contra el oportunistas y el fraccionalismo

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  • 8/13/2019 Contra El Oportunistas y El Fraccionalismo

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    Contra el oportunismo y el fraccionalismo

    M.P.M. (Arenas)

    setiembre de 2000

    Los oportunistas deben ser desenmascarados,

    expulsados del Partido y

    denunciados como enemigos de clase

    Es preciso distinguir claramente las contradicciones que se dan inevitablemente dentro del Partido,

    de aquellas otras que nos enfrentan de manera frontal, antagnica, a los enemigos de clase. Tal es el

    caso de la lucha contra el revisionismo y el oportunismo. Los revisionistas y oportunistas de

    distintos pelajes, son ajenos al Partido, son agentes de la burguesa infiltrados en nuestra clase, y

    como a tales hay que tratarlos. Por este motivo no cabe mantener con ellos ning!n tipo de relacin,

    de unidado conciliacin, ning!n debate. La ruptura con el revisionismo y el oportunismo debe ser

    clara y tajante, sin concesiones, de manera que no puedan utili"ar la coartada del marxismo o delcomunismo para proseguir su labor de "apa entre nosotros. #on tanto mayor motivo debemos

    mantener alejados a semejantes elementos, sin permitir que se aga"apen a la sombra del Partido.

    Pero no podemos conformamos con eso. $dem%s, tenemos que aislarlos completamente, destro"ar

    sus embestidas, desenmascararlos como agentes de la burguesa y denunciarlos como tales. $nte

    este problema tan importante que nos plantea la lucha de clases, no caben vacilaciones ni posturas

    intermedias. &ay que actuar con la m%xima firme"a.

    'La lucha contra los agentes de la burguesia infiltrados en nuestras filas no es algo nuevo o que

    hayamos descubierto recientemente. (e hecho, esta lucha siempre se ha manifestado en diversasformas dentro del Partido, llegando a veces al antagonismo abierto. ) as suceder% tambi*n en el

    futuro, no debemos relajarnos a este respecto ni bajar la guardia. Este es un reflejo de la lucha de

    clases que se da en la sociedad, y mientras existan las clases y sus luchas, *sta continuar%

    manifest%ndose, inevitablemente, dentro del Partido #omunista.

    El proletariado no es una clase cerrada. #omo explic Lenin, a *l afluyen continuamente elementos

    de origen peque+oburgu*s e intelectuales, m%s o menos proletari"ados por el desarrollo del

    capitalismo. Tambi*n tenemos a la aristocracia obrera, compuesta por una reducida capa de

    obreros cebados por el imperialismo, los cuales forman hoy el principal apoyo social de la

    burguesa.

    Todos esos sectores presionan e influyen en la clase obrera y como dice talin con toda ra"n,penetran de un modo o de otro en el Partido, llevando a ste el espritu de vacilacin y de

    oportunismo, el espritu de desmoralizacin y de incertidumbre. Son ellos, principalmente, quienes

    constituyen la fuente del fraccionalismo y de la disgregacin, la fuente de la desorganizacin y de

    la labor de destruccin del Partido desde dentro. Hacer la guerra al imperialismo teniendo en la

    retaguardia tales aliados, es verse en la situacin de gente que se !alla entre dos fuegos,

    tiroteada por el frente y por la retaguardia. Por eso, la luc!a implacable contra estos elementos, su

    e"pulsin del partido, es la condicin previa para luc!ar con "ito contra el imperialismo-/.

    Esto no significa que toda contradiccin que surja en el Partido deba ser tratada de la misma

    manera0 no quiere decir que debamos atrinc!erarnoscada ve" que apare"can diferencias polticas e

    ideolgicas o se haga alguna crtica a la actuacin de la (ireccin del Partido. $l contrario, comohemos explicado otras veces, esas contradicciones que surgen en el Partido son inevitables y

    necesarias, y de hecho ayudan a corregir los errores, aclaran mejor las ideas y nos fortalecen,

