ECR: Es un diálogo

abierto para

mirar juntos las

Escrituras, y

encontrarnos en

Cristo, católicos y

no católicos

Año XXXVIII ● Núm. 200 ● Mayo - Junio 2006

Pero, en los templos más sencillos habita el Señor

En este número ......................................

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FundaciónEn la Calle Recta

Prins Hendrikweg, 46721 AD BENNEKOM

HOLANDATel: +31 (0)318 - 43 12 98Fax: +31 (0)318 - 43 13 95

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EvangelistaA.W. van Bragt

Junta de direcciónC.Westerink,(presidente)

A.H. Cornelisse (secretario)A. Verboom (tesorero)

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G.G.L. VisserH. de Vries

C. van de Worp

Redacción ECRDirector

J.D.van Roest e-mail:

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Redactor jefeFco. Rodríguez

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Esta revistano se pongaa la venta

EditaPero ahora ........................................................................3La certeza de la salvación ................................................4Yo creo en el triunfo del Evangelio ..................................5La Paz tiene mucho que ver..............................................9Méritos ............................................................................12La mujer y el manto de Jesús ........................................15El testimonio de sus cartas ............................................17Carta a los Colosenses. Cap. 4:1-18 ..............................18El día de la madre ..........................................................22Ser cristiano... ¿Por qué? ................................................23Él permanece Fiel ..........................................................25La Biblia también habla al niño......................................26El Espíritu Santo: ¡fuego! ..............................................28¡El “cristo” del nogal! ....................................................30

Diálogo y TestimonioEsta es la meta que nos proponemos con la publicación deECR. Un diálogo abierto y sincero con católicos y no católi-cos, a la luz, siempre, de la Palabra de Dios. Nuestro testimonio no se fundamenta en nuestra filosofía yteología clerical, sino en el llamamiento de Dios por Su gra-cia y la revelación de Su Hijo en nosotros, sacándonos delas tinieblas religiosas a la luz de vida en la fe de CristoJesús. En la certeza y la convicción de que la Palabra deDios es viva y eficaz, y tiene poder para sobreedificarnos.

Texto bíblico“Perseverad en la oración, velando en ella con acción degracias...Andad sabiamente con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal,para que sepáis cómo debéis responder a cada uno..... para que estéis firmes, perfectos y completos en todo loque Dios quiere” (Colosenses 4:2,5-6,12).

Índice

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La justicia de Cristo: ¡Única fuente de la vida eterna!.....

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha mani-festado la justicia de Dios (...) La justiciade Dios por medio de la fe en Jesucristo,para todos los que creen en Él. Porque nohay diferencia, por cuanto todos pecaron(...) siendo justificados gratuitamente porSu gracia, mediante la redención que esen Cristo Jesús (Romanos 3:21-24).

Permítanme invitarles a leer una vezmás este texto, y a releerlo y degus-tarlo en lo íntimo de su corazón. ¿Sí,

ya lo ha hecho usted? Entonces nos inclina-remos profundamente ante el Dios altísimoen oración: “SEÑOR, refórmanos, danos elvivir solo de la justicia de Cristo, como per-sonas verdaderamente convertidas a Ti.Guárdanos de todo odio y de reprobar a loshermanos, y haz que no sepamos otra cosaque: Ahora se ha manifestado la justicia deDios”.

Dios es justo y eso está totalmente de acuer-do consigo Mismo, regalándonos un amorperfecto y desinteresado. Pero Él quiere quenosotros, Sus criaturas, también correspon-damos a este objetivo. Y si alguien no res-ponde a este grandioso destino, será juzga-do por Dios, sentenciado y condenado. Poreso la justicia de Dios también es una justi-cia sancionadora. Él nunca va hacer deja-ción de Su santo derecho. Pero al mismotiempo el SEÑOR - que amor inagotable-ideó un plan maravilloso para que unas per-sonas injustas como tú y yo, nos haga unaspersonas que respondamos a su objetivo:justificados. ¿Cómo? Él dio a Su Hijo.Quien cumplió en nuestro lugar la ley de

Dios. Por eso Dios dice: Lo que ha hechomi Hijo Amado, eso te lo imputo a ti. Sujusticia te la pongo en tu cuenta. Así tepuedo salvar de la ruina por Mi amor eter-no.

Es como en el cuento de Schamyl, jefe deuna tribu. No podía tolerar que sus súbditostransgredieran sus órdenes que eran justas yrazonables para su pueblo. Pero cierto día suanciana madre transgredió la ley del reino.Por eso decidió aplicar el correspondientecastigo, incluso a su anciana madre. Perodespués del primer latigazo en la espalda dela madre, se despojó de su vestimenta realy presentó su propia espalda a los soldados,diciéndoles: “Continuad y ni un latigazomenos”. Él mismo recibió los latigazos, sus-tituyendo a su madre. Y su espalda ensan-grentada nos muestra, que este rey amaba elderecho y la justicia.

De esa manera actuó Dios. Él Mismo reci-bió los azotes, en nuestro lugar. Jesucristodio Su vida. Y así Él nos reconcilió conDios. Así Dios conservó Su santo derecho.Y le dice al pecador: “Mi derecho está sal-dado. Estás justificado en Cristo”. Porpura gracia. Es el plan eterno de Dios, con-sumado en el Gólgota. Este Jesús es presen-tado por Dios como reconciliación pormedio de la fe en Su sangre. Quizás debamos “reformarnos” y vivir sólode la justicia de Cristo, para testimonio aRoma y al mundo.

J. D. van Roest

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Pero ahora ...

Justificado no por el hacer, sino por el creer.....

En un programa de televisión el carde-nal Simonis (Utrecht-Holanda) dijoque él no estaba seguro de su salva-

ción eterna, pero que lo esperaba. Esa es ladoctrina de la iglesia católica romana en laque yo también he crecido. Esa doctrina laha formulado el Concilio de Trento en lasesión sexta, canon 32: “El hombre una vezjustificado” puede y debe “ganar verdade-ramente el cielo por sus buenas obras”. Sitú interpretas este canon como lo hace elcardenal Simonis, no puedes efectivamentedecir que estás seguro de tu salvación eter-na, porque eso significaría gloriarse unomismo. Entonces dirás: “Estoy en ello.Tengo tanta fuerza de voluntad que cumpli-ría los mandamientos de Dios en los puntosesenciales, de modo que con eso podríaganar el cielo”. En esto radica precisamente la diferenciaesencial entre la Reforma y Roma. SegúnRoma debemos hacer buenas obras porqueDios exige eso de nosotros en Su ley. Segúnla Reforma debemos hacer buenas obrasporque Dios eso nos lo da en Cristo. El“debemos” en ambos casos es diferente.Para Roma el hacer buenas obras es una

obligación por el mandamiento. Para laReforma el hacer buenas obras es unanecesidad vital consecuencia de la unidadde fe con Cristo.Nuestra seguridad se funda en algo que seencuentra fuera de nosotros, es decir, en lasbuenas obras de Cristo, sobre todo en labuena obra de Cristo en la cruz. Por eso lacerteza de nuestra salvación es solamenteun gloriarse en Cristo, un gloriarse en Sufidelidad a la promesa que Él en laEscritura ha dejado consignada, es decirque, al que cree con su corazón en Cristo,todas las buenas obras de Cristo le sonimputadas. No saque una conclusión equivocada de loanterior. No vaya a agrandar la diferencia envano. Al contrario, alégrese que a pesar detodo ambos estamos de acuerdo en muchospuntos esenciales. Roma y la Reforma reconocen ambas latotal suficiencia del sacrificio de Cristo.Confesamos que el nuevo nacimiento es unregalo exclusivo de Dios, una bendición queCristo ha merecido para nosotros y quenosotros de ninguna manera podíamosmerecer. También confesamos que los man-

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La Certeza de la Salvación

H. J. Hegger

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El testimonio del sacerdote “protestante”.....

damientos de Dios sólo los podemos cum-plir por medio del poder que Cristo nossuministra. ¿No tiene, pues, un católico en maneraalguna la seguridad de la salvación? En rea-lidad sí, es decir una “seguridad moral”.¿Qué se entiende con eso? Dr. FranciscusDiekamp dice sobre eso en su “TheologiaeDogmaticae Manuale”, (1935) volumen III,pars 2 (de gratia): “No nos debe pasar desa-percibido el hecho de que según la Escrituraes posible cierta seguridad sobre la preguntasi nos encontramos en estado de gracia”.(Los protestantes dirían: si somos un hijode Dios). “Romanos 8:16 dice: “El Espíritumismo da testimonio a nuestro espíritu deque somos hijos de Dios”. Y en 1 Juan3:14: “Sabemos que hemos sido trasladadosde la muerte a la vida porque amamos a loshermanos”. El testimonio interno delEspíritu Santo que se manifiesta en elsosiego de la conciencia y en el gozo queencontramos en las cosas espirituales, nosdan la seguridad de que somos hijos de

Dios. Además por el amor que tenemos alprójimo podemos sacar cierta seguridad deque estamos justificados. Esta seguridad,sin embargo, no es una seguridad de fe,sino solo una seguridad moral (certitudomoralis). Ya que siempre es posible quenuestra conciencia se equivoque y nospodemos engañar a nosotros mismos sobrelo que es la causa de nuestro gozo espiritualy sobre la cuestión si tenemos el amor exi-gible hacia los hermanos” (p. 164).La Biblia enseña que un hombre no es con-siderado ni tratado por Dios como justifica-do por el hacer, sino por el creer. No loque él hace, cuenta para Dios, sino si él seconfía en fe a Cristo, Su Hijo. Sólo por la fellega el hombre a la vida, eso es: hasta elamor de Dios y el amor a los semejantes.“El justo por la fe vivirá”, sólo por el creeren Cristo llegamos a estar en una verdaderarelación con Dios y recibimos de Él porpura gracia la vida eterna (Juan 6:47).

