cuaderno cofrade el capirote 2012

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EL CAPIROTE - Cuaderno cofrade Año 2012 Baeza, Ciudad Patrimonio de la Humanidad Semana Santa Declarada de Interés Turístico Nacional

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Cuaderno Cofrade el Capirote 2012

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Semana Santa Declarada de Interés Turístico Nacional

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Teléfono 669 769 336 BAEZA (Jaén)

Alojamiento RuralCasa del Siglo XVIII totalmen-te rehabilitada en pleno casco histórico. El alojamiento ideal para venir en familia a Baeza.

C/. Conde Romanones, 9 (En pleno casco histórico)Telf. y Fax: 953 740 823 / 666 327 862

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Pasaje del Cardenal Benavides, 15 (frente al Ayuntamiento)

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Cuaderno Cofrade nº 9Cuaresma 2012

Ejemplar gratuito

EDITAAsociación Cultural Tertulia Cofrade

“El Capirote” Baeza (Jaén)Registro General de Asociaciones, Sección 1ª, nº 3141

C. I. F. G- 23570278

email: [email protected]

DIRECCIÓNDamián Cruz Martínez

REDACCIÓNSebastián Cabrera Checa

Nazario Gutiérrez MartínezVentura Salazar García

DEPÓSITO LEGALJ - 202 - 2010

DISEÑA E IMPRIMEBlanca impresores, S. L.

Pol. Ind. “Llanos del Valle” Calle A, nave 35 - 23009 Jaén

T. 953 19 11 02 - F. 953 08 83 00 www.imprentablanca.comFo

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PORTADA: JAVIER RUIZ OLIVERA

María Santísima del Rosario en sus Misterios Do-lorosos, nueva veneración mariana de la Cofradía de la Sagrada Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos, es expuesta en besamanos tras su bendición. Fue en la Parroquia de Santa María del Alcázar y San Andrés donde, el Párroco y Capellán de la penitencial, D. Domingo A. Pérez Fernández, realizó este bello “bautismo” ritual, el pasado 5 de Noviembre de 2011. El feliz alumbramiento de esta preciosa Reina baezana nació de la gubia del joven imaginero de Torredelcam-po, Antonio Jesús Parras Ruiz.

El Capirote realizó una ofrenda floral a la Señora del Rosario el sábado 10 de Diciembre y quiere rei-terar su felicidad y rendir homenaje a la Virgen por su llegada Baeza, mostrando su imagen en nuestra portada de 2012.

CONTRAPORTADA: JUAN GARCÍA CUEVAS

La Sangre de Cristo entre “Fervorosa” plata. La Salud del mundo pende muerta y atormentada del madero de nuestra salvación. En su costado sangre y agua, agua que el pasado año dejó en su casa de Santa María del Alcázar y San Andrés a las hermandades del Jueves Santo pero que no impidió que centenares de personas quisieran estar a su lado. Te buscamos Señor, escudriñamos con la mirada y el corazón esperanzados en encontrarte y acercarnos a ti. No dejes que la plata nos oculte tu rostro, tu bondad, tu misericordia, tu camino...

“EL CAPIROTE”

Registro General de Asociaciones, Sección 1ª, nº 3141

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EFoto: Carlos J. Arcos

Foto: Juan García Cuevas

Foto: Carlos J. Arcos

SumarioEditorialCartel de Semana Santa y Premios Ovación de gala 2011Artistas de la Pasión - Fernando Curiel PalomaresLa Poesía de la Pasión - Juan Cruz CruzLa Semana Santa en la Red: Asoc. La HorquetaColaboraciones: Un patrimonio invisible - J. Luis Buendía LópezCuaderno de Opinión - Francisco Javier Cano HerreraNuestra memoria en imágenes - Fernando Viedma PuchePregón del Costalero - Bartolomé Lara FernándezLa Música en la S. Santa - Antonio Moreno PozoLa Rebotica - Nazario Gutiérrez MartínezLa Pasión según Madrid, las JMJ 2011 - Damían Cruz MartínezCruz de Guía - José López Chica“Capirotazos” y “Ovaciones”Esencias Cofrades - Sebastián Cabrera Checa“La Trabajadera” - Pedro J. Montiel SánchezEl Artículo: Hace cincuenta años (II Parte) - José Fco. Garrido LemusEfemérides

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ELA REDACCIÓN

EditorialUn año más nos dirigimos a ustedes desde esta publicación, con el ánimo de mos-

trarles diferentes perspectivas, sentimientos y opiniones -también las críticas- así como la historia y las tradiciones de la Semana Santa de nuestra amada Baeza y

la celebración pasionista en general.Año tras año, entendemos, hemos ido cumpliendo los objetivos que nos propusimos al iniciar

esta publicación, perfectamente vigentes a día de hoy. Al menos, así se nos ha hecho saber desde todos los foros que se interesan por este tema, y desde todos los puntos de la geografía nacional e incluso internacional, ya que el formato digital del Cuaderno es remitido a todas las personas que nos lo solicitan y son cada vez más las de fuera de España.

Desde aquí deseamos hacer público nuestro agradecimiento más sincero a todos y cada uno de los desinteresados colaboradores, amigos que cada año comparten con nosotros su saber y sus experiencias acerca de lo que más nos gusta. No podemos dejar de reconocer, sin falsa modestia, que los trabajos que venimos exponiendo en estas páginas poseen una calidad creciente que está siendo muy apreciada por nuestros lectores, lo que nos anima y enorgullece. Igualmente, inmersos en la profunda crisis económica en la que nos hallamos, y de la que “El Capirote” tampoco escapa, es obligado dar las gracias, de corazón, a nuestros patrocinadores; huelga decir que sin ellos, sin su generosidad, este Cuaderno no sería posible.

El espacio necesariamente limitado de esta publicación, a pesar incluso de volver a ampliar el número de sus páginas hasta el centenar, nos viene haciendo alternar alguna de sus secciones, lo que ocurre sin mayor problema. No obstante, una noticia de última hora, de la que nos debíamos hacer eco y que hubiese cubierto sobradamente el apartado que dedicamos a las reliquias de la cristiandad, nos hace retocar este editorial, en pleno montaje de imprenta, para, al menos, hacérse-la llegar a ustedes escuetamente, (Agradecemos la información de nuestro colaborador y miembro de la Junta Administrativa de la Catedral baezana, Gabino Puche Pérez-Bosch.)

Las reliquias de San Juan de Ávila, fundador de la Universidad de Baeza, llegan a nuestra ciudad, a petición expresa del Ilmo. Sr. Dean y del Excmo. Cabildo Catedral. Las reliquias que viajan con el beneplácito del Obispado de Córdoba, están peregrinando a lugares emblemáticos en la vida y obra del santo. Todo ello con motivo de su próxima declaración, por parte de S.S. el Papa Benedicto XVI, como Doctor de la Iglesia, nombramiento que se espera para el próximo mes de Octubre, coincidiendo, con la apertura del año especialmente dedicado a la Fe que el Papa propondrá a toda la cristiandad. No podía faltar Baeza a tan alta y señalada efemérides y con tan fausto motivo, y como preludio de dicha declaración, llegarán las reliquias a la Universidad de Baeza, fundada por el propio Juan de Ávila. Serán recibidas, de manera solemnísima, en la Iglesia-Capilla de San Juan Evangelista, en la tarde del próximo día 2 de Abril, Lunes Santo, y serán acogidas por la cofradía que tiene al santo entre uno de sus titulares venerados, la del Stmo. Cristo de la Misericordia, Mª Stma. en su Limpia, Pura e Inmaculada Concepción y San Juan de Ávila. Las sagradas reliquias serán procesionadas en la estación de penitencia que la hermandad realizará ese día, para lo cual nos consta se están preparando con gran magnificencia, tanto el recibimiento, como el posterior desfile procesional. Una vez concluido el mismo, la hermandad será la encargada de custodiar el preciado relicario hasta la mañana del día siguiente. El Martes Santo, día 3 de abril de 2012, con igual pompa, se trasladarán las reliquias a la S.I. Catedral, donde serán recibidas por el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Ramón del Hoyo López, Obispo de la Diócesis, el Excmo. Cabildo Catedral y todo el clero diocesano, que se reunirá en el Templo Mayor para celebrar la solemne Misa Crismal que en el presente año, y por decisión episcopal, se efectuará en Baeza. Por octubre, una vez se haya producido la declaración Papal, en nuestra Iglesia-Catedral se llevará a cabo igualmente una solemne Misa-Pontifical, así como un Tedeum en acción de gracias por el nombramiento. El templo mayor baezano contará asimismo con una capilla dedicada al nuevo Doctor de la Iglesia, un santo íntimamente unido a Baeza, donde tantas veces predicó, incluso estando enfermo, sobre todo en la Octava del Corpus. Un santo que tanto hizo por nuestra fe y nuestra cultura y que es considerado como el “Apóstol de Andalucía”, San Juan de Ávila.

Foto: Carlos J. Arcos

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VENTURA SALAZAR GARCÍA

ovación de gala de la semana santa de 2011

Presentación del cartel de “el capirote” semana santa de 2012

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5Un año más, “El Capirote” inició un nuevo curso cofrade con el acto público de pre-sentación de su cartel conmemorativo de la

Semana Santa baezana. Dicho acto suele tener lugar en torno a la festividad de la Inmaculada Concepción de Nuestra Se-ñora, como humilde ofrenda a la Santísima Madre de Dios bajo la advocación de este dogma de fe. Esta ocasión tuvo un carácter especial, ya que, además de la presentación del cartel de 2012, se procedió a la entrega del premio “Ovación de Gala” correspondiente a la Semana Santa de 2011. Habi-tualmente, la entrega de los premios Ovación de Gala, en sus tres modalidades, suele tener lugar en un acto independiente ubicado en el mes de octubre, que supone el cierre del curso cofrade precedente. Sin embargo, de modo análogo a como sucediera en 2007, las adversas condiciones climáticas que alteraron el transcurrir de la Semana Mayor del año pasado motivaron que los miembros de la Tertulia decidieran otor-gar solo una de las modalidades, la correspondiente a mejor detalle o acontecimiento. Quedaron sin convocar, pues, las de mejor desfile procesional y mejor escuadra de costaleros u horquilleros, ya que habrían supuesto un agravio compa-rativo hacia más de la mitad de las penitenciales baezanas, que, por las circunstancias antedichas, se vieron obligadas

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a permanecer en sus templos a cobijo de la lluvia. Así las cosas, “El Capirote” entendió que resultaba más oportuno fundir en un único evento la entrega del premio y la presentación del cartel.

Para esta edición de 2011 el lugar de encuentro fue el Auditorio de la Antigua Iglesia de los Trinitarios Descalzos, a las 21:00 horas del vier-nes, 9 de diciembre. Actuó de maestro de ceremonias Damián Cruz Martínez, Presidente de la Tertulia, quien dio comienzo al acto - no podía ser de otro modo - con una invocación inmaculis-ta, emotiva plegaria dirigida a Nuestra Madre y Abogada. Posteriormente, y tras los saludos de rigor, expuso ante los presentes la organización y propó-sito del evento. Como explicó en ese prólogo, una de las novedades más significativas del cartel de 2012 viene dada por el hecho de que la instantánea en torno a la cual se ha configurado no ha sido seleccionada de ningún archivo previo, ni refleja un momento procesional. Antes al contrario, ha sido encargada ad hoc para tal fin. Esto responde al deseo de ofrecer un cartel dedicado a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la Cofradía de “El Paso”, de manera que esa ex-cepcional talla fuese la protagonista exclusiva. Para su obtención fue elegido don Cristóbal Tornero, “Cristi” para los amigos, cuyo prestigio profesional y artístico queda fuera de duda y que firma así por tercera vez un cartel de “El Capirote”. Todo ello no ha preten-dido ser sino un modesto homenaje al antológico cartel oficial - del que ahora se cumplen cuarenta años - que con el mismo motivo iconográfico elaborara don Antonio Tornero, padre de Cristi, para la Semana Santa de 1972. El en-

cargo se sustanció en la tarde del 31 de octubre de 2011, en la intimidad de la Iglesia de San Pablo.

Tras glosar la calidad artística y la importancia devocional de esta ima-gen de Cristo, que para muchos es “El Señor de Baeza”, Damián Cruz presentó al autor de la fotografía. Fue el propio Cristóbal Tornero, ya en la tribuna, quien descubrió el cartel, con lo que apare-ció ante todos los presentes la imagen completa de Jesús Nazareno, con la cruz a hombros y vestido de hermosa túnica bordada, destacando sobre la penumbra que envuelve su templo. En la intervención posterior, Cristi expresó la satisfacción que le producía publicar esta instantánea y explicó sucintamente el tratamiento técnico que ha requerido en función de sus condiciones y carac-terísticas.

La exaltación del cartel corrió a cargo de don Francisco Gallo Marín, na-cido en Madrid en 1957, pero baezano de corazón. Es nieto del inolvidable Pepe Marín, hijo adoptivo de Baeza, que tanto hizo por la Yedra y su Santuario. Con sólida formación universitaria en Derecho y en Empresariales, trabaja desde hace tiempo en el sector banca-rio, y actualmente desempeña su labor en la ciudad financiera del Banco de Santander, sita en la localidad ma-drileña de Boadilla del Monte. Pero, por encima de todo, es hermano de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Cruz de Santa Elena, cuya estación de penitencia es cita obli-gada para toda su familia cada mañana de Viernes Santo.

Tras los saludos protocolarios, los agradecimientos y la felicitación al autor de la fotografía, Francisco Gallo

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vertebró su intervención en torno a la historia de esta Archicofradía, desde su fundación en 1587, sin olvidar la valoración artística de sus imágenes titulares. Entre otras cuestiones, hizo mención de las primeras Constitucio-nes, en las que se vetaba el acceso a los caballeros, “para que reine la paz” en la Cofradía. También puso de relieve la motivación histórica de algunas de sus controvertidas singularidades, como el que muchos hermanos realicen la estación de penitencia con el rostro descubierto, lo cual emana de las re-formas estatutarias adoptadas a finales del siglo XVIII, tras el Real Decreto de Carlos III (1783) y las directrices del Real Consejo de Castilla y de la Real Chancillería de Granada.

Ahora bien, lejos estuvo esta exaltación de ser una mera exposición

erudita. Junto a las pinceladas históri-cas y artísticas, indudablemente bien documentadas, Francisco Gallo habló asimismo de lo que supone, para él y su familia, la vivencia cofrade, e intro-dujo numerosas y emotivas referencias a la relevancia devocional de Jesús Nazareno: la importancia de gestos tales como la estación en la Catedral, la bendición a las Madres Carmelitas del Monasterio de la Encarnación y, cómo no, el encuentro de Jesús con su Santísima Madre, San Juan y La Santa Mujer Verónica, la ceremonia de “El Paso” por antonomasia, que constitu-ye una de las piedras angulares de las manifestaciones pasionistas de Baeza. Significativas fueron también las pala-bras que dedicó a doña Cristina López-Obregón Silvestre, presente en el recinto, a quien le cabe el honor de ser la primera

mujer que ocupa la mayor-domía de esta Hermandad. Y no podemos pasar por alto las sonrisas y aplausos que Francisco Gallo arrancó del auditorio cuando solicitó públicamente el indulto para La Verónica, que todavía hoy es obligada a entrar en San Pablo únicamente por la puerta trasera, al no ser con-siderada digna de hacerlo por la principal, según una antigua tradición.

En la parte final de su intervención, Francisco Gallo invitó a los cofrades de “El Paso”, y con ellos a todos los cristianos, a ser mensajeros del Amor de Dios. De entre sus palabras, podemos resal-tar las siguientes:

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“Lo verdaderamente relevante para todos nosotros es el encuentro personal con el rostro ensangrentado y glorioso de Jesucristo en su camino hacia la Cruz. Cruz de Santa Elena que es Cruz de luz, cruz gloriosa. Al tomar su Cruz es Él el que carga con todas las nuestras y nos redime.”

Acabada la exaltación del car-tel, Damián Cruz tomó nuevamente la palabra para dar comienzo al acto de entrega del Premio Ovación de Gala al Mejor Acontecimiento de la Semana Santa de 2011. Dicho premio recayó en la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, “Las Escuelas”, por la radical transformación de su estación de penitencia, aprobada por el cabildo general y recogida en unos estatutos am-pliamente reformados. Tras aludir a la historia de esta cofradía y a los motivos que la han llevado a modificar por com-pleto su impronta inicial, Damián Cruz enumeró las diferentes innovaciones en las que se plasma la renovación acaecida en 2011. Sin ánimo de ser exhaustivos, mencionaremos aquí las siguientes: transformación del trono para ser car-gado a la manera tradicional baezana; renovado - y reafirmado - espíritu de silencio; nuevo hábito de estatutos, tanto para los adultos (negro con cola recogida a un lado), como para los niños (roquete blanco sobre sotana negra); ci-rios color tiniebla; establecimiento de la papeleta de sitio; uso de una plataforma volandera para la salida; recuperación de la costumbre del palio tras el paso de Cristo; presencia de acólitos ceriferarios junto al Señor, al igual que la de la ex-cepcional cruz procesional de la Antigua Universidad (obra en plata sobredorada del siglo XVI); la inclusión, tras la refor-ma estatutaria, de dos nuevos titulares de la Hermandad: María Santísima en su

Inmaculada Concepción (simbolizada en la procesión por cuatro cirios blancos en la cabecera) y San Juan de Ávila, que fuera primer Rector de la Universidad de Baeza. Otros muchos detalles podrían añadirse al listado. Por no extenderlo más, consignaremos, como hizo nuestro Presi-dente, que la imponente y sobrecogedora estación de penitencia del Lunes Santo de 2011 finalizó en el interior del templo San Juan Evangelista (antigua capilla universi-taria) cuando se leía la última estación del Vía Crucis y el Cristo de la Misericordia pasaba, entre el silencio y la cera de los nazarenos, ya a puerta cerrada.

Se hizo a continuación entrega de la placa, que acredita el premio, al Hermano Mayor de “Las Escuelas”, don Alejandro Mora Raya, quien, en una breve alocución, mostró su agradecimiento tanto a la Tertulia Cofrade “El Capirote”, por la concesión de esta Ovación de Gala, como a quienes han hecho posible la nueva andadura de la Hermandad, que tiene como objetivo profundizar en el espíritu penitencial que le da su razón de ser en tanto que testimonio de Fe en Cristo Misericordioso. En el cierre, Damián Cruz aprovechó para agradecer a las distintas cofradías que habían cedido sus enseres para la bella decoración del auditorio.

Culminó así un acto especial-mente emotivo, en el que los cofrades baezanos nos reunimos al amparo de dos advocaciones de un único Dios he-cho Hombre: Jesús Nazareno cargando con la Cruz camino del Calvario, cuya imagen nos confortará a lo largo de este año cofrade, y Jesús Crucificado, que suplica mirando al cielo el perdón para los pecadores. Que Él nos guíe en nuestra andadura por la tierra y, tras ella, nos acoja amorosamente en su seno. Amén.

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Artistas de la PasiónLas Monjas del Convento de

Santa Catalina de Baeza

POR FERNANDO CURIEL PALOMARES

Sería muy difícil concebir la Semana Santa de Baeza sin la labor que durante muchos años han realizado las Clarisas Franciscanas del convento de Santa Catalina. Nuestras más veneradas Imágenes

visten preciosas túnicas o suntuosos mantos que son muestra de la fe sencilla del pueblo, del repetido “lo mejor para el Señor” de las gentes de corazón humilde. De este convento han salido obras de bordado únicas, que dan a nuestra Semana Mayor un sabor especial de tiempos pretéritos. En este humilde artículo preten-demos dar a conocer un poco el oficio de estas almas que han renunciado por completo al mundo y han dedicado su vida a la adoración y oración continuas. Llevan la premisa benedictina “Ora et Labora” hasta su máximo extremo, dedicando su trabajo también para dar Gloria a Dios y a la Santísima Virgen por medio del cariño y el arte puestos en las obras salidas de sus manos.

Aunque las monjas de Santa Catalina se dedican a la realización de numerosas piezas de ajuares domésticos (sábanas, mantelerías, paños, toallas, pañuelos, etc.) y litúrgicos (manteles de Altar, casullas, estolas, pluviales…), nosotros sólo nos centraremos en las obras bordadas para las Cofradías de Baeza. Es tarea ardua, sin embargo, por la escasísima documentación conservada sobre ellas.

Nos cuentan las monjas numerosos recuerdos en torno al taller de bordados. Por ejemplo, que han realizado obras para muchos lugares, además, claro está, de Baeza: Úbeda, Jódar, Cabra del Santo Cristo, Torreperogil, Linares… Recuerdan

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también que todos los materiales de bordado eran suministrados por la fábrica “El Tirador de Oro”, de Valencia, regentada por Emilio Gómez, empresa dedicada desde 1835 a la fabricación de hilos de oro y plata fina y entrefina, flecos, galones, agremanes, lentejuelas y pasamanería en general en oro y plata hechos con la más pura tradición artesanal.

Evocan a la Madre Sagrario, que era la que hacía todos los diseños; a la Madre Teresa, la Madre Clara y a la Madre Amor, todas ellas eminencias en el arte del bordado; nos enseñan algunas de las preciosas obras que se guardan en el convento, y nos describen cómo era la técnica que empleaban: en primer lugar, con el dibujo colocado sobre el terciopelo, se marcaba con hilo amarillo; después se hacía el relleno de las piezas, sobre el terciopelo, para darle volumen, a base de hilos de lanilla trenzada y teñida por ellas mismas en color amarillo a base de anilinas y colorantes. Posteriormente “sujetaban” el hilo de oro sobre el relleno con hilo amarillo, de tal forma que las distintas puntadas y tipos de hilos conformaba el dibujo de las piezas.

También nos explican cuáles eran los hilos usados para sus obras. Principal-mente eran el “de aguas”, muestra u oro liso, un cabo de seda cubierto con láminas de plata dorada; el “peñasquillo”, que toma de base el hilo de muestra trenzado consiguiendo una espiral muy marcada; el torzal, de aspecto rugoso; el canutillo un hilo de oro extremadamente fino enrollado a modo de espiral para conseguir una forma de cilindro hueco; y la hojilla, una laminilla plana de plata dorada que da a los trabajos un sabor de añejas y elegantes formas, con sus texturas metaliza-das. Ésta última era una de las técnicas más utilizadas en los ajuares de la realeza que, por mimetismo, pasaron a los bordados litúrgicos y los de prendas para Imágenes. Precisamente la pieza más antigua de bordado de nuestras Cofradías que se conserva, las bambalinas del paso de palio de Nuestra Señora del Valle de Sevilla, están enteramente bordadas con esta compleja técnica.

Nos comentan también, con preocupación, que este arte se está perdiendo, por su elevado coste, su poca valoración por parte de los cofrades, y por la crisis de vocaciones que vive en este momento la vida contemplativa en general, siendo muy escasa la entrada de nuevas novicias que puedan aprender el oficio, heredado de unas a otras a través de muchísimo tiempo. Sin embargo ellas siguen, poco a poco, con la tradición, intentando evitar que desaparezca del todo.

Es difícil condensar en poco espacio la historia de este arte milenario. Ya en la época clásica se le atribuía a la diosa Minerva la invención de la aguja y el hilo, siendo considerada la máxima protectora de las Artes y los Oficios. En Roma existían un grupo de jóvenes puras, las cuales tenían el honor de ejecutar la “Toga Palmada”, toga con la que se distinguían a los héroes de la ciudad, bordada con oro al filo de toda la tela, con la palma como único elemento decorativo. Para muchos investigadores su procedencia se encuentra en oriente, extendiéndose a occidente a través de la expansión bizantina. En la Península se introdujo el arte del bordado a través de la conquista musulmana, con los Omeyas a partir del siglo VIII. Se genera una amplia producción de objetos bordados en oro fino y sedas sobre telas como damascos, tisúes, terciopelos y rasos. Pero será a partir del año 1435 cuando tengamos la primera noticia oficial de la industria del bordado en la

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Península y sobre todo en Sevilla, donde surgirán por primera vez las ordenanzas del Gremio de Bordadores autorizados por el Cabildo de la Ciudad.

La pieza más antigua relacionada con Baeza en el arte del bordado es el Pen-dón de Baeza, obra del siglo XII que se conserva en la Colegiata de San Isidoro de León. Aún se conservan también piezas interesantes y de gran antigüedad (siglos XVI, XVII y XVIII) depositadas en la Catedral, correspondientes a ornamentos litúrgicos, y otras obras pertenecientes a Hermandades y Cofradías, como la Clá-mide del Señor de la Humildad, el manto de Nuestra Señora del Carmen (regalo de Isabel II), los antiguos mantos de la Amargura de El Paso y la Fervorosa o el sudario del Cristo de la Expiración, entre otras. Por ello podemos afirmar que Baeza cuenta con una amplia tradición en el mundo del bordado en oro.

Las primeras obras de las que tenemos certeza documental de las realizadas en el convento de Santa Catalina, y a la espera de que aparezcan nuevos datos, son realizaciones para la localidad de Jódar: varios estandartes y un manto que aún se conservan datados en los años 20 del pasado siglo. Esto se explica por la presencia en este convento de una galduriense: Sor Isabel Herrera.

Ignoramos si alguna de las piezas de bordado conservadas por nuestras Cofradías anteriores a la Guerra Civil podría adjudicarse a este convento; pero no sería de extrañar que, olvidadas en cajoneras durante años, se escondan joyas surgidas de este taller y de las que no tenemos noticia.

La primera obra para Baeza cuya fecha de ejecución conocemos con preci-sión es el manto de Nuestra Señora de la Soledad, datado en 1949. Creemos que la realización de un manto para esta Dolorosa corresponde al momento en que, por influencias sevillanas, se le cambia la postura de las manos, pasando de estar cruzadas a la cintura a mostrarlas abiertas, cambiando, por tanto, la forma de vestir a la Virgen. Se trata de un manto de pequeño formato, proporcionado al tamaño de la imagen, bordado sobre terciopelo negro, en el que la ornamentación se ex-tiende por las vistas delanteras, el perímetro y la mitad posterior correspondiente a la cola, dejando en la zona central un campo liso, exento de bordado.

Esta ornamentación está estructurada de forma simétrica, a base de tallos o ramas de acanto, que al extenderse por la superficie se convierten en zarcillos, líneas de doble curvatura más o menos vegetalizadas y plenas de movimiento. La mayoría de ellos están rematados en forma de voluta o espiral, llamándose entonces roleos, entrelazados en forma de “S”, que dotan al manto de armoniosos ritmos siguiendo los cánones más puramente clásicos.

