El Miedo Un Curso de Milagros

El Miedo Un Curso de Milagros Los milagros se asocian con el miedo debido nicamente a la creencia de que la obscuridad tiene la capacidad de ocultar. (T.1.I.22.1)

Los milagros representan tu liberacin del miedo. (T.1.I.26.1).

Deshacer el miedo es un aspecto esencial del poder expiatorio de los milagros. (T.1.I.26.3).

Los milagros son un modo de liberarse del miedo. (T.1.I.28.1).

La revelacin produce un estado en el que el miedo ya ha sido abolido. (T.1.I.28.2).

La revelacin produce una suspensin completa, aunque temporal, de la duda y el miedo. (T.1.II.1.1).

En esta fase del aprendizaje, obrar milagros es importante porque no se te puede forzar a que te liberes del miedo. (T.1.II.2.6).

Escapar de la obscuridad comprende dos etapas: Primera, el reconocimiento de que la obscuridad no puede ocultar nada. Este paso generalmente da miedo. Segunda, el reconocimiento de que no hay nada que desees ocultar aunque pudieses hacerlo. Este paso te libera del miedo. Cuando ya no ests dispuesto a ocultar nada, no slo estars dispuesto a entrar en comunin, sino que entenders tambin lo que es la dicha y la paz. (T.1.IV.1.2)

El vaco que el miedo engendra tiene que ser substituido por el perdn. (T.1.IV.4.1).

Nunca podrs controlar por ti mismo los efectos del miedo porque el miedo es tu propia invencin, y no puedes sino creer en lo que has inventado. (T.1.VI.4.2).

Todos los aspectos del miedo son falsos porque no existen en el nivel creativo y, por lo tanto, no existen en absoluto. (T.1.VI.5.1).

El amor perfecto expulsa el miedo. (T.1.VI.5.4). Si hay miedo, es que no hay amor perfecto. (T.1.VI.5.5) Si hay miedo, ste produce un estado que no existe. (T.1.VI.5.8)

Se necesitan slidos cimientos debido a la confusin que hay entre el miedo y la reverencia, a la que ya hice referencia anteriormente, y en la cual incurrimos con frecuencia. (T.1.VII.5.1).

No sera prudente iniciar esos pasos sin una preparacin cuidadosa, pues, de lo contrario, la reverencia se confundira con el miedo, y la experiencia acabara siendo ms traumtica que beatfica. (T.1.VII.5.8).

Estas distorsiones, relacionadas entre s, son un fiel reflejo de lo que realmente ocurri en la separacin o "desvo hacia el miedo". Nada de eso exista antes de la separacin, ni existe realmente ahora. Todo lo que Dios cre es semejante a l. La extensin, tal como Dios la emprendi, es similar al resplandor interior que los Hijos del Padre han heredado de l. Su verdadera fuente se encuentra en su interior. Esto es tan cierto con respecto al Padre como al Hijo. En este sentido la creacin incluye tanto la creacin del Hijo por Dios, como las creaciones del Hijo una vez que su mente ha sanado. Esto requiere el libre albedro con el que Dios le dot, ya que toda creacin amorosa se otorga libremente en una lnea continua, en la que todos los aspectos tienen el mismo rango. (T.2.I.2.1).

Todo miedo se reduce, en ltima instancia, a la bsica percepcin errnea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios. Por supuesto, no puedes hacer eso, ni jams pudiste haberlo hecho. En esto se basa el que puedas escaparte del miedo. Te liberas cuando aceptas la Expiacin, lo cual te permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron. Slo despus del sueo profundo que se abati sobre Adn pudo ste experimentar pesadillas. Si de repente se enciende una luz cuando alguien est teniendo un sueo aterrador, puede que inicialmente interprete la luz como parte de su sueo y tenga miedo de ella. Sin embargo, cuando despierte, la percibir correctamente como su liberacin del sueo, al que dejar entonces de atribuir realidad. Esta liberacin no se basa en ilusiones. El conocimiento que ilumina no slo te libera, sino que tambin te muestra claramente que eres libre. (T.2.I.4.1).

Cuando tienes miedo de algo, ests admitiendo que ello tiene el poder de hacerte dao. (T.2.II.1.4).

Si tienes miedo, es que ests equivocado con respecto a lo que es valioso. (T.2.II.1.7).

Antes de la separacin la mente era invulnerable al miedo, ya que el miedo no exista. (T.2.III.2.2).

Tanto la separacin como el miedo son creaciones falsas que tienen que deshacerse a fin de que se pueda restaurar el templo y abrir el altar para que reciba la Expiacin. (T.2.III.2.3).

Siempre que tienes miedo, te engaas a ti mismo, y tu mente no puede servir al Espritu Santo. (T.2.III.5.9).

Toda curacin es esencialmente una liberacin del miedo. (T.2.IV.1.7).

Esto se debe a que lo que menos puede ayudar al que no est en su mente recta o al enfermo es hacer algo que aumente su miedo. (T.2.IV.4.7).

El propsito del milagro es elevar el nivel de comunicacin, no reducirlo mediante un aumento del miedo. (T.2.IV.5.6).

Antes de que los obradores de milagros estn listos para emprender su funcin en este mundo, es esencial que comprendan cabalmente el miedo que se le tiene a la liberacin. De lo contrario, podran fomentar inadvertidamente la creencia de que la liberacin significa aprisionamiento, creencia que, de por s, ya es muy prevaleciente. Esta percepcin errnea procede a su vez de la creencia de que el dao puede limitarse slo al cuerpo. Ello se debe al miedo subyacente de que la mente puede hacerse dao a s misma. Ninguno de esos errores es significativo, ya que las creaciones falsas de la mente en realidad no existen. Este reconocimiento es un recurso protector mucho ms eficaz que cualquier forma de confusin de niveles porque introduce la correccin al nivel del error. Es esencial recordar que slo la mente puede crear, y que la correccin slo puede tener lugar en el nivel del pensamiento. Para ampliar algo que ya se mencion anteriormente, el espritu ya es perfecto, y, por lo tanto, no requiere correccin. El cuerpo no existe, excepto como un recurso de aprendizaje al servicio de la mente. Este recurso de aprendizaje, de por s, no comete errores porque no puede crear. Es obvio, pues, que inducir a la mente a que renuncie a sus creaciones falsas es la nica aplicacin de la capacidad creativa que realmente tiene sentido. (T.2.V.1.1).

Si tus inclinaciones a obrar milagros no estn funcionando debidamente, es siempre porque el miedo se ha infiltrado en tu mentalidad recta y la ha invertido. (T.2.V.4.3).

El miedo a la curacin surge, en ltima instancia, de no estar uno completamente dispuesto a aceptar que la curacin es necesaria. (T.2.V.8.1).

