crisis 1929 aspectos económicos angel bahamonde magro

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~(~ j As d t e no 10 crisis de 1 Historiador. Profesor de Historia Contemporanea. Universidad Comp1utense de Madrid Un mes antes del crac de la Bolsa de Nueva York, el presidente del Stock- Exchange rebosaba optimismo: Se han aca- bade 10scic10s econ6micos tal como 10she- mos conocido. Sin embargo, los primeros sintomas de malestar surgieron en Wall Street a partir del 18 de octubre, anuncian- do el cambio de tendencia en la cotizacion de los valores bursatiles. El panico estallo el 24 de octubre: 13 millones de titulos buscaban insistentemen- te comprador; el 29, eran ya 16 millones. Por terminG medio, los titulos cotizados en la Bolsa neoyorquina perdieron el 20 por 100 de su valor durante el mes de octubre y un 50 por 100 en noviembre. Asi comenzaba una larga etapa de estan- camiento economico a escala mundial; su maxima inflexion se situo en tome a 1933 aproximadamente y actuo de detonante de las convulsiones politicas de la epoca. La crisis de 1929 fue algo mucho mas profundo que el mero hundimiento de esa ciudadela financiera, aparentemente tan sa- lida, instalada en Wall Street. Comprender el significado de· 1929, la profundidad del estancamiento derivado dela crisis, las con- secuencias de la misma y su intemacionali- zacion, exige rastrear los antecedentes del desastre y poner en cuestion la universaliza- cion de la expansion economica de los feli- ces veinte. Por otro lado, es precise plantearse la esencia de la crisis: ~fue una crisis de su- perproduccion? ~se debio unicamente a fe- nomenos monetarios, tal como mantiene Milton Friedman? ~1929 significo el derrum- bamiento de un modele de acumulacion 0 simplemente la quiebra de una determinada politica economica incapaz de asegurar las elevadas tasas de crecimiento que el siste- ma economico requeria? "Demasiados in- terrogantes objeto de un debate todavia no concluido. En primer lugar, es precise situar en sus coordenadas reales el auge economico de los ailos veinte, tratar de limitarlo en el tiempo y sobre todo en el espacio. Nos apresuramos a seilalar que la expan- sion economica fue un producto practica- mente restringido a los Estados Unidos, que superaron sus mayores problemas: la crisis de los ailos inmediatamente posteriores a la Primera Gran Guerra, confirmando su po- sicion hegemonica mundial. La situacion fue muy distinta para el res- to de los paises industrializados, donde la expansion de la d8cada de los veinte llego tardiamente 0 de forma marginal. Tal es el caso del Reino .Dnido, que dificilmente acepto la perdida de la hegemonia adquiri- da durante el siglo XIX. El estancamiento economico britanico es- taba determinado por el envejecimiento del utillaje industrial, par ~aobsolescencia de la oferta incapaz de competir en los mercados exteriores con paises tecnicamente· mas agresivos, y sobre todo, por la resistencia de la City a perder su control de las finanzas mundiales. En otras palabras, Gran Bretaila habia sa- ~-'..~rificadosu produccion interior al manteni- miento de una libra fuerte que pudiera com- petir en el exterior con el dolar. Postura logica cuyos primeros sintomas se vislum- braron a finales del siglo XIX, cuando Gran Bretaila, ante la competencia industrial de Alemania 0 Estados Unidos, reforzo la exportacion de capitales. Este intento, a la larga frustrado, de re- conquistar el terreno perdido trajo consigo la sobrevaluacion de la libra y el incremen-

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Descripción de la gran crisis de 1929

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Page 1: Crisis 1929 aspectos económicos angel bahamonde magro

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Asd

t e no10 crisis de 1

Historiador. Profesor de Historia Contemporanea.Universidad Comp1utense de Madrid

Un mes antes del crac de la Bolsa deNueva York, el presidente del Stock-Exchange rebosaba optimismo: Se han aca-bade 10scic10s econ6micos tal como 10she-mos conocido. Sin embargo, los primerossintomas de malestar surgieron en WallStreet a partir del 18 de octubre, anuncian-do el cambio de tendencia en la cotizacionde los valores bursatiles.

El panico estallo el 24 de octubre: 13millones de titulos buscaban insistentemen-te comprador; el 29, eran ya 16 millones.Por terminG medio, los titulos cotizados enla Bolsa neoyorquina perdieron el 20 por100 de su valor durante el mes de octubrey un 50 por 100 en noviembre.

Asi comenzaba una larga etapa de estan-camiento economico a escala mundial; sumaxima inflexion se situo en tome a 1933aproximadamente y actuo de detonante delas convulsiones politicas de la epoca.

La crisis de 1929 fue algo mucho masprofundo que el mero hundimiento de esaciudadela financiera, aparentemente tan sa-lida, instalada en Wall Street. Comprenderel significado de· 1929, la profundidad delestancamiento derivado dela crisis, las con-secuencias de la misma y su intemacionali-zacion, exige rastrear los antecedentes deldesastre y poner en cuestion la universaliza-cion de la expansion economica de los feli-ces veinte.

Por otro lado, es precise plantearse laesencia de la crisis: ~fue una crisis de su-perproduccion? ~se debio unicamente a fe-nomenos monetarios, tal como mantieneMilton Friedman? ~1929 significo el derrum-bamiento de un modele de acumulacion 0

simplemente la quiebra de una determinada

politica economica incapaz de asegurar laselevadas tasas de crecimiento que el siste-ma economico requeria? "Demasiados in-terrogantes objeto de un debate todavia noconcluido.

En primer lugar, es precise situar en suscoordenadas reales el auge economico delos ailos veinte, tratar de limitarlo en eltiempo y sobre todo en el espacio.

Nos apresuramos a seilalar que la expan-sion economica fue un producto practica-mente restringido a los Estados Unidos, quesuperaron sus mayores problemas: la crisisde los ailos inmediatamente posteriores ala Primera Gran Guerra, confirmando su po-sicion hegemonica mundial.

La situacion fue muy distinta para el res-to de los paises industrializados, donde laexpansion de la d8cada de los veinte llegotardiamente 0 de forma marginal. Tal es elcaso del Reino .Dnido, que dificilmenteacepto la perdida de la hegemonia adquiri-da durante el siglo XIX.

El estancamiento economico britanico es-taba determinado por el envejecimiento delutillaje industrial, par ~aobsolescencia de laoferta incapaz de competir en los mercadosexteriores con paises tecnicamente· masagresivos, y sobre todo, por la resistenciade la City a perder su control de las finanzasmundiales.

En otras palabras, Gran Bretaila habia sa-~-'..~rificadosu produccion interior al manteni-

miento de una libra fuerte que pudiera com-petir en el exterior con el dolar. Posturalogica cuyos primeros sintomas se vislum-braron a finales del siglo XIX, cuando GranBretaila, ante la competencia industrial deAlemania 0 Estados Unidos, reforzo laexportacion de capitales.

Este intento, a la larga frustrado, de re-conquistar el terreno perdido trajo consigola sobrevaluacion de la libra y el incremen-

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to adicional del precio de las exportaciones,que, con respecto a 1913, aument6 en un62 por 100, a la par que el volumen deestas exportaciones en 1927-29 era un 15por 100 inferior al de 1913.

De hecho, en defensa de la libra, la Cityimpuso una politica deflacionista y la consi-guiente infrautilizaci6n del aparato indus-trial con unas tasas de para superiores porterminG medio a las de otras economiasindustrializadas.

PORCENT AJES DE PAROEN GRAN BRETANA

1921. . . . . . . .16,61922 14,11923. . . . . . . .11,61924 10,21925 11

1926 12,31927 9,61928 10,71929 10,3

Tampoco cabe hablar de unas tasas decrecimiento similares alas norteamericanasen Francia, Alemania, Italia, Europa danu-biana 0 en las economias dependientes.

En Francia, la recuperaci6n econ6micade posguerra estuvo lastrada por la inestabi-lidad del franco, que dificilmente podia re-cuperar la paridad de 1914 ante la enormemagnitud de la deuda publica, los movi-

mientos especulativos que persiguen bene-ficios a corto plazo, y la vana esperanza enel pago de las reparacionei:i alemanas. Huboque esperar a la definitiva estabilizaci6n delfranco Poincare en 1928 para observar unnormal funcionamiento de la economiafrancesa.

En Alemania, despues de la hiperinfla-ci6n culminada en 1923, el aparato indus-trial recuper6 las tasas de crecimiento de laanteguerra en 1926, al igual que en la Euro-pa danubiana. En Italia, la batalla de la lira,al sobrevalorar la valuta italiana, tampocofavoreci6 el despegue industrial.

En Espana, el esquema intervencionistade la dictadura de Primo de Rivera, bas adoen la financiaci6n de obras publicas comoariete expansionista, se hizo inviable a me-dio plazo por la ausencia de una reformafiscal que ensanchara las disponibilidadesdel Estado.

En las economias dependientes, el incre-mento de las exportaciones se debi6 sobretodo al aumento de las inversiones extranje-ras. No olvidemos que durante los felicesveinte se agudiz6 la expansi6n de EstadosUnidos en Latinoamerica, entrando en coli-si6n con los intereses britanicos alli instala-dos desde el siglo anterior. Ya en 1925,mas del 75 por 100 de las transaccionescomerciales latinoamericanas se reglamen-taban en Nueva York. En 1929, el 38,7 por

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100 de las ventas de America Latina sedirigian a Estados Unidos y un 34 por 100de sus compras procedian del mismo pais.

Pero no basta con senalar las limitacionesgeograficas de la expansi6n econ6mica.Conviene asimismo indicar los sintomas deinestabilidad a 10 largo de los anos veinte,que aparecen como fisuras anunciadoras dela crisis.

En primer lugar, senala Jean Bouvier, espreciso no desdenar el trasfondo demogrMi-co. Los paises que antes absorbian pobla-ci6n europea comenzaron a imponer limi-taciones.

Este cambio de tendencia se observa apartir del final de la guerra, sobre todo enlos Estados Unidos. La Quota Acts de 1921y la Immigration Restriction Act de 1924establecieron cupos restringiendo el numerode inmigrantes a 162.000 personas por ano.

Estas limitaciones perjudicaron a los pai-ses carentes de un andamiaje colonial; larespuesta britanica se encamin6 a favorecerun desarrollo del Imperio a traves de la re-distribuci6n en el area colonial de los so-brantes de poblaci6n existentes en la metr6-poli, ::;eglinproyectaba la ~mpire SettlementAct de 1922.

El intento concluy6 en relativo fracaso:unicamente 400.000 emigrantes se instala-ron en Australia y Nueva Zelanda entre1922 y 1931. Esta ruptura de las corrient~stradicionales de emigraci6n coadyuv6 a en-sanchar el desfase entre crecimiento econ6-mico e incremento demografico, perfilandotensiones de sobreproducci6n, sobre todoen los capitalismos menos desarrollados.

La vigencia del nacionalismo econ6mico,herencia del viraje proteccionista de finesde siglo XIX acentuado durante la PrimeraGuerra Mundial, encenag6 10s circuitos co-merciales internacionales, dibujando uncontexto incompatible con la expansi6necon6mica a largo plazo: Los progresos delas posturas proteccionistas fueron genera-les, pero hay que hacer especial hincapieen los casos britanico y norteamericano.

En Gran Bretana, la Ley de Salvaguardade las Industrias y la Ley de Importaci6n,aprobadas en 1921, organizaron una tupidared proteccionista para determinados secto-res de la industria nacional en un pais quehist6ricamente habia sido la cuna del li-brecambio.

