¿cuál es mi sentido de vida?

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2. ¿CUÄL ES EL SENTIDO DE MI VIDA? 2.1 La vida trascendente del ser humano 2. ¿CUÁL ES EL SENTIDO DE MI VIDA? 2.1 La vida trascendente del ser humano. Nuestra vida como humanos es una gran historia. Lleva consigo una serie de sucesos, vivencias, aprendizajes, aciertos, errores, éxitos y fracasos; todo ello enmarcado en un tiempo determinado que es el tiempo de nuestra vida, y en una geografía por la que nos movemos. En ella, compartimos este espacio y tiempo con otras personas, familiares, amigos, compañeros de escuela, de trabajo, vecinos, y aún ciudadanos desconocidos, con lo que nos podemos topar en la calle, rozar o incluso ignorar. Los días transcurren, las horas transcurren, la vida transcurre y las preguntas surgen y las ganas de tener una respuesta a nuestras dudas también. El tren agitado de la vida cotidiana a veces enmarca a preguntas pequeñas, de soluciones o de respuestas más inmediatas, como por ejemplo: ¿qué habrá para comer cuando llegue a casa? o ¿quién ganará el partido de fútbol hoy, el Guadalajara o el América? Pero hay algunos días especiales en los que se toman decisiones importantes surgen interrogantes mayores, como por ejemplo: ¿qué carrera voy a seguir?. Y los hay aún más determinantes, pueden presentarse cualquier día, en un momento de reflexión en que nos preguntemos: ¿para qué vivir?, ¿qué hacer con mi vida?, ¿qué camino seguir?. Estas preguntas son fundamentales, pues de hecho, lo que hagamos en nuestra vida es la respuesta concreta y real a cada una de ellas. Lo que hacemos va encaminado a algún punto, el ser humano es un ser de razones, que hace cosas no por hacerlas sino porque tienen una o varias razones para hacerlo.

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Persona, sentido de vida y universidad Lectura para el Módulo 2

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2. ¿CUÄL ES EL SENTIDO DE MI VIDA?

2.1 La vida trascendente del ser humano 2. ¿CUÁL ES EL SENTIDO DE MI VIDA?2.1 La vida trascendente del ser humano.

Nuestra vida como humanos es una gran historia. Lleva consigo una serie de sucesos, vivencias, aprendizajes, aciertos, errores, éxitos y fracasos; todo ello enmarcado en un tiempo determinado que es el tiempo de nuestra vida, y en una geografía por la que nos movemos. En ella, compartimos este espacio y tiempo con otras personas, familiares, amigos, compañeros de escuela, de trabajo, vecinos, y aún ciudadanos desconocidos, con lo que nos podemos topar en la calle, rozar o incluso ignorar. Los días transcurren, las horas transcurren, la vida transcurre y las preguntas surgen y las ganas de tener una respuesta a nuestras dudas también.

El tren agitado de la vida cotidiana a veces enmarca a preguntas pequeñas, de soluciones o de respuestas más inmediatas, como por ejemplo: ¿qué habrá para comer cuando llegue a casa? o ¿quién ganará el partido de fútbol hoy, el Guadalajara o el América? Pero hay algunos días especiales en los que se toman decisiones importantes surgen interrogantes mayores, como por ejemplo: ¿qué carrera voy a seguir?. Y los hay aún más determinantes, pueden presentarse cualquier día, en un momento de reflexión en que nos preguntemos: ¿para qué vivir?, ¿qué hacer con mi vida?, ¿qué camino seguir?.

Estas preguntas son fundamentales, pues de hecho, lo que hagamos en nuestra vida es la respuesta concreta y real a cada una de ellas. Lo que hacemos va encaminado a algún punto, el ser humano es un ser de razones, que hace cosas no por hacerlas sino porque tienen una o varias razones para hacerlo.

Este entretejido de preguntas y de acciones, de respuestas y de orientaciones nos lleva a la pregunta de preguntas ¿la vida humana tiene sentido?.

Creemos que afirmar ese sentido es la repuesta más plausible y esperanzadora, saber que hacemos las cosas para algo, por que buscamos un fin determinado le brinda coherencia, salud y como hemos dicho da esperanza a la vida humana.

