Credo de la Paz

Soy culpable de provocar la guerra cuando por soberbia uso mi inteligencia para perjudicar a mis semejantes.

Soy culpable de provocar la guerra cuando tergiverso las opiniones de aquellos que difieren de las mías.

Soy culpable de provocar la guerra cuando no respeto los derechos y las propiedades de los demás.

Soy culpable de provocar la guerra cuando codicio lo que otros han adquirido honestamente.

Soy culpable de provocar la guerra cuando trato de mantenerme en una posición superior, quitando a otros la oportunidad de avanzar.

Soy culpable de provocar la guerra cuando considero que mis parientes y yo somos gente privilegiada.

Soy culpable de provocar la guerra cuando pienso que puedo monopolizar los recursos de la naturaleza como si fueran un patrimonio exclusivamente mío.

Soy culpable de provocar la guerra cuando imagino que otra gente tiene que pensar y vivir como yo.

Soy culpable de provocar la guerra cuando pienso que el éxito en la vida sólo depende de alcanzar poder, fama y riqueza.

Soy culpable de provocar la guerra cuando pienso que las mentes de la gente deberían ser controladas por la fuerza, no por la razón.

Soy culpable de provocar la guerra cuando creo que el Dios que yo concibo es el único que tienen que aceptar los demás.

Soy culpable de provocar la guerra cuando pienso que el país donde nace un hombre tiene que ser necesariamente el único donde él debe pasar toda su vida.

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DECIDIR ENTRE DOS POSICIONES

l hombre en sus asuntos de la vida diaria se ve confrontado constantemente con la necesidad de decidir entre dos planes, dos impulsos, dos proposiciones, dos tentaciones, dos corazonadas”.

O puede también haber varios impulsos completamente diferentes y varios planes completamente distintos que exijan una elección. El hombre se ve tambiénfrente a diversas tendencias en sus asuntos y tiene que escoger entre un mayor desarrollo para algunos de ellos o una restricción de otros. Todos los años se ve frente al problema de la expansión o la reducción. El hombre se ve cara a cara con decisiones importantes que deben tomarse y que afectan el presente y el futuro de sus asuntos y negocios y el éxito de su carrera personal.

En el hogar, la mujer se encuentra también frente a problemas semejantes. Día a día, surgen dos impulsos, dos estímulos o tentaciones sugeridas por los asuntos de los miembros de la familia, las discusiones de vendedores y agentes, las perplejidades de los asuntos personales del marido que influyen en el crecimiento y desarrollo de la familia, en sus intereses y en los asuntos íntimos y personales de la esposa. La mujer de negocios y el Joven que comienza a trabajar, o los que están tratando de establecerse en algún campo especial, se ven continuamente en la necesidad de tomar decisiones, en la quietud de sus pensamientos

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personales, que indudablemente afectarán el resto de su vida.

A ellos como a los demás, llegan impulsos y estímulos, oportunidades y tentaciones, aspiraciones y deseos, con su fase negativa y su fase positiva, que deben ser considerados y entre los cuales hay que escoger.

Según estas personas resuelvan, así determinarán su suerte fundaran su destino. La suerte de un día, como la suerte de un año, puede dejar sus resultados afortunados o desgraciados, que afectarán la vida entera y la carrera íntegra de una persona o de una empresa.

El ceder a un impulso o a una inspiración, el someterse a un estimulo o a una tentación, o el aprovechar una oportunidad sin ningún otro motivo o razón que el juicio basado en un razonamiento analítico, equivale en la mayoría de los casos a escoger entre el bien y el mal al azar, arrojando al aire una moneda. El razonamiento del hombre no puede elevarse por encima de las premisas sobre las cuales se basa, y las premisas del conocimiento forman la base del razonamiento analítico del hombre y pueden ser falsas porque pudieran no incluir un conocimiento de las influencias externas y de las leyes naturales que rigen la vida y los asuntos del hombre.

Por H. Spencer Lewis, tomado de “El dominio del destino”

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¿SON OBSOLETAS LA METAFÍSICA Y LA FILOSOFÍA?

Queridos fratres y sorores:

an dejado obsoletos la ciencia y la tecnología a los sistemas de pensamiento que anteriormente brindaban satisfacción a la humanidad? ¿Debe ser relegada la metafísica a un reino de abstracción como si

fuese un simple estímulo intelectual que no tiene un valor verdadero en la era atómica? Tal vez pudiéramos encontrar una respuesta a todo esto en la naturaleza y propósito de la metafísica.

La palabra metafísica se originó en las obras de Aristóteles. Etimológicamente la palabra significa “sobre o más allá de la física”. Se cuenta que Andrónico de Rodas, al recopilar las obras de Aristóteles, denominó metafísica a la cuarta y última parte de dichas obras porque Aristóteles había tratado esta ciencia después de la física. Sin embargo, el mismo Aristóteles llamó a esa parte “Primera Filosofía”.