En Estados Unidos I la puesta en vigor dela tarifa Fordney-McCumber en 1922 au-ment6 los derechos arancelarios hasta unade las cotas mas altas de la reciente historianorteamericana. Se trataba de una ley queresultaba en gran medida incompatible

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-escribe Kenwood- con e1 nuevo pape1de Estados Unidos como gran pais presta-mista en e1 mundo, puesto que 1as tarifase1evadashacian difici1 para 10spaises deu-dores obtener 10s·d61aresnecesarios para e1pago de Jos intereses de 10sprestamos nor-teamericanos y para su devo1uci6n, por 1aescasez de oro.

El avance proteccionista amenazaba conesa especie de triangulaci6n comercial Eu-ropa-Estados Unidos-Areas coloniales, con-dici6n necesaria para el buen funciona-miento del mercado mundial. La Conferen-cia Econ6mica Mundial de 1927 plante6,sin resultados duraderos, la necesidad deun recorte del proteccionismo y del fin delas limitaciones cuantitativas comerciales.

Para Nogaro, la sobreproducci6n es la cla-ve explicativa de la crisis de 1929; paraNere, no deja de ser un mito, un a prioriideo16gico imposible de comprobar empiri-camente. Y es que basta aludir a la sobre-producci6n para que surja la pol~mica deinmediato; se trata de un concepto ideo10gi-zado, mal comprendido y, qUiza, empleadode forma apresurada en muchas ocasiones.

La teoria econ6mica marxista centra suanalisis de las grandes crisis del capitalismo

en la sobreproducci6n: el desfase entre pro-ducci6n y realizaci6n del producto y entrelos departamentos I y II del modele de acu-mulaci6n ampliada. La escuela neoclasicadificilmente acepta una teoria q1J.einvalidael automaticismo del mercado.

Pero, Ghasta que punta la sobreproduc-ci6n incide en la crisis de 1929? En estadirecci6n, la elaboraci6n mas rigurosa pro-cede de Nogaro.

La producci6n, globalmente considerada,ha superado, sobre todo a partir de 1925,las necesidades reales, condicionadas poruna distribuci6n sumamente desigual <:Ielarenta. El contexto se agrava por el manteni-miento de precios de monopolio gra.cias alos acuerdos internacionales tipo' cartel--que unifican precios y reparten merca-dos-, provocando una acumulaci6n destocks sin vender.

Sobre este esquema actua la crisis finan-ciera que, al dislocar los acuerdos provocadesajustes que desembocan en una bruscaafluencia de stocks al mercado, y la consi-guiente caida inmediat~ de los precios.

Para Jean Bouvier, las tensiones de sobre- .producci6n arrancan del desfase pronuncia-do entre unos precios agricolas cuyo au-mento es menos rapido que el de los pro-ductos manufacturados, disminuyendo lacapacidad de compra del sector agrario.

Por otra parte, la existencia de elevadas

Cadena de montaje de una fribricaFord a mediados de los aiios veinte

Mecanizacion de la agriculturainglesa en vfsperas de LaGran

Depresion

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tasas de paro en determinados paises tam-bien restringe la capacidad de consumo.

Los datos estadisticos permiten centrarel debate. Que la renta estaba desigualmen-te repartida a la altura de los alios veinte.es una realidad incuestionable. E1 mismoGalbraith ha senalado, con respecto a losEstados Unidos, que solamente e15 por 100de la poblaci6n recibi6 la tercera parte detoda la renta personal de la naci6n, confor-mando una economia asentada sabre unalto nivel de inversi6n y un alto nivel deconsumo suntuario.

En el resto de las economias industrializa-das, el esquema de distribuci6n de la rent aofrece las mismas caracteristicas, quizamas acusadas en el caso aleman. Y a nadieescapa la contradicci6n insalvable entre tandesigual reparto de la renta y el manteni-miento de unas tasas altas de crecimientobasado en la constante ampliaci6n de lademanda.

La sobreproducci6n estaba latente en losEstados Unidos a partir de 1925 conformelas economias europeas se reconstruian ylas producciones agraria e industrial alcan-zaban los niveles anteriores a la PrimeraGuerra Mundial.

Fue el sector agrario el mas perjudicadocon los primeros stocks invendidos y la len-ta caida de los precios. La buena cosechade 1928 agudiz6 la situaci6n en 10 que a

precios se refiere: el indice de precios agra-rios pas6 de 147 en 1925 a 138 en la antesa-la del crac.

A escala mundial, la acumulaci6n destocks a partir de 1927 resultaba evidente:en el caso del trigo, 10s 69,5 millones dequintales al final de la campana de 1927 seelevaron a 85,5 millones en 1928, y a140 millones en 1929. Los stocks de algod6na fines de 1928 se situaron en 9 millonesde balas. Los stocks de azucar evaluadosen 1,6 millones de toneladas en 1925 sufrie-ron una evoluci6n similar: 2,6 millones en1926 y 2,8 millones en 1929.

En conjunto, puede afirmarse que la re-construcci6n de las economias, ~uropeas, elavance industrial de algunos dominios delImperio britanico, el incremento de la pro-ducci6n de las economias dependientes enel plano del monocultivo y la expansi6n nor-teamericana dispararon la producci6n mun-dial por encima de los niveles sociales deabsorci6n de la epoca.

Probablemente sea Alemania el ejemploquimicamente mas puro de sobreproduc-ci6n. El desigual reparto de la renta se com-bin6 con un crecimiento acelerado a partirde 1926, con la persistencia de un paro

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tecno16gico -evaluado en 1929 antes delcrac de Wall Street en 2.400.000 trabajado-res-, a la par que el desfase entre el sectorde bienes de producci6n y el de bienes deconsumo se hacia mas patente. Y todo eilosin que Alemania poseyera un mercadocolonial.

Una rapida ojeada a la historia econ6micade las dos ultimas centurias permite afirmarque los momentos algidos de expansi6n hanexigido siempre la estabilidad monetaria, elfuncionamiento de un sistema monetarioque organice los intercambios y el predomi-nio de un centro financiero que establezcalas reglas del juego. La existencia de unadivisa hegem6nica que subordina alas res-tantes, estabiliza los cambios y evita lasfluctuaciones excesivas es consustancial alequilibrio.

El crecimiento econ6mico del siglo XIXesta ligado a la buena marcha del patr6noro y al predominio de la libra esterlina. Eldesarroilismo de los afi.oscincuenta y sesen-ta de nuestro siglo se vincula al sistemaelaborado en Bretton Woods y a la hegemo-nia del d61ar.

Sin embargo, la relativa expansi6n de losafi.osveinte tuvo como trasfondo un desor-den monetario en el que confluian la crisisdel patr6n oro, las hiperinflaciones de laEuropa central, la ausencia de un sistemamonetario internacional que contrarrestara

Comite electoral del PartidoDem6crata norteamericano para las

elecciones presidenciales de 1924

Vista general de Wall Street, NuevaYork, poco antes del crac de 1929

los efectos del nacionalismo econ6mico y,sobre todo, la rivalidad entre la libra y eld61ar.

La Primera Guerra Mundial modific6 elequilibrio del capitalismo mundial, consoli-dando unas tendencias ya apuntadas en latransici6n del siglo XIX al XX: el ascenso delos Estados Unidos.

Al finalizar la guerra, el predominio deWall Street parecia inevitable conforme seensanchaba su saldo acreedor: en 1914, ladeuda exterior norteamericana todavia seelevaba a 3.700 millones de d61ares; en1919, se invirti6 la situaci6n engrosandoseel caudal acreedor de Estados Unidos en3.000 millones de d61ares.

Esto trajo consigo la redistribuci6n deloro mundial en beneficia de Estados Uni-dos, cuyas reservas en este metal se incre-mentaron de forma continuada: 1.290 millo-nes de d6lares/oro, en 1913; 2.658, en 1918.y 3.834, en 1923.

De hecho, a la altura de 1920, era el d61arla unica moneda convertible· en oro y WallStreet el unico foco financiero capaz demantener un sistema de prestamos a largoplaza que hizo de la economia norteameri-cana la gran financiadora de la reconstruc-ci6n europea de posguerra y de la reactiva-ci6n econ6mica posterior.

Hasta 1919, los Estados Unidos habianprestado a Europa 6.000 millones de d61a-

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res; entre 1921 y 1928 esta cifra se elevo a8.500 millones.

Par otro lado, la guerra supuso la quiebradefinitiva del patron oro clasico, explicadapar la perdida de peso de la libra britanica,que dificilmente podia restablecer su con-vertibilidad en oro, y par el acentuado des-fase entre las existencias de oro y los nive-les de precios en continuo aumento comoconsecuencia de la guerra y sus secuelas.

En 1922, la Conferencia de Genova elabo-ro un nuevo sistema, 0 mas bien la revisiondel patron oro clasico: el Gold ExchangeStandard, que establecia el empleo de divi-sas clave, y no solo del oro, como coberturade los billetes emitidos.

La institucionalizaci6n de dos divisas ba-sicas, can la consiguiente descentralizacionfinanciera, necesariamente se tradujo en elincremento de las rivalidades entre diversos·palos financieros, y de las tensiones especu-lativas, afiadiendo nuevas dosis de inestabi-lidad todavia sin solucion en 1929.

Mientras que el sistema anterior a laguerra -sefiala Niveau- funcionaba conagilidad y el dominio de la libra no suscita-ba estrategias antagonistas por parte deotras paises que poseian ya, junto al ora,

reservas en libras, el advenimiento oficialdel patron de cambios iba a replantear estaserie de cuestiones.

Dado que ya no existia un solo centro deoro y que, segun la letra de las resolucionesde Genova, cualquier pais podia arrogarseeste papel, la competencia se desat6; pri-meramente entre Londres y Nueva York, yposteriormente entre Paris y Londres.

Los capitales a carta plazo que, antes de1914, permanecian con toda naturalidad enLondres 0 volvian a sus paises, tenian enadelante la posibilidad de elecci6n entre va-rios polos dominantes, entre varias divisasclaves.

La competencia entre la City y WallStreet rue especialmente agresiva en losprestamos exteriores a corto plaza, amplian-do la oferta de capitales, dirigidos sabretodo a Alemania y Austria, a costa de rela-jar las reglas habituales de la pruden ciabancaria.

Los capitales exteriores invertidos a cartaplazo en Alemania pasaron de 4,1 millonesde marcos a fines de 1926 a 11,7 millonesen diciembre de 1929. En 10 referente aprestamos a largo plaza, la ventaja adquiri-da par Estados Unidos ya tue inalcanzable.

El restablecimiento unilateral par parte deGran Bretafia del patron oro en 1925 marcoel punta culminante de la rivalidad entrelos dos centros financieros; si el dolar era

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de hecho la (mica moneda convertible enoro, dificilmente podria competir la libra conella si no aceptaba tambien la convertibili-dad. La City sacrific6 su desarrollo interiora favor del equilibrio exterior.

La vuelta de la libra al patr6n oro intensi-fic6 los movimientos especulativos y no evi-t6 la decadencia financiera britanica. Loscapitales a corto plazo que afluian a Londrestendian a convertirse en oro para posterior-mente dirigirse a Paris -estabilizaci6n delfranco-- 0 a Nueva York -especulaci6nbursatil-. El problema residia sobre todoen que una parte de las operaciones deprestamo a largo plazo realizadas por la Cityse basaba en los capitales especulativos acorto plazo colocados en Londres, 10 querepercuti6 en las qUiebras alemanas y aus-triacas de 1931.