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    debiendo, por tanto, ser resueltas con m*todos democr%ticos, con la crtica y la autocrtica. in

    embargo, tal como lo demuestra la experiencia, con eso slo no basta0 adem%s, para fortalecer y

    mantener unido al Partido sobre la base de los principios revolucionarios marxistas1leninistas y una

    lnea justa, resulta tambi*n necesario depurarlo de ve" en cuando de la escoriaque produce el

    desgaste de la lucha y de todos los elementos oportunistas ajenos a la clase obrera. Particularmente

    con estos !ltimos, no cabe aplicar m*todos democr%ticos -la persuasin, la crtica y la autocrtica/,

    pues ellos jam%s se atienen a tales m*todos en la lucha soterrada que mantienen contra el Partido0 nisiquiera podemos pensar en la posibilidad de convencerles, ya que como agentes de la burguesa

    infiltrados en nuestras filas, act!an de acuerdo con su concepcin burguesa, recurriendo a las

    mentiras y trucos que se corresponden a esa misma concepcin.

    Esto se revela con particular claridad en todo lo relacionado con la organi"acin y su

    funcionamiento. $l oportunista, como hi"o notar Lenin,

    La organi"acin del partido se le antoja una 2f%brica3 monstruosa, la sumisin de la parte

    al todo y de la minora a la mayora le parece un 2avasallamiento3... la divisin del

    trabajo bajo la direccin de un organismo central le hace proferir alaridos tragicmicos

    contra la transformacin de los hombres en 2ruedas y tornillos3...0 la sola mencin de los

    estatutos de la organi"acin del Partido suscita en *l un gesto de desprecio y ladesde+osa... observacin de que se podra vivir sin estatutos.

    4Eres un burcrata porque has sido designado por el #ongreso sin mi voluntad y contra

    ella5 4Eres un formalista, porque te apoyas en los acuerdos formales del #ongreso, y no

    en mi consentimiento5 46bras de un modo brutalmente mec%nico, porque te remites a la

    mayora 2mec%nica3 del #ongreso del Partido y no prestas atencin a mi deseo de ser

    cooptado5 4Eres un autcrata, porque no quieres poner el poder en manos de la vieja

    tertulia de buenos compadres -7/.

    8o creemos que haga falta insistir en que la lnea poltica del Partido, as como su (ireccin no son

    inalterables o inamovibles, pues como es bien sabido las condiciones de la lucha de clases cambiancon mucha frecuencia y eso obliga a modificar la t%ctica, algunos aspectos de la poltica del Partido,

    etc. $dem%s, tambi*n debe ser tenido en cuenta que nosotros, a diferencia de lo que ocurre a los

    fascistas y a los intelectuales burgueses, no estamos vacunados contra el riesgo de cometer errores y

    nos equivocamos algunas veces. Esto nos obliga a rectificar sin tener por ello que rasgarnos las

    vestiduras. Para eso contamos con unas normas y unos m*todos de trabajo y funcionamiento

    rigurosos, basados en el principio del centralismo democr%tico, lo que quiere decir que, una ve"

    agotada la discusin y adoptados unos acuerdos, *stos tienen que ser cumplidos, llevados a la

    pr%ctica, por todos los miembros del Partido. Lo que no admitimos en el Partido es el liberalismoy

    la formacin de varios centros o fracciones con distintos planteamientos o plataformasya que eso

    nos incapacitara para actuar unidos contra el imperialismo y llevara la confusin y las vacilaciones

    peque+oburguesas a nuestras propias filas, con lo que, podemos darlo por seguro, el Partido se

    debilitara y sera pronto liquidado como destacamento de vanguardia, disciplinado, de la clase

    obrera.

    #n la actual poca de cruenta guerra civil 1 dice Lenin1el Partido $omunista slo podr% cumplir

    con su deber si se !alla organizado del modo m%s centralizado, si reina dentro de l una disciplina

    frrea, rayana en la disciplina militar, y si su organismo central es un organismo que goza de gran

    prestigio y autoridad, est% investido de amplios poderes y cuenta con la confianza general de los

    afiliados al Partido-9/.