Posteriormente, la palabra metafísica se aplicó a la investigación de ciertos temas particulares. A través de los siglos, la metafísica se fue relacionando por lo general con: (A) ontología, la naturaleza del ser y las causas primarias; (B) la naturaleza del conocimiento; (C) psicología, o la investigación de la naturaleza del alma. La psicología de la

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metafísica antigua no debe confundirse con la ciencia que hoy en día lleva ese nombre. En realidad, el término que podría aplicarse más apropiadamente a la investigación de temas metafísicos debería ser teología.

Las investigaciones que abarcó la metafísica no fueron empíricas; no se trataba del análisis objetivo y material de una ciencia, y las demostraciones de ésta. Estas investigaciones fueron un proceso racional sobre el pensamiento lógico, con el propósito de descubrir la verdad. La meta suprema de la metafísica era la misma que la de la ciencia pura, es decir, que el hombre se instruyera. Él se preguntaba si en el reino de la ontología o de la realidad habría una materia prima. En otras palabras, ¿habría una sustancia primaria de la cual se originaron todas las cosas? ¿Tuvo la realidad un comienzo? Si hubo una causa fundamental para todo lo que existe, ¿fue una causa teleológica, una mente con un fin determinado, o fue solamente una fuerza mecanicista?

Cuando la metafísica empezó a analizar por primera vez estos misterios, el instrumento principal que se empleó para encontrar una solución plausible fue la mente, la razón. La química y la física, por ejemplo, eran de muy poca utilidad en sus etapas elementales. El átomo mismo era una partícula teórica que no tenía una posibilidad de comprobación. De hecho, debe tomarse en cuenta que un pensamiento profundo sobre estos temas proporcionó a la razón las respuestas que ofrecían al individuo una claridad mayor de la que podía brindarle cualquier otra cosa que se le presentara objetivamente. En aquellos tiempos, la ciencia rudimentaria no hizo otra cosa que dejar al pensador suspendido en una especie de vacío. Esto lo

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exasperó, porque le dio muy poca satisfacción a causa de su insuficiencia y sus limitaciones.

Es razonable que el hombre empezara a profundizar en el tema de la epistemología, o sea, la naturaleza del conocimiento. ¿Tiene nuestro conocimiento —nuestras ideas— alguna correspondencia con la realidad que se encuentra fuera de nosotros? ¿Tienen los pensamientos, las ideas, tanta sustancia como las cosas? ¿Es una realidad aquello que es incuestionable, (lo que a la razón le parece verdad)? ¿Cómo llegamos al conocimiento y cuáles de sus aspectos son verdaderos y cuáles otros son falsos? En filosofía y en la metafísica que coexistieron simultáneamente, los procesos del pensamiento fueron los instrumentos esenciales. Se hizo necesaria una investigación acerca de estos procesos. Tal investigación metafísica fue semejante a los primeros estudios que se realizaron en psicología sobre la naturaleza del conocimiento.

La psicología misma estuvo clasificada durante mucho tiempo como seudociencia. Se sostenía que sus actividades eran sin lugar a dudas teóricas y abstractas. Se sabía muy poco respecto a la relación que existe entre la razón, los órganos sensoriales y las sensaciones derivadas de estos, con el cerebro y las facultades mentales. Aún hoy en día, la lógica no necesita explicar el funcionamiento de la mente, sino los métodos mediante los cuales llegamos a ideas concluyentes, ideas que para nosotros tienen la convicción de ser una verdad. De hecho, sea que se trate de verdades absolutas o simplemente fortuitas y relativas, este asunto cae principalmente en el terreno de la filosofía.

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Día a día, la metafísica y la filosofía harán más revelaciones a la ciencia —y en este momento ya lo están haciendo rápidamente. Por supuesto, la metafísica y la filosofía pertenecen por lo general al reino subjetivo. Sus elementos son las ideas y los pensamientos que no son el resultado de la inducción, del examen de los detalles externos. Muchos de sus temas, como queda dicho, estuvieron en un tiempo más allá de los límites de la percepción, de la observación y del análisis físico. En la experiencia humana existen ciertos fenómenos de los cuales el hombre está consciente, pero no podía encontrarles una explicación objetiva porque eran intangibles en un sentido material. La metafísica y la filosofía fueron las que proporcionaron las respuestas.

Las emociones humanas tienen un tremendo impacto personal sobre nuestra vida. Sabemos odiar, amar, temer, sentir simpatía. Estas emociones tienen una relación objetiva, es decir, amamos u odiamos cosas. Pero, ¿qué hace que las cosas nos causen amor u odio? ¿Qué son en realidad los sentimientos que tenemos? El hombre no sabe hasta cierto punto si hay alguna conexión concreta entre las cosas y estos sentimientos. Como consecuencia, la filosofía y la religión tratan de explicarlos sobre una base enteramente subjetiva e idealista. Hacen del amor una cualidad divina, un atributo del alma. El odio es también atribuido muchas veces a la infiltración de alguna entidad sobrenatural.

Ahora bien, la psicología y la fisiología han presentado hipótesis que explican el origen de las emociones sobre una base orgánica. Exponen que el sistema nervioso, el hipotálamo, etc., producen interacciones entre las

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sensaciones externas y las que se originan dentro del organismo, siendo estas últimas las emociones. A pesar de que esta explicación es todavía teórica en parte, la experimentación a través de una trayectoria totalmente objetiva ha demostrado que dicha explicación es suficiente para apartar completamente a las emociones de la mayoría de las especulaciones filosóficas antiguas.