Estos tallos o zarcillos se complican sobremanera al partir de ellos gran cantidad de elementos vegetales: hojas de acanto, vid, laurel y olivo, más o menos puntiagudas; flores, como margaritas de distintos tipos y tamaños, rosas y otras, idealizadas, del tipo “hoja de col”; pequeños festones o guirnaldas de las que cuelgan diminutas hojitas; todo ello enriquecido con lo que en el argot de los bordadores se conoce como “labores de relleno”: caracolillos, rabitos de vid, detalles de pedrería, etc.

Uno de los motivos más características de este manto, que se volverá a repetir en obras posteriores, como veremos, son las grandes flores circulares o rosetas, formadas por cinco o seis pétalos trilobulados, en las que las puntadas

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de hilo dibujan rombos u otros entramados, y que están enriquecidas con lentejuelas, abalorios, laminillas y pequeñas cuentas. El manto está rematado en todo su contorno por un encaje de hilo de oro de tipo comercial, que no es el original de la obra.

El antiguo palio, actualmente en proceso de sustitución, debió realizarse en los siguientes años. El techo, en terciopelo negro, presenta como motivo central una paloma con las alas extendidas bordada en sedas, simbolizando al Espíritu Santo, rodeada por una ráfaga compuesta por rayos rectos y puntiagudos de longitud variable, en los que se combinan el oro y las sedas, alternados con otros flamígeros, ondulados.

Las bambalinas por su parte carecen de crestería, siendo su borde superior recto, mientras que la parte inferior presenta un perfil ondulado. Este corte, casi “de cajón”, daba al paso de Nuestra Señora de la Soledad un aspecto austero, de elegante sobriedad. Están bordadas únicamente en su cara exterior, y las cuatro presentan un mismo esquema: un elemento central es flanqueado simétricamente a derecha e izquierda por sencillos roleos de acanto en forma de ese, de los que surgen flores, sutiles guirnaldas, pequeñas hojas alargadas y zarcillos de vid. La bambalina delantera muestra en su centro un corazón traspasado por siete puñales, encuadrado en un marco mixtilíneo; la trasera está presidida por el anagrama del Ave María; y las laterales presentan en su parte media unos elementos reticulares con forma ovalada. Están rematadas con flecos y borlas de oro.

Por fotografías antiguas podemos intuir que la saya que hasta hace unos años se usaba para la Procesión se realizó antes que el manto y el palio, y, aunque no podemos aseverar que se trate de una obra de estas monjas, la similitud de estilo y dibujo con el manto nos hacen suponer que así sea. En efecto, se repiten casi los mismos elementos, que rodean el motivo central, una corona de espinas y tres clavos. En un momento posterior se le añadió el encaje de oro que remata las mangas, similar al del manto.

La siguiente obra sobre la que trataremos es la túnica del Cristo de la Vera Cruz. Con esta pieza se inicia la incomparable trilogía de túnicas bordadas en este convento que visten a los tres Nazarenos de Baeza: Vera Cruz, Paso y Caída.

En 1945 se reorganiza la Cofradía de la Vera Cruz tras la Contienda Civil, reuniéndose los hermanos el 28 de enero en la sacristía de la iglesia de San Pablo. Se acuerda la realización de la nueva imagen de su Cristo Titular por parte de Amadeo Ruiz Olmos, y se formaliza el contrato por la Federación Municipal de Cofradías, que pagaría su importe. En la Semana Santa de ese mismo año saldría por primera vez, y, como no tenía túnica, se utilizó en aquella ocasión, y durante varios años después, una que para el Cristo del Rescate había enviado desde Ma-drid D. Andrés Trillo Marín, Canónigo de la Catedral de Madrid, que había sido Párroco de San Andrés de Baeza y Canónigo de Baeza y que no era utilizada, pues todavía no se había reorganizado la Cofradía del Rescate.

Un detalle de la penuria económica de la Cofradía de la Vera Cruz en esta época era que, cuando el Cristo estaba en su capilla, vestía una túnica igual a la de los penitentes, de estameña color marrón, peto de paño negro con la cruz verde y cíngulo de cordel de cáñamo.

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Por fin se consiguió hacer una túnica digna al Cristo en 1949, usando como base el terciopelo de seda de color granate de unos cortinajes que conformaban el dosel del Salón de Sesiones del Ayuntamiento, que, al ser sustituidos, fueron regalados por la Corporación Municipal a esta Hermandad, siendo bordada ma-gistralmente en oro fino por las monjas del convento de Santa Catalina.

El bordado de esta túnica se distribuye en torno al cuello y pecho del Se-ñor, las bocamangas y el borde inferior, además de la parte delantera y la cola, quedando lisa la zona correspondiente a los costados de la Imagen. En la parte superior de la cola encontramos como motivo central un ramo ligeramente asi-métrico, conformado por multitud de elementos vegetales: rosas “hoja de col”, lirios, pequeñas florecillas, hojas de distintos formatos y tamaños (palma, acanto, olivo, etc.) y aderezos de relleno (lentejuelas, caracolillos y demás pedrerías). De este ramo salen, dispuestos de forma simétrica, zarcillos de acanto similares a los del manto de la Soledad, que se entrelazan y extienden en forma de roleos hacia la zona inferior, desarrollándose en la cenefa perimetral y prolongándose hasta abrirse el dibujo en forma triangular, conformando la parte delantera.

De dichos zarcillos de acanto vuelven a surgir los elementos antes mencio-nados (hojas de acanto, vid, etc.; flores de distintos tipos y tamaños, entre las que se observan las características rosetas circulares de gran tamaño antes reseñadas; y los enriquecidos a base de lentejuelas, rabitos, zarcillos, tallos y pedrería). También se repiten estos motivos en las bocamangas. Tanto éstas como el cuello están ribeteadas por puntas de hilo de oro y encaje de blonda. La zona de la cola estaba rematada por flecos de oro antes de ser restaurada esta túnica por las Madres Dominicas del monasterio de la Purísima Concepción de Jaén.

En dicha restauración, motivada por el gran deterioro provocado por el paso del tiempo y que finalizó en 2004, se pasaron los bordados a nuevo terciopelo gra-nate. Se cambió levemente la distribución de las piezas, aunque afortunadamente se conserva la gran mayoría de las mismas. Al entrañar gran dificultad el pasado “tal cual” de los elementos de relleno al nuevo tejido por estar muy estropeados, fueron sustituidos por otros, a base de pequeñas hojitas y caracolillos. Además, en varias zonas la túnica se ha visto enriquecida con nuevas piezas y motivos reticulares de agradable efecto estético.

Por las Actas de Cabildos podemos conocer detalles de las circunstancias que rodearon la ejecución de las siguientes obras que analizaremos, correspon-dientes ambas a la Cofradía de El Paso: la portentosa túnica del Señor y el manto de la Virgen de la Amargura.

Ya en 1958 se planteaba la elaboración de una nueva túnica para el Señor, contando con el terciopelo de Lyón regalado en 1958 por D. José María Marín Rodríguez, hermano de esta Cofradía que había recibido favores del Señor de El Paso, y que lo donó en agradecimiento por una promesa.

El terciopelo tenía gran cantidad de metros y tuvo problemas para cruzar la frontera franco-española por creer los oficiales de aduana que era de contra-bando. Hechas las oportunas gestiones ante el Ministerio de la Gobernación, pudo llegar a Baeza, y se acuerda “enviarlo al convento de Santa Catalina para que estas

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monjas empiecen a confeccionarlo lo antes posible”. El año siguiente se urge “la entrega de los donativos ofrecidos para los gastos”, que ascendían a 8.550 pesetas. No eran és-tos los totales, pues en 1962 aún se debían 16.000 pesetas. Fue trabajo lento la elaboración de esta prenda, “pese a haberles sido instalada a las monjas una lámpara de mercurio”. La madre abadesa del convento había comunicado la intención de no tomar dinero a cuenta de dicho trabajo, por preferir recibirlo en su totalidad a la terminación del mismo.

En 1960 el Señor de El Paso fue llevado unos días antes de la Semana Santa al convento de Santa Catalina para que las monjas le probaran la nueva túnica por si había que corregir algún detalle y confeccionarla así enteramente a su medida. El retorno de la imagen a la Parroquia de San Pablo se realizó en forma de Vía Crucis, algo inusual.

Ese año se exhibió la túnica en el escaparate del comercio de tejidos de Pepe Santos, aún sin terminar. El deterioro de la túnica antigua, regalada al Señor de El Paso por D. Andrés Trillo Marín se vio agravado ese año por una intensa lluvia caída durante la Procesión de la mañana del Viernes Santo. Esto hizo que la Junta de Gobierno se lanzase a terminar la ya comenzada con mayor rapidez y así poder estrenarla en la Semana Santa del año siguiente.

El Viernes Santo de 1961 el Señor estrena la nueva túnica, que “fue del agrado de todos los hermanos y pueblo en general”, destacando “el esmero y cariño que han puesto en la obra” las Clarisas del convento de Santa Catalina.

Nos encontramos con una pieza de excepcional valor por sus caracterís-ticas y su extraordinaria belleza, siendo, quizá, la mejor obra salida de este taller conventual. Es una túnica de cola de color granate, cuya ornamentación se centra principalmente en la zona que va desde la cintura del Señor hasta el borde inferior, incluida la inmensa cola que se abre tras el Nazareno, además de las bocamangas, desde los codos. Al contrario de lo que ocurriera en la túnica de la Vera Cruz, en ésta el dibujo cubre por completo la zona descrita, siendo mucho más abigarrado que en aquella, con una especie de “horror vacui” de concepción más romántica que clásica, en la que los zarcillos y roleos pierden el protagonismo “estructural” en favor de una frondosa decoración vegetal que casi los oculta.

De un estilizado jarrón, del que sólo se contornea su graciosa silueta, en la zona superior de la cola, surge un gran ramo ligeramente asimétrico, del que parte, distribuyéndose simétricamente, un profuso follaje en el que, además de repetirse el repertorio ya reiterado en las anteriores obras, aparecen elementos nuevos como hojas de cardina (muy apropiadas por su significado, relacionado con la Pasión), palmas, tulipanes, estilizados cardos, lirios, hojas treboladas, ta-llos en forma de “C”, anillas, etc., además de una abundantísima prodigalidad y vistosidad en los recursos de relleno, a base de multitud de zarcillos, caracolillos, lentejuelas, rabitos, pedrerías…

La túnica está rematada en sus bocamangas y apertura delantera por un bello encaje de hilo de oro fino, y en la zona inferior por flecos, también de oro. Las bocamangas presentan, además, un precioso encaje de blonda. (Podemos apreciarla en la fotografía del Cartel de “El Capirote” para 2012 que reproducimos en estas páginas)

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Ya en 1962, tras el buen resultado obtenido con la túnica, se piensa en com-prar un manto nuevo para la Virgen de la Amargura. El mismo, según las actas de cabildo de la Hermandad de El Paso, se haría sobre nuevo terciopelo, enco-mendando a las monjas de Santa Catalina el pasado a él del anterior bordado. Sin embargo, aún a finales de ese año no había sido liquidado en su totalidad el gasto de la túnica del Cristo, que no llegó a producirse hasta 1965. Entonces pudieron adquirirse a la casa Marius Bernet seis metros y medio de terciopelo tipo sifón, al precio de 959 pesetas el metro. Al fin, en 1966 se estrena el nuevo manto de la Virgen, pero sin bordar, y no sería concluido hasta 1968. La deuda contraída con el convento de Santa Catalina, en esta última fase, ascendía a 30.000 pesetas.

Aunque la pretensión inicial era la de pasar a este nuevo manto los borda-dos del antiguo, creemos que esto no llegó a producirse, pues se conserva en su integridad el antiguo manto, conocido como “el de las estrellas”, fechado en torno a 1900, recuperado recientemente junto con la antigua túnica del Cristo antes referida, tras permanecer ambas prendas en paradero desconocido durante varias décadas. Quizá este pasado a nuevo terciopelo no era posible por su dificultad, su alto coste o por el deterioro de los bordados, por lo que se desestimó esta posibilidad.

Confeccionado sobre terciopelo de seda negro, este manto muestra un diseño algo más sobrio que el de la túnica del Señor, presentando bordadas las vistas delanteras, la cenefa perimetral y la zona media de la parte trasera. Es en el eje central de esta región donde podemos observar los elementos que centran la composición: un estilizado bulbo cerrado de azucena o tulipán, una gran roseta de seis pétalos trilobulados y un elemento reticular con forma oval. A partir de ellos se desarrollan los consabidos zarcillos y roleos, que aquí se simplifican, en los que se inserta el catálogo floral de anteriores obras. Caben destacar, como características propias de este manto, la introducción de varias formas adornadas con redecillas, quizá inspiradas en las que se observan en el mencionado manto antiguo de las estrellas; el empleo de series de “topos” o bodoques de tamaño decreciente como recurso estético; y la inclusión de dos pequeñas flores de lis a la altura de los hombros de la Virgen, no sabemos si con la intención de recalcar el carácter “Real” de esta Archicofradía. Esta obra está rematada en su contorno por un encaje de hilo de oro de tipo comercial, que no es el primitivo.

En 1979, ejecutan nuestras monjas el espléndido manto granate de la San-tísima Virgen del Alcázar. Este manto es lucido por nuestra Excelsa Patrona en su Procesión los años impares, alternando con el blanco, que fue regalado por el citado D. Andrés Trillo Marín y que en su origen estaba bordado sobre terciopelo negro. El manto que nos ocupa fue costeado por el pueblo de Baeza. El tejido, terciopelo de seda de color granate, fue donado por Dª Josefina Uribe Acuña. El motivo central es el escudo de Baeza, bordado en oro y sedas, que fue sufragado por el Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad. Como característica más des-tacable cabe reseñar que todo el manto está cuajado de rosas, cada una de ellas donada por personas y familias devotas de la Santísima Virgen. Está ribeteado con un precioso encaje de hilo de oro al filo.

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En 1984 realizan el bordado del techo del antiguo palio de la Fervorosa, sobre raso de color crema. El motivo central de esta obra era el corazón de María en oro y sedas traspasado por siete puñales y rodeado por una corona de espi-nas, circundado a su vez por ramilletes de margaritas de seis pétalos, flores de la Pasión estilizadas y zarcillos de vid. Desde las esquinas del techo surgían otros ramos compuestos por los mismos elementos, prendidos por lazos y distribuidos a modo de orla por el contorno de la pieza. Al dejar de utilizarse esta obra por haber estrenado la Virgen un nuevo palio a finales de los años 90, los bordados fueron felizmente aprovechados para la realización, por parte del cordobés D. Antonio Villar Moreno, de un nuevo terno de camarín compuesto de saya y manto de terciopelo morado bordados en oro.

En 1986 realizan la saya de procesión de María Santísima de la Aurora, de la Cofradía de la Vera cruz, bordada en oro sobre terciopelo de seda negro. El delantal presenta como elemento central un jarrón, en el que los hilos de oro dibujan rombos, del que parte un ramo floral compuesto por rosas “hoja de col”, con pedrería en sus centros, y pequeñas hojitas. Lo flanquean sendos motivos reticulares rematados con estas mismas flores y lirios estilizados, además de otros elementos aislados dispuestos de manera simétrica (caracolillos, eses, pequeñas hojas de acanto y de olivo puntiagudas, lirios, margaritas de seis pétalos y rosetas de pequeño formato). En las bocamangas se aprecia un sencillo dibujo a base de motivos florales antes mencionados. La pieza está rematada con encaje de hilo de oro.

Ya en 1992 sale del taller de este convento la túnica de Jesús Nazareno de la Caída, que fue encargada y donada al Señor de la Magdalena por la familia Viedma Montoro, tal y como figura en el forro interior de la misma. Bordada sobre tercio-pelo de seda de color morado, su ornamentación se encuadra en la zona frontal, el pecho, las bocamangas y la parte inferior de la cola. Como ya ocurriera en la saya de la Virgen de la Aurora, aquí las piezas no se ordenan a partir de los grandes roleos y zarcillos de las primeras obras, sino que se distribuyen simétricamente de manera armoniosa pero aislada. La principal novedad que presenta esta obra es que algunas de las flores están simplemente silueteadas, estando rellenas con retículas y redecillas de gran decorativismo, presentando además pequeñas hojas de olivo, acantos, caracolillos y finos tallos. Está rematada en sus bordes con finos encajes de hilo de oro. Con esta túnica se cierra tanto la trilogía de túnicas antes mencionada como la “época de las grandes obras”. Después de ésta, las monjas de Santa Catalina no han vuelto a bordar piezas de gran envergadura, debido, en parte, al alto coste que tiene mantener un taller de bordado y al no verse éste amortizado en el precio final de las obras.

Como muestra de los múltiples estandartes, banderas y gallardetes realizados en este convento citaremos la bandera de la Virgen de la Aurora, de la Hermandad de la Vera Cruz. Está realizada sobre damasco de seda de color granate, con la típica forma cuadrangular de la que penden dos “cuchillos” o picos, rematados con borlas de oro. Destaca en ella un óvalo central, pintado, cuya autoría corresponde a Dª Antonia Garzón, en el que se representa el anagrama de María coronado y rodeado de rosas. Alrededor del mismo una inscripción bordada con letras de oro: “María Stma. de la Aurora” y “Baeza Año 1996”. En efecto, es en 1996 cuando se

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realiza la actual bandera, pero ésta no es sino una réplica de otra heredada por la Cofradía de la Vera Cruz en el año 1981, cuando decide incorporar a sus cultos a su Titular Mariana. Esta bandera, a su vez, pertenecía a una antigua Hermandad de gloria, la de la Aurora, que organizaba cultos al Rosario y que tenía su sede en el convento de Santo Domingo y después en el de Santa María de Gracia.

Otras muchas obras “menores” han realizado las monjas de Santa Catalina para nuestras Hermandades: los faldones del paso y túnicas para el Señor de la Oración en el Huerto; sayas de Nuestra Señora de la Amargura, del Calvario; ban-derines y galas para tambores de varias cofradías; incontables túnicas, capuchas y capirotes para penitentes; ropas interiores, pañuelos, gallardetes…

El pasado año 2011 fueron nombradas Madrinas de Honor de Nuestra Señora de las Lágrimas, por la cofradía de la Columna. Para esta imagen ya con-feccionaron las primeras bambalinas, en terciopelo morado con un borde de hilo oro y rematadas con flecos y borlas, así como algunas de las primeras vestiduras que utilizó la Virgen. También es destacable que para esta efigie bordaron un delicado pañuelo que fue pasado por la Columna que se venera en la Basílica de Santa Práxedes, en Roma, que tradicionalmente ha sido considerada como la de la Flagelación del Señor. Con motivo de este nombramiento, en el XXV Aniversario de esta dolorosa, regalaron a Nuestra Señora de las Lágrimas una preciosa saya en color beige con finísimos bordados en hilos de plata y pedrería, realizada a partir de un antiguo vestido de novia de los que se guardan en el convento para la Toma de Hábitos de las novicias; además de una hermosa corona de flores similar a las que se usan en ese mismo acto. También le fue donada por parte de esta comunidad una corona franciscana, como las que prenden de sus hábitos monjiles, con la particularidad de que la cruz que la remata fue un regalo personal de la madre abadesa, traída de Roma. Vestida así, como una bellísima Novicia, visitó el convento para celebrar con toda la comunidad conventual una Fiesta de Acción de Gracias, el 29 de mayo del pasado año.

Es curioso observar cómo la mayoría de las Imágenes para las que han rea-lizado obras han visitado en alguna ocasión el convento: el Cristo de la Vera Cruz tuvo su sede en la Iglesia de Santa Catalina poco después de haber sido realizada su túnica; el Señor del Paso, como hemos visto, acudió al monasterio para que le fuera probada la suya; el Señor de la Caída hizo lo propio en el transcurso de las celebraciones del III Centenario de la fundación de su Hermandad; y la Virgen del Alcázar igualmente, durante el Centenario de su Cofradía, celebrado en 1996.

No quisiéramos terminar este artículo sin hacer partícipes a los lectores del acontecimiento que este año 2012 conmemoran las Clarisas Franciscanas: el Octavo Centenario de la Fundación de esta rama de la Orden Franciscana por parte de Santa Clara de Asís. Qué mejor manera de celebrar esta importantísima efemérides que organizar (y esto es una propuesta que desde estas líneas lanzamos al aire) una magna exposición con todas las obras antes descritas, que sirviera como sentido homenaje y reconocimiento del Pueblo de Baeza a la labor callada y sencilla que durante tantos y tantos años han venido haciendo estas monjas desde dentro de los blancos muros de este convento. Estas humildes líneas así han pretendido serlo.

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La poesía de la pasiónLa Mayor hazaña de Cristo

POR JUAN CRUZ CRUZ

1. Si miramos a Cristo naciendo en un pesebre por nosotros y luego lo con-templamos muriendo en una cruz, también por nosotros, surge con facilidad la pregunta de cuál fue su mayor hazaña: si hacerse hombre o si morir en una cruz. El poeta baezano Alonso de Bonilla responde a esa pregunta con un soneto en su libro “Nuevo jardín de flores divinas”. Y lo hace con una sorprendente respuesta radical, bajo el supuesto cierto de que hay mayor distancia metafísica entre lo infinito y lo finito que entre el hombre finito y la muerte finita: fue Cristo más divino haciéndose hombre que muriendo en una cruz:

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Estar Dios hombre de una cruz pendientepor la culpa de Adán roto y deshecho

al mundo asombra; porque fue este hechodigno del brazo de su amor valiente.

Pero encarnar el Verbo omnipotentemayor hazaña fue, pues de derechono pudiera morir si humano hechono se entregara por la humana gente.

No niego que el morir fue triunfo raro,pues fue del mundo universal ganancia,

y muerte del dragón horrible y fuerte;

mas tengo al fi n por evidente y claroque hay sin comparación mayor distancia

de Dios al hombre, que del hombre a muerte.

2. Pero esa hazaña encarnativa tiene en reali-dad un doble giro. El primero, de ida, consiste en

que Dios tomó figura humana. El segundo, de vuelta, estriba en que el hombre mismo ha de tomar figura divina. Si mediante la Creación el hombre es, por su voluntad e inteligencia natural, una imagen sencilla de Dios, me-diante la Redención el hombre puede ser una imagen duplicada, potenciada, puesto que es elevado de su estado natural a un estado de gracia sobrenatural. Una se-gunda hazaña divina. Así lo dice Bonilla en otro soneto de su “Nuevo jardín...”:

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Es Dios causa esencial de quien pendientela gran máquina está de tierra y cielo,

en cuyo ser y original modelose incluye todo espíritu viviente.

Mas la forma del hombre, especialmente,a su gusto le vino tan a pelo

que le compuso por su amor y celoa imagen de su ser omnipotente.

Pues como Dios es molde peregrinodel hombre, y con el golpe del pecado

quedó casi deshecha esta fi gura,

hoy para repararle el ser divinoquiso volverlo al molde, y lo ha dejado

unido al Verbo de la esencia pura.

3. Pero esa hazaña, que parecería no tener ya parangón, es superada por otra extraordinaria que puede hacer enmudecer el orden de la creación. Es magnífica la encarnación de Dios; es grandiosa la redención del hombre; pero excede todo calificativo el que Cristo, redimiendo y elevando al hombre, se postre de rodillas a los pies de quien le traiciona, Judas, en el lavatorio de la última cena. Así lo expresa Bonilla en el mencionado libro:

Si no quiere el enfermo ser curadopoco la medicina es de provecho,

ni es posible que el médico de hechofuerce la voluntad del que ha enfermado.

Hoy contra el de gota de un pecadoel gran médico un baño ha hecho,

y no le sirve, aunque en amor deshechobaña los tercos pies de un obstinado.

Debajo de estas plantas ha queridoponer sus palmas la deidad perfectadel Redentor divino de las almas:

Considerad qué bien tendrá escondidoDios para el que le sirve y le respeta,

si al que le vende trae sobre sus palmas.

4. Semana Santa es tiempo propicio para considerar estas hazañas divinas, tan perfiladas en los pasos procesionales de Baeza; y ello debería dar aliento a nuestra pobre naturaleza caída. Porque Él quiere; y porque nosotros podemos.

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Entrevista a Carlos García Rioja

La Semana Santa en la Web

POR MANUEL DIONISIO LOZANO GUERRA

· En primer lugar y a modo de presentación para los cofrades baeza-nos, me gustaría que vosotros mismos os presentéis ante ellos y nos digáis que es La Horqueta tanto como útil cofrade como Asociación Cofrade.

La Asociación La Horqueta es una entidad sin ánimo de lucro y de carácter cultural nacida en León en 2004. Compuesta por un grupo de jóvenes leoneses, amantes de la Semana Santa, su andadura se inicia en el verano de 2003, dando forma al primero de sus proyectos –La Horqueta Digital–, al que seguirían otras iniciativas que tratan de aunar originalidad y difusión cultural, siempre con el objetivo común de engrandecer la Semana Mayor de la capital leonesa.Hoy, tras más de ocho años de trabajo y esfuerzos, La Horqueta se ha convertido por derecho propio en claro referente de una nueva forma de concebir esta celebración popular, dejando al margen conceptos ya obsoletos y tratando de fomentar, por encima de todo, el impresionante legado cultural que conforma la Semana Santa leonesa.

· Una vez hecha la presentación, quiero indicar al lector que La Hor-queta es una asociación cofrade similar a El Capirote, y al igual realiza una serie de actos en torno a la Semana Mayor de León ¿Nos podríais indicar qué actos cofrades realizáis?

Una vez afianzado el primer proyecto de la Asociación, La Horqueta puso en marcha en 2005 un acto que aúna las distintas iniciativas que el colectivo lleva a cabo cada Cuaresma. Nace así “Vísperas”, una jornada que se celebra cada sábado posterior al Miércoles de Ceniza, siendo así uno de los primeros actos en tener lugar dentro del preludio semanasantero, cada vez más saturado de eventos y conciertos.Así, la presentación del cartel de Semana Santa, la entrega del Premio “La Horqueta” -único galardón existente en la Ciudad dedicado a distinguir acciones meritorias en este ámbito- y el Pregón Cofrade, todo ello hilvanado por un contenido musical que varía cada año en estilos, da forma a “Vísperas”, jornada de exaltación que ha crecido en asistencia y respaldo, convirtiéndose en verdadero pórtico de la Cuaresma en la capital.Dos años más tarde, en 2007, La Horqueta dio un paso más en sus objetivos, con la puesta en marcha de su guía “Papones de acera”, radicalmente diferente a todas las existentes y que revolucionó este tipo de publicaciones con un original formato, siempre buscando una publicación que, además de ser útil y práctica, sea digna de ser conservada

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y releída con el paso del tiempo, incentivando así el componente cultural promovido desde sus inicios por la Asociación.Eso en cuanto se refiere a actos anuales, pues también hemos llevado a cabo otras acti-vidades puntuales. De entre todas ellas, por su trascendencia, destacaría la edición del facsímil de la primera publicación conocida sobre nuestra Semana Mayor -Croniquillas-, que sacamos a la luz en 2007, año en que se cumplía su centenario. Estamos particu-larmente orgullosos de este pequeño gran logro, por cuanto supone.