H. J. Hegger

Yo creo en el triunfo del EvangelioNo fue un pastor protestante, sino unsacerdote el que me puso en contacto conla doctrina reformada de la gracia. Ahoraanuncio el Evangelio de la gracia en miPolonia natal.

Como tantos otros polacos, yoAndrzej Polaszek, crecí en unafamilia católica romana. Desde muy

joven anhelaba ser sacerdote. Todos misvecinos me animaban para que lo fuese.Pero no era el único que tenía ese ideal. Elsacerdote de mi pueblo tuvo una gran

influencia en ungrupo de jóve-nes de esaparroquia. Teníauna manera dever las cosasmuy reformada,pero nosotrosno éramos cons-cientes de ello.Una y otra vezsubrayaba que Andrzej Polaszek

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de nuevo en Poznan, donde fuimos a estu-diar en la misma universidad. Muy prontodecidimos reunirnos los domingos para elestudio bíblico y la oración. Esto sirvió debase para formar la iglesia reformada dePoznan en 1997.Concluidos mis estudios en la universidad,dediqué dos años a profundizar en el cono-cimiento teológico en el Seminario BíblicoBautista de Wroclaw.Para un extranjero puede parecerle quePolonia todavía vive en el siglo pasado. Losdomingos las iglesias católicas están todoel día ocupadas y se oficia misa tras misa.También durante la semana una gran partede polacos va regularmente a la iglesia,para rezar y confesar. En muchos partes delpaís hay lugares de peregrinación, que sonvisitados por grandes grupos. Aunque sureligiosidad parece sincera, sin embargo essuperficial. Así la gran consternación antela muerte del papa Juan Pablo II fue sobretodo emocional. Se le consideraba como elpolaco más grande de todos los tiempos.No niego que Polonia es el país más católi-co de Europa. De los sacerdotes jóvenesconservadores una cuarta parte procede dePolonia. Pero eso no quita que los católicosconservadores también aquí sean solo un10 por ciento de la población. Para lamayor parte de los polacos el ser católi-cos es una identidad nacional. Lo que sig-nifica teológicamente, no tienen ni idea.Ellos van a la iglesia por tradición. Esaactitud es por lo demás inherente al catoli-cismo romano. Para un protestante esimportante el contenido de la predicación.Un católico romano está orientado a lossacramentos, la liturgia, los símbolos y elambiente.

la Biblia es la suma autoridad y que elperdón de los pecados es obra solamentede Dios. Nosotros pensábamos que asíinterpretaba la teología clásica romano-católica. El catolicismo que veíamos ennuestros padres con una fuerte tendenciamariana, lo considerábamos una deforma-ción de la devoción popular. El traslado delsacerdote a otra parroquia nos llevó a ungran desencanto. Su sucesor aseguró conestupor que los jóvenes de la parroquia enun sinfín de aspectos éramos protestantes.Aunque nosotros estábamos convencidosque con nuestra manera de ver las cosasrepresentábamos el verdadero catolicismo.Para demostrarlo, el grupo de jóvenes fui-mos a investigar en las obras de los máseminentes teólogos católicos. Con lo cualllegamos a la conclusión que el nuevosacerdote tenía la razón de su parte. Nuestraforma de ver las cosas en realidad no con-cordaba con la doctrina católica. A la vezestábamos muy convencidos de lo que elsacerdote anterior nos había inculcado: LaBiblia, como la infalible Palabra de Dios,es la única directriz para la doctrina y lavida.Eso nos ha llevado a tener que abandonar laIglesia Católica Romana. No por causasexternas, como uno ve con frecuencia, sinopor el contenido doctrinal. Los familiaresde los muchachos reaccionaron con dureza.Si me comparo con los otros del grupo notengo queja. La familia a la que yo perte-nezco, según las pautas polacas, no era muyreligiosa. Mis padres por ejemplo, eranmiembros del partido comunista. Mis ami-gos lo tuvieron más difícil. Hubo algunosque fueron puestos literalmente en la calle.Una parte de esos jóvenes nos encontramos

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La muerte del Papa Karol Wojtyla (JuanPablo II), causó una gran conmoción enPolonia. Los días anteriores a su muerte lasiglesias fueron visitadas más que otros días;jóvenes y viejos oraban por la prolongaciónde su vida. Inmediatamente después de sumuerte se reunieron en la catedral deKrakow, de la que un día él había sido arzo-bispo, una multitud enorme. Para mí elmérito de este Papa radicaba en su luchacontra el comunismo y su punto de vistaético. Pero como líder de la IglesiaCatólica Romana no es fiel al Evangelio.Eso es para mí lo más decisivo en la apre-ciación de este hombre. Es significativo sudualidad en su manera de pensar. En suinterpretación ética era ultra conservador.Eso es válido también por su aprecio a lasformas tradicionales y el culto a María. Ladevoción a María fue propagada amplia-mente por él. Al mismo tiempo simpatizaba con el pensa-miento teológico ¿liberal? Los católicosconservadores veían con preocupación suapuesta por el ecumenismo, no solo comodiálogo entre los distintos cristianos, sinotambién como diálogo con las distintas reli-giones. Después de la caída del comunismo enPolonia hubo entre los católicos polacosdiferentes tendencias. Entre los jóvenesintelectuales hizo estragos la seculariza-ción. Una parte creciente va cada vezmenos a la iglesia. En cambio otro grupo sehizo más consciente de su catolicismo. Esoles llevó a profundizar en las raíces de sureligión. Una parte se hizo del Opus Dei ydel Camino Neocatecumenal, organizacio-nes que están en la órbita del Papa. Otrosañoran la tradición latina antes del Concilio

Vaticano II. Estos desearían tener el latíncomo idioma oficial de la iglesia. Estegrupo hace una crítica considerable al Papa.La opinión de que la Iglesia CatólicaRomana es una unidad, se basa en una faltade conocimiento. Las diferencias internasson aun más grandes que las diferenciasentre las iglesias protestantes.En contra de la opinión de muchos colegasque afirman que el pueblo polaco despuésde la muerte de este Papa va a caer en unvacío espiritual, pienso que las cosas novan a cambiar. El catolicismo polaco ya eramuy fuerte antes de que Karol Wojtylafuese nombrado Papa. El hecho de que des-pués de una tradición secular de papas ita-lianos viniese un papa polaco, puede tenercierta influencia en el orgullo nacional,pero eso no cambia para nada las cosas. Seestá hablando de su canonización, supongoque el Vaticano acelerará el proceso paradeclararlo santo. Entonces Karol Wojtyla enel futuro será el ídolo de Polonia. Sobre el futuro del protestantismo en mipaís no soy pesimista. La situación de laiglesia depende de la gracia de Dios, eso enprimer lugar, pero en general yo creo en eltriunfo del Evangelio. Aunque esta es unaobra de todas las generaciones. Esto meestimula a realizar lo que Dios pide de mí.Soy consciente de que pueden pasar dece-nas de años para ver los frutos, ¿pero quéson unas decenas de años a la luz de laeternidad? La iglesia no es algo de unageneración. Nosotros estamos para labrar ysembrar. Esperamos y oramos que nuestroshijos puedan estar ocupados en recolectarla cosecha.

Andrzej Polaszek

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Entre tu y yoDios, ahora que estamos solos a la intemperie de la nochede este confundido orbe...

Ahora que estás ahíen la tormenta derramando ternura,calándome los huesos...

Ahora, que como un dique con-tienes mi furiacuando me anega el dolor,cuando torpe me rompo en mis horas confusas...

Ahora que sanasmi ingenuidad desnuda,sin un resquicio de dudatemblandoen tus omnipotentes manos.

Tan sólo Tú, ahora,inesperado huéspedque anticipado acudes.

Me sabes ya sin remedio, sola,con las puertas abiertassin otro dueño, tuya.

En Ti alcanzo la siembra de amorque consume y germinasin tregua.

En ti la luz que no se enturbiamanando de tan alto,repartiéndose sin límitespor estos muros míosheridos de sombra.

Dime, Tú, ahora,oyente de mi grito mudo.Di que no es tarde.Di que hay para mí esperanza,que aún puedes salvarme.

Dilo,mientras sangra en mi pechoeste frío de muerteque quiere llevarmepor sendas inertes.

Nadie sabe que vinisteen la intemperie de la noche,nadie sabe de nosotrosen el confundido orbe.

Entre tú y yo, di que te quedas, Dios...Responde.

Isabel Pavón Vergara

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Paz por la sangre del Cordero.....

Qué momento más importante y lleno dealegría tuvo que ser para los discípulos,cuando su Maestro, sentado en un pollinose dirige a Jerusalén y el pueblo acla-mándole: “¡Bendito el rey que viene en elNombre del Señor!”(Lucas 19:38). Estemomento lo habían esperado y deseadocon frecuencia. Pero una y otra vez se leshabía escapado de las manos. SuMaestro, pues, no les hablaba de unacorona sino de una cruz. A lo cual siem-pre se habían resistido. No, para eso ama-ban al Señor. Tratarían de que eso no lesucediera. En aquel momento los discípu-los tenían en poca consideración las pala-bras de los profetas del AntiguoTestamento: “Como Cordero fue llevadoal matadero” (Isaías 53:7). Ellos tenían,como el resto del pueblo, unos pensa-mientos terrenales acerca del Mesías.