El estudiar una carrera para superarse, para ser mejor, es distinto a estudiar una carrera sólo por hacerlo. El ahorrar para comprar una

casa, es distinto a ahorrar por ahorrar, el casarse con alguien, vivir para alguien, es distinto de casarse por casarse.

Creemos entonces que la respuesta más razonable es de que sí, que la vida humana tiene sentido.

¿Cuál puede ser el sentido general para la vida humana, qué buscamos los seres humanos, todos, desde pequeños hasta la muerte?

Este sentido general de la vida debería poder aplicarse a todos los hombres y mujeres de la historia, y aún a los del porvenir.

Algunas pistas para poder descubrir este sentido de la vida, podría ser el ver hacia dónde apuntan todos los anhelos y los esfuerzos del ser humano.

En pocas palabras, es preguntarnos en verdad a fondo, ¿para qué trabajamos?, ¿para qué estudiamos?, ¿qué es lo que deseamos y para qué queremos obtener aquello que deseamos?

Las respuestas pueden ser diversas, pero en el fondo la búsqueda de un estado de estabilidad y paz consigo mismos, de permanencia, de plenitud, a este estado le hemos llamado felicidad.

En realidad, todo lo que hacemos lo hacemos por que creemos que nos acerca más a la felicidad, desde nuestras elecciones y acciones menores (¿qué ropa me pondré hoy?) hasta las grandes acciones y elecciones (¿me caso con ella?).

Podemos afirmar que independientemente de los caminos que pueden ser claros y directos, o tortuosos o hasta erróneos, los seres humanos, todos los seres humanos queremos ser felices. Ese es el sentido de la vida humana.

Pero… ¿la felicidad existe?

Es importante remarcar un hecho comprobable por la experiencia de todos nosotros, aunque en realidad todo lo hacemos por que buscamos la felicidad, ésta no es, no puede ser nunca completa; siempre existe lo que llamamos el “negrito en el arroz” o el “pelo en la sopa”. Ni a nivel personal, ni a nivel social (local, nacional o global) encontramos que las cosas marchen “como debieran marchar”, los anhelos de bien, verdad, justicia y belleza de la humanidad nunca se cumplen del todo, ni para siempre…

¿Qué pasa entonces con esa necesidad de felicidad?

Podemos afirmar dos declaraciones tranquilizadoras, pero antes una reflexión pequeña: solemos confundir a la alegría con la felicidad, y aunque, efectivamente; dicha emoción nos pone “felices”, de alguna manera es efímera y no permanece por siempre…

Primera declaración; aunque no se puede ser feliz del todo en esta vida, se puede llegar a estadios muy cercanos a la dicha si nos dedicamos a amar, a nosotros mismos, a los demás y a las cosas que hacemos. La experiencia demuestra que el que ama es muy feliz, y el que no, pues tiene muchas carencias y entre ellas, la más importante es la falta de felicidad.

Y la segunda declaración tranquilizadora: es la respuesta cristiana al sentido de la vida: sí existe una vida perdurable, más allá de nuestro tiempo, una realidad en la que veremos cumplidos todos los anhelos de nuestro corazón y todas las necesidades quedarán saciadas para siempre.

En la UPAEP, como Universidad de católica afirmamos en nuestro ideario esa convicción esperanzadora:

” El hombre es una criatura, síntesis única de materia y espíritu, que dotado de inteligencia y voluntad no es un objeto más de la naturaleza, sino una Persona, un sujeto libre y responsable con una vocación única e intransferible que trasciende al tiempo y a la historia”(IDEARIO UPAEP, Cap. 2, -1, 2008).

Es en orden a esa vida trascendente, que estamos invitados todos a vivir nuestra vida.

2.2 El sentido de mi vida.

Pero como hemos afirmado, el sentido general de vida se tiene que efectuar en hechos concretos, en anhelos concretos, en vidas personales concretas; en otras palabras, cada quien tiene que buscar la felicidad dentro de su propia existencia.

Cada quien tiene que encontrar su misión. Para este tema seguiremos las orientaciones de Jean Mounborquette, en su libro A cada cual su misión.

¿Qué entendemos por misión personal?

Primero el autor define misión como la necesidad que siente cada persona de realizarse a sí misma en un actuar que se corresponda con su identidad, al servicio de una comunidad (p.21).

