conceptualizaciones sobre el poder - 1606-basuare

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REVISTA DE SOCIOLOGÍA Nº16 – 2002 Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Chile (p. 127 – 148) Conceptualizaciones Sobre El Poder. Trayectorias De Un Objeto Mauro Basaure * I. Introducción El pensamiento social ha tenido en la cuestión del poder una de sus problemáticas más escurridizas y caprichosas. Su radical complejidad, sin embargo, se acompaña de un relevancia también radical para comprender el cambio y orden social, la constitución de los sujetos sociales, entre otras cuestiones fundamentales 80 . En esta complejidad, sin embargo, es posible trazar ciertas líneas de desarrollo al interior de la teoría social en relación al entendimiento del fenómeno del poder. Efectivamente, hay un desplazamiento en el cómo se ha entendido éste en la tradición del pensamiento social. Sin pretensiones de exhaustividad, a trazar ciertos rasgos de esta línea de desarrollo conceptual es a lo que se avoca el presente artículo. Para mostrar una cuestión que sin duda recorre gran parte de la historia de la idea del poder, y no sin una cuota importante de arbitrariedad, tomamos como punto de partida el marxismo clásico. Comenzamos estableciendo que tanto éste como algunos de sus desarrollos contemporáneos conciben el poder como un objeto situado en la institucionalidad. Esta concepción, decimos, se relaciona con otras dos ideas que sobre el poder se suponen: su lógica binaria (tener/ no tener poder) y su estabilidad temporal. Continuamos mostrando cómo a partir de trabajos teóricos ulteriores se han desarrollado perspectivas que relativizan estas concepciones tradicionales. Las líneas de crítica en este sentido que aquí se reconocen son dos: la primera, con un carácter intermedio —pues no se confronta directamente con la idea institucional del poder sino que es más bien complementaria— es relativa al reconocimiento de la participación subjetiva en la configuración de las relaciones de poder como fuente de disolución de una perspectiva puramente estructural que caracteriza a la visión objetualista de éste y; la segunda, más radicalmente crítica, ataca directamente a esta visión concibiendo al poder como desubstancializado. Más adelante argumentamos que la concepción objetual del poder se relaciona con el hecho de que éste ha sido considerado básicamente como un medio explícito de coacción, * Investigador del Programa de Estudios Desarrollo y Sociedad (PREDES), de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. 80 Lukes, S. “Poder y autoridad”, en: Bottomore T. y R. Nisbet (comp.) Historia del análisis sociológico, Amorrortu, Buenos Aires, 1988, pp. 718-719; Runciman, W. Ensayos: Sociología y Política, F.C.E., México, 1966, pp. 107-108

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Estudio sobre el poder

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  • REVISTA DE SOCIOLOGAN16 2002

    Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Chile(p. 127 148)

    Conceptualizaciones Sobre El Poder.Trayectorias De Un Objeto

    Mauro Basaure*

    I. Introduccin

    El pensamiento social ha tenido en la cuestin del poder una de sus problemticas msescurridizas y caprichosas. Su radical complejidad, sin embargo, se acompaa de unrelevancia tambin radical para comprender el cambio y orden social, la constitucin de lossujetos sociales, entre otras cuestiones fundamentales80. En esta complejidad, sin embargo,es posible trazar ciertas lneas de desarrollo al interior de la teora social en relacin alentendimiento del fenmeno del poder. Efectivamente, hay un desplazamiento en el cmose ha entendido ste en la tradicin del pensamiento social. Sin pretensiones deexhaustividad, a trazar ciertos rasgos de esta lnea de desarrollo conceptual es a lo que seavoca el presente artculo. Para mostrar una cuestin que sin duda recorre gran parte de lahistoria de la idea del poder, y no sin una cuota importante de arbitrariedad, tomamos comopunto de partida el marxismo clsico. Comenzamos estableciendo que tanto ste comoalgunos de sus desarrollos contemporneos conciben el poder como un objeto situado en lainstitucionalidad. Esta concepcin, decimos, se relaciona con otras dos ideas que sobre elpoder se suponen: su lgica binaria (tener/ no tener poder) y su estabilidad temporal.Continuamos mostrando cmo a partir de trabajos tericos ulteriores se han desarrolladoperspectivas que relativizan estas concepciones tradicionales. Las lneas de crtica en estesentido que aqu se reconocen son dos: la primera, con un carcter intermedio pues no seconfronta directamente con la idea institucional del poder sino que es ms biencomplementaria es relativa al reconocimiento de la participacin subjetiva en laconfiguracin de las relaciones de poder como fuente de disolucin de una perspectivapuramente estructural que caracteriza a la visin objetualista de ste y; la segunda, msradicalmente crtica, ataca directamente a esta visin concibiendo al poder comodesubstancializado.

    Ms adelante argumentamos que la concepcin objetual del poder se relaciona con el hechode que ste ha sido considerado bsicamente como un medio explcito de coaccin,

    * Investigador del Programa de Estudios Desarrollo y Sociedad (PREDES), de la Facultad de CienciasSociales de la Universidad de Chile.80 Lukes, S. Poder y autoridad, en: Bottomore T. y R. Nisbet (comp.) Historia del anlisis sociolgico,Amorrortu, Buenos Aires, 1988, pp. 718-719; Runciman, W. Ensayos: Sociologa y Poltica, F.C.E., Mxico,1966, pp. 107-108

  • cuestin que se identifica desde muy antiguo con el medio espcfico y normal del Estado.El poder como objeto de posesin y de una estable y legtima propiedad es el poder delEstado. Para nosotros esto representa un reduccionismo a lo poltico de las concepcionesdel poder.

    En Jean Ladriere, Norbert Elias y otros autores encontramos la primera lneadesobjetualizante de la idea de poder al introducir la importancia de la dimensin subjetiva,y a partir del trabajo de este ltimo intentamos mostrar cmo tambin se relativizan lalgica binaria y las visiones de estabilidad de las relaciones de poder. En seguida, seexplora la segunda lnea de crtica a la idea objetualista de poder, referida a ladesubstancializacin de ste. De la mano de Castoriadis, se expone una visin ms ampliaque considera dos niveles de poder: uno explcito y otro subrepticio. A partir de estadistincin, se muestra cmo en el desarrollo terico de Michel Foucault y de Norbert Eliasexiste una perspectiva que sobre todo en el primero representa un cambioparadigmtico en las concepciones de poder al referirlo nicamente al plano subrepticio. Enesta lnea de crtica el poder deja de ser un objeto y se concibe como diseminado en latotalidad de las prcticas sociales. Llevando esta reconstruccin a un momento de crticaconceptual, se sealan los inconvenientes de reducir el estudio del poder slo a este planosubrepticio. Si la teora del poder haba enfrentado un reduccionismo a lo poltico, hoy en manos de quienes reducen el poder a sus puras manifestaciones subrepticias,enfrentara lo que sin un concepto mejor podriamos llamar un reduccionismo a lo social.Este reduccionismo caracteriza a la tradicin foucoultiana que ha tenido una gran influenciaa fines de siglo, aunque esto en medio de otras visiones que bajo ningn concepto podranser criticadas por ello. Una vez alcanzado este punto, se concluye la necesidad de unabordaje investigativo que, superando estos reduccionismos, considere el poder tanto desdesus dimensiones explcitas, institucionales y estructuradas, como desde aquellas que loreconocen al interior de la sociedad existiendo de manera subrepticia.