Pero ahora parece que la coronación desu Maestro como Rey y Mesías va aser realidad, por eso su corazón salta

de alegría. La fiesta de la pascua está cerca.De todos los rincones del país llegan judíosa Jerusalén y también Cristo y Sus discípu-los. Pero cuando están cerca de la ciudad, elSeñor manda a dos de sus discípulos quevayan a buscar un pollino y cuando regre-san con el animal, Jesús se sienta encima.Ya que así viene un príncipe a su residencia.El pueblo piensa que con esta manera deactuar Él se proclama Rey. Y qué clase deRey es Él. Un poderoso Soberano que había

levantado de entre los muertos a un hombrellamado Lázaro, que había estado cuatrodías en un sepulcro. Ellos deseaban un Reyy Mesías así. Ahora se va mostrar a Israelcomo el Mesías. Ahora comienza esemomento tan esperado, también por Susdiscípulos. Ahora llega el tiempo de que elpueblo va a homenajear a su Rey y Mesías.Así parte la comitiva gozosa y cantando,extendiendo sus vestidos sobre el camino,bajando el monte de los Olivos haciaJerusalén. Allí está la ciudad, relucientebajo el sol, y sobre las casas brilla el tem-plo.

Jesús llorandoPero no te detengas mucho en esa multitudcontenta y festejando, sino mira por unmomento al Señor Jesús. ¡Él llora! Es fácilverle y oírle. Ya había llorado junto alsepulcro de Lázaro. Y los judíos habíandicho: “Mirad cómo le amaba” (Juan11:36). Allí Él lloró porque veía mejor quenadie el estrago del pecado. En medio deuna multitud con júbilo y cánticos el Señorsolloza. ¿Por qué esa tristeza que llena todosu cuerpo y alma? Eso no lo leemos enotros sucesos. Cuando sus enemigos leultrajan, se mofan y le azotaban, no sucedióesto. Entonces no abrió Su boca. Calladosoportó el enorme sufrimiento. Cuando lasmujeres en el camino del Gólgota lamenta-ban y lloraban por Él, no aceptó sus lágri-mas. Pero aquí en medio de una multitud

La Paz tiene mucho quever con la Justicia

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jubilosa Él prorrumpe en sollozos. ¿Por qué llora sobre la ciudad? Él se con-mueve porque el pueblo le desea como Reyterrenal, pero no como verdadero Mesías ySalvador. En Jerusalén late el corazón de lavida religiosa, pero Él sabe que esta ciudadluego le va a echar fuera. Él también sabelo que va a suceder en el año 70. Entoncestendrá lugar el juicio de Dios sobre el pue-blo y la ciudad. Él llora como el granProfeta cuya predicación no ha sido creída.Él llora como el Príncipe de cuya sangre,justicia y sacrificio no tienen necesidad. Élllora como Rey porque Sus enemigos, eldemonio, el pecado y el mundo son amigos.He aquí un Cristo llorando en el caminohacia la cruz. He aquí la misericordia, laclemencia y la tolerancia de este Salvador,y pregúntale: ¿Llora Cristo también sobremí? ¿No debe llorar cuando Él ve nuestropueblo que se hunde en la idolatría y elpaganismo? ¿No tiene que llorar cuando vela iglesia en nuestra patria y cada comuni-dad en particular? Qué tibieza, indiferencia,controversia, incluso discusiones sobre lostemas más sensibles de la vida espiritual.¿Pero no debe llorar Él sobre todo cuandove tu vida?

Y cuando llegó cerca“Y cuando llegó cerca ....” (Lucas 19:41).¿Cuántas veces ya ha estado Él cerca de ti?¿Cerca en la Palabra, en casa, en la escuela,en el trabajo? Cada día Él está cerca con SuMano protectora y sustentadora. Cercacuando tú tienes que ser operado, cuandocasi no evitas ese accidente. Mira la pacien-cia y el cuidado de Dios en tu vida. ¿Te hallevado ya esa misericordia a la conversión?Sí ya, no sólo había resplandor del sol, sino

también tristeza, decepción, enfermedad,cruz. Quizás hayas perdido a un ser amado,tal vez hay tristeza en tu vida personal: unaformación que tú has tenido que interrum-pir; tu noviazgo que se rompió; preocupa-ción y desilusión en tu matrimonio. Y asípodríamos continuar. Todo eso viene acausa del pecado. Desde que el pecado haentrado en el mundo, hay tristeza y se expe-rimenta la fractura. ¿Pero la cruz, la pena yel dolor te han llevado junto al Señor? Él tepide que pongas la pena y el dolor en Susmanos. ¿Lo has hecho? Cristo llorando tedice: “¡Oh, si también tú conocieses, a lomenos en este tu día, lo que es para tupaz!” (Lucas 19:42). No, no se trata de unhalago de los sentimientos, sino que esnecesaria la conversión. Conversión esreplegarte en ti mismo, apartarte del pecadoy volverte a Dios. ¿Quién es igual a esteCristo? Aunque Él sabe lo que va a sucedercada día, que Él va a ser rechazado por laciudad y clavado en la cruz, llora sobre laciudad. No, Él no maldice a la muchedum-bre, sino que llora y dice: “Oh, si conocie-ses”.

Lo que es para tu pazEl Señor dice: “Lo que es para tu paz”. ElSeñor no utiliza aquí la palabra salvación operdón de la culpa, sino “paz”. Esta pala-bra a los judíos les tenía que decir mucho.Ya que Jerusalén es la ciudad de la paz, sja-lom. Pero el templo, su religión no le dabala verdadera paz. Esa sólo se puede encon-trar en y junto a Él. Él es el Príncipe de lapaz, esa paz la va a conseguir por Sí Mismoentregándose hasta la muerte. Eso acontecióen el Gólgota. Esa paz también se te anun-cia para ti. Y lo que es para tu paz, no lo

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encuentras en el mundo ni en el servir alpecado, porque ellos sólo dejan tras sí vacíoy discordia. Ni la encuentras con satanás,porque su paz es falsa y origina cada vezmayor intranquilidad. Tampoco la encuen-tras en una religión externa o en el hacerbuenas obras y en el puntual cumplimientode la ley. No, no da igual como el hombrevive para con Dios y su prójimo. Pero ahorahay un Cristo llorando que no quiere turuina sino tu salvación y te dice: “Ven aMí”.

Paz¿Qué es lo necesario para llegar a la verda-dera paz? ¿Es esa tu pregunta? El caminode la verdadera paz pasa por reconocer tupecado y tu culpa ante Dios, y buscar refu-gio con tu culpa y perdición en Aquel queel Padre ha enviado a este mundo. ¿Quétrae la verdadera paz al corazón? La fe enCristo, el Salvador, trae paz, alegría y felici-dad. Que hace exclamar: “Tú eres el Hijode Dios; Tú eres el Rey de Israel” (Juan1:49). Entonces experimentas una paz quesupera todo entendimiento. Paz, ¿qué es esorealmente? ¿Es ausencia de guerra? Sí, peroen sentido bíblico es mucho más. La pala-bra hebrea “sjalom” indica armonía. Asíestán las cosas en el lugar justo y en la pro-porción adecuada. La paz, pues, tienemucho que ver con la justicia. “Sjalom, paz, así era en el paraíso. Allíhabía la justicia, una relación correcta, unapaz auténtica, armonía entre el Creador ySu criatura. Pero esa paz ha desaparecido.Ahora la paz y el pecado son lo contrariouno del otro. ¿Conoces tú esta paz? Si no la conoces,entonces Jesús llora sobre ti. A pesar de ello

ruega al Señor que lo puedas ver. Ver quehas pecado contra un Dios justo, pero tam-bién tan bienhechor. No obstante buscarecibir la paz en tu alma. ¿Puede ser? Talvez te preguntes en silencio si eso aún esposible para ti. Deseo que esta pregunta estédentro de ti. Y eso es posible porque Cristosiguió el camino de la cruz. Allí se encargóde la paz el Príncipe de la Paz. Y esa pazfue otorgada por este Salvador a los impíosy a los reprobados. ¡Entonces tambiénpuede ser para ti! El prodigio de la reconci-liación está en que, lo que no puede jamáshacer el hombre para bien, se le puede rega-lar. Ese mensaje lo escuchas tú hoy: “Oh, sitambién tú conocieses, a lo menos en estedía, lo que es para tu paz”. Este día es eldía que el Señor te da hoy. “Si oyeres hoy su voz, no endurezcáis vues-tros corazones” (Hebreos 3:8).

B. van der Heiden

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..... No es posible mercadear con Dios

Meritos

Jorge Ruiz Ortiz

“El alma que pecare, esa morirá… si eljusto se apartare de su justicia, y come-tiere maldad, e hiciere conforme a todaslas abominaciones que el impío hizo,¿vivirá él? Todas las justicias que hizo novendrán en memoria por su rebelión conque prevaricó, y por su pecado que come-tió, por ello morirá” (Ezequiel 18,20-24).

