cuatro cambios en la vida de daniel

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Cuatro cambios en la vida de Daniel Cuando Daniel salió de Jerusalén hacia Babilonia, de príncipe a sirviente, y de entornos familiares a ambientes extraños, él fue confrontado con cuatro cambios radicales. Cambio 1: Se le dio un nuevo hogar (1:13) El impacto de ir de la comodidad del hogar a un nuevo departamento ha tenido un impacto permanente en muchas almas sinceras que quisieron alcanzar el mundo para Jesús. para descubrir la tensión y el estrés de mudarse a un lugar extraño y nuevo. Daniel experimentó ese tipo de tensión también. Más adelante, veremos cómo respondió él. Cambio 2: Se le dio un nuevo conocimiento (1:4) Daniel, aun como un estudiante joven, había dejado su huella en el entendimiento de disciplinas específicas de aprendizaje. Él formaba parte de un grupo descrito en el versículo 4: “Muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey.” Todo este aprendizaje anterior había ocurrido en un contexto monoteísta y temeroso de Dios. Ahora Daniel estaba en Babilonia. En el momento de su captura, Daniel era un alumno de historia hebrea, pero en Babilonia él empezó a ser adoctrinado en la cosmovisión diferente de la escuela de pensamiento de los caldeos babilonios. Él creció creyendo que había sólo un Dios, cuyo nombre era Jehová. En Babilonia se le enseñaba que había muchos dioses, que los humanos eran lo más importante en todos los asuntos de la vida, y que las consideraciones de origen y destino no eran elementos esenciales del buen pensamiento. Daniel también tuvo que aprender un nuevo idioma, “la lengua de los caldeos” (v. 4). Imagínese cada tipo de pensamiento egocéntrico inyectado en usted por los sabios más estudiosos de la nación extranjera, en un ambiente palaciego, junto con el desafío de aprender un nuevo idioma con todos sus sustantivos, verbos y adjetivos. ¿Cómo fue posible que Daniel guardara su integridad en un ambiente como éste? Cambio 3: Se le dio una nueva dieta (1:5) Si usted ha viajado alguna vez al extranjero, sabe que uno de los desafíos que puede encontrar es tener que comer la comida local. La historia está llena con historias de viajeros a los que se les ofreció comida que ellos no deseaban y mucho menos reconocían. Agregue a eso la tensión de agradar a sus anfitriones al sentarse usted a sus mesas. Para Daniel, la comida de los babilonios no sólo era nueva, sino tenía consecuencias simbólicas y espirituales. La comida puesta ante él transgredía mucho de las leyes dietéticas hebreas. Comer algo de esta comida habría ido contra su fe y su conciencia. La integridad del carácter de Daniel fue probada una vez más. ¿Tenía él la determinación para adoptar una posición? ¿Qué acerca de su compromiso a la autodisciplina? ¿Tendría él la fuerza interna para negarse a comer? Cambio 4: Se le dio un nuevo nombre (1:67)

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Page 1: Cuatro cambios en la vida de daniel

Cuatro cambios en la vida de Daniel

Cuando Daniel salió de Jerusalén hacia Babilonia, de príncipe a sirviente, y de entornos familiares a

ambientes extraños, él fue confrontado con cuatro cambios radicales.

Cambio 1: Se le dio un nuevo hogar (1:1–3)

El impacto de ir de la comodidad del hogar a un nuevo departamento ha tenido un impacto permanente en

muchas almas sinceras que quisieron alcanzar el mundo para Jesús. para descubrir la tensión y el estrés de

mudarse a un lugar extraño y nuevo. Daniel experimentó ese tipo de tensión también. Más adelante, veremos

cómo respondió él.

Cambio 2: Se le dio un nuevo conocimiento (1:4) Daniel, aun como un estudiante joven, había dejado su huella en el entendimiento de disciplinas específicas

de aprendizaje. Él formaba parte de un grupo descrito en el versículo 4: “Muchachos en quienes no hubiese

tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e

idóneos para estar en el palacio del rey.” Todo este aprendizaje anterior había ocurrido en un contexto

monoteísta y temeroso de Dios. Ahora Daniel estaba en Babilonia.

En el momento de su captura, Daniel era un alumno de historia hebrea, pero en Babilonia él empezó a ser

adoctrinado en la cosmovisión diferente de la escuela de pensamiento de los caldeos babilonios. Él creció

creyendo que había sólo un Dios, cuyo nombre era Jehová. En Babilonia se le enseñaba que había muchos

dioses, que los humanos eran lo más importante en todos los asuntos de la vida, y que las consideraciones de

origen y destino no eran elementos esenciales del buen pensamiento. Daniel también tuvo que aprender un

nuevo idioma, “la lengua de los caldeos” (v. 4). Imagínese cada tipo de pensamiento egocéntrico inyectado

en usted por los sabios más estudiosos de la nación extranjera, en un ambiente palaciego, junto con el desafío

de aprender un nuevo idioma con todos sus sustantivos, verbos y adjetivos. ¿Cómo fue posible que Daniel

guardara su integridad en un ambiente como éste?

Cambio 3: Se le dio una nueva dieta (1:5) Si usted ha viajado alguna vez al extranjero, sabe que uno de los desafíos que puede encontrar es tener que

comer la comida local. La historia está llena con historias de viajeros a los que se les ofreció comida que

ellos no deseaban y mucho menos reconocían. Agregue a eso la tensión de agradar a sus anfitriones al

sentarse usted a sus mesas.

Para Daniel, la comida de los babilonios no sólo era nueva, sino tenía consecuencias simbólicas y

espirituales. La comida puesta ante él transgredía mucho de las leyes dietéticas hebreas. Comer algo de esta

comida habría ido contra su fe y su conciencia. La integridad del carácter de Daniel fue probada una vez más.

¿Tenía él la determinación para adoptar una posición? ¿Qué acerca de su compromiso a la autodisciplina?

¿Tendría él la fuerza interna para negarse a comer?

Cambio 4: Se le dio un nuevo nombre (1:6–7)

Page 2: Cuatro cambios en la vida de daniel

Los nombres importan en verdad. Por eso es que los padres meditan tanto para escoger el correcto. Los

nombres son importantes para nosotros, y ellos ciertamente tenían importancia también en las culturas

antiguas. El nombre de Daniel en su idioma nativo significaba “juez de Dios”.

Mucha de su identidad se ligó intencionalmente a su nombre. Sus padres escogieron el nombre apropiado

para el tipo de hombre que ellos esperaban que llegara a ser. Y, de hecho, más adelante Daniel se sentó para

juzgar con equidad, representando a Dios en varias ocasiones.

Sus captores, sin embargo, dieron a Daniel un nuevo nombre. En un ejemplo clásico de cómo una cultura

sectaria intenta desligar a una persona de su pasado, sus amos babilónicos le dijeron que su nombre sería

Beltsasar. ¡Era un nombre que representaba todo lo que Daniel no era!