    II. El Poder como Objeto Institucional.

    El marxismo concibe que el poder se agencia institucionalmente en los espaciosestructurales que se corresponden con los mecanismos de reproduccin bsicos de losdiferentes tipos de sociedad. En la capitalista, particularmente, Marx ancla el poder directoy expltico al Estado Capitalista. En la sociedad, en cambio, existitira ausencia derelaciones directas de poder. La explotacin del hombre por el hombre est mediada por losintercambios annimos y neutrales del mercado y no por algn tipo directo de coaccin.Esto ms bien caracterizara a modos de produccin anteriores al capitalsmo. Por elintercambio entre iguales se constituye la diferencia entre capital y trabajo, segn la quealgunos son vendedores y otros compradores de fuerza de trabajo. El poder no est ah en lasociedad sino en la institucionalidad coercitiva del Estado capitalista, que asegura,estabiliza y da continuidad las relaciones econmicas. En este sentido, dice Marx, que elEstado es una expresin activa, consciente y oficial de la estructura de la sociedad81.

    81 Marx, K. Sociologa y Filosofa Social, Seleccin e Intriduccin de T. B. Bottomore y M. Rubel,Pennsula, Barcelona, 1967, pp. 238-239; Elster, J. Tres desafos al concepto de clase social, en: Roemer, J.

  • A diferencia de esta concepcin ms estrictamente estatalista del poder, perspectivas mscontemporneas del marxismo se desplazan a una consideracin de ste en funcin deespacios institucionales diferenciados y relativamente independientes entre s.Mantendiendo la idea bsica de que el poder se ancla a los espacios estructurales que secorresponden con los mecanismos de reproduccin bsicos de la sociedad, se seala queaqul se otorgara en funcin del control de los tres recursos principales de reproduccin dela sociedad capitalista moderna: en primer lugar, el control de los medios de produccin que puede conllevar (y generalmente ha conllevado) la propiedad de estos medios, aunqueno necesariamente; en segundo lugar, el control de los medios de administracin del Estadoy los medios de coercin y; por ltimo, los principales medios de comunicacin82. En lascondiciones del capitalismo contemporneo, dice Ralph Miliband, el poder econmico loque significa en realidad el control de las grandes corporaciones empresariales y el poderestatal lo que significa en realidad el control de los medios de administracin y coercinestatal estn institucionalmente separados, aunque los nexos entre estas dosmanifestaciones del poder son mltiples e ntimos83.

    En el desplazamiento antes descrito, el marxismo acerca posiciones con el desarrolloconceptual que, desde una perspectiva ms emprica, Weber ayud a cimentar. ste vi,con mayor claridad que ninguno de sus antecesores, cmo el monopolio de la fuerza fsicajuega un papel definitorio en la constitucin del Estado. El criterio propuesto por Weberpara definir el poder poltico observa el medio especfico que ste emplea84, cuestin quepermite va extrapolacin diferenciar otros medios y, as, otros poderes. Se constituyede este modo, al interior de la tradicin liberal, una nueva tipologa de los espacios deasentamiento del poder en el cual el poltico, que detenta los medios de coaccin fsica, esdiferenciado del poder econmico, basado en la posesin de bienes y riquezas, y del poderideolgico, instalado sobre el control de los medios de persuasin85. Mscontemporneamente, autores como J. Ladriere y W. Mills se suman a estasdiferenciaciones de espacios de habitacin del poder otorgando adems una relativaindependencia o cuasi autonoma al poder militar86 y concibiendo el poder diferenciado delas principales religiones en el terreno ya no del dominio de conductas especficas sino delde las motivaciones de la accin. La diferenciacin de funciones, seala Ladriere,ocasiona una diferenciacin de las formas de poder. En las sociedades modernas, el poder

    El marxismo: una perspectiva analtica, F.C.E., Mxico, 1989, p. 179; H. Sonntag y H. Valecillos (comp.) ElEstado en el capitalismo contemporneo, Siglo XXI, Mxico, 1988.82 Miliband, R. Anlisis de clases, en: Giddens, A. - J. Turner y otros, La teora social, hoy, Alianza,Mxico, 1991, pp. 422-424. Miliband slo se refiere a la relacin entre el poder econmico y el estatal, y porlo menos en el documento citado, aparecen omitidos los vnculos entre estos y el poder relacionado con losmedios de comunicacin, cuestin que por las mismas dificultades de realizar su diferenciacin resultafundamental.83 Miliband, R. (1988), p. 179.84 Aunque, ..por supuesto dice Weber, la coaccin no es en modo alguno el medio normal o nico delEstado nada de esto pero s su modo especfico Weber, M. Economa y sociedad, F.C.E., Mxico, 1996,p. 1056.85 Ver: Bovero, M. Lugares clsicos y perspectivas contemporneas sobre poltica y poder, en: Bobbio N. yBovero, M. Origen y fundamentos del poder poltico, Grijalbo, Mxico, 1984, p. 45.86 Miliband coincide al respecto: Tal como yo lo entiendo, no veo ninguna razn de peso para hacer delejrcito un elemento cuasi autnomo de la elite del poder, Miliband, R. (1991), p. 424.

  • se organiza en una constelacin dentro de la cual se pueden distinguir muchos sectores: elpoder poltico, el poder econmico, el poder militar, el poder moral87.

    En ambas tradiciones, sea en la marxista o en la weberiana, y ya sea que se diferencian mso menos lugares del poder, ste se concibe como una objetualidad situada en la sociedad.Se trata de una analoga entre poder y cosa, cuestin que resulta muy problemtica dadoque no existe una equivalencia ontolgica entre los trminos. Efectivamente, a diferenciadel dinero como bien se ha seado en la discusin sobre medios simblicamentegeneralizados, el poder no posee una unidad de medida para dimensionar las cantidadesde poder involucradas en una relacin especfica88, cuestin que atenta contra sutratamiento en cuanto objeto. Lo problemtico de este asunto, sin embargo, no ha obtadopara que la analoga objetualista se siga realizando.

    Ahora bien, al mismo tiempo, la sociedad entendida aqu simplemente como red derelaciones entre elementos, debe ser encarnada y, de acuerdo a ello el poder, comocomponente de la sociedad, debe ser apropiado. En esa encarnacin o encuentroinstitucin/individuos, es donde emerge la relacin entre poseedores y carentes de poder.La relacin de poder no aparece sino con los sujetos que operan en el marco estructuraldonde el poder es una objetualidad situada en la institucionalidad, de la cual se tomaposesin. La relacin de poder se constituye en funcin de la investidura o toma de poderque se realiza en la estructura de la sociedad.

    Hay tres aspectos que resultan centrales en el modo anterior de abordar la problemtica: 1)el poder, en cuanto objeto (esto ms all de las diferentes definiciones sustantivas); 2) lainvestidura o toma del poder, en cuanto encarnacin o encuentro entre los individuos y loslugares sociales donde se asienta el poder y; 3) por ltimo, las relaciones de poderconstituidas bajo el uso de este objeto. Estos elementos, representan un modo general deaproximarse al fenmeno del poder, y como tales se ubican en un plano metaterico. Deacuerdo a ello, cabra encontrar aproximaciones que, pese a todo tipo deinconmensurabilidades en el plano terico sustantivo, puden ser reducidas a este juego deelementos caractersticos de la concepcin del poder como objetualidad.

