha divulgado de este personaje es una versión que realizó Eligio González León, de acuerdo con una vieja fotografía que, según él, en una ocasión le enseñó una anciana de nombre Amadita.

Orillado por la pobreza y la opresión que ejercían los ri-cos, dicen, un día decidió convertirse en ladrón, y compartir con el pobrerío el producto de sus fechorías. Eso sí, no fue

Dicen que le robó una espada al Gobernador Francisco Cañedo y eso desató la

persecución que concluyó con el ahorcamiento del llamado “bandido milagroso”

En la leyenda de Jesús Malverde se confunde el mito con la realidad

Pasó la épocade los archivos muertos;hoy los archivos vivos

salen de la gavetapara restaurar

nuestra identidad.

Culiacán Rosales, SinaloaMiércoles 27 de junio de 2012 Núm. 377

Terminada la fiesta, el novel matrimonio pasó a su residencia, ubicada por la calle Rosa-les, entre Donato Guerra y Morelos, casa hoy en ruinas. Esta casa, Molina la había compra-do al doctor Ramón Ponce de León y constaba, según el Arquitecto de la Ciudad, de una sala, dos recámaras, comedor, cocina y baño, dos pa-ti

Se cumplieron 417 años de su sacrificio

Protomártir de la evangelizaciónen Sinaloa es Gonzalo de Tapia

Su entrega y obra lo hacen acreedor a ser distinguido por la Iglesia

La Crónica de Culiacán

Adrián García Cortés

Benjamín Luna Lujano

Benjamín Luna Lujano

Los yaquis de Gustavo Garmendia

I N V I T A C I Ó N

De la manera más atenta comunicamos a las perso-nas que deseen enviar algún comentario relacionado con las publicaciones que aparecen en esta página, que este espacio está abierto a su opinión, la cual siempre será respetable y valiosa. La dirección es:

Desde el 6 de enero

Director Cronista OficialAdrián García Cortés

Adrián García Cortés*

Por Adrián García Cortés*

Leticia Ontiveros Hernández*

Jesús Malverde.

Adrián García Cortés

a Guamúchil y a Culiacán. Había un conflicto con la banda de músi-ca de El Recodo que iba a amenizar “el santo”. Unos músicos en Cu-liacán, otros en Guamúchil, desesperados preguntaban cómo llegar a San José de Gracia y si alguien los podría llevar. Grave asunto era que la “tambora” no pudiera llegar. Mientras tanto, otra avioneta, arriba de nosotros, que regresaba de San José, se declaraba perdida

—¿Dónde estás? ¡Pues sepa Dios! Bueno, pues vas bien. Si-gue por el río y cuando llegues a un arroyo síguelo también… sí, el que tiene más agua. Pues ahí te bajas. ¿Qué el pueblo tiene una igle-sia? Sí, allí es, ¿que tiene una placita? Sí, allí es, ¿que la iglesia está pintada de blanco? Sí, allí es, ¿Qué hay una pista cerca? Sí, allí es, pero para entrar a San José tienes que subir a diez mil pies. ¿Qué an-das a seis mil?; ¡pues súbete buey, que allí no es!

De pronto se abría un claro y aparecía una montaña amenazan-te; un viraje a la derecha, otro a la izquierda y aparecía una profun-da cañada. Con anterioridad había hecho un viaje a San José de Gra-

“El día de San Alfonso” se titula el primer volumen de la serie “Cuadernos del Cronista”, producida por el Insti-tuto La Crónica de Culiacán, que presenta cuatro traba-jos del historiador Adrián García Cortés, publicados en agosto de 1979, y los cuales bordan dialécticamente so-bre aquella excursión masiva al pueblo de San José de Gracia, cuando se inauguraron las mejoras realizadas por el gobierno de Alfonso G. Calderón Velarde.