Tener miedo parece ser algo involuntario y no estar bajo tu control. Ms he dicho ya que slo los actos constructivos deben ser involuntarios. Mi control puede hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si as lo decides, mi asesoramiento puede dirigir todo lo que s lo es. Yo no puedo controlar el miedo, pero ste puede ser auto-controlado. Tu miedo me impide darte mi control. La presencia del miedo indica que has elevado pensamientos corporales al nivel de la mente. Eso los pone fuera de mi control y te hace sentir personalmente responsable de ellos, lo cual es una obvia confusin de niveles. (T.2.VI.1.1).

Siempre que tienes miedo es seal inequvoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla. (T.2.VI.2.10).

Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisin equivocada. (T.2.VI.3.2).

Deshacer el miedo es tu responsabilidad. (T.2.VI.4.1).

Deshacer el miedo es tu responsabilidad. Cuando pides que se te libere del miedo, ests implicando que no lo es. En lugar de ello, deberas pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. Esas condiciones siempre entraan el estar dispuesto a permanecer separado. A ese nivel t puedes evitarlo. Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condonas pasivamente sus creaciones falsas. El resultado particular no importa; lo que importa es el error fundamental. La correccin es siempre la misma. Antes de

decidir hacer algo, pregntame si tu eleccin est de acuerdo con la ma. Si ests seguro de que lo est, no tendrs miedo. (T.2.VI.4.1).

Siempre que tienes miedo, es porque an ests indeciso. (T.2.VI.5.8).

Slo tu mente puede producir miedo. (T.2.VI.6.7).

El primer paso correctivo para deshacer el error es darse cuenta, antes que nada, de que todo conflicto es siempre una expresin de miedo. (T.2.VI.7.1).

El primer paso correctivo para deshacer el error es darse cuenta, antes que nada, de que todo conflicto es siempre una expresin de miedo. Dite a ti mismo que de alguna manera tienes que haber decidido no amar, ya que de otro modo el miedo no habra podido hacer presa en ti. A partir de ah, todo el proceso correctivo se reduce a una serie de pasos pragmticos dentro del proceso ms amplio de aceptar que la Expiacin es el remedio. Estos pasos pueden resumirse de la siguiente forma: Reconoce en primer lugar que lo que ests experimentando es miedo. El miedo procede de una falta de amor. El nico remedio para la falta de amor es el amor perfecto. El amor perfecto es la Expiacin. (T.2.VI.7.2).

Resulta obvio, por lo tanto, que cuando tienes miedo, te has colocado a ti mismo en una posicin en la que necesitas la Expiacin. (T.2.VI.8.3).

Todo el mundo experimenta miedo. Sin embargo, no se requerira ms que una pequea dosis de recto pensar para que uno pudiese darse cuenta de por qu se produce. Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de l todo el tiempo. No obstante, si esperas librarte del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente. La mente es muy poderosa y jams pierde su fuerza creativa. Nunca duerme. Est creando continuamente. Es difcil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinacin de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montaas. A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es sa la verdadera razn de que no lo creas. Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos. Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. Si crees que lo que piensas no tiene ningn efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable que le tengas respeto. No hay pensamientos ftiles. Todo pensamiento produce forma en algn nivel. (T.2.VI.9.1).

Puede que todava te quejes de que tienes miedo, pero an as sigues atemorizndote a ti mismo. He indicado ya que no puedes pedirme que te libere del miedo. Yo s que no existe, pero t no. Si me interpusiese entre tus pensamientos y sus resultados, estara interfiriendo en la ley bsica de causa y efecto: la ley ms fundamental que existe. De nada te servira el que yo menospreciase el poder de tu pensamiento. Ello se opondra directamente al propsito de este curso. Es mucho ms eficaz que te recuerde que no ejerces suficiente vigilancia con respecto a tus pensamientos. Tal vez pienses que a estas alturas slo un milagro te capacitara para hacer eso, lo cual es absolutamente cierto. No ests acostumbrado a pensar con una mentalidad milagrosa, pero se te puede ensear a pensar de esa manera. Todos los obradores de milagros necesitan este tipo de instruccin. (T.2.VII.1.1).

Tanto el milagro como el miedo proceden de pensamientos. (T.2.VII.3.1).

Al elegir el milagro, rechazas el miedo aunque slo sea temporalmente. (T.2.VII.3.3).

Tanto el milagro como el miedo proceden de pensamientos. Si no eres libre de elegir uno, tampoco sers libre de elegir el otro. Al elegir el milagro, rechazas el miedo aunque slo sea temporalmente. Te has sentido temeroso de todo el mundo y de todas las cosas. Tienes miedo de Dios, de m y de ti mismo. Nos has percibido errneamente o creado falsamente, y crees en lo que has fabricado. No habras podido hacer nada de eso si no hubieses tenido miedo de tus propios pensamientos. Los temerosos no pueden sino crear falsamente, puesto que perciben errneamente la creacin. Cuando creas falsamente no puedes sino sufrir. El principio de causa y efecto se convierte ahora en un verdadero catalizador aunque slo sea temporalmente. En realidad, "Causa" es un trmino que le corresponde propiamente a Dios, y Su "Efecto" es Su Hijo. Esto supone una serie de relaciones de Causa y Efecto completamente diferentes de las que t introduces en tus creaciones falsas. El conflicto fundamental en este mundo es, pues, entre la creacin y la creacin falsa. Todo miedo est implcito en la segunda, y todo amor en la primera. El conflicto es, por lo tanto, entre el amor y el miedo. (T.2.VII.3.5).

El miedo no es nada realmente y el amor lo es todo. (T.2.VII.5.3).

Hemos tratado ya de corregir el error fundamental de que es posible dominar el miedo, y hemos enfatizado que el verdadero dominio slo se puede alcanzar por medio del amor. (T.2.VII.7.7).

Es esencial, no obstante, que te liberes a ti mismo del miedo cuanto antes, pues tienes que escapar del conflicto si es que has de llevar paz a otras mentes. (T.2.VIII.2.8).

Cuando todo lo que retengas en la memoria sea digno de amor, no habr ninguna razn para que sigas teniendo miedo. (T.2.VIII.5.10).

El sacrificio es una nocin que Dios desconoce por completo. Procede nicamente del miedo, y los que tienen miedo pueden ser crueles. Cualquier forma de sacrificio es una violacin de mi exhortacin de que debes ser misericordioso al igual como nuestro Padre en el Cielo lo es. A muchos cristianos les ha resultado difcil darse cuenta de que esto les atae a ellos. Los buenos maestros nunca aterrorizan a sus estudiantes. Aterrorizar es atacar, y como resultado de ello se produce un rechazo de lo que el maestro ofrece, malogrndose as el aprendizaje. (T.3.I.4.2).

Tienes miedo de la Voluntad de Dios porque has usado tu mente, que l cre a semejanza de la Suya Propia, para crear falsamente. La mente slo puede crear falsamente cuando cree que no es libre. Una mente "aprisionada" no es libre porque est poseda, o refrenada, por s misma. Est, por lo tanto, limitada, y la voluntad no es libre de afirmarse a s misma. Ser uno es ser de una misma mente o voluntad. Cuando la Voluntad de la Filiacin y la del Padre son una, la perfecta armona entre ellas es el Cielo. (T.3.II.4.1).