¿Cómo reconocer la misión personal?

De acuerdo con este autor, primero hay que conocerse a sí mismo, la misión se desprende del conocimiento de la propia identidad, pues de ahí parte, como dijo Víctor Frankl; cada persona posee una misión específica en la vida, de tal manera que es única e irremplazable, pues su vida no puede reproducirse jamás. La tarea de cada persona es única, en el sentido de que sólo ella puede realizar esa posibilidad única (p.27).

La misión es fuente de crecimiento personal, pues le da un sentido personal a la vida: el que satisface su misión, tiene asegurado un sentido, descubrir las aspiraciones de su corazón le llevará a una existencia auténtica.

Una existencia así, contrasta con la experiencia de vacío existencial, que afecta tanto a nuestros contemporáneos y que tiene la siguiente sintomatología: Si el sentido es lo que buscamos, el sin sentido es un agujero, un hueco en tu vida, y en los momentos en que lo sientes, necesitas salir corriendo a llenarlo. Frankl sugiere que uno de los signos más conspicuos de vacío existencial en nuestra sociedad es el aburrimiento.

De manera que se intenta llenar nuestros vacíos existenciales con “cosas” que aunque producen algo de satisfacción, también se espera equivocadamente que nos provean de una última gran satisfacción: podemos intentar llenar nuestras vidas con placer, comiendo más allá de nuestras necesidades, teniendo sexo promiscuo, dándonos “la gran vida”. O podemos llenar nuestras vidas con el trabajo, con la conformidad, con la convencionalidad. La cualidad que define a estos círculos viciosos es que, no importa lo que hagamos, nunca será suficiente.

Sin embargo el vacío puede persistir y orillarnos incluso hacia el suicidio, pues como Nietzche afirmó. Los que tienen un para qué vivir, pueden soportar cualquier como.

2.3 Auto-conocimiento y Autoestima.

2.3.1 Mi situación actual.

Describirse a uno mismo, no siempre resulta fácil. Saber quiénes somos mucho menos. Sin embargo, es necesario que respondas la pregunta ¿quién soy? para establecer un punto de partida que te permita hacer un diagnóstico de tu situación actual yevaluar cada paso que des en la elaboración de tu proyecto de vida.

2.3.2 Lo que me hace diferente.

La forma en que me relaciono con los demás, la habilidad que poseo para manejar maquinaria o equipo, la forma en que manejo o proceso la información es lo que me hace único. Toma en cuenta lo que te hace diferente para desarrollar tu proyecto de vida.

2.3.3 Descubriendo mis talentos.

APLICACIÓN DEL SF EN EL CUC

¿Qué es StrengthsFinder®? Evaluación en un sitio de internet basada en la

psicología positiva 180 pares de preguntas en una conexión segura de

internet Descriptores con terminaciones polares de un

continum El participante selecciona la frase en cada par y la

intensidad 20 segundos para responder

Los talentos son patrones naturales recurrentes de pensamiento, sentimiento o comportamiento que pueden aplicarse productivamente.Un talento es el potencial para desarrollar una fortaleza.

Habilidades: La capacidad de desempeñar los pasos fundamentales de una actividad. Son el “cómo”. Una vez que has adquirido la habilidad para hacer algo, sabes como hacerlo.

Conocimiento: Lo que sabes, ya sea factual u obtenido a través de la experiencia. O bien, el cómo haces sentido de lo que sabes – tu entendimiento.

Actitud: modo de enfrentarme a la vida.Está compuesto por tres elementos: un componenteCognitivo (lo que sé)Otro componente afectivo (lo que siento).Y un componente ejecutivo, (cómo actúo).Puede ser positiva o negativa.

FORTALEZA: La habilidad de desempeñarse consistentemente, de manera casi-perfecta en una actividad específica. Para construir tus fortalezas, identifica tus talentos y añade conocimientos, habilidades y actitudes positivas.

2.3.4 Confirmando mis talentos. 2.3.5 Convirtiendo mis talentos en fortalezas.

• Las personas que presentan un alto desempeño reconocen sus talentos y los desarrollan en fortalezas.

• Las personas que presentan un alto desempeño aplican sus fortalezas en los roles que van de acuerdo a ellos.