    A modo de ejemplo, cabe sealar que en el estudio de la estratificacin social segn laperspectiva estructural funcionalista existen dos procesos fundamentales: la asignacin y laintegracin. En la asignacin, lo primero que debe asignarse mediante mecanismosinstitucionales son las disponibilidades: alimentos, vestimenta, transporte, comunicaciny herramientas. La asignacin de stas depende, bsicamente, de quien posee dinero ypoder. El poder, a su vez, se otorgara a los individuos de acuerdo con sus cualidadespersonales como son la edad, la orientacin religiosa, la raza, etctera; aunque tambin sepuede asignar segn patrones estandarizados como en las burocracias o, menoscorrientemente, segn disposiciones emanadas de consensos de participacin

    87 Ladriere, J. Poder, en: Ladriere J. y P. Ricoeur, Poder y conflicto, IEP, Santiago, 1975, p. 10; Mills, W.The Power Elite, Oxford University Press, Oxford, 1956, pp. 9ss. y 82.88 Ver: Chernilo, D. Integracin y Diferenciacin. La Teora de los Medios Simblicamente Generalizadoscomo Programa Progresivo de Investigacin. Tesis para optar al ttulo profesional de socilogo. Fac.Ciencias Sociales Universidad de Chile, 1999.

  • democrtica89. Desde una perspectiva crtica de Parsons, John Rex, reproduce la mismalgica: El sistema de asignacin econmica asigna a diversos sectores las disponibilidadesapropiadas; el sistema de poder poltico distribuye la autoridad de manera de impedir todaviolacin del sistema de asignacin econmica, el sistema...90. Volviendo a nuestrahiptesis metaterica sobre el poder, cabe sealar respecto del caso puntual del estructuralfuncionalismo que ms all de toda inconmensurabilidad entre ste y, por ejemplo, elmarxismo91, ellos aceptan una similar forma de aproximarse al fenmeno del poder. stees otorgado por los sistemas sociales a los actores segn determinadas caractersticas queestos poseen previamente o segn procedimientos previamente estipulados, en este sentidola sociedad unge a los actores con su poder. Esto nos remite a la idea bsica del poder comoobjetualidad situada en las instituciones. Efectivamente, se trata de una capacidad otorgadaque se alcanza como se alcanza y posee un objeto.

    Ahora bien, por otro lado, cabe sealar que ms all de las diferenciaciones en relacin alos mbitos de poder, ste en tanto objeto situado en la institucionalidad contina siendoreferido clsica y bsicamente a la poltica, entendida como la institucin del Estado. Elpoder queda referido al sistema poltico en tanto medio simblicamente generalizadoen la teria de sistemas que va de Parsons a Luhmann. La referencia es al poderinstitucionalizado en la forma de Estado o ms en general del sistema poltico al que elpoder sera consustancial92. Se trata de un reduccionismo del fenmeno del poder a lapoltica; cuestin que se relaciona directa aunque no necesariamente a la concepcin delpoder como objetualidad. Como se seal, se han reconocido tambin otras esferas depoder, sin embargo ha sido en el mbito de lo poltico donde clsicamente se reconoce eltema. Eso, como bien afirma Elias, es muy claro en las ciencias sociales93. Existe unaestrecha relacin entre poder y poltica; cabe decir que esa relacin estrecha es entre podercomo objetualidad y poltica. El lugar institucional donde la toma del poder es expresada entoda su objetualidad es en el Estado. Para Elias, la poltica refirindose al Estado sibien no es la nica forma de poder s es su forma ms explcita, ...el poder poltico es untipo especial de poder que, incluso en la actualidad, constituye la forma ms conspicua deuna relacin...de poder. La mayora de la gente estara dispuesta... a admitir que unpresidente de gobierno, especialmente en el caso de un dictador como Stalin o Musolini,por ejemplo es un hombre poderoso... Si la comparamos con los polticos, la gente queparticipa en el control monoplico de los medios de produccin...no slo ocupan puestosmenos relevantes, sino que en ltimo trmino son adems dependientes de los

    89 Aqu seguimos la lectura que de Parsons hace J. Alexander, Las teoras sociolgicas desde la segundaguerra mundial. Anlisis multidimensional, Gedisa, Barcelona, 1992, pp. 51-52.90 Rex, J. Kay problems in Sociological Theory, Routledge and Kegan Paul, London, 1961, p. 94; segn:Alexander, J. (1992), pp.114-115.91 Ver: Morn, M. La distribucin del poder en las sociedades avanzadas, en: Benedicto J. y Morn, M.(comp.) Sociedad y poltica. Temas de sociologa poltica, Alianza, Madrid, 1995, pp. 70-93.92 Ver: Burdeau, G. Derecho constitucional e instituciones polticas, Nacional, Espaa, 1981, p. 29. Prez, N.Tratado de derecho poltico, Civitas, Madrid, 1976, p. 119.93 Es prcticamente normal dividir las ciencias sociales en ciencia poltica, economa, y sociologa, y estaclasificacin refuerza enormemente la idea recibida de que el poder es aquello que concierne a los polticos y,consiguientemente, a los cientficos de la poltica Elias, N. Conocimiento y Poder, La Piquta, Madrid, 1994,pp. 86-87.

  • controladores de los monopolios estatales, especialmente en lo que se refiere a su capacidadde controladores de las fuerzas militares, policiales y de los impuestos94.

    Hay dos cuestiones que respecto de la idea de poder como objeto conviene recalcar: laprimera es que esta concepcin supone una relacin de carcter binario (tener/no tenerpoder)95, cuestin que como ha demostrado la discusin a partir de Parsons nonecesariamente se vincula a la idea de poder como juego de suma cero, aunque laconcepcin objetualista clsica generalmente ms bien asuma esta relacin de afinidad. Enesta visin clsica hay quienes lo detentan y otros sobre quienes se ejerce y tal divisinsupone, a su vez, la exclusin de gradaciones de poder y el rechazo a la idea de que existanformas diversas de ste en un mismo contexto relacional. La segunda cuestin a recalcar esque el poder se concibe como una realidad estable en el marco de largos perodos detiempo. Como adelantamos, la misma idea de objetualidad del poder conduce a concebirque los procesos de apropiacin o prdida de ste se correspondan con condicioneshistricas muy especficas, capaces de abrigar un cambio radical en la estructura social y,con ello, en el modo de investir el poder. Dado que ste es una objetualidad situada en laestructura, que el poder se toma, resultan ms o menos inconcebibles cambios norevolucionarios en los modos de otorgamiento del poder por parte de la sociedad. Lasrelaciones de poder comportaran una cierta estabilidad temporal. La idea opuesta es que elpoder se asienta en relaciones ms o menos dinmicas en relacin a su apropiacin. Lasteoras de la revolucin tiene este supuesto de la estabilidad del poder en su centro. Eltriunfo del proletariado es, en palabras de Marx, la conquista del poder poltico por la claseobrera. Esta visin, no obstante, ha sido un motivo importante de reflexin crtica por partede los as llamados nuevos movimientos sociales.