La mente y el alma fueron una vez las esferas de investigación preferidas —y privilegiadas— de la teología y la filosofía. Ahora estos bastiones subjetivos están cediendo ante la embestida violenta de una persistente explicación científica objetiva. La mente ha sido rescatada de la teoría de la sustancia. Ya no es, como lo pensaron muchos filósofos clásicos griegos, una esencia divina implantada en el hombre —por lo menos, no es más divina que el funcionamiento del corazón, los pulmones u otros órganos. La psicología ha establecido que lo que la mayoría de los hombres llama mente o procesos mentales, no es una sustancia o una esencia orgánica, sino más bien una serie de funciones que operan en los niveles de conciencia relacionados con el cerebro y el sistema nervioso.

En la actualidad, el alma y el ser están, figurativamente hablando, bajo el microscopio de la ciencia. Tal como lo declararan los Rosacruces durante años en sus enseñanzas más avanzadas; el alma y el ser son atributos del más elevado desarrollo de la autoconsciencia del hombre. De hecho, en una forma gradual la psicología está probando objetivamente lo que muchos filósofos modernos han expuesto, exceptuando a los idealistas.

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El clásico reino subjetivo de la metafísica y de la filosofía está siendo transferido gradualmente al reino objetivo, a las pruebas y refutaciones materiales. La metafísica y la filosofía siempre han tenido como objetivo sincero la adquisición de aquel conocimiento que posee la eficacia y convicción de la verdad. Por consiguiente, no pierden nada si se demuestra que sus especulaciones son verdad o se desechan como creencia errónea. Es mejor haber pensado erróneamente sobre algo, que no haber pensado nada. Por eso, aun cuando la filosofía pierda con el tiempo cierto número de sus verdades clásicas, nunca llegará a ser obsoleta. Muchos filósofos de la época moderna concuerdan con el concepto Rosacruz de que la verdad es solo relativa en la expansible mente del hombre. La verdad “universal” de hoy en día puede ser descartada mañana aun por la ciencia.

No hace mucho tiempo, un connotado físico cuestionó la universalidad de las leyes naturales conocidas por el hombre. El profesor Morrison de la Universidad de Columbia señaló: “Los conceptos actuales acerca del universo están basados en una hipótesis a priori de que en el cosmos existe una simetría universal... Sin embargo, como resultado de una experimentación reciente que ha hecho época, se ha demostrado que una gran ley de conservación universal, conocida como ley de conservación de la paridad, no es del todo una ley universal... La primera prueba experimental basada en el concepto de la simetría universal acerca de que una de las leyes básicas de conservación no es válida en todos los casos, ha conducido a poner en duda la universalidad de todas las otras grandes leyes de la conservación... Esto no significa que estas leyes no sean verdaderas, sino que pueden

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no ser universales. Bajo condiciones aún desconocidas, posiblemente hayan excepciones en alguna otra parte del universo”.

Pero hasta la ciencia tiene su propia filosofía conocida como Filosofía de la Ciencia. Aunque parezca extraño usar la palabra, debe poseer idealismo. Mediante la abstracción debe encontrar una causa razonable para sus actividades. La imaginación y la razón del hombre siempre estarán muy por delante de su observación y su experiencia. Aunque sus experimentos y su conocimiento empírico lo empujen hacia nuevas fronteras, siempre existirá la abstracción, la especulación filosófica de lo que puede haber más allá. Estas especulaciones no han de llamarse conocimiento, pero serán un modelo para la investigación y constituirán la nueva filosofía del estímulo y de la búsqueda.

Fraternalmente, RALPH M. LEWISImperator

La Paz Profunda no es solamente un estado del alma. También es un estado del corazón y un estado del cuerpo. De hecho, no es sino hasta cuando el ser

reúne la paz del cuerpo, del corazón y del alma, que conoce la plenitud de la Paz Profunda y que puede,

con todo el conocimiento de causa, invocar sus bendiciones para sus hermanos humanos.

Christian Bernard

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¿ES REVERSIBLE LA FRASE: “COMO ES ARRIBA, ASÍ ES ABAJO”?

Queridos fratres y sorores:

n frater se dirige a nuestro Foro, y dice: “En la literatura mística uno halla la oración ‘Como es arriba, así es abajo’.

A veces, también nos encontramos con esa declaración pero invertida, es decir, ‘como es abajo, así es arriba’ , o ‘como es el interior, así es el exterior’, etc. Mi pregunta es: ¿es reversible la frase: ‘como es arriba, así es abajo?’ De ser así, ¿no estaremos implicando que la desarmonía, la fealdad, la tensión (guerra) que encontramos en el mundo material, el mundo físico, también existen en el mundo espiritual?”