    Este es uno de los motivos por lo cuales la reaccin, y en combinacin con ella los oportunistas de

    toda laya, centran siempre sus ataques contra la disciplina f*rrea, consciente, del partido proletario yespecialmente contra su direccin, procurando minar su autoridad y la confian"a en ella de los

    militantes de base del partido. 8aturalmente, tal corno apunta por su parte talin,

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    los partidos de la '' 'nternacional, que combaten la dictadura del proletariado y no

    quieren llevar a los proletarios a la conquista del poder, pueden permitirse un

    liberalismo como la libertad de fracciones, porque no necesitan, en absoluto, una

    disciplina de hierro. Pero los partidos de la 'nternacional #omunista, que organi"an su

    labor partiendo de las tareas de conquistar y fortalecer la dictadura del proletariado, no

    pueden admitir ni el :liberalismo: ni la libertad de fracciones ;...esultara muy sencillo desenmascarar a esos elementos si desde el comien"o se presentaran ante

    nosotros en su calidad de agentes, propagadores de la ideologa, la poltica y m*todos burgueses.

    Por este motivo hacen todo lo posible por ocultarse, por camuflarse, apelando unas veces a la

    libertad de crtica-de una crtica desprovista de todo fundamento cientfico, de todo principio/,

    otras bajo la m%scara hipcrita de la incomprensiony el victimismo. $s planteado, el problema se

    reduce, en !ltima instancia, a una cuestin de mtodo, a que no sabemos entenderlos ni darles un

    tratamiento correcto, ya que, por lo dem%s, el oportunista que no se quiere corregir u oculta sus

    verdaderos objetivos o propsitos, suele estar totalmente de acuerdocon nosotros hasta que no lo

    desenmascaramos. omos nosotros, a decir verdad, los que no estamos ni podemos estar nunca

    absolutamente en nada de acuerdo con los oportunistas.

    ''Tambi*n es verdad que se dan algunos casos de elementos confusos y vacilantes que ni siquiera son

    conscientes del papeln que est%n representando, lo que hace a!n m%s complicado poder

    combatirlos. Porque ?cmo negarnos a recibir a gente tan abnegada, que asegura perseguir nuestros

    mismos objetivos, muestra cierta predisposicin para la lucha@ ?cmo negarle el ttulo de comunista

    al que se pronuncia a favor de la causa, emplea una terminologa marxista, dice estar de acuerdo

    con los planteamientos del Partido y dispuesto a organi"arse@ Esto resultara una irresponsabilidad,

    aparte de que no se puede descartar que con el tiempo y la pr%ctica, una persona inmadura pero

    guiada por la mejor de las intenciones pueda convertirse en un aut*ntico militante comunista. La

    experiencia ha demostrado muchas veces que esas transformaciones son posibles, que, por ejemplo,de un rom%ntico peque+o burgu*s puede salir un revolucionario proletario consciente y aguerrido.

    #laro que para ello hay que cogerlos en la edad m%s tierna, en el momento de su m%xima exaltacin

    o radicalismo, antes de que tome cuerpo y se desarrolle en *l los elementos m%s negativos de su

    sub(etividade individualismo. Pero en cualquier caso ha de ser la pr%ctica, llevada a cabo conforme

    a los principios y las normas del trabajo revolucionario, marxista1leninista, los que habr%n de

    reali"ar el milagro de la transformacin.

    ) la pr%ctica nos ha demostrado tambi*n muchas veces, que ese proceso de conversin o

    reeducacinno suele ser espont%neo, ya que se efect!a a trav*s de una larga y complicada lucha, en

    la que intervienen numerosos factores y en la que se trata de vencer, antes que nada la propia

    inseguridad, los prejuicios y h%bitos peque+oburgueses adquiridos desde la infancia, que han sidoinculcados por la familia, la escuela, el medio social. En suma, son esos rasgos del individualismo,

    esa altanera petulante o falta de modestia, la inclinacin a la querella, al chismorreo, al lloriqueo y

    a la flojedad que Lenin identifica como propia de los intelectuales.

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    Por cierto, que visto el problema desde este %ngulo personal o sicolgico, no se puede afirmar que

    ese antagonismo al que antes nos hemos referido, tenga el mismo car%cter que el que se da entre la

    burguesa y el proletariado. Lenin se refiere 1y la cita extensamente en )n paso adelante, dos pasos

    atr%s1 a la brillante definicin sicolgico*social, que tra" #. AautsBi -cuando *ste todava era

    marxista/ de esa cualidaddel intelectual com!n.