En esas crónicas el autor expone la situación que en-tonces registraba la actividad minera en aquella zona se-rrana de Sinaloa, pero, en razón de espacio, el texto alu-sivo no podría transcribirse sin mutilaciones, por lo cual se enfocarán concretamente las emociones que reserva-ba el viaje de ida hacia aquel enfiestado lugar.

Crónica de un azaroso vuelo

n el aeropuerto, en el hangar de Aeroservicio Piti, todo pare-Ecía normal, excepto que el movimiento parecía haber au-mentado por haberse establecido un “puente aéreo” entre

Culiacán y San José de Gracia. Era el día de San Alfonso, y en los corridos, y aun en los comentarios periodísticos, se decía que todo ese movimiento era para celebrarle “el santo” al señor gobernador.

¡Qué lástima que así se orientara la información! Indudable-mente, había cosas más trascendentes que la celebración de un ono-mástico. En realidad la aventura de San José de Gracia había empe-zado un año antes, con la apertura del camino por la crestería serra-na, y ahora se coronaba con la remodelación urbana del poblado, abriendo nuevos horizontes a la remodelación humana de los altos.

Según los informes del radio control, la ruta a San José de Gra-cia estaba despejada, pero en el trayecto encontraríamos un doble techo de nubes, es decir, tendríamos que volar en una especie de sándwich que a cualquier experimentado piloto no le hubiera preo-cupado, conociendo la ruta, pero el piloto que conducía nuestro Cessna era la primera vez que volaba hacia San José de Gracia.

En vuelo ordinario el tiempo estimado era de 45 minutos

En la cabina íbamos el piloto y yo adelante, frente al tablero de con-trol; atrás la doctora Dora Elizondo Coronel y su sobrina Dileri. En vuelo ordinario la ruta se recorría en 45 minutos, pero esta vez, al partir de Guamúchil, rumbo a la sierra, el vuelo dejó de ser ordina-rio. El cielo se cerró, la lluvia nos cegó, el piloto empezó a ponerse nervioso. Con el radio abierto, y a todo volumen, pedía orientación

Los textos reproducidos en esta página fueron tomados de las obras de Palomares, Justino: “La Invasión Yanqui en 1914” (1940); Melo de Re-mes, María Luisa: “Veracruz mártir” (1966); Peña Fentanes, José: “Veracruz cuatro veces heroica” (1957); y Silva Herzog, Jesús: “Breve historia de la Revolución Mexicana” (1965).

Relato de un inquietante viaje sobre la abrupta sierra aquel día de San Alfonso, “santo” del Gobernador

Los cambios en mi comunidad

En la proa del “Tampico”.

El primer reportaje publicado en América (1541).

l sábado próximo se cumplirán 73 años de Ala muerte del doctor Ruperto L. Paliza, por muchos reconocido como el más dis-

tinguido director del Colegio Rosales (hoy Uni-versidad Autónoma de Sinaloa), puesto que de-sempeñó durante 18 años.

Nacido en la ciudad de México el 27 de marzo de 1857, realizó sus estudios en la Escuela de la Re-forma, que pertenecía a la Sociedad Lancasteriana de México. Gracias a sus altas calificaciones reci-bió una beca del Presidente Benito Juárez para que continuara sus estudios, y en enero de 1870 ingre-só a la Escuela Nacional Preparatoria, bajo la di-rección de Gabino Barreda, en donde cursó el ba-chillerato en Medicina. En 1875 ingresó a la Escuela Nacional de Medicina en la cual, cinco años después, obtuvo el título de Médico Cirujano. Traído a Sinaloa por el gobernador Mariano Martí-nez de Castro, para que impulsara al Colegio Rosa-les, impartió las cátedras de física y nociones de mecánica, gramática española y general, cosmo-grafía, geografía general y del país, historia gene-ral e historia patria, raíces grecolatinas, química ge-neral, historia natural, lógica, psicología, moral y medicina legal.