La limitada reactivaci6n econ6mica eratributaria de Wall Street. Esta excesiva de-pendencia financier a ponia en evidencia lafragilidad del andamiaje. Sobre todo a partirde la aprobaci6n del plan Dawes, el circuitofinanciero Estados Unidos-Alemania-Fran-cia/lnglaterra-Estados Unidos impuls6 elcrecimiento del Viejo Continente.

Alemania era quiza el pais mas vincula-do, desde el punta de vista financiero, aEstados Unidos: de un total de 1.546 millo-nes de d61ares en prestamos negociados porAlemania en el extranjero, 1.039 fueron cu-

biertos par la banca norteamericana. Basta-ba que la tendencia se invirtiese y EstadosUnidos repatriara capitales para que la recu-peraci6n econ6mica europea pasara a mejarvida, como en realidad sucedi6 a partir delcrac de 1929.

En definitiva, existen multiples variables,dificilmente jerarquizables, a la hara deexplicar el crac de 1929 y la inmediata rece-si6n, que ponen de manifiesto las limitacio-nes de una politica econ6mica inadecuada,cargada de mitos que actuan como lastres:el mito del presupuesto equilibrado; el mie-do a la inflaci6n; el mito del equilibrio auto-matico a traves de mecanismos deflacionis-tas; el mito de la moneda fuerte ...

;) /

La crisis de 1929 fue en sus origenes unproducto narteamericano posteriormenteexportado al resto del mundo. Por supuesto,los desajustes que hemos seiialado anterior-mente crearon el caldo de cultivo favorablea la expansi6n de la crisis. Interesa, pues,caracterizar el modele econ6mico que posi-bilit6 la expansi6n de los Estados Unidos,los sintomas anunciadares del crac, susconsecuencias inmediatas y los mecanis-mos que exportaron la crisis.

Conviene establecer una frontera crono16-

Construcci6n del Empire StateBuilding de Nueva York

,!

~

It--------------

Vista de 1a zona portuaria de Tokioen 105 arios veinte

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gica en el desarrollo narteamericano: 1925.Durante el periodo 1922-25,las bases fuerons6lidas: la acumulaci6n realizada durante laguerra, el predominio del d6lar, 13expansi6nen America Latina, las ventas masivas aEuropa en pleno proceso de reconstrucci6ny el auge controlado del credito interno ase-guraron unas tasas de crecimiento indus-trial y agrario firmes, y 1a realizaci6n inme-diata de 10producido.

Los sectares punta que actuaron 'comoimpulsares del desarrollo fueron la construc-ci6n, el autom6vil y la electricidad, que, asu vez, indujeron al crecimiento de los res-tantes sectares. La producci6n de autom6-viles aument6 un 33 par 100 entre 1923 y1929, dejandose notar su efecto mu1tiplica-dar en 1a producci6n de petr61eo, acero,

caucho y cemento. E1 incremento en un100 par 100 del consumo de energia electri-ca entre 1923 y 1929 se tradujo en e1 alzade la producci6n de aparatos e1ectricos.

En conjunto, la economia narteamericanaa la altura de 1925 absarbia unas tasas deinversi6n desconocidas en los restantes pai-ses industriales: el 20 par 100 del PNB.

A partir de 1925 se anunciaron 10sprime-ros sintomas de cambio que abrian 1a espi-ta de 1a especu1aci6n, perfilandose ya losfactares que condujeron al crac.

Una primera explicaci6n sugiere que e1cierre de 10s mercados europeos ye1 des-censo, todavia lento, de los precios agrariosfue contrarrestado par e1Gobiernoy el apa-rato bancario estimulando la inflaci6n delcredito, que dio como resu1tado la super-

INDICE DEL CURSO DE LAS ACCIONES (1935-36:100)Indice Valores Ferrocarriles Serviciosglobal industriales publicos

1921 ........................ 58 47 164 681924 ........................ 77 63 204 921925 ........................ 95 80 238 1111926 ........................ 106 90 265 1171927 Gunio) .................. 122 103 316 1351927 (diciembre) .............. 141 122 336 1491928 Gunio) .................. 153 134 336 1731929 (septiembre) ............. 238 195 446 375

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abundancia de capitales a corto plazo y, porconsiguiente, la puesta en marcha de unastendencias especulativas cada vez mas visi-bles a 10largo del periodo 1926-29:

La especulaci6n con terrenos en Floridaen 1925-26 fue algo mas que una anecdota:era todo un simbolo de los nuevos rumbostornados por la economia norteamericana.En este sentido, la evoluci6n de los valorescotizados en la Bolsa de Nueva York esclaramente indicativa.

Observese en el cuadro de la pagina ante-rior c6mo a partir de 1926 el aumento, enterminos absolutos, es mucho mas acusadoen los valores no industriales; sobre todoresulta significativo el tir6n que dan los va-lores de servicios publicos a 10 largo de1928 y los nueve primeros meses de 1929.Ademas, se trata generalmente de comprasa plazos que bus can el beneficio coyunturaldel ciclo bursatil.

En este aspecto, la inflaci6n del creditoprovoc6 repercusiones negativas al desviardinero de las inversiones productivas. Enefecto, los intereses de los prestamos dirigi-dos a la especulaci6n bursatil subieron inin-terrumpidamente a partir de 1925, alcan-zando su maxima inflexi6n en 1929: 3,32por 100 en enero de 1925; 4,24 en enero de1928; 9,41 en julio de 1929, para descendera 8,62 por 100 en septiembre de 1929.

Estas tasas de interes s610hallaron con-

Pizarra de la Bolsa de Nueva Yorken la que se refleja Lacaida de los

valores cerealisticos, 1929

Parado norteamericano tras~ Lacrisis de 1929

trapartida en los beneficios bursatiles por larealizaci6n de valores en plena alza; encambio, el mundo industrial ofrecia unastasas de beneficios a veces menos remune-radoras que las tasas medias de interesindicadas.

La inflaci6n del credito, por tanto, sirvi6para alimentar fundamentalmente la inver-si6n bursatil. La industria de la construc-ci6n ya dio muestras de estancamiento des-de comienzos de 1929.

En resumen, desde 1926 a 1929 se produ-jo un desfase cada vez mas acusado entreel alza bursatil y laactividad econ6micareal. En estos cuatro afios,' el indice generalde la cotizaci6n de los valores pas6 de 105a 220, mientras que el indice del volumende negocios s610creci6 de 105 a 120.

En una primera aproximaci6n -escribeNiveau- se puede decir que la amplituddel alza de las cotizaciones constituye lacausa inmediata del hundimiento posterior.Un boom de los valores mobiliarios no pue-de durar indefinidamente. La especulaci6nsin relaci6n con la actividad econ6mica, esdecir, con el nivel de la producci6n y de 10sbeneficios, lleva en sf misma su propiaperdida.

La tardia reacci6n de las autoridades mo-netarias norteamericanas no consigui6 fre-nar la especulaci6n: reducci6n del volumendel credito y subida de la tasa de descuen-

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to del 5 al 6 par 100. Por otra parte, elsistema bancario narteamericano demostrosu fragilidad.

En Estados Unidos no existian grandesbancos de depositos con sucursales abiertasen todo el pais; el radio de accion de losbane os se limitaba a un Estado en concretoy aunque mantenian conexiones entre S1.este sistema configuraba una piramide ban-caria repleta de incertidumbres, mas toda-via parque el 90 par 100 de la circulacionmonetaria se realizaba a traves de cheques.

Un modele basado en la especulacion,con las fallas estructurales indicadas sederrumba cuando estalla la crisis de con-fianza; ademas el Estado a la altura de 1929desconocia gran parte de los mecanismosintervencionistas del sistema keynesiano.

De manera repentina, desde principios deoctubre de 1929 se manifestaron en la Bolsade Nueva York los indicios de una inversionde la tendencia al alza. El 24 de octubreestallo el panico, incrementandose la ofertahasta casi los trece millones de accionesfrente a una demanda practicamente nula.

El 28 de octubre las peticiones de ventase elevaron a 9.250.000 acciones, sin quelos bancos pudieran realizar la caida. El

martes 29 de octubre fueron ofrecidos a laventa 16millones de valores diversos.

El desplome de las cotizaciones bursa tilesya es total y duro varios aiios. Desde 1929a 1932 un conjunto de 65 titulos bajaron de125,43 dolares de media a 26,82. Entre octu-bre de 1929 y julio de 1933, el monto totaldel capital negociado en la Bolsa de NuevaYark disminuyo en 74.000 millones de do-lares.

Con el crac se iniciaba en Estados Unidosun largo periodo de depresion economica,posteriarmente expartada a otros paises; sufonda se situa a mediados de 1933 y losprimeros sintomas de recuperacion, con elNew Deal del presidente Roosevelt. De to-das farmas , conviene seiialar que a finalesde la decada todavia no se habian alcanza-do los niveles de 1929, como tampoco lastasas de inversiones.

La primera repercusion del hundimientobursatil desarticulo el fragmentario sistemafinanciero: en 1929 se produjeron 642 quie-bras de bancos; en 1930, 1.345, que repre-sentaba un total de 850 millones de dolaresen depositos; en 1931 hubo 2.298 quiebrascon 1.600millones de dolares en depositos.En conjunto, entre 1929 y 1932, presentaronsuspension de pagos 5.096 bancos.

Este derrumbamiento, al restringir drasti-camente las posibilidades crediticias, arras-tro a la quiebra a numerosas empresas co-

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merciales e industriales, sobre todo aquellasque habian comprometido parte de sus dis-ponibilidades: en 1929 quebraron 22.909 fir-mas; en 1932 ya.eran 31.822. Naturalmente,esta situacion se tradujo en un descensoviolento de las tasas de inversion, con suscorrespondientes efectos en cadena: la ren-ta nacional disminuyo el 56 par 100 entre1929 y 1933.

INVERSION PRIVADABRUTA EN % DEL PNB

1929 15,41930 11,21931 7,21932 1,51933 2,3

Por otra parte, la acumulacion de stocksredujo considerablemente los precios. To-mando como base 1926, los precios al parmayor evolucionaron de la siguiente forma:95,3 en 1929; 86,4 en 1930; 73 en 1931;64,8 en 1932 y 65,9 en 1933.

Este descenso de los precios afecto conmayor virulencia al sector agrario' inclusoantes del crac. Mientras el sector industrialpudo contrarrestai en parte la caida de losprecios disminuyendo la produccion y loscostes, el mundo agrario, con menores posi-bilidades de resistencia y cargado de deu-

das, se opuso a dismim.iir la produccion afin de conservar su nivel de renta, 10 queacabo por acelerar el descenso de los pre-cios: el 55 por 100 entre 1929 y 1933.

Ademas, el campesino dificilm~nte podiaromper el circulo vicioso de los costes: lacaida de los precios agrarios fue mas rapidaque el coste de la vida y que el precio delos productos necesarios para continuar laactividad agraria. El difeiente comporta-miento de los precios provoco una menorremuneracion para su produccion, el incre-mento adicional de los costes y la reducci6nde los excedentes, que extendi6 la ruinaentre el campesinado.

Las dificultades de realizacion del pro-I

ducto, las quiebras y la voluntaria reduccionde la produccion con el fin de limitar laoferta y controlar el descenso de preciosestimularon la disminucion del volumen deproduccion industrial:

Agosto .Noviembre .Agosto .Agosto .Agosto .

1929: 1111929: 961930: 831931: 711932: 54

Este descenso generalizado de la activi-dad economica elevo las tasas de"paro has-

Nmos de un barrio obrero durante 1adepresi6n norteamericana

Cola de parados en esperade un reparto de alimentos,

Cleveland, Ohio.