· ¿Cómo se os ocurrió la idea de realizar la web?Todos teníamos muy claro que en León se echaba en falta, por una parte, un medio en el que se reflejase a lo largo del año la incesante actividad relacionada con la Semana Santa pues los medios generalistas sólo se hacían eco en una pequeña parte, principal-mente en las fechas más próximas y –en demasiadas ocasiones– con muchos errores o enfoques superficiales. Por otra parte, entendíamos que se necesitaba una voz objetiva y crítica, sin caer en la autocomplacencia que era, y prácticamente sigue siendo, común a todas las publicaciones cofrades. Estos dos ingredientes, mezclados con una buena dosis de juventud y amor por nuestra celebración pasional, dieron paso a La Horqueta Digital, un medio que hoy es referencia, con más cinco millones de visitas en ocho años de andadura por la Red y una media de dos mil accesos diarios.Además de la publicación de noticias, con los años, hemos puesto en marcha dos pu-blicaciones digitales que se estrenan al inicio y al final de la Cuaresma: “Palabra del Señor”, que recoge comentarios del Evangelio de cada día desde Ceniza a Semana Santa y en el que cada año colabora un buen número de sacerdotes, y “Recuerdos”, donde diez personas nos aportan su punto de vista sobre un día concreto de la celebración pasional del año anterior.

· Ilusión, esperanza, dar información, amor cofrade,… etc. de todos estos objetivos, cuales hoy en día siguen vivos y por qué han desaparecido otros.

Desaparecer ninguno, si acaso, se han transformado, han evolucionado. El amor cofrade, como bien dices, sin duda es el mismo, pues lo realmente complicado no era nacer ni echar a andar los distintos proyectos, sino mantenerlos en el tiempo con una calidad digna e, incluso, tratar de mejorar con los años…Sí que es cierto que la ilusión ha menguado en algunos momentos. En un principio, La Horqueta Digital atravesó su particular singladura en el desierto por su encendida defensa de la libertad de expresión. A todos nos gusta que nos digan que “somos los mejores”, pero eso no siempre es cierto… Por otra parte, hay ciertas informaciones que, siendo vox pópuli y totalmente oficiales, resultan incómodas para quienes las generan. Estamos hablando del mundo de las cofradías y sus problemas son comunes, con lo que –sin poner ejemplos– seguro que podéis imaginaos de qué hablo…En cualquier caso, las cosas ya no son lo que eran y la credibilidad de La Horqueta hoy es intachable. Tal es así, que hasta “cuelan” algunas de las inocentadas que hemos publicado cada 28 de diciembre. La trayectoria es lo suficientemente elocuente y también hay que tener en cuenta que estamos al día de cuanto sucede y que, muchas veces por

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sensatez y prudencia, no publicamos determinadas informaciones. Eso los lectores lo saben y lo valoran.

· ¿La dedicación a la actualización de la página es sacada del tiempo de ocio o el dedicado a la familia? Nos gustaría saber cuánto tiempo empleáis y con qué frecuencia. El trabajo en La Horqueta es co-mún y diario. Las noticias hay que redactarlas, hay que asistir a cada acto, hablar con los protagonistas. Si en verdad existe aquello que algunos llaman “periodismo morado”, creo que nosotros podríamos enmarcarnos en ese perfil, pues nos tomamos muy en serio esta labor. El hecho de ser tan seguidos y tenidos en cuenta y comprobar cómo, de alguna forma, en León abrimos un camino que otros muchos han seguido, sin duda es una gran responsabilidad.

Evidentemente, el tiempo de ocio, con la familia… se ve resentido y, por ello, cualquier logro de nuestra Asociación lo es gracias a cada uno de nuestros allegados pues, sin su comprensión y su ayuda constante, no estaríamos aquí.Lo que sí es cierto es que muchos días tranochamos actualizando contenidos, escribiendo noticias o respondiendo a entrevistas como ésta. No se entiende hacerlo de otra forma.

· El visitante de vuestra página se puede descargar la guía “Papones de acera”, y le surgen varias preguntas que nos gustaría nos explicaseis: ¿Qué son los Papones?, ¿La guía se edita en papel o solo está de forma virtual en la red?, ¿No tiene publicidad, cómo se financia?

El año pasado fue la quinta ocasión que se realizó y el reportaje fotográfico estuvo dedicada a la música cofrade, ¿quiere esto decir que cada año ha estado dedicado a una temática cofrade diferente?Como decíamos antes, en 2007 nos “subimos el listón” tras recoger el guante de uno de nuestros asociados y gran colaborador: que La Horqueta tuviese su propio programa de procesiones. La idea era desmarcarse de todo lo realizado hasta entonces, dejar al margen la sempiterna sucesión de itinerarios y fotografías y hacer de ésta una publicación que gustase tanto que no se tirase a la basura una vez que cumple su función, cuando acaba cada Semana Santa, sino que se conservase.

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En León, los papones son los “nazarenos”, los cofrades que visten túnica y con ese nom-bre queríamos implicar a quienes también lo son como espectadores. Nace así “Papones de acera”, que este año alcanza su sexta edición y que –nos consta y no es orgullo de “padre”– es la guía más “codiciada” de las muchas que se editan en nuestra Ciudad. Los siete o diez mil ejemplares se agotan en un suspiro. Se dice pronto...En lo concerniente a temáticas, Papones de acera quiere ser tan original y novedoso que ha variado tanto contenidos como formato, de manera casi constante. El de 2007 fue un estuche con diez trípticos –uno por cada día de la Semana Santa, pues en León ésta se inicia el Viernes de Dolores– y cada uno de ellos, a su vez, introducido por un poema; el de 2008 se ilustraba con otros tantos dibujos para introducir cada jornada santa; en 2009 se pasó a la fotografía de detalles; en 2010 eran frases relacionadas con la Semana Santa de relevantes personajes leoneses (escritores, pensadores, escultores…); en 2011 los protagonistas fueron los sonidos y la música… Este año, hemos dado una “vuelta de tuerca” más con Papones de acero, una creación del artista Carlos Cuenllas, gracias a la cual se colocarán en siete rincones semanasanteros otras tantas reproducciones metálicas de distintos papones: con cruz, con guión, un crucífero… de esta forma, se representará a todo tipo de cofrades en el que será el primer monumento urbano a nuestra Semana Mayor y un homenaje al patrimonio humano, a quienes la hacen posible. Asímismo, el acto de presentación de la guía siempre tiene lugar en la calle, cada año en un enclave diferente, una semana antes del Viernes de Dolores y en él también tratamos de variar fórmulas, siempre saliéndonos de lo establecido… Un año se pintó en directo la portada de la guía a ritmo de cornetas y tambores...En cuanto a la financiación, los estrechos lazos que nos unen a nuestra imprenta “de cabecera”, Punto y Seguido, nos han permitido subsistir. Ellos se encargan, en el caso de Papones de acera, de buscar anunciantes para la publicación y soportan –concreta-mente Diego, su diseñador– con infinita paciencia los cambios y modificaciones que se realizan una y otra vez, tratando de que el producto final tenga la calidad que tratamos de imprimirle a todo cuanto lleva el sello de La Horqueta.

· Como asiduo visitante de la web, he observado que es una página muy trabajada y completa con gran cantidad de contenidos, y actualmente estáis en una versión 2.0.

Sí, tratamos de estar todo lo actualizados que podemos, aunque se llega a dónde se llega. Recientemente nos hemos incorporado a las redes sociales gracias a la dedicación de una buena bracera -en nuestro vocabulario, redactora- pero en el tintero siempre quedan cuestiones que, por medios o tiempo, no son posibles de lograr, al menos hoy por hoy.

· Llama la atención del visitante los nombre de algunas de las sec-ciones (Chupando trono; Ave María Purísima; Con el paso cambiado; Conversaciones con Paponio; Que conste en acta; Raseos; Un brazo libre) Pero ¿echáis en falta algo que quisieras que apareciese?

Todos los nombres guardan relación con nuestra Semana Santa. Por ejemplo, Chupando trono, que es la sección de opinión, es el vocablo que se aplica al que puja –porta el paso– pegado al trono y tras éste.

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· Hablemos de la financiación de la página; subvenciones, ayudas, donativos... ¿o no hay más cera, en este caso nunca mejor dicho, que la que arde? Y la Asociación se financia con las cuotas de los socios o posee otro tipo de ingresos.

La Asociación, desde sus inicios, se ha visto obligada a hacer equilibrios. En alguna ocasión nos hemos visto abocados, incluso, a hacer alguna que otra “derrama” interna para sacar adelante el año. Es lo que hay… Lo que resulta bastante “duro” es compro-bar cómo muchos entes cofrades oficiales hacen, con bastantes más recursos económicos, mucho menos de lo que lleva a cabo La Horqueta. Muchas veces pensamos: “si nosotros tuviésemos ese presupuesto…”.

· Sobre el uso y provecho de Internet para las cofradías nos podéis indicar sus ventajas.

En el caso de León, tal vez se esté desaprovechando este medio, en líneas generales, si bien, ya hay cofradías que están plenamente inmersas en las nuevas tecnologías.

· ¿Os han puesto muchas zancadillas en el transcurrir por esta “carrera oficial” tanto en el León cofrade como el civil?

Ya lo comentaba antes. Los comienzos fueron duros… pero, afortunadamente, eso for-ma parte del pasado. Tal es así que podemos decir que hoy La Horqueta ya tiene una marca propia en nuestra Semana Santa, en ocasiones se habla del “estilo Horqueta” para referirse a algún acto o presentación inspirado en los nuestros, lo cual no hace más que enorgullecernos.

· ¿Crees que con vuestra Asociación habéis logrado construir en León “la Casa de Hermandad en internet”?

Tal vez, así lo entienden muchos “horqueteros”, aunque alguno siga viendo en esta, su casa, al enemigo…

· Para la Semana Santa editáis un Cartel anunciador de la Semana Santa ¿cómo se realiza el proceso de elección?

En este aspecto, también queríamos marcar distancias. Cuando nació La Horqueta en León no se presentaban los carteles y éstos no pasaban más allá de los fotomontajes. Para alejarnos de esta fórmula, cada año elegimos un artista para este cometido, dándole plena libertad y, desde que se presenta nuestro cartel, la práctica totalidad de cofradías también se ha animado a hacerlo con el suyo. Tras ocho años de carteles de La Horqueta, pode-mos estar muy satisfechos de su trayectoria, con artistas locales y otros nacionales. Luis Álvarez Duarte y el malagueño Raúl Berzosa han sido algunos de nuestros cartelistas, y también el reconocido vitralista leonés Luis García Zurdo, a quien “recuperamos” para nuestra Semana Mayor tras casi cuarenta años en los que no quiso saber nada de ella, después de que en 1962 se retirase por –dicen– ser transgresor el cartel que hiciese para la Junta Mayor de Semana Santa. Quizá entonces, como nosotros al comienzo, también fue un incomprendido...

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· En cuanto a la aportación de los cofrades a la divulgación de todos los cultos, eventos, conciertos, Estaciones Penitenciales,... que se desarro-llan por toda nuestra geografía ¿piensas que se le da la mayor divulgación posible o en esta faceta se infravalora la aportación que puedes prestar?

Desde La Horqueta siempre nos hemos marcado varios objetivos. No quedarnos sólo en las fronteras locales o provinciales, sino que entendemos que la Semana Santa es una celebración universal que, en cada lugar, toma tintes diferentes, impregnados de la idiosincrasia y las tradiciones propias de cada pueblo. Partiendo de esa base, algunos componentes de la asociación participamos regularmente en encuentros y congresos cofrades, dando a conocer nuestra Celebración y aprendiendo de lo que hacen nuestros Hermanos. Tal es el caso vuestro, de El Capirote, entidad que nosotros conocemos desde hace años gracias a la presencia de vuestro cartel en FITUR, donde también se distribuye el nuestro. Baste para responder a la pregunta que nos formulas que el reclamo de La Horqueta ha sido en muchas ocasiones la única presencia de la Semana Santa de León en este tipo de ferias. Parece que a los organismos competentes no les interesa promocionarla, pero “hace más el que quiere”, está claro.

· Personalmente ¿pertenecéis a alguna Hermandad?Todos los componentes de La Horqueta somos Hermanos de varias cofradías. Y no sólo de León. Los hay que pertenecen a hermandades en Sevilla o Salamanca. Además, no todos somos de las mismas, algo que ha jugado en nuestro favor, aportando una visión más amplia de la que tienen otros medios y entidades cofrades.

· Y en ellas ¿estáis comprometidos o simplemente realizáis la Esta-ción de Penitencia?

Antes de nacer La Horqueta estábamos comprometidos. Y también ahora. Cada uno, en su faceta. En el caso personal mío, hace escasas fechas me he incorporado a una Junta de Seises –como son conocidas aquí las Juntas de Gobierno– y el resto de componentes de la asociación son firmes y activos colaboradores en todo cuanto se les pide. Por poner un ejemplo, el Pregonero de nuestra Semana Santa este año fue uno de los fundadores de nuestro colectivo. Esto, por una parte, refrenda la labor llevada a cabo en los últimos años, pues supone reconocer que La Horqueta “está haciendo bien las cosas”. Por otra parte, no entendemos la Celebración de otra forma que no sea arrimar el hombro cada vez que se nos pida. Ser Hermano de una penitencial no debe ser un mero número -carta de pago como decimos en León sino mucho más, toda una actitud de servicio hacia la cofradía.

· León en Semana Santa, a los cofrades baezanos nos gustaría que nos explicárais ese detalle, ese “pellizco” por el que se nos haga necesario vivir vuestra Semana de Pasión.

La pasión con la que vivimos la Pasión los baezanos y los leoneses es la misma, sin duda. Aquí encontrarán tradiciones distintas: una Virgen -La Morenica- que aúna devociones más allá de los colores de cada cofradía, una Ronda que llama a los hermanos a la procesión en la noche de Jueves Santo, un Cristo que es desenclavado ante el tímpano

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románico de San Isidoro, unas palomas que se liberan para anunciar la Pascua… todo ello en rincones con mucho sabor, todo vivido con el más contagioso de los sentimientos. Quizá lo mejor, como en todo, sea que vengan y se lo contemos de primera mano. Muchos se han enamorado de la Semana Santa cuando les explicas los porqués, cada detalle, cada significado…

· El pasado mes de agosto y dentro de las Jornadas Mundiales de la Juventud, JMJ Madrid 2011, los peregrinos que hasta Madrid nos des-plazamos, pudimos disfrutar de un acto cofrade único, y bajo mi opinión irrepetible, el VÍA+CRUCIS. En este acto cultural, estuvo representada la Semana Santa de León con el paso del Nuestro Padre Jesús Nazareno, para mostrar la VII Estación: El Cirineo ayuda a llevar la Cruz. ¿Qué supuso para la ciudad de León y su Semana Santa está designación? Y particular-mente, para la hermandad ¿qué ha significado el tener la enorme fortuna y responsabilidad de estar allí presente?

Para León supuso estar, codo con codo, entre los grandes. Somos conscientes de que no volveremos a vivir nada semejante. El hecho de que coincidiese en el año del Cuarto Centenario de la Cofradía de Jesús, a la que muchos “horqueteros” pertenecemos, supuso además un acicate. También si tenemos en cuenta que el Nazareno salió a la calle en

febrero –fruto de la efeméride– y en agosto en Madrid y no lo pudo hacer en Semana Santa, por vez primera desde hace más de setenta años. Eso supuso que los “Hermanitos de Jesús” que estábamos el 19 de agosto pasado a las 5,15 h. de la madrugada en la Puerta del Sol fuésemos los seres más felices de este mundo.

· A algunos componen-tes de El Capirote nos consta que hubo miembros de La Horqueta que asistieron como peregrinos a la llamada de S. S. Benedicto XVI y que parti-ciparon activamente. ¿Qué os ha supuesto espiritualmente dicha asistencia?Como decíamos, la participación ha sido un hito histórico e irrepetible. Ver cómo el Santo Padre bendice a Tu imagen Titular en medio de jóvenes devotos llegados de todo el mundo es una expe-riencia espiritual inimaginable. Se vive, Foto: Juan García Cuevas

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no se puede contar… Realmente es algo que no puede describirse, cómo en determinados momentos, pese a estar rodeado de miles de personas, parecías estar a solas con Él...

· ¿Qué destacarías de lo que conocéis de la Semana Santa de nuestra ciudad?

Gracias a vuestra labor, estamos al corriente de cuanto sucede en la Baeza cofrade, lo cual agradecemos y es digno de alabanza. Vuestra Semana Santa posee unas raíces históricas y religiosas innegables y, como sucede en toda la provincia de Jaén, no es una celebración netamente andaluza, y además mantiene diferencias con la capital, así como, con otras poblaciones de “peso”, como Úbeda o Linares. La Semana Santa de Baeza es única, pero bebiendo de las mismas fuentes que las restantes: todos conmemoramos, a nuestra manera, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

· Y ya para finalizar, un par de cuestiones que os dejamos abiertas: ¿Cuál es el futuro próximo de horqueta.net, evolucionará a la versión 3.0?

Son muchas las ideas de futuro, tanto para La Horqueta Digital (www.horqueta.net) como para la propia Asociación. Esperemos que, tanto las vicisitudes económicas como la escasez del tiempo necesario, no nos impidan llevar al menos alguna a buen puerto. El décimo aniversario nos espera…

· A modo de despedida, os cedemos este apartado para que añadáis cualquier detalle que queráis transmitir a nuestros lectores.

Simplemente agradeceos el interés manifestado y, como compañeros en esta misma “fati-ga”, animaos a seguir adelante en vuestra incansable actividad, sabiendo que también en León, un grupo de “locos” como vosotros, os comprende y os sigue. Un saludo fraternal para todos. Muchas gracias

Foto: Juan M. Salido

Sigue los eventos de “El Capirote” en el Blog “Capilla Cofrade”

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Cuando nos referimos al patrimonio que poseen las Cofradías, no solo hacemos alusión a los enseres materiales que exornan, con la dignidad que merecen, a nuestras imágenes en los días de

culto y procesión. Qué duda cabe que forman la parte más visible del mismo. Pero no debemos de olvidar a ese otro patrimonio formado por las marchas musicales de cada una, los antiguos oficios litúrgicos y coplas de devoción de siglos pretéritos y, como es el caso al que voy a referirme, la ingente cantidad de pasos, representaciones y funciones religiosas dramatizadas, que generan una gran pasión entre las gentes del pueblo, y a cuyo estudio nos hemos dedicado en diferentes ocasiones, como es el caso de los testimonios aún vivos de Cambil, Alcaudete o Jabalquinto.

En estas actividades hay un deseo de visualizar el misterio pasionista que arranca de muy lejos, de los albores medievales, en los que dichas representa-ciones de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, constituían una verdadera catequesis plástica y literaria que, atravesando los siglos, desembocarían en los grandes dramas litúrgicos de la Época Áurea, y que, en un ejercicio de resistencia cronológica, todavía perduran en esas pequeñas piezas populares a las que antes me refería y que aún emocionan a los figurantes y espectadores que asisten a ellas en los días de Cuaresma.

En efecto, desde la Alta Edad Media, mucho antes de que surgiera el tea-tro con las características modernas que lo definen, existieron muchas piezas de contenido religioso a las que llamamos Tropos, y que no son sino un desdoble

Un patrimonio invisible: la representación pasionista

Colaboraciones

JOSÉ LUIS BUENDÍA LÓPEZPROFESOR DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD DE JAÉN

Foto: Francisco Galiano Cabrera

Foto: Isabel Cruz

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Foto: Isabel Cruz

de la liturgia para aproximar al pueblo llano y, por tanto, sin formación, a causa de su doble condición ágrafa y analfabeta, a los hechos religiosos contenidos en aquellos textos que, se suponía, un buen cristiano debería de conocer para su correcta formación espiritual, pero que, por las circunstancias aludidas, no les era posible acceder a ellos. De ahí la importancia de esos tropos o añadidos litúr-gicos explicativos, que se representaban en las iglesias en los días señalados que marcaba el calendario de cada diócesis y que tenían la doble misión de explicar la religión y hacerla agradable por vía sensorial a los humildes receptores de cada lugar. Los dos temas preferidos en esos desdobles representacionales, eran los correspondientes a los dos grandes ciclos litúrgicos, el del Nacimiento y, el que aquí nos interesa, el de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

No parece, en todo caso, adecuado, hablar, en aquellos remotos orígenes del teatro, sino de una simple representación, que servía, como las imágenes, de verdadero vehículo ideológico de fácil receptividad, y que el posterior teatro de los siglos XV y XVI continuaría desarrollando, ya con un ropaje y carpintería escénica mucho más suntuosos.

Esos pasos, pregones y recitales que, en nuestra geografía jiennense, en-grandecen las celebraciones pasionistas, comenzaron a cobrar entidad propia, con el lenguaje sencillo de los tropos, en el monasterio benedictino de Silos en el siglo XI; en aquel lugar se desarrollaría el tema, luego recurrente en los citados textos provinciales, de la Visitatio Sepulchri, oficio en el que se narran detalles, en forma dialogada, de ese hecho clave en la Pasión de Cristo. Este asunto fue más tarde recreado en distintas localidades, llegando hasta la Época Áurea, en la que resulta fácil localizarlo, además de en nuestra provincia, en lugares tan distantes de ella como Guadix, Segovia o Palencia.

En Castilla, los tropos se vieron frenados por la oposición de la Orden de Cluny, enemiga de imágenes y representaciones, pero se expandió por todo el oeste peninsular, gracias a la fuerza del Camino de Santiago, y también por el este, puesto que la Marca Catalana no dependía de Cluny sino de la diócesis de Narbona, partidaria de ambos desdoblamientos.

Cuando finalmente se normalizó en la Baja Edad Media este tipo de repre-sentaciones litúrgicas de la Pasión, debieron de producirse excesos verbales, a causa de la participación, cada vez mayor, del pueblo llano en las mismas, ya que tanto las leyes civiles (Las Partidas de Alfonso X el Sabio) como las religiosas (Concilio de Aranda) intentaron poner orden en el decoro de los textos y el res-peto con el que debían representarse, señalándose el atrio de los templos como lugar más idóneo que el interior de los mismos. Así, depuradas las adherencias espúreas, el tropo pasionista va a desembocar en los primeros testimonios de nuestro teatro, alcanzando cimas importantes ya en el primer autor dramático de nombre conocido, Gómez Manrique, tío del autor de las Coplas, el cual desarrolla el tema de la Pasión en sus estremecedoras Lamentaciones fechas para Semana Santa, que, aunque carentes aún de soltura en cuanto a carpintería escénica y

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definición de personajes, constituyen un hermoso primer testimonio de cuanto estamos diciendo.

Así, poco a poco, se van ensamblando en nuestra Península esquemas diversos de poemas dialogados sobre la Pasión, como es el caso de la Pasión Trobada, de Diego de San Pedro, o las más maduras: Égloga de la Resurrección, pieza anónima representada en Burgos hacia 1520, o la Pieza de la Resurrección de Juan de Pedraza, de 1549; curiosas representaciones pasionistas en las que abundan casos de heterodoxia argumental, como es el hecho de que, en ambas piezas, Cristo realiza su primera aparición, tras su muerte, a su Madre, lo que desmienten los Evangelios Canónicos y Apócrifos de la Pasión; además se hace gala de una inventiva que, en el caso de Pedraza, llega a imaginar a un Judas asesino de su padre e incestuoso con su madre. Excesos injustificados pero que servirían de fuerte acicate para desprestigiar, entre los asistentes, al discípulo traidor a Cristo.

Digamos, para finalizar esta aproximación a las primeras representaciones de Pasión, que el espaldarazo de calidad y ajuste dramático de altos vuelos vino de la mano de Lucas Fernández, au-tor de transición al Renacimiento, quien con su Auto de la Pasión logró una pieza comparable a los mejores logros profanos de la época. Sabemos que esta obra fue escrita para ser representada ya en el interior de los tempos, sin las cautelas anteriores, y que consta de todos los elementos que engrandecen una verdadera representación teatral: anotaciones escénicas, brillante diálogo, gradual control de la psicología de los protagonistas y, en fin, una brillante técnica dramática que acierta al sacar la acción luctuosa fuera de la escena, para amortiguar el dramatismo de la misma, pero permite que sea un narrador, a la ma-nera de la tragedia clásica, el que nos cuente los hechos terribles de la Pasión.

Podíamos seguir enumerando estos orígenes. La brevedad del espacio nos lo impide. Solo decir que, a partir de aquí, el ropaje suntuoso de Gil Vicente y Lope, de Tirso y Calderón y sus respectivas escuelas dramáticas, hicieron del tema de Pasión uno de sus más preciados argumentos, y que sus secuelas cons-tituyen un patrimonio vivo en las comunidades y grupos cofrades que aún son capaces de repre-sentar aquellas piezas dialogadas que nuestros antecesores literarios nos legaron con una gran devoción y calidad artística contrastada.

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Cuaderno de opinión

Los Aspectos de la Semana Santa

Podemos considerar que la Semana Santa es un medio extraordinario

que puede ayudarnos a comprender nuestra propia historia, y nuestras raíces culturales. Para esto debemos observar sus formas, funciones y significados, y ser capaces de interpretar su rico lenguaje simbólico. Para hacerlo no es necesario acercarnos ni a las homilías estrictamente religiosas ni a los comentarios de aquellos que rechazan todo lo que se mueve en el entorno eclesiástico. En cualquier caso debemos aceptar que el único significado de la Semana Santa es el religioso. Sin embargo, en relación a esta fiesta hay otros factores que se favorecen a nivel social y económico y por ello existe algunos colectivos de creyentes que no comulgan hoy con este tipo de celebraciones.

Conviene recordar, también, a quienes predecían hace algunos años que la forma de Semana Santa que conocemos dejaría de existir. Pues bien, la Semana Santa constituye hoy un complejo fenómeno cuyas funciones, significados y for-mas, desbordan el aspecto religioso, y su interpretación acoge vertientes sociales, económicas, estéticas, emocionales y, sobre todo, de identidad.

