cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de jovellanos y...

436

Upload: phungkiet

Post on 19-Apr-2018

250 views

Category:

Documents


6 download

TRANSCRIPT

Page 1: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 2: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 3: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de investigación

Page 4: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 5: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos

de

investigación

(NÚMS. 4-5 – AÑOS 2010-2011

(Extraordinario Bicentenario 1811-2011)

Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias

Page 6: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias no se hace responsable de las opiniones y manifestaciones vertidas en los artículos que vayan �rmados en esta revista. Todos los textos, �rmados por su autor/autora, se remitirán de acuerdo con las normas de publicación que �guran al �nal de cada número.

Coordinación editorial: Orlando Moratinos Otero y Fernando Adaro de Jove

© Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2013Museo Casa Natal de Jovellanos. Gijón

Administración y Secretaría:C/ María Bandujo, 11 – bajo33201 Gijón. Principado de Asturias – EspañaTeléfono: (+34) 985 357 [email protected] – www.jovellanos.org

La edición de este libro consta de 600 ejemplares

Fotografías e ilustraciones: los autores. Ilustración de cubierta: Ex libris grabado por Goya para Jovellanos. Biblioteca Nacional. Ilustración contracubierta: Ex libris de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias (Dibujo de Jesús Gallego).

Depósito Legal: AS-925/2013ISSN: 1888-7643

Imprime: Grá�cas Ápel. Gijón

Page 7: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La revista Cuadernos de Investigación tiene como objetivo la difusión de la investigación que, en el ámbito de la Historia, se lleva a cabo en la FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS DEL PRINCI-PADO DE ASTURIAS. Son también numerosas las aportaciones de prestigiosos especialistas de universidades y otras instituciones españolas y extranjeras.

Los temas que se abordan en Cuadernos de Investigación son los relacionados con la vida y la obra de Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), sus teorías económicas, pedagógicas, políticas, históricas y legales, así como los aspectos histórico-socioculturales de la España de �nales del siglo XVIII y principios del XIX.

Está especialmente dirigida a personal docente (universitario y de E.S.) de Historia de la España Moderna, estudiantes y todas aquellas personas que muestran interés por los diferentes aspectos relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX.

La revista se ajusta a los criterios que hacen referencia a la calidad informativa y cientí�ca de la misma, como medio de comunicación cientí�ca, según se prescribe en el Apéndice I de la Resolu-ción 18342 de 25 de octubre de 2005, de la Presidencia de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (BOE n.º 266 de 7 de noviembre de 2005, p. 36476).

La revista Cuadernos de Investigación se encuentra indexada en las siguientes bases de datos:

Base de datos ISOC, producida por el CSIC.

LATINDEX.

Difusión y Calidad Editorial de las Revistas Españolas de Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas.

Clasi�cación integrada de revistas cientí�cas.

REBIUN. Red de Bibliotecas Universitarias.

Referenciada en Dialnet, Universidad de La Rioja.

Page 8: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 9: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación

DirectorJesús Menéndez Peláez

SecretarioOrlando Moratinos Otero

Comité de redacciónFernando Adaro de Jove

María Teresa Caso Machicado

Comité científico-Evaluadores externos

Mariano Abad Fernández (Universidad de Oviedo)Rafael Anes Álvarez de Castrillón (Universidad de Oviedo)Mª José Álvarez Faedo (Universidad de Oviedo)Ramón María Alvargonzález (Universidad de Oviedo)Ignacio Arellano Ayuso (Universidad de Navarra)Emilio Bejarano Galdino (I.E.S. Juan María Tornas. Palma de Mallorca)Jesús Cañas Murillo (Universidad de Extremadura)María Teresa Caso Machicado (Fundación Príncipe de Asturias)Silverio Cerra Suárez (Centro de EE. Teológicos del Seminario

Metropolitano de Oviedo) Santos Manuel Coronas González (Universidad de Oviedo)José María Fernández Cardo (Universidad de Oviedo)Antonio Fernández Insuela (Universidad de Oviedo)José Luís González Novalín (Rector de la Iglesia Nacional Española de

Santiago y Montserrat en Roma)Pablo F. Luna (Universidad de la Sorbona - París)Vicent Llombart Rosa (Universidad de Valencia)Moisés Llorden Miñambres (Universidad de Oviedo)Silverio Sánchez Corredera (I. E. S. Emilio Alarcos. Gijón)Manfred Tiez (Universidad de Bochum)Juan José Tuñón Escalada (Centro de EE. Teológicos del Seminario

Metropolitano de Oviedo)

Page 10: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 11: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

A la memoria del profesor D. José Miguel Caso González

en el bicentenario de la muerte de D. Gaspar Melchor de Jovellanos

Page 12: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 13: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Sumario

Número Extra. Monográ�co bicentenario de la muerte de Jovellanos

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15-16Jesús Menéndez Peláez

A José Miguel Caso González, jovellanista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17-24Teresa Caso Machicado

ARTÍCULOS

Jovellanos y la religión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27-58Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

El crecimiento urbano del Gijón de Jovellanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59-68Ramón Alvargonzález Rodríguez

De Jovellanos y la Economía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69-88Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89-126Xuan Carlos Busto

Historiografía jurídica jovellanista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127-154Santos M. Coronas González

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155-196Joaquín Fernández García

La imagen del Jovellanos político en la historiografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197-220Ignacio Fernández Sarasola

Page 14: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

14 Cuadernos de investigación. núms. 4-5 – extra – años 2010-2011

La antigüedad clásica en Jovellanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221-244Emiliano Fernández Vallina

Perl musical de Jovellanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245-258Ramón García-Avello

Jovellanos, literato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259-280Jesús Menéndez Peláez

Jovellanos, educador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281-312Santiago Sagredo García

Jovellanos y las bellas artes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313-356José Antonio Samaniego Burgos

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 357-422

Silverio Sánchez Corredera

Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias . . . . . . . . . 423-428

Normas de publicación en Cuadernos de Investigación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 429-434

Page 15: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 15-16

Introducción

E

l bicentenario de la muerte de Jovellanos representaba para nuestra Fundación un antes y un después. Una efeméride así había de dejar una huella no solo en

nuestra labor divulgativa con numerosísimas actividades sino también editorial. Por eso se pensó en hacer un número doble de nuestros Cuadernos de Investigación con el objeto de ofrecer una síntesis del pensamiento de Jovellanos en las distintas áreas de conocimiento, como se puede ver por el simple enunciado de los temas tratados. Se ha dicho con frecuencia que Jovellanos es como un poliedro con muchas caras. Es cierto. Es difícil encontrar un tema de su época que no haya sido tratado por Jovellanos. Aquí radica una de las notas caracterizadoras del gran polígrafo gijonés.

Se ha pretendido, en apretada síntesis, ofrecer las caras más notorias de su pensamiento a modo de «enciclopedia jovellanista», con la �nalidad de tener en un solo volumen aque-llos aspectos más sobresalientes de su obra. Un intento difícil de lograr, pues la bibliografía oceánica generada por nuestro prócer a lo largo de estos doscientos años resulta imposible de resumir por los distintos especialistas a quienes se encomendó esta tarea.

Como presidente de la Fundación Foro Jovellanos me siento muy satisfecho de la labor realizada, ‘gratis et amore’, de los autores. Mi gratitud, llena de admiración por el trabajo realizado. El jovellanismo se lo ha de agradecer.

Hemos querido dedicar esta obra al añorado maestro, profesor José Miguel Caso González. En sus últimos años la in�uencia del bicentenario de la muerte del pró-cer estaba muy presente en sus proyectos jovellanistas. La muerte lo robó prematu-ramente cuando estaba inmerso en las obras completas de Jovino. Aunque ausente, el recuerdo a su persona y a su obra, fueron constantes a lo largo de las distintas activida-des programadas de este año jovellanista.

Palabras clave: Jovellanos y la religión; Jovellanos y la economía; Jovellanos y el derecho; Jovella-

nos y la política; Jovellanos y la literatura; Jovellanos y el asturiano literario.; Jovella-nos y la etnografía; Jovellanos y la pedagogía; Jovellanos y la música; Jovellanos y la �lología clásica; biógrafos de Jovellanos.

Jesús Menéndez PeláezPresidente

Page 16: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 15-16

Introduction in the manner of a general summary

T

he bicentenary of Jovellanos’s death meant a turning point to our Foundation. Such an anniversary was to in�uence not only on our informative task –with

numerous activities–, but also on our editing one. �at is the reason why we thought of preparing a special double issue of our Cuadernos de Investigación with the aim of o�ering a synthesis of Jovellanos’s thinking, in the di�erent �elds of knowledge, as it can be seen by his simple formulation of the subjects dealt with. It has been frequently said that Jovellanos is like a multi-sided polyhedron. It is true. It is hard to �nd a sub-ject of his time that has not been dealt with by Jovellanos. Here lies one of the charac-teristic touches of the great Gijonian polygraph.

We have tried to o�er, very synthetically, the most notorious aspects of his thought in the manner of a «Jovellanist Encyclopaedia,» with the aim of having, in a single volume, the most outstanding aspects of his work. An objective which is hard to reach, since the ocean of bibliography generated about Jovellanos along these two hundred years is impossible to summarise by the di�erent specialists to whom this task was entrusted.

As the President of the Foro Jovellanos Foundation I feel very satis�ed by the work done, «gratis et amore,» by the authors. My gratitude is full of admiration for what they have accomplished. �e «Jovellanism» is to thank them for that.

Key words:Jovellanos and religion; Jovellanos and economy; Jovellanos and the Law; Jovella-

nos and politics; Jovellanos and literature; Jovellanos and the literary Asturian; Jove-llanos and ethnography; Jovellanos and pedagogy; Jovellanos and music; Jovellanos and classical philology; Jovellanos’s biography.

Jesús Menéndez PeláezPresidente

Page 17: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 17-24

A José Miguel Caso González, jovellanistaMaría Teresa Caso Machicado

Es necesario cambiar las ideas antes de hacer la guerra a las costumbres.El Censor

Tengo la esperanza de que mis artículos, mis libros y mis conversaciones hayan servido para que otros pudieran caminar por lugares más desembarazados. La gloria de quien quiere enseñar de veras es la de empujar a otros y quedarse él en la cuneta.

José Miguel Caso González

Q

uienes hemos tenido la fortuna de trabajar con el profesor José Miguel Caso (1928-1995) no creo que podamos nunca desligar de su personalidad y de su

vida su profunda vocación investigadora y docente. La faceta más conocida de su tra-bajo es la dedicada a la vida y la obra de Gaspar Melchor de Jovellanos y al siglo XVIII español. Era una preferencia que le venía de lejos, pues ya siendo niño ocupaba mu-chas horas de ocio leyendo y transcribiendo manuscritos del ilustrado gijonés en la biblioteca paterna de uno de sus mejores amigos. Con el paso de los años, tras estudiar Filosofía y Letras, dedicó a Jovellanos también su tesis doctoral, leída bajo el título de El Prerromanticismo de Jovellanos. Es imprescindible remontarse a esta época para entender su deseo por abrir caminos a los investigadores y por iluminar algunos de los puntos más oscuros de la tradición historiográ�ca española porque:

Acaso no sobre decir que en los años cincuenta estudiar el siglo XVIIII no solo valía tanto como dedicarse a una parte de nuestra historia que era mejor olvidar, sino que in-cluso equivalía a manifestarse de alguna manera en contra de los ideales entonces vigentes, cuando todavía la frase «por el imperio hacia Dios» era el lema fundamental de una buena parte, digamos, pensante del pueblo español.1

1 Las distintas citas de las opiniones del profesor Caso están extraídas de su artículo «Fortunas y adversidades de un investigador dieciochista en los años cincuenta», publicado en Jose Miguel CASO GONZÁLEZ, De Ilustración y de ilustrados, Textos y estudios del Siglo XVIII- 16, Oviedo, Universidad

Page 18: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

18 María Teresa Caso Machicado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 17-24

Escribe Sánchez Corredera en su obra Jovellanos y el jovellanismo2 a propósito de lo que denomina el casismo:

… no podemos desdeñar ninguna de las páginas del profesor José Miguel Caso, pues en cualquiera de ellas puede surgir alguna pista de interés que sirva para despejar dudas o adentrarse mejor en la comprensión de los problemas jovellanistas.

Asegura también Sánchez Corredera que las conclusiones del profesor Caso:

…/… resultan de un estudio en profundidad –en detalle, pegado a la documentación his-tórica más contrastada− completas porque hablan desde el conjunto de la obra y no desde textos sueltos, y con una dosis de apriorismos que se ha rebajado lo su�ciente para que no queden tergiversadas por las ideas que actúan en la sombra o en la parcialidad. Lo que se ha ganado no es tanto lo que se a�rma −que no es nuevo−, cuanto lo que se niega, que sí ha tendido a reaparecer insidiosamente en los dos siglos precedentes»3.

A lo largo de más de cuarenta años de investigación, el profesor Caso logró, como quería, despejar más de una incógnita y preparar el camino a los que hemos venido de-trás. Y también, claro está, profundizar en el estudio de la obra de Jovellanos y publicar en ediciones �ables y críticas muchos de sus textos, algunos de ellos hasta entonces inéditos.

José Miguel Caso González estudió a la vez varios cursos de bachillerato y perito industrial en la Escuela de Comercio de Gijón, con unas cali�caciones siempre so-bresalientes, y Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo, de la que llegó a ser su secretario general primero y más tarde, rector.

Nada más concluir sus estudios universitarios empezó a dar clases en el viejo case-rón de San Francisco, en Oviedo. En el verano de 1951, tras viajar a la ciudad italiana de Perugia con una beca del gobierno italiano, y recorrer además buena parte de aquel país visitando Venecia, Roma, Florencia, Urbino y Asís, había ampliado sus horizon-tes y se había dado cuenta, escribe, «de que no todo era de color de rosa en el irrespi-rable ambiente español».

Tras regresar a España para incorporarse a la milicia, el profesor Caso empezó a tra-bajar en la investigación de su tesis doctoral. En un primer momento había escogido como tema para ella el teatro español prelopista. Pero más tarde, cuando comprendió

de Oviedo-Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, 1988, págs. 21-30.2 Vid. SÁNCHEZ CORREDE�, Silverio, Jovellanos y el jovellanismo, una perspectiva �losó�ca (Estu-

dio histórico y �losó�co sobre Jovellanos, en la perspectiva del Materialismo Filosó�co, desde la ética, la política y la moral), Oviedo, Biblioteca Filosofía en español, Pentalfa Ediciones, Oviedo, 2004, pág. 503.

3 Ibídem, pág. 507.

Page 19: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

José Miguel Caso González, jovellanista 19

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 17-24

que, por razones personales, necesitaba trabajar sobre una cuestión en la que pudiera profundizar sin moverse apenas de Asturias, se decidió �nalmente por Jovellanos.

A �nales de 1954 había empezado ya la redacción de su tesis. El propio profesor ha a�rmado que la experiencia vivida le demostró que no había elegido un tema fácil, sobre todo porque la historiografía de la época distorsionaba –cuando no falsi�caba o directamente mentía− los hechos, los datos y la realidad que con�rmaban los docu-mentos, hasta llegar, en muchos casos, al esperpento:

No sería nada difícil acumular un montón de textos de entonces que presentan el siglo XVIII como una auténtica desgracia que España había tenido que padecer. Algunos libros, de los que pre�ero no acordarme, analizaban aspectos de aquella época como algo que de todas formas pertenecía a la historia española, pero que por desgracia la había falsi�cado, la había estropeado, la había hecho torcer su destino esencial, al haber propiciado además el nacimiento del liberalismo del siglo XIX4.

En 1954 el ya profesor de Literatura en la Universidad de Oviedo José Miguel Caso González se trasladó a Madrid a trabajar en el recién creado Seminario Menéndez Pi-dal, con el apoyo de su maestro de Oviedo, Enrique Moreno Báez, y de Rafael Lapesa. Trabajó entonces intensamente al lado de Menéndez Pidal en el Romancero, por las mañanas, y en la Biblioteca Nacional, por las tardes, donde se preocupaba en comple-tar la documentación para su tesis; además, daba clases como profesor ayudante de Historia del Español en la Universidad madrileña. Enseguida la investigación lo llevó al Archivo Histórico Nacional donde, según cuenta:

leyendo miles de folios de documentación totalmente inédita, de Inquisición, de Conse-jos, de Estado y de otras secciones, comenzó a aparecer para mí un siglo XVIII totalmente nuevo. Fueron bastantes meses de un trabajo delirante, que me condujo a la prensa, a folle-tos y a libros de la época al parecer ajenos a mi tesis. Los descubrimientos eran sensaciona-les, al menos para quien estaba hasta entonces poco menos que ciego. Sensacionales y hasta alucinantes. La España que me habían metido en la cabeza se empezó a resquebrajar. Era indudable que me habían mentido5.

Por todo ello, al sumergirse en aquel cúmulo de documentación, de noticias nuevas y de deslumbramientos, el profesor Caso varió el rumbo de su investigación, pues su ima-gen de Jovellanos cambiaba de día en día. Poco o nada tenía que ver con lo que le habían enseñado, hasta llegar a a�rmar: «Mi6 Jovellanos ya no era el mismo a �nales de 1956».

4 CASO, «Fortunas y adversidades», pág. 22.5 CASO, «Fortunas y adversidades», pág. 25.6 El subrayado es nuestro.

Page 20: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

20 María Teresa Caso Machicado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 17-24

Aquel mismo año se trasladó a la ciudad francesa de Lyon, donde había sido nombrado lector de español y en donde permaneció hasta 1960. El contacto con la cultura francesa abrió mucho más aún el espíritu y los ojos del joven profesor. Allí pudo leer y analizar la obra de los ilustrados franceses, Voltaire, Rousseau, Diderot, y, al hacerlo,

la posibilidad de leer muchas cosas que aquí estaban poco menos que prohibidas o que eran inasequibles, abrieron de tal manera mis horizontes que el XVIII que había empezado a entrever en los tres años anteriores encontraba una base seria de explicación7.

El profesor Caso, que llevaba grabada en su mente una frase leída en el periódico ilustrado El Censor −«Es necesario cambiar las ideas antes de hacer la guerra a las costumbres»−, comenzó a comprobar por la documentación manejada entonces que el clero español del siglo XVIII adolecía de la preparación su�ciente para llevar a cabo un cambio en las mentalidades o, lo que es lo mismo, que en la sociedad española de aquel entonces la brecha entre los reformadores ilustrados y los inmovilistas era pro-funda. Empezó, por tanto, a interesarse por los problemas religiosos, que, �nalmente, ocuparon casi un tercio de su tesis, que llenó 1.000 folios. Mientras tanto, Jovellanos seguía creciendo y transformándose en su mente:

Cada vez me interesaba menos verlo como patrono de esta o de la otra tendencia y, más, mucho más, estudiarlo en su conjunto. Entonces fue cuando empecé de verdad a compren-der la grandeza de Jovellanos y las razones de su tragedia personal. Estaba claro que no se podía separar este párrafo de aquel otro, que no se podía aplicar como unidad de medida una pretendida ortodoxia, que no tenía ningún sentido hablar de un Jovellanos católico al que la debilidad humana le había hecho caer en algunos lunares, como aseguraba Menén-dez Pelayo8.

Nació en él también entonces el deseo de llegar a publicar algún día los textos de Jovellanos limpios de erratas, de falsi�caciones y de censuras porque, decía:

No fueron solo nuevos documentos (…) que nadie leía lo que tuve la suerte de descu-brir (…) también abundantes materiales especí�camente jovellanistas, que al ser confron-tados con los impresos, cuando no eran inéditos, iban poniendo de relieve graves errores y hasta auténticas falsi�caciones en las obras conocidas de Jovellanos9.

7 CASO, «Fortunas y adversidades», pág. 26.8 CASO, «Fortunas y adversidades», pág. 27. 9 Ibídem, pág. 28.

Page 21: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

José Miguel Caso González, jovellanista 21

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 17-24

Aparece en ese momento en su trabajo con intensidad una faceta que no abando-nará ya nunca y que nos remite al aspecto más puramente �lológico de su preparación académica: el gusto por las ediciones críticas, es decir, aquellas en las que se estudian los manuscritos, las diferentes ediciones, se limpian y se �jan los textos, se analizan las variantes entre ellos, se decide y se explica, cuando es posible, por qué hay esa diversi-dad. Esta tarea, cientí�ca, ardua y para la que se requiere, sobre todo, mucha paciencia, fue en el trabajo del profesor Caso fundamental:

La idea de que era necesaria una nueva edición se me impuso como algo acuciante. En 1960 empecé a publicar ediciones críticas de obras de Jovellanos; pero este era un remedio de escasas consecuencias, porque lo único importante radicaba en el de�nitivo destierro de colecciones como la de la B.A.E.10.

En 1960, al obtener por oposición la cátedra de Lengua y Literatura españolas de institutos, abandonó Lyon y se trasladó al de Ponferrada. Mientras tanto, terminada su tesis, se doctoró por la Universidad de Madrid y hasta que en 1966 ganó, también por oposición, la cátedra de Historia de la Lengua y de Literatura española de la Uni-versidad de La Laguna, permaneció en el Instituto Jovellanos, de Gijón. Por último, en 1967 se incorporó al claustro de la Universidad de Oviedo como catedrático de Literatura Española, donde permaneció hasta su fallecimiento, en 1995.

Ya desde 1961, y con estos nuevos criterios, empezó a publicar trabajos muy diver-sos. Sobre Jovellanos, naturalmente, pero también sobre Juan de la Cueva, el Lazari-llo, el Romancero tradicional, Juan del Encina, Alejandro Casona, poesía tradicional asturiana, Valle-Inclán, Buero Vallejo, Cadalso, el Cid, Góngora…, y un largo etcétera de artículos de investigación, de ponencias presentadas a congresos nacionales e in-ternacionales, de ediciones críticas. Y seguía, mientras tanto, impartiendo la docencia.

Desde 1967, por tanto, el profesor Caso lo es de la Universidad de Oviedo. Aquí continúa sus investigaciones jovellanistas y dieciochistas, un siglo, el XVIII, que, como hemos visto, iba transformándose en su mente de algo oscuro y tenebroso a una época de luz, un siglo de las luces, como efectivamente es llamado. Creía, además, que si te dedicabas a estudiar esta época concreta de la historia y de la literatura, «era impres-cindible dejar a un lado las polémicas, es decir, que la historia del siglo XVIII hay que evitar tratarla en función de nuestra ideología o de nuestros intereses».

En ese empeño, creó en 1970 el Centro de Estudios del Siglo XVIII, que dirigió personalmente durante muchos años. El Centro tenía su origen en la Cátedra Feijoo, instituida en 1954 por la Universidad y el Ayuntamiento de Oviedo y su objeto era crear un Seminario de Investigación, una biblioteca especializada y una asociación de

10 CASO, «Fortunas y adversidades», pág. 28.

Page 22: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

22 María Teresa Caso Machicado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 17-24

estudiosos del siglo XVIII. En 1987 pasó a denominarse Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII y en 2005, ya fallecido el profesor Caso, adquirió el rango de insti-tuto universitario, un viejo sueño de su creador e impulsor, que fue también, durante muchos años, alma mater de la institución. Hasta el Centro llegaban investigadores del mundo entero, desde Alaska a Japón, desde Camerún a Laponia, y los congresos que organizaba reunían en Asturias a los más importantes investigadores y profeso-res dieciochistas españoles, pero también a importantes hispanistas estadounidenses, franceses, italianos, ingleses, alemanes... Poco a poco, con mucho esfuerzo y con muy pocos medios, el profesor Caso iba viendo su sueño hecho realidad: que en España se pudiera investigar, hablar y escribir sobre el siglo XVIII sin miedo a la condena, a la censura, sin tener que esconder las realidades que los documentos históricos ates-tiguaban. Veía hecho realidad, de nuevo, aquel amor a la verdad, aquel gusto por el conocimiento, aquel deseo de veracidad que lo había animado desde los comienzos de su actividad profesional. En 1985 escribía:

Acaso en el fondo de mi alma, sin yo saberlo, había desde siempre una tendencia al sapere aude kantiano, es decir, cierta tendencia rebelde a no aceptar por las buenas lo que se me trataba de imponer. Acaso ello explique el porqué de buscar las fuentes, de acudir al documento o al testimonio �dedigno, de tratar de comprender a Jovellanos o a cualquier otro autor desde dentro de él mismo, no desde coordenadas previamente establecidas. Al conseguir que los documentos, los periódicos, los folletos y los libros de entonces me ha-blaran su propio lenguaje, y no el que yo quisiera imponerles, un nuevo siglo XVIII ama-necía para mí11.

Si exceptuamos el intervalo de sus años como secretario general de la Universidad, cargo al que accedió en 1971, y como rector, en el que estuvo desde 1973 a 1976, y sus estancias en las universidades estadounidenses de Maryland, primero, y Berkeley después, se dedicó por entero a sus tareas docentes y de investigación en la Universi-dad de Oviedo.

Tras abandonar el rectorado, decidió impulsar la edición crítica de las Obras com-pletas de Jovellanos, aquel viejo sueño de más de treinta años, que ocupó hasta su fallecimiento todo su tiempo y sus energías. Había publicado ya muchas cosas de y sobre Jovellanos: decenas de artículos sobre los temas más diversos, estudios docu-mentados en ediciones de algunos de los escritos jovellanistas fundamentales, como el Reglamento para el Colegio de Calatrava, o las Cartas del Viaje de Asturias, o el Informe en el Expediente de Ley Agraria, o las poesías y el teatro de Jovellanos. Pero al empezar la edición de las obras completas su intención era recopilar todos los manuscritos y ediciones, todo lo necesario para ver �nalmente reunida la abundante producción es-

11 CASO, «Fortunas y adversidades», pág. 29.

Page 23: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

José Miguel Caso González, jovellanista 23

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 17-24

crita de Jovellanos y hacerlo en una edición �able y de�nitiva. Si en sus primeros tiem-pos como investigador jovellanista había tenido que luchar el profesor Caso con los estereotipos y los tópicos hasta empezar a ver la luz al �nal del camino, en esta última etapa los enemigos eran otros: burocráticos, administrativos, enemigos difíciles de vencer para quien estaba acostumbrado a trabajar de sol a sol sin apenas recompensa económica. Pese a ello, siguió trabajando hasta el �nal de sus días con pasión, con la ilusión de ver completado su trabajo.

Como a�rma el profesor George Steiner12:

El académico, el profesor, deberían ser –en una universidad sobre todo de humanida-des− perfectamente visibles. Cruzarse a diario en nuestro camino. La consecuencia es un proceso de contaminación implosiva y acumulativa. El conjunto es activado como tal, con independencia de sus partes principales. En virtud de esa contigüidad no forzada, el estu-diante, el joven investigador quedará infectado. Percibirá el perfume de lo real. (…) Una vez que un hombre o una mujer jóvenes son expuestos al virus de lo absoluto, una vez que ven, oyen, «huelen» la �ebre en quienes persiguen la verdad desinteresada, algo de su resplandor permanecerá en ellos. Para el resto de sus vidas y a lo largo de sus trayectorias profesionales, acaso absolutamente normales o mediocres, estos hombres y estas mujeres estarán equipados con una suerte de salvavidas contra el vacío.

De esa manera contagiosa y apasionada logró el profesor Caso transmitir su gusto por saber y su insaciable curiosidad. Creo que todos los que en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido contagiados, hemos percibido el perfume de lo real, siempre se lo agradeceremos.

12 Vid. George STEINER, Errata. El examen de una vida, Siruela, Madrid, 1997, pág. 63.

Page 24: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 25: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Artículos

Page 26: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 27: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

Jovellanos y la religiónManuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Universidad de Oviedo

I

E

l estudio de la �gura prócer de Don Gaspar Melchor de Jovellanos, en su relación con la religión, es susceptible de diversas perspectivas: desde su propia vivencia

espiritual, hasta su ejecutoria como hombre público y estadista –cuando le tocó deci-dir sobre cuestiones concernientes a la Iglesia–, pasando sobre sus juicios y opiniones en torno a la constitución canónica, o a la beligerancia de las instituciones eclesiásti-cas en materias educativas, pedagógicas, políticas, sociales y económicas. Resulta un muestrario demasiado amplio para ser despachado en las pocas líneas de un artículo. Sin embargo, el análisis de estos temas, en el siglo XVIII, carece de la complejidad con la que están revestidos en las centurias anteriores.

Los asuntos religiosos en el setecientos tienden a reducirse a los términos de lo jurídico y de lo útil. En el Antiguo Régimen, acaso, no hay centuria menos teológica que la de la Ilustración. Siglo de decadencia e inercia culturales, de imitación por lo foráneo, de escasa originalidad castiza, de estancamiento social, y de desquiciamiento del sistema político, todo ello tenía que repercutir necesariamente en los aspectos reli-giosos y eclesiásticos. Primero, porque estos forman parte de la totalidad del universo cultural, y segundo, porque en la estructura de la organización eclesiástica y en su propia vivencia moral e intelectual se percibe un evidente cansancio y hastío.

Con estas premisas lo religioso pierde profundidad, y por lo tanto parece quedar reducido a lo formal y a la exterioridad, de ahí que la óptica jurídica resulte tan impor-tante, y para muchos, de aquel tiempo, primordial y preferente. Si en siglos anteriores España, con sus dinámicos idealismos, confesionales y profanos, con su intensa vida intelectual, cientí�ca y académica, y con su protagonismo militar y político, había te-nido la batuta no solo en Europa, sino en el mundo, ahora el escenario es completa-mente distinto. Nuestro país ya no es agente, si no receptor. Parece que se han secado en él la innovación y la curiosidad. El adocenamiento y la reiteración lo invaden todo. La querencia de los renovadores por los moldes extranjeros, muestra el agotamiento de la cultura patria, cuya tradición queda reducida al olvido, a la parálisis o a la des-

Page 28: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

28 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

�guración. La Iglesia, también padece estas lacras, sobre todo en un momento en el que los vientos que proceden del continente están repletos de criticismo burlón, de descreimiento y de incomprensión por lo hispánico.

Este es el tiempo que le toca vivir a Jovellanos. Decir de él que es uno de los pro-ductos más acabados de las luces del XVIII, es reiterar la evidencia, pero claro está el ilustrado lo es a su manera, con sus peculiaridades y distinciones. Nacido en 1744 en una modesta villa de Asturias, Gijón, que hasta entonces no había destacado por nada en el concierto de España, su naturaleza la inmortalizó para siempre en los anales de la historia. De allí saltó, tras una brillante carrera administrativa, a los altos centros del poder político.

La encrucijada en la que entonces se vio inmerso coincidió con tiempos aciagos para la Iglesia. La revolución francesa, que suponía una ruptura con el Antiguo Ré-gimen, también se caracterizaba por una crítica, y acción demoledora hacia ella. Los trastornos en el país vecino fueron consecuencia de su particular trayectoria política y religiosa, muy distinta a la de España y a la de otros países europeos; sin embargo, los propulsores de sus principios ideológicos aspiraron a que estos modi�caran la es-tructura político-social del continente. En nuestro país el rechazo social hacia lo que suponía la revolución fue generalizado, pero cuando los radicalismos liberales se cono-cieron primero, y después se padecieron, España ya llevaba unas décadas de reformas e intentos de reforma en materia eclesiástica. La violencia de lo ocurrido allende Los Pirineos terminó por desacreditar en gran medida las iniciativas que hasta entonces se habían acometido o ideado, dejándolas en el campo de la impiedad. El inmovilismo fue fruto de la visión de lo que podía ocurrir si se apuraban los impulsos de la renova-ción. La Iglesia, por sí, institución tradicional, se sumó a esta inercia, cuando tenía en su frente un reformismo, templado o revolucionario, sin entraña ni hondura moral, y además conectado con un ideario político de escaso valor social. El caso español en estas circunstancias, como en otros muchos sucesos, tiene su peculiaridad, y a él no se pueden aplicar las premisas de lo ocurrido en Francia, o en otros países europeos.

Cuando muere Jovellanos en 1811, las dos instituciones más estimadas por los es-pañoles, la Monarquía y la Iglesia, yacían arrolladas por la revolución. Casi se podía decir que una tragedia cósmica había perturbado sus realidades seculares y amenazaba con darles el �niquito. No fue así, pero los nuevos tiempos, que vinieron, certi�carían la contradicción y el fracaso de la Ilustración, y plasmarían las recetas impetuosas.

II

Si algo caracteriza a la ilustración española es su énfasis en emprender el camino de las reformas: avanzar sin olvidar, cambiar sin demoler, revitalizar antiguos principios

Page 29: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 29

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

sin desterrarlos. Hay en esta trayectoria un sentimiento de timidez y recato, como si se recelara de sus últimas consecuencias y, además, sabiendo que el cuerpo social en gran medida le era contrario. Por eso el poder político tiende al absolutismo y se sacraliza. En este caso la Iglesia es un estorbo, o al menos una institución que no se identi�ca totalmente con los postulados renovadores, por parte de una porción importante de sus miembros, y con respecto a la totalidad de las iniciativas ilustradas.

La Iglesia era una gran potencia económica y el nervio intelectual del Antiguo Ré-gimen. Su ascendiente social e in�ujo en las conciencias eran inmensos. El clero en España no constituye un estamento aristocrático y distante sino que descansa sobre un arraigo popular incuestionable. La administración de sus bienes, muchas veces es-trafalaria, desordenada y precisa de unos criterios más racionales y e�caces, sin em-bargo cumplía una evidente función social, y rara vez era abusiva. Existía una estrecha alianza entre el estamento eclesiástico y las clases populares fundada no solo en los ideales políticos y religiosos, sino también en los intereses materiales y económicos. Por eso la reacción frente al proyecto ilustrado fue a la vez popular y eclesiástica. Esto lo percibieron con toda claridad los promotores de las luces, como después ocurriría con los liberales. El cura, sobre todo el rural, –entonces la mayor parte de la población habitaba en el campo o en núcleos de población de escasa entidad– no solo era el guía espiritual de sus feligreses, sino el consuelo en sus a�icciones, la ayuda en sus apuros económicos, la recomendación en sus peticiones y el representante de la cultura en una sociedad generalmente iletrada.

El clasismo, cuya formulación, proponen los ilustrados suponía la destrucción de la sociedad estamental que pervivía idealmente pero no en la realidad. La Iglesia en el proyecto renovador habría de perder, sino en in�uencia colectiva, si en su persua-sión política y en su poder económico. Esto conllevaba la implantación de un modelo político-social menos representativo de los intereses generales, pese a todas las pro-testas de los ilustrados por mejorar la vida de los vecinos y sus ansias por aminorar la precedencia nobiliaria. La unión entre la Corona –más o menos consciente del o�cio que desempeñaba–, las minorías ilustradas –nobles y eclesiásticas– y los ministros y burócratas ganados a las nuevas ideas o servidores de ellas, se enfrentaba a una liga en-tre la mayor parte de la Iglesia, un sector muy importante del patriciado, y sobre todo las clases populares, que representaban el democratismo –para algunos la demagogia– sustentador de una sociedad caballeresca , cuya sustancia se había ido perdiendo en el curso de los siglos.

Las luces querían reformar todo, el Estado, la vida económica, la educación –este es uno de los aspectos en el que más hacen hincapié– el gobierno local, la adminis-tración de justicia, el ordenamiento jurídico, la con�guración estamental, los altos organismos de la administración, y por lo tanto, también, la Iglesia. Su situación no adolecía de grandes males, sus mayores limitaciones eran la rutina, cierta vulgaridad

Page 30: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

30 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

y el cansancio espiritual, aunque estas circunstancias interesaron poco a los ilustra-dos. Situaciones anacrónicas, organización eclesiástica desfasada y trivialidad pastoral constituían los per�les más evidentes de su realidad. Los partidarios de las luces, guia-dos principalmente por una mentalidad juridicista, pusieron su atención preferente en aspectos más fenoménicos y visibles. Tanto el clero secular, como el regular y sobre todo éste, atrajeron su preocupación. Si se estudia con objetividad el plan de los ilus-trados hay que concluir, en muchos casos, la rectitud y bondad de sus intenciones y la conveniencia de algunas de tales propuestas, pero también su desconocimiento de la psicología sacerdotal y religiosa, su incomprensión por la vida espiritual y su ideal de una Iglesia, no unida, sino vinculada servilmente al Estado. El nacionalismo religioso y sacristanesco contribuyó a arruinar lo que de bueno había en una renovación eclesiás-tica, por otra parte, tan necesaria. Algunas medidas de la Corona, la sociedad nunca las comprendió. Tal ocurrió con la expulsión de la Compañía de Jesús, cuyas causas, el propio rey Carlos III celó en generalidades no probadas y en el hermetismo de su conciencia.

Los resultados de las iniciativas ilustradas con respecto a la Iglesia fueron modestí-simos y en muchos casos inexistentes. No todo, sin embargo, es achacable a las autori-dades civiles, el mismo clero careció también del impulso su�ciente para sacudir de sí el marasmo de la comodidad y de los hábitos seculares.

Ante tales conclusiones la memoria del historiador no puede dejar de alcanzar el reformismo que hacía dos siglos había cosechado las mejores consecuencias y ante males y oposiciones mayores. Explicar la razón del éxito de la renovación auspiciada en el siglo XVI, y el fracaso de la del XVIII, comprende aspectos muy diversos. En ambos casos se habla de restablecer la disciplina de los regulares, extirpar las supers-ticiones, sanear la vida moral de la sociedad, mejorar la cura de almas y promover la educación y la cultura. En los dos supuestos la reforma se valió de un evidente an-tiromanismo y, sin embargo, sus desenlaces fueron completamente diversos. Fuera de señalar otras causas, hay que recordar la distinta �sonomía espiritual de los reyes, principales promotores: Felipe II, inteligente, laborioso y austero –el bosquejo moral que de él hace Fray José de Sigüenza, en el castellano más hermoso nunca escrito causa aún hoy una impresión profunda– y Carlos III, muy poco culto, psicológica-mente inestable y nada trabajador, de religiosidad vulgar, sin entraña mística y un tanto milagrero. A su lado hay que indicar la identi�cación perfecta entre los ideales del poder civil y la naturaleza de la Iglesia en el Siglo de Oro, y la falta de esta corres-pondencia exacta entre ambas potestades en el XVIII. En aquella época las trifulcas jurisdiccionales y jurídicas entre los dos poderes no fueron menos intensas que las ocurridas en el setecientos, pero en el fondo había un factor común, la �rme creencia en la Iglesia en todas sus dimensiones, morales, espirituales y temporales. Si Carlos III extrañó de sus estados a un instituto religioso –los jesuitas–, Felipe II hizo desaparecer

Page 31: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 31

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

de España a otro –los Menores Conventuales–, y sin embargo, los �nes que guiaban a uno y al otro eran completamente diferentes. No es por eso de extrañar la distancia enorme que separa la reforma católica del siglo XVI y de buena parte del siguiente, y la ilustrada dieciochesca.

III

Sobre la ortodoxia y sinceridad de las creencias religiosas de Jovellanos parece no haber duda. Cierto es que algunas de sus expresiones son comprometidas y malso-nantes, también es verdad que ciertas adhesiones doctrinales resultan poco claras y peligrosas, –algunas entran en el terreno de lo heterodoxo– pero de eso a concluir la herejía formal media un abismo. Con la serenidad que dan los siglos y la lejanía respecto a aquellos tiempos azarosos, hoy se puede contemplar la cuestión con me-nos apasionamiento y mayor objetividad. Sin embargo, en su tiempo y después de sus días, la opinión sobre la rectitud de la fe del gijonés padeció importantes reservas. El espaldarazo de�nitivo a la sanción sobre alguna de sus obras, concretamente el In-forme en el expediente de la Ley Agraria, ocurrió tras su muerte y por decreto de la Con-gregación del Índice del año 1825. Pero de la misma manera que el enjuiciamiento sobre la fe jovellanista tiene que ser sosegado, también debe serlo el de la decisión del dicasterio romano.

El tema lo ha estudiado con su acostumbrada pericia el profesor García Sánchez. La iniciativa de la condena se debió en 1824 al nuncio en España, Giacomo Giustiniani, que, a �nales de este año, envío a la Secretaría de Estado un ejemplar del Informe, junto con otro del Tratado de la Regalía de Amortización de Campomanes, a efectos de su censura. De la secretaria ponti�cia, aquél pasó a la Congregación del Índice y en esta fue estudiado por uno de sus relatores, Pablo Polidori, En su dictamen se recoge: dicendo che l´amortizazione ecclesiastica fermò la maggiore e miglior parte delle proprietà in mani oziose, ed ina�ive, e che le donazioni per ogge�i religiosi sono i consigli della supers-tizione». En consecuencia un decreto de la congregación fechado el 5 de septiembre de 1825 condenó la obra y la incluyo en el Índice. El papa León XII lo con�rmó el 26 de noviembre y en el siguiente 3 de diciembre fue publicado. La decisión ponti�cia se recibió por los obispos españoles, algunos de los cuales consta que la imprimieron para conocimiento de los �eles.

La oportunidad de la censura negativa sobre el escrito de Jovellanos coincide con el restablecimiento de la potestad de Fernando VII en sus atribuciones íntegras y con la experiencia tremenda que los realistas habían padecido durante el denominado Trienio liberal. En aquellos años –1820 - 1823– el gobierno constitucional, aun con la oposición del propio soberano, acometió una seria reforma eclesiástica que pasaba

Page 32: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

32 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

tanto por la exclaustración como por la desamortización. Las medidas no contaron tampoco con el aplauso de la población, y sus gestiones ya anunciaban las irregula-ridades que habían de ser características de las de�nitivas incautaciones de los años treinta. Durante el Trienio el Informe de Jovellanos, como el Tratado de Campomanes, disfrutaron de enorme popularidad entre los constitucionales que veían en estos li-bros el fundamento teórico a sus proyectos políticos. Y ello a pesar de que entre las propuestas ilustradas y los decretos revolucionarios había una diferencia sustancial: una cosa era tratar de poner límite a la adquisición de bienes raíces por las institucio-nes eclesiásticas, y otra privarlas de los que ya poseían. Pero en cualquier caso en el trasfondo de la polémica y de cada una de las dos posturas estaba en cuestión el dere-cho nativo de la Iglesia a ser propietaria.

La obra de Jovellanos ya, cuando fue impresa en 1795, había tenido problemas con la Inquisición Española, pero dos años después el Consejo de la Suprema había ordenado la suspensión del expediente. Entonces el gijonés debió disponer de altas in�uencias para evitar la censura del Informe. A principios de octubre de 1797 pasó por el monasterio de benedictinos de San Zoilo de Carrión, y allí notó cierta distancia en los monjes. Pocos días después, se enteró de la causa. En el día 9 de octubre la anota en sus Diarios:

El �eile Flórez, me descubre el misterio de la �ialdad de los monjes de Carrión. Han leído el Informe sobre Ley Agraria, y no les gusta. ¿Por qué? No lo dice. Supongo que será por las verdades relativas a la amortización del clero regular. Peor para ellos si desconocen la razón.

España desde 1823 quería sobreponerse a la violenta experiencia revolucionaria; se trataba de una nación profanada que había que consagrar de nuevo después de los atentados sacrílegos a los bienes y a las personas eclesiásticas. Tanto la Iglesia como el Estado estaban persuadidos de la necesidad de una profunda regeneración, ante hechos vistos que jamás habían soñado que pudieran haber ocurrido en la catolicí-sima nación. La amortización eclesiástica en aquellos años era una cuestión debatida y crucial. Poco antes se había impreso en Salamanca (1820 - 1823), en dos tomos El dominio sagrado de la Iglesia en sus bienes temporales, un inteligente alegato a favor de la propiedad canónica escrito por otro asturiano, entonces obispo de Zamora, Don Pedro de Inguanzo y Rivero.

La condena romana de 1825 proyectó una sombra espesa sobre el catolicismo de Jovellanos, no solo entre los españoles más fervorosos, sino también en el seno de su propia familia. Con ocasión del traslado de los restos de Don Gaspar a la parroquial de Gijón se quiso erigir un monumento con una expresiva inscripción aludiendo al refe-rido Informe. El acontecimiento contó con los parabienes de las academias española, de la Historia, y de Bellas Artes, y las enhorabuenas y participación de dos conoci-

Page 33: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 33

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

dos liberales como Don Manuel José Quintana y Don Juan Nicasio Gallego. En 1842, Don Gaspar de Cienfuegos Jovellanos, sobrino nieto del polígrafo, escribió a su tío, el cardenal arzobispo de Sevilla, Don Francisco Javier Cienfuegos, contándole el evento. La dolorida y apenada respuesta del prelado, de cuyas ideas realistas y contrarias a la Filosofía, y al liberalismo había dado muestras a lo largo de su vida, expresa el juicio que entonces la Iglesia tenía sobre la memoria del famoso gijonés:

En este monumento se recuerda con extraordinaria demostración la Ley agraria, papel elo-giado en todo el orbe; pero ¿Qué piensa de él la Iglesia? Reprobado está por su autoridad divina. Pues ¿cómo se elogia a la faz de la Yglesia y junto el mismo altar un escrito altamente ofensivo de Jesucristo?

IV

La vida y el pensamiento de Jovellanos no se pueden separar ni del humus espiri-tual en el que nació ni de la circunstancia que le tocó vivir. Hoy gracias a la extensa documentación publicada sobre él, su familia y sus ascendientes, se puede conocer lo uno y la otra.

Los Jovellanos, o si mejor se quiere decir los Jove y los Llanos, formaban parte del patriciado asturiano que sale a la luz pública en el otoño de la Edad Medía, en una época de disturbios y de alborotos. A partir del siglo XVI se encadenan al gran carro del imperio, en un momento en el que lo religioso conoce su momento cenital: las grandezas del misticismo, las heroicidades del apostolado y las conquistas de las cien-cias y las letras, sagradas y profanas.

Los Jovellanos, como otros linajes de su tiempo y de su tierra, solo de una forma limitada se incorporaron a la empresa nacional. Su catolicismo a ultranza y sincero no conoce los alardes de la religiosidad castellana. La presencia de los letrados es más tradición medievalizante que humanismo renovador. A �nales del quinientos se ven envueltos en una polémica que entonces sacudía la realidad mesetaria: en Asturias corría un rumor de que sus ancestros no eran limpios, o sea que descendían de ju-díos convertidos. En Gijón, como ocurría con frecuencia en los enclaves urbanos y mercantiles, también se había avecindado una familia de indiscutible origen mosaico, llevaban el apellido de Tineo, por su antiguo lugar de residencia, y su procedencia más lejana era León. Estos Tineo de la marina enlazaron con familias de la nobleza local, y con el correr de los años se les relacionó biológicamente con los Jove y con los Ramírez de Jove.

En el expediente de limpieza de sangre de 1598, en el que Matías Bernaldo de Mi-randa y Jove tenía que demostrar su cristiandad vieja para ocupar un canonicato en

Page 34: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

34 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

la catedral de Oviedo, salieron a relucir las desdibujadas sospechas sobre la calidad de los Jove, hablillas que por entonces circulaban en Asturias. La conclusión, sin em-bargo fue que nada tenían que ver los Jove con los indudablemente confesos Tineos. Pero, sea que, en realidad, no existía este antecedente maculado, sea que los Jove pu-dieron superar el percance gracias a su posición social, la verdad es que el tiempo fue borrando la reserva o la certeza. Años después cuando en 1635 se hizo la encuesta de limpieza sobre Don Gregorio de Jove, hijo de los mayorazgos Francisco de Llanos y Doña Lucia de Jove, que había sido nombrado colegial de San Gregorio de Oviedo por el patrono, el marqués de Mirallo, las declaraciones a�rman con toda contunden-cia la calidad honrosa del pretendiente. Uno de los testigos depuso:

…sabe que el dicho Gregorio de Jove y los dichos sus padres y abuelos y mas antepasados son y siempre an sido christianos biejos linpios de toda rrasa y de noble sangre…

Superado este tropiezo, algunos de los Jove �guran como ministros del Santo O�-cio. Francisco de Llanos Tejera o de Llanos Jove, que vivió en la primera mitad del XVII, fue familiar y alguacil, y su hijo Don Francisco de Llanos Jove o Jovellanos, falle-cido en 1691, también tuvo la familiatura por nombramiento del tribunal de Vallado-lid, empleo para el que debió demostrar no solo su cristiandad vieja, sino también la de su esposa Doña Juana Jacinta Ramírez de Valdés. En 1694 fue hecho alguacil mayor de la Inquisición de Gijón, Don Gregorio de Jovellanos. Se ve que tuvieron especial interés en consolidar la opinión pública de la calidad.

Este deseo por contribuir a la defensa de la ortodoxia, coincidió con una época de subida espiritualidad en la estirpe. El personaje que representa este momento es el ci-tado Don Francisco de Llanos Jove, que vivió entre los años 1634 y 1691, tatarabuelo de Don Gaspar. Intervino no solo en la fundación del monasterio de las Agustinas Recoletas de Gijón, sino también fue uno de los promotores del de Mercedarios Des-calzos, que al �nal no tuvo efecto. Tres de sus hijas fueron monjas de la estricta obser-vancia, Mariana de Santa Teresa en las Carmelitas Descalzas de Medina de Rioseco y Lucia de la Cruz y Margarita Josefa de la Concepción, en las Recoletas de Gijón.

La disciplina rigurosa entre los regulares había llegado con retraso a Asturias, ge-neralmente más arcaizante que las tierras castellanas, pero, sin duda, en una de las estirpes en las que prendió con mayor vigor fue en la de los Jove. La descalcez o re-colección, representaba una profesión religiosa más intimista y austera que la común observancia. Era una llamada a una fe de obras, poco gustosa de formalismos y de con-descendencias temporales. Se conservan algunas cartas de las carmelitas de Medina de Rioseco a Don Francisco de Llanos Jove y en ellas se vislumbra esa religiosidad amable, afectiva y nada escrupulosa. Su hijo Don Gregorio, junto con su casa y familia, recibiría en 1694 carta de hermandad de la Orden del Carmen Descalzo, por patente

Page 35: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 35

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

de su general, el también asturiano Fray Juan de la Anunciación, ovetense, hijo de la casa de los Llanes Campomanes.

V

El cambio dinástico de 1700 no supuso una inmediata y profunda alteración en el catolicismo español, pero con el correr de los años se van apreciando síntomas que referencian una piedad ilustrada. Los testamentos de los Jovellanos siguen expresando una fe tradicional muy arraigada. El abuelo paterno de Jovellanos, Don Andrés, que otorgó sus últimas voluntades en 1729, muestra a las claras esos profundos sentimien-tos de religiosidad: en la iglesia parroquial del valle de Peón, erigió un altar con las imágenes de San Andrés, San Antonio y Santa Clara, y de sus ocho hijos documenta-dos, tres fueron clérigos y una, monja.

Don Francisco Gregorio de Jovellanos, el padre de nuestro personaje, heredó los mayorazgos, de su abuelo, pues su progenitor había premuerto a este. Se trata de un caballero ilustrado, inteligente, culto y muy inquieto por las causas públicas. Por el año 1744 concluyó un acuerdo con su pariente el Marqués de San Esteban del Mar, sobre las capillas de Jove en la iglesia parroquial de San Pedro de Gijón, diferencia se-cular que separaba ambas familias y que se arregló gracias al sentido común y a la pru-dencia de las partes contendientes. Sus testamentos de 1766 y 1779 son una prueba fehaciente de franciscanismo –rasgo tradicional en la estirpe–, humildad y devoción mariana. La madre de Jovellanos, Doña Francisca Apolinaria, era señora, según Ceán Bermúdez, «dotada de virtud y piedad con que crio a sus hijos inspirándoles el temor de Dios». La frase parece responder a un rótulo convencional, pero no por ello es menos cierta. El hogar en el que se educó Don Gaspar era profundamente religioso, y esa sincera fe, aprendida en su infancia, le acompañó toda la vida. Basta repasar sus Diarios para a�rmar que fue siempre un católico practicante, asistiendo a misa y a los o�cios sagrados no solo los días festivos, sino también los laborables, confesando y comulgando. Dios es una presencia constante en su vida. Los deberes de la caridad externa no están disociados de los deberes para con el Creador. Una de las veces que pasa por Pola de Lena y al contemplar la religiosidad y amor al prójimo de sus amigos los Quirós Benavides, no puede dejar de escribir que «serán amados de Dios y de los hombres».

Don Francisco Gregorio y su mujer tuvieron una prole numerosa –se documentan hasta trece hijos–, y por lo tanto la colocación de todos ellos resultó una constante preocupación. Como era uso en las familias de aquel tiempo y de su clase, el destino eclesiástico suponía uno de los empleos que escogieron para sus vástagos. Primero fue elegido para la clericatura un hermano mayor de Jovellanos, Don Alonso, que se malo-

Page 36: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

36 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

graría, y después el mismo Don Gaspar. No hay que pensar que este manifestara en su infancia especiales signos de vocación eclesiástica; la elección de estado entonces era una prerrogativa de los padres que no siempre tenían en cuenta las apetencias �liales. En los más de los casos no había coacción, simplemente la obediencia reverente de los menores. Lo cierto es que Don Gaspar en 1757 recibió la primera tonsura, y ya por entonces comenzó a disfrutar las rentas de una pieza eclesiástica, manera usual mediante la cual con los frutos canónicos se subsidiaba la carrera literaria. Después, cuando marchó a Ávila, bajo el amparo de su obispo Don Romualdo de Velarde, este le con�rió en la diócesis un préstamo y un bene�cio simple. De haber seguido esta ca-rrera, se hubiera ordenado de mayores y aspirado a o�cios de mayor enjundia y presti-gio. Pero, lo cierto, es que Jovellanos no debía sentir la más mínima vocación. Algunas escenas que se conocen de su vida de colegial de Alcalá, lo describen como hombre festivo y mundano. Con todo nunca debió faltar a sus principales obligaciones pues según Ceán «no dexó dia alguno de rezar el o�cio divino». Por eso, cuando en 1767 se preparaba para opositar a una prebenda de o�cio en una catedral gallega, los consejos de amigos y parientes le disuadieron para que abandonara la clericatura y siguiera la carrera jurídica. Y de esta manera, sin que conste mediara crisis espiritual alguna, en aquel mismo año fue nombrado alcalde de la cuadra de la audiencia de Sevilla, empleo con el que inició su trayectoria administrativa. Eso sí, hasta 1774, siguió percibiendo rentas eclesiásticas, pues en este año hizo renuncia de ellas.

El resto de su vida, Jovellanos, fue un cristiano seglar y célibe. Nunca tuvo tenta-ciones �rmes ni para el sacerdocio, ni para el matrimonio. El hábito de Alcántara que recibió en 1780 carece de cualquier signi�cado espiritual revelador. Su profesión en el monasterio cisterciense de Santa María de Belmonte, en 1792, relatada por él mismo en su Diario, carece de cualquier unción religiosa. Era un mero honor civil con que la Monarquía Católica premiaba servicios distinguidos, y en este caso como en otros muchos, no propiamente militares.

Su catolicismo fue franco, sin aspavientos ni heroicidades, y providencialista. Ceán lo describe como «religioso sin preocupación», lo que indica que era un cristiano co-mún. Pero esto no quiere decir que las creencias fueran adjetivas en él. Su fe era de obras y consecuencia de ella fueron sus sentimientos compasivos con los humildes y desgraciados, su humanitarismo en materias penales, su desprendimiento, su lealtad en las relaciones sociales y de camaradería, su preocupación por el bien común y su amor a la verdad y a la justicia. En lo moral debió terminar por ser riguroso y poco amigo de condescendencias. Su puritanismo ético no soportaba las licencias que iban cundiendo en los círculos cortesanos. Las noticias que le llegaban de Madrid no po-dían ser más desoladoras. El 12 de octubre de 1795 señala, por la información que le comunica Pepe Carreño, el «desorden, lujo y corrupción de la Corte». Solo así se ex-plica el profundo desagrado que le causó en 1797 ver a Godoy, en la mesa, �anqueado

Page 37: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 37

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

por su esposa, Doña María Teresa de Borbón, y por su amante, Pepita Tudó. El mismo escribe: «Este espectáculo acabó mi desconcierto; mi alma no puede su�irlo;». No hay duda que en aquel ambiente corrupto y estragado –escenario en el que nunca supo moverse con fortuna– Jovellanos consiguió conservar la limpieza de su conducta. Pre-cisamente cuando le llegó la noticia de su nombramiento para la cartera de Justicia, exclamó «¡dichoso yo si vuelvo inocente!».

El poder para testar que otorgó en el castillo de Bellver en el verano de 1807 es el testimonio más veraz de cómo en el desenlace de su vida conservaba sin sonrojo ni reserva la fe de su infancia. En él mani�esta su con�anza en la divina misericordia, en la intercesión de la Virgen y en los sufragios por su alma. Catolicismo humilde el de Don Gaspar, que incluso le hace renunciar los derechos preeminentes de su linaje en la iglesia parroquial de Gijón. Por debajo del formulismo protocolario, usual en esta clase de documentos, no puede ocultar lo que eran sus auténticos sentimientos. Como se sabe murió en Puerto de Vega, en la marina occidental de Asturias el 28 de noviembre de 1811, tras recibir conscientemente todos los consuelos que la religión dispensa a sus �eles.

VI

En el repaso sumario de la biografía jovellanista no parece que haya en él una espi-ritualidad más sutil que la nacida de las promesas bautismales, y de su misma vocación seglar. Ni su trayectoria vital y profesional, ni la época eran muy proclives a una vía moral que sobrepasara la ascesis ordinaria del cristiano, es decir la del desarraigo de los vicios y el cultivo de las virtudes. Si algunos autores se han esforzado por sacar a Jo-vellanos de esta consideración corriente para elevarlo a un concepto más alto, paralelo al que merece en otras facetas de su vida, la empresa tiene un serio inconveniente, la falta de argumentos y testimonios. El sentido hagiográ�co de alguna de sus biografías revela el deseo de izar sus pasos terrenales a la categoría de lo heroico.

Ni el biblismo de Jovellanos, ni su inclinación hacia las obras de Erasmo, ni sus contemplaciones de la naturaleza como re�ejo de la omnipotencia y bondad divinas, ofrecen la seguridad de que alcanzara una experiencia espiritual digna de tal nombre, y que incluso tuviera simpatía por la mística.

El Jovellanos universitario en Ávila, Osma y Alcalá, se desenvuelve entre las disci-plinas jurídicas, en las que la teología, y más la teología mística tenían poco que decir. Su paso por Alcalá y por su universidad no pudo ofrecerle la concepción teológica cisneriana de conocimiento de Dios y de la transformación del hombre en Él. Para aquel tiempo la vida y el estudio complutenses, cruce de la apasionada búsqueda de la verdad con las insondables profundidades del alma, habían perdido gran parte de

Page 38: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

38 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

sus primeras cualidades y sobrevivían adormecidos sobre las viejas glorias. Lo que Jovellanos conoció en su formación literaria fue la xerga peripatética, el escolasticismo ramplón y la literatura jurídica repetitiva. El mismo reconoce la cortedad de su edu-cación cuando habla de «nuestros malos estudios», aunque ciertamente no se refería a sus limitaciones espirituales. No en vano uno de sus escritos recordado por Ceán se titulaba «Apuntamientos para la historia de las ruinas del peripato y del escolasticismo». No consta que a lo largo de su vida tuviera estrechas amistades con espirituales, ni una especial relación con los ambientes en los que se vivía y cultivaba, o al menos tal debía ocurrir, la experiencia de Dios en el alma. Para él las casas de regulares, de las que conoció un número importante, tenían otra signi�cación más relevante –histórica, artística o documental– que la puramente moral. En las descripciones que hace de las obras de arte sacro no aparece la emoción religiosa, pero sí el juicio estético. De las monjas de clausura que conoció se limita a decir si eran pobres, ricas o propietarias, pero sin manifestar interés por la vida espiritual. De los monjes y de los frailes sus impresiones son puramente externas. Sus visitas, como consejero del de Órdenes, a los freiles santiaguistas de San Marcos de León, o a sus hermanas del monasterio de Sancti Spiritus de Salamanca, y su estancia entre los cartujos de Valldemosa, de los que recibió toda clase de delicadezas, no parece le hayan sugerido deseo alguno por la espiritualidad, ni como objeto de estudio, ni como realidad íntima. Solo baste recor-dar que durante su destierro en Mallorca, cuando abrumado por la persecución y la calumnia, redacta la emocionada paráfrasis sobre el salmo Judica me, Deus, el consuelo lo tenía en una Geometría de Llull y en el Discurso sobre la �gura cúbica de Juan de Herrera.

Su biblismo, principalmente su interés por la lectura del Nuevo Testamento, revela el deseo de retornar a las fuentes, y a la vez su aversión por el escolasticismo alambi-cado y extravagante, ideas muy del humanismo renacentista. Pero en Jovellanos esto se expone a partir del conocimiento y la moral. De ahí que exprese tanta simpatía por Erasmo de Roterdam. Desde el precioso libro de Bataillon sobre el pensador holandés y su in�ujo en España, este ha quedado documentado con detalle. Y hay muchos que piensan que su declive representa una preciosa ocasión perdida. Sin embargo su ocaso no tanto se debe a la persecución inquisitorial de algunas de sus obras, cuanto a la su-perioridad y al vigor de la propia reforma española que como dice Andrés Martín era incomparablemente más profunda y trascendente. Es lógico que a Jovellanos, Erasmo le fuera simpático, por sus críticas a los regulares, al escolasticismo, a las ceremonias y a la exterioridad del culto, y por su amor a las fuentes puras de la Sagrada Escritura, por su ascética sin sacri�cios ni pretensiones exigentes, por su insistencia más en el conocimiento que en el amor con respecto a Dios. Erasmo es sobre todo erudición y moral; en él se encuentra al hombre devoto, pero no al místico. También hubo otro aspecto del sabio holandés que le tuvo que ser muy grato: su paci�smo. En una Europa

Page 39: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 39

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

aquejada por las guerras y en la que la escisión confesional anunciaba tremendos dis-turbios, Erasmo –basta recordar su Querela pacis– suspiraba por la concordia entre los príncipes cristianos. Jovellanos en aquellos años �nales del XVIII, cuando los efectos de la revolución, trastornaban el orden establecido de Europa, también anhelaba la avenencia internacional. En los tiempos de la Paz de Basilea, el 17 de agosto de 1795, escribía: «empiezo a columbrar un tiempo de paz y �aternidad universal, ¡oh paz! ¡oh santa y suspirada paz!

De todo esto se deduce que si bien hay algunos rasgos de Jovellanos que coinciden con ciertas características de selectas corrientes de espiritualidad, no obstante su reso-lución nunca llega, a lo que conocemos, a una auténtica experiencia mística. Había en él demasiado criticismo social, político y religioso, extremado amor propio, costum-bres y hábitos de comodidad y excesivo sentido utilitarista, como para comprender o profesar las grandezas de Dios en el alma, en lo que tienen de conversión radical y de transformación uni�cada del hombre interior.

La espiritualidad jovellanista es frígida y poco amable. Carece de la amenidad y dul-zura de las grandes expresiones del cristianismo. Es destructiva de los males que aque-jan, o piensa él minan, la vida cristiana, pero lo que quiere edi�car sobre estas ruinas no es esa morada feliz del hombre entero, cuerpo y espíritu, en la que vive la divinidad, y él se identi�ca con ella. El formalismo jurídico tuvo en él un vigor poderosísimo.

VII

Y si un hecho vale más que mil palabras, hay en la vida de Jovellanos un episodio que relata el poco aprecio que sentía por la profesión religiosa en la vida contempla-tiva. Mantuvo constantes relaciones con las Agustinas Recoletas de Gijón, fundación especialmente vinculada a la casa de sus padres, pero en los testimonios que tenemos de ellas no hay ninguna valoración moral digna de recordar.

El monasterio había sido erigido en el siglo XVII, por obra de la Madre María de Santo Tomé, también instituyente del de Llanes. Ambas son fundaciones del movi-miento recoleto entre las Monjas de la Orden de San Agustín, promovido principal-mente por la Venerable Mariana de San José, amiga de la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III. Su espiritualidad, como la de otras instituciones de la estricta observancia hundía sus raíces en el franciscanismo descalzo y en la reforma teresiano-sanjuanista del Carmelo.

En el convento gijonés ingresó la hermana de Jovellanos, Doña Josefa, en 1793 y en él falleció, en 1807, con las señales de los predestinados. Estaba viuda de un caballero asturiano, Don Domingo González de Argandona, procurador general del Principado en Madrid, y sin hijos, pues los que había tenido eran difuntos. Libre de cargas fa-

Page 40: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

40 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

miliares se dedicó a los actos piadosos y caritativos en la galera, en la cárcel de mu-jeres y en los hospitales. Al parecer, por sugerencia de un «sujeto de más celo y virtud que ilustración», es decir del prebendado Don Lucas Zarzuelo, que tal era el nombre del enganchador, decidió hacerse religiosa de clausura. Sobra decir que a Jovellanos el monjío le costó un disgusto mayúsculo. Para él la mayor de las virtudes era la caridad, pero no en el sentido teológico, sino como sinónimo de la �lantropía. Como escribía a Don Carlos González de Posada:

Mi sentimiento ha sido grande, no por otra razón sino porque priva al público de un santo ejemplo y a los pobres de un grande auxilio…¿Se persuadirá usted que una mujer tan ejemplar está mejor en el claustro que en el mundo?

Su hermana profesaría el 7 de julio de 1794, pero Jovellanos no fue capaz de ver el acto con proximidad. Lleno de sentimiento lo cuenta en su Diario:

Desde las ocho en el convento; ceremonial de la profesión, que no quise ver de cerca. Don Lucas Zarzuelo hizo su plática.

Al día siguiente, de nuevo fue al monasterio a ver, como dice, a su hermana «recién profesa, coronada».

Jovellanos siguió manteniendo una afectuosa familiaridad con ella a la que visi-taba con frecuencia. En 1797 Doña Josefa, ahora ya Sor Josefa de San Juan, es elegida priora. Al enterarse de la noticia, el 26 de junio, Jovellanos escribe:

El Padre Vicario, con noticia de haber sido elegida Pepa, priora de su convento; que vaya a consolarla. Fue amaño del Obispo que dispensó su incapacidad, y a quien se ve siempre pro-penso a hacer obsequios que no cuesten dinero. Al Convento: (Pepa) esta inconsolable: procuro confortarla; le aconsejo, que pues la Comunidad es tan estrecha, y la propensión de las monjas y directores es a estrecharlas más, cuide ella de ensanchar y aliviar los espíritus.

Es de las pocas veces en la que nuestro personaje trasluce algún sentir propiamente espiritual, aunque el sentido no está del todo claro. No se sabe si las religiosas profesa-ban una espiritualidad rígida muy normativizada –lo que no parece probable en aten-ción a la propia tradición de su instituto–, o lo que Jovellanos aconsejaba era a�ojar la austeridad de sus leyes. El monasterio gijonés signi�caba el impecable legado de los grandes místicos agustinos de los siglos XVI y XVII, entre ellos Fray Agustín Antolí-nez, famoso catedrático de la universidad de Salamanca.

Estos episodios pintan a las claras su incomprensión por las vivencias puramente espirituales. Pese a su bondad, no fue capaz de asumir que la verdad no siempre es útil de tejas abajo. Resulta muy forzado entroncar su juicio como una censura a la sobre-

Page 41: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 41

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

valoración de la vida consagrada y clerical, sobre la seglar. No hay que olvidar que es precisamente en los círculos en los que se cultiva el misticismo en donde se de�ende la llamada universal a la perfección sin distinción de estados, frente a los prejuicios de los juristas y de los teólogos especulativos.

VIII

Contemporánea a Jovellanos fue la polémica que se originó en 1782 en torno al cé-lebre artículo de Masson de Morvilliers en la Encyclopédie méthodique, sobre España. Como se sabe en él se notaba el atraso cultural de España, especialmente en el campo cientí�co, como uno de los efectos de la peculiar religiosidad ibérica, reaccionaria e inquisitorial.

El polígrafo gijonés, tan castizo en muchas cosas, sin embargo en este tema se muestra receptivo, con prudencia, de las ideas que sobre nuestra patria se propagaban por Europa. Siendo ministro de Gracia y Justicia elevó a Carlos IV una exposición en la que daba su particular versión de la historia cientí�ca española. En ella dice que tras los siglos obscuros, es decir la Edad Media, España se volcó más por la elegancia que por la verdad, que cifraba en la Antigüedad. La nación se hizo «humanista, y mientras hacía progresos en la gramática, poesía, elocuencia, historia, apenas admitía en el circulo de sus estudios aquellas que habían de labrar un día su prosperidad y gloria» o sea, las llamadas ciencias útiles.

Después en la «época, en que los riesgos de la religión arrebataron toda su atención hacia su estudio», en la renovación de los estudios de las universidades,«cuerpos ecle-siásticos», el mundo literario «fue peripatético, y el método escolástico, su hijo mal na-cido». Las ciencias útiles fueron tratadas con menosprecio u olvido: las exactas y las naturales padecieron el descuido, las matemáticas cayeron en el desprecio por el esco-lasticismo y solo servían para hacer almanaques y la física fue únicamente especulativa y consagrada a «reducir a nada la materia prima».

En primer lugar hay que notar como Jovellanos identi�ca lo valorable en el Renaci-miento con las materias literarias y artísticas, mientras que reconoce su falta de interés por las ciencias útiles. Con esto parece quebrantar la relación, que algunos reconocen, del humanismo con la Ilustración. En cualquier caso su aserto no deja de tener alguna razón. Cuando los propios cientí�cos se han ocupado del desarrollo de estas discipli-nas han notado como el culto a la Antigüedad fue en más de una ocasión una rémora al progreso, y como los preludios de la ciencia moderna no se encuentran tanto en el Renacimiento cuanto en la escolástica medieval, especialmente en los terministas de Paris y en los calculatores de Oxford. Es evidente que esto último Jovellanos lo desco-nocía.

Page 42: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

42 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

En segundo lugar asocia el desdén por las ciencias exactas y experimentales al ex-clusivo estudio de las cuestiones religiosas. Es la época del concilio de Trento, con insignes obras, pero en la que primaban la teología y el derecho.

Hoy ciertamente estas a�rmaciones de Jovellanos deben ajustarse a muchos ma-tices y a más de una recti�cación. La cultura en la que se educó le dio una imagen deformada del pasado patrio. Desconoce nombres, instituciones, proyectos y realida-des que hicieron que España hasta entrado el siglo XVII conservara un protagonismo relevante en los aspectos cientí�cos y técnicos. Su experiencia inmediata se reducía a un aristotelismo petri�cado y servil, a una �losofía desconectada de los avances cien-tí�cos, y a una teología ajena a la realidad práctica y victima de los sectarismos y del espíritu de escuela. Señal de este arcaísmo es que todavía en 1828 en Sevilla se dis-cutía sobre el sistema copernicano, y que el propio sobrino de Jovellanos, el cardenal arzobispo Don Francisco Javier, prelado muy tradicional, elevara a los superiores ca-nónicos una consulta sobre su mayor probabilidad.

Para él el desdén por la utilidad cientí�ca se contraponía al incisivo estudio teo-lógico y jurídico. No se imaginaba que la teología renovada del XVI fue el ambiente que posibilitó y propició las inquietudes cientí�cas, por su displicencia ante las cues-tiones extravagantes o inútiles, y su correspondencia con los problemas del hombre y su libertad frente a las autoridades clásicas y escolásticas. Fue precisamente en el momento en el que la ciencia sagrada entra en decadencia, cuando esas ciencias úti-les, objeto de sus desvelos, se aletargan y pierden el ritmo del progreso. Por lo tanto la incidencia del factor religioso en el avance cientí�co ha de modularse y no se puede separar del fervor, casi supersticioso, que se prodigó hacia las doctrinas aristotélicas o galénicas, y en general hacia la cultura clásica.

IX

Las relaciones de Jovellanos con los eclesiásticos fueron abundantes y general-mente cordiales. Las buenas maneras y cortesía, sin embargo, más de una vez se turba-ron por la diversa mentalidad de uno y otros. No hay duda que para el partido clerical, y entiéndase este como compuesto por los partidarios de las prerrogativas ponti�cias, los defensores tradicionalistas de las instituciones canónicas, los espirituales, y los más o menos apegados a la instrucción escolástica, nuestro personaje era un adversario. Y esto lo pudo palpar más de una vez. En su visita al monasterio de Otero de las Dueñas, en el norte de León, que era de monjas bernardas, estas descon�adas y misteriosas se negaron a franquearle los documentos de su rico archivo. La razón era que pensaban que se trataba de averiguaciones �scales. Una vez aclarado el �n puramente histórico de Jovellanos, se ofrecen a enseñárselo, pero ya el gijonés había perdido las ganas de

Page 43: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 43

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

verlo. El tropiezo ejempli�ca los roces existentes en una época en la que el Estado, espoleado por los ilustrados, no disimula sus ganas por arrojarse sobre los bienes ecle-siásticos.

Del estamento eclesiástico le molestaba lo que él consideraba ignorancia y apego a una tradición intelectual petri�cada y estéril. El 4 de junio de 1795 se encontraba en el monasterio benedictino de Carrión de los Condes y escribe:

El padre Lector de Casos no aprueba la reforma de estudios; ningún ramo de literatura la necesita sino las bellas, y esto es peligroso; discurre a pensar libremente, que Descartes se redujo a no creer ni aun su propia existencia, hasta alcanzarla por su razón; todos quieren hacer otro tanto; se le da demasiado a este guía; ¿cómo ella alcanzará unos misterios que le son superiores o que le contradicen, y aun los sentidos?. Nos interrumpen. Hubiérale combatido, porque siento ver perpetuados los errores.

Tras su visita al seminario de Selaya, en 1797, concluye: «Son estos padres buenas gentes, sin grande instrucción, ni gusto, ni celo, pero también sin ambición, ni orgullo, ni dolo, y de muy buena intención, sus métodos comunes».

Sobre las aptitudes educativas de las monjas –entonces mayoritariamente dedica-das a la vida contemplativa– no tenía una gran opinión. El 30 de agosto de 1798 estaba en Cifuentes y quedó espantado:

A las monjas �anciscanas, sujetas a los �ailes, con una casa de educandas. Todo, de patronato absoluto del conde de Cifuentes, y según dicen, bien dotado, pero la educación ninguna; la rigen por turno las monjas, algunas de las cuales ni saben escribir. Su venerable (madre) vive muy entera con 94 años.

Distinta era la postura de Jovellanos con respecto al clero secular y al regular, pre-cisión por otra parte expresada muy de ordinario por los ilustrados. El que atraía sus simpatías era el primero al que incluso consideraba un auxiliar precioso para las refor-mas. Frente a la radical postura de su amigo Cabarrus, de excluir a los eclesiásticos de la enseñanza nacional, Jovellanos mantiene una opinión más templada y favorable a la intervención de los párrocos:

La sociedad mira como tan importante esta función que quisiera verla unida a la del ministe-rio eclesiástico. Lejos de ser ajena de él; le parece muy conforme a la mansedumbre y caridad que forman el carácter de nuestro clero, y a la obligación de instruir los pueblos que están inseparables de su estado. Cuando se halle reparo en agregar esta pensión a los párrocos, un eclesiástico en cada pueblo y en cada feligresía, por pequeña que sea, dotado de aquella parte de los diezmos que pertenecen a los prelados, mesas capitulares, prestamos y bene�cios simples, podría desempeñar la enseñanza a la vista y bajo la dirección de los párrocos y los jueces locales.

Page 44: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

44 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

En su particular explicación del pasado considera que el abatimiento de los secu-lares en la Edad Media se debió a su corrupción e ignorancia. Sin embargo reconoce sus funciones sociales en el pasado y sus cualidades en los tiempos presentes y por lo tanto la escasa necesidad que tienen de auxiliarse de los frailes y monjes: «¿cómo puede desconocer que nuestro clero secular no es ya ignorante ni corrompido como en la media edad? ¿qué su ilustración, su zelo, su caridad, son muy recomendables? ¿y que nada le puede ser más injurioso que la idea de que necesiten tantos, ni tan diferentes auxiliares (los regulares) para desempeñar sus funciones?»

Jovellanos admite, sin reserva, la existencia del clero secular para satisfacer las ne-cesidades espirituales y �lantrópicas de los �eles. Pero a pesar de esta preferencia, no por eso, le pasaron desapercibidos las lacras que le afectaban, por ejemplo la existencia de bene�ciados sin obligaciones pastorales y la multiplicación innecesaria de piezas eclesiásticas:

pero cuando el olvido de las antiguas leyes abrió el paso a la libre amortización eclesiástica, ¿Cuánto no se apresuró a aumentarla la piedad de los �eles? ¿qué capellanías, patronatos, ani-versarios, memorias, y obras pías no se fundaron, desde que las leyes de Toro, autorizando las vinculaciones inde�nidas, presentaron a los testadores la amortización de la propiedad como un sacri�cio de expiación?...No toca ciertamente a la Sociedad examinar si esta especie de títulos, inventados para mantener en la iglesia algunos ministros sin o�cio ni funciones ciertas, y por lo mismo desconocidos en su antigua disciplina, han sido más dañosos que útiles al clero, cuyo nú-mero aumentaron con poco o ningún alivio de las pensiones de sus principales miembros.

Ante tales infortunios, Jovellanos siempre comedido, y temeroso, propone un acuerdo entre la Iglesia y el Estado para remediarlos: «Si en ellos hay algún abuso o algún mal, la aplicación del remedio tocará a la iglesia, y a Su Majestad pomoverle, como su natural defensor y protector de los cánones».

De vez en cuando en sus comentarios se trasluce esta censura ante situaciones que pudo observar en el curso de sus viajes. Al pasar por la villa de Belorado, dice que tenía para cuatrocientos vecinos, tres parroquias con diez y ocho bene�ciados, trece enteros y cinco medios, un convento de franciscanos y otro de clarisas. Todo ello le parece ex-cesivo y comenta una reducción en la que se debía incluir solo una parroquia, dejando las otras dos, una para hijuela y otra para cementerio.

X

Los regulares, principalmente las órdenes monásticas y mendicantes, son los que atraen su reserva y suspicacia. Ni la vida contemplativa de aquellas, ni las cuestaciones

Page 45: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 45

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

de estas, que en algún caso, dice, arruinan al pueblo –tal lo a�rma cuando habla de los Menores de San Francisco de Tineo–, le inspiraban estima. Aunque conoció y trató a frailes y monjes sabios y eruditos, e incluso simpatizantes de las tesis jansenizantes su dictamen sobre el cuerpo de los institutos es muy poco favorable. Amigo suyo fue Fray José Díaz, del que dice que «era el mejor teólogo de la Universidad de Salamanca». Tuvo asiduo trato con los monjes, entonces competentes archiveros e historiadores, de uno de ellos, del monasterio benito de San Millán de la Cogolla, recoge, el 25 de mayo de 1795 un cálido elogio:

…yo extracté algunas noticias del excelente Indice trabajado por el Padre Fray Placido Romero, sujeto de grande inteligencia en la Paleografía, que conoce cuanto hay en el archivo, y tiene escrita una buena historia del monasterio, fundado en sus documentos; pasa por hombre áspero y poco graciable; yo experimenté lo contrario; lo que si vi con dolor, es, que a fuerza de trabajar, ha destruido su salud, que ya no puede leer cosa alguna por tarde ni noche, y que aun le fatiga el trabajo de día.

En aras de su episcopalismo y de su reserva respecto a la Santa Sede, se muestra enemigo de la exención de los consagrados, con lo que aboga por su sujeción a los obispos y a superiores patrios. Opinaba que el número de conventos y casas religiosas era excesivo, de ahí que siendo consejero de Órdenes se opusiera al establecimiento de los Hermanos de San Juan de Dios en Caravaca, y que no deje de anotar en sus Dia-rios como la fundación de los Mercedarios Calzados de Avilés había sido subrepticia.

En su Informe en el expediente de la Ley agraria explaya una curiosa teoría sobre la vida consagrada. En primer lugar habla de los denominados monasterios de herederos tachándolos de ser «antes un refugio de la miseria, que de la devoción». Por su relaja-ción, fueron sustituidos por los libres, es decir las casas benedictinas y cistercienses, cuya observancia las hizo extenderse por doquier. Pero de nuevo su disolución mo-ral provocó el nacimiento de las órdenes mendicantes. Y �nalmente ante la decaden-cia de estas aparecen las reformas, o sea la observancia y la estricta observancia, a las que cali�ca de «muchedumbre de institutos y órdenes» y «portentosa multiplicación de conventos». Todo esto lo hace sin el más leve sentido espiritual, notando los perjui-cios económicos al común de la población, y pasando casi por alto no solo los valo-res religiosos de estas casas, de tan diversa naturaleza, sino también los civilizadores, bené�cos, asistenciales y educativos. De un plumazo borra la caridad externa de los monacales y mendicantes. Casi es innecesario decir que para él, el privilegium pauper-tatis, principio eximio del derecho estatutario franciscano, no conserva estima alguna: «poseyendo, o viviendo de limosnas menguaron igualmente la substancia y los recursos del pueblo laborioso». El mismo, cuando escribía estas cosas, se daba cuenta de la grave-dad de sus acusaciones, por eso, sin enmienda alguna, protesta un formulario aprecio

Page 46: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

46 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

por los regulares: «No quiera Dios que la Sociedad consagre su pluma al desprecio de unos institutos, cuya santidad respeta, y cuyos servicios hechos a la iglesia en sus mayores a�icciones sabe y reconoce». Y a renglón seguido propone una reforma: «Sea, pues, de la autoridad eclesiástica regular cuanto convenga a la existencia, número, forma, y funciones de estos cuerpos religiosos,…». Resulta evidente que las circunstancias del momento no le permitían más. Sin embargo, el ambiente de aquellos años era rabiosamente an-tiregular: Cabarrus habla de «exceso enorme» y de «llaga funesta», Mayans atribuye a los frailes prácticas idolátricas; los testimonios podrían multiplicarse.

En sus escritos no faltan algunas alusiones despectivas hacia los religiosos en con-creto. De unos pleitistas en Salamanca dice «todo se vende a esta causa inicua, escan-dalosamente seguida por unos �ailes que se dicen humildes y pobres». Por eso, no duda en recoger una copla, en la que la sátira, mete en el mismo saco a clérigos y regulares:

De gorriones curas y �ailesLíbrenos Dios de estas tres malas aves.Los gorriones se comen el trigo,y los curas se beben el vinoy los �ailes retozan las monjas;líbrenos Dios destas tres malas cosas.

En su círculo social y de amistades debían ser corrientes las burlas de la vida reli-giosa, de las que Jovellanos participaba con indisimulado gusto. En el verano de 1791, coincidió en Tolosa con el fabulista Don Tomás de Iriarte, autor de historietas proca-ces sobre el clero. En esta ocasión leyó algunos cuentos y versos sobre el Desierto de las cercanías de Bilbao. El gijonés disfrutó cuanto pudo y bien lo dice cuando reco-noce que el entretenimiento de Iriarte era «todo saladísimo».

Lo que le molestaba a nuestro personaje, además de la incultura, eran la codicia ma-terial, el pleitismo, las discordias internas, las faltas a la regla y a las constituciones, la vida licenciosa y la doblez en la conducta, que en ocasiones vio entre los consagrados. Como era común que entre los cali�cadores del santo O�cio hubiera regulares, ade-más de decir que eran ignorantes, lo atribuye a su deseo de que con tal o�cio se libran del coro y logran el platillo. No tenía en mucho aprecio la educación teológica que recibían los benedictinos de Castilla, la que juzga redonda, pues se empezaba cada vez por una materia sin orden ni concierto. Del monasterio de Nájera, en donde convivían los propios de la casa que eran de la congregación de San Benito de Valladolid y otros, procedentes de la francesa de San Mauro, presume que no xuncien bien. También de este monasterio reconoce la pésima relación que tenía con el vecindario e incluso con el clero local que le negaba la obediencia y que quería percibir los diezmos: «La aver-sión de estas gentes al Monasterio es indígena e inveterada».

Page 47: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 47

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

Hasta con sus vecinas, las agustinas recoletas de Gijón, tuvo algún percance por el comportamiento poco claro de ellas, aptitud que merece de Jovellanos estas duras palabras: «la abertura de corazón y la caridad son muy amigas, y aunque está también recomendada la prudencia de la serpiente, ciertamente que no es la del Paraíso».

Entre los incidentes que Jovellanos tuvo con los eclesiásticos hay uno que revela el desagradable sentimiento que le debió quedar de su trato con ellos, porque hirió no solo sus iniciativas reformadoras, sino también sus sentimientos personales. Ocurrió en el año 1799 y fue la ocasional correspondencia que tuvo con Don Felipe Peláez de Caunedo, obispo y señor de Lugo. Andaba por aquellos años el gijonés empeñado en buscar ayudas económicas para su Instituto asturiano, petición que también alcanzó a los eclesiásticos. La respuesta fue desigual, por ejemplo su paisano Fray Benito de Uría y Valdés, obispo de Ciudad Rodrigo, le había dado 320 reales, pero Caunedo lejos de alagar su iniciativa se permitió aconsejarle que se ocupara de su casa, que contrajera matrimonio, y que se dejara de vanidades. La respuesta no podía ser más ofensiva y a ella replicó Jovellanos con cortés y respetuoso enfado. Era la colisión de dos formas de entender la vida, la pública y la privada. Pero lo que si hay que señalar es que Don Felipe no era un puro reaccionario. Como prelado lucense se distinguió por sus inquietudes bené�cas, asistenciales y docentes. Su pariente Fray Anselmo Peláez, que sería general de la congregación de San Benito de Valladolid entre 1814 y 1818, fue uno de los redactores del Nuevo arreglo de estudios de esta entidad, por el año 1793, en la que mediante una educación multidisciplinar se ponía al día la formación de los benedictinos.

En resumen, la óptica del gijonés, con respecto al clero está cargada de prejuicios y de reduccionismo histórico. Ciertos eran los abusos y las señales de postración, exagerados y notados con reiteración por él, pero el arreglo no podía venir, como no vino, mediante estas premisas. La lección del pasado era un precedente expresivo que Jovellanos no quiso oir, y lo que ocurriría tras su muerte, probaría el desastre a que conducían aquellos principios.

XI

No hay duda, porque él mismo lo dice, que Jovellanos sintió una viva simpatía por los principios episcopalistas tan en boga en los círculos ilustrados, impregnados de un primitivismo arqueológico y por una postura anticanonista. Era la corriente auspi-ciada por las doctrinas europeas en materia eclesiástica: galicanismo, febronianismo o jose�nismo. Nuestro personaje tenía una idea propia sobre la constitución de la Igle-sia, acaso demasiado in�uida por las ideas políticas y por los intereses económicos, y postergando su naturaleza espiritual. Su cercanía a otros personajes, como la condesa

Page 48: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

48 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

de Montijo, Tavira o Villanueva, que profesaban principios similares en esta materia, es indudable. Lord Holland opinaba que Jovellanos era jansenista en el credo, en el carácter y en la austeridad política. Por otra parte los acontecimientos de fuera favo-recían el fomento de las corrientes antiromanistas, tales eran el sínodo de Pistoya de 1786 o la Constitución Civil del Clero, en Francia de 1790.

El gijonés no puede disimular su alborozo ante el pistoyismo mayoritario entre los estudiantes de la universidad de Salamanca: «toda la juventud salmantina es port-ro-yalista. De la secta pistoyense. Ostraet, Zuola y. sobre todo, Tamburini, nadan en manos de todos; mas de tres mil ejemplares había cuando vino su prohibición; uno solo se entregó». Y tampoco oculta su desagrado ante el pase regio a la bula Auctorem �dei que conde-naba las formulaciones del sínodo italiano. Así anota en sus Diarios, a principios del año 1801: «Decreto para admitir la bula «Auctorem �dei». Orden para su observancia. Azotes al partido jansenista. ¡Ah! ¡Quién se los da Dios mio! Pero ya sabrá vengarse».

La elevación de Jovellanos al ministerio en 1797 fue saludada no solo por los re-novadores, sino también por los partidarios de las reformas en materia canónica, con evidente esperanza. La brevedad del o�cio y las circunstancias en las que se desarrolló no le permitieron explayar con su�ciencia sus principios, pero fue su adscripción a ellos, la que provocó, en parte, su desgracia. En 1798, cuando fue exonerado se decía que «había caído por herege». Poco después, su exilio en Mallorca se decreta a raíz de las quejas que el papa Pio VII hizo a Carlos IV sobre el esparcimiento en España de doctrinas depresivas de la Primera Sede, que incluso habían llegado a los estrados del gobierno. Si es cierto lo que cuenta Godoy en sus memorias, sobre una conversación que tuvo con Carlos IV, él quiso desmentir las acusaciones ponti�cias pero el sobe-rano le rebatió: «Tu te engañas, ve y pregunta a Caballero, él te mostrará documentos, car-tas, manuscritos que obran en su poder; él te contará de Jovellanos, de Tavira, de Palafox, de Lizama, de los Cuestas, de Espiga, de Llorente…¡qué sé yo quien más! ….y esa escuela de jansenistas que se ha formado en San Isidro». Al parecer el mismo Godoy defendió al gijonés: «Jovellanos es un realista por principios, y es imposible serlo, salva la fe y la unidad católica, muchas de sus pretensiones a la curia romana». Sin embargo, sea o no cierta la versión de los hechos que da el regio consejero, la conclusión es evidente respecto al polígrafo.

No hay duda que Jovellanos era tachado de jansenista, sobre todo por su antiroma-nismo. Mucho se ha hablado del jansenismo español, cuyos per�les ideológicos más parecen entroncar con el derecho que con la teología. Esta especie de heterodoxia había nacido en Francia en el XVII, al abrigo de las disputas sobre la conciliación entre la libertad y la gracia. Era una disputa puramente teológica fruto de las formulaciones de calvinismo recalentado que se habían esparcido por los Países Bajos y Francia. El acalorado debate, que apasionó a los franceses, y la de�nitiva condena de las tesis jan-senistas por parte de Roma, produjeron consecuencias de muy diversa índole, no solo

Page 49: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 49

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

religiosas, sino también jurídicas. La religión se tiñó de política y así entre los simpati-zantes de Port-Royal solía profesarse la aversión a la curia ponti�cia, al poder del papa y a los principios morales mantenidos por la Compañía, y la defensa a ultranza del intervencionismo del poder civil en materias canónicas, y las ideas del galicanismo. En España el jansenismo tuvo mayor vigor por lo legista que por lo teológico, y aunque con mucha frecuencia se habla con censura del sistema moral de los jesuitas, esto no dejaba de ser una simple excusa para atacarlos. El Estado ilustrado daba señales de un totalitarismo civil que quería gobernar hasta los mismos fueros de la conciencia.

XII

El jansenismo de Jovellanos no debió pasar de sus referencias jurídico-políticas y a lo más pudo alcanzar ciertas teorías sobre la constitución de la Iglesia rayanas con la herejía. Es indudable que él no profesaba el rigorismo ético de los jansenistas. Aun-que algunos de sus comentarios y comportamientos parecen a�liarlo a cierto eticismo áspero, esto no tenía ningún trasfondo dogmático, que por otra parte, su formación preferentemente jurídica no comprendía. Hoy nos parece un abuso intolerable su oposición al segundo matrimonio de su hermana Doña Josefa. Cuando desterrado en la cartuja de Valldemosa, se le gestionó, y obtuvo, la dispensa ponti�cia de la abstinen-cia en atención a su salud precaria, no quiso hacer uso de ella. El rechazo indica cierta in�exibilidad un tanto necia sobre la exención de un simple precepto eclesiástico.

El Jovellanos jansenista, es decir episcopalista e ideólogo de una Iglesia primitiva, objeto de sus anhelos, resulta ser una de las expresiones de la con�uencia entre el regalismo y los principios anticurialistas. Él mismo describe el ser jansenista de esta manera:

cuya tacha (la de ser jansenista) solo quiere decir que estudia en las fuentes teológicas con aque-lla justa crítica, que por desgracia hace falta todavía para purgar el estudio teológico de las heces que quedan en el de escolásticos y casuistas.

El estudio y crítica por los que aboga resulta ser un cúmulo de principios, de los cuales no todos se pueden identi�car con la doctrina jansenista o con las formulacio-nes jansenizantes. Jovellanos aspiraba a una liturgia sencilla y veraz sin maravillosismo ni supersticiones. Conocido es su comentario sobre la suntuosa veneración que reci-bía el famosísimo Cristo de Burgos, del monasterio de los agustinos de esta ciudad, cargado de sorna y de ironía, o aquel otro en torno al santuario mariano de Cam-posagrado, en el norte de León: «la aparición creida de la imagen de este nombre y la propensión de la ignorancia a buscar en todo, orígenes maravillosos, han fomentado la su-

Page 50: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

50 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

perstición del vulgo». Pero evidentemente esto no es jansenismo, ni político, ni jurídico ni teológico. Es más, en contra de lo que de�enden algunos �lósofos franceses, como Rousseau en el Emilio, gustoso de una religión sin templos, sin aras y sin ritos, con un culto solo interior y con las obligaciones externas de la moral, o de lo que su propio amigo Cabarrus mostraba como ideal en su nostalgia de los altares de césped «en que la humanidad naciente adoró por la primera vez al Omnipotente hacedor», Jovellanos se muestra partidario del culto exterior conforme a la naturaleza humana:

Ni se trata solo de un culto puramente interno, porque si cuanto es, cuanto puede, cuanto tiene de hombre procede de la bondad de Dios, su adoración no sería cumplida si no procediese de todas las facultades mentales y físicas, y si no se demostrase, además de los sentimientos internos de adoración y sumisión, con actos externos de culto y gratitud.

Nuestro personaje mostraba una preferencia insoslayable por el Nuevo Testa-mento, los Santos Padres y los cánones de los concilios, postura que se acompañaba por su aversión a la literatura canónica, llena de sutilezas y distinciones. Esta postura se encuentra formulada en varias manifestaciones reformistas de nuestro Siglo de Oro, pero en Jovellanos no existe el paso interiorista y transformador a que le ha de llevar ese mejor conocimiento de la revelación y de las tradiciones cristianas.

En lo que sí se puede considerar afecto o cercano a estos criterios jansenizantes es en sus aspiraciones ideales sobre la Iglesia. Se sabe que por el año 1795 estaba leyendo La vera idea della Santa Sede del dominico Pedro Tamburini, uno de los más caracterizados capitostes del pistoyismo. En el plan de estudios para el Colegio Imperial de Calatrava en Salamanca entre los autores que propone los hay que no pueden ser más explícitos de sus tendencias jansenistas, regalistas y galicanas, incluso alguno puesto en el índice, así Durand de Maillane, Remi Ceillier, Valla, Chardon, Natal Alejandro o Martini. La presencia en este elenco, de teólogos como Cano, no borra la impresión de las ideas que en realidad Jovellanos quería expandir. Resulta obvio que todos ellos abonaban lo que el gijonés deseaba, una Iglesia episcopalista alejada de Roma en la que la Primera Sede tuviera el ejercicio de la primacía tal y como lo había ejercido en los primeros ocho siglos y sobre la que la autoridad real ejerciera una función protectora y defensora:

En una palabra: no buscar fuera nada de lo que, según la religión de Jesucristo, los cánones reconocidos por la Iglesia y antigua y venerable disciplina, se puede hallar dentro, esto es, en los obispos y pastores depositarios de la fe y en Vuestra Majestad, que es el protector nato de la Iglesia, defensor de los cánones y padre y consuelo de sus vasallos.

Cuando se recuerda su afección hacia las formulaciones del antiromanismo ita-liano, no puede soslayarse que en su doctrina, al lado de cuestiones opinables, dis-

Page 51: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 51

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

ciplinares o litúrgicas, había otras claramente heterodoxas como las que se referían al origen del poder en la Iglesia. Las tesis de Jovellanos demuestran que España, en gran medida, era una colonia de Europa. Resulta curioso observar cómo, al menos un sector de la Ilustración, mostraba gran interés en democratizar a la Iglesia, pero ninguno al Estado.

XIII

No sintió Jovellanos estima alguna por la Inquisición con la que tuvo algún tro-piezo. En su carta al cónsul inglés en La Coruña, Alejandro Jardine, de 21 de mayo de 1794, expresa con toda claridad su aversión por el tribunal, aunque reconoce el favor general del que todavía disfruta. Por eso cree más conveniente no atacarlo de frente, sino privándole de sus facultades, por ejemplo, dando la censura de los libros profanos al Consejo de Castilla, y la de los teológicos a los obispos.

Cuando en la primavera de 1795 pasa por Logroño no reprime este comentario sarcástico:

Se me olvidaba decir que por la mañana estuvimos en la Inquisición, palacio magni�co para alojar tres clérigos y oprimir a algunos infelices.

El tribunal que conoció no era ya la prestigiosa institución de antaño. La manipula-ción y politización a la que la había sometido el poder civil y los aires de impiedad que existían en algunos ambientes literarios o políticos, contribuyeron a su decadencia e ine�cacia. De todo esto es elocuente el festivo comentario de Jovellanos, de 7 de ju-nio de 1795, acaso re�riéndose al cese, en el año anterior, del inquisidor general Fray Manuel Abad y Lasierra:

Anécdotas: Primera, el Inquisidor cayó por no haber perseguido al viejo; díjole Manolito (Go-doy) un dia que era preciso procesarle, respondió que se iría informando; pasaron dos meses; pre-guntole cómo iba de ello; dijo no hallar causa; irritado aquel, le respuso que tenia pocos (coj…); insinuole que pretextase su sordera para retirarse (esto por carta con�dencial): respondió que siendo la causa anterior fuera cosa ridícula alegarla por pretexto; pero se le mando expresamente y la hizo. Dícese, o témese, que se le haga causa por una carta que supone haber escrito a (Juan Antonio Llorente) defensor de ciertas conclusiones, asegurándole que estuviese tranquio y que sus principios estaban acordes.

El Santo O�cio, sin embargo conservaba un gran arraigo popular. Su persecución de la herejía no molestaba a casi nadie, sobre todo en una sociedad como la española,

Page 52: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

52 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

que conservaba la unidad católica sin �suras. El tribunal con el correr de los siglos había conseguido unas competencias extensísimas, como la censura y expurgo de li-bros o el castigo de ciertas conductas escandalosas, que de suyo no eran heterodoxas, aunque se presumiera que discutían verdades fundamentales en el orden dogmático o moral. Cuando en el siglo XVIII entró en España todo el torrente de libros extranjeros de muy variada índole pero muy críticos con la �losofía política y religiosa que sus-tentaba el Antiguo Régimen, la Inquisición, animada por el poder civil, quiso servir a la defensa de los principios tradicionales. Se ocupó de sofocar estas opiniones, que en realidad nada tenían que ver con el depósito de la fe.

Jovellanos, que no quería correspondencia alguna con librepensadores, sin embargo sintió muy vivamente la intromisión del tribunal de la Fe en lo que tenía de prohibi-ción de obras que secundaban sus iniciativas ilustradas. El cardenal Lorenzana, siendo presidente de la Suprema le había prohibido a su Instituto Asturiano, la posesión de libros prohibidos. En sus Diarios, con fecha de 6 de agosto de 1795, comenta el inci-dente:

El tonto del Cardenal Lorenzana insiste en negar la licencia de tener libros prohibidos en la Biblioteca del Instituto, aunque circunscrita a jefes y maestros. Dice que hay en castellano muy buenas obras para la instrucción particular y enseñanza pública, y está el curso de Lucuce, el de Bails y la Nautica de Don Jorge Juan, y añade en postdata que los libros prohibidos corrompieron a los jóvenes y maestros, en Vergara, Ocaña y Avila; pero ¿serían los libros de Física y Mineralogía para que pedíamos la licencia? ¿ se hará sistema de perpetuar nuestra ignorancia? Este monu-mento de barbarie debe quedar unido al Diario. ¿Qué dirá de él la generación que nos aguarda, y que a pesar del despotismo y la ignorancia que la oprimen, será más ilustrada, más libre y feliz que la presente? ¡Qué barreras podrán cerrar las avenidas de la luz y la ilustración!

Todavía en el verano de 1796 el incidente continuaba y el gijonés no ahorra sus comentarios:

Visita de Vigil, comisario del Santo O�cio; orden para remitir lista de los libros reservados de la biblioteca, pidiéndola al bibliotecario, que no lo permitiré; que se entienda conmigo por o�cio, y le responderé»; «Correo: el Inquisidor de Valladolid, Mata, que extraño no se entienda conmigo; que no creo haya libros defendidos; que los separados, lo están, para que jóvenes y profesores no se distraigan en lecturas impertinentes; que se entiendan conmigo, que les enviaré las listas que quieran; como adquirimos los libros:…

El era consciente de que a pesar de la conveniencia de obras foráneas, algunas de-bían ser sometidas a ciertas advertencias, en aquellas partes en las que contradijeran las verdades de la religión, y por eso hace esta precisión en el plan de estudios del colegio de los Calatravos de Salamanca.

Page 53: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 53

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

El 10 de abril de 1797 se las prometía felices ante las noticias que le llegaban:

Dicen que Tavira será Inquisidor General, y aun hay quien dice, que será abolida la Inquisi-ción ¡oh cuanto ganarían con ello las letras! ¡Cuánto las costumbres! Cuantos menos fuesen los hipócritas mejor seria. El depósito de la fe estaría mejor en manos de los Obispos, de donde fue arrancado, y este padrón que solo su�en tres pueblos católicos, sería para siempre arrancado.

Siendo ministro de Justicia en 1798 elevó una representación a Carlos IV que era un ataque directo al Santo O�cio. En primer lugar de�ende que su jurisdicción es acu-mulativa, delegada y limitada, tanto en su ejercicio como en su objeto. Reconoce que sus individuos son ignorantes y apegados a la teología escolástica y a la moral casuista. Por eso, es partidario de reintegrar los poderes del tribunal de la fe a los ordinarios. No consiguió por entonces su propósito, pero tampoco el tribunal pudo recuperar la vitalidad perdida. Institución de otra época, manejada por políticos y jansenistas, anquilosada en métodos anacrónicos, y con escasa adaptación a las circunstancias de �nales del XVIII, arrastró una existencia anodina y poco decorosa. Solo la mantenía el respaldo popular, pues el organismo apenas importunaba al común de la población y además simbolizaba el acatamiento a la más vieja ley constitucional de España, la de la unidad católica.

Una de las últimas referencias de Jovellanos al tribunal es su carta de 24 de abril de 1809 al general imperial Sebastiani, cuando escribe que el levantamiento contra los franceses se debía a la defensa de la monarquía, la religión, la constitución política y la independencia patria, pero no de la Inquisición y de la Grandeza. Respondía entonces a la acusación que se hacía a los españoles, de estar fanatizados por el clero y tiraniza-dos por la nobleza. No era del todo verdad lo que decía nuestro personaje. El mismo Conde de Toreno juzgó la guerra de la Independencia como «singular demagogia, pordiosera y a�ailada, supersticiosa y muy repugnante». El escrutinio en las Cortes de Cádiz, del año 1813, en el que los adversarios del Santo O�cio consiguieron la abo-lición del tribunal –y el establecimiento de los tribunales de la fe–, revela el apretado respaldo (noventa votos contra sesenta), resultado que el historiador Estanislao Bayo cali�ca de «despreciable mayoría, que mani�esta cuán profundas raíces había echado el fanatismo».

XIV

Las opiniones de Jovellanos sobre la propiedad eclesiástica, como ya se ha dicho, le atraerían la condena de la autoridad canónica en el más alto de sus estrados. Sin ánimo de exagerar se puede a�rmar que fue uno de los escritores que con más esfuerzo tra-

Page 54: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

54 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

bajó por abatir el poder económico de la Iglesia. Su primitivismo episcopalista, su no-ción �lantrópica de la institución y su desdén por los aspectos más espirituales, le llevaron a centrar su interés en las apariencias externas y materiales, muchas de las cuales las juzgó impedimento para sus �nes ilustrados y el triunfo de las luces. Es la visión de un jurista, al que la historia resulta ser un instrumento para fundar sus dictá-menes. De ahí sus constantes investigaciones y búsquedas documentales. Sabían los renovadores cuán extrañas resultaban a la mentalidad española algunas de sus tesis, de ahí que quisieran fundarlas en el pasado, bien hallando los precedentes, bien des-cubriendo la falsedad de los juicios contrarios. El estudio de los siglos pretéritos aquí se convierte en una herramienta del Derecho, y lo que es peor de la política. Rara vez al historiador le ha hecho favor el escribir al dictado de las partes de un pleito o de los agentes de la administración. Jovellanos no fue el primero, ni sería el último de esta-blecer semejante servidumbre. Después de él, algunos liberales también se atrevieron a mostrar un pasado �cticio para avalar la autoridad de sus postulados políticos.

En el año 1799 estaba Jovellanos leyendo uno de los libros de Masdeu en el que trataba sobre el Voto de Santiago. Ya con anterioridad se había negado la veracidad de la promesa y los hechos que la habían generado. El diploma constituía una super-chería fraudulenta. Resulta cuestión distinta la presunta veracidad del voto, aunque con otros sujetos y en otro escenario cronológico. Lo cierto es que el erudito catalán aunque desmentía la tradición, sin embargo concluía:

que con toda la falsedad de la batalla, del Diploma, y del Voto la iglesia de Santiago tiene derecho a la contribución nacional.

Estas palabras provocaron la indignación del gijonés:

Por la noche, se acabo la disertación de Masdeu sobre el voto de Santiago; concluyente, en cuanto a la falsedad del diploma, pero se abre de piernas, y con�esa el derecho de percepción. Cuando fuese tal su opinión (que lo dudo), ¿para qué se incluye en este punto? Al historiador tocan los hechos; el derecho, a los jueces, ¿No sabe que sobre esto pende un pleito formal? ¿A qué prevenir el ánimo de los jueces, ni el juicio de los Tribunales? Pero se acercan los tiempos en que no valdrán tales temperamentos a favor de la usurpación y la mentira, y en que la opinión pública castigará al historiador que no rindiese obsequio a la verdad e imparcialidad, que debe preferir a cualquiera respecto de falsa piedad.

El enfado de Jovellanos es perfectamente explicable. No le bastaba la erudición histórica, quería la consecuencia jurídica. No le satisfacía la crónica, suspiraba por el alegato.

Después de conocer las opiniones que nuestro personaje tenía sobre el estamento eclesiástico se pueden perfectamente suponer lo que pensaba sobre su patrimonio.

Page 55: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 55

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

Parte del principio general de que la amortización eclesiástica es contraria no solo a la economía civil, sino también a la legislación castellana. La huella de los argumentos de su paisano Campomanes es evidente. Pero arguye que contra el tenor de los textos jurídicos se conjuraron las «máximas ultramontanas» y «los esfuerzos de la codicia y la devoción reunidos en un mismo punto».

Respecto al clero secular admite que sus adquisiciones resultan funestas al progreso de la agricultura. Aunque la propiedad de esta porción de los eclesiásticos cumplió una evidente función social y el estamento formaba uno de los órdenes jerárquicos, era necesaria una profunda reforma. Respecto a los bienes de los bene�cios sin cura de almas dice que resulta conveniente su enajenación y convertirlos en juros, censos, acciones en fondos públicos u otros valores semejantes.

Considera excelentes la separación del clero respecto a la guerra y a las juntas públi-cas o cortes, y su reducción a los ministerios propios, y como consecuencia, el freno a la amortización. Compromete la seguridad patrimonial del estamento para cumplir sus �nes y reconoce que, incluso, no pocos eclesiásticos son partidarios de esta provi-dencia que restablece «la pura y antigua disciplina de la iglesia».

Valido de esta con�anza en el desprendimiento clerical, aboga por medidas pací�-cas, pues considera que el fracaso en el pasado tiene como causa el «haberse preferido el mando al consejo y la autoridad a la insinuación»:

La Sociedad, señor, penetrada de respeto y con�anza en la sabiduría y virtud de nuestro clero, está tan lejos de temer que le sea repugnante la ley de amortización, que antes bien cree que si Su Majestad se dignase encargar a los reverendos prelados de sus iglesias, que promoviesen por si mis-mos la enagenacion de sus propiedades territoriales para volverlas a las manos del pueblo, bien fuese vendiéndolas y convirtiendo su producto en imposiciones de censos o en fondos públicos, o bien dán-dolas en foros o en en�teusis perpetuos y libres de laudemio, correrían ansiosos a hacer este servicio a la patria con el mismo zelo y generosidad, con que la han socorrido siempre en todos sus apuros

Rea�rma la justicia y legitimidad de los títulos de propiedad, pero se persuade de que el cuidado de los bienes distrae a los clérigos del ejercicio de sus deberes. Su tras-paso a los seglares supondría un mayor ingreso por las vía de los diezmos. Vistas estas ventajas concluye: ¿No será, pues, más justo esperar de su generosidad una abdicación decorosa, que le grangeará la gratitud y veneración de los pueblos, que no la aquiescencia a un despojo que le envilecerá a sus ojos?

Sin embargo, si en los interesados no hay tal disposición, y aquí hay que recordar una vez más las tesis de Campomanes, a�rma que resulta indispensable la prohibición de futuras adquisiciones.

Al ocuparse de las haciendas de los regulares, entonces inmensas, y que eran las que más atraían la avidez de los ilustrados, su tratamiento es prudente y deja las con-

Page 56: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

56 Manuel de Abol-Brasón y Alvarez-Tamargo

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

secuencias en el aire. Sin embargo ya desde el principio pone en cuestión la propia titularidad de los bienes; «se hallará que los bienes del clero regular eran más bien un pa-trimonio de la nobleza que del clero, y que pertenecían al estado más bien que a la iglesia». Los dominios de los monasterios familiares, en realidad correspondían a los laicos. En los monjes y en los frailes la relajación está vinculada al derecho de propiedad. Respeta el establecimiento de las mismas entidades pero admite que su existencia no es tan necesaria, como en otras edades; por lo tanto, si la autoridad eclesiástica debe reformar los institutos religiosos, al Estado le toca apreciar «el in�ujo que como pro-pietarios tienen en la suerte de la agricultura». Esta brevedad y comedimiento es fruto de la inmensa contrariedad que presumía han de ocasionar sus dictámenes, como así ocurrió.

Las doctrinas jovellanistas en materia de propiedad eclesiástica están plagadas de buenos deseos, ingenuidad, idealismo y subjetivismo histórico y jurídico. A él le tocó ver el desastre con que se gestionó la desamortización acometida en tiempos de Car-los IV. Sus deseos de concordia en esta materia, entre la Iglesia y el Estado, nunca llegó a consolidarse. La cuestión se resolvería, al �n, de la peor de las maneras, y con unos efectos negativos para las clases más modestas de la sociedad. Es de suponer que de haberlos conocido sus buenos sentimientos los hubiera lamentado, aunque no en to-das las ocasiones él se había mostrado condescendiente con el más débil.

BIBLIOG�FÍA

Abol-Brason y Álvarez-Tamargo, Manuel de, Documentos escogidos de la Casa de Jovellanos en el Archivo de Mohias (Gijón, Fundación Foro Jovellanos, 2011).

Álvarez Faedo, María José, Josefa de Jovellanos: Semblanza de una dama a los ojos de su hermano Gaspar de Jovellanos (Gijón, Fundación Foro Jovellanos, 2008).

Álvarez-Valdés y Valdés, Manuel, Jovellanos: vida y pensamiento (Oviedo, 2012).Andrés Martín, Melquiades, La teología española en el siglo XVI, I - II (Madrid, BAC,

1976 - 1977). — Historia de la mística de la Edad de Oro en España y América (Madrid, 1994).Baron Thaidigsmann, Javier, Ideas de Jovellanos sobre arquitectura (Oviedo, 1985).Bataillon, Marcel, Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI

(Madrid, 1991).Carcel, Vicente, Correspondencia diplomática del Nuncio Tiberi (1827 - 1834), (Pam-

plona, 1976). Caso González, José Miguel, «Escolásticos e innovadores a �nales del siglo XVIII.

Sobre el catolicismo de Jovellanos», Papeles de Son Armadans, año X, XXXVII, nº CIX (Palma de Mallorca, 1965), p. 25 - 48.

Page 57: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y la religión 57

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 27-58

—, Jovellanos (Barcelona, 2002).Dufour, Gerard, «¿Cuándo fue abolida la Inquisición en España?», Cuadernos de

Ilustración y Romanticismo, 13 (Cadiz, 2005), p. 93 - 107.García Conde, Antonio, y LOPEZ VALCARCE, Amador, Episcopologio lucense

(Lugo, 1991).García Sánchez, Justo, Asturianos en el Indice. Campomanes, Jovellanos y Martinez

Marina. Tratado de la Regalía de Amortización (Oviedo, 2002).García-Villoslada, Ricardo, y Laboa, Juan María, Historia de la Iglesia Católica, IV,

Edad Moderna. La época del absolutismo monárquico (1648 - 1814), (Madrid, 1991).Godoy, Manuel de, Memorias de Godoy, Edición Enrique Rúspoli Morenés (Madrid,

2008).Huizinga, Johan, Erasmo, I - II (Barcelona, 1986).Jovellanos, Gaspar Melchor de, Obras Completas, Ed. Instituto Feijoo de Estudios

del Siglo XVIII, I - XIV (Oviedo, 1984 - 2010).Lopez Batalla, Ramón, «La presencia altoaragonesa en el movimiento ilustrado

español: los hermanos Abad Lasierra, Argensola, 96 (Huesca, 1983), p. 245 - 310.Madrid Álvarez, Vidal de la, El Convento del Santísimo Sacramento y Purísima Concep-

ción de Nuestra Señora de Agustinas Recoletas de Gijón (1668 - 1842), (Gijón, 2009).Marti Gilabert, Francisco, La Iglesia en España durante la revolución �ancesa (Pam-

plona, 1971).Masdeu, Juan Francisco, Historia crítica de España y de la cultura española, XVI, Suple-

mento a los quince tomos antecedentes (Madrid, 1796).Nieto Callen, Juan José, y Sánchez Molledo, José María, «Fray Manuel Abad y

Lasierra, un aragonés de la Ilustración», Argensola, 114 (Huesca, 2004), p. 371 - 384.Prieto Bances, Ramón, «Campomanes y Jovellanos ante el régimen agrario de Astu-

rias», Anuario de Historia del Derecho Español, XXXI (Madrid, 1961), p. 269 - 280. Revuelta González, Manuel, La exclaustración (1833 - 1840), (Madrid, 1976).Rey Castelao, Ofelia, La Historiografía del Voto de Santiago. Recopilación crítica de

una polémica histórica (Santiago de Compostela, 1985).Rodríguez Campomanes, Pedro, Tratado de la Regalía de Amortización (Madrid,

1765).Rodríguez de Maribona y Davila, Manuel María, Don Gaspar de Jovellanos y Ramírez

de Jove, caballero de la Orden de Alcántara: genealogía, nobleza y armas (Gijón, 2007).Sierra Nava, Luis, El cardenal Lorenzana y la Ilustración (Madrid, 1975).Zaragoza Pascual, Ernesto, Los generales de la Congregación de San Benito de Valla-

dolid, V (1701 - 1801), VI (1801 - 1893), (Silos, 1984 y 1987).Varios Autores, Historia de la Iglesia en España, IV, La Iglesia en la España de los siglos

XVII y XVIII, Director Antonio Mestre Sanchís (Madrid, 1979).Varios Autores, Jovellanos. El valor de la razón (1811 - 2011), (Gijón, 2011).

Page 58: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 59: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

El crecimiento urbano del Gijón de JovellanosRamón Alvargonzález Rodríguez

Catedrático de Análisis Geográ�co Regional Universidad de Oviedo

E

l crecimiento de su ciudad natal fue objeto preferente de los desvelos de Jovella-nos, quien veía en ello algo así como una obligación heredada de sus mayores.

A lo largo de su vida, en colaboración con su padre y hermanos, no dejó de trabajar en el engrandecimiento material de su llugarín del alma. Analizaremos en esta líneas el papel del ilustrado en el fomento de las infraestructuras de comunicaciones de la villa, fundamento de su progreso material, en la formulación de un proyecto de ensanche para impulsar su expansión urbana, y en una práctica muy ilustrada, el fomento de los plantíos de árboles para embellecer y mejorar el escenario de la vida de sus vecinos.

1. LOS FUNDAMENTOS DEL CRECIMIENTO: CARRETE� DE CASTILLA Y MEJO� DEL PUERTO

En la segunda mitad del siglo XVIII, época en la que se desarrolla la parte más im-portante de la vida de Jovellanos, la política de los sucesivos gobiernos de Fernando VI y Carlos III se encamina a fomentar el crecimiento de la riqueza de la nación, con el impulso de la agricultura, las manufacturas, el comercio y la creciente ampliación de los mercados. Se necesitaba, para ello, impulsar actuaciones sobre el territorio en forma de infraestructuras de transporte, carreteras, canales, puertos, o a través de la creación de nuevos núcleos de población.

Hasta mediados del siglo XVIII no había más caminos pavimentados que los here-dados de la colonización romana, que tenían un trazado periférico, planteados como estaban para extraer los recursos mineros del país. Al oeste, de septentrión a mediodía, entre Astorga y Sevilla, la Ruta de la Plata; por el Este y Sur, la Vía Augusta o Hercúlea, que partía de Sevilla, y tras recorrer el valle del Guadalquivir, llegaba al paso pirenaico de La Jonquera por la costa mediterránea. En el Norte de la Península, una tercera vía atravesaba el valle del Ebro para continuar por el del Duero, anticipando lo que en siglos medievales sería el Camino de Santiago.

Page 60: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

60 Ramón Alvargonzález Rodríguez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

Bajo el gobierno del marqués de la Ensenada, el arranque de la construcción del camino de Madrid a La Coruña pre�guró ya el sentido radial de la nueva red. Casi a la vez, en 1742, se emprendieron también los trabajos del camino entre Reinosa y Santander, �nalizados en 1752. Pero la construcción de caminos no cobró un impulso decidido sino tras la llegada al trono de Carlos III, en 1759. En 1761 fue expedido un Real Decreto para hacer caminos rectos y sólidos en España que facilitaran el co-mercio de unas provincias con otras, dando principio por los de Andalucía, Cataluña, Galicia y Valencia. Entre 1778, año en que llega Floridablanca a la Intendencia de Caminos, y 1787, se construyeron 4.000 km. de carreteras en las seis rutas principales.

En Asturias, la construcción de la carretera de Castilla fue aprobada por el Supremo Consejo de Castilla en 1769. Sería la tercera vía de comunicación entre la fachada cantábrica y la submeseta Norte, una vez abiertas las de Reinosa-Santander en 1752 y Orduña-Bilbao en 1772. Tras diferentes comisiones e informes que se remontan a 1752, el gobierno central se decidió por el trazado León-Alto de Pajares-Oviedo-Gijón, proyectado por el arquitecto Marcos de Vierna en 1770. La ruta proyectada seguía el recorrido, a través de la Asturias central, entre Gijón, Oviedo, Olloniego, El Padrún, Mieres y Pola de Lena para buscar el puerto de Pajares y descender por Bus-dongo, Pola de Gordón y La Robla hasta León, casi el recorrido de la antigua N-630.

Se desechaban, así, otras propuestas como la de los pasos de Arcenorio, Ventaniella y Beza, que pondría en comunicación el puerto de Ribadesella con Sahagún de Cam-pos. Si bien éste era un camino más cómodo y rápido, sin embargo estaba alejado de la capital del Principado y de las dos principales villas costeras de Avilés y Gijón.

El arranque efectivo de las obras no se produjo sino en junio de 1771, desde Oviedo hacia la Cordillera, con una dotación de 540.000 reales anuales. El tramo compren-dido entre Gijón y Oviedo, proyectado por el arquitecto Manuel Reguera, no se aco-

Plano del proyecto para la nueva carretera de Oviedo a Gijón, presentado al Consejo de Castilla por los arquitectos José San Martín y Manuel Reguera González en 1780 (Archivo Histórico Nacional. Madrid).

Page 61: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

El crecimiento urbano del Gijón de Jovellanos 61

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

metería hasta 1782. En ese año es comisionado Jovellanos para supervisar la obra, y bajo su dirección se construyen las primeras leguas del camino.

Hasta comienzos de 1790 se habían calzado dos tramos: el de Gijón a Oviedo, y el de Oviedo hasta las inmediaciones de Mieres, con un total aproximado de 40 km. Desde entonces la actividad fue languideciendo por falta de fondos. Nombrado Jo-vellanos subdelegado de Caminos en febrero de 1792, se aplicó a conseguir la conti-nuación de las obras. El 13 de agosto de 1793 recibió la orden de levantar los planos de la carretera, y el 10 de noviembre siguiente partió de Gijón para supervisar el re-conocimiento, medida y nivelación del tramo entre Olloniego y el puerto de Pajares, redactando el informe de�nitivo de las obras el 21 de junio de 1794.

El 22 de agosto de 1796, la Junta del Principado acordó consultar a Jovellanos acerca de los medios de romper la inacción del gobierno de Madrid. En el informe elaborado por el patricio gijonés se dice que de las 15 leguas existentes entre Oviedo y la línea del puerto de Pajares estaban construídas 9, y que para continuar el resto debía recurrirse a la auto�nanciación.

Llegado en 1797 al Ministerio de Gracia y Justicia, Jovellanos intercedería para la concesión de un préstamo de un millón de reales, obtenido en mayo de 1798, sobre el fondo de encomiendas a un interés del 3,5% anual con destino a la carretera. Des-tituido del favor real, y por tanto de la dirección de las obras quien había sido su prin-cipal impulsor, todo volvió al punto de partida. Habría que esperar a 1834 para que la carretera de Pajares quedase ultimada y franco su paso al trá�co rodado.

Plano del proyecto de reparo de los muelles de la villa de Gijón, por el ingeniero de Marina �omas O´Daly. 1753 (Archivo General Militar. Madrid).

Page 62: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

62 Ramón Alvargonzález Rodríguez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

En su vertiente asturiana, la carretera contaba con dos excelentes puentes de cante-ría, los de Olloniego y Santullano, una serie de o�cinas de portazgo, fuentes y postes leguarios, algunos de los cuales aún subsisten. En cambio, desaparecieron los paseos, exedras y conjuntos monumentales situados a la entrada y salida de las dos poblacio-nes más importantes de Asturias: la puerta y luneta del Infante, en Gijón, realizadas por Reguera en 1783, y los paseos de la Noceda y San Roque en Oviedo

Por otra parte, mediado el siglo XVIII, el puerto de Gijón, objeto también de los desvelos de Jovellanos, estaba inutilizado para la navegación. Los temporales de in-vierno arruinaban con frecuencia los diques de abrigo de la dársena. Así, un plano levantado en 1749 por el comisionado regio La Croix muestra el morro del muelle de mar totalmente arruinado, más un extenso boquete abierto en el muelle de tierra en un punto cercano a su arranque.

Por ello no es de extrañar que, entre 1750 y 1765, hayan proliferado los proyectos e informes de los ingenieros de Marina sobre el acondicionamiento de la dársena, todos los cuales contemplan la recti�cación del trazado de la línea de ribera, con el objeto de hacerla atracable y por lo tanto útil para el trá�co, un nuevo diseño de la bocana hasta entonces muy peligrosa, y nuevas obras de fábrica que dieran solidez a los muelles de abrigo. Pero tales proyectos no pudieron llevarse a la práctica hasta que no concurrie-

Plano de la concha de Gijón levantado por el brigadier de la Real Armada Vicente To�ño de San Miguel. 1787 (Museo Naval. Madrid).

Page 63: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

El crecimiento urbano del Gijón de Jovellanos 63

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

ron circunstancias que, al propiciar el desarrollo del trá�co, presionaron �nalmente sobre la realización de las obras.

La primera de aquellas fue una medida de política económica del reformismo bor-bónico: la liberalización del trá�co ultramarino que rompía con el monopolio de Cádiz: así, un Real Decreto de 1765 reducía las tarifas �scales sobre el comercio antillano y habilitaba, entre otros, el puerto de Gijón para comerciar directamente con Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Trinidad y Margarita; y el Reglamento de 1778 para el libre co-mercio entre España e Indias ampliaba las exenciones �scales a 24 puertos indianos.

A medida que avanzaban las obras de la carretera de Castilla, se intensi�có el dre-naje de productos agrícolas y manufacturas hacia Gijón, cuyo puerto destacaba en el conjunto de las villas costeras asturianas, a pesar de que las guerras en que se vió inmersa España en el último cuarto del siglo XVIII limitaron el trá�co ultramarino.

En 1785, en su Representación al Ministro de Marina sobre las nuevas obras del puerto de Gijón, Jovellanos abogaba por convertir Gijón en el Cádiz de Asturias. Según el prócer ilustrado, salían por Gijón hacia América de quince a veinte mil varas de lienzo, de cinco a seis mil pares de calcetines y de cuatro a cinco mil libras de hilo de coser, exportándose hacia Europa frutos secos sobre todo, y atisbándose entonces la posibi-lidad de dar salida al carbón de la cuenca del Nalón.

El desarrollo del trá�co, consecuencia de las medidas administrativas en relación con el comercio colonial y de la construcción del camino carretero de Castilla, im-pulsó de forma obligada la reparación y reforma de la dársena que, en el Plano de la concha de Gijón levantado por el brigadier To�ño de San Miguel en 1787, ya aparece con un trazado recti�cado de la línea de ribera y con una nueva bocana. Mejoras que, con mayor claridad, re�eja el Plano de la Villa y Puerto de Gixón en Asturias levantado por Ramón Lope en 1812.

La supremacía del puerto de Gijón a �nales del siglo XVIII hizo que, por Real Or-den de 3 de enero de 1798 , se estableciera en la villa el comisario de Marina, «para reunir todo el gobierno político y naval en las costas del Principado», quedando en Avilés y Ribadesella sendos subdelegados.

2. EL PLAN DE MEJO�S DE GIJÓN, UN ENSANCHE ILUST�DO

Jovellanos fue, también , el impulsor del crecimiento del plano de su villa natal. El 4 de octubre de 1782 propuso a los regidores del concejo un Plan de Mejoras cuyas líneas programáticas eran las siguientes: la reparación del paredón antiguo desde la peña de Santa Ana a la capilla de los Valdés, y la construcción de una tapia, prolonga-ción del muro de San Lorenzo, que entonces llegaba hasta donde está hoy la Escale-rona, que viniera a enlazar con el Arco del Infante en la Puerta de la Villa, pasando por

Page 64: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

64 Ramón Alvargonzález Rodríguez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

delante de la capilla de Begoña, para preservar a la villa «de los insultos de las arenas y del mar».

Pero lo que otorga mayor sustantividad al Plan de Mejoras es la propuesta de un auténtico plan de ensanche. Para librar a la villa de las arenas que quedaban en el in-terior de la cerca, y en previsión de un crecimiento de población, proponía el estable-cimiento de una red viaria ortogonal, formada por un conjunto de calles de dirección Norte-Sur desde las estribaciones del cerro hasta el borde del recinto acotado por la tapia citada, cortadas por otras «que corriesen de Oriente a Poniente en debidas dis-tancias». En el centro de la trama resultante, una plaza, la actual del «Parchís», sería el centro de la nueva entidad urbana.

Esta trama urbana quedaba dividida en un conjunto de manzanas rectangulares alargadas que son las que de�nen el actual centro urbano de Gijón. Hecha esta parti-

Maqueta del puerto y villa de Gijón a �nales del siglo XVIII. 2003 (Autoridad Portuaria de Gijón).

Page 65: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

El crecimiento urbano del Gijón de Jovellanos 65

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

ción, el Ayuntamiento procedería a dividir los terrenos en suertes y adjudicarlos a las personas que los solicitasen bajo un canon moderado a favor de los propios de la villa, con la condición de que cada adjudicatario cerrase con cerca de piedra seca su lote, con facultad de dedicarlo a huerta, prado o edi�cio, siempre que se guarden «la forma y orden de las líneas, que deberían tirarse y estacarse antes del repartimiento». Por otra parte, y en razón de la diferente calidad de las suertes, se establecía un sistema de exenciones �scales a favor de los lotes de peor calidad y situación.

La funcionalidad del modelo jovellanista quedó puesta de mani�esto en los años si-guientes. Así, en el mismo año de su formulación, se traslada la Puerta del Infante desde su primitivo emplazamiento en el arenal de la Trinidad, a la salida de la villa, alargando en dirección Norte-Sur el trayecto de las calles Moros y Corrida; en 1784 la villa destina arbitrios para la construcción de la cerca desde el extremo del paredón de San Lorenzo a la Puerta de la Villa; en 1790, con motivo de una petición de terreno público junto al paredón de San Lorenzo, el concejo responde «que en aquel paraje, y otros públicos y comunes de esta villa, se están trazando calles y plazuelas para su mejor adorno, de cuyo plano se dará parte... para después hacer la competente distribución de el demás terreno a �n de levantar edi�cios, cerrar huertas y otros útiles al público».

En 1794 comienzan las peticiones de terrenos en la nueva zona urbana, y en 1797 se inicia la construcción del edi�cio del Real Instituto Asturiano, según trazas de Juan de Villanueva, y de la plaza contigua proyectada en el Plan de Mejoras, elementos que actuaron como centro de referencia en el reciente entramado urbano, pues en tal punto terminaba la calle del Instituto, y de allí partían otras tres que �nalizaban en la alameda de Begoña. A �nales de siglo, las bases de este ensanche estaban sentadas, pues en 1798 el alférez mayor de Gijón proponía �jar el nomenclátor completo de todas las calles de la población por la mejora y extensión que habían alcanzado.

3. LA DESECACIÓN DEL HUMEDAL Y LOS PLANTÍOS JOVELLANISTAS

Otro capítulo de la expansión de Gijón en el XVIII es el del saneamiento de las marismas del Humedal, una zona endorreica a poniente del cerro de Santa Catalina, ocupada por una laguna esporádica que puede verse representada en el Plano de Gijón del Atlas del Rey Planeta, de Texeira, fechado en 1634. Este proceso sienta las bases de la formación de unas reservas de suelo urbano ocupadas en parte en los años centrales del siglo XIX, y aleja de la villa un foco de insalubridad permanente que había tenido consecuencias negativas para la higiene pública del municipio.

Aunque no se conoce el término inicial del proceso de desecación del Humedal, en 1782 el regidor decano del concejo a�rmaba que «se había visto enjuta la dilatada, profunda, pestífera laguna del Humedal contigua a esta villa». El saneamiento de la

Page 66: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

66 Ramón Alvargonzález Rodríguez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

Plano del Puerto y Villa de Gixón en Asturias, por Ramón Lope. 1812 (Archivo General Militar. Madrid).

Page 67: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

El crecimiento urbano del Gijón de Jovellanos 67

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

zona se hizo aterrándola con arenas extraídas de las inmediaciones de la villa, con los materiales sacados de la limpieza de la dársena y, eventualmente, con los lastres de los buques que tocaban el puerto. Los acarreos de estos materiales se hacían en los carros del concejo, aplicándose una suerte de sextaferia no redimible; simultáneamente se abrieron varias zanjas de desagüe al mar.

Así, en 1784, el Ayuntamiento elevaba un memorial al contador general de propios y arbitrios del Reino manifestando la utilidad que recibiría el público «de entrarse a cul-tura el término de el Humedal de esta villa», y pidiendo autorización para arrendar por cuatrienios los terrenos divididos, para evitar que viniesen a parar en pocas o en una sola mano las suertes formadas, y obtener además un mayor producto, aunque el juez noble y portavoz del concejo reconocía que la renta debía ser «proporcionada y suave por carecer el pueblo de jornaleros en cuya clase caigan los repartimientos, por no haber otros que peones de obras cuya miseria los aleja de sufrir los gastos previos, cultivo, aperos, cierros y lo más necesario para entrarlo a cultivo, ni haber tampoco labradores efectivos». Por otra parte, el concejo preveía formar 14 ó 16 suertes de tres o cuatro días de bueyes cada una. El resultado fue que la villa incrementó sus propios en una extensión considerable; parte la plantó de álamos, dando lugar al paseo público de la Estrella, tan citado en los Diarios de Jovellanos, utilizado como campo de instrucción de las tropas de la guarnición, y parte la cerró, formando lotes arrendados o aforados a los vecinos del concejo.

El paseo de la Estrella, que abarcaba una super�cie de planta triangular algo mayor que la de la actual plaza del Humedal, obedece al modelo de vías radiales divulgado durante el reinado de Carlos III. Su centro era una plazoleta circular, o luneta, a la que con�uían parte de las nuevas vías arboladas de acceso a la villa. En ella desembocaba el paseo de los Reyes, abierto en 1798, el paseo de las Viudas, y la hijuela del camino real de Castilla, que seguía el trazado de la actual calle de Magnus Blikstadt. Desde la plazuela del Infante, al �nal de la calle ancha de la Cruz, o Corrida, una alameda bordeaba la nueva carretera de Castilla, completando un circuito de vías arboladas de planta casi rectangular en las afueras de la villa.

En 1787 debió culminarse la seca del Humedal, porque en dicho año, según se des-prende de un informe del alférez mayor del concejo, Francisco de Paula Jovellanos, se plani�có el paseo de la Estrella y se sortearon diez cierros entre los vecinos de la villa de Gijón y de las parroquias de Tremañes y Ceares. En el pliego de condiciones para la adjudicación de los lotes, la villa exigía de los futuros llevadores que debían echar cada año cien carros de arena sobre cada día de bueyes de los de su suerte, hasta que el terreno tomase la elevación necesaria para derramar las aguas hacia las zanjas inme-diatas, que en los cuatro primeros años debían sembrar de maíz el terreno adjudicado, que debían entretener los árboles y cercas de su respectivo cierro, y que no podrían edi�car sin licencia del concejo. En 21 de junio de 1788, se adjudicaron los diez cierros a ocho vecinos de la villa y a dos de la parroquia de Ceares.

Page 68: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

68 Ramón Alvargonzález Rodríguez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 59-68

BIBLIOG�FÍA

AA.VV.: Gijón, puerto ilustrado, Barcelona, Lunwerg, 2003, 118 pp.Alvargonzález Rodríguez, Ramón: Gijón: industrialización y crecimiento urbano,

Salinas, Ayalga, 1977, 250 pp.García Prado, Justiniano: «La descripción de Gijón para el mapa de Tomás Ló-

pez», Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, nº 7, Oviedo, 1949, pp. 93-102.Guzmán Sancho, Agustín; Sancho Flórez, José Gonzalo: El Instituto de Jovella-

nos, Gijón, Real Instituto Jovellanos, 1994, 567 pp.Jovellanos, Gaspar Melchor de: Diarios, Ed. De Julio Somoza, 3 vols., Oviedo, Ins-

tituto de Estudios Asturianos, 1953-1956, 547, 504 y 131 pp.Jovellanos, Gaspar Melchor de: Gijón. Apuntamientos para el Diccionario Geográ�co-

Histórico de Asturias (1804), Ed. de Javier González Santos y Joaco López Álvarez, Gijón, Museo Casa Natal de Jovellanos, 2001, 156 pp.

Peribáñez Caveda, Daniel: Gijón en el siglo XVIII. Historia de Gijón, t. 7, Gijón, La Nueva España, 2010, 93 pp.

Sendín García, Manuel Ángel: Las transformaciones en el paisaje urbano de Gijón (1834-1939), Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1994, 567 pp.

Page 69: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

De Jovellanos y la EconomíaRafael Anes Álvarez de Castrillón

Catedrático de Historia e Instituciones Económicas

INTRODUCCIÓN

S

e ha escrito mucho acerca de las ideas de Jovellanos sobre la Economía y, con-siguientemente, que corriente o corrientes de pensamiento económico ha se-

guido. Que el propio Jovellanos haya dicho cuáles eran sus preferencias, sobre qué bases asentaba su concepción de la actividad económica, no parece resulta convin-cente. Aquí, sin pretender ser exhaustivos, ni mucho menos, trataremos de hacer un breve repaso de lo que él señaló y de lo que los analistas de su obra han considerado. Todo ello hay que situarlo en lo que era la actividad económica española en la segunda mitad del siglo XVIII y las demandas de cambio que había.

EVOLUCIÓN ECONÓMICA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII

En la segunda mitad del siglo XVIII en todos los países, excepto en Gran Bretaña que había comenzado el proceso conocido como de Revolución industrial, la acti-vidad económica principal era la actividad agraria. Por ello, organizar la vida econó-mica, o tratar de organizarla, era ocuparse de la agricultura y de la ganadería. Ese era el caso de España, para la que se estima que, al menos, el 80% de la Renta Nacional la generaba el sector agrario, que ocupaba a la mayor parte de la población.

La actividad agraria, y con ella la actividad económica, protagonizó lo que se ha denominado crisis del siglo XVII. A esa situación condujo la demanda creciente de alimentos habida en el siglo anterior, debido al aumento de la población y a la de-manda americana. Ello llevó a la extensión de los cultivos a tierras que cada vez eran de peor calidad y estaban más alejadas de los núcleos urbanos. Como cambio técnico más importante sólo cabe mencionar la sustitución, a �nales del siglo XVI, del buey por la mula como animal de tiro. También hay que considerar, como elemento de progreso, la introducción de nuevas plantas que llegaban de América, como el maíz, el tomate, la patata o el tabaco, pero en el siglo XVII sólo el maíz tuvo aprovechamiento,

Page 70: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

70 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

limitado, en Galicia y en las regiones del Cantábrico. Los rendimientos no era posible mejorarlos y el estancamiento de la población resultaba inevitable.

En cuanto a la ganadería, La Mesta, que gozaba de unas disposiciones legales favo-rables y que constituía un muy importante grupo de presión, se vio afectada por las roturaciones que se hacían para aumentar las tierras de cultivo y por la oposición de algunos municipios a que los ganados entrasen en terrenos que se cultivaban, lo que hizo descender considerablemente la cabaña trashumante, con el consiguiente bene-�cio de la ganadería estante.

En cuanto a la producción artesanal, que progresó en la primera mitad del siglo XVI, tiene, desde entonces, claro retroceso por sus costes altos, por las rígidas organizaciones gremiales y por el retraso técnico, lo que hacía que los productos españoles no pudiesen competir con los de otras partes de Europa. Cabía esperar que se adoptasen medidas proteccionistas, que tampoco evitarían la decadencia de esa actividad, por la presión de esos países del exterior y por el poder que tenían los comerciantes de Madrid, que no sólo eran in�uyentes sino que estaban mejor organizados que los artesanos. En el último cuarto del siglo XVII si hay medidas de clara inspiración de las políticas mercantilistas y tiene gran importancia la creación de la Junta de Comercio, en 1679, que protegerá la producción y la tratará de incentivar, para lo que establece exenciones �scales a los esta-blecimiento que nazcan y autoriza la entrada de o�ciales procedentes del exterior. Con todo, los resultados de las medidas que se adoptan son pobres.

En la actividad comercial también hay decadencia, como lo prueba la disminución del número de barcos, sin duda también por la participación, desde 1648, de los ho-landeses en el comercio con las colonias españolas. Ello conduce a que disminuyan las entradas de plata, lo que lleva a acuñar monedas de cobre, para acrecentar el dinero en circulación, con la consiguiente elevación de los precios.

Junto a todo eso estaba el dé�cit público, lo que llevó a la creación de nuevos im-puestos, como el Servicio de millones que estableció Felipe II o los que nacen en el reinado de Felipe IV, como el del Papel sellado. También se emitía Deuda pública, los Juros, y ese Rey estableció la obligación de adquirirlos a los más ricos y como todo era poco, son vendidos pueblos de realengo. Con todo ello no se impiden las bancarrotas y se explica la incapacidad militar española en el reinado de Carlos II por la situación de la Hacienda.

Estancamiento de la población, crisis agraria, crisis en la producción de manu-facturas, decadencia de la actividad comercial, caída en las llegadas de plata y di-�cultades en la Hacienda, han llevado a sostener la tesis de la crisis del siglo XVII en España, que se inscribiría en la de la Europa del Sur. A ello ha contribuido los contemporáneos con su denuncia de los despoblados y de los altos tributos y otras cargas que los campesinos tenían que pagar y que consideran eran la causa de las despoblaciones.

Page 71: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 71

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

La tesis de la crisis o depresión del XVII se ha sostenido y aún se sostiene, aunque hay matizaciones, como las que han hecho J. H. Ellio  o H. Kamen, y replanteamien-tos. En este sentido se parte del análisis de la evolución del sector agrario y se señala que al crecer la población, desde el siglo XV, y por ello haber mayor demanda de ali-mentos, la única respuesta posible ha sido la roturación de más tierras, lo que llevó a la puesta en explotación de tierras que cada vez son más pobres. Esa demanda creciente de tierras para el cultivo hizo que tendiese a crecer la renta de ellas. Al cultivarse más tierras aumentó la producción y también, consiguientemente los diezmos y rentas exi-gidas, estimándose que a �nales del siglo XVI el total de cargas, tributos y rentas que gravaban a los campesinos equivalían a la mitad de la cosecha, por lo que era imposible subsistir a aquellos que no cultivaban tierras de buena calidad. Por ello, es fácilmente explicable el abandono de la población de esos lugares e incluso el despoblamiento de las localidades con tierras pobres. Pero que disminuyese la población en algunas zonas no quiere decir que la tendencia general fuese al despoblamiento. De otra parte, el de-jar de cultivarse las tierras malas tuvo que hacer posible la mejora de la relación entre tierras de cultivo, tierras de pasto permanente y bosque, lo que llevaría al aumento del número de cabezas de ganado estante, a la mejora de la productividad y al aumento de la renta agraria. Así, pues, se concluye, que «la depresión del siglo XVII consistió, en las dos Castillas, en Extremadura en Andalucía, en lo que se re�ere al sector agrario, en la serie de reajustes y readaptaciones que se produjeron lenta y automáticamente para armonizar la producción de subsistencias y el número de habitantes»1.

