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  • 7/27/2019 Congreso Pastoral Urbana Teologia

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    La Teologa Pastoral Urbana en Amrica Latina

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    LATEOLOGAPASTORALURBANAENAMRICALATINAJaimeAlbertoManceraCasas,Pbro.

    "A veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo

    suelo y bajo el mismo nombre, que nacen y mueren sinhaberse conocido. En ocasiones hasta los nombres de los

    habitantes permanecen iguales, y el acento de sus voces; pe-

    ro los dioses que habitan bajos esos nombres y en esos luga-res se han marchado sin decir nada y en su lugar han anida-

    do dioses extranjeros ... "

    Italo Calvino, Las ciudades invisibles

    En los ltimos tiempos la Iglesia se ha descubierto a si misma como participe de un aconteci-

    miento que la confronta, la desborda y la desafa: la expansin del fenmeno urbano. Esta expan-sin no solo significa un problema geogrfico y demogrfico cuantitativo, sino que conlleva un pro-

    ceso de transicin de los pequeos asentamientos humanos, marcados por estructuras y costumbres

    de vida tradicionales, hacia una nueva realidad llamada "metrpolis" o "megpolis", caracterizada

    por una cultura urbana compleja, pluralista, atrayente, dominante y en permanente proceso de re-

    creacin.

    Este acontecimiento, que se presenta como un verdadero signo de los tiempos, se ha constituidoen un desafo para la comunin y misin de la Iglesia, y le ha exigido el desarrollo de mltiples re-

    flexiones, acciones y procesos, desde sus distintos niveles y ministerios, para comprender, afrontar

    y responder pastoralmente a este fenmeno.

    Las Iglesias del continente latinoamericano han respondido a este desafo de manera original,dadas las condiciones propias que ha tenido el desarrollo del fenmeno urbano en estas tierras, des-

    de las ciudades precolombinas, hasta las metrpolis como Ciudad de Mxico, Sao Paulo, Buenos

    Aires o Bogota.

    La teologa pastoral o prctica entendida como reflexin crtica, metdica y sistemtica acercadel obrar salvfico de la Iglesia en un contexto especfico, ha vuelto su mirada a esta situacin, teo-

    rizando experiencias puestas en marcha, planteando diversas comprensiones, sugiriendo caminos y

    luces para continuar el camino.En este esfuerzo de hacer una lectura teolgico-pastoral del fenmeno urbano y de la presenciade la Iglesia en l, los pastoralistas se han puesto a la tarea de conocer la ciudad y su cultura, acu-

    diendo al aporte de todas las ciencias que en este instante se interesan por su estudio; han buscado

    en la Sagradas Escrituras las luces para discernir los desafos que se le plantean a la tarea evangeli-

    zadora desde esta realidad; y han aportado diversas propuestas, interpretaciones, posibles sentidos,

    desde los cuales la Iglesia puede planear y desplegar su misin, desde donde puede buscar el dialo-

    go pastoral con el mundo urbano en el que est llamada a ser sacramento de salvacin.

    Esta riqueza de testimonios y esfuerzos, de lo que se podra llamar una "teologa pastoral urbana"

    del continente latinoamericano, se ha visto adems motivada e impulsada durante las ltimas cuatro

    dcadas por el magisterio episcopal, que ha manifestado su inters y preocupacin por esta reali-dad y ha generado unas categoras y planteamientos del problema.

    Es necesario entonces, en orden a cumplir los objetivos de la presente investigacin, establecerprimero un panorama que permita ubicar las diferentes aproximaciones que se han hecho al fen-

    meno urbano y las lecturas teolgico-pastorales del mismo, dentro del desarrollo de la teologa pas-

    toral urbana; teniendo como base los documentos mas pertinentes del magisterio episcopal, pero

    sobretodo los escritos de los pastoralistas latinoamericanos ms significativos que abordan el tema.

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    1.- La Teologa Pastoral Urbana en los Documentos del Magisterio

    EI fenmeno urbano, como problema humano y pastoral, ha estado presente dentro de la re-

    flexin del magisterio universal y en la reflexin teolgico-pastoral de los obispos del continente.

    Las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, en continuidad con el Concilio Vati-

    cano II, han aportado algunas categoras de comprensin de este hecho y han sealado los desafos

    que plantea a la misin de la Iglesia, a partir de anlisis mas precisos sobre la situacin.