    III. El Lugar del Sujeto. Primera Lnea Crtica a la Idea de Poder como Objeto.

    El supuesto de la objetualidad, cabe sealar, tiene una cierta dependencia lgica con unaperspectiva estructural. Efectivamente, el poder como objetualidad depende de unaperspectiva societal pues solamente sta puede otorgar la idea de que l tiene caractersticasestables de las cuales se unge a quien ocupa o accede a determinadas posiciones. Esto se vecon claridad en el rol que supone el mecanismo de la asignacin en el marco del estructuralfuncionalismo. Sea lo que sea, ms adelante se evidenciar la necesidad de una mayorconsideracin de los actores en la constitucin de las relaciones de poder. La apelacin aques a la efectividad de ste en el marco de relaciones sociales concretas; efectividad que, sedice, en ningn caso viene asegurada puramente por las instituciones sino que por laconjuncin entre stas, por un lado en tanto que dispositivos que viabilizan el poder y

    94 Elias, N. (1994), p. 89.95 Por manejarse dentro de este imaginario conceptual es que se justifica la crtica al trabajo que, desde lateora de sistemas, ha realizado Niklas Luhmann. Para sus crticos la idea de poder como medio de controlque Luhmann toma de Parsons, segn la que ste aparece dispuesto binariamente: poder/no poder, resultatosca y no da cuenta de que la mayora de los sistemas tienen integrados elementos asociativos y corporativosque convierten en un absurdo la contradiccin lgica del cdigo binario. Ver: Luhmann, N. Poder, Antrophos,Barcelona, 1995; Beyme, K. von. Teora poltica del siglo XX. De la modernidad a la posmodernidad,Alianza, Madrid, 1994, p. 232.

  • las caractersticas propias de los actores, por otro. No se trata, entonces, de un mecanismosegn el cual el objeto poder sea posedo a travs de la sociedad, constituyndose as, sinms, relaciones de poder. La institucionalidad vendra a ser aqu un dispositivo viable96 atravs del cual son posibles o se facilitan ciertas formas de accin y de relacin social,cuestin que indica al mismo tiempo que las relaciones de poder dejan de tener una formanecesaria; pura y simplemente determinadas por la institucin.

    Jean Ladriere reconoce que el ejercicio del poder requiere de una red de roles definidos demanera estructural, pero tambin seala que no es suficiente con ello pues al mismo tiempose requiere de las relaciones reales y contextuales que se instauran entre los actores. Si sequiere alcanzar la realidad del poder, es preciso examinar cmo son ocupados los roles,cmo son repartidos los individuos en los roles provistos por el sistema, y cmo sedistribuye efectivamente el poder entre los individuos as investidos de sus roles97. ParaLadriere en el estudio de las relaciones de poder se debe diferenciar: el poder mismo, losroles institucionales y los individuos. Es necesario examinar cmo se organizan lasinteracciones entre estos tres trminos, es decir cmo los individuos se distribuyen en losroles existentes y cmo, en funcin de esta distribucin, se distribuye el poder mismo entrelos individuos. De acuerdo a esto, para Ladriere, habran dos etapas en el anlisis: primero,el estudio de la designacin o de la distribucin de los individuos en los roles y, segundo, elestudio del ejercicio del poder por los ocupantes de las posiciones y las consecuencias deese ejercicio98.

    Un razonamiento similar encontramos en Norbert Elias. En parte de su trabajo se hacepatente el esfuerzo de este autor por articular en un mismo modelo de anlisis lascaractersticas, necesidades e inclinaciones de los sujetos y las exigencias funcionales de lasociedad. Para l es evidente que las formas de accin de un determinado individuodependen de la estructura de la sociedad en que vive, ya que las oportunidades de actuacine intervencin no son las mismas para quienes ejercen funciones directivas o para quienesno las ejercen, ni tampoco son las mismas de una poca a otra. Sin embargo, resultaimprescindible tambin la condicin del ocupante de las posiciones estructurales. Esnecesario relacionar, por ejemplo, la persona del rey y su posicin social, analizar lasinfluencias mutuas entre ambos desarrollos si de verdad se quiere entender y clarificar larelacin entre la institucionalidad y el actor en la emergencia del poder en su concretitud. Elfenmeno de las relaciones de poder queda as como variable dependiente no tan slo de laestructuracin social sino que tambin de las condiciones propias de los actores implicadosy de las relaciones que se gesten entre ellos.

    El desplazamiento que hemos seguido en los prrafos anteriores desplazamiento quepodramos decir, corre desde una perspectiva institucional hacia una que, no desechando

    96 Ingold, T. Evolucin y vida social, Grijalbo, Mxico, 1991, p. 303.97 Ladriere, J. (1975), p. 35. Respecto de la ciencia poltica, Ladriere escribe: ...se limit al estudio de lasinstituciones, tal como son fijadas por el derecho. Pero rpidamente se percibi que las instituciones no danms que un cuadro formal....Tambin la ciencia poltica se ha vuelto en una segunda etapa, hacia el estudio delos partidos, que aparecen como los verdaderos motores de la vida poltica en los Estados modernos. Pero estepunto de vista se ha revelado a su vez insuficiente y se ha debido en una tercera etapa, recurrir a otros actores,los grupos (fuera de los partidos) y la opinin p. 14.98 Ladriere, J. (1975), p. 36.

  • esta ltima, reconoce el papel jugado por los actores y sus relaciones contingentes en laconstitucin del fenmeno del poder describe un proceso que cabe llamardesobjetualizacin del poder. Esto porque cuando se considera la injerencia de los actoressociales ste no puede ser concebido puramente en trminos de un objeto institucional delcual se ungen los individuos en el marco de una ordenacin institucional especfica ms omenos inmutable. Una perspectiva desde abajo aporta con indeterminacin y aleatoriedadal momento de pensar el poder. Aqu est el centro de esta lnea crtica. Lasparticularidades de los individuos reconfiguran cada vez la institucionalidad, de modo queel poder se constituye de manera estructural pero tambin de manera contingente. Lacuestin deja de tener una connotacin esttica para adquirir un cariz ms dinmico ycomplejo aunque sin por ello cuestionar del todo la visin estructural del poder. Se trata,podriamos decir de un momento intermedio de crtica. La perspectiva que considera lainjerencia de los actores no como simples receptores, necesariamente tiende a desdibujar,aunque no del todo, la idea de poder como objetualidad pues ste pasa a depender tambinde las caractersticas contingentes que aportan tanto los actores como los escenarios queproducen sus interacciones. El proceso de investidura puede ahora viabilizar pero nodeterminar relaciones de poder en la sociedad. El poder no slo se tiene sino que se usa yen esta dimensin del uso es donde aparece el actor y la indeterminacin que l instalasobre la inmutabilidad de la concepcin objetualista.

    Entre propiedad y uso del poder se instala este momento de indeterminacin y con ello, porejemplo, la idea de libertad negativa presente en muchos autores. sta es entendida comoposibilidad de accin libre del no poseedor del poder producto del no uso de ste por partede sus propietarios. El concepto de libertad en el terico del derecho Hans Kelsen deriva dela imposibilidad tcnica para cualquier ordenamiento jurdico de regular totalmente loscomportamientos humanos. Esto deja espacios de actuacin no normados en los que lossujetos pueden actuar libremente. La autonoma de estos dice Merton en otro contextoconceptual se ve acrecentada por el desinters de los poderosos en ejercitar su podero.El objeto queda en un momento puramente potencial. Merton dice: en la medida en quelos individuos poderosos...no estn interesados sobre todo en esta relacin particular en elmismo grado que el ocupante de la situacin, no se sentirn movidos a ejercer plenamentesu fuerza potencial... el ocupante de la situacin podr entonces obrar con libertad, sincontrol porque pasa inadvertido99. El objeto poder anclado a la institucionalidad nodetermina aqu completamente la relacin; la motivacin de los sujetos la indetermina puesellos modifican los montos de poder que estn dipuestos a movilizar y esto esindependiente de las cantidades objetivas de poder en juego. Este es uno de losargumentos centrales contra la visin de las relaciones de poder como un juego de sumacero; idea que es posible asociar a la concepcin clsica del poder como objeto100. La otra