En el siglo XVIII hubo crecimiento económico, como lo prueba el aumento de población, pues entre el Vecindario de Campo�orido y el Catastro de Ensenada la población española se incrementa un 25% y desde éste al Censo de Godoy un 15%. En todo el siglo la población española aumentó un 45%. Ese aumento está relacionado con un crecimiento paralelo de la actividad económica, especialmente de la actividad agraria., El aumento habido en la producción agrícola, al no haber innovaciones téc-nicas, fue debido, en la mayor parte de los casos, a la extensión de los cultivos, con la puesta en explotación de tierras, que irían siendo de peor calidad según aumentaba la demanda de alimentos, y no porque los rendimientos mejorasen. Es cierto que hubo proyectos y realizaciones de muy importantes obras hidráulicas, como las de los cana-les de Castilla y de Aragón y, más tarde, el magno proyecto de un canal que uniese el Guadarrama con el Guadalquivir. Además, como no se disponía de abono orgánico, porque el ganado generalmente no estaba estabulado, los bajos rendimientos no eran sólo los de las tierras de peor calidad que se ponían en explotación sino también en las de mejor calidad, en las que no se podían abandonar el barbecho.

1 Gonzalo Anes, «La ‘Depresión’ agraria durante el siglo XVII en Castilla», Homenaje a Julio Caro Baroja, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 1978, pp. 83-100.

Page 72: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

72 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

Desde comienzos del siglo hay preocupación por el fomento y la mejora de la in-dustria nacional. En 1701 la Junta de Comercio solicita a las ciudades información acerca de las industrias que había y, ante la falta de respuestas, en 1703 es comisionado Gaspar Naranjo y Romero para que inspeccionase los lugares que pudiesen ser ade-cuados para el desarrollo de la industria. Además de eso, la Corona, ante la falta de ini-ciativa privada, establecerá Fábricas Reales, siguiendo el modelo francés. Entre 1702 y 1705 se establecen las de Chinchón, Talavera, Madrid, Calahorra, Santander, Valencia y Murcia, y de 1717 a 1726 son las de Guadalajara, Ezcaray, Segovia y Brihuega.

Ante la falta de éxito de esas Fábricas Reales, a mediados del siglo se impulsa la creación de Compañías privilegiadas de comercio y fábricas, autorizando la Junta Ge-neral de Comercio y Moneda a particulares, por lo general a comerciantes, su consti-tución, al tiempo que nombraba al presidente de las juntas generales y garantizaba el respeto a los privilegios de que gozaba la Compañía. La �nalidad de esas compañías era alcanzar el restablecimiento del comercio y de las fábricas en la región a la que pertenecían. De 1746 a 1767 se crean las de Extremadura, Zaragoza, Granada, Sevilla, Toledo, La Unión, Requena y Burgos.

El comercio con América también ocupó y preocupó a los gobernantes, que trata-ron de incrementarlo, para lo que tenían que recuperarlo. Ya en 1720, en el Proyecto para galeones y �otas del Perú y de Nueva España y de los navíos de registro y avisos, queda clara la voluntad de establecer unas relaciones regulares y estrechas entre Es-paña y sus Indias. Nacerán las Compañías privilegiadas hasta que en 1765 comienza la libertad de comercio con esos territorios desde los puertos españoles, libertad que culmina en 1778. De esas compañías podemos señalar a la Compañía Guipuzcoana de Caracas, que nace en 1728, y a la Compañía de Comercio de La Habana, de 1740.

El crecimiento menor de la población en la segunda mitad del siglo XVIII se explica por el aumento, también menor, de la producción agraria, que muestra di�cultades para atender la demanda desde la década de 1760, lo que conlleva alza de precios y al libera-lizarlos se promueve el Motín de Esquilache, en 1766, y otros motines, en los que apare-cían pasquines pidiendo el abaratamiento de los alimentos. Las mejoras técnicas que se requerían no las hubo y tampoco cambios en la estructura de la propiedad. Sólo en Ca-taluña y Valencia hubo especialización en los cultivos para atender la demanda exterior.

En el campo había un alto grado de autoconsumo y era baja la demanda de manu-facturas, que tampoco gozaban de grandes posibilidades en el mercado exterior, lo que limitaba el desarrollo de esa actividad productiva. Por ello se seguirá en el ámbito de la producción artesanal, excepto en Cataluña. Ello no quiere decir que no hubiese fábricas modernas en otros lugares, pues estaban las ya referidas fábricas reales, que seguían sin verse acompañadas por el éxito, y otras debidas a la iniciativa privada, como, por ejemplo, la de Sargadelos (Lugo), que levantó Antonio Raimundo Ibáñez en los �nales del siglo.

Page 73: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 73

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

Pero lo que destaca en el siglo XVIII es el desarrollo de la industria textil algodo-nera, con concentración de la producción en fábricas que levantaron los comerciantes catalanes desde la década de 1740. Esas fábricas, como concentraciones de la pro-ducción en una unidad productiva, rompían con la tradición artesanal, para lo que era preciso, además de los capitales que las inversiones requerían, la demanda que absorbiese la mayor producción. Esa demanda provenía del mercado americano, que desempeñó un muy importante papel impulsor. Las fábricas de «indianas» no se ha-brían desarrollado sin esa demanda. Eso, además, dio mayor dinamismo al comercio exterior, especialmente al mantenido con las colonias, lo que obligó a la liberalización de ese comercio, como hemos dicho.

De la situación de la actividad manufacturera se ocuparon los ilustrados, de forma especial Campomanes, que plantearon la necesidad de que se reformase la estructura productiva. La reforma que se necesitaba, decía el Conde, debía pasar por el fomento de la industria popular, con fábricas que se levantasen por cuenta de los vecinos, no por comerciantes o compañías, pues de esa forma los vecinos y fabricantes quedarían como jornaleros dependiendo de aquellos2.

A señalar, también, que en el siglo XVIII se trata de establecer en España el «im-puesto único». En el reinado de Felipe V, se establece la «contribución única» en los territorios de la antigua Corona de Aragón. Lo que también se quiso hacer en Castilla y para ello se mandó levantar el Catastro, para conocer de forma precisa la base im-ponible, trabajos que comienzan en 1749 y terminan en 1752, tarea encomendada a Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada. Con el conocimiento de la riqueza, se podía establecer el impuesto único, pero no se consideró conveniente y no se hizo. Lo que se aprobó fue la Contribución de «frutos civiles», que gravaba los alquileres de las viviendas y las rentas de las tierras.

Hay que destacar también la creación del Banco de San Carlos, con lo que algo largo tiempo pretendido se hizo realidad. Que la idea o la pretensión fuesen atendidas al comenzar la década de 1780 se debió a los efectos causados por el bloqueo, por los barcos británicos, de los puertos de salida de la plata americana, al apoyar España a las colonias británicas de América del Norte en su lucha por la independencia. Sin esa plata no se podía cubrir el dé�cit presupuestario y fue necesario acudir a al emisión de Deuda pública, «Vales reales», que tenían la condición de ser títulos de deuda y papel moneda. La primera emisión es de 1 de octubre de 1780 y fue cubierta por un consorcio de banqueros, entre los que destacaba Francisco Cabarrús. El 1 de octubre de 1781 hay una segunda emisión, necesaria también para atender a los gastos del intento de recuperación de Gibraltar y Menorca. La Deuda pública emitida, mas de

2 Pedro Rodríguez de Campomanes, Discurso sobre el fomento de la industria popular, De orden de S.M. y del Consejo, Imprenta de D. Antonio de Sancha, Madrid, 1774.

Page 74: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

74 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

15 millones de pesos, requería una o�cina para su gestión y un establecimiento que cuidara de su cotización y administración, lo que abría camino franco a la idea de crear un banco nacional.

El proyecto es presentado por Cabarrús al Conde de Floridablanca en ese año de 1781. Trasladado el proyecto a una comisión de expertos, en la que estaba Jovellanos, el dictamen de ésta es favorable. Si debemos decir, que el capital que se proponía tu-viese el Banco, 300 millones de reales, dividido en acciones de 2.000 reales, le pareció excesivo a Jovellanos, pues llevaría a la creación de dinero por un volumen mayor de lo que era necesario y se producirían alzas de precios. El proyecto es aceptado y el 2 de julio de 1782, un día después de que se aprobase una nueva emisión de Vales reales, por un total de 14.990.000 pesos, se publica la Cédula de fundación del Banco Nacional de San Carlos. El Banco, por su organización, por las normas de funciona-miento, por tener su capital dividido en acciones y por la soberanía que tenía la Junta de accionistas sobre la voluntad de los accionistas individuales, estaba con�gurado como un banco moderno3.

LOS ECONOMISTAS DE JOVELLANOS Y EL JOVELLANOS ECONOMISTA

El 28 de marzo de 1768, cuando tenía 24 años de edad, Gaspar Melchor de Jovella-nos tomó posesión del cargo de Alcalde del Crimen de la Real Audiencia de Sevilla, para el que había sido nombrado el 31 de octubre de 1767. El 26 de febrero de 1774 pasará a ser Oidor de la misma Audiencia. En Sevilla coincide con Pablo de Olavide y participa en las tertulias que en torno suyo hay. Éstas y las nuevas obligaciones son las que le llevan a interesarse por el conocimiento de la Economía, como explica en la Introducción a un discurso, del año 1796, según fecha dada por Juan Agustín Ceán Bermúdez, que Julio Somoza data en 1776. Ahí expone Jovellanos: «De la obligación con que nace todo hombre de concurrir al bien de sus semejantes nace la de consagrar sus luces a este grande objeto, y ella ha dirigido mis estudios desde que estuvo en mi mano. En mi niñez y primera juventud hube de seguir los métodos establecidos en las escuelas públicas y los que conocen estos métodos saben que forzosamente habré malogrado en ellos mucho tiempo. Destinado muy temprano a un ministerio público, no fue menos forzoso cultivar con igual desperdicio la ciencia consagrada a él; porque el desengaño de la inutilidad de la Jurisprudencia no puede venir sino de su mismo estudio. El es el que, fatigando la razón, la despierta, la hace salir de sus intricados la-berintos, y convenciéndola de que el conocimiento de nuestras leyes y el arte de apli-

3 Véase Pedro Tedde, El Banco de San Carlos, Banco de España/Alianza Editorial, Madrid, 1988.

Page 75: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 75

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

carlas a los negocios de la vida o de regularlos, en falta de ellas, por los principios de la justicia natural, que es el único objeto del jurisconsulto, la lleva directamente hacia ellos. A este desengaño sigue, naturalmente, otro, debido también al mismo estudio. Cuanto se ha reunido en él se dirige solamente a dirimir las contestaciones particula-res según las leyes, y nunca a formar leyes para dirimir las contenciones. Sin embargo, una nación que cultiva, trabaja, comercia, navega, que reforma sus antiguas institucio-nes y levanta otras nuevas; una nación que se ilustra, que trata de mejorar su sistema político, necesita todos los días nuevas leyes; y la ciencia de que se deben tomar sus principios y el arte de hacerlas según ellos, son del todo forasteros a nuestra común Jurisprudencia. Esta convicción dio a mis estudios una dirección más determinada, porque recorriendo los grandes y diversos conocimientos que requiere la ciencia de la legislación, hube de reconocer muy luego que el más importante y más esencial de todos era el de la Economía Civil o Política; porque, tocando a esta ciencia la indaga-ción de las fuentes de la pública prosperidad y de los medios de franquear y difundir sus bené�cos raudales, ella es la que debe consultarse continuamente, ya sea para la derogación de las leyes inútiles o perniciosas, ya para la formación de las necesarias y convenientes. Ella, por consiguiente, debe formar el primer objeto de los estudios del magistrado, para que, consultado por el Gobierno, pueda ilustrarle, presentándole los medios de labrar la felicidad del Estado»4.

Tampoco hay duda de que sobre ese interés por el estudio de la Economía incidió la relación que tuvo en Sevilla con quien fue su asistente, Pablo de Olavide y Jáuregui, así como con los demás participantes en la tertulia que éste tenía. Pablo de Olavide5, que nació en Lima en el año 1725 y fue Oidor de la Audiencia de esa capital, se trasladó a España en el año 1750, pasando por Italia y por Francia antes de asentarse en Madrid, donde gozó de la protección del Conde de Aranda. En 1767, el mismo año en que Jovellanos es promovido al cargo de Alcalde del Crimen, es nombrado Intendente de Andalucía y después será Superintendente de las Nuevas Poblaciones de Sierra Mo-rena. La tertulia político-literaria de Olavide, a la que asistió Jovellanos, era un muy importante foro de debate y difusión de las ideas de la época, para lo que contaban los miembros con información precisa sobre lo que se publicaba. Juan Agustín Ceán Bermúdez, uno de los grandes biógrafos de Jovellanos, señala a Luís Ignacio Aguirre, que llegó a la Audiencia de Sevilla después de haber hecho viajes por Europa, como el abastecedor de los libros que se publicaban fuera de España, libros que Jovellanos lee y en algún caso extracta, para lo que aprende «con prontitud y aplicación» el inglés,

4 Gaspar Melchor de Jovellanos, «Introducción a un discurso sobre el estudio de la Economía Civil», Obras, V, Biblioteca de Autores Españoles, T. LXXXVII, Madrid, 1956, pp. 7-17.

5 Sobre Pablo de Olavide, Luís Perdices Blas, Pablo de Olavide (1725-1803). El ilustrado, Editorial Complutense, Madrid, 2ª reimpresión, 1995.

Page 76: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

76 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

al estar parte de ellos escritos en esa lengua. Añade Ceán que Jovellanos, «enterado de su doctrina y método, y adornado con otros conocimientos de literatura, humani-dades y bellas artes, se decidió a entablar el plan de nuevos estudios, dirigidos prin-cipalmente a la ciencia económica, considerándola única y capaz de formar un sabio magistrado». Concluye Ceán, que «el continuo estudio y lectura en libros escogidos de Economía pública, y el examen y aplicación de algunos ramos acreditaron al señor don Gaspar de Jove Llanos en la sociedad de Sevilla por uno de sus primeros indivi-duos, por el más activo y por el más inteligente en ésta importantísima y útil ciencia»6.

Cuando en 1778 Jovellanos vuelve a Madrid, al ser nombrado Alcalde de Casa y Corte el 27 de agosto de ese año, ya tiene la consideración de economista notable. Sin duda también por eso, Pedro Rodríguez de Campomanes, Fiscal del Consejo y Cámara de Castilla, lo introdujo en su tertulia, a la que acudía lo más reputado del ámbito cientí�co madrileño. En esa tertulia conoció al banquero, de origen francés, Francisco Cabarrús, con quien tuvo una gran amistad. Era natural que Jovellanos participase muy activamente en la Sociedad Económica de Amigos del País, que le encomendará, en 1787, la redacción de un informe sobre la Ley agraria que se deman-daba. También es llamado a informar, como vimos, el proyecto de Banco nacional que presenta Cabarrús. En el «Dictamen» que da, razona, que «es innegable que el precio de las cosas está siempre en proporción a los signos que las representan y que cuando el aumento de la circulación y su celeridad no es consecuencia del aumento y fácil negociación de las cosas comerciables, altera proporcionalmente sus precios»7.

Para ir conformando su pensamiento económico las lecturas que hubo de hacer Jovellanos han tenido que ser muchas. En el Discurso que dirige a los socios de la Real Sociedad de Amigos del País de Asturias, fechado en Madrid el 22 de abril de 17818, re�ere las obras que más habían in�uido en la conformación de sus ideas económi-cas o que resumió o copió para poder disponer de ellas cuanto tuviese necesidad de releerlas. En cuanto a las obras de Economía Civil o Política, señala como preferido el tratado del Abate Condillac, de 1776, que tradujo Miguel Jerónimo Suárez Nuñez y publicó, con el título «De el comercio y el gobierno considerados con relación re-cíproca», en sus Memorias instructivas y curiosas, que en 12 volúmenes aparecen en-tre 1778 y 1791. Es, dice, la obra que debían leer y meditar todos los socios, porque

6 Juan Agustín Ceán Bermúdez, Memorias para la vida del Excmo. Señor D. Gaspar Melchor de Jove llanos, y noticias analíticas de sus obras (1814), Silverio Cañada, Editor, Gijón. 1989, pp. 18-19 y 127.

7 Gaspar Melchor de Jovellanos, «Dictamen que dio en una Junta formada de orden de Su Ma-jestad para el examen del proyecto de un Banco nacional, presentado por el conde de Cabarrús el año de 1782», Obras, II, Biblioteca de Autores Españoles, T. L, Madrid, 1952, pp. 11-13.

8 «Discurso dirigido a la Real Sociedad de Amigos del País de Asturias sobre los medios de promo-ver la felicidad de aquel Principado», Cándido Nocedal, Obras de Don Gaspar Melchor de Jovellanos, II, Biblioteca de Autores Españoles, Tomo L, Madrid 1952, pp. 438-453.

Page 77: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 77

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

en ella estaban «los principios de la ciencia económica sólida y concluyentemente establecidos». También debían leer los socios, añade, el Ensayo sobre el comercio en general, atribuido a Monsieur Cantillón», que él había traducido del francés para su uso particular, ya hacía años, parece que en 1775, con la que considera quedan arrin-conados los principios que informaban las políticas mercantilistas y que es el primer estudio riguroso, profundo y sistemático de Economía Civil o Política y que, según Jevons, sobre cuestiones monetarias era una de las mejores obras que conocía9. Hu-biera preferido la obra de Cantillón sobre cualesquiera otra de las que conocía, «si la de Monsieur Condillac, publicada después, no hubiera adelantado mucho en orden y en claridad». Obra que se considera, reúne, al menos en forma embrionaria, las teorías económicas más modernas y que es un verdadero tratado de Economía Polí-tica. También les recomienda la lectura de «la célebre obra del marqués de Mirabeau, intitulada El amigo de los hombres, donde las materias económicas se hallan más abun-dantemente explicadas». Para los que no quisieran leerla completa remite al resumen que Nicolás de Arriquívar, individuo de número de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, que había aparecido en 1779. La lista de los buenos libros económi-cos que han publicado en el presente siglo ingleses y franceses podía ser mucho más larga, señala, pero sólo estaba en su ánimo referirse a los que consideraba más precisos para que los socios de la Real Sociedad de Amigos del País de Asturias pudieran estu-diar los elementos de la ciencia económica y, además, a los interesados en conocerlas les sería fácil encontrarlas, ya «que andan en manos de todos los curiosos».

No omite Jovellanos en esas referencias a los tratadistas españoles y recomienda de modo especial la lectura de sus obras, porque en ellas están «tratadas las materias económicas con respecto a los intereses de nuestra nación». Se re�ere a las obras de Pedro Fernández Navarrete, Sancho de Moncada, Teodoro de Argumosa Gándara, el Marqués de Santa Cruz de Marcenado, Miguel Álvarez Osorio y Redín, Francisco Martínez de Mata, y también recomienda la lectura del «Proyecto económico» de Bernardo Ward. No omite, lógicamente a Pedro Rodríguez de Campomanes, a «sus sabios discursos y apéndices sobre la industria y sobre la educación popular, obras ex-celentes a quienes España deberá algún día su esplendor y su prosperidad, y a quienes deben ya su existencia tantos cuerpos patrióticos, tantas escuelas públicas y tantos establecimientos útiles, que son las más seguras prendas de esta misma prosperidad». Se re�ere igualmente a las «Respuestas �scales» de Campomanes, que estaban im-presas, sobre el libre comercio de granos y sobre la presencia de la agricultura a la cría de ganado trashumante, que considera dignas de ser leídas y meditadas.

9 W. Stanley Jevons, «Richard Cantillón y la nacionalidad de la Economía Política», en Richard Cantillón, Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general, Prefacio y traducción de Manuel Sánchez Saro, Fondo de Cultura Económica, México, 1950, Primera reimpresión, México, 1978, p. 220.

Page 78: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

78 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

En el «Elogio a Carlos Tercero»10 reitera Jovellanos que la Economía es la ciencia que enseña a gobernar y a hacer felices a los hombres, y vuelve a destacar la labor de Campomanes, porque el «infatigable magistrado lee y extracta» las obras que se ha-bían escrito, que contenían «una increíble copia de hechos, de cálculos y raciocinios» y «publica las inéditas, desentierra las ignoradas, comenta unas y otras, recti�ca los juicios y corrige las consecuencias de sus autores, y mejoradas con nuevas y admira-bles observaciones las presenta a sus compatriotas. Todos se afanan por gozar de este rico tesoro; las luces económicas circulan, se propagan, y se depositan en las socieda-des, y el patriotismo lleno de ilustración y celo funda en ellas su mejor patrimonio».

En el «Elogio a Carlos Tercero» presenta, como prueba de que había habido y ha-bía economistas, el Discurso sobre la Economía Política, publicado en Madrid en 1769 y que tiene como autor a Antonio Muñoz, seudónimo de Enrique Ramos. Recomienda esa obra a todos los que estuviesen interesados en el estudio de la Economía, porque, dice, «encierra en pocos capítulos grandes tesoros de doctrina».

Julio Somoza catalogó un manuscrito, fechado en Sevilla en 1772, que estaba en la Biblioteca del Instituto Asturiano, con el título de «Economía Política. Extracto del libro del italiano Pietro Verri»11, Meditaciones acerca de la Economía Política, publicado en Génova en 1771. El Conde Pietro Verri trató acerca de la teoría del valor y de los precios y es considerado un precursor del utilitarismo. Jovellanos, a lo que parece, no lo consideró destacable e imprescindible su lectura para adquirir sólidos y profundos conocimientos sobre las cuestiones referidas a la economía.

En los Diarios que escribió Jovellanos en Gijón, a donde llegó el 12 de septiem-bre de 1790, hace referencias a lecturas de obras de Economía. Hay que destacar las menciones a la lectura de la obra de Adam Smith, La riqueza de las naciones, publicada en 1776. La primera de las referencias es del día 28 de mayo de 1796 y la última del 9 de noviembre de ese año, en la que escribe que es la cuarta vez que lee la obra, que, traducida por José Alonso Ortiz, se había publicado en Valladolid en 1794, aunque no hay referencia a ello. Antes, el 1 de junio, escribe: «¡que admirable cuanto analiza!». El día 25 de ese mes, también entre signos de admiración: «¡como prueba las ventajas del comercio libre con las colonias!». No cabe duda de que le interesó mucho la obra y de que estaba de acuerdo con las ideas que en ella se sostenían, sino no la hubiese leído cuatro veces ni haría anotaciones como las señaladas. Javier Varela al referirse a la lectura de Smith, que «desde mayo a noviembre consigna casi todos los días en sus

10 Elogio a Carlos Tercero, leído a la Real Sociedad de Madrid por el socio D. Gaspar Melchor de Jovellanos, en la Junta plena del sábado 8 de de noviembre de 1788, Imprenta de la Viuda de Ibarra, Madrid, 1789.

11 Juan Velarde, «El valor de Jovellanos hoy», Torre de los Lujanes, nº 30, 3º y 4º trimestre, Madrid, 1995, pp. 114-115.

Page 79: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 79

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

Diario» y que estando en la prisión de Bellver encontró la forma de hacerse enviar la obra de Smith, concluye que la adhesión de Jovellanos «resulta pasmosa»12.

En 1797 anota también Jovellanos en sus Diarios que está leyendo la obra de Wi-lliam Godwin, An Inquirí Concerning Political Justice, que presumiblemente también había leido antes, y la lectura, por tercera vez, de la de Adam Ferguson, An Essay on the History of Civil Society, de quien también conocía �e History of Civil Society. Otras referencias que hace en los Diarios son, la lectura de la obra de Jacques Necker, De l´Administracion des Finances de la France y la de Young, que como dice en el texto del martes 10 de mayo de 1796 y recoge José María Martínez Cachero, era William Young y la lectura la de �e History of Athenas, politicall and philosophically considered, publi-cada en Londres en 178613, no la de Arthur Young, Rural Economy, publicada en 1770 o Political Essáys concerning the Present State of the British Empire, de 1772. También se a�rma que Jovellanos conocía la obra de David Hume e igualmente que leyó System of Moral Philosophy de Francis Hutcheson14. También conocía Jovellanos las obras de los �lósofos de la escuela histórica escocesa y a los escritores británicos en general, no solo a Adam Smith. Fabián Estapé15 sostiene que la in�uencia de los �lósofos bri-tánicos está clara en la «Introducción a un discurso sobre el estudio de la Economía Civil», pues ésta es «una mezcla de cuestiones morales, éticas y económicas» muy parecidas a las que se encuentran en la Teoría de los sentimientos morales de Smith y otras obras que tratan sobre esos temas.

Con todo ese bagaje de lecturas, y seguro que no están todas, que hizo Jovellanos, se comprende que Lucas Beltrán aseverase que en la España de «la segunda mitad del siglo XVIII, los nombres de Campomanes y Jovellanos no nos hacen quedar mal en la época de la �siocracia y de Adam Smith»16. Años antes de que Lucas Beltrán dictase su última lección, José Mª. Naharro, escribió que Jovellanos, al igual que otros nombres insignes de la literatura económica española, estaba esperando se hiciese un análisis detallado y completo de su obra, un análisis que fuese digno de sus muchos méritos. Consideraba Naharro que «la atareada vida del ejemplar asturiano, su extenso saber e inquietud, su soberana inteligencia, y otras mil excelsas cualidades que tuvo aquel

12 Javier Varela, Jovellanos, Alianza Editorial, Madrid, 1988, p. 117.13 José María Martínez Cachero, Gaspar Melchor de Jovellanos, Diarios, Indice y nota liminar, Tomo

III, Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, 1956, p. 84.14 J.H.E, Polt, «El pensamiento económico de Jovellanos y sus fuentes inglesas», Información Co-

mercial Española, Nº. 512, Abril, 1956, pp. 23-56 y J.P. Clement, Las lecturas de Jovellanos (Ensayo de reconstitución de su biblioteca), Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, 1980.

15 Fabián Estapé, «Algunos comentarios a la publicación del ‘Ensayo sobre la naturaleza del comer-cio en general’ de Cantillón», Moneda y Crédito, Nº 39, Diciembre, 1951, p. 58.

16 Lucas Beltrán, «El estudio de la Economía en España», Conferencia pronunciada el día 5 de junio de 1981 como última lección de Economía en la Licenciatura de Derecho de la Universidad Com-plutense de Madrid, Moneda y Crédito, Nº 157, Junio 1981, p. 4.

Page 80: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

80 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

español, hacen de él una �gura compleja que irradió su genio creador sobre muy dis-tintas actividades de las ciencias y las artes», por lo que los estudios de conjunto eran difíciles, ya que el que los emprendiera habría de «poseer la amplitud de horizontes que Jovellanos disfrutó y ello no está al alcance de todas las voluntades», y las investi-gaciones parciales «empequeñecen, tal vez, su talla, y desvirtúan la doctrina, porque ésta nunca estuvo resabiada del miope especialismo contemporáneo, ni desligada de la realidad en que nacía, mostrando sólo su brillante profundidad cuando se percibe y juzga desde el armonioso conjunto de toda la obra –y aún más– de toda la vida de Jovellanos»17. Hoy, creemos, nadie duda de la preparación que adquirió Jovellanos en el ámbito de la Economía y de su capacitación para tratar cuestiones de ese campo.

Esa preparación llevó a que tuviese que escribir dictámenes, informes y otras re-comendaciones y en ellos quedan de relieve sus conocimientos en el campo de la Economía. No se puede olvidar que Jovellanos, como otros ilustrados, pretendía que mejorase el nivel general de bienestar, que mejorase el nivel general de renta, y para ello era preciso que hubiese cambios en la organización de la actividad económica, cambios que no podían afectar a las bases que sostenían la estructura del Estado. Por ello, las medidas que propugna son las que considera posibles, no las ideales. Sirva de ejemplo de esto lo que propone sobre la importación y uso de las muselinas.

Creemos se muestra Jovellanos partidario de que hubiese libertad de precios y li-bertad de comercio. Así dirá, que el sistema de libertad de comercio de granos es el que más favorece a los consumidores, libertad que está fundada en principios de jus-ticia. Por ello, le parece conveniente «establecer la libertad de comercio interior de granos por medio de una ley permanente, que excitando el interés individual oponga el monopolio al monopolio, y aleje las oscuras negociaciones que se hacen a la sombra de las leyes prohibitivas», razones que considera también están a favor del comercio exterior y que prueban que «la libre exportación debe ser protegida por leyes, como un derecho de la propiedad de la tierra y del trabajo, y como un estímulo del interés in-dividual». Razona, «que el sistema de libertad, siendo tan libre la importación como la exportación de granos, los auxilios de la primera evitarán los daños de la segunda, que la misma altura de los precios que detiene la una, provoca la otra; y que esta se-guridad a�anzada sobre la base del interés reciproco alejará no solo los horrores de la necesidad, sino también los temores de la aprehensión». No obstante no creía que en la España de �nales del siglo XVIII pudiera establecerse la libertad del comercio exte-rior, por lo que no pasaban de ser esas «bellas re�exiones para la teórica»18.

17 José Mª Naharro,» La literatura económica. Jovellanos y algunos problemas de la historiografía económica», Moneda y Crédito, Nº 20, Marzo 1947, p. 65.

18 Gaspar Melchor de Jovellanos, Informe de la Sociedad Económica de esta Corte al Real y Supremo Consejo de Castilla en el Expediente de Ley Agraria, Prólogo de Valentín Andrés Álvarez, Instituto de Estu-dios Políticos, Madrid, 1955, pp. 177 y ss.

Page 81: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 81

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

Le preocupaba a Jovellanos, que distinguía entre precio de mercado y precio na-tural, que la cantidad de dinero en circulación fuese la ajustada a las necesidades. En carta a Campomanes, fechada el 6 de agosto de 1777, carta que acompañaba la obra de Luís Valle de la Cerda sobre Erarios Públicos y Montes de Piedad, expone que en España no había habido nunca falta de dinero, si, por el contrario, «medios de �jar dentro de la nación el que producen sus riquezas naturales y los frecuentes envíos de América», por lo que cuando llegase el tiempo en que al desarrollarse la industria y disminuir las importaciones aumentase el dinero en circulación, sería menester, dice, «enterrar parte del dinero que nos venga de Indias, porque entrando siempre y no saliendo nunca, su abundancia pudiera encarecer extremadamente las cosas y causar una apoplejía al Estado»19, Esa preocupación porque el aumento de la cantidad de dinero en circulación elevase los precios, la vuelve a manifestar, como vimos, en el Dictamen que emite como miembro de la Comisión de expertos que había de enten-der acerca del proyecto de Banco Nacional que presentó Cabarrús20.

Para la preparación del Informe de Ley agraria que se le encomienda, tiene Jovellanos ocasión y necesidad de analizar de forma precisa la realidad económica española y de plan-tear que propuestas de cambio eran pertinentes. Las propuestas que formula iban dirigidas a que hubiese en España un sistema económico de mercado y para ello había que actuar sobre el marco institucional y, lógicamente, sobre la actividad agraria, sin olvidar a la indus-trial o fabril. Sólo así las instituciones serían e�cientes y el sistema de precios funcionaría.

No consideraba Jovellanos que la actividad económica debiera ser organizada con leyes, pero hasta que no hubiese un sistema económico de mercado podía dar buenos resultados un marco legal adecuado a los �nes que se perseguían. Ese marco legal de-bería estar basado en leyes que fuesen conformes al interés individual, aumentando la propiedad individual y el número de propietarios particulares. Preocupaba a Jovella-nos que estuviese bien de�nido el derecho de propiedad. Escribe en el Informe: «El aprecio de la propiedad es siempre la medida de su cuidado. El hombre la ama como una prenda de su subsistencia, porque vive de ella; como un objeto de su ambición, porque mandada en ella; como un seguro de su duración, y si puede decirse así, como un anuncio de su inmortalidad, porque libra sobre ella la suerte de su decadencia. Por eso este amor es mirado como la fuente de toda buena industria, y a él le deben los prodigiosos adelantos que el ingenio y el trabajo han hecho en el arte de cultivar la tierra. De ahí que las leyes que protegen el aprovechamiento exclusivo de la propiedad forti�can este amor; las que le comunican, le menguan y debilitan; aquellas aguijan

19 «Carta al Ilustrísimo Señor D. Pedro Rodríguez de Campomanes remitiendo el proyecto de erarios públicos», Obras, II, Biblioteca de Autores Españoles, T. L, Ediciones Atlas, Madrid, 1952, pp. 139-143.

20 «Dictamen que dio a una Junta formada de orden de Su Majestad para el examen del proyecto de un Banco Nacional, presentado por el conde de Cabarrús el año 1782», Gaspar Melchor de Jovella-nos, Obras, II, Biblioteca de Autores Españoles, T. L, pp. 11-13.

Page 82: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

82 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

el interés individual, y estas le entorpecen; las primeras son favorables, las segundas injustas y funestas al progreso de la agricultura»21. Consideraba, pues, que con un marco conforme al interés individual y con una buena de�nición del derecho de pro-piedad, se cultivarían más tierras, porque habría más en condiciones de ser cultiva-das, se invertiría todo lo posible en las explotaciones y habría progreso en la actividad agraria. Para conseguir eso era necesario acabar con los estorbos que lo impedían, los estorbos políticos o derivados de la legislación.

Pero no eran sólo los estorbos políticos los que había que remover, según Jovella-nos. Estaban también los estorbos morales o derivados de la opinión y los estorbos físicos o derivados de la naturaleza. Los primeros se removían, expone, instruyendo a los propietarios y a los labradores y ello desde los primeros niveles, desde las prime-ras letras, para seguir por la enseñanza secundaria y por la superior, que debía aten-der también a la enseñanza técnica. En cuanto a los estorbos físicos, que impedían la extensión de los cultivos y di�cultaban grandemente la circulación de los bienes, impidiendo el crecimiento económico, el remedio estaba en las obras públicas, que «deben formar el primer objeto de la renta pública». Le parecía especialmente grave la falta de buenas comunicaciones, tanto por tierra como por agua, a lo que se unía la falta de riego y la falta de puertos de comercio. En cuanto a los medios para remover-los, unos tocaban al Reino, otras a las provincias y otros a los concejos22.

Las propuestas de reforma que hace Jovellanos, de modo especial estas que referi-mos, siempre las hace teniendo presente lo que era posible, lo que se podía hacer, pues plantear soluciones utópicas no tenía sentido. También era consciente de que las ideas de reforma, para que se pudiesen llevar a cabo, tenían que haber calado en la opinión pública y ser demandadas por ésta.

DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO DE JOVELLANOS

Está fuera de duda el interés de Jovellanos por la Economía y, creemos, también el conocimiento de las obras de los economistas, así como quienes han sido sus re-ferentes principales en ese campo a lo largo del tiempo. Todo eso hay que ponerlo en relación con la situación económica de España, que quería o pretendía cambiase. Se repite la referencia de Schumpeter23 a él y a Campomanes, señalando que domi-

21 Gaspar Melchor de Jovellanos, Informe de la Sociedad Económica de esta Corte al Real y Supremo Consejo de Castilla en el Expediente de Ley Agraria, Prólogo de Valentín Andrés Álvarez, Instituto de Estu-dios Políticos, Madrid, 1955, pp. 79-80.

22 Gaspar Melchor de Jovellanos, Ibidem, pp. 250-286.23 Joseph A. Schumpeter, Historia del análisis económico, Ediciones Ariel, Barcelona , 1971, pp. 214-15.

Page 83: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 83

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

naban la «economía aplicada», que han sido unos reformadores prácticos, que no han contribuido al progreso del análisis económico, pero que entendieron el desarro-llo económico mejor que muchos teóricos. Añade que fue seguidor del liberalismo económico. No obstante eso, las opiniones acerca de las ideas económicas que han informado el pensamiento de Jovellanos han sido y son variadas, no las preside, preci-samente, la coincidencia, la unanimidad.

José Mª Naharro, en el trabajo ya citado, sostiene que la monografía que Jesús Pra-dos Arrarte dedicó a Jovellanos constituía, dentro de lo que él conocía, «el primer intento serio de exponer y valorar los escritos económicos de Jovellanos. No obstante eso, nos referiremos, antes de ocuparnos de la obra de Prados, a algunos escritos ante-riores sobre esa cuestión, comenzando por las referencias de Joaquín Costa.

Re�riéndose Costa al «Informe en el expediente de ley Agraria»24, dice que Jovella-nos «a menudo veía abrírsele delante de los pies un abismo entre sus convicciones de economista liberal y el común sentido de la justicia y de la ética, pero en vez de parase a re�exionar para resolver la antinomia, a hacer examen de conciencia para apreciar si no estaría en todo o en parte equivocado volvía la espalda a la contradicción y seguía adelante». Pone ejemplos de ello, como que Jovellanos aceptaba que el derecho a transmitir la propiedad en la muerte no estaba en las leyes de la naturaleza, pero «ad-mitía que la facultad de testar perfecciona el derecho de propiedad cuando no excede de una sucesión», o que reconocía que la libertad de acumular propiedades territo-riales era «origen de tantos vicios y males como a�igen a los cuerpos políticos», pero esa acumulación de riqueza la consideraba un mal necesario. Advierte, que ante el negro panorama de miseria, «reverso de lo que había prometido la escuela que dictó el informe, el fanatismo individualista de Jovellanos se quebranta, dejándole pensar en la conveniencia de poner un coto legal a la excesiva reducción de las suertes», lo que razona en la Carta VI a Antonio Ponz. Para Costa estaba Jovellanos «demasiado poseído del espíritu de escuela» y eso le llevaba a no hacer «de grado ninguna con-cesión al adversario».

Muestra su acuerdo con Costa de que Jovellanos estaba poseído en demasía del espíritu de escuela, Angel Mª. Camacho y Perea25, que dice: «Siguiendo paso a paso el profundo estudio que dicho autor hace de sus obras, hemos de reconocer que la acusación es fundada, pero no puede causar extrañeza, ni podemos por ello motejar severamente a Jovellanos. El entusiasmo que toda idea nueva produce en sus primeros prosélitos; el ardor con que se entra a la lucha, cuando hay que combatir doctrinas

24 Joaquín Costa, Colectivismo agrario en España, Imprenta de San Francisco de Sales, Madrid, 1898, pp. 152 y ss.

25 Angel Mª. Camacho y Perea, Estudio crítico de las doctrinas de Jovellanos en lo referente a las Cien-cias Morales y Políticas, Obra premiada por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Estableci-miento Tipográ�co de Jaime Ratés, Madrid, 1913, pp. 27 y 286.

Page 84: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

84 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

arraigadas de antiguo en las costumbres y en la legislación; el apasionamiento que se produce en el ánimo cuando hay que defenderse de injusti�cados ataques, y hasta de persecuciones personales, originadas por las doctrinas que sustentamos; el efecto natural que en el juicio más claro se produce, al deslumbrarse por una verdad que se nos presenta evidente, oscureciendo con los resplandores de su luz detalles que pasan para nosotros desapercibidos, y no podemos apreciar con la misma certeza; todo ello explica que los primeros propagandistas se dejen llevar de su espíritu de escuela, sin pensar en concesiones ni en síntesis, que nunca ocurren en el ardor del combate». No obstante eso, Camacho considera que la obra de Jovellanos, sin ser «brillante y deslumbradora, porque no creó un sistema original ni obedece a una escuela �ja», es «importantísima y trascendental, por su carácter eminentemente práctico, que es lo que siempre predomina en todos sus trabajos y por ello consiguió difundir mejor sus conocimientos, extender en más ancho círculo la in�uencia de sus doctrinas, inculcar sus ideas en innumerables discípulos, contribuir en gran escala a la educación de nue-vas generaciones, sostener los eternos principios de justicia y virtud, y conseguir que perdure a través del tiempo su vigor y lozanía, hasta el extremo de que aún continúan siendo oportunas sus observaciones y atendibles sus sanos consejos».

Jesús Prados Arrarte en un trabajo que publicó en 1945, en el volumen homenaje a Jovellanos del Centro Asturiano de Buenos Aires y que reeditó en 196726, no lo adscribe a ninguna escuela, pues considera que no pertenece a la �siocrática ni sigue �elmente a Adam Smith. No considera �siócrata a Jovellanos por las siguientes razo-nes: Supone que «la riqueza nacional es el producto anual del trabajo, proposición que hubiera parecido herejía incali�cable a la escuela francesa»; Su doctrina «sobre los precios de monopolio no podía derivarse en principio de postulados �siocráti-cos» y de «aquella doctrina parte...para alcanzar conclusiones bien distintas a las de la escuela de Quesnay»; De�ende «la pequeña propiedad en la tierra, mientras que los �siócratas pre�eren la gran explotación»; El apoyo a la industria y la protección que reclama para ella lo hace «con argumentos que hubieran parecido despreciables a los �siócratas»; Respecto al comercio exterior, «el espíritu ‘protector’ que anima a Jovellanos es bien diferente del habitual en la escuela �siocrática. Dice Prados que podría seguir el mismo análisis con referencia a Adam Smith, pero en este punto no tropieza con di�cultad alguna, «pues la mayor parte de los comentarios del señor de Cimadevilla se muestran conformes en que resulta bien heterodoxo como discípulo del autor de la Riqueza de las naciones» y añade que basta mencionar «las doctrinas

26 Jesús Prados Arrarte, «Jovellanos economista», Jovellanos, su vida y su obra, Homenaje del Centro Asturiano de Buenos Aires en el bicentenario de su nacimiento, con la adhesión de los Centros Asturianos de La Habana y México, Buenos Aires, 1945, pp. 163-182. Reimpresión, Jovellanos economista, Taurus Ediciones, Madrid, 1967.

Page 85: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 85

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

de Jovellanos respecto al comercio exterior, para de�nir perfectamente las grandes di-ferencias que presenta respecto al maestro de maestros». Concluye Prados diciendo que aunque sólo fuera por exclusión, «es pues D. Gaspar Melchor post-mercantilista, dado que no pertenece a las demás escuelas coetáneas».

En el análisis que hace José Mª Naharro27 del trabajo de Prados Arrarte, dice que el señor de Cimadevilla «se esforzó en aclarar los diversos problemas de la economía aplicada, pero al hacer esto está siempre –unas veces mani�esto, otras implícito– aquel sistema de principios, de leyes y relaciones económico-puras» y añade, «no basta para comprender a Jovellanos ver los cabos que le atan con la doctrina más conocida de su tiempo y del tiempo anterior a él, porque ese examen deja, precisamente, una serie de cabos sueltos que la doctrina no puede explicar». Por ello, le parece que «se sacri�có a un afán sistematizador y a una preocupación teórica que, en la mayor parte de los casos era extraña a la realidad».

Conforme con las conclusiones de Prados Arrarte está Augusto Barcia, que publica su obra sobre el pensamiento de Jovellanos en Buenos Aires en 195128. En concreto dice: Apoyándonos en la autoridad bien ganada de Prados Arrarte, que acaba de hacer un análisis crítico de las doctrinas económico-jovellanistas e iniciar una revisión a fondo del verdadero signi�cado y alcance de las mismas, diremos con él, que el gran pensador astur fue uno de los post-mercantilistas más doctos y de mayor originalidad».

J.H.E.Polt en su trabajo sobre las fuentes inglesas que han in�uido en el pensamiento económico de Jovellanos, da referencias sobre la in�uencia de Adam Smith. Podemos citar, como ejemplo lo que dice respecto al «laissez-faire»: «El interés de Jovellanos por el individuo le relaciona con los economistas del laissez-faire, en particular con Smith, quien favorece consistentemente a los consumidores, los trabajadores y los granjeros, mientras denuncia la egoísta codicia de los comerciantes y fabricantes»29. Otro ejemplo puede ser la aplicación de «los principios de la libre competencia y el libre intercambio al comercio exterior», cuestión sobre la que, «contradiciendo los prejuicios del mercantilismo, Smith había señalado las ventajas especiales del inter-cambio interior, resultantes del reemplazo de capitales nacionales y de la explotación del mejor mercado de cada nación, el interior».

Gaspar Gómez de la Serna30dice, que Jovellanos «no tarda en superar los principios de la �siocracia para adoptar los del librecambismo de la escuela de Adam Smith». Cree

27 José Mª Naharro, «La literatura económica. Jovellanos y algunos problemas de la historiografía económica», Moneda y Crédito, Nº 20, Marzo, 1947, Madrid, pp. 69 y 70.

28 Augusto Barcia, El pensamiento vivo de Jovellanos, Editorial Losada, Buenos Aires, 1951.29 J.H.E. Polt, «El pensamiento económico de Jovellanos, y sus fuentes inglesas», Información Co-

mercial Española, Número 512, Abril 1976, pp. 23-56. 30 Gaspar Gómez de la Serna, Jovellanos, el español perdido, Sala Editorial, Madrid, 1975, Vol. 1,

pp. 196 y ss.

Page 86: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

86 Rafael Anes Álvarez de Castrillón

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

que La riqueza de las naciones «debió llegar muy pronto a sus manos y ser leída en su idioma original» y que han sido varias las ediciones que llegó a tener. Considera, si-guiendo a Miguel Artola, que el librecambismo «se moldea en manos de Jovellanos», y que elabora una síntesis que trata de aplicar a España. Esa síntesis adaptable, añade, «proviene no solo de la misma condición pragmática del pensamiento inglés, sino, no me cansaré de repetirlo, del posibilismo realista dentro del que se mueve Jovellanos ante el hecho tangible de la ‘constitución española’ con la que tiene que lidiar».

La síntesis del librecambismo de Jovellanos, sigue diciendo Gómez de la Serna, «se va articulando en una serie de dictámenes o�ciales, informes y medidas de go-bierno que van recti�cando el viejo rumbo mercantilista del proteccionismo estatal». Las medidas aconsejadas e impuestas por el pensamiento de Jovellanos para cambiar la estructura socioeconómica han sido: La libertad de la industria; la del trabajo; la del comercio en el campo de la industria, y la libertad del comercio en el campo de la agricultura con su correspondiente propuesta de reforma de la estructura y de la misma propiedad agraria del campo español, que fue en realidad donde se manifestó tan tempranamente su pensamiento en este orden».

Sobre la in�uencia de Smith en el pensamiento de Jovellanos se pueden ver también los trabajos de Manuel Jesús González. En uno publicado en 1983 dice, por ejemplo: «La obra escrita de Jovellanos es, sin duda, la más liberal de todas. Y también la más coherente». «En cuanto a la formación es seguidor de Adam Smith distinguiendo entre precio de mercado a corto plazo, que descuenta expectativas de futuras escase-ces, determinado por oferta y demanda y precio natural a largo que cubra los costes de producción». Añade que, «como era de esperar su teoría del comercio es librecam-bista» y «la agenda de intervención estatal es también muy Smithiana: justicia, edu-cación, obras públicas»31. Parece claro para el autor que Jovellanos se puede incluir entre los seguidores de Smith.

Recientemente, en el homenaje que Libre Mercado le dedicó a Jovellanos en el bicentenario de su muerte, Juan Velarde escribió sobre su faceta como economista y señaló que «este gran español, entre otras cosa fue un buen economista, que tras trabajar a Cantillón y a Verri entró en la órbita de Adam Smith» y «para siempre quedaron muy claros en él dos mensajes smithianos: que el impulso a la actividad productiva está ligado a una magnitud creciente del mercado y por otro lado, a tener en cuenta el famoso teorema de la mano invisible»32.

31 Manuel-Jesús González, «La aportación asturiana a la modernización del Antiguo Régimen», Asturias-Cataluña. Actas del I Coloquio sobre Cultura y Comunidades Autónomas en España, Vicerrectorado de Extensión Universitaria, Universidad de Oviedo, Oviedo, 1983, pp. 15-33.

32 Juan Velarde, «Homenaje a Jovellanos», Libre Mercado, www.libertaddigital.com, Miércoles 9 de marzo de 2011.

Page 87: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

De Jovellanos y la Economía 87

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 69-88

En este rápido e incompleto repaso podemos referirnos también a las V Jornadas sobre Historia del Pensamiento Económico, celebradas en homenaje al Profesor Fa-bián Estapé, en las que Ernest Lluch Martín se re�rió al «Jovellanos prohibicionista» y Vicente Llombart Rosa al «Jovellanos proteccionista»33. Poco tiempo después Lluch publicó un artículo titulado «Jovellanos proteccionista y prohibicionista». Por una vía o por otra se estaba asimilando la obra de Jovellanos al patrón mercantilista.

En los estudios preliminares de los volúmenes sobre los escritos económicos de Jovellanos, publicados en el año 2000 y en el año 2008, Vicente Llombart los titula «Jovellanos, economista de la Ilustración tardía». Así dice que «Jovellanos perte-nece a la segunda generación de economistas ilustrados españoles, la generación si-guiente a la de Campomanes, Olavide, Enrique Ramos, Romá y Rosell, y Arriquivar. En esta segunda generación gozaría de una nutrida compañía, como la de Valentín de Foronda, Francisco Cabarrús, José Alonso Ortiz, Vicente Alcalá Galiano, Ramón Campos; autores todos ellos que, compartiendo el espíritu de la época, ofrecerían una abundante cosecha intelectual durante el transcurso de los últimos quince años de la centuria, especialmente en la década �nal»34.

En la ponencia presentada al Congreso Internacional «Jovellanos el valor de la razón», celebrado en Gijón en mayo de 2011, Llombart expuso: «Más luces, más mercado y más Estado son las máximas generales del programa económico-educativo último de Jovellanos, expresado en términos actuales. Es decir, desarrollo de la ins-trucción, mayor liberalización del mercado interior y creciente inversión y funciones públicas. Se trata de una reformulación de la secuencia ‘libertad, luces y auxilios’…Respecto a las tres categorías más usuales que tratan de simpli�car la evolución del pensamiento del siglo XVIII –mercantilismo, �siocracia y liberalismo económico–, es preciso insistir que Jovellanos no encaja en ninguno de ellos». Concluye, que, «en de�nitiva, Jovellanos no fue un genuino liberal económico ni un epígono de Adam Smith, pero tampoco un acérrimo intervencionista al estilo de Jean-Baptiste Colbert, ni menos aún un �siócrata»35.

33 Ernest Lluch Martín, «Jovellanos prohibicionista» y Vicente Llombart Rosa, «Jovellanos proteccionista», Cuadernos Aragoneses de Economía, Volumen 8, Número 1, 1988, pp. 53-58 y 41-51. Ernest Lluch, «Jovellanos proteccionista y prohibicionista», Las Españas vencidas del siglo XVIII: cla-roscuros de la Ilustración, Editorial Crítica, Barcelona, 1999, pp. 201-215.

34 Vicente Llombart, «Jovellanos, economista de la Ilustración tardía», Estudio preliminar a Gas-par Melchor de Jovellanos, Escritos económicos, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Ma-drid, 2000, pp. 155-156.

35 Vicente Llombart, «El pensamiento económico de Jovellanos y sus intérpretes», Jovellanos, el valor de la razón (1811-2011), Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, Ediciones Trea, Gijón, 2011, pp. 101-103.

Page 88: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 89: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literarioXuan Carlos Busto Universidad de Oviedo

L

a relativa abundancia de trabajos sobre la Ilustración en Asturias y, más en con-creto, sobre la �gura de Jovellanos en relación con la lengua asturiana1, pudiera

hacer parecer innecesario un nuevo acercamiento como el que se pretende realizar en este trabajo. Sin embargo, quizá no se haya insistido lo su�ciente en situar a Jovella-nos en el centro de un amplio movimiento de estudio cientí�co y cultivo literario del asturiano. Así pues, si a �nales del XVII la lengua asturiano no tenía aún ni entidad como objeto de estudio, ni contaba con instrumentos metalingüísticos, ni se apoyaba en un conjunto de escritores capaces de otorgarle un impulso literario, acabado el siglo XVIII (merced, en gran modo, al interés de Jovellanos y su círculo más inme-diato), hallaremos cierta consciencia de identidad como idioma para el asturiano (así lo de�ende Xuan González Villar), algunas descripciones gramaticales (de manos de Jovellanos), proyectos que dieron lugar a aportaciones en lexicografía (en la que tra-bajan Jovellanos, Francisco de Paula Caveda y Carlos González de Posada), re�exio-nes sobre los orígenes del idioma, intentos de institucionalizarse en una Academia (proyecto también jovellanista), y, sobremanera, la constitución de un grupo de escri-tores (agrupados en generación) que llegan a renovar la menguada herencia recibida (a través de los poemas de Marirreguera y, en menor medida, de Francisco Bernaldo

1 La reciente publicación de Javier González Santos y Juan Carlos Villaverde Amieva (eds.), Al rodiu de la poesía ilustrada (un volume conmemorativu), Uviéu, Gobiernu del Principáu d’Asturies – Edi-ciones Trabe, 2012, 183 págs., ha sido una necesaria puesta al día de toda una serie de trabajos dedicados al asunto: Ángel del Río, «Los estudios de Jovellanos sobre el dialecto de Asturias. Notas acerca de la Dialectología en el siglo XVIII», Revista de Filología Hispánica, V (1943), págs. 209-243; Xuan Xosé Sánchez Vicente, El bable en Jovellanos, Oviedo (s. a.). Memoria de licenciatura inédita (ejemplar me-canogra�ado en la Universidad de Oviedo y en el Centro de Estudios del Siglo XVIII); Xuan Xosé Sán-chez Vicente, «La llingua asturiana y Xovellanos», Lletres Asturianes, 14 (1985), págs. 39-56; Álvaro Ruiz de la Peña, «La lengua asturiana: una preocupación ilustrada», en Asturias y la Ilustración, ed. José Miguel Caso González, Oviedo, Principado de Asturias, Consejería de Cultura, 1996, págs. 187-204; y Ángela Gracia Menéndez, Las ideas lingüísticas de don Gaspar de Jovellanos, Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2008.

Page 90: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

90 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

de Quirós y de Xuan Fernández Porléi), tanto en la elección de temas y formas, como en el compromiso ideológico de muchos de ellos2.

El interés de Jovellanos por la lengua asturiana no debe ser considerado como algo excepcional, sino común (en mayor o menor grado) con el sentido por algunos otros miembros de la nobleza urbana (también por la rural, y por algunos representantes de la burguesía) a lo largo del XVIII. Ello concuerda con el uso literario que el asturiano tiene en ámbitos públicos celebrativos o conmemorativos, ya desde el XVII (como en el Poema a Santa Eulalia de Mérida, de Antón de Marirreguera, primer texto literario en asturiano, presentado y premiado en el certamen poético celebrado en Oviedo en 1639) y que se continúa en el siglo ilustrado (así se ve en el primer texto impreso en Asturias en asturiano, en 1784, incluido en la Descripción Breve de las �estas que hizo la Ciudad de Oviedo, con los plausibles motivos del feliz Nacimiento de los Infantes Gemélos, Carlos, y Felipe de Borbón, y ajuste de la Paz con la Gran Bretaña, atribuido a Francisco Tamargo, o en las que se dedican a Campomanes: la titulada Un Asturiano da la Ilustrissimo Conde de Campomanes la enhorabuena, fechada en 1781, y las Letras del villancico3 cantado en Oviedo en 1789).

Como ya señalamos, desde principios del XVIII se detecta un cierto interés por la lengua asturiana por parte de algunos miembros de las elites culturales y económicas del Principado. Así, durante su exilio romano, el cardenal Cienfuegos proporcionaba a Antoni Bastero un pequeño léxico de «vocables asturians» que habrían de servir a éste para su inacabada Història de la llengua catalana», que dejaría inédita4. Y, ya más cercano a Jovellanos, el conde de Campomanes dedica atención ocasional al asturiano y al leonés antiguo (inseparable de su curiosidad hacia lenguas como el vasco, el ga-llego, el caló o las lenguas semíticas). En el terreno literario, dos poetas escasamente conocidos, Xuan Fernández Porléi y Nicolás Torano de la Puerta, poseen sin embargo una interesante obra, aún inédita, que enlaza con la poesía de Marirreguera a la par que anuncia algunos de los temas y formas que triunfarán en la segunda mitad del XVIII5.

Fuera ahora de los límites del Principado, a lo largo de todo el siglo XVIII, asis-timos a un interés creciente por la lengua asturiana, si bien es cierto que ello nace

2 Xuan Carlos Busto, «Llingua asturiana y Ilustración», en Al rodiu de la poesía ilustrada (un volume conmemorativu), Javier González Santos y Juan Carlos Villaverde Amieva (eds.), Uviéu, Gobiernu del Principáu d’Asturies – Ediciones Trabe, 2012, pág. 97.

3 Otras muchas muestras de este género se encuentran en la edición de Xuan Carlos Busto Cor-tina, Villancicos asturianos de los sieglos XVII y XVIII, Uviéu, Trabe, 2000, 2 vols.

4 Vid. Xuan Carlos Busto Cortina, «Los vocables asturians que’l cardenal Cienfuegos propor-cionó a Antoni Bastero pa la so Història de la llengua catalana» (en prensa).

5 Vid. Xuan Carlos Busto, «Dos poetes de transición nel sieglu XVIII: Xuan Fernández Porléi y Nicolás Torano de la Puerta», Revista de Filoloxía Asturiana, 11-12 (2011-2012), págs. 9-48.

Page 91: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 91

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

de las discusiones sobre los orígenes del castellano y la disputa por la primacía en la formación de las lenguas romances peninsulares (y también del vasco). De este modo, se hallan menciones ocasionales al asturiano en muchas obras filológicas como el propio Diccionario de autoridades, así como en algunos trabajos de An-toni de Bastero, de Martín Sarmiento, de Martinho de Mendonça, de Terreros y de Josep de Móra i Catà, marqués de Llo. Pero habremos de llegar a la época de Jovellanos para encontrarnos con verdaderos logros en el campo filológico que, en el tiempo, coinciden con el movimiento literario conocido como «Xeneración del mediu sieglu».

El surgir del interés por el asturiano en Jovellanos se mani�esta a partir de las re-ferencias que éste hace en sus Cartas del viaje a Asturias o Cartas a Ponz (1782)6. Sin embargo, anteriores y coetáneos de estos escritos que Jovellanos dedica a Asturias y a su lengua, fueron los lazos de amistad y de afecto que mantuvo con alguno de los es-critores más importantes de la llamada «Xeneración del mediu sieglu». En su círculo más inmediato, se hallan su hermana Xosefa y dos amigos candasinos, Carlos Gon-zález de Posada (que nace, como aquella, en 1745) y Benito de l’Auxa (que nace en 1742). Como es bien sabido, Jovellanos nace en 1744, el mismo año que otro de estos autores, Bruno Fernández Cepeda, con quien no parece que mantuviese ninguna re-lación personal. Sin embargo, sí tuvo trato personal con Xuan González Villar (nacido en 1746) y con Antón Balvidares (que nace en 1751), y quizá también con Francisco de Condres, con Antonio Pérez del Río y con Rita Caveda (nacida en 1760). Dedica-dos más al cultivo ocasional de poesía de circunstancias, los nombres de Teresa Esco-lástica Cónsul7 (1750) y de Francisco Tamargo, autores de los poemas celebrativos ya señalados, no parece que tuviesen relación con el grupo. Con quien sí que mantuvo trato Jovellanos fue con Benito Pérez Valdés, apodado «el Botánicu d’Uviéu», nacido en 1761 y que por ello cae fuera de los límites estrictos de esta generación. En realidad Pérez Valdés es quizá el autor más conocido del siguiente grupo de poetas, grupo que extiende su actividad por la década de 1810 y que está formado por autores como Ramón Antolín Miranda, conocido como el «Escribanu Miranda», José Joaquín Isla Mones y Manuel Antonio González Álvarez, poco conocidos como poetas pero de los que se conservan algunas composiciones en bable de gran interés histórico y fuerte contenido político.

6 Jovellanos declara que el asturiano había sido su lengua materna: «Habíalo oído hablar de conti-nuo y aun lo entendía y hablaba yo perfectamente en mi niñez».

7 Álvaro Ruiz de la Peña sugiere que ésta pudiese ser sobrina de González Villar, hija de Rita Gon-zález Villar y del pintor Juan Nepomuceno Cónsul (Vid. Introducción a la literatura asturiana, Oviedo, BPA, 1981, pág. 118).

Page 92: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

92 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

JOVELLANOS Y EL PRIMER POETA DE LA XENE�CIÓN DEL MEDIU SIEGLU, BENITO DE L’AUXA

Como ya se ha dicho, el interés de Jovellanos hacia el bable es anterior a las prime-ras referencias que éste hace en sus Cartas a Ponz y hay que situarlo, cuanto menos, en su etapa de colegial en Alcalá. En efecto, el 10 de mayo de 1764 Jovellanos es nom-brado colegial mayor y deja la universidad de Alcalá a �nales de 1767. Allí coincide con Benito de l’Auxa, estudiante de cánones entre 1764 y 1765, años en los que esta universidad8 estaba dominada por las ideas regalistas (defendidas por el propio Cam-pomanes) y era también acusada de fomentar los ideales jansenistas que propugnaban la vuelta a la simplicidad y pureza evangélicas. En este contexto es donde surge la pri-mera pieza literaria conocida de esta generación, los Sueños de Nabucodonosor, que su autor, Auxa9, dedica a Jovellanos, no sabemos si desde Asturias o, quizá mejor, desde la propia Alcalá, donde por esos años componía un poema en asturiano (Romance endecasílabo, escrito desde Alcalá a don Francisco de Condres), hoy perdido, para otro de los poetas candasinos de esta generación. En esos años de Alcalá debió de darse un trato de amistad entre Jovellanos y Auxa, como demuestra el «Romance en Alcalá al Señor Jovellanos», obra en castellano hoy perdida, que según González de Posada en su Biblioteca Asturiana, terminaba con «una Décima aguda de este caballero [esto es, de Jovellanos], en elogio del mismo don Benito».

Siguiendo la senda de Marirreguera, Benito de l’Auxa, desarrolla en los Sueños de Nabucodonosor un conocido pasaje bíblico a lo largo de 50 octavas reales, con un epí-logo compuesto por una copla de versos largos en castellano (y no por una décima como en las fábulas reguerianas) donde se ofrece la dedicatoria a Jovellanos y una cita en latín:

Y tú, amado lector, que este poemaleído has, sus errores dilatadosdisimula benigno, afable, honroso,generoso y prudente, por lo Llanos.

Omnia S[anctae] Roman[ae] E[clesiae] et prudent[i]um iudicio sub�cio

8 Vid. Santos M. Coronas González, Jovellanos y la Universidad, Gijón (Fundación Foro Jovella-nos), 2008, págs. 28-37; Clisson Aldama, Juan Agustín Ceán-Bermúdez escritor y crítico de Bellas Artes, Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 1982, pág. 41; y A. Álvarez Morales, «El Colegio mayor de San Ildefonso y la con�guración del poder colegial», en Claustros y Estudiantes, vol. I, Valencia, 1989, págs. 17-24.

9 Sobre este autor y sobre Balvidares véase el reciente trabajo: Benito de l’Auxa – Antón Balvi-dares, Poesíes, edición, introducción y notes de Xuan Carlos Busto, Uviéu, Ediciones Trabe, 2012, 248 págs.

Page 93: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 93

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Cabe preguntarse en qué medida Jovellanos impuso a Auxa la temática de una obra (así reza en el manuscrito) que a petición del Licenciado Don Melchor Gaspar de Xove y Llanos, Colegial en el Mayor de San Ildefonso, Universidad de Alcalá compuso el Bachiller Don Benito Antonio de la Auxa Manuel, sin que sea aún posible encon-trar una respuesta. En todo caso, la elección de un asunto bíblico que simboliza el castigo del poder tiránico de Nabucodonosor no parece casual, como tampoco pa-rece serlo el hecho de que por esos años, también en San Ildefonso de Alcalá, Xuan González Villar escribiese su «Poema épico en asturiano» La Xudit (fechado, en 3 de sus 6 manuscritos, en 1770), sobre esta heroína del pueblo judío que venció al violento y lúbrico Holofernes, general de Nabuco. El tema del castigo al poder despótico está en clara relación con las ideas sobre el tiranicidio y el regicidio que se extienden por las universidades, especialmente entre las controladas por los jesui-tas, que (tras el Motín de Esquilache de marzo de 1766) serán expulsados en 1767, el mismo año en que, mediante Real Cédula de 23 de mayo, se declaraba que: «De-seando extirpar de raíz la perniciosa semilla del regicidio y tiranicidio, que se halla estampada y se lee en tantos autores, por ser destructiva del Estado y de la pública tranquilidad, fuimos servidos mandar...que los graduados, catedráticos y maestros de las universidades de estos reinos hagan juramento... que no enseñarán, ni aún con título de probabilidad, la del regicidio y tiranicidio contra las legítimas potestades». Pese a las prohibiciones fueron varias las tragedias escritas por esos años que tratan el tiranicidio10, como bien se expresa en unos versos de Hormesinda («...y escar-mienten los tiranos, / y en su prosperidad no estén ufanos; / ni jamás desespere el inocente»). Estas mismas ideas laten también en los versos de Auxa que narran el castigo del despótico Nabuco:

Múdense sos corades y botielloen entrañes de �era, vueltes dandoun setenario de años y, al cumplillo,sepia que d’isti mundo todo el mandoñon ye otra cosa más que un argadiilloaú, el que se mira devanando,cuando lles coses cuida gobernades,afaya mil marañes enredades.

10 En obras como Ataúlfo (1750) y Virginia (1753) de Montiano, Jahel (1763) de López de Sedano; Lucrecia (1763) y Hormesinda (1770) de Nicolás Fernández de Moratín, El Víting (1767) de Cándido María Trigueros, Solaya o los circasianos (1770) de Cadalso. Vid. Josep Maria Sala Valldaura, De amor y política: la tragedia neoclásica española, Madrid, CSIC, 2006, págs. 465-466.

Page 94: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

94 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Y debe también destacarse el fuerte contenido político del sueño de Nabucodono-sor, donde se recrea el motivo del ídolo gigante sobre pies de barro, representación del auge y caída de los imperios terrenales:

Ansí-y rellató de qué yera fechaaquella estauta que lo apaullaray díxo-y después, de cruz a fecha,cuanto por ella el ciélo-y añunciara,que par illi yera aquella andechaque lla cabeza d’óro-y tocara,porque a los que detrás fosen viniendose-yos había ir el reino desmuciendo.

El conocimiento del texto completo de los Sueños de Nabucodonosor, obra que se consideraba perdida como todo el resto de la producción de Auxa, permite descu-brir ahora una pequeña obra maestra por el dominio de las técnicas formales y por la innovación de las narrativas. La originalidad del poema no se apoya, claro está, en la compilación de la materia poética, un episodio bíblico bien conocido y recreado, en innumerables ocasiones, en la tradición literaria española, sino en la disposición y en la verbalización de esa materia. Pese a esto, Benito de l’Auxa, por hallarse fuera de la colección de poesías asturianas que Caveda publica en 1839 (a pesar de tener más obras, casi todas perdidas, que el resto de poetas de esta generación), ha sido rara vez tenido en cuenta en los estudios literarios. Por contra, hoy es posible trazar un retrato biográ�co (que no será necesario repetir ahora) de este clérigo que ejerció su ministerio en Valliniello, en Madrid, en Candás y en Bañugues. Sin embargo, interesa destacar algunos aspectos de su biografía, pues atañen a �guras capitales de la Ilustra-ción asturiana.

Según nos informa Posada, Auxa vuelve a Candás en 1765, para ordenarse sacer-dote con un bene�cio que había fundado su madre en 1766. En todo caso, Auxa re-nuncia, a los dos años de obtenerlo, al curato de Valliniello , al tener alcanzada por oposición una capellanía en el Hospital General de Madrid donde sólo permanecerá hasta el año 1781. En esos años coincide en la capital de España con su primo Carlos González de Posada, que después habrá de ser su mejor biógrafo. Posada deberá poco después partir de Madrid para tomar posesión de una Rectoría en Masalavés (Alcira, Valencia). Sin embargo, al año siguiente (en 1778), Jovellanos, nombrado Alcalde de Casa y Corte, deja Sevilla para trasladarse a Madrid el 2 de octubre. Para Gaspar estos años serán tiempos de fecunda actividad marcada por su ingreso en el Consejo de Órdenes Militares (en 1780), así como por la entrada en las más importantes insti-tuciones culturales del país: la Sociedad Económica Matritense (en 1778), de la que

Page 95: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 95

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

había sido nombrado miembro en Sevilla, y las Reales Academias de la Historia, de Bellas Artes de San Fernando (en ambas desde 1780), y en la de la Lengua (desde 1781), para los que redacta diversas memorias, discursos y elogios. Es también entre 1779 y 1780 cuando prepara la colección de sus poemas para su hermano Francisco de Paula. En alguno de estos acontecimientos tuvo que estar presente Auxa, con el que tenía relación desde los años de Alcalá. El propio Auxa parece arrastrado en estos años madrileños por el cultivo de la poesía en castellano como se muestra en su «Glosa a la Décima que circuló por Madrid año de 1780, que comienza: Todos hablan sin saber...» que, al parecer, fue una composición muy divulgada por la capital del reino.

Poco sabemos de la vuelta a Asturias de Auxa, tan solo las lacónicas palabras de Posada: «dejó [Madrid] el año de 1781, por descansar en Candás, donde está este año de 1882». Los únicos datos que de Auxa se tienen a partir de entonces proceden de la correspondencia y de los diarios de Jovellanos. Apenas llegado éste a Asturias el 7 de septiembre de 1790, donde permanecerá hasta su nombramiento como ministro, el gijonés le escribe a su amigo Posada:

Mi amado Magistral: Hemos llegado aquí, y me he encargado de las cartas adjuntas que lleva Pachín de Peón para que pasen a Candás. No he leído el romance de don Benito, por-que el conde no lo ha devuelto hasta ahora11.

Jovellanos estaba, pues, bien al tanto de la actividad poética de don Benito, cuyos versos circulaban por entonces entre Gijón, Oviedo y Candás o Luanco. El romance en cuestión ha podido ser alguno de los que menciona Posada, quizá uno de los dos poemas que dedicó al conde Marcel de Peñalba, del que conocemos el comienzo de uno de ellos («Aunque ñon lo contemplo nobeleiro»).

En las cartas y diarios de Jovellanos las referencias a Auxa no suelen ser tan explíci-tas como la que acabamos de ver. En general se limitan a expresiones de salutación que Jovellanos envía, por medio de González de Posada, a Auxa, habitualmente también al tío de Posada, Juan Francisco Menéndez Solís. Pero hay que señalar que el trato con Auxa por este tiempo coincide con un gran interés del gijonés por la lengua asturiana, que se plasma en sus iniciativas de un Diccionario y de una Academia. En nuestro anterior trabajo ya dimos pormenorizada cuenta de los encuentros entre Jovellanos y Auxa en Candás, en Carrió (en casa de los condes de Marcel de Peñalba), en Luanco y en Gijón (a donde acude Auxa como huésped de Jovellanos), donde no era infre-cuente el intercambio de libros y manuscritos. En tales reuniones, participando en ellas poetas y a�cionados a poesía bable, se recitaban poesías en asturiano, entre las que no podían faltar las de Auxa, el cual, el 13 de septiembre de 1796, leerá uno de su

11 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 2. Correspondencia 1ª, pág. 432.

Page 96: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

96 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

poemas perdidos, pero del que da cuenta Posada: Los trabajos de un Concejo y Alcalde electo Pedro Vega (cuyo primer verso dice: ‘Por cierto que tien ya perenfadado’). He aquí el pasaje del Diario 2.º (13 de septiembre de 1796), que cuenta la visita de Jove-llanos a la �esta del Cristo de Candás:

Después de cenar, [Benito Antonio de la] Ahúja [Manuel] me busca para ir a los fuegos: muchos y buenos; hierve la gente; allí las niñas de [Juan de] Centi [Miravalles]; don Benito Pé-rez [de Valdés] nos acompaña y habla toda la noche; hay buena música del Batallón Provincial. Ahúja nos leyó en casa una letrilla irónica contra los proyectos de Luanco. Bellísima noche12.

Entre 1797 y 1802 no se encuentran referencias a Auxa en las cartas de Jovellanos, por tanto, cobra más signi�cación la visita que Auxa le hiciese cuando aquel se hallaba preso en Valldemosa, episodio enigmático, y tan obscuro como el presunto viaje de González de Posada a Mallorca. Jovellanos se re�ere a esta visita («Vaya la adjunta por mano del buen Ahúja») en una carta de honda signi�cación: la primera que le escribe a su amigo Posada desde que fuera llevado a prisión, y donde se encuentran frases tan conmovedoras como: «...viendo que la amistad hacia mí era un delito. Ale-jados los amigos, intimidados los demás, nadie ha osado entregar mis justas y vehe-mentes quejas». Los problemas de lectura del nombre de Auxa, en el manuscrito, no son obstáculo para que su editor, José Miguel Caso, piense que en efecto se trata del poeta candasín; lo que más le extraña a Caso (y a nosotros) es qué hacía Auxa en Valldemosa junto a Jovellanos. Otro interrogante más que se junta a otros muchos aspectos oscuros de aquellos años convulsos.

Aliviadas las duras condiciones de aislamiento de Jovellanos a partir de 1804, la co-rrespondencia de éste con Posada (fuente de información fundamental sobre Auxa) volverá a �uir. No resulta nada extraño que en dos de ellas se hallen noticias del go-zoniego, y más si se tiene en cuenta que los temas que en ellas se tratan son aspectos gramaticales de la lengua asturiana, problemas etimológicos, y aún referencias y valo-raciones de algún escritor como Benito Pérez Valdés. De estas dos cartas, la primera (de 21 de agosto de 1806) se re�ere a Auxa en un párrafo del que, su editor, José Miguel Caso, a�rma que «no está claro»:

Y he aquí un consuelo que sólo puede dar la amistad, pues que no tiene valor sin ella. Bien haya la in�uencia de Pomona, que hizo a usted recordar que viviera en el Parnaso.Y, pues estamos en él, sepa usted que el gozonés acaba de enviar esos otros versos. Vea usted, pues, cómo el dote que llevó no fue del todo imaginario. Va con ellos una tentativa, que después se suprimió como tentación y condenó al fuego, aunque será usted su verdugo13.

12 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 7. Diario 2º, págs. 570-571.13 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 4. Correspondencia 3ª, págs. 345-347.

Page 97: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 97

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

El asunto se aclara un tanto a la luz de la siguiente carta que Jovellanos envía desde Bellver a Posada pocos días después, el 31 de agosto, y de la nota de Posada:

Mi estimado señor: Si no la luna ni el signo, por lo menos el mes, que va al cabo, fue de buen in�ujo para las musas viejo-asturianas. Como yo, por las dos últimas de usted, he oído la voz de las dos candasinas, usted por la pasada y por ésta habrá visto y verá que también la gijoniega quiso echar su cuarto a espadas. Puede ella muy bien decir en su lenguaje que busté ye la tentación, por lo menos para esos versos blancos que van en zaga, pues cierta-mente no hubieran salido de su boca, si los graciosos versos sueltos de usted no la hubiesen provocado y venido a desatar su aprisionada lengua. Dígolo de verdad, porque releerlos despacio y tomar el laúd para entonar estotros todo fue uno. Y ¡oh poder de la amistad!, ¿creerá usted que todos salieron de un aliento y sin tomar reposo? Pues no es chanza, ni mentira, ni hipérbole. Verdad es que después se revieron y retocaron despacio, y aun así se conoce la priesa con que salieron. En todo caso, debo confesar que si hay algo de bueno en ellos, de lo cual allá se juzgará mejor que aquí, se debe al primer calor que los dictó, y esto es decir que se debe a usted que le atizó. Por tanto, a usted sólo pertenecen en plena propie-dad, y nadie más los verá, si ya no es el coronista de las artes [Cean Bermúdez], a quien se dan cuantos consuelos se le pueden dar, sino cuantos necesita. Es verdad que tampoco ellos son para ojos profanos.

¡Buen Ahúja! Imaginarle levantado en la tribuna, recitando a un numeroso concurso y devoto auditorio esos piadosos versos, a que su devoción y sus canas darían más fuego del que pudo su musa, no es posible sin admirar su celo y bondad y sin sentir alguna parte de la ternura de tal espectáculo. ¡Oh fuerza del amor de la patria, y oh patria venturosa la que produce hijos de tan puro y desinteresado amor penetrados! ¿Está acaso vinculada esta di-cha en aquel hermoso rincón marítimo? Por lo menos yo veo que en las de por acá el interés privado ahoga al público; pero en las de allende éste último habla siempre, y aquél, si existe, o calla, o le está subordinado14.

Pese al aparente enredo, los tres párrafos transcritos de estas dos cartas no hacen otra cosa que hablar de poesía, de poetas, y de in�ujos entre estos poetas, recono-ciendo en primer lugar lo fructífero que ha sido el último mes en la tarea poética de los tres: dos candasines, Auxa y Posada, y uno gijonés, Jovellanos. Gaspar declara haberle hecho a Posada dos envíos de poemas, junto a las dos cartas que acabamos de ver. En el primer envío, remitió a éste los versos que Auxa le acabara de enviar («esos pia-dosos versos» de los que habla en la segunda carta) junto a otros versos suyos (con-denaos «al fuego, aunque será usted [Posada] su verdugo»). En el segundo envío, Gaspar le manda otros versos suyos, inspirados en unos «graciosos versos sueltos» de Posada, de los que dice que son unos «versos blancos», por tanto, se trata de su Epístola novena. A Posidonio.

14 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 4. Correspondencia 3ª, págs. 349-350.

Page 98: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

98 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Posada también había enviado dos cartas con versos suyos y de Auxa («yo, por las dos últimas de usted, he oído la voz de las dos candasinas»). Los de Posada son los «graciosos versos sueltos» ya citados. Los de Auxa no son los «piadosos versos» sino otros, quizá el Píramo y Tisbe, ya que la lectura de este poema (alabanza de «la sosegada vida de la aldea» llena de mitología) parece gravitar en torno de las reco-mendaciones que Jovellanos le hace a Posada en la carta del 21 de agosto:

¿Y qué más se le puede pedir al campo? Por Dios que mientras usted le disfrute no se acuerde de libros, ni monedas, ni de cacharros, que estos entretenimientos son urbanos, y para quien lejos de la naturaleza vive sepultado con ella en las ciudades. Hónrela usted haciendo versos, y si ella no los dicta, corra, salte, ría, chancee y cante, como otro tiempo, la �or de la verde rama, que lo demás es injuriar a Ceres y Baco, a Flora y Pomona, a las dríadas y silvanos, y a todo el cielo rústico de la mitología.

A la carta del 31 de agosto, Posada añade una nota que esclarece el contexto de los «piadosos versos» que había recitado Auxa:

El bachiller en teología don Benito Antonio de la Ahúja Manuel, después de haber sido cura de tres curatos, retirado en Candás, su patria, se entretenía en hacer poesías asturianas. El día 1.º de agosto de este año, en que se celebraba la �esta de San Félix, mártir de Gerona, patrón titular de la iglesia de Candás, recitó una composición suya en castellano desde la tribuna del templo, en loor del santo patrono. Una copia remití al señor Jovellanos, que es su amigo antiguo.

Jovellanos recibió, por lo tanto, dos copias de los versos que Auxa había leído en Candás el primer día de agosto, una que le había enviado Posada y otra del propio Auxa, «el gozonés». No es necesario suponer, como hace Caso González, que se rea-lizasen más copias de unos versos «a que su devoción [de Auxa] y sus canas darían más fuego del que ha podido su musa». Sin embargo, sí es posible intuir que Auxa aprovechase la visita a Valldemosa para hacerse con materiales que más tarde em-pleará para componer los Versos a San Félix («Vea usted, pues, cómo el ajuar que ha llevado en el fue del todo imaginario»), quizá a partir de alguna obra de la bibliografía catalana que contara la vida del San Feliu de Girona o de Guíxols, como por ejemplo la Crónica Universal del Principado de Cataluña de Gerónimo Pujades. La referencia a la «dote» llevada por Auxa, con�rma también la estancia de éste en Valldemosa con Jovellanos, que no debió de ser muy breve ya que le permitió hacerse con libros o sacar de otros las copias que le interesaban.

Las alusiones a Auxa en las cartas y diarios de Jovellanos cesan con este episodio, pero no se podría haber acabado aquí una relación literaria y personal de más de cua-renta años, que los habría de reunir en lugares tan apartados como Madrid, Asturias o

Page 99: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 99

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Mallorca. Aunque Gaspar no haga ya más referencia a nuestro poeta, dedicará en carta a Posada unas palabras de sentido recuerdo a Juan Francisco Menéndez Rodríguez-Solís (muerto en 1807, el mismo año que Xosefa Jovellanos) tío de Posada, quien fuera en otro tiempo inseparable de Auxa.

JOVELLANOS Y SU HERMANA, LA POETISA BABLE XOSEFA XOVELLANOS

Los trabajos desarrollados en los últimos años sobre Xosefa Xovellanos hacen poco conveniente repetir ahora el pormenorizado relato biográ�co entonces trazado. Sin embargo quizá pueda ser de utilidad volver sobre algunas hipótesis allí formuladas y que, en general, no han sido refutadas en trabajos posteriores y, a la vez, insistir en la gran importancia de esta mujer, no tanto como dama perteneciente a la nobleza más ilustrada de entonces (y hermana de Jovellanos), sino como una de las poetas de timbre más poderoso, crítico y sincero de las letras asturianas, autora de versos tan intensamente humanos como éstos de su Elexía:

Yo tan probe de min ñon fago trinca,ñin me puedo allegrar, ñin ye emposible,ño afayo suelu, ñin en qué fer �nca.

Anque dicen que el Rei é pacetible,y esperen meyoranza, aqueso é cuentu:cuanto ven los mios güeyos ye espantible. [...]

Ñon vieron los ñacidos ena plazamayor carecia de maíz y trigu:ñon hai quien abarate una fogaza.

Ayeri afayé yo cabe el Postiguuna probe moyer a�aquecida,con tres cretures que traía consigu.

De fame anda la xente espavorida;lles llágrimes ñon más tienen por vianda,y ñon pueden a cuestes cola vida.

La dimensión literaria (y el mensaje social de sus escritos) eleva la �gura de la que, también en su vida diaria, destacó en el trabajo por la instrucción femenina y por me-jorar a los más desfavorecidos, y, al mismo tiempo, la lectura de sus poemas puede ayudar a completar algunos aspectos de su biografía. En este sentido, el Romance a González Posada que, en el momento de editar las poesías de Xosefa Xovellanos, se ofreció en el Apéndice, sin aventurar una atribución segura, se revela ahora con ma-

Page 100: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

100 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

yor certeza como obra suya. Así lo demuestra la expresión «mio galán» que dirige a Posada, fórmula habitual en la canción de mujer, muy presente en la tradición oral as-turiana, pero que (fundándonos en lo que, en el siguiente apartado, se dirá de Posada) adquiere un signi�cado más literal. A la vez que las abundantes referencias personales a aspectos de la vida de Jovellanos y de Posada por esos años, obligan a pensar en una autora ligada a éstos por muy apretados lazos de sangre o de amistad, que no puede ser otra que Xosefa Xovellanos15.

Sobre la infancia de Xosefa, ya señalamos16 que, por aquellos años, no se conoce que en Gijón hubiese ninguna institución dedicada a la educación femenina. Por ello, tuvo que ser la propia familia la que proporcionase el conocimiento de las primeras letras. La convivencia con su hermano Gaspar debió también de signi�car algo en su instrucción. Convivencia que tuvo lugar mientras éste asistía a las lecciones de gra-mática que un maestro, contratado por el Ayuntamiento, impartía por entonces en Gijón, y que fue continua hasta el año de 1756 en que, según Caso, Jovellanos pasa a estudiar al Colegio de los Franciscanos de Oviedo. Tampoco se debe olvidar el papel que tuvo que jugar su hermana mayor, Benita, nacida en 1733 y que va a permanecer en el hogar familiar hasta su tardío matrimonio con el conde de Marcel Peñalba en 1757, esto es, cuando Xosefa tiene ya doce años. A la vista del citado Romance, hay que suponer también alguna convivencia y amistad infantil con Carlos González de Posada, que Xosefa revive acumulando referencias a lugares y a personajes como el maragato Tomás Roldán, que trabajaba de arriero hacia Candás en 1805, si no es mera alusión literaria:

Vuesasté ñon enora lla querenciaque, cuando era cretura pequeñinay yo igual, sobre poco más o menos,so bonad ñatural me merecía.Y que, desde lles mates ensiertando,de argañes �abicando una capía,�estes en so portal y procisiones,lla mo�a de Pondal y lla Pepina,pescuda dellos santos en voladu,perra de Sancho allá en Cimadevía,risa de les querelles de la biata,del amor de Pepón y la Pachina,de Roldán, el valiente maragatu...

15 Sobre las circunstancias y fechación de este poema, vid. Xosefa Xovellanos, Obra Poética, ed. de Xuan Carlos Busto, Uviéu, Alvízoras, 1997, págs. 31-33.

16 Xosefa Xovellanos, Obra Poética, págs. 11-13.

Page 101: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 101

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Amistad acompañada de un común y temprano interés por la literatura, de lo cual el propio Posada da testimonio al recordar como «a los seis años arrancaba de las novelas de doña María de Zayas [...] todas las páginas que contenían versos, las cuales escondía entre la piel y la ropa que le cubría el pecho»17.

Después de su matrimonio, que pudo haberse celebrado en mayo de 1765, Xosefa pasa a residir en Madrid donde permanece hasta la muerte de su padre en 1779. Du-rante alguno de estos años coincidió en la capital con su hermano Gaspar: en 1767, fecha en torno a la cual llega Xosefa a Madrid, cuando aún Jovellanos está de colegial en Alcalá antes de su destino en Sevilla, y en 177818, cuando Gaspar abandona Sevilla tras ser nombrado en Madrid alcalde de Casa y Corte. No resulta aventurado pensar que el trato de Xosefa y su marido, Domingo González de Argandona, con el conde de Campomanes hubiese facilitado el nombramiento de Jovellanos para alcalde de Cuadra en Sevilla. Tanto Domingo González de Argandona como su padre Antonio pertenecían a la Congregación de Covadonga, formada por algunos asturianos en la capital entre los que se hallaba Campomanes. El propio Jovellanos19 señala que, en Madrid, Xosefa era «generalmente estimada, así por su agradable trato, del cual estaba encantado el sabio conde de Campomanes, cuya casa más frecuentaba, como por su recomendable conducta, hallando por uno y otro el más distinguido lugar en todas las sociedades de la Corte». En la tertulia de Campomanes no solo brillaban rocallas redoradas; según el viajero inglés Townsend, «el tiempo pasa agradablemente con su conversación que hace innecesaria cualquier otra clase de diversión. El grupo de ami-gos procede principalmente de Asturias, su tierra natal», y en igual sentido se expresa Jovellanos: «Su casa, abierta siempre a la aplicación y al mérito», «donde la ciencia y la virtud, únicos títulos de entrada, igualaban a los concurrentes y hacían de la con-versación ordinaria un teatro de erudición y una escuela de la más útil y provechosa doctrina»20. Ante una concurrencia de asturianos, quizá con la asistencia de Xosefa, pudieron leerse los dos textos de más envergadura (por su tamaño, forma y conte-nido) pertenecientes a esta generación poética y nacidos en el entorno del colegio de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá: los Sueños de Nabucodonosor de Benito de l’Auxa y La Xudit de Juan González Villar, pues sin duda Campomanes recibía textos en asturiano (algunos aún en su biblioteca), lengua que será empleada en 1781 por un

17 Vid. Constantino Suárez, Escritores y artistas asturianos, pág. 356.18 Precisamente es en ese año cuando José Miguel Caso fecha una carta de Jovellanos a Ramón de

Posada y Soto (Obras Completas, tomo 2. Correspondencia 1ª, pág. 114 y n. 9), en la que Jovellanos a�rma no tener inconveniente en que Xosefa viese unos versos escritos por Ramón de Posada.

19 Memorias familiares (1790-1810), en Obras, V, tomo 87 de la BAE, 1956, pág. 215.20 Gaspar Melchor de Jovellanos, «Elogio a Don Ventura Rodríguez», en Obras publicadas e

inéditas. Vol. I, tomo 46 de la Biblioteca de Autores Españoles, Madrid (Sucesores de Hernando), 1913, pág. 375.

Page 102: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

102 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

autor anónimo para un largo poema titulado Un Asturiano da al Ilustrissimo Conde de Campomanes la enhorabuena.

A pesar de lo dicho, Xosefa pudo conocer el texto de Auxa directamente de manos de Jovellanos, a quien iba dedicado o, incluso, de manos del propio Auxa con quien coincide en la capital (mientras éste trabaja en el Hospital General entre 1777 y 1781), de donde ella retornaría a Asturias algo antes, en 1779, no siendo de extrañar que esa posible relación hubiese sido facilitada por el trato que, desde hacía tiempo, mantenía con Gaspar. De darse este conocimiento entre ambos, hubiese ello podido servir de estímulo para la labor creadora de Xosefa que en 1882 compondrá el primer poema de que se tiene noticia, la Carta al so hermanu. Hay que considerar, sin embargo, que el tipo de poesía, mucho más naturalista y popular, de Xosefa no debía condecir del todo con los excesos culturalistas que dominaban la inspiración del candasín, lo cual no es obstáculo para que ella conociese los Sueños de Nabucodonosor, como parece indicar un pasaje de las Esequies de Carlos III:

Cuando oí tantes sonaxesacordéme d’aquel cuentu,que mio abuelu me contabacuando estaba cabe’l fuebu,d’un rei, allá de mui lloñe,que yera vanu y soberbiu,y mandó que ñun gran campupoxeren un estafermu,y al son de lles chanfoníes,panderetes y panderusy otres munches andromancies–y �ciesen rendimientutodus llos qu’allí llegasen.Y por ñon querer facellu,tres rapaces que eren paxesmandó, al instante, metellosñun fornu mui arroxáu.Mas, ¿qué se-yos daba a ellos?,si andaben dentru bailanduy un ánxel matando el fuebu,que más puede Dios que’l diablu–decía también mio abuelu–.

Digresión esta que se justi�ca mejor como homenaje al poema que Auxa había de-dicado años antes a su hermano Gaspar. Y no debe extrañar esta actitud, pues Xosefa

Page 103: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 103

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

no tiene inconveniente en rendir homenaje a sus modelos en el poema que dedica, en torno a 1792, a González de Posada:

Si tó decer verdá, Señor Don Carllos,apetezco tener lla esplicativadel de Marirreguera o de Candonga

Es sabido que Marirreguera ejerció un in�ujo poderoso sobre los poetas bables del XVIII, más intenso en Auxa, en González Villar y en Torano de la Puerta, menor en Xosefa, en Fernández Cepeda y en Fernández Porléi, por cuyas copias sin embargo se conocieron algunas de sus fábulas mitológicas. Asimismo, el magisterio regueriano se aprecia también sobre Balvidares, fundamentalmente en el Diálogu de dos casinos. Por lo que respecta a Xuan Fernández Porléi (Candonga o el Candongo/a, o de la Can-donga), según demostramos recientemente, por su poesía de tono más popular y por ser, suponemos, quizá quien inicia el modelo de composición consistente en un diá-logo implícito en el que se enmarca la narración de un viaje (que suele ser a Uviéu), es quien más parece in�uir en Xosefa, sobre todo en sus romances: Esequies de Carlos III (1789), Proclamación de Carlos IV (1790) y Fiestes a Xovellanos (1797). Sin em-bargo el poeta bable de quien Xosefa se halla más cercana tanto sentimental como literariamente es Antón Balvidares, del que trataremos enseguida. Xosefa redactará, digamos, el núcleo duro de su producción poética (las Esequies de Carlos III, la Elexía y la Proclamación de Carlos IV) al calor de esta amistad, a la par que, al amor fraternal de su hermano Gaspar, compondrá el resto (la Carta al so hermanu, el Romance a Gon-zález Posada21 y las Fiestes a Xovellanos). Estos poemas permiten casi reconstruir una biografía versi�cada en asturiano de Jovellanos, a la vez que ofrecen una semblanza suya expresiva y vigorosa, construida en ocasiones por rápidas y certeras pinceladas:

¡Á Gasparon!, ¿qué ye aquesto?¿A dónde está el xuiciu tuyu?¿Yes tú aquél que en tu conceyufales siempre el más argutudesponiendo carreteresy confradíes de munchos,para en todos llugaresles muyeres �len muncho,los hombres trabayen másy la tierra dé más frutus?

21 La inclusión de esta pieza se justi�ca por los 20 versos que se dedican en ella a Jovellanos.

Page 104: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

104 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Xosefa da cuenta pormenorizada de muchos episodios bien conocidos de la vida de Jovellanos, como la representación de su tragedia El Pelayo en 1782:

Fexo en Xixón un desturbuque llamaben les traxediescon tantos abexarucosde hombres y de muyeresvestidos a lo morunoque arrobelló aquella villales cuatro partes del mundu.

El viaje a Galicia de ese mismo año:

Dempués, en llugar de disepa Madril per el so rumbu,entama para Galiciay allá anda el preversucu,y de llugar en llugarva viendo lo qu’hai pel mundiu.

(Carta al so hermanu, vv. 1-10, 26-32 y 41-46)

O sus expediciones mineras por Asturias, en 1790 (en alguna ocasión acompañado por Gonzalez de Posada):

Iste Señor, que é grande personaxe,dicen que trai del Rei mandaderíapara ver llo que Asturies tien de piedrafecha carbón cuanto se llama mina.Y pal causo de llos descubrimentosparez que delixencia ye precisallevar angún zauril, que lles entrañesde lla tierra peñetra y adevina.

(Romance a González Posada, vv. 81-88)

O su nombramiento como embajador en Rusia:

–¿Ñon sabes, Xuan, qué fexeronaquel Señor tan llocíu,tan faletible y derechu,tan plantáu y bien coídu,que lu llamen Don Gaspar,

Page 105: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 105

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

hermanu de Don Franciscu?Fexérunlu Baxadorde un rei de lloñe escondíu(cuatro llegües más abaxodel Pulgatorio y del Llimbu).

(Fiestes a Xovellanos, vv. 81-90)

En de�nitiva, Xosefa mantuvo con su hermano Gaspar una relación afectiva, epis-tolar y literaria, que la convierte en pieza fundamental para indagar sobre el papel que la lengua y la literatura asturiana tuvieron en la vida de Jovellanos.

JOVELLANOS Y SU AMIGO CARLOS GONZÁLEZ DE POSADA

Ya hemos tenido ocasión de ver a lo largo de este trabajo el puesto fundamental que ocupa González de Posada como fuente de información (y también como actor) en torno de múltiples hechos que atañen a Jovellanos en su relación con la lengua de As-turias y su literatura. Por sí mismo, Posada alcanza iguales méritos en los campos de la �lología y la lexicografía asturiana. Sus aportaciones en tales áreas son bien conocidas, merced a las ediciones de Marino Busto y de García Arias, y a otros más recientes tra-bajos. Sobre la historia de la lengua asturiana trata el breve fragmento editado por Gar-cía Arias al comienzo de su edición. En él se insiste en la idea de Jovellanos del fuerte componente de la lengua latina en el asturiano22: «Bien meditado, los asturianos la conserven lengua latina más que provincia alguna de España», pero ahondándose en los aspectos que prueban su pureza (poco contacto con los godos y con el árabes, escaso comercio con otras naciones,…) en un tono casi apologético, género este de las apologías del idioma que, a diferencia con otros dominios como el catalán, apenas fue cultivado en la Asturias del XVIII.

El resto de la producción �lológica de Posada está formado por diferentes trabajos lexicográ�cos y etimológicos. El primer lugar lo ocupa el Diccionario de algunas voces del Dialecto Asturiano dispuesto por orden alfabético, de 1788. No se aplican en él los principios y modelos empleados en las propuestas lexicológicas de Jovellanos y de Francisco de Paula Caveda, sino que cada término va seguido de la indicación de la categoría gramatical a la que pertenece y de una breve de�nición en castellano. Su interés radica, de un lado, en las 15 composiciones populares que publica (entre las cultas sólo �guran unos pocos pasajes de Francisco Bernaldo de Quirós y Benavides)

22 Pudiera tratarse de un fragmento del Discurso sobre los orígenes del dialecto de Asturias, obra manus-crita, fechada en 1793, de la que da cuenta Fermín Canella.

Page 106: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

106 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

y, sobre todo, en el propio tamaño del corpus, compuesto por 443 términos. El se-gundo, Voces del Dialecto Asturiano es un corpus de 304 voces, con su equivalente en castellano, y raras veces con su etimología. Muchos de los étimos parecen proceder de Jovellanos, por lo que podría suponerse compuesto en torno a 1801. Sin embargo, las aportaciones de más valor se hallan en otros dos manuscritos: el titulado Carreño, compuesto en su primera parte por 15 voces que se estudian de acuerdo al modelo de Jovellanos, pero sin olvidar hacer algunas referencias bien pertinentes a la documen-tación medieval.

El otro manuscrito, Explicación de voces del dialecto asturiano, comprende cincuenta y tres artículos, estudiados siguiendo el modelo propuesto por Jovellanos. A razón de lo que se dice en el artículo Sobrescobio, tuvo que ser redactado después de 1796, año que allí se da como actual. García Arias23 tras el análisis minucioso de estos artí-culos concluye que se trata de «un autor bien empobináu nel estudiu etimolóxicu». Arias encuentra acertadas las etimologías de apuñar, apurrir, atarrecer, canciella, fesoria, iguar, lladrales, llosa, oricio, percebes, piesllo, traenta, trechorio y vesperteyu; y con�esa haber seguido algunas veces al de Candás (así en amoriar, bruna, moíl o muíl y vañu). Piensa Arias que en otras propuestas habría que ahondar más (así en acocorar, arfueyo, xibarte) y que en otros casos se precisaría de mínimas correcciones o añadiduras (así en armentío, butiellu, faraguyo, furaco, humero, mesoria), destacando los aciertos parcia-les de las etimologías de alicornia y llocántaro. A pesar de todo, también se encuentran muchos errores (así en aballar, ablucado, agretes, apostales, borrones, cucho, falar, llám-para, llamuerga, niso, roballo o en torga).

A pesar de estas objeciones, sus 68 artículos son buen ejemplo de la altura cientí�ca alcanzada por Posada en su empresa de diccionario en el que trabajaba en torno al año 1800. Por tanto, resulta aún más lamentable la pérdida del manuscrito completo. Este Diccionario constaba de 425 páginas y estaba formado por más de ochocientas entra-das. Según el mismo Posada declara en 1825:

«Tengo un tomo en folio en que llevo escritos más de 800 artículos sobre etimología de palabras Asturianas que nadie ha visto sino el canónigo Marina para el artículo Asturias en el Diccionario de la Academia» (Carta de Posada a Félix Torres Amat, Tarragona, 8 de mayo de 1825 (Biblioteca de Catalunya, ms. 3737, doc. 237/11824).

23 X. Ll. García Arias, «Les etimoloxíes de González de Posada», Estudios Dieciochistas en home-naje al profesor José Miguel Caso González, Oviedo, Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII,, 1995, págs. 325-331.

24 Vid. Juan Carlos Busto Cortina, «Nuevos datos en tornu al bibliógrafu Carlos González de Posada, a partir de los u�ertaos por Fuertes Acevedo y del análisis de la correspondencia inédita d’aquelli», II Congreso de Bibliografía Asturiana, pág. 76.

Page 107: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 107

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Con razón Posada se refería al diccionario, desgraciadamente perdido, como «la mejor alhaja que tengo». De la rocambolesca historia de este texto (que pasa por Ta-rragona, Mallorca, Cádiz, Candás y de nuevo a Tarragona, donde se le pierde la pista y a donde acudió en busca suya, años después, el propio Fermín Canella) ya hablamos en otro lugar y no es momento ahora de repetir lo dicho.

Más novedad pudiese tener el hecho de incluir a Posada entre los integrantes de esta generación poética, donde merece entrar con toda justicia como cultivador de poesía en bable (lamentablemente perdida) y como poeta de gran altura (apreciable en sus poemas castellanos). Su única composición en asturiano de que hay noticia es la Pintura de la Gloria, en octavas rimas, poema extenso, con más de 39 octavas, escrito en fecha imprecisa que tuvo que ser anterior a 1796. De esta obra de tema religioso, compuesta de acuerdo a la tradición regueriana (recibida por sus más inme-diatos Auxa y González Villar), conocemos dos únicos versos, que el propio Posada cita en su Continuación de las ethimologías (s. v. ablucado) y en su Explicación de voces del Dialecto Asturiano (s. v. borrones): «Vamo a borronar y fer llabores» (de la octava 39) y, según dice Posada «ponderando la belleza del cuerpo de Jesu Cristo»: Si lo vieses tu, Pacho, t’ablucares.

Las que sí nos han llegado son algunas de sus poesías en castellano. De su obra más famosa, Romance de arte maior en qe. se dà noticia de algunos de los Asturianos Poetas, se han editado diversos fragmentos25. También Posada26 ofrece sobre ella alguna in-formación: «En 1773 hice unos quinientos versos endecasílabos alabando algunos poetas asturianos, imitando el Canto del Turia, el Canto de Calíope y El laurel de Apolo. Este es el romance que vio el señor Jovellanos, remitido desde Madrid por su amigo y paisano don Francisco de la Concha, ahora archivero de la Presidencia de Castilla». Posada volverá a referirse a ello: «Hallándome de maestro de Humanidades en los Reales Estudios de San Isidro de Madrid, desde su restablecimiento en 1771, hice en el de 1773 un poema a los poetas asturianos [...] El ardor juvenil, por no decir el amor propio, me indujo a mostrar mi obrita a algunos paisanos, que echaron de menos en ella el nombre de D. Gaspar de Jove. Yo no le conocía, pero me lo pintaron con tales colores, que, enamorado del retrato, le di en mis versos un lugar eminente, dedicán-dole todo mi trabajo, que le dirigí a Sevilla por mano de un amigo de entrambos»27.

25 Vid. Xuan Busto Cortina, «Una güeyada al sieglu barrocu n’Asturies: la vida lliteraria», en Antón de Marirreguera y el Barrocu Asturianu, [Oviedo] Gobiernu del Principáu d’Asturies, 2000, págs. 115-130.

26 Según la nota que ofrece José Miguel Caso que reproduce la de Posada en la edición de Cañedo. Obras Completas, tomo 2. Correspondencia 1ª, pág. 33, n. 2.

27 En José Caso González, «Una biografía inédita de Jovellanos: las Memorias de González de Posada», BOCES-XVIII, 2 (1974), pág. 59.

Page 108: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

108 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Ya señalé en otra ocasión28 que pudo ser la de Xosefa una de las voces entre los «pai-sanos» que animaron a Posada a incluir el elogio a Jovellanos con que se cierra el poema:

Aquel que guia à todos, y que correintrepido con paso agigantadoy animado farol a los qe. siguenen la escabrosa senda bà alumbrandocoloso de tu Asturias, y à quien luegode toda España yò le he de hacer jarases vengador de agravios de tu tierrael Sr. Dn. Gaspar de Jove Llanos:con el mismo apellido otro le siguede quien puedo decir que en pocos añosmucho tubo de mi cumpli... – À Dios quedadixo y al ir yo à hablar sin el me hallo.

Y puede incluso que ese otro «con el mismo apellido», encubra una velada alusión a la propia Xosefa, pues del otro hermano más joven, Gregorio, no consta que desta-casen sus a�ciones literarias. Como ya se ha dicho, en el citado Romance se hace una encendido elogio de la poesía bable, representada por su autor más insigne:

El Licenciado de Mari-Reguerahonor, y gloria de mi suelo patriocuios elogios piden de justiciaque a otro se le encarguen los aplausos:Despues que vio su siglo que el de Oroera ya por sus versos embidiado,tanta era la dulzura de su liraen el verso Latino, y Castellano;cantò en dialecto propio de sus gentescon tanta melodia, y tal agrado,que dicen que en Aboño los del�nesatentos muchas veces le escucharon.La gloria tengo de estender su nombreà costa de muchissimos trabajos,porque estubo dormido por un sigloy perdido tal vez de mui guardado (vv. 105-120).

28 Xuan Carlos Busto, «Xosefa Xovellanos y los círculos d’ilustraos de Madrid y d’Asturias», en Actas de la XIX Selmana de les Lletres Asturianes dedicada a Xosefa Xovellanos 1745-1807, Uviéu, 1998, págs. 39-40.

Page 109: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 109

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Aparte de una mención escueta a Francisco Bernaldo de Quirós y Benavides, sólo a otro poeta bable dirige Posada sus elogios, a Xuan González Villar, de quien sin duda había leído su Xudit. Años más tarde, Jovellanos se referirá a esta obra de Posada como Canción del Sella, comparándola con otra que éste le acababa de remitir:

La epístola que recibí anoche es de lo mejor que usted ha hecho, y comparada con ella, la Canción del Sella y la de la Sirena del Nalón son niñas de teta. Hay en ésta cosas nuevas, sublimes, y fuertemente expresadas; hay más poesía que en muchos largos poemas de los que se llaman buenos. Tiene un defecto, que me alaba mucho; pero me gusta por eso, no en cuanto lisonjea mi amor propio, sino en cuanto halaga mi ternura. En otro hubiera mirado los elogios como una fría adulación; en usted los miro como un delirio de la amistad, y yo he nacido para tener y apreciar estos delirios.

José Miguel Caso, en su edición29, las creía perdidas. Sin embargo hay edición in-completa, de la remitida en 1791, a cargo de Félix Torres Amat30, gran amigo y corres-ponsal de Posada en sus últimos años. Por poco conocida se reproduce a continuación:

Oh rabia por�ada, vivoreznode las entrañas débiles á fuera...Lejos del alma que ama el buen Apolo:Él quiere que coloque mis deliciasen amor de Jovino; y sus memoriaspreservativos siendo de otros malesme curen del que Laura... Ay Dios! podríanpodrían, sí, inspirándome su numendiese vigor al ánimo enervadode fútiles objetos, ó si el mismoJovino se dignase de aceptaroscomo quiera que seais memorias mias.

De la otra composición, la Sirena del Nalón, no hay noticia en la actualidad, sin embargo es fácil suponer que se tratarse de una composición dirigida a Gertrudis del Busto31. No obstante, resta por saber quién se esconde tras la petrarquesca Laura, que

29 Carta de Jovellanos a Carlos González de Posada, Salamanca, 22 de Octubre de 1791 en Obras Completas, tomo 2. Correspondencia 1ª, págs. 492-493, y nota 5.

30 Félix Torres Amat, Apéndice á la Vida del Ilmo. Sr. D. Félix Amat, arzobispo de Palmyra &c., Ma-drid, Imprenta que fué de Fuentenebro, 1838, págs. 27-30.

31 José Miguel Caso identi�ca la alusión al Comendador y a la Sirena, que aparece en la carta de Jove-llanos a González de Posada, enviada desde Gijón el 5 de septiembre de 1792, con su hermano Francisco de Paula y la mujer de éste, Gertrudis del Busto (Obras Completas, tomo 2. Correspondencia 1ª, págs. 545-546, y nn. 8 y 9). Sin embargo no acierta a aclarar este otro pasaje: «Mi deseo es pasar el día de Santa

Page 110: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

110 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Jovellanos sí debió conocer, y de la que el propio Félix Torres Amat hace mención: «Siendo jóven enseñó latinidad en los Reales estudios de san Isidro; y habiéndole dicho el célebre catedrático Canseco, que una señorita que había visto algunos versos suyos deseaba conocerle de vista, le envió al otro día la siguiente poesía», y a con-tinuación transcribe la Pintura que de si mismo envía Don Carlos González Posada a Laura32:

Tengo muy mala �guraque es peor que la de antaño,soy de muy poco tamañoy todo yo una pinturaPelo rubio, facil, largo,frente desvan, cuyo centrotiene muchos duendes dentro,y con los ojos de Argo.Item mas doy por descargoser blanco y boca pequeña,nariz que tiró á aguileñay se quedó en palomar:Mal reir y buen miraraun delante de una dueña.Unas viruelas dan chisteen la cara derramadas,tiene muy buenas entradasa que el amor las conquiste.El entrecejo no es triste,y á pesar de las viruelaslas cejas son de vihuelasdonde comienza el sonido:Que fué mi rostro nacidodiapason de pastorelas.Diente blanco, rojo labio,muy bello metal de voz,barba que ha menester hozsin que haga á la cara agravio;�sonomía de sabio

Gertrudis con la sirena del Nalón y el Galafate». Dado que Gertrudis era ribereña del Nalón, de Pravia, es natural que la Canción de la Sirena del Nalón le estuviese dedicada.

32 Xosefa Xovellanos alude a la poca estatura de Posada en el poema que le dedica. Vid. Xosefa Xovellanos, Obra poética, pág. 201 y n. 3, donde (siguiendo la copia manuscrita de Fuertes Acevedo) transcribo el �nal de este poema a la misteriosa Laura.

Page 111: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 111

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

porque la adorno muy poco,y alguna vez dejo el mocoaunque le pueda limpiarporque no quiero sonarsi no que sea de loco.El cuerpo es bastante tuerto [...]

El poema parece posterior al dedicado a los poetas asturianos, escrito por tanto entre 1773 y 1776 (piénsese en el posible «reencuentro» de Posada con Xosefa en Madrid en 1773), y llama la atención que, quince años después, el recuerdo de Laura estuviese tan presente en Posada. El análisis del poema no ofrece más información al respecto, a no ser que queramos ver en la frase «que es peor que la de antaño», en boca de un Posada no mayor de 30 años, una alusión a la mejor �gura que tenía de mu-chacho, cuando por primera vez se hubiese visto con Laura, tras la que quizá se oculte la propia Xosefa. Sea como sea, al igual que la Laura de Petrarca, Xosefa era entonces una mujer casada (su marido González de Argandona muere en 1774) y, de existir estos lazos, no debieron de pasar de unos amores puramente platónicos que quedaron en lo literario, algo muy distinto del episodio amoroso que Xosefa vivirá recién re-tornada a Asturias alrededor de 1779, episodio que motivará la severa respuesta33 de Jovellanos en carta que le envía desde Madrid el 5 de mayo de 1781.

El último poema conocido de Posada es la Oda que éste dedicó a Félix Torres Amat, quien también la editó en el citado Apéndice. Tan solo unos versos de muestra son su�cientes para dar fe de la profunda huella que Jovellanos imprimió en la poesía castellana del candasín:

Cuando yo veo del garrido jóvenen la casaca la fragante rosa,que vergonzosa del boton doradoaparta el cuello;cuando la luna del luciente espejocon una ojeada de mujer malinatal se fascina, que el mercurio mismoya la abandona;y �nalmente cuando el invisiblepolvo, que de una cae en otra enterade �or cualquiera, bien que la fecundepresto la seca [...]

33 En nuestro anterior estudio biográ�co sobre Xosefa Xovellanos ya hemos tratado ampliamente sobre este asunto (Xosefa Xovellanos, Obra poética, págs. 22-25.

Page 112: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

112 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

El resto de la producción poética de Posada o no se conoce o se ha perdido. Fermín Canella cita como suya una obra dramática titulada Conquista de Asturias por Augusto, pero señala «que no se sabe dónde para». Asimismo José Miguel Caso, a partir de una carta de Jovellanos a Vargas Ponce, sugiere que el autor de unos diálogos, que consi-dera perdidos, pudiera ser González de Posada34.

No es posible ahondar más por ahora en la trascendencia que una �gura como la de González Posada ha tenido para la cultura asturiana. Su numerosa corresponden-cia con Jovellanos, junto con sus trabajos bibliográ�cos (las Memorias históricas y la Biblioteca Asturiana principalmente), son fuentes inagotables de informaciones que hablan de su relación con otros poetas bables como Xuan Fernández Porléi, Benito de l’Auxa, Xuan González Villar, Benito Pérez Valdés o Ramón Antolín Miranda. A estos nombres hay que añadir el de Juan Antonio González Valdés (1729-...), gran amigo de Posada (según Fermín Canella) que es autor de la Ortopeia universal (Madrid, 1785), obra donde se describe, casi con la perspicacia de un fonetista actual, la articulación de la consonante xe del asturiano, a la vez que se sostiene la peregrina idea (muy ex-tendida en esa época y aún después) que identi�caba al asturiano con el castellano antiguo35.

JOVELLANOS Y EL POETA ANTÓN BALVIDARES

El círculo de los poetas de esta generación más cercanos a la �gura de Jovellanos se cierra con estos autores que hemos visto, los cuales unen su biografía a la de aquél (tanto en el trato diario como en la distancia) desde los años en Madrid hasta el pre-sidio de Mallorca. Cabe por último referirse a otro círculo más alejado, formado por aquellos otros que tienen una menor vinculación y un trato más ocasional con Jove-llanos: Antón Balvidares y Xuan González Villar, y quizá también Antonio Pérez del Río y Rita Caveda.

De todos ellos, es a Antón Balvidares a quien hallamos más cercano a Xosefa y a la familia del conde de Peñalba, hijastro de Benita Antonia, hermana de Xosefa, y que está más ocasionalmente, en relación con Jovellanos. Hay constancia de que, en torno a 1784, Balvidares era asiduo invitado en la casa que los condes de Peñalba tenían en Oviedo. Así nos lo cuenta él mismo, en forma de diálogo humorístico, en su Roman-zón d’un viaxe a Uviedu:

34 Carta enviada desde Gijón, el 17 de febrero de 1799. Vid. Obras Completas, tomo 3. Corresponden-cia 2ª, pág. 419 y n. 2.

35 Vid. Xuan Carlos Busto, «Llingua asturiana y Ilustración», págs. 101-102.

Page 113: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 113

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

– [...] Yo apostaré, ñon venistisin ver al conde Peñalbay, si muncho lo apuramos,¿a que comisti en so casa?– Defetu, respondí yo,naqueso ñon vas errada.¡Calla!, comí cuatro vecessin una vez que cenara,pero, como so cristianu,que m’obligó la con�anza.Qu’ellos son unos señoresque me estimen con tal trazaque siendo yo quien tú sabesquiten de que yo entre o salga,que comia y que me aproveche,sin que se muden de cara;como los dexo a la nuichilos atopo a la mañana,pos aunque aquestos son señoresde los qu’anden pela plazaataviados con vidreray sobrepuerta dorada,ñon se ponen, non, seruendosni arefestiellen la cara,ñin de ser ellos los condesfunden en eso la gala,que eso failo ún, periquí,de aquestos de la polaina.

Balvidares debió de ser íntimo de Rodrigo Antonio González de Cienfuegos y Velarde (1745-1813), desde 1770, VI conde de Marcel de Peñalba, hijo de Baltasar González de Cienfuegos y Caso y de su segunda esposa, María Josefa Velarde, el cual en terceras nupcias se casó con la hermana mayor de Jovellanos, Benita Antonia (1733-1801), precisamente el hijo de este tercer matrimonio, Baltasar Ramón, irá a ser con el tiempo el heredero de Jovellanos. La numerosa familia de Rodrigo Antonio y de su madre política ocupaba una de las dos casas que la familia tenía en Oviedo, en la calle de la Rúa, «viviendo unidas ambas familias con mucha paz y utilidad recíproca» (en palabras de Jovellanos) y todos ellos pasaban temporadas en las otras casas que la familia tenía en otros enclaves como en Carrió y en Lluanco. Balvidares debió mantener hasta su prematura muerte (ocurrida en 1792) un trato frecuente con el conde de Peñalba. Por carta enviada desde Gijón, el 26 de Abril de 1791, informa Jovellanos a Posada de una de estas reuniones.

Page 114: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

114 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Mañana vamos a Luanco, oyendo antes misa en Candás, y siendo de la partida con los de casa don Pedro de Llanos y el prior de Peón. Tal vez don Sebastián de Posada y Antonín de Nava, que están aquí, querrán acompañarnos, y tal vez Peñalba y Balvidares, que marchó hoy a buscarle, vendrán también allí. Con ellos o sin ellos, esperamos pasar un par de días alegres. Siento que usted me haya prevenido sobre que vea a su tío, porque quisiera tener el mérito de hacerlo de mío, como lo hubiera hecho. Aun le instaré porque nos siga, para tratarle más despacio, y dar este gusto a Pola ¡Cuánta falta nos hará usted, Magistral mío! ¡Y qué cantares no se pierden las nereides de Entromero y La Vaca que saldrían a escucharnos sobre la orilla!36

Un año antes ya Balvidares había sido invitado a Luanco, pero no pudo acudir37. En otras ocasiones (así el 6 de agosto de 1791) es el poeta saregano quien recibe la visita de Jovellanos (y quizá también la del conde con su hijo) durante su viaje a San Sebas-tián y Valladolid38. Visita que no sería la única, pues años después de ese encuentro Jo-vellanos aún recordaba una expresión en latín, que habría oído más de una vez, usada por «el capellán de Ceceda cuando le amagaban con el provisor»: «¡homiliata!»39. Este capellán, que lo sería de un patronato o fundación (de ahí el término patrón que se le asigna), debía destacar por emplear un lenguaje afectado, trufado de expresiones latinas, como así lo pinta Balvidares en el Romanzón d’un viaxe a Uviedu:

Apenes oyó el patrónles patades de la facay avistó el mio sombrerón,cuando con grande so�amadixo: –Gracies a Dios que llegó,que llegó el señor a casa–,dando un dominus vobiscumper so cuartu se enfuraca.

En alguna de esas reuniones habrían de coincidir Balvidares y Xosefa Xovellanos, si bien no es posible señalar el momento exacto, el cual se debería situar entre los años 1780 y 1788, fecha esta última en que ella pasa a vivir de Gijón a Oviedo. Durante los años de residencia en la capital del Principado, el trato entre Xosefa y Balvidares debió

36 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, 2. Correspondencia 1ª (De Jovellanos a Car-los González de Posada,), págs. 448-450. El «tío» aludido es Juan Francisco Menéndez Solís que vemos muchas veces acompañado de Benito de l’Auxa.

37 Carta a Jovellanos de Rodrigo Llano Ponte desde Luanco, donde este dice: «Valvidares no vino, el bribón» [Obras Completas, 5. Correspondencia 4ª (Luanco, 17 de setiembre de 1790), págs. 550-551].

38 Esto y lo anterior en Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, 6. Diario 1º, págs. 127 y 145.39 Cartas de 21 de septiembre y 14 de noviembre de 1806, en Obras Completas, tomo 4. Correspon-

dencia 3ª, pág. 354 y 365.

Page 115: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 115

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

de ser habitual. Retornado a Asturias en 1790, Garpar de Jovellanos nos describe uno de esos encuentros:

Domingo, [17 de octubre de 1790]. Estancia en Oviedo; visitas en la regencia; la tía Nava [ Joaquina María Caso Nava Miranda, condesa de Nava]; la Santa Cruz [María Ger-trudis Miranda y Gayoso, marquesa de Santa Cruz de Marcenado]; comer en casa de Pepa [su hermana Josefa]; paseo; refresco allí; admirables imitaciones de D. Antonio Valvidares; visita en la regencia.40

En estas sobremesas haría valer Balvidares todo el ingenio y comicidad por el que era reconocido, así como su habilidad en hacer imitaciones de personajes, quizás los propios personajes que intervenían en sus diálogos. En una época en que la difusión impresa de poesía en asturiano era del todo inexistente (de hecho es en el año 1884 cuando se publica el primer texto impreso en asturiano de apenas un par de hojas) este tipo de reuniones eran el mejor medio de extenderla y darla a conocer.

El examen de los propios textos sugiere que, entre Xosefa y Balvidares, existió una relación intensa (ante todo en lo literario), que se prolongó durante varios años. De ello es ejemplo la disputada autoría del romance de las Esequies de Carlos III o las a�-nidades que se observan entre Ll’Intierru y las Esequies. En realidad es posible observar incluso una cierta evolución conjunta, cosa que no ha de sorprender en dos autores que desarrollan su actividad poética por los mismos años, especialmente en el corto espacio que media entre 1787-1788 y 1791-1792.

El análisis de las composiciones de estos dos autores lleva a separar aquellas que siguen un modelo narrativo consistente en un diálogo implícito entre dos aldeanos en el que se enmarca la narración de un viaje (casi siempre a Uviéu) llevado a cabo por el protagonista. Este es el esquema empleado por Balvidares en el Romanzón d’un viaxe a Uviedu (h. 1784) y en Ll’intierru del callórigu Regueru + Visita a ll’Audiencia (1787-1790), el mismo del que se sirve Xosefa en las Esequies de Carlos III (1789), en la Proclamación de Carlos IV (1790) y en las Fiestes a Xovellanos (1797). Este he-cho tiene su trascendencia, pues más de la mitad de las poesías de estos dos autores emplean esta misma fórmula narrativa. Ya hemos tratado de demostrar en otro lugar que este esquema pudo provenir del empleado en una de sus composiciones por Xuan Fernández Porléi (Candonga o el Candongo/a, o de la Candonga), cuyo magisterio se muestra Josefa deseosa de seguir en los versos antes transcritos.

La construcción del marco narrativo, donde un narrador-protagonista se dirige a un interlocutor, se desarrolla a partir de una misma fórmula inicial (Compadre, amigu, é

40 «Cuaderno primero. Segunda expedición de minas. Viaje 4. °. De Gijón a Avilés y Oviedo» (17 de octubre de 1790), Obras Completas, 6. Diario 1º, págs. 115-116.

Page 116: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

116 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

razón...; ¡Qui hay, compadre, bienvenido!; Amigo Xuan, ¿tu ñon sabes?; Muncho me fuelgo, compadre...). Después de esta fórmula de salutación, el marco puede recibir un mayor o menor tratamiento. En los dos poemas de Balvidares, el Romanzón y Ll’intierru, este marco se amplía (20 y 18 versos respectivamente), con la introducción de otros perso-najes o mediante ampli�caciones. Sin embargo, en los de Xosefa Xovellanos, el marco tiene un desarollo mínimo –sobre todo en las Esequies de Carlos III (1789), donde ocupa 4 versos y en las Fiestes, con 12 versos–, y allí se ciñe a sus elementos básicos: fórmula de salutación + propositio, que pueden ampliarse mediante alguna digresión –el motivo de la petición de tabaco en la Proclamación de Carlos IV (1790), donde el marco ocupa 14 versos–. El menor desarrollo del marco narrativo en Xosefa (además de reforzar la tesis que la hace autora de las Esequies), la convierte en seguidora más cercana del modelo que, suponemos, había utilizado Fernández Porléi, y ello a pesar de que sea Balviares el primero en emplear este modelo en su Romanzón.

Sin embargo, aunque sea posible apreciar diferencias notables que separan a los autores de estos cinco poemas, son muchas las semejanzas que los unen. Así hallamos muchos elementos comunes en el tratamiento de ciertos motivos temáticos, como en la descripción del tumulto y de los actos conmemorativos o de homenaje (la toma de Mahón, el entierro del canónigo Reguero, los funerales de Carlos III, la proclamación de Carlos IV o el ascenso de Jovellanos como ministro de Gracia y Justicia).

Entre Ll’intierru del callórigu Regueru (1787-1790) y las Esequies de Carlos III (1789), resulta inevitable establecer una comparación en la que, ya al primer golpe de vista, se aprecian semejanzas. Así en el desarrollo de la descripción de los músicos, como en este pasaje de Balvidares:

Mas, compadre, esto ye nada,llo que me causó �aquezafueron unos que tocabena modu de torullera.Cuando daben el soplidumetín una cigarreraena boca que, bien sea,tenía de llargo una terciay el toquidu que facínera de modu y manera,como si berrara un güe:¿Visti tu tal desvergüenza?Otros traín xiblatonestan gordos como lla pierna,de cuando en cuandu bufíencomo lla nuestra ronquiella.

Page 117: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 117

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Semejante a este otro de Xosefa:

Un pedazu más abaxu,como que parez un güertuciarradu de sobro sí,había un fatu de hombres dientru,unos prietus y otros brancus,cantando como cuquiellus.También tocaben violines,trompetes y otrus enredusque ñon sé cómo se llamen,gran algarabía faciendu.

Globalmente Ll’intierru del callórigu Regueru, con la Visita a ll’Audiencia, constituye un díptico que pone en solfa la estupidez del boato eclesiástico, junto con el lujo y voracidad de los cargos civiles. La ironía y el sarcasmo de la crítica social que, en estos versos de Balvidares, se vierten, nada tienen que envidiar en su intensidad a las hirien-tes críticas que Xosefa lanza contra los estamentos dirigentes, intensidad que va en aumento en sus poemas, hasta alcanzar su nivel más alto en la en la Proclamación de Carlos IV y en la Elexía. De la primera es el siguiente ejemplo:

Al par d’illi utru veníacon lla vestimenta llarga,una peluca canosay una torga so la barba,y entrambos, na talanquera,se poxeron cara a cara.

Que pudiera hacernos recordar este otro pasaje de Ll’intierru del callórigu Regueru:

Pos al ver los señoronessentados en uña escañera,sesudos como colchones,lla cabeza fariñentaque parecín seis defuntosescuchando con graveza...

De igual modo que estos versos de Ll’intierru:

Más vos valiera ganallocolla fesoria y lla andezacavando dos fornellades

Page 118: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

118 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

de centenu eña Barrea,que ñon andar de paseantescon tanta media de seda,calzadu al pitiminí,llechugada ña gorguera,el sombreru de Bostóny enrizada lla mellena [...]

Remiten vagamente a estos otros de la Elexía de Xosefa:

Si con mal bregón foren traspasaesa el Ríu de la Plata y los Mosquitos,había dar yo de albricies dos palmaes.Lo propio digo de los señoritosqu’anden pela ciudá espantayaos,xugando y galanteando, los benditos.Todos ellos habín dir embarcaosnes cases de la fama per ñavíosy habín los guardies ser matriculaos.

Sin embargo, el empleo que hace Xosefa de los tercetos encadenados imprime un estilo más elevado y sublime a las amargas críticas que vierte en su Elexía. Ello no obsta para que Balvidares también alcance en ocasiones, incluso a través del más po-pular verso octosilábico propio del romance, un estilo igualmente culto y elevado, como se muestra de nuevo en Ll’intierru del callórigu Regueru:

y aquí �xi yo una ideade lo que yera isti mundiu.¿Visti, cuando se afoguera,que algún forniellu rustiduy que el fueu lu amburientafaciendo gromos en fumu?En �gures representacabeces, cuerpos, ciudades,xigantes de gran grandeza...(porque ansí llo fai ell aire),mas en puntu que espavientaun pocu, se vuelve a ñadalo que parecía grandeza.Pos ansí lo pinto yotoda aquesta bagatela.

Page 119: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 119

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Pero, por encima de las coincidencias parciales que puedan darse, lo realmente signi�cativo es la heterodoxia con que ambos tratan asuntos, en principio, serios (el entierro de un canónigo o las conmemoraciones regias que tienen lugar en la catedral, los actos institucionales que se desarrollan en la Audiencia, etc.). Y más cuando todo ello se pone al servicio de denunciar los males que vive el pueblo llano: la ostentación de los ricos basada en la rapiña de los poderosos, la carestía y las malas condiciones de vida del campesino arrendatario, etc. Es Xosefa la que con más vehemencia expresa esta denuncia, sobre todo en su Elexía:

Pero gafos están como les fuinesdempués que pela nuichi esgatuñaren,y al cabu ñon toparen lles gallines.

Meyor fuera en verdá que se dexarende gastar el dineru en angulemesy en llimosna de probes lo gastaren.

Por su parte, Balvidares (quizá in�uido por la poesía de Xosefa) eleva el tono social de su denuncia contra la pobreza y la injustica en la que es tenida por su última com-posición, la Canción al Santísimu Sacramentu:

Porque algún pocu de pany algún maicín que cueyo,apenes lo meto n’horru,sal la mio muyer diciendo:–¿Pagaste ya el diezmu al cura?–Vamos lluego pa Uviedo.–¿A qué diaños hemos dir?–A pagar la renta al emu,¿non ves que si tardes algoañubla el llugar de cuervos,de menistros y aguacilesque te esfuellen el pelleyu?

Denuncias llenas de ironía que, como en otro fragmento de la misma, recuerdan el estilo de Xosefa:

Queda el horru sin ceberay nosotros sin sustentu,por mantener espadines,peluques de calambriellu

Page 120: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

120 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

que son unes gorretoñesque tran les dames en sesu.

Hemos supuesto, en nuestro estudio biográ�co en torno a Balvidares, que la im-portancia de lo religioso en este último poema suyo fuese fruto de una evolución per-sonal que lo condujese, teniendo cercana su muerte, hacia un encuentro más íntimo con la religión. Este proceso, que Balvidares pudo vivir ente 1790 y 1792, por fuerza hubo de ser concurrente con el que, por entonces, estaba siguiendo su amiga Xosefa Xovellanos, quien ya el 18 de febrero de 1791, al testar por vez primera, deja cierta cantidad al Real Hospicio de Oviedo y también para otras obras sociales como la cár-cel de mujeres y el hospital, actitud de desprendimiento que culmina en 1793 cuando de�nitivamente deje el mundo (Balvidares había muerto el año anterior) para entrar en religión en el convento de monjas Agustinas Recoletas de Gijón.

Cabe reconocer por último, en ambos autores, el haber sido capaces de dar entrada del yo lírico subjetivo en el discurso poético (que aún en la poesía asturiana del XIX se halla poco desarrollado), aspecto esencial en una de las obras de Xosefa (la Elexía), pero que también en Balvidares ofrece muestras de interés (como en el siguiente frag-mento del Romanzón d’un viaxe a Uviedu):

[...] mas el mio xeniu é una cabrasin pastoria. Conque síael pastor de la manada,miu envisu tovía salta.

Facilitada por el trato con los condes de Peñalba, y aún más por el traslado de resi-dencia a Oviedo (a partir de 1788), la relación de amistad e intercambio literario entre Xosefa y Balvidares dejó huella, en su obra poética, en forma de similitudes formales y paralelos temáticos. No debe extrañar, por tanto, que durante años (desde la Colec-ción de poesías de Caveda y Nava), una de las poesías de Xosefa, las Esequies de Carlos III, se haya tenido por obra de Balvidares. Sin embargo, basándose en la autoridad de Fuertes Acevedo que conocía un manuscrito (que hoy se conserva) donde se atribuía esta pieza a Xosefa Xovellanos, Ruiz de la Peña sostuvo (apoyándose en otros argu-mentos) que las Esequies de Carlos III no eran obra de Balvidares. En mi biografía de Xosefa tuve ocasión de completar esas argumentaciones y más recientemente he aña-dido una razón poderosa de la errónea atribución a Balvidares: Caveda recibió el texto de las Esequies de mano de quien también poseía copia de un poema de Balvidares. Esto explica (junto con la ausencia de autoría en los manuscritos que manejaba) que Caveda incluyese esta obra entre las de Balvidares. Hay que destacar de nuevo que, en aquella época, tuvo que ser fundamental la copia de poemas como medio de cono-

Page 121: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 121

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

cimiento mutuo entre los poetas de esta generación, y de ello se conocen ejemplos: Pérez del Río copia su versión de la Canción al Santísimo Sacramento de Balvidares para dársela a Auxa, así como (según se ha visto) Jovellanos y Posada reciben sendas copias con versos de Auxa.

En todo caso, una simple lectura de los poemas de Xosefa y de Balvidares nos lleva a encontrarnos con dos personalidades muy diferentes. Uno más empeñado en exhi-bir sus conocimientos y faciliad como versi�cador, quizá también algo más irreverente y mordaz que Xosefa. Otra que opta por metros menos fáciles, de voz más natural, que cree y ensalza el ideario de la Ilustración, lo cual contribuye a endulzar un tanto la acidez de su crítica.

JOVELLANOS Y OTROS POETAS DE LA GENE�CIÓN: XUAN GONZÁLEZ VILLAR, BRUNO FERNÁNDEZ CEPEDA, RITA CAVEDA, F�NCISCO DE CONDRES Y ANTONIO PÉREZ DEL RÍO

Jovellanos, como acabamos de ver con Balvidares, mantuvo un trato ocasional con otros integrantes de la «Xeneración del mediu sieglu» que fue mayor con González Villar y mucho menor (de haberse dado) con el resto. No se sabe en qué momento Jovellanos pudo conocer a González Villar. Cuando éste llega Madrid41 en 1770 (año en que se fecha su poema La Xudit), Jovellanos ya se encontraba en Sevilla, pero hubo de coincidir allí con González de Posada, que se hallaba en Madrid desde 1770 para su ingreso en los Reales Estudios de San Isidro, y quizás a través de éste, con Xosefa Xo-vellanos. Posada, un año mayor que él, nos informa de que, aunque nacido en Luanco, Xuan González Villar pertenecía a la familia de este apellido cuyo solar se hallaba en Villar, en la parroquia de Guimarán (donde aún se conserva el palacio con escudo y capilla). Su vinculación con Carreño explica que Posada declare «haberle tratado desde niño». Sin duda Posada, que lo consideraba «tal vez el mayor literato que te-nemos» conocía manuscrito su ambicioso «Poema épico en asturiano» La Xudit y estaba al tanto de sus primeras publicaciones42. Por ello, cuando Posada escribe en 1773 su Romance de arte maior [...] de algunos de los Asturianos Poetas, le dedica un encendido elogio, justo al �nal, antecediendo al que hace de Jovellanos:

41 José Miguel Caso (Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 7. Diario 2º, pág. 357, n. 504) señala que Villar fue el último colegial que obtuvo el ingreso en San Ildefonso de Alcalá, el 17 de enero de 1771, antes de la reforma de los Colegios Mayores.

42 El Verdadero político para el cielo y para el mundo amado de Dios y de los hombres / oracion funebre que en las... honras a la inmortal memoria de... Fr. Francisco Ximenez de Cisneros dixo el dia 16 de Noviembre... de 1772 el doctor don Juan Gonzalez Villar..., Alcalá, 1772, 58 págs.

Page 122: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

122 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Del insigne Villar, cuia modestiaentre aquella espesura le ha ocultadoen un templo que el sol tiene en la cumbremucho hà que se mira su retrato.

Elogios que cobran más fuerza si se tiene en cuenta que, parte de una mención escueta a Francisco Bernaldo de Quirós y Benavides, sólo en él y en Marirreguera extiende Posada sus alabanzas, apenas prodigadas hacia sus contemporáneos. Y es que Villar, a sus 24 años, además de un excelente dominio técnico de la poesía y de la len-gua asturiana, era capaz de asumir una postura muy clara sobre el «idioma asturiano» a partir de la tesis, tan difundida en esa época, que identi�caba a la lengua de Asturias con el castellano primitivo, a la par de ofrecer una breve caracterización de algunos de sus rasgos lingüísticos más peculiares43.

Lugar privilegiado de encuentro, entre los asturianos que residían en Madrid por esos años, fue la Congregación de naturales y originarios del Principado de Asturias, a la cual (desde su constitución en 1744 bajo la advocación de la Virgen de Covadonga) pertenecían Antonio González Argandona y su hijo Domingo, futuro marido de Xo-sefa Xovellanos. A ella pertenecerán algunos literatos, nacidos u originarios del Prin-cipado, como Lavandera Reyero, Nicolás Álvarez Cienfuegos, Nicolás de Valdés o el Conde de Campomanes, que desde la Congregación promoverá (sobre todo entre 1772 y 1777) diversas iniciativas en favor del Principado44. Además del mencionado Lavandera Reyero, pronunciaron sermones en la Congregación, para la festividad de Covadonga, Juan González Villar (en 1774)45 y Carlos González de Posada (en 1787). La juventud del gozoniego al afrontar este encargo revela la notoriedad que éste había alcanzado entre los asturianos que vivían en la Corte, y en ello quizá tuvo algo que ver el éxito obtenido con La Xudit que, además de sus logros poéticos, es el texto literario asturiano del que más manuscritos se conservan, lo que demuestra su gran difusión en esa época.

43 Vid. Xuan Carlos Busto, «Llingua asturiana y Ilustración», pág. 102, donde se ofrece trans-cripción de la «Advertencia» preliminar (según el manuscrito de la Fundación Menéndez Pidal) que ofrece variantes de interés frente a los ms. que se venían manejando hasta ahora. Sobre los problemas que plantea el enigmático texto de La Xudit, volveremos más detenidamente en la edición en curso del mismo a partir de los seis manuscritos conservados.

44 Este asunto se trata por extenso en Xuan Carlos Busto, «Xosefa Xovellanos y los círculos d’ilustraos de Madrid y d’Asturias», págs. 33-36.

45 Sermón panegírico, que en la solemne festividad con que la Real Congregación de Naturales y Originarios del Principado de Asturias y Obispado de Oviedo celebra el nombre dulcíssimo de su divina protectora María Ssma. de Cobadonga predicó en la Iglesia de PP. Carmelitas Descalzos de esta Corte el día 15 de septiembre del año de 1774 el Dr. Dn. Juan González Villar... , ms. con �rma autógrafa de 78 págs. «Biblioteca Pérez de Ayala» de Asturias» Ast mss 4 (BVA).

Page 123: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 123

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Hay constancia (a través de la correspondencia y de los diarios de Jovellanos) de que González Villar era ya en 1790 canónigo lectoral de León, en donde recibe a Jo-vellanos, en varias ocasiones, con motivo de alguno de sus viajes. En el que Jovellanos hace a León en 1792 (viaje 7.º), Villar sale a recibirlo el 6 de junio en San Marcos y, el día 14, Jovellanos acude a su casa, en cuya biblioteca encuentra algunos libros de interés46 que poseía el de Luanco. Y en 1795, en el viaje 17.º que lo lleva a Burgos y Logroño, Jovellanos también se entrevista con Villar, al menos, en dos ocasiones, el 15 y el 26 de junio47.

Aunque vivía fuera de Asturias, Xuan González Villar retornaba a su solar familiar asiduamente cada verano. De ello da idea González de Posada48 cuando recomendaba a Villar ante Martínez Marina como mejor capacitado para elaborar la descripción (destinada al Diccionario Geográ�co) de los lugares «desde Gordón o Pajares hasta Oviedo, porque [Villar] anda este camino con ojos sin legaña todos los años desde mucho tiempo». Jovellanos re�ere varios encuentros con González Villar en Carrió y en Luanco, en el seno de las reuniones que los condes de Peñalba organizaban en esos lugares. El 11 de octubre de 1790, coincidiendo con la visita a Asturias de González Posada que acompañaba a Jovellanos, estos se reúnen para una comida en el palacio de Carrió con los condes (su hermana Benita Antonia y Rodrigo Antonio González de Cienfuegos), y por allí pasa de nuevo Villar para visitar a Jovellanos y a los condes el 19 de setiembre de 179449. Por la casa de los condes en Luanco, también pasa Villar en alguna ocasión para visitar a Jovellanos los días 1 y 2 de octubre de 1794 (el 30 de septiembre Jovellanos recibía visita de Auxa). En esa ocasión Jovellanos ofrecía a Villar una copia del «privilegio de Raíces», que da pie a una discusión entre éste, su hermano y Jovellanos «sobre la situación del castillo de Gozón», días después (el 14 de octubre), ya en Gijón50.

Villar también participa en la excursión a Covadonga, que con otros acompañantes y criados, tiene lugar entre el 22 y el 29 de julio de 1795. Con ésta cesan las referencias a más encuentros entre Jovellanos y González Villar, sin que sepamos la razón de esta ausencia. Tampoco consta que éste hubiese seguido cultivando la poesía en asturiano.

46 Se trata de obras de Johann Jacob Brucker, de Eusèbe Renaudot y de Antoine Arnauld, de las que José Miguel Caso ofrece referencia completa (Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 6. Diario 1º, pág. 323, notas 30-32.

47 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 7. Diario 2º, págs. 357 y 376.48 Vid. José Luis Pérez de Castro, El Diccionario Geográ�co Histórico de Asturias (dirigido por el Dr.

Don Francisco Martínez Marina), tomo I. Génesis y colaboradores, Oviedo (Instituto de Estudios Asturia-nos), 1959, pág. 184.

49 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 6. Diario 1º, pág. 113 y tomo 7. Diario 2º, pág. 13.

50 Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo 7. Diario 2º, pág. 31.

Page 124: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

124 Xuan Carlos Busto

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

Villar publica su obra más ambiciosa, el Tratado de la Sagrada Luminaria en forma de disertacion (en el que se demuestra la antiguedad y piedad de las velas y lamparas encen-didas a honra de Dios y en obsequio de las santas imagenes y reliquias), en Madrid, en 1798, y el resto de su producción versará más bien sobre teología, �losofía e historia. Quizá se produjo un distanciamiento ideológico entre Jovellanos y Villar, pues, como ya señalamos, al �nal de su vida éste acabará derivando hacia posiciones francamente reaccionarias 51.

Del resto de poetas de la «Xeneración del mediu siegu», Bruno Fernández Cepeda, Rita Caveda, Francisco de Condres y Antonio Pérez del Río, no consta que tuviesen relación ni siquiera ocasional con Jovellanos, sino que entran en su esfera a través de otras personas más próximas a él. Bruno Fernández Cepeda, poeta de obra bien co-nocida en asturiano merced a la Colección de Caveda y Nava, colabora con Francisco de Paula Caveda en sus tareas lexicográ�cas, pero no es probable que tuviese trato directo con Jovellanos ni con el resto del grupo. Por su parte, de Rita Caveda tampoco se puede decir que perteneciese al círculo de Jovellanos, aunque sí su hermano Fran-cisco de Paula y su marido Antonio Tenreiro, que acompañan a Jovellanos en varias ocasiones, como él mismo menciona en sus Diarios. En asturiano, su obra escrita es exigua y, sin duda, tiene más interés como recolectora de coplas y canciones, que pro-porcionaba a su hermano para elaborar las entradas de su diccionario inédito52.

Mayor incertidumbre rodea la �gura de Condres, de quien los estudios realiza-dos anteriormente sobre este periodo no suelen siquiera hacer mención, a no ser el siempre autorizado Junquera Huergo que se limita a ofrecer su apellido en una breve relación que hace de los autores bables de esta época53, si bien en hoja manuscrita inédita lo señala (con el nombre de Francisco de Condres) como autor de dos com-posiciones: Viaje desde Candás a Salamanca y Aprecio de Pascuas a un Vezino natural de Candás. No se trata, este Condres, de Antonio Condres Pumarino y Carrió, alumno y más tarde profesor del Instituto de Náutica y Mineralogía, ni tampoco de Teodoro Condres y Gonzalez Llanos, alumno tamibién del Instituto, sino quizás de Francisco Condres Carrió, tío carnal del primero, presbítero de Candás, que �gura como uno de los suscriptores de las Memorias Históricas de Posada. A Condres lo vemos en relación

51 Tal y como se muestra en su Refutacion de varios errores reproducidos con la ocasion de la revolucion �ancesa y española, Madrid, 1817, xvi + 258 págs.