Un texto como éste de la Palabra deDios invita a la reflexión. Nos con-fronta seriamente. Lo tiene que

hacer. Habla de la manera como trata Dioscon los hombres, por tanto, de cómo Éltrata también con nosotros. Nuestras ideaspreconcebidas acerca de Dios son aclaradaspor lo que dice, o corregidas, si es necesa-rio. Al leerlo, nos damos cuenta inmediatamen-te de que nos habla de un Dios justo. Surelación con los hombres está marcada porla justicia. El testimonio de la Palabra noadmite dudas al respecto: “Yahweh es tardopara la ira y grande en poder, y no tendrápor inocente al culpable” (Nahum 1,3);“Recapacita ahora, ¿qué inocente se haperdido? (Job 4,7). Es bueno, por tanto,pensar que estamos en esta vida y que exis-

te algo llamado justicia, por cuanto hay unDios justo, que ama la justicia, y que serelaciona justamente con nosotros. Sin embargo, hoy en día la idea de justiciase encuentra bastante en descrédito. Todo elmundo dice que anhela ver la justicia entrelos hombres, y hasta es capaz de dar lavida, o quitarla a los demás, por ello. Por elcontrario, en lo relacionado con Dios, elinterés por la justicia prácticamente desapa-rece, con lo que vemos que, en el fondo, nose anhela verdaderamente la justicia, o lajusticia verdadera. No hace falta más quever cómo en la sociedad se aprueban com-portamientos que están calificados en laPalabra como pecado. Pensemos tan sólo enalgunos ejemplos: la adoración de imágenes(mandamiento incluso desaparecido delDecálogo), la blasfemia (tan espantosamen-te corriente en España), la profanación delDía del Señor (convertido en el día de la“Liga de las estrellas”), la “rebelión juve-nil”, las “relaciones pre-matrimoniales”, el“divorcio express”, el “matrimonio homose-xual”, la “interrupción voluntaria del emba-razo” (aborto), la mentira “piadosa”, o la“promoción social y económica” de la

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familia (o más bien de los sexos por separa-do, en especial de la mujer), llamada en laBiblia “amor al dinero” (1 Timoteo 6,9-10), el cual, puesto que es “raíz de todoslos males”, normalmente acaba destrozandolas familias.

Bien, todas estas prácticas hoy son muycorrientes, aceptadas en la sociedad, y lagente, por lo general, sigue creyendo enDios. Sin problemas. En verdad, hay muypocos ateos en el mundo, y entre ellos, casinadie vivirá en plena coherencia con lo quedice pensar. De hecho, es casi imposibleserlo. Normalmente, la gente sigue creyen-do en Dios, aunque sea de manera vaga,incierta, sólo para que Dios lo ayude, noocurran desgracias en su familia, y todosiga bien. Lo cual, en sí, no es malo. Alcontrario, porque ¿quién no siente temor alpensar en tales cosas, o al hablar de ellas?¿Qué persona en su sano juicio se atreveríaa desafiar a un Dios Todopoderoso? Sinembargo, las prácticas citadas hoy son lomás normal del mundo. Normalmente, lagente de hoy día “no sólo las hacen, sinoque se complacen con los que las practi-can” (Romanos 1,32). Por lo tanto, no se vecontradicción entre creer en Dios y cometero aprobar tales actos. Con lo cual, se piensaque Dios acabará aceptando esas prácticas,que en el fondo no importan, que Diosseguirá haciendo bien a todos sin importarla vida que lleven.Pero ¿qué le lleva a la gente a pensar deesta manera? Sin duda, se puede hablar demuchas causas que influyen en la mentali-dad contemporánea, pero puesto que esta-mos hablando de cómo la gente comprendela relación de Dios con ellos, nos podemos

centrar en una sola idea: la tan corriente de“no soy tan mala persona”. Es decir, pensarque, en general, uno lleva una vida buena,no hace mal a nadie, incluso hace algúnbien que otro: dar dinero cuando ocurrealguna catástrofe, pertenecer a alguna ONGpara salvar ballenas u orangutanes, haberhecho algo por la consecución de un idealentre los hombres, o simplemente, “tenerbuen corazón”. En definitiva, como se dicehoy en día, “ser buena gente”. Esto yadebería de bastar, según se piensa, para pre-disponer a Dios a nuestro favor, aunque, yase sabe, nadie es perfecto. Y es ese mínimo de bondad requerido elque sentaría las bases de esta actitud gene-ral de Dios hacia nosotros. El bien hecho enel pasado, o el que se hace ahora, cubriríalos otros defectos actuales. Las faltas pue-den ser “expiadas” por lo que uno mismohace. A fin de cuentas, la gente es cristiana,puesto que han sido bautizados, y sus hijoshacen la primera comunión. Tal vez no seanmuy religiosos, pero tampoco piensan “cor-tar con la Iglesia”. Piden tan poco a cambio(sólo bautizar a los hijos y enterrar a losmuertos) que sería un mal negocio hacerlo:se puede perder la eternidad por ello, ycomo nunca se sabe, mejor no probar. No, esto no es llevar las cosas a la caricatu-ra, ni reírse de los sentimientos de la gente.Que la gente tenga buenos sentimientos,nadie lo niega, y en cuanto sean buenossentimientos, y no una burla de Dios, losrespetamos. Pero que esos buenos senti-mientos, o esas supuestas “buenas accio-nes”, le ayuden a uno en algo para conDios, eso no es cierto en absoluto. El quedice lo contrario, sea quien sea, está afir-mando lo que la Palabra de Dios niega. En

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efecto, el texto inicial del profeta Ezequielniega expresamente que la justicia, o lasbuenas acciones, hechas en el pasado sirvanpara compensar los pecados presentes. Sepuede, por tanto, decir lo mismo de las bue-nas obras presentes, o nuestros buenos pro-pósitos de cara al futuro. Es decir, no sepuede pensar que es posible mercadear conDios. Él es un Juez de justicia infinita, y nose le puede comprar, ni intimidar con nada.Dios “no hace acepción de personas, nitoma cohecho” (Deuteronomio 10,17; 1Pedro 1,17). Su justicia demanda una obe-diencia total y perfecta a Sus mandamien-tos. “Porque cualquiera que hubiere guar-dado toda la ley, y ofendiere en un punto, eshecho culpable de todos” (Santiago 2,10).De esta manera, no hay lugar para los méri-tos para con Dios. Literalmente, nada de loque nosotros hagamos puede servir paraborrar o compensar uno sólo de nuestrospecados: “¿Se agradará Yahweh de millaresde carneros, o de diez mil arroyos de acei-te? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión,

el fruto de misentrañas por elpecado de mialma?” (Miqueas6,7). Únicamentela justicia perfectade Cristo, su obe-diencia completa ala Ley de Dios ysu muerte en sacri-ficio por el peca-do, cumple perfec-tamente lasdemandas de lajusticia de Dios,por lo que es el

único fundamento donde el hombre puedebasar su relación con Dios (Romanos 3,21-26). En definitiva, la teología de los méritos dela Iglesia católica-romana es escasamentebíblica. Son otros los factores que haninfluido en su desarrollo.Fundamentalmente, porque ella es indispen-sable a su concepción de los sacramentos.Pero, paradójicamente, ella ha tenido losfrutos exactamente contrarios a los que sepretendía en un principio. En efecto, nadaha contribuido más poderosamente parafomentar la gran autocomplacencia religio-sa ni el desinterés tan enorme por las cosasde Dios que se encuentra por doquier en lospaíses latinos. Aunque, si se quiere, siempre se puede bus-car y culpar los factores exteriores. Siemprela culpa la tienen “los otros”, nunca los quehan tenido el privilegio y la responsabilidadde enseñar y predicar al pueblo.

Jorge Ruiz Ortiz

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..... ¿Ya has tocado al Señor Jesús?

Jesús acababa de liberar al endemoniadode Gadara, y vuelto a la otra orilla cami-naba junto a la gente que ya comenzabaa agolparse en su derredor. En esosmomentos se le acerca un hombre, unode los principales de la sinagoga llamadoJairo, y le pide al Maestro que fuera a sucasa, a ver a su hija que estaba muyenferma, muriendo, a lo cual Jesús acce-dió.

Estando de camino a la casa de Jairo,y ya en medio de una apretada multi-tud que le acompañaba, una mujer,

que padecía desde hacía 12 años una graveenfermedad, se esforzó por alcanzarle, puesestaba convencida de que con sólo tocar Sumanto, sería salva de su sufrimiento. Estafe, esta profunda fe, la llevó a batallarpor entre la muchedumbre para cumplirsu propósito. Una vez conseguido, al ins-tante sintió su completa sanidad. En esepreciso momento Jesús se detuvo, y dándo-se vuelta preguntó: “¿Quién me ha toca-do?”. Sus discípulos le rodeaban, y coninnegable tono de sorpresa a causa deltumulto, le responden preguntándole a Jesús"más bien quien NO le había tocado”, yaque la gente era tanta que le apretaban, tor-nando dificultoso hasta el mismo desplaza-miento. Sin embargo Jesús hace una implí-cita y evidente diferencia entre las muchasveces que la gente le había simplemente“tocado” por el escaso espacio a causa de lamuchedumbre con el específico toque de lamujer enferma... “De mi ha salido poder..”

-declara Jesús- un Poder divino que nohabía salido hacia ninguna de las otras tan-tas personas que le habían tocado-empuja-do-apretado... ¿Qué hizo la diferencia paraque un simple toque recibiera el poder delSeñor? ¿Qué hizo la diferencia para que esamujer fuera especial entre todos los demásque seguía a Jesús? La respuesta es: una Fegenuina en la autoridad y el poder delHijo de Dios, impulsada por medio de uncorazón dispuesto y sediento de Él.

Este relato, registrado en la Escritura enMarcos 5:21-34, nos invita a reflexionaracerca de nuestra propia y personal relacióncon Jesús, de nuestro propio caminar en lafe... Resulta tristemente frecuente compro-bar que muchos creen que son "cristianos"simplemente por el hecho de hacer (obrar)determinada cosa. Tal vez incluso suponganserlo por el hecho de asistir a una iglesia.Esto sin duda es un error. El lugar en dondenos reunimos no nos hace cristianos, comotampoco podemos considerarnos sabios oeruditos por el mero hecho de concurrir auna universidad, o enfermos por concurrir aun hospital.