Visto desde este último aspecto, la Semana Santa, como otras fiestas tradicio-nales, se ha convertido en un medio de reafirmación de identidad de un colectivo sin tener en cuenta el compromiso ideológico-religioso. El carácter estrictamente cristiano que tuvo la celebración en su origen se ha venido convirtiendo en una religiosidad mas sensorial, e incluso me atrevería a decir, “menos religiosa”. Las imágenes que se procesionan se convierten con frecuencia en símbolos de barrios, pueblos, ciudades y sectores sociales. Quizás sean estas algunas de las razones que explican el actual auge de la Semana Santa “tradicional”, sin olvidar otros aspectos como son los económicos, políticos y religiosos.

La Semana Santa es una buena muestra de la pluralidad cultural y la diver-sidad social con la que vivimos hoy en día. Desde este punto de vista podemos distinguir varios modos de vivir la Semana Santa:

Para muchos la Semana Santa es el mayor conjunto de días disponibles para el ocio entre la Navidad y las vacaciones de verano. Evidentemente para estos se contempla excasamente su significado religioso.

Para los cristianos practicantes la Semana Santa es el prólogo de la Vigilia Pascual: de la Resurrección. Para ellos el significado religioso mantiene todo el fundamento y su esencia original.

FRANCISCO JAVIER CANO HERRERA

Foto: Carlos J. Arcos

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No obstante, existe un tercer tipo que consideran la Celebración desde el punto de vista de una tradición más. Se trata de asumir la Semana Santa como una fiesta vivida, sobre todo, en las calles, con alta participación de personas que pertenecen a clases sociales diversas e incluso a ideologías diferentes y hasta opues-tas. Aún así, aunque la mayoría de estas personas se centran en el aspecto cultural descuidando el espiritual, sí reconocen y asumen el significado religioso.

Es a este último grupo al que debemos dedicar atención y formación desde nuestras hermandades ya que es mayoritario y en él están incluidas, para bien o para mal, personas afines e incluso integrantes de las mismas. No estaría mal que todos decidiésemos vivir nuestra Semana Santa intensamente, conmemorando la Pasión, Muerte y Resurrección como actos fundamentales de nuestra fe: Leer textos del Evangelio que se refieren a la Pasión de Cristo convirtiéndonos en un personaje más de esas escenas, no se trata sólo de recordar los acontecimientos que vivió Jesús, sino de revivir con Él sus últimos días en la Tierra. De esta forma sabremos interpretar los distintos momentos que se representan con las Imágenes que las hermandades sacan a la calle. Debemos igualmente asistir a los Oficios de los días santos y aprovechar estos días para intensificar la convivencia con familia-res y amigos; recordar que el viernes santo es día de ayuno y abstinencia, con esto nos unimos a las horas que Jesús pasó clavado en la cruz y vivir el Domingo de Resurrección con alegría: ¡CRISTO HA RESUCITADO!

Con estas prácticas, cuando llegue la Pascua de Resurrección nos podremos sentir satisfechos de haber vivido una celebración intensa y auténtica. Todo esto con respecto a lo espiritual, pero no hay que dejar de un lado lo sensorial:

Detectar y disfrutar ese cúmulo de detalles que hay en torno a una hermandad que está realizando su Estación de Penitencia; esos niños que con inquietud esperan ver asomar la Cruz-Guía por una esquina. La mirada, entre perdida y expectante, del anciano de aquel balcón –quién sabe lo que estará pasando por su cabeza-

Poner de luto tu cintura con esa faja negra, una cintura quizá maltrecha por otras circunstancias, aunque nunca es suficiente excusa para renunciar. Conside-rando la salud prometes a los tuyos que este año será el último -otro año más será el último- Ninguno puede serlo porque necesitas esa vitamina que te proporciona la trabajadera…, sólo la trabajadera.

Observar la maniobra de una buena cuadrilla al compás de una marcha que sientes como si te corriera por las venas. En ocasiones es tal el nivel de detalle que quieres captar que echas en falta la esencia con la que puedes empapar más sensaciones.

Escuchar la voz de un capataz interpretando su idioma; valiente, cariñoso, seco, enérgico, suave, casi cantando a veces. Y todo bien hecho, que cuando el ca-pataz diga “¡Vámonos!”, hay que irse, pero además hay que saber irse. ¿O es que Dios o su Madre van a andar de cualquier manera? El costalero se hace responsable de los pasos de lo divino, si Cristo le dijo a Lázaro “¡Levántate y anda!” en Baeza es el costalero quien se lo dice al su imagen venerada: “¡Levántate y anda conmigo, sobre mí, para que quede escrita la Pasión en las calles de Baeza!”, llevando a la práctica el que debería ser el principal mandamiento del costalero; “¡No dejarás que Dios ande solo!”.

Esto y muchísimo más es lo que puedes vivir en las calles de Baeza en Se-mana Santa, imprégnate de las sensaciones que te proporcionan las luces de una candelaria, los olores de inciensos y flores frescas, los sonidos de bandas y racheo de alpargatas, los sabores de cazuela y masa de aceite, los relieves de un respiradero y los recuerdos de tu particular Semana Santa.

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El Domingo 16 de Octubre de 2011, en la Santa Iglesia Catedral y presidida por el señor Obispo, se celebró la Solemne Misa de Acción de Gracias por el VI

Centenario de la Cofradía del Stmo. Cristo de la Yedra y Ntra. Sra. del Rosel. Le celebración eucarística fue retransmitida por TVE y acompañada por la música de la Banda Sinfónica "Ciudad de Baeza". A continuación, la sagrada imagen del Señor de la Yedra partió en Procesión Extraordinaria hacia la Parroquia de San Pablo, antes de bajar, días después, a su Santuario.

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Foto: Isabel Cruz Martínez

Foto: Elena Casas Cruz

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Es t e a ñ o , tendremos la oportuni-

dad de conocer un aspecto de nuestra Semana Santa que puede ser desconocido tanto para muchos de nuestro so-cios de “El Capirote”, como para el lector joven en general y los cofrades de otros luga-res. Los baezanos que, como yo, peinan canas espero que sí lo recuerden y si no, seguro les servirán para refrescar su memoria, las fotografías que aquí exponemos.

POR FERNANDO VIEDMA PUCHE

Es t e a ñ o , tendremos

La difusión de la Semana Santa de Baeza

Nuestra memoria en imágenes

yo, peinan canas espero que sí

En los años cuarenta del ya pasado siglo XX, se tenía la idea de que tanto nuestra Semana Santa como nuestra Ciudad debían ser promocionadas de la for-ma mejor posible para captar un mayor número de visitantes. Es decir, que ya se empieza a vislumbrar que uno de los fenómenos que pueden sostener nuestra eco-nomía local, junto con la agricultura, es el turismo. Una manera curiosa de llevar a cabo tal promoción fue a través de la correspondencia que salía desde Baeza. La primera forma que vamos a comentar es la de un sello “Sin valor Postal”, cuyo coste de 10 céntimos servía para recaudar fondos con los que ayudar a la recuperación de las hermandades que habían perdido gran parte de su patrimonio durante la Guerra Civil española. A los sobres se les colocaba este sello, además del timbre postal oportuno.

Esto lo podemos observar con claridad en el trozo de sobre que exponemos y donde se observa el matasellos de Baeza, fechado en primero de abril de 1943. Al franqueo oficial, en este caso de 40 céntimos, se une otro en el que claramente se expresa el motivo y el uso al que se dedicará su importe: “PRO COFRADÍAS RELIGIOSAS”. La bella representación gráfica de la Fuente de Santa María y el nombre de la ciudad, BAEZA, completan la información. Este sello se editó en la prestigiosa imprenta de la “Hija de B. Fournier”, de Burgos, empresa que sigue

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existiendo y que fundó Braulio hermano de Heraclio Fournier y continuaron los herederos. El precioso grabado del monumento baezano está firmado, aun-

que lamentablemente no podemos ver con claridad la primera parte del texto, posiblemente unas iniciales. El apellido del dibujante es “Roda” y, por su calidad, aventuramos la posibilidad de que se tratase del gra-bador Juan Antonio Roda (Valencia 1921), aunque no lo podemos aseverar.

La utilización de estos sellos era absolutamen-te voluntaria, y de alguna manera servía para lograr algo de financiación para la antigua Federación de Cofradías (porque, sirva esto como recuerdo) fue esta institución la que sufragó la mayoría de las imágenes que se destruyeron en 1936. Luego vemos que esto tenía dos funciones, la de promocionar tanto la ciu-dad de Baeza, su monumentalidad, su historia, etc.,

al mismo tiempo que nuestra Semana Mayor.Pasado el tiempo, en los años cincuenta, la Federación vuelve a retomar la

idea y renovarla y pide autorización a la Dirección General de Correos, para realizar unos sellos sin valor facial y unos sobres, ambos con una leyenda que animara a visitar Baeza y nuestra Semana Santa. La Dirección de Correos otorga esa auto-rización, como podemos comprobar en el sobre que reproducimos, con fecha 21 de Enero de 1955. En esta ocasión, como posiblemente en la anterior, los sellos y los sobres se encontraban disponibles en los estancos, y cuando alguien tenía que realizar un envió por carta, el estanquero le invitaba a que pusiese también el sello promocional.

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Los sellos que mostramos en este artículo representan dos momentos proce-sionales fotografiados por Cristóbal Cruz y sobradamente populares en la época y, a buen seguro, conocidos para la mayoría de los cofrades baezanos. En el primero de ellos, en tonos morados, aparece la imagen del Nazareno de “El Paso”, en el otro, en tonos verdes, el Cristo de la Expiración a su paso por el Torreón de los Aliatares. El texto, común en ambos es sobradamente explícito: “Visite Baeza Monumental y Artística en su Semana Santa”. En cuanto al sobre, se representa el mismo texto en el reverso del remitente y se añade la coletilla de: “Suntuosos Desfiles Procesionales” y una llamada a informarse mas detalladamente en la “Oficina Municipal de Turismo”. El Señor del Paso vuelve a ser protagonista de la fotografía central y en la última línea se aclara la autorización oficial antes mencionada. Está editado en la gran imprenta de D. Raimundo Alhambra de Baeza.

La idea de promocionar la Semana Mayor y nuestra maravillosa Baeza, tam-bién tenía su continuidad tanto en Jaén capital como en la vecina Úbeda, como lo demuestran las dos estampillas que igualmente exponemos. En la de Jaén se representa la Catedral y en la de Úbeda, editada por la imprenta de “Hijos de Fournier, en Vitoria”, se elije un dibujo alegórico de la Pasión en el que aparece un banderín con el anagrama JHS que envuelve una columna pasionista entre la que revolotean golondrinas. El de la capital costaba 5 cts. mientras que éste de la ciudad vecina no poseía valor facial.

Con estos ejemplos queremos hacer ver que en todos los momentos de la vida de nuestra Ciudad, las personas que estuvieron al frente de nuestras instituciones, velaron de forma denodada porque todo aquello que pusiese en valor lo mejor de nuestra Baeza, sirviera para que a lo largo de los años llegase a ser proclamada por la UNESCO Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

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El pregón del Costalero

¡Atrévete a sentir!, puede ser el lema de los costaleros, su pregón. Su llamada es la de la exaltación del sentimiento transido de razón, la de los últimos román-ticos que siguen viviendo en el siglo XXI. Porque el costalero es una figura que exalta una dimensión de lo humano, que está dormida, y que despierta cuando se ve afectado el corazón. Los costaleros son convocados, escuchan la «llamá» del capataz; y, a su vez, ellos nos invitan a cruzar el umbral del misterio, para formar parte del milagro, y lo hacen con un grito silencioso que nos sobrecoge.

El movimiento costalero está ligado a nuestra tradición. La tradición se enriquece porque los que la viven la recrean dotándola de nuevos significados. Este movimiento introduce en el universo semana-santero, que no es otro que el universo de nuestra propia existencia, un nuevo mundo lleno de registros sen-timentales y matices alegóricos que lo enriquecen y potencian.

Y ese vínculo con la tradición se produce en la oscuridad, bajo el paso. El costalero ve los rostros de sus compañeros, y no sólo ve sus rostros, además están allí todos los rostros de su linaje, de nuestro linaje, son su cuadrilla, nuestra cuadrilla para la procesión de la vida.

Vivir tal vez sea un continuo renacer, supone la aceptación del don de la vida. Tal vez, como Nicodemo, aquel fariseo, maestro en Israel y miembro del Sanedrín, que presenta san Juan en su evangelio, estemos hoy nosotros en esta situación. De él dice que “vino a Jesús de noche”, que reconoció en Jesús al Mesías, y que recibió de Él un enigmático mensaje: hay que volver a nacer: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.

Ya, a las puertas de una nueva Semana Santa, tal vez sea éste el mensaje que hoy nos llega. Lo acepta Nicodemo, pero no encuentra la manera de llevarlo a cabo. El mensaje sólo puede ser aceptado desde la fe, porque no se trata de nacer para la muerte, Jesús es la persona que hace posible nacer para la vida, nacer para el espíritu. El cristianismo es la religión de la vida y la vida debe ser un constante

ATRÉVETE A SENTIRTextos del Pregón del Costalero 2011

BARTOLOMÉ LARA FERNÁNDEZ

PREGONERO DEL COSTALERO DE 2011

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renacer; así lo dice el maestro en este evangelio: “el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios”.

Y es en la oscuridad donde emprende su viaje el costalero, se dispone a volver a nacer, su estación de penitencia es una representación de su vida, de nuestra vida. Viene de la carne. Va a experimentar el amor del que viene y hacia el que va, el misterio, el despertar de su alma, la soledad y la angustia existencial, el tiempo, el cansancio y la debilidad, la esperanza, el descanso…

La trabajadera: del amor vienen al amor vanEl trabajo de los costaleros revive el trabajo del Creador, consiste en con-

vertir la materia en espíritu, se ciega para ver el rostro de Dios con los únicos ojos con los que se puede ver, los ojos del corazón, del sentimiento. Ésta sí es la oscuridad que promete aurora. Del amor venimos. Estremecimiento sienten, de la única fuerza que anima a todo.

Y esta lección sólo puede ser vivida de manera apasionada. Cristo lleva su cruz. Los costaleros llevan su paso. El universo fue hecho con ánimo, con afán, con trabajo para que en él pudiésemos gritar de júbilo. Pues todo fue hecho por amor, amor creador. Cristo lleva su cruz. Los costaleros llevan su paso y en cada trecho, redimen, restauran su belleza original, prístina. El universo será un clamor de alegrías. El respirar costalero, con su andar abrazado, vislumbra la gran melodía del universo, la íntima arquitectura de la creación. Su trabajo recrea toda la acción de Dios. Su trabajo no es sino conversión progresiva en amor, descubrimiento, transformación. Aquí está el corazón de la Hermandad.

El misterioEllos descubren, desvelan un gran misterio que a otros queda oculto. A Él

llegan con las manos vacías, e intuyen que Dios se hace susurro, tal vez se mani-fieste en el racheo de sus zapatillas, en el ondular de los faldones. Porque es uno de los misterios más sobrecogedores: la existencia de un Dios que se deja ayudar o, mejor, que necesita ser socorrido, amparado por el ser humano. Y un ser humano que se percibe mirado por Él, con tal misericordia, que en su sencillez se siente elevado, elegido por la fuerza más estremecedora que existe: la mirada amorosa,

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la única que salva del abismo más insondable y calma nuestro ser doliente; pero ellos, los costaleros, lo mitigan haciéndolo sereno.

Las manos del costalero están abiertas y vacías. Se han desprendido de todo por escuchar el latido del corazón de Dios, acogidos por el que se ha hecho ser humano, que se alegra y se entristece con todos nosotros.

Siendo niño, subido al paso de la Vera Cruz, a unos centímetros de su ros-tro, he visto cómo Jesús miraba a Simón, quien lleno de ternura, con sus manos vacías le ayudaba. También, he percibido la mirada más dulce, la mirada que eligió al escultor para que hoy contemplemos su rostro y nos sintamos acogidos y arrullados.

Si os perdéis no os importe, porque la levantá de los costaleros de nuestro Padre Jesús de la Caída os subirán hasta las infinitas lindes del paraíso que se abren como un horizonte de sollozos desde la Magdalena. Si gemís, ¡consolaos!, porque estáis bajo la mirada misericordiosa y la promesa del Cristo del Calvario.

Esta escena me elige, no la elegí. Era niño, y su mirada, aunque a veces la olvide, está siempre esperándome en lo hondo de mi ser. Porque toda Santa Cruz es un inmenso rostro de dulzura. Toda la Magdalena es un inmenso rostro de piedad.

Pero ese ser niño sigue permaneciendo en el costalero que acaba de salir, abriendo de par en par las puertas del templo. Cada hermandad, cada cuadrilla de costaleros posee su carisma, enfrenta este momento con su sello propio. Desde la alegría de los hombres de trono de la entrada de Jesús en Jerusalén, hasta los del Santo Entierro, en todos ellos late la espera.

La llamada: el despertar del alma¡Que llamo!, dice el capataz. El despertar a la vida es la llamadaUn golpe seco de martillo… ¡que llamo!Y la llamada se repite.¿Quién puede responder a ésta? ¿A quién va dirigida esta invocación? Sólo

entonces, aparece lo que estaba oculto, lo que se había perdido en el interior, ni siquiera habían advertido que estaba desde el principio esperando a ser llamada, aguardaba este momento anhelante y deseosa de responder a la palabra, pues como expresa el salmo: “Mi alma tiene sed de Dios” (Sal 42:2). Ella, el alma, aleteando irrumpe, grácil, libre como los aires porque es la palabra que surte sangre abundante al corazón, quien eleva la materia hasta estrechar las manos del Infinito.

Quien sale de los Descalzos es el corazón de los pobres y el aliento de los que aman la libertad. Quienes lo portan… ¡las almas de los costaleros!

El tiempo del costalero: la chicotá y los pasosEllos tienen una especial percepción del tiempo, su medida es la chicotá y

sus unidades son los pasos. Cada una de ellas es un todo concluso y definitivo. Se vive de tal modo que en el último paso resuena el primero. El costalero queda prendido en cada uno de ellos y logra recobrarlos como si los estuviera dando todavía. La chicotá es una memoria que se ajena del tiempo, que devuelve al que

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la siente toda entera. El tiempo se transforma en pasos y los pasos en música. Por ello la marchas coronan el corazón profundo de nuestro ser temporal. Cada cuadrilla tiene su estilo, tiene su melodía, su manera de interpretar el tiempo. No sólo es que tiene; es que debe tenerla. Las chicotás están colmadas de silencios, desde los que emergen las palabras hondas del corazón. Los pasos deben ser los justos, como las notas musicales o los silencios, ni uno más ni uno menos. De ahí que el capataz diga más pasos o menos pasos, en un arrebato de inspiración. Qué rostro el de los capataces, sus palabras arrullan. Mecer en el silencio es como perderse en el vacío. Mecer con música es como llorar de alegría. Mecer en el si-lencio es como descubrir un nuevo clamoreo, unas nuevas letras para unas nuevas palabras. Mecer con música es soñar. Mecer con silencio es como enamorarse. Mecer con música es decir padre o madre. Mecer con silencio es llorar. Mecer con música es abrir los brazos sin medida, como lo hace una flor al entregarse. Mecer es el camino para llegar al momento supremo, ser transparentes ante el arrebato, sentir su pulsación, notar su hálito…

En cada chicotá renace el costalero, porque quiere ver el rostro de Dios.

La soledad y la angustiaTodo ello desde la oscuridad, debajo del capillo o bajo el paso. Es un

contraste entre la luz y la negrura. La candelería de las vírgenes, los cirios de los cristos y las tinieblas en la que viven los costaleros. En la noche, noche sin aurora, noche pavorosa: “Mi alma está triste hasta la muerte”.

Un ser humano, un Dios que se angustia, y pide consuelo. Se halla aban-donado en la espesura del padecimiento. Orar en el Huerto es un gemido oscuro, un grito que se hunde en sus entrañas. Los costaleros llegan hasta ellas, quieren vivir con él esa experiencia de oscuridad, de soledad más absoluta, enfrentándose a fuerzas que se desvanecen. La cuadrilla al son de una saeta de amor, obedece a la voz del capataz que no es sino la voz interior de la fe: no veo nada. ¡Adelante valientes!, ¡de frente!

Cuando llega el cansancio y la debilidad: nuestras Hermandades y Cofradías

Ahora, ya maduro, cuando rememoro la vieja subida a la catedral, cobra una nueva perspectiva. Aquellos recuerdos de la década de los setenta retoñan con otro sentido. Esos largos guiones de nazarenos no existían, apenas unas decenas de penitentes, con mucho optimismo, con una consigna clara, y esta era que cuando llegáramos a la altura del palacio de Jabalquinto debíamos dejarlo todo, y cada uno, con sus fuerzas, muchas o pocas, sin más arte que el cariño de sentir que nuestro Cristo nos necesitaba, empujaríamos; de este modo ayudábamos a los que los que ya lo hacían mediante unas barras que se sacaban del trono, la necesidad aguzaba el ingenio. Y así sucedía, veíamos la lonja de la catedral y con mucho esfuerzo, le ganábamos unos metros a la empinada calle. Éramos unos costaleros peculiares, toscos, sí, pero entrañables; algo desordenados, sí; mas con todo nuestro ser, hasta nuestro rostro se empeñaba en el ascenso, terminando

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nuestras mejillas con la forma de las volutas de la canastilla. Qué pocos éramos, pero cómo cofradeábamos.

Cuando las fuerzas parece que se agotan y cuesta entrever lo que está por venir: llega la fatiga, incluso el desaliento. Entonces nos espera la cofradía. Cuando se extiende un estandarte sobre un féretro o cuando la campana de la Virgen habla, algo grande está pasando. ¿Gestos?, qué va. Son caricias, son llantos misericordiosos.

No sé cómo expresarlo. He llamado a las palabras pero no me han con-testado. He llamado a las palabras por segunda vez y el ábrego no me las trajo. Y sin resuello, como el costalero que enlentece su marcha, que incluso cae, le he suplicado a los rincones de nuestros portales que me cuenten su secreto, y me han recordado éstas de don Antonio: Señor, me cansa la vida,/tengo la garganta ronca/ de gritar sobre los mares,/la voz de la mar me asorda.

Dios es una oscuridad. Y sólo me cabe seguir gritando: Señor, me cansa la vida.

Dios es una oscuridad: los costaleros están en lo tenebroso. Lloran acunando al señor de la Columna que es flagelado y escarnecido el señor de la Humildad.

Dios es una oscuridad para el Cristo de la Misericordia. Entonces la voz del capataz del Salvador se empeña, como un grito perdido

entre los olivos y las tierras pardas: “Aunque me duela”.De la esperanza, como una saeta de amor, llega a todos los costaleros en

forma de ternura esta llamada:“Aunque me duela, aunque me muera, por ti corazón mío”.

El Viernes SantoLo crucificaron sobre el suelo, antes de erguir el árbol de la redención. Los

portadores del Cristo de la Buena Muerte llevan a hombros su cruz. Manteniendo esa postura horizontal, la humanidad de la ciudad se encuentra a solas con el firma-mento. Su altura se empequeñece frente a la hondura del cielo recamado de nubes ennegrecidas. Nada interrumpe el terrible silencio. Llevan a hombros al Cristo de la Buena Muerte, las callejas de la ciudad vieja tiemblan ante el misterio.

Las preguntas del costaleroY escuchan las grandes palabras, de quien implora a la Palabra Amorosa; y

los costaleros se preguntan: ¿De dónde sacas las fuerzas para exhalar al Infinito tu Palabra Buena? El héroe del Amor está expirando. Y su último aliento es un clamor de vida.

Sólo la voz de capataz: ¡Valientes!... una voz expresa lo que siente todo el cuerpo de costaleros. Son el cuerpo místico de Cristo que con dificultad es capaz de entonar un salmo: Cristo de la Expiración “… En ti está la fuente de la vida, / en tu luz vemos la luz” (Sal 35: 10).

El costalero es un peregrino que esperaEsta condición la hallamos en el costalero, viajero, peregrino. En cada

chicotá, nace y muere para la carne, en cada chicotá nace y renace para el espí-ritu. Busca en las tinieblas el rostro de Dios: y halla, una y otra vez, el rostro de

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Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y tras él, el rostro del ser humano, el rostro de sus semejantes, vulnerable y digno, su debilidad, su cansancio, su sufrimiento, rostros que nos llaman a salir de uno mismo. Se miran cara a cara. Sus rostros se encuentran. Está el rostro desnudo. Miran la cara de Dios, está hambriento, sediento, es un forastero, está desnudo, enfermo, prisionero. En cada levantá hay un grito, hay un gemido, como dice san Pablo “todas las criaturas gimen a una…, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando…”. Esperanza en la re-surrección, resurrección en la esperanza.

El descansoLa Hermandad se va recogiendo, como una respiración que se apaga bajo el

amparo de la madre. Se abren las puertas del templo y lentamente van entrando todos. Los costaleros apuran, agotan las pocas fuerzas que les quedan. Despo-jados, desnudos, exhaustos para la vida, logran llegar al umbral del templo, el arco del triunfo cristiano. Atrás queda el bullicio, el sentimiento del pueblo que ellos sostienen. El capataz llama. Mas su voz no se escucha, todos los costaleros están expectantes. Entran en un sueño profundo, cierran sus ojos sin cuidado, y, en un tiempo que se abre a la eternidad, evocan el rostro sereno del Cristo de la Salud, del Cristo de la Sangre. Junto al umbral, a pocos metros del arco del triunfo descansan después del duro trabajo. Descansan. La obra de arte ya está conclusa. Agotado el cuerpo, se eleva la obra del espíritu. El costalero ha terminado dejando en ella, como una obra aérea, invisible y sutil todo su ser. El rumor de la plaza se acalla paulatinamente y la oscuridad se hace aún más intensa, hasta ella llega el cuerpo exánime de Cristo que descienden, como un haz de mirra.

La obra del espírituTras un instante eterno el capataz nada dice, los contraguías están también si-

lentes. Los costaleros levantan a pulso el paso y da comienzo la última chicotá. A pulso del espíritu: han nacido de nuevo estos costaleros. El Cristo del

Amor queda suspendido en el aire. Con arrojo pasan bajo el arco. Unos metros más. La voz del capataz se escucha: ahí quedó el Justo.

Desde ese lugar se vislumbran los olivos y los trigales, las espadañas y las torres, las campanas y los silencios, las calles y las plazas, los aires y los ríos, la tierra y las caricias de Baeza. Los costaleros rompen en abrazos y lágrimas de felicidad. Es la chicotá de la alegría, del júbilo, de la belleza, de la Resurrección. Es la chicotá de los bizcochos, de los brincos, de las carrerillas. Es la chicotá del juego. Es la chicotá del Niño. Es la chicotá de estos héroes renacidos para el espíritu. Es la chicotá del Cristo Resucitado.