    99 Merton, R. Teora y estructuras sociales, F.C.E., Mxico, 1972, p. 373.100 En el juego de suma cero la posesin del objeto se efecta a expensas de la prdida de ste por otro actor.Cada cambio en trminos de la posesin/no posesin de poder hace que alguien mejore/empeore su situacin.Esta visin clsica de suma cero est por ejemplo en la visin del poder de Hobbes en el estado de naturaleza.Las relaciones actuales del comercio mundial se conciben de igual forma. Los sistemas presidenciales lomismo pues a diferencia de los parlamentarios, en las elecciones, todas las ganancias quedan slo enmanos del trinfador. Por eso a cada juego de suma cero se asocia un conflicto de intereses. Entonces se puedehablar del conflicto capital-trabajo, donde se trata de la apropiacin de la plusvala, como un juego de sumacero irreconciliable, como lo hace Przeworski. Lo mismo respecto de la poltica social en relacin a las

  • crtica a esta idea apunta en la misma direccin. No se tratara de un juego de suma cero, yaque no existe un monto fijo de poder pues la relacin necesaria que ste tiene con lalegitimidad pueden hacer que dada la dinmica de los procesos de (des)legitimacin elpoder se devale o valorice (deflacin / inflacin del poder)101 de manera que un cambio enla posesin/no posesin de poder a nivel individual no constituya o determinenecesariamente una prdida/ganancia semejante en algn otro actor. En este sentidofactores como la legitimidad del poder una cuestin asociada ms a las disposicionessubjetivas que a los lugares institucionales constituyen un factor de indeterminacin y dedesobjetivacin de ste, aunque eso sin echar por tierra la dimensin objetiva e institucionaldel poder.

    En esta lnea Ladriere seala que ...el poder no es una realidad esttica; est siempre enmovimiento. En su propio existir, el poder utiliza mecanismos bien determinados y sedespliega en el marco de un sistema de referencia que representa de alguna manera laspresiones que pesan sobre su existencia102. Se trata, dice ms adelante, de una realidadabstracta, mvil susceptible de aumentar o de disminuir, de pasar de un punto a otro delespacio social, de acumularse en ciertos puntos o el contrario de diluirse... es una realidaddistinta de los individuos, que se le puede comparar, en gran medida a un fluido...encontramos un aspecto de indeterminacin... un aspecto de movilidad y un aspectocuantitativo103.

    En Ladriere es claro el proceso de desobjetualizacin. De hecho ocupa la metfora defluido. Pero todo esto sin olvidar los lugares institucionales del poder. Norbert Eliastambin realiza una crtica en estos trminos y, agrega, en su perspectiva, undesplazamiento de las otras ideas asociadas a la objetualidad. Elias va ms all de la lgicabinaria y va ms all tambin de la estabilidad en las relaciones de poder. Para l, losdebates sociolgicos y polticos sobre el poder estn deformados por el hecho de que ladiscusin no se ha centrado en los equilibrios y los grados de poder, es decir, en aquellosaspectos que tienen que ver con las relaciones sociales, sino que ms bien se tiende aentender el poder como si fuese una cosa104. Elias arranca de la visin objetualista y bajoel afn de conocer cmo se distribuye el poder en las diferentes sociedades acua la ideadel equilibrio cambiante del poder. Idea que inmediatamente nos sita fuera del paradigmade la lgica binaria para llamar la atencin sobre las diferentes gradaciones de poder; eneste mismo sentido el concepto de Elias va ms all de la idea de relaciones de poderrelativamente inmutables o estables para acentuar la mirada sobre los aspectos dinmicosde estas relaciones. El concepto de Elias no slo nos permite concebir gradaciones de podersino que adems permite concebir variaciones en lo que se haba concebido comoconfiguraciones definitivamente establecidas o fijas de relaciones de poder. En vez de partirde la idea de que existen relaciones prcticamente inmutables, su investigacin se centrams bien en dar cuenta de cmo stas varan. Este autor no slo tuvo en cuenta los

    polticas de contingencias o de fomento del crecimiento. Ellas estn en un juego de suma cero pues apostar auna sera ir en desmedro de la otra, como lo entiende Offe y Habermas en su anlisis del Estado de Bienestar.101 Trminos usados por Parsons, Luhmann, Mnch, entre otros. Ver: Chernilo, D. (1999).102 Ladriere, J. (1975), p. 20.103 Ladriere, J. (1975), pp. 34-35.104 Elias, N. (1994), p. 54.

  • mecanismos a travs de los cuales ciertos grupos o individuos monopolizan los recursoseconmicos, sino que tambin consider las variaciones histricas de la monopolizacin derecursos tan importantes para la sociedad moderna como el conocimiento y la seguridad,entre otros105. Al incluir estos elementos puede reconocer espacios de configuracin derelaciones de poder donde se rompe evidentemente la idea de una lgica binaria. Unejemplo de esto se encuentra en su descripcin del papel jugado por el conocimiento en lasrelaciones de poder entre el Estado y las masas. Se trata de un proceso dedemocratizacin funcional del conocimiento que vendra a significar un equilibriorelativo de poder en el plano especfico del conocimiento. Elias seala: ...los avancescientficos y los que han tenido lugar en la organizacin social han contribuido a hacer quelas tcnicas de supervisin del Estado en el control de la violencia y de la evasin fiscalsean ms efectivas y coactivas... pero... los mismos avances pueden beneficiar a tendenciasque se dirigen en una direccin opuesta106, pues.. el acceso a un conocimiento msamplio, a mayores y ms comprensivos medios de orientacin, incrementa el poderpotencial de los grupos humanos. Un acentuado crecimiento en los niveles deconocimiento, junto con otros factores que pueden ayudar a incrementar el poder potencialde la poblacin de una nacin tales como la capacidad efectiva para organizarse por smisma ha sido una de las principales palancas del proceso de democratizacinfuncional...107. A partir de esto se hace plausible afirmar que no puede haber una simplerelacin binaria poder-no poder cuando la no intencionalidad de los fenmenos tieneefectos de ida y vuelta en la sociedad. Para Elias son estos mismos efectos los que, adems,no permiten tener como supuesto la estabilidad del poder. Se trata de procesos complejos,centrpetos y centrfugos con caractersticas impredecibles, segn los que es posible ladesintegracin de configuraciones sociales de poder que se pretendan inmutables. Eliaspone como ejemplo a ...los Estados que se han desarrollado en conexin con una largaserie de luchas entre fuerzas centrfugas y centrpetas, y que son el resultado de la victoriade estas ltimas, pueden tambin desintegrarse parcial o totalmente como consecuencia dela victoria de las primeras...108. El modelo terico de la formacin del Estado nos habla deun proceso indefectible que nace y se desarrolla per se a partir de la monopolizacin deciertos medios. Interpretacin que supone una lgica binaria y de estabilidad del poder.Elias asegura que una desintegracin parcial o total de los Estados se ha producido conuna cierta frecuencia109, cuestin que le permite afirmar la existencia de una mayorinestabilidad y dinmica en relaciones de poder que la que permite la visin objetualista deste.

    IV. Del poder explcito al poder subrepticio.

    105 Elias, N. (1994), pp. 61 y ss.106 Elias, N. (1994), p. 96.107 Elias, N. (1994), p. 57. Elias pone como ejemplo de monopolizacin del conocimiento a la iglesiamedieval: ...la iglesia medieval puede servir para recordar el elevado potencial de poder que lamonopolizacin del conocimiento revelado poda conferir a sus representantes Elias, N. (1994), p.71.108 Elias, N. (1994), p. 96-97.109 Elias, N. (1994), p. 97.