    El intelectual no es un capitalista. Es cierto que su nivel de vida es burgu*s y que se ve

    obligado a mantener este nivel a menos que se convierta en un vagabundo0 pero almismo tiempo, se ve obligado a vender el producto de su trabajo y muchas veces su

    fuer"a de trabajo y sufre con frecuencia la explotacin por los capitalistas y cierta

    humillacin social. (e este modo no existe antagonismo econmico alguno entre el

    intelectual y el proletario. Pero sus condiciones de vida y de trabajo no son proletarias y

    de aqu resulta cierto antagonismo en su sentir y pensar.

    El proletario no es nada mientras sigue siendo un individuo aislado. Todas sus fuer"as,

    toda su capacidad de progreso, todas sus esperan"as y anhelos las extrae de la

    organi"acin, de su actuacin sistem%tica, en com!n con sus camaradas. e siente

    grande y fuerte cuando constituye una parte de un organismo grande y fuerte. Esteorganismo es todo para *l, y el individuo aislado, en comparacin con *l, significa muy

    poco. El proletario lucha con la mayor abnegacin, como partcula de una masa

    annima, sin vistas a ventajas personales, a gloria personal, cumpliendo son su deber en

    todos los puestos donde se le coloca, someti*ndose voluntariamente a la disciplina, que

    penetra todos sus sentimientos, todas sus ideas.

    Cuy distinto es lo que sucede con el intelectual. 8o lucha aplicando, de un modo u otro,

    la fuer"a, sino con argumentos. us armas son sus conocimientos personales, su

    capacidad personal, sus convicciones personales. lo puede hacerse valer merced a sus

    cualidades personales. Por esto, la plena libertad de manifestar su personalidad le parece

    ser la primera condicin de *xito en su trabajo. 8o sin dificultad se somete a un tododeterminado como parte al servicio de este todo, y se somete por necesidad, pero no por

    inclinacin personal. 8o reconoce la necesidad de la disciplina sino para la masa, pero

    no para los espritus selectos. e incluye a s mismo, naturalmente, entre los espritus

    selectos -D/.

    '''Por todos estos motivos resultar% imposible, mientras no sean suprimidas las causas que la han

    originado -especialmente la divisin entre el trabajo manual y el trabajo intelectual/ desarraigar

    mediante la discusin o el debatela sicologa individualista de los intelectuales comunes y

    corrientes. ) en cuanto a aquellos otros que se aproximan al proletariado con %nimo -no lo podemos

    negar/ de ayudarle, pero se niegan a renunciar a su se+oritismo y a su espritu selecto, slo cabe

    apartarlos de nuestro lado sin ninguna consideracin, ya que en realidad no hacen otra cosa sino

    emporcar la conciencia colectiva de los obreros inculc%ndoles, en nombre del marxismo, su mismo

    individualismo y oportunismo, sus mismos h%bitos indisciplinados y liberales y sus mismas

    vacilaciones e irrefrenable tendencia hacia el reformismo, el legalismo y la claudicacin.

    Para eso, naturalmente, es preciso que nos mantengamos vigilantes contra todo intento de establecer

    dentro del Partido un terreno neutralque posibilite una apro"imacino conciliacin con tales

    elementos. Esa es una posicin centristaque no puede conducir m%s que a justificar y hacer el juego

    que m%s interesa a los oportunistas. $parte de que no podemos pretender convencerlesde su

    individualismo y se+oritismo con ideas o ra"onamientos, pues carecen de todo principio y se mofandescaradamente de ellos. En realidad, los oportunistas y revisionistas jam%s han buscado la

    pol*mica o la lucha ideolgica, sienten verdadero p%nico ante ella. Lo suyo es intrigar y enredar0 a

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    ellos no les interesa aclararnada, sino enmascararse y oscurecer lo que est% ya m%s claro que el

    agua para poder posar, en definitiva, de mar"istas revolucionariosopuestos al dogmatismoy al

    burocratismo. ) no vamos a ser nosotros, como se podr% comprender, los que contribuyamos a

    darles cuerda. 8o proceder de esta forma conducira al Partido a la par%lisis y a una dolencia

    crnica.

    Por lo dem%s, no tenemos ninguna necesidad de vencera los oportunistas mediante la luc!a

    ideolgica dentro del Partidoy eso, por la sencilla ra"n de que hace tiempo que *stos fueronvencidos.

    #omo ha sido explicado, no vamos a entrar enpolmicasni en ning!n tipo de debatecon los dos

    elementos que recientemente abandonaron nuestras filas para formar unafracciny presentar una

    plataformacon el pretexto de una supuesta crisisen el Partido. En realidad, esos dos tipejos hace

    tiempo que fueron desenmascarados y aislados entre nosotros por su individualismo y

    deshonestidad.