Las percepciones falsas producen miedo y las verdaderas fomentan el amor, mas ninguna de ellas brinda certeza porque toda percepcin est sujeta a cambios. (T.3.III.1.8).

La mente que cuestiona se percibe a s misma en el tiempo, y, por lo tanto, busca respuestas para el futuro. La mente no receptiva, por el contrario, cree que el futuro va a ser igual que el presente. Eso da lugar a un estado de aparente estabilidad que es normalmente un intento de contrarrestar el miedo subyacente de que el futuro va a ser peor que el presente. Este miedo coarta enteramente la tendencia a cuestionar. (T.3.III.3.3).

Si atacas el error que ves en otro, te hars dao a ti mismo. No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. Los ataques siempre se lanzan contra extraos. Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un extrao, y, por lo tanto, no puedes conocerlo. Le tienes miedo porque lo has convertido en un extrao. Percbelo correctamente para que lo puedas conocer. En la creacin de Dios no hay extraos. Para poder crear como l cre tan slo puedes crear lo que conoces, y lo que, por lo tanto, aceptas como tuyo. Dios conoce a Sus Hijos con absoluta certeza. Los cre conocindolos. Los reconoce perfectamente. Cuando ellos no se reconocen entre s, no lo reconocen a l (T.3.III.7.5)..

El ego es el aspecto inquisitivo del ser que surgi despus de la separacin, el cual fue fabricado en vez de creado. Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que stas entraan conocimiento y no se pueden percibir. La mente est, por consiguiente, confusa porque slo la Mentalidad-Uno est exenta de confusin. Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. Y no puede sino estar en conflicto, puesto que est en

desacuerdo consigo misma. Esto hace que sus aspectos sean extraos entre s, y sta es la esencia de la condicin propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado. De ah que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no slo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habras podido hacerlo. Nunca podrs hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creacin no se ve afectada en modo alguno por tu error. Por eso es por lo que, en ltima instancia, tienes que optar por subsanar la separacin. (T.3.IV.3.9).

Todo miedo procede en ltima instancia, y a veces por rutas muy tortuosas, de negar la verdadera Autora. (T.3.VI.10.4).

Comer de la fruta del rbol del conocimiento es una expresin que simboliza la usurpacin de la capacidad de auto-crearse. Solamente en este sentido no son Dios y Sus creaciones co-creadores. La creencia de que lo son est implcita en el "auto-concepto", o sea, la tendencia del ser a forjar una imagen de s mismo. Las imgenes slo se pueden percibir, no conocer. El conocimiento no puede engaar, pero la percepcin s. Puedes percibirte como tu propio creador, pero lo que a lo sumo puedes hacer es creerlo. No puedes hacer que sea verdad. Y como dije anteriormente, cuando por fin percibas correctamente no podrs sino alegrarte de que as sea. Hasta entonces, empero, la creencia de que s puedes es la piedra angular de tu sistema de pensamiento, y utilizas todas tus defensas para atacar las ideas que podran ponerla al descubierto. Todava crees que eres una imagen que t mismo fabricaste. Tu mente est en desacuerdo con el Espritu Santo en este punto, y no hay posibilidad de resolver esto mientras te empees en creer lo que es literalmente inconcebible. sa es la razn de que no puedas crear y de que tengas miedo de todo lo que fabricas. (T.3.VII.4.12).

La mente puede hacer que la creencia en la separacin sea muy real y aterradora, y esta creencia es lo que es el "diablo". Es una idea poderosa, dinmica y destructiva que est en clara oposicin a Dios debido a que literalmente niega Su Paternidad. Examina tu vida y observa lo que el diablo ha hecho. Pero date cuenta de que eso que ha hecho se desvanecer completamente a la luz de la verdad, ya que su cimiento es una mentira. El hecho de que Dios te haya creado constituye el nico cimiento que no puede ser debilitado, ya que la luz se encuentra en l. Tu punto de partida es la verdad, y tienes que retornar a tu Origen. Mucho se ha visto desde entonces, pero en realidad no ha ocurrido nada. Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente est en conflicto. Todava no has retornado lo suficiente, y de ah que tengas tanto miedo. A medida que te acercas a tu Origen, experimentas el miedo a la destruccin de tu sistema de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte. Pero la muerte no existe. Lo que existe es la creencia en la muerte. (T.3.VII.5.9)

A medida que te acercas a tu Origen, experimentas el miedo a la destruccin de tu sistema de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte. (T.3.VII.5.10).

La rama que no da fruto ser cortada y se secar. Algrate de que sea as! La luz brillar desde la verdadera Fuente de la vida, y tu forma de pensar quedar corregida. No puede ser de otra manera. T que tienes miedo de la salvacin ests eligiendo la muerte. Vida y muerte, luz y obscuridad, conocimiento y percepcin, son conceptos irreconciliables. Creer que se pueden reconciliar es creer que Dios y Su Hijo no pueden reconciliarse. Slo la unicidad del conocimiento est libre de conflicto. Tu reino no es de este mundo porque te fue dado desde ms all de l. La idea de un problema de autoridad tiene sentido nicamente en este mundo. Al mundo no se le abandona mediante la muerte sino mediante la verdad, y la verdad slo la pueden conocer aquellos para quienes el Reino fue creado, y por quienes espera. (T.3.VII.6.5).

Cuando te recuerdo tu verdadera creacin, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo. (T.4.I.3.6).

Si percibes a un maestro simplemente como "un ego ms grande" sentirs miedo, ya que agrandar un ego es aumentar la ansiedad que produce la separacin. (T.4.I.6.2).

El que ensees o aprendas no es lo que establece tu vala. Tu vala la estableci Dios. Mientras sigas oponindote a esto, todo lo que hagas te dar miedo, especialmente aquellas situaciones que tiendan a apoyar la creencia en la superioridad o en la inferioridad. Los maestros tienen que tener paciencia y repetir las lecciones que ensean hasta que stas se aprendan. Yo estoy dispuesto a hacer eso porque no tengo derecho a fijar los lmites de tu aprendizaje por ti. Una vez ms: nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu vala. Este punto no es debatible excepto en fantasas. Tu ego no est nunca en entredicho porque Dios no lo cre. Tu espritu no est nunca en entredicho porque l lo cre. Cualquier confusin al respecto es ilusoria, y mientras perdure esa ilusin, no es posible tener dedicacin alguna. (T.4.I.7.3).

Cuando sientas miedo, aquitate y reconoce que Dios es real, y que t eres Su Hijo amado en quien l se complace. (T.4.I.8.6).

Dios no es el autor del miedo. El autor del miedo eres t. Has elegido crear en forma diferente a como crea l, y, por lo tanto, has hecho posible el que puedas tener miedo. No ests en paz porque no ests desempeando tu funcin. Dios te encomend una funcin muy elevada que no ests llevando a cabo. Tu ego ha elegido estar atemorizado en vez de llevarla a cabo. Cuando despiertes te ser imposible entender esto porque es literalmente increble. No creas lo

increble ahora. Cualquier intento de incrementar su credibilidad es simplemente un intento de posponer lo inevitable. La palabra "inevitable" le causa terror al ego, pero es motivo de jbilo para el espritu. Alcanzar a Dios es inevitable, y t no puedes eludirlo, de la misma manera en que l no te puede eludir a ti. (T.4.I.9.1).