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ta limites desconocidos en el mercado demano de obra norteamericano, que habiadisfrutado de una situaci6n de pleno empleoa partir de 1926.

El porcentaje de parados alcanz6 sumaximo en 1933; posteriormente el NewDeal restableci6 paulatinamente la oferta detrabajo, aunque sin llegar nunca a los nive-les de los alios veinte.

Millones deparados

% sobrepoblaci6n

activa

1929 .1930 , . '" .1931 .1932 , .1933 , .

3,18,8 a 916,124

25,2 a 27

1,54,2 a 4,5

7,911,9

12,6 a 13

En resumen, el crac de 1929 provoc6reacciones en cadena que ahondaron la de-presi6n en Estados Unidos. Siguiendo a Ni-veau, podemos establecer el siguiente es-quema:

Las quiebras bancarias generaron nuevasquiebras comprometiendo la capacidad delcredito y la confianza de los depositantes,a la par que se favorecia el atesoramientode oro y billetes y se paralizaban los meca-nismos de inversi6n.

El descenso de los precios redujo el poder

de compra de vendedores y productoresmientras que 10scompradores se mantenianala expectativa.

El incremento del para determin6 unadisminuci6n de 10s gastos de consumo queincit6 a productores y vendedores a no re-novar sus existencias y a no modificar sucapital fijo.

Aiiadamos, por Ultimo, 1as reacciones psi-co16gicas en un ambiente cargado de pesi-mismo e inquietud.

Andre Piettre distingue cuatro desequili-brios basicos que explican el crac y la pos-terior exportaci6n de la crisis:

Los elementos de distorsi6n que genera-ron los Estados Unidos al ser un.pais exce-dentario tanto en su balanza comercial co-mo en su balanza de invisibles y que, sinembargo, continu6 manteniendo una politi-ca netamente proteccionista.

La tendencia del comercio norteamerica-no a alejarse de Europa precisamente cuan-do el mundo de las finanzas mas seaproximaba a ella.

IMPORTACIONES DE EE.UU.1886-90 1913 1928

% % %'

Europa. . . . . . . .. 56,7America Latina.. 30,7Asia ' 10,4

4832,816,7

3036,829,1

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El que la reconstrucci6n de Europa sehiciera no por redistribuci6n de oro, sinode creditos exteriores a largo plazo proce-dentes de Estados Unidos. La raiz del desor-den monetario estaria, pues, en el desequi-librio en el reparto de oro que tendia aacumularse en Estados Unidos.

La contradicci6n existente en EstadosUnidos entre la esterilizaci6n del oro por losbane os federales, en vez de ensanchar lacirculaci6n monetaria, y. el abuso del creditoprivado en tres direcciones: abuso de credi-tos a la producci6n; abuso de creditos alconsumo (en visperas de la crisis, el 58 por100 de los autom6viles y el 75 por 100 delos aparatos de radio fueron vendidos a cre-dito); abuso de creditos a la especu1aci6nbursatil.

Entre 1929 y 1933, la respuesta econ6mi-ca del presidente Hoover se movi6 en unmarco repleto de contradicciones que en-sancharon el foso de 1a crisis. Las medidasdeflacionistas, el mito del presupuesto equi-librado, el temor a la devaluaci6n monetariacontrastaron con los primeros ensayos queprefiguraron una politica anticiclica.

En los niveles te6ricos del analisis clasico,el estimulo de las demandas interna y exter-na podia llegar a traves de la deflaci6n que,al reducir los precios, ampliaria el mercadoe impulsaria el consumo; permitiendo, enun primer momento, la eliminaci6n de losstocks acumulados y, posteriormente, lareactivaci6n de la producci6n.

Para ell0 era preciso reajustar la masamonetaria a los nuevos niveles de precios,mantener a toda costa el equilibrio presu-puestario, corregir el deficit de la balanzacomercial, consolidar la moneda y evitar in-tervencionismos, considerados nocivos,mas alla de los mecanismos monetarios; a10sumo, el Estado debia inspirar confianzapara ensanchar los cauces del ahorro.

Por su parte, las corrientes innovadorasya prefiguraban la posibilidad de asegurarmayores tasas de prosperidad a traves depoliticas anticiclicas, incrementando el po-der adquisitivo con un intervencionismomas decidido del Estado. Es este doble con-texto e1 que explica las vacilaciones de lapolitica de la etapa Hoover que, por un lado,practic6 la deflaci6n y, por otro, abri6 laspuertas al New Deal.

El comportamiento de la Reserva Federalse articu16 en este marco. Por una parte, eldescenso de las tasas de descuento -4,5por 100 en enero de 1930, 2 por 100 enenero de 1931, 1,5 por 100 en junio de1931- y la timida actuaci6n a traves delas operaciones de open market, con el finde ensanchar los canales del credito, con-trastaron con la disminuci6n de la masamonetaria, que Milton Friedman situa enun 33 por 100.

Por otra, la administraci6n Hoover sent6las bases en una posiblepolitica inflacio-nista en el futuro por medio de la GlassSteagall Act de 1932: los fondos publicosrecibieron un valor de cobertura que incre-mentaron la circulaci6n monetaria.

Tampoco consigui6 aminorar los efectosde la crisis el programa estatal de obraspublicas encargado de reactivar el sectorde la construcci6n como inductor de losrestantes sectores econ6micos. Igualmentefracas6 e1Federal Farm Board, instituido enel verano de 1929, con el objetivo de soste-ner los precios agrarios mediante compraspor parte del Estado.

El mantenimiento artificial de los precios

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La depresi6necon6micaprovocadapor el crac

de 1929supuso un

importantedescenso en

el nivel devida

norte-americano

Grafico sobrela caida de10svaloresbursa tiles enEstadosUnidos yGranBretaiia

El parosegUnpintura deIsaac Soyer

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no seria acompafiado de la reducci6n de laproducci6n y desde mediados de 1931 elFarm Board abandon6 su politica ode com-pras y comenz6 la liquidaci6n de los stocks,acelerando la caida de los precios agrarios.

Sin recurrir a argumentos demag6gicos,cabria calificar la politica econ6mica de laadministraci6n Hoover como una politica declase. Ya desde los comienzos de la crisisse institucionaliz6 como organismo mera-mente consultivo la National Business Sur-vey Conference, que reagrupaba el mundoempresarial norteamericano.

En 1932 comenz6 a funcionar la Recons-truction Fiance Corporation, encargada desanear las grandes empresas en dificultadesa fonda perdido a traves de subvencionesestatales. En el periodo 1932-35, un totalde 11.000 millones de d6lares llegaron alasempresas norteamericanas a traves de estavia.

Sin embargo, el Gobierno Hoover no mos-tr6 el mismo interes intervencionista a lahora de combatir las secuelas del paro. Adiferencia de otros paises industrializados,en Estados Unidos no existia una coberturade subsidios de paro de alcance estatal,porque se consideraba opuesta a los princi-pios de liberalismo econ6mico y porque po-dia distorsionar los mecanismos de la ofertay la demanda en el mercado de mana deobra al estimular la pereza del trabajador.

1Mujeres y niiios integrantes del Iejercito del hambre durante una I

mareha por California, enero de 1933 [

Manifestaci6n de parados en laUnion Square de Nueva York,marzo de 1930

Asi, entre 1929 y 1933, la asistencia a lalegi6n de parados qued6 en manos de lasasociaciones privadas de beneficencia y delas autoridades locales, cuyas posibilidadeseran insuficientes.

Baste el ejemplo de Nueva York: a finalesde 1931, la perdida de salario mensual comoconsecuencia del paro se estimaba entre80 y 90 millones de d6lares, mientras queel maximo de dinero distribuido en un mesen concepto de asistencia nunc a super6 loscuatro millones de d6lares. A corto plazo, laextensi6n de la miseria comprometeria elpacto social implicito de los afios veinte.

Aunque los primeros efectos del crac seexportaron de ir..mediato, fue en 1931 cuan-do el grueso de la crisis estall6 a escalamundial. Los canales de transmisi6n esta-ban en relaci6n directa con el peso especifi-co de la economia americana en el mercadointemacional. En 1929, la producci6n indus-trial de los Estados Unidos representaba el45 por 100 del total mundial y sus importa-ciones el 13 por 100 de las importacionesmundiales. La extensi6n de la crisis fue,pues, consecuencia del bloqueo funcionaldel capitalismo norteamericano.

En primer lugar, el crac bursatil incre-

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ment6 el hambre de liquidez del sistemabancario norteamericano; de ahi la repatria-ci6n de inversiones colocadas en Europaque habian financiado la recuperaci6n eco-n6rriica.

La repatriaci6n tuvo dos consecuenciasinmediatas: servir de detonante de la quie-bra bancaria en Alemania y Austria, consus efectos en cadena en el resto de Euro-pa, y generar tensiones en la City compro-metiendo su solidez. A la vez, la respuestade la City amplific6 la crisis.

En segundo lugar, el desplome de la ca-pacidad de compra del mercado norteameri-cano y la posterior politica proteccionistasupusieron un grave lastre para los inter-cambios mundiales. El valar de las imparta-ciones narteamericanas pas6 de 4.400 millo-nes de d6lares en 1929 a 1.323 en 1932.Tan sustancial reducci6n repercuti6 en laseconomias de los paises proveedares.

Ademas, la inmediata caida de los pre-cios norteamericanos oblig6 a los demaspaises a rebajar sus precios, par un lado,para hacerlos competitivos en los intercam-bios exteriares, a traves de medidas defla-cionistas que acentuaron todavia mas la de-presi6n y, par otro, para procurar la elimina-ci6n de los stocks.

En suma, los Estados Unidos expartaroncrisis que, a su vez, los paises industrializa-dos tendieron a reexportar en sucesivas re-

fracciones provocando reacciones en cade-na que universalizaron la depresi6n eco-n6mica.

A escala mundial, los efectos de la crisisperfilaron un contexte similar al norteameri-cano: cuarteamiento del sistema crediticio,desplome de las cotizaciones bursatiles, cai-da de la inversi6n, descenso de precios,sobre todo los agrarios, contracci6n de laactividad econ6mica, ampliaci6n del paro,reducci6n de la demanda. Todo e110qued6ejemplificado en el hundimiento de la pro-ducci6n industrial.

EVOLUCION DEL INDICEDE PRODUCCION INDUSTRIAL·

MUNDIAL (1928: 100)

1931: 87,3 1935: 103,21932: 74,3 1936: 117,81933: 83,5 1937: 126,61934: 91,7 1938: 118,8

Ahara bien, si los efectos fueron simila-res, los mecanismos que las economias na-cionales pusieron en marcha para con-trarrestarlos difirieron en cada situaci6n, 10cual no impide que existiesen comparta-mientos equivalentes.

La respuesta de cada pais estuvo condi-cionada par la incidencia de la crisis sobreunas estructuras preexistentes generalmen-

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te desajustadas. Por eso, si Estados Unidosexport6 la crisis, fue en estos desajustes,que afectaban a otras economias, donde en-contr6 un campo abonado para su propaga-ci6n: en el caso aleman, la sobreproduc-ci6n; en el ingles, la crisis estructural dificil-mente contenida a 10largo de los anos vein-te; en el frances, la tardia reactivaci6n ...

En el caso espanol, el contexte de la cri-sis ofreci6 varias vertientes. En primer lu-gar, el fin de la politica de obras publicasemprendida por la dicta dura de Primo deRivera provoc6 una disminuci6n de la pro-ducci6n; los ensayos deflacionistas quecoadyuvan al estancamiento de un marcode inestabilidad monetaria y la propia inci-dencia del cambio politico con sus secuelas,fuga de capitales y atesoramiento redunda-ron en la crisis inversora.

