Andrea Ordenes Medina

MIS MEJORES AMIGOS

Cerca de mi casa viven 3 amigos. Gabriel, con su cabeza llena de rulos; Carlos, y sus piernas flacas siempre tratando de engordarlas; y Felipe, siempre riéndose de algo.Ellos siempre están conmigo.Un día mientras ellos jugaban a las bolitas, de repente llegó un perro corriendo, chocó con todas las bolitas, desparramándolas por todas partes, a mí me dio mucho risa, no pude contenerme y me largue a reír; riendo y riendo me entró arena en la boca y me atoré, ahora eran ellos los que se reían, a mí me dio mucha rabia y me enojé con ellos.Cuando llegué a la casa, mamá me dijo “¿por qué estás tan enojado?”, yo le contesté “porque ellos se estaban burlando de mi”, “¿quiénes ellos? dijo mi mamá, “mis amigos”, “a ver Lalito cuéntame ¿que pasó?”, yo le contesté, “ es que me atoré con polvo y ellos se burlaron de mi”, “pero Lalito, no debes pelear con tus amigos por esas cosas, deberías de haberles dicho que esa actitud te molestó, así ellos hubiesen sabido, y no te volverían a molestar por algo así”.Le encontré toda la razón, por eso salí en busca de mis amigos; cuando llegué donde estaban les dije “amigos, discúlpenme por haberme reído de Uds., a mi no me gustó que se rieran de mí”, Gabriel me contestó “discúlpanos tú también, no queremos que te vuelvas a enojar con nosotros”, sonriente les dije “yo tampoco me quiero volver a enojar con Uds., Uds. son mis mejores amigos”.

UN DÍA LLUVIOSO

Un día de lluvia mamá no me dejó salir a jugar. Yo muy enojado me fui a mi pieza, ¡por qué mamá no me dejaba salir a jugar si mis amigos estaban afuera?. Ellos podían divertirse y yo no.Mamá entró y me dijo que tratara de divertirme. Probé varias cosas; jugué a la pelota, pero era muy chico el lugar; jugué a las cartas pero igual me aburría. Buscan con qué jugar, encontré un viejo soldadito, el cual pensaba que se me había perdido. Me puse muy feliz al encontrarlo.Comencé a conversar con él, le contaba de mis amigos y mis juegos; de cómo me iba en el colegio y las cosas que me enseñaban. Así, tan rápido pasó el tiempo, que no me di cuenta de cuando anocheció. Mamá me dio las buenas noches y me quedé dormido.Al día siguiente todo amaneció muy lindo, tomé el desayuno y salí para jugar con mis amigos. Cuando fui a buscarlos me dieron malas noticias. Por haber jugado ayer en la lluvia se habían enfermado y no pudieron salir a jugar.Yo me quedé muy triste por ellos, el día estaba tan bonito, y yo jugaría todo el día.Cuando le conté a mi mamá, ella me dijo que por eso no me había dejado salir, ahora yo la entendí, menos mal que le había hecho caso.Ahora mis amigos perderán más días de jugar por no cuidarse; los niños deberían de saber compartir y jugar también en sus casas y aprender que cualquier lugar puede ser divertido, incluso en un día de lluvia.

LA RATONCITA ENTROMETIDA

En un bosque muy grande, vivía una ratoncita llamada Carla, que le gustaba saber todo lo que pasaba, y por eso le llamaban la ratoncita entrometida.Un día, la ratoncita fue a comprar y