• Las personas que presentan un alto desempeño crean maneras para aplicar sus fortalezas para alcanzar las metas

2.3.6 Aplicando los talentos.

2.3.7 Mis valores.

Un valor es todo aquello que es importante para la persona.

Un valor es aquello que nos hace crecer como personas sin dañar a otros. Un antivalor, por el contrario, es aquello que nos daña e incluso puede llegar a destruir nuestra persona, y a otras personas. Los valores tienen un aspecto objetivo: el valor en si de la acción, de la cosa o de la persona; y también un aspecto subjetivo: lo que ese valor significa para mí, la importancia real que tiene en lo personal.

Es importante que analices tus valores, recuerda que no se puede tener valores a medias, es decir, no se puede ser “medio honesto”, o eres honesto, o no lo eres. Estos valores serán tus anclas en momentos difíciles, serán tu brújula en la toma decisiones. Sería interesante que definieras con tus propias palabras cada uno de esos valores importantes y estratégicos para ti. Te anexamos EN EL DOCUMENTO SOBRE TU PROYECTO DE VIDA, una lista con alguno de ellos, pero no son los únicos existe una gran gama de valores que puedes fomentar. Por otro lado los valores escritos se ven bien, pero si no los vives resultas sólo buenas intenciones; por ello debes comprometerte a vivirlos intensamente.

2.3.8 Mis debilidades

Conocer nuestras propias debilidades; nos permite ser conscientes de lo que podemos realizar para vencerlas: esto sirve para motivarnos a superarlas. Es importante que tú conozcas aquello que puede ser un obstáculo para lograr tu proyecto de vida.

Recuerda todos tenemos límites y defectos. Te recomendamos es que pongas primero aquellos que han sido los defectos y límites dominantes a lo largo de la vida.

Tal vez te suene raro, pero un defecto o debilidad también es un talento en la medida de que nos presenta una gran oportunidad de vencerlo, de vencerte a ti mismo.

En este formato tienes la oportunidad de conocer esas debilidades/defectos, no para que lamentes tenerlos, sino más bien, para que planees un contraataque que pueda darte resultados positivos. Además imagínate qué resultados podrías tener en cada una de tus áreas personales, si los contraataques resultan. Te va a costar trabajo, pero es un reto que solo tú puedes tomar. ¡Afróntalo!

2.3.9 Autoestima

Es importante conocerse a sí mismo para valorarse y quererse uno mismo, y así sin complejos poder dedicarnos a realizar nuestra vida.

Luis Canché escribe1:

“a) El objetivo de la vida es buscar la felicidad. Sobre esta búsqueda se edifica todo nuestro actuar.

Es una ley interior que rige la vida humana.

b) Y para ser feliz tengo que ser mejor persona cada día.

Es por estricta conveniencia personal. "No le hacemos el favor a nadie".

c) Sin embargo, no se puede ser mejor, ni feliz con conductas negativas, con complejos de culpa, con sentimientos de inferioridad, con fracasos.

Todo esto nos lleva a tener relaciones desequilibradas.

d) ¿A través de qué se llega a la felicidad? A través del esfuerzo y del trabajo.

e) Por otra parte, la búsqueda de la felicidad es un proceso, es un camino a recorrer. No se logra de la noche a la mañana.

1 Luis Canché Curso sobre el Sentido de Vida. Tema 7Junio, 2007

f) No debemos esperar a que los demás se preocupen porque nosotros seamos felices. Uno es el responsable de su propia felicidad.

A nadie le interesa más mi felicidad que a mí mismo.

¿CÓMO LE HAGO PARA QUERERME A MÍ MISMO?

Definición de Autoestima:

Es el concepto que yo tengo de mí mismo, expresado en acción.

Lo que habla de mí mismo son mis actos, lo que hago, no lo que pienso.

Lo que yo pienso que soy, ¿cómo lo expreso al exterior?

A) Mi Imagen Corporal.

La primera imagen que tengo de mí, es la imagen corporal.Cualquier cuerpo que yo tenga me tiene que gustar.Por lo tanto, tengo que trabajar para que mi cuerpo me guste.Si no me gusta como soy, lo voy a reflejar en todo lo demás.Nos han impuesto modelos de belleza.

