Mis crticas a la izquierda se orientan hacia la falta de capacidad para generar poder, algo fundamental en la poltica. A pesar de intervenir en hechos polticos releventes en la historia reciente, nunca alcanzaron el protagonismo que toda construccin poltica debe tener para dirigir a una nacin. Esto se debe a que los partidos de izquierda han concebido errneamente a la poltica. El error consiste que pensar que la poltica es un instrumento, es decir, sera el medio para construir un contraestado con sus valores propios. La desventaja que tiene esta visin poltica es que impide el crecimiento, pues descarta a todo punto de vista disidente. De este modo, el mbito social, compuesto por ideologas diversas, no es concebido como un lugar para construir vnculos, sino como un lugar para "copar" y controlar. El control social que postula la tradicin izquierda tiende a la fragmentacin y a romper con el grupo. Nosotros sabemos que para construir poder poltico es necesaria la unin nacional. De la idea de control social se desprende la idea de que existe una vanguardia con autoridad para conducir al grupo social. Esta selecta organizacin es la encarga de imporner su programa para la organizacin de la vida de los dems. As vemos que ellos tienen una visin verticalista de la conduccin. Es importante recalcal que esta lgica de secta es contraproducente. Un grupo cerrado que se constituye como poseedores de un saber esotrico, tiende siempre a la exclusin. Todos aquellos que no forman parte de ese lugar de vanguardia son quienes deben ser conquistados y controlados por la secta. Adems, esta lgica tambin los margina a ellos, cuando debera integrarse a los movimientos obreros ms amplios. La consecuencia de esta lgica que detenta aun en nuestros das la izquierda tradicionalista consiste en la necesidad de la construccin de una nueva izquierda. La novedad se manifiesta en la urgencia de articular las luchas a nivel nacional y dejar de ser un grupo aislado de los acontecimientos polticos. Este aislamiento de la izquierda tradicionalista la imposibilit para emplear a su favor las luchas que ha protagonizado histricamente. La cuestin de los Derechos Humanos es un ejemplo claro. Este tema fue instalado por la izquierda, pero lo capitaliz muy bien el peronismo. La abstencin de apoyar las polticas que capitalizan sus luchas es una conducta que tiende a preservar la identidad de la secta, una especie de narcisismo, pero que pone su propio inters por encima del inters social. Sin embargo, cuando un Gobierno- no importa si es burgus- instala consignas que son justas debemos apoyarlo. El hacho de brindarle apoyo a las consigans justas de un gobierno nos habla de una vsin actual de la poltica. Estas son las nuevas que actitudes conciliadoras que las actuales coyunturas politicas nos reclaman. Sin lugar a dudas, los partidos tradicionales de izquierda deben realizar un balance histrico de sus polticas donde estn contempplados los fracasos del pasado, y que se manifista en la actual falta de un modelo alternativo para la poltica conciliatoria del peronismo. Entonces el revisionismo histrico se impone como una tarea imprescindible para el surgimiento de una nueva izquierda. Las viejas polticas de la izquierda estaban situadas en pocas y espacios diferentes al nuestro. Cuando la izquierda est condicionada por el pasado, su capacidad crtica quedda anulada. Sin embargo, la revolucin cubana ha fracasado y el proyecto del Che Guevara es imposible en el actual constexto histrico.Es un modelo agotado para amrica latina. La historia debe servirnos para acercale a la sociedad momentos sin misticismos y para devolverles a al pueblo su rol de sujetos sociales protagonistas en el devenir histrico. Los mitos no son movilizadores y anulan el pensmaiento crtico. El cambio es un proceso lento. Por eso es imperioso una renovacin de las ideas que posibiliten conquistas concretas. Para ello es necesario ser parte de los procesos polticos actuales evitando los aislamientos vanguarditas. Debemos ocupar espacios de gestin dentro del sistema, construir espacios de contrapoder y empezar a considerar a toda experiencia como una accin colectiva. Esto requiere de una toma de conciencia por parte de la izquierda tradicional para dejar de omitir estos elementos bsicos en la construccin del poder poltico y empezar a formar parte en las tomas de desiones polticas del actual contexto nacional.