escuchó a dos ratonas hablando sobre una ratita muy copuchenta que les caía muy mal a ellas y a casi todo el pueblo. La ratoncita se preguntaba ¿de quién podríanestar hablando?, si ella no tenía idea cual era esa tal ratita copuchenta. Su asombro fue grande al escuchar su nombre, no podía creerlo, ella era la ratita entrometida.Tan mal se sintió que sólo se le ocurrió salir corriendo y escapar, para que nunca pudieran encontrarla, lloró tanto que sus lágrimas de pena llamaron a su Hada Madrina. La Hada Madrina le preguntó por qué lloraba, “eres tu tan linda que tus ojos no merecen llorar” le dijo. Ella muy triste le contestó “es que en el pueblo todos me odian, me llaman la ratita entrometida y yo no sé que hacer”, su Hada muy sabia le preguntó “¿por qué crees que te han puesto ese nombre?”, “no sé, tal vez por que no les gusta que yo me entere de sus problemas” contestó la ratita, “¿y a ti te gusta que todo el pueblo sepa tus cosas?” preguntó la Hada, “no” dijo apenada la ratita. “Mira” dijo el hada, “lo que tienes que hacer es pedir disculpas, hablar con ellos, decirles que no era tu intención que se sintieran mal, yo sé que ellos te entenderán”.La ratita hizo lo que le dijo su Hada. Poco tiempo pasó, ya todos eran grandes amigos, habían olvidado aquél mal rato y todo se había arreglado.

MI NUEVO CORTE DE PELO

Todos los días al despertar me gusta ver mi pelo chascón. Mamá y sus peleas con la peineta me da mucha risa. Papá le dice que tiene que ser cuidadosa; a él le da miedo peinarme por que dice que no es tan suave como mi mamá.Yo me divierto poniéndome mucha crema en el pelo, así mamá se enoja y yo me pongo a reír nuevamente.Sé que no tengo que hacer enojar a mamá, pero son travesuras de niño. Creo que hoy se enojó mucho, dijo que iríamos a donde un peluquero.Yo no quiero ir, me cortarán mi pelito lindo, a mi me gusta jugar con mis rulos, aunque a veces también me duele cuando se me enredan en los dedos.

Ahora estoy sentado en el sillón del peluquero, tengo un poco de miedo, creo que me va a doler y no quiero llorar delante del señor.Las tijeras se acercan a mis rulos y de repente… ¡pum!, van cayendo uno a uno mis rulitos, no me ha dolido, ni siquiera siento las tijeras, esto es muy divertido, ver cómo caen todos mis pedacitos de pelo; mamá también se divertía al ver que yo me reía. Al llegar a la casa papá se sorprendió, me sacó una foto para tenerla de recuerdo.

Estoy acostado en mi camita, estoy muy contento, sé que mañana no habrá rulos en mi cabeza, pero me divertí mucho, espero que crezcan rápido, por que quiero volver a ver cómo se van cayendo uno a uno en el asiento del peluquero.

LA LLEGADA DE MI HERMANITO

Mi nombre es Miguel, tengo 3 años.

Estoy un poco nervioso, mamá se fue al hospital, papá dice que debo estar tranquilo.Mamá esta esperando un bebé, voy a ser el hermano mayor ahora. Yo estoy contento, tendré con quién jugar, le podré enseñar todas las cosas que sé, le prestaré todos mis juguetes. Cuando seamos grandes nos divertiremos aún más, tendremos amigos con los cuales jugaremos a la pelota.Cuando mamá esté de cumpleaños podremos reunirnos y hacerle una fiesta sorpresa. Seremos tan unidos que nadie podrá creerlo.

Acaba de llegar papá y mamá con mi hermanito nuevo.Es tan lindo y tan pequeño, mamá me dice que yo también fui así, no puedo creerlo.No me canso de mirarlo, lo único que hace es abrir los ojos y llorar cuando tiene hambre.Podré enseñarle a hablar, ya quiero que diga mi nombre.El nombre de mi hermanito es Rafael.Miguel y Rafael, dos hermanos que se quieren y nunca pelearán.Hermanito, siempre estaré ahí para cuidarte.

