cuento "enjaulado"

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ENJAULADO Sentado mirando sus pertenencias se dio cuenta que nunca escaparía, sus posesiones eran mínimas y lo único que le acompañaba era una vieja libreta de apuntes sin tapas. De manera pormenorizada se encontraban allí registrados los escapes frustrados que había tramado. Huidas meticulosamente planeadas que habían fallado totalmente pero que no lograban menguar sus intenciones. Desde el momento en que fue consciente de su situación, decidió hacer todo lo que estuviera a su alcance para fugarse de la prisión. Había pasado tanto tiempo que a veces el lugar le parecía familiar, hasta el punto de que en ocasiones se sentía cómodo, sin embargo cuando veía más allá de los barrotes, recordaba su principal prerrogativa y con mayor determinación se avocaba a diseñar la mejor estrategia evasiva que pudiese ingeniar. Con el propósito de engañar a sus carceleros, personificaba diferentes identidades protagonizadas con tal seguridad y convicción que en ocasiones, después de ser interceptado, pasaba días asegurando ser el personaje inventado. A pesar de los tropiezos, continuaba creando infinitas distracciones y tretas para salir de aquel lugar. Su salud mental parecía debilitarse con el paso de las horas, se le agotaban las ideas y los recursos que tenía a su alcance, no eran muchos. Sólo su desgastada libreta le brindaba consuelo, allí estaban sus más nobles intentos y los más tontos y predecibles. Morfeo lo adoptó por unos minutos. Cuando despertó, no había rastro del acostumbrado carcelero que vigilaba su celda diariamente. La puerta de su celda estaba abierta, como invitándolo a salir. No daba crédito a lo que

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Cuento corto sobre la percepción.

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Page 1: Cuento "Enjaulado"

ENJAULADO

Sentado mirando sus pertenencias se dio cuenta que nunca escaparía, sus posesiones eran

mínimas y lo único que le acompañaba era una vieja libreta de apuntes sin tapas. De manera

pormenorizada se encontraban allí registrados los escapes frustrados que había tramado.

Huidas meticulosamente planeadas que habían fallado totalmente pero que no lograban

menguar sus intenciones. Desde el momento en que fue consciente de su situación, decidió

hacer todo lo que estuviera a su alcance para fugarse de la prisión. Había pasado tanto

tiempo que a veces el lugar le parecía familiar, hasta el punto de que en ocasiones se sentía

cómodo, sin embargo cuando veía más allá de los barrotes, recordaba su principal

prerrogativa y con mayor determinación se avocaba a diseñar la mejor estrategia evasiva que

pudiese ingeniar.

Con el propósito de engañar a sus carceleros, personificaba diferentes identidades

protagonizadas con tal seguridad y convicción que en ocasiones, después de ser

interceptado, pasaba días asegurando ser el personaje inventado. A pesar de los tropiezos,

continuaba creando infinitas distracciones y tretas para salir de aquel lugar. Su salud mental

parecía debilitarse con el paso de las horas, se le agotaban las ideas y los recursos que tenía

a su alcance, no eran muchos. Sólo su desgastada libreta le brindaba consuelo, allí estaban

sus más nobles intentos y los más tontos y predecibles. Morfeo lo adoptó por unos minutos.

Cuando despertó, no había rastro del acostumbrado carcelero que vigilaba su celda

diariamente. La puerta de su celda estaba abierta, como invitándolo a salir. No daba crédito a

lo que veía, así que supuso que era un ardid que sus secuestradores, para tener la excusa

perfecta de deshacerse de él en el preciso instante en que pusiera un pie fuera de su

cautiverio. Fue entonces cuando empezó a sospechar. Siempre que parecía que se iba a salir

con la suya, alguna nimiedad lo delataba, un aroma, una palabra dicha a destiempo, y todo lo

planeado se arruinaba. Así que con incredulidad pero decidido a hacerle frente a su destino,

avanzó hacia su ansiada libertad. Salió sin problemas. Cuando se alejaba de la prisión, pensó

por última vez en sus guardianes, sólo que en lugar de sus rostros, veía su propio rostro y fue

allí, en ese pequeño espacio de sutil lucidez cuando se detuvo y comprendió que nunca tuvo

éxito porque siempre le faltaba una última cosa para fugarse. Finalmente comprendió que de

quién trataba de escapar era de sí mismo.

Page 2: Cuento "Enjaulado"

AUTOR: MILTON CESAR FLOREZ CARDOSO