El ego tiene miedo del gozo del espritu porque una vez que lo hayas experimentado dejars de proteger y de atribuirle valor al miedo. (T.4.I.10.1).

El ego tiene miedo del gozo del espritu porque una vez que lo hayas experimentado dejars de proteger y de atribuirle valor al miedo. Le atribuyes gran valor ahora porque el miedo es un testigo de la separacin, y tu ego se regocija cuando das testimonio de ella. Repdialo! No le escuches ni le ampares. Escucha nicamente a Dios, que es tan incapaz de engaar como lo es el espritu que l cre. Librate y libera a otros. No les ofrezcas a los dems una imagen de ti mismo falsa e indigna, ni tampoco aceptes una imagen similar de ellos. (T.4.I.10.2).

Mantente alerta contra los retazos de miedo que an conservas en tu mente, o, de lo contrario, no podrs pedirme que lo transponga. (T.4.III.7.5).

Si el miedo y el amor no pueden coexistir, y si es imposible estar completamente atemorizado y seguir viviendo, el nico estado de plenitud posible es el del amor. (T.5.IN.2.2).

El Espritu Santo es la Respuesta de Dios a la separacin; el miedo a travs del cual la Expiacin cura hasta que la mente en su totalidad se reincorpore al proceso de creacin. (T.5.II.2.5).

La Voz del Espritu Santo en ti es dbil. Por eso es por lo que debes compartirla. Tiene que hacerse ms fuerte antes de que puedas orla. Es imposible que la oigas dentro de ti mientras siga siendo tan dbil en tu mente. No es que de por s sea dbil, sino que est limitada por tu renuencia a orla. Si cometes el error de buscar al Espritu Santo nicamente en ti, tus pensamientos te asustarn, ya que al adoptar el punto de vista del ego, estars emprendiendo un viaje que le es ajeno al ego utilizndolo a l de gua. Esto no puede sino producir miedo. (T.5.III.4.7).

Unirse a la Expiacin es la manera de escapar del miedo. (T.5.IV.1.2).

El propsito del ego es infundir miedo porque slo los que tienen miedo pueden ser egostas. (T.5.V.1.3).

De acuerdo con la interpretacin del ego, "Castigar los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generacin" es una aseveracin especialmente cruel. Se convierte simplemente en un intento por parte del ego de garantizar su propia supervivencia. Para el Espritu Santo, la frase significa que en las generaciones posteriores l todava podr reinterpretar lo que las generaciones previas haban entendido mal, anulando as la capacidad de dichos pensamientos para suscitar miedo. (T.5.VI.8.3).

Existe una interpretacin constructiva de la crucifixin que est totalmente desprovista de miedo y que, por lo tanto, si se entiende debidamente, es totalmente benvola en cuanto a lo que ensea. (T.6.I.1.5).

Te dije tambin que la crucifixin fue la ltima jornada intil que la Filiacin tuvo que emprender, y que para todo aquel que la entienda representa la manera de liberarse del miedo. (T.6.I.2.6).

La proyeccin implica ira; la ira alienta la agresin y la agresin fomenta el miedo. (T.6.I.3.3).

Si interpretas la crucifixin de cualquier otra forma, la estars usando como un arma de ataque en vez de como la llamada a la paz para la que se concibi. Con frecuencia, los Apstoles la interpretaron errneamente, por la misma razn que otros lo hacen. Su propio amor imperfecto les hizo ser vulnerables a la proyeccin, y, como resultado de su propio miedo, hablaron de la "ira de Dios" como el arma de represalia de ste. No pudieron hablar de la crucifixin enteramente sin ira porque sus propios sentimientos de culpabilidad haban hecho que se sintiesen indignados. (T.6.I.14.3).

No quiero que dejes que se infiltre ningn vestigio de miedo en el sistema de pensamiento hacia el que te estoy guiando. (T.6.I.16.2).

No se puede amar lo que no se aprecia, pues el miedo hace que sea imposible apreciar nada. (T.6.I.17.3).

Cuando tienes miedo de lo que eres no lo aprecias, y, por lo tanto, lo rechazas. (T.6.I.17.4).

Tal vez creas que el miedo -al igual que el amor- se puede comunicar y que, por lo tanto, se puede compartir. (T.6.V.A.5.6).

Los que comunican miedo estn fomentando el ataque, y el ataque siempre interrumpe la comunicacin, haciendo que sta sea imposible. (T.6.V.A.5.8)

Los que creen en la separacin tienen un miedo bsico a las represalias y al abandono. (T.6.V.B.1.1).

Slo si hay miedo parece tener sentido la idea de las excepciones. (T.7.V.5.8). Las excepciones son amedrentadoras porque las engendra el miedo. (T.7.V.5.9)

El miedo no produce alegra. (T.7.V.6.1). El miedo siempre hace excepciones. (T.7.V.6.3)

El miedo produce disociacin porque genera separacin. (T.7.V.6.5).

El miedo y el amor fabrican o crean, dependiendo de si es el ego o el Espritu Santo el que los engendra o inspira, pero en cualquier caso retornan a la mente del pensador y afectan la totalidad de su percepcin. (T.7.VI.1.5).

El ego, que es un producto del miedo, reproduce miedo. (T.7.VI.4.5).

No le tengas miedo al ego. (T.7.VIII.5.1).

Dicho mundo es, por lo tanto, una ilusin de aislamiento, que se mantiene vigente por miedo a la misma soledad que es su ilusin. (T.8.IV.2.3).

Siempre que el miedo se interpone en el camino hacia la paz, es porque el ego ha intentado unirse a nuestra jornada, aunque en realidad no puede hacerlo. (T.8.V.5.5).

Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones fsicas del miedo a despertar. (T.8.IX.3.2).

La curacin es la liberacin del miedo a despertar, y la substitucin de ese miedo por la decisin de despertar. (T.8.IX.5.1).

La decisin de despertar refleja la voluntad de amar, puesto que toda curacin supone la substitucin del miedo por el amor. (T.8.IX.5.2).

Tener miedo de la Voluntad de Dios es una de las creencias ms extraas que la mente humana jams haya podido concebir. (T.9.I.1.1).

Tener miedo de la Voluntad de Dios es una de las creencias ms extraas que la mente humana jams haya podido concebir. Esto no habra podido ocurrir a no ser que la mente hubiese estado ya tan profundamente dividida, que le hubiese sido posible tener miedo de lo que ella misma es. La realidad slo puede ser una "amenaza" para lo ilusorio, ya que lo nico que la realidad puede defender es la verdad. El hecho mismo de que percibas la Voluntad de Dios -que es lo que t eres- como algo temible, demuestra que tienes miedo de lo que eres. Por lo tanto, no es de la Voluntad de Dios de lo que tienes miedo, sino de la tuya. (T.9.I.1.1)...