EL PATITO NEGRO

Todos los días en la laguna se aparece un patito negro, yo lo veo desde lejos, me

gustaría acercarme y preguntarle su nombre, de dónde es, y por qué siempre está solito, pero me da miedo, quizás es muy malo y por eso nadie lo quiere.El otro día jugando cerca de la laguna, mi pelotita cruzó más allá del límite de donde mis papás me dejan jugar, más allá estaba éste patito negro, él se acercó a mi pelotita, cruzó la laguna, se aproximó a mí, y me entregó mi pelotita, yo no alcancé ni a darle las gracias y salí corriendo muy asustado.Cuando por fin estuve en mi casa, me arrepentí, me dio mucha pena haberlo dejado ahí sin siquiera haberle dado las gracias, él no hizo nada malo, al contrario, se porto súper bien conmigo al devolverme mi pelotita querida. Así que salí de mi casa en busca del patito negro para agradecerle, cuando lo encontré, nos pusimos a conversar, le di las gracias y le pregunté todo lo que algún día quise preguntarle.Él es muy simpático, me contó que nadie se acerca a él por ser de color negro, que tontos pueden llegar a ser algunos animales, nada que ver le dije yo, a mí me encanta el color negro.Mamá lo conoció, lo quiere mucho, es un gran amigo.Ahora siempre jugamos juntos.

MI PRECIADO LIBRO DE CUENTOS

Hoy es mi cumpleaños, cumpliré 7 añitos.

Estoy muy feliz. Hoy vendrán todos mis amigos y mis primos. Jugaremos y nos divertiremos harto.Me pondré mi vestido celeste, ese que tanto me gusta. Le diré a mi mami que me peine bonita, para ser la princesa de la tarde.

Estamos en la fiesta, la hemos pasado muy bien, cantamos “cumpleaños feliz”, comimos tortita y ahora llegó el momento de abrir los regalos, mi parte favorita. Me regalaron varias cosas; muñecas, tacitas, juegos de pintura; pero lo que más me gustó fue lo que me regaló mi primo Cristian. Él me regalo un hermoso libro de cuentos, es muy colorido, también tiene algunos dibujos, los cuales son muy divertidos.

Sólo quiero que llegue el día de mañana para poder mostrarles a todas mis compañeras el nuevo libro que mi primo me ha regalado, quiero que juntas leamos todos los hermosos cuentos que tiene escrito, es como un gran tesoro para mí, es un hermoso tesoro.

EL CIRCO

Cerca de mi escuela se puso un circo.Tengo muchas ganas de ir a verlo.

Hoy le diré a papá si puede llevarme, me he portado bien, he hecho todas mis tareas, creo que me lo merezco.- ¿Papá me llevas al circo...? - Si hijo mío... veo que has hecho tus tareas y te has portado bien.

Con un beso me dejan en la camita para acostarme...Me quedé pensando en los payasos que veré mañana, los acróbatas, los animales.Me puse a soñar, yo era el domador más talentoso de todos los tiempos, la gente me aplaudía y los payasos los hacían reír.

Al día siguiente estaba muy ansioso, lo único que quería era ir al circo.Cuando llegamos al circo nos sentamos bien adelante para ver mejor.Salieron los payasos y pidieron a un niño del público, me puse muy contento al ver que se acercaban a mí, cuando estuve frente a todo el público recordé el hermoso sueño que había tenido, era todo maravilloso.

Aquél día fue el mejor de mi vida, lo recordaré por siempre, papá me sacó muchas fotos. Cuando llegué a la casa le conté todo a mi mamá y ella se puso muy feliz también.

PELITO, MI OSITO DE PELUCHE Pablito era hijo único, no tenía mayores amigos con quien jugar. Sus padres trabajaban todo el día y como no tenía un parque cerca, muchas horas del día la pasaba en su casa. Como todo niño, su mejor amigo era su imaginación y, sus juguetes. De todos al que le tenía más aprecio era su osito de peluche, Pelito le decía por tener el pelo más suave que había visto.

Llego la noche como tantas otras noches, sólo que esta sería diferente. Pelito abrió sus ojos cuando el reloj marcó la media noche, miró a Pablito y le dijo:

“Pablito, Pablito”, le susurró al oído, y nada, tuvo que moverlo un poco para que se despertara.

Pablito no se asustó sino que se restregó los ojos y lo reconoció.