Muchas de las personas de la multitud queseguían a Jesús lo hacían seguramente porsimple curiosidad. Otros lo seguían pormoda o costumbre. Sin embargo, una mujerde entre esa misma multitud marcó la dife-rencia, la cual el Espíritu de Dios con todasabiduría dejó registrada en la Escriturapara nuestra edificación espiritual. Esa

La mujer y el manto de Jesús

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mujer fue movida por su fe en el Hijo, fesin la cual es imposible agradar a Dios.Esto hizo la diferencia.

Mira y reflexiona acerca de tu caminar en lamultitud "cristiana". ¿Sigues a Jesús mera-mente por curiosidad, o por costumbre, opor tradición, o por dogma, o por religión?No esperes más que pisotones. No esperesnada del Padre celestial si tu temor de Dioses sólo un mandamiento de hombres que teha sido impuesto (Isaías 29:13)¿Estás fundado y firme en Jesucristo, la esperanza de gloria (Colosenses1:21-27)? ¿o sólo formas parte deun movimiento religioso que con-voca a "estar cerca" del Cristo, deuna multitud que religiosamente seagolpa en derredor de Su nombre,pero que a pesar de esa aparentecercanía no recibe de Su podervivificante?Tal como imagino que anheló lamujer que tocó Su manto, lo impor-tante no es estar CON Cristo. Loverdaderamente importante esestar EN Cristo. Esta circunstan-cia, y no otra, es la que hace ladiferencia. Escrito está:"Ya no vivo yo, mas vive Cristo enmí." (Gálatas 2:20)"De modo que si alguno está enCristo, nueva criatura es.." (2Corintios 5:17)"Todo lo puedo en Cristo que mefortalece." (Filipenses 4:13)"Ninguna condenación hay paralos que están en Cristo Jesús."(Romanos 8:1)

"Paz sea con todos vosotros los que estáisen Jesucristo. Amén." (1 Pedro 5:14)

¿Buscas a Jesús para abrazarle y ser unocon Él, con un corazón agradecido y dis-puesto a reconocer tus pecados, Su sacrifi-cio redentor, Su autoridad y Su completoSeñorío sobre tu vida? Entonces hay Poderde Dios para tu vida.Bendiciones en Cristo,

Daniel Sapia

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..... El testimonio de sus cartas

Estimados hermanos de ECR:

La revista ha sido de gran bendiciónno sólo para mi vida, sino para otraspersonas con las que he podido com-

partir el mensaje de salvación.Hace ya casi 20 años que una persona enese entonces desconocida me compartió delEvangelio en una parada de autobús y desdeese entonces Cristo es el Señor y Salvadorde mi vida. Después de buscar la verdad con los testi-gos, mormones y católicos conocí el verda-dero Camino, Verdad y Vida: Jesucristo. Ysu revista ha sido un medio sumamente útilpara evangelizar a otros y mostrar pormedio de la Palabra de Dios la doctrina dis-torsionada del catolicismo romano tan arrai-gado en mi país. Gracias a Dios cada díamás gente está descubriendo el verdaderocristianismo y es un gozo compartir mi tes-timonio con ustedes que realizan una obraevangelizadora de gran bendición.Que Dios les siga bendiciendo,

Georgina R.México

Amado hermano:

Deseándole que las bendiciones deDios estén sobre todos los herma-nos que laboran en esa revista. La

verdad es que no sé decirles algo que ya noles hayan dicho ya, solamente expresarlesmi gratitud, porque la lectura de su revista omejor dicho nuestra revista, me enriquece yme eleva el espíritu cuando la leo, y la com-parto con mi familia.Saber que existen hermanos en Cristo, al

rededor del mundo que también reciben ysienten esas emociones y que las verdadesescritas en la Santa Biblia nos fueron reve-ladas, me produce alegría y honra, por lasmisericordias de Dios, que tuvo hacia mivida y familia.Me despido de ustedes, con gratitud en micorazón hacia mi buen Dios y hacia suscompañeros de ministerio, reiterando misbendiciones y saludos,

Jorge Ramón V.R.Chile

Apreciados hermanos:

He recibido durante dos años la revis-ta ECR, los cuales han sido de granbendición para mi ministerio puesto

que Dios permite que por medio de ellossea edificado su pueblo. La gloria sea parael Señor por el radicalismo en la forma enque se ciñen a toda la ESCRITURA y anuestro Señor JESUCRISTO como Señor ySalvador de la Iglesia. Le pido a Dios loscontinúe guiando y les revele cosas grandesy ocultas del REINO DE DIOS, para quesigan edificando a la Iglesia. Bendiciones en Cristo,

Omar G.G.Colombia

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Estudio bíblico

“Perseverad en la oración, velando en ellacon acción de gracias” (v. 2).

En la gran obra de salvación que Dioshizo para todos nosotros: nos ha per-donado todos los pecados, y cuando

estábamos muertos en pecado y no pertenecí-amos al pueblo de Dios, nos dio vida junta-mente con Cristo y en Cristo. Y si sabemos que nuestra vida está escondidacon Cristo en Dios, debemos perseverar en laoración, para mantenernos despiertos en espí-ritu y vigilantes ante las continuas trampas,que el maligno nos pone en el vivir de cadadía en este mundo. Este quiere que acepte-mos su salario del pecado, que es muerte; ydejemos la dádiva de Dios en Cristo, que esvida eterna, y “una herencia incorruptible,incontaminada e inmarcesible reservada enlos cielos” para nosotros (1 Pedro 1:4). Nuestros labios y corazón deben dar gracias anuestro Padre celestial, porque nos ha libra-do de la potestad de las tinieblas y nos hadado la Luz de vida que es Su Hijo Amado.Por eso Cristo nos dice: “Yo soy la Luz del

mundo, el que me sigue no andará en tinieb-las, sino que tendrá la Luz de la vida” (Juan8:12).El mismo Señor Jesús, en Lucas 18:1-8, noshace conscientes de “la necesidad de orarsiempre, y no desmayar”. En este mismopasaje el Señor nos pregunta: “¿Y acaso Diosno hará justicia a sus escogidos, que clamana Él día y noche?”. Aquí se nos aconseja aorar siempre, día y noche, y no desmayar. Yel Señor nos sigue preguntando: “¿Se tardaráen responderles?”. La respuesta la da tambi-én el Señor: “Os digo que pronto les harájusticia”. En todo esto el Señor Jesús ve ungran problema, no por parte de las promesasde Dios, que son fieles y verdaderas, sino porparte del hombre. Jesús nos pregunta a ti y a mí: “Cuando Yovenga: ¿hallaré fe en la tierra?”. Tu respu-esta será afirmativa, si día y noche perseverasen oración sin desmayar. Por eso el apóstolPablo también nos dice: “Velad, estad firmesen la fe; portaos varonilmente, y esforzaos”(1 Cor. 16:13). “Sed sobrios, y velad –grita

Carta a losColosensesCapítulo 4:1-18

Fco. Rodríguez, Espan~a

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Pedro-, porque vuestro adversario el diablo,como león rugiente, anda alrededor vuestrobuscando a quien devorar, al cual resistid fir-mes en la fe” (1 Pedro 5:8-9). “Estad firmesen la fe y resistid firmes en la fe”, es elúnico modo de vencer todas las dificultades ypadecimientos en el caminar de cada día enla gracia de Dios, “que nos llamó a su gloriaeterna en Jesucristo”.

“Orando también al mismo tiempo pornosotros, para que el Señor nos abra puer-ta para la Palabra, a fin de dar a conocerel misterio de Cristo... para que lo mani-fieste como debo hablar” (v. 3-4).

Cuando uno recuerda el llamamientode Saulo y cómo Dios le llamó por Sugracia, “para revelar a Su Hijo en él”

(Gal. 1:16), parece sorprendente que pida alos hermanos que oren por él para que “elSeñor abra puerta para la Palabra, a fin dedar a conocer el misterio de Cristo...”. Pablosabe muy bien que el único que puede abrirla puerta de los corazones a la Palabra deDios, es Dios mismo; y también el único queconoce los corazones para hablarles comoconviene y se abran al misterio de Dios, reve-lado en el Evangelio y conocido por la fe.Este misterio es Cristo y todo lo referente anuestra salvación nos ha sido dado en Cristo,y en Cristo estamos completos, “porque enÉl habita corporalmente toda la plenitud dela Deidad”(2:9). Cuántos hay que se llenan la boca con sustítulos y su preparación académica para sen-tar cátedra indiscutible en todos los temasque tienen a bien exponer. Todo lo que sabenlo aprendieron con gran esfuerzo y dedicaci-ón. Por eso se saben capaces de abrir puertasy exponer misterios de salvación, y hablar a

cualquier persona en cualquier circunstancia.Tendríamos que decir que el evangelio anun-ciado por tales personas es según el hombre.Sin embargo, Pablo nos dice todo lo contra-rio: “El Evangelio anunciado por mí, no essegún hombre; -¿por qué?-, pues yo ni lorecibí ni lo aprendí de hombre alguno, sinopor revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12). Y este Pablo, a pesar de que el Evangeliole fue revelado por Jesucristo, le pide a loshermanos que oren por él para que, cuandohable de Cristo como nuestro único y perfec-to Salvador, lo haga como el Señor quiere.Dicho con otras palabras, que sea Cristomismo en él, el que habla, y no el hombrePablo doctor de la ley. Así, también, com-prenderemos que Pablo diga: “Con Cristoestoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo enla carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios...”(Gal. 2:20). Pablo sabe muy bien que todoesto es por gracia en el amor con que Cristose entregó a Sí mismo por nosotros.

Andad sabiamente para con los de afuera,redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabrasiempre con gracia, sazonada con sal, paraque sepáis cómo debéis responder a cadauno (v. 5-6).