Esta pregunta abarca conceptos teológicos, al igual que científicos, metafísicos y místicos. Por tanto, tenemos que hablar de cada uno de ellos. Los conceptos judíos, cristianos y musulmanes, declaran que el otro mundo es similar a este, hasta cierto punto; por lo menos se le atribuyen al alma, tras la muerte, ciertas características de la vida mortal. En otras palabras, que tiene consciencia a través de la cual puede percibir otros seres inmortales a su alrededor. Conoce o siente la felicidad y el éxtasis. Disfruta de una existencia, de un estado de dicha que trasciende

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al mortal; sin embargo, se le describe frecuentemente con términos similares a los usados para describir las sensaciones humanas que tenía en la Tierra. Desde luego, existen variaciones en las descripciones de la llamada existencia celestial.A la inversa, las diversas sectas religiosas que hemos mencionado en el párrafo anterior, también tienen una creencia en un estado contrario al cielo, a saber, el infierno. En este infierno, se afirma que el alma está sujeta a torturas mentales y físicas. Diversas descripciones de esta existencia dolorosa, hablan de los sufrimientos y castigos que les son familiares a los hombres aquí en la Tierra.

Si uno desea esbozar, en forma racional, las recompensas que podemos esperar o los castigos que nos pueden dar en el más allá, tendría por fuerza que ser en términos tales, que los seres humanos pudiesen comprender. Esto nos aclara el por qué se describe el estado extático de nuestros seres queridos, después de la muerte, con palabras que indican un placer supremo y que tienen una relación con las experiencias sensitivas, mortales. Lo mismo podría decirse de la explicación de los tormentos del infierno.

Así, en este sentido teológico o religioso, se nos hace ver que, al parecer, existe una relación entre la experiencia que se tiene después de la muerte con respecto a la que se tenía en la Tierra, es decir, la existencia mortal; excepto que en el llamado cielo se exalta o se eleva, mientras que en el infierno se trata de una actitud contraria e intensa. Ambos parecen ser extremos de las experiencias mortales.

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Desde el punto de vista estrictamente materialista y científico, hay, por lo menos en teoría, una unidad a lo largo o en todo el universo. Se afirma que no existe nada que sea un fenómeno independiente, en tanto que no existe nada que no sea el resultado de estas leyes cósmicas.Con todo, esto no debe tomarse en el sentido de que existe una miríada de fenómenos similares. No significa, ni quiere decir, que cada acto humano tiene otro correspondiente en algún lugar del Cosmos. Como tampoco existe la intención de querer dar la idea de que los actos humanos, por ejemplo, los que consideramos “malos”, tengan que tener por fuerza uno correspondiente o similar en algún lugar del cosmos.

Sencillamente, el ser humano es un ser orgánico. Su existencia física —su cuerpo, su organismo— es el resultado de leyes naturales, fenómenos mediante los cuales se ha dado a conocer como la persona en la faz de la Tierra. En el sentido científico, entonces, en cualquier lugar del universo, en donde exista el mismo espectro de leyes, pueden crearse seres inteligentes a través del tiempo. Tal vez en su estructura, en su ser físico, tales seres diferirán de los hombres, debido a las variantes en las condiciones del medio ambiente. Esos seres tal vez no tengan la misma naturaleza emotiva del hombre. Cualquier pensamiento que pudiesen tener, dependería hasta cierto grado de su inteligencia y de sus facultades de percepción, mismas que podrían ser muy diferentes a las de los humanos. Por tanto, los actos, la conducta de ese ser, no necesariamente serían similares o paralelos a los de los hombres. No obstante, la existencia misma de esas criaturas sería el resultado de fenómenos cósmicos similares a los que crearon al hombre.

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Usemos una analogía sencilla para explicar mejor este punto. Un maestro fabricante de violines puede hacer dos instrumentos del mismo material: puede ajustarse a las mismas leyes acústicas al producirlos. Sin embargo, la música que se toque en ellos puede ser completamente diferente; la composición y la interpretación no necesariamente serán iguales.

Desde el punto de vista místico y metafísico, la misma explicación que acabamos de hacer, puede aplicarse también en este caso. Todos los fenómenos sobre la Tierra son parte de un orden cósmico total de la Creación, la Tierra, sin lugar a dudas, no es una excepción, la voluntad humana, sin embargo, es arbitraria, la voluntad es una función que nace de la naturaleza psíquica del hombre, junto con su interacción con el organismo humano, el cerebro, los sistemas nerviosos y la consciencia. Los efectos de esta voluntad, su motivación y los actos que se derivan de ella, son arbitrarios. En otras palabras, no tienen una existencia universal o cósmica fija. Es igual al violín que fue construido de acuerdo a ciertas leyes técnicas, sin embargo, puede producir diversas composiciones musicales. Pero, no necesariamente son las mismas cada vez que se toca el violín.

Nosotros también hemos dicho que el Cosmos, en su expresión y manifestación de la realidad, no es bueno ni malo. Los efectos de las obras o acciones cósmicas y cómo interfieren en la consciencia del hombre, son las que éste les llama bien o mal. Como analogía subsecuente, un torrente puede destruir ciertas cosechas de frutas, pero al mismo tiempo ser un beneficio para las cosechas de grano y pasto.