El hecho mismo de que percibas la Voluntad de Dios -que es lo que t eres- como algo temible, demuestra que tienes miedo de lo que eres. (T.9.I.1.4). Por lo tanto, no es de la Voluntad de Dios de lo que tienes miedo, sino de la tuya. (T.9.I.1.5) Lo que parece ser el temor a Dios es en realidad el miedo a tu propia realidad. (T.9.I.2.2)

Sin embargo, mientras sigas teniendo miedo de tu voluntad, eso es precisamente lo que estars pidiendo. (T.9.I.6.7).

En la seguridad de la realidad, el miedo no tiene absolutamente ningn sentido. (T.9.I.9.4).

El miedo no puede ser real sin una causa, y Dios es la nica Causa. (T.9.I.9.6).

Cualquier intento de negar lo que simplemente es tiene necesariamente que producir miedo, y si el intento es fuerte producir pnico. (T.9.I.12.1).

No puedes crear lo irreal porque la ausencia de realidad es temible y el miedo no es algo que pueda ser creado. (T.9.I.13.4).

Mientras sigas creyendo que es posible tener miedo, no podrs crear. (T.9.I.13.5).

Tienes que recordar, no obstante, que el curso afirma, y repetidamente, que su propsito es ayudarte a escapar del miedo. (T.9.II.1.4).

Supongamos, pues, que lo que le pides al Espritu Santo es lo que realmente deseas, pero an tienes miedo de ello. Si ese fuese el caso, obtenerlo ya no sera lo que deseas. Por eso es por lo que algunas formas especficas de curacin no se logran, aun cuando se haya logrado el estado de curacin. Un individuo puede pedir ser curado fsicamente porque tiene miedo del dao corporal. Al mismo tiempo, si fuese curado fsicamente, la amenaza que ello representara para su sistema de pensamiento podra causarle mucho ms miedo que la manifestacin fsica de su afliccin. En ese caso no estara pidiendo realmente que se le liberase del miedo, sino de un sntoma que l

mismo eligi. Por lo tanto, no estara pidiendo realmente ser curado. (T.9.II.2.1).

El perdn que se aprende de m no se vale del miedo para deshacer el miedo. (T.9.IV.5.1).

No tengas miedo del juicio Final, sino que, por el contrario, dale la bienvenida sin ms demora, pues el tiempo de que el ego dispone lo "toma prestado" de tu eternidad. (T.9.IV.9.2).

El ego le tiene miedo a lo obvio porque lo obvio es la caracterstica esencial de la realidad. (T.9.VII.2.7).

Inventaste la grandiosidad y le tienes miedo porque es una forma de ataque, pero tu grandeza es de Dios, Quien la cre como expresin de Su Amor. (T.9.VIII.4.8).

Pregntale al Espritu Santo cul es tu vala y l te lo dir, pero no tengas miedo de Su respuesta, pues procede de Dios. (T.9.VIII.11.6).

A menos que primero conozcas algo no puedes disociarte de ello. El conocimiento, entonces, debe preceder a la disociacin, de modo que sta no es otra cosa que la decisin de olvidar. Lo que se ha olvidado parece entonces temible, pero nicamente porque la disociacin es un ataque contra la verdad. Sientes miedo porque la has olvidado. Y has reemplazado tu conocimiento por una conciencia de sueos, ya que tienes miedo de la disociacin y no de aquello de lo que te disociaste. Cuando aceptas aquello de lo que te disociaste, deja de ser temible. (T.10.II.1.5).

Dicho llanamente, pues, puede que creas que tienes miedo de la nada, pero en realidad tienes miedo de lo que no es nada. (T.10.III.9.1).

Has elegido tener miedo del amor por razn de su perfecta mansedumbre, y debido a ese miedo has estado dispuesto a renunciar a la perfecta capacidad que tienes para ser til y a la perfecta Ayuda de que dispones. (T.10.III.10.11).

Este dios es el smbolo de tu decisin de oponerte a Dios, y tienes miedo de l porque no se le puede reconciliar con la Voluntad de Dios. (T.10.IV.1.7).

Los ritos del dios de la enfermedad son extraos y muy estrictos. En ellos la alegra est prohibida, pues la depresin es la seal de tu lealtad a l. La depresin significa que has abjurado de Dios. Son muchos los que tienen miedo de la blasfemia, mas no entienden lo que sta es. No se dan cuenta de que negar a Dios es negar su propia Identidad, y en este sentido el costo del pecado es la muerte. Esto es as en un sentido muy literal: negar la vida hace que se perciba su opuesto, de la misma manera en que toda forma de negacin reemplaza lo que existe con lo que no existe. Nadie puede realmente hacer esto, aunque es indudable que t puedes pensar que puedes y creer que lo has hecho. (T.10.V.1.4).

T fabricas mediante la proyeccin, mas Dios crea mediante la extensin. T eres la piedra angular de la creacin de Dios, pues Su sistema de pensamiento es la Luz. Recuerda que los Rayos estn ah sin ser vistos. Cuanto ms te aproximas al centro de Su sistema de pensamiento, ms clara se hace la luz. Cuanto ms te aproximas al

sistema de pensamiento del ego, ms tenebroso y sombro se vuelve el camino. Sin embargo, incluso la pequea chispa que se encuentra en tu mente basta para iluminarlo. Lleva esa luz contigo sin ningn temor, y valerosamente enfcala a los cimientos del sistema de pensamiento del ego. Estte dispuesto a juzgarlo con absoluta honestidad. Pon al descubierto la tenebrosa piedra angular de terror sobre la que descansa y scala a la luz. Ah vers que se basaba en la insensatez y que todos tus miedos eran infundados. (T.11.IN.3.10).

Tienes miedo de saber cul es la Voluntad de Dios porque crees que no es la tuya. (T.11.I.10.3).

El camino no es arduo, pero es muy diferente. El tuyo es el camino del dolor, de lo cual Dios no sabe nada. se es el camino que en verdad es arduo y muy solitario. El miedo y la afliccin son tus invitados y moran en ti, acompandote dondequiera que vas. Pero la jornada tenebrosa no es el camino que el Hijo de Dios desea recorrer. Camina en la luz y no veas a los siniestros compaeros, pues no son compaeros dignos del Hijo de Dios, que fue creado de la luz y en la luz. La Gran Luz siempre te rodea e irradia desde ti. Cmo podras ver a los compaeros siniestros en una luz como sa? Si los ves es nicamente porque ests negando la luz. Nigalos a ellos en vez de a la luz, pues la luz est aqu y el camino ha sido despejado. (T.11.III.4.4).

No tengas miedo de mirar al miedo, pues no puede ser visto. (T.11.V.2.8).