El rostro de María, nuestra Madre.Y, cuando llega este momento, los costaleros confiesan que, junto a su

Cristo infundiéndoles fuerza, estuvieron siempre arropados, acorporados, como se decía en Baeza a ese abrigar con cariño, por los brazos de la Vida. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. Toda ella es esperanza, o como la llaman los cofrades de la Columna que le tienen una especial confianza: “Esperanza de nuestro corazón”.

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¡Costaleros! ¡Costaleras! Hoy lo somos todos y en nuestro caminar quere-mos contemplar tu rostro, sentir tu ternura, formar una cuadrilla de abrazos y de historia. Cada uno de nosotros recordará la imagen que tiene impresa y juntos dibujaremos en la oscuridad tu Rostro. Diciendo:

María, todo tu palio inciensa Caridad y Esperanza sin medida. Tu paso de palio es borbotón de agua que no cesa, madre amable que miras hacia adentro, tan recogida. De la comisura de tus labios niños nace el susurro de la eterna can-ción de la infancia y el cariño. Paz y Caridad desprende tu semblante y guardas y meditas todo en tu corazón, con ese ceño levemente fruncido que corona esas mejillas rosadas, tan bellas. Porque un paso de palio es tierra fértil, en la que tú, Virgen de las Lágrimas, conviertes en dulzura, remansada en esos ojos castaños, ojos oceánicos ante los que se espanta la muerte. Pero tu sufrimiento es tan in-tenso que llorar junto a ti es necesario, porque tu pena está transida de Gracia y Esperanza, no llega al desespero, pero sí al desvivirse que arrebata esa mirada de misericordia que entregas con tus ojos profundos e infinitos. Eres Trinidad, abrazo que a Dios enternece, virgen conmovida por la belleza, esperas confiada en un mar de pechos anhelantes. Dolores del Rosario, un corazón que no cesa de sentirse enamorado, a punto de romperse en suspiros, albea en su rostro las primeras luces del eterno día, al amparo de sus cejas soñadoras y dirige su mira-da al firmamento. Amargura, si has de sentir, si has de rasgar tu corazón, nunca olvides que eres umbral del paraíso, y abres tu boca al hondo silencio, refugio del grito desconsolado del corazón roto. Fervorosa, padecer, sufrir, gemir, traspasar el corazón más generoso y provocar que todo el universo quede entenebrecido, desgarrado, sólo puede hacerlo esta virgen tristísima y buena, de mejillas doradas y ojos casi rendidos por un amor apasionado. No ceja de anunciar la Aurora que se despertará en un sol inextinguible, que asoma en esta virgen guapa que camina hacia san Juan Bautista, donde la aguardan gentes que lloran, amparadas por la piedra que finalmente entrega su ternura. Virgen del Paso, Compasión de mujer. Quinta Angustia, hoyuelo en tu barbilla, con rostro de mirada que ya busca hallar lo que nunca quiso hallar, sale al encuentro y es toda ella un beso entregado, ¿se podrá esbozar mejor la esperanza que con el brillo de tus ojos y tus pupilas? De Angustias está llena el alma que siente la plenitud de lo que existe, que se consu-me hasta que el último aliento exhala en su regazo, que es más vida, vida sobre vida desbordante. Dolores, tu paso de palio es el beso de todos los vientos que se rinden ante el arrimo de tu rostro. No hay cirios que enciendan, porque los vientos arrebatan tu dolor hasta el quejío. Por eso un paso de palio es un pesar negro que solloza sin consuelo. Y qué fascinante misterio, Soledad, ¡Capricho de Baeza! Has dado a luz a la primavera eterna de la vida.

Ya está en Baeza… al fondo las campanillas del Niño repican de nuevo. Y se oye: ¡Todos por igual, valientes! ¡Al cielo con Ella!Y todos nosotros, compañeros, ¡costaleros! Rezamos susurrando:Bendita sea tu pureza… te ofrecemos en este día, alma vida y corazón…

míranos con compasión… ¡no nos dejes Madre nuestra!

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La Música en la Semana Santa

Nuestra llegada al mundo y nuestro destino, son acontecimientos y evidencias irrefutables que, como cristianos, no podemos obviar, y sí aceptar. A veces nos planteamos, si por el hecho de

cambiar a nuestro libre albedrío un futuro, el presente quedaría perfectamente amoldado a nuestros deseos e intereses. Incluso teniendo esta posibilidad, estoy seguro de que volveríamos al mismo punto de partida una y otra vez; nada ocurre por casualidad, la mano de Dios es la que nos guía, alienta y da sentido a todo.

Mi encuentro con la fe, la devoción y la música, por lo tanto, no es nada casual, todo lo contrario. La fe que me inculcaron mis padres desde que vine al mundo, va tomando conciencia con el discurrir de los años. Son cada vez más frecuentes y conscientes mis encuentros con el Señor y María Santísima; mi vida y destino cobran sentido plenamente.

A partir de ese momento, y pese a ser un niño de apenas once primaveras, descubro en la música procesional y religiosa, una incipiente atracción, que con el paso del tiempo, se traducirá en un amor y pasión sin límite hacia ese lenguaje universal, que es la Música. Cabe destacar que mi precedente en el descubrimiento de la música procesional, viene dado por mi inevitable incursión en las cofradías y en el mundo penitencial.

Una vez que comienzo de lleno mis primeras nociones como músico novel, rápidamente siento curiosidad por las composiciones autóctonas de mi querido Puente Genil. Sin darme a penas cuenta, me encontraba inmerso en una catarsis de sentimientos y emociones, significativa de la propia edad. Día a día,

ANTONIO MORENO POZO

CRISTIANO Y COMPOSITOR

Fe, devoción y música (semblanzas)

La Música en la Semana SantaFoto: Francisco Galiano Cabrera

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llegan a mis manos nuevas y al mismo tiempo añejas y consagradas obras de grandes autores pontanos que inevitablemente van quedando apostados en un rinconcito de mi ser. Sin duda alguna, esa ha sido la base y el sustento que me ha permitido madurar con el paso del tiempo, y por qué no, tener mi propia personalidad como compositor.

La interpretación musical, también es algo que llevamos intrínseco como artistas, y en mi caso, no podría pasar desapercibida. Aunque por algunos motivos mi vida como intérprete se erigió brevemente por estos caminos. Inevitablemente mi destino se estaba escribiendo en el mundo de la composición.

De la mano de mi querida banda, la A. M. Ntro. Padre Jesús de los Afligidos, voy experi-mentando en la creación de marchas. Gracias a ellos, mis grandes amigos, colmados de pasmosa paciencia, me facilitaban poner en práctica todas aquellas ávidas inquietudes.

Poco a poco, mis metas como músico se van realizando en la medida de mis posibilidades. Llegan mis inolvidables años de estudio en el conservatorio de música de Sevilla, y por tanto, mi contacto con amigos, compañeros y grandes profesionales que van inyectándome el amor por este bendito “veneno”. En este momento, mi interés por la composición en ge-neral va cobrando cada vez mayor fuerza y convicción. Comienzo a descubrir los que para un servidor son los “grandes” en el género procesional: familia Font,

Pedro Gámez Laserna, Luis Lerate Santaella, Eduardo López Juarranz, Antonio Pantión, Manuel López Farfán, Pedro Morales, y un largo etcétera.

En esta época, voy analizando de manera caleidoscópica las diferentes corrientes compositivas de los precursores más llamativos del género -aunque no taxativamente-, y al mismo tiempo, tomo conciencia de las tendencias del momento, produciéndose en mí diferentes controversias, traducidas en mi afán por encontrar la verdadera personalidad; aquélla que me permite crear dentro del mismo estilo, un lenguaje sincero y sin paliativos, aunque eso signifique cometer errores.

Desarrollo mi creación sobre todo en colectivos como agrupaciones mu-sicales (bandas de viento metal y percusión). De ahí, paso a crear mi primera marcha procesional para banda de plantilla completa. No sería hasta ocho años más tarde, en el año 2009, cuando realizaría mi segunda composición para banda.

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En este caso se trata de “Sine Labe Concepta”, marcha ganadora en el III Concurso Internacional de Marchas Procesionales “Memorial Manuel Font de Anta” de Sevilla, en 2010. Organizado por la banda sinfónica municipal de Sevilla, la extinta Sevilla Televisión, y el ayuntamiento de la capital hispalense. Composición que dediqué a la Virgen del Valle de Sevilla, con posterioridad al concurso.

A partir de este gran logro personal, comienzo a trabajar en varios proyectos con la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla. Entre lo que podría destacar algunos estrenos absolutos como “Triana con su Esperanza”, “Cristo de la Salvación”; versio-nes y adaptaciones entre otros importantes proyectos de otros estilos y género. Al mismo tiempo, recibo encargos de todo tipo de bandas, tanto de Andalucía como fuera de ésta.

Dentro de las banda de plantilla completa, a las marchas antes mencionadas, se unen: “Angustiarum Plena”, “A la Tierra de mis Amores”, “A la Virgen del Buen Fin”, “Pura y Limpia”, “Estrella Bendita”, “María Stma. de la Trinidad Coronada”, etc. Todas y cada una de estas marchas procesionales, buscan, o por lo menos esa es mi intención, conseguir esa simbiosis entre las imágenes devocionales, y los fieles que se acercan a ellas, en un acto penitencial, de recogimiento, alegría contenida, y sobre todo, de oración.

Aunque dentro de mi honestidad, tengo que decir que a día de hoy, hay más preocupación por componer para el lucimiento del costalero y el regocijo casi “fetiche” del cofrade de turno, que otra cosa. Admito que por momentos, tengo parte de culpa. He de confesar que no puedo separar jamás mi condición de persona de fe y cristiano católico, de mi concepto compositivo en las marchas procesionales religiosas, evidentemente van de la mano.

En ocasiones, se pone en tela de juicio si un compositor es realmente o no válido, en función de si atesora o no algún título que acredite su aptitud. En mi caso, por motivos que no voy a citar, me encuentro a medio camino. Pero no ha sido un impedimento para que de una manera casi autodidacta, haya conseguido llegar a donde me encuentro a día de hoy, que tampoco lo considero excesivo. Eso significa que continúo intercambiando impresiones con profesionales, que es lo que me permite ir creciendo, por supuesto.

Me siento plenamente satisfecho y orgullo-so de intentar crear música para honrar a los titulares de cualquier cofradía, y si además consigo conmover al oyente para hacerle reflexionar sobre lo que está contem-plando un día -que no es cualquiera-, de la Semana Mayor, me sentiré realizado como músico, y como cristiano.

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Como les repetimos cada año, en esta sección charlamos con quienes han sido baluartes de nuestra Semana Santa en el pasado, muchos de ellos aún en primera línea cofrade, aún hoy, y a buen

seguro que también en un futuro próximo. Se trata de cofrades convencidos, que han dejado su esfuerzo a lo largo de muchos años en el seno de sus hermandades y en la Semana Santa en general. Unos, sobradamente conocidos en el mundo cofrade baezano, otros, no tanto. Todos forman parte de la historia de la Semana Mayor y de las tradiciones del pueblo que les vio nacer y todos son igualmente importantes. Sirvan pues estas líneas, como ínfimo pago a sus desvelos y como testimonio de nuestro más absoluto respeto y agradecimiento por habernos hecho llegar, a través de su legado humano, estos siete días gloriosos que se avecinan y que cada año vivimos en las calles de nuestra querida Baeza.

Continuando con la serie de entrevistas que hemos venido realizando a lo largo de estos años a diversos personajes de nuestra Semana Santa, y que el pasado cuaderno no pudimos llevar a cabo, por motivos que ahora no vienen al caso, hemos querido en el presente año conversar con un semanasantero de los de antes, de los de toda la vida. Se trata de una persona que ha tenido gran protagonismo a lo largo de las dos últimas décadas del siglo pasado, y que aún hoy sigue trabajando para y por la Semana Santa, tanto profesionalmente junto a su hijo Julio, como personalmente colaborando con todo aquel que lo necesita. Hablamos de Juan Antonio Sánchez Sáez, “Caldera”, sobrenombre por el que es conocido por todos en su querida Baeza. Juan Antonio tiene 64 años y desde los 11 pertenece a la cofradía de sus amores, la Vera Cruz. Recuerda que lo hizo herma-no, el tristemente fallecido hace escasos días, Antonio Ruiz Colomer (q.e.p.d.). Desde entonces Juan Antonio no ha dejado de vestir la túnica marrón con la cruz verde al pecho, portando esa cruz redonda que con tanta humildad y devoción carga cada año, presumiendo de ser dueño de una de las 8 ó 10 primeras que él mismo talló.

Nos recuerda que perteneció también, hace algunos años, a la cofradía de la Expiración, cuando era hermano mayor Andrés Vargas, por la relación, nos ex-

La ReboticaPor Nazario Gutiérrez Martínez

“El Capirote” Entrevista a: D. Juan Antonio Sánchez Sáez

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plica, que en razón a la carpintería tenía con el afamado empresario baezano de la madera. Con el tiempo y al no poder vestirse en las dos decidió dar prioridad a la cofradía de Santa Cruz, hermandad por la que ha sentido especial debilidad toda su vida, quizás entre otras cosas por la cercanía de su casa al templo románico que acoge a la cofradía de “los tintos”.

No es nuestro entrevistado persona de homenajes ni lisonjas y las palabras fluyen de su boca, sinceras y sin tapujos, como de alguien sin nada que esconder y que se muestra a pecho descubierto en cada una de sus afirmaciones y de sus exposiciones, defendiendo a capa y espada sus razonamientos y con la carga de conocimiento que le dan sus más de 50 años como cofrade.

Cursó estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Baeza, donde empezó a forjarse el artista de la madera que es, encerrado en aquel cuerpo de carpintero de barrio. José Gálvez Mata fue uno de sus primeros profesores en la Escuela, recor-demos que este escultor realizó tallas como el Jesús Preso de Loja, o los antiguos sayones que acompañaban a la imagen del Cristo de la Columna baezano.

Tuvo la suerte de ver trabajar a Palma Burgos en la talla del Cristo de la Ex-piración de Málaga, y es de la opinión que Ramón Cuadra tuvo mucho que ver en muchos trabajos suyos y éste último ha sido ha sido uno de los mejores autores de la posguerra de nuestro entorno geográfico.

Sin embargo, una de las personas que recuerda con más cariño y cuya relación fue más fructífera, en lo que a aprendizaje artístico y humano se refiere fue Antonio, Antonio Bujalance López, artista multidisciplinar nacido en Doña Mencía, Cór-doba, en 1934. En 1970 fue nombrado profesor numerario de Dibujo Artístico de la Escuela de Artes Aplicadas de Baeza, y coincidió con nuestro protagonista. Académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba y profesor numerario de la Escuela de Dibujo de Baeza, Sevilla y Córdoba. En 2003 recibió la Fiambrera de Plata, premio otorgado anualmente por el Ateneo de Córdoba y en 2009 fue nombrado Cordobés del año. Nos relata Juan Antonio que Bujalance era “una enciclopedia”, sabía de todas las disciplinas y todo lo que sabía lo compartía con sus alumnos.

Nuestro protagonista, a lo largo de su dilatada trayectoria cofrade y pro-fesional ha colaborado con numerosas hermandades de nuestra Semana Santa, tanto en la restauración de pasos y demás enseres en madera, como en la hechura de obras de mayor envergadura:

Ha restaurado las manos de los Nazarenos de el Paso y la Vera Cruz, también la imagen del cirineo de esta última cofradía, para la que también transformó el trono que hiciera Manuel Rodríguez Delgado y que adaptó para ser portado a costa-leros. Restauró y reafirmó, igualmente, las alas del ángel que antes acompañaba al Cristo de la Oración en el Huerto. En 1974, realizó las figuras de un precioso belén en madera, que se encuentra en la Iglesia de la Concepción (Padres Carmelitas) de Baeza, siendo ésta una de sus primeras obras. Talló y compuso un Crucificado, de menor tamaño al natural, que hoy día se encuentra en la sede de la Agrupación Arciprestal de Cofradías, y del que sólo existían las manos y la cabeza.

Fuera de nuestra ciudad también ha trabajado en el ámbito cofrade y reli-gioso. Por citar algunos ejemplos: transformó las manos de una talla mariana para convertirlas en las de San Juan de la Cruz, para la vecina Úbeda. Restauró el Cristo de las Aguas de El Mármol –de policromía muy oscura- con similitud al del Cristo de La Yedra y que igual que éste se deben a la gubia del valenciano Amadeo Ruiz Olmos.

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Pero sería en 1982 cuando Juan Antonio daría el espaldarazo definitivo a su carrera con la manufactura de la talla de María Santísima de la Aurora, de la cofradía de la Vera Cruz, la que sería su primera gran obra para la Semana Santa de su ciudad, y que posteriormente modificó el escultor sevillano Manuel Hernández León, a petición de la cofradía.

En 1990 llevó a cabo otro de sus trabajos más importantes, la imagen ma-riana de la otra cofradía de la Iglesia de la Santa Cruz, El Calvario, Nuestra Señora de la Amargura, que procesiona cada año con el rico ajuar que la hermandad ha ido adquiriendo, sobre el trono diseñado por él mismo y cuya realización por los alumnos de la Escuela Taller de Baeza supervisó estrechamente.

Nos cuenta, a modo anecdótico, que firma sus obras en la parte posterior de la boca de la imagen, antes de ensamblar las distintas piezas que componen la talla.

Detalla, con sinceridad y cariño, que no fue capaz, por su falta de experiencia, de acometer el proyecto que la cofradía de la Santa Cena le propuso en sus inicios, para la manufactura del grupo escultórico que proyectaban. Hizo el boceto de la cara del Cristo de la Santa Cena, y dice que no la hizo por cobarde, por no comprometerse a fechas de hechura del resto de cada una de las figuras del paso.

Acerca de sus gustos en la Semana Santa, que vive y le apasiona, destaca la calidad del cristo del Calvario de Juan Luis Vasallo, con el que no llegó a coincidir en la Escuela de Artes y le agradaba especialmente el grupo escultórico antiguo del Descendimiento, bien modelado y de finísima concepción, aun siendo imágenes de escayola de los talleres de Olot.

Piensa que el Cristo del Rescate no mantiene nada de la obra antigua de Ruiz Olmos y el Nazareno de la Vera Cruz la parece una de las mejores obras del valenciano, escultor digno, pero que tiene de todo entre sus obras.

Como no podía ser de otra forma, es partidario de adquirir nuevas imáge-nes y no de modificarlas o renovarlas. Una obra es concebida por el artista que la realiza y nadie tiene derecho a tocarla ni modificarla.

En lo que respecta a los tronos, elementos que conoce bien y con los que ha trabajado mucho arguye que hay mucho mercantilismo y cada vez menos innovación en la talla y en el concepto del artista. Se tiende a hacerlos parecidos y siguiendo todos los mismos cánones. A día de hoy está trabajando junto a su hijo en la manufactura de un trono para Cabra del Santo Cristo. Y en Baeza, codo con codo con Julio, ha finiquitado el altar donde reposan las talles del Cristo de la Oración del Huerto y la nueva imagen marina de la Virgen del Rosario, en la Iglesia de Santa Mª del Alcázar y San Andrés.

Le gustaría mayor participación de la juventud, en la semana santa actual, y cree que difícilmente podremos mantener los costaleros pues hay muchas her-mandades para tan poca gente. Vuelve la vista atrás y rememora que fue uno de los que comenzaron con la cuadrilla de la Vera Cruz.

Conoce la celebración pasionista de Sevilla. Disfruta de su ambiente, sus gentes y su especial forma de vivirla. Destaca las tallas de la Exaltación (la popu-lar cofradía de los Caballos) entre sus preferencias y la gastronomía también es especial en estos días, como diría un amigo, esto también es Semana Santa.

Pues bien, amigo, gracias por todo, que Dios te dé salud para transmitir tus conocimientos y experiencia a tu hijo Julio, continuador de la saga, y que sigamos disfrutando de la Semana Santa que tanto nos gusta, en Baeza, o donde quiera que encontremos un rinconcito.

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La Pasión según...Las JMJ en 2011Madrid

Madrid, 19 de Agosto de 2011, la Pasión según la religiosidad popular de España va a ser compartida con millones de perso-nas de todo el mundo. Hoy se celebra el Vía Crucis de las JMJ

y nosotros, miembros de la Tertulia “El Capirote”, tenemos el gran pri-vilegio de vivirlo en comunión con los centenares de miles de peregrinos que aquí se encuentran.

La jornada de ayer fue una ex-periencia única e inolvidable. Madrid era un inmenso horno de veneración y de fe que brotaba desde todos los lugares en forma de peregrinos. Han venido de países tradicionales cristianos, pero también de otros que a simple vista pudieran parecer lejanos a nuestra fe. Era emocionan-te ver a personas y banderas de Irán, China, Corea, la India o Pakistán. Esperanzador admirar a personas con un crucifijo colgado del cuello y una bandera con textos en árabe. Todos acompañando los rezos del

Santo Padre. El espectáculo era inenarrable, indescriptible en toda su grandeza y vitalidad. La fraternidad, la tolerancia y la intensidad de fe se mezclaban con el espectáculo colorista, multirracial y multicultural que lo inundaba todo.

Finalizado el acto y no sin gran dificultad nos dirigimos a la Basílica Ca-tedral Castrense para ver la salida del traslado del Cristo de la Buena Muerte de Málaga, el Cristo de Mena. Luego, entramos en una de las decenas de iglesias que se mantenían abiertas, con el Santísimo expuesto, y rezamos y pedimos al Dios verdadero por todos nosotros. Arrodillados frente a la custodia y rodeados por jóvenes de todas las edades en nuestra misma situación, nos embargó la emoción. Había jóvenes cantando bellas y sentidas tonadas y sacerdotes confesando en medio de la plaza, sin mas confesionario que un banquillo. Sin lugar a dudas fue el mejor y más profundo momento de la noche.

DAMIÁN CRUZ MARTÍNEZ

Foto: Damián Cruz

El Prendimiento de Málaga en su traslado al Vía Crucis de las JMJ.

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Seguimos al Cristo de Mena en su camino por la Puerta del Sol y Alcalá destino Cibeles y nos adelantamos para buscar el gran trono del Prendimiento malagueño bajando por el Paseo del Prado cargado por más de 200 hombres. Emocionante cuando escuchamos la campana de las andas entre los grandes árbo-les de esta “Alameda” madrileña. Bellísimo el encuentro posterior del crucificado y el misterio en pleno centro de Cibeles.

El viaje en tren de “cercanías” nos llevó de nuevo hasta Madrid apenas con tiempo de tomar un bocadillo tras el trabajo. Era el día grande. A eso de las 5, lle-gamos al inmenso gentío de Plaza de Cibeles e intentamos, sin fortuna, subir por Recoletos para ver los pasos montados en sus altares. Finalmente decidimos buscar un lugar lo más cerca posible del escenario de la plaza, donde se situaría el Papa. Ello implicaba una larga y calurosa espera al sol de la tarde madrileña, entre miles de peregrinos, sentados en el suelo a ratos y la mayor parte de pie. No tuvimos mala suerte y la decisión, a la postre, resultaría la mejor alternativa. Frente a nosotros, el altar del Yacente de Gregorio Fernández de la Catedral de Segovia; a su izquierda, la imponente Piedad de Valladolid del mismo genio imaginero, a la derecha, el bello palio de Ntra. Sra. de Regla, de la Hermandad de los Panaderos de Sevilla.

Horas después, por las pantallas se anunciaba la salida del Santo Padre de la Nunciatura Apostólica, camino a Cibeles. El ambiente creció instantáneamente, todos se levantaron del suelo, los vivas al Papa y los gritos de ánimo eran incesantes, y rotundos cuando el Papamóvil pasaba por la Plaza de Colón e iniciaba su primer paso por los altares de Recoletos. Cientos de miles de personas jaleaban la frase una y otra vez: “esta es, la juventud del Papa”, y miles de banderas de todos los países del mundo ondeaban festivas y orgullosas en la capital de España.

S.S. Benedicto XVI comenzaba el acto, que era interrumpido con un aplauso que debió resonar en los confines de la ciudad, y agradecía a las hermandades el enorme esfuerzo derrochado para poder contar con sus sagrados titulares para este Vía Crucis. Debe saber el Santo Padre lo difícil que ha sido para algunas lograrlo, pero había llegado el momento. Todo el esfuerzo iba a tener finalmente el fruto deseado y millones de personas tendrían la posibilidad de sentir el pellizco de la devoción que sienten los cofrades españoles cuando están cerca de sus imágenes veneradas.

De repente, se hizo un silencio increíble: “Hoy queremos hacernos cirineos que, abrazados a la cruz de Cristo, acogen también en la plegaria, en la caridad, el dolor de nues-tros hermanos” explicaba el Papa al comenzar el rezo del Vía Crucis. La cruz de la juventud iniciaba su recorrido envuelta por una excepcional banda sonora que se interrumpía con la intervención de los oradores: “Adoramos te Criste et benedicimus ti ve, cuia per sancta crucem tua redimisti mundi”.

Resonaban los cánticos de la coral de las Jornadas cuando la cruz visitaba el misterio de la Santa Cena de Salcillo. Los portadores de la cruz, franciscanos de los santos lugares, palestinos, sirios e israelitas, escuchaban emocionados la dedicación de esta primera estación a la unión de la iglesia en el mundo y al cese de la persecución de los cristianos.

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Poco imaginaba Antonio Castillo Lastrucci que su imponente misterio del Prendimiento malagueño podía algún día servir de altar a un acto penitencial tan extraordinario. Su gran trono de plata refulgía al sol de media tarde cuando los voluntarios, cristianos iraquíes, posaban frente a él la cruz de los peregrinos ¿cuántos mártires vale-rosos mueren cada día por defender su fe? La traición de este Judas de tonos malagueños y el misterio levantino de Orihuela en el que Collault Valera re-presenta las negaciones de San Pedro, situado en la que sería tercera estación, eran espléndidos monumentos ante los que pedir por los cristianos que se avergüenzan de su propia fe y no

tienen el valor de defenderla cuando se la ataca injustamente.Firmes en la fe, se nos pide una y otra vez y reza también el eslogan de

este encuentro, y qué fácil es lograrlo ante la mirada del Cautivo de Medinaceli, bendito preso de amor y redentor nuestro... parece tan lejano allá en lo alto, y sin embargo tan cerca de nosotros si queremos mirarlo con los ojos de un hijo a su padre... En la cuarta estación la cruz avanzaba hasta el altar del Señor del Gran Poder que esculpiese Fernández Andes para unir la devoción madrileña a la de Se-villa y a la de todos los que hemos tenido que dejar nuestro lugar de origen para ser acogidos en esta gran tierra de oportunidades, también las de renovación de nuestra fe. Tal vez por ello, la cruz era portada en esta ocasión por inmigrantes que ahora se sienten hijos de Madrid.