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Por ende, para un campesino, las lluvias representan un mal; y para el otro, una bendición. Pero para la Naturaleza, ¡no son ninguno de los dos! El hombre puede, y de hecho, utiliza estas leyes naturales para producir ciertos resultados, los efectos de los cuales le pueden parecer buenos o malos. Sin embargo, repetimos, esos valores no tienen una existencia separada, aparte de la consciencia humana.

El hombre puede alcanzar un estado de armonía, que significa que aplica las leyes naturales y cósmicas en una forma tal, que sus efectos le producen un beneficio o un estado de euforia.Desde el punto de vista astronómico, las estrellas explotan y desaparecen; galaxias enteras se contraen y forman centros minúsculos con una gravedad muy densa que atrae y destruye a otras estrellas. Pero solamente el ser humano llama a ese fenómeno “destrucción” . Todos esos procesos son parte de las leyes cósmicas naturales que están funcionando: “como es arriba, así es abajo” y “como es abajo, así es arriba”.

Fraternalmente,

RALPH M. LEWISIMPERATOR

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Los Rosacruces, que enseñaron los principios de la relatividad y los fundamentos del estado hipotético

llamado tiempo y espacio mucho antes que Einstein o sus predecesores, saben que la consciencia psíquica del hombre no requiere el elemento tiempo para su

captación, como lo requiere la consciencia objetiva o mundana, y por lo tanto, en el estado de sueño o en cualquier estado psíquico, la sucesión de los hechos que se desenvuelven en la consciencia no requiere

el elemento tiempo para su captación; la progresión o serie de los sucesos queda desunida de la norma

objetiva de la medida del tiempo.

H. Spencer Lewis

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¿ES LA REENCARNACIÓN UNA CREENCIA FUNDAMENTAL?

s la reencarnación una doctrina o un principio dominante de la Orden Rosacruz, que impera sobre todos los demás? Cuando los miembros se entrevistan con la prensa para hablar sobre la Orden Rosacruz, muchas veces ponen de

relieve la reencarnación como si fuera una enseñanza principal o el punto central de los estudios.

Las enseñanzas Rosacruces son una colección de temas en su mayor parte integrados, esto es, tienen una continuidad afín, pero cada tema tiene su propio valor. Por ejemplo, algunos abordan la cuestión del tiempo, el espacio, la naturaleza de la consciencia, la estructura de la materia, el ser psíquico, la proyección, el aura humana, la salud, los misterios antiguos, La filosofía antigua, la efectividad y la realidad, y muchos otros. Es obvio entonces, que como en todo sistema de estudio, el estudiante o el miembro prefiera ciertos temas y ocasionalmente ponga en ellos mayor énfasis. Sucede exactamente lo mismo que en la escuela, en donde algunos estudiantes prefieren historia, otros matemáticas y algunos más literatura.

El misterio de una posible vida después de la muerte y el de la reencarnación del hombre ejercen una atracción instintiva en todo ser humano. El hombre necesita creer

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que esta vida tiene una continuidad, que la existencia mortal en la Tierra no es un final para el ser. La fascinación por este tema es la base de casi todas las religiones y de muchas filosofías.

El tema de la vida eterna tiene dos aspectos, según la forma como lo han interpretado las doctrinas religiosas y filosóficas. Uno de ellos es el que establece que el elemento espiritual o psíquico del hombre, llamado alma, continúa viviendo en el más allá. Se dice que el alma retiene en forma etérea la personalidad del hombre, su memoria y hasta su apariencia física. A la morada de este más allá se le han asignado muchos nombres: Cielo, Olimpo, Campos Elíseos, Valhala, Terreno de Casa Feliz, etc. En el antiguo Egipto se pensaba que si en el juicio a que era sometido el hombre después de la muerte se decidía si era digno, iría a residir con los dioses. De hecho, tal concepto se originó en Egipto. El Libro de los Muertos describe los rituales en los que se admitía a Ba, el alma, en el reino de los dioses.

La otra creencia relacionada con la vida después de la muerte, la cual ha sido abrigada durante siglos y la han mantenido millones de gentes especialmente en el Oriente, es la reencarnación. Se cree que el alma, o sea, la entidad psíquica del difunto, retorna más tarde a la Tierra para ocupar otro cuerpo humano. En otras palabras, se manifiesta una resurrección, pero no en el mismo cuerpo en el que el alma residió anteriormente. La doctrina de la reencarnación ha sido confundida a menudo con la trasmigración y la metamorfosis. Existe una gran diferencia entre ellas. Siendo la trasmigración una doctrina religiosa,

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ha sido regulada mediante supuestas leyes naturales; la forma en la que el Alma-Personalidad encarna depende de su desarrollo personal, y la experiencia que ha de adquirir depende del sitio en el que se le haya colocado o del castigo que se le haya impuesto. Por lo general, la trasmigración a un animal ha sido aceptada como un acto de retrogresión.

La gente primitiva era aguda observadora de la vida y del comportamiento animal, y veía cierta similitud entre las características de los animales y la conducta de los humanos. Para ellos había un lazo de relación entre los animales y la personalidad humana. En consecuencia, Esa gente supuso….poseían almas que trasmigraban a ellas..habían fallecido.