Comencemos esta leccin acerca de la "Dinmica del ego" dndonos cuenta de que la expresin en s no significa nada. Dicha expresin encierra una contradiccin intrnseca que la priva de todo sentido. "Dinmica" implica el poder para hacer algo, y toda la falacia

de la separacin radica en la creencia de que el ego tiene el poder de hacer algo. Tienes miedo del ego porque crees eso. No obstante, la verdad es muy simple: Todo poder es de Dios. Lo que no procede de l no tiene el poder de hacer nada. (T.11.V.3.4).

Debes reconocer que lo que menos quiere el ego es que te des cuenta de que le tienes miedo. (T.11.V.8.1).

Pues si el ego pudiese producir miedo, menoscabara tu independencia y debilitara tu poder. (T.11.V.8.2).

El ego puede permitirte, y de hecho lo hace, que te consideres altanero, incrdulo, frvolo, distante, superficial, insensible, despegado e incluso desesperado, pero no permite que te des cuenta de que realmente tienes miedo. Minimizar el miedo, pero no deshacerlo, es el empeo constante del ego, y es una capacidad para la cual demuestra ciertamente gran ingenio. Cmo iba a poder predicar separacin a menos que la reforzase con miedo?, y, seguiras escuchndole si reconocieses que eso es lo que est haciendo? (T.11.V.9.1).

Minimizar el miedo, pero no deshacerlo, es el empeo constante del ego, y es una capacidad para la cual demuestra ciertamente gran ingenio. (T.11.V.9.2).

La ms seria amenaza para el ego es, pues, que te des cuenta de que cualquier cosa que parezca separarte de Dios es nicamente miedo, sea cual, sea la forma en que se manifieste e independientemente de cmo el ego desee que lo experimentes. (T.11.V.10.1).

Si pasas por alto el amor ests pasndote por alto a ti mismo, y no podrs sino tener miedo de la irrealidad porque te habrs negado a ti mismo. (T.11.V.10.5).

Solamente aprendiendo lo que es el miedo puedes por fin aprender a distinguir lo posible de lo imposible y lo falso de lo verdadero. (T.11.V.11.2).

Reconoce nicamente que el objetivo del ego, que tan diligentemente has perseguido, no te ha aportado ms que miedo, y se har muy difcil mantener que el miedo es felicidad. (T.11.V.12.5).

De reconocer esto, no lo aceptara, pues slo un loco elegira el miedo en lugar del amor, y slo un loco podra creer que atacando es cmo se alcanza el amor. (T.11.V.12.8-9).

Tienes miedo del mundo tal como lo ves, pero el mundo real sigue siendo tuyo slo con que lo pidas. (T.11.VIII.7.4).

Bienaventurado t que ests dispuesto a pedirle la verdad a Dios sin miedo, pues slo as podrs aprender que Su respuesta es la liberacin del miedo. (T.11.VIII.7.7).

Hijo mo, tienes miedo de tus hermanos, de tu Padre y de ti mismo. Pero ests simplemente engaado con respecto a ellos y con respecto a ti mismo. Pregntale al Maestro de la realidad lo que son ellos y lo

que eres t, y al escuchar Su respuesta, t tambin te reirs de tus miedos y los reemplazars con la paz. Pues el miedo no se encuentra en la realidad, sino en las mentes de aquellos nios que no entienden la realidad. Es nicamente su falta de entendimiento lo que les asusta, y cuando aprenden a percibir correctamente dejan de tener miedo. Y as, cuando vuelvan a tener miedo preguntarn de nuevo cul es la verdad. No es la realidad de tus hermanos, ni la de tu Padre ni la tuya lo que te asusta. No sabes lo que son y debido a ello los percibes a ellos y a ti mismo como fantasmas, monstruos y dragones. Pregntale cul es su realidad a Aquel que la conoce, y l te dir lo que ellos son. Pues t no entiendes lo que ellos son, y, puesto que ests engaado con respecto a lo que ves, necesitas la realidad para poder desvanecer tus miedos. (T.11.VIII.14.1).

Pues el miedo no se encuentra en la realidad, sino en las mentes de aquellos nios que no entienden la realidad. (T.11.VIII.14.4). Es nicamente su falta de entendimiento lo que les asusta, y cuando aprenden a percibir correctamente dejan de tener miedo. (T.11.VIII.14.5) Y as, cuando vuelvan a tener miedo preguntarn de nuevo cul es la verdad. (T.11.VIII.14.6)

Pues t no entiendes lo que ellos son, y, puesto que ests engaado con respecto a lo que ves, necesitas la realidad para poder desvanecer tus miedos. (T.11.VIII.14.10).

No intercambiaras tus miedos por la verdad, teniendo en cuenta que puedes lograrlo slo con pedirlo? (T.11.VIII.15.1).

El Espritu Santo tiene an que transformar el miedo en verdad. (T.12.I.8.3).

No obstante, hemos sealado repetidamente la necesidad de reconocer el miedo y de confrontarlo cara a cara, como un paso crucial en el proceso de desvanecer al ego. (T.12.I.8.5).

Al haberte enseado a aceptar nicamente los pensamientos de amor de otros y a considerar todo lo dems como una peticin de ayuda, te ha enseado que el miedo en s es una peticin de ayuda. (T.12.I.8.7).

Ya hemos aprendido que el miedo y el ataque estn inevitablemente interrelacionados. (T.12.I.8.11). Si el ataque es lo nico que da miedo, y si consideras al ataque como la peticin de ayuda que realmente es, te dars cuenta de la irrealidad del miedo. (T.12.I.8.12) Pues el miedo es una splica de amor, en la que se reconoce inconscientemente lo que ha sido negado. (T.12.I.8.13)

El miedo es un sntoma de tu profunda sensacin de prdida. (T.12.I.9.1).

El miedo es un sntoma de tu profunda sensacin de prdida. Si al percibirlo en otros aprendes a subsanar esa sensacin de prdida, se elimina la causa bsica del miedo. De esa manera, te enseas a ti mismo que no hay miedo en ti. Los medios para erradicarlo se encuentran en ti, y has demostrado esto al drselos a otros. El miedo y el amor son las nicas emociones que eres capaz de experimentar. Una es falsa, pues procede de la negacin, y la negacin depende, para poder existir, de que se crea en lo que se ha negado. Al interpretar correctamente el miedo como una afirmacin categrica de la creencia subyacente que enmascara, ests socavando la utilidad que le has atribuido al hacer que sea intil. Las defensas que son inservibles se abandonan automticamente. Si haces que lo que el

miedo oculta pase a ocupar una posicin inequvocamente preeminente, el miedo deja de ser relevante. Habrs negado que puede ocultar al amor, lo cual era su nico propsito. El velo que habas puesto sobre la faz del amor habr desaparecido- (T.12.I.9.5).

Al interpretar correctamente el miedo como una afirmacin categrica de la creencia subyacente que enmascara, ests socavando la utilidad que le has atribuido al hacer que sea intil. (T.12.I.9.7).