El Vía Crucis viajaba inexorable e intenso ante el Cristo de la Caída que Benlliure labrase con maestría para la penitencial de Úbeda, nuestra ciudad hermana. Qué cerca de estos cofrades nos sentimos en ese momento tan bello e histórico. Qué lección de vida la del rostro de esta imagen que nos invita a levantarnos una y otra vez, a recuperarnos de nuestros errores y retomar el camino hacia Él.

Séptima Estación: El Cirineo ayuda a Cristo a cargar con la cruz... la cruz que han de soportar los desfavorecidos y agraviados. La emoción se palpaba en el ambiente ante la imagen que estábamos viendo. Los rostros de bondad infinita de los jóvenes con síndrome de down que portaban la cruz peregrina toco profun-damente nuestros corazones y sólo el rostro sereno del Nazareno de León, con su mirada imperturbable nos ofrecía la seguridad de que con esfuerzo debemos intentar hacer de este un mundo mejor y más justo.

Ante el rostro del Señor de la Misericordia de Jerez, plasmado milagrosa-mente en el paño de la Verónica, rezábamos la octava estación, recordando a los

Foto: Damián Cruz

Ntro. Padre Jesús del Gran Poder de Madrid en el Entie-rro Magno de las JMJ.

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regímenes ateos la obligación de respetar todas las creencias religiosas. Pasaba la cruz ante el Nazareno de Pinto Berraquero y de las manos de los albaneses que la por-taban a los peregrinos de Ruanda y Burundi a los que acompañaba uno de los cientos de misioneros que llevan la esperanza y la palabra de Dios a lugares tan complejos. En el altar de esta novena estación, Jesús es Despojado de sus vestiduras según la Semana Santa de Granada. El escultor Ramos Corona nos presenta a Cristo en toda su humanidad y dispuesto a ser crucificado para salvarnos. En el aire, el susurro de una saeta nos hace viajar en el tiempo y nos trae aromas de incienso, esbeltos capirotes, rachear de zapatillas y bambalinas meciéndose al viento.

El acto penitencial llega a uno de los momentos más sobrecogedores cuando la cruz, portada por peregrinos africanos y asiáticos, se eleva frente al imponente misterio del Enclavamiento de Zamora. La escena, obra del ingenio de Ramón Álvarez, es portentosa. Nuestros rostros muestran estupor cuando callan las notas musicales para dar paso a sonidos que simulan el golpeo de aquel martillo incrustando hiriente el clavo en la mano del Señor. Difícil de olvidar este momento que nos hizo sentir, por un momento, el verdadero padecer de nuestro Redentor.

Cristo ha sido crucificado y muere finalmente en la cruz, pero no morirá para siempre, resucitará al tercer día, como resucitó de las llamas del odio a los corazones malagueños, como nació en las manos de Pedro de Mena y renació en las de Palma Burgos para estar al lado de quienes lo veneran. Las llamas de la ignorancia y el odio no nos dejan a veces ver con claridad. Se puede ser ciego, como alguno de los voluntarios que portaron la cruz en esta undécima estación, pero ver con meridiana nitidez con los ojos del amor y del alma. Buena Muerte la que tienen aquellos que la encuentran por quererte y seguir tus enseñanzas y los que siempre encuentran en ti la esperanza. Esperanza en la fe, aún en la adversidad, como los enfermos de SIDA que portaban la cruz ante el misterio del Descendimiento de Cuenca que tallase Luis Marco Pérez. Los tambores toman el relevo a los violines para acompañar al cuerpo inerte de Cristo. Es la España sobria de Castilla, de Aragón, de la Mancha la que redobla entre las avenidas de esta Madrid penitente y cofrade que quiere posar a Jesús en el regazo de su bendita Madre. Angustias la llaman en Valladolid y a fe de quién la viere que no puede haber dolor más grande que el de esta madre ante su hijo muerto.

Muerto y solo, yacente sobre el frío y negro túmulo, llagado y sangrante su cuerpo, sus ojos entreabiertos, casi con vida aún. Decimocuarta estación “Jesús es sepultado”. Compadeceos de todas las formas de sufrimiento y rogad por las víctimas inocentes. Una plegaria, esta final, que dedicábamos a los damnificados por los terremotos, tsunamis, huracanes, etc., como los portadores de la cruz de la juventud en esta estación, representantes de Haití, de Japón y de Lorca.

María, la Virgen, Madre de Dios, María Stma. de Regla, María Inmaculada, patrona de España. María es invocada por Benedicto XVI para pedirle su media-ción y su consuelo, y nos invita a seguir su ejemplo de bondad y misericordia.... Y se hace un breve silencio, y estalla de nuevo el júbilo tras la intensa meditación.

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La juventud del Papa, los cristianos y peregrinos despedimos al Santo Padre al que agradecemos su generosidad por habernos hecho partícipes de tan magno acto penitencial.

Esto hubiera sido todo para unos cristianos normales, nos hubiésemos retirado a descansar y a comentar todo lo que acabábamos de vivir para asentarlo en la memoria y compartirlo con otros. Pero, además de ser cristianos, resulta que somos también cofrades y, a pesar del cansancio acumulado, éramos plena-mente conscientes de que lo que nos quedaba era también muy importante para nosotros.

En España, como en muchos otros lugares, especialmente de Hispanoamé-rica, la religiosidad personal se transforma en colectiva en forma de procesión, ya sea esta de gloria o de penitencia. Y este acto, también comunitario, del Vía Crucis, iba a tener anexo otro que nos iba a mostrar en toda su grandeza: La Pasión según España.

Todas las imágenes protagonistas y las cofradías penitenciales a las que pertenecen habían hecho un esfuerzo enorme para poder estar en Madrid, y una gran parte de sus hermanos habían acompañado a sus titulares. Los regresos de los pasos hasta sus residencias y templos de acogida iba a hacerse en forma de una procesión general, un entierro magno que partiría desde los altares de Recoletos, pasando por Cibeles y Alcalá, hasta la Puerta del Sol, donde cada uno tomaría el itinerario conveniente hasta llegar a su destino.

Cuando finalizó el Vía Crucis, la inmensa mayoría de los peregrinos que estaban alrededor de Cibeles se fueron desplazando a la calle de Alcalá, que en poco tiempo quedó absolutamente abarrotada. Jamás habíamos visto una masa humana de tal magnitud. Tuvimos que desplazarnos lo más cerca posible del itinerario y nos plantamos en plena salida de la curva de Cibeles. Fue en este

Foto: Damián Cruz

El impresionante Yacente de Segovia cerró la Magna de las JMJ.

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corto intervalo de tiempo cuando nos pudimos dar cuenta de los centenares de cofrades que nos acompañaban en esta singladura. Sus camisetas, sus emblemas, sus medallas, denotaban con claridad su origen y su pertenencia al mundo de las hermandades y cofradías.

El tiempo pasaba muy lento, pero finalmente, el primer cortejo en pasar ante nosotros se hizo presente. Fue el de la Hermandad de los Panaderos de Sevilla, bajo cuyo precioso paso de palio, entre la candelería con la peculiar forma de aspa de San Andrés, viajaba la hermosura sevillana de Nuestra Señora de Regla. Era el primero de los hilos de un tupido y extraordinario tejido, el tejido de la fe y la piedad popular en España. En ese encaje de veneración se aúnan colores y formas variopintas, diferentes en las formas, aunque idénticas en el fondo… La forma peculiar de conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, iba a tener, estaba teniendo, su mayor expresión pública en Madrid. No podía ser en otro sitio sino aquí, en el crisol de culturas por excelencia, en el cenobio urbano capaz de acoger en su seno a todas las maneras de sentir, de venerar y de vivir la fe cristiana. Muestra de ello su plural celebración pasionista.

Esa Pasión que acababa de abrir de par en par nuestros corazones, según Sevilla, nos llegaba también según el Levante español a través de la grandiosidad emocional y artística de la Santa Cena de Murcia, que apenas pudimos ver, tan sólo de lejos, porque se encerró al otro lado de Cibeles, en el edificio de Correos, hoy Ayuntamiento de Madrid, pero que completó el misterio de las Negaciones de S. Pedro de Orihuela, entre exóticos, dorados y barrocos adornos y romanos de terciopelo y tisú. Pasión que nos elevaba, solemnes, en una verdaderamente “divina” magnitud cuando sentíamos el rumor marinero de los imponentes tro-nos de Málaga del Prendimiento y “Mena”, navegando en este inmenso mar de la Castilla preclara, en el mar insondable de la fe que se adueñaba de las grandes avenidas madrileñas. Una pasión que olía a sudor e incienso, andaluces por más señas, cuando caminaban “a compás” los costaleros del Nazareno de Jerez, “La Candelaria”, y se estremecían las trabajaderas del gran “canasto” del Señor Despojado de sus vestiduras, que traía alientos recogidos en las almenas de la Alhambra granadina. La Pasión también de la Andalucía sobria, casi castellana, la “otra” Andalucía, tan reconocible y cercana como la que representaba el serio disciplinado cortejo de la cofradía de la Caída de Úbeda que provocaba el silencio y la admiración a su paso.

Y la pasión de Madrid, mostrando su bella mezcolanza, entre el sevilla-nismo del Gran Poder y la magnificencia de una de las imágenes más veneradas de nuestro País, de todo el mundo podríamos decir, ese misterio del fervor que viaja Cautivo en mil imágenes y que tiene su impronta original en el Madrid de los Austrias y por título “Medinaceli”.

Seguían pasando las horas, la tarde se volvió noche y la noche madrugada. Castilla y La Mancha recogían el testigo en esta gran estación de penitencia. El Nazareno de León era mecido en la calle de Alcalá por cien hermanos, de costero a costero, a paso de horquilla, sobre la canastilla que sirviera en su día al misterio

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trianero de San Gonzalo. Poco importaba el calor del día que ya culminaba, ellos, los “braceros”, con sus negras túnicas; ellas, de mantilla, algunas desde el alba coronadas por la preciosa y tradicional peineta. De igual forma el bello misterio del Descendimiento de Cuenca en los brazos de cuya Magdalena no importaría morirse, a cuyas manos quiere uno asirse para no perder el camino de la fe.

Zamora, sobre dos hombros, sobre una “mesa” de noble madera tallada, nos trae la crucifixión del Hijo de Dios y nos recuerda como andaban los pasos de Baeza en épocas pasadas. Los brazos de dos sayones se elevan en la noche y clavan a Jesús a la cruz. O Valladolid, la de Gregorio Fernández, Juan de Juni, Berruguete... la cuna de la escultura de la Pasión, Ciudad de Semana Santa, fuente de fe y veneración. Valladolid inicia el final de este Entierro Magno de las JMJ. No hacen falta grandes pasos, ni arbotantes barrocos, ni tan siquiera un lirio que arome sus penas, tan sólo un modesto pedestal que nos haga elevar la mirada para verla de Angustias traspasada. Y, al fin, Segovia severa y austera. El silencio se impone en este final tan excepcional y que muestra, a los cientos de miles de peregrinos y fieles que lo siguen, la muerte de Nuestro Redentor. Solo, yacente y frío, entre negros penitentes y antorchas reposa Jesús en el sepulcro y muere con él este grandioso acontecimiento cristiano, penitencial y cofrade.

Cuando más allá de las tres de la madrugada encontramos un lugar donde sentarnos unos minutos y tomar algo sólido no éramos capaces de digerir todo lo vivido. Habíamos dejado al paso de la Candelaria jerezano en la Puerta del Sol ya casi sin bulla pero con sus hermanos fieles a su lado, hasta el final. Un rato después recobramos el callejeo por el viejo Madrid nos agregamos al cor-

tejo del Cristo de Mena siguiéndolo como unos malagueños más. A su lado estuvimos hasta verlo entrar solemne, y tras rendirle honores en la calle de Bailén los miembros de su séquito legionario, en el Palacio Real. Eran las cinco y media de la mañana cuando poníamos fin a esta hermosa odisea penitencial que ha grabado nuestras vidas.

Así fue una parte de las Jorna-das Mundiales de la Juventud. Así se mostró, tal cual es, en toda su variedad e intensidad, con toda su magnitud artística, histórica y devo-cional la Semana Santa de nuestro país y así la vivimos Mónica Garrido, Manuel D. Lozano y yo mismo. Nunca olvidaremos esos días únicos y esta es nuestra forma de recordarlos.

Foto: Damián Cruz

La madrugada madrileña acogía al Cristo de Mena en el Palacio Real.

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Cruz de GuíaCruz de GuíaCreed en el Evangelio

Foto: José García

El pasado 11 de octubre, Benedicto XVI, mediante una carta apostólica llamada “Porta Fidei” (la “Puerta de la Fe”) convocaba el “Año de la fe” que dará comienzo el 11 de octubre del presente

año para finalizar el 24 de noviembre – solemnidad de Cristo rey- de 2013. En ella se señala la importancia de la Fe “que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, abierta para nosotros.” (nº 1)

Como Delegado episcopal para Cofradías y Hermandades de la diócesis del Santo Reino, mirando la realidad a la que sirvo con cariño y preocupación, considero una llamada del Señor esta iniciativa del Papa que nos propone una reflexión y revisión profunda de nuestra vida de creyentes. Esta consideración mía no es ociosa, pues a lo largo de los días, en mi trabajo como Delegado en servicio vuestro, vengo observando algo que el Santo Padre dice en su carta: se da por supuesta la Fe en la vida de muchos cofrades, pero “sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado”, y añade: “mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una

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Foto: José García

cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una

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profunda crisis de fe que afecta a muchas personas” (nº 2) A tenor de estas palabras pienso que, en lo que toca a la identidad cristiana del cofrade, ha llegado el momento de preguntarnos sobre el vigor y la sinceridad de nuestra vida de fe a nivel personal y comunitario, porque es verdad que hoy no se puede dar por descontado que por el hecho de pertenecer a una cofradía se sea automáticamente cristiano.

Por eso, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada con-versión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión. Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida: «Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6, 4).

Todos somos conscientes de que el mundo cofrade es rico, plural, cargado de posibilidades… pero al mismo tiempo podemos constatar que se ha propa-gado entre nosotros una corriente –por llamarla de algún modo: estética- que ha cargado las tintas en el envoltorio y ha vuelto la espalda al verdadero contenido que esta realidad de la religiosidad popular encierra: la profunda vivencia de la fe en Jesucristo y la coherencia vital con su mensaje. Por eso, este Año de la Fe, es una invitación del Señor a los cofrades para prestar atención sincera a la belleza de nuestra fe cristiana.

Una fe celebrada en los sacramentos –especialmente Eucaristía y Peniten-cia-; conocida en la catequesis, y puesta en práctica por medio de la caridad. A este respecto, el santo Padre dice: “Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es «la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza». Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año” (nº 9)

Siempre me he preguntado: ¿por qué tanta apatía en incontables cofrades para las cosas, verdaderamente, de Dios? ¿Cómo es posible que, con el número tan cuantioso de cofrades como están inscritos en el registro de las Hermanda-des, nuestras iglesias estén habitualmente tan vacías? Te los encontrarás en gran número hasta altas horas montando su paso o haciendo su altar, o ensayando en su banda, o midiéndose como costaleros/as…, pero difícilmente –incluidos muchos miembros de las Juntas de Gobierno- en la celebración de los cultos de su propia Cofradía. Y también me ha cuestionado el porqué se llaman penitentes si cuando los convocas para celebrar la Penitencia (sacramento de la Confesión) siempre te dicen que no tienen pecados, o que se confiesan con Dios. Y por más que les insistes solo cosechas la indiferencia, o la desfachatez, de que aquellos que, externa o internamente, dicen: “Y se creerá el cura que vamos a hacer lo que él nos diga”. Y me sigue extrañando el que se llamen cofrades (hermanos) cuando

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con indeseada frecuencia tengo que mediar en litigios más propios de enemigos enconados que de hermanos que creen en un mismo Señor.

Sé que puedo ser brusco al lanzar públicamente esta pregunta, pero creo que es buena para todos: ¿Tienen fe en el Señor las Cofradías –todos los que las componemos? ¿Tenemos fe? Quisiera que se entendiese bien el planteamiento que estoy haciendo: yo no soy quien para juzgar el interior de nadie –sólo Dios lo conoce-, pero sí me preocupa que podamos estar cayendo en aquello que el Señor denuncia: “Qué bien profetizó Isaías de vosotros cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; el culto que me dan es inútil, pues la doctrina que enseñan son preceptos humanos. Descuidáis el mandato de Dios y mantenéis la tradición de los hombres.” (Mc. 7, 6-8)

Estoy convencido de que todos los problemas que actualmente afectan a las cofradías tienen su fuente en una falta de recta comprensión y vivencia de la fe; si queréis, dicho de otro modo, seríamos más testimonio de Hermandad y nos ahorraríamos muchos sufrimientos si pusiésemos al Señor – y no a nosotros mismos- en el centro de nuestra vida cofrade. Por eso os lanzo esta cuestión candente, porque entiendo que las heridas que “cierran en falso” a veces corren el riesgo de degenerar en algo indeseable.

Se dice tener fe en las “imágenes de mi Cofradía”, que es lo mismo que decir que cumpliendo con el retrato se ha cumplido con Aquél a quien representa. Y no es así. ¿Cómo nos sentaría que se hiciesen grandes honores a nuestro retrato olvidándose de nuestra persona? Y es que, en el mundo cofrade se olvida con mucha frecuencia que el Señor es Alguien vivo y presente, no un personaje del pasado, o un amigo imaginario, y que nos está esperando para darnos su vida y su gracia en los sacramentos, así como en la persona de nuestros prójimos. A este respecto, San León Magno dejó escrito en una célebre homilía que “lo que antes era visible de Cristo mientras vivía en esta tierra, ha pasado ahora a los sacramentos de su Iglesia”. Y San Jerónimo afirmó que “ignorar la Escritura es ignorar a Cristo” ¿Acaso no estaremos despreciando al Señor al que, por una parte honramos en sus imágenes, pero por otra le ignoramos donde Él está realmente presente?

¡Cuántas veces, los problemas de las cofradías se circunscriben a pleitos por trajes de Estatutos, precedencias en los desfiles procesionales, afán de pro-tagonismos, autoritarismos, gastos suntuarios e innecesarios, encontronazos con el clero y del clero con los cofrades…! Problemas, como puede apreciarse, poco evangélicos. ¡Basta ya! ¡Reconsideremos nuestra situación! El Señor espera que “el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año.” (nº 9)

Un año para reflexionar con sinceridad sobre la fe. De mirar al Señor y volver a él para descubrir la verdadera naturaleza de nuestra identidad.

“Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del

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perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección”. (nº 13) Mucho le costó al Señor salvarnos ¿qué esta-remos nosotros dispuestos a hacer por Él?

Miremos a María, tan querida en nuestras Hermandades. “Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega” (cf. Lc 1, 38). Y miremos también a los santos, verdaderos maestros de la fe. Por la fe, los Apóstoles dejaron

todo para seguir al Maestro (cf. Mt 10, 28). Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) y, sin temor alguno, anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron testigos fieles. Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Euca-ristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos (cf. Hch 2, 42-47). Por la fe, los mártires entregaron su vida como tes-timonio de la verdad del Evangelio. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19). (nº 13)

Finalmente, El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. La fe sin la caridad no da fruto, y la ca-ridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40). (nº 14)

¿Qué vamos a hacer ante esta invitación del Vicario de Cristo en la tierra? ¿Tendremos la valentía de mirarnos con sinceridad y mejorar nuestro compromiso con el Señor? A Él se lo pido, por mí y para vosotros.

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“Capirotazos” y “Ovaciones”

Un año más, “El Capirote” convocó a los cofrades baezanos a participar

en una tertulia dedicada monográfica-mente a analizar con detalle los aconte-cimientos más relevantes acaecidos en nuestra Semana Mayor. Como viene siendo habitual, a partir de la expresión libre de los participantes en la tertulia se persigue una revisión crítica y a la vez constructiva que pueda servir de instrumento al servicio de la perma-nente mejora de la actividad cofrade en nuestra ciudad. Entendemos que el reconocimiento de los aspectos positi-vos y la identificación de los negativos son dos caras de una misma moneda, gracias a las cuales podemos avanzar paulatinamente en la labor de dotar de plena autenticidad y valor espiritual a la conmemoración pública de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

La reunión de este año contó con algunos inconvenientes de partida, pero también con novedades que nos llenan de satisfacción. Lamentablemente, la concurrencia fue algo menor a la de ocasiones precedentes, por varias razo-nes. Los condicionantes astronómicos - ya se sabe que la Pascua cristiana está vinculada a la primera luna llena de pri-mavera, la del mes Nisán del calendario

judío - hicieron que en 2011 la Semana Santa se celebrase en fechas muy tardías. Eso, unido a una posterior convocatoria electoral con la que no deseábamos co-incidir, obligó a posponer esta tertulia hasta el último fin de semana de mayo, pleno de ceremonias de Primera Comu-nión (tan entrañables desde el punto de vista religioso y familiar), así como, de otros actos de diversa índole. De ahí que algunos de nuestros tertulianos ha-bituales excusaran su asistencia en esta ocasión. A eso cabría añadir una cierta sensación de desánimo motivada por las adversas condiciones climáticas que se vivieron en Semana Santa. Ahora bien, pese a tales dificultades, los cofrades asistentes mostraron un altísimo interés y voluntad de participación, lo que de-rivó en que el encuentro se prolongase durante más de cuatro horas. Además, no podemos dejar de reseñar el hecho de haber sido la primera tertulia cofrade propiamente dicha que “El Capirote” celebró en su nueva sede social, sita en la calle de San Francisco. Nuestro de-seo es que tenga continuidad con otras muchas, y que ese emplazamiento se convierta en un lugar de encuentro y convivencia de todos los amantes de la Semana Santa baezana.

Pasamos ahora, pues, a rese-ñar lo expresado en la mencionada

Nota de la Redacción:El contenido de esta sección es resumen de lo

expresado públicamente por los asistentes a la reunión celebrada el 28 de mayo de 2011. “El Capirote” no

se identifi ca necesariamente con estas opiniones.

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reunión, para su público y general conocimiento.

Muchas cuestiones fueron valo-radas positivamente, y se hicieron mere-cedoras por tanto de la correspondiente “OVACIÓN”. De entre ellas, ocupa un lugar destacado la plena trasformación de la estación penitencial de la Her-mandad de La Misericordia, vulgo “Las Escuelas”. Son múltiples los detalles des-tacados por los asistentes a la tertulia: el paso portado por costaleros al estilo tradicional baezano, el sobrio y elegante hábito de estatutos para los hermanos de luz (con sus largas hachas de cera), el no menos acertado de los niños que acompañan en el desfile procesional, el palio situado tras el paso de Cristo, el doblar de la campana de San Juan Evangelista en el momento de la salida del Santísimo Cristo de la Misericordia, el silencio, respeto y devoción de todos los participantes, y un largo etcétera. Eso sin olvidar la reciente decisión de adoptar también como titulares a la Inmaculada Concepción y a quien fue-ra primer Rector de la Universidad de Baeza: el insigne San Juan de Ávila, bien llamado Apóstol de Andalucía. Todo ello fue objeto de los máximos parabie-nes. El único motivo de crítica fue la pervivencia del Vía Crucis penitencial apoyado en un antiestético y poco eficaz equipo de megafonía portátil. Se vio en ello una inercia del pasado de la que convendría prescindir, ya que es ajena

al espíritu renovado que muestra ahora esta Hermandad, que llenó de fervor cofrade el Lunes Santo baezano. Hubo quien planteó, como opción alternativa, que dicho Vía Crucis pase a tener lugar el martes de pasión, coincidiendo con el traslado de la imagen de Cristo a su paso.

Al margen de eso, una buena parte de los comentarios emitidos en la tertulia tuvieron como protagonista al clima adverso que deslució en gran medida nuestra Semana Santa, y que obligó a muchas hermandades a desistir del propósito de hacer estación de peni-tencia. Por eso, hubo una ovación es-pecial para todas las cofradías que, tras un año de trabajo e ilusión, se vieron obligadas a permanecer en su templo. En particular, mereció una alabanza casi unánime la prudencia mostrada por de la Caída, cuya Junta decidió no hacer estación de penitencia ante una amenaza de lluvia que finalmente no se sustanció, pero que en último extremo era impre-visible. Buena prueba de ello fue lo acaecido poco antes a la Columna. Los responsables de esta cofradía fueron exculpados del hecho de haber sufrido las inclemencias de la lluvia tras su salida procesional. Ello fue fruto únicamente de la mala suerte, pues la breve pero intensa tormenta que interrumpió su desfile apareció de manera súbita y totalmente inesperada. De hecho, los miembros de la tertulia coincidieron en que hasta ese momento la procesión era magnífica. La ágil salida del paso la Virgen de las Lágrimas fue objeto de encendidos elogios, así como la calidad estética de su palio - recientemente bor-dado por hermanas de la cofradía - y la

reunión, para su público y general conocimiento. paso.

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manera ordenada en que se recogió en su Casa de Hermandad para protegerse de la tormenta. Tampoco se pasó por alto el bello detalle de la cofradía de la Humildad, que abrió las puertas de su casa de hermandad tan pronto como empezó a llover, con el fin de ofrecer refugio a las imágenes titulares y a los cofrades de la Columna.

De entre las hermandades que consiguieron completar su estación de penitencia, y al margen del caso ya comentado de “Las Escuelas”, se otorgó una ovación entusiasta a la Oración en el Huerto, en la que destacan espe-cialmente dos aspectos: su magnífica cuadrilla de costaleros y el saludo a Nuestra Señora de La Soledad al paso por la puerta de su templo. Asimismo, fue ovacionada la hermandad de “El Paso”, que, si bien abrevió su recorrido y suprimió su tradicional ceremonia a causa de la amenaza de lluvia, llevó a cabo una emotiva estación de peniten-cia hasta la Catedral, con aciertos tales como situar la imagen de la Verónica en la calle de las Barreras, para esperar el paso de Cristo, o el magnífico acom-pañamiento musical de la Virgen de la Amargura. Por su parte, si bien se con-sidera que la procesión del Resucitado debe mejorar aún en ciertos aspectos, se aprecia que se están dando pasos en la buena dirección, de lo que hay que congratularse.