La doctrina de la metamorfosis enuncia la transformación de una forma viviente en otra. Por lo tanto, afirma que el alma de un ser humano puede transferirse a la de un animal aun cuando todavía se encuentre en el plano terrenal. Por otra parte, la doctrina de la reencarnación afirma que el alma reencarna únicamente en otro cuerpo humano, aunque no necesariamente del mismo sexo o con la misma apariencia física.

¿Hay alguna prueba acerca de la reencarnación? ¿Es ésta una Ley Cósmica absoluta? Permítanme citar algunos párrafos tomados de un folleto que he escrito sobre el tema: “Se considera que la prueba de la inmortalidad, o sea, de la reencarnación, se encuentra fuera del reino de las ciencias físicas. O bien la ciencia ha hecho mucho escarnio sobre el concepto de la reencarnación en otro cuerpo físico, o declara que no existe un fundamento empírico por medio

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del cual la ciencia pudiera aceptar o rechazar esta creencia antigua.

“En las últimas décadas el tema de la reencarnación ha sido colocado en la categoría de una nueva ciencia llamada Parasicología. Al principio, se dudó de que los métodos de esta ciencia misma fueran dignos de confianza.

En la actualidad forma parte en una investigación seria de todos los llamados fenómenos psíquicos, de todos los fenómenos que parecen ser percibidos por los sentidos humanos pero que están muy por encima de los que son percibidos por los sentidos receptores comunes. El término popular para tal fenómeno es el de percepción extrasensorial.

“Ahora varias universidades de prestigio y diferentes instituciones privadas de todo el mundo han establecido un departamento especial para estudiar la Parasicología. Sus fenómenos han despertado también un gran interés en los departamentos de investigación de varios gobiernos y de sus agencias militares, incluyendo los de Estados Unidos, Rusia e Inglaterra. La Parasicología ya no considera a la reencarnación como un tema o una conjetura religiosos. Ha de ser analizada minuciosamente y debe ser abordada de una manera empírica. Sin embargo, puesto que la reencarnación está relacionada con factores intangibles, su planteamiento en una forma científica es, obviamente, extremadamente difícil. En el sentido objetivo, ¿cómo y dónde pueden empezar ustedes a buscar hechos, realidades, con un tema como el de la reencarnación?

“Desde el punto de vista científico, la creencia de una

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persona en la reencarnación, la experiencia emocional o interna que haya tenido, no es una prueba suficiente. Independientemente de las creencias personales, debe encontrarse una base, deben descubrirse o revelarse las leyes naturales que establezcan una uniformidad en el fenómeno. Desde el punto de vista científico, la reencarnación debe ser probada como un fenómeno natural y no como una simple conclusión abstracta”.

Una persona puede tener muchas experiencias, pero tal vez no está consciente s propios procesos psicológicos y, por lo tanto, erróneamente atribuye dichas experiencias a una vida pasada. A menudo encontramos a personas que exageran su interés en la reencarnación y lo hacen francamente para sentirse orgullosos de su ego. Es muy posible que lleven una existencia humilde y una vida demasiado oscura lo cual les ha creado cierto complejo de inferioridad, pero encuentran satisfacción y creen distinguirse cuando suponen que en su reencarnación anterior fueron personalidades eminentes y renombradas de la historia. Si esto fuera así, su vida actual parecería por contraste una retrogresión y, en consecuencia, esto dice muy poco a su favor.

Con toda sinceridad, tradicionalmente la doctrina de la reencarnación goza de tanto apoyo como cualquiera otra creencia relacionada con la inmortalidad del alma del hombre. Por lo consiguiente, uno tiene tanto derecho a tener esta creencia, como cualquiera de las otras.

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Además, muchas escrituras sagradas han afirmado que existe la reencarnación; tantas —o aún más— que las demás teorías sobre la vida después de la muerte.

Sin embargo, la reencarnación no es de ninguna manera el punto central del cual dependen las extensas enseñanzas de la Orden Rosacruz. Es sólo uno de tantos otros temas vitales. Podemos decir francamente que la incredulidad en la reencarnación en ningún sentido podría privar a un miembro de los muchos beneficios que se logran de las enseñanzas Rosacruces.

En una entrevista de prensa o para la radio, el miembro comete inconscientemente una injusticia a la Orden si intenta que el tema de la reencarnación parezca ser el tópico primordial de las enseñanzas Rosacruces. Podríamos mencionar docenas de enseñanzas valiosas que se incluyen en el trabajo de la Orden y que en ninguna forma se relacionan con la reencarnación.

Este es un tema que debe ser enseñado debido a su tradición e historia, y porque es tan plausible y lógico como cualquiera otra hipótesis con respecto a la inmortalidad del alma. Corresponde al miembro aceptarla o rechazarla. Sin embargo, como dijo el Dr. H. Spencer Lewis: si la reencarnación es un fenómeno cósmico, entonces, creamos o no en ella, de todas maneras estamos sujetos a él. —Y

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Los símbolos naturales son principalmente producto de la sugestión. En la forma del signo hay algo que se asemeja a un elemento o elementos de algún grupo

de ideas de nuestras experiencias anteriores. Por asociación, el símbolo continuamente nos recuerda las otras ideas. Una nube obscura, por ejemplo, es

un símbolo natural. Ella sugiere todo aquello que está relacionado con la tormenta. Los símbolos naturales

evidentemente son aceptados por la humanidad, porque están relacionados con las experiencias

comunes de los seres humanos.