Si deseas contemplar el amor, que es la realidad del mundo, qu mejor cosa podras hacer que reconocer en toda defensa contra l la splica de amor subyacente? Y de qu mejor manera podras darte cuenta de su realidad que respondiendo a esa splica dando amor? La interpretacin que el Espritu Santo hace del miedo ciertamente lo desvanece, pues la conciencia de la verdad no se puede negar. De esta manera el Espritu Santo reemplaza al miedo por el amor y transforma el error en verdad. Y de esta manera aprenders de l cmo reemplazar tu sueo de separacin por el hecho innegable de la unidad. Pues la separacin no es otra cosa que la negacin de la unin, y si se interpreta correctamente, da testimonio de tu eterno conocimiento de que la unin es verdad (T.12.I.10.4).

Si piden iluminacin, y la aceptan, sus miedos se desvanecen. (T.12.II.4.2).

Qutate las mantas de encima y hazle frente a lo que te da miedo. (T.12.II.5.2). Slo lo que t te imaginas que ello pueda ser es lo que te da miedo, pues la realidad de lo que no es nada no puede dar miedo. (T.12.II.5.3)

En el amor perfecto no hay miedo. No haremos otra cosa que mostrarte la perfeccin de lo que ya es perfecto en ti. No tienes miedo de lo desconocido sino de lo conocido. No fracasars en tu misin porque yo no fracas en la ma. En nombre de la absoluta confianza que tengo en ti, confa en m aunque slo sea un poco, y alcanzaremos fcilmente la meta de perfeccin juntos. Pues la perfeccin simplemente es y no puede ser negada. Negar la negacin de lo perfecto no es tan difcil como negar la verdad, y creers en lo que podemos realizar juntos cuando lo veas realizado. En el amor perfecto no hay miedo. (T.12.II.8.1). No tienes miedo de lo desconocido sino de lo conocido. (T.12.II.8.3)

T que has tratado de desterrar el amor no has podido lograrlo, pero t que eliges desterrar el miedo no podrs por menos que triunfar. (T.12.II.9.1).

T que has tratado de desterrar el amor no has podido lograrlo, pero t que eliges desterrar el miedo no podrs por menos que triunfar. El Seor est contigo, pero t no lo sabes. Sin embargo, tu Redentor vive, y mora en ti en la paz de la cual l fue creado. No te gustara intercambiar tu conciencia de miedo por esta conciencia? Cuando hayamos superado el miedo -no ocultndolo, ni restndole importancia, ni negando en modo alguno su impacto- esto es lo que realmente vers. No puedes dejar a un lado los obstculos que se interponen a la verdadera visin a menos que primero los observes, ya que dejarlos a un lado significa que has juzgado contra ellos. Si los examinas, el Espritu Santo los juzgar, y los juzgar correctamente. Sin embargo, l no puede eliminar con Su luz lo que t mantienes oculto, pues t no se lo has ofrecido y l no puede quitrtelo- (T.12.II.9.5).

No es cierto acaso que tienes ms razones para temer al mundo tal como lo percibes, que para mirar a la causa del miedo y abandonarla para siempre? (T.12.II.10.7).

El mundo que percibes es un mundo de separacin. Quiz ests dispuesto a aceptar incluso la muerte con tal de negar a tu Padre. Sin embargo, l no dispuso que fuese as, y, por lo tanto, no es as. Tu voluntad sigue siendo incapaz de oponerse a lo que la Suya dispone, y sa es la razn de que no tengas ningn control sobre el mundo que fabricaste. No es ste un mundo que provenga de la voluntad, pues est regido por el deseo de ser diferente de Dios, y ese deseo no tiene nada que ver con la voluntad. El mundo que has fabricado es, por lo tanto, completamente catico, y est regido por "leyes" arbitrarias que no tienen sentido ni significado alguno. Se compone de lo que t no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes miedo de ello. Sin embargo, un mundo as slo se puede encontrar en la mente de su hacedor, junto con su verdadera salvacin. No creas que se encuentra fuera de ti, ya que nicamente reconociendo dnde se encuentra es como podrs tener control sobre l. Ciertamente tienes control sobre tu mente, ya que la mente es el mecanismo de decisin.. (T.12.III.9.7)

Tienes miedo de m porque miraste dentro de ti y lo que viste te dio miedo. Pero lo que viste no pudo haber sido la realidad, pues la realidad de tu mente es lo ms bello de todas las creaciones de Dios. Puesto que procede nicamente de Dios, su poder y grandeza slo habran podido brindarte paz, si realmente la hubieses contemplado. Si tienes miedo es porque viste algo que no estaba all. Sin embargo, en ese mismo lugar pudiste haberme visto a m y a todos tus hermanos, en la perfecta seguridad de la Mente que nos cre a todos. Pues nos encontramos ah, en la paz del Padre, cuya Voluntad es extender Su paz a travs de ti. (T.12.VII.10.1).

He dicho que la crucifixin es el smbolo del ego. Cuando el ego se enfrent con la verdadera inocencia del Hijo de Dios intent darle muerte, y la razn que adujo fue que la inocencia es una blasfemia contra Dios. Para el ego, el ego es Dios, y la inocencia tiene que ser interpretada como la mxima expresin de culpabilidad que justifica plenamente el asesinato. Todava no entiendes que cualquier miedo que puedas experimentar en conexin con este curso procede, en ltima instancia, de esa interpretacin, pero si examinases las reacciones que ste suscita en ti, te convenceras cada vez ms de que eso es cierto. (T.13.II.6.4).

La Expiacin se ha interpretado siempre como lo que libera de la culpabilidad, y esto es cierto si se entiende debidamente. No obstante, incluso si yo te interpreto lo que es, puede que la rechaces y no la aceptes para ti mismo. Tal vez hayas reconocido la futilidad del ego y de sus ofrecimientos, pero aunque no los deseas, puede que todava no contemples la alternativa con agrado. En ltima instancia, tienes miedo de la redencin y, crees que te aniquilara. No te engaes con respecto a la intensidad de ese miedo, pues crees que, en presencia de la verdad, puedes volverte contra ti mismo y destruirte. (T.13.II.8.4).

No te engaes con respecto a la intensidad de ese miedo, pues crees que, en presencia de la verdad, puedes volverte contra ti mismo y destruirte. (T.13.II.8.5-6).

Criatura de Dios, eso no es as. Ese "secreto por el que te sientes culpable" no es nada, y si lo sacas a la luz, la Luz lo desvanecer. No quedar entonces ninguna nube tenebrosa que pueda interponerse entre ti y el recuerdo de tu Padre, pues recordars a Su inocente Hijo, que no muri porque es inmortal. Y te dars cuenta de que fuiste redimido junto con l y de que nunca has estado separado de l. El que puedas recordar depende de que comprendas esto, pues ello

implica que has reconocido el amor sin miedo. Con ocasin de tu vuelta a casa se producir un gran jbilo en el Cielo y el jbilo ser tuyo. Pues el hijo redimido del hombre es el Hijo inocente de Dios, y reconocerlo es tu redencin. (T.13.II.9.5).