52 Sobre las propuestas léxicas de Francisco de Paula Caveda en contraposición con las de Jovellanos se trata en Xuan Carlos Busto, «Llingua asturiana y Ilustración», págs. 105-111.

53 «... las cuales bien ó mal copiadas y con más ó menos variantes andan en manos de varios a�ciona-dos, debidas al licenciado Fuertes, Bernaldo de Quirós, Auja Manuel, Miranda, Antón de Mari-Reguera, González Posada, La Argandona, Valvidares, y Condres». En Juan Junquera Huergo, Gramática As-turiana, entamu y notes Xosé Lluis García Arias, Uviéu, Academia de la Llingua Asturiana, 1991, pág. 24.

Page 125: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Gaspar de Jovellanos y el asturiano literario 125

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 89-126

con Benito de l’Auxa, quien le dedica una pieza en asturiano, el Romance endecasílabo, escrito desde Alcalá a don Francisco de Condres fechable entre 1764 y 1765.

El último poeta del grupo es Antonio Pérez del Río, autor de una versión de la Canción al Santisimu Sacramentu de Balvidares, texto que ya editamos y comentamos en otro lugar54. Como entonces se dijo, esta versión (que no transforma demasiado el texto de Balvidares) parece más bien una respuesta en clave humorística (o una advertencia amable), al poema de Balvidares, que Antonio Pérez juzgaba como excesi-vamente heterodoxo. Su autor quizá es el mismo Antonio Pérez, presbítero, que acude a la casa de Jovellanos el 20 de octubre de 179455 y que realiza su versión para Benito de l’Auxa con quien debió de tener algún trato.

Así pues, como se ha visto a lo largo de estas líneas, la �gura de Jovellanos resulta central en esta generación de poetas en asturiano que desarrollan su actividad en Ma-drid y en Asturias, pero siempre manteniendo alguna relación con el gijonés, a la vez que unos lazos personales muy intensos entre ellos, que determinan su consistencia como generación poética.

54 Vid. Benito de l’Auxa – Antón Balvidares, Poesíes, págs. 85-86 y 227-233.55 «Visita del presbítero don Antonio Pérez: re�ere los pasos por que se desgració su comisión con el

hijo de [ Juan] Centi» (Obras Completas, tomo 7. Diario 2º, pág. 32).

Page 126: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 127: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Historiografía jurídica jovellanistaSantos M. Coronas

Catedrático de Historia del DerechoUniversidad de Oviedo

E

n la vida y obra de Jovellanos, la jurisprudencia marcó la profesión, los trabajos y, en cierta medida, los ocios. Nacido bajo el signo de la reforma, del espíritu

de las leyes y de la cultura enciclopédica, su �gura se eleva al cielo hispánico de la ilustración al lado de Feijoo, Mayans, Campomanes o Martínez Marina, destaca-dos pensadores, juristas y teólogos al estilo tradicional del viejo saber. Como probo magistrado y buen humanista fue visto Jovellanos por su generación, desde Ceán, su principal biógrafo, a Quintana. Sin embargo, las generaciones siguientes que rescataron del olvido su vida polígrafa e íntima en torno al arte, literatura, música e historia, transparentada en su magní�ca correspondencia, hicieron declinar su signi�cación originaria. Por eso resulta conveniente reabrir una verdad frecuente-mente olvidada: que Jovellanos fue ante todo un jurista ilustrado, volviendo a los orígenes de su carrera y profesión que dieron sentido a su vida y obra.

Hace años, cuando escribí mi primer ensayo biográ�co, pude decir: «Jovellanos, como jurista, asumió los postulados de razón y crítica característicos de la Ilustra-ción. A lo largo de su vida profesional, articulada por el Derecho, logró hacer efecti-vos los principios de libertad intelectual implícitos en la fórmula kantiana del sapere aude. Alcalde crimen, oidor, alcalde de Casa y Corte, consejero de Órdenes, minis-tro de Gracias y Justicia y consejero de Estado hasta su fallecimiento, no ha atraído su�cientemente la atención de los especialistas hacia esta faceta de su personalidad (sorprendiendo, así, la muy escasa bibliografía referida a Jovellanos como jurista en los registros de Somoza, Suárez, Cachero o Rilk), lo que permite hablar, hasta cierto punto, de un Jovellanos inédito. La cuestión del método, el estudio del Derecho na-cional, la reforma del Derecho penal, la divulgación de la Economía política, la cien-cia que, a su juicio, enseñaba a gobernar; la recepción de los principios del Derecho natural racionalista o el interés por el Derecho público interno que vertebra la propia constitución histórica española, marcan el horizonte jurídico ilustrado de un hombre que ha sabido transmitir como pocos el equilibrio entre razón e historia»1.

1 S. M. Coronas González, «Jovellanos, jurista ilustrado», Anuario de Historia del Derecho español

Page 128: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

128 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Ahora, coincidiendo con el bicentenario de la muerte del ilustre gijonés, cabe hacer una cala cientí�ca de lo que se ha avanzado en el conocimiento de su personalidad jurídica, universitaria, judicial y gubernativa entre 1759 a 1808, términos respectivos de su vida jurídica, porque se piensa, inadecuadamente a mi juicio, que en esta última fecha empieza otro Jovellanos político –como si no lo hubiera sido con anterioridad y bajo unas bases conceptuales y metodológicas que corresponden a su formación jurí-dica anterior, maduradas forzosamente en el tiempo de su inicua prisión–. En su favor tiene una historiografía al uso, que mantiene arti�cialmente una idea que corta en dos períodos radicalmente distintos (Antiguo Régimen y Nuevo Constitucional) la histo-ria de España en esa última fecha. Pero si el Antiguo Régimen acaba formalmente con la muerte del rey soberano y absoluto (Fernando VII, 1833) y la desaparición de los viejos Consejos de la Monarquía que ayudaban a rodar la máquina administrativa del Estado (1834), todavía en la historia particular de los hombres que viven entre esas dos épocas se hace aún más difícil separar ambos tiempos, como ejempli�ca el propio pensamiento viejo de Jovellanos frente al nuevo de los jóvenes demócratas durante el grand a�aire de las Cortes generales y extraordinarias de 1810.

En todo caso y para seguir un orden metodológico que el mismo Jovellanos acep-tase, teníamos dos puntos de referencia generales: el orden de su misma biblioteca (1778), que encerraba sus casi mil libros en dos secciones básicas Jurisprudencia y Li-teratura con subsecciones jurídicas (canónica, romana, nacional…) o, mejor, su plan de estudios ideal, el mismo que manifestara al Dr. Prado de la Universidad de Oviedo en 1795, en el tiempo de su máxima aceptación de su personalidad cientí�ca tras el celebrado Reglamento del Colegio de Calatrava (1790). Siguiendo esta última línea, que nos habla de un Jovellanos maduro, pleno de experiencias jurídicas que lleva a ad-mirar el orden general del universo («El universo es un código…, busca y examina el orden general, admira el todo, y al Señor en sus obras reverencia» Epístola quinta «A Batilo», 1781)2, se puede articular su pensamiento jurídico en torno a los principios metodológicos del Derecho natural y de gentes moderno, al Derecho público interno, a la Historia del Derecho patrio y al Derecho privado nacional que, junto con el dere-cho romano y el canónico, forman parte del corpus iuris del siglo.

[=AHDE], tomo LXVI, 1996, pp. 561-613. Las notas correspondiente al párrafo están en las pp. 561-562. Ver ahora también O. Moratinos Otero/ V. Cueto Fernández, Bibliografía Jovellanista. Gijón, Foro Jovellanos, 1998, y la bibliografía siguiente anotada por O. Moratinos en los apéndices del Boletín Jovella-nista, editados por la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias desde 1999, y en los Cuadernos de Investigación del mismo Foro, desde 2007.

2 N. Glendining, «Jovellanos leyendo el código del universo», El libro ilustrado. Jovellanos lector y educador. Madrid, �BBAA de San Fernando, 1994, pp. 15-31.

Page 129: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 129

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

1. PRINCIPIOS Y MÉTODOS DEL DERECHO NATU�L Y DE GENTES

Este Derecho, creación del pensamiento jurídico moderno y verdadera piedra de toque de la ilustración jurídica europea, nació en las Universidades alemanas de la segunda mitad del siglo XVII como una creación doctrinal libre que propugnaba la construcción racional de un sistema jurídico basado en los principios del Derecho natural, los mismos que al faltar hacían del Derecho romano una vana sombra, una imagen sin vida, en expresión de Heineccius. In�uido por la lógica racionalista y la teoría del método, este Derecho vino a emancipar a la ciencia jurídica de un as�xiante romanismo, así como del dogmatismo de la teología moral. Ampliamente difundido por las Universidades centroeuropeas, su mismo espíritu de libre examen racional del Derecho y de la Sociedad chocaba con la actitud y los principios de la ortodoxia cató-lica, contraria a admitir la separación de la justicia natural de su creador o de aceptar a la razón como única fuente del conocimiento, ignorando la minusvalía congénita del hombre y su mermada capacidad intelectual y cognoscitiva, ofuscada por las tinieblas del pecado original.

Esta circunstancia explica la tardía recepción de este Derecho en Francia, Italia o España y aun su misma forzada admisión en estos países, una vez que se impuso la evidencia de su carácter jurídico fundamental superando los ataques romanistas a una disciplina que consideraban no jurídica3.

En España esta recepción se produjo con gran prevención o�cial depurando el pensamiento de los autores admitidos y orientando su enseñanza, como hacía el Real Decreto de 19 de enero de 1770 que la estableció en los Reales Estudios de Madrid «a demostrar la unión necesaria, de la religión, de la moral y de la política», exactamente lo contrario de los predicado por sus principales representantes Grocio, Pufendorf, Wolf, �omasius o Heinecius, que no en balde estaban en el índice de la Inquisición. De aquí que, falto de clima adecuado, neutralizada la opinión de estos autores por la contraria de los apologistas católicos Desing o Concina o del primer profesor español de esta disciplina Joaquín Marín, este primer ensayo de secularización jurídica, de autonomía relativa del Derecho Natural de la Etica, resultara una experiencia fallida, tanto en Granada como en Valencia. Apenas un cuarto de siglo después de su estable-cimiento fueron suprimidas estas enseñanzas, consideradas esencialmente peligrosas a la luz de las declaraciones independentistas y revolucionarias americanas y france-sas, a instancias del inquisidor general, por Real Orden de 31 de julio de 1794 y en medio del alborozo archicatólico. Sin embargo la luz de la independencia intelectual

3 Hemos expuesto estas ideas en S. M. Coronas «El pensamiento jurídico de la Ilustración en Es-paña», en Historia del pensament jurídic. Edició a cura de T. de Montagut, Universitat Pompeu Fabra, 1999, pp. 153-166.

Page 130: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

130 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

estaba encendida y la Filosofía del Derecho, heredera de este Derecho natural raciona-lista, serviría en el futuro, como la propia Ilustración, a la causa de la libertad4.

En un tiempo que avanza hacia la moderna libertad igualitaria y una comprensión crítica del pasado que se proclama ilustración, el Derecho evolucionó desde el antiguo orden doctrinal, judicial y consuetudinario del ius commune hasta el nuevo legal de la �losofía de la razón. Un tiempo que, entre la ley soberana del rey absoluto y la del pue-blo en revolución, aunó mayormente tradición y reforma siguiendo la huella moderada de la constitución inglesa, como hiciera la Constitución polaca de 1793, considerada la primera Constitución escrita de Europa. El paso del antiguo orden al nuevo de la ley, regia o popular, vino acompañado de una transformación del método similar al vivido un siglo antes en las ciencias físico-matemáticas, manifestada claramente en el fenómeno codi�cador5.

La cultura del ius commune, con su bagaje intelectual de instrucción romano-canó-nica asistida por el método propio de la enseñanza escolástica, había preparado du-rante siglos para el ejercicio del trabajo profesional, forense y discursivo. Sin embargo, el método común de los juristas bartolistas, formalista y escolástico, con su tendencia a la sutilidad y al abuso de autoridades, hacía tiempo que estaba en decadencia. En su lugar, los juristas cultos de todos los países aceptaban algunos principios esenciales de un método vinculado en sus orígenes al humanismo jurídico o mos gallicus. Es-tos principios entendían que la cultura �losó�ca, histórica y aún literaria era necesa-ria para la formación del jurista, de forma que, frente al círculo cerrado de la cultura medieval centrado en el corpus iuris justinianeo («in corpore iuris haec omnia inve-niuntur», Accursio) se abrió la ventana al libre despliegue de la razón, precursora del moderno iusracionalismo. Leges, rationes et auctoritates del anterior método silogís-tico-deductivo y dialéctico se perfeccionaron con la erudición histórica clásica, una prosa jurídica que expresaba las ideas con orden, rigor y claridad, y una exégesis crítica de las fuentes que hicieron de los juristas unos letrados humanistas. Así, buscando el ideal jurídico del siglo, algunos juristas ejercitaron en sus dictámenes la claridad de exposición, la lógica racional o el precedente histórico como podría exigir el metho-

4 E. Jara Andreu, Derecho natural y con�ictos ideológicos en la Universidad española (1750-1850), Madrid, 1977; G. Zamora Sánchez, Universidad y Filosofía moderna en la España ilustrada. Labor reformista de F. de Villapando (1740.1797). Salamanca, 1989; M. Martínez Neira, «Despotismo o Ilustración. Una re�exión sobre la recepción de Almici en la España carolina», en AHDE LXVI, 1998, pp. 951-966; del mismo autor, «Lecturas antiguas y lecturas ilustradas. Una aproximación a los prime-ros manuales jurídicos», Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, 1, 1998, pp. 143-209; R. Aznar i García«Humanismo y Derecho canónico: la obra de Jean Doujat», ibidem, 8, 2005, pp. 11-69; S. Sánchez Corredera, Jovellanos y el jovellanismo, una perspectiva �losó�ca. Oviedo, Pentalfa Ediciones, 2004, pp. 645-803.

5 Seguimos en este punto nuestro trabajo, «Jovellanos y el método jurídico», en Jovellanos, el valor de la razón (1811-2011). ed. coord. por I. Sarasola et al. Gijón, 2011, pp. 323-335.

Page 131: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 131

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

dus scienti�ca de los wol�os europeos6. Con la virtualidad práctica del jurista positivo elevaron las proposiciones a la clase de demostrativas por la fuerza lógica de sus ideas, formuladas de manera precisa al estilo de las ciencias físico-matemáticas, sin despre-ciar en Francia, España o Italia, en sintonía con las tradiciones patrias, la autoridad de las Sagradas Escrituras o de los cánones conciliares, base del método escolástico o magistral caracterizado por el primer profesor español de Derecho natural en viva oposición al axiomático de Heineccius, al cientí�co de Hobbes y al matemático de Wol�. De esta forma, el método en la doctrina jurídica del período de la Ilustración llegó a constituir un tópico en el que se transparentaba una doble concepción del De-recho y aun de la sociedad: la propia del ius commune, con su dialéctica de leges et autoritates, que encuentra en el género institucionista justianineo una sencilla fórmula de expresión general; y la nueva, de raigambre liberal y racionalista, que se explana en el método axiomático o raciocianado por el que, en palabras de Jovellanos, «se establecen los principios generales del derecho re�riendo a ellos las leyes como con-secuencias suyas». Entre ambas concepciones –autoridad frente a razón– existe una indudable coordinación, ensayada por los maestros del iusnaturalismo racionalista, Pufendorf, �omasio, Wolf, Heineccio, por más que el orden de la razón, desligado cada vez más de la autoridad del derecho romano se imponga con fuerza tras la crisis del Antiguo Régimen.

La primera aproximación al método jurídico comenzaba con las letras latinas y los estudios de �losofía (Lógica o Dialéctica y Filosofía Moral). En España, como si fuera una prolongación del estudio medieval, dominaban esos estudios las órdenes religio-sas con sus escuelas tomista, escotista y suarista, cuyos comentarios, según la crítica del siglo, decían impedir el conocimiento de la Lógica y menos aún la de Aristóteles. Jovellanos, que estudió primeras letras y latinidad en Gijón y �losofía en el colegio de los franciscanos de Oviedo, aprendió el método de escuela escotista que hubo de ser-virle de proemio inadecuado para su formación jurídica: «Entré a la jurisprudencia sin más preparación que una lógica bárbara y una metafísica estéril y confusa»7.

Los estudios de Derecho, sin embargo, habían iniciado su particular evolución me-todológica de la mano de Macanaz, fautor del primer reformismo borbónico. Frente

6 «Los Wol�os siguen en sus obras un método tan geométrico y natural que la primera proposi-ción es fundamento de la segunda y así sucesivamente…, cuyo método han adoptado ya casi todos los sabios». [A. X. Pérez y López], Conversaciones críticas e instructivas sobre el estudio de los derechos civil y canónico de las Universidades, compuestas por el autor del Teatro de la Legislación. Madrid, 1795, p. 76. Para su debida comprensión, B. Clavero, «La disputa del método en las postrimerías de una sociedad 1789-1808», Anuario de Historia del Derecho español [=AHDE], 48, 1978, pp. 307-334; S. M. Coronas, Jovellanos y la Universidad. Oviedo, Universidad- Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2008.

7 G. M. de Jovellanos, «Discurso leído por el autor en su recepción a la Real Academia de la His-toria (14 de febrero de 1780, en Obras I (BAE, 46) p. 288; R. Gibert.

Page 132: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

132 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

al método antiguo, bartolista y curial, se llegó al nuevo basado en un estudio concorde de la jurisprudencia romana o canónica y el nacional; un camino que seguía de lejos la huella de Luis XIV que, con su edicto de abril de 1679 sobre el professeur royal de droit �ançais, vino a dar fuerza lógica al estudio de la reforma de los códigos o grandes ordenanzas de procedimiento civil (1667), criminal (1670), comercial (1673)…, preparando la unidad del derecho francés, un sueño monárquico que haría realidad la revolución republicana.

Más modestamente, el camino recorrido por la España borbónica durante la pri-mera mitad del siglo XVIII supuso la incorporación formal del derecho patrio o espa-ñol (que nace ahora de la soberanía real del Derecho público [y privado, en el caso de Valencia] con la extensión del castellano a los países de la Corona de Aragón –1707–1716)8 a los estudios romano-canónicos de las Universidades, a manera de estudio comparado (antinomias). El auto acordado del Consejo de Castilla de 1713 signi�có su punto de partida legal, aunque su repetición en 1741 fuera signo indudable de su inaplicación9. Fue tiempo de antinomias, conciliadoras de los textos discordantes de ambos derechos que aminoraban el salto de la teoría a la práctica salvado habitual-mente en las pasantías de los despachos profesionales10; pero ya por entonces se con-sideraba «falso axioma» la correspondencia de la ley romana con la nacional hasta el punto de que, para algunos juristas, la «raíz del mal» era la enseñanza de un derecho extranjero, como el romano, «pozo inagotable de pleitos, opiniones y confusión»11. Después de varios siglos de predominio excluyente del derecho romano-canónico había llegado el tiempo del derecho patrio, preterido mayormente en Universidades y Tribunales, cuyo estudio aportaba una solución legal y actual. Un tiempo de funda-mentos y de instituciones patrias que, siguiendo el ejemplo francés y centroeuropeo, permitían superar el iusprivatismo tradicional de la antigua ciencia avanzando hacia el pensamiento jurídico público [constitucional, gubernativo o de policía, penal, procesal y económico-político].

El ejemplo francés de dar coherencia interna a la jurisprudencia civil de un Domat (1625-1696) o sistema al derecho canónico de un Doujat (1609-1688) en el llamado

8 S. M. Coronas, «España: nación y constitución», AHDE, LXXV, 2005, pp. 181-212.9 El auto acordado por el Consejo de Castilla en pleno el 4 de diciembre de 1713 ordenó incluir en

la lectura de los textos romanos las leyes nacionales correspondientes a la materia explicada, diseñando un nuevo método de enseñanza jurídica que, con pocas variaciones, perduró hasta los planes de estudios primeros del siglo XIX (1807 y 1824). Nueva Recopilación 2, 1, 1; Novísima Recopilación de leyes de España 3, 2, 11; auto del Consejo de 19 de mayo de 1741, Nueva Recopilación 2,1,3; Novísima Recopi-lación 3, 2, 11, n. 3.

10 S. M. Coronas, «La literatura juridical española del siglo XVIII», en J. Alvarado (ed.), Historia de la literatura jurídica en la España del Antiguo Régimen. Madrid, M. Pons, pp. 527-574.

11 Pablo de Mora y Jaraba, Tratado crítico. Los errores del derecho civil y abusos de jurisperitos para utilidad pública. Madrid, 1748.

Page 133: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 133

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

siglo del método, anticipaba la nueva forma de pensar las leyes de Montesquieu, cuyo espíritu in�uirá decisivamente sobre los juristas ilustrados españoles. Campomanes, que en su juventud había seguido el ejemplo reformista de Feijoo, después de la publi-cación de L´Esprit des lois (1748) unió para siempre ilustración y derecho en la forma sabia o histórica, �losó�ca y pragmática del barón de la Brède12. Y Jovellanos, que ha seguido la carrera de cánones en las Universidades menores de Burgo de Osma y Ávila (1759-1761/1763), zaheridas por la crítica estudiantil que él mismo recoge en una temprana sátira contra los malos abogados, vive ya, tras la etapa feliz de colegial de Alcalá de Henares (1764)13, bajo el signo de la reforma �losó�ca difundido por Mon-tesquieu y la Enciclopedia de D´Alembert y Diderot, a ejemplo de Campomanes, el «venerado favorecedor» de su destino judicial14.

Si hasta entonces había seguido «el método vulgar de sus preceptores», su deci-sión de entrar en la carrera de la toga le hizo estudiar derecho civil romano y español, aplicándose a la lectura de las leyes de España, cuyas «di�cultades… en penetrar su espíritu, me hacían desear el conocimiento de su origen»; un deseo que hizo realidad tras su nombramiento como alcalde crimen en la Audiencia de Sevilla (1767) cuando empezó a triunfar la verdad sobre la preocupación: «entonces conocí que los códigos legales estaban escritos en un idioma enigmático, cuyos misterios no podían desatarse sin la ciencia de la historia», como diría recordando a Januarius15.

La verdad jurídica, entonces como hoy, llevó al método. En la cultura de la época, básicamente legislativa como producto del poder monárquico eminente, esa verdad provenía de la historia de la legislación, la misma que hacía conocer mejor el Derecho vigente compuesto en algún caso de códigos y leyes de época visigoda y medieval. Pero también, en consonancia con la �losofía ilustrada, del propio espíritu de las leyes que busca los principios racionales que dan sentido a las normas; y todavía, al �nal del

12 Entre los papeles del Archivo Privado de Campomanes se conserva una traducción parcial del Espíritu de las leyes bajo el título Alma de las leyes (de la que dio cuenta B. Clavero, Del Espíritu de las le-yes: primera traducción truncada, AHDE, 55, 1985, pp. 767-772), que habría que referir a las importantes traducciones de obras principales del pensamiento jurídico, político y económico europeo impulsadas por el «sabio conde».

13 R. Aznar i García, Cánones y leyes en la Universidad de Alcalá durante el reinado de Carlos III. Universidad Carlos III de Madrid, E. Dykinson, 2002, p. 330, donde, entre los opositores juristas de Alcalá (1763-1801), habla de Jovellanos como profesor sustituto de las cátedras de Sexto (1764) y Decretales mayores (1764).

14 L. Suárez Fernández, «Los precedentes de las Cortes. Jovellanos en relación con Campoma-nes: la racionalidad de la Ilustración española», en Cortes y Constitución de Cádiz 200 años. Dirección José A. Escudero, 3 vols., Madrid. Espasa, 2011, tomo I, pp. 54-96.

15 A la espera de la edición crítica de la obra jurídica de Jovellanos, sigo la versión no recensionada del manuscrito de la Universidad de Oviedo sobre el Discurso de la Academia de la Historia (1780), publicada en Coronas, Jovellanos y la Universidad, cit.

Page 134: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

134 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

camino o del método, de la práctica judicial que aplica la ley a la realidad con ayuda de la jurisprudencia, cuyo sentido clásico de respuesta autorizada volverá con fuerza en el siglo de la razón.

Esta verdad la persiguió Jovellanos durante diez años como magistrado de la Au-diencia de Sevilla, seis como alcalde crimen y cuatro como oidor (1767-1778). Su bi-blioteca, re�ejo de su personalidad de magistrado humanista, la dividió en dos partes que dan cuenta de su vida profesional y de sus ocios: Jurisprudencia y Literatura. Una buena biblioteca, de más de mil volúmenes según el inventario de 1778, aparte de los libros prestados en correspondencia del hermoso ex libris «De don Gaspar de Jovella-nos y de sus amigos», que hacen de él un letrado humanista y �lósofo en la línea moral de Wolf y Heineccio16. En esa biblioteca, la Jurisprudencia se divide más allá de las dos ramas clásicas del utrumque ius en una jurisprudencia eclesiástica (Biblias, Concilios, Santos Padres, Obras elementales de Derecho canónico, Colecciones de derecho ca-nónico, Comentarios generales y particulares) y en otra jurisprudencia civil (Derecho natural, de Gentes, Público o de Policía y obras relativas a ellos; Derecho positivo de España y sus Códigos; Derecho positivo de las naciones extranjeras; Obras ele-mentales y comentadores sobre todo el Derecho) que, frente a la cultura básicamente iusprivatista del ius commune, da prioridad al Derecho público moderno17. La otra parte de la biblioteca, la Literatura, comprende Humanidad. Bellas Letras (donde se avista la antigua cultura del Trivium, con su gramática, retórica y dialéctica, base del estudio elemental del ius/directum medieval), Poesía, Filosofía, Historia (eclesiástica y profana, y dentro de ella, por países europeos, sin estar presente todavía América, salvo excepción) y Varia erudición, donde entran las artes liberales que tanto le cauti-varían más tarde18.

16 «Siendo yo muy amante de las doctrinas del célebre �lósofo alemán Criatiano Wolf pudiera acon-sejar que estudiare a fondo su �losofía moral y que haciendo de ella un extracto acomodado al uso de la escuela, enseñase por él a sus discípulos. Pudiera también aconsejarle que para excusar aquel trabajo, les enseñase los elementos de la �losofía moral del sabio Heineccio que por la claridad, por el método, por la buena latinidad y aun por el fondo de su doctrina es preferible a otros muchos autores». Carta a desconocida persona, que Caso consideraba más bien una disertación sobre la Ética (h. 1790), Obras Completas V, Correspondencia 4º, Oviedo, 1990, pp. 498-499.

17 J. P. Clément, Las lecturas de Jovellanos. Ensayo de reconstitución de su blibloteca. Oviedo, IDEA, 1980; L. Domergue, Les démêlés de Jovellanos avec l´Inquisition et la Bibliothèque de l´Instituto. Oviedo, Cátedra Feijoo, 1971 (que J. Somoza todavía pudo ver y publicar el catálogo de sus fondos manuscritos e impresos notables (Oviedo, 1883), antes de su pérdida en la guerra civil). Sobre la biblioteca «juvenil» de Jovellanos y el Índice de los Libros y M.s. que posee D. Gaspar de Jove-Llanos y Ramírez, del Consejo de S. M. y su Alcalde de Casa y Corte. Hecho en Sevilla a 28 de septiembre de 1788, ver F. Aguilar Piñal, La Biblio-teca de Jovellanos (1778). Madrid, CSIC, 1984.

18 Jovellanos, a�cionado y coleccionista. Exposición. Textos de J. González Santos, Ayuntamiento de Gijón, 1994; S. M. Coronas, «Entre Minerva y �emis. Magistrados y poetas en la España de la Ilustra-ción», Anuario de Historia del Derecho Español, LXXIV, 2004, pp. 59-96; una versión reducida del mismo,

Page 135: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 135

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

2. DERECHO PÚBLICO MODERNO

Para entonces era claro que la antigua �losofía aristotélico-tomista, mantenida con cierto anacronismo por la segunda escolástica española, había dejado paso al nuevo pensamiento racionalista que, en el Derecho, daría paso al ius publicum moderno. La primera obra que se presenta bajo este título correspondió a José Pedro Pérez Va-liente, Apparatus iuris publici hispanici, opus político-juridicum (Madrid, 1751) que tuvo la virtud (casi la única, a tenor del juicio peyorativo de Jovellanos19) de centrar unos estudios jurídico-públicos que se declaran nuevos «por bien y honor de la patria aquejada de la mala fama de tener sus estudios de leyes por los suelos»20. Esta re-�exión del granadino José Pedro Pérez Valiente (1713-1789) se considera la primera exposición histórico-sistemática de las instituciones del Derecho público español, aunque, en realidad, más que un examen de las instituciones públicas se encuentra en la primera parte una exposición de la moderna de la ciencia del ius publicum con el eco permanente de Pufendorf y Schmier («el padre Schmier», cuya Jurisprudentia publica

en «Magistrados y Literatos en la España de la Ilustración», Cuaderno de Estudios del Siglo XVIII, nº 12, 2004, pp. 21-46; del mismo autor, Ilustración y Derecho. Los �scales del Consejo de Castilla en el siglo XVIII. Madrid, MAP, 1992, pp. 128-134.

19 «Pero me preguntará usted dónde se podrá estudiar el derecho público español, y responderé abier-tamente que no lo sé. Una miserable obra conozco con este título, pero en ella hay más errores que palabras. Es el Derecho público del señor Valiente, que no sé si por adulación, o por preocupación, o por ignorancia, parece escrito para alejar a los estudiosos de las verdaderas nociones que hace desear la materia». Jovellanos a Antonio Fernández Prado, Gijón, 17, diciembre, 1795 (G. M. de Jovellanos, Obras Completas tomo III, Correspondencia 2º. Edición crítica, introducción y notas de J. M. Caso González, Oviedo, 1986, pp. 175-181).

20 P. J. Pérez Valiente, Derecho Público Hispánico. Estudio preliminar de P. Fernández Albala-dejo; Traducción del latín de M. A. Durán, Madrid, BOE-CEPC, 2000. La obra era adelanto de otra mayor que no llegó a publicarse: Teatro del reino universal y real patrimonio de España (prevista en siete volúmenes) «Tanto más apreciable cuanto que ninguno de nuestros jurisconsultos ha escrito de propó-sito acerca de estas materias», dirá el propio autor, porque estando prohibidos los principales autores extranjeros, Grocio, Pufendorf, Tomasio, Barbeyrac…, los españoles de lo que menos se han cuidado ha sido de esta ciencia jurídico-pública. Todos los censores destacan su novedad y su catolicidad que la exime de los errores conceptuales de la moderna literatura iusracionalista; también su carácter elemental o institucional que pretende servir de introducción a una disciplina desatendida desde los tiempos de Justiniano. «Al degustar los nuestros primeros elementos del Derecho Natural y de Gentes, das a tu propia casa los frutos para no escuchar a los Grocio, Pufendorfs, Seldenos, Heinecios, Cumberlands, �omas, Wolfs y otros de su especie, que saltaron nuestras fronteras del Norte, y que los españoles cató-licos se avegüencen de comer las algarrobas de tales desheradados» Censura de Fr. José Torrubia de 13 de junio de 1749, p. 38-39 (donde se da cuenta «De l´esprit d´lois (El Espíritu de las Leyes), del que no se te oculta cuáles y cuán grandes errores lo llenan y que, buscado con avidez y aplauso, podrá penetrar en nuestras �onteras no sin detrimento de nuestras costumbres». Sin duda, con Montesquieu empezaba otro proceso de «pertubación y subversión», al que no daba respuesta la obra de Valiente.

Page 136: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

136 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

universalis (Salzbourg, 1722) debió de ser su particular vademecum iusnaturalista)21. Con este magisterio, no puede sorprender su re�exión histórico-racional sobre la li-bertad, declarando su modelo político la «monarquía moderada» frente a la «abso-luta» de los aduladores del poder en la época pací�ca de Fernando VI.

Cuando Jovellanos comienza su ilustración jurídica lo hace ya bajo el signo de esos autores alemanes que enseñan un nuevo método racionalista de comprender el De-recho. Pero también y como signo de la modernidad política representada por Mon-tesquieu, se acerca a ese mundo anglosajón que despierta el ansia de libertad europea después de su Glorious Revolution de 1688, y que, en España, vendrá unido al in�ujo económico-político expresado con la fórmula de «libertad y actividad a la inglesa» de que habla Campomanes en 1762, capaz de expresar de manera resumida toda una nueva �losofía colonial22. Bacon, Hume, �ompson, Dryden, Pope, Adisson y Joung �guran en la biblioteca sevillana de Jovellanos en los inicios de una sintonía cientí�ca, ético-jurídica y literaria que irá creciendo hasta el �n de sus días con la amistad de Ho-lland y Allen23. Y con ella, la vieja dependencia francesa o bodiniana, que se actualiza con Mably, Burlamaqui, Va el, Linguet, Forbonnnais, Real de Curban o Condillac…, y que, con la italiana de Muratori de los dife�i della giuriprudenza, el Gennaro de la Republica jurisconsultorum o Becaria Dei deli�i (con cuyas últimas palabras concluye el drama El delincuente honrado), componen esa primera biblioteca con libros mayor-mente impresos fuera de España.

A pesar de su licencia para leer libros prohibidos (9, agosto, 1771), Jovellanos nunca dejó de lamentar la di�cultad para conocer el nuevo Derecho público en la España de la negra censura inquisitorial. En carta sin fecha a una desconocida persona, hacia 178…, escribe: «En el estudio del Derecho natural de gentes y público que va a emprender ¡quantas di�cultades no le amenazan desde el primer paso! ¿Dónde,

21 Arnisaeus, Boehemer, Limnaeus, Huber, C. H. Horn, Heineccius… están presentes, al lado de los autores hispanos y de las fuentes clásicas (de Aristóteles a Tácito) y medievales (de san Agus-tín y san Isidoro a Tomás de Aquino y la segunda escolástica española), para componer el libro I del Apparatus juris publici hispanici. Cf. V. Tau Anzoátegui, «Fragmento de una cultura jurídica desapare-cida. Un manuscrito del español Vidania sobre Derecho natural (1712)», Quaderni Fiorentini, 24, 1995, pp. 157-198; A. Mestre, «Una réplica inédita de Mayans a la teoría de Pufendorf sobre el principio del derecho natural», El siglo que llaman ilustrado, J. Álvarez Barrientos J. Checa Beltrán, eds. Madrid, CSIC, 1996, pp. 643-652.

22 Re�exiones sobre el comercio español a Indias. Edición y estudio preliminar de V. Llombart Rosa. Madrid, 1988, p. 359; vid. de este autor, Campomanes, economista y político de Carlos III, Madrid, 1992, pp. 113-115. Sobre el marco de estas Re�exiones, escritas entre enero y abril de 1762, S. M. Coronas, «Espíritu ilustrado y liberación del tra�co comercial con Indias», AHDE LXII, 1992, pp. 67-116.

23 Sobre ese in�ujo, J. H. R. Polt, «Jovellanos and his Englisch Sources: Economic, Philosophical and Political Wri ings», Transaction of �e American Philosophical Society. Filadel�a, 1964; M. del C. Lara Nieto, Ilustración española y pensamiento inglés: Jovellanos. Universidad de Granada, 2008.

Page 137: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 137

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

me dice vm., encontraré libros para hacer este estudio? No lo sé. Veo notados con negra censura los nombres de los más ilustres maestros y no me atrevo a proponerles ni a desecharlos. Grocio, Pufenford, Burlamaqui, Wolf, Wa�el…», autores que, a su juicio, convendría depurar «de las heces que obligaron a proscribirlos»24. Esa per-cepción ilustrada de los grandes maestros, censurados por la Inquisición, llevó a un juego de razón libre enfrentado a la fe tradicional que también distorsionó la cultura y el método jurídico25.

Un camino intermedio que intentaba evitar la confrontación radical pasaba por la nueva ciencia de la Economía política, que en opinión de Campomanes, debía ense-ñarse antes que Vinio, por ser «un ramo esencial de la prudencia civil». En una carta didáctica dice a Jovellanos: «En España está el gobierno interior en los magistrados. Yo les veo venir en ayunas: no saben nuestra historia, ni la eclesiástica. ¿Cómo han de aconsejar al soberano en la legislación? La ignorancia es el mal que padecemos. V.S. lo conoce y la sacude con su estudio y elocuencia»26. Por entonces un joven Melén-dez Valdés daba respuesta al método de estudio propuesto por Jovellanos para ambos derechos, civil y canónico, al margen de la enseñanza o�cial universitaria que por en-tonces concluía la década de la reforma carolina. Domat, Heinecio (que le encanta…, me tiene hechizado), Va�el, Montesquieu…, de dónde saca una conclusión: «con la lectura de los libros buenos se ahorra mucho en el largo camino de las ciencias» y, sobre todo, pensando en la lectura de Heinecio «su excelente método ayuda mucho a esto; a mí me gustan in�nito los autores metódicos y que busquen hasta las causas primeras de las cosas; yo no gusto de cuestiones, ni de excepciones, ni de casos par-ticulares; yo quiero que den los principios y me pongan unos cimientos sólidos, que las conclusiones particulares yo me las sacaré y me trabajaré el edi�cio»27 También y a pesar de estar iniciando el estudio del Derecho canónico (Selvagio, Van Spens, Durand, Fleury), está convencido de método a seguir: «me propondré un estudio metódico de esta facultad, uniendo el de la historia de la Iglesia…, todo por orden

24 Jovellanos, Re�exiones sobre la constitución, las leyes, usos y costumbres de Castilla. Biblioteca Pú-bica de Gijón, ms. XXI.

25 F. Tomás y Valiente, «Expedientes de censura de libros jurídicos a �nales del XVIII y principios del XIX», AHDE, 34, 1964, pp. 417-462; E. Conde Naranjo, El Argos de la Monarquía. La policía del libro en la España ilustrada (1750-1834). Madrid, CEPyC, 2006, pp. 232-262; F. de los Reyes Gómez, El libro en España y América. Legislación y Censura (siglos XV-XVIII), Madrid, Arco-Libros, 2000; en la misma línea, J. García Martín, El juzgado de de imprentas y la utilidad pública: Cuerpo y alma de una Monarquía vicarial. Bilbao, Universidad del País Vasco, 2003.

26 Carta fechada en Madrid, 14 de octubre de 1777, en P. Rodríguez Campomanes, Epistolario I (1747-1777). Edición de M. Avilés y J. Cejudo, Madrid, 1983, pp. 615-616; Jovellanos, Obras Completas II, Correspondencia 1º, pp. 97-98.

27 De Juan Ménendez Valdés a Jovellanos (Segovia, 11 de Julio de 1778), Jovellanos, Obras Completas II, Correspondencia 1ª, pp. 129-130.

Page 138: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

138 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

cronológico», porque le gusta estudiar de ese modo: «desde sus principios, y apren-derla por vía de historia». Principios y métodos que seguirían otros legistas salmanti-nos por vía jovellanista28.

3. HISTORIA DEL DERECHO PATRIO, DERECHO PÚBLICO INTERNO Y DERECHO PRIVADO

Con este bagaje metodológico, Jovellanos pudo abandonar Sevilla como magis-trado hecho que conoce la jurisprudencia in utroque iure, el nuevo derecho público nacido del derecho natural y de la �losofía política, en el que se inscribe la economía política «que enseña a gobernar» (y que provocará en él una crisis de la forma tradi-cional de entender el orden jurídico centrado en la solución de diferencias particula-res), y el derecho penal humanitario en el principio de su magistratura, junto con sus a�ciones históricas, literarias y artísticas de jurista ilustrado29.

Ya en Madrid por su ascenso a la alcaldía de Casa y Corte (1778-1780) y después, en un fulgurante cursus honorum, al Consejo de Órdenes (1780-1797), sigue los pasos activos de Campomanes, su tutor y guía (a cuya tertulia, templo de sabiduría, asiste). De su mano ingresa en varias Academias, empezando por la Económica Matritense (1778) que dirige Campomanes al igual que la Academia de la Historia, en la que que ingresará un año más tarde. También en la Academia de la Lengua (1781), en la de Cánones, Liturgia, Historia y Disciplina Eclesiástica (1782), en la Academia de Derecho Público y Patrio (1785) y en la de San Fernando de Bellas Artes (1787), que representan en conjunto el mundo cultural de la feliz revolución de Carlos III. En todas dejó sus lecciones de método, en especial con su famoso discurso Sobre la ne-cesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra Historia y Antigüedades, leído el 14 de febrero de 1780, que tuvo la virtud de propalar la constitución histórica diestra-mente abocetada en sus rasgos generales30. Una constitución que, por creerla vigente,

28 S. M. Coronas, «Jovellanos y el grupo de legistas poetas de la Universidad de Salamanca», Actas del Coloquio «El Derecho y los juristas en Salamanca (siglos XVI-XX)»(cord. S. de Dios), Universidad de Salamanca, 2004, pp. 589-612.

29 Jovellanos, a�cionado y coleccionista. Exposición. Textos de J. González Santos, Ayuntamiento de Gijón, 1994; S. M. Coronas, «Entre Minerva y �emis. Magistrados y poetas en la España de la Ilustra-ción», Anuario de Historia del Derecho Español, vol. LXXIV, 2004, pp. 59-96.

30 Si «cada monarquía y sociedad tiene sus leyes fundamentales bajo de las cuales está constituida» como recuerdan Cadalso y Jovellanos, esta misma legislación fundamental dio un color diferente a cada una de las épocas sucesivas de su historia: la clerical del período gótico, re�ejada en el viejo Liber gótico o Fuero Juzgo; la señorial («débil e imperfecta») y foral («varia y vacilante») del Medievo, re�ejada en el Fuero Viejo de Casti-lla («una metódica recopilación de las leyes fundamentales de Castilla» a juicio de sus editores Asso y de Ma-nuel), y la propiamente monárquica inaugurada en el siglo XIII por la «reforma constitucional» de Alfonso

Page 139: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 139

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

aplicó en sus textos legales (Fuero Juzgo, Fuero Real, Partidas) y en sus principios a los informes de consejero, v. gr., sobre la disciplina eclesiástica relativa al lugar de las sepulturas, los derechos del propietario31 o sobre el establecimiento de un montepío

X (que, aunque resistida por la nobleza en cuanto disponía un sistema uniforme bajo la autoridad real y pese a haber trastornado la jurisprudencia nacional en bene�cio del Derecho romano canónico, logró atemperar la rudeza de la «esclavitud feudal con sus principios de equidad y justicia», de tal modo que «desde entonces se empezó a estimar a los hombres y se hizo más preciosa su libertad»); una época completada más tarde por la «feliz revolución» de los Reyes Católicos, con el desarrollo de la administración y el consiguiente aumento legislativo que llevaría a promulgar en 1567, la Nueva Recopilación «códice donde están conjuntamente or-denadas las leyes hechas en todas las épocas de la constitución española». Una constitución unitaria, a pesar de su diferente coloración histórica, según la interpretación de Jovellanos ante la Academia de la Historia, en la que intentó probar, al modo ilustrado, la realidad «del íntimo y particular enlace que hay entre la historia de cada país y su legislación». Discurso sobre la necesidad de unir al estudio de nuestra legislación el de nuestra historia y antigüedades (14 de febrero de 1780). Ed. C, Nocedal, BAE, vol. 46. Madrid, 1858.

Carece de fundamento, a la vista de estos y otros ejemplos que podrían citarse, la rotunda a�rmación de I. Fernández Sarasola que la «Constitución de que habla el ilustre gijonés es una norma interna, no escrita…no se identi�ca con ningún texto completo» «Estado, Constitución y forma de gobierno en Jovellanos», Cuadernos de Estudios del siglo XVIII, n. 6-7, 1996-1997, pp. 90; opinión que mantiene en «El pensamiento político de Jovellanos». Estudio preliminar a Jovellanos, Obras completas XI. Escri-tos políticos, Oviedo, Ayuntamiento de Gijón, Instituto Feijoo, KRK, 2006, pp. LI-LII. Una a�rmación ahistórica, que solamente podría referirse en todo caso y con muchos matices a la última época del pen-samiento político de Jovellanos (1808-1810), cuando, muy in�uido ya por el ejemplo constitucional inglés, achaca a todas las Constituciones europeas un origen consuetudinario, pasando de la constitución normativista a los principios constitucionales. Treinta años antes, cuando proseguía sus apuntes sobre fueros y otras fuentes de derecho público interno para su propio uso, pudo trazar una línea evolutiva que partiendo del Fuero Juzgo llevaba al presente, siguiendo su método habitual histórico; única forma de explicarse el acertado boceto constitucional que presenta en la Academia de la Historia y que luego continuaría en la Academia de la Lengua al trabajar sobre el Fuero Juzgo (Liber Iudiciorum/Liber Iudi-cum), donde, en 1795, veía el «depósito y fuente de la tradición constitucional española», frase que por sí misma representa la forma histórica de entender el Derecho público de Jovellanos, que mantiene en 1808 al dictaminar Sobre la institución del gobierno interino al pedir que se aplicase la norma fundamental de Partidas y Espéculo referida al Consejo de Regencia. Su ejemplo ilustrado, respetuoso con la tradición patria y forma de entender la historia del Derecho público, lo expuse en S. M. Coronas, «Las leyes fun-damentales del Antiguo Régimen. Notas sobre la Constitución histórica española», Anuario de Historia del Derecho español vol. LXV, 1995, pp. 127-218; del mismo autor, «De las leyes fundamentales a la consti-tución política de la monarquía española (1713-1812)», ibídem, LXXXI, 2011; y, en el caso concreto de Jovellanos, en varios artículos [«El pensamiento constitucional de Jovellanos» (Historia Constitucional, nº 1, 2000), donde ya hablaba de su «pensamiento en construcción» perfectamente avenido con la realidad histórica y que le permitió pasar de la constitución normativa, propia de la primera época, a los principios generales de la última etapa de su vida. Ver ahora también, V. Llombart Rosa, «Una monar-quía ilustrada en tiempos de revolución: la alternativa de Jovellanos (1788-1808)», en La época de Carlos IV (1788-1808). Actas del IV Congreso Internacional de la Sociedad Española de Estudios del Siglo XVIII. Edición coordinada por E. de Lorenzo Álvarez, Oviedo, IFESVIII, 2009, pp. 707-719; p. 710.

31 R. Prieto Bances, «Campomanes y Jovellanos ante el régimen agrario de Asturias», Anuario de Historia del Derecho Español 31, 1961, pp. 269-280; P. F. Luna, La reforma de la sociedad y la defensa

Page 140: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

140 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

para los nobles de la Corte,32 de la misma forma que hará luego con los informes po-líticos que orientaron la marcha de la Junta Central en la España de la Independencia (1808-1810).

Otra lección de método jurídico la difundió en la Real Academia Española al disertar Sobre la necesidad del estudio de la lengua para comprender el espíritu de la legislación (25, septiembre, 1781). La obligación de todo magistrado de «entender las leyes patrias», escritas a veces en lenguaje arcano, era la primera «de la ciencia de las leyes que forma el principal objeto de mi profesión», método lingüístico diacrónico que seguirá medio siglo más tarde el gran jurista Pedro José Pidal ante la misma Academia. Por otra parte, nuevas líneas de métodos e ideas económico-políticas estarán presentes en sus discursos de la Matritense y sobre los medios de promover la felicidad del Principado (22, abril, 1781) donde, al modo campomanista, disertará sobre la enseñanza de las ciencias útiles antes de iniciar sus proyectos y realizaciones por Asturias en la década de 1790. Por desgracia no conocemos sus discursos de entrada en las Academias jurídicas, pero sí su famoso Re-glamento del Colegio de Calatrava (16, agosto, 1790), espejo de sus ideas pedagógicas, morales y jurídicas33. En él descubre su profesión de fe ilustrada: su canto a la razón, luz celestial…, fuente de la Ética, del Derecho natural y del Derecho público universal que per-mite conocer «los derechos imprescriptibles del hombre, sus primitivas obligaciones» dirá en los nuevos tiempos de Revolución. En él descubrirá también su reconocimiento a la buena doctrina iusracionalista que sirve de base al estudio de la Ética y del nuevo De-recho natural (explicada en los prolegómenos a partir de los breves principios de Martini, por la obra grande de Wolfio). La aplicación de esos principios a la vida del hombre en sociedad daba lugar al Derecho público universal (que los profesores del Colegio debían ilustrar con la doctrina de los autores príncipes Grocio, Pufendorf, Wolf… corregida en todo caso conforme a la moral y creencia católica). Acabado su estudio se pasaría al De-recho romano explicado por aquellos autores que exponían su historia pública, privada y procesal (de Pollet, Cantel y Vinnen a Gravina, Martini o Nieupoort), pero también me-diante la lectura del Digesto, Código y Novelas justinianeas y del Código Teodosaniano, con notas de Gothofredo y comentarios de Cujas, siempre con el propósito de descubrir

del propietario según G. M. de Jovellanos, a �nales del Antiguo Régimen. Oviedo, RIDEA, 2006; M. Friera Álvarez, La desarmotización de la propiedad de la tierra en tránsito del Antiguo Régimen al Liberalismo (la desamortización de Carlos IV), Gijón, Fundación Foro Jovellanos del P. de A., 2007.

32 F. Baras Escolá, El reformismo político de Jovellanos (Nobleza y poder en la España del siglo XVIII). Universidad de Zaragoza, 1993; del mismo autor, «Política e historia en la Españas del siglo XVIII: la con-cepción historiográ�ca de Jovellanos», Boletín de la Real Academia de Historia, 191, 1994, pp. 295-388.

33 G. M. de Jovellanos, Reglamento para el Colegio de Calatrava. Primera edición crítica, prólogo y notas de J. Caso González, Gijón, 1964, incluida en G. M. de Jovellanos, Obras Completas XIII. Escritos pedagógicos. Edición crítica. Prólogo, estudio introductorio y notas de O. Negrín Fajardo, Ayunta-miento de Gijón, IFESXVIII, KRK ediciones, 2010, vol. 1º, pp. 549-730 .

Page 141: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 141

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

la analogía y conveniencia entre las leyes y los principios de la justicia original y primitiva, esto es, del Derecho natural, de que fueron deducidas. Pero, aparte de estos �nes últimos, quedaba un propósito más limitado: «conocer la revolución de la jurisprudencia civil y el progreso de la disciplina eclesiástica», que acercaba estos estudios preliminares de los futuros teólogos y canonistas del Colegio a los �nes propios nacionales. Considerando una «verdadera desgracia» el «grande y pernicioso vacío» del Derecho nacional en el plan público de enseñanza de la reforma carolina, el regente debía suplir su falta dando una idea de la Historia del Derecho español entresacada, como hiciera con el estudio del Derecho romano, de los autores principales y de la lectura de fueros, ordenamiento de Cortes y pragmáticas, procurando hacer, al estilo tradicional de la Universidad salman-tina, un estudio comparado de las instituciones romano-hispanas, públicas y privadas.

Y este mismo orden metódico lo prescribió para el estudio particular de cánones: his-toria del derecho canónico (las Praecognita de Lackics con la formación por el regente de breves extractos de las noticias relativas a la historia canónica del ius propium español); dere-cho público universal eclesiástico, enlazando igualmente, como hiciera Lackics en Alema-nia, con el particular español, huyendo del gracianismo, falta de crítica y casuismo práctico introducido en su estudio. En este punto, para corregir la ciega y exclusiva veneración a los textos del Decreto y las Decretales, la adhesión a la autoridad de los glosadores ultramontanos, el escolasticismo aristotélico, y otros vicios…, prescribe una historia literaria de la jurisprudencia canónica antes de estudiar la doctrina del Decreto de Graciano y de las Decretales que, en su opinión, se reducen por la mayor parte al derecho privado eclesiástico, a la jerarquía jurisdiccional y aun al aparato, rito y fórmulas del foro, apenas conocidos en la Iglesia antes del siglo XII. Sevalgio, Berti, Pelliccia, Van Espen, Doujat ayudarían a los estudiantes en estas nociones o Praenotiones canónicas, como dijera Doujat34.

Razón y Derecho [natural y de gentes, romano, canónico, nacional], unidos por los mismos principios y métodos adecuados, hacen de él un orden cientí�co. Tras la etapa humanista, el ius commune cedió paso al derecho natural y al particular de las naciones y Estados europeos, entre los cuales no parece haber antinomias. Pero como iniciara �omasius en el círculo de los derechos germánicos, también en los países ibéricos se busca la integración de todos esos derechos, tanto en los estatutos pomba-linos de Coimbra (1772) como en los carolinos de la reforma universitaria española, que, en punto al derecho nacional, siguen de lejos el ejemplo francés del edicto de Saint-Germain de abril de 1679 en los orígenes de la obra conciliatoria que preparó la codi�cación civil de 1804.

34 M. Martínez Neira, «Lecturas antiguas y lecturas ilustradas. Una aproximación a los prime-ros manuales jurídicos», Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, 1, 1998, pp. 143-209; R. Aznar i García «Humanismo y Derecho canónico: la obra de Jean Doujat », ibidem, 8, 2005, pp. 11-69.

Page 142: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

142 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Recluido ya en Asturias, tal vez por sus ideas liberales sobre las colonias manifesta-das claramente a propósito de una censura política indiana35, Jovellanos sintetiza algu-nos principios metodológicos del Reglamento de Calatrava en correspondencia con el Dr. Fernández Prado de la Universidad de Oviedo, que todavía los acompañó de un ejercicio práctico sobre el origen y autoridad de nuestros códigos, remitido al doctor San Miguel de la misma Universidad en 19 de junio de 1797. Frente a la última renova-ción del método jurídico establecida por los Planes de estudio carolinos, aprobados en la Universidad de Oviedo en 1774, Jovellanos traza su método ideal de estudiar el Derecho36. Desechando por absurda la enseñanza en latín y por super�uo el estudio del derecho romano, centraba el objeto de su plan en el Derecho patrio o español. Su estudio debía iniciarse con una «buena y breve historia del Derecho», que, ante su falta, el profesor tendría que formar tomando por base las obras de Cortés (Francke-nau), Asso y de Manuel, Mayans y Burriel. Conocida esta historia jurídica española, que en el siglo es castellana, se pasaría al estudio de Derecho público interno que gira en torno a la constitución histórica o vigente (cuya ignorancia, en sintonía con los últimos acontecimientos políticos y jurídicos, consideraba «fuente de toda usurpa-ción, de toda confusión, de toda opresión y desorden»), y que, por carecer asimismo de obras de consulta, debería estudiarse en la segunda Partida, en los viejos códigos y crónicas, en los archivos polvorientos… Finalmente, vendría el estudio elemental del Derecho privado que, aunque contaba con la obra insu�ciente de las Instituciones civi-les de Asso y de Manuel, redactada en método defectuoso, aconsejaba la redacción de una obra similar a la de Domat «las leyes civiles en su orden natural», o su traducción anotada con las leyes concordantes del derecho de Castilla37, rechazando el estudio sobre textos jurídicos como disponían los planes de estudios vigentes.

35 Tesis que estimo más probable que la de Ceán acerca de la intercesión fallida de Jovellanos ante Campomanes por el amigo común, Cabarrús, caído en desgracia, y que, aceptándose, no llevaba apa-rejada ninguna sanción política.Vid. S. M. Coronas, «Principios y métodos de la Ilustración: su apli-cación a la historiografía indiana», Anuario de Historia del Derecho español, tomo LXXVIII - LXXIX, 2008-2009, pp. 285-312, in �ne; una versión reducida, en «Las censuras indianas de Jovellanos», Cua-dernos de Investigación, I, 2007, 41-54.

36 J. M. de Jovellanos, Obras Completas, III, Correspondencia 2º. Edición de J. M. Caso, Oviedo, 1986, pp. 175-184 (carta de 17, XII,1795).

37 J. Domat, Les lois civiles dans leur ordre natural.Paris, 1678-1697; Les loix civiles dans leur ordre natu-ral. Le Droit public et Legum Delictus. Nouv. Ed. Paris, P. Aubourgn, 1705; Paris, [s.n.], 1756; Paris, Veuve Cavelin, 1766 [Nouvelle edition augmentée les troisième et quatrième livres du Droi Public par M. de Hericourt…]; Nouvelle edition, Paris, 1767, 2 vols.; 3ª ed., Senis, [s.n.], 1776-1777. Derecho público, escrito en �ancés por M. Domat y traducido al castellano por el Dr. D. Juan Antonio Trespalacio, Prebendado de la Santa Iglesia de Córdova. Madrid, B. Cano, 1788, 4 tomo en dos vols; Las leyes civiles en su orden natural. Obra escrita en �ancés por J. Domat y arreglada para el uso de los españoles por D. Felio Vilarrubias y D. José Sardá. Barcelona, José Taulo, 1841, 3 vols.; 2ª ed. 1844; 3ª ed. Barcelona, E. Pujol, 1861.

Page 143: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 143

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Este plan ideal de Jovellanos con�rmaba el vacío doctrinal del Derecho patrio o español en obras de síntesis académicas o, aún existiendo, por su defectuoso método de exposición. Un vacío que sería cubierto con mucha di�cultad a lo largo del siglo siguiente aprovechando el esfuerzo erudito de nuestros ilustrados dieciochescos: Ma-yans, Burriel, Campomanes, Capmany, Jovellanos, Martínez Marina…38Todavía en 1797, a propósito de una pregunta del Dr. San Miguel sobre el origen y autoridad de nuestros códigos apunta sus propias re�exiones atinadas y eruditas sobre la fecha de promulgación de las Partidas y sobre su contenido o sobre la vigencia territorial o local del Fuero Real que pasó a ser un fuero de Corte tras la sublevación nobiliaria y municipal de 1272 que logró restaurar los fueros viejos. También con acierto corrige el orden de autoridad legal propuesto por San Miguel en una de sus conclusiones y niega el carácter o�cial del Ordenamiento de Montalvo. Al hilo de las conclusiones académicas, apunta �nalmente la que hubiera querido que fuera la última conclusión concebida en estos términos: «Juzgamos y aseguramos que el estudio del derecho romano es absolutamente inútil y las más veces dañoso», por considerar que aquella parte de este Derecho conformada con los principios de justicia universal o Derecho natural debía ser estudiada en una obra sistemática que contuviese esos principios y normas, mientras que la parte perteneciente a sus sistema propio civil, religioso o militar era mejor estudiarla historialmente39.

De esta forma, conectando con la época de transición del romanismo tardío al na-cionalismo jurídico patrio y del viejo casuismo del ius commune a los principios gene-rales del Derecho, Jovellanos trazó brevemente las líneas de los planes de estudio del siglo XIX, como magistrado culto que concitaba la voz del reformismo español. Por entonces se vivió el período «tal vez el más brillante de la Universidad de Oviedo» en el testimonio vivo de Caveda, con la lectura de los buenos libros que «se leían con avi-dez» (Newton, Condillac, Va el, Filangieri) bajo la preponderancia de Campomanes y Jovellanos, doctores in utroque iure de la Universidad de Oviedo40.

Unos meses más tarde y como Secretario de Gracia y Justicia (12. 11. 1797) in-tentó hacer realidad ese plan ideal en un ambicioso arreglo de estudio de las Universi-

38 Historia de la Facultad de Derecho (1608-2008). Prof. Dr. Santos M. Coronas González (coord.). Universidad de Oviedo, 2010, pp. 297-316.

39 Carta de Juan N. Fernández San Miguel a Jovellanos (Oviedo, 27, marzo, 1797) y contestación de Jovellanos (Gijón, 19, junio, 1797) en Obras Completas III, Correspondencia 2º, pp. 285-294; 313-322.

40 «Desde el año 1791 algunos jóvenes dotados de talento y sólida instrucción adquirida en el estu-dio privado, con �rme resolución…sostenidos por la convicción de la verdad…, hicieron frente a las ran-cias rutinas de una vana y pomposa enseñanza a propósito para satisfacer el orgullo e inútil para cultivar el espíritu. Dirigidos por las luces del siglo, oponían la demostración a los falsos raciocinios, los resultados de la experiencia a una estéril e inteligible metafísica, el buen gusto a la pedantería y las verdaderas fuen-tes del saber a las impertinencias de los casuistas y comentadores forenses». J. Caveda y Nava, Historia de Oviedo [1845]. Edición preparada por E. Martínez, Gijón, 1988, p. 85.

Page 144: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

144 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

dades. Jovellanos, como hiciera tácticamente Campomanes en la década de los años setenta, intentó canalizar ese arreglo a través de la Universidad mayor de Salamanca, aunque el tiempo de un preñado en el cargo (Ceán), le impidió concluirlo. Sin embargo, su indigno sucesor, Caballero, hubo de mantener la idea de la unidad de los estudios jurídicos y la posición reforzada del Derecho patrio en las Reales Órdenes de 1802 re-lativas a esos estudios41, antes de acometer el Plan general de de estudios de 1807, que, en este punto, signi�có el triunfo del Derecho real o patrio a la vez que la aparición de-�nitiva de la Filosofía moral, la Economía civil y la cátedra de Práctica forense42. En los orígenes de la Universidad contemporánea, uniforme y nacional, la combinación de la antigua y nueva doctrina representada por los libros de textos señalados ( Jacquier, Heineccio, Cavallari, Asso y de Manuel, Smith o Say, Hevia Bolaños) y sus distin-tos métodos (del sencillo de Hevia al incomparable de Cujas con su famosa paratitla; del historicista de Heineccio al institucionista de Asso y de Manuel) conformaban en conjunto el método académico, de�nido por Campomanes con las notas clásicas de claridad, concisión y sencillez, la tersa, natural y limpia explicación con una claridad brillante.

Una vez recuperada su libertad (R. O. 5. 4. 1808), Jovellanos volvió a ser el sím-bolo vivo del reformismo dieciochesco. Como individuo y alma de la Junta Central redactó en Sevilla las bases para la formación de un plan general de Instrucción pública (16.11.1809)43. Los métodos para alcanzar conocimientos insistían en la necesidad del estudio de la lengua castellana como instrumento propio para la enseñanza de las ciencias intelectuales en las Universidades literarias. La unidad o cadena de conocimien-tos de tales ciencias especulativas convertía su enseñanza en sistema, y la Ética, la Eco-nomía civil, la Legislación y la Jurisprudencia nacional tendrían que aplicar el método uniforme de la ciencia jurídica con libros doctrinales de principios, escritos en lengua castellana. Un método que, a través de Quintana y Calomarde, se haría presente en los planes de estudios de la primera mitad del siglo.

41 Carlos IV por Real Orden de 5 de octubre, inserta en Circular del Consejo de 26 de noviembre de 1802, en Novísima Recopilación de las leyes de España 8, 4, 7; S. Sánchez, Suplemento a la colección de pragmáticas, cédulas, provisiones publicadas en el actual del señor don Carlos IV. Madrid, 1803, pp. 180 ss.; Novísima Recopilación de las leyes de España 5, 22, 2; vid. M. Peset Reig, «La recepción de las órdenes del marqués de Caballero de 1802 en Valencia. Exceso de abogados y reforma en los estudios de leyes», Saitabi 19, 1969, pp. 119-148.

42 Real Cédula de S. M. y Señores del Consejo por la qual se reduce el número de las Universidades literarias del Reyno; se agregan las supriman a las que quedan, según su localidad; y se manda observan en ellas el plan aprobado para la de Salamanca, en la forma que se expresa. Año 1807. Barcelona, En la O�cina de Juan Francisco Piferrer, Impresor de S. M.; vid. G. M. Addy, �e Enlightenment in the University of Salamanca, Duke University Press, Duram, N. C. 1966, Ap. II, pp. 367- 393.

43 G. M. de Jovellanos, Obras publicadas e inéditas. Editadas por C. Nocedal, Madrid, 1858 (BAE, t. LXVI), pp. 268-276; Obras Completas XIII, Escritos pedagógicos, 1º, pp. 802-828.

Page 145: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 145

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Por entonces puso también las bases del reformismo político o constitucional, en-tendido como restablecimiento de la vieja constitución del reino, formada por costum-bres y leyes fundamentales, frente a la nueva constitución racionalista. En estos años cruciales se dilucidó el modelo constitucional español sin mayor apoyo argumental en pro del viejo orden legal que la fuerza de la tradición, arrumbados, tras siglos de absolutismo monárquico, los resortes defensivos de la participación y de la expresión política, frente al aura doctrinal de los nuevos principios que se presentan como el triunfo de la razón dei�cada. La Constitución, como el código, apuran los ideales jurí-dicos de la Ilustración y a su luz el pasado queda oscurecido. Ni costosas indagaciones históricas, ni re�exiones críticas y constructivas del pasado44. La Constitución fran-cesa de 1791, 1793, o mejor la de 1795, cubre en el ámbito político las aspiraciones de los ilustrados, incluso de aquellos que han indagado en nuestra historia la huella constitucional45. De ese modo, la batalla parecía decidida aún antes de librarse. Pese a todo, el respeto a la legalidad anterior que ahora al menos se plantea como objeto de investigación constitucional, hará más larga y sostenida la pugna entre tradición refor-mista y revolución, abierta con la convocatoria a Cortes.

El notable dictamen de Jovellanos de 7 de octubre de 1808 Sobre la institución del nuevo gobierno46 inició este proceso de re�exión colectiva a partir de sus conocidos

44 Años después, un celoso defensor de la vieja legalidad fundamental, el P. Magin Ferrer decía por su parte a este respecto: «No me propongo el inútil empeño de ofrecer las verdaderas leyes fun-damentales como escritas en nuestros códigos; porque éstas en su origen no son obra del legislador, pues provienen de las costumbres, de los usos y de los hábitos de los pueblos, de modo que cuando ocurre escribirlas como leyes fundamentales, es cuando ya están escritas de antemano en el corazón de los habitantes del país». Las leyes fundamentales de la monarquía española, 2 vols. Barcelona, 1843, vol. I, pp. XV-XVI.

45 R. Morodo, «La reforma constitucional en Jovellanos y Martínez Marina», en Boletín del Semi-nario del Derecho político (Universidad de Salamanca) 29-30 (1963), pp. 79-94; J. A. Maravall, «El pensamiento político en España a comienzos del siglo XIX: Martínez Marina», en Revista de Estudios Políticos 81 (1955), pp. 29-82; J. Alberti, Martínez Marina: Derecho y Política, Oviedo, 1980: J. Varela Suanzes, Martínez Marina: entre tradición y liberalismo, Oviedo, 1983; del mismo autor, «La doctrina de la constitución histórica: de Jovellanos a las Cortes de 1845» en Revista de Derecho Político 39 (1985), pp. 47-49; S. M. Coronas, «Las leyes fundamentales del Antiguo Régimen. Notas sobre la Constitu-ción histórica española», Anuario de Historia del Derecho español vol. LXV, 1995, pp. 127-218; Jovellanos, Justicia, Estado y Constitución, Gijón, Fundación Foro Jovellanos, 2000; «El pensamiento constitucional de Jovellanos» Historia Constitucional, nº 1, 2000; I. Fernández Sarasola, «Estado, Constitución y forma de gobierno en Jovellanos», Cuadernos de Estudios del siglo XVIII, n. 6-7, 1996-1997, pp. 77-118; del mismo autor, «El pensamiento político de Jovellanos». Estudio preliminar a Jovellanos, Obras com-pletas XI. Escritos políticos, Oviedo, Ayuntamiento de Gijón, Instituto Feijoo, KRK, 2006.

46 Memoria en defensa de la Junta Central [D. Gaspar de Jovellanos a sus compatriotas : Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central y se da razón de la conducta y opinio-nes del autor desde que recobró su libertad] (Coruña, O�cina de C. Pérez Prieto, 1811), edición electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2005.

Page 146: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

146 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

planteamientos historicistas sobre la naturaleza del poder y las funciones de una Junta Central, impelida por las leyes fundamentales de la monarquía [Partidas 2, 15, 3; Espéculo 2, 16, 5] a convocar Cortes y establecer un gobierno de regencia previsto para los casos de imposible ejercicio de la soberanía por parte del rey. Este dictamen, seguido seis meses después por la audaz moción del vocal de la Junta, Calvo de Rozas, proponiendo ya la convocatoria de unas Cortes reformistas y cons-tituyentes47, lo que suponía dar un giro nuevo a la cuestión, fue aceptado �nalmente por la Junta Central que, enfrentada en lucha dialéctica por el poder con las Juntas Provinciales, se vio forzada a salir de sus dudas y contradicciones publicando el trascendental Decreto de 22 de mayo de 180948. En su virtud, se restableció la «re-presentación legal y conocida de la Monarquía en sus antiguas Cortes», anunciando la consecución de unos objetivos mucho más amplios que los meramente recaudato-rios del Decreto fernandino. Según el nuevo de la Junta, había llegado el momento de restablecer «las saludables instituciones que en tiempos más felices hicieron la prosperidad y la fuerza del Estado», grande obra que exigía «meditar las reformas que deben hacerse en nuestra administración asegurándolas en las leyes fundamentales de la monarquía que solas puedan consolidarlas». Con esta breve adición que anun-ciaba una reforma más administrativa que política, parecía asegurarse, en principio, el triunfo de la opción moderada frente a los partidarios de una nueva Constitu-ción. Sin embargo, entre los trabajos y planes que la Comisión de Cortes, creada por Decreto de 8 de junio de 1809, formada por cinco vocales designados por la Junta Central, debía proponer a la nación reunida en Cortes, �guraban los medios de asegurar la observancia de las leyes fundamentales del reino, una puerta abierta a la continuidad del gran debate constitucional alentado por la consulta al país que hizo de la convocatoria a Cortes un asunto de erudición o cuestión académica, como dijera de los Estados Generales en Francia A. de Tocqueville.

En los meses siguientes para desarrollar estos trabajos y planes se crearon, a pro-puesta de Jovellanos, varias Juntas auxiliares de la Comisión de Cortes, entre otras la de Legislación, cuya Instrucción redactó Jovellanos al igual que las restantes de las demás Juntas49. Las tareas asignadas eran: 1.ª Reunir las leyes fundamentales de

47 Fernández Martín, Derecho parlamentario español. Colección de Constituciones, disposiciones de carácter constitucional, leyes y decretos electorales para diputados y senadores y reglamentos de las Cortes que han regido en España en el presente siglo, Madrid, 1886, vol. I, pp. 436-438.

48 El original del Decreto en AHN. Estado leg. 10, n.º 8; cf. leg. 11, n. 26. Sobre este proceso vid. F. Suárez, El Proceso de convocatoria a Cortes (1808-1810). Pamplona, 1981; A. Derozier, Quintana y el nacimiento del liberalismo en España, Madrid, 1978, pp. 531 y ss.

49 Un detenido análisis de estas Juntas en F. Suárez, El proceso de convocatoria a Cortes, pp. 185 y ss.; M. Artola, «El pensamiento político de Jovellanos según la Instrucción inédita a la «Junta de la Real Hacienda y Legislación», en Archivum 12 (1963), pp. 210-216.

Page 147: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 147

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

la monarquía, distribuyéndolas en cinco apartados: a) Derechos del soberano; b) Derechos de la nación; c) Derechos de sus individuos; d) forma de gobierno; e) Derecho público interior del reino; 2.ª Fijar los medios para asegurar la observancia de las leyes fundamentales; 3.ª Señalar las reformas pertinentes para perfeccionar el sistema constitucional, a cuyo �n el mismo Jovellanos proponía algunas: suprimir las constituciones provinciales y municipales reduciéndolas a unidad, por entender que la unidad de constitución garantizaba la igualdad de derechos y deberes de los ciudadanos; formar un código legal de España, escogiendo los materiales entre la antigua legislación; alcanzar la unidad de jurisdicción con la supresión de los fue-ros privilegiados; reformar la legislación y el procedimiento penal, aboliendo penas anacrónicas y crueles y mejorando el sistema carcelario. Una extraña Junta, tan ex-traña como la propia Comisión que la designara, era la encargada de llevar adelante este cometido.

Es posible que al tiempo de constituirse en el palacio arzobispal de Sevilla el 4 de octubre de 1809, recordaran algunos miembros de la Junta estas palabras programá-ticas de Jovellanos: «Y aquí anotaré que oigo hablar mucho de hacer en las mismas Cortes una nueva Constitución y aún de ejecutarla; y en esto si que, a mi juicio, habría mucho inconveniente y peligro. ¿Por ventura no tiene España su Constitu-ción? Tiénela, sin duda; porque ¿qué otra cosa es una Constitución que el conjunto de leyes fundamentales que �jan los derechos del soberano y de los súbditos y los medios saludables de preservar unos y otras? ¿Y quien duda que España tiene estas leyes y las conoce? ¿Hay algunas que el despotismo haya atacado y destruido? Res-tablézcanse. ¿Falta alguna medida saludable para asegurar la observancia de todas? Restablézcase. Nuestra Constitución, entonces, se hallará hecha y merecerá ser en-vidiada por todos los pueblos de la tierra que amen la justicia, el orden, el sosiego público y la libertad que no puede existir sin ello»50. Y que volverá a repetir en cartas cuando, a través de su sobrino Cañedo, conozca el curso de los trabajos de los jóvenes demócratas de Cádiz que alumbraron la Constitución de la monarquía española de 181251.

50 Tanto el parecer de Jovellanos de 7 de octubre de 1808 como la consulta del Consejo de Castilla a la Junta Central del día siguiente, aparecieron publicados en la Colección de Documentos inéditos pertene-cientes a la historia política de nuestra revolución publicada por J. de Antillón, Palma de Mallorca, 1811; en ese parecer de Jovellanos se apuntaba una línea expresada anteriormente por Juan. Pérez Villamil, Carta sobre el modo de restablecer el Consejo de Regencia del Reyno con arreglo a nuestra Constitución, Valencia 1808. S. M. Coronas.

51 S. M. Coronas, «De las leyes fundamentales a la constitución política de la monarquía española (1713-1812)», Anuario de Historia del Derecho Español, LXXXI, 2011, pp. 11-82.

Page 148: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

148 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

4. JURISPRUDENCIA Y «CIENCIA DE LA HISTORIA»

Desde mediados del siglo XVIII, la ley real o patria centró el discurso jurídico teórico-práctico y la jurisprudencia tomó como base del nuevo orden la ley frente a la especulación romanista de un ius doctrinal52. Según Campomanes, que escribe en su temprana madurez unas Re�exiones sobre la jurisprudencia española (1750), las le-yes del reino de España, principales y de indisputable autoridad, estaban recogidas en la Nueva Recopilación (o por seguir el orden normativo moderno, en las Orde-nanzas Reales, Leyes de Toro, Leyes de Partidas, Fuero Real y el Fuero Juzgo) pero también en las extravagantes del derecho hispano (Autos acordados, Cuadernos de leyes de Mesta, Ordenanzas militares, Ordenanzas de los consulados de mar y co-mercio, Cuadernos de escrituras de millones…). El problema que planteaban estas instrucciones reales era que, teniendo fuerza de ley, su dispersión las hacía ignoradas e ine�caz su observancia, defectos comunes a los antiguos fueros de las provincias de España. Leyes numerosas y variables en casos y tiempos –no siempre previstas en las fuentes supletorias declaradas en Leyes de Toro– que descubrían contrarie-dades y confusiones y cuya verdadera inteligencia precisaba una colección histórica anotada, desde el Fuero Juzgo hasta las más modernas pragmáticas, aclarando su historia, cronología, geografía, lengua…, trabajo que los contados autores de la His-toria del Derecho hispano (Franckenau, Fernández Prieto y Sotelo, Mayans con su Prefacio al Doctor Berní, Tomás Fernández de Mesa y, en cierto modo, Mora y Ja-raba) no habían hecho. La importancia de una colección semejante que averiguase estas noticias históricas se podría deducir del cuidado de otras naciones de indagar la antigüedad de sus leyes y gobierno respectivo; pero al tiempo, estas leyes debían ser reducidas a un metódico y universal códice, quitadas las desusadas y carentes de observancia, contando ante todo con las de Castilla, «verdadera cabeza de toda España». Colección histórica y código metódico era la doble vía para resolver la confusión de las leyes patrias en un momento de cambio hacia la jurisprudencia na-cional, como adelantaran Mayans y Nebot en su fallido Progreso del derecho español (1740).53

52 J. M. Scholz, «De camino hacia el tempo de la verdad. La crítica de la justicia en el siglo XVIII español», en Mayans y la Ilustración. Simposio Internacional en el Bicentenario de la muerte de Gregorio Mayans. Valencia, Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva, 1981, II, pp. 573-603.

53 G. Mayans y Siscar, Epistolario IV. Mayans y Nebot (1735-1742). Un jurista teórico y un práctico. Transcripción, notas y estudio preliminar de M. Peset. Valencia, Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva, 1975, pp. LXXXVI-LXXVII; M. Peset, «Una propuesta de Código romano-hispano inspirada en Ludovico Antonio Muratori», en Estudios jurídicos en homenaje al Profesor Santa Cruz Teijeiro. Valencia, 1974, II, pp. 217-260; B. Clavero, «La idea de código en la Ilustración jurídica», en Historia. Institucio-nes. Documentos VI, 1979, pp. 49-88.

Page 149: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 149

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Estas ideas fueron asumidas y predicadas por Jovellanos que, con sus apuntes, re�exiones y trabajos de magistrado y académico sobre las leyes y fueros patrios, pudo pasar de la teoría a la práctica. El punto de partida de su generación fue la famosa Carta a Juan de Amaya de Andrés M. Burriel (1751), difundida desde en-tonces como composición digna de la historia del Derecho español, junto con las de Frankenau/Cortes y la Carta de Mayans a Berní54. Igualmente, como base del código metódico, apoyó la formación de unas Instituciones correctas de Derecho patrio que salvara la selva jurídica donde nacían libremente los abusos de los jurispe-ritos.55 Y a la colección histórica de leyes, recopiladas y extravagantes,56 se sumó por entonces el interés por los antiguos fueros, considerados ahora como la expresión más genuina y simple del Derecho nacional.57 Y tras ellos, siguiendo el orden suple-torio de la ley de Toro, las Partidas alfonsinas, que, aunque representantes de ese

54 La famosa Carta a Juan de Amaya (1751) de Andrés M. Burriel (en Semanario Erudito, 2, 1787, pp. 64-128 y, en copia mas �dedigna, proporcionada por Jovellanos, en el mismo Semanario, 16, 1787, pp. 3-222) fue difundida como composición digna de la historia del Derecho español, junto con las de Franckenau/Cortés y la carta de Mayans a Berní. En ella se �jaba el orden de preferencia de las fuentes jurídicas vigentes en Castilla, con exclusión de las romanas, cuyo valor y autoridad, aún a falta de leyes del Reyno, era tan nula como las Leyes de la China, cf. B. Clavero, «Leyes de la China»: Orígenes y �cciones de una historia del Derecho español, en AHDE, 52, 1982, pp. 193-221). J. Vallejo, «De sagrado arcano a constitución esencial. Identi�cación histórica del Derecho patrio», en P. Fernández Albadejo (ed.), Los Borbones. Dinastía y memoria de nación en la España del siglo XVIII. Madrid, M. Pons, 2001, pp. 423-484; M. D. Sánchez González, «El P. Burriel y los orígenes de la Historia del Derecho», en J. Alva-rado, Historia de la literatura jurídica en la España del Antiguo Régimen. Madrid, M. Pons, 2000, I, pp. 607-639. En general, ver M. Pérez-Victoria Benavides, Prelación de fuentes en Castilla (1348-1889). Granada, Universidad, 1993.

55 P. de Mora y Jaraba, Tratado crítico: Los errores del Derecho civil y abuso de los jurisperitos para utilidad pública. Madrid, 1748.

56 El libro de las leyes del siglo XVIII. Colección de impresos legales y otros papeles del Consejo de Casti-lla (1708-1781), Edición y Estudio preliminar a cargo de S. M. Coronas González, Madrid, Boletín O�cial del Estado-Centro de Estudios Constitucionales, 1996, tomo I-IV; 2003, Adición, tomos V-VI (1782-1795); S. M. Coronas, «La ley en la España del siglo XVIII», Anuario de Historia del Derecho español, LXXX, 2010, pp. 183-242.

57 Siguiendo el criterio de Burriel, para quien los fueros eran en general «leyes fundamentales de la Corona» (Carta a Juan de Amaya, cit), Jovellanos pudo matizar esa apreciación: «En él (Fuero Viejo de Castilla) se halla una colección de fazañas, albedríos, fueros y buenos usos, que no son otra cosa que el derecho no escrito o consuetudinario por que se habían regido los castellanos cuando se iba consolidando su constitución; en él, en �n, están depositados los principios fundamentales de esta constitución», G. M. Jovellanos, Discurso sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades (14, febrero, 1780), Ed. BAE, vol. 46, p. 293. Ver S. M. Coronas, «Constitucionalismo histórico y neoforalismo en la historiografía del siglo XVIII», en Notitia Vasco-niae 1, 2002, pp. 83-118 (en su apéndice documental �gura el Discurso sobre la autoridad de los fueros municipales de España, atribuido generalmente a Campomanes, aunque su verdadero redactor fuera Antonio de Robles Vives, c. 1770-1771).

Page 150: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

150 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

romanismo que la ilustración nacionalista del siglo rechaza, eran estimadas igual-mente como integradoras de un Derecho hispánico fundamental,58 al igual que el Fuero Juzgo, cuya legislación proveniente del tiempo de la fundación de la monar-quía hispana, se consideró fuente primordial y símbolo de un derecho patrio que no dejó de �uir a lo largo de los siglos, convirtiéndose en depósito de la legislación fundamental o de la constitución histórica española.59

58 Ver por todos, F. Martínez Marina, Ensayo histórico-crítico de la antigua legislación y principa-les cuerpos legales de los reinos de León y Castilla, Madrid, H. de Ibarra, 1808, cuya in�uencia se extiende a lo largo del siglo XIX [Madrid [s. n.] 18342; Madrid, [s. n.]18453; Antonio Rodríguez de Cepeda, Lecciones sobre la historia de la legislación castellana [extractada del Ensayo Histórico-Crítico del Doctor D. Francisco Martínez Marina], Valencia, [s. n.] 1836].

59 Esta fue la idea dominante en Jovellanos al trabajar sobre la nueva edición del Fuero Juzgo «depósito y fuente de la tradición constitucional española». Cabe decir sobre la constitución que sobrevuela desde la segunda mitad del siglo todo el pensamiento legal y político español que, des-truidas las constituciones históricas de los pueblos de España, a excepción de Navarra y de las Provin-cias Vascas, parecía que nada quedaba del viejo pactismo salvo el recuerdo de los mismos fueros. Y fue por esta vía, enmarcada en la defensa de las regalías patrias frente a la Santa Sede, que comenzó la lenta recuperación del sentimiento histórico de constitución (nueva expresión importada del pen-samiento francés) hasta encontrar su explanación doctrinal en el academicismo ilustrado de finales de siglo. Un sentimiento que no fue el plural del viejo orden histórico, sino el nuevo, supuestamente español y en realidad dinástico, nacido de la consideración borbónica de España como nación uni-taria. La falta de raigambre histórica de esta constitución, identificada por entonces con algunas leyes fundamentales castellanas a despecho de la naturaleza esencialmente plural y consuetudinaria del orden de los reinos, hizo endeble esta construcción doctrinal que apenas si llegó a contar con adeptos fuera de ciertos círculos ilustrados. A ello se opuso la abusiva identificación del Derecho castellano con el español o patrio; la aceptación general de la omnímoda potestad real, utilizada por los ilustrados como palanca de reforma en una sociedad cercada por los privilegios de clase; y, tras la Revolución de 1789, que cambiaría el mundo conocido, los nuevos ideales liberales, igualitarios y racionalistas condensados en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. La falta de base histórica de una constitución pretendidamente española que, de existir, tendría que ser la resul-tante de una amalgama de constituciones forales con principios no siempre coincidentes, vició de raíz esta construcción doctrinal. En estas circunstancias, la vuelta al pasado en busca de la constitu-ción histórica española resultaba imposible al chocar con la realidad plurinacional o con la enemiga del absolutismo regio sobre la residual vigente de Castilla. De aquí que la crisis del orden histórico de los países de la Corona de Aragón se saldara al fin con la crisis del auténtico constitucionalismo histórico, seguido años después en el mismo siglo con la aparición de un sucedáneo historicista erudito que adoptó en un primer momento la forma impuesta de un neoforalismo cuasioficial. La primera vez que resonó propiamente la «constitución del Estado» en la legislación española fue en la Real Provisión de los Señores del Consejo de 23 de junio de 1766 en que, a instancias de la nobleza, villa y gremios de Madrid, en quienes se halla refundida la voz común, se desaprueban las pretensiones introdu-cidas sin legítima personalidad en los bullicios pasados, y declaran por nulos e ineficaces como opuestas a las leyes y constitución del Estado, en El libro de las leyes del siglo XVIII, Colección de impresos legales y otros papeles del Consejo de Castilla, t. II, pp. 1314-1321; ver, S. M. Coronas, «Los motines de 1766 y la Constitución del Estado» en AHDE, LXVII, 1997, pp. 143-157.

Page 151: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 151

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Por entonces, como efecto del nuevo interés por el Derecho nacional, se reeditan o publican viejos textos legales, como el Fuero Juzgo60, Fuero Viejo de Castilla61, Or-

60 Al margen de las cinco ediciones latinas hechas fuera de España a partir de la publicada en París 1579 por Pedro Piteo, la edición romance del Fuero Juzgo se debió por vez primera a Alonso de Villadiego (Madrid, 1609), con notas, escolios y comentarios sobre la base de un antiguo ma-nuscrito de la Biblioteca de la Iglesia Primada de Toledo. Casi dos siglos más tarde, atendiendo a la escasez de ejemplares y a su alto costo, Juan Antonio Llorente reeditó únicamente el texto de Villadiego sin notas, salvo una Declaración de las palabras y frases más oscuras del texto. Leyes del Fuero-Juzgo o Recopilación de las leyes de los visigodos españoles, titulada primeramente Liber Iudicum y últimamente Fuero Juzgo segunda edición del texto castellano, mejor que la primera... Madrid, 1792. Sin embargo, desde 1784, había cobrado fuerza la idea de editar el Fuero Juzgo en latín y castellano, «cotejado con los más antiguos y preciosos códices» por la Real Academia Española, a cuyo fin trabajaron diversas comisiones a partir de la inicial compuesta por Manuel de Lardizábal. Antonio Tavira, Antonio Mateos Murillo, Gaspar de Jovellanos y José Miguel Flores, trabajo que al cabo dio su fruto en la nueva edición de Madrid, 1815. [Cf. Jovellanos, Plan de una disertación sobre las leyes visigodas (1785)]. Por lo demás, el interés por el texto no era meramente histórico o literario. Como recordaba Llorente algunas de sus leyes seguían siendo decisivas en puntos de derecho no decidi-dos por leyes posteriores: ¿a dónde recurrió el señor Don Carlos III antes que al Fuero Juzgo para demostrar la legislación fundamental española del consentimiento paterno para los matrimonios de los hijos de familia? ¿a dónde el Excelentísimo Señor Conde de Campomanes para persuadir la sugeción de los feudos de las Iglesias a la regalía de amortización y tributo? ¿a dónde el Real y Supremo Consejo de Castilla para las muchas decisiones que ha dado en favor de hermanos y otros consanguíneos sobre que heredasen contra las intenciones de los conventos de religiosos de trinita-rios Calzados de la Provincia de La Mancha, ocasionando la feliz revolución de tratarse actualmente de establecer un reglamento para tales sucesiones? Leyes del Fuero Juzgo, pp. 30-31. En este sentido, Llorente se limitó a acomodarse a la doctrina legal de la Real Cédula de 15 de julio de 1778 que a consulta de la Chancillería de Granada había declarado que los tribunales debían arreglarse en materia de sucesión intestada de bienes a lo dispuesto por Fuero Juzgo, 4, 2, 12; «por quanto dicha ley del Fuero Juzgo no se halla deregada por otra alguna... debereis igualmente arreglaros a ella en la determinación de este y semejantes negocios, sin tanta adhesión como manifestais a la de Partida, fundada únicamente en las auténticas del derecho civil de los romanos y en el común canónico». Cf. R. Floranes. Puntos curiosos que para la historia de nuestra legislación y especialmente del Fuero Juzgo descubrió al impugnar algunas aserciones del Dr. D. Francisco de Castro. Biblioteca Nacional, ms. 11.264.

61 El Fuero Viejo de Castilla, sacado y comprobado con el exemplar de la misma obra que existe en la Real Biblioteca de esta Corte y con otros Mss. Publícanlo con notas históricas y legales los Doctores D. Ignacio J. de Asso y del Río y D. Miguel de Manuel Rodríguez examinadores nombrados por el Supremo Consejo para el concurso a la Cátedra de Derecho Natural y Política que se establece en el Real S. Isidro. Madrid, 1771. El interés por su edición era también práctico al considerarle una «metódica recopilación de las leyes fundamentales de Castilla». Así justi�can su edición pues «habiendo sido su realidad (sus leyes) las fundamentales de esta Corona, no solo se han conservado desde la primera formación de los tribunales y juzgados del reino sino que hoy día estan mandadas observar con prelación a otros códigos impresos». Asso y de Manuel, Discurso, Preliminar.

Page 152: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

152 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

denamiento de Alcalá62, Fuero Real63..., cuya vigencia se recuerda ahora por las auto-ridades en un propósito de a�rmar la supremacía de aquél frente al Derecho común romano-canónico, al tiempo que se recopilan y coleccionan leyes o se trabaja en his-torias generales de la legislación que pretenden aclarar el proceso de formación de ese Derecho patrio que no ha dejado de crecer desde la época gótica. Secuencias de una cultura ilustrada, historicista y nacional, que alargó el horizonte humanista del Dere-cho patrio con nuevos campos de interés.

5. LA REFORMA DEL DERECHO PENAL

Igualmente el espíritu de la Ilustración, humanitario y reformista, aleteó sobre el campo del Derecho penal, el más necesitado de reforma en cuanto símbolo de toda la crueldad y atraso del Antiguo Régimen.

Ya Feijoo, «i sin embargo de ser la jurisprudencia facultad casi del todo forastera a mi conocimiento» como indica en carta a Mayans64, dejó dispersa en su obra algunas re�exiones sobre el ideal de justicia, que encarnó en un juez honesto e íntegro como en La balanza de Astrea;65 o sobre el Derecho, especialmente en su rama penal, para el que predica la necesaria dureza y ejemplaridad de la pena, defendiendo frente al Padre

62 El Ordenamiento de Leyes que D. Alfonso XI hizo en las Cortes de Alcalá de Henares el año de mil trescientos y quarenta y ocho. Publicanlocon con notas y un Discurso sobre el estado y condición de los judíos en España, los Doctores D. Ignacio Jordán de Asso y del Río y D. Miguel de Manuel Rodríguez. Madrid, 1774. Ver F. Conde Naranjo, Medioevo ilustrado. La edición erudita del Ordenamiento de Alcalá (1774). Universidad de Sevilla, 1998.

63 Pocos años después y a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros del reino se reeditó El Fuero Real de España diligentemente hecho por el noble rey Don Alonso IX, glosado por el egregio doctor Alonso Díaz de Montalvo. Asimismo por un sabio doctor de la Universidad de Salamanca adicionado y concordado con las Siete Partidas y Leyes del reyno, 2 tomos, Madrid, 1781 (incluyendo la edición de las Leyes Nuevas ex-traídas de un códice perteneciente a Campomanes), y asimismo en Madrid, en 1789, Las Siete Partidas del Sabio Rey Don Alonso el Nono, glosadas por el licenciado Gregorio López, del Consejo Real de Indias de S. M. (en tres tomos). Ver J. Vallejo, «El Fuero Real bajo las luces o las sombras de la edición de 1781» en Initium 1, 1996, pp. 611-643; del mismo, «Academia y Fuero: Historia del Real en la Real de la Historia», ibidem 3, 1998, pp. 419-483; A. García-Gallo, Crisis de los derechos locales y su supervivencia en la Edad Moderna, en Cuadernos del Instituto de Derecho Comparado de Barcelona, 10-11, 1955, pp. 68-81.

64 A. Mestre, Correspondencia Feijoo-Mayans en el Colegio del Patriarca, en Anales del Seminario de Valencia, 4, 1944, pág. 180 (Carta XV). Sobre su lectura de la Disputatio de incertis legatis, redactado por Mayans en 1734, en oposición a la obra del mismo título del complutense Vázquez Morales, véase A. Hevia Ballina, «Hacia una reconstrucción de la librería particular del P. Feijoo, en Fray Benito Jerónimo Feijoo, Fe cristiana e Ilustración», Studium Ovetense I, Oviedo 1976, págs. 139-186; pág.171.

65 «La balanza de Astrea o recta administración de justicia», en Teatro Crítico Universal t. VI, disc.I (ed. BAE, 151, vol. II, págs. 319-330). Cf. J. Casas, «El P. Feijoo y la justicia», en Revista de Estudios Penales, 1959, págs. 204 y ss.

Page 153: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Historiografía jurídica sobre Jovellanos 153

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

Sarmiento y en el alba ya de un Derecho penal humanitario66, las penas de muerte y de galeras, en línea con la tradición más rigorista de la escolástica española67.

A la obra de Alonso de Acevedo, De reorum absolutione (1770), que cuestionaba la validez del tormento como medio de prueba,68 siguió, por inspiración de Campoma-nes, la traducción en 1774 de la obra más representativa del nuevo pensamiento penal ilustrado, Dei deli�i e delle pene, del marqués de Beccaria, diez años después de su pu-blicación y traducción a todas las lenguas cultas, aunque ya antes sus frases �nales en italiano habían servido para concluir el drama El delincuente honrado de Jovellanos.69

De la reforma penal que por entonces (1776) encomienda el secretario de Gracia y Justicia, el aragonés Roda, al Consejo de Castilla, quedó como realización más sobre-saliente, ampliamente utilizada luego por los redactores del primer código penal de 1822, el extracto de leyes penales de Castilla y el Discurso sobre las penas (1782) del consejero Manuel de Lardizábal, gran conocedor del Derecho patrio. En esta década crucial y antes de la paralización que supuso la Revolución Francesa, todavía sería traducida La ciencia de la legislación de Gaetano Filangieri (1787-1789)70 y se publi-

66 El marqués de Beccaria publica su famosa obra Dei li�i e delle pene en 1764, el mismo año en que muere Feijoo. Su estela de in�uencia, bien visible en la obra de Acebedo, Jovellanos, Foronda, Meléndez Valdés y tantos otros ilustrados, sería en parte corregida y completada por M. de Lardizábal. Discurso sobre las penas contahído a las leyes criminales de España para facilitar su reforma (1782) (Reed. en Revista de Estudios Penitenciarios, 174, 1966, págs. 627-745, con un Estudio preliminar de J. Antón Oneca sobre El Derecho penal de la Ilustración y D. Manuel de Lardizábal). C. Beccaria, De los delitos y de las penas (Voltaire, Comentario al libro de los delitos y de las penas, Introducción apéndice (Beccaria en España) y notas de Y. A. Deval, 1982; cf. F. Venturi, Se�ecento riformatore, Da Muratoria Beccaria, Turín, 1969; S. Scandellari, «Una tentativa di reforma penale nel secolo XVIII spagnolo. Il «Discurso sobre las penas» di Manuel de Lardizábal», en Bolletino dell’Archivio Starico Sardo, 11, 1983, págs. 83-153; R. Morán Martín, «La re-forma del Derecho penal en el pensamiento de Jovellanos y posible in�uencia en Lardizábal», Anuario Jurí-dico y Económico Escularialense XXVI, vol. II, 1993, pp. 471-498 (obra común que nada prueba).

67 V. Silva Melero, «La faceta criminológica en el pensamiento del Padre Feijoo», Anuario de De-recho Penal y Ciencias Penales 9, 1956, págs. 33-41; E. Pérez Ferrer, Ideas penales y peninteciarias del Padre Feijoo, Revista de Estudios Penitenciarios, 1964, págs. 429-448. S. Martínez Risco, Las ideas del P. Feijoo, Orense, 1973.

68 Sempere y Guarinos, Ensayo, I. págs. 78-92 (art. Acebedo); cf. la discusión de los autores de la época sobre la validez del tormento como medio de prueba en F. Tomás y Valiente, El Derecho penal de la monarquía absoluta, Madrid 1969; del mismo autor, «Teoría y práctica de la tortura juridicial en las obras de Lorenzo Matheu y Sanz (1618-1680)» en AHDE, 41, 1971, págs. 439-485. G. Martínez Díez, «La tortura judicial en la legislación histórica española», en AHDE, 32, 1962, págs. 223-300. J. Domergue,« A propos de la torture et de la peine de mort. Un noyau sevillan de résistance a la reforme du droit penal (1774-1792)», Caravelle, 31, 1978, págs. 75-90.

69 Jovellanos, Obras, I, 77. Sobre las circunstancias de su redacción J. A. Ceán Bermúdez, Memo-rias para la vida del Excmo. Sr. Gaspar Melchor de Jovellanos y noticias analíticas de sus obras, Madrid 1814 (reed. 1989), pág. 312. Sobre sus fuentes J. H. Polt, «Jovellanos, El delincuente honrado», en Romanic Review, 50, 1959, págs. 193-234.

70 J. Lalinde Abadía, El eco de Filangieri en España, en AHDE, 54, 1984, págs. 477-522.

Page 154: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

154 Santos M. Coronas

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 127-154

carían las Cartas de Valentín de Foronda instado a la reforma del procedimiento penal sobre la base de las garantías existentes en el Derecho inglés.71

6. LA ECONOMÍA POLÍTICA

En el siglo de las reformas, la Economía Política, la ciencia que enseñaba a gobernar en frase de Jovellanos y cuyo conocimiento reputaba «el más importante y esencial de todos los que requiere la ciencia de la legislación, pues al indagar sobre las fuentes de la prosperidad y los medios de difundirla debía ser continuamente consultada bien fuera para derogar las leyes perniciosas o inútiles, bien para formar las necesarias y convenientes», iba a experimentar un notable auge difundiendo un espíritu de utili-dad que faltaba a la nación».72

Aunque promovido su conocimiento en el reinado de Carlos III, su progreso se debía enteramente, según Jovellanos, a la �losofía del siglo, pues con anterioridad los economistas solían formar sistemas particulares derivándolos de diferente origen (agricultura, comercio, ganadería), con lo que proponían reformas parciales a vicios generales. Este defecto de los antiguos arbitristas, Deza, Leruela, Navarrete, Osorio y Mata y aún de algunos economistas del siglo como Navia, Ustáriz o Ulloa comienza a corregirse con José González, Ensenada y Ward, hasta llegar a Campomanes, el in-signe magistrado capaz de promover las sociedades económicas, de sistematizar y aclarar la obra de los antiguos economistas y de difundir desde el poder la luz de los buenos principios y de la prosperidad.73 A este elenco de buenos economistas se su-maría el Jovellanos del Informe sobre el expediente de la Ley agraria, convertido desde su publicación en el programa-guía de los reformistas españoles.

71 Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la economía política y de las leyes criminales, Madrid, 1789-1790.

72 G. M de Jovellanos, Introducción a un discurso sobre el estudio de la Economía civil (1776) en Es-critos económicos. Edición y Estudio preliminar de V. Llombart, Madrid, �CMMPP, 2000; Obras com-pletas. Escritos económicos. Edición crítica, estudio preliminar, prólogo y notas de V. Llombart i Rosa y J. Ocampo Suárez-Valdés, Oviedo, IFESXVIII, 2008.

73 Jovellanos, Elogio del rey Carlos III, ibidem.

Page 155: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias)

Joaquín Fernández García (†)

J

ovellanos no ejerció como etnógrafo de modo intencionado, porque, entre otras cosas, esta disciplina no existía tal como se concibe hoy. En efecto, el concepto

de Etnociencia es relativamente reciente y se desarrolló en la segunda mitad del siglo pasado.1 Sin embargo, Jovellanos, como agudo observador e insaciable lector, tomó contacto con la historia univer sal del género humano, lo que le permitió ver, observar e interpretar la realidad en la que vivió inmerso.

Vamos a considerar aquí, con la brevedad que se nos impone, dos cuestiones: por un lado, a Jovellanos como teórico de la etnografía; y, por otro, como anotador meti-culoso de todo cuanto observaba. Nuestro estudio tiene un marcado carácter intro-ductorio que otros podrán completar con nuevas indagaciones en la vasta obra escrita del polígrafo gijonés y en su dilatada correspondencia.

En nota introductoria, señalaremos la situación de España y Asturias, respectiva-mente, durante el siglo XVIII, para, a partir de la realidad histórica, hablar de Jovella-nos como etnógrafo.

Como complemento a esta introducción, analizaremos la biblioteca de Jovellanos, para conocer sus posibles elementos de juicio, tanto históricos como culturales, y co-mentaremos sus viajes por España. Aunque hemos dicho que la Etnociencia no se había desarrollado como tal en la época de Jovellanos, el pensamiento etnográ�co y antropológico es tan antiguo como el propio ser humano, pudiendo hablarse de una auténtica aurora del mismo.2 En este contexto habría que situar a Jovellanos.

Remataremos nuestro trabajo, como ya hemos dicho, señalando la obra etnográ�ca de Jovellanos, tanto en el plano teórico como práctico o «de campo».

1 Berthe Friedberg, C.: Etnociencia, en Bonte, P. e Izard, M., Diccionario A�L de Etnología y An-tropología, Edit. Akal/Básica de bolsillo, Madrid, 2005, págs.. 263-265. Conte, E.: Antropología Aplicada, Diccionario A�L, op. cit., págs. 86-87.

2 Caro Baroja, J.: La aurora del pensamiento antropológico, Biblioteca de Dialectología y Tradiciones Populares, Consejo Superior de Investigaciones Cientí�cas, Madrid, 1991.

Page 156: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

156 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

I. INTRODUCCIÓN: UN PAÍS Y UNA ÉPOCA

Veamos aquí cómo estaba España durante la época ilustrada para, a continuación, analizar y comparar cuál era la situación del Principado de Asturias.

1. ESPAÑA ILUST�DA: BREVE CRÓNICA DEL SIGLO XVIII EN ESPAÑA

A �nales del siglo XVIII había en España tres millones más de habitantes que al comienzo de la centuria. En 1797 el país estaba ocupado por 10,5 millones de habi-tantes, mientras que en 1717 eran 7,6 millones. Pese a esta explosión demográ�ca, España seguía siendo una sociedad rural suponiendo las clases rurales el 56% de la población.3

Sabido es que la tierra productiva del país estaba en manos de dos grupos privile-giados: la nobleza y el clero. Los campesinos eran arrendatarios, trabajadores sin tierra, aunque la situación era muy desigual por regiones. Así, en el norte de España, los jornaleros constituían el 25% de la población; en el centro, la cifra oscilaba entre un 25 y un 30%; y, en el sur, entre el 50 y el 70%, ascendiendo al 75% en Sevilla, Córdoba y Jaén.

La agricultura creció pero no se desarrolló; esto es: se incrementó mediante la extensión de la tierra cultivable, pero no a través de una mejoría técnica. Y, pese al aumento de tierra cultivable, nuestra producción cerealística no satisfacía la demanda nacional, siendo imprescindible importar trigo y cebada. Ante esta situación, hubo ilustrados que lucharon por resolver el problema, destacando, entre ellos, Pedro Rodríguez de Campomanes y Jovellanos. Ambos atacaron los privilegios (Mesta, mayorazgos nobiliarios, manos muertas clericales, etc.); y de-fendieron la distribución de tierras a los campesinos. Los intereses creados y la complacencia real no hicieron posibles las reformas necesarias, por lo que fue inviable elevar el nivel de vida de los campesinos. No llevar adelante las reformas necesarias trajo malas consecuencias no sólo para la agricultura, sino también para la industria.4

La industria, a través de los talleres artesanos, se consideró como un complemento de la agricultura a nivel rural. Según el Catastro del Marqués de la Ensenada, las 200.000 personas que trabajaban en los sectores de la industria y los servicios se dis-tribuían así: 102.425 en el sector textil; 50.456 en la industria de la construcción, en su mayor parte como carpinteros; trabajadores del metal, 22.777; y marineros, 17.779.

3 Nadal, J.: La población española (siglos XVI a XX), Barcelona, 1973.4 Domínguez Ortiz, A.: Sociedad y Estado en el siglo XVIII español, Barcelona, 1981.

Page 157: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 157

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

El sistema de trabajo en fábricas o factorías se desarrolló tanto a nivel público como privado, especialmente a nivel público destacando estas actividades: construcción na-val, manufactura de armas, producción de tabaco, minería del mercurio, producción de tapices, cristal, porcelana, sarguetas y seda. Varias circunstancias ahogaron estas actividades públicas: la mala administración, di�cultades en el transporte, etc. Todos estos inconvenientes, lejos de apoyar la existencia de una potente industria privada, actuaron como elementos disuasorios.

El comercio fue el sector económico que conoció un mayor crecimiento en el siglo XVIII en España. El comercio colonial fue el más boyante y permitió a España pagar el déficit comercial acumulado por la importación de cereales. Es de justicia recordar que el comercio catalán fue esencial en la España Ilustrada en su intento de conquistar los mercados español, europeo y americano. Frente al boyante comercio con ultramar, el comercio nacional estaba muy atrasado por múltiples razones.5

En la España dieciochesca había muchos nobles y señores, pero pocos ricos. Los nobles ricos de verdad, los Grandes de España, eran pocos. Había, eso sí, muchos hi-dalgos pobres, especialmente en el norte de España, auténticos nobles empobrecidos. En el censo de 1797 aún había en nuestro país un total de 402.059 personas cuali�ca-das como hidalgos; de ellos, sólo había 1.323 titulados, esto es, con título nobiliario. Se distribuían así: 14 en Guipúzcoa; ninguno en Vizcaya; 15 en Asturias; 33 en Burgos; 61 en Cataluña; 168 en Extremadura; 298 en Navarra; 100 en Sevilla; y 289 en Ma-drid. Éstos eran los auténticos nobles, identi�cados, más que por su estamento, por su riqueza.

España, por aquellas fechas, estaba dividida en dos grupos sociales: los dueños de la tierra y los que la trabajaban. Ya lo hemos dicho, los dueños de la tierra eran nobleza y clero, quienes poseían más de la mitad de la tierra cultivada; y por de-bajo de ellos estaban los siguientes grupos: los campesinos, fuesen propietarios, arrendatarios o jornaleros; y la naciente burguesía constituida por profesionales liberales, comerciantes e industriales; esta nueva clase media iba a tener mucha trascendencia futura pues debilitaba, notablemente, la estructura de la sociedad tradicional.

La población rural humilde y campesina era dominante en Castilla la Nueva, Cas-tilla la Vieja y Extremadura, constituyendo el 80% de la población activa. La mayor parte de ellos eran víctimas de la inseguridad, la pobreza y el hambre. Y lo malo de las clases populares es que no tenían sentido de identidad ni capacidad organizativa. Mu-chos individuos del pueblo sin horizonte alguno, optaban por la marginalidad convir-

5 García-Baquero González, A.: Comercio colonial y producción industrial en Cataluña a �nales del si-glo XVIII, en Nadal y Tortella eds., Agricultura, comercio colonial y crecimiento económico, págs. 268-294.

Page 158: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

158 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

tiéndose en vagos, jugadores y borrachos, por más que tuviesen la cuali�cación legal de delincuentes. Las clases trabajadoras urbanas vivían mejor que las campesinas; y ellos protagonizaron las primeras huelgas en fábricas y astilleros.

La España urbana del siglo XVIII gravitaba entre la ciudad política de Madrid, aislada en el interior de Castilla, y las ciudades periféricas y costeras con vocación económica ultramarina. Madrid era una ciudad singular por ser la capital de un im-perio y por ser la mayor concentración de población de la Península; pero no tenía universidad, ni sede episcopal, ni edi�cios monumentales. La economía de la capi-tal estaba dominada por las élites políticas, terratenientes y eclesiásticos que cons-tituían en conjunto el 21% de la población, pero que concentraban el 67% de todas las rentas posibles. Por debajo, estaban los sectores mercantil y profesional con un 8,7% de la población activa y el 8,5% de las rentas. Por su parte, artesanos y otros trabajadores constituían el 46% de la mano de obra total y sólo recibían el 11% de las rentas urbanas.

Eran dignas de consideración en el plano nacional, algunas ciudades tales como Barcelona, Sevilla, Cádiz, Bilbao, Santander y La Coruña como centros comerciales, industriales y con puerto atlántico. Ellas se alejaban bastante del modelo generalizado, dominado por las clases rectoras.

2. LA ASTURIAS ILUST�DA. BREVE SÍNTESIS

Durante el siglo XVIII se intentó que la historia del Principado cambiara sus derroteros y los ilustrados asturianos trataron de abrir vías hacia la modernidad, algunas de las cuales se lograrían en los siglos XIX y XX. En honor a la justicia, cabe recordar aquí los siguientes ilustrados asturianos: Don Álvaro Navia Osorio y Vigil de la Rúa, III marqués de Santa Cruz de Marcenado, Gaspar Casal Ju-lián, Flórez Estrada, Canga Argüelles, Antonio de Valdés, los Condes de Toreno y de Marcel de Peñalba, los marqueses de Ferrera y Vistalegre, Rodrigo Oviedo y Portal, Francisco de Paula Caveda y Solares, Juan Antonio González de Valdés, Jacinto Díaz de Miranda, Manuel Rubín de Celis, José del Campillo y Cossío, Fray Benito Jerónimo Feijóo, Pedro Rodríguez Campomanes, conde de Campomanes y Jovellanos.

Pretendemos hacer aquí una breve síntesis del siglo XVIII asturiano, ocupándo-nos sucesivamente de estas cuestiones: la población, la economía, el campesinado y la propiedad de la tierra, la industrialización, el sector mercantil, la sociedad asturiana y, �nalmente, la cultura.

La población aumentó con un crecimiento global mantenido entre un 55% y un 60%, y ello pese a múltiples crisis demográ�cas provocadas por el hambre y varios

Page 159: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 159

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

brotes epidémicos de enfermedades infecciosas (viruela, paperas, tosferina, estados catarrales, sarampión, tifus, ictericia, etc.).

La economía sufrió un intento frustrado de modernización; en efecto, los ilustra-dos pretendieron cambiar las estructuras productivas para mejorar el bienestar de la población. La Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias apostó en este sen-tido, pero no consiguió sus objetivos siendo sus logros muy escasos.

La agricultura presentó pocas novedades respecto a siglos anteriores. Esto es: sin abandonar su orientación al autoconsumo y al pago de rentas, tan sólo se consoli-daron las innovaciones y mejoras introducidas en el siglo XVII con apoyos o�ciales. Todo ello favoreció los usos agropecuarios privados e intensivos en consonancia con el incremento de la población; y, con ello, se produjo un crecimiento del producto bruto agrario que se ha cifrado en torno al 33%. Se prosiguió la expansión de la su-per�cie cultivada a costa del común y la propiedad estaba concentrada en manos de nobleza y clero. Fuentes �dedignas de la época nos ofrecen estos datos en 1797: 3.139 labradores propietarios, 54.141 arrendatarios y 1.832 jornaleros. La ganadería era bá-sica para la subsistencia del campesino, y nobleza y clero la explotaban a través del sistema de la comuña.

La industria era fundamentalmente artesanal. Con tecnología muy elemental, la mayoría de los artesanos trabajaban en el ramo textil (lana, lino, cáñamo) y el resto eran carpinteros, sastres, constructores, zapateros, curtidores, alfareros y cal-dereros; y, en el medio rural, se transformaban productos agropecuarios (queso, manteca, mantequilla, sidra, salazones) para uso propio o para venderlos en merca-dos locales o castellanos. En este mediocre panorama llegaron a despuntar el sector textil con 551 batanes y telares, y la metalurgia tradicional, abriéndose numerosas ferrerías, mazos, �aguas y martinetes. La creación de las Reales Minas de Langreo y la Empresa del Nalón para transportar el mineral vía �uvial no tuvo excesivo éxito ini-cial, como tampoco lo tuvo después la puesta en marcha de la Fábrica de Municiones Gruesas de Trubia.

En el sector mercantil tampoco hubo cambios de consideración. Los lugares de mayor actividad eran mercados y ferias y la creación de comercios en las ciudades supuso un neto avance. El intercambio con otras regiones se realizaba especialmente con Castilla. Desde allí se traía grano, vino, aguardiente, lino, lana, cáñamo, aceites, tejidos, etc.; y, desde aquí, se exportaba pescado fresco, escabeches, grasas animales, ganados, habas, avellanas, hierro, lienzos, etc. Las comunicaciones eran muy malas por tierra con las provincias limítrofes. Ello favoreció el comercio marítimo, contro-lado por mercaderes y barcos ajenos a la región (vascos, gallegos, portugueses, etc.), con escaso o nulo rendimiento para la provincia.

Como en el resto de España, nobleza, clero, pueblo llano y una incipiente burguesía con�guraron la sociedad asturiana del siglo XVIII. Los nobles de la tierra eran muy

Page 160: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

160 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

pocos; el 80% de sus ingresos procedían de las rentas que producían sus tierras y que cobraban en especie (escanda, maíz, trigo, centeno, cebada…). Rentas que incremen-taban con la práctica de la comuña. La nobleza y la clerecía tenían otras fuentes adi-cionales de ingresos tales como: alquileres (casas, hórreos, quintanas); posesión de ferrerías, molinos y hornos; diezmos y derechos de patronato, juros y censos; rentas enajenadas a la Corona; etc.

El estamento eclesiástico también poseía un fuerte peso económico; sirva este ejemplo: en el año 1786, los ingresos del obispo se estimaban en 60.000 ducados y los del cabildo catedralicio en 80.000. El origen de esta riqueza era bien conocido: diezmos, rentas de la tierra, censos, ejecuciones por deudas, alquileres de casas, cartas de dote, herencias, donaciones, etc.

La burguesía asturiana de la época era débil y se concentraba en Oviedo, Gijón, Avilés, Puerto de Vega, Luanco, etc. Esta élite, una vez superado el su�ciente poder económico, persiguió el honor social parejo con la compra de tierras, casas y ganados.

Durante el siglo XVIII la Universidad fue el centro de cultura más importante de la región. De todos modos, el mundo universitario se quedó muy lejos de Ilustración e Ilustrados. Los ilustrados asturianos brillaron a nivel nacional y poco a nivel local. Sin embargo, Jovellanos puso en marcha el Real Instituto de Náutica y Mineralogía en Gijón con más ilusión que éxito.

En 1717 se creaba en Asturias la Real Audiencia por Real Cédula de Felipe V, inau-gurándose el 30.7.7, para limitar el poder de los nobles y consolidar el poder monár-quico de la región. De todos modos, el balance del siglo podría resumirse destacando el fracaso de los planes reformistas. La invasión napoleónica primero, y la implan-tación del régimen liberal después, auspiciada por las Cortes de Cádiz, cambiarían bastante las cosas entrados ya en el siglo XIX.

Finalizada esta breve síntesis en torno al siglo XVIII, pasamos a ocuparnos de la personalidad de Jovellanos como etnógrafo.

II. JOVELLANOS ETNÓG�FO

1. FUENTES

Cabe preguntarse, antes de estudiar la �gura de Jovellanos como etnógrafo, por una cuestión fundamental: el origen de sus inquietudes etnográ�cas y sus fuentes. Al respecto, se ha de indagar en dos direcciones: por una parte, conocer los contenidos de su biblioteca por si ello aportase algo; y, por otra, estudiar sus inquietudes viajeras y ver como anotaba meticulo samente sus experiencias de viaje.

Page 161: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 161

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

A. LA BIBLIOTECA DE JOVELLANOS

Los contenidos de la biblioteca de Jovellanos han sido estudiados en dos ex-celentes monografías.6 Al respecto, podría decirse, en términos generales, que Jo-vellanos a sus treinta y cuatro años era ya un excelente biblió�lo que reunía en los anaqueles de su casa las más importantes obras de jurisprudencia, economía, historia y bellas artes de autores españoles y extranjeros conocidos en su época. Y puede decirse esto, porque en la Biblioteca Nacional de Madrid se conserva un manuscrito de 55 hojas en folio, paginadas, más la portada que lleva la fecha del 28 de septiembre de 1778. Tal manuscrito es un inventario de la biblioteca de Jove-llanos en aquella fecha.

Previamente, Jean-Pierre Clement había realizado una aproximación a lo que pudo ser la biblioteca de Jovellanos, basándose en sus citas; es meritorio este ensayo de reconstrucción de la biblioteca del polígrafo gijonés; es muy meritorio porque aún no se conocía el manus crito que manejó Francisco Aguilar Piñal y coincide básicamente con este último autor; más aún, el trabajo de Jean Pierre Clement se puede considerar, en cierto modo, más completo, pues el manuscrito aludido es inventario sólo de la biblioteca juvenil de Jovellanos y éste re coge los libros adquiridos por Jovellanos en los más de treinta años que le quedaban aún de vida.

El manuscrito manejado por Francisco Aguilar Piñal permite conocer la biblioteca del ilustrado asturiano en 1778; en esa fecha, sus existencias sumaban 875 títulos de impresos, con 1.300 volúmenes, una veintena de manuscritos y algunos tomos de pa-peles varios en los que no se especi�ca el contenido.

No es éste el momento para analizar minuciosamente los datos estadísticos de la bi blioteca de Jovellanos. Aportamos aquí sólo algunos datos generales. Respecto al idioma en que estaban escritos cabe señalar que los idiomas representados eran éstos: español, latín, francés, italiano, inglés y portugués; el español y el latín eran los idiomas dominantes. Y, � nalmente, un dato que hasta cierto punto es lógico: más de la mitad de los libros fueron libros contemporáneos a él, es decir, publicados en el siglo XVIII.

Respecto a la temática o contenidos de los libros adquiridos, cabría reproducir aquí la tabla elaborada por Jean-Pierre Clement.

6 Clement, J. P.: Las lecturas de Jovellanos. Ensayo de reconstrucción de su biblioteca, IDEA, Oviedo, 1980. Aguilar Piñal, F.: La biblioteca de Jovellanos (1778), Instituto Miguel de Cervantes, Consejo Superior de Investi gaciones Cientí�cas, Madrid, 1984.

Page 162: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

162 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

Y, a modo de conclusión que avala su interés por la Etnografía, podríamos decir:a) Jovellanos conoció la aurora del pensamiento antropológico, leyendo a los clási-

cos latinos y griegos, a los Santos Padres de la Iglesia, a los �lósofos escolásticos, a los humanistas del Renacimiento, las crónicas y cronistas españoles, a Raimundo Lulio y a los literatos italianos.

b) Jovellanos conoció la obra Antigüedad y cosas memorables del Principado de Astu-rias, cargada de conocimiento histórico y etnográ�co de la región asturiana.

c) Jovellanos conoció la literatura clásica española, rica en conocimientos popula-res y etno grá�cos.

d) Jovellanos conoció la literatura tanto española como europea de los siglos XVII y XVIII, rica también en saberes populares.

e) Jovellanos conoció el pensamiento jurídico, �losó�co y cientí�co europeo de la época, no exento de sabiduría popular.

f) No existía la etnociencia propiamente dicha, pero, aparte de los contenidos se-ñalados, en su biblioteca existían datos su�cientes para demostrar que se interesaba tanto por lo popular como lo culto. Sintetizando, su biblioteca era universal y en ella podía encontrarse cual quier conocimiento pues sus contenidos eran los siguientes: Literatura, Historia, Pensa miento, Economía, Derecho, Ciencias, Lingüística, Geo-grafía, Técnica, Bellas Artes y Pe riódicos.

Page 163: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 163

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

B. LOS VIAJES

Los viajes fueron una fuente inagotable de conocimientos etnográ�cos para Jovella nos. Nos lo demuestra en su Diario.7 En esta edición que manejamos se re-cogen los viajes de Salamanca-Madrid (20 de agosto de 1790) y Madrid-Gijón (29 de agosto de 1790), amén de otros viajes por el interior de Asturias (Llanes, Avilés, Oviedo, Valdesoto, Pravia, Pajares, Cangas del Narcea, Covadonga, Palma de Ma-llorca) y a León.

Complemento obligado a los viajes señalados son las Cartas del viaje a Asturias o Cartas a Ponz, cargadas de conocimiento, saberes y noticias etnográ�cas.8

C. ALGUNOS INFORMES

También están cargados de conocimiento etnográ�co algunos de los informes elabora dos por Jovellanos. Al propósito que nos ocupa, nosotros destacaríamos al-gunos: el Informe sobre la Ley Agraria y la Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diver siones públicas y sobre su origen en España.9

De modo intencionado, no vamos a manejar más documentación porque nuestro tra bajo aspira a ser un buen trabajo introductorio y abierto, no un trabajo exhaus-tivo y cerrado a nuevas investigaciones. Por otro lado, se centrará especialmente en Asturias.

2. JOVELLANOS Y LA ETNOLOGÍA

Con las limitaciones que ya hemos señalado, hablaremos aquí sucesivamente de dos cuestiones. Por un lado, las cuestiones etnográ�cas teóricas que se plantea Jo-vellanos en sus escritos; y por otro, las observaciones etnográ�cas que hizo nuestro ilustrado.

7 Jovellanos, G.M. de: El Diario de los viajes, Introducción, selección, estudios y notas de Jesús Menéndez Peláez, Foro Jovellanos, Gijón agosto de 1998. En adelante, en las notas de pie de página, constará Diario Viajes.

8 Jovellanos, G.M. de: Cartas del viaje de Asturias (Cartas a Ponz), KRK Ediciones, Edición de Álvaro Ruiz de la Peña y Elena de Lorenzo Álvarez, Oviedo, 2003. En adelante, en las notas a pie de página, constará Cartas.

9 Espectáculos y diversiones públicas, Edit. Cátedra, Edición de Guillermo Carnero, Madrid, 1998.

Page 164: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

164 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

2.1. CUESTIONES TEÓRICAS

Las cuestiones antropológicas y etnográ�cas más interesantes las plantea Jovella-nos en su Informe sobre los espectáculos y diversiones públicas ya citado. Recordemos brevísimamente la génesis de dicho informe y sus contenidos.

A) Génesis de la Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diver-siones públicas y sobre su origen en España

El informe nació por encargo como tantos otros. En efecto, en el año 1786 el Con-sejo de Castilla encargó a la Real Academia de la Historia un informe sobre las di-versiones habi das en las distintas regiones españolas. La Academia, conocedora de la valía de Jovellanos, le trasladó el encargo. Lo sabemos por la Advertencia que Jovella-nos antepuso a la Memoria y por la carta que le dirigió Antonio de Capmany, Secreta-rio de la Academia, recordándole el encargo el 14 de noviembre de 1790. Jovellanos envía el texto a la Real Academia el 4 de febrero de 1791 y se dedica una sesión de la Academia a su lectura.

Don Gaspar, que era un perfeccionista, no había quedado muy satisfecho con la pri mera redacción y preparó una nueva en 1796. La obra quedó inédita hasta 1812 por voluntad expresa de Jovellanos. Él temía que su divulgación le trajese sinsabores como había ocurrido con El Informe sobre la Ley Agraria.

B) Contenidos de la memoriaLa Memoria se articula en dos partes; la primera es histórica y la segunda, concep-

tual y práctica.

a) Primera parte de la Memoria: Historia de los espectáculos y diversiones en España

Esta primera parte la subdivide Jovellanos en dos capítulos: el primero, se ocupa del origen general de las diversiones y espectáculos de España, y, en el segundo, de la historia particular de los espectáculos.

Esta primera parte tiene un indudable interés etnográ�co por un doble motivo: por un lado, describe los espectáculos habidos en España desde los comienzos de la Edad Media (caza, cetrería, torneos, justas, juegos de sortija y cañas, �estas palaciegas con bailes, mú sica, cánticos y recitación de poemas, romerías, juegos rústicos y corridas de toros); y, por otro, Jovellanos se decanta por algunos espectáculos y denigra a otros. De este modo, de muestra una especial simpatía por la espiritualidad medieval y un rechazo frontal al teatro del Siglo de Oro y, �nalmente, un notable desprecio por las corridas de toros.

Page 165: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 165

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

b) Segunda parte de la Memoria: Normas sobre espectáculos y diversiones públicas

Esta segunda parte normativa entra de lleno en la cuestión y separa netamente Jovella nos lo que son diversiones populares de lo que son las diversiones ciudadanas, como si de dos mundos contrapuestos y antagónicos se tratase. Lo cierto es que estu-dia, por separado, lo que son las diversiones del pueblo que trabaja de las diversiones de los que huelgan.

Esta división de los ciudadanos en dos grupos es �el re�ejo de lo que ocurría en la Es paña dieciochesca donde, como ya señalamos, había dos grupos de ciudada-nos: los laborato res o trabajadores y los que vivían de sus rentas (los nobles: bella-tores; el clero: los oratores). Jovellanos no sólo describe a ambos grupos, sino que de manera práctica admite su existencia. La naciente burguesía apenas contaba en aquel momento.

Para Jovellanos, la existencia de ambas clases sociales era un hecho incontroverti-ble, no lo discute y organiza los espectáculos en torno al criterio de clase social.

Diversiones populares: las diversiones del pueblo que trabajaJovellanos describe con absoluta claridad las dos clases sociales. Dice:

Para exponer mis ideas con mayor claridad y exactitud dividiré el pueblo en dos cla ses, una que trabaja y otra que huelga. Comprenderé en la primera de todas las pro fesiones que subsisten del producto de su trabajo diario; y, en la segunda, las que vi van de sus rentas o fondos seguros... Es verdad que habrá todavía muchas personas en una situación media pero siempre pertenecen a esta o aquella clase... pero es im posible de�nirlo todo. No obstante, nuestros principios serán fácilmente aplicables a todas clases y situaciones.

Las peculiaridades de las diversiones populares y sus normas de aplicación son cla-ras para Jovellanos. Las resumimos brevemente:

– El pueblo necesita diversiones y no espectáculos. Diversiones que el propio pue-blo crea.

– El Estado debe ser tolerante con el pueblo y crear un estado de libertad para que el pueblo pueda divertirse.

Resumiendo su pensamiento, Jovellanos dice textualmente:

Nunca pierda de vista el Estado que el pueblo que trabaja, como ya hemos advertido, no nece-sita que el Gobierno lo divierta pero sí que le deje divertirse.

Implícitamente, Jovellanos le recuerda al Gobierno que España posee un rico patrimonio festivo, que hay que conservar como valioso y útil. Por sus viajes, nues-

Page 166: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

166 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

tro ilustrado sabía de esta riqueza y variedad; en una nota amplia, se ocupa de las diversiones populares en el País Vasco observadas en sus viajes de 1791 y 1797; tanto le gustaron, que las consideró pa radigmáticas de sus teorías sobre las diver-siones del pueblo.

Las diversiones ciudadanas: las diversiones de los que huelganEstaba clara la estratificación social en la que vivió Jovellanos, y estaba tam-

bién claro para él que, si bien el pueblo quería diversiones y no espectáculos, para las clases acomodadas eran imprescindibles los espectáculos. Lo dice así de claro:

Mas, las clases pudientes, que viven de lo suyo, que huelgan todos los días, o, que, al menos, destinan alguna parte de ellos a la recreación y al ocio, difícilmente podrán pasar sin espectáculos, singularmente en grandes poblaciones.

Por otro lado, los espectáculos evitarían que los pudientes se fueran a vivir a Ma-drid, abandonando el campo. Los espectáculos para las clases elevadas serían estos: las maestranzas, los bailes públicos y de máscaras, las academias literarias, los Cafés y Casas de conver sación, los juegos tradicionales de pelota, bolos y comparsas de moros y cristianos. Pero el espectáculo más noble y primordial para las clases elevadas sería el teatro.

El teatro que reclamaba Jovellanos era un teatro culto, fomentado desde la Real Aca demia Española con concursos y premios. Pero Jovellanos no se limitaba a pedir dignidad en los textos, sino también en los locales teatrales y los artistas de teatro. Ello encarecería las representaciones con estos efectos, en sus propias palabras:

La reforma de la escena, provocaría la carestía de la entrada y alejaría al pueblo del teatro... para el cual el tiempo es dinero y el teatro más casto y depurado una distrac ción perniciosa.

Sin embargo, tal como él concebía el teatro culto, sería para la nobleza en la que ten dría estos efectos: escuela de educación y de buenos sentimientos, infundiendo respeto a Dios, al Rey, a la patria, a la ley y a sus ministros; y, si ello se lograra, el teatro habría conseguido también educar indirectamente al pueblo.

Estas ideas, que hoy nos parecen anticuadas e injustas, parecen haberse inspirado en La Le�re a Mr. D’Alembert de Rousseau. En ella, Juan Jacobo también cree que el espectá culo teatral es inadecuado para el pueblo laborioso que disfruta y se bene�cia más de las diversiones al aire libre.

Page 167: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 167

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

2.2. T�BAJO DE CAMPO: LOS DIARIOS DE VIAJE Y ALGUNOS INFORMES

En los Diarios de viaje Jovellanos recoge muchas cuestiones etnográ�cas sobre múl-tiples asuntos: la tierra, el hombre, la cultura material, la cultura inmaterial, etc. Lo mismo ocurre en sus Cartas del viaje de Asturias (Cartas a Ponz). Serán estas dos obras las que manejaremos especialmente en este trabajo ya referenciadas líneas atrás.

Por seguir un orden expositivo, trataremos, sucesivamente, los siguiente temas: la visión del mundo de un ilustrado, la tierra (paisaje y espacio útil), el hombre y la cul-tura (material e inmaterial) y algunas cuestiones más, como la metodología de estudio a seguir en los viajes, el estado de caminos y posadas, la comida y la bebida, etc.

2.2.1. LA VISIÓN DEL MUNDO DE UN ILUST�DOPodría decirse que la visión del mundo circundante de un ilustrado, tal como

Jovella nos, estaba siempre entre la realidad y el deseo, entre lo que veía y lo que po-día ser aquello una vez modi�cado. En esencia, el ilustrado no sólo veía la realidad objetiva, sino también lo que podría ser por la acción modi�cadora de la mano del hombre.

De esta doble visión de la realidad hay muchos ejemplos en las obras que hemos ma nejado para elaborar este trabajo. Citemos algunos: la posibilidad de convertir en zona de re gadío a Castilla gracias a los cigüeñales que ve en Martín Muñoz junto a su feraz huerta;10 la posibilidad de aprovechar más de cuatro mil días de bueyes de tie-rra que ocupaba el estero de Avilés;11 la oportunidad de aprovechar las aguas del Sil en Ponferrada para regar una gran vega con millares de fanegas de tierra;12 el hecho real de explotar una �nca ideal en la que haya riquezas de todo tipo (viñas, tierras de labor, molinos, pradería, pesca), siguiendo el ejemplo de la hacienda de Retuerta de su hermana Gertrudis en la cuenca del río Aranguín;13 la posibilidad de hacer cami-nos sólidos, de calidad y a moderado precio;14 la necesidad de cambiar en Castilla el adobe de los edi�cios por ladrillo, sin graves dispendios;15 la no imposi ble realidad de ver convertida a Castilla en un vergel gracias al riego y a su navegabili dad;16 la necesi-dad de traer el esquileo del ganado ovino a León, saliendo la lana por los puer tos de mar asturianos, previa mejora de las comunicaciones; a estas citas, podría añadirse un

10 Diario Viajes…, op. cit., pág. 48.11 Ibídem, pág. 69.12 Ibídem, pág. 93.13 Ibídem, pág. 119.14 Ibídem, pág. 183.15 Cartas, pág. 32.16 Ibídem, pág. 60.

Page 168: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

168 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

largo etcétera. Jovellanos veía la realidad y, automáticamente, la proyectaba a un fu-turo ideal. Pero, veamos cuál era su opinión sobre la toma de datos de la realidad, pues, aunque la etno grafía no existía como ciencia, Jovellanos daba sabios consejos para acercarse a la realidad, aplicables tanto a la Etnografía como a la Antropología cultural.

2.2.2. EL MÉTODO ETNOGRÁFICO EN JOVELLANOSJovellanos, pese a que Antonio Ponz le pidió colaboración para su obra titulada

Viaje por España,17 no vio compensado su esfuerzo; en efecto, sus Cartas a Ponz no fueron conside radas por este último lo su�cientemente como para ser incluidas en la obra. Jovellanos co menta ambas circunstancias: el encargo y la no inclusión de su trabajo en aquel gran libro. Respecto al encargo, decía:

Al emprender este viaje, el Señor Don Antonio Ponz, bien conocido por los que hizo dentro y fuera de España, me encargó que apuntara lo que hallase de más notable en mis correrías, con el �n de completar la relación de una que había hecho por el mismo país en 1772.18

Respecto a la segunda cuestión, su inclusión en la obra de Ponz de las Cartas de Jove llanos, éste, suaviza la cuestión de este modo:

Era la intención del Señor Ponz aprovechar las noticias sembradas en mis cartas y diarios y formar con ellas uno o dos volúmenes en continuación de su viaje general. La muerte, robándole al público antes de que lo pudiese hacer, le privó de la perfec ción que con su estilo fácil y gracioso, con sus oportunas re�exiones y sus juicios ma gistrales hubiere podido añadir a mis pobres trabajos.19

Consciente Jovellanos de que debía tomar su iniciativa para publicar las Cartas, las re visa en los años 1794, 1795 y 1796; �nalmente, ven la luz en la edición realizada por la Real Sociedad Económica de la Habana en 1847.

Sobre el método a seguir para recoger noticias �dedignas en torno a un lugar, Jovella nos lo tenía claro y, además, era lógico. Decía:

¿Hay, por ventura, un medio más seguro de conocer bien los pueblos y las provin cias de un reino que el de ir a los lugares mismos y aplicar la observación a los obje tos notables que se presentan?.20

Y pone, como ejemplo, la imagen distorsionada de Asturias que se tenía en Madrid, diciendo:

17 Antonio Ponz: Viaje por España, Editorial Aguilar, Madrid, 1954.18 Cartas, pág. 17.19 Ibídem.20 Ibídem, pág. 18.

Page 169: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 169

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

El país que vi y observé no es ciertamente lo que se cree por acá y la idea que de él se tiene es harto equivocada y defectuosa. Por lo común, se mira a Asturias como una provincia pobre y miserable y ese error necesita un desengaño.21

Estaba claro para Jovellanos que la realidad debía ser no sólo vista sino también pi-sada por el observador; y, al margen de la presencia real del observador, eran precisas más cosas tal como propugnaba el ilustrado:

Para conocer los objetos es preciso observarlos muy detenidamente, preguntar, in quirir, anotar sus más notables circunstancias; de otro modo, el observador se expone a grandes errores y equivo-caciones; y tengo para mí que la falta de este detenimiento es la que ha puesto en tanto descrédito las relaciones de los viajeros.22

Estaba rotundamente claro que para hacer un relato verosímil era imprescindible estar en el lugar de los hechos, observar la realidad y analizarla meticulosamente; y, además, bus carle el vehículo literario adecuado; en este caso, el género epistolar, claro, sencillo y directo, huyendo de temas exóticos y de una innecesaria retórica, tal como a�rma Jovellanos:

Como la utilidad es el objeto de las descripciones que contienen, no hay que buscar en ellas ni aquellos hechos raros y portentosos que tanto aprecian los que sólo leen para matar el tiempo, ni aquellos primores y gracias de estilo sin los cuales es fasti dios y cansado todo libro a quien le juzga como humanista.23

Y cabe señalar en este apunte sobre el método etnográ�co de Jovellanos que critica los viajes en coche que, si bien son cosa muy regalada, no son el mejor método para conocer un país por varias razones:

El carácter grosero y remolón de los carruajeros, la estrechez y desaliño de las po sadas, la aridez y monotonía del país...24

(…) La celeridad de las marchas que o�ece los objetos a la vista en una sucesión de masiado rápida... el ruido fastidioso de las campanillas y el continuo clamoreo de mayorales y zagales.25

Finalmente, hay una cuestión de carácter metodológico digna de señalar. Se plan-tea Jovellanos la cuestión que se han planteado los antropólogos modernos creando

21 Ibídem, pág. 18.22 Ibídem, pág. 25.23 Ibídem, pág. 19.24 Ibídem, pág. 21.25 Ibídem, págs. 23 y 24.

Page 170: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

170 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

los conceptos de emic y etic, esto es: ¿cuál es la visión más correcta de la realidad?, ¿la realizada desde afuera o la llevada a cabo desde dentro, desde la entraña del asunto analizado? Jovellanos contesta a esta pregunta con estas sencillas palabras:

Para uno y otro se necesita, talento, instrucción, gusto y, sobre todo, aquel tino que nace del hábito de observar y analizar y aquella facilidad que sólo puede deberse a la de de�nir y describir (...). Y pues quiere que yo ayude a ella, dándole razón de lo que observase en mi viaje, la voy a hacer de mil amores, prometiéndole en mi correspon dencia una pepitoria de observaciones na-turales, económicas, históricas, artísticas y si Ud. quiere políticas y morales de las cuales podrá tomar y elegir para su descrip ción lo que más le pluguiere.26

Por todas estas razones, Jovellanos cuestiona la credibilidad de los abundantes y exito sos libros de viajes publicados en el siglo XVIII.

2.2.3. CUESTIONES T�TADAS POR JOVELLANOS RELACIONABLES CON LA ETNOG�FÍA Y LA ANTROPOLOGÍA CULTU�L

Nos centraremos en algunas de ellas con las limitaciones que nos hemos impuesto y señalado más atrás.

A) La tierraPara Jovellanos, apasionado de los viajes, la tierra posee una doble perspectiva: por un

lado, puede ser un elemento de pura emoción estética; y, por otro, una fuente de riqueza que hay que explotar. En todo caso, la precisión de lugares en sus visitas, viajes e itinerarios era de una exactitud comprobable. Y, cuando lo pedía la ocasión, describía con todo lujo de deta lles algún monumento siguiendo lo que le había demandado su amigo Antonio Ponz.

Comencemos por la emoción estética que le producía a nuestro ilustrado algunos luga res, momento que aprovechaba para alimentar su vena poética y hacer prosa poé-tica. Tal es el caso en un viaje por la costa asturiana, cuando dice:

En la jornada de Ribadesella por Collía, telas de araña, hermoseadas con el rocío. Cada gota, un brillante, redondo, igual, de vista muy encantadora. Marañas entre las árgomas no tejidas ver-tical, sino horizontalmente muy enredadas, sin plan ni dibujo. ¡Cosa admirable! Hilos que atra-viesan de un árbol a otro a gran distancia, que suben del suelo a las ramas sin tocar el tronco, que atraviesan el callejón. ¿Por dónde pasa ron estas hilanderas y tejedoras que sin trama ni urdimbre, sin lanzadera, peine ni enxullo tejen tan admirables obras? ¿Y cómo no las abate el rocío? El peso del agua que hay sobre ellas excede, sin duda, en un décuplo al de los hilos. Todo se trabaja en una noche; el sol del día siguiente deshace las obras y obliga a renovar la tarea.27

26 Ibídem, págs. 50-51.27 Diario Viajes, pág. 64.

Page 171: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 171

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

Hay otras descripciones idílicas o poéticas como la del valle del Nalón, que permite reconstruir aquel paisaje rural;28 lo mismo podría decirse del itinerario de León a As-turias29 y otros muchos.

Pero lo que más le interesa a Jovellanos, como ilustrado, es la tierra como fuente de ri queza. En este sentido, realiza exactas descripciones de geografía agraria, geológica e indus trial dependiendo del momento. Y siempre con visión de ilustrado, esto es: viendo la riqueza que hay o no hay y la que podría crearse. De ello ya nos hemos ocu-pado líneas atrás. De las cuestiones relacionadas con el desarrollo agrario e industrial nos ocuparemos más adelante.

B) El hombrePara Jovellanos, como ilustrado y como hombre de honda raíz cristiana, el ser hu-

mano es el centro de interés del Estado y de las instituciones. Podría decirse que toda su obra gira en torno al progreso humano. De todos modos, deseamos hacer algunas precisiones a unas a�r maciones tan generales como éstas.

En primer lugar, como hombre de su época, aceptaba la estrati�cación social tal como estaba establecida: clases elevadas (clero, nobleza) y clases bajas (el pueblo). Hasta tal punto aceptaba esto, como ya señalamos, que concebía unas diversiones para cada grupo social.

No hace Jovellanos en la fuentes que hemos encontrado, lucubraciones ni sobre el gé nero humano, ni sobre los españoles, ni sobre los asturianos. De estos últimos dice vagueda des. Veámoslo:

Dejando aparte que Asturias puede mirarse como la cuna de la libertad, de la no bleza y en cierto sentido de la religión de España y que en ella existen y en ella deben ser buscados los ve-nerables monumentos de nuestra historia, bastarían para reco mendarle los grandes objetos que la naturaleza reunió en su suelo (...) sus �ondosos bosques, sus valles amenísimos, sus montes levantados hasta las nubes, sus ríos....30

Aquí y en otros lugares, se exalta a Asturias y su glorioso pasado pero no se habla de las peculiaridades raciales si las hubiere, de los asturianos, amén de los rasgos que les caracte rizaban.31,32 Sí se habla de los asturianos de la emigración. Por un lado, de los desgraciados que salían a otras provincias en busca de medios de subsistencia; y por otro, de quienes se iban a ultramar en busca de fortuna.

28 Ibídem, pág. 76.29 Ibídem, pág. 87.30 Ibídem, pág. 50.31 Ibídem, pág. 5532 Ibídem, pág. 57.

Page 172: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

172 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

Los menesterosos que iban a otras provincias en busca de un elemental sustento eran considerados los responsables de nuestra mala fama. Lo expone así Jovellanos:

Se ven en la corte y capitales populosas algunos centenares de gallegos y asturianos que vienen fugitivos y como arrojados de su país en busca de una escasa y dura sub sistencia y que trabajando con un afán continuo, apenas recogen un interés vilísimo, viviendo siempre mal alojados, peor vestidos y no bien alimentados; y se concluye de ahí que los que quedan de la otra parte de los montes no son más venturosos.33

Respecto a los indianos dice:

No es raro que entre un centenar de hombres que perecen de miseria en aquel conti nente, vuel-ven de tiempo en tiempo dos o tres indianos cargados de oro a perpetuar el mal con el funesto ejemplo de su fortuna. (...) El primer objeto de estos indianos es arraigarse comprando tierras, labrando casas, fundando patrimonio y ligando a una vinculación perpetua los �utos y su tra-bajo.34

Más adelante, al tratar el asunto de la industria y la agricultura, volveremos a ocupar nos de los indianos.