  • Desde la perspectiva de Weber la lucha por el poder explica, en cierta medida, la propiacivilizacin. Esta nacera de la fuerza y la violencia y beneficiara slo a unos cuantos. Encontradiccin con el imaginario ilustrado, Weber dice que el proceso de civilizacin noopaca la lucha por el poder enalteciendo la armona racional y socializante. La lucha por elpoder, lejos de llevar a un mundo pacfico, prevalece interna en una institucionalizacindesarrollada en el marco de un proceso no de eliminacin sino que de racionalizacin yadministracin de la violencia110.

    Esta racionalizacin del poder se asentara en dos mbitos: el societal, por un lado, y de lapersonalidad de los individuos, por otro111. En el primero se destacan los procesos deconstitucin del Estado nacin y del mercado capitalista as como el tipo de relacinproducida entre ambos. En el mbito de la personalidad la cuestin est puesta en elproceso de constitucin de los sujetos y del yo en la modernidad. Formas explcitas yexternas del poder, formas del poder ancladas directamente en el modo de ser de losindividuos, las relaciones entre uno y otro proceso; estas son cuestiones fundamentales parala elaboracin terica contempornea en esta rea donde se percibe como necesario ya noslo el estudio del poder en sus manifestaciones explcitas sino que tambin en susmanifestaciones ms ocultas112.

    Cornelius Castoriadis constituye su discurso sobre el poder en dos niveles. A uno lorelaciona con lo que llama poder explcito y dominacin113 y al otro lo llama infra-poder. Si definimos como poder la capacidad de una instancia cualquiera (personal oimpersonal) de llevar a alguno (o algunos-unos) a hacer (o no hacer) lo que, a s mismo, nohabra hecho necesariamente (o habra hecho quiz) es evidente que el mayor poderconcebible es el de preformar a alguien de suerte que por s mismo haga lo que se queraque hiciese sin necesidad de dominacin (Herrschaft) o de poder explcito....pues resultaevidente que esto crea para el sujeto sometido a esa formacin, a la vez la apariencia de'espontaneidad' ms completa y en la realidad estamos ante la heteronoma ms totalposible. En relacin a este poder absoluto114, todo poder explcito y toda dominacin sondeficientes y testimonian una cada irreversible115. Para Castoriadis, anterior a todo poderexplcito y, mucho ms, anterior a toda 'dominacin' la institucin de la sociedad ejerce uninfra-poder radical sobre todos los individuos que produce. Este infra-poder

    110 La sociologa del poder en Weber respondera precisamente al objetivo esencial de dilucidar el paso de laaccin colectiva violenta, relativamente amorfa, a la socializacin racional del poder. Al respecto ver: Bobbio,N. Origen y fundamentos del poder poltico, en: Bobbio N. y M. Bovero. (1984), p. 22 y ss; Gutirrez, G.Max Weber: poltica y poder, en: Aguilar L. y Yturre, C. Filosofa poltica. Razn y poder, UNAM,Mxico, 1987, pp. 102 y ss.111 Beriain, J. La integracin en las sociedades modernas, Anthropos, Barcelona, 1996, p. 29, 41, 52 y ss.112 Ibez, J. Del algoritmo al sujeto. Perspectivas de la investigacin social, Siglo XXI, Madrid, 1985, p.162.113 Castoriadis, aunque parece homologar los conceptos de poder explcito y dominacin, hablar de poderexplcito como opuesto al poder de lo instituido (infra-poder) y reservar el trmino dominacin parasituaciones social-histricas especficas en las que se ha instituido una divisin asimtrica y antagnica delcuerpo social. Ver: Castoriadis, C. El mundo fragmentado, Nordam-Comunidad, Montevideo, 1993.114 En realidad no se trata de un poder absoluto en el sentido de inmutable. Aqu Castoriadis hace entrar todasu reflexin sobre la relacin dinmica entre la sociedad instituida y la sociedad instituyente. Ver: Castoriadis,C. (1993), pp. 75 y ss.115 Castoriadis, C. (1993), p. 73.

  • manifestacin y dimensin del poder instituyente del imaginario radical no eslocalizable. Nunca es slo el de un individuo o una instancia determinada. Es 'ejercido' porla sociedad instituida116.

    El poder explcito no slo se debe identificar con el Estado117, pues ste tiene una datareciente dice Castoriadis; ms bien se identifica con toda instancia donde se establezcanimperativos sancionables con los que toda sociedad cuenta para defenderse de los peligrosen acto o potenciales. El poder explcito, a su vez, acondiciona a la sociedad para que seadapte a la dinmica impuesta por la contingencia. El hecho de que el infra-poder no searealmente absoluto sino que est abierto hacia la historia hace necesario, para cualquiersociedad, el poder explcito. Hay y habr siempre poder explcito en cualquier sociedad, amenos que sta consiga transformar a sus individuos en autmatas, hacindolesinteriorizar completamente el orden instituido y construyendo una temporalidad querecubra de antemano todo el porvenir118. El poder en dos niveles de Castoriadis tieneantecedentes en la Escuela de Frankfort. sta plante de muchas maneras distintas que enlugar de que reinase el poder manifiesto, lo que reinaba era un poder annimo. ste sedisfraza de sentido comn, ciencia, salud psquica, normalidad y opinin pblica. El poderannimo es mucho ms efectivo que el manifiesto ya que en el primero se requiere unquiebre radical de las mentalidades para que el comn de la gente llegue siquiera asospechar sobre su existencia y sus estrategias. En el poder manifiesto, explcito, encambio, los mandatos resultan evidentes y agenciables tanto en las personas como en lasinstituciones que lo ejercen119.

    La distincin de Castoriadis es muy utilizada y tiene una larga tradicin. Revisemosrpidamente unos ejemplos contemporneos. Comentando la importancia de la metodologafoucaultiana para el estudio de las relaciones de poder en los pases latinoamericanos, elfilsofo Richard Rorty dice: En Amrica Latina Foucault es irrelevante. En lugares as laforma de desenmascaramiento en que tan competente es Foucault, es irrelevante. Porqueall el poder domina abiertamente, y nadie est bajo la influencia de ilusiones120. Rortydice que en Amrica Latina el poder se muestra de una manera conspicua y flagrante; setratara de un poder como violencia patente que en trminos de Weber no ha sidoracionalizada, cuestin por la cual no se requeriran maneras sofisticadas de investigarlo.

    116 Castoriadis, C. (1993), p. 74.117 Ni el poder explcito ni incluso la dominacin toman necesariamente la forma de Estado Castoriadis, C.(1993), p. 79.118 Castoriadis, C. (1993), pp. 77-78. Ver: Hinkelammert, F. Ideologas del desarrollo y dialctica de lahistoria, Paids, B. Aires, 1970, pp. 177-178; Torreti, R. Poder poltico y opresin, Revista de filosofa,Universidad de Chile, vol. IX, n 1-2, 1962, pp. 35-36.119 Ver: Honneth, A. Teora crtica en: Giddens, A. - J. Turner y otros. (1991), p. 455; McCarthy, T. Idealese ilusiones. Reconstruccin y deconstruccin en la teora crtica contempornea, Tecnos, Madrid, 1992, pp.57 y ss.120 Rorty, R. Contingencia, Irona y Solidaridad, Barcelona, 1990, pp. 95 y ss. Rorty parece extrapolar larespuesta que Foucault le da a un portavoz del Partido Comunista Francs que asegur que la psiquiatrasovitica era la mejor del mundo. Foucault admiti que tena razn y precisamente eso era lo que lereprochaba a la psiquiatra sovitica, ser la mejor en el sentido de su anlisis de poder: ...los dispositivos depoder funcionan con la mayor eficacia en el Archipilago Gulag, aunque por eso mismo es all donde sonmenos interesantes, puesto que las relaciones de poder son tan evidentes en ese lugar que no es precisodesenmascararlas Ver: Beyme, K. von. (1994), p.183.