    Esta, y slo *sta, es la causa de que finalmente hayan decidido salirse por la tangente para intentarconseguir por ese camino lo que no han logrado ni podan lograr dentro del Partido de una forma

    franca y abierta. ?u* tenamos que debatir con estos fulanos una ve" que fueron ampliamente

    discutidas en todo el Partido las tesis del Programa, la Lnea Poltica y los Estatutos, y aprobadas en

    el 'F #ongreso@ #ierto que no estaban de acuerdo -eso ya lo sabamos/, pero ?por qu* no

    manifestaron entonces susprofundos desacuerdos@

    (esde luego, hay que tener la cara muy dura o ser un tarado mental para proponer un debatesobre

    la base de una flamanteplataformaal poco tiempo de celebrarse el #ongreso donde ni siquiera

    esbo"aron una crtica. ?Por qu* no se decidieron entonces a presentar su plataforma@ ?acaso por la

    falta de libertado por ese fantasmal estado de sitioque seg!n dicen ha sido impuesto en el Partido

    para cerrarles a ellos la boca@ Este sera, ciertamente, un argumento de mucho peso, que podran

    utili"ar para tratar de encubrir su oportunismo, si fuera cierto y tuvieran alguna prueba para

    demostrarlo. Pero no la tienen, y por eso no pueden utili"ar m%s armas que la intriga, la

    tergiversacin, la mentira y las provocaciones que acompa+an a suplataformatrotsBo1revisionista.

    ?(ebemos darles la oportunidad de continuar mintiendo, enredando y calumniando, de

    convencernosa fin de que les permitamos liquidar el Partido aprovechando para ello las

    posibilidades que les ofrece el r*gimen fascista normalizadoy universalmente !omologado@ Ese

    debatehace tiempo que fue llevado a cabo dentro del movimiento comunista en nuestro pas para

    poner en claro, entre otras cosas, el car%cter contrarrevolucionario de la pandilla carrillista y de

    otros agentes de la burguesa y el imperialismo. ) no hace ninguna falta volver a plantearlo. Esta

    fue una crisisque superamos hace ya muchos a+os, como lo revela el fracaso y

    desenmascaramiento de esos dos individuos. Cas, ?por qu* salen ahora con esas tretas@ Por lamisma ra"n por la que no se atreven a negar la legitimidad del 'F #ongreso, porque lo mismo que

    antes, tampoco ahora tienen ni la m%s mnima posibilidad de arrastrarnos a la charca donde siempre

    han estado metidos y ya slo buscan hacer el mayor da+o posible al partido y a la causa comunista.

    #omo aut*nticos truhanes no se decidieron a mostrar sus cartas trucadas en el #ongreso porque

    saban positivamente que tenan perdida de antemano la partida. Evidentemente, el #ongreso frustr

    todos sus planes ocultos, encaminados a conducirnos a la legalidad del sistema, cerr%ndoles al

    mismo tiempo el paso a los rganos de (ireccin. Luego, cuando comprobaron que tampoco iban a

    ser cooptados, decidieron sabotear abiertamente el trabajo del Partido y saltarse su disciplina, con lo

    que se situaron fuera de *l. ) si ahora se han decidido con el descaro que lo han hecho a presentar

    suPlataformaantimarxista y anti1Partido es porque sus espritus selectosa!n confan en la idiote"del g*nero humano y porque, en fin... de perdidos, al ro. (e alguna manera tenan que intentar

    justificar el cambalache, si de paso consiguen parali"arnos, enredarnos en la trama de una falsa

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    pol*mica tejida desde la intriga y la m%s absoluta falta de principios 1calculaban sin duda1 a!n

    podran quedar a flote durante un tiempo. Pero no les vamos a dar ni esa oportunidadG que se

    hundan en sus propios excrementos.

    8otasG

    -/ talinG+os fundamentos del leninismo.

    -7/ LeninG )n paso adelante, dos pasos atr%s.

    -9/ Lenin, citado por talin en+os fundamentos del leninismo.

    -=/ talinG+os fundamentos del leninismo.

    -D/ #. AautsBiGranz -e!ring