C) Cultura material Veamos, a continuación, temas de mayor interés relacionables con la cultura mate-

rial tratados por Jovellanos, a saber: la vivienda y dependencias anejas; las cuestiones relaciona bles con la agricultura y sus posibles reformas; las cuestiones relacionadas con la industria; las cuestiones relacionadas con las comunicaciones; las cuestiones relacionadas con los mo numentos artísticos; y, �nalmente, las cuestiones relacionadas con los o�cios y la tecnología popular.

a) La vivienda y dependencias anejasPoco dice Jovellanos sobre la casa y dependencias anejas en las fuentes que hemos

manejado. Se ocupa especialmente de los hórreos en el informe inconcluso que sobre esta construcción inició. También se ocupa, reiteradamente, de las viviendas dedica-das a ventas, posadas e instituciones similares. Señala, asimismo de pasada, las casas de nobles locales a quienes conoce y visita.

La casa asturiana y sus dependencias está escasamente descrita por Jovellanos en las fuentes reseñadas. Ya señalamos, líneas atrás, la sugerencia de Jovellanos de sus-

33 Ibídem, pág. 18.34 Ibídem, pág. 84.

Page 173: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 173

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

tituir el adobe por el ladrillo en Castilla; y, a nivel de Asturias, se describe la casa va-queira de este modo:

Sus casas, si es que cuadra este nombre a las chozas que habitan, son por la mayor parte de piedra, y aunque pequeñas, bien labradas y cubiertas. Sin división alguna interior sirven a un mismo tiempo de abrigo a los dueños y a sus ganados, como si estas gentes se hubiesen empeñado en remedar hasta en eso a los de aquella dichosa edad. (...) En estas casas o chozas pasan el in-vierno los vaqueiros y las vacas, mante nidas éstas con el heno que tienen recogido.35

Y, llegada la primavera, cuando hacían la alzada a los puertos de alturas con sus ani-males y enseres, dice Jovellanos:

En las montañas su vida se acerca más al estado primitivo, pues ni tienen casas, haciendo la estación menos necesario el abrigo, ni se afanan mucho por su subsisten cia, hallando en la leche de sus ganados un abundante y regalado alimento.36

Exageraba Jovellanos, porque los vaqueiros no vivían al aire libre. En los lugares al tos, tenían unas construcciones muy rudimentarias y de pequeñas dimensiones de-nominadas chozos, corros o cabañas. En ellas pernoctaban y hacían la comida.

No hemos encontrado en las fuentes jovellanistas usadas una descripción de la casa asturiana popular con sus dependencias. A juzgar por los improperios que dedica a muchas de ellas, utilizadas como ventas, posadas y fondas, la casa rural tanto caste-llana como asturiana debía ser de muy mala calidad. Veamos algunos testimonios con las frases que dedica Jove llanos a muchas casas del hospedaje:

«Comimos en una malísima posada»;37 «A dormir a Matallana; ruin posada; será insu-�ible en el invierno por su desabrigo, aunque nueva».38 «Mala casa, buena gente; cuarto alto con tres camas poco aseadas»;39 «Mala posada».40 «Malísimo hospedaje antiguo».41 «Es sólo para arriería y no tiene comodidad alguna».42 «Buena, cons truida por el monasterio, pero sucia y descuidada por sus llevadores».43 «Mala po sada: la primera que se halla después de la casa de Ramírez, sin resguardo contra el �ío ni limpieza».44 «Puente de los Fierros: cruel posada; falta

35 Ibídem, pág. 129.36 Ibídem, pág. 130.37 Diario Viajes, pág. 48.38 Ibídem, pág. 50.39 Ibídem, pág. 51.40 Ibídem, pág. 62.41 Ibídem, pág. 94.42 Ibídem, pág. 96.43 Ibídem, pág. 108.44 Ibídem, pág. 130.

Page 174: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

174 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

de todo; envío a Campo manes por vino y truchas... descúbrense las camas: la mejor es insu�ible por asquerosa; resuelvo pedir un par de colchones al cura».45 «Malísima posada, sucia hasta la inmundicia».46 «A comer a la venta la Rodala; mala».47 «Venta de La Es pina: Dios me libre de ella».48 «Venta de Arganza cerrada: ni hierba, ni vino, ni nada».49 «No es fácil expresar a Ud., cuán mala, cuán sucia y cuán incómoda es la po sada. Lejos de o�ecer al pasajero un asilo contra las molestias del camino, hace desear con ansia volver al camino para huir de un albergue tan molesto y desampa rado».50 «A tres leguas de la Robla se tropieza con Buiza, lugar mayor que la Robla, pero malísima posada y malísima asistencia. (...) Este mal sólo tiene un remedio: haga usted que nos den buen camino y lo verá poblado de muy buenas posadas».51

A tenor de estos testimonios, las posadas y las casas rurales de la época eran de una pobreza absoluta tanto en su estructura como en su dotación interior. La excepción la consti tuían las casas de los nobles tanto urbanos como rurales. Así, el paso por la casa del Sr. Terre ros, un rico hacendado quirosano, queda re�ejado así:

En lo más alto, la casa de los Señores Terreros abrigada del norte por una eminente peña, bien situada, bien puesta y surtida. Mediator; cena magní�ca.52

De todos modos, no es prolijo Jovellanos en la descripción de las casas de los pudien tes.

Quiso dedicarle Jovellanos toda una carta al hórreo, pero la dejó inconclusa. A nuestro modo de ver, no aporta grandes datos sobre esta original construcción53; más aún: ciñéndonos al texto escrito, hay muchas lagunas en torno a los orígenes de este habitáculo y su distribu ción en el mundo, amén de otras cuestiones; y tampoco es completa la enumeración de todos los elementos arquitectónicos que constituyen un hórreo. Es interesante constatar aquí el me canismo de calefacción de la casa utilizado en Castilla y denominado Las glorias de Campos. Jovellanos comenta ampliamente el artilugio y admira su originalidad y e�cacia en una región caracterizada por la escasez de combustibles.54

45 Ibídem, pág. 133.46 Ibídem, pág. 178.47 Ibídem, pág. 184.48 Ibídem, pág. 185.49 Ibídem, pág. 185.50 Ibídem, pág. 53.51 Ibídem, pág. 54.52 Diario Viajes, pág. 86.53 Cartas, págs. 157-169.54 Ibídem, pág. 30.

Page 175: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 175

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

b) Cuestiones relacionadas con la agricultura y sus posibles reformasLa Agricultura y la Industria eran auténticas obsesiones para los ilustrados. La Agri-

cultura porque era preciso renovarla y la Industria porque había que promocionarla. Los datos más interesantes en el material que hemos manejado, están en La Carta so-bre la agricultura y propiedades de Asturias, aunque hay muchas informaciones disper-sas en el resto de los do cumentos. Resumamos las ideas esenciales sobre la situación de la agricultura en Asturias de Jovellanos:

– «Los mayorazgos y los monasterios e iglesias son casi los únicos propietarios de Astu-rias». Esto, aunque discutible en términos absolutos, es lo que dice Jovellanos.55

– Todo el mundo que tenía capitales compraba tierras. Jovellanos lo expresaba así:

Como hay falta de luces para erigir o promover con utilidad establecimientos indus triales, todo el mundo se mete a terrarguero; profesión, si no la más útil, por lo menos la más dulce y cómoda de cuantas se conocen y, por lo mismo, la más análoga a nuestra pereza y natural amor al regalo.56

De ahí, la actuación de los indianos que volvían ricos:

El primer objeto de estos indianos es arraigarse comprando tierras, labrando casas, fundando patrimonio, y ligando a una vinculación perpetua los �utos y su trabajo.57

– Con las compras de tierras, había carestía de las mismas, con lo que se incremen-taba su precio. El resultado, según Jovellanos, era éste:

Resulta que el rédito de la propiedad está siempre en una horrible desproporción con su capi-tal, pudiendo asegurarse que en Asturias todas las propiedades de terraz gos podrían escasamente producir el cinco por ciento de su valor actual.58

– Los colonos, para rentabilizar sus propiedades arrendadas, las ensanchaban a costa del co mún contraviniendo la ley de los cerramientos. Al �nal, quien perdía era el colono porque los propietarios les cobraban también por los ensanchamientos.59

– El mayorazgo era injusto por sí mismo por lo que suponía; pero no era solamente eso, por que los bienes obtenidos por este mecanismo podían seguir un mal camino

55 Ibídem, pág. 83.56 Ibídem, pág. 85.57 Ibídem, pág. 84.58 Ibídem.59 Ibídem, pág. 85.

Page 176: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

176 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

por caer en ma nos de un poseedor desidioso, gastador o desgraciado. La solución a esta situación la se ñala Jovellanos así:

A este mal sucede naturalmente otro, y es que el dueño, sintiendo poca proporción entre el producto de sus rentas y los gastos a que su situación le arrastra, después de contraer empeños acá y acullá consigue gravar con algún censo su casa. Este hecho es tan notorio, que no habrá acaso en toda la provincia dos mayorazgos enteramente libres de semejante gravamen. Los empeños y los censos disminuyen la renta de los propietarios y a esta disminución sigue siempre el abandono de las �ncas si ya no le ha precedido, como más regularmente sucede.60

– Las propiedades eclesiásticas sufren a la postre el mismo destino que las de los mayoraz gos. Pese a la laboriosidad de los colonos, la propiedad arrendada va a menos por falta de inversiones que las rentabilicen. Jovellanos propone normas administrati-vas para que des aparezca el mayorazgo, no se concentren tierras en manos muertas y no se fraccione exce sivamente la propiedad. Sobre este último asunto, decía el ilustrado:

Parecía tanto más necesario señalar un límite a esta reducción, cuanto que el pro greso actual de la población conduce a ella. En algunos concejos de Asturias sobran muchos brazos y ya la agricultura no puede ocuparlos.61

Para Jovellanos las cosas eran claras cuando decía:

Aún sin desgracia alguna, faltará muchas veces la constancia para continuar en el cultivo, porque trabajar mucho, comer poco y vestir mal, es un estado de violencia que no puede durar.62

Por ello, era partidario de regular el trabajo en el campo:

Pero señalando el límite por la ley se pueden evitar estos males y hacer que nadie cultive una casería que no pueda librar sobre su sudor y trabajo la esperanza de su subsistencia.63

Difícil cuestión está última para llevarla a la práctica. Y no es éste momento ni lugar para ocuparnos del tipo de arrendamientos que había aquí en Asturias inde�nidos y, en cierto modo, perpetuos, ni de la forma de pagar las rentas.

De todos modos, Jovellanos, a través de su Diario de los viajes y de las Cartas, no pierde ocasión para tomar notas sobre la agricultura en España y en Asturias. Desta-camos éstas:

60 Ibídem, pág. 86.61 Ibídem, pág. 91.62 Ibídem, pág. 92.63 Diario Viajes, pág. 59.

Page 177: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 177

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

– Al pasar por Nava el 19 de septiembre de 1790, se interesa por la cosecha a�r-mando:

Buena cosecha de pan en todas partes y abundantísimo de castañas pero escasísimo de maíz en los concejos de Nava y Gijón.64

– Nos extraña que Jovellanos comente esta obviedad tan evidente:

Gran diferencia entre los prados particulares y los comunes; ruin pasto, lleno de maleza; poca hierba (Entre la Pola y Nava).65

Decimos que es una obviedad ya que a nadie se le ocurre comparar una zona tra-bajada y una zona inculta, salvo que el ilustrado quiera decir entre líneas que deberían aprovecharse las zonas incultas.

– En su salida a Valdesoto en octubre de 1790, Jovellanos, al margen de sus notas de viaje, aprovecha para realizar un pequeño informe sobre el cultivo de maíz en Astu-rias tanto desde el punto de vista técnico como etnográ�co. Más adelante volveremos sobre este informe.66

– Curiosamente, sólo hemos encontrado una breve alusión a la escanda en el mate-rial estu diado, cuando dice de pasada:

Llavares, con iglesia, hijuela de Tuñón, abundante en la mejor escanda de Astu rias.67

– Sobre el cultivo del centeno hay una sola alusión. Dice así Jovellanos:

El cultivo de Tineo, centeno, cuyo pan se come; panizo, muy poco maíz; para los pa nizos, muchos ganados; para él muchas praderas y algunos nabos; es tierra alta y �ía.68

– También se re�ere Jovellanos a la Vendimia en el Municipio de Cangas del Nar-cea que la juventud convertía en una auténtica �esta.69

– Abunda Jovellanos en la descripción de los silos, graneros subterráneos para guar-dar el grano excedente. Justi�ca Jovellanos su existencia de este modo:

64 Ibídem.65 Ibídem, pág. 59.66 Ibídem, págs. 78-80.67 Ibídem, págs. 85.68 Ibídem, pág. 168.69 Ibídem, pág. 188.

Page 178: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

178 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

La feracidad de este suelo, su poca población y la falta de proporciones para buscar un con-sumo exterior al sobrante de sus �utos obligó naturalmente a los castellanos a preferir este especie de graneros baratos y donde el trigo se puede conservar veinte, treinta y hasta cien años sin per-derse.70

Realiza a continuación el ilustrado una descripción de su estructura y funciona-miento.

– También describe Jovellanos minuciosamente las bodegas «inventadas en Casti-lla por la necesidad, para guardar y conservar por largo tiempo los vinos de sus abundante cose chas».71 Casa, bodega y silo constituían en Castilla la vivienda humana y los luga-res en los que se almacenaban los frutos de la tierra.72

c) Cuestiones relacionadas con la industria y su posible reformaNuestro ilustrado en su Carta sobre la Industria en Asturias, no sólo señala el estado

de la cuestión, sino que además pone las bases para su reforma.73 En las fuentes que hemos manejado para este estudio también hay otros datos de interés. Señalemos lo más sustancioso de este asunto.

Aclara, para comenzar, Jovellanos que «se puede asegurar que en ninguna provincia está más atrasada [la industria] que en Asturias».74 A continuación, repasa los distintos tipos de Industria y su presencia en Asturias.

Llama industria rústica a la que va unida a la agricultura y se ocupa únicamente en preparar para el consumo los productos de la tierra. Representarían esta variedad industrial los siguientes manufacturados: derivados de la leche (manteca, queso), sa-lazones, la sidra, frutas (frescas, pasas, con�turas), aceites (nuez, linaza, helecho, fruto del haya). Este tipo de indus tria estaba escasa o nulamente desarrollada en Asturias.75

La industria popular sería la industria doméstica, aquélla que se abrigaba en el seno de las familias. Industria productiva y desarrollada en Asturias. Jovellanos la describe así:

Sus lienzos, sus estameñas, sus paños, bastos y sayales, sus pieles, sus medias y todo cuanto sirve para el vestido y el calzado, sus muebles, sus vasos, sus instrumentos rústicos, fabriles y piscatorios, y, en una palabra, cuanto pueda necesitar un pueblo dado a la agricultura, a la pesca y a la cría del ganado, todo se fabrica en Asturias, y por lo común, se fabrica bien.76

70 Cartas, págs. 26-28.71 Ibídem, págs. 28-30.72 Ibídem.73 Ibídem, págs. 99-110.74 Ibídem, pág. 79.75 Ibídem, págs. 99-100.76 Ibídem, pág. 101.

Page 179: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 179

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

Jovellanos reclama para Asturias otra industria, la que da a los pueblos el nombre de industriosos y los hace ricos y opulentos, siendo nuestra región un buen candidato. En este grupo estarían las siguientes actividades industriales: la industria de la madera (tablazón, duelería, muebles); la industria de pieles y cueros (curtidos); la industria del hierro y otros metales (fundición, producción de quincallas, etc.); fábricas de pin-tados de tejidos y lienzos; industria de diversos materiales (mármol, azabache, suc-cino, amianto, minerales raros y pre ciosos).77

El ilustrado reclamaba para Asturias estas industrias por dos razones: la existencia de materias primas y de mano de obra barata. Pero había serios problemas para su puesta en mar cha: la ignorancia, la falta de conocimiento y la falta de capitales. A ello debían añadirse otras causas: la pereza, los prejuicios ante todo lo nuevo, la envidia. Quizás la raíz más profunda de que la industria no prosperase fuese la ignorancia, de ahí que Jovellanos a�rmase:

Es, pues, indispensable, traer la ilustración a este país y yo aseguro a Ud. que tar dará muy poco en ser industrioso.78

El papel del Estado quedaría relegado a crear un clima de libertad. Lo a�rmaba así Jo vellanos:

La industria es natural al hombre y apenas necesita otro estímulo de parte del Go bierno que la libertad de crecer y prosperar; déme Ud. esta libertad y crecerá la in dustria hasta lo posible.79

Según Jovellanos, la industria colocaría a muchos asturianos que migran y activaría toda la vida económica (comercio, trá�co terrestre y marítimo, etc.), y daría la opor-tunidad a los indianos ricos de invertir sus capitales, incluso en novedosas industrias para aquel enton ces como la fabricación de botellas.

Pero la raíz de todos los males era la ignorancia. Lo decía así nuestro ilustrado:

Pero recelo mucho que se adelante poco mientras no se empiece a curar el mal en la raíz. Cuando mis paisanos tengan matemáticos, físicos, químicos, mineralogistas y di bujantes, cuando aprendan a emplear más útilmente los fondos, cuando sepan alcan zar del Gobierno los auxilios, que nunca niega a los que le buscan con justicia y oportunidad, entonces tendrán fábricas y arte-factos, podrán emplear en ellos un doble número de familias y la población y la riqueza crecerán como la espuma.80

77 Ibídem, págs. 101-102.78 Ibídem, pág. 103.79 Ibídem, pág. 104.80 Ibídem, pág. 110.

Page 180: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

180 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

A través de los documentos que hemos manejado, Jovellanos añade más datos so-bre la industria asturiana del siglo XVIII. Señalemos algunos de interés.

– La industria del carbón está ampliamente representada en El Diario de los Viajes. En el Tercer Viaje, que comienza el 19-9-1790, hace tres expediciones. En la primera, cubre el trayecto Oviedo-Llanes; en la segunda, cubre Gijón-Avilés-Oviedo; y, en la tercera, visita las explotaciones de Valdesoto. Aunque pudiere parecer que este viaje con sus tres expedi ciones era absolutamente monográ�co, Jovellanos, como siempre, se interesa por todo, a saber: las industrias locales que había en los alrededores de Oviedo de cestería y cedazos;81 la industria de la madera y la salida de la misma a la costa;82 las aceñas que tenía el marqués de Camposagrado en Avilés movidas por las mareas.83 De todos modos, Jovellanos cen tró su viaje para conocer la industria del carbón en Asturias en varias cuestiones: la lo calización de las explotaciones, su cali-dad y las di�cultades para transportarlo, amén de cálculos sobre costes del arrastre y métodos para hacerlo (terrestre, �uvial).84

– También se ocupa Jovellanos en sus viajes para conocer las minas asturianas de otras cuestio nes de interés; algunas ya las relatamos; otras directamente relacionadas con la cul tura espiritual las señalaremos más adelante.

d) Cuestiones relacionadas con las comunicacionesSabemos que Jovellanos deseaba que Asturias se relacionase con la meseta y que

los distintos pueblos asturianos se comunicasen entre sí y con sus puertos de mar. Él consideraba que ésta era la base para una Industria y un comercio �orecientes. Vea-mos qué dijo Jovella nos al respecto en las fuentes que hemos manejado.

Respecto a la comunicación con la meseta, el verdadero problema estaba entre León y Oviedo. En su Viaje de León a Oviedo, analiza tramo a tramo las características del camino y sus di�cultades. Y concluye de este modo:

Ya dije a usted que este camino, cuyos puntos extremos son la ciudad de León y la villa de Gijón, debería pasar por La Robla y seguir casi la misma línea que acabo de describir; las utilidades que o�ece esta comunicación son demasiado grandes y cier tas para que yo intente reducirlas a cálculo; pero cualquiera que conozca la fertilidad de Castilla en granos y vinos, y las pocas proporciones que tiene de extraer sus �utos, especialmente en todos aquellos vastos y pingües territorios que por estar situados en su parte occidental, se hallan a grandes distancias del puerto de Santander, y cual quiera que re�exione cuánto ganaría Asturias en la introducción de sus ganados, pes cados y �utos de que surte a ambas Castillas, y en llevar a ellas por medio de una comunicación libre

81 Diario Viajes, pág. 59.82 Ibídem, págs. 60-61.83 Ibídem, pág. 69.84 Ibídem, págs. 60 y 75.

Page 181: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 181

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

y directa los �utos y géneros ultramarinos y los de estanco de la Real Hacienda que entran por Gijón, se persuadirá fácilmente que ningún camino de cuantos se han construido y se construyen en España o�ece mayores ni menos dispu tables ventajas a la agricultura, a la industria y al co-mercio de la nación.85

Para potenciar la ruta León-Gijón, Jovellanos abogaba por establecer un centro de es quileo en la vega de León; ello permitiría la salida de las lanas por los puertos de Asturias. Pero, al parecer había di�cultades para que el Gobierno abordase el plan, tal como a�rmaba el propio Jovellanos:

¿Y, es posible, dirá Ud., que una obra de tanta importancia se mire con tanto des cuido? Sí, amigo mío; van a cumplir diez años que nada se adelanta en ella, pero su asombro de usted será harto mayor cuando sepa que las dudas, que los recursos, que los enredos y los chismes de los mis-mos naturales interesados en la conclusión de esta empresa, han opuesto los mayores obstáculos a su continuación.86

Otra cuestión distinta eran las comunicaciones dentro de la región. En general, no eran buenas en la zona rural, a juzgar por las descripciones de Jovellanos. Veamos algún ejemplo:

«Salimos a las cuatro; pésimo camino: calzadas y barrancos».87

«A Tineo, una larga legua: todo mal camino con muchas calzadas».88

«Mal camino y malísimo paso del caballo».89

Los ejemplos podrían multiplicarse, pero no es preciso. Aunque en lugares concre-tos podría haber aceptables caminos, la tónica general era mala. No debe extrañar, por tanto, que se quisiera convertir el río Nalón en navegable para arrastrar carbón, cosa que sólo se consi guió muy parcialmente, a juzgar por el testimonio jovellanista que dice así:

Las chalanas duermen hoy junto al pueblo; los chalaneros, a dormir en Forcinas, Peñaullán y Quinzanas, a que pertenecen. Volverán por la mañana; su trabajo de sol a sol (...), que el reparo del río es continuo, que hay para él brigadas de veinte hom bres que hacen el trabajo en los puntos que señalan los cabos de chalanas; que suelen emplearse en varios puntos más de doscientos hom-

85 Cartas, pág. 60.86 Ibídem, págs. 60-61.87 Diario Viajes, pág. 167.88 Ibídem, pág. 168.89 Ibídem, pág. 169.

Page 182: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

182 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

bres; que toda llena altera estas obras y renueva la necesidad de reparo; que las grandes allanan el río; que hay algu nas obras de �rme y muy durables.90

Pero la vía �uvial sólo era complementaria de la terrestre, y, a veces, esta última era la única posible. Esta última encarecía netamente el producto. Decía Jovellanos:

Cargaba entonces su carro Pedro Carreño, vecino de la Carrera; tenía dos bueyes de valor de sólo 600 reales y llevaría de 36 a 38 arrobas, por confesión suya; del mozo, de los carboneros. Dijo que con los dos mismos bueyes había llevado desde Lieres 46 arrobas.91

En síntesis, malas comunicaciones y, en consecuencia, encarecimiento de los produc tos, enlentecimiento del desarrollo industrial e incomodidad para el viajero.

e) Cuestiones relacionadas con los monumentos artísticosLa tendencia natural de Jovellanos, como ilustrado, era la de describir o, al menos,

se ñalar la presencia de los monumentos que se encontraba a su paso. En el Diario de los Viajes se señalan los monumentos; y en las Cartas se describen meticulosamente algunos, como era la �losofía de Ponz, disciplina a la que se sometió Jovellanos cuando recibió el encargo.

En la descripción de monumentos Jovellanos agota su erudición en múltiples direccio nes: historia, artística, cultural, política, etc.

De su pluma hemos recibido noticias de los siguientes monumentos o lugares de inte rés artístico: Covadonga,92 Santa Cristina de Lena,93 Valldemosa,94 Bellver,95 San Marcos de León,96 Monasterio de Arbás,97 Puente de Olloniego,98 la catedral de Oviedo,99 y la ciudad de Oviedo.100

Estas descripciones monumentales aportan poco al conocimiento de Jovellanos como etnógrafo. Aportan datos sobre los que se pueden contextualizar otras infor-maciones.

90 Ibídem, pág. 199.91 Ibídem, pág. 75.92 Ibídem, pág. 63.93 Ibídem, págs. 136-137.94 Ibídem, pág. 217.95 Ibídem, págs. 218-222.96 Cartas, págs. 41-47.97 Ibídem, pág. 56.98 Ibídem, pág. 59.99 Ibídem, págs. 63-80.100 Ibídem, págs. 80-82.

Page 183: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 183

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

f) Cuestiones relacionadas con los o�cios y la tecnología popularYa lo hemos dicho: Jovellanos no era un etnógrafo tal como lo entendemos hoy.

Las obras que hemos utilizado para este trabajo no son tratados en los que se recojan de manera sistemática los o�cios y las tecnologías populares desarrolladas en el siglo XVIII en España.

Respecto a los o�cios, algunos de ellos ya quedaron señalados al hablar de la agri-cultura y la industria. Los señalamos aquí en una rápida enumeración: campesinos, fabricantes de cestería y cedazos, mineros, arrieros, chalaneros, molineros, bataneros, posaderos, cazadores, pescadores, maderistas, curtidores, metalúrgicos, pintores, car-pinteros…

Respecto a las tecnologías populares recogidas en los textos jovellanistas aludidos ca bría destacar: el esquileo;101 los llamados cigüeñales para la extracción de agua;102 el ase rrado de madera;103 aceñas marinas del marqués de Campo Sagrado en Avilés;104 tecnología relacionada con el cultivo del maíz;105 tecnología relacionada con molinos y batanes;106 el machuco;107 la cerámica de Miranda;108 pesca de truchas, lampreas, an-guilas y esguines;109 y vendimia.110

Por supuesto que estas listas son reducidas y están limitadas a lo que Jovellanos dijo en las obras referenciadas.

D) Cultura inmaterialDifícil separar, culturalmente, lo que es material de lo que es inmaterial, porque

esto último siempre está ligado de algún modo a la materia. Por razones de orden, nosotros hace mos este deslinde según nuestros conocimientos y apetencias, y trata-remos, sucesivamente, de estas cuestiones: romerías y diversiones populares; algunas costumbres asturianas recogidas por Jovellanos; sobre la cultura de los vaqueiros de alzada; sobre la lengua asturiana, �nal mente, una miscelánea de cuestiones de posible interés etnográ�co.

101 Diario Viajes, pág. 47.102 Ibídem, pág. 48.103 Ibídem, págs. 60-61.104 Ibídem, pág. 69.105 Ibídem.106 Ibídem, pág. 88.107 Ibídem, pág. 109.108 Ibídem, pág. 120.109 Ibídem, pág. 119.110 Ibídem, pág. 188.

Page 184: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

184 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

a) Romerías y otras diversionesSeparamos, intencionadamente, las romerías de otras diversiones, porque las rome-

rías eran diversiones populares y públicas a las que podía acceder cualquiera; cuando hablamos de otras diversiones es porque no siempre el público podía acceder a ellas.

Las romerías eran, para Jovellanos, el paradigma de la diversión popular. Las Rome-rías de Asturias es el tema de una de las cartas a Ponz titulada Carta sobre las romerías de Asturias.111 En esta carta se especi�can rotunda y claramente los ingredientes de una romería asturiana en el siglo XVIII, tanto en su vertiente sacra como festiva y comercial. Los temas tratados son los siguientes: el escenario de la romería; los per-sonajes que acudían el día antes y la hoguera que se hacía; la llegada de los romeros el día de la �esta y los actos culturales matutinos; la comida campestre en familia; y, �nalmente, los actos festivos de la tarde con dos bailes paralelos, uno de mozos y otro de mozas.

La descripción es perfecta, pero no ahonda en cuestiones, especialmente religiosas, que estamos seguros que entonces se practicaban y que estaban cargadas de sentido ritual, tales como éstas: el ofrecimiento y la ofrenda; la entrega de exvotos y hábitos; las abluciones en el santuario; el cambio de ropas; la vuelta por otro camino, y tantas y tantas costumbres ya perdidas.

En todo caso, esta Carta debe ser el punto de partida de todo etnógrafo que desee es tudiar las romerías asturianas y escribir sobre ellas.

Claro que había otras diversiones al margen de las romerías. Enumeramos las que Jo vellanos señala en las obras que manejamos siendo algunas de ellas populares y otras cultas. De entre todas ellas, cabe destacar: veladas en las que había de todo (dulce conversación, canto, recitación de poemas, observaciones físicas y rústicas),112 invitaciones,113 bailes,114 cantos,115 beber en casa,116 �estas familiares en las que hay un cantante acompañado por el salterio y se baila,117 juegos probablemente de prestidi-gitación.118

Insistimos en que son las citadas por Jovellanos. Cabría añadir el carácter festivo de la esfoyaza y la vendimia, citadas como tal por nuestro ilustrado.119,120

111 Cartas, págs. 111-123. También puede verse en Gaspar Melchor de Jovellanos, Obras Completas, tomo X, págs.. 109-159, Edit. KRK, Oviedo, 2001.

112 Diario Viajes, pág. 71.113 Ibídem, pág. 71.114 Ibídem, pág. 113.115 Ibídem, pág. 113.116 Ibídem, pág. 120.117 Ibídem, pág. 187.118 Ibídem, pág. 189.119 Ibídem, pág. 79.120 Diario Viajes, pág. 188.

Page 185: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 185

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

b) Algunas costumbres asturianas recogidas por JovellanosDejamos para el apartado siguiente todo lo referido a los vaqueiros de alzada y rela-

tamos aquí las costumbres asturianas recogidas por Jovellanos en los textos que he-mos ma nejado.

Costumbres relacionadas con el cultivo del maíz. Costumbres de solidaridad y diversiónLa esfoyaza. La esfoyaza o enristrado del maíz, previa selección de sus hojas, era

mo tivo de una de las diversiones juveniles más importantes en el pasado de Asturias. En ella se conjuntaban alegría juvenil, trabajo comunitario y una gastronomía especí-�ca. Jovellanos, aunque con brevedad, describe bien esta costumbre.121

Maíz para la moza que va a casarse. Cuando una moza iba a casarse, iba con su madre a la casa de cada uno de sus vecinos, y cada uno le regalaba o un manojo de mazorcas o una pequeña ristra. La mitad del resultado era para la madre y, si la cedía a la hija, se le imputaba en su legítima materna. La otra mitad le pertenecía de derecho a la novia. Era una ayuda para poder sembrar el primer año de matrimonio.122

Solidaridad con el labrador enfermo. Cuando un labrador enfermaba, el cura per-mitía trabajar un día festivo a sus convecinos para que le realicen sus trabajos en el campo, tanto de siembra como de recogida: maíz, pan, lino, alcacer, etc.123

Una costumbre entre la solidaridad y la obligación: la espalaPajares es el único puerto de Asturias que queda transitable en el rigor del invierno,

mientras los demás están cubiertos; rara vez se cierra. Para mantenerlo expedito se estable ció la denominada espala. La Real Audiencia en 1753 subvenciona este trabajo que realizan los lugareños de septiembre a mayo, siempre que haya lugar a ello.124

Una costumbre nupcial: «correr la guerreifa»Copiemos textualmente la descripción de Jovellanos:

Había una boda en el pueblo y con este motivo supimos un estilo digno de apuntarse, y llaman «correr la guerreifa». Dáse este nombre a un pan hecho de harina de trigo, leche y huevos, lo hace la madrina y alguna vez llega a arroba de peso. Este pan se pone en manos del padrino, sentado en campo abierto, y a su lado dos mozos por lo que se dirá. Hecho esto, todos los mozos del pueblo y de la redonda que vienen a la boda se ponen o presentan en �la de �ente, asidos de las manos y, a la voz o seña del padrino, se arrojan todos a correr y el primero que llega gana el primer bocado de «guerreifa» por premio, y el resto se reparte sin distinción entre los concurrentes; esto en medio

121 Diario Viajes, pág. 79.122 Ibídem, pág. 80.123 Ibídem, pág. 80.124 Cartas, pág. 57.

Page 186: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

186 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

y a la vista de todo el pueblo. Cuando es el matrimonio de viudos, como el presente, no hay esta �esta.125

Esta costumbre fue recogida por Jovellanos por tierras de Babia.

Una costumbre de buena relación entre dueños y arrendatarios: la comida de año nuevoDice Jovellanos:

El día de año nuevo u otro inmediato concurren a casa del propietario todos los ca seros con sus mujeres e hijos. Cada familia lleva un regalito de aves, huevos o �uta, como en reconocimiento del señorío y protección en que vive. Ese día se destina par ticularmente al arreglo de los negocios e intereses de los renteros entre sí y con el se ñor, y en él se trata de mejoras, reparos, aumentos, divi-siones de las caserías, ajustes de cuentas, aveniencia de las discordias y encuentros entre vecinos y con�nantes, y, en �n, de los intereses recíprocos de dueños y colonos. Al mediodía se pone una mesa común a lo largo de la mayor sala del palacio o casa, a cuya cabecera se sienta el se ñor, después su mujer e hijos, y enseguida todos los aldeanos, a un lado los hombres y al otro las mujeres, sin más distinción que la que dan los años. Sírvese a todos a un mismo tiempo y de unas mismas viandas, que la libertad y el contento común hacen más regaladas. Un buen propietario recibe en este día las bendiciones de aquella grande y numerosa familia que se muestra impaciente de manifestarle su amor y su reconocimiento....126

c) Sobre la cultura de los vaqueiros de alzadaLíneas atrás, ya nos ocupamos de algunos aspectos materiales de la cultura va-

queira re�riéndonos a su vivienda y a su dedicación preferente a la ganadería. Nos ocupamos, ahora, de un modo breve, a ciertas cuestiones de la cultura inmaterial de los vaqueiros recogidas por Jovellanos. Tampoco vamos a suscitar aquí el asunto de su origen, indumentaria, forma de hablar y la marginación a la que fueron sometidos.

Costumbres en torno a la bodaEl noviazgo era un período de prueba, de expectación. Dice Jovellanos al respecto:

Preténdese, �nalmente, que para experimentar la robustez y sanidad de sus jóvenes destinados al matrimonio, para asegurar la recíproca fe de los contratos, para preve nir o alejar los males y desgracias y para indagar y predecir los tiempos convenientes a sus faenas rústicas, se valen estos pueblos de ciertas fórmulas y signos, de cierta ob servación de los astros y de ciertas palabras misteriosas que el vulgo tiene por ensal mos y malas artes, y que acaso ellos mismos, ilusos, creen encerrada alguna virtud, desconocida y poderosa.127

125 Diario Viajes, pág. 87.126 Cartas, pág. 97.127 Ibídem, págs. 133-134.

Page 187: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 187

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

La asistencia a una ceremonia de matrimonio solía ser multitudinaria por parte de los vecinos, tal como dice Jovellanos:

Cuando alguno se contrae, todos los moradores concurren alegres a la celebridad, acompa-ñando a los novios a la iglesia y de allí a su casa, siempre en grandes cabal gatas y festejando con escopetazos al aire y gritos y algazara aquel acto de júbilo y solemnidad públicos, como si el interés fuese común y dirigido a la prosperidad de una sola y gran familia.128

Pero el hecho más signi�cativo de los descritos por Jovellanos es el referido al pan de boda. Dice así el ilustrado:

Hay quien diga que en el convite general de este día se sirve un pan o bollo que a manera de eulogia se reparte en trozos a los convidados y reservándose una parte muy señalada para la novia, se le hace comer en público, graduando de melindre las resistencias de la honestidad. Grosera e indecente costumbre, si la fama es cierta, que no supone grande aprecio de la modes-tia y el pudor, pero que por lo mismo dista mu cho de la primitiva inocencia y hace sospechar que a la sombra del regocijo pudo in troducirse el descaro entre los brindis y risotadas del con-vite.129

Se ha interpretado esta costumbre con la entrega a la novia de una parte del pan de as pecto faliforme, en claro rito de fecundidad.

Costumbres en torno al bautismoJovellanos argumenta el carácter público del bautismo entre los vaqueiros de al-

zado con estas palabras:

También son públicos sus bautismos, como si en ellos se solemnizase el nacimiento y la regene-ración espiritual de un hermano común; así es que estos pueblos representan a cada paso la ima-gen de aquellas primitivas sociedades que no eran más que una gran familia, unida por vínculos tan estrechos, que hacían comunes los intereses y los riesgos, los bienes y los males.130

Costumbres funeralesLa comensalidad funeraria es tan antigua como el hombre. Jovellanos describe dos

ti pos de comensalidad funeraria entre los vaqueiros de alzada; a saber: la comensali-dad entre los vivos, en forma de banquetes, y la de los vivos con los muertos, en forma de ofrendas alimenticias.

128 Ibídem, pág. 132.129 Ibídem, págs. 132-133.130 Ibídem, pág. 133.

Page 188: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

188 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

Jovellanos describe estos banquetes así:

Para solemnizar los entierros se congrega también toda la braña; otro general con vite reúne a sus vecinos en el o�cio de consolar a los dolientes. Colocado el cadáver al �ente de la mesa, recibe en público la última despedida, y en ella el último de los obsequios inventados por la humanidad. Todos asisten después a presencia el funeral, y, dicho el último responso, los concurrentes, empe-zando por los más allegados, van echando en la huesa un puñado de tierra y dejando al sepultu-rero la continuación de este o�cio, se vuelven a sus casas pausados y silenciosos.131

Las ofrendas de alimentos a los difuntos las describe nuestro ilustrado de este modo:

En los días próximos, llevan los parientes y dejan sobre la sepultura algunas viandas, pre�-riendo aquéllas de que más gustó en vida el soterrado.132

No vamos a insistir, aquí, en más datos sobre los vaqueiros de alzada, de entre los que nos ofreció Jovellanos, especialmente los referidos a la discriminación que su-frieron hasta en la propia iglesia parroquial. Damos, por tanto, zanjada esta cuestión.

d) Sobre el bableJovellanos escribió una carta, inconclusa, sobre el bable. Más aún: él mismo con-

�esa que renuncia al gran proyecto que tenía sobre el tema.133 Su proyecto era sólido, un auténtico trabajo de campo, en lugares donde el bable no estuviese contaminado por poblaciones agre gadas (nobleza, alto clero, gente de letras y forasteros) que usa-ban, con preferencia, la lengua castellana. El propio ilustrado decía de su proyecto:

Era preciso también buscar los concejos más interiores y de menos trato y comercio con los pueblos agregados, residir en ellos despacio, oír, preguntar, escribir, compa rar y, en �n, hacer un estudio detenido y re�exivo de mi objeto.134

Salvo este proyecto en su interrumpida carta sobre el bable, poco dice que no sea su origen romance y algunas cosas más sin mayor interés.

e) Otras cuestiones abordadas por JovellanosEn las fuentes que hemos manejado, Jovellanos se ocupa de algunas cuestiones

más, no abordadas en apartados anteriores. Las señalamos aquí.

131 Ibídem, pág. 133.132 Ibídem, pág. 133.133 Ibídem, págs. 151-169.134 Ibídem, pág. 152.

Page 189: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 189

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

a. La comidaRepasando los diarios, las palabras comida, bebida, cena y colación son frecuentí-

simas a lo largo de los mismos. Jovellanos da fe, con mucha frecuencia, de qué comió y con quién comió y de la calidad de las viandas degustadas. También habla del alo-jamiento, tema del que nos ocupamos líneas atrás. Centremos, ahora, el tema en la comida y señalemos sus descrip ciones:

– «Comimos en una malísima posada».135

– «A comer en la Pola, posada nueva de Centí: excelente asistencia; abundancia, lim-pieza y baratura».136

– Re�riéndose a Ribadesella a�rma: «Lugar desproveído, sólo hallamos huevos; ni carne, ni leche, ni pescado, ni con�tería ni a un barbero...».137

– «Rústica pero abundante y buena comida».138

– «Allí me puse muy malo (...). No comí (...). Hubo gran llacuada para otros».139

– «A comer a Valdesoto; magní�camente».140

– «Comimos muy agradablemente en un castañar».141

– «La comida fue de �ambre y en el campo en un prado...».142

– «Cena magní�ca».143

– «Ninguna posada ni otra comodidad que la taberna. Comimos sin embargo bien, porque lo traíamos».144

– «Desayuno con los de Blanco».145

– «Buena comida, buena siesta».146

– «Buena cena y buena cama».147

– «Cenamos temprano y dormimos bien».148

– «Comida rústica y agradable».149

– «Comimos con gran incomodidad pero bien».150

135 Diario Viajes, pág. 48.136 Ibídem, pág. 59.137 Ibídem, pág. 61.138 Ibídem, pág. 64.139 Ibídem, pág. 66. Llacuada: comida campestre sazonada con lacón.140 Ibídem, pág. 75.141 Ibídem, pág. 76.142 Ibídem, pág. 77.143 Ibídem, pág. 86.144 Ibídem, pág. 87.145 Ibídem, pág. 91.146 Ibídem, pág. 92.147 Ibídem, pág. 93.148 Ibídem, pág. 94.149 Ibídem, pág. 95.150 Ibídem, pág. 96.

Page 190: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

190 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

– «Comida a la rústica: rica leche, manteca acabada de salir del zapico, cuajada, tru-chas �esquísimas de Teverga».151

– «Comimos muy bien».152

– «Estaban cenando en la abacial el prelado y tres monjes con Don Pedro del Hoyo. Cené dos ricas truchas; tuve cama y buen sueño».153

– «Hemos comido tan regaladamente como todos los días y ahora vamos a partir».154

– «A la cama sin cenar».155

– «Puente de Fierros; cruel posada; falta de todo».156

– «Visita del párroco, hombre alto, seco, recio, de buena edad y modo; me o�eció vino, una perdiz y cuanto haya en su casa y pueda convenirme».157

– «Malilla cena».158

– «Comimos muy bien y con bastante �nura».159

– «Comida muy regalada; entre otras cosas, una trucha de tres libras y media».160

– «Hubo re�esco y merienda».161

– «La Pola; llegamos a las seis y media con felicidad, sin calor ni �ío; al mesón Centí: lim pio, cómodo, buena ropa; re�escos; cena; dos ollas, dos guisados, truchas �itas, salmón en escabeche y queso».162

– «Venta de Arganza, cerrada; ni hierba, ni vino ni nada. Comemos un �ambre, cansa-dos y sin comodidad. Otra vez a caballo».163

– «Nos dan gran cena».164

– «Puente los Fierros. El tiempo bueno. El cura de Sotiello con comida. Faes envió un pan y botellas».165

– «El Príncipe de la Paz nos llama a comer a su casa... ni comí, ni hablé, ni pude sosegar mi espíritu».166

151 Ibídem, pág. 99.152 Ibídem, pág. 106.153 Ibídem, pág. 107.154 Ibídem, pág. 111.155 Ibídem, pág. 118.156 Ibídem, pág. 133.157 Ibídem, pág. 134.158 Ibídem, pág. 135.159 Ibídem, pág. 138.160 Ibídem, pág. 142.161 Ibídem, pág. 152.162 Ibídem, pág. 175.163 Ibídem, pág. 185.164 Ibídem, pág. 209.165 Ibídem, pág. 209.166 Ibídem, pág. 211.

Page 191: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 191

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

– «Bebimos en la fuente de San Bautista y llegamos no poco fatigados».167

– «Vida muy estrecha: mucho coro, mucha oración, y poca comida de sólo legumbres, sin carne ni pescado salvo los viernes que ayunan, como hoy, a pan y agua».168

Sirvan las citas precedentes para conocer un poco el panorama de la alimentación en Asturias del siglo XVIII. Visión muy parcial pues Jovellanos era hombre de gustos re�nados y cuando queda satisfecho de una comida, o le invitó algún noble rural, o el cura, o una orden religiosa. Pero de ellas se pueden extraer conclusiones:

– Que se podían hacer cuatro comidas: desayuno, comida, merienda y cena.– Que entre los productos predominaban los de la tierra: truchas, salmón, pollo,

pavo, carnes, potajes, leche, mantequilla, empanada de salmón, pescado, frito, �am-bres, etc.

– Y que Jovellanos era un obseso de la comida, teniendo varias indisposiciones pasajeras relacionadas con excesos alimenticios o alimentos en mal estado.

Insistimos en que la alimentación del Jovellanos viajero poco o nada tenía que ver con la alimentación del pueblo llano. En su carta sobre Las Romerías en Asturias des-cribe el menú y debe considerarse más bien pobre. Dice:

La �ugalidad y la alegría presiden a ellas. La leche, el queso, la manteca, las �utas verdes y se-cas, buen pan y buena sidra, son la materia ordinaria de estos banquetes y los hacen tan regalados y sabrosos que no hay ninguno de los convidados que no pu diera cantar con el Horacio español.169

b. La bebidaTambién hay muchas citas a la bebida en los textos consultados. Recojamos algu-

nas:– «Paseo con las damas; re�esco; tertulia».170

– «Bebimos en la fuente del Tejero».171

– «Después de beber fuimos a casa de San Isidro donde hubo baile en que danzaron y se alegraron las gentes del pueblo».172

– «Después de comer magní�camente, de dormir una larga siesta y de tomar café...».173

167 Ibídem, pág. 217.168 Ibídem, pág. 218.169 Cartas, pág. 113.170 Diario Viajes, pág. 89.171 Ibídem, pág. 110.172 Ibídem, pág. 113.173 Ibídem, pág. 115.

Page 192: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

192 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

– «Están contentísimos. Bebí con ellos y después de media hora de detención, volví a mon tar».174

– «El chocolate me ha desvelado e hizo la noche más triste. Me duermo, al �n».175

– «Visita del párroco... me o�ece vino, una perdiz...».176

– «Re�esco con los dichos, con dulces de caja y buenos azucarillos».177

– «El re�esco le pagará el Señor Arias de Saavedra».178

– «A casa de la Peñalba: un vaso y bizcocho y a montar».179

– «Se bebe en la sacristía. Paseo con los monjes».180

– «Comida con amigos; gente a beber y correo de cincuenta y cuatro cartas».181

– «Gran convite a beber en casa de Petrís».182

– «Bebimos en la fuente de San Bautista».183

Hemos recogido sólo aquí algunas citas representativas, con las que podemos con-cluir de este modo:

– Tipos de bebida: se bebía en las fuentes naturales, sin mayores reservas; y según el mo mento: refrescos acompañados, o no, de dulces, bizcochos y azúcar; vino; sidra; chocolate y café.

– No cita Jovellanos bebidas de alta graduación.

c. El descanso: siesta y descanso nocturnoLas dos formas fundamentales de descanso señaladas y comentadas por Jovellanos

son la siesta y el descanso nocturno. Recojamos citas su�cientes para enjuiciar este asunto. Jove llanos relacionaba el buen descanso con la calidad de la posada y la co-mida. Veamos:

– «Posada particular, mala, pésima, pulgas, humo».184

– «A comer a Valdesoto; magní�camente... larga siesta».185

– «Comida abundante; poca siesta; bochorno cruel por el solano».186

174 Ibídem, pág. 121.175 Ibídem, pág. 132.176 Ibídem, pág. 134.177 Ibídem, pág. 139.178 Ibídem, pág. 157.179 Ibídem, pág. 167.180 Ibídem, pág. 186.181 Ibídem, pág. 206.182 Ibídem, pág. 207.183 Ibídem, pág. 217.184 Ibídem, pág. 62.185 Ibídem, pág. 75.186 Ibídem, pág. 90.

Page 193: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 193

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

– «Buena cama y buen sueño».187

– «Buena comida, buena siesta».188

– «Buena cena y buena cama».189

– «Cenamos temprano y dormimos bien».190

– «Cena corta y buen sueño».191

– «Cena muy agradable y a dormir tarde».192

– «Comimos muy bien; buena siesta».193

– «Comida, siesta, archivo y paseo».194

– «Comimos magní�camente. Buena siesta después».195

– «Comida; eterna siesta».196

– «El chocolate me había desvelado e hizo la noche más triste».197

– «Buena cena en demasía y regaladísima cama».198

– «Buena comida, larga siesta».199

– «Comida espléndida y de mucha concurrencia, larga siesta».200

Con estas citas queda claro que el descanso se efectuaba, regularmente, con una siesta, puesto que se madrugaba, y el sueño nocturno resultaba escaso. Los factores que alteraban el descanso eran las comidas copiosas y la mala calidad del alojamiento, cosa que Jovellanos quiso solucionar vía institucional.

d. Otras cuestionesSeñalamos, aquí, algunas cuestiones más que no fueron abordadas en apartados

anteriores.

– Presencia de la enfermedad en los textos jovellanistas revisados

187 Ibídem, pág. 91.188 Ibídem, pág. 92.189 Ibídem, pág. 93.190 Ibídem, pág. 94.191 Ibídem, pág. 95.192 Ibídem, pág. 97.193 Ibídem, pág. 106.194 Ibídem, pág. 108.195 Ibídem, pág. 111.196 Ibídem, pág. 117.197 Ibídem, pág. 132.198 Ibídem, pág. 139.199 Ibídem, pág. 175.200 Ibídem, pág. 177.

Page 194: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

194 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

– La enfermedad orgánica: sólo en dos ocasiones habla Jovellanos de indisposicio-nes diges tivas pasajeras personales, relacionables o con excesos bromatológicos o, lo que es más probable, por mal estado de los alimentos.201

– La enfermedad cultural: el histérico. La noticia que da Jovellanos es ésta:

13 de julio de 1792.– Amanece Gertrudis del Busto y Miranda con histérico y se sus pende el viaje. Aprovecho la mañana para extender la carta en respuesta al marino José de Vargas Ponce sobre �estas de toros. Sigue la indisposición todo el día y se traslada el viaje para mañana sábado. ¡Qué deliciosa tarde hemos perdido!.202

Bajo la imprecisa denominación de «el histérico» incluía una serie de trastornos fun cionales de no fácil catalogación (ansiedad, molestias digestivas vagas, trastornos psíquicos de moderada a mediana intensidad, etc.) que incidían especialmente en las mujeres. Casal se ocupó del asunto en su Historia Natural y Médica del Principado de Asturias;203 y nosotros revisamos este asunto hace años ya.204

– Descripción de una fuente: La Fuente HinchonaLa describe así:

Fuente Hinchona singular por su �ujo y re�ujo, aunque sin períodos ciertos, mayo res en in-vierno que en verano, en tiempo de aguas que en el seco y por lo común a mediodía y entrada de la noche.205

Este tipo de fuentes son auténticos sifones naturales que primero se secan y luego des cargan su caudal con una periodicidad variable. Independientemente de su deno-minación geológica el pueblo suele denominarlas fuente de las horas.

Estas fuentes suelen tener sus leyendas y su trasfondo mítico. Y en la mente po-pular, allí, suele haber tesoros escondidos. No debe extrañar, pues, que Jovellanos diga a pro pósito de esta fuente:

Parece que la peña está excavada a mano y aunque la rotura superior de la cueva está cubierta con argamasa y morrillos, sospecho que es la boca de alguna antigua mina.206

201 Ibídem, pág. 141.202 Ibídem, pág. 105.203 Casal, G.: Historia Natural y Médica del Principado de Asturias, Edición facsimilar preparada por

el Dr. J. Tolívar Faes, Oviedo, 1989, págs.. 136-143.204 Fernández García, J.: Curanderos y Santos Sanadores, Oviedo, 1995.205 Diario Viajes, pág. 108.206 Ibídem, pág. 108.

Page 195: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, etnógrafo (con especial referencia a Asturias) 195

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

Es posible que Jovellanos tenga razón. Pero es muy verosímil lo que hemos dicho: que por allí anduviese algún buscador de tesoros.

– La caza del oso al abrazoJovellanos describe una vieja técnica de caza asturiana de este modo:

Ferrería: aún se trabaja en el mango. Machuco: el que le lleva se llama por mote «Catasayas» y a su padre le llaman «Mataosos», porque éste era su ordinario entre tenimiento. Buscábalos en el monte, los provocaba y dejaba venir hacia él y, cuando se erguían sobre los pies para acometerle, se metía por ellos. El oso no tiene juego en las manos, y entonces les metía su gran cuchillo de monte por las entrañas y los ren día y acababa.207

No se puede describir esta técnica de caza muy antigua en Asturias.

– Derechos de PortazgoComentamos este asunto, para terminar, por las fuertes connotaciones locales que

te nía. Dice Jovellanos:

En esta villa [Pola de Gordón], capital de su concejo, se paga un fuerte portazgo al conde de Luna, si no me engaño. Este portazgo es más notable por sus excepciones que por su gravamen. Nada paga el ganado lanar, privilegiado por donde quiera que vaya; nada el de paso y montura; el ganado mular y de cuerno paga sólo en tiempo de ferias, pero las caballerías de carga pagan doce maravedíes con ella y seis de va cío.208

En los párrafos siguientes Jovellanos critica este tipo de portazgos. Las razones que tenía Jovellanos eran las siguientes. Primera: este pago por paso de mercancías obs-taculizaba el comercio, único modo de mover los excedentes de la agricultura o de fomentar la industria del país, contribuyendo a un aislamiento geográ�co que ya era profundo. Segunda: el tributo era injusto, porque no redundaba en provecho de la sociedad, sino del conde de Luna perso nalmente. Y tercera: eximía a la trashumancia protegiendo los intereses de la oligarquía gana dera.

Sirvan las líneas precedentes para introducir un tema poco estudiado en Jovellanos, cual es su aportación a la Etnografía y a la Antropología Cultural, cuando ambas cien-cias no se habían constituido como tales.

207 Ibídem, pág. 111.208 Cartas, págs. 53-54.

Page 196: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

196 Joaquín Fernández García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 155-196

BIBLIOG�FÍA

Bibliografía general

Aguilar Piñal, F.: La biblioteca de Jovellanos, C.S.I.C., Madrid, 1984.Álvarez-Valdés y Valdés, M.: Jovellanos. Enigmas y Certezas, Fundación Alvar-

González, Gijón, 2002.— Noticia de Jovellanos y su entorno, Fundación Alvar-González, Gijón, 2006.Bonet, J. A.: Grandeza y desventuras de don Gaspar Melchor de Jovellanos, Colección

Más Allá, Serie Biografías, Edit. Afrodisio Aguado, Madrid, 1944.Caso González, J.M.: Vida y obra de Jovellanos, Caja de Asturias/El Comercio, Gi-

jón, 1991-1992 (2 tomos).Fernández Martínez, J.: Jovellanos, Patobiografía y pensamiento biológico, IDEA,

Oviedo, 1966.Gómez de la Serna, G.: Jovellanos, el español perdido, Organización Sala Editorial,

Ma drid, 1975.Moratinos Otero, O. y Cueto Fernández, V.: Bibliografía Jovellanista, Foro Jo-

vellanos, Gijón, 1998.

Bibliografía selectiva

Aranguren, J.L.: Jovellanos desde el castillo de Bellver, Papeles de Son Armandans, XVIII (1960) 221-237.

Caso González, J.M.: Jovellanos, Diario (Antología), edición, introducción y notas de..., Planeta, Barcelona, 1992.

Fernández y González, A. R.: Jovellanos y Mallorca, Biblioteca Bartolomé March, Ma llorca, 1974.

Jovellanos, G.M. de: El Diario de los Viajes, Introducción, selección, estudios y no-tas de Jesús Menéndez Peláez, Foro Jovellanos, Gijón, 1998.

— Cartas del viaje de Asturias (Cartas a Ponz), Edición de Álvaro Ruiz de la Peña y Elena de Lorenzo Álvarez, KRK Ediciones, Oviedo, 2003.

— Diarios, selección y notas de Julián Marías. Alianza Edito rial, Madrid, 1967.Menéndez Peláez, J.: Jovellanos y Asturias, Caja de Ahorros de Asturias, Oviedo,

1986.Río, Ángel del: Melchor Gaspar de Jovellanos, Diarios, estudio preliminar de..., Edición

preparada por Julio Somoza, IDEA, Oviedo, 1953 (3 vóls.).Ponz, A.: Viaje de España seguido de los tomos del Viaje fuera de España, Edit. M. Agui-

lar, Madrid, 1947.Somoza de Montsoriú, J.: Las amarguras de Jovellanos, Gijón, 1889.

Page 197: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

La imagen del Jovellanos político en la historiografía

Ignacio Fernández SarasolaUniversidad de Oviedo

JOVELLANOS ENTRE SUS COETÁNEOS. LA IMAGEN DEL «PATRIOTA»

E

l 28 de noviembre de 1811, Jovellanos fallecía, a sus sesenta y siete años, en la asturiana localidad de Puerto de Vega, apenas a un centenar de kilómetros de

su Gijón natal. La noticia se extendió de inmediato por el territorio nacional: dieron cuenta de la aciaga nueva los diarios que con tanta profusión habían emergido desde 1808, vieron la luz sus dos primeras biografías a cargo de Isidoro de Antillón y Ceán Bermúdez, y la triste defunción llegó a oídos de las Cortes reunidas en la Isla de León. Moría la persona, pero se revitalizaba un símbolo de la autodenominada España «pa-triota», sumergida todavía en la guerra de Independencia.

En los meses y años sucesivos, aquellos que habían conocido a Jovellanos, o quie-nes estaban al tanto de sus ideas y acciones, quisieron dar cumplida cuenta de lo mucho que el ilustre gijonés había aportado a su patria. Porque para Jovellanos tenía plena validez lo que diría años después su coterráneo Melquíades Álvarez: los polí-ticos asturianos siempre habían tenido en mente España, y no sólo los límites de su tierra natal1.

Del nombre y reputación de Jovellanos se hizo, pues, uso y abuso. A su autoridad re-currieron liberales, afrancesados y realistas, todos ellos con la intención de conferir a sus propios argumentos una pátina de auctoritas. Y cada postura ideológica, huelga decirlo, apostó por una vertiente distinta del ideario de Jovellanos, o por una interpretación par-ticular de su pensamiento político2. Pero, en realidad, en muchos casos se acudía más a la imagen ética de Jovellanos que a su ideario. El propio gijonés había señalado que moral

1 Melquíades Álvarez, Los problemas nacionales. Discurso pronunciado en el Congreso de los Dipu-tados (1 de julio de 1916), en Melquíades Álvarez, Antología de discursos, edición y estudio preliminar de José Girón, Junta General del Principado de Asturias, Oviedo, 2001, págs. 280-281.

2 Así lo decía el propio Alcalá Galiano, al señalar que, apreciado por casi todos, cada cual le juz-gaba a su propio modo. Antonio Alcalá Galiano, «Jovellanos», en Obras escogidas de D. Antonio Alcalá Galiano, BAE vol. LXXXIII, tomo II, Atlas, Madrid, 1955, pág. 436.

Page 198: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

198 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

y política debían hallarse unidos3; pero no imaginaba que distintas posturas políticas acabarían por hacer uso más de su bagaje ético que de su auténtico pensamiento político.

Fueron sobre todo los liberales quienes más intentaron rescatar esa imagen ética de Jovellanos, en detrimento de su ideario político, con el que diferían en cuestiones sustanciales como la soberanía, la división de poderes o el concepto de Constitución. Para el liberalismo de la guerra de la Independencia –sustancialmente francó�lo– Jo-vellanos resultaba timorato en sus planteamientos políticos. Así, en el que quizás era el diario más emblemático del liberalismo, el Semanario Patriótico, se apuntaba que la política del gijonés era «menos atrevida y enérgica, que grave y concentrada», impután-dolo a su «espíritu debilitado algún tanto por la edad y las adversidades»4, aunque no dejaba de reconocer el papel que Jovellanos había representado para la ulterior convo-catoria de las Cortes. Por su parte, Agustín Argüelles, a quien Jovellanos había tenido en alta estima, criticaría la inclinación de su coterráneo por el bicameralismo, que él consideraba inadecuado para la «revolución» española acaecida durante la invasión francesa5. Unas palabras que prácticamente reproduciría Isidoro de Antillón, quien señalaba que a Jovellanos, debido a su edad avanzada y a su suave carácter, le faltaba «el arrojo conveniente en una revolución»6.

Postergadas las ideas políticas de Jovellanos por el ala liberal, no es de extrañar que, dentro de las Cortes de Cádiz (que por otra parte habían declarado a Jovellanos be-nemérito de la patria)7, este grupo no citase los dictámenes y escritos que Jovellanos

3 Gaspar Melchor de Jovellanos, «Discurso pronunciado en la sociedad económica en 16 de julio de 1785, con motivo de la distribución de premio de hilados», Obras publicadas e inéditas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos, edición de Cándido Nocedal, M. Rivadeneyra, Madrid, 1859, vol. II, pág. 32.

4 Semanario Patriótico, núm. 91, 2 de enero de 1812, pág. 130.5 C�. Agustín Argüelles, Examen histórico de la reforma constitucional que hicieron las Cortes Gene-

rales y Extraordinarias desde que se instalaron en la Isla de León el día 24 de septiembre de 1810, hasta que cerraron en Cádiz sus sesiones en 14 del propio mes de 1813, Imprenta de Carlos Wood e hijo, London, 1835, vol. I, págs. 217 y ss. En el seno de las Cortes y discutiendo precisamente sobre la organización bicameral, Argüelles llegaría además a a�rmar que Jovellanos había sido, de todos los miembros de la Junta Central, el más afecto a las antiguas instituciones patrias. Diario de Sesiones, núm. 34, 13 de enero de 1836, pág. 400.

6 Isidoro de Antillón, Noticias históricas de don Gaspar Melchor de Jovellanos, conságralas a sus respe-tables cenizas Y.M. de A.M., Imprenta de Miguel Domingo, Palma, 1812, pág. 32.

7 Lo hicieron a iniciativa del conde de Toreno. «Lleno de amargura y de un dolor acerbo –decía To-reno– no puedo menos de comunicar al Congreso la infausta noticia del fallecimiento del sabio, del respetable, del enemigo de la tiranía Don Gaspar Melchor de Jovellanos». La propuesta de Toreno, que tan a las claras muestra su aprecio por Jovellanos, fue la siguiente: «Que, atendiendo a los señalados servicios de Don Gas-par Melchor de Jovellanos, a su patriotismo y constante adhesión a la santa causa que defendemos, a sus afanes y esmero por la educación de la juventud, a su amor a la humanidad, a su ahínco, y sus trabajos por difundir en la Nación la ilustración general, y en especial a la persecución que le hizo padecer la mano cruel y desoladora del despotismo, y al cuidado y diligencia que empleó para acelerar la convocación de las Cortes, se le declare benemérito de la Patria». Diario de Sesiones, nº 441, 17 de diciembre de 1811, vol. IV, págs. 2433-2434.

Page 199: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 199

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

había elaborado en la Junta Central –bien conocidos sobre todo a partir de la publi-cación en 1811 de la Memoria en defensa de la Junta Central– y se limitara a emplear el Informe sobre la ley agraria para defender algunos de sus planteamientos sobre las reformas que debían operarse en el régimen de la propiedad. Silenciados los aspectos constitucionales del ideario jovellanista, los diputados liberales de las Cortes pre�-rieron hacer uso de la virtuosa imagen que exudaba el asturiano, convirtiéndolo en la personi�cación de las víctimas del despotismo del Antiguo Régimen8. Jovellanos aparecía, así, como la contrapartida de Godoy: aquél adornado de toda suerte de vir-tudes, éste arrastrando los peores vicios9.

De resultas, el gijonés sirvió a los liberales para defender algunos de los elementos cardinales de su programa político, como la abolición de la Inquisición, o las refor-mas penales y penitenciarias. Y, precisamente porque Jovellanos había padecido la opresión del despotismo, los liberales también encomiaron la actitud de gijonés al no aceptar integrarse en el gobierno jose�no que lo había agasajado con el cargo de Ministro de Gracia y Justicia10. Se forjaba, así, la imagen del Jovellanos patriota.

En las escasas ocasiones en las que los liberales de corte más francó�lo emplearon el pensamiento político del gijonés para apoyar sus propias enseñas ideológicas no dudaron en tergiversar los planteamientos de Jovellanos. Así, cuando Quintana fue procesado tras la caída de la Constitución de Cádiz en 1814, defendió sus teorías de la soberanía nacional y del origen popular del poder acudiendo a la autoridad de Jovella-nos que, según decía el poeta, había defendido esas mismas posturas11. De este modo,

Las Cortes aprobaron esta propuesta unas semanas más tarde. Diario de Sesiones, nº 462, 8 de enero de 1812, vol. IV, págs. 2582-2583. El hecho de que fuesen los liberales –tan alejados del ideario político de Jovellanos– quienes promoviesen la citada declaración, congratuló especialmente a Alcalá Galiano, al considerar que era un síntoma de que las Cortes sabían reconocer y admitir posturas distintas a las que sustentaban. Antonio Alcalá Galiano, Máximas y principios de la legislación universal, Imprenta de Vega y Compañía, Madrid, 1813, Prólogo (sin paginación). Jovellanos había sido propuesto también, poco antes de su fallecimiento, para integrar la Comisión encargada de elaborar el Plan de instrucción pública y educación. Diario de Sesiones núm. 356, 23 de septiembre de 1811, pág. 1902).

8 Giraldo, DS núm. 210, 29 de abril de 1811, pág. 967. Oliveros, DS, 20 de enero de 1813, pág. 4395, que se re�rió a la persecución de Jovellanos para atacar el papel de la Inquisición. Esta tendencia se mantuvo en el Trienio, en el que el conde de Toreno, en ese momento integrado en el liberalismo mode-rado, se re�rió al encierro de Jovellanos y al castigo que recibió cuando trató de elevar una representación a Carlos IV, como ejemplo de la falta de libertad en la España del Antiguo Régimen. Conde de Toreno, Diario de Sesiones, núm. 139, 11 de febrero de 1822, pág. 2257.

9 El conde de Toreno llegaba a decir de Jovellanos que había sido la víctima perseguida con más saña por Godoy. Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España (1837) Edición de Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2008, pág. 68.

10 Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, op. cit., pág. 244 y 496 y ss.11 Manuel José Quintana, Obras inéditas del exmo. sr. D. Manuel José Quintana, Medina y Navarro

editores, Madrid, 1872, pág. 259.

Page 200: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

200 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

Quintana excusaba su postura política amparándose en un Jovellanos al que nadie le podía achacar fama de revolucionario.

Algo similar sucedió, aunque de forma excepcional, durante el Trienio con un opús-culo cuya autoría se imputaba al hermano de Joaquín Lorenzo Villanueva12. En él se concluía que el concepto de supremacía empleado por Jovellanos en la Nota primera a los apéndices a la Memoria en defensa de la Junta Central no era sino un reconocimiento del principio de soberanía nacional13.

No obstante, fue el liberalismo angló�lo el que más uso hizo del ideario político de Jovellanos. En efecto, junto a los liberales francó�los existió también un sector mino-ritario más partidario del sistema británico de gobierno, y cuyo principal (casi único) representante era Blanco White14. El poeta sevillano rechazaba tanto la idea de sobe-ranía nacional como la organización unicameral y el asambleísmo que caracterizaba a las Cortes de Cádiz. Frente a ello, proponía imitar el gobierno británico, buscando un equilibrio constitucional entre ejecutivo y legislativo para lo que resultaba capital implantar el bicameralismo. En los escritos de Jovellanos, Blanco White hallaba un perfecto aliado para estos principios políticos, de ahí que en su periódico El Español, los citase y reprodujese para mostrar la coincidencia entre ambos15.

En este aspecto, Blanco resultaba mucho más honesto que Quintana o Villanueva porque, en efecto, los puntos de con�uencia de su ideario con el de Jovellanos eran mu-chos. Angló�los ambos, descon�aban de la organización y funciones de las Cortes de Cádiz, muy próximos a la Asamblea Nacional de la Francia revolucionaria. Sin embargo, sorprende comprobar cómo en su autobiografía, Blanco, en franca contradicción con cuanto había escrito en El Español, se replanteaba la imagen del Jovellanos político y lo describía como un estadista anclado en el pasado nacional, diciendo de él que «quería restaurar las Cortes, pero más como pieza de museo, con ropajes del siglo quince, que como

12 La atribución de este texto al hermano de Joaquín Lorenzo Villanueva la realizó Menéndez Pelayo. Vid. Historia de los heterodoxos españoles, Librería Católica de San José, Madrid, 1881, vol. III, pág. 535, si bien también se estima que pudiera ser del propio Joaquín Lorenzo.

13 Observaciones del C. Vern… sobre la apología del Altar y del Trono que escribió el Illmo. Señor Don Fray Rafael de Vélez, obispo de Ceuta, Imprenta de Esteban, Valencia, 1820, págs. 88, y 123-124.

14 Vid. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «El debate sobre el sistema británico de gobierno en España durante el primer tercio del siglo XIX», en Política y Constitución en España (1808-1978), Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007, págs. 279 y ss.; íd., «Un precursor de la Monar-quía Parlamentaria: Blanco-White y El Español (1810-1814)», Revista de Estudios Políticos, núm. 79, 1993, págs. 101 y ss.

15 Baste comprobar la publicación de los distintos dictámenes de Jovellanos, incluida la Consulta sobre la convocación de Cortes por estamentos, que Blanco White presentaró como modelo para las futuras Cortes. El Español, vol. VIII, mayo-junio de 1814, pág. 239. Decía de Jovellanos que era un hombre «ve-nerable, admirado por su saber e integridad en España y en los países extranjeros». El Español, vol. I, núm. 6, 30 de septiembre de 1810, Conclusión del primer tomo del Español, pág. 491.

Page 201: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 201

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

cuerpo efectivo de gobierno»16. Una a�rmación bastante hipócrita, si se tiene en cuenta que Blanco coincidía con el modelo jovellanista de Cortes que, desde luego, no era el medieval, sino una mezcla de las instituciones patrias con el Parlamento inglés.

Quizás este cambio de actitud se deba a que las referencias que Blanco White rea-lizó sobre Jovellanos en El Español fueron, hasta cierto punto, forzadas por Lord Ho-lland. En efecto, el lord inglés tuvo una in�uencia más que decisiva en el contenido de El Español, proponiendo constantemente temas e indicando a Blanco qué debía decir y qué callar17. De hecho, alguno de los puntos más sobresalientes del pensamiento político de Blanco expuestos en El Español, como su defensa de la compatibilidad de cargos de ministro y diputado, fueron fruto de las enseñanzas y consejos de Lord Holland. Cuando Blanco arremetió en el primer número del periódico contra la Junta Central, el lord inglés le pidió que limpiase el nombre de Jovellanos, a quien no se le podían imputar las tachas del órgano que había regido España hasta enero de 181018. Algo a lo que Blanco accedió19, pero es cierto que, hasta que no le fue propuesto, el sevillano no se había acordado de Jovellanos20.

16 José María Blanco White, Autobiografía de Blanco White, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1988, pág. 195. Del mismo modo, en sus Le�ers �om Spain, Blanco a�rmaba que Jovellanos adolecía de los prejuicios propios de la época en la que se había criado, con un excesivo apego a las formas. José María Blanco White, Le�ers �om Spain, Henry Colburn, London, 1825 (2ª ed.), pág. 305.

17 A modo de ejemplo, véase la nota que tenía preparada Lord Holland sobre los temas que Blanco debería tratar en El Español. Vid. Lord Holland, «Sketch of some topics», en en José María Blanco White, Epistolario y documentos, op. cit., págs. 113-115. El propio Blanco animaba al lord inglés a que le ofreciera sus consejos. Carta de Blanco White a Lord Holland (25 de septiembre de 1810), en José María Blanco White, Epistolario y documentos, op. cit., pág. 69.

18 Carta de Lord Holland a Blanco White (10 de junio de 1810), en José María Blanco White, Epis-tolario y documentos, Textos reunidos por André Pons, Edición de Matin Murphy, Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, Oviedo, 2010, pág. 35; Carta de Lord Holland a Blanco White (19 de septiembre de 1810), en ibídem, págs. 64-65.

19 Carta de Blanco White a Lord Holland (10 de julio de 1810), en ibídem, pág. 38. El agradecimiento de Lord Holland en Carta de Lord Holland a Blanco White (4 de octubre de 1810), en ibídem, pág. 75. En todo caso, Blanco White siguió sosteniendo que, con la salvedad de unos pocos vocales (entre los que �guraba Jovellanos) la Junta Central había sido un órgano merecedor de pocos elogios. Carta de Blanco White a Robert Southey (5 de mayo de 1812), en ibídem, pág. 292. Quintana le recriminó esa actitud hacia los centrales, que él consideraba fruto del rencor. Carta de Quintana a Lord Holland (7 de mayo de 1810), ibídem, pág. 348.

20 Ello no quiere decir que Blanco White despreciase a Jovellanos, por supuesto. En su corresponden-cia da pruebas mani�estas de su admiración por el gijonés, empezando por el pesar que mostró cuando tuvo noticia de su fallecimiento. Carta de Blanco White a Lord Holland (21 de diciembre de 1811), en ibídem, pág. 143; Carta de Blanco White a Manuel M. Flórez de Méndez (25 de diciembre de 1811), en ibí-dem, págs. 411412. Llegaría a a�rmar que lamentaba mucho no haber apreciado más a Jovellanos cuando él era más joven, debido a sus iniciales discrepancias políticas. Y es que, en su primera etapa política, en 1808-1809, Blanco era partidario del constitucionalismo revolucionario francés. Carta de Blanco White a Robert Southey (10 de julio de 1812), en ibídem, pág. 299.

Page 202: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

202 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

Precisamente Lord Holland –cuya verdadera in�uencia en el origen del constitucio-nalismo, junto con la de John Allen, no está aquilatado en toda su dimensión21– tam-bién re�exionó sobre el Jovellanos político tras el fallecimiento de éste. Las palabras que Holland dedicó al gijonés estaban marcadas por no poco subjetivismo; después de todo le movía no sólo la profunda amistad que profesaba al venerable prócer, sino también el hecho de haber sido él, junto con Allen, quien inspirase buena parte de las ideas político-constitucionales de Jovellanos a partir de 1808. Aun así, el lord inglés no dejaba de coincidir con aquellos liberales españoles que habían señalado que la edad y los hábitos de magistrado de Jovellanos le habían hecho excesivamente escru-puloso y dado a reglas técnicas poco convenientes para la revolucionaria época que le había tocado vivir en sus últimos años22. Algo que, justo es decir, el propio Holland le había reprochado a Jovellanos en vida, al insistirle en que debía promover en la Junta Central la instauración de una libertad de imprenta de la que Jovellanos recelaba. A pesar de todo ello, Lord Holland tenía fe en el papel que Jovellanos podía haber des-empeñado se haber participado en las Cortes de Cádiz, y se lamentó mucho de saber que no había sido designado como diputado por Asturias23.

Los realistas tampoco renunciaron a acudir a la �gura de Jovellanos. Dentro de las Cortes de Cádiz las ideas políticas del asturiano fueron ampliamente empleadas por los realistas de mentalidad más abierta e ilustrada, como en ciertos puntos Borrull y, sobre todo, por el sobrino de Jovino, Alonso Cañedo y Vigil24, quien había recibido de manos de su tío un ejemplar de la Memoria en defensa de la Junta Central antes in-cluso de que la obra viese la luz. Jovellanos deseaba que Alonso Cañedo se convirtiera en su voz dentro de las Cortes y, en efecto, el canónigo hizo uso de los argumentos jovellanistas sobre soberanía, división de poderes y defensa del bicameralismo. No es de extrañar que Charles Le Brun dijera de Cañedo que sus ideas sobre la soberanía

21 Los estudios más certeros sobre esta in�uencia se hallan a cargo de Manuel Moreno Alonso: La forja del liberalismo en España: los amigos españoles de Lord Holland, 1793-1840, Publicaciones del Con-greso de los Diputados, Madrid, 1997; «Lord Holland y los orígenes del liberalismo español», Revista de estudios políticos, núm. 36, 1983, págs. 181-218. No obstante, documentos aparecidos en los últimos años, tanto de Jovellanos como de Blanco White, demuestran que el in�ujo de Lord Holland fue incluso mayor que el que había señalado el profesor Moreno Alonso.

22 Lord Holland, Souvenirs diplomatiques de lord Holland, publiés par son �ls lord Henri Edouard Hol-land et traduits de l’anglais par H. de Chonski, Paris, 1951, pág. 114.

23 Carta de Lord Holland a Blanco White (19 de septiembre de 1810), en José María Blanco White, Epistolario y documentos, op. cit., pág. 64; Carta de Lord Holland a Blanco White (20 de octubre de 1810), en ibídem, pág. 89.

24 C�. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, La Teoría del Estado en los orígenes del Constituciona-lismo hispánico (Las Cortes de Cádiz), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1983. En breve apa-recerá una nueva edición de esta obra, también en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

Page 203: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 203

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

radical provenían de familia25. En todo caso, lo cierto es que los realistas ilustrados no hicieron mención expresa a Jovellanos a la hora de exponer sus postulados políticos.

Más allá de estos realistas ilustrados, algunos sectores conservadores, e incluso absolutistas, también se re�rieron al Jovellanos político. Así, uno de los periódicos enseña del servilismo, El Censor General, cuestionaba la reseña biográ�ca que el Sema-nario Patriótico había publicado del asturiano y en el se había criticado la actitud poco revolucionaria del prócer asturiano26. Lo que para los liberales era demérito, para los conservadores constituía virtud. Por su parte, uno de los principales impugnadores de la obra de las Cortes de Cádiz, el padre Vélez, también acudió a los escritos políticos que Jovellanos había recogido en su Memoria en defensa de la Junta Central para des-montar la revolucionaria obra liberal. Vélez destacaba que el gijonés se había opuesto enérgicamente al dogma de la soberanía nacional, considerándola una herejía27, y ha-bía rechazado la creación de una Constitución nueva28. De este modo, el eclesiástico invocaba a Jovellanos para conjurar el sustrato liberal del texto gaditano. Algo, por otra parte, que ya habían hecho –eso sí, implícitamente– los sesenta y nueve diputados de las Cortes ordinarias de 1813 que había suscrito el llamado Mani�esto de los Persas, en los que la huella de Jovellanos también es apreciable29.

Ni siquiera los afrancesados, desagraviados por un Jovellanos que los repudió, que-daron al margen de esa tendencia a usar tanto a la imagen ética de Jovellanos como a su propio ideario político. Conviene recordar que apenas liberado de su encierro en Bellver, Azanza, Mazarredo y Cabarrús intentaron reclutar a Jovellanos para la causa

25 Charles Le Brun, Retratos políticos de la revolución de España, Impreso en Filadel�a, 1826, pág. 29.26 El Censor General, núm. 10 (en la portada �gura 7, tratándose de un error de impresión), 17 de

enero de 1812, pág. 53.27 Rafael de Vélez, Apología del Altar y del Trono, o historia de las reformas hechas en España en tiempo

de las llamadas Cortes, e impugnación de algunas doctrinas publicadas en la Constitución, diarios, y otros escri-tos contra la religión y el Estado, Imprenta de Cano, Madrid, 1818, vol. II, págs. 62 y 103.

28 Ibídem, pág. 99. Vid. igualmente id, Apéndices a las apologías del Altar y del Trono. Con�ontación de las citas que de la Apología del Trono hace el C. Vern… en sus Observaciones con la letra de aquella obra, Imprenta de Don Miguel de Burgos, Madrid, 1825, págs. 65, 68 y 184.

29 Representación y Mani�esto que algunos diputados a las Cortes ordinarias �rmaron en los mayores apu-ros de su opresión en Madrid, para que la Majestad del Sr. D. Fernando el VII a la entrada en España de vuelta de su cautividad, se penetrase del estado de la Nación, del deseo de sus provincias y del remedio que creían oportuno (12 de abril de 1814). Aquí se ha utilizado la reimpresión de Imprenta de Ibarra, Madrid, 1820. María Cristina Diz-Lois, El Mani�esto de 1814, EUNSA, Pamplona, 1967, págs. 140 y ss. André Pons descarta la in�uencia de Jovellanos en el Mani�esto atendiendo a que la «Consulta sobre la convocación de las Cortes por estamentos» se dio a conocer en El Español después de redactado el Mani�esto. Sin embargo, la «Consulta» ya había sido publicada previamente, a modo de apéndice a la primera edición de la Memoria en defensa de la Junta Central, editada en 1811, de modo que los «persas» pudieron haber consultado esta última. Vid. André Pons, «Una fuente desconocida del Mani�esto de los Persas, 1814: El Español de Blanco White, 1810-1814», Trienio, núm. 31, 1998, págs. 90 y ss.

Page 204: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

204 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

bonapartista. Una prueba evidente de la estima intelectual y personal que les merecía el prócer asturiano, a quien nunca lograron atraer a su causa. Tras el fallecimiento del gijonés, algunos afrancesados –a igual que hicieran los liberales– emplearon su �gura para denostar las instituciones del Antiguo Régimen cuya reforma habían intentado abordar alineándose con José I. Algo comprensible, porque, después de todo, liberales y afrancesados coincidían en su intención de modernizar el Estado, aunque discrepa-ban en el modo de hacerlo y el alcance de las medidas reformadoras.

En su diatriba contra la Inquisición, el afrancesado Juan Antonio Llorente no se olvidaba de mencionar el injusto proceso al que se había sometido a Jovellanos a pe-sar de su acendrado espíritu religioso30. Pero, más allá de destacar el papel de víctima sujeto a una delación anónima –y, por tanto, procesalmente inadmisible– Llorente destacaba que el gijonés había intentado reformar la Inquisición durante su mandato como Ministro de Gracia y Justicia, con el objetivo de poner de relieve la a�nidad que presuntamente existía entre sus propios planteamientos y los que había defendido Jo-vellanos.

No obstante, lo cierto es que también entre las �las afrancesadas hubo críticas a las ideas constitucionales de Jovellanos por no ser su�cientemente «liberales». Y es que es preciso recordar que no todos los afrancesados eran partidarios del despotismo ilustrado, como habitualmente tiende a simpli�carse, sino que también entre sus �las había quienes postulaban ideas más progresistas, como Marchena o Charles Le Brun. Precisamente este último, a pesar de de�nir a Jovellanos como un liberal, criticaba en él su rechazo a la soberanía popular y su diferenciación entre soberanía esencial y radical. También se oponía a su adscripción al bicameralismo y a la composición estamental de las Cortes. En este punto, los argumentos de Le Brun poco se diferen-ciaban de los empleados por los liberales patriotas. El punto de disidencia se hallaba, es lógico, en que Le Brun le imputaba a Jovellanos una tacha que aquéllos nunca le señalarían: el asturiano, decía Le Brun, había sido en la Junta Central uno de los pro-motores de las reformas institucionales que habían desembocado en la «revolución» de España31. Algo, por supuesto, que los afrancesados entre los que Le Brun se con-taba no veían con buenos ojos, ya que esa «revolución» se había forjado contra la política napoleónica y el Estatuto de Bayona. Aun así, Le Brun incurría en una franca contradicción ya que, si por una parte criticaba a Jovellanos por no haber admitido la soberanía popular, por otra, él mismo se oponía a la revolución española, que era el fruto de esa soberanía.

30 Juan Antonio Llorente, Historia crítica de la Inquisición de España, Imprenta de Oliva, Barcelona, 1836, vol. VII, pág. 275.

31 Charles Le Brun, Retratos políticos de la revolución de España, op. cit., págs. 260-262.

Page 205: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 205

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

JOVELLANOS COMO REFERENCIA DEL CONSERVADURISMO

A partir del Trienio Liberal, el moderantismo –y posteriormente el pensamiento conservador– se fue adueñando de forma progresiva del Jovellanos político, convir-tiéndolo en enseña de su acervo ideológico. Al margen del constante uso del Informe sobre la ley agraria, obra más explícitamente citada de Jovellanos en los diarios de se-siones, y que se traía a colación cada vez que se planteaba un proceso desamortiza-dor32, el grupo moderado y luego el conservador, emplearía la Memoria en defensa de la Junta Central como guía. Este uso acabaría por convertir a esta obra no sólo en el testamento político de Jovellanos, sino en una de las piezas fundadoras del pensa-miento conservador.

En ocasiones, la deuda con el ideario de Jovellanos no se explicitaba, aunque resul-taba más que evidente. Así ocurrió con El Censor, el más brillante diario del Trienio, publicado por los antiguos afrancesados Alberto Lista y Gómez Hermosilla, por aquel entonces alineados con el pensamiento liberal moderado de talante más conservador. En las páginas de este periódico se resucitó, aunque con terminología distinta, la dife-rencia que el gijonés había defendido entre supremacía y soberanía. Según El Censor, la soberanía «radical», «primitiva», «primordial» o «constituyente» consistía en el poder superior que residía en toda comunidad y que se identi�caba con el poder constituyente. Un poder que podía reasumir el pueblo cuando la experiencia demos-trase que la Constitución vigente era defectuosa. Fuera de este supuesto, el pueblo no podía ejercer la «soberanía radical», de forma que tenía que delegar su ejercicio. Tal delegación daba origen a la soberanía «actual» o «de ejercicio», consistente en la dirección del gobierno, de modo que el pueblo sólo se reservaba cuatro derechos: el de reformar la Constitución; el de elegir representantes; el derecho de petición y, �nalmente, la libertad de pensamiento33. Por lo que respecta a la reforma constitu-cional, hay que señalar que el pueblo estaba habilitado sólo para «reformar», nunca

32 Algo que sucedió ya desde el Trienio Liberal. Véase las citas expresas que el liberal moderado García Page hizo del Informe sobre la ley agraria al debatir sobre la desamortización eclesiástica. Diario de Sesiones, núm. 82, 20 de mayo de 1821, págs. 1732-1733.

33 El Censor, vol. II, nº 10, 7 de octubre de 1820: De la autoridad del pueblo en el sistema constitucional, págs. 259-271. También en vol. IV, nº 22, 30 de diciembre de 1820, en un comentario al libro de Lanjui-nais Vues politiques sur les changemens á faire á la constitution de l’Espagne, págs. 377-378. También: El Censor, vol. IX, nº 50, 14 de julio de 1821: ¿Cuál es la esencia del gobierno representativo?, pág. 90. El origen popular del poder, enraizado también en el escolasticismo español, se a�rma frente a las tesis de Bonald en el siguiente extracto: «Toda autoridad es delegada por el pueblo y la dignidad real, aun en los gobiernos más despóticos, no se exceptúa de esta ley». El Censor, vol. XII, nº 70, 1 de diciembre de 1821: De la legiti-midad y de la soberanía, pág. 277.

Page 206: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

206 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

para «destruir»34, de forma que siempre debía respetar el contenido sustancial de la «Constitución material histórica».

Estas exposiciones recuerdan intencionalmente a Jovellanos. La soberanía «radi-cal» coincidía con lo que éste denominaba «soberanía en sentido originario»; la so-beranía «actual» no era sino la «soberanía política» de Jovellanos; en �n, también el gijonés había reconocido la existencia de derechos inalienables del pueblo, a los que se refería con el nombre de «supremacía». Estos derechos intransferidos, enu-merados por El Censor, coincidían en sustancia con el contenido de la «supremacía» que de�nía Jovellanos: así, la «reforma» (que no elaboración) constitucional35 y la elección del cuerpo legislativo36. Las diferencias surgían por cuanto Jovellanos in-cluía también el derecho de resistencia, en tanto que no reconocía la reserva de los derechos de pensamiento y petición. Las diferencias en este punto entre El Censor y la doctrina jovellanista se justi�can por la distinta situación nacional en el momento de formarse una y otra doctrina. Así, reconociendo Jovellanos el derecho de insurrec-ción legitimaba la guerra contra el invasor. En el Trienio Liberal, precisamente una de las preocupaciones de los moderados fue negar el derecho de resistencia que per-mitía una continua oposición popular a las autoridades legítimamente constituidas. En lugar del derecho de insurrección, los moderados proponían los derechos de pen-samiento y petición como alternativas para limitar al poder. Por estas coincidencias ideológicas entre el sector más conservador del moderantismo y el ilustrado gijonés, aquéllos incluso llegaron a autoproclamarse como «jovellanistas»37.

También en el Trienio, el primer gran tratado de Derecho Constitucional, a cargo de Ramón de Salas38, se empleó el pensamiento de Jovellanos –ahora sí citándolo

34 El Censor, vol. VIII, nº 43, 26 de mayo de 1820: De la exageración de principios, págs. 54-55: «Las naciones tienen incontestable derecho a variar y mejorar sus instituciones políticas cuando o son viciosas en sí mismas o se han introducido en ellas abusos que las hacen perjudiciales (...) ¿Es lo mismo quitar al árbol las ramas iútiles y enderezar las torcidas, que cortarle por la raíz o arrancarle de cuajo? ¿Es lo mismo reformar que destruir?».

35 Una diferencia en este aspecto es que en Jovellanos la reforma requería del consentimiento del Rey, requisito no exigido en los artículos publicados en El Censor.

36 Este último derecho también se reconoce en El Censor, vol. XIII, nº 75, 5 de enero de 1822: Sobre la necesidad de una ley que prohíba las reuniones públicas y privadas donde se discutan cuestiones políticas, pág. 191.

37 El Porvenir. Obra política dedicada a la juventud española, escrita por los misioneros, Establecimiento Literario-Tipográ�co de D. Saavedra y Cª, Marid, 1848 (2ª ed.), tomo I, pág. 232.

38 Ramón de Salas, Lecciones de Derecho Público constitucional para las escuelas de España, Imprenta de El Censor, Madrid, 1821. Sobre su consideración como el primer tratado sistemático de Derecho Constitucional c�. Rodrigo Fernández-Carvajal, El pensamiento español del siglo XIX, Nausícaä, Mur-cia, 2003, pág. 131; Francisco Manuel García Costa, «Las Lecciones de Ramón de Salas y los orígenes de la Ciencia española del Derecho constitucional», Empresas Políticas, núm. 6, 2005, págs. 35 y ss. No la cali�ca, sin embargo, como tal Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «¿Qué ocurrió con la ciencia

Page 207: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 207

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

expresamente– para la defensa del bicameralismo. Salas veía a Jovellanos un precur-sor de las teorías del poder conservador39, que él mismo defendía a partir de la cons-trucción elaborada por Constant y Destu  de Tracy. Sin embargo, más allá de esta referencia, la cita expresa del ideario político jovellanista corrió a cargo a dos de los principales representantes del moderantismo: el conde de Toreno y Antonio Alcalá Galiano. Ambos coincidían, además, en haber sido protagonista el primero, especta-dor de excepción el segundo, de cuanto había acontecido en las Cortes de Cádiz y, a la par, ambos habían pertenecido en su día al ala radical del liberalismo. Por este motivo, retrataban a Jovellanos desde un doble rasero: por una parte, compartían parte de su ideario (en especial la preferencia por el bicameralismo), pero juzgaban, como antes habían hecho los liberales, que algunas de sus ideas no habían sido las adecuadas para los tiempos revolucionarios que le habían tocado vivir. Dicho de otra forma: aunque debido a su tránsito al moderantismo se alineaban con la teoría política jovellanista, la consideraban más adecuada para los años treinta que para el revolucionario período de las Cortes de Cádiz, de las que ellos mismos habían sido protagonistas.

De los dos estadistas, quien dedicó más espacio a Jovellanos fue, sin duda, Antonio Alcalá Galiano, autor de una breve pero sustanciosa reseña biográ�ca del gijonés40. Al-calá Galiano destacaba la falta de objetividad con la que algunos retrataban a Jovellanos, poniendo como ejemplo a Isidoro de Antillón, que habría pintado al gijonés con los tra-zos del liberalismo41. Para Galiano, por el contrario, Jovellanos había sido un hombre de la ilustración hasta sus últimos días, y de hecho lo de�ne como un seguidor muy cercano de Montesquieu: «Siendo ambos amantes de lo nuevo y juntamente veneradores de lo anti-guo, admiradores de la Constitución británica según la comprendían, deseosos de traspasarlas a sus respectivas patrias, pero sin echar por tierra los cuerpos de togados que, con el nombre de Parlamentos en Francia y de Consejos o Audiencias en España, tenían gran parte en el respeto de los pueblos»42. Precisamente por esta vocación ilustrada de Jovellanos, Alcalá Galiano veía clara la distancia que existía entre el gijonés y los liberales gaditanos. Así, percibió con tino cómo Jovellanos, en su Memoria en defensa de la Junta Central, había tratado de reformular el principio de soberanía nacional, sin que sus teorías fuesen mencionadas –y

del Derecho Constitucional en la España del siglo XIX?», en id., Política y Constitución en España (1808-1978), CEPC, Madrid, 2007, págs. 129-130.

39 Ramón de Salas, Lecciones de Derecho Público constitucional para las escuelas de España, op. cit., pág. 46.

40 No fue la única reseña que Alcalá Galiano dedicó a asturianos ilustres. También realizó sendos textos sobre Agustín Argüelles y sobre la Historia del levantamiento, guerra y revolución de España del conde de Toreno. Ambos pueden consultarse en Obras escogidas de D. Antonio Alcalá Galiano, op. cit., págs. 351 y ss. y 446 y ss.

41 Antonio Alcalá Galiano, «Jovellanos», en Obras escogidas de D. Antonio Alcalá Galiano, op. cit., pág. 428.

42 Ibídem, pág. 437.

Page 208: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

208 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

mucho menos tenidas en cuenta– por los liberales de las Cortes43. Respecto de la institu-ción representativa, Alcalá Galiano refería que Jovellanos había sido quien primero ha-bía propuesto en la Junta Central que se formaran Cortes, aunque «más ajustado a sanas doctrinas que acomodado a las circunstancias». Es decir, aunque el extremeño estaba de acuerdo con cómo había concebido Jovellanos las Cortes –estamentales y bicamerales– no le parecían oportunas para el proceso revolucionario. Tampoco estaba de acuerdo con Jovellanos en dos aspectos: su recelo hacia la libertad de imprenta y su interés por mantener el Consejo Real44. En estas discrepancias con Jovellanos, Alcalá Galiano evi-denciaba su propio ideario, pero aun así, la descripción que realizó del asturiano fue una de las más atinadas de cuantas se habían realizado hasta el momento. A ello debe añadirse que Alcalá Galiano, por entonces ya decidido representante del moderantismo español, no instrumentalizó la �gura del prócer asturiano ni trató de revindicarla como propia de su partido. De hecho se congratulaba de que el prematuro fallecimiento de Jo-vellanos le hubiera impedido integrarse en partido alguno, dejando así a salvo su honor e impoluta su imagen45.

Por su parte, el conde de Toreno, dedicó al gijonés una breve mención en su monu-mental obra Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Si Alcalá Galiano había descrito a Jovellanos como una especie de Montesquieu a la española (privile-giando la imagen ilustrada), Toreno lo cali�caba como un reformista (de�nición en la que coincidiría Modesto La Fuente)46, situado en las antípodas del absolutismo que habían exudado algunos de sus colegas de la Junta Central, como Floridablanca47. Sin embargo, y a pesar de describir a Jovellanos adornado de las más exquisitas virtudes, también ponía de mani�esto que en sus últimos años el gijonés se hallaba lastrado por el modo de operar característico del gobierno adocenado del XVIII y, por tanto, consideraba que no se hallaba bien preparado para los momentos revolucionarios48. De ahí que, el «partido de Jovellanos» que Toreno percibió en el seno de la Junta Central, fuese cali�cado por el conde como «el más sensato y distinguido», pero no el más «enérgico», privilegio que le asignaba al grupo más liberal liderado por Calvo de Rozas49. Si Jovellanos representaba la sensatez, Calvo personi�caba el arrojo, y esta última postura era más necesaria para la convulsa España de 1808. Por su parte, la

43 Ibídem, pág. 436.44 Ibídem, pág. 434.45 Ibídem, pág. 436.46 Lo cali�caba éste como el líder del «partido reformador» y partidario de Cortes bicamerales.

Modesto Lafuente, Historia general de España, tomo XXIV, Establecimiento tipográ�co de Mellado, Ma-drid, 1850, vol. 18, pág. 186 y 411.

47 Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, op. cit., pág. 364.48 Ibídem., pág. 366.49 Ibídem, pág. 541.

Page 209: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 209

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

cali�cación que Jovellanos mereció a Toreno en lo que respecta a su preferencia por el bicameralismo evidenciaba la propia a�nidad del conde por esa estructura de las Cor-tes: lejos de reprochársela, decía que se trataba de unas ideas tomadas de Inglaterra y derivadas de una «consumada política»50.

Los escritos de Toreno y Alcalá Galiano que acabamos de ver representan una pri-mera fase del moderantismo, en la que éste no intentó apropiarse de la �gura de Jove-llanos, sino apenas describir sus planteamientos políticos ensalzando, eso sí, aquéllos que por entonces eran enseña del partido moderado. Pero, a medida que avanzó el siglo, el pensamiento conservador iría poco a poco adueñándose de la imagen de Jo-vellanos, ante la pasividad del ala más progresista que, según hemos visto, no se había identi�cado con los planteamientos políticos del gijonés. Las teorías de la soberanía compartida y de la Constitución histórica cobraron fuerza a partir del Estatuto Real y de la recepción en España del liberalismo doctrinario y el consiguiente abandono del modelo doceañista. Aunque autores como Donoso Cortés y Balmes no citaban a Jovellanos, su teoría constitucional era tributaria de lo que éste había expuesto en su Memoria en defensa de la Junta Central51 y luego esta misma teoría conectaría con la idea canovista de «Constitución interna»52. Igualmente, el carlismo, en su rechazo al movimiento liberal y al concepto de Constitución racional-normativo, hizo uso y abuso de las teorías de la Constitución histórica del ilustrado asturiano, aunque la defensa del foralismo no tuviese demasiado encaje con un Jovellanos que había tra-tado de superar lo que él denominaba como Constituciones municipales. En todo caso, el principal ideólogo del carlismo y autor del Acta de Loredán, Vázquez de Mella, a�rmaba expresamente que los principios de su partido se hallaban en buena medida representados por cuanto había expuesto Jovellanos en los apéndices a la Memoria en defensa de la Junta Central53 donde, no lo olvidemos, rechazaba el dogma de la sobera-nía popular, y defendía tanto el bicameralismo como la idea de Constitución histórica.

Quizás la «apropiación» más evidente de Jovellanos para �nes políticos haya sido la realizada por la «Sociedad Española de Jovellanos», ligada a Narváez y el pensa-miento moderado más conservador. El objetivo, decía su programa político, era pro-teger el orden y la libertad, combatiendo tanto al despotismo como al anarquismo y manteniendo el trono de Isabel II y la monarquía representativa. En el artículo deci-

50 Ibídem., pág. 771.51 Vid. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, Política y Constitución en España (1808-1978), Centro

de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007, págs. 374, 378-379, 405-406, 442-443.52 Vid. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, «La doctrina de la Constitución histórica de Es-

paña», Fundamentos, núm. 6, 2010.53 Juan Vázquez de Mella, «Monarquía y Nación» (s.f.), en íd., Una antología política (Estudio

Preliminar y selección de textos de Julio Aróstegui), Junta General del Principado de Asturias, Oviedo, 2002, págs. 179 y 184.

Page 210: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

210 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

moquinto de su Reglamento señalaba que «deseando la Sociedad manifestar en su denominación la moderación de sus sentimientos patrióticos y principios políticos, y tributar al mismo tiempo a la memoria de uno de los españoles más eminentes de la historia coetánea, el homenaje de su profunda gratitud y admiración, la Sociedad adopta por su patrono al ilustre y virtuoso don Gaspar Melchor de Jovellanos, y se denominará en consecuencia Sociedad Española de Jovellanos»54. Por tanto, el uso del nombre de Jovellanos se justi�caba tanto por su patriotismo, como por sus presuntos principios políticos que quedaban, por ello mismo, vinculados al moderantismo55.

En las Cortes, el nombre de Jovellanos fue utilizado ocasionalmente por los con-servadores como apoyatura de sus argumentos. Así, Rodríguez Vaamonde acudió a la autoridad del ilustrado asturiano para proponer el modelo bicameral. Un modelo que, según citaba, ya habían defendido en 1812 también Cañedo e Inguanzo, ligando de este modo el nombre de Jovellanos al sector conservador de las Cortes de Cádiz56. Diez años más tarde, Ríos Rosas volvía a recordar que Jovellanos había defendido con tesón la existencia de una Cámara Alta, que él consideraba esencial para el correcto funcionamiento del Estado57. Una postura compartida por González Bravo58 e in-cluso por un progresista y demócrata como Olózaga quien, además, anotó un detalle de extrema importancia, al a�rmar que la preferencia de Jovellanos por el bicamera-lismo era resultado de su preferencia por el sistema de gobierno inglés «y acaso esto era debido a conocer bien la lengua de aquel país, por lo cual había estudiado en autores in-gleses las instituciones inglesas»59. Años más tarde Fabié añadiría un detalle adicional:

54 El texto en Antonio Pirala, Historia de la guerra civil y de los partidos liberal y carlista, Imprenta a cargo de D. Dionisio Chaulie, Madrid, 1869 (2ª ed.), tomo III, págs. 424 y ss.

55 Justi�caba Alcalá Galiano la elección de este nombre por el hecho de que la referida Sociedad pretendía tener en común con el gijonés un cierto electicismo simbolizado por la mezca de lo antiguo con lo moderno, y de los derechos del pueblo con las prerrogativas del Rey. En este punto, Alcalá Galiano estaba de�niendo indirectamente el ideario de Jovellanos en un sentido liberal doctrinario. Vid. Antonio Alcalá Galiano, Historia de España desde los tiempos primitivos hasta la mayoría de la Reina Doña Isabel II, redactada y anotada con arreglo a la que escribió en inglés el doctor Dunham, Imprenta de la Sociedad Lite-raria y Tipográ�ca, Madrid, 1846, tomo VIII, pág. 441.

56 Rodríguez Vaamonde, Diario de Sesiones, núm. 33, 16 de noviembre de 1844, págs. 496-497.57 Ríos Rosas, Diario de Sesiones, núm. 109, 17 de marzo de 1855, pág. 3036. Frente a esta postura,

el progresismo se alineaba con los liberales doceañistas partidarios de una sola Cámara. Así, el diputado Corrandi apuntaba que Agustín Argüelles había refutado con elocuencia los argumentos de Jovellanos a favor del bicameralismo. Diario de Sesiones, núm. 105, 13 de marzo de 1855, pág. 2903.

58 Diario de Sesiones, núm. 79, 22 de marzo de 1859, pág. 2067.59 Salustiano de Olózaga, Diario de Sesiones, núm. 80, 23 de marzo de 1859, pág. 2086. Olózaga se

reconocía como gran admirador de Jovellanos. Sobre la mayor anglo�lia de los políticos asturianos en nuestros orígenes constitucionales, véase Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, Asturianos en la política española. Pensamiento y acción, KRK, Oviedo, 2006, donde destaca cómo la mayor facilidad para llegar desde Asturias hasta Inglaterra habría propiciado un mayor conocimiento de la lengua y cultura inglesas.

Page 211: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 211

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

las Cortes bicamerales deseadas por Jovellanos no eran un trasunto de la institución medieval, sino un intento de conservar su esencia60. A�rmación que intentaba mostrar a un Jovellanos historicista, pero no anacrónico.

Pero los intentos de privatizar al gijonés por parte de los políticos conservadores no se detuvo en el bicameralismo. Tanto Posada Herrera61 como Pidal y Mon62 asi-milarían a Jovellanos con los postulados del movimiento conservador, viendo en el ilustrado gijonés cuanto de estático tenía su ideario político. Esta imagen del Jovella-nos tradicionalista llegaría a su auge con el neocatolicismo y las �guras de Menéndez Pelayo, Cándido Nocedal, y Gumersindo Laverde.

A pesar de reconocer en el gijonés ciertos errores fruto del siglo en que había vi-vido63, todos ellos forjarían el retrato de un Jovellanos profundamente tradicionalista, alejado del pensamiento revolucionario –muy en particular de Rousseau y Voltaire64–, destacando su negación de la soberanía nacional, su preferencia por Cortes bicamera-les y su idea de Constitución histórica65. Si Jovellanos se de�nía como liberal, lo era «a la inglesa», es decir, en el sentido angló�lo que también cabría predicar de Mon-tesquieu66: partidario de la libertad, pero amante de las antiguas instituciones patrias. Un liberalismo, desde luego, muy diferente al que había triunfado en 1812. Desde esta perspectiva, Nocedal señalaba expresamente que el ilustrado gijonés era el auténtico fundador del partido conservador o moderado67, y que este grupo había seguido las ideas de la Memoria en defensa de la Junta Central desde 183468.

Frente a la apropiación de Jovellanos por las �las neocatólicas y tradicionalistas se alzó una cierta revisión por tendencias de muy diversa índole que, de una forma u otra, ofrecieron una lectura intermedia de Jovellanos, sin aproximarlo necesariamente a las otras dos posturas políticas en liza. El eclecticismo trataba de describir a Jovellanos bien en términos intermedios, entre tradicionalismo y liberalismo69, bien con�riéndole una

60 Fabié, Diario de Sesiones, núm. 20, 23 de mayo de 1877, pág. 359.61 Diario de Sesiones, núm. 32, 23 de febrero de 1866, pág. 284, donde señalaba que el ideario de

Jovellanos distaba de ser progresista.62 Alejandro Pidal y Mon, Diario de Sesiones, núm. 22, 25 de mayo de 1877, pág. 397.63 Cándido Nocedal, Vida de Jovellanos, Imprenta y Esterotipia de M. Rivadeneyra, Madrid, 1865,

págs 152 y 183; Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, pág. 287.64 Gumersindo Laverde, Ensayos críticos de Filosofía, Literatura e Instrucción Pública españolas, Im-

pretna de Soto Freire, Lugo, 1868, pág. 398; Cándido Nocedal, Vida de Jovellanos, Imprenta y Esteroti-pia de M. Rivadeneyra, Madrid, 1865, págs. 146, 180.

65 Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, op. cit., págs. 290-291.66 Cándido Nocedal, Vida de Jovellanos, op. cit., págs. 182 y 112; Marcelino Menéndez Pelayo,

Historia de los heterodoxos españoles, pág. 287.67 Cándido Nocedal, Vida de Jovellanos, op. cit., pág. 111. Igualmente en Diario de Sesiones, núm. 95,

7 de abril de 1864, pág. 4389.68 Ibídem, pág. 114.69 Vid. Ángel del Río, «Estudio preliminar», en Jovellanos, Diarios (edición de Julio Somoza),

Page 212: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

212 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

neutralidad política, al considerar al gijonés fruto de su tiempo70 y a su postura política más como resultado del pragmatismo71 que de una concienzuda re�exión �losó�co-política. Alejándolo de partidismos, empieza a intentarse una despolitización de Jovella-nos, haciéndolo adalid del «partido de la patria»72. Despolitización que, en realidad, no empezaría a cuajar hasta el siglo XX, como veremos a continuación.

LAS MÚLTIPLES IMÁGENES DE JOVELLANOS BAJO LA MI�DA HISTORIOGRÁFICA DEL SIGLO XX

Si en la segunda mitad del siglo XIX había proliferado la exégesis politizada de Jove-llanos, con el cambio de siglo se pretenderá realizar una aproximación más cientí�ca y analítica de su pensamiento. Aun así, lejos de lograr una mayor unidad interpretativa, este nuevo enfoque no hizo sino atomizar aún más las imágenes del ilustrado gijonés, forjando un calidoscopio político que abraza desde el tradicionalismo hasta el radicalismo.

Herederos de la imagen que el neocatolicismo había forjado del ilustrado gijonés, varios autores mantendrían la visión de un Jovellanos anclado en el tradicionalismo católico y ortodoxo73. Dentro de este planteamiento, se le ha llegado a cali�car de «servil» y «absolutista»74, adjetivos que exceden incluso los planteamientos del neo-catolicismo, que nunca dejó de reconocer la preferencia de Jovellanos por el sistema

I.D.E.A., Oviedo, 1954; Máximo Fuertes Acevedo, «Jove-Llanos como político», Revista Cientí�co-Literaria, núm. 8, 1881, págs. 118-120. La tesis de Acevedo podría de�nirse de «contextualizadora»: Jovellanos habría sido progresista para su tiempo, pero conservador si se trasladaban sus ideas a �nales del XIX. Por su parte, Gumersindo de Azcárate señalaba que en Jovellanos se mezclaban por igual los métodos histórico y �losó�co. C�. Gumersindo de Azcárate, «Jovellanos juzgado por un alemán», La Ilustración Gallega y Asturiana, núm. 35, 18 de diciembre de 1880, pág. 437.

70 Alejandrino Menéndez de Luarca Abello, «Doctrinas religiosas, morales, políticas y literarias de Jovellanos», Revista de Instrucción Pública, Literatura y Ciencias, 6 de octubre de 1859, págs. 6 y ss. Este artículo continuó en los números de la revista de 3 de noviembre de 1859, 24 de noviembre de 1859, 15 de diciembre de 1859 y 26 de enero de 1860.

71 H. Baumgarten, «D. Gaspar Melchor de Jovellanos», Revista Contemporánea, tomo XII, 1877, pág. 45.72 Máximo Fuertes Acevedo, «Jove-Llanos considerado como político», Revista Cientí�co-Lite-

raria, núm. 1, 1881, pág. 5; Julio Somoza, Jovellanos. Nuevos datos para su biografía, Biblioteca de «La propaganda literaria», La Habana, 1885, págs. XI, XII y sobre todo XVIII.

73 Jesús Evaristo Casariego, Jovellanos o el equilibrio, Madrid, Talleres Penitenciarios, 1943, pág. 90; Juan Luis Villota Elejalde, Doctrinas �losó�co-jurídicas y morales de Jovellanos, I.D.E.A., Oviedo, 1958, pág. 205; Francisco Fernández de la Cigoña, Jovellanos, ideología y actitudes religiosas, políticas y eco-nómicas, Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, 1983, pág. 57.

74 Ignacio Elizalde, «Jovellanos y su actitud socio-política», en V.V.A.A., Estudios dieciochistas en homenaje al profesor José Miguel Caso González, vol. I, Oviedo, Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, 1995, pág. 266.

Page 213: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 213

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

representativo. En cualquier caso, la imagen tradicionalista y conservadora del prócer asturiano toma siempre en consideración cuatro principios básicos: su religiosidad (dejando a un lado sus críticas a la Inquisición o su supuesto jansenismo), la preferen-cia por la Monarquía, el rechazo de la soberanía nacional y su idea de Cortes estamen-tales. Del eclecticismo de Jovellanos, por tanto, redundan en los aspectos que lo ligan más al Antiguo Régimen, sin atender a su idea de progreso o su proximidad al sistema británico de gobierno.

Afín al absolutismo, aunque desde otra perspectiva, es la imagen del Jovellanos afecto al Despotismo Ilustrado75. Una imagen que supone dejar en un segundo plano tanto el aspecto más historicista de Jovellanos como su preferencia por el sistema re-presentativo. De resultas, esta lectura del prócer asturiano tiende a poner el acento en su etapa bajo el reinado de Carlos III, momento en el que, según interpretan, Jovella-nos era afín a la Monarquía ilustrada, situándose en un mismo nivel que Campoma-nes o Cabarrús. Quizás por esta misma idea se ha considerado también que en 1808 Jovellanos se hallaba ideológicamente más cerca de los afrancesados que de cualquier otro sector político, al punto de haber estado tentado a aceptar las ofertas de José I de sumarse a su bando76.

También se ha empleado el término «reformista» y «realista ilustrado» para refe-rirse a Jovellanos. Huyendo de la imagen absolutista e inmovilista, este planteamiento toma en cuenta las intenciones de Jovellanos de modernizar el sistema político espa-ñol77. Es en tal aspecto, precisamente, donde esta visión de Jovellanos deja atrás la idea del «déspota ilustrado»: bajo esta última perspectiva, el prócer gijonés pretendería sustancialmente reformas administrativas sin cambiar la sustancia de la Monarquía polisionidal; para la idea «reformista», Jovellanos pretendía introducir enmiendas en la forma de gobierno, instaurando un régimen representativo aunque no tan avanzado como el liberal. La idea de progreso del asturiano quedaría lastrada por su vis historica, que le mantenía aferrado a la idea de Cortes estamentales y soberanía dual (Rey y Cortes) más tarde plasmada en el Estatuto Real. Desde este planteamiento, Jovellanos entroncaría con otros realistas de las Cortes de Cádiz, como Borrull y Alonso Cañedo, que serían los estiletes de sus ideas en el Parlamento nacional.

75 Raúl Morodo, «La reforma constitucional en Jovellanos y Martínez Marina», en Enrique Tierno Galván / Raúl Morodo, Estudios de pensamiento político, Tucar Ediciones, Madrid, 1976, págs. 153 y 155. Cfr. Manuel Moreno Alonso, La generación española de 1808, Alianza, Madrid, 1989, pág. 103; Luis Sán-chez Agesta, El pensamiento político del Despotismo Ilustrado, Universidad de Sevilla, 1979, págs. 187 y ss.

76 Vid. Gaspar Gómez de la Serna, «Jovellanos entre cuatro fuegos», Revista de Estudios Políti-cos, núm. 133, 1964, págs. 100-101.

77 Esta fue la perspectiva de Karl Marx, Revolución en España, Barcelona, Ariel, 1970, pág. 88. Vid. esta idea reformista en: Patricio Peñalver, Modernidad tradicional en el pensamiento de Jovellanos, Publi-caciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla, 1983.

Page 214: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

214 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

Una lectura más ecléctica de Jovellanos apuesta por considerarlo como un pen-sador a caballo entre la ilustración y el liberalismo78. Sin llegar a defender el dogma de la soberanía nacional, la imagen del gijonés como «ilustrado liberal» percibe en él múltiples factores que anticipan el liberalismo, como la defensa de la división de poderes y de los derechos subjetivos. Jovellanos sería, así, una especie de liberal avant la le�re, limitado por su vocación ilustrada, pero que anticipa el movimiento liberal doceañista.

En otras ocasiones se ha desprendido a Jovellanos de su ropaje ilustrado, para a�r-mar ya sin rodeos que se trataba de un liberal. Una a�rmación que admite, aun así, diversos matices. Herencia de algunas de las a�rmaciones vertidas por Nocedal, se ha visto en el gijonés un liberal «a la inglesa», vinculándolo muy particularmente a autores como Edmund Burke, al que por cierto lo vinculaba también sus teorías estéticas sobre el sensualismo. La diferencia con la a�rmación de Nocedal reside en eliminar los factores más tradicionalistas que éste percibía en el asturiano, reforzando, al mismo tiempo, sus ideas racionalistas entremezcladas en partes iguales con un his-toricismo que, además, se entiende claramente deformador79.

Otra lectura «liberal», muy próxima a la anterior, es la del Jovellanos «liberal doc-trinario». La mezcla de racionalismo e historicismo ahora mismo referida, unida a su espíritu de transacción entre antigüedad y modernidad, su rechazo a la soberanía na-cional y, en �n, su anglo�lia, convertirían a Jovellanos en �el exposición de la idea de «justo medio» preconizada, años más tarde, por el doctrinarismo francés de Guizot o Royer Collard. De hecho, se ha considerado a Jovellanos como el padre del docti-narismo español80, que le debería tanto a su �gura como a los ya citados pensadores franceses.

También se halla bastante extendida la percepción del gijonés como un liberal pro-gresista, próximo a los doceñistas81. Para sostener tal a�rmación, se ha realizado una

78 Antonio Elorza, La ideología liberal en la Ilustración española, Tecnos, Madrid, 1970.79 C�. Javier Varela, Jovellanos, Alianza, Madrid, 1989, en especial págs. 205-206, 231-232 y 244-

245.80 C�. Luis Díez del Corral, El liberalismo doctrinario, en Obras completas, Centro de Estudios

Políticos y Constitucionales, Madrid, 1988, vol. I, págs. 394-398.81 Como simple ejemplo: Ángel María Camacho y Perea, Estudio crítico de las doctrinas de Jovella-

nos en lo referente a las ciencias morales y políticas, Establecimiento Tipogr �co de Jaime Ratés, Madrid, 1913, págs. 164 y 178; Augusto Barcia Trelles, «Jovellanos político», en Varios Autores, Jove-llanos, su vida y su obra, Buenos Aires, 1954, págs. 102 y ss.; Manuel Fernández Álvarez, «Elogio de Jovellanos», Boletín de la Real Academia de Historia, vol. CXCI, Cuaderno II, 1994, pág. 226. Una postura particular aparece representada por Álvarez-Valdés, ya que, si bien de�ne a Jovellanos de «liberal tem-plado» señala a continuación que fue «progresista en los aspectos más importantes de su pensamiento y de su actuación». Manuel Álvarez-Valdés y Valdés, «El pensamiento político de Jovellanos», Re-vista Jurídica de Asturias, núm. 32, 2008, pág. 52.

Page 215: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 215

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

revisión de la teoría del Estado y de la Constitución jovellanista en clave liberal. Pieza clave en esta reinterpretación ha sido la Nota primera a los Apéndices a la Memoria en defensa de la Junta Central. A pesar de que este texto había sido concebido como una refutación al dogma de la soberanía nacional presente en el Decreto I de las Cortes de Cádiz (24 de septiembre de 1810), quienes de�enden la imagen liberal-progresista de Jovellanos lo interpretan en un sentido muy distinto. A su parecer, la idea de «supre-macía» que allí se exponía era, en realidad, coincidente con el concepto de «sobera-nía nacional» proclamado en el citado decreto82. Aunque Jovellanos tendría en mente su propio «proyecto constitucional»83 –en el que reivindicaba el bicameralismo y mostraba su inspiración angló�la –, no por ello debería considerarse incompatible al de liberales como Argüelles, Quintana o Toreno. De hecho, según esta tendencia historiográ�ca Jovellanos tendría más en común con ellos que con realistas como In-guanzo, Borrull o Alonso Cañedo; unos diputados que, en realidad, habrían instru-mentalizado su ideario para defender posturas mucho más inmovilistas84.

La «deriva progresista» de Jovellanos halla sin embargo su cenit en quienes ven al ilustrado gijonés como un «demócrata» o incluso como un revolucionario radical ca-paz de sostener hasta el republicanismo. Para la primera a�rmación85, nuevamente se acude a la teoría del Estado jovellanista a �n de hallar en ella elementos que pudieran apuntar hacia la soberanía popular. Entre ellos se suelen destacar tanto la defensa por parte del gijonés del derecho de resistencia, como (una vez más) la idea de supremacía a la que, en este caso, se identi�ca con «soberanía popular».

Esta imagen radical de Jovellanos debe hallar una explicación a las reiteradas crí-ticas que el ilustrado asturiano vertió hacia la democracia como forma de gobierno. Para sortear tan delicado problema, se a�rma que, en realidad, tales críticas no se en-trañarían un rechazo al gobierno popular, sino a la república como forma de provisión de la jefatura del Estado.

82 Miguel Artola, «Vida y pensamiento de D. Gaspar Melchor de Jovellanos», en Jovellanos, Obras publicadas e inéditas, B.A.E. vol. LXXXV (III), Atlas, Madrid, 1952, 1952.

83 Así lo llega a denominar Javier Varela, Jovellanos, op. cit., pág. 243 y sobre todo Miguel Artola, La Constitución de 1812, Iustel, Madrid, 2008, págs. 42 y ss.

84 C�. Silverio Sánchez Corredera, Jovellanos y el jovellanismo, una perspectiva �losó�ca, Biblioteca Filosofía en español, Oviedo, 2004, págs. 235 y ss.

85 José Miguel Caso González, «Estudio preliminar» a Jovellanos, Memoria en defensa de la Junta Central, Junta General del Principado de Asturias, Oviedo, 1992, vol. I, págs. XXIX y ss.; íd., «Jovellanos ante la Revolución francesa», en Varios Autores, Cultura Hispánica y Revolución Francesa, Bulzoni Editore, Roma, 1990, págs. 41 y ss.; íd.,Vida y obra de Jovellanos, vol. II, Editado por la Caja de Asturias y El Comercio, Gijón, 1993, págs. 572 y ss. Idéntica a�rmación hace el profesor Abellán, que lo considera un demócrata y prácticamente «un contemporáneo nuestro». Vid. José Luis Abellán, Historia del pen-samiento español, de Séneca a nuestros días, Espasa, Madrid, 1996, pág. 356.

Page 216: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

216 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

Cercana esta postura, se ha visto al gijonés incluso como un radical dispuesto a im-plantar en España una república86. El fundamento de esta última a�rmación residiría en su respuesta epistolar a Cabarrús, en la que, rechazando unirse al bando afrance-sado, señalaba que España no necesitaba de los Borbones, de modo que en ausencia de Rey sabría gobernarse por sí misma87.

Las muy diversas imágenes que la historiografía han ofrecido del ilustrado asturiano se hallan en correspondencia con las divergencias de opinión respecto de cuáles fueron sus principales veneros doctrinales. Una primera postura opta por el relativismo, consi-derando que Jovellanos habría bebido de fuentes muy distintas y cambiantes a lo largo de su vida, adaptándose por tanto a formas de pensamiento dispares88. Una opinión que se concilia con las posturas que, huyendo de un retrato estático de Jovellanos han per-cibido, por ejemplo, un proceso evolutivo en la teoría de la Constitución de gijonés89.

Otros autores, por el contrario, han subrayado una determinada fuente doctrinal como in�uencia dominante en Jovellanos. Así, se le ha considerado adscrito a la es-colástica, especialmente al tomismo, postura especialmente cara a la imagen conser-vadora de Jovellanos. También se ha considerado que su teoría del Estado se hallaba ligada al pensamiento neoescolástico del siglo de oro español. Muy en particular, se percibe que la distinción entre supremacía y soberanía –expuesta en la Nota primera a los Apéndices en Memoria de la Junta Central– evoca la diferenciación entre soberanía radical (in radice) y actual (in actu) suareciana90.

Controvertido ha sido, precisamente, determinar si la mayor in�uencia en Jove-llanos procedía de fuentes españolas o, por el contrario, extranjeras. Entre la primera postura se hallan quienes consideran, por ejemplo, que su concepto de Constitución histórica es tributario de los autores del Derecho Público español que habría despun-tado en el XVIII fruto de un renacer de los estudios históricos91. Reivindicando la

86 C�. Alberto Gil Novales, «Jovellanos en el siglo XIX: el problema de la revolución liberal», Cuadernos de estudios del siglo XVIII, núm. 5, 1995, págs. 101 y ss.

87 Carta a Francisco Cabarrús ( Jadraque, agosto de 1808), en Jovellanos, Obras completas, Ayunta-miento de Gijón – Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, vol. IV, 1998, núm. 1741, págs. 560-566

88 Nigel Glendinning, «Jovellanos leyendo el código del Universo», en Varios Autores, El libro ilustrado. Jovellanos lector y educador, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1994, pág. 21. Cfr. Francisco Ayala, Jovellanos en su centenario, Ayuntamiento de Gijón, 1992, pág. 29.

89 Fernando Baras Escolá, El reformismo político de Jovellanos (Nobleza y Poder en la España del siglo XVIII), Universidad de Zaragoza, 1993; íd., «Política e historia en la España del siglo XVIII: las concep-ciones historiográ�cas de Jovellanos», Boletín de la Real Academia de la Historia, vol. CXCI, Cuaderno II, 1994, págs. 295 y ss.

90 C�. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, Política y Constitución en España (1808-1978), Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007, págs. 232, 420-425.

91 Santos M. Coronas González, Jovellanos: Justicia, Estado y Constitución en la España del Antiguo Régimen, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Gijón, 2000; íd., Jovellanos y la Univer-sidad, Foro Jovellanos-Universidad de Oviedo, Gijón, 2008, págs. 91 y ss.; íd., «Jovellanos, jurista de la

Page 217: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 217

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

imagen del Jovellanos historiador, esta postura entiende que su conocimiento de las instituciones y fueros patrios resultaron determinantes para forjar su idea de Leyes Fundamentales como contrapuesta a la concepción racional-normativa defendida por los liberales.

Otros autores, por el contrario, hacen hincapié en la in�uencia de las doctrinas e instituciones extranjeras. En algunos casos –los menos– se ha visto en Jovellanos la huella de Rousseau92, a pesar de la poca simpatía que tenía por el ginebrino. Sin em-bargo, pocos son los que han dejado de mencionar la vinculación de Jovellanos con el sistema de gobierno inglés de checks and balances, que habría conocido a través de sus principales comentaristas (Montesquieu, Blackstone y De Lolme), así como por sus relaciones con Lord Holland y John Allen93. Esta adscripción de Jovellanos a la anglo-�lia, particularmente en sus últimos años de vida, resulta patente en lo que se re�ere a la forma de organizar el Estado, e incluso en su teoría de la Constitución, donde se ha llegado a destacar la in�uencia que podría haber ejercido Edmund Burke94. Menos ha-bitual ha sido, sin embargo, destacar la presencia de fuentes inglesas también en la teo-ría del Estado jovellanista. Sin embargo, excepcionalmente también se ha percibido en las ideas de Estado y sociedad de Jovellanos la huella del pensamiento británico, y muy en particular de la escuela escocesa representada por Hume y Adam Ferguson95. Una in�uencia, dicho sea de paso, que en ocasiones se ha llegado a exagerar96 en detri-mento de otras fuentes tanto o más in�uyentes, como el iusracionalismo germánico.

Ilustración», Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, núm. 143, 1994, págs. 29 y ss.; íd., «Jovella-nos, jurista ilustrado», Anuario de Historia del Derecho Español, tomo LXVI, 1996, pág. 561 y ss.; íd., «El pensamiento constitucional de Jovellanos», Historia Constitucional, núm. 1, 2000, págs. 63-96 (h p://www.historiaconstitucional.com).

92 José Luis Fernández Fernández, Jovellanos. Antropología y teoría de la sociedad, Universidad Ponti�cia Comillas, Madrid, 1991.

93 Sin ánimo de exhaustividad, pueden citarse: Manuel Moreno Alonso, «Las «Insinuaciones» sobre las Cortes de John Allen», Revista de las Cortes Generales, núm. 33, 1994, págs. 238 y ss.; Francisco Tomás y Valiente, «Las Cortes de España en 1809, según un folleto bilingüe cuya autoría hay que atribuir a un triángulo compuesto por un Lord inglés, un ilustrado español y un joven médico llamado John Allen», en Iglesia, A. (edit.), Estat, dret i societat al segle xviii. Homenatge al profesor Josep Mº Gay i Escoda, Associació Catalana d’Historia del Dret «Jaume de Monjuïc», Barcelona, 1996, págs. 771 y ss.; Clara Álvarez Alonso, «La in�uencia británica y la idea de Constitución en Jovellanos», en Andrea Romano (edit.), Il modello costituzionale inglese e la sua recezione nell’area mediterranea tra la �ne del 700 e la prima metà dell’800, Giu�rè, Milano, 1998, en especial págs. 533 y ss.; E. Hellen, «Jovellanos y el pensamiento inglés», en Edith Hellman, Jovellanos y Goya, Madrid, 1970; Joaquín Varela Suanzes--Carpegna, Política y Constitución en España (1808-1978), op. cit., págs. 284-286.

94 C�. Javier Varela, Jovellanos, op. cit., pág. 229.95 John H. R. Polt, «Jovellanos and his english sources», Transactions of the American Philosophical

Society, vol. 54, part 7, 1964.96 María del Carmen Lara Nieto, Ilustración española y pensamiento inglés: Jovellanos, Editorial Uni-

versidad de Granada, 2008.

Page 218: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

218 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

EPÍLOGO: JOVELLANOS O EL GLAUCO POLÍTICO

De lo expuesto, no cabe duda de que el Jovellanos político representa una especie de multiforme Glauco. Pocos personajes de nuestra historia han sido tan difíciles de catalogar, y han estado sujetos a tan dispares interpretaciones. La admiración que ha despertado tan singular �gura ha conducido demasiado a menudo a una mimesis en-tre el autor estudiado y sus glosadores.

Hasta el siglo XX, muchas de las lecturas del gijonés se hallaban condicionadas por factores políticos. Las distintas corrientes ideológicas, primero, y los diversos partidos políticos, más tarde, intentarían apropiarse de la �gura de Jovellanos. A ello contribuía más que la propia ideología del gijonés, su imagen ética. Jovellanos representaba una serie de valores, como la honestidad y la dedicación, que lo con-vertían en �gura muy atractiva para cualquier grupo político. Al margen de cuanto había hecho por modernizar la nación y, sobre todo, por ilustrarla, la imagen de Jovellanos resultó también revitalizada por varios factores: por una parte, su contra-posición a Godoy, de modo que, cuanto más se denostaba al valido, más valor ad-quirió Jovellanos; por otra, su injusta persecución y encierro a través de un proceso arbitrario; y, �nalmente, su adscripción a la causa patriótica durante la guerra de la Independencia.

El análisis del pensamiento político de Jovellanos más aséptico no comienza hasta el siglo XX. La historiografía lleva a cabo, entonces, un acercamiento que pretende ser más objetivo aunque, desde luego, no se halle libre de prejuicios y mayores o menores simpatías personales por la �gura histórica del gijonés. Puede sorprender, por tanto, que, desprendidos de los intentos de politizar a Jovellanos, las interpretaciones «cien-tí�cas» de su ideología no sólo no se reduzcan, sino que, de hecho, se multipliquen. Creo que varios factores, tanto metodológicos, como característicos del ideario jove-llanista, contribuyen a tal proliferación.

En efecto, muchos estudios se han caracterizado por atender sólo a una parcela del pensamiento jovellanista –una obra, un momento de su vida, una determinada in�uencia– para, acto seguido, realizar una extrapolación a la totalidad de su pensa-miento. Ello entraña, en rigor, un problema de método. Para estudiar en su compleji-dad el pensamiento político jovellanista se requiere, en primer lugar, un análisis de la totalidad de sus obras. Es cierto que su texto político más importante es la Memoria en defensa de la Junta Central, pero éste sólo re�eja las ideas del gijonés durante la guerra de la Independencia y, además, no en su totalidad. Careciendo Jovellanos de una obra doctrinal de teoría política, su pensamiento debe deducirse de los más variados escri-tos. Así, por ejemplo, la teoría del Estado del gijonés no puede alcanzarse en su pleni-tud sin la lectura de sus tratados de economía política, y mucho menos sin el análisis

Page 219: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La imagen del Jovellanos político en la historiografía 219

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

de sus escritos pedagógicos97. Del mismo modo, su teoría de la Constitución exige la lectura de las disertaciones históricas elaboradas por Jovellanos desde el último tercio del siglo XVIII. Por lo que se re�ere a la forma de organizar el Estado y a las formas de gobierno en general, es imprescindible consultar tanto la correspondencia como los diarios de Jovellanos, fuentes muchas veces olvidadas por considerar que encierran pensamientos íntimos y personales cuando, en realidad, contienen al mismo tiempo un extraordinario caudal de información sobre el Jovellanos político. En todo caso, cuanto acabo de señalar no es más que un sucinto ejemplo: la poesía y las obras li-terarias de Jovellanos –incluidas las censuras literarias–, o los escritos de economía incluyen también sustanciosas re�exiones políticas sin las que el investigador que se acerque al ilustrado gijonés no podrá forjarse una visión completa y cabal de su com-plejo pensamiento.

Conocer los escritos de Jovellanos tampoco resulta su�ciente. Este es, quizás, el error de muchos autores que se autoproclaman como «jovellanistas» y que, en el esfuerzo de consultar la vasta obra del gijonés parecen quemar todas sus naves. Pero de poco sirve conocer los textos si no se conoce al tiempo el contexto, sobre todo ideológico. Para ello, resulta obligado situarse en el lugar del prócer asturiano, leyendo aquellas obras que llegaron a sus manos, trabajo facilitado por las reconstrucciones de sus bibliotecas98. Se trata de un esfuerzo ímprobo, sólo con comprobar los cientos de citas y referencias que acompañan los escritos de Jovellanos. Esfuerzo, no obstante, necesario para no reputar al gijonés pensamientos que no son originales, sino adqui-ridos, y, a la inversa, para poder reconocerle con justicia sus aportaciones. En este aspecto, por otra parte, el investigador debería contextualizar también sus lecturas. El que Montesquieu, Rousseau o Locke hayan pasado a los anales de la historia del pensamiento político no los convierte necesariamente en los autores más leídos ni in�uyentes en su momento. Nombres como Burlamaqui, Heinnecio, Domat, Wolf o incluso Mably son hoy mucho menos conocidos, y sus obras más inaccesibles, pero su contribución al ideario político de Jovellanos resultaron capitales, siendo autores muy populares en el siglo XVIII español.

Otro aspecto que ha contribuido a dispersar la imagen del ilustrado gijonés ha sido el petri�car su ideario en un momento concreto de su vida, renunciando, por tanto, a percibir la evolución de su pensamiento político. A medida que consultaba nuevas obras, conocía otras experiencias, o vivía las propias, Jovellanos iba alterando muchos

97 Debe tenerse presente, que su teoría del Estado se hallaba íntimamente ligada a la �losofía y la ética. De resultas, en sus planes de estudios, cuando trataba de tales materias exponía algunas de sus más relevantes doctrinas políticas sobre el origen del Estado y la sociedad.

98 Francisco Aguilar Piñal, La biblioteca de Jovellanos (1788), Consejo Superior de Investigaciones Cientí�cas, Madrid, 1984;, Jean-Pierre Climent, Las lecturas de Jovellanos (Ensayo de reconstrucción de su biblioteca), I.D.E.A., Oviedo, 1980.

Page 220: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

220 Ignacio Fernández Sarasola

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 197-220

de los aspectos sustanciales de su ideario. Considerar que cabe aplicar el mismo adje-tivo para de�nir al Jovellanos que vivió bajo el gobierno de Carlos III, y al que formó parte de la Junta Central es un error muy frecuente. Del mismo modo que resulta erró-neo intentar obtener una interpretación de conjunto y sistemática de todos los textos jovellanistas, sin tomar en cuenta en qué momento fueron elaborados.

La anterior re�exión puede parecer obvia, pero no lo es tanto si se tiene presente el hábito historiográ�co de de�nir a Jovellanos, en su conjunto, a partir de una ins-tantánea tomada en un momento concreto de su vida. Pero lo mismo que hubo un Jovellanos antes y después de conocer a Olavide, lo hubo antes y durante la guerra de la Independencia, o antes y después de leer a Martínez Marina. La evolución del pensamiento del prócer gijonés es una de sus notas más características y no siempre se atiende a ella. Es más, en ocasiones esa evolución se produce con extremada rapidez, como sucedió en la guerra de la Independencia, donde la idea de Cortes y de poder ejecutivo defendida por el gijonés sufrió importantes cambios en apenas tres años.

En ocasiones, no tener presente esta evolución del ideario jovellanista es lo que lleva a considerar que su pensamiento es ambiguo. Ese tipo de ambigüedad descon-textualizada es errónea. Sin embargo, también es cierto que existe otra que no lo es tanto. Y es que en el gijonés se percibe un eclecticismo, especialmente intenso durante la guerra de la Independencia. La mixtura entre tradición y progreso es evidente en Jo-vellanos en ese momento; y en este caso no se trata de una distorsión del investigador que esté mezclando etapas distintas de Jovellanos. Es una realidad, porque el ilustrado asturiano no fue �gura de extremos. Pero ese eclecticismo también es responsable de las diversas interpretaciones que se han ofrecido de él. Como toda postura interme-dia, cabe inclinar la balanza hacia uno u otro �anco, poniendo el acento en los aspec-tos más progresistas del asturiano, o bien en sus aportaciones más conservadoras. El problema reside, entonces, en conferir más importancia a uno que otro aspecto de su ideario, distorsionándolo con tal operación.

En de�nitiva, estudiar a Jovellanos obliga primero a un proceso de depuración tanto cientí�ca como metodológica. Es necesario no dejarse arrastrar por la mayor o menor simpatía que nos cause el personaje, desde luego, pero también hemos de to-mar conciencia de cuán preciso es buscar un método de análisis riguroso que permita de�nir a Jovellanos en su contexto histórico y en toda su complejidad.

Page 221: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

La antigüedad clásica en JovellanosEmiliano Fernández Vallina

Catedrático de Filología LatinaUniversidad de Salamanca

P

ropósito de las líneas que siguen es poner de relieve el acervo que de los autores clásicos es posible descubrir en muchísimos lugares de la obra del ilustre escritor

que fue el prócer gijonés, así como la gran importancia que las obras de aquellos suponía para él, de lo cual es indicador el que tuviera en su biblioteca valiosas –y raras a las ve-ces– ediciones de los mismos. Como quiera que no cabe aquí hacer una pormenorizada relación de todas las citas o alusiones de los escritores de la Antigüedad en la obra entera de don Gaspar, valga por ahora de una parte añadir a lo espigado en ocasiones anteriores la remisión que Jovellanos hace en ciertos pasajes de sus obras a autores clásicos a �n de a�anzar sus asertos, sea cuando utiliza como lemas lugares de obras ‘ad hoc’, sea como apoyo de sus ideas o sentimientos, y de otra, presentar conjuntamente el elenco de los autores clásicos en la biblioteca que poseía. A esta relación se añade la lista del período cronológico que sigue a la época clásica, pues nos ha parecido interesante y pertinente hacer entrar en este recuento a los escritores y obras de la Antigüedad Tardía y de la Edad Media Latina (griega también en algunos casos). Y ello porque son continuidad de la cultura clásica y por ir citados a la par que los clásicos en los escritos del ilustre gijonés.

CITAS Y LEMAS

En su correspondencia con mucha frecuencia usa Jovellanos expresiones latinas, pro-venientes de sus amplias lecturas de la literatura clásica. Veamos algunas muestras de su muy abundante profusión en las obras del gran lector que fue el polígrafo gijonés.

1. EN LAS CARTAS A LORD HOLLAND SOBRE LA FORMA DE REUNIÓN DE LAS CORTES DE CÁDIZ1

A propósito de lo difícil que resulta siempre la elección de persona adecuada para resolver un asunto complicado, recuerda a su amigo inglés en la misiva escrita desde Sevilla el 28 de mayo de 1809:

1 Para las cartas de lord Holland tomo las referencias de caso (1990).

Page 222: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

222 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

mille hominum species, et rerum discolor usus (Persio, Saturae, V, 52-53)2.

En ocasión de una situación incierta, aún sin resolver, y a modo de conformidad con circunstancias e inconvenientes insalvables, acude Jovellanos al poeta bilbilitano (carta desde Sevilla, 29 de mayo de 1809):

Sunt bona, sunt mala quaedam, sunt mediocria multa 3 (Marcial, Epigram., I, 16).

Al tratar de la contraposición entre los partidarios de lo viejo y los de lo nuevo, en carta escrita en Sevilla, 5 de junio de 1809, dice Jovellanos:

Porque nada es más común entre los hombres que, en unos, el gritar contra los que me-nosprecian la venerable antigüedad, y tratar de malignos novadores a los que quieren alte-rarla en un negro de uña; y en otros, cantar a todas horas el

recedant veteranova sint omnia.

(Lo toma del himno Sacris Solemnis para la procesión de la festividad del ‘Corpus Christi’).

Desde Sevilla, domingo, 11 de junio de 1809, se re�ere así al modo de ser de su hermano: «Y basta por hoy, en que nuestro Frere come en familia con Garay, y están deseosos de que los acompañe. Va el parte de Pachín, que llegó anoche al canto del gallo, y va, porque es suyo, pues que de Asturias está usted más cerca; es decir, hay menos tierra en medio, y sabrá más de allá. Aunque inciertas, algo me consuelan las noticias; no tanto a Pachín, quia dilexit multum».

(Es del Evangelio de Lucas, 7, 47)4.

Desde Muros, el 13 de junio de 1810 escribe, dando cuenta con Juvenal y Cicerón de cuál es su temple en tiempos de a�icción y de su amor a Asturias:

Que hubiésemos cometido errores, nosotros lo reconoceremos de buena fe; pero acu-sarnos de haber vendido la patria y haber manchado nuestras manos en su sustancia... Quis

2 Debería leerse mille hominum species, et rerum non color usus. No obstante, como en Jovellanos se lee discolor (por el original non color), quizá pudiera haber citado el verso desde huarte de san juan, toda vez que �gura en su biblioteca un ejemplar del Examen de ingenios de la edición de 1594 del médico humanista, en cuyo segundo proemio se lee tal como en la carta de don Gaspar, y así puntuado, el texto del poeta latino.

3 También aquí debería haberse dicho: sunt bona, sunt quaedam mediocria, sunt mala plura.4 Que en realidad dice: quoniam dilexit multum.

Page 223: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 223

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

tam patiens ut teneat se?5 He aquí, milord, lo que me a�ige, sin que por eso crea usted que he caído en el abatimiento que nos han preparado. Victi sumus igitur, aut si vinci dignitas non potest �acti certe et abjecti6.

Tengo dicho a usted que para �jar mi suerte siempre contaré con su amistad y favor; pero siempre decidido a buscar tierra de mi patria, porque pienso, con Cicerón, que etiam si oppetenda mors esset, in patria mallem quam in externis atque alienis locis.

(En efecto, así dice Cicerón en carta dirigida a Marco Marcelo, Ad familiares. IV, 7).

También desde Muros, en 5 de diciembre de 1810, contraponiendo valores de buen criterio, en los cuales evoca a Virgilio, con los modernos sin discriminación:

«Hay seguramente en las Cortes hombres de instrucción y de juicio, entre los cuales descuella, según dicen, nuestro Agustín Argüelles, quantum lenta solent inter viburna cu-pressi; pero sé que hay otros cuyos principios políticos son bebidos sin re�exión en Juan Jacobo, Mably, Locke, Milton y otros teoréticos que no han hecho más que delirar en política».

La cita, en cursiva, es de Virgilio, Eclog. I, 25.