¿Pelito qué haces acá? le preguntó, “He venido a que me acompañes a jugar con unos amigos, ven conmigo te enseñaré un lugar”. Y lo llevó a su casa de juguetes donde siempre jugaba Pablito, sólo que esta vez no habían juguetes quietos sino un tremendo alboroto, todos los juguetes estaban despiertos y jugando. Allí estaban todos, los carritos, sus muñecos, el trencito, los soldaditos,hasta las pelotas tenían vida propia.

Pablito no lo podía creer, al fin tenía los amiguitos que no había tenido nunca y jugaron a las escondidas, fútbol y todos los juegos que normalmente no jugaba.

A la mañana siguiente cuando fueron a despertar al niño, su mamá no podía entender cómo era posible que lo haya acostado con las medias y el pijama todo sucio, ... ni que hacían sus juguetes todos desordenados. Lo que sí era claro era el buen genio con que se había despertado su hijo.

LA VIEJITA DESAPARECIDA

Merlín era un pastor muy humilde, su única pertenencia eran dos ovejas que servían para darle lana en invierno.

Un día pasó cerca de él una humilde viejita que estaba con hambre y frío. Merlín le dio su queso y como no tenía nada para abrigarla le cortó el pelo a las dos ovejas para que así la viejita pudiera tejerse una chaleco para así protegerse del aire helado de la noche.

Tan agradecida quedó la viejita con Merlín, que le regaló una bolsa de papel que traía en uno de sus bolsillos.

Por supuesto que cuando llegó a su casa, la malvada mujer de Merlín le trató de pegar por haberle dado la lana de sus ovejas a una extraña, Merlín le explicó pero la mujer no entendió.

Los tiempos eran duros y ellos realmente la estaban pasando mal, encontró Merlín la bolsa que la viejecita le había dado y metió la mano en ella sólo para ver si había algo, y sintió algo frío, era una moneda de oro.

La viejita, era un ángel que Dios había enviado a la tierra para premiar a los hombres buenos y humildes, los cuales ayudan a los pobres.

EL BOSQUE ESCONDIDO

Había una vez un niñito llamado Raúl. Raúl era muy curioso.

Un día había ido a la casa de su abuela y buscando dentro del

patio, había encontrado un cajón con bordes dorados y un gran candado al frente.

Raúl corrió a buscar dentro del cajón donde la abuela guardaba sus llaves hasta que dio con la llave que le hacía a ese cajón, introdujo la llave, y

no vio nada, así que metió un poco la cabeza y vio la parte de arriba de un árbol, no lo podía creer, se agachó un poco más, perdió el equilibrio y cayó.

Fue duro su golpe pero cuando despertó miró a su alrededor y vio un inmenso bosque rodeado de árboles, de frutas, pajaritos de todos los colores y un jardín verde como nunca antes había visto.

Raúl encontró a muchos animalitos, todos ellos podían conversar con él, todos eran de su misma edad, iban a la escuela al igual que él, y también tenían que obedecer a sus padres.

Ahora Raúl va todos los días que puede a jugar a la casa de su abuelita, para poder entrar al jardín escondido donde puede jugar con todos los animales de aquél bosque encantado.

LA ABEJITA ANDREA

Érase una vez una abejita, que se llamaba Andrea, todo el mundo la quería, todo el mundo la engreía, pero cada vez que su mamá le llamaba la atención siempre se cruzaba de brazos y fruncía su boquita y la ponía como una trompa.

Un día en la noche el viento decidió hacerle una pasada a Andrea, se había molestado y de nuevo se había cruzado de brazos y había sacado su trompa cuando entró por la ventana una ráfaga de viento.

Cual no sería la sorpresa de la abejita al darse cuenta que no podía poner los brazos y boca en forma normal sino que

se había quedado así, luchó y luchó pero no tuvo cómo regresar a ponerse bien nuevamente.

Andrea tuvo que acostumbrase a usar únicamente por vestimenta una túnica, que era un vestido largo y aprender a comer todo con una cañita ya que no había forma de poder ponerle una blusa ni de que abriera sus labios para poder comer.

Se dio cuenta que no tenía por qué enfadarse cuando le llamaban la atención, y reconoció que su mamá la hacía solamente por corregirla.