La sabiduría en el Antiguo Testamentoes: saber actuar justamente, rectamen-te. Por eso en Proverbios se nos dice:

“Nunca respondas al necio de acuerdo consu necedad, para que no seas tú tambiéncomo él” (26:4). Antes bien, -como dicePedro-, santifiquemos a Dios el Señor ennuestros corazones, estando siempre dispu-estos a dar respuesta con mansedumbre y res-peto a todos los que nos pregunten por laesperanza de vida que hay en nosotros (1

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Pedro 3:15). Entonces las palabras denuestros labios saldrán con amor, sazonadascon la fuerza y la luz del Espíritu. Algo asíles pedía Jesús a sus discípulos, cuando lesdice: “Vosotros sois la sal de la tierra....vosotros sois la luz del mundo... así alumbrevuestra luz delante de los hombres” (Mateo5:13-14). Esa sal sin el amor es una sal des-vanecida, y si esa luz no emana de la mismaPalabra, el Verbo de Dios, solo será un reflejode la religiosidad del hombre, que nada tieneque ver con la Luz verdadera que alumbra atodo hombre que cree en Cristo.La única forma de saber “cómo debo respon-der a cada uno”, sólo será posible, si Cristovive en mí. Él conoce lo que hay en el cora-zón de “cada uno”, para iluminar esastinieblas más íntimas y sazonar la amargu

ra de una vida de pecado con Su amor deperdón total, ahora y para siempre. Pero, siCristo no vive en mí, mi respuesta tambiénserá sin Cristo, aunque hable de Cristo.Entonces solo seré un simple propagandistade religión, y no un pecador justificado quevive por Cristo y en Cristo, para anunciar elperdón total de Dios a los pecadores.Casi siempre en nuestras respuestas utiliza-mos los principios académicos o religiosos enlos que hemos sido formados, pero solemosolvidar algo muy importante en la vida de uncristiano. Al no tener en cuenta la advertenciaque nos la hace el mismo Señor Jesús: “Noos preocupéis por cómo o qué habréis de res-ponder, o qué habéis de decir; porque elEspíritu Santo os enseñará en la misma horalo que debáis decir” (Lucas 12:11-12).

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Solo desde una perseveran-cia en la oración, día ynoche, sin desmayar, esta-rás dispuesto a que se hagarealidad en ti lo que aquíCristo te dice. Pero no olvi-des que el autor de esarepuesta es el Espíritu y eltiempo lo marca Él. Hemosde dejar toda preocupaci-ón de cómo responder oqué decir, para en fe ver-dadera en Cristo aceptarla respuesta del Espírituen nosotros para el momento oportuno.Porque con tu vana sabiduría religiosa loúnico que estás haciendo es impedir que elEspíritu hable en ti. Pues Jesús nos dice cla-ramente: “Porque no sois vosotros los quehabláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quehabla en vosotros” (Mateo 10:20). Tal vez tedebas hacer una pregunta: ¿quién habla enmí, el Espíritu o yo?

“Os saluda Epafras, siervo de Cristo, siem-pre rogando encarecidamente por vosotrosen sus oraciones, para que estéis firmes,perfectos y completos en todo lo que Diosquiere” (v. 12).

Aquí se nos pone un ejemplo prácticode la manera de conducirse un siervodel Señor en su relación con los fie-

les a quienes les había anunciado elEvangelio de nuestro Señor Jesucristo, comoes el caso de Epafras, que había anunciado elplan de salvación de Dios a los colosenses.Su actitud ante el Señor es de oración con-stante por ellos, para que estén firmes, per-fectos y completos en todo lo que Dios quie-re (v. 12).

Otro de los aspectos, que nos presenta elfinal de esta carta, es la manera de tratarPablo a los que colaboran con él en elEvangelio. Para Pablo cada uno de ellos es unamado hermano, un fiel ministro y un con-siervo en el Señor. Este es el lenguaje de unauténtico creyente que reconoce: Cristo “esel todo en todos” (3:11). Y esto, hoy, tambiénsigue siendo válido para todos nosotros.Aunque muchos se nos presenten diciendoque solamente “su todo” es el todo paratodos. Y sólo llaman sus hermanos amados ysus consiervos a aquellos que admiten “sutodo” doctrinal y cultual. Muchas veces da laimpresión que lo importante para muchos“cristianos” es “su todo”, y no que Cristo esel todo en todos los que creen en Él. Y siesto no es verdad en el que se dice creyente,entonces no está creyendo en el Cristo queJuan, Pedro y Santiago con todos los apósto-les han oído, han visto con sus ojos, han con-templado y han palpado con sus manos, y enÉl y por Él nos anunciaron la vida eterna (1Juan 1:1-3).

Fco. Rodríguez

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Desde el principio -¡Oh, noble madretierna!, eres fuente de amor y de esperanza, dulce pasión de entrega en sacrificio, digna dedicación que Dios manda.

Espejo de ilusión, cuando encinta tu amor de madre en ti se desbordaba a la espera de los días brillantes que en tuvientre canta-ban dulcesnanas.Llorabas deemoción, conpensamientos de sueñosinfantiles, conla humana ilusión deincontablestiernas voces que desde un cielo limpio bajaban.

Siempre hay pequeñas brisas que, cualflores, renacen solo en ti, mujer del alma, mientras tú, propiamente, te hacesmadre: madre, junto al esposo que proclamas; madre , en la enfermedad y en el trabajo, madre por pura esencia, dando el alma

por el hijo que llora y que te pide el alimento que de ti reclama.

¡Han madurado ya bellos poemas entre flores de ensueño, como ramas del árbol de la vida que naciera en el nido de amor de tus entrañas!

Y fue cierto el anuncio de ilusiones que oíste cuando alguien te llamaba; visión como de un ángel que advirtiera un preludio de vida enamorada. Y se perciben los acordes tiernos de una especial y dulce serenata, en leves aleteos de cigüeñas que llegan al altar de tu ventana.

¡El pensamiento tiene el aura amable de la fresca velada!Una plegaria sube hacia lo alto con inefable acento, con el alma hecha oración y vida, donde brotan los racimos de fe de la esperanza.

Dios escucha el mensaje generoso –rayo de luz, saeta iluminada- donde una madre dice al Dios eterno: “¡Gracias, Señor, yo ruego y en ti espero: que se haga con migo en tu Palabra!”

Antonio Barceló Roldán

En el día de la madre

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Los pámpanos sueltos se mueren

or qué soy cristiano? Y, ¿para qué me sirve profesar la fe en el Señor Jesús? Alfonso tragó saliva mientras

filtraba el cúmulo de preguntas que, mezcla-das en el corazón como si se tratára de unremolino que jamás se detiene, buscabanencontrarle sentido a la existencia. ¿En qué había ayudado a su relación el ircada semana a la iglesia y formarparte de una congregación de creyentes?Ahora, su relación consigo mismo. Habíaque admitirlo, era un caos. En ocasiones nise podía soportar. Le aterraba la idea demirarse al espejo en las mañanas. Frente alespejo veía a un hombre derrotado, con losojos apagados. ¿Por qué sigo enfrentandolos mismos problemas –razonaba- si es ape-nas previsible que ya hubiese avanzado enmi crecimiento espiritual...?Buscó afanosamente en su Biblia, más porinercia que por cualquiera otra razón. Hallóel versículo que tenía subrayado con coloresazul y verde claro: “¿Qué provecho tiene elhombre de su trabajo con que se afanadebajo del sol?” (Eclesiastés 1:3).Alfonso se dejó caer sobre el césped. Sonriócon desgano y preguntó, sin importarle quealguno de los transeúntes lo escuchara: “Sercristiano ¿por qué?, y ¿para qué?”.Preguntas... preguntas... y más preguntas...Tal vez usted se ha formulado estos y otrosinterrogantes en múltiples ocasiones. Comocristiano ha experimentado frustracionesporque piensa que no crece mucho en el

plano espiritual y menos como persona.“¿Podré lograrlo?” se repite incesantemente.Incluso ha cuestionado la existencia deDios. “¿Por qué permite Dios mis sufrimien-tos?”, se ha repetido.Sus cuestionamientos son los mismos quepor años han asaltado a hombres y mujeresen toda la historia de la humanidad.¿A qué se debe el que decenas de personasen todo el mundo encuentren salida a suscrisis acudiendo al suicidio? ¿Por qué millo-nes de personas al término de sus días estánembargados por la sensación de que su ciclovital concluye “sin pena ni gloria”? La res-puesta es sencilla: No le han encontradosentido a su existencia. Hasta tanto ocurre,el decurso de sus horas, minutos y segundosse convertirán en un martirio.

Leví –a quien el mundo llegaría a conocercomo Mateo- es un vivo ejemplo. Estaba

Ser cristiano... ¿Por qué? y ¿para qué?