  • En este contexto, dar cuenta del poder sera dar cuenta de lo que yace ah de maneraconcreta y brutal, digamos, en toda la simpleza que se le achaca a la irracionalidad. Adiferencia de esto, Foucault sera absolutamente necesario para dar cuenta del poder encontextos donde ste es subrepticio y se solapa con las aparentemente ms altasmanifestaciones de la razn ilustrada121. La afirmacin de Rorty es insostenible, noobstante, ms all de eso, hay una cuestin verdaderamente importante que se encuentraimplcita en el texto y que es coincidente con lo que se ha venido planteando: el poder tienemodos explcitos y subrepticios de manifestarse, y depender de estos modos el tipo deconceptualizacin requerida. Por otro lado, el concepto de sujeto de Alain Tourainetambin supone los dos niveles de operacin del poder sealados por Castoriados. Segn lla subjetivacin, a travs del poder, de la que habla Foucault en realidad no es unasubjetivacin sino que una objetivacin de los individuos; la subjetivacin, el sujeto, diceTouraine se produce en la resistencia al poder entendido en trminos explcitos. Lanormalizacin y la objetivacin del hombre, dice, producen el s mismo (self), en tanto queel yo se constituye por resistencia a centros de poder percibidos como represivos122.

    Teniendo en cuenta la presente distinicin, la tradicional referencia del poder al Estado o,ms general, al sistema poltico, como ocurre en teora de sistemas, constituira una visinparcial pues en todas ellas se tratara de la dimensin explcita del poder. No es difcilsealar, como ya se hizo, que existe una relacin entre esta referencia a lo poltico y la ideade poder como objetualidad, aunque eso no es una cuestin necesaria. Ms all de esto, lareferencia del poder al Estado o al sistema poltico constituye en nuestros trminos unreduccionismo a lo poltico. Con otras palabras, as lo denuncia tambin Elias. Talreduccionismo lo achaca al hecho de que la poltica resulta ser la forma ms evidente oconspicua del poder. Paso seguido este autor reconoce la necesidad de investigar lasmanifestaciones subrepticias del poder. Efectivamente, su trabajo da cuenta de ello. Elias,al igual que Foucault, se preocup de las manifestaciones ocultas del poder en unaperspectiva de larga duracin. Foucault, a travs de las tecnologas disciplinarias y Elias atravs de las normas de urbanidad intentaron dar cuenta de la regulacin de la subjetividady el moldeamiento de un tipo determinado de sujetos como factores necesarios paracomprender el funcionamiento de las sociedades actuales. En lugar de partir de unaconcepcin estatalista del poder, tanto Elias como Foucault, partieron de su carcter difusoy polimorfo, analizaron la dinmica de funcionamiento en los numerosos cambios quetuvieron y tienen lugar en la estructura de las relaciones de la vida cotidiana; y sealaronque las formas de racionalizacin resultantes afectan tanto al nivel de impulsos, deseos ycomportamientos como a la conciencia, a las formas de reflexin123.

    Elias y Foucault, teniendo como antecedentes, en cierta medida, a Weber y la Escuela deFrankfort, insistieron en plantear cmo, para la constitucin y desarrollo del Estado y delmercado capitalista, era absolutamente imprescindible la formacin de un particular modode ser por parte de los individuos. Estos autores, desde diferentes enfoques tericos ymetodolgicos, plantearon la existencia de una racionalizacin al nivel de la personalidadque se corresponde con los cambios en el funcionamiento del poder explcito.

    121 ver: Beyme, K. von. (1994), pp. 183-184.122 Touraine, A. Crtica de la modernidad, F.C.E., Buenos Aires, 1994, p. 167.123 Varela, J. en: Elias, N. (1994), p. 11.

  • Particularmente, para Foucault la crtica al poder tena que ir ms all de la crtica marxistao antiautoritaria al Estado, porque el estado slo puede funcionar sobre la base derelaciones de poder preexistentes124. Queda invertido as el sentido de la relacin poderestatal-legitimidad, propia del pensamiento jurdico, por el sentido segn el que el poderestatal supone con anterioridad un escenario social legitimador en el nivel del infra-poder. El poder explora los cuerpos, los analiza, desarticula y recompone para hacerlosdciles y tiles, de ah que en l resida tambin el a priori del modo de produccincapitalista, pues el capitalismo requiere que el hombre mismo sea constituido como fuerzade trabajo. Con esto Foucault invierte el sentido de la relacin base material-ideologa,propia del pensamiento marxista. En Foucault lo que se ha llamado ideologa supone unaanterioridad que posibilita las propias relaciones econmicas125.

    Segn Habermas, Foucault nos ha mostrado la emergencia de una nueva forma deracionalidad, patente en la tecnologa psiquitrica, que muestra el parentesco entre elhumanismo y el terror, para invitarnos a una crtica hacia nuestra modernidad, bajo cuyoscantos de liberacin se ocultan las finas mallas de nuevas relaciones de poder126. Lo que sedebe analizar, segn Foucault, son las prcticas paradigmticamente racionales, las que deningn modo pueden entenderse arrancadas de los contextos sociohistricos en que surgeny funcionan. Se reemplaza la idea de que el poder central no cesa de reforzarse y deconcentrase por la idea inversa; el poder se confunde cada vez ms con las prcticasmismas, de tal modo que en la sociedad moderna el poder se encuentra en todas partes y enninguna. El poder es normalizacin y es la sociedad en su conjunto la que lo pone enconstante movimiento. El poder est diseminado en la sociedad, no se encuentra en algnlugar y absolutamente, dice Foucault, no es un objeto sino que una relacin de fuerza.Poder es en realidad una forma de abreviar relaciones de poder. Dice Foucault: ...el poderno es una institucin y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarandotados; es el nombre que se presta a una situacin estratgica compleja en una sociedaddada127. Su concepto es radicalmente opuesto a la idea de objetualidad situada en lainstitucionalidad y marca una diferencia con las perspectivas ms intermedias queintroducen al actor como medio de desobjetualizacin del poder. Su apuesta esradicalmente desobjetualizante, cuestin que de algn modo le hace perder de vista lasdimensiones explcitas del poder. ste, dice Foucault, carece de substancia, carece deesencia, por lo que no tiene sentido preguntarse qu es el poder o quines poseen elpoder128. Slo le interesa cmo funciona, cmo son constituidos los sujetos en lasrelaciones de fuerza. Algunos autores le han llamado a esto la desustancializacin de laidea de poder, cuestin que identifican con el pensamiento poltico posmoderno129.