El señor sol vio lo que el viento había hecho con Andrea y le dio pena verla de esa manera, así que decidió ayudarla, la comenzó a abrigar y a calentar hasta que poco a poco a la niña se le fueron soltando los brazos y en la boca poco a poco se le fue dibujando su sonrisa habitual, la que a todos les gustaba.

Andrea se volvió más amiga de su mamá pero sí aprendió que tenía que hacerle caso, de cuando en cuando a la abejita le dan sus rabietas, pero ya aprendió que se le tienen que pasar rápido porque sino podría quedarse nuevamente así.

YO QUIERO SER GRANDE

Paula estaba sentadita en el piso viendo como su mamá caminaba por la casa. Se

sentía muy cómoda con su pañal, descalza y con su chupete en la boquita. Ese día hacia calor y por eso su mamá la puso a gatear en el piso fresco, y le parecía muy tierno que su hijita la siguiera por todas partes. A Paula le llamaba la atención el

sonido que los zapatos de su mamá producían cuando caminaba rápido por la casa. Además, quería tener unos así para ella.

- Paula, ¿acompañas a mami al supermercado?, le preguntó su mamá. Paula rió y extendió los brazos hacia su mami, quien la cargo y la puso en su cuna para vestirla.

- Vamos a ver, unos zapatitos, un vestidito, un pañal limpioy este sombrerito para que el sol no te moleste en tu carita, le

decía su mamá mientras la cambiaba. Paula la observaba con su chupete en la boca.

Entonces Paula señaló con el dedito índice los zapatos desu mamá. - Si, cuando seas grande podrás usar zapatos como estos, ¿te gustan? Paula sonrió.

Una vez en su cochecito, Paula vio como su mamá sacaba un lápiz labial de su cartera y como se pintaba los labios frente al espejo. - Ah! Ah!, dijo Paula muy emocionada, tocándose sus labios. La mamá rio y dijo; -Aún estas muy pequeña cariño, ya veras que pronto usaras los zapatos, las pinturas de labios y todo lo que quieras usar de tu mami.

Cuando salieron, Paula observaba a su mamá tan femenina y alegre, y pensó que algún día seria como ella.

En la tarde, Paula se encontraba jugando en el cuarto de sus padres.Minutos mas tarde, su mamá fue a ver que estaba haciendo y al entrar no pudo contener la risa, pues la encontró dormida sobre su cama, con la carita toda pintada de lápiz labial, la cartera de su mamá en una manito y los zapatos de tacón en su pequeños pies.La mama la abrazo con ternura, la abrigó, y le dio un besitoen la frente.

- Algún día serás grande mi amor.

EL GLOBITO QUE ESCAPÓ

En una tarde de otoño, el viento soplaba suavemente y arrastraba las hojas que caían de los árboles, los niños corrían y jugaban en el parque.

Era un parque adorable, un pequeño estanque de patitos y una gran fuente lo adornaban.

Dentro de él, las horas no existían, todo era como si el tiempo se parase a descansar y de un bolsillo de mago salieran las mejores fantasías de nuestros cuentos preferidos.

Allí iban los ancianos a pasear, a recordar las historias de su vida y a aprender a soñar de nuevo.

Un payaso vendía sus globos de colores. Siempre estaba rodeado de pequeños que le veían inflar sus globos e

imaginaban como estos partían hacia el cielo formando figuras.

¡Mira, el globo rojo se ha escapado!. Gritaba: un niño.

¡Seguro que ha subido a las estrellas!, gritó otro.

¡Me ha dicho mi mamá, que los globos son como nuestros sueños que a veces se escapan y dejamos de creer en ellos, pero luego viene otro sueño y volvemos a estar contentos. Lo mismo ocurre cuando un globo se nos escapa, cogemos otro y volvemos a divertirnos.

El payaso del parque siempre estaba rodeado de sus globos.

Globi, era fuerte, pues lo habían llenado de mucho aire y tenía un maravilloso color azul.

Abrió su boquita para despertar de su sueño. El globo, se vió rodeado de pequeños y de un payaso.