¿Cómo aprendo a que me guste mi físico?a) Respetando todas las formas físicas que hay: Viejos, jóvenes,

blancos, negros, gordos, flacos, chaparros, altos, etc.Todos y cada uno de los tipos que hay en la naturaleza tienen su

belleza particular.b) No insistir en nuestros defectos físicos.c) Insistir en nuestras cualidades físicas.

B) Mi relación con los demás y con las cosas.

El concepto que tengo de mí mismo se manifiesta en mi relación con los demás y con las cosas”.

Indicadores de baja Autoestima:

Una persona con baja autoestima suele ser alguien inseguro, que desconfía de las propias facultades y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse. Además, necesita de la aprobación de los demás pues tiene muchos complejos. Suele tener una imagen distorsionada de si mismo, tanto a lo que se refiere a rasgos físicos como de su valía personal o carácter. Todo esto le produce un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de relacionarse con

otras personas. Le cuesta hacer amigos nuevos y está pendiente del qué dirán o pensarán sobre él, pues tiene un miedo excesivo al rechazo, a ser juzgado mal y a ser abandonado. La dependencia afectiva que posee es resultado de su necesidad de aprobación, ya que no se quiere lo suficiente como para valorarse positivamente

Todo esto le produce un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de relacionarse con otras personas. Le cuesta hacer amigos nuevos y está pendiente del qué dirán o pensarán sobre él, pues tiene un miedo excesivo al rechazo, a ser juzgado mal y a ser abandonado. La dependencia afectiva que posee es resultado de su necesidad de aprobación, ya que no se quiere lo suficiente como para valorarse positivamente

Indicadores de Autoestima Alta.

Una persona con una autoestima alta, en cambio, tiene las siguientes cualidades:

• Posee una visión de si mismo y de sus capacidades realista y positiva.

• No necesita de la probación de los demás, no se cree ni mejor ni peor que nadie.

• Muestra sus sentimientos y emociones con libertad.• Afronta los nuevos retos con optimismo, intentando superar el

miedo y asumiendo responsabilidades.• Se comunica con facilidad y le satisfacen las relaciones sociales,

valora la amistad y tiene iniciativa para dirigirse a la gente.Sabe aceptar las frustraciones, aprende de los fracasos, es creativo e innovador, le gusta desarrollar los proyectos y persevera en sus metas.

2.4 Construyendo mi proyecto.

Hoy por hoy, tu proyecto de vida, te involucra directamente en la construcción de tu carrera, de tu desempeño en la universidad. Por ello es importante revisar algunas ideas sobre ello.

2.4.1 La vida en la Universidad.

LA VOCACIÓN UNIVERSITARIA.

Existe una vocación particular a la cual no todos están llamados; y ésa es la vocación universitaria.

Como rasgos distintivos del Universitario según Francisco Ponz en su libro Aspectos Deontológico del Universitario, son los siguientes:

Gran interés por los valores de la cultura, es decir, todo aquel que se precia de ser universitario tienen un gran interés en beber de las fuentes culturales, los grandes aportes de la cultura universal y nacional son un atractivo objetivo para él.

Hábito de estudio, es necesario que el cultivo de las facultades humanas requiera de trabajo, de esfuerzo, y en particular el estudiante universitario debe de adquirir el gusto por el estudio, por la lectura analítica y critica, pues la manera de acceder a la cultura es el trabajo constante y dedicado.

Rigor crítico, las opiniones de los estudiantes universitarios, las discusiones generadas dentro del aula y fuera de ella, deben llevar el sello de la razón, el universitario no opina por opinar, opina porque ha analizado cuidadosamente los argumentos que usará, para eso le sirve la formación universitaria.

Humildad intelectual, el que realmente sabe, sabe, como Sócrates que “no sabe nada”, es tan vasto el mundo del conocimiento que entre más profundizamos en él, más nos damos cuenta o de lo que sabemos sino de lo que nos falta por saber.

Criterio, el universitario aprende a utilizar su criterio, lo forma, aplicando lo que aprende en la Universidad a los problemas de la vida cotidiana.

Amor a la libertad y actitud humanista, la Universidad es fundamentalmente humanista, así el cultivo y la defensa de los derechos humanos es fundamental para todo universitario.

Actitud de servicio, el Universitario tiene una gran responsabilidad social y debemos servir a la sociedad en muchos sentidos.