2. EN CARTAS A DIVERSOS DESTINATARIOS7

En carta a Ramón González Posada y Soto, tras hacer una loa de la poesía y de las cualidades que cumple admirar y tener en cuenta en su realización, antes de citar al jesuita de su tiempo y gran experto en la ciencia agrícola Jacques Vanière –cuya es la cita que sigue en latín– sobre el carácter cambiante y poco digno de ciertas personas, tiene a bien aludir a la estima en que tuvieron a la poesía tanto los profetas del Antiguo Testamento como autores de la época clásica y tardoantigüa como Cicerón, Cornelio Balbo8, Plinio y Boecio. La frase del docto jesuita era como sigue:

5 La misma cita de esta frase de Juvenal (Sat. 1, 30-31) repite Jovellanos en la Sátira primera a Ar-nesto.

6 Esta cita, de Cicerón, como la que sigue, es de la misma carta a Marcelo que se menciona en el párrafo que sigue.

7 Sigo la edición de caso (1985) para los textos de Jovellanos.8 Con buen criterio caso, o. c., p. 145, piensa que Cornelio Balbo debe referirse al poeta Galo.

Page 224: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

224 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

nomen adoratum quondam nunc pene procaci monstratum digito9.

Un poco más adelante, como es tan habitual en él al tratar de las cualidades del buen poema, aduce Jovellanos a Horacio (Ars Poetica, 291-294):

Vos, oPompilius sanguis, carmen reprehendite quod nonMulta dies et multa litua coercuit atquePerfectum decies non castigauit ad unguem.

Como contestación a una larga carta que le había dirigido Cándido María Trigue-ros desde Carmona en 10 de febrero de 1778, en la cual se trataban cuestiones de propiedades de animales y plantas recogiendo datos y especi�caciones de signi�cado y correcta aplicación de sus nombres a tales propiedades a partir de los textos de auto-res antiguos (Columela, Plinio, San Isidoro, etc.), precisa el docto gijonés, en carta de 14 de febrero de 1778, las denominaciones de ciertas plantas y animales10, acudiendo a Nebrija, a Alfonso de Palencia, Fuscio y Laguna. A propósito de cuál hubiera de ser el signi�cado correcto de una especie de serpiente de agua, a la que en latín denomi-naban natrix, cita a Cicerón, no sin advertir que el texto del arpinate está corrompido en Alfonso de Palencia:

Sic vultus vim natricum viperarum fecerit 11.

Y en la misma carta hace gala de experto conocedor de la crítica textual, pues pro-pone con acierto el texto correcto de una carta de Plinio. Merece la pena transcribir sus palabras:

…usted ha hecho uso de la epístola de Plinio el Mozo en una nota, prevengo a usted que el texto legítimo debe decir: si non minimo, sed partibus locem…12 El verdadero texto está res-tituido por los mejores manuscritos, pero yo he hecho en su favor una re�exión que aunque obvia, creo no ha ocurrido a otro alguno, y es que las palabras de la misma carta que dicen:

9 Pertenece a la obra que del tratadista de las labores agrícolas se había publicado en 1730 por pri-mera vez (y en sucesivas ediciones en 1732, 1742 y 1786) Praedium rusticum, I, v. 4-5.

10 Son las correspondientes a las voces: lolium (= «ray-grass, joyo, lolio, giglio, joyo, ballico, niguilla y silvestre»); natrix (= «hidro, natriz»). Entre paréntesis doy las traducciones que hace constar Jovellanos para discutirlas y precisarlas.

11 Efectivamente, corresponde el texto a Acad. II, 38 de Cicerón, cuya lectura correcta es: Si vultis tantam vim natricum viperarum fecerit.

12 Pertenece el texto latino, tal como lo restituye Jovellanos, y el que luego sigue, a una carta que Plinio dirige a su amigo Paulino: Epist. IX, 37.

Page 225: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 225

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

et alioquin nullum iustius gens redditus, quam quod terra, caelum, annus refert, no pueden aco-modarse a la mala lección, sino a la buena.

El 15 de septiembre de 1786, escribe desde Madrid a su hermano Francisco de Paula, y en la carta, tras rebatir el aserto del ingenuo Gregorio Menéndez Valdés de Cornellana de que la Gigia de los antiguos pueda ser Gijón, no sin hacer intervenir entre otros considerandos a propósito de la falsedad del documento en cuestión sus conocimientos de paleógrafo, aduce con ironía:

Timeo Danaos et dona ferentes (Virgilio, Eneid. II, 49).

Para apoyar una disculpa en carta de 1777, acude a la máxima autoridad de la téc-nica de composición poética, a su vate por excelencia, Horacio, trasladando al papel una vez más tres versos de Ars poetica (vv. 351-353):

<Verum> Ubi plura nitent in carmine, non ego paucisO�endar maculis, quas aut incuria fudit,Aut humana parum cavit natura.

En 1790, el 11 de enero, escribe Jovellanos al marqués de Hinojosa desde Ma-drid, y le da cuenta del cumplimiento del encargo que a don Gaspar se había hecho por parte del Consejo de Órdenes Militares sobre provisión de libros adecuados para la preparación de exámenes de acceso al hábito de dichas instituciones. Como consecuencia de las gestiones pertinentes, además de la compra de un armario para los libros, se preocupó Jovellanos de adquirir, también mediante compra, los de los autores siguientes: Lucrecio, Catulo, César, Cicerón, Nepote, Livio, Virgilio, Hora-cio, Ovidio, Salustio, Fedro, Lucio Anneo Séneca, Séneca padre, Lucano, Propercio, Estacio, Persio, Tácito, Quintiliano, Suetonio, Plinio el viejo, Plinio el joven, Floro, Justino, Juvenal, Marcial, Silo Itálico, Aulo Gelio, Quinto Curcio, Valerio Máximo, Veleyo Patérculo, Amiano Marcelino, Lactancio, Claudiano, Ausonio, además de Platón13.

A su tan admirado y frecuente corresponsal el canónigo Carlos González de Po-sada, en una postdata de la carta que le envía en 19 de octubre de 1791 desde Sala-manca, critica una inscripción –«que tampoco me gusta», a�rma– debida al clérigo

13 Las obras de Platón estaban en griego, acompañadas de versión latina. Livio se repite dos veces, así como Cicerón, uno de cuyos ejemplares era el de Oliveto con comentarios, al igual que Ovidio, del cual uno con notas de Pedro Bunmann. Se consigna un Marco Anneo Séneca y más abajo al Séneca trá-gico correctamente: Tragedias de L. A. Séneca. Al �nal de la carta se dice que en total se habían impreso y encuadernado noventa y nueve obras.

Page 226: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

226 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

José Pancini, capellán de Su Alteza Real, la cual, por ver el talante del perspicaz literato gijonés, transcribo de la edición de Caso, junto con el comentario que le dedica:

viros. magnos.sacro. quondam. instituto ignatii. dedicatosqueis. per quinque. lustra. adversa. fuere fata.ferdinandus. primus. hispan. infans.religiosissimus. parmae. placentiae. guastalae. dux.princeps. ubique. merito. peramatus.ad religionem. usque hanc. diem. firmiter. servatam.magis. magisque. augendam.anno. m.d.cc.xc.iii.suis. ditionibus. redonavit.strenue. collocavit.

He aquí el comentario de don Gaspar, que rezuma sentido �lológico y conoci-miento de la lengua latina y al que no es preciso añadir el nuestro14:

Viros magnos no puede cuadrar a un orden entero. Dedicatos no expresa en buen latín la profesión de un instituto. Adversa fata es poco religioso. El infans ya probó Feijoo que no era buen latín para signi�car un Príncipe de España. Strenue es ridículo, porque un príncipe no necesita fuerza en el brazo ni en el corazón para hacer justicia; y el suis ditionibus lo es más para signi�car la pobre morada de unos frailes. Sospecho que todo sea fraguado en Sevilla, el suceso y la inscripción.

Muchas más veces demuestra Jovellanos su saber filológico y no pocas de ellas en ocasión de descubrir, hacer copia, comentar, analizar, trasladar él mismo o pe-dir informes a diversos corresponsales sobre inscripciones y documentos de la Antigüedad o de la Edad Media patria. Valga la remisión a las páginas en que se reeditan y recogen en la obra de Caso los casos de dos inscripciones de Asturias, una de la parte occidental, la de la iglesia parroquial de Santiago de Cibea y la otra la inscripción fundacional de Santa Cruz de Cangas de Onís en la parte orien-tal. Las dos forman parte de sendas cartas enviadas a Jovellanos desde Cangas de Onís, una por José Joaquín Queipo de Llano, conde de Toreno, en 9 de septiem-bre de 1782 contestando a una carta (perdida) de su amigo gijonés y la otra por José Antonio Ruenes, en 24 de mayo de 1782 respectivamente15. Muestra además

14 Salvo que sorprende la extraña imprecisión de Jovellanos al referirse a los jesuitas como «orden».15 Cf. caso 1985, pp. 226-227 y 217-219. Cf. también para las inscripciones vigil (1887), pp. 315-

Page 227: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 227

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

de su bien aprovechada lectura de los clásicos es la expresión de formas desusa-das en la mayoría de los autores más leídos por lo común, pero propias del estilo singular de alguno de ellos. Así ocurre, por ejemplo, con el eco plautino –quizá de Cicerón, quizá de ambos– que tiene en Jovellanos la antigua forma de optativo para expresar deseo, como lo vemos en una carta a Carlos González Posada desde Salamanca, enviada el 19 de octubre de 1791, al final de la cual se despide Don Gaspar así: Dii faxint16.

3. EN SUS PROPIOS ESCRITOS LITE�RIOS

Encabeza el informe sobre los espectáculos y diversiones públicas con esta cita de Horacio (Epist. I, 1, 25-26):

Aeque pauperibus prodest, locupletibusque aeque,Aeque neglectum pueris senibusque nocebit.

En su segunda Sátira, la dedicada a Arnesto, como lema, que conviene muy bien al título de la composición («Sobre la mala educación de la nobleza»), reproduce los versos de una obrita a veces atribuida a Lucano17, que cita como Carmen ad Pisones, aun si no ha de serle adjudicada, los cuales se acompañan de una libérrima, si bien no inexacta, traducción:

Perit omnis in illoNobilitas, cuius laus est in origine sola18.

Desde El Paular escribe la epístola elegíaca a Anfriso, cuyo lema consiste en un verso tomado de Ovidio (Amores, III, 1, 2) que también traduce19:

Credibile est illi numen inesse loco.A su vez, la epístola a Poncio da comienzo con un lema tomado de una carta de

Plinio a Tácito:

316 y lám. J-18.16 Sic, en lugar de Di.17 Ha de llamarse esta obra anónima Laus Pisonis; es más o menos coetánea del autor épico, com-

puesta antes del año 65 p. C. y al correr de los siglos se ha atribuido, además de al autor hispanolatino, a otros varios, entre otros a Virgilio. Cf. ullman 1924.

18 Así es la traducción: ¿De qué sirve la clase ilustre, una alta descendencia, sin la virtud?19 Dice la traducción: Es verosímil que un dios resida en aquel lugar.

Page 228: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

228 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

Non est quod contemnas hoc studendi genus, mirum est ut animus agitatione motuque corpo-ris excitetur (Plinio el joven, Epist., I, 1, 6).

En el discurso CVIII, perteneciente a la crítica de las sátiras ejercida en «El Cen-sor», pone como lema parte de un verso de Juvenal, y lo traduce20:

Inde irae, et lacrimae ( Juvenal, Sat. I, 168).

Mención especial merece la oda que copiamos un poco más abajo y que el gran especialista de Jovellanos, don José Miguel Caso, se ve inclinado a recono-cer como traducción de Jovellanos. Coincido con él en que la traducción es fiel al texto latino, por más que tenga sus defectos rítmicos en la lengua de destino, cosa que, como se dice inmediatamente, reconoce el propio traductor. También hay que indicar que esta versión –y el texto que la precede–, por formar parte del «Discurso CIX», como otros del ‘Censor’ va asimismo con un encabezamiento ovidiano:

Nec te nostra iubet �eri censura pudicam,Sed tantum tentes dissimulare rogat.(Ovidio, Amores, III, 14, 3)21.

La traducción de estos versos del poeta de Mantua que hace ‘el censor’ se contiene en estos cuatro versos:

No manda mi censura,señora, que seas casta;solamente te ruega,que disimules cauta.

Por ser, pues, muy probablemente fruto de la inspiración de Jovellanos la traduc-ción de la oda correspondiente de Horacio (Carm. III, 6), la incluimos aquí22, acom-pañada en este caso del texto latino, no sin hacerlo también de la advertencia que el propio ‘Censor’ hace de tal traslado al castellano y que reza así: «Señor Censor:... la he hecho [la traducción] en versos que reconozco no sólo muy inferiores a los de la

20 Así lo vierte: Sátira que produzca iras y llantos.21 Tras la traducción de la oda horaciana, al explicar el sentido y contenido con la aplicación a los

tiempos que corren en el Madrid del siglo XVIII, también intercala este verso de Ovidio: Quis furor est, quae nocte latent sub luce fateri? Que mejor sería trascribir así: Quis furor est, quae nocte latent, in luce fateri?

22 Puede verse en varias publicaciones. Vid. la que hace CASO (1987, pp. 213-216).

Page 229: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 229

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

sátira publicada en su Discurso XCIC, sino también con varios defectos contra las leyes de la versi�cación. Pero esto no me importa nada, porque no he tenido otra mira en todo que facilitar a Vm. la comparación entre la oda y la sátira, a �n de persuadirle que si aquélla no es sátira, ni ésta tampoco…». Hay que decir que, en efecto, los ver-sos que van del 50 (Aníbal venció…) al �nal, especialmente, no estuvieron demasiado conseguidos.

He aquí, pues, la traducción que se publica en el Discurso CIX que �rma «El Conde las Claras», acompañada del texto horaciano, que le sigue:

oda

Sin merecerlo tú, pueblo romano,de tus antepasados los delitoshas de pagar, en tanto que los templos(que su poca piedad ha destruido),en tanto que las casas de tus dioses,que ya ruina amenazan, tu, mas pío,no reedi�ques y sus simulacrossucios y como el humo denegridosno restaures. Si del imperio gozassabe que es porque siempre a ellos sumisoestuviste. De aquí el principio toma,aquí re�ere el �n de tus designios. Su culto descuidado, ¡cuántos malesa la a�igida Hesperia no ha atraído!De Moneses y Pácoro las tropaspor una y otra vez han reprimidotodos nuestros conatos e incursionesque sin su auspicio habemos emprendido;y los Partos ostentan sus collares,mezquinos antes, hoy enriquecidos,con los despojos nuestros. Ocupadaen sediciones toda Roma ha sidopor el escila, diestro sagitario,y la temible armada del egipcioexpuesta casi a su total ruina.En maldades fecundos nuestros sigloslo primero de todo han matrimonios,linajes y familias corrompido.Y es la fuente de donde derivada

Page 230: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

230 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

toda calamidad ya se ha extendidopor todo el pueblo y por la Italia toda.De aprender gusta hoy bailes lascivosla romana doncella; a ellos adiestratodos sus miembros; un amor indignodesde su niñez misma ya ejercita.Después casada, enmedio el regocijodel convite nupcial anda buscandoadúlteros más mozos. Ni elegidoalguno de ellos es al cual concedacon apresuración no permitidosy secretos favores. Se da a todos,sin que pueda ignorarlo su marido;en su presencia misma se levantadel mercader llamada, o bien del ricogobernador de la española nao,que compra a cualquier precio los delitos. La juventud que enrojeció las olascon la púnica sangre, la que a Pirro,la que a Antíoco el fuerte, la que a1 duroAníbal venció, no, no había nacidode tales padres. Varonil progeniede unos soldados era, endurecidosen rústicas labores, enseñadala tierra a revolver con el sabinoazadón, que tomaba del trabajocargada de la leña que al arbitriode la severa madre había cortado,cuando ya el sol había convertidolas sombras de los montes hacia Oriente.Y a los cansados bueyes, desuncidos,y a los hombres, el tiempo del descanso,ausente ya, su carro había traído. Mas ¡qué no alteran los voraces días!La edad de nuestros padres, que ya ha sidopeor que la de los abuelos nuestros,nuestra edad aún peor ha producido;y nosotros después de dar habemoshijos aun todavía más perdidos.

*

Page 231: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 231

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

Texto horaciano:

Delicta maiorum immeritus lues,Romane, donec templa refecerisaedisque labentis deorum etfoeda nigro simulacra fumo.

Dis te minorem quod geris, imperas.Hinc omne principium, huc refer exitum:di multa neglecti dederuntHesperiae mala luctuosae.

Iam bis Monaeses et Pacori manusnon auspicatos contudit impetusnostros et adiecisse praedamtorquibus exiguis renidet.

Paene occupatam seditionibusdelevit urbem Dacus et Aethiops,hic classe formidatus, illemissilibus melior sagi�is.

Fecunda culpae saecula nuptiasprimum inquinavere et genus et domos;hoc fonte derivata labesin patriam populumque �uxit.

Motus doceri gaudet Ionicosinnupta virgo et �ngitur artibusiam nunc et incestos amoresde tenero meditatur ungui;

mox iuniores quaerit adulterosinter mariti vina, neque eligitcui donet impermissa raptimgaudia luminibus remotis,

sed iussa coram non sine consciosurgit marito, seu vocat institorseu navis Hispanae magister,dedecorum pretiosus emptor.

Page 232: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

232 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

Non his iuventus orta parentibusinfecit aequor sanguine Punico,Pyrrhumque et ingentem ceciditAntiochum Hannibalemque dirum,

sed rusticorum mascula militumproles, Sabellis docta ligonibusversare glebas et severaematris ad arbitrium recisos

portare fustis, sol ubi montiummutaret umbras et iuga demeretbobus fatigatis, amicumtempus agens abeunte curru.

Damnosa quid non imminuit dies?Aetas parentum peior avis tulitnos nequiores, max daturosprogeniem vitiosiorem.

Por concluir este apartado y no dejar de hacer hincapié en lo ya visto por eminentes especialistas, hay que recordar las referencias explícitas de Jovellanos a los plantea-mientos de poética teórica que incrusta en el prólogo a su Pelayo. Para hacer valer la posición desde la que se propuso escribir esta pieza teatral, y en apoyo de su depen-dencia de los dramaturgos franceses, no duda en remontarse a la época clásica de un lado y a dos siglos antes de otro, recurriendo a Horacio23 en parte y, en parte, a Cicerón y a la Biblia. Cierra esos prolegómenos con la defensa irrenunciable a la defensa de la patria. Citamos, pues, las que toma Jovellanos de su admirado Tulio y de las Sagradas Escrituras:

Sic cum istos libros studiosius legerim, sentio orationem meam illorum cantu quasi colo-rari (Cic., De oratore, II, 14, 60)24.

Ista studia non improbo, moderata modo sint (Cic., ibid. I, 2, 156).

23 En Caso (1984, pp. 359-368) y en nuestro artículo (1984, pp. 382, n. 15) pueden verse las refe-rencias horacianas al respecto.

24 El texto citado, sin que se advierta con puntos suspensivos, suprime una frase, confunde una pa-labra y altera el orden. Debería decir: Sic, cum istos libros ad Misenum –nam Romae vix licet– studiosius legerim, sentio illorum tactu orationem meam quasi colorari.

Page 233: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 233

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

Ipsi veniunt ad nos in multitudine contumaci et superbia, ut disperdant nos et uxores nostras et �lios nostros, et ut spolient nos; nos vero pugnabimus pro animabus nostris et legibus nostris (Machab. I, 3, 20-21)25.

Autores y obras de época clásica

En cuanto a los libros de autores clásicos que poseía Jovellanos26, a pesar de que contamos con sendos y válidos repertorios sobre la biblioteca del ilustre gijonés, he aquí un recuento que, por presentar escuetamente los autores27, número de ejempla-res y ediciones creemos que sea útil para ver de forma ordenada, conjunta y sencilla-mente, cuanto hubo podido leer Jovellanos de la literatura clásica en los libros de su colección particular. Así, quien lea se podrá hacer idea rápida de ello a través de las tablas que se presentan a continuación.

28

25 El texto mejor habría de decir: Ipsi veniunt ad nos in multitudine contumeliae et iniquitatis, ut disper-dant nos et uxores nostras et �lios nostros et ut spolient nos: nos vero pugnabimus pro animabus nostris et pro legibus nostris.

26 Aparte de lo que se puede ver, naturalmente con tanto provecho, en las obras de j. m. caso gonzá-lez que citamos en este trabajo, sea permitido remitir a mis trabajos «Horacio en Jovellanos», Bimilena-rio de Horacio, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1994, pp. 377-384; «Jovellanos de cara a la lengua y autores latinos». Cuadernos de Investigación 1 (2007), pp. 73 - 92.

27 Nos hemos servido, naturalmente, para la confección de los cuadros que siguen de los datos que ofrecen ambos autores: j. p. clément, Las lecturas de Jovellanos: ensayo de reconstitución de su biblioteca, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1980; y f. aguilar piñal, La biblioteca de Jovellanos (1778), Madrid, C.S.I.C.: Instituto «Miguel de Cervantes», 1984. Nos han ofrecido los puntos de partida. He-mos de añadir, no obstante, que en distintos casos ofrecemos el nombre exacto del autor y del lugar de edición de la obra respectiva cuando no �gura en estos estudiosos o �gura de forma incompleta o erróneamente.

28 La cantidad que �gura en esta columna de «ejemplares» se re�ere a diversas ediciones de la obra/obras del autor correspondiente. Si no se indica cifra, se sobreentiende que solo poseía un libro (aun si en varios tomos) de la obra citada.

Autor Obra Edición Ejemplares

Homero Odisea (trad.) Lyon. 1541Antología Poetas

Griegos (Hesíodo,etc., trad. latina)

Varia Orléans. 1606

Heródoto Historias. Vida de Homero Frankfurt. 1595

Tucídides Guerra Peloponeso París. 1588

Page 234: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

234 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

29

30

29 En francés.30 En aguilar cit., nº 679, p. 148, se da el mismo lugar y año (Lugduni, 1559) a esta obra (Rerum

Romanorum a Pompeio Magno ad Alexandrum…) que a la siguiente (Romanae historiae libri XLVL), pero, más probablemente, la primera de éstas ha de corresponder a la edición basiliense de 1558. Cuanto sobre las adiciones nuestras en estas notas se dice de Aguilar, por extensión se predica también de Clément.

Autor Obra Edición Ejemplares

Jenofonte Obras Completas Frankfurt.1594-1596.

Isócrates Discursos y Cartas París. 1621

Platón (trad. latina) Obras Completas.Filosofía Natural

Amberes. 1546Basilea. 1551 2

Aristóteles (trad.) Filosofía NaturalObras Completas.

Amberes. 1546Lyon. 1563

2

Teofrasto Caracteres Lyon. 1599

Demóstenes Obras Basilea

Polibio Historias París. 1619

Estrabón Geografía París. 1620

Flavio Josefo Antigüedades y Guerra Judaica Venecia. 1510

Apolonio de Tiana (y Otros) Cartas Heidelberg. 1601

Pedan. Dioscórides Materia medicinal (trad.) Salamanca. 1566

Casio Dionisio Agricultura Lyon. 1543

Diodoro Biblioteca Basilea. 1548

Plutarco MoralesVidas Paralelas

Alcalá. 1548Frankfurt.1600

2

Luciano Obras completas (trad. latina) Lyon. 1549

Pausanias Descripción de Grecia Basilea. 1557

Ateneo Banquete So�stas Heidelberg. 1597-1600

Tolomeo Geografía Lyon. 1541

Apiano Historia romana Basilea. 1554.Barcelona.1592

2

Dión CasioHistoria romana.

Historia de los Hechos Romanos

Basilea . 1558Lyon. 1559

2

Page 235: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 235

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

31

32

33

31 La edición de Amberes es de 1598. aguilar, ibid., nº 674, p. 147, da el año 1596 y no constata lugar (‘s. l.’).

32 En aguilar cit., nº 436, p. 107, aparece como sine loco. Pero debe ser asignada al año que mos-tramos.

33 No se incluyen las Metamorfosis en esta edición.

Autor Obra Edición Ejemplares

Filóstrato Vida de Apolonio de Tiana Colonia. 1532

Diógenes Laercio Vidas de �lósofos Lyon. 1559

Herodiano Historia imperio romano Ginebra. 1581

Juliano emperador Obras Completas París. 1585

Eunapio Vidas �lósofos Amberes . 1598

Plauto Comedias s. l. 1595

Terencio Comedias Lyon. 1662Padua. 1728

2

Cornelio Nepote Vidas emperadores griegos Venecia. 1766

Lucrecio De la Naturaleza París. 1754

CicerónObra �losó�ca

Cartas Obras completas

Venecia. 1541Venecia. 1544

París. 1566 3

Catulo Poesías Heidelberg. 1600

Propercio Elegías Heidelberg. 1600

Tibulo Corpus Tibul. Heidelberg. 1600Pavía. 1749 2

Virgilio Obras Completas.Eneida Venecia. 1734-36

2

HoracioObras Completas

IdemIdem

Frankfurt.1577Sevilla.1729

Glasgow.1760 3

Ovidio

Obras

Obras completasFast.,Trist. Pónt.Obras completas

Metamorfosis

Amberes. 1593Frankfurt. 1601Amberes. 1685

Amsterdam.1717Venecia. 1758

5

Page 236: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

236 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

34

35

36

34 Podría no tratarse del poema de Manilio.35 aguilar cit., ibid., nº p. 171, constata una «Vida de Petronio», que no se encuentra en clément,

sin localizar, editada en Amsterdam, 1756. Quizá sea la misma que indicamos en el recuadro, cuyo título completo es el siguiente y puede verse en la cita de aguilar, ibid., nº 594, p. 119: Terencio Peronio: Pétrone latin et �ançois: traduction entiére, suivant le manuscrit trouvé á Belgrade en 1688. Avec remarques et éditions qui manquent dans la premiére édition. Amsterdam, 1756. Pudiera ser que se tratrase, no obstante, de la edición que hiciera el hijo de Pieter Burman (Petrus Burmannus), primera del Satiricón dividido en capítulos, si bien, aunque editado en Amsterdam, es del año 1746.

36 Figuraría entre las obras de la biblioteca de Don Gaspar esta con el título De viris illustribus liber, atribuida a Plinio Segundo y editada en París en 1550.

Autor Obra Edición Ejemplares

Séneca Tragedias Amsterdam. 1662

Lucano Farsalia Basilea. 1578

Silio Itálico Púnica París. 1618

Persio Sátiras Venecia. 1761

Estacio Obras Completas París. 1618

Valerio Flaco Argonáuticas Bolonia. 1519

Manilio AstronómicaEl Zodíaco

París. 1767Hamburgo. 1754

Petronio SatiricónIdem (trad. franc.)

Frankfurt. 1629Amsterdam. 1756 2

Tácito Antología de sus obras (trad.) Lyon. 1767

Quintiliano Instituc. Oratorias París. 1538

Plinio el Viejo Historia NaturalIdem

Lyon. 1587París. 1741

2

Plinio el Joven Cartas, Paneg. Traj.Cartas

París. 1773París. 1588 2

Marcial Epigramas Venecia.1752

Juvenal SátirasIdem

Lyon. 1664Venecia. 1761

2

Apuleyo Obras Frankfurt. 1621

Trogo Pompeyo Historias Lyon. 1560

Aulo Gelio Noches Áticas Lyon. 1542

Notitia Dignitatum Lyon. 1608

Historia Augusta Orléans. 1609

Page 237: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 237

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

Autor Obra Edición Ejemplares

Claudiano Obras completasIdem

París. 1602Venecia. 1716

2

Macrobio Sueño Escipión y Satur-nales Lyon. 1556 2

JustinianoInstituta

IdemCodex

Lyon. 1733Parma. 1764Leipzig. 1740 3

TOTAL Autores

62Obras

87Ediciones

85Ejempls.

85

Por lo que se re�ere a las obras, se puede resumir la adscripción a género literario del modo siguiente37:

Poesía: 15 (lírica 9; épica 5; didáctica, técnica y mitológica 4; satírica 4).Historia e Historiografía: 15.Drama: 3.Epistolografía: 4.Retórica: 4.Tratados técnico-cientí�cos: 5.Geografía: 3Filosofía: 7.Prosa jurídica: 1.

No hay excesiva desproporción, como se ve, entre autores griegos y latinos, puesto que los de lengua griega son 29 y los de lengua latina 33, sumando todos 62 autores. Destaca la proporción de los libros dedicados a poesía, �losofía e historia, todas las tres cultivadas, a su modo, por Jovellanos.

autores y obras de la antigüedad cristianaEn cuanto a las ediciones que poseía de textos pertenecientes a la literatura antigua

cristiana, estos son los textos y libros, signi�cativos, por otra parte, de los intereses y del buen gusto por las muy buenas ediciones de don Gaspar:

37 Como es natural, muchas de las obras pueden ser incluidas en varios géneros, por lo que sólo se adscriben al género desde el punto de vista del contenido: así, si se trata de obra en prosa referente a historia de la �losofía, únicamente se anota como perteneciente a �losofía, no a historia. Igualmente, y salvo en el recuento de «poesía», no se tiene en cuenta en las adscripciones la distinción prosa/verso.

Page 238: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

238 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

Biblias

– Biblia latina (Vulgata), Nápoles, 147638.– Biblia Políglota Complutense, 6 vols., Alcalá, 1514-1517.– Biblia, edición, con el texto griego y latino de R. Éstienne, París 154539. – Biblia (Vulgata, edición, corregida, de Vatablo), Salamanca, 2 vol., 1584-158540.– Biblia, edición oratoriana de Madrid, 2 vols., 176741.– Aparte de los textos bíblicos, también contó Jovellanos con una edición del siglo

XVII, impresa en Leyden en 1609, consistente en una paráfrasis poética de Salmos, realizada en lengua latina por George Buchanan: Paraphrasis Psalmorum Davidis poe-tica auctore Georgio Buchanano.

Autores de época patrísticaNo son muchos los que tenía en sus anaqueles, pero no faltan entre ellos obras bien

representativas que muestran algunos temas de la literatura antigua cristiana cercanos a sus preocupaciones. Hay que destacar entre ellos la presencia de los poetas cristia-nos. Por el contrario, sorprende que en la biblioteca jovellanista no se encuentren los libros de un autor tan amante de las letras como era san Jerónimo.

38 Sería la impresa por Matías Moravo y Biagio Romero en tal año. Según aguilar cit. nº 2, p. 32, en donde no se cita a los editores, no contenía el libro del Génesis. Es edición de rarísimos ejemplares.

39 Edición con la participación de Robert Éstienne, versión de la Vulgata de Leo Judas y notas de Francisco Vatablo: Biblia sacra ex hebraeo et graeco latine facta…cum adnotationibus Francisci Vatabli…ornatam Robertus Stephanus anno MDXLV, ex o�cina Roberti Stephani, Lutetiae.

40 Hecha sobre la versión de Vatablo y corregida por doctores de las Universidades de Sala-manca y Alcalá: Biblia sacra cum duplici translatione… cum duplici translatione & scholiis Francisci Va-tabli; nunc denuò à plurimis... erroribus repurgatis, doctissimorum theologorum, tam almae Vniuersitatis Salmanticensis quàm Complutensis iudicio Salmanticae, Gaspar de Portonaris, t. 1 MDLXXXIIII, t. 2 MDLXXXV.

41 Editada por la Congregación del Oratorio del Salvador en Madrid, tras la primera edición de París de 1706: Biblia sacra Vulgatae editionis, Sixti V et Clementis VIII, Pont. Max. auctoritate recognita..., Vulgatae editionis, Sixti V et Clementis VIII. Pont. Max. Iussu recognita atque edita. Cum notis chrono-logicis et historicis exemplaris vitreani, et indice geographico J.B Du-Hamel: Digesta, recensita, emendata studio atque opera praepositi et sacerdotum congregationis oratorii salvatoris. Typis Ioachimi de Ibarra… Matriti, 1767.

Page 239: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 239

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

42

43

autores y obras medievales44

Tampoco son muchos los autores del Medievo que �guraban en los anaqueles del lec-tor incansable gijonés. Algo podría sorprender que Hincmaro de Reims formara parte de ellos. Sin embargo, dado el contenido de alguna de las obras del arzobispo franco, los planteamientos político-religiosos de este con toda probabilidad caerían dentro de los intereses del ministro de Gracia y Justicia. Habría que cotejar detenidamente los escritos de uno y otro y ver si tuvieron in�uencia los de Hincmaro en Jovellanos.

45

46

47

42 Cf. nuestra nota 3.43 Forma parte esta obra del escritor de Cartago, junto con las Divinae Institutiones de Lactancio, del

mismo libro y edición.44 Me atengo al uso generalizado en los tratados de literatura latina medieval al incluir a Casiodoro,

Boecio, etc., en este apartado y no en el de la literatura tardoantigua o de la Antigüedad cristiana.45 Cf. nuestra nota 2.46 Es sin duda un error la fecha de 1611 adjudicada por clément, como bien nota aguilar, ibid.,

nº 569, p. 129.47 Para clément, o. c., nº 513, se trataría de todas las obras de Santo Tomás.

Autor Obra Edición EjemplaresClemente Romano Obras Colonia. 1570

Clemente Alejandría Obras completas (en latín) París. 1590

Eusebio de Cesarea CrónicaHistoria eclesiástica

París. 1518Lyon. 1533 2

Tertuliano Apologético Venecia. 1494Lactancio Instituciones divinas Venecia. 1494

Casiano ( Juan) Instituciones monásticas Amberes. 1578Juan Crisóstomo Obras Venecia. 1548-1549

San Agustín Obras completas Venecia. 1570Prudencio Obras completas Colonia. 1594Ausonio Obras completas Génova. 1588

Autor Obra Edición EjemplaresNicéforo Calixto Historia eclesiástica París. 1562

Focio Biblioteca Augsburgo. 1606Casiodoro Obras Colonia. 1522

Boecio Consolación (trad. cast.)Consolación

Valladolid. 1604Padua. 1721 2

Hincmaro de Reims Opúsculos y Cartas París. 1615Juan de Salisbury Policrático Lyon. 1513Tomás de Aquino Suma Teológica Amberes. 1585

Raimundo Lulio Obras referentes al Arte Universal Estrasburgo. 1598

Page 240: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

240 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

Instrumentos de estudio de la AntigüedadNo son pocos los instrumenta con que contaba el docto gijonés para la mejor com-

prensión de los variados aspectos de la Antigüedad clásica y cristiana. Van desde auto-res y obras muy consistentes del tiempo de la Ilustración –así la obra sobre la tragedia en general y sobre Séneca en particular del docto jesuita Del Río– hasta los tratadistas que ya contaban con siglos de acreditada valía (p. ej., los diccionarios mejores por en-tonces: Calepino, Nebrija, Du Cange, etc.). He aquí una relación de ellas, agrupadas según su contenido:

Sobre instituciones:– François Pollet (Franciscus Polletus), Historia fori romani restituta, edición hecha

en Douai [Duaci], en 1573, bastante editada hasta el siglo XVIII48.– Antoine Terrason, Histoire de la Jurisprudence Romaine. París, 1750.– Gian Vincenzo Gravina, Originum juris civilis libri tres et de Romano Imperio liber

singularis, Venecia [Venetiis], 1752.– Bernardo Ristilmin, Vida de los antiguos Jurisconsultos49.

Sobre historiografía:– Pedro Mexía, Historia Imperial y Cesárea en la qual se contienen las vidas y hechos

de todos los Césares desde Julio César hasta el Emperador Maximilano, Amberes, 1552.– Pierre De La Roviere [Petrus Roverius]50, Historiae Romanae scriptores Latini ve-

teres qui extant omnes... : regvm, consvlvm, Caesarvm res gestas ab vrbe condita continen-tes: nunc primum in vnum redacti corpus, duobus tomis distinctum, copiosissimoque non rerum modo..., Orléans [Aureliae Allobrogorum], 1609.

– Jean Baptiste Crevier, Histoire Romaine depuis la fondation de Rome jusqu’a la ba-taille d’Actium, París, 1746, 2 vols.

– Philippe Macquer, Anales romaines, ou abrégé chronologique de l’histoire romaine, París, 1756.

Sobre lengua, literatura, diccionarios latinos y obras de humanistas:– Alfonso de Palencia, Universal vocabulario en latín y en romance, collegido por el

cronista Alfonso de Palencia, Sevilla, 1490.– Elio Antonio de Nebrija, Dictionarium Aelii Antonii Nebrissensis… imo quadru-

plex eiusdem antiqui dictionari: supplementum…, Madrid, [Matriti], 1776.– Ambrosio Calepino, Dictionarium linguae latinae, 2 vols., Lyon, [Lugduni], 1546.

48 En aguilar cit., nº 211, p. 70, por error en vez de foro aparece ‘fuero’ y ‘Duazo’ en vez de Duaci.49 Podría tratarse de un manuscrito. Cf. aguilar, o. c., nº 694, p. 151, sin identi�car ni localizar.50 Fue autor de la obra, junto con Humbert de Sève y Jean-Boneventure Rougnard y, además, editor.

Page 241: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 241

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

– Al menos dos gramáticas de la lengua griega, una no localizada51, y la otra la de Martín del Castillo: Gramática de la lengua griega en idioma español, León de Francia (Lyon), 1678. Este método de enseñanza de la lengua griega estaba pen-sado para su uso en la América española y, a juicio de Mayáns, como recuerda el excelente estudioso de nuestro Humanismo nacional Lis Gil, era una de las dos gramáticas del griego más apropiadas para estudiar por sí sólo, junto con la de Pedro Simón Abril52.

– Juan Luis Vives, Dialogistica linguae latinae exercitatio, Matriti, 1762.– La segunda edición de Cornelis Schrevel [Cornelius Schrevelius], Lexicon ma-

nuale graeco-latinum et latino-graecum, utrumque hac ultima editione multo auctius et locupletius, Padua [Patavii], 1752.

– Diccionario latín-francés de Pierre Danet, Radices seu dictionarium linguae latinae, París, 1677.

– Jean Funck [Iohannes Nicolaus Funcius], De origine et pueritia latinae linguae libri duo, Marburgo, 1735.

– Del mismo autor (Funcio), De vegeta latinae linguae senectute commentarius. Mar-burgo, 1744.

– Charles du Fresne, Sieur du Cange, Glossarium ad scriptores mediae et in�mae lati-nitatis. Editio nova locupletior, 3 vols., Basilea, 1762.

– Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), Opera omnia, Genova, 1766, 4 vols.

– Andrés de Poza, De la antigua lengua, poblaciones y comarcas de las Españas, en que de paso se tocan algunas cosas de la Cantabria; impreso por Mathias Mares, Bilbao, 1587.

– Bernardo de Aldrete, Del origen y principio de la lengua castellana ò romance que oi se usa en España. Roma, 1606.

– Gregorio Mayans y Siscar, Orígenes de la Lengua española, compuestos por varios autores, 2 vols Madrid, 1737. Es la primera edición.

– Martín Antonio del Río, Syntagma tragediae latinae in tres partes distinctum, 2 vols., editado en Amberes [Antuerpiae] en 1593-94.

– Una pieza de oratoria dedicada al rey, efectuada por la cátedra de Latinidad de la localidad de Lebrija: Oración que hizo la Cathedra de Latinidad de la villa de Lebrija al Rey N.[uestro] S.[eñor] Cast.[ellano] 53.

51 Cf. aguilar cit., nº 288, p. 83.52 Vid. l. gil fernández, Res Publica Li�erarum. Suplemento monográ�co «Tradición Clásica y Uni-

versidad», Madrid, 2008-2009, pp. 11 y 21, n. 58.53 Manuscrito sin identi�car.

Page 242: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

242 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

– Francis Bacon, Operum moralium et civilium tomus… curâ [et] �de Guilielmi Rawley...; in hoc volumine, iterum excusi, includuntur Tractatus de Augmentis Scientia-rum; Historia Ventorum ; Historia Vitae [et] Mortis, Londres, 1638.

– Marcello Donati [Marcellus Donatus], Scholia sive dilucidationes eruditissimae in latinos plerosque historiae Romanae scriptores... Venecia [Venetiis], 1604.

– Pierre Pithou [Petrus Pithoeus], Annalium et historiae Francorum ab anno DCC-VIII ad annum DCCCXC scriptores coetanei XII… ; Impresor: Claude Chappelet, Pa-rís, 1588.

– Pedro Chacón [Petrus Ciacconius], De triclinio romano, cum appendice Fulvii Ur-sini, Roma[Romae], 1588.

Sobre repertorios y estudios concernientes a la literatura antigua cristiana:Junto con lo que se re�ere a autores de la época clásica, encontramos en Jovellanos el

recurso muy frecuente a ciertos autores principales de la Antigüedad cristiana. En su bi-blioteca aparecen no sólo varios ejemplares de la Biblia, sino además obras de san Agus-tín, Tertuliano, etc. Sorprende un poco, como decíamos más arriba, no encontrar entre sus libros –él que tan a�cionado a las letras y a su tratamiento teórico-práctico era– obras de san Jerónimo. Entre los que �guran en su biblioteca vemos que se encuentra la gran colección de textos que iniciara De La Bigne –precedente de las beneméritas de Migne, el corpus de Viena o el actual Corpus Christianorum de Turnhouth–, las colecciones de concilios (no falta Loaysa, etc.). A este respecto, como se puede comprobar, son de no-tar las muchas obras que contienen, hasta su tiempo, los concilios de la iglesia católica. Veamos la lista de libros pertenecientes a esta etapa de la literatura cristiana:

– Marguerin De La Bigne, Sacrae Bibliothecae Sanctorum Patrum... editione secunda, París, 9 vols., 1589.

– Mariano Escoto [Marianus Scotus], Chronica ad Evangelii veritatem, post hebrai-cae sacro sancte scripture et Septuaginta interpretum variationem, magno iudicio discus-sam ad correctam... Basileae [Basilea], 1559.

– William Beveridge. Synodicon, sive Pandectae canonum SS. apostolorum, et Conci-liorum ab Ecclesiae graeca receptorum; nec non canonicarum SS. Patrum epistolarum, 2 vols., Oxonii [Oxford], 1672.

– Bartolomé de Carranza, Summa Conciliorum et Ponti�cum a Petro usque ad Pau-lum tertium, succincte complectens omnia, quae alibi sparsim tradita sunt. Salamanca [Salmanticae], apud Andream de Portonariis, 1549.

– Augustin Alletz, Dictionnaire portatif des Conciles: contenant une somme de tous les Conciles généraux, nationaux, provinciaux & particuliers..., París, 176754.

54 Hay traducción española, por Francisco Pérez Pastor, editada en Madrid en 1771. Cf. aguilar cit. nº 7, p. 32.

Page 243: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

La antigüedad clásica en Jovellanos 243

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

– Conciliorum omnium tam generalium quàm particularium, quae iam inde ab Aposto-lis in hunc vsque diem celebrata, ex vetustissimis diuersarum regionum bibliothecis haberi potuerunt, in tres nunc tomos ob recente[m] multorum additione[m] diuisa, tomus primus [-tertius]... cum indice nouo copiosissimo, Colonia [Coloniae Agripinae], ex o�cina Ioannis Quentel, 3 vols., 1551.

– García de Loaisa, Collectio Conciliorum Hispaniae, diligentia Garsiae Loaisa, elabo-rata, eiusque vigiliis aucta, Madrid [Matriti], 1593.

– Jean Cabassut (Ioannis Cabassutius), Notitia Conciliorum Sanctae Ecclesiae, In Qua Elucidantur Exactissime Tum Sacri Canones, Tum Veteres, Novique Ecclesiae Ritus, Tum Praecipuae Partes Ecclesiasticae Historiae. Editio Altera, Ab Authore Diligenter Re-cognita, & Aucta. Lyon, Sumptibus Laurentii Arnaud & Petri Borde, 167055.

En los tres últimos apartados reseñados muchos son los libros que hoy cali�caría-mos de raros y preciosos, no pocos editados en el siglo XVI, todos muestra de exqui-sita erudición, a los que hay que añadir tres incunables que formaban parte del acervo bibliográ�co del polifacético escritor gijonés.

Concluyamos, pues, este resumen de la incidencia de aspectos varios de la Antigüedad clásica, cristiana y medieval en los escritos de Jovellanos. Otras muchas referencias a la cultura clásica del insigne escritor se podían traer a colación56. Broche, pues, adecuado a la importancia que para tan singular representante de los prohombres del siglo XVIII tenía aquel legado será el eco que del depósito humanista de los autores clásicos en él se dejaba sentir, cuando decía de uno de los más conspicuos escritores de la Roma clásica don Gas-par Melchor: Cicerón es el autor que más �ecuentemente y con más placer he leído entre los antiguos, el que más me ha consolado y confortado en la adversidad, como el más puro y juicioso de los �lósofos ‘quem quadam admiratione commotus, saepius fortasse laudari, quam par esset’, como él dice de Platón lib. 3 de leg. 57. Y un poco antes dejaba por escrito, también acudiendo al de Arpino, esta confesión: llegado al 68 de mis años tengo todavía que buscar mi tranqui-lidad en aquella máxima de Cicerón: ‘conscientiam rectae voluntatis maximam consolationem ese rerum incomodarum, nec ese ullum magnum <malum> praeter culpam’ 58. Si alguna culpa

55 Además de estas obras de contenidos conciliares, contaba don Gaspar con dos ediciones (Ve-necia, 1569 y Madrid, 1762) de las actas, declaraciones, exposiciones oratorias y remisiones, etc. del concilio de Trento.

56 Sirva esta de ejemplo, de la epístola a su amigo Meléndez Valdés, en donde al principio mismo hace alusión a Homero: Y tú, ardiente Batilo, del Meonio / cantor émulo insigne….

57 Efectivamente, pertenece el texto latino a De legibus, III, 1. Tomo la cita de Jovellanos de linares p. 229.

58 Cf. , ibid., p. 167. La cita que hace Jovellanos es de una carta a Aulo Torcuato de Cicerón, Ep. Ad Fam. VI, 4. Los corchetes son míos.

Page 244: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

244 Emiliano Fernández Vallina

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 221-244

tuviera el de Gijón, no cabe pensar más que, desde luego, por sobre ella saldría a �ote –¿lo dudaría alguien?– su buena voluntad.

BIBLIOG�FÍA CITADA

Aguilar Piñal, F., La biblioteca de Jovellanos (1778), Madrid, C.S.I.C.: Instituto «Miguel de Cervantes», 1984.

Carnero, G. (ed.), Espectáculos y diversiones públicas. Informe sobre la ley agraria. Gas-par Melchor de Jovellanos. Madrid, Cátedra, 1977.

Caso González, J. M. (ed., introd. y notas), Gaspar Melchor de Jovellanos: Obras com-pletas. I. Obras literarias, Gijón, KRK –Ayuntamiento de Gijón– Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII, 1984.

— Gaspar Melchor de Jovellanos: Obras completas. II. Correspondencia, t. 1º, Oviedo, Centro de Estudios del Siglo XVIII- Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1985.

— Gaspar Melchor de Jovellanos. Escritos Literarios, Madrid, Espasa Calpe, 1987.— Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras completas. Correspondencia, t. V, Oviedo, Cen-

tro de Estudios del Siglo XVIII- Ilustre Ayuntamiento de Gijón, 1990.Clément, J. P., Las lecturas de Jovellanos: ensayo de reconstitución de su biblioteca,

Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1980.Duff, J. W. & Duff, A. M., Minor Latin Poets, Londres, Loeb Classical Library, 1934.Fernández Vallina, E., «Horacio en Jovellanos», en Bimilenario de Horacio (R.

CORTÉS TOVAR - J. C. FERNÁNDEZ CORTE - G.HINOJO ANDRÉS eds.), Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1984, pp. 377-384.

— «Jovellanos de cara a la lengua y autores latinos», Cuadernos de Investigación 1 (2007), pp. 73-92.

Gil Fernández, L., «La enseñanza universitaria del griego y su valoración social», en Res Publica Li�erarum. Suplemento monográ�co «Tradición Clásica y Universi-dad», Madrid, 2008-2009, pp. 11 y 21 n. 58.

Linares y Pacheco, V. de, Obras del excelentísimo Don Gaspar de Jovellanos. T. VIII, Continuación de las Memorias, Barcelona, Imprenta de D. Francisco Oliva, 1840.

Miguel Vigil, C., Asturias monumental, epigrá�ca y diplomática, Texto, Láminas, Oviedo, Consejería de Educación, Cultura y Deporte, 1987 [ed. facs. = Oviedo, Imprenta del Hospicio Provincial, 1887].

Nocedal, C., Obras publicadas e inéditas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos, t. I, B.A.E. 46, Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando, 1924.

Ullmann, B. L., «�e text tradition and authorship of the ‘Laus Pisonis’ », Classical Philology 24 (1929), pp. 109-132.

Page 245: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

Per�l musical de Jovellanos Ramón García- Avello

S

e ha dicho que Jovellanos es un autor más estudiado que leído, y en cierto sen-tido, más admirado que querido. Sobre Jovellanos y su rica personalidad polifa-

cética se escribió mucho, sin embargo, como señala Manuel Fernández Álvarez1, su �gura permanece alejada del gran público. Pese a la voluntad divulgativa del Jovella-nismo, existe un claro contraste entre su trascendencia en la historia de la cultura espa-ñola, por un lado, y el escaso conocimiento popular que de él se tiene. Por otra parte, aunque Jovellanos escribió sobre los más variados temas y, muy especialmente, sobre su vida cotidiana, la personalidad íntima y más cercana de Jovellanos suele aparecer ligeramente velada cuando no abiertamente distorsionada. Eso hace que a Jovella-nos, nos sea fácil imaginarlo como tribuno o político, como �lósofo, como educador, como economista, historiador o como un hombre que a causa de su honradez e in-tegridad le aquejaron injustamente los infortunios, pero resulta más difícil pensar en él, por ejemplo, como un conversador alegre y ameno, como un bailarín a�cionado o, sencillamente, cantando una tonada acompañándose con la guitarra.

Al igual que las personas impregnadas del espíritu de la ilustración, Jovellanos era un hombre de una gran curiosidad. Esta curiosidad se encaminó a una lucida re�exión sobre una serie de materias, muy diversas, en las que Jovellanos aportó una visión per-sonal. La educación, la política, la economía, la historia, la literatura, la arquitectura, la historia de la pintura, la arqueología y la botánica, son algunas de las materias sobre las que Jovellanos estudió y escribió. En este abierto panorama la música se puede decir que tuvo en el ilustrado menor peso y que no fue una preocupación u ocupación fun-damental en la vida de Jovellanos. Sin embargo, tampoco fue la música una actividad super�cial y aislada sino una faceta importante para el conocimiento integral de su personalidad y sensibilidad.

1 Fernández Álvarez, Manuel: Jovellanos, el Patriota, Madrid, Espasa Calpe, 2002.

Page 246: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

246 Ramón García- Avello

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

CONOCIMIENTOS MUSICALES

¿Qué conocimientos musicales poseía Jovellanos? Por diversos testimonios de sus contemporáneos sabemos que el polígrafo gijonés era un buen a�cionado a la música, a�ción que se habría desarrollado tempranamente y muy entremezclada con la poesía, en el seno familiar. Ceán Bermúdez re�ere que el padre de Jovellanos, Francisco Gre-gorio, «versi�caba con gracia y agudeza». Esta a�ción poética musical la heredaron va-rios de sus hijos, Josefa, Francisco de Paula, el propio Gaspar y, especialmente, Alonso. De este último, fallecido en 1768 a los 27 años de edad dice Ceán que fue marino y matemático y que «se distinguía entre los primeros violines de su tiempo».2

El propio Gaspar Melchor de Jovellanos compartió esta a�ción por la música a lo largo de su vida. Ceán describe a Jovellanos en sus años de Sevilla (1768- 1778) como un joven que poseía buen oído, buena voz, y buen gesto. Era buen conversador y de trato fácil con las mujeres, a las que complacía cantando y tocando la guitarra con una voz bien modulada que según recuerda Ceán, era cálida y persuasiva e inducía irresistiblemente al trato familiar tanto a hombres como a mujeres. La guitarra no sólo será compañera de Jovellanos en los años de juventud en Madrid y Sevilla, sino que le acompañará en los duros años de la prisión. Entre los objetos de Jovellanos en el cas-tillo de Bellver había dos guitarras. Una la tocaba su secretario y amanuense Manuel Martínez Marina, y, presumiblemente, la otra sería la que tocaba el propio Jovellanos.

Carlos González de Posada, el amigo con quien el ilustrado gijonés mantuvo una correspondencia continua durante toda su vida, fue testigo de estas a�ciones a cantar y tocar la guitarra. Cuenta González de Posada en su libro Vida del Excmo Sr. Don Gaspar de Jovellanos, que el ilustrado gijonés tocaba la guitarra desde su mocedad con «una voz sonora, clara y entonada con las que cantaba las arias y seguidillas de María Ladvenant, conocida como La Lavedana».3 María Ladvenant Quirante (1741 – 1767), conocida como «La Lavedana» fue primera dama de los teatros de Madrid en canto y declamación. Sobre el arte interpretativo de esta actriz, cantante y bailarina, Manuel Garcia Hugalde escribió:

«Siempre supo poner en movimiento las pasiones internándose en el corazón de cuantos la oían; además tuvo especial facilidad para aprender la música y cantaba con destreza, donaire y gracia».4

2 Ceán Bermúdez, Juan Agustín: Memorias para la vida del Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jovella-nos, y noticias analíticas de sus obras, Gijón, ed. Javier Barón �aidisgsmann, Silverio Cañada, 1989.

3 Caso González, José M.: «Una biografía inédita de Jovellanos: Las Memorias de González de Posada», BOCES XVIII, n.º 2, 1974, p. 64.

4 García Hugalde, M: Origen, épocas y progresos del teatro español, Madrid, 1804. El escritor Emilio Cotarelo Mori cita en su libro María Ladvenant y Quirante. Primera dama de los teatros de Madrid,

Page 247: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Per�l musical de Jovellanos 247

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

Jovellanos pudo escucharla cuando estaba en Alcalá de Henares y en Madrid. Años después, en 1787, en la «Segunda sátira a Arnesto» en la que Jovellanos fustiga la educación y los modales de la nobleza española, cita a la Lavenant con palabras en las que, a pesar del tono irónico re�ejan admiración por la «divina» cantante:

«....de la malogradade la divina Lavenant, que ahoraanda en campo de luz paciendo estrellas,la sal, el garbo, el aire el chistela fama y los ilustres contratiemposrecordará con lágrimas».5

Tal como sugieren estos testimonios, la música podía ser un mero entretenimiento, una forma de ocio sobre todo en los años de juventud. Sin embargo, a la luz de sus propios escritos, se pueden vislumbrar una mayor complejidad sobre el pensamiento y la sensibilidad musical de Jovellanos.

Frente a otros ilustrados como Feijoo o Nasarre en la primera mitad del siglo XVIII, e Iriarte, Eximeno y Arteaga en la segunda mitad de este siglo6, Jovellanos no elaboró un pensamiento musical sistemático, sin embargo, cuestiones como la rela-ción de la música con la poesía, los aspectos normativos del arte, o el problema de las reglas, las relaciones de la música con la naturaleza y las costumbres populares, o la revalorización de la músico como deleite del oído por lo que in�uencia en el ánimo, son aspectos que aparecen en sus escritos. Para Jovellanos la música era una a�ción del espíritu, una expansión de la sociabilidad, y también un medio educativo y una proyección sentimental.

EL DIARIO SONORO

En el Diario de Jovellanos –siguiendo a José Miguel Caso utilizamos el singular «Diario» en vez de «Diarios»–, colección de varios cuadernos, encontramos alusio-nes musicales precisas que re�ejan un espíritu sensible y atento hacia la música. Sobre

Madrid, 1896, la letra de una de estas seguidillas que quizás cantó Jovellanos: «Es en glorias pasadas/ el pensamiento/ unas veces verdugo/ y otras consuelo».

5 Jovellanos: «Obras literarias», Obras completas, tomo I, Ayuntamiento de Gijón / IFES XVIII, p. 231.

6 Las ideas musicales de la Ilustración en España, y especialmente las concepciones de Feijoo sobre la música están rigurosamente estudiadas por Antonio Martín Moreno: El padre Feijoo y las ideologías musicales del XVIII en España, Orense, Instituto de Estudios Orensanos, 1976.

Page 248: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

248 Ramón García- Avello

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

este Diario, recogido recientemente en los volúmenes VI, VII y VIII de las Obras com-pletas, Azorín escribió que en ellos «la prosa castellana alcanza limpidez, exactitud que sólo en los grandes maestros antiguos encontramos».7 Efectivamente, frente a la frase lar-ga, algo ampulosa del Jovellanos tratadista, estas páginas poseen concreción, agilidad, expresión directa y ausencia de retórica. Estas cualidades con�eren a estos cuadernos un carácter y un nervio muy actual. Jovellanos apunta en el Diario no sólo el �uir de su vida cotidiana, sino lo que ve, lo que siente y lo que aprende. Y entre este cúmulo de observaciones, �guran de una manera bastante singular, variadas anotaciones mu-sicales.

Sobre la organología, nos encontramos frecuentes referencias a instrumentos, desde la gaita y tambor a los instrumentos propios de las capillas catedralicias o las orquestas de teatros. Entre las alusiones sonoras más peculiares, vamos a citar la que Jovellanos hace al «piano organizado». En el «Cuaderno II» del Diario, Jovellanos visita el País Vasco y el Colegio Seminario de Vergara en un largo viaje con salida de Gijón el 6 de Agosto de 1791, y que termina el 29 de Noviembre del mismo año, día en el que llega a Oviedo. El 24 de agosto, Jovellanos está en San Sebastián. Por la mañana visita la casa de Ortuño de Aguirre Zuazo, marqués de Montehermoso, lugar habitual de tertulias, y allí le llama la atención: «el piano organizado, que maneja con gusto y destreza Ortuño y que es un instrumento muy armonioso».8

Pertenece este «piano organizado» a la subfamilia de instrumentos de tecla híbri-dos con rasgos de pianoforte, clavecín y órgano. En España se conservan estos instru-mentos en los museos arqueológicos de Sevilla y Murcia, ciudad esta última en la que trabajó el organero Tadeo Tornel, probablemente uno de los introductores de estos instrumentos en la península ibérica9.

El 27 y 28 de agosto de 1791, visita el Colegio Seminario de Vergara, regido por los Jesuitas, y uno de los grandes logros educativos de la Sociedad Vascongada de Amigos del País. Jovellanos buscaba modelos educativos para el Instituto Asturiano, y uno de los aspectos que más gratamente le sorprende es las tertulias, los bailes y los conciertos:

«Asistimos al concierto (de los alumnos del Seminario de Vergara) que tiene lugar todos los días festivos, de cuatro a cinco en el verano y de siete a ocho en el invierno. Se tocaron unas sonatas de Pleyel; hay un buen fagot; tocaban seis seminaristas con los maestros».10

7 Martínez Ruíz, «Azorín» José: Rasgos de Jovellanos, Madrid, 1943.8 Jovellanos, «Diario», Obras completas, tomo VI, Ayuntamiento de Gijón/ IFES XVIII, 1994,

p. 201.9 Tadeo Tornel fue músico de la capilla del Corpus Christi de Murcia, en la segunda mitad del siglo

XVIII. Sobre este organero y el piano orgánico, véase: Máximo García, Enrique: «Tadeo Tornel: «ym-bentor de ynstrumentos de música»», Ima�onte, N.º 15, Universidad de Murcia, 2000, p. 167- 181.

10 Jovellanos, «Diario», Obras completas, tomo VI, Ayuntamiento de Gijón/ IFES XVIII, 1994, p. 209.

Page 249: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Per�l musical de Jovellanos 249

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

Ya en otra faceta más relacionada con la educación, sabemos por el Diario que la música acompañaba la solemnidad de las aperturas de curso y entrega de premios en el Instituto de Jovellanos. En los días previos a la inauguración del Real Instituto As-turiano el 7 de enero de 1794, hay breves referencias, que nos ayudan a intuir el papel de la música en estas celebraciones. Así el 17 de diciembre de 1793, «los diputados de la villa», como llama Jovellanos a los representantes del clero y del comercio, se reúnen en la casa de Jovellanos para los preparativos de la inauguración. Jovellanos apunta en su Diario:

«Después de larga conferencia se unen los ánimos y acuerdan: primero que el clero ponga su concurrencia, la villa la cera y el comercio la música, con Te Deum el día 6 a la inauguración».11

En los días previos, no falta una curiosa velada musical el día 5 de enero de 1794:

«Por la noche una música dada por el médico [Manuel María González], con instrumentos de a�cionados y de la tropa y además con una salva de quince tiros de artillería para la cual se trajeron los pedreros a la plazuela de la casa».12

Al día siguiente llegan los músicos de la Capilla de la Catedral de Oviedo. Por la noche se canta el Te Deum. Luego, «en la plaza música, lumbradas y continuación de las salvas».13

Las noticias más extensas las encontramos cuando se celebraron en Noviembre de 1795 los festejos con motivo del descubrimiento, en el Instituto, de los retratos de Carlos IV, pintado por Goya, y de Antonio Valdés Fernández Bazán, Ministro de Marina, pintado por Marino Salvador Maella. Una persona que se cita reiteradamente en estos días en el Diario es José Ferrer Beltrán, organista de la catedral de Oviedo compositor de sonatas para clave, pianoforte y órgano, además de varias obras religio-sas. Nacido en Mequinenza, Zaragoza, en 1745, fue organista en Lérida, Pamplona y, �nalmente, desde 1786 a su muerte en 1815, en Oviedo. En 1798 compuso el drama Premio a la Sabiduría, en homenaje a Jovellanos14. Las sonatas de Ferrer, grabadas en el 2004, guardan una gran similitud estilística con las de Soler y Domenico Scarla i.

11 Jovellanos, Ob. cit. p. 516.12 Jovellanos, Ob. cit. p. 523.13 Jovellanos, Ob. cit. p. 523.14 Preciado, Dionisio: «José Ferrer Beltrán (ca. 1745- 1815), organista en Tremp, Lérida, Pam-

plona y Oviedo, Revista de Musicología, III, 1-2, 1980, pp. 77-128. Sobre la edición discográ�ca de las sonatas para clave: Ferrer, José: Sonatas para clave, José Luis González Uriol, clave. Grabado en la Cole-giata de Santa María Mayor de Bolea, Huesca. ARSIS 4179.

Page 250: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

250 Ramón García- Avello

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

Durante varios días Jovellanos nos da noticias muy concretas sobre la preparación y la organización, llevada de una manera personal, de estos festejos. El 9 de Septiem-bre de 1795 apunta: «Arreglo con Lespardat de la idea del baile de los niños; encárguese a Ferrer la música seria para que baile el mismo Lespardat».15

Entre las obras que busca está la opereta cómica en un acto «Les deux petits Savo-yards», de Marsolliers, pero no le parece adecuada. La idea es representar un drama con música incidental y una cantata. para ello el 29 de octubre apunta Jovellanos: «Viene de Oviedo Ángel Labaria, primer violín, a ajustar la música. Pide un doblón diario para cada uno de sus seis músicos; mañana se ajustará».16

El día 5 de Noviembre, empiezan los ensayos. Jovellanos exige a Labaria

«que traiga una trompa, a Gosson, segundo violín, y un bajón. El vendrá de primer violín el viernes, y su muchacho para trompa, y los demás, el 11 de tarde; doblón por día y todo gasto de su cuenta. Obligación: tocar en las representaciones y bailes. Ensayo de baile en el teatro con Labaria; todo está crudo: música y danza».17

Esta mala impresión mejora dos días después el 7 de Noviembre: «Por la tarde, prueba de música y ensayo del coro en la casa del Instituto; es excelente la composición de Ferrer, y de grande efecto, aunque la música tira a eclesiástica. Resolución de vestir al tiple». Y mucho más optimista el 9 de Noviembre: «Prueba de la música y ensayo del coro en la casa del Instituto. Es excelente la composición de José Ferrer y de grande afecto, aunque la música tira a eclesiástica».18

Durante los días siguientes, Jovellanos se ocupa de los ensayos, que considera que salen bien, «menos el coro». Reparte las invitaciones, que calcula que serán unas quinientas. La representación calcula por los ensayos que durará dos horas y media, y estará integrada por un baile, la composición sinfónico coral de Ferrer, y el drama Los alumnos. Algunos cantantes se tratan de sumar a la representación, como un tal Juan Bautista que solicita cantar una tonadilla, a lo que Jovellanos se opone porque, tal como escribe en el Diario «Es la �esta de los niños toda del Instituto y debe brillar por ella sola». Sin embargo en la representación del martes, 17 de Noviembre «Cantó y tocó al vihuela un madrileño». 19

15 Jovellanos: «Diario, 2º», Obras completas, Tomo VII, Ayuntamiento de Gijón/ IFES.XVIII / KRK Ediciones, 1999, p. 434.

16 Jovellanos: Ob. cit. p. 475.17 Jovellanos: Ob. cit. p. 475. El archivero de la Catedral de Oviedo Raúl Arias del Valle identi�ca

los nombres y la profesión de estos músicos que cita Jovellanos. Pedro Gossson es el segundo violín; Ángel Labaria era el primer violinista de la Iglesia de la Catedral. Sobre este tema véase: Arias del Valle, Raúl, La orquesta de la S. I. Catedral de Oviedo (1572- 1933), Oviedo, I.D.E.A., 1990.

18 Jovellanos: Ob. cit. p. 476.19 Jovellanos: Ob. cit. p. 484.

Page 251: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Per�l musical de Jovellanos 251

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

Probablemente, los festejos se realizan durante la semana del 15 al 22 de Noviem-bre. El 26 de Noviembre, pasadas las funciones, Jovellanos apunta: «Fue un éxito y mande que la música se lleve al archivo copia del drama, de escena y una descripción del baile y los papeles de música».20

Al margen de la importancia de la música en los festejos académicos, Jovellanos también pensó, quizás de forma pasajera, que se podría enseñar instrumentos musi-cales en el Instituto, tal como nos puede dar a entender la siguiente anotación. Desde Agosto a Octubre de 1797 Jovellanos realiza lo que se ha llamado la Comisión secreta a La Cáveda, en Cantabria, para reconocer la fábrica de municiones y cañones de la Cáveda. El viaje se describe en el cuaderno séptimo del Diario que describe el itinera-rio aparentemente caótico de Jovellanos para preservar el secreto de su misión. El día 28 de Agosto, Jovellanos está en León, y hace el siguiente apunte en su diario:

«Orquesta: un clarinete, nombrado Cortés, del batallón provincial, con cuatrocientos duca-dos: diestro en extremo; toca también �auta; su padre, buen violinista, desacomodado. ¡Si pudié-ramos llevarle a Gijón para enseñar a mis muchachos! Veremos a la vuelta».21

Jovellanos regresa a León el 8 de Octubre de ese año. Allí permanece hasta el 12 de este mes, pero no se vuelve a mencionar a Cortes.

Estas referencias no son las únicas de los diarios relacionadas con la música. Las alusiones a Manuela Ponte, de la que dice que tocaba muy bien la espineta «pero en estilo antiguo», la anotación en la romería del Carmen en Caldones, pueblo del conce-jo de Gijón, de 1797, de «dos gaiteros y un tambor de Gijón», o en los años de prisión la presencia en Bellver de un maestro de guitarra llamado Miguelet, contratado por su amanuense Manuel Martínez Marina, corroboran la cercanía de la música en la vida del Jovellanos.

MÚSICA POPULAR: EMOCIÓN Y NATU�LEZA

Una de las características de buena parte de la música culta española del siglo XVIII es la notable presencia de la música popular. Al igual que ocurre en otras épocas histó-ricas, la línea divisoria entre lo popular y lo artístico se traspasa continuamente en un doble sentido. Lo popular in�uye sobre lo culto y a la inversa. La música de Antonio Soler o la que crean en España Domenico Scarla i o Boccherini están impregnadas

20 Jovellanos: Ob. cit. p. 488.21 Jovellanos: «Diario, 3.º, Obras completas, tomo VIII, Ayuntamiento de Gijón/ IFES XVIII,

KRK Ediciones, 2011, p. 16.

Page 252: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

252 Ramón García- Avello

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

de la canción y la danza popular. Pese a ello, el interés de la mayoría de los ilustrados del XVIII a la hora de recoger las manifestaciones populares de España, es bastante escaso. Indudablemente hubo personalidades como el Padre Sarmiento, el jesuita An-tonio Eximeno o Juan Antonio de Iza Zamácola, «Don Preciso», el coronel González Torres de Nava o el propio Jovellanos que manifestaron una viva curiosidad e interés por las tradiciones populares.

Se considera la Octava carta a Ponz, de Jovellanos, como la primera monografía so-bre las romerías asturianas y al mismo tiempo, una de las re�exiones pioneras sobre las �estas populares en España. Las Cartas a don Antonio Ponz, o, como las denominaba José María Caso González, Cartas del Viaje de Asturias, se escribieron para integrarse como un nuevo volumen –sería el XIX– en el Viaje de España de Antonio Ponz. Falle-cido éste en 1792, Jovellanos las publica como Cartas a don Antonio Ponz. «Hay por ventura un medio más seguro de conocer bien los pueblos y provincias de un reino que el de ir a los lugares mismos y aplicar la observación a los objetos notables que se presentan»22. Y eso es lo que hizo Jovellanos en todas las cartas, y en especial, la octava, en la que centra su perspicacia observadora sobre las romerías en Asturias.

Las romerías «son unas pequeñas peregrinaciones que en días determinados y festivos hace el pueblo a los santuarios de la comarca, con motivo de la solemnidad del santo titular que se celebra en ella»23, precisa Jovellanos. En su descripción, comienza con la velada de la noche anterior al día festivo, que se pasa «en baile y gresca, a orillas de una gran lumbrada que hace encender el mayordomo de la �esta, resonando por todas partes el tam-bor, la gaita, los cantos y gritos de algazara y bullicio»24. Con la luz del día, comienza la �esta, cuyas fases va detallando Jovellanos: la llegada a la ermita, la feria o el mercado en el campo o la campa próxima a la ermita; la procesión; la comida; la siesta, y al atardecer, las danzas «que sirven de ocupación al resto de la tarde».

Todas las danzas, sean de hombres con sus palos o de mujeres, se parecen en «unir-se todos los danzantes en rueda, asidos de la mano y girar en derredor con un mo-vimiento lento y compasado, al son del canto, sin perder e interrumpir el sitio y la forma». Se danza al son de un romance de ocho sílabas y a cada copla o cuarteto del romance responde todo el coro con una especie de estrambote que consta de dos versos o media copla. Entre las danzas, Jovellanos describe –sin citar el termino Pri-ma– la danza Prima. Jovellanos la llama «danza de estavillar» quizás por el primer verso «Hay un galán de esta villa». De todas maneras, la denominación de «Danza

22 Jovellanos: «Escritos asturianos» Obras completas, Tomo IX, Ayuntamiento de Gijón/ IFES.XVIII / KRK Ediciones, 2005, p. 5.

23 Jovellanos: «Escritos asturianos» Obras completas, Tomo IX, Ayuntamiento de Gijón/ IFES.XVIII / KRK Ediciones, 2005, p. 110.

24 Jovellanos: Ob. cit, p. 111.

Page 253: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Per�l musical de Jovellanos 253

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

Prima» como danza circular característica de Asturias se recoge en el «Diccionario de Música» de Antonio Palatín25, editado en Sevilla en 1818.

Sobre el origen de estas danzas, Jovellanos destaca cierto sabor litúrgico, por lo que sugiere con precaución «que pudieron ser traídas acá por los romeros que en ellas venían a peregrinar al país». Musicalmente «Los tonos son siempre tiernos y patéticos y compuestos sobre la tercera menor».26 Probablemente a �nales del siglo XVIII esto era así, y de hecho, la danza «Hay un galán de esta villa» que recoge Torner está en tono menor; sin embargo, las danzas primas como la de Gijón o Noreña están entono mayor. El sentido antifonal lo describe de esta manera:

«Llevan la voz de ordinario tres o cuatro mozas de la más gallarda voz y �gura, colocadas a la �ente del coro y las otras van repitiendo ya la mitad de la copla, ya el estribillo, a cuyo compás giran todas sin interrupción sobre un mismo círculo, pero con lentos, uniformes y bien acordados pasos. Entretanto resuena en torno una dulce armonía que penetrando por aquellos opacos y silenciosos bosques, no puede oírse sin emoción ni entusiasmo».27

Emoción y entusiasmo. Dos conceptos prerrománticos traídos por Jovellanos al hilo de la música popular.

MÚSICA PA� EL TEATRO

En 1786, el Consejo de Castilla encargó a la Real Academia de la Historia un infor-me técnico sobre las diversiones en España. La Academia trasladó el encargo a Jovella-nos quien escribió, la Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversio-nes públicas, y sobre su origen en España, publicada en 1812 con el título Memoria sobre las diversiones públicas28. Jovellanos escribió esta obra 1790 y volvió sobre ella seis años más tarde, en 1796. La memoria se articula en dos partes, la primera histórica y la se-gunda normativa u orientativa del gusto.

Algunos aspectos de la Memoria son muy peculiares. Como por ejemplo, la divi-sión del pueblo en dos clases: el pueblo que trabaja y el que no trabaja. El pueblo que trabaja necesita diversiones, pero no espectáculos:

25 Palatín, Fernando: Diccionario de Música, Universidad de Oviedo, ed. de Ángel Medina, 1990.26 Jovellanos: Ob. cit. p.11327 Jovellanos: Ob. cit, pp 117-118.28 Jovellanos: «Escritos sobre literatura», Obras completas, tomo XII, Ayuntamiento de Gijón/

IFES. XVIII/ KRK Ediciones, 2009.

Page 254: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

254 Ramón García- Avello

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

«No ha menester que el gobierno le divierta pero si que le deje divertirse. En los pocos días, en las breves horas que pueda destinar a su solaz y recreo, el buscará, el inventará sus entretenimien-tos; basta que le de libertad y protección para dis�utarlos». 29

Los pueblos de España son tristes porque se recela, por parte de la autoridad, de las diversiones populares. Sin embargo, el estado de libertad es una situación de paz y alegría. Frente a eso, el de sujeción de agitación y de disgusto. «No basta conque los pueblos estén quietos; es preciso que estén contentos». Y más adelante añade, «Un pueblo libre y alegre será precisamente activo y laborioso y siéndolo, será también morigerado y obediente a la justicia». 30

Respecto al pueblo que no trabaja, es decir la nobleza, Jovellanos dice que sobre todo en las grandes ciudades, difícilmente puede pasarse sin espectáculos. Y entre los espectáculos,

«El teatro es el primero y más recomendado de todos ellos; el que o�ece una diversión más ge-neral, más racional, más provechosa y por lo mismo, el más digno de atención de todos los gobier-nos.... El teatro no debe considerarse como una diversión pública, sino como un espectáculo capaz de instruir o extraviar el espíritu y de perfeccionar o corromper el corazón de los ciudadanos». 31

Aunque Jovellanos no pretende hacer una historia de teatro lírico, traza un original y preciso esbozo histórico de la zarzuela hasta el reinado de Carlos IV, bien conocido por Barbieri medio siglo después. Algunos datos los extrae de José Antonio de Ar-mona y Murga Memorias cronológicas sobre el teatro en España, un texto manuscrito utilizado también por Barbieri, Mitjana y Emilio Cotarelo.

El origen del teatro lírico lo sitúa Jovellanos durante el reinado de Felipe IV. Con-taba Madrid con dos teatros principales, el Casón del Buen Retiro y el Teatro del Real Sitio de la Zarzuela, en donde se representó «El jardín de Falerina» de Calderón de la Barca, origen de la zarzuela. En este teatro se produjo lo que luego se denominará una «convergencia de las artes» , que Jovellanos explica así:

«La música, reducida primero a la guitarra y al canto de algunas jácaras entonadas por ciegos, admitió ya el arti�cio de la armonía, cantándose a tres y a cuatro voces, y el encanto de la modulación aplicado a la representación de algunos dramas que del lugar en el que más �e-cuentemente se oían tomaron el nombre de zarzuelas. La danza añadió con sus movimientos medidos y locuaces nuevos estímulos a la ilusión y al gusto de los ojos. La pintura multiplicó los

29 Jovellanos: «Memoria sobre las diversiones públicas», Obras completas, tomo XII, Ayunta-miento de Gijón/ IFES. XVIII/ KRK Ediciones, 2009, p.249.

30 Jovellanos: Ob. Cit. p. 251.31 Jovellanos: Ob. Cit. p. 263.

Page 255: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Per�l musical de Jovellanos 255

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

objetos de esta misma ilusión, dando formas signi�cantes y graciosas a las máquinas y tramoyas inventadas por la mecánica y animándolo y vivi�cándolo todo con la magia de los colores. Y la poesía, ayudada de sus hermanas, desenvolvió sus fuerzas, desplegó sus alas, y vagando por todos los tiempos y regiones no hubo en la historia ni en la fábula, en la naturaleza y en la política, acciones y acaecimientos, vicios o virtudes, fortunas o desgracias que no se atreviese a imitar o presentar sobre la escena»32.

Bajo el reinado de Carlos II «la historia de ingenios enmudece», salvo excepciones como Bances Cándamo. Con la entronización de los borbones, el italianismo perju-dicará al teatro lírico español: «Fuele –a la zarzuela– muy funesta la generosidad con que Fernando VI protegió y llevó a mayor pompa la escena italiana». En el reinado de Carlos III «ganó mucho la música y algo la decoración». Jovellanos menciona pru-dentemente los intentos de reforma del teatro protagonizados entonces por Olavide, Aranda, Iriarte y él mismo.

El segundo aspecto de la memoria, de carácter normativo, se centra en los medios para lograr la reforma del teatro «el primero y más recomendable de todos los es-pectáculos, el que ofrece una diversión más general, más racional, más provechosa y por lo mismo el más digno de atención y desvelos del gobierno». El teatro, y por extensión la zarzuela o la ópera, es un espectáculo «capaz de instruir o extraviar el espíritu». Por eso es importante su reforma que se asentará sobre los siguientes as-pectos: Refundición y arreglo, cuando no prohibición, de los dramas del siglo de Oro. El teatro no puede ser ejemplo de malas costumbres, sino que deberá «deleitar e ins-truir». Fomento del buen teatro mediante concursos dirigidos por la Academia de Bellas Artes. En estos concursos se incluirán tragedias, comedias y también entreme-ses, sainetes y música de tonadillas.

Para la mejora de la representación, Jovellanos propone la creación de escuelas de actores en las «Academias Dramáticas» que formen a los intérpretes y fortalezcan el gusto. Respecto a la decoración y la escena, Don Gaspar clama contra el mal gusto, los excesos «riberescos», o barrocos y un generalizado mal gusto:

«El teatro es el domicilio propio de todas las artes. En el todo debe ser bello, elegante, noble, decoroso y, en cierto sentido, magní�co, no sólo porque así lo pidan los objetos que presenta a los ojos, sino también para dar empleo y fomento a las artes del lujo y comodi-dad, y propagar por su medio el buen gusto a toda la nación»33.

También se ocupa de la reforma en la música y el baile. Critica la música como un conjunto de incoherentes imitaciones sin originalidad y, por otra parte, el carácter

32 Jovellanos: Ob. cit. pp. 240- 241.33 Jovellanos: Ob. cit. p. 272.

Page 256: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

256 Ramón García- Avello

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

plebeyo. «Otras naciones traen a danzar sobre las tablas a los dioses y a las ninfas; nosotros a los manolos y las verduleras. Sin embargo, la música y la danza no sólo pue-den formar el mejor ornamento de la escena sino son también su principal objeto». Indudablemente, estas ideas le llevan a minusvalorar el carácter popular de la tonadilla escénica, en aras de un arte normativo y universal. En otras palabras, Jovellanos tenía una especial sensibilidad para lo que luego se denominarán manifestaciones folklóri-cas, y, en especial, la música popular. Sin embargo, propugnaba dentro del teatro, una estética neoclásica muy alejada de lo popular.

JOVELLANOS COMO PRETEXTO DE CREACIÓN MUSICAL

Prácticamente hasta bien entrado el siglo XX, la poesía de Jovellanos se ha consi-derado su obra menor, y sobre todo la poesía de carácter más lírico e intimista. Es un hecho fehaciente que a los músicos que en el siglo XIX crean la canción artística, el lied español, no les interesa, no les podía interesar musicar textos de Jovellanos. Sin embargo el signi�cado, el signi�cado, el testimonio de su vida y su obra, se ha reco-gido en algunas composiciones e las que Jovellanos es el protagonista de las mismas. Vamos a señalar tres. La primera y la más conocida, la encontramos en la zarzuela Pan y toros, de Barbieri; es la idea de Jovellanos como el salvador de la patria34. La segunda, Jovellanos, en la que Jovellanos es el «poeta», el patricio eminente» al que se quiere honrar, es la «Cantata a Jovellanos», de Arrieta. Finalmente, la tercera obra protago-nizada por Jovellanos es la «Oda a Jovellanos», auspiciada por el cantante Joaquín Pixán y con textos del poeta Antonio Gamoneda y el compositor Jorge Muñiz.

En la zarzuela Pan y toros, estrenada en el madrileño Teatro de la Zarzuela el 22 de diciembre de 1864. Barbieri y Picón presentan bajo un manto histórico en el que se entremezclan verdades y falsedades históricas, una estampa pintoresca y castiza que corresponde a una de las formas típicas y en nada super�ciales de lo español. Con Pan y toros se abre la puerta a lo que se llamará «lo goyesco», que llega a su cima con Gra-nados, en donde lo popular se re�na e idealiza. También en la zarzuela hay un trans-fondo político y en el que la personalidad de Jovellanos adquiere un claro signi�cado ético y político. Jovellanos simboliza en la zarzuela la integridad y honradez personal, junto con la idea de esperanza y la salvación de España.

La Cantata a Jovellanos, revisada recientemente por Fernando Menéndez Viejo, se reestrenó el 18 de noviembre del 2011, dentro de los actos conmemorativos del bi-centenario de Jovellanos en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, de Gijón está íntimamente unida a la estatua de Jovellanos de la Plaza del 6 de Agosto, esculpida por

34 Ramón García- Avello: Jovellanos a escena, Ayuntamiento de Gijón, 2011.

Page 257: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Per�l musical de Jovellanos 257

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 245-258

Manuel Fuxá y Leal, erigida el 6 de Agosto de 1891. Entre los actos con motivo de la inauguración de la estatua, estaba previsto la interpretación de la Cantata a Jovellanos, compuesta ex profeso para esta efemérides por Emilio Arrieta, sobre letra de Plácido Jove y Hevia, vizconde de Campo Grande. Según cuentan los cronistas, la cantata no se ejecutó completa, por falta de ensayos conjuntos entre los alumnos de la escuela de Artes y O�cios de Gijón y los miembros de la banda de música de Oviedo. La Cantata a Jovellanos, de Arrieta, sigue las líneas de la cantatas hímnicas nacidas en Francia. Evita las complejidades contrapuntísticas en aras de la sencillez. Las voces suelen mar-char al unísono, o en imitación directa de tenores y bajos con sopranos y contraltos. Sencillez no exenta de algunos toques dramáticos, principalmente en las estrofas in-troducidas por solistas, y en los cambios de tonalidad y de compás, que aunque hoy nos parece muy retórico, re�ejan la sabiduría del viejo operista que era Arrieta.

Al igual que el reestreno de la «Cantata» de Arrieta, «La Oda a Jovellanos», mú-sica de Jorge Muñiz y texto de Antonio Gamoneda, se enmarca dentro de los actos del Bicentenario del fallecimiento de Jovellanos, pero con un afán y una motivación de trascender los propios actos jovellanistas e intentar enraizarse en el repertorio mu-sical actual. Escrita para tenor solista, coro mixto y orquesta, ha sido grabada por el Coro de la Fundación, la Orquesta del Principado de Asturias y el propio Joaquín Pixán, bajo la dirección de Oliver Díaz. Estructurada en tres movimientos, la «Oda» proyecta una imagen de Jovellanos sugerentemente dramática. Como en las pasiones luteranas, el tenor solista recuerda a la �gura del narrador, del evangelista. En este caso la persona que presenta y dialoga con Jovellanos. El coro sería la conciencia re�exiva y valorativa de la �gura del ilustrado. Junto a ellos, en el tercer movimiento una voz de bajo personi�ca al propio Jovellanos. En el texto de la Oda se recogen dos fragmentos de la poesía del propio Jovellanos: «tu extraño corazón/ daba su materia al fuego» y «la aduana negra de tus pensamientos», engarzados como piedras preciosas en una obra que es un homenaje con ambición de permanencia.

Page 258: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 259: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

Jovellanos, literatoJesús Menéndez Peláez

Catedrático de Literatura EspañolaUniversidad de Oviedo

S

e suele decir que Jovellanos es una �gura poliédrica, es decir, un autor que ofrece muchas caras; una a�rmación acertada que percibe no solo el especialista sino

cualquier avezado lector. Su escritura desarrolla muchas perspectivas desde distintos campos: el derecho, la economía, la pedagogía, la etnografía, la política, el arte, la re-ligiosidad y también la literatura. Sin embargo, no todos estos campos fueron cultiva-dos con la misma fertilidad por nuestro polígrafo. El Jovellanos economista, político y pedagogo quizá sea su dimensión más universalmente conocida y su gran aportación a la historia de la cultura occidental. No obstante, el Jovellanos literato tiene un me-recido reconocimiento en el conjunto de la historia de la literatura del siglo XVIII. La dimensión literaria de Jovellanos tiene dos caras: la poesía y el teatro, sin olvidar el ensayo que cultivó en un amplio espectro desde su Diario hasta sus escritos que pudiéramos cali�car de crítica literaria.

I. JOVELLANOS POETA

I.1. El contexto: la poesía ilustrada

I.1.1. Utilitarismo y pragmatismo

Para entender esta faceta de Jovellanos hemos de situarla en el contexto general de lo que en la cultura española fue la Ilustración, un concepto que engloba varios campos semánticos dentro la extensión conceptual que el término tiene en la histo-riografía literaria; uno de los campos semánticos que asume el término Ilustración y sus correlatos europeos («Siècle des Lumières, Au�lärung, Entlightenment) dice relación al pragmatismo utilitarista. Es este el denominador común, con distintos ma-tices y fundamentos �losó�cos, de la cultura europea del siglo XVIII. Esto explica que el pensamiento de Jovellanos y su reforma ilustrada se caractericen igualmente por un acusado pragmatismo utilitarista. Con este propósito su reformismo, que ha de ser

Page 260: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

260 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

moderado y progresivo, tiene como base y raíz la educación. Esta es la llave mágica para la reforma y el instrumento de toda transformación social. La ignorancia y la incultura son los grandes males que para Jovellanos impiden la felicidad, el bienestar y el confort de un país.

Este mismo principio orientó, asimismo, su creación literaria. Jovellanos cultivó también la literatura; fue con todo derecho un literato. La literatura, ya desde Horacio, ha de tener dos �nalidades: deleitar y aprovechar. Un binomio que no siempre guardó un equilibrio en los distintos movimientos literarios; unos inciden más en el deleite, mientras que otros buscan, ante todo y sobre todo, el aprovechamiento. La propia crí-tica literaria adoptó, asimismo, esquemas dicotómicos y bipolares: la crítica formalista pone su acento en el deleite que produce la estética de la palabra, mientras que el do-cetismo crítico destaca en la obra literaria los aspectos didácticos y docentes Más que deleitar, la obra literaria tiene como �nalidad principal servir de aprovechamiento. La creación literaria de Jovellanos tiene esta fuerte impronta docente, de naturaleza prioritariamente moralizante. Jovellanos intenta imprimir esta orientación incluso en aquellos géneros que más ajenos pudieran parecer de esta �nalidad. La literatura ha de buscar una �nalidad moral, esto es, reformar las costumbres, desterrar la ignorancia para conseguir «la felicidad y la prosperidad del país», expresión esta reiterativa en sus escritos. Cultura y bienestar son dos categorías íntimamente relacionadas en el pensamiento de Jovellanos. La cultura es la base del progreso de un pueblo. La crea-ción literaria en Jovellanos respira por doquier este pragmatismo utilitarista. El prag-matismo utilitarista se respira por doquier en la obra de Jovellanos. La literatura no será una excepción.

b. Neoclasicismo o rococóPues bien, un hombre con este ideario ¿qué función asignó a la poesía? Hay que

decir que el quehacer poético no fue nunca incompatible con el pragmatismo del ilus-trado. Tampoco en Jovellanos. El contexto poético de Jovellanos –a partir de la se-gunda mitad del XVIII– hay que relacionarlo con lo que se suele llamar poesía rococó o neoclásica1; es una corriente renovadora contra los excesos de la manera de hacer

1 CASO GONZÁLEZ, J. M., Los conceptos de rococó, neoclasicismo y prerromanticismo del siglo XVIII, Oviedo, Universidad, Cuadernos de la Cátedra Feijoo, nº 20, 1970; IDEM, La poética de Jovellanos, Ma-drid, Editorial Prensa Española, 1972, p. 44. El presente artículo es en buena parte deudor a lo que el Prof. Caso escribió en esta obra; de esta publicación me interesa resaltar otro capítulo que lleva el título de «El sentimiento de la naturaleza en Jovellanos» (pp. 157-192); este capítulo, para mí uno de los más hermo-sos escritos por el Prof. Caso, fue reeditado, adaptado por la Dra. Mª Teresa Caso Machicado, en, CASO GONZÁLEZ, J. M., CANGA MEANA, B., PIÑÁN, C. Jovellanos y la naturaleza, Gijón, Fundación Foro Jovellanos, 2006; sirva, por tanto, esta nota de principal referencia bibliográ�ca. Para contextualizar la poesía de Jovellanos en el universo poético de la Ilustración véase, ARCE. J., La poesía del siglo ilustrado,

Page 261: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 261

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

poesía la época anterior concretamente la poesía barroca, y se caracteriza por mirar hacia atrás y de manera muy especial a la poesía renacentista de Garcilaso y de Fray Luis de León, entre los españoles; de imitar a Petrarca, a Ariosto y Torcuato Tasso, los grandes poetas renacentistas italianos. Se busca ante todo una poesía sencilla que huya del metaforismo y el hipérbaton excesivos de la poesía barroca, técnicas estilísti-cas que entorpecían el didactismo que Jovellanos pretendía imprimir en su quehacer poético. Esta renovación se venía gestando en salones y tertulias tan del gusto del siglo XVIII, como la Academia del Buen Gusto o la Tertulia de la Fonda de san Sebastián.

En la creación poética de Jovellanos in�uirá de manera muy clara otro de los más representativos poetas del siglo XVIII: Cadalso, a quien Jovellanos conoce y trata du-rante su etapa de estudiante en el Colegio de san Ildefonso en Alcalá de Henares; Cadalso ejercerá también su magisterio sobre la naciente escuela salmantina. Aquí topamos con otro grupo referencial para conocer el numen poético de Jovellanos. En Salamanca había un grupo de poetas bajo el magisterio de Meléndez Valdés con los que Jovellanos mantendrá una asidua correspondencia sobre la nueva forma de hacer poesía; en este grupo destaca la �gura de Meléndez Valdés; entre ellos nacerá una profunda amistad que se traducirá en una intensa correspondencia que comienza ya desde la estancia de Jovellanos en Sevilla.

Toda esta efervescencia reformista cristalizará en una nueva poesía que la crítica trata de encorsetar bajo los nombre de neoclasicismo, rococó o incluso prerromanticismo.

I.2. Jovellanos y la poesía renacentista

I.2.1. Jovellanos y la naturaleza

Jovellanos fue, asimismo, un lector apasionado de la poesía clásica de la Antigüe-dad Greco-romana: la Ilíada y la Odisea, en versiones latinas, y la Eneida. Leía poesía inglesa, como el Paraíso perdido de Milton, del que tradujo el primer canto. Leía tam-bién francés e italiano. De la poesía española hay que decir que no conocía muchas cosas de la poesía medieval. Para él nuestra poesía medieval – la que se conocía en aquel tiempo – tenía un interés más histórico que literario. Sí leyó a Santillana, a Juan de Mena y sobre todo a Jorge Manrique, cuyas Coplas a la muerte de su padre las reco-mienda a los alumnos del Colegio de Calatrava en Salamanca para que las aprendan de memoria.

Madrid, Alhambra, 1980; desde otro punto de vista LORENZO ÁLVAREZ, Elena de, Nuevos mundos poético: la poesía �losó�ca de la Ilustración, Oviedo, Universidad, Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, 2002.

Page 262: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

262 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

Pero los poetas más estudiados y admirados por Jovellanos, y los que más in�uye-ron en toda su obra poética, son Garcilaso de la Vega y Fray Luis de León. Jovellanos se siente seducido por la palabra poética de dos de los grandes poetas castellanos del siglo XVI. Como los estetas del Renacimiento, Jovellanos parte del principio funda-mental de que el arte es imitación, esto es, mimesis y además utilidad. Belleza y utili-dad son dos conceptos que deben ir juntos; el deleite estético debe servir para mover el ánimo hacia lo bueno. Fue este el criterio estético de la cultura renacentista. ¿Imitar qué? La naturaleza, en primer lugar. La naturaleza física. Es el mismo principio esté-tico de los poetas renacentistas. Recordemos que la poesía renacentista estaba sazona de �losofía, la llamada �losofía neoplatónica. El platonismo había idealizado la natu-raleza; la naturaleza re�ejaba la belleza de Dios: Dios= naturaleza; Deus= natura na-turans; mundus= natura naturata; hay una tendencia hacia el panteísmo= misticismo. Por eso la poesía renacentista se envuelve dentro de un clima bucólico y pastoril. De ahí que para los renacentistas la mejor de las profesiones era la de los pastores; se idealiza la vida pastoril. Bucolismo en poesía; bucolismo en la novela; bucolismo en el teatro (las églogas de Juan del Encina, Lucas Fernández)...Fray Luis de León ha-blará de Cristo como «pastor». Jovellanos se siente seducido por la naturaleza, por el paisaje. Jovellanos es, sin duda, uno de los escritores españoles con más capacidad receptiva para el paisaje:

Los antiguos crearon y nosotros imitamos, porque los antiguos estudiaron en la Naturaleza y nosotros en ella. ¡Hombre! Si quieres ser venturoso contempla la Naturaleza y acércate a ella, en ella está la fuente del escaso placer y felicidad que fueron dados a tu ser.

Por sus ojos entraba todo. Percibía lo mismo la belleza del mar en sus paseos por el arenal de San Lorenzo que las montañas que separan a Asturias de la meseta caste-llana. Quizá sea interesante subrayar que una de las causas que desarrollaron en Jove-llanos el amor a la Naturaleza fue la Economía. Con la a�ción a esta ciencia, comienza a nacer en él el espíritu de observación del campo. En el Diario Jovellanos anota con sumo detalle los aspectos físicos que caracterizan a los pueblos por donde pasa.

Procuraba informarse en todos los pueblos de tránsito, de su población, cultivo, producciones e industria; y en Sierra Morena, que principiaba entonces a poblarse y levantar sus chozas, inda-gaba el régimen y gobierno que en ello se observaba, todas las circunstancias relativas a tan grande y útil objeto. Desde tan temprano manifestó el deseo de conocer la economía política, en que más adelante fue consumado2.

2 CEÁN BERMÚDEZ, Agustín, Memorias para la vida del Excmo. Señor D. Gaspar Melchor de Jove-llanos, Madrid, En la imprenta que fue de Fuentenebro, 1814, p. 13. Hay dos ediciones facsímiles con prólogos de Javier Barón �aidigsmann y Mª Teresa Caso Machicado, Gijón, Silverio Cañada, 1989; y

Page 263: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 263

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

Esta observación de economista a veces le hace cometer injusticias, por ejemplo con el paisaje castellano. A Jovellanos nunca le sedujo el paisaje de la meseta, como les sucederá a los poetas de la Generación del 98. Cuando Jovellanos se acerca al paisaje castellano le aterra el carácter desértico y carente de agua. Por ello, se acerca a ese paisaje para añorar lo que podrían producir aquellas grandes extensiones con un buen sistema de regadío. Veremos cómo esta sensación dejó su impronta en la poesía. La uniformidad de Castilla le cansa; no ve más que tierras y más tierras, yermas, desér-ticas. Los pueblos no le dan mejor impresión; los ve sucios y derrotados, pequeños y feos, llenos de edi�cios miserables y ruinosos. En sus cartas a Ponz, el Jovellanos eco-nomista expondrá cómo querría que fuera Castilla: una meseta con canales de riego y de navegación. La falta de agua es su gran preocupación. Con frecuencia se pregunta ¿por qué no se multiplican en Castilla los pozos para aprovechar el agua del subsuelo: ¿qué bienes no traerían a Castilla, a este país árido y desapacible, falto de leña, de fru-tos agradables y de población»?

Otro de los aspectos que a Jovellanos le llama la atención de la naturaleza y que dejará su huella en su poesía es la montaña. Jovellanos, natural de una región donde, aunque no se quiera, se convive con la montaña, que tuvo que atravesarla bastantes veces en sus viajes entre la meseta y Asturias, aquellas montañas de Pajares tenían que despertar en él nuevos sentimientos que dejarán su huella en su sensibilidad poética. Jovellanos cuando describe estas montañas utiliza la palabra ‘sublimes’:

¿Qué escenas tan sublimes! ¡Qué montañas tan augustas! ¡Qué admirable y sublime espectá-culo!

Este entusiasmo, esta admiración de Jovellanos por estos montes le hizo luchar tan denodadamente por construir la carretera de Oviedo a León por Pajares. Otro día, cuando acompaña a los peritos en la medición para dicha construcción anota en su Diario:

Pero todo es bello a una y otra parte, todo sublime, todo grande. Si se hace este camino será el encanto de los viajeros, singularmente de aquellos que sean dados a la contemplación de la naturaleza3

La misma admiración por la naturaleza la expresa Jovellanos cuando describe Covadonga. Sabemos que la actual con�guración de Covadonga es el resultado de una serie de transformaciones que vienen produciendo en el Real Sitio desde el siglo

Ateneo Jovellanos, 2000, respectivamente.3 JOVELLANOS, Obras Completas, t. VI, Cuaderno, VI, p. 487.

Page 264: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

264 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

XVIII. En la época de Jovellanos Ventura Rodríguez programa la renovación de Co-vadonga con un proyecto que es avalado por Jovellanos en un escrito que titula Elogio a Ventura Rodríguez; no nos interesan ahora las características de aquel proyecto que no se llegó a realizar, sino la sensibilidad de Jovellanos ante el espectáculo que ofrece la naturaleza en aquel entorno:

Una montaña, que escondiendo su cima entre las nubes, embarga con su horridez y su altura la vista del asombrado espectador; un río caudaloso, que taladrando el cimiento, brota de repente al pie del mismo monte; dos brazos de su falda que se avanzan a ceñir el río, formando una pro-funda y estrechísima garganta; enormes peñascos, suspendidos sobre la cumbre, que anuncian el progreso de su descomposición; sudaderos y manantiales perennes, indicios del abismo de aguas cobijado en su centro; árboles robustísimos, que le minan poderosamente con sus raíces; ruinas, cavernas, precipicios... ¿qué imaginación no desmayaría a vista de tan insuperables obstáculos4.

Una descripción que, como apuntaba Caso González, tiene ya muchos elementos de lo que será la naturaleza vista por los románticos.

Pero Asturias no es sólo la montaña. Para Jovellanos la naturaleza asturiana es-conde lugares recónditos de singular belleza y encanto en entornos no tan majestuo-sos como los montes de Pajares o en Los Picos de Europa. Es precisamente en el viaje que hace a tierras del Bierzo en León, cuando a la orilla del que pasa por Trubia, ya al regreso, escribe el siguiente texto recogido en su Diario:

Es este un sitio delicioso, a la margen de las sonoras aguas y a la sombra de un hermoso ave-llano. Todo es poético, si la imaginación ayudara, pero ya pasó la edad de esta especie de ilusio-nes. Voy a dejarlo, aunque sienta arrancarme de tan agradable situación. ¡Oh naturaleza! ¡Qué desdichados son los que no pueden dis�utar en estas augustísimas escena donde despliegas tan magní�camente tus bellezas y ostentas tu magestad» (27-junio-1792).

I.2.2. La naturaleza, fuente de inspiración poética

Para Jovellanos la naturaleza ha de ser la primera fuente de inspiración; aprender a disfrutar de la naturaleza es una de las primeras enseñanzas de la cultura ilustrada. Es-cuchemos de nuevo a Jovellanos describiendo, en este caso, un paisaje riojano. Tiene lugar el 21 de mayo de 1795. Estamos por tanto en plena primavera y en el jardín del monasterio de Somalo en La Rioja. Al llegar la noche, Jovellanos baja al jardín de la co-munidad. Es un espacio rectangular, con asientos alrededor; en medio está la alberca,

4 El «Elogio a Ventura Rodríguez …», en JOVELLANOS, Biblioteca de Autores Española (BAE), Madrid, 1858, pp. 369-388.

Page 265: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 265

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

y en el centro está la fuente. En torno a la fuente los negrillos, altos y hojosos, dan una apacible frondosidad:

Era el crepúsculo de la tarde; el cielo, claro y sereno; la luna nueva brillaba dulcemente en lo alto; el canto de los ruiseñores, el ruido del agua, la sombra de los altos árboles. ¡Oh Naturaleza!¡Oh deliciosa vida rústica! ¿Y que haya locos que pre�eran otros espectácu-los a estos cuya sublime magni�cencia está preparada por la sabia y generosa mano de la Naturaleza?5

El mismo canto a la naturaleza entonará cuando busque refugio a sus pesares ama-torios en el Monasterio del Paular:

¡Ay, An�iso, qué escenas a mis ojoso�ece el cielo, de llorar cansados!Rodeado de �ondosos y altos montesse extiende un valle, que mil delicias con sabia mano ornó Naturaleza.

Las tierras leonesas, fecundadas por el Bernesga, también inspiraron el numen poé-tico de Jovellanos:

Verdes prados, �orida y ancha vega,donde Bernesga próvido repartesu onda cristalina; alegres prados,antiguos y altos chopos, que su orillabordáis en torno. ¡Ah, cuánto gozo, cuántoa vuestra vista siente el alma mía!¡Cuán alegres mis ojos se derramansobre tanta hermosura! ¡Cuán inquietos,cruzando entre las plantas y las �ores,ya van, ya vienen por el verde sotoque lejano horizonte dilatadoen su extensión y amenidad se pierde.

Como señaló el Prof. Caso, la sensibilidad poética de Jovellanos ciertamente se manifiesta tanto en su prosa como en sus versos. Su adjetivación, cumpliendo la función de epíteto, recuerda de nuevo a sus poetas preferidos: Garcilaso y Fray Luis. La naturaleza, pues, ocupará un lugar preferente en el numen poético de Jovellanos.

5 JOVELLANOS, Obras Completas, t. VII, p. 248.

Page 266: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

266 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

I.2.3. Poesía y vida

Pero junto a esa naturaleza física, escenario de la vida humana, nace, crece y se desarrolla la vida del hombre, esto es, la naturaleza humana con sus vicisitudes exis-tenciales propias de cada etapa vivencial: el joven y atractivo magistrado en la Sevilla de 1768; el maduro y re�exivo político en el Madrid de Carlos III; el perseguido y exiliado en el castillo de Bellver. En todos estos momentos existenciales que marcaron su vida, Jovellanos utilizará la poesía para expresar esas vivencias íntimas del estado anímico de su propia naturaleza.

I.2.3.1. Poesía amatoriaTracemos una breve semblanza poética de estas etapas existenciales de la vida de

nuestro ilustrado. Jovellanos llega a Sevilla con 24 años; Ceán Bermúdez hace de él el siguiente retrato:

Era de estatura proporcionada, más alto que bajo; cuerpo airoso, cabeza erguida, blanco y rojo, ojos vivos, piernas y brazos bien hechos pies y manos como de dama6.

Dejando de lado lo que de panegírico hay en este retrato. Mi maestro, el Prof. Caso, también glosó en algunos de sus estudios esta dimensión humana de Jovellanos. Cuando nuestro Jovino llegó a Sevilla, era un guapo mozo, de gran prestancia, que no pasaba desapercibido de las damas y damiselas ni en la calle ni en las reuniones socia-les. Se ha dicho con frecuencia que don Gaspar estaba determinado por una timidez congénita y, a la vez, por un concepto favorable de sí mismo. Como tímido tenía un miedo extraordinario al ridículo; pero al mismo tiempo, al sentirse en posesión de la verdad o superior a los otros, reaccionaba con una especie de su�ciencia, que le hacía poco grato, sobre todo para aquellos que resultaban víctimas de su superioridad. Las consecuencias en el terreno sentimental tenían que ser importantes: el tímido carece de desparpajo y de la volubilidad necesarias para andar de acá para allá en busca de la apetecida aventura amorosa; por eso cuando se entrega se entrega entero y para siempre; pero si le deja la amada puede ser incapaz de volver a otra mujer en mucho tiempo. La historia amorosa de Jovellanos demuestra que a él le ocurrió precisamente esto: puso su ilusión en una mujer, Enarda, nombre poético, pero Enarda se burló de él. Por otra parte, el tímido, por su miedo al ridículo, reserva para sí su intimidad, pro-curando no manifestarla. Si tiene la debilidad de hacer versos, los guardará o los dará a la luz sin nombre de autor. Además, como él mismo dirá a su hermano Francisco de Paula:

6 CEÁN BERMÚDEZ. Op. cit., p. 12.

Page 267: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 267

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

La poesía amorosa me parece poco digna de un hombre serio [...] Ve aquí la razón que me ha obligado a ocultar cuidadosamente mis versos, conociendo que pues al componerlos había seguido el impulso de los años y las pasiones, no debía hacer una doble injuria a mi profesión con la �aqueza de publicarlos [...] Estas razones me obligaron a entregar al fuego la mayor parte de mis versos.

Según su propia confesión, Jovellanos utilizó la poesía para dar rienda suelta a la pasión de sus sentimientos amorosos, una actividad de la cual se avergüenza. Esta poesía amorosa comienza en Sevilla entre 1768-70. Por lo que he dicho ya, las da-miselas sevillanas debieron lanzarse como locas detrás de aquel atractivo alcalde sin peluca. Es indudable que muy pronto Jovellanos tuvo relaciones con una de ellas a la que llama en sus versos Enarda. También encontramos otros nombres poéticos femeninos: Clori, Marina, Belisa Galatea Alcmena. La investigación histórico-crí-tica desconoce la personalidad que se escondía detrás de estos nombres poéticos fe-meninos. Poco importa. Las pocas poesías que se libraron de las llamas demuestran una pasión amorosa insatisfecha: la no correspondencia de la dama. Para expresar estos sentimientos Jovellanos recurre a Garcilaso que había sufrido también en su propia carne la negativa de Isabel Freire quien había abandonado al poeta-soldado toledano para casarse con un rico noble. La Égloga I de Garcilaso es el espejo en que se mirará Jovellanos para expresar en códigos poéticos la negativa de Enarda. «Anfriso a Belisa» es el poema que recoge, con aires de lamento, los reproches del poeta. Jovellanos encubre su personalidad de magistrado con el velo pastoril y bucólico a través del pastor Anfriso que llora y se desespera ante el abandono de su primer idilio, Enarda, que se entrega a otro, que �nge quererla, pero al �n la aban-dona. Los reproches de Jovellanos siguen los tópicos de la dama cruel y sanguinaria de los poetas provenzales del llamado amor cortés, esa mujer que no se apiada de las lágrimas de su amador:

En vano te deleitasal ver el llanto mío,cruel Belisa. En vanocelebras mis suspiros.

Pero el tiempo, la mejor terapia contra el mal de amores, también cura aquella he-rida en Jovellanos:

Ya, gracias a los dioses,Belisa, estoy contento;ya está mi rostro alegre,mis ojos ya están secos.

Page 268: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

268 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

Mientras la quietud, la alegría y la risa sazonan el rostro de Jovellanos, Belisa-Enarda ha sido abandonada. Ahora es ella la que sufre el engaño del que ha sido objeto. Y el numen poético de Jovellanos cumple con la justicia poética a través del pastor Anfriso:

Ahora, despreciada,derrama llanto amargo:pues llora, injusta, llora,que An�iso está vengado.

Jovellanos abandona Sevilla y pasa a Madrid como Alcalde de la Casa y Corte. Aquí, en la capital del reino, entre 1778-1779, Jovellanos reanuda las relaciones con Enarda, unas relaciones que no consiguen canalizar su sentimiento amoroso. Sin embargo, el amor, siempre tornadizo y veleidoso, de nuevo se rompe. Jovellanos buscará el reposo del claustro monacal para, de nuevo, dar rienda suelta a sus sentimientos amorosos. Jovellanos se retira al Paular. En medio de la soledad del monasterio Jovellanos no puede echar de sí el triste y el doloroso pensamiento de la in�el Enarda:

[...] hasta en el santo asilode la virtud me acosa y me persiguela imagen enemiga, la importuna divina imagen de la in�el Enarda.

Desconocemos, como decía anteriormente, quien era esta in�el e inconstante Enarda, como la cali�ca Jovellanos. Cualquier hipótesis de dar realidad histórica a este nombre poético es una mera conjetura. La historia amorosa de Jovellanos es uno de los puntos más oscuros de su biografía. Nada sabemos de quién o quiénes fueron las mujeres que amó. Jovellanos supo, a través de la poesía, mantener el secreto de aque-llas relaciones cumpliendo el código de la discreción de todo buen amador: no revelar el nombre de su amada o de sus amadas. Garcilaso de la Vega es el punto de referencia poético. La propia biografía amorosa del poeta Toledano le servía de ejempli�cación. El yo del poeta, atormentado por la no correspondencia de la amada, se refugia en una naturaleza que le transmite esa paz y esa quietud que no le proporciona la relación.

Busco por estos claustros silenciososel reposo y la paz que mora en ellos [...]Aquí dirijo mis inciertos pasos,y en su recinto ombrío y silencioso,mansión la más conforme para un triste,entro a llorar tibiezas de una ingrata

Page 269: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 269

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

La poesía amatoria de Jovellanos nos sirve para conocer esa otra faceta de la vida del polígrafo gijonés. Ilustración y amor es el binomio que re�ejan los versos amato-rios de Jovellanos; la poesía viene a ser una actividad terapéutica a través de la cual Jovino, categoría poética, desahoga las vivencias sentimentales de Don Gaspar, el ma-gistrado, el economista, el político.

I.2.3.2. Poesía satíricaPero Jovellanos no solo utilizó la poesía como desahogo de sus frustraciones senti-

mentales. La utilizará también como instrumento de renovación social. En este caso el lirismo renacentista deja paso a la sátira costumbrista, un viejo género que hunde sus raíces en las cortes nobiliarias medievales del siglo XV.

Pero ahora estamos en pleno siglo XVIII, cuando irrumpe un nuevo género lite-rario: el periodismo. Dentro de los periódicos más signi�cativos de la ilustración es-pañola El Censor se erige como un órgano de protesta y de crítica. Aquí publicará Jovellanos su dos famosas Sátiras a Arnesto. A la primera el Prof. Caso la ha titulado Sátira contra las malas costumbres de la mujeres nobles. Este título es ya bien signi�ca-tivo de la sustancia del contenido poético. Jovellanos se enfrenta a la corrupción de la corte. No son versos a través de los cuales desahogue su sentimiento amoroso. Son versos contestatarios, de protesta, de crítica. Éstos ya no estarán destinados al fuego sino a la luz pública a través de un periódico.

¿Qué pretende Jovellanos con estos versos? Denunciar y perseguir los vicios de la corte, no a los viciosos:

Ánimo, amigos, nadie tema, nadiesu punzante aguijón, que yo persigoEn mi sátira al vicio, no al vicioso.

Se trata, por tanto, de una �nalidad moralizante. A través del verso, a través de la poesía, el ilustrado quiere cambiar la sociedad. La primera de estas sátiras es toda ella un alegato contra el desorden sexual de la alta sociedad. Con ella se pretende dar una función social a la poesía: desterrar el vicio sin herir al vicioso. Este estará velado y encubierto por categorías poéticas. Jovellanos escoge el nombre de Alcinda, nueva ca-tegoría poética, que representa a la mujer noble y casada que baja a la corte del Prado y provoca a los hombres con su deshonesta manera de vestir:

[…] Alcindala que olvidando su orgullosa suerte,baja vestida al Prado, cual pudiera una maja, con trueno y rascamoño,

Page 270: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

270 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

alta la ropa, erguida la caramba,cubierta de un cendal más transparenteque su intención, a ojeadas y meneos la turba de los tontos concintando.

Alcinda es, pues, el prototipo de la mujer cortesana, quien pasa las noches fuera de casa, mientras el marido cornudo ronca a pierna suelta. Para estas mujeres el ma-trimonio no es más que la patente de adulterio; el Jovellanos poeta levanta su voz de denuncia:

¡Cuántas, oh Alcinda, a la coyunda uncidastu suerte envidian...el sí pronuncian y la mano alarganal primero que llega..Veo por mano temeraria rotoel velo conyugal, y que corriendocon la impudente �ente levantada,va el adulterio de una casa en otra.Zumba, festeja, ríe, y descaradocanta sus triunfos, que tal vez celebraun necio esposo, y tal vez un hombre honradohieren con dardo penetrante el pecho,su vida abrevian, y en la negra tumba su error, su a�enta y su despecho esconden.

¿Cuál es la causa de este desorden social que intenta fustigar Jovellanos con el arma de la poesía? Para Jovellanos la causa está en el lujo que vive la sociedad cortesana. Diríamos que la causa está en la moda que viene de Francia, una moda que agota los dineros de la mísera España, adornando la cabeza de la imprudente doncella, tras la cual acecha el astuto seductor:

daste al barato y tu rosada �ente,tus suaves besos y tus dulces brazos,corona un tiempo del amor más puro,son ya una vil y torpe mercancía.

La Segunda Sátira a Arnesto se conoce con el título de Sátira contra la mala educación de la nobleza. Jovellanos en este poema no ataca a la nobleza. Para él era necesaria so-cial y políticamente, y por eso lo que le duele es que se haya hecho indigna del respeto de los ciudadanos e inhábil para representar su papel. ¿Cómo es el noble que retratan

Page 271: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 271

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

los versos de Jovellanos? Es casi analfabeto, no ha viajado y los mayores disparates geográ�cos o históricos ni los advertirá; ni siquiera leyó el catecismo del P. Astete.

La segunda parte de la Sátira comienza con una interrogación retórica de tres ver-sos, el segundo de los cuales, con solo tres palabras signi�cativas, es el más breve y más extraordinario retrato que podía hacer del tipo de noble del que ahora va a tratar:

¿Será más digno, Arnesto, de tu graciaun alfeñique perfumado y lindode noble traje y ruines pensamientos?

Este alfeñique perfumado y lindo ha viajado por el extranjero y se ha educado en la famosa escuela militar de Soreze (Francia). De allá trajo nueva fe y nuevos vicios. Por las mañanas anda de un burdel en otro; después se adoba, visita, come en noble compañía, va de paseo al Pardo, más tarde a la luneta del teatro y a la tertulia y, al �n, al garito. «Qué linda vida», exclama el poeta y en tres versos estilizados, rápidos y ceñidos concluye:

Puteó, jugó, perdió la salud y bienesy sin tocar a los cuarenta abrilesla mano del placer le hundió en la huesa.

Un poeta que escribía estos versos no podía caer bien en la corte. Y desde la corte se urdirá la trama que terminará con Jovellanos primero sufriendo un camu�ado des-tierro en su Gijón natal para terminar como recluso en el castillo del Bellver en Palma de Mallorca.

I.2.3.3. Poesía de las postrimeríasEn medio de estas vicisitudes existenciales, sentimentales, políticas y sociales

Jovellanos utilizará la poesía, la «gaya ciencia» como terapia y desahogo. El verso amatorio, de calco renacentista, que transmite sus vivencias sentimentales dará paso primero a versos contestatarios y reformistas, para �nalmente poner su meta en la otra orilla, en el más allá, en ese viaje sin retorno que el hombre inicia cuando se cierra el curso de la vida. Jovellanos utilizará la poesía para dar sentido religioso a ese trance existencial. Es el Jovellanos religioso. El poeta se dirige a su amigo, don Carlos Gon-zález de Posada:

Ya cierra Febo plácido la línea,Carlos, que el curso de tus años mide;ya se despide [...] Carlos, subamos del abismo al cielo

Page 272: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

272 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

sobre sus alas,que en lo más alto, de la gloria el templo.

De esta manera, la poesía fue para Jovellanos la expresión de su propia proyección existencial y de sus vivencias más íntimas; es, pues, una poesía genuinamente lírica, que por medio del numen poético da rienda suelta a sus frustraciones amorosas en comunión con la naturaleza –siguiendo los esquemas del canon poético renacentista; la poesía será a su vez instrumento de crítica social –en consonancia con la más arrai-gada tradición satírica– y, �nalmente, a través de la poesía el intimismo jovellanista mani�esta la zozobra que sufre el hombre ante la otra orilla del más allá que son las postrimerías.

II. JOVELLANOS Y EL TEATRO

PLANTEAMIENTO.– La relación de Jovellanos con el teatro es doble: como teórico y como dramaturgo. Dos aspectos que están siempre interrelacionados. Todo dramaturgo parte de una concepción previa y teórica de lo que piensa que ha de ser el teatro. En algunos dramaturgos esta re�exión teórica no aparece explícita en obras especí�cas; en otros, sin embargo, la teoría precede a la práctica en un intento de llevar a cabo la concepción que el dramaturgo tiene de la función estética y social que cree ha de tener el arte dramático.

En la historia de la Literatura Española tenemos numerosos ejemplos; quizá el más conocido sea el caso de Lope de Vega, creador de la llamada «comedia barroca»:

Como las paga el vulgoes justo hablar necio para darle gusto.

He aquí el principio estético de la comedia barroca: deleitar a esa masa que acude a los teatros del siglo XVII en busca de una terapia para salir del pesimismo ambiental que caracteriza al barroco. El teatro es como una válvula de escape. El dramaturgo acoge a este público y le inyecta una cierta dosis de optimismo existencial a través de esa fórmula dramática inventada por Lope de vega en su Arte nuevo de hacer comedias; la fórmula en realidad ya la habían inventado Plauto y Terencio, cuando el imperio romano caminaba también hacia su ocaso. El dramaturgo pone en escena un «caso de amor» (fabula amoris), dentro del ya clásico triángulo amoroso, en el que entra en juego la honra; a partir de aquí la intriga es la técnica dramática que mantiene la aten-ción del espectador produciendo en él una cierta catarsis, u olvido de la dura realidad que le espera a la salida.

Page 273: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 273

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

II.1. Jovellanos, teórico del teatro

¿Qué ideas tiene Jovellanos sobre el teatro? ¿Qué función le asigna? Ya sabemos que Jovellanos era un ilustrado y, como tal, un hombre muy práctico. La literatura ha de ser útil. Lo vimos al hablar de la poesía. El teatro, si cabe, tendrá para Jovellanos una mayor perspectiva pragmática. El teatro, como toda la literatura, ha de tener una función ilustrada. Las fuentes para conocer lo que Jovellanos, desde una perspectiva teórica, piensa sobre el teatro son: Memoria sobre los espectáculos públicos...y el Diario.

Jovellanos parte de la idea de que el teatro inmediatamente anterior, es decir, el tea-tro barroco del siglo XVII no cumple con la función educadora e ilustrada que, según él, había de tener: no es un teatro moralizante7. Y aquí topamos con una palabra clave no solo para entender al Jovellanos dramaturgo, sino para entender una buena parte de la historia del teatro en la historia de la sociedad occidental. Teatro y moralidad. ¿El teatro debe educar o solo divertir? Es el mismo problema que se plantean los hombres del siglo XVIII y de manera especial Jovellanos. Jovellanos dirá que aquel teatro áureo no educa. Es inmoral.

II.2.1. Inmoralidad del teatro barroco

Los ilustrados del siglo XVIII con Jovellanos a la cabeza condenan también el tea-tro barroco del siglo XVII por considerarlo contra la moralidad pública. Pero Jovella-nos se dará cuenta de que el teatro tiene una gran fuerza didáctica y pedagógica. ¿Por qué? Porque cuando se desea transmitir una verdad, ésta se comprende mejor si la elevamos a la representación sensible: ‘una imagen vale más que mil palabras’, se suele decir. Esto mismo lo pensó también Jovellanos. Si se quiere ilustrar al pueblo, el teatro puede ser un instrumento de gran e�cacia didáctica y pedagógica.

Cuando Jovellanos se enfrenta a la moralidad del teatro se encuentra, pues, ante una cuestión que venía siendo tratada desde siglos anteriores. Se ocupará de esta cues-tión en la Memoria para arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas. Es un trabajo que Jovellanos realiza por mandato del Consejo de Castilla, entidad que encomienda a la Real Academia de la Historia quien a su vez traslada el encargo a Jo-

7 Como muy bien es sabido a lo largo del Siglo de Oro y durante la ilustración asistimos a un larga polémica en dos ámbitos: estético y ético; me interesa resaltar este segundo aspecto. Es ya clásica la obra de Emilio COTARELO MORI, Bibliografía sobre las controversias sobre la licitud del teatro en España, Ma-drid, Est. Tip. de la rev. De Archivos, Bibl. y Museos, 1904 [reedición facsimilar con estudio preliminar e índices de José Luis Suárez García, Granada, 1997]. Para el caso de Asturias véase Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ, El teatro en Asturias (De la Edad Media al Siglo XVIII), Gijón, Ediciones Noega, 1981, pp. 137-157; aquí se encontrará más desarrollado este aspecto en las perspectiva de Jovellanos.

Page 274: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

274 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

vellanos. La reforma de los espectáculos públicos con el teatro a la cabeza se convierte en una cuestión de estado. El Estado, el Gobierno debe controlar y reformar el teatro para que se convierta en un medio de ilustración.

II.2.2 Teatro e ilustración

¿Cómo ha de ser el teatro pre�gurado por Jovellanos? El teatro ha de un instru-mento al servicio de la educación; por eso lo utilizará como auxiliar pedagógico en su Instituto. Por tanto a través del teatro se podrá educar al pueblo; el teatro puede ser un importante instrumento de ilustración. En la Carta VIII a Ponz que se re�ere a las romerías alude también al teatro:

No le voy a hablar de teatros o espectáculos magní�cos, pues por la misericordia de Dios no se conocen en este país que tanto divierten y tanto corrompen a otros pueblos reputados por felices, son desconocidas aún en las mayores poblaciones de esta provincia8.

II.2 JOVELLANOS D�MATURGO

Jovellanos pasará de la teoría a la práctica con dos grandes obras que forman parte del canon dramático en la historia del teatro español: Pelayo y El delincuente honrado. En las dos utilizará el teatro para llevar a cabo su programa de reforma ilustrada.

La tragedia es el subgénero dramático al que se adhiere Jovellanos; su a�ción queda testimoniada ya desde muy temprano cuando traduce la I�genia de Racine9.

II.2.2. PELAYO

Jovellanos compuso esta tragedia, a la edad de veinticinco años, en Sevilla en el año 1769 dentro del entorno de la tertulia de Olavide. Sin embargo, tanto era el miedo que le producía su impresión como su puesta en escena que la obra no se representaría hasta 1782 en Gijón10.

8 Apud COTARELO MORI, o. c., pp. 385-386:; véase también JOVELLANOS, Memoria sobre los espectáculos públicos…, edic. Camilo G. Suárez Llanos, Biblioteca Anaya, Salamana, 1967, p. 114.

9 JOVELLANOS, Iphigenia, Estudios introductorios y edición de Jesús Menéndez Peláez (Coord.), Gijón, Fundación Foro Jovellanos, 2007.

10 De todo ello da abundante noticia Ceán Bermúdez en Memorias…pp. 306-311. Véase también : LOPE, Hans-Joachin, «Asturorum regnum: relectura de La muerte de Munuza (1769-1772) de G. M. de

Page 275: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 275

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

El tema en el que se inspira Jovellanos se remonta a la época de la reconquista. Las luchas entre los cristinos, personi�cados en Pelayo y los moros, cuya cabeza visible es Munuza, gobernador moro en Gijón, quien se enamora de la hermana de Pelayo, Dosinda, quien a su vez estaba prometida a Rogundo, noble asturiano. Aprovechando la ausencia de Pelayo, que se hallaba de viaje a Córdoba, Munuza intenta cumplir su deseo. Cuando Dosinda, contra su voluntad, es llevada al templo para la ceremonia nupcial, el pueblo de Gijón se rebela; en este momento llega Pelayo quien juntamente con Rogundo, acompañados de un grupo de asturianos asedian el palacio de Munuza y le dan muerte. Los moros huyen de Gijón, mientras Pelayo y los suyos festejan el acontecimiento.

La obra viene a ser un canto de exaltación al pueblo asturiano y el héroe que inicia la reconquista. Es una manera de poner en la práctica aquella idea suya de que el teatro había de poner en escena «continuos y heroicos ejemplos de amor a la patria». El patriotismo astur recordemos que fue el tema de una de sus últimas poesías: «canto guerrero para los asturianos» en la que invita a la lucha y a la resistencia contra los franceses.

II.2.3. EL DELINCUENTE HON�DO

Su génesis hay que situarle también en Sevilla, cuando se encuentra ejerciendo de juez en esta ciudad. Recordemos que durante esta estancia asiste asiduamente a la tertulia de Olavide. Es un momento en el que de Francia llega la moda de la ‘comedia lacrimosa’ que se somete a debate; se convoca un concurso y el ganador fue Jovellanos con esta obra. En 1774 se estrena en uno de los llamados Reales Sitios (Aranjuez o en La Graja de San Ildefonso). Corrió desde entonces en triunfo por toda España. Fue traducida al francés, al alemán, al inglés y al italiano. Se puede decir que fue una obra que consiguió un gran éxito hasta ser considerada como la obra de teatro más impor-tante de la segunda mitad del siglo XVIII español11.

Jovellanos», en Jovellanos, el valor de la razón, Gijón, Ayuntamiento, 2011 pp. 571-586 (Se recogen las ponencias y comunicaciones del congreso habido en la Villa de Jovellanos con motivo del bicentenario de la muerte de quien da nombre a la ciudad de Gijón.

11 Hay una muy abundante bibliografía: CEÁN BERMÚDEZ, Juan Agustín Memorias…, pp. 312-314; POLT, John, «Jovellanos. El delincuente honrado», Romanic Review, New York, 1959. IDEM, «Las bases teóricas del ´Delincuente honrado`», en Historia y crítica de la Literatura española. Ilustración y Neoclasicismo, Ed. Crítica, Grijalbo, IV, CASO GONZÁLEZ, J. M. «El delincuente honrado, drama senti-mental», en La poética de Jovellanos…pp. 193-234; VITSE, Marc, «Teoría y práctica del teatro de Jovella-nos: el caso de El delincuente honrado», en Cuadernos de Investigación (Fundación Foro Jovellanos), nª 1 (2007)141-156; LORENZO ÁLVAREZ, Elena de, El delincuente honrado y el magistrado �lósofo, lágrimas

Page 276: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

276 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

¿Por qué tuvo tanto éxito? Para entenderlo hay que situarse en la época, hay que con-textualizarla. Hemos de meternos en el ambiente que la hizo nacer. Parece que se basaba en un hecho real («caso sucedido en la ciudad de Segovia en el año 1738»), aunque no se ha podido constatar si es histórico o un mero recurso. Posiblemente el Jovellanos jurista diera con algún legajo donde se encontrase un caso en el que pudo inspirarse.

¿Cuál es el argumento? Jovellanos plantea el problema jurídico de los retos, una práctica durante mucho tiempo utilizada para dirimir un problema jurídico pero que en la época de Jovellanos era castigado; y la ley de aquel tiempo castigaba por igual al retador y al retado jurídico. Jovellanos consideraba que se debía reformar esa ley; para ello elabora un drama donde se pone de mani�esto esta llamémosla así injusti-cia. Jovellanos se propone demostrar la injusticia de una ley que condenaba a los dos participantes en un duelo, sin distinguir entre retado y retador. Esta era su tesis clara y explícita. Para ello tenía que presentar a un retado totalmente inocente, Torcuato, que se limita tan solo a defenderse al ser atacado por el retador, el Marqués de Montilla, quien muere. Durante algún tiempo se desconoce quien es el matador, dado que el reto había sido secreto; muerto el Marqués de Montilla, su viuda se casa precisamente con Torcuato; se aman tiernamente. Sin embargo, desde la corte se desea esclarecer el crimen y envían a un nuevo magistrado tan activo que en poco tiempo da los pasos su�cientes para que Torcuato se considere casi descubierto. La culpabilidad inicial recae sobre un amigo de Torcuato, Anselmo, el único que conoce el secreto del reto. Cuando va a ser condenado, Torcuato se presenta ante el juez y con�esa que él ha sido quien dio muerte al Marqués. El juez, don Justo, se ve en la obligación de condenarle a muerte en virtud de la legislación vigente. Don Justo reconociendo la inocencia de Torcuato pide el perdón real. Esta parte del drama acentúa los recursos escénicos de la ‘comedia lacrimosa’, llena de sentimentalismos. Unos sentimientos que se acrecientan al saber el espectador que el juez, don Justo, es el padre del reo. Todo esto daba un clima de suspense a la acción dramática: ¿llegará el perdón real? ¿se verá obligado el juez a ejecutar a su hijo inocente? He aquí los interrogantes que pasan por la mente del espectador. Finalmente llega el perdón real de la mano de Anselmo; Torcuato se salva y la felicidad llega a una familia atormentada por tantos sinsabores.

¿Qué es lo que aquí platea Jovellanos? Jovellanos critica la manera de entender la justicia; Don Simón es ese tipo de magistrado que se atiene exclusivamente a la ley escrita. Los códigos legales eran sanguinarios, determinaban penas y castigos exce-sivos. Esta concepción de la ley fue criticada por los enciclopedistas franceses que

y virtud en escena, Gijón, Ayuntamiento, 2011; DEACON, Philip, «El reto literario de El delincuente hon-rado de Jovellanos: clasicismo sentimiento e innovación», en Jovellanos, el valor de la razón (1812-2012), Gijón, 2011, pp. 37-58; en esta misma obra puede verse: TOMITA, Hiriki, «La propia agonía: el solilo-quio en El delincuente honrado, pp. 603-601; VALLEJO GONZÁLEZ, Irene, «Presencia e in�uencia de El delincuente honrado de Jovellanos en el teatro español del siglo XIX», pp. 617-628.

Page 277: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 277

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

propugnaban un concepto más humanitario de las penas fundado en el respeto a la persona humana. Pero sobre todo fue un italiano, Beccaria, el que planteó en el siglo XVIII un concepto totalmente nuevo del derecho penal. Jovellanos era partidario de Becaria. Según la ley vigente, se debe castigar por igual al provocado y al provocador, es decir al retado y al retador; Jovellanos no está de acuerdo con esta disposición le-gal. Es precisamente la opinión de Becaria: distinción entre provocado y provocador, entre retado y retador con la absolución del primero. Se trata, como puede verse, de una obra de tesis.

A través de lo expuesto vemos la dimensión que Jovellanos daba al teatro, uno de los géneros literarios que, a su juicio, podía contribuir a la reforma de la sociedad. Por eso incluyó la reforma de los teatros dentro de la reforma general de los espectáculos públicos.

Utilizará el teatro asimismo para la formación humanística de los alumnos del Instituto de náutica y mineralogía. En varios momentos de su Diario aludirá a obras representadas y a los ensayos que él mismo dirigía. Teatro e ilustración. Teatro y peda-gogía. He aquí las dos grandes conexiones que a juicio de Jovellanos había de tener el teatro: un teatro para educar y un teatro para enseñar a hablar en público.

III. JOVELLANOS, INSPI�DOR LITE�RIO-MUSICAL

Jovellanos también fue motivo de inspiración poética-musical y dramática. La re-creación musical, poética y teatral de su obra y de determinados momentos de su vida también merecen citarse. El musicólogo Ramón G-Avello fue el encargado en esta publicación de poner de relieve el per�l musical de Jovellanos, un aspecto a veces olvidado. A su estudio remito. Tan solo una mera alusión a alguna de estas obras por su conexión con la literatura.

III.1. La Cantata de Emilio Arrieta

El referido proyecto se remonta al año 1891. Es una fecha histórica para Gijón. La ciudad se preparaba para festejar la memoria de nuestro ilustre patricio con la inau-guración de una gran escultura encargada a Fuxá; el acontecimiento tendría lugar el 6 de agosto, aniversario en el que se conmemora la llegada de Jovellanos a su villa natal en 1811, después de toda una serie de vicisitudes por donde hubo de pasar Jovino desde que saliera de su casa de Cimadevilla en 1801 camino del destierro a Palma de Mallorca. Tal fecha del 6 de agosto es, pues, dentro del calendario jovellanista, una fecha llena de emotividad que revive el encuentro de un Jovellanos, ya en el ocaso

Page 278: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

278 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

existencial, después de un largo periplo vivencial fuera de su Gijón natal. La ciudad se movilizó y el pueblo «alborozado le llevó en volandas a su casa, gritando: Viva el padre de la patria, viva el bienhechor de esta villa y de toda la provincia»12. Pues bien, la ciudad de Gijón se moviliza también para tributar ese homenaje en 1891; se quería que la inauguración de la citada estatua fuese sazonada con la interpretación de una cantata en honor da Jovellanos con letra del Vizconde de Campo Grande, Don Plá-cido Hevia Jove y con música del gran zarzuelista Emilio Arrieta, bajo los auspicios de D. Acisclo Fernández Vallín. Nombres, como puede verse, que forman parte de la nómina de personajes señeros de la historia regional y nacional.

Por razones desconocidas, Emilio Arrieta no terminó el encargo que con tanto em-peño se le había hecho desde Gijón. Se colocó la estatua, sin el acto musical, y hoy dicha plaza es el escenario del acto jovellanista que todos los 6 de agosto celebra la ciudad de Gijón cada vez con mayor fervor y entusiasmo popular. Es una de los rinco-nes más carismáticos y emblemáticos de Gijón.

¿Qué pasó con el citado encargo al prestigioso músico? Para unos se consideraba un encargo desatendido por parte del músico, otros daban por perdida la partitura, otros se inclinaban por una obra incompleta e inacabada, otros que la di�cultad de la tonalidad no permitía que fuese interpretada por coro escolar. El citado homenaje musical quedó así relegado en el olvido.

La investigación llevada a cabo por parte de la Fundación Foro Jovellanos, con el concurso de otras personas, permitió localizar dicha partitura en la Biblioteca Na-cional de Madrid. Cumplidos los trámites pertinentes, la Fundación Foro Jovellanos tiene fotocopia de dicha partitura. La Profa. María Sanhuesa aclarará muchos de los interrogantes que hasta ahora planeaban sobre el estreno de esta partitura. Véase Cua-dernos de Investigación, n.º 6 (2012).

III.2. Reestrenar la «Cantata a Jovellanos»

La citada «Cantata» –el nombre ya es signi�cativo del género musical al que perte-nece– es una composición musical con innegables pretensiones estéticas y artísticas. La letra, dentro de los esquemas literarios e ideológicos de la época, tiene unos innegables aires de un patriotismo épico en el que se envuelve la �gura de Jovellanos. Hemos de situarnos, pues, a �nales del siglo XIX. La música coral, a cuatro voces mixtas, está en consonancia con la letra; es una partitura con una cierta di�cultad por la tesitura armó-nica que tienen que alcanzar algunas voces y una arquitectura tonal con una cierta com-plejidad. Su interpretación creemos exige una cierta profesionalidad por parte del coro.

12 CEÁN BERMÜDEZ, Memorias…, p. 117.

Page 279: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, literato 279

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

La partitura de la Biblioteca Nacional, en lo que al acompañamiento se re�ere, tan solo recoge unos apuntes, a modo de esbozo, que sería necesario completar. La Funda-ción Foro Jovellanos encargó al músico Fernando Menéndez Viejo completar la parte de acompañamiento para piano, encargo que ya está en poder de nuestra Fundación La Fundación Foro Jovellanos ofreció una primera interpretación de esta Cantata en abril de 2003 con motivo de la presentación del libro de Luis Adaro, Jovellanos y la mi-nería en Asturias, promovido por Unión Española de Explosivos. La Coral Polifónica Gijonesa fue la encargada de su interpretación.

Con motivo de las actividades en torno al bicentenario de la muerte de Jovella-nos, la Fundación Foro Jovellanos juntamente con el mecenazgo de la Fundación Mª Cristina Masaveu Peterson y la complicidad de la Fundación Príncipe de As-turias programó otro reestreno que tuvo lugar en noviembre de 2011 en el marco incomparable de la Basílica del Corazón de Jesús en Gijón (nuestra ‘iglesiona’). Una interpretación que será muy difícil poderla repetir; su grabación es un documento ya para historia.

III.3. La «Oda a Jovellanos» de Antonio Gamoneda

En el contexto del año 2011, por iniciativa de Joaquín Pixán, se estrena y se edita la Oda a Jovellanos, con letra de Antonio Gamoneda y música de Jorge Muñiz. Una lujosa edición con estudio introductorio de la musicóloga Profa. Dra. María Sanhuesa quien, a su vez seleccionó una serie de canciones del siglo XVIII. La interpretación a cargo de Joaquín Pixán, del coro de la Fundación Príncipe de Asturias y de la orquesta del Principado de Asturias avala un proyecto literario-musical que quedará como tes-timonio del buen hacer de sus mentores.

III.4. El «Jovellanos» de Bonet.

El 3 de septiembre de 1952 en el Teatro Jovellanos de Gijón se estrenaba la obra de Joaquín Alonso Bonet con el título de «JOVELLANOS, poema dramático en cuatro actos, dividido el segundo en dos cuadros, y epílogo, original y en verso». La obra también esceni�cada en Palma de Mallorca y en La Habana. Más recientemente la Compañía Asturiana de Comedias, bajo la dirección de Eladio Sánchez representó en varias ocasiones el Acto II en el que se evoca el prendimiento de Jovellanos en su casa en 1801. Esta representación, a cargo de la Compañía Asturiana de Comedias, fue algo tradicional, desde 2002 hasta 2012, para celebrar el aniversario de su muerte

Page 280: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

280 Jesús Menéndez Peláez

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 259-280

teniendo como marco escénico la Casa Natal de Jovellanos donde ocurrieron lo he-chos históricos13

III.5. El «Jovellanos» de Carracido

Bajo los auspicios de la Dra. Cristina Tolívar se representó en varias ocasiones, en el contexto del «Año jovellanista 2011», la obra de José R. Carracido, Jovellanos, la pasión oculta, una obra inspirada en el soneto «A Enarda» que repasa los amores pla-tónicos de Jovellanos.

S S S SSin ser la faceta como literato la dimensión más representativa de Jovellanos, ocupa

un lugar muy decoroso en la historia de la literatura española del siglo XVIII. Fiel a sus convicciones de hombre ilustrado, utilizó la literatura como instrumento de ilustra-ción. Esta es la función principal que preside tanto su poesía como su teatro.

También merecería destacar su prosa, clara y diáfana, de sus escritos sobre las dis-tintas materias que tocó. Particular atractivo tiene su Diario, un género literario que pudiéramos decir él inaugura; es realmente atractivo y seductor, el mejor aperitivo, sin duda, para introducirse en la obra de Jovellanos.

13 Véase introducción, edición y notas de Jesús MENÉNDEZ PELÁEZ-Carla MENÉNDEZ FER-NÁNDEZ, Jovellanos. Poema dramático, Gijón, Fundación Foro Jovellanos-Ideas en Metal, 2007.

Page 281: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

Jovellanos, educadorSantiago Sagredo García

Catedrático de Filosofía

I. VOCACIÓN PEDAGÓGICA

S

in temor a equivocarse puede decirse que la vocación educadora de Jovellanos, fruto de su sólida formación tradicional eclesiástica1 y rigurosa puesta al día ilus-

trada2, y acorde con las necesidades y tendencias de su época, lugares donde residió y otras circunstancias vitales, está presente en todos sus escritos sin excepción. En los tomos XIII y XIV de la Edición crítica de sus Obras Completas, iniciada por el Profe-sor Caso González, dedicados a sus escritos pedagógicos a cargo de Olegario Negrín Fajardo, se recogen y documentan más de medio centenar.

El prócer asturiano fue un educador nato que materializó principalmente su acti-vidad pedagógica, regeneradora y reformista en la fundación del Real Instituto Astu-riano de Náutica y Mineralogía:

Él será el mejor conservador de mi memoria.3

A este instituto, erigido en los �nales del siglo XVIII para servir de modelo a los que la nación se apresurará a multiplicar en el XIX, le toca abrir en este, como en otros ramos de la enseñanza pública, la senda gloriosa por donde nuestra posteridad debe caminar a la verdadera

Uno de los más distinguidos alumnos del Centro, el marqués de Ibias, célebre ju-rista que fue Ministro de Educación y Ciencia, asegura que la inauguración del Real Instituto Asturiano es

1 Véase CASO GONZÁLEZ, José Miguel: Vida y Obra de Jovellanos. Gijón, Caja de Asturias y El Comercio, S.A. publicado en fascículos coleccionables, 2 vols., 1993 pp. 35-55.

2 Ibíd. pp. 64-75.3 Carta a Vargas Ponce en JOVELLANOS, GM. de, Obras Completas (O.C.). Edición crítica, intro-

ducción y notas de José Miguel Caso González T. III, Correspondencia, Oviedo 1986, p. 417.

Page 282: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

282 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

la más importante, famosa y signi�cativa obra dentro de la formidable tarea reformista empren-dida por Jovellanos.4

Para don Gaspar la vida humana es pedagogía. Vivir es aprender a vivir, individual y colectivamente, para saber vivir, para ser feliz. Lo que se consigue a través de la ilus-tración de la inteligencia y la recti�cación del corazón o práctica de la virtud. Cada in-dividuo como persona y todos como colectividad. Ya que la grandeza del ser humano no está, como puntualiza, en la perfección de sus facultades o en la generosidad de sus sentimientos, sino en la perfectibilidad inde�nida de los mismos por medio de la educación. Porque el ser humano es racional, es perfectible; y porque es perfectible, es educable.