Sobre esta conjunci6n, la crisis mundialrecort6 las exportaciones espanolas, estran-gulando el estrecho cord6n umbilical queunia Espana con el mercado mundial.

Existi6 una primera respuesta comun acasi todos los paises: las politicas deflacio-nistas y el proteccionismo politico. A travesde la deflaci6n se perseguia un nuevo equi-librio de precios y la liquidaci6n de stocks.Ademas, la deflaci6n, al contraer el credito,agilizaria la concentraci6n de capitales.

El proteccionismo, ya presente a 10 largode los anos veinte, se exacerb6 a partir de1929. La decada de los treinta marc6 elapogeo de los nacionalismos econ6micosque impidieron aunar esfuerzos para encon-trar una salida comun a la crisis.

Los paises industrializados se replegaronsobre si mismos y sus colonias: la comparti-mentaci6n del mercado mundial, impulsadapor la devaluaci6n de la libra, consolid6 laszonas monetarias: zona de la libra (paisesde la Commonwealth, salvo Canada, Portu-gal, paises escandinavos, Iran, Letonia, Ja-p6n y Argentina), zona del d61ar (Latinoa-merica y Canada), bloque del oro (Francia,Italia, Polonia, Belgica, Holanda y Suiza).

La firma de los acuerdos de Ottawa, enoctubre de 1932, entre Gran Bretana y elImperio culmin6 este proceso. El librecam-bismo se convirti6 en reliquia hist6rica.

Por su parte, en las potencias industrialessin un aparato colonial, el nacionalismo eco-n6mico lieg6 a sus ultimas consecuencias

al conjugar tres elementos: las formulacio-nes autarquicas, la militarizaci6n de la eco-nomia y la agresi6n exterior.

En las teorias del espacio vital de Hitlersubyacia la necesidad de unos mercadosexteriores que asegurasen a la industria ale-mana una via de evacuaci6n de sus exce-dentes y el abaratamiento de las materiasprimas. El trasfondo econ6mico de la inva-si6n japonesa de Manchuria se explica porlos efectos inmediatos de la crisis de 1929:el derrumbamiento de las exportaciones deseda bruta y su incidencia negativa en elpoder adquisitivo agrario, ejemplificado enel retroceso del cultivo del arroz, dejaba aldescubierto las contradicciones d~l capita-lismo japones: debilidad del mercado inter-no, carencia de materias primas, sobre-poblaci6n.

El fracaso de la Conferencia de Londres,en 1933, mostr6 la imposibilidad de tomar,medidas conjuntas ante la crisis. En Lon-dres emergieron con fuerza las rivalidadesintercapitalistas y, de hecho, alli salierontriunfantes el bilateralismo, como reguladorde los intercambios comerciales, y el princi-pio de la devaluaci6n.

Para las gran des potencias la devaluaci6nes un mecanisme de exportaci6n de la cri-sis; para las pequenas economias naciona-les representa el intento, generalmente frus-trado, de incrementar las exportaciones.

Por eso las devaluaciones estuvieron a laorden del dia: en 1929, Hungria, Argentina,Paraguay y Brasil; en 1930, Australia, Nue-va Zelanda, Venezuela y Bolivia; en 1931,Gran Bretana y Jap6n, en 1933, EstadosUnidos; en 1934, Checoslovaquia, Italia yAustria; en 1935, Belgica, Luxemburgo yRumania; en 1936, Francia" Holanda, Suizay Letonia.

El Acuerdo Tripartito de Londres, en elano 1936, entre Gran Bretana, Francia yEstados Unidos, se limit6 a una mera decla-raci6n de principios que no aport6 la nece-saria estabilidad monetaria ni recort6 elproteccionismo.

La quiebra de las practicas deflacionistas,anunciada por Keynes, abria paso a un nue-vo tipo de politica basada en un mayor in-tervencionismo del Estado. La crisisde 1929 supuso la definitiva e irreversiblequiebra de los principios del capitalismo li-

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Grafico sobrela diversaincidenciade la crisis

en losprincipales·

paisesindustrializa -

dos

Representaci6n de unparado en un cartelelectoral britanico

Fabrica de ceramica segUn pinturade V. Skellern, 1930.La crisis afect6

de desigual manera a los diversossectores industriales

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beral, que ya habian side cuestionados des-de finales del siglo XIX por las nuevas po-tencias industriales en ascenso: ellibrecam-bio, el patron oro, el no intervencionismodel Estado en la economia.

Las nuevas politicas perseguian el resta-blecimiento de la tasa de beneficios a travesdel incremento de la demanda interior ydel papel inductor del Estado. En los paisesdemocraticos la aparicion del Estado comosubsidiario de la actividad privada favorecioel desarrollo de las empresas publicas y pre-ludio el sistema keynesiano de posguerra.

En Alemania e Italia las soluciones autar-quicas configuraron economias de circuitocerrado, sobre todo en el caso aleman, quelograron restablecer la tasa de beneficios, ala altura de 1934, y el pleno empleo mastardiamente. Los planes de obras publicasy el rearme impulsaron la reactivacion eco-nomica a base del sacrificio del consumo yde la absorcion del ahorro privado por partedel Estado. Alemania era una economia mi-litarizada que preparaba la guerra desde1935/36. La guerra de Etiopia, a pesar deldeficit del presupuesto, fue una valvula deescape para la economia italiana.

En resumen, el estado de los paises in-dustrializados organizo la reactivaci6n eco-nomica en tomo a los siguientes puntos:

La ayuda inmediata alas empresas en

dificultad a traves de un triple mecanisme:las subvenciones a fondo perdido, el sanea-miento de las empresas en crisis por mediode la compra de acciones 0 del credito bara-to y la nacionalizacion de las empresas condeficit cronico. Ademas, la deflacion racio-naliz6 las estructuras del capitalismo al eli-minar alas empresas marginales. En Esta-dos Unidos, los 100 mayores bancos, queen 1923 disponian del 33 por 100 de losdepositos totales, dominaban el 55 por 100en 1935. En Japon la ley sobre el control delas grandes industrias, de 1931, acelero lacartelizacion de un capitalismo ya e,xtrema-damente concentracio.

La continuacion del protecciopismo aran-celario acompanado de la fijacion de contin-gentes. En Francia el coeficiente de protec-cion paso del 17,8 por 100, en 1932, al 29,4,en 1935; en Gran Bretana aumento del 19,8al 23,3 por 100.

El restablecimiento del poder adquisitivodel campesinado a traves de la compra deexcedente, de subvenciones por limitaci6nde cultivos 0 de la fijacion de preciosagrarios.

La' financiacion del rearme a partir de1938. En este ano sobre el total de la pro-duccion los gastos militares representabanlos siguientes porcentajes: 16,6 por 100, enAlemania; 12,7, en Italia, y 7,9, en Francia.

El panico provoco tambien unaretirada masiva de fondos en los

bancos berlineses

Colapara retirar fondos en un bancolondinense durante el panicobursatil de 1931

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Por termino medio el restablecimiento dela tasa de beneficios se consigui6 antes queel pleno empleo. Todavia en 1936 habiaochomillones de parados en Estados Uni-dos y casi dos millones en Gran Bretaiia.La explicaci6n reside en las coordenadasexpuestas anteriormente y, sobre todo, enla aceleraci6n de la concentraci6n de capi-tales que posibiIit6 una integraci6n mas s6-lida entre tecnica e industria, con la exten-si6n de 10s metodos intensivos de trabajo.

En este aspecto se marcan dos etapasdiferenciadas a 10 largo de la crisis: hasta1933 la desinversi6n provoc6 el envejeci-miento del utillaje y la no reposici6n decapital fijo. En cambio, la reactivaci6n sus-tituy6 mana de obra por maquinas: el pro-greso tecnico no se detuvo -escribe Ne-re-- durante el decenio 1929-38,' por el con-trario, la crisis estimul0 las medidas de ra-cionalizacion que contemplaban la reduc-cion de precios de coste, es decir, muchasveces la disminuci6n de la mana de obra.

En Gran Bretaiia, la crisis del 29 se insta-16 sin soluci6n de continuidad en la crisisestructural de los aiios veinte. En este sen-,tido, la depresi6n corrobor6 la agonia de la

hegemonia mundial britanica ya cuestiona-da en la decada anterior.

Ya Siegfried habia previsto el cambio ensu libro La crise britannique du XXesiecle: Si juzgamos por su prensa, una par-te de la elite, las peticiones de sus patronos,de 10ssindicatos obreros e incluso de algu-no de sus banqueros, llegarB. el momentopara Inglaterra de entrar en un sistema eco-n6mico cerrado.

En gran medida, el retraimiento de GranBretaiia sobre su imperio colonial tue unade las consecuencias de la depresi6n de losaiios treinta. En otras palabras, la perdidade la vocaci6n mundiaI britanic? se produjoa la vez que la libra esterlina confirmaba sudecadencia.

Los indicadores econ6micos muestran enGran Bretaiia un contexto similar aI de otrospaises industrializados entre 1929 y 1931:

DESCENSO DE LA PRODUCCIONINDUSTRIAL (1928: 100)

Febrero de 1929 " 106Noviembre de 1929 . . . . . . . . . . .. 112Mayo de 1930 98Noviembre de 1930 ., . . . . . . . . . . 90Agosto de 1931. . . . . . . . . . . . . . . . -79

Page 22: Crisis 1929 aspectos económicos angel bahamonde magro

INCREMENTO DEL DEFICITCOMERCIAL EN MIT..LONES DE LIBRAS

1928192919301931

351,7182,8386,4406,8

Es, sobre todo, el incremento del deficitcomercial el factor a tener en cuenta. Lasexportaciones britanicas descendieron un42 por 100 entre 1929 y 1931, 10que, unidoa la reducci6n continuada del excedente dela balanza de pagos y a la competencia deWall Street, dificultaba a la City continuarsus exportaciones de capitales a largo plazoque, de hecho, en los anos inmediatos alcrac de Nueva York se apoyaban en la im-portaci6n de capitales a corto plazQ proce-dentes de Estados Unidos y Francia fun-damentalmente.

Es decir, una politica exportadora de ca-pitales muy poco s6lida. Con este contextode fonda no resulta extrano que desde 1927sectores de la elite dirigente se plantearanla devaluaci6n de la libra, el fin del libre-cambio y la creaci6n de un mercado comtinimperial.

Cuando en 1931 la crisis se extendi6 contodo su rigor por Gran Bretafia, estas reivin-dicaciones empezaron a tomar cuerpo. Lainmovilizaci6n de capitales britanicos enCentroeuropa, por la quiebra del Kredit Ans-taldt de Viena, y la salida.de 216 toneladasde oro hacia el extranjero hicieron que, porprimera vez desde la guerra, la balanza depages fuese deficitaria en 110 millones delibras.

A finales de julio de 1931 el prestamoque el Banco de Inglaterra obtenia del Ban-co de Francia y de la Reserva Federal noconsigui6 frenar la retirada de fondos de laplaza londinense. Por otra parte, el Bancode Inglaterra no corrigi6 la sangria con laelevaci6n de la tasa de descuento -inclusose redujo del 3 por 100 al 2,5 por 100-,hecho claramente demostrativo de que lasfinanzas britanicas estaban dispuestas a re-conocer la debilidad de la City.

EI 20 de septiembre de 1931, Gran Breta-fia abandonaba el patr6n oro y con eilo laconvertibilidad de la libra en oro y la deva-luaci6n efectiva de la valuta britanica entreun 25 y un 30 por 100. Insistimos en queno se trataba de una medida coyunturaldirigida a incrementar las exportaciones, si-

no de Ia renuncia consciente a Ia imposiblehegemonia financiera ya cuestionada conventaja por Estados Unidos.