Al margen de los desfiles proce-sionales, hubo otros detalles o acon-tecimientos vinculados a la actividad cofrade que, en mayor o menor medida, fueron objeto de valoración positiva en nuestra reunión. Así, fue ovacionada la nueva Junta de la Agrupación Arci-

prestal de Cofradías, tanto por el talante demostrado como por lo adecuado de sus decisiones. Por ejemplo, se estima que el Libro Oficial de la Semana Santa de 2011 está bien enfocado, tanto en su formato como en sus contenidos. Pese a que se siguen detectando en él algunos errores puntuales, lo cierto es que marca un nuevo rumbo en el que habrá que profundizar en años venideros. Otra decisión digna de encomio es la soli-citud anticipada no solo del itinerario oficial de cada cofradía, sino también de recorridos alternativos para caso de lluvia. Finalmente, también fue ovacio-nada la organización de los actos pre-vios a la Semana Santa; concretamente, el Pregón Oficial y la presentación del Libro Oficial.

Mencionaremos ahora breve-mente otros aspectos que no podemos dejar en el tintero: la nueva banda de

Foto: Isabel Cruz Martínez

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cornetas y tambores de Nuestra Se-ñora de los Dolores del Rosario de la Cofradía de la Humildad, la forma en que fue vestida Nuestra Señora de la Amargura de la Cofradía del Calvario, la asociación BaezaForos - que llevó a cabo una nueva y cuidada edición de su cuaderno “Stabat Mater” -, la colocación de una gran fotografía de Nuestra Se-ñora de las Lágrimas en la calle de San Pablo, la buena cobertura informativa de la Semana Mayor baezana llevada a cabo por don José García Checa en Canal 9 “La Loma” y la cantidad y calidad de los actos y cultos celebrados a lo largo de la Cuaresma (entre ellos, la presentación del disco “Pasión Fuensaco”, que fue por cierto el primer acto público celebrado en la nueva sede de “El Capirote”). Se-ñalaremos, para terminar este apartado de “Ovaciones”, que se apreció un alto nivel de asistencia de fieles a los actos religiosos del Triduo Pascual, los cua-les -no lo olvidemos- deben constituir el verdadero núcleo devocional de la Semana Santa.

Antes de pasar al apartado de “CAPIROTAZOS”, es obligado alu-dir a ciertos aspectos que suscitaron división de opiniones, como prueba del carácter plural de nuestra tertulia. El ejemplo más claro guarda relación con la cofradía del Santísimo Cristo de La Yedra y Nuestra Señora del Rosel, decana de las hermandades baezanas, a la que se felicitó efusivamente por su sexto centenario. Ahora bien, hubo voces que expresaron su malestar ante lo que consideran una inadecuación de los actos conmemorativos de tan magna efeméride; en particular, estimaron que el Vía Crucis del Viernes de Dolores

contó con un recorrido inapropiado y se vio lastrado por un excesivo des-orden. Frente a eso, otros asistentes consideraron que los actos resultan acordes a la celebración, cuentan con suficiente visibilidad pública - ahí está la gran fotografía ubicada en la Torre de los Aliatares, y solo la mala suerte impidió la salida procesional del Santo Cristo de La Yedra en el cortejo de la penitencial de la Vera Cruz - y, en cuanto al Vía Crucis, valoraron positivamente su carácter participativo y popular, más allá de las carencias en el plano organizati-vo. También se expresaron opiniones divergentes a propósito de la salida del paso de misterio de la Santa Cena. Para unos, el hecho de que se interprete el Himno Triunfal a continuación del Him-no Nacional alarga innecesariamente ese momento; para otros, es algo justificado por la idiosincrasia eucarística de esta cofradía, y debe preservarse. Asimismo, hubo críticas al hecho de que la herman-dad de la Caída no abriera las puertas de la Iglesia de Santa María Magdalena una vez que se decidió suspender el desfile procesional, lo cual fue replicado por quienes pensaban que esa decisión fue ajustada a las circunstancias, teniendo en cuenta las escasas dimensiones del tem-plo y la necesidad de evitar situaciones contrarias al decoro.

Pasamos ya al análisis de las cuestiones que recibieron en general una valoración negativa. El primer “Capirotazo”, como no podía ser de otro modo, se otorgó al clima adverso - con lluvias que no fueron abundantes, pero sí totalmente inoportunas - que lamen-tablemente se cebó en nuestra Semana Mayor a partir del Miércoles Santo, y

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que provocó que más de la mitad de las hermandades tuvieran que suspender su estación de penitencia. Ciertamente, la lluvia es un imponderable que excede la responsabilidad humana, pero no cabe decir lo mismo de las decisiones que toman los gestores de las distintas cofradías a la hora de afrontarla. Por ese motivo, los asistentes a la reunión criticaron sin paliativos a aquéllas que, contra toda lógica, pusieron en peligro su valiosísimo patrimonio al iniciar el recorrido pese a la evidente amenaza de lluvia, o incluso cuando el agua había hecho ya su aparición. Las referencias más explícitas se dirigieron a la Expira-ción, que llegó incluso a firmar su paso por Tribuna, pero no fue la única. A la Humildad, por ejemplo, se le criticó el haber sacado el paso de Cristo sim-plemente para mecerlo ante su casa de hermandad, donde se encontraba el paso de palio, momento en que igualmente le sorprendió el aguacero.

También relacionado con la lluvia está el hecho de que, una vez se suspende una procesión, se carece de un adecuado plan de actuación y de desalojo de los templos, lo que genera situaciones de caos que incluso podrían dar lugar a des-agradables altercados. Como muestra, se aludió a la situación vivida a las puertas de San Andrés la noche del Jueves Santo, tras la fallida salida de “La Sangre” y “La Fervorosa”.

En otro orden de cosas, hubo hechos que, a juicio de los contertulios, convendría subsanar en el futuro. Se indicó que la estación de penitencia de algunas cofradías, como “La Borriquilla” y la Santa Cena, resulta excesivamente lenta. Particularmente en esta última se

aprecian algunos problemas que afectan especial-mente al paso de Nuestra Señora de la Paz. La herman-dad ya está reforman-do el paso para agilizar la labor de la cuadrilla de costaleros, pero tam-bién convendría suprimir algunos detalles innece-sarios, como el encarar la fachada de Santa Cruz durante el saludo de la Vera Cruz. Asimismo se urge a la cofradía del Rescate para que culmine cuanto antes el proceso de renovación del hábito de estatutos, con el fin de uniformar el guión y superar definitiva-mente la fea mezcolanza de hábitos que se observa en la actualidad. A esta misma cofradía se le recomienda asimismo que mejore su acompañamiento musical. Ni la Agrupación Musical Villanovense, que iba tras María Santísima de la Trinidad, ni la banda que cerró su Pregón, celebrado el cuarto domingo de Cuaresma, parecen estar a la altura de una cofradía de la raigambre del Rescate, ni de una Semana de Pasión como la de Baeza. Por último, se transmitió un sonoro “Capirotazo” a Canal Sur Televisión, cuya cobertura informativa fue totalmente deficiente y plagada de errores.

Hasta aquí la crónica de lo que dieron de sí esas cuatro horas largas de balance de la Semana Santa de 2011. “El Capirote” agradece a los asistentes su sinceridad, su actitud constructiva y su deseo de contribuir a la buena marcha de la celebración de la Semana Santa en Baeza.

aprecian algunos problemas que afectan especial-mente al paso de Nuestra Señora de la Paz. La herman-dad ya está reforman-do el paso para agilizar la labor de la cuadrilla de costaleros, pero tam-bién convendría suprimir algunos detalles innece-sarios, como el encarar la

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Las “Espinaqueras” de la Vera CruzEsencias Cofrades

Revivir en el silencio de la fresca ma-drugada los chillidos de una turba enloquecida, que grita burlas y ofensas

al manso reo, Nazareno herido y humillado, que carga en su hombro dolorido y en su alma inmaculada con la pesada cruz de nuestras culpas, es misión de trompeteros penitentes franciscanos, que custodian en Baeza esta her-mosa tradición de Viernes Santo.

Horas antes de empezar con la austera proce-sión de penitencia, ya se escuchan por distintos rincones de la ciudad callada, esos clamores desagradablemente destemplados, que anuncian y convocan a la gente para que sean testigos de un suplicio infinito, camino de un Calvario interminable.

Por las rendijas de la vieja puerta de ese relicario antiguo que es el templo de la Santa Cruz, cerrada todavía

antes de recordar el severo pasaje del Evangelio, se escapará el dulce aroma del embria-gador incienso que perfumará la plaza, hasta que al abrirla de par en par corriendo sus cerrojos, se conjugue todo lo que vemos y sentimos en este espacio cargado de historia y de nostalgia. Allí, el silencio jugará con los resplandores de la luna. La sarga marrón, se mezclará con el terciopelo verde y negro en las túnicas ceñidas por el cordón de lana blanco con sus cinco nudos franciscanos. Los sentidos misereres, contrastarán con la madera áspera y seca de mil cruces penitentes que se arrastrarán por el frío suelo. Y el dorado de un altar maravilloso en el que posa sus sagrados pies el Nazareno ayudado por Simón el de Cirene, contrastará con la plata refulgente de la alpaca repujada para una Aurora Divina a la que acompaña el discípulo amado.

Y cuando salga en procesión la comitiva, y anuncie la Cruz de Guía las palabras que el mismo Cristo pronunciara: “Toma tu cruz y sígueme”, se romperá el silencio de la noche con un estruendoso y enfurecido sonido de largas cornetas revestidas de gala, las “espinaqueras”, clarines de injurias y de insultos, de escarnios y desprecios, que con melismáticos e indeterminados sonidos, carentes de tempos ni armonías, y tocadas de un modo peculiar por un grupo de hermanos penitentes en cuanto a la forma poco ortodoxa y en cuanto a los gestos airados se refiere, se convertirán de manera simbólica en esa turba enfurecida, y serán protagonistas de una esencia única, viva y propia de nuestra Semana Santa.

Tocarán de manera alterna los “espinaqueros”, según su criterio por diferentes puntos del itinerario hasta que se encierre la procesión. Y serán un santo y seña más de identidad de la cofradía Madre y Maestra de Baeza. Un orgullo más de sus costumbres y tradiciones, que para siempre, quedarán escritas con letras de oro en el libro secular de su brillante historia cofrade.

(A los hermanos cofrades que cada madrugada del Viernes Santo acompañan a su cofradía de la Santa Vera-Cruz tocando las “espinaqueras”. Sabed que vuestro cometido será siempre patrimonio de nuestra Semana Santa).

POR SEBASTIÁN CABRERA CHECA

Foto: Javier Ruiz Olivera

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La Trabajadera¿Qué es ser Costalero?

Foto: Isabel Cruz

Respuesta fácil piensas para tí mismo, pero te pones delante de un papel o de un teclado y te das cuenta de que es más difícil de explicar de lo que parece. Y es así, porque ser COSTALERO

es lo más grande que hay en esta vida, al menos para mí y para muchos locos, benditos ellos que piensan y sienten como yo. Porque ser costalero es mucho más que ponerse un costal en la cabeza o ceñirse la cintura con una faja y meterse debajo de un paso. ¡Eso no es ser costalero!

El mundo del costalero bajo el Paso es tan complejo y al mismo tiempo tan especial que se podría escribir y hablar mucho de él. Yo lo resumiré en tres palabras: amistad, respeto y algo muy fundamental, humildad.

Amistad que surge entre un grupo de personas que, guiadas por un mismo fin, realizan la labor poniendo en ella todo su interés y profesionalidad, haciendo este sentimiento más fuerte cada año. Es sin duda alguna uno de los más hermosos valores de unión fraterna y difícilmente se puede deteriorar ese vínculo, es una constante en el costalero.

Respeto, porque sin respeto difícilmente puedes llegar a ejercer una tarea tan hermosa como es la de llevar sobre nuestra cerviz o nuestros hombros a las imágenes a las que veneras y por las que sufres. Porque el respeto mutuo es primordial para la convivencia de una cuadrilla.

Humildad, porque el hermano costalero que es humilde hace de su labor algo desprovisto de protagonismo, llevándolo a la máxima perfección y sintién-dose solo útil ante la imagen venerada que porta.

Hoy en día, nuestra Semana Santa no podría entenderse sin ellos, los cos-taleros u horquilleros. Son cofrades que asumen voluntariamente cada año, en muchos casos hasta que lo permiten sus fuerzas, la responsabilidad de poner en movimiento los pasos procesionales, de peregrinar por las calles de nuestra ciudad de Baeza y de contribuir así al público testimonio de fe que se expresa cuando la Cofradía se hace hermandad ante el pueblo.

PEDRO J. MONTIEL SÁNCHEZCOSTALERO POR LA GRACIA DE DIOSFo

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El costalero se compromete con su servicio, se prepara para ello, pasando casi desapercibido, pero está ahí. Su faja, su costal y sus zapatillas (nunca descalzo) son el hábito de su anónima penitencia, ni más ni menos que cualquier nazareno ¿quién va más cerca de nuestro Señor, de nuestra Madre, que el costalero que se hermana con la trabajadera? Desde hace cuatro años tengo el privilegio de acercarme a la realidad costalera, que era casi desconocida para mí. Era y sigue siendo un sueño hecho realidad. El mismo sueño que de niños cumplimos al vestir por primera vez la túnica de nuestra Hermandad. Recuerdo mi primera salida debajo del paso de misterio del Señor en su Sentencia de nuestra ciudad hermana de Úbeda. Allí estaba, en la segunda trabajadera, lleno de nerviosismo, algo que a todo costalero primerizo le llega cuando sabe que está debajo de Nuestro Señor, al que tanto le reza. Me limitaba a estar en silencio en una capilla llena, cómplice también del silencio de los nazarenos, en esa densa espera previa a la salida procesional. Mientras tanto pensaba: ¿cómo será mi primera levantá? Golpes de llamador, golpes secos, golpes que me llevaron a besar el palo de tu trabajadera, Señor. Bendita trabajadera que hace al hombre olvidarse de todo y lo lleva a un disfrute de dolor y penas, donde las alegrías son “chicotas” buenas. Ahí comenzaba mi camino, camino andado a golpe de cintura y pasitos muy cortos, que se iniciaba con la voz del capataz y una levantá lenta al cielo. Los cuerpos arriba, y poco a poco fuimos alcanzando el dintel de la puerta. Salimos y el Señor estaba en la calle, y mi único pensamiento era, ¡Hoy no quiero despertar! porque soñando estoy despierto.

Debajo de un paso se viven experiencias inalcanzables para quienes no tuvieron la fortuna o bien no sintieron la llamada del costal forjado del amor a Dios y su bendita Madre. Momentos en los que las fuerzas flaquean y los kilos se dejan caer como pesadas losas y en los que un grito de ánimo del capataz hace erguirse los cuerpos y olvidar cualquier señal de desfallecimiento. El esfuerzo ha de salir del corazón. Se dice que el costalero reza con los pies. Y así es.

Los costaleros son auténticos discípulos de Cristo en los que todos nos admiramos. Discípulos del silencio, discípulos anónimos, discípulos en el es-fuerzo, en la respiración entrecortada del que sufre a tu lado, en el suspiro que clama al cielo. Son testigos en procesión de una conjunción de fuerzas pero un solo espíritu, en el que tal sinergia rompe cualquier conato de individualismo y los convierte en auténtica iglesia en comunidad.

Cada vez que me pongo el costal o me ciño la faja, es en señal de agra-decimiento al que llevo arriba por que me haya dotado con la salud y la fuerza suficientes para que mi cuello o mis hombros acaricien su gloria y pueda acercarlo a todo aquel que por diferentes circunstancias no puede estar en mi lugar. Mi Dios, nuestro Dios de los costaleros, está en el templo, en el Sagrario, y también en mi alma, lo llevo siempre conmigo y, por si alguna vez no puedo ir a verlo a su casa a hablarle, a pedirle, a rezarle, hago caso a aquel gran capataz que dijo: “El que no sepa ir a la iglesia, que aprenda a rezar por las calles”.

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El artículo

Nuestro cuaderno del pasado año presentaba la primera parte de este artículo. La misma alcanzó a dar cuenta del preámbulo y de sus dos primeras secciones (“Datos historiográficos: 1916-1962” y

“Los estatutos de 1961-62”). Concluimos ahora su publicación con las dos secciones restantes; pero no sin antes hacer un recordatorio del objetivo que persigue este artículo y que anunciábamos así en su preámbulo: “reflexionar sobre la trayectoria histórica de la hermandad de El Calvario -La Lanzada entre 1927 y 1936- aportando en el proceso un documento de cuya existencia no había constancia pública en el mundo cofrade baezano: los estatutos de 1962; un documento casi desconocido1 y que retrotrae en 27 años la erección canónica de la corporación fechada hasta ahora a primero de febrero de 1989.”

1 De hecho ausente incluso de la exhaustiva historia documental dirigida por el catedrático Rafael RODRÍGUEZ-MOÑINO SORIANO (et alii): “Historia Documental de las Cofradías y Hermandades de Pasión en la Ciudad de Baeza”, Asociación Cultural Baezana, Jaén 1997

N

IN MEMORIAM A Agustín Jurado Martos

A José Garrido Ortiz (1894†1946) Secretario de “La Lanzada”

Hace cincuenta añosErección canónica de “el calvario”: 1961-62Estatutos para la más antigua tradición penitencial

II parte

JOSÉ FRANCISCO GARRIDO LEMUS

MEMORIA VIVA DE EL CALVARIO

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D. REFLEXIÓN: TRAYECTORIA HISTÓRI-CA DE LA LANZADA-EL CALVARIO

D.1. Orígenes y antigüedad de la corporación No hay ninguna duda de que nuestra hermandad

se organiza en torno al crucificado de la Vera Cruz, cor-poración que en sus ordenanzas originarias2 se obligaba a procesionar un Nazareno y un Crucificado, que a partir del s. XVIII ya procesionaba entre los dos ladrones. Por tanto, El Calvario recoge una tradición penitencial tan antigua como la más antigua de nuestras corporaciones de

penitencia, de modo que aplicando un criterio historicista no se le podría negar el compartir la máxima antigüedad entre nuestras penitenciales, es decir, remon-tarse a 1540. Además, este criterio quedaría corroborado por la separación en pie de igualdad de las dos escuadras- tal y como vimos en la exposición de hechos históricos: simplemente ambas imágenes acabarían aglutinando corporaciones distintas.

El hecho de pasar por alto este dato, como suele ser común, se debe al enorme poder de los símbolos a la hora de establecer la continuidad histórica. Y es que la escuadra del Nazareno no sólo heredó el archivo documental de la corporación originaria, sino también su título de Vera Cruz y su emblema -la cruz latina verde- reteniendo con ello la historia y la antigüedad que nuestra mente asocia a esos símbolos.

Imaginamos que esta situación se produjo con anuencia general y que ambas escuadras la aceptaron tácitamente como la opción más lógica: el Nazareno no contaba con advocación propia que prestarle a su recién establecida corporación -nombrado simplemente como “Cristo con la cruz acuestas” o “Ntro. Padre Jesús”- a diferencia del Crucificado que pudo extender la suya como titulación propia a su hermandad. Así, la escuadra del Nazareno heredaría para sí y su titular cristífero el título de Vera Cruz, lo que ha acabado identificándola en nuestro imaginario cofradiero como la hermandad matriz. La Lanzada, con la cesión tácita del título de Vera Cruz acabará perdiendo la referencia inmediata -que con todo derecho le correspondía- a su verdadera antigüedad y a la historia que también le es propia. Así, el olvido de nuestra verdadera antigüedad como tradición penitencial, a la que nos dan derecho las condiciones en que se produjo la separación de escuadras, nos ha llevado a un “autoaceptado” estatus de corporación segregada, y por tanto a la búsqueda de precisar un momento de inicio para nuestra historia.

Un criterio documental identificaría la aparición de la nueva corporación con la producción de su primer documento propio. Como tal se viene aceptando la citada acta del cabildo general de la Vera Cruz de 7 de marzo de 1916, en la que queda reflejado el nombramiento de dos mayordomos y dos juntas. Sin embargo, y como hemos visto, no es este el comienzo de la vida segregada de ambas cor-poraciones, pues explícitamente ambas escuadras se mantienen en el seno de una 2 Fechadas en 1552, retrotraen los inicios de la hermandad a doce años antes. V. RODRÍGUEZ-MOÑINO SORIANO,

Rafael, op. cit.

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única institución, como además viene a ratificar su reunificación de 1924. En realidad, la decisión de 1916 más parece un expediente de circunstancias que encajaría bien con la tradición oral que explica la escisión como modo de duplicar la subvención municipal entonces ofrecida a cada una de las hermandades que participaba en la ro-mería de La Yedra3. La citada acta sería pues, o así lo interpretamos, el modo de dar oficialidad a una situación que ya llevaría algunas décadas funcionando de facto y que, en ese momento y de ese modo, podría utilizarse para producir una cierta rentabilidad financiera. En ayuda de esta interpretación podemos invocar la afirmación de los estatutos redactados en 1961 que, aun sin prueba documental, fecha la antigüedad de la corporación en 1862. A nuestros ojos, esto supone en realidad una indicación de que las administraciones indepen-dientes y paralelas de las escuadras del Nazareno y el Crucificado, dentro de una única corporación, habrían sido una realidad desde mucho antes de

19164. Hay además, para nosotros, otros dos datos que apoyan la interpretación que proponemos:

Nos consta la existencia de un libro de cuentas (y quizá actas) que la escua-dra del Cristo de La Lanzada comenzara en el s. XIX y que continuó hasta 1936. Lamentablemente, los esfuerzos para volver a localizarlo antes de entregar este artículo a prensa han sido infructuosos. Su mera existencia, sin embargo, prueba que la administración separada del paso del crucificado había empezado ya en el s. XIX. Un dato coherente temática y cronológicamente con otros similares del período romántico en Baeza.5

3 Tradición escuchada al hermano mayor de La Vera Cruz, Fernando Lucena Gámez (1926†2002), pero no contrastada con los fondos documentales del archivo municipal.

4 Especialmente interesante sería encontrar un documento de la corporación fechado en 1862, ya que por el momento no conocemos que la Vera Cruz redactara ninguno entre el libro de actas fi nalizado en 1776 (en uso desde 1739) y el comen-zado en 1865; de modo que, si alguno se hallara, adelantaría en tres años el registro documental de la corporación para el s. XIX.

5 La apertura de nuevo libro de cabildos en la Vera Cruz (1865), la redacción de nuevos estatutos en La Humildad (1865) y La Caída (1866); y la creación de nuevas hermandades por escisión de otras consideradas matrices: La Oración en el Huerto (¿1878?) y El Mandato (1882), y la muy probable de El Descendimiento (1893). V. RODRÍGUEZ-MOÑINO SORIANO, Rafael et alii: op. cit.

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Según Rodríguez-Moñino, el crucifijo titular de La Vera Cruz cuya ad-vocación tradicional era Las Gracias: luego, en el XIX [...] se le denomina de La Lanzada, hasta usarse, desde entonces, esta última advocación y la del Calvario indistintamente. Así, cabe preguntarnos: ¿no sería este cambio de advocación una referencia indirecta al co-mienzo de una administración de cada paso cristífero en escuadras independientes o, al menos, a algún hecho que pudiera estar en el origen remoto de la misma?

En cualquier caso, y aun sin poder dar criterio de validez concluyente a la fecha de 1862, contamos con argumentos que nos hacen sospechar razonada-mente para la administración independiente de dos escuadras en La Vera Cruz un origen muy anterior a 1916. Ahora bien, lo que pudo suceder en 1862 y lo que nos consta sucedió en 1916 no constituyen, en ningún caso ni la escisión de las dos escuadras en corporaciones independientes, ni la secesión de la escuadra del Crucificado. Y es que cuantos quiera que fuesen los años de administración autónoma de ambas escuadras, no será hasta 1927 cuando la fuerza de los he-chos consumados acabará separándolas en corporaciones que no sólo no han vuelto a unificarse, sino que se han separado cada vez más en el devenir de sus respectivas historias.

Llegados aquí, hemos de volvernos a la creación de nuevos símbolos para encontrar el acto fundante de la escisión definitiva de ambas escuadras: será el Viernes Santo de 1927 cuando ambas escuadras rompan ya la unidad simbólica que hasta entonces las había aunado en una misma corporación, y aunque si-gan haciendo procesión de penitencia conjunta, y una única dolorosa continúe cerrando el cortejo, las ya dos cofradías abandonarían ese mismo año el hábito de una única corporación6 para aparecer por primera vez con escudos distintos, banderas distintas y hábitos distintos (si bien la escuadra del Nazareno continuará ostentando el emblema original y la bandera7 que hasta ese momento había tenido la corporación única).

De este modo, es el uso de señas de identidad distintas y propias -algo tan central en la definición del mundo cofrade- lo que nos revela la voluntad de constituir corporaciones independientes, y se constituye en la sanción definitiva que, en la mentalidad cofradiera, no deja lugar a dudas sobre la aparición de 6 También este año [1927] se cambió la túnica tradicional de estameña marrón y capuz. Cf. Vañó Silvestre, Rafael: “Historia

de nuestra procesión, continuación”, en Vera Cruz 1977, pp. 4-77 Donada por el Cardenal Benavides en 1889: [gallardete] compuesto de vara y cruz de metal blanco, estandarte de damasco

de seda encarnado, escudo de raso blanco y bordado en oro fino y festoneado con fleco del mismo hilo. Cf. RODRÍGUEZ-MOÑINO SORIANO, Rafael et alii: op. cit.

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una nueva corporación. En nuestra opinión, es este el hecho inequívoco que nos indica el verdadero comienzo de ese autoimpuesto papel de corpo-ración nueva que asume La Lanzada por la pura convención de diseñar un emblema nuevo, siendo que contaba con un patrimonio tan antiguo como el de la corporación que entró en la mentalidad cofrade como la con-tinuadora de la decana de nuestras hermandades.

Por tanto, según un criterio simbolista -en nuestra opinión el más cofrade- 1927 representaría la verdadera fundación de la hermandad de La Lanzada. Y esto en un período

en que la sociedad española, bajo la Dictadura de Primo de Rivera (1923-30), experimenta un crecimiento económico y una confianza generalizada que re-dunda en el crédito y la atención concedidos a sus costumbres e instituciones tradicionales, como lo eran las hermandades de penitencia. Un contexto general en el que definitivamente toma forma la semana santa tal y como la conocemos hoy, y que actuaría como catalizador a la hora de consumar la separación de las escuadras en dos corporaciones, que se sentirían entonces y solo entonces, im-pulsadas y autorizadas a convivir públicamente de manera autónoma. He aquí pues un ejemplo de cómo los iconos (en forma de símbolos plásticos -escudo y túnica- o lingüísticos -título-) son datos reveladores del estado de la mentalidad (colectiva) y de cómo contribuyen a aclarar la historia donde no hay (e incluso donde hay) fuentes escritas.