H. Spencer Lewis

Queridos fratres y sorores. Si tienen alguna inquietud o duda sobre algún tema de los estudios rosacruces,

dirijan su pregunta a foro@rosacruz.org

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La Necesidad de Tener Tolerancia

e todas las virtudes, la tolerancia es la más incomprendida. En nuestro afán de disculparlo todo, muy a menudo permitimos que ocurran los actos más intolerables tanto en nosotros mismos como en otras personas. Sin embargo, en todos

los niveles de las relaciones sociales hay una necesidad desesperada de tener tolerancia.

Compartimos con nuestros lectores la siguiente reflexión de un miembro que vive cerca del Desierto Mojave, en California. Nos escribió para decirnos que algunas de sus recientes monografías le han ayudado a desarrollar una parte muy importante de su consciencia y trajeron a su atención una de las lecciones más grandes de esta vida.

“En mi comprensión acerca de la vida, he criticado mucho a otra gente en la siguiente forma: cuando alguien sabe qué es lo correcto y luego hace lo incorrecto, en el pasado he sido un crítico muy severo, porque ellos saben qué es lo mejor. Todos ellos conocen cuál es la diferencia entre lo malo y lo bueno así que, ¿por qué continúan haciendo lo incorrecto? Jamás podré entender esta situación, precisamente porque el acto se comete con un pensamiento de disimulo. Este fue el mayor obstáculo de mi vida y estas monografías me han ayudado a canalizar mis pensamientos hacia otro plano de comprensión más elevado.

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“Ahora puedo ver que una persona va en contra de su mejor camino y entenderla en una forma más amorosa. La persona está representando su papel en la vida; su ser psíquico carece del desarrollo que le permita hacer frente a las tentaciones y a los deseos de sus actos. Sencillamente, no tiene control sobre sí misma como yo podría tenerlo.

Cada cual tiene un nivel diferente de evolución y sólo porque uno sabe diferenciar lo correcto de lo incorrecto no significa que tenga control sobre lo que hace.

“Todos conocemos lo bueno y lo malo. El Ser Interno se ocupa de ello. Pero todo lo que buscamos los que nos encontramos en el Sendero es ejercer control sobre las corrientes poderosas del mundo material.

“Muchas gracias”.—X

La simple aceptación de una idea hace que ésta se convierta en una realidad para nosotros y este es uno de los procesos naturales más sorprendentes de las leyes que rigen el cerebro y la conciencia humana.

H. Spencer Lewis

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La Concentración y la Fuerza de Voluntad

s tan importante la relación de la concentración y la fuerza de voluntad, que se hace materia para discusión desde las monografías iniciales que recibe el miembro Rosacruz. Muchas preguntas que nos llegan acerca de estos temas,

son tratadas con mayor detalle del que uno puede ver al leer estas primeras monografías.

Cuando un miembro comienza sus estudios, a menudo está demasiado preocupado con las implicaciones de las primeras enseñanzas, como para aplicar detalladamente por etapas las materias que se presentan allí. No podemos enfatizar demasiado la importancia de repasar estas monografías de tiempo en tiempo, porque cada miembro encontrará, a la luz de su conocimiento, una comprensión de los principios a medida que progresa a los grados más altos, y se aclararán puntos que pueden no haber sido completamente entendidos al leerse por primera vez.

No ha de inferirse por esto que las monografías iniciales sean demasiado difíciles de entender; de hecho, están escritas en una forma sencilla, pero la perspectiva ayuda a todos para que entiendan los principios con los que tratan. Un estudiante de cualquier ciencia, frecuentemente volverá a las fases elementales de esa materia particular, a fin de repasar y poder ajustar más inteligentemente los principios fundamentales que sustentan la rama de estudio y temática.

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Por lo tanto, no piensen que es una señal de debilidad el volver a estos primeros principios.

Conviene que cada miembro comprenda que la concentración está relacionada con nuestros estudios y su uso práctico, en la misma forma en que las habilidades físicas están relacionadas con los deberes que llevamos a cabo día a día. Cada uno de nosotros, en nuestras ocupaciones o profesiones necesarias para ganarnos el sustento, aprendemos ciertas habilidades sin las cuales uno sería incapaz de efectuar su trabajo diario. El mecánico aprende el adiestramiento que tiene que ver con los objetos o máquinas particulares con las que trabaja. El carpintero tiene que adquirir la maestría que haga efectivo el uso de sus herramientas en madera, pues, como todos sabemos, las herramientas y la madera solas no hacen a un carpintero. El cirujano aprende la destreza para llevar a cabo su trabajo con éxito, para bien de la salud y bienestar de sus pacientes.