El ser estudiante universitario no es algo que se obtenga por pagar una colegiatura ni por entrar todos los días al salón de clase, el ser universitario es algo que se gana. Y en este sentido, Caturelli (1963) nos recuerda que: “Ser estudiante no es cosa baladí ni que se obtenga como por arte de magia por el simple hecho de haberse

inscrito en una facultad; este acto es el que realiza el simple alumno que aun debe alcanzar la noble categoría de “estudiante”; en tal sentido, puede haber una gran “población” de alumnos y una minoría de estudiantes”

Tal vez después de leer lo anterior cabe hacerse las preguntas: ¿realmente quiero ser universitario?, ¿tengo la vocación? ¿tengo el interés y la actitud necesarias? ¿qué necesito para desarrollarles?

CONCEPTO DE UNIVERSIDAD.

En el Ideario de la UPAEP, se define a la Universidad como: la comunidad concreta y el ideal de la institución que acoge la verdad en todas sus manifestaciones, desde la más sencilla hasta la más elevada y trascendente, y la proyecta como el núcleo esencial en el que ha de basarse la formación de los hombres (...) Es la institución humana cuya misión por excelencia es cimentar en la verdad la formación integral de los hombres y de la sociedad. Cap. III, párrafo 7.

La Universidad es ante todo una comunidad de alumnos y maestros unidos por la búsqueda del conocimiento y la Verdad.

Esta búsqueda de conocimientos se debe realizar de manera integral, para desarrollar al estudiante en todas las dimensiones que revisamos en el primer capítulo.

2.4.2 El perfil del universitario para el siglo XXI.

Globalización

En el actual mundo “globalizado” la Universidad y la  educación tienen múltiples retos y oportunidades derivados del sistema de mercado global. La Universidades concebidas para dedicarse al saber y a la formación integral de la persona humana, deben enfrentarse con las repercusiones y consecuencias del proceso de mundialización y de internacionalización, del desarrollo de las tecnologías de la información, de la rápida evolución de la estructura del empleo y del continuo aumento de la demanda de personal sumamente calificado. Por eso la Universidad tiene que abrirse y hacer frente a estas nuevas tareas.

   

Sociedad del conocimiento 

A principios del siglo XXI nos encontramos inmersos junto con la  globalización en la denominada “sociedad del conocimiento”, que trae consigo al establecimiento de estándares internacionales y a la ruptura de barreras de la comunicación a través de las nuevas tecnologías que han reducido el mundo a una “aldea global”

 

Se hace indispensable saber usar los nuevos medios tecnológicos para ayudar a resolver los problemas del ser humano y no para crearle nuevos, por ejemplo: romper las barreras del espacio, tiempo, cultura y condición socioeconómica que limita la educación de las personas, emplear recursos que antes eran inaccesibles para el aprendizaje, operar virtualmente el corazón de un paciente, ensayar o simular un nuevo método de producción, consultar innumerables referencias documentales, comunicar con cualquier persona etc..Todo esto requiere urgentemente poner el énfasis cada vez más en el aprendizaje que en la enseñanza.  

 La Universidad no puede concebirse como una “sociedad de

conocimiento” desvinculada de su misión y vocación básica y fundamental pues sin dicho espíritu, entonces la Universidad  queda a la deriva. La Universidad no sólo se debe de quedar o estacionarse en el conocimiento-información, sino que debe subordinar éste último al conocimiento reflexivo-cultural, hacer  lo anterior equivale a conservar el espíritu académico” (Ramos, 2005) Consecuencia de esto sería, “producir” profesionistas pero sin sentido universitario, el “hombre bien informado pero bárbaro que sabe manejar la información, pero en donde la capacidad reflexiva y de sentido socio-humano brillan por su ausencia (Ramos, 2005). 

El perfi l del Universitario del siglo XXI.

Por todo lo anterior Carlos Llano, en su libro “El nuevo empresario en México” FCE, 1ª Edición, pps. 267-292, nos propone un perfil para el universitario del siglo XXI. O sea tú perfil deseable.

Las características deseables para ti como Universitario en el mundo de hoy son:

1) Polivalencia cultural2) Mayor profundidad en la dimensión ética de la enseñanza

3) Interdisciplinariedad

4) Incremento en la aplicación de los avances cibernéticos

5) Multivalencia idiomática

Polivalencia cultural

No basta la comprensión del idioma. Se requiere esa interiorización del espíritu al que le corresponde el nombre exacto de empatía con culturas diferentes.