D.2. La ausencia: 1936-1961Acabada la contienda, a diferencia de lo sucedido con La Vera Cruz, que

adquiere nueva imagen y vuelve a procesionar desde 1945, nadie promueve la recuperación del culto a la advocación de La Lanzada, ni siquiera la propia Vera Cruz, dando muestra ya de haber perdido toda identificación con la imagen del crucificado. Ignoramos si los hermanos de La Lanzada que sobrevivieron a la contienda, varios integrados en la recuperada Vera Cruz8, llevaron a cabo alguna gestión cerca del gobierno municipal para incluir su antigua advocación titular entre las imágenes cuya nueva hechura estaba sufragando la federación municipal de cofradías.

D.3. Un resurgimiento sui generis: 1961-62 Esos veinticinco años de ausencia, rotos tres años después de que el templo

de Santa Cruz fuera reabierto al culto, habían dado al traste con la continuidad 8 Caso de nuestro informante, Agustín Jurado Martos, o del antiguo secretario José Garrido Ortiz que sólo pudo sobrevivir

un año a la reorganización veracrucista.

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e inmediatez que en 1927 no dieron lugar a cuestionarse la legitimidad de la separación de escuadras en corporaciones distintas. En los sesenta, además, la sociedad, y la jerarquía eclesiástica dentro de ella, exigía con mayor contundencia un adecuado procedimiento documental para sancionar la legitimidad de cual-quier asociación; de modo que, como ya vimos, en 1961 se opta por la erección canónica como modo más adecuado de recuperar la corporación que recogería la tradición penitencial interrumpida en 1936. La misma regresó de la mano de quienes ya la habían guiado en su primera etapa: la familia Jurado secundada por profesionales del gremio de la construcción.

No obstante, esos años de ausencia habían visto consolidarse a las peniten-ciales baezanas arropadas por el nacional-catolicismo de los cuarenta y cincuenta, de modo que a nuestra hermandad, como congregación de la que ya no tantos se acordaban o reconocían como propia, le costará ahora hacerse con un capital humano que, cualquiera que hubiera sido antes de la guerra, habría mermado mucho a la altura de 1961: bien por fallecimiento, bien por participación de sus antiguos hermanos en otras corporaciones. El contexto social tampoco se pre-sentaba favorable a la recuperación, pues además de estar casi agotado el impulso del nacional-catolicismo, se había afianzado ya el éxodo poblacional y pronto comenzaría la relativa contracción de lo cofrade que caracterizó la segunda mitad de los sesenta y los setenta. También cabe añadir, que cuando reaparece nuestra corporación, su hermana La Vera Cruz llevaba ya dieciséis años de vida activa, lo que seguramente originó ese cierto complejo, presente hasta no hace tanto, de segundogénito largo tiempo ausente de la vida familiar; algo que seguro no atribuían a La Lanzada los cofrades baezanos anteriores a 1936.

En cualquier caso, el resurgimiento de la cofradía conlleva necesariamente la hechura de un nuevo crucificado. La misma, si bien tampoco ayudará a la her-mandad a restablecer la conexión con su tradición histórica será, sin embargo, fuente de nuevas e interesantes posibilidades. Juan Luis Vassallo recibió con el encargo una fotografía del paso tal y como era en los años veinte9, es decir, los ladrones de papelón alineados a espaldas del Crucificado. El gran escultor obser-vó fielmente la composición indicada, pero sorprendentemente no reprodujo la única característica esencial al paso en su advocación tradicional: su crucificado no está muerto y por tanto no nos muestra esa llaga que, dando testimonio de la lanzada, proveía de advocación a nuestra anterior imagen titular.10

Y es que el gran artista, que sin duda nos dejó una obra de todo punto enco-miable11, que se había criado en Baeza y que seguramente había tenido relación con la hermandad al haber vivido en la casa de su secretario12, se negaba a representar a Cristo muerto: nunca en su carrera esculpió Vassallo ese misterio que prefería postergar en favor de representaciones vivas de quien en tanto Dios es la Vida 9 Noticia oral de Agustín Jurado Martos; la fotografía era obra de Baras y se había publicado en los programas oficiales de

los años veinte.10 Según noticia oral de A. Jurado Martos, durante el trato con el escultor (de noviembre de 1961 a abril de 1962) jamás

ninguna de las partes se refirió explícitamente a cuál habría de ser la iconografía del crucificado.11 “Donatelliano grupo del Calvario” lo llama José A. Merino Calvo en Tradición y contemporaneidad: el escultor J. L.

Vassallo Parodi, Cádiz, Cátedra Municipal Cultural “Adofo de Castro”, 1987.12 C/ Sacramento 42 [Dato oral tradición en la familia Garrido]

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misma13. De este modo, una gran obra de arte sin dejar de serlo, volvió a hurtarle a la hermandad el poder de continuidad histórica que otorgan los símbolos: incluso la advocación principal de su primer titular hubo de perderse con él y dar la primacía a la de El Calvario, que hasta entonces había sido denominación secundaria al menos en la documentación es-crita. De hecho, en 1962 el decreto de erección canónica ya nombra a la corporación exclusivamente como El Calvario, omitiendo la referencia a

La Lanzada presente en la titulación propuesta por la hermandad. Y es que, este documento fue expedido recién terminada la Semana Santa, tras la bendición de la imagen y su primera salida procesional, de modo que muy bien pudo llegar a conocimiento del obispo lo imposible de advocar como “La Lanzada” al nuevo titular de la corporación.

Secundariamente, además de romperse el vínculo histórico de la advoca-ción, tampoco se dio continuidad a las señas de identidad cofrade acuñadas en 1927: ni el emblema ni el hábito volvieron a utilizarse, tan solo, durante algunos años, el escudo de la bandera anterior a 1936, rescatado y pasado a nuevo paño. En realidad poco importaban ya esas señas de identidad, dado que en 1962 no muchos cofrades recordarían los colores y formas de los símbolos antiguos. De hecho, por lo que parece una “casualidad feliz” o irónica, dado que ni siquiera ella -por aún más olvidada, ha ayudado a restituir a nuestra corporación la identidad con su tradición penitencial- la túnica estrenada en 1962, recuperaba14 un hábito mucho más cercano al de la hermandad veracrucista que el que había adoptado la propia Vera Cruz en 194515. En cualquier caso las dos hermandades adoptaron un modelo muy cercano al hábito de cofradía de “El Paso”16, considerado entonces guardián de las esencias cofradieras baezanas -estrictamente identificadas con la estética de su período romántico- a las que parece que la Vera Cruz, y luego El Calvario, querían regresar, alejándose de las creaciones primorriveristas con las que encontraron sus primeras identidades independientes.

D.4. El continuismo (1962-82) y su ruptura (1982-90)Definido por estos símbolos y estas realidades El –ahora- Calvario sigue

desarrollando una vida de hermandad íntimamente unida a su corporación her-13 Dato facilitado oralmente por el dr. Pablo Jesús Lorite Cruz.14 Agustín Jurado Martos asegura no conocer quién diseñó el hábito ni su posible inspiración; tan sólo que los primeros

ejemplares los confeccionó León Gámez, sastre cuyo taller estaba en la C/ Cózar esquina a Barreras.15 Ya lo notó R. Rodríguez-Moñino (op. cit.): curiosamente esta hermandad ha adoptado el color blanco para la túnica de

sus nazarenos, tornando así a la primera que usó la Vera Cruz, como queda refl ejado en las Ordenanzas del siglo XVI. Y añadimos nosotros, tomado del mismo autor, que en el inventario de la Vera Cruz de 1758 su estandarte era “curiosamente” de tafetán negro con rapaceros de seda blanca y negra, cordones del mismo color y su cruz verde.

16 Repárese, por ejemplo, en la hoy ya desaparecida tira plisada pendiente de la pañoleta.

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mana, La Vera Cruz. Con la estricta salvedad de la erección canónica de nuestra corporación, en los veinte años que median entre 1962 y 1982 parece reproducirse fielmente el status quo definido allá por 1927: cultos internos compartidos por las dos hermandades que, en la madrugada del Viernes Santo, siguen realizando procesión de penitencia conjunta con un cortejo que se articula de manera idén-tica al de preguerra, si bien ya no lo cierra, como entonces hacía, la imagen de la dolorosa acompañada por S. Juan.

Será pues la decisión unilateral de La Vera Cruz de recuperar las imágenes mariana (1982) y sanjuanista (1988) y de emplazarlas ostensiblemente tras el Na-zareno, y ya no cerrando el cortejo como había sido antes de 1936 lo que pondrá de manifiesto hasta qué punto, a esas alturas, la mentalidad cofrade baezana con-sideraba ya irreversible la separación e independencia de ambas corporaciones. Ocho años más duró la celebración conjunta de una sola procesión de penitencia, definitivamente rota a partir de 1990.

Poco antes -el 1 de febrero de 1989- había tenido lugar la aprobación de los estatutos corporativos vigentes. Desgraciadamente dentro de un estudio socio-histórico de la cofradía poco o nada significa este hecho, puesto que aquel docu-mento no fue sino una imposición externa -de la curia diocesana- y prácticamente no constituye reflejo alguno de cuáles eran las inquietudes o modificaciones que estaba experimentando la vida de hermandad.

D.5. El afianzamiento de la identidad: 1990-2011Tres son los hechos clave acontecidos en 199017 y que contribuyen a definir

un nuevo período para la cofradía de El Calvario: la procesión físicamente sepa-rada de la Vera Cruz18; la inclusión por vez primera de una titular mariana, bajo la advocación de La Amargura; y la declaración de Hermana Mayor Honoraria en favor de la Escuela-Taller de Rehabilitación del Patrimonio Histórico-Artístico de Baeza, como reconocimiento público de gratitud por la donación a la hermandad de la dolorosa y su trono.19

Como ya dijimos en otro número de este cuaderno20, estos hechos confirma-ban la voluntad de El Calvario de adquirir estatus de corporación completamente independiente dentro del que entonces llamamos período de multiplicación y renovación del paso de virgen en la historia reciente de la Semana Santa baezana (1986-1998). Allí definimos la aparición de nuevos pasos marianos como un ele-mento material que realza y define la presencia de sus hermandades, y que por tanto muestra en las hermandades que emprenden su ejecución una voluntad de marcar o de adquirir un ser y un espacio propios en el mundo cofrade baezano.

17 Curiosamente, en 1990 La Vera Cruz vivía su 450 aniversario fundacional con un año jubilar a cuyas celebraciones en ningún momento se sumó nuestra corporación. Lamentablemente -en nuestra opinión- ambas hermandades volvían a dar muestra, una vez más, de haber olvidado completamente el vínculo histórico que en realidad las une.

18 Los primeros años a una hora más temprana de la Madrugá para más tarde pasar a la noche del Jueves Santo (precisamente el día en que procesionó la corporación veracrucista mientras permaneció en S. Francisco).

19 La dolorosa fue obra de Juan Antonio Sánchez Sáez, baezano y monitor de carpintería en la Escuela-Taller; el trono fue diseño del mismo autor que supervisó su realización por los propios alumnos de la escuela; y el primer alumbrado se compuso de seis faroles obra de Juan Romero, igualmente monitor del taller. [Noticias de Julio César Sánchez]

20 V. GARRIDO LEMUS, José F.: “El paso de Virgen en las corporaciones penitenciales de Baeza (Transformación de la mentalidad cofrade, 1939-2009)”, El Capirote (Cuaderno Cofrade) n. 6, Cuaresma 2009, pp. 76-83

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E. Realidad presente: una reflexión histórica para hacer hermandadA modo de sumario diremos que en este artículo hemos presentado un do-

cumento inédito, integrándolo en un marco explicativo que, en nuestra opinión, hace mucho que la historiografía adeudaba a nuestra hermandad. Hemos intenta-do, también, establecer la historia de El Calvario poniéndola en el contexto de la hermandad de La Vera Cruz: la tradición penitencial de la que deriva y que atesora la historia más larga entre las hermandades pasionistas baezanas. Una única tradi-ción penitencial que -en el s. XIX- comenzó a gestionar sus dos pasos cristíferos a través de dos escuadras autónomas; las mismas, en 1916, se constituyeron en juntas separadas dentro de una misma corporación; en 1924, volvieron a inte-grarse formalmente en una sola junta de gobierno; y finalmente, a partir de 1927, comenzaron a actuar de manera independiente notablemente con la procesión de aquel año en la que hicieron alarde público de sus respectivos símbolos propios. En la escisión de corporaciones así consumada, La Lanzada cargó -aún con igual derecho a la máxima antigüedad- con la pérdida del patrimonio histórico común y se presentó, de hecho, como una nueva hermandad que, como tal, no recibió sanción canónica hasta 1962.

Ante este estado de cosas -y esta es nuestra opinión- hacemos mejor en aceptar ese espejismo de nueva corporación, producto de la adopción de nuevos símbolos lingüístico (titulación) y plásticos, y con ello, la fecha de 1927 como la de fundación que creemos realmente corresponde a la actual hermandad. Junto a esto, estamos además convencidos de poder tomar por venturosa la imposibilidad de volver a usar la advocación cristífera tradicional, pues con este hecho se empezó ya a definir, antes incluso de la llegada a la corporación de Ntra. Sra. de la Amar-gura, la nueva y actual identidad de esa antiquísima tradición penitencial a la que con todo derecho pertenece nuestra corporación. Y es que no estamos ya ante el paso de Cristo muerto en presencia de los dos ladrones que se procesionaba antes de 1936: estamos ante un Cristo vivo que acaba de prometer a Dimas ese Paraíso que Él mismo va a abrir con su sacrificio redentor. Por eso Dimas vuelve su ros-tro hacia el cielo al que ya sabe que se encamina. Nuestro paso representa pues, con todo derecho, una Conversación del Buen Ladrón, un misterio distinto al que procesionaba La Vera Cruz antes de 1927.

Con estas ideas intentamos aportar la claridad de pensamiento que creemos merece tener sobre sí misma una hermandad que parece no terminar de definir un lugar propio en nuestra Semana Santa, e intentamos también fomentar un estado de mentalidad en el que El Calvario retome el sitio que le corresponde por su his-toria y su patrimonio cofrade (material e inmaterial). A este tenor nos permitimos afirmar que, si fuera posible preguntar a un baezano del s. XVIII, este no tendría dudas sobre cuál de las dos hermandades de Santa Cruz es la Vera Cruz que él conoció: por supuesto, la que procesiona el Jueves Santo con hábitos blancos a un crucificado entre los ladrones. En la procesión del Nazareno, nuestro hipotético baezano del XVIII sólo reconocería como propia de La Vera Cruz la cruz latina verde: ni el hábito marrón, ni el Cirineo, ni la madrugá tendrían relación alguna con la corporación que en aquel siglo aún residiera en S. Francisco21.

21 Aspectos todos introducidos en los ss. XIX y XX.

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Por supuesto, esperamos que los hermanos de El Calvario lean y consideren esta exposición del devenir histórico de su corporación, y no menos que extraigan de ella esa comprensión de los orígenes y las transformaciones de su hermandad que les ayude a comprender el auténtico lugar que hoy debe ocupar en el mundo cofradiero de Baeza. Y no menos, que merced a ello sepan siempre tomar las deci-siones corporativas con las que El Calvario ocupe y represente, con esa dignidad que merece, el lugar de privilegio que en la Celebración Pasionista baezana le corresponde a la ilustre y venerable tradición cofrade que encarna. Pero más allá de esto, esperamos que sepan ver cómo además de la realidad y el valor que nos ofrece su pasado, El Cal-vario es también hoy una creación nueva con un lugar propio que la corporación ha ido haciéndose en nuestra Semana Santa, unas veces consciente y otras veces inconsciente-mente, pero que hoy más que nunca debe abrazar como suyo con decisiones valientes que -desde ese lugar que es suyo- la enraícen y la hagan más fuerte.

Desde nuestro punto de vista, quizá sea el portar nuestro misterio a hombros, como ya se hizo en 1996, la primera y más urgente decisión que requiere la menta-lidad cofrade actual para aceptar a nuestra corporación en ese lugar que, dentro de su seno, tanto le corresponde de acuerdo con la definición del mismo que hemos intentado trazar en este artículo. Incluso, y he aquí la valentía que mencionaba más arriba, si esta medida significara postergar temporalmente, en aras de otro más sencillo y ligero, el paso que diseñara Vassallo para sus eminentes imágenes22.

Tengo plena confianza en que la elección y adhesión a las señas de identidad cofrade que les son más propias y que mejor representan a nuestras advocaciones titulares, es el camino más cierto para mantener unidos en torno a El Calvario y la Amargura a todos sus hermanos. De este modo seguiremos el camino que nuestro paisano, el compositor Francisco Morales Lozano, ya nos señalara en 2009 con el título de su espléndida marcha procesional “Amarguras del Calvario”, que ya es uno más de los símbolos propios que hoy aúnan y orientan a esa comunidad de herma-nos que cada Jueves Santo vuelve a vestir la estameña marfil.

22 Del mismo modo alentamos desde aquí a la hermandad de la Vera Cruz a que efigie de nuevo al crucificado, sin el cual sus cultos siguen careciendo de la principal insignia que configuró la imagen y la devoción de esa corporación desde 1540 hasta 1927. Quizá su cada vez más próximo Quinientos Aniversario (2040) pueda volver a regalarnos la visión de una Vera Cruz otra vez completa, tras haber regalado a Baeza una nueva y distinta hermandad salida generosamente de su seno.

FotograFías por orden de aparición:· Escudo corporativo original del estandarte de la hermandad de La Lanzada. Probablemente bordado hacia 1927.· Escudo de nazareno que llevó en su túnica hasta 1935 el último secretario de La Lanzada, José Garrido Ortiz.· Procesión conjunta de las hermandades de la Vera Cruz y el Calvario. Magistral instantánea de Cristóbal Cruz tomada en la esquina de Barreras y Compañía hacia 1975.· Juan Manuel Jurado de la Poza vistiendo el hábito de La Lanzada hacia 1927. Se encargaba junto a Segundo Jurado Cejudo de la dirección del paso.· La hermandad pasando por el centro del Paseo de la Constitución con el hábito de los nazarenos reformado.· Fotografía de la imagen del Cristo del Calvario realizada por el mismo Juan Luis Vassallo en el estudio, obsérvese que aún no está asida a la cruz.· El paso de misterio del Calvario en la Catedral. Foto: Antonio Tornero, años 60.

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Efemérides

Durante el presente año 2012, podremos dis-frutar de varias conme-

moraciones de gran importancia para la vivencia cofrade y religiosa de esta ciudad. Vayamos desgranando la agenda de eventos.

A saber: este 2012 cumple 425 años la cofradía de “El Paso”. Fue en 1587 cuando se fundaba la antigua pe-nitencial, en el desaparecido Convento de San Basilio, fundado para la orden del Carmelo Descalzo por el mismísimo San Juan de la Cruz. Trasladada años después a la Merced y hoy en la Parro-quia de San Pablo, desde “El Capirote” hemos unido esta efeméride a otra serie de connotaciones históricas, ya relatas en el artículo correspondiente, y rendir con ello merecido homenaje a la her-mandad y a su secular historia a través de la espléndida fotografía de Cristóbal Tornero que compone nuestro Cartel de la conmemoración de la semana mayor de este año. Desconocemos si la hermandad tiene preparados algún tipo de actos específicos para celebrar tan singular aniversario.

Se cumple, así mismo, medio siglo de la hechura de dos de las tallas cristíferas de nuestra fiesta religiosa: en 1962, el granadino, baezano de adop-ción, Manuel Rodríguez Delgado tallaba con acierto el Yacente de la cofradía del Santo Entierro de Cristo. En la

misma fecha Juan Luis Vasallo Parodi, por entonces profesor de la Escuela de Artes y Oficios de nuestra ciudad, hacía lo propio con el magnífico misterio de la cofradía del Calvario. Ambas her-mandades han organizado actos para celebrar tan importantes efemérides en los inicios del mes de marzo. La prime-ra, con una vigilia en el convento de la Encarnación, el día 3 de dicho mes, y posteriormente, una conferencia el día 4, expuesta por Jorge Manuel Rodríguez Almenar, profesor de Derecho Civil de la Universidad de Valencia y Presidente del Centro Español de Sindonología, bajo el título “El Santo Sepulcro: dos mil años de Historia”. La hermandad del Calvario, por su parte, presentó su magnífico cartel para este Cincuente-nario el pasado 26 de febrero. Tanto el cartel como la presentación llevan el sello personalísimo de uno de nuestros socios y colaboradores, Fernando Curiel Palomares.

En lo que a escuadras de cos-taleros se refiere, hay que reseñar, en primer lugar, el Trigésimo Aniversario de los hermanos portadores del Stmo. Cristo de la Columna. Recordemos a nuestros lectores que la hermandad inicia su periplo costalero en 1982, cuando se realizan unas andas para portar la imagen del Señor sobre varales exteriores. El hecho, que secundaba la iniciativa que dos años antes había

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tenido la hermandad de la Misericordia, en su propio nacimiento, fue de gran re-levancia en el devenir cofrade de Baeza, que en pocos años lograría recuperar el esfuerzo humano bajo los pasos en la mayoría de sus hermandades, deste-rrando las ruedas. Orgullosos deben estar los hermanos de la Columna de aquel valeroso esfuerzo que, hace pocos años, en 2007, tras la realización de un nuevo “canasto”, fueron aún más lejos, portando éste a la manera tradicional de dobles trabajaderas longitudinales.

El grupo de esforzados costale-ros que conformaron y conforman la cuadrilla de la Vera Cruz, celebran este 2012, su XXV Aniversario. Desde que en 1987 esta cofradía decidiera recupe-rar, primera en hacerlo en esta nueva época, el modo tradicional baezano de llevar los pasos, sobre ambos hombros, han sido numerosas, como saben, las hermandades que han optado por seguir su senda. Bendita opción la elegida por esta congregación, que nos permite dis-frutar cada Semana Santa de emociones y sentimientos que hasta aquel año no conocíamos. Cuánto tuvo que ver nues-tro añorado Rafael Rodríguez-Moñino, en aquella corriente de opinión, y acción,

que desembocó en la revolución que significó para nuestra forma de ver y llevar a cabo las estaciones de peniten-cia de la Semana Santa, rescatando esta esencia de nuestra historia.

En el sencillo y emotivo acto que la Vera Cruz organizó, en homenaje a todos los que han llevado sobre sí el precioso canasto, tras presentar el cartel del acto, realizado por Cristóbal Tornero; tuvimos ocasión de escuchar las sabias palabras de nuestro otrora compañero de trabajadera, Manuel Barraca, que fue desgranando una exposición sincera y sabia, acerca de lo que supone el amado trabajo físico y espiritual de tener a Cris-to sobre nuestros hombros. Recordó a los que ya no se encuentran entre noso-tros, y conminó a los actuales costaleros a seguir más y mejor el camino que Dios nos marca, más allá de la madrugada dentro del paso, en nuestra vida diaria. Agradeció, por último, el trabajo a todos los que han contribuido y contribuyen a que siga siendo una realidad, más en los difíciles tiempos que corren. Igual-mente se llevó a cabo un coloquio el día 11 de marzo en la Casa de Hermandad, al que asistieron numerosos costaleros y en el que pudimos disfrutar de anéc-

Foto: Juan García Cuevas

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dotas y vivencias que el tiempo ha ido dejando en la memoria de todos.

Veinticinco años se cumplen también en los hombros de los que-ridos horquilleros de Mª Stma. en sus Siete Dolores y Mayor Traspaso. Los hermanos de “La Fervorosa”, como cariñosa y tradicionalmente se conoce a la cofradía y a la sazón a su imagen mariana titular, iniciaron esa senda de esparteñas y negro hábito, portando encapuchados el gran palio en andas de la Señora, al estilo malagueño. Tam-poco conocemos, a fecha del cierre de esta publicación, si van a realizar los cofrades “fervorosos”, estamos seguros que sí, algún evento en agradecimiento a este cuarto de siglo de vigorosa y fiel penitencia hacia la bellísima dolorosa, la más antigua de Baeza.

Igualmente, se cumplen dos dé-cadas desde que el grupo de hermanas de la cofradía de Ntro. Padre Jesús del Rescate iniciase el camino, igualmente “horquillero”, bajo las enormes andas de María Santísima de la Trinidad. Siempre han sido, y son, un ejemplo de orgullo y coraje el esfuerzo y la sensibilidad de estas hermanas, que mecen sus es-capularios trinitarios al tiempo que las bambalinas del palio, donde reina esta preciosa Dama que pasea su dolor y su encanto en la mañana del Jueves Santo baezano. Veinte años ya de aquella ges-ta que se antojaba imposible y que situó definitivamente a la mujer en perfecta igualdad cofrade en nuestra ciudad.

“El Capirote” tuvo el honor de poder rendir homenaje a todos los hermanos costaleros de las hermanda-des reseñadas en un modesto aunque emotivo acto en nuestra sede social, el pasado 31 de octubre de 2011. En el mismo se proyectó un interesante

video con imágenes de los primeros años de estas cofradías, sobre hombros de hermanos y hermanas, realizado por nuestro colaborador Javier Ruiz Olivera, acompañado de un animado coloquio posterior.

Acaso, para años venideros, y teniendo en cuenta la enorme densidad de cultos y eventos cofradieros durante la Cuaresma, sería deseable ubicar éstas y otras efemérides fuera del calendario previo a la Semana Mayor. Con ello se lograrían dos cosas, no sobrecargar la ya de por sí apretadísima agenda cofrade de estas fechas, al tiempo que lograr un ma-yor realce a los actos extraordinarios.

Será 2012, un año cargado de eventos que permitirán que sigamos manteniendo viva la simbología, el rito y las vivencias de nuestra secular y que-rida Semana Santa. Desde aquí nuestro deseo de éxito en la empresa de estas celebraciones y nuestro apoyo a todos los protagonistas para cuanto necesiten de esta Asociación.

Mención aparte queremos hacer de un acontecimiento que nos sorpren-dió en los últimos meses del pasado año y al que hemos reservado el lugar de honor que merece, ocupando la portada de este Cuaderno. Nos referimos a la llegada a Baeza de una nueva veneración mariana. La extraordinaria acogida que la Santísima Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos ha tenido en la Baeza cristiana ha marcado el inicio del presente curso cofrade y desde estas páginas queremos expresar nuestra gran alegría y felicitar a la Cofradía de la Oración en el Huerto por esta hermosa y acertada incorporación devocional. ¡Bendita seas y Bienvenida a nues-tros corazones, Madre Santísima del Rosario!

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