P¿

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desarrollando una exitosa carrera como eje-cutivo de impuestos al servicio de Roma.Aunque para algunos era traidor, para otrosera alguien envidiable no solo por su estatussocial sino por las proyecciones económicasque se abrían frente a su desempeño profe-sional y laboral. Sin embargo sentía que lefaltaba algo. Le desesperaba que pasaranlos días sin que nada significativo ocurriera.Su existencia era vacía. “Y al pasar vio aLeví hijo de Alfeo, sentado al banco delos tributos públicos, y le dijo: sígueme. Ylevantándose, le siguió” (Marcos 2:14).En la vida de este recaudador se produjouna profunda transformación que le llevó areorientar sus metas, planes y objetivos.¡Un encuentro con Jesucristo trajo sentido asu existencia!Cuando volvemos la mirada a Cristo, comoocurrió con Mateo, damos el primer y másgrande paso para tener algo por lo quéluchar y hacia lo cual dirigir eficaz y pro-ductivamente nuestros esfuerzos.La existencia de Mateo experimentó unatransformación que se reflejó en su relacióncon Dios, consigo mismo y por ende, conaquellos que le rodeaban. En adelante todocuanto hizo tenía la impronta de obrar divi-no, porque contrario a otros períodos de sudevenir diario, el Señor ocupaba el primerlugar como podemos leer en el versículosiguiente: “Aconteció que estando Jesús ala mesa en casa de él, muchos publicanosy pecadores estaban también a la mesajuntamente con Jesús y sus discípulos;porque había muchos que le habíanseguido” (Marcos 2:15).Cuando permitimos que el Señor Jesús ini-cie la obra transformadora en nosotros,toma fuerza el anuncio que hiciera a sus

seguidores; “... Yo he venido para que ten-gan vida, y para que la tengan en abun-dancia” (Juan 10:10). ¿Quién puede real-mente cambiar y dar propósito a nuestroser? Sin duda, el Señor Jesucristo.El avance eficaz en lo personal y espiritualradica en confiar en las fuerzas de Dios yno en las nuestras, como advierte el SeñorJesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpa-nos; el que permanece en Mí y Yo en él,este lleva mucho fruto; porque separadosde Mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).Si nos disponemos con corazón humilde altrato del Señor, el crecimiento personal yespiritual será real en cada uno, pero ade-más afectaremos positivamente a quienes seencuentren alrededor: “Otra parábola lesrefirió diciendo: el reino de los cielos essemejante al grano de mostaza, que unhombre tomó y sembró en su campo; elcual a la verdad es la más pequeña detodas las semillas; pero cuando ha creci-do, es la mayor de las hortalizas, y sehace árbol, de tal manera que vienen lasaves del cielo y hacen nidos en susramas” (Mateo 13:31,32).¿Qué está ocurriendo cuando no apreciamosmayores cambios? Pueden registrarse doscausas. La primera, que la conversión aCristo fue de labios y no de corazón; lasegunda, que esperamos resultados rápidossin esperar el trato perfecto y soberano deDios. Él no dejará su trabajo a medio terminar,como señala el apóstol Pablo: “...estandopersuadidos de esto, que el que comenzóen nosotros la buena obra, la perfeccio-nará hasta el día de Jesucristo”(Filipenses 1:6).

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Siempre espera en Dios.....

“Si fuésemos infieles, Él permanece fiel;Él no puede negarse a Sí Mismo” (2Timoteo 2:13).

La Biblia está llena de textos sorpren-dentes. Tomemos nuestro texto: “Sifuésemos infieles, Cristo permanece

fiel”. Después del verso anterior uno seespera un giro diferente: “Si le fuésemosinfieles, Él tampoco nos permanecería fiel”.Pero no, allí está: “Si le fuésemos infieles,Él permanece fiel”. ¿Esto es ilógico? Lovamos a examinar. Para eso en primer lugarvamos a ver el contexto de este pasaje.Pablo escribe a Timoteo que él está preso.Pero él añade: “Mas la Palabra de Dios noestá presa” (9). Timoteo, con esta palabrapodemos contar, porque es una Palabra fiel.Ya que Dios hace lo que promete. Esa fide-lidad la subraya el apóstol en los versos 11-13. Cada uno de estos versos comienza con“si nosotros”. Sobre todo está Cristo en elcentro: es un himno a Cristo.

La primera estrofa dice: “Si somos muertoscon Cristo, también viviremos con Él”. Estanorma abarca el corazón del Evangelio. Sientregamos nuestro viejo hombre a la muer-te con Cristo, también resucitaremos con Éla una nueva vida. Ese es el misterio de lafe: Eso nos hace uno con Cristo. El segundo verso dice: “Si sufrimos, tam-bién reinaremos con Él”. Esta regla contie-ne el llamamiento del Evangelio. ¡En todolo que te acontezca, mantente firme! Porqueentonces reinarás con Cristo. ¿Cómo?Ahora por la lucha con una conciencia libre

contra los poderes de las tinieblas, y luegopor reinar sobre todas las criaturas. ¡Quépanorama!En el tercer verso se lee: “Si le negásemos,Él también nos negará”. Esta regla es laadvertencia del Evangelio. Quien –incons-ciente o conscientemente- diga de Cristo:“Yo no conozco ese Hombre”, -ese descu-brirá que Cristo a Su tiempo también rompela relación-.Ahora llegamos al cuarto y último verso:“Si fuésemos infieles, Él permanece fiel”.Esta regla contiene el consuelo delEvangelio. Porque lo que aquí está, es tanilógico, tan inesperado, que te frotas losojos y dices: Esto no puede ser verdad.Seguramente, no como tú piensas. Porqueen eso va emparejado nuestro actuar y elactuar de Dios. ¿Muertos con Cristo?Entonces también vivimos con Él. Tambiénreinaremos con Él. ¿Le negamos? Él tam-bién nos negará. Pero ahora: ¿le somosinfieles? ¡Él.... permanece fiel! Esta es unaadvertencia para nosotros. ¿Cómo? Porque,si nosotros le somos infieles, Cristo es fiel,y a la vez fiel también a Su Palabra, pues,quien no crea, será condenado. Quienes nose toman la molestia de perseverar, tampocopiensen reinar con Cristo. Y quienes noquieran morir con Él, tampoco vivirán conÉl. ¿Sabes a quiénes se refiere nuestro texto?Para los que están desanimados. Para losque intentan perseverar en la fe, pero a cadapaso fracasan completamente. El Espíritu Santo nos hace aferrarnos alDios fiel. ¿Cómo? Porque ya no buscamos

Él permanece fiel

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El Señor es mi Roca fuerte

en nosotros mismos, sino fuera de nosotros,en el Señor Jesucristo. Nosotros somostotalmente infieles. Pero aunque fallamosen nuestro caminar diario, sin embargoestamos seguros y ciertos que nuestra infi-delidad no anula la fidelidad de Dios. La Palabra nos grita: “Si fuéremos infieles,Él permanece fiel”. Esto quiere decir: Enningún momento está Dios ausente, soy yoel que siempre me largo. Yo estoy en cons-tante movimiento: ahora por un momentome aferro a Dios, luego paso de Él, como sientre Él y yo no hubiese nada. Yo soy infiel,y Él, Él es uno y totalmente fiel y verdade-ro. Por eso se recalca que Él no puedenegarse a Sí Mismo. Ya que Dios es Dios.Pertenece a Su esencia el ser fiel: fiel a Suspromesas, fiel a Su elección, fiel a Su amor.Jamás Él abandonará a los pobres pecado-res, que apelan a Él. Eso va en contra de

Quien es Él. Por eso podemos contar conDios, en la esperanza y en la desesperación,en la prosperidad y en la adversidad, en eloasis y en el desierto, en la fe y en la incre-dulidad. Pues, qué sorprendente: nuestroDios todopoderoso, que todo lo puede, nopuede una cosa: ser infiel. Si eso fueseposible, entonces se negaría a Sí Mismo.¡Gracias damos a Dios, que eso es imposi-ble! A veces, cuanto tiempo pasa, antes deque nos hayamos dado cuenta de eso.Nosotros navegamos sin rumbo, pero Diosen Cristo nos tiende Sus manos y nosdemuestra su fidelidad. Esta es tan firmecomo el cielo, sí, como Dios Mismo. Poreso podemos nosotros mismos fiarnos deÉl, con un corazón tranquilo o con un cora-zón preocupado.

H. J. Lam

Jueces 7: 1-7“Con estos trescientos hombres.... (Jueces7:7).

Tu ejército es demasiado grandeGedeón”, dice el Señor. Así no pue-des luchar contra los Madianitas.

Porque, si los Israelitas vencen, dirán: noso-tros alcanzamos la victoria. Entonces elSeñor tu Dios no recibirá la honra. Gedeóntuvo que enviar a sus casas a todos los hom-bres que tenían miedo. Pero todavía le que-daban diez mil. Y para el Señor este ejércitole parecía demasiado grande. “Vete con loshombres junto al agua y que beban”, diceÉl. Los hombres que beban el agua de prisa

La Biblia también habla al niño

“

como un perro, se pon-gan aparte. Tambiénhubo hombres que searrodillaron para beber.Ese era el grupo mayor.Estos hombres tambiénfueron enviados a sus casas. Gedeón ahorase queda con un ejército de trescientoshombres. ¿Debe luchar con este pequeñogrupo contra el gran ejército de losMadianitas? Qué difícil tuvo que ser paraGedeón creer eso. Pero lo que Dios prome-te, eso hace. De sus hechos está llena laBiblia. Él pide de nosotros que confiemosen Su Palabra. Entonces la victoria es segu-

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diciendo: Mirad, ¿no son galileos todosestos que hablan?” (Hechos 2:7).

En Jerusalén hay un movimientoimportante. Han venido al templopara celebrar la fiesta de Pentecostés

de distintos lugares, de muy lejos y decerca. Fuera en la calle se puede escuchar elmurmullo de toda clase de idiomas. En unasala de aquellas casas están los discípulosdel Señor Jesús. En oración esperan la veni-da del Espíritu Santo. De repente se oye unruido como de un viento fuerte. Y mira:sobre la cabeza de cada uno de ellos se vencomo lenguas de fuego. Ellos saben muybien: que ahora es la venida del Consolador,el Espíritu Santo prometido por el SeñorJesús. Los discípulos hablan. Un egipcioestá asombrado escuchando. Un árabe sepregunta, cómo estos hombres sin letraspueden hablar ahora mi idioma. Muchos seasustan, otros se mofan y les llaman borra-chos. Entonces Pedro se pone en pie y explica loque allí está sucediendo, es lo que ha profe-tizado el profeta Joel. Para que se convier-tan, porque todo el que invoque el Nombredel Señor Jesús, será salvo. Pedro está llenodel Espíritu Santo y solo quiere una cosa:contar las grandes obras del Señor.