Para adquirir una verdadera polivalencia cultural debemos mantener, dijimos, nuestro modo de ser. “Si no sabemos ser lo que somos, mal podremos ser lo que los otros son”, dice mi colega, el profesor Jaime del Arenal. Por eso internacionalización no es amoldamiento: es también influencia e inserción. Afirma nuestro profesor huésped Víctor García Hoz que los bienes de la cultura solo pueden transmitirse desde sí mismo.

Solo así estarán y estaremos en condiciones de interrelacionarnos con otras culturas, de ser “hombres de mundo”: aquellos que han tratado asiduamente con diversas especies de realidad, que saben convivir con ellas y discernir sus valores y defectos.

Dimensión ética

La profundidad ética de nuestra enseñanza es otra de las características que deseamos mantener y reforzar en el futuro. Se encuentra, como es obvio, íntimamente vinculada con nuestra misión, al punto de constituir esa fuerza vital básica de la que habla Jaspers. Nuestra universidad trabaja con la convicción de prioridad de la ética sobre la técnica, de la persona sobre las cosas, la superioridad del espíritu sobre la materia ( Juan Pablo II, Redemptor Hominis). Es éste un buen tiempo para nosotros, que hemos debido remar durante años contra corriente.

En todas nuestras enseñanzas la ética constituye un ingrediente primordial. No ya porque haya algunas materias expresamente destinadas al estudio de los principios morales de conducta, sino

porque, adelantándonos a nuestro tiempo, acertamos a establecer desde el comienzo un enfoque de la enseñanaza ética, análogo al que constituye la reciente propuesta de Jack Mackoney en su libro La enseñanza de la ética de los negocios en Inglaterra, Europa y Estados Unidos ( The Atholone Press, 1992). Mackoney propone justo lo que es ya una práctica inveterada en nuestra academia: el modo de enseñar ética en las escuelas de negocios no sólo implica una asignatura diferente del resto del plan de estudios, la ética es inseparable de las cuestiones de marketing, producción y finanzas, porque es una dimensión inseparable del hombre.

Jack Mackoney escribe ahora lo que nosotros tenemos comprobado desde hace un cuarto de siglo: de poco valdrán los códigos de comportamiento ético que se quieren enseñar si no están refrendados por las convicciones y conducta de quienes los enseñan.

Si pierde la orientación ética de su enseñanza, la universidad no sólo pierde su vitalidad sino que recoge en su seno los gérmenes de su autodestrucción, porque reduciría la profesión de sus egresados a una capacitación pragmática de pequeño alcance: tal vez serán hábiles pero cortos de vista. Nosotros debemos formar personas, no profesiones genéricas: la masificación de la enseñanza no es un problema de numero, sino de mentalidad. Sólo la dimensión ética del comportamiento hace que el individuo deje de ser una cifra para convertirse en una realidad única e irremplazable. Por ello, para nosotros, la frontera que separa una educación masificada de una individualizada es el sistema tutorial de enseñanza, que llamamos preceptoría, medio (que para nosotros no tiene sustituto) de formar el carácter, el modo de ser del alumno. Hay que indagar qué se les enseña a nuestros graduados, pero sobre todo cómo salen de nuestra universidad: cuál es el valor agregado -si se permite la expresión- que incorporan a su vida personal y a su capacidad de trabajar.

Ya Christopher Dawson dijo que la ruptura entre la racionalidad de la ciencia y la espiritualidad de la vida es el más grave problema frente al futuro.

Interdisciplinariedad

Como consecuencia de lo expuesto, la universidad se ha de caracterizar también por su polivalencia disciplinar: No queremos ingenieros o abogados químicamente puros, sino hombres completos. Nuestra sociedad camina hacia configuraciones sociales progresivamente flexibles: ya no va a imperar la transformación y el intercambio de mercancías, sino la comunicación de conocimientos.

La interdisciplinariedad busca en principio la interrelación entre quienes, teniendo oficios diferentes, han de llevar a cabo una tarea estrechamente común.