Durante su dirección creó el Observatorio Me-teorológico, el cual se convirtió en la oficina cen-tral de la Red Termo Pluviométrica del Estado. Tu-vo varios cargos políticos durante el porfiriato, en-tre otros Regidor del Ayuntamiento de Culiacán, Diputado y Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia. Tras ser Gobernador interino en dos oca-siones, en 1913 emigró a Hermosillo, Sonora, don-de falleció

Treinta años antes, la histórica expulsión

Por una rara coincidencia, precisamente treinta años antes de su muerte, el 23 de junio de 1909 se produjeron los desórdenes previos a las elecciones para Gobernador de Sinaloa entre José Ferrel y Diego Redo, en los que participó Rafael Buelna, quien, en compañía de Luís G. Orozco, encabezó una manifestación estudiantil a favor del candida-to Ferrel.

Luis G. Morelos.

e acuerdo con el decreto que lo creó, el organismo público Ddescentralizado de la administración municipal “La Cró-nica de Culiacán” contempla un amplio horizonte de obje-

tivos, todos ellos enfocados al logro del objetivo principal que es el rescate, la preservación y divulgación de los valores históricos, so-ciales, documentales y culturales que ayuden a consolidar la memo-ria histórica y la identidad cultural del municipio.

Entre esos consecuentes objetivos está el de contribuir al cui-dado y conservación del patrimonio urbano, escultural, artístico y arquitectónico de la ciudad de Culiacán, para lo cual deberá coordi-narse con las instancias públicas y privadas especializadas en la ma-teria correspondiente.

En el mismo sentido, “La Crónica de Culiacán” deberá cola-borar con las instancias correspondientes en las acciones necesa-rias para propiciar la formación e integración de una cultura social que no sólo fortalezca la convivencia, sino que, además, cultive el respeto por el arte urbano que embellece e identifica a la ciudad.

Determinante participación en la preservación arqueológica

Ya en detalle, ese objetivo entraña el registro, clasificación y cuida-do de las piezas ceremoniales, iconográficas y sacramentales que tengan valor histórico para el municipio de Culiacán, y que contri-buyan a la formación del patrimonio documental de toda índole pa-ra los acervos museográficos que se diseñen para el desarrollo cul-tural del municipio.

Hay objetivos señalados en el decreto, que han sido materia de realización en el Instituto La Crónica de Culiacán, desde su funda-ción, como es el de colectar la memoria histórica, tradición oral y acervo documental de las sindicaturas del Municipio de Culiacán, con el objeto de incluir sus historias particulares en la elaboración de un sistema de compilación de datos diversos para la edición de monografías de actualización continua.

Vale observar que, desde hace años, La Crónica de Culiacán puso en marcha sus programas de Historia Oral y Vinculación, así como la producción editorial de monografías, de la cual existen a la fecha varias monografías de sindicaturas.

Archivo de Concentración, una de las razones de ser

Otro de los objetivos que ya está en marcha desde hace casi quince años, y que de hecho fue una de las razones de ser de este organismo es el ordenar, compilar y clasificar el acervo administrativo del Archivo Municipal de Concentración, a fin de ponerlo a disposi-ción del público y funcionarios interesados en su consulta.

Un objetivo que será cabalmente atendido en las futuras insta-laciones del Palacio de la Memoria es la integración de una biblio-teca especializada en la historia y cultura regional del municipio de Culiacán, a través de consulta directa y virtual con los recursos tec-nológicos disponibles.

Las acciones y objetivos que señala el decreto de creación tendrán

un marco idóneo en las instalaciones del Palacio de la Memoria

Consejo Ciudadano.

Palacio de la Memoria (primera etapa).

Hace 73 añosmurió Ruperto

L. Paliza

I N V I T A C I Ó NI N V I T A C I Ó N

l Instituto La Crónica de Culiacán hace Euna atenta invitación a los lectores a visi-tar nuestra página WEB (www.lacronica.-

culiacan.gob.mx) donde podrán consultar cual-quier tema relacionado con las publicaciones en este espacio de El Sol de Sinaloa, o en los diferen-tes segmentos de La Gaceta Municipal.