El abandono del patr6n oro fue acompa-iiado de otras medidas ten dentes a evitarla depreciaci6n de la moneda: subida tem-poral de la tasa de d~scuento al 6 'por 100,elaboraci6n de un presupuesto claramentedeflacionista por el nuevo Gobierno de con-centraci6n nacional y constituci6n de unFondo de igualaci6n de 10s cambios paraintervenir en los mercados y mantener elnuevo nivel de la libra. Ademas, los paisesque mantenian estrechas relaciones comer-ciales con Gran Bretaiia siguieron el ejem-plo de la libra -abandono tambien del pa-tr6n oro- actuando de amortigUador al re-forzarse la zona de la libra.

Alas medidas monetarias sucedieron in-mediatamente 1as innovaciones aduaneras.Entre noviembre de 1931 y febrero de 19321a adopci6n de me iidas proteccionistasacabaron con casi un siglo de librecambio.La Import Duties Act de febrero de 1932imponia unos arance1es que gravaban 10sproductos importados entre e1 15 y el 30por 100 ad valorem, salvo 1as materias pri-mas y 10s productos alimentarios que nohicieran competencia a 1a producci6n na-cional.

Como conclusi6n 16gica, en agosto de1932 10s acuerdos de Ottawa establecieron1a preferencia imperial. Gran Bretaiia y losdominios se comprometian a disminuir losderechos arancelarios para sus intercam-bios. Igualmente, Gran Bretaiia se compro-metia a comprar a 10s dominios determina-das cantidades de productos agrarios. Esta-mos, pues, ante 1a versi6n britanica deexportar crisis.

En suma, entre 1929 y 1932, el secularmodele britanico de politica econ6mica dioun giro de 180 grados. A corto plazo, sirvi6para hacer mas ilevadera la crisis que enotros.

Fue una estrategia que ofreci6 resultadosde inmediato. La producci6n comenz6 acrecer a partir de 1932 y ya en 1935 sealcanzaron practicamente los niveles de1929, gracias alas medidas proteccionistasy al menor precio de 1as importaciones queindujeron a su vez el abaratamiento del cos-te de la vida -un 10 por 100 inferior al de

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Evoluci6n delpara en tres

paisesindustrializados

Una delasconsecuencias dela crisisecon6mica fue elascenso delnazismo y sullegada al poder.He aquidoscarteles nazis dela epoca alusivosal Frente delTrabajo Aleman(izqwerda) y alaumento del nivelde vida yconsumo(derecha)

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1929-, mientras los salarios recuperabanel nivel de 1929, ampliando la demanda.

Desde luego, el Imperio habia salvado aGran Bretana, sobre todo si tenemos encuenta las variaciones geograticas' de lasexportaciones britanicas:

Exportaciones dirigidashacia el Imperio en suconjunto (porcentaje) 41,4 70Exportaciones dirigidashacia los dominios (por-centajes) . . . . . . . . . . . . . . . . .. 24,4 49,7

Los desajustes que afectaban al modeleecon6mico aleman antes del crac de NuevaYork: sobreproducci6n interior, paro estruc-tural, dependencia financiera del exterior,perfilaban un contexte especialmente vulne-rable a la crisis econ6mica, sobre todo apartir de 1931.

La practicas deflacionistas, ya implicitasen 1930 y claramente ensayadas en 1931-32, propiciaron la mayor intensidad de lacrisis y el incremento del para, creando elcaldo de cultivo favorable para la ascensi6ndel nazismo.

Aceria Krupp en la cuenca del Ruhrdurante los aiios treinta

Cola ante una oficina de empleoen Berlin

La reactivaci6n econ6mica alemana, y engeneral de la Europa central, se habia basa-do en las inyecciones de capitales nortea-mericanos y secundariamente britanicos.Ya desde principios de 1929, la atracci6nde la Bolsa de Nueva York redujo las inver-siones extranjeras en Alemania y provoc6las primeras dificultades, amplificadas porla tendencia al deficit del presupuesto ale-man. Por otra parte, los capitales a cortoplazo prestados a Alemania habian sidetransformados por la banca en prestamos alargo plazo, aumentando las dosis de ines-tabilidad.

En 1931, la masiva retirada de capitalesextranjeras cuarte6 el sistema financieraaleman y puso en marcha la larga cadenade quiebras bancarias. En realidad, no eramas que la intensificaci6n de una crisis yaanunciada en anos anteriores.

En febrero de 1931, el descenso de laProducci6n industrial en Alemania era, in-cluso, mas acusado que en Estados Unidos:tomando como base 1928, para ambos pai-ses el indice de praducci6n industrial sesitu6 en 69 para Alemania y 78 para Esta-dos Unidos. A finales de 1930 ya habia tresmillones de parados en Alemania.

La moratoria Hoover, en junio de 1931,para el pago de las reparaciones de guerra,no solucion6 nada. Un mes antes, el KreditAnstald de Viena habia presentado suspen-si6n de pagos.

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La quiebra del Darmstandter Bank (13-VII-31) coincidi6 con la aplicaci6n de lasprimeras medidas clasicas de carte deflacio-nista, dirigidas a readecuar los precios ale-manes a los mundiales en plena caida.

En julio se instaur6 el control de cambios,intentando frenar el exodo de capitales y lahemorragia de oro que habia producido undescenso considerable en las reservas delReichsbank: 2.443 millones de reichsmarksen enero de 1931 frente a 1.609 millones enel mes de julio.

Por fin, en diciembre del mismo ano, elGobierno decret6 el descenso de los salariosal nivel de 1927, con su correlato en unadisminuci6n similar de los precios, es decir,de un 10 a un 15 par 100. De todas farmas,esta caida de los precios alemanes apenastuvo repercusiones en el mercado exteriarante la devaluaci6n de la libra esterlina enun 30 par 100, que daba neta ventaja inter-nacional a los productos britanicos.

La politica deflacionista acab6, pues, enun rotunda fracaso que hizo mas agudo elestancamiento. Entre 1929 y 1932, la pro-ducci6n de bienes de equipo se redujo enun 56 par 100 y la de bienes de consumoen un 29 par 100, mientras se disparaba elnumero de parados: 3.000.000 en 1930,4.744.000 en 1931, 6.034.000 en 1932.

En resumen, a la altura de 1933, el capi-talismo aleman era un capitalismo bloquea-do que buscaba una salida autarquica, im-

plicita ya en los ensayos correctores del Go-bierno Bruning y claramente explicitada enel programa nazi. Autarquia como paso pre-vio para conseguir el espacio vital en unmercado mundial erizado de barreras aran-celarias.

De hecho, el bloqueo del capitalismo ale-man, 0, si queremos, la versi6n alemana dela crisis, eran el resultado de una doblecontradicci6n, El origen profundo se situaen el desfase existente entre la producci6nindustrial y la capacidad de consumo delmercado interno aleman, que se hizo masevidente en los primeros anos treinta anteel refarzamiento de los nacionalismos eco-n6micos y el resurgimierito de los pactoscoloniales que atentaban directamente con-tra la capacidad expartadora alemana.

Esta tendencia a la sobreproducci6n inte-rior ya estaba latente entre 1924 y 1'930.Elcrecimiento de estos anos dependiente dela apartaci6n de capitales extranjeros provo-c6 un sobreequipamiento de la industriaalemana. El proyecto nazi de autarquia erala unica salida, provisional, que Ie quedabaa un capitalismo aleman desprovisto deaparato colonial, para restablecer su fun-cionamiento.

Por otro lado. el proyecto autarquico ve-nia favorecido por el elevado indice de con-centraci6n de la economia alemana: en1932, el 34 por 100 del capital de las socie-dades por acciones estaba en poder de los

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trusts y de las organizaciones tipo cartel.En este sentido, conviene no poner en

duda el caracter capitalist a de la experien-cia nazi. Las veleidades socializantes pre-sentes en el progra~a originario del partidohabian sido abandonadas conforme el acce-so al poder se aproximaba y aumentaba laayuda financiera del mundo industrial.

En todo momento, el Estado nazi salva-guard6 la iniciativa de la empresa privada.Un caso concreto puede ser el proceso dereprivatizaci6n de la banca. En el momentade la subida de los nazis al poder, el Estadoposeia la mayor parte de las acciones delos bancos como instrumento de sanea-miento del sistema financiero y, en ultimotermino, para evitar las quiebras. En cam-bio, en 1937, el Estado habia liquidado to-das .sus participaciones en la banca. A 10sumo, mantenia un control elastica a travesde la ley de 4 de diciembre de 1934.

Este proceso de privatizaci6n colabor6 alperfecto ensamblaje de la banca con losplanes econ6micos nazis. En visperas de laSegunda Guerra Mundial, los bancos eranlos primeros acreedores del Estado y po-seian el 57 por 100 de los valores de rentafija frente al 43 por 100 de los particulares(en 1932 el 27 y el 63 por 100, respectiva-mente). A 10 largo del dominio nazi, el uni-co trust estatal fue el Reichswerke HermannGoring.

La cara interna del sistema autarquiconazi se basaba en la cesi6n, por parte de lacupula econ6mica alema,na, al Estado de lacapacidad de decisi6n como encargado delubricar los canales de acumulaci6n y con-seguir la reactivaci6n econ6mica gracias ados motores sucesivos y complementarios:los planes de obras publicas y, a partir,de 1935, el rearme.

La ventaja de este sistema cerrado eraque podia reactivar la industria y suprimirel para sin preocuparse de ampliar la capa-

.-cidad· de consumo del mercado interno;mas bien al contrario, reducia el consumode las economias domesticas.

La financiaci6n de las obras publicas ydel rearme se conseguia a traves de unapolitica de circuito: AI principio -escribeGuillebaud- 10s encargos del Estado pro-porcionan 1a demanda de trabajo, en unmomento en que 1a demanda efectiva sehalla casi paralizada y e1 ahorro neto esinexistente; e1 Reichsbank proporciona 10sfondos necesarios para 1a inversion; 1a in-version proporciona trabajo a 10s parados,

el trabajo crea unos ingresos y, como conse-cuencia, unos ahorros, gracias a 10s cuales1a deuda a corto p1azopreviamente contrai-da puede ser financiada y, en cierto modo,saldada.

En suma, el Estado, via impuestos y pres-tamos, pagaba a 10s proveedores' e indirec-tamente absorbia el paro a la par que incre-mentaba la tasa de beneficios. Por otro'lado,esta masa creciente de rentas no traia con-sigo ninguna subida de precios; estos sebloqueaban, al mismo tiempo que se orien-taba el consumo y una parte de las rentasvolvia al Estado en forma de impuestos yemprestitos.

En realidad, mas bien se trataba de unainflaci6n invisible, sobre tod9 r'durante lagesti6n de Schacht. Podemos describir 10fundamental de estos mecanismos a travesde los siguientes cuadros:

AUMENTO DE LOS IMPUESTOSEN ALEMANIA

1934-35. . . . . . . . . . . .1935-36 .1936-37 .1937-38. . . . . . . . . . . .

5.968,37.420,19.179,9

11.869,6

Este aumento de los impuestos se corres-ponde con un aumento de la deuda emitida:

30-III-35 .30-III-36 .30-III-38 .