Sucede que las fronteras convencionales entre las diversas disciplinas tienden a borrarse, o, al menos, a perder su rigidez. Resulta notoria la actualidad y atingencia de una institución que considere de manera global las diversas ramas del saber y facilite su interrelación dentro de ella misma. Queremos que el hombre de negocios pueda entenderse con el literato y viceversa; que el ingeniero y el periodista puedan dialogar aun cuando no estén de acuerdo.

Vamos en efecto hacia un tiempo en el que habrá una gran especialización, pero a la vez una gran interdisciplinariedad. La especialización lineal de nuestros días comienza a perder relieve. El perfil de persona al que hemos de apuntar vendrá dado por una formación intelectual sólida y amplia que le permita ser versátil. Si se aprenden cosas muy concretas, delimitadas, es seguro que resultarán inútiles al cabo de pocos años. Por eso nuestra especialización no ha de ser lineal, sino arborescente.

Por lo que dijimos con anterioridad al hablar del carácter ético que deben poseer las enseñanzas universitarias del futuro, resulta evidente que el entrelazamiento o interdependencia de los estudios tiene precisamente en la ética una mayor vigencia que en cualquier otra disciplina.

Todos los problemas mencionados a título ejemplificado hace un momento carece de solución realista si se hace a un lado el comportamiento moral del hombre.

Manejo de sistemas cibernéticos

Hemos de fortalecernos también en el manejo de los sistemas cibernéticos. No se trata sólo de una sistematización mecánica, sino de la asimilación de una mentalidad. Parece hoy necesario que todos los profesores –incluyendo los de filosofía y derecho- asimilen -con la fuerza vital y aun vegetativa del vocablo– los nuevos caminos de la informática que suponen para la civilización un adelanto sin duda superior al de la imprenta de Gutenberg.

Pero la adopción de la cibernética en los procesos de estudios profesionales, y en los procesos profesionales mismos, han de darse dentro del marco de la interdisciplinariedad. No se olvide tampoco

que la universidad debe combatir tanto la tendencia acaparatista y monopólica de la cibernética como la actitud escéptica de aquellos individuos anclados en sus certezas escleróticas, los cuales, como lo diría el poeta castellano, “desprecian cuanto ignoran”.

Multivalencia idiomática

El quinto aspecto de mi propuesta para la universidad del futuro es que debe poseer una multivalencia idiomática. Nuestro propósito habría de ser que el alumno conozca los dos idiomas más universales. Queremos, en primer lugar, que domine el español, que cuente con la capacidad de cabal comunicación en su propio idioma, lo cual está muy lejos de conseguirse en nuestro país. Obsesionados por adquirir la lengua de la nación más poderosa del mundo, con la que compartimos una frontera de dos mil quinientos kilómetros lineales, nos olvidamos del idioma más importante para nosotros, el que se habla en nuestros dos millones de kilómetros cuadrados.

Después, junto con el español, para graduarse, nuestro alumno tendrá necesidad de adquirir un nivel de TOEFL adecuado quizá no para hacer negocios con otros países, pero sí al menos para entender su cultura.

De cualquier manera, es preciso observar que de poco vale- a no ser en un terreno meramente pragmático – el conocimiento del idioma sin la amplitud comprensiva frente a la cultura que representa. La interpenetración de las culturas no sólo es más importante que el conocimiento del idioma, sino que incluso puede darse sin él, como lo demuestran los grandes fenómenos de mestizaje a lo largo de la historia.

Todo ello implica, como nuestro modelo educativo lo indica, que el alumno, como lo muestra el cuadro siguiente.

Cambios en el Rol del Alumno

de:

Cambios en el Rol del Alumno

a:

Receptor pasivo de información

Participante Activo del Proceso de

Aprendizaje

Reproductor de conocimiento El alumno produce y comparte el conocimiento, a veces

participando como experto

El aprendizaje es concebido como una actividad individual

El aprendizaje es una actividad

colaborativa que se lleva a cabo con otros alumnos

Como puedes observar, ser universitario implica tener una gran responsabilidad, primero contigo mismo, luego con tu familia y por último, con toda la sociedad.

2.5 Mi visión a 5 años. 2.6 Mi visión a 10 años. PRODUCTO FINAL: ensayo integrador sobre MI PROYECTO DE VIDA.