En cuantos lugares pisó dejo honda huella de su talante e inquietud educadora: Gijón, Asturias, Sevilla, Madrid, León, Salamanca, Mallorca, Cádiz, Galicia..., España. Comprendió que más allá de la supervivencia de un individuo, entidad de población, sociedad o Estado, está el cómo sobrevivir, la convivencia y la calidad de vida. Los derechos humanos, los deberes y los valores que la perfeccionan y hacen que la vida merezca ser vivida y amada. Desde sus convicciones de creyente sincero escribe:

La vida es el don más precioso que hemos recibido de su mano, y no sólo podemos amarla, sino que debemos conservarla y perfeccionarla conforme al �n para que nos fue dada. Debemos por consiguiente buscar todo lo que conduce a esta perfección, a saber: 1.º, la salud, la fuerza, la agili-dad, la destreza corporal y el buen uso de nuestros sentidos, pues que en este se ci�an los medios de socorrer nuestras necesidades y las de nuestros prójimos, y por consiguiente constituyen nuestra perfección física; 2.º, debemos cultivar las facultades de nuestra alma, ya facilitando el más recto uso de nuestra razón, ya ilustrando nuestro entendimiento y memoria con conocimientos necesa-rios y útiles, ya recti�cando nuestra voluntad con sentimientos y hábitos virtuosos; todo lo cual constituye nuestra perfección moral y nos conduce al mismo �n.5

El Ilustrado expone con su pluma y ejercita hasta donde le fue posible con su praxis un amplio abanico de valores y deberes inscritos en la misma naturaleza del hombre, –ley natural– conformando lo que llama eterna ley de amor, que el supremo Legisla-dor quiso que reinase entre los hombres6, que fundamentan la sociedad civil «porque los hombres no se reunieron para sacudirlos, sino para determinarlos, ni tampoco para aban-donar los derechos relativos a ellos, sino más bien para preservarlos»7 en las virtudes civi-

4 MENÉNDEZ MENÉNDEZ, Aurelio, Jovellanos y su instituto, Gijón, 1999, p. 8.5 JOVELLANOS, G. M. de, Memoria sobre Educación Pública, Obras Completas (O.C.) iniciadas por

José Miguel Caso González. T. XIII, Escritos Pedagógicos, 1º. Edición crítica,,prólogo, estudio introductorio y notas de Olegario Negrín Fajardo, Oviedo 2010, p 525.

6 Ibíd. p. 501.7 Ibíd.

Page 283: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 283

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

les. La virtud primordial del hombre civil, fuente de todas las demás, es, como fruto de la eterna ley de amor inscrita en su corazón, el amor público, y su complemento y corona, los deberes de la religión.

Moral natural, civil y religiosa conforman, pues, el capítulo más extenso y funda-mental de su ideario pedagógico en lo tocante a la formación humanista en valores, derechos y obligaciones, que junto a la instrucción literaria de la Filosofía Racional y cientí�co-tecnológica de las Ciencias Naturales integran su completo y exigente plan de educación para la regeneración nacional, la mejora de la legislación, el progreso económico y el bienestar de todos los ciudadanos. Para ello el educador asturiano programa que los jóvenes se formen en las virtudes del hombre natural, del hombre civil y del hombre religioso, ilustradas, compendiadas y sublimadas en el Evangelio:

He aquí la ley natural intimada al mundo. Jesucristo no vino a derogarla sino a cumplirla y con�rmarla. No la aumentó, no la alteró, pero la sublimó, la santi�có. Y como el no uso y el abuso de la razón pudieran alguna vez desconocer y ofuscar esta luz, Jesucristo la �jó en el Evangelio, esta obra sublime que, aun considerada como puramente humana, es la �or de la razón más ilus-trada y el compendio de la más pura y santa �losofía.8

La pedagogía jovellanista recoge, pues, el testigo de los derechos humanos que con tanta frecuencia son quebrantados o silenciados, pero no ciertamente en la doctrina de los grandes pensadores y juristas del siglo de Oro que le precedieron, cuyos prin-cipios, junto a los clásicos latinos y castellanos, estudió en Oviedo, Ávila, Burgo de Osma y Alcalá de Henares. La Razón ilustrada europea –británica, francesa, alemana– tiene el mérito de haberlos activado al menos intelectualmente, y los intelectuales es-pañoles del Siglo de las Luces más conocidos, entre ellos el propio don Gaspar, fueron unos adelantados en lo referente a su toma de conciencia y difusión para su puesta en práctica entre nosotros, aunque sólo nuestro tiempo apostaría plenamente por los mismos. Hoy se proclaman y publicitan en todas partes, pero en no pocos Estados actuales del Planeta se quebrantan y/o ignoran impunemente.

Estos valores no se transmiten formalmente por vía genética, sino por conducto social mediante la educación de la que es un medio imprescindible la enseñanza o «comunicación metódica»9 como la que el patricio gijonés deseaba para su Instituto, según re�ere a su amigo Vargas Ponce:

Diga usted al canónigo que pida a Dios que yo organice mis cátedras de humanidades caste-llanas, lógica y ética, y economía y comercio, que con las de matemática, náutica, física, lenguas,

8 La primera fuente de prosperidad es la instrucción, O.C., XIII, p. 390.9 Ibíd. p. 447.

Page 284: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

284 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

dibujo y geografía histórica, que están ya bien establecidas, completarán la más grande educación que pueda prometer España.10

Educación de la que, a su juicio, no pueden desentenderse las más diversas institu-ciones y circunstancias humanas: familia, sociedad, colegios, seminarios e institutos, universidad, academias, salones y tertulias, viajes, sociedades, escritos y publicacio-nes, administraciones de justicia, imprenta, teatro y poesía, correspondencia... Educa-ción con el ejemplo, la palabra oral o escrita; en el hogar, desde el púlpito, el estrado, la plaza pública, las tablas, «las Cartillas técnicas», la prensa...

2. FORMACIÓN INTEG�L PA� TODOS

Don Gaspar educa para la ciudadanía, en sus derechos y sus deberes. Predica la verdad, el bien, la belleza, la imparcialidad, la independencia, la paz, el progreso, la solidaridad, el socorro a los pobres, la sensibilidad hacia los males ajenos, la austeri-dad, «la moderación en la prosperidad y la paciencia en la adversidad». Educa en liber-tad y para la libertad en el trabajo, el comercio, el ocio...11. Pero considera la virtud y la honra bienes superiores a la libertad. De�ende y justi�ca la igualdad. Programa la formación humana integral: «es preciso formar el espíritu y recti�car el corazón de los jóvenes;»12desarrollando y perfeccionando sus facultades físicas, intelectuales, afecti-vas, morales y religiosas.

Exhorta al cuidado de la salud y buena forma física, al fomento de la ilustración o cultura, que concibe como un deber y un derecho, al cultivo de la sensibilidad estética hacia la naturaleza y el arte (reunió una célebre colección de bocetos que legó al Ins-tituto donde se formó toda una generación de pintores gijoneses). En �n, predica la hermandad universal de la gran familia humana.

En la Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Cien-cias, se expresa así sobre las ventajas del conocimiento de estas últimas:

No temáis, hijos míos, que para inclinaros al estudio de las buenas letras trate yo de menguar ni entibiar vuestro amor a las ciencias. No por cierto; las ciencias serán siempre a mis ojos el pri-mero, el más digno objeto de vuestra educación; ellas solas pueden ilustrar vuestro espíritu, ellas solas enriquecerle, ellas solas comunicaros el precioso tesoro de verdades que nos ha trasmitido la

10 Carta a Vargas Ponce en JOVELLANOS, G.M. de, Obras Completas (O.C.). Edición crítica, intro-ducción y notas de José Miguel Caso González T. III, Correspondencia, Oviedo 1986, p. 417.

11 Véase SAGREDO, S. Jovellanos y la educación en valores, Gijón, Foro Jovellanos, 1997, pp. 69-86. 12 Memoria sobre educación pública, O. Cit , p. 497.

Page 285: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 285

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

antigüedad, y disponer vuestros ánimos a adquirir otras nuevas y aumentar más y más este rico depósito; ellas solas pueden poner término a tantas inútiles disputas y a tantas absurdas opinio-nes; y ellas, en �n, disipando la tenebrosa atmósfera de errores que gira sobre la tierra, pueden difundir algún día aquella plenitud de luces y conocimientos que realza la nobleza de la humana especie.13

El reformador asturiano quiere técnicos humanistas:

Mas no porque las ciencias sean el primero, deben ser el único objeto de vuestro estudio; el de las buenas letras será para vosotros no menos útil y aún me a trevo a decir no menos necesario».14

Creedme: la exactitud del juicio, el �no y delicado discernimiento; en una palabra, el buen gusto que inspira este estudio, es el talento más necesario en el uso de la vida. Lo es no sólo para hablar y escribir, sino también para oír y leer, y aún me atrevo a decir para sentir y pensar.15

Don Gaspar inculca el amor a los bienes naturales como la vida, la fama, la ha-cienda y el placer. Educa para la defensa, el conocimiento y el amor a la naturaleza, cuyo estudio recomienda con insistencia. Tiene también páginas de clara sensibilidad prerromántica: ¡Oh naturaleza! ¡ Qué desdichados son los que no pueden dis�utarte en estas augustísimas escenas (28/07/1794 escribe junto al río Teverga, al descenso del puerto de La Mesa), donde despliegas tan magní�camente tus bellezas y ostentas toda tu majestad»16

¡Hombre!, si quieres ser venturoso, contempla la naturaleza y acércate a ella; en ella está la fuente del escaso placer y felicidad que fueron dados a tu ser».17 En el discurso de apertura añade. «Sin duda que el hombre nació para estudiar la naturaleza. A él solo fue dado un espíritu capaz de comprender su inmensidad y penetrar sus leyes, y él solo puede reconocer su orden y sentir su belleza».18

La llamada a sus alumnos recuerda a Galileo para quien Dios ha escrito dos libros: la Biblia y la naturaleza, ésta en lenguaje matemático: 19

Venid vosotros a estudiar la naturaleza; poned los ojos en este gran libro que la Providencia abrió ante todos los hombres para que continuamente le leyesen.20

13 JOVELLANOS, G.M. de, Discursos sobre el estudio de las ciencias y la literatura, Gijón, 1961, pp. 13-14.14 Ibíd. p. 14.15 Ibíd. p. 20.16 O..C., VI, p. 395.17 Ibíd. p. 621.18 O. C., XIV, p. 1088.19 Cf. Il Saggiatore 6, Le opere de Galileo Galilei, VI, Florencia, 1890-1909.20 O. C., XIV, p. 1087.

Page 286: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

286 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

Si para Descartes la ciencia aplicada «nous rendre comme maîtres et possesseurs de la nature»21, Jovellanos añade esta apostilla ecológica:

reconozcamos, pues, que no teniendo otra superioridad que la de nuestra razón, si por ella domi-namos la naturaleza, debemos también dominar según ella».22

Natura non vincitur nisi parendo, es decir, la naturaleza no se domina a no ser obe-deciéndola, había escrito Bacon,

quien sustituyendo la inducción al silogismo y el análisis a la síntesis, allanó el camino de la inves-tigación de la verdad... Así ató el espíritu a la observación y a la experiencia», decía don Gaspar en su Oración pronunciada en el Instituto Asturiano, sobre el estudio de las ciencias naturales en 1799.23

Este método, analítico e inductivo, debe ocupar el centro de la investigación cien-tí�ca para adquirir nuevos conocimientos, frente al exclusivamente deductivo y sinté-tico de Aristóteles, menos funesto a la �losofía por sus doctrinas que por sus métodos, en opinión del ilustrado y su época, fruto del insu�ciente conocimiento del Estagirita, sólo útil para comunicarlos.

Pero Jovellanos matiza, tres años más tarde:

No por esto condenaremos la enseñanza del arti�cio silogístico, antes la creemos muy necesa-ria, no sólo para acostumbrar a los jóvenes a enunciar con precisión y orden sus ideas, sino tam-bién para guiarlos en el camino de las ciencias, pues que todas, sin exceptuar las exactas, proceden al descubrimiento de la verdad por medio del raciocinio, y al cabo una demostración no es otra cosa que un silogismo bien hecho.24

Igualmente insiste en el sentido de Estado y amor a la patria, usos, costumbres y tradiciones; el sentido crítico, la preparación profesional... Pero también educa para la diversión y el ocio, la jovialidad y la alegría de vivir, personal y colectiva.25 El heredero, hoy, de su silla en la Real Academia Española le honra con el cali�cativo de «predica-dor de la alegría, el divertimiento y la felicidad como derechos de los hombres».26

21 Descartes, R., Discours de la Mèthode, Hatier, París, 1966, p. 66.22 O. C., XIV, p. 1088.23 O. C., XIII, pp. 403-421.24 Ibíd., p. 489.25 JOVELLANOS, G. M. de, Memoria sobre las diversiones públicas, Obras completas (O.C.), XII.

Escritos sobre literatura. Ed. Crítica, estudio preliminar y notas de Elena de Lorenzo Álvarez. Oviedo. Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII. Ayuntamiento de Gijón. KRK Ediciones, 2009, pp. 193-277.

26 CEBRIÁN, J. L. Discurso de ingreso, Madrid, 1997, p. 49.

Page 287: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 287

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

Como intelectual, fue conciencia crítica de la sociedad en una época de transición, que trató de superar mediante la síntesis de tradición e ilustración, casticismo y euro-peismo. El lema de su esfuerzo por esta síntesis ecléctica, que no sincrética, podría ser Nova et Vetera: Lo mejor del pasado tradicional español y lo más valioso de la moder-nidad ilustrada europea.

De ahí que se viera envuelto en contradicciones e incompatibilidades, como el des-potismo ilustrado y la incipiente libertad; el escolasticismo y la �losofía moderna; el método baconiano y el clásico de los peripatéticos; el innatismo cartesiano y el empirismo británico; la tradición literaria, que aprecia y respeta, y la modernidad tecno-cientí�ca para el desarrollo económico, que considera urgente; el �deísmo y el racionalismo religioso; la igualdad teórica en la asistencia al teatro de nobleza y pueblo y la negación práctica por sus facultades (economía); el apremiante deseo del cambio y las prevenciones y miedos a ejecutarlo; la soberanía del rey y la supremacía del pueblo; el afrancesamiento de sus amigos y su acendrado patriotismo.

Respecto a la Iglesia propugna la vuelta al primitivo cristianismo evangélico y sal-ví�co. Respeta el primado de Pedro, pero desea devolver más autoridad a los obis-pos. Para la teología y doctrina cristiana programa la lectura y estudio riguroso en las fuentes: Biblia, Santos Padres y Concilios. Estudio que, según él, algunos confunden con el rigor del jansenismo. En todo caso, se observa una importante evolución en su pensamiento y talante, simultánea e indisolublemente modernizador y cristiano.

Enseña la moderación y el equilibrio, distinguiendo perfectamente entre lo posible y lo ideal o utópico; entre lo que se debería hacer y lo que se puede hacer. Forma en el respeto a la ley, a la autoridad y a la religión. Educa, en �n, en «la virtud como un medio de alcanzar la felicidad»27. «Virtud» y «felicidad» son, pues, conceptos básicos de su triple ética del hombre, del ciudadano y del creyente. Re�riéndose a la tercera, que corona la ética natural y civil escribe:

Pero la mejor y más alta preparación para el estudio de la ética cristiana será la �ecuente lectura y detenida meditación de los santos Evangelios, que contienen su verdadero código. En ellos verán los jóvenes con�rmados y sublimemente expuestos aquellos preceptos de la ley natural y eterna que el Criador grabó en nuestras almas, y que la razón sana y despreocupada (sin pre-juicios) de todos los sabios y justos de la antigüedad reconoció y veneró. Verán cómo Jesucristo, lejos de alterar o destruir los artículos de esta ley, vino sólo a ilustrarla y perfeccionarlos. Verán cómo todos los pasos, todas las acciones, todas las palabras de este divino Maestro, las virtudes que ejercitó, los prodigios que obró, los ejemplos y documentos que nos dejó, fueron dirigidos a la perfección de esta doctrina. Verán, en �n, cómo después de haberla con�rmado con la santidad de su vida, la consagró con la paciencia y voluntario sacri�cio de su muerte; dejándonos en una y otra un perfectísimo dechado de santidad, de mansedumbre y de bene�cencia, y marcando el

27 Memoria sobre Educación Pública, Ob. cit., p. 520.

Page 288: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

288 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

camino que deben seguir cuantos aspiren a santi�carse y merecer la eterna recompensa que pro-metió a los justos.28

Así, pues, otro concepto fundamental de su pedagogía es el de trascendencia. Su constante invitación al estudio de la naturaleza, de su orden y armonía, es decir, de sus regularidades expresadas en leyes, se cierra siempre con el descubrimiento y exal-tación de la sabiduría de su Autor, identi�cada con su acción ad extra de Providencia: «al hombre le toca obrar bien y con�ar en la Providencia de su grande y piadoso Criador», con�esa en el Diario el 1 de enero de 1801. Concepto que prodiga en sus escritos; re�riéndose al Ser que existe antes, fuera y sobre todas las cosas, distinto y superior al mundo, con in�nidad de nombres y expresiones. Como jurista repite muchas veces el de Supremo Legislador.

Aparte de Dios y Sumo Bien, tiene presentes los conceptos de Causa Primera y Fin Último, que, de acuerdo con la historia y la tradición, aconseja se recojan en el blasón del Principado. Cuando Francisco (Pachín) Bernaldo de Quirós, marqués de Camposagrado, le consulta sobre el posible escudo de Asturias, el prócer gijonés le responde en carta autógrafa, que se conserva (Nocedal la copió de un manuscrito que le facilitó la Real Academia de la Historia.29 Hoy está en Oviedo, recibida y expuesta permanentemente por la Junta General del Principado):30

En mi dictamen deberá ser una cruz de plata exactamente copiada de la de la Victoria, que se halla en la santa iglesia de esta ciudad, con el alfa griega pendiente de su brazo derecho y la omega del izquierdo, las cuales pueden ser de oro, y todo en campo azul, siguiendo en esto último la opinión de Trelles. Bien que, pues el adorno de esta cruz será regularmente de oro, pudiera serlo también en representación, y colocarse en campo de gules o encarnado, según Díaz del Valle.El escudo debe tener corona real, y en su contorno el lema que se halla en la inscripción de la misma cruz, y dice así: Hoc signo tuetur pius, hoc signo vincitur inimicus.31

Cada vez que se le ofrece ocasión para ello expresa su apertura a esta trascendencia desde la contemplación y el estudio de la naturaleza. De la Oración Inaugural del Insti-tuto son estos interrogantes y aseveraciones, en los que algunos han visto la voluntad del ilustrado, ferviente cristiano, de conciliar dos posturas extremas, el �deísmo y el racionalismo, de las que, sin embargo, se aleja por igual:

28 Ibíd., pp. 517-518.29 BAE, 46, pp. 261-163.30 Véase Diario El Comercio, 21/10/2010.31 O.C.,III, p. 83.

Page 289: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 289

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

¡Ah!, sin la revelación, sin esta luz divina, que descendió del cielo para alumbrar y fortalecer nuestra oscura, nuestra �aca razón, ¿qué hubiera alcanzado el hombre de lo que existe fuera de la naturaleza? ¿Qué hubiera alcanzado aún de aquellas santas verdades que tanto ennoblecen su ser, y hacen su más dulce consolación?

Si algún estudio nos puede levantar a estas verdades es el estudio de la naturaleza, es el estudio de este orden admirable que reina en ella, que descubre por todas partes la sabia y omnipotente mano que le dispuso, y que llamándonos al conocimiento de las criaturas, nos indica los grandes �nes para que fuimos colocados en medio de ellas. Corred, pues, amados compatriotas, a cultivar este inocente y provechoso estudio.32

El educador cristiano termina su programa de formación religiosa, con voluntad de incluirla siempre en sus planes de estudio, de este modo :

Esto es lo que toca a la educación; lo demás debe esperarse por el cristiano del Autor de la gracia, porque al �n la fe es un don sobrenatural, a que no puede alcanzar nuestra �aqueza si no le recibe de su mano.33

El tiempo para educarse se inicia en la infancia y prosigue en la adolescencia y juventud, pero las máximas y principios de su magisterio, sólido y constante, obvia-mente, no tienen edad, abarcan la vida entera. Además hace extensiva por principio la educación a todos los ciudadanos:

Todas (las clases) tienen derecho a ser instruidas. Le tienen, porque la instrucción es para todas un medio de adelantamiento, de perfección y felicidad; y le tienen, porque si la prosperidad del cuerpo social está siempre, como hemos probado, en razón de la instrucción de sus miembros, la deuda de la sociedad hacia ellos será igual para todas y se extenderá a la universalidad de sus individuos.34

Considera que una nación no puede decirse ilustrada por el hecho de tener un pu-ñado de sabios o especialistas en las diversas disciplinas, sino un pueblo instruido: todos en sus derechos y deberes ciudadanos, y cada uno en aquellos conocimientos y destrezas propios de su actividad o profesión. De ahí la necesidad de una enseñanza pública libre, abierta, universal y gratuita, «aquella plenitud de instrucción que pueda habilitar a los individuos del Estado, de cualquier clase y profesión que sean, para adquirir su felicidad personal, y contribuir al bien y prosperidad de la nación en el mayor grado posible».35

32 Oración inaugural o Exhortación al estudio de las ciencias útiles, O.C. XIV, pp. 1080-1081.33 Ibíd. p. 513.34 JOVELLANOS, G. M. de, Memoria sobre Educación Pública, ob. cit. p. 451.35 O.C., XIII, p. 803-804.

Page 290: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

290 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

Además aboga, sin duda, por un currículum nacional al menos en primaria y pro-bablemente también en secundaria, que pretende reformar y extender al conjunto del país. También considera urgente la reforma de las Universidades. Entre los cen-tros no universitarios distingue los institutos autónomos y terminales, como el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, centro piloto a multiplicar por todo el territorio nacional como le dice a Godoy36 y a su amigo González Posada37, y otras instituciones, públicas y privadas, de carácter propedéutico respecto a la Universidad, como la que propone para Mallorca o los Colegios de Nobles, donde se imparta una enseñanza común, se forme el gusto, se adquiera el hábito de estudio, se fomente el razonamiento y el uso del método cientí�co, además de adquirir los conocimientos preparatorios necesarios para la carrera que se va a cursar en la Universidad; «que es cuanto juiciosamente puede apetecerse» antes de ingresar en ella a los dieciocho años.

DEDICACÓN E INNOVACIÓN EDUCATIVA

Ceán Bermúdez a�rma de su interés por la instrucción pública,«que parece haber sido la única que le ocupó durante su vida, según la vasta extensión de sus trabajos38; y elogia «su celo en propagar la instrucción pública a cuyo objeto consagró la mayor parte de sus obras»39.

Marañón habla de «su desinteresada y permanente actividad pedagógica, tal vez supe-rior a todas en la historia de España».40

Además su pedagogía es innovadora y acorde, en su equilibrio y moderación, po-sibilidad y realismo, con las corrientes más progresistas de la Europa de su tiempo. Desde su profesión de magistrado rechaza las leyes y costumbres que aceptan o de-�enden cualquier tipo de discriminación, sea de género, bolsillo, clase o raza (gita-nos, vaqueiros, judíos conversos, mujeres, extranjeros, pueblo trabajador, necesitados, pruebas de limpieza de sangre, tortura). Propone su abolición, pero no su incumpli-miento mientras estén vigentes. Tal ocurre con los duelos donde se castigaba por igual al que reta que al retado sin tener en cuenta el inveterado sentimiento del honor aún muy vivo en la sociedad de su tiempo; o con la libertad de pensamiento, de expresión y de imprenta, que de�ende, sin descuidar la misión de censor, vigente en las leyes, que le impone su condición de académico.41 Educa para las tradiciones, usos y cos-

36 O.C., III, p. 337. 37 Ibíd. p. 520.38 Ob.,cit. p. 200.39 Ob.cit. p. 176.40 MA�ÑÓN, G. Jovellanos. Gijón, 1968, p. 21.41 JOVELLANOS, G. M. de, Obras completas, XII. Escritos sobre literatura. Ed. Crítica, estudio preli-

Page 291: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 291

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

tumbres más venerables, rechazando o recti�cando cuantos a su juicio chocan con la nueva sensibilidad ilustrada, como ocurre con los toros42.

Esto no signi�ca que Jovellanos reconozca ningún tipo de derechos a los animales como pretenden algunos pensadores actuales, p. ej. Peter Singer. Después de recoger los errores de las corrientes éticas, antiguas y modernas, que no establecen los prin-cipios de la moral universal «sobre su verdadero y sólido fundamento», que es la ley natural, participación de la ley eterna en el ser humano, que tiene «sus orígenes en el Ser Supremo, de quien solo pudo descender esta ley eterna, y esta voz íntima y severa que la anuncia continuamente a nuestra conciencia,»43 escribe a este propósito:

De aquí tantos errores como se hallan desde la entrada de la ética: 1º., en suponer a los brutos capaces de derecho, cuando es claro que no puede haber derecho cuando no hay razón, y cuando, movidos por un instinto necesario, sin re�exión ni libertad, no podían seguir en sus acciones nin-guna regla determinante, ni reconocer ninguna obligación determinada por ella44.

La preocupación y actividad pedagógica del prócer asturiano perdura y se intensi-�ca hasta el �nal de sus días, atendiendo a las más diversas instituciones de enseñanza y a todos los niveles de la misma, desde las primeras letras a la Universidad. En uno de sus escritos últimos, fechado en 1809, siendo miembro de la Junta Central de De-fensa, Bases para la formación de un plan general de Instrucción Pública se re�ere al con-junto de los centros educativos, públicos y privados: Escuelas, seminarios, seminarios conciliares, colegios, institutos, colegios universitarios y universidades.

Para la enseñanza de las ciencias intelectuales basta un corto número de universidades, bien situadas, bien dotadas y sabiamente instituidas.

Por lo mismo, examinará la Junta (de Instrucción Pública): primero, qué numero de uni-versidades deberá existir en España; segundo, cómo se podrán erigir institutos públicos para la enseñanza de ciencias exactas y naturales en las capitales del reino, o en el pueblo que o�ezca mejor proporción en cada una45.

También atiende a otros medios de instrucción y cultura: Academias, bibliotecas públicas, Sociedades de Amigos del País, gabinetes de Historia Natural, prensa, teatro e imprentas. Habla de sustituir el latín por el castellano, «una lengua llena de majestad y armonía», en todo tipo de enseñanza, de cursar idiomas modernos –inglés, italiano,

minar y notas de Elena de LORENZO ÁLVAREZ. Oviedo. Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII. Ayuntamiento de Gijón. KRK Ediciones, 2009, Censuras, pp. 5-187.

42 JOVELLANOS, G. M. de, Memoria sobre las diversiones públicas, O.C., XII, pp. 222-227.43 Memoria sobre educación pública, O.C., XIII, p. 498.44 Ibíd. p. 498.45 O.C., XII, p. 815.

Page 292: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

292 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

francés–, así como del cultivo de las lenguas clásicas: latín, griego, hebreo para la teo-logía, y latín para el foro; de la libertad de opinar, escribir e imprimir y del acuerdo de las dos Juntas de Instrucción, Pública y Eclesiástica, «en el plan, método y máximas de la enseñanza general»46. Y añade esta evidencia pedagógica milenaria:

Deberá ser máxima constante en todos los establecimientos de enseñanza que ningún alumno pase ni sea admitido al estudio de una clase, sin que acredite en un examen público haber estu-diado con aprovechamiento la doctrina de la que precede47.

Propone igualmente «que la instrucción nacional no sea turbada con tanta variedad de sistemas, métodos, escuelas y opiniones como ha su�ido hasta aquí, en daño de la pública instrucción y del progreso de los buenos y sólidos conocimientos»48

En carta a C. González Posada (7/5/1800), ya citada, expresa este consejo didáctico:

El método, sencillo, acomodado al objeto: pocos preceptos, ejemplos muchos; poco �ado a la memoria, mucho a la explicación paciente y constante, hasta que se sepa haberse entendido cuanto se propone49.

ÉTICA Y POLÍTICA

El fundador del Instituto Asturiano educa para la isonomía, hoy tan poco clara, desde un responsable y solidario amor a la patria o sentido de Estado50, donde la polí-tica esté siempre informada por la ética, sin la que no podrá dar ni un paso, en palabras de su contemporáneo Kant. Ética que no puede estar ausente de ninguna institución o actividad humana, de ahí que a�rme sin rodeos: «el estudio de la moral es el más importante y el más necesario»51. Y añade en el Discurso sobre el estudio de las ciencias y la literatura:

46 Ibíd. p. 822.47 Ibíd. p. 824-825.48 Ibíd. p. 822.49 O.C.,III, p. 535.50 Expresión hoy de uso común que no consta en Jovellanos. Él emplea con profusión amor a la

patria, patriotismo, amor público, etc., que de�ne con rigor. Sentido de Estado, tal como se usa ahora en la España de las Autonomías aparece por primera vez al tratar del patriotismo del ilustrado español en Localismo. sentido de Estado y universalidad de Jovellanos, ponencia inédita del VI Seminario de Filosofía Española: «Filosofía, ciencia y cultura en la Ilustración Española», marzo 1994, Universidad Complu-tense, Madrid., por el autor.

51 JOVELLANOS, G. M. de, Memoria sobre Educación Pública, Ob.cit. p. 497.

Page 293: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 293

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

Siendo el estudio de la moral una parte tan esencial de toda educación, no puede ser excluido de la enseñanza de estos institutos. ...... ¡Dichoso yo, hijos míos, si pudiese establecerla algún día, y coronar con ella vuestra enseñanza y mis deseos!52.

Después que el patricio asturiano deja bien sentado que la instrucción es la fuente principal y la medida común de la prosperidad de los estados, porque enseña a me-jorar el arte de aplicar el trabajo y donde no la hay, asegura, todo falta, y donde la hay todo abunda; y que el medio más importante y necesario para instruir a los ciudada-nos es la comunicación metódica o enseñanza pública (considera la privada muy esti-mable, pero insu�ciente) –«pública se dirá aquella educación que esté abierta a cuantos quieran recibirla»–, que además debe ser libre y gratuita, «toda la que se repute absolu-tamente necesaria para formar un buen ciudadano,»53 porque la formación intelectual y profesional prepara ciudadanos útiles, mientras que la formación moral tiene como objetivo hacerlos útiles y buenos, profundiza en este último aspecto:

Pero ¿acaso la prosperidad está ci�ada en la riqueza? ¿No se estimarán en nada las cualidades morales de una sociedad? ¿No tendrán in�ujo en la felicidad de los individuos y en la fuerza de los estados? Pudiera creerse que no, en medio del afán con que se busca la riqueza y la indiferencia con que se mira la virtud. Con todo, la virtud y el valor deben contarse entre los elementos de la prosperidad social. Sin ella toda riqueza es escasa, todo poder débil. Sin actividad y laboriosidad, sin �ugalidad y parsimonia, sin lealtad y buena fe, sin probidad personal y amor público; en una palabra, sin virtud ni costumbres, ningún estado puede prosperar, ninguno subsistir. Sin ellas el poder más colosal se vendrá a tierra, la gloria más brillante se disipará como el humo54.

En los discursos del Instituto su palabra se dirige sobre todo y directamente a los jóvenes, enfrentándoles a su futuro, que es el futuro de la patria, en una amplia visión espaciotemporal; pero toda su actividad y producción didáctica, literaria, ju-rídica, económica, histórica, etc., tiene presente al conjunto de la sociedad y, en especial, a los que mayor responsabilidad les corresponde por los deberes que tie-nen en su conducción y gobierno: educadores, cientí�cos, técnicos, empresarios, académicos, magistrados, clérigos o gobernantes. La formación moral tan necesaria en su tiempo como en el nuestro, es el principal antídoto contra la corrupción, que produce mayor alarma social si se da entre los gobernantes. De ahí la necesidad de una buena formación y sentido moral en los ciudadanos para elegirlos o mantener-los. Porque en cierto modo, en democracia, la corrupción política hace extensiva

52 Gijón, 1961. p. 27.53 O..C., XIII, p. 452.54 O. C., XIII, p. 441.

Page 294: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

294 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

la culpabilidad a todos. Si creemos a Platón, «cada uno es responsable de su elección, porque Dios es inocente». 55

En un discurso pronunciado en la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid el 16 de julio de 1785, con motivo de la distribución de premios de hilados, don Gaspar pone de relieve la importancia del progreso moral en la prosperidad del Estado:

Es preciso decirlo de una vez y repetirlo a cara descubierta: sin costumbres no podrá jamás esperar ningún Estado ventajas permanentes. La virtud no es sólo fundamento de la felicidad del hombre, sino también de la de los Estados. Un erario opulento, un ejército numeroso, una marina formidable no son las más ciertas señales de la prosperidad de una monarquía. ¿Cuántas veces se han visto estas ventajas unidas a un Gobierno injusto y opresivo? ¿Cuántas se ha gloriado de ellas un pueblo corrompido y esclavo? ¿Cuántas esta aparente prosperidad ha conducido a la destrucción y a la ruina de los más grandes imperios? Pero vendrá un tiempo en que el nombre de la felicidad, tan repetido en nuestros días, señale una idea menos equívoca, más agradable y más digna de los deseos del patriotismo. Cuando el estudio de la moral, casi desconocido y olvidado entre nosotros, sea, por así decirlo, el estudio del ciudadano; cuando la educación, mejorada en todos los órdenes del Estado, �je y difunda en ellos sus saludables máximas; cuando la política las abrace y uniforme con ellas sus principios, entonces será uno mismo el modo de ver y de graduar estos objetos; entonces se conocerá que no puede existir la felicidad sin la virtud, y entonces los que concurrieron en alguna parte a la reforma de la costumbres públicas, serán acreedores a la gratitud de sus contemporáneos y a la memoria de la posteridad56. Al referirse a las virtudes civiles pone un énfasis especial en la que considera cardi-

nal respecto a todas las demás, que es el amor público, y en las exigencias de esta virtud:

Esta virtud primordial del hombre civil es el amor público. Ella es el verdadero apoyo de los es-tados, porque ella sola puede dar a la acción de sus miembros una continua y constante tendencia hacia la común felicidad. Por el amor público son perfectamente mantenidas todas las relaciones, preservados todos los derechos, desempeñados todos los deberes y alcanzados todos los �nes de la institución social. Acercando los que mandan a los que obedecen, él es el que establece la unidad civil, y dirige la acción de todos al término que conviene a aquellos �nes.... ... ... En �n, él es el que obtiene del interés particular todos los sacri�cios que demanda el interés común, y hace que el bien y prosperidad de todos entre en el objeto de la felicidad de cada ciudadano57.

Pero el hombre de Estado que fue Jovellanos encuentra que como más brilla esa virtud del amor público y sus o�cios es poniendo de relieve «los efectos del vicio que

55 PLATÓN, República, l. x. Espasa-Calpe, Madrid 1971, p. 300. 56 BAE 50, p. 32b.57 O.C., XIII, p. 509.

Page 295: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 295

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

más se le contrapone», es decir del egoísmo. El vicio del egoísmo arrastra a la degenera-ción moral de la corrupción –«corruptio optimi, péssima», dice– con independencia de que el egoísta desempeñe una responsabilidad pública o se trate de un simple ciu-dadano particular,

Porque así como el amor público re�ere la conducta del ciudadano hacia el bien común, este vicio, por el contrario, hace que el egoísta, mirándose como centro de todas las relaciones, re�era su conducta a su sola utilidad. Guiado siempre por el interés personal, jamás se cura de sus con-socios ni de la prosperidad del Estado, y aun mira con indiferencia las injusticias, los desórdenes, el peligro y la ruina de la causa pública, con tal que se salve su conveniencia. ¿Es ministro público pospondrá el bien común a las tentaciones de su ambición, y preferirá su comodidad y descanso al pronto y exacto desempeño de sus funciones? ¿Es magistrado? Prostituirá la justicia a las insinua-ciones del poder, a los manejos de la amistad o al atractivo del interés. ¿Es hombre opulento? Por satisfacer sus placeres o los caprichos de un lujo excesivo y ruinoso, o bien la sed de una avaricia sórdida, desconocerá la bene�cencia, y de�audará a sus pobres conciudadanos del sobrante de su fortuna que les pertenece. ¿Es comerciante? Combinará sus especulaciones con detrimento pú-blico, suplantará o engañará a sus concurrentes, y antepondrá cualquier trá�co ilícito y lucroso a las negociaciones permitidas y honestas. ¿Es, en �n, mercader, fabricante, artesano? No reparará en alterar la medida, contrahacer las marcas, alterar la calidad de sus géneros y engañar al pú-blico con tal que aumente sus ganancias. En suma, el egoísta promoverá constantemente su interés individual a expensas, o por lo menos sin consideración alguna al interés común58.

A propósito del binomio ética-política, Jovellanos, que tenía un elevado sentido de la educación, trae a colación un problema que arrastra la pedagogía desde tiempos in-memoriales. Ya el viejo Platón enfrentaba a este propósito a Sócrates con Protágoras:

(Protágoras).– «Lo que yo enseño es la prudencia: en los asuntos familiares, para que ad-ministre su casa perfectamente; y en los asuntos públicos, para que sea el mejor dispuesto en el actuar y en el hablar.

(Sócrates).– Vamos a ver, repuse, si interpreto bien tus palabras. Me parece que te re�eres al arte de la política y que te comprometes a hacer de los hombres buenos ciudadanos.

(Protágoras).– Esa es, exactamente, Sócrates, la oferta que hago».59

Es decir, el tema es si se puede enseñar la virtud, especialmente la justicia, que según a�rma Platón, es una parte integrante de la virtud política, fundamento del Estado. «Todos deben participar de esta virtud o, de lo contrario, no habría Estados». Además, añade, «esta virtud no es por naturaleza ni se desarrolla por sí misma, sino que

58 Ibíd. pp. 509-510.59 PLATÓN, Protágoras, Clásicos El Basilisco, Oviedo 1980, p. 318c.

Page 296: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

296 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

es enseñable».60 En el Diálogo citado se ponen dos objeciones a �n de que quede más clara la verdad de que la virtud política es enseñable. Se trata del caso de los dos hijos del sabio y virtuoso Pericles que no se cuida ni consigue que sus hijos alcancen su sabiduría y virtud, ni que Arifrón, hermano del célebre orador y gobernante, eduque a su tutorando, el joven Calias. Se lo había entregado para separarle de la perniciosa in�uencia de su hermano mayor Alcibíades, en quien el �lósofo griego personi�ca al sujeto sin educación. «Pero no habían pasado seis meses, cuando Ari�ón, no sabiendo qué hacer con él, se lo devolvió a Pericles».61

Don Gaspar, por su parte, plantea si la moral es enseñable y si se pueden educar los sentimientos morales que hacen buenos a los ciudadanos. Argumenta así:

Pero, ¿acaso la moral pende de la instrucción? Sin duda. No hay moral sin principios, ni prin-cipios sin alguna especie de instrucción. (...) Ella es la que debe comunicarlos y hacerlos observar. El pueblo, el hombre que los ignore carecerá de toda regla en su conducta, y sin ella no podrá aspirar a la felicidad ni concurrir a la de sus semejantes62.

Ahora bien; ¿se dudará que la instrucción puede perfeccionar los sentimientos morales? Nadie negará que ella puede perfeccionar las ideas, los principios morales; nadie, que aquellos senti-mientos son inseparables de ellos. Luego la instrucción que perfecciona los primeros no puede dejar de perfeccionar los últimos63.

EDUCADOR ENCICLOPÉDICO, LUGAREÑO Y UNIVERSAL

En �n, Don Gaspar a la vez que y sobre jurista, miembro de las cinco Academias: Historia (1779), Bellas Artes (1780), Cánones y Liturgia (1782), Lengua (1783), y Derecho (1785) con las que colaboró cuanto estaba en sus manos; fundador y socio de varias Sociedades Económicas de Amigos del País, Consejero de las Órdenes Mi-litares, Subdelegado de Caminos, Ministro de Gracia y Justicia, «a�cionado» a las Bellas Artes, «alma» de la Junta Central de Defensa u otra cualesquiera faceta de las muchas en que ocupó sus días, recogidas en sus escritos, es un educador nato, luga-reño y universal. Fue precisamente «por su sentido de universalidad»,64 como apostilla Marañón, por lo que in�uyó tan poderosamente en la ciencia española. La lectura sosegada y crítica de su voluminosa producción revela que poseía una curiosidad sin límites, un gran sentido del método y del rigor en sus investigaciones. Se informaba

60 Ibíd. p. 323c.61 Ibíd. p. 320a.62 Introducción a un discurso sobre el estudio de la economía civil. O.C., XIV, p. 1385.63 Ibíd. p. 1390.64 Ob.cit. en nota 41, p. 17.

Page 297: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 297

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

adecuadamente a pié de obra, en contacto con personas, lugares, naturaleza, creacio-nes artísticas, documentos, archivos y bibliotecas. Revisaba y corregía reiteradamente sus juicios y expresiones. Sin ser enciclopedista, su saber enciclopédico, histórico y de la contemporaneidad es comparable al de los mejores enciclopedistas europeos de su tiempo, y aún en muchos aspectos le supera, como ha subrayado un excelente conocedor del Siglo de las Luces, Gonzalo Anes, marqués de Castrillón, Director de la Real Academia de la Historia, formado en París con célebres historiadores franceses.65

No menos admirable es su independencia y desinterés. Al margen de cualquier exaltación hagiográ�ca o nacionalista, –no es, como ha dicho la máxima autoridad municipal gijonesa en su casa natal, al inicio de los fastos conmemorativos del Bicen-tenario de su muerte, un «santo laico»– y por encima de visiones carentes de sentido crítico o perspectiva cientí�ca, son estos rasgos objetivos y veri�cables por todo el que lea y medite sus escritos y repase la vida y obras del que fue un educador teórico y práctico con visión de conjunto y perspectiva de futuro. Un varón, cabal y sensato, con �rmes principios y convicciones morales, patrióticas y religiosas, que se guía a la vez por la razón y la fe. Ellos constituyen el punto de partida de sus proyectos y vocación pedagógica que desembocaron en la creación en su patria chica del Real Instituto Astu-riano de Náutica y Mineralogía, «establecimiento de educación cual V. E., desea, –le dice al valido de Carlos IV, Manuel Godoy– y que con su protección podrá servir de modelo a los muchos que necesita la nación para ilustrarse». 66

Su vocación y praxis educativa dejó su impronta no sólo en Gijón o Asturias, sino en cuantos lugares discurrió su vida y quehacer, y en el conjunto de España, con pro-yección universal. Los valores, máximas y principios de su ideario pedagógico han puesto un hito en la historia patria y son de aplicación más allá de nuestras fronteras. Realizó lo posible, pero tuvo siempre presente lo ideal, la utopía, y en muchos aspec-tos anticipó nuestro tiempo.

FORMACIÓN TECNOCIENTÍFICA Y HUMANÍSTICA

Por encima, pues, de la legalidad a la que sirvió, sus convicciones morales y sóli-dos principios ético-religiosos informan el conjunto de sus ideas económicas y so-ciopolíticas, desde los que expone con claridad y reiteración incesante su proyecto de urgente reforma y regeneración nacional, que es ante todo un programa pedagó-gico para el desarrollo económico, ética, política y socialmente sostenible. Que trata

65 En la presentación de la traducción al inglés de la Vida de Jovellanos de J.M. CASO. Gijón, 7/01/11.66 JOVELLANOS, G.M. de, Obras Completas (O.C.). Edición crítica, introducción y notas de José

Miguel CASO GONZÁLEZ T. III, Correspondencia, Oviedo 1986, p. 337.

Page 298: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

298 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

y argumenta sobre todas las fuentes de riqueza: agricultura, minería, pesca, industria, comercio, trasporte y navegación, estrechamente relacionadas y dependientes todas en su ser y desarrollo de la primera y principal: la instrucción educativa. Es decir, no sólo la instrucción puramente técnica o profesional, utilitaria, en las ciencias exactas y naturales, sino la instrucción integral o educación que incluye además de la forma-ción de la inteligencia mediante los saberes, también humanísticos, la recti�cación del corazón a través del conocimiento de los valores y la práctica de las virtudes, como la tolerancia, respeto, responsabilidad, esfuerzo, compañerismo, solidaridad, fortaleza, generosidad, discreción, prudencia, justicia, moderación, austeridad...

Desde muy temprano, el patricio asturiano llegó a la convicción de que no hay de-sarrollo ni prosperidad nacional sin ilustración generalizada, que ésta tampoco es po-sible sin educación popular, que a su vez necesita de la enseñanza pública, para lo que era urgente e imprescindible reformar las instituciones educativas existentes y crear otras nuevas, abiertas a todos los ciudadanos y centradas en la formación técnico-profesional de los saberes útiles o tecnociencias: matemáticas, física, química, náutica, mineralogía, mecánica, etc.

No es infrecuente constatar en los mass media de nuestros días re�exiones que de un modo u otro parecen hacerse eco de la responsabilidad y sentido de Estado del educador y reformador ilustrado. Por ejemplo, un editorial reciente sobre la urgencia de reformar la educación.67 De acuerdo con su espíritu y no poco, a veces, con su letra, la opinión pública, cada vez más extendida, exige potenciar la formación profe-sional para 1) reducir el fracaso escolar; 2) elevar el nivel de la enseñanza secundaria y universitaria; 3) poner a trabajar a la juventud; y 4) todo, para impulsar la economía y el bienestar, al que la profunda crisis que sufre España está haciendo tanto daño.

Universitarios, los justos; técnicos humanistas, los necesarios. En su primera pro-puesta de formación a la Sociedad de Amigos del País de Asturias habla de enviar dos estudiantes al Seminario de Vergara donde permanecerán cuatro años y después irán a fábricas europeas donde estarán otros dos años; para que a su regreso, ya instruidos en las técnicas más avanzadas, puedan enseñarlas en el Principado, anticipando lo que será el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía.

En una conferencia impartida el 21 de abril de 1999 en la sede del Foro Jovellanos, sobre «Jovellanos en el siglo XXI» su autor resumía la actualidad del ilustrado en estos términos:

Se puede concluir en estos momentos que la falta de materias primas o la distancia, en la moderna aldea global de las comunicaciones y los intercambios, tienen mucho menos peso que los conocimientos y el uso de las nuevas tecnologías. No tengo ninguna duda de que Jovellanos, en las

67 La educación, la reforma más urgente. La Nueva España de Gijón (13/02/2011, pp. 1-2).

Page 299: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 299

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

actuales circunstancias seguiría insistiendo en el conocimiento profundo de las humanidades y la gramática, para perfeccionar el lenguaje común de los españoles, y situaría la informática y las telecomunicaciones a la vanguardia de las modernas ciencias útiles, como dignas herederas de la náutica y la mineralogía en los albores del siglo XIX 68.

Para don Gaspar, todos, ilustrados con el conocimiento común necesario, en espe-cial el que se re�ere a los derechos y deberes del ciudadano, y cada uno, con el de su profesión u o�cio, a un tiempo en pro de sí mismos y de la colectividad.

Porque ¿qué vale la instrucción que no se consagra al provecho común? No, la patria no os apreciará nunca por lo que supiereis, sino por lo que hiciereis69.

¿Por ventura es la sociedad otra cosa que una gran compañía, en que cada uno pone sus fuer-zas y sus luces, y las consagra al bien de los demás?70.

Sus programas o planes pedagógicos evolucionaron de una manera homogénea y coherente con los años, a medida que creció su información y sapiencia y asimiló la cultura ilustrada europea y americana. Con sus lecturas de los más relevantes pensa-dores y economistas del momento, como Verri o Cantillón y básicamente el autor de La riqueza de las naciones, A. Smith; intercambio de correspondencia, contacto y con-frontación de ideas con intelectuales y personajes ilustrados, completó y perfeccionó su conocimiento de la realidad europea y norteamericana del último tercio del siglo XVIII y primera década del XIX, iniciada en sus años universitarios de Alcalá.

Su curiosidad universal hizo de él un intelectual ecléctico que buscó la verdad y la utilidad pública, según reza el lema de su Instituto, en todas partes y documentos, sin ningún tipo de limitación. Es signi�cativo y relevante su más que probable encuentro en esa ciudad universitaria con el viajado José Cadalso –poéticamente Dalmiro– y en Sevilla con el no menos ilustrado Pablo de Olavide e Ignacio Luis de Aguirre, la am-pliación de sus ideas y puesta al día de sus conocimientos en los Salones y Academias de Sevilla y Madrid junto a sus contertulios, académicos y miembros de las Socieda-des Económicas o Patrióticas de Amigos del País, así como con sus amigos ilustrados de Salamanca –Meléndez Valdés (Batilo), Diego González (Delio) y J. Fernández de Rojas (Liseno) a quienes dedica su célebre Epístola �rmada con el poético Jovino– y otros lugares. También su correspondencia con relevantes personajes ingleses como Lord Holland o el cónsul Jardine.

Pero lo más importante de su remozamiento ilustrado es su propio plan de forma-ción jurídica, económica, política, social y cultural a través de sus numerosas y varia-

68 ÁLVAREZ CASCOS, F., Impresa s/l, 1999, p. 27.69 JOVELLANOS, G..M. de, Discursos sobre el estudio de las ciencias y la literatura, Gijón,,1961,p. 22.70 Ibíd. p. 24.

Page 300: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

300 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

das lecturas, estudios y meditaciones –Bacon, Locke, Hume, Voltaire, Rousseau, etc., etc.– de las que tenemos noticia directa en sus Diarios y abundante Correspondencia, y por el catálogo de las tres o cuatro bibliotecas que formó, e indirectamente en el conjunto de sus escritos.

De diversos estudios e investigaciones sobre ambos aspectos se ha colegido que Jo-vellanos cita, lee y estudia, o/y se familiariza en sus anaqueles con libros de Derecho, Teología, Religión, Filosofía política, Educación, Ética y Moral, Economía y Comercio, Geografía, Historia, Ciencias y Técnicas, Literatura y Lingüística, Periódicos, Bellas Ar-tes, etc. Obras y escritos que, en su lengua original o en traducciones, se expresan en seis idiomas por este orden cuantitativo: español, latín, francés, inglés, italiano y portugués. Entre ellos hay también versiones de obras alemanas y holandesas.71

MAESTRO ILUST�DO DE �IGAMBRE T�DICIONAL

Las páginas que preceden muestran con claridad que el magisterio jovellanista es una síntesis de las luces con la tradición, de europeismo y patriotismo, no sólo abierta a la enseñanza de la religión cristiana, sino fundamentada en la trasmisión de los valo-res y virtudes evangélicos. La ubicuidad divina en la pedagogía del ilustrado asturiano es presencia de Dios en la totalidad de su vida y obra. Algo esencial y básico en sus programas de enseñanza, como en el conjunto de la milenaria pedagogía cristiana.

Dios es el Creador del mundo, de la naturaleza y del hombre. El alfa o fuente del ser, de la verdad y de la inteligencia que la investiga alumbrando la ciencia; de la belleza en todas sus manifestaciones naturales y culturales; del bien y en él de la moralidad y el derecho. Él es el sabio y supremo Legislador. Pero a la vez es también la omega o �n de todo. Los cielos y la tierra cantan su gloria, recuerda, evocando al salmista.72 El ser hu-mano individual y la humanidad entera tienen en él su destino y su último veredicto. Él es el supremo Árbitro del mundo. Ante la ausencia de juicio y sentencia tras su injusta deportación a Mallorca apelará a la justicia divina, proclamando y comentando, desde la fe más ferviente y la más honda espiritualidad,73 el salmo 42 de la Vulgata «Judica me Deus et discerne causam meam». 74

Lo que él consideró en sus jóvenes primeros años al servicio de la justicia una pre-paración mínima e insu�ciente (que recuerdan la decepción y confesión de ignorancia

71 Véase LA� NIETO, Mª del Carmen, Jovellanos, Granada 2008, pp. 571-572.72 JOVELLANOS, G. M. de, Discursos sobre el estudio de las ciencias y la literatura, Gijón,,1961, p. 56.73 Algunos estudiosos echan de menos una monografía sobre la religiosidad del ilustrado. Cf. JOVE-

LLANOS, G.M. de, El Diario de los viajes. Introducción, selección, estudios y notas de Jesús MENÉN-DEZ PELÁEZ. Foro Jovellanos-Alsa, Gijón, 1998, pp. 25-26.

74 O.C. t. I, pp. 306-309.

Page 301: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 301

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

de Descartes, al termino de sus estudios en uno de los mejores colegios de Francia), –«entré en la jurisprudencia sin más preparación que una lógica bárbara y una metafísica estéril y confusa»75, según sus palabras–, sería el gozne sobre el que se apoya y articula su entero pensamiento ético-�losó�co, religioso y socio-político. El derecho natural, base y fundamento del derecho positivo, le deja expedito el camino para los derechos humanos, que reconocidos, como he dicho, en muchos casos explícitamente por los grandes pensadores españoles de los siglos XVI y XVII, bajo el nombre de Ius Naturale y Ius Gentium, a�orarían con fuerza en el siglo XVIII europeo, sobre todo a partir de 1789. Ya se habían recuperado en las Islas Británicas en el XVII, después se propagan por obra del Enciclopedismo francés, y �nalmente llegan a su máxima expresión y fundamentación en la Alemania de I. Kant con su conocido sapere aude! 76y su men-saje espiritual, aún no bien comprendido.

Se han estudiado con detenimiento sus lecturas y citas de pensadores franceses e in-gleses como Bacon, Hobbes, Hutcheson, Milton, Locke, Hume, Condillac, Rousseau, Voltaire, Newton, Smith y otros muchos para demostrar su sintonía crítica con la ilus-tración europea y su preferencia por el sensismo de Condillac, heredero del empirismo de Locke, cuyos excesos rechaza, o por la inducción y el método analítico baconiano.

Pero también puede reconstruirse, junto a esta in�uencia, otra anterior, más pro-funda y fundamental, y en muchos casos menos consciente. En términos de la Escuela in actu exercito, más que signato o, como diría Wi genstein, uso más que mención, del mostrar (zeigen), más que del decir(sagen) : su deuda con el pensamiento tradicional español, de ordinario carente de citas por constituir el substrato y marco básico de referencia de su eclecticismo: ontología, antropología, teología y, en general, cos-movisión, adquirida en Gijón –Gramática latina–, San Francisco de Oviedo –Filo-sofía– (1756-1759), y las Universidades de Santo Tomás de Ávila, Burgo de Osma (1759-1763) y San Ildefonso de Alcalá (1764-1767): Derecho Civil, Derecho Canó-nico y Teología, dos ciencias, estas últimas, que a su parecer deberían ser una sola.77

Cita con gran elogio la Suma de Santo Tomás: «obra verdaderamente admirable y digna de ser conocida y manejada por todo buen teólogo», y recomienda a Melchor Cano, discípulo de Vitoria, y su obra De locis theologicis como el mejor texto para teología. También aconseja entre las fuentes de esta ciencia sagrada el estudio de los concilios, y entre estos, como muy importante, el tridentino. En el programa de esta disciplina incluye «las refutaciones separadas del materialismo y deísmo», según el Tratado histó-rico dogmático de la Religión de Bergier, canónigo de París. 78

75 Discurso sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades, B.A.E. 46, p. 288.

76 Kant,I., Was ist Au�larunng?, Obras, ed. Cassirer, IV, Berlín 1912-1922, p. 169.77 O.C. XIV, p. 875.78 Reglamento de Calatrava, O. C., XIII, p. 661.

Page 302: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

302 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

En su Instrucción a un joven teólogo79 además del dominio de la lengua latina («ojalá que se supieran también el griego y el hebreo»), aconseja el estudio del francés en gran-des oradores y educadores cristianos como Bossuet y Fenelon para «hacer ver cuánto de bueno puede el teólogo hallar en ella». Como maestros del lenguaje castellano reco-mienda además de los dos Luises , al padre Mariana.

Tratando de la lógica en la Memoria sobre educación pública (1802) expone una vez más su �losofía, base de todo su plan de educación, que de pasada ha mencionado ya con mayor o menor desarrollo en el conjunto de sus escritos. Esta disciplina es la puerta del conocimiento cientí�co y «el objeto principal de ella son las ideas». Enuncia una serie de cuestiones de diversas disciplinas �losó�cas, cuyo estudio concede en parte que no pertenece a la lógica en su acepción común.

«Pero ¿no pertenecerá a la ciencia de las ideas? ¿No es esta ciencia la verdadera llave de las demás? Désele, pues, el nombre de ideología, que sin duda le conviene mejor».

Y, tras exponer la doctrina tradicional al respecto, incluidas las pruebas de la Exis-tencia de Dios, ofrece esta conclusión:

En suma, nuestra ideología deberá reunir y enlazar en el orden indicado por su misma natu-raleza las ideas principales de la dialéctica, psicología, cosmología, ontología, teología natural y ética; en una palabra, todos los principios de la �losofía racional 80.

Tres años antes, en carta a un amigo se re�ere también a la lógica y a�rma que como anda «envuelta con la metafísica, se preparará a los jóvenes para tomar conoci-miento de ésta, pasar a la teología natural, que rigurosamente es una parte suya, y acabar con la ética, que toda se apoya y deriva del conocimiento del Sumo bien, contenido en su antecedente. A esto debe suceder la historia de la Religión para perfeccionar el conocimiento del dogma...».81

No hay duda que es desde esta posición desde donde se enfrenta y emite juicios críticos sobre los escritores contemporáneos que lee, como el autor de Las confesio-nes, Emilio o El contrato social, por ejemplo, cuya in�uencia sobre el ilustrado español se da por descontado. «Hasta ahora no he hallado en Rousseau sino impertinencias, muchas contradicciones y mucho orgullo como espíritu perspicaz, quejumbroso y vano». Sobre los revolucionarios del país vecino, a�rma: «estos revolucionarios se destruyen unos a otros». Cita a los �eethinkers con los que «no quiero correspondencia, ni per-tenecer a ninguna secta», como le dice a Jardine el 3 de septiembre de 1794»82, y se re�ere a aquellos, que «sólo escudriñan la naturaleza para atribuirla al acaso o aban-

79 O.C., XIII, pp. 872-877.80 O. C. XIII, p. 490.81 Correspondencia. Obras Completas, III, p. 535.82 Ibíd. p. 47.

Page 303: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 303

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

donarla al gobierno de un ciego mecanismo»83. Se opone a sistemas alejados del credo cristiano como los citados materialismo y deísmo, «que en nuestros días renovaron sus argumentos».84

De acuerdo con la doctrina tradicional rechaza la fundamentación inmanente de la moral y el derecho. En consecuencia, desde los valores que surgen necesa-riamente del derecho natural, sublimado por el mensaje evangélico, como la igual-dad, paz, libertad, tolerancia o fraternidad universal, denuncia los males seculares –ignorancia, amortización, intolerancia, despotismo, autoritarismo, arbitrariedad, excesos de intervencionismo y trabas del mayorazgo, obstáculos y estorbos del pro-teccionismo, subdesarrollo, explotación y miseria de los labriegos, indolencia, pe-reza, ociosidad, corrupción pública, superstición, impiedad, también otros errores y abusos de la sociedad española en sus estructuras de poder, como la Inquisición y la Mesta, clases, autoridades, leyes, usos y costumbres– y propone sus remedios educativos, culturales, sociopolíticos y económicos en luces y auxilios por parte de la sociedad y el Estado.

Su ideario es tan innovador, regeneracionista y reformista, que algunos como el profesor Caso no ha dudado en cali�carlo de «poco menos que revolucionario que nada espera del gobierno, o muy poco, y todo del pueblo»85 , pero no así su modus operandi, que es tremendamente prudente y comedido, equilibrado y gradual. Él con�esa que suele hablar o escribir por encargo y/o a nombre de instituciones y colectivos; que si lo hiciera a título personal sería más explícito y contundente. Jovellanos parece la encarnación del justo medio, como el que equidista entre el inmovilismo y la insurrec-ción, o entre la superstición y la impiedad, único camino, dice, que lleva al templo de la sabiduría:

¡Venturosos vosotros si en medio de la depravación de un siglo en que la superstición y la im-piedad se disputan el imperio de la sabiduría, siguiereis el único camino que ella señala a los que quiere conducir a su templo! 86.

Es contrario a cualquier forma de revolución y violencia. «Una nación ilustrada jamás emprenderá una guerra»87. Apuesta por regenerarlo todo desde abajo con la di-

83 JOVELLANOS, G..M. de, Discursos sobre el estudio de las ciencias y la literatura, Gijón,,1961, p. 56.84 Reglamento de Calatrava, O. C., XIII, p. 661.85 Ob. cit.: Vida y Obra de Jovellanos. Gijón 1993, t.2, p. 368.86 JOVELLANOS, M. G. Oración sobre el estudio de las ciencias naturales. O.C. iniciadas por José Miguel

Caso González. T. XIII, Escritos Pedagógicos, 1º. Edición crítica, prólogo, estudio introductorio y notas de Olegario NEGRÍN FAJARDO, Oviedo 2010, p. 420.

87 JOVELLANOS, G.M. de, Obras publicadas e inéditas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos, B.A.E. tomo 87, Madrid 1956. Edición y estudio preliminar de don Miguel ARTOLA, tomo quinto. Ediciones Atlas, p. 198.

Page 304: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

304 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

fusión de las luces: «Creo que una nación que se ilustra puede hacer grandes reformas sin sangre, y creo que para ilustrarse tampoco sea necesaria la rebelión».88

Aconseja a sus alumnos dedicarse a las «artes inocentes y pací�cas». «Sí, demasiado se han escudriñado las fuerzas de la naturaleza para a�igirla y conturbarla; demasiado se han perfeccionado los instrumentos de su ruina y desolación».89

Reconoce que en una nación no pueden hacerse más reformas o mejoras que las que puede recibir: «El estado moral de las naciones no es uno, sino tan di-verso como sus gobiernos. Luego no todas pueden proponer un mismo término en sus mejoras»90.

Piensa, pues, que no sólo en política y economía, sino también en otros muchos ámbitos lo mejor a veces es enemigo de lo bueno, como suele decirse. Que las cosas no mejoren lo que deben –hasta el ideal–, pero que al menos lo hagan en lo que pueden –lo posible–, de acuerdo con la realidad y sus circunstancias.

El núcleo de su �losofía, como la didáctica y pedagogía que dimana de ella y la materializa, es su antropología y metafísica tradicional cuya puesta en práctica es la ética sublimada en la doctrina cristiana. Ética, pues, basada en la razón natural, pero perfeccionada y culminada por la trascendencia de la moral religiosa. A la que se abre y en la que desemboca siempre su enseñanza. Son tantos los textos y documen-tos que lo con�rman que negarlo o silenciarlo sería una falsi�cación de su pensa-miento en ningún caso justi�cada, ni siquiera alegando propuestas de actualidad de su magisterio tras doscientos años de su muerte en sintonía con la mentalidad tan extendida hoy y en no pocos aspectos tan alejada de la suya; o lecturas que podrían hacerse desde otras ópticas ajenas a su cosmovisión trascendente y evangélica. La �delidad a la misma es una exigencia de la crítica y hermenéutica cientí�ca más actual y rigurosa.

Antes de su con�namiento en la isla de Mallorca, donde vive y con�esa con más fuerza su fe y con�anza en Dios, hasta redactar para su consuelo espiritual una sen-tida paráfrasis al salmo Iudica me Deus, ya citada, hay su�cientes testimonios en sus escritos, no sólo de su ontología y metafísica tradicional católica, sino de sus vivencias ascéticas e incluso místicas.

Cuantos ciudadanos lo deseen tienen en el señor de Cimadevilla un ejemplo, a �n de coger el rastro de su buen hacer, sintonizar con su espíritu y seguir sus huellas más allá de su estricta literalidad, sabiendo que el polígrafo asturiano y grande y castizo pa-triota incide en multitud de campos y materias, y puede ser útil a cualquier profesión

88 O.C. II, Correspondencia, Oviedo 1985, p. 635.89 O.C. XIV, p. 1097.90 O.C. II, p. 636.

Page 305: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 305

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

u o�cio. Su actitud y su legado pedagógico son válidos para todos con independencia de convicciones y creencias.

Jovellanos exhorta a sus alumnos al estudio de la naturaleza, nada frecuente en la España de su tiempo, pues las ciencias útiles, base de la economía y de la riqueza de un país, o no se cursaban, o lo hacían sólo especulativamente. El mundo rural man-tenía una economía de supervivencia que apenas sobrepasaba el consumo propio, y las universidades se mantenían muy alejadas de la indispensable participación en el desarrollo económico.

Pero el prócer asturiano, después de subrayar la urgencia y necesidad de aquel estudio para el progreso de la agricultura, la industria, el comercio y la navegación, sobrepasa el ámbito utilitario y alza sus ojos a aspectos afectiva y �losó�camente fe-cundos además de críticos con los extremismos. Desea que sus pupilos encuentren en el citado estudio de la naturaleza y en la contemplación del alto �n para que fuimos puestos en medio de ella, el camino de la verdadera sabiduría que se alcanza mediante el conocimiento de la verdad que ilustra el espíritu y la práctica de la virtud que per-fecciona los sentimientos.

Don Gaspar desea que sus educandos convenzan con la razón y el ejemplo a

aquellos hombres tímidos y espantadizos, que deslumbrados por una supersticiosa ignorancia, condenan el estudio de la naturaleza, como si el Criador no la hubiese expuesto a la contempla-ción del hombre para que viese en ella su poder y su gloria, que predican a todas horas los cielos y la tierra91.

Evidentemente el ilustrado aborda el tema de la naturaleza desde una cuádruple perspectiva: estética, cientí�ca, metafísica y moral. Desde ella se remonta al Creador:

«Ser de los seres, Ser in�nito, que existe por sí mismo, y que es principio y término de toda existencia»92, «Fuente de bondad, en la cual esencialmente residen, y de la cual perennalmente �uyen los tipos de cuanto es sublime, bello, gracioso en el mundo físico, y de cuanto es justo, ho-nesto, deleitable en el mundo moral 93.

91 JOVELLANOS, M. G. Oración sobre el estudio de las ciencias naturales. OB�S COMPLETAS (O.C.) iniciadas por José Miguel Caso González. T. XIII, Escritos Pedagógicos, 1º. Edición crítica, prólogo, estudio introductorio, y notas de Olegario NEGRÍN FAJARDO, Oviedo 2010, p. 420-421.

92 Ibíd.93 Ibíd. p. 420.

Page 306: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

306 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

VERDAD, UTILIDAD, FELICIDAD

Don Gaspar quiere que el estudio de la naturaleza descubra a sus alumnos la ver-dad cientí�ca que aplicada a la agricultura, minería, industria, comercio y navegación active la economía tan atrasada en la España de su tiempo. En el Informe en el expe-diente de Ley Agraria propone «acercar la ciencia al interés»,94 mediante la instruc-ción de los labradores por medio de las Cartillas técnicas o rústicas.

En el Discurso inaugural del Instituto señala el mismo objetivo de unir saber y utilidad con sus objetivos o �nalidades:

Promover los conocimientos útiles, para perfeccionar las artes lucrativas, para presentar nuevos objetos al honesto trabajo, para dar nueva materia al comercio y a la navegación, para aumentar la población y la abundancia, y para fundar sobre una misma base la seguridad del Estado y la dicha de sus miembros95.

Había que acercar ciencia y trabajo, las manos y el cerebro. Unir verdad o conoci-miento y utilidad o productividad. Llevar el saber más creativo y progresista, basado en la razón, la observación y la experiencia cientí�ca, al rutinario mundo laboral, instruyendo en una técnica cientí�ca útil a los jóvenes para convertirlos en traba-jadores cuali�cados que creasen riqueza a �n de sacar al país de su atraso. En esta línea, hoy se insiste en potenciar la formación profesional, por un lado, y en acercar la empresa a la universidad o la universidad a la empresa, por otro. En ello consiste, según el prócer asturiano, el arte de aplicar el trabajo en los diversos sectores de la producción, multiplicando la productividad y la riqueza de un país. A más producti-vidad, más comercio. A más comercio, más productividad. Comprendiendo en este círculo virtuoso la consiguiente mejora, tanto cualitativa, como cuantitativa, de la agricultura, la industria y el trasporte. Y ello era a juicio del ilustrado la causa princi-pal que marcaba la diferencia entre naciones adelantadas y atrasadas. Entonces, cien hombres trabajando como los ingleses producían más que mil haciéndolo como los turcos, a juicio de Jovellanos. Pero pone una conditio sine qua non de prosperidad: remover los estorbos, legales o naturales, propiciando un clima de libertad. Es decir, además de instrucción, libertad, cambiando las estructuras del Antiguo Régimen para dinamizar la actividad económica.

Considera que la verdad y la utilidad son la �nalidad del Instituto de Gijón. Es de-cir, el estudio de las ciencias exactas y naturales, que con frecuencia llama útiles. Y se

94 O.C. , XIV, p. 1287. 95 O.C., XIV, p. 1086.

Page 307: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 307

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

pregunta: «¿Qué sería de una nación que en vez de geómetras, astrónomos, arquitectos y mineralogistas, no tuviese sino teólogos y jurisconsultos?»96.

Pero, que a la vez, contemplando la naturaleza, asciendan hasta el universo moral presidido por la Belleza absoluta, que enriquece los sentimientos y da materia al arte, y por el sumo Bien, fuente de bondad y fundamento de la moral y el derecho. Y, en �n, que enderecen sus pasos por el camino de la verdadera sabiduría, desvelado a los hombres desde que rayó la aurora de la �losofía, y culminado por la luz del Evangelio que hará feliz al ser humano.

Allí (en el universo moral) es donde se inunda, se embebe en estos puros y generosos senti-mientos, que tanto realzan la gloria de la naturaleza y la dignidad de la especie humana; en la activa ilimitada sensibilidad que le interesa, en el bienestar de cuanto existe, en la augusta longa-nimidad que le forti�ca contra el dolor y la tribulación; en la gran prudencia, la noble gratitud, la tierna compasión y la celestial bene�cencia, coronada de todas sus virtudes; allí ve, en �n, cómo a él solo fueron dados este amor a la verdad, este respeto a la virtud, este íntimo sentimiento de la Divinidad, que desprendiéndole de todas las criaturas, le mueve, le fuerza a buscar solamente en el seno de su Criador la causa y el �n de toda existencia y el principio y término de toda felicidad 97.

El sabio pedagogo cristiano hace votos para que sus educandos descubran, en el estudio de la naturaleza, el camino que conduce al templo de la sabiduría, más allá del universo material y utilitario de las tecnociencias:

¡Venturosos si le hallareis en el estudio de la naturaleza y en la contemplación del alto �n para que fuisteis colocados en medio de ella!!¡Venturosos si ilustrado vuestro espíritu con las verdades que encierra, y perfeccionado vuestro corazón con la posesión de las virtudes a que conduce, al-canzareis la verdadera sabiduría para asegurar vuestra felicidad, mejorar vuestro ser y acelerar la perfección de la especie humana! 98.

Entonces sí que subiendo continuamente de la contemplación de la naturaleza a la de vuestro ser, y de esta a la del Ser supremo, y adorando en espíritu a este Ser de los seres, Ser in�nito, que existe por sí mismo y que es principio y término de toda existencia, perfeccionaréis el conocimiento de los grandes objetos en que está ci�ada toda humana sabiduría: Dios, el hombre y la naturaleza99.

Bajo el prisma de su espíritu crítico, Jovellanos compartiría plenamente lo que hoy sabemos: que la propaganda, consustancial a la política, no es publicidad; que la pu-blicidad, inseparable del comercio, no es información; que la información, tarea de los mass madia, no es conocimiento; en �n, que los conocimientos y destrezas, objetivo

96 BAE 50, p. 380.97 O.C., XIII, p. 420.98 Ibíd., p. 420.99 Ibíd., p. 421.

Page 308: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

308 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

de los centros de enseñanza, no son sabiduría. Sólo si el saber o tecnociencia –I+D+i–, en su descubrimiento de la verdad –ciencia básica– y su proyección socioeconómica –ciencia aplicada en patentes e instrumentos o medios– , según el lema de su Instituto: Quid verum, quid utile, que traduce «a la verdad y utilidad pública»100, se inscribe en el ámbito del humanismo y tiene un fundamento ético y una apertura y dimensión trascendente, puede convertirse en verdadera sabiduría, cuya cima y complemento, a�rma, es el Evangelio.101

El ideal jovellanista, culminación de su proyecto pedagógico, apunta en esta direc-ción. Tras regenerar la nación y sentar las bases del desarrollo económico y la paz so-cial, llevará a la patria y a todos y cada uno de sus ciudadanos a un estado de bienestar y felicidad. Concepto éste último que, además de signi�car calidad de vida,

no es un bien que exista fuera de nosotros, sino una idea, o más bien un sentimiento, que reside en lo más íntimo de nuestra conciencia; pues nadie es feliz sino el que está íntimamente persuadido de que lo es; y en tanto lo es, en cuanto goza las dulzuras de esta persuasión. Que aunque se suponga que los bienes exteriores sean elementos de felicidad, solo lo serán cuando su �uición esté exenta de toda inquietud y remordimiento, y acompañada de aquella íntima y dulce persuasión que solo cabe en una conciencia pura y tranquila. Y por último, que no pudiendo la conciencia humana sentirse pura y tranquila sin la seguridad de haber cumplido la voluntad del Legislador, que es el más dulce �uto de la virtud, solo deben mirar la virtud como medio de alcanzar la felicidad102.

CONCLUSION

Si a juicio de Ortega y Gasset, el siglo XVIII es, sobre todo, un sigo educador103, y según criterio hoy comúnmente admitido Jovellanos es uno de los intelectuales prin-cipales, sino el más relevante de ese siglo, don Gaspar es ante todo un maestro, un educador nato. Por su formación académica eclesiástica104 orientada totalmente a la educación cristiana del pueblo, por su puesta al día en tertulias105, salones y participa-

100 O.C., XIV, p. 1081 y ss.101 O.C., XIII, p. 402.102 O.C., XIII, pp. 519-520.103 ORTEGA Y GASSET, J. , «Cuaderno de Bitácora», «El siglo XVIII educador», en Obras Com-

pletas, Revista de Occidente, Madrid, 1966, tomo II. 104 Cursó en Oviedo, Ávila y Alcalá de Henares los estudios eclesiásticos y optó a una canongía, Cf.

CASO GLEZ, J. M., Vida y obra de Jovellanos, Asturias, Caja de Asturias y El Comercio, 1984, T.I, pp. 35-57.

105 CEÁN BERMÚDEZ J. A., Memorias para la vida del Excmo. Señor D. Gaspar Melchor de Jove LLa-nos, Madrid 1914, pp. 18-19.

Page 309: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 309

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

ción en sociedades económicas o de amigos del país106 y reales academias107 donde se expone, discute y propaga el nuevo ideario pedagógico ilustrado; por sus innumerables y variadas lecturas nacionales y extranjeras108; por su amistad con personajes ilustra-dos, como Cadalso u Olavide, o clérigos innovadores, como Tavira o Posada, juristas, economistas, políticos y diplomáticos, como los ingleses Lord Holand o Jardine, con quienes intercambia una seria y abundante correspondencia en la que destaca la pe-dagogía sociopolítica y económica; por sus ocupaciones en la magistratura y respon-sabilidades en consejerías y Ministerio de Gracia y Justicia donde cabe subrayar su austeridad; en �n, y sobre todo, por su vocación, responsabilidad y sintonía con las necesidades y posibilidades de la época en su patria desde su gran sentido de Estado en consonancia con su conocimiento de las vías y métodos de progreso en los países más desarrollados de Europa y América.

Su �gura en todas sus manifestaciones proyecta pedagogía personal, social y po-lítica, fundada en la experiencia y la razón, pero coronada siempre por la luz del Evangelio que abre «a los hombres las fuentes de la verdad y los caminos de la verdadera sabiduría»:

(Platón) solía decir, hablando de su doctrina, que nada había alcanzado de ella por sí mismo,

sino con el auxilio de la divina luz; y preguntado de sus discípulos hasta cuando deberían seguirla y observarla, seguidla, les dijo, hasta que aparezca sobre la tierra un hombre más santo que yo, que abra a todos las fuentes de la verdad y al cual todos sigan.

Esta predicción, o sea presentimiento de Platón, fue con�rmada, para dicha del género humano, con la aparición de nuestro Salvador en el mundo, el cual vino a iluminar, derra-mando sobre él aquella luz divina que debía disipar todas las tinieblas, deshacer todos los errores de los �lósofos, confundir la presunción de la sabiduría humana, y abrir a los hom-bres las fuentes de la verdad y los caminos de la verdadera sabiduría109.

Su lema «buenas luces, buenas leyes y buenos fondos»110 resume en esta brillante sín-tesis el proyecto de su contribución a la formación e instrucción de los ciudadanos y al progreso y bienestar de España. La educación de calidad (por la educación de calidad al futuro, reza un eslogan actualizado de su Instituto), ajustada a las necesidades del país, –las «buenas luces»–, traerán las «buenas leyes» y ambas los «buenos fondos».

106 Cf. CASO GLEZ , J. M. (1984), Vida y obra de Jovellanos, Asturias, Caja de Asturias y El Comercio, 1984, T.I, pp. 163 y ss.

107 Ibíd. pp. 1983 y ss.108 Véase LA� NIETO, Mª del Carmen, Jovellanos, Granada 2008, pp. 271-272 en nota.109 O.C., XIII, pp. 518-519.110 JOVELLANOS, G. M. de, Obras publicadas e inéditas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos. Edición

y estudio preliminar de Don Miguel Artola. Biblioteca de Autores Españoles (BAE), T.86, Madrid 1956, p. 195.

Page 310: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

310 Santiago Sagredo García

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

Es decir, una economía pujante y saneada, que no desmerezca de la que disfrutaban los países más avanzados de Europa, como El Reino Unido o Francia, o de América, como los EE.UU., que también conocía por libros que le traían de allí.

En la posteridad del siglo XIX no se añadiría gran cosa a las propuestas del ilustrado asturiano, pero se insistiría en las buenas leyes, considerando que sin cambios legislati-vos que reformasen las estructuras y removiesen los obstáculos, la simple instrucción poco puede hacer, especialmente en la agricultura.111

Según testimonio de su biógrafo y amigo, el también gijonés, ya citado, Ceán Ber-múdez, poéticamente Bermudo, especialista en historia del arte, Jovellanos considera, sin duda, la instrucción como el manantial de la pública felicidad.º112 Y añade re�rién-dose al Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía:

Este es el gran establecimiento que el Señor don Gaspar Melchor de Jovellanos promovió y levantó en la villa de Gijón, del cual dijo como en profecía, pocos días antes de conducirle a Ma-llorca, que estaba identi�cado con su existencia113. Su Oración Inaugural se cierra con este deseo en palabras no menos previsoras:

Mis yertas cenizas, que no reposarán lejos de vosotros, recibiendo el único premio que pude anhelar mi corazón, os predicarán todavía desde el sepulcro que estudiéis continuamente la natu-raleza, que sólo busquéis en ella las verdades útiles y que consagréis todo vuestra aplicación, toda vuestra sabiduría, todo vuestro celo, al bien de vuestra patria y al consuelo del género humano114.

PRINCIPALES ESCRITOS PEDAGÓGICOS

Las monografías y estudios acerca de Jovellanos suelen coincidir en que los docu-mentos y escritos más expresamente pedagógicos son los siguientes:

– Informe en el Protomedicato sobre el estado de la Sociedad Médica de Sevilla y del estudio de la Medicina en su Universidad, Sevilla, 3 de septiembre, 1777.

– Discurso sobre el lenguaje y estilo propio de un Diccionario geográ�co. Madrid, 23 de junio, 1788. (Leído por su autor en la Real Academia de la Historia).

111 Anes, Gonzalo, La crítica de un programa de los ilustrados en vísperas de la desamortización. Rev. de Occidente, nº 65 Año VI, 2ª ép., Madrid, 1968, pp. 189-198.

112 Cf. CASO GLEZ, J. M. (1984), Vida y obra de Jovellanos, Ob. cit, p 200. ¿113 Ibíd. p. 187.?114 O.C., XIV, p. 1098.

Page 311: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos, educador 311

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 281-312

– Reglamento para el gobierno económico, institucional y literario del colegio de la Inma-culada Concepción de Salamanca, según el nuevo plan aprobado por S. M. a consulta del Real Consejo de Órdenes. Salamanca, 16 de agosto, 1790.

– Memorias pedagógicas (1790-1809)– Ordenanza para el Instituto Asturiano. Gijón, 1 de diciembre, 1793.– Oración inaugural a la apertura del Real Instituto Asturiano. Gijón, 7 de enero,

1794.– Noticia del Real Instituto Asturiano. Gijón, 21 de junio, 1794.– Curso de Humanidades Castellanas. Real Instituto Asturiano. Gijón, 1794.– Carta al Doctor Prado sobre el método de estudiar el Derecho. Gijón 17 de diciembre

de 1795.– Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias. Real

Instituto Asturiano. Gijón 1797.– Exposición al Príncipe de la Paz como respuesta a once puntos sobre instrucción pú-

blica en España. Gijón 1797.– Plan para arreglar los estudios de la Universidad. Madrid 1798.– Plan de educación de la nobleza y de las clases pudientes. Aranjuez, 1798.– Discurso sobre el estudio de la geografía histórica. Pronunciado en el Instituto Astu-

riano de Gijón. 16 de febrero, 1800.– Tratado de botánica mallorquina o �ora medicinal de Valldemosa. Mallorca, mayo,

1801– Memoria sobre la educación pública o sea tratado teórico-práctico de enseñanza con

aplicación a las escuelas y colegios de niños. Cartuja de Valldemosa, Mallorca 1802. – Instrucción dada a un joven teólogo al salir de la Universidad, sobre el método que

debía observar para perfeccionarse en el estudio de esta ciencia. Castillo de Bellver, 1805– Bases para la formación general de Instrucción Pública. Sevilla, 16 de noviembre,

1809.

Page 312: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 313: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Jovellanos y las bellas artesJosé A. Samaniego Burgos

Catedrático de Historia

1. LA HISTORIA COMO LLAVE

L

a Historia del Arte comienza a �nales del siglo XVIII. El gran aumento de los conocimientos históricos funciona como locomotora de otras muchas discipli-

nas, cuyos avances a su vez retroalimentan el conocimiento de épocas pasadas y su justa comprensión. En sus discursos de entrada en diversas Academias, va trenzando Jovellanos estos pensamientos fundamentales. Habla siempre Jovellanos como magis-trado, que es su especialidad. Cuando se re�ere a las artes, se disculpa y habla como a�cionado. Pero las leyes, el arte y la economía política, fueron preocupaciones fun-damentales en su vida.

Campomanes, director de la Real Academia de la Historia propone a Jovellanos como miembro supernumerario. Lee su discurso de recepción el 4 de febrero de 1780, titulado Sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades.

Se debe comenzar por escribir una Historia distinta a como se viene haciendo:«En nuestras crónicas, anales, historias, compendios y memorias, apenas se en-

cuentra cosa que contribuya a dar una idea de los tiempos que describen. Se encuen-tran, sí, guerras, batallas, conmociones, bombas, pestes, desolaciones, portentos, profecías, supersticiones, en �n, cuánto hay de inútil, de absurdo y de nocivo en el país de la verdad y de la mentira. Pero ¿dónde está una historia civil que explique el origen, progreso y alteraciones de nuestra constitución, nuestra jerarquía política y civil, nuestra legislación, nuestras costumbres, nuestras glorias y nuestras miserias?»

No hay en este discurso mención alguna a las artes del pasado, que parecen estar incluidas dentro de «nuestras antigüedades». Pero tal vez se debe a que habla como magistrado o a su manera de centrar el discurso, que sigue el precepto de Horacio, que dice «simplex dumtaxat et unum»1. La obra forma un todo y en el plan se determina

1 Esta y otros muchas verdades estéticas, hasta más de la treintena, se pueden extraer de la Poética de Horacio. Ver el análisis de Marcelino MENÉNDEZ PELAYO. Historia de las ideas estéticas en España. Tomo I. Madrid, 1983. Pp. 126 y siguientes.

Page 314: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

314 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

un �n, al que toda la materia debe referirse. «Faltar a uno u otro es abrir la puerta a un enjambre de faltas»2.

También entra Jovellanos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1780. Y al año siguiente –14 de julio 1781–.pronuncia su Elogio de las Bellas Artes3.

Traza un recorrido histórico por las artes en España, relacionando las épocas de esplendor económico y político con los periodos de brillantez de las artes. «La gran-deza a que habían elevado la nación los Reyes Católicos, la inclinación de la nobleza, que había adquirido en las guerras de Nápoles el gusto y las a�ciones italianas, y el oro del Nuevo Mundo, destinado a recompensar el ingenio y el trabajo, inspiraban a los artistas españoles el más ardiente deseo de sobresalir en el ejercicio de las artes».

Por poner un último ejemplo, hablaremos más adelante de cómo, un cuarto de si-glo más tarde y desde su prisión en el castillo de Bellver (1805), entiende Jovellanos que la numismática contribuye al conocimiento de la Historia.

De todas maneras, la relación entre Historia y Arte va avanzando muy poco a poco.+ El primer paso consiste en la cronología pura y dura. O sea, situar obras de arte

en su tiempo histórico mediante pruebas documentales.+ El segundo paso, y ante la diversidad de apariencias de las obras de arte, será

establecer épocas y estilos, nombrándoles adecuadamente, o sea, con nombres que posean cierto contenido, acorde con su origen y características.

+ El tercer paso será comprender que los estilos abarcan cualquier manifestación artística, desde la arquitectura a la escultura y la pintura, desde el arte de diseñar del arquitecto hasta el modo en que fabrica los muebles el carpintero. En el entorno de Jovellanos, fue Bosarte el primero en darse cuenta de ello4. Para nuestro Ilustrado, la arquitectura prima sobre las demás artes, que le sirven de ornato, y constituye un importante y principal documento histórico.

+ El cuarto paso será introducirse en la vida de los estilos y sus fases de desarrollo, cosa que tiene que ver con la evolución de las sociedades, la consideración social de los artistas, su modo de organización y aprendizaje; y un largo etcétera. Winckelmann, de quien Jovellanos había leído su Historia del Arte entre los antiguos, en la traducción

2 Carta nº 1477. «Correspondencia», 3º. Para las citas de las Obras Completas de Don Gaspar Mel-chor de Jovellanos, pondremos el Diario con su número y fecha. Y si es una carta, el número y su referencia. Los autores de estas ediciones son de sobra conocidos: José Miguel CASO GONZÁLEZ, su hija María Teresa CASO MACHICADO y Javier GONZÁLEZ SANTOS en notas e ilustraciones. Un trabajo in-gente de muchos años a reconocer, desde 1984 hasta hoy. Y lo que queda. Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII e Ilustre Ayuntamiento de Gijón.

3 Ver los discursos citados en Biblioteca de Autores Españoles. Obras de D. Gaspar Melchor de Jove-llanos. Edición de Cándido Nocedal, Madrid, 1858. Reedición T.XLVI Madrid, 1963.

4 Ver Javier BARÓN THAIDIGSMANN, Ideas de Jovellanos sobre arquitectura. (Arquitectura alto-medieval) Principado de Asturias. Oviedo, 198. p 39, nota 36.

Page 315: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 315

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

de Campmany,5 se había dedicado a este trabajo, estableciendo las épocas del arte griego.

+ El quinto y más difícil paso será explicar los cambios de estilo, que afectan al pro-pio país y a otros con quienes compartimos una historia y herencia cultural común. Este asunto sigue abierto a interpretaciones al día de hoy.

2. LOS CRITERIOS ESTÉTICOS DE JOVELLANOS

Jovellanos es hombre de su tiempo y de�ende los criterios estéticos del arte neoclá-sico. Es partidario al cien por cien de la Academia de San Fernando y sus actuaciones. Le gustan los retablos «bien marmoleados» y los relieves con planos de escaso gro-sor, como se llevaban en su tiempo. Cree �rmemente que la Historia del Arte consiste en «medir lo que han corrido las artes hasta su misma perfección» y tal perfección es la del arte neoclásico. Por el contrario y a la viceversa, será buen arte aquel que imita lo antiguo griego y lo romano. Habla de los «recónditos y sublimes principios del gusto y la belleza» y el «�no y delicado gusto para discernir las bellezas del arte».

Sin embargo no se pronuncia si la belleza es objetiva o subjetiva, si reside en algo medible, como las proporciones, o en apreciaciones particulares, si el gusto obedece normas de la razón o de los sentimientos.

Veamos una carrera de relevos durante el Renacimiento, en pos de la belleza ideal, en base a la proporción: «A él [Berruguete] se debe el conocimiento de la simetría del cuerpo humano, primer fundamento de la belleza y principio fundamental del arte del dibujo. Garico, Borgoña y Durero habían establecido en este punto diferentes sistemas. El primero daba a la �gura del hombre la proporción de nueve rostros; el se-gundo la de nueve y un tercio, y el tercero la de diez. Cada uno de estos sistemas tenía sus partidarios en España. Berruguete establece una nueva simetría por la observación del antiguo, la autoriza con sus obras y atrae a su opinión a todos los artistas. Esta si-metría según Palomino era de diez rostros y un tercio. Entre tanto Becerra, empeñado en superar a Berruguete, huye de su escuela a Roma, estudia las obras de Rafael y Mi-guel Ángel, observa cuidadosamente el antiguo sistema y vuelve a España a disputar a su maestro el título de restaurador del buen gusto. Su simetría era aún más exacta que la de Berruguete, sus �guras más llenas, sus formas más redondas y elegantes. Los artistas desamparan las banderas de Berruguete, se declaran por las producciones y el estilo de Becerra y las artes españolas reciben nuevo esplendor con su enseñanza y con sus obras». Cuando Jovellanos edita su Elogio de las Bellas Artes con 60 notas añadidas, modera sus ímpetus. Aclara en la nota 10 que, según Palomino, la simetría

5 Javier BARÓN, op. cit. p. 31, nota 42.

Page 316: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

316 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

de Becerra era de diez rostros y medio. Pero nuestros artistas y los italianos medían la proporción por el tamaño de rostros y cabezas, «porque hallaron esta medida más conforme a la naturaleza o porque creyeron haberla seguido los antiguos». Winckel-mann sostiene que los griegos arreglaron la proporción de sus �guras por el tamaño del pie y no por el del rostro o cabeza. «Lo que dicen Plinio y Vitrubio apenas nos deja inferir cuál fue la medida de proporción seguida en la antigüedad».

Tales consideraciones revelan la idea renacentista del hombre como medida de to-das las cosas, el cuerpo humano desnudo como criterio de belleza, con sus derivados relativos al número, la medida, la geometría y las proporciones. Así como simpatía signi�ca sentir lo mismo que otro, compartir sentimientos, simetría signi�ca compar-tir medidas, o sea, la correspondencia o medida común de las partes entre sí y con el conjunto de la obra6.

Enseguida viene el principio fundamental para juzgar las obras de arte, que es la imitación de la naturaleza7. «La verdad es el principio de toda perfección, y la be-lleza, el gusto, la gracia, no pueden existir fuera de ella. Buscadlas en la naturaleza, eligiendo las partes más sublimes y perfectas, las formas más bellas y graciosas, los partidos más nobles y elegantes […] La naturaleza [es] fuente de toda belleza y per-fección» (Elogio de las Bellas Artes) Pero por imitación de la naturaleza no debemos entender, a la manera vulgar, el realismo como estilo. Estamos ante un criterio �lo-só�co, platónico o metafísico, como lo queramos llamar, una derivada del mito de la caverna de Platón. Si las cosas son la sombra de las ideas, también la naturaleza es anticipo y promesa de la suma belleza y perfección de Dios8.

6 «Para Vitrubio, la esencia de la arquitectura radicaba en la simetría, tal y como era entendida por los griegos, a la manera platónica: conmodulación, «conmodulatio», de las partes entre ellas o de las partes con el todo, simetría entera o intencional, capaz de expresarse numérica o geométricamente. A esta última llamaba Platón conmensurabilidad en potencia (Teetetos). Todos los tratados de arquitectura antiguos citados en el libro de Vitrubio llevan el título general de Simetría». Fernando CHUECA GOI-TIA. Historia de la Arquitectura Española. Tomo II, p. 3. Fundación Cultural Santa Teresa. Ávila, 2001.

7 «El primero y más alto de estos principios es el de la mímesis, no entendido ciertamente como le entendía, v. gr., el abate Ba eux, sino en un sentido de todo punto idealista, en que Platón no di�ere un ápice de su discípulo [Aristóteles]. Para uno y otro, la poesía es arte de imitación; pero lo que la poesía imita no es otra cosa que lo universal, lo necesario, es decir, la idea y el tipo; de ningún modo lo particular y relativo. De otra suerte, nunca hubiera dicho Aristóteles que la poesía es más �losó�ca y profunda que la historia, ni hubiera sentado la doctrina de la depuración del carácter, el cual ha de ser como un para-digma o modelo de su respectiva clase». Marcelino MENÉNDEZ PELAYO. op. cit p. 72.

8 «La belleza que aparece en los objetos materiales no es más que una imagen de otra hermosura que reside en la naturaleza, y que a su vez es imagen de la otra razón o idea de belleza más alta, que está en la mente humana, de donde procede y se difunde a la naturaleza toda hermosura. Esta misma luz del alma no es más que un destello de la luz de aquella primera e increada hermosura que reside en la mente divina. Aquí Plotino abandona casi la materia estética para explicarnos cómo del entendimiento divino son derivación las ideas, y cómo la felicidad o el estado beatí�co consiste en la eterna contemplación de

Page 317: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 317

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Pero esta admiración por la naturaleza bien podemos decir que forma parte del sen-timiento prerromántico que todo el mundo reconoce en Jovellanos. «Después de una enorme bajada a donde se unen las aguas de Quirós, Teberga y Proaza al río Nalón, descansa junto a un arroyuelo que desciende de lo alto, sitio delicioso y pintoresco; y sentado a la sombra de un avellano exclama: «Oh naturaleza, qué desdichados son los que no pueden disfrutarte en estas augustísimas escenas, donde despliegas tan magní�camente tus bellezas y ostentas toda tu majestad». Sigue por Trubia a Oviedo y al día siguiente entra en Gijón»9.

Podríamos resumir los principios estéticos de Jovellanos en el lema de su Instituto: Quid verum, quid utile. La verdad es bella, la belleza es útil. La ciencia es verdadera, de la ciencia dimanan utilidades prácticas, la utilidad acompaña a la verdad. El edi�cio debe servir a la �nalidad para la que se construye. Utilidad y belleza van de la mano.

El arte provoca admiración y gozo en los ciudadanos. El arte es testigo de la histo-ria, documento histórico de primera mano. El arte es un bien social10.

Y nada mejor, para insistir en la cerrada identi�cación de Jovellanos con los �nes de la Academia, que el párrafo del Elogio dedicado a Mengs: «No es tiempo todavía de hablar de los que viven y aumentan con sus obras el patrimonio de su reputación; y cuando quisiera tratar de aquellos cuya fama ha �jado ya la muerte, veo la sombra de un profesor gigante, que descuella entre los demás y los ofusca: la sombra de Mengs, del hijo de Apolo y Minerva, del profesor �lósofo, del maestro, el bienhechor y el le-gislador de las artes. Mas no penséis que Mengs ha muerto para nuestra Academia, no para España. Vivirá en sus discípulos, esperanza de nuestras artes. Vivirá en el célebre museo que adorna estas moradas, vivirá en sus distintas obras, vivirá en sus profundos escritos, tesoro de inestimable doctrina, que se puede llamar el catecismo del buen gusto y el código de los profesores y amantes de las artes; vivirá �nalmente en los elo-gios que la amistad y la justicia dictaron a un distinguido miembro de nuestra asocia-ción, con cuya �orida elocuencia no puede entrar en lid la rudeza de mis palabras».11

estos mismos arquetipos. El entendimiento divino, sin dejar de ser uniforme, se mani�esta de un modo omniforme en las ideas, entero en cada una de ellas, pero con diversas propiedades». Marcelino ME-NÉNDEZ PELAYO, op. cit.. pp. 96-97.

9 Juan Agustín CEÁN BERMÚDEZ. Memorias para la vida del excmo señor Don Gaspar Melchor de Jovellanos y noticias analíticas de sus obras. Madrid. En la imprenta de Fuentenebro. 1814, pp. 390.

Ana RUEDA: «Jovellanos y sus escritos íntimos: el paisaje y la emoción estética de "lo sublime"». En Revista de Literatura, nº 136, jul-dic. 2006, pp. 489-502.

10 Juan Pablo WERT ORTEGA «Jovellanos, "a�cionado". Su actividad coleccionista en relación con el origen de la moderna cultura artística en España». Anales de Historia del Arte, Nº 2, 1990. Pp.131-144. p. 144.

11 Se re�ere a José Nicolás de Azara, que escribió la biografía de Mengs y publicó sus obras, en espa-ñol, francés e italiano, con sustanciales añadidos de su propia cosecha.

Page 318: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

318 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Si prescindimos del tono, un tanto grandilocuente, de estos discursos elogiosos con que se abría la Academia y se entregaban premios a los estudiantes, las alabanzas a Mengs son desmesuradas y andan muy lejos de la estimación de que goza hoy en-tre nosotros el pintor alemán. Gran amigo de Winckelmann, los dos eran platónicos idealistas. Para ambos a dos, la belleza sensible es re�ejo y anticipo de la perfección absoluta de Dios. Jovellanos repite y de�ende los criterios del arte neoclásico por ellos establecidos: la unidad entre las partes, la noble sencillez o ausencia de adornos inne-cesarios, la tranquila grandeza, la majestad, el orden, la proporción y la simetría. No parece consciente Jovellanos de la lucha que se libra en su interior entre los dictados de la razón neoclásica y el sentimiento prerromántico con que él mismo mira la natu-raleza y alaba las catedrales góticas, como veremos.

Además, las circunstancias del discurso mandan. Antonio Rafael Mengs (1728-1779) ha sido traído de Italia por Carlos III y nombrado Primer Pintor de Corte por el monarca. Suyos son los retratos de los herederos, los Príncipes de Asturias, el fu-turo Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma. Como director de la Real Fábrica de Tapices, favoreció a los Bayeu y a Goya. Se impuso en el Palacio Real a Tiépolo y a Corrado Giaquinto. Quiso que la Academia de San Fernando fuera dirigida por los artistas y no por los nobles del reformismo borbónico, pero perdió esta batalla y aban-donó Madrid, dando por cerrada su primera estancia en España (1761-69). Volvió de 1774 a 1776, año en que se retiró a Roma, enfermo de tuberculosis. Jovellanos no conoció personalmente a Mengs, como a�rma Fortunato Selgas,12 ya que volvió de Sevilla en 1778. Pero Mengs había dejado papeles de sus lecciones en la Academia y sus ideas pululaban en el ambiente, además de que sus obras aparecieron en Madrid de la mano de Azara en 178013. Los artistas a quien Jovellanos trató en la tertulia de Campomanes fueron los arquitectos Sabatini y Ventura Rodríguez; dos escultores, el gallego Felipe de Castro y el francés Robert Michel; y los pintores Tiépolo y Maella. Conoció a Goya, a quien encargó varios retratos, para sí mismo y para sus amigos, desde que ambos entraron a la vez en la Academia de San Fernando en 1781.

Bueno sería para los muy admiradores de Jovellanos poder pensar que las alabanzas a Mengs se deben al género literario de estos discursos elogiosos. Pero se ven con-�rmadas en las cartas que Jovellanos envía a fray Manuel Bayeu, cartujano que es-taba entonces pintando los techos en la nueva iglesia de Valldemosa, cuñado de Goya como hermano que era de Francisco y Ramón Bayeu. La mayoría de tales cartas están �rmadas por Manuel Martínez Marina, que acompañó todo el tiempo a Jovellanos

12 Fortunato SELGAS ALBUERNE. «Jovellanos como crítico en Bellas Artes». Madrid. Revista de España, 364, Tomo XCI. 1883. Edición de la Fundación Selgas Faralde, 2001, con estudio de Mari Cruz MO�LES SARO. Pág. 27.

13 Obras de don Antonio Rafael Mengs, primer pintor de Cámara del Rey, publicadas por don Joseph Nicolás de Azara. Madrid, Imprenta Real de la Gazeta, 1780.

Page 319: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 319

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

en Mallorca. El fraile, pintor de bóvedas, cúpulas y pechinas, le mandaba bocetos a Bellver para que Jovellanos hiciera críticas y sugerencias, señalando defectos o propo-niendo alternativas. Varias veces se cita al insigne Mengs, al sabio Mengs. A propósito de un boceto sobre la Concepción, le dice Marina a Bayeu: «También le gustó el todo de la composición y sus accesorios, aunque dio a entender que la postura de la Virgen no era tan sencilla ni tan noble como pedía el alto misterio que representa. Y aunque yo le dije que regularmente se pintaban así las Concepciones, me respondió que esa razón no era de pintor. Porque el buen artista debe seguir la razón y no la costumbre. Fray Manuel, me dijo, se ha separado algo de ella, sin atreverse a abandonarla del todo; pero si hubiera visto mis dos Concepciones [de Zurbarán y Goya], y sobre todo la de Mengs, que está en la casa de los Gremios de Madrid, hubiera conocido mi razón».14

Respecto a unos bocetos para Vía Crucis, escribe: «La �gura del Salvador desnudo […] no le gustó a S.E., porque […] le parece que sus carnes están demasiado desga-rradas; y aunque éste sea un defecto común en semejantes cuadros, S.E. está persua-dido que persona tan divina, bien que sufriese cuanto no podemos imaginar de dolor y de escarnio, nada puede perder de su original integridad. Por esto el sabio Mengs, en el sublime cuadro del Descendimiento, lejos de adoptar este abuso, expresó con la mayor delicadeza las llagas, las heridas y los livores del Salvador, de una manera que encanta al mismo tiempo que conmueve».15

De todos modos, estas cartas son un documento inapreciable para conocer y va-lorar cómo Jovellanos, en los años �nales de su vida, ejercía como «crítico en bellas artes». Respecto a la pintura, se atiene en sus comentarios a cinco puntos: composi-ción, expresión, dibujo, claroscuro y colorido.

Por composición entiende el momento a representar, la elección de las �guras, su distribución en escena y la relación con los fondos. Acerca de una Ascensión: «El pin-tor encargado de tal asunto no puede dejar de arreglar su invención al texto sagrado, y nada puede añadir en su invención que desdiga de su letra, ni en la exactitud ni en el decoro. Además como la pintura en los hechos sucesivos no puede representar más que un momento, el pintor debe elegir aquel en que la escena se halle más conforme a su gusto y sus ideas. Por tanto, si yo hubiese de pintar un cuadro de este asunto, escogería el momento de la aparición de los ángeles, y que empezasen a hablar a los discípulos del Salvador, y antes de haber acabado estos su embajada».

La expresión se re�ere a las actitudes de los personajes, que deben ser variadas y acordes con cada uno. «Que [la cabeza del Cristo] esté en reposo y sin más movi-

14 Carta nº 2091. Correspondencia 4º.15 Carta nº 2090. Correspondencia 4º. Fray Manuel Bayeu pintó, que sepamos, dos Vía Crucis, uno

para la Ermita de la Trinidad, cerca de la Cartuja de Valldemosa, y otro que se conserva incompleto en el Museo Provincial de Bellas Artes de Zaragoza.

Page 320: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

320 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

miento que el necesario para animarla un poco, pues que Jesucristo subía por su pro-pia virtud, y por consiguiente no había menester de esfuerzo alguno.[…] Con esto tendría un anchísimo campo para variar las situaciones, las actitudes y la expresión de todas las �guras; porque la admiración, la sorpresa, la curiosidad, la tristeza, el descon-suelo y aún el gozo graduado hasta el éxtasis, concurrirían a hacer un cuadro lleno de expresión y alma, y como se suele decir, un cuadro parlante».

El dibujo abarca posturas, vestidos, tamaños y perspectivas. «La simplicidad es siempre preferible, no tanto porque la buscaron los griegos, por cuanto ser más con-forme con la razón del arte y con la naturaleza, que es su tipo. Que esta máxima, digna de observarse en toda �gura, lo debe de ser más en las sagradas, y más todavía en las de la Virgen y su Hijo santísimo, que deben representar, en cuanto pueda el arte, algo de la divinidad, que es la simplicidad por esencia».

El decoro se re�ere a la presentación correcta y virtuosa de los personajes. «El ángel que está sentado en el sepulcro me tiene enamorado. […] Bellísimo, salvo el pecho, que parece algo mujeril. […] Por Dios, que no se pinte a Santa Ana como una Marinuño. Era vieja, sin duda, pero no tan vieja, sino tal que admita las gracias mar-chitas de la vejez».

Por claroscuro entiende el contraste de colores que permita distinguir unas �guras de otras, establecer términos e irlos separando hasta los más alejados fondos. Se trata de un claroscuro muy suave, propiciador de escasos contrastes.

En cuanto al colorido, de�ende el que se llevaba en su tiempo, unos colores alegres y claros, como puede apreciarse en los techos de los palacios y en cuadros de la época. Son colores sometidos a la razón, todos muy claros, como el blanco, el rosa y el azul celeste. Ninguno fuerte o espeso, capaz de transmitir sentimientos.

A través de este conjunto de anotaciones del propio Jovellanos, podemos apreciar cómo el estilo se acopla como un guante a la ideología e idiosincrasia de una sociedad. La veracidad o fuerza de la Historia en la invención o planteamiento del cuadro, el acuerdo con los principios de sencillez y decoro, la advertencia de que el pintor sólo puede escoger un momento, porque la pintura es un arte del espacio y no del tiempo –parece haber leído el ensayo de Lessing sobre el Laocoonte–, hasta los argumentos teológicos aplicados al arte, resultan muy esclarecedores. Que en los vestidos, los pa-ños han de caer de acuerdo con alguna ley física, que el color sea tan a la manera del rococó, señalan como dogma fundamental el control de la razón sobre los factores que en la pintura más se dirigen al corazón, que son el movimiento y el color.

Pero Jovellanos era también sensible a la amistad y podía prodigar alabanzas, mez-cladas con claros reproches, a un pintor tan cercano a su persona como fray Manuel Bayeu. Le pide algunos bocetos de cuadros «que acrediten el mérito de las obras de usted, si no fuese tan a carreras, como suele decirse, y no diese muchas veces su ha-bilidad a perros». Se le ha oído exclamar: «Si corriendo hace esto, ¿qué no haría con

Page 321: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 321

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

un poco de meditación y de calma?». «Nunca le duela el detenerse en cosas que los inteligentes han de ver, examinar y juzgar por espacio de muchos siglos». «Le duele [a S.E.] de todo corazón que usted no entre en su máxima de trabajar más despacio y se enfada y enoja contra tanto impertinente como le obliga a andar a carreras». «Co-noce [S.E.] que las observaciones de los a�cionados suelen tal vez ser de algún prove-cho aún a los más granados profesores».16

Digamos por último que en este plan sobre el «cuadro parlante» de la Ascensión, algunos han visto la vena sentimental y prerromántica de Jovellanos. Puede ser17. Pero tal impresión, apoyada en la diversidad de actitudes de los personajes, no encaja en el conjunto de tan cerrada propuesta de Jovellanos a fray Manuel Bayeu.

3. CONTRIBUCIÓN DE JOVELLANOS A LA HISTORIA DEL ARTE EN ESPAÑA

Fue Antonio Palomino (Bujalance, Córdoba, 1655- Madrid, 1726) con su obra en tres tomos (1715-1724) titulada El Museo Pictórico y Escala Óptica, el primero en ha-cer historia de la pintura barroca en España, a comienzos del siglo XVIII.

A �nales de siglo salen las primeras historias del arte en nuestro país, escritas por Ceán y Ponz. Siguió muy de cerca Jovellanos la elaboración de estas obras y hasta tomó parte activa en ellas, aportando un esquema de análisis a Ceán y las cartas a Ponz. Estaba Jovellanos en todas las salsas, pues perteneció a seis reales academias y a dos sociedades de amigos del país, la Matritense y la Asturiana.

VIAGE DE ESPAÑA/, EN QUE SE DA NOTICIA/ De las cosas más apreciables y dignas/De saberse, que hay en ella/. Su autor DON ANTONIO PONZ, Secretario de la Real Aca-/demia de San Fernando, Individuo de la Real de la / Historia y de las Rea-les Sociedades Bascongada, / y Económica de Madrid./ DEDICADO AL PRÍNCIPE NUESTRO SEÑOR./ TOMO PRIMERO./ SEGUNDA EDICIÓN, CORREGIDA Y AUMENTADA./ MADRID, MDCCLXXVI./ POR DON JOACHIM IBAR�, impre-sor de cámara de S.M.…

Fueron 18 volúmenes en 8º, de 1772 a 1794. En el tomo III, publicado en 1774 y dedicado a Carlos III, abandona el autor el seudónimo de Pedro Antonio de la Puente y visto el éxito de su obra, presenta con orgullo su verdadero nombre. Aunque en toda la obra el texto se organiza en cartas, esta palabra que denota la mezcla de los géneros epistolar y de viaje, aparece en muy pocos de los títulos. No llegó a describir el abate Ponz varias partes de España, entre ellas Asturias. Algunas de las cartas a Ponz fueron

16 Cartas 2085 a 2091. Correspondencia 4º.17 Juan Pablo WERT ORTEGA. Artículo citado.

Page 322: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

322 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

escritas por Jovellanos después de la muerte del abate, y a sabiendas por tanto de que no servirían al autor del Viage de España. Había quedado libre para publicarlas como suyas o ceder sus noticias a Ceán Bermúdez.

Como los demás ilustrados, Antonio Ponz (1725-1792) se siente cronista y a la vez partícipe y promotor del cambio y progreso desde arriba que alienta el siglo de las luces.

En la descripción de las obras de arte, Antonio Ponz y Jovellanos utilizan los mis-mos giros y expresiones, tales como «me dio la gana de ir…de buena arquitectura…de muy buen gusto…a la manera de… que me pareció de…colorido de mucha frescura… bravamente pintado…de gran bizarría…portada de poco gusto a la mo-derna…no pude tragar…me quiso encajar…no hallé cosa digna de referirse…esta iglesia se ha renovado…se ha remodernado»… También los dos miran fechas, leen nombres e inscripciones, exploran archivos y manejan documentos, aportan pruebas y no sólo opiniones. Comparten igualmente un sentido cuasi romántico del paisaje. Ponz le pide a Jovellanos materia para su Viage: «La amenidad de Asturias, lo vario de su terreno y cultivo, la frondosidad de montes y selvas, la belleza de sus marinas»… Escribe Ceán que Jovellanos hizo entonces una serie de viajes por Asturias. «Se in-trodujo en la aspereza de los montes y registró las minas e inmenso arbolado; buscó el origen de los ríos y sus con�uencias en los profundos valles; vagó por su costa septen-trional y vio sus puertos, sus ensenadas, fondeaderos, barras y cabos; y con tan curio-sas como exactas noticias, escribió las cartas que había de dirigir a su amigo Ponz». Al referirse a los artistas, Ceán, Ponz y Jovellanos les llama profesores, como si para ser considerado artista fuera necesario impartir docencia en alguna de las academias de bellas artes. O al revés, para evidenciar que los mejores artistas alcanzan su cénit como profesores de bellas artes. Quien no es académico, no es nada.18

En el Elogio de las Bellas Artes dice Jovellanos: «Y ¿cómo hablando de Mengs no haré mención de uno de sus amigos, del más ardiente partidario de su doctrina y el buen gusto, del celoso viajero que guiado por el patriotismo corre de un cabo al otro de nuestra Península, visita sus villas y ciudades, las plazas, los templos, las obras pú-blicas, busca por todas partes los monumentos de las artes, hace conocer y apreciar las obras estimables, ejerce una imparcial y rígida censura contra los abortos de la extravagancia y persigue y acosa al mal gusto hasta hacerle huir avergonzado de los do-minios que había tiranizado por tantos años? […] Sí, ilustre Academia, yo me atrevo a anunciarte que el feliz tiempo de mirar las artes subidas al ápice de la perfección está ya muy cercano».

Así resulta enaltecido el abate Antonio Ponz, que conoció en Italia a Mengs y Winc-kelmann y visitó las ruinas de Pompeya y Herculano. Un año después de ser nom-

18 Ver: OB�S COMPLETAS, tomo I, p. 136.

Page 323: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 323

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

brado secretario de San Fernando, la Real Orden Circular de 25 de noviembre de 1777, dirigida a los Obispos y Prelados del Reino, mandaba que el diseño de retablos y otras obras en los templos debía someterse a la aprobación de la Academia de San Fernando o de San Carlos (para el Reino de Valencia). Y de igual forma se procedería con cualquier edi�co público a construir de nuevo o reformar de manera principal. Este control se con�ó en 1786 a una Comisión de Arquitectura en la Academia de San Fernando.19

Juan Agustín Ceán Bermúdez (1749-1829) nació en Gijón de familia muy humilde y entró al servicio de Jovellanos a los 15 años. Fue paje, secretario, amigo y primer biógrafo del Ilustrado. Los ocho volúmenes del Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España fueron publicados el año 1800 por la Real Aca-demia de San Fernando. Jovellanos le animó en esta obra, indicando a su pupilo las entradas que debería tener cada autor en el Diccionario y empujándole a completar la obra publicando el manuscrito sobre los arquitectos que le había con�ado don Euge-nio Llaguno y Amírola, que fue ministro de Gracia y Justicia antes de Jovellanos. Por su parte, Ceán Bermúdez era gran experto en dibujos y grabados, de los que poseía una importante colección que se cifra en 12.699 estampas. A sus consejos se debe en gran parte la colección de dibujos o «academias» adquiridas por Jovellanos, que en su día pasaron al Real Instituto de Gijón. Goya retrató a Ceán y a otros pintores para el Diccionario. Jovellanos le escribió animándole a que incluyera tales retratos y otros muchos dibujados por el mismo Ceán, siguiendo lo que había hecho Vasari en Italia. Pero Ceán no se atrevió, por lo que suponía de encarecimiento de la obra.20

«Gijón, 29 de noviembre de 1795. Mi querido Ceán: Tu última carta y la que recibí de Arias cuando ella, me pone en

la precisión de moderar el exceso de impaciencia con que continúas tu trabajo. Nada puede dañarle tanto como la manía de abarcarlo todo en una materia que es de suyo inagotable. Sobre todo, abrir tantas y tan varias correspondencias no sólo es echarse encima un cuidado vastísimo, sino exponerse a hacer y deshacer continuamente el

19 Para este y otros asuntos relacionados con la implantación del arte neoclásico, como las pensiones de seis años en Roma , las publicaciones de textos clásicos o los exámenes de la Academia, ver José Enri-que GARCÍA MELERO: El arquitecto académico a �nales del siglo XVIII. Espacio, Tiempo y Forma. Serie VII. Historia del Arte. T. 10. 1997. Pp. 161-216. Pp. citadas: 171 y 173.

Ver: Gaspar Melchor de JOVELLANOS: Cartas del viaje de Asturias (Cartas a Ponz). Edición de Ál-varo RUIZ DE LA PEÑA y Elena de LORENZO ÁLVAREZ. Ed. KRK. Oviedo, 2003. Entre las «Cartas a Ponz» tienen interés a nuestro propósito las relativas al convento de San Marcos de León, la catedral de Oviedo y el escultor Luis Fernández de la Vega.

20 Giorgio VASARI: Le vite d’ più eccellenti Pi�ori, Scultori e Archite�ori. Scri�e da M. Giorgio Vasari, pi�ore et archite�o Aretino. In Fiorenza Apresso I Giunti. 1568.

Elena SANTIAGO PÁEZ.: El gabinete de Ceán Bermúdez. Dibujos, estampas y manuscritos de la Bi-blioteca Nacional. Museo-Casa Natal de Jovellanos. Gijón, 1997.

Page 324: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

324 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

trabajo, corrigiendo, aumentando, refundiendo las cédulas. Temo también que te su-ceda lo que al magistral, que a fuerza de trabajo juntó un montón de escombros, y aún después de mis pláticas y consejos y de grandes escardas, dio al público cosas muy mi-serables. Por ejemplo, ¿a qué a acudir al gobernador, cuando tenías en Toledo tanto y tan precioso? ¿Qué mueve a los Iglesias a ayudarte? ¿No ves que esto es una quimera? ¿Quién tomará el trabajo de rever, extractar tantos libros viejos, de extender, ordenar y copiar las noticias? ¿A�ción? No la hay; y si acaso, todo el mundo trabaja para sí y no para otro. ¿Interés? ¿Y quién dará la recompensa? ¿Y quién lo mira con la paciencia y el gusto necesarios? Vamos, pues, a cortar ese �ujo. He aquí el medio.

Tengo dicho que tu obra debe salir en forma de diccionario. Los artículos por con-siguiente deben sujetarse a un orden alfabético. Ora tomes los nombres, como Posada y Nicolás Antonio, ora los apellidos, como me parece preferible, puedes fácilmente arreglar las cédulas necesarias para el tomo primero que, por ejemplo, abrace las letras A. B. C. Trabajas tu prólogo con la historia y plan de la obra y la echas a volar.¿Dirás que esperas aún noticias? No importa: al �n del diccionario se pone un apéndice y si toda tu vida trabajas y adelantas tu empresa, cuanto adelantes puede entrar en apén-dices, con la comodidad de que si se hace alguna nueva edición, se incorpora todo en su lugar.

Esto tiene otra ventaja y es que así puedes prevenir la obra en que trabaja Bosarte, la cual siempre dañará a la tuya, porque al �n tendrá más apoyo de dinero y protección. Manos, pues, al trabajo.

Una cosa te encargo muy encarecidamente, o por mejor decir dos: 1ª: que no pon-gas en tu diccionario ningún artista que no tenga algún mérito conocido. A este �n po-drás darle el título de «Diccionario de los ilustres pintores y escultores que trabajaron en España», o bien «de los ilustres artistas que ejercitaron en España la pintura y la escultura» (y el grabado, si tal vez le abrazas); 2ª: que reduzcas cada cédula al mínimo posible; estos es, que no des lugar en ella a menudencias, fábulas ni noticias desprecia-bles. A esto añado: 3ª, que el estilo sea cerrado y puro sin difusión ni desigualdad; 4ª, que no se den a los artistas elogios no merecidos, y se ponga más cuidado en cali�car su estilo y mérito que no en alabarlos; 5ª, que en las cali�caciones se huya de toda expresión vaga e insigni�cante, y se analice aquella o aquellas partes en que sobresa-liere cada autor artísticamente, ya sea el estilo o dibujo, el colorido, la composición, invención, expresión, etc. Basta para quien lo entiende. Mi deseo es ahorrarte trabajo, hacerte gozar cuanto antes del que tienes hecho, y facilitar una empresa que por el rumbo que llevas será más larga que tu vida, y tal vez la arruinará y abreviará. Va una breve nota de las obras de nuestro Luis Fernández [de la Vega]».21

21 Carta nº 818. Correspondencia, 2º.

Page 325: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 325

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Veamos cómo Ceán se atiene a las indicaciones de Jovellanos. Comienza la Intro-ducción diciendo que desde niño ha querido ensalzar a los artistas, y escribir sobre su obra le parece la acción más adecuada a tal �n. «Cuando Cicerón dijo que el honor era el alimento de las artes, pronunció una de aquellas sentencias que por su verdad y buen sentido están destinadas a pasar en proverbio entre las naciones cultas. Mas yo veía que esta máxima, aunque repetida a cada paso en España, como en otras partes, era más bien creída que observada. Veía que la a�ción a las bellas artes y la estimación de sus obras, estaba reducida a tal cual persona de buen gusto que tenía la fortuna de sentir sus bellezas; y que si alguien se distinguía en el empeño de recompensar dig-namente y de honrar y acariciar a los artistas, era señalado con el dedo como si esto fuese una extravagancia». Cierto que las bellas artes habían tenido un cronista en D. Antonio Palomino y Velasco, «cuya obra había leído yo muchas veces y examinado con gran detención», pero «¿a quién se puede esconder la escasez e imperfección de su obra en la parte biográ�ca?»

Viene a continuación la crítica a Palomino:1.– Escribió con pocos auxilios. (Léase: no hizo investigación sobre documentos.)2.– Acogió «fábulas y cuentecillos» que se difunden entre el vulgo. (Son las fábu-

las, menudencias y noticias despreciables a que se re�ere Jovellanos. Pero esta parte de las vidas de Palomino sobre pintores del siglo XVII es la que hoy nos parece más viva y fresca).

3.– Las vidas de los artistas entraron en su obra como mero apéndice o comple-mento al tratado sobre los principios teóricos y las reglas prácticas de la pintura. (Léase: las «vidas» del Parnaso eran un añadido a obras teóricas).

4.– Escribió las vidas de los pintores, dejó casi fuera a escultores y arquitectos; «y nada dijo de los grabadores y profesores de otras artes pertenecientes al dibujo, cuyas obras excelentes eran no menos dignas de memoria».

5.– Escribió con poca crítica, juzgando a todos los pintores por igual y cubriéndo-les de alabanzas.22

Explica después la elaboración de su Diccionario.1.– Ha procedido a la lectura de libros españoles y algunos extranjeros que tra-

taban de las bellas artes. Cita primero a Palomino y a Ponz. Y luego, en una nota, va una impresionante lista de libros consultados y extractados de su mano. Primero los publicados en España: Diego Sagredo, Sebastián Serlio, Juan de Arfe, Jácome Vignola, Fr. Joseph de Sigüenza, Vicencio Carducho, Francisco Pacheco, Fr. Francisco de los Santos y Antonio Rafael Mengs. En italiano: Giorgio Vasari, Federico Zúccaro, Carlo

22 Acisclo Antonio PALOMINO Y VELASCO. Museo Pictórico y escala óptica. Tomo I. Teoría de la Pintura, 1715. Tomo II. Práctica de la Pintura. 1724. Parnaso español pintoresco y laureado. 1724. Imprenta de Antonio de Sancha. Madrid. Ediciones Aguilar. Madrid, 1947.

Page 326: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

326 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Ridol�, Juan Pedro Bellori, León Páscoli. Y en francés: Felibien, Descamps, Du-Fres-noy, Winckelmann…

2.– Ha procedido a la lectura de escritos inéditos, como el del portugués Francisco de Holanda, Lázaro Díaz del Valle y los Alfaros, don Juan Alfaro, discípulo de Veláz-quez, y su hermano, el doctor en medicina don Henrique Alfaro.

3.– Ha buscado noticias y contratas en los archivos de ayuntamientos, monasterios, colegiatas y catedrales. En tan ardua tarea ha recibido ayuda de sus amigos de Sevilla, Toledo, Burgos, Ávila, Córdoba, Osma…La inmensa mayoría de ellos eran canónigos y algún obispo. En la lista reconocemos a Carlos González Posada, que le ayudó en las noticias sobre Tarragona; José Vargas Ponce, en las de Murcia; y Jovellanos, en las de Asturias, Castilla, La Rioja y Vizcaya.

4.– Ha procedido seguidamente a «examinar por mi propio las obras [de arte] ori-ginales para descubrir sus autores, ya fuese por las �rmas y signos que dejaron en ellas o ya por su estilo y manera, comparadas con otras ciertas y conocidas de la misma mano». […] «La manera de los artistas se extiende a muchos objetos y se pueden se-ñalar muy decididamente en uno u otro. La composición, el dibujo, el colorido dejan ver a cada paso los grupos y actitudes que adoptó, las formas, proporciones, escorzos y partidos que amó, las tintas, los colores locales, los claros y las sombras que pre�rió cada autor. Los paños, la vagueza, el ambiente, los accesorios y otros mil accidentes descubren también la manera de los autores. Y sobre todo, si el artista tiene un carác-ter decidido, como sucede a cuantos llegaron a alguna excelencia, no puede dejar de conocerse en el vigor o debilidad, en la osadía o timidez, en la impaciencia o lentitud de su pincel o cincel, y en cierto gusto de tocar o expresar, el acelerar o corregir, de concluir o abandonar su trabajo, que no puede esconderse al observador inteligente».

Ha realizado esta tarea de atribuciones, como hoy se dice, durante sus viajes a Cá-diz, Sevilla, Córdoba, Badajoz, Granada, Murcia, Valencia, Valladolid, Toledo, Madrid y Sitios Reales, conociendo en directo las obras expuestas al público o en colecciones y casas particulares.

5.– Ha recurrido también a la tradición, hablando con artistas ancianos, y con ami-gos y discípulos de otros ya difuntos que les trataron y conocieron, investigando en libros parroquiales de bautismos, matrimonios y defunciones para �jar las fechas de sus vidas, en especial para cubrir las vidas de los «artistas de alguna nota que pertene-cen a nuestros días, tiempos a que no alcanzó» la obra de Palomino.

6.– Además de los pintores y escultores, incluye las obras de «miniadores, graba-dores en hueco y de láminas, plateros, imagineros en vidrio y bordado, y hasta los rejeros, porque no quise negar su justo elogio a ninguna de aquellas artes en que de cualquier modo puede brillar el genio y la pericia del dibujo».

7.– Se excusa de no haber incluido a los arquitectos, porque «la arquitectura so-brepuja a las demás artes en la necesidad, la importancia y los varios destinos de sus

Page 327: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 327

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

obras, y me pareció que las memorias de sus profesores pedían un trabajo separado y más detenido». Espera no defraudar a sus lectores, porque tiene recibido para su publicación un importante trabajo que dejó en sus manos D. Eugenio Llaguno y Amí-rola, que dará a la imprenta con los añadidos que estime necesarios.

8.– Explica en qué forma ha decidido exponer los conocimientos acumulados. Siendo empresa de suyo inagotable, ha descartado el orden cronológico de Palomino, porque no se trata de una historia y resulta difícil �jar fechas de nacimiento y muerte de los artistas. Descarta igualmente el orden geográ�co, porque no le ve ventaja al-guna. (Es la pauta que seguía Ponz en su Viage). Tampoco fue posible el orden doc-trinal o de estilos y escuelas, con sus maestros y seguidores, que exige noticias muy bien averiguadas y exactamente discernidas. Pre�rió el orden alfabético por lista de apellidos, por ser el más seguido en las bibliotecas y biografías. Si tiene alguna noticia posteriormente descubierta, añadirá los apéndices que correspondan.

9.– De todas formas y para no defraudar al público, ha decidido añadir listas crono-lógicas y geográ�cas de los profesores de cada arte. También se ha decidido a estable-cer árboles genealógicos de doctrina artística, tres a pintores y otros tres a escultores. Ya tiene algunos trabajados, por zonas de los antiguos reinos de España, pero no se atreve a «ofrecerlos al público por las grandes di�cultades que nota en poderlos ve-ri�car, por mis ocupaciones, y porque salen de un tamaño demasiando grande para acomodarlos al último tomo».

Así comenzó su andadura el Diccionario Histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España. Compuesto por D. Juan Agustín Ceán Bermúdez y publicado por la Real Academia de San Fernando. Tomo Primero A.B.C. Sello redondo con di-bujo y leyenda: Nihil coronabitur nisi legítime certaverit. Madrid, en la imprenta de la viuda de Ibarra. Año de 1800.

Veamos algunos entresijos de esta operación, que nos permitan interpretar las pri-sas de Jovellanos y sus alusiones a Carlos González Posada y a Isidoro Bosarte.

No gustó nada a Jovellanos cómo salieron las Memorias históricas del Principado de Asturias que publicó su amigo, el canónigo magistral en Tarragona, Carlos González Posada, a pesar de sus avisos y sugerencias.

En cuanto a Isidoro Bosarte (1747-1807), sucesor de Antonio Ponz en la secretaría de la Academia de San Fernando desde 1792 hasta su muerte, estaba metido en la reedición del libro de Palomino, al que quería añadir noticia de los pintores del siglo XVIII. El primer intento fue en 1775, recogiendo en San Fernando noticias y papeles que quisieran aportar los ilustres académicos. Y la segunda en 1795. La imprenta de Gabriel de Sancha poseía las planchas originales de la edición de 1715-24. Se editó de nuevo en 1795, pero sin adición alguna. Así lo cuenta Bonaventura Bassegoda, que publica una sincera carta de Ceán a Vargas Ponce, del 11 de mayo de 1803. Dice así: «Esta oposición [de Bosarte] al Diccionario viene de atrás. Ya sabe usted que él y San-

Page 328: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

328 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

cha ofrecieron al público la reedición del Palomino, con enmiendas y adiciones, y que la reimpresión salió pelada, sin nada de lo ofrecido, porque nada pudieron añadir, y lo intentó hacer con lo que yo tenía trabajado para mi obra. Desde entonces se declaró enemigo de ella e hizo cuanto pudo para estorbar su impresión y ahora se aprovecha de mi suerte y de mi ausencia para vengarse de mí y desacreditarla».

Opina Bassegoda que no debería establecerse oposición alguna entre las obras de Palomino y de Ceán, porque pretenden cosas distintas. Palomino ensalza el éxito profesional de los artistas. Su héroe paradigmático es Velázquez, con su elevación a Caballero de Santiago por gracia de Felipe IV. Mientras que Ceán escribe como his-toriador ilustrado y es uno de los fundadores de la historia del arte en España. Su objetivo es conocer el pasado, más allá de reivindicaciones profesionales. La crítica a Palomino que hemos visto en la Introducción del Diccionario de Ceán, siguiendo las indicaciones de Jovellanos, adquiere así nuevas luces. También opina Bassegoda que tanto Palomino como Ceán fallaron en no adornar las biografías con el retrato de los artistas, cosa imprescindible para convertirles en hombres ilustres y héroes sociales.23

Hay otra carta de Jovellanos, muy citada, que se re�ere tanto a Carlos González Posada como a Ceán Bermúdez. Está escrita el 18 de agosto de 1805, desde el castillo de Bellver.24 Por entonces, el magistral tenía entre manos publicar una colección de monedas. Jovellanos le recomienda que no haga un simple catálogo o lista de mone-das, sino una memoria sobre el estudio de las monedas para dar nueva luz a la historia antigua. Redacta un plan para dicha memoria, uno de esos planes sorprendentes y extraordinarios, que demuestran lo bien amueblada que tenía Jovellanos la cabeza, acostumbrado además como estaba a escribir informes, instrucciones, reglamentos, dictámenes, elogios, re�exiones, cursos, oraciones, proyectos, descripciones, consul-tas, representaciones y hasta censuras. Cita y repasa en este plan las publicaciones nu-mismáticas de los siglos XVII y XVIII que habían salido en Francia, España e Italia. Alaba lo más difícil, el estudio de las monedas de la República en Roma, anteriores al Imperio. Y la recopilación de monedas realizada por Pedro Rodríguez Campomanes, cuando fue director de la Academia de la Historia (1764-1791), pues a nosotros, es-pañoles, nos corresponde como propio y exclusivo el estudio de las monedas fenicias, godas y árabes. También apunta que las monedas deben publicarse con imágenes gra-badas de su anverso y reverso, como hizo André Morel (1734), y con un vocabulario de signos y abreviaturas que sigan las pautas del publicado por Tomás Andrés de Gús-seme.25

23 Bonaventura BASSEGODA I HUGÁS. «Palomino y la memoria histórica de los artistas en Es-paña» En Arte barroco e ideal clásico. Ciclo de conferencias. Roma, mayo-junio 2003. Coordina Fernando CHECA CREMADES. 2004. Pp. 89-114.

24 Carta nº 1477. Correspondencia, 3º.25 Diccionario numismático general para la perfecta inteligencia de las medallas antiguas, sus signos, notas

Page 329: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 329

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Termina esta carta �rmada con el seudónimo topográ�co de Toribio de Serín, de la siguiente manera:

«Así es como usted podrá distribuir la más preciosa parte de su catálogo. El resto en apéndice, mas con la advertencia: 1ª, de que no se incluya en él persona alguna sin prueba, y que no se olvide aquel erubescimus cum sine textu loquimur [nos avergonza-mos cuando hablamos sin coherencia], que es muy del caso; 2ª, de que me eche usted fuera de él todo lo que sea trivial y chapucero, que por haber juntado un puñado de monedas no debe estar un hombre oscuro entre tanta gente honrada. (Estas y otras normas, �guran en la Poética de Horacio). En este morrillo tropiezan los más de los compiladores. Contra él dio usted más de una topetada, y en él también dio de hoci-cos, sin hacer caso de mis prevenciones, nuestro autor del Diccionario de artistas. ¿Y qué sucedió? Que no bien salió a la luz, cuando la crítica empezó a roerle este zancajo que le dejó descubierto su caída».

Este texto demuestra que Jovellanos estaba al tanto de la enemistad entre Ceán y Bosarte, como no podía ser menos. Según el diccionario ideológico de Casares, «roer los zancajos a uno» signi�ca «murmurar de él en su ausencia». En cuanto a la queja de que Ceán no se atuvo a sus advertencias, tal vez la respuesta está en la inclusión en el Diccionario no sólo de grabadores, cuyas «estampas» consideraba nuestro Ilus-trado muy importante para la difusión del arte, sino también miniadores, plateros, imagineros en vidrio y bordados y hasta rejeros, que todos ellos eran entonces consi-derados como artesanos, y por tanto «hombres oscuros».

Tal es lo que viene a decir Isidoro Bosarte en el prólogo de su Viage artístico a varios pueblos de España, publicado en 1804.26 Anuncia en el título que se limita a las tres nobles artes y en el prólogo que hablará de los artistas sobresalientes: «No escribo todo lo que he visto, sino todo lo que he escogido. ¿Qué importa al público saber mu-chos nombres de profesores de artes de quienes después no ha de hacer caso alguno la Historia? Lo que no pueda decidir para la gloria nacional un buen artista mal lo podrán decidir cien malos. Si los grandes volúmenes de Don Nicolás Antonio [Azara] se hubieran dispuesto del modo que conviene se disponga la historia de las bellas artes, puede ser que no hubieran arrojado más que un volumen muy pequeño. En la profesión de las artes liberales apenas se sufre la medianía que se consiente en la literatura. Es menester hacer en el tratado de los artistas una segunda clase de los que no han podido igualarse con los principales, y no baxar más: porque la historia de la mediocridad va al in�nito, y su utilidad ejemplar sería ninguna».

e inscripciones, y generalmente de todo lo que se contiene en ellas. 6 volúmenes, Madrid, Ibarra, 1773-1777.26 Isidoro BOSARTE. Viage artístico a varios pueblos de España, con el juicio de las tres nobles artes

que en ellos existen, y épocas a que pertenecen. Tomo I. Viage a Segovia, Valladolid y Burgos. Madrid en la Imprenta Real. Año de 1804. No hubo más tomos. Le sorprendió la muerte a los 60 años, en 1807.

Page 330: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

330 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Tras el viaje que le mete a Azara, el entusiasta panegirista del divino Mengs, añade una advertencia: «Tres escritores reconocemos por principales en el acopio de noti-cias de las bellas artes en España, que son Don Antonio Palomino, D. Antonio Ponz y D. Juan Ceán Bermúdez. Admiramos y aún envidiamos la fatiga de estos tres sabios laboriosos escritores. Respetamos su trabajo, porque lo conocemos. […] Advertimos que como efecto de obediencia a su rigor, nos apartamos tal qual vez de algunas noti-cias de estos escritores». Y así lo hace siempre que puede.

De todas maneras, la colaboración de Jovellanos con Ceán fue leal y entusiasta. El ilustrado gijonés siente una gran pasión por el arte, busca con ahínco, se entusiasma con los descubrimientos. Van dos botones de muestra.

Gijón, 8 de agosto, 1795«Mi querido Ceán: Estoy de priesa, pero quiero darte otro alegrón. Están ya en

mi poder las noticias de los artistas que trabajaron en Toledo, enviados por el señor don Francisco Pérez Sedano, abad de Santa Leocadia, y por mano de mi sobrino [ Ja-cinto Roque] Lorenzana. Este sí que es otro verdadero tesoro por su riqueza y varie-dad. Hierven por todas partes artistas célebres, con las noticias de las obras hechas y tiempo y precio de sus contratas. Aún no he acabado de leerle y estoy lleno de admi-ración. […] El manuscrito de Toledo tiene para ti una ventaja y es que está trabajado por vía de notas al Ponz., como verás por la carta del autor, que también irá. No hay más tiempo. Memorias y adiós». «Es un cuaderno de cuarenta y seis fojas en cuarto y además otras cuatro con la lista de los maestros mayores, pintores y escultores titu-lares de la iglesia, en letra menuda y bien aprovechada, escrito con grande precisión, gusto e inteligencia, y todo con referencia a los libros de obras de la iglesia».27

Gijón, 1 de octubre, 1795.«En una venta de Palencia tomé el camino de Paredes de Nava, patria de Berru-

guete, en caza de algunas noticias de este artista, pero fueron frustradas mis diligencias y esperanzas. Hallé, sí, en la parroquia de Becerril de Campos, un excelente retablo mayor que se le atribuye y que a mí no me parece de su estilo ni tiempo. Y en Santa Eulalia, de Paredes de Nava, otro que es indisputablemente suyo. […] También le atribuyen un oratorio en que está pintado el Nacimiento, y es de un valor inestimable, y tal que si fuera de su mano valdría Berruguete como pintor cien veces tanto cuanto vale por su fama en escultura. Es tradición constante que nuestro artista fue bautizado en la pila de esta parroquia; pero ni hay libros bautismales que alcancen a su tiempo, ni yo pude obtener una noticia o memoria de un millón de curiosos que se agolparon al vernos observar, preguntar, de iglesia en iglesia».28

27 Carta nº 748. Correspondencia, 2º.28 Carta nº 783. Correspondencia, 2º. Nota de JMCG.– En efecto, el retablo de Becerril de Campos,

no es de Berruguete. El retablo de Santa Eulalia es obra de Esteban Jordán e Inocencio Berruguete, con

Page 331: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 331

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Esto de los curiosos sigue pasando por esos pueblos de Castilla. Te acercas a un grupo de ancianos, sentados a la sombra de la mañana, preguntas y te dicen: «Es-tamos muy orgullosos de que en nuestro pueblo haya esto y aquello. Vinieron unos señores y lo dijeron. Pero nosotros no sabíamos nada».

4. JOVELLANOS Y EL ARTE ASTURIANO

En su Elogio de don Ventura Rodríguez, ante la Sociedad Económica Madrileña, 19 de enero de1788, traza Jovellanos el primer esbozo de la historia de la arquitectura en España. Parte de la oposición entre Renacimiento y Edad Media, o media edad, «época oscura y turbulenta», y trata de �jar los estadios recorridos desde la caída del Imperio Romano hasta la primera «restauración» del arte en los siglos XV y XVI y la segunda «restauración» en el XVIII. El recurso a la Historia y la �jación de algunas fechas ciertas, son anclas importantes en este largo recorrido.

No podemos pedir al Ilustrado que distinga los tres prerrománicos –carolingio, as-turiano y mozárabe– ni las etapas de la arquitectura árabe en España, aunque la apre-cia sobre manera. Sin embargo, Jovellanos fue el primero en reconocer la basílica de San Juan de Baños como obra de los visigodos, �jando un mojón muy importante.

Veamos algunos textos sobre el arte asturiano.«Desde los principios del siglo VIII hasta los �nes del siglo XII pertenecen dos es-

pecies de arquitectura: una la verdadera y propiamente arabesca; y otra que yo llama-ría, con mucho gusto y no sin buena razón, arquitectura asturiana, por el país en que principalmente se usó. […] Son ciertamente raros y poco célebres los edi�cios perte-necientes a esta época. En ella la construcción, aunque harto grosera y maciza, no por eso resulta sólida, pues no basta acumular materiales para hacer edi�cios �rmes, si los principios cientí�cos no distribuyen el peso y fuerzas de cada parte de la obra según el o�cio y destino que tienen en el todo. Fuera de esto los edi�cios de aquel tiempo eran humildes y ruines, digan lo que quieran sus encomiadores; estaban todos cubiertos de madera, porque se ignoraba el arte de hacer bóvedas, y de aquí resultaba no sólo la facilidad de incendiarse, sino también la de desplomarse frecuentemente los techos, correrse las aguas, recalarse las paredes y llegar más prontamente al término que la condición perecedera de las cosas humanas tiene señalado a las de esta especie. […]

Estos humildes pero preciosos edi�cios atestiguan todavía la sencillez y sólida pie-dad de nuestros padres. […] Pequeños en extremo, de escaso y grosero ornato, más macizos que �rmes y más pesados que sólidos; si por una parte indican la ignorancia

cuadros de Pedro Berruguete y Juan de Villoldo. De Alonso Berruguete son una Virgen con Niño y el Calvario.

Page 332: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

332 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

de sus artí�ces, por otra prueban más claramente la pobreza de aquellos tiempos, en que, desconocidos del todo la industria y el comercio, ocupada la nación en la guerra, el pueblo solariego, agricultor y guerrero a un mismo tiempo, y obligado además a sus-tentar al Rey y a los señores, hacía bastante con extender los productos de su trabajo al puro necesario para llenar estos objetos. […] Alguna vez [estos edi�cios] presentan tal cual rasgo del gusto y ornato arabesco, como se ve en la Cámara Santa de Oviedo, y en los trepados de las ventanas exteriores de la iglesia de San Miguel de Lino, que son del siglo IX. […] Mas no por eso cali�caré yo esta arquitectura de arabesca […] porque nada hay más distante que el carácter de ésta y de la que llamamos asturiana. No obstante, consistiendo entonces la mayor riqueza de las iglesias y señores en escla-vos moros ganados en la guerra, pudo muy bien haber entre ellos algunos arquitectos, así como ciertamente había algunos orfebres y plateros de este origen, los cuales ve-rosímilmente ayudaron a los artí�ces asturianos, inspirándoles tal cual idea del gusto oriental acerca del ornato que ya empezaba a prevalecer entre los suyos. Por lo menos no hallamos otro modo de señalar el origen de este gusto arabesco que se descubre en alguna de las obras de arquitectos asturianos».29

Algunos años antes, cuando escribió en la primavera de 1786 el Informe sobre la publicación de los monumentos árabes de Granada y Córdoba, redactó también en opi-nión de Javier Barón,30 la cuarta de las cartas a Ponz sobre la catedral de Oviedo. En ella se excede a�rmando que «la Cámara Santa se puede citar como el más bello monumento de la arquitectura arabesca»31. Algunos años después, matiza tales apre-ciaciones. Recordemos que este Elogio de Don Ventura Rodríguez fue publicado a sus expensas por Jovellanos en 1790, con 20 notas que casi duplican las páginas del pro-pio discurso.