    Con Foucault el poder ha cado del Olimpo y se ha diseminado en la sociedad,confundindose con ella en el juego de su racionalizacin. El psiquitrico ha roto sus murosy se ha desperdigado por la sociedad, incrementando sus dominios y extendiendo sus

    124 Citado segn Beyme, K. von. (1994), p. 182.125 Ver: Foucault, M. Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber, Siglo XXI, 1987, Madrid, pp. 170-171; Foucault, M. La verdad y las formas jurdicas, Gedisa, Mxico, 1986, pp. 138 y ss.126 Habermas, J. El discurso filosfico de la modernidad, Taurus, Madrid, 1989, p. 95.127 Foucault, M. (1987), p. 113.128 McCarthy, T. (1992), p. 61-62.129 Beyme, K. von (1994), p. 182.

  • efectos de normalizacin. En un primer momento, se produce la apropiacin de lacriminalidad, ms tarde se vierte sobre la vida cotidiana al extenderse sobre todo el espaciosocial gracias a un complejo dispositivo formado por psiclogos de toda especie,orientadores profesionales, sexlogos, asistentes sociales y educadores. Todo esto, comouna cuestin que, de algn modo, Weber haba diagnosticado en trminos de laracionalizacin130.

    V. Consideraciones Finales.

    La constitucin de nuevos discursos que tematizan el poder considerndolo desde susformas subrepticias representa un avance desde el punto de vista de la posibilidad, queotorgan a la investigacin social crtica, de reconocer formas de poder para las cuales estasciencias no estaban sensibilizadas. Como dice T. McCarthy respecto de Foucault Lo queganamos adoptando esta posicin es una mayor sensibilidad hacia las coacciones eimposiciones que aparecen en cualquier orden social, en cualquier prctica racional, encualquier proceso de socializacin... Queda claro por ejemplo que cualquier rgimen deverdad implica privilegiar ciertos tipos de discurso, sancionar ciertas formas de distinguirlas afirmaciones falsas de las verdaderas, aprobar ciertas tcnicas de acceso a la verdad,conceder un cierto status a aquellos que las empleen competentemente, etc. En este sentidohay una economa poltica de la verdad como hay en cualquier actividad socialorganizada. Esta intuicin es la principal ventaja de la ontologizacin del concepto de poderde Foucault131.

    El impacto de Foucault en la teora contempornea ha sido enorme, para esto basta echar unpequeo vistazo por la bibliografa actual sobre la problemtica del poder. Este influjo hallevado, sin embargo, a que su perspectiva impere en detrimento de produccionesalternativas, cuestin que resulta, en ltimo trmino, indeseable si se evala desde laconsideracin de lo complejo de la manifestacin del fenmeno. Existiran niveles, grados,equilibraciones, objetualizaciones relativas, modos de legitimacin, tipos de relacin con eluso de la violencia, etc. que la idea foucaultiana de poder como diseminado en la sociedad,muy similar a al concepto sociolgico de coaccin, no puede considerar. Si sumamos estoel alto grado en que se ha considerado la perspectiva foucaultiana, no es difcil ver comoresultado un cierto peligro de empobrecimiento del horizonte cognitivo de las cienciassociales. Nancy Fraser seala: El problema es que Foucault llama poder a demasiadascosas diferentes a la vez y lo deja simplemente as. De acuerdo, todas las prcticasculturales implican coaccin. Pero estas coacciones son de formas diferentes y, por tanto,reclaman respuestas normativas diferentes... Fenmenos que son susceptibles de distincinson... simplemente amontonados unos encima de otros... En consecuencia, se abandona unagama potencial ms amplia de matices normativos, y el resultado es una cierta

    130 Foucault, M. Un dilogo sobre el poder y otras conversaciones, Alianza, Madrid, 1988, pp. 88-90. Ver:Hurtado, P. Michel Foucault, gora, Granada, 1994, pp. 98-99.131 McCarthy, T. (1992), p. 62.

  • unidimensionalidad normativa132. Ms claramente McCarthy seala: los costos de talindiferenciacin para la teora social son considerables. Las distinciones entre acuerdosjustos e injustos, entre usos legtimos e ilegtimos del poder poltico, entre relacionesinterpersonales estratgicas y cooperativas, entre medidas coercitivas y consensuadas distinciones que se encuentran en el corazn del anlisis crtico se vuelvenmarginales133.

    Si fue denunciado el reduccionismo a lo poltico, presente en gran parte del pensamientosocial clsico y contemporneo, hoy cuando, con Foucault, el poder se tiende asimilar ala coaccin y en este sentido se hace coextensivo con la sociedad cabe realizar ladenuncia de un reduccionismo a lo social que se hara patente en la actualidad terica. Enciertos anlisis sociales modernos podemos comprobar este influjo indeseable de Foucault.Se trata de un modo tajante de describir el desarrollo de la teora del poder como antes ydespus de Foucault, cuestin que es aceptable siempre y cuando ambas partes de ladivisoria sean consideradas en su justa valoracin. Entre ambas partes est, como ejemplo,Elias y Castoriadis, entre muchos otros que apuestan por una investigacin en los nivelesexplcitos y subrepticios del poder, recogiendo con mucha ms valoracin tanto la tradicinmarxista como la weberiana. Contrariamente a esta visin ampliada respecto del fenmenode poder, entendido en dos niveles posiblemente interrelacionados visin que hemosquerido mostrar en la presente exposicin, se encuentran divisorias tajantes y demasiadomezquinas para la comprensin del poder en sus manifestaciones explcitas y relativamenteobjetualizadas, omnipresentes en la sociedad. Un ejemplo claro de este reduccionismo a losocial lo encontramos, por ejemplo, en la divisoria tajante pre y postfoucoultiana de NestorGarca Canclini. Este autor, refirindose a la conceptualizacin e investigacin de lopopular a base de las construcciones tericas que consideran el poder en su manifestacionesexplcitas y relativamente objetualizadas, seala que ella: no se sostiene ante concepcionesposfoucaultianas del poder, que dejan de verlo concentrado en bloques de estructurasinstitucionales, impuestas verticalmente, y lo piensan como una relacin social diseminada.El poder no est contenido en una institucin, ni en el Estado, ni en los medios decomunicacin. No es tampoco cierta potencia de la que algunos estuvieran dotados134.

    Seguramente hasta en la relacin entre el amo y el esclavo podemos encontrar elementosque nos hagan pensar que se trata de una relacin compleja de estrategias y que, en estamedida el poder no est absolutamente en manos del amo. Hasta en la relacin entreesclavo y amo existe un juego que es del esclavo. Hasta el poder de los jefes Nazis cabraafirmar a modo de un extremo ilustrativo, no poda depender simplemente de ellos. Aslo deca J. Goebbels: A veces uno se siente presa de una profunda depresin. Tan slo selogra superarla cuando se est nuevamente frente a las masas. El pueblo es la fuente denuestro poder135

    132 Fraser, N. Foucault on Modern Power: Empirical Insights and Nornative Confusions, en: N. Fraser,Unruly Practices, Menneapolis, 1989, pp. 17-34, segn McCarthy, (1992), p. 63.133 McCarthy, (1992), p. 63.134 Garca, N. Culturas hbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Grijalbo, Mxico, 1989, p.243.135 Goebbels, J. Vom Kaiserhof Reichskanzlei, Eher, F. 1934, p. 120; citado segn: Fromm, E. El miedo a lalibertad, Paids, B. Aires. (1992), p. 217.

  • Sin embargo, aun cuando de hecho dos tipos de poder se hallen mezclados, siempresubsiste una diferencia esencial entre ellos, y el anlisis de una concreta relacin de poderdebera dar cuenta efectiva de esas asimetras y revelar en todos los casos la importancia ylos alcances que le corresponden a cada uno de los dos y las consecuencias para cada parte.

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