cuento

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“Ferdinando, el toro” Había una vez en España un torito que se llamaba Ferdinando. Los demás novillos que vivían con él corrían, brincaban y se daban topetazos, pero Ferdinando no lo hacía. Le gustaba sentarse tranquilamente a oler las flores. Tenía un lugar preferido en la pradera, debajo de un roble. Era su árbol preferido y el torito se pasaba el día a su sombra oliendo las flores. A veces su madre, que era una vaca, se preocupaba por él. Pensaba que Ferdinando se sentía solo. --¿Porqué no corres y juegas a saltar y darte topetazos con los otros toritos? --le decía. Pero Ferdinando negaba con la cabeza y respondía: --Prefiero quedarme aquí donde puedo sentarme tranquilamente a oler las flores. Su madre se dio cuenta de que él no se sentía solo y como era una madre comprensiva, aunque sólo era una vaca, dejó que se quedara bajo el roble y fuera feliz. Con el paso de los años, Ferdinando creció y creció hasta convertirse en un toro grande y fuerte. Los otros toros que habían crecido con él en la pradera se pasaban el día peleando. Se embestían unos a otros y se daban cornadas. Lo que más deseaban era ser escogidos para pelear en las corridas de toros de Madrid. Pero Ferdinando no quería eso.

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Ferdinando el toro

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Ferdinando, el toroHaba una vez en Espaa un torito que se llamaba Ferdinando. Los dems novillos que vivan con l corran, brincaban y se daban topetazos, pero Ferdinando no lo haca. Le gustaba sentarse tranquilamente a oler las flores. Tena un lugar preferido en la pradera, debajo de un roble. Era su rbol preferido y el torito se pasaba el da a su sombra oliendo las flores.A veces su madre, que era una vaca, se preocupaba por l. Pensaba que Ferdinando se senta solo.--Porqu no corres y juegas a saltar y darte topetazos con los otros toritos? --le deca.Pero Ferdinando negaba con la cabeza y responda: --Prefiero quedarme aqu donde puedo sentarme tranquilamente a oler las flores.Su madre se dio cuenta de que l no se senta solo y como era una madre comprensiva, aunque slo era una vaca, dej que se quedara bajo el roble y fuera feliz.Con el paso de los aos, Ferdinando creci y creci hasta convertirse en un toro grande y fuerte. Los otros toros que haban crecido con l en la pradera se pasaban el da peleando. Se embestan unos a otros y se daban cornadas. Lo que ms deseaban era ser escogidos para pelear en las corridas de toros de Madrid. Pero Ferdinando no quera eso. l quera seguir sentndose tranquilamente en su lugar preferido a oler las flores.Un da llegaron cinco hombres con sombreros muy raros para escoger al toro ms grande, ms veloz y ms bravo para las corridas de toros de Madrid. Los dems toros corrieron de aqu para all bufando y embistiendo, saltando y brincando para que los hombres creyeran que eran muy fuertes y bravos....y los escogieran.Ferdinando saba que no lo iban a escoger y en realidad no le importaba. As que se fu a sentar bajo la sombra de su alcornoque preferido. Pero no se fij y en vez de sentarse sobre la hierba, se sent sobre una abeja.Qu haras t si fueras una abeja y un toro se sentara sobre ti?, lo picaras, verdad? Pues eso fue exactamente lo que hizo esta abeja.Caramba! Qu dolor! Ferdinando brinc y dio un bramido. Corri en crculos resollando, resoplando, embistiendo y pateando la tierra como un loco. Los cinco hombres lo vieron y gritaron de jbilo. Ese era el toro ms grande y ms bravo de todos. Era el mejor para las corridas de Madrid!Entonces, se lo llevaron en una carreta para el da de la corrida. Qu gran da! Las banderas ondeaban, la msica sonaba y todas las bellas seoritas llevaban flores en el cabello. Todos entraron desfilando a la arena de la plaza de toros. Primero salieron los banderilleros con unos palos puntiagudos adornados con cintas para pinchar al toro y enfurecerlo. Despus salieron los picadores, montados en caballos muy flacos, llevando largas danzas para picar al toro y enfurecerlo an ms.Luego sali el matador, el ms arrogante de todos. Se crea muy guapo y salud a todas las seoritas con aires de gran seor. Tena una capa roja y una espada, y era el que tena que darle al toro la estocada final.Por ltimo, sali el toro. Y a que no adivinan quin era? Ferdinando.Lo llamaban Ferdinando: el Temible. Todos los banderilleros y picadores estaban asustados, y el matador se qued paralizado de miedo.Ferdinando corri al centro de la arena y todos gritaron aplaudieron porque pensaban que iba a pelear ferozmente, resoplar y embestir a medio mundo.Pero Ferdinando no lo hizo. Cuando lleg al centro de la arena vio los claveles que el matador an tena en sus manos, y se sent tranquilamente a oler las flores. Todas las provocaciones fueron intiles. l no estaba dispuesto a luchar ni a embestir como una fiera. Estaba sentado pacficamente en medio de las flores. Los banderilleros estaban furiosos y los picadores estaban an ms furiosos. El matador estaba tan enfadado que se puso a llorar porque no podra presumir con su capa y espada. As que no les qued ms remedio que llevar a Ferdinando de regreso a su casa.Y segn cuentan, all sigue, debajo de su roble preferido, sentado, oliendo las flores tranquilamente y siendo muy, muy feliz.FIN