Hechos 3:1-26“Mas Pedro dijo: no tengo plata ni oro,pero lo que tengo te doy; en el nombre deJesucristo de Nazaret, levántate y anda”(Hechos 3:6).

Qué cuadro más triste: a la puerta deltemplo, llamada la hermosa, estabaun cojo de nacimiento pidiendo

limosna. Ni podía caminar ni tampoco tra-bajar. Por eso sus amigos lo llevaban todos

ra. A veces muy distinta de cómo nosotrospensamos. Ya que nosotros tenemos un Diosque puede hacer milagros. Gedeón y sushombres se atreven a arriesgarse. ¿Y tú?La Biblia está llena de milagros que elSeñor ha hecho. ¿Se dan hoy también mila-gros?

Jueces 7:9-15“... porque Yahweh ha entregado el cam-pamento de Madián en vuestras manos”(Jueces 7:15).

Esa noche Gedeón va al campamentode los Madianitas. También Fura, sucriado va con él. Gedeón debe ir allí.

El Señor va animarle. Él sabe que Gedeónlo necesita; la lucha puede estallar en cual-quier momento. Dios sabe muy bien lo quenecesitamos. Con frecuencia nosotrosvemos las cosas al contrario. Pero de repen-te sucede algo que te dice: Dios está tam-bién, Él es poderoso. Él me puede ayudar.Entonces te atreves a seguir. Gedeón yFura, su criado, se deslizaron hasta el cam-pamento de los Madianitas. Se acercaron auna tienda. Oyeron hablar a unos. “Yo hesoñado” –dice el hombre-, veía un pan decebada que rodaba hasta el campamento delos Madianitas, y llegó a la tienda, y la gol-peó de tal manera que cayó”. Eso no signi-fica nada bueno, -dice el otro hombre en latienda-, los Israelitas nos derrotarán. Gedeón lo comprendió. Se arrodilló y oróal Señor. Toda preocupación se alejó de sucorazón. El Señor les dará la victoria.¿Cómo puede Dios darnos ánimo a ti y amí?

Hechos 2:1-21“Y estaban atónitos y maravillados,

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Estés ardiente, pero ¡No te quemes!

los días al templo. Allí era un lugar perfec-to: el que quería entrar, tenía que hacerlopasando junto al mendigo. Un día Pedro yJuan pasaron por allí. Con la esperanza deque le diesen algo, el mendigo extendió sumano. ¿Le darían algo? Entonces Pedro ledijo: míranos. Qué lastima, los apóstoles notenían ni plata ni oro. Pero .... Pedro tiene

algo más importante: el poder para sanar aaquel mendigo cojo en el nombre del SeñorJesús. Y mira: saltando y dando brincos siguea Pedro y a Juan dentro del templo para dargracias a Dios por este gran milagro. A Pedrose le permitió hacer este milagro en elNombre de Jesús para conversión de los judí-os, pero también para tu conversión.

“El os bautizará en Espíritu Santo yfuego” (Lucas 3:16).“Y se les aparecieron lenguas repartidas,como de fuego” (Hechos 2:3).“No apaguéis al Espíritu” ( 1Tesalonicenses 5:19).

Fuego –esta es la segunda palabra principalen la Biblia que nos encontramos cuando setrata de la infusión del Espíritu Santo. Ya enla profecía de Joel capítulo 2 se combina lavenida del Espíritu Santo con el fuego deljuicio. El penúltimo hecho de salvación esla última llamada. Ese también es el temade la primera predicación de Pentecostés.Pedro clama con voz clara: ¡convertíos!Con muchas otras palabras les amonestaba:guardaos de esta mala generación. ¡Unaúltima llamada!: Sólo aquellos que invo-quen el Nombre del Señor Jesús, serán sal-vos.También Juan Bautista muestra esa rela-ción. Con la venida de Cristo comienza elúltimo tiempo. Él bautizará con el EspírituSanto y fuego. El aventador está en Sumano. Y separará el trigo de la paja. El

trigo lo recogerá en sugranero. Pentecostéses la fiesta de la cose-cha. El trigo es tam-bién la última parte dela cosecha, pero lapaja será quemada conun fuego inextingui-ble. Esa imagen se

repite en la predicación de Jesús sobre elReino de Dios.Sin embargo acontece de otra manera acomo había pensado el Bautista. Antes deque Cristo agarre el aventador en la mano,Él va camino de la cruz. Primero Él Mismoserá el grano de trigo que cae en tierra ymuere. Hay aquí un paralelismo con la pro-fecía del hijo del hombre del libro deDaniel. En esa profecía a Él se le enco-mienda el juicio. El día del juicio final, Élejecutará también esa orden. Pero antes hade buscar y salvar lo que estaba perdido ydar Su vida en rescate por muchos. Para Lucas, también el escritor de losHechos de los Apóstoles, las palabras deJuan Bautista sobre el bautizar con el

El Espíritu Santo: ¡fuego!

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Espíritu Santo y con fuego están en la pers-pectiva de Pentecostés. De hecho, el bautis-mo de los apóstoles en el Espíritu Santo novisible para el ojo humano se muestra contres señales: además de un viento recio y elhablar en otras lenguas y también lenguasrepartidas como de fuego sobre cada uno delos presentes. En la presentación de Juan elBautista los discípulos que son bautizadosno se bautizan en el Espíritu Santo. En esemomento aún no habían sido llamados porel Señor Jesús. Aquí se trata del pueblo deDios. En Pentecostés la iglesia fue bautiza-da con el Espíritu Santo. Por eso cada cris-tiano por definición es una “lengua”, es una“voz”. “Porque con el corazón se cree parajusticia y con la lengua se confiesa para sal-vación” (Romanos 10:10). Eso no es ningúnautomatismo. Se trata de si hemos sido lle-nos de las grandes bendiciones del Señor.El Espíritu Santo nos ha sido dado, ¿perotambién lo hemos recibido personalmente?¿Oramos también por la incidencia delEspíritu Santo en nuestro corazón y ennuestra vida? No nos cansemos de dar gra-cias y orar: ¡Ven Creador, Espíritu Santo!

El hecho salvífico de Pentecostés no sepuede anular con nuestra incredulidad. Poreso Pablo dice a los Tesalonicenses: “Noapaguéis al Espíritu”. La forma de expresar-se el apóstol nos da a entender que en ellosmoraba el Espíritu y era un gran mal paraellos apagarlo. Por la predicación delEvangelio También resplandece en losTesalonicenses el fuego del Espíritu Santo.Ya que – el apóstol escribe- “nuestroEvangelio no llegó a vosotros en palabrassolamente, sino también en poder, en elEspíritu Santo y en plena certidumbre”

(1:5). ¡No apaguéis! El reverso de la amo-nestación apostólica es una fuente de con-suelo. Pues no hace falta que nosotros man-tengamos en funcionamiento el fuego santo,y mucho menos encender. El hecho salvífi-co de Pentecostés no se puede anular, comotampoco se puede anular la resurrección yel nacimiento de Cristo. “Dios ha hechos aSu Hijo Señor y Cristo”. Eso se anunció yserá anunciado. Una y otra vez levanta DiosSu fuerte voz con poder. Eso se resaltasobre todo en las profecías (Tes. 5:20). Conello se trata de la aplicación del Evangeliodel reino de Dios a los tiempos en quenosotros vivimos. Si nosotros consciente-mente nos negamos a ello, sucumbimos a launiformidad del mundo. Eso requieremutua reflexión pero sobre todo abnega-ción. Nuestra credibilidad como cristianosdel rico occidente está en juego. Por eso:“Examinadlo todo; retened lo bueno.Absteneos de toda clase de mal” (Tes. 5:22-23). Esta amonestación no está aislada sino quese une al llamamiento a una vida de santifi-cación, en oración y acción de gracias.Señor, haz que el fuego del Santo Espíritullame con fuerza en medio de nosotros,inflámanos con Tu amor. Entonces tambiénse quemará lo que no pueda estar ante lapresencia del Dios Santo. El fuego delEspíritu purifica y acrisola. En esa luz estátambién la invocación con la que el apóstoltermina su carta: “Y el mismo Dios de pazos santifique, por completo; y todo vuestroser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardadoirreprensible para la venida de nuestroSeñor Jesucristo” (Tes. 5:23).

H. J. de Bie

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En el huerto de una hacienda su dueño plantó un nogal creció tan exuberante no se encontró otro igual.

Al cabo de algunos años nunca el nogal frutos dio y el dueño malhumorado por el tronco lo cortó.

Tan hermosa era la pieza que el buen hombre lo pensó en alquilar un tallista que forma al tronco le dio.

Le salió una bella imagen que nombre en ella esculpió llamándole –“nazareno del Cristode la ascensión”.

Le adoraba y exaltaba sacándole en procesión esperando de él recibir su justa compensación.

Cierto día investigando en el gran libro de Dios se fijó en un mandamiento que Moisés recibió.

“No tendrás dioses ajenos delante demí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra.

No te inclinarás ante ellas ni las honrarás.Pues yo soy tu Dios, fuerte y celoso,que castigo la maldad de los padres sobre los hijos hasta la cuarta generación, a los que me aborrecen.

Y hago misericordia a millares a los que me aman y guardanmis mandamientos” (Éxodo 20:4-6).

El hombre, al leer el mandamiento tan pensativo quedó, que se dio por enterado que esto no le agrada a Dios.

F. Pérez Bataller

¡El “Cristo” del nogal!

¡No te inclinarás a ellas…!

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