10.719,512.728,517.827,3

La confluencia de los dos factores anterio-res permite el incremento de la drculaci6nde billetes sin mas tensiones inflacionistas:

Diciembre 1935Diciembre 1936Diciembre 1937Diciembre 1938

4.8335.3485.8848.604

Un contemporaneo, A. Pose, resumia asila sltuaci6n: E1b10queo severo de 10spre-cios y e1 racionamiento del consumo hanhecho que e1 ahorro se haya convertido ene1 unico emp1eopara capitales. que no pue-den exportarse y tampoco pueden utilizarsepara incrementar e1 consumo... As! 1a crea-cion de nuevos medios de pago no ha he-

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Grafico sobre la recuperaci6n dela economia alemana a 10 largo

de la decada de los treinta

Cartel proteccionista frances delos aiios treinta

Cartel aleman invitando asuperar los aiios de la crisis

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cho mas que acrecentar las suscripciones a10svaJoresdel Estado.

Ademas, al tratarse de un model0 centra-do en una producci6n de bienes de equipoo de material para el rearme, podia prescin-dir del aumento del poder adquisitivo delas economias domesticas; al fin y al cabo,a partir del plan Goring se trataba de unaeconomia de guerra.

Aqui esta la clave que permite la dificilconjunci6n de estos elementos: crecimientoindustrial, escasa inflaci6n, pleno empleo,estancamiento salarial, limitaci6n del con-sumo. Asi la economia alemana pudo absor-ber el contingente deparados y lograr elpleno empleo a la altura de 1939.

EVOLUCION DEL PARO ENALE MANIA

Junio de 1932 .Enero de 1933 .Junio de 1933 .Enero de 1934 .Diciembre de 1934 .Diciembre de 1935 .Diciembre de 1936 .Diciembre de 1937 .Diciembre de 1938 .Diciembre de 1939 .

5.476.0006.014.0004.857.0003.773.0002.605.0002.100.0001.600.000

900.000400.000

pleno empleo

En definitiva, en 1937, Alemania ya habiarecobrado 10s niveles anteriores a la crisis,en un marco de distribuci6n desigual de larenta todavia mas acentuado. A pesar de larelativa estabilidad de los precios -10 al15 por 100 de subida entre 1933 y 1939-,los salarios se elevaron a un ritmo inferiorsin alcanzar nunc a los niveles de 1928; encambio, los beneficios empresariales prontosuperaron las cotas anteriores a la crisis.

Segun Kuczynski, en los proleg6menos dela guerra, y teniendo en cuenta el incremen-to del horario y la mayor intensidad deltrabajo, el asalariado aleman ganaba, comotermino medio, menos que en 1932.-

Por su parte, Bettelheim sefiala: E1hechode que un periodo de renovacioweconomi-ca, de extension de la ocupacion, de eleva-cion del costa de la vida y de aumento delos beneficios no vaya acompanado por nin-gun tipo de aumento de salarios es un feno-menD unico en la historia del trabajo asala-riado. Tal hecho ha side posible solamentecomo consecuencia de la disolucion de to-das las organizaciones obreras.

La faceta interna de la autarquia nazi tie-ne su complemento en las relaciones con elmercado mundial. En este aspecto, el siste-ma aleman debia salvar una contradicci6n:era preciso mantener el equilibrio en loscambios sin poseer ca$i oro y sin recibircreditos, pero la politica de rearme necesi-

Ambiente de la Bolsa de Parisen 1935

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taba la importaci6n de materias estrategi-cas. La soluci6n estaba en exportar mashacia aquellos paises que no estuvieran in-cluidos en la zona del d61ar, del franco 0 dela libra, donde era dificil competir porquelos motivos de prestigio impedian la deva-luaci6n del marco.

Alemania ponia en marcha unos meca-nismos de regulaci6n de los intercambioscomerciales en consonancia con el modeleautarquico, que evitaban el defiCit de labalanza de pagos:

Compras y ventas en el exterior reguladaspor el Reichsbank. Si un importador alemancompraba en Francia, entregaba al Reichs-bank el monto de la operaci6n en marcos yel banco liquidaba al vendedor frances enoro 0 en divisas. En el caso inverso, el com-prador frances pagaba en oro 0 en divisas,pero el Reichsbank entregaba al exportadoraleman marcos.

Cuentas especiales en marcos bloquea-dos (ASKI). Los acreedores extranjeros noeran pagados en divisas, sino que deveniantitulares de una cuenta en marcos bloquea-dos en el Reichsbank para comprar mercan-das alemanas.

Acuerdos clearing, firmados sobre todocon paises del area danubiana y balcanicaque se colocaban en la 6rbita econ6micaalemana.

En un primer momento, Francia fue, en-

tre todos los paises industrializados, el me-nos afectado por la crisis econ6mica. Poste-riormente, las devaluaciones de la libra ydel d61ar dejaron los precios franceses de-masiado altos en un mercado mundial cu-yos precios caian en picado. En Francia, lapolitica deflacionista se extendi6 en el tiem-po m:':sque en otros paises: hasta la llegadadel Frente Popular en 1936.

A la altura de 1931, con el franco recienestabilizado y s6lidamente instalado sobreuna cobertura en oro que gar:,antizabael 70por 100 del papel moneda emitido, el Go-bierno frances renunci6 a toda politica diri-gidaa devaluar el franco. Como en todaspartes, el mito de la moneda fuerte hadaestragos entre las autoridades qlonetarias,10 que, en ultima instancia, impidi6 enfocarcon anterioridad a 1936 la nece'saria reac-tivaci6n,

Cuando el Gobierno Flandin se plante6 afinales de 1934 una politica de demanda,inspirada en el modele norteamericano, nisiquiera cuestion6 la posibilidad de deva-luar, condici6n sine qua non para incremen-tar las exportaciones como elemento induc-tor del crecimiento industrial.

De hecho, entre 1931 y 1936, los medios

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RENTA «PER CAPITA» MUNDIALEN

r,-financieros franceses se movieron en uncontexto de corrupciones, escandalos, fugade capitales, especulaci6n, salidas de oro yesfuerzos para mantener la paridad del fran-co. Puede decirse que entre 1931 y 1936,los Gobiernos franceses adoptaron una poli-tica de moneda fuerte, similar a la de GranBretana en la decada anterior. La fidelidadal patr6n oro y a los cambios fijos sobrevalo-raba la capacidad expansionista del merca-do financiero parisino.

No obstante, la crisis tuvo una intensidadmenor en Francia. En los momentos masaIgidos, 1932 y 1935, la producci6n indus-

trial s610se redujo un 27 por 100 con res-pecto a 1929, y el paro alcanz6 una ciframaxima de 430.000 trabajadores en 1935,en gran medida por la expulsi6n de obrerosextranjeros.

El triunfo del Frente Popular en 1936 su-puso un viraje en la politica econ6mica. Ins-pirandose en el New Deal de Roosevelt, elGobiemo Blum puso en marcha un modelobasado en la recuperaci6n del poder adqui-sitivo, como paso previa para la reactiva-ci6n, cuyo punto nodal fueron los acuerdosMatignon, ratificados el 11 y 12 de junio de1936por el Parlamento: aumento de los sa-

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de los cambios encargado de mantener laparidad del franco entre sus limites legales.El paquete de medidas se completaba conla creaci6n del Office du Ble para incremen-tar el poder adquisitivo del campesinado,evitar la caida de los precios agrarios y re-ducir los riesgos de sobreproducci6n.

Si desde el punta de vista social la politi-ca del Frente Popular dej6 una improntaduradera e imborrable en la historia deFrancia, en el plano puramente econ6micolos resultados fueron mas modestos. La se-mana de cuarenta horas, el incremento sala-rial y la reducida productividad -,.-en granmedida por la desatenci6n inversora del em-presariado en la renovaci6n d~Lequipamien-to- pusieron en marcha la espiral inflacio-nista -los costes de producci6n mas altos~e transfieren inmediatamente a los pre-cios-, que anu16 las ventajas de la primeradevaluaci6n. En junio de 1937 y en mayode 1938, dos nuevas devaluaciones s610die-ron resultados inmediatos por similares ten-siones inflacionistas.

No obstante, a mediados de 1937 ya sehabia conseguido el pleno empleo -aunqueel nivel de producci6n era todavia un 16por 100 inferior al de 1929- gracias a lasemana de cuarenta horas, al propio incre-mento de la producci6n, al estancamiemtodemogratico frances que habia exigido enla decada de los veinte la entrada de obre-ros extranjeros, y a una timida corrienteemigratoria de poblaci6n activa industrialhacia el campo. En 1938, los niveles deproducci6n todavia no habian alcanzado lascotas de 1929 y se asistia a un mayor es-fuerzo econ6mico por parte del Gobiernopara financiar e1rearme.. A finales de 1932 el fracaso econ6mico

.~ de 1a administraci6n Hoover allan6 e1cami-w~ no al triunfo electoral de Roosevelt y permi-ci ti6 la puesta en funcionamiento de una po-

1arios de un 10 a un 15 por 100; supreslOn Utica anticiclica de signa opuesto alasdel descuento del 10 par 100, establecido corrientes deflacionistas.por el Gobierno Laval sabre los sueldos delos funcionarios; reducci6n de la semanalaboral acuarenta horas, en parte como ins-trumento de absorci6n de paro;' vacacionesanuales de quince dias pagadas, y la insti-tucionalizaci6n de los convenios colectivos.

En el plano monetario, el cambio fue masacusado. Por ley de 1 de octubre de 1936,el franco se desvincu16 del oro y qued6 de-valuado entre un 25 y un 30 por 100; tam-bien se establecia la libertadde los cambiosy se constituia un fonda de estabilizaci6n

:N .OS ANOS 30

El paquete de medidas de Roosevelt, elNew Deal, supuso una innovaci6n en el am-biente estrictamente liberal y no interven-cionista que habia definido, tradicionalmen-te, a la politica econ6mica norteamericana.

El viraje intervencionista respondia masa un meta do empirico, con decisiones mu-chas veces tomadas sabre 1amarcha, que a

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un plan cientificamente elaborado despu8sde una maduraci6n te6rica.

En este sentido conviene marcar las dife-rencias entre el proyecto keynesiano y laexperiencia de Roosevelt, aunque coincidanen dos puntos basicos: la reactivaci6n eco-n6mica exige el incremento de la demanday para conseguirlo la deflaci6n es el estimu-10 mas consistente; todo e110regulado porel intervencionismo estatal. En el New Dealsubyace la firme creencia en las teodas delsubconsumo.

HARRY L.HOPKINS

Harry Lloyd Hopkins (Sioux City, Iowa,1890-Nueva York, 1946). Politico nor-teamericano. Hijo de un guarnici6nero,curso estudios universitarios y trabajocomo asistente social en Nueva Yorkdurante los anos veinte. Su destacadaactuacion en los primeros tiempos dela Gran Depresion le convirtio en 1931en director general del Socorro Tempo-ral de Urgencia neoyorkino.Desde este puesto atrajo la atencionde Roosevelt, quien le llamo a su ladoal ser elegido presidente. Convertidoen uno de los mas influyentes conseje-ros presidenciales, Hopkins impulso unamplio programa de legislacion social,tendente sobre todo a remediar el pa-ro, desde su puesto de director de laAdministracion para el Progreso delTrabajo (WPA).Entre 1938 y 1940 fue secretario deComercio y, tras abandonar su cargogubernamental, actuo como delegadopersonal de Roosevelt en sus relaci.o-nes con los aliados europeos. Colocadoal frente de la administracion de laley de Prestamos y Arriendos y del De-partamento de Produccion de Guerra,coordino la ayuda norteamericana aGran Bretana y a la URSS.Su ultimamision fue la preparacion de la Confe-rencia de Postdam.