Tanto quiso curiosear, que cuando el payaso fue a vendérselo a un niño el globo salió volando hacia el cielo.

El payaso no pudo hacer nada por evitarlo. Y el globo marchó libre en busca de aventuras.

Globi, comenzó a dar vueltas, hasta que su hilo quedó atrapado en un tejado. Intentó salir de allí, pero no pudo.

Cerca del techo, había una gran ventana, llegó hasta ella, inclinándose un poquito.

A través de ella, observó como unos niños jugaban. Estuvo horas y horas viéndoles jugar, hasta que se quedó dormido.

Todos los días se repetía lo mismo, él, los veía jugar y se sentía feliz, pero le daba un poco de envidia no poder jugar con ellos.

Se movía de un lado para otro para llamar su atención, pero no conseguía que los niños lo vieran.

Un día, hizo tanto esfuerzo para que lo vieran que se pinchó en un clavito que había en la ventana.

Al pincharse, Globi salió volando, el hilo se soltó con fuerza, y se elevó muy deprisa, muy deprisa, hacia arriba.

Él, sabía que le quedaba muy poquito para quedarse sin aire, entonces se elevó más y más como queriendo tocar las nubes.

Se elevó por encima de las casas y de la torre de la iglesia.

Se iba perdiendo en la lejanía y al cabo de un rato ya no volvió a verse.

Se perdió para siempre en el atardecer, allí dónde el sol, ya se oculta.

Seguro que está junto a las estrellas, haciendo jueguitos con la luna.

DOÑA CONEJA Y COLORÍN 

Mamá coneja, recogía las zanahorias del huerto y las echaba en su cestita.

Camino de casa se encontró con Colorín que era un pajarito de brillantes colores.

¡Buenos días Colorín!, dijo Doña Coneja.

¡Si, si buenos días¡ Colorín se tropezó y se lanzó sobre la cestita de Doña Coneja.y se le quedó una zanahoria pegada en la nariz, parecía como si de repente se hubiera convertido en un pájaro-zanahoria.

-Ja, ja, ja rió Doña Coneja. ¡Qué raro estás!

Pero colorín se enfadó un poco porque pensaba que se estaba riendo de él.

Doña coneja le explicó que no pretendía burlarse de él sino que era muy divertido verlo con esa nariz tan grande que se le había puesto.

Colorín se miró y la verdad que a él también le hacia gracia verse así.

Se miraron los dos y volvieron a reír.

Colorín ayudó a Doña Coneja a recoger zanahorias después de librarse de la que tenía en el pico.

La acompañó hasta su madriguera y luego se fue.

Al llegar la tarde Colorín salió a dar un paseo por el bosque pues la tarde era muy agradable y no hacía frío.

De repente vio que algo se movía en los matorrales y se oían unos ruidos extraños. ¡Me acercaré a ver! dijo.

Vio dos enormes orejas que le resultaron conocidas, claro, eran de Doña Coneja, que se había resbalado en una pequeña poza que había cerca de un rio. Tenía cubierta la cara y parecía una estatua de barro. Su lindo cuerpecito blanco estaba ahora cubierto por una gran capa de lodo.

Colorín, empezó a reir, sin parar, - Ja, ja , ja,.

-¡Pues yo no veo la gracia!, dijo Doña Coneja.

-¡Se ve muy divertida!, respondió colorín. ¡No me estoy burlando de Ud., no se enoje, me rio porque se ve chistosa!.

¡No, no y no , sé que te burlas de mi, no eres un buen amigo!.

Esta mañana me dijo que no me enojara y yo lo entendí y no me enojé. Ahora Ud. también debe hacer lo mismo.

Colorín siguió diciendo: Si se ríe de los demás, también debe saber reír de sus propias gracias.

Doña Coneja después de quedarse un rato pensativa, se dio cuenta de que Colorín tenía razón, hay que saber disfrutar de las bromas graciosas de los demás y nuestras propias bromas pero siempre cuando se hacen con buen corazón y no las bromas pesadas que pueden hacernos daño.