Podemos ya extraer conclusiones:+ Jovellanos confunde la arquitectura del prerrománico asturiano con la románica.

Estos errores se aprecian tanto en la lista de monumentos que cita dentro y fuera de Asturias, como en el carácter de macizos, masivos y groseros que les atribuye.

Algunas disculpas suavizan estos errores. Una, que no ha podido analizar estos mo-numentos, «pues aunque los reconocí muchas veces, nunca he tenido el tiempo ni la pericia necesarios para una operación tan prolija y delicada». Otra, que no entiende mucho de pesos y contrafuertes, aunque piensa que la arquitectura asturiana es ori-ginal, nacimiento de algo nuevo, y no mera corrupción de la romana, como opinaban Ceán y Ponz. La tercera, que limita mucho dentro de Asturias los edi�cios románicos que cita como asturianos, y mucho más aún fuera de Asturias. Y la cuarta y de�nitiva,

29 Elogio de Don Ventura Rodríguez, nota 9.30 Javier BARÓN, op. cit, p. 99. 31 Cartas a Ponz. op. cit. Pág. 72, nº 29.

Page 333: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 333

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

la gran confusión que reinaba entonces en toda Europa sobre el románico, al que tanto Milizia como Felibien, autores que Jovellanos conoce y cita, llaman «gótico antiguo» o «primer gótico», atribuyéndoles ese carácter de macizos y pesados a sus edi�cios.32

+ Cuando habla de la Cámara Santa nada dice Jovellanos del famoso Apostolado, como si no lo hubiera visto. Ello indica que concede todo el honor a la arquitectura o que no estaba nada seguro de lo que podría opinar sobre esta obra. Aún comete otro error muy extraño y es decir que los arquitectos asturianos no sabían construir bóve-das y fueron en esto ayudados por los árabes. Lo mismo hace cuando se encuentra con una labor delicada y noble, como la orfebrería de la Cruz de los Ángeles o la labor de las celosías caladas.

El error es más grave porque los árabes en España construyeron bóvedas y cúpu-las de adorno y con materiales perecederos, nunca de carácter estructural, excepto los túneles que atraviesan muros gruesos. Pero menos grave porque todo el mundo reconoce hoy en día la presencia de obreros árabes o mozárabes en el Conventín de Valdediós.33

5. JOVELLANOS Y EL ARTE GÓTICO

Textos de Jovellanos extraídos de las notas 10 y 11 del Elogio de don Ventura Rodrí-guez.

+ «Ya están de acuerdo los eruditos en que la arquitectura llamada gótica lleva sin razón este título […] y no habiéndola inventado ni ejercido los godos […] han que-rido distinguirla con otro título que no envolviese una idea falsa o equivocada de su origen».

+ «Es pues necesario, para �jar el sujeto de nuestras investigaciones, buscar edi�-cios de entera conservación, y averiguando con buenos testimonios el tiempo en que fueron construidos, someterlos al examen analítico, como el único medio de conocer su forma y esencia, sin caer en error ni equivocaciones».

+ «Se puede asegurar sin reparo que no se hallará en Europa edi�cio alguno del género llamado gótico o tudesco que conste ser anterior al último tercio del siglo XII».

+ «La arquitectura llamada gótica o tudesca apareció de repente y casi a un mismo tiempo en toda Europa y apareció ya en su mayor pompa y perfección».

+ «Creemos […] verosímil y probable que el modo de edi�car llamado gótico o tudesco vino del oriente a Europa, traído por los ingenieros y arquitectos que pasaron

32 Ver Javier BARÓN, op.cit. p. 78-79 y nota 89. Item más p. 137.33 Para una discusión más precisa ver Javier BARÓN, op. cit.

Page 334: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

334 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

con los cruzados. Parece, por lo mismo, que se le pudiera dar el nombre de arquitec-tura oriental».

+ «Réstanos determinar las fuentes donde pudieron tomarse aquellas partes o miembros que más señaladamente la caracterizan y distinguen».

A continuación describe Jovellanos las torres de ataque construidas por los cruza-dos en los asedios de grandes ciudades amuralladas, como Nicea y Jerusalén:

+ Las torres de ataque tenían que ser muy altas para dominar «no sólo los muros sino también lo más interior de las ciudades, y esto prueba cuánta tenía que ser su altura».

El cadalso para los vigías «sólo podía a�rmarse por medio de tornapuntas ligados desde su circunferencia al ápice del mástil, o bien con largas y fuertes amarras que hi-cieran el mismo o�cio. En ambos casos resultaría una �gura piramidal, semejante a la que hace la más alta cofa de un navío hasta el gallardete, o la aguja de una de nuestras torres».

«Ahora bien, fórmese la idea que se quiera de la �gura exterior de estos castillos �anqueados de altas torres con terminación piramidal, y al instante se hallará la índole de la arquitectura gótica o tudesca, y una clara analogía con el gusto de los edi�cios sagrados. En efecto, ¿qué otra idea ofrecen a la vista nuestras grandes catedrales? Su fortaleza exterior, su incomparable ligereza, y la altura y gentileza de las torres coloca-das a sus ángulos, ¿no presentan un �el remedo de los castillos de ultramar?»

+ «Esta re�exión nos conduce a otra harto obvia y sin embargo nueva, si no nos en-gañamos, y es la que ofrece el paralelo de la altura y riqueza de nuestras torres góticas con su inutilidad. Ellas son, así como la más noble, la menos necesaria, o por mejor decir, la más inútil parte de nuestros edi�cios sagrados».

+ «Buscaríamos también en estos mismos castillos los tipos de todo el ornato gó-tico; haríamos venir sus altísimas columnas de los postes o pies derechos, ya solos, ya agrupados, sobre las que se levantaban las torres y cadalsos de madera; los arcos agu-dos de los tornapuntas, oblicuamente colocados para sostener las vigas horizontales y ayudarlas a llevar el peso; las bóvedas, de la continuación de estos apoyos de torre en torre, y las fajas que las abrazan interiormente, de las cimbras sobre las que se hubiesen construido».

«Pero hallando en el ornato oriental tipos más aproximados a las partes del gótico, nos parece más probable referirlas a ellas, siguiendo la máxima que hemos establecido de buscar las alteraciones del arte en el arte mismo».

Anteriormente había escrito: «¿No sería mejor pensar, con Felibien, que [el modo de construcción gótico] se había tomado de la naturaleza misma, y que los árboles delgados que, subiendo paralelamente y enlazando sus ramas en lo alto, forman una especie de bóvedas elevadísimas, dieron la primera idea de este carácter gótico? Sin

Page 335: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 335

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

embargo […] cuando la arquitectura nació de la necesidad tomó probablemente de la naturaleza los tipos de sus partes y miembros, los cuales fue después puliendo y mejo-rando el arte; y es muy creíble, como opina Milizia, que la primera cabaña contiene ya en sí el modelo del más bello edi�cio del antiguo. Pero criado una vez el arte, la razón no hizo más que perfeccionarle, sin perder de vista su modelo».34

+ Prosigue Jovellanos re�exionando sobre la procedencia oriental de elementos de la arquitectura gótica. Los arcos apuntados pueden provenir de los tornapuntas que sostienen los cadalsos de las torres de ataque. Pero también se aproximan al arco de herradura, invención árabe que «acaba formando la �gura de media luna, tan mis-teriosa y grata a los mahometanos». Los pilares fasciculados recuerdan las torres de asalto, «donde muchas veces sería menester agrupar en gran número los pies dere-chos para sostener lo edi�cado sobre ellos; a lo cual puede obligar tanto la altura de las torres como la falta de grandes y robustos árboles». «Los cuerpecitos redondos a la manera de bolas o cabezas que se ven en el interior de los arcos, en los ángulos de agujas y pirámides y en otros de sus miembros… [pueden ser] signi�cación poética o traslaticia de las torres orientales de triunfo y de las paredes donde clavaban las cabe-zas de los enemigos»…

Y vamos al comentario. Tuvo cuatro nombres esta arquitectura: gótica, tudesca, oriental y ultramarina. Ha

conservado el nombre de gótica por las evocaciones y sugerencias misteriosas de esta palabra. En los textos de Jovellanos se explican las otras posibles denominaciones. Lo de tudesca o germánica se decía por los supuestos primitivos templos de los germanos, construidos a imitación de sus bosques, que pasaron a Europa con las invasiones bár-baras y a los templos cristianos tras la conversión de estos pueblos. Lo de oriental, por ciertos elementos y adornos que Jovellanos y otros eruditos creyeron ver en ella. Y el nombre de ultramarina es una propuesta de Jovellanos que viene del libro de Alfonso X el Sabio sobre las Cruzadas, titulado La Gran Conquista de Ultramar.

La relación entre el estilo gótico y las fortalezas de madera utilizadas por los cruza-dos, es romántica y apetitosa: la altura y desproporción, las bóvedas de nervios como cierre de ramas de árboles, los pilares fasciculados, los ganchillos como recuerdo de cabezas colgadas…Su virtud estriba en dos supuestos que no son ciertos, bien seña-lados por nuestro Ilustrado: que el gótico apareció de golpe y perfectamente formado en toda Europa.

34 Jean François FÉLIBIEN: Dissertation touchant l’architec�ure antique et l’architecture gothique. Pa-rís, 1685-1690.

Franceso MILIZIA: Memoria degli archite�i antiqui e moderni. Parma. Stampería Real. 1781.

Page 336: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

336 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Que el gótico sea un arte europeo no se explica por la asistencia de cruzados de toda Europa en Tierra Santa, sino por los tanteos del arte gótico sobre la arquitectura románica preexistente. Tampoco es históricamente cierto que apareciera perfecta-mente formado, pues bien sabemos que tiene sus etapas, cosa que irá viendo el propio Jovellanos a medida que pueda comparar edi�cios a través de sus viajes. Un ejemplo lo tenemos en la comparación que establece entre la sala capitular del monasterio de Carracedo y la iglesia del monasterio de Valdediós. En ambos observa bóvedas de nervios muy gruesos que sirven de apoyo a grandes lajas de piedra.

Ceán Bermúdez celebra las conclusiones de Jovellanos: «Pero no debo dejar de recordar las notas que añadió al elogio que había leído de don Ventura Rodríguez en la real sociedad de Madrid el día 19 de enero de 1788, e impreso en casa de Ybarra el año de 1790. Notas que �jan el origen, hasta ahora ignorado, de la arquitectura que el vulgo llama gótica o tudesca, y que denomina ultramarina porque prueba que los cruzados la trajeron de la Palestina: con cuyo epíteto se han conformado los sabios que las han leído. Pocas veces se ve tanto examen de autores raros, tanta erudición, tan delicadas observaciones, tan verisímiles derivaciones, tantas acertadas conjeturas y tantas decisiones bien fundadas, como las que reunió Jovellanos en estas notas, que elevándolas los críticos e inteligentes de Europa al grado de originales, merecieron su aprobación y aprecio»35

La realidad es que el gótico es un invento típica y perfectamente francés. Como la geometría analítica, ese matrimonio o correspondencia entre ecuaciones y líneas, matemáticas y geometría, que elaboró Descartes. Como la espadaña, hermana menor, pobre y cisterciense, de la torre. Como las actuales rotondas en vías de circulación rodada. Su extrema racionalidad constructiva (cualquier dovela sirve para cualquier arco, grande o pequeño), los nervios de las bóvedas que bajan al suelo por los pilares, y la extraordinaria disposición de los apoyos exteriores, con el invento de los arbotantes que trasmiten las fuerzas hacia los contrafuertes –asegurados mediante pináculos– y alivian de peso a las paredes de las naves, de�nen este arte arquitectónico fascinante.

Así lo sintió Jovellanos, que se anticipó a su tiempo:«Pero sobre todo, [el gótico] es admirable en los templos. ¡Qué suntuosidad, qué

delicadeza, qué seriedad tan augusta no admiramos todavía en las célebres iglesias de Burgos, de Toledo, de León y Sevilla! Parece que el ingenio de aquellos artistas apu-raba todo su saber para idear una morada digna del Ser Supremo. Al entrar en estos templos, el hombre se siente penetrado de una profunda y silenciosa reverencia, que apoderándose de su espíritu, le dispone suavemente a la contemplación de las verda-des eternas».

35 Juan Agustín CEÁN BERMÚDEZ. Memorias… op. cit. Cap. XVII.

Page 337: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 337

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Hasta aquí, un arrebato de sentimiento. Ahora viene la segunda parte, el control de la razón:

«Pero examinad las partes de estos inmensos edi�cios a la luz de los principios del arte. ¡Qué multitud tan prodigiosa de delgadas columnas, reunidas entre sí para formar los apoyos de las altas bóvedas! ¡Qué laberinto tan intrincado de capiteles, torrecillas, pirámides, templetes, derramados sin orden y sin necesidad por todas las partes del templo! ¡Qué desproporción tan visible entre su anchura y su elevación, entre sus partes sostenidas y las que sostienen, entre lo principal y lo accesorio! Lo mismo se puede decir de la pintura y escultura contemporánea. Alguna vez hallamos en las obras de aquel tiempo ciertos rasgos de ingenio que nos sorprenden: nobleza en los semblantes, expresión en las actitudes, gentileza en las formas, grandiosidad en los pliegues; sin que por esto el todo de las �guras ofrezca a nuestros ojos la idea del gusto y la armonía, que sólo puede resultar de la más exacta proporción. Al lado de una �gura lánguida y esbelta, se halla tal vez otra enana y reducida. Las edades y los sexos no se distinguen por la simetría, sino por el tamaño de las �guras; y en �n, los movimientos de aquel tiempo no nos ofrecen la idea de otra proporción que la que determinaba el ojo del artista. […] ¡Cuánto más e�caces hubieran sido sus esfuerzos si se hubiere elevado a estudiar el bello prototipo de la naturaleza!»

Veinte años más tarde, ya no pondrá pegas de proporciones y simetrías. Prisionero en el castillo de Bellver, aliviará su privación de libertad estudiando, con ayuda de la documentación que le proporcionaban sus amigos, los monumentos góticos de Palma de Mallorca, acreditándose como uno de los historiadores del arte más fecun-dos y admirados del romanticismo en el siglo XIX.

6. JOVELLANOS ANTE EL SIGLO XVI ESPAÑOL

6. 1. Advertencia preliminar

Hemos de partir de una idea fundamental y es que Jovellanos no lo sabe todo. Es hombre de su tiempo y en relación con las ideas de su tiempo debemos intentar en-tenderle y llegar a justas valoraciones. Durante sus viajes, aunque el arte estuviera entre sus principales inclinaciones y preferencias, primero se dedicaba a sus asuntos, como él mismo a�rma. Juzgar en arte a Jovellanos a la luz de los conocimientos de hoy, se-ría incurrir en una «polémica impertinente, sobre todo tratándose de siglos en que las cuestiones se planteaban y discutían de un modo tan diverso del que ahora usamos».36

36 Marcelino MENÉNDEZ PELAYO. op. cit. p. 6.

Page 338: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

338 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Sin embargo, es necesario establecer la posición actual, para que el lector pueda hacerse cargo de distancias y cercanías, de donde resulta un difícil equilibrio.

En concreto y en relación con el Renacimiento, no podemos pedir a Jovellanos que distinga el renacimiento �orentino del romano, el siglo XV del XVI en Italia. Dado el predominio que concede a la arquitectura, del siglo XV italiano queda Filipo Brune-lleschi y su cúpula de Florencia. Son desconocidos el pintor Masaccio y el escultor Donatello, así como otros artistas tan importantes como Paolo Uccello, Andrea Ghi-berti, Mantegna, Antonello da Mesina o los Bellini venecianos, por citar algunos. Del siglo XVI en Italia, Jovellanos resalta a Rafael y Miguel Ángel. Y así sucesivamente. Conoce el Ilustrado a León Bautista Alberti y sus libros sobre Vitrubio, los tratados de Diego Sagredo, Sebastián Serlio, Vignola y otros publicados en España e Italia.

El siglo XVI español resulta especialmente complicado. Familias aristocráticas, en especial los Mendoza, importan de Italia el renacimiento inicial, que convive con el gótico tardío. No podemos pedir al Ilustrado que distinga el gótico isabelino del estilo Cisneros. El gótico isabelino o estilo Reyes Católicos es un recubrimiento decorativo, con elementos del gótico �amígero (entonces llamado �amenco), alguna decoración mudéjar y motivos ornamentales heráldicos y también platerescos. (Ver San Juan de los Reyes (Toledo), la iglesia de San Pablo y la fachada del colegio de San Gregorio (Valladolid), etc. Lo más renacentista son las esculturas y no todas). El estilo Cisne-ros abunda en elementos mudéjares o islámicos, como las yeserías o las techumbres de carpintería de lo blanco. En ambos estilos de transición entre el tardogótico y el renacimiento, aparecen igualmente re�nados elementos italianos. (Ver la antesala y la sala capitular de la catedral de Toledo, y la capilla y el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares).37

6. 2. Jovellanos y el plateresco

Acerca del plateresco, este es su juicio, en la carta sobre San Marcos de León: «Lo primero que se ejecutó fue la parte de la fachada que corre desde la puerta principal hasta la iglesia, de cuya obra no se pueden ponderar bastante la suntuosidad y riqueza, ni el gusto delicado de sus adornos. Aunque su arquitectura es aquella que usted bau-tizó con el apodo de plateresco, y yo creo que se llamará mejor media o del tiempo me-dio, porque su época se interpone precisamente entre el �n de la arquitectura llamada gótica y la restauración de la greco-romana; y aunque, por tanto, no hay que buscar en ella la grandiosa sencillez y proporción que ilustran los edi�cios de la antigüedad, no

37 Para los muchos artistas que trabajaron en estas obras, ver Fernando CHUECA GOITIA: Historia de la arquitectura española. Tomo II, Ávila 2001, pp. 66 y 67.

Page 339: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 339

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

por eso se puede negar que el de San Marcos sea de los mejores que se han fabricado en este género. La parte de la escultura, entre sus delicados adornos, es sin duda de un mérito sobresaliente, tanto en las medallas que corren a lo largo del gran zócalo sobre que descansa el primer cuerpo, cuanto en las pilastras que comparten de arriba abajo la fachada con grotescos de graciosa invención y capricho, uno y otro trabajado con el mayor gusto y prolijidad»38

Sobre la parte interior de la puerta de la sacristía encuentra un letrero que dice ha-ber sido terminada en 1549, bajo el prior Bernardino y el arquitecto Juan de Badajoz. Como Juan de Badajoz había hecho el claustro de San Zoilo, y como la fachada de San Marcos es de la misma edad y su claustro se acabó en 1537, cuando ya Badajoz era arquitecto de la catedral de León, «vea usted, pues aquí, una serie de conjeturas no despreciables para atribuir a Badajoz y no a otro, la bella fachada de San Marcos, cuyo autor nadie averiguó hasta ahora, y de cuya excelencia pudiera hacer vanidad el mismo Berruguete».39 En esta última frase tal vez resuena la opinión del propio Ponz, que en su Viage llama también al plateresco estilo medio y estilo Berruguete.40

«Restaba aún por concluir la mitad de la fachada y ésta era la obra más difícil para aquellos tiempos en que las artes habían llegado al mayor grado de decadencia y par-ticularmente la escultura, que debía tener la mayor parte en esta empresa. La edad de los Berruguetes, Becerras, Hernández y Canos había pasado ya, y todavía estaba lejos la de los Castros y los Álvarez que debían restaurarla. Sin embargo, era preciso res-taurar aquella obra, a quien la falta de complemento quitaba gran parte de su mérito. En estas circunstancias se tomó el mejor partido, y fue mandar a los artí�ces que se arreglasen en todo a la idea primitiva, sin apartarse un punto de ella. Así se hizo, y la experiencia comprobó el acierto de esta resolución».41

Varias conclusiones podemos extraer acerca de la valoración del plateresco por Jo-vellanos:

+ Escribe a Ponz y no está de acuerdo con el nombre de plateresco, que terminó imponiéndose hasta hoy. Propone otro nombre (estilo medio) que esté entre el gótico y el renacimiento.

+ Alaba mucho esta arquitectura en San Marcos, pese a que todo su gran efecto reside en labores escultóricas, que para él son adornos nada esenciales.

+ Alaba el criterio seguido en el XVIII de restaurar el gótico en gótico, y aquí, con-tinuar el plateresco en plateresco.42

38 Gaspar Melchor de JOVELLANOS. Cartas a Ponz. Edición citada, nº 8, p. 35.39 Cartas a Ponz. nº 15 p. 37.40 Javier BARÓN, op. cit., p. 136.41 Cartas a Ponz. Edición citada, nº 22, p. 40.42 Ver Javier BARÓN, op. cit., p. 32 y nota 44.

Page 340: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

340 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

+ Compara a grandes maestros renacentistas y barrocos con Felipe de Cas-tro(1711-1775) y su discípulo Manuel Álvarez Gutiérrez (1727-1797), ambos direc-tores de San Fernando, pagando un alto peaje de amistad e ideología.

Como no sólo Ponz sino también Ceán Bermúdez mantenían una opinión contra-ria al plateresco, no podemos estar seguros de si la posición de Jovellanos es del todo sincera o cortesía de su cargo como consejero de Órdenes Militares.

Escribe Ceán en la Introducción al Diccionario:«Después de haber dejado la usanza gótica, [la arquitectura] adoptó otra manera car-

gada y mezquina, a la que no ha mucho tiempo se dio el nombre de plateresca, creyendo que sólo los plateros la habían usado e inventado. Como este género de arquitectura exi-giese en sus columnas abalaustradas y en los demás miembros mucho adorno de �guras humanas, bichas y otros monstruos, la escultura, aunque instruida en las buenas formas de la escuela �orentina, se quedaba no obstante apocada y mezquina por la necesidad o manía de acomodarse a estos adornos. Por otra parte, se dividían los retablos, portadas y sepulcros, en muchos y pequeños cuerpos, de donde resultaba ser también menudos los bajos relieves, confusos y de poco efecto. Berruguete tuvo necesidad de acomodarse a este sistema, que duró hasta la venida de Becerra y aún después».

Sin embargo, ni Jovellanos ni su tiempo tuvieron conciencia de la importancia del plateresco como arte del imperio de Carlos V. Habitualmente pasa de largo ante la ornamentación plateresca de rejas o retablos y nada nos dejó escrito acerca del plate-resco en Salamanca, Alcalá o Sevilla, que conoció muy bien.

Una vez más se siente Jovellanos dividido entre la belleza de la ornamentación pla-teresca y el imperativo de la razón ilustrada. La España de la época de Carlos V no tuvo tiempo de reposo. Vivía metida en gigantescas empresas, como ordenar los nuevos reinos de Granada y las islas Canarias, defender la unidad religiosa europea frente al protestantismo, atender la expansión africana o el recién descubierto mundo nuevo de América. Pero tales empresas se abordaban de manera alegre y con�ada, entre el asombro y el entusiasmo, como si cualquier cosa fuera posible con tal de poner manos a la obra. Poco importa la muerte, que hay un más acá en la memoria de los hombres y un más allá espiritual, cantan las calaveras decorativas del plateresco.

A tal espíritu responde la ornamentación plateresca. El nombre de grutesco viene de gruta, pues tal decoración se encontró en Roma bajo tierra, en la Domus Áurea de Nerón. Fue sorprendente comprobar que no todo en el mundo greco-romano fue orden, razón y geometría. También hubo elementos del todo irracionales, pues al �n y al cabo, ellos fueron quienes inventaron los seres mixtos que pululan por la mitología clásica, como faunos, centauros, arpías, pegasos y sirenas.43 Y en las grutas de Nerón

43 Ver el clásico del irlandés Eric Robertson DODDS: Los Griegos y lo Irracional (1951), tantas veces reeditado y traducido.

Page 341: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 341

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

aparecen pintados los extraños «grutescos», seres humanos y animales que terminan en plantas retorcidas en espiral. El plateresco, que cada vez se hace más innovador, español o castizo, utiliza la decoración a candelieri (variadas espirales sobre un tallo central) en las pilastras, angelotes y grutescos en los frisos, medallones a la romana en las enjutas de los arcos y otros paños. Ahí están igualmente la columna abalaustrada, con sus gargantas y ensanches, o la venera italiana que corona tantas hornacinas. Y tapando el arranque del tejado va la crestería, igualmente variada e imaginativa.

El plateresco aparece como a�rmación de una nueva época. A la distancia temporal de griegos y romanos en la vieja Europa renovada, se corresponde la distancia igual-mente temporal, pero también cultural y física, de las sociedades indígenas del nuevo mundo. Lo oculto y desconocido del pasado europeo y del más allá atlántico, emergen simultáneamente. Es el asombro y regocijo ante nuevas condiciones mundiales, que tardarán en ser asimiladas en términos económicos, políticos y legislativos.

Sin embargo y �nalmente, las gentes de hoy se sienten mudas ante el plateresco, de modo que «grutesco» ha derivado en grotesco, un término políticamente correcto que evita cali�car algo como anormal, escandaloso, de dudoso gusto, oscuro, absurdo, extraño, antinatural, o cosa ridícula y extravagante.

6. 3. Jovellanos y el manierismo

En relación con Jovellanos, voy a enfocar lo relacionado con el siglo XVI español desde el punto de vista del manierismo, centrándome en aquello que mejor conoció y de que más habló el Ilustrado en sus viajes, que son los retablos escultóricos. En cuanto a la arquitectura, piensa que en el siglo XVI español la lucha estaba entre el purismo arquitectónico a lo clásico romano y la persistencia del tardogótico, con sus diversas ornamentaciones. Cuando se iniciaba la historia del arte en España, era impo-sible plantear cualquier postura anti clásica o manierista en Juan de Herrera.44

Pongamos de todas maneras algún ejemplo de arquitectura. Todo el mundo da como manierista el centro de la fachada poniente de El Escorial, como falsa fachada que anticipa la de la iglesia. O el añadido de los coros que desdibuja la planta de cruz griega. Dice Chueca Goitia que la cúpula de Brunelleschi es aún goticista, la de He-rrera equilibrada y la del Vaticano patética. Aventuro una explicación. La primera, go-

44 Para una revisión de la arquitectura manierista en España, ver: José Miguel MUÑOZ JIMÉNEZ: El manierismo en la arquitectura española del siglo XVI: la fase serliana (1520-1560). Revista virtual de la Fundación Universitaria Española. Cuadernos de Arte e Iconografía /Tomo III-5.1990. El manierismo en la arquitectura española de los siglos XVI y XVII: la fase clasicista (1560-1630). Idem. Tomo V-9. 1992.

Page 342: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

342 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

ticista por demasiado apuntada y por la inseguridad que revela en el arquitecto los grandes troncos que cinchan la cúpula interior semiesférica. Equilibrada la segunda, por la simetría que guardan entre sí el tambor, la cúpula y la linterna, tres elementos del mismo tamaño. Añadamos el ritmo de huecos del tambor y la correspondencia con la planta de cruz griega que tiene debajo. Patética la Miguel Ángel, porque des-truyó la planta de cruz griega de Bramante, ampliando los pilares en exceso. Tambor y cúpula dominantes, que a�rman paradójicamente un poder menoscabado, y a pe-sar de su robustez no impidieron gruesas grietas en la semiesfera interior. Todo esto obligó a intervenciones posteriores, como cambiar la planta a cruz latina (Carlo Ma-derno, 1607-17) y ordenar el espacio interior bajo la cúpula, prodigioso acierto de Bernini y Borromini a mediados del XVII.

Dice también Chueca Goitia que el patio de los Evangelistas de El Escorial es de gran serenidad y pureza renacentistas, órdenes superpuestos –dórico abajo y jónico arriba–, con arcos de medio punto y medias columnas empotradas. Pero el templete de los Evangelistas, «creación afortunada de Juan de Herrera […] en contraste con el clasicismo del patio, resulta demasiado manierista».45 Entiendo que la razón es-triba en la planta de octógono irregular del templete, cuyos cuatro lados largos van paralelos a las pandas del claustro y los cuatro lados cortos –con nichos que albergan las estatuas de los Evangelistas– perpendiculares a las diagonales del patio, Por tanto, una planta ambigua, que no es ni círculo ni cuadrado. Con esta solución se acomoda al cuadrado del patio y al mismo tiempo encaja la cúpula en el círculo inscrito en el octógono irregular de la planta, consiguiendo que sea pequeña y no sobresalga. Se comprende muy bien esto al compararle con el templete de Andrea Bramante (1502), en San Pietro in Montorio. (Roma, sede de la Academia Española).

Arnold Hauser (Temesvar, 1892- Budapest, 1978) tomando como base el pensa-miento de la Escuela de Viena, analiza los fenómenos artísticos en relación con los acontecimientos sociales y económicos de las diversas épocas y sociedades. Sus obras fundamentales, traducidas en España por Guadarrama, son: Historia social de la lite-ratura y el arte (1951), El manierismo, crisis del Renacimiento y origen del arte moderno (1965) e Introducción a la Historia del Arte (1975). La misa editorial publicó ediciones separadas de partes de la Historia social, tituladas Literatura y Manierismo (1969) y Pintura y manierismo (1972).

El tema del manierismo es arduo y complicado. Cada vez se va admitiendo más esta tendencia en el siglo XVI español, ya que nuestro país siente de manera muy honda todos los problemas relacionados con la religión. El siglo XVI español abre con la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos (1492) y cierra con la expulsión de los moriscos por Felipe III (1609). No es tan extraño que una nación empeñada en la

45 Fernando CHUECA GOITIA: op. cit. Tomo II, p. 170.

Page 343: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 343

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

unidad religiosa se convirtiera en baluarte frente al protestantismo. Aunque el pueblo llano no viviera desde muy cerca los asuntos del poder, estaba claro que la Iglesia Ca-tólica apoyaba de lleno la política religiosa de los Austrias. La unión de poder político y poder religioso era muy notoria.

El manierismo arranca de un hecho fundamental y es el fracaso del idilio entre Iglesia Católica y cultura clásica greco-latina. Se puede analizar esta ruptura señalando diversos momentos. Unos dirán que es importante el año 1517, cuando Lutero clava en la puerta de la iglesia del castillo de Wi emberg sus 95 tesis contra las indulgencias. Entonces nació la herejía protestante, con todas sus implicaciones religiosas y políti-cas. Otros dirán que es fecha clave el «sacco di Roma» por las tropas de Carlos V el 6 de mayo de 1527. El Emperador tuvo prisionero al papa Clemente VII en el Castel Sant’Ángelo, mientras escribía cartas a sus súbditos católicos para que rezaran por la libertad del pontí�ce. Quedó claro que el Emperador tenía una doble moral, la moral privada como creyente y la moral pública o política como jefe de Estado. O sea, era Maquiavelo en acción. Y Nicolás Maquiavelo le había dedicado El Príncipe en 1513 al cardenal Giulio de Médicis, que al llegar a papa tomó el nombre de Clemente VII.

Para los más opuestos a teorías sociológicas en la historia del arte y más partidarios del protagonismo de los artistas, el manierismo arranca con la muerte de Rafael San-zio (1520) y el ascenso fulgurante de su discípulo Giulio Romano, cuyo Palacio del Te en Mantua (1527) es todo un tratado manierista. O con la evolución personal de Mi-guel Ángel, tempranamente mani�esta en los trabajos para la tumba del papa Julio II della Róvere, y del todo patente en el Juicio Final de la Sixtina, la Capilla Paulina o las Piedades tardías. Y en España se cita el año 1526, cuando Diego Sagredo publica en Toledo Las medidas del romano, al que siguió en 1552 la publicación de los libros ter-cero y cuarto de Serlio, también en Toledo, por el arquitecto Francisco de Villalpando.

En de�nitiva, el manierismo es la crisis del Renacimiento, como dice Hauser, y todo lo manierista es anticlásico, como a�rma J. J. Martín González. Si por clásico entendemos medida y mesura, claridad, equilibrio, serenidad, composición piramidal sólidamente asentada, dominio del espacio mediante la perspectiva, belleza asentada en el número y la geometría, el manierismo corrompe tales conceptos y se las ingenia para alargar los cánones del cuerpo humano, apoyar las �guras de modo tan insu�-ciente que estén a un paso de la caída, transmitir historias confusas y juegos concep-tuales pretenciosos y rebuscados, vaciar la fuerza interior de los héroes, abusar de la musculatura de gimnasio, fulminar la solidez con el arabesco de las líneas curvas (lí-nea serpentinata) y las posturas opuestas a juego del cuerpo humano (contraposto).Y así sucesivamente.

La palabra manierismo es italiana y proviene de «maniera», de donde se deriva estilo amanerado que copia en vacío a los grandes maestros. Pero no se puede quedar ahí, porque entonces serían creadores estériles y amanerados tantos grandes artistas,

Page 344: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

344 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

como el propio Miguel Ángel, Alonso Berruguete, Juan de Juni y el Greco. Cierto que es muy difícil marcar y cortar tiempos y épocas, y en tal sentido creo ha de entenderse la a�rmación de J. J. Martín González, de que el manierismo «no constituye ningún periodo, sino un modo de ser que afecta a casi todo el arte desde el segundo cuarto del siglo XVI».46

Podemos establecer, a nuestro propósito, tres etapas en el siglo XVI español. El primer tercio de siglo es la etapa de buenas relaciones entre cultura clásica greco-

latina y cultura cristiana. Se expresa en las obras vaticanas de Rafael Sanzio, la Piedad de Miguel Ángel, la Virgen de Brujas y el techo de la Capilla Sixtina. Aquí se conme-moran las grandes escenas de la historia del mundo y la humanidad según la Biblia, con�uyendo culturas cristianas y paganas, profetas y sibilas, en el anuncio de la crea-ción del mundo y el hombre, la presencia del mal y la redención de Cristo. Podemos poner como ejemplo español los primeros programas iconográ�cos del coro de las catedrales de León y Astorga.

La segunda etapa sería el primer manierismo. La iglesia católica rompe con la cultura clásica al ver cómo la piedad individual ha

desembocado en el protestantismo: relación personal con Dios, interpretación libre e íntima de las Sagradas Escrituras, proclamación del sacerdocio universal de los �eles, salvación por la gracia, negación del culto a los santos y descrédito del clero. Y como extremos, la terrible doctrina de la predestinación de Calvino. Una pieza de moda es el Laocoonte. ¿Qué decir de la perplejidad del Laocoonte? Este grupo escultórico, descubierto en 1506, adquirido por el papa Julio II e identi�cado por Miguel Ángel, sirvió de modelo para expresar el impacto que causó la doctrina de la predestinación de Calvino. Y si alguien podía transmitir mejor este sentimiento de angustia y per-plejidad, eran los artistas, pintores o escultores. Antes del descubrimiento del Lao-coonte, Miguel Ángel ya se expresaba mediante giros y brazos arriba, como vemos en el Tondo Doni o Sagrada Familia, que suele fecharse entre 1503 y 1504. El Laocoonte le con�rmó en sus tendencias, que plasma en los ignudi, las sibilas, los profetas y otros temas de la Sixtina, y en las posturas de los esclavos de la tumba de Julio II. Llaman hoy especialmente la atención los esclavos oprimidos por la masa pétrea que les apri-siona. (Esclavos de la Academia de Florencia). Después el Laocoonte fue largamente imitado por los artistas del manierismo. El Laocoonte se pregunta quiénes son estos dioses caprichosos, que toman partido por los griegos y castigan a los troyanos, según el dios o la diosa que haya ocupado su lecho la noche anterior. Se pregunta por qué se meten con sus hijos y de dónde salen esas serpientes.

Tocadas de manierismo están las tumbas de los Médici de Miguel Ángel, en la sa-cristía nueva de San Lorenzo de Florencia, llenas de rebuscados conceptos relativos

46 Juan José MARTÍN GONZÁLEZ: Historia del Arte. Ed. Gredos. 1974. Tomo I, p. 93.

Page 345: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 345

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

a la acción y la contemplación, el día y la noche, la aurora y el crepúsculo, el «pensie-roso» (Lorenzo) frente al «capitano» (Giuliano). Nunca se habían visto unas tum-bas sin santos en una sacristía. A los santos se les reserva un mínimo espacio encima de las puertas.

En esta etapa del primer manierismo sobresalen dos escultores: Alonso Berruguete y Juan de Juni. El Sacri�cio de Isaac, obra de Berruguete en el retablo de San Benito de Valladolid, sería casi imposible sin el Laocoonte, y el San Sebastián del mismo retablo remite de inmediato a los esclavos de la Academia, de Miguel Ángel.

Respecto a Juan de Juni, vemos cómo en sus Piedades el Cristo apoya los brazos e inclina la cabeza como en el dibujo de la Pietá para Vi�oria Colonna, de Miguel Ángel.

Y va mucho más lejos con la aparente subversión radical de las estructuras del re-tablo de La Antigua y la llamada «angustia del espacio». En este retablo, hoy en la catedral de Valladolid, pequeñas columnas parecen sostener grandes cargas imposi-bles. El equilibrio visual se rompe. Lo débil sostiene a lo fuerte, lo ligero a lo pesado. Y cómo es que el hombre no es libre, pregunta Juan de Juni con furia a los espectadores mediante su famosa y conocida angustia del espacio, que provoca retorcimientos sin cuento en esas �guras demasiado grandes para el nicho que las contiene.

La tercera etapa temporal del siglo XVI sería el segundo manierismo, el llamado manierismo romanista. Lo inaugura en España el retablo de Astorga (1558-1562) de Gaspar Becerra, que coincide con la conclusión del concilio de Trento (1564). Los retablos de esta etapa se caracterizan por sus arquitecturas sólidas y estables, que recurren a los órdenes clásicos superpuestos y a cajas o nichos rectangulares, coro-nados por frontones triangulares o curvos. Pocas escenas, pero rotundas y claras, sin adornos innecesarios y perfectamente ortodoxas, como enseguida impuso Felipe II en el retablo mayor de El Escorial, cuya arquitectura, acomodada a la cabecera plana, diseñó Juan de Herrera. Se acabó el alboroto, la confusión y el caos de la etapa ante-rior. Programa contrarreformista: gran sagrario eucarístico, virtudes del «a Dios ro-gando y con el mazo dando», apostolados, culto a los santos, reliquias en los altares, a�anzamiento del poder del clero, gloria a los doctores de la Iglesia, a Dios a través de María, la madre. Estamos ya en la calma después de la tormenta, en la celebración de la victoria tras la batalla.

En este modo del manierismo romanista, Miguel Ángel lo llena todo con su gran autoridad. En los retablos españoles dominados por el romanismo de Gaspar Becerra, tenemos docenas de �guras tomadas de las obras de madurez del genio italiano, como el Juicio �nal de la Sixtina, los dos frescos de la Capilla Paulina y las Piedades tardías, incluido el dibujo de la Piedad de Vi�oria Colonna (+1547). Pero igualmente triunfan y se reinterpretan los ignudi, los pu�i y los profetas del techo de la Sixtina, igual que el Moisés y las �guras que le acompañan, Raquel y Lea, en la actual tumba del papa Julio II della Róvere o los Esclavos del proyecto inicial. Se retoman antiguas costumbres,

Page 346: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

346 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

como los personajes sentados o recostados, a la manera romana. Pero esta exhibición de fuerza y poderío, no las tiene todas consigo. Como si dijera: de buena nos hemos librado. Posturas y desnudos heroicos, gestos huraños, fuerte anatomía, telas pesadas. Poses de �ereza y «terribilitá», nariz recta, labios apretados, mentón saliente, per�l adusto. Personajes en actitudes contrapuestas y enfrentadas, diálogos «olímpicos» entre santos, como dice Camón Aznar. Nos suena todo a una fuerza vacía, musculatu-ras de gimnasio y anabolizantes, guerreros de espectáculo. Una victoria que se celebra de cara a los propios �eles, ya que el mal estaba hecho, la Iglesia Católica había caído en errores y corrupciones, la cristiandad quedó dividida hasta nuestros días.

En este estudio tenemos que preguntarnos cómo sintió y juzgó Jovellanos las obras manieristas, si se dio cuenta de su carácter singular, en cuanto a concepto, composi-ción y color, o por el contrario, las aceptó a medias y según criterios diferentes. Esto último fue lo que sucedió, aunque no por eso hemos de desmerecer su olfato artístico. Pues como vamos a comprobar en varios ejemplos, Jovellanos sigue muy acertada-mente una línea de aprecio de los mejores seguidores de Berruguete, Juni y Becerra.

Respecto a Alonso Berruguete ya hemos visto que Jovellanos le considera un re-nacentista o renovador del arte de la antigüedad, de pleno derecho. Le alaba y cita muchas veces. Parece �jarse en las grandes esculturas antes que en las pequeñas y más famosas, que son las más manieristas y conocidas (San Sebastián, Abraham e Isaac, San Cristóbal). Nada dice del retablo de San Benito y su decoración plateresca, con el pa-tente y retorcido empleo de la venera, plana o curva, para cubrir nichos o cajas. Tal vez comparte la opinión de Ceán, acerca de la arquitectura y decoración plateresca de los retablos del escultor de Paredes de Nava: «Berruguete tuvo necesidad de acomodarse a este sistema, que duró hasta la venida de Becerra y aún después»

En cuanto a Juni y ante el retablo de La Antigua47:+ critica la arquitectura del retablo: «…la cosa más extravagante que he visto».

[…] «La arquitectura es un conjunto de pequeños retablitos, pero también formados con extravagancia».

+ tacha de extravagante la famosa angustia del espacio: «los nichos […] tienen menos capacidad en alto y ancho que las estatuas metidas en ellos. Las contorsiones y encogimiento de éstas las hacen entrar apenas en su lugar; y si cada una se pusiese inhiesta y holgada, ciertamente no cabría, no ya en su nicho, mas ni en su respectivo retablo, sino que levantaría el arquitrabe con la cabeza y arrojaría los fustes de las co-lumnas con los codos. En esta estrechez son dignas de risa las invenciones del artista para acomodar su idea».

+ reconoce el talento de Juni: «no se le puede negar a Juni un gran talento: sus ca-bezas son por la mayor parte buenas, y algunas veces admirables, llenas de exactitud,

47 Diario 1º. 6-9-1791.

Page 347: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 347

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

de verdad, de expresión y aún de fuego; mas aún estas dotes suelen verse corrompi-das; ejemplo: la cabeza de la Santísima Virgen en su Asunción, que representa la de una mujer ordinaria en el humor más enfadoso y desagradable. No son buenos, porque son arbitrarios, los partidos de los paños, y todas esas extravagancias brillan más en los bajos relieves». Es «admirable […] la e�gie del Señor cruci�cado que está en lo alto del retablo, y en la cual nada hay de extravagante, y mucho de bello y sublime».

+ aporta de�niciones certeras del hoy llamado manierismo, que hubieran gustado mucho a Arnold Hauser: «Dotado de grandísimo genio y facilidad en la ejecución, destruyó [ Juan de Juni] tan grandes dotes por la extravagante afectación de su estilo, en el cual sólo trata de admirar haciendo cosas difíciles y buscando más lo raro que lo bello. [...] Acaso buscaba este artista las formas redondas, pues todas sus �guras representan una combinación de líneas curvas».

El segundo manierismo arranca con el retablo de Astorga de Gaspar Becerra (Baeza, 1520 – Madrid, 1568). Venía Becerra de trabajar en Italia con Giorgio Vasari en los techos de la Cancillería (1544-46) y con Daniele da Volterra, llamado Il Brag-he one, en la iglesia de la Trinitá dei Monti (Capilla Lucrecia della Róvere,1548-53).

Cuando los canónigos de Astorga le encargan el retablo se ve necesitado de bue-nos o�ciales y visita a Arnao de Bruselas en la Seo de Zaragoza, consiguiendo le ceda para este trabajo a sus mejores o�ciales: Juan Fernández Vallejo, Pedro de Arbulo, Pedro López de Gámiz (1527-88) y Juan de Anchieta. Una vez terminado este trabajo, Gaspar Becerra obtiene el cargo de pintor del rey, al servicio de Felipe II en Madrid (1562), tal vez por su relación con Juan Bautista de Toledo. El grupo de o�ciales que trabajaron con Becerra en Astorga difunden el manierismo romanista por Galicia, Burgos, el País Vasco y la Rioja.48

Así como tenemos un texto muy interesante sobre el retablo de La Antigua, de Juni, no nos dejó Jovellanos nada parecido acerca de Gaspar Becerra en Astorga. Estuvo allí, trabajó en el archivo de la catedral y vio por tres veces el famoso retablo. La pri-mera en 1782, y las otras dos diez años después49. La tercera vez escribe: «El retablo de Becerra gusta cada vez más. Las cuatro medallas del zócalo son dignas de la escuela de Miguel Ángel»50. Podemos encontrar las razones de su entusiasmo en un comen-tario de Ceán: «Berruguete tuvo necesidad de acomodarse a este sistema [el retablo plateresco y de casilleros], que duró hasta la venida de Becerra y aún después, quien hizo estatuas de mayor tamaño, con mejor gusto, más espíritu y más grandiosas for-

48 Ver las �chas de Artehistoria, de la Junta de Castilla y León, elaboradas por María Teresa DABRIO GONZÁLEZ, sobre la escultura romanista y su difusión a partir del retablo de Astorga. Y ver Juan José MARTÍN GONZÁLEZ: «La estancia de Juan de Anchieta en Valladolid» Príncipe de Viana. Año 49, Nº 185, 1988, pp. 469-476.

49 Diario 1º, 15-6-1792 y nota 36.50 Diario 1º, 22-6-1792.

Page 348: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

348 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

mas; y aunque usó de la arquitectura greco romana, no pudo dejar de dividir también sus obras en muchos cuerpos, sacri�cando su buen gusto y talento a la devoción del pueblo, o al capricho del siglo»51.

Esta última frase es muy tremenda y signi�ca que no se contenta Ceán con el reta-blo romanista, sino que anhela y pone como meta �nal el retablo neoclásico, de una sola �gura principal o tablero único.

Las mayores alabanzas de Jovellanos a Gaspar Becerra las escribe el Ilustrado en «la capilla del Acuerdo, con un retablo lindísimo, un Cristo en los brazos de su Madre, San Juan y las Marías en el zócalo, una Resurrección en el medio; otros misterios a los lados; pinturas bellísimas».Este retablo está en el Museo Nacional de Escultura, y �gura como obra de Gaspar Becerra. Las pinturas han sido atribuidas por Jesús Urrea al pintor Gaspar de Palencia, de la segunda mitad del siglo XVI52.

Siente Jovellanos gran admiración por Miguel Ángel, aunque no conozca toda la producción del gran artista �orentino y tiene gran olfato para detectar y alabar a los escultores del manierismo romanista. Hay una línea trazada de maestro a discípulo, que va desde Gaspar Becerra y Juan de Juni a Esteban Jordán, Juan de Anchieta, López de Gámiz, Pedro de Arbulo y Ambrosio de Bengoechea, hasta Juan Bazcardo, muy metido ya en el siglo XVII.

Esteban Jordán (v.1530-1598) es discípulo de Berruguete, con cuya sobrina Felicia casó en primeras nupcias. Pero también bebe de Juni en su juventud y se acomoda al triunfo del manierismo romanista de Gaspar Becerra, como demuestra su segundo matrimonio con María Becerra, hija o sobrina del gran escultor y pintor manierista.

Esteban Jordán es el que sale peor parado en las apreciaciones de Jovellanos. El retablo mayor de Santa María de Medina de Rioseco lo despacha con la frase habitual: «buen retablo, con mediana escultura»53. Y no pierde el tiempo en tomar el nombre bien patente del escultor y los doradores, escritos con sus fechas en cartelas latinas. Desconoce los avatares de este retablo, diseñado por Gaspar Becerra, que murió en enero de 1568 sin empezarlo. Es contratado años más tarde con Juan de Juni, que hace los dos apóstoles junto al sagrario y deja escrito en su testamento (8 de abril de 1577) que el retablo debía acabarlo Juan de Anchieta, pues «no hay otro ninguno del dicho arte de quien se pueda �ar la dicha obra sino es el dicho Juan de Anchieta, escultor residente en Vizcaya, que es persona muy perita, hábil y su�ciente y de los más esperi-tos que ay en todo este reyno de Castilla». Pero fue Esteban Jordán, emparentado con Becerra y dueño de un gran taller en Valladolid, quien se hace con la obra y la termina en 1590.

51 CEÁN. Introducción al Diccionario.52 Diario 1º. 3-9-1790. Nota 27.53 Diario 1º. 3-9-1790.

Page 349: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 349

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

En La Magdalena de Valladolid, observa el retablo mayor y el sepulcro del obispo y virrey del Perú, D. Pedro de la Gasca, realizada en 1571: «De Esteban Jordán en La Magdalena, muy mediano»54. No es ciertamente de las mejores obras de Esteban Jordán, pero desconoce Jovellanos la estatua del obispo D. Juan de San Millán, en la iglesia de Santa Marina de León (1581). Esta iglesia es la antigua del colegio de los jesuitas, reformada en el siglo XVII. El obispo Juan de San Millán era amigo personal de Francisco de Borja.

Oye misa nuestro Ilustrado ante el trascoro de la catedral de León, con cuatro gran-des paneles en alabastro, obra de Esteban Jordán (1577). «Domingo 19.– A las cuatro y tres cuartos misa en la Catedral. ¡Qué bello, magní�co, sublime templo! Trascoro del gusto de Berruguete, lindo según él, de piedra blanca dorada»55.

En Santa María de Alaejos, escribe: «El retablo mayor es también de buena ar-quitectura y mediana escultura; puede ser de la misma mano que el de San Pedro [también en Alaejos], aunque parece más bien entendida y tiene algo del gusto de Juni, pero más simple y con menos fuerza y expresión de dibujo»56. Esta es la obra cumbre de Esteban Jordán –1590-98–, terminada a su muerte por Francisco Rincón en 1604, con dos relieves ovales en el ático. Aunque Jovellanos acierta en lo de Juni, no hace referencia a elementos muy claros que provienen de Gaspar Becerra, como la Asunción o El Niño entre los doctores. De modo que no ha tenido suerte Esteban Jordán con Jovellanos.

Sin embargo y con�rmando el buen olfato del Ilustrado, las dos veces que alaba a Esteban Jordán, en Santa Eulalia de Paredes de Nava y el trascoro de León, le relaciona con Berruguete. Esteban Jordán, escultor del Rey, era amigo de El Greco, que le llamó a Toledo para que actuara como tasador de El Expolio. Lo cuenta Ceán en la entrada Teotocópuli de su Diccionario.57

Veamos cómo les va a otros escultores romanistas, de la línea de Becerra-Juni, du-rante el viaje de Jovellanos por la Rioja.

En Briviesca58 abomina de las extravagancias del retablo de las Clarisas, pero re-conoce la buena escultura. Allí trabajó mucho Juan de Anchieta, con retoques �nales del escultor principal Pedro López de Gámiz, con taller en Aranda de Duero. Los dos habían trabajado con Becerra en Astorga. Anchieta terminó el retablo mayor de la catedral de Burgos con dos obras importantes, la Asunción y la Coronación de la Virgen.

54 Diario 1º. 1-9-1790.55 Diario 2º. 19-4-1795.56 Diario 1º. 2-10-1791.57 Juan José MARTÍN GONZÁLEZ. Esteban Jordán. Valladolid, 1952. María Cristina RODICIO

RODRÍGUEZ y Fernando LLAMAZARES RODRÍGUEZ: La escultura del obispo Juan de San Millán: obra documentada de Esteban Jordán. BSSA. Tomo 43, 1977, pp. 456-459.

58 Diario 1º. 31-8-1791. Diario 2º. 24-4-1795.

Page 350: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

350 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

De Juan de Anchieta59 ve Jovellanos la Virgen del Rosario de un retablo colateral de Fuenmayor, con quince misterios pintados que le gustan.60

«A las Claras; retablo mayor de la misma mano [que el de la Colegiata] y con los mismos primores y defectos; cornisamentos, zócalos, basas y columnas, todo entra y sale en ondas y ángulos, ya obtusos, ya agudos; columnas achatadas, pedestales ladea-dos, extendidos, dislocados; pero la escultura bella, graciosa y de un mérito singular a mis ojos, así en estatuas como en los relieves grandes y medianos; todo en madera; muchos cuerpos, unos sobre otros, muy divididos a lo ancho y alto. Diera cualquier cosa por saber el autor; es sin duda antiguo, y acaso del XVI, y puede servir de índice para la corrupción del gusto arquitectónico en retablos».61

En Logroño y al visitar Santa María de Palacio, escribe: «Bellísimo retablo de ar-quitectura y escultura de la buena escuela de Juni». Se trata de un retablo manierista de Arnao de Bruselas –1555-1561–62. En el Monasterio de la Estrella: «Bellísimo re-tablo de arquitectura; el primero de pilastras jónicas; segundo columnas corintias. Bellas estatuas de San Jerónimo y relieves en el zócalo» Está ante un retablo tipo es-curialense, del arquitecto Juan Alvarado y el escultor Pedro de Arbulo. El monasterio fue saqueado tras la desamortización. Se conservan cuatro relieves de la Pasión y diez estatuas de Arbulo en el Museo de la Rioja63.

En Briones se entusiasma ante dos capillas, la de Francisco López de Vicio y Ollauri y la de Martín de Ircio, uno de los conquistadores de Nueva España. Ambas son obra de Pedro de Arbulo, entre 1564 y 1570. De la primera: «lindísimo retablo de arquitec-tura y escultura por la manera de Juni; más bella y racional». De la segunda: «Retablo de la misma mano; bellísimo busto de piedra que representa al fundador, de hinojos; a su lado un mancebo con el morrión y un can, símbolo de �delidad»64. Digamos que Arnao de Bruselas (+1564) tenía taller en Briones (La Rioja), donde casó con Ana María de Zamudio, natural de la villa. También Pedro de Arbulo Margubete casó con

59 Juan de ANCHIETA. Azpeitia, barrio de Urrestilla. c.1533 – Pamplona, 1588. Se forma en Va-lladolid a mediados del siglo XVI con Antonio Martínez, luego con Francisco de la Maza, Juan Bautista Beltrán y especialmente Juan de Juni. Trabaja en el retablo de Astorga, bajo Gaspar Becerra (1558-62) y en Santa Clara de Briviesca, bajo Pedro López de Gámiz (1565-69). Vuelve a Azpeitia en 1572. Casa con Ana de Aguirre, de ilustre familia de Azpeitia. En 1577 se establece en Pamplona hasta su muerte. Enterrado en el claustro de la catedral de Pamplona. Ceán Bermúdez publica la inscripción –desapare-cida– que había en su lápida: «Aquí yace Anchieta, el que sus obras no alabó, ni las ajenas despreció». Gozó fama y aprecio de hombre prudente, honrado, gran artista, humilde y buena persona. Difunde el romanismo manierista en Burgos, Navarra, Aragón, Álava y La Rioja.

60 Diario 2º. 30-4-1795.61 Diario 2º. 24-4-1795.62 Diario 2º. 3-5-1795.63 Diario 2º. 5-5-1795. Nota 226.64 Diario 2º. 27-4-1795.

Page 351: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 351

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

la brionera Ana de Romerino y vivió en Briones hasta su muerte (+1608)65. Otro romanista que más o menos gusta a Jovellanos es Juan Bazcardo (1584-1653), escul-tor juvenil de dos retablos mayores muy parecidos, el de Fuenmayor («buen retablo mayor de arquitectura […] y más que decente escultura»)66 y el de Briones («retablo mayor de regular arquitectura y escultura»), que pronto se acomodó al naturalismo barroco.67

En la catedral de Santo Domingo de la Calzada: «Magní�co retablo, de escultura aberruguetada; la arquitectura plateresca, pero graciosa»68. Es un retablo del va-lenciano Damián Forment, primer manierismo, que lo trabajó desde 1537 hasta su muerte en 1540. Eran o�ciales de su taller Arnao de Bruselas, Bernal Forment y Juan de Beaugrant.

Alabó Jovellanos en su viaje al País Vasco otros escultores manieristas, como los relieves de Andrés Araoz (1567) en el retablo mayor de San Andrés de Eibar, de cuya portada lateral plateresca no habla:: «Es muy precioso el altar mayor, de madera sin estofar […] zócalo esculpido con bellísimos bajos relieves».69

Nadie sin embargo ha recibido tan grandes alabanzas de Jovellanos ni le ha con-movido tanto como Ambrosio de Bengoechea (1552-1625), llamado «el sordo de Asteasu», discípulo de Juan de Anchieta. Suyo es el retablo mayor de San Vicente de San Sebastián, que Jovellanos no llegó a visitar. De haberlo visto, habría notado en su Asunción el modelo de Becerra en Astorga.

«Antes de entrar [en Tolosa], el convento de San Francisco, a la izquierda; me apeé y entré en la iglesia. El retablo mayor tiene algunos pedazos de buena arquitectura y algunas buenas estatuas, y otras cosas malas; se conoce que está añadido el primer cuerpo y la mayor parte del último, y algo del principal o medio. […] Pero lo que sorprende y causa una admiración extraordinaria es el retablo de la Piedad, que está en la capilla al lado de la epístola, frente al púlpito. En el embasamento hay una bellí-sima medalla que representa en medio relieve El entierro del Salvador, en �guras de la mitad del natural; no puedo ponderar bastante cuánto me agradó esta escultura, muy superior en el dibujo, en el gusto, en la expresión y en la buena y delicada ejecución a cuanto he visto en España. Gregorio Hernández y Juan de Juni se quedan muy atrás; y si esta obra no es de Alonso Cano, no sé a quién se pueda atribuir en España, aunque sí que éste sólo pudiera competir con el autor de dicho retablo. […] En el primer

65 José Manuel �MÍREZ MARTÍNEZ: La capilla del Licenciado Don Francisco de Vicio y López de Ollauri en la iglesia parroquial de Briones.

66 Diario 2º. 28-4-1795.67 Diario 2º. 27-4-1795.68 Diario 2º. 27-5-1795.69 Diario 1º, 21-8-1791. Ver Satur PEÑA PUENTE. San Andrés de Eibar. Ayuntamiento de Eibar,

2008.

Page 352: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

352 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

cuerpo hay una Piedad, en que Nuestra Señora, con su Hijo en los brazos, sobrepuja lo mejor que hizo Hernández en este misterio tan repetido. La estatua del Cristo es digna de Miguel Ángel, y la de la Virgen tiene una fuerza de expresión sorprendente» […] Y concluye: «Si yo entiendo algo de esto, créase que todo es asombroso»70. Anota Javier González Santos que este retablo ha desaparecido, conservándose fragmentos en esta iglesia y la de Santa María de Tolosa.

Pero va una de cal y otra de arena. El «mal sagrario de madera, nuevo y de forma mezquina, aunque no de lo peor», en la iglesia de la Asunción de Rentería, es tam-bién de Bengoechea (1617), elogiado por Vargas Ponce en carta a Ceán Bermúdez de septiembre de 1802, pero «parece muy mal entre tanto bueno» de don Ventura Rodríguez..71

«Desembarcamos en Lezo, casa de los Lezos y Barones; ermita del Cristo, nada bueno; más arriba, iglesia parroquial, de buena arquitectura y grande, según el gusto de esta tierra. Magni�co retablo mayor en madera, de bellísima escultura, así en esta-tuas como en bajos relieves; no es comparable al de San Francisco de Tolosa. Bellísimo sagrario de estuco al lado del altar y del evangelio, des�gurado por estar blanqueado y reblanqueado, pero de bellísimo gusto de arquitectura y escultura».72 Se desconoce el autor del singular sagrario, que sigue en uso en la parroquial de Lezo. Tanto por su material como por su diseño y esculturas, es del todo manierista.

En cuanto al retablo mayor de Lezo que alaba Jovellanos, entre otras razones por no estar policromado, es del escultor Diego Mayora, vecino de Segura (Guipúzcoa), realizado hacia 1600 en el estilo romanista.73

Podríamos hablar de un último manierismo tardío, el protagonizado por El Greco en Toledo. Pero lo estudia largamente Arnold Hauser74. El Greco es el artista más original y audaz de todo el manierismo europeo. No se comprende su obra fuera de Toledo, ciudad donde vivían alejados de la corte un grupo de personas de la talla de Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Góngora, Santa Teresa de Jesús y Fray Hortensio Paravicino. A El Greco dedicó Góngora un soneto al morir, y otros dos Fray Hortensio con motivo de su retrato. Los dos están en el Diccionario de Ceán. Jo-vellanos no hace mucho caso de El Greco, pues desde �nales del siglo XVII se le tenía como extravagante. Tal hace Juseppe Martínez (1600-1682), pintor y tratadista, en sus Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura, manuscrito de 1672. Y Anto-nio Palomino dejó escrito que El Greco fue un buen pintor mientras siguió a Tiziano,

70 Diario 1º. 22-8-1791. Y nota 104.71 Diario 1º. 24-8-1791.72 Diario 1º. 24-8-1791.73 Ver María Asunción ARRÁZOLA ETXEBERRÍA: Renacimiento en Guipúzcoa, tomo II, cap. V,

San Sebastián, 1968.74 Pintura y manierismo. Guadarrama, Madrid, 1972. Pp. 254-284.

Page 353: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 353

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

pero «trató de mudar de manera, con tal extravagancia, que llegó a hacer desprecia-ble y ridícula su pintura, así en lo descoyuntado del dibujo como en lo desabrido del color». De tal opinión se hace eco Ceán Bermúdez: «El tal cuadro [San Mauricio] es duro, desabrido, extravagante, y de aquellos que llaman de su segunda manera». Aunque deja una puerta abierta al futuro, pues cita a Francisco Pacheco, que en su visita a El Greco en 1611 dijo «que fue gran �lósofo, de dichos agudos, y que escribió sobre las tres nobles artes».

7. JOVELLANOS Y EL BARROCO

Para los académicos del siglo XVIII no existe el concepto de barroco. Consideran el siglo XVII como una continuación del arte antiguo recuperado, postura avalada por la alta estima que tenían de la arquitectura, arte en que dominaba el clasicismo desornamentado de Juan de Herrera. Si citan a pocos arquitectos, escultores o pin-tores y se quedan con los más excelentes, es por desconocimiento antes que por razones de estilo. Les consideran «mantenedores» del arte recuperado de la anti-güedad.

Veamos cómo se expresa Jovellanos en el Elogio de las Bellas Artes.Sobre Velázquez:«Nobles y jóvenes que me estáis escuchando, honor, delicia y esperanza de nues-

tras artes, no os desdeñéis de seguir las huellas de tan gran maestro. […] Aprended de Velázquez el arte de animar [la naturaleza] con el encanto de la ilusión; con este poderoso encanto que la naturaleza había vinculado con los sublimes toques de su mágico pincel. Las obras de Velázquez convertían hacia las artes la atención de la corte y la nobleza, y hacían que todos se gloriasen de protegerlas».

Sobre Murillo:«Cómo no hablaré de Murillo, del suave y delicado Murillo, cuyo diestro pincel

comunicaba al lienzo todos los encantos de la hermosura y de la gracia. ¡Gran Muri-llo! Yo he creído en tus obras los milagros del arte y del ingenio; yo he visto en ellas pintados la atmósfera, los átomos, el aire y el polvo, el movimiento de las aguas y hasta el trémulo resplandor de la luz de la mañana. Tu nombre es el celebrado de todas las personas de buen gusto, pero cuánto más lo sería si el buril hiciese más conocidas tus obras». (Se re�ere a la difusión mediante grabados.)

Y Ceán: «Pero quien superó a todos los de su edad fue el célebre Velázquez, profe-sor original e inimitable en sus tintas, en su vagueza, en el aire interpuesto y en imitar la naturaleza por un camino hasta entonces desconocido».

Buena prueba de tales actitudes se aprecian en la descripción y alabanzas llenas de sentimiento de Jovellanos ante dos cuadros que ve en Vitoria, una Inmaculada de

Page 354: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

354 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Juan Carreño Miranda (�rmada y fechada, 1666) y una Piedad de Gaspar de Crayer,75 pintor �amenco cercano a Rubens y Van Dyck, como bien dice el Ilustrado, en que el Cristo está casi en la postura de la Piedad para Vi�oria Colonna, de Miguel Ángel, con la Magdalena a los pies. Ambos hoy en la sacristía de la catedral vieja o colegiata de Vitoria.76

El corte se produce al inicio del siglo XVIII: «La guerra de sucesión acabó de bo-rrar las pocas buenas ideas que habían quedado de las bellas artes. […] Entonces fue cuando los adornos de la arquitectura llegaron al sumo punto de ignorancia, de arbi-trariedad y de depravación. Las cornucopias y los papeles estampados substituyeron a los buenos y antiguos cuadros que salían en abundancia del reino. Se acabo entonces de desterrar la sencillez, el decoro y el buen gusto de los templos, de los palacios, de las salas y de los gabinetes, y las bellas artes cayeron precipitadamente en el abatimiento, y por decirlo de una vez, en el mayor desprecio»77.

De todas maneras, este corte se acepta hoy en día, distinguiendo entre un barroco desornamentado o clasicista y un barroco pleno, un barroco sobrio y un barroco ebrio, como decía Juan Plazaola Artola. Aún dentro de tal barroco ebrio, los malos de la película serán los arquitectos, tanto de edi�cios y obras públicas como de retablos. Entre ellos se llevan la peor parte autores como Pedro de Ribera, Narciso Tomé y los Churriguera. Estos dieron nombre al «churriguerismo». Y se libraron curiosamente otros escultores del barroco pleno, como Salzillo, Luis Salvador Carmona, el asturiano Juan Alonso Villabrille y Ron, o los Sierra de Medina de Rioseco.

En este sentido, se dan en Jovellanos situaciones curiosas y hasta un tanto cómicas. Dice en Vergara: «Vimos en la iglesia parroquial de San Pedro (hay otra más), en la capilla del Cristo, un cruci�jo de tamaño natural, que me pareció del Montañés y es ciertamente obra digna del Buenarrota»78. Acierta como casi siempre Jovellanos, pues tiene excelente olfato y no en vano estuvo diez años en Sevilla. Este Cristo de la Agonía es obra de Juan de Mesa (1622), discípulo de Juan Martínez Montañés. Lo chocante es que nuestro Ilustrado no ve el retablo en que se alberga el cruci�jo. Se calla porque no le gusta.

Y en Vitoria dedica un buen párrafo a la Plaza Nueva (1781-1791), diseño de gran don Ventura Rodríguez, ejecutado por su discípulo don Justo Antonio de Olaiguí-bel79. Pero nada escribió de la Plaza Mayor de Salamanca, que precede a la de Vitoria en medio siglo, tal vez porque su autor fue un enemigo, Alberto Churriguera.

75 Ver Isidoro BOSARTE, op.cit., p. 326.76 Diario 1º. 29-8-1791. Notas 140 y 143.77 CEÁN. Introducción al Diccionario.78 Diario 1º. 28-8-1791, Nota 133.79 Diario 1º. 29-8-1791 y nota 139.

Page 355: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Jovellanos y las bellas artes 355

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

8. JOVELLANOS Y EL ARTE NEOCLÁSICO

No mucho vamos a añadir de lo que hemos ido viendo a lo largo de este trabajo.Y ya situados en el siglo XVIII, mientras el barroco se resiste a desaparecer, la nueva

dinastía borbónica llama a artistas franceses e italianos para sus grandes obras o�cia-les, como el nuevo Palacio Real, los jardines de Sabatini, la Granja de San Ildefonso (Segovia), Riofrío y Aranjuez.

A partir de mediados de siglo inicia su andadura la junta preparatoria de la Real Academia de Bellas Artes, que llega a su apogeo bajo Carlos III. El arte neoclásico se va imponiendo en la medida en que la Academia adquiere prestigio y poder. El barroco �nal francés, conocido como estilo rococó, que se reconoce fácilmente por sus formas de oreja o riñón, presenta retablos de piedra en la fachada de las nuevas iglesias. Jovellanos no parece muy consciente de este proceso. Los árboles no le dejan ver el bosque. Ante la iglesia de Santa María (San Sebastián) escribe: «Pésima arqui-tectura en la portada». Está ante un retablo de piedra. Y en el interior alaba obras de don Ventura Rodríguez y la medalla de San Pío V, que esculpió Roberto Michel80.

La evolución de los retablos es muy clara. Los grandes tableros con relieves y las estatuas centrales exentas, van sustituyendo a los cuadros pintados. Ausentes casi los pintores, los escultores ceden terreno frente a los tallistas de adornos (mazonerías) y ambos grupos sucumben ante los arquitectos, que se adueñan de los retablos. La pro-hibición de la Real Academia de fabricar retablos en madera bajo excusa de prevenir incendios, hizo que la madera se pintara de mármol.

Jovellanos no fue muy consciente de que sus planteamientos estéticos, los de su tiempo neoclásico, acabarían triunfando e imponiéndose muy pronto.

El arte Neoclásico tuvo larga vida en todo el mundo, especialmente en los nuevos edi�cios o�ciales, como parlamentos, museos, observatorios astronómicos, jardines botánicos, puentes, hospitales y arcos de triunfo. Se dirá que no es poco. Pero en pin-tura y escultura, se salvan muy pocos como grandes maestros y pronto quedó casi olvidado a partir de la derrota de Napoleón y el Congreso de Viena. Así como la so-lemne arquitectura neoclásica encanta a la vez al demócrata y al dictador, la escultura o la pintura son demasiado fríos, carecen de emoción y sentimiento. Excepto Goya, otro genio romántico que se anticipó a su tiempo.

Por el contrario, Jovellanos fue muy consciente del fracaso del despotismo ilus-trado. Tal es lo que expresa –a mi entender– el segundo retrato de Goya, con esa acti-tud melancólica que remite a la �gura de Minerva en la sombra, sosteniendo el escudo del Real Instituto de Gijón, la obra más querida de su vida. Fue pintado por el gran Goya este retrato para conmemorar el paso de nuestro Ilustrado por el Ministerio de

80 Diario 1º. 23-8-1791. Y notas 109 y 110.

Page 356: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

356 José A. Samaniego Burgos

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 313-356

Gracia y Justicia. Y una vez más, «el sueño de la razón produce monstruos». Tuvo Jovellanos el coraje de luchar por sus ideas, después de sufrir el veneno con que qui-sieron matarle. Y la visión de defender España, contemplando con tristeza que otros amigos «afrancesados» tomaran otros rumbos.

Page 357: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Los biógrafos de Gaspar Melchor de JovellanosDos siglos de biografías en el bicentenario

de su muerteSilverio Sánchez Corredera

Catedrático de Filosofía

N

os proponemos presentar y comentar el conjunto de biografías que se han rea-lizado sobre Jovellanos, no sólo en un sentido estricto y literal sino teniendo en

cuenta también las principales aportaciones que arrojan luz sobre su �gura biográ�ca en los dos últimos siglos. Para ello me apoyaré fundamentalmente en los estudios que ya he desarrollado en Jovellanos y el jovellanismo (Pentalfa, 2004).

ÍNDICE

1. Primeros biógrafos2. Primera gran in�exión biógra�ca3. Otros biógrafos del siglo xix4. Somoza, el primer gran biblio-biógrafo5. Biógrafos de la primera mitad del siglo xx6. Biógrafos de la segunda mitad del siglo xx7. José Miguel Caso, «el» biógrafo8. Biógrafos recientes

1. PRIMEROS BIÓG�FOS

1.1. Juan Sempere y Guarinos

Cuando Jovellanos anda por sus cuarenta años, en su esplendorosa etapa madri-leña, es ya reseñado por Juan Sempere y Guarinos, en su Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores del reinado de Carlos III, publicada en 1785-9. Al joven ilustrado asturiano se le dedican diecisiete páginas y se mencionan dieciocho de sus escritos (volumen II, tomo III, páginas 131-147), avisando de que omite varios informes, discursos, consultas, y representaciones hechas por el autor en des-

Page 358: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

358 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

empeño de su obligación, y por encargos superiores, por no permitirlo la reserva con que deben tratarse estos asuntos (págs. 144-145). En este momento un don Gregorio Mayáns y Siscar, un Cadalso, un Campomanes sobresalen por encima de Jovellanos, pero éste ya ocupa una plaza comparativa de importancia, por delante de un Andrés Piquer, un Sarmiento, un Risco, un Ponz, un Capmany, un Llaguno, un Lorenzana, un Tavira, un Meléndez Valdés por lo que se re�ere a la envergadura cuantitativa del trabajo citado.

1.2. Gaspar Melchor de Jovellanos

El segundo biógrafo de Jovellanos, si somos estrictos, fue él mismo, al escribir desde 1790 hasta 1811 su Diario. Además del diario, un material documental funda-mental es, sin duda alguna, toda su correspondencia.

1.3. Lord y Lady Holland

En los últimos años de vida de Jovellanos, hay que resaltar la correspondencia intercambiada con Henry Richard Fox, lord Vassall Holland. En estas cartas pode-mos conocer de primera mano las circunstancias y las ideas políticas que rodearon a nuestro personaje durante su etapa en la Junta Central, en los tiempos de la inva-sión napoleónica. Lord Holland es considerado por algunos historiadores y críticos como el primer hispanista extranjero; había conocido a Jovellanos en Asturias cuando contaba unos diecinueve años, en viaje por España; en Gijón, donde se conocieron, regala Jovellanos al joven inglés un librito: El delincuente honrado. Caso señala que el encuentro en Gijón debió ser en 1792 o bien 1793. Esta amistad nunca interrumpida desde entonces, pero sí puesta entre paréntesis a causa de las guerras entre Inglaterra y España, se reanuda con nuevos ímpetus en 1808 cuando lord Holland y su familia via-jan a España. El tema que habrá de unirles a los dos ahora será el de la instauración en España de una Constitución libre. A pesar de la diferencia de edad parece que fue una sincronía casi perfecta entre ambos, hecha de admiración del británico hacia el autor de la Ley agraria y de aprecio y reconocimiento del asturiano hacia el whig inglés. La devoción que lord Holland manifestó por Jovellanos llegó hasta el punto de perder el sentido común cuando encarcelado en Bellver solicite del almirante Nelson, en guerra entonces con España, que liberara del castillo al insigne prisionero. Menos mal que el marino tuvo mejor tino y el 13 de septiembre de 1805 le respondía que probablemente se precipitará su �n si se supiese que un inglés se tomaba interés por él (Vid. CAES, IV, pág. 573). El mismo Jovellanos dejará también constancia de lo improcedente y compro-

Page 359: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 359

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

metido para él de tal idea, y de que difícilmente hubiera sido compatible con su honor el ser rescatado por un país en guerra con España.

Algunas de estas cartas son con lady Holland; en ellas podemos asomarnos a asun-tos más domésticos; posteriormente, la esposa del lord escribirá un famoso Diario en el que también dejará sus impresiones sobre el político español, señalando que el general consenso le señalaba para director del país.

1.4. Isidoro Antillón y Marzo

Isidoro Antillón y Marzo el 15 de febrero de 1812 es el primero en dar al público una biografía sobre el asturiano, las Noticias históricas de don Gaspar Melchor de Jovella-nos (edición y estudio de León Esteban, Universidad de Valencia, 1994, conteniendo el facsímil de la 1ª ed. de Palma, Imprenta de Miguel Domingo, 1812).

Antillón nos da en estas Noticias una idea de Jovellanos que se inscribe en la línea de los ideólogos y políticos liberales. Dedica especial atención a la parte histórica pos-terior al nombramiento como ministro de Gracia y Justicia, su encierro injusto, y su postura durante la guerra de la Independencia y como miembro de la Junta Central. Las posturas de Antillón parecen coincidir, al respaldarlas, con las de la actividad de Jovellanos como central. Sin embargo, Antillón se distancia de Jovellanos, como la práctica totalidad de liberales inmediatos y posteriores, en el tema de las dos cámaras. Reconoce que Jovellanos obraba aquí movido por reglas de prudencia; y en asunto tan delicado no es de admirar que estas lo mantuviesen más circunspecto y embarazado, de lo que sus mismos principios le hubieran permitido, obrando en abstracto, y según la bondad absoluta de las cosas (pag. 120, nota 14).

Con esta obra se obtiene la entera impresión de que frente a «serviles» como M. Lardizábal, J. Colom o Inguanzo, los que sintonizan con las ideas de Jovellanos toda-vía calientes son los liberales como Antillón, Quintana, Gallego, Llorente, Toreno, Martínez de la Rosa, Mejía, Luján, Oliveros, Golfín, Calatrava... A Antillón y, con él, a los de su bando se les tachó de herejes, �lósofos, luteranos, bonapartistas, impíos, francmasones, molinistas y jansenistas.

En la edición facsimilar de 1994 León Esteban lleva a cabo un estudio de la �gura de Antillón, que nos recuerda que murió a los 36 años, prematuramente, en un aten-tado a manos de sus antagonistas en las Cortes de Cádiz, los «serviles». En su corta edad desarrolló una meteórica y brillante carrera. Antillón destaca, en el contexto de la Cortes de Cádiz, por su claro lenguaje liberal y progresista: libertad de prensa, li-bertades políticas: constitucionalismo, libertades individuales, rechazo de una legisla-ción eclesiástica privilegiada y demanda de una legislación civil común –en medio de todo su respeto hacia la moral cristiana y las máximas del Evangelio. Dirigió y escribió:

Page 360: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

360 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Aurora Patriótica Mallorquina (su fundador), Semanario Patriótico, la Gaceta del Go-bierno; diputado a Cortes en enero de 1811, y en 1813 otra vez, ahora diputado por Aragón. Destacó como hombre de ciencia, historiador, político y jurista; fue afín al llamado jansenismo español. Destaca su labor como geógrafo y astrónomo, con más de 16 escritos sobre el tema, entre ellos los Elementos de la Geografía, Astronómica, Natural y Política de España y Portugal (1808). Es de reseñar también su labor como historiador, político y jurista.

1.5. Carlos González de Posada

Carlos González de Posada es uno de los más íntimos amigos de Jovellanos. Ambos intercambian una correspondencia en la que son visibles los fuertes y tiernos lazos de cariño mutuo, al lado de proyectos comunes compartidos, centrados fundamental-mente en la cultura y la lengua asturianas.

Don Carlos, canónigo y natural de Candás, publica las Memorias para la biogra-fía del señor Jovellanos, en 1812, obra eminentemente biográ�ca y preocupada por el per�l humano sobre todo. Posada escribe también la Biblioteca Asturiana o Noticia de los Autores Asturianos (hay edición reciente de la Biblioteca Asturiana preparada por Mario Busto, publicada por Ed. Auseva, Gijón, 1989), donde �guran unos trescientos autores asturianos, entre los cuales Jovellanos lo encontramos en la entrada nº 128, ocupando una página y un tercio –de los más extensos–. Como la obra anterior aporta datos biográ�cos y el per�l humano y, además, las obras y algún rasgo de su vida social.

El Jovellanos de Posada es el Jovellanos ético, en primer lugar, seguido del Jove-llanos literato, al que tocó representar responsabilidades políticas. El canónigo de Tarragona conoce de cerca la cultura ilustrada del gijonés, no sin cierta falta de dis-tancia a causa de la con�anza de trato en que andaban, y así en su correspondencia les vemos entrar en disquisiciones �lológicas enfrentadas, o en concepciones literarias diferentes. En las Memorias y en la Biblioteca transmite la impresión de que el valor de Jovellanos se halla más en su aportación cultural general que en la fuerza de sus ideas políticas o morales.

1.6. Juan Agustín Ceán Bermúdez

Juan Agustín Ceán Bermúdez, gijonés y un lustro más joven que Jovellanos, es uno de los que mejor podían acometer las Memorias para la vida del Excmo. Señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos, y Noticias analíticas de sus obras (1820, aunque redacta-das en 1814), si tenemos en cuenta que acompañó como paje, sirviente, secretario y

Page 361: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 361

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

amigo al noble gijonés desde sus estudios en Alcalá hasta el �nal de la etapa madrileña, continuando unidos en una estrecha correspondencia desde 1790, cartas que iban enriquecidas con documentos adjuntos que Jovellanos redactaba o copiaba sobre temas artísticos en una colaboración de equipo desinteresada. Además, a la muerte de Jovellanos, dispuso del conjunto de papeles y documentos suyos, que le disputará enseguida su legítimo heredero, Baltasar Cienfuegos Jovellanos, razón por la cual las Memorias de Ceán retrasan su publicación de 1814 a 1820. Con todos sus recuerdos y estos papeles procedió a redactar las Memorias que supondrán en adelante el referente seguido por casi todos los biógrafos posteriores. Sin embargo, en las Cartas de España (Le�ers �om Spain, 1821-2), Leucadio Doblado, o sea José Blanco White, se re�ere a esta biogra�a de Ceán reprochándole que ha de�audado completamente nuestras espe-ranzas, probablemente in�uenciado por las costumbres de reserva y las falsas ideas de de-coro que todavía prevalecen en el país (Nota K, pág. 359). Recrimina Blanco a Ceán que no haya entrado su�cientemente en materia y se haya limitado casi a dar unas fechas biográ�cas y un catálogo y ligero análisis de sus obras.

Ceán recreará a través de capítulos cortos los principales eventos de la vida del ilustrado asturiano, recorriendo su cursus honorum y haciendo especial hincapié en algunos de sus viajes y otros acontecimientos que acabarán teniendo trascendencia; la segunda parte la dedica a las Noticias analíticas de sus obras, que tiene el acierto de reunir una buena parte de su producción, organizada por temas o por los cuerpos para los que fueron escritas, teniendo el mérito de ser además el primer comentario siste-mático de su obra, donde se lee ya una primera valoración, laudatoria siempre como cabía esperar. De esta proyección sobre Jovellanos interesa resaltar que coincidió con la preocupación por rescatar el per�l humano demostrando su grandeza a través de una biografía esplendorosa y de un protagonismo claramente histórico, además de la talla de un escritor de importancia. Supone una insistencia y profundización en la línea iniciada por Posada, y más allá de eso se convertirá en el manual de consulta básico de los analistas y biógrafos posteriores. Pero esta obra nace ya afectada por el sino de los tiempos porque, como nos recuerda Javier Barón el hecho fue que entre la redacción de las «Memorias», que debió hacerse antes del regreso de Fernando VII en marzo de 1814, y su publicación, tuvo lugar la restauración del absolutismo y la represión consiguiente. Ello hizo que fueran suprimidos o cambiados –modi�cando totalmente el sen-tido– algunos párrafos («Prólogo» de las Memorias, Pág. VIII).

1.7. Wenceslao Ayguals de Izco

En 1853 se publica el tomo III de El Panteón Universal. Diccionario histórico de vidas interesantes..., que recoge desde la «G» de «don García» hasta la «M» de «Montgo-

Page 362: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

362 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

mery», entre los cuales se dedican 11 páginas abundantes a Jovellanos. Haciendo un repaso general en el diccionario se destacan las �guras de la cultura española, clásica y extranjera, por este orden; los personajes políticos y los legendarios (Godoy, 8 pági-nas; Gonzalo Fernández de Córdoba, 12; Isabel la Católica, 5 y media; Leovigildo, 9; Hércules), y los religiosos ( Jesucristo, 3 páginas; el Papa León X, 11; Lutero, 21) des-tacan al lado de Jovellanos entre otros que adquieren menor importancia: Gassendo, 2 páginas; Góngora, 2; Gracián, 1; Heinecio, media; Herder, media; el Padre Isla, 1; Je�erson, 1; Kant, 1. Entre los que pertenecen al contexto de Jovellanos encontramos, por ejemplo, a Huerta con casi dos páginas; a Juan de Iriarte, con poco más de 1; a To-más de Iriarte con 3; a Isla, con 1; a Lorenzana, con media; a Llorente, con 1; a Mas-deu, con 1 y media; a Mayáns y Siscar, con 1. Destacan, aisladamente, algunos casos como el del cura Gerónimo Merino, con 8 páginas y el general carlista Maroto, con 5.

Cuarenta años después de su muerte, Jovellanos nos aparece en este diccionario ampliamente tratado como el Cicerón español, con una vida desgraciada a causa de sus perseguidores y heroica por su entrega a la patria.

El artículo de Ayguals –o de cualquiera de sus colaboradores (en la portada del diccionario tras de la autoría de Ayguals se menciona la colaboración de D. Basilio Sebastian Castellanos, D. Ventura Ruiz Aguilera, D. Luis Miquel y Roca, D. Mariano Carreras y González, D. Francisco Zea, D. Blas Maria Araque, D. Joaquin M. Bover)– contiene bastantes errores y no añade nada sustancialmente nuevo pero es útil para conocer el estado público de su renombre a la altura de 1853. Sabemos que Jovellanos todavía no ha sido convertido en un conservador o en un tradicionalista porque supo-nemos que se parte del «hecho natural» de su �liación liberal.

Situamos a don Wenceslao interviniendo activamente en la fundación del partido demócrata. El editor y político valenciano nos da una semblanza de Jovellanos que re-pasa la biografía del asturiano haciendo especial mención de alguno de los hitos de su �gura como literato y político, su labor en las academias e instituciones, su encuentro con Godoy, su injusta prisión, y su memorable actuación heroica durante la guerra de la Independencia; a la vez, destaca lo que acabarán siendo tópicos muy conocidos: su elevado saber, profundo talento, integridad, pureza y amor patrio; probo cuanto �ló-sofo magistrado; generoso, liberal, magní�co, y hasta pródigo algunas veces. Resalta con especial prosopopeya la defensa de Jovellanos por que desapareciera el uso penal del tormento, la importancia que dio para que se entendiera la jurisprudencia a la luz de la economía política, la amistad con Cabarrús por la simultaneidad de ideas e inclina-ciones, pero a quien se opuso defendiendo la asistencia de las señoras a las juntas de la Sociedad Económica, el desprecio silencioso hacia la tibieza de Campomanes al dar la espalda al amigo común, el miedo y terror que inspiraba a sus perseguidores desde la misma cárcel, el protagonismo que alcanzó en la defensa de la convocatoria de Cortes, recordando también que fue religioso sin preocupación ni fanatismo. Y, en síntesis,

Page 363: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 363

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Ayguals parece querer destacar que tenía un alma �losó�ca grande y que, por todo ello, ocupa un lugar preferente entre los que pusieron la primera piedra de la regeneración española (vid. pág. 235-246). Es, en dos palabras, el Cicerón español.

Ayguals supone, de este modo, la recogida armónica de una tradición jovellanista que venía recalcando una doble vertiente, su ejemplaridad ética y su talante político progre-sista, que se aposenta, a la vuelta de estas cuatro décadas, como una de las mentes �losó-�cas destacadas de España. Sin embargo, poco se había hecho por conocer y divulgar su pensamiento en profundidad y bastante por repetir unos tópicos que trabajaban más a favor de la conformación de un mito que de la recuperación de sus doctrinas.

1.8. Antonio Alcalá Galiano

En febrero de 1830, durante su estancia en Gran Bretaña huido de la condena a muerte impuesta por Fernando VII, Antonio Alcalá Galiano escribe un «Ensayo so-bre Jovellanos», artículo publicado en la Foreign Quarterly Review. En 1834 regresará a España y en 1838 volverá a publicar, ahora en la Revista de Madrid, «estudios sobre Robespierre y Jovellanos», dato que hemos encontrado citado en la «Introducción» de Federico Suárez a Donoso Cortés y la fundación de El Heraldo y El Sol, página 49.

Alcalá Galiano, autor de Historia de la literatura española, �ancesa, inglesa e italiana en el siglo XVIII (resultado de sus lecciones en el Ateneo de Madrid en 1845), es, por tanto, con esos dos artículos mencionados, quien da continuidad a la imagen que si-gue proyectando Jovellanos en la tercera década del siglo XIX, en los mismos años en que veremos aparecer las primeras ediciones de sus obras «completas».

De Alcalá Galiano se publicarán póstumamente en 1878 los Recuerdos de un an-ciano y en 1886 sus Memorias, donde revive toda la primera mitad del siglo XIX y a Jovellanos como uno de sus protagonistas.

1.9. El primer editor, Cañedo

Don Ramón María Cañedo del Riego publica en la Imprenta de D. León Amarita, entre 1830-32 los siete tomos de D. Gaspar Melchor de Jovellanos. Colección de varias obras en prosa y verso (tomos I-VII, Imprenta de D. León Amarita, Madrid, 1830-32), donde procuró sacar a la luz los manuscritos que pudo conseguir de algunos particula-res y de los archivos de aquellos cuerpos a los que había pertenecido Jovellanos, entre ellos de forma señalada la Academia de la Historia. Se nos presenta aquí la práctica to-talidad de los escritos que van a publicarse durante el XIX, antes de que Julio Somoza comience su afanada labor de recuperación del legado jovellanista.

Page 364: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

364 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

El editor Cañedo añade, por su cuenta, una presentación de tres hojas, bastantes notas aclaratorias a pie de página y una síntesis biográ�ca al �nal del séptimo tomo extraída fundamentalmente de la de Ceán. En síntesis, muy poco.

En las tres primeras páginas –«Razón de esta obra»– Ramón Cañedo se limita a anunciar el servicio que va a hacer a la Patria publicando la obra de este memorable autor y defendiéndose de dos ataques que prevé: de los que la tachen de incompleta y de los que creerán que hay que expurgarla de aquellos escritos poco elaborados por-que griten diciendo y repitiendo, que no todo lo que escribe un literato, por eminente que sea, se debe imprimir, como son las tentativas ó borrones principiados y no concluidos, los ensayos de su juventud, ó los trabajos hechos precipitadamente, etc., etc.. A los primeros dará la razón puesto que es bien consciente de la incompletud de la colección, pero a los segundos contestará con el argumento de que no es un autor de obra puramente literaria y que, en consecuencia, entrarán en ella todas aquellas cosas que me parezcan útiles bajo de cualquier respecto, asegurando que no menoscabará la justa reputación y mérito altísimo del autor.

En las páginas dedicadas a la biografía al �nal del último tomo reitera lo ya dicho por Ceán, de donde se con�esa haberlo extraído, en su gran mayoría. No cabe encon-trar, por tanto, nada nuevo; sin embargo, en una de las notas a pie de página que pone en estas Noticias..., en el momento de mencionar que posee los Diarios del 1º al 9º (¿por qué no los edita?, si el criterio que sigue es publicar todos los papeles), de 1790 a 1801, más de dos mil páginas, entresaca cuatro anécdotas signi�cativas de las que allí aparecen: 1) la admiración de Jovellanos por la naturaleza; 2) la indignación porque los vaqueros tuvieran que tomar la comunión a la puerta de la Iglesia; 3) las causas de la pobreza de Mansilla de las Mulas –baldíos, tierras sin cercados, señorío del Duque de Alba, mayorazgos y capellanías-; y 4) el objetivo que se había marcado de cooperar a la prosperidad de Asturias.

Las notas a pie de página sí pasan a informarnos algo más de la sensibilidad con que es editada la obra: las destinadas a establecer matices políticos y las que tienen por objeto poner de relieve la religiosidad del autor.

Dentro de las aclaraciones de carácter político nos menciona que al ser crítico con las instituciones no trató de zaherir ninguno de los tribunales supremos de la Corte (tomo I, pág. 4) y que el autor no se propuso injuriar a las clases que forman la jerar-quía civil del Estado (I, 51, y II, 51); en este sentido el editor se toma el esfuerzo de recordarnos que la defensa de la jerarquía civil del Estado era una de los dogmas fun-damentales de su profesión de fe política. Cañedo resalta, además, cómo Jovellanos se re�ere a tiempos en los que indudablemente España ocupaba los primeros puestos de importancia política y económica (I, 101, y II, 373); la trascendencia que da Jo-vellanos a la economía en toda buena política (I, 128-130 y 176), y, sobre este tema, puntualiza que la idea de reducir a unidad el sistema de los impuestos compartida por

Page 365: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 365

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Jovellanos fue general entre el XVI y XVIII, pero que en la actualidad se ha mostrado poco sólida (II, 388); recuerda que es doctrina del autor que la soberanía, la potestad ejecutiva y la judicial, en parte, fueron atribuciones regias en España desde los godos (II, 474-5; en el texto menciona también la potestad legislativa como prerrogativa regia pero después lo corrige en la fe de erratas del �nal del tomo); que la idea de libertad que Jovellanos de�ende se re�ere a los progresos de la cultura y de la prospe-ridad de la nación pero no a las materias políticas y religiosas (III, 43). Al reproducir la correspondencia con Carlos González de Posada vemos cómo en 1793 Jovellanos y su amigo candasín discrepan sobre el alcance que debe tomar la censura; para el canó-nigo, el Quijote de Cantabria que Vargas ha tenido a bien aprobar en la censura, peca contra la moral, la política, la nación, la historia, la lengua castellana, el idioma de As-turias y contra la santa religión; el gijonés no participa de estas censuras del candasín sobre las que se había pronunciado: Si aprobó el Quijote, hizo bien: otro tanto hubiera hecho yo en calidad de censor, porque no se puede negar la aprobación sino con relación á las ofensas de la moral ó la política; y el pobre diablo del autor no pecó en esto (IV, 256).

En el contexto de los tiempos que corren, en el �nal del reinado de Fernando VII, no se olvida de aclarar que Jovellanos era un ejemplo de piedad religiosa (I, 59). En la Epístola de Jovino a Posidonio dice que habla del alma como de emanación en lugar de participación por querer señalar que deriva de Dios a su imagen y semejanza y no para oponerse a la doctrina de la Iglesia; a renglón seguido dice que habla del alma como un sutil aliento expresándolo casi con las mismas palabras que la sagrada Escri-tura; El señor Cañedo o ingenuo o trasparente, o ambos, añade a estas notas sobre el alma: la explicación de esta nota y de la antecedente, aunque parezcan inoportunas, ha sido indispensable hacerlas para prevenir cualquiera interpretación siniestra (I, 71); vuelve a repetir la necesidad de evitar interpretaciones siniestras en el Discurso exhortando a los alumnos del Instituto al estudio de las ciencias naturales (II, 361). Cañedo atempera la crítica jovellanista a la escolástica y explica que en otros lugares de�ende el método escolástico como útil y temible para los impíos y herejes (II, 378, y III, 175).

No hubo razón esencial para tratar a Jovellanos de impío, pero sí había razones sociales que explican por qué tuvo tanta trascendencia el «problema religioso»; la «irreligiosidad» de Jovellanos era derivada del ambiente general, allí donde se en-frentaban un modelo moral religioso tradicional en pugna con la nueva moralidad naciente, que cristalizaba en torno a una religiosidad laica; en esta situación, la religio-sidad conservadora y tradicional, en peligro y a la defensiva, es beligerante contra los que como Jovellanos habían manifestado algún punto crítico.

Al lado del esfuerzo del editor por poner a salvo los inconvenientes políticos y reli-giosos que pudieran asomar nos ofrece también una visión general en la que las pro-verbiales virtudes éticas salen a relucir: la fortaleza y grandeza de alma en medio de la tribulación de la cárcel (I, 79), y aquí y allá se nos recuerda su integridad, su heroísmo,

Page 366: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

366 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

su piedad, su afán trabajador. Al intentar clasi�car su labor histórica como escritor reconoce sus virtudes literarias pero resalta la vertiente �losó�ca de su obra (I, 59); sus escritos prueban la universalidad de sus conocimientos (I, 95); su formación fue completa porque acreditó no menos profundos conocimientos en las artes, que los que tenía en las ciencias útiles (II, 176); además, don Gaspar lo reunía todo en ma-teria de conocimientos de economía política (I, 312), aclarando que Campomanes y Jovellanos fueron los dos más grandes hombres de Estado que tuvo España entonces (II, 386); No obstante su universalidad y completud, nos lo presenta especialmente centrado en una �nalidad, la del plan de instrucción pública que fue el principal ob-jeto de las meditaciones de toda su vida (III, 45). Finalmente, como rasgo caracterís-tico de su pensamiento político a�rma que para Jovellanos la institución de la nobleza fue esencial en todo gobierno monárquico, como una de las partes que constituyen la jerarquía civil del Estado (II, 51).

Lo que hasta la fecha se había publicado en España, o había acaecido en tiempos de liberalismo, o no comportaba trascendencia política o religiosa alguna o bien ha-bía sido escrito y difundido en el destierro. La de Cañedo parece presentada a la de-fensiva, especialmente atenta a exculparla de algunas «falsas imputaciones». La Ley agraria, en el Índice, era un problema, sin duda, que había que salvar. Una presión mo-ral se ejercía en estos momentos sobre la libertad de pensamiento y de opinión: esto es lo que se evidencia en la publicación de las primeras obras en serie de Jovellanos.

1.10. El segundo editor, Linares

Siete años más tarde, cuando ya había transcurrido el tiempo su�ciente para agotar la edición precedente, en la imprenta de D. Francisco Oliva, esta vez D. Venceslao de Linares y Pacheco saca a la luz las obras de Jovellanos en ocho tomos (1839-1840). Editorialmente no supone gran novedad en los contenidos, limitándose a reordenar la presentación con otra estrategia. Pero esta estrategia nos parece regresiva respecto de la de Cañedo, que había agrupado las obras siguiendo tres criterios: por la a�nidad temática, por el orden cronológico y con añadidos según se encontraban nuevos es-critos, resultando de aquí un cierto ordenamiento dentro de un cierto caos. Linares pretende solucionar estas de�ciencias acogiéndose a una clasi�cación bajo categorías bien diferenciadas pero sólo aparentemente claras; como dice en la nota introductoria del editor El orden de materias que seguiremos es el siguiente: «Poesías, teatro, discursos, oraciones, dictámenes, memorias, representaciones, instrucciones, elogios, escritos gubernati-vos, idem sueltos, cartas, correspondencia literaria, artística y familiar, e informes» (Obras del excelentísimo señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos (1839-40), por D. Venceslao de Linares y Pacheco, Tomo I, Pág. VII). Y ahora, alejados ya del miedo censor, el editor

Page 367: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 367

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

puede permitirse el lujo de introducir el controvertido Pan y toros, previniendo sobre su autenticidad, obra crítica y ácida de los males de la España �nisecular, perseguida, anónima pero atribuida por algunos falsamente a Jovellanos (tomo VIII, págs. 192-204). F. Lopez ha mostrado que se trata de un escrito de León de Arroyal.

Pero ¿qué orden es éste?, porque que se agrupe la poesía, el teatro y la correspon-dencia es obvio porque no sólo son géneros literarios su�cientemente caracterizados sino que sus contenidos vienen más bien dados por el conjunto acumulativo que por las diferencias y singularidades; sin embargo los discursos, oraciones, dictámenes, etc. no con�guran un género editorial su�ciente, aunque quepa distinguirlos como distin-tos tipos de oratoria, sobre todo porque llevan a conglomerados y mezclas de temas heterogéneos. Sin duda, en la intención de Linares está superar en calidad la edición de Cañedo, pero la obra de Jovellanos ofrece una fuerte resistencia a ser clasi�cada con criterios claros, por la gran dispersión de temas que toca y por el formato y con-texto diferentes en los que surge. De hecho, ninguna edición de obras, salvo que hayan sido puras reediciones, reconoce clasi�cación alguna anterior canónica.

Pero ¿qué pasa con la imagen que se �ltra de Jovellanos a través de esta presen-tación?; en este respecto creemos que Linares mejora a Cañedo. Si antes habíamos percibido una autocensura o, por lo menos, un estar a la defensiva en temas políticos y religiosos, ahora las notas y aclaraciones aparecerán con mayor naturalidad; si an-tes no se podían subrayar algunas características comprometidas del autor, ahora sí se hace enfatizándolas. Estas diferencias son explicables sólo teniendo en cuenta las condiciones políticas de edición, desaparecido ya Fernando VII y el absolutismo apa-rejado, pero además se percibe el afán de emular y superar errores pasados entrando Linares en confrontación con Cañedo en diversos momentos, que si no se re�eren directamente a aquella falta de libertad de imprenta sí, cuando menos, a la confronta-ción ideológica entre ambos editores: uno, en la estrategia a la defensiva, estaría pre-sentando un Jovellanos demasiado morigerado y contenido religiosamente y el otro recuperaría un tono anterior, el del Jovellanos más liberal. En este sentido dice don Venceslao a don Ramón: En la edición de las obras de Jovellanos, impresa en Madrid se lee que el Autor dijo «emanación» y no «participación» porque así lo dicen los canonistas. Nosotros diremos que se expresó así, porque así se expresan los poetas, y porque la armonía del verso reclamaba la primera palabra, y no la segunda (tomo I, págs. 306-307, nota 18). En otro momento, se enfrenta a su colega en el tema de cómo interpretar la postura jovellanista sobre el valor de la escolástica; si Cañedo procuraba poner a salvo la tras-cendencia religiosa del método escolástico, Linares va a desacreditarlo sin ambages (véase III, 383, nota 82).

El resultado �nal obtenido es que a la altura de 1840 se divulga un Jovellanos en el que han devenido muy sensibles las aristas religiosas y políticas. Su impiedad ya ha sido denunciada como una manipulación de ideas y falsa atribución y sus ideas

Page 368: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

368 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

políticas se han tenido como un modelo de reformismo, de reformismo radical para su época (II, 352, notas 25 y 26; II, 353, nota 43; y VIII, 205), pero con las ideas claras en el rechazo hacia los ateos del siglo XVIII (II, 354, nota 46, y V, 325, notas 26 y 27), incluso la prescripción que hizo del curso teológico lugdunense, reputada de janse-nista, no será prohibida sino con posterioridad, además de que Van-Espen sólo ha sido condenado por la iglesia en una parte de su obra, porque en lo restante es alabada como es debido (IV, 342, notas 11 y 18).

Su nombre no va cayendo en el olvido, ni su fama se asienta exclusivamente en la mitología que rodeó a su persona en los últimos años de su vida, empieza a ser reve-renciado por su obra, por la potencia, variedad, profundidad y fecundidad de su obra. Así lo había manifestado Cañedo y así va a ponerlo de mani�esto de forma aún más evidente Linares, quien mani�esta que Jovellanos merece el lugar que ya ocupan los Fenelón, Pascal, Montesquieu, Voltaire y Rousseau.

Como político destaca su reformismo claro con los Borbones pero dedica especial atención, en las páginas �nales del último tomo (VIII, 205-227) a su actuación en la Junta Central y especialmente a sus ideas sobre el bicameralismo, cuestión en la que estuvo más enfrentado con sus coetáneos y que en las décadas siguientes volverá a replantearse. Como autor elogia su valer �losó�co (tomo V, 326, nota 29) a menudo y a�rma que Tanta variedad de conocimientos en un hombre solo, no pueden menos de asombrar, y casi rayan en lo imposible (II, 355, nota 63).

Linares nos recuerda en la biografía presentada al �nal de la publicación que Jo-vellanos tuvo enemigos, a pesar de su lenguaje decoroso, enérgico y digno de un padre de la patria (VIII, 227). Porque si algo sugiere a menudo el editor es que Jovellanos fue víctima del desconocimiento, y, podríamos añadir nosotros: sacri�cado a una contro-versia en la que admirado por unos fue, por las mismas razones, perseguido por otros.

1.11. El tercer editor, Mellado

Cinco años más tarde, en 1845-6, vuelve Francisco de Paula Mellado a divulgar las obras de Jovellanos mediante una nueva edición: Obras de Don Gaspar Melchor de Jovellanos, cinco tomos, Establecimiento Tipográ�co de D. F. de P. Mellado, Madrid, 1845-6. En la presentación, como los anteriores, anuncia más obras, posiblemente un tomo �nal de inéditos –incumplido–, y en mejores condiciones, además de su abara-tamiento. En el cotejo que puede hacerse podemos ver que el estudio que hace sobre el autor se reduce a la consabida biografía, que es una especie de resumen de las dos anteriores, tomando párrafos e ideas directamente de ellas; las notas quedan también reducidas, limitándose a aclarar cuándo fue escrito tal discurso o ante qué institución lo pronunció. ¿Cabe entonces reconocer que el mérito que tuvo esta edición no fue

Page 369: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 369

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

otro que el de un nuevo impulso divulgativo, esta vez más popular al parecer?: posible-mente, así fue. Sin embargo, además, cabe concederle un mérito que las dos anteriores no consiguieron, y es la clasi�cación mucho mejor articulada de las obras. En la adver-tencia del primer tomo pone especial énfasis en este asunto:

Al emprender una nueva edición de las «Obras del inmortal Jovellanos», tocamos natural-mente la di�cultad del orden que habíamos de seguir en la colección, asunto nada indiferente cuando se trata de un autor que ha escrito en diferentes géneros y en todos bien, y cuando la misma abundancia y variedad exigen naturalmente una clasi�cación. Así lo hemos creído al menos, y �jos en esta idea nos hemos decidido por el orden de materias, porque no solamente es el más lógico, sino que o�ece la ventaja de que el lector halle en un mismo volumen los diferentes escritos del autor sobre cualquier asunto (Tomo I, pág. V).

Así establece una clasi�cación según escritos de legislación, instrucción pública, geogra-fía, historia, ciencias naturales, nobles artes, poesías, tragedia, comedia; aunque es verdad que se ve precisado a agrupaciones como hacienda, industria, comercio, que no resultan tan claras y que podrían haber encajado en un rótulo como el de economía política, por ejemplo; e, incluso, abre una sección para antigüedades y otra para literatura, cuando en realidad se trata de problemáticas pedagógicas, políticas, históricas y �losó�cas.

Podemos concluir que Mellado tiene el mérito de haber cooperado al ordena-miento cabal, siempre difícil, de la heteróclita y dispersa producción jovellanista. En lo demás repite los tópicos más conocidos, incluye algún error de datación y nos lo presenta en una pincelada sintética en la primera página de la biografía como alguien que su�ió obstinada persecución por sus intentos de reformar in�nitos abusos opuestos a los santos principios, quedándole solo la satisfacción de ser estimado en vida por todos los hombres imparciales y de que la posteridad le haya hecho cabal y entera justicia (I, 1).

Cerramos el análisis de la aportación de Mellado �jándonos en la única anécdota que menciona no divulgada en otras biografías, según la cual Jovellanos habría sor-prendido en su juventud además de por su talante enérgico y justiciero en el cumpli-miento de las leyes también por su independencia de juicio en el caso de la famosa causa de D. N. Castañeda asesino de su mujer embarazada. Se esperaba por todos que hiciera recaer todo el peso de la ley sobre el parricida, mas todos se equivocaron porque, según probó, sólo podía atribuirse en su opinión aquel raro y cali�cado homicidio a un sen-sible y violento �enesí de celotipia (I, 5. Celotipia, es decir, delirio de celos). Sin duda, con esta anécdota se quiere poner de relieve, como dice el propio editor, el buen juicio y �losofía de Jovellanos, muy poco usual en los tribunales de justicia.

Con posterioridad a estas tres primeras ediciones –Cañedo, Linares, Mellado– otras dos más van a ver la luz: se trata de la edición que aparece en Logroño-Zaragoza (1846-7), Obras de Jovellanos, 8 tomos, Imp. y Litografía de D. Domingo Ruiz, Lo-

Page 370: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

370 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

groño [Zaragoza], 1846-7, y de la segunda edición de la de Linares en 1857, diecisiete años después: Obras del Excmo. Sr. D. G. M. Jovellanos ilustradas con numerosas notas, y dispuestas por orden de materias en un plan claro, vario y ameno, aumentadas. Imp. y librería de José Ribet, Barcelona, 1857 (2ª ed. de la de 1839-40). Ambas funcionan en la práctica como reediciones y no aportan datos nuevos.

1.12. Siglo XIX, otras aportaciones biográ�cas en las décadas posteriores a su muerte

Además de esta sistematización de datos aportada por Sempere, Antillón, Posada y Ceán, ha de tenerse en cuenta que hay múltiples detalles importantes, opiniones y datos concretos relatados por quienes le conocieron personalmente, y que ha quedado en mu-chas ocasiones re�ejado en la correspondencia mantenida con el gran �lósofo español o, en todo caso, en alusiones y comentarios en el curso de sus respectivas obras. Así, José Manuel Quintana y Nicasio Gallego, Juan Meléndez Valdés, Leandro F. Moratín, Var-gas Ponce, Cabarrús, Francisco Saavedra, F. Martínez Marina, Toreno, Blanco White, Llorente, Alcalá Galiano, Josefa Jovellanos, Francisco de Paula Jovellanos… además de las de lord y lady Holland, ya reseñadas, y los propios estudios que Marx realiza sobre la «revolución en España» para sus artículos que publica en EEUU.

A estos datos han de añadirse las aportaciones de las que nos habla Somoza en el «Preliminar» de Inventario de un jovellanista (páginas 15-28): el mayordomo de Jove-llanos, presbítero Sampil («Relación»), Gaillard («Apuntes periodísticos», 1819), Andrés Muriel en su historia sobre Carlos IV, Victoriano Sánchez («Exposiciones» para la reforma del plan de estudios del instituto, 1845), José Caveda («Exposicio-nes» para la reforma del plan de estudios del instituto, 1855) y Antonio Gil de Zá-rate que al menos le nombra en De la Instrucción pública en España al contrario que Eugenio de Ochoa que ni siquiera le menciona en su Epistolario Español; los estudios como crítico de arte: Baumgarten, Menéndez Pelayo, Selgas, Navarro y Mélida; y los estudios como literato: Ticknor (Historia de la Literatura Española), D. L. A. de Cueto, Amador de los Ríos, Alcalá Galiano y el P. Muñoz Capilla.

2. PRIME� G�N INFLEXIÓN BIÓG�FICA

2.1. Cándido Nocedal

A partir de la interpretación de Nocedal sobre Jovellanos, las tensiones político-reli-giosas precedentes van a polarizarse de�nitivamente y a consecuencia de ello veremos

Page 371: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 371

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

una ruptura en su �gura, que va a dar lugar a un doble Jovellanos: el de los liberales y el de los conservadores. La tesis de Nocedal consistirá en mostrar que contra lo que se ha venido diciendo hasta la fecha, Jovellanos es realmente un conservador, el verda-dero fundador del conservadurismo español, tesis que en el siglo XX algunos siguen defendiendo (Fraga, Cascos). Pero conviene aclarar, desde el principio, las reglas del juego: una cosa es que una ideología pueda reconocerse en un personaje y otra, muy distinta, es hacer a ese personaje rehén de una ideología. Decimos rehén, salvo que efectivamente pueda mostrarse que Jovellanos haya podido pertenecer a una ideolo-gía determinada. Esta polémica es, en todo caso, una de las principales «contribucio-nes» que aportará la imagen que de�ende Nocedal sobre Jovellanos.

En 1858-59 don Cándido Nocedal publica las obras de Jovellanos en los tomos cuadragésimo sexto (XLVI) y quincuagésimo (L) de la Biblioteca de Autores Espa-ñoles: Obras publicadas e inéditas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos, colección hecha e ilustrada por D. Cándido Nocedal, tomos I y II. El primer tomo viene precedido del «Discurso preliminar» al que dedica cincuenta y una páginas (de la V a la LV), fechado en Madrid, 27 de febrero de 1858; el segundo tomo está acompañado de un «Prólogo» de veintiuna páginas, en Madrid, 4 de agosto de 1859. El conjunto de la obra está seguido con algunas notas; la mayor parte tienen un carácter aclaratorio puntual, presentando sobre todo las circunstancias de gestación de los distintos es-critos. Pero en alguna ocasión vemos también notas que pretenden ser críticas con relación al contenido y al pensamiento jovellanista. El discurso preliminar y el prólogo vuelve a reeditarlos en obra separada en 1865 como Vida de Jovellanos (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, Madrid, 1865); en esta ocasión, seguidos de lo que llama «Juicios críticos» de la obra, a cargo de don Aureliano Fernández-Guerra, don Manuel Cañete y don Severo Catalina, señores académicos, quienes cumplen la mi-sión en sus artículos respectivos de dar los parabienes al análisis revelador y fecundo de la �gura de Jovellanos que Nocedal habría desvelado. La crítica de D. Aureliano Fernández-Guerra había aparecido publicada en el periódico El Parlamento, nº 1203, correspondiente al día 10 de octubre de 1858. La de D. Manuel Cañete, en el perió-dico El Reino, números 32, 34 y 36, en noviembre de 1859. La de Severo Catalina, en el periódico El Estado, el 24 de noviembre de 1859. Los tres críticos insisten en la necesidad de una recuperación moral y religiosa, se felicitan de que Nocedal con esta obra coopere en esta misión y elogian el valor literario del político conservador a la vez que aprueban sus valoraciones políticas.

D. Aureliano Fernández-Guerra, experto investigador y divulgador de Quevedo, clama en su calidad de erudito por la recuperación de la tradición literaria española y resalta ahora el principal mérito de Nocedal: la recuperación de la imagen de Jove-llanos como el padre y verdadero fundador del partido conservador o moderado (Vida de Jovellanos, pág. 217).

Page 372: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

372 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

La crítica de D. Manuel Cañete sigue un esquema similar; deja muy bien parado a Nocedal, declara que es precisa la recuperación de la imagen torcida de Jovellanos y destaca ideas como ésta: que la democracia es hija enfermiza de conocidos errores, porque Para amar al pueblo y cuidar del pobre no hace falta la democracia; basta el cris-tianismo […] (Ibíd., págs. 235-6). Dice esto porque pretende compulsar sus ideas antidemocráticas con las de Jovellanos. El problema es que Jovellanos no es antide-mócrata; lo que vemos es que pre�ere la monarquía a la aristocracia y a la democracia, siguiendo la tipología clásica, pero esto tiene que ver con el modelo de Estado, esto es, sobre todo con decidir qué lugar ha de ocupar el poder ejecutivo en el entramado del gobierno, pero no tiene que ver con limitar moralmente la «supremacía política» que todo pueblo tiene sobre sus gobernantes. Precisamente es Jovellanos quien propone el concepto de «supremacía» para per�lar mejor el de «soberanía».

Don Severo Catalina, en la misma línea que los dos anteriores, hace la crítica del «Prólogo» del tomo II, después que la crítica del «Discurso preliminar» del tomo I está ya cumplida. La tarea que ha hecho Nocedal es la de un sabio que ha recogido, or-denado y puri�cado las obras de otro sabio (Ibíd., Pág. 254), y, gracias a ello, Jovellanos no podrá ser incluido sin error en el número de aquellos partidarios del progreso inde�nido (Pág. 257). Para demostrar la evidencia de esta verdad cita el señor Catalina el discurso de Jovellanos pronunciado en la Sociedad Económica el 16 de julio de 1785, donde de�ende que el fundamento de la felicidad del hombre y de los estados reside además de en las riquezas, en la virtud e interpreta esto entendiendo que no hace falta caminar hacia «adelante», hace falta caminar hacia «arriba» (Pág. 259). Curiosamente, una de las ideas más representativas del pensamiento de Jovellanos, según hemos visto, es la del progreso inde�nido tanto del individuo como de la especie. Así pues, cuándo se hace esta recuperación tan ideologizada de Jovellanos ¿se ha estudiado bien y a fondo previamente al autor o más bien se trata de una recuperación ideológica basada en encontrar frases coincidentes con el propio ideario político-religioso?

Lo que interesará constatar en el pensamiento de Jovellanos, desde la óptica de la nueva derecha, es si traicionó o no la verdadera religiosidad, si fue católico sincero o no, si imaginó la posibilidad de una política y una moral laica, buscándole a la religión otro acomodo. El veredicto es que Jovellanos fue calumniado de jansenismo y de ideas irreligiosas, poco ortodoxas, que se desconoce su sincera piedad que se trasluce, por ejemplo, en la correspondencia con González de Posada, y que sus ideas reformadoras nunca quisieron atentar contra el orden político y moral del antiguo régimen, sino sólo contra algunos excesos; que no fue revolucionario, ni demócrata, y que defendió los derechos de los privilegios de una sociedad jerárquica, en la que la alta nobleza y el clero prebendado pudieran ejercer su función natural y necesaria. Pero todos estos argumentos, en lugar de someterlos a una crítica cuidadosa, fueron demostrados me-diante el trámite de las citas sueltas y la ocultación de las citas embarazosas.

Page 373: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 373

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

¿Si Jovellanos no hubiera tenido una personalidad ética tan admirable, tan admi-rada por todos –menos por los que estaban confundidos por las calumnias–, si no hubiera sido convertido en un héroe de la patria, en un promotor principal del nuevo nacionalismo triunfante, si no estuviera tan rodeado de genialidad como se vino a conceder por todos los críticos de la primera mitad del XIX, hubiera sido objeto de deseo de las ideologías conservadoras?

¿Qué se estaba tejiendo en España a mediados del siglo XIX? Había un problema de fondo que tenía que ver con la función que debía ocupar la religión en el conjunto de va-lores. No había un problema de religiosidad (la población en su conjunto es religiosa, no es atea, comprendida la intelectualidad de izquierdas), pero sí había un problema de de-limitación del poder del catolicismo como institución política, especialmente centrada en el poder del Papa sobre los estados. Por eso, el fenómeno concreto de identi�cación con las ideas políticas de Jovellanos se opera, en el caso del conservadurismo, a través de las ideas religiosas y ético-religiosas, de modo que lo ético-religioso se entienda identi�-cándolo a la moral católica, pues toda otra moral es errónea.

¿Cuáles han sido los argumentos esgrimidos por Nocedal, capaces de hacer valer una nueva versión de Jovellanos? Los hilos argumentales sobre los que Nocedal eleva su tesis, así: Jovellanos fue educado muy religiosamente por su madre y por entonces la impiedad y la falta de toda creencia no habían emponzoñado el corazón de los españoles («Discurso preliminar» BAE, I (correspondiente a XLVI), pág. VI). Nocedal sigue apuntando, después de aclarar que Jovellanos estableció en Sevilla escuelas patrióticas de hilaza y que fue un gran protector de la pobreza que

Parece que adivinaba ya su inteligencia que andando los días habían de tener las casas de misericordia un importante �n de gobierno, mayor aun que en los tiempos antiguos. Si fue siempre necesario y justo que la sociedad socorra al desvalido, lo es mayor hoy, que se oyen por todas par-tes extrañas teorías sobre el derecho al trabajo, y suena en nuestros oídos la palabra «socialismo» y otras no menos peregrinas, nacidas de las revoluciones pasadas, y engendradoras de otras fu-turas [...] La tierra no es el paraíso; la igualdad es de todo punto imposible, y ni siquiera por aproximación puede establecerse: habrá siempre familias opulentas, gentes de mediana suerte, y muchedumbres de pobres y miserables. El remedio de todos estos males está dicho hace diez y ocho siglos y medio, y no hay otro ni puede haberlo: es preciso predicar a los pobres resignación, y caridad a los ricos; así, y sólo así, lanzándose los gobiernos y los pueblos por las vías católicas con perseverancia infatigable, se evitarán algún día las revoluciones, que no hacen sino agravar la dolencia, y se reducirá todo lo posible el número de infelices que carecen de lo necesario para la vida [...] ¡Quiera Dios iluminar a los gobiernos, para que reprimiendo con mano vigorosa y fuerte las malas pasiones que por todas partes rugen feroces y desencadenadas, merced a los hábitos de licencia y de inmoderada discusión sobre todas las cosas divinas y humanas, se levante algún día puro y sereno el sol de la caridad, remedio divino de los males humanos! («Discurso preliminar», pág. IX).

Page 374: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

374 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Cuando en la Memoria en defensa de la Junta Central Nocedal le halla el defecto re-probable de que rompe con insólita destemplanza en �ases desnudas de todo miramiento, dirigidas a señaladas personas (Pág. L), aclarará que están lejos de aquel hereje, o ateo, o revolucionario (Pág. XXVI), que se quiso dar a entender en el momento de su apri-sionamiento, porque Jovellanos fue un alma estoica y cristiana, una de esas almas ele-vadas a las que el sufrimiento del destierro dio temple, puri�có y enalteció dejándose guiar por la Providencia, y no abatiéndose en el escepticismo y en la insensibilidad de los corazones vulgares. Tiene razón Nocedal, los datos referidos pueden asumirse así, en tanto datos separados, pero no el edi�cio argumental que construye, pues está dislocando las razones de fondo, políticas y político-religiosas, que envolvieron las persecuciones sufridas por Jovellanos.

La piedad de Jovellanos queda remachada cuando se nos hace saber que estuvo a punto de casarse pero que consagró su vida a la castidad porque se sintió obligado por la primera tonsura. Nueva prueba esta, y no la menor, de que no llegó a in�cionarse con los aires «volterianos» (Pág. LIV). Pero además, el estoicismo de Jovellanos no fue aquel que fue resucitado por los revolucionarios franceses y sacado del mundo grecolatino, sino la cristiana conformidad que demostró en su prisión de Bellver. No se separa mucho aquí de la verdad, Nocedal, pero se olvida de recordar la inmensa admiración que Jovellanos profesaba a Cicerón y al resto de �lósofos escépticos y estoicos greco-latinos. También se esfuerza en destacar lo importante de la idea jovellanista de que el progreso material no es nada sin el progreso moral (vid. «Prólogo», B.A.E II (L), pág VI), y asimila esta defensa a una distancia del materialismo de la época a la vez que una proximidad a la espiritualidad cristiana, olvidándose de considerar Nocedal que la idea de progreso moral junto al material fue un lugar común entre muchos ilustra-dos europeos y españoles, incluidos los demonizados franceses y que Condorcet en el Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano había defendido paradigmáticamente la idea de los progresos sociales acompañantes de los técnicos. Sin duda Nocedal tenía en mente una connotación muy determinada de moral, o sea, moral religiosa y católica como única verdadera moral.

Con todas estas premisas se puede proceder a declarar solemnemente que Jovella-nos es el verdadero fundador del partido conservador o moderado («Discurso prelimi-nar», pág. XLI), y denunciar en consecuencia la falsa apropiación que de él hicieron porque nos oponemos a que intenten llevársele a sus �las, aun dado que prueben algún desliz o alguna equivocación propios de la juventud; nos oponemos a que quieran hacer partidario suyo a quien no lo fue nunca, a quien los combatió tenazmente con sus escritos y con sus acciones (Pág. LIV).

En de�nitiva, Nocedal da pruebas de una gran maestría para hacer aparecer a Jo-vellanos sobresaliendo entre sus coetáneos por sus dotes personales, su virtud y su talento, y por superar como nadie las adversidades de los tiempos ilustrados y los pri-

Page 375: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 375

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

meros malentendidos liberales. Además, tiene también mano maestra para mostrar las insu�ciencias de la política, de la �losofía, ¡no digamos de la moral!, sin la religión. A vueltas con la idea de progreso, que entonces era muy controvertida ideológicamente, dice el neocatólico: El mal no es nuevo, ni exclusivo del siglo actual, sino tan antiguo como el mundo. Quiso Adán en el Paraíso saber tanto como Dios, y en el acto quedó sumergida la especie humana en postración miserable («Prólogo», págs. VIII y IX).

Ahora bien, en esta nueva versión de Jovellanos, donde se ve que el centro-derecha del momento ya ha encontrado puntos de coincidencia con Jovellanos, ¿se está dando una correcta y completa apropiación de ideas, al apelar al pecado de Adán en el Pa-raíso por querer saber demasiado, cuando interpretemos a Jovellanos, uno de los más fervientes defensores de la razón ilustrada, en el contexto del siglo de las luces, donde se trata de no poner límites al conocimiento?, ¿o se trata, más bien, de una apropiación que basándose legítimamente en puntos de contacto, fuerza una reinterpretación de Jovellanos sometido a coincidir con un determinado anclaje ideológico?

La estrategia argumentativa de Nocedal se basó en establecer convincentes puntua-lizaciones mesuradas sobre algunos aspectos controvertidos de la imagen jovellanista, en introducir la sugestión de un centrismo entre dos extremismos y en concluir, de ahí, de forma natural que no pertenecía al bando de los radicales sino al conservadu-rismo. Todo ello sobre el eje de su religiosidad. Es decir, según nuestro análisis, con muchos trozos de verdad compuso una falsedad. Los dos extremismos de mediados de siglo y los dos extremismos de principios se articulaban en torno a similar enfrenta-miento partidista pero los conceptos esgrimidos en sus argumentaciones respectivas habían ido sensiblemente cambiando, de modo que las palabras ya no signi�caban necesariamente lo mismo; Nocedal apela a conceptos como democracia, revolución y jerarquía social como si se tratara de conceptos unívocos, de�nidos, según nos parece, desde una presunta «moral católica eterna», sin la debida perspectiva histórica y sin conceder que esos conceptos son polívocos, es decir, que han de ser interpretados en sus contextos precisos.

3. OTROS BIÓG�FOS DEL SIGLO XIX

3.1. Miguel Sánchez

Miguel Sánchez, presbítero, que había recibido en 1865 el envío que el mismo No-cedal le hace de la Vida de Jovellanos, en 1881 publica el Examen teológico-crítico de la obra del excmo. Señor D. Cándido Nocedal titulada «Vida de Jovellanos» (Imprenta de Enrique de la Riva, Madrid, 1881), furibundo alegato contra sus correligionarios y en defensa de lo que cree una perversa apropiación de quien es un �lósofo peligroso. El

Page 376: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

376 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

punto de vista del presbítero pretende partir no tanto de un enfoque político cuanto del contraste entre la doctrina que mantiene la Iglesia y las posturas de Jovellanos, de donde se deducirá que sus ideas políticas no son lo que pretende Nocedal. La obra se despliega a lo largo de 170 páginas como si fuera una larga carta dirigida a Nocedal reconviniéndole por adscribir a Jovellanos al tradicionalismo y a la verdadera orto-doxia, teniendo en cuenta que fue el mismo prócer neocatólico y carlista quien había enviado un ejemplar al famoso predicador ultramontano. Dice el presbítero al político católico que aunque empezó a leer la Vida de Jovellanos con el deseo de poder unir su voz a la de los eminentes literatos que ya lo habían ensalzado –Severo Catalina, Aure-liano Fernández Guerra y Cañete– no le fue posible porque:

Yo, que había estudiado algo la historia religioso-política de �nes del siglo pasado y principios del presente, me convencí muy pronto de que V., no obstante su sana y excelente intención, sólo por falta de examen, caía en un error parecido al que cometería el que se empeñase en presentar la Minerva de Phidias, el célebre escultor gentil, como una verdadera Concepción de Murillo, el gran pintor cristiano (Pág. 5).

Miguel Sánchez resume los puntos defendidos por don Cándido basados en la re-ligiosidad, el temor de Dios, la práctica de la religión, el rigor en la observancia de los preceptos eclesiásticos, la castidad voluntaria, la abnegación cristiana, los senti-mientos de piedad y de lealtad a la monarquía, y el que se haya opuesto al regalismo, a Voltaire y a Rousseau. Y en los doce capítulos que siguen va desmontando con todo cuidado y con afán riguroso el supuesto nocedaliano. Repara en quienes fueron los amigos de Jovellanos (incluyendo aquí al obispo Tavira), en las reformas anticatólicas y revolucionarias de su ministerio, en su rechazo de la escolástica, en la proximidad a Godwin, al Lugdunense, Martini, Pufendorf, Wolf, los regalistas, jansenistas, pro-testantes y racionalistas; las declamaciones de Jovellanos contra la España antigua, la crítica impía y absurda contra los canonistas católicos, la signi�cación de la desa-mortización propugnada por Jovellanos, la defensa de la libertad de opinar y escribir, el signo de sus periódicos predilectos y el hecho de que los enemigos de Jovellanos fueran el Papa, el Nuncio, los Obispos católicos y todos los clérigos y seglares no �lósofos o jansenistas, además del ministro Caballero, verdadero defensor del cato-licismo. Quienes sí defendían las tesis «católicas» eran Barruel, Bolgoni, Cevallos, Vélez, Alvarado y Hervás, pero éstos estaban muy distantes del ilustrado asturiano. El clero con el que se entendió era el de Tavira, Villanueva, Llorente, Gregoire, y Cli-ment. Estos son los grandes trazos que pueden verse en general con solo consultar el índice detallado de la obra, pero trenza estos argumentos con una buena dosis de de-talles añadidos: la bula papal para la dispensa a Jovellanos en Valdemosa es un invento, pero sí son reales las arremetidas contra las «preocupaciones», «superstición» y el «fanatismo»; es un peligroso enciclopedista y un peligro para el orden católico y la ortodoxia; el Arzobispo de Sevilla Despuig, el Arzobispo de Santiago Muzquiz y el

Page 377: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 377

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Arzobispo de Toledo e Inquisidor general Lorenzana eran adversarios jovellanistas. Jovellanos seguía a Godwin, aunque se distancie de Voltaire y Rousseau no lo hace de Montesquieu que también va contra el clero y la Iglesia; el P. Cevallos, jerónimo, y el P. Alvarado, dominico, son oponentes abiertos y sin paliativos de Montesquieu. En La ley Agraria se proponía la extinción más o menos lenta de las Órdenes religiosas y la descatolización o paganización de la enseñanza. En el Reglamento de Calatrava es comparable con Calvino y Lutero, donde, entre otras cosas, propone la Historia uni-versal de la �losofía de Brucker, obra que estaba en el Índice desde el 28 de julio 1755, propone a Martini, que era del jose�smo y estaba prohibida como prohibitio prima classis, a Lakies, que era cesarista y anticatólico, a Van-Espen, prohibido en 1704 y en 1734, a Grocio, Pufendorf, Wolf, etc., todos protestantes y racionalistas, contrarios al catolicismo. Jovellanos es contrario a la infalibilidad y autoridad del Papa, véase su postura ante la Bula Auctorem �dei. Fue afecto a periódicos críticos con el catolicismo como El Voto de la Nación, El Espectador Sevillano y El Semanario Patriótico. Jovellanos no fue sino el Mendizábal de su tiempo y la única obra en la que se nos aparece más afín al catolicismo, el Tratado teórico-práctico, lo compuso teniendo en cuenta el tribu-nal mallorquín al que iba dirigido que era bastante «supersticioso» y no enemigo de las «ideas comunes» por lo que en él deslíe el error con bastante arti�cio y para disi-mularlo más, hasta se clama y aun declama en alguno que otro punto «contra los impíos y falsos �lósofos». Esto, que tan raro es en Jovellanos, no puede menos de llamar la atención1. Como botón de muestra de la lectura �na, al menos por descon�ada, que pretende hacer Sánchez, en la Carta a desconocida persona se �ja que Jovellanos repudia las pros-cripciones de la Revolución francesa circunscribiéndolo exclusivamente al periodo que va desde septiembre de 1792 al 5 de abril de 1794, lo que indicaría que aceptaba de buen grado los acontecimientos precedentes.

Miguel Sánchez representa la postura defensora de la Iglesia católica, apostólica y romana, es decir, la tesis «curialista», que en términos ideológicos suele traducirse por el ultramontanismo. Se centra, así pues, en la defensa del paradigma moral hege-mónico en decadencia, que aunque ideológicamente es muy similar al de Nocedal, se distancia de él en la interpretación hecha a pequeña escala y al detalle. Al historiador y experto conocedor del pensamiento católico más ortodoxo no podía escapársele la gran diferencia entre los «�lósofos rancios» y el �lósofo ilustrado, pero al político neocatólico que tiene que negociar y transigir con posturas liberales, liberalismo que acaba haciéndose de «derechas», no le mueven los detalles históricos sino los gran-

1 O. c. Pág. 83. El resto de las referencias precedentes, que no hemos citado directamente porque hemos preferido extraerlo resumiéndolo de nuestras notas pueden consultarse en las páginas: 10, 11, 16, 18, 35, 39, 40, 42, 44, 46, 47, 48-50, 55, 56, 58, 64, 68, 69-72, 93, 96, 97, 131-135, 145, 155, 164, 169-170.

Page 378: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

378 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

des trazos de las caricaturas que permiten la aclimatación histórica de las viejas ideas a los tiempos nuevos y la búsqueda de buenos padrinazgos.

El análisis de Miguel Sánchez suele ser despachado por los críticos posteriores como un indicio de extremismo interpretativo. Es verdad que está lleno de conclusio-nes precipitadas, de una visión claramente prejuzgada desde una actitud ultramontana e incómodamente rígida, pero no lo es menos que representa el enfoque ideológico de una parte importante del conservadurismo español y de la mayoría del clero atrin-cherado ante el ataque de los tiempos; podría decirse que es la postura «o�cial» de la Iglesia de aquel tiempo, y ¿no representa la voz sincera, que clama, que denuncia la lenta corrosión a la que está siendo sometida aquella moral hegemónica, en declive ahora?, y ¿no tiene un buen ojo clínico cuando identi�ca a Jovellanos en la línea de aquellos que defendieron un progresivo cambio de aquel modelo moral que daba ya muestras de degeneración palpable, según los ilustrados y «�lósofos»?, porque ¡qué más da que practique el catolicismo si no es ya un «verdadero católico» y defensor de Roma!

3.2. La polémica de los tradicionalistas y lo liberales: Gumersindo Laverde y Menéndez Pelayo �ente a Gumersino de Azcárate, Máximo Fuertes Acevedo y Clarín.

La senda señalada por Nocedal va a ser seguida por intelectuales de talla como Gumersindo Laverde y Marcelino Menéndez Pelayo. Pero esto no signi�ca que la pri-mitiva ruta liberal vaya a ser borrada por esta nueva senda. Intelectuales también de talla, en el radio ideológico de la Institución Libre de Enseñanza, defenderán frente a neocatólicos y ultramontanos las tesis liberales. Son personalidades notables como Gumersindo de Azcárate, Máximo Fuertes Acevedo y Leopoldo Alas (Clarín).

Esta polémica de la segunda mitad del siglo XIX, a tres bandas (ultramontanos, neocatólicos y liberales), irá reconduciéndose con el paso del tiempo hacia dos exclu-sivas opciones, la neocatólica conservadora y la liberal progresista, como consecuen-cia de que el rechazo hacia Jovellanos de los ultramontanos va a ir extinguiéndose, es decir, va a dejar de tener seguidores.

El 18 de diciembre de 1880 La Ilustración Gallega y Asturiana dentro de su publica-ción dedica trece secciones a elogiar y analizar algunos aspectos de la �gura y obra de Jovellanos, en un número de homenaje: «Facsímil de Jovellanos», «Jovellanos eco-nomista» (D. Manuel Pedregal y Cañedo), «Una carta de Jovellanos» (D. Alfredo Vicenti), «Jovellanos y la época de Carlos IV» (D. Antonio Balbín de Unquera), «Jo-vellanos juzgado por un alemán» (D. Gumersindo de Azcárate), «Extracto de la bio-grafía de D. Gaspar de Jovellanos», «A Jovellanos, soneto» (por D. Gaspar Núñez de

Page 379: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 379

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Arce), «A la memoria de D. Gaspar Melchor de Jovellanos, soneto» (por D. Ventura Ruiz Aguilera), «Jovellanos en la guerra de la Independencia» (D. Félix de Aramburu y Zuloaga), «Jovellanos: Recuerdos monumentales» (D. Fermín Canella Secades), «Jovellanos y su predilecto interés por la instrucción» (D. Genaro Junquera Plá), «Jovellanos: loa alegórica» (por D. Eusebio Asquerino), «Episodios de la vida de Jovellanos» (D. León Galindo y de Vera).

Varios artículos son destacables por sus contenidos y entre ellos el de Gumersindo de Azcárate, que comenta otro artículo aparecido en la misma revista en fechas ante-riores del hispanista alemán Baumgarten; Azcárate se suma a las ideas del historiador y reproduce alguno de sus textos más signi�cativos: La civilización española de esta época [...] llega a su mayor grado de elevación en la persona de D. G. M. de Jovellanos [quien supone la] reunión del talento teórico con el práctico [...] el método histórico, no menos que el �losó�co, hallan una fórmula común en su mente, así como se ven en ella espontáneamente enlazados el erudito y el hombre de Estado (pág. 437). Con la misma convicción que Azcárate se adhiere a Baumgarten, rechazará Menéndez Pelayo la con-tribución de este alemán.

La polémica más trabada y de mayores resonancias fue la que mantuvieron Gumer-sindo Laverde Ruiz y Máximo Fuertes Acevedo en la Revista de Asturias Cientí�co-Li-teraria (Tomo Cuarto, Oviedo, Imprenta y Litografía de Vicente Brid, 1881. Edición facsimilar de 1995, Gran Enciclopedia Asturiana). Ambos son asiduos colaboradores de la revista, conocedores de las letras hispanas y el segundo especialista en temas de literatura y �losofía asturiana2. Don Máximo denuncia el espíritu de partido de Nocedal y Laverde al tratar de hacerle suyo políticamente y propone su propia visión: Jovellanos conecta sin duda con la línea del liberalismo más avanzado, sin embargo se entiende que se le pueda considerar en el día como conservador puesto que la trasla-ción de sus ideas y tendencias al presente sí las haría coincidir, puesto que se esfuerza

2 En la misma revista que acabamos de reseñar aparecen cuatro artículos con título genérico, todos ellos, de «Breve bosquejo sobre el estado que alcanzó en todas las épocas la literatura en Asturias», en el siglo XVII, págs. 20-25; siglo XVIII, págs, 69-73; Siglo XIX, págs. 85-8; y época actual, págs. 185-191. En el del s. XVIII dice: Distinguíase entre todos, por lo vasto de sus conocimientos y el vivísimo interés con que miraba a la provincia, el ilustre Jove-Llanos, incansable en promover por todos los medios el desarrollo de las ciencias y la literatura en Asturias (págs. 72-3). El año de 1881, al cumplirse el setenta aniversario de la muerte de nuestro autor, y, sin duda, también por motivos sociales y políticos, fue una fecha de visible dedicación a la �gura del patricio gijonés, y, el 28 de noviembre –coincidiendo con la efemérides– D. José de Luanco rememora aquellas fechas con el artículo «Jovellanos: postrimerías y recuerdos», donde suministra datos de primera mano recogidos in situ sobre los últimos días del ilustrado, como los que le suministra D. Pedro Santa María que había conversado con D. Gaspar en el atrio de la iglesia el domingo 17 de noviembre de 1811 después de la misa mayor, quien le pasó periódicos y hojas sueltas recibidas de aquellos días sobre la guerra (La Ilustración Gallega y Asturiana, Tomo III, Núm. 33, Madrid, 28 de noviembre de 1881).

Page 380: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

380 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

por unir las grandes tradiciones con el futuro a perfeccionar, pero le señalamos el puesto más avanzado entre los hombres del progreso de su época (pág. 7), porque no sólo iba a la cabeza de su civilización sino que enfatizaba en acelerar los adelantos y el perfec-cionamiento. Por todo lo cual, la tesis de síntesis que propone es que está lejos de ser, como quiere Nocedal, un absolutista, y que el nombre de Jove-Llanos sólo pertenece, por dicha, al partido de la patria (pág. 5). Laverde replica, en su artículo dos meses más tarde, que no se le ha atribuido a Jovellanos la pertenencia al absolutismo sino al conservadurismo en el modo de liberalismo a la inglesa, que todas las razones que avalan el reformismo de Jovellanos no se oponen a los ideales conservadores, que los primeros liberales moderados se llamaron Jovellanistas y aduce, como ya lo había he-cho contra Franquet, una serie de textos hilvanados, extraídos de la correspondencia con Carlos González de Posada, de la Oración inaugural del Instituto Asturiano, de la Oración pronunciada en el Instituto Asturiano sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las ciencias, del Tratado teórico-práctico de enseñanza, de la Carta a D. Alonso Cañedo, de la Consulta sobre la convocación de Cortes y de la Memoria en defensa de la Junta Central. En ellos extracta únicamente las a�rmaciones que pueden dar lugar a mostrar el gran afán católico religioso y su actitud antirrevolucionaria en política. Los argumentos se repiten y son ya conocidos, lo que demuestra que la postura «con-servadora» ha localizado bien el núcleo de su lógica. Lo que se vuelve evidente es que los liberales progresistas insisten más en el décalage histórico y en tener en cuenta los contextos precisos y los neocatólicos pre�eren buscar supuestos nexos esenciales que no habrían cambiado de un siglo para otro –sin que dejen de reconocer el cambio de la materia histórica–. Estos nexos, ya lo hemos dicho, serían el antirrevolucionarismo y el catolicismo a toda prueba. El primero queda demostrado por la denuncia que hace de las sectas tenebrosas que pretenden destruir todos los principios de la moral natural, civil y religiosa y por el rechazo de la �losofía sofística que pretende sustraer al hombre de su estado social natural y convertirlo en un ser libre e independiente de la sociedad. Y el segundo, el religioso, queda corroborado en su confesión de fe religiosa y en su práctica efectiva, además de en el énfasis por recordar que la moral religiosa es la corona, el complemento, el adorno, el perfeccionamiento y la santi�cación de la moral natural y civil. El 30 de abril de 1881 responde �nalmente Fuertes a Laverde, le reprocha que entresaque párrafos, que hay otros párrafos de signo nítidamente libera-les y que si se entiende por liberal lo que hay que entender no hay duda ninguna sobre que Jovellanos lo es en grado eminente, porque liberal en sentido político, social, eco-nómico y cientí�co es bogar por la libertad de pensamiento, por la ruptura de trabas, odiar el monopolio, amar los adelantos de las ciencias, las artes y la industria y estar a favor de la justicia y las libertades a que los individuos y las colectividades tienen dere-cho. Finalmente, le reprocha que tome como argumento tanta acumulación de textos religiosos para a�anzar sus supuestas ideas reaccionarias. Don Máximo se pregunta

Page 381: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 381

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

por qué no ha ido al fondo de la idea de su primer artículo donde insinuaba dos fases en Jovellanos, creemos que una primera más decidida y la posterior más atemperada –cuando aún los años no habían entibiado en él su entusiasmo por el progreso (pág. 119), como, por otra parte, muchos autores dicen observar.