    Los siguientes, son los aspectos, categoras o enfoques mas significativos de su reflexin:

    1.1 URBANIZACION

    Los documentos del magisterio, ms que hablar de la ciudad, se refieren al fenmeno de la urba-

    nizacin1

    y lo afrontan desde distintos aspectos:

    como parte de un proceso de transicin de la humanidad entera, de una civilizacin eminen-temente agraria, hacia una nueva poca de la historia que podra llamarse urbano industrial. Pro-

    ceso que encierra contradicciones y ambigedades, en medio de cambios cada vez mas rpidos y

    profundos.2

    como drama del habitante de la ciudad, que vive en el anonimato, la discriminacin, la ex-plotacin, la desesperanza; y en donde los ms dbiles son vctimas de condiciones de vida degra-dantes e inhumanas.

    3Drama que los ciudadanos deben afrontar como un verdadero desafo a su

    sabidura, a su capacidad de organizacin y de imaginacin prospectiva.4

    como un problema social, irreversible, que se experimenta en el crecimiento excesivo de laspoblaciones, junto a una transicin de antiguas estructuras y organizaciones econmicas y polticas

    hacia nuevas realidades no siempre justas, ni equitativas, sino por el contrario, discriminatorias y

    contra el mismo hombre.5

    como un fenmeno que hace parte de la dinmica cultural del hombre y es generador denuevas formas de cultura. Por tanto, como un fenmeno que es fruto, espacio y mediacin del cul-

    tivo de la cultura, como realidad intrnsecamente humana.6

    Sin embargo, el acento ms fuerte en la aproximacin al fenmeno urbano, est en sealar las si-

    tuaciones concretas que estn viviendo las grandes ciudades del continente: subdesarrollo, aumentode las zonas perifricas de pobreza y marginacin, desplazamientos forzosos hacia las ciudades,

    sobretodo por causa del aumento de la violencia en las zonas rurales y por falta de promocin del

    campo por parte de los gobiernos. Todas estas circunstancias sociales se dan en un contexto de

    transformacin cultural ambivalente, animado por modelos econmicos y polticos excluyentes, as

    como por visiones inadecuadas del hombre, que no conducen a un autentico desarrollo humano.7

    1.2 DISCERNIMIENTO EVANGELICO

    Tanto la Gaudium et Spes8, como la Octogsima Adveniens, llaman a un verdadero discernimien-

    to del fenmeno urbano, ante el cual el hombre y la comunidad eclesial no pueden ser ajenos:

    1En este trabajo se entiende ciudad, como la realidad geogrfica-social; urbano se refiere al dinamismo que se

    genera desde la ciudad, y que se constituye en una cultura dinmica y dominante; urbanizacin es el conjunto defenmenos que se dan ante el crecimiento del nmero de ciudades y de la vida misma de las ciudades, tanto en sus as-

    pectos fsicos, como en los socio-culturales.

    Cf. DM Intro 1-8. 3,2-3. 10,3; DP 15-71.430-432.1207-1219; DSO 13. 255c; EA 21".52-5.2

    Cf. OA 8; DM, Intro.4; DP 429. 431; DSD 255.3 Cf. OA 10; DP 33. 38.430.4

    Cf. OA 10.5

    Cf. OA 8-12; DM 3,2-3.10,3; DP 430-432; DSD 255c; EA 21a.6

    Cf. GS 54; OA 10; RMi 37; DP 421-429. 441; DSD 255b; EA 21b.7

    Cf. DM Intro 1-8. 3,2-3. 10,3; DP 15-71.430-432.1207-1219; DSD 13. 255c; EA 21a.52-65.

    8Cf. GS 4.11.44.

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    "A estas comunidades cristianas toca discernir, con la ayuda del Espritu Santo, en comunin con los obis-pos responsables, en dialogo con los dems hermanos cristianos y todos los hombres de buena voluntad, las

    opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, polticas y

    econmicas que se considera de urgente necesidad en cada caso."9

    Discernimiento que debe ser realizado teniendo en cuenta las bsquedas de los hombres a travs

    de las ciencias humanas10

    ; con una adecuada iluminacin del Evangelio, para reconocer los signos

    de la presencia o de los planes del Seor, permitindole "trazar criterios y caminos, basados en laexperiencia y en la imaginacin, para una pastoral de la ciudad."11

    1.3 LA IDENTIDAD DE LA PASTORAL URBANA

    Se pueden reconocer dos enfoques complementarios en el momento de establecer la identidad de

    la presencia y accin de la Iglesia en las grandes ciudades:

    a. Pastoral urbana como participacin en la construccin y reconstruccin de la ciudad te-rrena:

    Por un lado la Iglesia se siente solidaria con los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angus-

    tias de los hombres de nuestro tiempo y, por tanto, con los de aquellos que habitan las grandes ciu-

    dades, marcados por el complejo fenmeno de la urbanizacin.12

    De ah que, tanto en la Gaudium et

    Spes, como en Octogesima Adveniens y en Medellin, se plantee la accin del la Iglesia en la ciudadcomo la participacin de los cristianos en la construccin y reconstruccin de la ciudad terrena, y de

    sus relaciones, en orden a la edificacin de un mundo ms humano. Tarea que es una verdadera

    misin que les incumbe, mientras caminan hacia la ciudad celeste13

    :Urge reconstruir, a escala de calle, de barrio o de conjunto, el tejido social, dentro del cual el hombre pueda

    dar satisfaccin a las exigencias justas de su personalidad ... Construir la ciudad lugar de existencia de loshombres y de sus extensas comunidades, crear nuevos modos de proximidad y de relaciones, percibir una apli-

    cacin original de la justicia social, tomar a cargo este futuro colectivo que se anuncia difcil, es una tarea en la

    cual deben participar los cristianos. A estos hombres amontonados en una promiscuidad urbana que se hace in-tolerable, hay que darles un mensaje de esperanza por medio de la fraternidad vivida y de la justicia concre-

    ta."14

    Medellin, reconociendo que el progreso temporal que contribuye a ordenar mejor la sociedad

    humana, interesa en gran medida al Reino de Dios, como lo afirm el Concilio, y ante los clamoresde liberacin del pueblo, afirma que es necesario realizar un trabajo conjunto que busque la cons-

    truccin de una ciudad temporal digna del hombre y en la que se superen los graves males que afli-

    gen a todos los hombres.15

    Hay que inspirar y educar la conciencia de los creyentes, para ayudarles

    a percibir las responsabilidades de su fe, en su vida personal y en su vida social.16

    Esta accin debe ser realizada junto con los dems ciudadanos, puesto que la urbanizacin enprimer lugar es un desafo para la misma humanidad, y los cristianos participan en esta tarea. La

    Iglesia, en su condicin como misterio de salvacin, no se coloca ni en contra, ni en frente, ni para-

    lelamente a la ciudad, sino dentro de la ciudad, para ser participe de su edificacin, reconociendo

    que en la bsqueda de una ciudad terrestre mas humana, cumple el plan mismo de Dios, sometiendo

    la tierra, perfeccionando la creacin y perfeccionando a los mismos cristianos.17

    9OA 4.

    10Cf. GS 62.

    11DP 441; Cf. DP 429; DSD 229.

    12Cf. GS 1; EA 52.

    13 Cf. GS 57; Juan Pablo II en su visita apostlica a Sao Paulo, deca tambin a los obreros:"( ) Cristianos como sois,

    en cualquier lugar en donde os halleis, debis asumir vuestra parte de responsabilidad en este inmenso esfuerzo por la

    reestructuracin humana de la ciudad . Julio 3 de 1980, Sao Paulo (Brasil).14

    OA 11-12.15

    Cf. DM, 1,3 ; 3,3.16

    Ibid. 1,6.17

    Cf. GS 40-45.62; OA 12; DM 1,6-23.

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    Se propone, adems, una espiritualidad para la accin, invitando a los cristianos a mantener laconciencia sobre su responsabilidad y a no perder el nimo frente a la ciudad, recordando a Jons,

    quien recorri Nnive, la gran ciudad, predicando la misericordia divina, sostenido en su debilidad

    por la fuerza de la Palabra de Dios. Igualmente, la promesa neotestamentaria de la ciudad que viene

    de lo alto, la Jerusaln celestial, es fuente de esperanza ante una ciudad, como lugar del pecado y

    del orgullo humane que desprecia el plan de Dios.18

    b. Pastoral urbana como inculturacin del Evangelio y de la Iglesia en la cultura urbanaPuebla, asumiendo las lneas de la Evangelii Nuntiandi, plantea el desafo en trminos de una

    evangelizacin de la cultura urbana, entendida en dos sentidos: Por una parte buscar una trans-formacin evanglica de la cultura, es decir, la penetracin por el Evangelio, de los valores y crite-

    rios que la inspiran, la conversin de los hombres que viven segn esos valores y el cambio que,

    para ser mas plenamente humanas, requieren las estructuras en que aquellos viven y se expresa19

    ; y

    por otra parte, ayudar a los fieles a vivir su vida cristiana en el cuadro de los nuevos condiciona-

    mientos que la sociedad urbano-industrial crea para la vida de santidad; para la oracin y contem-

    placin; para las relaciones entre los hombres, que se tornan annimas y arraigadas en lo meramente

    funcional; para una nueva vivencia del trabajo, de la produccin y del consumo. 20 Evangelizacin

    que debe ser liberadora y generadora de una autntica promocin humana en la ciudad, desde una

    opcin preferencial por los pobres.