Promisoria propuesta, la decontar con un fondo editorial

Objetivos ya atendidos, pero que contarán con la infraestructura idónea en las instalaciones próximas a ser construidas, son los que atañen a la edición, publicación y difusión de libros, folletos, planos, manuales y demás documentos vinculados con el Muni-cipio.

Promisorio objetivo es el de constituir un fondo editorial des-

tinado a aportar recursos económicos para publicaciones de libros, folletos, manuales, planos, etcétera, que edite La Crónica de Culia-cán, o asociado a instituciones y personas morales interesadas en coeditar.

Estas y todas las acciones que corresponden al organismo ten-drán el marco idóneo de desarrollo en las instalaciones del Palacio de la Memoria, próximo a ser construido en una primera etapa fun-cional, y que estará ubicado en el Parque Ernesto Millán Escalante (Culiacán 87).

cia desde Guamúchil; creía conocer los accesos. Al igual que el pilo-to, abría yo los ojos tan grandes como era posible para identificar el arroyo de San José de Gracia. La vez anterior estaba seco; ahora ha-bía llovido y era posible que llevara bastante agua, por eso, lo del arroyo con mucho agua parecía una buena indicación. Pero no fue así.

La tentación de hacer una escala técnica en Chicorato

Llegamos hasta más allá de Chihuahua, donde la avioneta tenía que elevarse demasiado y los oídos empezaban a doler. Regresamos por el mismo arroyo y en una exclamación sorprendente dijo el pilo-to: ¡Allí, allí hay una pista y una iglesia! No señor, le dije, ¿qué no sabe usted que a San José lo acaban de remodelar, y que su plaza con su quiosco, su iglesia y sus casas circundantes lucen ahora co-mo muchacha quinceañera con falda recién almidonada? ¡No, allí no es!, dije decidido: eso es Chicorato, ¡la vieja misión de Chicora-to! (dije para mí mismo); centro de evangelización en el Norte de Si-naloa, que ojalá la pesa no llegue a inundarla y que antes de eso, pue-da yo conocerla. No estaría mal que ahora la conociera, diciéndole al piloto que era San José, pero no, tal vez empezarían a preocupar-se por nosotros y le podríamos aguar la fiesta al señor Gobernador.

El sueño de Dileri, más allá del bien y del mal

Señor piloto, (dije finalmente): hágame usted caso y siga por el arro-yo más seco, que por ahí encontraremos a San José. Si así no fuera, le ruego regresar a la pista donde se construye la presa, y de allí nos reorientaremos. Mientras tanto, atrás de nosotros, Dileri dormía plá-cidamente, su cabeza recostada en el hombro de la tía (¡menos mal!), seguramente flotando en nubes de gloria como angelito que está más allá del bien y del mal. Pero la tía, con ojos desmesurada-mente abiertos, que ya grandes de por sí, parecían decirme: Señor, tome usted los controles; pero no era posible, yo jamás he maneja-do un avión, y sólo alcanzó a decirme en un susurro: ¡Don Adrián, dígale que regresemos a Guamúchil. Mientras, moviendo nervio-samente los dedos de las manos y los labios, repetía una oración.

Finalmente, llegamos hora y media después de haber salido de Culiacán. Habíamos estado perdidos 45 minutos. El aterrizaje fue estupendo; el piloto me sonrió por primera vez. Al descender del aparato, la doctora me dio un beso y un abrazo, conmovida; al pilo-to sólo le externó un discreto y educado “gracias señor”. La sonrisa de Dileri, ausente de todo cuanto había ocurrido, iluminó nuestra zozobra. Una camioneta nos esperaba: cruzamos el arroyo y llega-mos a San José. Por esta ocasión no fuimos nosotros quienes le aguáramos la fiesta al señor Gobernador.

Contempla La Crónica una amplia propuesta dinámica

VUELO SIN ESCALAS A SAN JOSÉ DE GRACIA

Por Adrián García Cortés