4. SOMOZA, EL PRIMER G�N BIBLIO-BIÓG�FO

Julio Somoza y García-Sala (1848-1940). En este ambiente de enfrentamiento entre neocatólicos y liberales, emerge el republicano liberal gijonés, don Julio, con sus primeros artículos sobre Jovellanos. En El Comercio, recién aparecido, publica un artículo en 1878; a pesar de que se constituirá en el experto jovellanista por antono-masia no se encuentran publicaciones menores excesivas, aunque aparecen de vez en cuando como por ejemplo en La Ilustración Gallega y Asturiana en 1881; en El Car-bayón en 1882, etc. En otros casos puede adivinarse detrás la mano de Somoza, pero bien por venir anónimo o con pseudónimo –utilizó el de «Don Diego de Noche», y también, parece, J. S.– no se tiene constancia siempre segura de su autoría. Agustín Guzmán Sancho viene a echarnos una mano en esto y en su Biografía de Don Julio Somoza y García-Sala (2001) llegamos a saber que don Julio escribió además en El Municipio Federal, en El Productor Asturiano, en La Opinión, en El Verano, periódicos de signo republicano que aparecieron en la década del setenta (pág. 99 y ss.).

Con la publicación primero de Catálogo de manuscritos e impresos notables del Ins-tituto (1883), después de Jovellanos. Nuevos datos para su biografía (1885), de Las amarguras de Jovellanos (1889) y de los Escritos inéditos de Jovellanos, dispuestos para la impresión por Julio Somoza (1891), pone los primeros cimientos de lo que va a ser su gran investigación biblio-biográ�ca sobre el prócer gijonés: el Inventario de un jovella-nista (1901) y las contribuciones posteriores, ya en el siglo XX.

En sus análisis, el rechazo hacia los Franquet y Miguel Sánchez es rotundo y sin concesiones; la oposición crítica a las tesis de los neocatólicos es mani�esta, pero a la vez, admite el núcleo de su argumentación, es decir, la relevancia en la interpretación �nal del jovellanismo de su catolicismo «puro»; la línea liberal es la que teóricamente viene a proseguir, pero se produce de una forma peculiar al primar el Jovellanos per-sona sobre el Jovellanos personaje público; así, podríamos decir que la in�exión se va a operar por el traslado del énfasis moral, más socio-político, hacia el ético, más personal.

El error de Nocedal según el cronista de la villa gijonesa consistió en velar algunos de los rasgos de la personalidad de Jovellanos y en un trabajo de�ciente en el tra-tamiento de los textos, denunciando incluso manipulaciones partidistas. El error de Laverde y Menéndez Pelayo está en seguir estas pistas falsas. Pero también es verdad

Page 382: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

382 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

que éstos contribuirían a poner de mani�esto un elemento que habría sido relegado por los liberales, y que era signo inequívoco de la personalidad del ilustrado español, y, por tanto, de sus ideas: el «verdadero» catolicismo del de Cimadevilla. La religiosi-dad pasa a jugar un papel importante en el conjunto de la personalidad, y como de lo que se trata es de llegar a las ideas mediante el conocimiento de la persona, cuanto más íntima mejor, la lectura de Somoza, a pesar de nacer enfrentada a la neocatólica viene a coincidir con ella en un aspecto esencial y de esta manera a consagrar uno de los ejes que seguirán funcionando posteriormente. Por lo demás, Somoza se opondrá a la versión política que los neocatólicos hacen, señalando todos aquellos rasgos y textos que indicaban un claro progresismo en el magistrado asturiano. Pero, obviamente, So-moza también tiene que reconocer que las ideas de Jovellanos no coinciden en todos sus puntos con las de la deriva liberal posterior; para empezar, Jovellanos había dado claras muestras de preferencia por la monarquía, entendiendo la república como un modelo inferior, y muchos de los que se preciaban de liberales en las últimas décadas del XIX, con la Restauración, eran afectos a la república, como el mismo don Julio.

Somoza advierte una de las grandes de�ciencias en el conocimiento de la �gura de Jovellanos, la falta de una verdadera publicación de la obra completa –que partiendo de todo lo que se haya extraviado no aspira sino a ser publicación de lo existente cono-cido– y, en ese sentido, tiene claro que la labor ha de ser de indagación y recuperación en los archivos completado con la publicación de los diarios que había quedado fre-nado en las manos de Nocedal y que, Alejandrino Menéndez de Luarca, de pseudó-nimo Franquet, tiene ahora vetado bajo sus condicionantes. En este sentido, se puede a�rmar que el cronista cumplió ampliamente con su objetivo y que todo lo que no hizo se debió a los obstáculos insalvables que le superaron. El trabajo de don Julio se enmarca en la trayectoria de la labor pertinaz de Juan Junquera Huergo3, profesor del Instituto fundado por Jovellanos y en la de Alonso Fernández Vallín y su hija que estudiaron y copiaron los escritos que habían sido hallados en el Instituto Asturiano. Todos cooperaron con Nocedal facilitándole escritos, en una labor que quedaría trun-cada, a falta de lo que se consideraba entonces el elemento decisorio del verdadero pensamiento de Jovellanos: el Diario. Somoza cuenta cómo un día, sin decirnos por qué ni para qué, Junquera le entregó todos los escritos que había conseguido conservar y restaurar (Jovellanos: manuscritos inéditos, raros o dispersos... Nueva serie (1913). Vid. el análisis de Guzmán en o. c., pág. 40), antes de que éste muriera en 1880; se producía así el relevo que pasaba el testigo del intento de recuperación de los escritos de Jove-llanos desde las manos de una labor callada hasta quien habría de dedicar su vida a esa tarea y que le llevaría a la publicación de la primera gran sistematización de la obra

3 Agustín Guzmán Sancho le llama el primer jovellanista de la historia (vid. o. c., pág 36).

Page 383: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 383

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

del ilustrado gijonés: el Inventario de un jovellanista, que muchos consideran la obra capital de la que hay que arrancar en toda investigación jovellanista.

El trabajo recuperador y divulgador de Somoza no se produjo de forma aislada, a pesar de la fuerte propensión individualista y particular de su carácter. Nacía por aquellos años una especie de «Academia asturiana» que llamaron La Quintana de la mano de M. Fuertes Acevedo, Braulio Vigón –el republicano de Colunga con el que hizo buenas migas Somoza–, el catedrático y rector universitario Fermín Canella Secades, y el propio don Julio que iba de erudito sin formación académica pero que destacaba ya como el máximo jovellanista. A este núcleo se añadirían el experto en epigrafía Ciríaco Miguel Vigil, el catedrático y periodista Félix Aramburu, el mece-nas Fortunato de Selgas, Rogelio Jove, Joaquín García Caveda y Bernardo Acevedo y Huelves.

En 1889 continúa Somoza la recuperación de Jovellanos con Las amarguras, que quiere ser la biografía que corrija los errores pretéritos, porque por más que abunden las biografías y los estudios críticos, cabe a�rmar que aún no se conoce al «hombre», y que mal estudiado en lo moral, ha de resentirse precisamente por de�ciente el juicio que de él se forme, ora se aprecie su conducta o se juzguen sus obras y palabras (pág. 6).

Dos son los fenómenos más visibles que se perciben en la crítica encarada por So-moza: corregir la línea oscurantista que se había empezado a imponer desde el neoca-tolicismo y la apuesta por la recuperación del «verdadero» Jovellanos. Toda la crítica anterior la ve como el abuso de un manido elogio a Jovellanos, bastante vacuo. Hay que deshacer el malentendido político-religioso creado, hay que superar el falso par-cialismo y hay que trazar una línea que vaya de un hecho incontestable: la virtud de Jovellanos, a otro hecho no menos incontestable: sus ideas políticas avanzadas. ¿No puede un hombre ser religioso en su conducta moral, y revolucionario en su vida política?, interroga airado contra Nocedal, Laverde y Menéndez Pelayo (Jovellanos, nuevos datos, pág. XXV).

Esta recuperación, de muchísimo mérito en el desempolvamiento de inéditos, en la catalogación de escritos y en un mejor ordenamiento de su biografía, se especiali-zará en la reivindicación por encima de todo del Jovellanos ético: en la elucidación de cómo era «realmente» la persona, su grandeza individual, sus méritos, esfuer-zos, capacidades, en una palabra, en llevar a su grado máximo una línea que había empezado a articularse desde la miti�cación en vida de la �gura de Jovellanos: la dei�cación laica.

La aportación de Somoza se desarrolla bajo el signo de 1º) la continuidad con la línea de los próximos al Jovellanos vivo, como fueron Sampil, Ceán y González de Po-sada; 2º) la continuidad también con el enfoque liberal pero ahora con una in�exión importante, en lo que, por otra parte, era un devenir ideológico en continuo cambio todo a lo largo del XIX; in�exión consistente en la preeminencia dada al Jovellanos

Page 384: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

384 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

existencial sobre el político; 3º) la distancia total respecto de la postura ultraconser-vadora y el enfrentamiento matizado con la postura conservadora; 4º) la unión de una serie de esfuerzos en la clari�cación y publicación de la obra y vida de Jovellanos que conjuntó a los conservadores –Menéndez Pelayo, Laverde, Fray Miguélez– con los liberales –muchos de los miembros de La Quintana–, distantes todos ellos de la línea encarnada por Franquet; 5º) la fertilización de un nuevo terreno de investigaciones jovellanistas, fruto de todos estos trabajos y carambolas, en los que el enfrentamiento político queda supeditado al afán por recuperar esa imagen que se va constituyendo en patrimonio común a base de insistir en los componentes más personales, o en los aspectos de mayor consenso como el patriotismo o la genialidad de don Gaspar. En suma, el somozismo supuso una importante recuperación bibliográ�ca del Jovellanos desconocido, una recti�cación de algunos abusos interpretativos claramente denun-ciados, una universalización de la �gura de Jovellanos alejándolo de las interpreta-ciones más extremas y una santi�cación laica, de la que fue principal responsable la devoción jovellanista que practicó siempre don Julio Somoza. La devoción hacia Jo-vellanos debió ser favorecida por el hecho de que la abuela de Somoza había sido la famosa pupila de Jovellanos, Doña Manuela Blanco y Cirieño de Inguanzo, además de estar emparentado con la hermana de quien fue uno de los amigos de toda la vida de Jovellanos, don Pedro Valdés Llanos. Somoza no sólo profundizaba y se extasiaba en la admiración hacia aquel gijonés tan completo sino que además recuperaba gran parte de su historia familiar, como la anécdota de aquel su ascendiente que había sido protagonista en la denuncia ante la invasión napoleónica.

Las amarguras de Jovellanos va a constituirse en la primera contribución importante de esta nueva línea interpretativa. Y el Inventario de un jovellanista se convertirá en el documento recopilarorio y ordenador de los escritos de Jovellanos más completo hasta la fecha y que será en lo sucesivo una obligada fuente de consulta en cualquier investigación jovellanista seria. Estas dos obras habían sido precedidas por el Catá-logo de manuscritos e impresos del Instituto de Jovellanos (1883), las Cosiquines de la mio Quintana (1884), Jovellanos. Nuevos datos para su biografía (1885), al lado de un puñado de artículos de periódico.

A este Inventario tan fundamental en la ordenación de los datos biblio-biográ�cos irán añadiéndose posteriormente otras contribuciones como «Prólogo» a las Cartas de Jovellanos y lord Vassall Holland sobre la guerra de la Independencia (1911); Docu-mentos para escribir la biografía de Jovellanos (1911); Jovellanos, manuscritos inéditos, raros o dispersos (1913); «Prólogo» de Miscelánea de trabajos inéditos varios y dispersos de D. G. M. De Jovellanos (dispuestos por Huici Miranda, 1931). Labor de toda una larga vida que llega hasta 1940 pero que alarga su sombra hasta los Diarios de Jovella-nos. Memorias íntimas, de 1953, de la edición preparada por Julio Somoza, con estudio preliminar y prólogo de Ángel del Río y nota liminar de José María Martínez Cachero,

Page 385: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 385

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

segunda edición de los diarios en la que se quiere reparar las impurezas y tergiversa-ciones ideológicas de la edición de 1915 a cargo de Adellac y de Franquet, que don Julio había denunciado.

De este modo, el trabajo de Somoza consigue ir solidi�cando la primera sistemati-zación seria de la obra de don Gaspar, a través de esa incansable búsqueda de manus-critos y referencias y de su ordenamiento y presentación crítica. El mapa que se nos dibuja en el Inventario nos da a conocer el siguiente panorama: Impresos dispersos y ediciones parciales, Manuscritos publicados e inéditos con indicación de los archivos y bi-bliotecas de referencia; los Biógrafos, comentadores, panegiristas, etc. (hasta un total de ciento cuarenta y cuatro referencias), las Publicaciones periódicas (treinta y siete), las Traducciones y publicaciones extranjeras, las Dedicatorias, y las secciones de pintura, gra-bado, escultura y de Epigrafía (lápidas e inscripciones); la Genealogía; y los glosarios �na-les de las Poesías, por orden alfabético, y de los Escritos, por orden alfabético y cronológico. Y de forma especial, la presentación y estudio que hace de las principales colecciones de las obras de Jovellanos: las ediciones de Cañedo (1830), Linares (1839), Mellado (1845), de Logroño (1846), Linares 2ª edición (1865), y aquellas otras selecciones como la Biblioteca de Autores escogidos (1880), la Biblioteca Universal (1880), la Biblioteca Amena Instructiva (1884) y la Biblioteca Clásica Española (1884).

En toda la inmensa labor de recuperación bibliográ�ca, que iba unida a la recupe-ración de un per�l mejor objetivado de Jovellanos, hemos resaltado ya la tesis funda-mental que de ahí se derivará históricamente: la importancia del valor de la dimensión humana de don Gaspar, frente a cualquier otro nivel valorativo polémico (político, religioso…), pero sería injusto no reconocer la visión profunda que este gran jovella-nista de entresiglos supo reconocer aunque no tuvo ocasión de desplegarlo y eviden-ciarlo: la dimensión de Jovellanos como intelectual de primera línea, a la altura de una contribución �losó�ca de importancia internacional:

Pregónanse a son de clarín por todos los ámbitos de Europa las excelencias y merecimientos de Pestalozzi y de Froebel, y nadie sabe, ni quiere, volviendo los ojos a la patria, apreciar el esfuerzo gigante de este hombre, único en su época que imprimió, con soberano y certero impulso, nuevo rumbo a los primeros pasos de la cultura intelectual. […]

No es lo mismo hablar de Jovellanos que de Riego, Goya o Espronceda, símbolos parlantes de los exaltados por la libertad, el arte o la poesía. Por el contrario, para ocuparse a fondo en nuestro autor es preciso saber, y saber mucho [...] Expertos conocedores del Derecho existen en nuestra patria; con sabios y concienzudos historiadores cuenta; hablistas puros y correctos ilustran su len-gua...; pero es necesario subir más alto, elevarse a las serenas regiones de la �losofía de la Historia y del Derecho y asignar el puesto que allí le corresponde a tan docto maestro. […]

A este monumento «escrito» nos complacemos en llevar una piedra solamente. Busquen otros en alta inspiración el conjunto armónico, la unidad grandiosa donde se compendie y aquilate toda la alteza de este carácter («Preliminar», págs. 17, 19 y 28).

Page 386: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

386 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

En suma, el enfoque de Julio Somoza se distancia claramente de las pretensiones ultraconservadoras de los que como Franquet y Miguel Sánchez querían ver a Jo-vellanos como un «revolucionario»; se distancia también de la parcialidad política de Nocedal-Laverde-Menéndez Pelayo pero para volver a partir de los años noventa (aproximadamente) a coincidir con éstos en el catolicismo y en la falaz identi�ca-ción de Jovellanos lisa y llana con todos los rasgos de la ilustración europea –mucho más profana–. Se alinea, a la vez, con las tesis liberales tardonovechentistas de Gu-mersindo de Azcárate y Baumgarten, y trabaja en la dirección de sus colegas de La Quintana, siendo especialmente deudor de las aportaciones del archivo de Fuertes Acevedo. Por lo demás, su labor no se confunde con ninguna de ellas en concreto, ni resulta de un eclecticismo mecánico, sino que marca un nuevo clima de ideas que de forma directa o indirecta será seguido en lo sucesivo por muchos, y que será factor a tener en cuenta por todos los que ensayen profundizar en la obra del gijonés univer-sal. Entre las ideas en las que insiste Somoza �gura su énfasis en clasi�car a Jovellanos entre los más grandes, como Cervantes, y la tarea pendiente de futuro que consiste en enmarcarlo más allá de regionalismos intelectuales, debiendo rescatar su aportación como �lósofo en el conjunto de la historia de las ideas, señaladamente desde sus teo-rías políticas, históricas y de Derecho. Pero, por encima de todo, la singular aportación de Somoza consistió en haber dado a la personalidad ética de Jovellanos la función de eje de todas las demás facetas.

5. BIÓG�FOS DE LA PRIME� MITAD DEL SIGLO XX

En la primera mitad del siglo XX se ha consolidado ya un «círculo» jovellanista, esencialmente asturiano con su capital en Gijón. Emilio Robles Muñiz (Pachín de Me-lás) desde sus artículos periodísticos contribuye a delinear el per�l de un Jovellanos «moderno» asimilable a las tesis somozistas, como lo será después Paulino Vigón, alcalde de Gijón y presidente más tarde del I.D.E.A., que editará los diarios de la edi-ción de Somoza. Destacan también con tesis enfrentadas a las de don Julio en estas dé-cadas, Miguel Adellac, director del Instituto, uno de los protagonistas en la historia de la primera publicación de los diarios y Enrique García Rendueles, presbítero gijonés ganador de uno de los premios sobre Jovellanos del concurso del centenario. Otros nombres que ejercen un in�ujo visible son: Joaquín Alonso Bonet, Pedro Hurlé, Ale-jandro Alvargonzález, Fernández Vallín, Calixto Alvargonzález, Juan Menéndez Pidal, Cotarelo, Eduardo Llanos Álvarez, que localiza en Londres las cartas de Jovellanos a lord Holland, Victoriano Sánchez Cifuentes, poseedor de las cartas del lord inglés al ilustrado español, Nicanor Piñole, Vicente Serrano Puente y Alejandro Pidal y Mon. En la actualidad, Agustín Guzmán Sancho es quien parece conocer mejor que nadie

Page 387: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 387

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

los detalles de este periodo jovellanista, que pueden seguirse en su Biografía de Julio Somoza (2001), especialmente entre las páginas 189 y 276.

El antijovellanismo del siglo XIX de Inguanzo, Alvarado, Vélez, Franquet y Miguel Sánchez parece volverse históricamente inviable en el siglo XX. Desde posturas tradi-cionalistas, que habrían de encajar con las de estos autores citados, Vázquez de Mella se convertirá en uno de los más acendrados defensores de Jovellanos, ahora como ejemplo de virtudes y de esencias tradicionales. Jovellanos ha sido recuperado para todos.

5.1. Edmundo González Blanco

Edmundo González Blanco (1868-1938) es considerado por algunos como un miembro de la «Generación del 98». Autor de numerosas obras, además de cola-borador de algunas de las publicaciones periódicas importantes de la época (España Moderna, La Lectura, Helios, Revista Contemporánea, Nuestro Tiempo, entre otras), sin olvidar su labor de traductor de múltiples lenguas: francés, italiano, griego, alemán e inglés,, como la de la biografía que �omas de Quincey dedica al �lósofo de Königs-berg, bajo el título de Los últimos días de Kant ( Júcar, 1989), se mani�esta como un convencido jovellanista, defensor de la interpretación del Jovellanos radical, próximo a un revolucionario, demostrable a partir de sus ideas pero también de fenómenos como que veinticuatro hombres eminentes en el campo de la política, del arte y de la cien-cia, amigos todos o compañeros de Jovellanos, se hicieron «a�ancesados» (Ibíd., «El pa-triotismo de Jovellanos», pág. 38).

González-Blanco escribe Cincuenta Españoles Ilustres (Edición «El Magisterio na-cional», s. f.), donde dedica a Jovellanos tres densas páginas, pero sobre todo un estu-dio extenso, de 154 páginas, Jovellanos, su vida y su obra (Imprenta Artística Española, Madrid, 1911). Ahí analiza a nuestro autor como hombre, pedagogo, economista, gramático, literato, historiador, pensador, moralista, jurista, político, patriota y cre-yente. En la semblanza de síntesis coinciden el «español ilustre» con las virtudes del republicanismo del momento. Fue el Joaquín Costa de su tiempo, en lo que éste tiene de radical, a pesar de que pueda atribuírsele el llamado individualismo económico. Gumersindo de Azcárate coincidirá también con la interpretación de un don Gas-par asimilable al costismo, al igual que Adellac, aunque éste desde otra interpretación opuesta ideológicamente a los dos anteriores, indicio palpable del amplio espectro al que afectaba las tesis reformadoras del agrarista aragonés.

Según González-Blanco, que se declara antinocedalista, pues don Cándido era reaccionario y antipático, y respetuoso de la labor de Somoza, republicano como éste, Jovellanos era un nominalista al reducir a uno el arte de hablar y de pensar, y,

Page 388: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

388 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

por ello, también, un tradicionalista en el sentido �losó�co-lingüístico apuntado por Laverde y Menéndez Pelayo, pero sin interpretarlo en un sentido político-reli-gioso, pues era un antiescolástico, un defensor de Erasmo como buen comentador para la lectura del Nuevo Testamento y, en de�nitiva, alguien que preparó la secu-larización de la enseñanza. Como político fue el abogado de la clase obrera, y un titán revolucionario en el campo económico, cuyo martillo ha roto en mil pedazos la losa pesada e imbécil de los prejuicios de la reacción (pág. 40. Vid. también págs. 26, 30 y 33).

Jovellanos, aunque religioso, fue anticlerical como político; y no fue político en el sentido de hombre de partido, parcial, dispuesto a sacri�car a la comunidad por su partido, sino que entendió la política como una labor de reconstrucción cuyo ob-jetivo es la nación entera. El que fue ejemplo de patriota íntegro lo fue también de verdadera religiosidad: respetuoso con el misterio impenetrable, con el universo or-denado trascendente, bajo unas leyes universales divinas. Contra ésta la religión que combatió, la super�cial, la extravagante ritualista, la indiferente, la fanática –la de los carlistas posteriores–. Sensualista y tradicionalista lingüístico, contra la escolástica degenerada, Jovellanos no reunía las condiciones para darse a las puras especulacio-nes ontológicas, porque descon�aba, además, de las fuerzas de la razón para las ta-reas metafísicas. De esta manera, en sentido �losó�co convencional puede tacharse la especulación de Jovellanos de pobre, pero… sus opiniones sobre jurisprudencia, instrucción pública, moral, política y economía, acusan la poderosa in�uencia que sobre él había ejercido la �losofía reinante. […] Jovellanos no es, al �n, pensador original en esa materia, sino disertador consciente y habilísimo. Pero es un ideólogo en la más alta acepción del vocablo, o al menos, en la acepción que el vocablo tenía en el siglo XVIII (Ibíd., págs. 93-94. Vid. también las págs. 85-92, y 40, 63, 66, 68-73, 83-4, 92-3, 108, 111, 119, 124, 135-154).

Las tesis de González-Blanco se oponen a las de otros estudiosos de Jovellanos del momento, como fue Miguel S. Oliver, quien defenderá que Jovellanos fue el precursor, o más aún, el apóstol de�nidor de la política conservadora («Jovellanos y la cuestión social de su tiempo», vid. págs. 47 y 56-60, en El Ateneo de Gijón en el Primer Cente-nario de Jovellanos. Conferencias y Lecturas, Gijón, 1911). Este barcelonés compara a Jovellanos, en su labor en la Junta Central, con Lally-Tollendal y su in�uencia en los comienzos de la Constituyente de Francia. Para Oliver no es tanto que Jovellanos sea conservador sino más bien que el conservadurismo es jovellanista:

Históricamente hablando, los conservadores fueron en España los primeros reformistas. Y puede decirse que el proceso de la división de partidos siguió aquí un camino inverso del que suelen indicar los teóricos de esta materia, es decir, que por reacción contra los evolutivos nacieron de un lado los radicales y del otro los tradicionalistas intransigentes, y no al revés. [...]

Page 389: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 389

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Esta es la convicción honrada y patriótica que, desde los días de Jovellanos, constituyó la dere-cha española, como tendencia a la vez impulsora y reguladora del progreso político de la nación («Otro Centenario», págs. 119-120 y 123).

En la estela de in�uencia de Somoza, afín a González-Blanco y distante de Oliver, Felipe Bareño y Arroyo había publicado Ideas pedagógicas de Jovellanos en 1910; en Gijón, una obra de 86 páginas, primera tesis doctoral leída el 28 de junio de 1907. El Jovino de Bareño es reformador y progresista, y, si se mira bien, pretendía ir más allá de lo que pudo dar a entender, por aquella excesiva prudencia, timidez y comedi-miento de sus métodos.

También en concordancia de la línea interpretativa de González-Blanco y Bareño, en 1931 el Catedrático de Agricultura Morán Bayo publicará Hacia la revolución agra-ria española. Tres agraristas españoles. Jovellanos –Fermín Caballero– Costa (Imp. La Unión, Córdoba, 1931), obra en que traza una línea de continuidad entre estos tres autores que habrían intentado la revolución agraria española. Los méritos e in�uencia imputable a Jovellanos –el autor de la «Biblia» de la escuela liberal individualista española–, según Morán, que tuvieron cumplimiento a lo largo del siglo XIX, son: desaparición casi completa de todos los inmensos baldíos y de los bienes de propio; el clero regular y secular fue despojado en gran parte de sus cuantiosos bienes, y su-primido el diezmo; fueron derogados mayorazgos y vinculaciones, y disuelta la Mesta. Las consecuencias de estas reformas dejaron como efectos colaterales el perjuicio para los humildes campesinos que poseían alguna cabeza de ganado, la desaparición de los bienes de la vida municipal y la falta de recursos eclesiásticos para atender a las caridades tradicionales (vid. pág. 19).

5.2. Las visiones sobre Jovellanos premiadas en el centenario de 1911: Artiñano, Camacho, Juderías, Yabén y Rendueles

Al lado de las tesis de González-Blanco, de Oliver y de Bareño, hay que resaltar los cinco importantes estudios llevados a cabo por Gervasio de Artiñano y de Galdácano, Ángel María Camacho y Perea, Julián Juderías, Hilario Yabén Yabén y García Ren-dueles, estos dos últimos, clérigos, y todos ellos premiados por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en el concurso del centenario y publicadas en Madrid, Imprenta de J. Ratés, en 1913.

Los cinco trabajos analizan la aportación de Jovellanos a las ciencias morales y po-líticas y en esta tarea recomponen una vez más el per�l biográ�co de Jovellanos, bajo miradas diversas, coincidentes con algunas de las líneas ideológicas que se han ido forjando a lo largo del último siglo. Con títulos ceñidos al concurso, Yabén escribe

Page 390: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

390 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Juicio crítico de las doctrinas de Jovellanos en lo referente a las Ciencias Morales y Políticas, Camacho su Estudio crítico de las doctrinas de Jovellanos en lo referente a las Ciencias Mo-rales y Políticas, Rendueles Jovellanos y las Ciencias Morales y Políticas. Estudio crítico, mientras que Artiñano lo titula Jovellanos y su España y Juderías D. Gaspar Melchor de Jovellanos. Su vida, su tiempo, su in�uencia social.

Rendueles se sitúa en el planteamiento neocatólico; y su estudio no aporta nuevas, Yabén rinde pleitesía a Menéndez Pelayo y Nocedal, aunque se distancia de ellos en aspectos fundamentales, pero no precisamente en una de sus tesis más subrayadas: su pronunciado antirroussonianismo, pues de la doctrina de Rousseau se va derechamente al anarquismo (pág. 143), para defender en de�nitiva un Jovellanos socialista católico, que no habría tenido problema en defender la postura político-económica del propio Yabén, cuando aboga por el cooperativismo como alternativa entre el capitalismo y el sindicalismo. Mientras tanto, Artiñano se esfuerza por contextuar a Jovellanos dentro de un panorama histórico, económico y social, destacándole como gran economista y más aun como gran pedagogo, y en esta misma línea de búsqueda de neutralidad; Ca-macho realiza su ensayo analizando el jovellanismo desde categorías primordialmente histórico-jurídicas y de derecho, tratando de situarlo más allá de los partidismos ideo-lógicos, y Juderías, en la línea del regeneracionismo político de aquéllas décadas, in-tenta una construcción ideológica ecléctica propia, en la que destaca la defensa de un Jovellanos �lósofo, coincidiendo en esto con Yabén. Todos ellos quedan unidos por una época que tiene claro sabor costista.

5.3. Fr. Bernardo Martínez Noval

Fray Bernardo Martínez Noval (1868-1934) nació en Valdesoto (Asturias), per-tenece a la Orden de San Agustín y llegará a ser obispo de Almería. Coincide en su devoción jovellanista con el también agustino Fray Manuel F. Miguélez («Fisonomía moral de Jovellanos», La Ciudad de Dios, El Escorial, 1911, 1912 y 1913), que ya había mostrado su per�l de historiador en Jansenismo y regalismo en España (Imprenta L.N. de Gaviria, Valladolid, 1895). Como éste, Fray Bernardo rinde homenaje al patri-cio gijonés con ocasión del centenario de su muerte y, así, publica en la revista España y América, entre 1911 y 1912, nueve artículos bajo el título genérico de «Jovellanos», donde repasa la biografía de don Gaspar: I. Memorias familiares. II. Vida pública. III. Nuevos proyectos. IV. El Informe. V. Un ministro adelantado a su tiempo. VI. El con�-namiento en Mallorca. VII. La espiritualidad de Jovellanos. VIII. No cesan los proble-mas. La guerra. IX. La Junta Central.

En 2006 la Fundación Foro Jovellanos edita los artículos aparecidos en aquella re-vista en formato de libro: Jovellanos, FFJPA, Cuadernos de Investigación. Monogra-

Page 391: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 391

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

fías, Gijón, 2006. Esta edición incluye una bio-bibliografía escrita en 1949 sobre el fraile agustino, a cargo de Fausto Vigil Álvarez, cronista de Siero.

La biografía de Martínez Noval es un ejemplo bastante claro, propio de principios de siglo, de la con�uencia de líneas que enlazan la versión de Nocedal con la de So-moza. En ella vemos conjugarse la determinación por recuperar al Jovellanos católico con la aceptación de los rasgos más críticos de la personalidad del Jovino reformador. La humanidad y sensibilidad cristiana del prócer sirven de puente de unión.

5.4. José María Palacios

José María Palacios nos presenta en 1917 Jovellanos. Vida y trabajos de tan excelso patricio al alcance de los muchachos (Grá�cas Summa, Oviedo, 1970, 2ª ed. ampliada de la de 1917), una biografía hecha con cariño y admiración en el que recrea al Jove-llanos más tradicional y católico, al santo y al héroe, con la intención de que los mu-chachos aprendan que Jovellanos fue en síntesis bueno y sabio he aquí todo (pág. 63). Del mismo autor se publica en 1970, como segunda edición ampliada, que lleva un prólogo de Ramón Prieto Bances. Posteriormente El Ateneo Jovellanos decide reedi-tar en 1996 una edición facsimilar de la de 1917.

5.5. Ángel del Río

Dos son las aportaciones de Ángel del Río a los estudios jovellanistas. La primera en 1935, la «Introducción» y las notas de la edición coordinada por él, de las Obras escogidas de Clásicos Castellanos (Espasa-Calpe)4, y la segunda el «Estudio prelimi-nar» y «Prólogo» a los Diarios de Jovellanos / Memorias íntimas de la edición de Julio Somoza, que se publica en 1953, el primer volumen, y en 1954, el segundo; en 1955 a cargo de José María Martínez Cachero el tercero que contiene los «Índices». Puede decirse que cuantitativamente no es muy relevante la aportación de don Ángel, pero sí lo será el punto de in�exión que introduce, perceptible en que pasa a ser una cita obligada a la que se concede alta �abilidad.

Ángel del Río establece una fuerte distancia crítica con Nocedal, utiliza lo mejor de la contribución de Menéndez Pelayo así como de la tradición liberal y respeta,

4 El primero y segundo tomo son de 1935, pero el tercero no puede publicarse hasta 1946. La «In-troducción» está fechada en Nueva York, en 1934, hallándose Ángel del Río en la Columbia University y aparece, como es natural, en el primer tomo.

Page 392: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

392 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

más que ninguna, las aportaciones y estudios de Somoza, a la vez que señala el punto donde comienza a diferir de él:

Todos los biógrafos de Jovellanos, con la posible excepción de Somoza, han andado por las ramas al querer explicar las intrigas poco claras de que fue víctima durante su residencia en Ma-drid, su caída y las desgracias que la acompañaron. Sólo Somoza ha insistido en que es necesario buscar la explicación de acontecimientos tan anormales y hasta monstruosos –antes del relevo hubo un intento de envenenamiento– en motivos ideológicos más que en venganzas personales. Ahora bien, ni el mismo Somoza llega a la última conclusión. Para nosotros, la raíz de todo reside en un hecho sencillo y, como se verá, indudable: la �liación o, al menos, la inclinación jansenista de Jovellanos («Introducción» (1934), págs. 79-80).

Se trata, con esta diferencia, de un claro distanciamiento de la concesión hecha a la «tradición catolicista», según la cual la ortodoxia de Jovellanos era pura y sólo tenía algunos lunares –económicos, sobre todo– tributo de su época. Si el jansenismo a la española, ya asumido por Miguélez, puede considerarse no ortodoxia «pura», entonces Jovellanos no fue tan ortodoxo en lo romano, si bien menos crítico en lo apostólico y católico podría quedar a salvo.

Por lo demás, aparte del punto de in�exión que introduce, A. del Río sigue los pa-sos del rastro dejado por la crítica somozista. La in�exión viene dada al romper con la ortodoxia pura de Jovellanos y al abordar a Jovellanos bajo un estudio hecho desde la crítica literaria y cultural –no desde el interés ideológico, el puro jovellanismo devoto o la ocasión de alguna efeméride– que le da la independencia necesaria de criterio. Don Ángel denuncia la insu�ciente recuperación de la �gura de Jovellanos, con tantos desenfoques, del que sólo Julio Somoza ha indagado todo cuanto atañe a la vida del escritor gijonés. Pero, aun con esto, Jovellanos aparece hoy a los ojos del español actual sin relieve alguno, y con razón ha podido Américo Castro lamentarse no hace mucho de que sus esfuerzos «disparados un día hacia la meta de lo e�caz y durable» estén hoy poco me-nos que ignorados (Ibíd., pág. 8). El siglo de Feijoo, Cadalso y Jovellanos sigue envuelto todavía en confusas generalizaciones de los que lo vacían de contenido desde el crite-rio ortodoxo o, desde el heterodoxo, de los que lo elogian considerándolo, a la vez, inoperante. Sin embargo, es un siglo con toda su riqueza y trascendencia histórica. Jovellanos encierra un complejo entrecruzamiento de ideas, una serie de contradicciones representativas de la encrucijada que la revolución ideológica del siglo XVIII fue para los españoles cultos y en diferente medida para la civilización occidental (Ibíd., pág. 9). A. del Río, consciente de que hay que sobrepasar la perspectiva «biogra�sta» de Somoza, tan laudable en todos los sentidos, y de que hay que superar la lucha por encasillar al ilustrado dentro de un partido más que por conocer imparcialmente su obra, apela al análisis hecho desde el extranjero, pero no encuentra tampoco resuelta desde aquí la

Page 393: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 393

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

verdadera perspectiva a adoptar, porque subrayar la época como de transición, como ha hecho E. Merimée5 es correcto pero insu�ciente. Porque Jovellanos fue víctima de haber encarnado en mayor grado que ninguno de sus contemporáneos una contradicción que era más que personal, que era, sobre todo, histórica (Ibíd., pág. 9). Sin quitarle ningún mérito a su persona, pero recambiando el eje eticista de Somoza, A. del Río reclama una perspectiva objetiva, histórica, de la obra y su trascendencia antes que de la per-sona en sí, porque el rasgo más sobresaliente es el eclecticismo de su obra, el esfuerzo verdaderamente ejemplar por armonizar todas las corrientes contradictorias que in�uyeron en su pensamiento y formaron su sensibilidad (Ibíd., pág. 10). De Jovellanos y su siglo nace la España moderna.

La misión estricta que acomete Ángel del Río es la de seleccionar textos y fragmen-tos de Jovellanos para una nueva publicación6, coordinando una edición más crítica que las anteriores con notas y con una introducción que centrara de nuevo la proble-mática jovellanista, desde un conocimiento literario e histórico especializado.

En 1953 tendrá ocasión Ángel del Río de volver a a�nar sus comentarios jovella-nistas al prologar la edición de los diarios que había preparado Somoza tiempo hacía y que quería ser la réplica de la de Adellac, llena de erratas y errores: Ángel del Río. «Estudio preliminar» a los Diarios, ed. de Julio Somoza, Oviedo, 1953. El estudio lo desarrolla en 114 páginas. El soriano, también desde Nueva York, y ya nacionali-zado norteamericano, desgrana la riqueza de los diarios, presentando sus partes, sus motivos de interés, su valor documental y literario y haciendo, a la par que recorre analíticamente los temas, el esfuerzo por elevarse a ideas que articulen la unidad de lo que podría entenderse por jovellanismo. Don Ángel revisa los temas sobre geogra-fía, arte, caminos y economía que van saliendo de la pluma del viajero; repara en las observaciones sobre la vida popular, el folklore, el paisaje y el sentimiento ante la Na-turaleza –tan característico y de�nidor de Jovellanos–; repasa sus lazos con Asturias, Gijón y el Instituto; se �ja en aquellos detalles que menudean sobre personas, cosas y hechos variopintos sobre la vida española de entonces. Con frase descriptiva, grá�ca, exacta, como un maestro en el dominio de la �ase corta, salvando los defectos propios de su siglo –la insulsa prolijidad, el prosaísmo y la falsa elocuencia–, en esta obra más que en ninguna otra se mani�esta Jovellanos precursor de la prosa del XIX y aun del XX (Ibíd., cfr. pág. 111).

5 Cf. E. Merimée, «Jovellanos», Rev. Hispanique, 1894, I, págs. 34-68. (cit. en pág. 9).6 Las anteriores selecciones de sus obras databan tan sólo de 1928, la prologada por Ignacio Bauer,

y de 1930, la prologada por Eduardo Ovejero y Maury. Esta abundancia de publicaciones, al menos a ráfagas, da idea de que si no estudiado a fondo hasta la fecha, sí era leído y divulgado, y, cuando menos, un claro objeto de negocio editorial.

Page 394: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

394 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

...Pero ya en la situación de perseguido en que se encuentra el autor de los «Diarios» y en sus numerosas alusiones a una divergencia radical con los directores del país, se advierte la honda crisis que va a precipitarle en una trágica división durante más de ciento cincuenta años. Ante-cedente inmediato de esa crisis fueron los anhelos de reforma intelectual iniciada por Feijoo, de la económica y política llevada a cabo por los ministros del despotismo ilustrado o de la literaria propugnada por los neoclásicos (Ibíd. págs. 107-8).

Jovellanos formó parte de esa reforma intelectual, económica, política y literaria, y sufrió las consecuencias, de forma paradigmática, de la división en la que España se estaba introduciendo7. En esta tesitura histórica de dos extremos que van a escin-dirse, Ángel del Río hace jugar a Jovellanos el rol que tantos y tantos comentaristas, buscando el juicio medio «imparcial», le dieron y van a darle. Jovellanos destaca por la templanza y moderación de sus ideas y esta es la causa de que no pueda admitir que sean incompatibles el liberalismo y las tradiciones políticas y religiosas, la fe y la razón, o la fe y la ciencia. Alejandro Pidal, apunta y coincide en ello del Río, con-densó bien esta idea de equilibrio: Jovellanos representa la religión sin superstición, el patriotismo sin patrioterías, la ilustración sin el descreimiento, las reformas sin las revoluciones, el orden sin la arbitrariedad, la autoridad sin el despotismo, la libertad sin la licencia, el justo medio sin extremos viciosos, el sentido moral y el sentido co-mún (Ibíd., págs. 93-94).

5.6. José María Martínez Cachero y otros autores de la primera mitad del siglo XX

Constantino Suárez recorre lo principal de la bibliografía jovellanista desde 1811 a 1955 y viene a continuar de este modo la labor que había desarrollado Somoza en su Inventario y en las aportaciones posteriores, en Escritores y Artistas Asturianos, v. IV, IDEA, Oviedo 1955.

José María Martínez Cachero, con la ayuda de Simón Díaz, coopera también en el ordenamiento de la cada vez más exhaustiva bibliografía jovellanista, en concreto la de la primera mitad del siglo XX, que continúan como sabemos los logros de Somoza.

Se debe a José María Martínez Cachero: «Jovellanos, Gaspar Melchor de», Índice bibliográ�co, edición, adiciones y prólogo, en Constantino Suárez, Escritores y Artistas Asturianos, v. IV, IDEA, Oviedo 1955. Págs. 532-616. Y «El jovellanismo de Menén-

7 Ibíd., cfr. págs. 107-8. Queremos subrayar, en concreto, la frase siguiente de Ángel del Río: se ad-vierte la honda crisis que va a precipitarle [al país] en una trágica división durante más de ciento cincuenta años. Vid. también pág. 93.

Page 395: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 395

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

dez Pelayo», en Menéndez Pelayo y Asturias. Con la colaboración de Enrique Sánchez Reyes. IDEA, Oviedo 1956.

Con anterioridad y durante la guerra civil española, encontramos dos �guras que hay que reseñar. Luis A. Piñer escribe Jovellanos. Discurso en el Instituto, 1936, editado en opúsculo por el Ayuntamiento de Gijón y Ed. Trea en 2010. Profesor del Instituto de Gijón, además de literato y poeta, da muestras en la apertura del curso 1936 de un conocimiento de Jovellanos que le lleva a una interpretación profunda y próxima a la que en ese mismo momento está elaborando Ángel del Río. El segundo autor que hemos de mencionar es Luis Santullano: Jovellanos, Siglo XVIII (M. Aguilar Editor, Madrid, s. f.), probablemente escrito en 1936; es a la sazón Vicesecretario de la Junta para Ampliación de Estudios, durante la República. Con un propósito a todas luces divulgador, no profundizador, se acoge a la visión «centrada» de un Jovellanos radi-cal en algunos aspectos, rousseauniano cumplido en la defensa de una sociedad de naciones, pero también hombre de su siglo, marcado por el Despotismo ilustrado, que hace que se distancie de la democracia (vid. págs. 94-95), no sin dejar de defender la libertad de opinar, escribir e imprimir que debe mirarse «como absolutamente necesa-ria», o esas otras posiciones liberales que manifestó al defender el derecho al trabajo de todo hombre o el ingreso de la mujer en las academias, que repugnaba en nuestros días a un espíritu tan abierto como D. Juan Valera (Ibíd., vid. págs. 84-85 y 96).

5.7. Aportaciones en el bicentenario del nacimiento, 1944, desde el exilio. Luis Méndez Calzada, Jesús Prados Arrarte, Francisco Ayala y Claudio Sánchez Albornoz

El 7 de diciembre de 1945 se publica en Buenos Aires el «Homenaje del Centro Asturiano de Buenos Aires en el bicentenario de su nacimiento, con la adhesión de los Centros Asturianos de la Habana y México», que se titula Jovellanos, su vida y su obra (Homenaje del Centro Asturiano de Buenos Aires, y de los de La Habana y México, La Prensa Médica Argentina, Buenos Aires, 1945), en el que se incluyen los siguientes temas: «Vida de Jovellanos» por Luis Méndez Calzada, «Jovellanos político» por Augusto Barcia Trelles, «Jovellanos jurista» por Ángel Ossorio Gallardo, «Jovella-nos, economista» por Jesús Prados Arrarte, «Jovellanos sociólogo» por Francisco Ayala, «Jovellanos magistrado» por Mariano Gómez, «Jovellanos literato» por Manuel Blasco Garzón, «Jovellanos y la Reforma Agraria» por Manuel Serra Mo-ret, «Jovellanos y la historia» por Claudio Sánchez Albornoz, «La obra asturianista de Jovellanos» por Clemente Cimorra, «In�uencia de las ideas de Jovellanos en la gesta emancipadora argentina» por Julio V. González, y «Jovellanos en los orígenes de la nacionalidad cubana» por Ramón In�esta. Como se ve, es un repaso a todas las

Page 396: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

396 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

clásicas temáticas jovellanistas, quedando difuminado el «Jovellanos pedagogo» que venía alcanzando importancia desde Somoza, y añadiendo el estudio de la in�uencia de Jovellanos en Hispanoamérica.

5.7.1. Luis Méndez Calzada

Se trata de doce importantes estudios que incrementan la ya densa literatura jove-llanista, que pasan a constituirse, especialmente algunos de ellos, en referencias obli-gadas. Será Luis Méndez Calzada quien encarará la biografía, si bien el resto también harán profusas referencias a la vida y obra, obligado contexto donde se inscribe su tema concreto, ya sea económico, jurídico o de cualquier otro tenor.

Méndez Calzada sintetiza la vida de Jovellanos, que deja estructurada siguiendo, a través de las etapas clásicas. Destaca a Ángel del Río entre todos los críticos jove-llanistas y le atribuye a Nocedal ideas rancias (vid. págs. 19 y 20). Recoge la idea de que Jovellanos no era jansenista sino católico ortodoxo y representa la inteligencia y la honradez enfrentadas a los poderes omnímodos del despotismo, razón por la que se le destierra. Por el valor intelectual multiforme sobrepuja a Floridablanca, Aranda y Campomanes, a pesar de la talla de cada uno y sin menoscabo de la autoridad eru-dita del de Tineo (vid. págs. 13, 39 y 46-7). Destaca don Luis la importancia econó-mica del ilustrado a quien conceptúa de individualista, pero entendiendo que cierto individualismo es conciliable con el «socialismo», como el que en materia agraria intentó la Segunda República, puesto que aseguradas ciertas medidas cooperativistas y a�anzadas las garantías jurídicas «dar la tierra al que la trabaja» es un principio indi-vidualista. Como político, a pesar de estar alejado de los cargos inmediatos de poder, tuvo gran in�ujo como consejero, sobre todo al ser miembro de la Junta Suprema de Comercio, Moneda y Minas, desde donde ejerció su autoridad intelectual y moral, y su in�ujo directo en las disposiciones del monarca. Gran amante de las letras, fue un fervoroso defensor de la generalización de las materias de ciencias –las matemáticas, la historia natural, la física, la química, mineralogía, metalurgia, economía civil...–, con el �n de perfeccionar la agricultura, las artes y o�cios y el comercio. El estilo �losó�co del asturiano no se inclinaba a los postulados ideales ni a la metafísica, sino que se desarrollaba al compás de las exigencias prácticas (vid, págs. 28-29, 34, 41 y 42).

Para Méndez Calzada: Individualista era Jovellanos, queda dicho, pero no un conserva-dor. Esto hay que recalcarlo bien. Por el contrario es reformista, avanzado (pág. 35).

Pero quienes llevan a cabo aportaciones muy bien trabadas sobre el valor de la �-gura de Jovellanos serán algunos de los representantes de este homenaje del Centro Asturiano, entre los cuales vamos a señalar a Jesús Prados Arrarte, Francisco Ayala y Claudio Sánchez Albornoz.

Page 397: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 397

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

5.7.2. Jesús Prados Arrarte

Jesús Prados Arrarte escribe el «Jovellanos economista», entre las páginas 163 a 282, contribuyendo al trabajo de equipo con lo que nosotros estimamos el mejor de los doce estudios, por el rigor de los análisis en los textos jovellanistas, por la trabazón argumentativa y por el conocimiento en profundidad que demuestra tener sobre el tema.

Prados Arrarte desarrolla un estudio apoyado en la lectura detallada de los textos económicos de Jovellanos, situándolos en el contexto de las principales teorías de su época, los postmercantilistas, los �siócratas y la naciente teoría económica «clásica» de Adam Smith. Mientras que Adam Smith era defensor del liberalismo absoluto, y podía prescindir en gran medida de las fronteras que delimitaban cada uno de los estados soberanos, supuesto que Inglaterra era ya la reina del orden económico inter-nacional, Jovellanos, que tenía en mente la prosperidad de su propio país, tenía que atemperar el liberalismo que defendía con un principio proteccionista y nacionalista, argumento al que vendrá medio siglo más tarde Federico List. Si se mira bien no hay contradicción en el liberalismo defendido por Jovellanos, y, por eso a la «libertad» le añade Jovellanos siempre la necesidad de «las luces y los auxilios».

La tesis global que recoge es que contrariamente a lo que la mayoría de analistas han expresado, Jovellanos no es �siócrata, porque se separa de ellos en muchos pun-tos esenciales –ya señalados–, y porque la defensa prioritaria de la agricultura es un principio que está adaptado desde el postmercantilismo y no desde la «secta» eco-nómica. La mayor parte de los comentaristas señalan que Jovellanos es un discípulo muy heterodoxo de Smith, tesis que Prados acepta, sobre todo en las ideas sobre el comercio exterior. El conjunto de sus doctrinas económicas constituyen una de las aportaciones más originales de la época (vid. págs. 135-139). Anticipándose a Marx, apunta Prados, ve que la libertad económica determina la acumulación de fortunas, pero frente al alemán, es más optimista y cree que se mantendrá dentro de unos límites.

Concluyendo, Jovellanos encaja perfectamente con el postmercantilismo, con la ventaja añadida de que pudo componer una teoría propia al someter a contraste los postulados clásicos del último mercantilismo con las teorías de Smith; defendió el liberalismo económico, no tanto cosmopolitamente cuanto en el interior de las fron-teras, porque tuvo razones para no darse por vencido en lo que empezaba a ser el postulado de la primacía política inglesa, estuvo in�uido más que ningún postmer-cantilista por las ideas del bienestar social y de la importancia del factor del interés personal, pero pensando a la vez que éste no es su�ciente. Descubrió la importancia de la «estimación» en la doctrina del valor, propuso la unión arancelaria con las co-lonias; defendió a los pequeños propietarios y el abaratamiento de las subsistencias.

Page 398: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

398 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Creemos que Prados Arrarte acierta de lleno al apuntar hacia un modelo econó-mico jovellanista que estaba naciendo, afectado como todos los demás por las ideas del tiempo y sensible tanto al mal de la desigualdad social cuanto al imperio que de-bían ejercer los nuevos conocimientos de la ciencia económica, que se apoyaba en principios generales.

5.7.3. Francisco Ayala

Francisco Ayala bajo el título «Jovellanos sociólogo» nos lo presenta bajo una fusión equilibrada y no contradictoria de los rasgos tradicionalistas y de los moder-nistas o más progresistas. Se remite, como sus compañeros, a la línea interpretativa de Somoza y, sobre todo, de Ángel del Río, al tiempo que disiente de la de Nocedal. En este enfoque, abandona el concepto de tradicionalista por el de historicista, aco-giéndose a una categorización que otros como él van difundiendo en estas fechas. La fortísima �exión historicista que afecta el pensamiento de Jovellanos la atribuye a las raíces personales de su condición social; la educación católica y nobiliaria enmarcan las ideas jovellanistas sobre una aristocracia auténtica, lo que le depara un tempera-mento conservador (vid. págs. 288, 292 y 310-313). Sin embargo sus ideas sociales fueron reformistas y avanzadas, cuando prorrumpe en la Memoria para el arreglo de la Policía de los Espectáculos a favor de igualar los dos sexos, disipando tantas ridículas y dañosas diferencias como hoy los dividen y desigualan, y cuando de�ende la admisión de señoras en la Sociedad Económica de Madrid. La educación asentada en el pasado y la visión de futuro avanzada, dirigida por la función que debían ejercer las ciencias naturales y sociales, hace de Jovellanos una mente especialmente sensible para captar el nexo que se da entre las costumbres y los tiempos históricos, y que insistiendo en la virtud intemporal sepa descubrir que el modelo burgués de virtud de su tiempo ya no reside ni en la virilidad militar ni en el ingenio galante, sino en el patriotismo:

En la pluma de Jovellanos, patriotismo era la disposición de ánimo del �lósofo ilustrado de la «Epístola a Eymar»; era el fervor reformista que elogia la política de la Ilustración y que le anima a secundarla con tan infatigable energía; era el espíritu concretado en las Sociedades Eco-nómicas de Amigos del País... Era, en �n, el servicio de los ideales de la Enciclopedia (pág. 315).

En la misma línea de ideas avanzadas, en el Informe sobre la Ley Agraria, se encuen-tra, según Francisco Ayala, la teoría del Estado liberal de base racionalista, la pos-tulación de la razón como guía, la identi�cación del verdadero interés con la ley, la exigencia de corregir las desviaciones y el papel reequilibrador que ha de concederse a la contraposición de intereses (vid. págs. 295-6).

Page 399: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 399

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Creemos que es una hipótesis fecunda la propuesta interpretativa con que con-cluye Ayala, al decir que Jovellanos representó el último intento de articular la tradi-ción católica con el cuerpo de la cultura moderna (vid. pág. 324), y es quizá uno de los contextos idóneos para analizar con rigor las llamadas actitudes personales «con-servadoras» al lado de sus ideas sociales progresistas.

5.7.4. Claudio Sánchez Albornoz

Don Claudio se ocupa de desarrollar el tema de «Jovellanos y la Historia», faceta bastante desconocida y olvidada. Jovellanos habría discurrido por tres etapas en su mentalidad de historiador, periodos que acopiarían cada vez mayor calidad: desde la primera etapa de Sevilla y Madrid, expresión máxima de la cual lo conforman los dos informes sobre Diversiones y sobre la Ley Agraria, pasando por la segunda etapa, la de Asturias y el Ministerio hasta 1801, caracterizada por la búsqueda de archivos, copias de becerros y otros documentos, hasta llegar a la etapa mallorquina dedicada a la investigación de originales y a un estudio más sistemático (vid. págs. 564-5). A pe-sar de todo, los intereses de Jovellanos fueron muy dispares y, por ello, en sus escritos aparecen más bien análisis históricos, que son esbozos, lejos de las construcciones monográ�cas de auténticos historiadores como Flórez, Burriel, Capmany, Floranes o Masdeu8 y más cerca de una síntesis historiográ�ca hecha desde el interés de la po-lítica, la economía y la sociología. Las aportaciones a la teoría histórica de Jovellanos se enclavan dentro de la Escuela Histórica Española de su generación, la cual había aceptado algunas ideas del historicismo de la Ilustración –fundado por Voltaire (1752 y 1754)– pero también habían permanecido �eles a la escuela de los Maurinos, y dis-tanciados en esta medida de Europa, �eles al estudio del documento y de la diplomá-tica, huyendo las obras de amplio contenido abarcadoras de un siglo, un imperio o un pueblo, y limitándose a estudios no internacionales sino puramente ceñidos al caso español. Pero estas mismas condiciones serían las que hicieron posible que tanto el gijonés como Semper y Guarinos y Martínez Marina fueran tres claros antecesores de la escuela de Eichhorn y Savigny –centrados en las historias nacionales–, o los funda-dores de la ciencia moderna de la historia del derecho, reconocidos éstos y olvidados aquéllos fuera de España (vid. págs. 586-591). Don Claudio reconoce, en el contexto de todos estos análisis que relativizan el valor de Jovellanos como historiador, que tuvo atisbos geniales, no vistos ni aquende ni allende los Pirineos, cuando de�ende la necesidad de una historia civil que explique el origen, progreso y alteraciones de nuestra

8 Sánchez Albornoz cree que el siglo XVIII nos ofrece el mejor plantel de historiadores españoles (vid. pág. 552-5).

Page 400: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

400 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

constitución, nuestra jerarquía política y civil, nuestra legislación, nuestras costumbres y nuestras miserias, más allá de la historia de crónicas, guerras, portentos y supersticio-nes9. No se le puede aplicar el vocablo de historiador en el sentido estricto, pero latu sensu no se le puede negar un honroso lugar.

5.8. Aportaciones en el bicentenario del nacimiento, 1944, desde el interior. Joaquín Alonso Bonet y Jesús Evaristo Díaz de Casariego.

5.8.1. Joaquín Alonso Bonet

Alonso Bonet publica en 1944 Grandeza y desventura de Don Gaspar Melchor de Jovellanos (Afrodisio Aguado, S.A., Madrid, 1944) 10, en la que vemos desplegarse una de las líneas de interpretación a�nes al régimen franquista, en los años de la depresión de postguerra. Bonet reclama un Jovellanos que conecta con la línea tradicionalista de Menéndez Pelayo y de Vázquez de Mella (vid. págs. 20-22). Alineándose con éste de-�ende que si Jovellanos hubiera sobrevivido se habría aliado con el cardenal Inguanzo y con Capmany; para ello apela a las mismas razones –el rechazo de la «Constitución externa, idealista y afrancesada» y la defensa de la «Constitución histórica interna española»– sin aportar análisis nuevos (vid. págs. 23-24).

A Jovellanos se le maltrató en vida, y aun después de su muerte, pues de su nombre se llegó a hacer bandera con que cubrir la deleznable mercancía de un triste sectarismo, según el cual se le tenía por impío y hereje (pág. 20).

Lo que no aclara Bonet es que quienes le tildaron de «impío y hereje» fueron los predecesores ideológicos que él representa, y que eran aquellos a los que se habría unido de haber vivido más años, los amigos de Inguanzo. Cuando relata el incidente de la denegación a adquirir libros extranjeros para el Instituto, con el Cardenal Lo-renzana, comenta que Jovellanos estimaba que los libros de cierta índole eran, en efecto, instrumentos de gran peligro para quienes no estuviesen iniciados en determinadas rutas del saber (pág. 91). La pincelada que da al ambiente social de los salones madrileños del XVIII es maestra de los colores más críticos; salva a la condesa de Montijo, por la que Jovellanos verterá lágrimas sinceras a su muerte, pero nos recuerda el lodo de aquellos

9 Ibíd. vid. pág. 561. La cita se re�ere a la obra de Jovellanos Sobre la necesidad de unir al estudio de la legislación el de nuestra historia y antigüedades.

10 Bonet es autor además de obras de poesía, teatro y prosa, y de ésta ha escrito unos Ensayos: –Lo antiguo en lo moderno. –La Escuela de Periodistas. –Intermezzo. –Formación de la caballerosidad, lección al Frente de Juventudes. Es autor, también, de más de una decena de artículos periodísticos sobre Jovellanos.

Page 401: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 401

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

salones literarios y políticos, entre los que tuvo que moverse el íntegro de Jovellanos, nutridos por la nobleza de los condes de Montijo, de Cabarrús, Gálvez, Belmonte, Híjar, Almodóvar, Alburquerque que conformaban el tapiz fastuoso que servía de fondo a tantas maquinaciones inconfesables de los trepadores de la política, de los trotaconventos, de los aventureros de toda laya, entre los cuales andaban del brazo, en triste maridaje, la impudicia y el más abyecto celestineo (pág. 115).

Si se quiere leer una biografía del prócer gijonés novelada bajo las pasiones de una determinada visión ideológica, la del ensalzamiento apologético del nacional-catoli-cismo, es una buena obra que se extiende a lo largo de 362 páginas.

En 1947 publica Asturias en el pensamiento de Jovellanos11, que además del «Apunte preliminar» contiene una selección de fragmentos muy espigados representativos de los temas asturianistas. Bonet quiere poner de relieve la conexión entre el pensa-miento de Jovellanos y las costumbres populares y el folklore.

5.8.2. Jesús Evaristo Díaz de Casariego

El Doctor en Derecho y Profesor Auxiliar de la Universidad de Madrid en 1943 don Jesús Evaristo Díaz de Casariego, acierta a recoger una conclusión, sembrada ya por otros, en el mismo título de su obra: Jovellanos o el equilibrio (Talleres Penitencia-rios, Madrid, agosto de 1943). El autor de El tradicionalismo como doctrina del derecho político (folleto, 1933), Pliego de romances carlistas (1937), y Grandeza y proyección del mundo hispánico (1942) encara el tema, ya manido, de la adscripción ideológica de Jovellanos. Después de recti�car a Menéndez Pelayo que lo clasi�có dentro del «tradicionalismo �losó�co», incurriendo en el error de asemejarlo a Bonald, Lanme-nais y Bautain, que fueron recti�cados por el Concilio Vaticano, Casariego cree que Jovellanos es un extravagante, en la acepción noble y superior del vocablo, que quiere decir andar fuera, pero si forzados a encasillarlo en algo habría que decir que pertenece al auténtico tradicionalismo, tal como lo entendió Vázquez de Mella. Porque según éste, en la ortodoxia tradicionalista, la tradición va transmitiendo de una a otra generación la esencia viva de la Patria, mientras que los liberales encadenan la vida nacional a institu-ciones mudables y efímeras que no responden al espíritu de la Patria y a los sentimientos nacionales (pág. 99, vid. También las 65-6 y 97). Desde luego Jovellanos no está con las Cortes de Cádiz ni con Fernando VII, y tampoco con la apropiación anticlerical y liberal que hace Edmundo González-Blanco en 1911 en su mísero librejo12. En suma,

11 Selección de la obra del gran polígrafo y Apunte preliminar de Joaquín A. Bonet, Imprenta «La Cruz», Oviedo, 1947.

12 Ibíd., págs. 75, y 96. Se re�ere a Jovellanos, su vida y su obra (1911), que ya conocemos.

Page 402: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

402 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Casariego representa, como él mismo se esfuerza por patentizar, la línea de Vázquez de Mella, que haciendo una pequeña in�exión conecta con Juderías (en parte), el P. Yabén, Laverde, Nocedal, y, en de�nitiva con Menéndez Pelayo, a quien se une el Pa-dre Domínguez al escribir en 1936 su Historia de la Filosofía (vid. págs. 90 y 68).

Si con Francisco Ayala veíamos que podían interpretarse las ideas históricas de Jo-vellanos a la luz del «historicismo», Casariego al tiempo que se revuelve contra la teoría torcida de la ideología anticlerical, liberal y republicana, nos aclaramos ahora, de�nitivamente, que se trata de tradicionalismo, pero del «verdadero».

Desde la clara adscripción al tradicionalismo, Casariego se distancia tajantemente de toda otra interpretación ideológica, tachándolas de componendas, y en este enca-sillamiento se distancia incluso de las ponderadas tesis de Somoza, pues también se ocasionan daños a Jovellanos con exageraciones o romanticismos que le perjudican, como el que presentó don Julio, hecho de caramelo y escayola, haciendo de él una espe-cie de ser angélico o santo laico que poseía el summum de todas las perfecciones.

Don Evaristo mostró a lo largo de muchos años un fervoroso jovellanismo llamado especialmente a reivindicar la verdadera �gura política del prócer gijonés. Además de su obra principal ya comentada, es el autor del guión de un documental sobre la vida de Jovellanos: «Jovellanos o el equilibrio», dirigido por Justo de la Cueva, en 1944, donde se pretende mostrar la cercanía del ilustrado español con las tesis an-ticomunistas y antiliberales a�nes al régimen franquista: También escribió artículos periodísticos dedicados a la misma temática: «Jovellanos, defensor de la fe y de las tradiciones de España» (Arriba, 9 de enero de 1944), «El pensamiento de Jovellanos, falseado por liberales y masones» (Región, 7 de agosto de 1975), «Jovellanos no fue masón» (La Voz de Asturias, 18 de septiembre de 1980), «El pensamiento político de Jovellanos en el centroizquierdismo actual» (La Nueva España, 2 de septiembre de 1984; publicado después en Comunión Católico- Monárquica- Legitimista, diciembre 1984, enero-marzo 1985), «El verdadero pensamiento político de Jovellanos» (La Nueva España, 21 de septiembre de 1980), «El Real Instituto Asturiano, en Gijón» (La Nueva España, 20 de enero de 1991); además escribió relacionado con Jovellanos y su época en IDEA (1950 y 1987)13. De espíritu polémico, sale al paso de posibles interpretaciones erróneas de Jovellanos, en 1975 (Región), ahora que una editorial de signo «progresista» trata editar algunas de sus obras; para ello colecciona algunos párrafos sobre Jovellanos y el catolicismo, la masonería, la soberanía nacional, la revo-lución francesa, Rousseau, la Constitución de 1812, la Constitución tradicional, y los afrancesados, mostrando la ideología religiosa y política del ilustrado con sus propias palabras, para que no quede lugar a dudas.

13 Como asturianista e historiador publica artículos, además, como «Periodismo y periódicos de Asturias en el siglo XIX», BIDEA, nº 74, Oviedo, 1971.

Page 403: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 403

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Casariego polemiza con José Miguel Caso, en 1984, oponiéndose a la apropiación de Jovellanos desde el centroizquierdismo, para lo que vuelve a esgrimir sus argumen-tos conocidos: Jovellanos es católico, odia las sectas, está contra la soberanía nacional, la libertad de imprenta y, además, se opone al modelo francés.

6. BIÓG�FOS DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

6.1. Algunos hispanistas extranjeros. Sarrailh, Helman, Polt, Domergue, Rick y Clément

En el entorno de los años cincuenta hispanistas de habla francesa, inglesa, italiana y germánica entran en la escena jovellanista, ya no como meras �guras aisladas tal que Baumgarten, E. Merimée y Morel-Fatio en el XIX, sino como un grupo que se irá haciendo más y más compacto cada vez. Encontramos, los primeros, a Jean Sarrailh, Edith F. Helman, Robert Ricard, Harold Lowe Dowdle, Georges Demerson, Richard Herr, Osvaldo Chiareno, Hans Juretschke, H. R. Polt y Marcelin Defourneaux, con contribuciones importantes en el moldeamiento del per�l de la vida y la obra de Jo-vellanos.

6.1.1. Jean Sarrailh

Jean Sarrailh14 publica un voluminoso estudio sobre La España Ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII15, cuya edición en francés es de 1954 y la traducción de 1957 (México), prohibida en la España franquista, en la que Jovellanos ocupa un lugar central y donde se retoma la leyenda negra sobre el XVIII y la ilustración es-pañola, en el sentido de su inanidad, para invertir esta tesis, que se había mantenido desde Menéndez-Pelayo a Ortega, y a la que dieron pábulo en su tiempo los viajeros europeos que, siguiendo la moda de los tiempos, visitaron el país. Aunque es una obra de época, de las setecientas páginas de que consta, Jovellanos aparece constan-

14 Antes de que quien será Rector de la Universidad de París, Jean Sarrailh, aparezca en el panorama de los temas hispanos, había ya bien asentada una tradición de hispanistas franceses: Foulché-Delbosc, Ernest Mérimée, Morel-Fatio, Bataillon, Delpy, Braudel... El propio Sarrailh, antes de su magna obra, había dedicado una decena de páginas a un tema jovellanista: «A propos du ´Delincuente honrado` de Jovellanos», en Mélanges d´études portugaises o�erts a M. George Le Gentil (1949).

15 El título original es L´Espagne éclairée de la seconde moitié du XVIIIe siècle. En español ha habido reimpresiones en 1974, 1979, 1985 y 1992. Nosotros citamos por esta última.

Page 404: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

404 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

temente, mencionado unas doscientas veces16, más que cualquier otro17, lo que le convierte en el protagonista principal y el eje que Sarrailh encuentra para articular los acontecimientos de la época. Y la conclusión a la que llega el galo, después de haber removido medio siglo de la historia de España a lo largo de setecientas pági-nas, libre de las pasiones de la bicefalia interior aunque no ajeno a simpatizar con la corriente que estime más representativa, es que Jovellanos pertenece al enciclope-dismo, a la ilustración europea –en una de las variantes, la española– y enlaza con la posterior línea del liberalismo.

Don Gaspar no es concebido como tema aparte sino trenzado con el conjunto de fenómenos de su tiempo, en los que él representa un lugar relevante. Tan importante que es quien se nos muestra siempre como el más competente, el más enterado, el más con-vencido de los teóricos, y también el más sagaz de los realizadores (pág. 220), a la vez que tiene la oportunidad en muchas ocasiones de in�uir en la toma de decisiones del poder. Y además:

No podrá exaltarse lo bastante este papel de «especialista», de descubridor y de animador de la pedagogía, que Jovellanos desempeñará hasta el �nal. Es él uno de aquellos que imponen a la opinión y a los gobiernos el problema de la enseñanza nacional; es el hombre a quien todos se dirigen (pág. 227).

Del enfoque que hace Sarrailh del «siglo de Jovellanos»18 podemos extraer la con-clusión, enlazando este periodo con los que le siguen, que después del «fracaso» de las Cortes de Cádiz, durante siglo y medio se ha puesto en entredicho el valor del siglo XVIII. Entre los absolutistas, los «serviles» y los ultramontanos del XIX se ha querido ver, en el siglo anterior, un punto de in�exión erróneo y aborrecible en la ver-dadera tradición española; Menéndez Pelayo lo eleva a dogma y Ortega, desde otros análisis, con�rma que a España le faltó «el siglo educador». Sarrailh da la razón a Ma-rañón cuando matiza que sí que hubo siglo ilustrado en España pero que afectó a unas

16 Según un cómputo aproximado, aparece mencionado en 108 páginas sueltas y en 33 grupos de páginas.

17 Aparecen muy mencionados también Aranda, Azara, Bourgoing, Bowles, Bu�on, Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Carlos III, Carlos IV, Cavanilles, Clavijo y Fajardo, Condillac, Feijoo, Florida-blanca, Padre Isla, Juan Antonio Llorente, Meléndez Valdés, Newton, Olavide, el conde de Peña�orida, Ponz, el canónigo Posada, Manuel de Roda, Rousseau, Sempere y Guarinos, Julio de Urquijo, Rafael Vélez, Voltaire, Bernardo Ward, al lado de otros, hasta unas dos mil referencias. Carlos III, Campomanes, Meléndez, Cabarrús, Feijoo, Sempere, Floridablanca... siguen en protagonismo a Jovellanos, pero a una distancia considerable, el que más se aproxima, Carlos III, aparece menos de la mitad.

18 Ibíd., vid. pág 711, en los últimos renglones de la obra, donde utiliza esta expresión. Para el resto de temas suscitados, tenemos que decir que se consulte el papel jugado por Jovellanos en la visión de Sarrailh passim.

Page 405: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 405

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

minorías selectas, titanes (o gigantes, como pre�ere el galo, rebajando la estimación) que fueron ellos solos capaces de mantener la línea de continuidad de la civilización.

6.1.2. Edith F. Helman

Edith F. Helman comienza sus publicaciones sobre Jovellanos en 1952 y en 1970 publica Jovellanos y Goya, en donde se recoge lo fundamental de sus indagaciones desde entonces. Su línea de trabajo, contemporánea a la de Sarrailh y Herr, se sitúa en muchos aspectos en la misma órbita y, desde luego, se halla dentro del mismo criterio interpretativo que sitúa a Jovellanos como ilustrado reformador avanzado, en la línea de conexión con el liberalismo inmediato. Destaca en su trabajo la «jovinización» que hace de Goya; éste, habría estado en las ideas críticas y sociales que trasparecen en sus pinturas muy in�uido por el ilustrado asturiano.

6.1.3. H. R. Polt

H. R. Polt es otro de los hispanistas, destacado jovellanista, que ha contribuido con estudios detallados a esclarecer algunas contribuciones literarias de Jovellanos desde una perspectiva en buena medida �losó�ca. Se ha interesado por el análisis de El delincuente honrado, del pensamiento económico y educativo, y, como contri-bución novedosa, ha estudiado la trascendencia de las fuentes inglesas en el pen-samiento de Jovellanos19. Interesa especialmente este último tema, con el �n de profundizar en algo ya conocido y para esclarecer algo más el problema planteado entre la versión de Sarrailh y la de Juretschke, sobre si su pensamiento fue más o menos afrancesado.

19 «Jovellanos. El delincuente honrado», Romanic Review, New York, 1959. «Jovellanos and his English Sources. Economic, Philosophical and Political Writings», Transaction of �e American Philo-sophical Society, Philadelphia, nº 54, diciembre, 1964. «Una nota jovellanista: Carta a desconocida persona», en Homenaje a la memeoria de Don Antonio Rodríguez-Moñino (1910-1970), II, Castalia, Madrid, 1966. «Jovellanos y la educación», en el Padre Feijoo y su siglo, Cuadernos Cátedra Feijoo, 18, III, Oviedo, 1966-67. Gaspar Melchor de Jovellanos, Twayne Publishers, New York, 1971. «Versos en torno a Jovellanos», BOCES. XVIII, 2, Oviedo, 1974. «El pensamiento económico de Jovellanos y sus fuentes inglesas», Información Comercial Española, 512, Madrid, abril, 1976. «Las bases teóricas del ´Delincuente honrado`», en Historia y crítica de la Literatura española. Ilustración y Neoclasicismo, Ed. Crítica, Grijalbo, IV, Barcelona, 1983. «Introducción crítica», en Poesía del siglo XVIII, edición, introducción y notas de Polt, 1971-73, la cuarta edición en Clásicos Castalia, Madrid, 1994.

Page 406: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

406 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

En 1964 Polt, bien avisado del mare mágnum ideológico, resume así la recepción histórica jovellanista: So Jovellanos is, depending on whom we read, a good Catholic, a he-retical Jansenist, a Freemason, a revolutionary, a traditionalist, a modern traditionalist, or «el equilibrio» («Jovellanos and his English Sources. Economic, Philosophical, and Political Writings», pág. 5 b).

Tratando de ponerse a salvo de estas rivalidades a través de un estudio histórico y �lológico, busca en el pensamiento de Jovellanos los nexos con la �losofía inglesa, en particular, y con el resto de sus fuentes en la medida que no pueden soslayarse arti�-cialmente dentro de su pensamiento económico, político y �losó�co.

El trabajo de Polt, aporta análisis muy ricos sobre las in�uencias del pensamiento inglés en el ilustrado español más representativo –In Spain the best representative of this trend was Jovellanos, dice después de enumerar las más sobresalientes con-tribuciones inglesas y francesas del siglo: Locke, Newton, Pope, Dryden, Milton, Young, Addison, Richardson, de una parte, y de otra: Voltaire, Montesquieu, Dide-rot y Condillac. La contribución de Jovellanos en el plano económico coincide para Polt con la idea de Prados Arrarte en que no fue �siócrata, pero, si in�uido por el postmercantilismo lo fue más en sus aspectos prácticos que teóricos –con Campo-manes coincide más en enfoques prácticos, dependientes de las necesidades espa-ñolas, que en los principios teóricos–, porque a quien más se aproxima en el modelo económico es a Adam Smith. Bien es verdad que cabe reconocer una diferencia en los escritos de Jovellanos de antes y después de 1784, siendo en esta segunda época cuando se mani�esta su cercanía al escocés. Al lado de Smith, Locke y Ferguson fue-ron, sin duda, las principales fuentes inglesas que in�uyeron en Jovellanos. Sin em-bargo, no hay que reducir al español a una in�uencia unilateral o preferente, porque aparece como una mente cosmopolita y omnívora. Se advierten, en medio de toda esta riqueza algunas contradicciones, según Polt, pero parece que en general resulta de la aplicación de la teoría jovellana a los distintos contextos prácticos de que se trataba, porque, no ha de olvidarse, la teoría de Jovellanos está desperdigada en sus escritos, que son siempre una praxis. Puede contribuir a dar una imagen de Jovella-nos «contradictorio» el hecho de que además de ser eminentemente un hombre práctico fue también un idealista, además de apostar por la razón encontró su lugar también para el corazón (vid. págs. 64-69).

En todo caso, si algo se desprende de la excelente contribución del checoslovaco a�ncado en USA es que a Jovellanos hay que entenderlo como uno de los grandes ilustrados que tuvo Europa, dentro de la misma apuesta político-moral de las Luces, pero con doctrina propia –con multitud de puntos de contacto con la mayoría de sus contemporáneos–, y que todos los matices que quieran establecerse han de añadirse a esta situación, pero nunca neutralizarla o negarla como pretendió la recepción neo-católica posterior.

Page 407: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 407

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

6.1.4. Lucienne Domergue

Lucienne Domergue es no sólo una hispanista conocedora de la época que nos ocupa sino también una especialista en la �gura de Jovellanos. Ha escrito «Une cen-sure inédite de Jovellanos» (1966), «Notes sur la première édition en langue espag-nole du «Contrat social » (1799)» (1967), Jovellanos à la Société Économique des Amis du Pays de Madrid 1778-1790 (Tesis doctoral, 1969), «Un épisode peu connu de la guerre de l´Indépendance : Don Juan Pérez Villamil et la traduction de Colu-melle» (1969), «La Real Sociedad Matritense de Amigos del País y la prensa eco-nómica» (1969), «El fondo náutico de la Biblioteca del Real Instituto Asturiano de Gijón, en 1796» (1970), Les démêlés de Jovellanos avec l´Inquisition et la Bibliothèque de l´Instituto (1971).

El estudio más profundo sobre Jovellanos lo lleva a cabo la autora francesa en su tesis doctoral de 1969, Jovellanos à la Société Économique des Amis du Pays de Madrid 1778-179020. Lucienne reconoce que hay una bibliografía torrencial sobre Jovellanos, pero donde la gloria difumina la obra y donde el incienso impide su conocimiento. Comparando Domergue la diferencia que hay entre los Apuntes para la clase de eco-nomía de la Matritense, en los años ochenta, con la redacción del Informe sobre la Ley agraria, pone de mani�esto que mientras se muestra muy liberal y con fuertes incli-naciones enciclopedistas en su etapa de director de la Sociedad, después, en la obra que le hará famoso, reduce el liberalismo y lo relativiza al caso español obligado por la precisión de la aplicación práctica. No se da tanto una recti�cación de ideas cuanto una aclimatación pragmática.

En Les démêlés de Jovellanos avec l´Inquisition et la Bibliothèque de l´Instituto, puede verse cómo, a pesar de la autocensura y expurgaciones preventivas que pudo haber, los 298 títulos del catálogo de Lespardat –el bibliotecario– revelan por su variedad y te-mas el «humanismo ilustrado» que Jovellanos quería introducir en su país (pág. 23). 114 obras eran en lengua española (de ellas 35 traducciones, del francés, inglés, ita-liano, latín, griego y portugués), 101 en francés, 48 en inglés, 28 en latín, 6 en italiano. Las obras que tenían que ver con el objeto directo de las enseñanzas de la institución eran 145 (de ciencias, técnicas, náutica, viajes y descubrimientos); el conocimiento de las lenguas extranjeras (francés e inglés) formaba parte de la instrucción, y de ello había 22 obras; pero Jovellanos nunca concibió unos estudios superespecializados

20 Un ejemplar de esta tesis se encuentra en la Biblioteca Pública de Gijón, en encuadernación ar-tesanal, con una extensión de 303 páginas. En la Biblioteca del Padre Patac [B. A. 3-41 4] encontramos la tesis en formato de libro con algunas ampliaciones y puntualizaciones añadidas, entre las cuales el cambio de título en donde �guran ya no los años 1778-1790 sino 1778-1795. Los apéndices contienen inéditos. Nosotros citaremos siguiendo el libro, que contiene la tesis y la mejora.

Page 408: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

408 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

sin el acompañamiento de una formación más integral, y, de ahí que encontremos 38 obras de derecho, política, economía y comercio; 30 de literatura clásica y moderna; 26 de religión, �losofía, moral y educación; 23 de historia y elogios de grandes perso-najes; 11 de Bellas Artes; además algunos periódicos, colecciones y escritos diversos. Diferenciando en categorías muy generales la biblioteca se componía, de mayor a me-nor importancia, de 148 obras de ciencias (de las que 13 eran donación directa del fundador), 31 de política (9 donadas por Jovellanos), 27 de �losofía (5 de Jovellanos), 27 de literatura (4 de don Gaspar), 25 de historia (9 de Jovellanos), 23 de lenguas (7 de don Gaspar), y 11 de arte (4 de Jovellanos), siguiendo siempre las clasi�caciones de Domergue (vid. págs. 101-106).

Para Domergue Jovellanos representa, en de�nitiva, el nexo vivo entre dos épocas, la ilustración y el liberalismo moderno, y en esa transición tuvo que cambiar el uni-verso aristocrático y gótico que le vio nacer a favor de las ideas del mundo burgués naciente, no sin intentar conciliar la tensión entre ambos mundos.

6.1.5. Lilian L. Rick

La obra de Lilian L.Rick, Bibliografía crítica de Jovellanos (1901-1976), pre-tende en 1977 dar continuidad al gran proyecto bibliográfico de Somoza, que en su Inventario había contenido toda, o casi toda, la bibliografía de y sobre Jove-llanos conocida hasta 1901. En este sentido, bibliográficamente considerada, se trata de una obra fundamental en el campo del jovellanismo, que viene a añadirse a las de los editores del XIX, desde Cañedo, en la estela de Somoza, Constantino Suárez, Simón Díaz y José María Martínez Cachero. Después de esta aportación de Rick, la «Bibliografía dieciochista» del Boletín del Centro de Estudios del siglo XVIII viene repasando periódicamente, también, las novedades bibliográficas jo-vellanistas. En 1998, una obra de síntesis recoge de nuevo el conjunto de la biblio-grafía de y sobre Jovellanos hasta la fecha: la Bibliografía jovellanista de Moratinos y Cueto.

La obra de Lilian Rick pretende adoptar una posición crítica, además de una labor recopilatoria. Muchas de las obras están sagazmente sintetizadas, con comentarios va-lorativos equilibrados que ayudan al futuro lector, o al investigador o curioso, a tener una composición de lugar ajustada. Sin embargo, tenemos que decir que este equili-brio se pierde a veces. Contribuye a un mejor conocimiento de Jovellanos al ordenar el conjunto de estudiosos con recensiones de sus aportaciones, pero el componente valorativo que encontramos en sus descripciones no queda inmune de análisis apre-surados poco elaborados y claramente in�uidos por un escoramiento ideológico que brota sin el contraste necesario.

Page 409: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 409

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

6.1.6. Jean-Pierre Clément

Jean-Pierre Clément, en Las lecturas de Jovellanos (Ensayo de reconstitución de su bi-blioteca) (Instituto de Estudios Asturiano, Oviedo, 1980), aporta, reconstruyendo la vasta cultura en la que se movió el ilustrado español, datos menos sujetos a interpre-taciones gratuitas, más empíricos, que pueden servir, a su vez, tanto para corroborar hechos precisos sobre la in�uencia recibida por Jovellanos como elementos para di-bujar el mapa de la cultura del XVIII tal como fue seleccionada por uno de sus repre-sentantes más sobresalientes. Esta tesina de licenciatura de la Universidad de Poitiers, dirigida por François Lopez, aclara en su introducción que parece:

…que ningún sector del conocimiento le es desconocido, y en sus obras puede detectarse la lectura de creaciones tan diversas como la ´Biblia´, las ´Crónicas de los Reyes de Castilla´ o el discurso sobre ´Di�érents mohines de renouveler l´air des in�rmeries´ de Duhamel du Monceau (pág. 3).

En el capítulo IV: «Pensamiento», en el que Clément clasi�ca las obras conside-radas �losó�cas, teológicas y de moral y educación, vemos alrededor de cien autores, entre ellos, a) clásicos: Platón, Aristóteles, Cicerón, Catón, Lucrecio, Diógenes Laer-cio, Galeno, Séneca, Filón el Hebreo, Marco Aurelio, San Agustín, San Cipriano, San Jerónimo, San Juan Crisóstomo, Lactancio, Boecio, Isidoro de Sevilla, Santo Tomás de Aquino, Kempis. b) Españoles: Lull, Vives, Fray Luis de León, Melchor Cano, Te-resa de Ávila, Eximeno, Feijoo, Forner, Hervás, Cabarrús, Campomanes, Escoiquiz, Vargas Ponce. c) Extranjeros: Erasmo, Bacon, Campanella, Pico della Mirandola, Des-cartes, Hobbes, Spinoza, Arnauld, Bergier, Bossuet, Fénelon, Fleury, J. Valla, Selvagio, Tamburini, Locke, Agrippa von Ne esheim, Brucker, Alembert, Condillac, Condor-cet, Marquesa de Lambert, Maupertuis, Rousseau, Helvetius.

Lista que no es más que una primera aproximación de lo que podría considerarse «cultura �losó�ca» de Jovellanos, puesto que en ella habría que incluir de igual ma-nera muchos de los que �guran bajo otros rótulos como prosa, retórica y poética, be-llas artes, historia, economía, política, problemas sociales, ciencias…

6.2. Francisco Aguilar Piñal

Francisco Aguilar Piñal, en paralelo con la obra de Clément, publica en 1984 La Biblioteca de Jovellanos (1778). Aguilar, buen conocedor del terreno de la biblio�lia que pisa, autor de la voluminosa obra Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII (tomos I y II, en 1983), nos recuerda que en 1788 Campomanes redacta una Noticia abreviada de las bibliotecas y monetarios de España, donde se señalan algunos biblió-

Page 410: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

410 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

�los destacados como Luis de Salazar y Castro, Juan de Iriarte, Macanaz, Roda, el marqués de la Regalía y el padre Sarmiento. Jovellanos en Sevilla conoció de cerca la biblioteca del conde del Águila, quien reunió 7477 títulos, y de los que algunos pudo disfrutar en préstamo. A partir de 1778 el nuevo con�dente biblió�lo en Madrid sería el futuro marqués de Sonora, quien disponía no más de un millar pero muy selectos. Los inventarios de estas bibliotecas, dice Aguilar, arrojan un buen conocimiento de los orígenes intelectuales de la Ilustración española (Consejo Superior de Investigaciones Cientí�cas, Madrid, 1984, pág. 12; vid. también 9-12). Del primer contacto sevillano pudo venirle a Jovellanos la decisión de acopiar una rica biblioteca personal, aunque contando con bastantes menos recursos pecuniarios que sus amigos mecenas. En sus diez años de vida sevillana, del 28 de marzo de 1768 hasta octubre de 1778, consigue reunir más de mil volúmenes, entre ellos preciosos manuscritos e incunables21. Poseía 8 incunables, 217 títulos del siglo XVI, franceses, italianos, portugueses y la mayo-ría en latín y castellano, con obras que contenían la inmensa mayoría de los clásicos griegos y latinos, muy nutrida de la patrística cristiana, del humanismo renacentista y del pensamiento hispano como Lebrija, López Pinciano, García Matamoros, Arias Montano, Francisco de Vitoria, Ginés de Sepúlveda y una rara edición de Ramón Llul. Del siglo XVII son 172 impresos, entre los cuales aparece una versión inglesa, uno del portugués Rodríguez Lobo y otro del italiano Guarini, siendo los españo-les fundamentalmente de grandes literatos, y obras históricas y jurídicas. Las obras del siglo XVIII (hasta 1778) representan más de la mitad del inventario, en donde cabe destacar a autores ingleses (Bacon, Hume, Milton, �omson, Dryden, Pope, Addison y Young), franceses (Fontenelle, Tissot, La Fontaine, Marmontel, Montes-quieu, Voltaire y Rousseau, un ejemplar de la Enciclopedia y la Logica de Port-Royal), italianos (Beccaria, Metastasio y Muratori), portugueses (Pereira de Figueiredo y el Barbadiño), suizo (Gessner) y las obras completas del Brocense. En las obras jurídi-cas puede destacarse el grupo de �lo-jansenistas que tendría gran trascendencia en el pensamiento de Jovellanos: Van Espen, Pierre Marca, Febronio, Batel, Grocio, Engel, Fleury y Burlamachio. Posee las obras sueltas de los españoles del momento: Mayans, Flórez, Iriarte, Salas, Luzán, Montiano, Isla, Cadalso, Trigueros, Capmany, Velásquez, Sarmiento y La falsa �losofía del P. Cevallos. Es bien conocido que una gran parte de la biblioteca contenía obras prohibidas, como puede corroborarse con los estudios de Domergue, de Clément o, mejor, contrastando los índices de la Inquisición de la

21 Tras el feliz hallazgo en la Biblioteca Nacional de Madrid del inventario de la biblioteca sevillana de Jovellanos se puede conocer con exactitud su biblioteca de juventud: 857 títulos de impresos, con 1300 volúmenes, una veintena de manuscritos y algunos tomos de papeles varios, señala Aguilar Piñal (vid. págs. 12-15).

Page 411: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 411

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

época. Dato curioso es que no compra las obras completas de Feijoo hasta mayo de 1797, como re�eja en su Diario (vid. pág. 18).

6.3. Javier Varela Tortajada

Javier Varela Tortajada presenta en la Universidad Complutense de Madrid, en el curso 1986-7, su tesis doctoral titulada Jovellanos: Biografía crítica. Un año después la adapta para Alianza Editorial, que la reimprime en 1989. Se trata de algo más que de una excelente biografía, magní�camente documentada, sintetizada y ambientada, porque tras el orde-namiento de datos, tras el esclarecimiento crítico de asuntos polémicos, tras el per�l per-sonal que se dibuja en el relato de la andadura de una vida, Varela intenta extraer siempre que puede conclusiones generales que ayuden a entender mejor lo que de parcial tienen los acontecimientos y los escritos, y hemos de decir que, según nuestra opinión, consigue excelentes resultados en muy alto grado. Varela propone, en la línea de entender a Jovella-nos desde algún sistema de pensamiento, unos esbozos de lo que serían, por ejemplo, sus teorías estéticas, jurídicas, económicas, morales y políticas. Y lo que es más, el conjunto de estos aspectos parece interpretarse bajo un modelo que los uni�ca. En la línea de la tarea que lleva a cabo Adam Smith en el campo de la economía y de la moral, buscando articular estos saberes bajo un modelo newtoniano capaz de expresar en unas leyes omnicompren-sivas todos los fenómenos naturales del orden económico y moral, Jovellanos también participaría de este esfuerzo racionalizador, que creía en la conexión reglada y ordenada de esos aspectos de la realidad natural –creada por un Ser racional– que la economía, moral, jurisprudencia, política y teoría estética… como saberes debían poder expresar. Varela se re�ere expresamente a un racionalismo geométrico en la teoría estética de Jovellanos:

Así pues, a semejanza de las leyes universales y eternas de la naturaleza, Jovellanos enun-cia las normas supremas u objetivas del arte organizadas en torno a un solo principio: el de imitación; una suerte de ley de la gravedad en materias estéticas. El gusto, al margen del «capricho» individual o histórico, es considerado como una facultad racional para el discernimiento de las reglas. Las «máximas de la razón y del gusto», expresión de un orden trascendente, son idénticas a la verdad, la belleza y el bien (pág. 67).

6.4. Algunos estudios de relieve en el entorno biógra�co, en la segunda mitad del siglo XX

En la segunda mitad del siglo XX la profusión de los estudios jovellanistas que in-ciden en la biografía de Jovellanos es tal que necesitaría de un libro exclusivo. Aquí

Page 412: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

412 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

vamos simplemente a referenciar algunos hitos fundamentales especí�camente bio-grá�cos, remitiéndonos a los libros y sin tener en cuenta los múltiples artículos que podrían tenerse en cuenta, salvo si aportan datos biográ�cos relevantes o corren para-lelos a estudios especializados.

6.4.1. Manuales universitarios

En múltiples manuales universitarios, de literatura y de historia, encontramos con facilidad reseñas biográ�cas de Jovellanos, casi siempre aceptablemente trazadas. Ci-tamos dos de ellas representativas:

«Gaspar Melchor de Jovellanos. Apuntes biográ�cos. La poesía de Jovellanos. Un escritor prolí�co». En Historia de la literatura española, III. Siglos XVIII, XIX y XX. Ed. Everest, León 1995. Págs.140-149. Contiene artículos de Jesús Menéndez Peláez; Ignacio Arellano; José Miguel Caso González y José María Martínez Ca-chero.

Juan Luis Alborg: Historia de la Literatura Española. III. Siglo XVIII.- Madrid, Gre-dos, 1972. Del mismo autor: Jovellanos: vida y carácter. Madrid, Gredos, 1975.

6.4.2. Historiadores

Por su parte, algunos historiadores han dedicado estudios monográ�cos sobre Jo-vellanos o tangenciales a su biografía, como:

Carlos Seco Serrano: «Godoy y Jovellanos».- Oviedo, Archivum, XII. En Misce-lánea Asturiana, dedicada a D. Juan Uría Riu, 1962. Págs. 238-266. También, «Rela-ciones Jovellanos-Godoy. La cuestión Jovellanos». Historia 16, Extra, VIII, Madrid, diciembre, 1978. Págs. 91-96. Y «Godoy y Jovellanos». En Profesor Carlos Seco Se-rrano, Haciendo Historia. Homenaje al Prof. C. Seco Serrano. Universidad de Barce-lona. Barcelona, 1989. Págs. 89-106.

Ángel Dotor y Municio: Jovellanos. Estudio y Antología. Madrid, Un autor en un libro, 21, Compañía Bibliográ�ca Española. Talleres de E. Sánchez Leal, 1964. 232 págs.

Juan Antonio Cabezas: Jovellanos. El �acaso de la Ilustración, Silex, 1985. Nos pre-senta un estudio de la �gura de Jovellanos bajo la tesis general de que lo que se gestó en torno a los ideales jovellanistas y del resto de ilustrados españoles quedó quebrado, en su proyecto, por la historia posterior. Recoge parte de la bibliografía fundamental varia y enfrentada sobre el ilustrado español.

Page 413: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 413

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Manuel Fernández Álvarez: Jovellanos. Un hombre de nuestro tiempo, Espasa, 1988, reeditado con leves cambios con otro título: Jovellanos, el patriota. Espasa Calpe, Ma-drid 2001. Reconstruye una buena biografía, bien a�nada y de cómoda lectura. Este autor ha compuesto además varios otros artículos sobre el mismo tema en revistas especializadas y periodísticos.

6.4.3. Historiadores de la literatura y de la cultura

Algunos historiadores de la literatura o de la cultura también han conseguido aproxi-marse con competencia a la vida de Jovellanos a través de algún estudio especí�co, como:

Julián Marías: «Jovellanos: Concordia y discordia de España», Madrid, Revista de Occidente, en Los Españoles, 1963. Págs. 23- 71. Y Diarios [de Jovellanos], Selección y Pról. de Julián Marías, Madrid, Alianza Editorial, 1967. Además, Marías ha escrito varios artículos sobre Jovellanos en periódicos o en capítulos de otros libros.

Fernando Baras Escolá: «Gaspar Melchor de Jovellanos (1744- 1811). Una bio-grafía intelectual (Reformismo político y revolución ideológica)», 1991, Tesis docto-ral, 1991, publicada como: El reformismo político de Jovellanos. (Nobleza y Poder en la España del siglo XVIII), Universidad de Zaragoza, 1993.

Manuel Camarero: La prosa de la Ilustración: Feijoo y Jovellanos. Madrid, Edit. Cas-talia, Castalia didáctica, 37, 1996.

6.4.4. El Jovellanos novelado

Carmen Gómez Ojea publica Pentecostés, Oviedo, 1989, novela que se centra en Jovellanos, visto desde los ojos de su protagonista, una mujer que lo lee y lo admira y que lo imagina guiada de intuiciones extraídas de la sombra que ve en los textos. Pre-siente, nuestra protagonista, en la soledad de sus soliloquios que Jovellanos tuvo una sexualidad difícil y que no debió ser tan mesurado en el beber como su equilibrada �gura nos lo viene representando.

6.4.5. Otras aportaciones a la biografía y la obra de Jovellanos

Antes de proceder a presentar la gran �gura de José Miguel Caso y de atender a los últimos biógrafos e imposibilitados como estamos en dedicar un pequeño espacio a las innumerables aportaciones que se suceden desde la segunda mitad del siglo XX

Page 414: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

414 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

hasta nuestros días, procedemos a pedir disculpas por no saber abarcar en poco es-pacio y debidamente tantos nombres como habría que atender, limitándonos sólo a la más breve reseña, a la espera de retomarlos quizá en otro momento. Los nombres que no quiero dejar de mencionar por sus aportaciones en el desvelamiento de la �-gura de Jovellanos, biográ�camente considerado, son estos, en la seguridad de que otros quedan en el tintero, bien por olvido o descuido, bien porque sus contribucio-nes son menos biográ�cas, bien por la menor extensión de su obra: Reseñamos el año de las publicaciones más sobresalientes, cuando son bien concretas, en lo que atañen a nuestro tema: Gregorio Marañón, Sabino Álvarez Gendín (1947 y 1963), Mª Án-geles Galino Carrillo (1953), Patricio Peñalver Simó (1953), Manuel García Puertas (1954), Juan Luis Villota Elejalde (1958), José Luis López Aranguren (1960 y 1981), Jesús Martínez Fernández (1963 y 1966), Pedro Laín Entralgo (1969), Francisco Galindo García (1971), Gonzalo Anes Álvarez-Castrillón, Manuel Antonio Arias (1974-1975), José Luis Abellán (1977 y 1988), María Elvira Muñiz (1978 y 1979), Alfonso Capitán Díaz (1979), Manuel Fraga Iribarne (1979 y 1981), Marino Busto (1981), Javier Barón �aidigsmann (1982 y 1985), Ignacio Elizalde Lázaro (1983 y 1988), Sebastián Coll Martín (1984), Ana Freire López (1984), Juan A. Ríos Carra-tala (1985), Martín Domínguez Lázaro (1984, 1985 y 1988), Perfecto Rodríguez Fer-nández (1986), Francisco Carantoña Dubert, Francisco Flecha Andrés (1990), José Luis Fernández Fernández (1991), Fernando Baras Escolá, Gabriel Sánchez Espinosa (1994), Amable Fernández Sanz (1994, 1995 y 1996), Nigel Glendinning (1994 y 1998), Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos, Manuel Moreno Alonso (1997), Rafael Anes Alvarez- Castrillón, Juan Velarde Fuertes, Juan Luis Cebrián Echarri (1997), Ra-món Rodríguez Álvarez (1998), Francisco Álvarez Cascos (2000), Fernando Morán López (2000), Luis Adaro Ruiz (2003), Pablo F. Luna (2006), Marta Friera Álvarez (2007 y 2011) y María del Carmen Lara Nieto (2008).

7. JOSÉ MIGUEL CASO, «EL» BIÓG�FO

José Miguel Caso es sin ninguna duda el gran biógrafo de Jovellanos aún no supe-rado. Su Vida y obra de Jovellanos (dos tomos, Caja de Asturias y El Comercio, 1993), lleva a cabo un intensivo rastreo y buen ordenamiento de datos, de contextos y de análisis de problemáticas disputadas, que se vuelve muy difícil superar. No en vano, Caso dedicó su vida entera a Jovellanos, aunque por su profesión universitaria no en exclusiva como sí pudo prácticamente hacerlo Somoza. Nos engañaríamos si creyé-ramos que toda la aportación biográ�ca de don José Miguel se halla contenida en las 639 densas páginas de esta biografía, porque en los múltiples artículos, los estudios introductorios de diversas ediciones y las notas de las obras completas encontramos

Page 415: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 415

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

un sinfín de hallazgos que arrojan claridad a los datos, a las vicisitudes, contextos y también al pensamiento de Jovellanos. Entre ellos pueden resaltarse los siguientes: «Escolásticos e innovadores a �nales del siglo XVIII. Sobre el catolicismo de Jovella-nos» (1965); «Introducción» y ´Notas` de las Obras en prosa (1969); «El pensa-miento pedagógico de Jovellanos y su Real Instituto Asturiano» (1980); «Ilustración y Neoclasicismo» (En Historia y crítica de la Literatura española, 1983); «Introduc-ción» y ´Notas` de las Obras Completas. Tomo I-VI (1984, 85, 86, 88, 90, 94). «De Ilustración y de Ilustrados» (1988); «Introducción» y ´Notas` de la edición que prepara de Diario. Antología (Planeta, 1992). «Estudio preliminar» y ´Notas` de la Memoria en defensa de la Junta Central. Vols. I- II (1992).

El mérito de haber llevado a la práctica la edición crítica de las obras completas, hasta su tomo VI, es de por sí una labor difícil de superar.

Cualquier temática que se quiera afrontar, ya sea la postura política de Jovellanos en el contexto de los problemas de su tiempo, Jovellanos y Godoy, la Inquisición, la prisión, las corrientes ideológicas…, o las tesis mantenidas por el ilustrado en materia religiosa, el jansenismo, regalismo, antiescolasticismo matizado, los planes de estu-dios eclesiásticos, el lugar de la teología en el conjunto del saber…, o el conjunto de hechos acaecidos o ideas y posturas mantenidas por Jovellanos, etc., etc., ha de partir de la consulta de los análisis hechos por don José Miguel.

Su aportación, además, no acaba en sus escritos y en su persona, si se tiene en cuenta que tras de él hay una escuela de investigadores que prosiguen sus pasos, a través de instituciones como, en primer lugar, el IFES. XVIII, que presidió, y, posteriormente, el Foro Jovellanos, del que fue también uno de sus fundadores y su primer presidente.

Puede consultarse nuestro Jovellanos y el jovellanismo donde le dedicamos conti-nuas referencias y más de treinta páginas exclusivas.

8. BIÓG�FOS RECIENTES

8.1. María Teresa Caso Machicado

Siguiendo la estela y magisterio de José Miguel Caso, de un modo especial, encon-tramos a su hija María Teresa Caso Machicado, responsable de la edición abreviada de la magna biografía de su padre: Jovellanos, edición de María Teresa Caso, Editorial Ariel, Barcelona, 1998; y también: Biografía de Jovellanos, adaptación y edición de Ma-ría Teresa Caso. Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Gijón 1998. Un fruto posterior de esta biografía lo constituye la excelente traducción al inglés que lleva a cabo María José Álvarez Faedo, en edición bilingüe: Jovellanos. Biografía. Bio-graphy, Fundación Mª Cristina Masaveu, 2011.

Page 416: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

416 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Doña María Teresa, que dedicó su tesis a El estilo de Gaspar Melchor de Jovellanos (Universidad de Oviedo, Filología Española, 1992-1993), ha sido responsable de la edición crítica de los tomos VII y VIII de las obras completas de Jovellanos, junto con Javier González Santos. Ha publicado múltiples artículos especializados y periodísti-cos sobre la temática que nos ocupa.

8.2. Los trabajos del Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII

Muy ligados al proyecto jovellanista de Caso se hallan también quienes desde el IFES. XVIII siguen investigando y escribiendo sobre nuestro tema de referencia, como Inmaculada Urzainqui Miqueleiz y Dolores Mateos Dorado, o que incluso son responsables directos de alguno de los tomos de las obras completas: Javier Gonzá-lez Santos (tomos VI, VII y VIII), Álvaro Ruiz de la Peña Solar (tomo IX), Elena de Lorenzo (tomo IX y XII), Vicent Llombart i Rosa (tomoX), Joaquín Ocampo Suárez-Valdés (tomo X), Ignacio Fernández Sarasola (tomo XI) y Olegario Negrín Fajardo (tomos XIII y XIV). Autores que, por otra parte, tienen en su haber otras contribucio-nes de máximo interés en el conocimiento de la vida y obra de Jovellanos, como las de Elena de Lorenzo, autora de Nuevos mundos poéticos: la poesía �losó�ca de la Ilustra-ción, TES. XVIII, IFES, Universidad de Oviedo, 2002, que edita (junto con Ruiz de la Peña) las Cartas del viaje de Asturias (Oviedo, Ed. KRK, 2003) e introduce la Me-moria sobre educación pública (El Mundo, 2011), y el Informe sobre juegos, espectáculos y diversiones públicas (RIDEA, 2011), además de ser la responsable de una magní�ca antología comentada: La luz de Jovellanos. Antología, Edición de La Voz de Asturias y el Ayuntamiento de Gijón, Trea, 2011. Este grupo de investigadores ha constituido el núcleo tanto del congreso internacional Jovellanos 2011 como de la exposición del bicentenario La Luz de Jovellanos, cuyos comisarios han sido Ocampo, de Lorenzo y Ruiz de la Peña.

En el ambiente universitario ovetense destaca también la contribución de Santos M. Coronas González, uno de los mejores especialistas en temas jurídicos jovellanis-tas. Y asimismo, Joaquín Varela Suanzes, experto en el tema de la constitución histó-rica, de clara vertiente jovellanista.

8.3. Los estudios sobre la familia Jove Llanos

Hemos de tener en cuenta las aportaciones al conocimiento del contexto familiar de Jovellanos, que tiene su estudio más clásico en José María Patac de las Traviesas:

Page 417: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 417

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

Vínculo Mayorazgo de Jovellanos, Gijón, 1977, al que han venido a sumarse otros re-cientes trabajos como:

Fernando Durán López: «Jovellanos, trapos sucios de familia» y «Actos fallidos: las autobiografías de Jovellanos y Moratín», en Vidas de sabios. El nacimiento de la au-tobiografía moderna en España. (1733-1848). Madrid, Anejos de Revista de Literatura, 65, C.S.I.C., 2005.

Manuel Mª Rodríguez de Maribona y Dávila: Don Gaspar de Jovellanos y Ramírez de Jove, caballero de la Orden de Álcántara: genealogía, nobleza y armas. Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2007.

María José Alvarez Faedo: «Gaspar y Josefa. La relación de dos hermanos a la luz de su legado literario», en Cuadernos de Investigación. Gijón, Fundación Foro Jovella-nos del Principado de Asturias, Año 2007, núm. 1, 2008.

Manuel de Abol-Brasón y Álvarez Tamargo: Documentos escogidos de la casa de Jove-llanos en el archivo de Mohías, Fundación Caja Rural de Asturias, 2011.

8.4. La labor del Foro Jovellanos

Autores cuyo trabajo ha girado en gran medida radicado en instituciones como la Fundación Foro Jovellanos, contribuyen además de en la práctica también con estu-dios especí�cos:

Jesús Menéndez Peláez: Las amarguras de Jovellanos. Bosquejo biográ�co con notas y setenta y dos documentos inéditos. Ed. facs., Gijón, Edit. Auseva, Biblioteca de Autores Asturianos, 8, 1989, Pról. de Jesús Menéndez Peláez. Y «Gaspar Melchor de Jovella-nos. Apuntes biográ�cos. La poesía de Jovellanos. Un escritor prolí�co». En Historia de la literatura española, III. Siglos XVIII, XIX y XX.– León, Edit. Everest, 1995. Págs. 140-149. Y con Isabel Barthe García de Castro: Colección de documentos de la casa de los Jove Llanos en el Palacio de Mohías. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Princi-pado de Asturias Fundación Caja Rural de Asturias, 2009. Quien es en la actualidad presidente del Foro Jovellanos ha escrito sobre otras temáticas muy tangenciales a la época y a la �gura de Jovellanos. Además, habría de tenerse en cuenta una contribu-ción continuada en el discurso oral desde hace varias décadas.

Orlando Moratinos Otero: Bibliografía Jovellanista. Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Gijón 1998, junto con Vicente Cueto. «Bibliografía Jovella-nista. Apéndice I», Boletín Jovellanista, I, II, III, números 1, 2 y 3, Gijón 1999, 2001, 2002. Contiene un encomiable trabajo de rastreo y ordenamiento bibliográ�co, sin el cual las biografías y el resto de estudios no serían viables en la misma medida.

Santiago Sagredo García: Introducción a la vida y obra de Jovellanos. Cuadernos es-colares. Oviedo, Hidroeléctrica del Cantábrico, 1994.- 167 págs. Son varios los au-

Page 418: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

418 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

tores: S. Sagredo García; G. Sánchez Flórez; J. Villa Gutiérrez. Además, resulta un estudio de interés: Jovellanos y la educación en valores. Antecedentes en la re�exión y prác-tica de un ilustrado. Prólogo de Francisco Carantoña Dubert. Gijón, Foro Jovellanos/Caja de Asturias, 1997.

Agustín Guzmán Sancho: «Nuevas postrimerías de Jovellanos», en Torre de los Lujanes, 55, RSEMAP, Madrid, 2005. Págs. 249-254. Es además un prolí�co articu-lista buen conocedor de la biografía de Jovellanos, con quien esencialmente queda relacionado a través de su magní�co estudio de la Biografía del insigne jovellanista Don Julio Somoza y García-Sala. Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Gijón 2001.

8.5. Manuel Álvarez-Valdés y Valdés

Un capítulo aparte merece Manuel Álvarez-Valdés y Valdés, investigador avezado y veterano de la vida de Jovellanos y su contexto. En su trabajo contribuye con múltiples anécdotas y descubrimientos reveladores dentro de un planteamiento propio y original, que bebe de todas las líneas de tradición jovellanistas, desde Ceán a Caso, pasando por Nocedal y Somoza. Son de destacar obras como: Jovellanos: enigmas y certezas. Prólogo: Gonzalo Anes. Gijón, Fundación Alvargónzález, Fundación Foro Jovellanos del Princi-pado de Asturias, 2002. «Jovellanos y Godoy frente a frente, con las cartas boca arriba», Actas del Congreso Internacional M. Godoy, Extremadura, 2002, tomo II, págs. 123 y ss. Noticia de Jovellanos y su entorno. Gijón, Fundación Alvargónzález, 2006. «Jovellanos: entorno familiar y vida pública», en La luz de Jovellanos, Catálogo de la Exposición Conmemorativa del Bicentenario de la Muerte de Gaspar Melchor de Jovellanos (1811-2011), Sociedad Estatal de Acción Cultural, 2011, págs. 23-51.

8.6. Las biografías en cómic y los vídeos

En el contexto de las celebraciones del bicentenario del Real Instituto, Paco Abril e Isaac del Rivero (dibujos) publican Jovellanos, la aventura de la razón (cómic), Gijón, Ediciones Trabe, Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, Ayuntamiento de Gijón, 1995. La trama argumental sigue una entrevista en vivo que el autor realiza a Jovellanos en sus últimos meses de vida, poco antes de huir en Gijón de las tropas napoleónicas. De este modo, se da un repaso a los principales aconteci-mientos que marcaron la vida del prócer, a la vez que se van desgranando las razones que va esgrimiendo Jovino sobre las distintas opciones en medio de las cuales hubo de ir eligiendo. Este primer cómic consigue recrear la vida de Jovellanos con gran ame-

Page 419: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 419

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

nidad, en gran medida gracias al ritmo dialogado con el que se construye su historia, que alcanza a resumir y repasar profundamente los principales eventos biográ�cos.

Con el mismo arte magistral de sus dibujos, vuelve esta vez Isaac del Rivero, ahora con Juan José Plans (texto), a la composición de un segundo cómic, de mayor extensión que el primero (Gijón, Esmena ed., 1996 y 1998, 103 páginas), reeditado años más tarde en lengua asturiana, en 2008, en la editorial Trabe, con Juan José Plans (traducción de textos): Xovellanos. El texto de Plans va dando buena cuenta, de forma clara y precisa, de los principales acontecimientos, y dada su extensión puede detenerse en una recreación de momentos biográficos bas-tante detallada.

En 2011, con ocasión de la conmemoración del bicentenario de la muerte de Jove-llanos, La Voz de Asturias, en colaboración con el Ayuntamiento de Gijón y el IFES. XVIII, edita un nuevo cómic, Jovellanos, de Jaime Herrero, responsable de la gracia de los dibujos y del texto. Se trata de una breve biografía de dieciséis páginas, excelente para la divulgación más generalizada, por su sencilla trama, con un ritmo ágil que se va escandiendo en su mayor parte a través de los grandes escenarios de los tiempos de Jovellanos: independencia americana, revolución industrial, expediciones cientí�cas, revolución francesa, primeros viajes en globo, reforma de la Inquisición, Napoleón y guerra de la Independencia, y a su través las escenas selectas de la vida de Jovellanos brevemente compendiada.

Finalmente, en noviembre de 2011, también con ocasión del bicentenario, se edita, con el patrocinio de La Casona de Jovellanos, Jovellanos a la luz de Felinus (Eikasía, 2011). Los dibujos son creación de Mila García y el texto es mío. Se construye como una biografía con imágenes, en la que se destaca su per�l �losó�co y reformador, con el �n de que los ciudadanos de cualquier edad, empezando por los jóvenes, tomen fácil contacto con su �gura histórica. Además de los protagonistas esperados que acompañan habitualmente a Jovino, Carlos III, Campomanes, Cabarrús, Godoy o Goya, vemos en acción a Felinus y su troupe de gatos indagando en aquel siglo XVIII y principios del XIX. Este gato �lósofo está convencido de que la seriedad narrativa se halla muy próxima de la gracia descriptiva, y que lo veraz del argumento puede realzarse en claves de humor. Así pues, la aportación de este cómic está en su apuesta por rescatar las ideas y en esta divertida mezcla de gatos antropomorfos y de perso-najes históricos, que no simboliza sino la con�uencia entre la sensibilidad de nuestra época y la de aquel siglo ya pasado. En esta biografía se de�ende, en de�nitiva, un claro trasfondo y apuesta: que la vida de nuestro autor encuentra una unidad arquitectónica muy consistente, cuando es interpretada a la luz de su sistema de ideas y del programa reformador que practica.

Junto a este cómic he llevado también a cabo algunos trabajos biográ�cos. En Jo-vellanos y el jovellanismo (Oviedo, Pentalfa, 2004) se dedica desde la página 145 a la

Page 420: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

420 Silverio Sánchez Corredera

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

231 a estudiar las líneas biográ�cas desde las que cabe interpretar con coherencia la obra de Jovellanos. En «Opera jovinista: clasi�cación positiva y �losó�ca» (Oviedo, IFESXVIII, Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII, 15, 2005. Págs. 233-310) se ordenan cronológicamente los escritos de Jovellanos en 270 entradas clasi�cadas, correlacio-nadas y comentadas. En mi «Estudio preliminar» de la edición de Cartas de Jovellanos y Lord Vassall Holland sobre la guerra de la Independencia (1808-1811) con prólogo y notas de Julio Somoza y García-Sala. 2 v. Ed. de la Junta General del Principado de Asturias, Colección Relatos de los Protagonistas, 2009. págs. XI-CVI, reconstruyo la biografía de Jovellanos, incidiendo especialmente en los años de la guerra de la inde-pendencia, y apostando por trazar lo que creo que es su hilo conductor fundamental: su sistema de ideas. Otras aportaciones biográ�cas de menor relieve son:

«Anécdotas de Gaspar de Jovellanos». En Cuaderno Cultural Prímula, año 1, 2. Gijón, septiembre, 2005. Págs. 43-45; y «Anécdotas de Gaspar de Jovellanos. II».– Gijón, Cuaderno Cultural Prímula, año 2, num. 3, Hospital de Cabueñes, mayo, 2006. Págs. 6-10); «Jovellanos: Ilustrado, Liberal y Filósofo». En Y Latina, Asociación de escritores noveles, núm. 1.– Gijón, febrero, 2007. Págs.12- 17. 11.

Yo mismo, soy también el autor del guión literario del vídeo de la Sociedad Astu-riana de Filosofía, titulado «Filosofando. 1. Jovellanos», bajo la dirección de Juan Caunedo (26 minutos, 2010) con �n didáctico y divulgador. Con rodajes en directo en Sevilla, Madrid y Asturias, se completan otras secuencias recurriendo al dibujo animado. La historia de Jovellanos se intercala además con imágenes y voz en o� de-dicados a presentar la Ilustración. También se entreveran algunas entrevistas, en las que se re�exiona sobre Jovellanos o sobre la Ilustración. Felix Duque participa como �lósofo invitado, conocido por su profunda obra y por estar en posesión del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos.

Cabe reseñar, asimismo, el vídeo que en 2011 ha sacado a la luz el Ateneo Jovella-nos de Gijón en su conmemoración bicentenaria: «Jovellanos. El hombre que soñó España», cortometraje de 20 minutos, con �nalidad también didáctica. José Luis Martínez, el presidente del Ateneo, fue su impulsor; el guión del documental ambien-tado es de Carlos José Martínez; el colectivo Fiumfoto, con Cristina de Silva, con la colaboración de Cristina del Busto y los animadores digitales de Raíz New Media. La música es de Carlos José Martínez y de Ramón Prada. Todavía no conozco esta obra y por ello no puedo hacerme una composición de lugar para comentarla mínimamente.

8.7. Juan Carlos Gea

También con ocasión del bicentenario y bajo la edición de La Voz de Asturias y el Ayuntamiento de Gijón, Trea, 2011, Juan Carlos Gea redacta una muy equilibrada

Page 421: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Los biógrafos de Gaspar Melchor de Jovellanos. Dos siglos de biografías en el bicentenario de su muerte 421

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 357-422

biografía, de ciento sesenta y siete fecundas páginas, ni muy extensa ni muy concisa, muy apropiada para una difusión amplia sin renunciar a una bella trabazón exposi-tiva. Con rigor y orden va recorriendo los principales datos biográ�cos, apostando por introducir equilibradas re�exiones propias, siempre bien fundadas. Cada uno de los ocho capítulos se remata con textos que mudan el estilo expositivo predominante por otro más personalizado, más subjetivo, en el que se pretende captar el estado de ánimo fundamental por el que debía andar nuestro ilustrado. De este modo, resulta una biografía que contiene una cantidad considerable de datos bien trenzados pero que discurre con un encanto propio, el sello del narrador que no ha pretendido ser neutro ni gris, si bien siempre objetivo. Una objetividad que se consigue al deslindar bien los dos tonos del discurso: el expositivo de datos �dedignos y el necesariamente interpretativo.

Page 422: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado
Page 423: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 423-428

Publicaciones

COLECCIÓN GENE�L. MONOG�FÍAS

1. DISCURSOS de Puerto de Vega.- Gijón, Foro Jovellanos, 1996.- 32 págs. (Agotado).2. Carantoña, Francisco.- La estancia de Jovellanos en Muros de Ga li cia.- Francisco

Carantoña.- Gijón, Foro Jovellanos, 1997.- 56 págs. (Agotado).3. Sagredo, Santiago.- Jovellanos y la educación en valores:(antece den tes en la re�exión

y práctica de un Ilustrado).- Prólogo por Fran cisco Carantoña.- Gijón, Foro Jove-llanos, 1998.- 139 págs. Trabajo premiado en el Con curso Nacional «Contribu-ción de la obra de Jove llanos y del pensamiento ilustrado es pa ñol a la mejora de la ense ñanza en España». (Agotado).

4. Moratinos Otero, Orlando, Cueto Fer nández, Vicente.- Bibliogra fía jove-llanista.- Gijón, Foro Jovellanos, Fundación Hidro cantábrico, 1998.- 277 págs.1 CD-Rom. ISBN 84-920201-4-8. (Agotado).

5. Jovellanos, Gaspar Melchor de.- El «Diario» de los viajes.- Gijón, Foro Jovella-nos, ALSA Grupo, 1998.- 238 págs., il. (Agotado).

6. Caso González, José Miguel.- Biografía de Jovellanos; adapta ción y edición de María Teresa Caso.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Astu-rias, 1998.- 122 págs. (Agotado). Hay 2º edi ción revisada. Véase nº 18.

7. BOLETÍN Jovellanista.- Nº 1 (Vid. apartado Boletín Jovellanista).8. Vv. Aa.- JOVELLANOS y el siglo XXI.- Conferencias orga nizadas por la Funda ción Foro

Jovellanos del Principado de Asturias.- Gijón, Foro Jovellanos del Principado de Astu-rias, 1999.- 106 págs. Contiene los textos de las confe rencias pronunciadas por Fran-cisco Álvarez-Cascos, Fernando Morán López, Agus tín Guzmán Sancho, Anto nio del Valle Menéndez y María Teresa Álvarez García. (Agotado).

9. Coronas González, Santos M.- Jovellanos, justicia, estado y constitu ción en la Es paña del Antiguo Régimen.- Gijón, Fundación Foro Jovella nos del Principado de Asturias, 2000.- 353 págs., 28 h. de láms. Obra galardo nada con el Premio de Investi gación Fundación Foro Jovellanos. ISBN 84-607-0169-7. (Agotado).

Page 424: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 423-428

424 Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias

10. INFORME de la Sociedad Económica de Madrid al Real y Supremo Consejo de Cas-tilla en el expediente de Ley Agraria / extendido por su indi viduo de número el Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jove llanos, 2000.- 192 págs. Rep. facs. de la ed. de Palma, Imprenta de Mi guel Domingo, 1814.

11. BOLETÍN Jovellanista. Nº 2 (Vid. apartado Boletín Jovellanista).12. Guzmán Sancho, Agustín.- Biografía del insigne jovellanista Don Julio Somoza

y García-Sala, correspondiente de la Academia de la Historia, Cronista de Gijón y de As turias, escrita y anotada por Agus tín Guzmán Sancho, para la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Prin-cipado de Astu rias, Fundación Hidrocantábrico, 2001.- 427 págs. ISBN 84-607-2737-8.

13. Álvarez-Valdés y Valdes, Manuel.- Jovellanos: enigmas y certe zas. Gijón, Fun-dación Al vargonzález y Fundación Foro Jovellanos del Princi pado de Asturias, 2002.- 585 págs. + 2 hh. ISBN 84-922-159-2.

14. Ruiz Alonso, José Gerardo.- Jovellanos y la Educación Física.- Estu dio introduc-torio, selec ción y comentarios de ___.- Gijón, Funda ción Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Real Grupo de Cultura Covadonga y Fundación Ángel Varela, 2002.- 154 págs. ISBN 84-607-6207-6. (Agotado).

15. Adaro Ruiz, Luis.- Jovellanos y la minería en Asturias.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Astu rias, Unión Espa ñola de Explosivos, S.A., 2003.- 481 págs. ISBN 84-933191-0-4.

16. Homenaje al Ateneo Jovellanos. «La muerte "civil" de Jovella nos. Mallorca, 1801-1808)». (Conferencia pronunciada por Teresa Caso Machicado en el castillo de Be-llver (Mallorca) el día 21 de marzo de 2003).- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ateneo Jovellanos, 2004.- 44 págs.

17. Cienfuegos-Jovellanos González-Coto, Francisco de Borja.- Memorias del artillero José María Cienfuegos Jovellanos. (1763-1825).- Gijón, Fundación Foro Jove llanos del Principado de Astu rias, Ideas en Metal, S.A., 2004.- 293 págs. il.- ISBN 84-933191-1-2. (Agotado).

18. Caso González, José Miguel.- Biografía de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2005.- 145 págs., il.- ISBN 84-933191-2-0.

19. Caso González, José Miguel, Bernardo Canga y Carmen Piñán.- Jovellanos y la Naturaleza.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2006 (1ª ed.).- 250 págs., 16 págs. il. color.- (2ª edición., Fundación Foro Jovella-nos del Principado de Asturias - Fundación Hc Energía, 2011).- ISBN 978-84-933191-3-7.

20. Robles Muñiz, Emilio (Pachín de Melás)… [et. al]. Ed., selección y notas de Orlando Moratinos Otero.- Minucias tras cendentales en torno a Jovellanos. Homenaje al Ateneo Obrero de Gijón (1881-2006).- Gijón, Fundación Foro Jo-

Page 425: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 423-428

Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias. Publicaciones 425

vellanos del Princi pado de Asturias, 2006.- 198 págs. il.- ISBN 84-933191-5-5 (Ago tado).

21. Rodríguez de Maribona y Dávila, Manuel Mª.- Don Gaspar de Jovellanos y Ramírez de Jove, caballero de la Orden de Alcántara: genealogía, nobleza y armas. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2007.- 360 págs. il.- ISBN 978-84-933191-6-8.

22. Friera Álvarez, Marta.- La Desamortización de la propiedad de la tierra en el tránsito del Antiguo Régimen al Liberalismo.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Caja Rural de Asturias, 2007. Obra galardonada en 2006 con el VIII Premio Internacional de Investigación Fundación Foro Jovella-nos del Principado de Asturias.- 376 págs., il. ISBN 978-84-933191-7-5.

BOLETÍN JOVELLANISTA

1. BOLETÍN Jovellanista.- Año I, nº 1.- Gi jón, Fundación Foro Jovella nos del Prin-cipado de Asturias, 1999.- 125 págs. [Publicación núm. 7]. (Agotado).

2. BOLETÍN Jovellanista.- Año II, nº 2.- Gijón, Fundación Foro Jove lla nos del Prin-cipado de Asturias, 2001.- 177 págs. [Publicación núm. 11] (Agotado).

3. BOLETÍN Jovellanista.- Año III, nº 3.- Gijón, Fundación Foro Jove llanos del Principado de Asturias, 2002.- 242 págs.

4. BOLETÍN Jovellanista.- Año IV, nº 4.- Gijón, Fundación Foro Jove llanos del Prin-cipado de Asturias, 2003.- 276 págs.

5. BOLETÍN Jovellanista.- Año V, nº 5.- Gijón, Fundación Foro Jove lla nos del Prin-cipado de Asturias, 2004.- 318 págs.

6. BOLETÍN Jovellanista.- Año VI, nº 6.- Gijón, Fundación Foro Jove llanos del Principado de Asturias, 2005.- 487 págs. (Agotado).

7-8 BOLETÍN Jovellanista.- Año VII-VIII, núms. 7-8.- Gijón, Fundación Foro Jove-llanos del Principado de Asturias, 2008.- 378 págs.

9 BOLETÍN Jovellanista.- Año IX, nº 9.- Gijón, Fundación Foro Jove llanos del Principado de Asturias, 2009.- 246 págs.

10 BOLETÍN Jovellanista.- Año X, nº 10.- Gijón, Fundación Foro Jove llanos del Principado de Asturias, 2010.- 272 págs.

11 BOLETÍN Jovellanista.- Año XI, nº 11.- Gijón, Fundación Foro Jove llanos del Principado de Asturias, 2012.- 320 págs.

Page 426: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 423-428

426 Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias

CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN

Monografías

I. Martínez Noval, Bernardo.- Jovellanos.- Int. de Pipo Álvarez.- Gijón, Fun-dación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2006.- XXXVIII + 123 págs., il. ISBN 84-933191-4-7.

II. Jovellanos, Gaspar Melchor de.- Iphigenia. Tragedia escrita en Francés Por Juan Racine y Traducida al Español por Dn. Gaspar de Jove y Llanos, Alcalde de la Cuadra de la Rl. Audª de Sevilla… Para uso del Teatro de los Sitios Rs. Año de 1769. Jesús Menéndez Peláez (Coord.) [et al.].- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias; Cajastur, 2007.- 355 págs., il. ISBN 978-84-933191-8-2. (Agotado).

III. A. Bonet, Joaquín.- Jovellanos. Poema dramático.- Gijón, Funda ción Foro Jo-vellanos; Ideas en Metal S.A., 2007.- 396 págs. ISBN 978-84-936171-0-3.

IV. Coronas González, Santos M.- Jovellanos y la Universidad.- Gijón, Funda-ción Foro Jovellanos, Universidad de Oviedo, 2008.- 285 págs. ISBN 978-84-936171-1-0. (Agotado).

V. Gracia Menéndez, Ángela.- Las ideas lingüísticas de Don Gaspar de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Banco Herrero, 2008.- 321 págs. Obra galardonada en 2007 con el IX Premio Internacional de Investigación Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias. ISBN 978-84-936171-2-7.

VI. Álvarez Faedo, María José.- Josefa de Jovellanos. Semblanza de una dama a los ojos de su hermano Gaspar de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Ideas en Metal S.A., 2008.- 227 págs. Obra galardonada en 2008 con el X Premio Internacional de Investigación Fundación Foro Jove-llanos del Principado de Asturias. ISBN 978-84-936171-3-4.

VII. Vv. Aa.- Jesús Menéndez Peláez (Coord.) [et al.].- José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca (1728-1808). Estudios en el bicentenario de su muerte.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2009.- 338 págs. ISBN 978-84-936171-4-1.

VIII. Insúa, Mariela.- La mujer casada en la Nueva España de la Ilustración: la obra de José Joaquín Fernández de Lizardi.- Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias – Ideas en Metal S.A., 2009.- 282 págs. Obra galardo nada en 2009 con el XI Premio Internacional de Investi gación Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias. ISBN 978-84-936171-6-5.

IX. Rodríguez Méndez, Vilda.- Humanismo e ilustración en los orígenes del pen-samiento cubano. Un enfoque desde la indagación en el pensamiento de Juan Luis

Page 427: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 423-428

Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias. Publicaciones 427

Vives y Gregorio Mayans.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Fundación Caja Rural de Asturias, Cuadernos de Investigación, IX, 2011.- 302 págs. Obra galardonada en 2010 con el XII Premio Internacional de Investigación Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias. ISBN. 978-84-936171-8-9.

CUADERNOS

Cuadernos de Investigación. Núm. 1 - Año 2007.- Gijón, Funda ción Foro Jove-llanos del Principado de Asturias, 2008.- 356 págs.- ISSN: 1888-7643.

Cuadernos de Investigación. Núm. 2 - Año 2008.- Gijón, Funda ción Foro Jove-llanos del Principado de Asturias, 2009.- 235 págs.- ISSN: 1888-7643.

Cuadernos de Investigación. Núm. 3 - Año 2009.- Gijón, Funda ción Foro Jove-llanos del Principado de Asturias, 2010.- 302 págs.- ISSN: 1888-7643.

VARIA

Revista. X aniversario.- Gijón, Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2005.- 62 págs. il.

Vv. Aa.- Luis Adaro Ruiz-Falcó. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias; Cámara de Comercio, Industria y Na vegación de Gijón, 2007.- 75 págs. il. ISBN 978-84-933191-9-9.

Menéndez Peláez, Jesús / Isabel Barthe García de Castro.- Colección de do-cumentos de la Casa de los Jove Llanos en el Palacio de Mohías.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Princi pado de Asturias y Fundación Caja Rural de Asturias, 2009.- 95 págs. ISBN: 978-84-936171-5-8.

Caso González, José Miguel. Adaptación de textos: María Teresa Caso Machi-cado. Traducción: María José Álvarez Faedo.- Jovellanos. Biografía/Biography.- Gijón, Fundación Mª Cristina Masaveu Peterson - Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2011.- 296 págs., il.- ISBN: 978-84-614-6320-6.

Vv. Aa.- (Estudio introductorio y transcripción de Manuel de Abol-Brasón y Ál-varez-Tamargo).- Documentos escogidos de la Casa de Jovellanos en el Archivo de Mohías.- Gijón Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias - Funda-ción Caja Rural de Asturias, 2011.- 362 págs.- ISBN 978-84-936171-7-2.

Vv. Aa.- Publicaciones 1996-2011. Edición en DVD de todas las publicaciones edita-das por la Fundación entre los años 1996 y 2011.

Page 428: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 423-428

428 Publicaciones de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias

Domingo Malvadi, Arantxa.- La Real Casa de Caballeros Pajes. Su historia y su pro-yecto educativo en la España de la Ilustración.- Valladolid, Universidad de Vallado-lid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial, Vol. 159 de Historia y sociedad; Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, 2013.- 576 págs. Obra galardonada en 2011 con el Premio Internacional de Investigación Funda-ción Foro Jovellanos del Principado de Asturias.- ISBN 978-84-8448-726-5.

Menéndez Peláez, Jesús.- La religiosidad de Jovellanos.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias y Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), 2013.- 93 págs.- ISBN 978-84-940373-3-7.

Un parte importante de nuestras publicaciones, disponible en:www.jovellanos.org

Page 429: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

ISSN: 1888-7643Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 429-434

Información y normas de publicación Cuadernos de Investigación

Con el �n de uni�car criterios en el contenido de la revista, todos aquellos artículos que se deseen publicar en Cuadernos de Investi gación deben de ajustarse, en lo posible, a las siguientes normas:

1. ORIGINALES

Artículos

Los originales se enviarán a la secretaría de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias con una extensión no superior a los 25 folios mecano-gra�ados tamaño DIN A-4 a doble espacio, treinta y cinco líneas por página, cuerpo de texto 12, en letra redonda, en versión impresa y/o con soporte informático. A tí-tulo orientativo el texto no podrá superar los 70.000 caracteres, incluidos espacios, notas y bibliografía.

Los apartados y subapartados en que se dividan los artículos deberán emplear nú-meros arábigos.

No se dejarán espacios entre párrafos (salvo en las citas sangradas que se mencio-nan en el apartado anterior) y cada párrafo empezará con una sola pulsación del tabu-lador, nunca con el espaciador.

En los artículos no se requiere bibliografía de referencia al �nal del trabajo, ya que se supone que el autor realizó las referencias bibliográ�cas oportunas a lo largo de las citas a pie de página.

Recensiones

Las recensiones no deberán superar los tres folios mecanogra�ados a doble espa-cio, en hojas DIN A-4 no conteniendo más de 9.000 caracteres. Los libros recensio-

Page 430: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 429-434

430 Normas de publicación en Cuadernos de Investigación

nados deben haber sido publicados, como máximo, durante los dos años previos al número de Cuadernos de Investigación correspondiente.

2. RESUMEN/ABST�CT

Cada artículo deberá ser acompañado, además, de un resumen (abstract) no supe-rior a veinte líneas a doble espacio en castellano e inglés (entre 150 y 200 palabras), junto con una relación de las palabras clave (keywords) que describan el contenido del trabajo de forma que ayuden a los indizadores a clasi�car el artículo.

3. NOTAS A PIE DE PÁGINA

Las notas a pie de página, en cuerpo de texto 9, irán numeradas correlati vamente en caracteres árabes y voladas sobre el texto y nunca entre paréntesis o en superíndice entre paréntesis. Los signos de puntuación en ningún caso podrán preceder a la lla-mada e insertas a pie de página. Las excepciones serán los signos de interrogación y de admiración (p. Ej.: ¿en que año tuvo lugar el descubrimiento?1 y no: ¿en que año tuvo lugar el descubrimiento 1?). Se seguirá el siguiente criterio:

a. Libro o monografía:

Nombre y Apellido del autor si se cita por vez primera; Apellido, en adelante), título de la obra (libro, artículo, capítulo de libro), lugar de publicación, editorial o imprenta, año de edición y página/s.

Ejemplo: José Miguel Caso González, La poética de Jovellanos, Madrid, Editorial Prensa Española, 1972.

b) Artículo:

El título del artículo irá entre comillas, seguido del título de la revista, número o volumen de la revista (en cursiva), año (entre paréntesis) y la(s) página(s).

Ejemplo: Emilio Bejarano Galdino, «Rasgos de la Sociedad de Mallorca anterio res a las

conmociones de 1808», Cuadernos de Investigación, n° 2, 2008. Fundación Foro Jove-llanos del Principado de Asturias (2009), pp. 51-83.

Page 431: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 429-434

Normas de publicación en Cuadernos de Investigación 431

c) Volumen colectivo:

Si se trata de un trabajo colectivo, las siglas Vv. Aa. servirán para refe rirse a la autoría genérica de la obra, o a los autores como en el ejemplo anterior: título, lugar, editorial, fecha, páginas, añadiendo, en su caso, al nombre del editor/es o coordinador/es la abreviatura (ed.) o (coord.), y (eds.) o (coords.) si es más de uno.

Ejemplos: Vv. Aa., Cuadernos de Investigación.- Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Princi-

pado de Asturias, Año 2008, núm. 2, 2009.- 235 pp.

Jesús Menéndez Peláez, «El teatro escolar latino-castellano», Javier Huerta Calvo (dir.). En Historia del Teatro Español. Vol. I. De la Edad Media al Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 2003, pp. 581-608.

d) Publicaciones periódicas:

Para citar trabajos en publicaciones periódicas: apellido/s del autor o autores en versalita, seguido del nombre en minúscula, título del artículo entre comillas, nombre del volumen o de la revista en cursiva, número, editor, ciudad, año y pá-ginas.

Ejemplos:Íñigo Noriega, «Vigencia y necesidad de Jovellanos», El Comercio, Gijón, 27 de

diciembre de 2009, p. 2.

Santos M. Coronas, «Entre Minerva y Temis»: magistrados y poetas en la Es-paña de la Ilustración». En Anuario de historia del derecho español, 74, BOE., Ministe-rio de Justicia, Madrid, 2004, pp. 59-96.

e) Textos de Internet:

Ana Rueda, «Jovellanos en sus escritos íntimos: el paisaje y la emoción estética de lo sublime». En Revista de literatura, 68 (136), pp. 489-502.

Visualizado el 14-08-2010, en URL:h p://revistadeliteratura.revistas.csic.es/index.php/revistadeliteratura/arti cle/

view/17/19

Page 432: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 429-434

432 Normas de publicación en Cuadernos de Investigación

f) Referencias repetidas

En las sucesivas referencias a una obra ya citada deberán omitirse las expresiones Ibid., Op. Cit. o similares, consignándose en todos los casos el autor y el título abre-viado.

4. CITAS LITE�LES

Las citas de pasajes literales de más de dos líneas que incluya el artículo se harán en párrafo aparte, con un espacio en blanco antes y otro después, sangradas, sin entre-comillar, en letra redonda y un cuerpo de letra inferior que el resto. Las citas breves incluidas dentro del texto irán siempre entrecomilladas y en letra redonda.

5. GRÁFICOS, MAPAS, CUADROS Y TABLAS

Los gráficos, mapas, cuadros estadísticos, tablas y figuras incluirán una men-ción a las fuentes. Estarán convenientemente titulados y numerados con numeros arábigos correlativamente, y las referencias en el texto, si hubiera lugar, se harán a este número, de forma que su colocación pueda alterarse si así lo exige el ajuste tipográfico.

Las imágenes deberán enviarse preferentemente en formato digital JPG y TIFF por encima de 300 píxeles.

6. USO DE NEGRITA Y CURSIVA

El uso de negrita se restringe a títulos, subtítulos o epígrafes. Sin embargo, si lo que se pretende es que el lector encuentre fácilmente un punto del texto o justamente llamar mucho la atención, la negrita puede ser adecuada, aunque su uso abusivo pude llevar a lo super�uo e incorrecto por innecesario.

La cursiva dentro de texto debe de utilizarse para dar énfasis a una palabra o una frase. El principal uso de las cursivas es señalar las palabras que, sin ser nombres pro-pios, no tienen un uso conforme al léxico español: extranjerismos, términos usados impropiamente, cita textual de una frase o texto breve. De esta norma se excluyen bibliografía y notas a pie de página, que se tratan en otro apartado.

Page 433: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 429-434

Normas de publicación en Cuadernos de Investigación 433

7. USO DE COMILLAS Y OTROS SIGNOS

Se emplearán exclusivamente las comillas españolas o angulares, y sólo en el inte-rior de un periodo ya entrecomillado se usarán las comillas dobles o inglesas y dentro de éstas las simples.

Ejemplo: «Dijo: «eso no lo escribió ‘Jovino’ en ningún sitio»».

No se usarán las comillas rectas o sajonas («) en ningún caso. Irán entrecomillados los títulos de artículos (tanto de revistas cientí�cas como de prensa periódica), con-ferencias, capítulos de libros o de misceláneas; los textos, periodos, frases y palabras tomados de otros autores; los términos o frases con sentido familiar y �gurado.

Los guiones (-) son signos ortográ�cos que sirven para unir dos partes de un tér-mino compuesto (p. Ej.: bio-bibliografía) o para indicar la división de una palabra que no cabe en un renglón y se continúa en el siguiente. Por tanto, no les corresponde la función de indicar periodos, oraciones, aclaraciones o incisos, cuyo signo ortográ�co son los paréntesis () o, al menudo, las comas.

En el caso de incisos dentro de paréntesis se usará el signo menos que es un guión más largo (¾). En Word no debe fragmentarse manualmente ninguna palabra al �na-lizar la línea.

La omisión de frases o párrafos en fuentes se señalará con puntos suspensivos entre corchetes: «Sabia máxima fue siempre [...] la de comenzar por el principio».

Recuérdese que las mayúsculas y versalitas también se acentúan.

Los siglos, paginación en numeración romana, ordinales de monarcas, títulos de nobleza, tomos, volúmenes se teclearán en versalita o mayúsculas

8. ALGUNOS TÉRMINOS LATINOS Y ABREVIATU�S DE USO FRECUENTE

Se teclean en cursiva, respetando la acentuación ortográ�ca propia del castellano: in�a, vid, ídem (íd.) ibídem (ibíd.), c�., pássim, ápud o apud (según D�E), op. Cit., v. Gr., e. gr., loc. Cit., sic, supra, etc.

Page 434: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Cuadernos de Investigación, 4-5 – extra, 2010-11, 429-434

434 Normas de publicación en Cuadernos de Investigación

c�. (siempre con minúscula, aunque sea a comienzo de párrafo o nota), signi�ca con-fer = consultar. Se puede referir a un autor, a una obra, a un artículo, y se utiliza cuando no hay una cita expresa en el texto, sino una referencia o una llamada de atención.

Ibíd o Ibídem = En el mismo lugar (es decir, en la misma obra y la misma página); si es la misma obra pero distinta página debe escribirse op. cit. (o art. cit.) seguido del número de página/as.

Ídem, pronombre latino que signi�ca «el mismo» o «lo mismo».En las citas, ápud signi�ca «en la obra del tal autor», «en el libro de» o «extraído de».Pássim, adverbio latino que signi�ca «por todas partes»; si emplea cuando se de-

sea signi�car que una idea está expresada en varios lugares o a lo largo de toda la obra referenciada.

Sic, «es así en el original», en el caso de erratas, faltas de ortografía o disparates diversos.

Ver: es semejante o equivalente a c�. Aunque es quizá una llamada más. P./pp. = Página / páginas.

9. CORRECCIÓN DE PRUEBAS

Los autores que dispongan de dirección electrónica recibirán una sola prueba de imprenta para su corrección.

10. DERECHOS DE EDICIÓN

Los derechos de la edición corresponden a la FFJPA, y es necesario su permiso para su reproducción parcial o total. La publicación de los trabajos no da lugar a la percepción de haberes.

El Consejo de Redacción será respetuoso con la libertad intelectual de los autores pero no compartirá necesariamente las opiniones expresadas por los mismos.

La FFJPA acusará recibo por e-mail de los originales que le lleguen cumpliendo con las normas internacionales.

Page 435: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado

Este cuarto y quinto número de Cuadernos de Investigación se terminó de imprimir en Grá�cas Apel, de Gijón, el día 6 de marzo de 2013, coincidiendo con

el CCIII aniversario de la arribada forzosa a Muros de Galicia del barco que transportaba a Jovellanos, acompañado del marqués

de Camposagrado y otros compañeros desde Cádiz, huyendo del nido de intrigas en que se había

convertido la política en aquella ciudad.

Page 436: Cuadernos de investigación - jovellanos.org · relacionados con la vida y la obra de Jovellanos y el contexto de los siglos XVIII y XIX. ... Hemos querido dedicar esta obra al añorado