    21

    Santo Domingo, dentro del contexto de la Nueva Evangelizacin, queriendo dar respuesta a la

    nueva situacin que se vive, provocada par los cambios sociales y culturales de la modernidad,

    habla de una accin pastoral urbanamente inculturada22: La Iglesia deber inculturar el Evange-lio en la ciudad y en el hombre urbano. Discernir los valores y antivalores; captar su lenguaje y sus

    smbolos. Proceso que abarca el anuncio, asimilacin y re-expresin de la fe.23

    Para llevar a cabo esto, los obispos invitan a:

    Renovar la estructura parroquial, pues se ha visto directamente afectada por las transfor-maciones que vive la ciudad. Se necesita una parroquia ms flexible, abierta y misionera, que

    permita una accin ms transparroquial y supraparroquial.24

    Promoverpequeas comunidades de vida y de fe, que sean el espacio para la humanizacinde las relaciones personales, afectadas por el anonimato y funcionalismo de la cultura urba-

    na.25

    Crearministerios urbanos y procesos de formacin especifica de todos los agentes de pasto-

    ral para trabajar en la ciudad26

    ,

    Tener en cuenta la religiosidad popular propia de las ciudades, el acento de sus expresionesy la necesidad de reformular algunas de ellas.

    27

    Realizar una accin pastoral con base en los ambientes, intereses y funciones que se dan enla ciudad y que no coinciden con una visin territorial, propia de la parroquia tradicional: mi-

    grantes, turistas, grupos de influencia, responsables de la ciudad, etc.28

    18Cf. OA 12.

    19

    DP 395.20Ibid. 433.

    21Cf. DP 470-562. 1134-1165.

    22Inculturacin, entendida como el proceso por el cual la Iglesia encama el Evangelio en las diversas culturas y, al

    mismo tiempo, introduce a los pueblos con sus culturas en su misma comunidad; transmite alas mismas sus valores,asumiendo lo que hay de bueno en ellas y renovndolas desde dentro. DSD 230 Y adems RMi 52.23

    DSD 256.24

    Cf. DM 15,13; DP 111.649; DSD 257.25

    Cf. DP 111.631; DSD 259.26

    Cf. DSD 258.27

    Cf. DP 460.466.28

    Cf. DP 442; DSD 260-261.

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    Asumir como criterio de accin, el desarrollo de una accin pastoral orgnica, diversificaday planificada29, teniendo en cuenta que tanto la catequesis, la liturgia, la accin social, comolas estructuras, deben reconocer las caractersticas y desafos que la vida urbana les plantea

    para llevar a cabo sus objetivos propios.

    En conclusin, los documentos analizados sin llegar a hacer una reflexin sistemtica sobre la

    problemtica, aportan criterios y luces para el planteamiento de la cuestin y una comprensin glo-

    bal.

    Se reconoce el fenmeno de la urbanizacin como un signo que interpela a la comunin y misin

    de la Iglesia; no slo por las circunstancias antievanglicas de injusticia, exclusin y deshumaniza-

    cin que encierran, sino tambin por los lugares o ambientes nuevos en los cuales se est forjando la

    cultura contempornea, que debe ser evangelizada.

    La participacin en la construccin de la ciudad terrena, como servicio al Reino y anticipo de su

    consumacin definitiva, e inculturacin del Evangelio y de la Iglesia, ayudando a los fieles en la

    vivencia y maduracin de su fe dentro del nuevo contexto urbano, son enfoques significativos,

    complementarios y propositivos para realizar la dimensin urbana que debe tener toda la vida y

    misin de la Iglesia en las grandes ciudades.

    Coinciden adems los documentos en la necesidad de reorganizar, transformar, reprogramar las

    estructuras pastorales, incluida la parroquia, pero sobre todo enfatizan la necesidad de realizar unaaccin pastoral en y con los ambientes, funciones o nuevos sujetos, supra o transparroquiales, que

    genera la ciudad, su estructura y su cultura.

    Por ltimo, las aproximaciones que hacen los documentos a la problemtica de las grandes ciu-

    dades son una invitacin a la investigacin ms exhaustiva sobre el fenmeno y a un anlisis ms

    profundo y sistemtico que conduzca a un mejor discernimiento pastoral y a la creacin y genera-

    cin de proyectos pastorales concretos.

    29Cf. DP 1222; 1307; DSD 256.