Hemos dicho que nadie tolerara el miedo si lo reconociese. (T.13.III.1.4).

Tal vez te preguntes por qu es tan crucial que observes tu odio y te des cuenta de su magnitud. Puede que tambin pienses que al Espritu Santo le sera muy fcil mostrrtelo y desvanecerlo sin que t tuvieses necesidad de traerlo a la conciencia. Hay, no obstante, un obstculo adicional que has interpuesto entre la Expiacin y t. Hemos dicho que nadie tolerara el miedo si lo reconociese. Pero en tu trastornado estado mental no le tienes miedo al miedo. No te gusta, pero tu deseo de atacar no es lo que realmente te asusta. Tu hostilidad no te perturba seriamente. La mantienes oculta porque tienes an ms miedo de lo que encubre. Podras examinar incluso la piedra angular ms tenebrosa del ego sin miedo si no creyeses que, sin el ego, encontraras dentro de ti algo de lo que todava tienes ms miedo. No es de la crucifixin de lo que realmente tienes miedo. Lo que verdaderamente te aterra es la redencin. (T.13.III.1.5).

Bajo los tenebrosos cimientos del ego yace el recuerdo de Dios, y de eso es de lo que realmente tienes miedo. (T.13.III.2.1).

El miedo al ataque no es nada en comparacin con el miedo que le tienes al amor. (T.13.III.2.3).

Tienes ms miedo de Dios que del ego, y el amor no puede entrar donde no se le da la bienvenida. (T.13.III.5.4).

No permitas que ningn vestigio de dolor permanezca oculto de Su Luz, y escudria tu mente con gran minuciosidad en busca de cualquier pensamiento que tengas miedo de revelar. (T.13.III.7.5).

Tuvo miedo de lo que haba hecho, pero tuvo todava ms miedo de su verdadero Padre, al haber atacado su gloriosa igualdad con l. (T.13.III.10.6).

Y ahora, la razn por la que tienes miedo de este curso debiera ser evidente. Pues ste es un curso acerca del amor, ya que es un curso acerca de ti. Se te ha dicho que tu funcin en este mundo es curar, y que tu funcin en el Cielo es crear. El ego te ensea que tu funcin en la tierra es destruir, y que no tienes ninguna funcin en el Cielo. Quiere, por lo tanto, destruirte aqu y enterrarte aqu, sin dejarte otra herencia que el polvo del que cree fuiste "creado". Mientras el ego se encuentra razonablemente satisfecho contigo de acuerdo con sus razonamientos, te ofrece el olvido. Cuando se torna abiertamente despiadado, te ofrece el infierno. (T.13.IV.1.1).

Dije anteriormente que slo puedes experimentar dos emociones: amor y miedo. Una de ellas es inmutable aunque se intercambia continuamente, al ser ofrecida por lo eterno a lo eterno. Por medio de este intercambio es como se extiende, pues aumenta al darse. La otra adopta muchas formas, ya que el contenido de las fantasas individuales difiere enormemente. Mas todas ellas tienen algo en comn: son todas dementes. Estn compuestas de imgenes que no se pueden ver y de sonidos que no se pueden or. Constituyen un

mundo privado que no se puede compartir. Pues nicamente tienen sentido para su hacedor, y, por consiguiente, no tienen sentido en absoluto. En este mundo su hacedor ronda solo, ya que nicamente l las percibe. (T.13.V.1.1).

No intentes alcanzar la visin valindote de los ojos, pues t mismo inventaste tu manera de ver para as poder ver en la obscuridad, y en eso te engaas. Ms all de esta obscuridad, pero todava dentro de ti, se encuentra la visin de Cristo, Quien contempla todo en la luz. Tu "visin" emana del miedo, tal como la Suya emana del amor. l ve por ti, al ser tu testigo del mundo real. l es la manifestacin del Espritu Santo, y lo nico que hace es contemplar el mundo real, invocar a sus testigos y acercrtelos. Cristo ama lo que ve en ti, y Su deseo es extenderlo. Y no retornar al Padre hasta que haya extendido tu percepcin de forma que incluya al Padre. Y all acaba la percepcin, pues l te habr llevado consigo de vuelta al Padre. (T.13.V.9.3).

Pues el pasado no puede arrojar sombras que obscurezcan el presente, a menos que tengas miedo de la luz. (T.13.VI.2.4).

Y slo si tienes miedo elegiras dejar que la obscuridad te acompaase, y al tenerla en tu mente, verla como una nube negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad. (T.13.VI.2.5).

Tienes miedo de lo que veras, pero lo que temes ver no est ah. (T.13.IX.7.4).

Aquello de lo que tienes miedo ha desaparecido. (T.13.IX.7.5).

No tengas miedo de mirar en tu interior. (T.13.IX.8.1).

En el momento en que te des cuenta de que la culpabilidad es una locura totalmente injustificada y sin ninguna razn de ser, no tendrs miedo de contemplar la Expiacin y de aceptarla totalmente. (T.13.X.8.6).

En el amor no hay cabida para el miedo, pues el amor es inocente. (T.13.X.10.4).

No hay razn alguna para que t, que siempre has amado a tu Padre, tengas miedo de mirar en tu interior y ver tu santidad. (T.13.X.10.5).

Cada oportunidad que se le da para sanar es otra oportunidad ms de reemplazar las tinieblas por la luz y el miedo por el amor. (T.14.III.6.2).

Los maestros de la inocencia, cada uno a su manera, se han unido para desempear el papel que les corresponde en el programa de estudios unificado de la Expiacin. Aparte de este programa, no hay nada ms que tenga un objetivo de enseanza unificado. En este programa de estudios no hay conflictos, pues slo tiene un objetivo, no importa cmo se ensee. Todo esfuerzo que se haga en su favor se le ofrece a la eterna gloria de Dios y de Su creacin con el solo

propsito de liberar de la culpabilidad. Y cada enseanza que apunte en esa direccin apunta directamente al Cielo y a la paz de Dios. No hay dolor, pruebas o miedo que esta enseanza no pueda vencer. El poder de Dios Mismo la apoya y garantiza sus resultados ilimitados (T.14.V.6.6)..

Los centinelas de la obscuridad la vigilan celosamente, y t, que fabricaste de la nada a esos guardianes de lo ilusorio, tienes ahora miedo de ellos. (T.14.VI.2.5). En cuanto que guardianes de las tinieblas y de la ignorancia no recurras a ellas a no ser que quieras sentir miedo, pues lo que mantienen en la obscuridad es temible. (T.14.VI.3.5)

La verdad no lucha contra la ignorancia, ni el amor ataca al miedo. (T.14.VII.5.2).

La creencia en el infierno es lo que te impide comprender el presente, pues tienes miedo de ste. (T.15.I.7.3).

Pues el Espritu Santo, que slo conoce el presente, se vale de ste para desvanecer el miedo con el que el ego quiere inutilizar el presente. (T.15.I.7.5).

Tal como el ego usa el tiempo, es imposible librarse del miedo. (T.15.I.7.6).