Podríamos continuar y enumerar las actividades que todo individuo tiene ante sí debido a la necesidad de ganarse la existencia, y así darnos cuenta de cuán importante es que las aptitudes que usamos habitualmente, estén estrechamente relacionadas con la condición de nuestra existencia física. A fin de aplicar la ilustración, podríamos decir que la concentración es para nuestro desarrollo espiritual y místico, lo que las habilidades son para las exigencias de la vida diaria, y, por lo tanto, debemos adquirir destreza en el proceso de concentración en sí, si ese proceso ha de ser conducente para el tipo de desarrollo que hará una existencia cabal.

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El concepto Rosacruz de la concentración es constructivo y positivo; como ya se ha mencionado, el tema de la fuerza de voluntad es considerado en la primera referencia que se hace de la concentración en nuestras monografías. El desarrollo de la concentración, como arte perfeccionado, es algo en lo que una persona solamente puede ser dirigida, al igual que las habilidades físicas diferentes a las que nos hemos referido, son aptitudes que tienen que desarrollarse a lo largo de un período de tiempo. Además, sería muy difícil para una persona describirle a alguien que no esté familiarizado con la habilidad, el proceso de perfeccionar ésta; así es como la concentración tiene que desarrollarse, y ningún curso de instrucción o reglas específicas harán que se perfeccione.

La fuerza de voluntad, sin embargo, juega una parte menor. Esta se usa solamente en la determinación del individuo para dedicarse a desarrollar el poder. En otras palabras, tenemos que usar la fuerza de voluntad para hacer cumplir cualquier decisión que hagamos. Si decidimos que un estudio, tal como las enseñanzas Rosacruces, es el mejor curso que podemos seguir, entonces se usa la fuerza de voluntad para ejecutar esta decisión -es decir, para recoger y estudiar las monografías.

Esta fuerza de voluntad, sin embargo, no es idéntica al proceso de la concentración. Ella no cambiará totalmente un hecho. Por ejemplo, no podemos vencer el dolor con el solo uso de la fuerza de voluntad. Frecuentemente descubrimos que ésta no puede vencer a la emoción, aunque los individuos desarrollan varios grados en el uso de la fuerza de voluntad, pero cuando llega a contemplar

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al universo nuestro lugar en él, nuestras capacidades espirituales y la relación con Dios, la fuerza de voluntad es un factor menor. En otras palabras, la iluminación y Consciencia Cósmica no pueden producirse a través de la fuerza de voluntad -no pueden forzarse a existir simplemente deseando que sean. Una excelente ilustración de este hecho es dada por el filósofo y místico Plotino. Comentando sobre la contemplación, él indicó muy claramente que no puede ser forzada -que no podíamos iluminarnos o causar que la iluminación entre a nuestro desarrollo simplemente queriéndolo. Dio una excelente ilustración, declarando que la contemplación en pos de inspiración y guía, era similar a ver un amanecer; que si el hombre deseaba ver la belleza de un amanecer, solamente podía sentarse y mirar. Nada que pudiera hacer apuraría el levante del Sol, cambiaría su apariencia una vez que apareciera, o modificaría en alguna forma la ley de la naturaleza que causa la rotación de la Tierra, como para ocasionar la apariencia de la subida del Sol cada mañana. Por lo tanto, el hombre, si quiere ver la belleza y magnificencia de la operación de las leyes de la naturaleza como se manifiestan en el Sol ascendiendo, debe simplemente tomar una posición donde pueda ver el fenómeno particular, descansar y ver el amanecer, estando consciente de que el fenómeno está fuera de él y que solamente su serena contemplación hace posible la comprensión de la belleza envuelta en él.

Y así es con la Iluminación Cósmica que el hombre debe tomar una posición independiente de aquellas cosas que pudieran interferir o impedir su contemplación de lo divino o absoluto, y allí, comprendiendo completamente que con la fuerza de voluntad no puede apurar o cambiar la

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llegada de su iluminación, más de lo que podría afectar la subida del Sol, esperar serenamente aquello que operará de acuerdo con las leyes cósmicas, tan seguramente como el Sol subirá en la mañana. Esto no significa, sin embargo, que el hombre no hace nada para su preparación. El hombre no puede sentarse en una habitación obscura y ver la subida del Sol -tiene que salir afuera; hasta puede tener que trepar a un monte o hacer algunos otros preparativos físicos para estar listo. Y así es con la iluminación; el hombre tiene que prepararse obteniendo conocimiento de las leyes de Dios, hasta donde pueda comprenderlas; debe desear la iluminación para desarrollar las aptitudes que lo pondrán en una posición receptiva. Debe desarrollar también habilidades de concentración que le hagan posible dirigir la utilidad y poder innato de su mente, para que sea receptiva a aquello que venga . -X

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Los temas tratados son un complemento del material contenido en las monografías, y en ningún modo sustituyen a las enseñanzas que figuran en las mismas, ya que es en ellas donde residen las verdaderas enseñanzas de nuestra Orden. Sin embargo, contienen numerosos temas seleccionados de las enseñanzas rosacruces vistos desde una perspectiva diferente, facilitando al estudiante adquirir una comprensión más clara de los conceptos desarrollados.

Este sistema informal de instrucción es merecedor del interés y atención que ha recibido por muchos años y todo miembro de la A.M.O.R.C. debería leer esta publicación como parte integrante del sistema de instrucción de la Orden Rosacruz AMORC.

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