La primera medida de largo alcance, eneste proyecto de dirigismo econ6mico, fuela devaluaci6n del d6lar emprendida en unambiente de renovada especulaci6n y decrisis de confianza. La devaluaci6n seacompafi6 de vadas disposiciones, unas detipo coyuntural, tendentes a cortar la espe-culaci6n y a evitar la depreciaci6n de lamoneda, y otras de corte estructural, dirigi-das a reformar el fragil andamiaje bancarioy crediticio.

En marzo de 1933 la Emergency E3ankingAct prohibia el atesoramiento y la exporta-ci6n de oro. En mayo, la enmienda, Thomasensanchaba los poderes del presidente enpolitica monetaria; es decir, la. posibilidadde crear inflaci6n controlada: R~osevelt re-cibi6 autorizaci6n para aumentar la emisi6nde billetes, sin contrapartida en oro, hasta3.000 millones y para devaluar el d61arhas-ta el 50 por 100 de su valor oro.

Se trataba de un conjunto de medidaspreparatorias de la devaluaci6n del d6larque, por fin, hizo publica en octubre: elnuevo precio del oro se situ6 en 31,36 d61a-res/onza. En enero de 1934 se estabiliz6 laparidad oro-d61aren 35 d6lares onza, equiva-lente a una devaluaci6n del 60 por 100, queperseguia· un doble objetivo: sobre todo re-lanzar los precios internos y, subsidiaria-mE?nte,favorecer las exportaciones.

En julio de 1933, la Banking Act abri6 lamarcha de la serie de medidas encamina-das a reestructurar el sistema financiero ya asegurar el control gubernamental de losmecanismos de politica monetaria.

En el plano agrario, la Agricultural Ad-justment Act se plante6 la recuperaci6n delpoder adquisitivo del campo diezmado parel hundimiento de los precios agrarios: lasrentas habian disminuido de 7.708 millonesde d61aresen 1929 a 2.821 millones en 1931.

Ante el fracaso de la politica de comprasde la administraci6n Hoover, la nueva politi-ca se centr6 en la limitaci6n de la produc-ci6n, previa indemnizaci6n a los campesi-nos, con el fin de relanzar los precios mien-tras se subvencionaban las expartaciones.En 1936, el ingreso agrario se habia duplica-do con respecto a 1933.

En el campo industrial, la NIRA (NationalIndustrial Recovery Act), de junio de 1933,desarroll6 un abanico de medidas destina-das a asegurar un beneficio -declar6 Roo-sevelt- a la industria, unos salarios quepermitan vivir y la eliminaci6n de las practi-cas de pirateria.

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Es decir, la NlRA perseguia un doble fin:par un lado, reactivar laproducci6n, poten-ciando la demanda, y ensanchar los caucesdel empleo, utilizando como posibles palan-cas de impulso la reducci6n de la semanalabaral, los planes de obras publicas y lafijaci6n de un salario minimo. Par otro, ace-lerar el proceso de concentraci6n de capita-les y la cartelizaci6n como racionalizadoresque carrijan las tendencias a la sobrepro-ducci6n, afiancen los precios y maximicenlos beneficios.

Ademas, se mantuvo la politica de sub-venciones a fondo perdido a los bancos en

La llegada al poder del presidente Roosevelten 1933 y su program a del New Deal impuls6la recuperaci6n econ6mica de los Estados Unidos

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dificultades por medio de la ReconstructionFinance Corporation, creada por la adminis-traci6n Hoover.

Frente al abandonismo de la etapa Hoo-ver, la lucha contra el para en el marco dela New Deal evolucion6 desde la mera ayu-da existencial de los primeras momentos, atraves de la Federal Emergency Relief Ad-ministration, a la politica de obras publicas-emprendidas muchas veces sin un crite-rio definido de rentabilidad a largo plazo-,reguladas por la Public Works Administra-tion, instituida en abril de 1935.

Hasta su desaparici6n, en 1942, la PublicWorks gast6 un total de 13.000 millones ded6lares -el 75 por 100 en salarios- y con-sigui6 dar trabajo a mas de tres millonesde parados. El Tennessee Valley Authority,creado en mayo de 1933, sobre la base deuna infraestructura hidraelectrica construi-da durante la Primera Guerra Mundial, fueel otra gran prayecto de obras publicas parala colonizaci6n e industrializaci6n del valledel Tennessee, bajo el regimen de empresapublica.

El balance del New Deal no esta en corre-laci6n con la magnitud de los medios em-pleados. El incremento de la inversi6n pu-blica no compens6 la debilidad de la inver-si6n privada, que todavia en 1937 -tasadel 12,5 por 100, la mas elevada del decenio1930-1939- era un 30 por 100 inferior alnivel de 1929.

Por supuesto, la reactivaci6n se pradujo,pera el crecimiento de la economia nortea-mericana en 1929-32 fue el mas reducidodel mundo industrial, salvo el caso frances,y el para remiti6 muy lentamente, fluctuan-do entre un maximo de 12.600.000 paradosen 1933 a un minima de 7.300.000 en 1937.

La crisis economicay las economias dependientes

Todo ello viene explicado par la propiamagnitud de la depresi6n 1929-33, con sussecuelas en la persistente crisis de confian-za, la escasa reactivaci6n del comercioexterior, la continuidad del para y la reticen-cia hacia el New Deal de un mundo de losnegocios que, acostumbrado al mas estrictoliberalismo en el mercado interior, todaviano comprendia las ventajas del intervencio-nismo estatal para el restablecirniento de latasa de beneficios, y mas cuando este inter-vencionismo se sufragaba, sobre todo, a ba-

se del incremento de la deuda publica, quepas6 de 16.000 millones a 43.000 millonesde d61ares entre 1930 y 1940.

Comprender los efectos de la crisisde 1929 en las economias dependientes; ya .sea en areas coloniales bajo dominaci6n di-recta de una potencia extranjera 0 paisespoliticamente independientes bajo regimenneocolonial, exige una primera considera-ci6n: las relaciones econ6micas entre elcentro industrializado y la periferia depen-diente se efectuan en el marco del inter-cambio desigual.

La extracci6n de materias pri~as y laproducci6n de articulos alimentarids a bajoprecio ensancha los canales de acumulaci6nde los paises centrales e impuhfa sus res-pectivos modelos de industrializaci6n. Elmereado mundial se jerarquiza sobre la ba-se del intercambio desigual, estimulandouna divisi6n internacional del trabajo queaparentemente responde a la vieja teariade la ley de las ventajas comparativas yque resuelve los modelos de las economiasdependientes en el monocultivo y en lamonopraducci6n.

En 1937, el azucarrepresentaba en Cubael 78,8 por 100 del valor de todas las expor-taciones. En Bolivia, el estaiio era el gruesode las exportaciones: 70 por 100 sobre eltotal. Los ejemplos serian innumerables has-ta recorrer toda la serie de paises llamadossubdesarrallados. En la misma Europa, elcaso griego es significativo: el 60 par 100de las exportaciones procede del tabaco.

Estamos ante economias especialmentefragiles y muy receptivas a los cambios deprecios en el mercado mundial 0 alas varia-ciones del comercio internacional. Ademas,la producci6n destinada a ,la exportaci6n nopuede ser consumida por un mercado inter-no con una casi nula capacidad de consu-mo; es decir, son sumamente vulnerables alas crisis de los paises centrales.

El hundimiento del consumo en el centrodetermina el cese 0 la disminuci6n de losintercambios y pone en marcha un largoperiodo de estancamiento, emergiendo confuerza del problema de la sobrepraducci6n.Tal es el esquema de la crisis de 1929 ensus origenes en las economias dependien-tes.

Los mecanismos de transmisi6n de la cri-sis estan en relaci6n con el viraje prateccio-nista norteamericano y el establecimientodel regimen de preferencia imperial par par-te de Gran Bretaiia. A ello se une la repa-

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Satira de Esquire sobre las charlasradiof6nicas de Roosevelt

Trabajadores del tabaco (arriba,derecha) y del cafe (abajo) en dos

murales brasileiios de la epoca

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triaci6n de capitales britanicos y nartea-mericanos.

La zona mas afectada par la crisis fueAmerica Latina, precisamente par las rela-ciones de tipo -neocolonial que la unian aGran Bretafia y a Estados Unidos. En 1913,las inversiones norteamericanas en el arease reducian a 1.250 millones de d61ares, delos que 1.050 correspondian a inversionesen Mexico. En cambio, en visperas de ladepresi6n, las inversiones norteamericanas,al socaire del intervencionismo militar, yase elevaban a 4.050 millones de d61ares,que representaban el 37 par 100 del totalinvertido par Estados Unidos en el exterior.

En 10que se refiere alas ventas en Lati-noamerica, Estados Unidos ya habia supe-rado a 10largo de los afios veinte el volumende Gran Bretafia, antes hegem6nica en lazona: en 1929, el 38,7 por 100 de las ventasnorteamericanas se dirigia a Latinoamericafrente al 14,9 por 100 britanico.

Entre 1929 y 1933, la repatriacion de ca-pitales y el descenso del consumo en Esta-dos Unidos provocaron el desplome de laproduccion de la zona. En Cuba, la produc-cion azucarera paso de cinco millones detoneladas en 1929 a menos de dos millonesen 1933, en tanto que el paro afectaba a500.000 obreros. La situacion economicatrajo consigo la inestabilidad politica en Cu-ba' Brasil, Uruguay, Chile y Ecuador.

A partir de 1933, con los primeros sinto-mas de reactivacion en Estados Unidos, co-menzaron a restablecerse los circuitos conLatinoamerica bajo la formula politica debuena vecindad de Roosevelt, en la quesubyacio la penetracion econ6mica y queevidentemente tenia sus limitaciones.

Baste el ejemplo de Guatemala. En 1931subio al poder, directamente apoyado parEstados Unidos, el general Jarge Ubico, queen 1936 consolido las concesiones a la Uni-ted Fruit Company y a otras compafiias, aquienes finalmente entreg6 en regimen demonopolio los transpartes ferroviarios gua-temaltecos.

En julio de 1938, el Congreso de CostaRica aprob6 concesiones de tierra a la Uni-ted Fruit para que desarrollara en la costadel Pacifico plantaciones de platanos.

La guerra, por la region del Chaco, y susyacimientos petroliferos, entre Paraguay yBolivia, con la Standard Oil narteamericanay la Shell britanica apoyando respectiva-mente a estos dos bandos simboliza la pe-netraci6n econ6mica y la lucha sorda entre

narteamericanos y britanicos por dominarlos intereses economicos de la zona.

En el area colonial britanica, las tenden-cias a 10 largo de los aiios treinta fuerondirigidas al abaratamiento de las materiasprimas 0 a la extension de determinadoscultivos 0 producciones antes impartadosde otras regiones. En la India, entre 1934-35y 1939-40, la superficie cultivada de plantasalimentarias disminuyo en 1.500.000 acresal mismo tiempo que la superficie dedicadaa productos de exportaci6n aumento en lamisma proparcion.

Reconversi6n en directa relacion con losproblemas de sobreproduccion que inclusollegaron a su punto extremo en la destruc-ci6n de excendentes. Entre 1930' y 1935 sedestruyeron en Brasil mas de 25 millonesde kilos de cafe. El mismo fin esperaba atodos los excedentes tropicales como ultimointento para incrementar el nivel de losprecios.

Quiza nada simboliza con mayar rigor laslimitaciones del capitalismo de los aiiostreinta y sus secuelas en el plano socialque la conjuncion de estos dos elementos:miseria y hambre, par un lado, y destruc-cion de alimentos, par otro, con el fin derestablecer o.nos beneficios.

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